Álvaro M. Valenzuela Fuenzalida Gabriela Mistral

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Elqui y México, Patrias Pedagógicas de Gabriela Mistral Álvaro M. Valenzuela Fuenzalida

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© Álvaro M. Valenzuela Fuenzalida, 2009Elqui y México, Patrias Pedagógicas de GABRIELA MISTRAL

La publicación de esta obra contó con el apoyo del Fondo Nacional del Libro 2008.

ISBN: 978-956-17-0438-1Inscripción Nº 178.708

Derechos ReservadosTirada de 1.000 ejemplares

Ediciones Universitarias de ValparaísoPontificia Universidad Católica de ValparaísoDoce de Febrero 187 - Casilla Postal 1415 - Valparaíso - ChileFono (32) 227 30 86 - Fax (32) 227 34 29E-mail: [email protected]

Diseño Gráfico: Guido Olivares S.Asistente de Diseño: Mauricio Guerra P.Asistente de Diagramación: Alejandra Larraín R.Corrección de Pruebas: Osvaldo Oliva P.Editor: Fernando Vergara B.

Imprenta Libra

HECHO EN CHILE

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DEDICATORIA

A mi madre Elsa Fuenzalida Kirkwood, que amaba la poesía.A mi esposa María Isabel y a mis hijos Matías y Claudia, con especial amor.A mi nieta Lucía Trinidad, para que ella y su generación, conozcan la obra literaria de Gabriela Mistral.

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EPÍGRAFE

“Tuve ese surco de surcos, mi Elqui patrio, más conocido para mi que mis versos o el mapa de mis manos, y me lo tuve por rebose de unos sentidos certeros y alertísimos”. Gabriela Mistral. Carta a Alfonso Reyes, 1956. ANTOLOGÍA MAYOR.Tomo III, pág. 588.

Gracias México, por el regalo que me hizo de su niñez blanca; gracias por las aldeas indias donde viví segura y contenta, gracias al hospedaje, no mercenario, de las austeras casas coloniales donde fui recibida como hija; gracias a la luz de la meseta que me dio salud y dicha; a las huertas de Michoacán y de Oaxaca, por sus frutos cuya dulzura va todavía en mi garganta; gracias al paisaje, línea por línea, y al cielo que, como en un cuento oriental, pudiera IIamarse <siete suavidades>”. Gabriela Mistral. “En la otra orilla. A bordo del Patria”. Mayo 1924.RECADOS, Torno II, pág. 15.

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Principales fuentes secundarias, Antologías y Recopilaciones:1. Roque Esteban Scarpa. Editorial Andrés Bello, (I) Gabriela Mistral, MAGISTERIO Y NIÑO, 1979; (II)

Gabriela Mistral, Grandeza de los Oficios, 1979; (III) Gabriela piensa en 1978; (IV) Gabriela anda por el mundo, 1978.

2. Alfonso Calderón, Gabriela Mistral, Croquis Mexicanos. Editorial Nascimento, 1979. Sigla CRO-QUIS.

3. Luis Vargas Saavedra, Recados para hoy y para mañana . Editorial Sudamericana, Tomos I y II, 1999. Sigla RECADOS.

4. Boletines de la Secretaría de Educación Pública de México, conocidos directamente por nosotros en reciente visita a su Archivo Histórico Nacional. Noviembre de 2000. Sigla SEP.

5. Otras referencias provienen de la Antología Mayor de Gabriela Mistral, editada en Santiago de Chile en 1992. Ed. Cochrane S.A. Trabajo de varios escritores, entre ellos, Luis Vargas Saavedra. Citada con la sigla ANTOLOGÍA MAYOR.

SIGLAS UTILIzADAS

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Presentación ................................................................................................................................... 11Capítulo 1. Elqui y México, dos polos de la vida y obra de Gabriela Mistral ................................... 17Capítulo 2. Gabriela Mistral y la Reforma Educacional de José Vasconcelos ................................ 33Capítulo 3. Gabriela Mistral y la Escuela Nueva. Sus ideas sobre experimentación en el ámbito pedagógico ......................................... 61Capítulo 4. Gabriela Mistral y el Liceo Experimental que lleva su nombre ...................................... 109Capítulo 5. La Gracia en la pedagogía de Gabriela Mistral ............................................................. 123Capítulo 6. La Vocación Vertical. El legado pedagógico de Gabriela Mistral para la alfabetización .................................................................................................... 141Capítulo 7. Gabriela Mistral y el Centenario del Nacimiento de José Martí Aporte académico al reencuentro de dos países hermanos ......................................... 171Capítulo 8. Presencia de la Institución de Libre Enseñanza en las ideas pedagógicas de Gabriela Mistral. Una nueva pista para comprender sus ideas ................................................................ 185AnexosAnexo Nº 1. Cartas inéditas de Gabriela Mistral a Gilda Péndola G. ................................................ 201Anexo Nº 2. Conferencia al entregar Mensaje de la Federación de Estudiantes de Chile ............... 205Anexo Nº 3. Producción Literaria durante el período mexicano (1922-1924) ................................... 211Anexo Nº 4. Recuerdo de Palma Guillén .......................................................................................... 215Anexo Nº 5. Carta a Eduardo Barrios, 1923 ...................................................................................... 218Iconografía de Gabriela Mistral ..................................................................................................... 225Bibliografía ...................................................................................................................................... 233Índice de Nombres ......................................................................................................................... 239Índice Temático .............................................................................................................................. 243

ÍNDICE GENERAL

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PRESENTACIÓN

Nuestra compatriota, Lucila Godoy Alcayaga, sigue siendo una cantera inagotable de nobles materiales que sirven de sustento a la vida cultural y, por ende, espiritual de los que a ella se acercan. Han transcurrido más de cincuenta años de su muerte (10 enero 1957), pero su recuerdo está cada vez más presente en quienes estudian las diversas facetas de su pensamiento.

El motivo de tanto trabajo intelectual sobre su obra, puede encontrarse en el mismo hecho de que su producción literaria no incluyó obras sistemáticas en que expusiera ordenadamente su pen-samiento. Con excepción de sus libros de poemas, los que corrigió y pulió hasta el último momento, sus ideas sobre educación, política, arte, indigenismo, americanismo, lectura y otras, han llegado hasta nosotros en breves textos destinados, o bien, a ser publicados en periódicos, revistas, o bien, en cartas a personas que constituían su gente como ella decía, y que pertenecían a los más diversos estratos sociales, geográficos y culturales, – las que casi siempre fueron escritas con la seguridad del secreto y la privacidad. Esta realidad literaria, si bien tuvo el gran mérito de la espontaneidad y la fidelidad a su yo más hondo, tuvo, sin duda, como contrapartida, la carencia de un desarrollo ordenado y sistemático. De allí, el amplio margen a la interpretación y a la búsqueda de pistas que ofrece su obra.

