Maknual del Militante (el que niegan su existencia)

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Pag 1 MANUAL DEL MILITANTE PASIVO DEL FRENTE CENAS Y CAFÉS PARA TODOS AQUÉLLOS QUE ACEPTAN DIARIAMENTE ARRIESGAR LA PAZ DE UNA BUENA CENA POR LA DEFENSA DE UN MODELO. PRODUCCION: MESADEAUTOAYUDAK.BLOGSPOT.COM Comentarios a: mesadeautoayudak @ gmail.com MAKnual Versión 1.07 (1/8/12)

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MANUAL DEL MILITANTE PASIVO

DEL FRENTE CENAS Y CAFÉS

PARA TODOS AQUÉLLOS QUE ACEPTAN DIARIAMENTE ARRIESGAR LA PAZ DE UNA BUENA CENA POR LA DEFENSA DE

UN MODELO.

PRODUCCION: MESADEAUTOAYUDAK.BLOGSPOT.COM Comentar ios a : mesadeautoayudak @ gmail.com MAKnual Versión 1.07 (1/8/12)

¿Militancia Pasiva? El militante pasivo es esa persona que sin formar parte de una organización, defiende cierta posición en las diversas situaciones cotidianas en las que se instala el ideario colectivo. No asiste a comités o unidades basicas, no ingresa al circulo virtuoso de militancia+candidaturas+estado, no tiene acceso a recursos monetarios ni no monetarios, aunque puede recibir "linea" de varias fuentes, como publicaciones, actores u organizaciones. Pero el militante pasivo no tiene relacion directa con ninguno, ni debe responder por sus acciones ante nadie. La militancia pasiva es como un sistema inmunologico, mantiene ciertas defensas altas, lo que mejora la capacidad de resistir a determinados virus. Para bien o para mal, según cual sea nuestra valoracion de ese "virus". Algunas militancias son muy especificas, como p.ej la militancia ecologista. No defienden ningún gobierno ni ideario politico, pero logran que varios gobiernos lo piensen dos veces antes de atacar al pinguino magallanico o, por el contrario, que lo defiendan para buscar congraciarse con un grupo de personas mas o menos numeroso. Los que comentan en las sobremesas que deberían meterle bala a los chorros también son, como los defensores de la foca en extinción, militantes pasivos de una causa, defendiendo a la sociedad del virus de los garantistas. Nuestra militancia pasiva es en defensa general de la función de lo político y en particular de la gestion K, hoy foco del ataque de la antipolitica. ¿Por qué un Manual del Militante? ¿Por qué éste? Un rol importante del militante pasivo es el de predicar. Taladrar la piedra del discurso hegemónico allí donde actúa, es decir en las personas. Generar vibraciones capaces de abrir una grieta por donde las gotas de agua terminen de resquebrajar la roca. Romper el espiral del silencio que nos hace sentir en minoría, casi en falta. Quizás por temor o pereza, los partidarios de una idea cerramos la boca y sin querer alimentamos en algún prójimo la misma sensación de minoría. De esta manera acallamos por completo una voz que de otro modo tendría eco. Después de infinitas cenas-debate, de mas de dos años de administrar un blog y de participar de centenas de discusiones en nuestro y otros espacios, nos dimos cuenta de que regularmente lamentábamos no haber recordado tal o cual argumento o una forma más elaborada para decir lo que dijimos. Esto nos llevó a pensar en pasar por escrito las ideas, como una ayuda-memoria, que a cierta edad es lo más parecido a tener un cerebro a mano. De esa idea inicial, aumentada por las expectativas y reducida por las posibilidades, surge este Manual.

Quienes lo escribimos compartimos una valoración positiva de la política y percibimos una campaña continua de desgaste contra todo lo relacionado con el juego político, no sólo en este momento sino hace décadas. Los logros de la política son presentados como hechos naturales o de poca importancia. Algunas de sus características particulares son adjetivadas como aberraciones y sus vicios son exagerados a niveles de pecado mortal, hasta instalar en la sociedad la idea de que el accionar político nos deja un resultado negativo, como si fuera un padecimiento al que estamos obligados por la Constitución. Los ataques contra lo político se presentan como críticas a los procesos populares vigentes. A los procesos o movimientos que, llenos de grises y contradicciones, busquen jerarquizar la participación de la voluntad popular en las grandes decisiones del país. No son criticas teoricas o doctrinarias, sino de interes practico, buscan afectar el cauce de las cosas. Por esto la defensa del juego político suele coincidir en cada momento con la defensa de una acción de gobierno. Durante el siglo XX, diferentes gobiernos de diferentes signo político han padecido por turnos el embate de esta campaña de desgaste. Siempre bajo la forma de criticas a lo que serian errores pero, parafraseando a Jauretche, “critican y exageran sus errores porque no toleran sus aciertos”. El juego político democrático tiene muchos vicios que crecen en su interior como hongos. Algunos son evitables o atenuables; otros en cambio son intrínsecos al propio juego, son vicios de la virtud. Quien logre crearnos alergias hacia estos logrará que rechacemos la política democrática como esencialmente viciosa. Imaginemos un pueblo que no soporte la demagogia, al que la mas mínima exageración en las promesas electorales de cualquier político lo indigne. Es muy probable que no termine conducido por políticos democráticos mesurados, precisos en sus promesas, sino mas bien por tiranos. Porque estos no prometen en falso, ni siquiera prometen. La exageración de los vicios y la desvalorización de los resultados positivos de la política instalan en la sociedad una idea de “resultado neto negativo”. “Al final, si lo que obtenemos de los políticos es tan poco y ellos son tan malos, ¿por qué aguantarlos?” sería la pregunta no formulada pero siempre presente. El objetivo final de los promotores de esta campaña no es la destitución de la clase política a la usanza militar, sino el desgaste de la relación con sus representados: limar su fuente de legitimidad. Una clase política desprestigiada, jaqueada en permanencia, es un adversario más vulnerable para los lobbys de quienes en realidad deberían ser controlados y regulados por el Estado.

De esta valoración sobre la imprescindibilidad del juego político surgió en nosotros la necesidad de resistir a la campaña Anti-K, esa metralla diaria de argumentos morales, religiosos y prejuiciosos que construyen una lógica paralela a pura repetición. En otras palabras, resistimos a una larga lista de falsas verdades reveladas, de hábitos que se presentan como leyes naturales, de comparaciones con modelos inexistentes, de exageraciones moralistas, de mutación de virtudes en vicios, cuyo objeto es arrastrarnos a la conclusión de que en la Argentina la política no lleva más que a un estado de corrupción y anarquía. Así, aunque geneticamente superiores, los argentinos estaríamos destinados a llevar una vida de infradotados. Volviendo a nuestro Manual, no se trata de un libro de ciencias políticas, ni de análisis político. Es apenas un intento liviano de introducción al abordaje de temas políticos de coyuntura con el único fin de ayudar a quienes queremos militar en la “columna pasiva” de defensa del juego político, que hoy circunstancialmente se mimetiza con una defensa del kirchnerismo, blanco dilecto de esta campaña. Nos parece que las críticas al Kirchnerismo son las mismas repetidas durante el siglo XX contra todos los movimientos populares. Las críticas permanecen; sólo los críticos cambian (aunque viendo la longevidad de Mariano Grondona y de Rosendo Fraga, esta verdad podría revisarse). Dada esta constatación, nos preguntamos si el Kirchnerismo no representará una nueva expresión del ave fénix popular que resurge una y otra vez después de su muerte aparente. Hay muchos libros de análisis político y varios de formación, orientados a los militantes pasivos, y que también podríamos llamar “manuales”. Hay un sinnúmero de blogueros y columnistas de la prensa gráfica y radial, que proveen completos cursos de formación al mismo momento que expresan sus opiniones. A cada tema, alguna pluma se encargó de desarrollarlo imperfectiblemente y con anterioridad. Por eso, no es obra de la casualidad si los lectores de este Manual encuentran párrafos idénticos a algo ya leído o escuchado. Pero tampoco reconoceremos que incurrimos en la copia, porque en definitiva todos nos inspiramos en la misma realidad (no importa que nos crean: nuestros abogados sostienen que con este párrafo detenemos por algunas semanas el embate legal de los autores originales). Dicho esto, es difícil escribir cuando uno siente que su aporte no mejora lo que otros ya expresaron. Con el afán de darnos entusiasmo, sólo encontramos una razon que lo defienda frente a la oferta existenteAlgunos libros o autores nos dejan una sensación personal de insignificancia. Nos sentimos una nada comparados con esa pluma,

con ese talento para la observación y el análisis. Nos despiertan una conciencia de “minisculía mayúscula”, si la expresión existiese. Este documento no será el caso: hemos puesto todo nuestro talento para garantizarlo. El Manual del Militante Pasivo de la Mesa de Autoayuda K (MAKnual) está basado en opiniones nuestras, de quienes comentan en nuestro blog, de quienes postean en otros blogs, de quienes alguna vez cenaron con nosotros. Para peor, son opiniones acordadas en grupo, ese horno donde entran dos opiniones consistentes pero opuestas y sale un concepto único y acordado pero incomprensible. Hemos aprendido más sobre los límites de la política elaborando este texto que estudiando su tema. Nuestro texto presenta partes muy diferenciadas y, como ocurre en muchas situaciones de la vida, no necesariamente les dedicamos nuestro mayor esfuerzo a las más importantes. Por eso ni el tamaño de cada sección ni el orden establecido presuponen una jerarquía. En primer lugar presentamos la joya del Manual, fuente de todo nuestro apoyo K, una lista somera de logros del gobierno, Los Hitos K. Sólo listamos aquéllos que creemos contundentes y reconocidos por la mayoría como positivos. Se trata de un contenido que quizás deberíamos memorizar. Por lo pronto, su enunciación en voz alta desbarata de un golpe todo planteo que busque denostar de cuajo al proceso K como dictadura Stalinista, banda de chorros improvisados y empeñados en saquear la Argentina, y quienes sólo consiguieron evitar al caos gracias a una suerte extraordinaria. Su sola enunciación obliga a discutir de política, logros y errores, ponderaciones y comparaciones, pero ya no de demonios sino de preferencias ciudadanas. Además impide hundir todo el proceso como desechable a carpeta cerrada. La segunda sección de este Manual está conformada por una lista de conceptos que creemos útiles para analizar cualquier coyuntura política. Son herramientas que podrían ayudar a despejar la reflexión sobre política en general. También son trucos de análisis que deberían protegernos de los laberintos sin salida, de los juegos de espejos y de las cajas negras que los especialistas en generar sensación de caos y en vender paquetes imposibles de analizar nos presentados como leyes naturales. Estos conceptos pueden resultar banales, entre otras razones porque son banales. Sugerimos ojearlos rápidamente por si hubiese algún tema o alguna analogía simpática que vuelva más clara la comprensión de la realidad y descartar el resto. Hemos usado palabras biodegradables de manera que un lector pueda desechar el texto entero sin dañar el medio ambiente.

La tercer sección está constituida por una lista de respuestas a enunciados anti-kirchneristas frecuentes. Se trata de breves argumentaciones concebidas para refutar las objeciones del discurso opositor anti-político. No las consideramos nuevas o revolucionarias sino útiles y bien a mano para que quien invierta su tiempo en la prédica militante, después de una acalorada discusión, no sienta que olvidó tal o cual argumento (¡si nos habrá pasado alguna vez!). Ésta fue pensada como una lista amplia, pero sorprendentemente refutamos todas las objeciones con pocas respuestas. Recordemos que las críticas antiK aprovechan surcos ya creados por críticas a procesos políticos anteriores, y que son transitados una y otra vez: la pereza reflexiva o el ahorro de esfuerzos ayudan a instalar prejuicios que en realidad cuesta poco desarticular. Pasamos luego por un breve capitulo dedicado a utilizar el MAKnual para defender a ciertos opositores. Es un breve ejemplo en como la logica antipolitica erosiona a cualquier político. Y no dudamos que si en el gobierno estuviese Macri, seria foco de sus vientos erosionantes. Porque la antipolítica busca disciplinar a la clase política, aun a sus aliados. Finalmente preparamos una referencia rápida en una hoja de formato reducido. Es como un machete pensado para llevar en la billetera. Como habrán visto, el MAKnual presenta un código de versión porque lo imaginamos vivo. Así como lo armamos con comentarios que hicimos y nos hicieron, pretendemos actualizarlo periódicamente con los comentarios que esperamos seguir haciendo y recibiendo. Cómo leer este socotroco? La militancia pasiva a favor de Lo Político debe comenzar ahora. Aunque no tiene fecha de final, hay que aprovechar el momento.Porque cada mañana se relanza la campaña de instalación de la logica antipolítica, como quien toma todas las mañanas un producto que le mantenga las defensas bajas y asi mantenerse engripado. En otras palabras, el tiempo es crítico. Elegimos el orden mas natural que es pasar de lo general a lo particular. Pero si uno no dispusiera de tiempo o quisiera ir directo a los bifes, lo mas rápido es leer los Hitos K y luego pasar a las Respuestas Frecuentes o FAKs. Pero recomendamos aunque sea pasear por los conceptos apenas se disponga de tiempo, no porque valgan la pena pero el editor nos obliga a recomendarlo.

Aclaración terminológica Los autores de este Manual empleamos términos en forma coloquial. No porque sea mejor para la comprensión sino porque carecemos de la formación para usarlos en un sentido técnico. Hacemos la aclaración por si este libro cayese en manos formadas. Por ejemplo, entendemos “República” como modelo de sistema político democrático constitucional, y como sinónimo de “democracia”. Llamamos oposición no electoral a los actores que operan en la arena política sin presentarse a elecciones. No hablamos de un grupo de lobby que busca influir en determinada acción, sino quien busca debilitar el poder general de acción de un gobierno porque se encuentra en una situación de “suma cero” con el gobierno, cuanto mas débil uno, mas fuerte el otro. La oposición no electoral puede, y suele, apoyar a determinado partido o político, así como puede también realizar acciones de lobby para alguno de sus intereses especifico, pero su objetivo va mas allá, busca debilitar a los gobiernos, aun aquellos que podriamos considerar amigos. El lema pareciera ser “mejor que un gobierno amigo es un gobierno amigo y debil”. La oposición no electoral no es forzosamente destituyente, porque no siempre tiene otro candidato mejor para colocar, sino que busca que el gobierno electo sea un gobierno erosionado, incapaz de imponerse en una negociación mano a mano a los miembros de esta oposición no electoral. La oposicion no electoral busca cierto derecho de veto, poder suficiente para condicionar el campo de las soluciones posibles que pueda implementar la politica. Asi la Iglesia por decadas tuvo derecho de veto en el nombramiento de ministros de educación y en las decisiones en este rubro asi como en todo lo que fuera salud reproductiva. Los bancos, extranjeros y nacionales, y los grandes grupos tenian poder de veto, cuando no de franca decision, en la nominacion de candidatos a economia y al banco central asi como en las politicas implementadas. Las fuerzas armadas en defensa. Y la lista podria seguir. Los poderes elegidos hacian lo que podian dentro de estas restricciones establecidas, seduciendo a las diferentes partes. Diferenciamos mucho los terminos Corrupción y Coima. La diferenciación de estos términos hacen a la esencia de varios planteos del MAKnual y le dedicamos un capitulo entero. Por eso rogamos que los lean en su sentido estricto. Coimas es uno mas de los actos de corrupción política, sin duda, pero probablemente el mas elemental, el de los actos corruptos mas insignificantes, entre partes que no gozan ni de credito entre si. Además, como no todo acto de corrupción política es una coima, el foco enfermizo en la coima invisibiliza los demás actos de corrupción cuyos daños son mucho mayores.

Para nosotros, como para el Banco Mundial, corrupción política es todo acto de una persona en uso de los poderes públicos conferidos hecha por interes privado en contra del interes de sus apoderantes. Sea este interes privado el logro de un sobre con dinero, la busqueda de apoyo de cierta institución o empresa o sea incluso el temor o las convicciones personales que se saben contrarias al interes que se obligó a representar. Cuando hablamos de “proceso K”, podríamos intercambiarlo por “proceso popular” o “proceso de juego político”. En casi todos los puntos que defendemos al proceso K, defendemos Lo Político. Seguramente son críticas del mismo tipo que les han hecho a los procesos populares anteriores y que les harán a los próximos. Para evitar reiteraciones, en cada párrafo omitimos la aclaración “según nuestra opinión” o “los autores creemos que…” . Dicho esto, cabe recordar que cada frase es una opinión de los autores, que además suelen cambiar de opinión con facilidad. Podemos enunciarlas como mandamientos o leyes físicas, pero son opiniones. (A menudo nos preguntamos por qué razón una opinión sigue teniendo menos jerarquía que una ley física, cuando las opiniones mueven al mundo mientras las leyes físicas sólo logran que una manzana caiga sobre la cabeza de Newton y siempre con la misma aceleración.) Agradecimientos ¿Es apropiado agradecer la colaboración de personas que no sólo no colaboraron sino cuyas ideas robamos? Creemos que sí. Agradecemos entonces al blog del Ingeniero, a Espectadores, a Arte Política, al Escriba. También a María Casullo, a Musgrave, y a todos los que ahí comentan y discuten. Tampoco nos olvidamos de Nagus el Magnifico, del General Susvín, de Mabel, María, Aberel, Ricardo, Jorge, de Ciber y sus mútiples personalidades, de Alejandra, Felipe, Bibiloni, Santix, Iris, Minaverry y Anónimo (nuestro más fiel seguidor). Antes de arrancar La redacción del Manual del Militante Pasivo nos dio un buen motivo para reunirnos a cenar, discutir distintos temas, pelearnos, gritarnos, aclarar cuestiones, resolver contradicciones e inconsistencias. Si además alguien obtiene algún otro provecho, lo consideraremos un beneficio colateral, innecesario pero no insignificante.

LISTA DE HITOS K Con la intención de ponernos en aprietos, los interlocutores sorprendidos con nuestro apoyo a la gestión K suelen exigirnos la mención de alguna medida que respalde nuestra postura. Curiosamente, mucha gente que en principio no podía citar una sola iniciativa positiva, termina reconociendo la validez de unas cuantas después de escuchar nuestra larga lista. Al parecer, la invisibilidad de los logros es mayor de lo que creemos. Por eso recomendamos memorizar la lista para no dejar de aprovechar ninguna oportunidad. Sin embargo, tengamos en cuenta las siguientes aclaraciones antes de listar los logros. a) Nosotros consideramos “logros” aquellos cambios positivos implementados durante la gestión K. No nos importa si la iniciativa fue una originalidad K o si el autor primero fue un sacerdote del medioevo. Tampoco nos importa la intencionalidad, es decir, si la implementaron por convicción política, por devoción religiosa o por apetito electoralista. b) Un logro supone un cambio frente a lo acostumbrado o a lo esperable. Por lo tanto no califican como “logro” la inexistencia de bombardeos aéreos a la población civil como sucedió en el '55, ni la gratuidad de la educación primaria, porque lo considerabamos un bien adquirido sin ningun riesgo de perderlo. Estos mismos criterios son válidos para la lista de errores. Por un lado, los errores son cambios negativos realmente ocurridos: no computan las atrocidades que el matrimonio K planeó pero nunca llevó a cabo (sueños de miseria y destrucción o la tan anunciada devaluación y posterior fuga) ni los males históricos no reparados (por ejemplo, las finanzas en negro del empresariado argentino, el uso de paraísos fiscales, los sindicatos sin demasiada transparencia electoral, la falta de democracia en la AFA, la existencia de barras bravas, los perros que cagan en la calle, las publicidades de TV que interrumpen las películas en la mitad, etc.). Políticos

Renovación de la Corte Suprema. Reapertura de los juicios a los genocidas y jerarquización de los Derechos

Humanos en la agenda pública. Pase a retiro del generalato “manchado” al inicio de la gestión K. Eliminación del Código Penal Militar (la pena de muerte es finalmente

abolida en la Argentina). Eliminación de la figura de vicario castrense.

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Recuperación de los fondos de las AFJPs para la ANSES y de su política de inversión.

Desobediencia al ultimátum público escrito por Claudio Escribano para el diario La Nación. Fin de las editoriales titiriteras.

Apoyo estatal a medidas de planificación familiar y reproducción consciente. Negativa a reprimir reclamos sociales. Cancelación de la deuda con el FMI. Se terminan las rondas de prédica

política, replicadas por los medios argentinos, y se limita el poder de influencia del organismo internacional.

Primeras licitaciones de las concesiones viales al final de su período (antes se las renovaba al mismo titular, haciéndolas vitalicias de hecho vitalicias.

Anulación del contrato por la elaboración de los DNI e implementación de solución creada en el país con software de código abierto. Esto supone un ahorro de 1500 millones de dólares de inversión, además del abaratamiento del DNI, que pasa a costar 50 pesos en lugar de 35 US$.

Intervención del PAMI con Ocaña. Ampliación de derechos

Aumentos salariales por decreto en el inicio de la gestión. Convocatoria a paritarias y renegociación de convenios colectivos en todos

los gremios. Matrimonio Igualitario. Identidad de género. Implementación de la Asignación Universal por Hijo, que llega a más de

3.600.000 de chicos y que aumentó en un 25 por ciento la matrícula en el nivel medio.

Recuperación del salario mínimo vital y móvil. Que volvió a ser móvil y se acerca cada día a ser vital.

Plan Conectar Igualdad. Un millón de computadoras entregadas. Ampliación de la cobertura de la seguridad social a través del programa de

inclusión previsional. La iniciativa alcanzó a 2.400.000 nuevos titulares de derecho.

Movilidad del haber jubilatorio. Doce aumentos de jubilaciones. 420 % en total.

Extensión de la cobertura social a través de la Anses al 98 % de la población.

Extensión de la jubilación a las amas de casa. Despenalización del consumo íntimo de drogas. Anulación de los Luncheon Tickets, estafa encubierta a los aportes salariales. Lanzamiento del programa “Fútbol para Todos”. Apertura del Museo de la Memoria.

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Punto final para la cédula de identidad. Le retiran a la Policía Federal esta herramienta de obtención y administración de datos de la ciudadanía. Aparece el Pasaporte de pelo negro (sin canas).

Implementación del sistema único de boleto electrónico SUBE. Plan Pro.Crear de viviendas a tasa subsidiada a gran escala.

Económicos

Reducción de la desocupación a menos de un dígito, del 23% al 7%. Retenciones a las exportaciones. Reducción de la deuda externa, ahora inferior al 40 % del PBI y la mitad en

manos públicas. Reducción de la pobreza (del 55 % al 18 %) y de la indigencia (del 28 % al

5%). Duplicación de exportaciones mediante la diversificación de su

composición. Fabricación nacional de 600.000 vehículos por año. Aumento de la participación salarial en el Producto Bruto Interno: del

34,3% en 2003 al 43,6% en 2008. Aumento del salario mínimo a 2300 pesos en Agosto 2012 (fue de 200$ de

1993 a Julio del 2003). Aumento de asignaciones familiares en más del 100%.

Legislativos

Anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y de los indultos.

Aprobación del matrimonio igualitario. Aprobación de la Ley de Medios. Aprobación de la Ley de obtención de ADN y de la creación del Banco

Genético. Aprobación de la Ley de Financiamiento Educativo, que lleva la inversión

en educación al 6 % del PBI. Aprobación de la Asignación Universal por Hijo. Aprobación de la Ley 26134 de Prohibición de Sanción de Leyes Secretas. Aprobación de la ley de empleo doméstico. Aprobación de la ley de trabajo rural. Aprobación de la ley de genéricos. Despenalización de las calumnias e injurias. Protección a periodistas. Creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Modificación de la Carta Orgánica del Banco Central que libera el uso de las

reservas.

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Internacionales Creación del UNASUR. No reconocimiento al gobierno golpista de Honduras y apoyo al Presidente

derrocado. Fortalecimiento del MERCOSUR; incorporación de nuevos miembros, en

especial Venezuela. Creación del Banco del Sur. Reposicionamiento de la Argentina en el mundo. Presidencia del G77.

De todo un poco

Condena al primer miembro de la Iglesia Católica (capellán Von Wermich) por participación en crímenes de lesa humanidad.

Renegociación de la deuda externa: salimos del default. Mayor período de crecimiento en cien años. Récord de reservas internacionales. Nietos recuperados son elegidos como legisladores. Incorporación de mujeres a la Corte Suprema de Justicia. Primer mujer elegida Presidente Primer mujer elegida como Ministra de Defensa (mujer y además civil).

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CONCEPTOS VIRTUD El politólogo italiano Giovanni Sartori sostiene que hoy la amenaza a la democracia constitucional no proviene de un modelo alternativo mejor (como el comunismo o la monarquía) sino de cierta exigencia de “más democracia”, casi acusando de no democrático al modelo actual. Aunque las exigencias a un modelo apreciado pueden generar progresos, también corremos el riesgo de terminar exigiendo atributos que el modelo no promete y ni siquiera busca. La virtud de sus representantes es uno de ellos. La democracia constitucional no necesita de la virtud humana. Cree en ella pero no en su perennidad ni probablemente en la capacidad de detectarla en un tercero. Si la democracia constitucional se rigiera por el criterio de virtud, la Constitución se limitaría a indicar cómo se elige al ciudadano virtuoso para luego darle plenos poderes. En cambio, la Constitución supo procurarse de mecanismos de control y remoción, de balanceo de poderes, para delegar autoridad en plazos muy limitados y muchas veces no renovables. ¿Por qué tanto límite y control si se descontase la virtud del elegido? La República tiene eso de mágico: un sistema escrito por humanos comunes para que humanos comunes gobiernen a humanos comunes. La exigencia de virtud suele esconder una voluntad de descalificación al sistema de gobierno humano: a mayor exigencia de virtud, mayor descalificación al hombre real. Por eso quienes la exigen entre los representantes democráticos tan mezquinamente humanos a veces encuentran virtud en dictadores criminales (no sólo poco virtuosos sino poco humanos). Exigirles a nuestros representantes caracteres heroicos humanamente extraordinarios nos descalifica a nosotros como “electores”, por nuestra irreparable incapacidad de elegir héroes entre humanos. En otras palabras, debemos buscar ciudadanos –no héroes- dispuestos a representarnos y a comprometerse con el juego republicano. Nada más, nada menos. Otro ejemplo de exigencia exagerada se esconde en el planteo de que la democracia elige a los mejores gobernantes, el trillado “Gobierno de los Mejores”. Nadie en sus cabales puede creer que un juego como el constitucional –con partidos, elecciones, internas, listas sábanas y almohadas, con instancias de

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expresión de algo tan volátil y caprichoso como la opinión de mayorías simples – puede garantizar la elección de “los mejores entre nosotros para gobernar”. En cualquier arte, elegir al mejor (si admitimos la idea que “el mejor” es algo elegible) requiere jurados especializados, discusiones acaloradas entre personas cuyas opiniones son consideradas especializadas o de mayor valor por el resto, mucho análisis y un sinnúmero de aspectos que la Constitución no busca implementar. La república no es el gobierno de los mejores, no es el mejor gobierno, ni es el gobierno para el interés del pueblo. Es el gobierno por decisión del pueblo. Y la decisión del pueblo se expresa, según nuestra constitución, por la votación periódica. Podría expresarse por aclamación en una plaza y también seria una republica democrática, pero la constitución lo indica de otra forma. La voluntad expresada en las urnas es considerada la decisión del soberano, una ficción como cualquier otra pero al estar escrita tiene fuerza de ley. Nuestra República implementa así el gobierno de la voluntad de las mayorías. Ni el saber superior, ni los conocimientos de un grupo especializado, solo la opinión de las mayorías. Se trata de algo más “mediocre” (nunca mejor utilizado este término que en una República): el gobierno de la opinión mas frecuente. Por eso, la virtud máxima de la Constitución es crear mecanismos para sacarse de encima a los considerados pésimos por consenso. La frase tan escuchada de “el pueblo no se equivoca” no significa que siempre elegimos lo mejor, que le acertamos a algo previamente definido. En realidad, se trata de una verdad tautológica: “el pueblo no se equivoca, porque su opinión define lo certero”. En política democrática, la definición de “acierto” es hacer lo que dicta nuestra voluntad. Por lo tanto, cuando nos escuchemos pedir “la virtud al poder” o preguntar “¿éstos son lo mejor que tenemos?” deberíamos tomarnos la pastilla que nos devuelva al camino republicano. Por último… Ante la contraposición entre ética o Ley, debemos tener claro que sólo la Ley tiene cabida en el análisis político. Puede sonar a poco, pero con la experiencia del mundo podemos sostener lo contrario: hacer cumplir la Ley ya es en si una utopía. Si es un comportamiento prohibido, que lo diga la ley. Si es un comportamiento permitido pero reprochable, que lo digan las urnas cuando los electores hacen el balance total de una promesa o gestión.

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POLÍTICA o MORAL Un error frecuente y fatal es confundir lo político con lo moral. Tanto en la acción como en el analisis y juicio. Un juicio moral es binario. Se pasan todas las acciones del analizado, tantos items como se desee, reales o sospechadas, por un severo tamiz moral. Si alguna de las acciones cumple con alguno de los actos prohibidos, "Bingo", tenemos un inmoral. El juicio moral no acepta atenuantes ni matices, no es materia argumentable, opinable. Bien lejos de un juicio jurídico, donde aparecen pruebas, contextos, atenuantes, derechos en pugna, valoraciones, grandes burocracias etc.. Un juicio moral tiene una simpleza tal que hasta un inquisidor sin asistencia puede realizarlo y en un muy corto tiempo. Por eso el juicio moral es tan tentador, no requiere esfuerzo de analisis, es celerisimo y no tenemos que someter nuestro juicio a juicio. Que mas se puede pedir? En cambio un analisis politico se basa en resultados, los pondera, los suma y los resta, incluso los compara. Requiere de una lista de resultados-objetivos valorizados según una ponderación personal, intima, cambiante (en una guerra valoraremos mas el caracter belico de un lider, su arte en destruir enemigos, y terminada la guerra quizas valoremos mas su capacidad de organizar un plan de reconstruccion). Ningun resultado puntual o ausencia de él determinará por si solo el juicio, sino que el resultado total y comparado lo hará. Por eso la lista no puede ser larga, porque rapidamente los item tendran tan poco peso relativo en el juicio que su exito o fracaso no impactará en la opinión final. Entre los items valorizados puede existir uno moral. Un mormon podra ponderar como "resultado objetivo" que el presidente crea fervorozamente en Dios o que sus ministros no caigan en el pecado de la gula. Pero siendo un analisis politico, estos objetivos deberan promediarse con otros, como la implementación de planes de alfabetizacion o de inclusión. Los resultados-objetivos en politica deben ser públicos. Por dos razones. Primero porque es dificil juzgar a alguien por algo que nadie puede asegurar que haya hecho. Como juzgar a alguien por "soñar con perros color violeta", si no tenemos forma de saberlo con alguna certeza. Sí puedo tener como objetivo "que nadie crea que el candidato sueña con perros" o "que los medios no me digan que el presidente sueña con perros", pero aquí el objetivo sería otro, medible, real. Segundo y más importante, es que si un acto no tiene trascendencia pública no tiene importancia en politica. Porqué ponderaría un resultado que no afecta ninguno de nuestros sentidos? Penalizar o premiar por algo que nadie podrá

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detectar, solo sabremos que ha sido realizado pero no nos afectará en nada. Un efecto beneficioso o dañino pero asintomatico. Sería raro. En cuanto al efecto de la moral en la accion politica, imaginemos por un instante si en una república las personas se viesen obligadas a consensuar preceptos morales, la discusión adoptaría rápidamente el esquema de amigo-enemigo y escalaría a una jihad de exterminio, porque la resolución de dos morales en conflicto sólo se logra con la eliminación del otro. De hecho, los principios morales no se negocian ni se acuerdan. Por suerte, como en un consorcio de propiedad horizontal, en la nación las personas sólo se ven obligadas a consensuar decisiones relacionadas con la administración de la cosa pública. Por ejemplo, ¿qué construir?, ¿qué prohibir?, ¿qué incentivar?, etc... Este consenso se logra con la acción política. En la acción política, todo es un tira y afloja. Todo se negocia. Se ofrecen quitas a los propios deseos y expectativas, a cambio de alguna concesión a favor. La política funciona mucho mejor en manos de “comerciantes”, expertos del “toma y daca”, para quienes nada es “innegociable”, para quienes cualquier concesión es posible si a cambio obtienen algo de valor para sus representados. En cambio, no puede decirse lo mismo de los “hombres de moral superior” para quienes la política debiera ser la puesta en práctica de una larga lista de mandamientos irrenunciables, quienes prefieren morir antes que realizar alguna concesión (quien prefiere morir por algo está cerca de preferir matar por lo mismo). Nadie posee una moral más férrea que un fedayin de Al Qaeda. Sus principios son inamovibles; no renuncia a ellos ante nada; ninguna evidencia o beneficio menor pueden distraerlo; no los vende ni por la valija de Antonini multiplicada por las veces que el diario La Nación la mencionó. En política democrática ésos no son valores sino amenazas. La descalificación moral en política suele provenir de quienes desaprueban las acciones políticas realizadas pero no quieren someter sus conclusiones al debate político. Y por lo general son los medios los que exageran la inmoralidad de los hechos, para descalificar a un gobierno cuyas acciones les producen rechazo.

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EL PODER Para juzgar cualquier situación política, inevitablemente debemos hacernos la pregunta básica: “¿quién creemos que tiene el poder en esta escena?”. De lo contrario, corremos el riesgo de hacer un análisis moral, no político. Si observamos una persona que golpea a otra y no necesitamos formular ninguna pregunta, estaremos a punto de emitir un juicio moral, en sintonía con algún mandamiento del tipo “no golpearás”. En cambio, para emitir un juicio político serio, antes debemos preguntarnos: ¿quién golpea?, ¿por qué?, ¿qué logra con ese golpe?, ¿de los dos, quién tiene el poder? Un negro salta sobre una bicicleta que le saca a un niño. Sale montado en ella a toda velocidad, tanto que casi pisa a una anciana. Detrás lo persigue un grupo de encapuchados blancos... La opinión política que nos formemos de esta escena dependerá de nuestra respuesta a las preguntas “¿aquí quién tiene el poder? Quién hace qué? Porqué lo hace?” Un boy scout de 9 años y un skin head de 180kg de peso se cruzan puteadas y amenazas. Vuelan tortazos de un lado y de otro. Según quien creamos que tiene el poder, o como se comparte, nuestro diagnostico puede ir desde “un boy scout puteador recibe su merecido” o “juego de manos entre dos adolescentes” hasta “Masacre en un barrio porteño”. No importa quien creamos finalmente que tiene el poder o cuan compartido esté, importa que nos formulemos la pregunta antes de diagnosticar y crearnos una opinión política de la situación. CONSENSO y MAYORÍA Probablemente quienes no logran conformar mayorías hayan contribuido a sobrevalorar el consenso en la Argentina. La República expresa claramente los porcentajes necesarios para imponer una norma o un gobernante. En ningún caso exige un consenso, y agradecemos que así sea. Por otro lado, no es potestad de un diputado decidir si una ley se aprueba con la mayoría simple o no. El diputado cuyo proyecto fue aprobado por el 51% de la Cámara no sólo puede darlo por aprobado sino que debe darlo por aprobarlo, por el acuerdo establecido con sus representados. Si este mismo diputado desistiese de aprobar su proyecto y decidiera eliminar algunos puntos valorados por sus representados con el fin de conseguir el apoyo del 100%, estaría estafando a su electorado. La obligación del diputado es hacer respetar el apoyo expresado al proyecto según las estrictas cláusulas constitucionales.

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Cualquier concesión hecha en pos de lograr mayor consenso al requerido es una estafa a las mayorías a quienes la constitución no obligaba a hacerlas. La sobrevaloración del consenso, que sugiere encontrar caminos que todos deseemos (como si forzosamente existiesen esos caminos), oculta la verdadera solución republicana que es el compromiso, la negociación, la que enseña, en cambio, que el camino a transitar puede no coincidir con la preferencia de ninguno. Asi vemos que el compromiso republicano podría llevar justamente a un disenso total, a una solución por nadie buscada pero que es la solución acordada o negociada por ser la que mejor se acerca entre todas las posibles al interés de una mayoría a juicio de sus representantes. Ademas quien busque el consenso será presa facil del terco, aquel que se niega a mover su posición. El consensuador debería asi conceder cada vez mas de su propia idea para lograr el consenso con aquellos que nada ceden. Cuantos de quienes exigen hoy a los politicos buscar el consenso como una maxima, aceptarian de sus representantes haber hecho concesiones en las posiciones que valoran a cambio de conseguir ese consenso exigido? Consensuar con quien uno comparte la idea no es fruto de ningun esfuerzo, es un consenso tautologico. El valor del consenso, si es que lo tuviese, es en consensuar con quien tiene una idea que nos resulta errada. En una republica eso puede ser una debilidad peligrosa. CONFLICTIVIDAD e INVISIBILIDAD Muchas de las decisiones que se toman en una sociedad se toman en estado de total invisibilidad para sus interesados. Asi, por ejemplo, un hospital decide la compra de un nuevo tomografo para su sala de pediatria y ninguna madre interviene ni se inmiscuye, probablemente ni se entera. Lo haran recien cuando aparezca el tomografo en la sala o cuando lo necesite. La invisibilidad de una decision tiene muchas ventajas. Quienes deben tomar la decision lo hacen en un ambito "de laboratorio", sin discuciones apasionadas con terceros, mucho menos con "terceros" que son en realidad los "destinatarios" de la decision. La decision en laboratorio se toma mas calmamente, mas rapidamente y a menor costo personal. Si uno le pregunta a quienes deben tomarlas no dudaran en que hacerlo bajo condiciones de laboratorio es la única manera de tomarlas seriamente. Por supuesto que tomar decisiones mientras los destinatarios ni siquiera saben que se estan tomando, presupone que quienes toman la decision la tomaran en coincidencia con la voluntad de aquellos. Lo que no es una presuncion menor. Y puede ser un problema a la hora de pedirles a los destinatarios digerir las consecuencias de esas decisiones.

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La invisibilización perfecta, el sueño de los poderosos, es aquella en la que los ciudadanos no saben cuando una decision importante para su futuro esta siendo tomada y cuyas consecuencias mediatas se presentaran como el resultado natural del estado de las cosas, inevitable, y no fruto de esa decision humana, en la que podrian haber influido. Existen distintos grados de invisibilidad. Desde decisiones "abiertas" o "concientes" donde participan todos, como por ejemplo la decision sobre qué hacer con la reserva ecologica de Buenos Aires o los planes de traslados de villas de emergencia. Y decisiones practicamente invisibles, como darle a Telefonica y Telecom el derecho a competir en la red celular o la autorización de abrir hipermercados dentro de la ciudad. Ambas muy trascendentes, pero con dos tipos de decisiones y caracteristicas diferentes. Una involucra acciones directas, debates, se paralizan las decisiones, y en la otra se decide en un santiamen el futuro que afectará a millones de personas, sin que ellas lo sepan, sin que hoy entiendan que allí ocurrió una decision humana que los afectó, quizas para bien, quizas no, pero los afectó y mucho. Cual es el equilibrio deseable entre invisibilidad de la decision y conflictividad? La respuesta dependerá, por supuesto, de la real importancia del tema y de cuan "materia opinable" sea, pero además dependerá del lugar de cada uno. Si somos parte de la elite que toma las decisiones, de la "aristocracia decididora", preferiremos la invisibilidad del laboratorio. Sin considerar mala fé, suponiendo que deseamos lo mejor para nuestros conciudadanos y que creemos saber cual es la decision que lo garantiza, es probable que prefiramos solucionar la necesidad con la celeridad de laboratorio a crear un debate que creemos concluirá en lo mismo. Y es tambien probable que estemos equivocados. Por supuesto si uno además de elite es un usurpador del derecho de terceros, la invisibilidad es nuestro paraiso. La invisibilidad permite a los magos que la crean de hacerse con la riqueza de los simples que la crean (de los verbos crear y creer respectivamente). Por otro lado, podemos no ser de la elite pero confiar en quienes toman la decision, sea porque los hemos elegido concienzudamente o porque los resultados historicos de sus decisiones son sobresalientes o sencillamente porque tengamos tendencia a preferir no involucrarnos en la decision, con todo el esfuerzo que conllevaría hacerlo, de informarnos, de analizar, de discutir, de buscar influir, la angustia de dudar, etc. Si uno lo ignora todo, la decision de no involucrarse va de hecho, pero cuesta verle alguna virtud a esta situación.

