MANUAL DIDÁCTICO

Propiedad dd autor: todos los ejemplares lavarán su rúbrica. ^ :-. ; ^ ,' i

MANUAL DIDÁCTICO

DE EQUITACIÓN. Por el Comandante, Capitán de Húsares,

w f:;-:'-;"•;.• 3

PRIIIERA EDICIÓN.

MAimiD-

IMPRENTA DE MAMrEl. MIPfUESA. Yalrcrtle, núm. 5,

.1858.

CiPITAN GPNJÍRA,!. J)]? LOS JIJÉRQTOS

COiipE DE Í K C E N A .

, lIÍ6CDCf»l;l ! V -• • ' . \ •

OiENDO V. E. Ministro de la Guerra, tuve la honra de presentar á stf^ superior examen los primeros ensayos ciéniíficp-inilitares á que me dediqué entmion dé Úi desgraciado compañero y amigo el teniente de ingenieros don Víctor Ve~ lazg,uezy Sautmla^. ,>.

No mediaba entre V. E. y yo mas recomen­dación que la 4e un oficial deseoso de aprender, y un general dispuesto á estimular: merecimos por vuestra mediación que S. M., después de oido el informe de la hnla consultiva de Guerra, se dignase en real orden de 2í de octubre de 1835 resolver se reeomeadasenen la gowral del ejér­cito nuestros trabajos, provechosa aplicación y laboriosidad, para que sirviera de estimulo á los

demás jefes y o,^éiaUs,Wá)Apóhdose asien nues­tra hoja de servicios.

Cumplo, pues, coritm débeí^ de gratilUd (o-mándome la libertad de dedicar á V. E. estos se-gundos eitiktiiíSyauHÍ^ue:^.nien¿Sf«^fiimiios, útiles á-lapar que recreativos, esperando que les dis­pensará su protección, en consideración, mos que ásu valor científico, á mis grandes deseos de po­der algún dia presentar á V. E.trabájos mas dignos. . Madrid 12 de abril de 1858..., . . /

MI GENEUAL:

\ , '•' • •' ', B. I,.'M.'íioy,.,E.'.,

-,,;. • ,v , . . • , , . 5 . , S . . . S . ; , . , . . - ' . •

Ky/éct/tf.iet j2h'ceM& i/&^mfi<!fS.

PRÓLOGO.

NuEstKO propósito al publicar este ManuaUao ha sido en ipanefa alguna querer presentar anánüff' va escuela de equitación: ha sido «olo trabajar poí adqtoirify tomar de los aulores que ya existen^ uñó solo españoU algunos estraiqeros, lo que nos ha parecido mas selectoy mas fócil para forrtla^un giatetey edücaruDcaballo;cedemos, pues, con el ttia-yor gusto á los demás lo que digno sea de alaban* ta, cargando solo nosotros con la responsabilidad de lo que sea de reprensión, por una elección qtií-itás desacertada. • -

SÍ herti'oSprocutado y creemos haber consegui­do reunir en un peíqueñb volumen todas las noCiof nes y cohoteiririeutos mas necesarios 'é indiápensií-» bles para formar un terdadei^Aon^re ífo (ííaftrfito, en la general at*pcitín que eáta palabra encierrav trabajo que tiene pbr objeta el hacer al hombre conocedor de todas lafe bellezas t defectos que conf cifefnén á ese noWe'ánittial, tan lUil y neceéarl* TíirtiW recreo como j>éra el trabajo; cuya inieligén-«ia mas qaein^tvñtiVaíe i-evela por su aptitud para «ortprender al hombre'que llega á cómprertderl0 ^ 81, tanto en stí tklüraléza'tóonio en Suá grados dé

n educación, merecerá sin duda,Víoa benigna indul­gencia lan útil taréá." H'\ÍI 'si ' '•

Con el objeto, pues, de esclarecer por piedio de cierto método y regularidad esle conjunto de co­nocimientos, y teniendo presente:

I.** Que para poder conseguir ser hon^rede á C(AaUo es indispensable ante todo procurar po nerse al corriente de ciertos detalles preliminares, ¿tiles y necesarios aun para el.que no tratando <de serlo, por necesidad ó> por recreoj haya de Vialec-6ede tan noble animal:

2." Que la instrucción preliminar del ginele y la del tronquista ó conductor no, puede serxoa» <vemenlement« dada ni recibida, sino con la ayuda de caballos ya educados y perfeatanvente habitua­dos á silla y coche: . 3 " Que no essuñotentesa^rdirigir UAcaballo

para ser capaz de darte edacaciop,.y que esta:re­clama toda la atención, toda..1^ solicitud de,un pi-cadok- inteligente, hábil, de pacieiMM} en w».pa­labra, de-ua verdadero hombre de. á caballo. •

Hemos dividido, esto. itfanMaí en Ues partesil,» prunera, que puede serviri de;introducción, trata-vk de dar á conocer al caballo en todas sus parles csteriores,sus belleías y .defecstos raas.notaWee para podep iniciarse en el modo de hacer, su com­pra y trazar su reseña; cuidadpqu© exijeen esi4Ío de reposo; preparación .y cuidado- para.;ponprlo

m en marcha; nomepclaliura y Qpnocimlenlo,,de todas las parles,cpuce|;n\íipt9sá atalaje j'.pigjnliiiía.,^

La segqnda.parle trajera del modo oc íiíipleor al cabaUodp silla y al ,d . tiro en todos CQnp ptos, tanto en la escuela ciyjl y militar de caballeros.y en la escuela de señoras, como en la conducción s de carrujajes; y estos principios fundamenlale^dp equi­tación noH ofrecerán, paturalinente la indicación de los cuidados que el ginete deba tomar en. la montura. , , i

La tercera parte comprenderá la educf»cic«i del potro; todo lo, qiie concierne á sus alimentos; pt i-dados;modo de herrarlo; limpiarlo y entretener­lo en estado de salud; las nociones indispensa|jles,en caso de accidentes, incomodidad ó enfermedad.' .

Por úmmp, un vocabulario que sirva de .tabla analítica para facilitar los conocimientos de Ips de^ talles especiales que contiene este Manual. . ,

Enemigos^eabrogarnps glorias. get\as,dir!3mpi< francamente que en el orden didácticojde las,l ceiq,-neshemos seguido el método espresado por Monsieur Vergnaud, en su Manual de equitación publicado últimamente enParís, que tanta aceptación ha me­recido y que, como el nuestro, solo ha tenido tam­bién por objeto la reunión de lo mas selecto entre todo lo publicado. Si en varios principios no hemos estado conformes con los suyos, no se atribuya á arrogancia el separarnos de aquel á quien la públi-

ca iacef)ta¿ifln se ha adelantado á conceder una • autoridad que detíingUn modo nos atreveremos nos­

otros á soircitar, ha sido solamente la pui*a convic­ción, de nuestras ideas, que exentas de valot" autén­tico esponemos, para qué sean juzgadas por la cen­sura pública.

ülliinamehlé, la necesidad qtíé creemos existe en Espauj, después del grande desarroHo que en nuestros liemjtos ha alcahindo la afición á ésta dén-cia, de una ohr¡L completa de equitación, nó exis­tiendo en el diá siho una puramente militar, bfeve, sücirila y de antigua escuela; las repetidas instan­cias de amigos y compaBeros que á emprender tal tarea nos irivitai'on, suponiéndola propia de un ofi­cial de caballería;élestímulode verla efectivamen­te tratada por los de esta clase en las deniás nacio­nes, han sido ios motivos que nos han impulsado á acometerla, no con ánimo pi-etehclosó, siho con él dé llamar la'aténcjon y abrir él camino á mejores producciones. • , , r... .

FE DE ERRATAS, *

Subsanadas algunas equivocaciones de consideración, principalmente las citadas en ln página 8, línea 23 y 24, rogamos á los lectores se tomen la raokstia de exami­narlas.

Dice. Léase. Página. Linea.

8 9 » 23 » 24 Í5 20 33 9 60 2 62 13 77 16 83 3 133 2 2á7 4 264 23 308 25 SOí 17 319 26 326 3 373 31 578 11 382 16 412 1

9 6 puesto opuesto. hacia dentro hacia afuera. hacia afuera hacia adentro, embaracen embarace. tente tente-mozo. no vuelque vuelque. ponerlo ponerla. pasado parado. impedirle óabandonarse. . impedirle abandonarse. crucera cruceta. 404 40. mano á la derecha. . . mano derecha á la tlvaruela charnela. obrodequines brodequiues. bascular b;ís''ula. enderezado eriuei'ezando. reparándonos separándonos. de casco el casco. enfermedades enfermerías. al caballo la mano. ," . al caliallo en la mano.

» 22 corvóla corbeta. 42á 3 calzado cazado.

» 31 vertcs verter. ' sin despedir la coz, el / sin despedir la coz, el

que voluntariamente I que voluntaciament* repite; cuando la ma- 1 repite cuando la ma-

429 Q / ""y P'fií'n'is del gi- J no y piernas del gine-^ nete no obran de \ te no obran de acuer-

acuerdoenelsaltode j do;—en el salto de picaza; el desarrollo I picaza el caballo se

, se eleva delante. . . I clava de delante. 429 17 pequellos pequeños. *31 i y es., es.

PRIBIERA PARTE.

per ior del calino.,—Bcliom y defectos mas iiji^blcs. —Modo de hacer su compra j trazar su reseña.— Cuidado que cxije cu estado de reposo.—Prepa­ración y cuidado para ponerle en iparclia.—?ío-mcuclatura y conocimiento de todas las parles concernientes á montura > atalajes. >

CAPITULO PRIMERO.

$ . I.—ESTF.RIOR DEL CARAI.LO.—BELLEZAS V DEFECTOS MAS

KOTABLES.

{Lámina' pri'mei-ái.) '•

Unos han considerado dividirlo al caljállo cíi'tres par­tes; oíros en cuatro: mas como esta divisíorrsólO' lia tenido y tiene por objeto el dar mas detallado cohpcitñrcn-to de sus partes C8trrí4>n'g,'n08icaienteramenle igual adop­tar cualquiera de la8,4os:.cojíJo que no. ostagas cou-formeses con la denominación dada por {oasuv-^máiéu-dolu en tres purlestiíaii ilamado á la prirn<ra ¡cuarto de­lantero," á la segunda cuarto de en medio y.á k ter­cera cuarto trasero: prescindiendo de si es rtno la división mas conforme A lü'éiehtía, carece Vu denominación de la pureza de lem^ttijci púésio quedíbitfiinhAlJerdichoV ter­cio anterior, tercio de en medio y tercio pijstt'ríor ó ira-sero. Nosotros adoptamos la segunda. ' ' ^ •' "

— 2 — Asf, pups, al q^Jiii9Ípi:íío9$¡^fffniiefi su conforma­

ción esterior dividido en cualr'o parles: Gqh(sa,citeUoj cuerpo •;[ estremidadas;.^ns rniimas que

en 'ia (i ." I^m'ínii) kíialatiiibs con ias'f^líí'as k,tí^t;íi.

,: i.A,CABjs'z!i coapnEsóÉ:' , , . •

' 1'.—La nuca. " , ' ' ' * '•/.'"'' " ' '''

z.—É\titpé. , ' • " " . •;••' '•••'"'' - ' •;"' •'' - is;—Las orejas. • '-^:,.";" -r ' .)• .1 .:"-u'

4.—El piíriélttl.'':' : ; ' : : • ! : : • : • :: , . i 5.—La frente. C—Las sienes. , , , .. . ¡ 7.—Las cuencas. 8,—Los ojos. , , . . 9.—La cara. Í K / -

10.—Las quijadas (dcrccliaé izquierda.) H.—La ternilla de la iiarii. , 12.—Los lioilarcs. 13.—Los láJiios. ^ ,• . ' " , 14.—Laipca. , , . . . , . . ., ., ' .••..''••' 15.—La barba. . ,

EL cnsLLO coHntEnW: ..'

16.—Laccrvii óbofde supertor.' . i . 17.—La tabla (tiéredía é izqmerda.) . . Ü . V 18.—La garganta ó bordee inferior. ' 19.>^Las critíés. - '

• t > ' , • ' •A • • . - • . : • - . . ••• •.' •'-•• ••:• . t U.'ft l . : - i

BL CUERPO COMPnSrfDE:

JiO-r-IfaiCXuiíde 4Jiiíle arwnca «I .cuell©,) 2J.—Ijísíípaldas. , ,. . 22.—El pecho. ., , ,. - ' . . . , . - ,.

23.—Las cincheras, . , , . , 24.—El vicDlre. 23.—Los liijares. 96.—Las costillas. 27.—El dorso. 28.—Los ríñones, 29.—La grupa. ' "

•'ac-^LíS anbM. i •' 31.—Los qiiij<ytfeS.' ' ' 32.—El rtijilslrf (io h cola.' 33.-^Ln eoh.' • " 34.'—Las (¡íirtés'édhltalcs.-

IÍAS EStnfeKtlWDEá ebÜlinENDENy

, ; .- Las anteriores,

35.- ^LoÜ'cfñeuehtros. • • • . • - M , '

'io.- —Lo» Codillos. •';i7;-—Los aiilebrazos. '3S.- —-LoS tercios.

SO. —Los csjjpjucfós. 40. —LaSró'dflIa 'y Sn plléguei' ' 41. —'fiasíáftfe; • / . . - . ^ i ' •

>i2. —Uos'téiidbheé máeitros,' ^ 3 ; —íibs-iiiénítcfilíosJ • • . , . • • . • ^ . - •

"ti'. —Las Cernejas. ' : ' " ' - • ' . . . • 1

•"45: •^Lós csiJó'IíiñeS,'; • • ' • • • • ' • ' • • •

"'46. —LiíEtiuürtilRi's': • ! > • • - ; ! •

'•47.. —tfecoronásl'' ^\::: _,. •.,;.

'48.. —lió's'cíiScóí."' 1; f-a-, : ,••

Las posteriores!

49.—Los muslos. •¡•/••. 50.—Liis nalg.is. >., , ! . . , 5».—Lnsbabillns. ,,; ¡ . ,•_ 52.—Los corvejones. , ; 53.—[.iis |iiiiitiis de los corvejones. • > u4.—í^ás pliToas, que ilcsde rl corTeioñ.^^bajftíccwn-

poiicri (lu lii.s mi.sinas partes que los bracos. Díircinos abor.i una iilcii exacta i^ jas bél lms y de­

fectos mas noliibies y de mayor trasccndenplaidc est:is parles cstcriorus del caballo, si bipn solacoii ia pref^ion necesaria á la infeligencra de un buen glnete ,• que es lo que nos proponemos formar con estas lecciones.

CABE/A.,

La cabeza.—Debe ser soca, su piel lina y de'g.da, sus vasos .sanguíneos aparentes, su volumen propor­cionado al tronco del animal, debicml'-v iweferirse que sea algún tanto menor i un tercio de aqu< l: s i c s grue­sa se ll.ima cabeza carnosa; «i ad-más tieJiQ la piel espe­sa y abulta<ía por la parte inferior, se. dice caliesaem-pastaila; ambas tienen i-l íjefeclo de Jmccirfe pes»das i la acción de la brida; cuando es larga y lerjniíia mi»y d«Jga-da, se nombra cabeza de Uch»tsa}h)Cfi\)eii pequeña, li­gera y algo acliaiada; os decir, perfectswente planí y.que 'lamaremos chata, es la mas agradable ü la vista, y prefe­rible por sus condicioñ>'8 i la aeameraddf (\w ts la que

'tiene \i ternilla algo convexa hicia fuera^ Li verfla-dera posición de la cabeza, embridado el ca}jttll<>, es la perpendicular al tronco del cuerpo; si se separa hacia aidc-

• - ^ - ,. ' ante, se (Jico qu? el cali.iHo desjmpo: ó tieiide la nar.i>,al.

Viento; y si se separa hacia atf ás, (¡uc encapota á qrma contra el ginete; cu.indu el qaballo meiiea lacajj^za <lc§ir-riba & bajo, defecto produciiio por la mala inauo dé! gi­nete, se dice picotear; y caando con este movimiento de la cal>cza acompaúa lus de las-estremidudes anieriorefli se llama al caballo cojo de la cabeza.

Las orejas del)cii ser también proporcionadafi, y eHaiir do sus maviniiontps son vivos, constibtyen laque fo lUma. buena vela; si son largas, delgadas y tendidas liá<'ia atrás^ se nombrante ít'e&re) si gruesas, ycaidas iiácia fueriijile burra ó áe muía; sí colocadas liorizontalinenle, de ce» do; y si caldas algur» lauto )i4ci* abajo, j/acAo.

Los movimientos de la» orejas del «aballo deben ser cons.' Untemeiite observados con atención por el giiKitc, pu^ por ellos puedo siempre, conocer la intención dclanioaal; caando las tira hacia adelante y las lleva eii esta puVigion -Con ri iidez, detcujendo ai iiiisuio tiem|>o y por grados el compás (le la. marcba, dá á conocer que receU de algu n objeto ó ruido para él cstraño; si las.encojeaproximán-dolas al cuello, que se llama guiñar ¡as orejas, dá i co­nocer que quiere morder, cocear ó derenilfr<e contra el poder ,del,ginM«; en.amhoü casos debe osle prevenirlo y tratar de,palmarlo; cuando el movimiento iU> ambas ofejiíSi ^alternativo de atrás adelante, se dice oreja incierta ó »n5úte((i,.,oaoviniteiito que preceilo regularmente «l.roi! cejrtmiento. ,

Los o;os flebon ser grandes, vivos, brillantes, y i llur de cara coa un mirar Ool»!»! yscguro; caaodn.en sa|;lo-ÍM» se descubre mas blanco de lo regular, se dice que el <Uimiii)í, ieiie loso/o» fieros é traidores; si on vez de aer

— 6 —

esw phrté blanca, viene á ser aíúlada (5 vérdótá, ojo zar~ co; los ojos grandes y abultados séttanfan ¿jos sa/ío-«eij'y lóii'íiéqueños yhandfdbs byfeí ííecocRiho. '

•••/ • c u e L L 9 . . •, ,

Su configoracíoo «onttíbuyé may esencialmente á la gallardía y buen aire del animal, puesto que de ella d«-pmde también te osas ó menos p*rffecta colocación de la 6«b«Üa! su largo debe ser propóíclona'dii, formando el borde superior un are» desdé la crni hasta la nuca, y que gradtíirifiieitte disminuya de volumen y gruéM hasta sa in^erciou en las fouCeSj en éííiyo casóse Wama cúetlo dt pichón; si eslé arco' ej rtias prohnriciado en su trazado, y el volúmeii' y graéso ha disminnido mas nótableinente c« él puttW^lfe'stílrtseícibílV se llama cuéííídeeisne;' sí d are*, por el ttíntrartó, feslS déácritb por el bord* inferior, es (¡tíéllo aír(*e.?;"y Cdabdo eh el arranque tíel cüálo'se nota cicrlo liüiidimientu, sollama hachazo; si'élbonle superior es aboltadfv y grueso, se llamii galillo, y gato Wttcidó TOandtf'fcáe hacía lirio délos la/dbs.' '"^ ' " '

. . ' ^ .„ ..... .CUERPO., . . , ^

La ertís.—Elíer esln aUn y prominente h»de que «I oabaWo ncá sito da wgufas; y eutfndo baja y carnosa, tójrV de agujas^ tatito mi>jbr,i;uaiito mas se aproxima sil Con-fomiacioA á la!primera y se separn de la segunda; pues tanto mas suelto y libre será el movimiento de Ins e i -pafalaB,-qaeiealaiprineipal condición deest íWi" '

ü«»íí».-i4<]uaMdo es demasiado Toluroínoso se Da­ma «oíáo ó de vaca; si muy recogido, vientre de galg& &wrtntangado] al primero acompaña tambüen'fegoláíi

meóle el ÍÍ^Í&ÍKQút\ hijar trasijí^dQ, qmes cuando foi-raa este un huiidiimeolaiBiis ó menos,prpfuadp: los mo-vimienios acoiftp9a*tdo5 y loijtiís dol.hijac; denotan el buen estado de wl«4del aniraaL .•

Dorso.—Dek»e ser redondeado.ygegttido desde su orí-gen á su termiíiacioni .si «oinedio: de .su «steniwon pre­senta unaconoavidfid hacía,lo interior, se dico e«siUa-do] y cuando eS;piirel coníraíiQj,,acoTO«ííado; si el dorso fuese demagiado isr^ojiaciaserio al caballo, y por consa-cucncia de poca fatiga y seaistencia.

Los riñone*.—^Deben ;sep,íobu8los, anchos, cortos.y flexibles, y la gn»paiq«e,p*ecisamealese,halla detrás do estos, ancha y arradondefidít; si .egdemasiado alln ó sa-

1 iente, se dice que el caballo es alto de palomilla; si estre-<ha, y por consecufoci* poco redondeadla, gejlama cor­tante 6 de.muía; ú de poca e&lension.y c<vida hacia atrás, grupa derribada^ vJ'''i ••• '" i .: • • -i'-.-.

.4t>ca«.iTr-Safiainforinacion<4ebe ftooi^paaar á la de Ja grupa, y por consiguiente también ser anchas y redour-deadas; si sus huesos están eleviidos, ^oliauía al. caballo an9ui6oyifno;«iestret}hPS^9!>eQ'P)iQta bacía la oo|a, almen­drado; si caidat gmdtartibadom qua^^p.^ina da las dos nías b>i» qiie la(Otf a,iwnaHf{9i;)a grupa redotida^in^uir-i-idondoies la inejoíiiynaas agradable., i .

liB ooia ysu m»sVo .pueden, ss^un. su conriguracioa, afear ma^ómonos la.¡vista dol-animal; p r o 3us.Alefec<(9» carecenée.triaoe«kQCÍa.< .>• •,. . ;. ,. ,;

Las principíllés beftóifls y cWeet'ós de lEÍstís consisten ea lo que ilauamos aplomos,^ son: aquella perfecta, di-

— 8 — reccion de sus remos, que contribuye á la carga por igual en ellos del volúmesn del cuerpo, y al apoyo seguro é igual del cascrten toda su circunferencia.

La completa perfectibilidad de estos aplomos, tal cual la quieren suponer matémftlicaraénte por medio del tra­zado de verticales, es una quimera que creemos imposi­ble de encontrar reunida en ningún caballo, ni por tanto indispensable pira su segufitlad y conservación, siempre que la defectuosidad no toque en d estremo ó paesto de ser marcadamente notable: asi, nuestra opinión es, que la buena caída délos aplomos debe conocerse- á la sim­ple vista; y puesto que el mismo nombre dice cómo debe ser, tratar de encoíilrarla lo mas aproximada á la na­tural y verdadera.

Si tiene atrasadas, respecto' á-sa natural aplomo, Is» eslreraidades anteriores, <5 debe conecéíse á la sim ile vista, ó lan nimio debe ser el defecto que pueda despre­ciarse sin consecuencia algUrtii; en eí primer caso se dice qfiie el animal es rémeWdO ííft ios irtvíiwjí;: «y comor el peso gravitará probablemente más «obre-la punía del cslsca, iopino; si las tiene adelantadas hastr hacer'que el peso •"gfavile mas sobre el taloh ^ sé llUma jwweSo; citando la . punta doroaseo se dirige háciífdeníroviluydTiqio procede de las rodillas, izquierdóyfsl héeia'.fueraiiesíwadt)) si la r-odilla-se ádela»la, có>'t»o; y^seatpaíBjitmwooryo; silos coipvéjónes eSlArt gaiiehles, «e>llaraan aoodados; y.si por el contrario, recto de corvejonesv'ú manea, *1 animal (íssawcajoso; y si sesep if Uií ppusi do, hueco de piernas. ,,;, . ,$1JI-—mpa,pj ,com^iüfi,ih EtD\o. . , , ' A'^uellaparte del cabalh)út[«e la naluralézi ha seila-

tado una marcha constante yaniformé, r*latiT»niente á la edad, ha sido la escogida por la ciencia para el cono-cimiein»dé aquella;; son, pues, los dienles los qae nos suministran datos'mas infalibles, • '

Estos se dÍTiden éa incisivos, colmillos'y muelas; pefo <J« ios primeros y segundosicatarernos solamente por ser ellos solos los necesarios al fin q u i n o s proponemos.

Los ínctsivoj son tlooc; seisenla roandibii>la anterior ó'soperior, y seis en la'posterior d inferíorí se dividpn-en pinzaíópalas, medianos 6 inmediatos y esírcmos;Us primeras que salen son las jtalas; siguen los medianosiY por último, los estremos.

!Lo8 potros nacen por lo regular con las CRatro patos, y sino las echaa por loeomun álos quince ó veieniodia8{ de seis semanas á dos meses salen los mediarMSiy decua­tro á cinco mesesí los «str(»no¡s; al !>ño4esap!ai;ece. lo qu» ae llama negiuUa (bundimiento ó caliidacieaija cara : sur perior, llamada corona), y se dice rasar; al ^5,0;y,rnedio la de los meilianos; á los dos años la de los estreñios,. De dos años y medio á tres caen las palas de leche y son reemplazadas porlá'i iifcvmdrtéYlles; 'ofe tres y medio á cua­tro lusmediano?, y deetíalTO ymeUio iiiempelíMitati»-mos; en este caso'yael sniiniahtoinaeüiMiDbre decaballioL-AUo cinco añosiosostrémosooihatÍBaiHdo mR^>qus por^ui bóMB esCernb; IbsoolméHoB'no'HaftSalidoí ann<Mitodo!y' tiettew'la pdniafliíujJagada. A Ha seis añoi¡«jibaíde l^dalaV l«üi estvemosij'estfin rasas i|»3patog:de<ia rnahéfbu ' hí^f''Sí'*'»^';l8s colrtiillos líau'gaHdO'deíítijttó, y>;la««fh" náladüifa lnterftáq(teílBnéricsmuyiiroSnn*Í9V*(i» bordes: ^ohantes. A loe siete añbs^estáa raso»'loa hiediaaof^ta-t dos los dientes van tomando un color amarillento; el (ttm

— 1 0 : —

guio estomovAel dienteiestremo do la nosAdíbuIa Biite" fiorfofma una eminencia pnn6ibguda<iUB « llama goví-t ían; 4»!pantadelcolrrHllb empieZBá poftaríie alg» obtusa y & desgnstarse incurlantívhteide sas Iwrdés. A los ocho aftos han rasaiío ios estremos; todos ios incisivos de étta ittandibuía»8lái) iguales; aumenta d-xoloraaiartílentoí lapxíTila delcoimillo'íínpiteM á-redondearse^y-síiacaiíá" ladara á sw iWnnoK Oe mwve á diez años rwan las pln-lasdelaniandHiula anterior;'d®di*z á once ios media-nws; á los dttce los esltemos, á cuya edad i(»8 coitniHos es^ tan redondos«iíi acanaladura, los dicnles'aniaríilos y mas largos.

Las reglas dadas son las maS'íjenefales; pero no pueide-asé^uráf^e Sean- dü'todo'punto' invtiri»btéR;' >debiendo tenerle en coenlá «jue los ehaianes de mal* fé (qije son los ítias) Sueleo desfigurar las dentaduras tirfiándotas ó va­liéndose rtc'ol'ros recursiis; sin frmtiargo, nó pncdeií pasar desapercibidos si se bbserta con detéticioii y algún tanta d é ' p f S r t i i í á ' ' • ' • ' • ' • ' • ' " " ' • ^ " • ' • " • ' • - • • • = • • • ' • : • •

^ . , . ^ j . .; ^ ' ,' $'. llji.—CA^^S Ó PELOS. '/,. ']_ • , , _

ííitt-pieli 6 pelaje es loque se llama copa ¡yr^ aunque el^«oidc^á<j«stá^iiedn varían de fuerza sogun Us esiacior OMV 1(|cdaéijf! taisIJhtddol «nimal'^i'nunca «s <§rñQile 1» djfet«iicíKcuandoiél fuodOiijeaol'.ál'liai^dD bitu^^sifliúriH oldoi daagraoiaéimente fcl etfkírilUH8J6te{náUcQíl>«hilVH tcodfittdft Hnaí#>ttB confuaion etiesia .iioiqe()cl«|uii,-a< ^a oapa^f que debiera isaDlQ-miá senoilla: posibl«< «i«(4o. purí fieientá eiiio^,-el «toí»», cltofío y¡el:«(i{í»o papae»-prestrtodM ks deaoRiiDteionea,< scgua vamo» 4 haQer,

esli-etnldailps negftis-; un adjetivo designa el vonladern Hiatiz b«yo; ogídeoimos tai/O dorada (queastmejuálitot lor del ol-o); tot/O éertüo (que a*p,i««ja-»l «olor d« esta fnnt)y bái/o etóro',éíJ!/o oscuro',"*"-**•'"» i ^ y * ' ' ^ dado cuando tiene lunares del misma pulo» , : ••

Alasan.-^Caénáo A la capa morena oscura Se' reurten crines que no son'nngras, forma ua matiz la ;capa<iué llamamos oiazan; sf'lacrln.es blanta,- ío designa el DM* tiz de 1» c; )» miarfiflnéd piH de vacai . /

El ak/MH (fue lífrH á negro se llama tostado; Ioivano flavo ó cerbuno cuando es amarillento; ÍOCTSwooseufo cuando negfíizeo»; piiíl d«;r(rta.(coíor de esta-animal)'*»!-tre claro y osruro con las ostreniidadés negras.

La capa fcafc 6levhe (matiz intermedio enire umañilo» y blanco) se designa con esto adjetií'O enawdo las crines-son blancas ó del color del fondo de la capa;'i'íafteíti'. canriJd las erihís y tas Cstremiditcíes'séffíi tiég*)*; y -si existe luia raya! negra por toda la espina dors»!, Se llama' rayadernulo. ' . ' ' ' : '• '• "''

Tordo.—Hay maé diversidad de matices! en la capa torda qófi en la alaziiil, pero se las diferehctó deláfriiisrtiá' manera: (orfío 6¡'on(!o (cuundo'todá liicapa y las estrtmi^' dsdes sotí orilítiariainente tdnncas); foríío ^ñiarm, nfc-ffro á de /líírro ó estornino (cuando es oscuro); aff^aifo (sembrarlo do manchas); jaspctido (coiiro tus venns 'riel' jaspe)jdírwcfeado (salpicado como e pescado); (éeftrai (cuando enlaspierhas y en les antebrazos exist-eir mun-' chas parecidas S las que eubrflilá la cebk-a) ; afiiómñó' (cuando la-capa lleva rasgos negros acá y aWá, irregüla'^' rts, coni»fie61i6s cort nít liüOn^de íeSia chrbohüíadá'.) '

— 12 :->.. fintre los matices tordas «e CHentan aun todas las n-

ñeáidea áo (J)cr&4'flor de albérchigo,q\¡o es, una mezcla pálida de moreno y blanco; si á esta mezcla se juntan machas pelos negros^ la capa toma el nombre de rod*^ do t5»noso; cuando este color domina, las eslremidadea son siempre negras.

El nombro especial de.rubiaaiio es siificienlc p;ira de-ñgnar un cierto número de pelos blancos, que no son tantos que impidan distinguir el fondo. .

Negro.—El matiz mas pronunciado se llama hito cuando es bien oscuro; ma2íer7(({o cuando es sucio, de nn aspecto bermejizo. .

La capa baya ú alaaan , y que por bajo del vienire es sumamente .piiida,«e llama , además de la designa-cictn del matiz, uienlr$ de cierva óAavado-, esta última espresion se emplea indistintamente para todas las par-. tes del cuerpo. . Se añade el epíteto de jío á las designaciones prece­

dentes cuando están á porciones rnas ó rnenos grandes, imitando poco mas ó menos al plumaje de la picaza.

Las señas particulares consisleij en marcas ó estre­llas blancas en la cabeza, estreraidades blancas,. luna.res blancos acciilentules, cicatrices indelebles; en una pala-r bra, todo lo<\m constituye un medio de distinguir y re-coiiocer.al caballo. Cuando en la frente se notan unp$ pelos blancos, se dice peios blancos pt la frente; si la presentación de estos es en forma de un circ;ulo peqi e-fio, se, llama cstre//a; si, el diámetro es mayov, lufer.Q; cuando de Ja estrella ó lucero se corre una raya blanca hasta la mitad de los hollares, se llama ettrfillaó lucero corrido; cuando no exista laeslrelia ni eliucero.y si sola

— 13 -la raya de pelo blanco, ooríia» corn'tío; y cardo si esla raya se esliende hacia uno de los lados de la cara; si entre los hollares hubiese una mancha de pelo blanco, lunar entre los hollares') ú esla mancha la tupiese en los labios, 6e6e core el wUerior (j,posterior; y si se halla en ^os úos, bebe en Iflanco.

Calzctdo.se dice cuando la parle inferior de Jas estre-midades de la corona so halla rodeada por una super-ficiei blancHque Ue{?ahasta el njeDiidíIío;,y «i es solo al re­dedor de la corona, ealsado muy bajo; cuando sube del inei)udillo,-coÍ3adoaí{o; y si liega, basta la rodilla ó cor­vejón, calzado muy alto; si en la corona se presentan ea ol blanco manchas del color déla capa, se á\ce armiña­do; y si es calzado de las cuatro estremidadcs, cuatralbo.

Cí^esa de moro indica' el color oscuro de la cabesa^ cuando el resto de la capaes de un fondo claro. Cerca de la cerviz, en una de las tablas del cuello, se presenta ea algunos caballos un remolino que se llama espada

•romana; y si es en las dos se dice espada romana y llaga: cuando estos remolinos ocupan las partes latera­les ó inferiores de la cabidad del pecho, detrás del codo, fleehas; cuando se mauiQesta^una cabidad sin cicatriz en ¡a parte inferior del cuello, ea la laloral de este, ó en el brazo ó muslo, se nombra lanzada. ,

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CAPITULO 11. Compra il«1 caballo y modo «le ti'azai' sn]rc»rua.

S. IV.-i-COllPRA.

'Cuantas precauciones aquí espongainos y cuantas me­didas eiieoitiendemos se adopten y lcnf;án présenlos para el modo de ajustar y comprar un caballo ho'set-án so-bradiis, yii pnr'Iss innartteraWes conlirtjeticias, ya por la mala fé con que en muchas ocaslóftw se procede en ta­les Ciisos; ni'aun las noticias que atntsto&amenlé pu«dau tcticrse deiwn dispensar al comprador 'de convénoersw^ por si propio y palpablemente; eii 10 que palpable sea, dp lus mas piíquefios dctaUeisv • '

El piiin.'r examen debo haéersc en k caballeriza; don-detnuy i'i menudo snelert'descubrirse defectos que fuera suelen pasar desapercibidos; ün examen primeramente miiiuniüso y reflexivo del conjunto y detalles de las for-luiis, de la alzada y estructura del animal; concluido desalario y separarlo diil pesebre para- reconucer la vis­ta', observando, para convoncersédesusanirlad, si la pupila dilalarta en la osouridad, va estrechándose á me­dida que se aproxima á la clara lo'¿ d«l dru, pasando en seguida á ejecutar algunos pequeños visajes con la ma­no delaulH de los ojos del animal,'punsio que hay lo que Uamainisgota sercíia, que no impide á la pupila estar sujeta á las mismas csoitaciones que ea íu estado nor­mal : se procede después á examinar la edad y aplomos, asegur/uidose que no cargue sobre una de las estremi-dades mis que sobre otra; y ante todo, impidiendo al veudedor que no solo no castigue, sino que siquiera toque al animal. Concluido este examen silencioso y

_^1S — á i>ié firme, entra el ie- los aires y tnovimíentors.

Bl primero eíél pasó; en éste aW los ttkiTimfenítns de­ben- ssr iguales • y aplomados.- Para convencerse d« q^ei el íabíflo tiéné precisión y vívacitííd; Se le hace' partir désMe-pié firmé a! trate,'ftá'ndóle'ttWfaerto gtítpetté'látigo'.'' en 'tat Caso débe'"'fcdriseguír<e que el ariirrt'aí/cojíifo üh poco largó,"llevé általa cabeM,'firme la grupa siii rfié-cerla; las estremidadés pij^terihres híí iH'itiisrn-.i línea (jue las áiitetíores; es dtícir, ciiliiérttis cstaii por aqnrftss inV-radb elca'batfo por dfitrás, y ariuellá^ por'estás mi­rado dé frente. Las batidas ó el gófpe (jüe ' dé. altér-nativanlfenléc'ri'clSáélo al sentar cada dos de sus estre-' mlllades cnn ma4 friftéiíos rapidez,' 'deberi ser uriifiyr- ' mes, iguales, secas y con fuerza. Las espaldas debefi disfrutai" dn Una'gran libertad', con ló que' creemo^yár' á entender que los ttiovimietitos sean' de'u'ña' esfetisibii" suficiente para que el antebrazo en lá marcba áe'aproTíl-méiñ'as'5 la horlzcíntar'qüe á la vei'tical. El eiáilieW' do esta parte de las cstreliidales es eíescolttf de aqnc-' líos hombres que carecen tlé es ttliliós especiates;' viendo-' se todos los dias á mufhus presumidos inteligentes córtr-' pfar c.AhaWw fños'ñe esjihldas'f i\3ñ ism'tatiijhdó^i' y comn'este peligroso defecto disminuye Vi ihlótíiPiíte ciírt "n ejercicio momíínláTieo, no diíbci nuiíca permitirse Ira-' '>6iar' ál aniinal antes dé éjwmfnarlo. '-•:''•' •': • ' ' •

lísfetisádo es qué hablertMJS de liiScIahdictlWónes; ITOCÍ" trtdtis ellas son triaré rii'ííos'risii'dM; sin etttbai'j!¡0,' ^ri-ciso'es no'omitifün-examen especial delVis'í'iVflíllas para ertrtTebtersei'que no-existe ninguna especie dé'Witnoi^htféí'i stíst) ( Vé éfnbarb'cciv'él tíaovimleftto dé su» ártit'oliidotíeá.'

Convencidos ya de cuanto concierne al caballo éil slí'

— le — acción hacia adelante, hacia airas, á derecha é izquier­da, se hace» levantar las .cuatro estrcmidades, se le gol­pea Ji^cameate la i^erradura con un martillo, y en-se-guida se le hace montar por un boialiro.de la confianza del comprador, y que ¡ ejecute aqueiloS: móvinaientos de que quiera epavtjncerse con mas seguridad, y que.no han podido, hacerse durante el ejercicio á mano, . Vuelto el caballo 4 la caballeriza, se le hace dar ce­

bada para ver si come bien sin la presencia del veti-dedor, y sino tiene contraída .alguna mala costumbre, coDio tiro ú otra semejante; se aproxínva di,él para ase­gurarse que no rauerde^ ni cocea; y úllímamente, si cabe alguna duda sobre la existencia de alga» vicio ó defecto, no. se comprpt siuo con, una garantía convencional por escrito, que estipule la-condicion de no haber un segu-rp convencimiento, y depoderse rescindir del contrato en caso de notarse después.

Cuanto hemos espuesto no pasa,de ser un rápido exá-menefl conjunto, pero sunaai»etttc necesario,.para pene­trar, con uu golpe de yisla y asegurarse deque el caballo tiene, alma y sustaneia, lo que no siempre se aprende con el examen analítico de las formas, de la .edad,'de la vista, de los vicios y resabips, etc. ele,, y con el cual también se.incurre en graves errores pior IQS, sabios teó­ricos, que llegan á olvidar la imperfección del conjunto ejStasjados con las pretendidas perfecciones de los detalles.

.Concluiremos recomendando al comprador guarde pro­fundo silencip.no baga manifestación alguna de las. im­presiones, que recibe; en fin,qu&tonga los ojosabiertos sobre el caballo, y las prejas cei'radas al charlatanismo del chalan. ,

— 17 — J.V,—;BESESA..

Tenemos ya los datos suficientes para poder formar la reseña de ua caballo ó .examinar la que tenga foraiadaí

Reseña.—Ks la descripción exacta y precisa del cste-rior del cabal!» respeetffá su sexo, capie, señas particu­lares, edad y talla: la mejor reseña es siempre la que dá con facilidad á conocer al animal de modo que no pueda confundirse con otro alguno: para mayoi-cluridad varaos; á presentar aquí cuatro ejemplos de reseñas, dos simples y dos compuestos.

Primer ejemplo: {reseña simple.) 9 mayo i830 .~ Alazán dorado; pieJ.de vaca-, bebe en Manco; cuatralbo; otilado alto; »añosi 7 cuartas • dedos. .

Segundo ejemplo: (reseña simple.) 2 abril t8S7.—Ba­yo cereza; zarco; 4 años;' 7 cuartas 5 dedos.

Tercer ejemplo : (reseña compuerta.) 29 junio 1845. —Gapon; colín; propio para silla; negro bito; ojo trai­dor; lucero corrido; calzado bajo del jzjfuierdo; armi­ñado del derecho; espada romana en la tabla izquierda; cicatriz vertical al lado derechodo la ciuzv mancbas blori-eas accidentales en lo» costillas del mlÉmolado; 8 años; 7 cuartas dfjedos. - ¿^

Cuarto ejemplo.' {reseña oompuesla.)'nmstzó i 830. —Tordo blanco; propi0 para tiro; ligero; atruchado en lasespaldas, en la grupa y en las nalgas; rayado perpen-dicularmento de blanco en el «asco de, la mano izqulep-^ da; cicatriz en el carrillo izquierdot .á coo«cuenoia de una llaga antigua; un sobrehueso en la rodilla izquierda, sumamente: gordo (esUtólima observación solo se em­plea en contestación judiciaO^ cerfadof43 4 i4 años; 7 cuarta» H dedos. i s

CAPITULO Ilf.

CitldaiMB y «ntr*tealmt«ati>s<doI éákh'*ll*«a!a*(adi <.

Si VI.—ALIÍfKNTACIOS'T BR8B)»K. - i • ' : 1

La cefai'.day la paja-son los aUraentosning eomüneíen España parael calsallo desiHa!'suelen:lainJ»>ew9ér»(Pj:y> mi el estraríjero camo mas usualesv )i«oon mwyoí•imKitio'. según la clase de cullivos, el trigo, la avena», el eeuteho' y el'inn}/.;'y «n ciertas épocas, ySeguala&provincias, las liabais^y gairoiis, la harina de icebadaj-elialvado; la misma alimentación sirve para Jos caballos! dé: tiro,-debiendo:|>reftiB(rso para'estos.lapriméca, siempraqae sea posible, ó esoojiendo enlríkis.deni'is la demás fuer-' toy «ánanutrlcion^ atondicndoásu fati^' mas penosiy esforzada.: ,,>•:. •;;; - .•, ••••••.i - ' • • ' ,•.'/'.'-

La cebada debe ser un granel! ama;riilo péMo , rms< grueso y «pesado que el .dei'ia «veqifi} coieítpactia, llena'ly relucicnle', üosechadu de algun.tletfipó,: parque lashiievá suele 'producir icólioos, iodiiSBstfanesii vértiposé iiiílar-raaciones, desechándose la que se hallehutnfldícidaj.biea ' por las ¿luvias; bien puria eii|)ectilaoipn>á«>la«'pr<>T<sd)o-res. La riwiioii diaria.debeconsislircpoco inasió nwiihs, se^um sca^tambieoel v>aiéí(nen/del anima ly «n «eie<miivy> mediq, y este sañéieiHefata k nutrieion deloaballó de sifta; rtfvirtiiíiidose esta rtitíidn- en lf*8'piensos de á ttie-dio celemim, tfíWHbiiié*: «1 pMmeto étilt» aéi»yiíiBté dS' la miuranaí á medid áía ei segundo, y «í«Itttótíieiiwr-ocíio y.íiu'efefáy4'fl<«íhe. ' • ' •••..-*>'".)•. •! . ••;

La avena suele darse como alimentación! ifa!M'lk»}ft'íí

los caballgis euferpips. á<Je^egaJii)i,ppmi1elie.cot)seryar^ se se^wu íB si^ga;r.'pairíi.eer, buena, debfn «er ,si^ granos iguAles, liags, ,l^íiHai)to, wi cascarilla; 4e cfli;teza4el-gaday Llanowi-pQr.,díO.;l,rpi; gruespsj pesa<ÍQ.»,,;y que no

Citen sefjos-, ,• , •:;.:•': •• • ' i' •' ' " Centeno.-Eñ mas nutritivo que los granos,iw?cedenr

les;,. e(iQ!i?iado paralar lo solo á los caballos; y caso de usa¿lo alguna vez, lar cantidad no deberá esceder de,.cuaT Ivft Mineo cua r t i l l o s . . , . : • ; -..Trigo.-r-^ surasmeplp nutrílivo:,«onviene á los ca­

ballos Ba,dres jduranle la monta y. á Ips animales jóvenes muy (leqai4p3,.c<)ir)o,lambieti, á;,las,.yaguas destinadas a la üítprodMccioní su ración Vlebe.fler díí irfls cuarüUo» á celemin, y.siempre será buenc».remojarlo antes de d a r l o . • ' • .

.Moíai-vEs, mas: á pripósjto para. nutrir,y producir carne qae para escilar y dar fuerza para el trabaÍQ. En, C^o de u-saplo deberá ser en Ja «lisifla CJinlidad qw?', la

cebada. . 1 ,.• ' • • r 1 .í^as deiTl*» semillas, ,aorao las habas,^ garrutas^ m pa- •

latlí»,y'U^,ai*%lwvias.;lí^.hamia de.fJBbada ,S'i!|,|ialv?do, sirven y deben empl^rs9p3ra„:vaciar,J0S:aü«peHía^. <!B caá? necesariíii,íiiílpn,ttarft})¡pn díir,ss¡<;pP(w.l«nefeip. en

mas ó í effo» jíí/ítidiWps;;; P' F'» e"'""**^'" QfiftfiWlPin» puedBídmwí #1 cnl *l,la,iflejM MnsNff. .«iwntlo; se • ««• (f ll 5 t i(lee£| ap v,%u , Bl. WneAtO, 4? raclqn.dfi, e^adíi, p.UfU.cis f)fiíi>á?.,íiif;<ile ó,itenipMtf< ,le,prpfI^c9n, amr-fC»oii á« huwoi y? j,eiff«ined^eí,<iií,«;at!^Qafi.p!Íp(áP'í''^*'**

l0fl-,^gai),04,(lígp8tÍ¥,?S7 4J!?,;Bl«l-'!.- i'^' ' ••="'','•'i ;

qué debcasccpdw.fsla, según Ifi e»B«?fp, diíPiflQ» en ge:í

líeral: que debe scrpíopoíciijínada á su alzsítla,i su apetito natural, piro Sobre lodoálsülrabajei; y la regularidad do sn distribución en tres ijiensós, contribuye ál entreteni­miento del cabailo. LW^^escésivafneiite nutridos estin es* puestos al asma, á los lamparones y á otra infinidad de cnfsrmcdaclés'.

La paja, que mas coraanmentií deberá ser délrtgó y quebrantada, puede darácsin sujeción, pero en frécufeti-tes periodos y'pequeñas porciones'^ para qué rttt'se ca'-líente ert el pesebre y el éübaltoi Ja repu'gne: la de ccbída es mas sabfosa' y nutfitiVa; pero corito menos abundarite, se emplea sblo pa r'a los caballos dé regato y para los enferttíos •.'ana y oirá están cspuéstas á alté-raciones que la* désníéjot'en y' hasta hagaií nftciVas , ya por mala fé de los pfovecdores, ya por inllamaeiones atmosféricas; dcbtín, pues, examinai-sé =y desfecharse en ésU caso ' • ^ ' ' • • • • • • • ' • ••• ->••'••. :•

ffCTib.—Eri Espr.ña fes poco usado;, no Siendo en algu­nas provincias, como Galicia, Santander y altas /itonta-flasidék]átalitfia;peroeh el isstMhjétó loes tótíchbfhíis: sus'cüafídSdés y aplicación'tiüfritíva^pioédencoristdc-^ farsíi muysemejairtffsS las'de lá'(»a'jSr'' s; •!•'• ' : ^ ' -' MSU'*.it-Demasiadb Wesca' püfeaé'tJéíiSióttár "éSlíéos 'jT alin ihlTBttlüeiáriés ¿ti' el' tubo dig«SI,Hi'i M los fuciles ca-iDíes deleslioi'es úKV'rrteüitíiíílá'üfecÜanflti c* ciiüíidO'é«6üt Mh' vérabdteMbaeté '6 üiit 'riífnifeha"íe' 'gdtás'dfe'Scfíó' íüliFftrlfeó'.''Ef á^H'ae'ttíétlté'éS' riiáSáfc'Atf-diS^íítb í t íklé^ íoáí''dél•'éaüb;'% i pa'WB'lT6%lá;,•afeSpüfe8''dló'd^ ^ ^ lamas pura, y conviene'sléníípre '(fuá'tiií^tón^á'iWtíchy tiehíjío. BlajfüáefriWantíotídiíhttfilia't'óníítíluyeiltiabe-I5i«u'eiéí!ltíilt^'y áii«llfdsSÍ litiM y'-i^rt«i*S;'"" "'^'"' "''>'

— 2 t —••

$. VII.—LIMPIEZA. : .

Gs inclispensable la limpieza por lo menos una Tez al di»., Y esin^ratta: no es suñcieale quitar por cnciflia el polvo ó barro que tenga el peIo;«s necesario que la al-* iDohaza y la bruza limpien perfectamente la piel; la laa aleve únicamente, .para arranc^ir el polvo y ^a sa de la traspiración que la alniohaza ha despegado.- para lifnpiac Lien un caballo, primeramente se pasa con ligereza la almohaza sobretodo el cuerpo, desde la' grapa bástalas orejaBj al redopelo, sin tocará la cabeza ni á las pier-* Das, aacutliéndiola de vez «o. cuando contra una piodr^ para que despida la suciedad que haya recojido;«n ae-guida con la lúa, ó con un inandll, se restriega ó sacude para ¡icabar de hacer saltar la grasa ó polvo; se toma se­guidamente la^.braza, pasándola una Vez al contrapeiof y otraial pele (estregindola de TéZí«n ounndo coiitca laal^ mohazapara limpiarla), con lo que quedará perfectamente lustrosa la. piel; CQ seguida se pasará & limpiarsconel mismo mandil lacabeza; crines, cola! y piernas^ temiendo especial euidadoíde ir entresacando deláéérinés^y cotailK caspa y polvo queeniellJié so iritrbduccy'separando •"vma por una toda» sus»cftida8,\con lo qu»conseguirá su roei }atl¡»lpr(íz*SibfcllaJíÍBta. ' • í!-: : .:; . ! ;• > / iv»La,6osUjmttre'^«o tiemettloscíiad»» de (ararlas pisr-i IM0 poriantsrEioi) cuando eátáiisafpieada^ d«lodo; es

. perjudicialst/porqueBlibarnj se adliieí'e é la-püeliy; ftene' fi causar inmeilialaméate» erapoioneí áe dlfeirehWSi -éltl'í' «es: Oaai d» la:temperatura ié la atmósfera:permHh«ita «speoia dei pcdiluliá» t solo debe ser cnipleüdo ide^UBS

de que estas parles han sido ya bien limpias y exarai-nadasámano. \ •.;' - l i ' *

UltimameiUe, se concluye de limpiar con una esponja 6 eidiandilhúm«doi lakngUxi, lo«>ó]a&,la8 iiaviQC8,Ua pieV de I t verga y el a;H<i, pasiíBiiole tamiiten pop las crí' nes yiraaslo de. la cola^Hiaíolaíida. á vec^s^ un' poowdci »«oiUíi áuelert lambían eaiptcaraejlo* peines, peto^ae ha* oesita tnuchísun&dtidadaipara no acrmc&r coa ellos'las cerdas, y. de ealo oaidado caíecen regularmentei los crkdo8.,i- •- • ••'•• - •'.-' . ' u. i • .• ' - lias fíicqioiies con una bayeiá empopada en «^uari-dient^t! «li los iriñoues y piernaB.^oQ pcovecliosBiide'Uein' po en tiempo; al caballo de silla, sobj-c todo cuandtrhaya corrido.-. ;;• . •; ••••, •• v»'''' ''' ''•';••' ' •' •• . ' ).••'•' •• ••: • $v VIll.—HGMIAJE. • • ' ' I-'

üh« gran parte de las enformetiade» y accidenta q w sobrevienen á la» estcemidaíles,' 8o*>: debidos tirn;solo; al moda mski de, herrat ip. N» llega, á ser un inediaqoailbéi'^ t a r el quemo ere» mecesaiíio. saber mucho ipas que uní ifel«r»B«ria«ir.tbdo'lo queoonciemBál arte do herraVi-Ak duefio del otbaUo toca saber eaeojer tínade ios maris^ Gules manoftioialo, vigilarle y obligarle á hacer «1 Werro pttraifdíOáta^i^y «©jcí-áasco-paro dhiermi'' ;-•''•

No es nuestro propósito entraír;>BBidélrtltes^xle J a só i -vessqs ela^e^de^^beccikdiwaspeslo^esiprofío damú-Mmita} ({«> Vet&riMariai oii^<^&ü^Minu)alíde Bqúdt^uiwi]en qtit <som» y^iUevafn0S'.dicllbt, sola indieaiqi» laili.nnbiQíte* U4f]%ariae^aiU4i>hom&f«<íeáaa6aUa^ ' ' :Ki i>. ' ' >.

'La iheeradura debe! sw ligorai,} están «demi'á'pebEecla* mente Rjttíta<iat>!eoQvem«»teiQC«lQ agáiérteada j nb> dei*

_ - 2 3 — mosiado gruesa, ju&ta;por dentro y guarnecida pot ftiefa., por Ja. estremidad posterior, desbordando un poco al casco. Debe disminuir insensiblemente de an-ehura< y etpestu-4esde la punta basta el; talón; <Ie niodo que littciQ su» «stremidades eJ ancho no «ea niasíjue las €o» tercenas partes, y su espesor la mitad del de Ift punta; aplicada calieula al casco para toinAr su medida, soto debe permanecer, algunos segundos. Los aHiéílares para no («tigar s<i& brazas, la pone»'beaba iscda ,,y la dejan permanecer demasiado tiempo para que el ca>co ablandado»por el calor se oorte sin esfuerzo; pero este mal método trae consigo el inconveniente, siuo ele (iue-nuv el pié, al menos de deteriorai' la parte córnea, que cascada se desportilla.

Los oiavos.proporcionados, bien forjados, no dema­siado gruesos^ porque podriau apretar el casco y liacer cojear. .- . ,

Hay ,que tener especial cuidado de no poner'uw ca­balleen Hiarcha inmediatamente despuesíle haberla co­locado,una herradura nueva; debe dejárselo unas v«inte y cuatro horas para que pueda. tenor tiempo de aplo­marse sobre ella ; y si especial y recomendable es este cuidado, no lo os menos el de vigilar que el lierraiíor ó albéiiar no le corte demasiado la ranilla , sin que quera­mos decir c()n oslo que la deje demasiado prominante para espone^la á ser cojida con lá herradura que, á pe­sar de su ligereza, debe' conservar bastante fortaleza papa.no dotóarse. • , .

A fin de convencerse de la imporlancia qué damos y re-omendíímos. para herrar los caballos, bítste solo decir queHle<la,lw«no Bplicacfon y adaptamiento delahoría-

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dura.al casco, depende e{ estado BoiniíiVdü los tqidoR que e« sü bóv«da eiicierFa j yqaé fortnaftito mr, eitlaí* »Í8.saa)8 y nervios destinados al' senlbmeBt»i'CQBSlitu*; yén k nutrición de «IUBIÍ los maribcales creen que puedo impunetnente desgastarse kTaniHa, puesto que james; debe ip'sjar en el swlo; esto es un error gravea afei fuei'e. ¿Para qué seíviria? La naliitalcia nada iniítil ho hecho. ¿Elcabullo salvaje no•deseansa sobre In ra­nilla? jse le desgasttt' acaso? .Lá parte córnea pür' su organización tiende: siempre á cei-fífrse ó reconcont-trarse. en eí centro del pié, y lomaria indadublemente eslít dirección si no fuera mantenida en su posición, ertéü separación por la ranilla y ius brazos. Tampoco debe escofinarse la parte córnea por encima del remache-de los clavos, que deben estar todos á la raisrhft altura; y solo por debajo debe dnree üvt'áijeíto puse de cseiJfiAá, roa la intención únicamente de mayor limpieza. ' • Acabado -de herrar el caballo, es bueno unlai" la parle córnea'con ungüento dé pié, y auH'de Cuándcen cuando conviene hacerlo para conseryar la blandura del caaco: este ungüento de pié se Confecciona del modo sl>-guienle;

Cera virgen 4 onzas. Trementina de Venecia. . 2 id. Sebo de carnero 2 Id. Aceite dé pié de vaca. , ¡; 3 id.

Se pone á cocerá fuego lento, meneándolo liastarquo quede cuajado. • ; ', : i r

IJay otras muchas composiciones, y aun suele usarse simplemente el aceite y la manteca de puerco'; p«ro no

cAosán' otíoerecieqae ^áebh'í' él'cascij 'y pófieVló vi-'

- a ' : > y : . ,\ • , ' h > " . A : i \ i V < • ' ' • • .•• . ' • > ' ' • • • 1- • • • ' • ' • '•

# . IX.-w«ÉcraBi» HumruAE r aftóXdóS K'ECÉSARIOS EN • ! • ! ; . •: <-\^i' '•••• ' • i t i Í R C * * . • • ' ' • ' - " '"" • • , ' '

. 'Lha peglHfe mas'precisast'ú'í'' c*' ^vtm eiitíotenimiento ctel.ani8»al,«oni!olialimeiilo STIMO y de'bdéna carítlna, la ración igual, y distrihtóila' cbh irt'élgfo,'la'lím^ip?a diaria y la manía-puísta en tiempo frió;'tío saisirlo ja­más alragua, CMando Jeslá slidan-do, "í hacerle leber agua-ííBsea cuando 8»»)d;Calíeifrtc'; Vlgifer que la c^bá-, ll*rÍB».oslé sienaprs.iliinpia? la'ícama Sbttndtótóy seca, y' el ronial lo suFicientu l.irgo para que el caballo pueda' cémodamente echarse; lai fftUtt de Hnlpitóa,'y sóLre toílíiide'Un, ¡reposo rep|aFador,soii caiís;is fríjcncnles de g r » - v * B e n f e r m ^ a d e s j •••:•'••' < ; • • • < • ' - : ' " • ' • '••

Cribaí.perfeetameínU la cebad* y fe paja , y ttitóbrár inm (Je vezeii otiand«icoikisa), á razón de üná oriia pót cabaJIo; uaa ó,dos veces al mes unabeblda de iigriaétí blanpo,: aiubaa cosas may xonveméníes' parft'tíxitiiettát el.wenlr«<le6Qcupado.y'pte»enir laa enfermedades itifla-i matorins. , ." 'Nunca exigií al caballo mas futig j que k que se co-

noEca (Hiede sopor lar; debiendo advertir quB m destruc--«ionooasionsdft poritóte motivo procede ihas bien del iBodo,de Alaria que dola verdadera füería en sí deí fra-bajfi; íiuereraas daeiiriquo hnbrS gineté ó'c&rtd'uetór ijüe igual fatiga la liará doWcmeftle sensible al animal ntor-íneaténJole, estnnuláiKltilo sin neccsiiíad, ó empleando ¿o;ptoato é intempestivamente la totalidad dé las fuer-

zás en la ejecución de movimlealos.pwa los <píe sobr»-^ ria la mitad ó una tercera parte; nocivo es tiirabieu el' sumo estado de quietud y apoltronamiento en la caba-Jícriza: en licijipo (le reposo es muy conveniente él ea-ballo un paico diario con iniieluJ y sin alborotarle.

Hasla aquí los cuidados ó el régimen habitual pnra Ist conservación del caballo} y aprovechando todos eUds, anadireinos aquelloü neceHarios é indispensables' paí». cuando liaya de ponerse en tnarciia. '> , . ::.

Debe preceder á k ,parlida un'Uiinucloso reconocí*' midnt,o de todo el caballo y montura, en particular dah herrado, cuidado que debe observarse lodos los diiis an­tes de salir, dur,aute la limpieza y consumo del primer pienso. ,.,..,,,.. ; , ,!,-. . . . . • . i • • '..';• ' Las jornjidas deben ser en proporción á la distancia V'

tiempo de que pueda dit ponerse para recorrerla y ••Me»»-' couiparlidaá y atondien.io sicinjire á na apurar 188íaer--za» del, animal:, el aira ¿que deben hacerse es re^laf-mente al trijtecofto, per« dejaiul» pasar nn» hora al me^ nos después de piejiso para Ibmar este aire, si bien la jornada pucflc cooien/.arse «1 paso inmediatamente deS'- pues do consumido.aquel: el segundo pietise debe com*--' parürse en dos, si es posible hacer otros lautos descHU— SOS, mezilándolo conpaja y djndole para beber, cuando ya el caballo se encuentre sosegado, agua en Waoco,. siempre que se pueda, cuanto mas fat'inosa mejor, pucst? <iuc la parlicuU barliMJsa que conlertea seto jíerá-uu cuerpo iaterpucsto (yie^co'ilEibuirá- á hacer 41 agua> masjigerí) y do mas fácil digestión.- •

Ébnecesario«11 roiwso do un cuarto de hura a lme­nas antes de darle de be^eí ó de corapr, debiendo siera-

— 27 -•pre preceder la bebida al Sfgun^ pienso^ y al de la no­che que será entero' ¿omo'el dé la tiíañaiía: durante este «uarto de hora se ata ei caballo al jiesc^r.e con ^li^jla ca-bezarta.^aitáhdole la brida; se le limpian las eslremida-des, estregándolas con un manojo de psja como también 'T'ivaníeíhtc el sitio ocupado por la pilla, ¿cuyo efeclose "levantaráesta; siépasa ensegqid¡>por todoeire^t0,<}el cjier-1*0, cubriendo este dfispues cop una marjtaflq Java, que rtebérá líevarséá prevención, la. qiie,por Ja noche, p w ^ quitarse, S no ser que fuera esQcsiv.q el frjpdc la abaUjSi-"riza.Eri tiempo de calor sofocante dobcn psfojers? para I?

."jornida'las'hofas iftasfrescas, conio )í)s";j.vif)r.ugad is,,de't' ]an8o''d(ssc¿ns«r al caballo Í»s lioras de ca'or, roas angusr tloso, evitando como llevamos diclio, darle áe,k'-hp'\V^t mediatathente, y sobre todó'y én todo tiempo aguadwuj(i'-

-siado fresca. , . , , , , ;

Débé también cuidarse no moiar a^\ ca|>dllo,pqc.enpiava • do las rodillas, aun en el eslío, y las piernas do? horas al menos Hcspues dé'Ia cojnida; este pedilubio. en estío. fíS: ÍUesde diía Targ'a jornada y S orillas (leí, rio puedes^ útil dé cuando enhenando; pero es príjpifi» gCQarlo pwfíCt ttmienfay piasár en seguMa «' mandile(npapádpenagiiap-

« l í c i f í l e . •••••'

1,1 ..••=' :.\ i -b- ' - ' . iq 'ir,

- í r . i . i i , : ; . : i „ : - ; : . i : : "• •" ' ^ - • ' • ' '• • ü ' r ' : - - - : • • , 1 •• • • ' -

'ÁT'^nítíbift jiiU -, süefe _ encpntr^^^ íírtfr,' !ás"(í(i!i;tiliaál5 los rlñtós^ ^ a t|i¿»a^c^gijiiíi, ,¡na& ¡J •Wfcos'VóUfffi nfiSí, résiillaáo de íapf-csjo^ Ütífacióíi conv fétíe áuKint' las Veinte j cii;dro.,|^ora^,.J»-vüña ctfnsíiiiténTeríle éóii ulucfiairecu^nfiQ, y ^^^uj^a.-iliisnté totí vin'a^e'itjiíy ciilleinie, apilcandi) tatri'tliíii, sío poWer pSfto afgtirto clüranté ¡a nocjie upa embro(;a(iiflH,,9p foriDií de caiáplasnlj, comnuesl«,.de,c!o^.á^,U'es. 0|jzi^j,^e ftaríti'á fl'é'i^eHtóh'o.'ciácftáí seis ciarías de lH»eT()8,. y canlí-dttd sttflíJiéWé'rfe viriaiíreparWJjaliiría y desleiría porfec-

r ' i t - ' i • * ' . • ' , •

En cnsndc, accidenle en las estreraidades, nunca puf de peíjüdicarurta liímcrswíi eá ágga fna. , !. ; ,; •' Srelartiraaí CpípfíyJo piiihe 'O j:|úe 'Ijí y q^é, jiáper.e* (}tíltriri'e1aTiel^ra(íüVá ,«xaraiiiari¿l p¡^ V. jjiíscaf el s¡^» ArtiSé e¡ristS el'rrtan'cuálqíiierá qiue es'te ieá n cftnTÍrnir nn fi'cct]1iili)|a,fi'to. feñ a ctáyaiíu.ra se •P'Wfi.J RÍ»r dé'ftUtaéntG iáSsCátífir'él 'mál,'tratando'de carari'o^^,^^-mente con agua do sa!, ó bien con una mo/.cla de agua y aguardiente, aplicando después una estopa fina en canti­dad suficiente, para con ayuda de la misma herradura asegurada con dos ó tresjhyqs, poder producir una dulce presión; antes de la cura y después do la operación con-vienp dejar el pié malo una media hora en un cubo con agua fria. Los raariscal(.'s aplican en casos semejantes esencia de trementina^ aceite de áspid, aceite hirvleu—

(tej-eJoiieteiicmediquiue no pueieamenos de;agratsfr el

^'Bflí«aío cto'cnferitieáadj-slse ob8erya!qBe*tar¡*maHrM-pím 66w4gtt8don>:p«»ie practiears») ^ repéllríe aOn en las tres ó cuatro horas, una sangría de una Bbrt á libra:ly íwwífft'álónws;'''-'!" . •..•.'•;.•-••••••"••••• ••-••• '"E»abig!t*tiod dtel Wljare&ávécesbaRlanlefnerteefthtó

W>fig«án»#!»*97 éfttbncfesfía sangría pódria ser raon^; ^Tá1n»igeMidn se cdBticfe fáfcittneftteí pwsettla tos álti-tétótfs^ffétrtief el CSbHlloíjaja h cabéxa, la^eatrertifáMfés tíbritrtídá*, ¿eecíii y'sa TTielvt I leTwrtár en Sélgirid»; '^e mira el vientre y se queja; las escrecciones se siMperideh yiii6^átÍfeté(!«ílittf<*Hi;é d l ^ t í r «1 «Wj(>í"tWttAhte«tc('par« taléstasbse«'onabotélla db-vino con cuatro onzas tte íffef, 'átilTúricd y latátitas compuestas' Sé úri' tuarti) áe oí¿za;íe éííti'étiiio éri diiiilucion. ' ^ '' Bíi Irf ¿éítódbraV qué'iéóttstsíc etiuna contríiBcion é*^as-niádléá'nias (í nieiíi¿ Vl6lént&' de! fás'mfíiicnlóé n lás'és-trfettii(íádés esterioté¿"y;'tostérióres, la sárigria está indi­cada Se librá'S libi-a y ineiíi:»', abluciones de agúá stnriS-mente fria en las eslremidades atacadas, y frecuentes tff-mas compuestas de una infusión teiforme tibia de flor de sabuco; dos botellas por hora; aldia cuatro lavulorios, di­solviendo en cada uno de ellos media onza de sd de nitro.

En cuanto al cólico, que se distingue de la indigestión por los violentos dolores que ocasiona frecuentemente tres ó cuatro horas después de la comida, está indicada una aangria como la anterior, dos <5 tres onzas de éter en un vobiculo acuoso sumamente frió; lavatorios de agua tibia y una segunda sangría, si después de una ó dos ho­ras de observación los síntoma s no han calmado.

— 30 — - £n toda clase de inilámacion, sangría per» ipoco de-pletiva, quedando á la instrucción y reflexión deí hOmb(£ jui(gar(l»'8pues de pasado algún tiempo si no h» sitltfsu-.ficiwile; t»inWeii sun útiles prorisionalmentB lavirtorios de agua libia.

lín todas las afecciones internas, comoenlos accidentes graves esternoü, debe obáervar^e la dieta ma» rigurosa; paj» y agua en. blanco, y aun, esta última solamentei,»^ «nfermedadaineRíKa ser de peligro, el m»risc«l decidjíií cuando llegue.- la abstinencia no pueble ]amá« penjudicar, inion|ras(]ue la nutrición puede precipitar la inarcha de laenfenueílad. •, ,

En una iiidisfosicion ordinaria, coasecuenciit de fatiga t}-esceso.de uutriciton, la estrema severidad del régioien y alguno.s lavatorios iiitrados, serán casi sieippre suficienr tes. Lo que sobre todo se necesita evitar es tener gue re­clamar la intervención ele los mariscales y otros charla­tanes, que cofisus drogas incendiarias matan nueve ve-cegantes dé curar una; dicto y aguí ha dicho elpr¡pci|>« de l^ medicina. {Vcrgnaud, Notions de mii^mneveteri-nairc.)

CAPITULO V.

Aoui*ncla<iira y eonocloilcntoj» d« .Ui moNtarii.

$. XI.—HONTOBA.

' ^áifliitise montura ei cpiijunto de araoies coa qu« se ea< jae^a un caballo: las dos partes principal«»qu«'componen este conjunto, y por consecuencia las en que se divide aquella, son: brida Y stí^a, compuestas aslmisiuo de va­rios, números deacccspriosindispensable»á su constitu­ción y á su estudiada y conveniente ooloeneion. -.-.

La brida Ja rurmun la cabezada de brida, el bocado y las riendas.

ISuestrq primer cuidado será detenernos algún tdoto liablando.del bocado, ¡«ntes de pifsar á.es|dicar las otras partes. ,, El bocado está formado de tres parl«s distintas: embot-cadura, barbada •j cadenilla. La primera espresion. se adopta generabnente para designar la parte del bocado que eníTiA en la boca del caballo, y cuyo efecto es obrar iem^diatamento sobrg las farras é imprimir á esle órga-. iip delicado una sensación ^olorosa que el caballa pro­cura hacer,cesar, qhe'í^'endo a la mano q^e la.íiip-, U v a . ,• . . . , , i, : , • ^ . • „ , .

_^,mbndaK «;»• caftaííp, dice,;4ír. Xenornuifld, es,oo,SQ-. lamente la acción do dtT un bocado; <;ual vuera al caba," IlOj sino, el arle,de fabricar esfe bocado con toda, la p«r-feccioii iiecesaria p^rt ^ sea el iónico propio {Ktradani* mal al oual se destina; paraconst^uir este objeto es ne-i

— 32 — cesarlo estudiar con cuidado, como lo espresa un sabio veterinario:—1.° La Confofmáclíiní de algunas partes del caballo.—2.° Las situaciones respectivas que la naturaleza ha aíigttadíf á'cácTáihdlVírfrtS;—3." La tetácfe'ü'dé Wlírza de sensibilidad y movimiento que haya puesto entre ellas y las demás partesdfel cucri>cr.-Hf,° Eos efectos recípro­cos de esta sencilla máquina destinada & entretener lo imrjor poBIbie l i fñtímn reciprocidad del sentimiento dé la boca dffí cahsílo y de la mano del gitiet*. Es indispensa­ble í|)reciar ¡todos sus efectos para fijar éon precisión la medida de'las partes del bocado,-cuya téóHa geñeiál dat^alancaito nó8 dA todas las soluciones que dfseaiAofe, pues que entra en cálculos qué no aceptamos, consiiltatt-douna miiltituádtt elementos puramente fisicos, cuyo valores casi imposible fijar.

M barbada es uní cadena de hféfW ijiitri()ij«stá de es­labones dií gruesos diferentes, 'unidos de riiártera qtte los mas fuertes se colocan en medio de la longitud y van disiníBuyeiidtJ háciS fes dos estréftíoii; ESÍa cádeiia está fljiímetfte Imida á la cania derecha del bocado poi* un atacrah ó corcftétó contorneado-etí S.'yse fenhlientrá cO-looaÜa, sujeta por aif alacrán ó cdtcTiete «ute'déÜe'fiábfflf eaaa'cama izqUiércta • la barbada se "eolobátíoir.baípí-iíé la btfrbtt del caballo; e* una délas {rafíes tÜás e^ericíaléis en tina eítoBocadura, pues la iirve de apoyo y'su perfet clon depende de la exactitud de proporciones, com^ffé ht'prédsioh'ide sos ¿fectbs; "¿ü tílímb debe baér cuita-towleftiente s^iir'éte bírrba'def Snííiial'.' ' ' ' ''•'''[

hoshoftios ó6roí!Ó#sírtí átü piéásís dtj h'rtírró' que Ufe-* van éenilgov eomo ya'fibhídS'eé^Kcádíiij la étebbéadurá j la barbadas 'porSu' pSrtésMpoMbr íe süjétatt i ' ia - bridít

-^ 3& -^ puf medio de un ojo ItUHadd de Wntétnoso, y por su palle ioferioT á las riendásp^T ¿MS hnilWs dé pórta^ « 0 8 0 . ( 1 ) . ! ' •.• • • : . ^ • • : •' •••• :

1» codcmWo (10 es otra cosa que urta caderia finísima de liierrai para fijar la dist4ncia<'(loaqaetias y preverteÜu separación'/•.'••• V :•• '• .,:' '• '•'•' '"" <'•

* Se- jan' imngmaaobocadosde formas muy váHadás, á íob Cuales se les ha (taéo diferentes nombres: estas fbr-iilas son esce8¡?a(nehte numerosas, y aun biitre'laS más irwSerilases |ireciso'saber es«íojer: cféfemos poder recó^ mehdar coino modelí s Ifts' rms elegantes y disiinguMos, hís'íllfttleme»': GFtgwít prímetv,.). Bocado inglés, dere­cho, anillas libres; hay otra clase semejante Mi "los que lasaiiillas son lijas y \á extremidad opuesta pareciiln^ la délos otros boftiulos. ' >••-•.

Si el capricho de la'moda b» variado CTÍ todos los"jríii-868 la foiintadS'lo» bocadost es-proeíso confíSaf qWe no ha dejado de leriermncha parle en e11« mi «rreí'dBma-íiadQ acreditado por los picadores, sóbrela boca del ca-bsUo, suponiéndola'de nna susceptibilidad tan é^frafra qiio piiode.paSar delegceso c)«'ta sensíUilídad rnns csqui-sitarfttidé laHismisiMIid.'Hl ca^i absoluta. Gs cierto qué M impcesiéW producida por un mismo bocado, no éáeJíifétfr a*n te. Ja misma «par» todds lo» eijiüilos; perO' tambiéVi ló e* quatMotribiiye m^nos á laigetMibilidad-dfek boca qué áia^eolooajrfoa del Cüéltoylodaíapsrt^'aiWerioi': Cftali quiera que sea en efecto la conformación dc'láfs'Blñ'faá'y"

" • ¡ 1 ,< .< ;:•• • ' • • • • • ' • . . ' i • • . . • • ; • ' ' • • ; • • ! ' • • • ' • • " • '

{\) t i 'analogía dé estas' palabras es eiitoratocnle isiraua; usar *9*aeéiijg poriftié fentiso !»s chcbtitraTnós:''iProcé(lcráñ' ád tina i l i í í*:V8r«jn!;, . >, . .-: . , , -. ; ., . — • -• • =••-..-.. •'

de la })ocn del Gátkallo, el bpeadomas dulce obrAsiemprs suricjentemeiit» puaado el cuellny «I caballote hallan co­locado y educado conforme a las reglas del artoiinien-tras que el bocadoína;i duro viene á quedar sin ifeicto cuando fiíj^a a(}ueUas. Ai»(, pues t e i ^ este; prinnipio, la forma srncüla de un bocado suave conviene á todos los caballos: las dimensiones propias de un hocadvde esta clase pueden variar muy ,pocdporque> su pesos deba filarse entre 0,Sb kil. á 0,50. kil. .(de f á una libra j \) á lo mas, comprendida la cadenilJa. En cuanto á las íorrr mas, compuestas de bocados duros ddeinosiibdo pesados, delwn ser rechazadas y consideradas como una charlataTt neria peligrosa. . > .: • •,

]B1 bocado que en nuestro concepto os mas.seiiaillo, -^l mas ligero, en fin el mas convenients baj* todos con-ceplog, es el bocado ordinario dec»tt)a» recta», des­veno, «ievaíio. La diinension total de las camas puedo ser en su: término medio de unas seis pulgadas, variando do unas cinco á ocho; la mas pequeña diinoni»ion se aplicit al caballo de silla de boca, poco rasgada, y la mas ^raóda al caballo de tiro de bocamuy rasgada: la longitud paiit dial de la parte superinr de la cama varía al mianto tieipjM) del^ pulgada á 34; la circunferencia delcañonv 9U término medÍD de i^pul/tadis, variando de 2 i 3^ pulgudasi e] desveno en su término medio , tambiei) de Ufia» dos pulgadas ef, ^ parle inferior/ y d« una en.l& partefiuperior., ,.••.,.,r..:,- i;' • •,; - M'- •••• ; ^ ^•'•\>i<

Su adaptamiento á la boca del caballo debe serial, que no vacile por demasiado ancho, ni que por demasiado es­trechó t)tiéda lastimarla oompriñliéndola ;eí canon sobrs los asientos, un dedo por eocima do los colmillos pttCa

- 3*' -no lastimarlos sin comprimir por eso de ninguna ma­nera los labios. '

La cahcziida ile brida se compofliede sois parles princi­pales. {Figura segunda.) La leslei-a a formando horquilla en stis dos estrcmos: la fronl:ilei'a b (jiie, colocada hori-zontalmfíile, abrázala frente del calralío. Los dos mon-taiJlés ó carrillerasdd terminando cadn uno por dos he­billas; la superior que encaja en la punta anleriur de la horquilla de la testera , y la iiifitrior en el tente, f f Los tentemozos empalmaJfs por la parte interior de los mon­tantes, pa •an por los ojos de téniemozo del bocado, y tienen á encajar seguidamente á la hebilla inferior de cada montante, c El ahoga.iero, terminado en sus «sire-Bjos por tms hebilla (¡ae va á encajar en la parle poste­rior (le la iiorquilla de la testera, e La musci-ola termi­nada pur una hebilla abraza toda la nariz del caballo, pasa entre los tentemozos y los monfantes y se hebilla por detrás, reuniendo sus dos estremidades. LMS riem'as, últimnnipnle, son dos COITC.-.S de iguales dimensiones empalmadas con un botón fijo í en sus dos estremos «Hperiores, introducidas por un botón pasante m que sirve para ajustarías ; y .sus estremos inferiores termina­dos por dos portamozos hh qiie hebillan en las anillas del bocado.

La cabezada át^fsehro (figura tertera) consta de: tes­tera a: frontalera e; montantes uno 6, pnilongacinn de la testera, otro ,9; ahogadero f; mnserola h; anilla del ronzal e. Estas son liis piezas fundamentirlcs de la hrirla, f lodaS ellas forman parte cti la constitución do las dife-itentcs clases dí bridas, que se conocen con el íiombrc de br(da á la francesa, brida a la ingle<^a, brida ü la in-'

— m -^ glesa conMartin gala, bridct.d-e picadero, brida de car­rera , brida á lo Húsar , ele, y en ciiyqs purmeso» res y dctalies no nos detenemos ahora por no ser nuesiro objeto, en eVpresealo AíatiMot; ú bien f>€nsiamoa liacerlo édtenulanieiUe, UiUo ea ,e$le punto como en -todoB }os (le corisliuccjoHfiscpncernietUes á sillero y guarnidonero en olio Mantíal qaa publicaremos, tomandn pon norina los esludios lieclws y conociinientus ad<juiii(los y publi-,cados por JUr. Lcftium.

Como accesorios de Ja brid.i y formajidftpwte íleollti, en­tran pl lileley cjbezon; el primero {figura/u^.)xonsia<ii(¡: embocadura n m, formada por doscauuncs unidos por dos da sus cslrcniíis, conclujoiido los otros dus en<ios .millas doade se bcbillíin los luootaulesy l^s riendaB; ia testera ^¡ dos niootantes oo', el primero prolonf^acion IIQ la testera; la frontalera ji; las ricudas q. Ei sagando (figwra 5.*).da jnediacafia r;; dos pilares con sus anillas para las rieudas nn ; anilla de en m+jdio q y dos planchuelas uu, todo su-jelp ala cabeza del Ciiballo con una cabezada compuesta de dos mqu(aiites m, musorola k y aliegadero r.

El peso total de la brida y blele, coiíiptendiiba las pac tes de metal y cuero, debe ser do 1 kil.á t kil.íiOá lomas. Este peso parecerá poco si se toma on cuenta nuestras bridas de caballería, macixas de metal y cuero inútiles; pero el peso de un kilogramo es suficiente para la mayor solidez de una brida, que es preciso tra|„ir de aligerar en cuanto posilde sea en la cabeza d«l caballo. .

Silla llamamos al,conjunto de piezas de liiíirro y vtAr deraque compone el armazón,forradoluego.decuerop»r« la mayor comodidad dolginele; estas piezas san: {figu­ra 6,° y 7.*) a fuste delantero; un arco de hierro colocado

— 3J — en laparteatVtcrioMlelasilla;;6 fusle traseto; otro arco de la misma especie en la posterior; c dos barr.-is, unaá la dereclia, otra á.'Iaiíguierda.qrie sirven para con losfustes á que se hallan adVieiiilas por sos eslromos, «larla forma á la silla; rf Jiorren delantero colocado sobre ellüste de-lantero¡e borren irascro, otro igual solw e d fuíle trase* ro; / f dos tajas cruzatlas de fusto á fuste que íórman «1 asiento; g fakiouos, la parle de cuero que pende de los la­dos de la silia; /(tastos, relleuü de pelote y crin, ¡forrados de lienzo crudo para el cómodo asiento de la silla Bobre el caballo; j canal de los bastos ó luz, (que algunos lla­man) parte iweca en la unión de los bastos, y que cao sobre el lomo del caballo.

Para no malar al caballo debe la silla reposar por igual sobre lodos los puntos de a poyo que tiene sobre el cuerpo deaqíiei: la cruz, la espina dorsal'y los riñónos debe^i preservarse constantemente del contacto de la silla. Las mataduras ocasionadas al caballo por una silla mala ó aaai ajustada, sea por delante en la cruz, sea por detrás en los riñoneSj son las mas peligrosas, y nunca será escoei^ vo el cuiíUido que se tome para provenirlas y-, evitarlas: los bastos, la ntanta colocada debajo, son débiles preser­vativos cuando la arcada de delante es demasiado baja y la de detrás mi muy elevada; paliativos también insufi­cientes para los ríñones cuando la silla es demasiado larga. •

Ei asiento demasiado estrecho ó demasiado corto inco­moda y llega infaliblemente á dañar al ginete; demasiado largo solo puede perjudicar lovciB«nte ásu asentamiento;

desigualdad en el relleno del asiento es hostil al ginete, éí quien fatiga menos por muy duro que sea, siéndolo por

— 38 — igual, que Jemasindo blando ó de una blandur» des­igual. . Los acccsorins do h silla tes componen: (figura 7.») U Jas acciones de estribo, dos correas con puntos que es conve­niente estén nnmoriidos; por un cstremo concluyen con una hebilla, por el opuesto CTI punta, que introduciéndo­se por el aro de los estribos, y después por la clwrnela que para el electo se encuentra en la silla,'vuelve á hebillarse en' su cstremo opuesto; mm estribos compuestos de aro, anillo y ondon; n las cinchas, que pueden ser sencillas ó dobles, rematando por sus estremos en tros contrafuertes que hebillnn en otros tantos que existen en cada lado de la silla; o el pretal rem;ita en dos hebillas que enganchan en dos correillas pendientes de la parle anterior do la silla; p la grupera remata por un estremo en una hebilla, por el otro en punta, que pasando por una charnela co­locada en e! fuste Irasoro, viene á encajar otra vez en la hebilla del estremo opuesto; q la almoliadilla do grupa re­llena de pelote y crin; »• los porta-rstrihos, dos eorreitas que clavadas á-las barras sirven para enganchar los es­tribos cuando no se liaco usojde ellos.

Silla para sc/Iora.—Todos sabemos cuan incómodo y mal visto seria en las sefiorns mantenerse á caballo con una pierna á cada lado; por h tanto tienen destinadas si­llas particulares, de lodo punto convenientes, graciosas y dis[iucsta5 de manera a evitar laliga y rmbarazos; su constrnccion interior viene á ser lo mismo que las aule-riormentc analizadas; únicamente en su borren delantero se halla una larga corneta, y en algunas, como en las si­llas á la inglesa, dos cruzadas sin intervalo alguno entre si ¡ el' eÍBtribo, que solo lleva uno, formado de una plan-

Bhdfelá íetífyiírtiii'de c-áero, y á'vcoí.'s giternccidu [lor rede-iÍ8fcle''tina tlla'de e'laíitospriiTtoroStfs; j efi el faldón de-

TtMílií) nna'ftbláiffi'fíará'iTieler el fiarmeld. Ert)esO''í6tal diílá Silhfl, coiiiprendidaslas parles priir-

¿ipaféSy la.saccesoriqs.'défie ser de'5 á í! kilógnimos, cotJtktidUdetlivklWgramo'al menos el peso de los estri­bos. Este peso, isoficiélito para la mayor soliden de Una fíitfríé'ííiila de'viajc, parecerá poco s! se loma en cuenta 'úfia'flé''-nfte<!tras toscas sillas dé eaballería; pero apresti-rémnnos á decir que se recoíioxcá la necesidad de alige-rtt !á «irgtt"(fé'hueslros caballos de caballería, agobiados iájtt íl ¡iesi) de los jaédes y equipo, á Jos ffiia hay que aliadiret clicrpo y armas del girtéte.

' ¡ ( j i 'XIÍ .—AJISESES DE ATAI.AJK. .

Eslo capiluío abraza nalur^luieDlo dos gramlcs djvi-^fpw,s., i ."Ati^e^es ú pecliei;a.—2." Aroeses á collera 6i:<i-llpraii; si bien deberemos ceñirnos á dar de ;\iribas un sucinto e^lrnclo. Hay empero un artículo que debe pre­ceder 'luno.^ otro cpyílulo por la relación que tiene, con los do .- vanios á haúlaii de,la brida de coche.

Sridádc coc/je.—\Ssta brida (fi'jiu-a 8.°j dilicre esencial­mente de la bridií de ?illa:ií." Por .'<us aiilojcras aa c«-colocaqas ni remate; superior de los .montantes para rcs-Jiiiardar l.qspjos.dcrcaballo. —'.'."Por su cruceta ífque vá 4elá frqntalíjra á la muserola, aunque esta ¡liezataltaal­gunas yec^es.—3.° Por la carencia del lilcle.—4." En fin, jíor^éltü^P.en.siis oriiíimenlos (i).;

(|) La liiie4,l y 2 divide la brida para indicar la tlifirencia quie exista eirtrt krs'íiHieséá & varas y Ins á'dos caballis.

4

— iO ^ I , li.„r> ¡«.licada no> dari una Mea d« la brida d» co-

,!• S m "lodoa loa ar„™«. de Malajc »U W -

que se adoplYf ¿™'Xuo sea atalajado enlre doslige-r — : : " o - m e L «n ^ue una flecha separa los r s c r S a t a l . - ' o s - , sin embargo dMue so encuen-

" " i k r, chera. del sobrecuello, de la reirán-

-'^'^"''^' , - , ..-rsc con la pechera, que yendnan á lina ó P':oP<="«''/;' ^^ ;\'i ;°;,e fes reemplazase esta por ^ " ^ f : : • ' " « m ^ e Je unos hofcales de m.de-" " ^ " J r i e c h o s y redondos, pintados de negro y

— 41 — sea repugnante ver un caballo fino con un collerón de madera como al'loén«n catoHófl^icsmeta, se constru­yen oíros mas Pinos, mas elegantes, á la inglesa, monta­dos en viH•¡i s de hierro, forrados de cuero pegro, cue­ro fino, perfectamente curtido y charolado y el relleno de crin y lana (/ígura 13): «stos conocimientos de atalajes son los mas indispensables^ detenernos á dar una idea de todas las clases de atalajes, así de los ordinarios decabrto-lés,tüvuris, carrichs, etc. etc., como délos grandes ata­lajes para cuairo, seis ü ocho caballos, seria estralimitar-nos de nuestro objeto: reproducimos lo dicho anterior­mente al tratar de los jaeces del caballo de silla.

Si hemos (¡jado reglas para el peso de los arneses del caballo de silla, no debemos dejar de señalar aquí que el de el atalaje completo del do Uro no debe jamás esce­der de 10 kil., no comprendidos los tirantes; é insistimos en esta consirteracion dé los pesos de los arneses pre­cisamente, porque aeraos se desprecia con bastante g^e -ralidad.

— f l —

|oaa,d(j'cnípr,'crcalia1lí. de Silla r e í de tiro éb ,..,.,., I /..;,..„•..lodos,íircs^:!..^. . .,.„.• v ; - .

$. XIII.—•Nocib**^ í'HKi'fMÍH/ihES.''

ÉnleniíMhlíosé'Tib''' ¿á^Í6Ía'de"á'Cabá'f[ií''láé Üirei'pnfBs lecciones que comprende la completa educación/íisl dfel ginetocomo del caballo, es como decimos.- escuela ci­vil, escuela militar y escuela para señoras, y el sitio ó lugar destinado priiicipalmenle para ejercitar á la vez y en todos tiempos el mayor número de ginetes y de po­tros á la vista de un mismo instructor, es lo que lla­mamos picadero, el cual viene á tener la figura de un cuadrado de mas ó menos dimensiones. Pero como el objeto que nos proponemos en el presente Tratado es poder liaccr que el hombre solo y.sin maestro apren­da á servirse del caballo de silla y del de tiro en todas ocasiones, en toda clase de caminos, como también á campo traviesa, y no el de reunir muchos ginetes para

— 43 ~ una instrucción común, prcscinJircitins por ahora, y mas adelante veromo§iJ(ftíjij<} íw^píjiidei/^ picaderos cerra­dos y descubiertos decimos en el capítulo de la equila-ci«tt«*Uiiaí'.que«i£aia ospseialmeuteiilfi^» t^»ik'iú»'&^ J»»-'feHfelcri¿líl¡titrei í^r'>l«t<íe*íásV otKwao^sé-qaRfra aprender sn!o Ix montaPTif'Círthatío' é domar por sí mismo un potro, el mejor sitio para este ejercicio os siempre el oamÍM». afci«rto ó ;ia Jlaaut». masicíl'cflhft-conjilodosslbs aocidetilesi^nalurtih'aiderterrenal- : ; r^q .Mtrr., ;; ¡-j'

•EiiitedQS iastóccionos'ídala esctfeUr oivii j eli eabaltí»" asfaráconibridafy silla ingliisa , ctfti piteftirenciu^á-cupleSJ' <(uiwüoirtS-arnesesjaifKidbiqueifil««-linllo y o^bómbíe' MeHcnantMn tnn libros ewiwpoisUrie sea. cñ!.todos nar¡ niovimienlos, jr que el ginei.0 piicülíjqiúrir .pr6nia*f' wentft íloxibilidad y.B-ploHiOca» bisill;»,!..- , i, : . ;•'; i:Res.pe(íroíd,UaJ8ideligi»«t(j, ,jia soft <f«»í«.fl1odia,íto} oxija «tenMaiiiílo iJü(shOióid«mnsiBd,i> eslE«clí«!, ,(?p mjcaíft-!'. i>Mi'e*ignareeip»i'Oiftproveqliafaft-d(3i»»Wístra3JeiJQÍ«nes,\á; He^qrlorómodff y á pcufwíito pora en no(l(i!8iuhai«aatil«; mayottacoioaide liborladon tottos'iJqs; inovititieiHoS'fic. cafciezH, cuárpo yjnierftbros ; Iná.bQtm-íin espu6losh;mlai-.. qudel ginótfli'S«JiaJk..íogui'í),doiiqt*ft stisipiornaj,n9,ha« gan soiilir el caslino de aquellas, siíin cuando qWRaj Iftas Usabilla» dei-eacrp aj.u?tM-ú,a.cr'niUUalo(i ái lí».ibot», ¡i»piíi#8jloi »*.i««l|ia,i:P*r,q siu,wat)ipnciílfl. muy'Ufante» pu«s que iieQesil4po«)el,C()nU".ari&iai|o4iu liro„«n .ahglKt;-,

gll&.de laTOdill.UvlpU»!!Í»;(llltt.la,WgÍdM aC;:0p0H6;i*i«:Sl)"u

lútea ygim«i*•flieeesflrirtíáiedbíüü;,:pepi«Uase«os Í ^ B ' ioBndarvtiW9bi«)i'*»p6ciíiíifteíii!e«l,oaiíi»n. d!o.'!pun*o,ix.4ft, lí(**^*«U}||t8p.;fln,,t«áfts,Q»t4í(jpijep,, ^•;)«a pi>Q.pio,i:.Bl«-: gante y cómodo que nos parece este traje. .1.., i', bt; 1;

44

CómUielr* ! eAbAll» d« MIMH».—ll«iit>kr ¿«lühali*.' -^M»r«b« directa «I paao.—Hacer i»léo.,~Eahar

|»té í ( ierra.

Ensillado y embridado el cabnilo, él ginéte )e condu­cirá de mano por si mismo ; es decir, ie Irará marcbar i iguaos pasos fuera Ae la caballerÍBa; las riendus paga­das por eUnima del cuello, cojidas con hi mano derecha uñas abajo, por oérea de la boca; la mano alta y iLrin9 para impedir al animal que íalte, y con \a mano iz­quierda cojido el látigo con la punta bicia tierra.