Frente a un personaje y a una obra de este tipo, es normal que surjan variadas hipótesis sobre sus ideas madres, sus intuiciones fundamentales y sobre el desarrollo que ellas tuvieron a lo largo de su vida. La validez de estas hipótesis queda al juicio de los estudiosos, pero a la hora de la verdad,

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es preciso reconocer que no hay seguridad absoluta de certeza, porque en ese plano de la hondura del alma, solo hay un testigo total y seguro, Aquel, que como decía Agustín de Hipona es más “íntimo a mí que mi propia vida” – intimior intimo meo.

La dificultad se acrecienta cuando –como en el caso de la maestra de Elqui–, ha habido una concertada acción para dejar en la oscuridad ciertos aspectos de su pensamiento, difícilmente con-ciliables con las preferencias personales, partidarias o nacionales y que algunos de los intentos de interpretación han sido manifiestamente sesgados. No podemos negarlo: Gabriela fue una persona con aristas duras para referirse a muchos temas y a lo largo de su vida fue progresivamente liberándose de todo respeto humano y necesidad de halagar. Quedaron muchos heridos por el camino.

El oficio pedagógico de nuestra maestra es uno de los campos en los que existen mayores va-cíos y al mismo tiempo interpretaciones erróneas. En primer lugar ignorancia respecto de las líneas de fuerza que le dan continuidad y coherencia. Su dimensión religiosa, indudablemente, una de esas líneas, sigue siendo piedra de escándalo en un país, como Chile, de tan arraigada pedagogía positivista. Es más práctico quedarse en un superficial elogio de sus rondas y tal vez en su imagen del maestro. Pero, solo hasta allí se la acompaña.

Este libro, no pretende revertir esta actitud de nuestros connacionales, pero aspira a destacar con mayor claridad algunos aspectos de esta mujer chilena, de humilde origen campesino, maestra, embajadora, y notable escritora, como no ha habido otra en Chile.

Algunos de estos trabajos son inéditos. Uno de ellos, nuestro ensayo sobre la Gracia en Gabriela, fue presentado ante los profesores de la Escuela de Monte Grande (julio 2001), a mucha honra, antes de ser publicado en una revista especializada. A ellos especialmente, a las maestras y maestros de las escuelas rurales y campesinas –siempre amadas y respetadas por Gabriela–, pero también a los estudiantes universitarios de pedagogía, a los cuales he dedicado parte importante de mi vida, dedico este libro, con respeto y reconocimiento.

La idea de unas patrias pedagógicas en nuestra maestra –título de nuestro libro–, responde a una realidad insoslayable: toda obra surge de un humus. En el caso de Gabriela, el terruño primero fue su valle entre las montañas, pero luego se abrió a una experiencia cosmopolita sin parangón entre los chilenos, tan isleños de por vida. En esa apertura al mundo, México ocupa un lugar de privilegio, como centro de un ámbito que se extiende hacia el sur hasta Costa Rica y hacia el este hasta Cuba. Esa es la otra patria que hemos querido destacar, sin olvidar sus raíces europeas, que sin duda también le dieron un andamiaje a su alma. Antes que nosotros un intelectual chileno, mistraliano, Santiago Daydí–Tolson ya había profundizado en el tema de las patrias de Gabriela,

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dándole al término un significado más literal 1. Nuestro enfoque es analógico y más metafórico que el suyo, pero creemos, también aceptable.

Curiosamente, luego de una frustrada tentativa de establecerse en Chile en las postrimerías de su vida, Gabriela, se arraiga en los alrededores de Nueva York, no sin dar los últimos toques a un Poema de Chile que constituye el retorno simbólico a las raíces del Chile espiritual que llevaba dentro del alma. Sus tres personajes, el niño atacameño, el huemul y la mama –que es ella misma en fantasma–, son reveladores de esa alquimia espiritual en que se decanta lo esencial de la vida, lo simple, lo prístino, lo que nos acompaña hasta su final.

No obstante esa mirada postrera, ya no será la de la joven Lucila, sino la de una mujer destilada por la vida en duro lagar. Esa madurez se ha edificado, en lo pedagógico, por sus referencias a lo que hemos llamado sus patrias, Elqui y México, en este texto que entregamos como una contribución a la difusión de su obra y al encuentro de estos dos países hermanos, México y Chile.

Finalmente unas palabras sobre el contenido de este libro. Reune una serie de estudios reali-zados desde hace más de una década. Se abre con un pórtico en que están las dos columnas: Elqui y México. En este capítulo se intenta describir ese contexto y lo que significó para Gabriela Mistral. El segundo capítulo está consagrado a la relación entre la poetisa y la obra educacional de José Vasconcelos. A continuación se presentan cuatro temas relacionados con sus ideas pedagógicas: la Escuela Nueva, el Liceo Experimental Gabriela Mistral (en Chile), la Gracia en su pedagogía, y sus ideas sobre Alfabetización. Este elenco se integra con un trabajo sobre su viaje a Cuba para el Centenario del Natalicio de José Martí.

Luego, en una primera versión incluíamos un postrer trabajo que versaba enteramente sobre México y se intitulaba con una pregunta: ¿Cómo pudo ser de otro modo? Se trataba del interrogante al cual Gabriela, como nosotros, no pudo escapar, porque ella tuvo un contacto directo con las viejas culturas mesoamericanas, nueva raza mestiza y la presencia hispánica. No obstante, fue excluido en esta versión final del texto, por su referencia –solo indirecta– al tema mistraliano.

Sin embargo, hubo un aporte final a este libro. De pronto se encontraba una nueva pista, una nueva hebra que podía explicar algunas proposiciones de Gabriela Mistral: la cercanía al Movimiento de la Institución Libre de Enseñanza fundado por Francisco Giner de los Ríos, creado en 1876. Luego de leer las obras de Giner de los Ríos, de recopilar los artículos que entre 1926 y 1928, Gabriela

1 Santiago Daydí–Tolson, Las patrias de Gabriela Mistral. Revista chilena de literatura, Nº 27–28, abril–noviembre 1986, págs. 197–202.

