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    Ese otro Ortiz: Juan L. en revista Claridad

    por Agustn Alzari

    (Universidad Nacional de Rosario - CONICET)

    RESUMEN

    Publicados en el n 205 de la revista Claridad, de abril de 1930 hecho hasta hoy desconocido, los

    tres poemas hallados sirven como punto de partida para una novedosa lectura de la produccin potica

    de Ortiz, entendida como una intervencin consciente en el campo artstico de las izquierdas argentinas

    en las dcadas del 30 y del 40. Como un arco que tensa la dcada, una crtica a su cuarto libro

    aparecida en 1941 en la misma revista, deja asentada la suspicacias que despierta la elega

    combatiente, as como el lugar central del entrerriano dentro de su generacin.

    Palabras clave: Juan L. Ortiz - revista Claridad - poesa - poltica - dcada infame

    ABSTRACTPublished in number 205 of Claridadmagazine, in April 1930 an unknown fact to this day, the threefound poems serve as a starting point for a new reading of Ortizs poetic production, understood as a

    conscious intervention in the artistic field of the Argentinian lefts in the thirties and forties. Like a bow

    drawn by the decade, a criticism of his fourth book written in the same magazine in 1941 establishes the

    suspicion which the fighting elegy arouses, as well as the high standing position occupied by Ortiz

    within his generation.

    Keywords: Juan L. Ortiz - Claridadmagazine - poetry - politics - infamous decade

    1. Stalin como editor

    Recuerdo Las Brigadas de Choque de Ral Gonzlez

    Tun, poema publicado hace ms de cuarenta aos y

    que cost a Tun persecucin y exilio. Este poema

    como otros de G. T. han tenido una gran influencia en

    la poesa argentina.

    Emma Barrandeguy,Habitaciones, 2002

    Explqueme tambin cmo es eso de la A.I.A.P.E., que

    me ha interesado mucho.

    Emma Barrandeguy, carta a Csar Tiempo, 21/05/19351

    Cuando el 6 de septiembre de 1930, el general Jos Flix Uriburu avanz sobre la Casa

    de Gobierno al mando de los cadetes y oficiales del sublevado Colegio Militar derrocando a

    Hiplito Yrigoyen, algo se quebr. Algo que podemos hoy visualizar como un prolongado

    perodo de continuidad institucional que se inici en el ao 1862, pero que en lo inmediato, para

    algunos de los que vivieron el cambio, fue percibido como una edad dorada de libertad civil.

    Cuatro das ms tarde, el 10 de septiembre, la Corte Suprema de Justicia public una acordada

    que brind estatuto legal a los motineros, reconocindolos como gobierno de facto. Snchez

    Sorondo, ministro del interior, dijo ante la Cmara de Senadores: desde el 6 de septiembre

    vivimos fuera de la Constitucin, estamos en plena revolucin (Ciria 1986: 26).

    Podemos tomar dos momentos, dos experiencias cercanas a Juan L. Ortiz para ilustrar

    los profundos cambios que se producen en el campo literario argentino durante esta dcada. La

    1Archivo Cesar Tiempo de la Biblioteca Nacional, CT 30.

    Ese otro Ortiz : Juan L. en revista ClaridadALZARI AgustnOrbis Tertius - 2010, vol. 15 no. 16. ISSN 1851-7811.http://www.orbistertius.unlp.edu.ar

    Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacion

    Centro d e Estudios de Teora y Crtica Literari a

    Esta obra esta bajo licencia Creative Commons Atribucion-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina

    http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/
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    idea es que sirvan, a su vez, como introduccin de estos textos que presento, a fin de quitarles elindeseado mote de hallazgos, y ponerlos a funcionar en un sistema que con suave conviccin, afalta de algo mejor, llamo ese otro Ortiz.

    Formemos nosotros, cerca ya del Alba motinera, / las Brigadas de Choque de laPoesa, escribi en 1933 Ral Gonzlez Tun (Contra2005: 366). Los versos pertenecen alpoema Las Brigadas de Choque, publicado en el cuarto nmero de la efmera revista Contra.Tal cual lo consigna Sylvia Satta, esa revista, dirigida por el mismo poeta, trat de unir, porprimera vez, vanguardia esttica y poltica (Contra 2005: 32). El poema, como una precisamquina de ingeniera, derrumb el muro de la autonoma literaria, sembrando alarma en elcentro del poder poltico: A causa de este poema aparecido en 1933 en mi revista Contra, pasalgunos das preso en el subsuelo de Tribunales, procesado por incitar a la rebelin. Raroprivilegio: en gran parte fue ledo en la Cmara de Diputados por el conservador VidelaDorna! (Kohan 1999: 120).

