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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 1 MANEJO DEL CULTIVO DE SOJA EN ARGENTINA Ing. Agr. (Esp) Rubén E. Toledo [email protected] .edu.ar Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC Es importante establecer una series de prácticas de manejo, que si bien no deben ser tomadas como una “receta”, sirven para cumplir el objetivo de un adecuado establecimiento del cultivo, que permitirá el máximo crecimiento durante el periodo crítico, de modo tal que alcance el IAF crítico en un momento de alta exigencia del cultivo, y así utilizar más eficientemente los recursos disponibles. Una secuencia adecuada de manejo: A. Caracterización del ambiente de producción. B. Adecuada combinación de la FS y GM. C. Elección del cultivar (HC, Sanidad, respuesta a la FS, potencial de rendimiento). D. Distribución espacial (el espaciamiento entre surcos y la densidad). A. Caracterización del ambiente El ambiente de producción define el crecimiento y desarrollo del cultivo, condicionando que GM es el más adaptado, en la búsqueda de la mayor respuesta productiva, y se debe tener presente: Características abióticas: a. Manejo del Agua (régimen de precipitaciones, agua inicial, napa freática, etc). b. Temperatura. c. Radiación. d. Edáficas (serie, capacidad de uso). e. Capacidad de almacenamiento del suelo. f. Capacidad exploratoria de raíces. g. Características químicas. Algunas consideraciones sobre manejo del agua La evapotranspiración de los cultivos (ETC) es la suma de la evaporación del suelo y la transpiración de las plantas (cuando no hay deficiencias de agua). La evapotranspiración real (ETR) es la cantidad de agua evapotranspirada por el cultivo, en las condiciones ambientales en que se desarrolla; en condiciones de estrés la ETR es siempre menor a la ETC, y esta se obtiene: ETC = Evapotranspiración potencial (ETP) x el Coeficiente de cultivo (Kc) Dicha fórmula permite cuantificar el requerimiento de agua del cultivo. El método de Penman permite estimar la ETP, ya que es un método semiempírico. que en general presenta buen comportamiento para distintas regiones climáticas, y combina los principales factores que gobiernan la pérdida de agua, como la radiación solar, la temperatura, la humedad del aire y velocidad del viento. El Kc varía en función de la etapa de desarrollo del cultivo, por ello habrá varios valores de Kc durante su ciclo evolutivo. Para soja el valor de Kc máximo es de 1,15 y el de Kc final es de 0,5. Figura 1A. La eficiencia de uso del agua (EUA) es la relación entre la producción de granos, en función del agua transpirada (kg de granos mm -1 de agua transpirada). En algunos casos la EUA puede ser usada para incluir no solo el agua transpirada, sino también al agua evaporada por el cultivo. Dicha demanda evaporativa de las plantas está determinada por la diferencia entre el Déficit de Presión de Vapor de la atmósfera (DPVa), y el del interior de las hojas que es prácticamente cero, y que motivó separar la EUA en un componente específico de las plantas de cada especie (coeficiente K), y otro componente físico (meteorológico). EUA = K / DPVa El valor de K para soja es 5, de modo tal que a mayor cantidad de agua transpirada durante el ciclo, mayor es el rendimiento, ahora bien, lo que hay que tener en cuenta es que la EUA -la pendiente de la recta- va a depender del DPVa, los niveles del mismo (expresado en Kpa) depende de la región y de la FS; por ello un incremento del DPVa, si bien el agua transpirada aumenta, el rendimiento disminuye. Figura 1B.

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 1

MANEJO DEL CULTIVO DE SOJA EN ARGENTINA

Ing. Agr. (Esp) Rubén E. Toledo [email protected] .edu.ar Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC

Es importante establecer una series de prácticas de manejo, que si bien no deben ser tomadas como una “receta”, sirven para cumplir el objetivo de un adecuado establecimiento del cultivo, que permitirá el máximo crecimiento durante el periodo crítico, de modo tal que alcance el IAF crítico en un momento de alta exigencia del cultivo, y así utilizar más eficientemente los recursos disponibles.

Una secuencia adecuada de manejo:

A. Caracterización del ambiente de producción.

B. Adecuada combinación de la FS y GM.

C. Elección del cultivar (HC, Sanidad, respuesta a la FS, potencial de rendimiento).

D. Distribución espacial (el espaciamiento entre surcos y la densidad).

A. Caracterización del ambiente

El ambiente de producción define el crecimiento y desarrollo del cultivo, condicionando que GM es el más adaptado, en la búsqueda de la mayor respuesta productiva, y se debe tener presente:

Características abióticas:

a. Manejo del Agua (régimen de precipitaciones, agua inicial, napa freática, etc).

b. Temperatura.

c. Radiación.

d. Edáficas (serie, capacidad de uso).

e. Capacidad de almacenamiento del suelo.

f. Capacidad exploratoria de raíces.

g. Características químicas.

Algunas consideraciones sobre manejo del agua

La evapotranspiración de los cultivos (ETC) es la suma de la evaporación del suelo y la transpiración de las plantas (cuando no hay deficiencias de agua). La evapotranspiración real (ETR) es la cantidad de agua evapotranspirada por el cultivo, en las condiciones ambientales en que se desarrolla; en condiciones de estrés la ETR es siempre menor a la ETC, y esta se obtiene:

ETC = Evapotranspiración potencial (ETP) x el Coeficiente de cultivo (Kc)

Dicha fórmula permite cuantificar el requerimiento de agua del cultivo.

El método de Penman permite estimar la ETP, ya que es un método semiempírico. que en general presenta buen comportamiento para distintas regiones climáticas, y combina los principales factores que gobiernan la pérdida de agua, como la radiación solar, la temperatura, la humedad del aire y velocidad del viento. El Kc varía en función de la etapa de desarrollo del cultivo, por ello habrá varios valores de Kc durante su ciclo evolutivo. Para soja el valor de Kc máximo es de 1,15 y el de Kc final es de 0,5. Figura 1A.

La eficiencia de uso del agua (EUA) es la relación entre la producción de granos, en función del agua transpirada (kg de granos mm

-1 de agua transpirada). En algunos casos la EUA puede ser usada para

incluir no solo el agua transpirada, sino también al agua evaporada por el cultivo. Dicha demanda evaporativa de las plantas está determinada por la diferencia entre el Déficit de Presión de Vapor de la atmósfera (DPVa), y el del interior de las hojas que es prácticamente cero, y que motivó separar la EUA en un componente específico de las plantas de cada especie (coeficiente K), y otro componente físico (meteorológico).

EUA = K / DPVa

El valor de K para soja es 5, de modo tal que a mayor cantidad de agua transpirada durante el ciclo, mayor es el rendimiento, ahora bien, lo que hay que tener en cuenta es que la EUA -la pendiente de la recta- va a depender del DPVa, los niveles del mismo (expresado en Kpa) depende de la región y de la FS; por ello un incremento del DPVa, si bien el agua transpirada aumenta, el rendimiento disminuye. Figura 1B.

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El rango de EUA registra valores entre 5-6 kg ha-1

mm-1

y 11 kg ha-1

mm-1, es decir se puede tomar un

promedio de 8 kg ha-1

mm-1

. El consumo es mínimo en las primeras etapas de desarrollo (promedio de 1 mm dia

-1), se incrementa a partir de R1 y llega a un máximo en R5 (promedio de 8 mm dia

-1),

para luego

reducir dicho consumo hacia la madurez del cultivo. Figura 1C.

Figura 1: A) Consumo de agua (mm) del cultivo. B) Variación del Kc durante el ciclo del cultivo de soja (Fuente: Andriani,

1997) C) Rendimiento en función del agua transpirada a diferentes niveles del Déficit de Presión de la Atmósfera expresado en

Kpa. La pendiente de las rectas es la EUA. (Fuente: Tanner y Sinclair, 1983)

El consumo de agua del cultivo va a depender de:

a. La demanda atmosférica: a mayor demanda atmosférica la planta evapotranspira más, hasta un límite fijado por el potencial agua de sus hojas, y depende de: la radiación incidente, la temperatura, la humedad relativa del aire y del viento.

b. La duración del ciclo del cultivo: mayor largo del ciclo del cultivar, mayor es la cantidad de agua consumida.

c. El área foliar desarrollada: Casi toda el agua transpirada pasa a través de estomas ubicados en la superficie de las hojas. De manera que a medida que aumenta el área foliar aumenta linealmente el consumo de agua del cultivo.

En condiciones de secano es muy frecuente que las necesidades de agua del cultivo no sean satisfechas, en estas condiciones la disponibilidad de agua va a depender de:

a. Las precipitaciones varían en intensidad y según la campaña y localidad. Desde el punto de vista agrícola, la precipitación total que llega a la superficie del suelo se divide en dos componentes:

a. La precipitación efectiva: agua que infiltra y llega a la zona radical del cultivo.

b. La precipitación escurrida: agua que no ingresa al sistema y escurre superficialmente y que aumentará cuando mayor sea: a) La intensidad de la lluvia b) La pendiente del suelo c) La humedad del horizonte superficial y d) La falta de cobertura en la superficie del suelo.

b. El crecimiento y exploración de las raíces cesa aproximadamente en el estado R5. La producción del cultivo está íntimamente ligada a la transpiración, por ello la importancia de un buen sistema de raíces para cubrir los requerimientos del cultivo, dónde se debe considerar factores edáficos, biológicos y climáticos, pero básicamente el aporte de agua y la posibilidad de satisfacer su requerimiento, y depende de: a) almacenaje de agua dentro del suelo; b) capacidad de las raíces de extraerla; c) capacidad del tejido vegetal de transmitirla a la parte aérea; y d) capacidad de las raíces de explorar nuevos volúmenes de suelo.

