Luis Pescetti. Taller de lectura en voz alta

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Juegos de lectura en voz ALTA Luis María Pescetti © 1997 by Luis María Pescetti

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Luis Pescetti. Taller de lectura en voz alta.

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Juegos de lectura en voz

ALTA

Luis María Pescetti

© 1997 by Luis María Pescetti

El presente trabajo se divide en cuatro partes:

1) LEER EN VOZ ALTA ES UN JUEGO (no, son muchos juegos). Una

breve introducción general a los juegos y ejercicios, en la que se la que

se aclara el objetivo y el espíritu con el que se proponen.

2) JUEGOS "NO TAN LOCOS". Cinco juegos que podríamos llamar de

"ablandamiento" o para ganar confianza con la lectura en voz alta (en

estos no importa tanto el sentido de lo que se lee, como el hecho de

hacerlo en voz alta).

3) JUEGOS "LOCOS" (incluye unos "juegos muy locos"). En estos cinco

juegos, al igual que en los anteriores, se hace énfasis en que no hay una

sola manera de leer en voz alta, sino muchas. Se los separa de los

anteriores porque estos son un poco más disparatados y habrá a quienes

les resulten muy divertidos y otros que no quieran hacerlos.

4) PARA LEER... LEYENDO (juegos para leer en serio). Finalmente se

llega a las propuestas para leer en voz alta, pero en las que el eje central

pasa por la lectura en sí, la comprensión, el sentido de lo que se lee. Si

se lo desea se puede comenzar por acá, descartando los ejercicios

anteriores.

L E E R E N V O Z A L T A N O E S U N J U E G O

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Aquí se proponen diversos juegos que se hacen leyendo en voz alta. Algunos de

ellos quizás les parezca que no están muy relacionados con la lectura. Es un poco así y es

intencional. Lo que se buscó es, justamente, distraer a la persona del hecho de que estaba

leyendo en voz alta. Que se olvidara de eso, que la atención fuera a otra parte, a seguir las

reglas del juego, lo que fuera. ¿Por qué? Porque con esos juegos queremos, justamente,

hacer que cada uno gane confianza, no se sienta tan extraño leyendo algo en voz alta,

diciendo algo en voz alta frente a todo el grupo. Nos pareció que la mejor manera de

empezar es dejando a un lado el hecho de "la lectura" como tal. Aquí casi no importa qué se

lee, ni cómo se lo hace. De esa manera nadie se sentirá juzgado ni presionado por el hecho

de que "se debe entender" lo que lee. Podríamos decir que en estos primeros juegos no

importa si se entiende o no el sentido de lo que se lee, porque no hay ningún sentido para

entender. Lo importante es que "suelten la voz" y no sientan vergüenza de estar diciendo

algo en voz alta, de que el grupo los oiga. Lo vamos a repetir, en estos primeros juegos no

importa el sentido de lo que se lee, todos están dirigidos al hecho de leer en voz alta, y a

ganar confianza, divertirnos, haciendo eso. Eliminamos, muy a propósito, cualquier cosa

que tuviera que "hacerse bien", acá no hay nada para "hacer bien", cada uno lo hace como

quiere. Son juegos para divertirnos y para ganar confianza, ni más ni menos que eso.

Algunos cuidados:

- No debemos permitir ningún tipo de burla ante el tono o el timbre de voz de ningún niño.

- Tampoco debemos permitir burlas o gestos de impaciencia si algunos niños leen más lento

o con dificultades. Debemos hablar con los niños y explicarles que a ningún cuento le duele

que lo lean más rápido o más despacio, mejor o peor. Que más les duele a las personas

cuando se burlan de ellas.

- Que, como dijimos otras veces, leer bien no sólo implica leer las letras correctamente,

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sino hacerlo con sentimiento y entendiendo lo que se lee. Que puede haber alguno que lea

más rápido que otro, y eso no quiere decir que entiende mejor que el otro. Y puede que

haya alguno que lee rápido y entiende bien, sin embargo, quizás un compañero que lee más

lento se emociona mucho con lo que lee, porque es muy sensible y todo lo le llega con

mucha fuerza.