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publicó en el Boletín de la ILE, y de sus contactos con Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, su esposa, reconocidos adherentes a ese Movimiento, decidimos incluir un nuevo trabajo: “Presencia de la Institución Libre de Enseñanza en las ideas pedagógicas de Gabriela Mistral. Una nueva pista para comprender sus ideas”. Su inclusión, en este libro, se justifica por la época en que esta relación se dio y por la notable sintonía de ideas que se hace patente.

Al momento de concluir y de volver la vista hacia atrás, recordamos con gratitud a cuatro muje-res: a Gilda Péndola, la niña de Rapallo como le decía Gabriela, que nos animó; a Alicia Villaneda, Directora del Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública de México, quien nos abrió sus puertas y distinguió con su amistad; a Ana Elizabeth Martínez Castro, Directora de la Escuela de Montegrande (Chile), que sigue la hermosa tarea de Gabriela en el lugar que ella más amó; y a la Dra. Hilda Soto Carrasco, Directora del Programa de Doctorado en Educación de la Universidad de La Serena. A ellas, muchas gracias. Va también nuestro recuerdo para el profesor Rolando Manzano, Director del Centro Mistraliano de la Universidad de La Serena, para Luis Vargas Saavedra quien nos diera valiosas pistas para este apasionante camino, y para Santiago Daydí–Tolson, amigo y compatriota que sigue cultivando el legado mistraliano desde los Estados Unidos de América2. Por último, nuestro agradecimiento al CNCA, quienes apoyaron la publicación de esta obra y a EUV, quienes materializaron este proyecto.

Nota Sobre Legado en Manos de Doris DanaHasta fines de 2007 e inicios de 2008, se sabía que Doris Dana, “Dama de compañía” de

Gabriela Mistral que la había acompañado desde 1946 y era su albacea testamentaria, poseía una apreciable cantidad de documentos de nuestra compatriota, a los que era difícil acceder. Su destino final era incierto. Tal vez quedarían en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. o en otra Universidad norteamericana. A la muerte de Doris Dana el 28 de noviembre de 2006, una acción concertada entre el Gobierno chileno, la decisión de Doris Atkinson, sobrina y albacea de Doris Dana y el trabajo de otros chilenos, entre los que cabe un papel fundamental al Dr. Luis Vargas Saavedra, y al investigador Pedro Pablo Zegers, se logró la repatriación de ese legado. El día 7 de diciembre del año 2007 llegó un conjunto de 168 cajas de documentos a la Biblioteca Nacional de Chile, tres toneladas de textos, cartas, objetos, fotografías, libros y cintas magnéticas de la Premio Nobel que incluyen cartas con

2 Santiago Daydi–Tolson, nacido en Viña del Mar, alumno del Colegio de los SS.CC de la misma ciudad, actual-mente catedrático de la Universidad de San Antonio en Texas USA. Publica una notable revista literaria electrónica: www.labrapalabra.net Su aporte a los estudios mistralianos, es inigualable.

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Doris Dana hasta cuadernos dedicados a su hijo adoptivo, Yin Yin. Parte del legado, ha iniciado una itinerancia por distintas regiones del país con el nombre “Chile, o una voluntad de ser”. Prontamen-te, según han señalado autoridades de la DIBAM, estarán disponibles en el sitio web: http://www.legadodegabrielamistral.cl

Dr. AlvAro M. vAlenzuelA FuenzAliDAViña del Mar, enero de 2009.

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Capítulo 1

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1. El Valle de Elqui1.1. Vinculación de Gabriela Mistral al Valle de Elqui

Lucila Godoy Alcayaga, más conocida –con el nombre que ella misma escogió– como Gabriela Mistral, nació en la ciudad de Vicuña el 7 de abril de 1889, una pequeña ciudad ubicada a la vera del río Elqui, en Chile. No obstante, a los cinco años fue trasladada al pueblo de Montegrande, al interior cordillerano del mismo río donde cursó sus primeros estudios. Allí se desempeñaba como maestra su hermana Emelinda, quien a la partida del padre, había ocupado un lugar preeminente en la familia. Esa estancia en Montegrande quedó en la vida de Lucila como el período más feliz de su vida.

Muchos años después, en una conferencia en Málaga, dirá: “Qué linda vida emocional tuvimos en medio de nuestras montañas salvajes, qué ojo bebedor de luces y de formas y qué oído recoge-dor de vientos y aguas sacamos de esas aldeas que trabajan el suelo amándolo cerradamente y se descansan en el paisaje con una beatitud corporal y espiritual que no conocen las ciudades letradas y endurecidas por el tráfago.”3

3 Gabriela Mistral. Breve descripción de Chile. Málaga. Santiago de Chile. Prensas de la Universidad de Chile, 1934. pág. 12.

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Alrededor de 1901, la familia se traslada a La Serena, la ciudad colonial situada a unos pocos kilómetros del mar y muy cercana a la desembocadura del río Elqui. Allí tuvo su primer encuentro con el mar, que junto a las montañas ocupa un lugar importante en su obra.

Es alrededor de 1904 cuando se inicia en el arte de la palabra escrita y envía breves textos al diario El Coquimbo de La Serena y a La Voz de Elqui de Vicuña. Su primer trabajo fue el de escri-biente en el Liceo de La Serena, donde por defender los derechos a matricularse de una niñas muy modestas fue obligada a renunciar.

Posteriormente, y siendo todavía una adolescente, se traslada a la localidad de Compañía Baja en el litoral cercano al mar, contiguo a la ciudad de La Serena. Este será su primer puesto docente. Ella lo reconocerá: “Empecé a enseñar como maestra rural a las edad de 15 años”. En 1907 se traslada a la localidad de La Cantera ubicada entre la ciudad de Coquimbo y la de La Serena. En ese momento Lucila tiene 17 años y es una joven alta de ojos verdiazules y pelo claro. Hasta este momento toda su vida ha girado y se ha afincado en los paisajes del río Elqui, dejando una huella imborrable, que la acompañará durante toda la vida.

En el año 1910 se produce un importante cambio en su vida. Gracias al impulso dado por varios amigos, postula a la Escuela Normal en Santiago y obtiene una certificación que le permitirá enseñar en la Educación Secundaria.

