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LUCILIO EN QUEVEDO. ¿UN NUEVO LIBRO PARA LA BIBLIOTECA QUEVEDIANA? Francisca MOYA DEL BAñO Universidad de Murcia En otro lugar hemos ilustrado, añadiendo apoyos a un buen número de investigadores que así lo sustentan, que el conocimiento de los autores clási- cos por parte de Quevedo es verdaderamente profundo; los leía, los entendía, «dialogaba» con ellos y los recreaba o hacía suyas sus palabras 1 . En cuanto a las citas que ofrece, somos de los que piensan que no suelen, por lo gene- ral, ser de segunda mano, sino que, por el contrario, proceden de la lectura completa y atenta de las obras. De esas lecturas, es bien sabido, destaca en los ejemplares que utiliza pasajes, sobre todo, con subrayados y comentarios, o selecciona las frases que le agradan o son dignas de ser retenidas en la mente y posiblemente dignas de ocupar un lugar en sus propias obras. No es extraño, como hemos podido comprobar y mostrar, que haya leído de prin- cipio a fin un libro del que incluye en su obra un solo pasaje; así ocurre, con el epistológrafo Símaco 2 , y así puede ocurrir con el poeta satírico Lucilio que hoy nos va a ocupar en homenaje sincero y sentido a M. a José López de Ayala, compañera y amiga que ya no está con nosotros. *—~ Un solo pasaje de Lucilio encontramos reproducido en la obra quevedia- na; ocurre en el Anacreón castellano^, aunque merece la pena recordar que, ' Podrá verse en mi trabajo «Con pocos pero doctos Quevedo espejo de los clásicos», en prensa en las Actas del XI Congreso Español de Estudios Clásicos. 2 Cf. MOYA, F. (2005): «Un nuevo y desconocido libro de la biblioteca de Quevedo: Q. AVRE- LII SYMMACHI EPISTOLARVM AD DIVERSOS LIBRI DECEM», en Verba árnica. In honorem Profesor Antonio Roldan Pérez, Murcia 2005, pp. 697-713. Hoy se sabe bastante sobre la biblioteca personal de Quevedo, al haberse localizado un buen número de sus ejemplares. 3 Se trata de una traducción y comentario de Anacreontea, una colección de odas editadas por H. Estienne (Henricus Stephanus) en 1554, atribuidas a Anacreonte de Teos (cf., infra); el manuscrito del que las reprodujo fue silenciado por el editor, sabiéndose después que era el

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LUCILIO EN QUEVEDO. ¿UN NUEVO LIBRO PARA LA BIBLIOTECA

QUEVEDIANA?

Francisca MOYA DEL BAñO

Universidad de Murcia

En otro lugar hemos ilustrado, añadiendo apoyos a un buen número de investigadores que así lo sustentan, que el conocimiento de los autores clási­cos por parte de Quevedo es verdaderamente profundo; los leía, los entendía, «dialogaba» con ellos y los recreaba o hacía suyas sus palabras1. En cuanto a las citas que ofrece, somos de los que piensan que no suelen, por lo gene­ral, ser de segunda mano, sino que, por el contrario, proceden de la lectura completa y atenta de las obras. De esas lecturas, es bien sabido, destaca en los ejemplares que utiliza pasajes, sobre todo, con subrayados y comentarios, o selecciona las frases que le agradan o son dignas de ser retenidas en la mente y posiblemente dignas de ocupar un lugar en sus propias obras. No es extraño, como hemos podido comprobar y mostrar, que haya leído de prin­cipio a fin un libro del que incluye en su obra un solo pasaje; así ocurre, con el epistológrafo Símaco2, y así puede ocurrir con el poeta satírico Lucilio que hoy nos va a ocupar en homenaje sincero y sentido a M.a José López de Ayala, compañera y amiga que ya no está con nosotros. *—~

Un solo pasaje de Lucilio encontramos reproducido en la obra quevedia-na; ocurre en el Anacreón castellano^, aunque merece la pena recordar que,

' Podrá verse en mi trabajo «Con pocos pero doctos Quevedo espejo de los clásicos», en prensa en las Actas del XI Congreso Español de Estudios Clásicos.