    Dos aos despus, el 28 de Julio de 1935, el ncleo de intelectuales de izquierda querodea revistas como Claridad y la ya extintaContra, sumados a grupos de diversa extraccinideolgica ligados a las izquierdas del momento (PCA, PS y sectores del radicalismo,

    principalmente),realizaron una experiencia de asociacin indita en el pas. Tomando el modelodel Comit de Vigilance des intellectuels antifascistes (C.V.I.A.) de Pars, fundaron laAsociacin de intelectuales, artistas, periodistas y escritores (A.I.A.P.E.). El primer presidente yprincipal impulsor es Anbal Ponce, quien segn el relato del historiador Ricardo Pasolini,haba regresado de su tercer viaje europeo en mayo de ese mismo ao, y haba establecido allmltiples relaciones con los intelectuales antifascistas franceses, entre ellos Barbusse (2007:70). El internacionalismo, en trminos de apropiacin de debates librados principalmente enEuropa, fue una de las caractersticas centrales de la A.I.A.P.E., y el taln de Aquiles al querpidamente apuntaron sus crticos. En un sentido slo aparentemente inverso, la fisonoma dela asociacin se volc hacia el interior del pas, vinculando ciudades y provincias histricamenterelegadas en el mbito intelectual. Al ao de funcionar, la A.I.A.P.E. tena ya cerca de 2000socios y filiales en Rosario, Tandil, Paran, Corrientes, Tucumn, Tala, Crespo y Montevideo

    (Pasolini 2007: 70). Haban creado una pequea editorial tema sobre el que volveremos ycomenzado a publicar el rgano de la asociacin, la revista Unidad, que cont primero con ladireccin de Hctor Agosti, y luego, al caer ste preso, con la de Rodolfo Puiggrs.

    Para esa misma poca, el avance del nazismo en el interior de Alemania y sus funestasconsecuencias, en parte posibilitado por una ciega negativa del PC a crear un frente nico conlos socialistas, provoc un cambio radical de estrategia de la Internacional Comunista. Lasresoluciones del VII congreso, en 1935, apuntaron a fomentar alianzas, a generar un consensoamplio de colaboracin para frenar el avance del fascismo. De all que el PCA no haya dudadoen colocar a sus principales cuadros intelectuales, los nombrados R. Puiggrs y H. P. Agosti, adisposicin de la A.I.A.P.E.

    El Frente Popular es hoy por hoy la nica esperanza de derrotar al fascismo, que va

    por la huella de la muerte social, de la guerra y del hambre, es la nica fuerza quepuede oponerse con xito para la defensa de la cultura. Por eso la AIAPE apoya elFrente Popular que se est formando en la Argentina y se dispone a colaborar paraque sus compaeros los intelectuales, artistas, periodistas y escritores se unan en lalucha de masa contra el fascismo. (Unidad 1936: 15)

    Esta declaracin, que apareci en el nmero 1 de la revista Unidad, deja en claro que sibien la AIAPE no es el PCA, el partido vehiculiz a travs de aquella su nueva estrategia defrente popular en el rea de la cultura. En este acercamiento urdido, voluntario, del PCA hacialos partidos opositores al rgimen conservador, la UCR fue su pieza ms codiciada. La distanciaproverbial que separ esta apertura de la anterior estrategia de clase contra clase, no escapa aninguno de los estudiosos del proceso. El estalinismo apoya a Alvear, titula Abelardo Ramos

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    no sin irona, pero sin faltar a la verdad, su captulo sobre esta etapa de la historia del PCA2(1990: 17). Las distintas publicaciones peridicas de la A.I.A.P.E., en ese marco, fueron unaapropiada herramienta de difusin para el partido, ya que contaban con el aval y la pluma de unamplio espectro de intelectuales y escritores no necesariamente afiliados, lo cual prestigiaba yampliaba la llegada de esas nuevas preocupaciones y debates a sectores de la clase media. Perola colaboracin fue mutua, ya que el partido aport la experiencia, las redes nacionales desociabilidad y el trabajo de sus mejores cuadros para difundir a toda una nueva camada deescritores, intelectuales y artistas, a los cuales, por otro lado, no presion ni esttica niideolgicamente en ningn sentido. Entre ellos, en un lugar destacado, aparece la figura de JuanL. Ortiz.

