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Magazine dedicado a la Saga Crepúsculo y a todos los fans de la Safa

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FAN- FIC

TODO CAMBIARÁ. NESS-JACOB

INTRODUCCIÓN: Dicen que el terror es un sentimiento invencible, p ero el amor supera cualquier cosa, sobre todo cuando se trata de la vida de tu propia hija... Después del amanecer se abrirá paso la luz del nuev o día... La eternidad lo cambiará todo. Descubre una historia entre todas, el futuro de los Cullen y del mundo vampírico está en las manos de una de sus descendientes. ¿Sacrificarías tu gran amor por salvar a tu familia ? ¿Acaso podría Julieta renunciar a Romeo?

Capítulo I. Cambios.

-Mi vista estaba totalmente nublada. Todo estaba cu bierto por la luz dorada del crepúsculo. El sol brillaba ardientemente en su oca so y hacía muchísima calor. Estaba como muchas de esas tardes, en la Push, tirada en la are na. No conseguía ver nada con claridad. Solo escuché su voz que dijo mi nombre,-Reneésme, ¡ te amo!.- De repente sentí la cálida piel de sus brazos que me abrazaban y estrechaban c ontra su cuerpo; y como me besaba apasionadamente. -¡Jacob!- grité mientras el ruido del despertador me hacía volver a mi mundo real. Todo mi cuerpo estaba cubierto de sudor . Este dichoso sueño no me dejaba descansar bien desde hacía ya varias semanas, siemp re el mismo...- ¿Me estaré volviendo loca?- me pregunté en voz alta. -¿Cómo puedo estar tan enferma?, es mi Jake, mi amigo. ¡Tú amigo Reneésme, recuerda, solo eso! - Mamá tocó en la puerta. - Señorita, apresúrate o llegarás tarde. Pronto llegará Jacob para recogerte . Me levanté y tomé una ducha. Cuando terminé comencé a peinar mi cabello cuidadosamente. Puede sonar extraño, pero nunca me he preocupado por mi aspecto físico demasiado y sin em bargo ahora...Me enfundé unos jeans ajustados y una camiseta blanca y cogí mi chaqueta. Cuando salí de mi habitación percibí el inconfundib le olor de los desayunos de mamá. Seth, que se encontraba sentado en la mesa del comedor ha bía venido a visitarnos; o más técnicamente dicho, a acabar con cualquier cosa com estible que hubiera en mi hogar...-¡Buenos días mamá! Seth si sigues comiendo así acab arás hecho una bola...-le dije bromeando en un intento fallido por enfadarlo. Mi m adre y yo reímos a la vez. - Tranquila Ness, mi metabolismo es una verdadera joy a nena.- Se oyó una conocida voz para mi, mientras subía la escaleras para reunirse con n osotros.-Seth, si no quieres que te arranque la lengua, no le llames "nena", ¡tiene nom bre! ¿vale?- era Jacob, que entraba con la espectacular sonrisa de costumbre en los labios, que tanto resaltaba con su bronceada piel. - ¡Hola Bells!, ¡hola cariño!...- saludó al resto.- ¡Oh perfecto! Tu si la puedes llamar "cariño",- agregó Seth en tono burlón,- ¿no Jake?- concluyó.- En serio, ¡eres verdaderamente tonto! Todos en la estancia rieron de la para ellos, "boba y sin sentido" ocurrencia del más joven de la manada Quileute. Tod os, excepto yo...a algo en mi interior le empezaba a no hacer gracia aquel tipo de comenta rios. Y tras tener tan fresco en mi mente el sueño con Jake, aquello me hizo sentir alg o incómoda. Cogí un bollo de la mesa, antes de que no quedara nada y corté la conversació n a la que había dejado de prestar atención.