La impronta de los paisajes, la gente, el habla y cuentos del valle constituyen –sin duda– la columna vertebral de su poesía y de su prosa. Posteriormente se trasladará a otros lugares de Chile, desempeñando su rol de maestra y más tarde de Directora, pero su pensamiento y corazón quedarán allá, entre las montañas de su amado Elqui. Su misma prosa, afilada e incisiva, es como un eco de la dura naturaleza del valle, de sus cerros que caen verticales sobre los torrentes, de los colores, rojos y amarillos, con que se visten al atardecer y, hasta su modo de hablar de Dios tomará sus imágenes de la vida campesina: “Dios todo lo da podando”.4

En ese medio campesino, austero y con escasa tecnología agrícola y urbana, poco poblado5, se desarrolla su infancia y su adolescencia. Sus primeras contribuciones periodísticas se enviarán

4 “Sé agradecerle a mi valle tanto la dádiva como el menoscabo; al fin, Dios todo lo da podando.”RECADOS, Tomo I, pág. 21.

5 En el año 1885, cuatro años antes de su nacimiento, la ciudad de Vicuña tenía 9.302 habitantes y La Serena 27.905. Fuente: INE (Instituto Nacional de Estadísticas – Chile). Gabriela siempre se enorgullecerá de su origen campesino: ¿Avergonzarme, entonces, de ser una provinciana? Honra es y me honro de serlo; yo querendona de mis cerros; yo hija de mi comarca: provinciana para vivir y morir”. Y, más adelante en ese mismo texto: ”ni por

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a los diarios de la ciudad de La Serena y a lo largo de toda su vida su mente volverá una y otra vez a su amado valle.

Es a partir de esta vinculación profunda que el ensayo que Ud. lector tiene en sus manos, postula al valle de Elqui y a su río, como uno de los pilares fundamentales de la vida de la ilustre escritora.

En una de sus últimas cartas, dirigida a Alfonso Reyes y a Palmita, cuando ya todo queda atrás y se enfrenta a la majestad de la muerte, vuelve a las imágenes de su valle: Con los años nos vamos reduciendo a escombro. ¡Cuánto temía esto yo cuando era una muchachita elquina que no se cansaba de trepar los peladeros buscando flores y piedras! Y como echo de menos los ojos de gavilán con que deletreaba las briznas más lejanas y hasta el temblor del pelaje de un conejo al otro lado del Valle. Tuve ese surco de surcos, mi Elqui patrio, más conocido para mí que mis versos o el mapa de mis manos, y me lo tuve por rebose de unos sentidos certeros y alertísimos. Nada de eso vuelve queridos” 6

Pero, ¿cuántos saben dónde está el Valle del río Elqui? y ¿Cuántos lo han recorrido para saber de sus misterios? No muchos y debemos detenernos en una breve descripción, que puede ser el acicate para una visita a sus escondidos rincones.

1.2. El valle de Elqui, su lugar en Chile y en el mundo

Chile es un país único y diferente a cualquier otro por su ubicación geográfica y su forma terrestre y marítima. Ubicado entre los paralelos 17° 30’ y 56° latitud sur, tiene un largo aproximado de 4.270 kms en su parte continental a la que hay que sumar el territorio antártico. Largo y estrecho se asemeja a una cornisa de la cordillera de los Andes que mira hacia el Océano Pacífico.

El valle del río Elqui se ubica a la altura del paralelo 30°, latitud que corresponde a la de la ciudad atlántica de Porto Alegre en Brasil. Es uno de los lugares en que el país presenta una menor distancia entre la cordillera y el mar.7

Roma, ni por Londres trocara yo mi infancia en Montegrande”. Carta a Hernán Díaz Arrieta, “Alone” 1930 (circa). En RECADOS, Tomo I, pág. 20.

6 ANTOLOGÍA MAYOR, Tomo III, Cartas. pág.588.7 El río Elqui alcanza el mar después de recorrer 240 kms. Su hoya hidrográfica mide solo 9.020 kms2. En la

época de Gabriela Mistral no había ningún embalse artificial en su curso. Hoy día el Embalse Puclaro forma un gran lago artificial en su curso medio, luego de sepultar el viejo pueblo de Gualliguayca.

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Este valle es parte de la zona conocida como de los valles transversales que sigue al gran desierto de Atacama y se caracteriza por su paisaje semiárido, debido a la permanente presencia del anticiclón del Pacífico que impide la presencia de lluvias excepto esporádicamente en meses de invierno.

De modo que el mismo valle de Elqui se asemeja a un fértil oasis en medio de montañas cuya única vegetación es xerófita o de plantas suculentas –especialmente cactáceas–. Dicho de modo gráfico es como un gran tajo verde entre las mesetas y las montañas.

En el límite con Argentina está la alta Cordillera de los Andes, con cumbres sobre los 5.000 mts. (Cerro Las Tórtolas: 6.323 mts.), donde se forman sus dos principales tributarios: Guanta y Turbio por el Norte y Claro y Cochiguaz por el sur.

Todos se juntan en un punto –Rivadavia– al pie de los montes, desde donde baja con un cau-dal permanente, hacia las terrazas litorales propias de la costa y desemboca entre la ciudad de La Serena y el poblado de La Compañía Baja.8 Allí en la ribera marítima se inicia la caída del faldeo litoral hacia la gran Fosa de Chile y Perú con profundidades de más de 6.000 mts. De modo que entre las más altas cumbres y piso oceánico hay aproximadamente 12.000 mts. Montegrande, lugar de la infancia de Gabriela está situado en uno de los tributarios: el Río Claro que provienen del lado sur de la cuenca.

Desde el punto de vista del poblamiento humano, se debe decir que el valle ha sido objeto de asentamientos desde varios miles de años antes de la presencia hispánica. De tal modo, que la zona es rica en hallazgos paleontológicos de diversas culturas, en particular de la cultura diaguita y molle.9 En la cercanía de la llegada de los españoles el valle fue colonizado por los incas, que también dejaron su huella en la arqueología, el idioma y muchas costumbres que hoy perduran.

El cultivo de las tierras del valle ha sido intenso desde antiguo. El lugar es propicio para algunas frutas semi tropicales, como chirimoyas, papayas, lúcumas. Antes y, sobre todo, en la actualidad se han plantado grandes extensiones de vides que producen mostos de alta calidad y licores del tipo del pisco. El sistema tradicional de tenencia de la tierra ha sido el de la comunidad. Se trata de un sistema en que si bien hay propiedades particulares, hay bienes en común, tales como el agua para regadío y los pastos para el ganado. En materia de ganado, el valle ha visto desde antiguo la

8 “Estos valles fluviales se caracterizan por presentar, en sus cursos medio e inferior, un completo sistema de terrazas, las cuales corresponden a las superficies de sedimentación marina”. Geografía de Chile. Instituto Geo-gráfico Militar.1988. Tomo IV, Región de Coquimbo. Pág.145.