- Entonces, leer bien, puede querer decir muchas cosas, podemos ponerlo en preguntas:

+ si alguien leyó rápido pero no entendió ¿leyó bien?

+ si alguien leyó con mucho sentimiento, pero despacito ¿quiere decir que leyó mal?

+ si alguien lee correctamente, pero no nos trasmite nada , o es muy poco expresivo

¿lee bien o mal?

+ si vemos que un compañero disfruta muchísimo leyendo, pero lo hace con muchas

dificultades ¿es realmente un "mal lector"?

JUEGOS "NO TAN LOCOS"

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1) Leer el texto variando la intensidad según el tamaño de las letras

En el ejemplo que se da a continuación vemos que las letras tienen diferentes

tamaños, lo que debemos hacer es leer ese párrafo respetando el tamaño de las letras. Si es

una letra grande la leeremos más fuerte, si es una letra pequeñita la leeremos en voz baja. Si

en un renglón las letras se achican, nosotros también iremos bajando el tono de nuestra voz.

(ejemplo de texto)

Variante: lo que podemos hacer es elegir un párrafo de otros cuentos y copiarlos en una

hoja pero, también, con letras de distintos tamaños, o renglones en los que las letras crecen,

o renglones en los que las letras se hacen chiquitas, y luego los leemos así.

2) ¿¡Qué le pasa al que lee?!

Todos estos juegos se pueden hacer con cualquier texto, puede ser un libro, una

revista, lo que quieran, pero siempre es mejor escoger un texto que nos guste. Ahora lo que

vamos a hacer es jugar a leer un párrafo, de unos 4 o 5 renglones, de distintas maneras.

Siempre el mismo texto, pero una vez lo leemos como si estuviéramos borrachos, otra vez

como si estuviéramos muertos de la risa, otra vez llorando. Aquí les damos algunos

ejemplos, pero ustedes puedan agregar las maneras que más les diviertan:

- borrachos.

- asustados.

- riéndonos.

- llorando.

- con mucho sueño.

- a los gritos.

- tosiendo.

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- con misterio (susurrando).

- muy apurados.

- enojados y regañando.

- muy lento.

3) Sin puntos ni apartes

Los signos de puntuación nos sirven para ver dónde comienza y termina una

oración, y también nos ayudan a saber cómo quiso el autor que leyéramos su texto. Son una

ayuda muy importante para entender el sentido de lo que estamos leyendo, pero también

una indicación sobre la expresividad de un texto. Y si no nos creen, prueben leer sin

respetar los signos de puntuación y ya verán en qué problemas se meten.

El siguiente texto lo hemos tomado del libro XX.....XXXX . Intencionalmente le

quitamos los signos de puntuación, y pusimos todas las letras en minúsculas, para que no

quede ninguna huella sobre dónde empieza o termina algo.

Hay, por lo menos, dos juegos posibles:

1) Que lean tratando de adivinar, de reconstruir, cómo habrá sido la puntuación original.

2) Que lean poniendo ustedes mismos los puntos y comas, pero de una manera arbitraria,

vale decir, a su antojo, sin importar si está bien o mal puesto, ni siquiera si así se entiende o

no lo que se lee. Se trata de un juego y de divertirnos con esto, o sea que podemos poner los

puntos y comas de la manera más disparatada posible, tratando de que lo que se lea, quede

bien bien confuso.

4) ¿Quién continúa? (oye ¿a quién le tocará?)

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El maestro preparará unos papelitos con números, del 1 al ... (tantos como niños

haya en el salón). Los mezclará, bien mezclados (porque se puede mezclar mal mezclado)

en una bolsa o un sombrero. Luego pasarán los niños y cada uno tomará un papelito, el cual

deberá esconder, sin decirle a nadie qué número le tocó en suerte. Cada niño tendrá un

número escondido en su mano, esto creará cierto misterio, porque sabemos nuestro número,

pero no sabemos qué número le habrá tocado al compañero que está sentado al lado

nuestro, o a la compañera de adelante.