La profundización de las raíces está asociada a requerimiento de tiempos térmicos, por lo tanto la velocidad de profundización variará en las distintas regiones productivas. La planta tiene la capacidad de explorar hasta cercano los 2 m de profundidad, esto varia según el GM y tiene un patrón de desarrollo del sistema radical, que va evolucionando a lo largo del ciclo del cultivo, y que junto con la parte aérea llega a

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Días desde emergencia

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su máxima expresión alrededor de R5. Por ejemplo la profundidad efectiva de las raíces en Manfredi (Córdoba) -suelo Haplustol éntico- registrado en R4 fue para el GM III: 1,3 m, el GM V: 1,9 m y el GM VII: 2,3 m de profundidad. Cuanto mayor es el GM, será mayor su capacidad para desarrollar estructura aérea y raíces.

c. La capacidad de almacenaje de agua está directamente relacionada con la textura y porosidad del suelo. En el área sojera núcleo predominan los suelos franco-limosos, que son los de mayor capacidad de retención. La capacidad que tengan los suelos de almacenar agua, y proveer a los cultivos. va a depender de las características físicas (textura y estructura) y de manejo (siembra directa, rotación, etc). En la siguiente Tabla se observa los valores orientativos de agua disponible según la textura de suelo.

Tabla 1: Valores orientativos de agua útil cm-1

de profundidad (Fuente: Salinas y Martellotto, 2012)

Texturas Capacidad de agua

disponible (mm/cm)

Arenas gruesas 0,2 – 0,62

Arenas finas 0,62 – 0,83

Arenas francas 0,91 – 1,00

Franco arenosos 1,04 – 1,17

Franco arenoso fino 1,25 – 1,67

Franco limoso 1,67 – 2,08

Franco limo arcilloso 1,50 – 1,67

Arcilla limosa 1,25 – 1,42

Arcilla 1,00 – 1,25

Un estrés hídrico entre VE-R1 afecta la estructura de la planta y el área foliar, la eficiencia de conversión, aumenta el aborto de estructuras reproductivas, y puede generar una merma del 10% del rendimiento; los mecanismos de compensación (serán de mayor o menor magnitud según el momento de la etapa), así entonces el aborto puede ser compensado total o parcialmente por la fijación de nuevas vainas, mas granos por vaina, y/o granos más pesados. Si el estrés ocurre entre R1-R5 puede reducir un 20% o más el rendimiento, provocado por el aborto de flores y vainas, si la deficiencia hídrica cesa luego de R5 dicha caída en la productividad puede compensarse en parte con el peso de los granos. Y si el déficit hídrico ocurre entre R5-R7 disminuye simultáneamente el número de vainas, el número de granos por vainas y el peso de los granos, sin que haya probabilidad de compensación. Pueden producir pérdidas de rendimiento muy importantes (40% o más).

Algunos consideraciones sobre nutrientes y fertilidad

La soja no es indiferente a la necesidad de absorber una importante cantidad de nutrientes para su crecimiento y definición de rendimiento; los elementos de mayor importancia son el Nitrógeno (N) el Fósforo (P), el Azufre (S) y el Calcio (Ca), en menor medida el Magnesio (Mg) y el Boro (B). En la Tabla 2 se observan los requerimientos de absorción y extracción, tanto en base seca y corregida a base húmeda.

El cultivo tiene un comportamiento peculiar desde el punto de vista nutricional, por un lado es capaz de mantener rendimientos relativamente elevados en condiciones de baja fertilidad, y por el otro presenta requerimientos nutricionales similares o superiores a, por ejemplo, el trigo y el maíz de alto potencial productivo.

Tabla 2: Absorción, extracción e índice de cosecha (relación extraido/absorbido), para los principales nutrientes de soja. Las unidades se encuentran expresadas en base seca y en base húmeda (Hº comercial 13,5%) (Fuente: Ciampitti y Garcia, 2007)

Nutriente

(expresado en

base seca)

Absorción

total

Extracción

de granos

Índice de

cosecha

Nutriente

(expresado en

base húmeda)

(13,5%)

Absorción

total

Extracción

de granos

Kg ton-1

de granos % Kg ton-1

de granos

Nitrógeno (N) 75,0 55,0 73 Nitrógeno (N) 66,4 48,7

Fósforo (P) 6,9 6,1 89 Fósforo (P) 6,1 5,4

Potasio (K) 39,0 19,1 49 Potasio (K) 34,5 16,9

Calcio (Ca) 16,0 3,0 19 Calcio (Ca) 14,2 2,7

Magnesio (Mg) 9,0 3,5 39 Magnesio (Mg) 8,0 3,1

Azufre (S) 4,5 3,2 72 Azufre (S) 4,0 2,8

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Macronutrientes

Nitrógeno

El grano tiene un alto contenido de proteína, razón por la cual es altamente demandante de N, y lo acumula sostenidamente desde emergencia hasta finales de llenado de granos, dónde en R5 se observa las máximas tasas de absorción del nutriente.

Las deficiencias nitrogenadas se manifiestan por marcadas reducciones en el crecimiento, y por el amarillamiento de las plantas, con la aparición de los primeros síntomas en las hojas inferiores (hojas viejas). Al tratarse de una oleaginosa, la planta se nutre del N que obtiene a través de dos mecanismos, ya sea por absorción del suelo o por FBN donde las bacterias fijadoras de N atmosférico (N2) (Bradyrhizobium japonicum) convierten el N en amonio mediante la acción de la enzima nitrogenasa, y que luego la soja fija el N2 a través de su simbiosis con las bacterias. Es importante destacar que el N obtenido por FBN es energéticamente costoso para la planta: por FBN necesita 2,9 – 6,1 g C/g N, y por absorción y asimilación de nitratos del suelo necesita 0,8 – 2,4 g C/g N. Debido a este gasto energético para asimilar N2 atmosférico, las plantas desarrollaron mecanismos que le permiten regular el número de nódulos que pueden mantener en sus raíces y su eficiencia relativa. Cuando hay suficiente disponibilidad de N en el suelo, la planta por razones de economía energética privilegia la incorporación del N edáfico por sobre el N atmosférico. Opera por lo tanto un balance global en la planta, la cual le resulta más barato energéticamente absorber N del suelo que fijarlo. Es importante comprender que los rizobios en los nódulos actúan como simples bacterias productoras de amonio (NH4

+), dejando a la planta el costo energético de la asimilación.

Las bacterias demoran de 5 a 10 horas para penetrar a través de los pelos radiculares a la planta, y unos 20 días luego de emergido el cultivo, los nódulos se hacen visibles para alcanzar su máximo tamaño en R6; la FBN comienza unos 30 días después de la emergencia y la tasa de FBN se va incrementando hasta un valor máximo en R5 para luego disminuir. Hasta floración las necesidades de N son cubiertas mayormente por la oferta edáfica mientras que los aportes por FBN son muy importantes luego de la floración y durante el llenado de los granos.

El aporte de N por FBN tiene un rol fundamental en la producción del cultivo; estimaciones para la región productora del centro y norte del país indican que entre el 26% y el 71% del N acumulado es aportado por la FBN, por esto se considera en Argentina un aporte promedio de 50%. La magnitud del aporte de la FBN se verá seriamente afectada por la aplicación de fertilizantes nitrogenados, por el aporte de N a través de la mineralización de la materia orgánica, o por una fuerte intensidad de fertilización nitrogenada en lotes con cultivos antecesores que dejan altos contenidos residuales de nitratos, por lo tanto mayor disponibilidad de N en el sistema ejerce un efecto antagónico sobre la FBN. La fertilización con N a la siembra no ha mostrado respuestas en rendimiento, mientras que aplicaciones en estados reproductivos avanzados los resultados son variables; por esta razón y para evitar afectar la FBN, no se recomienda la fertilización nitrogenada de soja.

El Bradyrhizobium japonicum al no ser una cepa nativa es necesario incorporarla a nuestros sistemas a través de la inoculación para que la simbiosis sea efectiva. Según la resolución SENASA Nº310/1994 los inoculantes deben contener no menos de 1000 millones de rizobios por g o ml de producto a la fecha de elaboración, y no menos de 100 millones por g o ml a la fecha de vencimiento. Por la inoculación se deben incorporar 80 mil rizobios por semilla. Un inoculante apto debe permitir que más del 80% de las plántulas de soja, colocadas en vermiculita, tengan 3 o más nódulos en la parte superior de las raíces luego de 14 días de emergidas. En el envase debe constar obligatoriamente la fecha de vencimiento y el número de lote. Esta marca debe ser realizada de manera tal que no permita su adulteración. Los productos disponibles en el mercado se dividen en soportes líquidos y pulverulentos. Entre los líquidos encontramos acuosos y oleosos. Entre los pulverulentos están los de soporte turba y dolomita.