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Por ultimo, si uno acaba de enterarse que determinados fenomenos que creiamos "naturales" y de gran impacto negativo en la vida de nuestros hijos ocurrian en realidad por decisiones humanas en las que teniamos derecho a intervenir, sea directamente o a traves de representantes, es probable que por los proximos 20 años deseemos intervenir por demas, en todo, no dejemos reunion sin asistir, hasta tanto sintamos que se toman las mejores decisiones, tomandonos a nosotros y a todos los interesados legitimos en consideración. Esta sobreparticipación generara inevitablemente excesos, ruido, conflictividad sobresaliente. Personas sin conocimiento que se involucran, opinan, quieren decidir, influyen en las decisiones, se equivocan, van y vuelven con la decision, pelean, discuten. Como dirá la elite: "Han entrando personas al laboratorio". Nada mas civilizado que una negociacion donde no esta el principal interesado. Nada mas civilizado que una decision que no se toma. Tucídides decía: "Es la libertad o la tranquilidad. Tienes que elegir". Algo parecido podria decirse en la eleccion sobre el nivel de conflictividad que una sociedad acepta padecer. DEMOS Vs PLUTOS (Democracia o Plutocracia) La democracia como palabra goza de mejor prestigio que como idea profunda. Ha ganado la batalla por la hegemonía. Las personas aseguran ser defensoras de la democracia, sin reflexionar en las opciones que existen, y sin verle ninguna desventaja. Personas que probablemente preferirian una monarquia o una teocracia, no se animan siquiera a reconocerle criticas al sistema democratico. Le encontraran criticas a todos los gobiernos democraticos, pero no al sistema en si. Como si la materia criticable fuese resultado terrenal del gobierno de turno. Porqué nadie se anima a defender una sana plutocracia? Donde los dueños de la riqueza, los verdaderos dueños de un pais, manejen sus destinos. Son personas que han sido capacitadas para conducir sus propios intereses, que sabrian desde la cuna que dedicarán su vida a ello y que no necesitan de ningun otro estimulo economico que el que ya poseen, para manejar correctamente el rumbo del pais. No habrian gestos demagogicos, ni las distracciones electorales. Los partidos politicos dejarian paso a las actividades sociales y las decisiones se tomarian entre pocos, expeditivas, reflexionadas, consensuadas. Muchas de las criticas a la democracia provienen de idearios plutocráticos pero sostenidos por personas que se creen convencidos por la democracia. Esta especie de verguenza por lo no democratico, ensombrece el debate. Sería mas claro que esa persona sostenga abiertamente su critica a la democracia como sistema (puede

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perfectamente sostener una critica y no rebelarse contra ella o, aún, sostener que considera la democracia el mejor sistema) a tener que sostener sus criticas como fruto de la accion de un determinado gobierno, pero que termina repitiendose en todos los gobiernos y a mas democratico mas critico. La responsabilidad no es solo del critico pudoroso, sino de todos nosotros que ante una critica al sistema democratico lo incendiariamos en la hoguera y lo acusariamos de sedicion. Deben ser muchas las criticas posibles al sistema democratico y deberiamos bienvenirlas. Porque eso evita que esa critica aparezca, transmutada, en una critica a los gobiernos o resultados de la democracia. La ley basica de un hombre un voto, una opinion un voto, es esencialmente contraria a la ley de un dolar un voto que implica la plutocracia. En una republica los votos reales provienen de las opiniones y de los dolares, segun la proporción diremos que tenemos una democracia mas o menos plutocratica. Esta linea es una frontera invisible pero muy activa en las democracias capitalistas. (Cabe la aclaración, aunque en un determinado momento no existan de otro tipo). SEDUCCION PLUTOCRATICA Tiene derecho la ciudadania, por simple peso de su mayoria, decidir que un propietario debe ceder gran parte de sus bienes a la bolsa comun? Tiene derecho la comunidad a decidir por el propietario sobre el destino de su propiedad, de su empresa, a limitar su uso, su usufructo? Por último, si la respuesta anterior fuera afirmativa, tiene sentido que una democracia dé la pelea contra su clase propietaria, para imponerle condiciones en contra de su voluntad, sabiendo que la clase plutocratica tiene recursos para oponerse a las obligaciones que rechazan? No sería mejor usar incentivos, seducir a la clase plutocratica? La seduccion plutocratica, o mejor dicho al plutocrata, es una idea-zombi que sobrevuela las democracias y siempre regresa, no importa cuantas veces uno crea que la realidad la ha matado. Esta idea que aparece defendiendo una medida como justa pero que sugiere mejor lograrla por via del dialogo con el poderoso, convencerlo que consienta suscribir a ella. Es la idea detrás de apoyar sin dudar una quita de impuestos a todo rico que haga A, para estimular que hagan A, pero rechazar de plano el aumento de impuestos a todo aquel rico que no haga A, para estimular que lo haga. Siendo dos situaciones socialmente identicas, rechazarlas solo responde a la idea de seduccion a la plutocracia. El rico sería un burro al que se mueve solo con zanahoria, nunca con palo.

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Si el poderoro posee el derecho a ser seducido en lugar de ser compelido como el resto, no estariamos reconociendole derechos desiguales? Porqué la ley debería someter a quienes no tienen poder de resistersele y debería buscar seducir a quien sí? Una tesis hermana a esta es la tesis de la confianza. La que propone que el estado debe crear confianza para que sean los hombres de negocios que inviertan en la economia y no el estado. Ya a mitad del siglo XX, el economista Michael Kalecki escribía sobre el riesgo de esta teoria de la confianza. El estado sometería asi todas sus politicas a un derecho de veto de su clase empresaria. Si esta objetaba algo, la inversion se desplomaría y el desempleo resurgiría. Según Kalecki, el estado, por el contrario, debería invertir cuando los privados no lo hicieran para así garantizar siempre la creación de empleos mas alla de la confianza o buena voluntad de los hombres de negocios. Asi los plutocratas podrian decidir ingresar o no al proceso productivo pero no tendria poder de veto sobre él o de chantajear con la simple amenaza de no invertir y detenerlo. INSTITUCIONES y DEMOCRACIA ¿De qué hablamos cuando pedimos más instituciones? La Constitución menciona pocas instituciones: el Poder Ejecutivo, el Congreso y los Tribunales. Administrada a través de estas tres Instituciones Constitucionales, la cosa pública no necesita de otras instituciones si nos atenemos a la Carta Magna y al funcionamiento de la toma de decisiones en democracia. Sin embargo, existen muchas otras instituciones: la Iglesia, el colegio público de abogados de Pergamino, el colegio público de contadores de Azul, el Automóvil Club Argentino, la Academia de Letras, el club La Estrella de Maldonado y miles de etcéteras. Muy a menudo, estas Instituciones No Constitucionales (que no significa que sean Anti Constitucionales) no representan ni a sus miembros, ya que sus autoridades no son elegidas de manera transparente o medianamente democrática. Aunque carecen de representación en términos del manejo de la cosa pública, estas instituciones opinan sobre las acciones políticas de nuestros gobernantes, se inmiscuyen, sugieren, dictan y además encuentran mucho eco favorable entre quienes influyen en la opinión pública. De hecho, los medios y la oposición no electoral (ésa que tanto acecha) hacen mucho hincapié en la necesidad de que el gobierno respete a las instituciones: que las escuche, siga sus sugerencias, no las ningunee.

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Ahora bien, ¿por qué debería hacerlo? ¿Qué parte de la Constitución sostiene que las instituciones por fuera de las republicanas deben participar, aunque sea mínimamente, en la elaboración de acciones de gobierno? Seguro, un gobierno con mayor participación de las instituciones tiene más estabilidad, porque estas instituciones representan sectores de poder real con fuerza para apoyar y para oponerse (pensemos en la Iglesia, la UIA, la Sociedad Rural, el servicio diplomático de las potencias extranjeras). Además, un gobierno abierto a la participación de estas instituciones tendrá planes a más largo plazo, porque los intereses de los sectores representados por estas instituciones son más durables, sin los vaivenes, pasiones y cambios de humor de la voluntad popular. La inclusión de las “Instituciones no Constitucionales” alimenta los ideales de estabilidad, previsibilidad, políticas a largo plazo. En cambio no guarda relación con la voluntad popular (y aquí aparece el verdadero origen de la insistencia en estos valores tan apreciados). En este sentido, notemos que una monarquía (mas aún, una monarquía eclesiástica) ofrece previsibilidad, estabilidad y políticas a largo plazo, justamente por no ser democrática. Los sectores que rugen por mayor institucionalidad no mencionan la tensión entre participación institucional y participación popular. De hecho, no es casual que estos sectores sean aquéllos adversos a las elecciones. Si un sector sin poder electoral controla algunas instituciones prestigiosas o, mejor aún, es quien entrega el sello IVESS de prestigio a las instituciones, es comprensible que grite “instituciones prestigiosas al poder”. Es lo mismo pero mas simpático que gritar “ciudadanos, fuera del poder”. Las únicas instituciones republicanas son el Ejecutivo, el Congreso, los Tribunales. En política, el resto posee el rango de lobbista con más o menos prestigio, pero lobbista al fin. ONGs (Esa Agua Bendita) En un país donde lo político está posicionado como popó de perro y todo político es tratado como un chorro, sorprende que mencionar una ONG o anunciar que uno trabaja en una ONG dé chapa de honesto, útil, desinteresado, solidario entre muchas otras virtudes. Así, jóvenes que se niegan a trabajar por un sueldo para el Estado ladrón aceptan hacerlo gratis para ONGs cuyas autoridades no son elegidas bajo ningún proceso electoral transparente o de ningún tipo. Pensemos por ejemplo en la Iglesia católica cuyas cuentas no son auditadas más que por sus integrantes, y donde la ausencia de competencia interna por el mando (en contraste con la política) anula o minimiza cualquier posibilidad de denuncias

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internas. Evidentemente, las ONGs lo tienen todo para ser deshonestas, salvo la honestidad intrínseca de sus dirigentes. En general, las ONGs reciben apoyo, no del Estado, sino más bien de grandes empresas (sus mayores aportantes) que influyen en la designación de autoridades por un criterio de empatía. Dada esta realidad, no debe sorprender que Milagro Salas nunca haya recibido ayuda de Movistar o Artear, mientras que el Padre Grassi se llenó de donaciones a nombre de personas y empresas con capacidad de ahorro. Dirán que la Tupac Amaru no pasó la auditoria contable, psicológica, de análisis, de blablabá. La pregunta es: ¿Caritas, el Padre Grassi, Monseñor Plaza, Greenpeace, sí? Apartar al estado de la asistencia a las ONGs es evitar el imperio del “aporte caprichoso” por parte de un equipo de gobierno elegido por todos para gobernar la Nación por cuatro años, para terminar imponiendo el imperio del “aporte caprichoso” de otro tipo de autoridades elegidas sólo por el tamaño de las empresas que conducen. Si viven de los aportes de grandes corporaciones y fortunas personales, ¿por qué esperar que las ONGs se ocupen de otros intereses? BENEFICENCIA Y POLÍTICA Lo primero que debería hacer quien quiera asistir a sus conciudadanos en necesidad es pagar todos sus impuestos. Si ya lo hace debería entonces ahorrarse ese honorario extra que le paga a su contador para encontrar los vericuetos legales impositivos que le alivian su declaración anual. No solo porque los impuestos suelen ser sumas mucho mayores que las que cualquiera entregaría voluntariamente a la beneficencia sino porque el estado es un gran vehículo de ayuda a nuestro prójimo. Son muchas las escuelas que el estado no construyó y son muchos los hospitales que el estado no sostiene como debiera. Pero prácticamente todas las escuelas y los hospitales que si existen han sido construidos y son mantenidos por el estado. En especial en aquellos lugares donde la necesidad florece sin la sombra de nuestra mirada o donde la miseria no es suficientemente cruel para atraer las cámaras de televisión. El estado es la máquina mas importante de igualdad y de atención a los mas necesitados del país y por otro lado la mas fiscalizada y controlada. Pero quizás la diferencia mas trascendente sea que el estado pone el énfasis en la construcción de derechos. Quien recibe sus bienes y servicios los recibe merenciendolos, se los ha ganado de puro derecho. La beneficencia, en cambio,

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pone el énfasis en la falta de quien recibe y la sobra del que da. Quien recibe beneficencia, recibe por voluntad de quien entrega. La recibe sin merecerla. El paquete de arroz de ambos puede ser de la misma marca pero el sabor simbólico es sustancialmente diferente. POLÍTICAS A LARGO PLAZO Un sinnúmero de veces escuchamos hablar de la ausencia de políticas a largo plazo (PLP), y de todo lo que el Gobierno debería hacer para garantizarlas. Analicemos un poco el exagerado mérito de las PLP y la falacia detrás del cómo crearlas. Si la ciudadanía juzgase que una política mantenida por décadas es mala, ¿sus representantes electos deberían mantenerla por ser una PLP? ¿Deberíamos entonces haber seguido con la Convertibilidad, probablemente una de las PLP más estables de los últimos años, o con la, a esa altura, decagenaria Ley de Punto Final? Más preguntas... ¿Deberíamos reservarnos el derecho de implementar una política que la ciudadanía considera positiva, pero que no es una PLP preexistente? Si fuera posible, ¿debería una generación de ciudadanos impedir que las generaciones siguientes modifiquen toda PLP? ¿Deberíamos obligarnos a obtener consenso absoluto en el Congreso antes de imponer una ley, para aumentar las chances de mantenerlas en el tiempo? (cabe señalar que esto nos forzaría a cambiar la Constitución y a despedirnos de casi todas las leyes sin consenso absoluto) ¿Aumentan sus chances de mantenerse a largo plazo una política aprobada por muchos sectores, mucho más allá de la exigencia del 50%? Creemos que no. Muchas leyes que se cambiaron, como las de amnistía y convertibilidad, fueron aprobadas por los partidos mayoritarios de entonces. ¿Y además quién nos asegura que los mayoritarios de hoy sean los mayoritarios de mañana? En una república, las acciones políticas son siempre de corto plazo. Los gobiernos deben interrumpir cualquier iniciativa si ésta es la voluntad popular. Un ciudadano puede pensar a largo plazo para emitir su opinión de hoy, pero es su opinión de hoy la que los políticos deben implementar. Si ésta cambia, la política también debe cambiar (de lo contrario, nos encontraríamos con un gobierno con amortiguación antidemocrática). Si una política se mantiene vigente en el deseo de la ciudadanía al cabo de varios períodos, nos encontraremos ante una PLP. Que conste, ésta es una característica ex-post: resulta una política de largo plazo, no porque haya sido votada por muchos o aceptada por impresentables, incluso por Duhalde, sino porque pasan los años y las opiniones sucesivas del electorado no desean interrumpirla o

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modificarla. De aquí en más, esta PLP es otra política temporal, cuya vigencia dependerá de la votación ciudadana de cada día. ¿Son buenas las PLP? Sin dudas, mantener un mismo criterio agrega valores positivos como la previsibilidad o el desarrollo completo de los frutos de una política. Pero ésta sólo debe permanecer vigente mientras la ciudadanía siga considerándola positiva. En otras palabras, la condición de largo plazo no es razón suficiente para mantener una política que la opinión popular haya dejado de apoyar. ¿Qué se dice cuando se habla de PLP? En general, es una idea con valoración positiva, a mano de cualquiera que se resiste a cambiar algo que se intenta cambiar. Las políticas son buenas o malas según sus resultados, no por su extensión en el tiempo. De hecho, las calamidades distan de transformarse en bendiciones por el solo hecho de hacerlas perdurar en el tiempo. Nuestros hábitos son un buen ejemplo... Los hábitos son buenos, cuando se los tiene, pero nadie repetiría la visita a un mal bar sólo por crear un hábito. ¿Por qué exigimos otra cosa a escala ciudadana? HONESTISMO Escuchamos por primera vez este concepto en boca de Martín Caparrós. Para este periodista y escritor, el honestismo es la práctica de limitar el análisis político a la honestidad de las personas que actúan en política (y, agregamos nosotros, entendiendo honestidad como sinónimo de “no coimear”). Según los honestistas, basta con encontrar políticos que no coimeen para garantizar un buen gobierno. No coimear se presenta entonces como argumento suficiente para ser votado, para explicar porqué el político A decidió unirse a B. Bajo esta visión, no existen diferencias políticas, de rumbo, de prioridades, de intereses entre personas “honestas”. Las personas “no coimeras” verían los mismos problemas en el país y propondrían las mismas soluciones. Esta mirada en apariencia inocente no sólo es muy limitada en su capacidad de crear un equipo con cohesión y con capacidad de resolución, sino que lleva a la conclusión de que es deshonesto todo aquél que no considera los mismos problemas o no propone las mismas soluciones que el grupo de los honestos. Así, el honestismo es uno de los tantos conceptos o creencias que empujan la política al campo de la moral, con todos los riesgos que esto implica. Siempre nos preguntamos si, a punto de entrar a un quirófano para un triple bypass y con derecho a elegir un solo cirujano, los honestistas pedirán por aquél

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que no engañe en los costos de gasas y no reciba AnaAna del clínico que lo derivó, o por el contrario se regirán por el “roban pero hacen” y pedirán por el profesional que más hace, con más éxitos quirúrgicos en su haber. ¿Por qué pretender que actúe de otro modo quien espera muchos servicios públicos esenciales, aún más que un triple bypass? INTENCIONALISMO Este concepto se refiere a la práctica de reflexionar sobre las “verdaderas intenciones” de los actores políticos. El analista se erige así en conocedor de la psiquis del actor político, y critica o apoya las acciones políticas desde este conocimiento oculto e incontrastable. El intencionalismo comete un doble error. El primero, de orden casi biológico: creer que la intención es escrutable, que alguien puede conocerla. El segundo, quizás más grave: considerar que la intención tiene alguna importancia política. ¿Alguien cambiaría la opinión política sobre Cavallo si descubriera, por algún tipo de hipnosis, que la intención profunda del ex ministro de Economía fue la de incluir a la mayor cantidad de argentinos y la de garantizarles una vida digna y equitativa? ¿Tiene eso alguna importancia política? Sí la tiene en términos morales o religiosos o psicológicos, pero en política sólo los hechos tienen importancia. Importa qué se hace en el plano de la realidad física o del imaginario, y a lo sumo qué se intentó hacer y no salió, pero la íntima motivación o intención no tiene el más mínimo interés. CERCANISMO El cercanismo le atribuye pertinencia analítica al simple dato de cercanía. En otras palabras, considera que, para analizar la política, importa tener un testimonio directo del asunto en cuestión. Así, para comprender el complejo proceso de la Perestroika, lo mejor es hablar con el peluquero de Gorbachov. Este concepto esconde un primer error de tipo casi mecánico: creer que Gorbachov le diría todo lo que piensa a su peluquero, que el peluquero le diría todo lo que sabe al periodista entrevistador, y que no habría diferencias entre lo que Gorbachov dijo y lo que su peluquero recuerda haber escuchado. No es menor todo este problema, tan humano, de “teléfono descompuesto”. En segundo lugar, el cercanismo supone una falacia intelectual más profunda: la de creer que Gorbachov es quien más “comprendía” el proceso político de la

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Perestroika, por ser uno de sus actores principales... Quizás lo comprendiera, pero por ser además un gran analista, un reflexivo. De hecho, un actor principal puede no comprender lo que está ocurriendo. Y en cambio sí puede comprenderlo perfectamente un analista encerrado en un sótano a diez mil kilómetros de distancia. Meses antes de ir a la quiebra, muchos presidentes de empresa dan por sentado que la compañía se salva, e incluso apuestan su propio dinero a ello. Claramente son quienes más “conocen” la empresa, quienes más “datos de alcoba” poseen, pero no quienes mejor la “comprenden”. La información es útil para la comprensión; nadie podría sostener lo contrario. Sólo que no es sinónimo de comprensión. Porque suele tener el monopolio de la información, además del permiso de entrada a la alcoba de los políticos (o al menos, eso nos hace creer), el periodismo instala el cercanismo para erigirse en dueño de las “únicas herramientas de comprensión”. Así, Joaquín Morales Solá basa sus análisis políticos en conversaciones mantenidas en secreto en un baño de la Casa Rosada o en un pensamiento que habría tenido determinado político en completa soledad. Morales Solá nos deja siempre con la intriga de cómo accedió a ese pensamiento. Raymond Aron, un politólogo y economista francés que habría previsto la caída del régimen soviético desde su escritorio de la Sorbona , solía argumentar que sólo se necesitaba la información pública y mucho análisis para comprender un proceso político complejo. La información de alcoba aturde, es imposible de verificar o refutar, y además hace creer que las notas basadas en ella son análisis político. ANECDOTISMO El anecdotismo o anecdoidiotismo es construir todo un análisis político a partir de una anécdota. Es proyectar un hecho intrascendente como definición de la esencia de un proceso político complejo, sin necesitar pruebas adicionales. El nieto de D’ Elía robándole un chupetín a un compañerito de la escuela definiría así el carácter usurpador de cualquier proceso político que D’ Elía apoye. El anecdotismo o anecdoidiotismo suele aplicarse cuando un caso de coima o una sospecha posta-posta de coima (no hay diferencia para Luís Majul y tantos otros) sirve para concluir que el proceso político es esencialmente un proceso de coima.

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Esa coima (o sospecha de coima) deja de ser un hecho entre otros para convertirse en esencia misma del proceso político: todos hacen todo por y para esa coima. En un mar de acontecimientos basta con tomar uno cualquiera para obtener la síntesis del mar. Así, Hitler con un niño judío en brazos mostraría que el nazismo es un proceso profundamente protector de la infancia, en especial de la infancia de los judíos. AUTORITARISMO La crítica a políticos o funcionarios por autoritarios rara vez apunta al ejercicio excesivo en la autoridad que la República les concede (única autoridad a la que los ciudadanos debemos someternos). En cambio sí suele centrarse en actitudes individuales que se juzgan como autoritarias: levantar la voz, emplear malas palabras, burlarse de otro político, hacer esperar a alguien citado, cambiarle la cita sin aviso suficiente. En otras palabras, se reprocha una conducta con “modales autoritarios", “una forma de vestir autoritaria", “una retórica autoritaria”. Son todos casos de individuos autoritarios que, en realidad, no generan autoritarismo. El autoritarismo remite al ejercicio autoritario del poder público, al uso “autoritario” de los poderes extraordinarios que la República les confiere a unos pocos elegidos. En política, son autoritarios quienes dictan leyes autoritarias, edictos autoritarios, y quienes ejecutan planes de gobierno autoritarios que someterán a los ciudadanos. Los ciudadanos no estamos obligados a mirar la ropa de la Presidenta, ni a escuchar sus discursos, ni a seguir la retórica de los funcionarios, ni a escuchar los gritos e insultos de los diputados. Mucho menos estamos obligados a copiar sus modales. Los ciudadanos sólo estamos obligados a someternos a sus leyes, decretos, políticas. Y son estas acciones las que crean autoritarismo... o no. Todos tenemos derecho a tener malos modales, a putear y a hablar a los gritos. No por eso transformaremos la Argentina en una dictadura. Mientras nuestros políticos en actividad no implementen acciones de gobierno autoritarias, simplemente seremos una sociedad libre con ciudadanos mal educados, como tantas sociedades envidiables del mundo. No diferenciar esto puede llevarnos a preferir a un prolijo Videla por encima de un gritón malhumorado como Raúl Alfonsín.

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INTOLERANCIA No debemos permitir la confusión entre ser intolerante con las ideas y ser intolerante con las personas. En una sociedad democrática, no tolerar las ideas del otro significa refutarlas, discutirlas, objetarlas, no acordar con ellas ni después de largos debates. Incluso considerarlas inaceptables e indignas de ser pensadas. Todo esto es una intolerancia democrática, que no daña a nadie salvo a aquél cuyo ego le exija la aceptación de sus ideas por parte de todos los demás. En cambio, la intolerancia no democrática es aquélla dirigida, no a las ideas, sino a las personas. Aquélla que lleva a prohibir la expresión y defensa de ciertas ideas, la libre circulación de los autores o difusores de estas ideas. Aquélla que finalmente ordena la muerte o encarcelamiento de estas personas. Ésta es la intolerancia intolerable. Esta confusión iguala a un político que le grita a otro “sos un energúmeno; tipos con tus ideas deberían estar encerrados en un manicomio” con aquel funcionario que efectivamente encierra a una persona en un manicomio por sus ideas. Iguala al automovilista que le grita al otro “te voy a matar” con aquel que efectivamente lo mata. Es no diferenciar entre la civilización algo sanguínea y la barbarie sanguinaria. Intolerancia política es emplear el poder conferido para impedir hacer una crítica. Responderle de mal modo al autor de una crítica despiadada puede ser grosería, pero no intolerancia política. Adjetivar con el mismo tono ambas situaciones es, en el mejor de los casos, un simple artificio político para criminalizar al gritón de turno. Pero nos lleva a naturalizar las acciones aberrantes al asemejarlas a las cotidianas. La “intolerancia política” también es relativa según el poder real del sujeto. No indica un estado de intolerancia política si un grupo reducido de adolescentes anuncia su intención de rechazar todos los recursos de alzada de quienes tengan piel oscura. Sí, en cambio, habría intolerancia política si el mismo anuncio fuera realizado por jueces de una cámara. LA VIOLENCIA DEMOCRÁTICA A tono con los puntos anteriores, la acusación de violentos está siempre a flor de piel. Violento es el político que le grita a otro en una entrevista televisiva. Violenta es Caamaño cuando le pega a Kunkel en el recinto parlamentario. Violento es el patotero de la banda de Pedraza que mata a Cristian... Como en otras ocasiones, la

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crítica padece de una limitación en los adjetivos y entonces aplica los mismos y más extremos, para describir cualquier situación, sin ninguna jerarquización. El juego de la República busca evitar el conflicto violento entre ciudadanos tratando de resolver los intereses contrapuestos que existen en la sociedad. El progreso sería enorme si el juego republicano consiguiera que, en vez de matarnos todos contra todos, sólo se mataran algunos representantes elegidos. Las muertes se reducirían de millones a decenas, y las decenas entre profesionales preparados para la lucha y para morir por ella como un ejercito profesional. ¿Quién se atrevería a negar que esto solo ya sería un verdadero progreso social? Otro avance consistiría en lograr que los representantes no se maten, sino que dejen de combatir en caso de knock out. Y otro, aún mayor, que los representantes se limiten a discutir a los gritos y con malos modos los proyectos en debate. La visión más crítica posible indica que en este estadio se encuentra la Argentina hoy. Esta realidad dista de resultar deplorable, cuando todavía estamos cerca de épocas donde, en defensa de sus intereses, un grupo mataba y desaparecía a miles por considerarlos “adversos”. Con esto no pretendemos negar nuestra preferencia por los políticos que respetan los turnos para hablar, sin levantar la voz, sin miradas burlonas, sin chicanas. Pero tampoco admitimos el uso del adjetivo “violento” para calificar situaciones parecidas a las de un asado entre amigos que discuten de fútbol o política. ¿Por qué exigirles a nuestros representantes que debaten cuestiones importantes para sus representados, y para ellos mismos, una cortesía suiza que no les dedicamos a nuestros amigos? ¿O acaso ésta es otra forma de desacreditar la política en la Argentina: tanto a los políticos como a quienes los eligen? ¿Por qué personas que juzgan violento el griterío parlamentario o el tortazo de Caamaño pueden explicar los vuelos de la muerte o la represión policial? CORRUPCIÓN y COIMAS La corrupción es la gran denuncia contra la clase política. Parece ser la fuente de todos los males, y la única. Lo curioso es que el poder y los medios de comunicación asocian y circunscriben la corrupción a la recepción de coimas o dádivas, cuando la definición de “corrupción pública” según el Banco Mundial remite a cualquier uso de poderes públicos para beneficio personal.

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Hacer algo a cambio de un fajo de billetes es claramente corrupción, pero se trata del acto corrupto más básico. Es la corrupción de aquéllos sin poder, sin relaciones establecidas con confianza suficiente como para vender favores a fiado, poder intercambiar otros compromisos de mayor envergadura en lugar de dinero contante y sonante. Pero también es corrupción el diputado que no apoya una ley que la sabe deseada por sus representados, pero que lo enfrentaría con poderosos dispuestos a truncarle la carrera política. Es el caso de quien no apoya el aborto ni siquiera debatirlo en el recinto para no enemistarse con la Iglesia, o la ley de medios para no padecer el hostigamiento de las grandes empresas mediáticas. También es corrupto el diputado que acepta la visita de lobbistas que luego ayudarán a financiar su campaña. Ya supone un privilegio corrupto el solo hecho de recibirlos, cuando no recibe a todos los ciudadanos: ni hablar de cuando además aprueba leyes favorables a estos intereses. En el mundo de la corrupción pública, la coima es la práctica más rudimentaria, aquélla que se establece entre personas que no se tienen confianza y cuyo único intercambio pasa por unos pesos. En las mafias establecidas y que llevan generaciones, no hace falta ningún sobre, no sólo porque el dinero no entraría ni en un container sino porque los involucrados saben que “hoy por ti, mañana por mí” es un pacto que se cumple, sin siquiera mencionarlo. Tal diputado no menciona la prueba de ADN de dos hijos presuntamente apropiados, y da por descontado que será tratado bien. Nadie le da un sobre, nadie siquiera “verbaliza” este acuerdo. Otro diputado sabe que, si habla a favor del aborto, el obispo comenzará a sembrar la duda entre los feligreses sobre sus negociados o sobre su incapacidad. Tampoco hicieron falta la amenaza verbal ni los sobres. Pero hay ahí un acto de corrupción, probablemente imposible de demostrar a nivel individual pero indudable cuando se analiza a nivel colectivo y en el tiempo. Una diputada no vota una ley, que reconoce sería apreciada por sus representados, por ir contra sus mas intimas convicciones y su iglesia. El acto de corrupción mejor vendido, el del corrupto jactandose de sus altos valores religiosos. (Un honesto y comprometido miembro, visto desde la fé religiosa, puede ser un corrupto de mierda leido desde la fé democratica). Es interesante recordar que de todas las posibilidades de corrupción, solo la coima es ilegal. Aunque muchos se quejen de los pocos coimeros que hay en la carcel, deberia pensar en que no hay un lobbysta, un presionador de conciencia, uno que

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se haya negado a votar algo por compromiso con su iglesia, porqué ni siquiera es ilegal. Porqué, aun asi, las criticas se centran en la dadiva? El poder no nombra estas corrupciones, porque se beneficia con ellas. No quiere que los representantes populares se agachen por dinero, sino por conveniencia o temor. Porque dinero para coimear tienen muchos, la capacidad de atemorizar o seducir solo unos pocos. Los fervorosos anti-coima plantean paredon a los politicos coimeros. Pero no condenan al empresario que los haya coimeado, a menos que el empresario sea parte del contubernio politico, un de esos nuevos ricos intolerables (la clase media detesta mas a un enriquecido por su relacion con el poder politico como Eskenazi que a los Martinez de Hoz o los Alzaga, nietos de enriquecidos por su relacion con el poder politico). Sobre el senado de la gestion De La Rua sobrevoló una sospecha de coima. Todos pidieron muerte a los senadores pero nadie planteo anular la ley de flexibilización laboral a la que dió lugar esa coima. El fervor anticoima se centra en los coimeros no en el hecho corrupto que la coima posibilita. Es un extraño fenomeno de rechazar al coimero pero sin rechazar la corrupción. El poder economico ayuda a instalar esta idea porque busca obtener el fruto de la corrupción sin pagar por él. Quiere la traicion de judas sin que le cuesten las 30 monedas de plata. Rechaza mas a Judas que al crimen de Cristo. (Este MAKnual busca acercarse a lectores practicantes, de ahi nuestros ejemplos biblicos). Para nosotros, hay corrupción política cuando un representante elegido no trabaja para sus representados y lo hace por un interés privado sea un cheque o el favor de una institución. Por otra parte, la importancia de la corrupción no se mide en términos de sobre, sino en términos de daño causado a los representados. Ejemplifiquemos esto con nuestro abogado defensor en una causa penal muy seria. Coima sería que nuestro abogado nos pasase tickets de gastos inexistentes, algún almuerzo con una novia, declarado como de trabajo: nos roba algunos pesos, pocos o muchos. En cambio, nuestro letrado cometería corrupción política si manifestara empatía con el abogado de la contraparte porque aspira a pertenecer a su bufete, o si se guiara por un pensamiento ideológico que lo planta con cierta animosidad en nuestra contra. Esta corrupción puede costarnos la cárcel. Nadie quiere que su abogado penalista le robe, pero la traición es mucho peor. La jerarquización del robo de tickets la instalan quienes se benefician con la traición de nuestros abogados.

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Otro ejemplo, seria el del DT que pone a jugar a un jugador porque la barra brava se lo grita. El DT, por temor o por simpatia con la barra, toma una decision contraria a lo que a su juicio era lo mejor para el equipo y sus socios. Esa corrupción es tan dañina que la de hacerlo por un sobre, solo que no es ilegal y muy dificil de probar. En la Argentina las tribunas del poder economico logran influir en los DT mas que cualquier barra brava. La simple coima es una mala cosa dentro de la política, como dentro de cualquier organización. Sin dudas, es corrupción política porque de algún modo desvía el interés del representante del interés de los representados. ¿Qué coimero podría asegurar que habría hecho lo mismo sin una coima de por medio? Dicho esto, cabe insistir en que la corrupción política no puede ser reducida a la coima. De hecho, los mayores actos de corrupción política no se explican por coimas, sino por presiones ideológicas, por cooptación o por interés político personal. Y quizás los mayores actos de corrupción no sean hechos sino omisiones. El no hacer por temor o en busca de apreciación de otro que no sea el votante, es un acto de corrupción invisible. La corrupción política se analiza en los hechos realizados y en su relación con el mandato popular. No hace falta cámaras ocultas, ni micrófonos escondidos, ni detección de sobres. Basta con analizar los actos públicos. Si el Congreso no aplica límites a la industria tabacalera, cuando no encontramos un solo amigo o vecino que desee eso, seguro es por algún acto de corrupción política. ¿Coima? ¿Presión? ¿Lobby? Qué importa. La corrupción radica en la acción u omisión política. ¿Fue coimero Martínez de Hoz cuando eliminó el impuesto a la herencia el año de su propia herencia? Seguro que no. ¿Quién le habría pagado? Sus hermanos, quizás, aunque también podría haber argumentado que le pareció una medida muy positiva para los argentinos. ¿Fue corrupto? No tenemos dudas. ¿Por qué no se trata la ley del aborto? ¿Por qué no se trató antes la ley de medios? Aunque se pierda o se gane, ¿por qué ningún grupo político con existencia real nunca llevó estas leyes al recinto? ¿Por qué los representantes no quieren aparecer votando en contra de sus representados, pero tampoco contra la Iglesia o Clarín?

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Recordemos la conducta de Carrió en relación con la ley de matrimonio igualitario: reconoció que sus votantes apoyaban el proyecto pero anunció que no votaría a favor por su compromiso con la Iglesia (compromiso que nunca antes había explicitado como superior al mandato popular democrático, y cuya contradicción podría haber resuelto renunciando a su banca). Esto es corrupción sin sobres. La mas dañina. La mas conveniente al verdadero poder. CRIMEN Y CLASE Hay un viejo adagio que acabamos de inventar que dice “Dime que crimen combates, y te diré a que clase social persigues”. Así como no es inocente la jerarquía exagerada que le damos a la coima dentro del universo de la corrupción política, tampoco es inocente, ni natural, la jerarquía que tienen algunos crímenes en el ranking de los crímenes. Tomemos como ejemplo el arrebato, delito que puede ser considerado un crimen o un raterismo dependiendo de cuan grave lo considere quien lo adjetivice. El arrebato es un crimen “popular”, un delito que solo cometen las clases populares, los pobres diablos, porque son crímenes poco redituables y muy perseguidos en relación al dinero que se obtiene. Nadie dudaría que, decidido a ir por el camino del crimen, es mucho mas rentable y menos peligroso evadir en grandes exportaciones cerealeras, vaciar un banco con autopréstamos o esconderle alguna ganancia al fisco, que robar carteras en bares en Palermo, aun en los de Palermo Soho. Exagerar la reacción contra el arrebato, exagera la reacción contra la popular. Los crímenes como evasión, cartel de precios, abuso de posición dominante, publicidad engañosa, vaciamiento de bancos, etc. no tienen el lugar, en la pelea por los adjetivos, que si logran el arrebato, la salidera, el motochorro y el apriete de los limpia vidrios. Se instala asi una piramide del crimen achatada, donde todos tienen la misma dimension. El vendedor de paco, quien probablemente sea un consumidor tambien cerrando el frecuente circulo de victimario-victima, tiene menos prensa que los banqueros que permiten cerrar el circulo del dinero, eslabon imprescindible para mantener la provisision de droga. Quien es mas importante para el dueño del cartel, un vendedor de paco que atiende en una cuadra o dos o el ejecutivo de un banco que le permite recircular los millones que recolecta? La pata bancaria no tiene peces chicos, no es algo que hace con miles de cajeros en cientos de bancos. Porque aún cuando se habla de blanqueo se habla de un delincuente marginal que tiene una casa por encima de sus posibilidades y no se menciona, con igual prejuicio y con tan poco fundamento, a un ejecutivo de bancos o financieras, completamente legal,

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prospero y prestigioso? O alguien cree que una industria como la comercialización de drogas ilegales se estructura con marginales y vendedores ambulantes? Tampoco en la descripción de crímenes tenemos que perder el control de los adjetivos. La adjetivación es el primer paso en la imposición de conceptos. FLOTACIÓN, RUMBO y RITMO Entre los objetivos primordiales de un gobierno figura la gobernabilidad, es decir, lo que en un barco seria garantizar su flotación. Fracasar en términos de gobernabilidad equivale a no poder administrar el Estado: en este caso, el gobierno no tiene nada, sin importar las metas trazadas ni lo bien que se les estaba acercando. Seguido en orden de importancia, viene el proyecto de gobierno: el rumbo, la orientación que el capitán le da al barco. Si el rumbo es errado, no importa cuán rápido avance la embarcación ni la destreza de sus remeros: el barco estaría acercándose donde nadie quiere llegar. El rumbo es la estrategia de la política. En tercer lugar, aunque con más prensa que los anteriores, está el “desempeño” o “eficiencia operativa”. Es el ritmo alcanzado gracias al esfuerzo de los remeros y a la sincronía con el tam-tam. Es el producto de la relación entre fuerza y velocidad en el desplazamiento y cuidado del rumbo. En la Argentina de los últimos treinta años nadie puede afirmar que el barco no supo flotar, después de haber sorteado tormentas que hubiera hundido a otras embarcaciones. El ritmo tampoco parece malo cuando recordamos que en cuatro años se privatizaron todas las empresas de valor en manos del Estado, y que en tres se condenaron a los comandantes de las tres juntas del gobierno de facto para entre gallos y medianoche indultarlos. En principio, la velocidad no fue un problema. A nuestro entender, el rumbo es el mayor problema en la política argentina. Ir hacia lugares donde no queremos ir. Si logramos mantener el rumbo actual, aún a menor velocidad, los cambios seguirán siendo asombrosos (estamos convencidos de que hoy los cambios son asombrosos). No es que no pretendamos que los remeros se sincronicen o que se aumente la flotabilidad del barco pero, puestos a elegir (¿quién dice que debamos elegir?), no arriesgaríamos el rumbo por mejorar las otras dos responsabilidades.

