Maldonado Desde Solis a Jose Ignacio

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DEPARTAMENTO DE MALDONADO

Ubicación: entre los 34 y 35 grados de latitud sur, al sureste de la República, limita al sur con el Río de la Plata y el Océano Atlántico, al oeste con Canelones, al norte y noroeste con Lavalleja, al este con Rocha.

Superficie: 4.750 Km2

Límites: al sur con el Río de la Plata, oeste con Canelones, norte y noroeste con Lavalleja, este con Rocha.

Clima: temperatura media de 22 grados en verano y 14 grados en invierno.

Geografía: el territorio uruguayo se conforma por el basamento cristalino de la era primaria, es decir, plegamientos y fracturas que dieron lugar a sistemas montañosos con rocas metamórficas (talco, piedra laja, mármol), que después con la erosión se generan rocas sedimentarias (areniscas, cantos rodados, grava, arena). Es una penillanura (formas desgastadas de poca altura, ondulado), presenta dos cuchillas, la de Haedo y la Grande (el Cerro Catedral es el más alto de 513,66m). Presenta 700 km de costa sobre el Río de la Plata y el Océano Atlántico, corresponden 100 km a la costa del departamento de Maldonado.

Población: 140.192 habitantes (censo 2004)

Capital: San Fernando de Maldonado ( habitantes). Otras ciudades: Piriápolis ( habitantes); Punta del Este ( habitantes)

Eventos: 5/1- Corrida de San Fernando.6/1- Actividades deportivas en Piriápolis.8/1- Travesía atlética sobre San Antonio. Corrida de ascenso y descenso del Cerro San Antonio en Piriápolis.1- Carrera de Mozos (competencia) en Piriápolis.1- Reina de Punta del Este.1- Reina de la Juventud en Piriápolis. 13/2- Elección de la Reina de Carnaval Infantil en Piriápolis.14/2- Corso infantil y de adultos en Piriápolis. Concurso de carruajes y baile en la calle Armenia. 20/2- Travesía de las costas. Corrida desde Bellavista a Piriápolis.26/2- Ascensión del Cerro Pan de Azucar.2- Travesía puerto a playa: competencia de natación para adultos en Piriápolis. 2- Minitravesía. Competencia de natación para niños en Piriápolis.8/12- Día de la Virgen de los Pescadores en Piriápolis.12- Jornadas Carolinas en San Carlos.

Escudo: En 1803 el rey Carlos IV dota a la ciudad de un escudo: una ballena surcando el mar embravecido, por las ballenas que antiguamente visitaban sus costas, como lo hacen actualmente aunque en un número muy inferior; una fortaleza que recuerda el objetivo militar cuando en 1750 el gobernador de Montevideo, Joaquín de Viana, mandó fundar el pueblo de Maldonado; un ancla que habla de sus primeros colonos, puertos, barcos que llegaban del Viejo Mundo.

Historia: El origen de su nombre se remonta al año 1530, cuando regresa a España el navegante Sebastián Gaboto, quedando en la bahía el Teniente Alguacil de la nave capitana Santa María del Espinar, Francisco Maldonado. España y Portugal rivalizaron por su posesión y por el Tratado de Permuta de 1750, aquella vio seriamente comprometido el punto: la línea fronteriza prácticamente bordeaba y cercaba el puerto de Maldonado. Con visión sagaz, José Joaquín de Viana, Gobernador de Montevideo, captó el peligro y le hizo pensar en la urgencia de su ocupación efectiva fundando una población. Solicitó al efecto autorización al Rey quien guardó silencio por razones de política internacional. La urgencia del momento histórico no admitía dilaciones y pese al silencio del Rey, dio comienzo al poblamiento de Maldonado, trayendo por agosto de 1755 trece primitivos pobladores, a quienes repartió tierras, ganado y útiles de labranza, en las cercanías de Portezuelo. Volvió en el 1757 para afincarse civil y militarmente en la actual bahía y posteriormente en la Isla de Gorriti. Hacer un segundo reparto, y traza la planta urbana en el lugar que hoy la conocemos. Por ley del 27 de agosto de 1828 se creó el departamento de Maldonado, estando incluidas en su jurisdicción las actuales tierras de Rocha y gran parte de Lavalleja. En 1837 durante el gobierno de Manuel Oribe, se crea el

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Departamento de Minas, al que se le cambió el nombre, años más tarde por el de Lavalleja. En 1880 se crea el Departamento de Rocha con tierras pertenecientes hasta entonces al de Maldonado.

BALNEARIO SOLIS

En 1897 los hermanos Antonio y Ramón Barreira, inmigrantes españoles, compraron una fracción de campo con sierra, río y costa al mar en el departamento de Maldonado.

En 1912 decididos a crear un centro turístico y forestal, los Barreira fueron vendiendo tierras y fundaron, con otros inversionistas, la sociedad anónima Cía. Parque Balneario Solís.

En 1916 Miguel Jaureguiberry, a cargo del estudio forestal para el diseño del parque balneario, se comprometió a plantar más de 200 mil árboles y a realizar una cancha de golf y una de tenis.

En 1931 la Compañía resuelve el diseño del balneario. Se prevén clubes de remo y yachting, parques de diversiones, cancha de polo, stand de tiro, campo de aviación y hoteles de lujo.

Arroyo Solís GrandeSeñala el límite del departamento de Canelones con el de Maldonado, y el km 93 de la Ruta Interbalnearia. Aquí se debe pagar peaje a la empresa Consorcio del Este, que tiene la adjudicación del cobro de peaje por un tiempo y a cambio debe construir la doble vía de la ruta interbalnearia. En desembocadura del arroyo se elevan barrancas escarpadas, zonas habitadas antaño por poblaciones indígenas. Presenta pequeños muelles que sirven de embarcadero a lanchas y barcos, algunos particulares, otros pertenecientes a distintos clubes. Es ideal para windsurf o esquí acuático.

Hotel SolísSobre la ruta Interbalnearia, frente al Parador Los Cardos. Fue diseñado en 1898 por el arquitecto Emilio Boix como casco de la estancia Santa Rosa. Desde 1914 se convirtió en hotel, ícono de la zona por la elegancia de su decoración y el estilo de vida de sus huéspedes. Los huéspedes eran en su mayoría ingleses: banqueros, empresarios de la compañía de Aguas Corrientes, de frigoríficos, del Banco de Londres y de compañías navieras. Tenía una cancha de golf que en 1940 se la consideraba una de las mejores de América del Sur.

Parador Los CardosEn 1936. El ansiado descanso al bajar las sierras era pasar por Los Cardos a tomar un refresco. El alemán Juan Kenzelman lo convirtió en salón de té. Su cocina tuvo fama de magistral. Hotel AlciónEn Av. Barreira y Rambla. Data de 1939. Para su inauguración se imprimieron folletos que invitaban a visitar Solís. La mantelería fue traída de las galerías Lafayette de París y la cristalería era Baccarat. Hoy es la colonia de Vacaciones de Sindicato Médico del Uruguay (SMU. Tiene camping, hotel, cafetería, restaurante, provicentro, piscina abierta y cerrada, canchas de tennis, parque infantil, etc. Reservas por el tel: 410511. Funcionamiento diciembre a marzo.

Hotel ChajáDe 1935, hotel, restaurante, club social, y almacén. Proyección de películas y bailes de carnaval.

BALNEARIO BELLA VISTA

El arroyo Espinas, límite natural con el balneario Solís, tiene una pequeña represa construida con las piedras de la tapera de la casa de campo del general Gervasio Miguel Burgueño (1814-1900), al oeste del Hotel Solís. Burgueño era el propietario de las canteras de cal y mármol y de los terrenos sobre los que se asienta Solís. Primeras casas eran ranchos de terrón. Gregorio Aznárez, empresario azucarero, adquirió estos campos en 1939 y se convirtió en el principal promotor del crecimiento del balneario. Playa entre zona arenosa, rocosa y de cantos rodados. Se realizan torneos de pesca. En invierno pejerreyes y en verano corvinas.

BALNEARIO LAS FLORES

En este balneario encontramos dos buenos camping. El Quijote, Ruta 10 km. 90. Privado. Cabañas, parcelas con luz, provicentro, restaurante, etc. Reservas por el tel:907648. Funcionamiento anual. Y El Eden, Ruta 10 km.

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89.5. Privado. Parcelas con luz, provicentro, cafetería, restaurante, etc. Reservas por el tel:3504. Funcionamiento anual.

Castillo Pitamiglio

En el balneario Las Flores, por la ruta 71, se encuentra el castillo de Pittamiglio, con símbolos alquimistas. Desde allí por la ruta 73 se puede accider al castillo de Piria en la ruta 37. Ambos castillos más la casa de Lorenzo Piria forman un triángulo, símbolo alquimista. Pittamiglio edificó dos castillos, éste de Las Flores, y el de Montevideo en Trouville. Humberto Ponciano Pittamiglio Bonifacio nació en Montevideo, el 23 de noviembre de 1887. Sus padres Juan Domingo Pittamiglio, un humilde reparador de calzado, y Julia Bonifacio, se establecen en Montevideo a fines del 1800. De esa unión nacieron cuatro hijos y dos hijas. El 3 de diciembre de 1918, Humberto Pittamiglio recibe el título de Arquitecto e Ingeniero, expedido por la Facultad de Matemáticas y Ramas Anexas. Entre el 10 de marzo de 1915 y el 30 de diciembre de 1916, ocupó el cargo de Edil de la Junta Económica. De su gestión quedó un libro titulado "Estudio sobre la iluminación de Montevideo" y constancia en Actas de la Junta Económico Administrativa de Montevideo. Entre las acciones destacables podemos citar el cambio de nombre de la calle José Artigas por 26 de Marzo, el cambio de nombre de la calle Caiguá por el de Eduardo Acevedo, y fue Pittamiglio quien propuso cortar la Plaza Cagancha siguiendo la línea de 18 de Julio y dejando la estatua dentro de semi-círculo central. En 1919, el Consejo Nacional nombra a Humberto Pittamiglio para ocupar el cargo de Ministro Interino de Obras Públicas. Presentó, por los años 20, ante el Consejo Nacional de Administración, un proyecto para la construcción de viviendas económicas en la zona de la Unión. Fue además socio del Ingeniero Adolfo Shaw, en una de las empresas constructoras más importantes de la época en nuestro país (Adolfo Shaw S.A.). Dicha empresa intervino en obras como el Hospital de Clínicas, Instituto Alfredo Vázquez Acevedo, Palacio Municipal, Facultad de Agronomía, entre otras. Humberto (con H) fallece el 28 de setiembre de 1966, soltero y sin hijos, víctima de una Bronconeumonía.

BALNEARIO PLAYA VERDE

Cruzando el Arroyo Tarariras, que es el límite con Las Flores. El agua es siempre verde, de ahí el nombre. Mar y sierra. Pesquero natural (pejerreyes y corvinas). Buceo y caza submarina. Casas muy antiguas y otras muy modernas. El Club Playa Verde es el centro de actividades del balneario.Debe su nombre a una revolución de los hermanos Lamas en 1897 que desembarcaron en la Playa Verde del puerto de Juan Lacaze, en Colonia. Entre 1879 y 1904 se asentaron en la Playa de los Burros (Piriápolis cerca del Cerro de los Burros, hoy Cerro de la Virgen) pero los vecinos colorados quemaron los ranchos. Casi enseguida comenzaron la construcción, unas cuadras más al Este, del llamado Castillo de los Lamas, de idéntico estilo y porte a una de las casas de la familia Piria, hoy Hotel Colón de Piriápolis. Seguramente en homenaje al desembarco de 1897 denominaron Playa Verde al lugar.

BALNEARIO PLAYA HERMOSA

Se encuentra el Cerro de los Burros o también llamado de la Virgen. Se accede desde la ruta 10, a la altura de la capillita amarilla de la Virgen de los Milagros. Una parte del ascenso se puede hacer en auto, pero es recomendable terminarlo a pie, pues la vista es muy atractiva.

BALNEARIO PLAYA GRANDE

Se encuenta entre Playa Hermosa y Piriápolis. Tiene el hotel Playa Grande.

CIUDAD BALNEARIO PIRIAPOLIS

Partiendo del Argentino Hotel por la rambla hasta Av. Artigas

Ciudad balnearia con perfil serrano. Gran complejo turístico forjado por Francisco Piria, quién compró a los descendientes de Leonardo Olivera, prócer de la independencia a quién se llamó "Señor del Este", las 2700 cuadras desde el Pan de Azúcar hasta el mar.

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Piria nace en Montevideo el 21 de agosto en 1847 en la calle Treinta y Tres entre Cerrito y Piedras. Hijo legítimo de Lorenzo Piria y de Serafina Grossi, padres genoveses. Su abuelo José Piria comandó la fragata llamada "Concepción" que hacía viajes al Río de la Plata a partir de 1810. Su padre, fiel a la tradición familiar hizo reiterados viajes a Montevideo en la nave "Francisco José" hasta que se radicó definitivamente en Montevideo. Un tío paterno, Juan, monje jesuíta, se los llevó a Italia para encargarse de su educación.

En 1867 regresa a Montevideo e instala una tienda en el Mercado Viejo. En 1870 la tienda es destruida por un incendio. Reabre su local en 18 de julio y Andes, y se lanza a vender ropa de confección. La situación de permanente guerra de guerrillas entre blancos y colorados era definida por Piria como una conyuntura del Remington (fusil), entonces reparte volantes que anunciaban que mañana en tal dirección “cada oriental fuese a buscar su Remington”, que eran unos sacones o levitones. Se casa con la criolla Magdalena Rodine Crosa con la cual tiene cuatro hijos: Adela, Francisco, Lorenzo y Arturo. Junto a ella está sepultado en el cementerio del Buceo en Montevideo, en una tumba lacrada (para que nadie pueda abrirla), en cuya puerta reza “yo y ella”.

En 1873 funda "La Industrial" y se dedica a la venta de solares a plazos, vendiendo más del 50% de la ciudad de Montevideo (setenta barrios). Para cada remate hacía una propaganda con volantes, donde aparecía el nuevo fraccionamiento, hora de salida del tren, menú que se ofrecía, entretenimientos y demás detalles que pudieron servir para atraer a la gente. Se convierte en un rico rematador, que viajaba periódicamente a Europa (hizo 22 viajes). Para atraer a los compradores organizaba fiestas en los lugares a vender, con comida, bebida, carreras de sortijas, palo enjabonado, carreras de embolsados, sonidos de tambor, cañitas voladoras, etc.

En 1890, a los 45 años Piria compra 2.700 cuadras desde el Cerro Pan de Azúcar al mar, que pertenecían a los herederos de Leonardo Olivera, pues formaban parte de la gran estancia que poseyó este militar de la independencia. Planta árboles de distintas especies procurando contener los médanos. Era una época de fuerte especulación. Entonces vende todos los terrenos a Reus (al alza) en 700.000 pesos oro. Se va a Europa y a su regreso en 1891 (crisis del 90) reinicia sus actividades comprando a la baja. Así establece en Piriápolis el Establecimiento Agronómico: cultivos de vid, tabaco, castaños, olivos, forestación, minería (granito). Dos frases de Piria: “enamórate de lo que haces”, “nada es imposible”.

Después de veinte años de viudo, en 1894 se casa con la yugoslava María Emilia Franz en Pan de Azúcar; la había conocido en uno de sus viajes a Europa.

“(…) Piriápolis está repleta de símbolos alquímicos, dejados por su creador. De hecho, el nombre que iba a tener en un principio la ciudad era Heliópolis (ciudad del sol), que de acuerdo a la mitología utilizada en alquimia, es el lugar donde renace el ave fénix. Jorge Floriano afirma, que con el mismo método que Fulcanelli empleó en sus libros, logró "leer" en Piriápolis los símbolos alquímicos. Estos son ostensibles en el castillo de Piria, la Iglesia, las estatuas, las fuentes, la forma física del Argentino Hotel y las ilustraciones de los vitrales. Incluso una foto aérea revela que uniendo con una línea los puntos donde se encuentran los principales símbolos, se aprecia una reproducción de la constelación de Acuario. La documentación me ha parecido de lo más convincente. El señor Julio C. Stelardo afirma que Heliópolis es además el nombre de "un grupo muy discreto y universal de alquimistas", que ha albergado tanto a laicos como religiosos. Por esta fraternidad- afirma -habrían pasado gente como "Champegne, Swaller, Dujols, Fulcanelli, Eugene Canseillet y Don Francisco Piria." (en DOBRININ, Pablo. “Francisco Piria y "El Socialismo Triunfante. Lo que será mi País dentro de 200 años".”)

La Alquimia es una disciplina filosófica que intenta buscar un equilibrio entre lo físico y lo mental a través de la combinación de elementos de la química, la metalurgia, el espiritualismo y el arte. La palabra Alquimia deriva en principio del árabe Algemia, y al mismo tiempo proviene del egipcio antiguo Al kem (tierra negra). Estas tierras, en estado de semiputrefacción, tenían la particularidad de permitir que en ellas creciera una flor hermosa de aspecto y aroma: el loto. Dicha tierra se llamó también Kem-Ra (tierra del Sol). Hoy la Alquimia es la transmutación de los elementos, como llegar al oro, como llegar al cristal (las sustancias más importantes desde el punto de vista alquímico sobre todo en la Alquimia medieval).

El origen de la alquimia se remonta a China, en donde entre el siglo VI y VII a.c. se documentan los primeros descubrimientos alquímicos de la historia. Esta también se desarrolló en la misma época en Babilonia y Asiría, a manos de los magos del medio oriente. En ambos casos se toma como fundamento de la ciencia alquimista los avances en el campo de la metalurgia. La búsqueda de los primeros alquimistas tenía por objetivo encontrar el oro líquido y potable que tomado por los guerreros antes del combate, les daría una capacidad superior a la de sus enemigos. Se decía que el máximo logro del alquimista era precisamente lograr un elixir que le diera vida

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eterna.

Cuando hablamos de Alquimia nos referimos por lo general a la Alquimia medieval, recordando las escuelas esotéricas, la piedra filosofal, la búsqueda del oro, siendo esto tan solo una pequeña parte de lo que en realidad significa la Alquimia, porque la Alquimia es mucho más antigua. Es así que tenemos una Alquimia china, taoista, una Alquimia hindú, incluso una Alquimia semita, hebrea. La Alquimia que nosotros más conocemos, la medieval, es bastante más reciente. La Alquimia antigua transmitía, no solamente la búsqueda del oro, la piedra filosofal, sino también el conocimiento de que cada elemento al mismo tiempo es una energía, es decir que cada elemento estaba imbuido de un signo.

La base de la alquimia son 4 elementos, tierra, fuego, agua y aire. Tales de Mileto, quien en el siglo VII antes de Cristo, afirmó que todo estaba constituido a partir de agua, que enrareciéndose o solidificándose se podía formar todas las sustancias conocidas. Con posterioridad, otros pensadores griegos supusieron que la sustancia primigenia era otra. Así, Anaxímenes, en al siglo VI a. C. creía que era el aire y Heráclito el fuego. En el siglo V, Empédocles dijo que no había una sustancia única sino que eran 4, agua, tierra, fuego y aire, Aristóteles añadió un quinto elemento, el éter o quinta esencia, que era el componente principal de las estrellas, mientras que los otros cuatro formaban las sustancias terrestres. El éter o quinta esencia es considerado como la piedra filosofal.

Robert Boyle, en el siglo XVII, creo una nueva teoría de los elementos alquímicos y definió los elementos químicos como aquellas sustancias que no podían ser descompuestas en otras más simples. Fue la primera definición moderna y válida de elemento y el nacimiento de una nueva ciencia “La Química”. Luego en 1869, Mendeleyev publicó su tabla periódica. Había ordenado los elementos siguiendo su peso atómico, esta tabla es la que conocemos hoy en día, siendo actualizada a lo largo de los años, pero utilizando el mismo formato creado en 1869.

Se toma a la derecha por Av. Artigas y luego Ruta 37 hasta el cerro Pan de Azúcar, visitando el Castillo y la Reserva de Fauna Autóctona

Parque Municipal La Cascada

La cascada y el museo de la fauna en la Cañada del Puesto Viejo, a la que se agrega un parque infantil, un parador municipal y un teatro de verano, diversifican y completan el ambiente natural. La Selva Negra (árboles) y el camping Piriápolis.

Iglesia personal de Piria

Por Bvar. Artigas, nunca fue terminada, hoy en estado de destrucción. Piria inició en 1914 la construcción de una iglesia que se proyectó como el principal centro religioso del balneario. Al fallecer Piria, en 1933, las obras quedaron sin culminar y hoy la iglesia está abandonada. Nunca fue consagrada como templo por no ser aceptada por el clero de Montevideo, a pesar de que su arquitectura delata la intención de su creador. Presenta el rosetón de ocho pétalos que es el sello de la primera estrella, mensaje que los alquimistas exhiben una vez que han obtenido el oro.

Quebradas del Castillo

Llamada originalmente Central por Piria, es la única construcción que se encontraba cuando llegó Piria, data de 1750. Fue posta militar, control de gráfico aduanero hacia Maldonado y posteriormente posta de diligencias. Al comprar Piria estas tierras en 1890 ya no funcionaba como tal y estaba abandonada. Cuando empieza a funcionar el Establecimiento Agronómico e Industrial Piriápolis se transforma en el centro (de ahí el nombre de Central) de la actividad del todavía futuro balneario. La Central se componía de cuatro edificios que rodean un gran patio y en los que se alojan los capataces y peones, 120 personas en 1899. Funcionaba además el escritorio del establecimiento, el depósito de comestibles, el horno donde se cocina todos los días, el almacén, la herrería, la carpintería y la carnicería.

Se conservan restos de la vía férrea que pasaba por allí comunicando el Cerro Pan de Azúcar con el balneario. Restos de los hornos de la panadería y restos de la pulpería. Les pagaba a sus empleados con bonos que gastaban comprando en la panadería y la pulpería de Piria.

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En 1898, a raíz de reiteradas invasiones de langostas que destruyen todos sus plantíos, coloca como símbolo de fe y esperanza el Cristo Redentor, emplazado éste entre el Castillo y el Cerro del Toro. Lugar a su vez de separación geológica; ahí terminan los granitos y comienzan los pórfidos.

Los salarios de los obreros que hicieron el balneario eran bajos, pero en cambio ofrecía a su gente solares baratos y junto a ellos obsequiaba otro para que se hicieran su propia quinta. Además les regalaba la madera y la paja para que levantaran sus ranchos y les prestaba una vaca lechera para que alimentaran a sus hijos. El reglamento de trabajo, redactado por Piria, consta de 58 artículos, y era pegado en las paredes de la Central para que todo el mundo lo conociera y cumpliera. La hora de comienzo de la jornada estaba regulada por una campana, a la primera había que levantarse, a la segunda ir a trabajar. Para retornar al mediodía o a última hora del día, se izaba una bandera. Esto era una picardía. Como la extensión era muy grande y la gente se acostaba a dormir aprovechando que el trabajo era casi incontrolable. El campanazo los despertaría, en cambio la bandera había que verla, entonces si no llegaban eran multados o despedidos.

En sus inicios en el establecimiento trabajaban unos 150 hombres, pero en las primeras décadas del S.XX llegaron a 1000 hombres trabajando en la construcción del puerto y del Argentino Hotel. La mayoría del personal eran extranjeros: polacos, rusos, armenios, gallegos e italianos. Trabajaban en la construcción del balneario, en las canteras, en la forestación, en los cultivos de tabaco, vid y olivos. Piria daba un trato campechano que daba a su personal se releja en la forma en que se refería a ellos, como “ché-canario” y “ché-gringo”, según fuera criollo o extranjero. Aunque el trato con los obreros raramente fue personal, las órdenes las hacía cumplir por medio de administradores o capataces, como el administrador general Carlos Bonavita.

"Una vez le quisieron hacer una huelga al viejo Piria, pero él hizo venir a la policía y los sacó a todos y se acabaron la huelgas [...] Sé que vino y los fletó, los embarcó a toditos, los llevó a la estación Pan de Azúcar y los embarcó. El que era de Treinta y Tres para Treinta y Tres, [...] los embarcó con los pasajes para que se fueran al país de ellos [...]". (Pedro Medina Romero, siendo niño trabajó con Piria).

Actualmente es un establecimiento agroturístico donde funciona una posada, un restaurante y se realizan varias actividades recreativas como cabalgatas y paseos.

Castillo de Piria

Ubicado en el km. 4 de la Ruta 37, el castillo fue comenzado a construir en el año 1894, año de muchos cambios para Piria, ya que se había casado por segunda vez con la yugoslava María Emilia Franz. Se termino dicha construcción en el año 1897 con todo sus anexos.

En su exterior se puede apreciar enormes piezas de granito gris, provenientes del Cerro de Pan de Azúcar. Se observan además, las asombrosas piezas curvas en los torreones y un portón con aros, columnas y adornos de granito.

En las piedras encontramos una glorieta en imitación madera, una colección terracotas de mujeres alegóricas. Una de éstas maneja un engranaje con su mano izquierda.

De estilo moro, con friso de cerámica andaluza, con torreones prismáticos y cilíndricos alternadamente, con piscina. Muebles traídos de Europa, una importante pinacoteca, biblioteca, salón de juegos y una bodega privada.

Diseñado por el ingeniero Aquiles Monzani, inspirado en un modelo de la Riviera italiana, con torreones cilíndricos y prismáticos alternadamente. También como establecimiento agrícola, por esto la rodeó de olivares, árboles frutales y viñedos.

Según el investigador Jorge Floriano la obra es una verdadera “mansión filosofal”. Buena parte de los símbolos han desaparecido. La avenida de acceso estaba flanqueada por estatuas de deidades griegas que representaban a los planetas y los metales de la alquimia. La fuente consagrada a Neptuno con su estatua correspondiente, fue destruida: aquí se mostraba la vía utilizada por Piria en sus trabajos alquímicos: la llamada “vía húmeda”, la cual dura exactamente un año, el tiempo que vivió Piria permanentemente en el castillo: una vez lograda su meta no volvió más a él y se alojaba en alguno de sus hoteles. El subsuelo, donde se encontraba su laborato-rio fue tapiado.

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La habitación superior del castillo era utilizada como lugar de meditación y para sus proyecciones astrales en el tiempo y en el espacio.

En el interior del castillo llama la atención una puerta puesta sobre la pared: aparentemente no conduce a nin-guna parte, pero en realidad es un recordatorio de que las puertas a otros mundos están en éste y que hay que tener la suficiente atención para “verlas”.

Los perros ubicados frente a la puerta principal son lebreles, perros de caza, y entre sus patas tienen el morral y una liebre muerta. La liebre, en alquimia, es el símbolo de la “materia prima”, también conocida como “mercurio”. Ambos nombres denotan algo difícil de agarrar, algo evasivo. Sin embargo, los perros lograron darle caza, lograron “fijar la materia”. Y la clave de esto está en la que fuera la ubicación original de estos perros: en la puerta de las caballerizas del castillo, pues es allí donde se encuentra el material necesario para la fijación mencionada.

Coronan las columnas de la entrada, entre hojas de acanto, dos dragones entrelazados, formando una X (símbolo del fuego). La columna representa el tubo de ensayo. Cuando se pone la materia prima al fuego en el tubo de ensayo, ésta cristaliza y sus cristales, vistos al microscopio, se asemejan a las hojas de acanto.

Encontraremos también en el espacio verde de la rotonda frente al castillo, una jarra o copón que presenta una figura bastante extraña como motivo decorativo. No es otra que una representación del Baphomet, entidad íntimamente ligada a los Caballeros Templarios. Cuando el rey de Francia y el Papa de turno orquestaron la detención y el proceso de los templarios, sus tropas revisaron exhaustivamente las propiedades de los caballeros. Uno de los elementos encontrados fueron estas figuras, que tergiversadas como si se tratase de representaciones del Diablo, fueron utilizadas como elemento probatorio en contra de la Orden, por lo cual terminaron injustamente en la hoguera.

También podrán ver a un costado del castillo (aunque un tanto ocultas en algún caso) lo que queda de estatuas de terracota firmadas por Tomaso Airaghi. En algunos casos, apenas queda el pie de la estatua y en otros (los menos) puede apreciarse gran parte de la figura.

Sobre la derecha del castillo, Piria plantó varias yucas africanas, que solamente crecen allí. Intentos de trasplantarlas a otro lugar han fracasado. La razón es que no se trata de yucas comunes, pues Piria las trató con la llamada “piedra vegetal” (otro de los productos derivados de la piedra filosofal) que permite la perfección de toda especie vegetal.

En los lugares menos esperados se encuentran basamentos de terracota que servían de pedestal para las figuras femeninas o para macetas de plantas. Al entrar se puede observar dos terracotas ornamentales en buen estado de conservación.

La planta baja del Castillo merece ser visitada con cuidado. Se encuentra allí tal vez la única colección de objetos de los tiempos de Piria, incluyendo documentos, volantes, folletos y fotografías murales de sumo interés.La planta alta que debe visitarse con guías presenta elementos de mucho interés. Comencemos por la sobria y alta escalera de granito gris, obra de los maestros picapedreros. En la planta alta hay salas decoradas en diferentes estilos, una de ellas, reproduce una habitación del Hotel Piriápolis. En la sala central se encuentran unas vitrinas con inapreciables objetos del Hotel Piriápolis, característicos por su monograma que enlaza la H violeta con la P color lila. También, pero con relativo interés turístico solamente, hay un salón de barbería y una colección de mallas de baño del Argentino Hotel.

El Castillo se conservó propiedad de Carmen Piria y fue vendido a la familia Comas Amaro en 1975. El Castillo ha sido destinado a muy variados y disímiles usos:

• Residencia Presidencial, nunca utilizada para tales fines. • Lugar de Congresos anuales de la poesía. • Boite de los Espectros (explotada por el Artista Carlos Páez Vilaró – aún hoy – quedan pinturas en las

paredes interiores). • En 1976 lo compró Rodolfo Comas Amaro, quien se ocupó de la restauración general del edificio. • En 1981 pasó a ser propiedad de la Intendencia Municipal de Maldonado que lo habilitó como

museo (abierto de martes a domingos de 10 a 16 horas).

Pueblo Andalúz

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En un costado del Castillo se encontraban las caballerizas. Y detrás de ellas, se construyó en la década del 1990 para filmar el Curro Giménez con Sancho Gracias.

Bodega

En frente del Castillo, a unos centenares de metros, se encuentra el monumental edificio de las bodegas. No se trata de un edificio bien conservado, ni siquiera es un paseo público, de todos modos es muy recomendable su visita; suele contarse con la buena voluntad de los cuidadores.El edificio de las bodegas da una idea del tamaño que tuvo, en “La Industrial” el negocio de vinos y destilados.Al costado de las bodegas se encuentra, en lo alto de una colina, la casa de Carmen Piria (la tercera mujer en la historia fue Carmen Piria, su amante).Es indispensable subir la escalera y llegar hasta las ruinas de este edificio. Encierran, junto con el Castillo, toda otra novela.En la antigua Bodega de Piria, recuerda no sólo grandes trabajos científicos y tecnológicos, en el arte de elaborar vinos sino los propósitos y las prácticas para extraer del propio lugar una autosuficiencia alimentaria.

Envió muestras de tierra a París para su análisis e importó de Italia y Francia cepas, castaño y olivos. Para el cuidado y desarrollo de esas cepas contrató en Europa al enólogo y agrónomo Brenno Benedetti; el abuelo del escritor Mario Benedetti (que escribiera su primer libro de poesía, “Poemas de la oficina” en las oficinas de “La Industrial”).

Uno de los poemas de la oficina es el siguiente:KINDERGARTENVino el patrón y nos dejó su niño casi tres horas nos dejó su niño, indefenso, sonriente, millonarioun angelito gordo y sin palabras.Lo sentamos allí, frente a la máquina y él se puso a romper su patrimonio. Como un experto desgarró la cinta y le gustaron efes y paréntesis.Nosotros, satisfechos como tías, lo dejamos hacer. Después de todo, sólo dice "papá". El año que viene dirá está despedido y no sea idiota.

En 1896 la bodega estaba en plena producción y abastecía a Piriápolis y Montevideo.

Piriápolis después de Piria

En 1933 muere Francisco Piria a los 86 años por un coma diabético. Las dos únicas personas capaces de haber continuado la obra eran Carlos Bonavita, el administrador de Piriápolis, "la mano derecha de Piria" para la opinión autorizada de Tomás Sención, quien agrega que Bonayita empezó "de abajo con Francisco Piria, a los 18 años de edad, hasta escalar al puesto de Administrador General”. O Francisco Piria, el hijo mayor (sin desmedro de la buena voluntad y cariño hacia Piriápolis de los otros”. "Pancho" había sido el único de los tres hijos varones que había traído un título de Europa y que con su profesión de enólogo e ingeniero químico se había puesto al frente de la importante bodega. Había diferencias entre ellos por superponerse funciones que se agravan a la muerte de Piria. Por testamento Bonavita recibe el gran chalet de dos plantas que se encuentra entre los dos hoteles, un auto y otras pertenencias; y Pancho se opuso a la entrega de los bienes. Habiendo pasado un mes y once días de la muerte de Piria, el 21 de enero de 1934 las chispas del trencito destaban un incendio y al rato ardía toda Piriápolis. Pancho y Bonavita a las corridas por el incendio se toapn en los Talleres (en la base del cerro Pan de Azúcar) y comienza la discusión: Bonavita dispara tres tiros y Pancho muere. Bonavita se fue al Hotel Piriápolis, pasó junto a Bianchi que era el barman, se sirvió un whisky y dijo: “maté a Pancho”, luego va a su habitación, la 41 y se pega un tiro en la cabeza.

A ello se sumó el pleito de trece años por la sucesión, a raíz del último testamento de Piria que señalaba a Carmen como hija natural y por lo tanto heredera de un quinto de las propiedades, por ser con ella cinco hijos. Carmen era argentina y había llegado desde Buenos Aires con su marido, el francés Gastón Berton, llamado por Piria para realizar un filme en el lugar. Y aparentemente se convirtió en la amante de Piria.

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Sin Pancho, sin Bonavita, caos administrativo y legal provocado por el engorroso y largo pleito, cuando al fin Carmen Piria pasó a integrar junto a sus medio hermanos el directorio de “La Industrial”, el daño estaba hecho y fueron infructuosos los intentos por recuperar el esplendor de la “ciudad balneario del Porvenir”.

En 1942 el Estado, para cobrarse impuestos de herencia y otros varios, remata para sí el Argentino Hotel, el Hotel de Piriápolis y el Pabellón de las Rosas.

Al morir en diciembre de 1933, de un coma diabético en el palacio que se había mandado construir en Ibicuy y San José, hoy sede de la Suprema Corte de Justicia, su sucesión constituyó una de las más disputadas y enredadas que recuerdan los anales judiciales. Versiones con mucha fuerza sostienen que los problemas nacieron por dos mujeres: la argentina Carmen Ruiz a quien Piria había reconocido como hija natural y la yugoeslava María Emilia Franz con quien se casó en segundas nupcias. Para reconocer como hija a Carmen Piria (o Ruiz porque los hijos de Piria la consideraban su amante pese a que su padre la trató entre los setenta y seis y ochenta y seis años) se dice que don Francisco hizo destruir su filiación argentina aunque esto nunca pudo ser comprobado. Lo de Emilia Franz fue más complicado. Fallecida un año después que su esposo, en ese lapso los abogados la convencieron que tenía derecho a la mitad de los bienes gananciales y ella legó diez millones de pesos a unos sobrinos europeos. Todo eso trabó la sucesión que duró trece años y en la que los únicos que ganaron fueron los profesionales intervinientes. Ni los tres hijos legítimos sobrevivientes ni la hija natural en caso de que lo fuera, quedaron con dinero. Al terminarse la sucesión existían más de cincuenta herederos contando nietos y bisnietos. Tampoco se comprobó si la muerte de Piria la había ocasionado una inyección para la diabetes que le daba a diario Carmen Ruiz (o Piria) o si como dicen los descendientes de ésta, falleció de una pulmonía al regresar de La Paloma donde pretendía planificar algo parecido a Piriápolis.

A minutos de La Plata, en elcamino costanero AlmiranteBrown entre 26 y 40 de PuntaLara, frente a los asadores de uncamping sindical, se encuentra enestado paupérrimo la más antiguaobra de alto valor arquitectónico dela zona: el Palacio Piria, ejemploplausible del país que algunos soñarony otros destruyeron.La historia de este predio comenzóa escribirse en 1827, cuandoLuis Castells pasó a ser propietariode la estancia Punta Lara. Unsiglo más tarde, en 1907, comenzóla edificación del palacio que fueinaugurado tres años más tarde, en1910. Finalmente, el rematadoruruguayo Francisco Piria compróel inmueble en 1925, con el fin de

instalar un balneario. La villa veraniegano prosperó y antes de sumuerte dicen que el rematador propuso:“Esta será la residencia delgobernador”.Los deseos jamás se cumplieron,pero llegó una idea quizás mejor:convertir el predio en residencia deniños huérfanos.Vecinos de la zona, consultadospor Hoy, cuentan que allí los chicoscriaban animales y hasta cosechabansus propios alimentos. Sin embargo,un día “se hizo subir a losniños a unos pocos colectivos,nunca más se supo de ellos y hastadejaron la ropa colgada en la soga”,cuenta Soledad Mareco, que vive ametros del palacio. Y se acongoja

cuando piensa lo difícil que parecela recuperación del inmueble.Mareco es la responsable delCentro Regionalista, lindante conel palacio, que también vio cómo,luego de los niños, llegaron los presos.Eran reos de buena conductaque, próximos a su libertad, podíanhabitar espacios semiabiertos.También los reclusos dejaron el lugarque, poco después, comenzó aser desmantelado. No por un proyectoo ideas superadoras, sólo porla desidia de algunos y la necesidado posibilidades de otros de comercializartoda la carpintería y las dosescaleras de mármol de Carrarablanco.