Si el caballo está lnt|Uieto, resisto á la mano, se es­panta, brinca de alegría, el giaete sin volver la cabeza á fin de que no recele, le animará dulcemente con la Toz y continuará marchando para entretenerle, deier-minark, asegurarte y calmarie; pero es prebiao siempre, y sobré todo al salir del» caballeriza, cuidar de no ir» ritar al caballo castigándole con el látigo, ni hacerle le> cantar el cuello ó lastimarle la baca sacudiéndolo las riendas.

Colocado el caballo en el terreno donde se le quiera montar, examinará el ginete si la silla ybrida estén bien puestas, según los reglas que vamos Afijar .-acariciará al caballo con la mano, andará alrededor d« él levan­tándole sttcesivafnente cada am de las entremidades para asegurarse del herrado; le hablará dulcenoente, viniend-: á cólocars« freqte de ét y fijaiidonna mirada altiva S(^rc la del bruto.

-^•45 — NingttiM) dé estas pequeñas prevenciones debe ser des­

cuidada por el ginete, porque tienen por objeto cono­cer al caballo y darse á conocer de él. ,

La 8i4la debe estar sumamente asegurada por medio de las cinchas, tanto, que no vacile sobre el dorso del caballo, ni se ladee al apoyarse en el estribo; la silla in­glesa sin grupera suele i veces correrse bastante hacia adelante, embarazando la libertad de las espaldas; el gi­nete para editarlo cuidará de que se halle colocada por lo menos cuatro dedos detrás de la articulación de la es­palda; pasará la mano por delante de la silla, por entre el fuste y iacnu.á fin de asegurarse que no hay crines cojidasque indudablemente rozarían ai caballo; exami­nará si las cincháis están bien ajustadas, sin arruga al­guna bajo del vientre; si las hebillas apoyan en el cuero de la silla y no en la piel del caballo, que decentarían se­guramente i lamas ligera marcha; examinará igualmente si el tejido de las cinchas está sano en su lotalid.td, sin peligro de romperse durante h lección; tomará igual precaución con las acciones de estribo, y hará sonar es­tos para asegurarse que no están ni cascados ni rolos.

l a brida se halla bien colocada en la cabeza del ca­ballo, cuando la testera, la frontalera y las carrilleras no están flojas ni tirantes; cuando la barbada viene plana­mente ajustada á la barba del eaballo; cuando el ahoga­dero está cóh bastante libertad para no impedir la res­piración en ninguno de los movimientos de la cabeza, din embargo de hallarse bastante firme para mantener la brida en su posicidttjias carrilleras demasiado largas de­jan taet el bocado hasta lOs dientes; demasiado tirantes le haiceíi apoyar Cóntía la comisura de los labios: en uno

y plrv) caso la acción A M Iw^íJo gQ V»fiUaiiw)Wrp#fli¿*í»'y adpmá? de uiülestaj;^l.au!mí>lí,«s ,os[w*e8,t*.,l.'>siin]grte4ft> boca; la harbaila dcmaisiado• apr^latlfl ooaeJftnttfiaiiUfi,: continuo apoyo UelJ>ocirfo,, y¡.»u -estaniiW'fvlaflftuiOíUe colQcasb , por]ji.a rlesoliar Ja Jtia#b!V;.iiB9i'..iM^Í.Ítnq». Jas,-, riendas deben e s m SQhrfi SM.j^cte p.lauji.^á.Jini il^í sw,-; el. giiiftlo p^iieii^ íHfl,ut,QíKrifts iguile5.,y *()r,yiy;se fjp. eíks.-l i b i - e m e r i t e . . , , .,;% .,•.••.;,. ..,:••' MÍIU-I .--i^i.' ¡:)t,

Jíenios .iaclicadOi.aqui t anso lp »(melJQ3-i.ciíWa(los¡f|íie;í cwHi,nm5nl,e 4ei>e.;taii>ai' el ginel^ijíki» i»efig>*rajc^i(l(^, que;C) gaj)al|p (juev^í Ai)if)o.tRr wiielaíflills Í J M ' M » li'W.j cQlpcailüs; domle.lmmo^ tratado íle, íx.n^58í«.sft haJIfliv? esplicados (¡etalladaiceiitii los jiíiiii(;ipijt)3,,<ju«: datie^-ijin--rigir,c9iislai)lcjneu;le.;>l-lwin)iffl' ilíi.,4 ca|)jiUfi,qi).,ip ^elSQ-, ciqn dc; irruía ¡y. $ijla. ,:; •> . .,: ,- . ; : • , , , • . : Í . . ¡ ; , ' • ;..•

Pxcjyírense- pqi-v montar,..,{Piyiira.pr,ij{i^rfi¡^ ,^er<

caballo, .por ^in; este.lstlp^.ppr.ilou.ije ,ol, gifletg.U^ne.íit^s, fiíciliiladpara inoj),l,ar,, .p/w .cli ac!ie:ino.i ljf,.4)í»)íiLMp}l'iOíJii|*; y..por, 4í)Pd«rt««)bi&^;ftGlla.,pié.¡í;J;i^!^¡l•i^.^|Ii^,^0|^t4d>)Jaq-r., reelio del ca¿a|.Lp ,se ,M3iT?R .laíio.,íj^U¡rjO^.^.¿^,.ií]Uií}Uit\i es precisa sin, eai)jaCi;o,íía.,tpn)ai',c;íta^:,4;lieft(;|iií^\^qi(ÍJ»ps al.;pJ9,dii,l,a,letra, pvn>st|9-<jiw. tís miiyxQiivievi^iíl?! .qi4í;(;l; S'my>,se.v.j?vcijte,,eji jnqpif(r y,.(icl«if,,pt^ó.-jí.tjiirra,,pftr,3íjj,-, b,os lados, conw., tei)4rfi«>os.,f;iii(|ifd;<f i l iflíliiyi'IS ^\\,^V cuj-sq, di) ,la^,jcccjí)ii.e^,,qQn jiliobjjíjjoiilí?; qiíe, ]iwii¿s,,í,^,

araco alguna^(jfisÍ9J,Q»i,,acciíJpii,liíil,, .¿Í^.., ; j,.j ¡n.iiirij.j ' •. Puía,p;üi¡ariij;se á ijipiUa^. ej,gtnst,e ife.icol.ofiaijásiH^r ¡fiif lado deiuontai ' , su..flaupo derecho. ¡iW||pQC?),df! i'ii5.i}í ,fifa UJJ;fl^r^l ,p,ié,,dfí9clio..ilelr9s.jJel ií(j^^^^^^ íor,üi»gdo oi3fy}aiÍjja.,,ycojjendo e , l ;es^^o,^^,^ , - r^ , f^aa.

cen Winuqeíkíecha,«li.<^»dOílpa^aae soljr« 8u-.iplaíio;;iii,-<¡ teriyr.j la. loafttendüei.Arin*! e«.,(il borren.tPasieroiiAle 'k»-sUlaconlaiemionlsttfieieoW iinjpetlir queeiieahailofle. Kiaeva.!(/<'is(ttr«: >«M(m-j)i : . - , ,> , ; \ •" • ' .

(1« eHielü^tribsHhSíííec c{>ft..k.nKini)áEqaiaí(l.w iIiia¡lcfttteái el látigo ii,^\m\a ihítm aM¡i<t)iín*tfmidtáot de'eoineoapor: €qGi(ne¡(hí:i«« piéii^üg-tiio nías at^nllnto p»si jlii ^ isatíoadol la estreiiiidatl de aquellas por debajo del dedo peqtjfl8®i. y elevai!S4/s«l)re<te|»uQU dei<.pÍQti*)neie|ia )i!a^pi'ui3iii!ítt'6o la nwyw eoiaoii¡dadi.p<>íitile:,«fl,.|«»U,-posiüiofti!>(í'í^>?»:

itAs^rM'Vié ^necliti! fiípqjriitilQ el izquienib éni£l;:«»i IrilK», yflon-laayutisidcftríibas BiajiiMsostener el;«ueíp«i derocboi la waíoo (ferechft,.4eÍJe-imaD;tfi»«r^!ei«mpr«¡ Ufc ri^diis>s«fic¡£nji*mente;ajüí.t»d:i9, i>aí».<s9fiserRa*!»Ai<»*i l>allQ..iranqaU«oy «páyaiaenWintca UssUlíipara ÍOMÍÍKI**) <lUKí„;Se; ladeej í^íiguKa tiBr,tfir.a)irpíHnr\ii>\t)fitm odeBeobt»: tendida j»f «loiraa;, dfr.lá, geuptt de|. eibatto. siustóaailejí ^i*n«i;ieM»ríoi)d^aps6;eaismlií<(waiii)ení*«i> lit«iliai)ll8»3 •íantdQ la jHaa< ,dei!«sclia ,,m .dsjar' ia«¡rwin(iVimv ..U iRdftdo » "ficIjíiiri^ioPP^iU delanUra, Ifu.paltm .eaciinit;,-Itís .iletios} ppr ,ÍMef»||5paijar,jcl.iátig9..ái;(la(<.ii)jMiO'<tercolj»t,..y..:la«, üfi«4iMi, 4Jiviííjí^erd^,,fl( d(i^; ijpqfteftí»!:8fllir.o.,w'ibasjdf! calzar el estribo dprfichoí.,,; .¡ , ; .í^,ú i-, ú" ":i,.: .-. •••••. iis • iJP.omm i^^g^jk^to,-^^ gi«ele.4<>ííee:}!at.^eatadQ¡^-pii(?daníWiVta.!«B»,rigtijíií» í)í;.lqr,tur*j igualift^Bíe;iá j s^Oi Sftí -ei,lft8;(t()S,.aialgjís,>^()CfidíJs|ij,,iWa3^atjej»nt« .nftS'Wft SQÍírJ'.Í4,6Íl}H;:eJq¥^p4ow.,»Qj i- M;fisiti;iVo,»,,íB&^aíaur<^^^ 5W.W^H ft«.P^M3Je )*la ;e^BlBSMÍtq>!f•^Olíe»^eH^ei,e ft-

— 48 — pueda pasar el puño entre la silla y la horcajadura, y vale mas al principio cblzar tos estribos un poco largos que demasiado «ortos, A íin de evitar levantar las rodi­llas y llevar forzado el muslo i) las piernas: ios estribos es­tarán demasiado largos si obligasen i estender las piernas para calzarlos, demasiado cortos si obligasen á encojer-las; para eatar á la jasia medida deben poderse calzar levantando la punta del pié sin luovw la pierna (figu­ra S.*)

El glnete soltará los estribos' y los volverá á tomar su­cesivamente sin descomponer la posición de los muslos, que vueltos sin esfuerzo sobre su parte plana, deberán abrazar igualmente al caballo, sin tratar de estirarlos roas que lo que su propio peso y el do las piernas exija, exis­tiendo siempre ei pliegue natural de la rodilla, á fin de permitir á las piernas su movimiento hacia atrás hasta detrás de las cínoiíag; las piernas libres caerán natural­mente; la punta del pié eaerá de'ila misma manera cuan­do no tenga calzado el estribo; para calzarlo deberá bas­tar levantar la punta, introduciendo su tercera parte sin esl\ierzo alguno dentro de él, que solo debe sostener el peso de las piernas; y sobre todo, sin descomponer la posición de estas, ni el pliegue de la rodilla, ni las nalgas, que, abrazando igualmente al caballo, contribu­yen poderosamente ai asiento del ginete.

Los ríñones sostenidos sin rigidez, pues su flexibilidad mas que tddo es la qu ; une al ginete cOn los molimientos del caballo; ia parte superior del cuerpo désembaraziida, Ubre y derecha, «on objeto de anirsecon facilidad y gra­cia á todos los movimientos del caballo; loi brazos libres; los ctides e»4os naturalmente; itt cabeza derecha ; des-

— 4 9 —

embarazada; elíirazo ÍEqaierdo bien colocado enfílente del cuerpo, teniendo «n la mane las riendiw, introdu­ciendo por ellas d 4edo pequeño; ios dedos bien cerra­dos y el pulgar iobre la segunda articulación de los nu-dü)p« dcil primer dedo para mantenertag iguales; las uñas frente at cuerpo; la parte alta detpnño un poco inclinada adelante 7 separada unoa cuatro dedos déla perilla de la silla y del cuerpo.

El látigo, unos quieren qoo vaya en la mano dereélia caído nslDraimente el bra^o con la punta h&ciaabujo, y otros que unida «sta mano, es decir, ¿ la misma altura que la izquierda, venga la punta húcia arriba un poeoin-cHnadaá la' izquierda; posición ma» pronta para la ayu­da nos parece esta; pero ni mismo tiempo desairada y aun algo afectada la de ta mano no llevando cojidas con ella las riendas del filete d falsas riendas, que nosotros diremos deben llevarse; ó en la izquierda también pot encima de lus de 1» brida, ó' caldas sobre el cuello del ca­ballo: de ambas maneras puede llevarseel látigo, [tero de ningún modo de la ridicula y ha la pocofina que u<t*n algunos, ya co¡iéndolo por su parte me(Ha, npoyaiido el puño en «t biuslo i manera de cetros; ó -ya cbjido en­tre el faldón de la silla y eH>lano del muslo üquierdo; si nos reimos de la primera pasicion por lo cargante, des­preciamos!» segunda como impropia, poco fina y hasta poco decente.

Tédos'estos d*(aHcs de la posícíiftn del ginélc, son igualmente do uA necesario estudio, pues después de practicartos es cuando conocerá te eñcacia de su con-junM»;'-

Las riendas pueden tenerse en un« y en otra mano in-

— 3ft.—

•Aji*(tar ías »r»íníi»s,-*-íE9tando en; la.in»BOvirquierd« s&.tt)inan.poir enieima de elJaicori' el iptolganyelpiiuier dfld© ttelaímaaír (iorecha, conrieiKloesttiiiíastíf' Ifi' «Ituc»; (lela ilíarb»; el pulgap fuente ai eii«rpi)f ¡se enlraftbteaJiOfl; (ledos de la irmno isqui^rda, levantando ;el: rpulgar fora> igualar ilasiriein'<Já$i'niiii'toaida8'Sobrei!)U'iTnpte{ilana. [Figura ti.*) • . . . : i :•• • : ;. i „ : .•

Aj*lSlada» ías itiendas.eJ ginatfl («rrará los, dedósítefla mano iüqiitecda, dejará eaec 1» paito sobranlb de aqudbs »l;t3CisXaiVo:iéer«ehD, pasando Icmano devmlKi á>.'^ pot<.

- ,Estanda.lns riendfis eii la>mau«i dcreeli% .cl.í;»net<4:Jas! ajustsvá, cí 'éijiiolBBHoPiíaiKjimaide est» co» itú. i>uigac j : el priioer dedocdiSi Ui: mana; i^uiorda.^ «le^andn esta. Itaüta lii.uiiUFa dslu harüa^ el piitgat rretitenilicuorpo; en-lre?ihti(álositeiJos;d&Ja.inunüidDrecli»»-;levánianda el pulgaf.para.igualac'ifls^iisndaa rnaalenidas sobra «aparta 9lwp^'K. i>iÍAtsU4aa:i»((IXeU»«..««rr3Fá.(oaid«<i((tB.dcia luaoo. c|i«);6(flii\,,diyji 4,.ca«r laifi|arl<!i8ohrWilE£ll G<>sí»d9ii«mier dp.JiW'yerá ¿íjiWík.níi iif uiprdft á su.popicion. • ,, .• „,KI gjiielc (ii berá, sieropfe teneríbi«lv.flJ.•a.1 aKla .JasíiflI>•

( as Jinl4ií?;4!íNOW*iV WuUvdelcaíísüle.-reMiiifliilo eií MU:que:

lp8 que las jipr}(ií(s,dpbierá*><tflu«:»oj'.ft on;Uiia;maiio,,ya cn otru iiidislinlainciile. • ; ¡i .|. '••.•. j,Martlí6t,^ir^t(í,fiíf)aiUK ^figuraüii^. y,6,'')r5wEl,giJ5tfle tjeiinctjjiai-á por,tílt\var iM#;pocoiJí uiJi tudí, JH riemlaia'Pfflíbi jHaHilo.iiii. p(>cQ laspiejitap, kqiíe «e Ji*«a#r«fw;ír>[i«í caballo; en sííguida disminuirá la tensión do las riatwtes

— «I — terttiinar ni osbaH&iíi «iHr aifclanteíSi efcaballoino' crbe-dhcesefá.preciso'BbrigBfie un pacoiwascotilas plí)rn«sy afodarle cah-sumtfttuidadír, y 8agun'ssai«9eestir«)i"ttin'el

PoBSlt) et» mflrqbi «1 oibnHá, ol ginete déspuosVd» Hia--beiivirolto por rudos á 81} posición' famnno'ty 'piernas, asegurará 1« ileifiu cnerjio ^n lii sIlia'porTnoíHo de iafie-xibUidaa deite oadííRS (/«giurrt 5.^); tratara ¡sobre todo de unjpse sMaHiarnente 6 loB>fnovienieDt(» del cDlK!llo;«oitaríí yiTolvér&á tomar los estribos-i ajuslnriVlas riwi(kr(^SíM-ra dJ), «iadoseofflporler sitposicioiis íúi fsi'iter/o, siu TÍ-gidezyiswílBtener^-adéleraivel aira deJ caballo, á guien ooniliniiaró haciende miirchar reato .á s a froniei siendo esta inarclia directa la mas fácil para el gincte y'para el uaballo, .. , , ,..; ^ . , , . . ; , •.; • ' iGal«tJo8;loa>e8lrib!(»i el gincte Iraíará: de Malir' el apoyoidell»ocadd»)<kiBtli*}í!toniandd eonsuavidad y ^ra-düalmenitic«n lasriefídasfiaspiortiasrsieiapreánméóia-tag a'lciicrpd (lelciballo para sdstenéríu paso.

' Sollados los estrfljMjCiginele tratará de sentir el eféctb de las;pionísí*y de'liaoer suraninafliesuave elplwguo-d* la-rutlilla, a<riinand8 igualttietite Ws pieriiaB par grados hastad«trÚ8doiiaá cibei»as-,ooiítMiteBr»ii'Síii bruBfpie* <kd! Jii'golpe, sin JcMÍitar JaanodrHas-ysi».descomponer on liada la posición de las ciadara»; ¡enceste movitméntó lasipiarnaa ««deberáil matrteriers«>Aimásiado cerca 'del cahella para «(»aÍ8ekerar;*a«we;yeon al; uiisteo objeto lo rhano de'laí tkmhif deberá eleyarsauapoi»¡pata sos­tener al caballo, al que por otra parte "W íeoiBOiprep»--raíde'CuaBdatn'Ountido. •! •,••.:'• -••" ' -

£s nwy eoaveniai(e-«dt» pmpiíraoioa périódicai d n »

— 68 — jot áinmos media parada i iodo» aires, porque el caba-ballo distmido emado hace algún tiempo que no siente ninguna obserYflcian del gineiei vuelve en si y prosigue áu marcha con mas gallardía y fuerza.. ,,,,

Ayuda».—El efecto combinado del apoyo del bocado y de las piernas constituye lo que se llama ayudas, ¿las qOe aplicadas CQDStantementedeaeuerdo, el caballo es mas ó menos sensible; y á esta sensibilidad debe el gi-nete siempre proporcionar cl ofeclo gradual- de aque­llas. Sucesivamente iremos viendo como las ayudas sir­ven para dirigir al caballo en todoa senliilos y á todos aires, y como Ja resistencia á ellas viene áser imposi­ble cuando el cuello del caballo está convenientemente colocado. > '

Durante la marcha directa, que deberá durur como una m«dia hora, el ginete ajustará frecuentemente las riendas; ajustadas volverá con suavidad la cabosta á de­recha é izquierda y i atrás, sin descomponer lá posición del cuerpo, uniéndose con dulzura a) paso del cabalk) por Ja flexibilidad de las caderas, empleando sin rigor el «léelo moderado de las ayudas para la aceleración ó re­traimiento del paso del caballo; le animará con la voz, y con la mano que. BQ ilevo los riendas le acarioiafái el cue­llo; por último, i)o perdonará medio para conocer al c<i-Itállo y hacerse conocer de él, ;

El ginete y el caballo, deben estar igualmente atentos i ha ayudas, para qoo el mando y la obediencia se unan «en tt«B perftpta annonia, que es preciso tratar de^bte-s ^ aun en las primeras acciones.

Unirse á los movimientos del caballo, conocerlos, dis» tinguiro*«fick| Tananit otcSr desoMapuestos, es lo que

se llama sentir atcabaUot condición iodiapensabie para el que trate de ser un ginete.

Hacer oito.-^Priinejaraente preparar dulcemeq le al ca­ballo; en seguida elevar un poco l<t mano de laa riendas por grados, aproxiiníndola al cuerpo para aumentar, se­gún sea tneoesler, el efecto del docado y aproximar con fuerza las piernas al caballo para impedirle que haga paao atrás, obligándote á la parada con precisión. Así que el caballo haya obedecido, el jinete volverá á su po­sición la mano y las piernas. Después de haber hecho alto volverá el ginete la cabeza á lodos lados y «loveriel brazo»: cuyatuaiK): na tenga las riendas, en todos sen­tidos; plegará el cuerpo hacia adelante, atrás y i los lados; eti Ka, no descuidará nada de lo que pueda ayudarle á destruir la rigidez y á asegurar Ja soltura de los miembros y cuerpo; hará marchar al caballo «1« gunos pasos háeia adelante y volverá á hacerle, hacer alto para familiarizarse mas y mas con los efectos délas ayudas.

£c/»ar pie ó tierra.—Para prepararse á echar pié á tierra por la izquierda, se tomará el látigo con la mano izquierda, 1« punta hacia abajo; las riendas con la mano derecha, colocándola después al lado derecho de la pe­rilla de la silla; con la mano izquierda cojera un puñado de crines y soltará el estribo derecho.

Echará pié á tierra elevándole sobre el estribo J»T quierdo, pasando la pierna derecha tendida por encima de la grupa del Caballo sin tocarle; y la manoMdere* cha, que mantendrá las riendas, veíidri á apoyarse contraelborrdn tratero,de la silla; después aproKimattr do el musüo derocho al izquier<l«, se dejará «wr isaave-

'Wiwítedtfefi'aifó'A elfiíé'^eretífíiv *0H'ando en ségwida el estribo izquierdo. '•'•' ' ' ^ • • • ;•-• Hetlioésto/ysin absinAónav las Wiéntlas, el gihéte se dWlgfrá al frenlodol oaliaHo Sj«rt4o Hn» mirada osada y proiftngirdasobi'b Ja suy»c le acaHdiaríl-'coiTí la fofe y- coi el gesto; «ndaráí por rsdedo-r dé él, levaiílAndyle siicesiva-'lawite círda «na'IdeíiaS estremiftiideis pata asegararse qué luís lierra'<)ufnsiístáii en buen estado- que no se líáínter-pitesto caerpb álguno-eiilre la parle córnea y el Hierro^ volverá áfljustar las'Cinclias; que indudablemente sé liabrán 'aílojadtí'dnrartte la marcha; rectificar», en íin,l»'posición de'k sitk y de la brida, como lo habrá 1»«O1H» antes de montar. • '- • ' ;• • /. --- •• '• .'•'-•:•- ^''. • 'i)«pcon»o.-«-El gineledaráíal csbailO'Ocli»; & riiei mi* «utbsTladáireanBo; «liará tes'estcibos; le dejará ontera"-riiente libre para que pueda ostímr el cueHo,'volver )a cnbey.a, «cTeudirsc, orinar, sin.abáTidoniaT «o obstante en-teralneiite las riestlas pnni <iuo el- caballo aprovechando este abandono no intente escaparse ó saitai'j sacándolas fotenoima do la oabe^i y^amstbáfldolits porel sueio'con ríesigotleencobrtíslarse.-. í'. • .p^ ••'

'Terminado el di>rcansa,^lgineto:t«BBari»las:rieñdascoa la mano dárecha-, las uñas há«Í0'ab»jo cerisaiilela boca del cbbñllQpara^tjeoatiH', mancipando con 6^ unahiedia vuelta á la izquierda; paraílefecloiIlfevapáJesdeiiuegola roanou» .pocoíi tsl-<fcrécliaj procwáudoqtie el caballo gane torfe-noiáila dereoini con uniré ttasfutaiiE;; deapu^ le hairádujh -«iménte^wlverá la ;i»}aiertlaii frailando áih utni-circulo (ter.imjs á seiS'.|>asosf IkfTaBdd'gradinUneotc Í4 inane hácttt^aslié ladn y mant«iiiénthií)a'^iBiitpra bastáiteaita j flrmeptni iiHtwdIr qne<el caballo ie niiiOt'5 saltSk

oferto rfeí éocaíío.^EjeCutada cí5ta media vueUa á la izquierda, él ginete examinará con atención el movimlcTi-to de báscula impreso al bocado por la tensión de una so­la rienda, y él apoyodado al bocado por la tensión igua! de las dos riendas; esto siétnpre que el canon del ,/>ocado sea de una sola pieza; piíes si es de dos articuladas que se Haflíia feocaá') partido, el efecto de báscula no tiene lu­gar, porque cada rienda obra solo sobre el lado del boca­do á que está aplicada.

Elginetéreconocerá al tocaren el espacio intcrdenta-rio en doíiidé el bocado se apoya sobre la mandíbula infe­rior lá parte muscftiar mas ó menos s;iiienle que se llama barra; comprenderá fácilmente desde luego el efecto del bocado sobre las barras; al mismo tiempo se asegurará que este efecto depende menos do la forma del bocado y de'lá sensibilidad de las barras, que de la posición del ca­ballo con relación á la de su cuello; conocerá también que la barbada obra Contra la barba del caballo á cada báscula del bocado, mientras que se templa con el apoyo igual de él. Durante este examen de algunos minutos, la mano del ginéle no obrará sobre las riendas sino con mucha suavidad y gradualmente, acariciando con la otra ai caballo yhablándole para calmarle cuanto sen po­sible.

Volver II montar á caballo y ponerse en marcha.—Vol­verá á montar á caballo do la manera esplicada anterior­mente; sin omitir ninguno de los detalles dados al prin­cipio de esta lección, teniendo cuidado de sostener un t*co mas al catóHo, porque la vuelta hacia la caballeriza escita ordinariamente el ardor de casi todos los ca­ballos.

S

- 5 6 — volverá á poner elcaballo ea marcha sia impaciencia

por ovai íe^nasiado recojklo, ui ceder tampoco por de-^ n .handono; asi es como el ginete conocerá la fa-" l i rd con q"e?mpone su volur lad al caballo por el efep-cihdad con que I dueño de emplear el

en la silla, ten ir »» miembros y cuerpo ya ^ ' ' ' r r r c ^ n t - a í o "::ba,lo.para destruir la ri-

"^^T'. , • .n,j volver á la caba{Uriza.-K la vuelta, y . f ' ^ E L c i a l e b caballeriza, el giaete echará pié ¿ alguna di tanc a 19 1. desengamibará la

Atierra « " ^ ~ ' ^ ^ ^ i de mano de la misma ma. , , , , d a , y "« - ; ' ; . ; ; ^ t l o "tratará de comprender. S : ; : ^ : S : ; r o v Í u t o alterativo ydia-

^ T ' ' " S : : í : í r S d S S i a r á ^ ahogadero antes

cantar esta, corriéndda hacm aU, - ^^^^ , ^.,„ Xuu.ue el trabado d - U ecm ^ ¿ ^ ^ ^ ^ . . . ^

poco rTi^::^^^^'^^^^'^^'^ '^ ""*'. *-ne sudor en ^^^^^^^^ ¿^„,, el vienlíe y las piernas; daráqueleestnegueaeíaor^^,^^^^^^^^ ^^^^^^ ^ j ^ ^ _

tZ'ZTX Íuc el casco de la silla no le ha ocasio-

—,57 — nadu mal alguno en el dorso ni á los lailos, ni tampoco el fusle trasero sobre los riñónos; hará que le pongan la manta; le dará él mismo un puñado de cebada ó algunos bocados de pan, acariciándole con la mano y la voz an­tes de separarse de el.'

Esta primera lección durará dos horas, de las cuales una de marcha directa íil paso, deberá repetirse por lo menos ocho ó diez dias seguidos sin interrupción, para comprender bien su conjunto y sus detalles; esta conti-Buacion con dulzura,8in impaciencia, nocen prontos ni brusquedad, darán sutieienle aplomo y confianza al gi-nete para que sepa imponer su voluntad al caballo bien enseúado, que obedecerá á las ayudas voluntariamente) sin repugnancia y hasta con gustos

El ginele observará que en la marcha directa al paso el caballo ha recorrido de cinco á seis kilómetros en una hora, lo que le peimitirá hacer á esto:a|re cinco ó s^s miriámelros en una buena jornada de diez horas de marcha; pero en este caso será preciso interrumpirla con tres descansos al menos de una duración total de dos horas, si bien por otra parte raras vece» tiene este lími­te el trabajo diario de un caballo;.

-m -g,.XV.^SE{iUNDA l.EC€10N.—MARCHA ES TOI>AS DIBECClOflKS

AL PASO.

Poner la silla j brida al cahallo.—Mantar y ccli«*i-«ié á tierra fov la derecha — Empleo de la* ayu­da»,—«.auaf terreno á derecha c líqulcrda—Me­dia vuelta á, derecha c l»|ulerda.—Hacer alto y paso atrás.—Marcha circulará derecha c Izqnler-j a —Paso de costado á derecha é liqulcrda.— Quitarla lirldá y silla -Estreg'ar «*1 caballo vuel­

to A I* cabnllcrllía.—Cadencia del paso.

Poner la silla y brida al caballo.—En la primera lec­ción hemos lenido cuidado de indicar Ins precauíioncs que el ginete debo lomar á lin de cerciorarse de que el caballo se halla bien embridado, enjillado yherrado para ponerse en marcha; la continua observancia de esios dé-talles y la mayor seguridad de poder jn/.gar de su per­fección, obligai-án al ginele á saber hacerlo por si mis­mo- como por otra parle la necesidad en que pueda ver Sé de tenerlo que ejecutar: al efecto trataremos de des­cribirlos sucesivamente. . . , „„

Echados sobre la silla los estribos y las cinchas, la co-ierá con la mano izquierda por el borren delantero y con a derecha por el trasero; se aproximará al caballo por el

lado de montar, hablándole para que no se sorprenda; y dándosela á oler para que no se espante U elevará su­ficientemente para colocarla con suavidad, y >" golpear sobre el dorso del caballo: antes de asegurarla heb.llará las dnchas; tendrá cuirlado de asegurarse que no queden crines debajo, y que esté lo bastante atrás para no em-

— 5&—. barazav la Hberlad de las espaldas; y en caso de que tu­viera que moverla por uno úotro.motivo, lo hará levan­tándola, (le ningún modo rozándola por la piel; liebillau rá las. cinchas poco á poca después de haber observado siístánbien sobre su parle plana, y si las hebillas no pue­den rozar la piel: los estribos quedarán sobre la silla, ó colgados de los porta-eslribos.

El ginete colocará las riendas de la brida en el pliegue del brazo izquierdo, y lomando la testera con la mano' derecha, uñas abajo, se aproximará al caballo suave­mente y sin sorpresa, por el lado de montar; después de haber deshebiliado la cabezada , si «s que quiere des­embarazar de ella U cabeza del caballo, pasará el brazo derecho por encima del cuello, de modo que la mano derecha se encuentre delante de la cabeza; cojera el bo­cado con la mano izquierda junio á la anilla del porta-, rienda, para presentarlo á la boca del caballo y colo­cárselo, introduciendo el pulgar izquierdo por encima de los asientos para hacérsela abrir: pasará primeramen­te la oreja derecha del caballo por la testera; después la izquierda, sacando el tupé ó melena de debajo de la tes­tera anlcs de hebillar el ahogadero: en seguida ajustará la barbada.

Ensillado y embridado el caballo le llevará al terreno, bajará los estribos; y antes de montar rectificará con la silla, k brida y el herrado todos los detalles que deja­mos indicados para siempre en la primera lección, j como si él mií mo no lo hubiese ensillado y embridado.

Sucedo frecuentemente que el caballo se infla al tiem­po de cincharlo en la caballeriza, y es necesario volverlo á Cinchar de nuevo en el momento de poner el pié en el

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estribo: este es un cuidndo también que jámáa lia de omitirse, para evitar que la silla no vuelque al tiempo de montar.

Montar y echar pié á tierra por el lado derecho.— El gineto se colocará á esto lado; su flanco izquierdo un poco detrás de! estribo; el pié izquierdo detrás del derecho; los talones formando escuadra; la manoixquier-da cojiendo las riendas por su estremidad; el pulgar, so­bre su parte plana' esterior, se colocará encima del bor­ren delantero con las riendas snücientemonle cuajadas para mantener »1 caballo en reposo. (Figura 7.)

Después de haber introducido el tercio del pié derecho en el estribo, cojera con la mano dereclia, en lii que ten­drá el látigo con la punía hacia abajo, un puñado de cri­nes por encima de las riendas, lo mas ad(!lante posible, sa­liendo la estremiilad do aquellas por debajo del dedo pequeño {fifjura 8 ) ; se elevará sobre la punta del pié iz­quierdo, apoyando el pié derecho en el estribo, ayudán­dose con las dos manos, y manteniendo derecho el cuerpo; la tnano izquierda díbé siempre tener lomadas las rien­das de manera á impedir que el caballo se mueva; y apo­yarse contra la silla para que no vuelque (figura !)); pa­sará la pierna i/quiorda tendida por encima de la grupa del caballo, sin iflcarle {^.gwa 10), y se dejará caer li­geramente Sdbre la silla, trayendo la mano izquierda sin soltar las riendas, sobre el lado izquierdo del borren de­lantero; el pomo apoyado encima; los dedos por fuera: pasará el látigo á la mano izquierda y las riendas á la derecha; el dedo pquéño entro las dos: por último, cal­zará el estribo izquierdo. •

El brazo izquierdo caído naturalmente, y manteniendo

— 61 — enesuman. e. Id.igo. el brazo ^-^^¿^Z.'ZZt en frente del cuerpo, «"""^'f"^^VeroX'^obre riendas; los dedos bien cerrados J < ^ P ^ ' ; 3 „ i , . ,a segunda coyuntura del pr.mer .« «d»' P^" Jp.rte nenas iguales . con la« 7 ; ^ * ^ ^t T ú l V u n o s alia del puño un poco '":í'"'"í» f ^ ^ f : 1 , cuerpo, cuatro dedos de la perilla de la f » ^ " .ricia-Bien asegurado en la silla el guíele, hablara í i ? r al caballo para habituarle á que Pe™^"f ^ . ' " ^ ¿ ; ; cuando s'ea menester, para cKlmarlo anles de echar

' 1 . Í X a r a r s e . ello pasard el litigo á h mam. do-J h a , L a r i c o n la izquierda las - - ^ a s / ' . . -o a dola sobre el lado derecho del borren delantero on la mano derecha cojera un puñado de cnues y sulu.a

'^Sr^JIÍuLaelev.ndosesobreeleslr.bod.echo, pasand. la pierna izquierda tendida porenoma de la ^ u-pa sin tocarla, miei.lras que la m.no izquierda u Uai as ñend:,s, vendrá í> apoyarse contraelborren^od^ lu silla; después trayendo la pierna izquierda U 1.Um^ la derecha, sentará suavemente en tierra el pie uquierdo y soltará el estribo derecho. ,„nvon-

Despues de haber echado pié á Imrra y f'\2^Z\ cido práclicaa.enle que la sustitución de '«; - f J piernas derecha P r izquierda y .^c^;'.^^;. ^^""^^ teoría hemos hecho ver sumamente ut.l, fócl y " c _ ria, se ejercitará en montar por la izquierda , « •'» ' ^ pues pié á tierra por ia derecha y volver a moaUr p 1 le lado, para desceuder por la izquierda una o dos veces.

— 02 — Sin embargo, no c» bueno prolongar este ejwciGio has-

la el punto de inquietar al caballo, porln. esposicion lue­go da resabiarlo para montar.

Empleo délasayudas.f~K'a la primera lección liemos tratado do instruir ya al ginete respecto de algunos efecr tos de las ayudas, para hacer marchar al caballo háeia silebiUe y hacor alt'»; fáltale empero aprender la corres­pondencia en ellas, que, bien entendida, no cesa jamás de ser la misma, cualquiera que sea la mano que tenga las riendas, para dirigir al caballt) en lodos sentidos. Pero el (ifocto de las ayudas requiere ser perfectamente com­prendido antes de poder ser convenientemente practicada su combinación; para lo queel¡ginete tratará de estudiarla prinieraraonle con detenimiento y rellexion, sin pasará ponerlo errpráctica hasta hallarse perfectamente asegu­rado do la eficacia y constante efecto de este empleo sim­ple y combinado de las ayud.is, siempre proporcionadas ala sensibilidad del caballo; y estudiando de nuevo en estos ejercicios la báscula y el apoyo del bocado por el efecto de las riendas.

Esta combinación de ayudas puede ser de dos modos: combinación correspondiente y combinación contraria. Seguramente al pari;ccr unas y olri.s caminan al mismo íin y dan el mismo resultado, pero de muy diferente mo­do; ayudas correspondientes llamamos á las que se dan oou la mano y pierna del mismo lado; y contrarias, ó las que con la pierna contraria á la mano, como mas preci­sas, airosas y seguras, elegimos las segundas.

Ganar terreno á derecha é izquierda.—Puesto otra vez el ginete á caballo , Tolverá á romper de nuevo la marcha directa al paso, ensayando después el ganar ter-

- ^ 3 -reno i una úotra mano, por el empleo moderado de las ayudas, de la, manera siguiente: después de haber ajusta­do las riendas preparará suaTémcnle al caballo, y lle­vando la mano un poco há<;¡a adelante y á la dere­cha, sin descomponer la posición del cuerpo , delermi-r naní por la tensión ligera de la rienda derecha las e s l e í ­das del caballo, marchando siempre al mismo aire bácia la derecha: la presión de la pierna izquienla un pocoinaS Sentida que la de la derecha, bastará para poner en «qiii-librio las ancas del caballo.- éste marchará así en una dirección oblicua hacia la derecita y el ginele le sos­tendrá en esta marcha algunos minutos , cesando des­pués en ella, corrigiendo y modificando este empleo da las ayudas, que deberá ser bástanle suave para nq de­terminar al caballo á volver á la derecha, y sin embargo bastante sentido para que elcaballn abundone la marcha

' directa y gane scnsiblemenlo terreno ;í la derecha,

El gincte volverá á poner recto su caViallo haciendo obrar muy ligeramente la rienda izquierda y la piernade-recha, tlojando en seguida el efecto de la mano y pierna por grados para solver á tomar la marcha directa.

Ganará terreno á la izquierda por medio del efecto moderado de la rienda i/.quierda y sentida presión de la pierna derecha; se sostendrá e&ta marcha algunos minutos , cesando después en ella, corrigiendo y mo­dificando este empleo de las ayudas , que deberá ser. bastante suave para no determinar al caballo á volver á 'a izquierda; y sin embargo, bastante sentido para ha­cerle abandonar lá marcha directa y ganar terreno i la izquierda. ,

El ginete volverá á poner recto su caballo, haciendo

— 64 — obrar muy ligeratneute lo rienda derecha y pierna izqui«r-da, volviendo á su posición la mano y pieriu por grados, para volver á tomar la marcha direcl».

Teniendo esle ejercicio por objeto hacer comprender al caballo el efecto mas simple del empleo de las ayudas, deberá ser repetido hasta que sea perfectamente eje­cutadlo.

Volver á derccJia é izquierda.—Ajustadas las riendas y preparado P1 caballo, marchando siempre al mismo aire, se le hará volver sobre su parte posterior á la derecha, llevándola mano hacia aiielante, y ala derecha y «erran­do prngresivnmente la pierna izquierda; para terminar el giro se le sostendrá coa la rieniln izquierda, y ambas pier­nas, la derecha con algún tanto mas de presión; volvien­do en seguida por grados la mano y piernas á su primi­tiva posición para continuar marchando en la nueva di-recciun.

Después da haber nuevamente preparado al caballo, marchando siempre al mismo aire, se le hará volver á la izquierda llevando la mano hacia adelante y á la izquier­da, y cerrando progresivamente la pierna derecha,; para concluir el giro, se le sostendrá con la rienda derecha y ambas piernas, la izquierda con algún tanto mas depre­sión, volviendo en seguida por grados la mano y piernas á la primitiva posición para continuar marcliatido eu la nueva dirección.

Para determinar estos movimientos á derecha é iz­quierda DO deberá el ginete tener reparo en atacar franca­mente al caballo, pero no de un modo brusco; es decir, con resolución, pero con proporción á la sensibilidad del animal.

— 65 - -Media «ueiía á derecha y á izquierda.—Ajustadas las

riendas y preparado el caballo, marchando siempre al mismo aire, se le harü ejecutar una¡ media vui'ltn á la derecha por la acción simultánea de la rienda derecha y pierna izquierda progresivamente ftrolongada, hasta que el oahallohaya recorrido ó trazado un setnicirculo de cin­co á seis pasos por lo menos; para terminar lamedia vuel­ta se le sostendrá con la rienda izquierda y ambas pier­nas, la derecha con algún tanto mas depresionj volvien­do asi de concluida por grados la mano y piornas' á su primi) iva posición para continuar marchando en la nueva dirección. "

Para ejecutar la media vuelta á la izquierda sobará pttr la noción simultánea déla rienda izquierda y pierna derecha progresivamente' prelongada como esplicamos anteriormente, y terminada por medio del sostenimien­to con rienda derecha y ambas piernas, la iüquierda con algún tanto mas de presión,.volviendo así de concluida la Bianoy piernas por grados á su posición, para continuar marchando en la nueva dirección.

En este ejercicio se cuidará de dejar marchar al caba­llo unos veinte pasos al menos en cada nueva dirección, y de asegurarle en la marcha antes de prepararle para una nueva media vuelta.

Antes de pasar mas adelante, queremosespiuierlas ra­zones que hemos creído suficientes para optar por el <ímpleo de las ayudas contrarias.

El resultado obtenido por la práctica en estos ejer­cicios ecuestres no dejn de serlo ya: y este resultado no

sido estudiado y obtenido por nosotros solamente; pues si el empleo de estas ayudas era desconocido en la

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eacuela fmacesa, como nos dá á entender Mr. Bau-cher, Bo lo era seguramente en la española (1) ¡ pero aun hay razones lógicas para poderlo demosirar.

Efectivamente: si queremos que el caballo converse 4 la derecha, ¿cuál e» el punto eje de esta conversión? La piorna derecha. ¿Goiivendrá en este caso embarazar su nccton con la ayuda de la pierna derecha del gincte? Antes , por el contrario , debemos tratar de dejarla libre, como lo conseguimos con las ayudas adopta­das. Al preparar al caballo para todo movimiento, ¿qué queremos conseguir? Aligerar su parte,anterior; luego sus fuerzas no están compartidas por igual. Tratemos, pues, de que ejecute los movimientossobre la parto del cuerpo á que hemos llamado la concentración de aque­llas, sobre las piernas. Consigúese además el purfccto y constante equilibrio déla masa necesaria é indispensa­ble para todo ejercicio.

En los giros 4 derecha é izquierda, lo mismo que en el oblicuo á ambos lados, la tensión de Us riendas debe ser suave y proporcionada, y nunca tan brusca quehaga bascular al bocado; porque el movimiento de báscula por contra-solpe sobre la barra superior opuesta podría hacerle volver al lado contrario, ó por lo menos obligarle á defenderse por no conocer lo que se le quería pedir.

Alto y paso atrás.—El ginete después de haber hecho hacer alto á su caballo por los medios indicados en la primera lección, y cuyo ejercicio la practícale habráhe-

1) Lo dá á conocer en su Trataílo el coronel don Francisco Laigíesia y Larra , llamando doblado á la vuelta efectuada por medio de eat» combinación de ayudas.

w 6 7 — cho familiar, determinará al caballo'á hacer paso atrás, flespues tle haber ajustado las riendas, enderezando la parle altii del cuerpo, al que srproxiinará la mano de las riendas, elevándola gradualmente hasta que sienta bien d apoyo del bocado; las piernas aproximadas, y sobre todo con perfecta ipialdaJ. Así que el eaballo obedezca, bajará y elevará sucesivamente la mano, lo que sellaraa ^ar y tomar, hasta que el caballo haya heclío cuatro ó cinco pasos por lo menos; siete ú ocho á lo mas.

El caballo hará siempre paso atrá& rectamente si la niano produce el apoyo del bocado, y si las piernas con­tienen Igualmente Jas ancas; mas por pocO que la mano haga basculiir afl bocado, ó' que las' piernas eontongan con desigualdad las ancas del caballo, hará paso atrás inralihlertiente sesgado.- en este caso, si el caballo vierte la cadera derecha, se le aplica con mas fuerza la pierna derecha; si vierte la cadera ixquierda,'la piorna izquier­da; si no es sulieiente este medio, se le hará sentir' ha rienda del costado al cual vierta las caderas, lo que se

' llama oponer ¡as espaWos á ios cadertis:

En el paso atrás es donde conocerá el gineto el poder del acuerdo de las ayudas-; y donde sé apercibirá' de la turbación que puede ocasioiiar la menor descomposición de la posición del cuerpo.

St el caballo intenta encabritarse se baja la mano in­mediatamente, se cierran las piernas completamente por ^ I r á s de las cinchas, se inclina adelante la parte alta del cuerpo con la mayor flexibilidad posible de las ca­deras. , ••

El ginete inespertfr comete, por el contrario, la falta de aferrarse á la» riendas así que el caballo hace inlen-

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eion de encabritarle; y este defecto es tanto mas peligroso, cuanto que un f^olpe brusco sobre las riendas ea tal coso, tieade á hacer eaer hacia atrás al caballo.

Sicl caballo intenta cocear se separan un poco las pier­nas, se le levántala mano y elévala parte alia del cuerpo.

Si se cometiese el defecto de traer con suma violencia hacia el cuerpo las riendas, el caballo intentarla el salfo del carncroi elevándose para ello sucesivamente do de­lante y de detrás.

Es preciso sien^pre calmar y no irritar jamás la impa­ciencia del caballo <]ue se resiste á hacer paso atrás; no echar jamás pié á tierra siaque el caballo haya obede­cido; bajar la,mano con suavidad, temblequeando ligera­mente las rienda» con la ayuda del dedo pequeño para re­frescar la boca; hablarle y entretenerle con algunos in­tervalos de reposo; buscarle de nuevo; envalentonarle sin exigir con rigor, sin ceder tampoco; esperar con paciencia á que obedezca^ recompensar su obediencia así que la manifieste, tales son los medios que deben preferirse para determinar al caballo.

La tensión de las riendas en este ejercicio será siem­pre progresiva, yjamás tan brusca que haga bascular al bocado; porque independientemente del movimiento de básculapor contra-golpe sobre la barra superior opues­ta por la tensión «le una sola rienda, bajando la mano, se obra también tín movimiento de báscula por contra­golpe sobre la barra inferior opuesta, alzándola por la tensión de una sola rienda. ' Es preciso fr dando y tomando sucesivamente, porque

Ja continua t«nsion de las riendas roeargaria la parte

— 69 — 09lerior del cabello sin dejarle libertad «n las piernas

para poderlas moveí* hacía alráa. Para hacer alto y paso atrás, el ginete lomará las riea-

'das t«nto oon la mano izquierda como con la dereohi, para acostumbrarse en uno y en dtro caso á cof>»er»ar una buen» posición de la parte alta del cuerpo, y. una constante ílexibilidad de la parte baja de los riñonea.

Descanso.—Después de faaber eehaiio pié átíorrá el gi­nete dará á su caballo un cuarto de hora de reposo, sin olvidar ninguna de las precauciones y cuidados á que han debido habituarle ya los ejercicios d« la primera lección.

Habiendo solo, marchado al paso y durante una media hora poco mas ó menos, no es probable que el caballo se haya sofocado, ni que tenga sudor por debajo de la silla.-esto supuesto, un reposo absoluto á la corriente del aire puede darse sin inconveniente alguno: mas si el calor hi» sido futirte, si las moscas han atormentado al animal, si ha estado demasiado animado ó impacienteven fia , si el caballo suda, caalquiera quesea la causa, el gineteuo se espondrá de ningún modo k refrescarlo bruscamente con un reposo absoluto á la corriente del aire: le pa­seará sosegadamente, calmándole, liáhlándole y quiláa-dole con cuidado las moscas con una rama de follage.

Durante los últimos minutos del descanso fijará una mi-i'ada atrevida y prolongada sobre la del caballo, dará á su 'oz una inflexión dulce ó ruda, siempre «n armonía con su mirada, que impondrá constantemente á la del caba­llo, siguiéndole y dominándole eo todts sus molimien­tos; sometido el caballo á la mirada del ginele, estará «esde luego obediente al sonido de su voz, y no tratará J*'"*»<*e resistir á ÍU8 ayudasi ,

— 70 — . ünpedazivdé pan, ua poco de azúcar so» golosinas á las que el caballo se muestra iiabUualtnente sensible; es un medio de recompensa de que debe usarse con discerni­miento; la privación entonces, y uns' mirada severa, Tendrán áíer un medio cierto de punición. '- • ' 'Marcha circular á derecha é izquierda.—"Puesto otra Tezáf caballo el gihete, volverá á tomar la marcha directa por algunos instantes; empezará la marcha circular á la deredia, describidmlo un círculo de quince ¿ veinte

'pasos por lo menos de diómetro; después de haber ajus­tado las riendas y preparado su caballo, para prevenirle y encomendarle la obediencia, le hará sentir gradualmente la áocion Simultánea de la rienda derecha y la pierna iz­quierda, un ¡Kioó menos completa que para ejecutar iii-inediatamcnte una media vuelta á la derechii; el caballo se encontrará así suíicienteraeiltc plegado enia dirección del círculo qun va á recorrer^ «I gineto le sostendrá modera­damente de la rienda izquierda y pierna derecha para ase­gurarle en la marcha'circular.

Las ayudas sobre la derecha deberán ser bastante fir-ines, pero moderadas á la vez, para determinar y mantener constantemente al caballo plegado sobre el mismo círcu­lo, sin ensancharlo ni estrecharlo; las aytidus sobre la izquierda, demasiado sostenidas y suaves al mismo tiem­po para deieriuinarle y contenerle; la combinación de tndae ellas, siempre'gradual con su energía y'templanza alternativas, deberá ser tal, que las ancas dpi caballo pa­sen continuamente por los miamos puntos que las espal-das^est» combinÍEicion,'que nada es bastante ásuplir du­rante todu la marcha circular^ será'inmediatamente per­turbada por poco que la posioion del guíete no fuese fle-

— 71 — xible ala derecha, sin retirar jamás el hombro izquierdo, conforme en un todo á ios movimientos del caballo; ven­drá también á ser imponible por poco que Ja posición del giiiete se contraiga por la rigidez de los riñoiies y del pliegue de la rodilla: el ginele fuera de aplomo caerá infaiildemente perpocoque se incline ala izquierda cuan­do el caballo vá plegado á la dereclia; mas no por esto es necesario que se viurta demasiado á esta mano; es decir, masqui! el caballo hacia el centro del círculo.

Después que el ginete haya conocido durante algunos instantes que se «ne fácilmente al motimiento del ca­ballo en la marcha circular á la derecha, enderezará su caballo restableciéndole por medio de un giro á la dere­cha en la marcha directa, siguiendo un diámetro que atraviese el circulo; en seguida después de haber njus-tado las riej7da8, cojidas con ia mano derecha, y prepa­rado al caballo, comentará la marcha circular á la iz-qvñerda sobre el mismo círculo, plegando hacia csíe lado gradualmente al caballo por la acción simultánea de la rienda izquierda y pierna dcreeha, un poco menos com­pleta qiie para ejecutar inmediatamente una media vuelta á la izquierda, sosteniéndole moderadamente con la rien­da derecha y pierna izquierda para asegurarle en la marcha circular á la izquierda.

Las ayudas sobre la izquierda deberán ser bastante fir­mes , pero moderadas á la vez, para determinar y maii tener constantemente al caballo plegado sobre el-mismo círculo, sin ensancharlo ni estrecharlo; las ayudas so­bre la derecha bastante sostenidas, y suaves al mismo tiempo, para determinarle y contenerle.

1* combinación do unas y otras, si«mpíe gradual en

— 72 — 8U energía y templanza alternativas, deberá ser tal, que las ancas del caballo pasen continuamente por los rais-nius puntos que las espaldas.- esta combinación, qu« nada es bastante á suplir durante toda la marcha circular, será súbitamente perturbada por poco que la posición del giiiete no fuese flexible á la izquierda, sin.rehusar jamás el hombro dertcho, conforme en un todo á los niovimiciilos del caballo: esla misma combii acion ven­dría á ser imposible, por poco 'jue la posición del ginete so conlraiera, por la rigidei de los riüones ó pliegue de la rodilla : el ginote fuera de aplomo caería infaliblem*»-te por poco que se inclinase á la derecha, cuando clca-

-ballova plegado á la izquierda; pero esto no quiere der cir que se inclino demasiado; esto oa, mas que el caballo, hacia el centro del círculo.

Es muy esencial, sobre lodo al principio de la marcha circular, que el ginele tenga las riendas con la mano de aíuera, pues así lo será mas dilicil rcliusar el hombro de este lado: después debe ejercitarse en tener Ijs riendas indistintamente con una ú otra mano.

Cuando el ginete haya conocido durante algunos ins­tantes, que se une fácilmente á los niovimienlos del ca­ballo en la marcha circular á la izquierda, enderezará su caballo, volviéndole á hacer tomar la marcha directa por medio de un giro á la izquierda, trazando un diámetro, y sosegará su caballo tranquilamente. Le dejará saborear el bocado, dando y tomando cou suavidad, y icivvble-queando ligeramente las riendas con el dedo pequeño; la roano siempre ligera; las piernas prontas sin opresión mantendrán constantemente al caballo en las piernas y en la mano. Tratará el giaete.de contener «laiic,.ga-

— T a ­ñando terreno ya i derecha ya á izquierda; probará ace­lerarlo volviendo á tomar la marcha directa, afirmán­dose mas y raaa en el empleo gradual y en la combina­ción de las ayudas, amaestrando completamente al ca-l)allo, someiiúndole' dulcemente á su voluntad, sin irri­tarle jamás ni ceder por demasiada energía ó por dema­siado abandono. :Tomi)rá ünalmente en cuenta el efecto y la sensibilidad de las ayudas en el empleo que hasta «qui ha hecho de ellas.

A la vuelta, y á poca distancia de la caballeriza, hará hacer alto á su caballo, perfectamente recto; le hará ha­cer tres ó cuatro pasos atrás; de$pues algunos hacia acle-laiM-e, para volveilrt á hacer alto, antes de comenzar el ejercicio de paso de costado.

Paso de costado á derecha é isquierda,r-El ginetc primeramente ajustará las riendas y dispondrá su caballo 4 hacerpaso Je costado á la derecha , llevando un poco á;esle iado la innno de las riendas y cerrando suavenw»-te la.pierna izquierda; estas ayudas preliminares so da­rán con sutpa suavidad, y lo suficiente tan solo para determinar muy ligeramente' á la derecha las espaldas del cabalk) y hacer á las ancas tomar su dirección.

Para mayor seguridad del efecto de las ayudas, tomará las riendas con la mano derecha y ohlií^ará al caballo al paso de costado á esta mano , haciéndole senlirgraduaí-•TOeote, pcrQ coa energía, el efecto simultáneo de la rien^ da derech» y pierna izquierda un poco atrás de las cin­chas, sosteniéndolo y conteniéndole al mismo tiempo con U rienda izquierda y pierna derecha, sin descompo-iitr BU pfisicion, aunque deba llevar algo vuelí* la cabeaa ¿ lAdiírecha pqra mirar al lado hacia el cual cabalga,.

— 74 — La combiiiícion Je ayudas siempre gradual en su ener­gía y templanza alternativas deberá ser tal, (jue las an­cas, cabalgando ú la derecha , sigan paralelamente las espaldas del caballo, cruzanilo las estrefnidades izquier­das por encima de las derechas, y trasportándole á la derecha el cuerpo del caballo , sin avanzar ni recular: esta combinación será inmediatamente perturbada por la descomposición del ginote; vendrá á ser" imposible sit» una completa libertad de la mano y de has piernas, que deben constantemente reglar el movimiento de costado á la derecha é impedir al caballo avanzar 6 recular du­rante este movimiento igual.

Así que el caballo haya dado cuatro ó cinco pasos á lá derecha, el ginele cesará insensiblemente el efecto de la-rienda derecha y pierna Izquierda; aumentará del mis­mo modo el de la rienda izquierda y pierna derecha para poner recto su caballo.- así que lo baya conse^ido, vol­verá por grados la mano y piernas á su posición natu­ral, y ensayará el mismo ejercicio, cojiendo las riendas-con la mano izquierda, trayétidolas ligeramente á I» derecha.

Le hará marchar al caballo algunns pasos hacia ade­lante para hacerle hacer alto antes de mandarle paso de costado á la izquierda; para esto le preparará pritnera-menfe por medio de ayudas sumafnente suaves á la iz­quierda , y suficieríles tan solo para determinar muy li­geramente á la izquierda las espalda* dtíl caballo y hacer á las ancas tomar su dirección; hedió esto le hará sentir gradualmente, péró con energía, el efecto simultáneo de lá rienda izquierda y pierna dcrecTia por detrás de Jas cincllás, sosteniéndole y conteniéndole al mismo lienipo

— 75 — -con la rienda derecha y pierna izquierda, sin descom­poner su posición , aunque algo vuelU ia cabeza á la iz-<juierda, para mirar el costado hacia el cual cabalga.

La combinación de las ayudis, siempre gradual en su «nergia y templmza altfirnativas, deberá ser tal, que las ancas, cabalgando á la izquierda, sigan paralelamente las espaldas del caballo, cruzando las estreraidades dere--chas por enciiua de las izquierdas y trasportándose el cuerpo de este á la izquierda, sin avanzar ni recular: esta combinación será inmediatamente perturbada por la descomposición del glnete: vendrá á ser imposible sin una completa libertad de la mano y de la* piernas, que íleben constantemente reglar el movimiento de í;»stado á la izquierda, é impedir al caballo avanzar ó recular en la duración de este movimiento igual.

Así que el caballo haya dado cuatro ó cinco pasos á la izquierda, el ginetc hará, cesar insensiblemente el efecto de la rienda izquierda y pierna derecha; aumen­tará del mismo modo el de la rienda derecha v pierna izquipj-da pata poner recto su caballo: cuando lo haya conseguido, volverá por grados la mano y piernas á su posición; seguidaincut« hará cabalgar al caballo á la izquierda , tomando las riendas en la mano derecha y trayéudiila ligeramente hacia la izquierda.

Gomo quiera que este niodo de marchar el caballo, •que llamamos coftaí^ar, sea de les movimientos menos •naturales y á los que mas se resiste, es preciso estudiar detenidamente este efecto asaz complicado de las ayudas y ponerlo en practica sin eseitacion alguna.

. A pesar de la perfecta combinación y aplicación de «Uas, suele el caballo atrasar algún tanto la cadera

— 76 -^ contraria al lado hacia á donde cabalga, lo que sé llama verter la cadera í untonccs deh^Tk hacérsele sentir con mas fuerza la (wcsion de la pierna del ginete de aquel lado , y si esto no bastase traer híícin él la mano de Ia& riendas hasta conseguir su equilibrio; lo cual hemos-dicho se llama oponer las espaldas á las caderas.

Quitar la brida y silla al eaballo.—El ginete des­pués á", haber echado pié á tierra y conducido sa caba­llo á la caballeriza, con todo el cuidado á que debe es­tar acostumbrado por los ejercicios de la primera lec­ción , se ocupará de quitarlo la brida ' y silla por • sí mismo.

Suelta la cadenilla de barbada antes de conducir al csballo ú lacaballeriza, deshebiliará el ahogadero,' traerá las riendas sobre la tc'itcra y las pasará por encima de las orejas, dejándolas caer sobre el pliegue del brazo kquicrdo; después quitará la brida, comenzando por sacar la oreja derecha; le pondrá la cabezada de pesebre y le atará con el ronzal á éste; subirá los estribos, des­hebiliará las cinchas, colocándolas sobre la silla, qu& levantará suavemente retirándola hacia atrás con la» dos manos, la izquierda por el borren delantero y la derecha por el trasero.

Estregar al caballo de vuelta ya en la caballeriza.-^ Después que al caballo le haya quitado la silla y brida, el ginete le hará estregar con granzones, ó mejor aprenderá ú hacerlo por sí mismo , en la cabeza , en el Cuerpo y en las estremidades: palpará la cruz y ríño­nes del caballo para asegurarse que nai están matados ni escaldados por la silla; si el caballo sudí tendrá cuida­do íjue íB le coQlinúe estregando y frtccronahdo- cuanto

— 77 — sea menester, quilándole el sudor con un mandil de lana , hasta que la piol quede «eca ; dejará sicmire al caballo reponerse , tomsr aliento y comer paja un euarlo de hora al menos antes de darle agua. Durante toflos estos cuidados, hablará á su caballo, le calmará, le acariciará , le acOBtumbrorá & su mirada , le recom­pensará con algunas palmadas sin sorprenderle , sin ir­ritarlo, consiguiendo por este medio de dia en dia nue­vos progresos en el conocimiento del cuidado, de las costumbres y del carácter del animal.

Esta,segunda lección, durante la cual el gincte no deberá hacer uso ni del látigo ni de las espilclas, du­rará dos horas, de las que una se empleará en la mar­cha en loJas direcciones: deberá repetirse quince ó •veinte veces para comprenderla bien en su conjunto y en sus detalles. A fuerza de repetir, primeramente pa» sado, después sobre la marcha, con estribos y sin ellos, toda especie de movimientos dirigidos á destruir la rigidez del cuerpo y de los miembros, debe asegurar la suficiente flexibilidad para ejecutar al paso del caballo todos aquellos que pudiera hacer un hombre sentado separando las piernas; bien entendido que estos movi­mientos deben siempre permitir el uso inmediato de las lyudas en caso necesario.

Cuando esté plenamente convencido de su aplomo, calzará las espuelas para confirmarse mas en él; cui­dando de no castigar con ellas al caballo en el empleo «e las ayudas y en la fácil ejecución de este principio londamental de equitación. Procurará los caminos difí­ciles , conteniendo y sosteniendo al caballo un poco mas de la mauo en las bajadas, un poco mas de las piernas

— 78 — en las subidas; conserTándole al mismo aire en aquellas y alargándolo en estas por sil sola voluntad constante­mente espresado por la combinación de las ayudas sua­ves y prügresivíis : la parte alta del cuerpo un poco in­clinada iiácia adelante, ayuda y facilita el movimiento del caballo qne sube; uu poco inclinada atrás el de el que baja.

Antes de pasiir ú la tercera lección , el ginete debe estar scííuro de poder conducir su caballo al paso en todas direcciones, que es dueño de él conslanteinonte,. que sabe contenerle, determinarle, reglar la cadencia del pnso, por el solo empleo de las ayudan ea todii clase de caminos, sin cesar de eslar unido á todo» sus niovi-roientos y sin descomponer la posición.

Cadencia del paso.—Durante los ejercicios de las dos primeras lecciones, el ginete lia podido convencerse por sí mismo de que las estremidades del caballo al paso se mueven de una manera lenta y mesurada, de una ma­nera alternativa y diagonal comcnxando siempre la marcha con las anteriores. Si el caballo rompe la mar­cha con lij mano izquierda, sigue inmediatamente cou la pierna derecha, después la mano dereclia , y por úl­timo ia pkvna izquierda; si rompe lai rnarcba eco la mano derecha, sigúela pierna izquierda, viene des­pués la mano izquierda, y concluye por último con la pierna derecha.

Las batidas ó asentamientos de las eslremidados sobre el suelo, son, pues, cuatro sencillas en la ca­dencia del pasó: estas batidas sen igualmente com­partidas , y se ejecutan siguiendo un mismo orden cuando el paso es regular: como este aire es el menos

— 79 — vivo de todos, es el en que puede mas fácilmente examinar si hay un acorde perfecto en la marchu di­recta de las eslremidades; si ol caballo las levanta con igual facilidad; si se apoya con igualdad sobre ¡as cuatro sin sentirse ni cojear de ninguna de ellas. Habi­tuado el ginete al movimiento reglado del paso, sen­tirá inmedjíttamente, coloendo en Ja silla, si el caballo se siente ó cojea, por poco perceptible que sea el ac­cidente.

En un solo paso el caballo recorre ochenta y cinoo aentimetros de terreno; y como pocdé hacer de H3 á 124 pasos por minuto, la velocidad media del JMSO del caballo puede sor contada á razón de cien metros por minuto.

%. XVI.—TERCERA LECCIÓN.—MARCHA PlnECTA . E.t TODOS

SENTIDOS AL THOTE.

j^altar á cahallo y saltnr á lirrra.—Eniplro clrl látig'a y castijiro ilc la» «spiírlas. — I*asar del paso al (rot<^, y del trote al paso ( niarclia di­recta.) ^Marchando al trote hacer alto< y de pié flrnie partir at trote (mareba directa.)—Pa-sar del trote corto al trote largfo, y del trote larfco al corto (inarcha directa.)—Marcha en to­

dos sentidos al trote.—('adeuda del trote.

Saltar á caballo y saltar á tierra. — Colocado el caballo en el terreno, y asegurado el ginete, según la costumbre de las lecciones precedentes, de que está bien horrado, ensillado y embridado, en vez de mon-

— 80 — tar á caballo con la ayuda del estribo, eiwayaiá saltar de la manera siguientes

Para saltar á caballo por la izquierd», colocará los ta­lones en la misma línea, frente y cercado la espalda' iz-qnierda del caballo; cojera un puñado de crines-con la mano izquierda y colocará la derocha, que tendrá las rieirdag cfijidas, sebre el borren delantero de la sttla, de modo é dar á sus puFios dos puntos de apoyo sólido» y próximos uno ¡i olro; se plegará un poco sobre las cor­vas estirándolas después para lanzarse tivamenle, ele­vándose sobre los dos puños; permanecerá un instante en eftá posición, el cuerpo derecho; pasará la pierna de­recha por encima de !a grupa del caballo sin tocarla, y sosteniéndose sobre el puño derecho se dejará caer lige­ramente en la silla.

Para saltar á tierra por el mismo lado, cojera las cri­nes en la mano izquierda; colocará la mano derecha con las riendas sobre el borren delantero para dará sus punas dos puntos de apoyo sólidos y muy próximos uno á otro; se elevará sobre ellos; pasará la pierna derecha tendida por encima de la grupa del caballo para no tocarla, y la traerá á unir con la izquierda: después de permanecer a i uu instaii(e> el cuerpo derecho, se dejará caer Jígera-uientc á tierra.

Luego de ejercitarse en sallar á caballo y á tierra por el lado de mohiar, se ejefcitará en hacerlo por eMado derecho, tomando las riendas en la mano izquierda y las crines con la derecha, efectuando después cuanto llo­vamos esplicailo.

Bien ejercitado en saltar por ambos lados indistinta­mente, se acostumbrará á después de haber saltado A

^ 8! ^ cabalto por un lado, saltar iriitiftdiátíítnenle á tierra por el opuesto, á fin de adquirir el maj'W vigor y agilidad posible en este ejerciéio.

Empleo áellÁtigc.—'SX látigo (]«e el gineic coloca ha-Lilnalmente en la mano quo no tiene las riendas, la punta paro abajo, uproxiniado á las espaldas del caballo, pue'-di; ser empleado para cooperará la energía de las ayu­das, para escitar al caballo y para castigarle.

Siempre qne se quiera hacer uso del litigo, os preciso antes asegurarse «n la silla, ajustar las riendas y prepa­rar al catollo: solo debe usarse de él en caso de insufi­ciencia de las ayudas, muy rara vez, pero siempre fran­camente; el abuso continuo que se hiciere del iáligo bien pronto volvería al caballo insensible é inobediente á las ayudas; si perezoso, se acostumbraría al látigo; si gene­roso é irritable, se rebelarla.

El apoyo del látigo sobre la espalda ó sdbre el flanco coopera á la energía de tes ayudas del lado en qne se apoya hacia el lado contrarío; el silbido ligero de él es­cita al animal; sus golpes castigan la desobediencia pro­viniendo de pereza ó querencia; deben darse sobre la es­palda; sobre la grupa escitarán al animal ú cocear, y de­be el ginete abstenerse de darlos.

La distracción del caballo debe prevenirse por el tem­blequeo del bocado; su impaciencia calmada por el apo­yo del mismo, aHernando con la ligereza de la mano; su timidez entonada por la dalzura; su debilidad por la energía de las ayudas, sin quesea preciso castigarle para hacer uso del látigo.

Castigo de las espuelas.—Las mismas preéauclomes en­señadas para«l uso del látigo deben tomarse para este

— 82 — otro castigo; no debe hacerse uso de ellas sino para re­primir y castigiir severamente la desi;^adtencia formaU Es una pena rigorosa que el ginete jamás debe imponer á un c.'iballo noble, sino después de haber agolado los medios de dulzura, y después de haber esperimen-tado una resistencia invencible al rigor de las ayudas y del látigo.

El ginete se que perfectamente al caballo oon las asen­taderas y parte interior <lel muslo, con agilidad y fuerza sin la menor rigidez, baja un poco la noano de las rien­das, vuelve liúcia afuérala punta del pié lo suficiente pa­ra apoyar las espuelas con firmeza é igualdad por detrás do las cinciías, sin hacer movimiento alguno do cuerpo, dejiíudnlas arrimadas hasta que el caballo haya obede­cido: asi que esio suceda vuelve por grados á su posición la mano y piernas.

Rara vez debe hacerse uso de las espuelas, pero siem­pre rcsuüilamerilc aplicando las dos, y en el instante mismo en que la desobediencia es formal. Cuanto de du­ro tiene este castigo, tanto su abuso vendrá á ser peli­groso; el ginete debe emplearlo con discernimiento, sin cólera, con la seguridad de que es dueño enteramente del caballo y (le si mismo.

Es un dafecío habitual en los gineles poco espertes emplear con negligencia y descuido las espuelas, en voz de las ayudas-francas y resueltas, lo que dá lugur á que el caballo, cosquilloso ó incomodado |tor la espuela, co­mience por cocear á la bola y concluya por rebelarse contraías ayudas.

Pasar del paso al trote y del trote al paso {marcha <2trec(a.)—-El ginete, después de haber trabajado algunos

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instantes sin estribos en la marcha dirceta al paso, los calzará, ajustará las riendas y preparará su caballo sin aumentar al aire; «n seguida lé hará pasar al trote, cer­rando las piernas mss ó menos según la sensibilidad del aniíiial, y bajando progresivamente la mano de las rien­das. Asi que el caballo haya obedecido, Tolverá por gra­dos la mano y piernas á su posición.

Durante la marcha directa al trote moderado y soste­nido, tratará el ginete de conformarse á Tos movimien­tos del caballo con confian/.a, y sobre todo sin rigidez alguna; aflojará los muslos y las piernas para darlas mayor docilidad á fin de conservar la adherencia'de las nalgas A la silla, asegurando en ella el aplomo del cuer­po, y disminuir las reacciones del aire uniéndose á ellas sin resistirlas, por medio do la flexibilidad de la parte hajade los ríñones. La mano suave y ligera dueña de las riendas sin aferrarse á ellas y sin traquear; las piernas siempre libros sostienen solamente su peso, así como el de los pies por los estribos, sobre los que aquellos descan­san constantemente sin perderlos y sin apoyarse en ellos.

El ginetevolverá aponer su caballo al pa<o después de haberle preparado sin detener su airé, elevando por grados la mimo de las rienitas, y acercándola al cuerpo lo que sea necesario; las piernas próximas para impedir íjue el caballo haga alto. Así qué el caballo haya obede­cido , el ginete volverá por grados la mano y piernas 6 8u posición.

Guando el ginete ses rcconorca con la comodidad y solidez necesariiis, pasará del paso al trote sin calzar los estíifeos; podrá tomarlos y soltarlos ásu voluntad al trole como lo ha hecho al paso, sin descomponer su posi-

cion, solamente elevando la punta dej pié para introdu­cirla en el estribo; si estos son sulicientenientc pesa­dos, están á lii medida corapelenle y el sineto tiene sus piernas bien colocadas, no traquearán de manera que incomoden. . •

Marchando al trote Juicer alto, y de alto roinj^er al trote.—El giiiete hará hacer alto ül, caballo marchando al trote, después de haberla prep.irado, ajustadas bien las riendas, elevando por grados la mano-do estas y aproximáudiíla al cuerpo lo bastante Iwsta que el caballo baga alto : mantiene próximas las piernas lo necesario para que él no se cuartee ni recule. Paía mandar hacer alto al caballo jnareliando al trote., el ginete delje f.m-plear ajudas mas vivas y firmes que cuando va al paso, pero siempre sin brusquedad ni golpes.

£1 ginete hará salir á su caballo desde alto al trote, después de haberle proparado, bajando progresiviameate la mano de las ríendus, y cerrando las piernas mas ó menos: segan la sensibilidad del animal; así que este Laya obedecido , volverá por grado fci inin» y pierna á su posición. Para hacer salir al caballo al trote desde pié íirme, el gineta debe empli^ar ayudas mas vivas y fir­mes que para el paso; pero siempre sin brusquedad ni de golpe. .

Pasar deliróte al trote largo, y volver 4e este al corto {marcha directa.)—El ginete para pasar del trole al trote largo, después de haber ajustado las riendas y preparado el caballo, sin contener el aire, bajará k mano de las riendas cerraoilo pTogcesivamcnte las piernas; asi que el caballo baya tomado el trftte largo, vpluerá la ma­no y piernas por gradw á su posición. .;

El ginote amaestra al caballo en el trate largo, damio y tomando altornativamonte, temblequeando el bocado con suavidad y frerueiicia para hacérselo saborear; le afirma y sostiene por.medio de las ayudas'e.mpleaílascon moderación y discernimiento de modo á impedirle 6 aliandonarso sobre las espaldas ó forjar. El caballo forja cuando sa chocan las herraduras, porque las estremida-des posteriores se precipitan y alc'inzau á jas anterio­res. La mano ligera y firme sin traqueo; las riendas cuajadas; las nalgas bien senladas» y un poco inclina­das adelante; el cuerpo derecho ; los muslos c;iidos na­turalmente y sin esfuerzo perrailou al ginete unirse á lo? raoñmienlios vivos del caballosin sor molestado por las reacciones.

Después de algu.nos minutos de trole largo, el giner te pasará de este al trole corto, ó contendrá el aire ele-vaudo por grados la mano de las riendns, uniéndolas piernas y cerrándolas lo bastante para impedir que el caballo se ponf¡a al paso : asi que baya tomado el trole corto, la mano y pier^ias volverán por grados á su po­sición. . , ,

El ginele se habitúa á unirse á los movimientos del Irotc del caballo, alargando y acortando frecuentemen­te este aire, que debe facilitarle mucha seguridad y con-Iknza. Cuando conozca liaber adquirido la comodidad y facilidad necesarias, soltará loa estribos y los reco­brará cuando quiera , como ha hecho al paso y al trote corto, sin mudar la posición, elevando solamente la punta del.pié para introducirla sin apoyarse en ellos.

Descamo,—DflspMOs de haber echado pié á tierra, da­rá el ginete á au caballp un cuarto de hora de descaigo,

— s e ­no olvidando ninguna de las precauciones ni cuidadog á que deben ya haberle habituado completamente los ejercicios de las dos primeras lecciones.

Habiendo durado una media hora poco mas ó menos la marcha al trote corto y al troto largo, el caballo es­tará algo acalorado; el ginete lo paseará despacio al pa­so de mano, liablándole, calmándole, y halagándole con la voz y la mirada.

Se asegurará de que el animal no se ha rozado tro­tando, loque d veces sucede en las estremidades pos­teriores, y muy raramente en las anteriores, que es­tán únicamente sujetas á recibir algún alcance cuando el caballo llega á forjar. Si se'ha rozado ó alcanzado forjando, después de haber enjugado con cuidada la he­rida, lá lavará con agua fria ; examinará las herraduras y conformación del caballo; notará que este no puíde de ningún modo forjar sino porque tenga mas flexibili­dad y fuerza en el juego trasero ó en las piernas, que en el delantero ó en las manos; que ho puede rozarse de ningún modo tenieodo bien ajustadas las herradu­ras , sino siendo cerrado de piernas. Antes de volver á montar, si se encuentra solo y rio puede examinará placer el trote de otro caballo, hará trotar al suyo, cor­riendo al lado do él; esta carrera á pié llevando al caba­llo de mano, lo permitirá estudiar el mecanismo del aire del trote; podrá dé esta manera comprenderle me­jor y acomoilarse con veníajá á él cuando vuelva á oo-locar.s'e en la silla.

Observará que en esta marcha directa ál trote, el ca­ballo ha recorrido decinüO á seis kilómetros en una me­dia hora, lo que le permitirá hacer á esle iite cinco ú

— 87 -seis miriámetros en cinco horas; pero en este caso será preciso cortar esta larga carrera por dos pausas al me­nos de una duración total de dos horas, si bien por otra parte el trabajo diario de un caballo no llega sino rara vez á estos límites.

Marcha al trote en todas direcciones. — Habiendo vuelto á montar á caballo, le conducirá algunos instan­tes al paso; después lo hará pasar al trote, para habi­tuarse á la marcha en todas direcciones al trote; seguirá la misma progresión indicada en la segunda lección para la marcha en todas direcciones al paso, cuidando esmera­damente de que las riendas estén bien ajustadas antes de mandar algo al caballo. Así, pues, al trote ganará ter­reno á derecha é izquierda ; vülverá á uno y otro lado; dará media vuelta y ejecutará la marcha circular. En to­dos estos movimientos al trote, las ayudas se emplean ab­solutamente de la misma manera que para los 'movimien­tos análogos al paso ¡ la mano y piernas constantemente libres peí niiten al ginete dirigir el ctiipleo de las ayudas á su voluutad; la flexibilidad délas riendas, la caida natu­ral de los muslos, la buenai colocación de la cabeza y del cuerpo le permitéu disminuir las reacciones del airé y unirse enteramente al cahallo. ' ' '

Cuando esté bien seguro de sí rnismo ejecutará al trote largo esta marcha en todas direcciones, liasta faini-Jiarizaj-se en <;ste ai|'o como en él del paso y'trote corto. No .descuidará repetir al trote y sin estribos los movi-iñícintios de cabeza y de ciierpp que lia ejecutado al paso, para destruir la rigidez y asesgOrar la tíexiÜilidád de los miembros'del cuerpo. _ ,, '

Algunos momentbs antes de volver á entrar en la ca» 7

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ballerizu, lomará el paso para que el animal se des-aliof^ue; le hará hacer alto, paso atrás , paso de costado á derüciía é izquiorila antes do echar pié á tierra; rics-puos lie vuelto á !a caballerizii, ten.lrá con el los Guillados (le delíiU á <]uo iiiiii debido habituarle los ejercicios de las dos primeras leceionrs , no descuidando nada para cono­cer nías y mas ú sa caballo y darse á conocer de éf.

Esta tareera lección durará dos horas, de las que una se empleará en la marcha al trote en todas direcciones; deberá retctirse v(',ín(ft ó ¡.rcin'a veces ¡¡aracomprenderla bien en su conjunto y en sus detalles , que sofi todos de una abs;j!uta aujesidad [lara el aseutaniiento del ginetc y condacc.on de! caballo. A Tuerza de repelir al (rote con estribos ' sin ellos, cooio lo ha hecho al paso, toda espe­cie de movimientos di;slinad«s !i destruir la rigidez de los miembroü y í';el cuerpo , debe haber ascfjurado suRciente-raenle la ilexibilidad para ejecutar al trote todos los mo-vimienloa quo podrá hacer un hombre sentado ó de pié haciendo abstracción de las piernas; bien eniendid») que estos inovimicnlos deben siempre permitir el uso intne-tiialü do las ayudas en caso necesario. En medio de esta continuación de conocimientos, cuando se halle bien se­guro do su aplomo, ensayará de darse cuenta del aire d«i trote corüparíndole con el del paso.

Escojcr» los cuminus difíciles, recojiendo y sostenien­do al cabítllo un poco mas de la mano en las bajadas, uu poco mas de las piernas en las subidas, alirmáíiáole ea un aire refebdo en las sendas escabrosas, conserVáudole al mismo aire en las bajadas, y aliirgándosclo en las su­bidas por BU sola voluntad constantemente espresida por ,el acorde de las ayudas suates y progresiras.

— 89 — La parle alia del cuerpo un poco inclinada, adelante,

sigue y facilita el movimiento del caballo que sube, un poco inclinada airas eldel caballo ijuebaja.

Antes de pasar i la cuarta lección, debe tener seguridad el ginele en poder dirigir su cal)allo en todos sentidos con la mayor facilidad ; en ser dueño de él constante­mente; en saber contener, alargar , reglar los aires del paso y del trote por el solo empleo de las ayudas, mas ó menos vivas y firmes, aunque siempre progresiv ¡s en toda clase de caminos en que puede, según sea menester, hacer uso del látigo y del castigo délas espuelas, sin ca­sar de estar unido á todos los movimientos del caballo; sin descomponer su posición; sin traqueo alguno de pn» ños; en una palabra, con un asiento imperturbable.

Cadencia del troíe.—Durante el ¡iempo de los ejerci­cios de fa tercera lección ha podido convencerse el jinete por sí mismo de que las eslremid.ides del caballo al trote se mueven con velocidad y mesuia.de una manera diago­nal , no alternativa como en el p:iso,sino en cierto modo simultánea, rompiendo siempre la marcha las anteriores. Las batidas en el trote son, pues, en número de dos do­bles, en vez de cuatro sencillas como en el paso. Las dos batidas igualmente compartidas cuando el trote es regu­larizado; cuanto mas rápido el movimiento diagonal de li>s cslremidades, tanto mas frecuentes las batidas; pero el trote puede llegar á ser mas largo y el caballo marchar con mas velocidad, sin que las batidas vengan á tenar una repetición mas frecuente; en este caso hay solo la di­ferencia de avanzar mas terreno.- también se dice que el caballo es mal trotador, que trota menudo, que trota so* bresi cuando menea coa bastante rapidez las estremida*

— 90 — des sin ádclaritar mucho terreno; asi como que es buen trotador, que tiende bien los brazos, que alarga,cuando sin mover con niuclni rapidez sus estreniidadcs, lleva en su carrera mucha velocidad.

El aire del trote, qué según los caballos admite diferen­tes grado» de velocidad, es susceptible de mucha en al­gunos; según que las reacciones son masó menos fuertes, se dice que el caballo tiene el trote duro ó blando:cuanto mas duro, tanto mas debe unirse el ginete paradismi-líuir aquellas, y esta unión pende sobre todo do la flexi­bilidad de la parte baja de los riñónos.

En un tiempo del trote el caballo recorre unos ciento iieinte centímetros do terreno, y como puede hacer 104 á 180 tieíÁipos de trote en un minuto, la velocidad media del trote del Caballo piiciic ser contada á razón de Jos-ckntos metros ¡lór minuto.

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$ . X V n . — CUARTA LF.CCIO.N.— MARCHA DIRECTA EN IODOS

SENTinOS AL GALOPK.

I*as«r d^l trot«> larg^o al iifalopr y del ifalopc al trote larg'o (iiiarelia tUrecta) .^I"asar del. trote a l Jfalope y del g'alope al trote (marcha directa).— l ' a s a r del paso al (falope y del g-alope al paso (marcha directa).—IMarcliando al g-alope hacer alto^ y de pié flriiic part ir al {<:aolpe (marcha d i ­recta) .—fa.sar del ifalope al g-rnn ga lope y del STan g-aliopc al ffalope (inarclia directa).— O e s -«aoHO.—Weternilnar el K'alopc á la d e r e c h a , ade" lai i lando las estremldadcH d e r e c h a s (marcha d i ­recta) .—Ketermii iur eli^alope ú la ¡/.«{iiicrda a d e ­lantando las estreni ldades izquicrdast (marcha directa).'—Heterminitr el cauthlo de eütrcmldadcs natural é indtN|ieusa1ilc al cahal lu que g a l o p a e n c írculo .—Marcha en todo» sentidos al i^alopc.—

(^adencia ilel s'a3*>P< '

Pasar del trote h'rgo al galope y del galope al trote largo [marcha dirrrla.)—El yaiopn, aire mas cansado para el caballo que ol irulC;, lo es imiclio menos para ej ginele cuyo asiento se resiente principalmente ilel tiem-j>o elevado con qué comienza y del tiempo bajo Con '|ue termina. Estas reacciones por otra parte son tanto mas vivas manto mas rápido se ro.upn el galopo ó mas bruscamente se termina; cuii iin mismo caballo, por ejem­plo, son mas rudas cuando se pasa desde alto al gran gíilopo, lí del gran gaLipe á liacer alto, como aco,stum-braii los ginetes árabes; y lo son menos cuando se pasa

— 92 — del trote larfjo ni galope, ó del galope ni trole largo, como lo acoslumbia á hacer un gincte eitropeo, cuidadoso de procurar por los jarretos de su animal.

lín general cnanto ninyor y mas rápida es la transición tjne se exije, tanto mas- s-oliclla la viva energía del ani-ínal, y tanto mas reclama el atrevimiento de las mas vi­gorosas ayudas, unidas A la suave destreza del hombre: puesto en la silla debe constuntemcnle sentir á su caba­llo, prevenirle, hacerse comprender de él, y unirse al movimiento, sea <|ue le determine, sea que le dirija, sea que trate de preparar y reglar su desordenamiento, no de golpe, sino con suavidad, con prontitud y armonía de Ayudas progresivas las mas firmes.

Después de haber puesto su caballo al paso durante-algunos instantes al salir de la caballeriza, lo que siem­pre deberá hacer, le liará tomar un Irotc moderado, bien sostenido, y lepouiliá en seguida al trote largo. Antes de romper á galope determinará el trote alargándolo cuanto posible sea, circulando en todos sentidos, soltan­do y recobrando los estribos, repitiendo los diversos mo­vimientos de cabeza, de inieinhros y de cuerpo que ha ejecutado en las lecciones precedentes á pié firme, al paso y al trote, á lin de destruir toda especie de rigidez, no despreciando últimamente nada para asegurar una eslrema facilidad de miembros y cuerpo, única que pue­de constantemente unir al ginclc con lodos los movi­mientos del caballo.

Asi que el caballo esté sentado, el ginote, suave de rien­das y bien unido á todos sus movimientos, le prep.irará suavemente, las riendas cuidadosamente ajustadas, ha­ciéndole saborear el bocado, sin contenerle en su aire;

— 93 — después, cuanilo conocen que csli coavciiien'.ementc preparado, leilcl.eniiiiKUÚ al A ilope, cerrando lis pier­nas igualmente con propiedad y vigor, oiinque progresi­vamente y lio de golpe, tejiiemlo cuida U áe. d:,r mi poco con la mano que primeraineiilo colocó alta para el licin-po elevado dfi galopo; !a parte alia del cuerpo i;a poco inclinada adelauto mitiga la reaeeioü d?. csle lioiiipo^ que tiende á rodiazar liácia la grilla el asiento loi giiie-le; la llcxibilidad de la parle Inija de los riñónos e.i indis­pensable para mantener coiiveuieiiteaicnío en lii silla , vn este eaniiiio pronunciado lie aire, al giiiele tpie :;e sor­prende la primera vez que lanza su caiíallo al galope. Asi que el caballo galopa vuelveii la mano y piernis del j i ­nete á su posición.

Las ayudas debcu ser atrevidjs , Uriñes y ar-'Z vivas para levantar inmediiitamenlo el ¿galope : asaz suaves y sobre todo la mano ligera para e.vitar que el eabídln no se eleve por un brinco rcpenjiíio (i que no parla i¡I gran galope. Si el caballo se muestra [lero/oso al tiempo ebiva-do del galope, á la'preparación .siempre coiiiploia suce­dan vivamente las mas enérf-'ieas ayudas sin brusquedad siempre, y sobre todi) sin sacudid-ts; ipie el litigo le es­timule cuanto sea necesario; si resiste á toda la «ncrgia de las mas vivas ayudas y al estimulante del látigo, que no debe jamás tocar mas ijue á la espalda [lara evitar las coces, ambas espuelas aplicadas severamente sorvirán para corregirle, siu cesar el castigo hasta que el galopo rolo decididamente eoulinúc frauco.

•Jurante la marclia directa á un galopo moderado, que *' ginele hará durar por lo ti.euos cinco minutos, se apercibirá seguidamente que vá unido con mucha mas

— 94 — comfuliiind que al Iroteá los raoviinieiitos del ca!)allo:se dejará llevar desde luego de ellos COI) confianza, sin re­sistencia, pero sin abandonarse por eso.- la mano libre y ligera leinbliquoa el bocado y posee las riendas sin afer­rarse á eíias: jas piernas sin tortura aJgnna en sus movi­mientos tienen su peso solaincnlc sostenido, como el de los pies, por los estribos, sobre los (¡ue aquellos reposan coDslanlernenli^ sin soltarlos ni apoyarse en ellos.

Algunos tiempos de galojie poiieii de nianiüesto al ginetu el mecanismo do este aire : con solo un cuarto d« llora lo basta para conocer el coiii¡)á3 y el moviiniento y si rompe ciin la mayor f:ioiliil;>d; pone su caballo al tro­te largo después de lialierle preparado, sin cesar da mantenerlo íil galope , elevando por grados la mano do las riendas, aproximándola al cuerpo, y aun volviéndola im poco para formar un tiempo ba;o suficiente A ter­minar el g:t\o¡)n {figura W) proírresivamcnte y no de f,'iilpe : la llexibilidad da la parte baja do los riñoncs, la parle alti del ciierpí» bastante inclinada atrás, miti­gan la reacción del tiempo bajo que. tiende á recbazar hacia el cuello del csb;illo el asioiit.i del ftinete: las pier­nas (lefjcii rodservarse muy pcii.vi/nas cerrándoíss cuan­to sea menester para impedir al caballo se dejo caer al trole corlo .- asi fiuc obedezca, el jinete vuelve por gra­dos la mano y piernas á su posición ; pasa rápidamente del trole largo al troto corto, y de este en seguida al paso, (pie sostiene bien animado y reglado durante al­íennos lujuulos para dejar sosegar al caballo.

Guando el ginelr. lanzado al inovimieuto acompasada­mente snbre todo al tiempo alio, así como al tiem|)obajo del gíilope, se haya acostumbrado á no sorpreiiders'e de

— 95 — este aire , se encontrará con I.i comoiliJ.id y soliilez ne­cesarias para pasar del trole largo al Ralope sin calzar Jos estribos, que deberán siempre escojersé suficlentc-niewte gruesos para que no traqueen ; debe ejercitar­se en conseguir calzarlos y soltarlos & su voluntad al ga­lope como ha hecho al paso y al trote sin descomponer su posición , elevando simplemente la punta del pi(! para introducirla en el estribo.

Pasar del trote corto al fjnlope y del galope al trote, corto (marcha directa.)—ííl gínole después do h líier reglado un trote moderado bien sostenido, preparará con suavidaii su caballo , bi"'n ajusfadas las riendas, y dejándole saborear el bocado sin detener su aira : des­pués cuando conozca que osla convpnieiitcinpntc prepa­rado le determinará al galope, iuclinanilo un poco ade­lante la parle alta del cuerpo para mitisar la reacción del tiempo elevado por medio de la ílcxibiliíliid de la parte baja de los ríñones, rerr'.indo con ifínaldad ambas piernas con nías ó menos viveza según líi sensibilidad del caballo; la mano un poco alta en-na pri¡icipio para decidir el tiempo elevado , debe ceder algún tanto y lá iwrte alta del cuerpo volver á la posición así rjno so ha­ya rotojel galope;, la mano y piernas vuelven igualmente por grados también á su primitiva posición así que el galope vaya resucito.

Vuelve & poner su caballo al trote desjiücs de ba-l erlc preparado , ajustadas cuidadosamente l;is riendas sm cesar de mantenerle al galope, elevando por grados >» mano de las riendas, aproximándola al Cuerpo y v,oI-vieudüla según sea menester para formar un tiempo hajo progresivo, lirme y suficiente; la flexibilidad de la

- 96 -parle bnja de los ríñones y la parto alia del cuerpo un poco iacllnada airas, mitigan la reacción de este tiem­po que termina el galope; las piernas deben mantenerée siempre, próximas, cerrándolas cuanto sea menester pa­ra impeijirpl caballo ponerse al paso, sin con dcinasiada energía ¡wra no.inciiarle al trote largo; asi que el ca­ballo Inya obedecido , el ginete vuelve su mano y pier­nas á su posición.

Las ayuda! deben ser un poco mas atrevidas y firmes para pasar dej. trole corto al galope y del galope al trote curto, que para pas^r drtl trote largo al galope y de este t aquel, y aun deberán ser mas, aunque siempre progre­sivas, ptra pasar dol paso al galope y del galope al paso.

, P9sar del paso al galope y del galope al paso (marcha directa.)~El ginelc después de haber reglado un paso animado bien sostenido, preparará con suavidaii su caballo ajustadas cuidadosamente líis riendas y de­jándole saborear el bncado sin contener su aire; des­pués cuando le sienta convenionti'(»icnte prsparado le determinará el galope, inclinando un poco adelántela parte alta del cuerpo para mitigar la reacción c el tiem­po elevado, cerrando con igualdad las piornas vivamen­te, aunque no de gdpe, y mas ó menos detrás de las cinchas seguii la sensibilidad del caballo; la man» un poco altá.en un principio pai;a decidir el tiempo elevado, debo ceder algún tanto; la parte aita del ouepo volverá & su posición, y la parte b ija de los riQones bien flexible desde que se rompe el galopa; la mano y piernas vienen también progresivamente á su posición.