    Su obra, principalmente los poemas polticos de las dcadas del 1930-1940 presentados como testimonios de los conflictos de la poca, fue publicada en los rganos dela AIAPE (Nueva Gaceta, Unidad); se le pag por la escritura de relatos en prosa (NuevaGaceta, Columna); se le encargaron traducciones (Editorial Futuro), form parte de comitseditoriales (Nueva Gaceta, segunda poca); exgetas escribieron recepciones favorables a cadauno de sus libros y finalmente, cosa que da la pauta de su lugar en esta nueva generacin, se le

    edit, bajo el sello de la asociacin, su cuarto libro de poesa,La rama hacia el este.Caen de la mano de la realidad histrica, los prejuicios y las arbitrariedades que indicanque todo lo que ha hecho el partido comunista argentino en materia cultural ha sido difundir lasms groseras manifestaciones del realismo socialista. La figura de Agosti, pieza clave en esteproceso, alcanzara por s sola para negarlo. Pero hemos incluso de enfrentarnos con laembarazosa y persistente presencia de Juan L. Ortiz, para desbaratar del todo el lugar comn yalentar la incertidumbre. Cmo una poesa hecha fuera de la metrpolis, sin peones rurales, niobreros de los frigorficos entrerrianos, pudo haber sido poesa poltica para el PCA? Cmo unpoeta que ha trascendido por la sutileza y el alto grado de elaboracin de su poesa fue al mismotiempo considerado, por toda una generacin, un poeta social comunista? Cmo se entiendeque nada de esto acompae la lectura actual de su obra, ni conforme al Juan L. Ortiz queconocemos, al que estamos acostumbrados?

    2. La internacional entrerrianaJuan L. Ortiz, Amaro Villanueva, Emma Barrandeguy, Salvadora Medina Onrubia, Juan

    Jos Manauta. Todos nacidos en Gualeguay antes de 1920, todos escritores de izquierda.Quitndole este ltimo atributo, aunque siempre estuvo dispuesto a dar una mano a sus amigoscomprometidos, sumo a Carlos Mastronardi. Estos escritores gualeyos, cuya sociabilidadnaci tempranamente en los mbitos de las bibliotecas del pueblo, en los crculos de amistad ypoltica como Amigos de la revolucin sovitica que fund Juan L. Ortiz, y cuyos lazosse extendern durante todas sus vidas, obtuvieron en algn momento, en mayor o menormedida, proyeccin nacional. La temprana labor cultural y militante de algunos de susmiembros, los llev a vincularse con los principales poetas sociales de Buenos Aires, como RalGonzlez Tun, lvaro Yunque y Csar Tiempo, a quienes invitaban a dar conferencias ypresentaciones. Recuerda la poeta y novelista Emma Barrandeguy:

    Sin descuidar la literatura misma, adherimos al grupo de Boedo que por eseentonces editaba la revista Claridad, de tendencia socialista o izquierdista. Se hacenotar, por los nombres de nuestra agrupacin3y de la revista, que nos inspirbamosen el grupo Clart, dirigido en Francia por Henri Barbusse, militante del PC. Laactividad era intensa y los contactos semanales, adonde nunca faltaba JuancitoOrtiz con su bicicleta. Tenamos relacin con la Capital gracias a un camarero del

    2Cabe recordar que Alvear vio con buenos ojos el golpe contra Yrigoyen.3

    Se refiere a la agrupacin Claridad. Segn relata Claudia Rosa, la misma estaba encabezada por JuanL. Ortiz y Emma Barrandeguy, junto a Hartkopf el librero. (Villanueva 2010: 56)

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    ferrocarril que nos visitaba peridicamente y traa material fresco y revolucionario(Xul1997: 42)

    Es llamativo que en un pueblo tan pequeo se produzca un fenmeno semejante.Polticamente hablando, el derrotero que siguieron estos poetas no resulta extrao: delradicalismo combativo de los caudillos entrerrianos a la izquierda, como tantos otros comunistasy socialistas.4Pero a nivel de estrategia literaria, es decir, de cmo lograron visibilidad sin estaren el centro, esta experiencia grupal presenta muchos matices. No profundizar, simplementeinteresa notar que la llegada de Juan L. Ortiz a la revista Claridad es consecuencia de esetrabajo grupal, de ese anhelo de trascender las barreras del pueblo para vincularse con susreferentes nacionales.