9 El Museo Arqueológico de La Serena es uno de los mejores de Chile. Su colección de cerámica diaguita es notable por sus elaboradas pinturas y diseños.

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presencia del ganado caprino, el que si bien ha provisto a la población de carne, leche y queso, ha contribuido no poco al proceso de desertificación.

No obstante lo anterior junto a la agricultura desde antiguo ha habido actividad minera en las montañas aledañas. Debe mencionarse la riqueza mineral en materia de cobre, hierro, manganeso, caolín, plata y oro.

Desde el punto de vista administrativo, en la época de Gabriela el valle de Elqui daba su nombre a la Provincia de Elqui, de la que eran comunas: La Serena y Vicuña, entre otras. Hoy día Chile está dividido en regiones y el valle del río Elqui se inserta en la IV Región de Coquimbo.

Para tener una medida de tiempos y distancias, hoy día, para llegar desde La Serena –el litoral marino– hasta Montegrande en el corazón de la montaña, se requiere de 2 horas en automóvil. El camino es excelente y casi sin excepción hay pleno sol. Esta condición del interior del valle ha hecho que en la actualidad se hayan instalado varios observatorios astronómicos en los cerros aledaños. Entre ellos El Tololo y Mamalluca. 10

Todavía hoy, luego de más de cien años del nacimiento de la ilustre poetisa, Elqui sigue siendo un lugar único, bello y mágico. Se puede vivir allí una ruralidad pacífica ausente de las urbes moder-nas. En Montegrande se halla el mausoleo que guarda los restos de Gabriela y un museo de sitio con algunos de sus franciscanos objetos que usó. Ella que fue pobre de espíritu y de vida, adoptó la fraternidad franciscana y legó a esa Orden algunos de sus premios y los derechos de la venta de sus obras, para ser destinadas a los niños de Montegrande.

Hasta aquí con el primer polo o pilar de su vida. Pero, queda por justificar, el segundo pilar de este portal: México. ¿Qué punto de contacto puede haber entre un gran país y un estrecho valle? En materia geográfica, poco, pero no así en la vida de una persona. Vayamos, pues, a su historia personal.

10 La distancia aproximada entre Santiago de Chile y La Serena es de 450 kms. y puede cubrirse en unas cinco horas en automóvil.

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2. México, cuna de cultura2.1. México en la vida de Gabriela Mistral

Entre el año 1907 (que comienza su actividad como maestra) y el año 1921, luego de pasar por varias ciudades Lucila Godoy cosecha grandes triunfos en su poesía, pero amargas desilusiones en su vida profesional. Los lugares de su desempeño: Traiguén, Antofagasta, Los Andes (1912–1918), Punta Arenas, Temuco, Santiago (1920) –donde ocupará el cargo de Directora del Liceo N° 6 de Niñas–, cada uno serán teatro de rivalidades y mezquindades que minarán su salud y su voluntad.

No obstante en 1914 tendrá un gran reconocimiento. En efecto, ella envió su poema Sonetos de la muerte, a Los Juegos Florales del Teatro de Santiago, obteniendo el Primer Premio. Su timidez y escaso trato social, le impidieron subir al escenario a leer sus versos, cosa que hizo su amigo y poeta, Víctor Domingo Silva.

Es, en este momento en que Lucila Godoy, que ya está usando el pseudónimo de Gabriela Mistral comienza a vincularse epistolarmente con la intelectualidad latinoamericana, entre ellos con los mexicanos Amado Nervo, Enrique González Martínez y José Vasconcelos. Más allá de este círculo, está leyendo ávidamente toda la literatura universal, destacándose entre ellos a los españoles de la Generación del 98, al gran Shakespeare –que preferirá a Cervantes– Dostoievski, Tagore, a quien conocerá bien en su época de oscuridad, etc.

Hasta que en el año 1922, el Secretario de Educación del gobierno de México, José de Vascon-celos, le formula una invitación para ir a México y asistirlo en su Reforma Educacional.

La partida para México, su llegada y su trabajo allí son parte de este libro y su éxito es el fun-damento para sostener que esta estancia marcó de por vida a la escritora que más tarde ganaría el Premio Nobel de Literatura.

Deja Chile a bordo del Aconcagua en Junio de 1922, con destino a Veracruz, con escala en La Habana. Tanto en Cuba como en Veracruz y luego en Ciudad de México, el recibimiento será multitudinario y muy gratificante para ella.

Recibida por José Vasconcelos y con el ánimo de legalizar administrativamente su estancia, se la contrata en calidad de Comisionada para la redacción de Libros de Lectura infantil, dependiente del Departamento Editorial de esta Secretaría, es decir, de la Secretaría de Educación Pública de México.11 No obstante, este primer cometido iba a ser superado con creces en el lapso de los próxi-

11 En Oficio –N° 23555– de la misma Secretaría se consigna que el contrato, fecha 26 de julio 1922, se ex-

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mos años y sólo terminaría con la caída de Vasconcelos, como resultado del cambio de Gobierno, en que el Presidente Álvaro Obregón le dejaría su cargo en manos de Plutarco Elías Calles elegido el 30 de noviembre de 1924.

Intentaremos describir lo que significó esta primera estancia de Gabriela en México, ya que sin duda hubo otras a lo largo de su vida, en su dimensión modeladora de su personalidad, estilo literario y sobre todo en sus ideas pedagógicas.

2.2. Paisaje y clima humanoPara una mujer habituada a los paisajes extremos de su valle, del sur lluvioso y de la estepa

patagónica, el paisaje de México –particularmente de la meseta de Anahuac en que está situada la Ciudad de México–, produce una fuerte impresión que no deja de aparecer en su prosa una y otra vez: Este paisaje del valle de México es cosa tan nueva para mis ojos que me desconcierta, aunque el desconcierto está lleno de maravillamiento. Yo he vivido muchos años en paisajes de montañas; pero de montañas agrias, en ese que yo he llamado paisaje hebreo por la terquedad y la grandeza hosca. También aquí me ciñe un abrazo de montes; pero ¡qué diversos! 12

De ese paisaje, no deja de notar el cielo mexicano, sus azules y grises, contra los volcanes y el verde de las laderas. Su clima benigno, la lleva a ponderar –de acuerdo a la Escuela Nueva– la posibilidad de salir del aula edificada y llevar a los niños al campo a cielo abierto, “a sacar a los alumnos al Parque, y cambiar el aula techada, por esta aula de Dios que es su cielo mexicano, siempre azul, bajo el cual la lección es más verdad y más belleza, donde la ausencia de la clásica tarima hace al maestro sencillo y espontáneo y la proximidad a la tierra le da vergüenza de gastar diez horas enseñando análisis gramatical”.13

Enamoramiento de un paisaje y de una atmósfera, que después de muchos años renueva en ella el deseo de vivir: “¡Mi México! El único que está en el corazón; mis indios de palabra sobria y donosa; mis niños de largo ojo oscuro que me corregían la pronunciación de una palabra azteca; mis mujeres

tenderá desde el 1° del actual hasta el 31 de diciembre. Como en todos los documentos oficiales de la época, al final, y con mayúsculas, se lee: SUFRAGIO EFECTIVO Y NO REELECCION. Fuente: SEP, Archivo Histórico y Reprografía, México.