- Jacob, ¿podemos irnos ya?, por favor. Voy a lleg ar tarde.- Mamá me había estado observando sin que hasta en ese momento, me diera c uenta. Seguramente se habría percatado de que algo me ocurría. Me miró fijamente por un in stante y después se despidió de nosotros. -Chao chicos.- Seth al tener la boca literalmente s aturada de comida solo hizo un gesto con la mano. Salí apresuradamente de la estacia bajando deprisa las escaleras y me monté en el nuevo coche de Jake. Un flamante Audi RS4 Cabrio descapot able, de color negro, el cual le regaló papá por su cumpleaños. En ese momento, según su ex presión de felicidad al montar en él, nadie hubiera adivinado que hace escasamente un mes , cuando se lo trajeron, no lo quiso aceptar... Encendí la radio, y subí el volumen lo m ás que pude con el fin de no entablar conversación alguna, con el que desgraciadamente pa ra mi, en ese momento solo era mi amigo. Fijé la vista en el paisaje y no hablé. Unos minutos después Jake bajo el sonido de la músi ca y comenzó lo que tanto temía.-¿Qué te pasa Ness? ¿Estás enfadada conmigo por algo?- pr eguntó mientras de su rostro brotaba un gesto de angustia. -Oh, no, no Jacob. Claro que no has hecho nada malo , es solo que no he dormido bien.-contesté. -¿Una pesadilla?- por Dios Santo, aquello si que me hizo gracia. - Todo lo contrario, querido.- contesté riendo sin demasiadas ganas, aunque tal vez de no haber estado él delante, hubiera preferido llorar en vez de reír por aquella inoportuna pregunta. A veces creía que Jacob me leía la mente. ..me conocía tan bien que daba en el clavo, sin ni si quiera darse cuenta.- Entonces est á bien- y me dirigió de nuevo una de sus despampanantes sonrisas. No estaba de ánimo, as i que no volví a abrir la boca durante todo el trayecto. Llegamos y Jake detuvo el coche para despedirse de mi. Me bajé del coche y lo rodeé. Me apoyé en la ventana del conductor. -No hace falta q ue vuelvas a recogerme después, puedo ir sola...- - Naturalmente que no te irás sola Nessi,-odiaba qu e me digera "Nessi" me hacía sentir aún más que él me seguía viendo como a una niña pequeña a la que cuidar...-vendré a por ti al acabar las clases.-concluyó.-¿No crees que ya puedo cuidarme sola? Ya soy mayorcita...- le respondí con gesto enfuruñado. Jacob rió fuertement e, al parecer la simple suposición de verme como al menos, una adolescente capaz de no ma tarse por andar de camino a casa sola le resultaba gracioso. - Fantástico ríete.- Y efect ivamente así lo hizo, lo que me enfadó aún más. Antes de que me alejara de la ventanilla s entí como sus suaves y candentes labios besaban mi mejilla. Me quedé petrificada disfrutand o de aquel instante.-¡Hasta luego niña!- pisó el acelerador y el coche salió a toda v elocidad hacia la carretera mientras yo me quedaba mirándolo con cara de pasmarota... Gracias a la insistencia de mamá, voy al instituto de la Reserva; lo cual no me desagrada ya que es un lugar acogedor. Las clases están divid idas en varias cabañas de madera rojiza. Este año estrenamos gimnasio y además disfr utamos de algo con cierta frecuencia de lo cual el instituto de Forks no puede, ¡cantidad d e excursiones a la Push! En total no creo que superemos los cien alumnos. Eché a caminar hacia la entrada del instituto; como casi siempre todo el mundo me miraba de reojo. Llevo cuatro años soportándolo, pero no l ogro acostumbrarme, sigue siendo tan irritante como el primer día. Tampoco ayuda nada te ner un aspecto tan sumamente diferente al resto de estudiantes del centro... -Oh, ahí está doña perfecta de nuevo.-escuché cuchi chear a Sarah y su pandilla de perritas falderas sin personalidad. Sarah había fingido quer er ser mi amiga en el primer curso, pero es bastante falsa, siempre quiere ser el centr o de atención y además, y por lo que debe andarse con ojo: le gusta Jacob. Sarah es pri ma de Leah. Vive en la Reserva. Siempre fue muy tímida, una niña muy acomplejada por su asp ecto, ya que era gordita y bajita; afortunadamente para ella, y para sorpresa de su pr ima Leah que creía que sería la única loba de la Push, Sarah entró en fase por primera ve z hace tres años. Ésto hizo que su apariencia cambiara radicalmente. Pasó a ser una chica bastante alta y esbelta, muy guapa. Pero desgraciadamente, esto tam bién influyó en su forma de ser, se convirtió en una prepotente y egocéntrica. No tenía amigos, sin embargo ahora pertenece y se r odea de una jauría de muchachas tan o más odiosas que ella, sin personali dad, de entre las cuáles hace el papel de líder. Su cuadrilla está formada por ch icas también de la Reserva: Johana, Silvana y Sindy. Johana y Silvana Thomson, son gemelas; y los seres más