Vuelve á poner su caballo ai paso después de haberle preparado, ajustadas cuidadosamente las riendas sin ce-

- 97 ~ sar íle muntencrlc al galope, elovanJo por grados la mano, aproximánrlola al cuerpo y volviéndola suave-tnente para formar lin tiempo bajo progresivo, íirme y suficiente; la (Icxihilídad de la parte baja de los ríñones, la pai-te alta del cuerpo un poco inclinada atrás mitigan la reacción de esto tiempo quo termina el galope; las piernas arrimadas para impedir quo el catialío haga alto, así que el animal obede/xa, vuelven por grados estas y la mano á su posición.

Cuanto mas vivíts y atrevidas"las ayudas, mas soltura de cuerpo y flexibilidad de riñimes son neccsariüs para que el ginete iio cese jamás de unirse á lodos los movi-mienlos del caballo.

Marchando al ¡¡alopc hacer alto ; y de pié firme par­tir al galope.—VA ginete hace Iiaocr alto á su caballo marchando al galope, después de haberle preparado, ajustadas cuidadosamente las riendas, elevando por gra­dos la mano, aproximándola al cuerpo y volviéndola vi­vamente, aunque no de golpe, basla que el caballo haga alto: la flexibilidad de los ríñones, la parle alta del cner-PCfun poco inclinada atrás mitigan la reacción, siempre dura, de un alto bastante lirme, para forzar al caballo ú plegar bruscamente los jarretes. Así que el caballo haya ""clin alto, vuelven por grados la roano y piernas á Su posición; el ginete temblequea el bocado y acaricia á su caballo, á quien deja tomar sus aplomos habituales de "fiscansu, lejos de exigirle una iimiovilidad que proíoti-Raria ia fáijga do un penoso alto; observará que el ca-b^dlo procura desde luego para aliviar sus jarretes leii-derso hacia adelante, lo que lo indica que como ayudas su» piernas d»ben estar siempre arrimadas.

El ginete levanta al galope su caballo dcscb.pic firme después de haberse preparadi), cuidiiílosamonto ajustadas las riendas hasta el punto de que pueJa.saborear, el Lo­cado, atacándole vivamonto y can igualdad con.atiiiws piernas bien cerradas, bastante atrás de las cinchas; la mano alta y firme determinará el tiempo oleyado; la flexi­bilidad de los riñones; la parte aUa del cuarpo un poco inclinada adelante, iniligíirt h reacción, siempre muy sensible, pues el cáballi) es [orzado aunriue progrosiva7 mente á plegarse bastante sóbrelos járreles; la mano debe ceder prontimcnte, y la parte a'ta dfsl cuerpo vol-Vtír á su posición natural asi que el ciballo se lanza

.rompiendo al gabipe: asi que galopa, las piornas y ma­no á su posición.

Esto ejeVeicio demaniia el firme empleo de las mas vivas y atrevidas ajud.is; es rt';eir, que reclama á la vez la mayor energía y soltura del caballo y del ginete,-y que fatiga lu bastante para no sep repetido con frecuen­cia en una misma lección.

Pasar del galapo al gran galopo, y del grají galopa al galope.-—El ginotc después de haber reglado un ga­lope moderado bien sostc.ido, preparará coa sujvidad su caballo, ajustadas guiíladosamente lis riendas, Iia-ciéuclole saborear el bocado sin detener el aire ¡después Je lanza al gran' galope, bajando la mano y cerrand) las pierna! progresivamente: así (jae el caballo haya tomado

• el gran gidopa, el ginete vuelve por grados las'piernas ,y múno á su posición.

Mmlieneel aire del gran galope tcmblequeindo él bocado con suavlla'l, danijo y tomando aftérnativamen-te, avisando al caballo por medio de ayudas frecuentes/

- ¡ • 9 9 — moderadas, que ehípleadas con diSternimiento, Je sos­tienen, asegufané impiden dejarse ó enardecerse; la mano suave y ligera manteniendo las l'IendTis cuajadas y lembldtjuéando el bocado; las piernas próximas, obedien­tes, libres y prontas d la íuave continuidad del pliegue dé la íodilla j las nalgas bien sentadas j lo hias adelante ¡josible; los ríñones libres, sin c7bandóno y sostenidos sin rigidez; los muslos cayé/ido silí esfuerzo y naturalmente sobre su parte plana; el cuerpo derecho ó bien un tanto mas inclinado adelante que atrás para obedecer mejor i ia mesura der galojie sin perjudicar la vdocidadí hé aquilos medios que permiten al ginelc ir siempre unido ehteraméinté á los tiempos mjs rápidos del g'alope de car­rera ío mas largo posible, en el que el caballo emplea tódOs süátecut^bs. • "

Des{ittes de algunos minutos de galope largo, el ginete paSa del gran 'galope al 'galopé, 6 contieno el aire ajus­tadas las riendas y preparado suavemente el caballo, clCTkndo por grados la'iiíano, aproximando tas piernas ^ cerrándolas' suficiéiúenientó cuanto sea' liieíicster para impedir que el caballo paseTal troté; así qué'e'ste se baya píueslo á un gálojic módetüdó, \hi pibrnas y mano vuel-VénTfj'oi-' f'aaos á Su püsicion primitiva. ' ' ''•'Él,¿iiiete"sebiiljl'i'ua áüniíseáíóS nicivimicnlós M gH-lórto afáí^ün'iid'y ácoftáWdo con fredüciicTá e&le aire, cii-yiísreáeCió'rtes'stiri'eii'gcíneral •meno^'riídas que,tós'del "irofe: éíieflá f VliyiV^ '2 tbitiar'ü'vb'lurtlW los' estribos, al jjran galope cuaWdb áé fe'ncH¿nUaéoh'la''cinWqnáa nece-S^ñá;'¿¿'01016 fí hlsclío crgal(j'pé,'fele'Váíid'ó''ib1ánicnt6 la 'pÜiil:á,(lel' p¡'é éliitrodffcieháblá'eft'el eslribrfsih apóya^-' s ¿ ' e n ' ^ í ; ' ^ - = • ' " ' ^ • • - •(•''•• . - i ' - ! - • • ^ • - - • - " • • ^

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No desperdicia ocasión alguna pura comprender bien ya el mecauistop, ya la mesura del galope, observando con atención á loa caballos f/ut pasan galopando por- su inmediación, y reparando que eu uuos las estreinidades derechas adelantan constaiiteiaei^te á las izquierdas, lo que se llama galopar sobre la, derecha {figura ii); qae en otroi por el contrario, las izquierdas adelantan á las dprechas, lo que se llama galopar sobre la izquierda {figura 12); puede convencerse del modo que su caballo galopa dándose cuenta de la reacción sensible de dereclia á izquiorda que esperiutenta en el galope sobre la.derccha, y la de izquierda á derecba que esperiraeuta en el galope sobre la,izquierda; debe asegurarse de,.esto, desde .|in • ppilicipio, mjts por el sentimiento que por la vista, alinde que después le basten las impresiones que esperimeuta 8Uasiento para no equivocarse. Seí^uidamentedareinos á conocer las ayudas qic debe emplear el {¡inele para deter­minar el galope, ya sobre la derecha yasobi-ela izquier­da; pero desde ahora ya tiene medios para impedir el galope desunido con el acorde de ayudas tal cuid lo he­mos indicado en sus menores detalíes.

Descanso,^—Después de haber echado pié á tierra, el ginete dará al caballo,, (jue liabrií ejercitad» uoa media hora el galope, un cuartcí dfi hoi'a de descanso. sin olvi­dar todas las pr.ecauciones y cuidaidos detallados & que han ilebído, acosturpbrarle coiuplclameute los .qjprciclos de las leccionQg precedQntes, y que son tanto mas necc-sairios, cuanto de mayor fatiga es el trabajó.

Antes de ponerse otra vez á caballo, si se cncueñti'a soló sin poder.examinar á placer e|. galope de otro caba||p, ensayará tacer galopar al suyo de mano corriendo cotí

— 101 — ól; el etilmen ile este ejercicio le pcrmitirú estudiar el inecanfsñio del aire flel galope, podrá asi comprendeHo mejor y acomodarse á él con ventaja cuando vuelva á colocarse en la silla: observará que el cabatlo galopando de mano íompera voluntariamente el galope sobre la de­recha,es decir, adelantando las estrerhidados derobhas, si se le lleva en la carrera de el lado de montar ó á la iz* fjjUierda, lo que haccacortarun poco la rienda iiquierdiij á pesar del cuidado que se haya tenido de tomar las rien­das bien iguales; mietiti'aá qute pnr el contrario lo rom­perá con preferencia á la izquierda, es decir, adelantan­do las csireitiidSdes izquierd^ís si se le lleva en la cárre-ía déí láilb ésterior dé inon'far li á 1» flereeha, lo qtie ha­ce acortar ún poco la rienda defeclia, á pesar del cuidado que se haya teñido de lomar las riendas bien iguales.

Determinar el gálofC shbre la derecha ("/í^ra II) ; 'as cstreiriidadés deredhast avanzando sobre las izquier­das'(^marcha directo). El caballo en lilierfad galbpa iíi-fiistíütamente sobre la derecha ó sobre la izquierda cuando recorté una línea recta (márc?ió directa); pero si cesa de recorrer esta linea {tnaréha en todas direccio-'**»)48Íqoe, se détenhiná á volver pliega su cuerpo en Sentido dfel arco que quiere describir, y las estrcmidadcs de hacia el centro del círculo aVan/an á las de taparte de afuera, sSn lo que (ixllb de un apoyo suficiente y que *n instinto le Tévtíla podría tropetár y catr; así también CÜaridó quiere recorrer un circulo á la derecha, por ejera-.pfc, después de acabar de recorrerlo 4 la izquierda, nunca "«ja> estando en libertad, de cauri)!»* Sos eslremidádes, jés dtícir, de galopar sdbíe la derecha, wtíre tí nue-^ 0 ctrcuilo á la derecha, después de haber galojado so*-

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bre |9 izquierda sobre el antiguo QÍICUIO á la izguierda. Cuando el caballo está montai», el eiapko áe las aja­

das np tiene otro objeto que el de facilitar sus movimien­tos naturales, y por tanto debe evitarse.todo lo que podría contrariarlos; el |ginete perfectamente uoido á todos los movimientos de si caballo sentado y al trote largo, le preparará suavemente, ajustadas cuidadosamente las rien­das j lomadas en la mano izquierda, dejándole saborear elbocado sin detener suairQ-, en seguida, cuando conoz­ca esticonvcnientemeute preparado, ledelermitiará al ^[ajope sobre la derecha por medio de la» ayudas, de la rienda izquierda y pierna derecha mas enérgicas, cerrando Ifjl piernas igualmente con prontitud, aunque, progresiva^ mente,y sin^oípe, l l parle alta del cuerpo un poco i a -clinadi^ adehmle para mitigitr la .reacción del tiempo ele­vado, c.diendo la mano que había sido colocada un po­co alta 1 principio para decidir.el tiempo; la rienda iz­quierda so^lenid.a, la derecha jf, pierna izqu/erda sijficieií-teoietitesonliija?,papa impedir al,(jabalío volver á. l'á iz­quierda;, los,riñones siempre muy flexibles, y la parte al(,a delcucrpq vu-lta á su posición así que el gal^fo.rí^pa .sobróla (lercciia; |a maiio y piernas, igualmeatc, aaí qtte .el,C(iU»UotreHíelTí«l.gpj0peíobrpla4erc;^ba.;', , ,,

Si el eabídlftAe^saufl^íelf vpelye,á i^nirpor ej, acor-di de los ayudas» y, 'pr^r,4n(J9l^ sutfvemftnie; el. asientP ^el,g¡*Jc?c frftnc,o,4 JH^erjturbatde,.las. ayudas ^«quier<íí(s ,U(> .¡^cq¡ffi-d^ cnérgjcíiti.(pe las dej-echas, yeslajíleeerjin, . «««Hrsráfl» y i?íaJil(endfiin. el. gijlopo »pW í,*,4^eciw;^i £Í((»bi^llQirpHip()^1,galope;sqljpe la,iz,(mierda, ctmn'íjó^sp hí?'^iy^br3 Mefeolia, ^i.mfis , ftícá ,p^ra ,él.y, jwi;a, l ginele volverse á poner al trote que tratar de un cambio

— 103 -de extremidades sobre el g;aloi>e; ensayar<i entonces de ^ noerúv puesto el caballo al trbtc', elevarlo al galope sobre la diírícba por medio de las ayudas de la rienda-izquier­da y pierna derecha (tiás'íriérgícas quejas que no han obriüdo eTecto anteriormente, pero siempre sin sacu-dlMénto ni brusquedad; las ayudnsizquierdas suficlenie-ménté sentidas pait impedir al caballo volver á la iz-qoiei'da; «1 asiento del ginete fraileo é imperturbable á pesaf de ÜBí impulsión sensible que se recibirá de derecha ¿ iiíqtiiérda, y que le indica que su caballo galopa unido 'sobré }4 dereéhíf;

Guando 86 halle bien seguro de determinar con facilj-dad el galope Sobrb la derecha, teniendo las riendas en W mano izqüieída, ensayará determi da rio túmándoíag ubn'la iháno derecha. Volverá á tomar Fas riendas en la mano izquierda-para llevar al caballo desde el paso pri-iñertt y dcSpuéidesde pié firmé, al galope sobre la dere­cha, y ensayará tnas tarde y progresivamente estas mis­mas transiciones tomando las riendas en la mano dere­cha. En todos • chiós los medios que tiene que emplear BúMleig ittilJMó qiire los indtcáúos para determinar el ga­lopé 8t>i»%-la'der«e1ia; áblamonté es preciáio proporcib-naif'iainvittidád'dé' lüs a^dss' á lámayoí dificultad dé' lattaitelclon, cbino hértoslya esplicadb endelall para pífett-dá tlratb«fg(íl6pé,idél pasó'ál galope, de pié firme utÍpilttpe,éb<¿ModiBfábtimoSar caballo én entera liber-tatt tfefparlií'Srgákittíí, faése sobré la'derecha', fuese so-bíéTérízqttierdá;'" ' - •

'Beémiiüiir i^ gúlape sbüré ía ií^úierda (fi^rali); lói'-iíHHtftídáde^ inquiérelas aratisándó sobre las dere-cffiÜ'Cmárehk'dirédaf.—VMáo el giiiete perfectamente i

8

— Jdi, ;—_ toáoslos movimitsntos de.su caballo^iSentadq, y al lr<)te Jargo," le preparará suavemente, ajustadas con cuidado las riendas y tomadas con la mífoq derecha,^ej^u4olesa- ^ borear oj bacadp sía coatefler su flife j ,en;Segujda cuan-. do conozca le tiene convenientemente preparadp., Ip; de­terminará al galope sobrie la izquierda por medio :^e,tes ayudas de riepda derecha y pierna jztiuiérda mas enérgi­cas, cerrando ambas piernas igualmente, cou,¡iEonJ,itu^,. aunque progresivamente y sin golpe,, Ips.rjüüones lleij-, bles, y la parte alta del cuerp|0 uo :pqco\,Ípcliaada,ia4f!-lante para mitigar la reacción del tiempo eleyaíoj, l a . mano que en un principio ^la^si.sido (;plocada un,ppco .•lita para decidir este tiempo* debe ceder;.la.rienda.de­recha sostenida, y Ja izquierda y.pierna, djerecha.sufi-cienlemente sentidas para imp,cdir,al caballo volver ája derecha: la parte alta del cuerpo vuelve á su pp.sicion na­tural así que el galope rompe á la izquierda j iguaí-mente las piernas y mano por grados tan pronto copap el animal galope resueltaraertte á la,izquierda,.

Si ei cabailo se desune lo yolvejít á.up¡rp9r-.j3¡iedio del acorde de las ayudas y avisándole y preparándole snave-menic; el asiento del ginelo franco éimperturLablOf lí|s ayudas derechas un poco mas enérgicas que- las.izquierr-, das, restablecerán .asegurarán y flianfemjr^a el^alppíi; sobre la izquierda; 8i rompe á la dere<:h»;,.cviando. sele pide á la ¡zquíerd;!., es mas fácil .para el wlwUo y.el:,gi-L nete volverse á poner al trote, que iqi,eij)tar,via capobif» i». estremidades sobre el golpe: probará entomf^s de.,nuieií9: estando el caballo al trote, de elevarle algalppiísotir,^la izquierda por medio de las mismas ayuda? mas prpiiuOT ciadas. q u9. las anteriores, pero sin sacudida ni, i r^s r

quedíd; laS; apilas derechas.sufícieiUeiaentesfiniidas irapfidicáo al caballa volver á la derecha; el asiento deli gipeteporiMíneceráírancQ é imperturbable, á pesar dé la impulsión, seq&ibleqiiaf«cU)Jri. de izquierda á derecha, y<queservirá paraindicarkque el caballo galopa unido solKe la.izquierda. .,,Cuando el gioete esté aegiirq de determinar el galope sfljjre la i;?quierda teniefldo las,riendas en la man» dere-olw, onsayari determinarlo teniéndolas en k mano iz­quierda. Vpíverá ,á ¡tomar las riendas con la t»ano deye4 oba paraielevar al iCaballo primeramente desde el paso y dwpufla desíje p¡¿ firme al galope sobre la izquierda; en-f gayará .las niistnas transieipnes después teniendo la» tiendas en la mano izquierda ¡ en todos casos los medios <)ue debe en^lear son los iuismosiq^e los indicados para determinar «1 galop&rSobre l&, izquierda; solamente«s preciso proporcionar la vivacidad da las ayudas á la ma­yor dificultad de la transición, como hemos esplicado en detall para pasar del trote al galope, del paso al galope, y de pié firraeial galope cuando dejábamos al cdnillo ea entera ^ libeitild de partir ú\ .galope, fuese sobre Id dere­cha»fuese sobro lajzquieráa.

.No dejarád»llamar la atención qu» determinefuoC el galope eon unas »yi£laSi y tratemos después de soste* nerlo coalas opuestas.-'parece un.oonlraprioctpiot pero 00! lo ea eninuéatroconcepta, que procuraremos razeotar.

C(Mi)OTer«fflOBfl>as adelante,, ail determinar el caballo el galope Bobce la derecha, por ejemplo, n»3t|ie.oo» el pi^'izquierdo, y al ^klerioitorio sobrt la i^uierda con d pié dwaoho. Tratoraos, pues, con las ayudas eueomen" dada»dedctjar en eatera lil>ertsd, tan lejos de retraer,'

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como lo haríamos con las opuestas, la estremidad con que va á partir; conseguido el que haya roto con unión el aire, para sostenerlo es preciso también la mayor li­bertad en las eslremidades avanzantes, que en este perio­do lo son ya las dos del mismo lado sobre que galapa, consiguiendo al mismo tiempo evitar una vuelta rápida al lado contrario. Dígasenos sino en corroboración: ¿ un picador de antiguas creencias, que lleva á la cuerda un caballo , galopando por ejemplo sobre la izquierda, y se le desune , cómo trata de volverlo á unir? con un golpe de fusta en la bragada ó codillo izquierdo; es decir, con una ayuda del mismo lado sobre el que quiere determi­nar la unión entorpecida del galope, ayuda que por olra parle se guardará muy bien de dar como el caballo vaya unido -, usando solo para animarle del cliasquido de la fusta por falta de medios para poder emplear las ayuda»

derechas. Determinar el cambio de estrenudades natural e in­

dispensable al caballo que galope en círcuío.-Hemos ya dicho que el caballo en libertad tiene el instinto de cam­biar de eslremidades, cuando quiere volver al lado opuesto al sobre que galopa, á tin de que las dos estremi-dada» que avanzan sobre las otras, encontrándose sm cesar i la parle interior del círculo, le proporcionen siem­pre un punto de apoyo suliciente para jamás arriesgarse átropezar ó caer. Así, por ejemplo, un caballo en liber­tad galopando sobre la derecha, cambia de eslremidades naturalmente y galopa sobre la izquierda desde el mo­mento que vuelve á la izquierda, como un caballo en li­bertad galopando sobre la izquierda, cambia doeslfami-dades con la mayor naturalidad, y galopa sobre la dere-

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cha desde el iiioinento que vuelve á la dereclia. Este cam bio, pues, natural é indispensable al caballo que galopa en circulo, es el que el ginete, sustiluyeuilo por medio de las ayudas su voluntad al libre albedrio del animal, •debe aprender á facilitar en lodos casos y a determinar imponiéndolo según necesite, para que el caballo no •corra riesgo jamás do tropezar ó caer, aun cuando tra­baje sobre arcos de círculo lo mas reducidos posible.

El ginete antes de ejecutar un cambio de galope á ga­lope , se acostumbrará él mismo á 61 haciendo pasar pri­meramente al caballo del galope sobre la derecha al trote largo , volviendo á la izquierda y liiiciéndolc volver á partir inmediatamente al galope sobre la izquierda; se­guidamente haciéndole pasar del galope sobre la izquierda al trote largo, volviendo á la derecha y buciéndole vol­ver á partir inmediatamente al galope sobre la derecha.

Estos ejercicios deben darlo bastante costumbre y con­fianza bajo este concepto, para quesea inútil rcpclir aqui los recursos del arte que debo con agilidad y destreza emplear en su mayor energía.

Cuando teniendo loda conüanzs en sus ayudas vivas y en su asiento imperturbable, sepa juzgar de pronto so-hre que lado galopa el caballo , únicamente por la im­presión que reciba; en fin , cuando esté seguro de ple­garse lácilmente en todos sentidos i los movimientos ser­penteados de un caballo que vuelve á la derecha,revuelve i'ápidamonle á la izquierda y vuelve otra vez á la derecha casi inmediatamente en círculos cada vez mas pequeños; entonces, pero solamente entonces, ensayará determi-"«f un ctmbio de eslremidades de galope á galope , de la manera siguiente:

— iofe — GaVópándOél cábalIíV sobré lidaedro} (marchefdiive-

ta) el gínete,'ajustadas cuidíidósamente la^TÍendns, lé liará ganar terreno á la derecha; le preparará con sua­vidad ; lé prevendrá pdr medio dei las ayudas atractivas de lá izquierda, la rrendá izquierda sostenido,dejándole saborear el bocáéo rfelrayendo el hombro, la pienia íü-quierda activa, plegímdo d cütiípo y obligando ú las ca­deras á íeguir el monimionto' en' el momento devolver; en seguida, al mismo tiempo que acaba de'determiníSrle á volverá la izquierda, uniiempo de'paruda casi imper­ceptible, la rtJanoalta ybisayndas eficacísimas do la de­recha lo elevan al galope sobre la izquierda. " .

Así que el caballo se resiietvé'al' cambio', el ginete se pliega ú mas bien se escorza á la izquierda para unir nt movimiento su cuerpo flexible^ cüyn parle alta se inclina un poco adelante, á linde mitÍRar la reacción del tiempo elevado ; la flexibilidad de los riñoneá es inilispeosable; la mano y piernas despqeg de haber resuelto el galope sobre la izquierda, vuelven á su posición por gl'fldos tan pronto como el caballo galope francamente;-

Galopando ol caballo sobre'ia ixquitfda (miorcAa di­recta) t'l gificle-le liará'ganar terreno á la'izquierdo; ajustadas caidadosumeiilo las riendas, le prepararé eoü suavidad , lo pr<;vendrá por .medio de ayodas'atractivas do Itt dereciía; la rienda derecha sostenida, dejándole saborear el bocido', retrayendo^elhombroj la' pierna áw-rédia activa plegando til ouerpó, obligando álos oaidepas ¿acompañar el inóvitniiehto en elmomeiltó de v«lv«r; enseguida, al mismo aiempoqne acaba de determiourle é VjoÑsP á la doreolw, on tidmpo de' parada cisi ifflpMf*-coptible; la mano alta y las ayudas efieaoiBimas de laufr^

- - 1 6 9 -quier'da le elevan al galope sobre la derecha. Asi (jue el caballo seTcSüelVe arcámbio, el giriete se pliega, ó mas bien se escorza á la derecitá para unir almoviniienlo su Cuerpo fléxihíe, cuya parte alta se inclina un poco ade­lanten finí de mitigar lá reacción del Cíempo elevado; la flexibilidad de los ríñones es indispeilsable; la mano y {tiernas después de haber asegurado el galope sobró la de­recha; vuelven por grados á su posición, tan [ironto comoelcabállo galope francamente. ' El gíneté quci ejecnta con soltura,' aplomo y destreza, 8Ín golpe ni'durezaufla cambiada de galope á galope, está suficientemente unido al caballo y comprende bas­tante lá delióádéza dé lías' ayudas para conocer que puede asi en teoría eomo en práctica llegar á ser un verdadero picador. • '< • , '

Marehaeh- tódtís ditccciones al jáíópe.—Elgitiete so, íiCóSlümbrará á esta marcha en todas direcciones al ga­lope'por tina progresión análoga á la (jiielia seguido en

•fos ejercicios dcía marcha eñ 'todas dircccicines, al paso y al trole; las riendas cnidadosatueute ajustadas, antes de pedir 6 mandar nada al caballo; tendrá présenle quo eVcabiillo que no galopa jamás en ftlso por línea recfn, puede gafopíír «n falso pbr línea curva; es decir;, con ins estrehiidades 'contrarias, y que corre, tanto mas riesgo

• de caer, Cránto que ol circuid '' sobre el que galopa en falso se íri'reduciendo desde ef momento que se dtís--cnMe ejeCntai'ye jnténtt) una'cambiadá, igualmente iii-

"cftspensübte cuatndo el cabRlIovuélva hacia elhido opuesto ít' que gídópa. •"Agt, pues, ysucesivarabiítií galopando'sobre la derc-tha-'i^gafnittá-terreno á la derecha; galopando sobre laiz-

— no -quiei'ddj gaiiarí terreso ala izquierda; eu el galop? so­bre la dcreclia, volveré á la derechi; pa el galope sobre la izquierda, volverá á la izquierda; en el gíilope sobre la derecha, dará medid vuelta 4 la dértíplia; en el galope sobre la izquierda, <}ará media yaelLa al? ¡íquierda,; en el galopo sobre la derecha, ejecutará ^ mardia circular á la derecha; en el galope sobre la izquierda., la marcha circular á la izquierda; en el galope áobro la derecha ga­nará terreno á la derecha para ejecutar una cambiada, volviendo á la izquierda; ea ei .galojiasobre.la «quierda, ganando terreno á la izquierda, ejecutará una cambiada volviendo á la derecha; en fin , pasará de Ift murcba cir­cular al galope sobre la derecha, ejecutando un cambio, á la marcha circular al galope sobro la izquierda. " .

La flexibilidad de los ríñones, la caída natural de los muslos, abrazando ai caballo con su parte plana, la buena colocación de la cabeza y del cuerpo ..permiten íil ginete disminuir las reacciones de! aire y unirse á él enlera-menle; cuando tenga una entera conííanza en su ca­ballo y en sí, podrá ejecutnr,fil gran galope csla marcha progresiva en todas direcciones, con la que ya se habrá familiarizado, primeramente á un galope sostenido, des­pués á un galope lafgo con estribos y sin ellos.

Hemos dicho que el caballo galopa.ei) falso(tnarc/M oír-cular) cuando adelanta las cslremid^as opuestas a las que caen hacia el centro del circulo; es decir, si estando este á la izquierda del caballo, adelanta sus csiremidades derechas, y por el contrario si estando á la derecha ade­lanta las izquierdas. En casi todos los «vítores hemos 'visto dividir el galope en unido, desunido, falso y troca­do; unido ó en firme, es efectivame^^ aquel.en, 4we

— U l -

adelántalas estremidades corrcspeudientcs; pero para que se llame desuoido cuando ad«ianta el pié qoQlracip, y en falso cuando la mano no vemos una razón [)odero«a sino el flujo de aumento de nomenclaturas opuesto ¡i la claridad y concisión; si en arabos lleva el caballo uu punto de apoyo, no va enteramente en falso, y,en todo caso lo mismo va en uno que en otro j por consiguiente nosotros diremos quQ va desunido de pié ó de mauo; y cuando efectivamente carezca de todo pftnto de apoyo, como sucede si adelanta las estremidades opuestas á las ' del ceutra circulo, irá verdaderamente en falso ó podrá llamarse galope en falso.

Un cuarto decora antes do volver á la caballeriza , el 8»nele tomará otra "vez el paso para dejr,r refrescar al ca­ballo sobre la marcba; le hard hacer altó. paso atrás y de costado, antes de echar pié á tierra. Después .do IWT b*irlc aiado al pesebre, tendrá con él todos los cuidados detallados en los ^ercicios do las lecciones procedente», <¡on los que ya debe estar familiarizado, y que la lección del galopie hace todavía mas neoesarios; no descuidando nada para conocer roas y mas á su caballo y darse á co­nocer (le él.

£sta cuarta lección durará dos horas, de las que uoa al gaJop«; deberá repetirse veinte ó treinta veces para comprenderla bien en 8u conjunto y en sus detalles. El ginete á fuerza do repetir al gsdope con estribos y sin ellos, como lo ha faecho al paso y al trote, toda especie de ntovimientos destinados á destruir |a rigidez de los miem­bros ¡y.de| cuerpo, debe haber asegurado su soltura para cjecoiar, al galope del cabalio todos los movimientAs que podría hacer un hombre sentado áde pié con ^str^ccií^B

(le las piernas, bien entendido qnc estos movimientos déBen permitir sienapre éltiso inmfediitó délas ayudas- én cítstí nBdesürio. ' '': '^ "'• " HácSa la iifítad de todos eSlo's tónocimieirtos, cuando el ginele éste bien separo de su aplomo, probará' daráe cuenta del aire dé! galope coiripárándólo con los del trote y ' p á S o i b u s c a r i ««minos difíciles; d cabftlioprepa­rado 7 sostenido- uh poco mas de la mano en las bajadas, un poco mas tie las piernas en las subidas, será pnrato altrote, y aun- al pasrí en las piendiéntes rípidas, asegu­rado en Un galope acompasado en las sendai fescabtosas; mantenido al mismo aire en toda bajada, y no alargán­dolo siho' en las subidas rtienos fuertes |)0t In sola volun­tad del ginété, constantemente espresada por el acorde dé las ayudas' suaVes y progresivas. La parto alta del cttorpo un poco inclinada adelante acompaña y facilita er movimiei)to áef cabalío'que sube; im poco 'inctinftda ú atrás el del caballo que baja. •

, ' B)giíícte observará qué en fa mardia directíi al galope él «aballo ha reiíorridd'cinco- ó íeísfcíldmífíroí en Un cuafto de hora, lo que le permiiirá' bacer á «egie aire cinco ó seis miriámetros en dos horas y mediaí 'pero será preci.so en e"ste caso corlar esla larga carfera-por (fóá,pansas al menos dé una dQHaaon total de dos horas; si bien por otra parte el tfiabajo diario dO un ciaballo íiará veí llega 6 este lífliilttí.

Antes de pasaí é- la quinta lección él ginete<}ébe teiie'' eiitéra seguridad'do que puede'á todos airfeS' "dirigir íH caballo, en'todíns sentidos, ribii la mayor faciWdtfd; ^U* es duefw de él constantementei,' que sobe «nWencf, «hfgát, 'reglar todos los aiwá,,cotf solo el empleo '¿e

^ 113 — ks ayudas, qué piuedtíi 'sé|ün riceeáte, hacer uso del látigo y (le las espuelas; «iti cesar de estar ifnido á todos los moviimntfis del caball*- sin dtescoitftwiYer su posición, cmi ün -asteiWO, en fin ; im[yerlurb'dble en la s i l l a ; - / - • •• . - • . - . . > .

Cadeticia de('gaiope. ^-^Uamño los qeítíiciós de la cuartaleecifvn, él-ginete-ha podido-coiiVííiicersB por si mismo -qwe las cstrínñdades del caballo íilgOldpe ^ mueven «compasadaoient*, con grande velocidad y de una manera diagonal, no altírrfativa, en cuatro batidas sentí Has como ón d pasOj n».etí cierto modo diagonal-menÉe sitituliánelB en'dos batidas dobles como'en el trote, sino conservando'pa«o de ambos airfcs á k'vez, la parle anterior del cnferpo rompiendo siempre la mar-cUa, y dos estremidades latemles corrcspóndienles, avan­zando sobre las otras dos constantemente. Las batidas sobre el suelo sotí, puesj-en'número dé Ires: la piiráe-ía'sencilla, la delicié deí lado ávanza<lo; la Segunda doblé, li'de la mano eíi diagonid simultánea con el pié delxiíis-tadoavanzante; la'tcrt-erksoncülai' la de la mano deeste lado que avaniahdo sobre todaS las demás estremidííáes sienta la úílinw. r ' •

Á8Í;, pnesy *ó el galope sobré la derecha,-en que las estremidades derechas avanzan sobre las Izquierdas: *

iapfí»nera6íítídai»lttde lapierna izquierda. ' Ld .i<fgúnda batida ]a 'de la mano iüqwierda en dtiígo-

nalsinltjHáneá'>ebn«li)ie derecho. : ' i o tercera batiddí-\9de la mano derecha.' > ®i«ligaloposdiré'la;'iaquierdá^«n qiie lasestreinída-

dcs-liqoterdüs avalizan séhre las derechas: ; • ' £a)9ri<ihera4(»tt<íaesl«delpié<JeH!oli<». • . -

- 114 -La segunda batida li de la mano derecha, en diagonal

simultánea con el pié izquierdo. La tercera batida la do la mano izquierda. Las tres batidas soa igualme«le eadonciosas cuando

el galope es regular; cuanto mas rápido el movimiento de las estremidades, mas frecuentes las batidas; pero el ga­lope puede llegar á ser mas largo y el caballo correr con mas velocidad sin que las batidas sean mas frecuentes, solo que entonces abarcará mas terreno; también se dice que el caballo galopa sobre si, pequeño galope acortado, cuando mnevo con bastanie rapidez ins estremidades sin ganar mucho terreno;, mientras que se llama buen corredor, que tiene el galope tendido ó largo, cuando sin mover con mucha rapidez las estremidades lleva en su carrera mucha velocidad.

£1 aire del galope que tiene mudios grados de veloci­dad en todos los caballos, cá susceptible de una escesiva en alguqos, y en esto galope délos buenos corredores parece no haber mas que dos batidas, una con las manos, otra con lospiés (galope llamad» de ierra &.terra).Los caballos maestros algunas veces por el contrario, son susceptibles de un pequeño galope de cuatro batida* « tiempos (gatope Uamado paloteado), pero que jwrecc mas bien ficticio que natural.

El galope es tunlo mas agradable cuanto «on mayor agilidad el cabaUo mas ligero & la mano se eleva y cae, y tanto menos cuanto con mayor dificultad el caballo mas cargado & ia mano se eleva y cae con mayor posade;:.

£n un tiempo de jniope el caballo recorre unos tres­cientos noventa centímetros áe terreno, y como puede hacer ciento dos é ciento éiüco tieospoB de gilop» por

- lis -minuto, la velocidad met^a del galope deieabaUoptíñ-<le ser calculada á razón de cuatrocientos metros por minuto. '

S . XVJII^—QVIUTA LECCIOII.

S«l(o de foBo y barrera.—¡^ig^aras, «Ires y Jaeg^a de pf«adel-ó.—Caballos difíciles.— Aires

bastardos.

Salto de foso y de barrera.—1&\ ginete después dB atf^airir anasuma confianza en su asiento Idipei'tilrbablé T«ti la doeiittt&d dei caballo; éé&fosraovimieDtosdiíbft if fletlbleménte ü*ido e« tédtos aires, con ealrflios ó fcin sitos, y en todn especie flecamiiios, so ejercitará frn el salto del foso y barrera de la manera siguiente: ' "^osó.-^EI ginele escojérá en torrenó llano un foSo peínefwde uh mitro esciso de andiufíi potó |»romii«o, y cuyos bordes estén sólidos en terreno Unido; *• Quince ^'einte pasos de él poco mías'ó menos, pondíá su eaba-•• al trole; á tres 6 cuatro preparará suavíirierttestt

CHbaltó» ajustadas cuidadosamerite las riendas, dPjiSridttlé' faboreacél bttcBdt),la!spiferha»próximas y con pértecla' igualdad, manteniéndole bien recto sii'i contener Su aire: llegad*;al fcorde le decidirá & saltar el foáo, cediendo »ivainentaico*ii»inan<), y céirandb con igualdad ambíts piernas por deínssae las cinchas; eSlás ayudas debeflin s*»'bugtfintepront«s, Síjficlcntemenie justds y ertlrgicas, • "^ •^^ íempre pt**f^iTBS y sin gol^ paro ^lé-él «aba-, »!>'•* «oardéica»!! salto- y íaltcderecb*; él'cuerpá

,, ' . ^ ' " ^ ' » * pliee»-ágHment& ai saltá-delícábaHo por fa' "exibllidaiatfe lwrt6«nog; Ü itíiano «e^laíHendaíi cüida<

. ..-- W --dos9iii<^le¡ajustadas (figura IJi), ge eleya.desde el mo­mento enque el caballo, yenciJo el .salte,ha j«>sa<lo en tierra pafa sostenerle, aproximándola al cuerpo asgun sea menester; ambas piernas próximas deben permanecer bien iguales para sosteiierfe íecto 'después que lia posa­da en tierra, y,salir al pasp, ,'

Cuando-.el gineta hayii ,nta!5Qtia4o unQs,.cija(;ueíi^a.|)asos, dá media vuelta y se pone, al.,trpj.e, para volverá tomar la misma distancia de quince á veinte pasos, y saltar de nueva,elvflais.mp,;l"o3ps; después que de.este niod* ha adq^iri4pia certe<sa ríe agilidady doci^id^d.en su cabaUQ» le .pceíeuta, al-paso delante delpequeño fpso, y prepara-f do y pontenido bien recto, por metlip de, ajadas ^«sueltas le,decido al salto; uo lepre^eaV^galppeiginpun^ ó,dos veces á lo i^as, y aun.7^ debe, aventurarse.!^ elIjO.sino cuafldp «414. perfectamente ,^g.urp d^í|f. mismo y.deisu caballp; porque á este aire es.preciso decidir y.mod^afi el tiempo .elevado, en el momento^ de lapzarse., y ,oí tiempo biij,p :despu,es de liaber salado, plegándose,cpa agilidad,á,e^a especie de:8p2|r«-5a/to, cuyas penosas reaipciones tienden,á hacer perder el equilibrio, y fre-ci)en<temeute Ips estribos; ú un ^'¡ncte quenp Ijeno lodo el.aplomo y.unioi) necesarioíi., ,, ;.i

Esl^ escojo sucesiyameatB;fosQs un palomas,.profuu': dosi y de unti anchura progresivA, desde, un m^íOi ó cerca,de,dps,en.terreno lletno al iprincipia, y.flespues: en un terreno mas ó menos acQidentadp, ,pero sisiopre-sólido, río se prestarla al salto un «aballa ,pre8entáBd«^-delante d0. un foso en terreno movediza^ y cuyo bords se' desmoronase bajo sus pies, y ,ae» cptreria riesgo de ver* le caer dentro del foso, si 1 bord9:opHesto«e desinofo^.

nasa.sin o,frec«í;laiin{íiíi?to de.apQjo s(51idp. Siepipr^.e*, uiu,i,tnprufiencia liacprle,saltar.ua foso de masd&idM inéu-osd%aflc)^o< ni 4ebe exigirse de un tqismo caba{ll«, qu.e ^Ce (ñas de «uatro á;cinco, reces «a una inisojia leocioa/y ii»úa,,y&i que 1» saltado Jiien, de})e animárs^T, le.coft Ja voz,y acariciarle con la mane. ,

Si se registe á 8a^tai;oS; preciso oblígarl^, apUcáudole v»§oro??míU[íte anjbíts.espuelas. Ja mano suave y ligera, par» empeñarle eq el s^lto^jv^sefttacie.al Qb^táculOr^iil •ieterininarie ineoediatamente á saltarlo,,^<^iúp.jffl)rjudicial, á,.un,pab9ij« tebituB!rl.e 4 e^scUarse; si se i-esistei ,la# tiMis, euiérgicas,, «^yuda»^ y. mn al; ca Mg» ^ la,: e»p^ l,a„J ,eé prqci99. ic^jmarje, mánteQÍéndole p|eri'a^taineijite! recto, trente al foso; después obligarJe cuantas veces sea me­nester á quelo Jjaje Aespaáoy le vuelva á subir del, mismo modo. 3e, '« l^va seguidamente y se emplea el mismo lae^o, calmando su ircitabilidad, anímáa4oJe á. fuer:^ de dulzuca y pacjeociia, en vez de desanimarle con la violencia y brusquedad, hasta que se decida á obedecer sin trabajo y á saltar fraacamcQle; así que obedece itna v ^ debe bablársele y acariciármele, «u fin, recompensar su obedienciarsin eligirle o^p aueyb.s^lto infnedjata-inente. • , - • ,.;.,, ... . ... . , , i, ,:', ,..; ..> ..

Jíarr«ro.-,.Elgknetaescoierá una barrera poco elevada, d(8 medio aiétro' poco roas ó tuenos, en terrepo unido jr, sólido { á unos 'quince Jt veinte pasos de ülla.ppnesu cai^allp ál trote; á tees ó cuatro le prepara.sgAve^nte, ajustadas coa cuidádp. jbs riendas, dejándole saborcfir el Ispeado; Jas pieínas, prójimas y perfecmnente iguales, cputeniéndole bien dete<;.ho, sin detenei; el aire; llegado á la barrera,, levantará ?ucaballp>,eleva;idP un poco la!

raatifr y cerrando tih poco Us piernas; después asi qoc el caballo se eleva, le decidirá asaltar el obstáculo (^pu-ra 14), cediendo corí la manóy cerrando ambas piernas con igualdad por detrás de las cinchas: estas ayudad deberán ser bastante vivas, enéfgteas y justas, aunque siempre progresivas y siíi golpe, pata que el caballo se eleve résnéllamertte y salte derecho. E éuerpo del ginete 86 pHega ágil'mente al Salto del caballo por la flexibilidad d¿ los ríñones; la müno que mantiene las riendas cuaja­das y 'tuldadosaraéftte ajustadas, se vueWé á elevar asi (fíte lit i)OsHdo «ri tietta par^ «ostcnierltí, aproximándola al cuéípti ctianto sea rtWnesteí*; laS piernas deben pernla>-neccr bien iguales para contenerle derecho, así que lia póiáádú, y separarse al paso.

Ctiahdb el ginete ha marchado unos cincuenta pasos dá inedia vuelta y se póné al trote para volver á tóraar la misma dfslancia de quince 6 veinte pasos,y para sallar de nuevo la misma barreta. Despíes que de este modo hit adquirido la certeza déla «fgllidad y docilidad de sa cabálfój Icpresetita al t>4S8'«<íiela barreta; bien pre­parado éste y eonteftidO bien deiwcho, le levanta y decide ál salto por medio de ayudas resueltas. No le presenta al'galopo sino una 6 dos.veces á lo mas; y aun no debe arriésgaísié4 hsiéérlo áes té álío híttlaqae-festápérfeclía-incrtle ssegüfó de si mMttid j -desu caballo ,' porqueea este caso eS-preCl3'ó"ílt«idiJ"y ntodéfál" el tiempo elevado en el mótiíífito de lánüarse; ^ el tiempo bajtf después de líáb» saltado, plfeéáiidoíé=cótfagtíidáií á est* espéflíe d* so5ré-írtíto, cuyas pettosás réuccíones tienden á hacer péííféí- el feqnilibrio, y iVécaonliétoentelos estribns, á un glhéle qde no tiene todoelaplotao yuniotí necesarlai

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Esle escoje sucesivamente barreras ó vallas poco grue-saí, de una altura progresiva, desde medio metro hasta un metro poco mas en terreno llano en u» principio y después en terreno mas ó menos accidentado, pero siem­pre sólido. Ko se prestaría con facilidad al sallo un caba­llo si el terreno movedizo se desmoronase bajo sus pies ü se hundiese después de haber s;iltado; se correría ries­go de matarle y matarse con él, si detrás de la valla hubiese un foso en vez de un punto de apoyo sólido. Es siempre una imprudencia hacer sallar á un caballo una barrera ó vallado de mas de de un metro y medio de altura; es preciso no exigir de él que salte mas de cuatro ó cinco veces en una misma lección, y cada vez que liaya saltado bien se le debe animar con la voz y acariciarle con la mano.

SI se resiste á sallar, debe obligársele coa ambas es­puelas vigorosamente, la mano suave y ligera para em­peñarle ; presentarle al obstáculo sin determijiarle inmediatamente á salvarlo; seria infaliblemente perjudi­cial á un caballo habituarle á escitarse; si resisto á las mas enérgicas ayudas y aun al castigo de la espuela, es preciso calmarle, manteniéndole perfectamente recto frente al obstáculo; después obligarle cuantas veces sea menester á pasar por cerca de él, llevándolo á fuerza de dulzura y paciencia, no desanimándole con la violencia ni la brusquedad; decidiéndole, en fin, á obedecer y á saltar resueltamente; así que ha obedecido una vez, hablarla, acariciarle, en fin, recompensar su obediencia sin exigir un nuevo sallo inmediatamente.

En los saltos de foso y barrera conocerá el ginete que solo 4 fueria de soltura en el cuerpo, y sobre todo

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— 120 — de flexibiliilud en los ríñones, es como llega al punto de soportar sin la menor descomposición de su asiento en la silla la reacción de tales movimientos, en los que el caballo desenvaelve la mayor energía.

Figuras, aires y juegos de picadero.—Hemos evitado de intento en nuestras lecciones, no el empleo real de las figuras de escuela, sino las denominaciones, combi­naciones y repeticiones forzadas de las figuras de picade­ro, cubierto ó descubierto, en que muchos discípulos aprenden ú la vez una misma lección. Sabíamos por esperíencia que esta repetición monótona de linas mismas figuras ejecutadas m.-iquinabneiito en una misma lección por caballos obedientes, aun sin necesidad de ayudas á la •voz del picador, lejos de despertar y sostener la atención del discípulo la fatigaba ; hemos tratado de hablar, no á la memoria, cargándola de una nomenclatura estéril de términos (le equitación, mas bien á la inteligencia del ginete, para hacerle comprender ios medios que encierra el arte para adquirir progresivamente un asiento imper­turbable y dirigir con comodidad un caballo en todos sentidos, á lodos aires, en toda especie de caminos, sal­vando todos los obstáculos que no sean insuperables.

En esto concepto nos hemos esforzado por todos los medios que han estado & nuestros alcances en suplir cuanto es posible el ejemplo del maestro con el desarrollo completo de una lección verbal en todos sus detalles.

S i , como esperamos, hemos sido comprendidos del discípulo , si nuestros ejercicios progresivos le han llegado á ser de una práctica familiar, ¿I por sisólo puede ejecutar con facilidad y precisión sobre un caballo instruido las figuras^ los aires y los diversos juegos de

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picadero , cuyas descripciones relegadas puede leer «n el vocabulario que termina este Manual; y por otra parte, en las lecciones de la escuela militar encontrará la serie habitual de las figuras de ejercicios en práctica todavía.

En cuanto á las üguras complicadas, & los altos aires y & los juegos ou cuadrilla de las antiguas carreras, no podemos pasaren silencio que esas farsas feudales en que se abusa de la docilidad, de los riñónos y jarretes del ca­ballo, atestiguan mas bien la ignorancia y ociosidad caballeresca, que el conocimiento y útil empleo del arte de la equitación; añadiremos á esto que los hombres y los caballos dando vueltas entregados á ser la diversión de! público, confirman mas el abuso que la perfección del arte y los progresos de la civilización.

Caballos difíciles.—Hasta aquí hemos hablado tan solo de caballos dóciles y bien enseñados, obedientes á las ayudas sin repugnancia, y aun apresurándose á obe­decerlas; tales son seguramente los que el discípulo ha debido montar exclusivamente en todas sus lecciones; pero al presente es ya bastante hombre de á caballo para reducir á la obediencia á caballos difíciles, denomina­ción general que comprende todos los caballos que se de­fienden, sea para no dejarse montar, sea contra las ayu­das; por lo demás la defensa en los caballos jóvenes pro­viene casi siempre de ignorancia ó debilidad, i veces de una conformación defectuosa, muy rara vez de un ca­rácter malo; en lodos casos cede fácilmente á los cuida-^ y ¿ los ejercicios progresivos de una educación que <ie««rrolla á la vex en los potros la inteligencia y la fuer­za, la destreza y la docilidad. Gn un ctpitulo especial

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trataremos de esla educación razonada con todos los de­talles que reclama, y nos limitaremos á esponer aquí los medios mas eficaces para que un gincie instruido por nuestras lecciones precedentes pueda siempre montar* mantenerse y dominar á un caballo díhcil.

Es preciso ante todo decir que los caballos no llegan á ser completamente resabiados ni de una obstinación peligrosa, sino cuando han sido mal tratados, mal ins­truidos y mal conducidos; la dulzura en las preparaciones, dejííndoles saborear el bocado, la igualdad de las riendas, el empleo á\¡\ filete para la tlexion del cuello, la energía progresiva de las ayudas, el rigor del castigo, el aclraclivo de la recompensa son medios infalibles, siempre que se los emplee con discernimiento y continuidad, de liacer entre­garse al caballo mas dilicil á la mano y piernas do nn hombre de á caballo hábil y de paciencia, impertubable siempre en la silla.

Eiiliénilase bien para todo lo que signo que el ginetc no duberá éjercitaríc de pronto en vencer sino la mas débil defensa y la menos obstinada de los caballos me­nos difíciles; y que no se comprometerá á montar caba­llos resabiados, sino cuando haya adquirido sulicionle confianza para no temer ninguna resistencia y poder impedir que llegue á ser peligrosa. Asi, pues, comenzará por liabitmirse á aplacar con dulzura al caballo que so defiende sin cóiern; después adornar progresivamente ca-

. bailas impacicnles, porliados, irritables de mas amas di­fíciles y obstinados, cuyas defensas habituales vamos 4 d»r á conocer, esprt'sando los medids mas etici ces de preve­nir Cada defensa, dé preparada, impidiendo venga*«er peligrosaj por (iltirao, de lograr hacerla cesar poco á poco.

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El giriete que quiere montar un caballo difícil para someterle, debe ante todo asegurarse que está convenien­temente ensillado j ' embridado, sin cosa alguna que pue­da contribuir á ocasionarle la menor ifnpaciencia. Es bueno también bajo este concepto turnar algunas precau­ciones en los arneses, cuyos detalles varaos á pre­cisar.

Una sobrecincha sólida para mantener la silla en caso de romperse las cinchas; una cadenilla ó falsa barbada para impedir al caballo armarse contra el efecto del bo­cado, apoderándose de una de las camas, sea con los la­bios, soa con los dientes, son prec.iucioiies suücientes; y diremos mas, las únicas tan solo que tomar, porque to­da otra adiccion á los arneses es inútil y puede llegar á ser perjudiciid.

La falsa cadenilla de cuero ó de metal une simplemen­te la mitad de la barbada acuda cama del bocado.

El empleo del lilcte descansa la mano del ginete y re­fresca la boca del caballo; cuando la embocadura partida del filete obra, debe entenderse que la del bocado cesa. Nunca debe aquel desasirse del filete; la mano que lo tiene se coloca por bajo de la que tiene la brida.

Si es bueno siempre que el ginete conozca su caballo y se haga conocer de él antes de montarlo, viene á ser una necesidad cuando el caballo es diücil; el ginete de­berá en esto caso darle por sí mismo paja antes de ensi­llarlo y embridarlo, lo que hará también por si mismo Con el mayor cuidado y siu omitir ninguno de los deta­lles cuya práctica deben haberle hecho familiar las leccio­nes precedentes, para que la silla y brida estén bien co­locadas y por ningún estilo dañen al animal. El por sí

— 124 — propio le conducirá al terreno donde le haya de montar, y le hará seguidamente tener de mano por el hombre que habitualmente le cuide, para pasar á asegurarse de la solidez de todas las partes del arnés, de su ajustamiento conveniente, del buen estado del herrado y conocer las defectuosidades que en su conformación pueda presentar el caballo. Durante este examen lo hablará con halago, le acariciará andando alrededor de él con prudencia, pe­ro sin oscitación; después de haber fijndo sobre sus ojos colocado enfrente, una mirada prolongada, poderosa por su íijeza, le mostrará el látigo sin castigarle con él, pero intimándole con su severa mirada.

Si el caballo permaneciese tranquilo, le recompensará acariciándole con la mirada, con la voz y con la mano; si manifiesta impaciencia, producida por mala voluntad, probará imponerle con las miradas, la voz y el gesto; si cree necesario castigarle con el látigo, debe hacerlo sin cólera; observará sus movimientos de orejas, que como en un principio digimos, viene á ser el lenguaje del ca­ballo; en lin, nada descuidará para conocer el caballo y hacerse conocer de él, para prevenirle con dulzura, para calmarle con sangre fria, sin irritarle jamás por la brus­quedad, y para dominarle por la fascinación de la mira­da, la severidad de la voz y el castigo sin cólera.

Defensa contra eí montar {figura lo).—Sí el caba­llo sé muestra dilicil para dejarse montar cuando el gi-nete se presenta por su izquierda, debe éste acercarse á él sin recelo por la derecha, meter sin escitacion el pié derecho en el estribo, elevarse sobre él lentamente; y desde el momento que llegue á colocarse en la silla lig^' raraente y sin golpe, hablarle y acariciarle, como p«r«

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recompensar su obediüncia: después de haberle caiiuado parado, preparándole con dulzura le hará marchar al paso algunos inslaiUes; hará alto, y echará pié á tierra por la izquierda, hablándole y conservando el pié izquier­do en el estribo para volver á. tomar la silla inmediata­mente; no olvidará recompensar ai caballo si no resiste; exigirá de él muy poco en un principio, una vez en la si­lla, para hacerle comprender la sinrazón de su defensa. Si el caballo se empina, si se sustrae á la obediencia lan­zándose bruscamente hacia adelante, hacia atrás ó hacia un lado, si cocea á la bota, en fm, si su defensa contra el montar ofrece algún peligro, se le hace cujcr de ma­no, para fijarle, por el hombre que tiene costumbre de cuidarle, cojiéndole de las riendas con la mano izquier­da á la inmediación de la boca, y apoyando la derecha sobre el estribo; se le monta por la derecha {figura 15) para echar en seguida pié á tierra por la izquierda, da­dos algunos pasos, conservando el pié izquierdo en el es­tribo para volverse á colocar en la silla inmediatamen­te. Este medio general es casi siempre de un efecto efi­caz, y entrega prontamente al caballo diücil para dejarse montar. La movilidad, la impaciencia,la proniitudá par­tir se corrigen coa la dulzura, la sangre fria y la pacien­cia del ginete.

Observemos aquí que la dureza de la mano, e! sacudi­miento de las riendas, el castigo y rasguño de las espue­las, que tocan la grupa, el golpe de una calda brusca.so-l>re la silla, y los golpes de talón que son consiguien­tes á ella, son las causas habituales de las defensas que el caballo mal colocado, y sin estar contenido por tas rieii -das cuidadosamente ajustadas, opone al montar.

— 196 — Cesando estas causas, bien pronto, y en muy poco

tiempo cesará ci efecto. No olvidemos jamás que tenien­do menos fuerza de voluntad el animal que el ginete, aquel cede inevitablemente y se'somete al picador de calma y de paciencia, que usando con discreción de dul­zura y de severidad, emplea de una manera progresiva y continua los numerosos recursos del arte de la equi­tación.

Defensas contra las ayudas (figura 16).—El ginete tendrá siempre la vista fija en las orejas del caballo difí­cil que monta; su brusca inclinación le prevendrá de la intención de una defensa; estari siempre en guardia; el ojo alerta; la mano y piernas dispuestas para no ser sor­prendido por ningún movimiento brusco; y ténga.se para siempre presente, que el castigo debe seguir á la falta, y no adelantarse; entendiéndose igualmente, que así que el caballo se muestre obediente es preciso animarle con la voz y con la mano, y no obligarle sino poco á poco.

Si el caballo después de bien colocado y ligeramente preparado resiste á las ayudas que le llevan liácla ade­lante, sin moverse, sin emplear ninguna otra defensa que la de una impasible inmovilidad, volverá el ginete á sa posición por grados la mano y piernas; preparará con suavidad al cnballo , temblequeando el bocado para ha­cérselo saborear, buscando la flexibilidad del cuello por el empleo del filete {figura IB); así que sienta al caballo en la mano y en las piernas ensayará hacerle partir ha­cia adelante, sin golpe, por medio de ayudas mas vivas que las que no han obrado; si aun resiste colocada otr« vez la mano y piernas en suposición, soltará los es­tribos para abrazar mejor al caballo, á quiéii obligará do

— 127 -nuevo preparándole y animándole con la voz liasla que saboree el bocado; probará entonces determinarle hacia adelante por medio de ayudas mas vivas y enérgicas, estimulándole con el látigo por medio de ligeros golpts en la espalda. Si el caballo no se mueve de su puesto, TueltdS la mano y pierna á su posición, se le conten­drá algunos instantes en su posición de reposo, em­pleando el filete para la flexión del cuello antes de vol­verle á recojer, con «na preparación que activará con una palabra breve y severa; después, en lin, le atacará con las mas vivas y enérgicas ayudas; y si aun se resis­te, redoblando la calma y vigilancia del ginetc, le casti­gará vigorosamente cnn ambas espuelas, atacándole las espaldas con latigazos hasta que el caballo se decida á obedecer.

Si en vez de resistir con una completa inmovilidad á las ayudas que le llevan hacia adelante, recula, cocea, se empina, manotea, bota, procura escapar por algún lado, trasportándose, para evitarlas, con saltos de carnero, el ginete conserva toda su sangre fría para emplear con inteligencia los medios que ramos á detallar, y que han de servir para reducir, con un resHltado progresivo, esta resistencia, que debe confiar poder hacer cesar domi­nando la caprichosa y vieja porfía del animal con la {\t-1 6 perseverancia de su voluntad de hombre.

Si el caballo recula, que se contento con dirigir bien derecho este reculamiento afectado, dando y tomando continuamente, empleando el filete para que saboree el bocado: las piernas igualmente próximas. Cuando el ca-

"''" 'ndique su empeño en cesar de recular, que le man­tenga el ginete preparado y le fuerce á mantener el recu-

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lamienlo algunos pasos mas; soltados ios estribos, para abrazar mejor al caballo, que le haga hacer alto con sua­vidad, le manlenga en reposo siempre preparado, y co­locado derecho; y después, en vez de partir hacia ade­lante, que lo determine aun á recular. Eu seguida \iu nuevo tiempo de alto, que le prepare y que trate de ha­cerle salir adelante por medio do ayudas atractivas y sumamente suaves, y el caballo obedecerá; si persiste en su defensa, y d pesar de la energía délas ayudas quisiere aun recular, comience de nuevo el ginete á obligarle ¡i ello, castigándole con el litigo y las espuelas. El caballo mas tenaz se entrega así por medio de algunos recula­mientos forzosos y mas ó menos prolongados.

Si el caballo rehusa avanzar, coceando, cuando las ayudas se lo piden , que el ginete enderece la parte alta del cuerpo , que asegure la mano de las riendas, que la aproxime al cuerpo, la eleve y vuelva según sea menes­ter para poner alta la cabeza y enderezar el cuello; pre­parado asi el'caballo cesará de cocear, y el ginete vol­verá por grados la mano y piernas á su posición, em­pleando el fiiete para dejar saborear el bocado y hacer la flexión del cuello. So pide do nuevo la salida después de haberle preparado, las riendas cuidadosamente ajustadas hasta el punto que pueda saborear el bocado; los estribos sueltos para abrazar mejor al caballo, estimulándole con algunos golpes do látigo en la espalda; previene el cocear sobrecargando cuanto posible sea las piernas del caballo, teniendo las riendas sostenidas para aligerarle de adelante.

Si el caballa rehusa avanzar, encabritándose, cuando las ayudas se lo piden, que el ginete incline muy poco

— 129 — hacia adelante la parte alta del cuerpo; que temblequee el bocado bajando la mano de las riendas , conservándo­las flexibles; que cierre enteramente las piernas, sueltos los estribos para abrazar mejor al caballo y levantarle de atrás; conseguido esto, el caballo cesará de encabritarse, y entonces el gincte volverá por grados las piernas y manos á su posición , empleando el filete para dejar saborear el bocado y flexión del cuello. Le pide de nuevo salir, después de haberle preparado, cuidadosamente ajustadas las riendas, estimuUindole según sea menester por algunos latigazos en la grupa; previene la empinada, sobrecargando cuanto posible sea la parte anterior, y cerrando enteramente las piernas para conmover la pos­terior. Si el caballo se obstinase, se vuelve á comenzar imperturbablemente por el mismo medio, que poruña energía progresiva concluirá por impedir que el caballo se encabrite.

El castigo de las espuelas no debe emplearse sino en último estremo, y siempre en el momento que el caballo empiece álcnvatarse.

Cuando se ataca con las espuelas al caballo que co­mienza á levantarse, es preciso tenerle suficientemen­te en la mano para impedirlo salga con una punta, es •^ecir, lanzándose bruscamente hacia adelante. Si se atacase vigorosamente con las espuelas á un caballo encabritado, que se mantiene derecho, se correría riesgo "C caer hacia atrás: el caballo cae hacia atrás, por muy solidos que sean sus jarretes, cuando la sobrecarga de *8 p»rie posterior viene á ser muy considerable, y la posición de la anterior y la del ginete demasiado sepa­radas hacia atrás de la vertical, de modo á impedir que

— 130 — la fuerza muscular pueda restablecer liácia adelante el equilibrio de la masa.

Si el caballo patea y bota rehusando avanzar cuando las ayudas se lo piden, que el ginetc Tuelva por grados á su posición la mano y piernas, empleando el fílete, para dejar saborear el bocado y flexión del cuello; que se contente con mantener al caballo recto, y en su sitio algunos instantes; sobre todo, que no le permita salir adelante por su querencia propia, sin haber sido solici­tado por bis ayudas. Después de una parada suficiente, calmado y en reposo el caballo, que lo prepare, y que pruebe sacarle adelante, sueltos los estribos, para abrazarle mejor, por medio de ayudas francas y muy suaves; el caballo obedecerá inmediatamente si es solo cosquilloso ; si persiste en su defensa , y &. pesar de la franqueza de las ayudas volviese á comenzar á patear y botar, que el ginete le mantenga recto y sin moverle del puesto bastante tiempo. Después de esta parada forzada, calmado y en reposo el caballo, que le prepare y decida á salir adelante por medio de ayudas francas, vivas y enérgicas, estimulándole lo necesario con ol látigo sobrí! la espalda. El caballo mas inquieto sobre el terreno, se entrega así por medio de algunos tiempos de paradas forzadas, mas ú menos prolongadas , y por la franqueza de las ayudas. No debe emplearse el castigo de las espuelas sino en defecto de todo otro medio, pero dado el caso, con un rigor inexorable; porque si los caballos que patean son los mas dispuestos á ceder á la dulzura, son también á los que mus irritan los castigos.

Si el caballo trata de evadirse con saltos de carnero ó saltos de costado, rehusando avanzar cuando las ayu-

- l a i ­das so lo pidan, que el ginete, antes de todo, procure mantenerle recto en su sitio ; si prepara suficientemente la parte anterior, para prevenir é impedir cocee, si le contiene con bastante igualdad en las piernas y mano para provenir é impedir el salto de costado, si la mano dulce y temblequeando el bocado tiene las riendas bas­tante cuidadosamente ajustadas y bastante cortas, bien pronto el caballo estará en calma y reposo. Después de una parada suficiente ensaye el ginete sacarle adelante con ayudas mas pronunciadas, sueltos los estribos, para abrazarle mejor; á la misma defensa, que oponga cons­tantemente el ginete ios mismos medios , el uso del filete para dejar saborear el bocado y la flexión de cuello; las ayudas muy francas de mas á mas vivas y enérgicas, re­doblando según sea menester los latigazos en las espal­das, no haciendo sentir el castigo do las espuelas sino á último recurso, y el caballo concluirá por entregarse,

SI el caballo se levanta atrepellándose ordinariameula á esta defensa, después de haber empleado inútilmente todas las otras contra las ayudas que le piden salir ade­lante , que la mano se mantenga dulce y temblequee las riendas , usando del lilete para contener y dejar saborear d bocado; que haga la llexiou del cuello; que las piernas Se mantengan iguales, y mas bien cerradas que acerca-^i>s, contentándose el ginete con dirigir recto esta mar-• ha fiíntástica y mantener al mismo grado su aire; em­plea según necesite toda la energía de las piernas, él Bstimulaute del látigo y el castigo de las espuelas para forzar al caballo á continuar el gran galope cuando indi-fjue dese'ode cbrtlenerlo. La vista alerta, la mano y las piernas píontas, flexible y en groardln contra toda parada

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brusca, contra lodo desvío; prolonga esta carrera direc­ta hasta que conoce que el caballo, entregado entera­mente á la mano y las piernas, rompe voluntariamen­te la marclia circular ó las conversiones sucesivas á la media vuelta, por cuyos medios le forzará ú volver al punto de partida, pasando rápidamente del gran galope al galope, y del galope al (rote para llegar al paso, ha­ciendo alto en el punto mismo donde se ha levantado; sin dejarle sosegar, que le prepare y le saque adelante al paso por medio de ayudas francas: el caballo obedecerá.

Si persiste en echarse á las piernas y se levanta de nue­vo, que una nueva carrera mas larga que la primera, man-tenidii al mismo aire y dirigida del mismo modo, le fuerce á volver al punto de partida; la repetición do este medio 8in otra alguna corrección hasta la completa obediencia, entrega infaliblemente al caballo casi inmediatamente.

Si el caballo sobre la marcha prepara alguna defensa, el ginete, prevenido por ia acción de las orejas, no le de­jará tiempo de tomar posición para armarse contra las ayudas: con todo caballo difícil el ginete debe ir siempre en guardia, porque toda sorpresa tiende á hacerle perder el asiento, y solo so paraliza el efecto peligroso de esto con una entera flexibilidad de los ríñones, una igual y fuerte presión de las rodillas, y la suavidad de la mano.

Si el caballo es espantadizo, m]o á fuerza de paciencia y contemplación podrá corregírsele de sus escitaciones y temores, haciéndole acercarse progresivamente al ob­jeto que le causa espanto, calmándole , disipando su in­quietud, acariciándole asi que se tranquiliza, dominan' dolé constantemente por la energía gradual de las ayu­das, 8in emplear jamás el castigo. Si el ginete, después

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de bien penetrado de los principios que acabamos de es­poner, ha adquirido concienzudamente práctica en todos los detalles de ejecución, no tendrá que temer sorpresa alguna del caballo mas difícil, que sabrá bien pronto do­minar, haciénilole abandonar constantemente sus ardi­des y resistencia animales, que se reducirán todas en de­finitiva á las que acabamos de descril)ir.

Aires bastardos.—El solo que se aproxima á paso es la andadura: los que menos se separan del trote ó del galope son el pasitrote y portante.

Estos aires, aunque ficticios en general, son, sin em­bargo, á veces naturales á los potros; pero no exijen ni mncba soltura en los ríñones del animal, ni gran flexibi­lidad en los miembros, que parece arrastra mus bien que tira hacia adelante. Así, proscriptos de la escuela por los picadores, como defectuosos, han sido desde tiempo inmemorial alabados por los chalanes, que han decorado con el nombre de caballo de aires al caballo que los po­see, y que emplean con preferencia en su servicio per­sonal, diciendo quason dulces para la silla y daros para «I trabajo.

I'O que no oduiile duda es que estos aires bastardos marcan su marcha por la pista alternativa de cada bípe­do lateral, de suerte que solo tienen dos batidas, cuyo *Poyo, siempre lateral, es mucho menos sólido que el 'Poyo diagonal suministrado por las batidas de los aires nofttes, aun cuando sean defectuosos, como en el paso 'ewntado, ó entre-paso, trote ó galope desunido.

*'08 caballos arruinados toman voíuntariamenlo la costumbre de los aires bastardos, que U falta do fuer­zas hace siempre peligrosísimos al ginele.

CAPITULO YII.

Caballo de silla.—Escuela militar.

(Lámina cuarta.)

$ . XIX.—OBSERVACIO.N'ES SOBRE LA PBOGRESlüN DIFERENTE

DEL TRABAJO DE LAS ESCUELAS CIVIL V MILILAI».— P I ­

CADEROS CUBIERTOS Y DESCUBIERTOS. — CAMPO DE MA­

NIOBRAS.

Observaciones sobre la progresión diferente del tra­bajo de las escuelas civil y militar.—Los principios de la equiliicioii núliiar son los mismos que los de equita­ción civil. Creemos, sin embargo, deber entrar aquí eu algunas esplicíiciones sobro l^s diferencias que se encon­trarán en csl". Manual entre el texto de nuestras lec­ciones de la escuela civil, y el texto oficial de las lec­ciones de la escuela militar, estrado del Reglamento táctico de caballería de 2ií de setiembre de 18i7.

Creemos primeramente perjudicial para la perfecta flexibilidad del cuello, de que por otra p;irte la escuela militar nada nos dice, el lerminaute mandato de entrar siempre por la izquierda i echar el pienso al caballo; y esta es eu nuestro concepto la causa porque todo caballo de tropa se encuentra entablado & la izquierda; raro es el que no adolece de esta falta: porque de ello dimana también el que el ginele en todos casos y para todas oca-lioues se haya habituado á entrar á cuidar á su. caballo por el lado izquierdo. •

— i35 — La posición del ginele antes de montar cojicndo con la

mano derecha la crucera formada por la museroia y montante izquierdo, ninguna ventaja le proporciona para poder ejercer acción de mando sobre el caballo; no hay correspondencia do báscula ni efecto de contra-golpo, y el caballo por su mayor fuerza es dueño también de su voluntad: si no es adaptable la posición que nosotros en. señamos en la escuela civil para el ginete militar, seria preferible la de cojer las riendas del bocado por la in> mediación de la boca, adquiriendo asi todos los medios de acción de que dispone el hombre á caballo.

Para acostumbrarse antes de todo á los movimientos del caballo, el ginete civil, calzados los estribos, tiene la brida en una sola mano, la izquierda en un principio; mientras que el ginete militar, soltados los estribos, tie­ne una rienda del bridón en cada mano; después que se une mejor á los movimientos del caballo, el ginete ci­vil se ejercita en soltar á su voluntad los estribos, y te­ner la brida indistintamente en una y otra mano, sir­viéndose segiin sea menester del lilele, mienlnis que el ginete militar aprende á calzar los estribos, y á tener la brida en la mano izquierda solamente, usando del filete eon la mano derecha.

Espongnmos, pues, en pocas palabras los motivos Uúricos y prácticos que nos han determinado á seguir esa marcha diferente.

La táctica, no permitiendo calzar en un principio los estribos, da á conocer que su objeto es habituar al re­cluta á aflojar los muslos suficientemente para abrazar raejor al caballo, volviéndolos sobre su parte plana; á 10 levantar las rodillas, cuyo pliegue debe quedar unido;

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á dejar caer naturalmenle las piernas sin apoyo sobre los estribos. ¿Pero se consigue esto por el medio |)ráctico, soltados los estribos, ejecutado con la exactitud militar? No lo eremos así, y la esperiencia ha Iwclio nacer nues­tras primeras dudas bajo este concepto.

El recluta, sin estribos, tiene mas miedo de caer que con ellos; y este temor, que paraliza su inteligencia, crispa sus miembros, los ríñones pierden su flexibilidad, los muslos lejos de flojiirse y volver su parte plana, se cier­ran con esfuerzo; abre las rodillas, que levanta, y su ri­gidez se comunica alas piernas, que se estiran hacia ade-lant<!; el conscripto fuera del asiento, se agarra penosa­mente á la silla y á las riendas; el aplomo desaparece, la caída viene á ser eminente, el temor crece y la lección no aprovecha nada. Si al recluta se le ha acostumbrado á montar en pelo, se confirma en si» posiciones derren­gadas y emplea sus piernas para agarrarse á la silla, sin cuidarse de las ayudas, que desconoce enterameote, cuan­do se le manda en seguida tomar los estribos.

Los estribos calzados, por el contrario, aseguran ente­ramente al ginete aprendiz; el punto de apoyo que to­mará en ellos, quizás accidentalmente, para restablecer su buen asiento en la silla no acarrea inconvenientes ni riesgo, cuando los estribos están algo largos de perjudi­car en nada absolutamente la posición natural de los muslos y piernas, y cuando algo cortos, de alterar en lo mas mínimo la unión del pliejfue de las rodillas, 6 estirar hacia adelante la pierna; se establece la confianza, se conserva entera la inteligencia, se aligeran los miembros, el hombre se coloca bien en la silla, la libertad de las ayudas es completa, los pies pueden soltar y volver á io-

— 137 — mar los estribos, sin en nada descomponer la posición del cuerpo -, de los muslos y de las piernas.

La táctica, mandando tener una rienda del bridón en cada mano, deja conocer que su intención es: acostum­brar al recluta ¿ presentar á la misma altura los hom­bros , sin rehusar uno mas que otro, manteniéndose cua­drado en la silla; á cuidar de la boca del caballo, por el efecto dulce y sencillo de la embocadura partida , aun cuando las riendas estén con fuerte y desigual tensión, no haciendo obrar cada una de ellas mas que en una parte del bocado, sobre la barra inferior de su lado, sin báscula ó contra-golpe sobre la barra superior del lado opuesto. ¿ Mas, se consigue este objeto por el medio prác­tico , una rienda en cada mano, ejecutado con la exacti­tud militar, aunque modilicado por el cruzamiento de las riendas en una sola mano? Tenemos la coavincion con­traria. El recluta, una rienda en cada mano, tiene casi siempre las riendas desiguales y con demasiada ten­sión ; ajustarías convenientemente viene á ser cosa larga y difícil; no pudiendo cada una de las manos por si sola sentir si el caballo saborea el bocado, queda impune-njente dura y pesada, los codos se pegan al cuerpo con contracción ó se destacan de él del mismo modo; los pu­ños soldados á los brazos que van hacia adelante, endu­recen el cuello del caballo en vez de hacerlo flexible; los hombros se redondean, los ríñones pierden en flexibili-^ d , las ayudas se hacen imposibles, el caballo obedece ™*'. se desordena y se cuartea; lodos estos inconye-i'entes se complican mas cuando falto de estribos, el gi-nete se agarra con las manos á las riendas, con las rodi­llas á la silla. Por último, es preciso después que el re-

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cluta llegue á montar con brida; entonces, ¡cuántotiem­po perdido! porque es un nuevo trabajo que empezar; nuevo ejercicio para la posición do la mano, que una vez contraída por Ja dureza, con dificultad llega á ser suave y ligera; nuevo estadio del bocado de una sola pieza qu« bascula por la tensión mas fuerte de una de las riendas, produciendo de este modo á veces el efecto inverso que desea el Rinele, acostumbrado á servirse del bridón de embocadura partida.

Las riendas en una sola mano, por el conlrario impi­den ai ginete aprendiz buscar en ellas un punto de apoyo; rara vez van desiguales; se ajustan fácilmente; se con­servan del mismo modo; acostumbran á la mano ligera y suave á dejar saborear.el bocado con la flexión del cuello; el caballo obedece bien; se coloca en orden recto j se pre­para con la mayor facilidad: cuando pasan de una mano ¿ otra este ejercicio fácil no exige niugun estudio nuevo, y el uso del fílete llega por sus pasos contados.

Tampoco existe conformidad en la combinación de las ayudas; las razones que para separarnos tenemos laü es­pusimos ya al tratar de estas.

Picaderos cubiertos y descubiertos.'—Campo de ma­niobras.—Vn rectángulo de cincuenta á sesenta metros de largo, sobre quince á veinte de ancho, formado por paredes de apoyo de unos seis metros de altura, sopor­tando una armadura ligera y elevada de doce á quince metros del suelo, forma un picadero cubierto en el que pueden trabajar en dos filas veinte 6 veinte y cinco gi-netes.

Estas proporciones no tienen nada de absolutas: se sonsidera solamente como favorable á las maniobras la

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figura rectangular que tenga de ancho como un tercio de sd largo.

Por otra parte, cuanto mayor el rectángulo , mayor la linea recta que el caballo podrá recorrer, y esto siempre es una ventaja; por eso el picadero descubierto, cerrado por una pared sencilla de dos á tres metros de altura, tiene siempre dimensiones considerables, y por eso se es­cojo el coso ó campo de maniobras do la mayor eslension posible.

La parte interior de la pared cercante debe ser de una altura de uno á seis metros, guarnecida de tablo­nes unidos y de carrasca, formando escarpa del cuarto al quinto (tres á cuatro deíimetros de base sobre doce á quince de altura), suQciente para que la pierna del ginete no pueda frotar, aunque el caballo se cierre cuanto pue­da contra aquella. Igual motivo impide toda moldura á vuelo, todo ángulo saliente; y esta disposición debe en­tenderse alcanza hasta á la altura á que el ginete pueda llegar á consecuencia de los botes mas elevados del ca­ballo.

Las luces deben traerse de bástanlo altura para que no lleguen directamente á la cabeza del caballo ni sobre la vista del ginete: deben ser aiiundantcs para alumbrar y airear convenientemente ai picadero. La entrada sufi­cientemente alta y ancha, para que puedan pasar por ella con comodidad de frente dos ginetes á caballo, se cons­truye en medio en uno de los lados pequeños. Letras de marca designan, para facilitar la regularidad de las figu­ras del picadero, los centros de los lados mayores y me­nores.

El sucio debe estar cuidadosamente nivelado de tierra

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salitre batida y cubierta con una capa de mezcla de arena, gerrin y cagajones, regándole ligeramente para sentarel polro. Cuando las pisadas del caballo le han puesto dema­siado duro, se le remueve y nivela de nuevo, preparán­dole de lu misma manera. Demasiado seco levantarla un polvo incómodo y nocivo & la respiración; demasiado hú­medo tendría ol inconveniente de csponer á los caballos á resbalones peligrosos.

Una galería ó tribuna para los espectadores, un cuarto donde puedan encerrarse ios útiles y utensilios del pica­dero son accesorios que se preparan convenientemente de esta manera: colocada encima de la entrada, la tribu­na está sostenida por cada lado por dos paredes diviso* rias, formando dos departamentos; el uno encierra la es­calera que dá subida á la tribuna y el otro los útiles y utensilios del picadero.

$ . XX.—COLOCACIÓN DE LAS PRENDAS DE MONTURA, EQUIPO

Y AAMAMENTO, KN EL CABALLO ( l ) .

Colocado á retaguardia de cada caballo el total de prendas que componen lu montura, equipo y armamcn-

(1) Además de los accesorios de la silla que esplicamoe en la primera parte, capüulo Y de etle tratado, se encuentran eo la mon­tura de tropa :

Una cañonera izquierda para meter la pistola ei instituto de lan­ceros.

Una bolsa á la derecha para meter dos herraduras, una de pié, »tra de mano.

El capote doblado en la forma que se espresa, y colocado encima de estas bolsa y cañonera.

Tres correas para sujetarlo, llamadas de alacapa. Un caparazón, mantilla á chafarás. Un sifué por encinta para sujetarlo.

- 1 4 1 -to ccarespondieiUea á caila plaza, y los hombres cuadra­dos á la izquierda de las mismas, el instructor mandará:

Ensillen el caballo.

A esta voz se tomará la silla por debajo de los fustes^ agarrándola la mano izquierda por el centro del delante­ro, y la derecha por el trasero, recojida en ella la man­tilla que se mantendrá adlierente á la silla por medio de sus tres correas ó hijuelas; y trayéndolas por el lado do montar y cerca de la espalda del caballo, se levantará y colocará suavemeato encima de la cruz, bajándola desde alli hasta que quedeen su sitio; desdo donde, después de geniada, se hará algo mas atrás para poner la grupera, la que se inlroducirá aproximándose el soldado aliado iz­quierdo de la cadera , precediendo primero colocar este la mano derecha por encima de ella, é irla bajando hasta que con ella se ceja por el medio el maslo de la-cola: pasará en seguida la mano izquierda á asegurarle por donde estaba la derecha, la que arrollará en seguida to-

Una media gainarra, dobladas y em|)almadas sus puntas, é intro­ducida por una el pretal, por otra las cinchas.

Tres con'eas pasadas por tres ojos que hay en el borren trasero, Uamadas correas de grupa.

Esta se compone dé: Una manta doblada en la forma que se espresa. Un saco de cebada con doe carteras, una á cada lado; en la de la

izquierda se coloca el morral de cebada y el cinchuclo; en la de la derecha la bruza, almohaza y mandil, ó sean los trastes de limpiar.

La maleta con todas las prendas que correspondan al vestuario y no lleve puestas el ginete.

Un porta-mosqueton y un porta-carabina los institutos de caza­dores y carabineros.

Un porta-regatoa en el aro del estribo derecho los de lanceros.

— 142 — das las cerdas de la cola al rededor del maslo, sujetán­dose inmeiliatainente el lodo con la mano izquierda; en seguida la derecha cojera la grupera por su morcillo, é in­troducirá en ella el maslo, que se sujetará inmediatamen-le con la mano derecha, subiendo la izquierda í agarrar la grupera y colocarla en su lugar, y cuidándose de que nin­guna cerda quede cojida por la parte inFerlordel morcillo.

Volviendo después el soldado á la inmediación de la cinchera por el lado de montar, agarrará otra vez la silla por los dos fustes, levantándola un poco para ponerla en 8u sitio, de modo á evitar que quede arrollado el pelo del lomo del caballo. En esta disposición debe descansar aquella enrnodio del cuerpo del animal; de manera que la parte estcrior de los bastos delanteros queden doá dedos mas atrás del remate posterior de las espaldas. Hecho es­to, se soltarán la cincha, el pretal y elporta-mosqueton, ajustáodose la primera de modo que, después de introdu­cida por la media gamarra, quede su hijuela central y las doá laterales igualmente apretadas; lo regular esto para que la silla se halle bien sujeta, pero sin oprimir dema­siado al caballo, y cuidando en este acto el soldado de que no quede cojida debajo de la silla ninguna correa; después se pondrá el pretal, sujetándole con la punta iz­quierda del mismo, hasta que quede regularmente cua­jado; debiendo ir del mismo modo la grupera.

Se soltarán en seguida los estribos, y sé desarrollarán las correas de grupa, colocándolas sobre la del caballo, de modo que la del lado de mentarse» la primera que se estienda, la de la derecha la segunda, y la del medio la tercera, cruzadas las dos primeras, y cayendo recta la de enmedio en dirección de la cola del animal.

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En este estado, y habiendo vuelto cada hombre á co­locarse en su puesto ú la izquierda de los efectos restan­tes, mandará el instructor.-

Coloquen el equipo y armamento en el caballo.

AI oir esta voz, se colocará la pistola en la cañonera de la izquierda, la llave hacia esta mano, y la coz para arriba: se podrán las dos herraduras en la bolsa de la misma, y se introducirán los trastes de limpiar y los cla­vos, atados y envueltos en un trapo, en la bolsa ó fun­da de la derecha.

En seguida se colocará el capote, doblado en la forma que queda esplicada, sobre las cañoneras, y encima el cubre-capa, de modo que cubra perfectamente y sobre­salga con igualdad por sus estremos, sujetando después uno y otro con U atacapa del medio y con las correas la­terales, que deben arreglarse de modo que se hallen á iguales distancias de aqnella, y que las hebillas queden en la parte superior, é introducidos los latiguillos por las correspondientes baguillas. En el caso de no llevarse puesta la mantilla, se colocará bien arrollada por su par­to mas ancha sobre la perilla de la silla, bien sujeta por la atacapa del medio por debajo del capote. Inmediatamen­te después, se colocará el sifué, introduciendo su hebilla por la abertura de la media-gamarra, y de modo que la coscogilla de aquella venga k parar al borde inferior del faldón de la silla por el lado de montar, é introduciendo el látigo del sifué por su correspondiente baguilla, y por la abertora de la gamarra, si alcania.

La manta, doblada naturalmente en dos por su coslu-

- 144 -tura, volverá á doblarse por los estrcmos de su largo, hasla que se unan estos en el centro; se doblará después nuevamente por el ancho, de modo á formar una carte­ra estrecha, por la que arrollado lo restante de láman­la en el mismo sentido, so irá introduciendo hasta dejar­la reducida á una anchura de cinco á seis pulgadas.

Hecho esto, se colocará bien promediada encima de la almohadilla de grupa.

Encima de la manta se pondrá igualmente bien pro­mediado el saco de cebada, con sus carteras hacia arri­ba, introducido en la de li derecha el ciachuelo de la manta, doblado de modo á llenar igualmente su hueco; y en la de la izquierda el morral de cebada, doblado en igual forma.

Bncima de todo se colocará lá maleta, la tapa para ar­riba y su abertura hacia la parte posterior de la silla. Situado el soldado por el lado de montar, ajustará pri­mero la correa de enmedio, cojiendo el látigo de dicha correa con la mano derecha, y con la izquierda la hebilla de la misma, promediados exactamente el peso y largo de las tres piezas: pasará en seguida al lado derecho y ajustará la correa derecha, siendo entonces inversa la posición délas manos; volviendo después á la izquierda, y asegurando la correa de este lado-de suerte que las tres queden á iguales distancias, dividiendo en cuatro partes iguales el largo de la maleta, igualmente apretadas aque­llas, sin que forme arruga alguna la maleta, y lascosco-gillas de las hebillas de dichas correas sóbrela linea que forma la costura figurada de la tapa: los látigos de las correas se introducirán por sus correspondientes bagui-llas, sin formar clase alguna de roscas, haciéndose pasar

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el estreino de la correa de enmedio por detrás del borren trasero.

Por último, 86 colocari la carabina, pasándose para ello al costado derecho; se introducirá la boca de su canon eii el porta-mosqueton, liácia arriba el canon y algo inclinado al suelo; se darán dos vueltas con el porta-carabina i la garganta de la misma, asegurando en seguida el látigo de dicha correa por la hebilla de esta, de manera que llegue la parte superior de la culata á igualar con la mas ele­vada de la maleta: vn esta disposición debe quedar el ar­ma paralela al cuerpo del caballo, sin que se aproxi­me ni desvie demasiado del encuentro el estremo del cañón.

Colocadas las prendas de equipo y armamento, y vuel­to á ocupar cada hombre su puesto á retaguardia del ca­ballo, mandará el instructor:

Pongan la brida.

Llevando unido el bridón con la brida, y teniendo cui­dado de que la embocadura do aquel vaya de tal modo que entre primero en la boca del caballo y quede mas arriba que la de la brida, se pondrán ambas prendas por el lado de montar, tomándolas con la mano derecha por la testera; se dejarán las riendas sobre la sangría del brazo izquierdo, y sentando los dos bocados en la palma de la mano izquierda, con los dedos hacia adelante, se llevará la mano derecha á la frente del caballo, y con la izquierda se le pondrá dichos bocados entre los labios, iDtroduciéndole al mismo tiempo el dedo pulgar de la mitma en el asiento por encima del cohnillo, lo que le

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hará abrir la boca, en cuyo tiempo se subirá la mano derecha lo que sea necesario para que el bocatio entre en su lugar. Con la mano izquierda se le introducirá en se­guida esta oreja, haciendo después lo mismo con la de­recha, sanando el moño, si le tiene el caballo, y echán­dole atrás la crin que puede haber quedado debajo de la testera; cuidando de que esta no oprima las orejas del caballo, para que el frontal caiga en su correspondiente lugar.

Se ajustará en seguida la muserola por el lado de mon­tar, y en términos que no quede demasiado oprimida ni demasiado floja.

Se pondrá después el ahogadero, que ha de ir poco apretado, á fin de no incomodar la respiración del ani­mal; pero cuajado de manera á impedirle que pueda qui­tarse la brida.

Por último, se enganchará la cadenilla de barbada en el alacrán de la izquierda , volviendo las mallas de la misma sobre «u parte llana, y quedando ajustada de mo­do que, sin opresión, quepan dos dedos entre ella y el barboquejo ; y en seguida se cojerán con la mano dere­cha las riendas del bridón y de la brida, que descansaban sobre la sangría del brazo izquierdo, y se pasarán por la cabeza del caballo empezando por la oreja derecha , y quedando dichas riendas sobre el cuello del mismo.

En el caso que el caballo tenga que llevar cabezón, se pondrá por debajo de la brida, y antes que esta; pero sin ajustarle, á fin de que no le impida abrir la boca para ad­mitir el bocado. Puesto en tal caso el cabezón , se in­troducirán las riendas de este por entre la maserola y el bocado de la brida, y juntándolas con las de esla se pon-

— 147 — drá la última, asegurando la tnuserola del cabezón antes de hacer lo mismo con la de la brida.

Embridado el caballo, el instructor mandará:

Recojan el ronzal,

A esta voz se desatará el caballo y se recojerá el ron­zal, doblándole lo suficienie para que, después de bien arrollado, llegue su estremo al botón en que debe pren­derse, y que al erecto estará en la testera de la brida.

Hecliu esto, agarrará el hombre al caballo con la ma< no derecha por la cruceta formada por la carrillera y muserola, y estará pronto para llevar el caballo á donde se le mundo.

Para quitar la brida, equipo y silla, se darán sucesi­vamente las voces siguientes ;

Suelten el ronzal y <Uen el caballo. Quiten la brida. Quiten el armamento y equipo. Desensillen el caballo. Lo que se ejecutará observando, en sentido inverso,

cuanto acaba de esplicarse; y teniendo presente quo lo primero que, después de desarrollar el ronzal y atar el caballo, ha de ejecutarse para quitarle la brida, es traer con la mano derecba las riendas por encima de la cabe­za del caballo empezando por la oreja derecha, y dejar caer la estrcmidad de aquellas y las d«l bridón sobre la ^Qgria del brazo izquierdo; nu olvidando que la prime­ra oreja que en seguida ha de desembarazarse del fron­tal de la brida, debe tambiei> ser la derecha.

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$ . XXI.—REGLAS PABA SALTAR A CABALLO EN PELO Ó HANTA,

y SALTAR A TIERIIA.

Estos movimientos sc ensenarán ú los reclutas en el éuarle!, para los actos de llevar los caballos al agua ó á paseo en manta; contormándcse pava la posición antes de saltar, movimientos que lian de ejecutarse con las riendas, y modo de liarse las crines al pulgar de la mano izquierda, tanto para prepararse á saltar á caballo como á tierra, á lo que mas adelante se esplicará para montar á caballo y echar pié á tierra; teniéndose cuidado de que las riendas queden iguales y debidamente cuajadas, y de no hacer dfWsion de tiempos para el acto de saltar, que se ejecutará colocando primero la mano derecha so­bre la cruz del caballo, elevándose en seguida con lige­reza sobre los dos puños; el cuerpo derecho, y pasando con soltura y prontitud la pierna derecha tendida por encima de la grupa del caballo, sin tocarla, de modo que caiga el hombre con suavidad en él; lo que ejecutado, soltará la crin que tenia en la mano izquierda, y cojera una rienda del bridón en cada una, en la forma esplicada

número 18.

Para saltar á tierra, cruzará prtnepe Jas riendas en la mano izquierda , y colocando después ambas manos de la manera espresada número 23, se elevará sobre los dos puños, pasándola (nema con prontitud y bien tendida por encima de la grupa, sin tocarla, y saltará con ligereza á tierra sobre ias puntas de los pies, y doblando un poco las rodillas.

Después que ios reclutas sepan ajecular eite mori-

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miento con soKura por la izquierda, se les adiestrará en practicarle por la derecha.

S . X X I I . — REGLAS PARA LA DOMA ¥ EKSEÑAHZA DE LOS

POTROS.

No del>e darse principio á la doma de los potros in­mediatamente después dt>. su llegada á los regimientos; sino después que bajan descansado y que se hallen rehechos de las fatigas de la marcha, y de la novedad y quebranto que les ocasiona el verse amarrados y sujetos á la estaca. Lo único que se hará con ellos en ios pri­meros días, será sacarlos á paseo de mano, halagarlos en las cuadras, hablarles, manosearlos y acostumbrarlos al trato é inmediación del hombre.

£n los días sucesivos se les habituará á dejarse levan­tar los pies y manos , y á sufrir que se les den algunos golpes sobre la herradura, con un canto ó piedra. Habi­tuados ya á esto, se empezará á pasarles con mucho tiento una lúa ó rollo de esparto por el lomo, cuello y cadera, y después, coo igual precaución, la bruza y almohaza; á fin de acostumbrarlos á que se dejen lim­piar , y se familiaricen con el roce y uso de los trastes.

Conseguido este resultado, se pasará á ponerles el cabezón, y se les habituará á seguir de mano conduci­dos de las riendas.

Se observará, por regla general, el no exigir nunca de los potros cosas superiores á su$ fuerzas ó al grado de instraeoion en que se encuentren; y no hacer para con ellos uso del castigo, sino cuando se hayan -apurado los medios del halago y buen trato, y siempre que se co-

— 150 — nozca que sa inobediencia procede de malicia ó mala voluntad.

Luego que el potro vaya de mano sin violencia , se le pondrá una cincha, en la que se atarán las riendas del cabezón , y se empezará á ponerle á la cuerda.

PRIUEKA LEGCIO; .