Las 147 hectáreas fueron paulatinamentevendidas y uno de suspropietarios fue el ex Jockey Clubque, como recuerda FedericoPistolesi -directivo del Club Universitario,que hoy es dueño de lastierras y vecino de la zona-, sepagaron a Carmen Piria Berton,heredera de los bienes de Francisco

Piria.

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Cerro Pan de Azúcar

El Cerro Pan de Azúcar, que le dio el nombre a la población, es un monte negruzco y notable por su aislamiento y la regularidad de sus formas, algo parecido a una campana sentada boca abajo. El nombre Pan de Azúcar es muy antiguo, y podemos establecer que la primera mención que se hace de él data del año 1717, cuando una partida al mando del Capitán Juan Hidalgo, recorre la zona. En este recorrido encuentran al Cerro cubierto de palmeras; palmeras que aún existen, especialmente por la falda norte del cerro, entre moles de piedra. No solamente ven palmeras, sino que ven bajar de este Cerro, a toda carrera, un grupo de unos 16 indios, de a caballo, con flechas y cuchillos y dando voces.

La Cruz, a 495 metros sobre el nivel del mar, monumento de cemento armado, mide 35 metros de altura, ideado por el escultor José Luis Zorrilla de San Martín (hijo del poeta Juan Zorrilla de San Martín y padre de la actriz China Zorrilla) y el Padre Engelberto Vauters, con escalera interna que da acceso a los ventanales de sus brazos, descubre los admirables paisajes de Piriápolis, es de 1933. El cerro es base de lanzamiento del vela delta.

A fines del siglo XIX Piria mandó perforar una cantera para extraer granito para la construcción del balneario. Estas canteras abastecieron a Montevideo y a Buenos Aires.

En 1980 el lugar fue acondicionado para instalar en la base del cerro el Serpentario y la Reserva de la Fauna Autóctona del Parque Municipal del Cerro Pan de Azúcar, lugar de procreación y cría vigilada de especies animales nativas. 400 ejemplares de 85 especies de todo el territorio nacional: cisne de cuello negro, ñandú, chajá, yacaré, carpincho, garza, puma, venado de campo, etc.

Existen en Latinoamérica numerosos cerros Pan de Azúcar. De antiguo se señala que tal nombre proviene de la forma que tomaba el bagazo, el desecho de la caña triturada para extraer el jugo del vegetal, una especie de cono de base ensanchada y punta roma. El historiador de Pan de Azúcar, profesor Ricardo Figueredo sostiene que una característica culinaria de la región fue la confección de un pan con esa forma que incluía pequeños trozos de azúcar morena.

CIUDAD PAN DE AZUCAR

Población fundada en el año 1874 por Félix de Lizarza, Enrique Brun, Francisco Bonilla, Andrés Vázquez, Miguel Alzuri, Francisco Alfonso, Felipe Pagani.Esta ciudad es un museo al aire libre, donde distintos artistas han pintado los muros de las casas: murales de Fontanarrosa, Sabat, Parisi, Páez Vilaró y Tola Invernizzi.

Sierra de las Ánimas

Por la ruta 60 a la altura del Km. 40 se ubica esta sierra, cuyas alturas prominentes son el Cerro de las Animas. Este último también se aprecia desde el km. 90 de la Ruta Interbalnearia. Se encuentra ubicado próximo al Balneario Las Flores. Es un lugar agreste, reserva de flora y fauna autóctona. En particular se destacan allí los famosos Pozos Azules, zona natural de difícil acceso pues hay que abandonar el vehículo y caminar unos ocho km de la Ruta 9. El cerro de las Animas junto con los cerros de Piriápolis forman parte de uno de los sistemas orográficos que presenta el Uruguay, el de Cuchilla Grande. Se le llama cerro de las ánimas (almas), porque los indios dejaban los cuerpos de los muertos en la ladera del cerro, y al entrar a descomponerse desprendían una luminosidad que hacía pensar a los indios que eran las almas de los difuntos.

Se regresa por la Ruta 37, Av. Artigas y se toma la Rambla de los Argentino hacia el puerto

Libros de Piria

Piria escribía en el diario La Tribuna Popular, bajo un seudónimo, el inexistente periodista Héctor Vollo. Además de escribir algunos libros como:

• “Impresiones de un viajero en un país de llorones” (1879), “El hombre que rie” (1885), donde cuestiona la forma de ser de los uruguayos y de algunas instituciones.

• “Mr. Henry Patrick en busca del pueblo oriental” (hace un análisis de las filosofías hindú, china, persa, mitología egipcia y autores clásicos griegos y romanos; toma el nombre de Patrick Henry, revolucionario norteamericano que en la Convención de Virginia en 1775 dijo “libertad o muerte”).

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• “El socialismo triunfante. Lo que será mi país dentro de 200 años, publicado en 1898.” (Piria se definió como independiente, no era ni blanco ni colorado ni socialista. En este libro imagina un mundo donde se pasa de “pocos demasiado ricos” a “muchos regularmente ricos” que no se sabe por qué mecanismos se distribuía la riqueza de manera de que “pudieran vivir cómodamente todos los hombres de la tierra” Recién a n 1919 a los 72 años de edad fue propulsor y candidato de la Unión Democrática, intento de quebrar el bipartidismo uruguayo). Integró la masonería por un tiempo, cuando ésta le pidió “favores de su bolsillo” renunció.

Planta urbana

El nombre de las calles paralelas a la rambla corresponde a nombres de batallas y el de las verticales a nombres de héroes nacionales.En 1912 realiza los primeros remates de lotes de Piriápolis en Buenos Aires y Montevideo simultáneamente. Pequeños lotes adquiridos por sectores de las clase media, a pagar en treinta años. Piria fue vendiendo las tierras a través de romerías: reuniones donde se hablaba por parlantes, se ofrecía chocolate, sangría, etc. En 1918 realiza una gran campaña promocional del balneario en Buenos Aires invirtiendo en ello 15 mil pesos oro. (Publica un folleto alusivo a la belleza y bondades del clima de Piriápolis).

Rambla de los Argentinos

De cinco kilómetros de largo se asemeja a las de los balnearios de la Costa Azul, que Francisco Piria tomó como inspiración en 1890 después de uno de sus tantos viajes a Europa. Se comenzó a construir en 1910 y es inaugurada en 1920. Corre paralela a la playa. Ornamentada con maceteros. La Rambla de los Argentinos, Rambla de los Ingleses, Ruta Panorámica, desde antes del Hotel Argentino a más allá del puerto.

Pabellón de las Rosas

Esta estructura mecánica, pabellón y stud (conserva las argollas donde atar los caballos, y dibujadas en el hierro forjado de las columnas (hoy cubiertas de pintura) unas gorras de jockeys), que perteneciera a la cabaña Anaya, lo adquirió Piria en el remate realizado en 1926, para utilizarlo como biógrafo y para servir almuerzos en los paquetes de promoción.

Fue inaugurado como teatro en 1933 con la actuación del conjunto ruso los Cosacos del Don. Allí se llevan a cabo fiestas y certámenes de belleza como Miss Juventud.

Argentino Hotel

Para visitarlo entrar y pedir en recepción, que un guía te acompaña. Tel. 443 22791.

Su construcción se inició en 1920 y fue inaugurado en 1930 por Piria. Pedro Guillot, arquitecto francés radicado en Buenos Aires, hizo los planos originales del Argentino Hotel. Arquitectura depurada de elementos decorativos se emparenta con realizaciones montevideanas como el Edificio Lapido (modernismo). En el interior, en cambio, hay una mezcla, las columnas y capitales del Salón Dorado contienen elementos clasicistas; la entrada mezcla el clasicismo de la escalera (de Anselmo Meirana) con el art – nouveaux de los vitraux de ornamentación floral. Los seis pisos contienen 350 habitaciones que le permiten albergar a casi 900 huéspedes. En 1942 pasa a manos del Estado por deudas de herencia. Desde 1977 la empresa de hoteles Méndez Requena lo administra.

“Todo funciona a máquina, las papas se pelan a máquina, los postres y pastelerías se fabrican a máquina, hay más de 25 máquinas eléctricas. Una máquina lava, enjuaga y seca 3.000 platos por hora; otra lava 4.000 piezas de porcelana por hora. El Hotel tiene setenta cámaras frigoríficas; los hornos de pastelería pueden abastecer a la ciudad de Montevideo. Toda la leche que se expende en el Hotel es pasteurizada en el establecimiento. Las aguas surgentes purísimas producen 200 mil litros diarios y con todo se ha hecho una instalación de filtros Berkefeld; toda el agua que consume el Hotel es filtrada. La panadería del horno vienes, de primera categoría, produce un pan exquisito, [...] no sólo [debido a] las harinas sino a la especialidad de las aguas y a un chef incomparable [que había venido] expresamente de Monte Carlo para regentearlo durante la estación veraniega. Los "cien mil ejemplares" del folleto, "de los cuales 75.000 van a ser repartidos en la Re-pública Argentina" (era lógico, como lo es ahora, conquistar el nutrido mercado argentino; el primer hotel playero de importancia en Montevideo, ubicado sobre la arena misma de Pocitos, también se llamó "Hotel de los Argentinos") no detallaban lo lujoso de la vajilla alemana, los finos muebles austríacos, los cristales de

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Checoslovaquia ni la lencería italiana, y sí culminaba, para ensanchar la oferta a otras clases sociales, propagandeando al "Gran Pabellón de las Rosas" donde se podía consumir "comidas abundantes y de buena calidad [...] tres platos, pan, queso, fruta, pastelería y una botella de vino [...] durante la temporada, por un peso". (El subrayado es del folleto). Señalando luego que "con dos pesos cincuenta se hace la fiesta: autobuses ida y vuelta y almuerzo, todo por 25 reales. Esta innovación se hace para que el público sepa lo que cuesta un día completo de jolgorio". (en MARTÍNEZ CHERRO, Luis. “Por los tiempos de Francisco Piria.”, Montevideo, E.B.O., 1992, p.99-100)

Calidad muy buena, la máquina de lavar aún funciona, y la tubería de 1930 es la que sigue tomando el agua de mar que se calefacciona para las piscinas modernas.

Abierto todo el año, con su prestancia edilicia, el ambiente elegante de fiestas y bailes, el confort, la vista de singular hermosura, la muy buena mesa, el suntuoso Casino, el Centro Termal Marítimo (desde 1985) para tratamientos integrales planificados: aguas oceánicas, bombeadas y calentadas a 34 y 38 grados para las dos piscinas; gimnasios, duchas, burbujas e hidromasajes especializados, baños hipertermales y saunas, aparatos exclusivos para modelación estética, rayos infrarrojos y ultravioletas, la talasoterapia (cura por medio del mar). En el Piria-vital (desde 1989) se sigue el tratamiento del Dr. Aslán. A partir de las investigaciones de la Dra. Ana Aslán, la medicina rumana ha alcanzado un notable nivel de especialización en el tratamiento de la vejez prematura. En este campo, el Dr. Ionescu Calinesti ha hecho un aporte fundamental al lograr reducir a extracto natural el barro sapropélico existente en el lago rumano Balta Alba, de extraordinarias virtudes terapéuticas y revitalizantes. El director del Centro Piriavital es el Dr. Hugo Núñez.

El hotel cuenta con un Centro Termal Marino con 3 piletas a 34 y 38ºC, y otra a temperatura ambiente, garantizando los saludables baños de mar en cualquier época del año, gozando de los beneficios de la Talasoterapia (la utilización con fines terapéuticos del agua del mar). El completo Spa Marino está compuesto por solarium, sauna finlandés, Fitness Center con actividades de gimnasia acuática, gimnasia aeróbica, caminatas aeróbicas por la orilla del mar o por los bosques. Está comprobado científicamente los beneficios que trae la Talasoterapia. El agua marina de la costa uruguaya posee una elevada mineralización, 35 gramos por decímetro cúbico. Son aguas clorurado – sódicas y sulfatado – magnésicas. Su densidad es de aproximadamente 1,025 lo cual promueve una mayor flotabilidad lo que favorece a los procedimientos hidroquinéticos en las prácticas balneoterápicas. Tiene también un efecto bacteriostático, por lo cual no es un medio favorable para el desarrollo de gérmenes microbianos patógenos. La termalidad de las piscinas del Argentino Hotel 34 y 38ºC, permite la concentración salina y en consecuencia promueve un aumento de la laxitud de los tejidos músculo-tendinosos y aumento de la circulación periférica. El clima marítimo, interviene activamente en las curas talasoterápicas, promoviendo efectos tonificantes y estimulantes a través de la ionización promovida por el aerosol marino.

También cuenta con un Spa. A suave luz de las velas, la música relajante mezclada con agradables sonidos de la naturaleza, el dulce aroma de incienso y las esencias, todo pensado para crear el entorno ideal para que su cuerpo reciba el mejor tratamiento. Care Club & Spa ofrece distintos tratamientos: reflexología, aromaterapia, Reiki, clases de yoga, Pilates, meditación tantrica, terapia del baile, armonización china, además de ofrecer innumerables opciones en cosmetología, masajes y un moderno Salón de Belleza equipado con los mejores productos cosméticos.

Ubicado en la Planta Principal del hotel y con acceso directo para los huéspedes, se encuentra el Casino del Estado en un amplio y suntuoso salón. Se puede disfrutar de mesas de Ruleta, Punto y Banca, Black Jack, Slots y juegos electrónicos de última generación.

Complejo Deportivo La Fontana. La recreación está perfectamente planificada y es por eso que en el Complejo Deportivo La Fontana ofrecemos una diversidad de opciones deportivas y recreativas, para que todos disfruten de practicar su deporte favorito: Escuela de Vela categoría OPTIMIST, 2 canchas de tenis de polvo de ladrillo iluminadas, 2 canchas de tenis ligeras, 3 canchas de paddle iluminadas, Cancha de fútbol, Cancha de beach – vóley, Tableros de basketball, Áreas de juegos de mesa: ping-pong, pool, futbolitos, Organización de paseos y excursiones: cabalgatas, caminatas, escaladas a los cerros, bicicleteadas. Además de los deportes que se practican en La Fontana, el huésped que lo desee puede practicar golf en un campo de 18 hoyos situado a 15 minutos. Y pista de patín sobre hielo sintético, importada desde Francia.

El hotel está protegido por grifos (símbolos alquimistas) que son los guardianes del fuego (por su cuerpo de

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león) y del aire (por su cabeza y alas de águila). Reúnen la fuerza y la inteligencia.

Museo Ferroviario

Visitas los sábados y domingos de 14 a 18 horas. Entrada libre. Se pueden apreciar locomotoras de distintas épocas de la historia del ferrocarril en Uruguay.

En 1913 comienza a correr el ferrocarril pintoresco entre Pan de Azúcar y el balneario. El tren de tocha angosta conducía los granitos y mármoles y eventualmente los turistas que descendieran en la estación ferroviaria de Pan de Azúcar hacia el puerto. Funcionó hasta 1957. El tren de trocha angosta pasaba por las canteras, la bodega, y el Hotel Piriápolis hasta el puerto.

Paseo de La Pasiva

La Pasiva era una construcción donde se ubicaban los baños de las mujeres, que se cambiaban para ir a la playa. Hoy se conservan algunos pisos de dichos baños. Para atraer a la gente, en una época en que la misma era reacia a los baños de mar, les regalaba las mallas.

La Feria artesanal se desarrolla de diciembre a marzo, de lunes a domingos de 21.00 a 1.00 horas. Hay un centro de información turística, que guía a los turistas en sus recorridos por la ciudad y alrededores.

Colonia de Vacaciones

Ex - Hotel Piriápolis construido por Piria e inaugurado en 1905, tiene claros elementos de modernismo o art-nouveau: estilización de elementos vegetales, sobre todo florales, los vitraux de colores, los balcones de hierro , etc. Obra del arquitecto Jones Brown. Los muebles fueron traídos de Italia, las paredes del comedor estaban completamente revestidas con espejos de Saint Gobain (Francia). La vajilla de Limoges (Francia). La cristalería de Murano (Italia). La alfombras de Esmirna (Turquía). La mantelería de fino hilo italiano tenía el monograma Hotel Piriápolis en todas sus piezas. Todos los jóvenes adinerados de Buenos Aires y Montevideo se juntaban allí para sus bailes y sus juergas.

En la vereda se aprecia un camino que reúne las etapas de la obra alquímica. El negro representa la Nigredo (se somete la materia al fuego alquímico y se la calcina hasta rescatar la esencia; separa nuestras necesidades reales de las impuestas por la sociedad); el blanco la Albedo (la materia ya no es lo que era; el peregrino conquista el derecho a estar en la tierra; elige, es un nacimiento conciente); y amarillos y rojos la Rubedo (obra en rojo, momento de culminación; aparece la estrella en el fondo del atanor).

Actualmente es la colonia escolar de vacaciones Dr. Emilio Oribe, para las escuelas rurales públicas del país.American Hotel – Ocean Hotel - Hotel Escorial - Esmeralda Hotel

La mayoría de los hoteles de la ciudad atestiguan el estilo arquitectónico en boga en las décadas de 1930 y 1940, como los nombrados arriba.

Hotel Colón

La casa para Arturo Piria, hijo menor de Francisco Piria, data de 1910, es una réplica del petit – hotel francés (recuadro de madera proveniente de la Edad Media y el Renacimiento con elementos art-nouveau como el revestimiento de azulejos de la entrada). Posteriormente la casa fue adquirida por Matilde Anchorena, que según tradición oral, pretendió construir un puente desde una de las habitaciones hasta la playa y que Piria se negó a autorizarlo. Desde 1939 funciona como hotel. De su decoración se destacan las mayólicas y la estufa a leña de granito, extraído de las canteras del cerro Pan de Azúcar.

Museo de Arte

En Av. De mayo 843 (planta baja, abierto solo en febrero). Les Mouettes perteneció a Lorenzo Piria, hijo de Francisco. En esta casa, construida en 1904, falleció la primera esposa de Lorenzo, Cora Dell`Isola. Más tarde el joven se casó con Dora, melliza de Cora. Tras la muerte de su primera esposa, Lorenzo vende la casa a la familia argentina Díaz Vélez. Una de las hijas de esta familia se casó con el encargado de las caballerizas, provocando el

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disgusto de sus padres que deciden abandonar la casa. En la década e 1970 fue comprada por el actual propietario, Paolo Bérgomi, y hasta la actualidad es un museo donde se realizan distintas actividades culturales, principalmente exposiciones.

Puerto de Piriápolis

Piria se asocia con Mianovich, abuelo de la cantante Sandra Mianovich, e inauguran el cruce de vapor de la carrera de Buenos Aires a Piriápolis. Para ello se barrena el Cerro del Inglés y se hace el puerto, terminado en 1916. Para su construcción tuvo que dinamitar parte de la base del cerro. A mediados del siglo XX la clase alta argentina venía en barco a pasar los fines de semana. El vapor de la carrera arribó por primera vez el 15 de enero de 1921 con 768 pasajeros. Fue remodelado en 1997 y ahora tiene 70 amarras, servicio de energía eléctrica, sanitarios, grúas. En verano hay un servicio de la empresa Buquebus que realiza el traslado Buenos Aires – Piriápolis.

Se continúa por la rambla hasta el Balneario San Francisco, dando la vuelta en una explanada donde hay un cartel “Bienvenidos a San Francisco”, un Apart hotel y la Tratoría de Piero.

Balneario Punta Fría

Muelles sobre las rocas con asientos de cemento (antes de madera, y con sombrillas de paja). Punta Fría, porque el agua es helada. Se encuentra el Puerto de Don Anselmo (marisquería), cuyo techo representa al primer poblador, que fue un inglés. Entre 1910 y 1930 funcionó un hipódromo. El tren llegaba hasta allí trayendo a los fanáticos de este deporte, infaltable en un balneario de gente de alta sociedad.

Balneario San Francisco

Este balneario lleva el nombre del santo correspondiente a Piria. Especial para los surfistas.

Balneario Punta Colorada

Es uno de los pesqueros más afamados de la zona, hay sargos, pejerreyes, brótola, corvinas, mejillones y pescadilla. Las rocas rojas trasmiten una energía mágica. Tiene un faro y un mirador. Además un pequeño centro de rescate y rehabilitación de animales marinos: lobos marinos, tortugas y pingüinos, que una vez sanados son devueltos al mar (S.O.S. Rescate de Fauna Marina)

Balneario Punta Negra

Las rocas son de granito negro y por eso el nombre. Hay poca vegetación sobre la costa y una densa forestación de eucaliptus en las calles más alejadas del mar.

A la derecha se toma Av. 25 de Mayo y a la derecha otra vez para ascender al Cerro San Antonio

Cerro del Inglés (cerro San Antonio)

Su nombre se debe a que en la época en que Piria visitó esta región vivía en el pequeño puerto existente un inglés de nombre John Lancaster (marino).

El paseo iniciático (alquimia) se inicia en la base del cerro San Antonio tomando la escalera, luego se pasa por la Gruta del Ave Fénix hasta la Virgen Stella Maris, tramo en que se pide asistencia para el resto del camino. Luego la fuente de Venus, y la fuente del Toro.

Gruta del Ave Fénix o de los Patos

Se ubica en la falda del cerro a pocos metros de la Virgen Stella Maris, en descenso hacia el mar. El lugar está lleno de rincones con bancos de piedra. El agua sanadora que brota de la fuente es mineral, comparable a la de la fuente de Vals-Les-Bains de Francia. Lugar preferido por Piria para meditar.

Virgen Stella Maris o Virgen del Mar o Virgen de los Pescadores

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En la falda del cerro, traída de Italia, tiene a sus pies una luna, que en la alquimia representa al cobre, lo volátil, recibiendo las influencias celestiales y purificadoras, se dispone a separar la luz de la oscuridad, a conseguir que el blanco se separe del negro, el primer logro en el proceso alquímico, la primera estrella. A sus pies se custodia la piedra fundamental del balneario (en una cápsula se guardan los planos de la fundación de la ciudad).

Templete de San Antonio

Las aerosillas llevan desde el puerto hasta la cumbre del Cerro del Inglés o San Antonio. En la cima se encuentra el Templete con la estatua de San Antonio de Padua, un santo alquimista, el santo de los novios. La estatua original del santo, obra del escultor Adolfo Beautiers, inaugurada con el templete en 1919, era de terracota y se destruyó. La imagen actual de hierro fundido fue inaugurada en 1933. El autor del templete es Pedro Guillot, arquitecto francés radicado en Buenos Aires, el mismo que hizo los planos originales del Argentino Hotel.

Virgen de los Alpinos

De Pratti 1972.

Servicios en la cima del Cerro San Antonio

Comercio de souvenirs "Abigail"; Restaurante de las Aerosillas (Sra. Esther, se pueden usar los baños) y Restaurante San Antonio del Cerro del Inglés.

Se desciende del cerro y se toma a la derecha Av. 25 de Mayo, después de un lomito en la ruta, se toma a la izquierda al Parque Municipal del Cerro del Toro donde se encuentra la Fuente de Venus, donde se hace que los visitantes den una vuelta en sentido contrario al de las agujas del reloj y se pide por el amor a Venus, la diosa del amor.

Fuente de Venus

En 1914, Piria mandó construir al arquitecto Beltrame esta réplica del templo griego que está en Villa Paravicini, Milán, Italia. La imagen de Venus, escultura de Mathurin Moreau, es de fundición francesa. Del cántaro que sostiene la diosa surge un cristalino chorro de agua natural, al que se le adjudican cualidades revitalizantes. Aquí es donde el peregrino llega en busca de protección y fuerza para el corazón. Venus es la diosa del amor, de la unión de los compuestos para dar origen a otro. En la alquimia representa al cobre.

Se vuelve al bus y se retoma Av. 25 de mayo hacia la rotonda que lleva a la Rambla de los Argentinos.

Cerro y Fuente del Toro

Tomar la Av. Francisco Piria hasta la calle Ayacucho, se dobla a la derecha, a la sexta cuadra (al llegar a la ruta) se da una vuelta en "u" y se toma la calle Moreno que desemboca en un camino de tierra, que lleva a la escalinata que lleva a la fuente del toro.

El camino iniciático continúa por la fuente del Toro, es el símbolo de la tierra, por tanto es el símbolo de la materia, que para los alquimistas no es un obstáculo en el camino espiritual, sino que debe ser dominada y redimida. En su base se encuentran los doce troncos simbolizando las doce tribus de Israel. Se asciende hasta la estatua del toro por 33 escalones de ambos lados. A su derecha se encuentra un altar iniciático, que se confunde con una simple mesa. En el ascenso hacia la cumbre se encuentra una escalera, que representa la escalera de Jacob, en que cada peldaño representa un acercamiento al supremo. La misma culmina en una estatua de león terracota, símbolo del fuego; el león rojo simboliza la piedra filosofal terminada, el oro. En lo más alto está el águila, que representa el aire; representa la materia en continua transformación. El dragón representa todas las represiones y limitaciones a las que nos atamos por temor.

El frondoso bosque que cubre sus laderas enmarca un parque que constituye uno de los paseos característicos de Piriápolis. La fuente del toro, estatua de metal realizada por un discípulo de Rodin, el famoso escultor;

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importada de París por Piria, de tamaño natural, pesa 300 kilos, está situado a 100 metros sobre el nivel del mar y de su boca surge una extraordinaria agua mineral.

Las 11 hectáreas de que dispone la falda de este Cerro del Toro, se ubica un Camping, que constituye un complejo turístico cultural, con sus modernas instalaciones para conferencias, con plazas que admiten 250 participantes, sus equipos electrónicos de traducción simultánea, sus audiovisuales, sus cabañas con baño privado, sus carpas con luz eléctrica y diversos servicios como restaurante, cafetería, etc.

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Por Ruta 10 desde el oeste se llega a Portezuelo y Punta Ballena, visita a Casa Pueblo

PUNTA BALLENA

Aeropuerto Internacional A. Curbelo (Laguna del Sauce)

En 1991 se llamó a licitación pública nacional e internacional para conceder la explotación y el mantenimiento de la terminal aérea de la Laguna del Sauce. Y fue adjudicado a Consorcio de Aeropuertos Internacionales S.A., un grupo internacional liderado por empresarios uruguayos y argentinos, que modernizó el aeropuerto con un proyecto del arquitecto uruguayo Carlos Ott. Inaugurado en 1997, el edificio tiene forma de avión. Se puede considerar un edificio “inteligente” ya que es capaz de realizar por sí mismo el control de todos los sistemas de seguridad, iluminación y aire acondicionado.

Playa Chihuahua

Es la única playa nudista de Punta del Este. Un cartel avisa que el espacio está reservado al nudismo y que no se puede filmar ni tomar fotografías. El anuncio está firmado por AUDEN, una Asociación Uruguaya de Naturismo. Las actividades de esa asociación están amparadas por la ley.

Laguna del Sauce

Es la reserva de agua dulce más extensa del departamento de Maldonado. Rodeada de importantes residencias con jardines y muelles particulares que dan a la laguna. El arroyo Pan de Azúcar y el arroyo del Sauce desembocan en ella. Su profundidad es de 7 metros en la orilla y 13 en el centro. Está habilitada para deportes náuticos a vela y a remo, prohibida la navegación a motor. La laguna se comunica con el mar por el arroyo Potrero.

Ruta 12

Se construyó en 1965 y a partir de allí se loteó y surgieron las primeras chacras turísticas en torno a la Laguna del Sauce. Artistas, escultores y empresarios se han establecido allí: Carlos Perciavalle, Antonio Gasalla, …

Club del Lago

Próximo a las playas La Rinconada y Solana del Mar, en el km. 125 de la Ruta 93 se ha realizado esta urbanización que cuenta con un complejo socio-deportivo a nivel internacional. Su teléfono: 78401/08. Hotel, restaurante, bares, boutiques, salas de juegos, sala de estar, servidio de telex, vestuarios, saunas, sala de masajes, etc. En el parque cuenta con piscina, canchas de tennis, triquete de pelota vasca, pista de patinaje, rincón infantil, campo de golf, etc.

Paseo de las cumbres

Entrando por la estación de ANCAP y tomando la ruta 12, se puede realizar el paseo de las cumbres. Por el camino a Las Cumbres (cerca de la estación de UTE) existe un punto mágico, pues donde parece haber una bajada, si deja el auto en punto muerto, este dará marcha atrás. En realidad se trata de un efecto óptico pues parece una bajada pero es una subida.

Parque de la Percepción

Pertenece al Estudio Siempreverde, del paisajista argentino Roberto Mulieri, encargado además de los jardines del Club del Lago. Abre sus puertas en temporada estival. El parque presenta un jardín elaborado, se realizan espectáculos de música y charlas abiertas. Tel.(042) 578698

Hotel "Art – Las Cumbres"

El hotel de lujo en Sierra de los Demonios, Ruta 12, km 13,5 (Laguna del Sauce), Punta del Este, tel: (042)578689-579241, tiene servicio de restaurante, salón de té, bar pool, bar loby, club spa (piscina, gimnasio, duchas escocesas, deck solarium, sauna finlandés, hidomasaje), sala de reunión-trabajo (servicio fax, PC, fotocopias, proyectores, etc.), servicio transporte aeropuerto, suites personalizadas (cajas de seguridad), aire

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acondicionado, terrazas privadas, frigobar, TV color-video, jacuzzi climatizado). Atendido por sus propietarios la familia Holjevac. Cerrado del 1 al 31 de mayo.

Fue construido por el arquitecto argentino Iván Hojelvac como su propio hogar, y luego transformado en hotel cinco estrellas. El arquitecto fue Oscar Harguindeguy, y el decorador el uruguayo José Pedro Giordano Mazzulli. En piedras, maderas, y materiales de la zona, "Las Cumbres" se levanta en el lugar más alto de Portezuelo, dominando la esplendidez de la laguna del sauce allá abajo y la Ruta 12, que desde la interbalnearia lleva hacia Minas. Un nuevo estilo de vida, agreste y natural, que se inscribe en las actuales modalidades de la "new age".

Museo Siglo XX

Sobre la laguna del Sauce, presenta una colección que recorre los usos y costumbres del siglo XX. Hay automóviles, radios, relojes, vitrolas, afiches, etc. De 1920 a 1960. Se destaca la recreación de una peluquería de la década de 1920, un almacén de 1930 y una posta de diligencias. Tel. (042) 666499 – 667670. Abierto de diciembre a marzo a partir de las 17 horas.

Arboretum Lussich (tel: (042) 578077)

Antonio Lussich nace en Montevideo en 1848, hijo de Felipe Lussich (marino de la isla de Brac que llegó a Montevideo en 1836) y Carmen Grifo, de origen italiano. Se educó en el Colegio Alemán. En 1870 cuando tenía 22 años de edad se incorporó a la revolución de Timoteo Aparicio. La experiencia vivida fue recogida en su poema gauchesco "Los Tres Gauchos Orientales", que vio la luz en Buenos Aires en junio de 1872.

En 1879 se casa con Angela Portillo, con quien tuvo nueve hijas mujeres y un hijo varón, el menor.

En 1889 al morir su padre, pasa junto a su hermano Manuel a ser los dueños de la empresa naviera dedicada al salvataje, que su padre había fundado en 1843. Servicio que brindó hasta 1917 (en que la compra el gobierno), y por el que fue condecorado por varios gobiernos, entre ellos el inglés. Incontables eran los naufragios que se registraban en nuestras costas y poco lo que se hacía para evitarlos y socorrerlos. Además.de las costas uruguayas, los remolcadores llegaron a las cercanías de Argentina y Brasil, siempre con un personal avezado y valiente. En 1893 publica “Naufragios Célebres”, donde narra las hazañas de la empresa de salvataje de la familia: Felipe Lussich & hijos.

Lussich veraneaba en 1896 en el primitivo hotelito que Pedro Risso tenía abierto, a disposición de algunos pocos y raros turistas, en la por entonces desierta Punta del Este. Un almuerzo en el hotel resultó memorable. Sentados alrededor de una gran mesa, en el patio, estaban Don Samuel Blixen, y otros periodistas. Don Antonio Mrak, Martín C. Martínez, Teodoro Krussrow y Don Antonio D. Lussich. Los hombres comparaban las temperaturas de Cannes, Biarritz y Niza, con la de Punta del Este. Con excepción de Mrak, el grupo había llegado la noche anterior en una carreta. Era, como se ve, una comida muy especial. Por la calidad humana de los comensales y porque marcaría uno de esos episodios que determinan un antes y un después. Le pidieron a Risso una sugerencia para pasear, y éste propuso llegar por la playa en la carreta hasta el entonces punto lejano de Punta Ballena, donde actualmente, en la rinconada de Portezuelo, la juventud practica el surf. Cuentan que ese día "el mar parecía de cobalto contra una playa de oro que se perdía en los cerros violetas. Las grutas de la Ballena y el aire libre daban sensación de infinito". Blixen no pudo menos que exclamar: "esto es una revelación...", en tanto que Lussich le replicaba con estudiado escepticismo: "pues a mí me parece poca cosa". Y pretextando un malestar regresó a Montevideo en su barco "El Huracán". Una semana después los papeles estaban firmados y Punta Ballena era suya (1296 hectáreas). Era el 5 de octubre de 1886. Le hizo llegar la noticia a Risso. Quería que su amigo fuera la primera persona en conocer la inversión. Comenzaba otra historia.

Allí existían sólo rocas y dunas de arena. Francisco M. Acosta, dueño del paraje en 1868, escribió que "dichos terrenos en su totalidad son médanos de arena movediza, que hacen difícil la cultura y el provecho de dicha área". Al morir Acosta lo hereda su viuda Norberta Regules. Luego la propiedad pasa a Luis Sívorí, y más tarde a Ramón Alvarez Mora, que la vendió a Lussich.

La casa La Rosada, en lo alto de un promontorio desde donde podían verse el océano por un lado y las lagunas del Sauce y del Diario por otro. Recibió allí a invitados ilustres: José Luis Zorrilla de San Martín, etc. Se guardan testimonios de su vida. Hay una parte que está dedicada al Museo del Azulejo Francés, pues el arquitecto Alejandro Artucio Uioste hizo una importante donación de la producción francesa del s.XIX.

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La casona La Rosada, su mujer Ángela por más que cerraba los postigotes e incluso corría los roperos para tapar las ventanas, no podía combatir los fuertes vientos que terminaban abriendo las ventanas, entonces comenzó a cultivar árboles alrededor de la casa. Al año siguiente Lussich viendo que habían crecido comenzó en 1897 a trabajar para convertir el lugar en una de las reservas forestales de mayor importancia en el mundo.

La transformación se inició con la fijación de los médanos por medio de pinos marítimos, al igual que Burnett y los pioneros que le siguieron en los barrios-jardín. Su flota le facilitó a Lussich el transporte de herramientas y semillas. Eligió para empezar la parte este de la sierra donde preparó almacigos y viveros, amparados de los vientos del sudoeste por el lomo de la Ballena. Toda clase de semillas conseguidas en diversas partes del mundo, una vez germinadas y con cierto desarrollo, se llevaban a través de la sierra al otro lado del valle; los peones las plantaban en los bañados sobre montoncitos de tierra o sembraban al voleo en pleno cerro, ayudados por el viento. De ahí la inverosímil ubicación de algunos árboles que emergen directamente de la roca.

No hay simetría en los parques sino que se deja llevar por el paisaje. Encontramos árboles agrupados, aislados, bordeando caminos, etc. Se pueden apreciar distintos tonos de verde: oscuro en los pinos y encina, azulado en acacias, cedro y eucaliptus, rojizo en Hayapurupúrea, amarronado en acernegundo, etc. Además hay una variedad de flores: en primavera, orquídeas, rosas, glicinas, acacia blanca, malvones, geráneos, claveles, tacos de reina, plantas acuáticas, frutales. En verano, orquídeas, magnolias, guayabo (flor roja), jazmín, del Cabo y del País, de Estrella, eucaliptus (rojiza), ceibo, copihué de Chile (blanca), hortensias, hibiscus, jacarandá (azules). En otoño, yucas (blanco amarillento), flor de pájaro (azul y oro), achiras (rojo), laureles, dalias, madroño, heliotropo, aloes, eucaliptus rosado, acacias (amarillo), cartuchos, malvones, geranios.