2 Cf. MOYA, F. (2005): «Un nuevo y desconocido libro de la biblioteca de Quevedo: Q. AVRE-LII SYMMACHI EPISTOLARVM AD DIVERSOS LIBRI DECEM», en Verba árnica. In honorem Profesor Antonio Roldan Pérez, Murcia 2005, pp. 697-713. Hoy se sabe bastante sobre la biblioteca personal de Quevedo, al haberse localizado un buen número de sus ejemplares.

3 Se trata de una traducción y comentario de Anacreontea, una colección de odas editadas por H. Estienne (Henricus Stephanus) en 1554, atribuidas a Anacreonte de Teos (cf., infra); el manuscrito del que las reprodujo fue silenciado por el editor, sabiéndose después que era el

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gracias a Quevedo, los lectores de esta obra se encuentran cara a cara con un precioso texto de Lucilio, el cual pueden leer en latín y en su versión caste­llana. Es posiblemente la primera vez que los versos lucilianos aparecen en España traducidos4, aunque se trate de un brevísimo pasaje5. Quevedo lo trae a colación para dar razón de haber traducido en un pasaje ovidiano (ars 275ss.) carmina por «poemas», y nos ha parecido oportuno hacer breve pa­rada en esta cita, que sirve para observar cómo trabaja Quevedo, y propor­ciona, por otra parte, ocasión de gozar de algunas hermosas traducciones.

El texto luciliano se encuentra, como hemos dicho, en el Anacreón caste­llano, en concreto, en el comentario que realiza a la oda XLVI6, que tiene por tema los sufrimientos de amor; el primer verso que, como ocurre en la tra­ducción de Estienne, aparece como «título», reza así: Χαλεπόν τό μη φιλήσοα. En la oda se destaca y critica el poder que ostenta el dinero en el amor, el único —se afirma con triste ironía— capaz de «enamorar».

Quevedo traduce esta oda, como las demás del Anacreón, partiendo de la edición de Stephanus y siguiendo de cerca las traducciones latinas que hi­cieran el propio Estienne y Helia Andrea7. Con esos materiales y su modo personal de traducir lleva a cabo la versión poética de la oda:

Codex Palatinus 23. Tuvieron un enorme éxito, siendo traducidas, al latín y vernáculo, y muy imitadas; cf., por ejemplo, FERNáNDEZ GALIANO, M. (1969), «Anacreonte, ayer y hoy», Atlántida 7, 570-591, BRIOSO SáNCHEZ, M. (1981), Anacreónticas, texto traducido y revisado por M. Brioso, Madrid, xxi-xxvi, ROSENMEYER, RA. (1992), The Poetics of Imitation. Anacreón and the Anacreon­tic tradition, Cambridge; y en cuanto a las traducciones en Francia, O 'BRIEN, J. (1995): Anacre­ón redivivus. A Study of Anacreontic Translation in Mid-Sixteenth-Century Trance, Michigan. Las odas, durante mucho tiempo aceptadas como del poeta arcaico griego, no sólo no son de Ana­creonte, sino que pertenecen a fechas y autores muy distintos y distantes; se acepta, aunque no con unanimidad absoluta, que van del sigo n-i a. C. hasta el V-VI d. C; puede verse BRIOSO SáN­CHEZ, M. (1970), Anacreontea. En cuanto al Anacreón castellano de Quevedo, dedicado a D. Pedro Girón, Duque de Osuna, con fecha 1 de abril de 1609, no sale a la luz hasta 1794 en la edición de Sancha. Citamos por la edición de BLECUA, J.M. (1981): Francisco de Quevedo. Obra Poética, vol. IV, Madrid; Anacreón castellano se encuentra en las páginas 239-344.

4 Menéndez Pelayo en su Biblioteca de Traductores Españoles no recoge ninguna traducción en España y, que sepamos, la primera, de Germán Salinas, data de 1903; aunque quizá fuese un poco anterior la que se conserva sin indicación de año.

5 No hay que recordar la dificultad que entraña la literatura transmitida en fragmentos; tam­poco debemos omitir que un español, Antonio Agustín, había pensado editar a Lucilio junto con otros poetas también conservados fragmentariamente. Este trabajo quedó inédito en los mss. M-ΒΝ 7901 y 7902; por lo que respecta a Lucilio, puede verse MIRALLES MALDONADO, J.C. (1994): Los fragmentos de Lucilio en la edición inédita de Antonio Agustín: estudio y comentario, Murcia.

