Luchas de liberación

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:: portada :: Opinión :: 26-05-2010 De la multiculturalidad a la interculturalidad Los pueblos indígenas y las luchas por la liberación, la emancipación y la independencia en el México del siglo XXI Ictzel Maldonado Ledezma Rebelión I. México y la quimera moderna del Estado nación. El siglo que termina ha visto la lenta descomposición del pensamiento moderno. Incluso ha dejado percibir signos precursores de lo que podría ser una nueva forma de pensar [...]. Dos ideas forman parte de la modernidad; ambas derivan del concepto de una razón universal y única, igual en todos los hombres y en toda época. El Estado-nación es la primera. El Estado-nación es una construcción racional; el mundo entero es, para el pensamiento moderno, un escenario donde se enfrentan Estados soberanos. El progreso hacia una cultura racional es la segunda idea. Porque sólo hay una cultura conforme a la razón: la occidental, de raíces griegas y cristianas; las demás tienen valor como estadios en evolución hacia esa cultura superior [...]. Luis Villoro En México, como en el resto de América Latina, el llamado "Estado nación" surgió a partir de la importación del modelo político europeo del mismo, el cual supone la existencia, sin más, de ciudadanos presuntamente iguales y sin distinciones étnico-culturales, que "conviven" en el marco de dichos Estados en un ambiente carente de conflicto. La realidad, sin embargo, ha sido otra: no sólo aquí en los países de la región latinoamericana, sino en los mismos países europeos, actualmente se hace patente la crisis por la que atraviesa ese binomio quimérico del Estado nación, el cual lleva implícita en la misma expresión todas sus contradicciones inherentes. Primero, porque un Estado no es lo mismo que una nación; segundo, porque el Estado es, por definición, una entidad de carácter político, y la nación, si bien ha adquirido con el tiempo una connotación política -sentido en el cual se le ha equiparado erróneamente con el Estado-, no se agota, ni mucho menos, simplemente en eso, sino que es menester entenderla como una entidad substancialmente cultural. Así, históricamente se ha concebido al Estado nación como si ambos -Estado y nación- constituyeran una unidad natural, y se ha ocultado el hecho de que responden a procesos distintos de configuración, si bien en un momento histórico determinado convergieron. Como señala Luis Villoro: "Nación" no siempre estuvo ligada a "Estado", su noción tradicional, anterior a la época moderna, no implicaba necesariamente soberanía política. Muchas "naciones" podían coexistir bajo el mismo imperio o reino sin más vínculo político entre ellas que el vasallaje a un soberano común". [1] page 1 / 12

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26-05-2010 De la multiculturalidad a la interculturalidad

Los pueblos indígenas y las luchas por la liberación, laemancipación y la independencia en el México del siglo XXIIctzel Maldonado LedezmaRebelión

I. México y la quimera moderna del Estado nación.

El siglo que termina ha visto la lenta descomposición del pensamiento moderno. Incluso ha dejadopercibir signos precursores de lo que podría ser una nueva forma de pensar [...]. Dos ideas formanparte de la modernidad; ambas derivan del concepto de una razón universal y única, igual en todoslos hombres y en toda época. El Estado-nación es la primera. El Estado-nación es una construcciónracional; el mundo entero es, para el pensamiento moderno, un escenario donde se enfrentanEstados soberanos. El progreso hacia una cultura racional es la segunda idea. Porque sólo hay unacultura conforme a la razón: la occidental, de raíces griegas y cristianas; las demás tienen valorcomo estadios en evolución hacia esa cultura superior [...].