Al inocular, la bacteria se naturaliza en los suelos y puede permanecer más de 10 años, pero al cabo de 4 a 5 años de introducida, la cepa es prácticamente diferente de la original. En este punto cabe remarcar que las cepas naturalizadas son más competitivas, y más resistentes al estrés pero menos eficientes en la FBN que las recientemente introducidas. En condiciones óptimas la soja de 1

ra tiene pronta

y abundante nodulación, en cambio la soja de 2da

o de 1ra

sembrada en un suelo con poca humedad se demora la nodulación, y cuando ésta se produce tiende a ubicarse en las raíces secundarias. Ante la detección de deficiencias en la inoculación, la reinoculación de plantas adultas no es factible, ya que las raíces primarias son receptivas solo en los primeros días.

Para la mayoría de las situaciones de almacenamiento, es indispensable no exponer los productos al sol, y evitar a temperaturas superiores a 25º C; es sumamente, riesgoso almacenarlo en contacto con productos químicos que puedan dañarlo. Sin embargo, debe mencionarse que no siempre en los centros de distribución, los productos están almacenados correctamente, y en muchos casos conspira contra la concentración de rizobios disponibles en el inoculante. Como una importante cantidad de bacterias muere al

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momento de inoculación es conveniente efectuar la siembra lo más rápido posible, en lo posible antes de las de 12 hs de aplicado el producto. Si el proceso incluye el curado con funguicidas o insecticidas los tiempos se acortan y se recomienda no superar las 4 hs. La inoculación en la sembradora no es aconsejable bajo ningún concepto, ya que nunca se logra una distribución apropiada del inoculante quedando muchas semillas sin inocular.

Como recomendación es necesario inocular siempre en campos sin historia sojera y/o en soja de 2

da o en soja de 1

ra con suelos secos, y cuando se da la combinación de un buen inoculante, una buena

técnica de aplicación y bajo costo. En campos con historia sojera la inoculación es con muy buena concentración. Teniendo en cuenta que el cambio anual de diferentes inoculantes no tendría mayores respuestas, el consejo de inocular una vez cada 3 años no sería razonable.

Los factores limitantes para la FBN son de tres órdenes:

Los relacionados con la calidad del inoculante y las técnicas de inoculación, incluyendo el uso de biocidas asociado a la bacterización de la semilla.

Factores climáticos o ambientales, entre los que se destacan: estrés hídrico, estrés por altas temperaturas, la interacción entre ambos y estrés salino.

Desbalances nutricionales, entre los cuales los más frecuentes son deficiencia de P y S, aunque en algunas regiones del país, aparecen respuestas de magnitud variable al agregado de algunos micronutrientes, en especial Co y Mo.

Algunas limitaciones para la simbiosis:

Los suelos con moderada o alta disponibilidad de formas inorgánicas de N, y/o importantes tasas de mineralización durante el ciclo del cultivo, retardan el inicio de la nodulación y/o inhiben el funcionamiento.

La simbiosis es sensible a condiciones de anegamiento con sólo 2 a 3 días de inundación se puede provocar alta mortandad de nódulos.

Condiciones de sequía en la siembra provocan mortandad de bacterias. En etapas tempranas retrasa la aparición de nódulos y en etapas reproductivas limita la FBN.

Cada vez que el agua útil disminuye por debajo del 60% (umbral crítico para la soja durante el llenado de granos) se compromete también la fijación de N, que es máxima en esta etapa. Normalmente la capacidad de fijación de los nódulos se restablecen si las condiciones de sequía no son tan severas o duran muchos días, no obstante con menos del 10 % del agua útil, aunque los nódulos y el cultivo recuperen su humedad al llover o regarse, la capacidad de fijación se torna irrecuperable.

Cuando se fertiliza en conjunto con la siembra, se debe evitar el contacto directo con la semillas inoculadas, ya que los fertilizantes, al modificar el ambiente sobre el entorno de la semilla (PH, salinidad y emisión de amoníaco) pueden provocar, en función de la dosis y condiciones ambientales, una elevada mortandad de bacterias.

En cuanto a la compatibilidad con curasemillas (funguicidas e insecticidas), generalmente se menciona al principio activo como responsable del efecto nocivo sobre los rizobios sin embargo, esto no siempre es así y se ha detectado que en la composición del formulado puede haber sustancias dañinas como por ejemplo colorantes, solventes, etc. Esto no permite describir con precisión que activos son menos dañinos para los rizobios, a modo orientativo se presenta la siguiente tabla guía de posibles efectos.

Tabla 3: Guía de los posibles efectos de los diferentes funguicidas sobre el rizobio, sin considerar la acción funguicida (Fuente: Perticari, 2006)

Principio Activo Dosis cada 100

kg/semilla Concentración % Efecto sobre rizobio a 7 hs

de curado e inoculado

Carbendazim+Tiram 300 10 +10 Leve

Carbendazim+Tiram 200 15+35

Leve a Moderado. Algún formulado resultó

Incompatible

Carboxin + Tiram 250 20+20 Moderado

Carboxin + Tiram 200 37,5+37,5 Moderado

Metil tiofanato +Tiram 60+200 50+36 Moderado

Fludioxinil + Metalaxil M 200 2,5+1 Leve a moderado

Metalaxil 50 35 Leve a moderado

Tolifluanid 100-150 50 Incompatible

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Cuando se fertiliza en conjunto con la siembra se debe evitar el contacto directo con las semillas inoculadas, ya que los fertilizantes al modificar el estado salino del suelo sobre el entorno de las semillas pueden provocar, dependiendo de la dosis y las condiciones de ambiente, una elevada mortandad de bacterias.

Fósforo

La soja posee la capacidad de crecer y desarrollarse con niveles de P más bajos que los cereales. Es importante la disponibilidad de este elemento para lograr un rápido crecimiento, y un desarrollo adecuado de la parte aérea, de las raíces, de los nódulos (número, ubicación y tamaño) y de una eficiente FBN. En caso de deficiencia se refleja una marcada disminución del crecimiento inicial, con hojas pequeñas de color verde oscuro y más gruesas; deficiencias severas pueden retrasar la maduración del cultivo. El P se acumula sostenidamente a altas tasas hasta unos 15 días posteriores al cese de la absorción del N. Las tasas máximas de acumulación tienen lugar durante el llenado de los granos, y decaen recién hacia la finalización de este periodo.

Los criterios para decidir la fertilización fosfatada son:

Suficiencia: Aplicar el P estrictamente necesario para satisfacer las necesidades inmediatas, solamente con niveles de P extractable por debajo del umbral crítico.

Reposición: Aplicar el P extraído por el cultivo reponiendo el P al suelo.

Reposición y construcción: Aplicar el P extraído por el cultivo, más el P destinado a elevar el nivel del nutriente en el suelo.

La respuesta a la fertilización fosfatada depende del nivel de P disponible en el suelo, pero también es afectada por factores del suelo (textura, temperatura, materia orgánica, pH), del cultivo (requerimientos y rendimiento) y de manejo del fertilizante. Se recomienda, para las diferentes áreas agrícolas de Argentina, la determinación del contenido de P extractable de los suelos (método de Bray Kurtz P-1) en la capa de 0 a 20 cm de profundidad; habrá respuesta en soja cuando los valores sean inferiores a 14-17 ppm.

Mesonutrientes

Azufre

La dinámica de absorción del S sigue un ritmo muy similar a la del N, y también está asociada a la expansión foliar y el crecimiento vegetativo de la planta. Se acumula a elevadas tasas alrededor de R3, decayendo el ritmo de absorción en etapas posteriores. Los síntomas de deficiencia son similares a los de N (hojas amarillentas) pero se dan en las hojas superiores (más jóvenes). Generalmente presenta una clorosis general incluyendo nervaduras, y los tallos se tornan finos, duros y elongados. Debido a la participación en proteínas estructurales de la planta, es que su disponibilidad debe ser adecuada desde la germinación misma. La deficiencia de S puede reducir la síntesis de las enzimas que forman parte del aparato fotosintético. Se considera también que debido a la estrecha relación entre el metabolismo del S y del N, las deficiencias del primero afectan la asimilación y concentración del segundo en las hojas.

Debido a la alta movilidad de los iones sulfato en el suelo, la determinación de S-sulfato a la siembra es solamente orientativa, se indican umbrales de 8-10 ppm como nivel crítico, por debajo de los cuales puede encontrarse respuesta a la fertilización.

Otros indicadores que pueden utilizarse para determinar la necesidad de S son:

Suelos arenosos de baja materia orgánica (<2%).

Suelos degradados (sistemas intensivos) con reducciones marcadas de materia orgánica.

Cultivos de alto rendimiento fertilizados con N y P.

Relaciones N:S en suelo mayores de 5-7:1.

Relaciones N:S en tejido vegetal superiores a 15:1

Calcio, Magnesio

El Ca interviene en el sistema de asimilación de nutrientes, en la formación de la pared celular y está involucrado en la superviviencia y crecimiento de los rizobios. Es un elemento inmóvil a nivel de floema y no se redistribuye en la planta, por lo tanto la deficiencia nutricional se presenta en las hojas nuevas o más jóvenes. El Mg presenta movilidad dentro de la planta, trasladándose de órganos maduros a órganos de activos crecimiento, su deficiencia por lo tanto se ve en hojas maduras, y hay que tener en cuenta que:

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La absorción de Ca y Mg están limitadas a PH bajos.