6 Cf. BLECUA, J.M. (1981): 327-331. 7 Quevedo, pensamos, no utiliza un ejemplar de la primera edición, sino de la segunda,

Anacreontis et aliorum Lyricorum aliquot poétarum Odae. In easdem Henr. Stephani Observatio-nes. Eaedem Latinae. Typis Regiis Parisiis, MDLV. apud Guil. Morelium, in Graecis typograp-hum Regium, & Rob. Stephanum. En el mismo volumen se encuentra también la traducción de Helia Andrea: Anacreontis Teii antiquissimi poetae Lyrici Odae, ab Helia Andreae Latinae factae, ad clariss. Virum Petrum Montaureum consiliarium, & bibliotecarium regium. Lutetiae apud Robertum Stephanum & Guil. Morelium, MDLVI. La oda que nos ocupa está, en griego, en la página 44 con el título ΕΙΣ ΕΡΩΤΑ; la traducción latina del propio Stephanus, en páginas 119-120. La traducción latina de Helia Andrea, en las páginas 41-42 de su edición. El número XLVI

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No amar es pesada cosa, y amar es cosa pesada; mas amar sin posesión es desgracia de desgracias. No vale en amor nobleza; no las letras ni las armas, ni las costumbres famosas o por buenas o por malas. Solo el dinero enamora; solamente el oro agrada; maldiga Dios al primero que a su estimación dio causa. Por él entre los hermanos amistades no se guardan, ni se respetan los padres; por él las guerras se trazan. Pero lo peor de todo es que ya por él las almas de los que amamos de veras perecen sin esperanza8.

Quevedo no se limita a hacer su versión poética, sino que, siguiendo el ejemplo de Stephanus, acompaña sus poemas de comentarios de diversa na­turaleza9. El que acompaña esta oda no recoge ni discute, como suele hacer otras muchas veces, las notas u observatíones que añadía el editor francés a este poema; justifica esta omisión diciendo: «He dejado de poner todas las notas de Henrico Stephano, porque las declaraciones son leves y flacas (...), aquí cita dos lugares de Propercio poco importantes».

en la edición quevediana, que sigue el orden de la citada edición parisina, no coincide, como es usual, con la numeración en las ediciones modernas de Anacreontea, en las que es el frg. 29.

8 Reproducimos el texto griego y las traducciones latinas que conoce Quevedo: Χαλεπόν τό μή φιλήσαι, / χαλεπόν δέ και φίλησαν / χαλεπώτερον δέ πάντων /άποτυγχάνειν φιλοΰτα. / Γένος ουδέν εις έρωτα' / σοφίη, τρόπος πατείταν / μόνον αργυρον βλέπουσιν. / άπόλοιτο πρώτος αυτός / ό τόν αργυρον φιλήσας. / διά τοΰον ουκ αδελφός, / δια τοϋτον οΰ τοκηες' / πόλεμοι, φόνοι δι1 αυτόν / τό δέ χείρον, όλλύμεσθα /διά τοϋτον οι φιλοΰντες. Traducción de Estéfano: «Et non amare, durum est, / Et est amare, durum: / Durissima omnium res, / Amare, nec potiri. / In amore ne-gliguntur / Imagines avorum: / Mores iacent et artes, / Solum intuentur aurum, / Pereat male, expetendi / Qui primus auctor auri. / Spernuntur hinc parentes; / Hinc et cruenta bella. / Quod máximum malorum est, / Quicumque amamus, omnes / Per hoc perimus unum». Traducción de Helia Andrea: «Grave non amare prorsus. / Grave rursus est amare. / Grave ter quaterque amare, / Nec amoribus potiri ./ Minimi genus putatur. / Sapiens iacet, probusque. / Pretium intuentur unum, / Pereat sed ille, primus / Pretium impius qui amavit. / Iubet abnegare fratres / Pretium, iubet parentes. / Ciet et cruenta bella, / Quod acerbius, perimus / Miseri per hoc amantes».

9 Stephanus sitúa sus notas, todas seguidas, en las páginas 71-100, tras la edición del texto griego; Quevedo lo hace tras la traducción de cada oda. El editor francés ofrecía las habituales notas al texto: corrección de lecturas, conjeturas, comentarios métricos, léxicos, de media, lugares paralelos, etc. Quevedo suele comentar lo dicho por Estienne, resumiendo lo fundamental, aun­que no pocas veces omite lo que en él se encuentra; añade informaciones derivadas de sus intere­ses y conocimientos; valga de ejemplo, en este caso, el pasaje de Focílides, autor traducido por él.