Para esta lección se atará la cuerda de picadero á la anilla del cabezón, y se sacará al potro solide la derecha, ]o cual se hará ilamándole el hombre que llera la cuerda, hacia esta parte; al paso que el que tiene las correas, siguiendo por detrás al primero, contribuirá suave­mente con aquellas á que el potro se vaya apartando y figurando el circulo, lo que se repetirá á una y otra mano, manoseándole y halagándole siempre que Ja haya de mudar, y acabando generalmente sobre la derecha.

Obedeciendo ya el potro regularmente en las primeras lecciones, se irá dando poco á poco larga k la cuerda, para que empiece á tomar el trote; y después que ande en ¿1 con algona soltura j con obediencia á las llamadas de la cuerda, se le hará trotar con mas resolución, unas voces dando con las correas en tierra por detrás del potro , otras volviéndolas en el aire -de modo que se le avise para que se resuelva; y al mismo tiempo se le irá acostumbrando á las paradas, con la voz de basta; pero con la advertencia de hacerlo cuando vayan tro­tando bien. Después que el potro haya ejecutado todo esto con regularidad, le llamará hiela si A que lleva la cuerda, le • halagará, y le volverá á la otra mano; debiendo advertir que por lo general se trabajan loa

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potros empezando sobre la derecha, y concluyendo sobre ella; á menos de que convenga variar esta regla, para trabajarlos mas sobre la mano á la que tengan ma­yor dificultad,

SEGUNDA LECCIÓN.

Teniendo ya al potro en estado de que liiUe regu­larmente, y obediente á parar, se podrá [lasar á poner­le la silla, con toda precaución posible para no asus­tarle ó resabiarle; lo cual se conseguirá, después de haberle paseado., llegándoseá él con mucho sosiego, haciéndole ver y oler la silla , hasta que se desengañe; inclinándose de^pue^ cou ella al lado derecho, levan­tándola á plomo, y dejándola caer sobre el lomo con mucho tiento; ajiistándole las cinchas con temijianza, sin meterle la grupera ni ponerle el pretal; y llevándote después de todo esto á, la mano muy poco á poco hasta volverle á la cuadra, en donde después de amarrado, se le quitará la silla, con la misma precaución que se le puso.

Al siguiente dia se practicarán las mismas diligen­cias para ponerle la silla, y además la grupa y pretal; y después se le darán sus vueltas de mano llevándole muy corto, basta que repetida esta prueba otro disi, su vea que sufre bien la silla y que se IEÍ. deja golpear y mover, en cuyo caso se lo podrá empezar á hacer trotar con ella, y progresivamente se irán soltando los eatfjbos, y acostumbrándole A tomar el bocado del bridón y á llevarlo puesto ; en lo que. se debe proceder con mucha paciencia y dulzura, para evitar el que pueda resabiarse. -

— 152 — Estando ya el potro comente en todo io dicho, será

tiempo de empezarlo á montar: para esto se Ift .wriinKrá al poyo ; y teniendo la cuerda el que lá lleva, cnni solo un palmo de largo, la mano algo levantada y el cuerpo en frente de la cabeza del potro, el que le haya do montar se llegará á él, le moverá la silla, se la golpeará , y no esirañándolo, montará con el mayor tiento posible, se mantendrá uíi rato encimí, sin hacer movimiento, desmontará después con igual precáuciou, y repetido todo esto por dos 6 tres veces , so volverá á llevar el potro de m«no á la caballeriza. Al día siguiente (y otros si fuese necesario) se volverá á iiacer lo mismo; en cuyas pruebas debe estar el que tiene la cuerda en observación; y siempre que vea que el potro se pre­viene , levantará la mátío derecha con la cuerda, para evitar las defensas que aqu*l intente.

Para que el ginetfe tengael conocimiento necesario de las señiil.'s mas comunes con que manifiesta el caballo las defensas que intenta hacer, y do las reglas generales que deben emplearse para desvanecerlas , tendrá preseate lo siguiente: •

Si el caballo, yendo al paso, intenta ponerse al trote, sin que se le mande, se conocerá esta intención en que manifestará cierta inquifetad; en que desigualará los mo­vimientos , dando un paSO mas apresurado que otro; y en que se cargará á la mano. Para prevenirlo y desvanecerlo es necesario barajarle con el cabezón, y sosegarle con halago () con rigor, según convenga al genio que se haya observado en el caballo.

Si va trotando y quiere pasar al galope , se conocerá' en que procurará tomar aquel aire mas apriesa; cargará

— 1S8 — á la mano í dará algunas cabezadas para huir de la suje­ción , 6 iúvez se detendrá q'Hedándose sobre las piernas para ponerse ágalop;ir. Para prevenirlo, se le abrirá un poco la mano, para que Salga adelante, y si da las otras señales, se le barajará con el cabezón con proporcionada actividad, hasta que vuelva al mismo compás qua tleva-ba en el trote, ó bien se le hablará; y si no obedece!, será muy del caso pararle, para sosegarle. • Si va galopando y quiere pasar á la carrera, se coflo-

oerá en que saldrá de la igualdad que |/eva, cardándose con furia á la mano, dando algunos trancos muy aran^ zados, Tbarchando con desazón, apartándose á un¥ & otra parle, descomponiendo la cabieza al sentir la suj*^ cion, y finalmente inclinándose á la fuga. Para prevenirlo se le Ham»rá sin rigor con la rienda de adentro, si ya al trote; y sino, se pondri á este aire^lasta que se vea que sigue-nl galope con igualdad.

Si va al escape, y entieinpo de su fuga intenta ganar la mano (á lo ([ue vulgarmente ll-imnn desbocarse), se co­nocerá en que se apoyará mucho sobre el cabezón ó bri­da, y en que resistirá á la mano, sacando el pico arriba á lio de que las riendas no obren. Para prevenirlo, inme­diatamente: que ae note cualqaiera de estas señales-, se le volverá al círculo, tocándole la riendade adentro oon al< guna actividad , de forma que lo sirva de castigo, y ti-ríndol* atrás luego que haya entrado en el círculo. Si esto no se puede lograr , se proljará el darle ui> poco de Kbert.id; pero si acaso esi la ofensq del freno, lá que le príwlpiía, severa si con quitársela y darle inmediata-mente un toque fuerte de mano, se sosiega y detiene) e» cuyo Cc«o se lefarará y halagará. Si esto uo basta, « l a

— 154 — dará un fuerte toque de cabezón conld raano de afuera) y si va con brida sola, attojando tamaño, y dándole con la vara eu el hocico; y si todo esto no basta, será me­nester castigarle con sa misma defensa liasta que le falte el aliento; y entonces castigarle, y á su pesar hacerle correr; pues aunque esto parece riguroso, lo es mas el que, por no hacerlo asi, se deje al caballo con su re­sabio.

Si intenta echar al ginele por las orej.'is, bajando la ca­beza y tirando coces, se conocerá en que irá detenién" dose y lomeando, apoyándose al mismo tiempo en el ca bezon ó brida I pero se le romperá la intención tirándole Lacia arriba con el cabezoq ó brid<t hasta ganarle la ca­beza; y metiéndole entonces las espuelas sin perder tiempo, para echarle adelante, se le amedrcniará con la vyz, y si fuese menester se le castigará con la vara.

Si el potro intenta saltar, se conocerá en que se irá encorvando, deteniendo y melicndose en algunos tran­cos do galope. Para prevenirlo, se le bajarán inraediala-mente las riendas del cabezón ó brida , y se le hablará para araedreniarlcw - Si se quiere empinar, se conocerá en que se detendrá,, y no querrá salir al darle libertad, inclinándose á sus^ peader.se sobre las piernas. Para prevetiirU , se echará el cuerpo adelante, y se escapará prontamente el caballo, Sj{i pararle después de golpe, porque enceste caso sa le afírmaria en su resabio, en lugar de desvanecerle; y si al fmse suspende ó empina, se le pondrá la mano sobre el cuello, se le dará libertad, se cargará el cuerpo adelante, i inmediatamente que ponga las manos en tierra, se le «capará, coa el castigo de la espuela, voz y vara.

•— 155 —

Si quiere echarse, se conocerá en que bajará h cabeza, intentando meterla entre los brazos. Para prevenirlo , es menester no perder tiempo en llamarle arriba con el ca­bezón , y lingo que levante la cabeza, se le castigará con las espuelas, vara y voz, todo á un tiempo, y se le escapará.

Si intenta pararse, se conocerá en que andará tardo y remiso en los movimientos; y para prevenirlo, se le echa­rá adelante en el momento qué se reconozca la menor de estas señales, para obligarle á que vaya siempre con re­solución y con el mismo compás.

No repugnando el potro el que monte y desmonte el ginete, será tiempo de que le Heve.

Para olio este, antes de montar, tomará las riendas del bridón y cabezón, todas con Ja mano izquierda, de modo que las del bridón queden cnn líberlad para que no las sienta , y las del cabezón (f) de modo que baile en ellas algún apoyo. En esta disposición , se mantendrá el ginete sin hacer movimiento alguno: el que lleva la cuerda llamará al potro adelante, y el que maneja las correas le avisarí al mismo tiempo con ellas suavemente, para obligarle. De este modo se pasear* al potro Un rato, y se volveráá llevarle al poyo, en donde el ginete, echando pié á tierra con mucho tiento, halagará al ca­ballo , á fin de irle confiando.

Guando ya sufra-este todo lo dicho .empezará el gi>* Wete- á moverse encima de él, á hablarle y pasarle 1á iiiano por el cuello; y procurará Hsvar las riendas del

'fi y .s conveniente que el cabezoii sea suave, ¿ que se forré,'4 "n Tle no lastlttiM al potro con él en estás pritneras leíciones.' • '

— 136 — cabezón, de modo que el polr» se apoye en ellas; 1Q wial es jireciso para podflr empezar á mandarle con él; no debiendo mover el hombre la roano, aunque el potro m Cargue sobre olla, y lleve la cabeza bsjn.

TERCERA. LECCIÓN.

Asegurado el potro en todo esto , se le irá dando larga á la cuerda, y el ginete le podrá llamar auna y otra mano con suavidad y por medio del cabezón; primero sacánilolií ó llevándole por derecho j y después poco á poco pontóíidole ea el círculo, debiendo siempre irle avisando con templanza el que lleva las correas. Cuando jasa vea que entra bien en el circulo, se le podrá hacer trotar despees de haberte dado dos ó tres vueltas .al paso;, y luego que se ndvierta que se pone sin violencia al trote, 8erá tiempo de empezarle & doctrinar.

I CUARTA. LECCIOfí.

No so puede fijar el lienapo que dolie estarse en cada una de las anteriores lecciones, para domar los potros, y debe dejarse ai arbitrio y prudencia del picador. Lo lais-luo ^uqede don el que cocuespQude á cada una de l s que deban dársele para doctrinarlos ,'posqae es preciso, pj-.OH-porqionar unas.y otras á los genios y circunstanciaside los potros, -scgan las observaciones que se hayan hesclw de ellos. Esto sentado, cuando el calmiio trole en el cir­culo con rejj'ularidad, se le llamará á parar, ajustando el jinete entrambas piernas, suspendiendo las manos igual­mente, y cargando el cuerpo atrás con moderacioa;.al

— 157 -mismo tiempo el hombre que maneje las correas avisará al potro con ellas, arrimándose algún tanto á sus caje­ras, para que las recoja y vaya meliendo las piernas; y el picador que lleve la cuerda levantará la mam», lla­mando at potro coa la voz de basta; y si no obedecu se volverá á sacarle adelante, y se repetirán las diligencias dichas hasta que se consiga que pare bien y entienda lo que se le manda.

Conseguido esto, e¿ necesario, para empezar á doblar el putro á las dos inanes, irle aligerando; para lo cual se le moverá el cabezón coa tiento, y se la irá disponiendo an la forma siguiente: al tiempo da ayudarlo , se le lla­mará con la rienda dereuiíB en su prolongación , teniéu-i dose presente que á la mano derecha ha de corresponder la izquierda , haciendo estas lo mismo; pero la primera que se movió ha de ceder hasta volver al sitio en que esi taba, sin que se aíluje mas, y sucesivaiuente-se irá con­tinuando este movimiento para ir aligerando al potro. Para que estas llamadas surtan el debido electo, es pre­ciso que Correspondan al rnisoM) tiempo las demás ayu­das del :Coerpo y piornas; y aun á algún potro será preciso tocarle con la vara, pues las ayudas se han de proporcionar á la mayor ó menor seiisüjüidad y diferen­cia de genio de cada «no.

QUINTA LECCIÓN.

...Adiestrados ya los potros e,ii todo ¡o que acaba de es-Ulicar^e, se calzarán los hombres las espuelas, ú lin de quese acostumbren aquellos á la obediencia que les im­pone el temor de este castigo; el que empleará el ginetc

— 1S8 — siempre que ei potro no obedezca á la presión ó abrigo de las piernas, y en el momento mismo en que cuttiela la falta ; debiendo bajar en este caso la mano, obser­vando el volver al caballo á la pista, si se ba separado de ella. Se tendrá presente no hacgr sentir al potro la ac­ción do las espuelas iiiopnrtuníimente.y con llojedad , ni una di'spues de otra , sino las dos á on tiempo y con vi­gor , á fin de no dejar al ciibaüo tomar la costumbre de dar pernadas ó cocear á una y otra mano. En aste estado se dará á ios potros la lección de partir la vuelta en el círculo ; para lo que , después de haber dado tres 6 cua­tro vueltus en él sobre la derecha , prevendrá el picador qna tiene la cuerda donde se ha de verificar este mbvi-iment^i, y luego qne el ginele llegue al sitio señalado, llamará con la rienda derecha la cabeza del potro ; y con !a mano de la brida le trasportará la espalda dejando caer la vara sobre la ¡«qnierda, y con la pierna derecha le sujetará la cadera, arrimándole la espuela si fuere necesario ; y una vez que tenga al potro de fi ente, á la pared opuesta, corlará el circulo por medio, dándolo libertad á aquel para que salga , y conservándole recto hastii quf llegue !\ hullar la otra pista; en donde le vol­verá á prevenir y le llamará sobfe la derecha en los mig-raos términos, si se queda sobre ella ,'y si no trociindo las ayudas para que vuelva á dicha mano.

Llesado á este punto'de instrucción, se quitará é los potros el cabezón , y se l«s empezará á mandar con las riendas del bridón, alternando con las del cabezón, -siempre que resistan á obedecer: se les quitará también la cnerda, y disponiéndolos todos por tandas, seles hará trabajar por derecho en el cuadrilongo;

Habiendo Conseguido aligerar éi potro en el trole , se le hará ejecutar las paradas ; pero de mOdo que no las practiquen de golpe, sino en tres ó cuatro trancos, pues así no rehusará el hacerias.

Cuando esté el potro hien asegurado en el trote, se le empezará á llamar la cabeza á una; otra mano ^ para lo cual se le irá llamando con la rienda de adentro, ha­ciéndolo con suavidad y tiento, de modo que obedezca y ceda poco 4 poco; valiéndose deL medio de tirar y aflojar, esto es, inclinando la mano como se ha dicho, y volviendo á ceder; pero no de modo cfue.se coloque la mano en su anterior sitio, pues no se debe ceder toda la rienda que se recojió, sin» solo una pnrte de ella : de lo contrario, no haría el potro otra cosa sino llevar la Cabeza á la parle correspondiente á la rienda que se re­cojió , y de ella á la en que la tenia.

SESTA. LECCIÓN.

Cuando ya trote el potro en el círculoy por derecha con igualdad , y conozca el apoyo y ayudas de mano y piernas, se le enseñará á dar pasos atrás: para verifi­carlo, ha de llevar la cabeza firme y bien colocada, el cuerpo reunido bajo ile s í , y ha do caminar por una 11-» nea tan recta y con tanta igu.ddnd como si fuera pira adelante. Levantando el potro la mano derecha en este paso, la' pona debajo: dé sí , dobla luego la pierna iz­quierda , y la coloca mas atrás: sigue después con él brazo izquierdo, y acaba en fin con la pierna derecha; por manara que, haeióndólo bien,'debe señalar los mismos cuatro tiempos que cuando anda hacia adelárité.

Se consegijHrá esto levantando ó i suspendiendo el gi-nete Jas ruuñeeas para acortar las riendas; plegando un poco VA cintura para preparar el cuerpo á' ir^a liácia atrás con el caballo, y procurando copservar las piernas aseguradas, pero flojas, cerca del vientre del auiípaiy sin ceairseijis; pu«s seniael'iíaijer esto úUinoo, al misino tiempo que se le tirase de las riendas, una contradic­ción, mandándole con la mano ir atrás, y con las piec-nas marchar adelante. En cuanto el potiro se preste ú obedezca, debe el ginete raifigar el apoyo da ¡as riendas, teniendo siemprfc las manos prontas para llamarle sua-•«emente de nuevo , si vuelve á detenerse ó á resistirse, y procurando que verifique estos pasos con-mucho sosie­go , igualdad y tal exactitud, que eo el tranco,mismo en que se quiera, pueda parársele y hacerle volver ,á march;ir adelante. ,

Si el potro vierte ó ladea la cadera al lado derecho, se correí^irá esle defecto con la aplicación mas ó menos suave de la pierna derecha, según la sensibilidad y obe­diencia de aquel; si k r^ptiesa TÍ k izquierda , se 1« ali­neará haciéndole sentir el ginete, en los mismos térmi­nos , la pierna izquierda.

Si el potro se obstinase en no querer dar pagos atrás, el ginete, al mismo tiempo que tira de labriíla, le to-carií suavemente con Ja punta de la vara en las rodillas y en los menu<lillos , para decidirle á que obedezca,- ew<-tóndose cuidadosamente que el potro vaya atrás con precipitación ; pues que padeceria en tal caso gran vio» leflcia en sus corvejones, corriendo ademéír el riesgo, si fuera débil de Jomo „ de quo piídtera aculawe ó empir narse.

- l e i í — Anttíí de liaceB aí potro dar paso atrás., así como des­

pués que lo haya verilioado-, y anLes tle hacerle ir ade­lante ^ se le luaccará bien urt tiempo de ünme; aflojáa-dole en seguida las riendas para volverle i stpoyar de ntíevo, siu lo que se le echaría á perder la boca, acos~ tunibfándole aun apoyu desmedido. •

Bu esta leocioii y en las sucesivas, se empezará á ha­cer uso de las riendas de la brida, ^^Iteraando coa las del bi'idoi).

!, , SETÍMA LECCIÓN. ,

Mwimientog ¡le la espalda adentro y de la grupa á.la pared, para: doctrinar á los potros «n eí paso de

- costado.

Para el movimiento de la c^paída adentro sobre la derecha, se^>ondri el caballo junto á uno de lo$ ángulos del cuadrjfoago, situándole paralelamente, y dando la

• izquierda ét ui)o de sus lados mayores. En .«stu disposi­ción se le convertirá spbreel ceíitro, llamándole la cíibeza •y espalda hacia él, incliunndo ambas manos á la derecha, y haciendo mas activada fuerza de la riemla derecha para plegarle á; dicha mano. Sp le aplicará en seguida la ro­dilla,, y aun la pierna derecha si fuere nece$ariü, yxoii-s^ryaiido el-apoyode Ja.s riendas, obedecerá ql cabajlo; el coal.^e.mauteadrá t(ii:cii\d(í, dejará sus ancas casi pa­ralelas á la pared, y iseguirá cruzando la espalda de adeutro , que aquí es la derecha, sobre la de afuera. > líe este uiodp se verá cjue , en lugar de caminar el.ca-Iwllpeaieramente rectos-de espaldas y d?, {incas sóbrela línea recia.de la pared, irá un poco convertido de la ca-

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beza y de las espaldas hacia el centro del cuadrilongo, como si en realidad faese á volíersa , en cuya posición: oWícua se )e hará caipinar hacia adelante todo lo largo de la misma pared , ayudándole el pinete constantemen­te con lii rienda y la piorna do la parte de adentro; lo que no podrá ejecutar el potro en semejante actitud, sin pa-' sar á cruzar los remos de la parte de adentro por encima de los de afuera, lo que se llama cabalgar. La aplica­ción de los mismos principios, practicados en sentido inverso, hará marchar al caballo con la espalda adentro hacia la izquierda.

Para el movimiento de ()rupa á la pared, y sujionien» do al caballo con el lado izquierdo á uno de los lados menores y las aucas á dos pies del lado mayor inmedia­to, se le convertirán la cabeza y las espaldas Inicia el centro sobre dicha mano; de modo <jue levantando una perpendicular á la pared en el medio de la huella ilel pié derecho , vaya á parar á la de la mano izquierda. En es­ta disposición inclinará el ijinete ambas manos sobre la (lerecba , y algo mas esta que la izquierda', para que el caballo pliegue el cuello, y pueda Wr el camino que va á Seguir: perfilará en seí-'uida aquél el cuerpo, sin des­componerle ni siicarle de su aplomo, y «orno si el mismo quisiera Irse hacia lá derecha; y ceñirá por último al ca­ballo la pierna izquierda, pero sin cargarse sobre éHa-, ni que participe el asiento de m movimiento, estenifién-dola solamente solire el«stribo sin endurecerla. La pler-i-na derecha, que'en este caso es la de adentro , debe mantenerse floja cerca del caballo, y sin tocarle, |)ara autiliar con ella, en caso necesario, á la pierna-de afuera. Por ejemplo, si -.so obstinase el cabíillo eh irse

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atrás, á pesar de haberle aflojado las riendas, le erapu-jíirán para adelante ambas piernus á UD tiempo.

Si se precipitase demasiado en su aire, después de haberse modificado el efecto de la pierna de afuera , la derecha, que en este caso es la de adentro, contendrá el caballo apniximándosela scRuñ lo necesite. En fin, la pierna de adentro debe estar siempre pronta para con­tribuir, de acuerdo con la de afuera, á la obediencia del animal.

Se ejecutará el mismo movimiento á la izquierda, aplicando en sentido inverso las reglas que acaban de esplicarse.

Doctrinado el potro en "los dos movimientos cuya cs-plicacion antecede , se hallará en el caso de ejecutar con facilidad el paso de costado á una y otra mano.

Se repetirán todos los movimientos que preceden, lle­vando ios potros la brida , y quitándoles el cubeíon, á fin deque se vapn acostumbrando al paso del bocado, y á dejarse poco á pocí* manejar con aquella y el bridón; lo que deberá practicarse COH mucha precaución y usau-do mas bieu, del último que de la primera.

Cuando ya troten los potros en el circulo y por dere­cho con agilidad y regla, se les empozará á imponer en ir á la pierna; porque sin entender eslo no seles puede nwmliir la cadera; para esto se les pondrá con I» cabeza á la pared, 4 distancia do seis ó sielepasos de ello; se le advertirá al giueto que suspenda un poco el cuerpo, cargándose sobro los estribos y recojiendo *íg<¥i tanto lasHianos, y que en esta disposición em­puje al potro para que rompa de frente utip ó dos pasos, y que después le llame la cabeza con la rienda derecha.

— 164 -porfilancto al mismo liempo elcuei'po un poce hacía esta manO', y ammándole la pierna izquierda. El hora-r bre que lle.va la eiierda ayudará también al mÍBrao tiempo cdn iá vara , obligando al caballo y contenién-dolB; para que no se vuelva ni gane terreno hacia airas. Habiéndose conseguido que el polro dé cuatro óseis pasos en-esta forma, se le hará psrar y se le halagará, haciéndole después marchar atrás el terreno Tjue hwya ganado: del mismo raodo se le mandará al potro para qué vaya sobíe la izquierda ; y á proporción que se adiestre en ello, se le irá separando de la pared , á fln de lograr que haga lo mismo en cuiquiera parte.

OCTAVA LECCIÓN. ,

Adiestrados ya los potros en todos los movimientos antéríoíes, se les haiá ejecutar los de hilera á la dere^ cha ó ala izquierda, en los lados menores y mayores del Cuadrilongo, y después los de frente áladerechaó ala izquierda i esplicadosníntíeref 58i y finalmente las medias vueíias'marchando sobre la pisla, á.fin de que' 86 vayan familláriaartdo con las ayudas correspondientes á estos movimientos. ••<" •••

Luego que habiendo trabajado algún trertipo, »e hallen los potros'mas sosegados y Obedientes, se les bari'passr sucesivamente de la cabeza áre{aguardia de la hilera^ poco antes de cbncluir la lección, ejecutándolo con rouchadulzura y contemplación, yirayéndolos é la pista can suavidad y halago, á fin de evitar qu6 la áíbandonen ysfe-íesíibién. • • ' • , • • • ..;• ;

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NOVENA LBGGION.

Regularizados ya los poiroa en el trote, se les harS alargar este aire, lo que «e ejecutara por tos medios indicados mas adelante en la instrucción individual é caliallo; teniendo ctridndo de hacer'es acortar el trole luego que hayan dadé una ¿dos vueltSs, cuándo rnas, ál trote largo , á fin de quo no se arrebaten rti salgande su aplomo.

So les hará despnes poner al galope y dar una 6 dos Vui'ltas á este aire , sin regularizarlo todavía, y solo con el objeto de que se vayan hociendo i di, y pai'a próbat sus fuerzas y darles mayor flexibilidad, sin exigirfés qué salgan con precisión y á un mismo tiempo al galope , y Volviéndoles épioner laegn al trole.- ' "

Los potros, al Salir al galope, propenden á arrebatar­se y á" lanzarse al escape: se tendrá por 1Ü ftiismo cuidado de calmarlos y tranquilizarlos, evitando las Syüdas y movimientos qu« no sfean de absoluta necesidad;

En éste estado ej instructor empezará á hacer practi­car, en los momentos de descanso, el movimiento de echar pié i tierra y montar á caballo , bien sea estando la tropa en hilera, ó en ala con intervalos.

-DÉCIMA LECCIÓN.

En esta lección se etiit)ez«rá á hacer mi iiso caSi constante dé Ja briífa,'echando solo mah¿> del briflon para refrescar la boc4 del caballo, ó altci'íiartdo con él, para que aquel se vaya habituando poco á pwo al

— i86 — efecto de la brida. Para ello, al llegar á los ángulos del cuadrilongo, se recojerá.prinvero al potro con el bridón aflojando las riendas de la brida; y luego que el caballo haya obedecido á esta advertencia, se aflojará el bridón, y se terminará el lUQvimiento con las riendas de la brida;. á menos que no manife itase el caballo nu com­prender el erecto de ellas, que entonces se aflojarían de nuevo dichas riendas, haciendo uso de las del bridón.

Empleadas unas y otras du este modo en los ángulos y en todos los cambios de dirección, darán á conocer paulatinamente al potro el efecto del bocado de la brida, acostumbrándole á dejarse manejar por él; para lo que se irá escascando poco á poco el uso de las del bridqn, ¿ fin de llegar al resultado de dif igirle y mandarle úai> camente con la mano izquierda.

Siendo el efecto del bocado de la brida mucho mas enérgico que el del bridón, se tendrá présenle que los movimientos ejecutados con ella deben ser mas suaves y progresivos que ioS' empleados con aquel.

Siempre que el instructor note que los potros se re­sisten i obedecer á las riendas de la brida , liará que vuelvan á tomarse las del bridón.

UNDÉCIMA LEGCIPN.

Prestándose ya dócilmente Jos potros al movimiento del paso atrás y á los de montar y echar pié á tierra, se ¿aráa ejecutar estos.úllimos en dos filas.

En e ta lección se repetirá cuanto se ha practicado en las, precedentes, llevando los hombres sable y ca­rabina.; envainado primeramente el priniera, y cor

— 167 — Jocada la segunda en el porlá-niosqucton; y desen­vainado aquel, y colgada esla del gancho , luego que los potros se hayan habituado al peso y niovimento de las armas.

Cuando marchen estos sosegadamente en esta forma, se hará ejecutar el manejo del sable y carabina , prime­ramente á pié firme, y áespues marchando al paso y al trote , en la fornfa esplicada número 274 y slsüiientes, obrando siempre gradualmente, y con el cuidado y sua­vidad necesarias para que los caballos no so resabien

DUODÉCIMA LECCIÓN.

Se dará principio á esta lección por el repaso délos movimientos anteriores, y solo al concluirla y antes de que los potros vuelvan á la cuadra, se priiicipiará ú ejercitarlos en los saltos ; primero en el de la Zíwja , y después en el del vallado, que es mas difícil.

Para principiar á aAicsirar á los potros en ellos, deberá ser la «anja estrecha y (1(3 escasa profundidad, y el vallado de poca elevación; cnsancliando la una y Icvantanclo la otra, á medida que nquellos salten con mas facilidad.

Se empezará por hacer saltar lus potros llevándolos de mano, y teniendo la [ircciuiclon de que el primero que haya de saltar sea un caballo ya habituado á este ejercicio.

A. ttn de evitar quo, los potros se sorprendan y deten­gan de repente ftl llegar al objeto que han de sallar. se Jes hará primero pasar á la inmediación do la zanja ó por el boquete donde ha de ponerse el madero que ha de

— 168 — figurar la valla, áfin de que se desengañen y reconozcan el obstáculo que han desairar. Hedió esto, el hombre que lleva de mano el potro le conducirá por la estremi-dad de las riendas de la brida, con la mano derecha, corriendo de esta manera á la zanja ó valla , In que salta­rá primero y sin detenerse: el instructor seguirá al mismo tiempo al caballo con las correas ó fusta le- Yantada, y haciéndola chasquear para determinarle á saltar, acariciándole y halagándole después que lo baya Vitrificado.

Si algún potro se niega á saltar, cl instructor le obli­gará con la fusta, usando para ello de mucho lino y paciencia; pero no permiliendo nunca que el animal 80 salga con la suya, ni vuelva á la cuadra sin haber saltado.

No se obligará á los potros á saltar mas que una vez, ó lo mas dos cada día; en atención á que este esfuerzo, demii. iado reiterado, no producirla otro efecto que el de impacientarlos y resabiarlos.

No se hará saltar á los potros con los ginetes encima, sino cuando se hayan acostumbrado aquellos á saltar de niano con facilidad y de<;ision. Para efectuar los salios, estando montados, observarán los hombres preparar á sus caballos, y determinarlos á ello por ios medios es-plicados número 280.

Sf el potro se niega á saltar, se volverá á tomar car­rera para obligarle de nuevo á ello, poniéndole, si es necesario, detrás de algún otro caballo hecho á este ejercicio, y siguiéndole el instructor, ensenándole las Correas, y haciéndolas cbasquear para determinarle á sallar. En el caso de que el potro se negase de nuevo y

— Í69 — absolutamente á ello, hará el instructor que se apee el hombre que le monte y que le vuelva á obligar á saltar de mano; haciéndole montar de nuevo y saltar de esta úUiraa manera, después que lo haya hecho con decisión y soltura de la primera.

Reunión de los potros, en fila.

Llegados los potros á este grado de instrucción, seles reunirá y hará ejecutar progresivamente la instrucción de sección á caballo, á fin de acostumbrarlos á la opre-sinu que lian de csperimcntar en la lila, y á los movi-Hiientos colectivos que <leben ejecutar en ella; para lo que so observarán las precauciones y reglas siguientes:

No se ejecutarán al principio las alineaciones sucesi­vas con los potros, en atención A que su falta de sosiego para ello obligarla á los hombres que los montasen á morlifioarlos y resabiarlos para conseguirlo.

En las fürmacioiies, los hombres deben procurar man­tener sus caballos cuadrados, y alinearse i medida que vayan llegando sobre la prolongación de la base de ali­neación; pero después de ello y de parados aquellos, no deben molestarlos„ni hostigarlos para cuadrarlos, aun­que hayan quedado mal, ni para aproximarlos á los ca­ballos inmediatos, si han quedado desviados de estos; teniendo presente que los potros se inquietan al princi­pio por estar demasiado juntos, y se defienden casi siem­pre en semejante caso.

Al marchar en columna de á dos ó de á cuatro, ó for­madas ¡as secciones, deben conservar los hombres mu-«ha holgura, á fin de evitar el apretarse, y aun el rozar-

— 170 —

se pierna con pierna; aflojar los muslos y las piernas; exi­gir muy poco de sus caballos, y calmar los que propen­den á arrelialarse, dando y tomando sin cesar hasta haberlo conseguido.

Luego que, con la costumbre de marchar unidos, se-hallen los potros mas sosegados, se irán acercando los hombres poco á poco hasta sentir y observar el contado de piernas, cuidando sin embargo do no apretarse: ca-tonccs se empezará áobservarmayor exactitud en las dis­tancias, 4irecciones y alineación. Para todo esto se ten­drá cuidado de colocar en los costados de las lilas aque­llos potros que mas se resientan de k opresión, acosium-brcindoiospoco á poco á ella, con irlos aproximando al ceniro, que es el punto en donde suele ser aquella mayor.

En las murchas en columna y en batalla se dedicará el instructor á igualar y regularizar los aires, evitando el multiplicar los desfdes y aumentos, hi sta tanto que los potros no se.hallen coraplclamente hechos á los mo­vimientos de la fila.

En este último periodo de la enseñanza délos potros, se harán ejecutar las conversiones por sección, alter­nándolas con las marchas directas, á lin de que se cal­men aquellos, irritados continuamente, en las conversio­nes, bien sea por la opresión que esperimentan, ó por tener que acortar y contener su paso cuando se hallan próximos al eje.

Solo al paso se ejecutarán los movimientos por cuatro, cuidando de no multiplicarlos demasiado.

Se hará galopar á los potro», de á dos y de á cuatro, sin tenerlos rauclio tiempo á este aire, al que no se les hará ejecutar ningún otro movimiento.

— Í 7 l -

Los potros no serán ejercitados en las cargas hasta que, terminada su enseñanza, no hayan ingresado en los es-•cuadrones.

En los últimos dias de ella llevarán todo el equipo, y •los hombres todo su armamento. Si hubiese algún potro que se resistiese á lleviir la grupa, y se defendiese, se le separará de los demás y se le habituará poco á, poco A •sufrirla, montándose ptira ellopól' separado, y deján­dolo en la cuadra con la grupa puesta durante una hora ó •dos cada dia.

Enseñados yft suficientemente los potros, se les hará por último ejecutar, á los aires altos, los diversos móvi-•.mientos do la instrucción de sección, en las dos ó tres •semanas que precedan á su ingreso en los escuadrones; pero usando siempre con mucha moderación del galope.

Método para ácoslumhrar los ccéallos á ¡os fuegos y á. los ruidos ¿le la guerra. ' •

Se hará primeramente montar con los potros algunos otros caballos hechos ya y acostumbrados á las detonacio­nes y al ruido de las armas; y los hombres que monten los últimos se separarán algunos pasos, y dispararán pis" toletaxos, mientras qne los demás continúen marchando •sobre la pista, teniendo cuidado estos de halagar entre­tanto y sosegar sus caballos, muy particularínente á los que se asombren ó enardezcan. •

Se hará uso de esto medio durante algunos dias, aCer-eftndose cada vez mas los hombres'que tiren, y atiaban^ do por hacerlo desde el centro úá cuadHlongo. Se hará después diaparar detrás de la col»mna, al volver al ciiarj-

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tel, y sucesivamente hacia el centro y por delante de la misma, haciéndole frente, á la distancia de pocos pasos.

En los principios so dejará algún intervalo de un ti­ro á otro, y se irá tirando con mas frecuencia, á medida que los caballos se hagan á ello; evitando siempre cui-dadosiimente el que estos sean heridos por alguu grano de pólvora.

Luego que los caballos se habitúen al ruido de las ar­mas, los hombres que los monten cargarán sus pistolas durante los descansos, y harán fuego uno después de otro, precedido para ello el aviso del instructor. Esta lección debe darse con mucha precaución, observando el suspender el fuego en el momento quo se vea que los caballos se enardecen. Cuando se hayan tranquilizador se repetirán los pistoletazos con mayor frecuencia, y des­pués se hará tirar con las carabinas.

En el caso de haber potros tan inquietos que desorde­nen de continuo las tandas, se les hará volver á la cua­dra, haciendo que mañana y tarde so les habitúo por se­parado al mido de las armas. Al efecto se les llevará de mano á un paraje proporcionado para ello, en donde se harán tirar & su inraeiViacion algunos pislololazos, acariciándolos al mismo tiempo para sosegarlos, y dán­doles después algunos puñados de cebada. Luego quede este modo se hayan familiarizado con el fuego, se les re­unirá con los demás, para recibir montados las mismas lecciones.

Cuando ios caballos no se sorprendan ni asusten ya de l08 tiros de pistola y carabina, disparados uno después de otio, se les reunirá en uno de los lados menores del cua­drilongo y se les hará marchar de frente y acercarse des-

— 173 -pació á algunos hombres colocados á pié en ellado opues­to, los que harán fuego todos juntos y varias veces repe­lidas : llegados los potros á unos cincuenta pasos do d i ­chos hombre?, dejarán estos de tirar, y conliiniaráu marchando aquellos hasta llegar á estos, y entonces se les detendrá y acariciará.

Se acostumbrará también á los potros al manejo do las armas, á ver ondular las banderas, estandartes y bande­rolas de las lanzas, y al ruido de los tambores y clarines, haciéndolo al terminar las lecciones, y antes do que vuelvan al cuartel; siguiendo siempre un orden progresi­vo, y em[)!8ando constantemente el halago y la pacien­cia para conseguir aquel resultado.

ISSTia'CCION INDIVIDUAL A CABALLO.

(Lámina cuarta.)

S. XXIir.—PRIMERA CLASE.—MOVIMIENTOS 1ND!VU;UAI.ES QUE PBECEDEN AL TRABAJO EN TANDAS EN EL CUADRILONGO.

•ADVERTENCIAS.

1. Para toda esta primeva clase, el soldado so presentará vesti­do eon chaqueta y gorra de cuartel, sin armas ni fornilura, y con 'wrceguies sin espuelas.

Los caballos estarán con sillas, sin grupa ni cubre-capa , y con hrtíon ó cabezón.

En todos casos el ejercicio se eitipezari siempre al paso, á fm de Wttseguirq^e se calmen los caballos antes de pasar á otro aire -, y se terminará igualmente al paso, con el objeto de que se tranquilicen antes de volver i las cuadras.

— 174 -Es (le absoluta necesidad que las primeras lecciones que se den á

los recluías se venfiqucn con caballos quietos y paciricos. 2. Las tres primeras lecciones se darán, en cnanto sea jwsible, á

cada hombre de por sí; no debiendo en ningún caso pasar de cuatro los que para ello estéa á cargo de un mismo instructor; los que al efecto so colocarán en una soia fila , con intervalo de tres pasos de uno á otro.

Se comprenden en estas primeras lecciones la posición antes de montar, hallándose el hombre con sus armas; y las advertencias relativas á este caso para montar ú caballo, echar pi<í á tierra y desfliar; todo con el.objeto (le evitar Vopaticioaes, reuniendo así on un mismo artículo cuanto corresponda á estos movimientos, y quedando al cuidado del instructor suprimir ó aumentar los deta­lles aplicables á la lección que ti no que dar y al arma á que per­tenece

PRIMERA LECCIÓN.

POSXCIOrí DEL iWMBKi: A.XTFS DE MONTAR.

3. {Figura 1.") Cuadrado el caballo ni frente, 6 igualmente el hombre, se situará este al lado de montar, alineado con la cabeza del caballo, agarrado este con la mano derecha por la crúcela formada por la unión de la museroia y de la carrillera izquierda, y unida á ambas, con el pulgar de diclia mano, ia rienda bien cuajada de osle mismo lado, en la inteligencia de ser la de la brida, si se monta con ella y con bridón ó cabezón; y de cual­quiera de estos dos úllimos rendajes, si es solo con uno ú otro de los mismos: las riendas quedarán sobre el cue­llo del caballo , y descansando sobre la cruz el estromo 8i»perior de las mismas: el brazo y mano izquierda se colocarán naturalmente ai castado de este lado.

— Wñ — 4. Cuando el soldado se halle-con sus avmas, llevará siempre el

sable colgado del gancho, para conducir el caballo de mano, estando aquel pié á tierra; y después de llagar con 61 del diestro, en la for­ma espresada, al paraje en donde lia de recibic h lección, soltará el sable del gancho.

5. Si fuese cazador y hubiese de montar con la carabina engan­chada, ejecutará el movimiento de .i di es¡m¡da (la':) armas, antes de sacar el cabalW de la cuadra.

6. Si fuese laAcero, marchará al espresádo paraja llevando la laaza en la mano izquierda, cerrada esta, con los segundos nudillos al frente, y agarrando el a.9ta i dos pies y madiodcl reg^afon; y dij-tante otro tanto el cstremo de este del suelo; la lanza descpnsando sobre el hombro izquierdo, la moharra á retaguardia, y h mano iz­quierda áía altura del codo. Llegado al punto en donde haya de mon­tar, se cuadrará en la forma esplicada ; separará la lanza del hom­bro, y la dejará correr por la mano izquierda hasta que loqueen el suelo el regatón : en seguida soltará el sable del gancho con dicha mano, dejando para ello arrimada entre tanto la lanza ní hombro, á cuyo efecto se separaráy apoyará el regalOn en'et suelo al fren­te , ala distancia de seis pulgadas; volviendo en seguida á cojer con la misma mano la lanza, quo se colocará perpendicular, apo­yando el regatón en el suelo, á la i:quierda é inmediación de la punta del pié izquierdo, y subiendo la mano izquierda á la altiira del cuello, los segundos nudillos al frente, el pulgur tendido á lo largo del asta, y el codo y antebrazo unidos á la misma.

HONT.VB A CABKI.LO.

7. Para ello el inslructor mandará;

Prepárense para MOSTAR.

V •: (Tres tiempos.)

, Uno. Girar á la (Jprecha.

— 176 -^ 8. Cuando e! movimiento se ejecute con atraaS, y íuose el sol­

dado lancero, levantará la lanía perpendicularmente, de modo que su regalón quede á dos pulgadas del suelo.

Dos. Soltar la carrillera con la mano derecha, que conservará agarrada la rienda izquierda, y dar un paso fie costado largo á la derecha, de modo á quedar cua­drado á la altura y frente á la espalda del caballo : al mismo tiempo seguirá la mano dereclia el movimiento del cuerpo, corriendo por la rienda izquierda , sin tirar de ella , hasta que llegue al estremo d« las mismas ; la mano enfrente del centro del cuerpo , el pulgar afuera, los cuatro dedos restantes entre las riendas, la palma vuelta hacia el cuerpo del caballo, elevada dicha mano á la estcnsion que permitan las riendas, y ligeramente cuajadas estas, sin que obliguen al caballo á retroceder: introducir el dedo pequeño de la mano izquierda en­tre ellas, por debajo de la derecha, bajando con ella y recojidas ambas riendas con los dedos restantes de la misma mano, hasta que toque' esta al cuello del caballo.

8. El lancero mantendrá la lanza en la mano izquierda, al dar el paso de costado, y ai terminarlo colocará la lanza descansando su regalón en el suelo, á la izquierda á inmediación de la punta del pié izquierdo, la parle superior del asta apoyada al hombro izquierdo, ejecutando en seguida lo esplicado para el segundo tiempo.

Tres. Soltar con la mano derecha el cstremo de las riendas, dejándolas caer sobre la espalda derecha del caballo: cojer con dicha mano un puñado de crines: pasarle por la izquierda, liando el estremo de ellas, de izquierda á derecha, por el pulgar de la njisma, y cer­rando en seguida fuertemente el puño: efectuar un me-

^ 177 — dio giro á la derecha, rtemodo i quedar frente al e s ­tribo izquierdo, y cojer con la mano derecha la acción del mismo por su parte mas baja, volviéndola sobre su plano.

10. El lancero, después de ajustadas las riendas y aflamadas en Ja mano izquierda, cojera la lanza con la derecha y la colocará en la izquierda, elevándola al efaclo de modo qae la punta, del re­gatón quede á cuatro pulgadas del suelo, la moharra algo inclina­da Ii.lcia la espalda derecha del taballo." cojera en seguida con la mano derecha un puñado de crines, que pasará á la izquierda, liando el estremo de ellas, de izquierda á derecha, por el pulgar de dicha mano, y cerrándose esta, con la lanza bien sujeta en ella; lo que ejecutado, ccjerá la acción del estribo según se ha es-plicado.

A CABALLO.

(Cuatro tiempos.)

H . Uno. Meterla punta del pié izquierdo en el es­tribo , introduciéndola hasta la tercera parle , y arrimar la anterior de la pierna al faldón, de modo que la rodilla quede perpendicular al hondón del estribo: aligerar el cuerpo elevándose sobro la punta del pié derecho, y co­jer el borren trasero con la mano derecha por el estre-mo superior, el pulgar para dentro, y los cuatro dedos restantes afuera.

Dos. Elevarse, ayudado de ambas manos, sobre el estribo izquierdo, presentiníose en pié sobre el mismo, el cuerpo derecho, la cintura algo inclinada ^delante, el pecho sacado afuera, las piernas y los talones unidos f sobre una misma linea.

2Veí. Girar sobre el pió izquierdo, y pasar la pierna

— 178 ^ tendida , firme y airosa ,"por cncimU de la grupa del ca­ballo , sin tocarla ; soltando al mismo tiempo el borren t r a se ro , para dejar pasar el muslo, y colocando en se ­guida la mano derecha en la parlo derecha de! delante­ro , el pulgar afuera, y los cuatro dedos restantes hacia dentro, á fin de sostener el cuerpo para que caiga sin sacuilitnienlo en el asiento de la silla.

Cuatro. Sacar el pió izquierdo del estribo, soltar las crines, y tomar una rienda del bridón en cada mano.

En este estado, el instructor hará que se recojan ¡os estribos, suspendiéndolos do los porta-estribos.

12, Bien sea que el caballo se halle coa brida y briden ó cabe­zón , ó solo con brida, so hará siempre uso de las riendas de esta para conducirle del diestro antes de montar, y para los movimientos de montar y echar pié á tierra.

iZ. Cuando se monte con brida y estribos, se soltarán las cri­nes , después de caer la horcajadura en su asiento, y se ajustarán las riendas de la brida en los términos prevenidos para esto movi­miento , núm. 112: al mismo tiempo se calzará el estribo derecho, de manefaqnela acción de este quede sobre su parte plana.

14. El instructOí'ésplicafá'de una'vez los tres tiempos do que consta el movimiento de montar S caballo , á fin de cjitar el man­tener demasiado tiempo al soldado en el primero y sejundo, con riesgo de que ks caballos so inquieten y desmanden.

13. En el,caso de montar«on armas,.estando por consiauienle embridados los caballos, el lancero, inmediatamente después, de colocarse en la silla., tomará la lanaa con la mano derecha, por do-bajo de la izquierda, y soltándola con esta , sin abandonar las rien­das, la elevará con aquella corriendo el asta por debajo de las mismas'hasta de.sembarazarse completamente dé ellas, en cnyo momento, volviendo la lanza y bajando el regalón al lado derecho, de modo que la moharra se incline ligeramente háOia la izqáíerda del freatei aelaeercarila mano derechaáiá izquierda, ayudando ia pri-

— 179 -mera con el pulgar y el índice para ajustar las riendas; después de lo cual se situará la mano izquerda en su lugar, pasando la derecha aponerla lanza perpendicular, y bajando el regatón hasta intro­ducirle en el porta-regalon; en seguida d« lo. que correrá la mano derecha por el asta, situándose en la posición del lancero á caballo.

16. El cazador, en el caso de haber montado á caballo con la carabina á la espalda, ia presentará y soltará iumedialamente des­pués de ajustar las riendas.

17. Cuando se monte á caballo en fila, los números que hayan de salir al frente y á retaguardia , lo efectuarán á la última parte de la voz de mando que correspondo á dicho movimiento, ejecutando en seguida sin detenerse, el primer tiempo del mismo.

Posición del hombre á cabcUlo.

18. {Figura 2.") Las dos asentadoras caídas igual-monte sobre la caballería de la silla y cu e! medio de la misma; los muslos vueltos sobre su parte llana desdóla cadera hasía la rodilla, y abrazando igualmente al caballo, sin eslcndeiios mas de lo que exijan su propio peso y el de ¡as pienias; las corras y rodillas flexibles; las piernas caídas naluralracute y sin tiesura; las puntas dolos pies de igual modo , sin volverlos ni adentro ni afuera, los rifiones lirmes y bien sostenidos; la cintura algo adelan­tad»; la parto alta del cuerpo llexiblc, ubre y derecha; los liombros retirados y á igual altura; el pecho sacado afuera; los brazos sueltos; los codos caídos natural­mente ; la cabeza alia, flexible y derecha.

Una rienda del bridón en cada mano, los dedos cer-i'ados, el pulgar estendídó sóbrela parte superior de cada rienda; los puños ú la altura del codo, sostenidos y separados á seis pulgadas uno de otro; los nudillos del medio en la dirección del cuello del caballo.

— 180: —

SEGUNDA LECCIÓN.

MOVIMIENTOS DE CABEZA.

Se ejecutarán á la voz (Je:

Cabeza (á la) DEUKCH.V

ó

Cabeza [á la) IZOIÜKBDA.

k esta VU7, se volverá á uno ú otro lado la cabeza lige­ramente hasta que el lagrimal del ojo contrario al ludo donde aquella se vuelve venga á parar frente del cuerpo.

Alargar y acortar las riendas.

19. Para alargar las riendas, el instructor mandará:

Alarguen la rienda IZODIERDA.

(Dos tiempos.)

Uno. Acercarlos puños, volviéndolos de modo que los nudillos del medio queden enfrente unos de otros; y cojer Ja rienda Izquierda con el pulgar y eJ dedo primero de la mano derecha , á una ó dos pulgadas del pulgar izquierdo, según sea necesario alargar las riendas.

Dos. Abrir la mano izquierda, corriéndola hasta que se toquen los pulgares; cerrarla en seguida y restituir los puños i su posición.

— 181 —

Se alargará la rienda derecha d«l mismo modo, poro por eJ mo­vimiento contrario.

20. Para acortar las riendas, el instructor mandará: p

Acorten la rienda IZQUIERDA.

(Dos tiempos.)

Uno. Acercar los dos puños, volviéndolos de modo que los nudillos del medio queden enfrente «nos de otros: cojer la rienda izquierda con el pulgar y el dedo prime­ro de la mano derecha , de manera que se toquen los pulgares.

Dofi. Ahrir la mano izquierda hasta que los pulgares se hallen á una ó dos pulgadas uno de otro , según sea necesario acortar las riendas; cerrar en seguida la mano izquierda, y restituir los puños á su posición.

Se acortará la rienda derectia del mismo modo, bien que por el movimiento contrario.

Cruzar y separar las riendas.

21. Para cruzar las riendas, el instructor mandará:

Crucen {las) riendas en la mano iZQuiEnnA,

(Dos tiempos.)

Uno. Volver el puño izquierdo uñas abajo, trayén-dole enfrente del centro del cuerpo: abrir un poco la mano izquierda, y pasar por ella la rienda derecha, co­locándola encima de la izquierda con la mano derecha,

— 18^ — fjuc correrá al efecto por ella, aflojándose y volviéndose uñas abajo, de manera á pasar por detrás de la izquier­da , y á quedar las riendas iguales, saliendo la parte su. perior de la derecha por el lado del dedo pequeño de la mano izquierda.

üos. Mantener l i mano izquierda uñas abajo, corra­da en la forma esplicacla, y colocar la mano derecha á su costado.

Para sep.irarlas riendas, el instructor mandars:

Separen—(las) RIENDAS.

iVn tiempo.)

22. Alirir un poco ¡a mano izquierda, tomar la rien­da derecha con la.misma mano, y restituir los putios á su primera posición.

Sa cruzan ias ricnilas en la mano derecha , y so vuelven á sepa­rar por los niismo? inecllos, ejecutados en sentido inTcrso.

TERCEU.V LECCIÓN.

ECHAR PIE A TIEnnA.

23. Para ello el instructor, después de haber dis­puesto que se suelten los estribos de los porta-estribos, y que se los calcen los soldaíjos, mandará :

Prepárense para echar pié á TIERBA.

(Dos tiempos.)

Uno. Cruzar las riendas en la mano izquierda, cojcr un puñado de crines con la derecha, pasarle por la iz-

— 188 — quierda, eatreabriendo un poco esta al el'eclo; y liarle al pulgar de la misma , de izquierda á derecha , alirraánr düle sobre la segunda coyuntura del prVner dedo, y el pequefio locando á la parto superior del cuello del ca­ballo.

24. Cuando se eche pié á tiérta, estando los caballos •con.brida, ^ sustituirá, en este ti6mp§, al movimiento de cnteen las ricMlm en la mano izquierda, el de ajusten tas riendas: observándose en­tonces el verificarle de modo que la mano izquierda baje íiasta apo­yar cu 'as crines, raanteaiéndose igualmente cuajadas ambaslicmlas; después de lo que se ejecutará sin detención lo restante de dicho primer tiempo.

25. Cuando el movimiento sé efectúe estando además la tropa ion armas, el soldado, si fuese cazador, ecliará primeramente la carabina á la espalda, ejepulando en seguida e! primer tiempo de prepárele pal a echar pié á linra.

26. Si fuese lancero, afianzará primero la tanza, si no lo estu­viera: correrá después la mano por ella hasta la atadura déJiporlar-lanza, sacará la lanza del porta-rejaton, é inclinando li;í(;raraento la moharraá la izquierda del frente, acercará la mano derecha á la izquierda, ayudando la primera con el pulgar y el primer dedo, sin soltar la lanza, para ajusfar las riendas, en los términos ya preve­nidos para echar pié á tierra hallándose el caballo con brida. Elevará después la lanza perpendicularmente, é inclinando en seguida la uiohariti algún tanto á la derecha, hará pasar el regatón á la izquiei'-ila i w encima del cuello de! caballo; y haciendo correr el asta poc entre el cnérpo déeste y las riendas, la bajará hasta que el estreint» del regalón UesruB ácuatro,pulgadas del suelo, por eUadode raon-iir ,en cuyo momento la afianzará y sujetará íuertemínte ÍOU la luíno,izquierda, cojiondo €n;Seguida c l puüado.de crines con.la mano derecha, íiándole al pulgar de la izijnierda, como queda es-pJicado anteriormente.

^o«; Colocar la mano derecha en el borren delau-13

— 1S4 — tero, como queda espUcado núm. H , y sacar el pié der. lecho del esUibo.

A TIERRA.

(Tres tiempos).

27. Uno. Sacar y levantar la pierna derecha apo­yándose en k mano del mismo laJo, y giraado sobre el estribo izquierdo , pasarla, tendida y airosa, por encima de la grupa del caballo, sin locarla, ti-ayéndola ala inmediación de la izquierda, y quedando el hombre en Ja posición esplicada para el segundo liempo de montar; al mismo tiempo pasará la mano derecha á cojer el bor­rón trasero, como se previene eií dicho movimiento. , Dos. Soltar el horren trasero, girar un poco sobre

el estribo izquierdo, y llegar al suelo con el pié derecho, bajando en seguida el izquierdo á su jnmediaciou, y quedando cuadrado á la altura de la espalda del caballo y frente al estribo ; la mano izquierda soltará-las crines, sfn separarse de las riendas, y la derecha TOl' rá ásu costado. . ^

Tres. Ejecutar medio giro á lá izquierda, dé níódo á dar frente á la espalda del caballo: dar en seguida un paso largo de costado á h izquierda , hasta quedar á la altura de la cabeza del mismo; separar la mano Izquiei'-da de las riendas, colocándola á su costado; cojer ia h(juieídá con la mano derecha, las uñas «I frente, corriéndola al mismo tiempo qué se dael paso de costa­do , agarrar con dicha manó la cruceta formada por la carMera izquierda y la muserola , conservando con el pulgar déla espresada mano la rienda izquierda, bien coajada; y girar en seguida ala izquierda, quedando

— 188 — en la posición espresada para la indicada antes de montar.

28. El lancero conservará la lama en ia mano izquierda, al soltar estalas riendas, llevándola en dicha mano al ejecutar el paso de costado, y.colocindola como queda espresado núm. 6, al terminar el tercer tiempo. . ,

Desfilar después de echar pié á tierra, estando á fila abierta,

29. Para ello el inslructor mandará: i. Para marchar á la derecha. 2 . M A B C H E I T , • ' '•-

A la segunda voz todos los hombres de la fila romperán al mismo tiempo la marcha coa el pió izquierdo, var ian­do inmediataraenle de dirección á la derecliá; con lo que resultarán,en liilera hacia osle d i s tado ; debiendo llevar el caballo dé l a misina manera tjuclc tenían agarrado, y teniendo cuidado de mantener la mano derecha firme y á la misma al tura , ú íin de evitar que aquel salte ó cocee.

Bajo los mismos principios, empleados en sentido inverso, se desfilará por la izquierda.

Si el soldado se Ualla con lanza o camliina , suspenderá el sable del gancho, por la primera anilla , al oír la primera voz, ejecutando este movimiento de modo que aquel quede colocado con la guarnición atrás y la contera háHa adelante.

50. Si fuese lancero, lo verificará apoyando antes la lanza al tismbro izquierdo, y después de enganchado cf sable, volverá á ítjferla ünu ion la níanó izquiewfa á dos pies y medio de)' regalón, elevándola y dejándola caer sobro el Hombro izquierdo, en la posifio* «íjUiíada. • - . i

i

_ .1«6 —

Formar en ala, á fila abierta, marchando en hilera pié á tierra.

31, Para ello el instructor, después de conducir la hilera de modo á colocarla en la dirección en que quiera establecerla fila, y suponiendo que desfiló por la derecha, la mandará hacer alto, y dar en seguida frente á la izquierda , con las voces siguientes:

J. Por el flanco izquierdo. 2. MARCHEN.

A la segunda roz, todos los hombres de la hilera rom­perán al mismo tiempo la marcha con el pié izquierdo, girando inmediatamente á esta mano, haciendo en segui­da alto y cuadrándose en esta nueva dirección; para todo -lo que observiirán cuanto se ha esplicado anterior­mente para conducir sus caballos, debiendo quedar cuadrados á la izquierda de la cabeza de estos, en la posición prevenida núm. 3.

Bajo las mismas reglas, aplicadas en sentido inverso, se formará en ala á fila abierta i la derecha, en el caso de haberse desfilado an­tes por Ja izquierda.

C U A R T A L E C C I Ó N .

Del uso de las riendas,

32, Las riendas sirven para hacer sentir al caballo la voluntad del ginete: su acción d«be ir siempre acorde con la de las piernas.

Los brazos deben obrar sin comunicar áar&n al cu«r^

— 187 - . po, queso conservará consta,ntementc á plomo; el mo-yitniento de aquellas debe eslendersc desde elpuño liasta la articulación del hombro.

Oel efecto de las piernas.

33. Se hace uso de las piernas para determinar al caballo á salir adelante; para sostenerle, ayudarle y ha­cerle, volver á la derecha y a la izquierda, las piernas deben arrimarse y separarse por grados, proporcionan­do siempre su efecto á la sensibilidad del caballo,y te­niendo cuidado de no abrir las rodillas, ni subirlas, al acercar las piernas al cuerpo del animal.

Del efecto combinado de las riendas y de (as piernas.

3í. Elevando un poco los puños en la 4irecc¡on de las riendas, y acercando las piernas al cuerpo del caba­llo, se le recoje, prepara ó avisa.

Levantándolos algo mas y con mayor fuerza, ¡se le obliga á disminuir "el aire ó paso que llevaba. Aumen-tarido aua en el mismo sentido el efecto de las riendas, pero.no el de las piqrnas, se para al caballo; y siguiendo aquellas con la misma tirantez, se le obliga á hacer paso ati:ás. Para todos estos movimientos los pufios. deben le-yantarseielevándolos hacia pl cuerpo, en la misma posi-«ion que tenían, sin redondearlos.

Abriendo y tirando un poco la rienda derecha y arri­mando la. pierna del mismo lado, se determina al caballo i volver á la derecha: para este movimiento se Iteya, sin •volverlo, el puño derecho mas ó menos á este lado, se~ ganlA sensibilidad del caballo.

— i88 — Abriendo y tirando mr poeo la Tienda iiqaierda del

modo esprcsadó, y arrimando la pierila del mismo lado, so delermina al caballo á volver á )a izcjulerda. •

Bajando un poco los puFiog en la dirección de las rien­das, y arrimando liás piernas m a s ó rtienos al caballo, gfgun sea SH sensibilidad, se le obliga á que salga liácia adelante.

Siempre que para la ejecución de los iñovimiéntos an­teriormente esplicados haya que arrimar las piernas al cuerpo dol caballo, se verificará por detrás de las cinchas.

Marchar al frente.

35. . Paradlo el instructor mandará: 1. Fila (ó hilera). 2. De frente. 3. MARCHEN.

A la segunda voz se elevarán ún poco los puños hacia el cuerpo, y se acercarán las piernas para recojér a! ca­ballo. / , '

A la do marchen, Se arrimarán las piernas mas d níe-ñds, segiin sea lá sensibilidad de este, y se bajarán u» poco los puños en la dirección de las riendas; lo que so llama dar libertad al caballd.Lmgó que éste haya obe­decido , se stipararán las riendas gradualmente , y los puños volverán á su posición.' ' ' '

36, El instructor np dejar4 mas que un rorlo intervalo éiitre la segunda y la tercera voz, á fifi rfe'íjud iió llc¿ue íser ibéflcaz ó sin efecto el movimiento de/ire/mrar'aretóo/lir.

Se prevendrá qife, aanf[*ie á la Vardé ejecución ha de efectuarse' lo prevenido, sin embargo deberá empezarse por bajar los puóosr RD

— 189 — lo cual no tendría el caballo libertad pava salir adelante, al sentir el efecto de las piernas del pnote.

37. Se tendrá cuidado de que el soldado marque bien el movi­miento de recojer al caballo , i fin de que este no se detenga á la voz de marchen, y asimismo de que aquel arriiMC igualmente la? piernas haciéndolo por grados, y no de golpe; á fin de que no se ladee el caballo al salir, ni que lo verifique bvuscamcnte y pof sa­cudida.

Hacer alto.

38. Para ello el instructor mandará:

1. Pilera {ó hilera). 2. AL—To.

A" la primera voz se recojeríi al caballo. A la segunda, ge afirmará bien la parte superior iel

cuerpo, lavantando los puños gradualmente hacia este, sin Volverlos ni redondearlos-, y ae acercarán las piernaB al caballo para impedirle quo se haga atrás ; habiendo obedecido este, ge separarán por grados las piernas, Volviendo al mismo tiempo los pufiosá su posición. .Si el caballo Se resistiese á obedecer, se le hará sentir alternativamente el efecto'de c&da rienda, con mas ó menos fuerza, según su sensibilidad, lo que se llama barajar. '"

39. El instructor hará observar al recluta que si en este movi­miento apretase demasiado los muslos ó las piernas, el caballo se fcsistiria aparar; que si aquel no tirase igualmente de las des liendas, 6 acercase mas que otra una de las ¿iernas, se ladearía el animal; y finalmente que sí se tirase con demasiada fuer!» de las nendas y sin tiacerlopor grados, se detendría aquel de golpe, havi« paso atrás, ó se levantaría sobre las piernas. . ••

- 190 -

QUmTk LECCIÓN.

r.mos.

. 40. Para que se ejcoiiteo á la dercDlia, el ínstniclor mandará:

1. Por el flanco dc¡-ccho. 2. MAUCIIEN.

A ia primera voz se recojcrá al caballo. A la segunrla,«e abrirá y tirará de la rii:iiij;i derecha,

itrrioiíindo progresivamente la pierna del mismo lado.- al conoiuir e) movimiento, y al ir á dar frcriíe á donde se tenia el costado, se disminuirá el efecto de la jionda y do la pierna derecha, sosteniendo al cabrdlo con la rienda y pierna izquierdn, que se le ucercará para t«rminar el giro; volviendo entonces esta y los puños ú su posicioü. tiste movimiento so ejecutará deteruiúiándose la salida dulcaballo Qn poco liáeia adelante, á fin de que .se veri-fique sobre el cuarto delantero; de tal modo que los piét* del caballo vengan con poca diferencia» ocupar el terr reua en que se eiicoiitraban sus manas.

iSe cjeeutari el,nioviii)ien,to á la izjuierd? bajo Jas iBisDjasregijW, aplicáídolas en sentido inverso.

-,,0 Media puella.

41. .Paraquese íjeciute á ladereqba, ej inslruclor mandará:

1. Media vufhú la derecha. 2. MAHCHEN. • '

^ 1 9 1 -

A la segunda voz se ejecutará el movimiento del mismo modo csplicado para girar á la dereclia; con la diferen­cia de contimiarlo hasta dar frente á la espalda; lo que es en un todo igual á efectuar sin detención dos giros á dicha mano.

Por los medios contrarios se ejecutará la metliii viielts á la h. quisrda.

SESTA LECCIÓN.

PASO ATHAS.

42. Para ello o! instructor mandará: í. Paso atrás. 2. M\nciiEN.

A la primera voz, se recojerá al caballo. A la segunda, se afirmará la parte superior del cuerpo;

y adelantando la cintura y doblándola un poco húci* atrás, se levantarán los puños en la dirección de las riendas, y se acercnrán las piernas al caballo, aunque sin arrimárselas. Cuando hay» obedecido este, se bajarán y elevarán sucesivamente los puños, lo que so llama dar y tomar. •

Si en este movimiento vierto el caballo la cadera dere­cha, se le acercaíá la pierna derecha; y si vertiese la cadera izquierda, se le aprosimará la pierna izquierda.

Si no basta esto para que el caballo raiarche recto á retjiguardia, se llevarán los puños al mismo ladopor donde vertía el caballo la cadera, lo que se llama oponer las espaldas á las cadenas.

Se esplicará al soldado que la palabra verier signlSe» aijul deja»'

— '492 — una cadera adelantada, y atravesarse el caballo iwr el lado opuesto ;¡ ella en eJ paso atrás.

43 . Para hacer al to, marchando paso a t rás , el ins -tructur mandará:

1. Fila. 2. Ar. —To.

A la primera voz, se preparará al caballo.

A la segunda, so bajarán los puños y se aproximarán

algo las piernas, restituyendo unas y otras á su posición

en el momento que el caballo hay» obedecido.

Se hará entender al soldado que, dft no doblar un poco el cuerpo afirmándole hacia ati'ás on el paso de retaguardia, se inclinaría aijuel hacia adelante al emprenderle , y que si en lugar de dar y lomar, se siguiese tirando siempre do las riendas, esto obligaria al caballo i ejecutar el movimiento por sacudidas, á atravesarse í un lado ú otro, ó á levantarse de manos.

%. XXIY.—SEGUNDA CLASE.—THAHAJO ES UNA TANDA.

AOVEHTENCrA». •

•U. Para esta lección podrán rcunireo hasta ocho hombres i las órdenes de u|i solo instructor; los que se colocarán en ¡jna fila, con intervalo de tres pasos de caballo á caballo (1), medidos íel estribo derecho del uno al estribo izquierdo dcí otro. Se situará la fila en el ceptro del cuadrilongo y ^''ndo frente á uno de los lados-menores del mismo, y so nmnerai'í'dteá'cuatro.'

Después de balici" Biontíido á caballo en esta disposición, elinís-

[i) Estos pasos deben ser de los de tres pies, fijados para medir las disttociu á caballo.

„ _ 193 — tractor hará que se recoju ^ 4Uí)9Audan los esiriboa de los porta-es­tribos.

Dos cabos ó soldacios bien instruidos 50 colocarifl, \ino á la dete-^ cha y otro i la izquierda de la fila, para ser los conductores de esta cuando marche en hilera, y conservarán calzados los estribos.

iS. En todos los movimientos se alternará de mano, á fin de quf los soldados adquieran soltura á una y otra.

PRIMERA LECCIÓN,

MABCIIAR A L* DERECHA.

46. Para ello el instructor mandará.

i. Páramarchar ala derecha. 2. MARCHEN.

A la segunda parte de la primera voz, todos los hom­bres (le la lila recojcrán sus caballos.

A la de tnarc/ien, ejecutarán á un tiempo un giro á la dérpcha, con arreglo á lo prevenido, y al concluirle bajarán los puños y acercarán las piernas al caballa, si­guiendo rectamente en la dirección que les resultó, y restituyendo los puños ypiernas á su posición, luego que Jos caballos hayan obedecido!

El cabo que resulte cabeza de la hilera, sej^uirá de este modo hasta [legar al lado menor del cuadrilongo, eti cuya pista volverá á la dereclia, y continuará marchando: todos los demás le seguirán formando hilefa con él, y manteniéndose á la distancia que les resultó después de ejecutiKlo elgiro, la que deberá ser de tres pies, jaedidos desde la eoia del caballo que preceda, & la cabeza M que siga.

— 19Í — 47. Se entiende por marchar á la derecha, teiier

el costado derecho Iiácia c! centro del cuadrilongo; y marchar á la izquierda, cuando se veriflca en el sentido opuesto.

Bajo las mismas reglas, pero en sentido inverso, se ejecutará el movimiento á la izquierda.

El instructor se mantendrá sobre el flanco interior de la fila, cui­dando de observar uno por uno la posición de cada hombre por si, y de corregir lo que encontrase de defectuoso en ella ; procurando que esta se conserve sin violencia ni envaramiento, y que cada ginele se vaya uniendo y prestando coh fleJilálidád á los movimientos del caballo.

iS. Cada hombre de la hilera ejecutará al llegar á los ángulos un giro_á la derecha ó á la íxquierday s^un que marche i una ú otra mano, adelantando un poco para ello la cadera y el hombro de afuera; 6 lo que es ln mismo, del lado opaesto al giro, sin inclinarse por esto hacia el de adentro.

El conductor que resulte á la cabeza de la hilera, gi­rará siempre en los ángulos del cuadrilongo, sin esperar toz de mando.

Hacer alto y volver á marchar.

4f). Hallándose marchando ía hilera sobre uno de lo.? lados mayores'del cuadrilongo, el instructor mandará:

1, HUem. % AL—-To. . ,,,;

Lo que se veriBcará á un tiempo por todos loa hora-b m de la hilera, con arreglo á lo prevenido nfime-* ro 3S.

~ 19* —

50, Para volver á marchar de íi-ente, el inatrnotor m a n d a r á : . •. •

t . Hilera. ••••<•.'•

2. De frente. 3. MARCHEN.

Lo que se ejecutará i un tiempo por todos los hom­bres de la hilera, según las reglas esplicadas anterior­mente. . , .

ÍJI. El iastructor mandará con frecuenci» hacer alto y volverá marchar; rectificando la posición en el primer caso, y cuidando de que el cuerpo no se incline adelante en el momento de hacer alto, ni atrás en el de volverse á marchar.

Cruzar las riendas y volverlas á separar.

52. Se ejecutarán estos movimientos como se pre^ viene núm. 21, cruzándfiso indistintamente las riendafei en ana y otra mano, bien sea que se marche sobre la de­recha ó sobre la izquierda.

Para ello observará el ginete, en uno y otro caso, no obrar de golpe, y tener las piernas cerca-del cuerpo del •saballo., ¿ finde impedirlo quese pare ó que acerté él aire que llevaba.

53. Para volver ü la derecha, estando cruzadas las riendas en una ú otra mano, se llevará esta hacia ade­lante y á la derecha: lo contrario se practicará para vol­ver á la izquierda, manteniendo siempre en ambos casos la mano uñas abajo.

SEGUNDA LECCIÓN. , j ,

VASAR DEL PASO AL TROTE.

54. l u ^ que los homi»refl hayat» adquirido una re-

— 49« — guiar ilosicion y empiecen áácostumlirarse al movimiento del caballo , se les hará pasar al trole, á cuyo efecto mandará el instructor.- :

d. Al trote. 2. MAÍICHEK. • '

A la primera voz, se recojefá al caballa. Alasegunrfá , se bnjarán los piifios eií la dircccl&n de

las riendas, y se acercarán las piernas, mas ó menos, seguñ sea la sensibilidad del caballo , liaslá que obedezca este, en cuyo momeriio se restituirán los puños y las piernas á su posición.

55. No se empleará al principio este aire sino con mucha moderación, á fin de evitiir el que los hombres pierdan ó descompongan su posición; en-cuyo caso man­dará el instructor; poner la hitera ai paso para cor­regir la$ faltas, y aun hacer alto, si fuese necesario, para conseguirlo. Cuidará- este de que durante ol trote no se agarren aquellos de las riendas; que no se arre-llenen: «a la silla, doblándose sobre los ríñones; y que no agarroten jlos muslos ni las piernas; liaclend» comprender á los ginetes que solo llevando estas par­tes flexibles es como sf consigue adquirir firmeza y sfil-t u r a . , , , • . , ' • . • , • ! :

Pasar, del trote al paso* • '.

56. Para ello el instructor mandará: '

1. Al paso. , : . • . • 2. MARCHEN.

A la primera voz , Se recojerá áí' cáí)atfo, A la segunda, se oldvarilA gradoalmento 1<Í3 puños

— 19^ — en !a dirección de !as riendas, y «e aproximarán íás piernas al caballo, i>ara impedirlo qué se pare: puesto ya este al paso, se resliluirán estas y aquellos á iü po­sición.

TERCEIU LECCIÓN. '

CAMBIADA DE MANO.

E)7. Para que la hilera, después de haber msixíliado algún tiempo sobre la derecha, lo verifique sobre la iz­quierda sin detenerse, el instructor la hará cambiar de mano en la anchura dét'cuadriiohgo en el momento que se halle en cualquiera de los lados mayores, para lo cual mandará: . >

1. Hilera á la derecha. i 2. MARCHEN. , ;>

A la primera voz, el cabo conductor i!íJa hilera reco-jérá & su caballo.

A la de marchen, dicho cabo ejecutará un giro á la derecha, describiendo para etl6 un arcó'de circulo de tres pasos, siu detenerse; y se dirigirá al fréiité ^ue re­sulte, atravesando el cuadrilongo por sú ancho, y si-giijéndolecn la misaba rorma los dem^s hombres de la hilera. Al llegar el conductor cerca do í,aipista, el ins­tructor mandará: . ¡ _ I., • , r

i 1. ¡íüeita álaisquierda. S. MAnCHGN.

• Aksegunda voz, eléonductor gifáriiá' fa izquierda, íin detenérae, y seguirá mafctiandio' siobre la pista; efectuando sucesivamente lo mismo, los demás hom'-

~ < 8 8 -bres de ia hilera, y cmJaadQ ea uno y otro caso de ejecijjtar su giro en el, • punto que lo verificó el «on-ductoi'.

El instructor dará la segunda TOZ al llegar la cabeza de la hilera á dos pasos de la pista.

Por las mismas reglas, aplicadas en sentido inverso, se ejecutará el cambio de mano i la izquierda, hallándose marchando la hilera sobreesté costado.

Después de practicar con regularidad el cambio e mano al paso, sp ejecutará al trote. •

El instructor cuidará do que los lioabrea den con j>reGísi»n las ayudas á sus caballos, á fin de que Jes giros se ejecuten sin causar detención alguna en la marcha, ni pérdida áe las distancias.

CUARTA LECCIÓN.

MAHCHANDO EN HILERA, FORMAR EN ALA T VOLVER A FORUAR

m HILERA.

58. Para ellu, el instructor en el momento que la liilera, marchando sobre la derecha, llegue al centro de cualH icra de los lados mayores, mandará:

i. Frente ala derecha, _ 2. MARCHES.

A la pfimera voz, todos los hombres d* la hilera re-cojerán sns caballos.

A la de marchen, girarán todos á un tiempo á la de­recha, siguiendo sin detenerse coh'i?l frente que i cada uno le haya resultado, y procurando mantenerse á la afl-tura del costado derecho; para cuyo efecto > observarais el guiarse por él en todos estos movimientos, hasta llegar 4 la. pista 4el otro lado roay(?r.^ •

— 199 ^ El iiltertrctor, en el momento que aquellos llcstieti cér­

ea de ella, mandará: U'Pór el flancoisquievdó'Xói^ere.chQ).

' '2'. UÍARÍinEN. ,,

, Ala, primera.voz, recojerán todos á sus caballos, y á la sesunda girarán á un tiempo á la raauo indici\da, si­guiendo en hilera por la pista. ;

El ¡Hstructor dani la segunda voz en el momento de llegar la. fija á dos pasos de la pista.

59. Si mírcliando sobre la derecha, y habiéndose veriiicaflo el frente á la misma mano, se volviese á poner la tropaínhiTera, eje-eotando el movimiento por el flanco izquierdo, se habría efectuado uri'ratóbio'de mane, marchándose por iiltinio sobre íá izquíerda.'S; en la misma posición so volviese á poner la tropa en ;hilera por el Itón'eo'derecho, se segiih-ia al contrario, trabajando sóbrela misma nano, sin haber ejecutado cambiada; pBro en este caso la hilera mafcharia en un orden contrario ai que llevaba, resultando 4 reta-gdaídia el crindtlctor que estaba 5 vanguardia, y á vniifuavdia ol q\ieTnarchaba''A retaguardia. El instructor resüluitá la hilera i su situación primitiva, repitiendo' el movimiento y concluyéndolo en sentido inverso, esto es, volviendo ;'i ponerla tropa en hilera por el flanco izquierdo.

. . QUINTA l,ECCÍON.

, , H E D Í A V U E L T A A.IJ.NA V ÜTBA MANO, M.iRCIIAKDO. .

W, Para ejecutarla; el instructor, después do Iiabér mandado á la hilera dar frenie á tina ú otra mino, según sea iai Sobre qué'se marcho, y cuando se vaya.á llegar ú la pista, (Jar^ las voces siguientes:

1. Media vuelta á la derecha {ó izquierda). • .2. JUncaiíN.

14

— 200 — A la primera voz, todos loü hombres reci^ecáa sos

caballos. A la segunda, ejecutarán al mismo tiempo la .media

vuelta ala mano indicada, describiendo para ello anarco de círculo de seis pasos; y seguirán sin detenerse en la dirección que les resulte á retaguardia, guiándose siem­pre por el costado derecho.

Al llegar otra vez á la pista del lado mayor de donde partieron, el instructor mandará:

1. Por el flaneo derecho (ó izquierdo). 2 . MARCHEN.

Lo que se ejecutará bajo las reglas csplicadas nútqe-ro 58, convirtiéndosela fila en hilera.

61. Luegoquese ejecute con alguna regvlgridad la media vu«ltt marchando ea fila en la forma esplicada anteriormente, se efectuará marchando en hilera-, lo que se mandará y ejecutará del mismo modo, daiiJa para ello el instructor las voces de mando á tiempo necesario para proferir la de marchen en el momento que la cabeza de la hilera llegue al estremo de cualquiera de los lados mayores.

Quedando de este modo la hilera invertida, si es que iba antes e> su orden natural, se volverá á ponerla en su estado primitivo, repi­tiéndose el mismo movimiento:

63. En esta instrucción debe cuidar sobre todo el instructor de que los soldados ejecuten por si, con perfección, los giros y medias vueltas sin sujetarlos á la unión y concierto de los movimientos, ocupándose aquel particularmente en que las ayudas se.apliquen con exactitud y oportunidad. . ;

Al principio se mandarán solos los giros y medias vueltas hacia la mane sobre la cual so trabaje; peto luego que se ejecuten, con soltu--ra y facilidad en esta forma, se practicarán indistintamente i uno y otro lado.

63. En todos los giros y medias vueltas que se ejecuten soWe la

— 201 ^ marcha, para quedar en htlerai el rabo que baya ir, resultar cabeza de la misma, hará su movimiento aumentando un poco la velocidad, á On de evitar que los demás hombres de la hilera tengan que de­tenerse.

Luego que los giros y medias vueltas se practiquen con alguna perfección al paso, se ejecutarán al trote.

SESTA LECCIÓN.

MAKCHA OBLICUA INDIVIDUAL.

61. Para esta lección precederá pl variar de dirección la hilera en uno d) los lados menores del cuadrilongo, y luego que aquella se hale toda en la misinu dirección, su­poniéndose que la variación ha sido á la derocha, el ins­tructor la mandará hacer alto, y dará en seguida las vo­ces siguientes:

{..Oblicuo áktderecha. 2. MAKCHKN. 3. De frente. A. MARCHEN.

A la primera voz, todos los hombres de la hilera rc-cojerán sus caballos.

A la segunda hará cada uno ejecutar al ouyo la cuar­ta parte de un giro á la derecha, valiéndose de medios iguales á ios csplicados para el giro á esta rnano á pié firme.

Ala tercera, prepararán á sus caballos para que salgan adelanlcf en la nueva dirección; y á la cuarta, les darán libertad parit que lo verifiquen.

El instructor, después de la segunda voz, y antes de dar la ttrca-

n, se cerciorará Se qUc cada hdihbre líalíecHó ejecutara sn caballo la parle de giro (i\)e corr(í*póiWe al movimiehto,'y se asejoi'atá de que sein doiliir debéiiias áifccciortfls é ínlerválós qiiotrUyan resultado.'

Cada limnbre se d¡rÍRÍrá, por la dirección parlicuiar' qüÜ haya toríi.ldo, á la pislií de] lado mayor que so halla ú su dciecha.

lil iiistniclor, al ncgiirjos hombrQ^ cerca de la pista, mandará:

{. De frente. \ - , . • 2. MAUCIIEN.

A la segunda voz, todos desliarán á un tiempo sobre la marcha la parle de giro que hicieron , siguiendo sin detenerse en hilera por la pista.

6,1. Lue^o que este movimiento se, ejecute con rcgu-, laridad del modo esprosado, y'que el inslructor se ase­gure de que todos comprenden hien su mecanismo, le hará ejecutar sobre la marcha y sin detención, par-i lo cual sido mandará: ' ' '

1. Oblicuo (t la derecha. 2. MARCHEN.

Y A llegar A la pista: 3. Do frente. -.. ••.:•,

.•;.,4.i JlAnCaES, • '. . . . : • • > . • • i ..

• Ai;t prT/fieW Voz, todos ló3 íiombi'cs de Infiláreco-^' jcrfin siis-'eabalíos. • ' ' •'• •

\ la segunda, ciecularán sin detenerse la cuarta parlo' dc'nn giro á la'' dclééha, "el (tVié 'WeefaadoV'tKíiJrtfti'án ambas piernas al cabalío, bíijíüido ál nilímó' liijmptf 16* dos puños, para obligarle á ségrtir rcclarhénfe'S'sti liOo-' yolienté.

, Ala cuarta,voz desharán síxbrela marclw la parte do giro que hicieron, siguiendo en hilara por laicista. , Enunoyotno casp»,articiilíuá.,(;l instnictor e5,U última,voi un

poco antes de llegarlos, hombres álapist». ., . , El oblicuo á la izquierda so ejecutará por las mismas reglas, afili-

eadas en sentido inverso, suponiéndose queprecedio el variar de di­rección á la iííqiiierda.'' • • ( • • • ' • •• ' ' •; '

Loígo que d oWltuo se efectúe con'regularidad al- paso, se iirSc-ticará al trote. i

, ' SlíflMA LECCIOJí. :

VASO ÁTRA?. ''' ' • '

• 66. So ejecutará como se previetíé nórti. 42, prece-•¿•rendo BI (jar frente hácin el centro del ciiadrtlsngo, tfue-•dando do este modo la tropa en fila abierta en d. mismo. I • :

' P i s o DK'COfeTADO. ' '• • '

{Figura S.')

87. • Después dé liaiér hecho la hilera frc'iíteá la de-techa d izquierda eh uno d« los la<loS inoyoreS'tt«l cwa-dKloiígo, y haber liecho alto de eslc mb'db, el ¡nstrüílor tnándá»^:^ •

, , , . % ; 1. Paso docQstado áladervoha,, . ?• .MABCHKX. ., . , . , :. ^ , ,., ,, .,, . ,, /^.

Alaprimota voz, lodos 1OÍ5hwnfürpsde la^fila abrirán Un poco la rienda derecha, y tirarán ligeramente de olio» wrimaindn la pierna del mismo laílo al oibaítei-con coyo *orimfento,' q«« ^ pPBpartloirioi.'deberéiqtKwferia mano

— 294 — izquierda de «ipiel en frente derpié derecho, áfin de que pueda niaroliar al costado cruzando su mano y pié iz­quierdo por delante de la mano y pié derecho, lo qUe se llama cabalgar. En este oslado el caballo se hallará con­vertido i la derecha, cuya posición indica al soldadoque en este movimiento las espaldas de aquel deben siempre romper la marcha, y preceder al movimiento de las ca­deras.

A la voz de marchen, abrirá el hombre la rienda dere­cha y tirará de ella, acercando la (lierna izquierda, pa­ra que sigan las caderas el movimiento de las espaldas; manteniendo al mismo tiempo la pierna derecha cerca del cuerpo del caballo, para soslenerje; y pronta Ja Tienda izquierda, á lia de moderac el movimientu, si fue-$t necesario.

68. Durante este, el ginete debe mantener su cab$ll» terciado hacia el costado al que se marcha, á fin de faci­litar la ejecución de este paso; empezándole despacio y con moderación, y mirando de cuando en cuando al lado espresado, sin inclinar el cuerpo al opuesto.

Si el caballo obedece á las ayutias, se continuarán es­tas, sin violoucia ni sacudimiento: si inclina demasiado el cuarto delqnlero, se aumentará el efecto déla cien-da y de la pierna izquierda, á fin de disminuir;Sj^obli­cuidad: si al contrario se mantuviese recto al primitivo frente, ó se anticipase la marcha de las cadérüs á la de las espaldas, se aumentarla el efecto de la rienda y de la piernü derecha, d fin de que continuaso convertido á dsta mano. ' Siet cabaUo precipita demasiado su. inavimienito «i costado, 86 4isfuinuirá el efecto <le la riea<lft derecit» y ^

^ 20S -la pierna izquierda, y se aumentará proporcionalmente el de la riahda izquierda y de la pierna dércclia.

Si el caballo rompiese hacia adelante, s.s. disminuiria el efecto de las piernas, y se auraentaria otro tanto el de las mano?, dando y tomando alternativamente: si, al con­trario, so .hacen atrás, se aumentará el efecto do las pier­nas, y 8S dismiotiirá el de las riendas: teniendo cuidado de determinar la marcha de las espaldas hacia el costado alqne esta se verifique, supuesto que el retroceder el caballo en este movimiento pende casi siempre de )a in­comodidad que esperimenta cuando el cuarto delantero no precede al trasero en este paso.

69. Después de haberse dado algunos pasos dt costa­do á la derecha, el instructor mandará:

1. Füa. ••:2¿ - A i ^ t o .

A, la segÚHd? voz, cesará el efecto de ¡a rienda derecha y de la piorna izquierda, y se sostcnilrá al caballo con la rienda izquierda y la pierna derecha, á íin de colocarle recto á su (rente, en cuyo momento volverán los puños y piernas á su posición.

Se «jeoutaráa ios misinds movimientos á la izquierda, bajo iguales reglas, apliéadas ea sentida inverso.

El ñistructúr hará piimerementeejecutar este movimiento á cada bonilire por si, esplicándosele détallailameutc basta que le hayacom-preadido/ en cuyo caso Jo dará practicar por el todo de ia fila.

|.iXXV»-r-TEftCERA, GLASÉ.—THABAJO SH DOS TASWS.

ADVERTENCIAS.

70. Para esta clase podrán reunirse de diez y seis á veinte hom-

— m =r bres, á las órdenes de un soJo ¡nstmclor; los,que ssjfonnafáa ea dos filas á la distancia de tres pies una dé otra, piaijteniéiidose.ej intervalo de.tres pasos de eaballo 'i caballo, con arreglo á lo pt^ve-nido núm. 144 parft trabajar á illas abiertas.

71. La iiiagnilüd del cuarlrilongb debiendo ser reTativa í la Tiíer-zaqiie hayade trabajar íii él, ífiíi'de evitar qué, pflr'démasrsdb pequeño, no pofedan practicarse eoá desahogo kis Varios movirtiientbs qu« deben •ejecutai'seenia instrucción en dos tandís; ¿•que,-!»* sc^radaracQte dilatado, se pierda tiempo y BC baile el instructor demasiado separado déla tropa,, se. tendrá, pnoseatt la:proporción sigoiente:, : ... , . ..i', .

1.", Que en todos casos los, laíos nienor^,e5téa. resí^etp i jo,' mayores, en la proporción deuno á tres. , , .. , ,

2. ' Q ie la longitud del lado mayor sea & razón de tres cuerpos de caballo por cada uno de los que trabajen en cada famía ;.de 'suerte que si esta consta soló ffe ochof caballos ,'Wébeti tíóiler' 'd\cho''láiJft veinte y cuatro cuerpos de caballo, ó sean setenta y.d(»í'ía308(1); que si cada tanda se compone de diez caballos, el lado ituvítor ctebe-rá ser de noventa pasos; y en fm, que si aquella fuese de do/;e ca­ballos i no podría ser m'enor de ciento cuatro á'cieiftó ocho jrasos dicho lado. ; • •• ' ' " ' - '

72.^ Los Hombres asistirán áésíaiastruceion con eí Misní» ttiíjé quaá la precedente -, pero'Hctaráo «alzadas Us «sjwíMsi' • ' •>!

73. Formados pié á tierra en la espresada foíai», se situai-án 1M dos cabos conductores á la derecha de la primeta. y sígunda Bla, para servir de base á la formación de- cadaunay «¿oeántlose-otros dos cabos, ó soldados bien, instruidos, en tos costados iíqmérflos de las mismas. En este estado , el instt^cior hari ejecutar el.aiMn>-bramieiito de á cuatro, y montar á caballo, con arreglo á lo piwí-nido núm. 44.

•74. El trabajo de estadas* se .Verificará: separa*» la»'íáAdaíj

(i) Paso geométrico de tres pié*,- que es el que sirve para medir las distfiflcias á caballO:. . . . . . i Í>T

— 207 — ejecutando usa y otra ios nismos movimientos, á la TOZ del inis> traetor i el que para observar üiejor kis de ambas, se colocará ha-I)itu()lmen.t$ en el centro del cuadrilbogo, n^nos en les variaciones de dirección, en los oblicuos, y en los movimienloi de frente ü la derecha ó izquierda, en lodos ios que so situará de modo á no quedar-eatrelas filas óhileíasi y á na estorbar la tjecucioiide los mismos,

' PRIMERA LECCIÓN,

!De las espuelas. ' >

75, Si el caballo no obedece á las piertias , e s necesa-r.iQ. etr^lear ias. p^pi^elas: (¡atas, nolia» de <tPi;sidDr«rsc como ayuda, sino como castigo: na debe pot.congiguwn-te,hacerse uso4e clijis, sioo.nauy pocas v,eces,.y.enjLon-ces (¡Olí yjgpr, y Q»! 4 !nÍ8Hw.inoineut(),que.ql caligllo s* fliegj», 4 flbeJecer.,: , ..,.: .,„. ;..,. , 7 6 . Pu^a,hacer vsp (JeJascspwJsB» «e..dpben aílrtnar el cuerpo, la cintura y los .pníios; utiiraj biti,ii: el giwet* al «aballo con los musJoí, ia p?irte interior da laaíodi-llas, y las. píií]torrillas; voh^ii.ufipoooháe't.íJmra ¡as pujntas de Ips pies; bajarjlgun tajito los.;puños,,j:por últímp arrimar cftfffueria arribas eípií^IíS p»? detrás de las cincjias, sin tacer. nLngmi otrp inavimicfltiacuft-ef CU^rpa,, y dejándolas i)llí basta que «J caballa }>ay.-\ o ^ -decido, que entonces se restiluLcáa,l^s pininas y ,j,Q3 punes á su posición, . , j ^^

El instructor, antes de qiie'los soldados calcen las espuela?, ?spli-cari el efecto y uso de ellas; figurando por si este "msvtmiertlo, y biciandd ^« tos soldftdo» le ímitín j 4i<rimaíi<to lo» íalOHCS con ¿ua-vidad.á k)««aballosifin<it (|iie«stos np idesmanden^ :r

77. Cuando aquellos debaA Iwcar iiw dfe 1^: espiwlís, «uMará

— 208 — •elinstructor de que no se agarren de las riendas; lo que seria gual á mandar al caballo una cosa con las piernas y otra contradictoria con las riendas. Deberá asimismo vigilar el que los soldados m se sirvas<le ellas, sino opotunamente y cuando convenga.

Para que las dos tandas se dirijan al picadero.

78. Para que §slas, dispuestas en ala una detrás de otra, á filas abiertas, como se previene núm. 70 se diri­jan al picadero, el insiructor mandará:

1. Para marchará la derecha. 2. MABCUEN.

A la primera voz, todos los hombres de ambas Ulás reoojerán sus caballos,

A la dé marchen, ejecutaran al mismo tiempo un giro á la tfettcha , y al concluirle bajavin los' pviños V acercurán las piernas al caballo, siguiendo marchando iMi la dirección de) flanco derecho, y oblicuando en se­guida á' la izquierda los hombres de la segunda iila .has­ta quedar isus rodillas izquierdas distantes como unas seis pulgadas die las dei*échaí d% los de pfiíhérá. ' ' ' • Estas dos hileras Se dirigirán así al cuadrilongo, en­trando en él por tino de los lados menores, y siguiendo paralelamtnte á los niayOres haata llegar la cabeza de las mismas al cintro del'cuadritorigo, eti tuyo momento mandará Wihslructor:

i. Hileras á derecha é izquierda, 2 , MARCHE^(.

A la segunda voz» 1« hilera de la derecha variará de dirección ¿la derecha, y la de i$ izquierda á osta mano, bv^iasTéglas fíjadas nám. 57.

— 209 — Al llegar el conductor ele cada hilera á dos pasos da la

pkla, el instructor mandará: 1. Hütrat á la derecha. 3. M\tlCBEi<.