repelentes que haya conocido en mi vida. Terminan l as frases la una de la otra, siempre visten igual y son unas fieles seguidoras d e Sarah. Sindy, sin embargo, es una buena chica. Creo que...podría describirla c omo un reflejo de lo que la propia Sarah fue en su pasado: una chica acomplejad a físicamente por su cuerpo gordito, su baja estatura, etc; por lo cual tiene u n carácter muy tímido y no posee amigos fuera de la "Manada de Arpías", como y o las llamo. Creo que Sarah la aceptó en su grupo de fieles seguidoras porque una parte de ella, muy en el fondo, donde aún queda algo de humanidad, se apiada de la pobre chica, recordando lo que ella misma pasó un tiempo atrás: burlas, dis criminación... Sin embargo nadie diría eso cuando la mayor parte del tiempo lo pasa humillándola y haciéndole hacer cosas que en realidad Sindy no har ía. Ignoré sus comentarios y seguí mi camino.-¡Espera R eneésme!- me gritó Sindy, mientras intentaba igualar mi paso.- Hola Sind, ¿qu é tal?- pregunté con el tono menos apático que pude ofrecer, aunque no cumplí de masiado bien mi objetivo.- Oh, Ness...No le prestes atención a Sarah y a sus gemel as maléficas, sabes que solo te quieren fastidiar. ¡Son odiosas!, así que no te pongas triste por ellas.- No respondí; si de verdad la pobre e inocente de Sindy supiera lo que me resbalaban los comentarios de esas estúpidas niñas...El motivo y causante directo de mi evidente gesto de desinterés total por todo lo que me rodeaba tenía nombre y apellidos: Jacob Black...oh...mi Jake. era increíbl e como el simple recuerdo de su rostro con la habitual sonrisa perfecta pintada en él, me provocaba escalofríos y suspiros durante un tiempo indefinido ; me dejaba en las nubes, por lo cual intentaba pensar en otra cosa. Un grito escandaloso de Sarah rompió la maravillosa pompa de pensamientos en la que de repente me había envuelto. - Sindy, ¡ estúpida boba, fofa!, ¡ven aquí en segui da! Si te vas con esa te vas a arrepentir...-Oh, ¡no!, ¡no! y ¡no! Hasta aquí habí amos llegado. Me volví rápidamente mandando una mirada envenenada hacia aq uella perra sin escrúpulos. En dos segundos ya estaba plantada cara con cara delan te de ella. -Mmm, veamos pequeña perrita, ¿voy a tener que ense ñarte modales?- pregunté con tono sarcástico sin retirar mi mirada amenazante de la suya. - Oh, no importa Ness, déjalo ya.- intentó calmarme la dulce Sindy. - ¡Claro que no importa!, ¿quién eres tú?, ¿la defe nsora del pueblo, o qué?- contestó Sarah, en tono chulesco. - Al menos ella no es una perra amargada como tú, ¡idiota!- concluyó Sind. Todos los presentes empezaron a bufarse de nuestra contrincante, risas a las que me uní gustosa. Creo que podría decir que prácticam ente todos los estudiantes del instituto se habían concentrado a nuestro alrededor atraídos por nuestra inminente pelea. Al percatarse de su ridículo, Sara h levantó el puño con el fin de abofetear a mi amiga. Intervine y paré el golpe agarrándolo fuertemente. - Escúchame bien, ¡no te atrevas o te las verás co nmigo!- la amenacé. Finalmente, ésta acepto su derrota. Soltó una especie de gruñido de protesta. -¡Chicas! ,- Dijo dirigiéndose a las gemelas Johana y Silvana Thomson.- ¡vámonos de aquí !- Todo el mundo las abucheaba mientras se alejaban, al mismo tiempo que felicitab an a Sindy por su valentía al plantarle cara, teniendo en cuenta su clara desventaja física . Me alegré mucho por ella. Sarah se volvió indignada y añadió señalando a Sin dy con el dedo índice de forma acusadora, - ¡Te vas a arrepentir, necia!- y siguió su camino. Ese comentario casi no influyó en mi valiente amiga, que seguía disfrutando de su primer momento de popularidad en cuatro años de instituto. La dejé que se regocijara un poco más , al fin y al cabo, se lo merecía, era una buena chica. Me abrí paso entre la gente y emprendí de nuevo el camino hacía mi primera clase, música. Me encantaba esta asignatura, seguía siendo mi favo rita, aunque los conocimientos que impartía el Señor Philp hiciera años que los aprend í gracias a mi querido papá Edward, y a