El juego consiste en que, de a uno, cada niño deberá leer un renglón completo, o,

como siempre haremos, hasta el primer punto (seguido o aparte).

Comienza con el niño al que le tocó el número 1. El debe decir "uno", y comenzar a

leer (hasta terminar el renglón o hasta el primer punto, como hayamos acordado),

inmediatamente el niño que recibió el 2, debe decir "dos" y sigue él. Luego otro niño dirá

"tres" y seguirá leyendo. Y así hasta que se terminen todos los números. De esta manera

iremos leyendo el texto con un poco de expectación, de misterio, sabemos cuándo será

nuestro turno, pero ignoramos quiénes estarán antes y quiénes nos seguirán.

Se me ocurrió que, para agregar más misterio a este juego, se podría hacer de noche y con

la luz apagada... pero después pensé que a esa hora nadie va a la escuela (ni tampoco

alcanzaríamos a leer nada). O sea que descartamos esta última idea.

Variante: cada niño escribe, en un papelito, su nombre, después hace una bolita con él y

se lo da la maestro que los mezclará a todos (mezclando bien mezclado). Luego irá sacando

de a uno, leyendo el nombre del niño al que le tocará leer (un renglón o hasta el próximo

punto), termina ese, e inmediatamente (para que no se interrumpa el ritmo de la lectura), el

maestros dice el nombre del niño siguiente. Y así hasta que se acaban los papelitos... o el

texto, o suena la campana... o vaya uno a saber qué es lo que pasa, porque así son las cosas,

y habrá que seguir otro día.

Variante (de la variante): esto sólo se puede hacer una vez, porque luego ya pierde la

gracia, pero puede ser divertido. Que el maestro haga trampa y repita el nombre de algún

niño al que ya le tocó leer. Si el maestro tiene buena relación con el grupo, siempre causa

risa cuando el maestro, jugando (atención: ju-gan-do) hace una trampa y los niños lo

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descubren.

5) ¿Alguien tiene un grabador?

Si el maestro o alguno de los niños tiene un grabador podemos hacer un lindo

experimento con nuestras voces. Siempre es una experiencia entre extraña y simpática oír

nuestra propia voz grabada, las más de las veces nos parecerá que esa no es nuestra voz.

Esto ocurre porque en cómo oímos a nuestra propia voz influyen las vibraciones que el

sonido produce en nuestra cabeza. Cuando la oímos grabada, esas vibraciones, por

supuesto, no están y la oímos como la oyen los demás.

Uno de los juegos que podemos hacer es que el maestro vaya a otro salón o a un

lugar donde el resto del grupo no oiga, los haga pasar a leer un texto, de a un renglón cada

uno. Pasa un niño, el niño lee el primer renglón de un texto, el maestro lo graba, pone

pausa. Pasa otro niño, el maestro lo graba, vuelve a poner pausa. así hasta que termina de

pasar todo el salón.

Luego, con el libro en las manos, todos van siguiendo la lectura que está grabada (al

mismo tiempo irán reconociendo la voz de cada compañero que va leyendo).

JUEGOS "LOCOS"

(incluye unos "juegos muy locos")

Estos ejercicios son como unos capítulos de Rayuela, una novela de Julio Cortázar,

y que él mismo los llama "Capítulos prescindibles", vale decir que se puede prescindir de

ellos, si uno quiere los lee y si no, no importa. Digamos que estos son unos juegos

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"prescindibles", si les parece bien o les divierte la idea de hacerlos, adelante, y si no, pasen

de largo.