Especies de distintos climas y distintos países: Europa, alcornoque, álamo de Italia, pino marítimo. Asia: cedro del Líbano, ligustrum, palmeras, bambúes imperiales de la China, etc. Africa: cedro, pinos, etc. Américas: magnolias, palmeras, pinos, roble americano, pino del Canadá, pino noctezuma de México, Acer Nugungo, laurel, araaucaria brasiliensis, jazmín del Perú, cocos Yatay y otros de Chile y Paraguay, etc. Oceanía: eucaliptus, etc.

Arboles nativos: ombú, ceibo, sarandí, tala, espinillo, chalchal, sauce, coronilla, higuerón, blanquillo, sombra de toro, envira (cuerdas), palo borracho, timbó y oreja de negro, arrayán, aruera, laurel, canelón, guayabo, espina de cruz, cocos, chilca, ibirapitá (árbol de Artigas).

José Luis Zorrilla de San Martín le dijo “pero un bosque sin pájaros es como una flor sin perfume” y así comenzó a traer pájaros de todo el mundo. Y así como logró aclimatar las más variadas especies de todos los climas, logrando que el abeto del Norte prosperara junto a los cañaverales de la China tropical, hizo lo mismo con los pájaros. A una fauna rica y variada, le agregó —no sin esfuerzo— nuevos pobladores de otros continentes. Para realizar esta difícil aclimatación, disponía de un jaulón de infrecuentes dimensiones en el que liberaba los pájaros que sus amigos marinos le enviaban desde las más remotas regiones. Antes de ser soltados en el bosque, convivían en el jaulón calandrias y zorzales con el ruiseñor de Europa o de Asia, haciendo del Arboreto una selva musical. Pájaros: zorzal, churrinche, lechuza, cardenal, tordo, hornero, calandria, carpintero, halcones, cuervos, etc.

El éxito literario le llegó en 1872 a través de la poesía nativista con "Los tres gauchos orientales". En la edición corregida de 1877, se titula "Los tres gauchos orientales, coloquio entre los paisanos Julián. Giménez, Mauricio Baliente y José Centurión, tratando de la revolución oriental encabezada por el coronel Timoteo Aparicio, desde que se produjo hasta la paz de abril de 1872". Lo dedica a José Hernández con estas palabras: "Concluido hoy este pobre trabajo, a usted lo dedico: desearía que tuviera algún valor para ofrecerlo, agradecido, al argentino que tantas simpatías tiene por nuestra causa". El autor de "Martin Fierro" le contesta: "Al estimularlo a usted el cultivo de ese género tan difícil de nuestra literatura, lo hacía persuadido de que sabría triunfar de todas las dificultades que presenta". Y en otro párrafo: "En versos llenos de fluidez y de energía, describe usted con admirable propiedad al incauto habitante de nuestras campañas, pinta con viveza de colorido los sufrimientos y sinsabores del gaucho convertido en soldado, sus hechos heroicos y los estragos de la guerra fratricida". La obra de Lussich apareció editada en Buenos Aires por la imprenta de la "Tribuna'' el 14 de junio de 1872. "Martín Fierro" apareció en diciembre del mismo año. Escribió Borges en "La Prensa" de Buenos Aires el 16 de octubre de 1932: "Pienso que es indiscutible el derecho de los previos diálogos de Lussich a ser considerados un borrador del libro definitivo de Hernández. Un borrador incontinente, lánguido, ocasional, pero utilizado y profético". Lussich continuó su obra con "El matrero Luciano Santos", que bien podría catalogarse como una vuelta de los tres gauchos orientales, a los que se agregan el Rubio Pichinango y Luciano Santos.

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En 1921 muere el único hijo varón, Milton, con apenas 21 años en un accidente de avión, Lussich sufrió mucho esta pérdida, y todos los atardeceres en la galería de la casa pasaba con su mujer, él la miraba y ella en silencio le tomaba la mano (nostalgia de su hijo).

En 1928 a los 80 años muere, su tumba junta a la de su mujer está a 100 metros de la casa que hoy es el Museo Antonio Lussich.

Hoy en día el Arboreto comprende 182 hectáreas con 400 especies exóticas y 60 autóctonas. propósitos de investigación y estudio, como lo indica su nombre latino (arboretum). Actualmente reacondicionado y habilitado al público desde fines de 1980, pertenece a la Intendencia Municipal de Maldonado.

Plazoleta Margarita Xirgú

Actriz catalana (1888-1969) que hizo conocer al poeta y dramaturgo español Garcia Lorca en nuestro medio, interpretando algunas obras de teatro como "La Casa de Bernarda Alba". Dio clases de teatro en Montevideo, donde trabajó como actriz en la Comedia Nacional de la cual fue fundadora. Sus últimos años los pasó en Punta Ballena donde tenía su casa. El 13 de octubre de 1984 se inauguró la Plazoleta Margarita Xirgú en Portezuelo, en acto organizado por la Intendencia Municipal de Maldonado.

Portezuelo

Su nombre deriva de Portichuello, puerto pequeño, pues el puerto de ultramar era el de la Isla Gorriti, para naves de gran calado, fundado por el capitán español Gorriti.

Club de Balleneros

Cuenta con un muelle donde amarran los barcos los socios del club, sobre la ladera oeste de la Punta Ballena. La sede alberga un mural del artista Carlos Páez Vilaró.

Mirador Juan Díaz de Solís

Por ruta 10, que lleva su nombre, en homenaje al “descubridor” del Río de la Plata. Se divisa toda la bahía de Portezuelo, la playa Solanas y la sierra de las Animas.

Casa Pueblo Tel. (042) 578041

Carlos Paéz Vilaró dice "soy el hombre de los talleres derrumbados", primero fue en el Mediomundo del barrio Palermo, en Montevideo, en una habitación que la comparsa Morenada guardaba sus tambores. Ese amor lo mantiene participando en Las Llamadas.

Después se vino al molino de La Pastora en Punta del Este (actual parada 3). Era una torre de agua municipal en el centro de un baldío. Pero pasado dos años el gobierno que le había cedido los derechos para instalarse allí quiso que compartiera el lugar con una emisora radial de corte político que interfería su trabajo. Un día de lluvia Páez llegaba a su taller y se encontró con la dramática escena, el cuadro que había estado trabajando la noche anterior se desteñía pues el locutor lo había usado para tapar una ventana. Decidió irse.

En 1958 optó por la Punta de la Ballena, después de dos horas de subir bajo lluvia por la ladera de la misma, pidió permiso al pescador Abdón Ramos que vivía en las grutas para construir su casa, ese gesto generó una profunda amistad.

Un grupo de amigos lo ayudó a comprar el terreno y luego a construir, comían todos los días arroz (su hijo se lo recuerda en una carta que escribe estando en los Andes (tragedia de los Andes en 1972).

Primero hizo una casilla de lata como taller y para abrigar a los pescadores los días de pesca o las noches de encandilada. Luego una segunda casilla, esta vez de madera, a la que bautizó "La Pionera".

1960 Casapueblo, su amigo argentino Fernando de María le dijo “Tu casa parece un pueblo siempre llena de gente, siempre en movimiento”. La primera torre se llamó Scorpio, ese era el nombre del grupo de jóvenes

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que le ofreció ayuda. El callejón de Ernesto Sábato fue el primer sendero. Está hecha de ladrillos, casi todos procedentes del derrumbe de antiguos edificios; ese material desechado se amontonó y logró de ese modo unas paredes notoriamente anchas, que sirvieron para acondicionar climáticamente la casa.

Ha hecho de su Casa Pueblo un verdadero centro de cultura y en ella vive, pinta y realiza sus exposiciones. Pasaron por allí Vinicio de Moraes, Astor Piazzola, Cantinflas, Palito Ortega, Mercedes Sosa, los miembros del Ballet de Moscú, Mujica Láinez, María Creuza, etc.

En la década de 1970 la Intendencia de Maldonado le exigió los planos y no existían, llamó a la Facultad de Arquitectura y con un grupo de estudiantes estuvo trabajando durante varios meses para hacer los primeros planos. Carlos Páez Vilaró había construído 800 metros cuadrados. Hoy hay 7.000, construidos el resto por profesionales dirigidos por Carlos. Incluye su casa, su taller museo y el hotel tiempo compartido.

Desde 1985 se ha transformado en un modernísimo Hotel y Tiempo Compartido junto al atelier del artista. Se creó una sociedad entre Carlos y los empresarios argentinos, estableciéndose que el artista mantendría allí su vivienda y que el hotel y el tiempo compartido serían totalmente independiente. Cuando el contrato rescinda en el 2011, Carlos recuperará 17 habitaciones, el resto seguirá en manos de la sociedad.

La administración del hotel y tiempo compartido está a cargo del argentino Ramón Izequilla, quien está radicado en Punta del Este desde el año 1987 y representa a un grupo argentino de empresarios hoteleros. Se tienen 18 habitaciones de hotel y 49 apartamentos de tiempo compartido. Los americanos, europeos y brasileños hacen sus reservas para fin de año y principios de enero y a partir del 6 de enero vienen los argentinos. Durante el invierno se celebran congresos y mini convenciones empresariales.

Esta increíble realización de arquitectura espontánea que su creador considera como "escultura para vivir", se destaca sobre la geografía por la armonía de sus líneas, el vigor de sus muros y torreones y su inmaculada blancura. De ahí, que Carlos Paez Vilaró diga que estaba haciendo un "castillo de azúcar para vivir, donde las esculturas sirvieran para que sus hijos jugaran.”

El sol para el artista lo es todo, de ahí que el sea el símbolo de Casapueblo, su inspiración. Por ello el artista se atreve a decir: "me siento millonario en soles, que guardo en la alcancía de mi horizonte". En el tiempo que viajó a Chile para buscar a su hijo Carlos, nunca dibujó al sol, sí a la luna, pues sentía que era el único vínculo visible con su hijo, perdido en los Andes (accidente de aviación).

En 1957 conoció a Picasso en una exposición de jarrones y platos del artista. Picasso le preguntó a Páez que pieza le había gustado más y éste respondió todas, entonces Picasso le regaló las 27 piezas.

Sierra de la Ballena Muere la sierra de la ballena (el nombre se debe a la forma: como si una ballena estuviera descansando en la orilla, con la cabeza hacia la tierra y la cola casi metida en el mar). Conglomerado de rocas que bate el mar, desgastando cavernas. Se sube el lomo de la ballena por la ruta panorámica: formidable trabajo del hombre que transformó gran parte de la sierra de La Ballena en un lugar de incomparable belleza. Habilitada en la temporada de 1978 sigue los puntos más altos de Punta Ballena en toda su extensión. Para su construcción se excavaron 17 mil metros cúbicos de piedra. La longuitud del trazado de la ruta es de 2.491 metros contando con cuatro estacionamientos. Se puede apreciar desde allí las sinuosidades de la costa, las formaciones rocosas, los pesqueros llenos de cañas y toda la inmensidad del río. Estupendas mansiones con terrazas al mar, y debajo de la ruta, grutas naturales, antigua habitación de pescadores de la zona

Grutas de La Ballena

Son cavernas formadas por la acción de las olas y el viento que atacan la cuarcita y desintegran la sierra hasta formar gritas y luego grutas. En una de ellas funcionó una boite cuya pista de baile estaba construida en acrílico, pudiéndose ver debajo el agua del río.Playa El Chiringo

Se encuentra próxima a la sierra de La Ballena, y desde allí se puede acceder a visitar las grutas de La Ballena.

Restaurante Juana V.

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El Restaurante Juana V., en Camino a la Capilla, Cerro Pelado, a 9 km de Maldonado, tel. 32375, abre a las 14 horas. Se puede disfrutar de un hermoso entorno campestre para almorzar o cenar saboreando los mejores platos de la cocina casera o en la tarde de un magnífico high-tea con repostería artesanal, scones, fiambres, quesos, té, café o chocolate.

"A la vuelta del camino"

Centro holístico. Turismo ecológico. Hospedaje rural para 20 personas. Cabalgatas. Productos caseros. 8 hás. de parque. Tel. 78072.

"Las Vertientes"

Chacra con todos sus atractivos. Paseos a pie hasta el cerro con vista panorámica de la Laguna del Sauce. Restaurante y salón de té. En Camino de los Ceibos a 2 km de la Ruta 9.

Estancia "La Guillermina"

Turismo receptivo de grupo. Cabalgatas, almuerzos y cenas criollas. Caminatas y observación de flora y fauna. Ubicada en Ruta 12, camino a la laguna del Sauce.

Country Cook

Se brindan allí servicios de desayuno, almuerzo, té y cena. Tiene la librería más grande del Uruguay en cuanto a libros en inglés, importados directamente por su propietaria la sra. Patricia Cook. Pileta de natación. Posee caballos de primer nivel, ponies para los más pequeños. Bicicletas de montaje para poder recorrer la zona. Ubicado en el Camino Lussich, su teléfono: 78200 - 78754.

Tambo "El Sociego"

A 8 km. de Punta del Este por Punta Ballena. Tel: 20000 y 26522. Lapataia es una bahía que está al Sur de Usuaia, lo que establece claramente su australidad. Pero no es la geografía lo que la ha hecho famosa. Lapataia es el nombre de un dulce de leche elaborado por el tambo "El Sosiego", y distribuido por el Molino Puritas (Craben S.A.). Se parte de la preparación del campo, la producción de forraje, la cría de ganado, la producción de leche, y la producción de dulce de leche. Un equipo en el que figuran Guillermo Hopper al frente de la tarea de ordeñe, los Ingenieros Alberto Lesser y Eduardo Curotto en la producción de forraje (porque en "El Sosiego" se parte de la siembre de la semilla y se cubren absolutamente todas las etapas hasta el momento en que la vaca se ordeña), y Eduardo López en la producción del dulce de leche. Al frente de "El Sosiego" y Lapataia está Francisco Yobino. Se puede jugar con cabritos, corderitos y terneros, se puede observar el proceso de elaboración del dulce de leche, quesos, alfajores, panqueques, tablitas de queso, helados de dulce de leche, tabletas "vaquitas" de dulce de leche, leche merengada, arroz con leche, queso de cabra, etc, que se pueden adquirir y consumir en el lugar.

Por Rambla Claudio Williman (Playa Mansa)

CIUDAD BALNEARIO PUNTA DEL ESTE

La costa del río de la Plata es muy calma por eso se llama Playa Mansa (sol del poniente, porque atardece). Y la costa del océano es más movida, por eso se llama Playa Brava (sol del levante porque amanece).

Punta del Chileno

Fue precisamente en esas puntas de rocas que los ingleses desembarcaron en el año 1806 para tomar la ciudad de Maldonado. Tal vez haya sido Maldonado el poblado de las márgenes del Plata que más sufrió en ocasión de las invasiones inglesas de 1806. La defendía apenas un grupo de soldados impagos y piquetes de Blandengues, Infantería y Milicias, más algunas baterías; una de las cuales estaba situada en Punta del Este. Muy lejos por cierto del poder militar de Montevideo, juzgada entonces como la plaza de guerra más eficiente de esta zona del Atlántico. El 28 de julio de 1806, el vecindario pidió refuerzos al Cabildo de Montevideo. La inminencia del ataque a la plaza fuerte montevideana impidió el envío de ayuda. Maldonado quedó librada a sus propias fuerzas.La población comenzó por hacer una colecta para que la guarnición "no nos desampare por falta de

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pago". Rechazado Popham de Montevideo, volvió su mirada al puerto de Maldonado. El 29 de octubre la escuadra inglesa entraba en la bahía fernandina. Don Ventura Galup, Alcalde Ordinario, manda tocar "generala" y el vecindario ocupa el puesto que tenía de antemano asignado. Doscientos treinta hombres, entre veteranos y novicios, componían la fuerza defensiva. Cien quedaban en las baterías de la Isla Gorriti, con la consigna de defender el sitio y los depósitos de la "Compañía Marítima", dedicada a la pesca de la ballena. Dos días so-portaron muy heroicamente los de Gorriti el bombardeo inglés. Cuando se agotaron los polvorines y más de la mitad de los hombres había muerto, la resistencia terminó. Tres columnas de infantería rápidamente sometieron la ciudad de Maldonado. Luego de la toma, comenzaron los registros de casas y el encarcelamiento de todos los hombres en los calabozos del Cuartel de Dragones. En la trágica noche del 29 de octubre de 1806, la soldadesca arrasó con ropas, joyas, dinero, utensilios; destrozó mobiliarios e imágenes santas; requisó caballos, bueyes, ovejas y aves de corral en una legua a la redonda; saqueó él hospital y los archivos que formaban la joven memoria de la ciudad. Tres días consecutivos con sus noches duró el pillaje. Al cuarto apareció en la plaza un bando firmado por el general Backhouse, que tranquilizó a los pobladores. El coronel Diego Vasall, nombrado Jefe de la Plaza, procedió con honestidad. El 13 de enero de 1807, la escuadra de Popham partió rumbo a Montevideo. En la bahía de Maldonado sólo quedó una fragata. En el corazón de los habitantes de la zona, heridas profundas.

La punta rocosa es un excelente pesequero y se ubica una torre de madera para avistamiento de la ballena franca austral, que llega a las costas de Maldonado entre agosto y octubre. Debe su nombre a la docilidad de su carácter. Suele acercarse a la costa en grupo, lo que la hace fácilmente ubicable. Se acerca a la costa porque busca fondos bajos en los cuales con frecuencia se la observa frotar su cuerpo contra fondos rocosos. Tiene una expectativa de vida de 60 años. La OCC (Organización para la Conservación de Cetáceos) es la encargada en Uruguay de su protección.

Laguna del Diario

Una simpática laguna en medio de la urbanización de Punta del Este, sobre la Ruta 10 en el tramo de la Parada 40 aproximadamente a 4 kms. de Maldonado. Debe su nombre a que durante la fundación de Maldonado Cevallos concentró en el lugar importantes caballadas, que a diario iban a tomar agua. Se practica windsurf, kitesurfing, kayac, etc. No habilitada para la navegación a motor. Tiene una pequeña playa.

Barrio Pinares

Debe su nombre a la cantidad de pinos que se encuentran en la zona gracias a la forestación de Henry Burnett.

Castillo del Pinar (parada 31)

En 1984, el Arq. francés Dourge acampó en el terreno durante varias semanas buscando la mejor orientación, haciendo que por las 36 ventanas que tiene la casa se vea el amanecer o el atardecer.Casa de Silvina Bullrich (parada 27)

Casa La Creciente, década 1970-80, muere en 1990. Escritora argentina que hizo las primeras crónicas sociales de Punta del Este: “Crónicas de mi aldea” apuntes de verano para el diario La Nación.Playa Las Delicias

En 1897 José Cavallo y sus hermanos—de origen italiano— comenzaron su carrera de comerciantes en la ciudad de Rocha, con una empresa cervecera y licorera llamada "El Globo", que fue premiada en dos exposiciones industriales, en la República Argentina en 1882 y en la Universal de París en 1895.

Los hermanos Cavallo buscaron nuevos horizontes. Llegaron a Maldonado y abrieron una sucursal de "El Globo", donde se bifurcan los caminos que llevan, uno a la ciudad de Maldonado, el otro a la península, sobre la mano derecha de la carretera (edificio que, a pesar de sus modificaciones arquitectónicas, deja traslucir sus orígenes). Inmediatamente se convirtió en el centro comercial más importante de la zona; tienda, almacén, depósito de verduras y de frutas. Los Cavallo importaban y exportaban. A raíz de eso, grandes barcos cargueros llegaban a la bahía de Maldonado con cereales, granos y llenaban sus bodegas con productos fernandinos. En 1897 construyeron un muelle de madera para que los barcos pudieran atracar. Y comenzaron las obras de un molino a vapor, que durante años fue un punto de referencia en esta costa todavía desierta.

El paraje se conocía como La Aguada. Después de la construcción del camino empedrado, avenida Porvenir, fue

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rebautizado como Barrio Porvenir o Barrio Cavallo. En el verano las familias fernandinas tomaban “deliciosos” baños y el lugar pasó a llamarse Las Delicias.

Ex – Hotel Las Delicias

En Rambla Claudio Williman, parada 24, teléfono 22573 y 23682. Sobre las ruinas del molino de los Cavallo, se inauguró en 1941 el hotel Las Delicias. Desde 1984 fue remodelado y funciona el IMET (Instituto Municipal de Estudios Turísticos).

Barrio residencial Miami Park

Por la Av. Rep. Argentina y luego Av. Francia. Se destaca la casa del gato en el tejado.

Casa de Rafael Alberti (parada 15)

Rafael Alberti poeta español republicano exiliado del gobierno franquista (guerra civil 1936-39). Llegan a Buenos Aires y luego veranean en Punta del Este: Casa La Gallarda (una de sus obras de teatro) en el Barrio Cantegril, parada 15 de la Mansa, a dos cuadras del río. Década de 1940 a 1950. Escribió Poemas de Punta del Este. Trabajaba de 5 a 10 de la mañana, luego largas caminatas por la playa junto a su hija Aitana (nombre de la Sierra de Aitana en Alicante, España, donde se cultivan las almendras para los famosos turrones, último lugar que el poeta vio desde la avioneta que lo llevaba a África para convertirlo en exiliado en 1939).

Playa Marconi

Punta del Este carga también con historias de sobria melancolía que se pierden en el pasado, sin que nadie atinara a rescatarlas con certeza. Tal parece ser la del Ingeniero Guillermo Marconi del que se dice que vivió unos pocos días en la península. En el terreno de las hipótesis, su llegada se situaría por 1923, cuando realizó su viaje al Atlántico Sur. Antes había estudiado en las Universidades de Liorna y Bolonia (Italia), su ciudad natal, y obtenido su doctorado en Física en la Universidad de Oxford. Luego, en 1896, patentaría el invento que revolucionó las comunicaciones, y hacia 1909 recibiría el Premio Nobel de Física.

¿Qué razón pudo atraerlo a estas tierras? Se dice que pudieron impulsarlo las observaciones de Darwin sobre la fuerza magnética. Según Julio O. Miranda, había proyectado instalar en Punta del Este una gran estación inalámbrica destinada a ser la primera en el Atlántico Sur. Sobre la costanera a la altura de la parada 10, existió una casa de madera, construida al estilo de la época, con una chapa esmaltada blanca en la que se leía "Marconi". Un edificio del mismo nombre ocupa actualmente ese lugar. Es imposible saber si allí realmente vivió Marconi. Se comenta que los argentinos se trasladaban hasta ese lugar para saber de sus experimentos, y don Germán Bonilla, viejo faenero de la Isla de Lobos, recuerda haber acompañado a Elettra —la pequeña hija del ingeniero— en sus paseos a caballo por los alrededores. La presencia o no del ilustre científico parece contradictoria de acuerdo a las fuentes que se consulten. Sin documentación, su episodio se inscribe en el enriquecimiento oral, en un mensaje trasmitido de generación en generación. Sin fotos, sin papeles, sin hilos.

Boliche La Fusa (parada 10)

Vinicius de Moraes, músico brasileño que junto a Toquinho y María Creuza en la década de 1970 entretenían con su bossa nova en La Fusa, boliche en el Edificio Isla Gorriti, en parada 10 de la Mansa, hoy la Rotisería Lorena.

El la “Samba para Vinicius”, Toquinho lo llama a Vinicius “poeta, poetita, compañero”, pues aunque se llevaban 33 años de edad compartieron 11 años de trabajo juntos en 1000 espectáculos y 110 temas grabados. Vinicius tenía una debilidad por las bañeras, pasaba muchas horas allí, cruzaba una tabla e instalaba su máquina de escribir, un teléfono, botella de whisky y balde de hielo. Murió en 1980 en una bañera a los 67 años.

Barrio Pine Beach (parada 5)

Gattás, desde Jerusalem llega a París para luego embarcarse, en 1911, hacia América. Educado por los jesuitas, tiene por oficio el de carpintero, que ejerce apenas llegado a Maldonado, trabajando a las órdenes del Arquitecto Le Monnier. Vive en la casa del Profesor Mazzoni, hombre que se convertiría en una celebridad. La

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primera guerra mundial le impide volver a su tierra, se radica en Maldonado y comienza a trabajar con la Compañía Ford, iniciando el servicio de automóviles de alquiler. Su "galera Ford" rompe la placidez y llena de humo y ruido la zona. Pero es un buen negocio que rápidamente encuentra imitadores. En 1920 instala la Agencia Ford y por espacio de varios años, se dedica en exclusividad a la venta de vehículos.Un joven odontólogo recién instalado, quería una cachua Ford T, pero no disponía de dinero. Gattás encontró la solución: "No importa, igual te la vendo a pagar un peso por cada muela que saques".

En 1934 compra una parcela de terreno a la altura de Parada 5, donde hasta hacía poco tiempo se formaba una laguna, a la cual los chicos de la península venían a recoger berros como programa de domingo. Crea su empresa constructora, y con la colaboración del Ingeniero Juan C. Paseyro inicia lo que sería el primer barrio residencial fuera de la Punta: Pine Beach. Plantó pinos, trazó calles, construyó "Chino-Aike", el primer chalet, y dos canchas de tennis. Lentamente, Pine Beach se fue poblando, especialmente con familias de origen anglo-argentino. Luego construyó el garage y el Residencial Gattás, donde hoy está la torre del mismo nombre. Por encargo, Gattás había edificado dos propiedades linderas. Cuando sus dueños llegaron a tomar posesión, se dieron cuenta que nunca habían decidido cuál le correspondía a cada uno. Esta vez, la solución de Gattás pasó por dos papeles metidos en un sombrero: el sorteo repartió las suertes con total aprobación de los interesados. Construyó muchas casas y varias veces las vendió con métodos originales; en cierta ocasión, por ejemplo, un cliente le encomendó la construcción de una casa, planteando, al mismo tiempo, que no le alcanzaba el dinero para terminarla. Gattás respondió: "No importa, yo la termino igual, pero usted me autoriza a alquilarla por las temporadas que sean necesarias, hasta liquidar la deuda y la utiliza el resto del año".

Edificios de Pintos Risso

Los típicos edificios del arquitecto Walter Pintos Risso (1907-2003) son un emblema de Punta del Este, sobre la rambla de la Mansa y en la península. Ladrillo visto, revoque liso, jardines, jerarquización del hall de entrada. Ejemplos: Edificio Pinar (1948, calle 24 esq. 29), Santos Dumont (1959, Av. Gorlero esq. 22), II Campanile (1960, calle 24 esq. 27), La Cigale (1977, calle 20 esq. Calle 1) y Lincoln Center (1982, Pda. 18).

Edificio Vanguardia

Más allá, en la parada 2, un almacén de paredes de lata legó su nombre, "Vanguardia", al edificio actual. Su dueño disponía de una tropilla de caballos criollos. A media tarde, después que los veraneantes dormían su siesta, los peones llegaban a las puertas de los hoteles, ofreciendo en alquiler las cabalgaduras. Hotel Conrad, Resort y Casino

En este lugar las lavanderas utilizaban para su oficio el abundante manantial de La Pastora, de donde provino la primera agua potable que abasteció a la península (torre de agua que fuera el atelier de Carlos Paéz Vilaró).

Ahora el Hotel, que se inauguró en 1996, de cinco estrellas, consorcio integrado por la cadena internacional Hilton y Baluma, firma conformada por capitales uruguayos, argentinos y brasileños, cuenta con 302 habitaciones y suites, cinco restaurantes y seis bares, casino.

Isla Gorriti

Salidas en lancha, tel. (042) 448955 – 441617. Actualmente la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación, conjuntamente con la Intendencia Municipal de Maldonado está desarrollando el proyecto de recuperación y puesta en valor de los bienes histórico culturales de la bahía de Maldonado. Estudiantes de ciencias antropológicas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación están a cargo del trabajo especializado. La isla fue declarada Monumento Histórico Nacional desde 1984.

Primeramente se llamó Isla Esmeralda por su vegetación, luego Isla de las Palmas por su vegetación, después Isla de Maldonado, y finalmente, Isla Gorriti. Al arribo del gobernador Viana a Montevideo en 1750, el comandante de la plaza, Capitán Francisco de Gorriti (hasta entonces gobenador provisorio) protagonizó en 1752 un altercado con éste y el Cabildo de Montevideo lo manda arrestar y trasladar a la isla en calidad de prisionero.

Se extiende de este a oeste en la entrada de la bahía de Maldonado creando dos canales de acceso, dando abrigo a la navegación. Entre Punta Ballena (8 km.) y Punta del Este (2 km.) en plena bahía surge la isla rodeada de azules y espumantes aguas que fuera motivo de atención de todos los primeros navegantes que vieron el Río de la Plata.

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Su superficie es de 82 há. con una longitud de 1.777 mts; sus anchos son: en un punto Norte mirando a Punta Ballena 674 mts., al sur 415 mts. y en el centro 340 mts.

A partir de los primeros años del S.XVI fue uno de los puntos de recalada de distintos navegantes: Juan Díaz de Solís (1516), Diego García (1526), los hermanos de Souza (1531). A lo largo del S.XVII los asentamientos o recaladas hechos en la isla por piratas holandeses, franceses, portugueses, ingleses, dan idea del valor estratégico que se le asignaba. Se destaca la actividad realizada por el corsario David en 1607, que construyó un fuerte de piedra y muchos ranchos.

La isla fue una de las sedes de la Real Compañía Marítima, fundada por Carlos IV para explotar el Atlántico Sur, y que además tenía funciones de defensa, para no ceder terreno a los ingleses. Se mantenía una huerta y la Compañía Marítima se dedicaba a la caza y al procesamiento de la ballena.

Las obras de defensa datan de 1773 y las baterías cuyos restos aún quedan de 1778 y 1779. El Gobernador del Plata, Diego Rodríguez Valdés de la Banda quiso hacer en el S.XVII que la isla fuera puerto de ultramar y sacar por el Atlántico las riquezas del Perú y del Plata. Quedan restos de las baterías españolas: San Antonio, frente al espigón de Punta del Este en la boca chica, donde estaba la batería de San Fernando con la que cruzaba fuego. En la costa norte están los restos de la Batería Santa Ana. En 1773 la isla poseía las siguientes construcciones militares para la defensa de estas tierras: batería grande (6 cañones), batería del noroeste (4 cañones), batería del sur (7 cañones) y batería del sudeste (5 cañones). Hechas de fajina (un entramado de paja, ramas o cañas y barro) con explanada de tablones. Había ranchos de paja para los soldados y el almacén de pólvora construído con piedras y tejas. Se conservan vestigios de fortificaciones que forman parte de lo que los españoles habían denominado como "La Campana".

En 1806, los ingleses toman Maldonado arrasando las defensas de Gorriti. Luego, la isla fue transformada en cárcel, tanto para presos políticos, desertores o simples delincuentes comunes.

En 1869 se organizaron corridas de toros con lidiadores pertenecientes a dos fragatas que se encontraban en el puerto de Maldonado. En 1873 se planificó la construcción de un lazareto y en 1855, ante una epidemia de cólera en Europa, se instala en forma provisoria un hospital para cuarentena de la gente de ultramar. A través del tiempo la isla también funcionó como cementerio, factoría de carne de ballena, e inclusive se desarrollaron ejercicios de tiro.

A partir de 1909 comienza la forestación de la isla con pinos, eucaliptus y tamarix.

En temporada lanchas de alquiler que salen del Puerto de Punta del Este y que recorren los dos kilómetros que median para visitar los restos de las fortificaciones, con sus bosques, sus pozos de agua potable en medio del océano, sus dos playas: la Honda y Puerto Jardín, base segura y permanente para los deportes náuticos que cada año se practican con más intensidad. Pueden utilizarse los parrilleros con mesas y bancos de material que le permiten pasar allí a quien así lo desee todo el día. Funciona un parador que es visitado por todos los turistas que llegan a eta isla.

Se comienza a circunvalar la península por Rambla Gral. Artigas, desde la Parada 1 de la Mansa a la Parada 1 de la Brava

Rambla de Circunvalación

Rodeando la península de parada 1 a parada 1 se ubica la rambla de circunvalación, construida como desahogo de tránsito, es en la actualidad además un lugar de paseo y el preferido para la práctica de Jogging y carretas automovilísticas. La parada 1 de la Mansa y la parada 1 de la Brava coinciden en la península y así sucesivamente, separándose cada vez más.

Paseo de Mailhos

En la playa Cigalle se encuentra desde principios del S.XX el viejo muelle, exactamente en frente a donde estaba la casa de la familia Mailhos y hoy se alza el edificio Espigón. En 1999 se inauguró un puente de madera y monolíticos que comienza en la parada 3 y termina en una glorieta de madera a pocos metros del viejo muelle de Mailhos.

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Puerto Nuestra Señora de la Candelaria

El puerto fue descubierto el 2 de febrero de 1516 por Juan Díaz de Solis, nombrándolo como Nuestra Señora de la Candelaria, por ser su día. Es un puerto turístico y deportivo de medio calado, con 400 amarras y 500 espacios en tierra.

Puestos de pescadores

Cada día los pescadores salen a buscar el pescado del día.

Edificio de la Aduana

Ya en una crónica del año 1812 se encuentra una primera referencia a la Aduana de Punta del Este, en los siguientes términos: "4 fanegas de cal para reparar los techos de los almacenes del Rey en la Punta del Este; y puertas y ventanas con sus herrajes correspondientes-para los almacenes". Cuando esos territorios pasaron a depender de la corona portuguesa —tiempos en que Uruguay era la Provincia Cisplatina—, la Aduana fue trasladada a la Isla Gorriti. El local, además, albergó las instalaciones de un hospital llamado el "Misericordia"; luego, bajo la gobernación del General Lecor, la Aduana pierde su habilitación como tal y se convierte en un simple despacho. Punta del Este no acepta esa situación y lucha por tener su Aduana propia. Para apoyar este proyecto frente al gobierno, Francisco de Aguilar ofrece una garantía. Aún con ese respaldo adicional, el proyecto es rechazado. Trámites y gestiones se suceden por años sin éxito, hasta que una delegación integrada por algunos prestigiosos vecinos de la zona, llega hasta Montevideo. Fue en el mes de abril de 1885. Eran portadores de un petitorio que, pocos días más tarde, aparece reproducido en la prensa capitalina. El documento incluía un llamado a licitación "Para la construcción de los depósitos de Aduana y muebles en el Puerto de Maldonado con sujeción a los planos levantados por la Dirección de Obras Públicas y el pliego de condiciones sobre materiales etc. Estaba comprendida también en aquel llamamiento la construcción del camino a que se refería el artículo de la ley respectiva".

Jaime Mayol ganó la licitación. La Aduana comenzó su historia, esta vez, rodeada por grandes festejos para celebrar la colocación de su piedra fundamental. Fue el Presidente Máximo Santos quien autorizó las fiestas referidas. Se especula que en ello influyó el recuerdo de su luna de miel pasada en la ciudad de Maldonado con su esposa Teresa Mascaré. Lo que registra la historia, más allá de las motivaciones personales de Santos, es que este, siendo presidente del Uruguay llegó un día a Punta del Este a participar de las ceremonias. Lo hizo a bordo del "General Rivera", vestido con un simple traje de calle y un sombrero de paja con una cinta bordó. Varios incidentes acompañaron la inauguración de la Aduana. Mientras el Presidente pronunciaba su discurso, se desató una tormenta eléctrica durante la cual se espantó una caballada cercana. Tres animales se metieron en el mar y se ahogaron. Los otros se lanzaron, atemorizados, a galope tendido por las dunas desérticas. A raíz de esta estampida mucha gente se refugió a bordo del buque presidencial. Ello no impidió que se organizara en Maldonado un banquete en honor del visitante. Una salva de 21 cañonazos saludó la partida de la comitiva gubernamental. Terminaba lo simbólico y se comenzaban las obras de la Aduana, cuyo edificio podemos ver hoy frente a los muelles del puerto.

En 1889, estando el Gobierno en manos de Máximo Tajes, se efectúa la primera mensura de la península. Mensura y distribución de solares que hizo el agrimensor Francisco Surraco. Esta primera mensura da lugar a un prolongado trámite entre los hermanos Lafone y el Estado, ya que aquellos no se manifiestan satisfechos con el trabajo que estiman perjudicial para sus intereses. Es por las postrimerías del siglo que comienza (arreglado el litigio) el loteo y el progreso de Punta del Este. La propaganda decía entre otras cosas: "Recomendada en los últimos días por los médicos más afamados de la República Oriental y de Argentina, a los enfermos del estómago, a los anémicos, y en general los que padecen afecciones adquiridas en el trabajo".

Entonces el viaje se hacía por vapor: el barco zarpaba de Montevideo y al cabo de siete horas, mediante cuatro pesos de pasaje, depositaba en el muelle de Maldonado a los viajeros. O por tierra: el viaje en diligencia duraba dos días con escalas en Pando y Solís Grande. Las diligencias son instaladas por una comisión de hombres progresistas, poco después de terminada la Guerra Grande. Salían las diligencias de San Carlos tres veces por mes. Unen tres pueblos importantes: Maldonado, San Carlos y Rocha. Y salían de Montevideo, despachadas por Pastoriza, desde la esquina del actual Hotel Florida, otras tantas. Después se hacía en un día: había que ir en ferrocarril hasta Estación La Sierra, de allí a Maldonado y a Punta del Este.