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En realidad, Henri Estienne10 comparaba los dos versos primeros de la oda

Χαλεπόν το μή φιλήσαι, χαλεπόν δέ και φίλησαν

y un epigrama de la Antología Griega <12, 172>, del que no ofrecía el lugar:

EL μισεΐν πόνος εστί, φιλεΐν πόνος, εκ δύο λοιπόν αίροΰμαι, χρηστής έλκος έχειν οδύνης.

Y los versos 5, 7 y 8 con otros versos de Propercio".

Γένος ουδέν εις έρωτα• (ν. 5) Nil tibi nobilitas poterit conducere amanti. (Prop. 1,5,23)

Μόνον άργυρον βλέπουσιν. (v.7) Cynthia non sequitur fascis nec curat honores:

semper amatorum ponderat illa sinus. (Prop. 2,16,lis.)

Άπόλοιτο πρώτος αυτός (v.8) lili sub terris fiant mala multa puellae. (Prop. 2,18,27).

En el verso 10 (δια τοϋτον ουκ αδελφός) aportaba como lugar paralelo un fragmento muy oportuno de Timocreonte <frag. 5, w. l-6>:

«Timocreon Rhodius initío cuiusdam scolii: ώφελές ώ τυφλέ Πλούτε / μήτ' εν γηι, μήτ' έν θαλάττηι,/μήτ' έν ήπείρωι φανήμεναι,/άλλά Τάρταρόν τε ναίειν / κ'Αχέροντα• δια σέ γάρ πάντ' / έν άνθρώποις κακά. <Schol. Ar. Ach. 532 =PMG 731>n.

Y en cuanto a los versos 13 y 14 (το δέ χείρον, όλλύμεσθα / δια τούτον οι φιλοΰτες) de la oda, daba razón del contenido:

«Quia argenti cupiditas facit venales sint amicae».

Así pues, en respuesta a Quevedo, habría que puntualizar que no son tan «leves» las notas de Estienne, y que, aunque podamos aceptar que haya otros lugares propercianos más oportunos, o, al menos, más del gusto de Quevedo,

10 Cf., pp. 96s., en donde, antes de reproducir el dístico, leemos: «Videtur huc pertinere illud distichum». El final del hexámetro en las ediciones modernas presenta λυγρών en vez de λοιπόν.

11 En el caso del v. 5, afirma Estienne que Propercio eleganter dice lo mismo que Ana-creonte, y a propósito del verso 8, se sorprende de la forma άπόλοιτο, antes de establecer la re­lación con Propercio («Quomodo άπόλοιτο, si iam olim άπώλετο? Nimirum non ita dicitur ut a Propertio lili sub terris, etc.»).

12 Dice así el fragmento en la traducción de RODRíGUEZ ADRADOS, F. (1980), Lírica griega arcai­ca, Madrid, 442: «Ojalá, oh ciego Pluto, que no se te viera ni en la tierra ni en el mar, sino que ha­bitaras en el Tártaro y el Aqueronte: pues por tu culpa son todas las desgracias de los hombres».

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no desmerecen los aducidos; con todo, no es momento de detenerse en ello, puesto que hay que caminar con Quevedo hacia Lucilio.

Nuestro autor se centra en aportar, como es costumbre, diversos lugares paralelos, y los que ofrece a la oda o, mejor, a una parte de ella, la que habla del poder del dinero, son de Focílides, Propercio y Ovidio.

El primer texto que aduce es de Focílides, el cual, sostiene Quevedo, sería imitado por Anacreonte. Leemos en Quevedo:

«Imitó en esta oda Anacreón a Focílides en la conclusión della; dice el lugar de Focílides así en mi traducción:

Es de todos los vicios la avaricia la madre universal; la plata y oro son un precioso engaño de la gente. ¡Oh oro, causa de los males todos, enemigo encubierto de la vida cuya fuerza y poder todo lo vence! ¡Ojalá que no fueras a los hombres apetecible daño! Por ti el mundo padece guerras, riñas, robos, muertes; por ti, viendo que el hijo ha de heredarle, es el hijo a su padre aborrecible; por ti no tienen paz deudos, ni hermanos»,

y añade: «Las propias palabras son de Anacreón»13. A continuación viene Propercio (3, 13, 48-50), que, a juicio de Quevedo,

sigue las palabras de Anacreonte «encarecidamente»; a Propercio dedica su más ferviente elogio («¡Qué bien pensadas palabras y bien dispuestas!»); ofrece el texto latino con su traducción en seis endecasílabos14:

Aurum omnes victa iam pietate colunt. Auro pulsa fides, auro venalia iura,

Aurum lex sequitur, mox sine lege pudor.