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DISCRECIONALIDAD La discrecionalidad del Poder Ejecutivo puede ser per se una mala palabra sólo para quienes el Estado es un enemigo o competidor. Entre otras obligaciones, el PE debe presentar y aprobar un presupuesto anual, ser fiscalizado en todos sus actos, hacerles frente a una prensa y a una oposición interesadas en descubrir (cuando no inventar) chanchullos, aceptar que los delitos de sus funcionarios reciban penas mayores. Sin dudas, son muchas más restricciones que las que soporta cualquier grupo a cargo de una empresa (aún empresas más grandes que el Estado argentino). ¿Por qué limitarle además la discrecionalidad? ¿Por qué exigirle que consulte cada acto con la prensa, con la gente, con los diputados de la oposición (aún con aquéllos cuyo peso electoral es insuficiente en términos de toma de decisiones ejecutivas? Creemos que el objetivo de atarle las manos al Poder Ejecutivo consiste sencillamente en atarle las manos al Poder Ejecutivo. De hecho, limitar la discrecionalidad no evita los crímenes que se quiere evitar, porque por lo general éstos son actos ilícitos (¿quién temería violar la discrecionalidad si ya decidió violar el Código Penal?). Sí, en cambio, busca limitar las acciones de un Estado que avanza. Una asamblea de accionistas puede exigirle al gerente general mayor transparencia en sus actos, más reportes posteriores, pero difícilmente le exija que consulte cada decisión con la asamblea porque – lo saben – esto destrozaría la empresa de la cual dependen. Si eligen un gerente general es porque confían, primero, en su buen juicio y, segundo, en la pertinencia de los controles anuales y de cierto nivel de demanda a la hora de asegurar un buen desempeño. Si la asamblea se transforma en “veedor” de cada micromovimiento, la empresa se transformará en un ministerio Kafkiano. QUÉ DEBEMOS PEDIRLE A UN POLITICO, Y QUÉ NO Un político debe construir consensos alrededor de propuestas virtuosas (en términos de la mejor calidad de vida que su implementación generará) y conseguir el apoyo de la ciudadanía para llevarlos a cabo (éxito electoral). Un político no tiene porqué ser un gran analista político. Puede ser un intuitivo, alguien que no logra explicar sus acciones pero que las lleva adelante exitosamente. Tampoco tiene porqué ser un buen pronosticador electoral. Incluso en muchos casos la enunciación de su pronóstico íntimo o de su análisis político repercute negativamente en su acción política.

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Es infantil burlarse de un político porque no acertó al Prode electoral. Por citar un ejemplo emblemático, diremos que lo criticable de Carrió en términos políticos no es haber anunciado erradamente la desaparición del Kirchnerismo, sino haber provocado la suya propia. Además de actor político, Chacho Álvarez ha sido un gran analista político. Sin embargo, esto no impidió que la construcción de consensos amplios y electoralmente exitosos sobre ideas no virtuosas (mantener la convertibilidad o centrar la corrección del proyecto en el combate del cohecho) lo llevara a su propia destrucción política en paralelo con la depreciada calidad de vida de muchos de sus votantes. A un político no debemos pedirle mesura o decoro. Si decide representar a un sector que se vincula mejor con la desmesura, el político debe priorizar su representación al sentido del decoro. Cavallo no se equivocó porque gritó como un loco cuando perdió frente a Aníbal Ibarra, sino porque su conducta contravino lo que sus electores apreciaban en y esperaban de él. Un político no es un ejemplo de persona, ni mucho menos de modales. Representa una opinión: “que nadie quede sin representación” debería ser un mandato superior. En cambio, en democracia un político sí tiene la obligación de establecer un compromiso con la política como “industria”. No debe debilitarla por querer obtener un mayor apoyo electoral o para lograr un mayor consenso alrededor de una propuesta, por más virtuosa que la crea. El ejemplo de esto lo constituye un político que susurra al oído de militares golpistas con la intención de que su partido obtenga una participación que las urnas le niegan o que acepte conceder más poder de presión política a corporaciones (instituciones no constitucionales ni representativas de sectores) como las Iglesias, los medios, las embajadas extranjeras y lobbis varios, a cambio de apoyo y difusión para su proyecto político. Aunque este proyecto sea de inclusión social y defensa de los valores republicanos, debilitar a la política suele ser un camino errado. Por suerte, como demostraron las primarias, cambiar apoyo por apoyo con el enemigo de la política parece que es hoy una practica poco rentable. Esta clase de político debilita el poder de toda la representación política de la ciudadanía en pos de mejorar su propia participación. La actitud de dinamitar la mesa para ganarse una astilla más es uno de los pocos límites que un político constructivo de la oposición no debería cruzar, aún con apoyo de sus seguidores. Es un límite que el propio juego democrático le impone a la relación entre representante y representado.

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Omitimos la obligación de cumplir la Ley, porque ésta es una obligación horizontal que nos alcanza a todos, como la de respirar y comer. Aunque algunos políticos parezcan haber desarrollado branquias e incorporado procesos de fotosíntesis. RETRIBUCIÓN JUSTA Otra cosa que no debemos pedirle a un político es trabajar por monedas. Es una exigencia teñida de valores éticos pero que está al servicio de expulsar a todo aquel candidato que necesite vivir de sus ingresos y que aspire a darle a su familia un pasar acorde a las responsabilidades que asume en su trabajo. Porqué un ministro que discute contratos a brazo partido por gigallones de dólares, debe ganar menos que el cadete del abogado que asiste a su contraparte? Porque siendo el estado por lejos la organización mas compleja, de tamaño mas grande y que maneja conflictos y presiones descomunales, sus funcionarios de mas alto rango no ganan al menos el doble que los ejecutivos máximos de Techint, Telefónica o Repsol? Porque no ganan ni la mitad? Porqué un diputado que tiene que tomar decisiones que quizás lo enfrenten a los poderes dominantes de su sector de por vida, deba estar pensando si ese enfrentamiento no afectará el bienestar futuro de su familia? Los accionistas de Arcor y de Techint, que entienden lo que significa defender lo propio, aceptan pagar sueldos obscenos a sus managers porque saben que eso repercute positivamente en su propio beneficio. Saben que un gerente obscenamente remunerado se juega mas por sus intereses, se esfuerza mas y saben que así reclutan entre los mejores. Además les exigen tener la camiseta puesta, obrar con fidelidad y dedicación, pero una cosa no va en detrimento de la otra. Se ha instalado en La Argentina, y gran parte del mundo, que los políticos deben trabajar por la camiseta y el honor. Suena muy glorioso pero es la mejor ventaja que le podemos dar a las corporaciones cuyos intereses son antagónicos con los del estado y que deben negociar permanentemente con él. Es como enfrentar un equipo de fútbol profesional, que contrata jugadores por todo el mundo y los premia con oro, con un equipo de amateurs, que entrena a la salida del trabajo y los fines de semana y que juega con las preocupaciones de una familia con aprietes de dinero. El honor estará de nuestro lado pero los goles del otro. La ciudadanía ha creado un cepo con el que somete a su clase política y del que no puede salir con facilidad. El político que proponga un aumento de sueldo será vapuleado por egoísta. Mientras prosperan los políticos que tienen ingresos independientes de su función y, por que no, los que los tienen en paralelo a su

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función. Para salir del cepo deberíamos proponer la cláusula de equidad con las corporaciones, igual sueldo a igual responsabilidad. CLIENTELISMO Se acusa de clientelista a cualquier acción de ayuda social. Aunque beneficie a muchos, no sea discrecional y esté regulada por ley (por ejemplo la AUH o los planes jefas y jefas), el mote no desaparece. Así podríamos concluir que la promesa de más escuelas públicas corre serios riesgos de parecer una iniciativa clientelista. Ahora bien, ¿por qué estaría mal que una persona vote al gobierno que más le da? ¿Acaso no es ésta una buena razón para que un productor sojero vote a quien promete suspender las retenciones? ¿O sólo hay clientelismo si las sumas involucradas son pocas monedas y no millones? ¿No es clientelista Macri cuando promete no aumentar los impuestos? Al parecer, es clientelista quien promete cloacas a cambio de votos, pero es un estadista que anuncia sus políticas públicas quien promete bajar las retenciones a la soja si gana. Asimismo, es clientelista quien regala colchones para caerles simpático a posibles electores pero es un estadista quien recibe al FMI para congraciarse con el organismo internacional y caerles simpáticos a sus posibles electores. En síntesis, pareciera que clientelismo es hacer por los pobres lo que un estadista hace por los acomodados. Podríamos argumentar 1) que todo lo dicho no es demasiado malo; 2) que sólo las promesas que no puedan hacerse públicas son rechazables, y que en general las promesas clientelistas populares son forzosamente públicas; 3) que un político puede darle una exención fiscal a un gran grupo y hacerlo en silencio, pero repartir diez mil colchones en silencio es imposible. Podríamos decir que es clasista tildar de “clientelista” a toda acción política que busca conquistar el voto de los ciudadanos con menos recursos, y que el sustantivo “estadista” aplica a todo aquel político cuyas medidas perjudican a los que menos tienen. Pero ni uno ni otro concepto explican nuestra realidad política. Si realmente bastara con un pancho y una coca para ganar elecciones, De Narváez sería Presidente hace rato; nunca habrían perdido apoyo popular las huestes de Martínez de Hoz; Ruckauf seguiría siendo gobernador con sus zapatillas y, con tanta kaja y falta de escrúpulos, el FPV no habría perdido en la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Misiones y tantos otros lugares.

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Si un político asegurase su victoria con la entrega de dádivas, el conurbano no sería escenario de tantos cambios, y Sabatella no habría ganado ni mantenido la intendencia de Morón. Por lo tanto, el concepto de clientelismo como factor de poder en Argentina es, además de prejuicioso, falso. En nuestro país es muy difícil ganarse al votante. Se necesita hacer mucho y para muchos. Si todo se resumiese al pancho y la coca, a promesas vacías o a bondis y plazas, no asistiríamos al cambio vertiginoso que vemos en las caras de la política. Comparemos entre rostros de políticos y productos de góndola. Veremos que todos seguimos consumiendo la misma bebida cola, la misma marca de pilas, de arroz, de tomates enlatados, pero en cambio innovamos con los políticos y los partidos. El clientelismo, la posición dominante, el anquilosamiento, el freno a la competencia, existen, pero en el comercio, no en la política. POPULISMO MALSANAMENTE HUMANO Es una vieja tradición conservadora confundir todas las limitaciones de la condición humana con vocaciones peronistas o, mas genéricamente, con vocaciones de cualquier movimiento popular liderado ya sea por Yrigoyen, Perón, Alfonsín o Kirchner. Bajo esta luz impiadosa, el peronegrismo o el afropopulismo habrían inventado la ambición, el ansia de poder, las luchas internas, el verticalismo, el personalismo, las bolsas de gatos, la búsqueda de hegemonía ideológicas, las crisis de sucesión, las palabrotas, el rosqueo de listas, etc. Por fuera de estos gobiernos populares, estas patologías no aparecen en nuestra sociedad mansa, respetuosa, acostumbrada a resolver sus conflictos con la civilidad de un cantón suizo. De hecho no se dieron en los procesos militares así como no se dan en los partidos de la oposición. La atención frecuente que los medios les prestan a los desvíos humanos K sólo busca desacreditar al Kirchnerismo. Cuanto más transformador en lo social, más humano nos lo muestran como si esto fuese una crítica lapidaria. ¿QUÉ DEBERÍAMOS ESPERAR DE UNA OPOSICION ELECTORAL? “Técnicamente hablando”, en el Poder Legislativo no existe oposición porque todos son diputados en funciones, “oficialistas”, que gozan de las mismas prerrogativas y se someten a las mismas obligaciones. Lo que llamamos “oposición” en el Congreso es en realidad una “minoría oficialista”: es oficialista porque se desempeña en el Poder Legislativo, que forma parte del gobierno (no

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vamos a tratar de imponer el término, sólo para aclarar las ideas. De aquí en más sigamos llamando “oposición” a lo que siempre llamamos “oposición”). En cambio, la oposición al Ejecutivo sí esta fuera del gobierno y tiene varios roles importantes en la política. Uno de ellos es crear La Alternativa, ofrecer una amenaza creíble. Aún en caso de nunca ganar, basta con que pueda hacerlo para cumplir con esta función. Es necesario que el partido a cargo del Poder Ejecutivo crea que, si se descuida u obtiene malos resultados de gestión política, perderá su lugar. Soplarle la nuca al líder es una valiosa función de la oposición. La amenaza invita a que los partidos en el poder se esmeren pero también a que los de afuera mantengan la prudencia, acorde a la oportunidad de entrar por la puerta (lo cual disuade cualquier búsqueda de ingresar por la ventana). Un segundo rol no menos importante es el de construir consensos alrededor de "otras opciones" a las políticas públicas trascendentes. El Poder Ejecutivo puede tomar un rumbo y, para mejorar las posibilidades de que ese rumbo sea exitoso, debe convencer y convencerse de que ese camino es el único y definitivo. No podemos criticar a un Ejecutivo por no tener un plan B, toda vez que la sola sospecha de existencia de un Plan B dinamitaría su plan A. En cambio la oposición sí debe preparar una alternativa. Cuando la oposición sucumbe a la hegemonía de la idea oficial, comete un pecado político que suele costar caro a la sociedad. Eso vimos en los '90, cuando todas las fuerzas políticas suscribieron al apoyo de la convertibilidad y no hubo alternativas a esa política hasta que la realidad se impuso con la fuerza del desastre. La convertibilidad estalló por el aire pero los ciudadanos sentían, aún en ese momento, que no había otro camino que el de la convertibilidad. Debilitar esa trampa hegemónica es responsabilidad de la oposición. ¿Es buena La Alternancia? Sus bondades conforman una de las tantas ideas pobres que cobran valoración positiva a fuerza de ser enunciadas. ¿Alguien querría votar a quien no prefiere, sólo por establecer una alternancia? ¿Por qué sería mejor el gobierno en manos del segundo mejor, según nuestra consideración, que en manos del mejor?

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Lo único deseable es la posibilidad de la alternancia, la amenaza del otro: que la alternancia sea posible, aunque no ocurra en décadas (siempre dentro de las restricciones legales). EL IMAGINARIO Llamamos “imaginario” al conjunto de ideas de una comunidad: qué cosas nos parecen tolerables, qué cosas obscenas, qué reacciones nos parecen obvias, qué consideramos soluciones esperables a problemas existentes, cómo creemos que actúan los serios. Éstas y muchas más ideas evolucionan a diario pero no dejan de formar parte del imaginario, patrimonio que nos pertenece como los puentes, los puertos, los baches, las deudas. Para bien o para mal, afectan nuestra realidad como la realidad física. Lo que se construye en el imaginario es tan importante, sino más, que la construcción misma en la realidad. Por ejemplo, un político puede construir una escuela o destruir un hospital, y esto es importante. Pero en el imaginario un influenciador (sea un político, un predicador, un comunicador) construye la demanda social (o la necesidad ciudadana) de hacer escuelas o de destruir hospitales. Podemos pensar que existen demandas poco influenciables por el imaginario, como comer si hay hambre. Pero el imaginario podría sugerir que el hambre es síntoma de un exceso de personas, y no de la falta de alimentos. El político debe construir en ambos planos, que por lo general van de la mano: el político necesita el apoyo del imaginario colectivo para apoyar las acciones reales que desea llevar a cabo. Dicho esto, no olvidemos que son planos independientes: por un lado, uno podría venir sin el otro; por otro lado son de diferente jerarquía los logros y daños. La frase en boca de Menem “pobres hubo siempre” no creó ningún pobre en la realidad por decirla. El entonces Presidente podría incluso haber realizado acciones de inclusión mientras pronunciaba esta frase (no fue el caso). Sin embargo, esa frase aportó su grano de arena a la construcción imaginaria de que la pobreza es un hecho inevitable de la realidad: una fatalidad y no una decisión política. “Mejor que decir es hacer” es una frase de Perón con la que no acordamos. En nuestra opinión, “decir es hacer”. Decir es una forma de hacer; es construcción en el imaginario; es un arma poderosa. La acción de decir cura, incluye, rebela, crea y reconoce derechos. Lo que un político dice es muy importante aún cuando sus acciones vayan en otro sentido.

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Cuando CFK sostiene que “mientras haya un pobre, no habremos tenido éxito”, coloca la eliminación de la pobreza como realizable, como deseable y como una exigencia política a superar. Aunque no hubiese hecho nada por disminuir la pobreza, ese “decir” hace mucho a favor de la futura eliminación de la pobreza. Si de tanto decirlo nos convenciera a todos de que esto es así, quien venga después deberá satisfacer esa demanda o perder en la siguiente elección por no lograrlo. En los '90 se había instalado en nuestro imaginario (con la ayuda de muchos poderes, por cierto) la idea que la convertibilidad y la obediencia a los “mercados” era lo que nos sostenía como nación moderna, incluida en el mundo. Sin ellas, la vida sería aún más miserable. Con esta idea fuertemente enquistada en nuestro imaginario, ningún político podría haberse presentado a una elección con la promesa de salir de la convertibilidad. De hecho, el mayor error de la clase política fue no haber instalado “opciones” a la convertibilidad en nuestro imaginario (claro que esto iba en contra de intereses demasiados fuertes y nada imaginarios) VISIONES. La Cínica y la Candorosa. Una visión candorosa diría que un maestro es una persona que entrega su vida a la educación de nuestros niños, una visión cínica, en cambio, diría que un maestro es cualquiera que logre figurar en la nomina del ministerio de educación. La visión candorosa de un político lo definiría como alguien que busca construir consensos detrás de ideas provechosas para sus pares y dedicar su vida para llevarlas a cabo. Según la cínica, un político es todo aquel que gane una elección. Un empresario, según la visión candorosa, es alguien que dedica su vida y pone a riesgo todo su capital para crear productos y servicios que sus pares necesitan y hacerlo con al menor costo posible. Su retribución, además del prestigio de ayudar a sus vecinos, es la plusvalía. Según la cínica, un empresario es cualquiera que busque el lucro y lo logre. Las dos visiones son ciertas, pero según que visión se aplique sobre algún actor social mas facil será cumplir con las expectativas sociales o, por el contrario, mas difícil será no ser considerado un miserable. Pasan las décadas y los empresarios siguen logrando que los midan con la vara cínica y los políticos y maestros con la candorosa. "Dime con que vara te miden y te diré si defraudaras". OPINIÓN En una democracia laica, la opinion de los ciudadanos y el numero de ciudadanos que la comparten ocupa el lugar del Dios en una cosmogonia fundamentalista. La opinion actua como unica verdad y los valores sociales se construyen por mayorias.

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Esta construccion tan nebulosa nos permite determinar si un proceso es legitimo o no, si un objetivo logrado es virtuoso o no, deseable o no. Es un cambio terrible que nos deja huerfanos y sin certezas biblicas. Pero buscar conclusiones irrefutables, inopinables, durables, basadas en valores universales y apreciaciones que nadie pueda modificar nos lleva peligrosamente hacia los fundamentalismos. Los ciudadanos de una república no votan según su conocimiento, ni siquiera según su experiencia o esfuerzo. La República con mayúscula no nos promete ser gobernados por el saber, sino por la opinión de las mayorías. En este sistema cada opinión vale lo mismo: la dudosa, la segura, la volátil, la persistente, la del sabio y la del ignorante, la del monje y la del pecador. Cada opinión, un voto. Lo interesante es que, si consiguiéramos valorizar equitativamente cada opinión para gobernar la cosa pública, figuraríamos en el Guiness y seríamos la envidia de la región, sino del planeta. Los ciudadanos votan entonces según su opinión. Nadie necesita fundamentar su voto, explicarlo, compartir algún análisis previo, ni siquiera probar interés. Basta con que dé su opinión cuando la República la solicita (parece poco, pero a veces lograr esto es una utopía inalcanzable, por todas las fuerzas desatadas que buscan que los ciudadanos no lo hagan). La opinión de la ciudadanía puede inferirse, pronosticarse o soñarse. Pero la República tiene una sola forma de consultar la opinión de sus soberanos para considerarla válida: son las elecciones, que se efectúan periódicamente bajo reglas muy estrictas para consultar la opinión de la ciudadanía. Al día siguiente, esa opinión puede haber cambiado, pero regirá como republicanamente válida hasta la siguiente elección, sin importar cuántas veces cambie en el medio. Como la única forma de consulta republicana de opinión es la elección, entre elecciones sólo hay “sospechas” de opinión ciudadana. Por eso las elecciones son muy frecuentes: cada dos años tenemos una. Todo gobierno reconoce el beneficio de una opinión favorable a las acciones que busca llevar a cabo, aún un gobierno totalitario sin intención electoral. De hecho, la opinión favorable es como un lubricante sin el cual avanzar en una dirección requiere el doble de esfuerzo. Por otra parte, una opinión contraria puede transformarse en un viento capaz de hacer descarrilar. No minimicemos el poder de la opinión. Para cualquier régimen político, la arena de la opinión pública es un ring, una zona de conflicto donde cada sector intenta vencer con miras a promover o frenar acciones según las desee o no. En una república democrática, la lucha por la opinión pública es la parte central del juego, sino el único.

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Las encuestas de opinión son una herramienta que busca “afectar” el juicio de los representantes políticos. “Vean cómo sus representados han cambiado de opinión” – advierten – o “vean cómo van a opinar en la próxima consulta”. Una actitud natural, quizás injusta, de los ciudadanos es elegir, no a quien haya cumplido con nuestra opinión de ayer, sino a quien creemos que cumplirá con nuestra opinión de hoy. Esta actitud tan democráticamente sana invita a que un político traicione nuestras opiniones de ayer en pos de congraciarse con nuestras opiniones de mañana. Pero nadie conoce nuestras opiniones de mañana, ni siquiera nosotros mismos. Algunos políticos confían en su olfato para conocer nuestra opinión día a día. O confían en poder explicarnos las razones de sus acciones contrarias a la moda existente el día de la elección. Otros, por su parte, confían en las encuestas de opinión para interpretar el rumbo del electorado: de ahí la tentación de usar las encuestas para influir sobre los representantes, en especial aquellos muy débiles de convicciones. Exagerando un poco, podríamos decir que “quien predice, conduce”. FORMACIÓN DE OPINIÓN A la gran mayoría de las personas nos interesa tener una opinión sobre los temas que creemos importantes, entre ellos los gubernamentales difundidos por la agenda pública. Incluso nuestros pares nos la exigen. Dadas estas circunstancias, se necesita mucho carácter para contestar “ni la menor idea” a la pregunta “¿por quién vas a votar?”. Casi tanto como para responder “no soy hincha de ninguno” a la pregunta “¿de qué cuadro sos?”. Dicho esto, no estamos dispuestos a realizar enormes esfuerzos ni a invertir demasiado tiempo en formarnos una opinión fundamentada, al menos no para todos los temas. Por eso utilizamos ciertos “mediadores”: personas o entidades públicas que nos ayudan en esta tarea. Por eso también tendemos a priorizar el criterio de “menor confrontación”, es decir, adoptamos la opinión que creemos mayoritaria porque difícilmente alguien nos exija fundamentarla (si no pensé de qué cuadro soy, voy a decir Boca antes que Arsenal de Sarandí: es poco probable que alguien me pregunte “¿por qué Boca?”). Ahora bien, aún en casos como éste, usaremos mediadores para reconocer esa opinión tan mayoritaria que nos evitará justificarla. Aunque no siempre lo hagamos a consciencia, abrevamos en diferentes mediadores para cada tema. A veces pedimos una opinión empaquetada “llave en mano”. Otras, sólo una influencia o ayudita.

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Fruto de la acción de todos los mediadores sobre nuestra reflexión intima o con amigos, terminamos formándonos una opinión que luego defenderemos como propia (lo es en realidad) y como autogenerada (¿cómo no sucumbir a la tentación de lograr todo solo?). De ahí la importancia de entender el fenómeno de mediación. Imaginemos que sentimos la necesidad de opinar sobre una manifestación multitudinaria en una plaza, pero que no disponemos del tiempo o las ganas de ir... En este caso, un mediador sería alguien que se toma el trabajo de ir al lugar indicado, de recorrerlo, de comparar la manifestación con otros eventos, de hacer un esfuerzo de contextualización y de comparación con procesos más amplios. La crónica y las fotos del evento sintetizarán lo ocurrido en la manifestación según la experiencia y la mirada del mediador. Por eso cada mediador suele ofrecer una versión de los hechos: uno fotografiará una mamá con su bebé y nos hablará de una manifestación de madres; otro dirá que madre e hijo corrieron serios riesgos en una movilización organizada por forajidos (una misma foto puede dar sustento a narraciones diferentes); un tercer mediador traerá la foto de un carterista en acción y entonces centrará su crónica en la inseguridad que se cuela hasta en las marchas. Y así al infinito. OPINIÓN CERTERA. (El perfecto mediador?). No hay forma de asegurarnos una opinión certera. No existe verdad final, sólo existen opiniones sobre el hecho. Aún habiendo estado ahí, con total disposición de tiempo, con una fuerte capacidad de análisis, no accederemos a la verdad. Sólo nos formamos una opinión menos mediada: nuestra propia opinión directa del hecho (aunque nuestras opiniones siempre sufren influencias de terceros, incluso de nuestros sentidos). Por consiguiente, a lo máximo que podemos aspirar es a una opinión, no certera, sino legítima: aquélla a la que llegaríamos si fuésemos testigos directos, con infinita disposición de tiempo e infinita capacidad de reflexión sobre cada tema. Ésa sería nuestra opinión con mediación perfecta. Una utopía inalcanzable, claro. La clave está entonces en el rigor hacia la mediación y la diversidad. Porque podemos ahorrarnos el esfuerzo de “investigar y comprender” cada hecho, pero no debemos ahorrarnos el esfuerzo de “investigar y comprender” cada mediador. De lo contrario seremos una bola con manija. Que en una república gobernemos a través de nuestros representantes redunda en

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un ahorro de tiempo fenomenal. Lo que no debemos hacer es ahorrar opiniones sobre ellos, porque ahí el ahorro se transforma en pérdida. Ser rigurosos supone exigirles las siguientes cosas a los mediadores: nombre, honestidad, declaración de intereses, visión clara. También supone mantener el registro de sus faltas para ir bajando la influencia de los menos confiables. El mediador debe ser alguien reconocible e identificable, para que podamos determinar sus prácticas y sus des/aciertos: debemos contar sus puntos para bien o para mal. Si un diario publica una opinión sin firma, la opinión es suya (por lo tanto deberá hacerse cargo de las críticas recibidas). Si la opinión aparece firmada, los puntos de más y de menos irán a cuenta del autor. El mediador debe ser honesto. Retomando el ejemplo de más arriba, la foto de la madre y el hijo tiene que haber sido realmente tomada en la manifestación analizada y no debe haber sido retocada o trucada. Éste es un dato de partida sobre el que se construye un discurso. Estamos más preparados para analizar críticamente el desarrollo a partir del dato que el dato mismo, porque no tenemos forma de confirmar o refutar si el dato es cierto: debemos entonces confiar en la honestidad del mediador. Por lo general los mediadores no mienten en este nivel, porque de lo contrario arriesgan su buen nombre, y porque de algún modo una prueba en contra es irremontable. Aún así, de vez en cuando aparecen casos de periodistas que narran un hecho que no existió o que citan una frase nunca dicha. El mediador debe declarar sus intereses, es decir, algún beneficio o compromiso relacionado con su mirada, y por lo tanto de peso para la opinión que nos formemos. Por ejemplo debemos saber si el mediador que habla de la industria tabacalera la asesora o si escribe sobre política mientras es jefe de campaña de algún partido. Por ética, el mediador con intereses creados puede no dejarse influenciar por estos intereses. Aún así, debe declararlos para permitirnos prestar doble atención a su discurso. También debe transparentar su opinión sobre temas anteriores al tratado: develar posiciones en su historia. Si el mediador es racista, probablemente sus “fotos iniciales” de algún evento se vean afectadas por la piel de ciertas personas. O si es un católico practicante, su religiosidad incidirá en el análisis que haga sobre una situación particular. Nada lo descalifica, ni siquiera las posiciones más retrógradas: sólo necesitamos que las explicite.

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Por último, el mayor esfuerzo personal, que requiere de la mayor disciplina, reside en recordar la existencia del mediador. Todo lo que “vemos”, “leemos”, “escuchamos” es fruto de una mediación realizada a partir de una crónica, una imagen y/u otro tipo de recorte de la realidad. Podemos coincidir con la explicación sobre una “foto”, pero quizás no compartamos el criterio de selección de esta porción de realidad. Como difícilmente tengamos la oportunidad de conocer dicho criterio, debemos recordar la existencia de esta mano invisible. Una buen mediador se esfuerza por hacer visible su intervención, por recordárnosla con expresiones como “según mi opinión...” o “si mis conjeturas fuesen ciertas, significaría que ....”. Esto nos ayuda a mantener nuestras neuronas críticas alertas, Lo contrario es un mediador que busca aprovecharse de nuestra distracción, y que desliza sus apreciaciones bajo la forma de “la gente cree que ....”, “esto siempre ocasiona....”. Lejos de querer despertarnos, estas expresiones pretenden dormirnos. EL PSICO-PHOTOSHOP Asi como retocar una foto o trucarla, seria una deshonestidad en la mediación periodistica, en las entrevistas ocurre algo parecido. El periodista editorializa en la pregunta, "Que opina usted del escandalo por las disparatas opiniones del imbecil de Fulano...?". Ensucia la muestra que nos mostrará luego como dato de analisis. Le da un estimulo al entrevistado, por empatía, a que acomode la respuesta. Es cierto que si el lector está atento, la manipulación se escucha tambien (las preguntas son parte de la entrevista publicada) pero si estamos desatentos y prestamos solo atención a la respuesta, estaremos viendo una foto montada. Es un poco el efecto que tiene la camara en el comportamiento de las personas. Si un notero con camara deja trascender, por sus gestos o porque lo verbaliza, que aparecerá en camara todo aquel que golpee a su compañero, es probable que la cantidad de pibes que golpeen a sus compañeros aumente estrepitosamente. DIVERSIDAD Como dijimos, los análisis políticos, las noticias, las fotos, los datos considerados “duros” son “opiniones”, “narraciones basadas en porciones preseleccionadas de un todo”. Exagerando un poco, nos atrevemos a llamarlas “ficciones”. Los datos duros sobre los que se basa cualquier narración son “vistas” de la realidad, una pequeña porción sobre la que el mediador construye su discurso. Es muy poco habitual que los mediadores expliquen la selección de tal o cual porción:

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ningún diario explica porqué eligió la noticia que publica frente a las miles que no. De hecho nunca sabremos cuáles no publicó ni porqué. Es razonable que así sea, pues de lo contrario el diario le dedicaría tiempo valioso a temas que juzga sin importancia. Pero no debemos olvidar que una mano invisible selecciona por nosotros y que no nos dará ninguna explicación por eso. Inevitablemente las narraciones son producto de la percepción de alguien, también de sus prejuicios y opiniones, y de su talento para razonar y comunicar. Todo esto es el ruido inevitable de la comunicación que, en nuestra opinión, se soluciona de dos maneras: con la religión o con la diversidad (para nosotros, la mejor opción). Si por convicciones superiores uno se fuerza a considerar como propia la opinión de un único mediador, habrá logrado la mediación perfecta sin diversidad (suena a círculo autorreferencial, pero no lo es). “Me basta con mi predicador para entender la realidad a mi entera satisfacción”: éste es uno de los tantos beneficios de contar con profundas convicciones religiosas. Para aquéllos sin la dicha de convicciones religiosas superiores, la mediación perfecta es una utopía inalcanzable. Sin embargo, podemos suponer que la diversidad aumentará nuestras opciones y por lo tanto nuestras chances de formarnos una opinión de la realidad más cercana a la tendríamos en un contacto directo con los hechos, en un tiempo eterno, con infinita dedicación y capacidad de comprensión. Otro efecto colateral positivo de la diversidad aparece con la competencia entre analistas, que funciona como autocorrector. Los otros obligan a mantener cierto nivel de pertinencia: nuestro rigor será mayor si podemos comparar mediadores. Que conste. La diversidad no se construye mediante la superposición de diversidad, así como no utilizamos un gran pomo de pintura multicolor para pintar un mural. En cambio sí usamos diferentes pomos, cada uno de un solo color. Es más, con cinco colores bien escogidos y combinados, lograríamos la mayor de las diversidades. En términos mediáticos, la diversidad no significa que cada medio deba representar todas las ideas y opiniones. Tampoco supone programas cuyos presentadores e invitados tengan que discutir entre sí sin llegar a ningún acuerdo. La diversidad exige la cantidad suficiente de medios diferentes, cada uno en representación de su idea aunque sea de modo excluyente. Mejor todavía, preferentemente de modo excluyente, para aclarar conceptos.

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Así, incluso un fanático defensor de una idea monolítica y detractor de todas las demás ayuda a crear diversidad: basta con que tengamos en igualdad de condiciones a otros fanáticos defensores de otras ideas monolíticas y, porque no, detractores de las demás. El estado tiene mucho que hacer para facilitarnos el acceso a una diversidad de mediadores. Desde una posición individual es casi imposible lograrlo. La dedicación necesaria lo haría estadísticamente nulo. OPINION MILITANTE La opinion comprometida (a la que despectivamente se le dice militante) es la opinion de alguien que acepta relacionar su vida, su imagen, la opinion que los demas tienen de sí, con cierta opinion. La defiende como valida, la reconoce como propia y por supuesto predica para que otros perciban su validez. Esto no quiere decir que su opinion sea mas certera que la de quien no se compromete, pero podemos suponer que el sujeto muestra cierto convencimiento en su opinión como para jugarse por ella. Otro puede estar convencido de su opinion pero por diversas razones no jugarse detras de esa opinion. Pero la inversa es mas rara, nadie que no esté convencido de los fundamentos de una opinion, se jugaría a quedar asociado a ella. Cuesta asegurar que la opinion de un comprometido, una opinion militante, vale mas que la de un pasivo. Existen argumentos, pero no es seguro que sean suficientes para sostener el planteo. Pero lo que aseguramos que es falso es la inversa, considerar que la opinion de quien no se siente comprometido por esa opinion, quien no se anima a defenderla como propia, sea mas valiosa justamente por esa caracteristica de pasividad en su defensa. Esa idea por la cual quien no defiende fervorosamente y como suya una opinion debe estar en lo cierto, es tan boba como considerar que quien habla bajito no puede decir boludeces. OPINION INDEPENDIENTE Independiente de quién es la opinion independiente? Valorizariamos la opinion de un cirujano a punto de operarnos si la supieramos independiente de nuestra salud, del dolor que nos produzca, de la calidad de nuestra vida? Es en cambio independiente del interes de las prepagas? Del comité de etica del hospital? Es independiente de la opinion de sus pares? La independencia no es un valor en si mismo, solo es un valor si definimos y sabemos de qué es independiente. Si lo fuera de todo seria un psicotico.

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OPINION NEUTRAL Un persona no es neutral porque se defina como tal. La neutralidad no es una decision personal, a priori, sino una consecuencia. Se es o no neutral, según la opinion que se tenga sobre la cuestion a tratar, según si nos interesa o no las consecuencias que percibimos tendra esa opinion. La neutralidad es prima hermana del desinteres. Un juez es neutral cuando le da exactamente lo mismo cualquiera sea la conclusión del juicio. No le da lo mismo impartir o no justicia, por supuesto, pero le da lo mismo si el juzgado es culpable o inocente. Porqué extraña razon es mas creible la opinion de alguien que se nos presenta como desinteresado? Asi la opinion sobre la desaparición de las ballenas es sospechosa si nos la diera alguien a quien le preocupa la desaparición de las ballenas y valida si viene de alguien a quien le da exactamente lo mismo. Mas allá que creamos que exista o no la neutralidad en un tema importante sobre el que un individuo ademas está dando su opinion, mas allá que creamos que es una mascara para obtener validación publica, es sorprendente que este tipo de mascara dé valoración publica positiva. LA CARA CONFLICTIVA DEL DEBATE Nada mas civilizado que presenciar un debate falso. Imaginemos que asistimos a un debate anunciado como el cruce de lanzas entre dos personas idoneas, desinteresadas y con posiciones opuestas sobre la ley de educacion laica. Imaginemos que las personas son el decano de una universidad catolica, un catolico ultramontano, y del otro lado el director de un colegio secundario catolico, un catolico apenas extremista. Ese debate se da entre personas que para el resto son casi la misma persona y que tienen fuertes intereses en instalar una idea particular, no en generar ningun debate, ni siquiera pasion por el tema. Solo naturalizar una conclusion determinada. Estos debates instalan mentiras en dos planos. El primero, mas obvio, en el plano de las ideas que se debaten. Nos llevan a creer que nuestras conclusiones han sido construidas despues de escuchar varias campanas y en realidad solo escuchamos la publicidad de una corporación fuera de tanda del tipo A Dos Voces. Pero hay otra falsedad que se instala en otro plano mas dificil de erradicar, es acerca de como luce un debate público de ideas. Pasan los años y aún hoy seguimos exigiendole al debate de ideas, las mismas formas que nos acostumbramos a ver en estas tandas publicitarias prefabricadas. Asi rechazamos que un tipo discuta o levante la voz en un programa, sin importar la idea que defienda. Nos molesta si un invitado refuta al entrevistador, porqué

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sigue instalado como la figura de nuestra representación en el set de television. Quien lo refuta, nos refuta. Así caemos en la peor de las trampas. Sentimos hambre de diversidad y debate pero hemos generado una alergia a varios de sus atributos inevitables. El sueño de dar con un debate genuino pero tan "civilizado" como los falsos de antaño es un poco como el de encontrar aquel queso 0% grasa pero de sabor fuerte y persistente como un parmesano añejo, alivia la angustia pero es un sueño irrealizable. Cada grupo politico debe decidir como enfrenta esta trampa. Si prefiere seguir la logica del "buen debate" sometiendose a sus condiciones, no refutar al conductor ni aunque diga una barbarida, tomar sus preguntas editadas como validas, no discutir acaloradamente con otro invitado, no mostrarse apasionado por las ideas en discusion aunque eso lleve a no apasionarse por ellas. O, en cambio, si refuta todo lo que cree refutable, mantiene la pasion por sus ideas y las consecuencias que de estas se desprenden y acepta padecer la critica de ser un "generador de bardo" por quienes siguen añorando los debates del no debate. De La Rua tomó en su momento una decision al respecto, los K tambien. AMORTIGUACIÓN DEMOCRÁTICA En una república, la llamada “voluntad popular” es la suma de opiniones ciudadanas expresadas en un momento dado a través de una elección o plebiscito. Si la opinión individual es cambiante, “caprichosa”, la “voluntad popular” también. Por aprendizaje o por moda, por época o por simple evolución, la opinión va y viene constantemente. Aunque indeseable para un mejor manejo de la cosa pública, este vaivén es inevitable: si esperamos que el gobierno respete la representatividad de la voluntad popular, debemos aceptar que los altibajos de opinión afecten las decisiones de gobierno. La tensión entre estabilidad de gobierno y representatividad democrática también resulta inevitable. En términos de la opinión al poder, un gobierno democrático admitiría en un extremo que cada mañana cada ciudadano opine sobre todas las medidas gubernamentales (una especie de “asambleísmo masivo”) o que una especie de monarquía votada donde la ciudadanía consagre por votación a un sujeto como rey y le entregue poder absoluto hasta su muerte. Estas dos formas democráticas se regirían por una Constitución distinta, y resolverían de diferente manera la tensión entre estabilidad y representatividad. Ambas serian republicas democráticas, pero donde el poder de la opinión no tendría igual jerarquía y, como contracara, la estabilidad lograda sería diferente.