Yacht Club Punta del Este

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Fundado el 24 de febrero de 1924 por el doctor Niceto de Loizaga y sus amigos. Sus cenizas, por voluntad expresa, se esparcieron años después en una impresionante ceremonia marítima, en las aguas del mar manso a la altura de La Caldera. El edificio actual corresponde al año 1946. En 1980 surge el Yateste, que cumple importantes tareas y es sede de la Comisión de Regatas y de la Escuela de Vela, entre otras actividades.

La Withbread es la regata más importante y tal vez la más dura y difícil del mundo. Dos de las cinco escalas obligadas en sus 61.000 kilómetros alrededor del globo se realizan, año a año, en Punta del Este. Sus 23 barcos de 15 países añadieron una sofisticada belleza al entorno náutico que le da una magia particular a la ciudad.

Se toma por la calle El Trinquete, La Salina y 2 de febrero hasta llegar a la Plaza, luego se continúa hasta la Plazoleta Gran Bretaña, donde se desciende del bus para tomar fotografías

Esquina de las cuatro aguas

La intersección de las calles 2 de febrero y Capitán Miranda en la Península es la llamada esquina de las cuatro aguas, porque se ve el agua por los cuatro lados de la península.

Plaza

Este lugar fue el origen de Punta del Este, que primeramente recibió el nombre de Pueblo Ituzaingó. Uno de sus protagonistas fue Francisco de Aguilar.

Francisco de Aguilar, español, nacido en las Islas Canarias en 1777, hijo de un comandante, hizo sus estudios en Inglaterra. Emigró al Río de la Plata en 1810 estableciéndose en Maldonado en 1811. Lo hizo en la fragata Luisa, que la compró para dicho viaje. La equipó con todos los implementos necesarios para cruzar el océano, incluidos cañones, fusiles y otros tipos de armas. Lo cargó de mercaderías diversas y transportó en él un considerable número de pasajeros de origen canario —de 30 a 40 familias de labradores— que emigraban de las Islas Canarias "a causa de la ruinosa carestía que allí se experimentaba". Estos, una vez establecidos aquí, deberían pagar el importe de su pasaje.

En la travesía murió su mujer Luisa Bentancour, quedando a cargo de sus hijas Matilde y Emilia. A poco de llegar se casa con Matilde Píriz, oriunda de San Carlos, que le daría cuatro hijos varones. Enviuda y vuelve a casarse en 1835 con la fernandina Francisca Javiera Pareja. Apoyó el movimiento revolucionario, fue amigo de Rivera desde 1816 y facilitó dinero a Lavalleja para la Cruzada Libertadora. En 1820 se concedió a Francisco de Aguilar un terreno de cuatro solares por el Cabildo de Montevideo en lo que hoy es Punta del Este. Nueve años después comenzó a considerarse la idea de fundar un pueblo en aquel paraje. Y prosperando la iniciativa no se encontró mejor monumento para perpetuar la victoria de Ituzaingó, que nos abriera el camino a la libertad, que llamara con este nombre al pueblo que iba a levantarse. El agrimensor Julio Grossy levanta un plano en 1834 en el que aparecen delineadas las parcelas. Son los primeros pobladores, alrededor de la plaza, el citado Francisco Aguilar, que recibió una manzana; Juan Formoso, un solar; Manuel Ildefonso Coello, una cuadra cuadrada; Felipe Alvarez Bengochea, media cuadra cuadrada para instalar un horno, y otras dos medias cuadras cuadradas para instalar la capilla; Susbiela, un cuarto de la manzana en la esquina nordeste de la plaza.

Desempeñó diversos cargos públicos. Fue alcalde ordinario de Maldonado en los años 1829 y 30, Administrador de Correos en esta ciudad en 1834, culminando su actuación como Senador en los últimos años de su vida. Sin embargo, es indudable que lo más importante en la vida de Aguilar está en su actividad económica o comercial. Una pulpería fue el primer negocio suyo del que se tienen noticias. Pero hay más: obtuvo en 1820 por doce años una concesión, que después se prolongó, gozando de este derecho hasta su muerte, para la explotación de las llamadas "islas de lobos" que comprendían no solamente a la isla que hoy llamamos de Lo-bos, sino también las islas de Castillos y Polonio en Rocha. Esta concesión se amplió en 1835 a la pesca de ballenas que en esos años cruzaban en grandes cantidades las costas puntaesteñas. Creó también una empresa de importación-exportación para la cual utilizaba una goleta llamada "Loba", que transportaba cueros y aceite de lobo a Montevideo, Santos y Río de Janeiro, trayéndola cargada de fariña, café, almidón y caña. Incursionó en la ganadería, las plantaciones de olivos y pinos, la importación de gusanos de seda, de avestruces africanos y de dromedarios, como después lo haría el pintoresco Emir Arslan, recordado por el nombre de una playa. También se dedicó a la fabricación de baldosas, que hasta entonces solamente se importaban desde España, Italia y

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Francia. Y, en menor escala, de Buenos Aires o Brasil.

Faro de Punta del Este

Fue construido en 1860 por Tomás Libarena (20 años después pasó al Estado), cuenta con 45 metros de altura y los prismas de cristal que constituyen el sistema de iluminación fueron traídos de Francia. Funciona a electricidad y en caso de emergencia a gas de acetileno. El faro se cayó tres veces, entonces para cimentarlo se hizo una mezcla de cal, tierra y jugo de tuna, a lo que se llama tierra roma.

Estación de Meteorología

Desde la primera década del S.XX. Las observaciones meteorológicas las hacía Antonio Mrak, que tenía allí su residencia. Este singular personaje, había nacido en 1849, a bordo del velero "Santos". La nave era de su padre y a pesar de ese bautismo marino, fue en tierra firme donde Mrak encontró su destino. Puso en funcionamiento los servicios esenciales que necesita toda comunidad en la década de 1880: escuela pública, estación semafórica, servicio telegráfico y correo. Su relación con el mar no se perdió de todo. Quizá fue a raíz de ello que trabajó en la Capitanía Marítima y, más adelante, navegó entre Buenos Aires y Montevideo.

Estas experiencias lo llevaron a fundar en 1883 la estación de señales, mediante la cual se enviaban informes a los navegantes. Matilde Rivero, su mujer, y sus dos hijas, lo acompañaban en sus tareas que nunca le permitieron llegar a una cómoda situación económica. Las autoridades de la época no apoyaban su gestión, pero las compañías marítimas particulares pagaban 2 pesos por cada telegrama enviado. Mrak ganaba un peso por mensaje. Esa pequeña diferencia le permitió continuar con su trabajo. Hasta que un día el General Burgueño le obsequió un mástil que el mar había arrojado en la Isla Gorriti. Este hecho, aparentemente trivial, cambió su vida. Mrak mejoró el servicio de su precaria estación de señales e instaló la estación de telégrafo y correo en la cual, su hija Filomena M. de Ferragut, hacía las veces de telegrafista. Su nieto, Bartolomé, lo apoyaba en sus múltiples tareas, entre las cuales se contaban la educación de un grupo de niños de la zona.

Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria

Ubicada en la calle 10, entre la 4 y la 5. En 1909 se colocó la piedra fundamental y se inauguró en 1911. Remodelada en 1921: se levantó la torre del campanario y fue ampliada. En 1941 se vuelve a ampliar. En 1945 se tiró parte de la capilla existente y se construyó el local que existe en la actualidad. Se conserva la imagen de Nuestra Señora del Luján.

Punta de las Salinas

En esta punta rocosa que se interna en el mar, es donde se establece el límite entre el Río de la Plata y el Océano Atlántico. El nombre se debe a que cuando los hermanos Lafone compran la punta y la isla Gorriti en 1843 instalan allí un saladero, corrales, depósitos para los cueros y una salina, pero ni la salina ni el saladero prosperaron.

En 1843, durante la Guerra Grande, Alejandro y Samuel Lafone proponen al Gobierno (urgido por la amenaza económica de la contienda) la compra de Punta del Este aduciendo para ello el fomento de las poblaciones. Levantan un saladero y grasería sobre la parte que da a la Playa Brava. Samuel Fischer Lafone y Alejandro Ross Lafone llegaron a estas tierras como consecuencia de una aventura amorosa que tuvo como protagonista a Samuel. Este inglés nacido en Liverpool en 1815 se radicó en Buenos Aires, donde se enamoró de una aristócrata porteño, María de Quevedo. El padre de María negó el permiso por la querella entre católicos y protestantes. Se casaron en secreto, pero fueron descubiertos y entonces tuvo que huir a Montevideo. Comprada la Isla Gorriti y la península, instalaron un saladero y obtuvieron el usufructo de la matanza de lobos marinos desde 1843 y 1865.

Hacia 1843, Maldonado atravesaba un período de extrema pobreza. La plaza de San Fernando era un abandonado pastizal, la Iglesia se desmoronaba, la Comandancia y los cuarteles estaban en ruinas. El cementerio no escapaba al tono general, y la Isla Gorriti estaba habitada por conejos. La Guerra Grande desgastaba al país en todo su territorio.

En ese clima, los Lafone hicieron al empobrecido gobierno su histórica propuesta de compra de la península por 4.500 pesos plata: "con el objeto de fomentar la población y los adelantos y mejoras que ella trae consigo, los

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proponentes de acuerdo con el Superior Gobierno, y en el paraje que se considere más útil y conveniente, delinearán los terrenos necesarios para formar un pueblo de ciento a ciento veinte manzanas; y cederán, y desde ahora ceden a beneficio del Estado, y para que sea una propiedad de éste, las dos terceras partes de cada una de las manzanas, reservándose para sí, y siendo única propiedad exclusiva de los proponentes la tercera parte que queda de cada manzana, deducida las dos terceras partes que cedan a beneficio del Estado". Fue aceptada, pero al efectuarse la escrituración, los Lafone declararon: "que de la tercera parte que de cada manzana les corresponda, ceden y dan en cesión perpetua, para siempre jamás, a beneficio de las escuelas públicas de Maldonado, una cuarta parte del área que debe corresponderles..." Esta donación nos recuerda que, en 1844, Samuel donó el predio para la construcción del Templo Inglés de Montevideo.

También compraron la Isla Gorriti, en sociedad con el Almirante inglés Sir George Sartonius Kingth, "a perpetuidad y para siempre jamás, para él, sus herederos y sucesores, por la cantidad de mil quinientos pesos plata al contado". Y obtuvieron el usufructo de la matanza de lobos, por sucesivos contratos con el Gobierno, desde 1843 a 1865.

Durante los años en que los Lafone ocuparon estas tierras e islas, crearon un gran saladero del que años después relataban los cronistas: "en el año 1875 se veían todavía como restos de aquella opulencia, las chimeneas de las fábricas, algunas paredes del edificio central, trozos de un gran corral de palo a pique, unos tanques que sirvieron para depósitos de cueros salados, una caldera de hierro y otros vestigios de menor volumen".

En 1880 la Asamblea General reivindicó el dominio absoluto de la nación sobre la Isla Gorriti, indemnizando con 1.000 libras esterlinas a cada uno de los dueños. También a pedido de la Junta Económico-Administrativa de Maldonado, el Fisco inició una acción de nulidad de la cesión que el Estado les había hecho en la península. Se inició un largo pleito durante el cual se practicó a fin de 1889 la mensura y deslinde definitivo de Punta del Este, por el agrimensor Francisco Surroca. Fue allá por el año noventa y tantos que quedaron zanjadas las dificultades al respecto, comenzando desde entonces las operaciones de compraventa que han permitido, la diversificación de dueños y la fundación de un verdadero y pujante pueblo.

"El Siglo" de Montevideo, en enero de 1883, publicó: "algún día, cuando la locomotora cruce velozmente todo el territorio uruguayo, los bañistas porteños no se contentarán con sumergirse en las aguas de los Pocitos o de la playa Ramírez. Querrán tocar el océano, el océano con sus magníficas borrascas, con sus espléndidas serenidades, con sus olas siempre cambiantes... y donde sus aguas son siempre acres y salobres. Entonces el puerto de Maldonado será el punto de cita de la sociedad elegante...".

Así pasó. Y el pueblo que desde 1829 se llamó Ituzaingó, adquirió un particular perfil natural y humano, hasta que en 1907 —a pedido de un grupo de vecinos— se aprueba su nombre actual, Punta del Este. El argumento para el cambio fue muy natural: “todos la conocen por ese nombre".

Plazoleta Gran Bretaña

Ubicada en la denominada Punta de Salinas, la Plazoleta Gran Bretaña presenta un ancla del buque inglés Ayax, quien participara en la Batalla del Río de la Plata en el año 1939. La batalla enfrentó, durante la Segunda Guerra Mundial, a un acorazado de bolsillo alemán "Admiral Graf Spee", bajo el mando del capitán Hans Langsdorff con los cruceros ingleses "Exeter", "Achilles" y "Ajax", bajo el mando del comodoro Harwood.

En "La segunda Guerra Mundial", Churchill escribió que los acorazados de bolsillo habían sido diseñados para que sirvieran, en realidad, como destructores de barcos mercantes. Cañones, potencia, artillería y tonelaje, habían sido comprimidos sabiamente para lograr el máximo de eficacia sin despertar sospechas; ese balance entre capacidad de destrucción, velocidad y habilidad en la fuga, lo hacían superior a cualquier crucero británico.Construido en 1933, desplegaba 10.000 toneladas; el límite justo a fin de no violar las cláusulas del tratado de Versalles que puso fin a la guerra anterior. El nombre recordaba la memoria del Almirante Conde Maximilian Reichgraf von Spee, vencedor en la batalla de Coronel, en el Atlántico Sur, en noviembre de 1914. Cinco semanas más tarde, en el enfrentamiento de las Islas Malvinas, fuerzas muy superiores derrotaron su escuadra.

Tres meses atrás había abandonado un puerto alemán para iniciar su itinerario imprevisto de estratégicos golpes a los aliados. Al mando estaba el Capitán Hans Langsdorff. Formado en la mejor tradición de la marina alemana y teniendo a su cargo una unidad excepcional, sus desplazamientos desconcertaban —por lo ilógicos y efectivos— a la marina británica. Se conjeturaba que debía abastecerse en algún puerto perdido de la América Austral; otros

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estrategas sostenían que recibía combustible en pleno océano de buques que surcaban los mares bajo la apariencia de inocentes mercantes. Estos segundos estaban en lo cierto. Como tantas veces en los últimos años, el futuro “Tacoma” cargaba combustible en el muelle de La Teja en Montevideo. Pero la carga quedaría requisada en puerto y no saldría a alta mar a alimentar las bodegas del acorazado de bolsillo. Como éste, muchos otros barcos abastecían en alta mar al "Graf Spee", lo que le permitía quedar fuera del alcance de los servicios ingleses de inteligencia apostados en todos los puertos. Se tenía noticia del acorazado alemán cuando era dema-siado tarde y ya se había alejado cumplida su mortífera misión.

Sucedió el 13 de diciembre de 1939 a las cinco de la tarde. Pocos bañistas había en la playa, la mayoría eran obreros de la construcción que, luego del trabajo, buscaban reponerse con un baño de mar. Ellos fueron los primeros en ver en el horizonte columnas de humo que nadie asoció, en aquel momento, con la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Para esos hombres, la confrontación entre las grandes potencias era algo lejano, traído con atraso por los diarios y contado como un radioteatro muy distante en las viejas radios. Ahora, las diferencias dirimidas de la manera más violenta, hacían su aparición a la vista de todos. En pocos minutos, la costa se llenó de curiosos, de asombrados veraneantes que no podían creer lo que tenían ante su vista. Entre la costa y la Isla de Lobos, pasaba el "Formóse", proveniente del Havre con destino a Montevideo y Buenos Aires; sus viajeros eran refugiados españoles quienes, previendo lo peor, pasaron esas horas en el puente de salvataje con los salvavidas puestos. Custodiado por barcos de la Armada Francesa, el “Formose”, había cruzado sin novedad la zona del Atlántico que, luego se supo, era crítica para obtener el dominio de las rutas de abasteci-miento. Paralelo al barco de pasajeros, navegaba a quince kilómetros uno de los tres acorazados de bolsillo orgullo de la marina de guerra alemana, el "Admiral Graf Spee". Imprevistamente otro barco, el acorazado inglés “Ayax", apareció por detrás de la Isla de Lobos, usándola como escondite para no ser advertido por el "Graf Spee" y lanzó dos disparos. El primero cayó en el mar. El segundo acertó de pleno. Luego, dispersó una densa cortina de humo y, así protegido, siguió acercándose.

Cuando llegó la noche, los puntaesteños se quedaron sin ninguna información. Pero nadie se movía de sus puestos de vigilancia. La Prefectura no daba ningún tipo de datos. También el viejo crucero "Uruguay" había llegado a la zona de combate. Media hora más tarde, todo parecía en calma en el mar; no sucedía lo mismo con la gente de Punta del Este. Los pormenores de la batalla fueron trasmitidos por Bartolomé Ferragut Mrak desde el puesto de vigía del semáforo, que había levantado su abuelo Antonio Mrak. El "Graf Spee" y el "Exeter" pusieron proa al sur buscando puertos seguros. Las dos embarcaciones estaban seriamente dañadas por la artillería enemiga, a bordo había muertos y heridos que requerían sepultura y asistencia inmediata. Detrás de los detalles heroicos, aparecía el horror de la guerra. La nave inglesa alcanzaría Puerto Belgrano y el acorazado de bolsillo se refugió en Montevideo dando lugar a tres días de intensa batalla diplomática. El gobierno uruguayo del Gral. Alfredo Baldomir le dio un plazo de 72 horas para reacondicionar su barco. De todos modos, falto de municiones y con el armamento dañado, Langsdorff temió que su barco fuera destrozado a cañonazos por los ingleses. Decidió entonces, destruir el equipo secreto y una hora después de la partida del puerto de Montevideo, preparó el abandono del barco y la colocación de explosivos que estallaron al atardecer. Los sobrevivientes fueron a vivir a Buenos Aires, Montevideo y otras partes de la República.

Se continúa por la Rambla Gral. Artigas, de Playa Brava, hasta el monumento La Mano, donde se desciende para tomar fotografías

Hotel Palace Hotel (Ex Hotel Risso)

Ubicado donde se encuentra hoy el Palace Hotel sobre la calle de Las Palmeras. Lo instaló en 1890 Pedro Risso. Tenía un gran patio con árboles y canteros de geranios. Fue el primer hotel de Punta del Este.

El francés Julio Boeth estableció en 1888 una empresa pesquera, criadero de langostinos y ostricultura en Punta del Este. Construyó un local para cobijar todo lo necesario para el envasado de los productos marinos, especialmente las ostras que enviaba a Francia y Brasil (las extraía de una grandes excavaciones en las rocas). La empresa también incluía un cutter, cuatro lanchas, cuatro botes de servicio y un criadero de langostinos.

La iniciativa no prosperó por falta de personal. Fue adquirida por un grupo argentino que quería invertir dinero en la península. Julio Boeth continuó trabajando en ella de gerente administrador hasta que, a principios de 1890, la actividad quedó interrumpida por orden del Gobierno debido a que las embarcaciones pesqueras al tener que recorrer la costa hacían que mermara la matanza de lobos. Boeth se retiró.

Su dedicación a la pesquería no fue obstáculo para que elevara al Gobierno Departamental dos interesantes

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propuestas. Ninguna prosperó. La primera se refería al establecimiento de una línea de tranvía o ferrocarril a sangre desde la ciudad de Maldonado hasta la playa Las Delicias. La segunda, la construcción de un hotel "en su mayor parte hecho de madera, elegante, extenso, con salón de baile, de canto, de esgrima, de conversación, de lectura, departamento de baños calientes y de lluvia, café, billares, peluquerías y tambo".

Don Pedro Risso, que trabajaba para él, por cobro de sus honorarios se queda con las instalaciones. Eran dos piezas al frente, de piedra, y otras más de terrón, todas con techos de hierro galvanizado. Allí surgió el primer hotel de Punta del Este, en el terreno que hoy alberga al Palace.

Hijo de un modesto comerciante de Montevideo, Pedro Risso instaló en 1890 el primer hotel que alojaba a los pensionistas llegados a Punta del Este por primera vez. Atraídos por su don de gentes y también por la fama de su cocina, de sus conservas de pescado, los mejillones a la provenzal, el escabeche de sargos y muchas otras especialidades. Era un excelente pescador, aficionado a la pesca de toninas; llegó incluso a inventar un sistema para atraparlas por medio de un gran trasmallo. Su invención no le dio el resultado esperado, por lo que decidió dedicarse cada día más a su hotel.

Construyó un gran patio habitado por árboles y canteros de geranios; simetría vegetal que conservó el Hotel Central, actualmente llamado Palace Hotel, recostado en la calle de las Palmeras. La tarifa, con pensión completa, ascendía a $1.50. Las comidas eran verdaderos banquetes, los huéspedes podían repetir los platos tantas veces como quisieran. Sin que faltaran la leche y los huevos frescos producidos por los animales que se criaban cerca del establecimiento.

Las gallinas abundaban y muchas veces ponían sus huevos en las camas de los clientes. La única llave que existía era gigantesca. Servía para cerrar la letrina del fondo. Alrededor del hotel, pastoreaban chivas y vacas. Al amanecer, los huéspedes encontraban un vaso de leche fresca en el borde dé sus ventanas.

En ese tiempo había dos maneras de llegar a Punta del Este. Por barco desde Buenos Aires y Montevideo, a un costo de $ 4.50, y por tierra en carretas o diligencia. Los barcos atracaban en el muelle de Las Delicias.

El revólver formaba parte del ceremonial del primer hotel. Don Pedro Risso mataba a las gallinas a tiros y sus huéspedes, entre los que podríamos mencionar a tantos apellidos ilustres del Río de la Plata, llamaban a su vez, a los mozos desde sus casillas, con uno, dos o tres tiros, para marcar su lugar.

La vida era tranquila y sencilla. Para los habitantes de todo el año, así como para aquellos que llegaban al hotel de Risso a pasar sus vacaciones, buscando un entorno natural, agreste, diferente. Se servía solamente champagne francés para festejar el cumpleaños de alguno de los veraneantes.

Primeros chalet

Recién en 1907 una comisión de vecinos se presenta ante las autoridades a pedir que se cree oficialmente el pueblo "Ituzaingó", que se instale el Juzgado, la escuela, la comisaría, la junta auxiliar y que se planee la construcción de una carretera que una Punta del Este con Montevideo. El presidente Claudio Williman acepta en 1907 el nombre de Punta del Este para la península "porque es el que se usa".

En las proximidades del Hotel de Risso comienza la construcción de los primeros chalets por 1900. Don Vicente Ortega —un uruguayo residente en Argentina— y su esposa, compraron dos solares en la Punta, usufructuando las facilidades que brindaba el gobierno uruguayo para tales transacciones. Así se construía, en el primer año del siglo, el primer chalet. Al año siguiente un amigo de los Ortega construyó el segundo. Los Ortega fueron los padrinos cuando se puso la piedra fundamental a la Iglesia de Punta del Este, el 4 de febrero de 1909. Su casa había sido durante años el lugar donde se celebraban las misas.

Risso, y sus amigos Juan Serra y Antonio Mrak iniciaron una campaña publicitaria de tal magnitud, que en 1905 se produjo el primer "boom" de venta de solares. En la propaganda de los remates se aseguraba que era la calidad balnearia más importante en todo el Río de la Plata". "Recomendada en los últimos años por los médicos más afamados de la República Oriental del Uruguay y de la Argentina, a los enfermos del estómago, a los anémicos y en general a los que padecen enfermedades adquiridas en el trabajo.”

No todo era paradisíaco. Los baños de mar mixtos estaban prohibidos. Frente al Hotel Risso (hoy Plaza Julio María Sosa) los hombres y las mujeres cruzaban entre alambrado un terreno donde la presencia de vacas y ca-

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ballos le daba un aire de potrero. Esta caminata bastante rural era imprescindible para llegar a las playas. Los hombres a la llamada "El Plato" sobre playa Mansa, hoy cubierta por la ruta que circunda la península, y las mujeres a "La Pileta", situada sobre la playa Brava.

Por las tardes, los hombres iban a cazar conejos a la Isla Gorriti, o a pescar con aparejo en el paraje llamado "El pozo de la vieja" (donde estuvo ILPE). De noche entretenía la lotería de cartones. No se bailaba, pero sí se jugaba a las prendas, damas, dominó y sapo'.

Hotel Biarritz

En calle 20 y 25. Esplendor en las décadas de 1940-50. Hoy edificio de apartamentos. Las obras del Hotel Biarritz, iniciadas en 1907, fueron dirigidas por el arquitecto C.E. Medhurst Thomas. Definido en esos años como "excéntrico y Victoriano", impulsado por la "Sociedad Anónima Argentina Balneario de Punta del Este" con acciones de $ 10 oro sellado, recibió autorización legal para instalar un casino. Este abrió sus puertas en 1917. Su construcción fue un impacto para la vida pueblerina. Tenía las características de los grandes hoteles de la costa francesa. Era tal su suntuosidad, que la Sociedad obtuvo la concesión de importar, libre de gravámenes, las maderas, cortinados, arañas y todo cuanto necesitara la decoración, directamente de los más refinados centros europeos. Fue escenario de las primeras grandes fiestas, congregando huéspedes que protagonizaban la vida polí-tica, social, diplomática y del mundo del arte.

Allí, pese a los mosquiteros, la arena voladora no respetaba ni los dormitorios. Incómoda presencia para las damas, de obligatorio vestido de baile para la noche, y caballeros, de smoking, cuello palomita y pechera almido-nada. Las pocas calles transitables tenían alambrados a su costado; sólo estaban cubiertas por una delgada capa de tierra que, expuesta al rigor del salitre, mostraba apenas una gramilla seca y corta.

Entonces las "fronteras" de la pequeña Punta del Este llegaban hasta donde está hoy el Club Ciclista. Los médanos, seguían siendo dueños del resto. La pescadería más concurrida era la de los hermanos Lobato; le habían encontrado un nombre más apropiado para Morería o verdulería: "La Flor del Pago". Era el centro de reunión de las vecinas, que veían aumentar, año a año, el número de ingleses, sobre todo en marzo. Presumían que serían ellos los primeros en bañarse en el mar bravo. No se equivocaron.

Hotel British House

El gran competidor del Biarritz fue el British House. Su nombre evidenciaba el agudo sentido comercial de sus dueños, de nacionalidad francesa: Monsieur y Madame Pitot, que sin embargo instalaron un hotel de estilo inglés. Le dieron al British House un decidido aire europeo. Desde el comedor, donde se servía una exquisita comida, se divisaba la Isla de Lobos, y junto al ventanal, una acuarela de autor desconocido reproducía el paisaje.

Era un hotel inglés no sólo por su nombre. También en sus hábitos: las comidas respetaban un horario estricto, y a ese mandamiento inflexible se sometían huéspedes como los Burmester, los Irureta Goyena, los Puppo, los Manini Ríos, los Etchegaray, Comodoro Guillermo G. Nunes, Teodoro Kusstrow, Ramón Leiguarda, Jorge Morrison, Vicente Ortega. Después de la cena, se bailaba al compás de una vieja pianola Ángelus.

La más concurrida era la playa Mansa. Sus habitúes estaban bien definidos: los que llegaban en bicicleta alquilada en la casa "Mari",frente a "La Flor del Pago"; los que tomaban el copetín en "La Fourmi", cercana a un trampolín construido con pilotes de madera. Madame Pitot había hecho construir unas casillas para que sus huéspedes se cambiaran, pagando por el uso $ 0.20.

Los Pitot levantaron años más tarde el Hotel La Cigale, que marcó, como ellos, una etapa en la evolución del balneario. Si algún personaje dejó en la memoria de los puntaesteños una suma de imborrables recuerdos, ese fue Madame Pitot. Entender su voluntad y su influencia, comienza por conocer algo de su vida antes de llegar a estas tierras. Junto a Emilio Pitot, su marido, habían dejado una Francia, una Europa convulsionada social y políticamente, buscando nuevos horizontes calmos y seguros. Esta ejemplar mujer había trabajado en la Cruz Roja del viejo continente; allí comienza su vocación de servir, su dedicación a cuidar, aconsejar y hasta acompañar a los enfermos de una Punta del Este que carecía de una adecuada atención médica.

El peregrinaje a los Pitot los llevó al sur de Chile y de la Argentina, pero el lugar que decidiría su destino estaba

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en otro país. Punta del Este les brindó la calma tan deseada, la tranquilidad interior, un paisaje estéticamente perfecto, un desafío a su capacidad creativa.

La búsqueda había terminado. Comenzaba ahora una vida de trabajo, de integración con toda la gente de la zona, para formar —conjuntamente— un estilo de vida, que se puede definir como sacrificado, creador, ordenado. Pero también amable, grato y saludable.

Aún hoy, mujeres y hombres de la zona recuerdan las enseñanzas de Madame Pitot. Clases de cocina, bordado, enfermería, patisería, arreglos florales, lavado y planchado. Estas actividades estaban integradas naturalmente a la personalidad de una mujer educada en la Europa del Siglo XIX. Una Europa que presentía la Gran Guerra, pero que aún valoraba la utilización de recursos para facilitar la vida cotidiana con orden y organización.

En poco tiempo Madame Pitot fue imprescindible en la zona. La gente recurría a ella para pedirle consejos referidos tanto al área del trabajo, como a las demás que conforman la vida cotidiana. Su calidad humana era acompañada por una gran austeridad y un continuo rigor consigo misma.

Algunas tardes, se la veía sentada frente a uno de los grandes ventanales de La Cigale. Haciendo petit point, leyendo libros de Pierre Loti o tal vez recordando su pasado europeo, que revivía en atardeceres puntaesteños, la hora cuando el color del mar de playa Mansa es gris.

La cocina formaba, lógicamente, parte importante de su rutina diaria. Sus famosas empanadas y cassattas eran cuidadas en su confección personalmente por esa francesa de pelo recogido, pantalón de seda con iniciales bordadas; su cara de marcados rasgos, era el marco adecuado para unos ojos cargados de pasado, de sabiduría.

El empuje de Madame Pitot se materializa en el singular entorno que significó La Cigale. Tenía la construcción todas las características de un hotel de primera categoría, más que por sus tarifas —que eran muy accesibles si tenemos en cuenta todo lo que brindaba— por el gran refinamiento que lo envolvía y que se iniciaba en la decoración. Los muebles eran de madera clara, tapizados en su gran mayoría con chintz importado de Inglaterra; la natura leza se hacía presente en los grandes arreglos de flores y ramas que la misma Madame Pitot componía en los pocos ratos que tenía libre en días de intensa actividad. Vajilla y cristalería correspondían al conjunto agregando ese tipo de detalle apenas perceptible que logra marcar diferencias. En los sótanos, mucamas, lavan-deras y planchadoras formadas al estilo de Madame Pitot, lograban imprimir a la ropa de cama de hilo, las toallas blancas y los guardarropas de los huéspedes el carácter refinado del hotel.

Todo ello, conseguía la fidelidad de los habitúes durante muchos años. Las mismas caras y apellidos se repetían a lo largo de inolvidables temporadas, en las cuales La Cigale —que dominaba la Parada 1 y la entrada de Punta del Este— se había convertido en un símbolo del balneario de entonces, calmo, distendido, formal, pero lo suficientemente cálido para incitar al regreso. Algunos automóviles de estilo Rolls irrumpían en calles donde las veredas aún eran de pasto. Los juegos de cartas formaban parte de la vida del balneario. Era la época del rummy, el bridge y el poker; los más acriollados preferían la escoba de quince, el truco y el sucio.

La Cigale marca una época, define una manera de vida peninsular, pautada predominantemente por la idiosincrasia argentina; en estos años las clases altas de nuestros países miraban preferentemente a Europa, la gran mayoría de las familias de la oligarquía tenían debilidad por todo lo que fuera francés o inglés para todo lo que llenaba su vida cotidiana. La Nanny, la Mademoiselle y, a veces, la Fraülein, eran habituales en la educación par-ticular y hogareña de la gente menuda. Los veranos puntaesteños recibían, junto a las familias, la clásica figura de las institutrices europeas. Acompañaban a los menores a la playa, compartían sus paseos y los llevaban por la tarde a tomar helados a La Cigale, cassatas de tres colores en las que predominaba el chocolate.

Los trajes de baño de las niñas, estaban confeccionados con telas de algodón fruncido; el atuendo se completaba con capotas de piquet blanco almidonadas y pequeños ramitos de flores en tonos pastel. Las niñeras se vestían con gran pulcritud: faldas tableadas, generalmente largas, y blusas con cuellos redondos festonados; predominaban el azul marino, el gris claro y en algunas tardes, alguna combinación en base de negro.

El estilo británico prevalecía, tanto en la ordenada vida familiar como en el cumplimiento de horarios estrictos. A tal punto que, a pesar del sol fuerte que invitaba a la playa, se respetaba el five o'clock tea, acompañado por scons, tortas de ángel, mermeladas inglesas de naranjas amargas, grape fruit y limones.

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Hacia las siete de la tarde, un paseo habitual era llegar hasta el almacén de Emilio Sader para comprar telas importadas de Francia e Italia: seda natural satinada con diseños Liberty en tonos verde agua, rosa viejo, beige o azul Turner.

La temporada de esos tiempos duraba cuatro meses. El final de las vacaciones lo señalaba el comienzo de las clases en Buenos Aires; por ello, algunos años los veraneos se prologaban varias semanas más de las previstas. Pero siempre había planes que llenaban las horas. Por la noche, los famosos bailes de La Fragata. Por las tardes, ir a las grutas de Punta Ballena, un paseo cargado de espíritu de aventura, que tenía en el trepado de las laderas rocosas un desafío adicional.

Las jóvenes cuidaban la línea saltando a la cuerda o practicando la equitación, pero todo ello sin olvidar la formación mundana en base al modelo británico. La gente hablaba en voz baja y se manejaba con prudencia, el mar era escenario de una tranquila vida marina que reproducía lo que sucedía en los balnearios europeos. Pero era Inglaterra la que marcaba el tono, desde los horarios al diseño, desde las costumbres a la moda.

Mientras el viejo continente se encaminaba hacia otra guerra, Punta del Este parecía querer rescatar de la historia lo mejor de las tradiciones nacionales que, muy pronto, se enfrentarían en el campo de batalla.

Hotel España

Un tercer establecimiento, el Hotel España, había irrumpido en 1910 en la captación de veraneantes, con un cúmulo de propuestas revolucionarias. Ofrecía un gran garage pensado para atender la expansión de vehículos, cancha de tennis para los precursores en asociar el verano con la buena salud y el ejercicio, peluquería para hombres, lanchas para pescar o pasear, dos coches para llevar a los clientes hasta la playa y, en sus dependencias, la primera agencia del Banco de la República instalada en Punta del Este. Pero el detalle más sofisticado, eran las bañeras con agua de mar atemperada, calentada con gasificadores a queroseno, los legendarios "Primus".

Construido por un comerciante, Joaquín García. Cada 19 de marzo, fiesta de San José, el hotel ofrecía una gran reunión a los clientes, que si bien tenían prioridad, no eran los invitados exclusivos. Las puertas de una de las tres chacras se abrían de par en par. En el España se llevaron a cabo dos banquetes celebres. Uno en homenaje al ex-presidente don José Batlle y Ordóñez; otro, al entonces presidente don Baltasar Brum, ofrecidos por la población del balneario.

En el verano de 1911, —un año después que un automóvil Dodge Brothers Doble Phaeton y una motocicleta Indian rompieran la serenidad del estío— Punta del Este asistió a su primer gran escándalo: los baños en la playa se convirtieron en mixtos. Antes de esa fecha, cualquier mirada indiscreta debía pagar una multa de $ 4. Pero aún las mujeres llevaban pantalones largos que sujetaban con cintas a los tobillos, blusones, sacos con botones, za-patillas y largas capas que las cubrían desde los hombros hasta los pies. Los hombres, más audaces, usaban pantalones cortos y camisetas rayadas.

Se nadaba mucho. El trampolín estaba permanentemente ocupado por intrépidos que llegaban, nadando al estilo "over", hasta las cadenas de los barcos anclados en la costa. Entre los que descollaba el "Shaheen" de los Badaracco, donde se organizaban fiestas que hicieron época.

En los primeros años de la década del 10, bajo las novedosas y pesadas sombrillas, se conversaba intensamente sobre los constantes naufragios en la zona. Como el de la draga "Lauro Muller", el "Baruby", el barco griego "Proodos", el "William Bell" y el "Fortune". Veinte años más tarde, otro navio griego, el "Goulandris", arrojaría a la costa durante meses, el maíz de su cargamento.

Hotel Miguez

En las calles 20 y 31, uno de los más lujosos. José Míguez —un hombre que dejaría su huella en la historia del balneario - presentaba otra originalidad. El autoabastecimiento con tres chacras de donde llegaban frutas, verduras y huevos.