    El 14 de abril de 1930, Ortiz le escribi a Csar Tiempo desde Gualeguay:

    Amigo Tiempo:En mi poder sus atentas y bondadosas lneas que no haba contestado antes porquetena el firme propsito de mandarle algo mo y adolezco de una pereza harto

    general para pasar en limpio mis cosillas [...] Sin embargo, en este caso tengo unplacer especial. Repare Ud. en que he hecho letra tipo de imprenta. Puede hacerpublicar estas composiciones donde le guste.5

    La carta dio sus frutos de inmediato. El 26 de abril de 1930, la seccin Poemas del n205 de la revista Claridad, trajo tres de Juan L. Ortiz. En ese mismo nmero, Zamora public elpoema Pobreza, de Salvadora Medina Onrubia; el cuento El pobre, de lvaro Yunque;poesas de Jos Portogalo y Evaristo Carriego, y una polmica de Cesar Tiempo. El espritu degrupo, el alto tiraje, el alcance nacional de la revista junto a esa fascinacin ideolgica de la quedio cuenta Emma Barrandeguy, ayudan a dimensionar la importancia que pudo haber tenido esteespaldarazo en Ortiz.

    3. Los poemas de Claridad6La publicacin de los poemas que estoy presentando, que corresponden al perodo de

    madurez del poeta tiene treinta y cuatro aos, y est a solo tres de publicar El agua y lanoche, su primer libro no ha sido relevada por ningn ensayo crtico y constituye unaverdadera novedad.7Novedad porque el primer poema que se presenta, En una claridad de rosamuerta, es un soneto, y los sonetos, en tanto forma fija, tienen un lugar peculiar en la obraeditada en libros por el propio Ortiz: no existen. Se haba pensado hasta hoy en un largo ysilencioso movimiento de repliegue, donde el poeta ensaya una y otra vez diferentes formas y

    juega con la herencia modernista del metro fijo para luego, con un pase de manos, borrar esahuella y hacer fluir una poesa libre, sin metro ni rima, en su inaugural El agua y la noche. Siconocimos En una claridad de rosa muerta por la edicin de la Obra Completa, fue porque sehallaba dentro de un cuaderno encontrado entre sus papeles, testigo mudo del trabajo del poetapor encontrar su voz.8 La realidad es que aquella bsqueda tuvo lugar en las pginas deClaridad, una de las grandes revistas de la poca. El cambio que supone esto es sustancial: no

    4 Juan L. Ortiz confes haber participado como entusiasta orador en las puebladas radicales de 1912(1969: 117). Emma Barrandeguy era hija de un caudillo gualeyo, que sufri incluso un arrestodomiciliario acusado de conspirar contra Uriburu (2002: 32).5Archivo Cesar Tiempo de la Biblioteca Nacional, CT 605.6Se pueden leer en versin literal y en exacto orden de publicacin en elAnexo.7 La cronologa que publica Sergio Delgado en la Obra Completa pasa por alto este hito de la vidaliteraria de Ortiz: 1925/31 Nace su hijo Evar. Se muda nuevamente a la casa del Parque (Ortiz 2005:31).8

    Delgado publica bajo el ttulo de Protosaucealgunos de los poemas del cuaderno no incluidos por Ortizen su primer libro.

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    hay juego cerrado, ni, en principio, fundamentalismo de la forma libre, sino ms bien elmecanismo usual de ensayo y error. El tema del soneto, lo que dice, es ya enteramente orticiano;pero es fcil advertir, en una lectura atenta, que el poema se reciente con la disminucin lxica ala que obligan el metro y la rima. Se producen quiebres en la sonoridad, aparecen palabrasdemasiado pesadas para la levedad del motivo. El contraste de eficacia potica con los dospoemas que le siguen, Se extasa sobre las arenas y Los ngeles bailan entre la hierba, deforma libre, es notorio.

