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Flores Blanco, Arnold Deivison Los testimonios Gran parte de la información que nos ha llegado sobre la cultura romana se reduce a dos tipos de escritores, los historiadores y los anticuaristas; los primeros, según J. Cornell, son aquellos que escribieron la información cronológicamente, y los segundos, son aquellos otros que se dedicaron sólo a la investigación erudita de muchos aspectos distintos del pasado. Entre los historiadores más famosos encontramos a Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, F. Pictor, Dión Casio, Cicerón, C. Cesar, Polibio, C. Tácito, entre otros; éstos, claramente, son llamados analistas pues muchos de ellos escribieron anales, es decir, historias que cuentan acontecimientos y eventos políticos, militares, naturales y religiosos por años. Ahora bien, estos escritos eran solamente registros, pues no contenían análisis ni críticas. Empero, posteriormente, el registro de los acontecimientos es pasado a manos de militares y de élites aristocráticas -pues si recordamos, se supone que los únicos que podían escribir historia eran aquellos que la presenciaban-; personas con un concepto de superioridad moral, mucho patriotismo y con razones justas para los conflictos bélicos. Con ellos, pues, comienza la desacralización de los textos e inicia también la historiografía romana. Estos nuevos registros debían ser, antes que nada, objetivos y pragmáticos. Claro y es necesario repetirlo, sin juicio crítico. Aunque una anomalía en la ya mencionada tradición analítica la podemos encontrar en Polibio, quien sigue la misma tendencia de la praxis pero se desliga de los dioses, de lo religioso y crea un argumento crítico a lo que narra. Bien, todo aquello es lo que respecta a los historiadores, ahora es indicado seguir con los anticuaristas. La definición de Cornell (1999) es: “Eran eruditos que se interesaban por asuntos de instituciones jurídicas, políticas y militares, monumentos y edificios, textos arcaicos, cronología, el calendario, la genealogía, cultos religiosos, costumbres sociales, arte, tecnología, vida privada y lengua” (p. 37). Sin embargo hay que mencionar que los anticuaristas también se interesaban por el significado y el origen de vocablos, por nombres propios, por expresiones, por frases, por el aspecto gramático y sintáctico de la lengua. Ejemplos de esta vertiente erudita son T. Varrón y E. Estilón.

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Los testimonios. ¿Cómo estudiar la historia de Roma?Por Arnolds Flores

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  • Flores Blanco, Arnold Deivison

    Los testimonios

    Gran parte de la informacin que nos ha llegado sobre la cultura romana se reduce a dos

    tipos de escritores, los historiadores y los anticuaristas; los primeros, segn J. Cornell, son

    aquellos que escribieron la informacin cronolgicamente, y los segundos, son aquellos

    otros que se dedicaron slo a la investigacin erudita de muchos aspectos distintos del

    pasado. Entre los historiadores ms famosos encontramos a Tito Livio, Dionisio de

    Halicarnaso, F. Pictor, Din Casio, Cicern, C. Cesar, Polibio, C. Tcito, entre otros; stos,

    claramente, son llamados analistas pues muchos de ellos escribieron anales, es decir,

    historias que cuentan acontecimientos y eventos polticos, militares, naturales y religiosos

    por aos. Ahora bien, estos escritos eran solamente registros, pues no contenan anlisis ni

    crticas.

    Empero, posteriormente, el registro de los acontecimientos es pasado a manos de militares

    y de lites aristocrticas -pues si recordamos, se supone que los nicos que podan escribir

    historia eran aquellos que la presenciaban-; personas con un concepto de superioridad

    moral, mucho patriotismo y con razones justas para los conflictos blicos. Con ellos, pues,

    comienza la desacralizacin de los textos e inicia tambin la historiografa romana. Estos

    nuevos registros deban ser, antes que nada, objetivos y pragmticos. Claro y es necesario

    repetirlo, sin juicio crtico. Aunque una anomala en la ya mencionada tradicin analtica la

    podemos encontrar en Polibio, quien sigue la misma tendencia de la praxis pero se desliga

    de los dioses, de lo religioso y crea un argumento crtico a lo que narra.