Donde hoy está el Edificio Míguez, un señor de apellido Thomasset, solitario y pensativo, tenía una casilla. A pesar de su carácter introvertido, organizó una gran venta de solares en los cuales promocionaba la Empresa Constructora de don Francisco Mesa.

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Restaurante El Mejillón

En Punta del Este se inventó el chivito. En el restaurante de Antonio Carbonaro, El Mejillón sobre la calle 31, uno de los más concurridos entre 1940 y 1960. Una noche una clienta pidió carne de chivito. Como no tenían le prepararon una roseta tostada con manteca, una feta de jamón y un lomo jugoso. Ella quedó encantada, los Carbonaro salieron de un apuro y, sin querer, inventaron el chivito.

Los hermanos Antonio y Donato Carbonaro, —que también se dejaron atrapar por el encanto de Punta del Este— fundaron lo que fue, desde 1944, el lugar que motivó la frase, "¿Dónde nos encontramos? En 'El Mejillón'." Durante años, la respuesta era tan natural como ir a tomar sol.

Don Pascual Gattás ya había construido su garage y local de venta donde hoy está la torre con su nombre. Allí, también tenía la representación de la firma Ferrosmalt. Antonio Carbonaro recuerda que, precisamente, la primera cocina para "El Mejillón" se la compró a Pascual Gattás, en cuotas que pagaba todos los lunes por la mañana. Antonio llegó por primera vez a Punta del Este un día de 1943; su hermano ya vivía allí. Tres días más tarde decidió que dejaría atrás su vida bonaerense, donde era considerado un buen jugador de fútbol. Con los años "El Mejillón" se transformó en punto de descanso obligado en el trayecto que unía a los dos grandes casinos, Nogaró y Míguez.

Un 31 de diciembre de 1943 "El Mejillón" abrió sus puertas. Se había invertido una fortuna en la empresa: 25.000 pesos, que equivalían a otros tantos dólares. Los primeros días el público fue escaso. Un episodio casual, protagonizado por el Dr. Guisty, provocó un cambio radical de la situación; con su elegante esposa entraron una noche a tomar un whisky, en lugar del tradicional Pommery que se estilaba. Comentó en la barra con el dueño del local su preocupación por no llegar con las manos vacías a una comida en casa de amigos; entre la duda y la hora, parecía no haber solución. Rápidamente Carbonaro sugirió una botella de whisky. Costaba 22 pesos, Guisty no llevaba ese dinero en su poder, Carbonaro insistió en que pagara después. Los comentarios sobre le gesto simpático y desinteresado, fueron el detonante para que, a partir del día siguiente, El Mejillón", que nunca cerraba, se viera colmado de público las 24 horas del día.

En sus mesas, se congregaron figuras de los más diversos orígenes: don Lorenzo Batlle Pacheco, los presidentes Tomás Berreta y Luis Batlle, los actores Pepe Arias y Sofia Bozán, Jorge Ferradas, los Souza, los Santamarina, los Gaínza Paz, los Ferreira, los Salaberry y Alberto "Mozo" Fernández; este último, en los años sesenta — en el mismo local donde "El Gordo" Iribarren abriera el segundo y último "Museo" — inauguró "La Tenaza", un bar de similares características al de Iribarren; allí llegaban los Heber Usher, Capurro, Peralta Ramos y tantos otros nombres que son parte de la mejor historia del balneario uruguayo.

Otros lugares compartían con "El Mejillón" el atractivo de la noche puntaesteña; en el edificio Míguez, Tito Barbieri abrió una de sus dos boites: "Golden Gate". La noche de la inauguración, comenzaron su temporada ve raniega Tania y Discépolo, hombre de carisma irresistible. En el Hotel Nogaró se instaló la boite "La Tromba". Allí debutó Miguel de Molina, inconfundible con sus insólitas blusas a lunares, pantalones ajustados, zapatos cerrados estilo "botín" con un taco de cuatro centímetros, pelo negro reluciente y desbordante simpatía. Terminada su actuación, Miguel de Molina caminaba todas las noches desde el Nogaró hasta "El Mejillón", que se transformó en su segunda casa y donde protagonizó divertidas veladas.

Las anécdotas de y sobre "El Mejillón", son innúmeras. Una noche, el Arquitecto Francisco "Pancho" Lasala escandalizó a los vecinos madrugadores, tocando su clásico clarinete; sin embargo, una hora después, con el agregado de otros instrumentos —entre los que se destacó un bombo bastante insoportable— Lasala convenció a los mismos vecinos desvelados para que se integraran a la farándula, que se prolongó hasta el amanecer. "El Mejillón" era el centro del ruido de la noche puntaesteña, pero en otros locales también se vivía intensamente.

Los quince años de la era Carbonaro al frente de "El Mejillón" (que pasaría a manos de los Núñez en el año 1959), además de ser símbolo de una época del balneario, es la prueba más contundente de la incidencia del factor suerte en la vida de los negocios vera de interés, en cita ineludible para todos los visitantes. Verano a verano se repite la magia. Sin que nadie sepa la razón, hay lugares que viven una continua corriente de público. Esa alternancia de triunfo y pérdida es parte del desafío puntaesteño.

La otra cara del éxito de "El Mejillón", que se prolongó durante décadas, fue documentada por un privilegiado

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testigo, que sumó a su poder de observación un fino sentido del humor, haciendo que estrepitosos fracasos, des-pués de muchos años, puedan ser vistos con nostalgia, como el complemento imprescindible si se quiere entender la totalidad de una época que muchos reconocen como la más divertida de Punta del Este.

Jaurés Lamarque Pons fue músico infaltable en los más recordados locales y fiestas de los dorados años puntaesteños. Pero además de tocar el piano paseaba su mirada crítica por todo el salón. En su libro "El Varíete y yo", cuenta dos de aquellas fiestas; ya que les puso música, nadie mejor que él para ponerles letra.

"En otra ocasión, durante una temporada, no entró ni un solo cliente en su local. Y a mediados de febrero, cuando ya se habían perdido todas las esperanzas, apareció por la casa un francés que hablaba mucho y que, al parecer, tenía grandes ideas. No sé de qué medios se valió pero lo cierto es que convenció a nuestro hombre, para que le permitiera realizar, como espectáculo de gran atracción, 'La fiesta del desierto', evocando con una decoración especial, motivos característicos del Sahara, con pirámides, esfinges, palmeras y alguno que otro oasis. El éxito estaba por demás asegurado".

"Una persona con el mínimo sentido del humor y en las condiciones en que se venía trabajando, hubiera tomado este proyecto como una cruel ironía y lo hubiera rechazado de plano. Pero el propietario, al parecer, no tenía esa cualidad, aunque tenía otras, y aceptó la idea. El francés transformó el local con reminiscencias moras y berberiscas y llegó por fin la noche del gran espectáculo que fue verdad.

Avenida Gorlero

La antigua calle 4, debe su nombre a Juan Bautista Florentino Gorlero, nacido en Maldonado y que fuera el primer Intendente del Departamento entre 1909 y 1913, y permanente propulsor de Punta del Este. Uno de sus hijos, Juan Máximo Gorlero fue el Comodoro que funda el Yacht Club e hizo lo imposible para que la regata Withbread pasara por Punta del Este.

Tiene galerías comerciales, restaurantes, pizzerías, cafés e inmobiliarias. Centro de encuentro de los adolescentes que luego de la caída del sol van a “gorlerear”.

Pocos conocen el origen del nombre de la avenida puntaesteña que concentra coches, transeúntes, comercios, para transformarse en la arteria más vital del balneario. El primero de los Gorlero que llegó a estas tierras fue Do-mingo, un genovés, viudo con dos hijos, que a su diploma de navegante unía el título de Conde. Una recia tempestad le arrebató su nave y lo transformó en hombre de tierra firme en Maldonado. Allí se casa en segundas nupcias con Manuela Núñez, que le dio varios hijos más. Uno, Juan Bautista Florentino Gorlero, es el que recuerda la avenida.

Nació en Maldonado en 1849, ciudad que lo tuvo, desde 1897, como gerente de la sucursal del Banco de la República. Al crearse en el país el régimen de Intendencias, la autoridad nacional lo designó, en 1909, primer Intendente del Departamento.

Su visión del futuro fue diáfana. Contagió su entusiasmo a su amigo Camilo Guani, presidente de una sociedad financiera bonaerense con central en París. Ello abrió un camino de fundadas esperanzas. Luego de reunir capita-les, Guani y Gorlero proyectaron lo que debía ser un gran conjunto de obras. Entre ellas echarpn las bases para levantar el Hotel Bia-rritz, que no sólo incluiría el edificio actual, sino también dos cuerpos más, de la misma im-portancia.

Como experiencia revolucionaria la sociedad importó de Noruega dos chalets prefabricados: los dos técnicos que vinieron del norte para asesorar en su instalación —que durante su labor no tuvieron siquiera que utilizar un serrucho— desaparecieron en una salida a pescar en altamar. Uno de los chalets aún está en pie, se llama "El Noruego", y desde 1925 pertenece a la familia Ravenna. Su gemelo en cambio ya no existe. Estaba situado en el lugar donde hoy se levanta el Hotel Iberia.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, la central parisina de la financiera quiebra, arrastrando a la filial uruguaya. Fue necesario liquidar apresuradamente la empresa, vendiendo también sus terrenos, cuando los precios eran irrisorios. Esa circunstancia influyó en ingleses y argentinos principalmente, que adquirieron solares e inmediatamente comenzaron a construir.

El 27 de julio de 1915 muere Juan Bautista Gorlero. Su dinamismo se extinguió cuando contaba 66 años. Su

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actividad en el terreno privado y la acción comunal desarrollada durante tanto tiempo, motivó que después de su fallecimiento, la Junta Departamental decidiera hacerle un homenaje y para que su recuerdo perdurara en las futuras generaciones se le dio su nombre a la principal calle del "Pueblo de Punta del Este".

La energía de la estirpe Gorlero no termina con este justificado homenaje. Son varios los integrantes de la familia que contribuyen —cada cual a su estilo— al desarrollo de diversas actividades que van desde lo económico y co-mercial hasta lo social y deportivo. Su hijo Juan Manuel, que desde adolescente trabajó junto a su padre, ligó su vida al acontecer de la península. A título personal o en nombre de las instituciones que presidió o integró, fue autor o promotor de las obras más importantes realizadas en Punta del Este en las décadas del 30 y 40, primera época de oro del balneario.

"Cuando su padre quebró, Juan Manuel varó en un Banco", dijo en tono de broma un banquero inglés. Lo cierto es que a bordo de sus sucesivos Mero I, II y III —se dice que fue un mero el primer pez que sacó en Punta del Este— nunca dejó de ser marino. Comodoro del Yacht Club de Punta del Este, su barco fondeaba en verano en la ensenada de Gorriti. Allí concurrirían los demás navegantes, en la certeza que encontrarían la mejor y más amable información sobre las posibilidades marítimas de la jornada. Pero su labor no se reducía al divertimento. Con visión certera y obstinación, luchaba por el progreso de Punta del Este en temas que iban desde las carreteras hasta el saneamiento, pasando por el puerto, el agua corriente, la iluminación, pavimentación y enjardinado. Todo le parecía importante, desde pedir informes sobre el primer salvavidas que tuvo la Brava, Enrique Pucci, hasta el reglamento para el desarrollo del yachting en el país.

En la prensa de ambas márgenes del Plata, defendió la realización de obras imposter: gables para dotar a Punta del Este de las comodidades imprescindibles requeridas por la jerarquía internacional que el balenario iba adquiriendo.

Su "Memorándum de las obras y mejoras que requiere la zona de turismo de Punta del Este", destinado al Poder Ejecutivo, fue un documento prolijísimo que revelaba una inteligente visión del futuro. Desde 1940, año en que se forma la "Liga de Fomento de Punta del Este", le prestó toda su colaboración como consta en los Libros de Actas, e intervino en innumerables proyectos y realizaciones.

Caminar por Gorlero, es transitar por la mejor historia de temporadas memorables, es recordar un apellido que hizo mucho para el presente brillante de la península.

Una figura destacada como propulsor de Punta del Este fue Juan Gorlero, nacido en Maldonado en 1849, hijo de Domingo Gorlero, genovés, y de Manuela Núñez, fernandina. La participación de Juan Gorlero en el progreso de Punta del Este desde su cargo de primer Intendente del Departamento de Maldonado y su vinculación con la obra del presidente Claudio Williman en lo que tiene que ver con el departemento, lo lleva a convertirse en una personalidad relevante.

En ese contexto nostálgico y desarrollista, los O'Donnogue instalaron la primera inmobiliaria. La venta de terrenos que entre otros ofrecía el Banco Superviene, facilitó la construcción de pequeños chalets con techo de dos aguas y paredes color garbanzo. Crecía la mole del Hotel Nogaró, primero en romper la horizontalidad de la zona anunciando lo que seguiría, y los plantadores de pinos comenzaban a dominar los médanos sobre la Mansa y la Brava, vislumbrando la rápida valorización de cada metro conquistado.

Era la época en que Pierre Bardin acuatizaba con su avión frente a La Cigale y solía pasar por la peluquería que el pintoresco Dante Paracampo había bautizado "Los Inmortales", en honor del General José Gervasio Artigas y Carlos Gardel.

La Guerra Civil de España acercó parte de la diáspora republicana. Llegó Rafael Alberti y José "Pepe" Suárez construyó su casa "El yelmo de Mambrino". Junto a "La Ñora" de otros refugiados, los famosos vigüelistas Aguilar fueron centro de la "inteligencia" donde se recitaba a García Lorca asesinado poco antes, y frecuentaba, entre otros, don José Bergamín.

Punta del Este ofrecía su serenidad y absorbía a su manera los trágicos episodios de otras zonas del mundo. Silencioso testigo de estos aconteceres fue don Francisco Valdivia, por 56 años farero de Lobos, que asistió a la llegada de las flotas de guerra de Argentina, Brasil y Estados Unidos que, juntas, sumaban más de cien barcos.

Muchos argentinos se refugiaron entonces en Punta del Este y esa fuerte corriente de inversores dinamizó el

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desarrollo y expansión del balneario surgiendo, como nueva propuesta, hoteles en los bosques.

Los trajes de baño se acortaron al punto que en las playas se colocaron carteles que advertían "Prohibido el mameluco bajo". En la del Emir se reunían algunas jovencitas con atuendos pioneros y allí, Ludmillo, fotógrafo de moda, las captaba para vender las atrevidas imágenes al día siguiente, en un local junto al Hotel España.

La mayor atracción de la noche la ejercía una boite creada por un canario que llegó en la década del 30: Juanito Domínguez.

En el barracón que había utilizado don Francisco Mesa para su bazar enciclopédico y a instancias de Alberto Moraes Pinto, Francisco "Pancho" Salazar y Juanito Domínguez decidieron llevar adelante "la" boite de Punta del Este. Poco tenían adelantado, pero habían resuelto que el primer músico fuera Osear Alemán, argentino de la provincia de Misiones, que en París había actuado con Josephine Baker.

El verano inicial la decoración fue sencilla, con un piso de tablones de eucaliptus que vibraba de tal manera al ritmo de tangos, congas y "Mamá eu quero", que amenazaba venirse abajo. En el segundo cubrieron las paredes con arpillera sumergida en portland y pintada con carbono —el mismo que se utilizaba para las boyas del puerto y que el Prefecto Zapicán Rodríguez les cedió— para que el blanco resaltara aún más. En el techo recubierto de tela azul y con pintura fosforescente, novedad de la época, pintaron estrellas y la luna al estilo de Casablanca, uniendo la idea de la ciudad y la memorable película.

Las noches de La Fragata donde corría el whisky a $ 1.20, $ 0.80 el copetín y $ 1 la copa de champagne, atrajeron personajes de renombre universal como Patino, el magnate boliviano del estaño que le cambió a Salazar cuanto llevaba —que no era poco— por una frazada para dormir en la playa. La devolvió dos días después ya alojado en el Nogaró. O como Aristóteles Onassis, rápidamente relacionado y centro de fastuosas fiestas como la que ofreció en la casa de los Superviene, que se recuerda en los medios del balneario como "la noche en que bailó Onassis".Alberto Moraes Pinto decidió que Juanito Domínguez disponía de horas libres en el día, de manera que le puso una florería, la primera de Punta del Este y luego un restaurant, "El Canario amarillo", que competía con "El Sargo", "La Paella", "El Tigre" y el "Tico Tico" del conocido inglés Cooper.

Juanito, con su pelo negro y reluciente, pantalones de hilo blanco, camisa de seda de ese color, y cinturón y zapatos también blancos, se convirtió en poco tiempo en personaje central de Punta del Este. Es difícil decir quienes eran sus amigos. Las más o menos doscientas familias que componían el grupo puntaesteño lo habían adoptado.

También las vías de acceso habían mejorado. El puerto creció al impulso que le marcaba el dinámico Prefecto Zapicán Rodríguez, y debutaron en Punta del Este las primeras regatas internacionales. Los ciento sesenta kilómetros para llegar en automóvil desde Montevideo permanecían impertérritos. Pero la carretera que pasaba por Mosquitos ofrecía la posibilidad de un parador, descanso, y encuentro con amigos. Función que asumió el parador "Los Cardos" luego que la Interbalnearia logró reducir los ciento sesenta mojones.

Los quinceañeros habían descubierto que en el segundo piso de lo que es hoy la Fragata, podían bailar todas las tardes acompañados por la música de una vitrola. Su otra diversión consistía en asistir a las vermouth del Cine España. La entrada costaba $ 0.30 y los espectadores, a la emoción lógica de la película, sumaban el no saber en que orden serían exhibidos los rollos. En efecto, el dueño y proyectista del cine unía los rollos de las películas sin tener demasiado en cuenta la continuidad. Más de una, noche, los espectadores debieron reordenar mentalmente la película a la salida del cine. El despreocupado operador, mientras el azar ordenaba la proyección, iba a jugar al truco al bar de la esquina; un bar de marineros que, junto al "Chinche House", donde se alojaban los que trabajaban en el Hotel Biarritz, eran los sitios más populares. La vida de Punta del Este, con "La Fragata" como boliche insignia, parecía encaminarse a buen puerto.

El pujante avance del automóvil lleva a ANCAP a construir una pintoresca estación de servicio en Gorlero, que se inaugura en 1945, obra del arquitecto Humberto Bonomi. En 1952 comenzó a construirse la ruta Interbalnearia que dinamizó el tránsito por carretera hacia Punta del Este.

Plaza Gral. Artigas

Funciona en ella una Feria Artesanal (70 puestos) dependiente de la Dirección de Turismo de la Intendencia.

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Concurren artesanos de todo el país para ofrecer sus creaciones durante todo el año. Su remodelación, concluída en 1979, incluyó la colocación de un monumento al Gra. Artigas, donado por la población de Punta del Este. Funciona un centro de Información Turística Municipal, tel: 44262 y 44093.

Calle 20

Se han instalado en la década del 2000, en la calle 20, llamada El Remanso, varias grifas de renombre internacional como Kenzo, Versace, Fendi, Salvattore Ferragamo y Louis Vuitton.

Imagen de Nuestra Señora de La Candelaria

En Punta Vapor o del Cable Playa Brava. Obra del escultor Mario Lazo, a solicitud de la argentina Galinza Ortega de Gianolli, en cumplimiento a una promesa realizada a la virgen, ante la gravedad de una nieta, quien felizmente se salvó, fue instalada el 2 de febrero de 1982 en el lugar que hoy ocupa. Muchas parejas han elegido este lugar para su casamiento.

Playa El Emir

Debe su nombre al emir Arslan, quien construyó en la zona su casa donde daba grandes recepciones a comienzos del siglo XX.

Punta del Este conoció el empuje de una estirpe de libaneses: Emilio y César Sader. Casados con españolas, fueron matrimonios de insólita afinidad de razas, propósitos y logros. Emilio, de espíritu comercial, abrió una tienda donde la primera oferta fue un pantalón de piel de tiburón y un reloj por $ 3. Una tienda que no se limitaba a telas y ropa. Era en realidad un gran almacén donde se vendían desde comestibles hasta un automóvil. Su "Bar", fue lugar de moda y reunión de argentinos y uruguayos durante muchos años.

En cambio César, el filósofo, abrió un sitio llamado "La Cueva" donde ofrecía una extraordinaria colección de libros traídos de Oriente, de Francia, de Italia, encuadernados en cuero de Rusia. El escritor Carlos Reyles habría de definirle en las páginas de "A Batallas de amor... campo de pluma", de esta manera: "Era un tipo tosco, de cara cuadrada y hecha como a hachazos al igual de la de Beethoven, Pero tenía las manos y el espíritu finos". En ese ambiente surgió la idea del Hotel Élite.

César conoció en Buenos Aires al Emir Emin Arslan que, curioso por aquella caja de Pandora de la que oía hablar, llegó hasta Punta del Este: quedó subyugado, recorrió la zona aunque no pudo llegar hasta la Barra que en ese entonces se cruzaba en balsa, y eligió un sitio donde levantó una casa con techo de paja.

Allí, junto a la playa que lleva el nombre de su dignidad árabe, organizaba espléndidas fiestas. Como don Francisco Aguilar en el siglo anterior, importó dromedarios para que sus invitados pasearan por los médanos. Era un hombre feo, de cabello entrecano, pero cuya personalidad le garantizaba el éxito entre el público femenino. Pobló la casa de pájaros que confundían sus trinos con las carcajadas de los huéspedes, y fue el primero en usar pantalón corto bajo una larga salida de tela de esponja blanca. Había comprado en "La Cueva" a don César, piezas de Cappo di Monte, de Rosenthal, de Limoges, y dicen que, antes de partir, se llevó el último frasco de un perfu-me francés de Molinari: "Le Blanc".

En 1920 dejó sus impresiones en el álbum de Cúbela; habían transcurrido pocos años de su llegada, cuando un incendio arrasó su casa y no retornó."Pronto hará diez años que estuve por primera vez en Punta del Este. Desde entonces, he vuelto todos los años: el lugar, me conquistó desde el primer momento"."En aquella época, la carretera de Maldonado no estaba concluida aún. Tomaba uno entonces la orilla del mar y seguía derecho por la playa, donde las olas venían a romperse con su acompasado rumor"."A la mitad del camino, se encontraba la casita blanca en que Marconi ensayaba su telegrafía sin hilos. Era la primera que debía aplicarse en la América del Sur. Y antes de llegar a Punta del Este, vimos a varios pescadores que sacaban sus hilos cargados de peces, y detuvimos para admirar la cantidad y la edad de la pesca de un solo día". El aire era límpido y claro; el cielo azul y o —el verdadero cielo de Oriente—; una brisa suave nos acariciaba dulcemente, y todo sirvió para predisponernos muy bien". “En media hora, recorrimos en torno, a la isla, pues no era necesario ser gran geólogo para advertir que Punta del Este era una pequeña isla como la de Gorriti, cercana, y unida a la tierra por las arenas de los grandes médanos que traían los vientos. De ahí su fisonomía única entre las playas conocidas".

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"De un lado, la playa brava, el océano con su inmensidad y su gran oleaje que viene a estrellarse furiosamente contra las rocas; del otro, la playa mansa, semejante a un lago tranquilo, cuyo horizonte se expande sobre el Maldonado, Punta Ballena y los montes del Pan de Azúcar, cortados al frente por la Isla Gorriti. De ahí también esta ventaja única: de cualquier lado, sopla el viento, y uno puede, a la vez, encontrar un refugio y gozar de la visita del mar.”"Y he ahí porqué Punta del Este ha sido reputada enseguida por su clima. Si bien se observa, el verdadero océano no comienza hasta Maldonado y, en consecuencia, el aire salino y el yodo que contiene, favorecen mejor que ninguna otra playa el reposo de aquellos que van allí a buscarlo. Por otra parle, su configuaración parecida a la de una isla, permite que el mar temple el aire e impida los cambios bruscos de temperatura"."Durante mi larga permanencia en Europa, he conocido casi todas las playas del viejo continente. Y bien, ninguna puede rivalizar con la de Punta del Este, puesto que en todas, la playa es una, mientras que en Punta del Este es variada".

En la playa El Emir, encalló en 1965 el "Santa María de Lujan"; era una nave construida en los Estados Unidos para el desembarco de tropas en Normandía. Luego de la guerra fue adquirido por una empresa argentina que lo destinó al transporte de maderas entre Brasil y Argentina. A mitad de camino, partido en dos, terminó su viaje final. Su herrumbrosa carcasa asoma a la superficie.

Plaza de las Américas

En la Rambla Lorenzo Batlle Pacheco, frente a la Playa Brava, se realizó el primer encuentro de Escultores Internacionales en 1986. Se encuentran obras de nueve escultores latinoamericanos de renombre. Una de las nueve obras es "La Mano" (también conocida como los dedos) del chileno Irrazábal, que obtuvo el primer premio en este concurso de esculturas al aire libre, y simboliza al hombre que nace de nuevo después del desastre nuclear o la presencia del hombre en la naturaleza. Otra es la fuente lumínica del argentino Gyula Kosice, titulada El beso del cielo y del mar, que según el artista significa dos brazos abiertos unidos en un abrazo; las dos semiesferas azules representan las dos playas, La Brava y La Mansa, que casi se unen en el “beso de agua”.

Hotel Casino Nogaró

En Gorlero y terminal de ómnibus. Hoy edificio de apartamentos.

Terminal de ómnibus

Era la terminal de trenes. El ferrocarril llegó a la ciudad de Maldonado en 1910 y se inauguró el camino entre Maldonado y Punta del Este. Al mediodía de ese año nuevo, el primer ferrocarril ingresaba a la estación del balneario. Fue todo un acontecimiento que congregó, en los nuevos andenes, prácticamente a todos quienes estaban en Punta del Este; con el tiempo, el ir a recibir a los viajeros se transformó en un paseo habitual, pero aquel año nuevo determinó, ciertamente, una vida nueva en la historia de la península. Un mundo que en un principio fue transitado por carretas y dromedarios, no quería perder el tren del progreso. Pero no todo fue un recibimiento triunfal.

La ceremonia inaugural culminaba una historia subterránea de tensiones, donde estaba en juego el deseo de querer detener el tiempo. Durante los ocho últimos meses del año anterior, los habitantes de La Pastora (actual parada 2) defendieron con diversos recursos, el manantial de agua pura que las vías del tren modificarían para siempre. Durante el día, los peones de la empresa avanzaban con el tendido. Por las noches, los pastoreños destruían el trabajo diurno. Sol y estrellas fueron testigos de un enfrentamiento que evidenciaba, de manera objetiva, el conflicto de dos tiempos; una época que quiere perdurar, un empuje que no se detiene ante nada. La batalla del riel, terminó cuando la compañía de ferrocarriles puso una docena de guardias nocturnos.

Los vecinos de lo que hoy es la Plaza de las Artesanías, también organizaron una férrea defensa de su cancha de football. Juan Gorlero, al frente de la Comisión Pro Agua Potable, tenía la intención de construir en ese predio un tanque. El avance terminaría con los reñidos partidos, donde se destacaban los argentinos Menditeguy y los uruguayos Mesa y Lobato. Los jugadores, rivales irreconciliables en la cancha, hicieron causa común ante el avance de la civilización que los privaría, por todos los campeonatos, de un field estratégicamente ubicado.

En 1911 circulaba un ómnibus para 18 personas, equipado con ruedas de goma maciza, entre San Carlos, Maldonado, Las Delicias y Punta del Este. Los impulsores de dicho sistema de transporte fuerona Angel Rubio,

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Eladio González y Rafael de la Fuente. Costa Hermanos establece una empresa de carruajes. Nicasio de los Santos hace circular sus dos automóviles. La empresa Ugarte, pone dos autobuses en el tramo Maldonado - Punta del Este.

El Intendente de Maldonado, Orlando Pedragosa Sierra, urbanizó la Península, hizo plazas, y la carretera hacia el bosque que nace en la parada 5. El 30 de enero de 1916 la luz eléctrica ilumina el balneario. En 1920 se comienza a construir el pavimento.

Por Rambla Lorenzo Batlle Pacheco (Playa Brava) hasta el puente de la Barra de Maldonado

Isla de Lobos

Ubicada en latitud sur 35 grados y longitud 54 grados 53' con un ancho de 816 metros, a 8 km. de Punta del Este. Su suelo es árido y escabroso. Desde el puerto parten lanchas para conocer la isla.

Debe su nombre a sus pobladores los lobos marinos. Hay dos clases de lobos:

El peluca: tiene un pelo parecido al del vacuno, mide más de dos metros y pesa 300 kilos. Come mucho pescado, cangrejos y pulpos, cerca de la costa. Suele interferir con las tareas de pesca, rompe las redes y se apodera de los peces de los espineles. Los machos adultos que consiguen territorio en el lugar de cría son los únicos que copulan; pueden disponer de hasta quince compañeras. Hay muchos sobrantes que se aislan porque no pudieron lograr ubicación entre las hembras. En época de cría los machos ayunan y pueden lograr un alto grado de ferocidad.

El baya: lobo marino fino, tiene una figura esbelta, hocico más fino, orejas largas y un pelaje similar al de la nutria. Mide 1.80 metros y pesa 130 kilos. Desde el punto de vista peletero solo el cachorro es válido y tiene solamente tres meses. Habita en las zonas más rocosas y abruptas de la isla. Se reproduce tanto en el mar como en la tierra. Paren un solo vástago y la gestación dura un año. Durante tres meses el embrión está sin desarrollarse, luego se implanta en el útero y comienza el ciclo. La madre tiene que conocer al hijo para alimentarlo y cuidarlo, ese conocimiento se produce entre seis y veinticuatro horas, en ese período madre e hijo no se separan; el hijo la identifica por los gritos que le oyó emitir desde el útero. Come moluscos y crustáceos mar afuera.

Los gritos que emiten son por distintos motivos: grito de lucha, antes de empezar un duelo entre ellos; grito de sumisión cuando no quieren pelear (solo lo hacen los lobos baya); grito de llamada (de la madre o de los hijos), etc. Se ha podido clasificar hasta dieciseis gritos diferentes.

Existe un faro de 43 mts. de altura. Inaugurado en 1 de julio de 1906. Primero funcionó con grasa de potro, después con aceite de ballena, luego a queroceno y ahora es electrónico, de cristales facetados traidos de Europa (en caso de emergencia funciona a queroceno). Destella rojo para ultramar y verde para la costa, sus intérvalos son de 11 segundos.

Barrio San Rafael (parada 10)

Debe su nombre a la Fragata San Rafael, que encallara en 1765 en nuestras costas. En 1893 el gobierno reparte tierras a los pobladores de Maldonado con la condición de que plantaran eucaliptus y pinos para detener el avance de las arenas.

Laureano Alonsopérez, español radicado en Argentina, enamorado del lugar comenzó a comprar predios desde el arroyo Maldonado hasta la parada 5 de la Mansa, importó semillas de pino marítimo desde las rías gallegas, al tiempo que inició el fraccionamiento de lo que sería el barrio.

En 1904 pasó veinte días en el Hotel de Risso. El barco que lo traía de su luna de miel europea necesitaba reparaciones a consecuencia de un reciente temporal. Bastaron esos días para convencerlo de las infinitas posibilidades de la zona. Poco después venía de Buenos Aires para comprar arenales por una "bolsa de libras esterlinas" a la viuda de Ajijón, que le había pedido 4.000 monedas y no aceptaba el equivalente en pesos uruguayos. Eran cuatro hectáreas y un casco de estancia en un lugar descampado de San Rafael, en tiempos que, desde Maldonado, solamente se llegaba a caballo o a pie. A la playa se iba en carreta y con la merienda a las cinco de la tarde, cuando la peonada terminaba sus tareas, y para llegar a la Mansa era preciso cruzar alambrados.

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Contrató a un vecino para que le plantara pinos, pero las hormigas y los vendavales los arrasaban sistemáticamente; hasta que dieron con la "acacia trinervis", que echa raíces bajo la arena, visible todavía en los caminos del bosque. La lucha del hombre y los pinos contra el viento y la arena, fue larga, con muchos momentos de desaliento hasta la imposición final. El arbolado ganó 350 hectáreas de arenales que iban desde Cantegril a la Playa Brava, y del bosque municipal hasta I'Marangatú, cuyos fondos daban a los terrenos de la Compañía Telegráfica Marconi, a quien Laureano adquirió buena parte.

En 1936 decidió hacer realidad sus visiones de 1904. Cubrió dos hectáreas y media de panes de terrón y contrató al Arquitecto Aranda —luego proyectista del Kennedy y el Santos Dumont— para que propusiera un hotel. El nombre del futuro edificio estaba escrito en la arena: El Médano. Con el mismo aspecto que presenta ahora, la obra se inauguró en 1939.

Como la equitación y el tennis eran los deportes favoritos de la época, Laureano construyó el Médano Tennis Club; la primera directiva fue presidida por Alberto de Moraes Pinto y la aceptación de nuevos socios se dirimía mediante la suerte dispuesta por bolillas blancas y negras. Los socios del club tenían derecho de acceso a la boite que abría sus puertas a medianoche. Rústica, forrada en madera como todo el hotel, tenía en conspicuas familias locales y extranjeras sus más fervorosos habitúes, entre los cuales se recuerda al conde Matarazzo, que deja de concurrir cuando el balneario se cosmopolitiza. Desde siempre el club preservó su ambiente recogido. Los socios juegan tennis, bridge y toman el té, con prescindencia de protagonismo en fiestas multitudinarias. La Comisión Directiva, como ahora, estaba integrada por uruguayos y argentinos.

En esos años 40, los Alonsopérez llegaban a la Punta en volanta, con faroles a vela, dando la vuelta por Maldonado y tomando un camino de cantos rodados inevitable. La familia tenía una quinta con viñas abundantes, llamada "Maris Stella", cuya producción se destinaba exclusivamente a uso familiar y consumo del hotel. Era cuando el arroyo Maldonado se cruzaba en balsa, levantando una bandera para avisar que había gente en la otra orilla.

Por dos pesos, Alvarez, balsero y pescador, tiraba la red. Tiempos en que Alberto de Moraes Pinto se paseaba vestido de capitán. Felipe Barreda Laos era quien mayor número de habitaciones ocupaba en el hotel, y el Embajador inglés Millington Drake se presentaba en invierno y pedía que la calefacción central se pusiera al máximo, para poder dormir con las ventanas abiertas y así sentir Punta del Este dentro de su habitación.

En 1938, José Pizzorno, fuerte comerciante de Montevideo, forma una sociedad con Alonsopérez y Manuel Lussich Nín. El objetivo era urbanizar los médanos de San Rafael.

Con esfuerzo, nivelaron alrededor de 1.050 solares con métodos atípicos surgidos de la imaginación y la necesidad. Luego construyeron calles de balasto y en 1948 están instaladas hasta las cañerías para la distribución del agua corriente. Cada solar, amenazado por la inestabilidad de los médanos, fue circundado con transparentes y hasta se recurió a pinos, acacias y aromos.

"Olas claras" de Pizzorno, “Caperucita Roja" de Esteban Cámpora, la del cónsul de Suecia y las de Lorenzo, César y Rafael Batlle Pacheco, fueron las primeras casas en edificarse.

Pizzorno dejó su fortuna en la obra. Hasta el día de su muerte tuvo la constancia de viajar todos los fines de semana en ferrocarril a la península, recorrer a pie las obras y atender personalmente las plantas que contenían a la arena; hasta llegó a comprar en un aserradero de Maldonado un sobrante de tablitas para armarle a cada árbol que se plantaba, una valla de protección. Para llenar los espacios libres no dudaba en adquirir jarrones, estatuas y bancos sin mirar precio. El hecho no sería llamativo si no se tratara de Pizzorno, un hombre tan ordenado con el dinero como para usar un chaleco provisto de varios bolsillitos donde ubicaba las monedas según su valor para no correr el riesgo de confundirlas.

"La taberna del Quijote", situada donde hoy está el supermercado de Florio, a la vuelta del Hotel La Capilla, también fue obra de Pizzorno. Con un patio español al fondo y la dirección de una francesa, Alice Marcuse, fue escenario de fiestas memorables. En la "rusa", los mozos vestidos como cosacos servían las brochettes ensartadas en sus sables. En la fiesta de Montmartre, se recreó una imagen del barrio francés con ventanas que exhibían ropa tendida y el personal vestido de apaches.

El primer hotel de la zona fue el "San Marcos": cincuenta habitaciones, comedor y salón de recepción, manejados por el italiano Marchisio, un entendido que había trabajado en la embajada de su país en Montevideo.

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Hotel Casino San Rafael

En 1942, la firma FOSARA (Fomento de San Rafael) con Pizzorno como su principal accionista, encaró la construcción —sobre un proyecto del Arquitecto de los Campos— del holel-casino San Rafael que desde entonces impone su presencia estilo Tudor sobre la costanera que en aquel momento era de piedra. Pensando en el futuro, Pizzorno le pidió a Lorenzo Batlle, fiel veraneante y promotor de Punta del Este a pesar de la vida sencilla que llevaba, que utilizara su influencia en el gobierno para ampliar la rambla que ya resultaba angosta y peligrosa. La respuesta de Lorenzo hizo honor a sus convicciones: "Cualquier cosa menos eso, porque van a decir que me la mandé hacer para mí". Ironías del destino, posteriormente a esa rambla se le dio su nombre.