    Estos ltimos pasarn a formar parte de El agua y la noche. Aparecen juntos,promediando el libro, pero en el orden inverso al que lo hacen en Claridad. Anticipan, porforma y tema, el tono general de la obra de Ortiz. Lo que resulta interesante es el contraste queprovocan dentro de la revista. Barrio de la pobreza que ya linda/ con la miseria; barrio demuchachas/ que, atadas a la rueda del trabajo, / suean con un muchacho que las quiera/ y quepor todo lujo les d besos, canta al lado suyo el ignoto Lpez Medina (Claridad1930: s/n).

    El nico poema que ronda lo social de este conjunto es Los ngeles bailan entre lahierba, cuya apelacin a LAnge Heurtebise de Cocteau, de 1926, cifra buena parte delmensaje. Si bien comparte con la poesa convencionalmente social el tema en este caso, el

    fro y los desposedos, Ortiz se aleja de la funcin didctica o identificatoria de sta; e inclusode cierta intencin de espantar al burgus, de la que Las brigadas de choque de Tun es unmagnifico ejemplo. Su poesa transita otro camino, entendiendo al poema como la huellasensible del choque entre la realidad social y la propia sensibilidad del artista, sin que ocurra elnecesario deslinde de territorios que presumiblemente requiere la militancia.

    4. Las fuerzas obscurasComo un arco que tensiona los 30, estn por un lado los poemas que acabo de

    presentar, aparecidos meses antes del golpe, en el ltimo estertor de la edad dorada, y por otro larecepcin de La rama hacia el este, publicada en el n 344 de octubre de 1940, en la mismarevista:

    Si bien Juan L. Ortiz ocupa un puesto destacado entre la generacin penltima depoetas argentinos, su obra se distingue de la de stos en que se nutre de esenciasms puras, menos artificiales, que la alejan de ellos para acercarlo a las expresionesque se manifiestan en los de la ltima promocin. Pero, sin duda, la lucha que seentabla en l por definirse de un modo ms categrico, es el signo que distingue sumanera actual.Despus de un cuarto libro publicado, creo que cabe decirle esto a Juan L. Ortiz,sobre todo si, como creemos, hay en l un autntico poeta, y en sus versos unmaterial potico de incuestionable valor.Son los poetas prosastas los que ms dao han hecho entre nosotros a la poesa.Junto a una Storni, un Fernndez Moreno. O, peor aun, un Nicols Olivari. Esasdulzuras fciles y turbias siguen pesando en la poesa de quienes, como Ortiz,tienen la voz dispuesta para expresar acentos ms profundos y transparentes. Juntoa: Marzo de pensamientos y de plidas nieblas viene, vino ya, se le oye decir:Perdn por esta debilidad ma por marzo, poetas amigos y sencillos compaeros.Ortiz tiene la obligacin de volver definitivamente la espalda a las fuerzasobscuras9 que tratan de arrastrarlo por caminos resbaladizos e infecundos.(Claridad1940: 447)

    Han pasado diez aos, diez de esos aos. Como veamos en el primer apartado, Stalincomo editor, La rama hacia el este es publicado por la AIAPE. Hctor Agosti, RodolfoPuiggrs, Ral Larra, Jos Portogalo, Gerardo Pisarello, son de los pocos que comparten el sello

    9Irona que juega con el ttulo del ltimo poema del libro: Las fuerzas oscuras.

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    editorial con Ortiz. La lectura que Claridadhace en caliente del libro interesa porque es sincera,cruda, y porque adems de asentar sus propias posiciones reponiendo la idea boedista detransparencia para la poesa social, permite visualizar el lugar destacado de Ortiz dentro de sugeneracin. Les enoja el desvo que supuso este libro al respecto de los politizadosEl alba sube,de 1937, yEl ngel inclinado, de 1938.