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La Constitución argentina se coloca en un punto intermedio, cuenta con mecanismos de amortiguación frente este fenómeno de ciclotimia democrática: las elecciones cambian las cámaras de a tercios (de esta manera se requiere una opinión con cierta permanencia en el tiempo para que todo el Congreso cambie); las consultas a la ciudadanía no son diarias sino cada dos o cuatro años; se gobierna través de representantes (cosa que amortigua mucho el impacto de los humores diarios en la toma de decisiones). De esta manera, la Constitución garantiza cierto equilibrio donde la opinión popular tiene una presencia relativamente frecuente pero los representantes poseen suficiente discrecionalidad y mandato temporal como para darle estabilidad a la gestión. Cualquier otro planteo de amortiguación es probablemente antidemocrático. Pensamos, por ejemplo, en la mencionada sobrevaloración de las “instituciones” en detrimento de la decisión de los representantes de la voluntad popular. ACCIÓN DIRECTA En su estado químicamente puro, la República sostiene que los ciudadanos sólo expresan su voluntad a través de las urnas. En una situación de laboratorio donde todos fuesen escuchados por igual, manejaran información completa y, lo más importante, el resto de los intereses no ejerciesen presión más que electoral, quizás podríamos sostener la bandera del voto como única vía de expresión política. En cambio, en un país donde (exagerando un poco) todos presionan (por lo pronto, los medios, las empresas, la Iglesia católica), abandonar la acción directa significa renunciar a un mecanismo de petición y por lo tanto perder poder relativo frente a las otras demandas. La accion directa es el lobby de los pobres. De los que solo tienen su cuerpo para chantajear. Cuando un funcionario recibe a un empresario o a un exportador cerealero no le hace falta ninguna accion directa porque conoce de sobra lo que su interlocutor está en poder de realizar si no se considera su opinion sobre algun tema. Desinversion, despidos, retraso de exportación, etc.. son acciones directas, son acciones que afectaran a terceros y que se realizarian con el único objeto de obtener una concesion politica mayor a la de su representacion en votos. El chantage ocurre sin necesidad de la acion porque la capacidad de daño del poderoso no necesita ser demostrada, se la conoce y se la teme. En cambio los pobres solo pueden lograr la presion mostranto su capacidad en accion y esta consiste en colocarse ellos en alguna situacion que generen algun tipo de disrupcion. Su chantage seria "escuchennos o nos paramos aqui". Como para darle una dimension podriamos decir que la capacidad disruptiva de un indigena es el de su cuerpo, el de un conductor de camion es el de su camion, de

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quien maneje una barrera podra detener un tren, pero quien maneje Techint puede detener un planeta. Acciones directas son todas, algunas por su dimension no necesitan ser realizadas para lograr sus efectos disuasivos sobre la politica y cuando ocurren, como los despidos o la desinversion, no son presentadas como tal sino como mera accion empresarial sin animo de presion. Como si una huelga fuese explicada como la simple coincidencia de todos los empleados en faltar al trabajo o un piquete como un monton de traunsentes diletantes que cruzan al mismo tiempo y lentamente una calle. Como en un duelo del lejano oeste, pedirle a uno de los rivales que guarde su arma porque las armas las carga el diablo equivale a buscar que lo maten. Podríamos decir, entonces, “dime quién quieres que renuncie a la acción directa y te diré a quién pretendes debilitar”. En todas las sociedades modernas, la acción directa forma parte de la acción política. Los límites tolerados y las costumbres de los sectores cambian según el país, pero no existe nación democrática que prohíba totalmente la acción directa. La efectividad de la acción directa sobre la política argentina se puso en evidencia una vez mas después de la rebelión (o acción directa) de los acorralados durante 2001 y 2002. De hecho estos ciudadanos que nadie podría asociar a las clases populares en un país con tan bajo nivel de bancarización,marcaron un limite de “soluciones tolerables” y de escenarios “políticamente posibles” al establecer sus exigencias u objetivos. Lo mismo ocurrió con la 125. ¿Qué funcionario podría hoy plantear alegremente la suba de retenciones? Aunque hubiese sido lo mejor para la Argentina, en 2008 la acción directa le puso un limite a la política: sino un limite infranqueable, al menos un escalón de disuasión fuerte. Para bien de algunos, para mal de otros. También ocurrió lo mismo con los piquetes y con la protesta social en la calle: marcaron un límite a los caminos posibles. Así, más allá de la amenaza electoral "si hacemos tal o cual cosa, no nos votan más", la política asiste a la aparición de ciertos límites del tipo "si hacemos tal o cual cosa, nos incendian todo". Todos los grupos ponen límites, marcan la cancha, definen sus "intolerables". En caso de un límite demasiado exigente, el Estado deberá enfrentarlo con todas las consecuencias que esto implique, pero hasta ese momento el grupo en cuestión consigue una mejor posición de negociación que con la simple amenaza electoral. Los grupos con mayor poder de movilización conjunta obtienen de la política mayor atención que aquéllos que se mantienen divididos e invisibles. De ahí el

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interés de los grupos con poder en mantener al resto de los grupos de interés en actitud de división y pasividad. Antes de apurarnos a condenar la acción directa como chantaje antidemocrático, recordemos que en nuestra historia se han frenado muchos males gracias a que en la mesa de las decisiones alguien dijo "si lo hacemos, nos incendian la calle". En el caso de gobiernos que ya no vislumbran ganar las próximas elecciones, o que son muy presionados por grupos de poder, la calle ofrece un límite fáctico a ideas aberrantes aunque posibles (ojalá alguien hubiera gritado "se nos incendia la calle" cuando Duhalde ordenó reprimir en el Puente Avellaneda o cuando Cavallo decidió lanzar el corralito o crear las AFJPs). Por otra parte, la acción directa es el único camino para grupos de ciudadanos “invisibles” a las mayorías, el único camino republicanamente tolerable de instalar sus demandas. De hecho, los grupos con acceso a lobbistas e influenciadores varios no la necesitan porque cuentan con formas “legales” para colocar sus peticiones en los escritorios de los diputados o del propio Ejecutivo y para hacer escuchar su posición desde los grandes medios y todas las veces que sea necesario. Lo que valoramos en Greenpeace cuando instala la desaparición del oso panda en nuestra agenda pública, no podemos dejar de valorarlo en las acciones relativas a la desaparición de la comunidad Qom en Formosa. Dicho esto, la acción directa no es un permiso para matar, ni mucho menos. Es más, como toda acción directa violenta algún derecho ciudadano, debemos contrastar la oportunidad y la dimensión de la acción con los derechos que la acción busca defender. Así, si comparamos a varios pacientes hemofílicos que se encadenan a la puerta del Ministerio de Salud para reclamar la importación de una droga necesaria con cincuenta personas que bloquean la Panamericana para pedir que Canal 7 contrate a Mirtha Legrand, entendemos que ambos grupos defienden su derecho a ser escuchados y que ambos afectan derechos de terceros. Pero también sabemos cuál de los dos reclamos merece más atención y tolerancia. Que la acción directa no deba objetarse de cuajo no significa que no sea objetable nunca. En realidad, nadie rechaza TODAS las acciones directas: desde la marcha de Blumberg hasta los cortes por la 125, pasando por los piquetes de los desocupados, las tomas de los colegios y las acciones de Greenpeace por los delfines austriacos. En última instancia, rechazamos alguna(s) de manera selectiva, según nuestra opinión sobre cada caso. Antes de opinar sobre una acción directa, primero debemos evaluar si existen alternativas de protesta efectiva a la propia acción directa: no es lo mismo que reclame un miembro de la colectividad Qom, sin acceso a ninguna instancia superior de gobierno o a despertar el interés natural de sus conciudadanos, que el

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dueño de un medio o un actor con presencia mediática. En segundo lugar, debemos evaluar el daño colateral que ocasiona la acción. En general no hay mayores diferencias al respecto, en esta época profundamente pacifica donde las acciones directas evitan toda violencia física algunos pueden juzgar las acciones de fastidiosas o simplemente molestas, pero no hay sectores con entidad que sostengan que las acciones son criminales. Finalmente pensemos en el valor asignado a los derechos defendidos o los intereses que logran ser visibilizados gracias a la acción. Aquí es donde aparecen las diferencias abismales entre los argentinos, cuan importante es el bien defendido. Quizás algún día el Poder Judicial tome cartas en el asunto, y juzgue la “razonabilidad” de cada acción directa en función de los derechos violentados, de los derechos defendidos y de los caminos alternativos que existen a la acción directa (si es que existen). En ese caso la Justicia encontrará el límite justo para cada caso, y determinará un nivel máximo de tolerancia en términos de tamaño y duración. PRÉDICA y LOBBY La prédica y el lobby son dos formas de hacer política aunque de diferente valor ético. La primera busca influir en el pensamiento y la acción de los ciudadanos para eventualmente cambiar la opinión de los votantes. En este sentido, la tarea de persuasión en la predica es clave y es uno de los pilares de la política democrática. En cambio, el ejercicio del lobby busca influir en un punto específico sobre la acción de nuestros representantes. No intenta persuadir a los ciudadanos, sino modificar la manera en que un representante representa a sus representados. Inevitablemente esto degrada la relación representante-representado, algo que no es parte de la política sino un vicio mas o menos tolerado. El lobby reemplaza a las urnas para quienes no tienen votos. Es como un recuperatorio para los grupos de poder que perdieron en las elecciones o no se presentaron. La cooptación es otra forma de intervención en la relación representante-representado. Aunque en rigor signifique otra cosa, llamamos “cooptar” a la acción de seducir, por parte de un grupo influyente o poderoso, a un representante de la ciudadanía. Se trata entonces de una segunda forma de influencia política que ejercen sectores desfavorecidos por las urnas. Mientras el lobby se focaliza en una acción determinada (por ejemplo, en la aprobación o rechazo de una ley), la cooptación apunta a la conciencia del representante, a su percepción de la realidad, con el fin de que incorpore una visión más beneficiosa para el grupo de poder.

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Éste es el caso de representantes de partidos populares a quienes los sectores de poder no electoral fueron convenciendo de una visión económica neoliberal, es decir, de que ajustar en momentos de crisis es la única salida, o de que poner el pago de la deuda externa por encima del hambre es la mejor solución para aliviar el hambre. Hace solo horas Felipe Solá acaba de reconocer al salir de su bancada que “el pueblo cambió y nosotros no nos dimos cuenta”. En rigor de verdad el pueblo no cambió sino que un grupo de poder logró cooptar a Solá, y a tantos otros, convenciéndolos que el pueblo era genéticamente antikirchnerista y que no tardaría en echar a todos los que tengan una K asociada a ellos en los zócalos de TN. Eso no ocurrió y Solá fue el primero en reconocer haber sido cooptado y será seguramente el primero en liberarse del efecto de esta cooptación. Pero no fue un error en el que incurrió Solá individualmente y que por casualidad coincidió en el error con tantos otros, fue el fruto de un exitoso proceso de cooptación que le afectó el juicio a muchos y en el mismo sentido. Cooptar no implica traición en términos personales o íntimos. De hecho, el político sigue creyendo que trabaja por el bien de los suyos o, dicho de otro modo, ignora estar trabajando en función de un diagnóstico de situación que le han inculcado terceros interesados y que posiblemente haga que dañe a quienes pretende ayudar. La cooptación es como esas enfermedades autoinmunes cuyos virus logran que los anticuerpos trabajen contra el organismo que buscan defender. Muchas ONGs se presentan como especialistas en “capacitar”, “asistir”, “orientar” a los políticos. Pero cuando vemos quiénes las financian, nos damos cuenta de que están en manos de quienes treinta años atrás financiaban derrocamientos (dicho esto, es un progreso que nuestros golpistas de ayer se limiten hoy a cooptar). La acción directa, el lobby, la cooptación actúan permanentemente y en todas las sociedades, aunque el nivel de tolerancia difiera según los casos. Si bien la teoría indica que la República sólo debiera regirse por el voto, la existencia de estos otros factores es inevitable. Dicho esto, debemos estar atentos a la posibilidad de que alguno de ellos emprenda un camino de crecimiento o influencia “cancerosos”. El lobby de las prepagas no convierte a la Argentina en un país bananero, ni aún cuando lograra la anulación del proyecto ya aprobado. Ahora bien, si consiguiera la expulsión de la Presidenta o lograra imponer todos los reclamos del sector, entonces estaríamos en zona de peligro real. Mientras tanto, sólo navegamos aguas agitadas que no impiden seguir por el rumbo deseado.

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VARIABLES INTERMEDIAS o FINALES. En un analisis político, uno debe diferenciar en las cosas que critica porque a su juicio tendra consecuencias negativas (variables intermedias) a aquellas que en si mismas son consecuencias negativas (variables finales). Asi uno puede decir, sin inversion no va a haber crecimiento y por ende crecerá el desempleo. Pero la variable final a medir es el desempleo. Eso evita errores fatales ante situaciones imprevistas, como que un proceso logre gran inversion sin empleo o, mas raro, poca inversion pero pleno empleo. Es una forma de no infectar nuestro analisis con relaciones causales intermedias que damos por hechas. Sin duda estas relaciones ayudan para prever como se comportará un proceso, para buscar los sintomas de eso que esperamos, pero en todo momento debemos recordar cual es la variable negativa real. La inflación no es la variable negativa final. La caida en el poder adquisitivo lo es. Una inflacion con ajuste perfecto en los ingresos (dificil de realizar si se quiere) no tendria efecto negativo en el poder adquisitivo. La desindustrializacion no es la variable negativa que nos preocupa, sino el desempleo que de ella, presuponemos, derivará. Un pais que se desindustrialice pero logre un alto PBI correctamente distribuido, a pura economia del conocimiento, habrá sido una desindustrializacion positiva. La coima puede ser otro caso. El efecto negativo final es por los resultados públicos, que se veran afectados por la existencia de la coima. Si los politicos tomasen las mismas decisiones y pagasen el mismo precio a los contratistas con o sin coima (una situacion de laboratorio, posiblemente irreal) su efecto negativo estaría limitado a cierta inequidad en la distribucion, pero sería muy menor a la importancia que le damos a la coima en sí. MERCADO y COMPETENCIA PERFECTA La visión capitalista más liberal le reconoce al “mercado” algunos beneficios en la asignación de recursos. El “mercado” sería la “mano” más apta para decidir dónde invertir los recursos con el fin de maximizar los beneficios de toda la sociedad. Pero en esta visión, cuando se habla de mercado se trata del “mercado de competencia perfecta”, no de cualquier mercado. En este mercado ideal, ningún jugador influye en los precios, ni impone su producto sobre el de sus competidores. Al contrario, cualquiera puede entrar libremente al sector y retirarse sin enfrentar los costos exigidos por ese sector. Además, todos los actores poseen la misma información. Aunque la perfección en el mercado es una utopía a la que solo podemos tender pero nunca alcanzar, ningún verdadero liberal se animaría a afirmar que una

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sociedad estaría mejor intervenida por monopolios privados que por el Estado. A lo sumo, ambas situaciones le resultarán indeseables, estalinistas. Los sectores conservadores argentinos no son inocentes cuando invisibilizan las exigencias de “competencia perfecta” y se limitan a hablar de “mercado”. Su intención es apoderarse de las teorías que defienden al mercado competitivo para aplicarlas a un mercado fuertemente controlado por grandes corporaciones privadas. Así, en nuestro país la tensiones no se dan entre el Estado y la competencia sino entre el Estado y las corporaciones. No hay liberales en Argentina. Hay conservadores. De hecho, la famosa frase “los liberales argentinos son liberales en lo económico y conservadores en lo político” es un corrimiento benévolo de la realidad. Quienes en la Argentina se autodenominan “liberales” al estilo López Murphy son conservadores en lo económico y reaccionarios en lo político: apoyan todo lo que limite la intervención del Estado, pero nunca levantaron la voz o un dedo para limitar las posiciones dominantes de mercado y los acuerdos de precios. Tampoco hicieron ningún esfuerzo por regular la economía que es la base de un mercado competitivo. En lo económico sostienen un status quo, donde los grandes capitales no vean sus posiciones amenazadas, donde la aparición de nuevos desafiantes no sea estimulada, eso es conservador. Y en lo político han defendido todas las acciones que retrocedieron la frontera de los derechos ciudadanos, han apoyado quitas de derechos en casi cualquier frente, eso es reaccionario para cualquier liberal. Los libero-conservadores argentinos defienden las libertades de las personas jurídicas con la misma capa y espada con la que someten las de las personas físicas. COMPETENCIA y REGULACIÓN No existe competencia sin regulación. De hecho, la competencia en un mercado no es el estado natural de las cosas: es un estado artificial, creado, que requiere de un Estado poderoso y responsable encargado de regulaciones rigurosas. De la misma manera que la democracia constitucional no es el estado natural de las cosas, sino que requiere enormes esfuerzos de control para siquiera acercársele. En realidad, tanto en el mercado como en la política, el estado natural seria el dominio del más fuerte. Cuando el regulador se retira, el león se come al cordero y, cuanto más come, más hambre tiene. La bolsa de valores de Nueva York se acerca a un mercado de competencia perfecta. Ahí, mi tía compra y vende una acción al mismo precio que George Soros, el magnate húngaro que compra y vende cien millones de acciones. Los dos

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disponen de la misma información para juzgar si conviene o no comprar. La empresa está obligada a contarle a mi tía todos sus secretos: qué saben, qué piensan hacer, cuáles son sus números y demás datos que hace un siglo sólo le contaban al magnate a punto de comprarles un paquete importante de acciones. La SEC, comisión estatal encargada de defender el libre mercado en la bolsa de NY, aumenta cada año la regulación. La hace más exigente, en base a un pedido mayor de información (información que veinte años atrás era juzgada secreta, y que las empresas robaban unas a otras con espías, hoy se publica “voluntariamente” por “sugerencia” de la SEC). Hoy la SEC tiene poder para escuchar teléfonos, abrir sobres, incluso comprar delatores cuando sospecha que una persona está obteniendo datos exclusivos, aunque sea de un amigo o una novia. El comentario más banal lleva a los dos confidentes a la cárcel si eso afecta la idea de “mercado perfecto”. Stalin se levantaría de la tumba por semejante régimen totalitario. Pero todo se acepta en nombre de un mercado de competencia perfecta. Aún así, aún cuando el Estado hace sus mayores esfuerzos por obligar, amenazar, encarcelar, en definitiva, regular en pos de un equilibrio, mi tía no consigue operar a la altura de Soros. Básicamente esto sucede porque, al carecer de la misma riqueza, tampoco dispone de cien analistas por todo el mundo, ni está suscripta a cincuenta revistas, ni accede a los informes elaborados por los pensadores más calificados, ni viaja a conocer las compañías in situ. Creer que el laissez-faire basta para garantizar un mercado de competencia perfecta es como creer que, sin ley, ni tribunales, ni policía, una sociedad funcionará naturalmente como una república democrática perfecta. Ahora bien, ¿qué liberal argentino exigió cárcel para los empresarios del cemento por su probado cartel de precios en la industria del cemento? ¿Qué liberal argentino exigió juicio a los empresarios de la industria del celular por la falta de competencia en sus precios? (en este punto cabe recordar que la acción de cartel de precios entre competidores no requiere la foto en la que aparecen los competidores firmando el acuerdo de precios ante un escribano, sino que basta que los competidores actúen como si existiese el acuerdo). ¿Qué liberal argentino criticó las empresas con posición dominante, que son casi todas las líderes de casi todos los sectores? Aunque fuesen pedidos exagerados, infundados, ¿por qué nunca exageran para este lado y sí lo hacen cuando les piden cárcel a los gremialistas, a los políticos aún exagerando el pedido y haciéndolo infundado? La respuesta es: porque no defienden la competencia, sino los negocios privados y casi exclusivamente el de los grandes privados.

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Las olimpíadas conforman otro ejemplo de competencia regulada. De hecho, si no se tratara de una competencia extremadamente regulada, podríamos dejar que todos compitan contra todos y que gane el mejor: el arquero mataría de una flecha a los corredores; el levantador de pesas al remero y al arquero; el lanzador de jabalinas al levantador de pesas. Finalmente, quizás haya un ganador en el luchador de sumo. La frase “que gane el mejor” no habría generado un proceso de competencia y de mejora continua, de estimulo al entrenamiento y al desarrollo de talentos, sino a una guerra sangrienta donde nunca gana el más apto de los deportes que buscábamos estimular. El laissez-faire en los negocios genera la misma masacre pero sobre personas jurídicas, que por razones biológicas sangran con desempleo, sobreprecios, peor distribución de la renta, etc... PERSONAS Y PERSONAS Relacionado a estos temas hay una distinción no menor a realizar que algunos de nuestros liberales no destacan. La libertad con mayúscula, la que hacia temblar la pluma de nuestros próceres era la libertad de las personas físicas. Libertad de pensar, de hablar, de deambular, trabajar, debatir etc. La libertad de las personas jurídicas no movió nunca a nuestros pensadores ilustres, al menos los anteriores a Grondona. No es considerada un fin en sí mismo, a lo sumo y solo para algunos o muchos, es un medio necesario para lograr los otros objetivos como es la libertad individual. Al no ser un fin, debemos siempre medir su eficacie en relación a los fines realmente buscados. No es improbable que una sociedad logre una envidiable grado de libertad para las personas físicas, imponiendo a su vez restricciones muy severas a las libertades de las personas jurídicas. Quienes defienden las personas juridicas como si fuesen equivalentes a las físicas, probablemente consideran las acciones de sus empresas tan importantes, sino mas, que sus vecinos. GRAN LICITACIÓN Cuando una empresa capitalista necesita recibir un servicio, llama a una licitación, en la que compiten una buena decena de oferentes. Si la licitación esta bien hecha, se mataran por ganarla, bajaran sus precios hasta el máximo posible y se comprometerán a calidades que los desvelaran. El mercado de competencia perfecta esta presente, y la empresa se beneficia de su existencia. Pero el llamado a licitación es de un rigor y crueldad estalinistas. Es un acto de extrema regulación. Nadie aceptaría que un oferente dijera “No tengo bulones,

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pero hago tuercas como ninguno, déjenme entrar en la licitación” o “Porque piden de 2 pulgadas, dejen entrar a los que hacemos de 3 pulgadas” o “con esa calidad mínima nos matan a todos, no se puede competir”. Cualquier planteo contra el hecho regulatorio seria desoído. El reclamo que la licitación es antibussiness porque sus exigencias son enormes y matara la competencia, etc... no tendría el menor asidero. A mas exigencias probablemente aumentara el precio al que llegue el mejor oferente, pero es una decisión de la empresa que licita si necesita lo que pide y paga ese precio o baja los requisitos y obtendrá así, menor calidad y menor precio. La sociedad es un gran licitador. Llama a licitación de, por ejemplo, “empresarios y comerciantes”, les pide que armen sus empresas, ofrezcan servicios en determinadas condiciones como cumplir con bromatología, con la secretaria de comercio, tienen que además cumplir con las leyes laborales, fiscales, etc... Y a cambio, acepta que esas empresas vendan el producto que deseen al precio que deseen a sus ciudadanos. El empresario que juzgue estas condiciones demasiado exigentes, puede no presentarse a la licitación y no dedicarse a nada. Cuando la ley exige mayores requerimientos, claros y conocidos, a los fabricantes de yogurt, exigiéndoles ahora, para dejarlos comercializar, que publiquen calorías, componentes, el precio, etc... Todos lo padecen pero se benefician en poder comercializar. Mientras existan varios oferentes dispuestos a intervenir en ese sector significa que las mayores exigencias no han sido asfixiantes sino estimulantes, toda vez que el producto ha mejorado medido en la valoración de la sociedad. DERECHOS EN PUGNA Y CONVOCATORIA DE ACREEDORES Ojalá las situaciones a analizar fueran como la del sádico que descuartiza a una anciana indefensa. Esa escena no exige forzar nuestra capacidad de reflexión ni cuestionar nuestros valores (y en el peor de los casos, un juicio injustificadamente severo sólo afectaría a un ser abominable). En cambio, las situaciones interesantes suelen enfrentar al menos dos derechos valiosos, cuando no un enjambre entero. Justamente se plantea un dilema porque, sea cual fuere la conclusión, uno o varios derechos valiosos quedarán inevitablemente limitados. Se trata de situaciones donde la solución al dilema implica restringir derechos que hasta entonces considerábamos irrestringibles. A menudo, quien plantea un problema político omite, voluntariamente o no, alguno de los sujetos cuyo derecho se encuentra en pugna. De esta manera, presenta la situación con la simpleza del sádico y la anciana.

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¿Cómo negarnos a una conclusión que sólo defiende un derecho considerado supremo? Nuestro apoyo está asegurado y el sádico concentra todo el repudio. El analista “convencedor”, ése que busca llevarnos rápido a su conclusión, omite mostrar los derechos en pugna para que el análisis parezca innecesario, ya que el caso esta lleno de obviedades. El que se resista a esta simplificación estará del lado del sádico o de la barbarie; el que la incorpore sin chistar será un buen ciudadano. En muchos casos el rol del sádico le corresponde al Estado, una especie de victimario perfecto cuya presunción de culpa casi nadie cuestiona. De hecho, nadie lo defiende mucho, no tiene familia y el poder económico apoya cualquier percepción o argumento que lo comprometa todavía más. Quien quiera instalar dilemas bobos de este tipo (¿bobolemas?) siempre tendrá éxito si apunta contra el Estado. Sólo el reconocimiento del otro actor en conflicto revela la existencia del verdadero dilema. Esta aparición dispara un debate más interesante, con la verdadera tensión del tipo “el derecho supremo de Fulano contra el derecho supremo de Mengano” o del tipo “el derecho supremo de Fulano contra el derecho de la comunidad representada por su Estado”. Y sólo cuando detrás del Estado aparecen la comunidad, la construcción de escuelas, el mantenimiento de hospitales, la asignación universal por hijo, los conflictos contra el Estado salen a la luz en toda su dimensión. Aquí las firmas automáticas desaparecen y sólo nos resta reflexionar (y mucho) sobre qué priorizamos y en qué proporción. Un ejemplo interesante en este sentido es el caso de la convocatoria de acreedores: de hecho ¿qué ocurriría si uno de ellos se atreviese a invisibilizar el derecho del otro? Veamos... Cuando el administrador de una empresa descubre que no podrá cancelar las deudas contraídas con todos sus acreedores (no podrá satisfacer los derechos de uno, varios o todos), la ley lo obliga a detener todos los pagos y a llamar a “convocatoria de acreedores”. La ley detiene el proceso de pagos para, primero, informar a aquéllos con “derechos en pugna” que no podrán cobrar todo lo que les corresponde. Segundo, para que todos acuerden la repartición del dinero disponible (deberán determinar en qué proporción cada uno acepta renunciar a sus derechos). La ley también obliga a que la mayoría acuerde en función de algunas prioridades, por ejemplo, respetar ante todo el pago de sueldos y de deudas previsionales. En caso de los derechos en pugna que no pueden satisfacerse, el Estado interviene con ciertas restricciones.

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Lo interesante del caso es ver qué ocurriría si existiese un acreedor honesto. Por ejemplo un proveedor de papel para fax, que cumplió con su entrega en tiempo y forma, que cobró un precio justo, y a quien la empresa reconoce deberle cien pesos. Si saldara la deuda con el argumento inobjetable de que es lo que corresponde, el administrador podría terminar en la cárcel. ¿Por qué? Al pagar esta deuda “justa”, el administrador estaría sacándole cien pesos al pozo común cuyo contenido no alcanza para pagar todas las deudas “justas”. Así, el argumento de la “deuda justa” pierde validez en el caso de una empresa en convocatoria, justamente porque aparecen derechos en pugna: saldar una deuda justa le juega en contra a otra deuda justa. Y aquí volvemos a la política... Un país sin los recursos necesarios para cumplir con todas sus deudas y obligaciones se encuentra en una situación similar a la convocatoria de acreedores. En esta situación, el Estado no debería saldar sus compromisos con cualquier acreedor (empresa privatizada, deuda externa o interna, etc…) con el único argumento de que, como dice López Murphy, “los compromisos se honran” (de hecho, esto esconde amiguismo, privilegios espurios, con el acreedor privilegiado). Un Presidente honesto debería denunciar esta situación de convocatoria, listar todos los derechos que el Estado está incumpliendo (no sólo los compromisos monetarios documentados) y tomar “públicamente” la decisión de a quién le recortará y cuánto. Durante décadas, el Estado argentino se limitó a pagar sus deudas monetarias documentadas a contratistas y acreedores externos. Mientras, ajustaba más y más sus pagos a los acreedores del articulo 14 bis con el argumento de “las deudas se pagan” y omitiendo el listado completo de deudas no saldadas. De esta manera invisibilizó a cuarenta millones de acreedores estafados. ¿ALGUNAS IDEAS CON VALORACIÓN POSITIVA INMERECIDA? Algunos conceptos tienen una valoración positiva, más allá de su significado real, o gozan de una definición confusa. Pocos se atreverían a oponérseles o a matizarlas. Y la sanción para quien lo intente es el escarnio público o la incomprensión. Varias ya han sido tratadas en este Manual, como la alternancia política, políticas de largo plazo, las personas jurídicas, etc. . A continuación listamos otras brevemente sólo para tenerlas presentes en caso de que aparezcan. Eficiencia y Eficacia. En contra de la confusión terminológica que suele impactar en la política, distingamos estos dos términos: un proceso es “eficiente”

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significa que logra aquello que logra con bajo consumo de recursos, podemos asociarlo a un proceso “ahorrativo” sin importar si logró mucho o poco de lo que se propuso; en cambio algo es “eficaz” si cumple con todo su objetivo, sin importar cuantos recursos le insumió. Imaginemos que les pedimos a dos individuos que apaguen dos focos de incendio con agua. Quien apague ambos focos con diez baldes de agua habrá sido eficaz; quien apague un solo foco con un solo balde, habrá sido más eficiente… aunque menos eficaz. Otro ejemplo, con números inventados a título ilustrativo… Cuando subejecuta el presupuesto para vivienda, quizás Macri haya sido eficiente si hizo sólo cinco de las cincuenta mil viviendas presupuestadas pero a un costo extremadamente económico. Ahora bien, es probable que las 49.995 familias sin casa prefieran una solución menos eficiente pero más eficaz. La mayor importancia de la eficacia/eficiencia depende de cada situación. En acciones de gobierno y dentro de ciertos rangos, la primera importa más. Por ejemplo, los planes de vacunación deben ser eficaces, es decir, llegar a todos. No importa si llegar a las zonas alejadas donde viven los últimos mil niños cueste más que llegar a los primeros cien mil. De hecho, nadie aceptaría la explicación de que sólo se vacunó al 80 por ciento, por más que se haga hincapié en la eficiencia de haber ahorrado costos por 50 por ciento. La idea de que eficiente es mejor se instaló sin mayor análisis. Esto lleva a un estado más ahorrativo pero mas desprotector. Y no nos sorprende descubrir que siempre son los mismos sectores los que son “mas caros” de atender, mas proclives a quedar afuera en una política “eficiente”. La vacunación mas eficiente es vacunar a los niños de las grandes ciudades y dejar a los de Humahuaca sin vacuna. Educar a los de hogares mas ricos es mas económico que ocuparse de los que arrancan con problemas de alimentación y transporte. Llevar cloacas a los que no tienen es menos eficiente que llevarle cloacas a quienes ya tienen cloacas (la eficiente tautológica) finalmente nada es mas eficiente que no hacer nada, porque uno no habrá gastado nada. Cultura del esfuerzo: la también llamada “cultura del trabajo”, en la que se premiaría el esfuerzo de cada individuo, la defendemos sin percibir que se contrapone a la “cultura del talento”, que premiaría a quien tiene más talento, sea este fruto del esfuerzo, la pasión o la genética. Se contrapone también a la cultura del resultado, que premia según los resultados obtenidos, de un empleado, de un gerente o de un vendedor sin analizar si lo merece o no. Y por ultimo se contrapone a la cultura del derecho, que premia a quien tiene derecho a recibir el premio, sin importar la razón: por herencia, por apostar a la bolsa, por suerte o por

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simpatía. En general las personas se dicen defensoras de estas culturas contrapuestas, sin percibir sus muchos puntos en contradicción. Cuando aparecen estas valoraciones tenemos que preguntar por las otras, marcando las contradicciones y obligando a tomar partido o reconocer que hay tensiones y se debe valorar caso a caso. Meritocracia: disposición que cada uno obtenga según su propio mérito. Por lo general nadie aclara qué define el mérito propio: ¿la génetica?, ¿la suerte?, ¿la ayuda de los amigos?, ¿la herencia? Si una persona con pocas luces se esfuerza mucho, ¿merece ingresar a la facultad? ¿Merece el trabajo que se le niega? Una persona brillante por naturaleza que no se esfuerza pero que aprueba todos los exámenes, ¿merece ingresar? ¿Qué merece en esta sociedad un paraplégico con retraso mental? La defensa de la meritocrácia suele esconder la defensa de que a los chicos lindos se les sigan abriendo puertas que la mayoría encuentra cerradas. En los hechos, el concepto de meritocracia busca darles por derecho lo ya otorgado por privilegio. La injusticia se disfraza asi de meritocracia buscando aceptación social. Igualdad de oportunidades y equidad: Nos resultan sinonimos o que uno implica el otro, pero no es asi. Un país de miserables donde se sortee toda la riqueza una vez cada 100 años dandole un numero a cada ciudadano, será un país con extrema igualad de oportunidades pero donde la equidad será nula. En cambio un país donde las riquezas se distribuyan por cuna o por casta, sin aceptar ningún cambio en vida, pero donde la distribución sea casi imperceptible, en la que las diferencias entre la casta privilegiada y la intocable sean minimas, sera un país sin igualdad de oportunidades pero de gran equidad. Son planteos de laboratorio porque en general los procesos que apoyan una apoyan la otra, pero es bueno diferenciar los conceptos para poder analizar algunas medidas que estimulan una y no la otra. En cuanto a la igualdad de oportunidades es interesante ver como padres que invierten mucho dinero y esfuerzo en darles a sus hijos herramientas que les permitan destacarse en un mundo que perciben cada dia mas exigente y competitivo, herramientas que justamente no dispongan el comun de los chicos, lo que podriamos decir privilegios, suelen declararse, sin dudarlo, como grandes defensores de la igualdad de oportunidades. Cualquier igualdad de oportunidades acabaría con eso que él se esfuerza en lograr, "una ventaja competitiva para mi hijo". No es absurdo que alguien defienda un logica nacional que combata en lo personal, como bregar por una mayor presion tributaria al tiempo que uno intenta disminuir la propia. Pero en el caso de la igualdad de oportunidades, nos da la impresion que falta analisis sobre sus consecuencias entre quienes aseguran ser sus defensores.