El proyecto original del Hotel San Rafael era más completo. El actual salón comedor se había ideado como biblioteca. Donde está el casino iba el comedor, y debajo de éste las cocinas. El casino estaba ubicado en dos plantas que continuaban sobre la avenida Mar del Plata.

Para que la rambla resultara transitable —el viento y la arena la tornaban invisible— Pizzorno solicitó un proyecto a un Ingeniero Agrimensor. Así, en una extensión de 1.200 metros, entre las calles de San Sebastián y San Remo, se plantaron tres líneas equidistantes de transparentes en zanjas rellenas de tierra; una vez arraigados, se complementaron con una plantación de acacias en la arena.

La fiesta de inauguración en el año 1947, es recordada tanto por haber convocado a las más importantes personalidades, como por el banquete que hizo época. De igual manera se recuerdan los desfiles de modelos organizados a diario, así como los almuerzos y cenas amenizados por músicos de renombre internacional. Antes que abriera "Le Carroussel", la boite del hotel, las mujeres se vestían de largo para la hora del cocktail, momento ineludible de reunión social.

La bendición de la piedra fundamental de la capilla San Rafael, estuvo a cargo de Monseñor Francisco Aragone, Arzobispo de Montevideo. Ello sucedió el 10 de marzo de 1940. Una vez terminada la capilla, el 13 de enero de 1945, el nuevo Arzobispo, Monseñor Antonio María Barbieri, dio la bendición definitiva. Al día siguiente se celebró la primera misa.

En este esfuerzo que se concretó utilizando la arcilla del paraje y la piedra morena de Gorriti, y en el que colaboraron más de trescientas familias, tampoco estuvo ausente José Pizzorno. Además de integrar las comisiones que tuvieron a su cargo la construcción, los 2.400 metros cuadrados de terreno sobre los que se edificó la iglesia fueron donados por Pizzorno, Lussich y Cía.Mientras San Rafael concretaba así una antigua aspiración, su crecimiento se acompasaba con lo sucedido en el resto de la península. Su marcado estilo de vida, que reproducía por la procedencia de sus habitantes el tono de las grandes ciudades del litoral y provincia, también tenía lugar para la diversión. Las noches de "Le Carrousel" conectaban de manera singular ese estilo provincial con la gran vida mundana, a partir de una increíble serie de actuaciones, con figuras de prestigio mundial; de día se vivía como en Salto o en Córdoba, de noche, se escuchaba —entre otros— a Maurice Chevalier. Un contraste que simbolizaba otra época de la particular historia de Punta del Este.

Entre el 12 y 14 de abril de 1967 se reunieron en el Hotel San Rafael los Presidentes de América para analizar los problemas económicos que afectaban a la región tras la creación de la “Alianza para el Progreso”. El Presidente Gral. Oscar Gestido recibió a múltiples Jefes de Estado.

En el año 1941, uno de esos viajeros era un >re que sería el continuador de un estilo da iniciado; entre otros, por Juanito Domínguez: Alberto "El Gordo" Iribarren. En ese primer verano, dejaba atrás multi actividades. Era dibujante —caricaturista- de la revista inglesa "The Sketch", de “Ultima Hora", de "Atlántida", de "Páginas de Columba", donde había comenzado bocetando apuntes de box para luego trabajar en la sección teatral de la misma publicación. De estas últimas colaboraciones surgió su experiencia como escenógrafo, tanto en espectáculos de revistas, comedias musicales o películas. Por ello se le invitó a decorar el Club de Golf de San Rafael, dar ideas para el Médano Tennis Club y realizar la imaginativa decoración de la Boite Noa Noa del Cantegril Country Club. Al mismo tiempo dibujó su célebre "Historia del Golf".

Durante sus años bonaerenses fue maestro de Divito, caricaturista y dibujante famoso por sus "Chicas". Contemporáneo de Málaga, Grenet, Ribas, Zavallero y Alonso, montó una exposición de dibujos que hizo época en Buenos Aires, que llamó "Tipos característicos de la vida porteña". Fundó el Hindú Club y el Tribu Club

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Universitario. Fue infaltable protagonista de las peñas de la Avenida de Mayo y de la Calle Corrientes. Todo ello quedó relegado a un segundo plano cuando la atracción de Punta del Este lo sedujo, dándole un nuevo motivo de vida a su alma irremediablemente bohemia. Por todo ello, en los invernales meses porteños, Iribarren soñaba permanentemente con volver a la península, no solamente para veranear, sino para radicarse. El vagón del Super-Pullman lo había compartido con Margarita Fillerin. Poco tiempo después se casarían. Fue ésta una de las tantas historias de amor que señalaron a Punta del Este.

Los Iribarren fueron parte del paisaje puntaesteño. Primero en una bicicleta con tres ruedas y asiento forrado de totora y luego en una motoneta con un carrito acoplado. Margarita manejaba y "El Gordo" se sentaba en un cuadrado de madera de la parte trasera. El hizo una autocaricatura de los dos en esa motoneta, y la imprimió en su papel azul de correspondencia y en algunos menús.Durante el tercer verano, decidido a dejar la vida bonaerense, Alberto construyó su primera casa de piedra sobre Playa Mansa.

Iribarren, además del célebre "Gordo" Madariaga y de Pintín Moraes Pinto, conversaba con el buzo Eduardo, quien tranquilo e impasible seguía, al margen de la vida sencilla pero sofisticada de Punta del Este, su existencia de pescador de mejillones, pendiente de un cable en las profundidades de la Isla de Lobos. Otro de sus grandes amigos era el español José "Pepe" Suárez, el dueño del "Yelmo de Mambri-no", que compartía su casa —de estilo castellano y presidida por su famosa puerta de "narices"— con su singular perro Mambrino.

Cuando Iribarren decide crear sus primeros restorantes, "Capri" y "Strómboli", la moda había cambiado. Los trajes de baño eran por lo general enteros, pero ya cortos. Se destacaron dos innovaciones. Las gorras de baño y los pantalones. Dicen los comentaristas de entonces que "es cierto que desde Picasso las caras bonitas cuentan poco"; en Punta del Este la belleza dio un giro de 180 grados, las miradas dejaron de lado los agresivos frentes para iniciar una tendencia que tiene en las actuales tangas su expresión más desbordante.

Vestidos y soleras llevaban bordados con paja italiana de colores. Mayfair, Molinari, Sótano de Gizzi, Yogue Eliber —que precedieron a La Opera y Acle— las vendían. Tibor y Domingo, los peluqueros de moda, cambia ban verano tras verano los estilos de peinado.

En un mismo año, "El Gordo" Iribarren fue el creador de dos episodios de importancia. Abre el primer "Museo" en el local donde había funcionado una galería de arte, la "Windsor" de Jorge Páez Vilaró, y diseña el mapa de Punta del Este donde señala los lugares y personajes más representativos. El mapa circuló durante años como una tarjeta de identificación del balneario.

El "Museo" era punto de cita obligada en el atardecer. Decorado con sencillez, fue testigo de uno de los sucesos más humorísticos de la vida de los cincuenta, y episodio histórico en la península.Alberto Iribarren, durante un invierno, preparó una exposición de cuadros que representaron a las figuras más conocidas de la farándula esteña. Y envió escrita en su clásico papel de carta azul la invitación.

"Empezaron las lluvias, y para los pingüinos, los náufragos y los patriotas que van llegando en esta época de corrientes polares, el Museo Bar inaugura su temporada de invierno el 15 de julio. La apertura de la galería de retratos tuvo lugar en una noche de enero, cuando la temporada comenzaba. Iribarren había pintado a los personajes de la ingeniosa colección que colgaba de las paredes. Como broche de oro a tan singular retrospectiva, estaba la única mujer retratada, la Princesa D'Aremberg en un cuadro estilo Go-ya, "Tadea Arias de Enríquez", con sus espléndidos rasgos desfigurados.Los príncipes D'Aremberg habían llegado a Punta del Este en 1951; .compraron una villa en el barrio Parque del Lido y desde entonces —con sus hijos Leticia y Rodrigo— alternan los veranos puntaesteños con su vida europea.

Contemporáneo del "Museo", fue el restorán "Boca Chica" de Juanito Domínguez, donde Vittorino, uno de los barmans más famosos y queridos de Punta del Este, confeccionaba el cocktail "Amanecer" (Gin, Coin-treau, Grand Marnier).

Al construirse el Cantegril Country Club, le encargaron a Alberto Iribarren la decoración de la boite "Noa-Noa", que recibió ese nombre debido a la inclusión de elementos familiares a la pintura de Gauguin.

Alberto Iribarren culminó su carrera cuando a instancias del Arquitecto Arturo Dubourg y de los Robirosa, construyó el bar "La Draga". Inmediatamente, como todo lo que él hacía, se constituyó en un centro de amigos.

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Situado sobre dunas solitarias, más allá de San Rafael, era un oasis para gente nómade. Los amigos que se reunían en "La Draga", decidieron construir "La Terraza" que, en cierta manera, es un monumento a la memoria de Alberto "El Gordo" Iribarren.

Casa de Amalia Lacroze de Fortabat

En San Rafael, la casa se llama Aldebarán, primera estrella de la constelación de Tauro que significa “la que va adelante”, en 1976 muere su marido y se hace cargo de sus empresas como directora.

Hotel La Capilla

Clientes habitué Graciela Borges, Mirtha Legrand …

Hotel L'Auberge

En Carnoustie y Av. Del Agua, tel. (042) 482601. En Barrio Parque del Golf, a dos cuadras de la playa La Draga. Una vieja torre de agua de estilo dieciochesco convertida en sofisticada hotelería con aire acondicionado central unido a elementos naturales, madera, cuero, paisaje de bosque y playa, lujosos apartamentos y suites, y un elegante Bar, "Le Donjon", a 40 metos sobre el nivel del mar. Tiene 30 habitaciones, aire acondicionado frío - calor, bar en el último piso, ascensor, sala de congresos, energía propia, y está abierto todo el año.

En 1947 se construye la Torre estilo tudor, que serviría para dar agua al futuro barrio del Golf, y el Salón de té, donde su primera dueña la belga Margarita Jouvenau, ofrecía los famosos waffles con mermeladas caseras. Luego se construye un hotel con diez habitaciones, en un clásico estilo inglés. En 1974, Ignacio y Cristina Carrera, se hacen cargo personalmente de la empresa y concretan la adquisición de la Torre (que ya no funcionaba como depósito de agua) y la transforman en nuevas habitaciones, completándose con un bar mirador.

Alrededor de 1946, Pascual Gattás se asocia con el Escribano Marta, el Dr. Pedro Berro y Oscar Cademartori, para construir el Barrio Parque Los Médanos de San Rafael; lindero con la urbanización que Alonsopérez había llevado a cabo con gran éxito, y el renombrado Barrio Parque del Golf. A caballo por los médanos de arena, machete en mano para abrirse camino entre los peligrosos matorrales de espina de cruz, recorrieron el área que se convertiría en una de las zonas residenciales más atractivas de Punta del Este, planificando un nuevo barrio en el momento en que aparentemente lo que sobraba era tierra, y los veraneantes seguían aferrados a la costumbre de habitar la península. Con esta empresa arriesgada, surge la firma Gattás y Cademartori, hoy Inmobiliaria Gattás, y se iniciaron las obras de la Torre del Agua, que abastecería la urbanización, las de electricidad, pavimentación y siete chalets.

El arquitecto argentino Arturo Dubourg se encargó de la planificación general. Fue, además, el primer habitante del nuevo barrio, donde construyó más de doscientas casas, entre ellas lo que es hoy el Hotel L'Auberge, edificios que en una estilización del normando bretón y de sus parientes ingleses, marcaron un estilo arquitectónico refinado y elegante, sobrio e intemporal, que se integra a la fisonomía del Balneario. Entusiasta del Casino, Dubourg mantuvo un diálogo inolvidable con Gattás: "Recuerdo que conversando un día con mi amigo Pascual Gattás en su oficina, cuyo ventanal tenía vista directa a la puerta importante pero de muy mal gusto del Nogaró, me preguntó: ¿Tendrás la franqueza de decirme cuántas veces, con tus pérdidas, habrás pagado el importe de esa puerta? No era una crítica, sino la advertencia de ese gran amigo que sabía de lo tesonero de mi trabajo y no concebía mi entusiasmo por el juego. Lo abandoné para siempre y me dediqué al golf'. Ese profundo interés por el ser humano se puso de manifiesto en nobles inspiraciones que beneficiaron diversas instituciones locales, y culminó en la construcción de un club socio-cultural, para el numeroso personal que trabajaba a sus órdenes.

Casa Grey Rock

En origen fue la casa del Arquitecto Arturo Dubourg. Hoy en día la tiene el industrial brasileño Pablo Grendene, que techó la piscina con una pirámide de cristal similar a la del Louvre (del Arq. Pei).

Casa Loma Verde

Pertenece al brasileño cirujano plástico Kaplan. La grifería está recubierta de oro. Se alojaron Raúl Alfonsín, George Bush, Fernando Enrique Cardoso, Luis A. Lacalle, Julio M. Sanguinetti.

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Club de Golf

Un grupo de ciudadanos ingleses creó de su peculio, en 1928, en un rincón de San Rafael, la primera cancha de golf que trazó Alex Philip.

Casa El Casco (Parada 22)

Casa de Astor Piazzolla década de 1970-92 (en que muere)

Se cruza el Puente de la Barra y en la estación de ANCAP se da la vuelta

BALNEARIO LA BARRA

Fue fundada por Martín Pascual en el año 1794, quién se dedicó a la plantación de árboles frutales. Poseía manzanos, durazneros, membrillos, limoneros, pies de parra, granados, nogales, olivos, tunas de Castilla, cañaveral, sauces, higueras, etc.

La Barra era un pueblito de pescadores antes que los baños de mar comenzaran a estar de moda, a fin del siglo XIX. Estas playas despertaron admiración en las familias de la pujante ciudad agrícola-ganadera de San Carlos, que decidieron tener su casa propia junto al mar. "En 1898 entre las familias que iban a La Barra se encontraban: Salgado Vázquez, Apando, Seijo, Olsina, Velázquez, Lavagna, Setión, Ceberio y algunas más", señala la historiadora María Díaz de Guerra.

Coquita Seijo, miembro de una de estas familias tradicionales, tenía varias casas en la primera línea sobre el mar, algunas de las cuales hoy se conservan casi intactas, como La Tahona, actualmente de Zulema Gurmendi, y La Coquita, de Tita Tamames.

De la ciudad de San Carlos, capital agropecuaria del departamento, se bajaba a La Barra por el Camino Real, que zigzaguea dando la vuelta al cerro Eguzquiza. En sus laderas, oculta entre añejos ombúes, se conserva la vieja casona de la antigua familia Eguzquiza, primeros pobladores de la zona. Con escasas modificaciones, mantiene intactos las paredes de piedra y los techos de cinc. Al amanecer, cuando los rayos del sol tiñen de tornasolados ocres, en la serranía se suele ver partir al caballo de don Orlando Eguzquiza, último descendiente directo de este linaje.

Su nombre hace alusión a la desembocadura en forma de “barra” del arroyo Maldonado. A pesar de su crecimiento no ha perdido el aire de aldea, sus calles siguen siendo de balastro y las construcciones bajas.

Arroyo Maldonado

Desde Sierra de Carapé desemboca en el Océano Atlántico. En la desembocadura en la costa izquierda se encuentra el Balneario llamado El Tesoro, nombre debido a la leyenda de que corsarios en épocas remotas escondieron allí un tesoro. Desemboca a la altura de la Parada 40 de Punta del Este, y constituye un lugar especial para la práctica de los deportes acuáticos.

Puente de La Barra

En aquel entonces se organizaban cabalgatas desde La Barra a Manantiales y la vida social se desarrollaba al margen de Punta del Este, que recién inciaba su actividad turística. La falta de un puente sólido acentuaba la distancia entre ambos balnearios. Recién en 1929, durante la presidencia del doctor Baltasar Brum, se mandó construir un puente de hormigón por el que llegaron los primeros turistas argentinos, que se enamoraron de este lugar de médanos gigantescos y pequeñas casitas en desordenada urbanización. Este primer puente no duró mucho bajo el embate de las salitrosas aguas del arroyo. Sólo sobrevivió un viejo y destartalado puente de madera cuyos tablones crujían dolorosamente con el peso de los automóviles.

Los médanos movedizos cubrían los días de tormenta un angosto camino de hormigón que bordeaba la costa desde Punta del Este hasta La Barra. Por ese entonces, en los años '60, el líder del Partido Blanco, Eduardo Víctor Haedo, invitó al poeta y diplomático chileno Pablo Neruda a recorrer el lugar.

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Martínez, dueño del parador más concurrido de La Barra, aprovechó la oportunidad para pedirle agua dulce para cebar buenos mates, porque la que había era salobre. El ingenioso político le preguntó qué prefería, el agua dulce o un puente. Martínez dudó un instante y pensando en el arroyo respondió: "El agua está allí, en cualquier momento la tomamos, en cambio el puente...". Así nació la promesa de un nuevo puente.

El actual se trata de un puente ondulado de hormigón, realizado por Leonel I. Viera en 1965. En 1999 se inauguró un segundo puente ondulado, para descongestionar el tránsito en verano.

Leonel Viera nació en Tacuarembó en 1913 y falleció en Montevideo en 1975. En la actividad pública fue profesor titular de la cátedra de Procedimientos de Construcción en la Facultad de Arquitectura del Uruguay (1967-71). Construyó el Pabellón principal de la Exposición Mundial de la Producción (1954), hoy Cilindro Municipal. Allí las paredes de tan solo 10 cm. de espesor y 25 metros de altura soportan una carga de 80 toneladas de concreto "invirtiendo el techo". En 1964 recibió la medalla de oro a la personalidad del año, otorgada por Canal 4 de Montevideo.

Pablo Neruda (poeta chileno) escribió: “entre agua y aire brilla el puente curvo como dos senos de mujer”.

Barrio El Tesoro

En los inicios del siglo XIX el corsario Francisco Tournier capturó en aguas del Río de la Plata un riquísimo cargamento que provenía de Bolivia y Perú y que incluía un Cristo de plata de tamaño natural. Pero no pudo ir muy lejos, porque un barco de bandera británica lo localizó en las cercanías de la Isla de Lobos. Tournier y sus hombres huyeron hasta refugiarse dentro del arroyo Maldonado en cuya costa, según cuentan, enterraron el tesoro. Los ingleses los persiguieron hasta apresarlos y degollarlos, dejando con vida sólo a un joven grumete al que llevaron consigo. Casi 50 años después, el grumete volvió a buscar el tesoro pero no pudo hallarlo. Regresó a su país pero dejó sembrada la intriga y muchos siguieron la búsqueda.

En 1888 una expedición formada por cuatro hombres se instaló durante tres meses en el lugar, para encontrar el tesoro. Una noche partieron misteriosamente, sin ánsar a la capitanía del puerto. Tiempo después, aparecieron en el lugar donde habían acampado los restos de una gran caldera y de varias cajas de plomo estañado que se usaban en los barcos de vela antiguos. Todo hizo suponer que el tesoro había sido hallado, sin embargo siguen removiendo la arena aventureros que no pierden la esperanza de descubrir el Cristo de plata sepultado.Esta leyenda dio origen al nombre con que se conoce al barrio, El Tesoro, que se encuentra al otro lado del arroyo Maldonado, en el marco de uno de los más pintorescos paisajes de la costa uruguaya.

Museo del Mar

Barrio El Tesoro. Tel. (042) 771817. Inaugurado en 1996, el museo de Pablo Etchegaray reúne una colección de más de 5 mil ejemplares de fauna marina: caracoles, corales, erizos, estrellas de mar, caballitos de mar y cangrejos. Impactantes mandíbulas de tiburón, caparazones de tortuga, etc. Muestra de fotografías que recorren la historia de Punta del Este. Un espacio de piratas.

Algunas casas

Antes de cruzar el puente curvo de La Barra se vislumbra el pintoresco pueblito recostado en la otra margen del arroyo. Entre los techos multicolores resalta La Oveja, una casa de azul añil enclavada en el lugar preciso donde el arroyo hace esquina con el mar. "En los años treinta mi abuela Nelly Moss de Chopitea se enamoró de este lugar y durante dos veranos le alquiló El Talismán a Coquita Seijo", relata Cristina Oliveira Cesar de Alzaga.

Entonces los médanos eran tan grandes que había que hacer una caminata para llegar hasta la orilla. La abuela Chopitea compró dos terrenos donde comenzó la construcción de su casa, Chopitenea, con un albañil del pueblo, Payas, un almacenero de Montoya. Con el tiempo, la casa se dividió en dos. La parte en que quedó la singular torre marroquí la heredó Cristina Oliveira Cesar, quien luego la hizo remodelar por el joven arquitecto Facundo Alzaga. "Teníamos miedo de que perdiera el encanto, pero la remodelación fue un éxito", confiesa la propietaria.

Antes de que el mar se arrime a la costa en un pequeña bahía, se suman interesantes obras de arquitectura conjugadas en lo que los vecinos llaman la Avenue Foch, de La Barra. Enfrente de La Oveja está la residencia construida por el arquitecto Rodríguez Et-cheto y remodelada por Horacio Ravazzani, que en tonos ocre repite la

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propuesta mexicana con gruesos troncos utilizados en forma decorativa. También en esta zona está la casa del ex presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor Luis Alberto Laca-lle, y muy cerca El Campanario, del presidente de Ciadea, Manuel Antelo.

Antes de su construcción La Soñada fue exactamente eso: el sueño de Bernardo Neustadt de tener su ranchito en la playa. En 1990 se hizo realidad. Diego San Martín fue el encargado de realizar el proyecto. La construcción conjuga sobriamente las líneas modernas que dominan en casi todos los ambientes con pequeños detalles clásicos como bow windows, la terminación "a la bolsa" y las tejas azules del techo.

En medio de la bahía se encuentra La Posta del Cangrejo, donde se alojaron figuras mundiales como Ornar Sharif, Julio Iglesias yjacques Médecin, entre otros muchos famosos que llegaron al Este. En esta parte, como en casi toda La Barra, los nuevos habitantes adaptaron las pequeñas casillas de pescadores a su plan de vacaciones pintándolas de colores llamativos, redecoraron sus interiores con muebles comprados en remates en Maldonado y San Carlos, abrieron ventanales al mar y cultivaron sus jardines.

La baronesa Francesca von Thielmann hizo de El Parral un lugar encantador. Mantuvo la galería de techo de juncos al frente de la casa y modificó el fondo, convirtiéndolo en el corazón de la vivienda. Bajo una pérgola cubierta de enredaderas ubicó la parrilla, decorándola con azulejos de demolición. Simples bolas de vidrio de colores que bambolean entre redes de pescadores dan el toque marítimo que exige el lugar.

La Ruta 10, que atraviesa La Barra, se convirtió en centro de la vida nocturna de Punta del Este; en ella cada verano se abren nuevos locales que compiten en audacia y colorido. Los alegres códigos de color que dominan el paisaje arquitectónico de este lugar fueron reinterpretados por Alberto Coutouné para crear Pizza Piú. Con una finísima percepción de las características del lugar, las emparentó con las armónicas construcciones de la costa italiana, en cuyas serranías en Piano D'Arta, a 60 kilómetros de Udine, tiene su residencia. "Era una típica casa de pescadores a la que modifiqué. Las columnas de piedra y los troncos rústicos son un legado sardo incorporado a la tradición arquitectónica de la isla " explica. Los colores de Europizza se redimensionaron en un fuerte azul y amarillo en este negocio de Alberto Coutouné y Hugo D'Amatto. La calidez artesanal de los platos típicos como la mozzarella Caprese o el Tiramisú se combina con la técnica de mezclar seis tipos de harinas diferentes con aceite de oliva para dar una excelente calidad de pizza.Manantiales

Del otro lado del pueblo el mar vuelve a sorprender con su grandiosidad, abriéndose en la amplia bahía de Manantiales. La punta rocosa que inicia esta espectacular playa se puso de moda hace unos años con el nombre de Montoya. El barrio que la circunda y trepa hacia el bosque, San Carlos, es más conocido por el nombre de la playa o por la Torre Agua de OSE, Obras Sanitarias del Estado, que al privatizarse pasó a llamarse Aguas de la Costa. Mirando al océano, en el borde mismo donde comienza la playa de Montoya, Ivonne y Carlos Creen, sobre la base de uno de estos ranchitos, le encomendaron la reforma y ampliación al arquitecto Rafael Cash. "Seguimos la propuesta inicial con distintos módulos, como si fueran varios ranchos típicos de la costa del Uruguay", señala Cash.

La casa de Diego Achával, su socio en el estudio de proyectos y decoraciones, sigue este estilo de pequeños ranchos comunicados que permiten una independencia mayor y que parecen más acordes con el tipo de vida que se busca en un lugar de playa.Miramar Acres

Hace cincuenta años Miramar Acres era parte de una de las estancias más importantes del Este. Patricia Cook y Juan Carlos Luteral hicieron un inteligente fraccionamiento que transformó el lugar en una zona de chacras de excelencia donde se afincaron importantes empresarios argentinos como el Pacha Cantón, Marcos Gastaldi, Jorge Britos, Federico Alvarez Castillos, José Luis Clerc y Raúl Lecouna.

Para resguardar la zona de un posible desarrollo constructivo, treinta vecinos, en una extensión de doce hectáreas, en la zona rural de La Barra y Manantiales, crearon la Sociedad Rural Cerro Eguzquiza, Reserva Natural. En este contexto se alza el Pacharral, del empresario Pacha Cantón.En la parte más alta de la meseta, la casa de mil metros cuadrados de estilo victoria-no parece una escenografía hollywoodense. Enclavada en un casco de cinco hectáreas, tiene piscina, cancha de tenis y caballeriza.

Club de Golf

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En el camino que une La Barra con San Carlos se encuentra el tercer club de golf que se construyó en Punta del Este. El Golf Club de La Barra fue inaugurado en el verano de 1994. En ese momento la cancha, diseño de los arquitectos Emilio Serra y Marcos Ca-depont, contaba sólo con once hoyos.

Actualmente funciona a pleno con los dieciocho hoyos reglamentarios y un club hou-se que es el orgullo de sus socios, proyecto de los estudios asociados de Diego San Martín, Martín Loné y Vicente Ferroni, y concebido en base a dos conceptos, uno puramente social, como centro de reunión de los miembros, y otro como un lugar cargado de espiritualidad y contemplación en donde el hombre se encuentra con la inmensidad del paisaje que lo circunda.

La decoración del bar, el restaurante y otras salas estuvo a cargo de la uruguaya Magdalena Puig y la brasileña Rosa May Sampaio, quienes con un gusto exquisito imprimieron al lugar una personalidad muy definida.Dicen que la casa de piedra de Magdalena Puig de Reyes, en la cumbre del cerro Egu/-quiza, es una poesía habitable. Toda ella es el resultado de una paciente labor de recolección, de intuición y de ambiente.

Juan Ricci y Wagner Pérez, más artesano que constructor y oriundo de la ciudad de San Carlos, levantaron esta casa artesanalmente con rocas extraídas del cerro y otras trasladadas desde las proximidades, que luego revocaron en color ladrillo. Los pisos son de cemento coloreado con tierras en tonos que imitan casi a la perfección el mármol, los techos son de cinc con cielos rasos hechos con varejones de eucalipto patinado en verde musgo.En un estilo completamente personal se me/clan detalles de construcción propios de una <asa señorial.

Estancia La Escondida

Para hacer turismo de estancia, en Camino Urquiza, La Barra, tel: 69981.

Se vuelve a cruzar el Puente de la Barra y se toma a la derecha por Avenida Aparicio Saravia, para pasar por el Parque el Jaguel y visitar el Barrio Beverly Hill

Camping San Rafael

Camping de La Barra

Parque Indígena

Ubicado a un km de la Barra de Maldonado, desde 1944. Cuenta con una flora autóctona: coronillas, espinillos, timbós, canelones, chal chal, arrayán, etc. Zona de camping, quinchos con parrilleros y baños.

Parque El Jaguel

Frente al aeropuerto se encuentran 65 hectáreas de parque: juegos infantiles como hamacas, toboganes, animales de madera, puentes, etc; pajarera; pista de patín y de aerobismo, etc.

Aeropuerto El Jaguel

Sólo para aviones pequeños y privados. Funciona más que nada como club aeronáutico. La pista soporta aviones hasta un máximo de 25 toneladas. Capacidad máxima 225 aeronaves.

Molino de los Giot de Badet

Sobre la mano derecha de la carretera que, atravesando Pine Beach y los Médanos de San Rafael, une la península con el Jagüel, hay una construcción que por sus características, atrae la mirada de los paseantes.

Es lo que en principio fue molino y lechería de un palacio inconcluso proyectado por el arquitecto Eduardo Le Monnier; éste volvió a Francia y la familia Giot de Badet —cuyos orígenes se remontan al pequeño pueblo de Borce, Francia, donde los Badet eran Obispos antes de la Revolución Francesa— sé instaló en esa insólita construcción. Eran André Giot de Badet, pintor y poeta, su madre y su hermana Suzanne.

La vida de esta estirpe sólo puede describirse en términos de refinada crónica social. Así, puede recordarse el cruce del Atlántico del comandante Ramón Franco, en 1926 en su avión 'Plus Ultra'. El intrépido piloto, voló

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encima del molino de su amigo. André lo saludó agitando un gran pañuelo de seda natural amarillo, que combinaba con una camisa al tono de mangas anchas de idéntica calidad. En su mano izquierda sostenía un bordado que estaba realizando con técnicas de las antiguas dinastías chinas. Madame Marguerite, vestía un traje parisino de la Casa Jean Patou; su orgulloso abolengo se apoyaba en una sombrilla que hacía las veces de bastón en sus recorridas por el parque. De su cuello pendía una perla rosada para cuyo cuidado se hacía traer agua del "mar Bravo". Suzanne estaba de cacería: guantes clásicos, sombrero de paja de Italia y un traje rojo y blanco que contrastaba con el pálido color de la jauría.

La cocina del molino hervía de actividad. En grandes ollas preparaban una bouillabaisse con pescados, centollas y cangrejos. Sobre una mesa de madera se extendían hongos de la región. Una mujer con delantal blanco, ahumaba los huevos de avestruz que, esa noche, acompañarían el clásico champagne que precedía las comidas.

A la hora del té volvía la cazadora. Ella y sus acompañantes traían palomas y perdices, en otras oportunidades carpinchos, liebres, gansos o espátulas. Además de la caza y de dirigir la vida doméstica a Suzanne le gustaba criar gatos monteses; los más mansos convivían en la casa, provocando lógica inquietud entre los invitados. Las escopetas para estas cacerías brillaban, pero no tanto como el revólver del poeta, una pieza única, trabajada en oro y nácar con incrustaciones de piedras preciosas.

A la izquierda del ala derecha del molino habían colocado dos vagones, decorados con el refinamiento que predominaba en todo el entorno. Allí alojaban a los huéspedes. En los veranos llegaban Niñón Vallín, Tita Ruffo, la Mistinguette, Maurice Escande, Josephine Baker, que cruzaban el océano para pasar largas temporadas. En los famosos almuerzos y cenas —además del celosamente guardado paté de ganso— otro de los platos típicos era el "Cassoulet a la Maniere du Midi", acompañado por vinos rosados traídos de la bodega de la familia en el barrio Colón de Montevideo.

Mucamos con librea y guantes blancos, sirvieron a personalidades del más diverso origen. El Molino recibió la visita de presidentes del Uruguay como Viera y Campistegui y familias de notorio abolengo, como los Caben D'Anvers y Tinayre; estos últimos, años después, se convertirían en los suegros de Mirta Legrand.

En las calurosas mañanas estivales, el paseo favorito consistía en ir a la playa en la cual, hoy, está construido el Club La Terraza. Se llegaba en una carreta conducida por el peón Ramón Pérez. Llegar hasta la actual La Draga, era toda una excursión que terminaba, después de los baños de mar, con un aperitivo acompañado con paté de ganso. Madame Marguerite participaba de los paseos; pero lo hacía a su manera, adelantándose al grupo en un sulky que ella misma manejaba.

Los únicos vecinos de tan singular familia eran los Alonsopérez, prototipos de los pioneros de costumbres tradicionales. A instancia de su esposa, Laureano Alonsopérez, como muestra de buena vecindad, invitó a los Badet a su casa. André, haciendo honor a su genio y figura, se presentó en el caserón de sus vecinos ataviado de manera singular: botas altas, uñas pintadas, gran sombrero de paja al tono; como detalle había sumado un discreto velo que cubría su cara cuidadosamente maquillada, para protegerse de los mosquitos. El impacto es imaginable, se marcaba el encuentro de dos maneras de concebir la vida y destino de la península. Era previsible que no se repitiera la invitación.

André, que se escribía en verso con Edmond Rostand, invitó un verano al pintor español de fama reconocida, Miguel Valdrich, contemporáneo de Zuloaga y Sorolla. El plástico llegó acompañado de su mujer Ana, cuyo cuerpo desnudo en la arena es motivo de un cuadro que Valdrich llamó "Desnudo frente al mar". El propio André fue modelo del español. Para sus pinceles, se transformó en un moderno Perseo, adornado con objetos que el poeta eligió personalmente en las joyerías de Montevideo.

Un día de 1928, envuelto en una gran capa de visón, partió hacia el viejo mundo. Con él partía el desenfado, era el nostálgico adiós a una manera de vivir que ya no se ajustaba a las nuevas urgencias del mundo; se marcaba un ocaso sólo traducible por el talento de Visconti. Para Punta del Este, ese alejamiento marca todo un símbolo, determina un claro mojón de una época. Son años, además, que registran la muerte de Burnett, de Lussich; hacedores y protagonistas de un tiempo de creación, se eclipsan ante el advenimiento de otras historias. El tendido de las vías, el ruido de locomotoras y vagones, dicen al paisaje y gentes de Punta del Este que muchas cosas habían cambiado.

Barrio residencial Beverly Hill

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El nombre que recibió alude a la suntuosidad de sus mansiones que recuerdan las de Beverly Hill en California, EEUU. Se ubica una residencia por manzana, la gran mayoría de los propietarios son brasileños y argentinos, las calles llevan nombres de árboles. La Casa de rejas es de Alexander Grandeli, dueño de Reebok y Azaleia. La casa celeste de María Betaña. La Casa Pinduca fue la casa de Gilberto Scarpa, que en la década de 1990 dio grandiosas fiestas en la temporada de verano. Estas residencias valen 1.000.000 de dólares. El chalet Urca, blanca con tejas naranjas (bochones blancos en los portones de entrada), fue el casco de estancia de Laureano Alonsopérez.

Museo Ralli

En Barrio Beverly Hills, tel. (042) 483476 - 443330. La Fundación Ralli de Uruguay es una entidad privada, sin fines de lucro, dedicada principalmente a promover el conocimiento de la obra de artistas latinoamericanos modernos. Esta Fundación fue creada por los dirigentes del grupo Financiero Ralli, fundado en Londres a fines del S. XVIII, con base en Suiza desde 1965. Los directores de la Fundación Ralli en Uruguay son el Dr. A. Díaz Estapé y Sr. E. Cikurel de Montevideo y el Dr. A. Castro de Buenos Aires.

La superficie de sus edificios supera los 5.200 metos cuadrados albergando colecciones de artistas latinoamericanos y europeos, en su mayoría pintura surrealista. Este museo creado en 1987 por el Grupo Ralli es el primero, el segundo se encuentra en Santiago de Chile y el tercero en Caesarea (Israel).

Por Avenida Pedragosa Sierra y luego Avenida Franklin D. Roosevelt

Cantegril Country Club

Ubicado en el barrio residencial Cantegril, tel: 23211/16. Se inauguró en 1947 por idea de Mauricio Litman. Posee canchas de tennis, de bowling, piscina de natación, salas para fisioterapia y sauna, campo hípico de polo, campo de golf y frontón de pelota. Una sede social con bar, confitería, restaurante, sala de conferencias, salas para juegos. Se realizan los Festivales Internacionales de Cine, Concurso de Reina Mundial de Azafatas y Reina de Punta del Este. Anualmente se disputa la Copa General Artigas de Golf válida para el ranking internacional.

El año en que terminó la Segunda Guerra Mundial, acompañado por su esposa Blanca Mazer, comenzó a trabajar el empresario argentino Mauricio Litman. Era un hombre singular desde su aspecto físico; por las tardes, se le veía siempre con saco de hilo blanco o azul, y al cuello, golilla de seda. Tan clásica como su indumentaria, era su mirada: aguda, observadora.