    Bien, todo aquello es lo que respecta a los historiadores, ahora es indicado seguir con los

    anticuaristas. La definicin de Cornell (1999) es: Eran eruditos que se interesaban por

    asuntos de instituciones jurdicas, polticas y militares, monumentos y edificios, textos

    arcaicos, cronologa, el calendario, la genealoga, cultos religiosos, costumbres sociales,

    arte, tecnologa, vida privada y lengua (p. 37). Sin embargo hay que mencionar que los

    anticuaristas tambin se interesaban por el significado y el origen de vocablos, por nombres

    propios, por expresiones, por frases, por el aspecto gramtico y sintctico de la lengua.

    Ejemplos de esta vertiente erudita son T. Varrn y E. Estiln.

  • Pero qu tan fiable pueden llegar a ser las dos miradas de la historia si uno nunca estuvo

    ah? Cmo sabemos que la tradicin literaria no fue fundada con pura especulacin? Pues

    hay que tomar en cuenta a pesar de tener, en la actualidad, documentos de poca

    monrquica, stos siguen teniendo elementos legendarios. Y los de principios de poca

    republicana, son escasos. Cmo saber si los anticuaristas no embellecieron su

    informacin? Porque segn sabemos los historiadores fueron objetivos, pero no sabemos si

    los anticuaristas lo fueron. Sea como sea, lo nico claro es que as como no podemos

    rechazar la informacin de ambos tipos de autores, tampoco podemos tomarla tal cual es.

    Ya sabemos que hubo dos clases de escritores, y que por ellos conocemos a la cultura

    latina, pero ellos debieron haber obtenido de alguna forma esa informacin que registraron.

    Cornell (1999) pone en primer lugar las obras histricas griegas, empero, yo preferira

    poner en primer lugar la tradicin oral, puesto que todas, absolutamente todas las culturas

    del mediterrneo, trasmitieron sus conocimientos, en primer lugar, a travs de la narracin a

    viva voz:

    - La tradicin oral: En leyendas e historias transmitidas de forma oral (como la

    leyenda de los troyanos y Eneas, la leyenda de Rmulo y Remo, la historia de

    Servio Tulio y el augurio del fuego). Tambin la poesa oral que aporta muchos

    datos sobre la creacin de pueblos de la pennsula itlica.

    - La tradicin familiar: Relacionada con la tradicin oral ya que las familias de nobles

    y gentilicias transmitan de esta forma la informacin de su genealoga y su linaje a

    sus sucesores a travs de cantos y elogios fnebres para resaltar la fama y las

    hazaas de sus antepasados. Sin embargo, es menester mencionar que esta

    informacin, con el fin de resaltar la fama del finado, podra ser alterada e incluso

    poda ser una falacia, as que recaemos en el mismo problema de la fiabilidad de

    informacin. Aunque se sabe que los clanes patricios si alguna vez recurrieron a

    falacias para aumentar el prestigio de la familia, es seguro que nunca introdujeron

    leyendas o pasados mticos en su genealoga1.

    1 Todo esto se puede ver en la misma obra de Cornell en las pginas 26, 27 y 28.

  • - Las obras histricas griegas: Son todos aquellos registros griegos que hablan sobre

    la fundacin, guerras, poltica, vida privada, economa, filosofa; en fin, sobre la

    cultura latina. Algo muy curioso e importante es que por ser otra cultura del

    mediterrneo (los griegos), tienen una cosmovisin diferente para con los romanos.

    Por qu? Bueno, porque no es la misma cosa que te observes t mismo y que

    alguien ms te observe a ti. Cuando uno se observa a s mismo, muy difcilmente se

    da cuenta de lo que hace, y puede sonar contradictorio pero as es. Las acciones que

    uno hace las lleva a cabo desde un juicio evidentemente favorable para s, no se

    piensa en terceros, por lo tanto, tampoco se piensa si esas acciones afectarn para

    bien o para mala a ese tercero. Claro que existen excepciones, pero imaginando la

    actitud del romano, soberbio, religioso, constitucional, insaciable, imponente,

    patriota, ciudadano; imaginando, pues, todo esto a gran escala, es inverosmil pensar

    que se dieran cuenta de sus imperfecciones y de sus errores, lo que, ciertamente, a la

    larga, y lo podemos corroborar, aadiendo el problema de otros factores

    econmicos, fue causante de la crisis republicana.