Lo que se ejecutará como queda prevenido en el mis­mo número, resultandi las dos tandas marchando sohre la derecha en los lados mayores del cuadrilongo,

79. Para reunirías , hallándose estas trabajando por liileras en el cuadrilong.) sobre la derecha, el instructor les hará ejecutar un cambio de dirección en la anchura destíjuol, en el momento que loí conductores lleguiená la uti mu altura en el medio do los lados mayores; y cuando aquellos vayan ú encontrarse en el centro del cuadrilongo, se mandará: .

i. Hileras á dercha é izquierda. S,> MABCBEN.

A la segunda Vor, ef conductor do la hilera compues­ta de los hombres de primera fila girará sobre la marcha i la izquierda, y el de la que corresponde A los de se­gunda fila, lo hará ala derecha, seguidos sucesivamente uno y otro de los demAs Jo sus respectivas hileras, acef-cándoseén seguida los hombres de segunda íila, hasta quedar sus rodillas izquierdas distantes como unas seis pulgadas de las derechas de los de primera fila.

Llegadas de este modo las dos hileras paralelamente al paraje en donde hayan de echar pié á tierra", el instruc­tor mandará hacer alto y dar frente ala izquierda,, con arreglp i lo prevenido núra. 4».

W),, £n toda el trabajo en dos tandas, los conducto* res de las hileras se observarán y arreglarán do modo i

— Í>10 ~

llegar al mismo tiempo á los ¿rigafos opuestos ¡debiendo para ello sujolarso el conductor de la segunda tsndá, «]ue es la que forma en segunda, fila , á la ráarcha del de la primera. :

, El instructor dedicará im cuidado especial á que la posicipn de los hombres se regularice y perfecciono cadi vez mas j procurando que marchen con soltura é igualdad, y que manteníjan srts caballos rec­tos , y miren 41 frente, á fin de mantenerse en la dirección dé los conductores, y de conservar las distancias , ó do recnjjerarlas, si llegasen á perderlas.

8 1 . El cfiballo marclia r e c t o , siempre que su^ e s ­paldas y sus caderas se iialíeil sobre unamisma línea.

Si marcliando al frente se nota que el ciiballO inclina ~ las espaldas á la derecfia, debe abrirse y tirarse iln poco de la rienda izquierda, y acercar la jileriin (W TBÍstno lado.

Si inclina las caderas a l a dereclia,<tebearHmac3e un poco la pierna derecha, y hacer ligeramente sealir al caballo el efecto de la rienda del mismo lado.

En l in, si este se echa hacia el centro del c,Ha4(' -longo, es preciso volverle 4 traer á la p is ta , abriendoi y tirando de la rienda de afuera, y BeercándoJe la- píe^•|)a de adentro. ,,,,,

8á.' Pnraníe la piimera vuelta, $1 instructor lecordarí álos soldados los principios prescritos para girar i la dcrepha.é izquiet(!a marchando, recomendiindoles el que no olviden nunca el preparar i sus caballos con la anticipacioiv necesaria para el giro que,.liai\ de ejecutar en los ángulos del cuadrilongo. No debe exigir que los "ca-Ballos cntrcii y'giren rectamente cu aquellos: peirp tampoco'de^ie tWéfafse qué <le*criban demasiado' circulo en lóS mlsntos; tenién­dose siempre presente que voWer á la áerecha ,•''éh áichos ángtttó*, «Bienal 4 gecotar marchando un giro ú la tepresad» mano, y vice-V e B í i . < í ! . ; . „ . . ' ; • '.:.•-•• • . . . : ; - • •• • ; • • •• •'" • i

— 211' — 83- Se pasará (lél paso al trote, y-dé eslo al paso,

cenlas'mismas vdoes y liioidios esplicadn» para ot trabajo CH un» tanda; lo que se repetirá con frecuencia> i íiii (te ncbsloihbrar la tropa á rcgulari/ar estos aires i y ú pasar de ano á; otro con soltura y precisión , y se rcpeüráb ios iBOtimientoscle cm^'or í/ separar tesrieníia'Sien unay otro mano ; al poso y al trote. • • ;

SiempmquB'se pase do un aire ;i otro mas velbi, seátnpeíati' este algo corto, y se aumeiitavi progresivamente Iwstar lievafle á su grado natural. Al contrario, cuando de un aire alio se \iaso á otro menos vivo, se alargaría este, reduciéndole poco á poco á su medida regular.

•SISGIJNDA tEGCiON.

Cambio da dirección en la anchura del cuadrilongo.

84. Se ejecutará por los mismos medios iridicados níimero 57; con la diferencia de ilar el instructor la voz de marchen haslanie & tiempo para que las hileras s« di-

'rijan de manera á no encontrarse al principiar ni ál ter­minarse la variación de dirección. ' , •' '

Los conductores cnidat-án de arr''!f;lar sus moviinientos de modo á quedar Menipré las cabezas de lasliilehis á sus (liátaticias y posiciones respectivas.

Cambio de ái'hitüiíjn'ah la longitud del-(uadrU0ng6.

' tlBv So ejecutará l>a}o4os misuws ptiociiHOs que-el aatói'ioPj.ftbservaiidÉ» el instructor dar para cUo la voz de •"«i'cfce», 4res p»sas;ii)nti}sde quo las cabeüus de hilcr* lleguen al medio de los lados menores.

- . 212 — Las hileras, después de variar de dirección, segiüráa

rectas i su frente en la longitud del cuadrilongo .pasan­do al lado una de otra sin tocarse, y dándose mutua** mente iu iüquierda, si la variación ae verificó sobro la derecha; y la derecha, en el caso de haberse efeüluado sobre la izquierda. Al llegar las cabezas de hilera á la pista opuesta, entrarán en ella variando de dirección i la derecha ó á la izquierda, según se prevenga en la voz de mando.

Cambio de dirección diagonal.

86. Para ello el instructor , en el momento que las cabezas de hilera , marchando sobre la derecha, han entrado sobre los lados mayores, después de pasados los ángulos opuestos, mandará:

i. Hileras—medio cuarto á la derecha. 2. MARCHEN.

A la segunda voz, los conductores cabez.is de hileras ejecutarán sobre la marcha la mitad de un giro á la de­recha , y seguirán en la dirección que les resultó, atra­vesando las hileras el cuaiirilongo diagonalrnente, y de­jándose mutuamente la i/.quierdu.

Al llegar las cabezas dé hileras próximas á k pista opuesta, el instructor mandará:

1. Hileras—medio cuarto á la izquierda. 2. MAKCHEN.

A la segunda voz, las cabezas de hilera desharán sobre la marcha el medio cuarlo que dieron, j entrarán sohre la pista, siguiendo lo restante de ambas la misma ái-' reccion.

— 213 — El instructor dará la voz de marchen en el momento de llegír los

condaclores á un paso de Ja pista.

Marchando en Aiíercps, formar en ala, y volver á formar en hileras.

BÍ. Ste ejecutarí del mismo modo que en una tunda, debiendo tener presente el instructor et dar la voz de marchen en el momento que e! conductor de cada lii-. lera llegue á la altura del penúltimo ginete de la hilera opuesta.

Después del giro para dar frente á la mano indicada, deben marchar Jos hombres rect»menté ai que resultó, de modo á pasar cada uno por el intervalo que le corres­pondo, dándose múluamente la derecha, si el moTÍ-niieuto so ejecutó á esta mano; y la izquierda, en el caso contrario; do modo que, en cualquiera de los ^ e ocurran, el conductor que estaba en cabeza:de cadaIri-lera, ha d? pasar siempre por fuera de los que vienen á su encuentro.

Al pasarlos intervalos, deberán mantenerse las pier­nas certa del cuerpo del caballo, á fin de evitar las de­tenciones ó disminución de aire.

TERCER\ LECCIÓN.

MSDU VUELTA k U.NA T OTRA; MANO, MAKCHANDO.

Bste movimiento se ejecutará como queda prevenido núm. 60 para el mismo en una tanda, sea en fila ó en hilera. .

— 211.'- —

Marcha oblicua individual.

tS, Para esta leccioff precederá «I ejecutar nn feám-bio de dirección en uno itt* fós faJos menores del cuadr i ­longo, y luogo qu^el último hombro de cada hilera liaja enfrádo eii 'la'nueV'a'WÍPeccioií, éririfeir'urítor, suponlén-dt*«qno"fa variación de dirección ha sido S i a déíítíciha, mandará; " i ; ' Oblicuo á lá derecha.

2. MARCHEN.

' Lo gue^ecjecutará sobre la marcha, comd so prenrié-noiúm. 64parael misino-caso. • •'

Ari legarambashi leras cerca de la p i s ta , el instructor mandará: , ¡,, . ,, . ••. • .^. De'frenta, ' ' • í . ' ¡MAlMállíN. ••' -

' l!o que se ejécutarS córa'ó se esplica en diclip. ná-» mero . . ''y'" - Bajol»s itrismasréjalas, aplícídáseitSifntMó'iüVéi'sb, se verifiía-

ráeB(emoviuiieiito4 líi iíqniorda ; lirecedieniío'et cambiar de'dii-ec-' cion á la misma mano. .• ..:• • :• ••

Paseatríisiy (?e cosííttip,.

89. . S e ejccttlaráu como queda ' c sp l i c adonú in /00 y siguieiiles, prcceilieiido el niíindar Jiacer alto ¡ tambas tMkáa» en el inomeato que se hallMi i Seis « tjcho pasos mw (Je jcSirai, después, d e llar fren te ¡y «ie raarcbar á on--contrurse en el centro del cuadrilongo. r • "

Luego qiMíel paso de costado se verifiqne con soi^i tura y facilidad á una y olra mano, el instructor ma»> dará: Í

1. Union á la derecha. i . MARCHEN.

• • - • •• - . • ' • , . \

A la primera voz, todos los hombrea de la fila conver­tirán sus caballos á la derecha, en la forma espresa­da; menos ü primero de la derecha, que se mantendrft ñta».

<A la segBnda voz, los mismos romperán el paso da costado á ta dareeha iiasta llegar cada.uno cerca del ia-| nttdiato por este costado<, eo cuyo meménta cesaré en, dkho paso «cuadrando el caballo, como se ha esplicado;, lo qae ejecutarán bastante á tiempo para quedar tocan-, do ligeramente con la rodilla derecl k la izquierda delí hombve Inmediato por dioha mano,, y de manera á no empujarle y oprimirle. . ^

Este movimiento se ejecutará á la izquierda bajo los mismos priot-. eipit», aptieados en sentido inverso. , ,

90, Unidos ya los caballos, para que vuelvan ásepa­rarse como lo estaban antes de verificado el movimiento anterior, el instructor mandará;

f. Holgura á la isquierda. 2. MARCRÍK.

Cuyo raovimifento se ejecutará en sentido inwso al que precede, manteniéndose firme el primer hombre de Ta derecha, y ejecutando los demás el paso de costado á la mano iíidicada, hasta situarse otra vez á la distaecla dfe tres pasos del hombre que los preceda por la dere-

15

_ 216: •*-

cha» en cuyomomeoto haráalt».ycnadrurá.cada uoo íUoesLv amenté su caballo al frente.- ^ : ,

Por los mismos medios, aplicados en sentido inverso , se tomarái holgura por la derecha.

Pasar sucesivamente los hombres de las hileras a reta-' g\iaMiááe las mismas. ^ ,

91. A fin dé habitoár á tos ginetes á mandar sus ca­ballos y aivliCarles oportunamente las ayudas correspot^ diéntese los molimientos particulares que tengan que háci^, y tniiibien p»ra quo los caballos pierdan la que­rencia , acoslumbrándoso á separarse unos de «Iroa, «i instructor hará pasar con frecuencia aquellos ^ds la c»-beza i la i-etagnardia de las hileras-,' eii cnyoncatOi el hombre que siga al que efectúe este moTjmiento,llegará i1 ser caboj» de hilera, arreglándose, mientra» lo sea; é lo prevenido anteriormente para el cabo-que se«ncoa-ttabacn didio puesto.

Para la ejecución de este movimianto, el instructor prevendrá a los números devan^ardia de las hileras que Ic han de verificar, con las voces de:

1. Números uno (ó uno y dos) dé cada hHerá.—Me­dia vuelta á la derecha (si se marcha á dicha ma­no) , á á la isquierda (si se efectúa i esta úl­tima).

2. MARCHEN. , •

« A la segunda parte de la primera yoz, los hombres se­ñalados en la misma prepararán sus caballos, y á la se-giínfla darán media vuelta & la mano indicada, éjecu-

— 2 « — lando su moTÍmiento sin perder tiempo y hacia adelante, á fín de no detener álos;testanteá dAHas hileras, y mar­chando en seguida á lo largo de ellas hasta llegar á re­taguardia dt) las mismas,i en cuyo pimío desharán la me­dia vuelta que dieron, y se colocarin detrás del último lionibre díBottda una'.siguiendo en ella Ji su debida-#is-tancia del que preceda., • , - • • *• '•• •^2^ Si faeien de» ioK números de cadu-lnlera que liu-{

blesen de pasar á retsguacdia, cada: un» iej^catard e(>' raovimienlo como si estuviese solo, resultando ser, e se­gundo de cada hilera el primero que vueivp^á .entrar en la pista, después de la segunda media vuelta. En todos casó», d hoitíWe'ijiie sÍgilé%rqtlée]Mu1ó'eÍite tnoVimién-to y que resulta dé c^té modo cér'beza' dé líflora', debe ti-cojer én el misrao momento su caballo, arrimarle lapieif-na de afuera, y tibrtt' "y tirar 'urt poco de la rienda del vaHmo ladOi para «oftlittüarrtiarchahilo, •*irnj)edlrÍe''sé-¿ ^ i r a l qDfédhJla ttédíí Ytiéllay antlanJo rcÉlamente á su frente, y'confirmándose á lo prevenido anteriormente; pan» el cabo que se encontraba eh caite puestb.

'95. El iBstfBctot MU también que pasen de la riiisma manen i,retaguardia, per» de um en IMD y sin aas que sn iinHentii particular, los bomtnreS «pie se haliareileii el «entro de las hileras ; en ciiyo paso el que^ga al que salió de su.lugar y suee^vamínte loiquese bailen detrás del mismo, cerrarán, sut distancia», alairt gando el aire que llevaban, sin.salir á otro superior. '.

Habiendo de resultas de estos cambios quedado fuera áfísin cor­respondientes puestos los hombres áe las hileras, el instrucíor hará qiie Se restituyan á tíllos antes de pasar á otro ihovimisiito. '

— « 8 —

CUARTA LECCÍON.

TKAIAIO EN CIRCVLO.

94» Para ell», el instruclor nn poco antes de que la» cabezas de hilera, después de pasar los áaguk» opuestos y aureiiándoae sobre la derecha, Uegueb & la euairta par* te de los lado* mayores, mandarái

i. Circulo álá derecha. 2. MARCHEN.

A la primeca ros, el conductor de cada hilera^ y suce-•Wamentelos hombres que le siguen, recojeráo sus ca­ballos. . ,

A la de marchen, los conductores v( verán. poco 4 goce á la derecha, describiendo cada uno un círculo aar tre las dos pistas, el,que por sus estreñios toque á e«(a» y ,á la4el la4o menor inmediato; siguiendo todos lo» hombres de cada Miera; en la misma dirección y .exacta-* mente detrás del que le preceda, con loque resultarán las dos taniüas trabajando cada.una en un circulo particular, en loa dos estremos opuestos dei cuadrKongo.

9S. Debiendo todo caballo que trabajeen circulo ha­llarse plegado en la intsma dirección de la linea curva que recorre el ginéte, le determinará este y mantendrá sobre ella, abriendo ligeramente la rienda de adentro, y sosteniéndole con arrimarle un poco 1 pierna del mismo lado; al mismo tiempo que se modificará algún tanto este efecto, á medida que llegue á ser necesario, con el de la rienda y de la pierna de afuera, á fin de que las caderas.

• - - W9 —

<)ri caballo no m echen al lado «puesto. Ea ]i mnrdia cir* cular, la línea de los hombros del bomhFe debe mantea oerse eñ la dirección dH centro ád circaio.

Si el gineteuo abriese algo mas la rienda de adentro que la de arnera, el caballo dejarla la linea circular y volvería á la recta; y si no !e sostuviese con. la rienda de afuera, iría estrechando poco & poco el circulo. Si no se le arrimase algo mas la pierna de adentro que la de afuera, üás cífderas Éátnínaríáh en la misma dirección qúie &tis espaldas; y si no se le contuviese con la pierna de afue­ra, aquellas saldrían fuera def circulo. ' •'

Poi las jnismas reglas, aplicadas en sentido inverso, se entrará i trabajar en eireulú sobre 'h izquierda, niarcbinttose dé esta mtiterk:

Cambiada de mano en circulo.

96. Para ello el instructor, súponiíndose que se Ira-baje sobre la derecha, mandará:

i. Hileras ala iíquierda{i). 2. MARCHEN.

A la primera voz los conductorej, y sucesivamente los demis hombres que los siguen, rccojerán sus ca­ballos.

A la de marchen, los conductores girarán á la derecha sobre la marcha, cortando el círculo y pasando por su centro para dirigirse al punto opuesto de la circunferen-

(<} Creemos debe mandarse: 1, Hileras d la derecha. 9¡. M'IRCBEN.

(N. del autor.)

— . 3 S D — cía, siendo st|;mdoa sucesivatnénte-dd: Iris demis hoói^ bre» de las hueras.:

Al IlegHr diohus conductores li dos pasos del punía «puesto dfe la ^rsla, él instructor máAdari: • .••'. ' iimicrás álá iiquiérda.' ''',' • " • ' S : M A R C H Í K : • • - ; • • • •'-• • • ' •• •'

.^ la! pr.itijera.Toz, los conductores y suoqsivjijppBtP los demás hombres que los sigai), recojerán. sus ca­ballos,. ,, , \. .,, ... ". _,. . „ , . ' I ,.,. . .

A la de marchen, los coiKluctores girariín á Jaizttuier-da, siguiendo sobre la pista siq detenerse, y siendo Ru idos sucesivawenlc de los demás bonibres de sus hileras.

Bajo los mismos.princicios, ifif/i^ásn en, sentid inverso, se eje­cutará la cambiada de la mano opuesta.

97. Luego que el trabajo en circulo se verifique con regularidad al paso, se ejeculáni al trote, pasándose después alternativamente de uno á otro aire, y cruzándose algunas veces las riendas en la mano sobre la cual se marclie. ' • • • •'' .,

98. Cuando el instructor quiera que las tiileragfivaehlmá mar­char por los lados del cuadrilongo, cuidará primero de que los con­ductores de las dos hileras recuperen sus alturas opuestas corres-iJondiCrftes, y ál llegar en este estado átápista de tos lados má jorés; mandará:

De—FRENTE.

A la segunda parte de esta voz cuadrarán sin dete^ nerse sus caballos sobre la pista do dichos lados ma­yores, marchando rectamente por ellos, seguidos suce­sivamente por todos los hombres de sus respectivas liileras.

^ 4 2 1 — 'El insttuelw cuidaíádé que en la Marcha circular, s(*re tO((o

cuando esta se verifique á los aires altos y sobre circuios jiequelíot, censerven los hombres el mismo grado de inclinación que sus ciba*-llos, y se mantengan exactamente en la dirección circular, sin dejar atrás el hombro, ui,la cadera de afuera. , ;

.,- TRABAJO CON ESTRIBOS.

QUINTA LECCIÓN. , .

Medida de los'ettribog.

99. El largo de las acciones de cs)ribo.cslá en, su punto cuando elevado el hombre sobro ambos cstrilíos, qoeda un espacio de cuatro á cinco pulgadas entre , su hqrcajadur^ y el asiento ó caballería de la silla. Todas las ^emás medidas spo inciertas é insignificantes para el so l ­dado de caballería. ,

El estribo no debe llevar mas poso que el de la pier­n a : el pié debe calzarse en él hasta su tercio , (jiiedando el talón algo mas baje que la punta.

Si el ginete se apoyase demasiado sobre los estribos, esto comu-nicíria tiesura y envaramiento á su cuerpo, descompondria supo­sición y asiento, y perjudicarla á la acción y movimiento de'las piernas.

Si el estribo no estuviese suficientemente calzado, estarla espuBS-toel ginete á perderle con facilidad , sobre todo en los oontolieiapos ^ I caballo, y en los aires altos: si el pié entrase demasiado e» él, ^.taría espuesto á engargantarse , estorbando además esta falsa posi­ción él que las piernas cayesen naturalmente.

El talón debe mantenerse inas bajo que la punta, i fln de coñset^ •vwse el estribo sin esfuerzo ni envaramiento, y con el objeto de

- 2 2 2 ^ que ei jaego de la artiealteion qiie une el pié á la pieraa quede ubre, ; de que la espuela estando asi mas separada del «uerpo del calnllo, no' liaya riesgo de emplearla mal y fuera de tiempo.

Salir al trote, estando á pié firme.

iOO. Para ello, hallándose las dos tandas en hileras á pié firme en los lados mayores, mandará e! ins-, tructor: ^

1. Hileras. 2. De frente—al trote. 'i. MARCBEN.

A la segunda voz, todos los Iiombros de ambas hileras recojerán sus caballos.

A ia de marchen, bajarán los puños en la direcciontle las riendas y acercarán las piernas progresivamente, mas 6 menos, según la sensibilidad del caballo; Vdlviendo á colocar gradualmente aquellos y estas en su pósicitfn, W el momento que este haya obedecido!;

Marchando al trote, hacer rtlto.

101. Para ello el instructor, suponiendo que las bi-leras marchen al trote o¡i los lados mayores, man­dará:

• . Hileras. 2. AL-TO.

A la primera voz, todos los hombres do ambas hileras recojerán sus cabaUos.

A ia de alfo, levantarán los puños por grados en la di*

- t 9 5 -receion de IM riendas, hasta que el eaballo se detenga del todo; acercándole al mismo tiempo las piernar, pttra que no retroceda.

iiOego que baya obedecido, se restituíTiSn gradual­mente las piernas y pnSos & su posición.

El instructorexigiráqiic iodos salgan con decisión al trote alavox de marchen', asi ciHna que se paren todos, aunque no de golpe, á la de «Ko.

SESTA LECCIÓN.

Alargar el (ro(<.

103. Para ello el instructor, hallándose las hiteras al trote en los lados madores, mandará:

4. Alarguen el trole. 2. HARCHER.

A la segunda voz , todos los hombres de las bileras ba­jarán ún poco \oi puSos en la dirección de las ríeúdas, y acercarán progregivainente las piernas al caballo, basta que haya obedecido; en cuyo momento se restituirán aquellos y estas á su posición.

Habiéndose alargado suOcientement* el trote, cuidará el instruc­tor de que los bombrM minténifan sos eabalfos k esta velocidad, usando para ello de las ayudas conTenientes, que son siempre las mismas que para salir de un aire menos vivo á otrOmas veloz, aun­que mas d ménm moderadas, séguo la sensibilidad y rado de ardor délos caballos; teniéndose también presentes estas cualidades al pa­sar del trote regular al trote largo, á fin de evitar que, por aplicar con demasiada energía las ayudas, salga el cabello ai galope.

Stt asta lección el instructor dedicará: un cuidado particular á la posieiotl «le los hombres, enteNindoles de que solo nanfliBiendo el euerpo derecho, ]as manos ligeras, la cintura y tos riltones flexiU«s> y dejando caer naturalmente y por su propio ^so los muslos y !•&

pi«roM, es íomo pueden dominar -al cabiflte, y disminuir 6 haeer i<qew)s seasibles sus saeadimigntoB, uniéodose bien á su^ movi mientes.

103. S Jnipp(jic4,,€nc,aso iiecesarioi, al caball» encapotfiríe 6 cargarse sobre lasespaldasó el.cuarlqdManUro, elevando idgo los puños y aproximándole un poco las piernas.

No Se liará andar á las hileras i s que ui)a ó dos vueltas, lo mas íe cada vez, al trote íargo; en atención á qjie, de io contrario, se obligarla á los caballos/á eílir it su aplqmo,; destruyendo la igual­dad de los aires.

Aeortat el troté.

JDÍ. Pafa el.'o el instructor mandará: i. Acorten el trote. S. MARCHEN.

A la segunda voz todps los hp^jibres elevarán un poco y por grados los puños (¡n la dirección de las riendas, acercancio al mismo tiempo las piernas ai caballo paraira-gedirle ponerse al,paso; volviendo á colocar unas y otros á su posición, luego que liája obedecido.

,. Pasar del trete al galope.

ida. Luego que los hombres hayan adquirido soltura y segurir dad al trote regular y largo, y que conserven su posición de una. manera y otra, se les hará dar algunas vueltas al galope, bien que tgdavia sin regularizar este aire, y exigiendo solo que cada ginete se. una bien al caballo sin perder 1A posición. .

Para ello el instructor prevendrá que se tomen cuatro pasos de distancia ele caballo á caballo, marchando las hiteras al trote, y en el momealo que vea el aire mas re-gttlarisade, mandará:

— « 5 — 1. Al galope. 2. MAUCHEA.

A la primera voz todos los hombres de ambas hileras rfecéíeWrfáUs fckbállds."''- ''''• "•' ' ' ''' ' ' "

''Ai la de i/iarc?iieíí,''Dajárárilos .'puñbs y acercarán prb-gréssifártieiiiét lai piernas iil cábálVó, aplicáriáíile cotí algu­na mas fnerza la de afueia, S'lfn de' (fe.l'ermliiarlc á ga­lopar s&bré la mttrio de adentro. Habiendo obedecido ¿1

- • . . . ^ . - I . , - • • , ' - . i . •

caballo, se mantendrán las manos ligé^aá y las piernas prontas, para mantenerle á este aire.

1Ü6. Luego que las dos hileras hayan dado de este modo únáó di)sV(iéItií8'cíiáhdo mas, 1& liará pasar el instructor ai trote, con las Voces de:

1. Al trote. 2. MARCHEX.

Ala .segunda voz todos los honabre» de ambas hileras levantarán UQ popo los puños en dirección 4e hsfien* das, acercando al mismo tiempo ligeramente las piernas al caballo, para irapeditle que se ponga al paso; y vol­viendo á colocar uuos^y- otras á, su ¡posición, luego que baya obedecido.

Se ejecutará en seguida uf\a cambial de mano, al trote ó al paso, á fln de volver á poner de la misma manera las hileras al galope sobre la mano opuesta. •• .407. Dui'aBt*laiúlti«08i ejercicios de esta clase el imtrtíetor

hará frecuentemente cruzar las riendas en la nraho'iiqaierda, á'fiíi (le quege vayaaacostumbraado los bombres'ir mandtr i suscaba-Uoícon dicha mano, preparándose asi al trabajo «on biida; y cui­dará de ^ e aquellos se mantengan bien cuadrados, sin adelantar ea,aquella posición el hombro izquierdo, ni dejar atrás el de­recho. •

— M6 -

Desfilar, después de echar pié á tierra.

{08. ée ejecutará por las dos Jilos, del iqianio modo que se previene núra. 19, para verilicarlo en uoa; que­dando aquellas en dos hileras, á la distapcia éinterralos que les resulte al hacer el movimiento; halláadoise la hl^ lera compuesta de los hombres de primera fila á la iz* ^uíordn, si se desfiló por la derecha, y vice-versa en el caso contrario.

Formar en ala a filas abiertas, marchando por hileras pié atierra,

109. Se ejecutará por las dos hileras del mismo modo que se previene núm. 31, para una sola; debiendo que­dar aquellas en dos filas, á las distancias 6 intervalos que k resultaron después de verificado el movimiento.

TOABAje CON DWüAi

ABVCRTENCUS.

110. Para esta clase se reunirá el mismo número de hombres, asistiendo estos á ^la eos igual traje que para la anterior, pero los caballos llevarán imán y bridoa..

I t l . Se observará para formar las tandas, montará caballo y dirigirse al picadero, las reglas fijadas para i» mismo en la referida clase; pero la primera vez que se dé esta lecsion, loa hombres ooo-ducúrán sus caballos con las riendas del bridón, «n la forma que las' usaron en las instrucciones precedentes.

— a K T - — • IitMg:o iiue iM dos tancas «e haUea parttelts, i|wiAkÑM yHi

míBim ültüra ea los Ud«B DNjoras, el iaítractor lu h»á darft«Bt« al centro M ciMdrileBgo„con,lss voc«s j por l««'n«dio8:e ilictdoi núin.-iO'i.'inaiidiadoIes en seguida iHiceralto 4 fiadcMpticarde* talladjimente la posición de la mano de la brida.} Jos jnovúnientftg qué bka dé'ejecutarse con esta.

SÉTIMA LECCIÓN:

Poñcion de la mano de la brida.

i i 2. Las ríenclaf! se colocarán en, lá máiío izquierda, que se mantendrá bícn cerrada; el dedo pequeño de e$ta, entre las dos riendas, las que unidas saldrán del puño por su parle superior, eulre e] prinier dedo j el pulgar, estendido este soltre el pl«no de aquellas y apojriido en» cima de la segunda cayuntura de dicho primer dedo, 4 ña da mantenerlas iguales y bien aseguradas. El puño, en esta posición, se situará cuatro pulgadas encima del pomo ó perilla de,k silU (na>i sola encima del capote y cubre-capa si el caballo se Iialla,con estas dos prendasj, y oUros cuatro dedos eofce^te del cuerpo, de modo que las uñas estén vueltas hacia este y separadas seis pulga­das del mismo; el dedo pequeño un poco mas cerca de este que la parle superior del puño; el hombro izquierda e« SBiugaTjSia adelantarle; el aatebrazo oMito natnrál-mente, y el codo un poco separado del cuei po. La mmo derecha so llevará caída con naturalidad al costado de-rciebo. = . <!olocada la man» izquierda del modo-espresado, debe buscar suavemente el gine<« el apoyo del bocado sobre

los asientos > recojiendo ó acortando con blandura las riendas^ hasta (}oe conozca astablecido an sentimiento de reoiprocidad entre su mano y la boca del cabfllld'; lo que' secoBsigue tirando pbcó í poco do aquéllas, dé faodb (jSé'SeHégtté'áSentir ett la mano qué íá embocadijraliácé' efecto, sin que llegue á oprimir ai animal.

Se advertirá al soldado que los movimientos de la mano de la bri­da han de ser independjktitieb de.lot d«I Gtiel''pif.de tal modo que no participen de los contratiempos qu« esperimente este; pues que, de no ser asi, se cordería el|>iesgo,iJe,liac^ SAfr«,al .cabillo frecuentes tirones y sofrenazos.

Esta independencia procediendo sobre todo de la buena posición y del firme y seguró asiento del hombre á caballo, el instructor dis­pondrá que todo'gintté qué pierda esté y la soltura y flexibilidad dé!. bráíoy iBa*o<ís la bfidí,' VAélva, por eí tiempo que sea necesario, á.BHB<]*]!aÁ x;abatloebnla«:rieQda9 del bridod, agarrada coa amhasi maaosye«iiio 9« pievieiM'60 las primeras, claies il& esta inatruc* c i o n . ,, . . . , , . . • . . • , , . . •

••'••'• Ajustar las ritHdas.

H 3 . Para elio el instftíclor nrandafrá:

Ajusten—(las) MEíñKS.

, - . . ' , • .• i t U ' - i : . . . , . M ^ •:• •«•• < •• '• • • . •

JJnO: A4« primera ^ r t e de t&^Aym, se tomarás-las cieadas oon ei pulgar y el prin>er dedo de la mano dere-clia, por eDcima y cej-ca del pulgar de la izquierda, le­vantándolas perpendicularmente,*y corriendo por ella» Ir nuao d4irecl)ft>hasta el botón, los út imos dedos abiertos, las uñas y la (alma 4 e la mano al frente, y «1 c o d o u m s

8ei§_ pplga^ap mstíbajofqiae la mfmoi se eiUrtabrÍFén;tí. mismo tiempo lQ$,de4os ile la inqno izquierdtt* lovanfando el pulgar para igualar las riendas, hasl^ qud se-siont»Jt<--gerameitle el apoyo del boeado sobre losasientos,: mante­niendo eotret&nlolas piornas cerca del cuerpo del daba-' lio, para contenerle éimipedirtequft relruwda; '• •'

Dos. A la última parte de lá TOÜ de mando, se eería rá la mano irqtíiéfdá, aseguraádo bien las tiendas coii elpuigar dé lá miáitiá,"y déjahifo Caer con Is nrtano dere­cha el estremo de ellas sobre el mismo lado Üel cabaflo;' después de lo que TolverÁ dicha mano á su costado, y las piernas a su pb.sicíon.

Tomar las riendas del bridón con la mano derecha.

114. Para ello el instructor mandará:

Con la mano derecha—Tomen—[el) naiooN,

(Da Uompo.) ,.-

Ala última parle deesta^ voz, se tomarán Jaa rjen/das del bridón por el medio, con los cuatro últimos dedos, de la mano derecha, uñ g abajo, sin bajar el cuerpo ni el hombro derecho; y se sostendrá el bridón de esta mane­ra por eiiclmade^isriendí^s de l i brida, raantíniendo el caballo y mandándole con la mano derocha, y bajando al mismo tiempo la izquierda hasta no sealir el efecto, del bocado,

, Sjiíviéndose d gifiete aUernativamento de la brida y del bridón, conseguirá refrescar la boca del caballo y

dMpooerlepna sentir mejor después Ibs efectos del bo­cado; pero jamás AsLieri hacer uso al mismo tiempo de una* y otras riendas.

tiS. EHiwtnietor usará d«l móiviiiiiento de baeer tomafttgrien-du M brMoa em k aam dercelut, coa el «bjeto áe btcer mesas brusco el cambia catre la posicioa de les brazos y manos, qm enlas clases precedentes llevabao las rieodas del.bridoa, .7 la adoptada en es^ para la mano de la brida; y á fia de restituir el hombro itereche i su posición, en ateacioa & propender este á quedarse ati^, en lu primeras lecciones.,

• • I ^ • • • • • i . ; - * • • • :

Soltar los riendas del bridón.

116. Para ello el instructor mandará:

Suelten—(el) BAIDOK.

(Un tiempo.)

A la última parte de esta voz, volverá á colocarse la mano izquierda cu su posición, y se dejarán caer las rien­das del bridón, de manera que queden debajo de las de la brida, restituyéndose en seguida la matio derecha i su costado.

OCTAVA lECClON.

Movimientos de la mano de la htidá.

i t7 . Levantando un poco la mano y acercándola i»f cuerpo, se receje, avisa y prepara al caballo. • telrantándola algo mas, se obliga al ca*alío 4 acortar

el airé qué llevaba.

— 284 — Avmeniando «un el«fect« cte' la mano^ se «btiga al

coMle á iMCel* afto. Aumentando todavía mas éste cfpc^ to.se'le obliga á hacer ^aisoatíás; debiendo en seguida Ijájaf y levaatar állérriailváméiilei la mano para dar y tomar, con arreglo 4 jo qiié se previene núm. 42.

IQajandp un poco la mano,, áe dá libertad al <;abaUo para que saiga adelante.

Llevando la maott.á la deraclta y un poco hacia ade-lantBy se obliga al cal)aUo i volvtr ala derecha.

Llevando la manoá la izquierda y nn poco hacia aden lame, se obliga al Caballo ávoker ala izquierda.

En tbdós«sto¿'niovimient08 la mano de la brida debe-' rá restituirse á su posición en el momento que el caballo haya obedecido., , . , , ;

Llevando la mano ligeramente hacia uno ú otro costa­do lo suliciente para determinar «I'caballo á cualquiera de estos lados, y usando de las demás ayudas espllcadas número 67, se obliga al eabaUoá ejecutar el paso de cos­tado á una ú otra mano.

En loüos iosmovimientosde la mano, debe obrar el bra­zo libremente, sin que se agarrote el hombro ni el cuerpo.

Se temlrá también presente qiMSiindo el efecto del bo-cadíj de la brida mucho mas fuerte qué el de la emboca­dura del bridón, debe por lo mismo observarse el obrar todavía thas píógrcsiviaméiíté éo él manejo dé las riendas (le la brida, sobre todo'para deiéi)^ f cabalío ó Iiacerlé' dar paso atrás. ,

Con todos los movimientas de ia maao> de la WÍA»Í an-teri(trment6 esplicados, deben ¡c adornes los de las ¿pier-iMs,.que para los respectivos casos se previene núme­ros 33 y 34. ;• 'i

16

>J ti«g() ti<t tos hombresónpisceKi dempreniw loiLimovimieiltos de;a,m»nodekbiitla, elinstrncl«r;Mi.bará iwrel»»riPPt; U ^ t » * priuieraiaente,algazo,, y,{le3puevalti;ote;.)fian^ándpj^,(^^^ c¿ia hacer a l to j volver á^iBarchar,j!.amb(ar de direficípA y de u^i^^ y ejecutar sucesivamente todas las lecciones anteriores, cuiáan(frde que aquellos lú'ía'A i\na completa y txactí apHca'cibn de lo qiip se lea ha esplicado y hecho practScaf'á'piá flímé Coh' lásj riendas dé la b r i d a . •;;.^;;.:.,; , ^ , i , ^ - ¡ .••.;..

tíl defecto habitual d« los hoiftbres qiie enífüeiían 4 iil»nt5Bi'%ila-ballo con las riendas áe lá bridar jieado «I de adelantat- la maao' te-quiEu.>da y4s'; dejae^atrasado «I )NmW»derecliOjiBliinBtruCtw cuita­rá de que c9nsffvea.U piafiOide la brida encía» de taipe»'illa if-ia., siljíí.á la distancia indiCf)4a,de ella, « n deacpfnponec en nswja lapo-siQion del cuerpo. . . , . . . , ., . . . • . > ..,

NOVENA LECQJOK.

TKABAIO AL OliLOPli.' •;

s . : • • - . ( F i g u r a : - S / ) • r^' •' •• • - • - ' • ¡ • • »

¡ !: . Principiosyxrtglai «'«iotiMwrd'Oite- dire^'^ <

M9-) Se dice quK el eabaíUq:galiH)a sobre lá tkerecha^ «uandé en Cija itwjco ( s?(l,tQ,U, íianp, jf,pié. (iírpfbft pe «Jelantan díl brazo y,pl«;£^ uíquj; 'iJla,,ae.|t^aJQSe,fff Uetr^i!n«aal(i,fleios.o[i{ue$tos.

Del mismp iuodo eJ cabjiilo galopa SQb ^ Jla izquierda, siempre qup la manó y pié de este lado' se adelantan y sientan en tierra ma;

, aWáíde los estótíiós defechds. El caballo galopa unido, cuando lo verifica sobre tá'derecha-, tra-

bijftiiítosobfe est» mano, y viee-íet%».'' 1* ' " ' ^ •• • £1 (^bsUofaloiia trocado, ciíatdó Itabajiínd» Sobre la üerécM^,'

ad«i«Qta elttié 7 «ano iiquierda; i : mwdo.ejecutándolo Sfliircr'M' izquierda, adelanta el pié y mano derecha. • •, ••'f

— 189 — 'ifiálopa «nfalso<el£abi8o euancla, hieiéiMlolosobre 1« dereeha.

luMtnU solo la aiano inqnierda; ó outuid» venyicindolosokc^ laiz-i quierda adelanta «I igiülei téminoad^ IHanoider^h ,! ..

El caballo está desunidnyiCHmdo galQ|« «i»bre.U,4Ate(;|ia coarel Cttitlodei^i^eHí',} »»br»ítaúe[)iíAr0aeon,el,trgf^fp,¿/7tÍ(^-v^^ iiSiewru (|ae up«aballo'galqpe<:»i>))pe la dmcb^< e3{ ''iine|i,t rá «I gioBte; ea.su pomonuftitiíoyimipatq seosiW .y.marcado de iz­quierda 4 dei«cbfi; y at'roT4 ,;M.aii}q.el galopa sobre la, izquierda, : Cuandq'rt cakallo galona d^umdo,:es[)enn>eqta el.^i)\ete, i^su

posición, movimientos irregulares, que manifiestaa que'el^^^allo ha p«dido.8u aplomo.ií.;,,-• , : ., . . . \.. .'

H9.' íai*asaehf alóab»lloal#alope> y«Ddo «óbrala déWíetíh, f Só^nSá»»**!» «t'tipote, Btiáhrá el ginete una riledia parátiacóíi'lB Man» de la brida ¡Jo que eqaíTtle * prepararle, incliuándoia al mismo tiempo un poco á la dereclia: perfilárS igualmert'te er cudrp'ó' liádá el ttiíaímo lad^j, leriiiiníindp con aplicaV ambas pierriaS ¡íl cabalfo, aunque cqn.aJguflá ma? fuepa la do aífucra, qüé'éis la i?¡iiqier4a,^. ,,,: ^ , ; '

-'Por'Hfe*mismas teglas, tj9outad»Ben.8euli*lo inTeiw, sesacaf» al galope unido sobre la izquierda. ,,, , ,

ISO. &«acostumbrará á tásiioiBb<e»i (Aiservar. por cegia,<^s-tMité' sacüT aléabaltoal gal»pi9:isobi«ki«tererhaj si ni re qoo, sea en el cuadrilongo 6 en el circulo, se trabaje sobre esta mano; y sobre Ja'isqoierda, eniel'casO'CODlrario. .; • i ,,;, ,,! . , . .i,.,;

'4311'' Habituados lya estosVpor la pci«ti(iad&¡a,4(s|ía |Q9«ÍQQ^Í, coti rvaí*'!* ^iciáai'dl galope j al instru«tor l s eoswíari^. ea ar sus caballos áestoaire'popderMhOf soto* uní y oti'a.nnaru)..;. '' Se li«á> temar la misma distancia 4e cabailp á cai>sdlQ..q)if s ;(!>'<! -orib? nBin..:10S, y se hará pasar e»l03 ,del trote a gíjopí, ¡cofl JÍU. vo««sefiai«da3.iB« eli.miaiBi»;iesigi£ndo ja DW)Ví.r íegidai-iflad í,a, «rttaioejiy qut,|o3rhofnbr » ipiíactiquíftjlos priiicffios explicados an-t«iiot>mentft>í«ilo3,fasoPií<iue,est<.i6se.j:pB£rco,|„.,,,„ _ ^|. ,

— 881 — El instruiítor reooin«Bd«r& i I O S I M I A N * que no se precipiUa,

qu« ctfn^Dtcan sui caballos coa «lavidadv y que mantengan la'máno Ue la brida Uféti, á fin de que el ga lopó la , lesuelto, y deeritac que el caballo s e c a r l e s<d)re los corvejoMg;> ' I Í

123. Convendrá (Jné, en los primeros diasen que se ttjereiteftlee hombres éh esta'leccion,leé'hsga llevar'(te euandoe* cnandcrel bridón con la' mano'deréfctm.t fin «le que se'calmen loscabaltos, y también paira qiié aquellos se ayttden con dicha niam>, hasta-que liájan adquirido la costumbre de conduelrlos iés tea ire , solo «on iks riendas de ia brida. ••

Para mantener al caballo unido en el galopeye^ preciso qoe el hombre se unatambieiiigiisraoviaáento^^ S(ri)fe todo 4 voWeeen \a¡ ángulos del cuadüiloBge; en euyos p at<>s:Iik m^»ligara dfacom* posicianien «I asiento del gin^tepvied^ (;o<i(r(u;i3r j de^rreglar.td movioiientodel caballp. .!••..,., •. . . • .>.,,.^

&ie|npre que el i^stiiic^or note que ,ai([u)i caballQ plopa d^sunidit ó en f^lso, le hará pasar á retaguardia de fa hilera, debiendo párí¿ ello ponerse al trote luqgo que liáya salido de su puéilo, á fih dd que no se altere el aire y orden de dicha hilera. Llegado el caballo descompuesto á retaguardia de la misma, volverá á ponérééleálga-' lope V esplicando de muevo-«t instructor loe medios que deben em­plearse para mantenerle unido á este ain*. i •'. ,.i I

Solo Se dari una ó dos vacHas á galope «obn un misme costado, p<«niendo el instructor las hilerasisiempre al trot«', dotes de «ambiar de'ínanoi • - ' ' • • .;• '- ^ • • , • • • • : . ^^n.;,:....;

Luego que los caballos se hayan calmado^'y qoe los h(Hnbre8 empifeeen á saberlos'CondúeiP', el instructor hará-que se »ajai;<}i8-minuyendo poco á- poco las distancias de caballo i caballo, liasta que queden reducidas a la reglamentaria de tres pié». ,,,

i 25 . Bien adi^trados los hombres en mandar i sus'oaMk» á éstelilre, áeiés hará salir del paso al galope, e«plic4od*lesque para conseguirlo "f' sacar ál caballo'«a» decisión'de este modo.detenr aplicártele l is ayiWás con nrtis ettergl» qoe para pasar de«ini»e cualquiera al inmediato superior; sin incurrirsln éiitkttgb en eÍJÍeM

fteto de soi ireBder al eabtUo, iplieindole aquelUs con (temaai«la fotna.

THXBAJO AL CXtiOPE EJt ClRCttO.

124. Lue¿o qué los hümbígs s* hallen suficiénteinénte éjiercitídos en el'galope iiof delíeíího fth rf cuadrilongo, *1 íititrudof les hsri galiipáf en cfrcttio, por el órdert ésplicado mínlfll^y siguientes; teüiendó ctrtdadó dé-hacer princijjiar este trabajó' sobre círculos dé grandes dimensiones, y reduciéndolas poco á poco','á inedida qoe los ginetes vayan habituándose á tomar la inclinación que les corres­ponde en esta especie de nrawhr.- -

$ . XXVI.—Cb'AflTA CtAíjiS'.'^Mii^Eiii tó'r;A^ ARMAS \ CABALLO, A PIE FIRMR V MARCHANDO.

A B I ^ R T E N C I A S .

125. Los hombreí'se'píetójíará'n'coÁ'élíiiismo traje que para • d trabajo anterior, llevando además el chacó ó casco, la cartuchera y todas las amiM. que cOrrespoDdiB á Su in8titQto.'Ii«3.caI)alloi.«s-taran con todo BU «quipo, menos el cubre-capat'' ''

' iSft. LM'lancerosU«!raráa ilteraitivaiBentélanrái.ó.solamente Mble, i . On de^todep ejercitársela el manejo deeqta última arma.

El instractor estará precisamente á caballo. : Lioe gargenlo»'^ «abos colocadas i vangoanüa y retaguanUadelas

UasfiJlevarin igualmente stM-amias, á flndesertirile modelos y figurantes en el manejb de ellati • •• ¡'M

127. Los primeros dias; de esta instruccfon 'se entpleuti» esüe-petir con el sable en mano ó la lanza afianzada, según sea el ^ntti-^y>Í que pertenezca la tropa, todos los mpvimientps de Is última ciMe; loóntáodoáe.y echáoctose pié á tierra con arreglo á lo esplica-. do para 1« (^ecaeion de eítos movimientos con las armas.

•tí».'' LlegadeieS momenio id&iiiefciUirM ia itaptrn^ aiadej»4e armas, el instructor, antes de dar priacipio á este, liará siea^ie' ejecutar algunos movimiento^ ,*!. P*so y, al ,t>'pla,,,á fin de que se tranquilicen ios caballos; alternando también aquellos con las dife-ttplm.pitles(je,J4: Jeccioe, ouaado «t^,t»j«de,,senfi(¡ar.íe4.iiié Qrme. Kn estos wviuiieutos, asi como ap iog.que i{ias ad |ant« s(i ejecuten man«jiH)da-las. a^-uas^obre la marct^g, s ^ Lj irá la mayor. re|;ulari(lad., á gA de qtie lo» liombres se vaya» perfoccÍQiwido ciida vez mas en manejar y llevar sus cal^lps.

, , MAJíEJO DE U S ARIÍA5 i .PIÉ WfllfíS. . . y / ^

Manejo de carabina (i).

[F.igura 3,')

• ISS.filiasfructorihMáfoiimireft ata ias hombre* de tiñriiera Bla, por los medios indicado» para «itnbtjo «aiUBaiatdt; 4iespueg loide la segunda, del mijimo modo i la iiqurerda y jobréla fi(^ii aKneacionque aqaeUa. Los dos sargentos ó cabos (|ue bondueian tas hileras, se situarán diezpaMs detente <l8Í eentmideit Atque les ooi>relipQadeykiciendobcote>iia..iB>Mnt' con. eLol^elo de auxiliar al initraotor en la enstSanza de loa movimientoa, ejeeatindolos al propio tiempo para mayor inteligencia del soldado. -

HaUiadose cada hombre i «aballo» don la carabina eoloealda a'

(i) Remos suprimido el de carabina dé chispa q(ue espüca el M-ghmsnto por no éstaf en uso, y en su fugar ponemos el deeuattirt Minié, com(HUs(o por uaa junta de jefes noaiBrada ai efecto. ':

Iiida,dw«ch9t; #3«gii«ad»' coa «1 Ojrt rWQSfueteii y porta-caiiabi^, se-saanduib^^tjíit I airieadi i Br vini d( «I vastr\tqt9r que, según el grado de seosibilidad ()c;,ca']a,i» | Ua, p^d«<t fu( lii$.a8eg|ura(to l¡largo p j jSirip,pjír ,5tie,|í Ji er vwiacipu^e lajn inoiz^^

o«asionada por ios movimientos del arma,, no se haga tan sensible al animalj'flüe le obligue 4 hacérs'e'átrás, ¿ á mudar de lugar. Ál mis-iao%tfi{io'*¿hárá<»mpreádéíláne¿íisi(íá8 d¿ (jué, en' la ejeiiucioh «SíestoS, Se'tnaritéínjiadictia inanb iis tiíerdken lópbsibleenel mi's-i>i(> 3iti*(}ae i«c(ttteip(MU6éBOiiucdé 1»peritía dé lubina, fome« Y ))iMcnajadat>tniellrfi IwdosrinídaB/:-'•: - ; i ' iSOi Ba esta dUpoaicio»! se mandaró:

.,;.• lív;-.'.' i'i •E»ganehtn>r'{iat(i tMUs.¡ ^•

. (CwtrOitierapee.') r - ,. i

, liUito, 'Agarrarol lutma fíovth fauno'ésrechu pofiUi gWgftaU;,nrQl)>e{;l»:4«Biiodftifijeelba^m^lerOiquede hác^a 9ic\uttp»á9\ eilMjto, y laproiínD&tla á la luano iz<)uierdá. ^ue l«í«|ijetacÁ<;oa el priaier dedo por |a .parle «qperi^r 4el giM>i;d»nioAt«;¡kuiaQ!0>>44recha j i a ^ ^ . e o seguidítá cojee. !ei,,poF(4-ii:ar»Ií|in«^ por. el iatjguilfo, y ie desarrollará IsegiicMdo ^eepnea el WK» p«r U gargno^ con la maAo derecha, soltándola la izquierda y voivi^odola de modo que el canon quede como antes, hacia arriba, y la mu­ñeca derecha i la -aUura de la parle superior del muslo de este lado.

Dos. Con la mano deredia se sacará la carabina del porta-mosqucton, levantándola, con el canon al frente, y recibiéadola con <a izquierda por le caja; el pulgar, ten­dido «obro la barreta do laa anillasi los «uairo dedos res­tantes del lado opuesto, tocando el pequeño á la plan-

chuda de la llave; el caiioR j «ra arriba f algo terciado háeia laizquiei'da diel cuello del caballo; la i iuñeea dere­cha delante detvacíd del mismo lado.' ' Tres. tcvái)tar el arma/estendlerido el títébrazh dé-reclio al frente, y volviendo un póoó la mano izquierda hacia el cuerpo, .sin invidar de ^itip; de, modo que U cafa-bina qu^de tercjadf. cijl^f^p'l^ 4 icquier^A,, la boca, d l xcañoa inclinada hacia el bonbro izquierdo* U culata,¿,la derecha de la parte inferior del borren delantorfti la bar­reta de las anillas diicando aioii»f»ii'y col^tido'estas entenunpnte separadas déla caja. En seguida, y mante­niendo cl arma eif esta posición con la mano izquierda, píisará la derecha á cojer el gancho, le traerá hacia ade« lante, y oprimiéndoleentreel polgar y lo restante de la mano hasta que se abra, le introducirá por una délas ánilliis , soltándole en scígAidaj y vialvierid(i«Oala derecha fi cojer el arnla por la gaí-gíntav ^nvari^ria de pírtícto».

Cuatro. Se volverá elármíL, bajando lít boca, del <ci|i-lon al eoatado derecho c<inl»mhno del rtiWfía^ídW, S<*-tándola la izquierda, y reU^aird6 Id nmi)eM'de^íM«irís con esfirerzo, ú fin deqá«é!Ort'a'et'gaí*dh& ^'l^bande-rola: se dejará lá barabina colgada' al mignw lAd», y vol­verá la mano détfedia á su costado, ii - , . .•>•

': . '' ' •• (Dos tl«ni¡^.> • ' ' > '

' 131. Uno. Cojer el arnrá cotila mano der«(eha porta garganta, asegurándola de nM doqiíe elcañoa quedeíal frente, ^ •• • '•• ••' " -•'•!' •

^Ííé9 -Dos. Levantar la cara{|>ina, con un.ejerzo déla mu­

ñeca derecha, subiéndola hasla'quedar apoyada la culata sobre el muslo derecho, el cañón perpendiculur enfrente del hombro, y vuelto hacia el mismo.

:• IM ,••; •; , . S u « í í « « — ( / < ! « ) ARMAS. .- i . . ; !

• ;;r::ír '' •'• >,v •.(•lIai4ÍCmpQ.) . n . : - - k ! ' < - : • : " , n : ;

132. Se volverá el arma con la manoidereclia, el ca-n ñon hacia abajo, dejando la carabina colgada en iguales términos que al coBduiraDcHartO' «ieitlpo de enganchen las armas.

Presenten—{las)¡ ^P,*S', . {

Como gi eda espjÍMdp. . ¡, ,v, , v . > ..

Prepárense ^i;a, egliar piéá TJÍEWIA,i ¿ . - . . -•

•/,.r(lJBl fieiPl*/)!,, ¡I;

133. Con la roana derccha^se leimntará el arma hicia el hombro derecho, volviéndola sobre este á. la espal(la, debiendo quedar'él esiremo'del canon entre la grupa_^ el cuerpo, por el lado de la cadera izquierda.

Se ejecutará en seguida, inmediittátriéntté y sin deten­ción, como parte de un'stílo tiempo, el jirlraééd de pre-párense para echar piéá tierrft, ,y sucesivamente el se­gundo de dicho movimiento y los de, á tierra; lo que cbnfcUHdí«;se mantendrá el artti* á 1* cspálds.

.4 CABALLO.

134. Echada á U'espakki el »ttav, -se ejecutarán los tiempos en que se dividen dichos movimientos, según lo» principios establecidos en la esp licacion de los mismos.- y después de ajustarías riendas, como se previene núme-^ mli3,.lé'ra8lldará':': < "•> M - !• i ,n ••.. •-.^ :;;••

. . . , . , ; • . y ¡ . . . ! . , ; • • • • • ' '•• > ' I ; . , '•''" r-' H ' 1 Í H ' :

- ;, íPreíenfiBn-«*-(Ios) AWDkSi i.

, (Dos tiempos.)

135. Uno, Con ía mano áerenha sé agarrará y ase­gurará bien la carabina por la garganta.

Dos. Con un esfuerzo de la miiñecai ide'récm, se vol-Terá la carabina por encima del hombro derecho, y se traerá & la'pd*íción«*írt-¿síníai<».'' ' '

SEGUNDA LECCIÓN.

. , . ,;, '.''J<CAK<!A-EI.BMBWTAU. • •-• '

', i'36. E8¿and,o líj (^ratljía^íigí^cliaási y prasenlárfa se mandará: , , , ' ,

. ^.1^ Carga 4em(n.tal. . :;. . - ,

. 2 . . prepárense (jwrít) «ABCAR, ,. . , i . . •, i

' ' ' ' ' (Sietéfiéinpbs.)' • ' • '" •"

Uno. D^ar ca^r el arma sobra IA mano izquie d t J A

agarrará porJd«ja oereftde.'laUaVe« «1 pulgar^Uuditio »abre!]ftiiiirE«Aaii« lasBnilla£;.MB do^ dedoB' intnsdiftto» por' eLládo'Cyacstovy^tas DulisMies «segonNuiD las rimt-i]as;el cañen para arriba y alga tbroiido hádtt k. teqáler^ rk<iel:ca«llo>4el><Bball0,!el jnilgaraé» ti «liao derecha sobrct l*$reBt»4el muDiülD .y h».d4éolkrestailt«si detrá» dalgmcdaiDOige, la e«íata,ap»ya^ panwiMencateon efe

!i?o«,, JkbAitaaksHlDd «rmaürmeconlanwnoiequieiw da, se hará fuerza con el pulgar de la derecha sobreila. cfe«l9jd«l)TiarUlle:hui« poMrlo Mij^lMgwQ; pasando e«»«g)M«|ai<i ap«yM lia yema- 4ei#liO 4«4o debajoilrk cresta del cubre chimenea; lo#.4»iiwU parrado», y patto. del antebrazo unido á la culata.

Tres. Con ua empuje de la, t9«tao derecha hacia ade­lante, dejará caer el cubre chimenea sobre su muelle y pasará á cojer la llave condieha áiano como en el segun­do tiempo de este movimiento, con sola la diferencia de iniródu'ctí^ií ét'íisiiatadiórieí dedo índice.

Úitíitró: Sé llace Mnaóbti él pof^ar'áél'á inano ílé-fecTid sobre él raáhillo iiáíta sacarlo déísegirro, en E^^ yo momento apoyará el dedp índice sobre el disparlid i', sosteniendo al mféhíd'tlénipb eliniírtíiío con el pulgar para que no caiga de golpe sobre la chimenea, donde de­be descansar, llevando seguidamente la mano derecha á ea»puipicla.qarabÍ!)iv{»or |a|(argaHMi, :,i', -;,»

Cinco. Elevándose UQ poco sobre;io«iestribos, ^l«at der 4|:twfl^ i^uieriio al freote, sujitiendp al mprnaticm-Pftk.iuaao, «tiya muñei a setvolverik bicia e| cuerrpo; e w k dwcQha; se itevará la carabina, á la wqui«rda,> de me-» do que su culata pase q^treías rienda» y «i.Querpoi elc«r

ñan quedarlalgoí TuelUn iiI»ilencha,)Bl'biiqaqtaro' n -* landoal'hombtaizqweH«rIa<nwno dered» fMste'de U: cadecu izqaianiai y edasiUtdo «t tJeiDpoiwlv«ri' á t»« rakfíilBxaballepiíiáeJa'Sina.^ 1 <; i i : ,<, „ , : ,>, ,¡i . i iS««»w! SoHkr ii Mano derfcha «üMma^ qud'Se dejará

oAieerpor.! la hquiekkt' catinto lo f^paila' «4 larg»^dcf Itt'-bandolera.s'tamudar dicha niac^desü lagar, céatfQdiei' dos encima del borren delantero, pasaiid»'lia Maso dtN r e t ^ á empuíUr el arma-poT bn dedo de iW4)oos'ídel cañani'- ••.;•••!•;/ >:•. '•!;-u>;•).,;•• ¡u-i .;,-,, ^ :,;Í :-,..

Siete. Pasaria'mtfnodsrMKn á'aWir la*«avtÉcili«(<a''y toiiwr con él <iedo pulgar 7 los dos'{trímeros aa^4*lttQhio> pír'í i pafM'dé'íu abertura. ' 1 Í; ' •• I

••'<U:. .•,<•::'':.•:: sa^fü^en'cwtaitíttív <••' ''' '

!;_ ' 1 • 1, (Un .tiempo.) ,.i ' •, ; . . • -. ,•

137. Sacar el cartucho, .tfperjo' 4 ¿inipedíacwft.^e.ja bppa.j^^pfite^dpjporlqs (ie(Íps,ítj(Jicá¡J9^ focmapdo pcuz c<^n,,ello8v,iiáp|;d« i !« W^e , 4 ' P^P l so-brante. ^_ ,,,, ,, '; ;. , . - . : - , , . , , .

iiora/)o» (el),CAiurüCHo; . , ,.,,,:.,,.,

-•!• . - . • . s> . y : ' , n '•>^¡p;ys\i¿¡a^y •'•• '-••";"' ''•''• • ' 1

138. Uno. Romi^relpapel «obrautie volyiéH#» «MI fuerza! la mario "ríe demedia á Irqüierdá. • ' ' ''

D«g.: BajaC difeha matio sAsttsniendd'vmioí»lm¿rtte! él «aílucho'ídn el pulgOT y lo* doffprimeros i*sd<«v.yaea»v « r c o h kjB're&tirtitesye!'pulpejo debita! la carabina píf tiüápntgadtt'd^tehocadeloaSUff. " Í»- - '

• . 1. : • ' • ; , l i ' ! i i . i i • i - ' i j ^ i K j i / ' : : t i • ¡ • • . ! • . : . : • . , , ' i • • ; , •

iia9a íif»fr< lOirigir^UvjsUAJft.booa«iel:C{Bíon,.«6l-\!ctf iitr.maM deef«b»cle moiA,f»e elipulgar y la.j|utl'« mftiqín^ 4(1 ínste^iy vaoitir<Iti pókara ad el Qifloni><"

Dos. Se volverá el cartucho y la mano iniroduoirála kata por m ^artfi «üiodrieten.et eüBOBi'consotnndo agarrado el papel por lo mas próximo é.Ulwlayila pabná de la mano vuelta hacia &d«ntCQ, y los últimos dedos abiertos á fin de que se tenga la mayor parte posible del proyeclil en el interior dé! cáñóíi'. .,Tres. • R,wnBei; 6l,p^pel,, dejapílo úi icaraente el que

CH^^ ^piíj: ,fálín|dyrica 4 1a, jjkl» j|g!.q,U(fl ^?j,efe(¿tiipr6 c«ftj««,e^Heja,( ,P|ipíÍf>p ,l , d^.la í8) ní) ^ aIuiio*, ,9'8UÍdanaent . paparii .^t^ mano i, cQJer. e l , ataca­dor ¿Is úibaqMeJa ;C9ft ¡cjl p^ i ?, é|ífl4ifl9 4°i'M;?^^ iestpnt(?» itÁ9% P!SPffl4f? :)!,«,' co fi :VPlí° ai cuerpo.,

S0fll4^-<|aj) «AítM KTAi: :: s i / r

.••-,••..: i.\ :•:•-. :,,,.^(Q\)ii\ti¡nime(»Oiu. >:.,•• ' ¡" ' ¡ ' .^ i '

i40. Uno. Sin dejar de dirigir l#„vit(ai la,j|K)i£%. el canon sacar la baqueta, estendiendo el brazo derecho has­ta que la virola dn-estt salgadelavtrbmpetilla, mante­niendo la cureña en la misma disposición que cuando la baqueta está en su lugar^ -tDos. <Baiwll^kaqwta:;por'«ndntt de 1» muñecBcdel

— 1 4 4 - '

brazo izquierdo hasta tanto que descanse el atacador en la anilla de la cureña; Itlnnffp 4uccha'pasará á cojer la baqueta por su tercio ó sea por debajo de la altura de la trompetilla de la carabinay^on'6l dedo pulgar por den­tro, y los cuatro restantes por afuera. - 4Ve». eoivIétnWiéideiieieha' bBMT'^rar 4a' baíftiéla

rdzipidooDn^el^'bftiio 4«|u«k>doéMi«tí<»di»^r«rtcataeadw en^l'difiote dicha<nAnD'iia'deqoe<lav!*cmt !bisJiiAM!h&«-' ela^adsiltnil;" • ^ •''• ••; { •• -'•'• • < '••> -.i' >!•;' -;: •••• • í OKotroi 'Dajú-ia baqootabaÉtvipe^'la'Viaim toquíúi tetftofit'deloafiohf '>:'-'--'^-'; '-'•• '•' "f ': •<•<!•: '--^ • • •-.•:-.u-.

' ; f •.= . ' ; / : • - i : • ' • - . ' • • > ' • • • ; • . „ • ! < ' • " • • ! . ; < ' ! ! • '' ¡> f. ' -V^i ! -

' 141'. tTno. CitTéf'lS'itiáno' 'défécliahaétael eítrümo dé1a'ljaqiiefa,'l'(^tj(ié ^j^t'átáíí'iipartitóilb'Kis fcvi:Jtro ditos t haiileftdo rlff péqiíriíoitptiyo'to'S»l6 tiori éí'fíWgfeí softlfé éfla; cortcIuyeiiHó pbl" élnptí^faHá''1íoWi<iá"Cü«trO'déd&i;' ápby^ft*<J'Iá yeriW^t puí(#lí''tóei(*i'atf la ilíq'iiiiéi'dii; ^

I)o«;^''!B'áji4r1a^'fcríq\4dtk''á¿(íi*pi«SWd34*'bHtt«tí*»^1» recámnra, separando los últimos dedos, cuando se halle próxima la mano álfrlNM!* delc»n»».

Tres. Manteniendo íirme el arma con la mano iz­quierda, se dará con la dWechri' M golpe en la baqueta sin soltarla, á tin de asegurarse quede sentada la bala por iguat«<éni la pffli'oi'ár's^ l i ' )"- '••< ''• '••' ••• '• " ' •

' i:--.' -,::.': >|i • B<iquetal{e»^au) tm^fif >-:-'<in r.í •••..• •

(Caati'o tiempos.)

' i*»iñn&n9^ .€oní«Dimonriq!ii«nt«|inkpilIsÍTo:ac la^Ma-

té dé'lü'bá^éíá'';l«Íííjántltílá 'ébVrtr' í 'Cfllíiísftii Ad» ' por coierla como en la posición finÜíftí tóetela tttrh*^* flíí írt^án? tó^oi' •• '•-'"-'"-' •'''" ' ='--" ' ••'•••" •'••-^'

•»o»;'^Jb^úiV tie ÍÉtíit la'fcál^etá'áá'biiAljtf lágirar con todo'élbt'aiófyriánriael'efefiáí'd^^ píiijfe 'í'é'íando el bra¿o'ÍZ(íuíe>(fe\'fétíía¡fíá¿'''éfeigÜI(1amé éFktkt^of feoffib a i el'prirttét''tiéíhpoiíé'!íak|feen'ba^«ífd

Tres. Subir la baqueta con la mano deredhá ."eí teÉ^ diendo8u brazo, é iatroducii^e) estremo de ella unos dos ó tres dedos dentro de la trompetilla; la cureña baja, él pulgar de dicha mano sobro el Mácador, y los demis de­dos empuñando la baqueta.

Ouatroi Aettbte"de introducii- 1$ biá^uet*-en el'ba-qu6ter^ liacienéo apéto^éonsül dedo pul ilp; 4OTtleMiik«8 abrirán al aproximarse á la boca(ie!"ctiftOnñ,''|f iniandocS^ téiíort^Wwmeme 6»'tti'Wgíí(»ia 'b«ijtiWt*,'*»( rr»rá\ la teaiHxlerifcch»!!»' carabinapor una ptój ádn ée' su bbta. como en el sétimo tiempo de prepárense para cargáry>'>^

/ • • / ; f i *, * ' ' \ ; • ' • * . ' • • \ ' \

Prepáreme ípara) CEB\R.

(Tres tiempos.)

143; Vno. >-!SoWrt<MiJlk'«atto Idet^h».I* eiíiJabiflS hasMqiti la'ttqaiwdav'ciue fa»'aliu^i'ttj^^4^á)^cdr*«r el arma, toque con sucedo pequtfSola'^pkfie^élti «te la Havei, ptmiái Ift'nwñ» deroeba '«égllik)*il«nt6' á cojef la

• A K . <BleTáAii«ise'9bbVt)4ei «guiilwtv'suMry^adelMtw

IjiU.pqr ^jt}^ Ifisri wdas y el cuerpo^ vqirieadqíi.t,cin!i^^ la 0hi y qvedando en ,Ia posición dei prjmertiei^p»,de prfipárenfe pí^rct cargar.

Tres, Hacer fuerza con el pulgar de la ttW^o derei;|ia spbre el JW^^Ulo,basta qu^ este (jiipde en el sftggro, pia-sandQjIftxiladaniariopor eucioia deíarma á abrir la pis­tones. Jpicpdqe^r el pulgar é Índice en ellay coier con e tos d^do; un pistón^ d modo que queden sus rebordes IjAwabajo. . •,•= -••::: i ' " . Ceben. • . , . • ^ . , ; , ; -

<44. ,fJiw, pitigii \a Tisla ájan^im^nea, sacar el pist^ y<QOlooarlo eq «lia, apretiadok. co((:«l polgar, 1Q$: restantesdedos cerrado». , : ,,

iDot. ;<Pa8ar lamano derechaá cojer la, carabinA por laj^ngan^a, TC»litMyendo al mUmotieini^! la vista «I írenle. , ^ *- ^

Presenten (¡as) ARMAS.

(Cuatro tiempos.)

j4S. Uno. Manteniendo el arma firme con la ma­no iKqui«rda„pasará ladereolia 6 colocarse abierta apo-yilttdo su judioa.pordetrás.del cubre^chinjenea^ iaijaaaat" c« jwquea^ay.elcodo.unidoal cuerpo. ,, i i < , ;

Ztetd Con,un.F«queñi» sáovioiieAto de k maso dere­cha, que traerá hacia el cuerpo, d^jaci caer á Gubre-fhi" n)(i)6a$obre!la!;cbin)ieH.ea, pagará'¿:co)«ear dic^a nMUio conelpttt^raobreltcnegtft delmarlillo, el índice to'

caQd9$|l<^ispai;9d9r, ylos tres dedos reaUotes por detrás del guardí^iMBte^ . .• . >, : . ¡ - • > ;. •

Jres . Elevar con fueízs iw poco el n«rlilk), JMUsef apoyo sobre el disparadoí,y:ba>ar, el; martillo sofcre el cu-bre-cbiii)§qea.$¡a golpeari re&lUuyendfi la ipnno derecha á QOJer la carabina por la garganta.. , .•,,•,.

Cuatro,', i^oltar lf.,i)íiano!izq^uierda el arma, y con un esfuerzo de la muñeca derecha traerlaiá k (posición, ¡de presentado.

TERCER* LEÍCCION.

Cardad discreción.

•'líÍB, Bé'siíúésáé'f»íén'Jristi'ilícToseWlá'"cargá elemen­tal, se pasará á enseñar la carga á discreción, objetó ht-rbedíáto'á qiié sédii-fgfe id ériBéRárizá^dÉí'tó antéribr, píéí lo ciíaisániaBdará: '• '••• '•• " ' í " ^ ' f ' . ' •' •• 'in '•••i'- X ' • ' • ' ' V i ' . : - : • ; ••• '^t.!U:-!Ti-> :,1J(, , . , •; . i. . . .u f r ; .^

J. ^ (yargqa disqrecton. _ , ', •2'.',,,C*n(;DEN. • ','..'.. . „ ' • ' , '. :

A l a v^eái <rQz se ejecfitaráti >segaida tfiente y sia retrelSQ los JsielCiJnovimientos espUeadoa ide lacarga^Len meatal, otoettráadosb i^u» 'da itnQ'^. bwa «e^liaga i: na pe­queña pausa á fid de,rd^arcOaotler.el principio de cada movimiento, concluyendo con el segundo tiempo de ceben. T , V ¡ / •-. .ii.ñ

Desde esta posición se mandará;

-'•• •• •'' -"'''• • ''(i)ósflemtiós:jí'"'"'^'•''•••'••' ' ''•"'" : ' j ^ ' i f i ' - i í • i i ^ ; r - . d ; i r . - ' ••'.'Í Ú-:•'•••'•':'• ; . ' • ! . • . ; ) •

i 47. i;»o. Apoy ar el dedo pulgar^ dfr la maB».^w^t^ 17

dia%*})l«ela cpestídfllWftrtino, los cüítíro restantes por debajo del guardamonte, elevar el martUte frtsta colo-c»l*'cn él pUfílo de preparada ^ arma, y acto continuo cojer la carabifta pop la garganta,

'Dó$.' S()íUar1att«líiai¡íqaierda da la carabina, y con la derecha volver el afma-en la posiciotí'depresentada; con M diferencia de tétier tt dedo ftidice tendido por en­cima del g*rdamont«i -Í ; ! ! ! ; ; . . .

Apunten, ,-. !

,(,üi), tiempo.)

148^ Afirmi^pse sóbrelos estribos cíjharcl cuer­po hacia adelanteslnabandonar del tQdo eí asiento de la sjl)a> apoyar la culata eii «1, hombro derecho, }a cabeza un poco inclinada sobre el encare de la cul9,íá, y, solo lo suficiente para que cerrando el ojo izquierdo se pueda con el derecho dirigir una visual por lia abertura.del «Iza, la boca del cañón ó punto, al objeto á qiié se apunta; el o^derédhóáJa>«ltura;delhombro suponienda el objeto á distancia mediarla i»«no izquierda otjerá la «arabiúa COR el pulgar y el índice, manteniéndolos detnis cerra-doí para cojwoPTW en ello» las rienda». ,

Retiren {las) ARMAS.

(Un tiempo.)

149. Volver á tóMt iá caballería d^ la sitia, bajar la mano izquierda á su posición soltando el arma, y con la derecha colocarla^ en la posición del segundo tiempo de pi'élki'emá» tiimaiii-

;.'V, • , , i . U <-i •••• {MÜMlMa^,)., : ; - ; , ;< . :\'l

ÍSO.' íifió. Cofnó él primero áe píepÜrense psifá cál*-gar^ solo ^ae,la m«no ,de é< ifi se CdlocáVá'áéirás <|ét' «u¿Ve;cj¡¡jfíienjea.'_',''_' '''_^ ' ,_ ' ' ' ' ". \ .,, ' '

; f e v i ' >í ' C«<no elprkneroyv.aegunUo^ytewflrfl. d0

;: ', .. ;;^,,,',, Pre53ífrw,({as)Ái )iAS,,, ,,,,\,,..^, , , ' , , ; , , .¡ , ,

4&1. Uno. Como el priiaeio d^ prepórense para

, Doj, Como el segundo del mismomovjniientogcon,,!^, diferencia de levantefi^íJ^iifijiirtilJftteiSlík^P""'» del d!is-parador.

Tres. Gomo el tercero del movimiento indicado. Cuatro. Soltando la carabina la mano izquierda, res­

tituiría cpíi la derecha á }a pttsicíon dé presentada, y él Índice'Be ésia teiidí¿ió' ¿ífefefel guifiatímie:i > ; i - > > •

• Ífe2:"'"'iS¿m»'8b'íiiíWlifeiidaí''i '•' -'"' '

Fuego. o.)'i : i -yi.!

(Dos tiempos.)

FuejíO. •í.) ' i : i - f l . ! •(!(

4it&.<!! {/nol iIiaeeriuaitj»i>Qi)ni!^4isdo!ÍiKki()Q 6«l)ce olí;;

— 2WÍ — roes el cuerpo, Tista,,,c^bez , y Itcaj s ^n la misma posi­ción que antes de hacer fuego.

Dos. Volverá lomafbt'BábsHeria de ú silla', y con anjbas manos traer el arma ala posición del primer üem-^ae,prfimrense .para cardar,

154. SÍ después de haiiér TJecho' fú'égó se quíéíé cfijé ' los reclutas ó fuerza que se manda carguenífas.aFmas,'' ' áÍt&ü'^-f>o(i£s'áeprepáretmp»Ta'car>g<th, ó l>ienj!|a!'¿e

ejecutiva de la voz efectuarán el quinto tiempo del movi­miento indicado por éttá, slguiéMóselos restantes de la carga elemental. En t; segmid^^ca^ ejecutará la carga á discreción como se ha esplicado anteriormente, áin-

miento anterior; pero sino so quiere hacer mas fuegOv>3»

.<)! fr.Mf'i.i , 0 : ' : i -<en«t íO tiNIip(Bj'!''i: !•-• . ^ . M ' , " ' ••;•••'< '

;,155.,,.:IÍ;I»O»,,,COB eluvIWH;, 4? ííitfflWñí^íWÍ?? í % „ dedos reslanleÉi^eMsdel gu tdaiiiíoií¡Le»elevar el^martt-,i lid y colocarlo énel seguro, pasándose dichapianoaetras del cubre-chimenea como-AStá/fípncado.

Tres ^ ^°'"° ?' • P'"ÍW^'Í^'^SS'^H"Í' '^^*IA^ i,^ : leste movimiento desptaes de nabér cenaaó. Cuatro. 1

DE LOSÍGEGOS.

15G. Los fuegos á caballo se ejecutarán solo en una íilb;' M insCfoot'Oi'b( |)$M:ditle'asua»datr>i'4fae k» caballo» ge- Wat»|iüÍi««ti>f<!»qattt0Hidetpue#é('JO«|da itesincft ia >>

tes de verificar otra; usando sobre todo de esta precaución en los fuegos grertéaídá».'ii ' / i i i / • J

157. Cuidará también el instructor de hacer ejecutar la revista de or»aí*ó*I ihoriinlent»* de baqueta en et cañón después de los fuegos, y algunas vecesen los ínter* medios, á fin de cercíoraiiw flel'estado en que se encuen­tran las armas. -•; *fl8>i AítíiíiártioHéitdíá cuidado:de-que los''horfíbfe3 t»o prepsreti laH'fcmá*,' pwidémasfftdípríteipitafcioíi', «É *Dfgar de poneria* 'en el.seguf6, 'á Qn dé evitóí 16s áécidetí-^tesá J ^ é s i a pédrlatlarlügaf!. • •; ' ' "-- - ' "^' '•• Paríüélftiegtt'gWiííéírdíi^é'tftaflíWrti:' ^ nN-.'-. • • « ' • • • > ' • ' • • « • ' • • ' i ^ ^ i i ^ I ' , ' ' - • ' ' ' • • ' ' ' • ' • ! - ' . ! • ' • ; • " - • i ' ^ ^ a

í . Fuego graneado. ,^.Í.PriparenÍlas\Kfi^i\^.^ ,, ,¡ . ,

' 3 . Itompafi el fuego,

A la segunda voz, todosWS'H6ithbWfeaé'rdflla'ííÍé(jtítá' ¥4n'fe1'in'Ó^Fnii»rtlií'iHÍÍl(aao éh lá'Mismi; ' ' • • Ala tercera, ajiuhtái-á^y hwáfilégO'inriíediiltáiiicnle ef primer hfmrbré á'eia'fflá,' vóWfehdb'á c.ii'gará'aWc/'éóJoVí; •átó'pírdMftfle^fiéMpó: íllaHaó a^iíaiiav'a'dírbáílo, aSiín-tará y hará fueRo"6»"4iÍfe ia ^^'^teliíJSíiab'yíiceáWíi-«<i*io'W.iéih(ño^"a¿itíy:'"' ' " ' • • ' " ' • • ' ' - • ' -^ »éSiJU'é!í á' iáfríMíÚ diiscaf¿á fti'dív7'ciüa>,'íbd.oshi)í'áÍl' fftégoá'su^'c/lütod'jrl(h'eáp«fyi''sb'uiibiá'ótVbs7L6sJft^^^^ vffilénioSgcefé(:^i'á•íiaWtóife¿(ló''MóféBtffgus)^

, ^ ' , , . 'í po­ner la baqueta en su lugar, sepiasiiViffál'si!§ciíicf6''í¡éWp'bH'ff jpirk^mW ofíáái.'"

CUARTA LECGI .Oí i . • r -..

. :,'. RevÍ«tOrrr {de) MíUAbs- ' '-v:. .-I ,;

,:' : • . (Ocl>o;t i«a | i i i (9«.> .1 ;• ' ! , : Í - ; - I >i.>. I

. - i . s . . • ; * s ^ 1 t ! ^ : j

, 439. Uno. pejjsr caer el arma «n U vmif> iíqaler-^, que )a abarrará por i» llave ^ e/i los. términM espliost-d^spata elpsirnertiempo ai «wrawn-ioí.íiPmiM; y. íij«aí-tar en seguida lo prevenido para los .4o& {Hfimeros. iesif os ñe cartucho en el c<) on>r<wiil&;4>fer<PCÍa de (],ue,«9 el primero de estos se cojera la carabina por la garganta con toda la mano derecha , y que ¿i lefirính' f ¿1 se­gundo, agarrará dicha mano íá' líatfueía por síí 'eslremo superior, en la forma cspresadá'aT (íonclüir et tercer tiei^ipo dej fnismo moyimienfp. • ,i , ,;.:

Dos. Sacar la tiaqueifi .é, l^rtrú^iria «n,4ii; ?í<KiiiíN!i los términos espiieado^yC^fijeluxeiido.iCün ,C(Ojerl* oon la mww c^r,íqlía4jipa) |itíJ|g4i}ft de la!^)pa detq«¡ttw.,„,,, i,,

tres. Comp"elmavíiniefl^O(.4í :lW:f»«n*<(?»;l<)w.«»W>* después de po,ner la baqueta en su lufiár. , ; . ¿,...

Cuatro. Letantar la caral^^pjíjfoft J maJtV> flereclni hicia.el |ce¡ntfo«^l,(;He^p,,¿paVí^o'q^eil^ planchuela queiie á la altura dp , I3 j i)(;a y cuatro pljígadas sepsira^

d.e'ellaV.eU»a,r(líina»n,Íe,4jf| Mí ^ ^ d.icular'j en cuya (jü^pq^ílP" f saicu^lr^ |ij5eraiU9pl9 4p» xeces^'^fe »b?jó arrií)^ ^^ fjn. ?, Sl»!|s|>¿ne l abaps i» e« efcánon, quedando déj?pa,es^^ raanp y.arjnft en,jS qnJs iw p(jriMjfn,qi<eíenlat ,!W^^^ , ? , . , . >/,,,?

Ctüco. Retirar la manó derecha 4 (¡916, c^ fadq^ jr, ^

- ^ = 253 —

j(ir<vier el^rinsetite mano izquier4»i ejecutando en aegüMla el primer ¡tiempo del pneseale mojimienl»,. >..•

Seis. CoflKj-e , movimiento de baqueta en su lugar. Siete, Como B},primer Ijempo Mppesent&n las ama»,

despees d«;¿99u^ai«n«u{Mp<n'.., . Q«Ao, GQiiv«>,«l,Mgundode¡denj, .1 , . i i : ' . 160. Para i» enseiíaaza de este {DovitnianJio se «¡«cutarán simui-

.táii$&cfieiit$ tcMjqs la ,Uempos de qu^^cMistan; peto cuando se practi­que, con aplicac^OT, sfj objeto, se etectuaráo solo de este modo los tres primeros; é ínJlvidu?! y sucesivamente los restantes á mediiJa que la persona qué pase ta revista se présenle inmediato aí frente de cada uño de los hombres que componen la fila ó lilas.

QUINTA LECCIÓN.

Desenganche?*—{las} ARMAS.

' (Cuatnr tiempos.)

16i. lino. Dejar caer él arma en la mano izquierda, en igual forraa que el segundo tiempo de enganchen las armas.

Dos. Ejecutar eñ seguida lo demás que se previene «in ti V&cüt'ikmf» 'de dicho movimiontiD; con la drfisnen-ciaidedpíóoganohw, en vez de engandiar.

Tresi Bajar el aema coa la maao derecin i este laia» mo lado, soltindol^ la i^ttiwda^, é.itArodudriilaiboca d<d cañffA en el poria-mosqueton; v.oiver en sogaicbla car«Jbina dé mf>ést que el baquetero.quede faácia elioiierf-p» ieljsahMQi yi^euiraarla á k; manA>iuiuterd»,t(j^e lataMli tttrá eoBiCtprimer dedotpor iai^lesopérk»'.de guardamonte.í» ' f j -• , , ^ , ,,,

— iJÍSi — •'•^ Ctlatro». La iWand fléfecha pa«4rá 'áddjer el portár carabraa, con el cftat dará dos VnelttiS'i'la gargárttá del «i-ma, ayiidftoatt parúello' la iíqnierds jiaunijué sin mudar de sitio, éMrtiroduciftidíWé'Ojíor' el htigiíilló de dicha corroa el clavillo de>k hebilía So'h \nf«ma. Bteti asegurada la carabitiai la'«''jerála'tri8nodeíecha'''p6r la garganta , soltándola la izquierda, y la traerá aquella al costado derechóV él cañón para arriba'; ehla IpósiCiOn qufe'téiiiS antes de sacarla del porta-mosqueton , colocan­do en seguida la mano derecha i su cps|íafio'.

M A N E J O DE P I S T O L A . • ' " • ', . . • . , a i - ^ '.'* '.'• ; "•

SESTA. LEGCIQIS.

(Un fieiupo.j -/.n -i'.

• 16L Tomar laí;pÍ6lola pori la; gjirgflntjí ttWí" Isi taaa» derecha, pasaiiá>«sUi'pada«llo'ipor eiioimnáshsHon-diB y de la manartqniecda:: sacarla de la fimdia, y traer­la al frente M hombro detccho} Ja bota dcí'daiton hacia acriba:, elDrma per{)eqdúfttlai< |'$! ¿b guardamos al'lrBritcflaiiia!íx»tderccbaá'la'altup«d«í'fe»tnttr»y sepa-' ra^a sés pulgad4« del^isníO'y abtait^iáo Ja' Aríg'an'y, «^ |»imer dede adtiiiitado hacia la tparite[ab{Mi>ior del guatv-damonte, y los tres restantes detrás de esle^íüi'j: •• i'"íf?

CMGl' EM 0I«Ce-Mt1«1¿t«T'Ó9.

1." CargueH"^{ fo)' P I S T O L A .

. • , ; ; , • . ; ' . . • • ; i ! - i : ; i i i T i J ! i : ••' : ; : • : • • ' • • • ' ' ^ " ' ' ' ' ' • • \

163. ,p(^^ ^aeirjia pistola «a Ja m»a»;izquierd«^ ^ue la agarrará por la caja, abrazándote icsm.eL pulgar y;*» cuatro dedos restantes, el pequeño tocando al muelle del rastrillo; y colocar el polgar déla mano derecha contra el mismo por encima de la piedra, los cuatro dedos res? tanles cerrados. ' ••;."••' :>

' • ' • • ''a.* ílferan—(íá)' CAZOLETA. "

, : : . ! . : • : i - . • . .:Í ( ü b ' t i e i n p ó . ) i • • " ' '• ' ' • !

.•••• i.;!-i ^i-!Í! n ' . u i í i ijl ÍÜ'M-IJ:< V i ' i \ ! / ) ' ! i i , i i - i í i .! : i ; i - ¡ ; < ' ' !

' _d64. Ilí ntemei|d9,()I prpja firpae conIa,^an<) izquier' áa, Éaíer fi erza co,n e| ^pulgar de la derpcljiíí.watraíii rastrillo hasta qué caiga; retirar enseguida atrás cl.aqfly derecho, pasar la mano de este lado á la cartuchera y abrirla.

3." Saqueff¡;rr^(el)ckmvcno.

•lie».' •í'OtaSKiéfl iáítttcho'iéntM'a'plgftrí'íofe'dós pfí-Wbrte deáW'déUa'itfan*deéistfc*,- y'ásegorá le'étí'SííÉírfflii dé ium^oqi»' rt^íiel^ftirnie or«í febnéítos,' 'iü'aSiéfíar* ^rtaitító'; VDlterá'paSttr'Wttiano'aereiíhi^pdt isifti ased*»lifa<<#ri!<»erpo y líé'fftr'rf'taMUÉfrb * W bock > lídtó lé'agárfíPfiíttíNi to^idíeíteívtntíiedíai»^ la pélVorSa--- ^

, ., , ,... i (Uatíempí..)';, •."' .

166. Romper el cariucho, con los dientes hasta la pólvora, teniéndole por la abertura entre el pulgar y lo» daiprlmerQSdMhW'; tiii*rlé-i«ti'«égú¡aáif Md¿artódere­cho solttela caraletai' ' ' '' •

, r ¡ : , , ,; i .• 1-. , ...: ti" CMVUIÍé .K r •

( U n t i e m p o . ) . ;.,.;,.. > ,, i - :

167. Dirigir Ia^yi t ál( ,caz()\ ^ ,y Uenarla de pólvora sin que sobre; apretar en iseguida el cartucho con el pulgar y los dos priraeíoa dedos por donde se rompió: restituir la vista al frente y colocar la mano derecha.de-tfásdél 'r^iít¥ifl6'ap6y^(ib éh él loís (tos últimos d^dosy toahtenSeínffo síeMpre háréía'iiTrifea la abertura del caí-i t i d h o . '\ '\ '" : ] , •' ••'" • "'•'''";

6," Cierren—(la) CKÍoízTkí ,._ •

'"•--•' {Uitiempos) "

Í6S. Manteniendo el áráiia tíihe con la mano izquier-H^., setiQerrará,elfastr|llat. baciend&f(ieri|«.eBjél caobos <l9«,,úli4n)0&,dedos.d4 la d^et^; |i9»«|ái:ea;>e§(úda diclm O ai i A c # r Jaupis(ok «fM» l«|S.498'MÍ^mo«id«iiios y ja fifm' áñnl* mim^i,, mi^et'^uc^ iaim^ttí agarrado ei e| (uQh<>,ea la ^ m a «^v^fwda/ ila^siHiSe^ «niáa »i GuerpQ„ i&e «ej|a<ri49, 4»,!fste.4.cod'a.]f « « ^ i ^ «tü^»^

— afi9' —

7.° CartHoAo!*-n(íni,íl). eAfiw*. j¡¡¡., >., :• í

(Q«B MeiBip»a.)

169. Uno. ManteiTietMb ef ¿«rtucho con la mano de­recha, volver con ambas manos la pistola, pasándola parte Infétior de fe ihfeifiá pbr «fntreíste'rieiiaií* ^W cue'P^i el calón ¿A'frente y algói'ihdittadtí álh déTéchaí.íatoa^^^^ qoief da Ttíeltít hacía el caérpo, atíntjirtiífn múñátÜeéMá; y co 'er erárma ctó lá ntíhtí'deVeetíJt á dWá^üFgádifl'tlB !á lióéá fleí fcilibh/tíoimd ¿Ji'feríeéto;ilémpo dfe tóbVlIíH** pré^yratorioctííf'h ííáifalilíla, •' •"•'¿ ' •' ' • ' ^ !'

Dos. Dirigir la vista ¿ la bbiik McSffoni vdlVeííá hfiSiió derecha de raodo que su palma quede al frente y el codo á la altura de ItíiiAiñfecá; ^raciáií'la^d^vorá en el canon é introducir en seguida e cfW¡t{ )|<|, empujándole con el pri­mer dedo; bajar después vivamente el codo derecho y co-j ^ la bffcjaetít entfé el pulgar y el indicíi abM&do f^i la ínlnediaciCB áé su^etiiÉite supefíúr f d^k^dOü Ids ÚétráA á e a ó í . •-•':•'-''•-•^•- •• :-• - V - i ! "'••• •••••-••••• ' ' ' < ^ i - t r n

8.» Saquefi^(tíf' ¿K^ÉTL " " • ' ' • ' ^ ' «S '^V

170. Sacar la haquelA «6iyje) pblgar y el primer dedo ^e jiiii^aop; cler9(;bAi.^^qiie,l^(]^^i¡d,.4e 41^ J^yaMUdo d Ía,trqmpeMl(aif vplyerratWtQnce? á;¡ ^ POT f«tTA.ÍO? I^Í?a«l!S,^e|í|Q8,.p§{«)(Í^%AlíÍPS,a|'í[ÍÍJ,a> y ,l9

pairas hj^.wtJ^gaUf^le: ,'^a%4e,sacvk„ WciUflí»

la palma hacia el cuerpo, é introduciéndola en el cañón hasla donde ífgtí'óojklaxon-ia liiarto» •

».<» AT>k(ÍB6t.

.¡•iw'-,:. ; ,...,:,;.„ w((y»„tjeijjj)q.):,;cs,' : K • .-<•

^(iq,ueta, 8epí»r«»a4o el pfimer dedo, y subiendo, aijuel ^Sflía^egarfll^tr^íPftid^ !«,ip\?»na,,.q4e;se.a?qgur¡ará po-jiéfl(lp|3..cpp, dii9)iO(;pi)|€íir,y QI ¡índica doWadp, lopít^s res-4apt^|i^rrp^p^:ji?¿artcvn ,Ja jjfíquístfi el cartucho ^ ? t a que apoye en la recámara, y, (Jar, 4p? ,So)Pís..Con fuerza ,ci?fi,la:Mqueia^^,5pJíitijíi¿,, ^ ,,,,, ^|..,,,.,; , .',

. ,,., r, .... Ip- . < í'K'í .,<?» .«f)'W^fl- . ' . , / '•• •:. •

>•-• •• e . i : ' - ; . ! • . '•:.•' ••• . ^ h . A ' . - ' r , - ) ; s , ; - . ; • l i : : / , • • • i l - . , - .

, (1.72. .¡S^^?ARl^.b%qupta,pWi^Wt^ysmo^,ní•d^,psplica.-

rencia de concluir este tiempo agarrando la pistola p ^ . ^

garganta con la mano derecha.

H. Preseflj^,-^(ií4) PISTOLA.

Í"'J 'T3: 'doirlá ftíaW"<féi'iclia;'y't6ÍTléhtfo1íí iíqWéfda'ii li('liíisicÍdri'^üé"té!Í!Íi 'i^'m'-rhb^Miétttí"^'é''i¡'áktíc%^ó miel (Á^bn, sé'ptfs&;rá1íi'p'álrt' 1lfifer1dt'd¿''la'{)istbl¿ M* feHrl*' «erechk, '¿6r'tept'ré'iéT'ctií¿ÍTtíylai<'ttéridás', V iS^lfál

— 28a —

' ' ''••' •'.' preparen—(^la) pfefdü.^' ''' "''^ •»• ;• ••

m. Uno. Colocar la pistola en I4 jHano izqiiiet^a;, la derecha en frente del vacio del mismo lado y abrazan­do la pistola jioi;jlajgaj'gífjí^a,,^ei|Md3,g|i^e pulgar apo­ye por la segunda falañje sobre el pié de gato; el índice y los tres dedos restantes deirás^_,del ¡gjji aj:4arfipiíl.e,, ,el codo algo separado del cuerpo y uñ póVo mas ¿Ito de la

Dos. Preparar la pistola, en la forma espresada en el segundo de dicho movimiento, y levantarla en segujda á la posición áe presentada.