La costanera de la Mansa era, en 1945, una sucesión de bosques. Se había hecho mucho, pero la península y sus aledaños tenían aún una gran reserva de vida latente —en lo social, lo económico y lo turístico— que Litman se propuso despertar. Su proyecto tenía mucho de locura. Quería construir un club en medio del bosque, cuyas conexiones más cercanas con el resto de la vida social eran dos calles de balasto, las actuales avenidas Roosevelt y Buenos Aires.

Litman y la inmobiliaria que inauguró pasaría a ser sólo del primero con el nombre de Cantegril, compraron los bienes de la familia Mesa al iniciar el proyecto. Fueron cincuenta y dos lotes a $ 2.50 el metro; y en 10 centesimos el metro la zona comprendida entre la parada 7 y Maldonado. Después adquirieron al Banco Supervielle —a 4 pesos el metro— el área que se extiende desde el Club Hípico a la actual avenida Roosevelt y, por ella, hasta donde funciona el Bungalow Suizo.

El nombre elegido para la desierta región donde la gente venía a recoger hongos y trufas en invierno, fue tomado de la casa de la familia Vaeza; mancha solitaria que rompía la aislada monotonía de la actual Avenida Buenos Aires. Se llamaba, precisamente, "Cantegril", cuya traducción del provenzal significa "canta el grillo".

Un hombre, un proyecto y el espacio adecuado: ya estaba en camino el Country Club. El paso siguiente fue la urbanización, encomendada al Arquitecto Alberto Ugalde Pórtela, colaborador de Litman en las empresas de Buenos Aires. La sede del nuevo Club fue proyectada por el Arquitecto Lorente. Su propuesta básica consistía en combinar piedra y madera, con la intención de mezclar opulencia y rusticidad. La construcción se transformó en un ejemplo de voluntad y empuje. Se trabajó a tiempo completo. Sólo Litman —nadie más lo creía posible— pudo transformar un terreno abandonado en un jardín con piscina en pocos días. No dejó pasar ningún detalle, y

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su capacidad de seguir todas las etapas del nacimiento del nuevo club, se puede ejemplificar con lo sucedido la noche inaugural. Había problemas con Ja iluminación. El club estaba terminado pero los accesos carecían de luz. Parecía imposible que, entre la oscuridad del bosque, los invitados pudieran llegar hasta las instalaciones del Cantegril. Entonces, Litman ordenó comprar todos los faroles que hubieran disponibles en Maldonado, San Carlos y Pan de Azúcar. El 2 de febrero de 1947, seiscientos faroles iluminaron la entrada y el contorno del Club enclavado en medio del bosque.

Las palabras del Dr. Eduardo Rodríguez Larreta abrieron oficialmente, esa noche, las puertas del Country Club. Los concurrentes, entre los que,estaba Luis Batlle Berres, colmaban las instalaciones interiores que incluían un gran salón, salas de bridge, lectura, bowling y ping-pong. En el exterior enjardinado, se distribuía el campo de deportes, con sus canchas de tennis, frontón de paleta y piscina equipada a todo confort. El Country Club de Cantegril contaba además con un restaura ni e famoso por su cocina, "El Bife de Oro", cuyo imo estaba en el Hotel Copacabana de •a sede, también, de "Noa-Noa", la fa-loite decorada por Alberto Iribarren. le aquella noche, una sucesión de per-lades tuvieron a su cargo la conducción destinos del Club. Su recuerdo puede >rtuno. El Dr. Eduardo Rodríguez La-el Dr. Héctor Paysée Reyes; Marcos Santos; el Dr. Rodolfo Mezzera; el Dr. Cerruti Aicardi; el Dr. Santiago Rom-Emilio Elena; el Quím. Farmacéutico Molí; el Cr. Raúl Bartesaghi y Walter Risso. latamente después de terminada la se Country, se comenzaron a construir los ows que poblaron Cantegril, dándole el ?inal como barrio jardín. Los veinte prise reservaron para invitados especiales,

Los artistas que concurrieron a los festivales de cine, por ejemplo. as de ellos se siguió edificando hasta lado. Miles de metros cuadrados de fueron transformados en miles de construidos, con el aspecto exterior de , rodeados de jardines, y que en su par-•na eran la síntesis del confort, atractivas construcciones completaron ios que faltaban en el rostro alegre y co-de la zona. Pero además, su sistema de provocó un movimiento social en Pun-Este, y significó la piedra fundamental ema de vacaciones "tiempo comparti-a impuesto en la actualidad, bungalows se vendían en 35.000 pesos ¡ros en cuotas, con la condición de de-;n usufructo un mes. Con ese sistema se myó a la posibilidad de que un gran vo-de gente de clase media pudiera tener a los veraneos en Punta del Este, i materia edilicia todo lo anterior tuvo nportancia, no fue menor la de prever ra conformar la fisonomía definitiva de del Este, era preciso ampliar la capacitiva que Litman intuía como una ne-I a corto plazo y que se resolvió en la lidad.

El dinero de esos edificios fue el "Van-a", que se inició en el 56 con finaliza-el primero de los cuatro bloques en el El Country Club fue escenario de fiestas memorables. Digna de recordar, fue la animada por Sofía Bozán y Miguel de Molina en el año 1951. Nunca faltaron orquestas famosas como la de Mario César, a la que se sumaron las figuras de Pérez Prado, Xavier Cugat —con la espectacular presencia de Abbe Lañe—, Cab Calloway y Lalo Echegoncelay; su música con todos los ritmos imaginables, animaron las veladas de la boite y los salones, es-pecialmente en aquellas irrepetibles noches de carnaval.

Muchos memoriosos recuerdan con especial cariño la fiesta de los negros. Inspirada en óleos de Figari, con decorados de Carlos Páez Vilaró, incluyó un reñido concurso de comparsas a todo tamboril. Otros nostálgicos participantes prefieren el baile del Circo, que se organizó bajo una gran carpa con su correspondiente pista. O la fiesta de los Romanos cuya decoración fue obra de Jaime Novinsky, inspirado en la película "¿Quo Vadis?", gran éxito en las carteleras de ese año.Francia también tuvo su momento. La fiesta del Can-Can logró una estupenda recreación de época. Lo mismo sucedió con el baile de Orfeo Negro decorado por el plástico uruguayo Manolo Lima. El mar, también tuvo su noche. Para esa oportunidad el salón imitaba el fondo del océano habitado por cientos de peces de increíble realismo.

El Baile de la Vuelta al Mundo en Ochenta Días, fue otro de los grandes éxitos. Las fiestas eran el reflejo de lo que estaba sucediendo en el balneario. Pero el Country tenía además una intensa vida cotidiana que le dio un perfil muy particular; si era importante el entorno, el clima atractivo lo daban los personajes que hicieron esa pequeña historia dentro de la historia de Punta del Este. Conrado Larrauri, Jorge Ferradas, Alfredo Etchegaray y su mujer Raquel Carvallido, Dora Urtubey de Stanham, los hermanos Amílcar y Aníbal Mesa y la Sra. de este último Elsa Rodríguez Barrios, Ricardo Benitez Muñoz, Susana Regules de Pueyrredón, Beatriz Roídos, Merce-des y Teresa Anchorena, Carlos Lecueder y su mujer Dora San Vicente, Héctor Paysée Reyes y Mimí Turenne, Santiago Rompani y familia, "Chochó" Palacios de Anchorena, Malena Pérez Marexiano, Carlos Barbará, Juan Carlos da Silva y las recordadas "Cuchis". La suma de todas esas vivencias son el espíritu verdadero del Country.

Se vivía un auge total, un despliegue explosivo de visitantes e inversiones que daban a Punta del Este su condición de balneario de carácter internacional.Se realizó en la sede del Country un gran concurso: Reina de Punta del Este, en el verano del 66, con el prestigio

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que le conferían las bases y estatutos del certamen Miss Mundo.Un año después surgió el certamen internacional de Azafatas, donde participaron veinte compañías de diferentes partes del mundo.

La Azotea (Mercedes y Bvar. Artigas)

Víctor Haedo fue diputado y senador del Partido Nacional, ministro de Educación y Cultura, consejero de gobierno del colegiado blanco (siendo el presidente en 1961). Murió en 1970.

En 1944 utilizó todos sus ahorros para comprar un terreno que tenía una pulpería del período colonial, en un lugar desierto, alejado de la península. Tuvo que ganar la lotería en 1947 para poder comenzar a edificar la casa como si fuera un casco de estancia la pintó de rosado con un mirador, de ahí azotea.

Rosita su mujer se encargaba del hogar de Montevideo, y su hija Beatriz de Punta del Este, pues Haedo caminaba por la playa e invitaba gente a comer a su casa, nunca se sabía cuantos eran a la mesa, pero su hija Beatriz lo resolvió fácilmente con la cocinera María, decidió que el menú sería siempre tallarines con tuco y pastelitos de hojaldre con dulce de membrillo.

En el casco de una vieja estancia de Víctor Haedo. Al ingresar por la calle interna que se llama Luis Alberto de Herrera, lo primero que llama la atención son las esculturas del jardín: réplica del obelisco de los constituyentes, estatuas de los héroes nacionalistas Aparicio Saravia, Manuel Oribe, Leandro Gómez, etc, figuras abstractas, y el busto del propio Haedo, en el lugar donde lo encontró la muerte cuando estaba hablando con René Jolivet.

En el living de la casa encontramos antiguos mates de colección, cuadros de Barradas, Blanes Viale, Tejera, etc, un oratorio con una antigua virgen traída desde España, un cristo procedente de Cataluña, un reloj del café Tupí Nambá señalando la hora en que éste cerró sus puertas, una enorme cabeza de toro regalada por el Gobierno de España, un juego de té de Manuel Oribe con el primer escudo uruguayo, y una carta del Gral. José Estigarribia fechada el 14 de junio de 1937, encabezada por un reloj que indicaba la hora en que terminó la Guerra del Chaco.

En uno de los denominados ranchos (construcciones de material con techo de quinchado) está testimoniada la vida política del ex Presidente del Colegiado. Fotos de Haedo con Fidel Castro, Joao Gularte, Juan Domingo Perón, Sukarno, Gabriela Mistral, Alfonsina Estorni, Juana de Ibarbourou. Caricaturas de Haedo realizadas por Menchi, Sabat, Jota Erre y Peloduro. El poncho de fiesta de Aparicio Saravia, un cuadro de Torres García, un órgano obsequio del gobierno de Israel.

La capilla realizada por el arq. Javier Querejazu en forma de carreta, que en su interior tiene una original virgen de Javier Nievas y una pila bautismal de Pablo Serrano. No podía faltar en la casa de un blanco católico como Haedo.

El taller donde están en su lugar los últimos pinceles que usó Haedo, tal como los dejó. Allí pintaba escenas de tango, reuniones gauchescas y figuras abstractas. El molino guarda una estupenda colección de estribos. El anfiteatro, por donde pasaron los conjuntos más destacados de la época, pues la música fue otra de las disciplinas cultivadas por Haedo.

En 1919 comienza en Montevideo una nueva vida para Haedo. Por ese entonces publica sus primeros artículos en distintos diarios, “El Progreso”, “El Diario”, y “El Día”, lo que le permite familiarizarse con los grandes escritores uruguayos. Dos años más tarde conoce al caudillo nacionalista Luis Alberto de Herrera y llega a integrar el Congreso Universitario Nacional. Hacia 1925 formaba parte de la élite del partido. Pero su trayectoria más notoria data de 1932, cuando ocupa una banca de diputado por el departamento de So-ñaño. De su primer discurso en las cámaras comentó el líder batllista Domingo Arena: "Ayer debutó un joven que va a dar mucho que hablar".

Fue nombrado Ministro de Educación y Cultura del Gobierno de Terra en el año 36, cargo que parece definir su actitud de mecenas del arte. Haedo fue propulsor de escritores, plásticos y músicos. Durante su gestión al frente de la cartera creó el Salón Nacional, la Facultad de Humanidades y Ciencias, la Ley de Derechos de Autor, los cursos universitarios de verano en uno de los cuales se reunieron, por primera vez, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou. Para concretar estos proyectos viajó por América donde se vinculó a hombres de letras y artistas como Franz Tamayo, Parra del Riego y Benjamín Súbercasseux. Posteriormente recorrió Europa dictando conferencias siempre referentes a temas políticos y culturales. En 1942 es reelecto senador, como

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queriendo probar, tal cual decían sus contemporáneos, que "uno de sus rasgos era el de no dejar que se herrum-braran sus ideas".

El primero de marzo de 1961 jura como presidente del Gobierno Colegiado de entonces. Luego de los actos oficiales en Montevideo se traslada a su querida Mercedes acompañado por invitados oficiales entre los que se contaba el Dr. Arturo Frondizi, Juana de Ibarbourou y Fernán Silva Valdés. Asiste al Te Deum celebrado en su honor y a la inauguración del suntuoso mausoleo de su madre María Haedo. Ese día el singular político cumplió uno de sus más queridos sueños. A los actos oficiales, también asistió un grupo de periodistas norteamericanos invitados especialmente para esta ocasión por Pedro Daniel Baridón, un uru guayo vinculado a propuestas para la construcción del puente Buenos Aires-Colonia, vieja aspiración de los dos países.

Fue idea de Haedo la formación de COMAPU (Comisión de Puentes Argentina-Uruguay), de la que surgió el proyecto para el puente Fray Bentos-Puerto Unzué. También suya y de aquella época, es la posibilidad del puente Buenos Aires-Colonia, cuya oportunidad se continúa discutiendo. El primer puente de madera que unió Punta del Este con la Barra se debió al hombre de la boina. Tal vez nadie mejor que Neruda para definir esa vocación integracionista, con su frase "Haedo tu eres un puente", cuando le dedica el poema al puente de la Barra en el libro de firmas de La Azotea.

Después de haber hecho una incursión por el Movimiento Popular Nacionalista, vuelve a las filas del herrerismo y en el año 1961, siendo Consejero de Gobierno, no sólo consigna que los blancos ganarán la elección, sino que su acción en tal sentido fue factor decisivo.

Artista de la vida, político polémico, protagonista incesante de infinitas anécdotas y hombre capaz de llevar a buen fin los proyectos más ambiciosos, como lo fue sin duda la organización y realización de la conferencia del CÍES (1961), primer hito internacional en la historia política de Punta del Este, donde su extraordinario carisma logró la hazaña de sentar en la misma mesa a representantes de la administración norteamericana y del gobierno revolucionario cubano.

Una mañana de verano la península despertó sin agua y sin luz. Una manifestación espontánea de veraneantes, en su mayoría argentinos, se encaminó a La Azotea, donde residía el entonces Presidente del Consejo Nacional de Gobierno, coreando "Queremos agua, queremos luz". Haedo salió al balcón de su dormitorio vestido con uno de sus habituales camisones blancos, y, con un gesto, indicó esperar. Se puso un impermeable sobre el camisón y encabezó la manifestación, cada vez más numerosa. Así llegaron frente a la Intendencia Municipal, con el Presidente uruguayo, uniendo su voz al "Queremos agua, queremos luz".

La historia de La Azotea se confunde con la del país. Su nombre surge de raíces profundamente nacionales. Como muchas estancias, La Azotea tiene un mirador.

La casa principal, el rancho de los almuerzos, el taller, la capilla, el anfiteatro y el molino, fueron obra de varios arquitectos. El Arq. Ugalde, tuvo a su cargo las construcciones coloniales, mientras que el Arq. Elias Ciurich fue el responsable de los ranchos. El arquitecto boliviano Xavier Querejazu, creador de la iglesia de Puerto Stroessner, fue el encargado de proyectar la capilla y el anfiteatro. Este trabajo fue realizado por un equipo integrado con Xavier Nievas, Pablo Serrano, Miguel Echaurri, Glauco Capozzoli, Enrique Fernández Broglia. Algunos de ellos han alcanzado renombre mundial. Muchos días fueron testigos de estas enriquecedoras charlas. Todos los domingos, sentados'frente a la mesa redonda bajo un techo de quincha, los artistas intercambiaban ideas, lanzaban propuestas para integrar sus obras con la arquitectura de Querejazu. Las distintas facetas del dueño de casa, hicieron que, desde los primeros años, La Azotea se convirtiera en un centro de cultura, polo de atracción para las personalidades del mundo.

El taller que se había formada en La Azotea, contaba con la presencia de otros artistas relacionados a la zona, como Ángel Tejera, Manolo Lima y Pola Bonilla, ceramista y protectora de artistas nacientes, editora de la revista "La ballena de papel". Todos dejaban sus talleres en Maldonado o Pinares para compartir la vida tan particular que se había gestado alrededor de la figura de Haedo.

El escenario, protegido por una gran concha acústica. Sobre él, en los atardeceres sin tiempo de aquella época, hablarían para numerosas audiencias (que colmaban las gradas de ladrillo y césped) José Luis Zorrilla de San Martín, Pablo Neruda, José Bergamín, Antonio Larreta, Clara Silva, Manuel Mujica Lainez, Jorge Luis Borges y tantos otros representantes de la cultura universal.

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La Azotea se convirtió cada vez más en centro de reunión. No solamente de grandes figuras políticas y pensadores. Se recuerda también, la visita de una exótica princesa de Thailandia que dejó su firma en el libro de visitantes de la casa; libro encuadernado en cuero de Rusia, que guarda las de Juana de Ibarbourou, Alberto Zum Felde, María Hortensia Lacalle de Herrera, Enrique Larreta,Yutang, urtega y Gasset, José María Rosa, Alejandro Zorrilla de San Martín, Julio Suárez "Peloduro", Elsa Martinelli, Lino Palacios, Cúneo, Juan Ventayol, Osiris Rodríguez Castillo, Beatriz Guido, Silvina Bullrich, Victoria Pueyrredón, entre otros.

Esos parques habían sido testigos del paso de personajes diversos. El Padre Benítez, confesor de Eva Perón, el que fuera presidente de la República Argentina Arturo Frondizi, el también argentino Ernesto "Che" Guevara.

Se cuenta que corrían los primeros meses de 1966, año de elecciones. Haedo había llegado a Mercedes al caer la tarde. Al día siguiente, por la mañana temprano, salió a caminar por la ciudad con un amigo. En un momento en que quedaron solos, Haedo lo tomó por el brazo y le dijo: "Estos paisanos míos son increíbles. Todos me quieren bien, y sin embargo estoy seguro que casi ninguno me va a votar". Así fue y allí terminó su carrera política. Al sábado siguiente, hacia el mediodía, colocó su primer caballete sobre los ladrillos del piso del rancho que sería su atelier. Tenía, además, una gran paleta, una docena de pinceles de diverso tamaño, varios tubos de óleo. Una casona rosada, acompañada de colores fuertes, agresivos, pero cargada con esa fuerza creativa que lo acompañó hasta que falleció, fue su primer cuadro. Muerte que presintió cuando el General De Gaulle dejaba de existir en Francia. Sentado en su banco preferido del jardín, rodeado por las esculturas que se convirtieron ese día en simbólicos testigos y testimonio del fin de su vida, del fin de una vida política, discutida, punzante, artística que supo transformar La Azotea en uno de los centros culturales más importantes de todo el país.

Por Avenida Franklin D. Roosevelt, pasar la Terminal de Ómnibus de Maldonado, y en la rotonda del monumento a las focas, tomar la segunda a Av. España, para salir a la Rambla de la Mansa a la altura de la Parada 24 (Las Delicias)

CIUDAD DE MALDONADO

La capital del Departamento de Maldonado: centro de gobierno y administración del departamento, conserva muchos rasgos de la época colonial.

Escultura del Niño chasque, Manolito Mendoza

En Av. Gral. Artigas en Maldonado. En ocasión del Año Internacional del Niño, la Intendencia Departamental erigió una escultura perpetuando la memoria de Manolito Mendoza, realizada por el artista Mario Lazo, en noviembre de 1979, y emplazada en la Avenida Artigas, donde se destaca en su actividad de emprender marcha. Corría el año 1806. San Fernando de Maldonado sentiría la repercusión del desastre de Trafalgar en la que la escuadra española fue vencida por Inglaterra. Quedaban sus colonias de ultramar más expuestas que nunca a una invasión extranjera. Y así fue como en la mañana del 29 de octubre de 1806 el vigía apostado en lo alto de la Torre dio aviso de la presencia de naves inglesas en la costa.

Desembarcaron los ingleses a la altura de las Piedras del Chileno y a través de las dunas dirigiéronse a Maldonado. Ocupada la población la situación se hizo riesgosa para los que quedaban en ella. Sin embargo, algunos como Juan Mendoza prefirieron quedarse para de ahí cooperar a la resistencia.

Juan Mendoza tenía tahonas y abastecía de carne a la población, a la Guarnición del Cuartel de Dragones y a los navíos que se allegaban. Padre de varios hijos, tenía uno, Manolito que secundaba a su padre en sus quehaceres y en su actividad frente a los intrusos.

Las tropas patrióticas estaban en el Pan de Azúcar, y recibían información de lo que pasaba en Maldonado a través de Juan Mendoza, o de su hijo, Manolito, que en varias oportunidades fueron al campamento patriota.

Calle Ituzaingó

Por la batalla del 15 de octubre de 1829.

Museo Francisco Mazzoni

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Ubicado en la calle Ituzaingó entre 18 de julio y Sarandí, teléfono: 21107. Del esfuerzo del escritor e historiador Francisco Mazzoni surge en una casa colonial un importante museo: series indígenas, españolas, portugueses, ingleses, colonial y criolla de la vida independiente. Allí cada cosa recuerda el paso de alguien, desde un baño usado por Darwin en su viaje por esta zona hasta una mesa que perteneció a Garibaldi.

Las mareas del destino también trajeron a Punta del Este a Darwin, el hombre que modificó la idea sobre nuestro origen. En 1832 el navio británico "H.M.S. Beagle" fondeó en la bahía de Maldonado. Apoyado en la baranda de cubierta, el joven Charles Robert Darwin observaba los vuelos en picada de las gaviotas y sus ojos indagaban los posibles secretos científicos de los vastos arenales que aguardaban en costa de la estrecha península que agredía al océano. La primera sorpresa sucedió al bordear la Isla de Lobos; cientos de delfines quebraban monotonía de un mar ganado por la calma, orno augurando buena suerte en el inmediato desembarco.

A sus veintitrés años, había aceptado el cargo de "Naturalista" en el "Beagle", un velero con significativo nombre de perro de caza, cuya misión era esencialmente cartográfica. La Inglaterra de la revolución industrial anhelaba explorar nuevos territorios buscando materias rimas y mercados. Se quería tener las medidas exactas de todo el mundo conocido. El capitán Fitz Roy, que comandaba nave y expedición, era un especialista en frenología como sistema revelador del carácter. La gran nariz de Darwin le molestó hasta tal punto, que casi rechaza la presencia del joven científico a bordo. Este incidente por poco hace fracasar una capital experiencia para Darwin y ara la historia de la ciencia. Su amigo y profesor John Steven Henslow fue quien incitó el viaje. El cargo no era retribuido, por ello Darwin estaba al margen de la rutina a bordo, destacándose por sus interminables extravíos en cada tierra que se tocaba. Sin excepción, era el último en embarcarse. En Fernando de Noronha, en Bahía y en Río. El espectáculo de la naturaleza siempre lo retrasaba, sin sospechar que rastreaba pistas del humano pasado que se perdían en las profundas y oscuras sombras de muchos miles de años. Permaneció diez semanas en la zona del Este. Asombró con sus costumbres y compases a los habitantes de una población que describe como de calles trazadas en ángulos rectos, separada de la bahía por altos médanos y con una plaza demasiado grande para los escasos habitantes. El pueblo no le ofrecía distracciones mayores ni ocasión de escudriñar tesoros artísticos de acuerdo al título de bachiller en Artes —el único en su vida— oblenido en Cambridge durante la carrera de Teología, época en que estuvo a punto de tomar los hábitos.

Durante su estadía en un país de apenas 70.000 habitantes, que la diplomacia inglesa había ayudado a crear, removió cuanta piedra estuvo a su alcance. Se le veía ir y venir provisto de una azada, un pico corto, un par de bolsas, e incontables papeles que llenaban los bolsillos de su chaqueta plenos de apuntes, esquemas y dibujos. Los días transcurridos en Maldonado fueron productivos; encontró mármoles de excelente calidad, observó fauna, flora, formaciones geológicas y objetos. Describió ochenta especies de aves, nueve de reptiles, ocho de roedores y catalogó el avestruz que lleva el nombre de "Struthio Darwin". Conjeturó que las cercanías del Río de la Plata pa-recían perturbadas por los fenómenos eléctricos y estaba inclinado a creer que los temporales eran muy comunes cerca de la desembocadura de los grandes ríos, debido a la mezcla de ingentes cantidades de agua salada y dulce.

Se instaló en el "Hotel de la Plaza" que en ese momento regenteaba don Celestino Cuervo, para pasar luego a manos de la familia Jaurena. Un extraño artefacto de metal del viajero fue tema permanente de conversación entre los fernandinos. No era otra cosa que un baño de asiento, que hoy puede verse en el Museo Mazzoni de Maldonado, al igual que el mascarón del Beagle. El impacto que produjo su brújula no fue menor. Darwin se asombraba de la admiración despertada por un extranjero que podía identificar el camino para dirigirse a tal o cual punto donde jamás había estado. Lo mismo sucedió con sus fósforos Prometeo, que encendía al morderlos. Se cuenta que un ganadero de la zona ofreció pagarle una libra de oro por cerilla.

Darwin también se encontró en Maldonado con Francisco Aguilar quien como el, había asistido a la Universidad de Edimburgo. Aguilar vivía en una inmensa casa ubicada en el rincón norte de la plaza donde estaba ubicado el hotel; en esa casona discutieron muchos temas que les eran comunes, entre ellos la plantación de semillas de pino que el dueño de casa había emprendido en la zona.

En el libro "Viaje de un naturalista", aparece un estudio de la fulgurita, fenómeno que Darwin describe de la siguiente manera: "A algunas millas de Maldonado, en una ancha zona de montoncitos de arena que separan la Laguna del Potrero de las márgenes del Plata, encontré un grupo de esos tubos vitrificados y silíceos que forma el rayo cuando penetra en la arena, casi en forma vertical. La superficie interior está completamente vitrificada y pulida".

Tras cinco años de navegación, el "Beagle" regresó a Londres. Recién en 1859 Darwin publicaría el "Origen de las especies", que comportaría una profunda revolución científica, filosófica y religiosa. Antes se había casado

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con la piadosa anglicana Emma Wedwood, quien descreyó de las heréticas teorías de su esposo y continuó enseñando a sus hijos que Dios creó a los seres vivos tal como se presentan a los ojos del hombre.

Las convulsiones políticas italianas del siglo XIX, convirtieron a Garibaldi en desertor de la marina real. Deambuló por Odessa, fue oficial en la escuadrilla del Bey de Túnez, y su espíritu aventurero lo llevó a embarcarse hacia América. Luego, en Brasil, se convirtió en corsario de la república de Piratiny contra el Imperio, al tomar la goleta "Farrupilla", nombre derivado de "farrapo", voz portuguesa con que Lisboa llamaba rotos y harapientos a los habitantes de las repúblicas sudamericanas. Pudo ser en esa goleta conquistada o en la sumaca "Mazzini" que el 28 de mayo de 1837 llegó a la bahía de Maldonado José Garibaldi, rodeado ya de una aureola de héroe que jamás lo abandonaría.

Los pobladores y autoridades lo recibieron de brazos abiertos. Ocho días con sus noches de fiesta y alegría llenaron la corta estadía del ilustre visitante. En esa continuidad de saraos y banquetes, aparece un personaje de apellido muy ligado a Punta del Este, Doménico Gorlero, padre de Juan y marino hasta que su barco se hundió en un temporal. El generoso Doménico ayudó a Garibaldi y lo alojó en su casa.

Pero ante el reclamo del Vicecónsul del Brasil, el gobierno de Oribe, que no reconocía la República de Río Grande, dio orden de embargar la nave corsaria y detener a Garibaldi y los tripulantes. El propio Garibaldi dice que, por fortuna, el jefe político interino de Maldonado en vez de ejecutar la orden recibida le previno secretamente del contenido de la peligrosa misiva.

Garibaldi alistó su navío. La noche era clara y hacía calor. Cuando estuvo todo listo para zarpar, ciñó sus pistolas, se colocó la capa, hizo bajar una chalupa y se dirigió a tierra, a cobrar una deuda. Había vendido a un comer-ciante (que algunos identifican como hijo de don Francisco Aguilar) veinte bolsas de café y alhajas para comprar víveres, sin recibir los 2.000 patacones convenidos. Desde lejos vio al deudor sentado en el umbral de su casa. Cuando estuvo a su lado le acercó el caño de una pistola a la cabeza. Regresó con su dinero y a las once de la noche levaron anclas rumbo al estuario del Plata.

Después de una etapa en Río Grande, se dirigió a Montevideo y se casó con Anita, su gran amor, a la que había raptado en Brasil. Tenía dos ocupaciones: de mañana salía cargado de muestras ofreciendo fideos de Italia y sedas de Rouen; de tarde enseñaba matemáticas en el colegio de un ex-sacerdote. Fueron pocas semanas. En 1842 ingresó a la Escuadra Nacional al mando de la barca "Constitución".

Fue héroe de dos mundos. De sus peripecias en este lado del océano se ocupó, entre otras, la pluma de Alejandro Dumas hijo.

Calle 18 de julio

Plaza San Fernando

Reconstruida por la Intendencia Municipal en 1976, cuenta con una fuente musical de aguas danzantes. La Orquesta Espectáculo Municipal ofrece allí "Petis Concerts". Mural del artista Castells Capurro "La diligencia". Estatua de Artigas.

Los edificios políticos, civiles y militares alrededor de la plaza comenzaron a surgir con la llegada a Maldonado del Ministro de la Real Hacienda Rafael Pérez del Puerto (abril de 1778) y del Ingeniero Bartolomé Howel (marzo de 1771).Catedral de Maldonado

En la Plaza San Fernando de Maldonado, teléfono: 23342. Actualmente es monumento histórico nacional. Se comienza a construir en 1801, de estilo neoclásico, inaugurada en octubre de 1895 por el Arzobispo de Montevideo Dr. Mariano Soler (oriundo de San Carlos). Obra del escultor Antonio Veiga es su altar mayor, donde se encuentra la imagen de la Virgen del Carmen de Santander.

Fue cuando el transatlántico español "Ciudad de Santander" embistió las rocas de la Isla de Lobos. Su capitán hizo una promesa. Si podían sortear el peligro, donaría la Virgen del Carmen de Santander —que ocupaba el sitio de honor en la capilla de la nave— a la primera iglesia que llegaran. Promesa sincera y creíble en un momento de desesperación, pero impracticable. Un naufragio no parece ser el momento más oportuno para cargar con una estatua. Sin embargo, según narra el cuaderno de bitácora de Eduardo Bartolozzi —Ingeniero de

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Máquinas del remolcador "Emperor", perteneciente a la flota de Lussich, interviniente en el salvataje— algo que parecía una muñeca apareció flotando sobre las aguas. Era Nuestra Señora del Carmen.

Los habitantes locales vivían su propia emoción. Ese mismo año habían logrado tener su Iglesia; y la milagrosa imagen de la Virgen del Carmen aparecía en el momento en que se iba a consagrar el templo de San Fernando. La alegría duró poco. El "Ciudad de Santander" pertenecía a la Compañía Transatlántica Española. Todos sus vapores llevaban la imagen de Nuestra Señora del Carmen a bordo por ser la Patrona de la Marina de España. Don Braulio Gómez, Marqués de Comillas y propietario de la empresa, exigió su retorno.

Los fernandinos no se resignaron. El cura párroco, Padre Podestá se encargó de realizar las gestiones necesarias. La causa iniciada encontró en Juan Zorrilla de San Martín un excelente abogado. Embajador entonces del Uruguay en Madrid, solicita a las autoridades españolas la donación de la Virgen salvada, para la actual Catedral de Maldonado. Al poco tiempo le comunicó al Padre Podestá que en el primer barco con destino al Plata sería enviada la imagen. Llegó a Maldonado el 24 de octubre de 1896, un año después de haber sido habilitado el templo. Fue depositada primero en casa de la familia Umerez en Las Delicias y luego permaneció donde la familia Gorlero, en tanto se organizaba la ceremonia. Cuando la transportaron a la Parroquia, varias niñas vestidas de blanco sujetaban las cintas blancas y celestes que caían del templete adornado con guirnaldas de flores, en el que se llevaba la estatua en andas. Don Juan Zorrilla de San Martín asistió a la ceremonia.

Calle 25 de mayo

Calle Sarandí

Escuela Ramírez

Ubicado en la intersección de las calles Sarandí y Rafael Pérez del Puerto. Por resolución del Dr. José Ramírez en el año 1873, se permitió su construcción. Arq. Santiago Casanova. Inauguración el 21 de enero de 1887. Sede en la actualidad del Instituto Normal Educacionista Julia Rodríguez de De León, en homenaje a una excelente Maestra de nuestra ciudad. Funciona como teatro, aglutinando los grupos de Maldonado.

Calle Pérez del Puerto

Casa de la Cultura

Ubicada en la calle Rafael Pérez del Puerto entre Sarandí y Román Guerra. El Municipio ha organizado en esta casa un centro de asistencia cultural y de programación de espectáculos. Tiene una biblioteca, un conservatorio musical, una escuela de cuerdas, una Banda Municipal y un Grupo Musical Espectáculo. Allí se localiza el Museo de San Fernando con una excelente colección de arte colonial e historia. En esta casa funcionó la primer Aduana que tuvo Maldonado, luego hasta 1984 fue sede de la Intendencia Municipal, habiendo sido sede de la Junta Económica Administrativa anteriormente.

Cuartel de Dragones

Ubicado en la calle Rafael Pérez del Puerto entre 18 de julio y Dodera, teléfono: 25378. Bajo la dirección del Ingeniero español Bartolomé Howel, quien lo ideó, comenzó su construcción en marzo de 1771 finalizando en 1797 bajo la dirección de Rafael Pérez del Puerto. Con una superficie edificada de 2.500 metros cuadrados, construido en piedra de sillería y techo de teja, abarca toda la manzana.

José Artigas, héroe nacional, está vinculado a Maldonado desde el 10 de marzo de 1797, fecha en que ingresa al Cuerpo Veterano de Blandengues, con funciones de Teniente. Partidas de bautismo lo señalan como padrino en dos oportunidades y es dable presumir que su presencia en el Cuartel de Dragones le permitió trabar relaciones que le serían de extrema utilidad cuando llegó el año decisivo de 1811.

Se habilitó en la esquina sudeste del Cuartel, una capilla, dotándose de entrada directa sobre la acera sur. El Cura Párroco Dr. Dámaso Gómez de Fonseca el 2 de febrero de 1801, inauguró oficialmente esta capilla provincial, para luego edificar en el solar adjudicado para Iglesia la actual Catedral.

Plaza Torre del Vigía

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Ubicada en la calle Rafael Pérez del Puerto entre Solís y Zelmar Michelini. Allí se ubican la torre del vigía y el marco de los reyes.

Torre del Vigía

Bajo la dirección de Rafael Pérez del Puerto, en 1797, se levantó la Torre del Vigía en la parte más alta de la ciudad. Construida en ladrillo y cal, cuenta con 13 metros de altura y una base de 5 metros de lado. Desde ella se podría divisar un amplio panorama del Río de la Plata. Siendo su cometido el poner en conocimiento de las autoridades las novedades sobre el ingreso de los buques al estuario.

Marco de los Reyes

Construido en mármol blanco veteado de rosa fue hecho en Lisboa. Formó parte de los tres mojones que indicaban la separación entre los dominios de España y Portugal, en la línea de demarcación correspondiente al Tratado de Madrid en 1750. El nombre de los Reyes que regían los destinos de los dos reinos en esa época y leyendas alusivas al hecho se pueden leer en sus cuatro caras. En la cara del sudoeste, hacia lo que eran los dominios españoles lleva grabada la siguiente inscripción: "Sub Ferdinando VI - Hispano Rege Cathólico"; en la cara dirigida al noroeste, hacia los dominios portugueses: "Sub Joanne V Lusitanorum Rege Fedelissimo"; del oeste: "Ex Factis Finium Regundorun conventis Matritis ibidus Jannauris 1750"; del lado sur "Justitia et pax osculatus sunt". En el año 1895 fue emplazado junto a la Torre del Vigía, traído desde la Sierra de Carapé donde yacía enterrado, desde que el General Cevallos dio orden de que fueran destruidos éste y los dos restantes para que se perdiera su memoria.

Calle Zelmar Michelini

Calle José Dodera

Calle Treinta y Tres

Museo de Arte Americano de Maldonado (MAAM)

Ubicado entre las calles Dodera y Treinta y Tres, teléfono: 22276. Construído a fines del S. XIX por Enrique Burnett, como domicilio particular, fue habilitado como museo por el Sr. Jorge Páez Vilaró. En la temporada de verano se habilitan en el mismo importantes exposiciones artísticas nacionales y extranjeras.

A fines del S.XIX se prendió fuego, en la bahía de Maldonado un navío inglés. Entre los tripulantes viajaba un joven miembro de la Armada Real Británica, Henry Burnett, que sufrió graves quemaduras, pero así y todo pudo llegar a nado hasta la playa, siendo uno de los pocos sobrevivientes del naufragio.