Aun aumentando el contenido de Ca en solución a PH bajo, no hay una correspondencia a nivel de absorción, lo cual demostraría la competencia directa por otros cationes o indirectamente a través del menor desarrollo radicular.

Es difícil separar las deficiencias de Ca o Mg, respecto a la toxicidad de Al (aluminio) o Mn (manganeso) a PH muy bajo en el suelo.

La infección por parte del Bradyrhizobium requiere niveles altos de Ca, y pueden agudizar la deficiencia.

La deficiencia de Ca en general es de difícil observación, porque suelen presentarse previamente problemas de acidez.

Micronutrientes

Las deficiencias de micronutrientes son aún menos frecuentes que para en caso del N, del P y del S en la Región Pampeana Norte de Argentina, ya sea porque no están presentes en forma aguda en los suelos o porque debido a la falta de investigación no se las ha detectado e informado. No existen actualmente estudios sobre la determinación de los niveles críticos de diferentes micronutrientes, en distintas áreas productivas y menos aún de determinaciones de ellos en tejidos vegetales.

Es necesario destacar que los micronutrientes han comenzado a estudiarse en las últimas campañas, y que para abordar en forma seria y responsable un estudio sobre los mismos se debería cumplir con las siguientes acciones:

Conocer con seguridad los síntomas de deficiencia y monitorearlos durante los primeros estados de desarrollo.

Conocer las condiciones de suelo donde las deficiencias son más probables de ocurrir.

Realizar análisis de suelos y de tejidos vegetales y determinar los niveles críticos para cada micronutriente mediante estudios sistemáticos.

Conocer los niveles de pH del suelo que pueden ocasionar "bloqueos" o "no disponibilidad" de micronutrientes.

Realizar franjas exploratorias mediante ensayos simples y con pocos tratamientos.

En la Figura 2 se observa un diagrama orientativo para el manejo nutricional del cultivo, donde a partir del análisis de suelo se plantea la inoculación, y si se detectara alguna falla en la misma sería conveniente, pero poco practicable, una fertilización nitrogenada. Si el contenido de materia orgánica estuviera por debajo del 2% y los niveles de sulfato por debajo de 10 ppm se recomendaría emplear fuentes azufradas directamente o en los cultivos previos que integran las rotaciones, dada la residualidad encontrada; cuando el nivel de fosfato está por debajo de las 20 ppm estará a criterio del técnico fertilizar con P, basado en que no habrá respuesta por parte del cultivo, pero sirve para mantener los niveles de P en el suelo; y por ultimo y al ser 15 ppm el limite de respuesta del cultivo, puede no decidirse fertilizar (suficiencia), o sino el criterio tendría como objetivo la reposición del elemento.

Figura 2: Diagrama para el manejo de la nutrición de soja. (Fuente: Fontanetto y Keller, 2006)

Análisis de Suelo

Inocular

P < 20 ppmSI

NO

P < 15 ppm

No hay respuesta, puede

fertilizarse (mantener)

SISI

Fertilizar con P

(Suficiencia)

Fertilizar con P

(Reposición)

Otros:

Ca, Co, Mo,

Mg, etc.

Experiencias locales

y/o Regionales

(faltan datos)

MO < 2%

S-SO4 < 10 ppm

Fertilizar con S

Fallas de

Inoculación

Fertilizar con N

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 8

Características bióticas

Plagas (Figura 3)

Relacionadas al suelo

Gusanos blancos (Diloboderus abderus)

Bicho bolita (Armadillidium vulgare)

Siete de oro (larva) (Astylus atromaculatus)

Grillo subterraneo (Anurogryllus muticus)

Nematodos:

Nematodo del quiste (Heterodera glycines)

Nematodo de la agalla (Meloydogine incognita y M. javanica)

Gusano alambre (Conoderus sp, Agriotes sp)

Chinche subterránea (Scaptocoris castanea)

Que afectan la emergencia del cultivo

Paloma (Zenaida auriculata)

Liebre (Lepus europeus)

Orugas cortadoras:

Oruga áspera (Agrotis malefida)

Oruga grasienta (Agrotis ipsilon)

Oruga variada (Peridroma saucia)

Oruga parda (Porosagrotis gypaetina)

Figura 3: Plagas y momentos de ocurrencia durante el ciclo del cultivo

Que afectan los foliolos

Oruga medidora (Rachiplusia nu)

Oruga de las leguminosas (Anticarsia gemmatalis)

Oruga militar tardía (Spodoptera frugiperda)

Oruguita de la verdolaga (Loxostege bifidalis)

Oruga falsa medidora (Pseudoplusia includens)

Gata peluda norteamericana (Spilosoma virginica)

Trips (Caliothrips phaseolis)

Oruga cortadoras

Chinche verde

Chinche de la alfalfaPalomas

Liebres Barrenador de brote

Orugas defoliadoras

S Etapa vegetativa FloraciónFormación de

vainas

Llenado de

granosMadurez

Trips – Arañuela roja

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 9

Arañuela (Tetranychus urticae)

Mosca blanca (Bemicia tabaci)

Umbral de daño

Conocer un umbral de decisión para el control de orugas, es una herramienta de ayuda, pero que no hay que tomar como una “receta”, porque se podría estar lejos de la realidad en muchos casos. Un mismo nivel de defoliación repercute de manera diferente en los lotes según: GM utilizado, tipos de suelos y condiciones de manejo, situación hídrica durante el crecimiento vegetativo, condiciones de desarrollo del cultivo, estados fenológicos, etc. Dentro del período vegetativo, ante excelentes condiciones de desarrollo, un alto nivel de defoliación no produce pérdidas de rendimiento, pero ante una situación de estrés hídrico durante gran parte de la etapa, un bajo nivel de defoliación impactaría económicamente en la producción. Por lo tanto, según las condiciones hídricas y de calidad de suelo del lote, fundamentalmente, se puede observar variación en la respuesta del cultivo ante un determinado nivel de defoliación, lo cual debe ser tenido muy en cuenta a fin de poder tomar correctas decisiones. En el período reproductivo, en cambio, hay mucho menos margen de maniobra que con respecto al período vegetativo, y en ese sentido entre R3 y R5 no sería conveniente que la defoliación supere más allá del 15 al 25%.

De modo tal el manejo se puede realizar en base a los umbrales orientativos disponibles (Tabla 4 y 5), se debe ajustar el nivel de defoliación según lo que un lote estaría en condiciones de tolerar (en función de su estado fenológico, condiciones de desarrollo, ciclo de un genotipo, así como clase y condición del suelo, y en base a la cantidad de plaga y daños presentes). Estudios realizados en EE.UU. indican que defoliaciones de 1/3 del área foliar en estado vegetativo o en pleno R2, reduciría significativamente el rendimiento; defoliaciones mayores a partir de R2 hasta R4 son los que generaría caídas marcadas en la producción, y a partir de R6 la tolerancia vuelve a incrementarse.

Tabla 4: Umbrales orientativos de daño para defoliadoras (espaciamiento a 0,35m) (Fuente: Iannone, 2016)

Periodo Condiciones GM Umbrales

VEGETATIVO

Buenas condiciones

(adecuado

desarrollo)

III y IV 20% de defoliación y 5 o más orugas m-1 > 1,5cm

V y VI 30% de defoliación y 5 o más orugas m-1 > 1,5cm

Estrés hídrico

(limitado desarrollo)

III y IV 10% de defoliación y más de 2 orugas m-1 > 1,5cm

V y VI 15% de defoliación y más de 2 orugas m-1 > 1,5cm

REPRODUCTIVO Desde R3 hasta R5

(inclusive)

III y IV 8-10% de defoliación y 5 orugas m-1 > 1,5cm

V y VI 15-20% de defoliación y más de 5 orugas m-1 > 1,5cm

Tabla 5: Umbrales orientativos de daño para Anticarsia gemmatalis (espaciamiento a 0,35m) (Fuente: Iannone, 2016)

Periodo Condiciones GM Umbrales

VEGETATIVO

Buenas condiciones

(adecuado

desarrollo)

III y IV 20% de defoliación y 5 o más orugas m-1 > 1,5cm

V y VI 30% de defoliación y 5 o más orugas m-1 > 1,5cm

Estrés hídrico

(limitado desarrollo)

III y IV 10% de defoliación y más de 2 orugas m-1 > 1,5cm

V y VI 15% de defoliación y más de 2 orugas m-1 > 1,5cm

REPRODUCTIVO Desde R3 hasta R5

(inclusive) III al V

10% de defoliación o 10% de plantas con daños en vaina y 5

orugas m-1 > 1,5cm

A su vez se puede utilizar un patrón de determinación del grado de defoliación del lote (Figura 4),

donde se toma al azar 5 folíolos del tercio superior, 5 del tercio medio y 5 del inferior, promediando así la defoliación total. Se repite en diferentes lugares del lote, teniendo en cuenta que el valor resultante de la medición siempre será inferior, y mucho más real al estimado visualmente en forma directa, ya que esta última tiende a magnificar la verdadera defoliación.