12 Gabriela Mistral, Paisaje mexicano. CROQUIS. Pág. 7. (s/f)13 Ibidem, pág. 43. Cómo se ha hecho una Escuela–Granja en México, México, diciembre 1922.

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de piel dorada y habla dulcísimo ; ¡qué decoración antigua contra la mole blanca del Popocatépetl, la de su vieja danza española, bailada con el cuerpo de la reina Xochilt”.14

Es sin duda muy difícil condensar en una síntesis el paisaje de un país con tantos ambientes geográficos diferentes como México. Pero, cualquiera que haya tenido la suerte de visitarlo podrá reconocer lo siguiente: su gente es amable y abierta. Los mexicanos son acogedores y su actitud vital es lo más opuesto a la codicia. El paisaje es colorido y sobre todo florido. En Ciudad de México abundan las flores. Su clima es suave y variado. Su herencia racial y cultural es impresionante. Algo de todo esto impresionó hondamente a Gabriela con una huella que llevaría de por vida. Todo ello removió las bases de supertonalidad, que en un sentido era el polo opuesto: “yo era una mujer de australidad fría, lenta y opaca” 15.

Pero, sobre todo fue el ambiente humano que la acogió, el que le sanó el alma. Parte muy impor-tante de ese ambiente fue el drástico cambio desde un sistema escolar en que debía ceñir su tiempo a golpes de la campana escolar, a una vida como experta en educación, que le permitía organizar su tiempo y dedicarse a lo que más le gustaba: escribir, observar, conversar, dar conferencias y unirse a equipos docentes multidisciplinarios. Recién llegada le escribía a su amigo Alone: “Por primera vez en dieciocho años yo sé que puedo trabajar en paz, sin el toque de campañilla de cada hora, sin la angustia económica que me turba la vida permanentemente. Alabé a Dios y bendije con todo mi corazón a esta tierra ajena que me da semejante paz”.16

¿Qué ciudades y cuáles pueblos mexicanos conoció personalmente Gabriela Mistral? Esta es una pregunta de difícil respuesta, ya que ella nunca se dio el tiempo de poner por escrito semejante itinerario. Por otra parte, aun en varias visitas y teniendo en cuenta los medios de comunicación de la época, y lo extenso del país, era imposible cubrir muchas localidades. En todo caso es posible reconocer algunos lugares expresamente mencionados por ella, como hitos de sus viajes.

Se podría decir que el principal eje de su peregrinación se halla entre las ciudades de Veracruz –fundada por Hernán Cortés – y la Ciudad de México que ella muchas veces menciona, simplemen-te, como México. Cerca de este eje, se encuentra el pueblo de Jalapa y un poco más al norte el de Zacapoaxtla, donde ella tuviera una de sus principales experiencias como misionera.

14 Ibidem pág. 120. La Reforma educacional en México, Santiago, Marzo 1925.15 Gabriela Mistral, Recado sobre Michoacán.(Julio 1944). En Gabriela anda por el mundo, recopilación de

Roque Esteban Scarpa, Ed. Andrés Bello, 1978, pág. 112.16 Gabriela Mistral (s/f) . CROQUIS, Prólogo, pág. 5.

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A continuación ella hace una fina descripción de la Catedral de Puebla, lo cual indica que visitó detenidamente la ciudad. Otros muchos lugares aparecen en su pluma, no siendo fácil distinguir si se trata de Estados o de ciudades, como es el caso de Michoacán, Oaxaca y Morelos. Diferente es la situación de algunos lugares muy bien determinados como las Grutas de Cacochuamilpa que le produjeron honda impresión.

Muy vinculado a este paisaje, está la artesanía que en México sobrepasa a las de todos los otros países del hemisferio por su calidad, variedad y colorida expresión. A este conjunto pertenece el texto Las Jícaras de Uruapán.

2.3. Descubrimiento de nuevas formas de escolarización

Gabriela Mistral, maestra invitada a preparar libros infantiles y a dar conferencias, pronto des-cubre que tiene mucho que aprender ella misma. A grandes rasgos lo novedoso que integra a su propia visión es lo siguiente:

Una escolaridad que conjuga el trabajo manual con el intelectual y que da cabida en la escuela al artesano. En particular le fascina la experiencia de una Escuela Granja en que los métodos activos de enseñanza son cosa viva.

Un esfuerzo público por llevar el sistema escolar a los lugares más apartados en lo que Vasconce-los llamará misiones. Estos equipos multidisciplinarios de maestros, médicos, artesanos, constructores y otros profesionales, “Son pues, las misiones de una hermosa heterogeneidad: la Directora, una enfermera, tres maestros primarios, cuatro carpinteros, algunos albañiles, un agrónomo, una modista, una profesora de economía doméstica, el especialista de una pequeña industria”.17

Viajaban a apartadas comunidades rurales –predominantemente indígenas– y asentaban durante varias semanas hasta dejar levantadas escuelas, juegos infantiles, postas, etc. Su modelo era el de las misiones franciscanas de la época de la Colonia, no muy diferente de las que en Chile tuvimos hasta hace poco.18

El movimiento era intenso: “Salían del Ministerio de Educación diariamente camiones cargados de herramientas y de libros. Se abrían escuelas donde nunca existieron y lado a lado con ellas se

17 Gabriela Mistral, La reforma Educacional de México. 1925. CROQUIS pág.117.18 Las misiones se llamaron: Misiones Federales de Educación. La primera se efectuó en octubre de 1923 y se

llevó a cabo en Zacualtipán, Hidalgo.