' '• ' " (Üh''tiempo!')"' '" ' ' , ' " "

• Í75. ACrmarsé sobre loa eáltibos,iecHaf'el coei'po ün p6Cfo ad(ilánte, entender süavetíiénlH'iarbt-ttto^reeh» iit' frefl'téj ytolóéaf él fWnrti' rfédb^^léil'él^tilloj -eP gttardft-i monte algo vuelto á la derecha, dirigüíBtfíüé fívisite poí"! encima del brazo á lo largo del canon, y de manera á apuntar á la allurtf-aé fft'éíhtWra tfél tíottttario.

Presentétiimá) kitOLK.

• ilü 'Oü r.!t? -ir.ri'M;-. (ü»iitioinp(),y'.''i-U! ' í;u.^í."! ' ^ " J

— 5M» —

176. Si después de presentar lapistola, habiendo pre-csdido elprepararlt iVe' tii rb ^i^w lióngu esta en el se­guro, se prevendrá ^f J^iairo£í(;,(o(^ií^ ejecutará colo­cando la pistola en la mano izquierda, de la manera ya espresada, poniendo en seguida el'pié de gato en el segu­ro, lo que efectuado volverá á llevarse la pistola á lapo-sieiónúe préíietftadá:'' ; • •

'"'^'•' PrépdtenXtá) 'pistola "y fimút^: ' • ' ''

' 'Coihb' eká %licáao.'• '

FUEGO.

177. Uno, Apoyar con fuerza el primer dedo en el disparador, sin hacer mas'rtWliwiento.

Dos. Retirar la pis,to|a ¡d prinur tiempo de carguen, poniendo en seguida el pié dé gato en el seguro.

:§i,.e%,í» 9,,d!«|KVHCMí«, .jqjrtiet« voLyBfj J | ¡íj^gat): $e li§r¿ibaJQÍo$priacipiof,.ya.esplicadpfi, principiándose ea. e&tci ca^d^de el.movi))iio()t«; de, «ayuetf , 4 c r u<?A9;.> Pfí< WftO.-íí I»ÍUf4af4í-,i,, .,,; , .,..;. ,;: B ..,ji-,n7 . . ,. .,•;;.

'• ••• J v ü . ^ J í - ' ' i » > , ! ' 0 : ; j / i ; : ; !> • • ' . ; . , . ; » » ; •. c v ^ ; ' :• : . :. -ti':

178. Pasará la mano átwMha á colocar sus dos últi­mos dedos detrás del rastrillo, y manteniendo el arma firme con la mano izquié^d^se é ü i ^ f l(i*ciEHE¿letá,%tii **

pDJBnd«i«6n W*erech#eKíMft"11Io lííista'^tfe" cai¿a¡ co-jienáo eftsegarda «ito'eáíá ült'fini tóáno.el'árniapof U garganta y trayéndola á la posición Ícjiresenl4da.

••..y.: V : • •• 1

479. uno. Se colocará la pistola en la maiíohquíer-, da,dela manera quc'yá'sé ha espilbáíio. " /, ' iWiir. í é ' vofVíráliÉ'pístófií, Mii'el c a ? ^ el freií-

tff'y "á'lgC) ihcliíiaáo i ía derecha,.pasando la peicle infer-rior del arma entre las rieladas y el cuerpo, como en «I primer tiempo dé cartucho en el cañón; terminando con cojer la baqueta con la mano derecha, en la. forma espli-cada en JaúltíifiFpIfifélél íeríVr tieihp» de dicho mo­vimiento.

njV8ír>íSesM!aíáMaB!(qiietiá''fse1hlí¿<lüdiá''én el,cfe-_ itt>Á/9t^náepi'eT¡«ríle''értef in6'^¡mierito''aé sá^uert tá fta^Wa; con la difereíibiá dé soItaHa, vdlVer' á coiet'lá pistola por la garganta, y llevarla á la posición de prí-^ sentada. .:.J¡;Í^I-I :\-\ •-• -S.'-MV

Cuatro. Levantar la pistola con la mano derecha hi-cia el centro del cuerpo^ tlé'iilódo que la planchuela que­de á la altura de la boca, y cuatro pul^fadas separada de eH»V»íguaP^««*^té'l18UÉ^ii5*fdá'yMbi**^í^enHÍ^^^ laiventíttyá'dlB|wríibflíse sa"büa¡rá''lígfeíantehté'd<jíi'vtíi¡' c«é doíbaijs ttrpí6»;iá'«ftde-qtó silfeHt'la'BSÍJÜetíi énW' cañón, quedando desp^y-íí tñíiñé'y SVtóa'éíi TáW^

Cinco. Dejar. (uic^ la pistola. p Ja ¡o^O; izicpiierda,-e]ecutan^o on^eguj^ lo priereiúdpjRdl'segundo tícm^ p¿ de'éstejnoyimieiff(|,, ,. , .„; i ¡'(.ii :-.-I:Í' ; IU^ - ,.;

Seis. Sé sacará la baqueta, y se introducirá en elba-quetero, en la foFin,a esplicada en ;el mevimiento de ba­queta en su lugar.

Siete. Se presentaríifei pistola; feonfcírme á lo preve­nido para el propio moTÍmíent,o, después del de baqueta en su lugar.

i80.^ Pf(ríi ia.enfe t)!l .deje6tflii(<»yis«tB»*0y«(! ejaculíránilfiiil-tineáoifente todos los fi mpo^^é ijfie.sop^aifiwrqc^a^^ ¡«e'.itr frr tique con apIipaj;ion i su oojqtp, se ejeetuauíáa solo de e9i« mqdi oeí tr¿é jrnrtierOSj' iridívidual y sucesivamente los restfifltes, iinediili ij quc'tópei'sdriá que pasíé lárevlstk se presente inmediato al frente de, carta tmo'dé IOS hUtoWes'qiie cátópótíen ia'áía ó Ü^ís.' ' ' '

( i v ' i ' . ! • • ' - i i ^ ' ' . ^ ' : " • " • • • • ^ ' ' - : . ' • • • • i . - ' - . ; ; ! . " • ; ' • ; " ^ ; ,

. ' . / . • . . '. ; , 1 M . ; ' , , • • • • • • . . . : • ; •-•'''< • • ' ; ' ; 1 • ' ; • • •

Cflr^a 4 í,í4crecípn-—.CA8,CHH; ij,.,;, ... ,,,,

,1.81. S^ f iecul fári ícguííl^nientfí lof í^ca inoTiny?n-tos ^9 .que/cp'n'stfi ,13. caj-ga, lwiién4ose, ptesíftt^ te»' a^verteiicias rielatívas 4,la,roi«fli?..efl.*lifllíiff^?l de JU.^ítr rabíná.,, f ,._^.^^^ ,. ,•,,,.,:: • ,'..,,:,, ,•; i- 1.,,, !,¡.>;-,;.:

Retiren—(io) PISTOLA. ». ,1 •'•. -,

, ; . 1.;; ,, i,i ^ ! . , ! , ( l la . t i«»nBe.) ' - i i - . , . • . :. . i i-> • :• . l i

,j¡Bí?, Bajarls^,ittítpj£|wp^ni>aflo,!d«ecb«»iélntr*+; dacjri? ,m, J3. ,?af^«iff¿ ii!q«iéBla, .porr-eseiraa • de Jas rienrr,; dM. X d^ mftnera que ^l/:mm qued^ hí««ai9l cuerpo y i» c<¡5?,pf^ii,«rr\ba,I)áciaeldelcq^all«. .... •: : ; •

Í85. Lo« fuegos "con la pistola, cuaQ ,»{9.,fj |it«af,cp i)41j«$iKt>-i

Mi^tt^r^a jD«UyH<#4iK(4te, sdiesdoAl efecto jsdMf^ws al is^ l«,-<>o,la &l;t ql bíinhfle que'b^ de fir r al ,9ir,l» yoj át,fr^tiren,i» j^ola:, jf volvi<!i)(lo á su puesto, diisgyes de tial er ¿ecjip fiieep. ,, _

IfANÑO-«Efc SABtE. '<

{Figura cuarta.)

I.-. . ' •- ' . , N , O . V J E ^ . L E : C G Í Í ) N . . ; , ; ' , • .",'--,•( : ( • • . r - . ' : : ' • i . , ; • • ; , • ; ! : ' K Í . : ' . •..•:. : i . • ; , ! • . 1 1 1 -• ' ; . • • ; "

iftl. Para fJ/o «I instr ,(9f-..t)arí( formar en ala las desfila;, cómo DCMéspIicacío iii m. f29, procurando que antes y mientras, márcílen toíavfó ios íiomirés en el cuadrilongo, íom¿n,"(}e'católio' á caballo, W distancia de d* {¡asos. " " ' '

Saquen -r- (ei) SABLE, ' ' ' ' ' ' '

(Tres.tieaipegO

i ^ . í/nb: • Se inclinará la '^¿t* Mcia^el cordón del sabré y se'feojerá'esle'Ü'óri lá lilkrio deréteha; '(^é sé inith-'' duéir'á' é i éí, Áarid'ó' éh' síígüíjü' u/ia SÍU eífh de (íéi^cKá &' izqliiéi-áh, ytjójiehdo' después con dic ia tniíno el sable por* sii'érapilñadíitíl', pirsándo'Üqáelía'pór'éntíiiiia' tlél ahtó-^ brázó izctiüérd'ó sití'iübVtf la rtdho'izqáiérttá «fe Stf' posrcion.

Dos. Sacar el íaWíS »ijhlín<io|p.|ierpendicularmentc por el costado con el corte al frente, hasta tener el puño á la altura del hoinLt'ó izquierdo y separado de él

C0tn(9t..C)Mtr«!díál»8. : •- ;.;.•..•.•••'_ 'Sí--•.••- ,i A Tres. Se acabará de Bacae\»l-MhU!, y vohiét^ql^

18

- ^ 2 8 * — sota* la deftecha, sé apoya' I« emptriíadiírá •eft laifiatte atttefibr del rriüslo derecho é Inmediato á lauíiiohtlé estecón'el cuadril, coiocáhdb el dedo pequeño fiiefai dé' aquella para asegurar mejor el asiento y posición de la muñeca.

Pretenten -r-{flY SMHX.

(Un tiempo.)

186. A la última parte de esta voz se separará el sa­ble del hombro, 'péíiÜnflótó perpéiiiifcuíar, el corte al frenta y algo inclinado adelante; lo que se ejecutará c. n soto un movimiento de la muñeca, que se mantendrá fisme y siempre apoyada á la parte delantera del muslo, en la forma prevenida anieriorraeifite, reuniéndose para mejor ejecución del movimiento el dedo pequeño á los restantes. ,

Riman —{el) SABLE. (Un tiempo.)

187. A la se uiMla parte de e$ta vqz, so volverá y binará el sable con la mano derecba, de modo que el corte quede á esle Jado, inclinada la hoja diágonalmente 4;}» inmediación de la pierna derecha,: la punta por dp-, lante y á Ja derecha d?l esUilio Se e te lado, el braz» derecho medio tendido, y su mano á la derecha, altura é inmediación de la mitad del muslo derecho.

• jPreserttün—(el) SAtíLK.

.. , (Un tiempo.) ,

A. la segunda parte de esta voz, se r«^Huiri( él s«ble * lá'posición de ^fwentadOi ^

— ^ 5 — 188.< El movlmlentoée á <<i funeral ti sable n o t e

ejteutQrii caballo: ' ^ > ••••'••

.*> ! Ai k«nAro-^(el) tshBtK. .J . - v . ¡.I , . :

Sé retirará brdz«, mano y «able, -pontetido éste en la posición indicada.

En su lugar—DESCANSO.

, (Un tiempo.)

1*89. Se «bojará la muñeca dereclin, y bon soló üri movimiento de ejia, se bajará el sable sobre el Wrcni delantero , de inodo que quede terciada oblícuamehte )a hoja de derecha ¿ izquierda , ]a punta algo'inclinadi^ i esta parte del cuello del caballo, y el corté á la derecha.

Aten — cíoN. '

(Un tiempe.) '•' • '

Sé.i«ítiluir& d «oble al hoqibro.

Me¥i»la'-*rXiel) Í8JLBUI«

(TrM tietapoK.)''

-190.'UM». Desde la posición do ai hómbroú llevafá el sable perpeháioulurmenteali frente, puntaiKrribayei corte iikraquienla vilaempuñaidara al frente deia burba-r y separada cuatto'ptilgaclas <de ellai' t • ' • •; i >,

— 36« —

clia con solo un movimiento de la imiñíua, iapojltodo para ello el dedo pulgar sobre la empuñadura, y volverá en seguida el sable fríU^posicieBaaiaior sin variar la

del brazo. , , , . Ttts. Se irfteráelsableii laposiownde.8l*om6«).

Enramen—(eí) SABLE,

(Tres tiempos.)

191 Uno Separando cl sable del hombro se llevará con rapidez por delijnle del cuerpo basta colocarla mapo dérecba á la altura éinme(tiaqoh del hombro izquierdo liiantenréndo ia p;,nU pcVpehaicukr bacía .arriba y el cortp'á'í'a izquierda. ' ... ,. '•¿¿s " Se volverá el 'sable sobre la izquierda por reti^-

fíuardia y se intro'luciVá su punta en la vaina solo lo Lesar io para que el puño derecbo quede a la altura del

'"'frls' Se acabará de intr.qduoir en la vaina pasando Ja man¿ derecha por encima del brazo izquierdo, se saca­rá la muñeca del cordón y.pi«aré k mano derecin á-íu

costado.

PRlItBM.iDCTl»WTí;.

;*9í ; (¡clocados los soidiMlMCB; una «Ola fiia.con. in^ tmalod.Btne 8Í de cuatro pasos. Io8.qüe,íe.i^ra««án'^porr'

á tomar intervalos para, eí. mamío id.saile^mttrehim •

Manteniéndose íirme ef primer fwmire ^ I« dertcb*' áe 'la.fiJa, y marchando k)8 demás husta quédat á f* MlWéi-sada distancia del qáete preceda por drel« iWano," á Miyi punto hará alto, el instructor mandará:

MANEJO DEL SABLE,

Contra caballería.—Primera—DIVISIÓN.

, . JEn—GÜAUDIAI. , .

' ' ' ' (Ün tieinpo;)" ' ' ' <

Se líevárá til siiBIS'árffeiiie^ ef brszb défetíio tóedíd cstendido, la máiiotlílante "y á la áftüra de; lá' pa'fte sápé-rior del hueso déla cadera, ade\anta:áa*y"¿eparáaa'ctiátrb pulgadas de la mano izquierda el pulgnr tendido sobro el canto esterior de la éHip&fiadii: a, la punta del sable inclinada á la izquierda y algo mas elerada que la cabeza.

Corte—UNO.

(Dos U é m p O í . ) ' • •' ' •

193. A fa «egunda parte dt; cst» tóz, se dfteridtyá el brazo derecho adelante aborta sü lowgitfídv al írtení^dél hombro derecho ; la muñfetn S la. altti^ dé'í^ ojos j é ! «*bte lévaritadov ««ií^aé'lrtóllrtatfa ia-piWtá"á íetagtrfr-dl« córtio cosa Af un pié encima rfel hc^ribl-ó derecho; •»«o*tri'lraciaarrJba. •' ' • '' • •••:-.*. w, '!>*».' SeltrarAnna có*hillái1a'oblícUfl,yie arriba á bajo y de derecha á izquieW*, «OhIÓ si 8e fUSsw k Ufertf

— sea— Aun hombre que Mlarieee írl fi-iente, desdeiel lionilwo ú ^ i e r d o i la cabera d«f echa ; trayéndose en seguida k\ Jtfazo y,Siübi Al lapoÑcion (le g a r i t a .

Protejan—(/o) CABEZA.

(Un tiempo.)

194. A la última parte de esta voz , se separará con TÍveza y prontitud el brato'cfé-eüho al frente , casi esten­dido, la mano á la altura de la frente, el corte del sable arriba, la punta hacia íá izquierda y algo mas elevada quejA enapUgñiidura. ¡(En esta pasicioiii la mano se eoloca mas ó ,i|íi«nos á la d^riecha ó á la iz^mierda, seG¡u,a sea el ataq^ue del adversario,)

Coríp — p o s .

(Dos tiempos.)

19o. Uno. A la segunda parle de esta voz se esten­derá el brazo derecho adelante á toda su longitud, al frente del hombro izquierdo; la muñeca ala altura de loa ojas^iel sable l&v i¡4«d»,„aun(lMBÍn<sHaaiiiaHa puo(a á retaguardia como'cosa do ^n pi¿,por snctma del homr brodBrecbip'i;el,G9rte parí» arriba,, , ,.,;

Pqt. &e lirari 'UQ^ cuchillada «hlícua, de nrrÜKi aba* j o s de ieq4)iqrdaúi4^recha,,cunto $i< Í'UQSQ á horir á un .

hombre que estuviese al frente, desde, el hombre;dereclw» á l««^4«i'a, izquierda;, tr«yéniil<)^ q(>; seguida el brozo y SiUa 4. l*.p<}«¡QÍon, da fluar^Wr . , ; - i' • : :

— . 8 6 9 —

Prof«i;o»—(ía) CABEZA.

Como queda esplicadtf anterionnenle.

•••"" Í/Orte-^TRBS.' ' '_ ' '

• • : (Dos tiempos.) . :;

196. Uno. A la seguncb parte 4e k voa se lletraié «i sable á la derecha^ del frente, perpeudioulap puat*' ar-xiba.iet corle algo vuelto i este Jsdp, el bra/,o tendida á iddstsñ estonsion, y Um.wieca.derecha á la altura deJb «adera^-'.i i • '••,...,>•,.•.'.-,:>.;• ,.•,-,.,•.. , u,.... ;..

Dos. Se tirará una cuchillada oblicua, de ahajo arriba y de derecha á izquierda, como si Tueüe á herir i un hombre que estuviese aUrealej desde la cadera iz­quierda al hombro derecho; trayéndose en seguida el brazo y sable & la posición de guardia.

I Protejan (la) IZQUIÉROA.

' (Un tiei^p<).), _ ' / ' ^

•197. A la última parte déla voz, ae llevará vivaméiíte el sable á la izquierda del frente, el brazo semi-dotlado, por encima de la mano izquierda ladérechn.'á !a állüfrá Se la cadera izquierda y SRparadapié y medio de ella; la punta del sable inclinada adelante y á la altura déla parte superior de la cabeza; el cprte algo vuelto á la izquierda, el pulgar apoyado contra el lado esterior de la empu­ñadura;' •• ••; • • ' ••

Cortí- cüAMO. '

198. Uno. A la segunda part0 yde la voz se retirará d sable algo mas á la izquiorda, perpendicular punta ar­riba, el corte algo TU8Uo«'«8te.liidD, el brazo tendido á toda su esleiision, y la muñeca derecha á la altura de la cadera de este mismo costado. •

Dos. Se tirara ttn»'CucliillwU oblíbufl de abajo«rrt-fca, y de izquierda & derecha, como «i s«fuese í heriráum 'ftombre que se kat^se al frent», desde la cadera derecha al hombro izquierdo; trayéndose en seguida el brazo fast-ble á la posietondes'»**'''**''

IVotejan {la) aKKeeHK. ;

(Uii t iempo.) , • t ,(

199. A la última parle de la voz, sejlevará vivamen­te el brazo y sabife á'la diSfeclia átíl freíate, el brazo semi-doblado, la mano á la altura de la cadera y distante pié y medio de ella, la punta del sable inclinada adelante y á lo all,u,r;a,de la (arte t upcrior de ia,Qabaza, fil cortetdgo vuelto á la (ierecjía, ql pulgar apoyado, «il>re , «lila(lffi, T tcrior dcJaempuuadfira. , ,,, ^ , ,

Corte—c I Se o.

'' •' ' • • (Dfts tiéinpos:) " " ' !••>:•••

200. Uno. A la segunda parte de la voz se estenderA

el brazo y sable horizontalmente á toda su longitud sobre la derecha, á la altura délTiombro, el corle al frente y la mano uñas arriba.

Dos. Sé tirata tina cucliilíáda;' horízoírtal,' de' dere­cha á iíqdlferdá, á fa'ártdta'dé'los ^óiiibros, acompañan­do errtidtíinitóto cotí el braaío, cuya müíieca vendrá á parar enfrente del (tóWibro izquierdo', y á títíásdclio piül-gadas de este; el brazo semi-doblado, el sable eslen-dido horizontalmente hácTa iá'izquierda, y el corte al frente.

(!prte— siis. /^

(Un tiempo.)

201. Se tirará una cuchillada horizontal, de izquier-da'á Jefechaj'ála aftUradé'lbs hombros, acóñapañándo el rtióvhiiíértto con el bi'iizo'que se tfé^plegárS del todb i la derecha, trayéndose ^ti s'éátiidíi éstey fel'sable'áfá'pió* sicion de guardia.

Ala izquierda (en) GUARDIA.

•'• ' • - i f ü i l t i e n i p o : ) " '• • • '•• •••^ • '•'

202. Se ejecutará del mismo modo que al frente, sin mas que volver é inclinar el cuerpo á esta mano, pero cargando«Ipesodetauerpoaobnla pierna;iaquia<da.

' • • • Corte-^*co. '

'?83., El' qoe S8 ejecutará..á 1« izquierda,ioomo ú\ frente..:•::...i ¡.i 'Ú> ^¡••,..^:Í ¡..: j v / , - ••' • •'•• :;.. ' •;• ; ••<

Corte—$f^s, , ,

^ ?P*-, Ey íuese{yeci)te,rá,.á^^cl'.a pwnocoüio alfren-t«; con la difereacia de girar en^efi.wija el Cflerpo yelaz-mente á la derecha, á fin de presentarse en guar4í»i la ÍSfiresfida mano al temiflar d¡<?lio í^9rte, ,^

Corte—CINCO.

SOS. Lo que se ejecutará á la^erecha del mismo mo­do que se previene para la izquierda.

Corte—SEIS.

S0,6. ^ e ejequtará del.mismo modo esplicado para,la izqiiierda, tenninando el movimjpoto con quedar en la posición de ywardw ó ía derecAa.

Al costado derecho—protejan {la)—IZQUIERDA,

207. Del m'smo modoquo ál'i'rente; con la diferen­cia de ejecutarse al costado dereciio, y de colocarse la mano derecha adelante y algo á la izquierda del muslo derecho>~ • • ' - : •••i ';•; ••'. i.-. •<•. , - : '

Al costado derecho-'-prote}»n'^{ia)i>E»siau^>

20^. Del mismo inodR^ue,»! frente; con la diferencia de ejecutarse al costado derecho, y de colocarse la mano derecha hacia retaguardia, &laiiilura^e'l9 parte supe­rior del muslo, y separada pié y medio de la misma. ' '

_ í í 7 3 —

^ Cortt á rttaguardia-^cann. • ] '<

i 909. Um>. A la^gwida parte4o la voz se pondcá el hrazo y sableen la.posicii^n esiUieada para el, primer : tiempo d«l, curte seis, volviendo el cuerpo y cabeaa ¡i Ja derecha y r^taguarüiia. .;, : • ,, ; . •. , f J)Qfi, Se tirará una cu^hiDada horizontal á relagoas-4^^k la altura de los lioipbros^ .aco(qp;iña;ido :el mavi-inieiito con el ijrnzo, que Si; desplegará cuanio sea fosi^ ble & la.ettpaldu, trayendo en seguida este y el salóla á I* posición de guardia al frente.

Al frente—MOLISETE.

(Cuatro tiempos.) .

210. Uno. Ala-segundaípar</5.^1? voz se estenderá con prontitud el brazo derecho ul frente á toda su esten-íion, el pufio á la altara d(eJos¡pj(,>s,y enfrente del centro del cuerpo, la puma del sable adelante en la prolonga-cipn di'l braz0,.al cor^e á la derecha y algo vuelto ;l|íc¡a arribo, las uñ8s,ab^ija, yol pulg.'irá.la,»,(|uíerd.t. . .

Dos. So bajara con viveza la hoja del sable por delan­te y liáci»,laiími'i¡erdi>..vo.lytónda|a,á,J«vaa4^r por detrás del costado izquierdo con un movimiento de la muñeca, de nioHo á describir iiii c¡n-^\\i\^ fnsando con prontitud aquella la parte anterior izquierda del caballo; sin variar dtíposicj<?flt,) iJi>rwP.|dwepÍJ|9,,jt yf(J)fi«fl4o ,Ja„,pi««ecé y

« 4 — sable & la que leniaen el primer tiempo; con la diTeren-cia de quedarlas umwá la jxquwrtk, et pálgar arriba, y el corte del sable inclinado hacia abajo.

Tres, Se bajará ciotrTÍ»»íalii hoja del sable por de­lante y hacíala derecha, volviendo á levantar por detrás del codo'del tnramo íadoicon uw movimiento ile iá'mu-ñeta;,aflojando los d<»iúlHrno8d«dosy vo'hricíndo *! sabte <letn0«o 6 ilest^ibítóh elVetób',' rtisandct XMM ¡téWWdBd este la parle anterior derech.i del caballo, sin variar fte T>oBicfón el braíé derecho, y'restituyéndose el puño y sable á laque tishia en el primer tiempo; esto es^ líís uña» abajo y el corte á h derecha. ' CtüWro. Se volverá S la pOíiciún de (j ordíiiti

Al hombro—(el) SABLE.

A la segunda parle de esla voz se traerá el sable á la. espresada posición.

r , UNDÉCIMA LECCIÓN.

8ECDNDA D m S r O Ñ . ''

'• 'Stl; Para que la' tr'opfl ejeCiite' la segunda divisiott del manejodelSaMe, él instructor mandarár'

Coiitra eoftoHería-^sejwnda-Bivisior». ' '

• {Un) tíükbtitK. ' '• '•' •'•''•" '

'< Gímlo'queda fitetfewWo jiartia'priinemdiVlsIbtf."'''! '

— as» —

' iEíteccida <jí/r«níe-w«gTOCAD*tvi ; , . ;

(Dos tiempos.) , "

212. Uno. A la segunda parte de la voz se «flffcftjerít' y doblará el brazo derecho retirándole, así como también el :{uisma<Uem.brih-oaa4)lo sepudd^ i la e*pal4a;.el pds» del cuerpo cargado sobre la pierna derecha, el sable ho­rizontal, el corte hacia arriba, el puño a l a altura del hombro, y los dedos uñas abajo.

Dos. • Se dará la eslocada al freaU, eítendietldo-el <a-ble s^brazo á toda BU longitud CU la dirección de la pun*-tayel cuerpoalg»indiftiidokideiante. ' ' >>

QuUedela e&tocadaen tercia—ouiiR. ' ,

"""-""' ' '•'• ' ( U n ' t í e f l i p W ) . ' ' '• '' . ' ' ' [

&13. Uno. Desde iaposicioft ant«rior se llevará o6n yáVeza la mano derecha addlantey alga á > la derecha «i ái la segunda parte de la voz; eslendlendo el^antebrazo sin mover el corlo de su lugar; el corle del sable ligeramente vuelto á la darecha; la púnt* aljtó inetinada «delante, á la altura de los ojos y cnlrcnte del hombro derecho ; las uñas abajo, y el dedo pulgar estendido sobre la empuña­dura y apoyado contra el gavilán ; con cuyo movimiento se •desíiará lá csp{»da! del contrario & la derecha.- • '

, j;stpc<HÍ<"( A {«.W9Mt#r(ía.Trj-ESTOCABA.

(Dóé (ií'mpd».)'

' I

214. Se ejecutará del mismo modo qu!>«i £i>«nt«f.QO0 •

— 27ft — la diferencia de volrer la cabeza á la izquierda, y algun tanto el cuerpO'ai mismo lade en el primer tiempo, car­gando un poco el peso del cuerpo sobre la pierna iz­quierda, y apuntando la estocada en dirección del costa* dO; izquierdo.

A"la. ísquietdth—^tritB'd» taestoeoéa en euai^o^^vttG.

. (UQ tiempoo •

;S 15. Desde la posición anterior «e volverá^ á la se­gunda parte de la voz, el puño derecho, de modo que las uñas queden hacia la izquiftrda del nuevo frente, lleván­dole con viveza delante y á la izquierda; el brazo nieilio estendi(lo;'el corte del sable á tfrlaguaíitia; la ptinta in­clinada adelante, i la altura de los ojos y enfrente del hombro izquierdo; el dedo pulgar estendido sobre la em-puñadora y apoyado coníra al gañían; con cuyo nwri-iniento se desviará la espada del contrario á la. izquierda del nuevd frente.

Estocada á la dcrecAa—ESTOCADA,

' ' . ' )o»t>enq>os.)

216. Seejecutará del mismo modo que al frente, con h diferencia de volver el cuerpo y cabeza á la derecha, cargando un poco el pesó del cuerpo sobre la pierna de­recha; cncojiendo en lo pasible el btuo del mismo lado para dar la eslocada, y apuntando esta en la dirección del cOBtadoderícíW. • í i »•-

A la derecha—^innUe dM la estocada én tcróio—QUITE.

217. Como queda espüeado para el de frente; cóñ la diferencia de ejecutarse ál' costado dérecljo.'

Estocada d retaguardia por la derecha—ESTOCADA.

(Dos tiempos.)

918. Uno. k la segunda parte de la TOZ se volveri la cabeza a la deíccíia y retaguardia, vbWiendt) al mismo tiempo ei sable con un mOTirhilsrito de la muñeca, j en-treabieftós Ifts últimos dedos de lá raistna mano; de modo qtte quede la hoja del sable horizontal por encima y á lo la'rgó del arilebraío fférbclio, el corte arriba, la punta i relagüahlla, el pnñó á lá áftirfa' separado cuatro pul­gadas de la tetilla izquierda.

JDos. Se dará fa estocada á retaguardia, estendiendo con viveza y prontitud el sáüle y brazo á toda su longh tud, en la dirección de la punta.

Quite ó í-cíoguíirdta jior la derecha—QUITE.

(Tres tiempos.)

219. Vm. A la SeguTidtt'Urtrte d« la *oí sé levant»-ríelbrnxo á la derecha y rítajguardia á toda SU esten-sion, la punta del sable arriba y el corle i retagtitfrdit.

Bo». Sé describirá «flt ¿irculo con el sablea bajándole con prontitud y llevándole de atrás adelante sin W6ver

el brazo derecho de su posición, aflojando los tres ñ\Ú-nios dodojsjdeja piaq9,,í yolviípdo ¿iJa^possi^oB ante­rior: el púho deberá separarse cuanto sea posible del ciier^pp; á.fjii,de,evitar¡gue, ¡!l;l)fgar la^unla del eg^Ie foque al ciiiartotr^W'odel.cahiaíla. . ( , .;;

Tres. Se volverá á la posición de guardia 'al frente.

Estocada á retaguardia por la isquierda—KSTOCADA.

(DM tiempos.)

%i^. Í7np, A,ia ^egmida.parte ítela, vpz, íe fl^an^o, se^yolveiáeí,cuerpo y caijezaá .la úquierdaj de modo que I^ jtarle ,8upeí:iqr,del cuerpor^dé (rjcgate al e^pr.esíido, ladoj al niisroo tiempo^e inclinará la yis^ á retaguardia,^ encogiendo el bre^zo 4ére!:bo y to(pii.ndo con él un; PQsi,-ciqrj igual i la del primer.liemp? de la estocada¡á.l(i. if-, quierda; coa It diferencia de apuntarla a retagui)fdi^<

fipsj ,^g.dará.líi,est£n;?da,,^J^^jidiendociwmí) se;^|w-' si íje.ej sal leijy; bra?q en la.!(sjfresa(jí(,4Uj9Cíio;i, ,sia mq ,, ver la mano de la brida de.s^jp,osi(;ioA., ,., ,.,,,i, , ,. , . ,

Quite á retaguardia por la izquierda— QUITE.

(Tres tiempos.)

S21. Uno, A la segunda parte de la voz se volverá el (H^rpg; )r.£abQza'á.)a.izfi49cd«.; ,gQ Ilevará,-e) brfaory sattle. bá^ia e hoin))n>, iz{[^ierdo, ,el brazo <ía^\f^o, ei,, puñp4np;)9diat4) 44icho.lu)i)9Í>ro>> del|iat9y.álAaltuia iat iQ^pi ia jpunta deI;SaJ)lé,,«rr4b4) f lel corto á ]»^a-

— 279 —

Dos. Se describirá con •violencia un medio círculo con el sable, bajáuduld velozmente por retaguardia, con el lomo Tuclto siempre liácia el cuerpo, separando para ello muy poco el puño derecho dé su lugar, y volviendo el sable y Lrazo á su posición anterior.

Tres. Se volverá á la posición de guardia al frente.

.__• Al hombro—{el) SABLE. . .

A la segunda parte de esta voz se traerá el sable á la espresada posición.

DUODÉCIMA LECCIONi

TERCERA DIVISIÓN.

222. Para que la tropa ejecute la tercera división del manejo del sable, el instructor mandará:

Contra infantería—Tercera — DIVISIÓN.

{En) GUABDIA.

'Gomo queda prevenido para las divisiones anteriores,

Córíe—URO.

'1!23. Se ejecutará comb queda esplicsdo para el mis­mo contra cahalleria; con la dileréncia de iticlin;ir el cuerpo á fa izquierda, desde el primer tiempo, doblando para ello la cintura lo necesario para que oí corte llegue

19

cerca del suelo, y restituyendo e' cuerpo ú la posición de guardia al frente, al concluir el segundo tiempo.

Estocada á la izquierda—ESTOCADA.

(Dos tiempos.)

224. Uno. k la segunda parte de la voz de mando se volverá la cabeza á la izquierda; se cargará el peso del cuerpo sobre la pierna del mismo lado, y se tomará la posición del primer tiempo de la estocada a laizquierda, apuntándola á la altura del pecho de un hombre pié á tierra.

Dos. Se dará la estocada en la dirección que se tie­ne apuntada, cstendíendo el brazo á toda su longitud á este costado.

Quite á la izquierda contra t'n/anfería—QUITE.

(Tres tiempos.)

225. Uno. A la segunda parte de la voz, se levan­tará el brazo derecho á toda su ostensión, arriba y hacia adelante, el puño algo mas elevado que la cabeza, la punta del sable arriba, el corte á la derecha, el pulgar estendido sóbrela parte esterior de la empuñadura, y el cuerpo algo inclinado á la izquierda.

Dos. Se describirá con fuerza y rapidez, al costado izquierdo y de delante á retaguardia, un circulo con el sable y brazo, siempre tendido este, desviando de este modo los bayonetazos con el lomo del sable; y volviendo e»le y el brazo á la posición anterior.

— 281 —

Tres. Se volverá á la posición de guardia al frente.

Corte — DOS.

226. Del mismo modo que para contra caballería; con la diferencia de inclinar cl cuerpo á la derecha desde el primer licmpo, doblando para ello la cintura lo nece­sario para que el corle llegue cerca del suelo , y restitu­yéndose el cuerpo y sable á la posición de guardia al frente, al concluir el segundo tiempo.

Estocada á la derecha —zarOCAB\.

(Dos tiempos.)

227. Uno. Ala segunda parle lie esta voz se volverá la cabeza á la dereclia, y se retirará el brazo y sablea este lado ; el puno á la altura de la tetilla derecha, el pulgar á la izquierda, y las uñas de los demás dedos liácia abajo; cl corte del sable arriba, y la punta dirigida á la altura del pecho de un hombre á pié, cl cuerpo algo cargado á la derecha.

Dos. Se dará la estocada en la dirección que se tiene apuntada, eslcndiendo el brazo 4 toda su longitud al es­presado costado.

Quite á la derecha contra infantería — QUITE.

(Tres tiempos.)

228. Uno. A la última parle de U voz, se levantará el brazo derecho á toda su estension hacia la derecha y

- 282 — retaguardia ; el puño ;Jgo mas ekvadü que la cabeza, la punta del sable arriba, el Cürle á retaguardia, el dedo pu!¡,'ar estendiilo sobre la piirtc esterior de la empuñadu­ra, y d cuerpo algo inclinado á la derecha , sin mover los inlones de su lugar.

Dos. Se' describirá con fuerza y rapidez al costado derecho y de atrás adelante, un círculo con el sable y brazo, siempre tendido este; desviando de este modo los bayonetazos con el lomo del sable, y volviendo este y el brazo arriba á su posición anterior.

Tres. Se volverá á la posición do guardia al frente.

Corte — TRES.

229. Del mismo modo que para conira caballería; con la di^rcneia de inclinar e! cuerpo á la derecha, en los términos espresados anteriormente para el corte dos contra infaniería, re^iluyéndoso después á la posición do (juardia al frente, al concluir el segundo tiempo.

Corte — cuATno.

2,30. Olí mismo modo que para contra caballería; con la diferencia de inclinar el cuerpo á la izquierda en los termines espresados anleriorniente para el corte uno , contra inCiinteria, restiluvcndose el cucrpa y pable á la posición do guardia al frente, á concluir el segundo tiempo.

Al homhro — {nl) SABLE.

\ la segunda parle do esta voz se traerá el cuerpo y sable á la posición ospresada.

— 2 8 a -231. Siendo el ejercicio del moiinttte con que termi­

na la primnra división, muy cunveiiienle pnra dar sol­tura y flexibilidad á lu muñfica, se liará (¡ue la tropa se agilito en él Iiacicndole continuado y por separado de dicha división; para lo que> liaHándosc aquella oon el sable al hombro, mandará el instructor:

Al frente-~m(úimle CONTINUADO.

A la segunda parte, so ejccularií ol raoliirelc indeter­minado , suprimiendo el cuarto tiempo, y pasando del tercero ál segando sin deteticion alguna, y sigtiiáridose <le este modo hasta que el instructor dd la voz de:

{En) CUARPIA.

La que oida, se terminará el molinete principiado, res­tituyéndose en seguida tódbs á la posición de guardia.

Resumen de las tres divisiones del manejo del sable,

PltniE'RA DlVISIOr».

232. Contra cahallfíria—Primera—oivisio.x. [En] GUARDIA.

Corte—UNO. Protejan—(ía)—«ABETZ*. Corte—DOS. Protejan—(ía)—CABEZA. Corfe—TnES. • ' Protejan—(í<r) IZQUIERDA.' " ' •

— 284 — Corte—CUATRO. Protejan—[lá] DEÍECH*. Corte—CINCO. Corte—SEIS. A la isquierda—(en) CÜAKDU. Corte—CINCO. Corte—SEIS.

El que se terminará con quedar á la derecha en guar­dia.

Corte—cinco. Corte—SEIS. Al costado derecho—protejan—(la) UQUIEIDA. Al costado derecho—protejan—(/o)— DKKECHA. Corte ó retaguardia—CORTE. Al frente—MOLIÍNEIÜ. j4/fto[n6ro—(cí) 8ABLK.

SBGUVDA DIVISIÓN.

233. Contra caballería—segunda—DIVISIÓN. (En) GUAIIDIA. Estocada al frente—ESTOCADA. Quite de la estocada en tercio—QUITE. Estocada a la isguierda—nsTOCKOn. A la iíquierda—quite de la estocada en cuarta—

QUITE.

Estocada á la derecha—^SSTOCAOA. A la derecha—quite do la estocada en tercia—

Ql'ITE. Estocada á retaguardia por la «ierccAa—ESTOCADA. Quite á retaguardia por la derecha—QUITE.

- 285 — Estocadaá retaguardia por la izquierda—ESTOCADA. Quite á retaguardia por la izquierda—^(ivnE. M hombro—{el) SABLE.

TERCEBA DIVISIÓN.

234. Contra infanleria—tercera—DIVISIOJ*. (En) CUAROIA. Corte—UMO.

' Estocada á la izquierda—ESTOCADA. Quite á la izquierda contra infanteria-^viTE.. Corte—DOS. Estocada á la (ierecAa—ESTOCADA. Qtiite á la derecha contra infantería—QUITE. <7or(e TRES. Coríe—CUATRO. Al hombro~{el) SABLE.

S85. E) instructor demostrará á los reclutas el objeto de todot los golpes, y la aplicación de las protecciones y quites que sirven para pararlos; haciéndoles entender que, aunque se emplean unos y otros de una manera determinada en las divisiones, puede hacerse MO de ellos eu otra forma, eoino por ejemplo los quite» de las esto-etdM, que, asi como las diversas protecciones, pueden ejecutarse i IM tKs frentes.

S36. Luego que se ejecuten con seguridad y exacti­tud todos los movimientos de que se componen IÜS divi­siones de) manejo del sable, liari el instructor que se efectúen seguidos y sin detención los de cada una; par^ }o cual se situarán con anticipación uno ó dos figurantes, según sea mayor ó menor el número de tropa que se ins­truya; lo que verificado, mandari aquel:

- 2S6 _

Primera l^seguHdaá tercera)—DIVISIÜNÍ )

A la segunda parte de esta voz se ejecutarán sucesiva, mete todos los movimientos de la división indlcadi; ob­servando para ello elrtiArcar, dcf mismo modo que el fiyuMnle, los tiempos de que se componen.

237. Concluido el manejo del sable y envainado'esic, el instructor mandará:

1. Union á ¡a dfirecha.

2. MARCHCN.

A la segunda voz lodos marcharán de cMladoá l.t de­recha , menos el primer hombre de este lado, que se mantendrá firme; haciende alto al tocar ligeramente á .su inmediato por dicho costado, alineándose con él,y vol­viendo en seguida la cabeza al frente. •

238. Los movimientos indicados ú derecha i izquierda Iwn de s^ solo en lo posible con la parle superior del cuerpo, mapteniendn la restante firmo ¡í fin de mandar siempre al caballo y evitar losiCon.-trati^mpos c ue resultarían para este de toda alteración en la posición de los muslos y sobre todo de las piornas.

De;deque se pone cl sable en guardia, deberá mantenerse el bou-, bre cl«vado sobr« los estribos cen d cuerpo Í\%Q inclinado háeit' adelante, cuya posición conservará hasta poner al hombro el sable..

Cuidará et iustruclur de flue en los golpes dirigidos conki'a infonte-ria se incline el ginete lo suficiente á derecha é izquierda pero sia perder por esto su asiento en la silla.

bespues de suelto el ginelé en todos estos movijiíieñtos, se barí que los practiqtie á todos aires. ' '

_ 287 —

MANEJO DC J.AISZA..

(Figura S,°)

DECIMATERCEBA LECCIÓN.

239. Para ejecutarlo, ol iiislruclor hará focinar en ala las dos Jilds, como para el maiitíjo del sable.

MOVIiUieNTUS PaBLIMINAneS DEL UAKEJO DB LANZA.

JAevar el caballo del diestro al paraje en donde se haya de montar.

Posición, del lancero emtes de montar. . Prepárense para MONTAR. A CABALLO. Prepárense para echar pié á TIERU*. A TIERRA. Desfilar después de haber echado pié á tierra.

Como queda explicado en los artículo»; correspondien-tes de la instrucción individual en el cuadrilongo.

Posición del lancero á caballo.

240. La lanza perpendicular y asegurada en el porta-regaten; la mano dorcclia á la altura.del corbatín, los «egundos nudillos al frente, y el pulgaritendido sobre el asta; la mano izqulerdíi agarrando las riendas de la brida, ctt la forma prevenida nüm. 112.

- 288 -

Descansen—LANZAS.

(Dos tiempos.)

241. Uno. Se puará la lanza de la mano derecha á la izquierda, que la tomará sin abandonar las riendas, ase-garámtola éon el pulgar 6 índice, después de lo que se introducirá la mano y brazo derecho por el porla-lan-za hasta que suba este mas arriba del codo, cojiendo en seguida la lanza con la misma mano por donde la tenia antest «in mover aquella de su posición.

Dos. La mano izquierda soltará el asta, y con un empuje de la derecha se llcrani la tanza al lado derecho, quedando inclinada á la espalda; y colocándose el brazo y mano derecha caídas natufatmonte á su costado.

• /tancen—LANZAS.

(Dos tiempos.)

24%. Uno. Dando un empuje hacia adelante con el brazo derecho, se traerá la lanza al costado, y se cojera con la mano derecha, que la pasará á la izquierda ase­gurándola esta inmediatamente del mismo modo que en el primer tiempo de descansen lanzas, dospues de lo que ge sacará el brazo derecho del porta-lanza, volviendo en seguida la mano de este mismo lado á cojer el asta por donde la tenia antes, sin mover la lanza de su po* sicion.

Do». La DKino izquierda soltará la lanza y con la d«>

— 289 -recba se colocará aquella perpendicular, la mano cerra­da á la altura del corbalin, como queda esplicado para la posición del lancero á caballo.

I'reseníe»—LANZAS.

(Un tiempo.)

24.3. Se estenderá el brazo derecho al frente incli­nando la moharra adelante, sin sac;ir la lanza del porta-regaton.

Rindan—LAÍÍZA».

(Un tiempo.)

ÍM. Vilviendo á poner la lanza perpendicular, so correrá y bajard la mano derecha hasta que su parte su­perior quede unida á la inferior del porta lanza; en se­guida se sacará la lanza del porta-regaton, y se bajará la moharra al frente, el brazo cstendido naturalmente ni costado derecho é inmediación del muslo, lu punta de la moharra á un pi próximamente del suelo.

Presenten—LAJSZAS .

(Un tiempo.)

2i5. Se levantará la lanza y se introducirá en el por-la-regaton, corriendo en seguida la mano derecha arribii hasta que llegue á la altura del corbatín, y est.endiendo el brazo al frente, en la posición indicada para este mo-Timiento.

— 290 —

Afiancen—LANÍAS.

(Un tiempo.)

So retirará la lanza y brazo á la posición indicada por esta voz.

Revisla—(fie) LANZAS.

(Dos tiempos.)

246. Utio. Como el primero de prevengan lanzas. Dos. Se volverá á ialrothícir la lanza en el porta-re-

gaton, corriéndose después la. mano derecha arrilia, y colocando esla y la lanza en la posición de afianzada.

DECIMÁCUART.\ LECCIÓN.

PRIMERA DIVISIÓN.

247. Separados los hombres con el intervalo de cua­tro jiasos entre sí, y con fa lanza afianzada, el instructor mandará:

MANEJO DE LANZA.

Con tra caballería—p rimera—DI VISIÓN .

Prevengan—iKtiiKS.

(Un tiempo.)

248. Se bajará la mano derecha hasta el porta-lanza y se sacará en seguida la lanza del porta-regato»-,''b""

— 291 — jando después la mano al costado derecho á toda la es-tension del bruzo é inmetliaeion del muslo, de modo que lá moharra quede inclinada al frente, y su punta á la al­tura de los ojos.

Enristren—LANZAS.

(Ün tiempo.)

249. Se colocará el asta de la- lanza bien afirmada debajo del brazo derecho, el arma horliionla!; el ante­brazo y el codo unidos al eslu, aunque mas bajo que ella; el bra¿o «nido también al cuerpo; el ssta dos pulgadas por debajo de la tetilla derecha; ia mano bieu cerrada, uñas arriba, por encima del porla-lanza, colgando este por debajo de JÍI mano, y el pulgar tendido sobre ei asta.

Al /reníe—LANZADA.

(Tres tiempos!)

2f)0, Uno. Se retirará el brazo derecho á retaguar­dia á toda su estension, «trisando un poco el hombro de esto lado; la mano uñas iibüjo, el asta á la altura de la ca­dera y apoyada á ella, la punta de la moharra á la altu­ra de la telilla derecha.

Dos. Se alargará con vicezn y prontilud el brazo de­recho al freiilo á toda su estension, volviendo la mano Uñas arriba, de modo que bi lanza quedo asegurada en­tro el cuerpo y la parte interior del antebrazo, del codo y del sobaco; la punta do la lanza á la altura del pecho;

— 292 —

el cuerpo elevado sobre los estribos, é inclinado ade­lante.

Tres. S» retirará el cuerpo, brazo y lanza, tomando la posición de enristren lanzas.

A la derecha—quite y LANZADA.

(Trea tiempos.)

S5I. Uno. Solevantará la moharra hádala izquier­da hasta que quede algo mns :ilta que la cabeza; y man­teniendo el asta bien afianzada debajo del brazo derecho, se bajará con fuerza y proiililud aquella rasando lu par­te derecha del cuello del caballo, inclinando la vista á este lado, y describiendo un semi-círculo de izquierda á de­recha, de manera á arrollar cuanto se encuentre á este costado; terminando el movimiento con quedar en la po­sición del primer tiempo de al frente lanzada; con la di­ferencia de ser al costado derecho, y de quedar el cuerpo bien perfilado á este lado.

Dos. Gomo el segundo de dicho movimiento. Tres. Como el tercero del mismo, volviéndose en se­

guida ala posición de enristre al frente.

A la izquierda—quite y LANZADA,

(Tres tiempos.)

2oi¡. Uno. Se levantará la moharra hacia l« dere­cha hasta que quede algo mas alta que la cabozai y se dará cl quite á la izquierda, en iguales términos que se

— 293 — esplicó para Ja derecha; terminando el movimiento con quedar en la posición del primer tiempo de al frente lan­zada; con la diferencia de ser al costado izquierdo, y de quedar el cuerpo bien perfilado á este lado.

Los. Como en el segundo de diclio movimiento. Tres, Como el tercero del mismo, volviéndose en

seguida á la posición de enristre al frente.

Por la derecha á retaguardia—LANZADA.

(Cuatro tiempos.}

253. Uno, Sin hacer movimiento alguno con el cuerpo, 86 bajará la moharra describiendo con ella un semi-círculo hacia abajo; y terminado, volverá la lanza á su apoyo, quedando enristr.ida con la moharra á reta­guardia, la mano uñas abajo, y vuelta hacia la espalda.

Dos. Apretando la lanza debajn del sabuco, y suje­tándola con el brazo, se cambiará la uiuio derecha, que volverá á cojer el asta, los dedos bien cerrados, y el pul­gar arriba y cstcndido sobre ella: el cuerpo y cabeza gi­rarán á la derecha y, retaguardia cuanto sea posible, es­tendiéndose al mismo tiempo el brazo derecho al frente á toda su longitud; de modo que la mano quede á la altu­ra del hombro, empuñando el asta, el pulgar é Índice tendidos sobre ella, y esta apoyada por debajo y á lo lar­go del brazo y del sobaco.

Tres. Se tirará la lanzada retirando ol brazo y eslen-diéndole con prontitud á retaguardia cuanto se pueda, sin aflojar la mano ni correrla por el asta, echando el cuerpo algo atrás, inclinando el hombro derecho á la es­palda, y apuntando á la altura del pecho.

— 29* — Cuatro. So lovantará la moharra, doScribiendo con

ella'el rcslante medio círculo hacia arriba, y se traerá debajo del brazo, á la posición ña enristrada al frente, con la mano vuelta y uñas abajo; y apretando entonces la lanza debajo del ¿obaco con el brazo, se cambiará aquella, volviendo á su posición natural.

Por la izquierda á retaguardia—LXSZKTÍK.

(Cuatro tiempos.)

234. Uno. Separándose el codo del cuerpo y giran-doeste á la Izquierda y retaguardia, se llevará la lanza horizontalmeute de derecha á izquierda, haciéndola des­cribir un semi-circulo por encima de las orejas del ca­ballo, y sin tocarlas, hasta que el asta quede apoyada en la unión di;! brazo y del antebrazo izquierdo; la mane) á la altura de ía tetilla dcreclia, y á cuatro pulgadas dé ella, la moharra á retaguardia, el regatón á la altura y á la izquierdií de la cabeza del caballo.

Dos. En esta disposición sé retirará el brazo dere­cho á toda su eslension hacia el cuarto delantero del ca­ballo, para dar mas empuje á la lanza; manteniendo esta en la misma dirección que tenia, y siempre apoyada á lo largo del antebrazo izquierdo, la cabeza y vista inclina­das á rotaj^uardia.

Tres. Se tirará la lanzada á retaguardia, alargando con prontitud el brazo á toda su eslension en esta.direc-cioii, la punía ú<: h moharra á la altnra del pecho.

Cuatro. Si! retirará la lanza con la mano derecha, se llevará de izquierda á derecha por encima de las

— 295 — orejas ilel caballo, y se volverá á la pósicioii de en­ristre al frente.

Protejan la circunferencia—(del) CABALLO.

(Dos tiempos.)

255. Uno, Manteniendo la lanza bien afianzada de­bajo del brazo derecho, sin correr la mano ni aflojarla, se llevará bácia la derecha y á la altura délos ojos.

Dos. Se dirigirá la inoliarra con violencia de derecha á izquierda por encima de las orejas del caballo , sin to­carlas , y hasta cubrir l)ien el costado izquierdo; lleván­dola eti seguida y sin detención del misino modo á la derecha, acompañando éste rrioviraiento con el cuerpo, y repitiéndolo de manera que resullen sucesivamente y alternando , dos semi-cítculos á la Izquierda y dos á la derecha, concluyendo con quedar en la posición de en­ristre al frente.

Ala derecha—quite y á la' izquierda LANZAOA.

(Tres tiempos).

256. Uno. Se ejecutará el quite á la derecha como queda esplicado, con la diferencia de quedar en ia misma posición que al concluir el primer tiempo de ó la izquier­da—quite y lanzada , ejecutando en ségiiida el segundo y tercero de dicho movimiento.

A la izqmerda-i'qu.ite y á la derecha LANZADA.

(tres tiempos.)

357. UrM. ' Se ejoculará el quite i la inquierda, con 20

— 298 — la diferencia de quedar «n la minna posición que ai con­cluir el primer tiempo de á la derecha—quite y lanaada, ejecutando en seguida el segundo y tercero de dicho movimiento.

Prevengan—LANZAS.

(Un tiempo.)

258. Sa tomará la posicioa indicada por esta voz.

Afiancen—LA.NZAS.

2b9. Se tomará la posición esplicada..

DECÍMAQUINTÁ LECCIÓN.

SErtONDA DIVISIÓN.

200. Para que la tropa la ejecute, el instructor man­dará:

Contra infantería—segunda—DIVISIÓN.

• Prevengan'-^i.Kszia.

Enristren—LANZAS,, Gomóse ha enseñado. , , . . Al /'rcníe—LANZADA. A la (krecha-~r}uitc y LxnzkDK. • , A la izquierda—quite j'LANZADA. Por la derecha á retaguardia—\.K:ÍZ\V)\. Por la izquierda á retaguardia—iiíyiAük.

— 897 — Todos estos golpes se ejecutarán del mismo modo que

contra cabatleria; con la diferencia de inclírtar la mo-liarra como para dirigirla al pecho de un hombre que estuviese pié á tierra.

A Heri-a sobre la derecha—ti^iZkBK^

(Cuatro tiétiipos). •

261. Uno. Apretando la lanza y manteniéndola ase­gurada entre el brazo y el cuerpo, se cambiará la mano, ^ mddo que los nudillos queden arriba , y el pulgar de­bajo , aljraíando el asta por la parte rfiferior.

Dos: Bajando él regalón por retaguardia y llevándo­lo de atrás adelante, so describiriii con él tres coartas partes de circulo; con ló cual quedará la lanaaperpenl dicular punta abajo, el brazo levanládo arriba á Wdu su ostensión, la mano cerrada, con las uñas fülclfeel cuerpo y eípulgir estbndido sobre el asta , la vista y la moharra inclinadas al suelo, esta á la fitraeíiacion del estribo derecho. •

Tres, te tirará la Janzadáá'tierra en la dirección en 'que quedó sípúntada, ' i ,.

Cuatro. Se levantará el brazo y la lanza,' la mano á la altura de la cabeza; y elevando la moharra por reta-guatdia, se describirá con -ella tres cuartSs partes de círculo , trayendo la lanza i la posición de enristre al frente , sujetándose en seguida el asta debajo del brazo y cambiando la manoparfl que quede en su posición na­tural.

— 298 —

Attierra sobre la izguterda—LANZÍBA.

(Cuatro tiempos.) •: • . •.

262. Uno. Como el primero de lanscida á tierra sobre la derecha.

Dos. Bnjando el regatón por retaguardia y llevándo­lo de atrás adelante se describirá con él un círculo com­pleto; coa.lo cual quedará la lanía horizontal encima del hombro, la moharra al fi-eiite, la mano i la altura d e k cabeza, los nudilloB arriba> y las uñas hacia el cuerpo; desde cuya posicioa se pasará ininediatamenle.la mohar* ra por enoinia d« las orejas del caballo, sin, tpcarlaa, y se dirigirá^ al castado izquierdo, inclinada'^l siielo:, así como lamliien la vista; el brazo levantador toda su es-tension, y la lanzada apuntada á la inmediación del estribo izquierdo. •

Tres. Se tirará la lauzada en la dir^cion en que quedó apuntada.

Cuatro. Se levantará el brazo y la lanza y deshacien­do, por los medios contrarios, cuanto se ha hecho «n el segundo y primer tiempo, se traerá la l^nza,, bfazoi.y mano, á la posición de enristre ai/'re/Ue..

A la derecha y á la iiquierda.— quites y al frente—

LANZADA.

(Tro» tiempos.) ; ,

263. Uno. Se ejecutarán unidos y sin detención al-

— 299 —

gánalos desquites espresadog«n la vozdcí mandój que­dando» al terminar el segundoen la po8i«é«l esplicada pacft.ei priraaptiempo de oí/nente íortsada.! !••

Dos. Gomo el segundo tiempo de diciio móvimielfito. Trcí. Coma el tercer lieinpodei mismo.'

- : . : . • • . • • . • i I . ; , ' . • : • ¡ • ' • • ' • : '

A.^ki iitqüifrday álaiderecha-'^ites y tdfrérite—^'

. (Tres tieijipo?.) . •.

264. Uno. Se ejcciilarán.unldos y sin detención al­guna, los dos quites espres;idos en la voz de mando, que» dando, al concluir ol segundo, en lá'pbsídbn esplicada para el primer tiempo xle al frente lanzada.

Dosj tires. Como elfeégundo y tercero de dichtjtno-vimiento.

Al /Vente—MOLINETE.

(Dos tiempos.)

26b. lino. Se sacará la lanza de debajo del brazo, y se llevará al frente, el brazo tendiddá túáksíieslension, la mano ala altura de la cabeza,'unas'ítl5íi^(); el pulgar estendido sobre el asta, por debajo éstai Sét íantébrázo y unida al mismo, la máhórra algo IcVantíida, 6' inclinada hacia la izquierda dé Ift-iííiljteía.dci caball'6; '''

Dos. Cuidando dímD'tlfeSViaí sino ló menos posible «1 brazo y mano derecha do su lúg:\r, sé bítjíirá la mohar­ra, describiendo con ella, de adelante & atrás, uri-circulo entero-sobte la izquierda del cnballáry'fSSíindo eF asta la pierni"í2qttieitaá, á'ciiy«lado s^iíiéíWáHialso la ma-

— 300 — na derocba, i fin de q u e ^ r^atoa no tropiece con la cabeza del calialk) pl pstsar rasante Ron ella: temünado el círculo sobre la izquierda, se ejecutará' sin detención e| raismo á la derecha en igual forma, cuyos dos movi­mientos se repetirán de modo á ejecutarse, SBeesivamcn-te y alternando, dos molinetes á la izquierda y otros Ao& á la derecha, tenuinúndose el ultimo COH quedar «n la posición de enmtre a!/Veníe.

Prevengan — LANZAS.

' ' ^/foncen—iANZAS.

Como queda fisplicajo.

266. Resumen de las dos divisiones del manejo de lanza.

PRIMERA DIVISIÓN.

Contra caballeria—príníera—DIVISIÓN.

Pre«c;»aan-rí-ANZAS. £»rí,ítreíí:r-i,ANZA8. J4Í/Venfe-rTtiANZADA, Aladerecha—quite y LANZABA.

. A la izquierda—quite y iKUZADK. Por la derecha á retaguardia—LASZADA. Por la izquierda á retaguardia—LANZADA. Protejan la .circunfereneia-r-{del) CABALLO. Ala derecha quite—y á la izquierda LANZADA. A la izquier^ quite—y á la derecha tAiWADA ,

— 301 — Prevenga»—LANÍAS. jl/íanoew-—LANZAS.

SEUD.NDA DLVIBIO.N.

Contra infantería—«efunda DITISIOH.

Prevengan—LANZAS.

Afiancen—LANZAS. ^i/'rente—LAT(ZADA. A la derecha—quite y LASZADA. A la izquierda—quite y LANZADA. P o r la derecha d retaguardia—LANZADA. Por la izquierda á retaguardia—LANZADA. A tierra sobre la derecha—LANZADA. A tierra sóbrela úqiuícráa—LANZADA. A la derecha y á la izquierda—quites y al frente—

' LANZADA.

A la izquierda y á la derecha—quites y al fren­te—LK^KOK.

Al /rente—MOLINETE. Prefenjon—LANZ/V8, Afiancen—LANZAS.

El instructor demostrará á los reclutas el objeto de todos los gol­pes, y la aplicación,de los quites y protecciones que sirven para pa­rarlos.

267. Conforme á lo prevenido para el manejo del sable, no se ejecutará ninguna parte de estos movimientos sino al oir la voz final ejecutiva de cada uno, por larga que sea.

268. Luego que se ejecirten con seguridad y exactitud todos los movimientos de que se componen estas divisiones, hará el instructor que se efectúen seguidos y sin detención los de eada una; para la

— 302 — cual se observarán respectivamente las teglss fijad»» para el ihknejo del sable, así como las esplicadas para la reunión d«.Jt/i|a» daspues de terminado el manejo de lanza; teniéndose presente que á la voz de ünion (í la derecha, se enga/)chai"J eí sable.

209. Se tendrá presente que el hombre se eleve sobre los estri­bos con el cuei'po alg'o inclinado hacia adelante en todos los golpes y paradas desdo el movimiento preparatorio inclusive de enristrm /aii2íw hasta la de prevenirlas. •, . .,,

DECIMASESTA LECCIÓN.

tlEVlSTA CON TODAS I . \S AR>|.VS, A CABALLO.

Revista dejanza, estando la tropa con ella y el sable.

270. Como queda esjilicado núm. aso .

Revista de pistola estando la tropa con lanza.

271. Como fjuoda osplicado núm. 183 jil'fcecdlendo e\ mo'^immüo áe descansen lanzas.

Revista del sable, estando la tropa con esta' arrita y la lanza.

27 i . Como qiifidá osplicado nflm. i 9 i precediendo' el movimiento de descansen lanzas.

273. Las revistas de sabio y pistola, estando la tropa con estas armas y la cai'abina, se ejecutarán como queda prevenido anterior­mente; precediendo asimismo el movimiento de engancharla carabi­na y de ponerla á la espalda. • ,. . .

303 - -

MANEJO DE LAS AItMAS MAnCHANDO.

DEC1MASET1W4 LEpCíON.

97Í. Se ejecutarán, msrcliandp al paso Jas, ,dos tatMlaj en el cua­drilongo, los movimientos del manejo de carabina y pistola á caballo, á escepcion del de la revista; ejecutándose sucesivamente al Iroto y galope los de, la carga á discreción, y los de sacar la pistoía, hacsr fuego con ella, y volverla á introducir en laicaúonera.

..••.• i.!• .DECIM'AOeTAiVA LECeíONv . - : ' • . ; ; ; . ;

27o. So ejecutará asimismo, marchando en dgiial forma, piime-roalpasoy sucesivamente al trote y al galope, eimanejo dej sable y laoM;,bsíiendüiel; ia^tructoc que,tomen para 0(10 los boinbres.la,. distancia de jcuatr(¡ pasps.de.caljaUoá caballo; y cuidando de g\v;,no . descqaipongan su posición , y conserven jiialtérabla la de ¡a mano delaljrida; que mantengan las pi'irnas cerca del cuerpo del caballo, á fin de impedirle detenerse, acortar él aire ó marcliar atraVes/iriáóse sobre la pista y 'qué si se hallan con el sabio al hombro, no dejen airas el derecho. -' • '•'•' ' 'i " ••

276. Para el manejo del sable, se hará priMfeíosarar fislro y en-;' vauíarle al paso; y á medida que vaya adiestrándose en ello la tropa, al trote y al galope; ensieñándola i apoyir, para el movimiento de envainar, el lomo del sable al antebrazo izquierdo, ha.4a que se haya cons^g|iido.¡nti;oducir lajíunta dpi sable,en,la yain^,..

377. ,pn el. i)ianc,io delapía, se acostumbrará igualmente á los hombres áejecutat progresivamente á todos, aires los, movimientos, úe: prevencian y afiancen lanzas-j enseñándoles,' (wa este último, i qué en fes aires violentos apoyen la párie inferior de! asta en la pierna,-hasla cbnseguif introducir bl'estrértio di; élia' eh el porta-ro-g a l o n . • • . : • ' . - ' • i • , •

— 304 -

$. XXVII.—QUINTA CLASE.—SALTOS y CARGA INDIVIDUAL.

PRIMERA LECCIÓN.

SALTOS DE LA ZANJA Y DEL VALLADO.

278. Para ello se dispondrá una zanja de tres i cuatro pies d» aního/y un vallado de un pié de alto; aumentándose progresiva­mente la anchura de aquella y la elevación de este , á medida que hombres y caballos vayan adquiriendo mayor destreza en los saltos.

Para estos, formarán tropa en ala ú tila abierta, lo mismo que para los movimientos de cuadrilongo, á unos treinta paaos del obstáculo que le haya de salvar; salien­do los hombres sucesivamente de á uno por la derecha al paso, precedida para ello la advertencia del instructor, y poniéndose al trote, después dó andada la tercera par­te de la distancia; volviendo á formar en ala á otros treinta pasos de la zanja y frente, á la raisuui; paralo cual continuarán marchando al trote, después del salto, poniéndose al paso un poco antes da llegar al punto ea que hayan de formar.

SALTO DE LA ZANJA.

279. Cada hombre se dirigirá perpendicularmente lí la zanja; y al llegar á la inmediación de esta, bajará la-mano de la brida y acercará las piernas al caballo, para determinarle á lanzarse. Verilicado el sallo, y en el momento que el caballo llegue al suelo, se levantará uu poco la mano para sostenerle.

— 308 —

SALTO DEL VALLADO.

280. Al llegar cerca del vallaJo, se elevará un poco» lu mano, adelantándola algo para dar libertad al c iballo y levantarle al mismo tiempo el cuarto delantero; se le acercarán las piernas, lo mismo que para el salto de U zanja, y verificado el del vallado, se le sostendrá deigual modo con la mano de la brida.

El gihcte debe, en uno y otro salto, unirse al caballo con los muslos y con las pantorrillas; llevando el cuerpo algo adelantado en el momento en que el caballo se lan­za; y volviendo á tomar bien su asiento en la silla, en el instante que, después del sallo, llega ol caballo al suelo,

281. Los saltos se verificarán priiuero sin que los hombres lle­ven las armas, y después coa ellas,, luego (jue adquieran aquellos la destreza suficientepara poderlos ejecutar de este último modo; terminando con hacerlos saltar, con el sable en mano ó la ¡ama pre-i'cniíio, según el instituto á que pertenezcan. En el primer caso, ol instructor les hará tomar al principio el bridón con la mano de­recha.

Se procurará que los caballos que se monten par* esta lección están ya adiestrados en las dos clases de saltos. '

SEGUNDA LECCIÓN.

CADGA INO:VIDDAL.

982. Para ejercitar á te tropa en la ¿argaindividaal, s» la es­tablecerá en una sola fila abierta, lo mismo que para los movimien­tos de cuadeilongo, fatulo íi'ente á un .terreno que presente el espa-€io suficiente para que puedan ejecutarse lodos los periodos de este

— 306 — movimiento: y se la hará sacar el sable ó afianzar la lanza, según el instituto á qne pertenezca. , , ., ,

Paramaivar los puntos en que la tropa (ieJie pasar de un airo á otro, se colocarán, i la derecha de la prolongación del frente de la Tila„'ciía'tró solidados j uh cabo 6 sargentb,' qu6 se silUaván de modo á Sai-bl costarto izq'nierffó liáciii la fila: el primero, á' veinte pas«s-de ella; elsogmklo, á sesenta pasos: el tercero, <}uo será el cabo ó SHgeoto, á ochenta pasos delíque le^recédat;-el cuarto^ ¿sesenta del áitÍBao,;y el quinto, á veinte pasos del cuarto. El .sacgejito que haga las veces de segundo instructoi' so quedará con la fila á fm de disponer siicesivanienle,1a salitiide (ada hom,bre, y el instructor so situará un poco mas adelantado del punto en que debe volver á for­marse la tropa, después da cargar, dando frente á la 'illa', con el ob­jetó déobservár el flcsompeñó de aquella.

En esté estado elsárgéñtoócabo i'nstructtTrdispondíá que sal^a el primer hombre de la derechla, al'paso. • '''•'' •! '

Este seguirá rectamente á su frente á este aire, to­rnando por punto ele dirección el mas distante de los guias colocados sobre la derecha del frente.

Al llegar á ia altura del primero do dichos guias, to­mará aquel el trote, y presentará el sable, ó prevendrá la lanza, según sea ol instituto á qne pertenezca.

, Al llegar al segundo, se pondrá al «i ajope.. Al llegar al tercero, quo satii el caho ó sárjenlo, dará

este á cada hombre de por sí la voz AacarQuen . Al oiría este, bajará la mano de .la bmdst, alwgando el galope, sin abandonar el caballo ¡i rienda suelta: se afirmar<á so­bre los estribos, y toraavA tai posición esplicada para el primer tiempo de estocada al frente, que es la fijada para la primera lila, <y pondrá ,1a lanza en la posíoíon de en-ristren. •• - •>

Al llegar al cuarto guia, cada honabre se pondrá al trijle, y traerá el sable á la posición de presentado, ó la

— 307 — lanza á la de prevenida; tomando en seguida el paso, poniendo el sable al hombro, ó ta lanza afianzada; y h a ­ciendo después alto á la altura del quinto, bien cuadra­do en la dIriScítfion'rjde llevaba; y álitieánflósé" sucesiva­mente por el primera todos kis hombres de la fila.

El sargento ó cabo instructor dispondrá que cada hombre salga sacesiTamente á ejecutar k) mismo, ea el momento qiié hagaülto después de cargar, el que le preceda, tomando per punto de direc­ción el quB haya de ocupar en la fila que vuelve i formarse después de la carga. • ;

383. Ejecutada esla priqíers «arga, y promediado el tiempo ne­cesario para que se desahoguen lo$ caballos, e| .|Dsti;ifctor hts^ dar media vu«lta individual á la tropa, y rejietírá, el misgio movimienío, hallándose entonces los guias sobre el costado izquierdo de aquella. '

ílabilualmenle no sé hará cargar mas que dos veces en uninismo ejercicio, y al tetminacla lección; haciéndose «íernpré marchar los caballos íl paso; despuéb de'este últimomovíiménto, ¿linde cpie se tranquilicen antes de'vólvér i Ja ci)adr,i.' .

Para que la carga se ejecute con perfección, debe cuidar el ios-truclor de que ia tropa marche rectamente á su frente, y.que no mude de aire antes de llegar al puesto en qup debe verifiearlo.

El instructor exigirá ,que el galope que preceda al acto de cargar sea sostenido: procurando que comprenda la tropa que haciendo sen­tir á los ciballós ligeramente de cuando en cuando el efecto del bo-éado, y cje^utaudopara ello con la mano dé la brida el movimiento de dar y hmár, sin tirar constantemente de las riendas ni aban*»-flai')as,eScomo se mantendrá lá sensibilidad de la boca de aquel V se le tendri pronto á obedecer cuanta te mnide el ginete.

CAPITULO v m .

Caball* de silla.—iPneofla de .sjeñaras.

[Lámina 4.*) • •

S. XXVilI.—NOCionES PBEUiimARKs r PRECAUCIONES ESPECIALES.

• ti' •

En todas las lecciones de la escuela de señoras, e lca-bailo estará o»n brida y silla á la inglesa. Las solas pre­cauciones que hay que tomar son: una falsa cadenilla de enero, pasada por la anilla de enmedlb de la barba­da y hebíltada á cada una de las camas del bocado, pa­ra que. el caballo no pueda intenta^ armarse contra él bocado; una grupera para impedir que la sUla se vaya adelante; un sobrecincho io cuer»fijai& los. faldones de la silla, cuya prolongación íorma, hebillándosa á lad^er cha para sostener ia silla á falta de las cinchas, ó cuan­do estas pudieran romperse; una almohadilla en la ac^ cion de estribo, del estribo «indaíta' pata' precáf ér Wdó roce doloroso del cuero estirado coiitra la pierna ¡¿qúier-da Je la señoraj ti^na acción de estribo dispuesta de nia-nera á afianzar la silla, en lugar de atraerla á volcar cuando se apoye sobr^ el estribo, lo que se consigue fijándola al lado izquiecdo por una de sus estremidad«ft> dejando la correa b«s(aate larga para que pueda volver, suspendido el estribo, á hebillarse á la derecha con el sobre-cincho, introduciéndose por lacharuela movible de suspensión á la izquierda, y abrazando el vientre del ca­ballo por encima de las cinchas; consiguiendo así qu^

— 309 *-uno de los remates de la acción de estribo haga tiro á la izquierda y el olro igualmente á la derecha; esta dis­posición pata asegurar la silla ahuyentará todo lenlor de verla volcar; la sefioraístará segura de' poder contar cuanto necesite, con un ponto dé apoyo sólido sobre el estribo, y aun de cargar sobre él todo su peso sin que la «illa se menee; hemos insistido en tos detalles de estas precauciones qae «reemos indispensables para una ente­ra seguridad; debemo^anadirposilivamenteqoe toda otra adiccion en el arnés es inútil y puede llegar i ser perju­dicial. : i ' •

En cuanto-al traje «feia señora, aun ¿riesgo de poner­nos en contradicción con la moda, es predso decir ante todo que deberá ser cómodo y bastante suelto, para no embarazar en nada todos sus movimientos de cabeza, oaer-po y miembros; el mejor calsaib» es botitas encordaiiadas ó obrodeqn^nes, que soban poreneimadol tovillo< unas Iravillas fijas al pantalón para 'impedir que suba, dejan­do todo su juego al pliegue de la rodilla; la falda Ootan-4e, mas bien corta que larga, á fia de no etnbacazar otma-<la las estreraiítede» dol caballo en el mayor grado de li­bertad de todos sus movimiontos; y para la cabeza k> D^S'OOBVenieute aiv sombrero ó casquete de [(irma bajti, y>.da lo mas ligero, atado d«b;ijo de la barba, y con Jas alas bastante anchas para cubrir detsol y d'íjn lluvia; s¡ está oonvenientemento entendido y hecho noitiene ne­cesidad de velo, pero en «uso deponérselo no debo ser., ni dematíado grande'que pueda estorbar, ni'defflasindo •espeso que;(«leda impedir i 1» dama vara su caballo ycáminov:!;' ^- ••' i- •••• ••• •-• •• •<! • - ••

No puede servir para las lecciones de la escuela de se-

•^ 310 -^ QortB un ctbaJlo que no &st¿perfectanaente seguro y sóli­do <le estremitlades anler'wrea y de un* «niara docilidad i la mano, sin genio ó csceso de sensibüidaíl, acostumr brado á lag ayudas del tótigo; pacífico y de ntt juicio ira^ perturt)abl8 en «lefiío do otros paliailos; en fin, educado ouidadoEamente, espresivo,:CDn silla de señora, & lasayu-das francas y sumiuneíate regulares; vftlamas que el caba­llo sea un poco grande que demasiado .pjqueüo, porque estos.easi siempre soo'los,mas inquieto* éirtitables.

üncnbatleroi ayuda indispensable para que «na seaio-ra pueda montar y echar cómodamente pié á tierra, la acompaña en todos sus paseos; debe ser biastante hombre dea caballo pam dar en toda circunstancia ci precepto y el ejemplo de los principios de equitacíon<}ue hemos des­envuelto en Ia6 leoaiouAS de la EsciiekitíTtl. -

El^nete mandando al caballo que úionta cenia mano -derecha; secolocau» tanto adelante y muifpróximo^or la derecha de la señora ácabitlio, dejando libre su mano

-izquierda para apoderarse, si fuera menester, de Jasrieó-das del oabeUo montado por esta. Esta colocación á la derecha tiene por objeto evilaí- i lás piferi s de la seño­ra el roce siempre desagradable y frecBcnlementO' dolo­roso quo puede resultar del contacto de dos caballos que marchan uno al lado de otro: tiene también la ventaja de disponer & la señbfa, que lleva las riendas en la mano izquierda^ á senlarsey mantenerse cuadrada en la silla, sin adelantar ellwrabro derecho. ,i ,

El mejor, sitio de ejercicio es siempre el camiao real d la csplanada mas próxima, porque en defloitiva las lec­ciones tomadas en picadero cubierto tienen quorepetiríe al aire libre.

$. XXIX—PÍIIMERA, LECCIÓN.

MAKCHA DIAECTA AL FASO.

' Conducir al caballo ál terre¿«.—Mentar á caba­lla.—Marclia directa al paso.—^Hacíér alto.—Echaír

pié á tierra.

Conducir al caballo <U tet^eno.—Kl cabollo déla seiio-. ra será conducido al terreno y •colocado con aplomo por el hombre que acostumbra á ctndaHo; y que le tendrá i su derecha, con la mano dereclia, las uñas abajo, el hom­bro derecho á la altara de la cabeza del caballo y vuelto háciu la ^ru|)a, teniendo con la mano izquierda, uñas abajo, el caballo del cahullero.

E-ste examinará si la silla y brida están bien puestas; la señora se asegurará también de ello por si misma, hablan-io al caballo y acariciándole, dando una vuelta á su al­rededor sin oscitación, mientras que el caballero elevará sucesivamente cad;» una de las eairemidades para mos­trar ala señora que el herrado está en bueu estado: la señora después hablando oaríñosamente al caballo, se colocará frente de él iij tndo «trcndamonto una mirada prolongada sobre la del bruto. Ninguno do estos cuida­dos dcdetall deben ser despreciados por la señora, que debe aprender á conocer á su caballo y á hacerse conocer deél.

La silla colocada de modo ijire en- nada incomódela írticul.icioB de la espalda, debe estaÉ-suficien temen te retenida por la grupera, que es píwtííw dejar cuajada, y jamás rígidamenle tirante , einr q'iie cerda alguna de la

21

— 3i« — cola se interponga entre el cuero y la piel; la sill» se halla suficionléniente asegurada {>or medio do las cin­chas y sobre-cinchas, para no vacilar en el dorso del caballo, en el qae se aflrtna por la disposición de la acpion del estrjbo cuando se apoya con fuerjw en est#. JQay bastante libertad e^ja cruz, cuando.la. juapo pa a fácilmente entre ella y, Jaiíillíf y, so asegura al mismo tiempo que no hay cerdas interpuestas tjue rozarían iflfiiliblemente al caballo. Las hebillas dé las cinclms y sobre-cinchns sujetas de/plano y bien firnfio su tt»jido. deben apoyar contri el cuero y jamás contra la. piel del caballo.

La brida está bien colocada'en la cabe/.a del caballo cuando la testera,ifonlnlera y montantes no están ni (te-masiado tirantes ni flojus,' cuando- lacadenUIn ídc barba­da, perfectamente plana, ro7.a con moderación la barba, y la falsa cadenilla hebillnda .de manera áim|iedir al •cabalo apoderarse<de las caaitadel bocado, sea con iba libios, sea con los dientes, cuando el ahogadero está bastante suelto para no incomodar la respiración en nin­guno de los movimientos de ta eabeza, y sin eihbarg», bastante firme para mantener la brida en su posición.

Prepártnsr-. para montar i-^La señora se colora a( lado izquierdo del'taballo, lado de montar, su flanco derecho detrás áú eslribo; la mano derfcclia con las rlend.is y el látigo, empuña la punta izquierda de la corneta; la mano izquierda se apoya sobre el hombro del caballero, que él coloca enfrento da la secura, inclinandoligeramonté su cuerpo, y cruzadas-las mancvt un poco m. s bajas de la Yodilk para PQCÜMF ol pié izquierdo de la señora, cuyo derecho queda en lierri* presta i lanzarse.

La,se,"ora debe mantener suGQienlcnieute las riendas para impedir que §1 caba.llo se menee, y, aun es prudente dejar que tenga el caljallo de mano ^ 1 Iionibrc que lo ha conducido al terrepo. „ *

A caballo (figuro 0.*)—La señora,elevándose sóbrela punta del pié derecjio, para adquifir en esta posipion ¡a Jiiajn/,;^comodidad posible,,se lap^a blandiendo sobre i¡\ ifigurg._ 9.'^, qargáiidgse sobre el izquierdo, sostenido por bís n o s cru?ad9s guelp sicve» de estribo, y apoyaa-l^ofucrtc.inente la mano izquierda sobre el liombro del C/i-il^allero; después cpn la ay.uda,de ambas inangs, rpienlras ,<]iie el caballero, facllili su ímpetu, elevando.sqs,manos vru^dws»,enderezando su cueipo, que tenia ei un prin­cipio, inri.iiiado, eleva el cuerpo derecho hasta que lle-.gue álíi silla, donde su deja caer sin golpe, suaycmeíUe y á su gii8.to (^jjurff 7.*) . ,

, La mapO derecha de,bc siempre,qontener, suOpiente-memc Jas riendas para mantener al caballo en. rcposp,

. n^eulrasqiiaeimuílft derecho se cngancba en la corne­ta , y P' Pí^ i'íquiurdo [figúrala) calza el estribo qijic presenil .eljCaballerQ; eií SQgui.da,|a .se^^9ra, p^n.a;la3,Eien-

, di\s ii,í(('vr)ali\:ampiite con, upa.ú,otra mano,, qou.ol /jn , dc.propprcfojwrse toda fiicilidíid .posible, para arreglar , eJ.,vestido en el asiento de la silla, sin pliegues qi,ie .po­drían rozarla en la marcha , sin tensión forzada sobreja

. rodilla (Icreclia, porque también le seria desagradali'e el frQí.,q, de modo que la f.ilda caiga ondulantfi cubriendo Jas pieruas. Arreglado el vestido ¡a señora, toma la ¡brida cii .lai .m.anp, izquierda ^ el dedo pequeño entre amb,as riendas, y conserva el látigo en^ja.deroclmcpu.i^pu^ta .üicia,,abajo, ^ ,„ . .•- , . . , •

— St4 — Posición de la señora á caballo.—SentaJa cómoda­

mente sin rigidez ni morlilicacion, bien aplomo, y con igualdad sobre las dos nalgas, colocadas lo mas adelante posible en el centro de la silla, se asegiii-ará elevún^lóse sobre el estribo, que tomando esle punto de apoyo afirma h, sillii, en vez de hacerla volcar, y que el estribo está á la medida conveniente; ¡jeneralmente no estará ni muy corto ni iiiuy largo, si enteramente elevada sobiH> él se puede pasar el puño entre el trasero y la silla; soltará y volverá alomar el estribo cuando estí 4 la medida con­veniente, sin descomponer el muslo Izquierdo; qnc vuelto sin esfuerzo fobre su plano no deberá estii'arse sino p6r su propio peso y el de la pierna, el pliesue de la rodilla unido cayendo naturalmente, la pierna libre; el éslrito no llevará mas peso que el de esta y Cahat-á enteramente el [lié izquierdo; el muslo derecho enganchado en la cor­neta se estirará multiplicando lo mas posible sus pnnlos de contacto con la silla; el pliegue de la nidllla unido, la pierna libre cayendo naturalmente, y la pantorrilla dere­cha se enc(mlrará á la altura de la rodilla izquierda.

Los ríñones sostenidos sin la' rhenor rigidez, porqtae por la flexibilidad de estos, sobre todo, es por lo que se une á los movimientos del caballo, mitigando la reaccicn de los aires; la parle alta del cuerpo dcsciid)arazada, libre y derecha, á fin do que la señora, colocada cuadrada en la silla, pueda unirse con como<1¡dad y soltura á lodos los movimientos del cabullo, los brazos libres, los codos caldos naturalmente; la cabeza dei-echa, desembarazada y despegada de los hombros, para que el movimiento del brezo en nada le perjudique.

El brazo derecho caerá naturalmente y la lilánó dere-

— 315 —

«liil «od el iátigo,,Ia punta hacia abajo é inclinada atrás, apoyará sobre el lado; el brazo izquierdo sostenido hiea enfrente .dej.cuerpo; la mano izquierda con Jas riendas, el dedo pequeño entre ellas, los demás.bicn cer­rados, y el pulgar sobre la segunda coyuntura del pri­mer dedo, para mantenerlas iguales, las uñas frente al •cuerpo; la parte alta del puño un poco inclinada adelan­te .distará unos ocho dedos de la perilla de la silla y del cuerpo.

Nada será suficiente á recoiiiendar el. evitar (oda afec­tación , toda rigidez en esta posición que constituyela gracia X soliiiez^delíisjenlo á caballo,..

Cuando la señora eijtd bien colocada á caita I lo, el gine-te se asegurará que la grupera no está demasiado tirante, y las cinchas y sobre-cincha no están flojas^que la ca-•dcnilia y falsa cadenilla bien ajustadas^ no. einbarazan el ^nego del bocado ¡ después montará airosamente, su «aballo, colocado á la derecli,! del de la señera, reservando la, mano isquierda para au.xiliarla en caso necesario du­rante la lección.

AJust<ir las rícnflos.—Las riendasdcbeo siemprqestar <:ui^iidosatrKntejiju6tadas, antes de pedir nada al caballo; ipara aju^UuiiiS, U señora las cojera por encima de lii mano izquierda, con el pulgar y e| prinjcrdcdo de la dcrechp; elevará esle Iiastaja altura de la iiarba; el putear frente, al «uerpo; eotreabrirá los dedos de la mano izqui.erd», tilovando el pulgar pafa igualar las hiendas, maiiicnidos poK su parte plana. _ Ajustaijas^ ja señora cerrará los dedos de la nvino ii-

qwyda, Toi:?iendo á.cotoqar el pulgar sobre.la segunda c^yunturíf d(fí ^jiner ,dcdoj para nianlenerto ¡i íuales, de-

— 3T6 —

jará caer la párifi sobrante al costado derecho y tolvérá" á su posición la mano dcredia. ' Mdrcha directa ai paso.—f-.a scñAri éoihénzará por

preparad su caballo, lo qiie ereclúá élévaticlo un poco el puño izquiérdi» para rccojcí con iguialdád y siiavidaí} las riendas, acercando al caballu'la pierna Izquierda y el látigo; debiendo esté suplir á' la (iieriía derecha, deberá if siemlírc cerca del cosladn derecho del caballo sin to­carla, colocando el puCio derecho que lo lleva, la punta háeia abajo, sobre el costaiío úla caida natural, del brazo;, después la señora disminuirá la tensión de riendas, cer­rando nn poco la pierna izquierda y apoyando gradual-men le el láli^ro para deterini iiar al caballo el saíih adelante.

En marcha el caballo (/ig'ura8.*),lasefióradeipues'de haber vuelto & su posicinh por grados las máfió» y pier­nas, asegurará la suya en la silla poi' la llexibilidatl de los rifioiies, tratará sobre lodo de unirse con soltura á los: moTthiientos del caballo, pero sin un balance iriülil; soí-tará y vólvet-á á tomar el estribo; ajustará las tiendas si¿ descomponer su posición, sin esfuerzo, sin rigidez, 8ÍI) contener ni acelerar el pasó; calzado ¿í estribóla seño­ra tratará de sentir el ajioyo del bocndo, temble^ucánflo-lé suavemente con las riendas'por medio del dedo pe­queño, dando y tomando grádualtncnlfc; U' pierna y ek látigo prontos á sostener elJiaáo del caballo.

Suelto el estribo, la señora tratará de sentir el efecto fie la pierna y de unir perfectameiilé el pliegue de lia i*»-dilla, llevando la pierna izquierda por gKádos littsti de­trás dé las cinchas, con süaVIdád, sin brusquedad, sin Ic-vatjlár Jií rodilla y sin descom{)óhier ennada el restóde!á' posición; en este ihovitnieiUó la piernaliqütirdt no déb'étó

osUr muy próxima al «aballo con objeto d« no acelerar el aire; la dereicha con etmismo fin, nodeberá bambolearse, y el puño izquierdo deberá elevarse un poco para tener al cabuilo pre{Kirado.

Ayudas.—El apoyo del bocado, el efeclo do la pierna izquierda y el del Utigo constituyen lo que se llama a}-uda, Á las cuales en nada contribuye la pierna derecha de la señora.

Eliiaballo puede ler mas ó menos sensible á las ayudas que deben obrar constantemente de acuerdo; y á esta sensibilidad debela señora proporcionar siempre el efecto gradUfil de'aquéllas cuando quiera «ervirse de ellas para dirigir «I caballe en tod«s sentidos f en todos aires.

Durante la marcha directa, ^ e deberá durar como una media honi, la señora ajustará frecuentemeale las tiendas; bien ajustadas volverá con snavidad la cabeza á derecha ¿izquierda y á atrás, sin descomponer la posi­ción del cuerpo, que determina m- asiento en la silla, acostumiicándose con soltura ál paso del caballo por me­dio de la flexibilidad de los riñoiies, empleando con sua» Tidad el efecto mas moderado de las ayudns, para cono­cer la aceleración ó retraimiento del {>aso del caballo: le hablarí/le acariciará eicuetlo con la mano derecha^ en lin, no despreciará nad i que pueda contribuir á co-irocer su caballo y hacerse conocer de él,

Haeer alto.—La señora preparará con suavidml su ca-baHo para disponerlo á hacer alto; hará alto elevando sufiíeientemente elpufíopm- grados, y nproximándoto al cuerpo para aumentar según sea menester el efecto del' bocado; ta pierna y el látigo prontos para impedir que el ckbállo mol».-

— 31S — Asi que el caballo hayn obedecido, volveri por grados

h mano y piernas i su (>osicion. En esta disposición ia señora vohcrá la tabeza & derecha é izquierda y á atrfig; moverá el brazo cuya mano no tenga las Eiend*8, en to-fks direcciones; se servirá de esla para ajustar BU .toca­do, sacar el pañuelo del bolsilío de. la sitia y volverlo á meter; plegará la parto, alta del cunrpo hacia adelante, hacia atrás y hacia los lados; en (iii, no escusará nada que contribuya á destruir la rigidez y asegurar la fle.xi-bilidad de los miembros y del cuerpo sin descomponer, su asiento á caballo.

£char pié á tierra (figura 9.y lO.J-^espues que el caballero haya echado pié atierra y se Iwyd colocado cer­ca del estribo de la-señora, estirSe preparará á ecliarpié á tierra del caballoj'ulofelo soltará el estribo, pasará el litigo á la mano izífiíierda , qiíe apoyará, teniendo en; ella las riendas, en d brazo izqüienlo de la corneta y h mano dopccba wibre el borren trasero.

Echa pié á ticrríkclevAndose sobro las manos., llevando, la pierna derecha á la- inmediación de la izquievdi , el pecho: vuelto hacia la silla {figura »), dejándose deslizar suave-meiite hasta tot-ará tierra, t*l cuerpo derecho yla cintura sostenida entre las manos del oal*dlero (figura iO.y^

En tierra ya irá á eolocm-scsin abandonar las riendas, frente ol caballo; fijando ntrevidamenlc una mirada pron: longada sobre la suya, le acariciara y hablará, pagará'al­rededor do él; y íil .caballero levantará ^cesivapienla cada una délas estremidades ^ r a mostfarla .«)ueel h<v-radó está en buen estado, y quo ningún cuerpo estraño se ha introducido entre la parle; córnea y el hierro; voU verá á apretar las cinchas, que sin duda so.habr4« atto-»

— 319 —

jado duranlo In inarclia, y rectificará, en Tin, la posición deia »iik y brida, como lo ha hecho antes de ayutiará la señora amontar.

Descansf); noaiones sobre ¡os efectos de la brida- y del filete.—Después de algunos minutos de descanso, el CijhiaJIero con su caballo de mano ejecutará niarcliaiido con él una media vuelt i i. la izquicrdu y otra á la dure-cjia sobre un semi-círculo deciuco á seis pasos; cuidará de espliear i la señora cómo la débil tensión de una de las riendas de la brida, puciJe sin hacer bascular al bo-r, cado delerrainav al caballo á aquel l.ido; cómo el apoyo es. comunicado al hüCfldo, por la tensión ¡Rual de lasdos rien­das; cómo el bocado apoya sobre las barras, y cómo la barbaila obro contra la barba del cabalbi (Escuela civi), primeraleccipa.) La hará observar que la brusca tensión,, de una do las riendas déla brida,baja la mano, piiodc lia-, ccr bascui,ir al bocado de una sola piota á punió do deior-niitiar, por conlra-golpo sobre la barra superior del lado, opuesto, á volver al caballo al lado contrarío á la rienda de que se tira; que labrusca tensión de una ú otra rienda, alU la mano,puede \\ace>r bascular al bocado de uua sola-, pieza á punto de doternainar, por con)ra-gpipe, sóbrela* barra inferior del lado opuesto, á volver al caballo al lado contrario á la rienda do que se tiro; la liara ob.scrvar; bien que con la embocadura .partida del.filete nq tiene, lugar c| efecto de bascular por no obrar cada rie.nda oías , que sobre el cañón, á cuyo lado está aplicada.