Luis Villoro

En México, como en el resto de América Latina, el llamado "Estado nación" surgió a partir de laimportación del modelo político europeo del mismo, el cual supone la existencia, sin más, deciudadanos presuntamente iguales y sin distinciones étnico-culturales, que "conviven" en el marcode dichos Estados en un ambiente carente de conflicto. La realidad, sin embargo, ha sido otra: nosólo aquí en los países de la región latinoamericana, sino en los mismos países europeos,actualmente se hace patente la crisis por la que atraviesa ese binomio quimérico del Estado nación,el cual lleva implícita en la misma expresión todas sus contradicciones inherentes. Primero, porqueun Estado no es lo mismo que una nación; segundo, porque el Estado es, por definición, unaentidad de carácter político, y la nación, si bien ha adquirido con el tiempo una connotación política-sentido en el cual se le ha equiparado erróneamente con el Estado-, no se agota, ni mucho menos,simplemente en eso, sino que es menester entenderla como una entidad substancialmente cultural.

Así, históricamente se ha concebido al Estado nación como si ambos -Estado y nación-constituyeran una unidad natural, y se ha ocultado el hecho de que responden a procesos distintosde configuración, si bien en un momento histórico determinado convergieron. Como señala LuisVilloro: "Nación" no siempre estuvo ligada a "Estado", su noción tradicional, anterior a la épocamoderna, no implicaba necesariamente soberanía política. Muchas "naciones" podían coexistir bajoel mismo imperio o reino sin más vínculo político entre ellas que el vasallaje a un soberano común".[1]

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Conviene señalar las dos tradiciones de pensamiento de las cuales se nutre el concepto de nación:por una parte, de la tradición francesa heredera de la Revolución, que ve en la nación a una entidadpolítica conformada eminentemente por ciudadanos iguales ante la ley; por otra, de la tradiciónromántica alemana que señala ante todo la existencia de una comunidad de cultura, una mismalengua y un origen étnico común. [2] Según la primera tradición, la nación es principalmente una comunidad política constituida con posterioridad al Estado, como lo muestra la misma experienciahistórica de la Francia revolucionaria y la construcción de la nación francesa en la épocanapoleónica. Por el contrario, la tradición alemana señala la existencia a priori de la nación comofundamento necesario de un Estado, el cual será poco más o menos que el instrumento deorganización política que sirva a los fines de una nación previamente constituida. [3] Como señalaOswaldo Chacón Rojas, históricamente ha dominado la noción política de nación sobre la que apelaa su contenido cultural, lo cual explica la equiparación sin más de la nación con el Estado, sindiferenciación alguna de por medio, pretendiendo que son la misma cosa cuando se trata deentidades distintas. Según el pensamiento moderno, nos recuerda este autor, un Estado es unanación y una nación es un Estado, pretendiendo una supuesta homogeneidad étnica, lingüística ycultural que es más bien excepción que regla. [4] En la raíz de todo ello se encuentra la génesismisma de las naciones y la diferenciación entre naciones tradicionales o históricas y nacionesproyectadas o modernas, siguiendo la distinción de Luis Villoro al respecto, [5] que coincide con lade Oswaldo Chacón Rojas de nación en sentido político y nación en sentido cultural; ahora bien, hayque señalar además, respecto a los pueblos indígenas, que algunos de éstos en susreivindicaciones políticas tienden a asumirse a sí mismos como naciones -más que como gruposétnicos-, lo cual no supone de ninguna manera que propugnen su secesión del Estado mexicanopara constituir, por ejemplo, un "Estado nación maya" -ésta sería una lógica moderna-; sonnaciones en un sentido cultural -siguiendo la tradición alemana-, aunque esta autoafirmaciónnacional se relaciona con los usos políticos de dicho término en la lucha de estos pueblos porobtener reconocimiento y respeto a su existencia dentro del Estado mexicano [6] y se refiere a laconnotación cultural del término, según la acepción tradicional que proporciona Luis Villoro alrespecto, y no a la acepción moderna del mismo.