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"De pescados y pescadores": la frase real es "No hay que dar pescado sino enseñar a pescar", una elegante forma de oponerse al estado que da pescado. Nadie sugeriría que un trabajador deje el trabajo para recibir una pension del estado, pero toda vez que a un desocupado, sin pesca ni pescado, el estado intenta darle algo, aparece la frase de marras. La pregunta que se busca evitar es si el "pleno ingreso" es un objetivo social como lo es el "pleno empleo". Si el estado debe o no buscar que todos los hogares argentinos tengan algun ingreso, sea por pesca propia o por pesca estatal. El mandato popular de "pleno ingreso" nos permite poder reclamarle al estado implementar las politicas que logren un empleo para quienes no lo tienen, sin por ello criticar que les dé una pensión mientras lo consigue. “Ningún extremo es bueno”: esta frase de tia prudente es una idea destructiva que potencia a quienes sostengan las posiciones mas extremas y lo hagan con mas fervor. Si un político discute con un Nazi, el comentarista ¨filo-centrista¨ dirá ¨bueno, ni acabar con todos los judios, ni tampoco no acabar con ninguno. No habrá un razonable punto medio?¨. Aparecerá entonces un centrado que sugerirá acabar solo con la mitad de los judios (por ejemplo, de la cintura para arriba). Pero el comentador ¨centrista¨ no tardará en sentar a este centrado con el mismo Nazi y se preguntará ¨entre acabar con todos los judios y dejar a la mitad vivos, no habrá una posición intermedia? Parte de la editorial de un programa es decidir cuales son los extremos que presentará. Cuando un tipo con cara de Openheimer presenta al "Incendiario de Milwauki" y al "Bombero Voluntario de Florida" como dos opiniones extremas entre las cuales alguien moderado, prudente, sobrio deberia matizar, está editorializando. Y cuando ruega a camara "Ojala venga un lider que no se vaya a los extremos y rescate lo bueno de cada uno, sin buscar la eliminacion del otro", lo que hace es lobby por el Incendiario de Milwauki. El mundo de las ideas es como la tierra, esferico. Cuando nos presentan dos extremos entre los cuales posicionarnos, en realidad significa que alguien ha elegido dos puntos particulares de esta esfera y los presenta como extremos, extremos inexistentes como tales. Así un Suizo nos explicará que los extremos son China por un lado y EEUU por otro, quedando ellos - oh! Sorpresa - en un suizo punto medio. Otro podría hablarnos como el mundo tiene dos extremos, Sudafrica por un lado y la isla de pascuas por otro, quedando la Argentina en un sabio punto intermedio. Quien elija los extremos, escoge quien defiende el medio campo. Posición que por cultura, es mas facil de defender. Recordemos entonces que cada posicion es un extremo de alguna de las combinaciones posibles y el medio de otras. Todas las posiciones deben ser argumentadas como igualmente pasionadas y extremas, que los tibios se limiten a

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no emitir opinion si no quieren tener que defenderlas con algo mas que con el termino "no estoy ni en A ni en B, sino mas bien en el medio". Muchas veces en un planteo "editorializado" la razón está en un extremo, incluso puede estar mas allá de esos puntos que se nos presentaron como extremos y sin mas allá. No hay fundamento para no ponerse en un extremo o para descartar una posición solo porque está en el extremo. La fascinación por sostener el punto medio entre dos planteos es la salida fácil de quien no quiere comprometerse con una posicion o tiene pereza de pensar. "Los personalismos son malos": es una frase que se escucha mucho respecto a la politica y tiene muchos simpatizantes. Aún entre personas que admiran a Tinelli, a Steve Jobs, a Bill Gates, a Nelson Mandela o a Ghandi. Recuerdan personas, idealizan personas, siguen a personas, buscan a lideres, pero repiten sin dudar que los personalismos son malos. Los personalismos son malos cuando los tiene el adversario, porque justamente el humano sigue mas a personas que a instituciones. Confia en humanos, da la vida por humanos, no por sellos, ni slogan, ni plataformas. Si mis intereses se contraponen con los del estado y sus representados, yo tambien buscarian convencerlos de que los personalismos son malos. La Constitucion Nacional nos obliga a apoderar personas para los cargos, ni instituciones, ni partidos politicos, ni siquiera plataformas. Personas. Es una constitucion personalista. Humana. “Quien no aportó, no retira”: escuchamos este concepto asociado a una lógica de justicia jubilatoria. Se asienta en el supuesto de que el sujeto (activo) de la evasión jubilatoria es el empleado y no el empleador. Si creemos que el empleador es quien tiene el poder de decisión, deberíamos entender la frase como “si no le aportaron, no retira”, frase más difícil de defender. ¿Los no aportantes son trabajadores precarios con imposibilidad de exigir nada o son ejecutivos de alto vuelo con predisposición a la evasión? Habrá seguramente de los dos tipos, pero nuestra frase variará en función de la respuesta que creamos más representativa del fenómeno. "Emparejar para arriba": suena bien. Nadie rechazaría que, si una persona tiene dos gallinas y otra ninguna, mejor que la simple equidad (darle una gallina a cada uno) es “emparejar para arriba” (darle dos a cada uno). Algunos se preguntarán entonces porqué no emparejar “aún más para arriba” y pasar a una situación con tres gallinas para cada uno…

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Quien recurre a esta objeción omite un sobreentendido en el planteo de emparejar, que consiste en hacerlo con los mismos recursos disponibles. Esto implica obligatoriamente bajar a algunos y subir a otros. Por otra parte, alguien puede sugerir la idea de subir a todos una vez emparejados. Pero quien se niega a bajar a algunos, en realidad se niega a emparejar (utiliza un argumento con valoración positiva para justificarlo). Suele hacerse esto cuando se discute sobre educación. La universidad masiva es un claro ejemplo de “emparejar para abajo”. Quien pide cerrar la universidad, nos explica su sueño de un instituto de elite para las masas. Entonces, mientras esa utopía llegue, habrá un instituto exclusivo para una elite que excluya al resto, a la espera de ser emparejados hacia arriba. Si consideramos “el estar parejos” como un valor social trascendente, debemos emparejar las situaciones lo antes posible, y a partir de ahí mejorar. Todos emparejados: de ahí mejoramos todo lo que deseemos y todo lo que permitan los recursos y talentos. Esta frase es semejante a la que sugiere “repartir la riqueza, no la miseria” proponiendo mantener la injusticia actual en el reparto para fomentar un crecimiento que luego sí será repartido. Parecido al lema de aquel almacenero de barrio que nos decía “Hoy no fio, mañana sí”. “No repartamos hoy, repartamos mañana”. Como en muchas otras discusiones, las diferencias parecen no ser de objetivo final sino de camino a tomar. El problema es que según el camino tomado, mientras se llega o cuandonunca se llega, son otros los que sufren o se ahogan. "El fin no justifica los medios": la frase tiene dos acepciones posibles según incluya los adverbios “nunca” o “siempre”. Una primera acepción sería “el fin nunca justifica los medios”: significaría que la nobleza del fin no importa; no deberíamos recurrir a un medio objetable en su nombre, nunca. La segunda acepción sería “el fin no siempre justifica los medios”. Significaría que lo objetable de un medio importa, un fin noble no admitiría cualesquiera medios, por noble que aquel sea. Esta diferencia es muy importante en lo relacionado con las protestas sociales. Para nosotros la frase debe interpretarse en su segunda acepción, porque abre la puerta a la protesta responsable. Como vimos cuando analizamos la Acción Directa, creemos que ningún medio es rechazable per-se, pero ningún medio objetable se legitima con sólo tener un fin noble.

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En cada situación deberá juzgarse su legitimidad en función de lo objetable de los medios y según la dimensión del fin buscado. Y por supuesto, la justificación es una materia humana, opinable, política que no genera automaticas coincidencias entre las personas de bien, como le gustaria a tantos. En cambio, la primera acepción es muy útil para sostener posiciones más conservadoras ante las protestas sociales. Siendo que por lo general es más fácil objetar los medios utilizados que sus objetivos. Los medios son acciones que se escogen por su efectividad, no por su nobleza (que en general no tienen). Ya sea una huelga, una protesta, un griterío, un escrache, una queja o cualquier otra acción, nadie les atribuye una valoración positiva. En todo caso, son positivos los objetivos buscados. "Seteris Paribus": en el manejo de la cosa publica no hay tal cosa. Todo está vinculado, en movimiento, cada accion ocasiona reacciones. Seteris paribus intenta focalizarnos en una determinada accion y juzgarla sin relacionarla. Con la condición Seteris paribus, una disminución salarial a todos los empleados públicos por decreto generaría ahorros para la economía estatal. En la realidad no solo genera un incendio político sino que puede generar reducción en los ingresos estatales por el enfriamiento del consumo producto de esa reducción. "Capitalistas Apalancados o Vendidos?" Una importante diferenciación a hacer en inversiones es entre ¨Una posición Apalancada¨ y ¨Una posición vendida o Short¨. Quien esté apalancado ganará mas el proceso en el que invierte gane valor, en mayor proporción al propio proceso. Como ejemplo, si el proceso mejora 1% el inversor apalancado podrá ganar 10%. Por supuesto que lo inverso ocurrirá si el proceso sobre el que se invirtió se desmorona. En cambio, un inversor ¨short¨ es alguien que gana solo si el proceso sobre el que invierte pierde valor. Asi un inversor de este tipo tiene su destino en espejo al destino del proceso, invierte sobre procesos y luego reza porque se desmoronen. El problema en un pais no es tener una clase capitalista ¨apalancada¨, que gane mas que el promedio cuando el pais gane. Es un efecto colateral que viene con el capitalismo, para bien y para mal. El drama es cuando la clase del poder esta invertida con un criterio Short o ¨Posición Vendida¨(llamativa coincidencia con el termino ¨vendido¨, en su acepciòn de cipayo). Poseer una clase poderosa cuyos intereses no coinciden ni siquiera con el ciclo de los intereses populares, es una situación por lo menos inconfortable. No es la renta lo que molesta, es que la renta provenga de ciclos negativos. Y nos queda la duda, que pide cuando reza alguien que esta shorteado sobre su propio pais?

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"Crecimiento y calidad de vida": Cuando mas rapido se desplace el país hacia nuestro destino es mejor para todos los pasajeros de este gran barco que es La argentina. Pero si este mayor desplazamiento fuera fruto de un peor pasar para los remeros que lo impulsan, es peor para los remeros. El problema es que en la Argentina la gran mayoria es pasajero y remero. Los remeros, naturalmente, reman mucho mas rapido y esfozados cuando la vida les va en juego. Y el barco va mas rapido y es mejor para sus pasajeros. La solución a este dilema es un compromiso entre desplazarse a una razonable velocidad hacia nuestro puerto de desino pero sin que nuestra vida de remeros se nos haga miserable. Algunos pocos pasajeros no son remeros. Para ellos no hay dilema, lo que haga ir mas rapido el barco siempre les resulta mas beneficioso. Solo verian dilema si alguien sugiriera que tirando a los de primera clase el barco iria mas rapido. Finalmente todo es cuestion de optica e intereses.

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PREGUNTAS FRECUENTES (o FAKs) Por suerte para el ejercicio de la militancia pasiva, las críticas antiK se reducen a pocos puntos que se repiten con algún cambio cosmético. La concentración del discurso anti-político es de tal magnitud que reitera planteos y objeciones sin importar el sector social o político donde se encuentre la persona. Esto facilita la preparación de quien quiera capacitarse para dar vueltas esas objeciones. Nuestro objetivo en cualquier debate en esta etapa no debe ser ganar sino instalar la “opinabilidad” de la materia. El mayor embate contra el campo popular, en este caso el Kirchnerismo, consiste en presentar las críticas como basadas en axiomas de valor supremo, inopinables, como si lo criticado conformara un error en lo absoluto, como si existiese un consenso universal en contra de tal o cual practica. De ahí que se hable de “los países serios” o se diga “nunca se vio que…”. Es un debate ganado aquél que consigue instalar la posibilidad de varios caminos, todos razonables, que cada uno puede elegir en función de preferencias íntimas. Sin la actitud religiosa de oposición “divina”, las medidas kirchneristas tienen el valor inobjetable del apoyo mayoritario. "¡Es un escándalo!" (Las nimiedades trascendentes) Esto es casi una característica, más que una crítica. Bajo este formato aparece un sinnúmero de denuncias cuya coincidencia pasa por el rol que asume el acusador, una especie de Padre Farinello hipersensible, al que ofenden sobremanera cosas que a nosotros, brutos insensibles, nos parecen nimiedades con muchos antecedentes en la Argentina y en el mundo. Incluso sospechamos que al acusador también le importarían un comino de haber sido realizadas por cualquier otro gobernante. La indignación tiene un efecto narcotico. Existen personas a las que todo lo que hace el gobierno las indigna sobremanera. Sea una sospecha sobre Boudou, una cartera en la mano de la presidenta o un accidente ferroviario con 50 muertos, su respuesta es la indignación máxima. A esa gente, en realidad, todo le da lo mismo. Son como sensibles desinteresados, se presentan como hipersensibles para excusar su desinteres, su "todo me da lo mismo", sin diferenciación. En este esquema encajan como “delito intolerable” la mirada torcida de un diputado K, la famosa trompada de D’Elia, el golpe de cachete de Kunkel a la mano de Caamaño, el desplante de Néstor a Carla Fiorino, CEO de Hewlett Packard. Para quien vive como un escándalo que una presidenta se compre carteras caras o zapatos que no se fabriquen en Alpargatas Argentinas S.A., De Narváez puede

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representar el paladín de la nueva política. Su calma aristocrática, la serenidad del hombre que tiene su destino asegurado, con la ropa hecha a medida y la vida también, la aureola de éxito que dejan al pasar sus pasos, sus autos y sus jets, todo en De Narváez le hace esperar en él a un hombre austero, un monje trapense a la Casa Rosada. En suma, se trata de un estilo en el rechazo. No hay errores menores: cualquier hecho considerado mejorable merece el calificativo de “institucionalmente intolerable”. No hay tampoco errores de terceros, cualquier hecho reprobable responde a una decisión tomada en el centro mismo del gobierno. No solo las cacas de perro en las veredas son decisión personal de ELLA, sino que ella eligió que haya una justo bajo mi zapato. Los afiches con fotos de periodistas de Clarín son una amenaza que atemoriza a los periodistas. Cincuenta personas parando un día la salida de camiones de una de las plantas de Clarín es un ataque a la libertad de prensa, “intolerable en un país serio”. Si conocemos el pasado o archivo del acusador, este estilo de acusación se evapora enseguida. Seguro hay apoyos a personas o gobiernos llenos de estas nimiedades que le dificultarán sostener su máscara de Farinello. Sea que aceptó los vuelos de la muerte del tigre Acosta como un efecto colateral inevitable, o que toleró el pedido de Cavallo para que los científicos fueran a lavar los platos, o la reducción salarial del 15% de De La Rúa (que además resulto ser inconstitucional) o a Menem manejando una Ferrari con exceso de velocidad, o el asesinato de Kosteki y Santillán (hay tanto crimen tolerado en la política argentina, que no es difícil encontrar alguno tolerado por nuestro interlocutor a quien hoy asustan unos carteles), podremos concluir que la intolerancia a estas nimiedades de la actualidad es sólo una reacción del tipo alérgica por su intolerancia a las medidas de fondo y trascendentes de este gobierno. Ahora bien, si estamos frente a un “nuevo” que goza del privilegio de un archivo en blanco y que se permite hablar como si fuese un paracaidista húngaro, entonces sólo nos resta colocarnos en su mismo rol. Esto es: establecer una discusión entre Farinellos Supersensibles, criticar a todos los políticos, empresarios, curas, actores, peatones, viejecillas, ladrones, policías y concluir que la Argentina, e incluso el mundo, es (son) un lugar inhóspito para sujetos con nuestra sensibilidad. Conviene tener a mano una buena lista de nimiedades de opositores, como el “métanselo en el culo” de Reutemann, el apoyo de Duhalde a Caamaño después del golpe a la institución al pegarle a un diputado de la Nación, casado y con hijos, o la falta de respeto de Macri hacia la titular del Poder Ejecutivo llamándola “Esa Mujer”.

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No caigamos en la trampa de tratar de ningunear las nimiedades por ser exactamente eso, nimiedades. Al contrario, agreguemos más y más ejemplos de nimiedades “intolerables” para que la discusión termine rápidamente en un empate donde concluiremos que ningún político está realmente exento de cometer estas atrocidades. De hecho, ninguno tiene la dimensión moral que nosotros, gente sensible, exigimos. Llegados al empate, cuando ambos Farinellos concluimos que todos los políticos de Argentina y el mundo son un asco y nos dan miedo, y tenemos miedo, sólo resta proponer el exilio, con absoluta sinceridad. Dado que ningún político en gatera nos garantiza un país sin aspectos intolerables, habría que pensar en partir, quizás al Tibet. Recién después cabe sugerir un plan B que consiste en analizar los crímenes cometidos de mayor a menor trascendencia. Sin negar que todos son “Muy Trascendentes”, invitemos a nuestro interlocutor a crear dos subgrupos: uno para los delitos “Muy-Muy Trascendentes” y otro para los delitos “Sólo Muy Trascendentes”. Esto lleva a la jerarquización de las ofensas públicas y a determinar si los gritos de un diputado son más o menos dañinos que la orden presidencial de reprimir usando una fuerza policial con muchas chances de terminar matando inocentes. Si el intendente de Quitilipi que roba un aire acondicionado es más o menos dañino que la cerealera que exporta mil millones de dólares en negro. Es que, al menos por ahora, la política argentina no está en el nivel de resolver los temas “Sólo Muy Trascendentes”, por ejemplo el mal uso que algunos diputados hacen del castellano. Por desgracia, el debate público está en el nivel de resolver los temas “Muy-Muy Trascendentes” aún no resueltos, por ejemplo si debemos apoyar los vuelos de la muerte y las apropiaciones de chicos o no. ¿Quién no se ha topado con alguien que considera igual de intolerable 1) los gritos de Kunkel en el Congreso de la Nación, 2) la apropiación de chicos de padres desaparecidos, 3) la trompada de Caamaño a Kunkel? Todo adjetivado de la misma forma (“intolerable”), todo en el mismo nivel. En esta discusión debemos evitar la trampa de argumentar que algo malo no es intolerable o no es atemorizante para no regalarle al otro el rol de doncella sensible. En caso de cometer este error, nos encontraríamos en una situación difícil de defender mientras el otro nos tildaría fácilmente de “negadores” o “defensores” de ese hecho que reconocemos negativo. Por un lado, la medida de lo intolerable/atemorizante depende exclusivamente de la sensibilidad de nuestro interlocutor (que no podemos conocer ni refutar). Por otro lado, siempre queda mejor parado quien dice ser más sensible.

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El objetivo consiste en, lo antes posible, reemplazar las “calificaciones” (es decir, si un hecho es malo o terriblemente malo) por las “prioridades” (es decir, evaluar qué hecho es peor que otro). Con esta lista de prioridades es más fácil compatibilizar, podemos cambiar el eje del debate y discutir qué candidato de los posibles parece cometer menos cosas peores. Esto se llama “desindexar” la discusión.

Todo es un escándalo intolerable. Dicho esto, prioricemos los temas y discutamos qué gobierno consideramos menos escandaloso.

"No respetan ni las formas". (Conceder en el fondo para respetar las formas).Casi como reconociendo que carecen de argumentos de fondo, muchos críticos disfrazan la crítica con un planteo formal: - Néstor no hace reuniones de gabinete. - Néstor no hace conferencias de prensa. - No busca consenso. - Cambia lo que hizo el anterior. Es una larga lista de críticas que sólo escuchamos cuando las acciones del gobierno no son apreciadas. Nos gustaría encontrar a alguien que apoye una medida pero que al mismo tiempo la critique porque no fue aprobada por consenso o discutida en el gabinete. A alguien que aprecie a un gobierno pero decida no votarlo porque no hace reuniones de gabinete. ¿A Menem lo votaron porque hacía reuniones de gabinete? ¿Porque consultaba a sus asesores? ¿O por las medidas que tomó, llevándose puesto a tantos “atrasados” que defendían las empresas del Estado? ¿No lo habrán votado porque cambió maneras históricas de llevar las empresas del Estado? Cuando YPF se privatizó, se rompió con una tradición de un siglo. Lo mismo ENTEL, Correo, Aguas Argentinas, etc. Alguien lo rechazó por romper politicas de largo plazo? No hay que debatir formas cuando la crítica es de fondo. Forcemos la discusión a la escena política. Quien critica las formas de un gobierno porque no le gusta el fondo es quizás un cínico, pero entiende de política, mira el fondo y lo rechaza. En cambio, quien critica las formas por las formas viene rechazando todos los gobiernos de los últimos cincuenta años: es un bobo político. Con éstos, no hay nada que discutir. Para ellos, el mundo es popó.

Si fuera por lo formal, no discutiríamos. Vayamos al fondo de nuestras diferencias.

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"Y entonces, porqué los apoyas?" (Los detalles contundentes) Vos usarias carteras Louis Vuitton? Irias a una cena de gala vestido de vestido largo azul? Mantendrias tanto tiempo el luto? Cualquier respuesta sincera del tipo "Si me pongo vestido azul, mis compañeros de rugby se me cagarian de risa en la cara" o sencillamente "no, nunca compraria una louis Vuitton" nos hace acreedores al famoso "Entonces? Porque la apoyas? No te entiendo!!". Cualquier detalle, por nimio que sea, debería ser contundente en su efecto sobre nuestras simpatias, cuando ese efecto sea quitarle el apoyo. Aquel amigo que no acepta que apoyemos este gobierno por la AUH, la Corte Suprema o la baja en la desocupación, nos exige dejar de apoyarlo porque no compartimos el gusto de la presidenta por los pañuelos finos o su desinteres por las conferencias de prensa. Si en una reunion reconocemos la responsabilidad del gobierno en el caos ocurrido en la entrega de la tarjeta SUBE, se espera que anunciemos finalmente que hemos pasado a las filas de la ultra oposición. El mayor riesgo de esta exigencia social es llevarnos a negar cualquier impericia del gobierno nacional para no sentirnos en la obligación de renunciar a este proyecto por el que tanto simpatizamos. Y terminar defendiendo cualquier verdura, sin importancia y con poca defensa. Hay que dar la lucha contra la atracción binaria.

Los detalles no son mas concluyentes para nuestras posiciones que las grandes lineas de gobierno.

"Se pelean con todos". (O como acabar con los corruptos, los delincuentes, los estafadores, los vendepatrias, los sometedores, los genocidas, pero sin enojarse con nadie) La mayoría de las personas conocidas que no acuerdan con los K aseguran rechazarlos por su estilo. Pero rechazar por el estilo es una característica imposible de medir, una percepción básicamente individual con una ventaja enorme: no necesita defensa ni fundamentación ya que una percepción individual no es refutable (el interlocutor sólo puede coincidir o no: ¿cómo rebatir a alguien que protesta contra “un estilo que a mi me resulta agresivo, viste”?). Este argumento provoca una primera sorpresa: una gran cantidad de personas muy diferentes, que no coincidirían en determinar si una tortilla está muy salada o sosa,

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sí coinciden en describir con lujo de detalles la percepción de un carácter, en realidad de dos: el de Néstor y el de Cristina. Si fuésemos ligeros en nuestras conclusiones, diríamos que la declarada “percepción de estilo” es en realidad un guión editado por un tercero influyente, que permite a quien lo usa partir de un consenso amplio y mantener un discurso crítico sin tener que defenderlo ni explicarlo. La segunda y mayor sorpresa es el fenómeno estadístico. Mientras todos los antiK dicen objetar el estilo y no las grandes líneas políticas, en cada elección no lideran como oposición quienes sugieren mantener las grandes líneas K y sólo cambiar el estilo (por ejemplo Sabatella). En cambio ganan quienes se oponen con fervor y crispación a la obra de los K, quienes les frenan las votaciones e intentan colocarles cuantas piedras en el camino encuentran. La misma población que declara estar harta de la crispación no vota a Farinello, sino a partidos que con vehemencia y pasión intentan romper todo lo realizado por los K. Partidos que se opusieron a la nueva Corte Suprema, al recupero de las AFJPs, a la ley de medios, a la ley del matrimonio igualitario, a la política de desendeudamiento con reservas y muchos etcéteras más. Esta misma población vota a líderes que con crispación y grosería acusan a la Presidenta de ser una desquiciada, bipolar, violenta, integrante de una banda de ladrones, que miente al llorar a su difunto marido, que no lo vela en el cajón sobre el que derrama lágrimas falsas, que es Ceaucescu, y a la que se refieren en público como “Esa Mujer” lo cual invita a sospechar que en privado hablan de “La Yegua”. Estos líderes de la oposición no se detienen ante la idea de que los K representan la voluntad popular, de que están ahí por mandato varias veces renovado. Sin mencionar que estos líderes de la sobriedad se deshacen hoy a dentelladas, ignorándose y traicionándose, apenas los ponen a jugar el juego de las sillas los unos contra los otros. Sin tener nada importante que repartirse se matan, qué pasaría entre estos ex-aliados ante las presiones de gobernar? ¿Dónde van los votos de quienes dicen objetar únicamente el estilo? Por equivocación, estos electores no le llenan las urnas a Sabatella ni piden la candidatura de Farinello. Al contrario, votan por partidos que les toleraron el estilo a Menem o a Duhalde y que ahora objetan todas las medidas de fondo K. ¿Qué es más violento: los gritos que anuncian la incorporación de millones de ancianos a la ANSES o el decir pausado que invita a los investigadores del Conicet a lavar los platos?

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¿O es que quienes objetan el estilo eligen hacerlo para no explicar porqué se oponen a las acciones kirchneristas? Finalmente nos queda una pregunta de fondo: ¿acaso eso que llaman “estilo” no es en realidad parte esencial del proceso político que llamamos Kirchnerismo? Yendo aún más lejos, ¿habría sido posible alcanzar lo alcanzado con otro estilo? Un dato de la realidad es que ninguno de los calificados como “no confrontativos” logró que la Argentina avanzara contra las prebendas del poder. ¿Será posible hacerlo así, o el silencio y la parsimonia son resultantes de la renuncia a la lucha? Bienvenidos aquéllos que trabajan por la inclusión y la justicia sin gritos, siempre que prefieran renunciar al silencio antes que a la lucha. ¿Porque hay tantos crispados entre los partidos que se oponen a la crispación? ¿Y si la crispación

no fuese el problema? Y si eso que llaman crispación fuese incluso necesario? “No hay Plan” (El exito sin plan, la magia K). “No tienen un plan de industria”. “No tienen un plan para la plantación de papa exótica”. “No tienen Plan”. Esta objeción se parece a la que gira en torno a las reuniones de gabinete o a las tomas de decisión sin previa consulta con la oposición. ¿Qué clase de objeción es ésa? ¿A quién le importa cómo la Presidenta lleva su gobierno o cómo ordena su escritorio si cumple los objetivos? Si logra resultados, ¿por qué exigirle un plan? Sólo objeta esto quien carece de argumentos para criticar un rumbo que le disgusta. Le resulta más fácil reprocharle al Presidente que llame a sus ministros fuera de hora. En general, el establishment suele exigirles un Plan a los gobiernos más populares. Por otra parte, es el único actor que puede exigir plan, ya que los demás exigen pan, paz, trabajo, libertad. La popular exige resultados. Es fácil tener un plan de acción fijo y escrito cuando el rumbo gubernamental emprendido coincide con la voluntad del poder, de sus think tanks y con todo su cardumen de economistas y politólogos. En ese caso, el plan no sólo existe sino que está redactado de antemano y preaprobado. Lo único no incorporado es la voluntad popular, la negociación con los intereses en conflicto de los simples ciudadanos. En otras palabras, la democracia no está incorporada al Plan.

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Dicho esto, carecer de un plan no es sinónimo de carecer de un rumbo o de ser imprevisible. De hecho, el rumbo de los dos gobiernos K ha sido muy claro y previsible. Sus grandes líneas aparecen en los discursos de Néstor y sobre todo de Cristina. Además su orientación es clara: entre dos opciones estratégicas que se presenten, podemos prever cuál intentarán tomar. Si bien no hicieron todo lo que previmos, sí fue previsible todo lo hecho en sus grandes líneas. Esto es un plan de acción política, que incluye a la política, sus vaivenes, sus incertidumbres y los cambios de voluntad popular. La exigencia de un Plan es sólo otra “crítica escondida” al rumbo dado. Nadie se queja de la falta de Plan si el rumbo lo convence. No hay república democrática que pueda guiarse por un Plan, y para qué tenerlo si no va a seguirlo. Con elecciones cada dos años, la democracia tiene una lógica imposible de escribir en un plan. De hecho ni siquiera siguieron un plan aquéllos que, como Martínez de Hoz, se libraron de la presión cambiante de la voluntad popular. En realidad, Joe padeció la presión suya y de sus secuaces. Por eso privatizó algunas empresas, nacionalizó otras, arruinó algunos sectores industriales, favoreció a otros. Claro que, ex post, presentó su Plan en un libro, como mostrando una lógica detrás de la rapiña, como aquellos reyes que después de coronarse a golpe de espada hacían gala de una genealogía que probaba su origen divino. Mejor hablemos de logros o de fracasos, y no de planes. Si la gente está mejor, con mayor inclusión y un mayor grado de derechos, qué importa si el gobierno lo consigue sin Plan, sin reuniones de gabinete, sin conferencias de prensa y sin consultar a sus ministros o secretarios. Habrá que ver si ésta no es una forma mejor de gobernar.

No importa tener plan; importa tener rumbo. Y sin rumbo nadie logra lo que lograron estos gobiernos. Si no es magia, es devoción religiosa.

"No les creo nada". (La sospecha, esa verdad irrefutable). La sospecha es una gran arma de difamación a mano del poder no electoral, nuestra verdadera oposición. Sus instaladores reemplazan a los jueces en la definición de culpables, y se convierten en grandes ganadores de las nuevas condenas.

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Entre estos instaladores de sospechas, se encuentran las corporaciones mediáticas. Y si creemos que el acceso a la justicia es restrictivo, imaginemos lo que significa el acceso a los medios: sólo los grandes anunciantes y los propios dueños de medios acceden a la máquina de generar sospechas y por lo tanto al derecho de impartir justicia en una sociedad “sospechante”. Como vimos en el caso Moyano, antes que sea un prestigioso opositor, la sospecha de su enriquecimiento ilícito fue suficiente para invisibilizar el salto de inclusión salarial y de mejoras laborales que logró la CGT. Sólo por repetida, la sospecha se torna en verdad irrefutable, sin derecho a réplica o defensa y como si esto fuera poco, con valor político superior. Así la sospecha de un “afano” denosta todo el proyecto de Asignación Universal por Hijo o la recuperación de los fondos administrados por las AFJPs. Otro ejemplo de banalización es el imaginario donde todos los políticos son unos chorros corruptos, y donde la justicia no los condena porque la aprietan. No es necesario comprobar una sospecha para usarla; tampoco es necesario justipreciarla, medirla, pesarla. Una sospecha posta-posta es como un comodín: le gana a cualquier realidad. Los medios de comunicación son los únicos con poder suficiente para instalar sospechas de peso (otrora podía hacerlo la hoy depreciada iglesia católica). De esta manera juzgan y condenan al escarnio público por encima de las voces que se atrevan a levantarse en contrario. El extremo de este privilegio aparece encarnado en el notero de CQC que infiltra micrófonos en organismos públicos para investigar, juzgar y condenar al funcionario de conducta reprochable en el prime time de TV. ¿Quién le dio autoridad para eso? ¿Quién fiscaliza los intereses y prejuicios del notero a la hora de decidir a quién investigar y a quién no? ¿Cómo repara el programa a los espiados cuya conducta no reveló nada reprochable (esto no significa que sea lícito investigar aún a los verdaderos malhechores). Los medios son los grandes ganadores de esta estupidez instalada del “son todos chorros” y “son todos impunes”. Lo interesante es que en la Argentina no hay críticas serias a nuestros tribunales como institución responsable de impartir justicia. No sólo la Corte Suprema goza de un altísimo prestigio entre oficialistas y opositores, sino que los tribunales en general no reciben críticas de la oposición política. Alguna figura mediática como Oyarbide genera rechazos, pero ningún opositor sostiene que la justicia argentina como un todo es un hazmerreír o un antro de corrupción.

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Con este alto nivel de aceptación, ¿cómo sostener que tanta gente culpable por “sospechas posta-posta” nunca haya sido procesada? ¿Por qué tribunales tan poco objetables, que procesaron a Jaime, Pedraza, Zanola, Macri, todos tipos con fuerte poder (recordemos que a Mauricio lo procesaron cuando aún tenía cierta oportunidad nacional, cuando muchos lo veían como el gran ganador de 2011), no se les animan a los corruptos y delincuentes que los periodistas escracharon como posta-posta? ¿Y si las sospechas fueran falsas? ¿Y si fueran opiniones no comprobables como la que nos hacía creer que Rock Hudson era el apasionado amante de Doris Day? Porqué uno podria definir quien es culpable solo porque no confia en los jueces? Y si no todos tenemos las mismas sospechas? Si el diario La Nacion tomará el lugar de los jueces que no existen, Boudou seria un criminal. Si fuera la radio de las Madres, Boudou seria inocente y Macri un criminal. Si fueran las Abuelas, Noble seria una criminal. Si fuera el Partido Obrero, el embajador americano seria un criminal. Pero paradogicamente, la sospecha tambien ampara a las malas politicas. Cuando una sociedad se acostumbra a utilizar la sospecha, y casi exclusivamente la sospecha de coima, como reemplazo a toda critica politica, el debate termina en ver quien cree que la sospecha es cierta, quien cree que no, quien sospecha que la sospecha fue lanzada fruto de una operación politica o quien no sospecha que la sospecha fue sospecha. Y asi, la acusación política se esfuma en un tire y afloje sobre el prestigio social de sospechantes y sospechados. Muchas acciones que por pereza han sido criticas por provenir de sospechados sobres, serian acciones criticables desde lo político. No "rechazables de cuajo" como aspira a instalar quien sospecha de un crimen como coima, pero si criticables politicamente, que significa entender que al otro pueda resultarle positivo pero que uno cree tener buenos argumentos para sostener lo contrario. ¿Por qué mejor no discutir política de hechos? ¿O acaso alguien aceptaría, en tanto argumento político para votar a los K, frases como “sospecho que CFK guarda en un cajón contratos por cien mil millones de dólares con China, y que los mostrará una vez ganadas las elecciones”?

Mantengamos las sospechas como sospechas. Convertirlas en verdades elimina la posibilidad de discusión política y les da mucho poder a los instaladores de sospechas.

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“Es puro viento de Cola”. (Cualquier contratiempo es por el piloto, los aciertos son del viento). “Todo lo bueno es fruto de un viento de cola, casi inevitable, una fatalidad, y todo lo malo es fruto de un plan premeditado trazado en la mesa intima del kirchnerismo”. ¿Quién no escuchó este planteo en palabras menos evidentes? Es quizás la afirmación mantrica mas repetida (esperamos que al menos tenga efectos sanadores sobre quienes la repiten). El meta mensaje de este mantra no solo desvaloriza a los K, sino a toda la clase política. Lleva a preguntarse si un progreso que dura hoy 8 años se debe solo al precio de la soja, de qué discuten los políticos? Para que armar tanto circo si todo depende del precio de un yuyo? Porque cambiar a estos por otros, si todo depende del precio de la soja? Ante la mención de cualquier logro de la política K, nunca falta quien argumente con el “viento de cola”, que en el imaginario es un viento civilizador y de progreso que inevitablemente sopla cuando la soja toca cierto precio. Un viento de cola que ayuda sólo al gobierno nacional y a ningún otro: ni a Macri en CABA, ni a Binner en Santa Fe quienes ganan por sus logros y sus propios meritos. Se trata de un planteo de fe, que no acepta prueba en sentido contrario. La analogía del viento tiene una faceta interesante. Un gran viento de cola hace que un barco se desplace más rápido y con menos esfuerzo, pero no asegura la llegada al puerto deseado. Ya sea al paraíso o al infierno, un viento de cola lleva rápido pero el rumbo es mérito del capitán. Volviendo al fondo de la cuestión, sólo alguien con una pobre concepción de la política puede creer que del dinero brota un camino único e inexorable de éxito. De ser así, no existirían los Emiratos Árabes, países con viento de cola pero donde la mujer no puede ni manejar y donde un par de familias sí maneja todo. La política tiene mucho que hacer en época de crisis y en época de bonanza, y según la política los caminos difieren tanto como difiere Bahrain de Suecia. El primer argumento contra la hipótesis del viento de cola consiste en recordar que Menem también tuvo el suyo: los ingresos extraordinarios por las privatizaciones y el acceso a la deuda en montos y tasas históricamente excepcionales. Sin embargo, sus decisiones sobre cómo aprovechar ese viento fueron políticamente distintas. El segundo argumento es preguntar de qué forma la soja ayuda a cambiar la corte de Menem, a nombrar a Zaffaroni, a reiniciar los juicios, a promulgar las leyes de medicamentos genéricos, de medios, de matrimonio igualitario, a implementar el DNI Nac & Pop a 50 pesos y tantos etcéteras que figuran en “La Lista de Logros” y que no tienen que ver con el crecimiento, ni con los recursos ni mucho menos con el precio sojero (en todo caso, la soja por las nubes podría construir la

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Argentina que soñó Martinez de Hoz: mucha soja y pocas zapatillas; una peonada disciplinada y unos hacendados disciplinantes). Hay una discusión de fondo sobre cuánto de la solvencia del Estado proviene o no de la soja. Si ésta desapareciera de la noche a la mañana, el gobierno actual – y cualquier otro – debería hacer un viraje feroz. Que conste: también debería virar si de la noche a la mañana Brasil devaluase 50% su moneda, o si la ANSES tuviese que devolver los fondos a las AFJPs, o si el Banco Central recuperase la independencia menemista a manos de Pedro Pou, o si las fábricas de automóviles se mudasen a Brasil, o si los ríos de las represas bajaran su cota extraordinariamente. Muchos hechos drásticos harían cambiar la política, básicamente porque la política argentina se basa en muchos pilares, lo cual es positivo. De hecho, los recursos del Estado provienen de distintas medidas: - El mantenimiento del desempleo lo mas bajo posible. - El mantinimiento del dolar lo mas alto posible, sin afectar el poder adquisitivo de la poblacion.- El mantenimiento del consumo, que lleva a un nivel de mercado interno excepcionalmente alto y a una actividad excepcionalmente alta. - La inclusión social de jubilados; y la AUH, que permite reforzar el mercado de consumo interno y mantener una paz social en una época con fuertes tensiones redistributivas. - Las retenciones a la soja, que impiden que una soja recontraalta se transforme en hambre para la mesa argentina porque frena el interno de todos los productos primarios, y que generan recursos públicos por el impuesto que significan las retenciones. - El recupero de las AFJPs, que permitió que el Estado dispusiera de los recursos necesarios para incluir a dos millones de jubilados y para indexar las jubilaciones semestralmente y para implementar el plan Conectar-Igualdad. Sin estas medidas, la soja de cola solo serviría para que los productores se beneficien con un excedente aún más extraordinario. Sin duda, tener multimillonarios en el pueblo es bueno (suelen comprar más, consumir más servicios, dar mejores propinas en los restaurantes) pero no generan ningún derecho. Todo lo que desborda es por su propia voluntad y a la velocidad que les plazca. En cambio, tener un Estado rico genera derechos, reparte según la necesidad (y no según la voluntad del rico de turno), construye infraestructura, mejora el acceso a bienes públicos, mejora la igualdad. Quien crea que es lo mismo, seguramente no vive de las propinas.

Muchos de los logros K son políticos, no requirieron de mayor caja. Si alguien dice que cualquiera lo haría mejor, que comience por aceptar que lo que ocurre es bueno

y que depende de quien esté a cargo (sino como hacerlo mejor cambiándo a quien esté a cargo?).

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"Riesgo Pais" (El miedo pais) Hoy se escucha menos, pero fue una gran objeción y estamos seguros que volverá. El riesgo país no mide ningun riesgo, solo mide el miedo que tienen los hombres de finanzas de Nueva York y Londres (podriamos simplificar un poco, solo un poco, y sostener que estas dos comunidades manejan el precio de todo aquello que cotiza en bolsa). Deberiamos llamarlo "Miedo País". Estos jovenes se asustan con elecciones, se tranquilizan con despotismos, se asustan con crecimiento de derechos populares, se tranquilizan con ajustes. Es su psiquis. Por eso ocurren los vayvenes en las bolsas como los que ocurren, porque se enamoran de una idea, de un juicio, y la realidad los corrige a sopapos. Pero antes la fuerza de sus convicciones, la fuerza del dinero detras de sus convicciones, suele lograr que sus predicciones se vuelvan realidad. Cuando un pais los asusta, le retiran el apoyo economico y, por imitación, los propios locales retiran su apoyo. Y es muy probable que terminen teniendo razon, el pais asusta porque ingresa en una crisis economica fenomenal. El único que puede contrarrestar el miedo de wall street es el estado. El estado con el poder de su dinero, invirtiendo por lo que ellos dejan de invertir, y el estado con el poder de sus leyes, evitando por obligación las acciones de estampida socialmente nefastas. El riesgo pais mide mas la psiquis de los analistas de WallStreet que lo que ocurre en cada pais.

La realidad de un pais no cambia a saltos, solo los temores humanos lo hacen.

"Las malas señales". (El buen resultado de una mala señal) Esta crítica se basa en la creencia de que un Presidente es un banderillero náutico, alguien cuyo trabajo consiste en enviarles señales a todos con los “códigos” que cada uno reconozca y aprecie. Así, si los banqueros de Wall Street consideran que un tipo vestido de payaso es alguien serio, ¿los Presidentes deberían vestirse de payaso? Si despedir gente en parva es señal de progreso, ¿los Presidentes que quieran progresar deberían preparar el despido de millones? Según esta crítica, desaparece la responsabilidad de los analistas económicos y políticos. ¿No es responsabilidad del analista analizar un proceso y pronosticar si va a crecer o no, si va a defaultear o no, si van a huir o no, mas allá de cómo vista el Presidente, qué modales tenga o cómo hable? ¿Por qué el Presidente debería facilitarle el trabajo al analista, vistiendo trajes que el analista asocia con un tipo serio o con cierto pronóstico?