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hacía una biblioteca de tipo campesino”. El elogio de Gabriela es espontáneo: “No he visto pueblo más respondedor a una voluntad prócer de cultura y tampoco he conocido un movimiento pedagógico de entraña más popular”.19

Gabriela Mistral formó parte de esas misiones. En particular se refirió a la Misión en Zacapoaxt-la, en la Sierra Oriental (20° Norte) cerca del Golfo de México, en la que ella tuvo parte activa.20 Lo interesante es que la misma Secretaría de Educación, en su serie, Mejores N° 12 (1990), publicó una ficha sobre esta misión en la que se detallan aspectos sociales y culturales, de los dieciocho pueblos que configuran el universo al cual llega esa misión.21

Gabriela tiene conciencia de que se está haciendo algo nuevo y grande: “Es la segunda fundación de México; se vuelve a vivir un tiempo épico y los que tienen la conciencia del momento trabajan como los héroes civilizadores de la mitología; como Hércules y como Eneas. La pulsación más vigorosa del Continente en esta hora es la de México. La ha escuchado ese gran atento de nuestra época que es Romain Rolland”.22

Se trata, pues, de una nueva forma de escolarizar en la que la acción educativa se inserta en una red más amplia de agentes, que no son necesariamente profesionales de la educación. Y, Ga-briela siente que para esa forma las Escuelas Normales no preparan y que allí está la simiente de una poderosa reforma. Y, se trata sobre todo de invertir el acento en el esfuerzo educacional. Ya no la urbe, sino el campo y los más alejados de las redes de apoyo. Como ella dice se está haciendo una civilización rural.

En tercer lugar se refuerza en ella la idea de que sin énfasis en la autoeducación, no hay pro-greso educacional posible. Aprender por el gozo mismo de abrirse a otros mundos intelectuales. En esa tarea, ella, mujer sola, tiene a Robinson como metáfora y recuerda: la isla de Robinson Crusoe que fue mi autodidactismo allá en el valle de Elqui cordillerano, pero esa, hoy día, hay que buscarla con una candela. Sobran las ayudas… y con eso desvirtúan ese gozo natural del esfuerzo personal por saber. 23 Parte de ese esfuerzo es poner en manos de los estudiantes, de todas las edades, las obras cumbres de la literatura universal. Y, eso, precisamente, es lo que está haciendo José Vas-

19 Gabriela Mistral. Lecturas campesinas. 1933. En RECADOS, Tomo II, págs. 93 y 94.20 Ella conserva un nítido recuerdo de sus lecturas al pueblo rural en la aldea de Zacapoaxtla. En Lecturas

campesinas (1933), RECADOS, Tomo II, pág. 91.21 SEP. Archivo Histórico de la Secretaría ISSN 0187–7178.22 Gabriela Mistral. La reforma educacional de México, marzo 1925. En CROQUIS, pág. 123.23 Gabriela Mistral, Sobre el autodidactismo,1944. En RECADOS,Tomo II, pág. 139.

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concelos. En un esfuerzo sin parangón en nuestra América, publica y distribuye la literatura clásica de todos los tiempos.

Se podría decir, pues, que esta experiencia mexicana refuerza la posición general desescola-rizadora de Gabriela, colocando el pilar de la formación en un ámbito social que rebasa la escuela –bastión cerrado– y vinculándola con la fuente de todo aprendizaje, que es el despertar del deseo de aprender. Por otra parte, se afirma en ella el rol fundamental de la madre en la educación de los hijos y su derecho inalienable de intervenir en el ámbito escolar, incluso corrigiendo a la maestra. Todavía en México (1923) dice: “Tenéis derecho, madres, a sentaros entre las maestras y a discutir con ellas la educación de vuestros hijos y a decirles sus errores, hasta que sean enmendados”.24

Parte importante de esta red educadora serán las bibliotecas disponibles y cercanas. Todos los bibliotecarios deberían leer sus consejos centrados en la principal destreza de un bibliotecario, que no es, sin duda la de clasificar libros, sino de crear un convivio 25 entre los estudiantes y los libros. Es decir, un asunto de clima, de ambiente. Dicho esto queda claro que el Bibliotecario debe ser un educador, y tal vez, más que eso un Relacionador Público.

2.4. Apertura de Gabriela Mistral al mundo indígena

Ella misma, que alternativamente se sintió judía, vasca e india, descubre en México una reali-dad indígena diferente de la que había conocido en Chile. Por de pronto, en el valle de Elqui, en la actualidad, no hay étnias indígenas puras, ya que el mestizaje se consolidó muy pronto desde tiem-pos de la Colonia. Sin embargo, había conocido a mapuches en Temuco y probablemente algunos descendientes de etnias patagónicas en Punta Arenas. Pero, México es otra cosa.26

México es la plenitud de una población original con escaso mestizaje y enorme orgullo de su raza y de sus tradiciones prehispánicas. Al respecto no hay que olvidar que había mucha población y que tenían ciudades de gran envergadura. 27 Se produce en ella, por lo tanto, un interés nuevo y

24 Gabriela Mistral, A la mujer Mexicana. enero 1923. Lectura en el Congreso Mexicano del Niño. En CRO-QUIS, pág. 25. Ver también, La madre. Obra maestra. (sin fecha). En ANTOLOGÍA MAYOR, Tomo II, Prosa, 1992. pág. 269.

25 Convivio es un neologismo mistraliano, tomado del latín convivium aplicado fundamentalmente a la comunión de quienes comparten el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía. De suyo, representa un concepto que sintetiza su visión de la relación educadora. Hay un nutrirse de todos, una comunión alrededor de lo bueno y lo bello.

26 En México además del español se hablan 53 lenguas indígenas, entre ellas el náhuatl, maya, zapoteco, mixteco, otomí, totoneco, mazateco y mazahua.

27 Bernal Díaz del Castillo, en su Verdadera historia de la Conquista de México, relata que los conquistadores

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profundo por estos pueblos sobre cuyas raíces se edifica el mundo contemporáneo. Y, desde ese momento se hará portavoz de esos ámbitos culturales y de sus derechos a mantener su cultura, idioma y características propias. Ella siente que en México, su dignificación del indio es Evangelio dictado para el continente.28 En este aspecto, sin duda que constituye una Adelantada. Habrían de pasar muchos años para que en ámbitos internacionales apareciera una preocupación semejante.

De este modo, no es raro encontrar en los escritos de esta época numerosas descripciones de la cultura azteca y maya, así como de otras étnias de la región, de su artesanía, sus frutos y de sus comidas: El tipo del indio americano (1932), Silueta de la india mexicana (1923, circa), Las jícaras de Uruapan (1923), Plantas mexicanas: el Maguey, (1922); A la mujer mexicana, (1923); Recado sobre Quetzalcoatl (1936); Recado sobre los Tlalocs, (1936).

