Los zombis del siglo XXI

Sobre los “zombis” suelen elucubrar psicólogos, sociólogos, parasicólogos e inventores de historias, sin embargo se han hecho famosos con las películas de Hollywood; todo un espectáculo a gusto de formas extrañas: personajes misteriosos, entes incorpóreos, cadáveres vivientes, almas sin cuerpo, fantasmas andantes, cuerpos a la deriva…

Uno puede imaginarse espectros amenazantes entre las marejadas de su imaginación o de los miedos nocturnos; sin embargo, en el argot popular a una persona se le aplica el sustantivo “zombi” cuando está medio ausente, medio dormida o distraída, bobolona o despistada, a su propio aire, al margen de las cosas y hábitos de cada día: del género de los sonámbulos.

Siempre ha existido el género de los “zombis”: seres al margen de la realidad que nos rodea, pero la llegada del siglo XXI, unida a la explosión de la tecnología digital, ha posibilitado un diluvio universal de mujeres y hombres medio abobados, distraídos o ausentes. Semejante fenómeno audiovisual ha roto todas las fronteras nacionales, raciales y sociales: zombis por todos lados, de todas las clases, aunque su mayor arraigo lo ha encontrado en ambientes niños, adolescentes y juveniles.

Entre quinceañeros y veinteañeros los zombis no se expresan como una simple moda; nada de eso, son una verdadera plaga que se extiende sin contención posible para engorde de las grandes multinacionales del sector y decadencia total de los principales valores de la convivencia humana.

Tamaña invasión digital de “zombis” está procreando una nueva sociedad con estilo, gustos, costumbres y tópicos perfectamente identificables… Para ello cuenta con infinidad de ofertas al por mayor y al por menor:

- Nuevos móviles y celulares inteligentes- iPhones - iPad, iPad Air… - Smartphones- Tablets- Whatsapp- iOs 7- Ascend- Phablet- Playstation- Consolas- MW (2014)- Twitter- Facebook- Smartwatch- YouTube- Android Wear

… Por citar unas cuantas entre las incontables ofertas del mercado en constantes cambios, innovaciones, publicidad abusiva y descomunales compraventas.

Esta moda electrónica no solo ha enganchado en masa a los adolescentes y jóvenes de los cinco continentes, también se amplía a muchísima personas de otras edades y condiciones, también enganchadas a pequeñas o medianas pantallas luminosas y polivalentes.

Casi todos ellos viven apegados a un aparato digital, punto de referencia esencial, casi exclusivo para su nuevo estilo de vida, que no es otro que la personalidad de un zombi: cuerpos andantes sobre un escenario difuso…

Es muy sencillo el perfil de estos nuevos zombis: un aparato electrónico con su pequeña o mediana pantalla multiuso, dos ojos fijos en ella, los dos dedos índice sujetan el mecanismo mientras los dos dedos pulgares teclean o mueven la pantalla a izquierda o derecha; entre tanto su cuerpo camina sin rumbo según la costumbre, tal vez se mantiene sentado o echado con una inmovilidad de príncipe durmiente.

Solo los dedos se mueven inquietos y las pupilas roban la atención total de ese organismo, ausente sobre una pantalla multicolor: el único punto de referencia vital y necesario; el resto del mundo no existe, no importa y si lo patea no se da cuenta: puros sonámbulos computarizados.

Esa es la imagen del nuevo zombi, multiplicado por cien, por mil y por mil millones atravesando calles, plazas, salones, comedores, camas, iglesias, aulas, empresas, parques, fiestas, campos, ríos, montañas, cielos, aviones, negocios, guerras, continentes…

Casi nadie se libra de esta avalancha zombi viajando sobre pequeñas pantallas, los ojos fijos, los dedos inquietos y el resto del cuerpo en otra dimensión: se mueve por un impulso ciego o permanece quieto como un muerto en el mismo lugar que principio la enésima sesión de esa jornada.

Los nuevos zombis al servicio de las multinacionales de la incomunicación. Negocio redondo en la vía de una nueva Era donde los usuarios van renunciando a su propia personalidad: de seres pensantes a personas tecleantes. Las grandes empresas electrónicas y digitales al servicio de una sociedad cada vez más egoísta: individuos aislados, comunicados en la distancia.

¡Curioso fenómeno! Dos personas chatean en la distancia por tiempo indefinido, y cuando se encuentran no saben de qué hablar: no hablan.

Ahora no se habla: se manejan informaciones al minuto, casi al segundo, pero las personas están perdiendo el hábito de conversar entre ellas.

La tecnología digital camina imparable hacia horizontes insospechados: a la civilización de los zombis le espera un paraíso sin la sombra de “el árbol del bien y del mal”.

Eso mismo veEso mismo vesEso mismo veEso mismo

Todos vemos lo mismo,pero cada uno a su manera…

Yo veo a mi maneraTú ves a tu maneraÉl ve a su manera

Cada uno a su manera,pero todos ven lo mismo…

Yo veo como un hombreTú ves como un jovenÉl ve como un niño…

Los tres con estilo diferente,pero los tres vemos lo mismo…

¡En qué magnífica religión contemplan ustedes!Los admiro de verdad:Cada uno a su manera pero todos coinciden en lo mismo…

No, mi hermano. No estoy declinando un estilo religioso.Nada de eso, por favor…Estoy declinando la invasión de los sistemas digitales,La avalancha de las nuevas tecnologías audiovisuales,La oferta es variadísimaPero un solo objetivo:

¡VENDER, VENDER, VENDER!...

Solos, compartiendo un mismo ideal….31 – dagonila – 2014

Almirante (Bocas del Toro)Igandea

xabierpatxigoikoetxeavillanueva