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La previsibilidad de un proceso depende, entre otras cosas, de la capacidad anticipatoria de quien lo analiza. Para Altamira, candidato del Partido Obrero que espera cada año el fin del capitalismo, EEUU es un país imprevisible que podría colapsar en cualquier momento. Cuando le preguntamos a Redrado o a Melconian sobre el futuro de la Argentina, sus pronósticos serán poco precisos (“la inflación puede entrar en un espiral galopante, aunque también podría no ocurrir”) y encima rara vez aciertan. ¿Esto significa que nuestro país es imprevisible, que está errado? En cambio para Miguel Bein, a quien nadie puede acusar de ciego kirchnerista, la Argentina no es imprevisible. De hecho, sus pronósticos para las variables macroeconómicas en los últimos años tienen márgenes de error del orden del 15%, que no es suizo pero que tampoco definiríamos como imposible de prever. Es más, la mayoría de las veces, sus pronósticos son acertados. Así, la imposibilidad de pronosticar un proceso no siempre habla del proceso sino también del talento de quien pretende pronosticarlo. No todos los procesos son previsibles para todos los analistas. Es responsabilidad de los banqueros y empresarios pasar a retiro a los suyos después de casi una década de incapacidad. ¿Quién sostuvo en 2009 que la Argentina iría a default y que el matrimonio K renunciaría apenas perdiese las elecciones legislativas? ¿Quién dijo que subirían el dólar por las nubes antes de fugarse? Hoy parecen pronósticos sólo dignos de Carrió, pero en su momento fueron analistas serios quienes los sostuvieron y muchos inversores vendieron sus bonos a precio de quiebra basados en esos análisis. Lo grave es que no han tomado medidas de cambio en su equipo de analistas sino que esperan que el gobierne cambie el rumbo o la forma en que envía señales. Quien pretende inflación cero, devaluación cero, aumento salarial cero, mercado creciente y renta garantizada, no pretende previsibilidad sino un bono del tesoro suizo pero con rentabilidad latina. Pero claro, esas inversiones pagan un interés del 0,25%, y a quien invierte en ellas no se lo llama empresario sino rentista. Un Estado que garantice estas condiciones para sus empresarios, con tasas de ganancias altas, se encontraba únicamente en la Argentina de los 90. Esperamos no repetir la experiencia. ¿El Presidente debe facilitarles el análisis de la coyuntura a todos los analistas? ¿Debe darles las

señales que necesitan para interpretar un proceso económico y político o llevar este proceso exitosamente?

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"Falta seguridad jurídica". (Falta seguridad juridica porque faltan negocios) Otro argumento opositor gira en torno a la falta de seguridad jurídica, que ahuyenta inversiones. No importa que el nivel de inversión sea tan alto como el pico de la era menemista; siempre escucharemos este mantra. Es cierto que durante la era K las inversiones extranjeras en infraestructura, ésas que requieren mucho dinero y recuperables a muy largo plazo, no logró los niveles sí alcanzados durante el Menemismo. Pero también es cierto que en esa época los capitales inversores exigían una “seguridad jurídica” que les garantizara un retorno mínimo alto, tarifas dolarizadas y ajustadas por la inflación de EEUU, el reconocimiento del CIADI como tribunal arbitral, la limpieza de empleados y deudas en las empresas, la posibilidad de vender compañías a precio vil y de aceptar los pagos en bonos depreciados pero tomándolos a precio total. Si éstas fueron las condiciones bajo las cuales los capitales extranjeros se sintieron seguros, quizás debamos pensar que lo mejor para los argentinos es financiarnos por las nuestras aunque nos tome más tiempo realizar las mismas inversiones. Antes de seguir, un somera aclaración… El Menemismo es una época recordada como de seguridad jurídica, pero los contratos de concesión se renovaban sin pasar por nuevas licitaciones como decía la Ley. Los contratos de trabajo se flexibilizaban aún después de que el comprador hubiera comprado la compañía privatizada, lo cual significaba un cambio –favorable al empresario, pero fuerte cambio al fin – en sus condiciones de licitación. A las telefónicas se les permitió rebalancear tarifas, lo cual les cambió el perfil de ingresos basándose en los abonos, menos propensos a la competencia que se acercaba, antes que en el minuto de larga distancia. También a las telefónicas les renovaron sus períodos de explotación monopólica. En realidad, no hubo seguridad jurídica en esos años. Sólo hubo privilegio para el capital, seguridad en la busqueda de mayor rentabilidad. La verdadera seguridad jurídica obliga a mantener las reglas estipuladas con antelación. Un oferente perdedor de una ruta por peaje podría decir “de haber sabido que me renovaban la concesión por otros diez años, habría ofertado más y habría ganado”. Sin embargo, no hay reclamos entre empresarios. Éstos sólo reclaman al Estado y nunca a otro privado con privilegios: es como si existiese un pacto de “no protesto porque mañana me puede tocar a mi”. Otro ejemplo de verdadera inseguridad jurídica seria un Presidente que asume por un periodo de seis años no renovables, y que en el medio abusa de este poder para

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levantar esa restricción. No es ilegal, pero seguro que provoca inseguridad jurídica por haber cambiado las condiciones previas. Por último, y después de argumentar que lo que se recuerda como seguridad jurídica no fue tal cosa y que las inversiones que hoy ahuyentamos bien ahuyentadas están, pasemos a la seguridad jurídica “per se”. Preguntémonos entonces: ¿es bueno que un país mantenga las reglas tal cual están? Uno diría que a mayor previsibilidad, mayor facilidad de inversión y mayor capacidad de comprensión para los ciudadanos. Incluso culturalmente resulta más fácil vivir en un país donde sabemos qué nos depara cada acción, aunque más no sea en cuanto a la acción punitiva del Estado. ¿Pero acaso por esto deberíamos entender que no podemos modificar reglas y condiciones que consideramos necesario cambiar? ¿Vale la pena sacrificarse para mantener algo que creemos un error, sólo para que no se debilite la visión de inamovible que queremos dar? (ver políticas de Estado).

La proclamada “seguridad jurídica” significa asegurar mayores rentas a favor de las empresas.

"Tu pasado te condena" (Sin pecado concebido) Algunos creen que el apoyo a la gestión K se basa en un planteo teocrático, como si apoyáramos este proceso político porque las personas que lo llevan adelante son sobrehumanos o han sido agraciados con la infalibilidad Papal. Para ellos cualquier contradicción en la historia de cualquier actor político relacionado al Kirchnerismo, aunque sea el aguatero, permitiría concluir que el proceso llamado kirchnerismo es una estafa de la A a la Zeta. En política sólo importa qué hacen los políticos hoy y qué creemos que harán en un próximo mandato, que es para lo que apoyamos sus gestiones. De hecho, nadie seguiría eligiendo a un prócer por lo que hizo en el pasado si hoy el mismo prócer defendiese cosas aberrantes o cuestionables (la fidelidad del ciudadano hacia su representante vale lo que un cacahuate). En principio, esta arqueología política en su versión escatológica es el arte de buscar hechos pasados, de nivel individual, que comprometan la pureza política de cada funcionario. En general es el recurso de quien no encuentra hechos del orden político y actuales que los comprometa. Los K tienen apoyo por lo que hacen. Para romper el vinculo de la gestión kirchnerista con sus simpatizantes, la oposición debería opinar sobre las acciones de hoy y sobre las esperables de mañana, no sobre sospechas de lo que pasó o de lo que pensaron años atrás porque no tendrían importancia política ni aún en caso

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de ser ciertas (y sobre “sospechas posta-posta” no se puede construir una opinión política). El pasado le importa a la justicia, a quien tenga que reclamar algo de entonces, pero no a quienes se benefician con acciones de hoy. Podemos exceptuar de esta premisa algún hecho aberrante, acciones que afecten nuestra moral, pero nunca decisiones políticas pasadas. Quizás, y sólo decimos quizás, en una Argentina futura y espléndida donde sobren candidatos que nos garanticen la realización de proyectos de crecimiento, justicia, inclusión, podríamos darnos el lujo de comenzar a filtrar candidatos por sus acciones pasadas, dándoles prioridad a los de pedigree. Incluso podríamos filtrarlos según un medidor de sospechas populares (llamémoslo “sospechómetro”) y, porqué no, por cuadro de fútbol. En una situación de exceso de candidatos, los ciudadanos podemos rechazar candidatos por cualquier boludez. Mientras tanto, cuando las opciones son Duhalde, Macri, De Narváez, Alfonsín, Carrió, no podemos darnos ningún lujo.

Lo que hizo o pensó sólo importa en términos de ayudarnos a contestar la única pregunta que importa: ¿qué creemos que hará en un próximo mandato?

"Curriculum Vitae ¡hundido!" (En busca del pecado original) Alguien arroja un dato histórico de un diputado del FPV, y así pretende probar que la ley universal es falsa. “¡JAH! Fulano votó a favor de las AFJPs en el '94”, “Mengano apoyó a Grosso para intendente en el '83”. Luego agrega: “¿ves que todo esto es una truchada, una mierda, chorra, montonera, atea, petitera?”. Nosotros repreguntamos: ¿quién apoyaría hoy a un tipo que vota en contra de los avances sociales o a favor de los genocidas sólo porque treinta años atrás se opuso a la Revolución Libertadora o porque hace doscientos defendió a San Martín cuando cruzó los Andes? Lo mismo aplica al revés. Salvo algún hecho aberrante, si en los '90 era un imbécil pero hoy es un buen gerente de nuestros intereses y todo indica que seguirá siéndolo, éste es un político para votar. No nos hace falta el test del CV, ni siquiera convicción: sólo nos hace falta creer que hoy va a actuar conforme a nuestros intereses. Quien es hoy es lo que vale. No es un juicio moral, es un juicio de interés mezquino por parte de

los ciudadanos. ¿Me sirve o no me sirve?

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"Dictadura K" (Una dictadura asintomática) Que los K son unos dictadores es un supuesto que ningún opositor digno pone en duda. Son hegemónicos, todo poderosos, tienen “Kaja” ilimitada, y quienes los apoyan se han dejado tentar por el dinero o han sucumbido al temor. Sin embargo, sostener este supuesto y compatibilizarlo con datos de la realidad plantea a la oposición un difícil Sudoku. Néstor es un dictador, pero pierde la capital en 2007 y no la interviene. Néstor es hegemónico, pero pierde las elecciones en 2009 por goleada. ¿La Kaja y el temor no le funcionaron? Cristina es atemorizante, pero su propio vice, de quien nadie diría que es un hombre de carácter, salta a la oposición. ¿No aparece muerto, no lo tiran, no renuncia o se declara enfermo? El Congreso es una escribanía K, pero Cristina pierde la votación más importante de su gobierno como la 125. Cristina tiene a sus propios diputados esclavizados, pero muchos le votan en disidencia cuando tratan el proyecto de ley sobre matrimonio igualitario y la 125. Cristina es atemorizante pero el presidente del Banco Central decide irse a la oposición tras pegar un portazo en medio de una acción estratégica de desendeudamiento. Se trata de Redrado, otro a quien nadie podría calificar de valiente o jacobino. Los K controlan a la prensa y los periodistas, pero los medios de mayor penetración son furiosamente antiK. La mayor audiencia ve programas y lee diarios donde una larga lista de periodistas no teme burlarse de la Presidenta ni calificar a los funcionarios K de estafadores, chorros, usurpadores de la bandera de DDHH, cómplices de Irán, coimeros, chantajistas y muchos etcéteras mas. Quizás los periodistas estén atemorizados y corrompidos por la plata, pero actúan como si no lo estuviesen. La oposición tiene una sola solución para este Sudoku. Los K son dictadores pero bobos. Son aterradores pero los periodistas y empresarios argentinos son extremadamente valientes. Tienen Kaja ilimitada y dispuesta a comprarlo todo pero la oposición es incorruptible. Tenemos así la primera dictadura asintomática del planeta. Una dictadura que incide sobre la realidad como si fuera una república, pero que todos sabemos dictadura porque así lo afirman tantos.

En la Argentina tenemos experiencia en dictaduras. En ellas nadie critica, la TV es complaciente, los diarios adulan y el Estado mata.

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"Sontodoschorrosson!" (La coimadependencia del analisis politico) La frase se enmarca dentro de las “sospechas posta-posta” sin requerir confirmación de la justicia. Aquí la clave está en pensar si éste es un gobierno cuyo eje es la corrupción, si la política está supeditada a la coima, o si la “sospecha posta-posta” de la coima busca quitarles visibilidad a los logros políticos y erosionar la valoración de la representación popular. Probablemente aquí ocurra algo parecido a la inseguridad. Recordemos que según nuestra percepción seríamos el peor de América pero según datos de la OMS estamos entre los cinco países más seguros del continente. Si el eje de este gobierno fuese la corrupción, ¿por qué no dejar todo en manos de los privados y pedirles, como hicieron tantos gobiernos antes, una tajada que venga ya lavada y que no genere conflictos? ¿Por qué no pedir plata por dejarles las AFJPs a los bancos? ¿O por salvar Aerolíneas Argentinas sin nacionalizarla? ¿O por aumentar las tarifas y liberar los mercados de precios? ¿O por cajonear la ley de medios (¡cuántos cínicos vaticinaban un acuerdo con Clarín apenas las papas quemaran”)?. Más preguntas… ¿Cuánta plata ganan con los Derechos Humanos? ¿Con la ley de medios? ¿Con la ley de matrimonio igualitario? ¿Con la indexación de las jubilaciones, con la AUH, con la inclusión jubilatoria entre otras acciones políticas? En Santa Fe, Ciudad de Buenos Aires y otras provincias gobiernan desde hace varios períodos partidos contrarios al Kirchnerismo. Ocupan el Poder Ejecutivo; son mayoría en el Legislativo provincial, y eligen y controlan a sus jueces. En estas provincias No-K distan de prosperar los juicios contra tanto empresario, político, intendente, diputado K que deberían ser corruptos compulsivos. ¿Acaso esto significa que esos partidos pactaron algo a cambio de no juzgar a los corruptos conocidos? ¿Los empresarios K, todos chorros, no actúan en Santa Fe, Capital Federal, Mendoza, etc.? ¿Por qué no aparece una infinidad de casos si estamos ante una plaga irrefrenable?

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Pero en última instancia, tenemos años por delante para enjuiciarlos si la “sospecha posta-posta” de la coima fuese cierta. Mientras tanto nos quedaran en el activo los años de buena administración y, quién sabe, quizás las sospechas sean erradas y esta gente termine siendo inocente. En ese caso, las “sospechas posta-posta” habrán sido producto del embate de poderosos que se niegan a ceder terreno.

Si todo lo hacen para coimear, ¿por qué no trabajan para las corporaciones y los ricos? ¿O las corporaciones en Argentina son cuáqueros que rechazan coimear a quienes aceptan beneficiarlos? ¿Por qué éstas detestan a los K y amaron a Menem y a los militares? ¿No será que hay algo que

los K no aceptan hacer ni por coima? "Estan siempre en campaña" (Que se ocupen de mi, sin mirarme a mi) Por algun error de interpretación, las sociedades han confundido transparencia de los actos publicos con vigilancia permanente a los hombres publicos. Asi queremos saber todo lo que hacen todos nuestros representantes todo el tiempo, sus gastos al milimetro, sus palabras, filmar sus reuniones de gabinete, sus entradas y sus salidas. Nada puede ser secreto, nada puede ser ni siquiera intimo. Lo que se niegue a la televización se considerará prueba de delito. Esta omnipresencia del ciudadano forzosamente lleva a una clase politica en permanente campaña. Si un politico sabe que cada acto sera visto por sus votantes, no podemos esperar que los haga sin pensar en eso. Imaginemos por un instante que los accionistas de una corporación deciden pasearse por las oficinas del CEO de la mañana a la noche. Alquien piensa que el CEO no estará posando de la mañana a la noche para esos accionistas, de quien depende la renovación de su mandato y su bonus? Por supuesto buscará trabajar duro para que los resultados de la empresa sean buenos, pero tambien se esforzará para que el accionista se lleve la impresion que está trabajando duro para lograr que los resultados sean buenos. Y ambas cosas no coinciden, aunque los accionistas crean que si. Si vemos a un gobernador siempre con la pala en la mano, yendo y viniendo, cargando bolsas, nos da la idea de estar comprometido con la solucion de nuestros problemas. Si en cambio siempre lo vemos jugando al truco, nos parecerá que es un incompetente. Mas alla de los resultados, que son mas dificiles de diferenciar, la impresion que nos hayamos hecho influirá en el voto. De ahi que los politicos se dediquen a mostrarse con casco y pala para persuadirnos que trabajan mucho y bien para nosotros. Si no queremos que los politicos posen para nosotros, deberiamos proponernos dejar de mirarlos.

Mientras lo hagamos, el que no pose desaparece.

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“Las leyes buenas, son robadas” (Un buen gobierno sin propiedad intelectual) Entre los argumentos que escuchamos cada tanto, figura el de las leyes buenas que no son de los K: se las robaron a los socialistas, a la Carrió, al budismo zen, etc.… Al parecer, porque alguien las pensó o sugirió antes, no tiene ningún mérito el gobierno que finalmente las implementó. Es como aplicar el copyright a la política. “Yo tuve la idea, vos no podés llevarla a cabo y si lo hacés no hay reconocimiento”. Así abolir la esclavitud en EEUU no fue mérito de Lincoln, sino de un joven talabartero que hace trescientos años en Glasgow una mañana se dijo “los norteamericanos deberían abolir la esclavitud”. ¿Cuánta más apertura podemos pedirle a un gobierno que implementa ideas de otros? La ley de medios y la ley de matrimonio igualitario fueron proyectos concebidos antes de la propia formación del Frente para la Victoria, y la inclusión social es una idea anterior al nacimiento de CFK. ¿Deberíamos prohibirle implementar medidas en esa dirección?

El mérito político es de quien implementa las ideas. Para quien las pensó, quedará el rédito intelectual (y si son muchos quienes reclaman la autoría intelectual, que se repartan la gloria).

"DDHH para fines electorales" (los K no son derechos ni humanos) Un reclamo más específico de “tu pasado te condena” se refiere al uso electoral que los K hacen de los Derechos Humanos, y a la denuncia de que en realidad nunca militaron en su defensa. Esta crítica suele provenir de personas para quienes los DDHH carecen de importancia y creen que la militancia en organizaciones de izquierda debería llevar a la cárcel. El reproche se basa en la bronca de que el kirchnerismo haya usufructuado de una bandera que estos críticos consideran un trapo. Si los K izaron esta bandera para ganar elecciones, bienvenido sea. Esto es justo lo que esperamos de nuestros políticos: que hagan carne nuestras causas preciadas y las lleven adelante. Si lo hacen por convicción o por votos es casi lo mismo, aunque es preferible que sea por los votos porque las convicciones pueden cambiar con la edad. Los votos es la moneda con la que los ciudadanos “apretamos” y "premiamos" a nuestros políticos honestos para que compartan nuestras convicciones. Cuidémonos de aquéllos a quienes nuestros votos no logran incentivar: o bien se trata de fundamentalistas peligrosos o bien alguna otra moneda los tiene cautivos.

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Podríamos argumentar que la bandera de los DDHH no le importaba a nadie, incluso que en términos electorales sigue sin importarle a mucha gente. Pero sin duda esta bandera honró a los Kirchner ante muchos y ante el mundo; terminó siendo bueno electoralmente y muy bueno para la comunidad. ¿Qué mejor resultado podemos pedirle a la política? La bandera de los DDHH no arrastraba ningún voto en el 2003. Los K la levantaron, lo que

nos honra como país y hoy, quizás, les pague algo electoralmente. Doblemente bueno. Caso Clarín: “Una pelea entre socios: ayer amigos, hoy enemigos” (La exigencia de cambiar de aliados sin cambiar de aliados) Una crítica frecuente consiste en acusar a los K de haber sido amigos y defensores del grupo Clarín para luego comenzar con la avanzada crítica. Una acusación de conveniencia o de advenedizos. Admitamos por un momento que efectivamente fue así, que el gobierno de Néstor no tuvo la fuerza o el coraje (nunca sabremos cuál de los dos) para enfrentarse con el multimedio y que, como todos los gobiernos anteriores, acordó una paz por la cual la clase política no toca el dominio de Clarín mientras cree que a cambio Clarín respetará su juego. Es una paz que todos intentaron sin éxito, y Néstor también. En realidad, lo que sorprende en estos últimos 25 años de democracia es el embate que CFK inició contra la posición dominante del grupo Clarín y de su pasado. El hecho de que antes no se hayan animado sólo revela el poder del multimedio. Por otra parte, este cambio tan radical prueba que la acusación de ser socios en la corrupción era una sospecha posta-posta. Por eso ésta es una buena noticia que debemos celebrar y respaldar. La pregunta siempre es “¿nos gusta lo que pensamos que va a hacer?”. Desde esta perspectiva, haría bien en dejar de votarla quien crea que en su próximo mandato CFK acordará con Clarín una paz como los anteriores, con la consecuente recuperación de su posición dominante, y todo a cambio de un par de valijas y algunos titulares con buena onda. Los demás, tengamos lista la boleta. El eventual pacto de Néstor refleja su sentimiento de debilidad frente a Clarín, parecido al de sus

antecesores. Lo importante es que CFK pudo romper con esta tradición. ¿Apoyamos o no apoyamos que los Presidentes de la Argentina tengan más poder que Clarín?

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"Ni con Clarin, ni con el gobierno". ("Neutral. Ni nazi, ni judio") Los más razonables anti-K aceptan que ésta es una pelea con dos actores considerados iguales e igualmente alejados. Los más extremos sostienen que el gobierno tiene mayor responsabilidad en tanto y en cuanto debe dar ejemplo de sobriedad, tranquilidad, etc... Es poco probable que el discurso fuera el mismo si el conflicto se diera entre un policía y un par de piqueteros resistentes a la autoridad (encima con vehemencia). Pero éste es el doble estándar inevitable. Aquí lo importante es señalar que en una república ningún ciudadano debe tener el poder de oponerse al Estado, aún ante lo que considere un abuso. En caso contrario, eso mostraría que este ciudadano tiene poder suficiente para obedecer la ley sólo cuando la cree no abusiva. De esta manera, le exigiría al Estado que sea persuasivo antes de ser él obediente. Ahora bien, ¿qué pasaría si a este mismo ciudadano le resultara abusiva una ley que al resto le parece justa? ¿Por qué el resto debe someterse a la ley y al poder del Estado y este ciudadano no? No olvidemos que los tribunales están para quien busque resistir una acción considerada abusiva. En una república, pulsear contra el Ejecutivo, el congreso o los tribunales es pulsear contra la voluntad ciudadana. Los representantes lo son de toda la ciudadanía: no importa lo que crea quien pretende desobedecerlos. No es una pulseada entre dos personas que discuten por un tema personal, como ocurriría si Magnetto estuviese jugando al fútbol con la Presidenta. Es una pulseada entre, por un lado, Magnetto o Herrera de Noble y, por otro lado, la Constitución, las representaciones basadas en ella y los poderes que ella otorga. El derecho a rebelarse implica sacar los pies del plato, salirse del sistema, perder el amparo del sistema actual, volverse ilegal. Todos tenemos derecho a (incluso el deber de) rebelarnos contra un gobierno abusivo que consideramos inconstitucional, con todas las fuertes consecuencias que esto implica, entre otras la de perder el amparo del estado.

No es lo mismo quien actúa en representación de todos los argentinos que quien actúa en su propia representación. Si una persona vale un voto, el Estado son 40 millones y Clarín uno o algunos. No son dos iguales en discordia; es uno que se niega a someterse al poder de todos.

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El caso Noble: ¿Viste que eran inocentes? (El único cargo era el de no aportar su ADN como testimonio) La igualdad ante la ley no pasa por el resultado de un juicio o de una inspección, sino por la obligación de todos los ciudadanos de someterse a ella. Cuando Carrió se alegra por el resultado negativo de los ADN, muestra que su compromiso era con el interés de la Sra. de Noble más que con el simple cumplimiento de la ley. En las aduanas los ricos y poderosos tienen que abrir, como todos, el baúl de su auto para probar que no traen contrabando. La Señora más poderosa de la Argentina se negó a hacerlo por más de una década y el Estado, juicio y algún juez destituido mediante, consiguió finalmente que se la sometiera a inspección. Que se haya encontrado o no contrabando es secundario. El paso importante (y digno de celebrar) es que el Estado logró finalmente poner a todos en igualdad ante la ley. Muchos creímos que los ADN darían positivo, dada la resistencia feroz que opusieron o quizás por el simple deseo de que más nietos recuperen su identidad. Incluso es probable que el resultado negativo haya decepcionado a más de uno. Pero éstas son sensaciones personales que nada tienen que ver con la política y con las acciones del Estado. El Estado no puede garantizar culpabilidad ni inocencia, sólo debe garantizar que todos, aún el más poderoso, sea indagado y juzgado, incluso cuando no quiera, por quienes no quiera y con los peritos que no quiera. En definitiva, eso nos ocurre a todos los argentinos de a pie: somos inspeccionados, indagados y juzgados aún contra nuestra voluntad y por autoridades que no escogemos. Como en el caso de la aduana, en el caso de los apropiadores sólo éstos, o a veces ni ellos sino el entregador, sabe(n) de dónde provienen los chicos. El resto de la sociedad puede investigar a partir de sospechas o de inspecciones de rutina. El valor en juego era la igualdad ante la ley, y ésta consiste en que todos podemos ser investigados. ¿Por qué los poderosos tendrían un derecho exclusivo a ser investigados en caso de “culpabilidad

certera”? ¿ De ser así, el juez sólo podría investigar una vez que los haya condenado? "Son impresentables". (Claro que no es ella, ni tampoco es ningún otro). Es fácil jugar a ser Farinello y encontrar pruebas de apetitos objetables (cuando no inmorales) detrás de CFK o de cualquiera de sus funcionarios. A los objetadores seriales que critican a Cristina con los argumentos “¡es inaudito!” o “yo soy muy sensible” se los desactiva con la pregunta “¿quién entonces?”.

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Es fácil ponerse en la posición del objetador moral, que se niega a votar a quien consume productos transgénicos o viste ropa fabricadas en hilanderías clandestinas de Asia. Con algo de exageración, cualquier acción descalifica a un candidato. Desde ese discurso, lo difícil es sostener a otro partidario de la política argentina, entre los que no se encuentran ni la Madre Teresa ni el propio Farinello (quienes seguramente, después de pasados por el tamiz objetador, se revelarían como criminales que usan papel no reciclado en detrimento del Amazonas). En este punto no debemos aceptar la respuesta esquiva de “no tengo ninguno” o “son todos una mierda”. Elegir es una responsabilidad cívica y además poder elegir es la base del análisis político. Quien no se esfuerza por elegir no ejerce su obligación ciudadana: es un perezoso que deja de remar en un bote donde el resto sí remamos, donde nos arremangamos, pensamos, discutimos, estudiamos y expresamos una opinión. No debemos permitir que el perezoso se cubra con el tinte de “demasiado crítico” para opinar como un inmaculado. Si tiene capacidad de análisis como para sentirse libre de dedicarles críticas destructivas a todos, también debe tenerla para poner a los candidatos en un orden: esto es elegir. Elegir es priorizar, ni más ni menos. Quien no sabe priorizar, debería aceptarse incapaz de criticar. En política como en todo, afirmar que algo es “lo menos malo” equivale a afirmar que “es lo mejor”. La primera expresión sólo muestra el desagrado de quien la dice con la conclusión a la que llega. Podemos imaginar esa vuelta idiomática en boca de Hitler cuando la entrega de la medalla olímpica a un competidor negro ganador: lo habrá llamado “el menos malo”.

Seamos ciudadanos responsables, elijamos: el mejor o el mal menor. Pongámosle nombre a nuestra preferencia.

“Un sindicalismo matón” (Por un sindicalismo eficaz pero vegano) Es histórico que la oposición a los procesos populares le endilgue al sindicalismo una dirigencia conformada por ladrones, estafadores y delincuentes capaces de cualquier tropelía, que sólo militan para enriquecerse y aumentar su cuota de poder destructivo. Es una verdad que nunca necesitó pruebas: bastó con haberla reproducido las veces suficientes en forma de titulares. Igual que con la gripe A, bastó repetir la amenaza de que venía a acabar con todos para que nos comportáramos como imbéciles: con barbijos, desinfectantes, dispuestos a dejar de besarnos al saludar y a hablar siempre por interfon.

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Hoy le toca a Hugo Moyano...(*) Sus detractores no necesitan investigaciones judiciales, ni reconocerle el derecho a una legítima defensa, para sentirse libres de concluir que es un negro ateo y ladrón, un rico lleno de propiedades ocultas. Lo más sorprendente es que esa acusación sirva para descalificar cualquier acción que realice el gremio de camioneros o la CGT. Si nos enterásemos de que Sarmiento pasó vales indebidos en sus viajes, ¿deberíamos objetar su plan de escuelas? Además de que posee propiedades millonarias, también escuchamos que Moyano habría formado parte de la Triple A. Sin embargo, nadie puede sostener que la actual CGT actúa como “CGT de la Triple A” o es siquiera su “Heredera”. Sin contar que algunos entre quienes denuncian esta pertenencia ideológica jamás lo objetarían si realmente creyesen en ella. Éste es el orden de las respuestas que deberíamos desarrollar ante nuestro interlocutor... Primero: ¿quién es Moyano? Moyano está antes que los K en la arena nacional. Se enfrentó a Menem y a su flexibilización laboral, cuando apoyarlo “pagaba bien”. La defensa de los intereses de sus bases no es reciente y eso tuvo su premio, al menos desde los votos de quienes se beneficiaron con su conducta (Si buscara caerle simpático al Jockey Club, Moyano sí sería sospechoso). Segundo: la razón penal. Como cualquier ciudadano, Moyano debe ser investigado y, ante una condena, ser encarcelado. Incluso más: si un representante político como Moyano tuviese un procesamiento firme, debería dar un paso al costado (aunque la ley no lo obligue, sería recomendable). Esto también corre por ejemplo para Macri, y por supuesto para tanto pedófilo que sigue dando misa y viviendo de la dádiva después de haber sido procesado. Tercero: el contexto. En la historia argentina no hubo otro período de gobierno donde se hayan iniciado más demandas y encarcelado a más jerarcas del sindicalismo. En este período K, ningún sector puede sentirse intocable: FF.AA, Iglesia, sindicatos, funcionarios como Jaime. Las demandas no parecen tener los frenos de siempre. Podemos creer que es poco o mucho, pero no podemos negar la reducción de impunidad. Sin embargo, quienes no quieren a los sindicalistas prefieren considerarlos culpables ya juzgados pero impunes gracias al accionar de los jueces, que son todos corruptos: ésta es una salida muy conveniente para evitar la discusión política. Cuarto: la respuesta política. Pensemos en una CGT cuyas medidas de acción directa consiguen ampliar los derechos de una cantidad de tipos que hoy están

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finalmente en nomina y que por sometimiento simple a la realidad económica estaban obligados a “facturar”. En otras palabras, imaginemos que PyMEs como Techint o Clarín terminan incorporándolos como asalariados, no sólo con el sueldo acorde sino, aún más importante, con condiciones de trabajo aseguradas: descansos, cascos, baños, vacaciones, etc.… Se abren entonces las siguientes preguntas: ¿Por qué la inclusión de estos trabajadores debería ser criticada por la sospecha de Moyano y sus campos o mansiones? Aún ante la posibilidad de encarcelamiento por el peor de los crímenes, estas medidas no dejan de ser positivas. Porqué no reconocerlas? Porqué no reconocérselas a Moyano? Más preguntas... Los empresarios detestan a Moyano. ¿Acaso este hombre debería gustarles? ¿Por qué, en cambio, los camioneros apoyan a su conducción? ¿Por qué los trabajadores en negro sueñan con ser sindicalizados, y por qué no fueron sindicalizados? ¿Cómo lograr que lo sean? ¿Dialogando con los empresarios? Todas estas preguntas llevan a romper con la idea de los sindicalistas detestados, que nadie quiere, venidos de Marte y que nada hacen por sus representados. Si son chorros, a la cárcel con ellos. Pero no por las sospechas que alimentan los titulares de los diarios o los zócalos de los noticiero de TV, sino por hechos probados y por una condena judicial. Aún cuando ésta lleve igual tiempo que la causa por la recuperación de chicos apropiados o el juicio y encarcelamiento a empresarios con fondos no declarados en su economía. Por otra parte, sus acciones políticas positivas deben ser reconocidas y apoyadas como tales. De lo contrario, estaríamos objetando avances en las condiciones de los trabajadores por delitos cometidos por sus dirigencias o, aun peor, por sospechas sobre sus dirigentes, y sin tener en cuenta procesos políticos reales. ¿Qué hizo la CGT por los trabajadores agremiados? Ésta es la pregunta política. ¿Flexibilizó o

incorporó? ¿Aumentó salarios? ¿Mejoró las condiciones de trabajo? Es esperable que un buen sindicalista provoque una reacción contraria en el empresariado.

(*) Este capitulo fue escrito antes de la transformacion de Moyano en un procer inmaculado, al mismo tiempo que se distanció de los K. Nuestra posición sobre él se mantiene igual.

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"Controlan con la pauta". (La pauta justa de darle mas al que mas tiene) Los antiK suelen criticar el reparto de publicidad oficial a favor de los medios llamados “K” (en realidad, se trata de medios que no acatan la agenda impuesta desde la sede de Clarín en la calle Tacuarí). Algunos exigen la aplicación de una “justa proporción” que al parecer sería según la (mayor) cantidad de lectores de cada medio, y que se presenta como una ley natural inobjetable, el decimotercer mandamiento. Lo único inobjetable de esta proporción es que beneficia a los grandes: justo a aquéllos que, por acuerdos espurios con el Proceso, se quedaron con el control de papel prensa, con una posición hegemónica sobre la clase política debilitada y luego con emisoras de radio y canales de TV. Los grandes son poseedores de la fuerza suficiente para disputar las pautas publicitarias de las grandes compañías, cuando no exigirles exclusividad (¿quién no recuerda cuando Perfil salió hace diez años y acusó a Clarín de apretar a sus anunciantes para que no pautaran en el entonces nuevo diario?). ¿Por qué el Estado debe repartir igual pesos por lector y no igual pesos por medio? Esta fórmula aumentaría la cantidad de voces diferentes que reciban la pauta, ya que fomentaría su aparición en medios en los que hoy no aparece. La voz de Clarín no desaparecería por no recibir publicidad del Estado (incluso podríamos sostener que, por el interés de sus lectores, Clarín debería difundir las campañas de orden publico que el Estado tenga que anunciar sin que este deba pagarle pauta alguna por ello). Distinto es el caso de un medio con dificultades financieras porque se dirige a un público minoritario o porque los gerentes de las grandes empresas anunciantes no comparten su criterio editorial. ¿Qué mejor entonces que asistir el mantenimiento de una nueva voz, desatendida por los anunciantes privados, para garantizar la libertad y pluralidad de opinión? Si alguien quiere quejarse, que se queje porqué el Estado no estimula a otros medios pequeños: medios dirigidos a minorías étnicas, sexuales, sociales, en especial aquéllos contra los cuales actúa el prejuicio de los grandes contratistas de publicidad. Pero no defendamos el status anterior como natural, como ley de dios. ¿Por qué la sobrevida de los medios debería depender de la discrecionalidad del gerente de marketing de Movistar y no del Estado? Al gerente de marketing de Movistar como al de Garbarino y tantos mas, quienes tienen derecho a tener prejuicios y preferencias como todos y para quienes pautar en un solo gran medio tiene enormes ventajas operativas, nadie les pide explicación por no pautar en medios asociados a minorías, sean collas, gays, trans, bolivianos, troskos etc.… ¿Le confiamos a estas personas, a estas empresas, la política de libertad de expresión, de construccion de pluralismo en nuestros medios? ¿Debería sorprendernos que una situación así favorezca al más grande, y que en una especie de espiral

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ascendente haga desaparecer todo lo que no represente al interes de las elites? Movistar seguiria anunciando en un medio que haga campaña critica sobre las posiciones dominantes en el mercado celular? Como saberlo? No sorprende las enormes campañas de las empresas telefonicas durante su epoca monopolica? Para que gastar tanta polvora para cazar un mercado que tenian atado? O lo que cazaban era la linea editorial del medio, que apoyaría sus rebalanceo, su renovación de licencia y tantas cosas mas? Durante años Pagina 12 no recibía publicidad de las grandes empresas, aunque tenia una buena tirada y sus lectores eran consumidores con buen poder adquisitivo. Los lectores de Pagina12 éramos tentadores para ametrallarnos con publicidad en cualquier otro medio, los carteles de Palermo se llenaban de publicidad, nos llamaban a cualquier hora para ofrecernos cosas, nuestro banco nos aturdía con ofertas, pero nunca a través de Pagina12. El Gte de Marketing de tanta corporación, cumpliendo un prejuicio que intuía en los accionistas o su propio prejuicio, no pautaba en un medio que le parecía de zurdos. Aquel que se animaba anunciar en Mañana Profesional, con tirada minúscula pero apellidos mayúsculos, no anunciaba en Pagina12, como tampoco anunciaba en la radio boliviana o la de las madres. Se prioriza los medios masivos, se permiten algunos deslices pero sobre medios de gente como uno. Esta es la libertad de expresión que defienden quienes defienden la libertad de prensa. La pluralidad tiene mas que ver con el correo argentino, que busca poner sucursales en la mayor cantidad de lugares, minimizar la distancia entre cada ciudadano y su correo. Es absurdo! dirá el gerente de OCA o de Pago Facil, para quien la idea es maximizar la cantidad de personas por sucursal sin asignarle ningun costo a que un tipo en La Quiaca se quede sin atención. Un privado pondría 200 sucursales en Palermo y una sola en toda La Quiaca o ninguna. El derecho no es parte de la decisión y está bien que así sea. El criterio tradicional en la pauta oficial maneja los dineros públicos con el estilo de Oca, minimizar el costo por contacto sin importar si alguno se queda sin ser contactado. El lector de clarin lo lee 20 veces, el de la revista de Esoterismo no lo lee nunca. Tiene lógica, es razonable, pero solo si uno es Movistar o Claro, no un estado nacional. Es posible que la distribución de pauta actual sea por conveniencia politica del partido gobernante y no fruto de una logica razonada. Pero la distribución anterior en la que los grandes se la llevaban toda tampoco era fruto de una logica razonada sino por una conveniencia politica del partido gobernante, como es la de pagar para silenciar. Esa distribución por interés nunca nos indignó porque Clarin tiene la llave de nuestra indignación. Una última palabra sobre libertad de prensa y de opinión… Reclamar por la libertad de un colectivero acusado de cruzar un semáforo en rojo no significa

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defender el transporte público ni el derecho a transitar. Defender al dueño de un diario, incluso a un periodista, no es sinónimo de defender el bien público de la libertad de expresión ni de la libertad de prensa. Cada concepto tiene su definición. Los medios se llaman "masivos" no porque le dan voz a muchos, ni siquiera porque representan la voz de muchos, son masivos porque le venden a muchos. Desde cierto punto de vista, podriamos decir que son masivos no porque responden al interés de muchos sino porque influyen sobre muchos. Los dueños de los medios y los periodistas actúan igual que el colectivero que busca nuestro apoyo tratando de que asociemos su causa con “la libertad misma”. Es legítimo que lo intenten; somos bobos si lo logran.

La pauta oficial son los unicos fondos que reciben los medios por fuera del de los grandes anunciantes. Del criterio utilizado dependerá la subsistencia de algunos o la mayor rentabilidad de

otros. Nada es natural en la decision, sino politica.