2.5. Su vinculación con la intelectualidad mexicana

El mundo intelectual de Gabriela ya era amplio al llegar a tierra azteca, pero ese país le permite un gran salto adelante, no sólo por los intelectuales que allí encontró, sino por las figuras del pasado que ella conoció allí. Entre todos, el gran amigo e interlocutor de Gabriela es Alfonso Reyes, que será su par epistolar durante años. José Vasconcelos estará muy presente tanto en su época de gloria, como cuando caiga en desgracia y la misma Gabriela tenga que enviar cartas pidiendo ayuda a quien la había llevado a México. Se conservan varias cartas que ella le envió. Lo anterior no podría completarse sin la mención de Palma Guillén, la joven profesora pedagoga designada por Vasconcelos para guiarla y acompañarla en su primera estancia mexicana, con quien mantendría una amistad de por vida y que en cierto modo, la reconciliaron con la pedagogía profesional.

Pero, serán, sobre todo, las voces ya idas de Juana Inés de la Cruz (1651–1695), religiosa y mística de la época colonial, de Vasco de Quiroga (obispo de Michoacán, 1565) y de Amado Nervo (1870–1919), quienes cautivarán su atención y serán objeto de recados y artículos.

2.6. Maduración de los grandes temas mistralianos

Sin negar que el aporte mistraliano se haya ido gestando a lo largo de toda la vida, es manifiesto que la estancia mexicana fue el ambiente en que algunos de sus principales temas tomaron su cuerpo

españoles, al contemplar la ciudad de Tenochtitlán, reconocieron que en la Europa que ellos conocían no había ninguna ciudad de ese tamaño y esplendor.

28 Gabriela Mistral, La nueva representación de México 1925. En CROQUIS, pág. 127.

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definitivo. Entre ellos se debe mencionar el elogio del niño y de sus derechos, así como el de la madre, figura emblemática y principal como educadora. Su decidida lucha por los pueblos indígenas, tiene en este período su fortalecimiento definitivo. Por otra parte los temas del oficio y de las manualidades, así como del arte en general serán afianzados de una vez para siempre en su ideario. El México religioso, un tanto sincretista, pero profundamente católico le permitirá revisar sus opciones un tanto influenciadas por la teosofía y la acercarán definitivamente al redil franciscano.

El México de esa época predominantemente campesino, será la oportunidad y circunstancia para que ella, una y otra vez, reitere la importancia de ocuparse y preocuparse del campo y de quienes allí hacen su vida.

Llevada a México como experta en libros infantiles, Mistral fortalecerá allí su opción por la lectura y sobre todo por la buena lectura. Su libro Lecturas para mujeres (1923) tendrá enorme éxito y rápi-damente se reeditará. Libro y Biblioteca serán dos temas con más presencia en la prosa mistraliana que maestro y escuela.

La situación política del México que conoce en 1922 y los sucesos posteriores la llevarán a afinar sus ideas políticas, que la alejarán de todo sistema dictatorial de colectivismos como el que ya ella conoce en Rusia. Ella, por otra parte, anticipa el peligro de las guerras religiosas y se manifiesta resueltamente por una convivencia pacífica.

2.7. Recados y viñetas

En el plano propiamente literario, la primera estancia mexicana será pródiga en escritos que describen ambientes y situaciones de los lugares a que concurre. Esta capacidad suya se potencia en estos dos años y se proyecta a lo que será una obra en prosa de grandes proporciones. Es posible afirmar que los bellos textos que más tarde producirá sobre las ciudades europeas, tienen su origen en estas breves y sabrosas viñetas con sabor local. Es un ambiente que ella desmentirá su mismo convencimiento de su australidad fría, lenta y opaca, pues nada de eso aparece en esos textos, que denotan atención a detalles y a las más leves vibraciones y modulaciones.

2.8. Concluyendo

El cambio de gobierno en noviembre de 1924 lleva a su término la misión de Gabriela Mistral en México. No obstante, tanto en lo personal –como lo hemos indicado– como también en lo público, el balance ha sido excelente y muy favorable para ella.

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Termina su estancia con una escuela para niñas, que lleva su nombre.29 No sólo eso, hay una Biblioteca que también se llama Gabriela Mistral. Por otra parte se publica su libro Lecturas para mujeres que tendrá amplia difusión. Su elaboración es motivo de arduo trabajo. Pero, el libro se termina a tiempo, siendo una interesante antología. En su Introducción Gabriela declara su criterio de selección de los trozos –algunos de los cuales son suyos– “Tres cualidades he buscado en los trozos elegidos: primero, intención moral y a veces social; segundo, belleza; tercero, amenidad. En aquellos que son fragmentos se procuró que tuvieran cierta síntesis del asunto”.30

Gabriela Mistral deja México en mayo de 1924, a bordo del vapor Patria, con rumbo a Estados Unidos de América. Allí en Washington será objeto de un gran homenaje. A fines de ese año hace su primer viaje a Europa, desde donde regresa a Chile en 1925.

Han sido tres intensos años que la cambiarán para siempre. Sin duda que en lo que le queda de vida, habrá muchas experiencias nuevas, pero las raíces firmes de México y de Elqui siempre estarán presentes.

Volverá a México varias veces. Pero, ya no será la misma cosa. Ya no habrá la frescura de la primera visita. En el año 1950, en Ciudad de México hará un recuento de lo que vivió 27 años antes. Incluso se pensó regalarle una propiedad agrícola, unas hectáreas costeñas, pero el proyecto no prosperó por ser ella extranjera.

Lo anterior, no quiere insinuar que –como ya lo hemos advertido– Gabriela no sea una mujer que hizo de la cultura universal su propio mundo. De ninguna manera. Su poesía y su prosa se nutren de las viejas culturas del Mediterráneo y de la sabia bíblica, pero sus puntos de partida están allá en el estrecho valle de Elqui y en la meseta del Anahuac.

29 La escuela con una matrícula de 1200 alumnas, entregaba una formación-técnico profesional, del orden de corte y confección, economía doméstica, trabajo con metal y otras especialidades. Estaba situada en la Calle Sadi Carnot. Una consulta realizada en el mes de noviembre de 2000 llevó a la conclusión de que en la actualidad ya no existe en Ciudad de México una escuela con el nombre de nuestra poetisa. Esta inauguración está bien documentada en el Archivo Histórico y Reprografía de la Secretaría de Educación. Ver Expediente Personal de Gabriela Mistral, 1922.

30 Gabriela Mistral, Lecturas para Mujeres. Introducción. junio 1923. En MAGISTERIO Y NIÑO, pág. 110.