sus magistrales dotes como profesor. Las siguientes dos clases antes de llegar a la hora de la comida pasaron despacio, muy despacio; el tiempo se hacía eterno, pero al fin so nó el timbre que indicaba mi libertad, al menos durante algo más de media hora. Metí en mi maleta el bolígrafo y la libreta en la cual había fingido estar tomando apuntes, y en la q ue en realidad solo se repetían un par de palabras por doquier, Jacob Black, alternadas co n varios dibujos. Me levanté y caminé por el pasillo hacia la cafetería. Antes de entrar escuché las voces de Sarah y las Th omson, no tenía hambre y menos aún ganas del horrible rancho que se ofrecía como almue rzo, así que cambié de rumbo y me dirigí hacia el patio. Me senté bajo la sombra de u n árbol, comencé a escuchar música en el MP3, algo de Nirvana. Era un bonito día, teniend o en cuenta que generalmente no asoma por Forks ni un mísero rayo de Sol, el cielo estaba más despejado que de costumbre y no hacía demasiado frío. Los alumnos del centro habían sacado la ropa más veraniega que puede tener una persona que vive por estos parajes, camis etas de manga corta, bermudas,etc. Cerré los ojos e intenté concentrarme en la música y por una de los pocos instantes después de un largo período de tiempo, dejar de pen sar en Jake. En ese momento noté unos pasos que se ivan acercando, un fuerte olor a perfu me barato y por lo visto, en grandes cantidades me sacó de mi ensimismamiento llegando c asi a marearme, unos instantes después supe quien era, Ryder Weber, el nieto de uno de los ancianos de la Push. Ryder era el capitán del equipo de fútbol del insti tuto de la Reserva. Era la causa de constantes suspiros de las chicas cada vez que pasa ba cerca de alguna. Su piel es bronceada, tiene los ojos marrones, lleva el cabell o corto y castaño. Es bastante alto y esbelto, pero todo ello quedaba eclipsado a la hora de compararlo con mi Jake, nada ni nadie podían superarlo en ninguna faceta como hombr e, ni como persona. Nadie había llamado mi atención desde que empecé a tener edad para fija rme en chicos a excepción de mi hombre lobo, algo comprensiblemente normal si te crías ent re seres grandiosamente perfectos, bellos... Ningún muchacho había despertado mi interés, ese ma tojo de adolescentes predecibles llenos de hormonas revolucionadas... grupo al que pertenec ía el tal Ryder, el típico guaperas, la sensación y el tipo más popular del instituto. Fue pareja de Sarah hace un tiempo, pero la relación no duro mucho ya que al chico, por lo vist o, no lo caracteriza su sentido de la fidelidad. Se enrollo con una chica llamada Vivian de segundo cuando no llevaban ni un mes, típico en los efervescentes noviazgos que se e stilan entre la juventud de por aquí. El desenlace final fue una pelea, entre la tal Vivi an y Sarah, y con la pérdida de media cabellera y la aparición de algunos moratones y ar añazos en la primera. No puedo evitar reírme al pensarlo, aunque suene un poco cruel, Sarah se llevo casi todo ese curso caminando con la cabeza agachada por la v ergüenza de haber sido engañada, se lo merecía la muy... Abrí los ojos y allí estaba plantado Ryder, con las manos en los bolsillos y en postura galante, - Eh!, ¿qué pasa Ness?- me saludó ofrecién dome una de sus características sonrisas a las que cualquier chica del instituto ca ería rendida. " Si crees que me impresionas estás equivocado quer ido." Pensé mientras en mi rostro se dibujó un gesto divertido al saber de antemano las intenciones del chico. Ryder, o el "Don Juan", como me gustaba llamarlo, h abía intentado conquistarme fallidamente en varias ocasiones desde que entré en el instituto. Desgraciadamente para él yo a diferencia de el resto de chicas no me dejaba impresionar tan fácilmente, en absoluto. - ¡Qué hay Ryder! ¿Cómo por aquí, hoy no juegas al fútbol?- fingí interesarme para ser cordial. -Pues la verdad es que no,- respondió acer cándose y sentándose junto a mi sin que la "seductora" sonrisa desapareciera de sus labios. - prefiero estar con la chica más deslumbrante y guapa del instituto.- Concluyó acerc ándose aún más a mi. Solté una carcajada. - Gracias, eres alagador, pero eso debes decirle a todas tus cosquistas Romeo y no me contarás entre una de ella s, así que date por vencido de una vez.- le corté. -Me gustan los desafíos, son excitantes.- dijo mientras acercaba su cara a a la mía. Ese acto me pilló por sorpresa y a ntes de que me pudiera apartar Sarah y su mini ejército maléfico apareció delante nuestra. - Umm, apuesto que esto le parecería muy interesant e a Jake, ¿no es cierto chicas?- Éstas les contestaron con su horrible risita repelente y nerviosa que tanto me sacaba de quicio. Me puse en pie y Ryd er me imitó cogiéndome por la cintura. Me zafé de él con un fuerte codazo en las costillas por el que apuesto le deje algún que otro serio moratón,-¡Au!- se quejó.- Eso te pasa po r tener las zarpas tan largas.