    Retomando el tema, es evidente que la perspectiva griega respecto al pueblo romano

    era diferente, pues, aqullos s vean las actitudes ya mencionadas, o sea, se

    percataban del estereotipo romano. Y lo ms probable es que los griegos admiraban

    al pueblo romano o los odiaban. Y bueno, segn los registros griegos, a grandes

    rasgos, se nota que con cierto temor, los admiraban. Bien, pues, en el periodo

    helenstico el contacto entre Oriente y Occidente se vuelve inminente y a partir de

    ese momento es cuando los griegos, los helenos, se interesan por los orgenes de

    aquella potencia que creca desmesurablemente, esa hegemona en occidente que

    haba trascendido tras la cada de Cartago. Esta admiracin la vemos en el mismo

    Polibio y en Dionisio de Halicarnasso, los cuales narran, ambos, una extensa

    historia de Roma; Jernimo de Cardia y Timeo de Tauramenio, ambos narran una

    historia sobre la monarqua y sobre instituciones romanas, y en general, latinas.

    - Documentos y archivos: Por ltimo pero no por eso menos importante, tenemos los

    documentos que han logrado resistir el paso del tiempo; documentos de poca

    republicana como las listas de cnsules. nombradas fastos, y algunos hechos

  • importantes ocurridos durante su gobierno. Tambin tenemos los anales mximos

    que registraban acontecimientos importantes ao tras ao, crnicas bajo el nombre

    de magistrados, y que eran creados por el pontfice. Cornell especula que

    probablemente tambin los colegios sacerdotales crearon sus propios registros y que

    tambin fue as para las curias, el problema es que no menciona la fuente o los

    restos arqueolgicos para decir aquello, as que esto es poco fiable2. La arqueologa

    ha confirmado la existencia, pues han sido encontrados, documentos estatales de

    capitolio y tambin del tesoro de los ediles, leyes y tratados que datan de principios

    de la repblica.

    Estas pues, son principalmente las fuentes que utilizaron los historiadores y los

    anticuaristas para la elaboracin de sus obras. Ahora bien, desmitificando ests obras,

    desmintiendo pasajes, racionalizando y analizando las mismas es que se ha podido

    construir una historia romana ms o menos coherente. Pero hay que tener en cuenta que

    los vestigios arqueolgicos si no confirman totalmente lo que dicen los textos, s

    ayudan a especular sobre lo que pudo haber sucedido en realidad y que en esos textos

    est tergiversado; podemos conocer una historia conceptual por medio de las estructuras

    y las ubicaciones de edificios; sobre todo en el arte de la cermica y las formas

    encontradas es que se puede tambin especular sobre el pensamiento, la ideologa y la

    vida cotidiana de los romanos. Las tablas de leyes que se han encontrado y las

    sentencias de stas, resuelven el problema de las instituciones, es decir, explican en

    cierto modo el propsito de esas instituciones. Las excavaciones que han hecho en la

    necrpolis y en los templos del Lacio, las tumbas, y edificios sagrados, son lo mejor

    que se tiene para poder entender la religin latina.

    Estos vestigios pues, a veces confirman, a veces contradicen lo dicho por autores

    latinos, pero lo importante aqu no es en qu concuerdan los vestigios con las obras,

    sino, ms bien, formar una historia cultural con ambas cosas, en otras palabras, la

    literatura es la que ayuda a interpretar los vestigios arqueolgicos y no al revs. No se

    debe caer en el error de que se quiera encajar a la fuerza los vestigios arqueolgicos en

    la literatura, repito, hay casos en los que la arqueologa confirmar lo dicho por las

    2 vid. p. 33

  • obras, pero estas confirmaciones no sern forzadas, y por eso mismo sern ciertas; y

    hay que tener cuidado especialmente en esto ltimo, ya que es muy fcil cometer el

    error cuando se trabaja con leyendas y mitos. Es menester mencionar que no se le puede

    quitar toda la credibilidad a las obras latinas, pero, reitero, lo indicado es someterla a

    juicios lgicos para saber en qu medida narran una historia real o un tanto ficticia. Y

    aquellas que caen en un grado alto de ficcin, se debe someterlas a interpretaciones

    claramente saldrn muchas- que deben ser reforzadas con los restos arqueolgicos.