. Volvtr á montar á caballo y ó ponerse en marcha.— La señora montando á caballo con la ayuda del «aba-Uero» del mi&rao modo que ante* es^licamo», sin omitir ningUDO dc'li&detalles dados.al principio de la lección,,

— 320 — tendrá cutlado do sostener un peco mas al cabüHo por­que k vuelta hacia la caballeriza escita ofrfinariamentc el ardor de casi todos los caballos. , Volveráú poner al caballo en mnrcha'despties qué*!

dobaMero, ya montado, liayii ocupado su sitié deia dei'e< cha, sin ceder por demasiado abandono á la impaciénéia del caballo, dando y tomando suavemente. Ast es COHIO' Ja señnra conocerá que es su voluntad la que impÍMie al caballo por medio del efoclo .grudoal de las ayudas; que por medí» dé la dulzura de estas le hace fácil la obe-* diencia, y que es dueña de emplear su vigor sindéscom*-poner la posición ni el asiento en la gula; cuidará mucho de repetir, marchando, los movimientos de cabeza, miembros y cuerpo ya ejecutados cuando hizo atto, para diéítruir la rigidez y asegurar la flexibilidad de miembros y cuerpo.

Pié á tierra y volver á entrar en la caftoMcrtSo.—De' rucitn y á alguna disíancía de la caballeriza, habiendo hecho hacer alte á su caballo la señora, echa pié á tier­ra el caballero y se coloca para ayudarla á hacerlo süave-niente y sin golpe. Esta pone atención en los cuidados Mbs que tendrá el caballero con su caballo (EscueJ» civil, piimíira lección), dará por si misma al «aballo ato pnriado de Cebada ó algunos pedazos de pan, acaricián­dole y liablándoleantes de dejaMc; en fln, oprovechantlo cuanto ptieda «ervirle para conocer al caballo y hacerse conocer de él.

t:sta [trímera lección durará unas dos horas, de laí qUa ana de marcha directa al paso deberá repetirse al ménOs ofehoódiez dias seguidos para comprenderle bien en Sü cotijúnto y en sus detalles; es preciso que no haya írttttí--

nipeion, pofíjue la fatiga ueocsstolna el cüfoaltck «á tanto mas ligera', cuanto mas se une IB séSort con flextWIWad á-sús molimientos. Además «sta ttilsmn fatiga desaparece bien pronto j»of medio <te ünejercicitt diario ^aira lio volver á spatecer, mlentrasqnéseieirovariadesagrada* liténienld si la seRora dujase ma de un dio <!« intervál" eiilie l«á letcíone». • ( , <

Estos pjétoicios diarios coiistírttettiertlé ejéctitadóü c6n suaVitlad,'Sin imjsa'ciéncía, gilí golpe, sin decaiiiifeirtO, calzado y suelto el estribo, dáráh á ia svfiora bíislütiie aplonio y cníiitanza para qoe sepa Imponer stívoluntuA al caballo hlen elAticadt), que' (Aedecbl'á á lás íyiidás sirt répiTgnancia y aun con j;u8to.

S. XXX .—SEGUNDA IECCIOÍÍ—ÜAIICHA EH TOD*R

ClREGCMnES AL PASO.

EiÉ|>lco'ilel«ia *y««l<i«>->-Ci*«»r,terireBO« dcree i ía é.l)c^«iler4a<—rVolver á «lercch» é bM|iiler<la.T-IVe-illa viaeltA .4. l irrecha ¿ l iqulvfíiau—Alto y paso atrá«-—Marcha c ircular á «lereelia é iziiulcrila.—

P a s a de costado á d e r e c h a ^ i sqa l erda . '

Empkb dé tas oyutfóí.^Desdtj fa primerk lección •abe yá la señora ¿Igunoá efectos de Jas ftjfuda* para (Ti-rigir al caballo «n todos sentidos. Mas cómo el emplto dé la» ayudas demanda estar perféctfttaenle comprendi­do antes dé poderlbpOhe'r'cbnvcnieñtementeéH pfáclicj, el caballero ejecutará delante de ella todo «útibtb li«moS préscriptb en la se^ühda lécfclon deí la Escael* civil, es-pticiMAla que él ap6^o del litigó r^mpltaa á la pierna deretífia. • '

- 3ií -Ganar terreno á derecha éigqwfirda.—'Paeslti 4 caba­

llo la señora, á su derecha el.caballero, Tviverá á tornar en UQ {u-íncipi« la marcli» directa al paso, de$pu«s pro­bará de g»n»r terreno & la dercieha por medio i)el empleo n)oder»do de las ayudas, de bnunera. siguienU;

Desftues de preparar al caballo con suavidad ajustará cuidadosamenle las riendas, llevará b maoo tuj pota adelautey á lij.derecha sin descomponer la posicipa del cuerpo, determinanilo así por la tención ligera de la lien-da derecha las i pnldiis,<le) eal allo , marQJkanilo.siempre, al misma aire á la dereclia; la píprna izquierda liserampn • te sentida y el láljgo apoyado á la dercchj ppr detrás de las cinchas, bastarán para hacer á ¡as pnpns tomar |a dirección de las espaldas: el caballo marchará así en una direocion eblíciu,it¿cia4a!derecka^ y I» señora j6,e .mi\p-tendrá en ella iilgunos,instantes; CCÍOÍMIO después, sos­teniendo y modificando este efecto de las ayudas, que deberá"Sfí bssttmt»SUSTO,'f»iA^ no'ieterminárnlcabiiHos áv^oT ala •|)»'ftc1itf,'y slh'einiyai'gdi-ljíistahíe' SWitírfo; pifa" iue. eí cábalfó'áBartíióho k tflarÉfia 'dltekXi f íiahfe" terreno a,|a derecna. La señora volverá a poner reglo su caballo, haciendo obrar ligeramente ia licnila izquierda y presión d«l látigo sobre ia derecha; en seguirla )as nv-no» y pieruís i jii po ticion para volver 4 tonjar ja ínar-, cha directa, que co^(inuar4'Uups yciutc pasos al.mp'noSj.; aaeguraudü cada vez mas su, asiento ea la silla por U soltura de lodo el cj«rpo, y sobre todo por la ile;(ibjJidad de lo»;r¡ñ()pt&. , .

Ganará terreno 4 la izqti> °4a (lespues de preparar su, caballo {Mr medio dej efecto mfderítdq de l rienda,,iz,<-quierda y apoyo sentido del látigo sobre la dereql>ii pop.,

detrás de las chichas, sosteniendo con la [tierna izquierda; mantendrá al caballo al mismo airo en una dirección oblicira hacia la izquierda, cesandOiCentenrendo y nMdifi-úando üstc empleo de las ayudiis, quis deberá ser bastante suato pira no determinar al caballo á volTor 4 la izquier­da ; ysincmburgo bastante sentido para que el caballo abandone la marcha directa y gane terreno á la izquierda.

Estos ejercicios tienen pOr objeto bscer comprender en un principio el empleo mtis^sencillo de las ayudas, y este no puede estar lúen comprendido sino despm^ de haber sido repetido haítta su perfecta ejecución^ $in la meaor descomposición del asiento «n la silla<

Ejecutando en un prineipíd el leaballero ei mismomo-vimienio, le seguirá con mucha iacüidad el caballo de la señora; en seguida se separará al lado opuesto del cami­no y se lo (¡ejará ejecutar solo, primero calzado el estri­bo y después suelto, á fia de que se asegure perfectamen­te qiic por solai>u voluntad y el eitnpleo do las ayudus dirige enterametiteá su caballo.

Cuando deba por este motivo el caballero separar su caballo del de la señora, tendrá cuidado de advenirle que debe ajustar bien la» riendas y preparar «1 svye para impertirle ségnír al otro.

VolUer á derecha é iíqruíerfla.—Habiendo la señora ajustado las rienda» y preparado su caballo, marchando sientiprc al misflio aire, le hará volver í la derecha, l'e-Váhdo la mano adelante y á la dereclm, y haciendo sentir la presión de la píicrna izquierda, terminará el immmien-tó soSteiiiéudole con lá rienda izquierda y apoyo del látigo sobre la derecha; después volverá á traer las ma-'nos y {iicrnftststt posición para continuar mál-diando en

k «ueya dÍFecpi«i>i en U^^uedoberá CQMtiauaír UOQB veiq-to pasos, pop lo .menos. H i ^

Beopues id«. preparar de nuev»<D> caballo, inir^liando siempre sJ misino aire, )e b irá volver i la ¡«quiorda (k-vóndo: la inano. adelanté y á la izquierd», y hacientb aenlir la, presi»ii del iéügft á la <}ercc/ia por detrás <le Jas cinclicts ; peca lertqioat.ei. oiQrimwalq, lu,,so8Uí drá cap b-riettiia denechay-apoyo de la^pierna izqu¡fr(b,.v»lvipn <!o las manos y piernas á. su p<»sicion para, coiiünuar march^ndoen-la nueva direccioa. . : .

Ejecutando «n un pi;inoipio el cntiftlccoel núsmo mo-viniiento, aeguiráirnuy ráclluieote,el caballo de laíeOora; seguidamente se Repara dejándola ejeculnrlo solo p>ime-ro: con el estribo «aUadOi-y luego suelio paracjue^e

-ntegure que poit su sola voluntad y.el e<Q<f>leo de las ayu­das dirige ella misma enteramente.su, caballo.

Le llura al separarse JJ S advertencias marcndiis ¡inUt' . j-iortnenie, y la señora pur BUL parteseapercibii^á e Ia tendencia de su caballo ,á,seguir,Ai(;mprc »loUo„haaé4-

. dqse.qargaquei deb$ combatirla, PW; me^io de.lits^mas firmes-ayudas.,, i,;-., > : = . : , ; . , ; , . . '....•• ; ;. Media vuella^áderecha é izguierdci.—Ajustadas,l,is riendas y preparado el caballo,, pwrch^9. Io. iempre.al «a^d,air8;, l»;,síñor».l^ l\ará,ejeí;ulaF Uíia,piedi.i .vjielta i la derocba pormetUo dq,la acci,9n imultáqea de, la rienda derecha y, pijerna izquierda progresiv ineiUf!, pro­longada,, liasla que el. cabnljo kiya.ijescíitp un sví^i-circttlo de cioco á seis pa^>S| para terníiinar,le, le ?9sten-

; drá CQn la rienda izquierda y a^oyo del. látigo,sobre la - dereteha ^wUieqdo en «(;gwtla á 8u.|)OAÍcion >lq!i ma)iqs y

pier,aa»« para conliniiai' márcjiaadoeDila.nifeya direccifjn.

.—3«5-— Después de; haber nncvamente preparado su caballo,

-marchando siempre al abismo airo, le liará ejecutar uiia medía vuelta ala izquierda, por la acción simultánea de Ja rienda izquierda y sentida presión del látigo sobre la derecha} por detrás de las cinchas, progresivamente pro­longada ; hasla que el caballo haya descrito un semi-eipculo da cinco á seis pasos; para determinarle le sosten­drá con la rienda derecha y pierna íiqnierda, después woltcrá-á su posición las manos y; piehias para • con -tinuarmarchando en la nueva dirección. • .. . En esle ejercicio, que exije ayudas francas y sostenidas, cuidará la seüerá do .hacer marcliar al caballo unos vieii-

• te pasos al menos en cada' nueya-direccioiiy y asegurar­le en ella antes de prepararle para una nueva media T«ejta.

El caballero ejecutaré primeramente el miSmo mosvl-mienlo para que fíioilm>Hit9 siga el caballo áa la señora; después lo ejecutará ella por sisóla, con estribo y sinél;

• seguidamenlo el caballero ejecutará mía niedi» • vnefta á la izquierda, mientras que la sefiora l a d á á la dereého. La marcha directa de los do^aballos por cad-a lado -áe la rula se prolongai-á unos, veinte pasos;- por úfliirHjíj-eje-cutando el cabaiieix) una media vueila á la izquierdo, míenli'as que la señora la ejecutará á la derecha, harán se aproximen entre si los dos caballos para se^yararlos de nuevo ganandoierrenOi el uno á la dei-eclia yel otro; á la izquierda) volviendo á comohünr de n u e t o ^ cierta •distancia este ejercicio délas medias vueltas, á dereclwó izquierda.

Las ayuílas deberán ser n>as firmes' ysostenfdas' para «eparar los caballo»,que tendrán querencií á ttnirse."

— 3 2 6 —

Hacer alto y paso (ítrás.—Después 4ue la señora haya heclin hacer alio á su caballo por los medios indicados «n la primera lección, y cuyo ejercicio la práctica le ha-bri hedió familiar, se determinará á hacer paso atrás, después de haber ajustado las riendas, enderezado la par­te alta del cuerpo, ú que acercará los puños, elevándolos gradualmente basta que sienta bien el apoyo del bocado, la pierna izquierda próxima, y el látigo sobre todo bíea «poyado por detrás de lan cinchas, á fin de que su efecto sea perfectamente iguai al de la pierna. Así que el caba­llo obedezca, dando y tomando, es decir, bajando y ele­vando los puños hasta que el caballo haya dado á atrás eualro ó cinco pasos por lo menos, siete ú ocho á lo mas.

El caballo hará siempre paso atrás derecho si la mano pruduceel apoyo del bocado, y ti la pierna y látigo con­tienen i;junlmeií te las nncns; mas por poco que la mano haga bascular al bocado, ó quo la pierna y el látigo con­tengan con desigualdad las ancas, el caballo se sesgará iUffilibicraonte, Eo esto caso, si vierte la cadera derecha, hacerle sentir el látigo; fi la izquierda, la pierna; siiio bastase la rienda derecha 6 izquierda, del filete; acom-' pañando á la presión del látigo 6 la pierna.

Ikir coa suavidad, temblequear ligeramente las riendas con la ayuda del dedo pequeño para refrescar la boca, mezclar algunos intervalos de reposo, Boikitar ni caba­llo sin golpe, sin enardecerle, recompensar su obedion-ci<t así que la munifíesta hablándole, tales son los me­dios que hay que emplear con preferenciaparadeterminar al caballo i hacer paso atrás.

£) caballo de la señora hará paso atrás con mas faciU-

— ÍÍIT^

dtfd-sl'Se'IoVé'kaeeral déi c«bált«rofidMpaes eH« 'ha<' rf MÍO > paso atrás, j 4asSñor« tendrá oúídftrift vIetiaMeM-' flüt quieto el suyo, próxima la pierna ;y e) Mtj^ bíeñ> •puteado panqué ho coo^nMáhact^hasta'idéelo»' baüfrohayafiarsdbelguyo. Ei^ darí por lii parte á ia aeSora todas las esplicaciones detalladas en 4a seguñáat }tKeie»úx lá Escuela civ»i; para obligar á )a tobediéneia< ateabalia y'prevenir turesistencia ^ eí nidviniiento' de paso atrás, que exije un perfecto acorde de ayudas, udOP-üi:t9irto «tas dificilipar» la íeñnrá; cuanto ^ue el- látigo ^fi¡o»supltüá SI)'pieraa derteciía, quiapénaaoeoe en rep»+ -ao»» tacenieta de ia silla. < ' Btteanso.—Nbcionet^obre la caden0iadelpáso.**^Des*

pues de liai)er echado pié i tierra y dado algunos mi' nutosideídegcanso i'los caballos, elcabailero con el suyo de'mano ejeóitaráila Riüpcba circular para (aplicará I» señorac^ola»Ayodas pliegan «IcabaUo'Bobroiel oiréU' lo. Escuela tivüfisegtmiaieecion, marcha circulat, y \a. tnÉá notar al minno tiempo qi lúeoanismo de laíca<i¿o<!Ía á&l'puiOíi Esoueiaciml, segunda ¡lecoion, ^cadenciadel poBoyy del inisDiv modo don el caballo de niiino le hará hacer paso de costado para espliéará l-a -smera cóni» -laa ayudas detemiiianaleaballo é crusiar sus e^tremidatle», siguiendo tac ancas puruielámente á las-espaldas, Esetula eiviíi segunda leeeion, puso de tostado á dercoha é i i -^ i e r d u i <•••: • ••''• •• • . : , ' - . , ; - . H

:• '-Mli*dui circula)' ádtreohaéiisquierda.^Olj* vestco»-kicada' á scaballo la aefioh» volverá i tomar la marcha d»t Kicta por algunos instantes, 7 romperá después la mac" «haioirotilar á ladwoeba «W)he sn circulo^ quincaá

. veinte' pasos parlo menos de diámetre; desp«i(ss de'haber 2S

— 328 ; -ajHdtaáQ la»,ii^iu)«3 y {ireptFado su eaballo, le íliar^sMt) tir grAckuaibncfttB Ja ttcioammüMm» (jaMjñ&aá^^^, d n y {ti«c»a,izquierda! m poei» iUpenetB-ootqpletB %mt para ejfleuUr tnn)«4iaUime«te «na media:lyueHH; á la. de? recha. £Í CÍÜMIHO ,s« encootftrá así isufloiea^eiaentaipte^ gadoi-en la dilección ¡del CÍFCVÍO que va á iKicorffMt;ia<M^ nótale sesteafirá (m>dflra(iaraeitte comíañeada iupwtdtk yapt^ro del litigo, para asogoiaiie «n iti 'tn«rdbai..(úrb « u l a r , • ••• • . • • • ' • . . . - j , - . ' . .¡- . , . ; • ! , . ; . . . .

< EjeciMande^caballero etmiarooniOTiitiiaDtOfMguirt iiH^yfácilDMnteiel caballo de iaseñorij y a^udl'a^afiMr Techará de esle ejercicio tranquile para esputarla la n»» oeairiad del aeorde de las ayudas y. de U Qextbiltdíid, eonfoiime.á los msvimientos del caballo. Escuda cibil, »r gunda íeoeion, .marohacircuidr; -sepiriiíndow :deBpues>y {Krmaneciendo en el centro del circulo, libará ojecnUir sola el moTimieato con el estribo oalzaik>y despuéssael^ to, áfulde queasr se aseguf^ jqtte per, su Tolunlad y.el empleo de las ayudas dirlje «ulerameDle! i suioabaUo; cuidando por otra piírte de prepararle confitecneBoia y sostenerle decnaRdoen cuando con ayudas roas fírjms para mantenerle separado del otro caballo.

Después que>)a señora haya conocido durante aiguao» instantes que se une fócilmeata al .moviaúenlio del cabftr lio en la marcha circulará la derecha, volverá ítpo^ nerse en la marcha directa, restableciendo por ro^edio i» un giro ala derecha, trazando uH diámetro, y al pasar por el centro del circulo el oaballero vo'verá i > ponerse ásu derecba; en seguida después de haber ajustada tas riendas y preparado su o«balk), rompe la marcha cicon-lac á la izquierda soi»e el mismo circulo, plegaqdoigra<-

dunlna tf ^ l cabal}», ppr UafcqíqB, aiwd0fl6{iA»|iijr>iw-d«<.iaqi»er4t y apojoi df»l4ál¡go, « | i poca rwms c o m ^ t« quepapaejecuMur ,iqtnedi^anient0 MqaB>e4w^lifll(A^4 la.i2q!iierc|a»,¥09te»ieiKlai. moderadjMQe ite con init'm^ derecha y. piwfla «iquierdAparaasflguraríie .00 l&v»m^ átaviw. 4>laiizciiiierr(t«y iqtteiiel cahal^re .«««mtpa^aüjl e*,wiv,-prJi»cijí<>,TdaBdaí .^.seqoM Ujflwla'g tRpíiMcwij«(i necesarias. Después se separará este, y colocándose m el cfiDlr^ .d^cirpM^o. Ut dfyará:.ei«tGutar.<folarel;nioviB1i«nto conten «stritioQalaadopriineKamenleifdaspMsattflItiOvá fiMs que «aseguro 4e.qne por sm voluntad y el «anpleo de-tas.ayuflaaidirijia e|itei;a(nonte ¡á su: dabajlo;! ««¡dacá también por otra parte 4^ pr«pwrarie;eoa fracusnoia :]r $ost^aerÍe,.pDr medio de B)[wUan)ai firmes p a » mante-nerlflspparadíOdel oteo,caballo, , ,. i ;,

.(|i>aD4o<liaji:«i.<¥MH)cidp .durft»te algtaaos jinstaKtes.qüe se une .fár.iliqante ¿ loa movimiento» ^elucalutie tenia majicha ;pircuiar,iá;la iK^uierda. enderezará á &o cubalM, haciéndole po|; ^ledio d e up gir« á Ja izquiarda; folvar á tomar la .marctiAi directa íiigHÍQ(M(9Uii'dUmett\)v y al pa« saripor elccnlrQ del,cír«uioel cabaHeoose volreráácoi lpcar,á &ii-dera(cha.,i, Í. ¡^ .-•.<•. •>:•, - • • . . ; )

, Mientraa dure la.marcha circular, la señora tendrá el mayor, cuidado de ipo salir fudradiil aplomot ioelinándose hacia afuera del círculo, iivieniras que el caballo se pti^ga ))ácia adentro; pero,.ta!npo<^ JB* precisa .que seinclÍDe demasiada M>< ia adentro, «s decir, mas de (o ^ue exija íl-.calwllQ,,.; ^ • <

,La sepora ||avari^fiu..cahaHo tranquilamente, dejándole aaborear el IxifS^o, > ^repar^odol» suayemente^- «buido y tQwaodaida iia?npfl,.;en, tíewpof probar* i (¡oOHme él

s í ^ r á acerííaílrf; voliflííndo á toimaf to' mardHi tfiíJítíta* ((!(MÍftfMá*i*09éttiífs-yWási*n el' fehiplét» 'gráiíttíHlo'y eW »l"á«»r(l« de laí^tfíttAsr^iMfetiertdo'tMéTáftíente al «a^ M H O « t ú «0lu^tb<>, y i cleÍT¡áikt(j$«-,My«í af«r<Miníáhtt0S«i' ktf'Mbátlera, ^Ufl^n^r oti^ {)al-teiílé!V¿>a!éitt|ir«! ^tt i* '^

he8te^r"'"'•••"•'''•' • •••'•"' '•' "'i'"'' • •••<•<,•• s; v.->•-,>•••.•-• í A'ila'tueUtriy apoOaiíislítnfeia dé ti CA^Watk», fá'sé-'

íkoi**ii»f*hBMr¡anff'á 8U'ei*»»W'biBn íéfcto, 4íí¡hi(ri'hé(-' ee^;[)«sb«l^'á8 ütui;' tM« 6 btintfo pastrt», des^dMi le'stt^' cai^:»<klarilB'!alRun«sipa*os' parÉ fta<»t'''MW'd« n(K«vO;' anl«í'd«'««rtie««afla!m(íftiha"íe tostadb!'' H '• - Poa» á««D*ftid*l* tíer«¿fttt''e íz^ef'ííá'.-^-L» 'Séfiotá dispondrá hacer á su cabalfii ^¡ít» dte c b s l * ^ á lá'déíe»^ chB.-dMpUoid» haber ajíMtado Ib* riMídaa,'hfiwíiértytele sentir'G6a>sanlaÍKu*TÍdad<el'«fecto''d« M"rienda déi*«fcl!á detttbcada y aun- l i 'd(* fiíete, ^fe'€M)érd leWef'eíri Id Biand depediaj y apoyando Itt piértalzípiiel-da; estas ajudas.pMUaiiiiareBhabían' déleríiJinad», atínque'moj ligeramente;á la>Mre<tha lasbAfiHldfr*deteHballo y oUf-gado á las ancis á lomar su dirección;' eri éste caso la beSohPhará 8WHÍP graá*ia1mehíé, pfere íWi' ülüéfr li*; el efeéto ri«tt«RáoieO'He lalHentfa'dereCl» ^déí bociídd'fif* la pierna, S(»í!t«riieti*y y nflodéhihdt)' al ínrsÁi* Ifempo' CÍ)« |« rietida-izijuierday ápoyof del Ittli'gó,' «In ddicdmpdtitíf •uiposickini auncifledebe llevar ¡afc'üW/B dlgtíh tiíhtovoíí^ ta á la derecha para mirar ai lado hacia el cuat'élibnlg»'' •EUttorde dé las analtas *lemprtj;íti(fual'eh #ü'*nerjgrtt y tanli|>fc«iz»alttrnativasi' deber*'áef ttít'ijüé íaS aíWáS.'c*-balga94»é la (ferteühtr, sigan páraiélámérilté .4|'lais' e^^^l^

portneimal'd* kiadareohas .'y,ttraa|>Qr|éad«M A ¡la;de­recha el cuerpo do «ste sin avanzar ni recular. .:••:;''

¡(A^flutveleobftUohi^ittdfidocapiro.ú cinco pi«»4'i:)a der.eich«i IR müon-ieeiwm '\ü»tmM6'ma{».t\Mttti»át( la»\rlqndas >der,t()h«s ,fr '|>itf|ifc, auaufitando! del oiiaiQft Kto^ e l ^ i k rienda iiquiaréa y Üttg* 'para;<^tw«r} MÍ,«|iiet:b>hh5'n>coa8)!fuid(i'ToÍTett»per gnidMilss MtH' no»fq[>ieEiia8-i su pdsioMoi , .•!.:• "!.> i-it • .•.;.i •HÜT

Llevará en sej uida su caballo algunos pcAofr ttdelaate parn obligxrlé •! pés«- de «ontridoár. iarizqtrierdaí f r a •t)n loidífcpsndt<& ovmediatde ayudas p«elituinaee& Mt« mamemeiraaT^sprienda izquierda y^afuijioidel idtiseii itt(Í0ÍcntesltanlEol«''pfir»flstaPMi|wr i4 > la liilpHerdB.'ta^ est»ald(ai dalíonkaUny hacer.ák> ancas toraarisa -ávee*) cien ;lMm:<acf;tiid i'le .hapá seintir; graduaime»le,' pero eof BBergk «i erecto siniulténeo»d« da' cieiMla üqaieHk)!]! Mrti^fter Aelrás pie lo» <'¡iioiia8i sosteniendo y moderafti dO' aiVnktitotiempotÁnla tüendaderteha yipierná Í M f¿ii^da''ti<i' deacan^oneeí sirpOticiain, ¡awnpiei |levaDd« un poco vuelta á la izquierda^ k'ieat)et«'paba miru"alt )Bdo<tiá^>«4iícUai «ftkrtgih- - ^ ••. ii. > !•• .I-H.<,>I.,! !..•):»!

Ktaeorde de las ayodat; «lempiie gbadaal'en sú ealerH> giaiy iwnplanra^.alternbtivas, deberá ser talífufeilMiatt-i cfts«tigan t>át>«lel>lntente<!á'la8 espíilda» del >oalMílte, «hi-z«né«>«|! |>léd«ir«cli(iipot«t«n¿(Ma'd«( ñ:«[Hteivl«v y>t«|a>^ fMirlñoM el cderpdtid» estW 6*la iiipiKpdin'BlA^íiatam Iti'tHxAafy-' í' ••! , • ' • • - . . • • . . .i / R\:^<-.' •„ ,:''-¡ >.:..' '¡

"éM^dtfieliitatfo tíaya'áHdO caátPO'«<<ÜHta PMM;'* M> k^»da^(a^Htal»rai««Rará<kisOn»rbl«m«é(eiel<i«fee«>'4»' la rienda izquierda y látigo, aumentando del mÜlMO

lHM94|'ác Ia"rieÍKta-)dtreoba r^piemn para McteMÉ»; M I qo(>loihayaoome|;Hk)a TOlreré IksmbtHM y piernaMé <M| p o s i c i ó n . r. ,!• .- .• . ^ ; : . ' : , . , i.- 11,1 1 I : , - • • r,: .•.-,

> Eif«atosejereioiosvqu»exijénonefeetobektsntiEvidm-^'ea^'deaytiAasv oüyoi aeorde«s tant» nm dllieil f>aHi teMll«r*,>cuitnto qmel litigo debe' uipiirá stt pterral áeMebai qmr permanece e« reposa «n ta^ cénlefa' é»iti stlIa,«l'calMUero ej^cotará en un prmcipio^l írmniomo». Timiento, á fin de que el cabaitode la- seaoraaiga eon Rlasliaciildadi.- :••<", .: •••:•...•• o, !>: •.•..-:i • ¡. :..•••• ( (¡Después Miteparará, dasriámlose-á la derecha, para q«e k) señora veagaá unírsela coo paaedéoosliidoiá I» dendha;<^uedacá en su puesto pam «jue^ki BÑknr» tom paéoídeotQtado ala isquierdase desvié' deiól,i y; «os* TOÍTBH A unir: á* ella, .haMeado< á in va pnso di» eettlado; á']a<izqHÍerda, sino: cuando aquella hayk tefaitindo au-moidiBiento. ^ Iwisiiflios en tadoseatot delaUeSr para que pav uña aolicilud mal-cntefidida no ¡«tpida «i caballero^ qae laseñpra se'aproveolie^4a «efieaeift^e estas leeciov •éa, cuya iprogresion oín^oela-i mayor edtafiaflza i la jtireaaaas'delicadaiy.tiinida. M'

Debe también el caballero egplieasla ka nedios 4adaa enda £icu«la eiviK »9gunda¡eoeion,fa«»deooH(tdo, pan «iielicabailo se resiMiesaiáealial^r é cabalgase inalx

ifiié 4tiértía,y vtitíerá entrar «» Uf-.odbaikriMa.-^ Oaspues (}«i haber ecMd» pié á tierral ayudada, del qaba' Hff»r lftsaoor»««iufuna. todo «wuuoiaUtñe «1, cuidadaí del caballo; le habla y le acaricia, le dá algua puñadtt d« «ebtdadpadaso dé pan antes. 4e ilej^rlei copti vrfere fiK'jababrá adiuirido^eftrtoa 4J«r«HÚ««.de, la pvwMf* V M W i t t n . ' - / ^ ' • ' ' • • . , ' .•,.1.- . i ' L ^ " . ' ' / r . - . / ' - i . v ' ;: :.••'• ' •

Esla segunda durará unas dos horas, de las que una deMto8tch« eir U)do»«átMdoft'a) ^sbl'ciílzadé^'slielio el estribo, deberá ropetirse q»iince' d ' veiute veces para comprenderla bien en su conjunto y en sus detalles. -•'fMf*(fto«iá1uíft»'d(i'*tiiettívti*iteefan»átá*pawíd1ív a e # i í s WBfé'lá'tífsfícfia ctth'fcSftof sin éVló'Sd ésp'etSfe afeftoviiblíñtllty'dtístiiiafló'gáaésíruíf lá rigSieí del Üu¿í''-jpo yTniembros, debe porotos nalieras^^uradp bastante

paso del caballo todo«,lt^|i^.vii;(i^9tos quo puede hacer sentada.

•Butosráicadiihoe diücilest recojido y sostenido el ca-baHciin pcoatmarda las mamá iJn lap bajadas, un poco iMg dala:pierna, jrciap^yo'deHátrgoen tas aobidar», ase­gurad* por anadio d« uo aire conlenid« y reglado en laagartderos «spabcosost mantenido at inismoi tiempo en ia» bajadasy áalar^ndale en las sabida» pon Strsdla v»?-4utttad coRSlaqteraente ospresada por el acorde d«ayu* das suaves y progresivas. . . . . ••<_ í .La parí»allatdel Cuerpo un peed inoltnada á adelan­te, «Igue y-facilita el movimienla del caballo, que sube un •poooincUaadft atrát la del caballa que baja; petaca pre^ « to no «lajerariestosmoviniontioa deaiodo <{iio puedan

faiscomponef el apIOHM del asiento eDiia silla. • 'Antes de-pasar & la tercera ieeelQn.debe lai señora ba-berae esegurido de podei dirigk su <»i)alla al: paso an tofjossealidoa, do seo 4iie&a d» éi-eanstaatemente, de «Mer cAateOer alargar, regiar el aire del ,pasoi por «1 BOloempM da lasa]fud(»«a toda clase de oamiooa,4in ptei!!d«a8taritiú<i«4!lodo»}Q»nKt!riii)ieRtoi del oabtUo

, f. XXXÍ;-.TERGERA. iEGGlON.-^iincBk^ w «0»M!,

desfle alto^partir íiMT«¡|e^](B|«^f:cl|f^_¡«^«iOÚy!.,^^ • a r de^ trote al trote l^'r|po, y ÍL¿\ trote l a r v o a l ii'ote' ¡(martilla dlrecia!)—licscÁnso' y noc iones »»J> th-ie'IÁ « a i l c ú d a Jéltrbte.—Miari^lííi en Íl>dioa K«ii-"' • - •'• '•''• ••'•'.' • • • • ' t i a f é i é W ' t i ^ i ^ : ' ' ' - ' ' ' • ' • ' • ' ' ' • ' i'•'• " " • • * !

. h ' . i í , : '•

., Daratite toda esta luoeion el iiabaileF»dJsb«rá>»aDtiitbar «DBilos cuidaclos qüetie hcmae raforhendadvi epiilas)dott primerea'leecienes, ile efeeatsr d, píkneraelliqisiiW' ajaci-ciciei«in(ih.'mé<>áflr'>fai derechv'de la'tenoraii co^oan^ J»llo,.oUedecefáíjaisí mas fáeitmente;: separarse despaal •fara dejarla ol par sola por ¡medio iVeayadaa mil» Ditmes yi'pron«incÍBd»«,'necesarias »«tnpFi>caandO'ih>B'ClibMtii hayan de separarse. ríi<i'i •:i>!; y -"i ,•«••• -nU íiiPtisan.d4i puso al trote{mar'(kitidir»tttt'f.'^l»*eñhn

'despiie8 4q>haBe«iéiaeUt)(«to alguno^ iiWlantés; «nlto ^ -«glríbej't» rnarcftadirecUral'paSo, t«it}«lsar¿«. ajuetari das viqmiltíe y¡^e|>»rí)rá su «aballo si(r«n<ne««*r «l.ait«; después le Hm-Jí (Maar'al» iroté, ««rraiNl& li»: pi0nia> ia> f}uierda, apóyatidoallátij^oá la derecha tnaS'áiMAos, eegtm la'aenáibilidad det-tabaUd, y¡ hujmio^pfttgretíni-iñanlela'}Mnio>i»7uíerd», qMie^drá' \m Hehdast 'tO' at «e Ifarna H»f. Así qsei «1 «tfralio! baya ^ obededdo, mmbt-•'tOB.tes'mMios-y Tnefn» t»oi- gPa«l(i»'á«B8 («<ici*ii4ii!» oJ..j "'¡««•hhífe iHlnaMha i iin'tpolb"AiO(*«raitoiyi»iaileiMhn ensaya cómo conformars0<á'4€«'i|iei*iMi«MM<4«l*i>aM)O

— 395 — ooniMnQiniEá,)]i'aolrn todostailrigidrcialgiiiiMtel«aaW jHiíá:^aito,iloinüsIoti]pi|HecHi4 flexiUcR tomaaUÜas 4]iii8n;!: ItleñorxdÍBininuyt iá»<rBaed<in«s'dci air«,talM tre^DÓose i»lha sio cesistiriiis, pe»'-lá ieiil i i l id|4 'é* ioB-rÍBOTiesj la mmio^MiavBiy Mffera «sdueiiadB 1* ñm» das sin arerrarse á ellas. ..i.v»; .:,; í ")'• • .lí !:.-!i;'¡(;ij

HVuelf Q á |>o««B M>cab«l)o:al (teal) después'desbabarle prefianldo'sin' OMitener i8u>.aifsv'elevíHtdoi>Ui -akano iz^ qoitrda por f^radoii 7 4M|>roxim4ndola'«( cuerpo '«6|^tf Mft iiieniésteri4telra a(iortBr')»'«e«io* de» Urt'riendtbí'iti t)t«ra»3r Mlátigo^piHtxImds -pBVn 'itÁp«f^^a»Gab«Rei>lHN oeie ltAJ AM' M<«it«ál:i»No hoya óbedeei4o,'innt««i'pi0i! grados IS-mBiiofiptoPnííiá'sa^íiMidóit.M'''''^ •' •<--»•'

Cuando ya se encuentre la señora con la coindd{iS«<l'jl 8W(l«a<«e<ft«JÍr4tRt>, p«n«ré d<ét "pasi^^lttraté-xinnDalml^ el fistnibiH jwocurattdó pDdéneataftríoiy solwrto A vtihinláé «1 tcete, como^lolia lieehn<»l'pa«o,' sin !dMce>npotieF'%iI

p O S f e < * n . : < " I ••'•'•' ¡'' . is • '•"•' •:'<.•• ••>• " O . - i , ! ; ' . l j ,,:^'i\!ii-i líl

MaíiihaAdnat froté h<mtalto'yrpSli»dt'úHi(f •ífctei {mtttohá' «Mfeftt*.)^liit- Benita Mtto'da" haéét"Wtff4 «ú "txiíalldintniftai^'iií'trote,'d«(^ue3'ia<i.''Iwt^íU pi«' p^radflibieh T^ustiáiMil ikg^'VicMaif,'éKwaiKio'-f or*^»doé la mattoHaqutefda^'f «^(ñrimáfldoítior c*fe»pwi)«rá títw. conipaMad^ denlas tijend«»'hti»t»i¡i(ué «tiJ'i»b«lt«i|»aM) alM j snstteMí Bii«tti«nte*n<mle'T^ó)if frt«*'l*^te«il*'y"í«f>* go para eTfM^'(}0*^«l'-«áilMll«'n#' vaatWO '«¿hn^iilpao»

< ><Rflie pMfk' i ' s a oiriianó*4e9<la<áU6 a) tpote] dMpiíM''d» MWr«ttf(i|aiisht(y, befando pMg^«si«»Métite»l« i«Áiit6'#i ^i»«a,*<fe*W(iíd« rá pÍ6rti'yi¿pBj«irt(, .<a'<*t}í(o', táVk 6

— . 36 — éeofrviieirefoitignlJas Iw iBénds ypiarva ¿BD poticioa. í-FfiilbHiosdeeir; qiie pata mandar alto i moiáMilomar* d w u b «1 trbte/ >^^ larigeáoM empleap ayudaa mas TÍ^ Tta JtfArdDtiMSadas qqe ftrá e( alto-, cuando mnroka al pw» hi acudes deben aer üun- mas {Hronuhoiadas' part partir al trote desde pié firme. • > • • •fmúrileUnote-él trote larg»t<fdri tnte'lar goal tro­te^ (mancha direCta^y^Lammttí par«p«sar dellroie ai tn»telacg0', (lesputsde habar .«postado iw riendas Y {kre» pfrado A«o»l3>'>'ltt siB.eiuttMef el aire bajaiá h' mam iaquiorda» c«rrasik> la piflcna, y.apoyando d litigO' prOr gMei«a«tei>te>,«8í qu«,el caball» ka t<»raad« «I trote largo, vuelve la señora por grados la« iiia«os. f pieria á «a pasi«iOB<"' -I Mantiene'«l'r«treidel irai«. iargo>! daado y lom*nde «llentMivamaile; temblequeando el bocad»con suavidad f frecueaoM pal a hacérselo «aboreur; asegura y so^tieoe ai caballo, por medio de ayudas empleadas con lao^ra-«ioa y «l cernioMMita pam i«ap«dirle nbandonansa sobre las cnpaidas! á/««r/ur< £( caballo forja etiaiMfoprecipttíbi-d»MyiecMndos^ «musía Iwestxemidade*(tAsterierosde 1M «i^erioras » e»trechoeaa<kts herraduras: la mane U-> g«tav las riesdos-cujúada», Jas «algas biea sentadas, y U«(«das un pono iUteia^dalantey los muslos esa esfuer-zopermitcfl i Ja seóora luiirK ¿ los moTíuieoto» rlvw de^absUasHa SM molestad» por.ks reacciones';

Después de algunos minutos de trote bien resuelto, 1* a9ñ{Br*!J>«psa4aUret«!|*rga «l4r«t»«4 ««nitiieiMí elsire, á(na^á(^ por grados la. .ssapo ijjfuierdar ^<iximas U |ú«»)« y e l ^ i g o , (efrwáia fiüfieiiit f «poyando este Ji» qMBMimeaaBWip«riii,«ne«di«.«k.fi«baU*:c»er alp«so<

— iST — Mr>queF=¿I cabtrttoba tomado «I trot« nódoado, la icñdw r«"nieliTBporgedlas'lasnukOQS^ ptenta á sn poticioil;.' Lchcostoinbra á wtiFse á los owviraieoto»(Miróte aiav^ gindo y conteniendo fracueBlcihente «ste aire, lo-qae contribuirá á darle muchoasientoy confianza)cuando ya «e«ientudin («outnodidad y laciiidad ncoaaariaBi sadta el estribo y lo-calK» á voluntad al trote largor eooi» IiH hedid at (>a«> y al trota corto, sin varia» la posieíMi;

Después de haber echado pié á tierra y dado alganosMÉ* Mitios<4e I reposo á los.caballoa^ e]iioabaUero< volfviend* á monMir sok> ejscatari Im, maniLm círoular al trote, áfi j«]éeáíU^eñ(ir«,qi*e.tendrá »a caballo demaao en el centro del circulo para espiicarla cómo las ayudas plie-f«a ai oabalkl sobre el círculo »l trote, (i« 1«: tnisBia Htanfraque.al pa«o. La h«rá<notar «I mísiqo tienapo «1 meconismoidela'o«d«n«iftd«Urote. (£«(u«tei<nv«i, t«rc<^ wt'leedc^.íCadewiia de{^rot«.)r,oQeluldala eapiioaicíon, echará |>ié á tierra, para ayudar á la ^ o r a á montar, y volviendo él íi toiuiir la silla, ge colocará á su dereclM para romper de naem la marcha directa al pas9:< , - Mnrohaento4»i-0eftfi<iosailr«(«.-mfiespaei4c!ÍMber TUvUO'A'tomar el trote, la señora «eguirá pora lialuituaF-se h la marcha nn todos sentidos ai trote, la progresión ináioBdaen-las^unda lección para la marcha ea todos se(>tíd«a«l paso,, ouidi^ndosieiepre que laa riandaí vayaa biea ai«at>|d4s, y el caballo «n la mano antes 4e laaadar» W uid»i nodescuidaiidfídetoHjiar^ filete «OA: la roano «jitroqha «» todos los cambios de dtreccioa i la. 4er«cÍM y «», J,í,fl»»rcha citcular.ft la dcr^oha.,:

Asi al trote ganará terreno á izquierda y á d«r«cfaA|,4l

— 338 — rá media vtíelta i «nayotra imnd, q<OBtéri to ipai^ chaiciroolavá ambos )ad<Mv'<B'Ui> principo aeamtMñaáa desaeabartler&,<(]ue ejecutará el misiiM'monaaientOide»! puv8 Bola y atoada de él,, neoesitanda entancds. >id« ayudas'Oias pronunciada». < < • .1

Bn todos estmnK)tiini«ntus;ftl>Uoief repetidos onn «s« trttiasiy sÍD^Hot, k<i;ieñora'seejarcita enilosmQvimieBtos de cabeí», midrabpoa'y cuerpo, como ha hecl)o > a('par se para destruir la rígidas y asegurar la geilarS' de ios BáieinbrwydBlicirerpo. I- •• • : • : ' - !.;" il

Algunos'minutos antes dn volver á entraren la ««H balieriza, toma el paso furr» dejar sosegar,al icabattOisoM bre-la maioha; le hará hacer alta,^80>atráa y deoMlan d»vantes'de eclwrpiel tierra. - i . . j,',)

^Sata tercera teecáón'dai'RrádoKhoras,'demias quejón» At iHiMrchá en todos «entidlfflal'troile, deberá «ei" repetí** datelnle ó treinta vece* pfcraicompreBderWbiatt en'sa conjmiió,ye»«U9dél!8lle«; la Sefiíirú deberá en ella haber asegurado la shltuf* del cüferpof'yrtíerabriws para^juda» ter«m'ottf átalMllo'eón'tomodiiííid' y gracia todos los moviniicnlds'<jrte 'pw>di»'hat5er eenladai'-' ' •' ••"• •" 'i ''ttespHes»1« hfeberáe'ejewiladnprlmertinteoieéntérre-

no8 <wíid<>», busewá t«i>rono? difíciles coraoiha hecfcb at I«iso,'y con las rrtTsttí* precauciones.' •• ' •; ' «' ' • -

I Anter de pasar 41a euftrW IBCCÍMIÍ, dftbe la 9efior»teoer seporKIad en riue paede dirigir 9» caballo al 'tr»te'«ir toda» iséhtídcfs!' que tíS'dtieB» d« éf'cAnst&ntemen**', ^de Srtw coht«ííírvnlfir^»r';'rejj¡l*í'lB-csdehcia'tW' tíóte'e» tdito clase de cüitiírióSislFt ceüár de esíaf «i mpTe'tiniKJ» A todos los moviini*M6s-del fcabáHií'y iJin deSeémtMMwr s « f ' p « « f c e i d « í i ••• ' ' ' í ' ' » i i ' i > - •• ' ' " ' ' J •••'•" •••' ••'• ^'' ''•'••

— »a9 —

Paaiur Aél trote <kl « a l é ^ >, y: **^- rAlofáe a l itróto

yftlvpe «I f a « « , ( m a r c l w 4if«9U).'<-,piMfiellMfirii:t al|;a|;oipe fij«c«r « U o , J^^es«le f^Ho |^^rt)r AI ( faloye (marcha directa) •—U^scauso y unciones «obre l a «aaeDcIa á'el JipaYope, ma'rcba é n todos «eiitldos á í

iralopc.

. Pa*i(r deí írote ai'^opé)/ del ptñ'ape itliroté(Mariiha éirMa).'-^üar»nlé I* iiiatcha si paso', qik áébt áwat algunos lAottientos al salir de la caballeri/á, el caballero esplieará á la señora {Escuela civil, cuariá kccion) cómo Isr fléxitiifidad dé Itts tíftohes y la parte klú ilel cuefüJO un poco inclinada adelante, amortiguan la reacfcioh del fiéhfijiei' tíleN'jrcfó quij 'tisiñié el" ealó¡)eíV*i"rt el' objetó 'de

!úe la señora Tio^e sorprenda de esté tiempo, íjue tiende rechazarla hacia la grupa^dfel caballo j del mismo rtiódo

le espiícará cómo por la flexibilidad de los riñones" y la pWte alta •del daetpo \xn ^ocd ihelinádá á atrts ambíii^ua iá'feattcibndet liértjio bajo; cplG'lertnftía el f;al6pe,'liara 'tidé'la'sriióra no se sorprenda del efecto dé eSte que liendeá echarla hacia el cuello del caballo; la advertirá qué el aire del galope una Veíc tomado te sefá tnucho mas a'í(r*dabley fácil que «l'del tl-üte.' ' *

Después de esta esplicacion, pondrá la seFíOrá sft caba-itoal li'ote y lé ioirtendrá é»;él algunos üMaiités j^ara ttrtirf6;pre(>arando con'suavidad «1 chballo; dcjátidtjlesa'-BWeaf el bocftdo y tíjtíStadas'CUidadosBniíentc léfrrienda*

— ato ~ sin contener el aire; cuando le sienta convenientemente preparad*, le determina'a(giIope,.i)iU3iéndoIe .isirtir la» piernas y el látigo con prontilnd, aunque progresiva­mente y sin golpe, y cediendo un poco con la mano, que d<beiháber (eaid»alia para ei-lten^po^ilevBdoidal ^lepef l«f ¡ffle-slti» deí<euerpa unptww inclinada hctci« aéelante,' losrtfiorKís bien Hexibleá"; así que-ét cíbá!to'galope',1* SBÜfoM vffélve porgractos'las manos y prerna á su posi­ción, asegurando bien su asiento en la silla qon gracia y soltura.

El Ciiballero [figura 11) liará líien en tomar solamente el trote li\rgo micnteas que la sefjpra sostiene el lalope, para evitar que los caballos escitándosc el uno al otro, no concluyan por lanzarse al gran galope; por taqto el caballero reglará al trote largo de su cabaJk) el galopa nM(|eradu del de la señora, permaneciendo siempre á su derecha.

La señora emplea ayudas atrevidas bastante vivas pai;a> elevar inmediatamente el.galeote, y.baslanJ,e suaves par^ evitar toda brusquedad, toda sacudida que elevaría &\ caballo por sobre-.stltQ.

Durante I3, marcha directa al galope sostenido, que deberá hacerse durar unos cinco raimitos, se apercibirá la señora de que va mas unida, con mas asiento que 3\ trote, á los movimientos del caballo; se deja llcyar desde luego conconlíanza, sin resistencia; la mano libre y lige­ra temblequea ol bocado y gobierna las riendas si.u afer­rarse i ellas. .

Algunos tiempos de galope raanifeslarin á la señora.el mecanismo de este aire, y le harán conocer si rompe á.(?I con laJHayor facilidadj .vuelve á poner su caballo al t>;ote

— 3*1 —

después de haberle preparado, »ÍD <;«sar de manUnede ^ g<nlope, elevando por grados la mano, aproj^imándola,»! cuerpo y »ua volviéndola un pooo .para formar por ntedio de la tensioD igual áe hs riendas y apoyo del bocada que de aquella resultará, un tiempb bajo sttRcieate é teripinar eJ galope, y cuya reacción amiortigaa por la flexibilidad de los ríñones; ta parte- alta il«i cuerpo un poco inelinadaá atrás, la pierna y el látigo mantenidos próximos y obrando según sea menester,, para impedir que el caballo caiga al paso; asi que este obedece la señora Tuelve por grados las nvinos y pierna á su poj-sicion; pasa rápidamente del trote al paso, que sostiene animado y reglado algunos minutos par« que el caballo se desahogue.

El caballero no se separará de la señora de un lado á otro del camino para dejarla reglar por si sola elgalope del caballo, sino cuando la Tiea del todo capaz deeleffar su caballo al galope, de sostemrle en el galope moderado y de hacerle pasar del galope al trote.

Pasar del paso al gcdope y del galope al paso (mar­cha directa).-^L^i señora después de haber reglado un paso «nimaclo y bien susleoido, recoje suavemente su cal>allo, (tejándole saÍKirear el bocado, las riendas cuida­dosamente ajustadas sin contener el aire; después le de­terminará al galope, la parte alta del cuerpo un poco inclinad;) adelante, haciéndole sentir vivamente, aunque no de golpe, la pierna y el látigo mas ó menos seguuln sensibilidad d«t caballo; la mano UD poco alta en ua princiiMo; para decidir el tiempo elevado debe ceder, y ta parlo alta del cuerpo volverá á su posición, loa ríñones tüen flexibles desde que el galope rompe; las manois y

— 8*2 — t>iei*na por grados á sapriíAitivi^ ppMcioh; así que el éalullo galopa.'

Ei cabullero liará bien de tomar solamaite el trote burgo Aiieiitras qu» >laseñora soatiene. el galope, á lin d« • v i t a r l e los caballos esciliodosa uno á otro, concluyan por lanzarse al gran g»lope; podrá por Otra parte sepa­rarse de la señora así que l« vea 'inan«>iar su caballo con bastante Gonlianza-para reglar entarímiente porsá misma el aire de un.'galope moderado.' ' Vuelve la «efiora á poner su caballo al paso después de hatterle preparado, sin cesar de inaBlenerJe al galope, ele­vando por grados la mano, aproxiniándula al cuerpo, y volviéndola suavemente para formar un liempo bajo, suficiente á leriiiinar el galope, y ciiya reacción es amor­tiguada por la flexibilidad de los ríñones, r la parte alta del cuerpo un poco inclinada á atrás; la pierna y látigo rany próximos pura impedir al caballo hacer alto. : Así qne este (ibedece, las manos y pierna vuelven por

grados á su posición. Marchando al galope hacer alto, y desde alto partir

tU gaiopre (marcha directa,).'—La señora'para su caballo marchando al galope, después de haberle preparado, ají stadfls cuidudüsamenle las riendas, elevando por gra­déis la roano í aproxiinándaia al cuerpo y volviéndola hasta <q'uc«l caballo baga alto; |u flexibiMad do los rizo­nes, la parte alta del cuerpo un poco iuclinaila á atrás aiiiortignan la reacción du la parada; la pierna y el litigo prójuiiiias para injpedir que el caball» higa paso atriVs. K4 que el caballo obedece, la señora vüelv«,por grados I«S manos y pierna á su posición.

Elévá su caballo desde pié (irme á galope después de

•^£feÍ3 —

tabeiHe prepiar»do, ajustadas cuidado samen te las riendas de mode, que pueda saborear el bocado, atacándole viva-nento con la pierna y litigo, la mano alta y firme decide ei tiempo eleradoj la Hexibilidad de los riñones, la parte alta del cuerpo un poco inciinatla adelante amortii;uan la reacción; desde que el caballo se lanza rompienilo el galope , debo ceder airosamente ]a mano y volver á su posición la parto alta del cuerpo; asi que galopa las ma­nos y pierna».

Las ayudas deben ser mas vivas y firmes para pasar • átl paso al galo>[)e y del galope al puso , que lo han sido para pasar del trote al galopo , y dfil galope al trote: de-borán aui».8et--tna?,'*unquo siempre progresivas-, para iacer írito y partir desde pié firme al galope; pero cuan­to mas vivas y atrevidas sean las ayudas, mas falta hace la soUura y flexibilidad de los riñdiics, pura no cesar ^ra^s de uoJrse perfectamente á todos los movimientos •del caballo. ' .

Descanso y nociones sobre la cadecia dd galope.— Después de haber echado pié á tierra y dado algunos ¡inomealos de. reposo á los caballos, el caballero montan-d*é4 80IO;ejecutará la marcha circular al galope, dejan-4.0 á la señor» con su caballo de mano en el centro del círculo para psplicarla el mecanismo del aire del galope, y la necesidad para el caballo al galopo de cambiar de estreoiidad«s, cuando cambia de círculo.(.£s?iíe/a civil, cuartaMccipn,^ilele.rminar el galopa á derecha, é izguier-

..dai,iwadir4(iuü el caballo de la señora debe ser a^liestía-da ^Ijrq l^do ea romper al galopo á la derecha, parji quo -eífa.nppiUíída esperimpular mas impulsión sensible.en su asio4ito,|ij>ie de dcre(iha,á.izquierda, que ella ha debido

•23

— 344 '—

conocer que en esta impulsión no hace mas que apoy»r el muslo derecho en la corneta, sin descomponfrle , al mismo tiempo que asegura el pié izquierdo en el eslribtt; pero que en el galope á la izquierda no es lo mismo, que la impulsión quu de él resulta de izqui»<rda á derecha no estando contrabalanceada por el peso del muslo y de la pierna derecha , puesto que esta está pendiente á la iz­quierda , podría hacerle perder el estribo y aun la silU; qu'í en consecuencia en los cambios de dirección en que necesite el galope ala izquierda, es preciso ponga su caballo al trote, y no rompa la marcha circular sino con el galope á la derecha.

Marcha en todos sentidos al galope.—Después de ha­ber vuelto alomar el galope, seguirá la señorai para ha­bituarse á la marcha en todns sentidos al galope, una progresión análoga á la que ha seguido en los ejercicios de la marcha en todos sentidos al paso y al trote, cui-(l:indo sii-iiipre de ajustar bien las riendas y preparar al caballo antes de pedirle nada, y no olvidando que en los cambios de dirección en que necesitare el galope á la izquierda, debe poner el caball» al trote. Asi pues, al ga­lope ganará terreno á la derecha, volveré á la derecha, dará media vuelta & la derecha, ejecutará la marcha cir-ciilar á la derecha, tomando el filete con la mano dft-recha.

Un cuarto de hora antes de volver á la cahalleriza to ­mará el paso para sosegar al caballo sobre la marcha; le hará hacer alio, paso atrás, paso de costado antes de echar pié á tierra; esta cuarta lección dtirar& dot horas, de las que una al galope, deberi repetirse veinte o treinta Veces para comprenderla bien en su conjunto y en sus

— 3*5 — detalles; en ella deberá la señora haber asegurado coin-pletaiuento la soltura de sus miembros y cuerpo [ ra eje­cutar con facilidad y gracia al galope todos los movi­mientos que pudiera liacBr sentada.

$ . XXXIII.—OBSERVACIONKS GENKHALES PARA P B E V t N m

TODO ACClDKffTE POSIBLE.

Nada hemos diclio en el curso de la» lecciones de la escuela de señoras de la corrección dül látigo, porque el caballo montado por una dama debe estar tan bien edu­cado y coraplütamente d(''cil, que el empleo moderado de las ajudus bastu siemiir>i paca dirigirle á lodos aires; mas hay sin embargo algunas observaciones generales que deben encontrarse en este punto á fm de prevenir todo accidente posible cuando la se&ora monte k caballo, esté en l'i silla ó ecbe pié á tierra.

Montar á cabalh y echar pié á tierra.—A propósito j para evitar todo accidente posible, hemos dado solo una regla para montar á caballo, por ser ia única que en la prái.'tica no nos ha hecho jamis tocar con el menor in­conveniente; del fiiisnio modo y por igual motivo, tam­poco hemos dado mas de una para echar pié é tierra: todas las otras, que consisten en hacer saltar á la señora háci.i adelante, la esponen á pesar del apoyo del hombro del caballero, á graves inconvenientes; enlin, solamente después de una esmerada esperiencia en el conjuiiio y «n los detalles, es como hemos escogido el m«dio mas sen-cillo de una práctica f&cil que reúne, laelegaacia con la 4;ompleta segui idad*

Pernumiieer »w,Ai #iWa,—Aunque Iwmos recomenrt»-

— gf46 — do la lijayljr circiiriíppccinn bn líi elección de un caballo mansiTO y ptrFeéUlhéíft'te (l(Jcil'paM montar ivna «eñora, pued(! siicetlnr (]uc ol cabalío aiierciljiérulose ile la máu-ficicncia (íc las ayudas, Sía por cáusí (le la paca'íirrtiéüa do la mano, S'a por la falta absoluta do la piorna dorecha deati gií(cl'(*',sc!l [Vor fó fali&'déiaplonlo y-"ailérito''en la silla, sea en lio, pOr^otía cauSacnaíf/üPcra, trate do ha­cer su voluntad y do prouunciurso libn;, capricliosamen-tocoií algunos éstíosos de alegría y vivacidad.

' Líiíí fnciKdiis tlé precaución mas sencillas para la sefío-in í-riiisistcíi sicrrípre, en csfoí! 'difcrt'htes caSis! en co-mcnziii' por cdlocarse entcnimented ploirto en la silla; sin íiyidi'z'alguna; en no aferrarse á'las'rieiidiis, en apoyar-

" fecOiWl'ó fitjce'sitOCTi el esífilJo, port|utí-dtmo''híriWoa (li-"ielH),'MW%|«)yo'tife(idte «"KíSfiUrAr' la'^sillii'y no WfféüHa

'yWloSff'tíiífiliflo'W''ésWb'(J c*ld'd¡s/<ííeáb 'étttiVWltént mente. .• •: >f • • •'•••: : • . ; - M .:-.

•> '^Mmmisl^(;mnrkí^e^;'chmh>'á^?Winñiii':^LÍ sc-'«tti<aiírtir*«Mí('W('li(S ¿lllíí y"éji*íada*'(a*'i'Hyn(feS,'iiriíWbe 'HweiTWr IO*'#eáo!í*«e'«'prMÍtyrí sirto'eti' ciiahlo la Bé*i-• t))íífti(Miel'C((WI() f pifeictott rtc M [iarté artlérior del Ca­

ballo le pro|)orciotién pf'otlOr coníegiiir; por poca duda i|ue boncflia b.tjo esto aspecto, no debe iiitiritar medios ÍBSHÍicientes=d« reprensión, défiti'pOi'el contrario ceder eim bástante maestría, pal-a qncdAl- dueña dtíl rábijló'y persuadirle qué"no h-ictí masque obedecer. AT^ünbs'eJem-ples'Bos'Servirán para desarrollar las'áplicrícione!; liS'itt-ies (ie eííe Jífecellio'generíf/. • •'•''• ' •• ' •-'

• •• 'Si el caballo vuslve bruscamente' 5'la 'déi'ebha, 'por sorprtí.sa, no siendo suliciente la mano'd^'Ja sá'iói'í ríata

. »lir«M U ¡rictó» iiquiertls-qu¿ %*ta> ae1érM!h*/pi^or la

ten^iqu de 1 rifindadfreQl/fl y pierna iíinui^dfi,,una mg-dia.vuelu ú Ja diire.qlia,sí el cabi?Ut) reincide en ^u sorpre-, sa,i la derjcclia, quq ejuploíj d,e,,ui'*V''', "Í' mi mo iiicílio y le haga descriljir nuii,AM'QS«ni-«íi;<;uJo coii \a ixiayor , cairuay siti.li» «cjiQr (jgcit^ion. SprA: "H'y i'¡^fo. que ^l^ cabuUo uiletvlo sB|ne|anVe sorprosít á Ja iz{|niecil/ii pero si suc(í'licso, (jui' la rienda izíjnií'rda y apoyo del iiúfio le. detefminen ii4ijt6[l¡*tivii.W;tQ.ü« lH: nii&i))ii,,inauera á mua media vuell.i,á,Aii izquiurila, ,, -'••....; •.-..• ,

Si el.cabiillí} en.vez d.e salir adelatile hace ¡Dleiiciou, derqsislir, queln SIUUU'Í* Je díliinuiíie á ¡vt^ver, sea á la , izquierda, sr'a á la düieelui; si liaco píi o piíi'j,/yjtí ln . señora,pon inediud>íl apoyo !;dei Jjupado, la pierufl, pró­xima yol láügrt solittí. el calialio pgr. dtjtrás de las ICÍUT-chai, le l>-iga l)4cer wuchos.paíos airas, dando, y lou'ai»-daeQnliiiui(iueiil.e^ la'.raaiio,.lig<ír», Ijasla.qpiuvel «aballUi. cansadu 4e Uacer puso.atrás, ««/leuida ú lo.iniliesM de-^ seo de salir adjclaiuí.) eiU»uccs doB[iue8 de,un ligero t i ^ p o lie allí» sobre el terreiiu.. que le, einpeftó.eii salir • adelante por poca iucertidumbre que UMi a en los niu-dkwdedcieraiinardunjwvoa) cftballivá l)iícc<.paso»Uásf pero si.ostá secura i de .si misma y del .eaballo;<j«ievle obKgUQ aiHi á liácerU» ip«r mcáioi.de uí>a pritpaíacion,. blanda y bien sentida; en seguida lo «aeará háoia ader lafltecoii la mayor, facjlidid <.tes[Hws, de ua aoevo.liam-,-p o d e a l t O i - : . , . . •, . . . . . . . • , :.. • ) . .

En general, si el caballo ensaya utt»> d«íe«sa,'jajiws deba atacársele pnr ol ladp t|ue se . Iwyn: foplif»«'>d9 paya ella,; mas bien par «I lad* opuesto, qua neceStriamente . deWienconlParta.iiélMl, y elcabiJle descoftceítado «nsi» defensa eedeiCáctoente^así.-.stbebüsa salir adelante, li4réi

~ 34g — paso atrds fácilmente; sí rehusa tolver A la dícpecha, TOlverA fácilmente á la izquierda ; si rehusa vrtWer á la izquierda, con facilidad volverá ú la derecha; si rehusa hacer paso atrás, él saldrá fácilmente adelante; si per­siste obstinado eo plantarse, que se le mantenga quieto perfectamente sin exigirle nada, ^ no tardará en que­rer marchar.

Nada sédace mejor á un caballo, por otra parte, quo esos medios que puede siempre emplear ona señor» do volver sin cesar sus ataques contra él misino, y de ha­cer en cierto modo que venga á ser una obediencia lo que ¿1 cre'm una defensa.

El cahallero, aunque vigilando atentamente todos lug movimientos del caballo, é indicando á la señora (at ayudas que debe emplear con preferencia, la dejará siem* pre libre; sin embargo, para que obre por»i propi», u» se apoderará de la brida del caballo de la señoru, sino en easo de absoluta necesidad, es decir, de peligro pro­bable, y aun entonces contribuirá con la firmeza de «a mano i reducirle á la oMiencia absoluta de las ayuítas progresivas de ta mayor energía; en una palabra, tratará d« suplir el Tigor que falta frecuentemente »l puño áe •na «eiktra para reducir á un caballo dificil, pero guar-dándoiie de toda brusquedad, de toda sacudida y de todo castigo, debiendo k correeion del látigo ser (iemptifr aplicada por la señora misma, según sea necesario, y ía«• roá• por «I caballero.

Aunque la señora conserve su posición en ta silla, aun» que no se aferré á las riendas, que so contente con diri­gir su cabalK> si acaso trata do encolerizarse; eou ca{-nNr(« si M espanta; que se abstenga de todo^rito de sor-

— 3i9 —

presa, de todo movimiento desordenado de temor, y que se ocupe por medio de ayudas progresivas, y de una sa­bia lentitud en desviar positivamente al caballo del ob­jete que le causa espanto; será Jsunto del caballero el tüm.'ir después al caballo espantadizo y corregirle; el de la dama es conservar sangre Tria y aplomo en la silla: es­tas medidas de precaución le bastarán siempre en caso de insuRciencia de las ayudas, y siempre se las aconse­jaremos, aun cuando no tema, verdadera amazona, t o ­mar la quinta lección de la escuela civil, relativa á los caballos diriciles, al salto de foso y barrera.

La misma importancia ó falta de vigor que hemos su­puesto en el puño de la señora, nos hace recomendar, como ya lo hemos hecho en varios ejercicios, el uso del filete con la mano derecha, que por lo demás y en los casos no necesarios, puede llevar ó caldas sus riendas sobre el cuello del caballo, ó tomadas en la mano izquier­da por su parte media, abrazándole con toda ella; re­comendamos á la señora el uso del filete en todos loS ejercicios sobre la derecha, en los que precisamente el látigo sirve solo para sostener, no para ayudar, puede en tales casos este apoyar, sino perfectamente detrás de la cinchas,en el punto á que alcance y permita la ocupación de la mano derecha con las riendas de aquel; no admiti­mos el uso del látigo sobre la espalda, porquwcreemoa no deban ser estas su punto de acción, si ha de servir para reemplazar á la pierna derecha, debiendo por otra parte las espaldas estar sujetas al juego de acción de la parto anterior del caballo.

Terminaremos estas observaciones generales que com­pletan las cuatro lecciones de la escuela de señora, pre*

— 350' -vinieiidíi al caballprrt ffne deba forzosamente acompañar á una señora y (iirigirla en susejerincios progresivos, tjue-esta inreí delica 1.1' superaría sus funrziis si no estuviese pp.rfftctameiitc seguro do su caballo y del de la señora; deberá pites, liai/er nionlado uno y oli'O para conYcncer-scqueestán pronlos á lodos los detalles deias lecciones, de la escuela civil. • > -

í'CAPíTÜLG IX.

Cabal la de. :tiara« conrfnceiou de carruajes.- , i

' | . XX^IV.—tiociaMía íREtimtíAiies. ' ' ••

^Ayudas y»tís accesorios.-^WicnhnWo deliPO, sw 'qUc ' séaialsje cnt/fe hisvurssée íin carro, ípa comoniftíor* • (linariam«nte en ciirruajís de (Jos ruedas, ísftu i. tiinzíi; • sea ¿orno míS iwunlriiR<it*«n Mche de-«natfe nipilasr*!" ' ofrece otras ayixJfíis'al ctmrtüctfir'que le (Hrija-, qtterinh' das ó ynias obrando sobre el bocado; peroíiiaTfjó de ci­tas (lá mas jiotftnr.ia á las «yinfas rjue la que UeWm'tes de In bridfl del ealialk) de KÍH,ii

•La »oz yla fiislii son .?im|»lesncceswi<>fl de Ws <I'J8 es ; preciso «s»r'¡coh • Aludía.dÍBCíenion ; In fusta sohré lodo . lio delie nunca ser empleada siiro como casligoj en cuan­to ai caballo de tiro , montada por uu voiimle^ ¡astí so­metido á las ayudan, cuyo empleo- hemos esplicado para el caballo rie.'íilla, Esouela civ>il. • , •• •

Carga y tiro.-^Se Vídíia de 2.Wkil(Sí»ram(>s é eOfl-yaon á 7S0 {a carga que puede arrastrar un cal>ffllo orítinario de tiro; no se calcula por otra parte mss que ile'23(» k i ­logramos la car^a del oaballo de pos»»', ^ue debe Iwcér su carrera desde el trote largo Hastk á galope;;mientras' que puede stibírá cérea de 1800, la ctfrjth del caballo de labor que raarcba al paso reglado mis-lento. Prir lo- demás la dificultad de ios cati»invis,lu «hise^Je ahilaje»' la del carruaje, lá dureza del iraliajo, la velocidad del aire, etc., modifican casi al infinito estas valuaciones*

— 362 — que no deben considerarse sino como limites entre los que es siempre prudente iiiadtener la carga del cíiballo de tiro.

En el carruaje de varas el caballo colocudo entre ellas puede por M solo arrastrarle y mantenerle en «quíiibrio; son precisos dos á lo menos para un carruaje de lanüa, aun cuando ilescans« este en equilibrio «obre cuatro rue­das; y cuando tiene dos, el atalaje en pompa ofrece casi siempre el mejor medio de sosten de la lanza; esta está colocada en el centro del carruaje ; lo inignio están las raras, escepto el caso muy particular en que destinado el carruaje á ser constantemente atalajado coa dos caballos de frente, una de las varas entonces es la que se encuen­tra en el centro.

Atalaje.t~hplicat la fuerza lo mas directa y próxima-' mente posible de la resistencia , Ul es el principio inva. fiable de toda buena claso de nialaje; asi encontrándose naturalmente el punto de aplicación de la fuerza en It espslda del caballo de tiro á esta misma altura, será mas ventajoso colocar el punto de enganciie á ia resis­tencia y los tirantes mas cortos, con tal que den posibi­lidad de reculamiento, serán los mejores. El punto de enganche por utra parte puede sor colocado sin inconve­niente un poco por bajo de (%jta altura {la de la espaldn. d«< caballo), pero jamás por encima.

Cuando los caballos están atalajados unos delante de otros, es preciso que la fuerza continúe aplicándose dit rectaratnte á la resistencia; de otra suerte podría suceder que los esfuerzos de un caballo generoso, atalajado de­lante, se empleasen en pura pérdida para la carga y solo slrvieseí) para arrastrar un caballo detrás lento y pere->. zoBo. : .

— 353— En los carnmjes de varas el caballo colocado entre

el'.at; se llama de varos ó limonero, y los otros de delante tienen sus números por orden; en los carruajes de lanza los dos |>riineros caballos se llninan de tanza, uno de* derecha y otro de isquierda; el de la .izquierda toma el nombre de caballo de silla cuando vá montado por un volsnte, y el do la derecha se llama entonces caballo de mano; IOJ otros se llaman caballos delanteros, y se les designa entre si á los dos segundos caballos con el nom­bre de caballos de volea ó guias.

Bl tiro de guiasi se compone de un par de lanza y un solo caballo delantero, colocado consiguientemente dé guia; á veces con tres caballos de frente, detrás se colocuu dos en guias delante.

Los lÍKintes d';l de «aras se enganchan directamcntft sea i la cabeza de estas, sea á un valancin móvil de que están armadas; el primer caballo de delante se engan­cha al eslrcmo de las varas, y los otros tiraut<ía sobre tirantes. Cuando se enganchan tres caballos de Trente en un carruaje de varas, cada caballo de costado tiene sus tirantes engaitcitados á un valancin. '

Los'iirantes de los de lanzas se enganchan, sea á una voiea R¡a,*ea á<dns valancines mó\i\eii; si se conduce con volante, los tirantes del de silla deben ser ntenos cortas «foe los dd de mano ; hts tirantes de ios guias se engancluin á una volea movible aloiremo de la lanza, y los caballos de adelante sea á un sis c.'rai de voleas mo­vibles, sea liránics sobré tirantes.

fin el tiro, tirante sobre tirante^ se conserva á cada caltaitoun tiro independiente y se ebiablece de una ma­neta CAolíaua ia Unea de tirot p«r m«dio de gaoclios que

- 354 - . eng»nchan loa tirantes de un caballo de delante Jetráfe del ( olieron del Ciiballo ( ue .le preceda intuBdiatathenle.

tAt'nesss.'r-De toilus las parles del arnés la, mas. osen» culi es el collerón, es el verdadero pimío de aplicadoa déla íuer/.a del oajiallu de tiro que marcha hacia adelani. te, y la pechera con sobre-cucllj) ito puede jamás suplir-: le sino iiftperfeiilarHciite; la banda de tiro y la retranc» -sifverniaradiiigij', retener ó deteíieí y hacer reeularftl.. carru^ijií; la .rclranca, sirvienilo sobi'e todo pura hacer' recular y retener en las bajadas, vione ,á ser inúlH á:lo9' c»¡)*llos iMi;jauch.ido3 á dos¡voleafi niovUiles, y por. eoOr-secuBn«ia á lodos los caballos de delante; elsillin qiw-ctii,. el.viril diyaras ó cu el de lajiza á porapa juega,(in papel muy ¡inporlanle, que es niantoner :(»l equililwio del car-» ruaje.dtí dos ruedas, sirve por olra parle-para unir entre sí bs (jifercnles partes de log arneses, coloeadaa por en- • cima del caballo. ÉJn los arneses aJeaianes los; limoiierai no Uevaa sillín; una larj a correa que parte del coUerony; • sigue pprencima del dorso del caballo, sirve :píra unir eali-e sí lúíias las piexas del atalaje,. - i . .• •

Tale.s son las Tunciones do Uspiezas principalM áelas ar^sesenquanlQisus delallea y ac<iasorio8.qu&>ce Ids uiífjB,.vaiian basta lo infinito {primera paría, oap.^ fá-^»/ja-12.)l>eb««'ótnosdecicsolanienle({iie olarnés.musen-cilio es el mejor, y^jueetla ssD<'illez misma, quee»nada esoluya á la solidez, constituye laverdadera^eleganeia.'

$. ?(X:X\ .—PRIMKRA LECCÍON.—MARCHA DIRECTA.,

N. B. Para evitar repelieiOneSj designaremos con él nombre de conductor al coriiero 6 roíanle indístint»*' mente, «itmpre'que kD8 prtncipieS'áe>gulamieDto8MnlM '

- - 'Í5S — nrteiTKis para uno que para otro. Ms dos Itícciones seráh ejecutitflas al principio con un solo cabnllo, y entemnTento compp'Pdidas anlos de repetirlas con dos: bien compren­dida la segunda con dosciibhllos, so volverá á ejercitar la primara «oír tres, y'asi sucosiviimenie, de suerieWjué se tjercitará la conducción do canuiijes progrenivíinienle, empezando por gobernar un caballo BOIO, dos de frente y después un tercen» en ¡;uia , cuatro cabaUos pot íliís <1e

• frenio,'trp8 de frente, despites un tercero y un etiarto en guias. • - _ ' Para gobernar seis son riocesarios un coolreroy nn t&^ lame p¿r lo nrentis; en los carruajes lie artillería hay \in conductor gobernando á lo volante cada par de ca­ballos. :• :

Precauciones antes de fionerim en maro/ia.—El cOtí-ductor examinará'cuidadosamente antes de'poí«>rBe' en raarclia el carruaje y tiro, sinolvidnr do proveerse 'de mudiis, ñliles y cordelajosrMsccsariospara el caso de al­guna avijrfa. ' '* : Se íísCfiurará que el caballo está bien atalajadov'le acariciará, pasará por alrededor de él, hibtándole con dulzura^urn hacerse coííocer, y reconocerá el berrido, kvanirtndo BUCPsivamcntc las estreraidades. -'• • El'Collerón'colocado en el cuello, ni demasiado an­

cho ni eslveíbo; dt.'Ue ser bástanle largo para poderse pá-Sái' Icfmanoubicrta entre la parte interior y el pcftho, apoyando poí ertcima délas SiíptiMas, debe dejar las par­tes luter.flw y'las puntas libres- eñ una palabra, eH6 bien

•colótiadiT ctl!»ndo no embaraza ni tos" mo^itiiiéntos ni la rtSpfíatílOrt «ai c^RíflIo, Sin írtt'refíbrir^c'rtb ebstaiile.' " La retnlrüca y k» tanda de flW) Mért eJíáctaméhleM-

^ 3 5 6 —

bre su parte plana, abraxando la una las nalgas, la otra el pecho, no duben ir ni demasiado flojos, ni demasiado tirantes; lo mismo la barriguera y grupera, y en general todos los accesorio» del atalaje.

El sillín debe estar bastante asegurado sobre el dorso del caballo por medio de las cinchan, de la zufra y de la barriguera para no vacilarj la brida fija, de manera á sostener la cabeza del caballo, sin ocHsionar rigidez al cuello, cuya flexibilidad es esencial para el efecto de las grandes riendas ó guias sobre el bocado. Estas guias iguales y pasando por las anillas de apoyo que tes están destinadas, estarán sobre su parlo plana á toda su es-tension.

Las hebillas, arrastres, etc., estarán sujetos de mane­ra que no rocen la piel del caliullo en la marcha.

Ea fin, después de esto examen general y detallado, el conductor liará tirar suavemente a) caballo de IOK ti­rantes para asegurarse (|Lie los mas cortos tiran con igual­dad; los tirantes deben estar bastante largos para con-íervar.al caballo la facilidad del reculamiento, y bastante cortos para d'arle toda la ventaja posible en el tiro.

Prepararse á conducir el carruaje. ~K\ conductor de­be colocarse en su asiento ú silla á plomo, con soltu­ra, el cuerpo derecho sin rigidez y sin incomodidad, los lirazoslibres, los coitos caídos naturalmente, la cabeza derecha, suelta y desembarazada de los hombros, para que el movimiento del brazo en nada le incomode.

La mano izquierda tiene las riendas cuajadas, el dedo pequeño entre ellas, los demás bien cerrado», y el pulgar sobre U sagunda coyuntura del primero para mantener' las i(; (4le«i Jas uñas fr«nte al cuerpo, JÍ parte «M» d*'

— 387 — puño un poco inclinada adelante y distante del cnerpo unos ocho dedos.

La mano derecha tiene la fusta ó queda libre á punto de cojerla sin descomponer la posición del cuerpo.

Si la mano derecha tiene las riendas, el brazo izquler -do quedará libre ó se armará de la fusta.

El condtictor reconoce á un golpe de rista la posición de la rueda con relación á la del caballo, á (in de jnzgar exaclamenie por la sola marcha de este por donde vá á pasar aquella.

Ajusta bion con la mano derecha las riendas lenidasen la izquierila; ajusta con esta 8i las tiene en la derecha, (Escuela civil, primera lección; ajustar las riendas) de­be siempri! ajustarías antes de pedir nada al eabalto; cui­dado es este que recordaremiis incesanleinente en cada nuevo ejercicio, en que las riendas deben estar ya en una mano ya en otra.

Marcha directa al paíO.—El conduc'.or ajustadas las riendaf que tiene en la mano izquierda, prepara consuai-vidad ni caballo, elevando un poco el puño izquierdo, y tomando la fusta con la raano derecha; después disminu­ye la tensión de las riendas y dá para determinar alcaba-Uo á salir adelante.

Estimula según necesita ái caballo, conforme á su sen­sibilidad por medio de la palabra arre, pronunciada bajo, ó por un chasquido con la lengua ó con la fusta, pero sin tocar al animal, para el cual la fusta debe solo sertlr de castigo;

Eu marcha el caballo, el conductor después de haber vuelto por grados el puño izquierdo á suposición, »r-luada la mafto derecha de fiítta é libre A su voluntad,

— 338 —

•tómWequearásuaveraei>te,,¡aa.. rieixías con I» ayuda d«l dedo pcqiitífio, dando y toiiuinilo uradunJiiiünlo, deuiodo i-sanlit el,apo^o tkl boesdo y á.dejáisaki saljufvar al animul ó fm deíséstóuer yirogl<H' ol «ire.dEl paso.

- .-Tora» en sepuidalas íicwlas con la iü»no dereclw.idcs-putís de Imlicrlas ajusliido, para rtcoutumhrarse ú dirigir

lal caballoicon uika yi oli'amflno.iHdisliikiaineiiUj, ootiti-,DiM»i(dacl«aballo'SU-mardia;divecta á un p.iso regijidoy .soeteiiido. • ; , , ,-.;• :: :

Después de un cuarto do liora por lo menos, ó de ine-! día hora á lo mas díi in&rejia, parará; su caballo par» dc-^ r l e orinar, preeauciua iHdispensaWesobrotüdo cuando «B trata de una niariilia. • . Alto.—lil couUuclor preparará suavetuenle sil caballo |)«ra digponerln ,á linear Mo; Je bace, liacer alio ola-vando suíicienteaienUi: por grados ,el pufio y aproxi­mándolo itl cuerpo p-ira alimentar según .sua lUQiiesUjr el efecto del bocado; la pfllabra só, pronunciada i«uy len­tamente, apoyar;') el cibailo.ea,su alto, la inuno deseclin -searmará de, lafu^ta paraimpodir recular al caballo; es­ta solanccínndehebiwtansia necesidad de cliasquido, quedas preciso reservar, para s»car el caballo adelante, co­mo acab.imos de ver. • ; . .; Cuantió haya.ob8deciidoaloftb»llo,el conductor voJve-rá las niíinüSíá su p^sicioni asegurará las riondas en el

•ganebo y bajará para, revirar ol atalaje, silbando al caballo ^part^acérUi oíiaan BÍJICÍÍde.volvursa á ppjíier eijinarcba.

Esla estación, de uno á dos minutos por lo inepo!>,.ó idécáncft i k « a » , ¿«spaes áe.ui^ íBarclw <3eíWP'''a..>])ora

•I piKíOiiesítsobrt dftd* fl!e<;esari|ii,«uawío el «íl ^U» d^ Je jhacM'Beguklainente unailargaitiifatía^ile ^flí^,v•e^..;

— 3sg — I Maroha direckt el ífote.'—El conductor despoes 'Ae

bafaei" vuelto á tomar In inarclia directa al'pas», preparará al.Cii-Nllo sin Aumentar elaire; le lísce pasaraUmte, dan-dayesliiuuiriudülft según, sea menester, y se{>Bn su sen­sibilidad, usan<k> (le ia palabra arre, proriunefiirin bffjo," por. incdiü de uii c.lin8i(Di(lo sle Üengua ó de Ja fusta.' Así que el caballo obedezca, las manüH' por gríKlcrs á sn po^ s i a i n i i - . • • , , - • • . - • ;••• • • '

X»>irq,nto la marcliR tlireeta'al trote moderado y soste­nido, «1 CdíidiKítor procüpatú que el catjallo saboree'el bocudo, dejando la mano suave y ligera, Ins ricndiiRcunJi' jadM y; «¡oinpre iguales j sin lestarjamás ni •aba»dori9(fus ni.tirflute». , Vuelve á poner su caballo a! paso daspuosde bafjerle

preparado sin contener ?u aire, elevando por grados Ja mano de las riendas, y nproximándola ni cuerpo psra: atiuientar ««gua sea nianester el e/eolo del iiocado, la otra mano armada de la fusta para impedir ul caballo pararse.

, El conductor Ijace alai-gar ci trolB,'después de haber ajustado las riendas.y pi^eparado s« caballo fasj.indo i« nuno y estimulando segUH n6cesit« al caballolcen (a v6z ó clíísijuido da la fusl» ¡ así que el caliaJJo baya tomado el trole largo, el conductor vuelvo las mano.s á su posi­ción.. •. . .. .-; :• . • .•••••'.'• ' . 1 ' i

Mantiene y regla el trote largo de la misma manera que»Ua ipantenidOij regJa<i(i allíotooerto f cípasoí dan­di» j j .» mando al)ietn«tti.V(unfln le, lemblecfueándo'elbocaá» coi^• »i}a.sí4i»(J ly .'fr-8ie«eiKj*a(.para-.dc}ársolo'saborear al' ca^lj^¿té i^()(¿(]dulil >ab«Qd()nar8e uobre las espaldas ü,í(tf¿af;.{.§«!«íi<í;fliVíVi.;í)l«rúA(ií rfíMcíft #írote.) •

24

— asa — Pespne» de algunos miwrtas de trote targo , pasa al

corto ó flcwta él aire elevando pnr «¡radbs In míínode la» rienda*, armándose de fiiBta en lu oIM para iiiil>e4ir al caball»fwnerse al paso; así q«o tayA tomado eUróte corto vuelvoel conductor las nMiiosásupiftSícwn. ' . Hace en seguida pasar al «ab^lloal paso y parar, para

darle Ufl cuafto de hora-dedoscanso; ' descanso—Kl conductor después de bajarse rceono-'

ceráá su caballo, y no descuidará ninguna de las pre­cauciones tan recomendadas en las lecciones de la Escue­la civil. ' , • M

Antes de volver á lomar «u asienta tomara las Tienuas. con la mano derecha , uñas abajo, cerca de la boca del caballo, para ejecutar marchando con él una rnodia vue(ta & la iiqtticrda-, al efecto llevará desda luego bi mano un poco á la derecha, obügamlo fl «aballo á ganar ierren» á la derecha como uno ó dos piisos, atrayéndole d'spues suilvemenle á volver & la izquierda sobre un scmi-clrc.lo de cinco á seis pasos, llevando grHdualm.-nte la mano á la iiquierda y «anteniéndola basianle alta y firme pal a impedir que el c:ibal»fr se resisla ó salte.

Después de iiaber ejecutado esta me<lva vuelta á la i«-ffaiepda, durante, la que examinará la vBolla del cWrunje. se *nterarí d«l efecto del bocado (Eicucla cMl, efecto del bocado) y volverá á colocarse en su asiento para po­nerse en marcha. , .,, A .

Ganar terreno á derecha é isquiorda.-^EhcMaaelor^ puesto su csdíallo en marcha, dejará quo saboreé él boca. do sin irritar »u impBci^neia por tMierie tlemasiado re-ceiido y «in ceder por demasiado abaiíetóiíO. Cuan*!* conozca que impone m votent»** al coballo T»oí' el «&**«

— 5SÍ —

gradual de las ayuda», prohará hacerle ganar lerrentí á la derucba., di-spues de halterio preparado, njiistadíis cuida-dosBín )ii(;u las víeiidus , por la Uinaion' Kgera áei la rjciida dfiruclia, PJeoutiírH es o iiuivimieirto en un principio, te» reeiido ias' rieudaí! on la.manudfreeliay ttespii^ éti Ja izquierda; cic.iliallo inarclinrá asi en iiim direcfiun ólilí» cua liá-cia iu dereclia , y el conductcír le mantendrá en ella algunos instanies; c«Siimlo, i epriiniftwdo! y iiKKÍifican»; doeate empleo' de las íiyudas, que doberi serbaslante SHave, la rienda izi|ul(rda soslonida pira uo dettmiinar al cah.dio volverá la derecha , y. sin einliargo basttmte seiiiido puta buecC' ii|uo>cl ctiMlla aba<jduna la tnardia directa y fiana terreno í la den-cba.

Enderezará su calmllü haeieiid" obrar muy Iiger«imenle la rieuda izquierda, ydespnes vo verá á su i'osieionel puño, para volver f( lomar la marclia directa, que pro­longará unos veinte pa its al menng. • Qanaíá terreno á la i'.i^uierda por el ofeclo moderado

de la riendd izquierda, toiiiendr» prinKrainenle las rien­das en la mano iziuierda, y después en 11 (loieclia ; el ottballo raanharii asi en una dirección oblíeojs háciti 1» izf)UÍerda, y el comluciork jnantendiá en ella algunos momentos, cesando, repriniiemloy niidilicando eslc em­pleo i le las ayudas, quu deberá ser bástanle suave, la rienda d(íi echa sostenida, para uodelemiittar ai caballa á volver ala iz-quit-r la , y sin embar^ío bástanlo sentido pafa haoerqua el c»b«ll>.abandone la mar«hn directa y g8«e t«rreiio i la «quierdo. , ,

U cdmluat&r ciMterezará KU ciibol^haciendo obrar ii1u«f UgersAtenlaJit rienda dv^eqha, y vuh«rá lue^» ci pufió á su {luiioiun imr* volverá IvnMir la inal-chu dírcota\. ¡¡

— S68 —

Este ejorcicio de gftnar lerreno ú darosha-é iiqülenáai es necesario aJ nondiiotor para que oompremia el oinpleo' mÍJ8 senoillo (Ifílefocle, de las. ayudas, y e s por oirai parle e! movimicnlo prepan\lorio iiulispensablo para dak- bien IH vHe! cl á uii caniiaje, como varaos á rcr «ii)», siguiente lección. ^ •

Viw.lta ala-(aballr.TisUt -^Aiilof de cntriir efl la cabo* Herirá, íl condaclor o^nminsr.i S!j caballo y no pasará p<)p«Uo r»rirgi»no do los cuidadop, ninguna de las pre-*. cauciones de dekaü que hemos recomendado «n las leo» cionf?» de la Escncli» civil. •' ' i • • Esta primera leeoion HuTará tres>horaSi da iasqucuna-dc niarclia directa ai paso y al trole, deberá repetirse oclio ó dkz'veces para compreudcrBe bien-en su conjun­to y dBlnHe-=¡ estos cjcrciciosconstuntcraente ejecutados con dutzar;i, sin Inipaciencia, sin g"lpe, sin bwtsquedad, dan bastante aplomo y conli,in/.a al «inductor p;n-a quo; sepa imponer su voluntad ni cabnUo bien educado*'que obedecerá sin reptrgnancia y aun con placer.

%. XXXVI.—SRGl!ND.\ LECCIÓN.—HARCHA EN TODAS l>lBEnCIOMÍ«. •'

•' Volmr á derenha y á »i^ii>rií<^.—.Ajustadas las rien­das que tendrú la niann i/.qitirirdrt y prepm-ndo el caballa,-inardi?ndo á un pa'io rei»l.i(lo, r¡l rondiífótüp oomertBará. por ganar terreno S la dereeh» parataciliiar Ja Tueita'delf carruaje á la izquierda; en sogiiída'batá «jecutíTáfen«a», • bailo un í;irb i'i la ir.ífíiiCTda, HaViUVln «I puño"adolanW y é:la izqiíierdi), arlnando coív la fu!»l,a '\i mailo derech» paraitermlnotf el moAiiMíMíó, SO cénteftUricontt'nawli

— 383 — derecha, después volverá á so posición las manos p«ra continuar en la nueva dirección In marcha directa, que -siempre asegurará bien'en unos veinte pasos á lómenos anliís de pasar á un nw.ro ejercicio. Ejecutará en segui­da c) )n¡srno movimiento cojien4o Jas riendas oonla mano derecha. - Conservando la rienda eii la mano derecha, preparado tí ciibollu, marchando al mismo aire, comenzará el.con­ductor por ganar terreno ú la izquierda p.ira facilitarla vuelta del carruaje á la derecha, después hará ejecutar un giro á esta mano at cRbiillo, llevando el puño adelanta y á la derecha, armándose de la fu. ita la mano ir,quicrda; •para terminar el movíirrfento le sostendrá con la rienda izquiftrda, después volverá i su poíicion Vas manos para continuar marcliando en la noeva dirección. Seguida­mente ejecutará este mismo inovimiento de volver'á 1» derecha, teniendo las riendas en la mano izquierda. '

Bien comprendidos estos inovimiantos al paso, scrin repetidos al trote, alacaVjdo el conductor al caballo fran­camente por medio de ayudas (irogresivas bastante íir-Tties proporcionailas á la sensibilidad; pero al irote'laS ayudas deberáw ser mas viras y atrevida», aorKjiKÍ siem-í>i-é pfósréSivas, sin brusquedad, slti golpe ni sacudidas, y lo repelimos sin cesar, porque no sabemos cómo fec<^ mondarlo bastante. • ' • Media vuelta á derecha é izquierda.'—kiuiiíitdM las

rien'ifaííi cojidas Con la mano izquierda y preparado el caballo, tnarchando •á nn paso bien re^'lado, el condiwtor comenzará pov giinar terreno á la dereíAa p»ra facllitftr I« tüÉMadfeí'tíalTnaje á la iiquierdai despiteg haf'á «Jer-cHtír«ií*niedia TUélta á so caballo por medi» de la ten-

— ^ 6 4 . —

sna (le la rionda iaquieivla píngresivamenlq pfolanflaí 9, husU r)iM «i tiiMh Jiaja ÍÍM&UO U« «émi-circuia de eiuoo ú seis 4>aaospnr'l«mefi<'8,:arin'idu de fusta ia mano dereclia, piUia leriuinuí' luincilia^ ruelu, le coniendrá Con la, rienda derech;i;>l«S|)«es vulvorá á su. pusicbn liisma­nos para ciinliniKir IIIÍIICIIÍIIIIIO CII lani/ev.i (lireccion,c[ue asegurará unos veinii) pusos por h» mfltlns; antes de eo-moniSar olro nuevo movimieHlo; ejeuuinrá !>eguidamcnt« el misiim cujieiido IM rioodas >'4t latnaiiodereolin.