Figura 4: Patrón de defoliación. (Fuente: Ianonne, 2016)

5% 10%15% 20%

25%

30%

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 10

Es importante reconocer las especies y contar el número de individuos de cada una, ya que hay marcadas diferencias en su voracidad. Sin embargo, luego se sugiere unificar el nivel poblacional utilizando el equivalente medidora (EM). El EM indica la cantidad de orugas medidoras que provocarían el mismo daño que una oruga de otra especie. La Tabla 6 muestra los EM para diferentes especies. El uso del EM permite utilizar un umbral de acción único (definido en EM): se identifican especies presentes en el muestreo y cantidad de cada una, se calcula el EM total (sumatoria del número de orugas de cada especie por su correspondiente EM, y se compara con el umbral definido en EM.

El nivel de plaga sin que se produzcan pérdidas significativas de rinde, está determinado por la capacidad del cultivo de generar área foliar nueva. Esto dependerá de la estructura de las plantas (FS y GM) y de las condiciones ambientales. En etapas posteriores (R4 a R6 inclusive), con el área foliar ya definida, los factores que regulan el nivel de plaga tolerable son la cobertura lograda y la expectativa de rinde. Por ejemplo, un GM en R4 que haya generado un nivel de área foliar medio, y que tenga alta expectativa de rinde, tolerará menos defoliación que un GM con cobertura alta y expectativa de rinde media o baja. En el primer caso un recuento de 10 EM m

-2 podría requerir el control de la plaga, mientras que en el

segundo podría controlarse cuando se alcance 20 EM m-2.

Tabla 6: Equivalente medidora (EM) para diferentes orugas defoliadoras (Fuente: Guarino y Bert, 2015)

Cada oruga > 1,5 cm no parasitada de: EM

Oruga medidora (Rachiplusia nu) 1,0

Oruga de la alfalfa (Colias lesbia) 1,0

Oruguita de la verdolaga (Loxostege bifidalis) 1.0

Oruga militar tardía (Spodoptera frugiperda) 1,5

Oruga de las leguminosas (Anticarsia gemmatalis) 1,7

Gata peluda norteamericana (Spilosoma virginica) 3,0

En cuanto a arañuelas y trips, una posible escala para determinar el nivel de infección es la siguiente:

Nivel 0 – Nulo: No se detecta la plaga en las áreas predisponentes.

Nivel 1 – Incipiente: Se encuentran las plagas en plantas aisladas. Las plantas atacadas presentan pocos individuos por hoja (ej. menos de 4-5). Arañuelas: sólo el 1

er o 2

do nudo con hojas afectadas y

sin formación de tela. Trips: sólo algunos en brotes. Sin daño considerable (hojas bien verdes, sin raído).

Nivel 2 – Avanzado: Es común observar manchones con síntomas y presencia de las plagas (incluso fuera de áreas predisponentes). Arañuela: Colonias en varias estaciones de muestreo, ubicadas en el tercio medio, con algo de tela en el tercio inferior (pero no el medio). Se comienzan a ver hojas amarillentas. Trips: muchos individuos por hoja, principalmente en la parte inferior del canopeo. Hojas inferiores plateadas pero la superior solo daños leves. Se sugiere controlar cuando el nivel de infección sea incipiente (Nivel 1). Sólo se demorará la aplicación de un lote en Nivel 1 cuando sea inminente la ocurrencia de lluvias abundantes.

Que afectan puntos de crecimiento

Barrenador del brote (Epinotia aporema)

Que afectan la etapa reproductiva

Chinches Chinche verde (Nezara viridula) Chinche de la alfalfa (Piezodorus guildinii) Chinche marrón (Dichelops furcatus) Alquiche chico (Edessa meditabunda)

El monitoreo se recomienda realizarlo en el mismo momento -en la misma “tirada” de paño- que las orugas defoliadoras. Si bien es importante detectar su presencia en todo el ciclo, se sugiere comenzar a prestar especial atención a partir de R3. Se consideran los adultos y las ninfas de 4

to y 5

to estadío. Es

importante reconocer las especies y contar el número de individuos de cada una ya que hay marcadas diferencias en el daño que pueden provocar. Al igual que para orugas defoliadoras, se recomienda el uso de una unidad que representa el potencial daño de cada especie en relación a la chinche verde: el Equivalente

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 11

Chinche Verde (ECV). La Tabla 7 muestra los ECV para diferentes especies. El umbral de acción también se define en ECV.

Tabla 7: Equivalente chinche verde para las chinches más frecuentes (Fuente: Guarino y Bert, 2015)

Cada Adulto o Ninfa de 4to

y 5to

estadio de: Se considera

como

Nezara viridula (Chinche verde) 1,0

Piezodorus guildinii (Chinche de la alfalfa) 2,0

Eddesa meditabunda (Alquiche chico) 1.0

Dichelops furcatus (Chinche de los cuernos) 0,33

La chinche tiene un impacto directo en el rendimiento. Dependiendo del momento del ataque, el grano o semilla puede perderse o bien terminar teniendo un menor peso. Los umbrales consideran este efecto directo y varían con la fenología del cultivo. De manera muy orientativa, se sugiere prepararse para el control cuando los niveles de chinche alcancen estos valores:

1 ECV/m-2 desde R+3 a R6.

3 ECV/m-2 desde R7.

Con valores próximos al umbral, la decisión de control depende de: a) la presencia de ninfas o colonias y, b) del estado de avance (maduración) del cultivo.

Enfermedades (Figura 5)

Las enfermedades pueden constituirse en importantes factores limitantes de producción, y pueden clasificarse en:

a) Enfermedades de raíz y tallo (ocasionadas por patógenos vasculares), y provocan pérdidas en el stand de plantas.

b) Enfermedades foliares (roya de la soja y enfermedades de fin de ciclo (EFC)), reducen el área foliar sana, con mayor incidencia entre la R1 y R6.

El progreso de una enfermedad se puede medir a través de la incidencia y/o severidad, la primera es el porcentaje de unidades afectadas sobre el total de una muestra, obteniéndose a partir de la siguiente fórmula.

Incidencia = (Nº de unidades enfermas/Nº total de unidades muestreadas) * 100

Y generalmente se usa para las enfermedades que afectan toda la planta, como marchitamientos, dumping-off y podredumbres. En cambio la severidad, es el porcentaje de área foliar afectada en el cultivo, y se la obtiene de la siguiente manera.

Severidad = (Área de tejido afectada/ Área total) * 100

Figura 5: Enfermedades y momentos de ocurrencia durante el ciclo del cultivo

A través de la severidad se calcula la mayoría de las EFC que ocasionan manchas foliares, amarillamiento, tizones. En la Figura 6 se observa una de las escalas de severidad validadas para Mancha de ojo de rana.

Podredumbre húmeda del tallo

Complejo de enfermedades de fin de ciclo (EFC)

Cancro del tallo Síndrome de la Muerte Súbita

Podredumbre de la raíz y la base del tallo

S Etapa vegetativa FloraciónFormación de

vainas

Llenado de

granosMadurez

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 12

Figura 6: Escala de severidad de Mancha de Ojo de Rana. (Fuente: Distefano y Gadban, 2009)

Por lo tanto dentro de la diversidad de enfermedades se destaca el complejo de EFC, que pueden causar pérdidas de rendimiento del 8-10% con un máximo de hasta 30%. Con la senescencia de la planta, los mecanismos naturales de resistencia se vuelven menos activos y consecuentemente, junto con las condiciones lluviosas y húmedas de ese período, aumenta la manifestación de este complejo de enfermedades, además, la mayoría afectan la calidad de la semilla cosechada.

Las enfermedades de raíz y tallo son:

Tizón por Rhizoctonia (Rhizotocnia solani)

Podredumbre carbonosa (Macrophomina phaseolina)

Cancro del tallo (Diaporthe phaseolorum f. sp. caulivora/Diaporthe phaseolorum f. sp. Meridionalis)

Podredumbre por fitoftora, podredumbre de la raíz y tallo. (Phythophthora sojae)

Podredumbre húmeda de la soja. (Sclerotinia sclerotiorum)

Síndrome de la muerte repentina o muerte súbita de la soja. (Fusarium tucumaniae y F. virguliforme. Antes Fusarium solani)

A continuación se mencionan las EFC presentes en nuestro país, recordando que las mismas son

causadas por patógenos que sobreviven en los rastrojos, y generan lesiones de tejido muerto en las hojas, anticipando la senescencia natural y defoliación, en los estados reproductivos del cultivo.

Mancha marrón (Septoria glycines)

Tizón de la hoja (Cercospora kikuchii)

Mancha ojo de rana (Cercospora sojina).