    5. Ese otro OrtizDos citas:

    Juan L. Ortiz escribi a lo largo de toda su vida un nico libro: En el aura delsauce. Tal evidencia formal y temporal de una obra y de una vida adquiri sinembargo, para el medio cultural donde le toc manifestarse, una increbleinvisibilidad. (Sergio Delgado, primeras lneas de su Introduccin a la ObraCompleta).(Ortiz 2005: 15)

    Este poeta configura uno de los mitos del silencio de la literatura argentina. Su

    obra, editada con amor, en entregas casi misteriosamente personales, no quisoproyectarse a la notoriedad de las ediciones corrientes. (Juana Bignozzi, primeraslneas de la contratapa deJuanele, poemas). (Ortiz 1969: s/n)

    No los hechos que obvian, sino lo sesgada de una lectura que no ha tomado en cuentaelementos fundacionales de su obra, como aspiraciones, sociabilidades, lugares de publicacin ycirculacin, eso interesa discutir. Juan L. Ortiz no ha sido un escritor aislado, y presentarlo ascomo se lo ha hecho, desvinculado, no slo lo empequeece y empaa, sino que oculta unmomento atractivo de la historia literaria argentina, y es que su poesa social no se agota en latemtica, ni en la forma, sino que acta sobre el campo intelectual real: mide su lirismo con, porejemplo, la Ronda de caperucita (roja, comunista) de Portogalo un poema sorprendente, porotro lado. Es all donde opera, como contrapeso consciente. Las diversas presentaciones que se

    han hecho de su obra a partir de los 60 exceptuando la de C. R. Giordano (1967: 1193),han intentado con xito aislarlo de ese derrotero que a todas vistas ha sido el que lo forj, ycontra el cual su poesa en forma de resistencia de retaguardia afil las garras de la elegacombatiente (Ortiz 2005: 1072). Eso interesa discutir, su intervencin llamativamenteconsciente en el campo artstico de la izquierda de las dcadas del 30 y 40, tan diversas a suvez entre s, en razn del peronismo.

    Esta primera publicacin en Claridad, as como la tensin que inaugura su poesa yque asoma en la crtica aLa rama hacia el este, no son hechos aislados, sino parte de eseotroOrtiz que quisiera presentar: desconocido hoy, casi invisible.

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    ANEXO

    En Una Claridad De Rosa Muerta10

    En una claridad de rosa muertase abisma el crepsculo en el ro.Haba en las cosas no s qu desiertaquietud que daba un vago escalofro.

    Por qu lenta ilusin de11luz inciertademoraba en el agua su ya fromatiz, si en rededor estaba yertala tarde, en un obscuro azul vaco?12

    Hacia qu pas luee de reflejohunda su adis rosa en el espejo

    que era ya un vapor lvido y ligero?

    Y todava plida flotaba13cuando la noche lila palpitabatal como un florecido jazminero.

    Se Extasa Sobre Las Arenas...

    Se extasa sobre las arenaslimpias y lisas,sobre los pastos, una luz de antes

    Una luz de antes,con un aromade memorable pecho adolescente14.Iba mi ternura con los ojos grandespor los caminos de la tarde.Cantaban estos grillos,temblaba esta brisa,se despedan estos pjarosMi corazn era transparentecomo esta luz llovida.

    Los ngeles Bailan Entre La Hierba...Los ngeles bailan entre la hierba.Ondula15un fro que relampagueay que cortara la tarde.La tarde dura come un diamante

    10En Protosauceaparece con puntos suspensivos: En una claridad de rosa muerta... (Ortiz 2005: 55).11En Protosauce: Por qu lenta ilusin la luz incierta (2005: 55).12En Protosauce: la tarde, en un oscuro, azul, vaco (2005: 55).13En Protosauce:...Y todava plida flotaba (2005: 55).14En En el aura del sauce: de triste corazn adolescente(Ortiz 1970: 38). Delgado sigue esta edicin

    para la Obra Completa.15Posible errata en Obra completa:Ondulan un fro que relampaguea (2005: 162).

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    que desvalora de pronto una nube efmera.

    Los ngeles de Cocteau sentados en las cornisasmiraban caer la tarde con ojos violetas

    Es dura la vida La vida es triste.16Como un marla muerte viene del Sur y anda en el sol.17

    Los ngeles bailan entre la hierbay sonren con una sonrisa filosa,un poco lgubre, cierto?18S, lgubre y breve.19

    JUAN L. ORTIZ.

    Gualeguay, 1930 (Claridad1930: s/n)

    16EnEn el aura del sauce: Es dura la vida. La vida es triste. (1970: 37).17EnEn el aura del sauceestos dos ltimos versos estn juntos.18

    EnEn el aura del sauce: un poco lgubre cierto? (1970: 37).19EnEn el aura del sauce: S, lgubre, y breve. (1970: 37).

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