Lo recogieron de inmediato los habitantes de Maldonado y lo curaron en el hospital, pero como necesitaba de mejores auxilios, una familia del lugar, de apellido Rodríguez, se ofreció a atenderlo en su hogar. Allí recibió los cuidados de todos, pero en especial de una da las hijas, llamada Carmen, de quien se enamoró perdidamente y a la que le prometió casamiento.

Una vez repuesto regresó a Gran Bretaña para renunciar ante su majestad al servicio que lo había honrado la corona en la Armada Real y (al contrario de lo que muchos vecinos decían) regresó para casarse con Carmen Martínez.

Con parte de la herencia que trajo de su país compró un amplio solar en la esquina de lo que hoy son las calles Treinta y Tres y Dodena, en Maldonado. La reina, satisfecha con la actitud de su súbdito, lo honró nombrándolo vicecónsul en Maldonado y allí, en su casona, con jardines poblados de pinos, palmeras y eucaliptus, funcionó el "British Consulate" desde 1874 a 1927, tal como lo recuerda una placa alusiva.

Burnett emprendió con ahínco la tarea de fijar los médanos plantando más de 100.000 pinos en los alrededores con lo cual formó la pintoresca zona de Pinares, que hoy es un elegante barrio residencial. Además, constituyó una sucursal de la compañia Lloyd's de seguros. Era alarmante en Maldonado la rapidez con que las arenas se extendían sobre las pocas tierras fértiles. En lo que hoy es Punta del Este y sus cercanías, viento y médanos modificaban a su antojo la geografía, el paisaje.

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En 1876 y 1877, José Allegrini y José Rosso, toscanos de nacimiento, fueron los primeros que se aventuraron a plantar "eucaliptus globulus". Once años después, una empresa extranjera establecida con una pesquería en Punta del Este, solicitó permiso al gobierno para construir en Gorriti un muelle, galpones y hacer plantíos. El almacigo de pinos marítimos fue lo único subsistente, las demás mejoras quedaron en proyecto.

Aquí entra en escena Henry Burnett, Vicecónsul de Gran Bretaña en Maldonado, que tuvo la feliz idea de hacerse del almacigo e iniciar las primeras plantaciones en un área de seis hectáreas y media. -Fueron quinientos pinos. Su persistencia tenía fundamento. En 1880 una prolongada sucesión de sudestadas casi ahoga Maldonado bajo un sudario galopante de arenas, que llegaron a bloquear las calles principales y amenazaron hasta la casa del diplomático. Burnett recordó una planta sudafricana que florecía en los médanos y decidió, en un intento fallido, oponer una barrera a las dunas. Al plantar los pinos cometió el error de nivelar previamente el terreno; se evi-denció la equivocación luego, cuando el viento retornó a acumular los médanos, enterrando los arbolitos o arrancándolos completamente.

La lucha incesante contra el viento y la calidad del terreno que malograban la plantación, se prolongó cinco años; pero cuando pensaba desistir de la tarea, los árboles sobrevivientes consiguieron arraigar y levantar sus copas, ca-da vez más altas, en una extensión de 92 hectáreas. En su entusiasmo, el "inglés loco" como lo llamaron quienes descreyeron de su empeño, consiguió interesar a un gran amigo y colaborador en salvatajes marítimos, Antonio Lussich. Finalmente aquel pequeño Sahara, que hasta dromedarios necesitó para ser cruzado, fue ganado por la vegetación. En 1922, 572 hectáreas estaban cubiertas de pinos.

En junio de 1912, la Asociación Departamental de Maldonado nombró a Burnett "hijo predilecto de la ciudad". El 12 de abril de 1916, el inglés festejó las bodas de plata de sus plantíos de pinos recibiendo una medalla de oro del Municipio de Maldonado. Burnett había llegado a los arenales que esperaban sus pinos, a consecuencia de una tragedia marítima en la que el "H.M.S. Bombay", barco de guerra de 64 cañones y 900 marinos, se incendió en las costas del Plata. Burnett era secretario privado del capitán.

Nacido en Salisbury en 1845, buscó el camino del mar, escapando de una vida monótona, añorando llegar al desafío americano. El "Bombay" venía a integrar la división naval del Atlántico Sur, como barco insignia del Almirante Elliot. En calidad de sobreviviente, pasó la convalescencia en Maldonado, al cuidado de una enfermera criolla. Cuando partió, dijo que volvería. Así pasó en 1869. Se casa con Carmen Rodríguez, su enfermera de tiempo atrás, y la Agencia de Seguros Marítimos Lloyd's lo nombra Sub-Agente para toda la costa desde el Chuy hasta el Banco Inglés.

En 1873 construye a tres cuadras de la iglesia, su maravillosa casa rosada con un jardín tropical, que actualmente alberga el "Museo de Arte Americano" creado por Jorge Páez Vilaró. Como en esa época no había árboles que impidieran la vista, desde allí dominaba la Barra del Arroyo Maldonado hasta Portezuelo. Monta sobre el techo un mástil de 35 metros de altura con drizas, para comunicarse por medio de banderas con los barcos que cir-culaban por el estuario. Años más tarde le agregó al techo una torre de vigía, al estilo de las que se construían en Inglaterra con el nombre de "torre de las viudas".

Cuando en 1880 falleció el Vice-Cónsul británico en Maldonado, Don Ramiro de las Carreras, el gobierno de su Majestad nombró a Burnett para dicho cargo.

Son muchas las anécdotas que se cuentan de Burnett en esos años. Entre ellas convencer a los peones de la zona para que dejaran de colgar linternas en los cuernos de las vacas en noches de poca visibilidad, evitando así deso-rientar a los navegantes.Otra es la que ocurrió en 1875, cuando murió en Maldonado un sastre protestante llamado Mills, y por considerarlo un hereje no se lo quiso enterrar en el cementerio local. Existía desde la época de las invasiones inglesas un pequeño cementerio británico en la Isla Gorriti y Burnett consiguió llevar el cadáver allí donde le dio sepultura. Con ello despertó la sensibilidad de la Municipalidad y logró, después de largas discusiones, que se resolviera trasladar a los féretros del cementerio de los ingleses y enterrarlos en el de Maldonado. Murió en agosto de 1927 a los 83 años. Se le recuerda en el color y la savia de cada pino de la península.

Plazoleta José Pedro Varela

Ubicada en Avda. Roosevelt, Burnet y Camacho. Inaugurada el 27 de noviembre de 1990 en acto público que contó con la presencia de autoridades departamentales.

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Plazoleta Rosalía de Castro

Ubicada en las intersecciones de las Av. Chiossi, Av. Córcoba y Burnett. Busto de la poetisa lírica gallega (1827-1885) donado por la Junta de Galicia a Maldonado, traído en 1988 por el Presidente gallego Fernando González Laxe.

Calle 3 de febrero

Junta Departamental

El edificio fue inaugurado en 1999. La sala de sesiones de planta redonda en el centro, y a los costados el sector administrativo y el político, que se comunican con el centro por dos puentes de hierro y cristal. Integrado por 31 ediles.

Intendencia Departamental

Campus

Complejo Deportivo Municipal de relevancia internacional, ubicado en la calle 3 de febrero entre Avda. Francisco Acuña de Figueroa y Avda. Martiniano R. Chiossi, tel: 22515. Cuenta con alojamiento para 120 personas, estadio de fútbol con capacidad para 25.000 personas (inaugurado en 1994, se llama Domingo Burgueño que fue intendente), con pista de atletismo y tribunas para 10.000 espectadores, piscina olímpica cerrada con capacidad para 2000 personas, gimnasio cerrado para 2000 espectadores, 3 canchas de tennis de las cuales una de ellas es adaptable para pista de patín y hockey con tribunas para 1900 espectadores, frontón cerrado con capacidad para 800 personas, canchas exteriores de basquetbol y vóleibol, clinica médica, oficina administrativa, casa de deportes, cafetería, boutique de artículos deportivos, rincón infantil.

La cachimba del Rey

Calle continuación 3 de febrero, en las inmediaciones del Campus Municipal. Punto de descanso en el corazón de Maldonado, que debe su nombre a la histórica fuente de agua que abasteciera a la ciudad desde su fundación. Primero hubo una pieza techada, con paredes de piedra y a flor de tierra un pozo. En un acta fechada el 31 de enero de 1838 se indica que "se resuelve pasar a la Policía a fin de que impidiese la venta de agua provniente de la Cachimba hasta que se procediese a su limpieza, ya que se había teneido noticias de que algún individuo se había bañado en ella".

Luego de este episodio sigue abasteciendo a Maldonado hasta que en 1873 la Junta Económica Administrativa la arregla refaccionando la parte exterior, haciendo también su limieza interior. Colocando una puerte de hierro y construyendo una pieza para resguardo de quienes concurrian a buscar en los días inclementes. Pero ello trajo una concurrencia de los aguateros que hacian su negocio distribuyendo el agua entre los vecinos de la ciudad. Desde ese momento tuvieron que pagar cinco centesimos por cada pipa (barril de 70 a 11 litros). En cambio, a todo vecino que asistía en busca del vital líquido, siendo para el uso doméstico, se le otorgaba gratuitamente.

En 1875 se pide que se construya un brocal y tapa a fin de evitar que el agua reuniera sustancias nocivas. A comienzos del S.XX se iniciaron otros trabajos de modernización. En 1907 se dispuso la construcción de una cañería para que la Cachimba abasteciera a la ciudad: se colocó un caño cuya extensión era de 1100 metros y llegaba hasta el local de la Junta Económica Administrativa (actual Jefatura de Policía de Maldonado). Tenía un desnivel de cinco metros en contra y costó 2000 pesos. Se levantó también para eso un molino de viento con su respectivo depósito, ya desaparecido totalmente. Más tarde se construyó un tanque de cemento y otro pozo anexo para extraer el agua por intermedio de un motor.

Según cuentan algunas historias de vecinos memeoriosos, hubo en 1921 una gran sequía que alcanzó a todos los manantiales y pozos de la ciudad, entre ellos a la Cachimba del Rey, que ante la gran demanda se secaba y había que aguardar a que se llenara de nuevo. Luego, se instalaron pozos que durante años hasta 1963 abastecieron a la ciudad, siendo eliminados al entrar en funcionamiento la Usina Provisoria de OSE en Laguna del Diario. Esta funcionó hasta 1974, cuando se habilitó el sistema central de Laguna del Sauce, con un expectativa de abastecimiento para casi treinta años. Sin embargo, desde ese momento hasta la actualidad tres veces se ha roto la tubería que une Laguna del Sauce con Maldonado, faltando el agua. Nuevamente, en esos momentos la Cachimba del Rey volvió a abastecer de agua a la ciudad. La leyenda cuenta que quien bebe de sus aguas parmenece o

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retorna a Maldonado.

El Molino Velázquez

Su construcción data de 1818. Claro exponente de una época en que la zona era productora de trigo, y el molino prestó su aporte en el desarrollo industrial.

Parque Coronel Mancebo

Sobre la parada 31 de la Mansa, es un cómodo punto de reunión familiar en torno a los clásicos “quinchados” que acompañan cada parrilla. Rica vegetación. Parque con puentes de madera que atraviesan una pequeña cañada que desemboca en el Río de la Plata.

El tipo de techo de paja superpuesta es originario de la costa sur del Canal de la Mancha y tiene un extendido uso en el norte de España, Normandía, Bélgica y Holanda. Los españoles lo introdujeron en el Río de la Plata, donde edificaron los primeros ranchos con este sistema, aprovechando los únicos materiales que abundaban en la zona: el barro y la paja. Su persistencia en Uruguay, donde adquirió gran difusión y perfecciona-miento, se debe a la calidad de la paja brava, que garantiza su impermeabilidad y aumenta su resistencia a las inclemencias climáticas, convirtiéndose en una construcción típica de Uruguay. El quincho siempre se utilizó en viviendas humildes y sólo se constituyó en un codiciado elemento de decoración cuando fue utilizado en grandes construcciones, como el Club de Golf del Cantegril o en Tramontana, la casa de los Anchorena.

Paseo de la Aguada

La cañada está rodeada de hortensias y es un paseo muy lindo para solo escuchar la caída del agua y el canto de los pájaros. Antes se abastecían allí de agua dulce los barcos que llegaban a la bahía de Maldonado.

Parque Burnett

Ubicado en la parada 33, su teléfono: 26696 y 30675. Aquí funcionaba años atrás el campo de polo del Cantegril Country Club. Actualmente, con la colaboración de la Intendencia, el predio se convirtió en un campo de deportes ecuestres (Club Hipico).

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BALNEARIO JOSE IGNACIO

Antes de llegar desde La Barra, por ruta 10 se ubica la boya petrolera de Ancap

Dado que Uruguay no es un país productor de petróleo, debe importar la totalidad del crudo que procesa. La empresa estatal ANCAP (Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland) (www.ancap.com.uy) fue creada por Ley 8.764 de octubre de 1931 y detenta el monopolio de la importación y refinación de petróleo crudo y derivados.En enero de 2002 se promulgó la ley Nº 17.448 que establece la desmonopolización de la importación, exportación y refinación del petróleo crudo, habilitando la asociación de ANCAP con un socio privado. En la etapa de comercialización participan cinco empresas en la distribución de hidrocarburos líquidos (Ducsa, Dikamsa, Esso, Shell, Texaco) y tres en la de gases licuados (Acodike, Riogas, Gasur).ANCAP se encuentra abocada a la asociación con una compañía petrolera internacional para la refinación de petróleo, distribución y comercialización de derivados en territorio nacional y la región. En julio de 2001 se llevó a cabo un llamado a expresiones de interés al que se presentaron 7 empresas. Los objetivos fundamentales de dicha asociación son: obtener precios ex-refinería (antes de impuestos) similares al precio de paridad de importación, y mantener la actividad de refinación en el país.El petróleo importado, luego de ser descargado en la boya petrolera de José Ignacio, es transportado por un oleoducto hasta la Refinería de La Teja, desde donde, una vez refinado, se distribuye a las distintas plantas de distribución de combustibles del país. Boya petrolera de José Ignacio y Terminal del Este De 1977. La iniciativa del gobierno militar de habilitar en José Ignacio un lugar para descargar crudo, disparó en su época una dura polémica con los operadores turísticos de Punta del Este que consideraban a la boya como un peligro para el medio ambiente de la zona. La Terminal Este de José Ignacio formaba parte del paquete implementado por el gobierno militar para responder al negativo shock petrolero impuesto por la guerra de Yom Kippur, y el consiguiente embargo dispuesto por la OPEP, aunque los estudios para su construcción hacía años se manejaban en la órbita gubernamental. A la boya se sumó la compra por la Armada del superpetrolero Lavalleja y el contrato de la norteamericana Chevron para llevar adelante una serie de prospecciones en la plataforma continental uruguaya. Al oeste de la Punta José Ignacio, en el departamento de Maldonado, se encuentra la Terminal del Este, cuyas instalaciones permiten la descarga del petróleo crudo importado y su almacenamiento en depósitos cercanos a la costa, para su posterior bombeo hasta la Refinería de La Teja. Se compone fundamentalmente de una monoboya de amarre giratoria, un parque de tanques, y un oleoducto para el envío del crudo hasta Montevideo.La boya petrolera de José Ignacio se encuentra a 3,6 km de la costa, y consta de un casco de 10 m de diámetro fijado por medio de 6 anclas de más de 22 toneladas cada una. El acople con los buques tanque se hace mediante 2 líneas de manguerotes flotantes de 270 m de longitud y 50 cm de diámetro, por los que se descarga el crudoimpulsado por las bombas de los superpetroleros.La parte inferior de la boya está conectada con el parque de tanques de almacenamiento de la Terminal del Este a través de una cañería de acero de 91 cm de diámetro asentada sobre el fondo del mar. Dicho parque consta de 8 depósitos de 64 m de diámetro, con una capacidad de almacenaje de petróleo crudo de 67.000 m3 cada uno.Oleoducto José Ignacio – La Teja Posee una longitud de 166 km y une el parque de tanques de la Terminal del Este con la Refinería de la Teja. Es un caño de acero especial de 40 cm de diámetro que en prácticamente toda su extensión se encuentra bajo tierra, paralelo a la ruta Interbalnearia, y por el cual se bombea el petróleo crudo hasta Montevideo por medio de electrobombas. Refinería de La Teja está instalada al suroeste del puerto, en la bahía de Montevideo. En ella se refina el petróleo crudo que llega proveniente de la Terminal del Este a través del oleoducto mencionado. Comenzó sus actividades en 1937 con una pequeña planta de refinación de capacidad de hasta 3.700 barriles diarios. Actualmente la Refinería tiene una capacidad de 37.000 barriles por día.Ductos y plantas de distribución de combustibles Los productos terminados son enviados por un poliducto de 8 km de longitud desde la Refinería de La Teja a la planta de almacenaje y expedición de combustibles de La Tablada. Está situada al noroeste del departamento de Montevideo, próxima a las Rutas 1 y 5. Desde ahí se transportan los combustibles en camiones tanque hacia todo el país. ANCAP posee plantas de distribución en Montevideo (en la refinería de La Teja y en La Tablada, conectada a la misma por un poliducto) y en el interior en los departamentos de Durazno (Durazno), Paysandú (Paysandú), Colonia (Juan Lacaze), Treinta y Tres (Treinta y Tres) y Canelones (Carrasco).

Pueblo de José Ignacio

En el S.XVIII fue la "Vaquería del Mar". Desde allí, un indio de las Misiones Orientales, que habría dado su

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actual nombre al balneario, organizaba el ganado que iban a buscar los misioneros al Alto Uruguay.

Hasta fines del S.XIX, la punta rocosa que es hoy José Ignacio era un paraje solitario y arenoso que constituyó el escenario de numerosos naufragios. Fue para evitar más tragedias que en el año 1877 se construyó el faro que llevó al lugar a sus primeros pobladores. Cuatro personas se instalaron de forma permanente para cumplir la tarea de guardafaros en esta punta aislada por dunas de arena. Cada diez días llegaba una carreta con el correo y noticias. Por entonces no existía ningún camino que llevara hasta allí. La zona formaba parte del fondo de una gran estancia. Al no existir vegetación que fijara el terreno, la arena formaba dunas móviles que dificultaban la explotación del lugar. Por esta razón, sus propietarios vendieron la franja costera a la familia Acosta.

Poco a poco El Faro, como lo llaman sus residentes, fue recibiendo nuevos pobladores, principalmente pescadores. En 1909 se realizó el fraccionamiento del terreno. Con el paso del tiempo, el balneario pasó a ser elegido por los vecinos de Garzón y San Carlos. En 1981 se construyó un puente sobre la laguna José Ignacio. La luz eléctrica llegó hace algunos años, pero aún no el agua corriente.

A 15 km de la Ruta 9 a la que está unida por un camino interno, José Ignacio crece en torno al faro que se levanta majestuoso desde 1877 con una altura de 26 metros y con sus 1134 escalones; realizado por la Empresa de faros de Costa y Compañía. Desde hace 80 años es estatal. La zona del faro está rodeada por una baranda del barco "Renner", que el 30 de setiembre de 1969 fue el último en varar en la costa. En los jardines del faro se encuentra una campana que perteneció al Pontón Banco Inglés, al igual que la hélice que descansa a su lado.

La laguna José Ignacio se ubica por Ruta 10 a la altura del km. 154. Extensa, amplia, exuberante en pájaros.

José Ignacio era, hasta hace veinte años, un pintoresco pueblo con calles con nombres de pájaros donde refugiarse del bullicio. Sin edificios que se interpongan entre el hombre y el paisaje, sin discotecas ni vida nocturna, se convirtió en un lugar exclusivo. El mayor atractivo es su geografía agreste que recuerda el antiguo aspecto de la península que se interna en el mar, separando la costa en dos playas, una brava v una mansa. Todo el terreno se constituye como una meseta redondeada donde la plaza principal se encuentra en su parte más alta. Los médanos se abren hacia el oriente en fabulosas playas casi vírgenes, donde las aguas rompen con toda la fuerza del océano.Su historia se remonta a fines del siglo XIX, cuando el Estado uruguayo autorizó la construcción de faros en las costas por parte de empresas privadas porque eran frecuentes los naufragios en estas traicioneras aguas. Uno de éstos fue el faro de José Ignacio, que se inauguró en 1877, equipado con lámparas a querosén de origen estadounidense \ belga, y con una altura focal de 32,5 metros. La empresa española Juan Costa & Cía. fue la encargada de la construcción realizada con granito de la zona y con una mezcla conocida como tierra de Roma, a modo de argamasa. El faro no pudo evitar, sin embargo, el naufragio del buque frigorífico Renner, de bandera brasileña, que se hundió a cien metros de la costa en septiembre de 1969, a plena luz del día. Sus restos aún están a orilllas de La Brava mirando al Este. Nadie pudo descifrar el origen del nombre de este bello paraje, pero se conocen muchas historias en la que la realidad se funde con la leyenda.

Como en los demás balnearios del este, no fue sino hasta la década del '20 que el faro de José Ignacio tomó cierta relevancia. La excelente pesca y la promesa de un descanso apacible incentivaron a algunas familias a acercarse desde San Carlos, Maldonado e. inclusive, desde Rocha. Las primeras \iviendas fueron construidas precariamente, muchas veces reciclando maderas que traía el mar o de los bosques cercanos. El palo a pique y el adobe resultaron muy adecuados por su resistencia y economía. Recién en 1923 se construye la primera casa de ladrillos del poblado. Antes de la década del '40 ya se había formado un pueblito de ranchos con su almacén de ramos generales, centro de la vida social del lugar. A partir de entonces algunos visionarios compraron grandes exten-siones con la perspectiva de fraccionar la tierra. Pero el desarrollo de José Ignacio se veía frenado por la falta de un puente que la uniera a Punta del Este. Para llegar era preciso ir hasta San Carlos y bajar por la Ruta 9.

Uno de los primeros veraneantes que compraron su casa en el balneario fue el argentino, de origen francés, Raymond Florín, quien, como tantos otros, alquiló la casa que pertenecía al guardián del faro para pasar sus vacaciones.

En 1969 Juan Pedro Bentalmío, de Durazno, compró un campo cercano al balneario y se estableció en la zona. Sus hijos iban a caballo hasta la playa durante los primeros años, hasta que se compraron una casita cerca de la plaza. En aquel entonces no había agua corriente, luz eléctrica ni teléfono. Un aguatero recorría las calles en un carro tirado por bueyes, ofreciendo agua dulce.

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Otro pionero fue el operador inmobiliario argentino Juan Valenza, quien en 1978 se instaló solo en este alejado lugar. Su esposa Helga tiene hoy una casa de té, Doña Angelí ta, frente a la inmobiliaria.

En 1978 se construyó el tan anhelado puente que abrió las puertas al progreso. Seducidos por el encanto del lugar, algunos visionarios compraron terrenos y construyeron viviendas veraniegas con importantes inversiones. Las primeras residencias surgieron entre los tradicionales ranchos de pescadores.

Como si fueran guijarros arrojados en el mar, las enormes rocas de hasta seis metros de altura asentadas en las playas de José Ignacio conforman el escenario elegido por el arquitecto Carlos Libedinsky para levantar su casa. "Las rocas tienen un tamaño tan inusualmente grande que provocan una crisis de escala conmovedora para el espectador", señala. La obra está ubicada estratégicamente en el extremo de la pequeña península. La planta se organiza en base a dos sistemas ortogonales superpuestos, que otorgan mayor dramatismo a los espacios que dan la espalda al pueblo, y se abre en tres niveles hacia el océano, integrándose al fabuloso marco natural.

La arrolladora fuerza de este paisaje oceánico inspiró el uso de materiales como el hormigón a la vista, la piedra y la madera tratada que no alteran la gama cromática del paisaje. El jardín mereció atención especial conservando las especies autóctonas y alentando los mantos naturales de césped sin introducir nuevas especies.

El centro de José Ignacio se mantiene detenido en el tiempo de los primeros pobladores. Pero a unos pocos metros, donde la vista del mar es majestuosa, se levantaron costosas construcciones.

Una de ellas es el atractivo country Santa María de los Médanos. La sociedad argentina Obras Civiles S.A. y John Mulleady llevaron adelante este proyecto, edificado en tiempo récord por la empresa Musante. Las normas de construcción respetadas son mantener un régimen de propiedad horizontal, para que el lugar no pierda la calidez de la escala humana.

"Hemos creado un enclave único donde se podrá vivir libre de la ciudad y al mismo tiempo protegido contra las irrupciones sorpresivas", explicó Alejandro Ganzábal, director del proyecto. "Aquí se disfruta del aislamiento, pero al mismo tiempo también se mantiene la cercanía de una ciudad como Punta del Este, sin perder contacto con los viejos amigos, manteniendo una muy intensa vida social."

La idea integral del proyecto, como nueva filosofía de vida, es la de rescatar el estilo de los años '40, con características europeas como el Biarritz.El Club House, con reminiscencias normandas, posee restaurante, snak bar, recepción y vestuario. Con dos torretas, la construcción se implanta en forma de U, conteniendo una amplia piscina resguardada de los vientos.Los artífices del proyecto, los arquitectos Ariel Tarallo Lapaitis e Iván Robredo, lograron conjugar la armonía de la naturaleza con el confort de la modernidad, para quejóse Ignacio no pierda jamás su encanto natural.

Otras construcciones características de José Ignacio son los ranchitos de pescadores, transformados en viviendas veraniegas. Eduardo Strauch Urioste trabaja intensamente en esa línea desde que llegó ajóse Ignacio, en 1976. "La arquitectura para mí es una manera de vivir. Soy un individuo que recibe impresiones y saca conclusiones sobre la experiencia humana conectada con la naturaleza", sostiene Strauch.

José Ignacio también es tierra de princesas, ya que Laetitia D'Arenberg es una de las enamoradas de este lugar: "Cruzábamos el puente de La Barra cuando aún era de madera, dándoles zanahorias a los caballos para llegar ajóse Ignacio", cuenta. Allí, casi tocando el mar, construyó su casa al puro estilo maorí de las islas del Pacífico. Laetitia, con buen gusto y maestría, modificó y redecoró la vivienda que perteneció a quien fue por muchos años la telefonista del pueblo, Blanca Martorell, una querida vecina. A la estructura original le agregó una vereda y un techo de quincho desflecado muy bajo para asegurar la sombra.

La casa construida por el ingeniero Ricardo Portugau sobre el nivel más alto del terreno, donde se forma un anfiteatro natural que da al mar, en Santa María de los Médanos, es otra edificación característica. "Su volumetría quebrada y sinuosa, la profusión de terrazas, galerías y-su armónica combinación destacan aun más su compromiso con el ambiente", explicó el diseñador de esta magnífica obra, el arquitecto Ariel Tarallo Lapaitis. Con características propias del estilo portugués, la casa está regida por un patio interior que, a manera de pivote, separa las áreas públicas de las privadas.

Más allá de La Barra se abren enormes bahías con playas de bravio oleaje, que culminan en pequeñas penínsulas rocosas. Cada peñasco dio origen a un barrio donde veraneaban los pobladores del departamento. Las aguas

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dulces surgentes y la geografía rocosa determinaron los nombres Manantiales, El Chorro y Punta Piedra, desarrollándose en la primera línea sobre el mar una hilera de bellísimas mansiones.

En el Departamento de Rocha, pegado a la laguna Garzón, el Sr. Eduardo Costantini (Consultatio) ha adquirido más de 200 hectáreas para construir en la zona de Las Garzas un resort de muy alto nivel. En el 2009 se poyectó construir el puente sobre la Laguna Garzón, cuyo costo correrá a cuenta del proyecto Las Garzas (Costantini), pero aún no se ha aprobado.

CIUDAD DE SAN CARLOS

A mediados de 1763 el Gobernador de Buenos Aires, Pedro de Cevallos, en su campaña de colonización de tierras para la corona española, llegó hasta Río Grande del Sur (Brasil). Las familias portuguesas provenientes en su gran mayoría de las islas Azores (pertencientes desde 1427 a Portugal), fueron abandonadas por el ejército portugués en Santa Teresa durante su retirada. Entonces son invitadas por Cevallos a trasladarse al oeste de la Fortaleza de Santa Teresa y el Fuerte de San Miguel. Ofrecíales éste, tierras y un apoyo total a sus aspiraciones en el nuevo mundo. Cien familias marchan hacia el lugar ofrecido en cuarenta carretas y bajo la protección del hidalgo español.

Lázaro Bernardo de Mendinueta fue el enviado por Cevallos para que eligiera el lugar en que sería emplazada la nueva población, la que se ubicaría entre márgenes de los Arroyos Maldonado Grande y Maldonado Chico.

Así fue como se inició la fundación de una villa: Villa de San Carlos, nombre en honor al rey de España, Carlos III, también llamada "pueblo de los isleños". Este importante gupo aportó a la zona características especiales que lo hicieron destacarse de los otros pueblos orientales: magnífica organización familiar, y gran laboriosidad.

Los isleños de la Villa de San Carlos cultivaron sus tierras con gran dedicación, se preocuparon de aumentar su ganado, plantaron furtales y viñedos. Dulces, quesos y vinos eran productos elaborados por estos laboriosos azorianos cuyo espíritu de colonizadores se puso de manifiesto en todo momento. Dice la historiadora Florencia Fajardo en "Los Gauchos de la Villa de San Carlos": "[...] Su laboriosidad proverbial, y su quehacer económico, exigía al vecindario de la villa, poseer carros y carretas. A ellos recurría constantemente la comandancia de Maldonado para los transportes al Río Grande. Muchas veces amasaron pan -en fatigosas jornadas pues le tomaba el día y la noche- con el mismo destino y aun mismo para atender a la guarnición de Maldonado." (en "Raíces portuguesas en Uruguay")

Entre los primeros pobladores que más se destacaron se encuentran: Francisco Bustamente, que implantó la escuela lancasteriana de San Carlos, y fue uno de los primeros caudillos que secundaron el movimiento emancipador de la Banda Oriental, plegándose a la causa de Artigas después del Grito de Asencio. Leonardo Olivera: nace el 26 de octubre de 1793 en la casa ubicada en la esquina de 18 de julio y la actual Leonardo Olivera, de la que se mantiene su aljibe hasta hoy. Desde los 17 años se envuelve en la causa de la libertad, llegando a ser uno de los capitanes de Artigas. Muere el 12 de abril de 1863 a los 70 año en su pueblo natal con el grado de Coronel y en 1967 es ascendido a General por el Gobierno Nacional. Carlos Reyles: donó los campos que serían utilizados para construir escuelas. Carlos Cal: investigador y científico, dio los primeros pasos de la telegrafía. Jacinto María Alvariza: donó un predio con el fin de construir el hospital; hoy esta ubicada la Escuela Técnica de San Carlos; la avenida principal lleva su nombre.

Mariano Soler: su nombre es recordado por el liceo de la localidad, habiendo donado además el local en el cual se levanta actualmente el Colegio de las Hermanas Domínicas. En 1874 fue Fiscal Eclesiástico de la Diócesis por Monseñor Viera, entonces Vicario Apostólico de la República. Fundó el Liceo Universitario. Durante la presidencia de Latorre ocupó una banca en la Cámara de Representantes, siendo diputado por el departamento de Canelones. En febrero de 1891 fue nombrado Obispo de Montevideo y seis años después fue consagrado Arzobispo por el Presidente de la República y los Ministros.

Cayetano Silva: nace el 7 de agosto de 1868, de madre negra y padre desconocido, tendrá como padrino al Dr. Francisco Vidal, ilustre carolino que ejerciera la Presidencia de la República en cuatro oportunidades. En su niñez recibe lecciones de piano y alos doce años es músico y creador. Cumplidos los 16 año se va de su casa. Va integrando bandas de regiminetos componiendo "Montoneros" y Rancheras". En enero de 1902 compone la marcha de San Lorenzo. Inglaterra adopta ésta para que defile el regimiento del rey ante Jorge V. Hasta hoy los cambios de guardia en palacio se hacen a los acordes de la histórica marcha.

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Museo Histórico Regional

Inaugurado el 18 de junio de 1976. Tiene mobiliario, vestimenta, colecciones particulares de numismática, geología, elementos indígenas: boleadoras, flechas, pulidores de piedra, armas encontradas en las costas de La Barra, Manantiales y José Ignacio. Colecciones de armas, monedas, relojes, rodajas, estribos, el uniforme del General Melchor Maurente (carolino Jefe Militar de Policía), y utensillos que pertenecieron al General Leonardo Olivera, a Carlos Reyles, a Carlos Seijo (primer historiador carolino), etc. La antigua casa se ubica en la esquina de Carlos Reyles y Leonardo Olivera. Data de 1782 y fue utilizada por los españoles como cárcel y mas tarde como Cabildo. Fue residencia particular de Leonardo Olivera. Fue adquirida por el riograndense Rudencio Da Silva y en 1963 pasó al Municipio, año del Bicentenario de San Carlos.

Iglesia de San Carlos Borromeo

Se construyó en la época en que se encontraban los azorianos en este lugar. Era un rancho humilde de barro y de paja. En 1778 se pasó al lugar donde hoy se encuentra. Su patrono San Carlos Borromeo fue elegido el 29 de junio de 1800. En 1963 fue declarada Monumento Histórico Nacional. En su predio se instaló la primera necrópolis (1787-1850). Conserva antiguos archivos parroquiales y piezas de museo. Con estilo románico del S. IV, su planta es una perfecta cruz latina.

Plaza Artigas

En frente a la Iglesia de San Carlos Borromeo, cuenta con un monumento al Prócer José Artigas. En ella se ubica la garita simbólica inaugurada en 1953, en homenaje al carolino Leonardo Olivera y a todos los héroes de la patria. Plaza 19 de Abril

Se realizan las Jornadas Carolinas en la segunda semana de diciembre, que es la fiesta tradicional de esta ciudad; fiesta del trabajo y la recreación. Puestos de exposición y venta. Espectáculos.

Cedemcar

Segundo complejo deportivo, inaugurado en 1979.

U.T.U.

La Escuela Técnica de San Carlos se funda en 1925. Se enseña carpintería, mecánica, electricidad, moda, peluquería, cocina, ayudante contable, artesanía, cerámica, cestería, etc.

Teatro de Verano Cayetano Silva

Fue construído en 1953 y es atendido por la Junta Local Autónoma como un lugar de recreo y cultura. Es escenario de espectáculos artísticos.

Parque Zoo Medina

Su primer dueño fue Salustiano Medina. En ese entonces era una extensa chacra. En San Carlos, a menos de 30 minutos de Punta del Este, abre sus puertas este magnífico zoológico con juegos infantiles, anfiteatro,parador, quioscos, quinchados y parrilleros que hace el deleite de chicos y grandes. Una amplia variedad de animales salvajes (guazu birá, carpinchos, zorros, gatos montés, leones, pumas, tigres, monos, jaguares, osos y una rica colección de aves).

CIUDAD DE AIGUA

La historia de Aiguá se inicia cuando en 1774 la principal autoridad española le hace merced de un campo de estancia ubicado en la zona, a Gerónimo Muniz y su esposa María Antonia de Rocha. La zona se conocía entonces con el nombre de Aleiguá y de Iguá, que son palabras de origen indígena. La mensura de esta estancia se efectuó recién en 1833 por el agrimensor Adrián H. Mynssen, arrojando entonces un área de 22.860 cuadras cuadradas.

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La fracción que se le adjudicó a Antonio Muniz fue tranmitida a su fallecimiento a su hija Margarita; quien el 21 de noviembre de 1892 donó los terrenos para la instalación de un pueblo en el norte del Departamento de Maldonado, que recibiría el nombre de San Antonio del Aiguá. En 1906 se reconoció oficialmente como Pueblo y en 1956 se le dio categoría de ciudad.

Nos internamos desde el sur por la Ruta 39, nos escoltan por la derecha la Sierra de Las Cañas y por la izquierda las de Los Caracoles. Trepamos sobre ella hasta la cumbre del país, por la Sierra de Carapé. A la altura del km. 167 nos encontramos con el Cerro Catedral, que tiene una relevancia paisajística. Estamos a una altura de 513 metros.

En el corazón del valle nos encontramos con la ciudad de Aiguá. Aiguá es un vocablo indígena que significa "agua que corre". En la iglesia, situada frente a la plaza, se destaca la imagen de la Virgen del Valle de Aiguá, escultura en madera de tamaño natural, realizada por Ada Letamendía.

Grutas de Salamanca

El lugar brinda sus espectaculares formaciones naturales a pocos kilómetros de la ciudad de Aiguá, por la ruta 13, km 188. El camino desde la costa, parte del llamado "circuito serrano" prepara el ánimo para el asombro con vistas panorámicas en cada recodo. La mayor de las grutas abarca un área superior a los mil metros cuadrados y está asociada a la legendaria trayectoria de un bandido llamado Lemos. Funciona en el lugar un pequeño parador. Contemplamos también puntos panorámicos como la Angostura y el Cerro de La Bola.

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