«Vencida la piedad, todos adoran el oro; y con el oro desterrada está la fee y verdad, y los derechos vendibles los ha hecho el oro; y sigue la ley al oro, y presto la vergüenza dará, sin temer ley, en insolente».

Vemos cómo establece Quevedo un mundo de dependencias entre griegos y latinos: Focílides es imitado por Anacreonte; a Anacreonte lo sigue Proper-

13 Se trata de los versos 101-113 de su traducción de Phocilides; cf., BLECUA, J.M. (1981): 563, aunque encontramos variantes en algunas lecturas. Quevedo, como los humanistas, creía que Focí­lides era el filósofo de la época de Pitágoras, como el autor de la oda el lírico arcaico Anacreonte.

14 La traducción mantiene con gran fidelidad la sentencia properciana; incluso en la liber­tad que se permite en el último verso castellano.

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ció; Ovidio i m i t a r á a P rope rc io . Lo h a r á , c o m o d ice Quevedo , e n t r e s d ís t icos del Arte de amar, a m p l i a n d o las p a l a b r a s de P r o p e r c i o «acerca d e la fuerza del o ro en las cosas del amor , con su n a t u r a l e legancia» (Ov. a rs 275ss.) :

Carmina laudantur, sed muñera magna petuntur: Dummodo sit dives, barbarus ipse placet.

Áurea sunt veré nunc saecula: plurimus auro Venit honos, auro conciliatur amor:

Ipse licet venias Musís comitatus Homeri, Si nihil attuleris, ibis, Homere, foras15.

Así es la t r aducc ión :

«Alaban los poemas, pero piden dádivas grandes y, aunque el rico sea bárbaro, ese apetecen y ese agrada. Agora son los siglos verdaderos de oro: mucha honra tiene quien lo tiene; con el oro el amor se compra y vende. Así que, aunque tú vengas con las Musas de Homero acompañado, ten por cierto que si no traes dineros, al momento te pondrán en la calle, nuevo Homero».

Y l legamos a Lucil io. E n el p r i m e r verso q u e Quevedo ci ta de Ovidio lee­mos : carmina laudantur, t r a d u c i d o p o r Quevedo : «a l aban los p o e m a s » , lo q u e t r a t a de just i f icar con diversos y e rud i t o s apoyos ; en t r e ellos, el q u e n o s ocupa de Lucil io, que v e m o s i n t r o d u c i d o de este m o d o :

«Que un soneto y unos tercetos, y cualquier himno u ode u epigramma, se llame poema, y se deba llamar así, y no la obra grande, la cual espoesis, o poesía, léase en estos versos de Lucilio:

Nunc haec quid valeat, quidve hoc intersiet illud, Cognosces. pr imum hoc, quod dicimus esse Poema. Cuiusvis operis pars est non magna, Poema ; Pars est parva Poema, proinde ut epístola quaevis: Illa Poesis opus totum, vt tota16 Ilias,vna Est θέσις, Annalesque Ennii».

<Saturarum fragmenta 338ss.>

15 En este texto observamos la lectura Homeri que no aparece en las ediciones que hemos visto ni en los manuscritos; todos ofrecen Homere; la edición que manejó Quevedo es, con casi total seguridad, la aldina de 1502; el texto coincide en todo menos en Homeri, que pudo ser una equivocación (leyó lo que quería leer), o una manipulación (a Quevedo le interesaba decir eso); manipulaciones o libertades de este tipo no son del todo extrañas en nuestro autor, aunque la traducción, pese a no ser literal, respeta y actualiza el sentido (cf., por ejemplo desde «Agora» a «se compra y vende», o «nuevo Homero» con que concluye).

16 En el texto de Quevedo en la edición de Blecua se lee: totum; hemos corregido por tota; así se lee en la edición de Dousa (cf., infra), y tota traduce Quevedo.