Por otra parte, es importante enfatizar, en relación a la problemática de los Estados queforzosamente pretenden coincidir con una nación, que la idea del Estado nación es propia delpensamiento moderno:

[...] el Estado-nación, como tal, fue producto o consecuencia de ese nuevo acontecimiento políticode fines de siglo XVIII llamado modernidad. En efecto, el desafío de las ideas de progreso ymodernidad ilustradas al antiguo régimen medieval occidental, fue lo que propició la secularizaciónde las ideas políticas y generó las condiciones para que la idea de Estado nacional tomara cuerpo[...]. [7]

No obstante, este modelo político se encuentra en crisis debido a la emergencia cada vez másevidente de las identidades étnico-culturales que perviven al interior de los Estados pese a lapretensión moderna de fundar Estados nacionales basados en la homogeneidad étnica y cultural,es decir, Estados monoculturales y, por añadidura, etnocráticos, donde un grupo nacional domine alresto.

En el caso de México y los demás países latinoamericanos -es ineluctable e incluso imprescindiblepensar a México en relación al lugar que ocupa en el contexto latinoamericano, y más

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ampliamente, en el contexto internacional-, esta problemática histórica trajo como consecuenciasque los pueblos originarios fueran dominados secularmente por un sector minoritario de sussociedades, que ha detentado el poder desde la llegada a Nuestra América de los conquistadoreseuropeos, [8] pasando por la independencia conseguida en el siglo XIX -formal, hay que decirlo-,hasta llegar a los gobernantes del siglo XX, quienes dieron continuidad a la dominación impuestahace ya más de 500 años a los pueblos indígenas. En el siglo XXI, el lastre de la dominación y lasubyugación de la cual son objeto los pueblos indígenas latinoamericanos -y concretamente, enMéxico- no ha sido eliminado; existen avances en materia jurídica, sobre todo a nivel internacional,[9] pero ello no ha tenido su correlato en el plano nacional -recuérdese la fallida e ignominiosareforma constitucional en materia de derechos de los pueblos indígenas de 2001, que hizo casoomiso de las demandas indígenas, así como de los acuerdos establecidos previamente entre losgobernantes y el movimiento indígena mexicano, y que desconoció lo suscrito por México eninstrumentos jurídicos internacionales de envergadura tal como el Convenio 169 referente a lospueblos indígenas y tribales de los países independientes de la Organización internacional delTrabajo -.

II. De la multiculturalidad como realidad sin más a la interculturalidad como horizonte eutópico.

El mundo que queremos es uno donde quepan muchos mundos. La patria que construimos es unadonde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían,que la amanezcan todos.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-EZLN

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[...] Pienso o quiero, un futuro plural; porque veo en él la continuidad de una maravillosa diversidadde la experiencia histórica de la humanidad; porque presiento lo que esa riqueza de la pluralidadsignificará para las generaciones del futuro; porque creo en el valor de los muchos rostros [...]porque la vida es cambio, es diversidad [...].

Guillermo Bonfil Batalla

Inextricablemente ligado a la problemática del Estado nación, se encuentra lo relativo a lacondición multicultural de los Estados, no sólo diríamos de la actualidad, pues como señalamoslíneas arriba, la compulsión por homogeneizar culturalmente las sociedades tuvo lugar desde laconstitución misma de los (mal)llamados "Estados nación". Así, la multiculturalidad -entendidacomo una realidad factual-, se refiere a la presencia de minorías étnicas -conformadas por efectode las migraciones internacionales, tales como los árabes, africanos y latinos que habitan enalgunos países europeos como Francia, Alemania, España; así como los chinos, cubanos,mexicanos, puertorriqueños y demás que habitan en Estados Unidos-; minorías nacionales -loscatalanes, vascos, andaluces, gallegos en el caso español, o las First Nations en el caso de Canadá-;o bien, pueblos indígenas, que coexisten con sectores dominantes de las sociedades de las queforman parte en condiciones de subalternidad y subordinación.