Nota, casi, muy importante: estos juegos o ejercicios, no están dirigidos a

desarrollar "la comprensión" de lo que se lee. Es más, muchas veces, vamos a estar tan

preocupados en lo que hay que hacer, que muy poca atención le podremos prestar a lo que

realmente dice el texto. No importa ¿por qué? porque están pensados para que todos

perdamos vergüenza de leer en voz alta. Para que al hacerlo nadie sienta que está bajo la

atenta mirada de todos que juzgarán si lo hace bien o mal, si se entiende o no. Eso causa

tanto miedo, que es una gran fuente de inhibición, y hace que la gente se trabe al leer. Son

prácticas que buscan hacernos perder la timidez, recuperar un poco de espontaneidad. Pocas

cosas hacen tanto mal a la lectura en voz alta, y no sólo a eso, como pensar que hay UNA

manera de hacerlo bien, UNA SOLA manera. No, a la lectura en voz alta, como a la

escritura, como a las cartas de amor, como a la vida misma, hay muchas maneras de

hacerla. Estos juegos apuntan a eso, a que descubramos QUE NO HAY UNA SOLA

MANERA DE LEER BIEN EN VOZ ALTA, sino muchas, muy diferentes, divertidas,

emocionantes, emocionadas, tristes, solitarias, alegres, perdidas. Muchas, muchas maneras de

leer en voz alta (¿me oyen? o perdón, creo que lo dije en voz demasiado baja... pero igual es muy importante,

de todas maneras, no a todas las cosas importantes hay que leerlas a los gritos ¿no es verdad?).

1) La fila lectoraLeer en voz alta, pero en grupo, no es nada fácil, uno se adelanta, otro se atrasa,

todos nos distraemos. O sea que para hacerlo hay que estar atento a lo que leemos, pero

también al ritmo que lleva el grupo (¿por dónde están los demás? ¡Oh, no, me acabo de

perder!). Vamos a intentarlo, aunque más no sea por el placer de experimentar cómo resulta

leer en voz alta de esta manera.

Antiguamente, cuando los barcos eran a remo (y todavía hoy en el remo como

deporte), había una persona que marcaba el ritmo, para que todos fueran parejos. Nosotros

vamos a hacer algo parecido. Quizás no sea mala idea que el profesor lea en voz alta,

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siempre, para que todos se guíen por el paso que él lleva. Pero acá tenemos un problema:

puede ocurrir que al profesor mismo le dé vergüenza leer en voz alta, eso también pasa;

entonces lo que podemos hacer es que él no lea en voz alta siempre, que solamente dé la

"entrada" (marque cuando debe empezar cada fila a leer). Nosotros tampoco queremos

presionar al maestro, él también debe sentirse muy cómodo leyendo en voz alta ¿no es

verdad?

Si los niños están sentados en hileras, en el salón, cada hilera leerá un renglón,

luego la hilera que sigue leerá el otro, y así hasta que vuelve a la primera. Vale decir que en

lugar que un sólo niños lea en voz alta, toda la fila, al mismo tiempo deberá hacerlo.

- Un sólo renglón por fila.

- Cada fila lee hasta el próximo punto (aparte o seguido).

Variante: Cuando en una reunión el actor, o el dueño de casa, quiere levantar el ánimo

de los participantes, un recurso muy usados es que diga "Y ahora los varones... y ahora las

mujeres..." Nosotros vamos a hacer lo mismo, porque no queremos que nuestra fiesta nos

salga mal.

Vamos a hacer lo mismo que antes, sólo que en vez de que vayamos por hilera, lo haremos

primero los varones (o las niñas) y luego las niñas (o los varones, según con quién hayamos

empezado).

2) Notitas de amor

Cada niño deberá escribir una notita de amor en un papel pequeño. Puede ser una

declaración de amor, o un regaño amoroso, y debe tener, por lo menos, dos renglones. Las

notitas son secretas, nadie le puede decir a nadie qué fue lo que escribió.

A medida que van terminando de escribirlas, hacen un bollito de papel (para que no se vea

cual es o qué dice) y lo dejan en la mesa del maestro. Vamos haciendo dos montañitas en la

mesa del maestro. Una con los mensajes escritos por los varones y otro montón con las

notas escritas por las niñas (mientras tanto, el maestro los va mezclando lo mejor posible)

Cuando todos terminaron, empezamos el juego que consiste en esto.

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El maestro les explica que estos son mensajes de amor para los niños de este salón,

que el cartero dejó encima de su mesa, así que deberán pasar a leer en voz alta el que le

haya tocado.