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La traducción sigue al texto en latín:

«Agora considera lo que valen, y en lo que se difiere esto de aquello conocerás; y advierte lo primero, que aquesto que decimos ser poema, que es el poema de cualquier obra no grande parte; es muy pequeña parte el poema; es como si digamos una carta; es poesis la obra toda entera, como toda la Ilíada de Homero es Tesis, y de Enio los Anales...»

La cita luciliana, en nuestra opinión, podría haberla tomado de un autor como Nonio Marcelo. Quevedo conocía bien esta obra y de ella había extraí­do algunas citas17; en ella se encuentra este fragmento, que no podía pasarle desapercibido; ciertamente, al interés del contenido se añadía su extensión, muy superior a la de los pasajes citados habitualmente por el gramático. Sería de los que subrayaría Quevedo, como era su costumbre, esperando o buscando la ocasión de servirse de ellos; es claro, a mi juicio, que el texto de Lucilio es oportuno en este contexto, pero también que la oportunidad ha sido buscada porque estos versos le agradaban y quería utilizarlos.

Esta hipótesis se compadecía bien con su modo de trabajar; conocía y se servía de obras «de referencia» entre las que ocupan lugares destacados lexi­cógrafos como el mencionado Nonio Marcelo o Sexto Pompeyo, antologías como la de Estobeo, polianteas o diccionarios diversos18, pero «el problema» surge cuando advertimos que en las ediciones de Nonio que, a nuestro juicio, Quevedo manejó, el texto de Lucilio no era idéntico al que aparece y se tra­duce en Anacreón19.

Tampoco en las ediciones de Fragmentos de poetas latinos, que, sin duda, conoció, el texto coincidía20; no lo encontramos igual en el Diccionario de

17 Sobre ello tratamos en el trabajo citado en nota 1. 18 Cf. LóPEZ POZA, S. (2000): «Polianteas y otros repertorios de utilidad para la edición de

textos del Siglo de Oro», La Perinola 4: 191-214, y (2003): «Quevedo y la erudición de su tiem­po,» La Perinola 7: 11-17.

19 Cf, el texto de Nonio en MARC1 TERENTII VARRONIS, de lingua latina libri tres, et totidem de Analogía. SEXTIΡΟΜΡΕΙΙFESTI librorum XIX: fragmenta. ΝΟΝΙΙMARCELLI compendiosae doc-trinae ad filium, de proprietate sermonum, tractatus varii. Praeterea Graecarum et Latinarum dic-tionum índex copiosissimus, diligentiori cura nuper castigatus, Parisiis MDXXXIX. (Maneja­mos el ejemplar M-BN 2-29946). En De propriet. serm., col. 231, leemos: «Poesis et poema hanc habent distantiam. Poesis est textus scriptorum. Poema inventio parva, quae paucis verbis ex-peditur. Lucilius satyrarum libro octavo: Non haec quid valeat, quidve hoc intersiet illud / cog-noscis primum hoc quod dicimus esse poema / pars est parva poema. ídem / epístola. ídem qua-evis non / magna pars poema est illa. / Poesis opus totum, totaque / illa summa est una θέσις / ut Annales Ennii etc.».

2 0 Cf. FRAGMENTA poetarum veterum latinorum. quorum opera non extant (...) undique á Rob. Stephano summa diligentia olim congesta, nunc autem ab Henrico Stephano (...) digesta

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Estienne21. En fin, aunque no se podría desechar completamente una «ma­nipulación» o «intervención personal» de nuestro autor, no era esta del todo verosímil.

No intervino, podemos afirmar, de ninguna manera en él; el pasaje, que es posible que viese también, incluso la primera vez, en una edición de Nonio, lo tomó directamente de la edición de Francisco Dousa22; se trata, en esta edición, del fragmento 16 del libro noveno; el editor informa de que, en su opinión, todos los versos que integran su fragmento deben leerse juntos (ita una serie hos versus legendos puto23); la información y fragmento se clau­suran con la referencia a Nonio que sirve de fuente24.