También se utiliza a menudo el término de pluriculturalidad, como sinónimo de aquel, y ambosrefieren, según señala León Olivé: "Las situaciones de hecho en las que coexisten pueblos yculturas diversos. Bajo esta acepción, se trata de términos factuales. También podemos decir queson términos descriptivos, porque describen un aspecto de la realidad social de nuestro país, deotros países y del mundo". [10] Es necesario señalar que la multiculturalidad es una realidadineluctable de las sociedades humanas, y al decir esto, queremos dejar en claro que no nosreferimos de ningún modo a la ideología multiculturalista de corte neoliberal que es utilizada parajustificar sus estrategias de dominación; la multiculturalidad, como realidad factual del mundo y lassociedades humanas, es algo ineludible, y se ha hecho más fehaciente a últimas fechas a causa delas migraciones internacionales. Como señala Rodolfo Stavenhagen:

La multiculturalidad, con sus múltiples facetas y vertientes, es una realidad de nuestro tiempo, quela globalización no ha hecho más que resaltar, que algunos denominan la esfera de lo glocal. Loque más vemos en la actualidad es su aspecto dramático: sus genocidios, sus depuracionesétnicas, sus desplazados y refugiados, sus motines y matanzas, su intolerancia recíproca. [11]

Sin embargo, es importante dejar en claro que las meras realidades multiculturales no garantizanuna convivencia entre pueblos y culturas diferentes que co-habiten el mismo espacio social -porello, hay que diferenciar sustantivamente la simple coexistencia de la convivencia-. A esterespecto, Sylvia Schmelkes señala que: "[...] en las realidades multiculturales existen profundasasimetrías, es decir, relaciones de poder que discriminan a unas culturas con relación a otras. Sepueden generar, entonces, relaciones de segregación y de discriminación cuando existe

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simplemente una realidad multicultural". [12] Por esto, es necesario trascender las realidadesmulticulturales y arribar a un plano de interculturalidad donde las diversas culturas y pueblosconvivan, más que coexistan entre sí, en un marco de respeto, tolerancia y equidad; sin ello, lasafirmaciones constitucionales de que somos una "nación pluricultural" quedan vacías de contenido.[13] Sobre este particular, es fundamental mencionar que la cuestión multicultural en los "Estadosnación" de América Latina, y concretamente, en México, está indisolublemente ligada a la situacióneconómico-social de los pueblos indígenas, ya que no sólo se ha aniquilado y/o minusvaluado susculturas, sino que, además, se les ha escamoteado la posibilidad de desarrollarse social yeconómicamente, con lo cual enfrentan un doble condicionamiento: por una parte, su condiciónétnica -son indígenas, "indios", en el sentido peyorativo del término, excluidos de la culturanacional "oficial"-, por otra, su condición social -son pobres, explotados, subalternos, marginados-.Por lo tanto, las demandas de reconocimiento de los pueblos indígenas no se restringen a susderechos culturales, sino que también abarcan sus derechos económicos, sociales y políticos.Siguiendo a Sylvia Schmelkes, ésta señala, respecto al concepto de interculturalidad, que:

[...] No se trata de un concepto descriptivo, sino de una aspiración. Se refiere precisamente a larelación entre las culturas y califica esta relación. La interculturalidad supone que entre los gruposculturales distintos existen relaciones basadas en el respeto y desde planos de igualdad. Lainterculturalidad no admite asimetrías, es decir, desigualdades entre culturas mediadas por elpoder, que benefician a un grupo cultural por encima de otro u otros. Como aspiración, lainterculturalidad forma parte de un proyecto de nación. [14]

Así pues, podemos entender a la interculturalidad como un horizonte de futuro, como un escenarioeutópico al cual esperamos arribar en tanto sociedad democrática; en este escenario, no cabríanlas relaciones de dominación que existen actualmente y desde hace centurias entre los pueblosindígenas y el resto de la sociedad mexicana, pero dicho escenario intercultural eutópico sólopuede ser logrado mediante acciones concretas que subviertan las deplorables condicionessocioeconómicas en que se encuentran los pueblos indígenas de México, pues más que cualquierexaltación museográfica de sus culturas, es necesaria una transformación de las estructuras dedominación que propician su marginación social -y como un efecto adyacente, la preservación desus culturas e identidades, pero sin limitarnos a ello ni reduciendo sus problemáticas a una cuestiónmeramente culturalista-.