Antracnosis (Glomerella glycines (telomorfo) Colletotrichum truncatum (anamorfo))

Mancha anillada (Corynespora cassiicola)

Tizón de la vaina y tallo (Diaporthe phaseolorum var. sojae/Phomopsis sojae)

Mancha foliar por Alternaria (Alternaria spp)

Mancha foliar por (Philllosticta spp)

Roya de la soja (Phakopsora pachyrhizi)

Oidio (Microsphaera diffusa)

Mildiu (Peronospora manshurica)

Enfermedades causadas por bacterias (biotróficos) Pústula bacteriana (Xanthomonas campestris pv. glycines)

Tizón bacteriano (Pseudomonas syringae pv. glycinea)

Enfermedades causadas por virus (biotróficos) Virus del mosaico común de la soja (VMCS)

Malezas

Las nuevas tecnologías contribuyeron a la expansión del cultivo hacia regiones que en el pasado eran poco factibles, con la consolidación de un modelo productivo caracterizado por la no labranza, por las escasas rotaciones, y con una marcada tendencia al monocultivo. La elevada dependencia del control químico con predominio del glifosato, entre otras cosas, originó la manifestación de los problemas actuales de malezas, y que se caracteriza por: a) Malezas duras de difícil control o tolerantes a herbicidas disponibles, en especial glifosato y b) Malezas resistentes a herbicidas, en especial glifosato.

Grado 1 Grado 2 Grado 3

Sin síntomas:

Hojas sanas

sin manchas

Severidad <1% - 5%::

1 al 25% de las hojas con manchas

Severidad 6% al 15%:

100% de las hojas con manchas

Grado 4 Grado 5 Grado 6

Severidad 16% al 35%:

100% de las hojas con manchas

Severidad 36% al 50%:

100% de las hojas con manchas

Severidad > 50%:

100% de las hojas con manchas

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 13

Algunas malezas problemáticas son las siguientes:

Parietaria debilis (ocucha, yuyito de la pared, yerba fresca, etc.): Es una especie de ciclo otoño-inverno primaveral, sensible a glifosato en los primeros estadios, que se reduce a medida que progresa en su ciclo, además es tolerante a herbicidas hormonales. La afecta marcadamente la competencia de otras especies de malezas o de los cultivos. Sensible a las triazinas, por lo tanto la inclusión de un herbicida de este grupo (ej. atrazina, metribuzín o prometrina) en el barbecho puede ser una buena opción.

Commelina erecta (Flor de Santa Lucía): Es otra de las especies cuyas poblaciones han aumentado en lotes con siembra directa, y que ha manifestado un alto grado de tolerancia a glifosato. Emerge a principios de la primavera, y fructifica en otoño. Es perenne y se propaga tanto por semillas como por rizomas. Su control debe encararse necesariamente durante la etapa del barbecho.

Viola arvensis (Pensamiento silvestre): Es una especie latifoliada anual o bianual. Su ciclo es otoño inverno primaveral, puede estar presente en barbechos previos al cultivo de soja, y es citada frecuentemente como una especie de difícil control con las dosis más frecuentes de uso de glifosato.

Conyza bonariensis (Rama negra): Es una especie anual que se multiplica por semillas, las cuales germinan principalmente en otoño e invierno, aunque un pequeño porcentaje son capaces de germinar en primavera. Su ciclo concluye en primavera-verano. En los últimos años, esta especie se ha presentado en la región pampeana como una maleza importante y de difícil control; se caracteriza por ser sumamente agresiva, y las pérdidas de ocasionadas en soja pueden alcanzar valores del 50% o más.

Es importante destacar la creciente expansión de Amaranthus palmieri, presente en lotes de maní,

soja, maíz, sorgo, girasol, bordes de bosques de caldén (ya que el origen de su introducción es La Pampa),

así también se la encuentra en las márgenes de caminos rurales y rutas.

Dentro de las monocotiledoneas declaradas en Argentina como malezas resistentes a glifosato son:

Urochloa panicoides, Eleusine indica, Cynodon hirsutus, Lolium multiflorum, Echinocloa colona,

Lolium perenne y Sorghum halepense.

A continuación se observan una serie de mapas con la presencia de biotipos de malezas tolerantes

(Figura 7 y 8) y resistentes (Figura 9 y 10)

Figura 7: Presencia de A) Borreria verticillata, B) Chloris sp y Trichloris sp y C) Commelina erecta. (Fuente: REM, 2016)

Figura 8: Presencia de A) Conyza bonariensis, B) Gompphrena perennis y C) Pappophorum sp. (Fuente: REM, 2016)

A B C

A B C

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 14

Figura 9: Presencia de A) Amaranthus sp RG, B) Echinochloa colona RG y C) Eleusine indica RG (Fuente: REM, 2016)

Figura 10: Presencia en Argentina de A) Sorghum halepense RG y en Córdoba de B) Cynodon hirsutus RG REM, 2015

A continuación en la Tabla 8 se detalla las malezas presentes en Córdoba, citadas con diferentes grados de tolerancia/resistencia a herbicidas, principalmente glifosato.

Tabla 8: Listado de malezas predominantes en Córdoba

ALS: inhibidores de la enzima acetolactato sintetasa / ACCsa: inhibidores de la acetil coenzima-A carboxilasa

B. Adecuada combinación de la FS y del GM

Ambientes de producción

Argentina tiene zonas con diferentes limitaciones para la producción: la Zona I con menores registros de precipitaciones y de alto estrés hídrico, la Zona II con suelos arcillosos (Vertisoles), la Zona III con predominio de suelos arenosos, la Zona IV con anegamientos y napas altas, y la Zona V con presencia de toscas. Figura 11A

En función del período libre de heladas el área productiva se divide en tres zonas (Figura 11B):

A B C

A B

Especie Nombre común Familia botánica Tolerancia/Resistencia

Parietaria debilis Parietaria, ocucha Urticáceas Glifosato + tolerante a hormonales

Commelina erecta Flor de Sta. Lucía Commelinácea Glifosato

Ipomoea purpurea Bejuco, campanilla Convolvulácea Glifosato

Gomphrena perennis Siempreviva Amarantácea Glifosato

Viola tricolor Pensamiento silvestre Violácea Glifosato

Cynodon hirsutus Gramilla mansa Poacea (gramínea) Glifosato

Eleusine indica Pata de ganso Poacea (gramínea) Glifosato

Conyza bonariensis Rama negra Asteraceaes Glifosato

Borreria verticilliata Borreria, yerba del pollo Rubiaceas Glifosato

Senecio grisebachii Senecio plateado Asteraceaes Glifosato

Chloris y Trichloris Poaceas (gramínea) Glifosato

Amaranthus quitensis Yuyo colorado Amarantáceas

Glifosato + inhibidores de la ALS*

(sulfunilureas, imidazolinonas,

triazolopyrimidinas)

Amaranthus palmieri Yuyo colorado Amarantáceas Glifosato + Inhibidores de ALS

Bowlesia incana Perejilillo Umbeliferas Glifosato + inhibidores de ALS

Echinochloa crusgali Capin Poaceas (gramínea) (Inhibidores de ALS)

Sorghum halepense Sorgo de alepo Poaceas (gramínea) Glifosato + Inhibidores de ACCasa* –

graminicidas (DIM y FOP)

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 15

Región Norte (al norte de los 30º LS): con suelos franco arenosos y limosos hacia el oeste y arcillosos hacia el este. En esta región puede sembrarse en un amplio rango de meses, con cultivares del GM IV-V hasta el GM VIII.

Región Pampeana Norte (entre los 30 y 36º LS): con suelos arenosos a franco arenosos hacia el oeste, y arcillosos hacia el este. Se siembran GM IV al GM VI siendo posible utilizar cultivares de ciclo largo de GM III hacia el sur y cultivares de GM VIII hacia el norte de la región.

Región Pampeana Sur (al sur de los 36º de LS): con suelos arenosos al oeste y francos hacia el este, donde ambos pueden presentar tosca. Es la región más limitada en cuanto a combinación de GM y FS sembrándose cultivares de GM II al IV.

Los cultivares comerciales de soja se aglutinan en GM o grupos de precocidad, de los cuales de los doce (00 al X) existentes en el mundo, en Argentina son utilizados los GM II, GM III corto y largo, GM IV corto y largo, GM V corto y largo, GM VI, GM VII corto y largo, y GM VIII; este agrupamiento se basa fundamentalmente en la duración de la etapa de emergencia a floración, no solo dado entre los GM sino dentro del mismo GM, y explicaría la distribución geográfica de los genotipos en el área de producción.

Figura 11: A) Zonas con limitaciones productivas (Fuente Baigorri, 2009) B) Ambientes de producción, FS y GM factibles de

ser utilizados.

Elección del cultivar

En Argentina, la utilización de un GM con un determinado largo de ciclo, va a depender de la latitud donde se siembre, ya que cada GM tiene un comportamiento medio en una banda latitudinal de adaptación (aproximadamente 200km de longitud). Si un determinado GM se lo siembra en una franja inferior (hacia el sur) se alarga su ciclo, por lo tanto a mayor latitud, habrá mayor atraso en el inicio de su floración, se retrasa el inicio de llenado de los granos, lo que puede ser interrumpido por heladas tempranas. Si el mismo GM se lo siembra en una franja superior a la que está adaptado (hacia el norte), se comporta como un GM de menor ciclo, y al desplazar la siembra a menores latitudes, el inicio de floración se anticipa, y genera reducción del tamaño de la planta, que traerá como consecuencia principal un menor rendimiento. Por ejemplo si un GM V largo se lo siembra en la franja del GM III corto, se alarga su ciclo con respecto a lo que ocurre en su franja de adaptación correspondiente; si se lo siembra en la franja del GM VIII, el ciclo del GM V largo se acorta.