En cuanto a ti, perrita cotilla, haber ¿qué se supo ne que le vas a contar?- le pregunté en tono amenazante.- ¿Acaso he hecho algo malo? ¡Ademá s, quien eres tú para meterte en mis cosas imbécil!- grité enfadada. - Soy la que va des enmascararte delante de Jacob, para que vea que tipo de mujercita eres.- solté un grito aho gado y furioso.- ¡Vete de aquí, no quiero soportar tu cara ni un solo instante más!- S arah se alejó riendo junto a sus amigas. Como siempre había conseguido sacarme de mi s casillas, no me importaba lo que quisiera contarle a Jake, ya que él siempre me cree ría, pero era tan, tan irritante, ¡Dios!, le arrancaría la cabeza gustosa. Cerré los ojos con ánimo de ahogar y reprimir la furia, en ese momento sentí como Ryder se acercaba a mi por la espalda. En serio, no me lo podía creer, ¿qué era, una especie de pulpo? Sentí como sus manos movieron el aire al levantarla s, - ¡No te atrevas o te las arranco!- le grité histérica antes que las posara sobre mí. A l parecer el pobre chico se dejaba llevar por las apariencias, y no confió en mi adver tencias haciendo caso omiso de ellas. Me agarró de nuevo por la cintura susurrándome al o ído. En serio, me encantas Reneésme, ¿porque no vienes conmigo detrás del gimnasio despu és de clase?- Apretó su cuerpo con el mío haciéndomelo sentir. Su aliento caliente con ol or a tabaco y sus insinuaciones escasas de respeto causaron repugnancia en mí y un helado e scalofrío recorrió mi cuerpo. Agarré una de sus manos y lo tumbé de un fuerte golpe en e l suelo. - ¡No me vuelvas a tocar!- Ryder quedó tumbado lamentándose por el dolor. Para mi fortuna, nadie se percató de mi sospechosa fuerza para ser aparentemente una adoles cente de 17 años. Cogí la maleta y me puse los auriculares alejándome a paso ligero. Gracias a aquel percance, las pocas ganas que hace unos minutos tenía de permanecer en el instituto ahora se habían agotado; así que decidí l lamar a Jake para que viniera a recogerme, rápidamente cambié de idea... A él no le hacía gracia que perdiera clases. Además no quería que la estúpida de Sarah fuera a c ontarle su versión de los hechos con Ryder, así que simplemente decidí pasear por Forks durante el resto de la mañana. Me pasé por la tienda de deportes del tal Mike Newt on, que al verme entrar por la puerta del comercio me miraba asombrado diciéndome cuanto me parecía a mi prima, osea, a mi madre, Bella. Compré un par de camisetas y un unas deportivas nue vas a mi lobito. El siempre necesitaba ropa nueva. Aunque llevaba mucho tiempo ejerciendo como "lobo profesional", como él mismo decía, aún seguía transformando en millones de tira s cada una de las prendas de su armario. Ésta continua necesidad por renovar el ves tidor hizo muy feliz a mi tía Alice por un tiempo. Pero esa pequeña diablilla acabó por har tar a mi pobre Jake, hasta que se negó rotundamente a salir más de compras con ella o prob arse ni siquiera un par de calcetines. No puedo evitar parar de reír al recordar aquellas tardes con mi tía y Jacob en el centro comercial...que siempre acababan en peleas. -Bien ésto es todo.- me dirigí hacia el Señor Newto n con una amable sonrrisa. Él me contestó de la misma manera para después pasar las prendas por caja. -74 dólares señorita, pero por ser tú dejémoslo en 70. ¿Está bien? Pero q ue no salga de aquí, mi esposa Jessica es rácana como ella sola.- Me susurró en tono de br oma y ambos comenzamos a reír. Tras pagar me di cuenta de lo tarde que era, pronto terminaría la última hora de clases, así que me apresuré por llegar al parking del insti tuto. Llegué al mismo sitio donde esa misma mañana me había dejado mi Jacob. Me cercioré de que no había moros en la costa, o más bien, arpías en la costa ansiosas de estropearm e mi momento de gloria con Jake. -¡Bien!- solté en voz alta al ver como la pandilla d e Sarah, se alejaba charlando animadamente en sentido opuesto al que me encontrab a sin ni siquiera percatarse de mi presencia. Vi mi reflejo en las ventanillas de una camioneta a parcada a mi lado. " No está nada mal para haber soportado dos peleas en un mismo día gua pa." Pensé riéndome de mi misma. De pronto lo oí, sin duda el sonido del motor de Ja ke, pronto entraría en el parking. Mi corazón se empezó a acelerar y las manos me sudaban . " Estúpida, parece que lo acabas de conocer." Me dije. Segundos después allí estaba mi dios personificado dedicándome una perfecta sonrisa toda para mí. Corrí hacia el coche y me introduje gracilmente en él feliz como una niña pequeña. -¡Hola lobito! ¿Qué tal?- le saludé mientras disimu laba mis ansias por verle colocándome bien el cabello mientras me miraba en el espejo del quitasol. -Bien ahora que estás aquí, nena. ¡Oh! Por el amor de Dios y de todo lo que tu más quieras en toda tu existencia, deja de moverte el pelo.- me dijo con tono desesperado. -¡Tía, de verdad no te entiendo, estas preciosa de todas formas!- Vale, esa era la parte e n la que me ponía roja como un tomate. ¿Por qué tenía que haber heredado lo de sonrojarme de mamá?...- En fin...algo se te tenía que pegar de tu tía "la barbie malvada" después de tanto tiempo con ella.- dijo intentando