Irán pasando de a uno, a tomar uno de los mensajes (cerrando los ojos y tomando al

azar, sin saber cual agarran) y leerlo en voz alta. De esta manera: pasa un varón, toma un

mensaje de la montañita de las mujeres y lo lee en voz alta. se va a sentar, pasa una niña y

toma un mensaje del montoncito de los varones y lo lee en voz alta.

Lo divertido del juego es que parece que el lo lee en voz alta hubiera recibido ese

mensaje, fuera algo realmente dirigido para él (¡incluso el maestro puede sacar un

papelito! ... a ver cómo le va).

3) El mundo del revés séver led odnum lE

Algunas veces leer en voz alta da mucha pena porque los demás se desesperan si

nosotros leemos muy despacio o con muchas dificultades (a veces leer no es fácil, y menos

si hay que hacerlo en voz alta ¡y menos si quién nos gusta nos está oyendo! ¡¡¡Y

RETEMENOS SI LOS DEMÁS SE BURLAN!!!). Una buena manera de disimular quien

lee rápido o lento es... leer al revés. Así de fácil. ¿Patas para arriba? No, palabra por

palabra, de atrás para adelante. En vez de empezar un texto por la primera la palabra y

luego seguir, comenzamos por la última palabra y avanzamos... ¡al revés! eso es difícil para

cualquiera. Así que podemos practicar leer en voz alta sin que nadie nos esté vigilando la

velocidad.

4) Leemos un renglón todo con la "a", el otro todo con la "e"...

Escogemos un párrafo de un cuento que nos guste y, en vez de leerlo con todas las

vocales que tiene, vamos a leer un renglón sólo usando la vocal "a", y el renglón siguiente

la "e", el siguiente renglón la "i", así hasta llegar a la "u", luego se vuelve a empezar con la

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"a". Al igual que siempre podemos hacer que un niño lea varios renglones, o uno por niño y

luego sigue otro. Ahora, a continuación, lo que vamos a hacer es repetir este mismo

párrafo, pero con las vocales cambiadas, tal como les estamos diciendo que lean para jugar.

Ascagamas an párrafa da an caanta ca nas gasta y, an vaz da laarla can tadas las

vacalas que teene, vemes e leer en renglón séle esende le vequel "e", e el renglén seguente

le "e", el siguinti ringlín li "i", isí histi lliguir i li "i", ligi si vilvi i impizir quin li "i". Il iguil

qui siimpri podomos hosor co on noño lo voroos ronglonos, o ono por noño y logo sogo

otro.

Uhuru, u cuntunusún, lu cu vumus u husur us ruputur ustu musmu púrrufu, puru cun lus

vacalas cambaadas, tal cama las astamas dasaanda ca laan para jagar.

5) Dos juegos de lectura en voz alta para las olimpíadas (¿sirve esto para

algo?)

Imaginémonos que la lectura en voz alta pasa a ser disciplina olímpica... bueno,

sabemos que eso es algo muy difícil, por cierto... muy difícil... en fin, tan difícil que es

imposible. Algo que nunca va a ocurrir. Quizás si se nos ocurriera alguna variante la lectura

en voz alta podría llegar a ser una disciplina olímpica (y si los niños se portan mal, una

indisciplina, inclusive).

a) Todo el aire posible.

Pueden participar los niños que quieran. Toman todo el aire que les quepa en los

pulmones y leen en voz alta todo lo que aguanten, sin volver a tomar aire.

b) Flamencos lectores.Los flamencos son unas aves grandes, rosadas, que se paran en un sólo pie, eso creo

al menos, porque yo nunca vi uno. Pero se trata de eso ¿Cuánto puedes leer en voz alta

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parado sobre un solo pie?

PARA LEER... LEYENDO

(juegos para leer en serio)

En enero de 1994 fui a tomar un curso sobre Filosofía para Niños a New Jersey.