678: "intrascendente e intolerable" (Como muchos lo apoyan y muchos lo detestan hay que cerrarlo y volver al Canal 7 del potus y el locutor que a nadie importa). La critica más importante a 678 reclama que este programa de Canal 7 se hace con dinero público, que el Estado gasta plata en un programa crítico de los medios, y que la plata es de todos, de nuestros viejos. Sus difusores parecen olvidar que esta emisora existe desde que existe la televisión, y que desde sus inicios gastó dinero público. Antes esto no parecía enfurecer a nadie, como hoy no enfurece el dinero público que se gasta para mantener el Teatro Colón, las plazas y distintos espectáculos. Como (volvamos atrás) tampoco molestan los comunicadores históricos, desconocidos, intrascendentes de Canal 7, que le hablaban a nadie sobre noticias que a nadie importaban. Eso nunca pareció un malgasto a tener en cuenta. Recién cuando invierte en un programa que genera pasión, con un nivel de audiencia inusitado para los estándares de Canal 7, con el reconocimiento de muchas personas críticas de la televisión privada, el Estado provoca un odio visceral, crispado en un sector de la audiencia, por lo general entre personas que confiesan no mirar 678. Por lo visto el Estado logró incorporar un producto que algunos no aprecian pero que tantos otros parecían necesitar. ¿Acaso está mal que el Estado favorezca la

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pluralidad? Porque incorporar un producto inexistente que muchos (aun no siendo mayoria) reciben con pasion, no es otra cosa que aumentar la diversidad. Eliminar 678 de Canal 7 volvería la situación al status anterior, con un nicho de televidentes desatendido por las fuerzas del mercado. ¿Por qué no existía 678 en una oferta que incluía (y sigue incluyendo) programas sobre aves, tortugas, óperas, autos? ¿Por qué los seguidores de 678 eran una audiencia invisible para el mercado? ¿O se trata de una audiencia que, por alguna razón no económica, el mercado prefería ignorar y ahora protesta cuando algún otro, en este caso el Estado, sí elige satisfacer? Si el problema es que 678 favorece la posición del gobierno, nosotros preguntamos: ¿acaso un programa deseado por miles no merece existir sólo porque favorece la visión de un gobierno elegido por millones? ¿Cómo es posible que en un país con un mercado competitivo y plural especializado en producción de programas no hubiese uno solo que coincidiera con la visión de un gobierno elegido por la mayoría de los argentinos? Que fuerza invisible impedia que algo tan natural ocurriera? ¿Por qué no reclamar otros 678? Que el Estado siga identificando sectores demandantes de productos mediáticos que el mercado no satisface. Éste es un reclamo legítimo al gobierno: que vaya por más. En cambio, recriminarle la creación de 678 es actuar en contra de los cientos de miles de seguidores, casi fanáticos, que descubren por primera vez un programa sobre los medios y que además les habla a ellos.

678 es un nuevo producto para un grupo grande de personas a las que el mercado de medios no veía o no quería ver. Nadie obliga a mirar 678. El Estado siempre gastó en medios, sólo que

ahora tiene un producto apreciado y exitoso. “Los Planes Descansar” (Con estos planes ya no aceptan nuestros sueldos) Finalmente el Estado ha asumido a gran escala la responsabilidad de asistir a sus ciudadanos en necesidad. Los desocupados, los jubilados sin los aportes necesarios, las madres sin trabajo formal, las embarazadas. Sin embargo, las críticas se multiplican a los gritos, con distintos formatos: se trata de voces que nunca aparecieron cuando la asistencia no existía y dejaba en la marginalidad a millones de conciudadanos. Las críticas señalan corrupción en la entrega: acusan que les piden un porcentaje a cambio de inscribirlos en el plan. Los críticos piden detener este plan para ponerle freno a la corrupción y con la franca promesa de volver a implementarlo de la mano de un Estado que en su opinión no sea ladrón.

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Otro rechazo a los planes gira en torno a la idea de que la entrega de dinero sin contraprestación genera una cultura de la holgazanería que acaba con la cultura del trabajo. Cultura que nunca vieron en peligro cuando la desocupación alcanzaba el 24%. Pareciera que la cultura del trabajo se ve amenazada con el ingreso y no con la desocupación. Si el Estado les diese conchabe en la administración pública, donde por supuesto no serian necesarios, la crítica apuntaría contra la proliferación de ñoquis. Esta clase detestable de zánganos que van a trabajar pero que no tienen mucho que hacer. Cuando el Estado se dedica a intervenir en la economía y crea enormes empresas con nuevas fuentes genuinas de trabajo (donde además no se entregan planes sin contraprestación), se le reprocha meterse en cosas de privados. En este caso, la crítica atenta contra Aerolíneas Argentinas, contra el correo, contra cualquier avance en la arena privada. No a la asistencia sin contraprestación, no al ñoqui, no a la creación de empresas públicas. La conclusión es que estos críticos no tienen nada en contra de la asistencia; lo único que quieren es que no haya asistidos. Al plan, prefiero el hambre! No quiero planes sin contraprestación. No quiero ñoquis con un trabajo innecesario. No quiero

empresas del Estado. Lo que quiero es ni planes, ni contraprestación, ni amparo. "Subsidios K a los ricos" (Ni subsidios, ni tarifazos. Magia!) La argumentación en contra de los subsidios se ha corrido de eje. Antes se los objetaba por el déficit fiscal que generarían pero hoy, a fuerza de una década de superávit, el reclamo pasa “por una mayor equidad”, algo como “para dejar de beneficiar injustamente a unos POCOS, dejemos de subsidiar a TODOS” .. No por contradictoria, la frase deja de ser efectiva como propulsora de rechazo. Por lo general, la misma persona que se presenta como contraria a subsidiar a ricos (que incluso se suele definir como rico, sosteniendo un argumento que sería contrario a su interés) rechazaría cualquier intento de aumentar la presión tributaria sobre esos mismos ricos. La equidad sería así un sano objetivo si se obtuviese por la eliminación de la universalidad en los subsidios, pero deja de serlo cuando se propone por vía de una mayor presión tributaria individual. En Argentina el Estado subsidia las plazas: las mantiene en forma no onerosa para sus usuarios. Hay más metros de plaza por habitante en las zonas ricas de las ciudades que en las populares; probablemente también sean las mejor cuidadas. He aquí un subsidio obsceno que nadie objeta.

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Nuestro Estado también subsidia el transporte terrestre público y privado: arregla calles, semáforos, dispone de un enjambre de agentes de tránsito, administra multas, cartelerías, hospitales que se ocupan de los accidentados de transito, los cementerios para los muertos por esos accidentes y mucho más. Subsidios que nadie objeta y que, de nuevo, benefician más a los sectores acomodados que utilizan vehículos particulares y que deberían pagar peajes altísimos cada vez que salen a la calle o cruzan un semáforo. El Estado subsidia al Teatro Colón, su mantenimiento mensual y edilicio. Sin esta ayuda, los amantes de la ópera deberían pagar una entrada o abono mucho más caros que el actual o desistir de ir. El Estado subsidia sus embajadas para que los ciudadanos viajeros y las empresas exportadoras tengan asistencia gratuita allí donde la ventura los encuentre. En Argentina existen innumerables subsidios que nadie nunca objetó y que también benefician más a los pocos. ¿Por qué aparece recién ahora la feroz oposición contra los subsidios? ¿Por qué la crítica se focaliza en los subsidios al transporte y a la energía, que son justamente subsidios universales, fuertemente populares y que generan crecimiento? ¿Por qué esa actitud altruista no apareció contra la millonaria obra del Colón? La crítica despiadada no nace de la vergüenza por los pocos acomodados que reciben subsidios “injustamente” sino, por los muchos excluidos que se benefician “sin merecerlos”. Esto es lo que produce rechazo: que los afro-vecinos reciban gratuitamente energía, transporte, salud, educación, seguros de desempleo, asignaciones por hijo, etc.… Un último párrafo sobre la eficiencia de “filtrar” los subsidios universales para evitar que los reciban personas con recursos (“means testing” en inglés). En Europa, donde la relación de incluidos sobre necesitados es mucho mayor que aquí (todavía), donde uno podría suponer que hay más personas con recursos que se benefician “por error” con los subsidios universales, estos subsidios a los servicios públicos (transporte, energía, agua, y muchos etcéteras) se mantienen como universales sin ningún filtro. El Barón de Rotchild en París paga el mismo precio subsidiado por su boleto de subte que un inmigrante norafricano. Sus viajes en tren interurbano gozan de los mismos descuentos y la energía le es subsidiada como a cualquier vecino. El desquite viene cuando el pobre Rotchild presenta su declaración anual de impuestos y el fisco le saca por encima del 50% de sus ganancias anuales. Ese torrente de dinero que ingresa a las arcas del fisco hace olvidar a los indignables “Joaquín Morales Solá” parisinos cualquier cambio chico que haya

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podido recibir por falta de filtro en los descuentos del cospel de subte o en la electricidad barata con la que calentó sus tinas de baño. ¿Cuántas tinas puede calentar Rotchild para su baño? Nada que un punto o dos de aumento en la alícuota de ganancias no pueda reparar.

El odio contra los subsidios universales no proviene del hecho de que sean subsidios sino de su condición de universal.

"El desastre del INDEK" (No hay ganadores ni perdedores detras de las estadisticas). En un país donde las estadísticas no le importan a nadie, que se toque el INDEC se ha transformado en la razón de nuestra futura decadencia inevitable. Diarios indiferentes a los asesinatos de la dictadura, a los crímenes de Kosteki y Santillán, al despido de miles de empleados tras las privatizaciones, a la reducción salarial de De la Rúa y tanto abuso más hoy no dejan pasar dos días sin lamentar la manipulación del precio del queso fresco. Primera aclaración obligada: el tema no tiene más importancia que antes sólo porque alguien crea en la manipulación. Sigue siendo el INDEC, en un país donde los indignados del INDEC rara vez se indignaron por algo (a lo sumo por el corralito). Por otra parte, cuando discutimos esta cuestión, no aceptemos la equiparación entre “ajustar el INDEC” y “negar la inflación”. No es lo mismo no comunicar algo que actuar como si ese algo no existiese. De hecho, si de verdad creyese que no hay inflación, lo primero que haría el gobierno es no tocar nada en el Instituto Nacional de Estadística y Censo (¿para qué modificar la medición si cree que la inflación es cero?) Tampoco aceptaría ajustes salariales del 25% si estuviera convencido de que la inflación es del 8%, ni saldría a pelear con Coto por el precio de la carne picada. Mal o bien, el gobierno actúa contra la inflación porque la reconoce. Asimismo no debemos aceptar que las modificaciones al INDEC son la fuente de todos los males. Santa Fe y varias provincias tienen un INDEC provincial no modificado y allí las inversiones no llegan a paladas, ni el diálogo entre las partes aflora como yuyo, ni el gobernante acuerda todas sus medidas con la oposición. Sólo son provincias cuyos gobiernos no modificaron el funcionamiento del INDEC. Ni más ni menos.

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Por otro lado, no podemos discutir este tema sin mencionar los bonos ajustados por inflación (medida por el INDEC), que el gobierno canjeó a los tenedores de deuda externa en el proceso de canje de 2005. Esos tenedores de bonos indexados ganan millones de dólares por año por cada punto de inflación que marque el INDEC y la deuda se acrecenta con ese indice. Según Miguel Bein, un consultor que dista de ser el mejor amigo de Guillermo Moreno, la intervención del Indec, que él objeta y mucho, le habia generado ya en el 2010 al estado argentino un ahorro del orden de los 22.000 millones de dolares, entre menores intereses pagados y el menor monto de deuda. Es un ahorro que gozaran los proximos gobiernos, que podrán vomitar sobre Moreno mientras lucran con el fruto de sus acciones. La deuda que crece segun el Indec genera fuertes incentivos para tocar los datos, tanto por un Estado preocupado por controlar sus finanzas como por los grandes tenedores de bonos ocupados en mejorar las suyas. ¿Por qué la oposición es tan rápida para denunciar la corrupción estatal y la cantidad de coimeros que anidan en el INDEC, prestos a manipular datos para favorecer la Kaja del gobierno, nunca imaginó la existencia de “coimeros “ que anidan en el INDEC prestos a manipular datos para favorecer la caja de los bonistas? O alguien cree que bancos que tuvieron la decision y la falta de escrupulos para manipular la tasa libor en el mundo por valores millones de veces superiores, no se animarian a estimular a funcionarios del INDEC para subirles un par de puntos un indice que le reportarias millones? Así como la discusión de las AFJPs no puede darse sin mencionar la montaña de plata que pasó de los banqueros al control del Estado, no podemos discutir sobre el INDEC sin hablar del ahorro anual que significa para el Estado y de quién se llevaría ese ahorro en otras circunstancias. Podemos estar en desacuerdo, podemos preferir las formas y los funcionarios anteriores, pero no podemos negar que aquí se habla de muchos billetes, y que los medios que fogonean esto saben perfectamente a quienes pasarían esos billetes si el INDEC marcara 30% en lugar de 10%. Tampoco podemos negar que detras de billones de dolares de ahorro hay mas escuelas, mas hospitales, menos hambre para nuestros nietos. Podemos estar en desacuerdo, pero analicemos toda la foto.

Discutir sobre el INDEC no es discutir de formas, sino de intereses. Hay mucho dinero detrás de las formas en que se actúa. Asegurar la transparencia del INDEC

antes de su intervención sólo revela que en ese entonces los medios no protestaban.

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"Inseguridad" (el INDEC de la oposición no electoral, no importa lo que diga la realidad, yo la percibo como quiero) Un dato contundente para comparar índices de inseguridad urbana es la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes. Los países miden las muertes más o menos de la misma forma, no así otros delitos como el robo y el hurto, sin mencionar que es más fácil esconder un reclamo de hurto que un cadáver. La Organización Panamericana de la Salud (que Guillermo Moreno todavía no controla), insiste en su intento de convencernos de que la Argentina mejora este índice desde su nivel máximo de 7,6 homicidios por 100.000 habitantes ocurrido en 2002 hasta el nivel de 4,4 en 2009, ya menor al 4,7 que teniamos en 1997. Además nos ubica en el continente con niveles parecidos a los de Chile y Uruguay aunque por encima de Canadá y por debajo de EEUU, Brasil y México. Nuestro continente tiene niveles que duplican los de Europa occidental, lo cual nos habilita para exigirles mejoras a nuestros gobiernos. Dicho esto, también es cierto que según la OMS la Argentina se encuentra en una buena posición regional y en franca mejoria. El siguiente gráfico muestra las series de 1995 a 2008 para varios países de la región según la OMS. Quien quiera verificar puede ingresar a: http://www.paho.org/Spanish/SHA/coredata/tabulator/newTabulator.htm y armar su propia versión.

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La seguridad total es un objetivo inalcanzable, y siempre habrá un crimen que nos deje el miedo a flor de piel. Pero en nada ayuda a nuestra calidad de vida que los medios bombardeen a la ciudadanía, y le generen terror con fotos y noticias de crímenes espantosos que se repiten a diario y durante toda la jornada . No es habitual que un diario no sensacionalista publique los crimenes en tapa o siquiera los jerarquice en sus paginas. A menos que sea un actor famoso o una masacre en un cine, el New York Times no publica ninguno de los 6 homicidios cada 100.000 habitantes que ocurren anualmente en su ciudad. Clarin nos deleita con todos ellos y los repite hasta el hartazgo con todas sus repetidoras. Esta acción terrorista de los medios explica porqué, en países con el mismo índice de muertos cada cien mil habitantes (es decir, donde la realidad es parecida), la percepción de la inseguridad es tan diferente (sus habitantes viven con tanto menos miedo). Así lo muestra el gráfico basado en la encuesta periódica que realiza la Universidad Vanderbilt bajo el pomposo nombre de “El Barómetro de las Américas” sobre la percepción de la inseguridad en 2010. Otra vez, quien quiera verificar los datos puede hacerlo en www.vanderbilt.edu/lapop/ab2010/2010-comparative-en-revised.pdf

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 20070

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Probablemente la Argentina sea el país americano más “psicotico” en términos de la relación entre criminalidad real y percepción del delito. ¿A quién se lo debemos? ¿Es cultural? ¿Es histórico? ¿Cuánto ayudan los medios ? ¿ Acaso incide la campaña de desprestigio a Lo Político? La respuesta debe ser una mezcla de todo esto y nadie tiene la respuesta con precisión. Para los autores de este Manual, los medios del poder en Argentina llevan a cabo una acción que no dudamos en catalogar como terrorista. Una acción terrorista puede no dejar víctimas, como sería el caso de una bomba que estalla en un colegio fuera del horario escolar o que nunca explota pero es anunciada con eficacia: no habría víctimas, pero la ciudadanía quedaría paralizada por el terror. Ése es el objetivo de los terroristas modernos: no cobrarse vidas (que por muchas que sean, son siempre pocas) sino cobrarse las mentes, aterrorizar en grandes cantidades para influir en las decisiones políticas.

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Una acción que difícilmente puede matar a diez puede fácilmente aterrorizar a millones. Por su parte, la metralla mediática instala un terror sin autor, que en realidad se concluye provocado por la incompetencia del gobierno y de la política en general para sacarnos de este estado insoportable. “La política nos mata” sería el mensaje. Así como un estado de alegría general resulta en un mayor apoyo al gobierno (aunque, como vimos, el mundial del '78 no bastó para dar vuelta una opinión desfavorable), un estado de terror permanente, en especial sin enemigo externo en quien descargar las culpas, erosiona el apoyo a cualquier gobierno. Por eso, quien influya en el estado de terror, influirá en el rechazo a la clase política. Así como creernos los más vivos no nos hace más vivos aunque lo creamos con convicción, creernos

un país devastado por la inseguridad tampoco nos confirma como un país devastado por la inseguridad.

La sensación de inseguridad afecta el vínculo de los ciudadanos con sus políticos. De aquí el

interés de tantos por exagerarla. “Fútbol para Todos, un pésimo negocio” (Para TyC) La crítica parte de dar por cierta la premisa de que el Estado no puede garantizar la rentabilidad del fútbol como sí lo hacía TyC. Pero además minimiza el hecho de que, en el camino, millones de argentinos van a ver un espectáculo, probablemente el que más desean ver, de forma gratuita. Sin mencionar todas las injusticias que se cometen cuando una empresa es dueña de una pasión popular y cuando, con la llave de esa pasión, consigue que otras compañías se sometan a sus requerimientos comerciales. Ni el Teatro Colón ni las plazas públicas son rentables. Tampoco un concierto a cielo abierto en la Avenida 9 de Julio o en el Rosedal, ni las playas públicas del Atlántico. Muchas de las cosas que nos producen placer y son de gran utilidad distan de ser rentables si las medimos en pesos que entran y pesos que salen. Un Estado, en cambio, debe calcular cuánto dinero gasta y cuánta bienestar produce, esa es su contabilidad.

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¿Por qué nadie critica un espectáculo como Placido Domingo en la 9 de Julio, a pura pérdida? ¿No será que el negocio de Plácido Domingo en la 9 de Julio nunca perteneció a Clarín? En términos de satisfacción, Fútbol para Todos debe ser una de las iniciativas más rentables del gobierno. Es probable que además genere ingresos superiores a los costos. Sin embargo, esto no alcanza para aplaudir una medida que igualó a todos en el acceso al espectáculo más apreciado por la población argentina. Si el Estado contara con una suerte de presupuesto participativo, donde cada ciudadano pudiese digitar dónde poner cada peso, ¿alguien duda del apoyo mayoritario que recibiría Fútbol para Todos? Los ciudadanos tienen acceso a todos los partidos todo el año, por pocos pesos por ciudadano: algo como veinte pesos por año, menos todo lo recuperable por publicidad que incluso podría generar negocio. ¿No pondrían esta opción antes que la renovación del Colón, antes de las ayudas a los programas de interés cultural que luego nadie mira?

Desde cuando una acción de estado debe explicarse por ser buen negocio? Si el Estado banca el Teatro Colón para pocos, el golf municipal, las plazas, las playas, muchos

espectáculos para todos, ¿por qué criticarlo por bancar el entretenimiento que genera mayor pasión?

“Schoklender se roba la guita de nuestros abuelos” (Sospecha de impunidad si no investigan, certeza de impunidad si lo hacen). Schoklender es el caso de un sospechoso que termina en Tribunales, desafectado de todas sus funciones en la fundación donde se desempeñaba. Dicha institución se presenta como querellante y como actor activo a favor de la investigación. Estamos ante una situación prometedora en un país donde los sospechados nunca llegan a ser investigados y, cuando llegan a serlo como el padre Grassi o como Mauricio Macri, gozan del respaldo casi cómplice de la institución usurpada para delinquir. Ni siquiera tenemos que ver el desfile de personalidades defensoras como Raúl Portal. Schoklender no tiene quien hable por él. La justicia investiga con todo su fuerza. Nadie sale en defensa de Schoklender; nadie sale a matizar su accionar. No podemos pedir más. Pedir “Condena Ya!” a quien yo juzgué y con la condena que yo consideré, es potestad exclusiva de Susana Gimenez. Schoklender no robó dinero público, porque el gobierno pagó contra la entrega de los avances. A lo sumo, le robó a la Fundación Madres de Plaza de Mayo: es como

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el tesorero de la empresa Roggio que roba plata que la constructora cobró por una obra realizada para el Estado. Se trata de un hecho delictivo lamentable, pero no de fondos públicos: el proceso de control del dinero una vez pagada la obra ya no es competencia estatal. De hecho, nadie le exigiría al Estado que ponga inspectores en cada empresa para que los tesoreros no se roben los cheques o los gerentes de marketing no los malgasten en campañas innecesarias. Dicho esto, es auspiciosa la celeridad del proceso, saber en profundidad qué delitos se cometieron y qué omisiones de control. Bien podemos desear que no se cometan delitos, pero eso equivale a soñar con vivir en un templo tibetano. Lo que la política puede ponerse como objetivo es investigar los casos sospechosos y llevarlos a juicio en caso de encontrar fundamentos. Si Hebe, algunos funcionarios o el mismísimo Papa fueron cómplices en la estafa, la justicia investigará todo eso y mucho más. No parece que esta justicia, que procesó a Pedraza, a Jaime, a Macri, a Grassi y a tanto genocida, se detenga ante apellidos notorios. Lo que no debemos hacer es transformar cada sospecha en condena, aún cuando sospechemos con mucha convicción. Schoklender fue despedido. Su equipo, separado. Está procesado y probablemente termine preso, así como quienes colaboraron con él. A menos que soñemos con un país sin delito, esta historia es

de las más positivas: un delito, investigado, resuelto y seguramente condenado. ¿Por qué el procesamiento de Macri no genera reacción en contrario? ¿Por qué espiar políticos y víctimas no

genera reacción donde sí genera reacción el robo? “Crecen las villas. ¡Hay más pobreza! ” (Existen porque la veo) Para quienes vivimos en la ciudad, el crecimiento de las villas es un dato duro que mide el nivel de la miseria. En la Capital nos cuesta encontrar algo peor que una villa. Por ende, concluimos que el aumento de habitantes en una villa es un aumento de “los miserables”. Si un tipo que vive en una villa construye un piso más en su casa, ¿es síntoma de que está peor o mejor? Si un “sin techo” consigue construir uno en una villa de Capital, ¿es síntoma de que está peor o mejor? Si un inmigrado reciente logra instalarse en una villa, ¿es síntoma de que está mejor o peor? Solemos asociar este fenómeno con una evolución negativa porque antes no lo veíamos y ahora si. Es negativo para nuestra mirada; no hace falta argumentar para acordar que merecen una vivienda más digna. Sin embargo aquí discutimos si todo esto es síntoma de progreso o de retroceso.

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Más villa es síntoma de progreso, a menos que creamos que se trata de gente de Barrancas de Belgrano que migró a la villa. Si en cambio creemos que antes estaban peor, que ninguno de ellos desearia volver a su situación previa, entonces se trata de un avance.

Las villas, así como Nordelta, crecen con la prosperidad de sus habitantes. ¿Por qué la prosperidad de los villeros mide mal?

"Lo dice el instituto Pendorcho" (Los artilugios de la crítica) Se trata de frases hechas o conceptos distorsionados que, convertidos en muletillas, perdieron el sentido riguroso. Ya hablamos de los “países serios”, aquéllos que hacen algo que la Argentina no. Son países ricos, desarrollados, de los que se señala ciertas diferencias (no todas) con el nuestro. Citar rankings cuyos datos de elaboración se desconoce (autor, variables elegidas, objetivos del estudio) es una práctica generalizada. Así aparece el Corno Institute o el Pirulo Counsil que hace años mide el clima de negocios, sin que nadie nos explique cómo se mide el clima de negocios. Esta entidad afirma que la Argentina figura última en América Latina después de Venezuela y antes que Irán en el mundo. Aunque no sepamos nada de quien lo mide, qué corno mide, nos deja la certera sensación que no puede ser bueno. Escarbando, descubrimos que el ranking se basa en dos preguntas hechas a diez empresarios contactados por teléfono una tarde de otoño. Los argentinos no tardan en decir que la Argentina es una mierda y los venezolanos (contactados en su lugar de adopción, Miami) sostienen más o menos lo mismo. Por su parte, los uruguayos más afines con su gobierno afirman que el clima de su país es bárbaro. Los índices de opinión dicen más sobre el que opina que sobre el tema elegido. En última instancia sirven para que los medios instalen supuestos sobre la corrupción (que aumentó), la inseguridad (que también creció), la transparencia (que desciende escandalosamente), el clima de negocios (que empeoró). En realidad, todo se reduce a la opinión de esos empresarios o periodistas. Ninguna agencia prestigiosa de lobby sale a preguntar a la villa 31 o a la comunidad Qom de Formosa sobre corrupción y transparencia. ¿Qué miden cuando miden?

Cuando una persona nos dice que una institución mide algo que concluye que la Argentina está como el culo, en realidad nos está dando su opinión pero no quiere tener que defenderla. A lo que

hay que preguntar “crees que la Argentina está como el culo?”. “Somos Cuba?”. Al menos comencemos con un sinceramiento de quien es el sujeto que opina.

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“A ver si tenés respuesta para ésta también” (Penales de crítica) Algunos sostienen que, por la arrogancia de aspirar a ser un gobierno popular, la administración K debe pasar el test del arquero. Este test consiste en poner al otro a atajar una metralla de pelotas de la mañana a la noche. Todos los que se sientan damnificados o requieran una explicación, tienen derecho a patear, sin turnos, a la vez. No importa cuántos pare, apenas le hacen un gol, todos salen a festejar la clara demostración de debilidad y de incapacidad para ser verdaderamente popular. Quien se proponga defender a este gobierno en una cena debe prepararse a padecer algo parecido: atajar un torrente de críticas e insultos con cierto envoltorio de reflexión, enfrentar un discurso recurrente, sin pausa, inconexo, con saltos temáticos. Es lo que llamamos el "vomito civilizado", nadie que predique cierta simpatia por el proceso K lo desconoce. Si objetamos la opinión de que todo es una mierda, vamos para atrás y somos negadores que creemos que todo está bien, que en la Argentina no hay coimeros y que los políticos son carmelitas descalzas. Si atajamos alguno de los enunciados furibundos, seremos acusados de no aceptar ninguna crítica, de fedayines, de religiosos. Si entra uno de los penales o dudamos en alguna respuesta, quedará demostrado que el gobierno es efectivamente una manga de chorros unidos por el solo afán de robarles a nuestros abuelos y de causar algún daño adicional por perversa diversión. Y si aceptamos alguna critica o diferencia con el gobierno, aunque sea en la preferencia de helados de la presidenta, se espera de nosotros que dejemos de apoyar a todo el proceso politico K, justamente por no coincidir. El gobierno no es un arquero invicto al que cualquier gol revienta, sino uno que ataja mucho y al

que le meten muchos. Solo creemos que el saldo es positivo. Ante situación de vomito civilizado solo nos resta describir este fenómeno ante los pateadores

aprestados y preguntarles si disponen del tiempo para escuchar nuestra respuesta a cada acusación y llevar el score de todas, no solo de la última.

"No aceptas ni la mas minima critica" (La critica preventiva) Es una acusación a la que habitualmente nos enfrentamos y es sincera. Nuestro interlocutor considera que en el transcurso de la velada no hemos aceptado ni una sola de sus criticas, lo que nos debería obligar a reconocernos fedayines de la causa. De hecho hemos negado que Ella fuera psicotica, luego pusimos en duda que él le pegara, no aceptamos dar por cierto que son todos unos chorros y que todo lo hacen por la caja personal, no aseguramos que Boudou es dueño de ciccone ni que la valija de Antonini era para Cristina. En la hora que duró la discusión ninguna de las afirmaciones de nuestro interlocutor tuvo eco en nosotros. No somos empáticos, no buscamos el concenso y nuestro fanatismo nos lleva a la ceguera. Como a todo simpatizante K de hecho, porque los pocos otros que conoce,

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tampoco le aceptan ninguna de esta larga lista de criticas donde pareciera haber para todos los gustos. La idea debajo de este razonamiento es que si uno no fuese un fanatico deberia aceptar un 50% de las criticas que sugiera el otro o, a lo sumo, un 30%. Menos que eso demuestra mala voluntad y negación. La idea que existan otras criticas ademas de estas no se les pasa por la cabeza y que estas sean descabelladas es inconcebible. Aunque sea una concepción errada porque "la verdad" podría resultar de rechazar toda critica (un proceso virtuoso perfecto), recomendamos la practica de la "critica preventiva". Esto es, si uno tiene alguna critica al gobierno nacional, presentarla en algún momento de la discusión. Se requieren vencer varias barreras. Nos obliga por un instante a dejar de responder el disparate del momento (lo que puede hacer creer al otro que concedemos) y, aun mas dificil, vencer la sensación que si uno presenta una critica al gobierno durante una metralla de difamaciones, estaría alimentando a los leones que se quieren comer cruda a la montonera bipolar y chorra. Pero vale la pena el esfuerzo. Mostramos que somos capaces de reflexionar criticamente hacia el gobierno y, no menos importante, recordar que se pueden hacer criticas fuertes que no terminen en "criminal!" o "renuncie ya!", sino que simplemente son la opinion critica de un ciudadano sobre un hecho de gobierno de fuerte impacto. Una opinion que entiende que otro pueda concebirla distinto pero que según él, tiene buenos argumentos para considerar tal accion de gobierno como negativa. Este redimensionamiento de la critica es un gran favor que le haremos a la discusion politica. Para esto tenemos que sostener una critica que hayamos pensado con profundidad. (Pensar criticas al gobierno es un gran ejercicio personal, nos permite salir del juego casi onmipresente de arquero para pasar por un rato a la delantera). Pensar una critica, fuerte, argumentarla y luego aceptar que aún así, simpatizamos con este proyecto. En mi caso, la critica mas fuerte que puedo hacer a este gobierno se refiere a su política de transporte interurbano. Después de 8 años de crecimiento el gobierno sigue haciendo viajar a millones de personas como ganado cada mañana. Además de todo, tuvimos un accidente que causó 50 muertes. Las muertes no agravan el error, pero lo resignifican. (No ponerle el cinturón de seguridad a un chico no es un error mas grave en caso de accidente, la omisión es siempre la misma, pero sus consecuencias nos harán nunca olvidarnos de este error). La critica politica no tiene que ver con el resultado de la causa penal puntual, sería igual aunque

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descubramos que el conductor estaba ebrio y con una menor o que los frenos funcionaban. Los trenes son una calamidad y la gente viaja como ganado. Tampoco tiene que ver con las sospechas de valijas a Cirigliano que van y vienen. Si las hubo o no es un tema penal. Pero aunque Cirigliano no haya pagado nada a nadie, los trenes son igualmente una calamidad y la gente sigue viajando como ganado. No hay diferencia política. La sospecha de coimas, como tantas veces, nos distrae del juicio politico y en este caso juega a favor del gobierno porque los ciudadanos terminan hablando sobre si uno cree las sospechas o no cree las sospechas, si cree en quien instala las sospechas o descree de él, cuando deberían hablar en si es razonable que en esta etapa de nuestro desarrollo las personas viajen colgadas como monos. Son críticas políticas, no morales. No son contundentes, no sacan a nadie de la cancha. Son materia opinable porque yo entendería que otro ciudadano me diga "prefiero gastar toda esa parva de guita en cloacas" o "prefiero relanzar las vias de ferrocarriles en el Noroeste Argentino donde no pueden viajar en tren ni siquiera colgados como monos". La política de transporte es una decisión política, de recursos, de administración de conflictos, de esfuerzo. No tiene la sencillez beata de "la guita de la inversion se la llevo Cirigliano para darsela a Jaime". Esta es una narración que hace mas fácil el trabajo de un periodista de investigación que no desea investigar ni analizar. Tengo otras criticas aunque la mayoría son omisiones. Hubiera preferido una reforma fiscal, la ley de entidades financieras, la liberalización de la producción de estupefacientes declarados ilegales por EEUU, y algunas cosas mas. Son criticas que formulo con la tranquilidad que da no estar en el gobierno y no tener que sopesar las consecuencias no previstas de mis acciones. Aún así son mis criticas y las sostengo toda vez que logro que el otro se tome un respiro en sus comparaciones entre CFK y Stalin. Es util probar que nos permitimos esbozar una critica al gobierno y mostrar en sociedad cual es el

calibre de una critica razonable al gobierno. Cómo no hace falta que toda critica concluya que CFK es Khadafi para ser una critica, incluso dura.

"Critica amnésica" (Haciendo Memoria) Nunca perdamos la oportunidad de recordar las críticas antiK, difundidas con letra de Titular y que hoy nadie recuerda. En cada momento, estas objeciones llevaban a concluir que el Kirchnerismo era “objetivamente” una dictadura de incompetentes chorros.

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Pasa el tiempo; las críticas se olvidan; aparecen otras pero se mantiene un hilo conductor que une a todas las críticas de los últimos ocho años. Su conclusión. Desde un punto de vista puramente intelectual, uno debe refutar las ideas con las que no acuerda sin importar de quien provengan. Todas las ideas merecen ser consideradas. Así un nuevo Apocalipsis anunciado por Carrió debería ser analizado y refutado. Es una muestra de respeto hacia las ideas y evita caer en la trampa de Pedro y el lobo. Pero esta buena practica no nos obliga a la amnesia. Así como cualquiera tiene derecho a sostener un disparate y que ese disparate deba ser refutado con las leyes del debate, no tiene el derecho a pedirnos que nos olvidemos hoy de los disparates que sostuvo ayer. ¿Quién exigiría hoy las reuniones de gabinete que, por no hacerlas, convertían a Néstor en un Dictador? ¿A quién le importa hoy si Macri se reúne con su gabinete o no? En cambio, las medidas tomadas por Néstor eran deplorables por no haber sido tomadas en una reunión de gabinete. Néstor era manejado por su mujer, pero luego Cristina fue manejada por Néstor. Finalmente resultó que era una dictadora de mano férrea. Ambos son acusados alternativamente de títere y titiritero, según la necesidad de quienes buscan erosionar la imagen pública del gobierno sin aceptar los límites de la lógica ni de la propia consistencia. Las críticas de ayer se esconden hoy para no causar risa. Negarse a las conferencias de prensa, no hacer reuniones de gabinete, no recibir a la reina madre de Holanda o a Carly Fiorina, no viajar,

romper con el mundo, etc.… Éstas son algunas de las críticas olvidables y olvidadas. "Esto colapsa" (Apocalipsis esquivo) Antes de considerar el vaticinio apocalíptico de la semana, recordemos los anteriores. No es que quien haya errado cien pronósticos deba forzosamente equivocarse en el siguiente, pero por las dudas conviene conocer el score del apocaliptiquero de turno. Todo ser humano tiende a mezclar sus deseos en sus pronosticos. Es inevitable. Se puede disminuir, pero ese deseo es como una maleza que se enreda en nuestros pronosticos. Por eso es bueno analizar hacia donde yerran los pronosticos de cada uno, para poder presuponer hacia donde empuja su deseo. El gobierno es presentado como un ciego parapléjico por incompetencia, que deberá caminar por una cornisa sinuosa. Así nos aseguran en la sobremesa que la

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Argentina se irá fatalmente al diablo, semana tras semana, durante los últimos 9 años y nos presentan una larga lista de razones que lo hacen inevitable. Pero cuando no ocurre, es por el viento de cola. Nunca una duda acerca de si el ciego quizás vea algo despues de todo o el parapléjico se mueva. Según el primer pronóstico, Néstor era un títere de Duhalde (como dijo Mariano el Golpista fino, Kirchner era el Cámpora de Duhalde). Análisis tan serio como equivocado. A Grondona lo ampara todavía, aunque cada vez menos, la creencia difundida en la clase media acomodada de que un tipo serio, formado y solemne llega inevitablemente a conclusiones acertadas. Y, por supuesto, que un buen vecino y ciudadano no puede sostener regímenes criminales espantosos. Redrado sostuvo que la inflación se espiralizaría y pronosticó que las reservas del central se esfumarían… En 2009 corrió la bola de que la Argentina entraba en default porque la famosa Kaja no podría pagar los vencimientos (esto creó una gran oportunidad para comprar bonos baratos a los giles que le creyeron a La Nación)… Tras perder la votación por la 125, Néstor le habría pegado a Cristina y le habría pedido que renunciara (o al revés, ya no recuerdo) para luego devaluar, dejar el dólar en 9 y fugarse (este planteo de fuga parece hoy gracioso cuando pensamos en un tipo que no pudo dejar la política ni por prescripción médica, pero años atrás fue creído por millones de lectores de la prensa narcótica). Cristina no se presentaría a reelección porque su hija se lo pedía, o no quería perder como en la guerra o porque estaba loca. Cuando se presentó, lo habría hecho porque no quiere a sus hijos, porque la muerte de su marido le resbala o porque está dispuesta a cualquier cosa con tal de ganar. Tampoco podría asumir su mandato porque tenía problemas psiquiátricos. Estos pronósticos fueron tan bobos como aquél sobre su renuncia a poco de asumir, para dejarle el fardo al vice. Néstor nos sacaría del mundo: no podríamos viajar al exterior, importar nada, vender nada. Los marines desembarcarían. Hoy hasta un premio Nóbel de economía como Paúl Krugman menciona nuestro camino como ejemplo: ¿no deberían dar explicaciones o disculparse quienes exigían mantener el status de sometimiento general para evitar salir del mundo? ¿López Murphy por ejemplo? Con Clarín salían a pelear para después acordar, como siempre hacen estos políticos corruptos, pero una vez que no acuerdan es porque son unos fanáticos estos políticos corruptos. Los primeros trimestres de crecimiento eran un simple veranito, imposible de que continuara; los siguientes eran inevitables (habrían ocurrido con cualquier imbécil

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en el gobierno). Ahora bien, ¿por qué los economistas del establishment no los pronosticaron si eran tan inevitables? Contorsionistas del análisis político reconocen en Lula un mérito estelar por haber llevado progreso a Brasil, pero les niegan a los K una mínima participación en un progreso que, por ser regional, nos resultaría inevitable. La bonanza regional es inevitable en Argentina pero es merito de Lula en Brasil. La AUH iba a generar una especie de baby boom entre los vagos adictos a planes sociales. Como si tener un hijo para obtener 200 pesos mensuales suplementarios fuese negocio para alguien. Esto no ocurrió; lo que sí ocurrió fue que, por un lado, muchos ciudadanos recibieron una ayuda para vivir menos mal y, por otro, la asistencia escolar recibió un empuje prometedor. Cuando retiraron y desarmaron a la policía después del Indoamericano, corrió el temor de que los ocupas vendrían a tomar la Plaza Francia y los bosques de Palermo. Tampoco ocurrió, pero nadie cambió su manera de procesar la realidad y nadie les pidió explicaciones a los medios que instalaron esa conclusión y el terror al que esa conclusión llevó. El Bicentenario sería un fiasco intrascendente además de un enorme peligro. ¡No venga, cuidado! Finalmente fue una fiesta: no hubo explicaciones por parte de quienes desalentaron la concurrencia a la fiesta. Cada año vaticinan una crisis energética mayúscula, aunque ésta nunca ocurra. Desde el primer aviso de crisis, la Argentina creció más de un 50%, se llenó de equipos de aire acondicionado, heladeras, televisores, edificios y sus industrias produjeron más. Aún así, la crisis no llega. Pero algunos siguen esperándola, con las ansias de quien parece preferir padecer antes que reconocerse equivocado. En muchos casos los pronosticadores, especialmente los economicos, utilizan el atenuante del ajedrecista incompetente. El jugador augura "jaque mate en 4 jugadas". Pero una vez que su adversario mueve, el jaque mate se vuelve improbable, pasan las 4 jugadas y el pronosticador se excusa "Claro, así no vale! No ocurrió porque movió el caballo". Pronostican jaques pensando en que el gobierno no moverá sus piezas o las moverá según ellos sueñan que lo haga. Podríamos sintetizarlo como: "Los apocalipsis no se cumplen porque la yegua no me escucha". El pronosticador no solo espera que uno no le recuerde sus pronósticos pasados sino que tampoco recuerde los aciertos pasados del gobierno. Así la acusación "van a acabar con la caja del central" no tiene que ser siquiera puesta en perspectiva con

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un gobierno que no ha hecho otra cosa en los 6 años anteriores que aumentarla enormemente. Incluso se lo acusó de hacer cualquier mamarracho por la famosa Kaja. Así, no solo esperan que no recordemos sus éxitos sino que quieren que nos olvidemos de su prontuario. Las criticas del pasado que contradigan los vaticinios apocalípticos de hoy, deben ser olvidadas también. Por suerte, para nuestro futuro, sigue el show de los pronósticos. Ella va a renunciar para dejar al vice como presidente (esto se escuchaba mas antes de la eleccion de Budou como vice, porque el pronostico sonaba mejor con Scioli de vice); ella va a cambiar la constitución para poder ser reelecta eternamente (el mismo tipo que sostenía que no se presentaría por cansancio o por pedido de la hija, sostiene hoy con igual seguridad que va a luchar por perpetuarse en el gobierno). Títere de Duhalde, Chavización, default después de las elecciones de 2009, devaluación, renuncia

de CFK, toma de Plaza Francia por la gentuza, importación de trigo, importación de carne, abandono de la siembra, fin de la cultura del trabajo (en un país donde aumenta la cantidad de

gente ocupada)… Curiosamente las catástrofes anunciadas y fallidas no debilitan al pronosticador serial.