III. Liberación, Emancipación e Independencia: Los Pueblos Indígenas en el México del siglo XXI.

Como indígenas creemos y sentimos que tenemos la capacidad para dirigir nuestro destino. No haynecesidad de que nos anden llevando de la mano, pues. Como gente madura, como genteconsciente, podemos dirigir nuestro propio destino, podemos gobernar nuestro propio pueblo [...].Como indígenas necesitamos autonomía propia, necesitamos esa identidad, esa dignidad, pues.Dignidad de vivir y respetar.

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Comité Clandestino Revolucionario Indígena-EZLN [15]

Es en este contexto donde cobran sentido las luchas por la liberación, la emancipación y laindependencia, para arribar a un país donde la democracia no sólo sea aquella meramente formal yelectoral -o deberíamos decir, quizás, "electorera"-, de tipo instrumental y despojada ya de sentidopor el discurso vacuo de las instituciones que la han manoseado hasta la saciedad. Un Méxicodemocrático, que se asuma y defina como tal, sólo podrá existir ahí donde se eliminen lasrelaciones de dominación entre indígenas y no indígenas y se exprese en los hechos la gastadafrase de que somos una "nación multi -o pluri- cultural-". A decir de Margarito Xib Ruiz y AraceliBurguete: "Un verdadero cambio estructural, profundo, no puede, no debe, repetir los errores delmodelo del Estado nación etnocrático, ahora decadente. No es posible defender y plantear comoproyecto de futuro la continuidad de un mismo modelo de Estado que se sustente en la continuidadde la ladinocracia, de la mestizocracia". [16]

Ahora bien, cuando hablamos de liberación, emancipación e independencia, hemos de referirnosforzosamente a su correlato antinómico: la dominación. Liberarse, emanciparse e independizarse¿con respecto a qué -y a quiénes-? Para empezar, habría que decirse que un proyecto deemancipación en México -y en el resto de los países latinoamericanos- significa hoy en día, unproyecto de emancipación, si bien política, antes que otra cosa mental, de forma tal que nosliberemos de las ataduras que en el plano de los conceptos y las categorías nos siguen dificultandola independencia - eludiendo así el llamado imperialismo de las categorías-, [17] la cual,igualmente, tiene que ir más allá de la independencia política -formal- de la cual las clasesgobernantes se precian haber conseguido en el siglo XIX. Sin embargo, como nos recuerdanMargarito Xib Ruiz y Araceli Burguete para el caso de los pueblos indígenas:

[...] las guerras de independencia fueron quizá la posibilidad más cercana que tuvieron pararecuperar los derechos perdidos con la invasión europea. Sin embargo, no fueron ellos los queganaron esas guerras, aunque masivamente participaron. Con el resultado, otra vez quedaronsometidos. No tuvieron capacidad de recuperar su derecho de autodeterminación, tan caro paratodo pueblo. No lograron recuperar sus territorios, viales para reproducir si identidad diferenciada.No pudieron recuperar su libertad perdida. La llamada Independencia de México no lo fue para losindios, quienes sólo cambiaron de amos. [18]

Así, en un contexto de reiterado colonialismo interno del que son objetos los pueblos indígenas, lamanera por la cual éstos han de concretar su independencia no es, como temen absurda eignorantemente las clases dominantes, constituyendo uno o más Estados separados del Estadomexicano, sino ejerciendo sin cortapisas su derecho autonómico y erigiéndose en sujetos quelleven a cabo por sí mismos -aunque no de manera autárquica- su propio desarrollo económico,social, político y cultural; es la autonomía, pues, el medio por el cual los pueblos indígenas puedenhacer valer su independencia y liberarse así del yugo colonial interno. Igualmente, hay que tener encuenta que, como señala Sergio Rodríguez Lazcano: "La lucha por la autonomía no es solamente unpunto nodal de la práctica zapatista, sino que se trata de un punto nodal del proyecto emancipadoren su conjunto. Si acaso es verdad que nuestra lucha es por lograr que la gente tome en sus manosel control de sus destinos". [19]