La utilización del texto de Dousa es un hecho que no deja de ser digno de atención. Sólo esta vez, como ya hemos recordado, aparece el poeta Lucilio en la obra quevediana; y en la misma sólo una vez, que sepamos, aparece mencionado Dousa. Lo hace en España defendida25, en «Ocasión y causas del

(...) et ilustrata, Anno MDLXIV. Excudebat Henricus Stephanus illustris viri Huldrici Fuggeri ty-pographus. En pp. 199s. leemos: «Epístola quaevis non magna pars poema est Ole: poesis opus totum, totaque ¡He summa est una θέσις, ut Annales Ennii. At quaestus unum est, maius multo est quam quod dixi ante poema: quopropter dico, nemo qui culpat Homerum, / perpetuo culpat: ñeque quod dixi ante poesim, / in versum unum culpat verbum enthymemate malo cum Var. Par-menone. «Nonius, Poesis, inquit, et poema habent distantiam (...) Ennii etc.»

21 Así leemos en el Dictionarium seu latinae linguae Thesaurus de Robertus STEPHANUS, París 1543, v. II, p. 1114 (manejamos la edición en tres volúmenes, M-BN 2-64299-2-64301): POESIS. No­nius. Poesis et Poema hanc habent distantiam. Poesis est textus scriptorum. Poema inventio parva, quae paucis verbis expeditur. Lucilius Satyr, lib. 8 <sic>: Non hoc quod valeat, quidve hoc quam intersiet illud / cognoscis, primum hoc quod diximus esse poema / pars est parva. ídem epístola, ítem / quaevis non magna pars / Poema est: Poesis opus totum / totaque illa summa est una.

22 C. Lucili Svessani Avrvncani, Satyrographorum Principis, Eq. Romani, Satyrarvm quae su-persunt Reliquiae. Franciscvs Iani f. Dovsa collegit, disposuit & Notas addidit, Lvgdvni Bata-vorvm ex officina plantiniana Francisci Raphelengii MDXCVII. En esta edición el fragmento 9, 16 continúa, y tras Ennii se lee: «atque istoc opus unum, / Est maius multo, quam quod dixi ante Poema. / Quapropter dico, nemo qui culpat Homerum / Perpetuo culpat, ñeque, quod dixi ante, Poesin / Versum unum culpat, verum enthymema malignum». El fragmento se encuentra en las páginas 46s.

23 En los Fragmenta de STEPHANUS (cf., nota 20) también aparecían juntos, pero no de la misma manera. Dousa, en la Nota al fragmento, página 124, es más explícito; informa de que debe a su padre, lanus Dousa, la reconstrucción de estos versos y, sobre todo, la idea de incluir el nombre de la «Iliada», que no se leía en el texto del fragmento, tal como se transmitía (lo po­demos comprobar en las obras que hemos citado supra). Dice Dousa: «Nunc haec quid valeat.] Sic luculentissimos hos versus reconcinnandos & constituendos autumat Pater. qui quantum ab excusis libris mutent, ex collatione poterit cognosci, ita enim scriptum est in illis: Non haec quid valeat, quidve hoc intersiet illud Cognoscis primum, hoc quod dicimus esse Poema Pars est parva poema. ídem Epist. ítem quaevis non magna pars poema est illa. Poesis opus totum totaque illa summa est una θέσις, ut annales Ennii. atque istoc unum &c. Iliadis autem Homericae nomen in hisce corruptissimis versibus desiderari argumento est glossema illud Nonianum, quod iisdem blennus Ule subiecit: Poesis est perpetuum argumentum & rythmis (corrige Patre monente, ex ryth-mis) ut Ilias Homeri & Annales Ennii».

24 Se trata de las palabras ya conocidas (Nonius: Poesis & Poema hanc habent distantiam. Poesis est textus scriptorum. Poema inventio parva, quae paucis verbis expeditur).

2 5 Esta obra, que dedica a Felipe III en septiembre de 1609, titulada España defendida y los tiempos de ahora de las calumnias de los noveleros y sediciosos, no fue editada por Quevedo; y no

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libro», precisamente para arremeter, entre otros, contra él y Escalígero, a quienes dedica estas elocuentes palabras:

«Y cuando más glorioso llega a ser un Duza y un Scaligero, es para mirar si Plauto dijo oro por precor, mudar una letra, alterar una voz, despe­dazar a Lucilio, Petronio, Plauto y Catulo, el uno; y el otro hacer que se des­conozcan a sí mismos Tibulo, Propercio, Manilio, Ausonio, Sexto Pompeyo, Varrón y los opúsculos de Virgilio, Ausonio y otros, que si ahora resucitaran, según estos críticos los despedazan, apuntan, declaran, notan y alteran, no se conocieran a sí mismos, ni se bastaran a averiguar con sus obras»26.