Por lo tanto hacia el sur de país se siembran genotipos de menor largo de ciclo, y a medida que nos desplazamos hacia el norte el rango de GM que se pueden utilizar se amplía, y por sobre todo, permite utilizar materiales de mayor largo de ciclo (Figura 12)

I

II

III

IV

V

I

FS: SET - ENEGM: III – VI REGION PAMPEANA

NORTE

FS: AGO - FEB GM: IV – VIII

REGION NORTE

FS: OCT - DIC GM: II – IV REGION PAMPEANA

SUR

30 °

36 °

II

III

A B

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 16

Las características del cultivar que deberán tenerse en cuenta son: a) Potencial de rendimiento y estabilidad, b) Hábito de crecimiento, c) Longitud de ciclo, d) Respuesta fenológica ante modificaciones de la FS, e) Comportamiento frente a enfermedades y plagas, f) Vuelco, e) Calidad de semilla, etc.

Características de los GM menores. (II, III. IV y V corto)

a) En FS no favorables por su menor desarrollo y altura de planta, es necesario ajustar la distribución espacial de las plantas.

b) Salvo en situaciones ambientales óptimas, raramente se observa vuelco.

c) Son de alta productividad, mucho mayor cuanto mejores son las condiciones ambientales (alta fertilidad y disponibilidad hídrica).

d) Su característica es la inestabilidad productiva ante cualquier deficiencia u estrés ambiental.

e) Desocupan más rápido los lotes por su menor longitud de ciclo.

f) Son más susceptibles a problemas de calidad de semilla.

g) Por su menor estructura de planta, requieren un mayor control de plagas, enfermedades, etc.

h) Son de hábito de crecimiento indeterminado.

Características de los GM de mayores (V largo, VI, VII y VIII)

a) En general, salvo en épocas de siembras tardías, por su mayor desarrollo, no requieren un ajuste de la distribución espacial de las plantas.

b) Son proclives al vuelco bajo situaciones de alta calidad ambiental.

c) Se adaptan a suelos con limitantes físico-químicas, etc.

d) Son de menor productividad que los GM menores en condiciones óptimas ambientales.

e) Su principal característica es la estabilidad productiva, que aumenta con el GM, y sobre todo cuando tienen hábito de crecimiento determinado.

f) Por su mayor ciclo permanecen más tiempo en el lote, esto se acentúa cuando más temprano se siembre.

Las denominaciones comerciales de los cultivares se representan con letras que identifican a la empresa, luego en general le siguen 4 números, a los fines prácticos importan: el 1

ero número indica el

GM, y el 2do

número el largo de ciclo de la variedad dentro del GM. Esto último se explica debido a que, en cada GM, existen variedades de ciclos más cortos o más largos.

Por ejemplo la variedad DM4214RR (empresa Don Mario), es una variedad de GM IV de ciclo corto, y NS4913RR (empresa Nidera) es un cultivar de GM IV de ciclo largo. Otros ejemplos son NA5009RG (Nidera) de GM V de ciclo corto y DM 6.8i (Don Mario) GM VI de ciclo largo, en este caso

VIII

VII

V-VI

IV L

IV C

III L

III C

II

Figura 12: Franjas latitudinales de

adaptación (Fuente: Baigorri, 2009)

)

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 17

identificando su hábito de crecimiento indeterminado (i) Ocurre en algunas empresas que una variedad puede ser identificada a través de los dos números finales, p ej: TJ2249RR, (empresa La Tijereta) de GM IV de ciclo largo. En todos los casos los acompaña las siglas RR (resistente a Round Up) o RG (resistente a Glifosato).

La incorporación de nuevas tecnologías, se pueden identificar por ejemplo como DM4619 IPRO-STS (Nidera), se trata de un cultivar del GM IV largo, con un nuevo gen de tolerancia a glifosato, y el primer gen Bt de resistencia a insectos -INTACTA RR2 PRO- y con resistencia a Ligate™, herbicida desarrollado por DuPont para el manejo de malezas de hoja ancha y gramíneas anuales. La nueva nomenclatura para las variedades nuevas de Don Mario de GM menores (año 2016) por ej. 40R16 STS, variedad de GM IV corto con biotecnología RR1, año de lanzamiento 2016 y con resistencia a Ligate™; y las de GM mayores como por ejemplo 61I61STS, variedad de GM VI corto en Brasil, con biotecnología Intacta, variedad de GM VI corto en Argentina y con resistencia a Ligate™

Cabe mencionar que algunas variedades de GM mayores de crecimiento determinado, presentan un gen denominado de juvenilidad, se trata de una es una característica genética que permite una mayor duración de la etapa vegetativa, retrasando el inicio de la floración. La incorporación de este carácter tiene como objetivo la obtención de cultivares adaptados a mayores rangos de latitud y época de siembra. La juvenilidad permite que los cultivares de crecimiento determinado y semideterminado tengan mayor plasticidad a la FS, y que puedan ser cultivados más al norte que los del mismo hábito de crecimiento que no poseen esa característica.

El vuelco se expresa con relación directa a las condiciones ambientales. Los GM mayores de crecimiento indeterminado son los más proclives al vuelco, aunque dentro de cada GM puede encontrarse diferencias significativas entre cultivares; por ello la modificación de la FS es la práctica de manejo mas recomendable. Hay que tener en cuenta que el excesivo desarrollo de la planta, suele verse reducida en lotes con limitaciones físico-químicas o en situaciones de estrés ambiental.

Los GM menores son los más susceptibles al deterioro de calidad de semilla, debido a que su maduración es más temprana en siembras anticipadas, por lo que son sometidas a mayores temperaturas aumentando la posibilidad de deterioro del grano, además es destacable señalar que a mayor tamaño de grano -característica de los GM bajos- es más proclive al deterioro en su calidad física.

Un adecuado manejo del arreglo espacial tiene como objetivo mejorar la cobertura del suelo, a través de una adecuada estructura de planta, que permita alcanzar el IAF crítico durante la definición del número de granos -Período Crítico-. Hay que tener en cuenta que el atraso de la siembra influye negativamente sobre la plasticidad vegetativa y reproductiva típica de la soja, y puede estar severamente limitada ya que los efectos del fotoperíodo, acorta la duración de la etapa vegetativa.

En situaciones donde existan altas probabilidades de lograr una altura de planta inferior a 70 cm, la reducción del espaciamiento a menos de 0,52m mejoraría el comportamiento productivo. La disminución del espaciamiento entre surcos con la misma densidad, puede disminuir la competencia entre plantas por recursos, al mejorar la distribución espacial de las mismas. El objetivo es que al acortar la distancia, se vea favorecida la intercepción de luz en el momento más crítico del cultivo.

El ajuste espacial -espaciamiento y densidad- está dirigido principalmente a los GM bajos cuyas estructuras se ven afectadas en FS extremas; dichos GM tienen la capacidad de generar altos rendimientos, pero siempre y cuando las condiciones ambientales sean las óptimas, Son de altos potenciales productivos pero son muy inestables cuando son sembrados en épocas no recomendables. En general se utiliza un espaciamiento de 0,52 m en FS óptima en las diferentes regiones de nuestro país, con reducción a 0,35 m en FS extremas (Figura 13). En zonas de alta productividad (Pampa Húmeda) en FS óptimas la tendencia es utilizar un espaciamiento de 0,35m.

El atraso en la FS puede generar: a) Acortamiento del periodo vegetativo y reproductivo (ciclo total). b) Menor desarrollo de planta. c) Menor

número de nudos que se transforman en reproductivos. d) Menor desarrollo del sistema radicular. e) Atraso e ineficiente cierre de la canopia, con mayores pérdidas de agua del suelo por evaporación.

Las variables a manejar para reducir el efecto negativo del atraso en la FS:

Figura 13: Espaciamiento entre surcos sugerido

en función de la FS

Octubre Noviembre Diciembre

35 cm

52 cm

52 cm

52 cm

35 cm

Alt

ura

Campana de

crecimiento

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 18

I. Utilizar una variedad de un GM mayor.

II. Disminuir la distancia entre hileras.

III. Aumentar la densidad.

La soja es una especie con alta plasticidad a la densidad de siembra, ante cualquier situación de estrés compensa con el aumento del número de ramas y vainas por planta. Sin embargo la densidad que maximiza el rendimiento puede ser muy variable entre campañas dependiendo del genotipo, de la FS y de las restricciones hídricas y nutricionales. La densidad óptima es aquella que: a) Permite un buen crecimiento evitando el vuelco b) Reduce la incidencia a enfermedades y c) Asegura una adecuada inserción de las vainas inferiores, y que va a depender de:

a) En FS extremas (tanto tardías como extratempranas es conveniente aumentar la densidad).

b) La latitud (a mayor latitud las densidades óptimas tienden a ser mayores).

c) Las condiciones ambientales (cuando el ambiente limita el crecimiento del cultivo, es necesario incrementar la densidad).

d) Las características del cultivar (los cultivares con mas crecimiento, ya sea por su mayor longitud de ciclo, tendencia al vuelco o altura tienen densidades óptimas menores).

e) El espaciamiento entre surcos.