Matthew Lipman, Ann Margaret Sharp y los otros profesores nos hicieron leer de diferentes

maneras. Cada uno de estas modos era divertido y estimulante en sí mismo. Hacía que uno

estuviera atento a cuándo le tocaba leer, que conociéramos la voz de todos, incluso la de los

que hablaban muy poco (a los que hablábamos mucho a veces nos tocaba un renglón

pequeñísimo, por esas cosas del azar y la justicia). Del recuerdo de esas prácticas y la

experiencia de la profesora Gloria Arbonés, también de Filosofía para Niños, les comparto

las siguientes maneras de leer. Una sugerencia antes de empezar: si la cantidad de niños del

salón lo permite, si el tamaño mismo del salón lo permite, es mejor hacer estos ejercicios

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sentados en rueda.

1) Sólo tres renglones

Para esta manera de leer, y las siguientes, es mejor si cada niño tiene un ejemplar

del libro o una copia del texto. Es mejor, pero no quiere decir que sólo así se puede hacer.

Si hay un sólo texto, o unos pocos, se lo irán pasando de compañero en compañero. Se trata

de que cada niño lea tres renglones y luego siga otro compañero. Tres y sólo tres (o dos y

sólo dos o cuatro y sólo cuatro, lo importante es que sea una cantidad fija de renglones,

igual para todos, y que la lectura fluya bien). No importa si esos renglones termina con una

frase por la mitad, o si es son muy cortos y luego sigue uno muy extenso. Si el azar hizo

que me tocara leer unos renglones largos, bien; si fueron cortos, una sola palabra, bien

también; si era la frase más importante del cuento, bien; y si era un frase sin la más mínima

importancia, bien también.

Hay algo muy democrático en esta cosa que, a primera vista, parece un poco

arbitraria. Ya que nadie lee más "porque lea mejor". Dicho de otra manera, si "leer bien"

fueran moneditas, no se hace leer más a los que tienen más de esas monedas. Tengan las

monedas que tengan a todos se les pide el mismo esfuerzo. Recuerdo una anécdota que me

contaba mi padre, cuando él cantaba en el coro de la escuela y la directora decía, "A ver, a

ver... usted, Pescetti, cállese (se hacía un silencio en el que él se callaba y todas las

miradas... y oídos se concentraban en él, y ella completaba asintiendo) ... ah, ya me parecía

que era usted el que desafinaba". En general los coros escolares están llenos de actitudes

como ésas, que son muy buenas para la afinación, pero muy malas para las ganas de cantar,

y para la autoestima de quien hicieron callar. Leer en voz alta es, de alguna manera, muy

parecido a cantar. Nos sentimos expuestos frente a los demás, sentimos que hay algo "que

tenemos que hacer bien" y que todos nos estarán juzgando. Entonces será bueno que

quienes trabajamos con los niños recordemos que hacer leer en voz alta no es un fin en sí

mismo, sino una manera más de desarrollar el gusto por la lectura y, sobre todo, el gusto

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por la palabra. La palabra leída, la palabra en nuestra boca, en la boca de los compañeros.

La palabra que aquí suena dulce; allá, tímida; allá, demasiado fuerte; en otro, quebrada por

la emoción o el susto. Es, en suma, el pensamiento y el sentimiento, hechos sonido.

Lo democrático del asunto radica en que más allá de quién sea cada uno, deberá leer

el renglón que le tocó en suerte.

2) Hasta el primer punto y aparte

Es parecido al ejercicio anterior, sólo que aquí hay que leer hasta el primer punto y

aparte. Comienza un niño y lee hasta que aparece el primer punto y aparte. Ahí le pasa el

libro al que sigue, quién a su vez deberá leer hasta el próximo punto y aparte. Y así

continúa hasta que se termina el texto... o hasta que se termina el grupo, y entonces la

lectura continúa con el que había comenzado, como en una rueda sin fin.

Hay algunos momentos un poco simpáticos cuando a uno le llega el turno y sólo

debe leer dos palabras, por ejemplo. Y esto es más gracioso si al que le pasa eso es al

maestro, porque me parece que esto no lo había dicho antes: es algo muy bueno si el

maestro también participa como uno más, y lee cuando le toca su turno y sólo lo que le

corresponde leer, igual que todos.