enfadarme, pero no lo consiguió. Me encogí de hombr os como respuesta y seguí a lo mío. -¿Venga ya? Ni siquiera un pellizco...estás perdiend o facultades mocosa...- ahora sí que lo había conseguido. Le saqué la lengua. - Anda cállat e y mira lo que te he traído. -Le saqué la ropa para mostrársela. Me puso mala cara, como y a esperaba - Sabes que no me gusta qu... - ¡Shhh! Jacob Black no vas a despreciar un regalo de tu fantástica y maravillosa Nessi ¿verdad?- le dije mientras ponía mi famosa mirada t ipo: "cachorrito huérfano". - Se buen chico Jake, please. - ¡No me hagas esto! ¡No me mires!- se burlaba de m i mientras se tapaba la cara con una mano. -Vale niña malvada y sin escrúpulos, aceptaré tu regalo. - Já, gané perrito. - Mmm, simplemente por ese comentario vas a tener q ue pagar un precio para que no te devuelva el presente. - ¡Eh! Eso no vale Jacob. - Aquí yo pongos las reglas.- y comenzó a reír. - Sí, sí...claro, claro. Vale suéltalo...¿qué es lo que quieres? - Ven a cenar conmigo ésta noche al restaurante de Hastu Ryder. Por supuesto yo invito.- "¿Perdona? Acaba de pedirte una cita Ness , según las millones películas románticas de tía Alice cena a solas = cita." Pensé para mis adentros a punto del colapso neuronal. - ¿Qué?- lo había escuchado perfectamente, pero que ría volverlo a oír de sus labios. - Deberías ir a que tu abuelo te revisara el oído. Te he dicho que vengas a cenar conmigo, claro si quieres que acepte el regalo.- Te rminó haciéndose el interesante y mirándome por el rabillo del ojo. Aunque exteriormente no lo demostré, en mi interior acababa de explotar una bomba nuclear. " ¡Aaaah! No puedes oír algo mal dos veces teniendo en cuenta que eres medio vampira, así que sí, te ha invitado." Me grit ó mi subconsciente.

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Frase de la semana:

- "Nunca pensé mucho sobre cómo iba a morir, pero morir en lugar de alguien a quien amo parece ser una buena manera. No me arrepiento de la decisión que me llevó cara a cara con la muerte, porque también me

llevó a Edward”