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Una propuesta concreta que busca ayudar a arribar a ese plano anhelado y deseable de verdaderapraxis intercultural, se relaciona con la rectificación de la ignominiosa reforma constitucional enmateria de derechos de los pueblos indígenas de 2001; a este respecto, habría que señalar comoalgo primordial el necesario reconocimiento pleno a la autonomía de los pueblos indígenas -derechoque se deriva, como señalamos líneas arriba, de su reconocimiento como pueblos y no meramentecomo "poblaciones" por parte del Convenio 169 de la OIT y de las implicaciones que sobre su libredeterminación ello conlleva-; así, pues, habría que sustituir la expresión constitucional de"entidades de interés público" que los tipifica paternalistamente como tales, para reconocerlos demanera cabal como "entidades de derecho público", para consagrar de este modo su derecho ycapacidad para erigirse en sujetos autonómicos que velen por su propio desarrollo, en vez desubordinarlos a las acciones que por su cuenta decidan realizar los gobiernos con respecto a ellos.

Por lo tanto, concluimos con base en el análisis realizado en el presente trabajo, que elreconocimiento pleno a la autonomía de los pueblos indígenas de México es el punto toral paraavanzar hacia la construcción de un México efectivamente respetuoso de su diversidad cultural,donde no sólo se reconozca a nivel constitucional la pluriculturalidad de éste, sino que se transitehacia una práctica intercultural; es decir, que los diversos pueblos y culturas de México puedanconvivir -no sólo coexistir- entre sí sin que existan relaciones asimétricas y de dominación entreellos. Ello implica dejar de observar a los pueblos indígenas desde un enfoque meramentefolklórico, y considerar que de nada sirve reconocer la riqueza de sus culturas, si ello no conllevaacciones concretas tendientes a subvertir su rezago socioeconómico, como lo es, precisamente, elreconocimiento sin cortapisas a su derecho autonómico para que ellos mismos puedan procurar sudesarrollo económico, social, político y cultural. Con esto, el Estado mexicano cumpliría de manerafehaciente con sus compromisos jurídicos a nivel internacional, expresados en la firma y ratificaciónde instrumentos jurídicos tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el PactoInternacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Convenio 169 de la OIT; asimismo,estaría en consonancia con lo asentado en la recientemente aprobada Declaración de las NacionesUnidas sobre los Pueblos Indígenas.

FUENTES DE CONSULTA

Bibliografía

- Chacón Rojas, Oswaldo. Teoría de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Problemas y límitesde los paradigmas políticos, UNAM / Universidad Autónoma de Chiapas, México, 2005. - Díaz Polanco, Héctor. Autonomía regional. La autodeterminación de los pueblos indios, SigloXXI Editores, México, 4ª edición, 2003. - ___________________. "Las voces de la autonomía regional en México" (Recopilación), en Laautonomía de los pueblos indios, Grupo Parlamentario del PRD, Poder Legislativo, Cámara deDiputados, LVI Legislatura, 1996, pp. 79-99.

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- Olivé, León. Interculturalismo y justicia social, UNAM, México, 2004. - Rodríguez Lazcano, Sergio. "La autonomía: la quinta esencia del proyecto emancipador", en Las izquierdas en México y América Latina, desafíos, peligros y posibilidades, Fundación HebertoCastillo A.C., México, 2004. - Schmelkes, Sylvia. "Educación intercultural". Conferencia impartida en la inauguración del Diplomado en Derecho y Cultura Indígena, impartido por la Asociación Mexicana de NacionesUnidas y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, D. F.,Tlalpan, 28 de septiembre de 2001 -Mimeo-. - Stavenhagen, Rodolfo. "La presión desde abajo: derechos humanos y multiculturalismo", enDaniel Gutiérrez Martínez (compilador), Multiculturalismo, desafíos y perspectivas, Siglo XXIEditores- UNAM- El Colegio de México, México, 2006.

- Villoro, Luis. Estado plural, pluralidad de culturas, UNAM / Paidós, México,

1998.