¿Quiso Quevedo informar a sus lectores de que conocía muy bien unas obras y unos escritores que criticaba, es decir, que su crítica era con conoci­miento de causa? ¿Le gustó más el modo de reflejarse aquí el fragmento? o ¿sólo quería hacer saber que tenía esa obra?

Quizá quiso decirlo todo a la vez; pero es evidente que, en el período en que se dedica a escribir España defendida y Anacreón, tuvo en sus manos la edición de Lucilio de Dousa; y ahora sabemos27 que no fue un libro que leyó porque estuviera en alguna Biblioteca o se lo prestase un amigo; sino que po­seyó un ejemplar, aunque no lo hemos localizado; hasta ahora en ninguno de los ejemplares de los que tenemos noticia28 aparece el nombre y firma de Quevedo, y en ninguno se encuentra subrayado o marcado de alguna mane­ra el texto luciliano que leemos en Anacreón.

Encontrarse con un ejemplar con la firma de Quevedo, con notas salidas, sin lugar a dudas, de su mano, y mucho más con sus juicios o conjeturas que

lo fue hasta 1916, en que la edita Selden Rose; el manuscrito autógrafo, de 175 fols., se encuen­tra en la Real Academia de la Historia de Madrid (sig. 9/ 805 -5-4).

26 Puede verse en ASTRANA MARíN, L. (19453), Don Francisco de Quevedo y Villegas, Obras completas en prosa, Madrid, 366 y BUENDÍA, F. (1958), Don Francisco de Quevedo y Villegas, Obras completas, v. I, Madrid, 516.

27 En el índice General de la Biblioteca del Real i Parrroquial Monasterio de San Martín de Madrid, que se encuentra manuscrito en la Biblioteca de la Academia de la Historia, sig. 9-2099, en el fol. 241 ν se puede leer esta edición; en este índice aparecen mencionados los libros que procedían de la biblioteca de Quevedo; cf. PéREZ CUENCA, I. (2003): «Las lecturas de Quevedo a la luz de algunos impresos de su biblioteca», La Perinola 7, 297-333.

28 Aunque el Catálogo Colectivo del Patrimonio Nacional sólo da cuenta de cuatro ejempla­res, hemos podido acceder a seis; sin duda hay más ejemplares en otras bibliotecas españolas, en donde podría encontrarse el quevediano; aunque quizá esté en alguna biblioteca extranjera, como ocurre con su ejemplar de la edición aldina del poeta Estacio, que se halla en la de la Uni­versidad de Princeton; cf. KALLENDORF, H.-KALLENDORF, C. (2000), «Conversations with the Death: Quevedo and Statius. Annotation and Imitation. Journal of the Warburg and Courtauld Institutes 63, 131-168. Los ejemplares que hemos visto personalmente son: M-BN 3-1182, que contiene algunas anotaciones; dos de la Biblioteca Histórica «Marqués de Valdecilla», el ΒΗ FLL 30970, que no tiene notas, y sí el ejemplar BH FLL 30971; el de Murcia (BPFC sig. 1582), que no tiene ninguna marca. No hemos visto el ejemplar de la Universidad de Salamanca (40.862) y el de la Universidad de Granada (A-12-156), los dos con alguna tachadura y anotación, pero nos han suministrado la información las profesoras Codoñer y Del Castillo, respectivamente; a ambas agradecemos muy sinceramente su valiosa ayuda.

16 8 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

avala con su firma son signos incuestionables de que poseyó ese ejemplar en su biblioteca, y, por ende, de que leyó el libro; cuando, como ocurre ahora, encontramos un texto de Lucilio que reproduce fielmente el fragmento de la edición de Dousa y comprobamos luego que esta edición está registrada en el índice de San Martín29, se puede asegurar con casi semejantes razones que el Lucilius de Franciscus Dousa es un nuevo libro que ha de incluirse con suma certeza en la biblioteca quevediana.

Y, como decíamos al principio, no tiene poca importancia que Lucilio —en su lengua— fuese y siga siendo presentado a lectores de literatura castellana por gracia de Quevedo, además de hacerlo iluminado por medio de su tra­ducción; una traducción en verso, quizá la primera al castellano del poeta satírico.

29 Cf. nota 27.

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