Macedonio Fernández x Borges

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  • 7/25/2019 Macedonio Fernndez x Borges

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    Macedonio Fernndez, 1874-1952

    (Palabras de Borges ante la tumba de Macedonio Fernndez)

    Un filsofo, un poeta y un novelista mueren en Macedonio Fernndez, y esos trminos, aplicadosa l, recobran un sentido que no suelen tener en esta repblica.Filsofo es, entre nosotros, el hombre versado en la historia de la filosofa, en la cronologa de losdebates y en las bifurcaciones de las escuelas; poeta es el hombre que ha aprendido las reglas dela mtrica (o que las infringe, ostentosamente) y que sabe, tambin, que puede versificar sumelancola, pero no su envidia o su gula, aunque tales pasiones sean fundamentales en l;novelista es el artesano que nos propone cuatro o cinco personas (cuatro o cinco nombres) y loshace convivir, dormir, despertarse, almorzar y tomar el t hasta llenar el nmero exigido depginas. A Macedonio, en cambio, como a los hindes, las circunstancias y las fechas de lafilosofa: no le importaron, pero si la filosofa. Fue filsofo, porque anhelaba saber quines somos(si es que alguien somos) y qu o quin es el universo. Fue poeta, porque sinti que la poesa es elprocedimiento ms fiel para transcribir la realidad. Macedonio, pienso, pudo haber escrito unQuijote cuyo protagonista diera con aventuras reales ms portentosas que las que le prometieron

    sus libros. Fue novelista, porque sinti que cada yo es nico, como lo es cada rostro, aunquerazones metafsicas lo indujeron a negar el yo. Metafsicas o de ndole emocional, porque hesospechado que neg el yo para ocultarlo de la muerte, para que, no existiendo, fuera inaccesiblea la muerte.Toda su vida, Macedonio, por amor de la vida, fue temeroso de la muerte, salvo (me dicen) en lasltimas horas, en que hall su coraje y la esper con tranquila curiosidad.ntimos amigos de Macedonio fueron Jos Ingenieros, Ignacio del Mazo, Carlos Mendiondo, JulioMolina Vedia, Arturo Mscari y mi padre; hacia 1921, de vuelta de Suiza y de Espaa, hered esaamistad. La Repblica Argentina me pareci un territorio inspido, que no era, ya, la pintorescabarbarie y que an no era la cultura, pero habl un par de veces con Macedonio y comprend queese hombre gris que, en una mediocre pensin del barrio de los Tribunales, descubra los

    problemas eternos como si fuera Tales de Mileto o Parmnides, poda reemplazar infinitamentelos siglos y los reinos de Europa. Yo pasaba los das leyendo a Mauthner o elaborando ridos yavaros poemas de la secta, de la equivocacin, ultrasta; la certidumbre de que el sbado, en unaconfitera del Once, oiramos a Macedonio explicar qu ausencia o qu ilusin es el yo, bastaba, lorecuerdo muy bien, para justificar las semanas. En el decurso de una vida ya larga, no huboconversacin que me impresionara como la de Macedonio Fernndez, y he conocido a AlbertoGerchunoff y a Rafael Cansinos Assens. Se habla de la irreverencia de Macedonio. Este pensabaque la plenitud del ser esta aqu, ahora, en cada individuo, venerar lo lejano le pareca desdear oignorar la divinidad inmediata; de ese recelo procedieron sus burlas contra viejas cosas ilustres.Los historiadores de la mstica juda hablan de un tipo de maestro, el Zaddik, cuya doctrina de laLey es menos importante que el hecho de que l mismo es la Ley. Algo de Zaddik hubo enMacedonio. Yo por aquellos aos lo imit, hasta la transcripcin, hasta el apasionado y devoto

    plagio. Yo senta: Macedonio es la metafsica, es la literatura. Quienes lo precedieron puedenresplandecer en la historia, pero eran borradores de Macedonio, versiones imperfectas y previas.No imitar ese canon hubiera sido una negligencia increble.Las mejores posibilidades de lo argentino la lucidez, la modestia, la cortesa, la ntima pasin, laamistad genialse realizaron en Macedonio Fernndez, acaso con mayor plenitud que en otroscontemporneos famosos. Macedonio era criollo, con naturalidad y aun con inocencia, yprecisamente por serlo, pudo bromear (como Estanislao del Campo, a quien tanto quera) sobre elgaucho y decir que ste era un entretenimiento para los caballos de las estancias.

  • 7/25/2019 Macedonio Fernndez x Borges

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    Antes de ser escritas, las bromas y las especulaciones de Macedonio fueron orales. Yo he conocidola dicha de verlas surgir, al azar del dilogo, con una espontaneidad que acaso no guardan en lapgina escrita.Definir a Macedonio Fernndez parece una empresa imposible; es como definir el rojo en trminosde otro color; entiendo que el epteto genial, por lo que afirma y lo que excluye, es quiz el mspreciso que puede hallarse. Macedonio perdurara en su obra y como centro de una cariosamitologa. Una de las felicidades de mi vida es haber sido amigo de Macedonio, es haberlo vistovivir.

    Marzo-abril de 1952