Las densidades óptimas tienen un promedio de 30 plantas m2, este número no es fijo y

principalmente depende del GM y de la FS. En un año favorable y con buenas condiciones hídricas, una disminución muy pronunciada en la densidad (entre 35-55%), puede provocar mermas en los rendimientos de hasta 15-31% y 20-25% según la distribución de plantas fuera uniforme o desuniforme respectivamente.

El uso de densidades altas en FS tardías de los GM bajos -dados por su inestabilidad-, disminuye los efectos negativos sobre el rendimiento. Es esperable encontrar mayor respuesta al aumento de la densidad en siembras tardías y en ambientes poco productivos, donde el cierre del canopeo antes del comienzo de los estadios reproductivos críticos está más comprometido.

Planteo de siembra para las diferentes regiones productivas

Lo que a continuación se detalla son planteos teóricos, y deben ser adaptados a cada situación tanto geográfica como a nivel de lote, además cabe recordar que en cualquiera de las regiones productivas, se debe identificar cuál es la FS óptima, para así sembrar en ese momento el GM más bajo que permita el ambiente. Se observa, por lo tanto, que en cada ambiente se identifica las FS óptima, donde es mayor la probabilidad de que la calidad ambiental sea más favorable.

Cabe recordar que en Argentina el cultivo tiene dos comportamientos diferenciales, por un lado están aquellos GM cuya tendencia es la mayor productividad (GM II, III, IV y V corto) pero con altas exigencias a las condiciones ambientales y de manejo, y antes situaciones de estrés son inestables, es decir cualquier falla en el ambiente, disminuyen drásticamente su respuesta productiva. Dicho en otras palabras cuanta menor duración de ciclo tenga el GM, es más productivo y de mayor exigencia ambiental. Por otro lado están aquellos cuya tendencia es la mayor estabilidad (GM V largo, VI, VII y VIII) que se adaptan a situaciones o condiciones más estresantes, y que, si bien la tendencia es la disminución de la productividad a lo largo de las FS, la caída en el rendimiento es menor, basado en la estructura de planta, y su mayor longitud de etapas -característico de estos GM- Si se comparara los GM altos de crecimiento indeterminado vs los determinado, estos últimos presentan mayor estabilidad y mejor comportamiento ante situaciones ambientales estresantes.

En la Región Norte (por encima de los 30º de latitud sur) la ventana de siembra se extiende desde septiembre hasta fines de enero comienzo de febrero, donde se puede utilizar el GM V al VIII (hacia el NOA) y se puede bajar al GM IV en el NEA. El mejor momento se extiende entre septiembre y octubre, época en la cual se puede utilizar el GM V; entre fines de octubre y noviembre el GM VI, el GM VII se extiende hasta enero, y el GM VIII puede sembrarse tardíamente en enero y hasta febrero, donde las condiciones ambientales son de peor calidad por el mayor estrés térmico. De modo tal que en la Región Norte a medida que se atrasa el momento de siembra disminuye la calidad ambiental y mayor debe ser

el GM que se utilice. (Figura 14A)

En la Región Pampeana Sur (al sur de los 36º de latitud sur) La época de siembra se ubica entre fines de octubre y diciembre, sembrándose GM II al IV. Al comienzo se optaría por GM IV de mayor ciclo cuando el ambiente es de menor calidad, los materiales cortos del mencionado GM y del GM III se sembrarían en noviembre, y entre la 2

da quincena de noviembre y 1

er quincena de diciembre los GM III corto

y GM II, siendo esta época la de mejores condiciones ambientales, pero con la salvedad que siembras tardías de diciembre, aumenta la probabilidad de que, heladas tempranas afecten el cultivo hacia finales de

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 19

su ciclo. Es decir en la Región Pampeana Sur a medida que se atrasa la FS el GM utilizado es menor. (Figura 14B)

En la Región Pampeana Norte (entre los 30º y 36º de latitud sur) se recomienda sembrar entre octubre y enero. En FS tempranas en general son los GM V o GM VI de crecimiento indeterminado los que mejor se adaptan, la salvedad es que se trata de una FS donde las condiciones hídricas son inconvenientes para aprovechar dicho momento y es poco probable que se utilice dicha FS; entre la 2

da quincena de octubre

y noviembre el GM IV preferentemente de ciclo largo y si el ambiente lo permite (mayor fertilidad química y física del suelo, mayores precipitaciones, riego o presencia de napa, etc) en la 1

er quincena de noviembre se

puede utilizar el GM III o GM IV de ciclo corto. En diciembre lo recomendable es el GM V de ciclo corto, y hacia fines de diciembre y enero el GM V de ciclo largo. En siembras de fines de diciembre y enero podrían utilizarse los GM VI y en algunos casos mayores de crecimiento determinado, sobre todo en lugares sometidos a alto estrés ambiental, con la salvedad que el atraso de siembra hacia fines de enero, es arriesgada la siembra de GM altos por el riesgo de la ocurrencia de una helada temprana. (Figura 14C)

Figura 14: FS y GM recomendados para A) la Región Pampeana Norte B) la Región Pampeana Sur C) Región Pampeana Norte, en base a la calidad ambiental según FS. (Fuente: Baigorri, 1997)

Como ejemplo de tendencia de rendimiento se pueden observar la Figura 15 que representa a un GM IV de ciclo largo -productivo- registrando un R

2 = 0,94, y un GM

VI de crecimiento indeterminado -estable- con un R

2 = 0,83; donde se observa el mejor

comportamiento del GM productivo entre la 2

da quincena de octubre y noviembre. En

siembras anticipadas prevalecen los GM estables, pero en la práctica es poco probable la utilización de dicha FS, por la baja disponibilidad hídrica. Posterior a la FS optima, es importante destacar la caída en los registros, sobre todo de los GM productivos y la tendencia de obtener mejores resultados en épocas tardías con GM estables.

A continuación se menciona la NORMA XVII (Resolución 151/2008), ya que si bien no hay diferencia por grado de calidad, como en trigo p. ej., es necesario conocer que, a los efectos de la mencionada reglamentación, se entiende por Soja a los granos de la especie Glycine max L., y cuya

GM

II-III corto

III largo

IV corto

IV largo

Fecha de siembra

Set Oct Nov Dic Ene

Fecha optima

B

GM

III largo-

IV corto

IV largo

V

VI

Fecha de siembra

Set Oct Nov Dic Ene

Fecha optima

C

Fecha optima

Set Oct Nov Dic EneGM

V

VI

VII

VIII

Fecha de siembra

Fecha optima

A

Figura 15: Tendencia de rendimiento de un GM productivo (IV

largo) y un GM estable (VI ind) según FS (Campaña 2002/03 al

2015/16) Campo Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)

y Productivo= -138x2 + 734,28x + 2466,5R² = 0,935

y Estable= -1,1174x2 - 241,57x + 3856,4R² = 0,8257

1000

1200

1400

1600

1800

2000

2200

2400

2600

2800

3000

3200

3400

3600

3800

4000

23-sep 21-oct 03-nov 22-nov 28-dic 17-ene

Ren

dim

ien

to (

kg

ha

-1)

FS

Tendencia GM productivo

Tendencia GM estable

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Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC 20

entrega queda sujeta a la siguiente base de comercialización, y cuya tolerancia de recibo està sujeta como se detalla a continuación en la siguiente tabla:

Tabla 9: Bases estatutarias de soja

RUBROS BASE ( % )

TOLERANCIA ( % ) REBAJAS MERMAS

MATERIAS EXTRAÑAS 1,0 3,0 Para valores superiores al 1,0% y hasta el 3,0% a razón del 1,0% por

cada por ciento o fracción

proporcional. Para valores superiores al 3,0% a razón del 1,5% por cada por

ciento o fracción proporcional.

incluido TIERRA 0,5 0,5 Para valores superiores al 0,5% a razón del 1,5% por cada por ciento o

fracción proporcional.

GRANOS NEGROS --- 1,0 ------------

GRANOS QUEBRADOS Y/ O PARTIDOS

20,0 30,0 Para valores superiores al 20,0% y hasta el 25,0% a razón del 0,25% por

cada por ciento o fracción proporcional. Para valores superiores al 25,0% y hasta el 30,0% a razón del

0,5% por cada por ciento o fracción proporcional. Para valores superiores al 30,0% a razón del 0,75% por cada

por ciento o fracción proporcional.

GRANOS DAÑADOS (brotados, fermentados y

ardidos, por calor, podridos)

5,0 5,0 Para valores superiores al 5,0% a razón del 1,0% por cada por ciento o

fracción proporcional.

incluido GRANOS QUEMADOS o "AVERIA"

--- 1,0 Para valores superiores al 1,0% a razón del 1,0% por cada por ciento o

fracción proporcional.

GRANOS VERDES 5,0 10,0 Para valores superiores al 5,0% se rebajará a razón del 0,2% por cada por ciento o fracción proporcional.

HUMEDAD ---- 13,5 --------------- Para mercadería recibida que exceda la tolerancia

de recibo, se descontarán

las mermas correspondientes, de acuerdo a las tablas

establecidas.

CHAMICO ---- 5 semillas por Kg. ---------------- Para mercadería recibida que exceda la tolerancia

de recibo, se practicarán las mermas

correspondientes.

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