“La Argentina aislada, caída del mundo” (Adonde caímos se parece mucho al mundo del que creíamos caernos) Ya casi no se escucha, pero alguna vez fue el #1 del Hit Parade (o Gil Parade). Además de falsa, esta acusación denota una valoración extremadamente positiva por el hecho de “estar en el mundo”. Las sociedades no se juzgarían entonces por su desarrollo, su equidad, su libertad o la calidad de vida de sus ciudadanos, sino por su nivel de integración/aislamiento con respecto al mundo. Un puerto-prostíbulo muy frecuentado por marinos extranjeros sería más valorado que un monasterio tibetano aislado. Las loas que el premio Nóbel Paúl Krugman le tira a la Argentina, erigiéndola en ejemplo para la salida de Grecia. La presidencia de CFK en el G77 de China. El homenaje a Néstor Kirchner en la apertura del G20 (estamos hablando de un ex Presidente que ni siquiera murió en funciones). La presidencia de UNASUR para Néstor Kirchner. La visita de Clinton a la Argentina, y sus halagos. La venida de Lula al entierro de Kirchner, en medio del cierre de su campaña y entre llantos y halagos por su amigo fallecido…

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¿Éste es el trato que el mundo (entre ellos sus vecinos cercanos) les deparan a unos dictadores corruptos? ¿Es esto lo que ocurre cuando uno se cae del mundo? La realidad que intenta vendernos Magnetto es mas difícil de cerrar que un short XS en un luchador de Sumo.

Hoy la Argentina “aislada” le vende productos al mundo a parva y no requiere de financiación externa. Ayer la Argentina “integrada” importaba hasta el agua y requería más y más créditos para pagar los anteriores. Al parecer los países proveedores de bienes y de crédito otorgan el sello

“integrada” según su propio interés. "Le pagan al Fondo taca-taca" (Qué partido político hace campaña hoy planteando reendeudarse con el Fondo?) Las mismas voces que siempre amplificaron reclamos y retos del FMI, hoy siguen criticando la cancelación de su deuda. El argumento es por una diferencia de tasa: haber cancelado una deuda que nos era “barata” en términos de tasa se presenta como un error financiero, una sumisión al FMI como si este no hubiese deseado mantener su deuda. Para plantear eso, asocian sin ningún argumento la tasa que el Banco Central le pagaba al FMI con la tasa que deberá pagar por una serie de bonos emitidos, y que algunas versiones le atribuyen a Venezuela haber comprado muchos bonos de esa serie. En realidad la plata utilizada para cancelar al FMI era plata que tenía el Central y por la que recibía menos tasa de la que pagaba al FMI. ¿Por qué quedarse con dólares que pagan casi nada mientras le pagamos más al FMI por una deuda que podríamos cancelar con esos dólares? La emisión de bonos a la que se le dice “chavista” fue una emisión pública que, si compró Venezuela, habrá sido por mérito de sus analistas. ¿Por qué los empresarios argentinos no compraron esos mismos bonos que hoy juzgan con tasas obscenamente altas? ¿Por qué la sección económica de La Nación no recomendó comprarlos si eran una ganga? Dicho esto, la discusión de fondo no es la tasa. No aceptemos hablar de tasas y nimiedades cuando en realidad se habla de política. A nadie le importa un peso más o menos de interés. El monto no tuvo relevancia para los fondos que maneja el Banco Central, que recuperó esa porción de sus reservas en menos de un año. La razón política por la que el gobierno canceló la deuda del FMI es la misma por la cual estas voces critican ferozmente. La Argentina se sacó de encima al FMI y a sus permanentes viajes de predicador VIP. Al eliminar la prédica del FMI, amplificada por los medios y el poder locales, la política se liberó de un fuerte

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lobbista a favor de las medidas más reaccionarias para ser implementadas en la Argentina y en el mundo. Cualquier empresario priorizaría saldar las deudas contraídas con acreedores que pueden poner directores con derecho a voto o veto en su directorio, aunque sean deudas más baratas. Justamente porque ese acreedor, además de recibir la tasa, influye en el manejo de la compañía y tiene intereses disociados del interés de los accionistas. El Presidente hizo lo mismo por nosotros: nos sacamos de encima las operaciones de lobby del FMI, pocos años antes de que economistas de la talla de Krugman les sugiriesen lo mismo a países europeos. Sacarse la visita periódica de lobby del FMI fue la razón para pagarles, y ésa es la razón por la

que critican la medida. Por otra parte, también fue un buen negocio usar plata del Banco Central, por la que no cobramos intereses, para cancelar una deuda que sí pagaba intereses pero es un

detalle en la lógica política de esta operación.

Si los bonos que dicen que compró Chávez eran tan buenos, ¿por qué no los compró el Morgan Stanley? ¿O acaso debamos admitir que, a la hora de analizar, Chávez entiende mejor que el

Morgan el valor de nuestros bonos? "No somos serios" (Países serios: esos otros países) Periódicamente los medios hegemónicos comparan a la Argentina en determinada variable con un país ejemplar, cuyos dirigentes no son unos chorros crispados ni totalitarios. Así, somos los únicos en tener inflación por encima de 15, con Venezuela. En inversión estamos peor que Perú. En opinión favorable, peor que India… y sigue la larga lista de carreras que perdemos, por poco serios, contra los países serios. Pareciera que la Argentina debe batir en cada variable al mejor del mundo, sino es una mierda. Y batir al mejor del mundo en cada momento, porque cuando el mejor cae en desgracia, cambiamos de contrincante pero nunca de conclusión: somos poco Serios (y además cualquier otro gobierno lo habría hecho mejor). Nos compararon con Irlanda (que era el modelo a seguir), pero hoy nadie agradece a los K por haber desoído la sugerencia de ser Irlanda. Peor aún, quienes sugerían a Irlanda como modelo ya están sugiriendo otro país como modelo. Siempre es otro el modelo ejemplar, pero siempre es el mismo el país poco serio, fatalmente destinado a la deshonra. España fue el modelo. Su Acuerdo de la Moncloa fue una cantinela habitual, hasta que descubrimos que el pacto garantizaba la impunidad a los crímenes del

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franquismo, razón por la cual se llevó puesto al juez Baltasar Garzón cuando quiso investigar crímenes cuyos autores ya habían muerto. ¿Podríamos investigar a vivos de haber tenido una Moncloa? La Moncloa también incluyó un congelamiento de salarios, pero nada de eso se mencionaba cuando se hablaba de la Moncloa. (Hay una Moncloa for export que nada tiene que ver con la que se firmó en Madrid y que generó restricciones y bonanzas al pueblo español). Había que hacer como Brasil que apoyó a EEUU en la guerra de Irak. Pero nadie lo recordó cuando Lula invitó al Presidente de Irán a su primera visita al continente sudamericano. Los países serios tienen bancos centrales independientes. Pero apenas vino la crisis de 2008, todos los bancos centrales se sometieron a las necesidades políticas de sus poderes ejecutivos. En EEUU la FED compra títulos del Estado americano: ¿qué mayor intervención que esa? Donde tienen encerrado a su López Murphi los norteamericanos? Tienen la independencia del obediente. Los países serios no frenan la entrada de capitales. Pero Brasil comenzó a frenarlas, y hoy los países europeos están analizando hacerlo. El adjetivo “serio” es un sello Ivess que sólo puede entregar la oposición no electoral. Es serio todo

aquél que no haga lo que el establishment quiere que deje de hacer el gobierno electo. "No aprendemos mas" (Xenofilia, una nueva enfermedad) Subyace bajo el "no aprendemos" que otros saben lo que no nosotros no. Los K han reinstalado el orgullo nacional como pilar de la defensa de la politica popular. "Somos barbaros porque tomamos las riendas de nuestro pais". Para enfrentar este mandamiento, la oposición no electoral embate contra el "somos barbaros". Ametralla de la mañana a la noche con todo tipo de comparaciones en las que, por supuesto, concluimos que somos peores. No importa si tienen o no relacion con la política, porque saben que si la autoestima baja, bajará también el apoyo a nuestros políticos, asi como el apoyo a nuestros deportistas, nuestros investigadores, nuestros artistas y a todo lo que nos represente. Esta estrategia de Xenofilia hace editorializar todas las noticias de manera de mostrar que nuestros barras bravas en Sudafrica son los mas dañinos del planeta y que los ingleses se han transformado en los niños cantores de Viena. Nuestros políticos unos chorros mientras que Brasil expulsa a sus corruptos (que no dejan de aparecer y siempre en posiciones de alto poder), nuestros productos una porquería mientras se frena la importación de todo lo imprescindible, nuestro mercado insignificante, nuestra imagen en el mundo desastrosa, etc..

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La xenofilía ha logrado que personas que hasta ayer detestaban lo latinoamericano hoy se llenen la boca con Brasil, Peru, Uruguay. Es otro gran efecto colateral positivo de la era K, que siembra

el amor a otros a través del odio a ellos. "Un estadista" (Estadista, siempre el otro. Cualquier otro) Blumberg era el honor personificado porque nos defendía de la clase política. Hoy seguimos reparando los desastres legales que su presión provocó, y son pocos los que recuerdan con seriedad al falso Ingeniero pero veraz reaccionario. Sobisch era otro serio, pareja ideal para el tándem con Macri en la ciudad y De Narváez en la provincia. ¿Quién podría batir a este hombre dispuesto a reprimir los excesos del reclamo popular? Él mismo, que no sólo dijo estar dispuesto a reprimir sino que lo hizo. Como aprendió Sobisch tardíamente , el único pecado imperdonable de la derecha es llevar a la práctica su propia prédica. Lavagna era un ministro criticable, que atacaba la década de los 90’ y se lanzaba contra el FMI y el mundo civilizado. Recién cuando se fue del gobierno, criticándolo hasta denostarlo, el establishment lo convirtió en un estadista y en un presidenciable de la seriedad. De Ángeli era la pasión honesta que movería a la Argentina. Los medios en cadena privada llegaron a partir la imagen y a contraponer, a la Presidenta de la Nación con De Ángeli. El show de La Bella y La Bestia, buscando asemejarlos, la destacó. Por lo general, nadie emitiría un discurso en simultáneo con el de la Presidenta porque ningún canal serio le daría cobertura en vivo . Sólo un medio que busque desprestigiar la figura presidencial se permitiría partir la pantalla para mostrarla con De Ángeli, un desconocido que tuvo su momento de gloria y hoy comparte con Cobos alguna mesa de tute en el club de “los que no fueron, ni serán, pero creyeron estar cerca”. El comandante Tarapow, quizás el candidato mas efímero del grupo S, de la seriedad. Ocupó los titulares de los diarios serios como hombre superior capaz de sacrificar su vida por quedarse en su barco. Tarapow era sinónimo de honor, lo cual siempre se contrapone a los K, esos deshonrados. Destituido por desobediencia de la Marina, hoy trabaja en la casa de San Luis, único lugar posible para quien rechaza cumplir con las normas a cambio de un momento de fama. Blumberg, Sobisch, Lavagna, Tarapow, López Murphy, Carrió, De Angeli… Cualquier pelele

es definido como estadista para, al segundo siguiente, comparar su imagen con alguno de los Kirchner, tan pequeños. Los peleles desaparecen; el mensaje queda.

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"Aliados de Menem, ¡nada menos!" (Si se alían son cómplices, sino son autoritarios que no construyen consensos) Durante varios meses ésta fue una muletilla habitual en el vómito anti-K. Aunque luego se confirmó su falsedad, la retomamos para refutar una crítica habitual de la antipolítica: cualquier apoyo de un impresentable tiñe todo el proceso político y lo define como impresentable. Así, si Astiz dijera que vota por la Madre Teresa, ella debería responder por ese apoyo como si fuese responsable de los secuestros de la ESMA. En política no todos los que apoyan son socios. Ante cada alianza hay que analizar la relación de fuerzas y medir bien qué condicionantes le habrá impuesto quien apoya a quien tendrá el mandato electoral. Las alianzas que definen identidad, y sobre las que hay que exigir explicaciones, son aquéllas con poderosos que pueden imponer condiciones políticas, no las de un figurín o las que se hacen para ganar un puesto. El Menem de 2011 no es un aliado que vaya a imponer ningún cambio en el rumbo político. No es un “socio”, sino sólo un furgón de cola que aspira a obtener algún voto más en su provincia, de la que era senador aún antes de la sospechada alianza con los K. Cuando Macri se alía con el rabino Bergman, mas allá de las chicanas posibles, no es una claudicación política de Macri hacia el templo de la calle Libertad. Es sólo un alianza mediática electoral: el rabino recibe prensa, un cargo de diputado y el PRO gana cierta valoración positiva. La influencia de Bergman sobre las políticas del PRO no pasarán más que por la posibilidad de convencer a Ritondo en un bar sobre alguna medida y por el voto individual y solitario del que dispone el rabino. Ésta no es una sociedad que requiera explicaciones políticas. Distinto es el caso de la alianza entre Alfonsín y De Narváez, donde la relación de fuerzas hace que cada uno ceda rumbos políticos. Éstos son socios, para bien y para mal. Inevitablemente para juzgar hay que justipreciar los poderes en juego, no las personas. No es lo mismo quien colaboró con Videla en el '78 que la enfermera que colabora hoy cambiándole la chata en la cárcel. No es lo mismo acordar con el Menem de 1998, que con el de 2011: las condiciones impuestas y aceptadas serán sustancialmente diferentes.

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El significado de las alianzas no se analizan desde la moral, sino desde lo que producen en el

rumbo, en sus resultados politicos. Criticar a un presidente por lo realizado por el mas objetable de sus aliados es la practica que

luego critica a toda la clase politica por lo que hace el mas objetable de sus miembros.

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MAKnual al servicio de la oposición. Como hemos expresado antes, la erosión antipolítica no actúa exclusivamente sobre los funcionarios K. Es una lógica que se puede ver aplicada a todos, aunque su mayor dedicación sea por lo general al gobierno de turno. Incluso muchas criticas a la oposición que provienen de simpatizantes K utilizan argumentos de la antipolítica. Algunos ejemplos. "Macri no trabaja": Si fuese cierto que Macri se toma 300 dias de vacaciones y que el resto de los dias llega a las 11:30, no tendria ninguna importancia. Nadie puede darle importancia a un sueldo de mas o de menos. Lo importante es que realiza con su gestion, los lineamientos, los nombramientos, las alianzas politicas. Si fuese una hormiguita trabajadora y su gestion no tuviese resultados o los tuviese segun una orientación que nosotros creemos destructiva, no oficiaria de atenuante el esfuerzo y pasion que le diera al trabajo. Un representante no es un labriego o un operador de call center, no se lo mide por horas silla sino por resultados. "A Lilita no se le cumplen los vaticinios": Un politico no es un analista, ni un pronosticador. La critica politica a Lilita es que con su discurso mistico hizo humo su fuerza politica, destruyo a un monton de figuras que la secundaban. Si el resultado hubiese sido el contrario, podriamos burlarnos de los disparates que dice pero en terminos politicos habrian sido acertados. El objetivo de un politico es construir una fuerza opositora, que se sientan unidos tras un proyecto. Aunque ese proyecto sea esbozado de una manera liviana, por decirlo cortesmente. El error de Lilita es haberlo destruido. "Blumberg no es ingeniero": La clase social mas acomodada le entrega a un absoluto desconocido, sin ninguna pertenencia partidaria, todo su apoyo, un cheque politico en blanco, para que les dicte al detalle reformas legales a nuestros y alimenta todas sus ambiciones politícas hasta la voracidad. Pero en cuestión de segundos le retira todo, al hacerse público que no era ingeniero, como los periodistas solían llamarlo. El apoyo a Blumberg fue una oda a la improvisación y a la timba del voto, oda cantada por lo que Pino calificaria nuestros votos de mayor calidad. No importa que hoy exista una cuasi unanimidad en señalar que las modificaciones impulsadas por el fenómeno Blumberg fueron un mamarracho, pero eso no es mas que el resultado esperable cuando se hace todo como se hizo. Tampoco, a los efectos de este punto, es importante señalar los fundamentos de prejuicio detras de la perdida del titulo. Si descubrirlo miembro de las hitlerianas hubiese o no generado la misma reaccion, si la revelación que Axel se llamaba en

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realidad Pedro y no era rubio sino un morocho con tintura lo hubiese llevado o no al mismo lugar. Sin duda en toda reaccion hay una componente ideologica y esta no sería la excepción. Lo incomprensible, desde el punto de vista del analisis politico, es que le hayan sacado el apoyo de forma inmediata por un tema absolutamente intrascendente en lo politico. Que el ingeniero no fuese mas que un ingenioso o, si se quiere, que el no-ingeniero por coquetería intelectual no negara el titulo o prefijo que la costumbre le antepuso, de la misma forma que otro podria sacarse años, afirmar que conoce un idioma que apenas balbucea o inventarse un ancestro con titulo nobiliario, en que afecta los resultados politicos esperables de su gestion? En especial cuando no se esperaba de él la construcción de puentes o edificios. De haber sido ingeniero las reformas que él impulsó habrian sido menos disparatadas? Habria sido un mejor político? Interpretaría mejor las necesidades de sus representados, habría construido alianzas con mas sabiduría, por haber cursado hace 40 años unas 30 materias en alguna facultad de ingenieria del mundo? Blumberg fue el boton de muestra de lo que se buscaba instalar despues del promocionado "Que se vayan todos". El por suerte nunca instalado "Que venga cualquiera". "Moyano se une a Momo Benegas. Muestra su cara". Sobrevivir es el primer mandamiento de alquien que pretende representar ciertos intereses de un sector de la ciudadania. Uno puede criticarle a Moyano unirse a Momo si cree que tiene mejores opciones, que puede subirse a otro barco de mayor tamaño donde tenga alguna participación en el rumbo. Si creemos que Moyano hace mal en aliarse a Momo y, en cambio, le sugerimos que se vuelva a su casa a cultivar zanahorias, es mas la expresión de un deseo que una critica. Moyano construye con lo único que queda fuera del transatlantico del FPV, que son todos pequeños botes sin mayor trascendencia mas o menos impresentables, en especial para quienes simpatizamos del FPV. "Macri dijo que no iba a subir los impuestos y los subió". La promesa electoral de un candidato no es el estricto cumplimiento a pie juntillas de sus propuestas. Así como a veces cumplirlas defrauda, otras veces un elegido puede no cumplir el texto de su plataforma y honrar su promesa. Por supuesto, defraudar u honrar dependerá de los resultados que se obtengan. El arte de saber como honrar y no defraudar es esencia del liderazgo politico. Si Macri decía que iba a subir los impuestos eso dañaria su imagen en la campaña. Pero sus votantes, aunque todos prefieran gastar menos y obtener lo mismo, no lo eligieron a él por ser la mas "economica" de las gestiones sino por otros resultados esperables. Si aumenta impuestos y logra mayor seguridad, mayor oposición al

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desenfreno kirchnerista a nivel nacional, mantener la paz mediatica en la que los funcionarios no discuten con periodistas ni conductores, etc... su electorado sabrá disculpar el aumento. El impositivo es un dilema en toda elección. A los ciudadanos nos disgustan los aumentos de impuestos pero por lo general las ciudadanias del mundo aprecian mas sus estados en paises donde estos gastan mayores % de sus PBIs. Hay una relacion virtuosa en terminos de resultados aunque negativa en terminos de percepcion electoral. Un candidato debe elegir entre ser honesto al sostener que los aumentara y nunca ganar, honesto al no aumentarlos al asumir y arriesgarse a ser echado por no entregar los resultados infinitos que de su gestion se espera, o ser un "deshonesto exitoso" que miente en la campaña pero luego aumenta para disponer de los recursos necesarios para resolver las demandas. Eleccion moralmente dificil, pero politicamente sencilla. Ninguna de estas "defensas al opositor" debe considerarse como un impedimento al uso de argumentos no políticos para chicanear, ningunear o refutar a quien sea en una discusión. Así como a veces un dato menor afecta al gobierno que apoyamos, otras un dato sin importancia afecta a un opositor, no renunciemos a utilizarlo. Solo que cuando estemos en situación de analisis político entendamos que son chicanas, que no son razones politicas fundamentables. No nos creamos que Macri es un vago o que eso tiene alguna importancia, digamoslo cuantas veces querramos, pero no lo creamos. Donemos a la militancia nuestro tiempo, nuestra accion, no nuestro intelecto.

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PALABRAS FINALES Con frecuencia en la MAK nos preguntamos porqué la democracia sigue gozando de prestigio. En democracia vale lo mismo un burro que un gran profesor, lo mismo un ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador. ¿Por qué en un país (¿en un mundo?) donde la antipolítica ha sido sembrada con tanto éxito, no se ha logrado socavar el prestigio de la democracia? ¿No sería más fácil defender una aristocracia, cuyos gobernantes se han preparado desde la infancia para ocupar el puesto y lo haran para toda la vida? ¿Gobernantes entrenados para emprender políticas de largo plazo sin los vayvenes electorales, que no tienen que rebajarse a pronunciar promesas demagógicas? Mientras nos lo seguimos preguntando, escribimos este manual. La militancia pasiva se ejerce en las cenas de amigos, en la cola de la verdulería, en el colegio, en la oficina de Aberel, en otras oficinas. Hay que saber detectar los “momentos de opinión” que surgen inesperadamente, y que nos permiten mechar un comentario capaz de sugerir la existencia de otras opiniónes tan humanas como las más difundidas. No hace falta ganar el debate. Basta con instalar la idea de que las interpretaciones difundidas como verdades únicas y reveladas son apenas una opinión entre otras y que cada uno tiene el derecho (y hasta la obligación) de construir la propia. Creemos que tolerancia es hija de la incertidumbre, por eso fomentamos la incertidumbre como antídoto. Tolerancia es poder decir con seguridad de jacobino "Todos los elefantes son grises", estar seguro de ello y aceptar que eso podria no ser así. Deberíamos poder estar seguros de ciertas cosas, que no nos quepan dudas, que las sostengamos como verdades absolutas, actuemos como si lo fueran pero sin por eso dejar de entender que la realidad podría ser otra. Recordar que la realidad es incierta es mantener una luz roja siempre encendida que nos disuadirá cada vez que vayamos a romper algo irrecuperable basados en nuestras convicciones. La certeza de Abraham es solo un valor en la biblia, en la realidad es peligrosa. Y por lo general, los Abraham de carne y hueso suelen tener certezas por las cuales entregarian la vida de un hijo, pero la del hijo del vecino. Pareciera que en el siglo XXI se escuchan mas facilmente las voces que invitan a sacrificar al otro. El objetivo no es asegurar, sino “des-asegurar”. Dejar claro que la política es materia opinable, donde todos (inclusive pusilánimes como nosotros) tenemos derecho a opinar, obligación de opinar y que nuestra opinión, para sorpresa nuestra en cada elección vale lo mismo que la de Mariano Grondona.

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Existen frases gatillo que deberían activar nuestra respuesta militante.

“Sólo saben robar”. “Nos tienen acostumbrados a esto”. “No trabaja el que no quiere”. “Fomentan la cultura del no trabajo”.

Algunas son francamente ofensivas y sólo se toleran porque la repetición las ha naturalizado. Es un deber no sólo de militante, sino de ciudadano, impedir que se instalen, se naturalicen, sin al menos requerir una argumentación. “En este país no trabaja el que no quiere” reduce a todos los desempleados a la condición de larvas sin voluntad de progresar. El sujeto activo de la desocupación es el desocupado, no es la política macro, las grandes decisiones de invertir o no en un país, no es tampoco la historia padecida por cada uno, sino que es la propia falta de voluntad del desempleado. Ante este comentario, debemos mencionar el caso de una tía o un amigo que busca trabajo y no consigue. Personalizar al sujeto del prejuicio. Como muchos antisemitas que reconocen que ¨ese judio es distinto¨ cuando le ponemos cara a su prejuicio, muchos de los que sostienen estas frases filo-nazis aceptaran sin reformular su frase, que ¨ese desocupado es un caso diferente¨. “Con la AUH van a parir como conejos” pareciera indicar que una madre pobre tiene hijos por plata. Además de cruel, es idiota: ¿cuánto le puede sobrar de los 200 pesos que recibe después de pagar alimentos y cuidados mínimos? Si no lo alimenta, perdería su gallina de los huevos de oro. “Con los planes, ya nadie quiere trabajar” sugiere que todo padre desempleado no desea progresar y renuncia voluntariamente a brindarles a los suyos una mejor calidad de vida, . Sin embargo, llueven postulantes cuando aparece publicado un aviso de empleo digno, con sueldo en blanco. La desocupación baja, lo que implica que muchos de los tenedores de planes toman la decision de trabajar. La vigencia de planes ayuda a proteger a los adultos del trabajo esclavo. La frase dice en realidad ¨Con los planes, ya nadie puede esclavizar¨ y por eso protestan. “Los piqueteros ni saben porqué paran” sugiere que los marginales y olvidados paran días a la intemperie per codere. Sólo quienes reclaman por el corralito o por la soja saben porqué lo hacen. Quienes caminan al lado de Blumberg entienden por qué lo hacen, quienes siguen a D´Elia son manipulados por un pancho y una coca.

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“No tiene porqué robar” (en referencia a un rico) plantea alegremente que el delito es monopolio de las personas con bajos recursos. Se trata de otra estupidez de prejuicioso e ignorante ya que la historia está plagada de estafadores que eran ricos antes de su último atraco. Si el robo fuese potestad exclusiva de los mas pobres, seria una gran via de igualación. Por desgracia, no lo es. Nuestro objetivo es romper la idea de que “todos somos antiK”o que “todo serio es antiK”. Ésta es la batalla.

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REFERENCIA RÁPIDA Diez logros

Anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto final. Reinicio de los juicios a los genocidas. Renegociación de la deuda externa. Renovacion de la Corte Suprema. Negativa a reprimir reclamos sociales. Recuperación de los fondos de las AFJPs para la ANSES y de su política de

inversión. Convocatoria a paritarias. Asignación Universal por Hijo. Disminución de la desocupación del 23% al 8%. Matrimonio igualitario. Ley de Medios.

Diez respuestas frecuentes

“Todo es un escándalo intolerable” Prioricemos los temas y discutamos qué gobierno creemos menos escandaloso.

¿Qué hizo la CGT por sus agremiados? Ésta es la pregunta política. ¿Flexibilizó o incorporó? ¿Aumentó salarios? ¿Mejoró las condiciones de trabajo? Un buen sindicalista no busca caerles simpático a los empresarios.

Discutir el INDEC exige discutir intereses, no formas. Hay mucho dinero detrás de una u otra forma de medición. La transparencia del INDEC antes de la intervención K era un tema que no interesaba a los medios. ¿Por qué ahora sí?

Muchos logros K son políticos, no requirieron de mayor caja. Si alguien sostiene que cualquier lo haría mejor, que empiece por aceptar que lo que ocurre es bueno.

Si todo lo hacen para coimear, ¿por qué no trabajan para las corporaciones y los ricos? ¿O las corporaciones en Argentina son cuáqueros que rechazan coimear?

Schoklender, Jaime, Pedraza, Zanola y Macri son novedades en Argentina, personas poderosas que la Justicia investiga e incluso procesa (también separa de sus funciones con la excepción de Macri. Esto no tiene precedentes en nuestro país.

¿Por qué la realidad del mercado mediático sólo generaba productos que rechazaban la visión política de un gobierno mayoritario? ¿No debería ser

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natural que gran parte de los medios represente esta mirada en tanto representa a la gente que la vota? ¿O acaso una mano invisible fuerza la falta de representación y la sobrerrepresentación de la oposición?

Las dictaduras pegan, someten, silencian, matan. Si los K desean (pero no consiguen) pegar, someter, silenciar, matar, habrá que acusarlos de incompetentes, no de dictadores. ¿Cómo puede ser que, con tanto poder y tanta Kaja, no logran concretar estos objetivos?

No quieren planes sin contraprestación. No quieren ñoquis en un trabajo innecesario. No quieren empresas en manos del Estado (única forma de generar trabajo real). Entonces no quieren ni planes, ni contraprestación, ni amparo.

Si el Estado banca al Teatro Colón para pocos, el golf municipal para todos, las plazas, las playas, muchos espectáculos, ¿por qué no puede bancar el fútbol, entretenimiento para las mayorías y agente de muchísima pasión?

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 ÍNDICE  LISTA DE HITOS K ......................................................................................................... 9  

Políticos ..................................................................................................................................... 9  Ampliación de derechos ....................................................................................................... 10  Económicos ............................................................................................................................ 11  Legislativos .............................................................................................................................. 11  Internacionales ....................................................................................................................... 12  De todo un poco .................................................................................................................... 12  

PREGUNTAS FRECUENTES (o FAKs) ................................................................... 73  

"¡Es un escándalo!" (Las nimiedades trascendentes) ........................................................ 73  "Y entonces, porqué los apoyas?" (Los detalles contundentes) ..................................... 77  "Se pelean con todos". (O como acabar con los corruptos, los delincuentes, los estafadores, los vendepatrias, los sometedores, los genocidas, pero sin enojarse con nadie) ................................................................................................................................ 77  “No hay Plan” (El exito sin plan, la magia K). .................................................................. 79  "No les creo nada". (La sospecha, esa verdad irrefutable). ............................................. 80  “Es puro viento de Cola”. (Cualquier contratiempo es por el piloto, los aciertos son del viento). ....................................................................................................................... 83  "Riesgo Pais" (El miedo pais) .............................................................................................. 85  "Las malas señales". (El buen resultado de una mala señal) ........................................... 85  "Falta seguridad jurídica". (Falta seguridad juridica porque faltan negocios) ............... 87  "Tu pasado te condena" (Sin pecado concebido) ............................................................. 88  "Curriculum Vitae ¡hundido!" (En busca del pecado original) ....................................... 89  "Dictadura K" (Una dictadura asintomática) ..................................................................... 90  "Sontodoschorrosson!" (La coimadependencia del analisis politico) ............................ 91  "Estan siempre en campaña" (Que se ocupen de mi, sin mirarme a mi) ...................... 92  “Las leyes buenas, son robadas” (Un buen gobierno sin propiedad intelectual) ......... 93  "DDHH para fines electorales" (los K no son derechos ni humanos) ......................... 93  Caso Clarín: “Una pelea entre socios: ayer amigos, hoy enemigos” (La exigencia de cambiar de aliados sin cambiar de aliados) ................................................................... 94  El caso Noble: ¿Viste que eran inocentes? (El único cargo era el de no aportar su ADN como testimonio) ................................................................................................... 96  "Son impresentables". (Claro que no es ella, ni tampoco es ningún otro). ................... 96  “Un sindicalismo matón” (Por un sindicalismo eficaz pero vegano) ............................ 97  "Controlan con la pauta". (La pauta justa de darle mas al que mas tiene) .................. 100  678: "intrascendente e intolerable" (Como muchos lo apoyan y muchos lo detestan hay que cerrarlo y volver al Canal 7 del potus y el locutor que a nadie importa). ................................................................................................................................ 102  “Los Planes Descansar” (Con estos planes ya no aceptan nuestros sueldos) ............ 103  "Subsidios K a los ricos" (Ni subsidios, ni tarifazos. Magia!) ....................................... 104  "El desastre del INDEK" (No hay ganadores ni perdedores detras de las estadisticas). .......................................................................................................................... 106  

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“Fútbol para Todos, un pésimo negocio” (Para TyC) ................................................... 111  “Schoklender se roba la guita de nuestros abuelos” (Si no hay investigacion ni culpables sospechamos que existe impunidad, si los hay confirmamos que existe impunidad). ........................................................................................................................... 112  “Crecen las villas. ¡Hay más pobreza! ” (Si crecen, la vista desde mi casa está peor) ....................................................................................................................................... 113  "Lo dice el instituto Pendorcho" (Los artilugios de la crítica) ...................................... 114  “A ver si tenés respuesta para ésta también” (Penales de crítica) ................................ 115  "No aceptas ni la mas minima critica" (La critica preventiva) ...................................... 115  "Critica amnésica" (Haciendo Memoria) .......................................................................... 117  "Esto colapsa" (Apocalipsis esquivo) ............................................................................... 118  “La Argentina aislada, caída del mundo” (Adonde caímos se parece mucho al mundo del que creíamos caernos) ..................................................................................... 121  "Le pagan al Fondo taca-taca" (Qué partido político hace campaña hoy planteando reendeudarse con el Fondo?) ........................................................................ 122  "No somos serios" (Países serios: esos otros países) ..................................................... 123  "No aprendemos mas" (Xenofilia, una nueva enfermedad) ......................................... 124  "Un estadista" (Estadista, siempre el otro. Cualquier otro) .......................................... 125  "Aliados de Menem, ¡nada menos!" (Si se alían son cómplices, sino son autoritarios que no construyen consensos) ...................................................................... 126  

CONCEPTOS ................................................................................................................... 13  

VIRTUD ................................................................................................................................. 13  POLÍTICA o MORAL ......................................................................................................... 15  EL PODER ............................................................................................................................ 17  CONSENSO y MAYORÍA ................................................................................................. 17  CONFLICTIVIDAD e INVISIBILIDAD ....................................................................... 18  DEMOS Vs PLUTOS (Democracia o Plutocracia) ......................................................... 20  SEDUCCION PLUTOCRATICA ..................................................................................... 21  INSTITUCIONES y DEMOCRACIA ............................................................................. 22  ONGs (Esa Agua Bendita) ................................................................................................... 23  BENEFICENCIA Y POLÍTICA ....................................................................................... 24  POLÍTICAS A LARGO PLAZO ...................................................................................... 25  HONESTISMO ..................................................................................................................... 26  INTENCIONALISMO ....................................................................................................... 27  CERCANISMO ..................................................................................................................... 27  ANECDOTISMO ................................................................................................................. 28  AUTORITARISMO ............................................................................................................. 29  INTOLERANCIA ................................................................................................................ 30  LA VIOLENCIA DEMOCRÁTICA ................................................................................ 30  CORRUPCIÓN y COIMAS ............................................................................................... 31  CRIMEN Y CLASE .............................................................................................................. 35  FLOTACIÓN, RUMBO y RITMO ................................................................................... 36  DISCRECIONALIDAD ..................................................................................................... 37  

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QUÉ DEBEMOS PEDIRLE A UN POLITICO, Y QUÉ NO .................................. 37  RETRIBUCIÓN JUSTA ...................................................................................................... 39  CLIENTELISMO ................................................................................................................. 40  POPULISMO MALSANAMENTE HUMANO ............................................................ 41  ¿QUÉ DEBERÍAMOS ESPERAR DE UNA OPOSICION ELECTORAL? ......... 41  

¿Es buena La Alternancia? ......................................................................................................... 42  EL IMAGINARIO ............................................................................................................... 43  VISIONES. La Cínica y la Candorosa. .............................................................................. 44  OPINIÓN .............................................................................................................................. 44  FORMACIÓN DE OPINIÓN .......................................................................................... 46  OPINIÓN CERTERA. (El perfecto mediador?). ........................................................... 47  EL PSICO-PHOTOSHOP ................................................................................................. 49  DIVERSIDAD ...................................................................................................................... 49  OPINION MILITANTE .................................................................................................... 51  OPINION INDEPENDIENTE ....................................................................................... 51  OPINION NEUTRAL ........................................................................................................ 52  AMORTIGUACIÓN DEMOCRÁTICA ......................................................................... 53  ACCIÓN DIRECTA ............................................................................................................ 54  PRÉDICA y LOBBY ............................................................................................................ 57  VARIABLES INTERMEDIAS o FINALES. .................................................................. 59  MERCADO y COMPETENCIA PERFECTA ............................................................... 59  COMPETENCIA y REGULACIÓN ............................................................................... 60  HAY PERSONAS Y PERSONAS .................................................................................... 62  GRAN LICITACIÓN .......................................................................................................... 62  DERECHOS EN PUGNA Y CONVOCATORIA DE ACREEDORES ................ 63  ¿ALGUNAS IDEAS CON VALORACIÓN POSITIVA INMERECIDA? ............. 65  

Cultura del esfuerzo: ................................................................................................................... 66  Meritocracia: ¿la ayuda de los amigos?, ¿la herencia? ............................................................. 67  Igualdad de oportunidades y equidad: ..................................................................................... 67  “Ningún extremo es bueno”: .................................................................................................... 68  "Los personalismos son malos": ............................................................................................... 69  “Quien no aportó, no retira”: .................................................................................................... 69  "Emparejar para arriba":. ........................................................................................................... 69  "El fin no justifica los medios": ................................................................................................ 70  "Seteris Paribus": ......................................................................................................................... 71  "Capitalistas Apalancados o Vendidos?" ................................................................................. 71  "Crecimiento y calidad de vida": ............................................................................................... 72  

MAKnual al servicio de la oposición. ........................................................................... 128  

"Macri no trabaja": ............................................................................................................... 128  "A Lilita no se le cumplen los vaticinios": ....................................................................... 128  "Blumberg no es ingeniero": .............................................................................................. 128  "Moyano se une a Momo Benegas. Muestra su cara". ................................................... 129  "Macri dijo que no iba a subir los impuestos y los subió". ............................................ 129  

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PALABRAS FINALES .................................................................................................. 131   REFERENCIA RÁPIDA .............................................................................................. 134