- Xib Ruiz, Margarito y Araceli Burguete, "Los pueblos indios y la refundación del Estado", en Laautonomía de los pueblos indios, Grupo Parlamentario del PRD, Poder Legislativo, Cámara deDiputados, LVI Legislatura, 1996, pp. 13-23.

Ciberografía

- Diccionario de Filosofía Latinoamericana [en línea], Biblioteca Virtual Latinoamericana delCentro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos -hoy Centro de Investigaciones sobreAmérica Latina y el Caribe, CIALC-, formato HTML, disponible en: http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/imperialismo_de_las_categorias.htm, 04 de agosto de 2008. - Sylvia Schmelkes, La interculturalidad en la educación básica [en línea], Ponencia presentadaen el contexto de la Segunda Reunión del Comité Intergubernamental del Proyecto Regional deEducación para América Latina y el Caribe (PRELAC), Santiago de Chile, 11 al 13 de mayo de 2006,formato PDF, disponible en: http://www.unesco.cl/medios/biblioteca/documentos/interculturalidad_educacion_basica_schmelkes.pdf, 02 de agosto de 2008.

Legisgrafía

- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos [en línea], Instituto de InvestigacionesJurídicas, formato HTML, texto disponible en: http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/fed/9/134.htm?s,16 de agosto de 2008. - Convenio 107 referente a la protección y la integración de las poblaciones indígenas y otraspoblaciones tribales y semitribales de los países independientes de la OIT [en línea], 1957, formato

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HTML, texto disponible en http://www.ilo.org/ilolex/spanish/convdisp1.htm, 27 de febrero de 2006. - Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales de los países independientes de la OIT [enlínea], 1989, formato HTML, texto disponible en http://www.ilo.org/ilolex/spanish/convdisp1.htm, 27de febrero de 2006. - Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas [en línea], 2007,formato HTML, texto disponible en http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/es/drip.html, 20 de octubrede 2008. - Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos [en línea], 1966, formato HTML, textodisponible en: http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/a_ccpr_sp.htm, 25 de febrero de 2007. - Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales [en línea], 1966, formatoHTML, texto disponible en: http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/a_cescr_sp.htm, 25 defebrero de 2007.

* Este texto fue ganador del Concurso Nacional de Ensayo Político Juvenil 2008 en la categoría B,organizado por el Centro de Documentación y Difusión de Filosofía Crítica, y auspiciado por laFacultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el Posgrado en Estudios Latinoamericanos, Siglo XXIEditores, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, la Secretaríade Educación del Gobierno del D.F. y la Revista Memoria, entre otros. / La fuente original delpresente artículo corresponde a una investigación más amplia para la Revista Andamios de laUniversidad Autónoma de la Ciudad de México.

 Ictzel Maldonado es Internacionalista por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de laUNAM y profesora en la misma institución.

[1] Luis Villoro, Estado plural, pluralidad de culturas, UNAM / Paidós, México, 1998. p. 13.

[2] Oswaldo Chacón Rojas, Teoría de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Problemas y límitesde

los paradigmas políticos, UNAM / Universidad Autónoma de Chiapas, México, 2005, p.18.

[3] Cfr. Oswaldo Chacón Rojas, Op. Cit., pp. 7 - 21.

[4] Ibídem, p. 7.

[5] Cfr. Luis Villoro, Estado plural... Op. Cit., p.16.

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[6] Cfr. Héctor Díaz Polanco, Autonomía regional. La autodeterminación de los pueblos indios,Siglo XXI Editores, México, 4ª edición, 2003, p. 16.

[7] Oswaldo Chacón Rojas, Op. Cit., p. 10.

[8] Si bien, como mencionan Margarito Xib Ruiz y Araceli Burguete, es menester tener en cuentaque la relación de dominación mantenida actualmente por el Estado mexicano con los pueblosindígenas no se explica per se por la invasión y conquista de que fuimos objeto en América, sinoque es en la constitución de los Estados liberales del siglo XIX donde encontramos tal explicación,es decir, en la situación neocolonial existente aún hoy en día (Margarito Xib Ruiz y Araceli Burguete,"Los pueblos indios y la refundación del Estado", en La autonomía de los pueblos indios, Op. Cit, p.16).