3) Un párrafo cada uno

Parecido a las propuestas anteriores. Cada niño debe leer un párrafo, el párrafo

siguiente lo lee otro niño y así hasta terminar el texto.

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4) Hasta donde tengas ganas

Sencillamente se les indica que cada uno lea hasta donde tenga ganas, y luego

seguirá el otro compañero. Debemos pedirles, aclararles, que sean democráticos, que puede

haber otros que quieran leer y que, por lo tanto, no se pasen mucho de tiempo. Este

ejercicio es bueno porque, además de la lectura, permite ponerlos en el tema del cuidado

del otro, de tener en cuenta a los demás. Aunque, pensándolo bien, el hehco mismo de la

lectura en voz alta es muy útil en este sentido, no solamente desde el que lee, sino desde los

que escuchan también. Cuidado del otro, en este sentido, implica ser respetuoso con su

manera y capacidad de leer. Ser paciente si un compañero lee con dificultades o más

lentamente de lo que quisiéramos oír, o de lo que nosotros mismos podemos. No burlarnos,

oír su voz, respetar su tiempo y, de esa manera, brindar un espacio de crecimiento, un

espacio a salvo de burlas y críticas, donde el otro pueda esforzarse en leer mejor por su

propio deseo y no para defenderse del juicio de los demás. Y al hacer esto no estamos

haciendo ninguna clase de beneficencia, estamos actuando con una generosidad que, más

tarde o más temprano, también necesitaremos nosotros cuando algo nos cueste un poco.

Aunque más no sea para saber pedir: No me apures, esto me cuesta, no tienes por qué

apurarme... Es muy probable que el que supo dar ese espacio generoso, luego sepa y pueda

pedirlo, y así defenderse de los que quieran imponer su propio ritmo o sus propias

soluciones. Vale decir que todos juntos estaremos aprendiendo a defendernos de esa forma

de violencia que pueden ejercer sobre nosotros, o que nosotros podemos ejercer, cuando no

respetamos el tiempo y la capacidad de los demás. La vida es muy larga y tiene muchos

matices, siempre habrá algo o algún momento en el que nosotros seamos los que

necesitamos más tiempo u otra explicación, y sin duda nos va a ser más fácil pedirlo si

antes supimos darlo.

5) Casi como en el teatro

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Este es un juego para cuando ya hay un poco más de experiencia en leer. Por otra

parte no es, como las anteriores propuestas, para leer a primera vista, sino para llevarse a la

casa y preparar. Vamos dividir la lectura teniendo en cuenta la existencia de personajes y

voz narradora. Esto es mucho más fácil cuando hay diálogos, como en Los cinco horribles,

de Wolf Erlbruch, por ejemplo (vamos a aclarar que tomamos a éste libro sólo como un

ejemplo, entre tantos posibles). Al elegir un material para leer en voz alta, lo primero que

deberá hacer el maestro es ver si hay diálogos, cuántos personajes intervienen, los

personajes principales, si aparece alguno secundario, si hay una voz narradora. Veamos en

nuestro ejemplo. Ahí hay cinco personajes principales (los vamos a presentar por orden de

aparición, como en el teatro): el sapo, la rata, la araña, el murciélago y la hiena. Hay un

personaje secundario, que es un viejo conejo que sólo hace una pregunta hacia el final del

texto. También hay una voz narradora, que es la que nos va contando qué pasa, en dónde

están, y quién es el que habla.

Ya sabiendo eso, el maestro les dice a los niños de su salón la cantidad de niños que

necesita. O bien puede escribirlo en un papel, para crear más expectativa.

¡PUESTOS VACANTES PARA LA PRÓXIMA LECTURA!