[9] Piénsese, por ejemplo, que el Convenio 107 referente a la protección y la integración de laspoblaciones indígenas y otras poblaciones tribales y semitribales de los países independientes de laOIT, el cual justificaba y alentaba las políticas indigenistas e integracionistas de las cuales eran objetos los pueblos indígenas, ha sido revisado y sustituido por el Convenio 169 referente a lospueblos indígenas y tribales de los países independientes, el cual da un paso más adelanterespecto a su antecesor al reconocer a éstos, efectivamente, como pueblos, y no como meras"poblaciones" indígenas, término más bien demográfico y descriptivo, sin ninguna cargajurídica-política, como sí la tiene en cambio el término "pueblo". Tenemos, además, la aprobaciónhace poco tiempo de la Declaración de Naciones Unidas sobre sobre los derechos de los pueblosindígenas, que reconoce expresamente el derecho a la autonomía por parte de los pueblosindígenas como expresión de su derecho a la libre determinación.

[10] León Olivé, Interculturalismo y justicia social, UNAM, México, 2004, p. 22.

[11] Rodolfo Stavenhagen, "La presión desde abajo: derechos humanos y multiculturalismo", enDaniel Gutiérrez Martínez (compilador), Multiculturalismo, desafíos y perspectivas, Siglo XXIEditores- UNAM-El Colegio de México, México, 2006, p. 217.

[12] Sylvia Schmelkes, "Educación intercultural". Conferencia impartida en la inauguración delDiplomado en Derecho y Cultura Indígena, impartido por la Asociación Mexicana de NacionesUnidas y el Centro de

Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, D.F., Tlalpan, 28 deseptiembre

de 2001 -Mimeo-.

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[13] Sobre este particular, r ecuérdese lo que enuncia el artículo 2º constitucional: "La nacióntiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que sonaquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse lacolonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas,o parte de ellas. la conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental paradeterminar a quienes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas" (Constitución Políticade los Estados Unidos Mexicanos [en línea], Instituto de Investigaciones Jurídicas, [consultado16-08-2008], Formato HTML, Disponible en Internet: http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/fed/9/134.htm?s=).

[14] Sylvia Schmelkes, La interculturalidad en la educación básica, Ponencia presentada en elcontexto de la Segunda Reunión del Comité Intergubernamental del Proyecto Regional deEducación para

América Latina y el Caribe (PRELAC), Santiago de Chile, 11 al 13 de mayo de 2006, disponible en: http://www.unesco.cl/medios/biblioteca/documentos/interculturalidad_educacion_basica_schmelkes.pdf

[15] E ntrevista de Blanche Petrich y Elio Henríquez, La Jornada, 4 de febrero de 1994, citado enHéctor Díaz Polanco, "Las voces de la autonomía regional en México" (Recopilación), en Laautonomía de los pueblos indios, Grupo Parlamentario del PRD, Poder Legislativo, Cámara deDiputados, LVI Legislatura, 1996, p. 80 .

[16] Margarito Xib Ruiz y Araceli Burguete, Op. Cit., p. 22.

[17] A este respecto, valga mencionar que dicha expresión "[...] alude, justamente, al imperio odominación que han ejercido las categorías de cuño occidental en nuestra cultura, favoreciendo a lapostre una dependencia cultural." (Diccionario de Filosofía Latinoamericana, Biblioteca VirtualLatinoamericana del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos -hoy Centro deInvestigaciones sobre América Latina y el Caribe-, en: http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/imperialismo_de_las_categorias.htm).

[18] Margarito Xib Ruiz y Araceli Burguete, Op. Cit., p. 15.

[19] Sergio Rodríguez Lazcano, "La autonomía: la quinta esencia del proyecto emancipador", en Las izquierdas en México y América Latina, desafíos, peligros y posibilidades, Fundación HebertoCastillo A.C., México, 2004.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de CreativeCommons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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