Los cinco horribles, de Wolf Erlbruch

5 personajes principales

1 personaje secundario (habla muy poco... pero es conejo)

1 voz narradora

Una vez que tenemos a los que van a leer, se repartirán los papeles. El maestro dice,

o los niños eligen quién leerá la parte de la hiena (y sólo esa), quién la parte de la rata,

quién leerá todas las veces en que interviene la voz narradora, y así siguiendo. Puede que

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los niños pasen al frente o bien que lo hagan desde su mismo lugar. En el primer caso se

parece más a una representación teatral, pero eso hará que los niños se sientan más

expuestos frente al resto del grupo. De la otra manera, cada uno en su lugar, no se parece

tanto al teatro, pero cada uno está cómodo donde siempre, y las voces nos llegarán desde

distintos lugares del salón, lo cual también es lindo.

Un nota de cuidado: como no siempre es fácil ver qué personaje habla, hasta que el

autor nos lo aclara, este juego no es bueno para hacer lectura a primera vista, a menos que

los niños ya tengan una buena práctica en leer. Es preferible que se arme el grupo, la

Compañía de lectura en voz alta, lo preparen en su casa, viendo cada uno cuándo le toca

leer, lo ensayen, y luego lo lean para el resto del grupo.

Sugerencia:Esto mismo se puede hacer de dos maneras. Una es leyendo en voz alta, simple yg

llanamente. La otra, dramatizando, actuando el papel que nos haya tocado leer: si grita,

gritar; si está llorando, llorando; y así.

6) Una persona lo lee en voz alta para todo el grupo

Hemos llegado al punto por el que quizás otras veces empezamos: pedirle a alguien

que lea en voz alta. Sin embargo, hemos llegado después de dar muchas vueltas (no es lo

mismo ver nuestra casa si nunca salimos del pueblo, a verla después de haber viajado). Y

llegados a este punto me veo en el compromiso de revelar el que para mí es el único y más

importante secreto de la lectura en voz alta (espero que estén preparados): no existe algo así

como leer bien, en voz alta. Creo que es algo que ya había dicho, entonces, aquí me

encantaría terminar mi parte, sería un buen golpe de efecto, pero me temo que mejor lo

explico. Es que no hay una sola manera de leer bien en voz alta, sino muchas. Hay muchas

maneras de leer bien en voz alta, pero no hay, no existe, una sola manera de hacerlo bien.

No existe algo así como un modelo del cual los que leen bien, están más cerca, y los que

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leen mal, están más lejos. Y tal vez todo nuestro trabajo consista en exactamente eso: llevar

al grupo a que entienda que cada uno tiene su manera particular, única, de leer en voz alta.

Y que nadie debe ser juzgado por eso; así como no debemos ser juzgados por nuestra piel,

nuestro cuerpo, o porque nos guste un equipo de fútbol en lugar de otro. ¿Qué pasa con los

que leen con dificultades, muy lentamente o con un ritmo demasiado entrecortado? A ellos,

sin duda, se les va a hacer más fácil leer en un ambiente en el que nadie les hace burlas. Lo

voy a decir de otra manera, con el ejemplo del fútbol, ya ven que a mí me gusta siempre

decirlo de otra manera. No se trata de que no haya campeonatos de fútbol, nacionales,

mundiales; tampoco se trata de que no haya jugadores estrellas. No, no se trata de eso, de lo

que estamos hablando acá, es de que todos, todos, tenemos derecho de jugar al fútbol.

Hombres, mujeres, buenos jugadores, malos jugadores. Después se verá cómo se arman los

equipos si hay que ir a un campeonato, eso es otra cosa. Pero jugar por jugar, por amor al

juego, por placer de patear la pelota y correr y meter un gol (o atajar uno); a eso tenemos

derecho todos. Igual que a leer en voz alta. Todos tenemos algo para decirle a los demás, y

también algo para leerle a los demás. Algo que los demás deben escuchar de nuestra boca.

O sea que, para terminar, podemos decir que con el ejemplo del coro y el del fútbol,

lo que quisimos expresar es, una vez más, aquello que tan bien dijo Gianni Rodari: que hay

que desarrollar la creatividad no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea

esclavo.

No queda mucho más por decir. Que el que le guste leer en voz alta tome el libro y

lo haga. Sin pena y con alegría.

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