Conservando eü-esta . mítn» las riuiidiu prefiaradoial «aballo, m¡iruli.:iii<li» al. iiiisina«ú*; y quuaiulo torrtini) á Ik Úi<ulei.da p>j'« fiiullUar ja. yue^la iM uanriiaje ú-1» derci-clta, el conductor le hará t<j(-<iiiUr uuaMintídia vu«iln »,J)i dereclia pur^neilm du k icuüion/da IH riefHl,- 'il«re<;ltlb pr«>gl e8iva y |)ruli>ORada basta ({kw efcab»'il<i,ija)a descrir to un !kiOii*círCMlt»«kcii»caásAU parios (>or lu UIMIOS, af­inad.) dúi'uütq lá giaiio iztiuiurd^; {•ara.lcriniítar el movl-mieniq, le sostendrá «MH kn)i»ii'>iu{iii (;di>> despu«a TOI-VttrJ ii su pú$ii;i'in l>k«,;Uiiiiias piíi vi cuuUnuar nian;liaudfk Cft la nueva diracciow, tjucitHegiirará sieinpr* .pw; u,ao» veinte pasos á lo inaní*» par^.m (Jej r al,v'a)«íi<J ningu­na.dudq sQlure la nuuya di^mandaIIQ lasüyf)i|ai..E].i}uular r á ^ «nguíd» est<i inoviinient'), leaiiiP'li>. las r.iu(4da&^u ¡^ maiwiwniierd*. ,. . . . , , . , , , , , . , ,

Bien co nprendidos estos rnovirnienlQ* al pa^o, s e r ^ eu'SQg^ida repelidos al troto; pero, á e§iÉ »tt- |;ifi,.iy^das <ií}l>eráa ser mas deuitlida.i y líríJiespura, mi Cl)M (:l eí ),;y aieropra pra;{i:et>ÍTa8, ,bien,.£<t)twdidu$, sin.|ii;usi]uiidctd, »in golp(ini«at«dida. , : ,• . , : . -

•SliiSfan^Ot ^stavioneseti la mtircfta.-^DHr^nl^ ios Ojefr cWi<>!v4«i»» ijBcciofitts,, el iiescttHsp4tíu4i''4 ) i w : ; 8 ^ ! ^ ^

— 3«5 ~ m^flle liáeia la miiad de cada una; se tiene también siempre eicuida/ío.d&lMocr parar ai caballo parn que ori­ne, un cuarto de hora ó media liora después de haber sa­lido di! Ia«abalieriza.

fio caminoi, las posadas BOQ \as que detcnií)in»n tasest taciones que debou aprovícharsc para descanso de los eiballns. üo caballo puede marchar al pnso tros ó cualre baras, sin parar masque para orinar; al trote solo paeda «isjrclíaí dos ó ires horas, fil descanso delanoclie par* «n «aballo, es sobre lodo esencial desde inedia noche á doS'd trc.'iila la miulana. El descanso de mitad de la jorna'-da>ciit(Kk> se 14]», marchando el'caballo rrecucntcmetl-te al Irolfi', debe ser do dos horas á lo menos, desde que sfr trate de hacer tres rt cuatro miriámetros por día. Una marcha dé cinco niiriámetro? seria una jornada forzada {tara uncahallodo tiro, y debería cortarse por descansos de nna duración total de tres horas por lo menos.

Marcha circular ádarccha « ¿z(/utcrda.—Ajustadas Irfg riendas, qUe cojc con la mano izquierda, y preparado el caballo marchantln ni paso bien reglado, el conductor co-mentirápof ganar tm puco de terreno á \n der«cha parta iacililar la rucHa del carruaje ú la izquierda, • después romperá la marelía circular A este lado, describiendo uñ circuid de treinta ó cuarenta pasos por lo menos de diá* metrO) por medio de la tensión de la rienda izquierdaun pooo ráenos completa que para ejecutar una media vuelta ala izquierda* armada de fu»la la mano dereclia;«ncon-trándoM«l ciaballo sufici«ntenicat8 plfgado en la diíec-cieo del;círeillo que vá á recorrer, el conductor le sosten­drá moderadamente con la rienda dereclia para asegurarle en su Jnatcba«ireular^ sio permitirle casandiar tú es-

- -366 ~ ifeuhaí'el círculoj lo que lo será siempre fácil obserríY siguiendo el surco primitivo de las ruecbs sobre el trt« reno. , • ,— • ; ' . ••;

El conductor enderezará su CJtballo y le restablecerá por medio de un giro á la darechOj en la marcha diPMÉa, siguiendo uu diámotro, pero gnnanrio un poco de Ierren» á la derecha, para facilitar la vuelta fio! carruaje á'U izquierda; vuelve á comenzar 1* marcha circular a t o jzguierda cojienilo las riendas con la mano dorechaíy ia fusta con la izquierda; después vuelve á tomar la fliarclia direela, íjanantio un poco de terreno á la iz--quierda- para facilitar, la vuelta del carruaje á I» derecha^ antes deronjper iii marcha circular á esta mano,- p«r 1* tensión: de la rienda dorechi nn poco monos completa que p.ira ejecular una media vuelta, armándose de la fusta Id mano izquierda, encontníndofe el cabatío gufi* cienteiuentfl plegado en la dirección del círculo qne vaá •Jreoorrer, el conductor le sostendrá moderadamente de la rienda izquicpíLi para asogurarBa^cn la marcha circular, «in penmtirle ensancha» ni estrechar el círculo trazada ÍWr ej surcó prin7Ííivo <]e (as ruedas. Rectificará a'leraás el prlmilito circulo, sino oalHviese •liíeii trazado <5 »i> fuese de un.i circunferencia cnrttínua..Endereza «u caba­llo regUib'eciéodol«;pw an;giro A la deíeclia en la mar­cha directa siguiendo mi diámetro; vuelve á coinenaar la marcha circular á la derocha «ojiíndí» fa* riendas ooij la iBafloizquidrdayta fusta con la derecha;' •'• "

! Bien comprendidos estos witvvimientos al paro, serán seífuidamenta repetidos al trole por tnedío de ayudw ma« Tiíasy decidida»; • . •« • • • ' • ''

Esta segunda lección durará tres tooras, deito*^!*'

- §6? -

nno »1 trole dí-berá repetirle quince 6 vtühte'vcees pira comprendería hien en su conjunto y «i sds dfílíiltes: El conductor debe haber íidquirido H sftfjufidad d« que poede dirigir á S*J caballo en toíOS sentiíos, que sabe contener,' alargar, reglar, tambiat-el aire; siendo fliiefio constantemente dol caballo en lísvüeltas mas rocojidas.

, / • . - . . •

$ . XXXVII.—RRSABIOS OTJE r.3 PRiíriSO CORRECra.-^OTtSKnVX-'

CIOMES GENERALES.

* La •mano.—RI defecto' mas cnmivn de los Ct>cheros y Volantes, eá tener mala mano, es decir diira ybruson éh Tez <te ser smve y bfanda, parí hacer saborear ni bocado sintiendo ligeramente el apoyo y aRepjiírar en'él todo'sil efecto por medio de la flexibilidad del cuello.

Lá mano'dura tirando de la.s riendas conllnnnmenle, escita al cábslln 4 armarse conlr.i el bbeailo.'S mano­tear, á botar á las salidas impetüos:>5, í aprovechnrse eti fin de todos los medios de escapar del doWr qiie le persi­gue: en «516 caso, si la mano pct-manéce dura, y aun sé hace brusca para contener al caballo, las sacudidas que di albocadé, lejos de producir tt efecto ¿jotí i<e''éSpers, determinan un'dolor bastante Wvo pír« deí!e.ípcraf al caballo, que se levanta y concluye por ser arisco. '

Las riendas deben siempre mantenerse cuajadas, íil flo­jas fll tirantes, para que él conductor por un moTimien-tó imperceptible del dedo pequeño pueda siempre'hacer, saborear el bocado, dancfo ytomalrdo alterhalivnmenle; y s6bré lod*; á fin dé qu« sea eti todo tiempo dueño alwo-luto de las ayudas que ejerce , según sea menester, sieth-pré'proígresiva*.

-^ 968 — Las riendus ilplaule^ no permUirian el enjpleo w m ^

dúitd á<) loa (lyviiUs: el cai wllu se iiluruionari*, y nosa l«s pailrijsoslei^r ai cijíigir eii üempuoporiiioo. Laij.mn' iííi. Ilolíiijleii so» 8ubrc (ü<Ju pt Iígrusa&coii ua sok) cabfi-lio ali^Ujadg á un c<'ii°ruuje de (Jos ruedas, p4>ri]M! ol lUíínpr paso íalio pcfcípua su caiWa ¡íor el pesofltlxarT ruajc, y las ayudas mus vivas y (innes no pueden llegar iumediataoietile 4 §a auxilio j)ai'4 sostener la,p^rtpan­terior.

La fusta—La fusta que el cnnductor ceje con Ja mano qi)e no titint; Ji>s rieijdas, vs iaiijsoio un-<< a^uda accetu-r ú ; i\n «njJinrgo, la. Iicniüs visto usar para estíiuMlítr ai caÍMlo; pora la t'usia dctio-servir sobre lü<I" couio ca«ti' fiP> 1 b<'J'' * te concepto reen^plaxa á las espuelas; Uet-iji-' nete {Escuelacivil), , ,

Las riendas deJjcn estar ajustadas,, y eJ eal>ail<) .prepa­rado cuando »e Iwcc uso de la fusta,. i;nn cpmu esiiniu" Jante, liaci,<ínilola solameflie cliasquear. l'or lo deipás n» debe hacerse i^aa de ella sino uiuy rara xeg, eo caso d» insuriciencja de Jas,ayuda8 ó do la voz; cl*tl)U.'<o.x:oiilíuuo (¡fie puiJiera jjacersc de la fusta, yolveria.l|icn prpnto.al cal ajli) iuscDjíibU: y reiisteiUc. áJiís ayudas; pui;ciías(t, no »coíl.i)n)Jbraí"'a í WJa, gfin.orfl*í é imtalíle^ se, reJ>«Iar¡« contra ella. El ^poy.P de JÍ(,tralla eoJire el. c<.»lado d la grupa uyui|a,¿ la energía.de.las ayudas; el .cliasijuido escita aJ. caballo, los ^Jpus castigan la des(»Uediencia ptovpnida lie pereza (S pnijia <kl caballo.;, rf*'.l»efi, dará» abierlawente .soJjre el costado ú,subre el viuntre, Mibro Ja grupa escitariaii á cov^ar, y .s' . t l^^ abst|i;per. 49 á a r l f i s . . , . , . , , - :••• .M :-. • ;•••

Nü se debe castigar á un caballo CQU Aiglazos sii^

- - Md — para reprimir y castigar «cverainent^ la desobediencia forros!: es uoa pena rigorosa que el ¡cooduclor no debe ja<ii3« imponer á un caballo gensroso, sino cnando ha «gotafl» todos ios na«<lios dtí dulzura, d spueSi en Itn, d« hab«r et p iriitietiUdo una resist«neia invencible á t» etier-gía de ías aj<*líis v' sm atícesofios; pTo as/ -«fae el caba­llo Iw obe<4eci<lo, el casligo debo cesar, y el ccMnltietor volver á su poeicksn lasmitnog. • '

No.delw jamás em\^)e»re\ casti 'O de la fiistB sino ton discernimiento, enoi mismo instunlecn q»e 1» desobe­diencia sea rornml.'SincólHray eon la seguridíid deque es ehterarnenle dueño <1al caballo y d«'sl mísmoi.

Los carretoros tienen la estúpiíla ooslnmbre de gol­pear la cabeza del: caballo con,la vara del' Utigo, cuando elanitnil irritado ya [xir las bruscas sacuítidas de la» riendas no sabe lo qtie se le pide; estos polpes violentos 611 la «íabeza, lejos de decitllr á la obedjeneiá, pueden de­terminar en un potro la enreriTirdad del vértipo, y tal brutalidad debe ser «iempr* resueltamente reprimida» porque puede ser causa de' los mayores peligros, cuando d «aballo le^ 'í á eflcolerigarse. • • • . - í .

Caminos (Uficiles.^^&iafni^i« qtieel eatitírid scq'dfffctii el conductor debe sostener sus caballos, recojiéndolos inasírecuouteuicDle y con mano mas tkmo, cistiinuiin'* doles con la voz y escitáujcjaie^ según necesUo con «1 cUasquido.dc la.fusla^El.aÍKe |)uede permanecer el ntis-mo y aun li«ppcico boy ioconvewnle de alargarlo en la« subMus, ca las qu(] Je escojerú epn preforcinnia la senda de me^os piinjieole. lil aire será mantenido y íun con­tenido, sogvnui^uesite ealüs lijadas, eo. las qu«4)«berá escojerija el«:#a^ao d«aiasir<^d«)9«Á Un de modecareAisi-

— '9fO •»-gun tanto laiimpulsion díftia al carruaje por J» pemlienté (iol terreno; ;en las bajadas los oibnllos de d^irás son los solos que pueden retener, y se debe conlener á Itís^a-r balloa de delante, cuñal fin de que no precipite» á los de lanza; en Un subidas por el conlrario, es preciso estijnu-lar ¿ log deadelante y obtener la unión en el tiro.

Süslvaidos los caballos, un »i*« franco y decidido, e» siempre el mejor en los caminos reales ven Jos buenos.

. El (¡onduetor no debo jamás abandonarse á dejar con negiijencia ir ¿ ios caballos á &u antojo.

Al dar vuollas dificiles bajando, el conductor deberé ganar el mas terreno posible del lailo opuesto al de la nu^va;direoci©n, en. la rjuí no empeñará á los oid)aüüs áa dolante sino' después de hibcrlos contenido, rueito con suavidad, moderándolos y calmándolos constante» mente.

Guando la bajada es rápida, será imprudencia no s«je-.tar las ruedas; pero si por casualidad los caballos se en­cuentran laniado» á un aire, vivo, que el conductor no séapuri! eo esfuerzos impotentes para contener, porque un desvío de dirección entonces, es bastante mas peli­grado que la velocidad del aico: tedos sus cuidados en tal «aso'debon encaminarse á dirigir convenientemente los caballo», alomarla» tiiclta's de lejos, á evitar choques bastante violentos para volcar.

Los riaohaeles, fosos y otros obstáeiilos, debed ser «travesados al sesgo y jamás de freirte, cOnéftjeto'deevi-tir una sacudida que puéila quebrar el eje, y de una im-pulsioil insopoilaWe: se sesga tidés obstáculos, lo qiié te Hamatíórtar ganando terreno A la izquierda eon prefe-rfení*»; * b5»»"á kdersciía'' antes de UegW 4 ellosvoír*-

vesatlo el oijítíicilb, se vuelve á ganar terrona áM» fie-reolia ó bien á ií<}iridr<la para eildereearí . •

Ko debou' sacarse las ruedas fuera <lel carril , lo que se IIaína desoarrUar, s i n»p t ru Itaoer inarciiar'á los ca--b;dlo8 sobre mejor larreno> •' ! •

Ei cochero enlotícos, encarrila b latvza, el pírstiHonAo tiene mas euidiiíliJ que ilírigir' bien la rúenla doiceba, la-iüf^uiewlii sij<iio !a pista del cal>aHo da.siiéa. fiímndo se desfurrila non un KOIO oaballo dn varas, es preciso evitar apro.ximur demasiadu'ia ruetlaó el caballo at carril, á í in de quo, la rueda no pucd« volverá chcr otravez y que el caballo.Ho sea jamás molestado en la «archa. '

'fenninaremoB estas olwcrvaciones con los antiguos wirsQS que el caballo r»linclialM' á su eoniVuetor eniaa ridiculas íiguras de nuestros antiguos picaderos.

No mo acoses al subir, pero contenme al bajar y ea llano puedes pedir.

Estas son verdaderas lrii)¡alidades, pero de tan grande uliliilad, que es preciso respetarlas para que nunca so ol­viden.

Caballos difíciles.—Los caballos de atrás, sea en va­ras, sea en lan/.a, no pueden jamás ericubritarse de una manerii peligrosa, porque se lo impide el peso del carrua­je; prtro pueden cocear para estropear el mismo, si no se tiene la precaución de prevenirlo é impedirlo por una larpa correa. Esta, que descansa sobre la grupa, está sos­tenida con una presilla unida al sillín, y viene á lijarse, sea en cada una de las varas, sea á la cabe^.a de la lanza

— 373' ~ y al eocbc} cnando sírfo se pone un «abíll» en varas, una falsa cadenilla, las g^uis de seji nrídad reuriiilaB al bocado ya lii talsacQiJeiillla por un an#lo coiminen-<!lqiiiv¡se he­billa, comfili'taa las procaucfarifi» q*ie-hay «(ttetomnr? Ib-da otra adiccjon al arnés es iniitil j.pui'de parjudiciir*

No riípetiremos aqiu' losdelalleíi dados ya para la mar­cha que hay qott si^nircori los cabsiUus rtifícilps en la £ » ' CHelaoieil-, i»sislireii>os stdammicen la dulzura y IBO>" deraeion de que janriásdebo síparnrsecl conduülnr, no empleando el castigo 8ÍBecii.el últlrnd eslre-mo, franpa-iKenle y sii> cólera. El conductor, por otra parte, lÍBn«' un recurso precicsw, cuando ^<»bierfl»'muchos cabaMo», qu« es d de poder anuliir 1» resi!?tencia del pflrlinaü con la polenejfl de otro caballo, y aun doatráerlft ata- bneria vía con el«jeraplo y esfuetíos 8ÍniuUái«os do los otros caballos.

TERCERA PARTE.

Educación del nolr«.-Todo h^ que tondernc á stíS alimenlós, ctiiitado y entrplwiimiontp en estado de salqd.-p^lodo d" lierrarli) y JimpiarJo.-^No-, ciones iudi&peusables en caso de accideate^.

CAPITULO X. :

{ . XXXVHI.—ALIMENTOSj OUIOAOOS T EnTRETEKIMIBNTOEK

^ ESTAIM) DK SALUD, ' i

nt)mo (lejatnos dicho err la primera psrte de este trata­do, l;t ceb.id.i y ia p.ij.i son losa'iiitentos rn,i.s cnmuix'Sen España para'Khió caballo, y espres;rmrts lambíetr los países, provincias, y aun las cifetins'.ancfas especiales eíi qvtc aq iiélfÁíi pueden V deben varhir; loa misinos ' srrvén para % ntitridon (l«l pmrt), si bien para «lio d4b(í t«n«»-> se esmer.nlo cnidado en grailnat su fnerza suBlanriosfl,' ya respeiíii» filai tíañsicinn de lo» aW méritos flojoscon ffue prirmfivariientesfi ha'iMllridí), yá al escaso trabajo quíf en í/üs primeros ejercicio (tebií fijífiirse. ••

Aunqíre S-Ifls tres nñ(»s pnedií iempezarse k educar R1 cabaHó de tiro (»> siendo para yuras, piíés para esifl **-' j*lo debe esjKerBise seis nieges wias), 7 á los cnairo érd» siiia,' y titi cittrliiis razas á tos cinco y il los seis» buen» «g qHB la eiíttcacion «ía coHf «urtía leiltrtiid y atwiáiíiMid

— 374 — íieiTipre ú la disposición del animal, sin querer decir con esto que so abus.cTJfíR<;93e «fttSSiaJaijíMr.r conseguir­se que desarrollo sus fuerzas, adquiriendo agilidad y sol-t^pa (11 í!«íi}HtJii»bi;()ft, qijf (jlíesjc nioj,or,s«i|vh'io y,(du/V! mas Ueiiijio; inienlríis que,' ina pdLW!]QÍp.U jireciflúadatcie-* Lílíhi sus ^ucrziis, arruma sus in;einl)ryy, y . lo' qti^'es cbnsigulemcFiáiífe'qiie vefi^iin á pte^idr'un servicio m'alo y de poca ds^abloii!.' DkearíáiHos'ilbíitítVo'*" Sitie los dífe-reiiles grados de educación fuesen paulatinamente dados y que aun después de recibidos y comprendidos se fuese entreteniendo el desarrollo del potro antes de entrar de lleno en su total empleo hasta'^dsbítb*un año de su per­dida libertad. ; Durante este tiempo que croomos necesario ^ariv- qutf;

el potro se recrié, es cuando mas esraaro debo tenerse con él en variarse la clase de alimentos tan pronto como se mauilieslc inaputwUe ú cualquiera ^le cllo^, k) que podrá sucedor muy fácilmonto, ya ú consecueacja de la, rápida varinciou, ya por el dulce trabajo que recw'iendiimos, ya: t^nbioQ por.efecto de la denlicioii,..sieniprti deberán es -coj^SQ entro los que dcjtunos, espuejstos. Jos mas sanos, fresiQps y de fácil digeslion, concluyendo por úilimo con un abumlanlc y escogido forraje. , Upadeiioa motivos qnq cn.nvicslro cenoeptp ocasiona,

líl ififiniditd debajíisrpne.ííCnQtan en los caballos déla, caballería del íy<frcilo ea ai.precipitada educación, aua->. qufteo hqnor de la verdad' njodürada dei algún üíipp!» á esla parto ea ciarlos i-egimiertloaipas que-etí olro»,.'^l, a^rdo, lio Iti mayor fane,(ie..Jos. jefes, por ajMiren.tar e« p*rada&,y fpraiacion«s,un,gruepií. de fnpcxa que.en^eam dado» Mifnus :que;(¡ct¡(íiia,¡i»er0:cuy4ui iiparionó^sEBdun

cen en nuestra dpoca ilusoria, es la causa seguramente de una pérdida notable en la economía nacional.

EláraM del desierto, se nos dirá, empieza la educa­ción de su caballo casi desde el moinenlo en que nace: concedido; pero el caballo árabe recibe individualmente su educacieu como en Europa domeslicanios á un perro, á un pájaro, á cuyo cuidado se dedica el esmero do toda una familia; se amamanta en medio de olla, vive con ella y come con ella; sin embargo, éUa precipitada educación, muy distinta de la que las costumbres europeas perniiti-rian proporcionar á nuestros caballos, no puede negarse ^ue se opone al completo desarrollo del animal aun en aquellos mismos países: ¿cuál es sino la causa para que la alzada del caballo árabe no pase en general de siete cuar­tas y tres dedos? ?ío es otra en nuestro concepto que la falta de tiempo para su desarrollo nalural, y tanto es así que en las yeguas árabes bay alzadas mucho rna-yores.

Domadores de caballos, se nos dirá tiiinbien, lia babido y hay que en oeho, en cuatro y aun en dos lecciones han domado un caballo; coucudido también, U', han renditlo, le han hecho entregarse, pero no lij han educado; nin­gún cuidado tenian con las consecuencias, su objeto es­taba cumplido; pero en equitación no se busca esto, en equi­tación sebuscari los medios habites, naturales, dulces y propios de educar un caballo fomentando su desarrollo para el útil servicio en lo sucesivo; en equitación debe educar al caballo su amo, no un estraño, y de no, pro­curarle un maestro qne lo mire como propio.

Forraje.-^Hemos de inteiito reservado para este pun­to el ooúocimiento do esta clase de alimento, porque re-

— 376 -parándonos de cuanto |la práctica, no la razón higiénica, tipnc establecido, no estamos conformes con que sea ne­cesario ni aun útil iiacérselo tomar anualmente al caba­llo; á los potros en el año de su recriamiento, sí lo creemos hasta indispensable; pero pasado este tiempo, dígasenos cuál es el motivo, la razón higiénica para guminiatrar un laxante á un cuerpo que no está enfermo ni aun me-ramenltt indispuesto: hemos estado en operaciones y en campaña con caballos que no han forrajeado en aquel año, y sin embargo loa hemos visto mantenerse lozanos, vigorosos, sin mas achaques ni contingencias que los consiguientes á un trabajo forzado cuando ha sido nece­sario exigirsclo; mientras que en descanso, en guarni­ción á caballos de igual robustez y lozanía hemos visto perecer de resultas de enfermedades, á cuyo desarrollo estenso ha contribuido el suministro de este alimento, y si únicaniento puede concedérseles predisposición aellas, hav que conceder también que ha ocasionado su preci­pitación aquel.

Esta alimentación, pues, debe ser considerada como un régimen esccpoional, cuya prescripción necesita cono­cimientos par.i que produzca u:i efecto saludable. Puede darse en estado de libertad y en la cuadra: para el pri­mer método debe tenerse el mayor cuidado y discerni­miento en la elección de caballos, porque loca con los inconvenientes de las variaciones atmosféricus, roclos, alzada del animal, rigidez de los músculos del cuello, mala dentadura, ataques de los insectos, etc., etc.; es preferible el segundo, siempre que la caballerizaeslé bien ventilada, con buen piso, buenas corrientes y sumide­ros. En uno y otro caso se prepara al caballo para esto

— 377 — Tariacion de alimento adietándole uno ó dos dias antes, disminuyéndule su ración ordinaria y dando principio á la alimentación verde por corta cantidad, que aumentará progresivamente desde una arroba á cuatro ó cinco ar­robas diarias, divididas en pasturas corlas y frecuentea, dando de tiempo en tiempo descansos para la digestión, paseándole en alguno de estos intermedios, pero sin exi­girle fatiga ni trabajo alguno mientras dure este régimen, y cuidando de enjuagarle y refrescarle la boca con ana disolución de sal en vinagre y agua.

La planta que constituye este alimento es el alcacel ó forraje. El cardo , la escarola y las zanahorias pueden servir también principalmente para la preparación al nuevo régimen.

C.VPITULO XI.

%. XXXIX.—HEnRAGE Y LIMPIEZA.

Jamás se llevará al herradero á un potro por primera vez sin hacerle acompañar de un caballo viejo y dócil, á quien delante de aquel deberá horrarse, teniendo cuidado mientras dure esta operación de distribuir al,potro, alado por una sencilla cuerda á una sólida anilla, algunos pu­ñados de cebada. Uascándule suavenicnte la frente con la mano, se le hará dar las manos y pies uno después Je otro; se ie presentará la herradura tria sin ajuslárscla, rebajando un poco de casco, sin causar daño en la rani­lla. Ea fin, nada se omitirá para acostumbrarle tanto á la Tista como al olor de la fragua y á la mano del mariscal, que deberá lenerLi constantismente suave y ligera, sin la menor brusíjuedad cu su f esto ni voz.

Si el potro no dá señal alguna de espanto ni impacien­cia, se le podrá en seguida colocar herraduras nmy lige­ras, teniendo cuidado de presentárselas apenas calientes para ajustárselas ügeraincnle con (laves lo menos grue­sos posibles. Es preferible llevar al caballo al herradero muchos dias seguidos, siempre en presencia de viejos caballos, qne se dejen herrar tranijuilamente , que espo­nerse á qu(; se espante. El menor esiuiulo retardarla en este punto su educación en vez de adelantarla, y aun una opresión demasiado ruda |>odria comprometerla para siempre; sobro todo si se cistignba al animal en ve?, de ins¡drarle coiirianz.a. Por iguales razones es esencial co­locar al potro de manera que el resplandor del fuego de

— 379 — la fragua ó de la herradura liecha ascua, cuando se mar­tilla , no pueda licrir su vista con una impresión dema­siado repentina y viva, evitanda también que las chispas puedan quemarle; por ÚIIÍIBO , no omitir nada para ins­pirarle confianza, Calmarle y iVacerlc fácil su herrado.

Un lumbre á ha cabeza del potro para acariciarle y distraerle, otro para levantarle el pie, son siempre necesa­rios las primeras veces. Cuanto mus irritable la natura­leza del caballo, mas es precisó redoblar la paciencia y dulzura , la calma y lirmeza, á fin de prevenir una des­obediencia formal y por consecuencia la corrección inme­diata. Ei castiga por otra parto debo ser pronto, aunque siempre moderado y calculado de manera á reprimir, á corregir, á reducir al animal, sin jamás acobardarle ni exasperarle. Todo hombre de A cab:illo salie por espcrien-c\n que una actitud serena y firme, durante una correc­ción moderada, impone, niucbo mas ;\\ animal que la brus­quedad y la violencia de golpes dados con cólera. El mariscal en todo caso debe ser escogido , hábil y de pa­ciencia para que pueda operar diei¿tramentc y permanecer impasible y eslraño al castigo en caso absolutamente necesario.

Después de estos cuidados prcparotorios, téngase pre­sente cuanto hemos dicho sobre el modo de herrar los caballos {primera parte , herraje).

La limpieza debe empezarse muy poco á poco , y des­pués ya de que el caballo haya adquirido cierta familia­ridad con el hombre que le cuida, en un principio á mano, pasándola por todas las partes del cuerpo, hablán-dole y acariciánilole al mismo tiempo; después con un mandil ó lúa, cesando en el momento que el caballo se

— 380 - • inquiete, acariciándole para quo no recele, y volviendo en seguida con igual cuidado; verincado esto dos 6 tres días, podrá pasarse á lomar la bruza y á acostumbrar al potro á ella pasándosela suavemente por encima de la piel; y por último se concluirá con la almohaza, pero teniendo especial cuidado de no hacerle cesquillas h¡ rozarle demasiado fuerte, principalmente en las partes mas delicadas y monos carnosas, {Primera parte, lim­pieza).

CAPITULO XII.

$ . XL.—NOCIONKS INDISPENSABLES EN CASO DE ACCIDENTES.

Al tratar este punto en la primera parte de nuestro MANUAL , lo hicimos en general de aquellas afecciones y padecimientos mas comunes á caballos ya educados y aciimatados.

En los potros la aclimatación no se reduce solamente á habituarse ¿ la estrañez del clima sin novedad ó altera­ción notable; esta clase de habituación podrá ser mas ó menos difícil cuanto mayor 6 menor sea la diferencia de climas, cuanto mas próximo á su fin eslé el acrecenta­miento, y cuanto mas ó menos vigor haya en el animal; pero en la aclimatación del potro entra también el cam­bio de costumbres; el atadero, la cuadra, el alimcnlo, la limpieza y el roce continuo con el hombre, ele, etc., que son otras tantas causas nuevas para él y que empiezan á alterar su organización. La infmidad de enfermedades á que espone al potro su acIiniiiUcion , son propias para tratadas en uu Manual de veterinaria; aquí solo nos atendremos á enunciar la mas común é indicar los me­dios de tratarlas.

La inapetencia no es una verdadera'enfcrincdad, pero es preciso no descuidarla por eso; debe inmediatamente ponerse en uso el cambio do alimentos, sustituyendo 3 la cebada las sustancias verdes, según la estación, como cardo, escarola, alfalfa, y usar de lavatorios emo­lientes y agua en blanco como atemperante, continuando este métedo hasta la completa muda del diente ó crup-

— 382 — cion del colmillo, que prohMeir.enie habrá sido la ci'jsa de aquella.

Las demás, como h papera, queso reproduce a la erupción de los últimos dientes y subida de los «olmiltos, pulmonías, muermo y lamparones, aunrjUe siempre será bueno atacar su presencia con los cuidados recoiíien-dados en la primera parte, «Nociones indispensables de medicina veterinaria,» la asistencia de un profesor «s. absolutamente inílispensable; lo es también y mucho mas en tales cosos redoblar la vigilancia en el aseo de la caballeriza, en la libre evaporación de los olores fdtidos, en la cesación de sonidos agudos, en el mismo cuidado y limpieza del animal, en la fiulzura y cariño de su trato, y soJ>re todo en /a precisa ejecución de lo» preceptos máilicos; cuan en cuenta debo tomarse esta última adver­tencia en las enfermedades de los regimientos do caba­llería.

CAPITULO XIII.

Educación.

f. XLI.—CUIDADOS PREPARATOBIOS.

Para educar un potro es preciso ser no solo un verda­dero bomltfe fie á caballa, inteligente, hábil y de pacicn-. cía, siuo ser .idernúK sumaiiienle alicinnado, tener en ella, un graiv pljicer; es una necesidad imprescindible la de, comprender al ealiallo y hacerse ctVmprcnder de él, siem­pre que se lo quiera educar , desarrollando á la vez su inteÜRfiíicia y fuerza, su destreza y docilidad.

No será nunca sulkieiite cuanta dulzura, franqueza, pacittncia y firmeza se emplee con el potro para llegar á familiarizarle con el hombre , que es el primer cuidado que ha do tenerse; consogiMo, la TOZ y !a mirada del hombre le serán bien pronto conocidas, su inflexión vá-ncvola ó severa le animará ó reprimirá á volmitad. Se le acoslumbrará también poco A poco á dar las manos y pies uno después de otro, goljieándcselos suavemente para que se habitúe ano retirarlos, y á dejarse locar todas las partes de su cuerpo con la mano. Poco á poco tam­bién á sufrir la cabezada, la limpieza, la manta ajustada con una cincha de cuadra, llamada cinc/mcío, la silla pri-raero siugrupcra, luego cou ella, el filete ó bridón para el agua y la brida.

No se debe metej el collerón al caballo de tiro sino con mucha precaución, sin que se toque á la cabeza, y al mismo tiempo animándole con la voz.

— 384 — Las lecciones progresivas serán mas ó menos fáciles y

rápiJas, según el carácter del animal, rcpiíiéndolas con constancia y firmeza, sin Ja menor brusqueflad, recom­pensando la obediejicia con una caricia, con alguna go­losina, con una dulce inflexión do la voz y de la mirada, reprimiendo inmediatamente el menor capriclío con la se­veridad d« estas mismas, jamás liabrá que temer una dftsobfldíencia formal que es preciso prevenir con destre­za, sin hacer jamás intención do ce lcr. Nuestra continua insistencia en todas ocasiones sobre el poder que ejerce la mirada del hombre en el caballo, es por la persuasión que tenemos de que bien empleada es casi siempre su­ficiente para prevenir la necesidad del castigo. Así es como el caballo árabe, educado en medio de la familia de su dueño, desarrolla su inteligencia, espiando la mira­da áú hombre para ejecutar su voluntad y obedecer á su menor golpe de vista.

Todos estos cuidados preparatorios forman su primera cducac¡«n, y acostumbrando con ellos al potro á la ca­balleriza, á la limpieza, á llevar la silla ó arneses, á de­jarse herrar, todo con una progresión meditada y con las contemplaciones convenientes la hacen fácil y soporta-ble no desperdiciando toda ocasión que pueda dirigirse á facilitar la flexión del cuello, entrando por derecha y por izquierda á darlo el pienso, á acariciarle, y llamando su atención por uno y otro lado.

Esta educación preparatoria, aunque la aplicamos aquí (solamente al potro, debe practicarse también cuando se quiera conocer un caballo que se acaba de comprar con escrupulosa atención en sus menores detalles, y si se viese que estaba descuidado en ella, ó que en sus prime-

—* 385 — ros aflos no le habia sido dada contenienlemcnte, lo que sin duda alguna le habría hecho contraer algunos resa­bios que inmediatamente han de procurarse hacer des­aparecer.

S. XLII.—LECaOS DE INSTRUCCIÓN DEL POTRO,

Primer grado.

Observaciones preliminares.—Ya d()cil el caballo i dejarse colocar en la caballeriza la brida y silla 6 arne-ses, se le sacará á dar algún paseo al paso con la silla 6 arnés y el bridón, en compañía de un caballo tiejo y dó­cil, colocindole indistintamente á derecha y á izquierda del potro, precediendo y acompañando conTcnientemente las lecciones consagradas á la instrucción do este.

El trabajo á la cuerda y con cabezón, no solamente es inútil como trabajo preparatorio, sino que nunca se dá sin inconveniente, por hábil que sea la mano que lo diri­ja. Aquí no podemos pasar en silencio que no solamente este trabajo & la cuerda con cabezón, sino que todo tra­bajo con este lo creemos perjudicial; en primer lugar, ¿la naturaleza no nos indica claramente el uso que debemos hacer de cada una do las partes del cuerpo del caballo? Por los dientes conocemos su edad; por las orejas su in­tención, por los ojos sü carácter; por los aplomos su fuerza, ele, etc.; ¿dejarla de indicarnos también que la parte señalada por ella, mucho mas abundante en re­cursos que tas Immanas ciencias para la dirección y man­do del bruto, son los asientos ó barras que por sil estruc-tuta y sensibilidad prestan al hombre el apoyo que falta

— 386 -^-

á su desigualdad de fuerzas? En segundo lugar, si tene­mos ya esta parte destinada por la naturaleza, con la cuaU debe sobrar á todo buen lipmbre de á caballo, ¿áqué buscar olra señalada solamente por el caprichoJíuflUí» Jio? ¿Qué ventaja nos proporciona? O la cabeza y cuello del caballo han sabido colocarse debidamente en el pri­mer grado de educncion por medio de) filete, como va­mos ábacer ver valiéndose de los recursos indicados por Ja naturaleza misma, ó de nó se prueba inequívocamen­te que el caballo ha caído en (nanos estrañas al arte; en el primor caso es inútil el cabezón, en el segundo per­judicial.

Los mas acérrimos partidarios del empleo del cabezón convienen en que exije un tacto especial, una- mimo á propósito, un conocimiento profundo y escogido aun en­tro los mismos profesores de equitación, el que pueda reunir estas condiciones, siendo muy raro encontrar al­guno que cuento con ellas; luego ellos mismos confiesan que es un medio que en cien casos, por ejemplo, dará dos resultados buenos y noventa y ocho malos: ¿liay, pues, compensación? ¿Sus mismas razones no dan fuerza á nURStro parecer? Primeramente tocamos (y esto es con­cediéndoles cuanto quieran), con la dificultad de«ncon-trar quien reúna toíl0«6te conjunto do cualidades in­dispensables; después eou la mayor todavía, y casi insu­perable, de que el amor propio ó ja presunción no haga creer á todos aptos ó idóneos para elle.- el terrible desen­gaño de su equivocada presunción, ó no poitria conse­guirse, ó de conseguirlo seria después dehabcr estropea­do algunos caballos.

Lae lecciones en un principio liao; de ser sumamente

— '387 - ^ cortas, de una media hora para los dos primeros grados, y podrán progresivamente alargarse hasta dos iioras á lo mas; el Ifabajo arreglado de manera á desarrollar las fuems del animal, sin exigir jamás sn totalidad.

Los arheses del caballo de silla y del de tiro será» para esta instrucción dividida en seis grados, ios niismos qué dejamos descritos para la líscüela civil j conducción de carruajes, sin ningún cambio ni acción.

Kl caballo estará completamente ensillado, atalajado y embridado, en todo el curso de los diversos grados do su Instrucción; el instructor vigilará por sí mismo, con iiOa continua solicitud, qué ninguna de las partes de loa arnéses pueda dañar al aniTnal ni embarazarle en la ente­la libertad de los movimientos de cuello, miembros y cncrpo.

Xeccíou de instrucción del primer grado.

I Hemos dejado dielio que durante la educación p r ^ a -ratork de los-potros es un cuidado sumamente impor­tante el tratar de conseguir la flexibilidad de su cuello; Ja primera instrucción, pues, que ha de darse k un potro, fierÁ k entera ilexion del cuello en toduü seulidos. EstA trabajo se: dará piiraecamente ápié firmo en la caballeri­za miSma, ó en el sitio donde se acostumbre á limpiarle, áíin de,que el caballo comprenda mejor lo que S.Q le man­da y no pueda contundir los movimientos exigidos á k .eabeaa y al cuello con los de los miembros (I)..

' ,(f) Entre las flexiones cinc vaniof á dar á coaocei' y las usadas ••y'-«splica<]as'por Mr.BaiitKí^r én su nuevo tratado, podrá enconlint'-se alguna ligera difei'encia: nosolros hemos recurrido á las fuentes en las que indudablemente este mismo autor liabrá bebido los prin­cipios fundamentales de aquéllas.

— 388 -^ Tomando las rieudas del niele, uuas abajo, cerca de la

boca del caballo (figura li), se le hítá sentir dulcemen­te el apoyo de su embocadura partida, trayet)4o progrC' sivamente la cabeza, mantenida suficientemente alta i la posición vertical, curvándose el cuello para seguir el movimiento de la cabeza, sin verterse á dereciía ni á ixquierda. Este movimiento del cuello, sumamente senci­llo, tiene por objeto corregir ya el defecto de tender la nariz al viento, ya el de encapotar; predispone al caballo á la preparación; la cabeza suficientemente alta, y el cuello convenientemente colocado; no debe pedirse sino con mucha dulzura ú insensiblemente esta posición á los caballos cuya conformación se oponga á una entera re­gularidad en ella; lo esencial es suavizar suficientemente la rigidez del cuello para que el caballo con ella no in­tente una defensa contra el bocado-

Así que se obtenga una posición satisfactoria de cabe­za y cuello, se abandonan las riendas« se acaricia al ca­ballo, rascándole la frente y el cuello, se le complace con una mirada, se pasa por alrededor de 61 hablándole cari-ñoiamente, se le levantan alternativamente los piós y manos, obsevando si siguiendo como ordinariamente acostumbra, con la vista á su ginele, vuelve ia cabeza á la derecha con mas facilidad que á la izquierda, lo que raramente sucede sino se tiene cuidado de darle de comer indistintamente por ambos lados.

Se exije de nuevo el mismo movimiento de ia cabeza, para colocarla vertical y suficiontemsnle alta, flexien-do fl) el cuello por medio del simple apoyo de la embo-

(t) Permítasenos el uso de est« palabra.

~ 889 — cadura partida, colocándose ya á la derecha, j a ¿ U i i -(¡uierda del caballo; cuando este obedezca fácilmente, se le hace repetir con mas dulzura, aun valiéadoge del bocado.

Bien pronto el caballo toma por si mismo esta poúeiott alta y vertical de la cabera, el cuello flexible, y eacuentn placer en saborear el bocado. . Convenientemente colocadas la cabeza y cuello del caballo por el débil apoyo del bocado, ae le determina Ja cabeza y cuello á la izquierda, por la tensión progresiva de la rienda izquierda del filete; se vuelve á colocar en su posición vertical por la cesión projgresiva de la rienda izquierda y tensión simultúnea de la derecha del ñlete; confirmando la buena posición por medio del apoyo sU' mámente suave del bocado.

En esta perfecta posición se determina la cabeza y cuello á la derecha par medio de la tensión progresiva da la rienda derecha del filete {figuras 13 y i 4); si seespe-rimenla mas dilicultad en el movimiento á derecha que en el de á izquierda, se repetirá con mas frecuencia, y de modo á obtener insensiblemente la misma flexibilidad á uno y otro lado: vuelve la cabeza á su posición por la cesión progresiva de la rienda derecha y tensión simultá­nea de la izquierda del filete, confirmándola con el suave apoyo del bocado.

Estos movimientos á izquierda y & derecha, tienen por objeto determinar al cuello á seguir con ilexibiUdad i la cabeza y prodispoaer al caballa á las ayudas. No «e debe pedir Mno con suma dulzura é insensiblemente á los ca­ballos cuya conformación se'opone á una posición de cabeza y cuello de una perfecta regularidad; lo esencial

— 360 —

«6 conseguir la flexibilMad dd cuello por igual á uno y airo lado, á fin «le que el caballo no intente encontrar en (ti rigidez ona defensa contra el bocado. Sie repiten mas suavemente aun los mismos movimientos á derecha é izquierda con las riendas tlal bobado, hasta que el cal>allu «tlé fitenaHiente confirmado en ellos; se le ¡icaricia con preferencia el cuello asi que obedece, haciéndole siempre fácil la obediencia, exigiéndole muy poco á la vez y pre­viniendo la desobediéfieia formal á liu de evitar tener que castigarte, pero sin jámis aparentar ceder. Cuando el animal manifiesta poca inteligencia, es pi'eciso re<Iobíar los cuidíhios para llegar lí hacerle cothprcnder lo que se le'éxíge; así que llega á comprenderlo ejecuta y nuhca olvida; ' ' ' " ' ' •'

Después de estar el caballo enteramente-corifirrñaíío por metilo de una flexíbiHdart "Compjoiá del cuelloj erflas tres posiciones convenií'ritcs h'cla á dereclw y & izf¡iiier-da de la cabeía y del cuettó, es taando con facilidad y gracia saboreando con placer el bocado, debo conducírse­le al terreno «legido partí darle educación, y hactJríe re-pelífielo á pié liruié. ' • ••• -.

En este punto comienin la progresión d«.l trabajo sobre el terreno, como se isncuenlra detallada en bis lecciones déla Escuela'civil,' léceiotics A lasqfei se deberá siempre recurrir, según sea menester, sin que Ciamos-necesaria la r^ielícion incesante para cada grad& de instrucción •dd potro. ' = :•• ''¡r.n ; ' '• Se (induceál-cahnUo'al íeriyhoy'fté'lecoloca aplorhoi

es decit-,'tó cabera y cuello éñ la posicioíi directa, tos brazos sobre una'misma Ifñca arregt>Ml<)s, en cuanto la éorffoTmacion del aninwlio peíáiitaj á lo (jiie sobre apio-

— 391 — mos digiraos en la primera parle de este tratado; lat piernas igualmente, y paralelas ú los brazos.

Este ejercicio delie darse con suavidad é insensible­mente á los caballos, cuya conformación se opong i á una perfecta regnlarid:id de aplomos; lo esencial es estable­cer al Caballo oii una posición recia de cabeza , cuello, estrenii'litdes y cuerpo, tal que no pueda encontrar de­fensa conti a las ayudas: esta se adquiere con tiempo exi-» giendo pneo á la vez , sin atormentarle, sin olvidar que debe estar enteramentt; cómodo y libre; en liii. natural­mente posado saboreando con placer el bocado, pronto á moverse si las ayudas se lo piden, como á permanecer en reposo siguiendo su inacción.

A csU posición directa y natural se le designa de dife­rentes maneras, diciendo que eí caballo está prepara~ do, aplomo, en equilibrio, recojido: cualquiera que sea su designación, es preciso no olvidar que ante todo debe tener naturalidad y soltura, que es preciso no exagerarla oslondiendo las piernas con rigidez, ni restringirla en-cojiénilülas con molicie.

Así que el j)otro por si mismo llega á una posición satisfactoria y de equilibrio ( l )se le acostumbra á per­manecer pacífico al tiempo i'e moniiir, primeramente to­mando sola la posición de pre|)ariirse á monlar á caba­llo sucesivamonle [lor izquierda y por derecha, sin apo­yaren el estribo; (icspiics elevándose y permaneciendo en él, el cuerpo bien derecho; por último, ejecutando con ligereza el movimiento de monlar á caballo; las riendas

(i) Esta posición diveda y natural (id catiaüo, que con tanta facilidad y gracia le predispone .'t «Itedecef y le impide el defenderse, es en equiiacioi» el verdadero siL'iiitlcaJo de )a palabra equilibrio..

26

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perfecíamfiíite iguales, á íia ile (iiantener cuiíladosainen-V: la preparación y la mayor inmovilidad posible.

!¿á preciso no eciiar pié, á tierra sino después do haber obiiiiíido iM la silla una posición é inmovilidad satisfacto­rias <le parle del caballo, sin exigir demasiada; se echará pié á lieira indistintuinenlc por derecha é izquierda asi que se liii nionUido, pero siempre con suavidad y sin golpe.

Se Cüníiniid al cab:ilIo en su costumbre progresiva de

Esli! Si ha eiitcndiilo ile ilifevontcs maneras: la antigua escuela adiiüiia y cijilicaba csle equilibrio sóbrelas ancas del caballo.

. . iel»* '

Mons'iouv d-Auvo, enteramente opuesto, lo pone sobre los brsio».

^^be.~„

Mr. V^ripraiid en sn recopilación, y lo mismo Mr. fíituelter, ad-miti"ndii y siíniendo indndanlementH este ejemplo del primero, esU-blecea el equilibrio horizontal.

Squilibrio horizonlol. Caheza. Grupo,

- - 393 — inmovilidad para montar, sea por derecha sea por iz­quierda, hahlándole, dejándole saborear el bocado, ele­vándose ligerarneiíle, pasándola pierna del mismo modo, cayendo suavemente en la silla, calzando el estribo con facilidad; en fin, no oniitiendu nada dolo que pueda cal­mar, asegurar, animar al potro.

Si colocado el ginete tranquilamente en la silla, mani­festase el ciiballo deseo de inaveUar, será bueno acceder á ello llevándole directamente liácia adelante con ayudas sumamente suaves; se le dejará hacer antes de pararle algunos pasos á su voluntad, contentándose con mante­ner la cabeza en su posición y el cuello flexible para dejarle saborear el bocado, sin e.\it,'¡r nada mas.

Esta instrucción de primer grado, que comprende dos lecciones por di.i, cada una da veinte á Ireinla minutos á lo mas, debe darse por mañana y tarde sin interrupción para asegurar los resultados. Cuatro ó cinco días son bastantes si i;l animiil tiene inlclisencia; son necesarios ocho ó doce si comprende difícilmente; si es falto de des­treza puede á veces ser necesario colocar sus eslremida-des con la mano, hasta que comprenda bien lo que se le pide; que se haga en este caso con suavidad, sin desani­marle, sin darle á entender la menor impaciencia, em­pleando sin cesar la mirada y la voz para prevenir la des­obediencia formal y no tener que castigarla.

Esta instrucción del primer grado es común al caballo de silla y al de tiro, aun cuando este último solo sirva par^ volante.

— 394 —

$ , XLIIl.—LECCIÓN DE nSTRUCCION DEL POTRO.

Segundo grado.

Teniendo el caballo flexible el cuello y mostrándose dócil á dejíirse montar, será conducido al terreno. An­tes de moniarlc, el instructor repetirá la lección de las fluxiones y equilibrio,- después se colocará ligeramente en la silla, y seguirá gradunloionte la progresión de la pri­mera lección de la lisoiiela civil, marcha directa at paso; hacer alio; ecliar pié á tierra; descanso; volver á mon­tar ¡j potierseen marcha; pié á tierra y volver á la ca-balleriza; oi;upándoso en predisponer dulcemente al ca­ballo para el conocimienio de las ayudas,- haciénd(de sa­borear el bocado, y aplicánilose ñ reglar la cadencia del paso, mas bien alargáuiiola que acorlúndnla.

Cuando el potro comience á saber marcliar bien ni pa­so, el instructor le acostumbrará gradualmente al ruido del tambor primeramente, después al de las armas de fuego, con prelercncia en el momento de volver á la ca-balleiiza; debe velar con una constante solicitud por conseguir en cuanto posible sea por grados una bella [fo-sicion de cabeza, cuello, eslreraidades y cuerpo, á fin de prevenir toda del'ensa serio de parte del Caballo, mante-teniándolc aiemprc bien colocado en las manos y ,en las piernas.

Si el caballo es vivo y alegre, es preciso guardarse de romper bruscamente y con demasiada severidad el curso natural de su vivacidad y alegría; pero es esencial dirigirle, á íiu de ser siempre dueüo de contenerle y

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pararle á su vez por media de las ayudas mas dulces y atractivas En una palabra, el cüballo no debe hacer el mas mínimo movimienlo que no parezca provenir de la iropulsiim de las ayudits, y esta observación, esla cons­tante solicitud, e» de absoluta necesidad durante toda la instrucción.

Esla instrucción del segundo grado, que comprende dos lecciones por dia, cada una do treinta á treinta y cin­co minutos á lo mas, debe darse por mañana y tarde sin interrupción, para que los resultados sean asegurados: ocho ó dieí días son bastantes ordinariamente; rara vez se necesitarán mas de quince, á menos que la mala con­formación del animal no exija cuidados [lurticularcspara reglar convenientemente un paso b^rsianle resuelto.

líl caballo de tiro recibo primeramente en l.iiiza en compañía de un rabídlo sabio y maestro, después en va­ras, la lección de la marcha directa al paso ifionduccion de carruajes); por último, en silla y montado, el segundo grada de iustruccion cuando se le destina á servir á vo­lante.

S. XHV.-T-LEGCIQN DE INSTRUCCIÓN' DEL POtflO.

Tercer grado.

En todas las lecciones del tercer grado de instrucción del potro, no se hará mas quo seguir gradualmonle la pregresion de la segunda lección de la líscuela civil, em­pleo de las aifudas, ganar terreno á derecha ó isquier-da, viUver á derecha e izquierda, media vuelta á dere~ cha é izquierda, alto y paso atrás, descanso, marcha

— 396 — citTular á derecha <; izquierda, paso de costado á aere­an é izf/uierda. Pero será preciso vÍRÍlnr con iirin cons-lanle soliiiiud l"s manoies movimientos del caliallo, y no dejarle pasar falla alguna, sin rojirimirla cu c\ aclo, con dulzura en un priticipio, y mas sCveramenleen ca*o (le reincidencia.

Durante, las lecciones del lercerprado es cuando de­berá fafniliari/arse al piilro poco á poco con la música, ]os tambores, ruido de las armas y detonaciones; será preciso redoblar la solicitud, la calma, la paciencia, la firmeza para ncostiunbrar su vista, su oído y su olfato al resplandi)r del fuego, á la detonación y al Immo; con­vendrá en los principios aprovechar los paseos de mano con un c»l)allo viejo y inen enseñado para acostumbrarle desde lejos y gradualmenio &. no espantarse de nada.

Algunos caballos soportan mejor la cspiosion que el respliimlor de una arma de fuego; otros no pueden per­manecer quietos al rutilo del canon; es preciso no exigir sino poco á la vez, y la impasible inmovilidad es el últi­mo grado de instrucción.

El paso atrás e.vijc, para ser bien comprendido del caballo , que el instructor se lo haga ejecutar pié á tier­ra, primeramente tocándole según sea menester las ro­dillas del caballo con el látigo; uno ó dos pasos bastan con el caballo de mano; no deben tampoco exigirse mas montado.

Mooimiento de oscilación de ancas,—Dejamos ya di­cho anteriurniente, Jííícue/a civt'í.ic^unrfa Uccion, que el ejercicio de paso de costado es de los que presentan mayor dificultad al caballo, como lo era indudablemente al hombre el paso lateral de Ja antigua tiiclica, puesto

- 397 — que mírese como quiera, no es iinii marcha natural, ííno ficticia y obligada. En este concepto consider.mio» muy acertado y útil predisponer al caballo á él por imtlios precursores que IH den facilidad á adquirir Süidira y agilidad en Ins miembros agentes.

El Reglamento táctico, como hemos visto, sétima tee-rAon, movimiento (?« cnvalda adentro 1J grupa á la pa­red, se sirve para ello del uiovimienlo que so CIHK (v con el nombro de espalda adentro; esto movimiiMiio podrá hacer adquirir agilidad y soltura á las espalila-i, pero su ejecución no basa en brs mismos principios que ID:* nn que el paso de costado, toda vez qun pliega ai rab dio á la derecha y le hace cabalgar S la izquicrd.i, y p ira el

"paso de costado se le obliga á convertirse ó plpííarsc al mismo lado hacia quo vá á cabalgar. Por otra paite, fas espaldas del caballo se prestan.fácilmente á este cjf rricio, y mucho mas cuando el cuello ha adquirido la RiiliiiHute flexibilidad; las partes que indudablemcnie ncosiian predisposición para el paso de costado son las aneas, por seren las que regularmente se enr,\)enlra no \iiia resis­tencia invencible, sí una oposición ligera provenida de la dificultad en un principio.

Basta para conseguirlo ejercitar al potro en ol movi-vimiento de oscilación de anear, para-ello el pineie co­locará primero perfectamente la cai)oza del caballo en su posición vertical, después si quiere ejecutar el movimien­to 6 la derecha, llevará la pierna izquierda bastante atrás de las cinchas hasta que ceda la grupa; sino basta le hará sentir también mas ó nieruis, según sea necesario, la rienda del filete del mismo lado que la pi^riia, y con­forme la grupa vaya cediendo irá aflojando Ja lension

- 398 — de esía rienda liasla que concluya por manleiinr el equi­librio COI) la rienfla opiieslH á la pierna; fjlcii es coneíibir que para e]ecul;u'el iuoviiiii('iilo Ue osciluriou á la iz­quierda, dibftrá emplear la presión de la pierna derecha, la de la rionda derecha del lilete prjmerarnenlo si fuese menesler; y jx/r úiliiiio, concluir con la rienda opuesta á la pierní para nuiíiteaer el equilibrio; este medio ha sido suücieiite para que cuanlos cahidlos liemos montado hayan ejecutado el paso de costado hasta en su posición perfectaiiieiile roela.

Como inoviinienlo preparatorio no lo esplinamos en el curso de la setjwida lección, Escuela civil, porque ya di-gimos que para estas lecciones suponíamos al caballo en su mas periiíclo grado de educación.

Paso de contado.—Esto ejereicio exije también para ser comprendido del caballo, que el instructor se lo iiaga ejecutar pié á tierra primerauíentc, colocando si es me­nesler á mano las eslrernidadeü del caballo, para que s« > crucen conveaieulenicute, y locándolas dulcemente can el látigo, sino basta la mano; uno ú dos paso» hastan, lan^ to á pié como á caballo.

El instructor se reñirá á dar a! caballo un perfecto conocimiinto do las ayudas, pudieiido seguir según ne­cesite emplear el estimulante del látigo, pero poniendo smerado cuidado en prcvem'r una desobediencia formal

que necesilnso el caslitjo de las espueliis. Igual solicitud incesante es precisa para asegurar una be'la posición de, cabeza y cuello, para tener al caballo constantemente en la mano y en las pienius, para dominar su vivacidad y alegría, sin comprimirla con demasiada severidad y sin ceder á ellas, no obslauti;, á Un de liacer su obediencia

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de mas á mas fácil, y la desobediencia formal imposiUe. Parte de estos cjercirios tendrá lugar en camino bas­

tante difícil para ir haciendo al caballo cada vez mas diestro.

Esta instrucción del tercer grado comprende una sola lección por dia de cincuenta á sasenta minutos durante ocho ó diez días: de una liora á hora y media durante otros ocho á diez dias.- quince ó veinte dias du esta ins­trucción continuada podrán asegurar resultados con un animal inteligente y bien conformado, mientras que se necesitarán treinta ó cuarenta con uno cuya inteligencia y conformación exijan cuidados indispensables. El caba­llo de tiro recibe primeramente en lanza en compa­ñía de un caballo sabio y bien adiestrado, después en •variis, la lección de la marcha directa en todos sentidos al paso {conducción de carruaje); por último, con silla y montado, el tercer forado de instrucción cuando se le designa á servir á volante.

$. XLV.—LECCIÓN DE INSTRUCCIÓN DEL POTRO,

Cuarto grado.

La primera parle de l;\s lecciones del cuarto grado comprenderá la marcha directa al trote, y la segunda la marcha en todos sentidos al trole. Se seguirá gradual­mente la progresión de la tercera lección de la Escuela civil,' saltar á caballo y á tierra, pasar del paso al trote y del trote al paso [marcha directa), marchando al tro­te hacer alto, y de pié firme partir al trote [marcha directa), jmsar del trote al trote largo, y del trote lar-

— 400 — goed trote (marcha directa)i descanso, marcha en to­dos sentidos al trote.

El instructor se dedicará á reglar la cadencia del tro­te, (lesarrollaiulo este aire p«r grados cu su estension mas bÍRfi que en su velocidad; solo después que el caba­llo esté afirmado en un trote moderado, unido y p'-rfec-tamente reglado, rosuello y no recojido, será cuando po­drá pasar del trote al trote l^irgo, que no deberá jamás empezar muy largo en un principio.

Parle de los ejercicios se ejecutará en camino bas­tante dificil para hacer al caballo cada vez mas diestro y suelto.

El aire del trote largo se desarrollará por grados co­mo se ha hecho para el trote corto, mas bien en su es­tension que en su velocidad; le alargará del modo que conozcan alcanzan los recursos del caballo, sin buscar obtener la mayor velocidad, no usando sino con sobrie­dad, y rara vez de la casi totalidad de aquellos, pero so­bre todo sin abusar jamás.

Si el caballo por fogosidad, vivacidad 6 alegría se le­vanta vo'uniiiriamcnle al galope, es preciso guardarse de sentarle bruscamente al trote, con demasiada severidad, pero es esencial dirigirle, contenerle, moderarle, calmar­le, apaciguarle, enlin, haci(Sndole saborear el bocado, ce­diendo diestramente sin que el animal pueda creer que ha­ce otra cosa que obedecer lo que le hace de mas en mas fácil le obediencia é imposible la desobediencia; las ayudas mas dulces y actractivas serán multiplicadas, po­drán llegar á ser mas firmes si es menester, pero es preci­so no olvidar que su absoluta continuidad las haría in­fructuosas.

— 401 — El caballo clehc llegar á familinrizarse cada vez mas

con toila especie de ruiílo, es necesario el mayor cuida­do para priiveiiir su es[iant.o, Ho exigir nada hasta que este se liaya pasado, hacerle llegar siiavcinenlc al objeto que parezca se lo cause; animar y jamás castigar á un caballo espantado, es el medio seguro de curar su miedo.

Esta instrucción dol cuarto srad^i comprende una sola lección por dia de una hora al menos y de dos á lo mas, no ocupando al trole largo sino treinta ó cuariMita minu­tos; la continuación de esta instrucción en unos veinte á veinte y cinco dias, puede asegurar resultados que á ve­ces exifiirán treinta ó cuarenta.

El caballo de tiro recibo primero en lanza en compañía de un otro instruido y diestro; seguidamente en varas, la lección dt; la mirclia directa en todos sentidos al tro­te (conducción de carruajes); por últitnt), con silla y montado el cuarto grado de instrucción cuando se le dea-tina á servir á un volante.

$ . XLVI.—LECCIÓN DE INSTRUCCIÓN DEL POTRO.

Quitiio grado.

La primera parte de las lecciones del quinto grado comprenderá la marcha directa al galope, y I» segúndala marcha en todos sentidos al gnlope. Se seguirá por tan­to gradualmente la progresión de la cuarta lección dn la Escuela civil: pasar del trote largo al galope, y del ga~ lope al trote largo {marcha directa), pasar del trote al galope, y del galope al trote {marcha directa), pasar del paso al galope, y del galope al paso (morc/w direc~

— 403 —

ta), marchando al galope hacer alto, y de pié firme par­tir al galope [marcha directa) , pasar del ijahipe oí gran galope, y del gran galope al galope [marcha direc­ta), descanso: determinar el galope á derecha é izquier­da [marcha directa), determinar el cambio de estremi-dades natural é indispensable al caballo que galopa en círculo, marcha en todos sentidos al galope.

El instructor se dedicnra á arreglar el gnlope desarro­llando su cadencia mas hidii que su cslensiim y velocidad; si se vé en la necesidad de contenerlo, será suavemente y por grados insensibles, á fin de procurar por ios jarretes del caballo; solo cuando el animal esté bien nsecurado en un galope reslado, perfectamente ca'lencioso, fácil al tiempo elevado, flexible al bajo, y .«iempre animado, será cuando ¡lodrá ensayar hacer alto desde el galope, y par­tir desde pié firme al galope; hoclio esto, no habrá in­conveniente en pasar del galoiie al gran galope.

Este se desarrollará por grados en su estension sin buscar la mnyor velncidad, di' modo á reconocer los re­cursos del caballo, no usando sino sóbriamcnto, y rara yez de la casi totalidad de sus medios, pero sobro todo no abusando jamás do ellos. Es de absoluta necesidad sentir constantemente al caballo en la mano y en las pier­nas, con una solicitud consecutiva, para moderar su ar­dor, asegurarle efl una bella posición y baoerle imposible la desobediencia.

Parte do los ejercicios tendrá lugar en camino bastan-tante difícil, para hacer al caballo mas diostro y flexible. • Se le asegurará también en no tener miedo á ningún rui­do y á no espantarse de nada.

Esta instrucción del quinto grado comprende una sola

— 403 —

lección por rlia de hora y media A dos horas, de las que veiiiie y cinco ó treinta minutos á lo mas al galope. La coiUiauacion de esta instrucción, en unos veinte á veinte y cinco días, puede asegurar resultados que ave­ces exigirán treinta á cuarenta.

Solo ol caballo de tiro tino destinado á servir á volante debe recibii' esle quinto f;rado de instrucción, ejercitán­dole en él seguidamente en compañía de uno do lanza en-Be&ado, bien adiestrado y buen trotador.

$ . XliVU.—'LECCIONES HE INSTRUCCIÓN DEL POTRO.

Sesio grado.

Duración total de la instrucción.

Para las lecciones del soslo prado no hay mas qne se­guir griidualmcnle la progresión de la quinta lección de la Escuela civil, salto de foso y salta de barrera; des­pués do oslar asegurado por couiplelo que el caballo está faniiliari/.ado enteramente con toda clase de ruidos y fuegos, en íin, que no tiene miedo á nada, y que está constantemente dócil á todos los aires, será cuestión de cuatro ó cinco riias.

Duración total de lainstruccimi.—Basta para recono­cer la duración total de las lecciones empleadas en la ins­trucción de un potro, recapitular el tiempo determinado para cada ejercicio. Se vé, pues, que la instrucción di­vidida en si'is gi'ndos, exije siempre por lo menos tre$ «10S8S para ailiestrar un potro de una inteligencia y con­formación ordinarias, mientras que es preciso frecuente-

— 404 —

raente da cuatro á cinco para uno poco inteügento ó mal conforjíiado.

Cuando uii caljnllo está perfectamente adiestrado de esta manera, bastan ocho dias para liacerlecaballo de se­ñora,de S'il'ip*^ cadencioso, snmameiite unido y obedien­te ó I:is ayudas supleuientirias del látigo, con la misma docilidad que á las piernas del ginete.

Estas lecciones de instrucción del pnlro bastan tam­bién para hacer entregarse á lodo caballo á ípuen una cilucacioii mal dirigida ha convertido en dilicil; no se ne­cesita para ello mas tiempo; á veces, solos son necesa­rios pocos dias empleados con continuidad cu los cuida­dos preparatorios }' en ol Irabajo-de la flexibilidad de cue­llo; es corta tarea cuando no hace deína>íado tiempo que el caliallo o-itá arraig<tdu en sus costumbres vicicisas; sin embargo, con un caballo hecho no se puede precisar con exactitud la época en que podrá ser enteramente reducido.

Si no liemos hablado en el curso entero de esta ins­trucción de los medios especiales de reprimir toda defen­sa contra las ayudas, ha sido porque ninguna defensa seria es realmente posible cuando el caballo, flexible el cuello, está coi'Slantemente mantenido en las manos y piernas del ginete, cuando no se le exige demasiado á la vez, consultando sin cesar su carácter y conforma­ción, cediendo diestramente sin que pueda llegar á creer que hace otra cosa que obedecer; vigilando lambien cons­tantemente sobre si mismo y sobre el caballo, eco una paciente solicitud, con una calma y Ormeza inalterables el prevenir toda disubediencia formal á fin de obtener progresivamente sin tener que castigar el desarrollo com­pleto de lodos sus recursos.

TABLA ANALÍTICA (K

A.

Abrigar.-—Abrazar.—El ginele debe abrigar & su caba-Jlo con los muslos y las pierii;is.

Acción.—Activar.—Un caballo generoso tiene acción, no necesita ser activado.—Un caballo perc/.oáo no tiene acción; vale raas activarle por medio de ayudas repe­tidas que por el estimulante del jáligo.

Acortar.—Disminuir la estension mas bien que contener la velocidad del aire—ni galope cadencioso y muy unido que se exijo, á un caballo de señora—es una espe­cie de gidope acortado.

Aferrarse.—El giiieto se aforra á la mano cuando tira demasiado de la brida.—El caballo se aforra á la ma­no cuando tira de la brida.

Agallas.—Escrecencia dura, leñosa, de cuatro á doce lí­neas de diámetro, comunmente redonda y llena de tu­berosidades, unas veces agujereada y otras no, que re­sulta de la picadura de un insecto—antiguamente ve­jigas incipientes—nombre dado á la intlamacion de las tonsilas..

Agrión.—Tamor linfático y movible y algunas veces ca­lloso á la punta del corvejón.

Aguadura.—Congestión sanguínea en él tejido reticu-

(1) Omitimos analizar aquellas paíibrís que en equitación se •toman en su acepción usual.

— 406 — lar del pié á hiflamacíon (ie este tejido—cuidados, pá­gina 29.

Aguaja.—ulcera que se presenta en la cuartilla en el do­blez del corvejón y parte posterior de la rodilla.

Aires.—Movimientos con que se trasporta el caballo de una parle á otra: según se destacaban mas ó menos del suelo los aires de la escuela antigua, se decian bajos ó elenados.—Aires bajos, todas las liguras que se hacen ejecutar al caballo sobre dos pistas.—^4i>e.v eíeuarfos, todos los saltos en que el cnballo eleva á la vez, sean las manos, sean los pies, sean también las cuatro estremidades. Si la mayor parte de los aires bajos empleados cimveuienlemente pueden servir para confirmar un caballo en las ayudas mas finas, no hay ninguno entre los elevados que no daíie ;i los ríñones y Jarretes dí-l animal.—Aires-nobles, los naturales al caballo en su equilibrio —Aires baslardüs, impropios, faltos deeíptilibiio, descompuestos, producidos reyu-larnienie por la debiliilad.

Alargar.—Hacer mas laryo, mas vivo un mismo aire. Alcance.—Posamieiito de la lumbre de la herradura de

una eslremidud sobre el takm de la que It; precede; el alcance dado á su cstreniidad anterior por el mismo caballo forjando, no es tan peligroso como el que pue­da recihir en las posteriores por el caballo que le sigue, y se le echa cacJina.—Para prevenir los alcances so marca en el trabajo en picadero la distancia que, se­gún el aire, deben lievarjcntre sí los caballos.

Aliento.—Este cab dio tiene aliento, resiste sin gran fa­tiga ú uu galope rápido, á un esfuerzo violento.

Alifafe.—Tumor que se forma en una de las caras late-

— W7 — rales del corvejón entre cl tendón y ía parte huesosa; euiíndo se manifiesta «n las dos caras del corvejón se Itema alifafe pcuado, y si se descubre por detrás ali­fafe trasfüilndo.

Aligerar.—Hacera un caballo mas ligero de su parte •ntertor, tnínos pesndo á la mano.

Alma.—El caballD tiene alma, es decir, acción, viTaci--dád, 9ení<ibiliilad á las ayudas, consulta menos sus fuorzjft (\(K' su valor para respíinder s'empro á estas sin di'saminarse hasta qtie cae sin alienlo.—L'n caballo generoso puede tener solamente alma; un buen caba-tto.un caballo valiente tiene alma y sustancia.

Altada.—•DtitoU Ha estatura que tiene un animaj, me­dida desde el liorde de la comna hasta la parte mas elevada de la cruz.

.i^ndoeíura.—AiiNetosturdo, peligroso en los caballos firr-rbinarfos .

Animar.—Dar alma por medio de ayudíts vivas y frc-cuentüs. Es perder tiempo querer animar al caballo que no responde á las ayudas: el látigo y las espuelas Alda cousegnirán.

Apiofn09.~-Lu flexibilidad diel cuello y la posición horí-zoiual del equilibrio constituyen el aplomo de un ca­ballo.-*•£« una exageración decir que el caballo no puede jamás ser sólido ni ile uu buen sei vicio porque no tenga bellos aplomos, bien perfectos; es como si di­jéramos (¡He un caliilln no pocde ser bueno cuando no es perfectamente bonito.

Apoyo.—El caballo tiene un buen apoyo cuando saborea «1 bocado y siente fúcilménle su acción.

Apurar.—FótthT demasiado un aire. 27

^ríor.—i/lJ'dípnte.—La flpxibilidftd del cuello y la dul­zura en la preparacioH pre 'ionen el írppi^tu del cabaHo ni4s ardicn},e. Es mas finil calmar el ardarde ufíd-ballo cuando tiene demüsiado, que dármelo cuando no le es natural.

Arestín.—Erupción que escoria la cuartilla y Itegahas-ta formar pcqueíioa úlceras cutáneas. :

Arisco.—El primer cuidado con un potro debe diri-. girse á íaiíiiüar/xarle con e) homhre para impedirle Mr arisco.

Armarse.—Beknáene, resistir. El caballo nc) puede:or-marsc contra la acción del bocado raas dulce si Su cuello flexible peratite colocarle en perfecto equi'^ librio. . . . ,

Asitrilo.—Aptitud del ginete en la silla. , ; • Atacar.—Emplear las ayudas mas vivas y enérgicas, Atractitms.—Las ayudas deben ser, sobre todo, atraeti-

vas, es decir, dulces y progresivas. , ,, i-Avivas.—InIIilinación é hiucliazou de las glándulas pa.-

róiidas en la parte superior <le la quijada ea la u ^ n de la cabeza con el cuello—abusivamente se ba dado el, nombre de avivas i los retortijones, aconipafiados: de una grande.diticultad.para orinar.

Ayudas.—Combiíjaciun (kl apoyo del bocado yefeclOifte las piernas. -

B.

Ba/oíaáa.—Aire,ele vado do la antigua escuela, sallo «le­vado en el que el caballo, teaienUo las. rodillas y ÍOSÍ

jarr«tesplegados, muestra lashcrparfurassin tirar sin embargo la coz.

iíaí-iww.-^Moiribre daifo abusivamente á una especie 4e protuberancia que forman los orificios de las pláindtl»-b s maxilares y que hay que potier sumo cuidado en noóejar cisrtar 6 canter'raar en caso áe itillamacton, como acostumbr'.n á hacerlo los mariscales poco há­biles; • 1 , •

Barra.-^AsieMo mos''!aIapmas ó menog'salienl* «H el espacio interdcntario de la boca del caballo.

Batit.i—Dar golpes d« cabe/a como para sacuilir la bri-^ , «e Mama batir áíamano y-& vene» picotear. Él caballo no bate á hrmano sino cuando estaño esti bi«n segura.

Batida.—^Ruido de la estremidad que posa en tierra. líote.-^^oíar.^-Salto brusco y Tiolento delcalntllo sobre

So terreno, frecuentementa esindieio de TÍgoryaiégH» mas queide linfa defensa fonnaal.

Srauo.—Caballo vigoroso que nada teme, que obedece ííancamenle y enseguida ala menor soiicitacion de tes ayudas.

Cííiwf^r.—Marchar de costado cruzando las estremi-dades.

Cabeza d la par«i.—^Aire bajo de la escufefa antigua^ paso «te costado haciendo trabajar al caballo Wrededor de* picadero con \BÍ cabeza á ¡a f>arM.

CabrMti —Aire ole»ado de I» antigua «seuela, salto ele-"mido sobte' las caá tro estf emidades, en el qne el eatór-llO'despide la CÓ7..

— ilO — Cadeneia.—Medien, precisión y regularidad de) aire. Caliente de fioca.—Caballo que resiste al bocndot-abrien-

ito ia boca; la lauserola es tifcegaria en la brida ú» uir tubailo caliente de boca.

C<nnbiada.—Los catribios de mano, figuras de picadero, airps bajos, son simples cambiadas; ¡il llegar á un án­gulo atravesar el picadero, giguiendu^ »u iar^u ó su ancliü «n diagniial, vohieiido al toinar la pista al lado co()lrai'io, e& ejecutar un eanikio de mano) t:g itiuy^ probuUie que la denominación cambio d« utano pro­ceda de que se exigiese en la antigua escuela que«h discípulo cambiase las rienitas de mano p;ira bacer cambiarán dirección al caballo—Al galope se llama cambiada, variar el galope de sobre la derecha á stibre l;i ixquierdu 6 vicerxei'sa.

Cansar.—Cuando el cuello está ilexíble el caballo no {uiede cansar ia mano del ginete; se dice también de un caballo eiiiple^ido en una carrera yJ.aigadoi & eitU'-secuencia de ella.

Cañas, parejas, akaneias.—tüvoluciones de gineleaiC»-yas cuadrillas en picadero simulan un combato al, son de la música y tocatas de clnrines; el iiiauíju d(> armas á lodos airi's cjercila mas uJ soidüJo de oiit.illcria que todos las ¡iie};o4 de canas nu (jue tan fgtvañamente se abusa de los riñoues y jarrete-: del caballo. J .

Carí^lear.-^ai caballo conturuoudo svbr< ua muy M . duicidO'itrco de .circulo, y plogánd >s>! hacia él, piafjudo ejecuta esta Tigura en la antigua escuela, Uamadacor^-coi; iodepeudientemenlo de BU signiricaoion tecnias, d« la «ntigti'i ejscnela, el verba earaeoUar te «i(tpJie« actualmente para espresar la ejecución yiva.y Bnérgi<;a

— 4H — de todo movimienlo (jue exige el empleo atrerido de ayudas compJrndns.—Es hawr un ostrnño abuso del recojer, relencr á un caballo con la mano, mientras que se le escita en h pierna y aun con la espuela para hacerle efecutar un caracol.

Cofner».—El sallo del carnero no se diferencia de la es­trapada sino en que el caballo no despide la coz; de­fensa contra las ayudas.

Carrera.—El (;alope en su mayor grado^de rapidei.—Las carreras de caliallos sun entre todos los medios de probar el vigor lie un caballo, sin contradicción , el peor; aniquilan a! animal haciéndole correr cuatro kilómetros en cinco minutos, velocidad doble del galo. pe y sin ninguna utilidad real; cs necesario además un régimen especial de algunos meses para disponer al caballo.

Catarata.—Opai'idad de la córnea trasparente que puede comunicarse de un ojo á otro y dejar al animal ciego. —Empieza por «na mnnchita blanquinosa óverdusa «nel fondo de la pn|rila.

Cercos ó circuios.--Hinchawn general de las partes que ciñen y circundan iil corvejón.

Ceños.•^Cúrñmi ó circulo córneo, que se forma en el cas­co del cnliaüo en el sitio de la corona.

Clavar.—Clavadura.~Vn clavo mal dirigido puede ¡cla­var el pid del caballo, de modo á hacerle cojear, 23.

Corfíííem.—Tumor que se forma en la pnnta del codillo producido regularmente en algunos caballos porque al acostarse descansan sobre los callos de las herra­duras.

Colocar. — La flexibilidad del cuello y el Conveniente

- Mi -equilibrio, poíoeon al cabalio la mano y piernas del gi-neie.—Bien, colocado se dice del' caliullo en peifoi to equilibrio, , .

COíiícncr.-^Moderar el aire, disminuir su velocidad; el caballo se contiene )>or sí ÍDISUIU, sobveloda &! galope, cuando el gi^ieU no sostiene un aire reglado por el empleo conveoiante lie las ayudas.

Contratiempo,—Cambio bruscí de estrcraidades al ga-l'ipn por capricho del animal; ailo jnesper«do del ca­balla en marclia por da iricUo , temor ó malicia.

Coronado «í menudillo.—Cuando se advieriw uaa hin-ciíazoii general que le rodea, cuando procede de estar

, muy reposiido, se llama cargado. Cortar.—Ilios, fosos y oíros obstáculos, conducción ríe

carruaje». Corúa.—Tumor huesoso desarrollado en la parte interna

dcJ corvejón hacia donde corresponde la parle infe­rior del hyeso de la pierna.

Cort'oja.—Tumor que rodea la parte inferior del corve­jón, en un principio es inllamalorio , luego se hace huesoso.

Corvf/ü—Aire elevado de la aiiliyua escuela; sallo en el que el caliallo levitnla desde luego la parle anterior avanzando por la violencia é ímpetu de la posterior.

Cosido.—li-\ ujal ginele no va comdo á la silld sino ¿ coa­la de las ayudas, mientras que el verdadero ginete va cosido á la silla 3 es siempre dueño del emplea de las ayudas.

Cuadrilongo.—Picadero descuLierto de una gi'ande es-tension, cerrado por barreras de madera, ó trazado tan solo por la pista.

Cuarto.—Solución de cnntinnidad c|uc empipza en el ro­dete, sigue la dirección da la hebras dé la tapa y le presetita en las partes laleralas del casco, sumamente perjudicial.

D.

flor.^*iHacer saborear el bocado bajando progrcsivamen-• te U mano suave y ligera.

Defensa.'—i>e/encíflríe.—Cuando el caballo tiene el cuello ilL-xifote y está convenientemente recojido, es imposible que se defienda.

Desarado.—Díciíse cuaoflo la corona se despftga del cas­co por entero ó por algUHa parte de él.

JSe^fcoeaáo.-^EI caballo que se lanza aturdidamente sin reparar en obstáculos ; no se destoca sino por culpa fiel ginete, que no ba sabido prevenir esta defensa con­tra las ayudas.

Desbravar.—Comen/.ar i'i edui^ar al caballo. Descomjuimtr.—ÍHoniper l,i uniformidad del movimiento.

ET desorden de las-ayudas y la fulla de asiento pueden descomponer á un caballo cuyos aires sean habitual-nsente regulares.

Descompuesto.—Caballo que no tiene acorde ni caden­cia en la marcha.

Desunido.—Cuando las estremida Jes anterior y posterior lio march:in con perfecto acmde.

Desveno.—Elevación en los cañones del bocado que for­ma k embocadura para la libertad de la lengua.

Determinar.—Llevar adelante, decidir á marchar; las

- 4 i 4 ~ ayudas mns suaves bastan para determinar á un caba­llo cunvenier) teniente colocado.—Las ayudas mas enér­gicas vienen á ser insuficÍKntes para determinar al caballo mal colocado, al que la rigidez del cuello hace insensible al recojer.

JOobíor.—Volver el caballo sin cambiar de mano,—Es preciso en el picadero forznr al caballo á doblar los ángulos.

Z)omar.—Forzar á la obediencia.—Por medio de.una ins­trucción gradual y perseverante en su du'zura y seve­ridad, por"'ineilio de calma y firmeza en los castigos, st consigue domar un caballo ; la violencia intempestiva y los rigores inútiles exasperan á un caballo fogoso en lugar de reducirle.

Dorso.—Espacio que hay desde la cruz hasta los lomos. Duro,—Cuamlü el caballo resiste i las rienda» se dice

que es duro á la mano.

E.

J?ííeOTO.—Hidropesía del tejido celular. Educar.—Desarrollar á la vez la inteligencia y la fuerza,

la destreza y la docilidad de un caballo; es preciso siem­pre razonar lu educación Ar. un caballo, es decir, basar­la en . u carácter y costumbres.

íie/'anf¡a.—Inflamación desde el corvejón abajo, £m6ocar.—Ajustar el bocado á la boca. Encabestrarse.—Knredarse con el ronzal.—El gineleque

pié á.ligrra abandona enteramente las riendas i su ca­ballo , se espone á verle encabestrarse, es decir, á en­redar las piernas entre las riendas.

• ^ 4 1 6 —

£«caí>r»faríe.—Elevarse como una cabra sobre los pies; dicese también á esU elevación empinada,

£ncoíiutíwíura.—Gorapresion del casco desde su cuarta parte hasta el talón.

Encapotar.—Cuando el caballo coloca su cabeza muy próxima á los pechos se dice que encapota, consi-puiendii parnlizar el efecto del Locado. •

Enteritis.—Inflaniacion jen los intestinos; para prevenir la .«angria.aunquti poco depletiva.

Jínc/aüor.—Guando algún clavo de la herradura mal dirigido ha peoclrado en la carne.

Entablarse.—Se usa para sif^niticar cuando el califUú manifíesta rigidez en los inúsculus del cuello para vol­ver á un lado ó á otro. La verdadera acepción de esja palabra en Ciiuitacion es cuando el caballo llera-do nial de costado, adelanta la grupa á las esp.iWas.

Equilibrio.—Posición directa, natural del caballo colo­cado en su aplomo.

Equitación.—No es seguramente la nomenclatura esté­ril de los términos de cquifacío» la que enseña h ser­virse del caballo.—Kscuela verdadera para aprender á ser hombre de á cabollo.

Escapada.—Intención de fuga por parte del caballOi' Escapar.—El caballo que se deja escapar de la mano so

entreya vuluntariamente á las pieríias. Escarza.—Pustenm que se presenta en el saúco y la pal­

ma de resultas de habérsele sentado al caballo la her­radura.

i'síuincc—Dilatación de los ligamentos de) menudilJo.' Espalda.—i?spo/da adentro.—Oblicuar el caballo al mis­

mo tiempo que hace paso de costado dirigiendo la par-

— 416 —

• te anterior al centro y cabalgando al lado opuesto (aire bajo de la antigua escuela.)—Se Huma al caballo frío •de espaldas, cuando después ú» un ejercicio forzado espeiiuientíi enfriamiento, y por consecuencia rigidez

•de miembros.-^fis'iyutnce i-n la espalda, es una dilata­ción de losligiiiuentojquc lijan el niiembro anterior al thurax. •

fapantacízso.-—Caballo que se recel.t Af todo , aun de su soínlira—el caballo no meo espantadizo ¡lor la con-

' formucion de su visl», lo llega á ser por una inata edu­cación.

Esporaban.—Tumor calloso análoí^o á la corva, que se iunoa en la parle inferior interna del corvejón,—dá-mase abusivameíite esparaban calloso un tumor que fe forma en la parte interior del corvejón á conse­cuencia de un esfuerzo: esparaban seco, una disposi­ción que hace Iiarpear bruscamente á k pierna y se di­ce generalmente quemarse.

Espundia.—Carnosidad esponjosa que s" forma en las ranillas y resularmente desde el nienudillo abajo.

Estrapada.—Aire elevado de la antigua escuela: salto en el que el caballo despidiendo la coz, eleva la grupa mas que la parte anterior.

Falcada.—Mre elevado de la antigua escuela.—Saltos y corbetas cadenciosas.

Foicar.—Hacer deslizar un caballo dos ó tres tiempos so-•bre las ancas.

Floja.—Un caballo que digiere mal t* siempre flojo en

marcha; cuidados habiiuali's y régimen severo para rcstaljlecerle, -primera fa.ric%. IX.—Régimen habitual y cuidados necesarios en'^harcha.

Fieru,—Cuanto ii/a.> íoi^u^o, fiero y generoso un caballo, . mas falla hace h dulzura para educarle, para no hatjei-

|e perder i)iiiguua de su!>.l;rilluule& cuulidailes. ,. í'tno.—Ci>ballu de ra/a—fino á las ayudas, bi^neducado. Fogoso.—El caballa ardiente uo pasa ú ser fogosa, colé­

rico y faiiláüiico, «ino cuandi> ha sido mal educado, usando de rigores iiiúliles:—u'i caballo generoso vie­ne á ser fagoso por lo-i malos liatainienlos.

Eorjfir.—Clioearse laa, estretnidades antrriores con la lumbre de las posteriores; el desacuerdo en las ayu­das, el aire mal reglado hacr!H frccuenteinenle/br/or al caballo, mus bien que la coiiíoraiacjon débil ó vi­ciosa di'l ariimi'.l.

JPorsiuía. — La piisicion de ese ginele es /orzot/ttj-eg de>-cir, rií{i<)a y afectada sin flexiibilid.Hl mnuuna.

Freno [bocado) —El eHballo que lasca naturalmente su freno solo ut;ce>iia una mano ligera para saborear et bocado; puro si k uiiino es dura y el cuello poco flexi­ble, concluye p<>r hatir á M tnano.

fusta Vara tloxible artificial con una empuñadura en la parte mas gruesa, y que por elestreino mas delgado tiene pendiente unairenciUa de correa ú otra matciia análoga; tiene unos seis pies y el mango Unos cuatro. El cabezo», la cu«rd.iy la fasta son mas pejjudiciales que útiles en el picadero.

G.

Galope—{Mre dd) 91.—Cadencia, H3, velocMad, (Í4; galope gallardo ui> galnpe sostenido, wgiiiflo de' una corbeta ó de una cnhrinla, airn de fa antigiis esfuehí; galopada, gal'ipe mus s stenidu y «levado de delante que el galope gallardo; galope terrero, elevar muy poco las maitoü.

Ganar.—No se debe jumas dejar ganar la mano al caba­llo, pero es preciso saber ceder para hacerle saborear el bocado.

Galfarro.—Tumor flegmonogr».—Tendinoso si ge ma-niUcsta á lo larga de los tendones de la caña ó de la cii.irlilla—''.iitiíaginoso si en el pié.

Gobernar.—TJTÍ solo por med¡í»de i»» ayudas puede et ginele gobernar ú su cahallo—el eaballo cuyo cuello no está flexible, es difícil de gobernar.

Gracioso—Educar un caballo pi'rfeclamente es hacerle gracioiso á tudos los aires regulares.

Grietas.—Liases que se forman en las cuartillas; cuida­do para prevenirlas, 25.

Grupa á la poreá.—Aire bajo de la escuela anligoa.— C.ibalgar haciendo trabajar al caballo alrededor del pírsdpro , la grupa á la p.ircd.

Grupada.—Aire elev.ido de la escuela anticua; salto en el quH el caballo estando en el aire, rccnje y retira los pies bajo del vieutre can á la misma altura que las manos.

- 419 - -

H.

Haba.—Iníarlo deJ paliidar en la inmediación délos in­cisivos bupeiiorcs. :

Macanea.—Autiyiminenle jumento montado por una se­ñora; eabiliu pequeño, jaco.

íísrpear.-^Levaniarlts piernirsportin rnovimientobrus­co y conviilsivf).—Viilgnrmentp qiicmnrsc; e! espara-b;in seco hace ordinartameiHí! harpear al ¿aballo.

/TecAov—Un caballo no es un caballo hecho s'iro déspUes que lia logrado todo su desarrollo.—Se dice nrdinaria-roent» de im cabaH" educado, PS un coíiaíío /iccho. El cabillo hecliO necesita tod.ivía algunas locciunes espe­ciales para que pueda motilarle una señora.

Hemephitsis.—^omorro/^/o;—Derriihiamiento de sangre ' fuera de U^Vasos destinadcis á cunienerla.'

Hidropesía.—Acumulación de s<>rosidad en una de las cabidadís del cuerpo 6 en el tejido celular, 30.

/figo.—Tumor ulceroso que at.ica á la ranilla y se apo-{jeia insengihiemenle i todoelpié, IB.

Hipbmetroi-^írtsirumenlo para iiicrtir la alzada de un CHbíilh>,-M<enVacion—ipjwi» caballo, y wictron, medida, —vulgarmentii se usa de una cadena ó cinta que se deiioitiiiia marca.

Hombre de á eo6aíío.—lil ginÁc que ha conseguido lle-íjar á ser picador, y pnsa á ser notabilidad entre esios.

HormgmHo.-^CAtrcoim ó polilla <I«e destruyo al saúco huta verse por la tapa, 16.

ííueWaso.—Enfermedad que tiena analogía con el asma

- - ¿80' —

en el liombre,—se anuncia por la (iificiiltad en la res­piración.; 'os seca , agitnciim del liijar; el indicio mas característico es la respiración desacorde.

I.

Inaccion.-~E\ diiscar^so que se dá aun cabillo se diferen­cia de l.'i inacción ea que se le deja, parala flexibilidad del cuell'i y posician coi*veiHen,te.

Indomable. r~Qas n(?. SQ jiueide domar.-T-ELverdaderO' honibfc de ú cabullo r)o conoce caballo indomable,

in/Zamacton.—Inlartp de las esltcinidudea cspilaree de Ips vasos sangiii.iieQsaíoiapaüadade dolor, calor, üebre é bincliazon; cuidados que tomar, 30.

instinto.— Inteligencia,—i\/d inteligt nciaróasque el »»»«• tinto del cubillo se revel» por su aptitud para coiO' pi'en(JiT al hombre de quieu e.scpiiiprendido.—Lí,*/>•-• • tcligeiicia del caballo so dcsaírolla por su educacioa.

7rse.—Escapar COI) rapídjB».—Kl calKillo no pueidu írMV-sino por abandono ó dtísacuerdo de ayudas.—Losca-bitüus cspauludiws s« van cou facilidad! sin» se les»-lleva suficieutciiicnta en U mano y en las piernas;

J.

Jinete.—Cuando se saba conducifnn t í bailo'ft lóddS* aires, se comprende la diferettcia que hay enfti gWetfr, picador y Iioaibro d» á cabalte, '• ' '

— 42i —

' • L .

Lamparones.—Enforraedwl <iel sistema linfático, análoga' á liis escrófulas de la especia humana.

Lansar.—Para partir desJe pié firme ai galope .es pceoiM'-lanzar al caballo, después de una preparación conye-niente, ppr medio de ajudas suícienleraente vivas y enérgicas. i, i

Lata.—Dureza que se forma en la parte lateral esterior de la rodilla, quitando el jvcgo á la artÍQulacion, 15.

Lerda.—Tumor que se forma en la parle lateisl supe­rior interna de la rodilla, 13.

Lerdón.—Sale á la parte de afuera formando una especie díeordoaejadurjícido, 15,

Leüoíitaríc. — Cuando el caballo no vá cadeo^ioso ,é igualen Ipg movimientos del aire qne l va,'-quejrieBt>o precipitarse, so dice va/euantodoj

Li^rOf—El caballo es, ligero á la niauo 6 do su parte; anterior, que viene á ser lu mismo, por la flexibilidad del CUKIIO y empleo conveniente ile las ayudas...

Lunófico.—Gaballo que padece un» ilc: Í9rv perjódipfi sp» bre los ojos, 15.

Lupia.—Tumor en la parte interior de la rodilla, 15.

M. . '. '

Maestro.—Bien educado que responde á las ayudas, f«a vivacidad, con gracia j con fuego y flexibilidad. , >

Mal de ciervo..r-Gontraciiion espasmódica y permanente de los músculos de laqueada»!<i^ cuello y suceui^a»

mente á tortas las otras partes del cuerpo; el caballo tiene la rigidez é iumovilidad del ciervo que acaba de ser calzado, 30.

Malj)aso,—Cuando es por casualidad, el mejor caballo puede (lar un mat paso, pero no tropezar.'

Jíano.—Trabajar de mano á mano,—es decir, volver al caballo ccm la ayuda de las manos sin las piernas; nwlodo vicicsiáimo para el gincte y para el caballo; caballo pesado á la mano cuando falto de flexibilidad de cuello toma «obre el bocado un punto de apoyo; im buen gjnete lleva siempre su caballo en la mano y en la{t piernas.

Manotear,—Precipitar el movimiento de las manos ba­tiendo el streló ein'moverse ilel terreno,—el cabalto manotea por impaciencia, por esceso de fogosidad y á ireces por una exigencia mal entendida del gincte,—sé cree hacer piafar á su caballo y no hace mas que ma-notcar; defens.i contra las ayudos.

Martingala ó ^amatra.—Correa que pasa de la barba del caballo y algunas veces do las riendas, con ayudas de unas atíiHa* pasante» al jirétal y sé hebilliv en las cinchas: hinartingala li'jiisde asegurar la bufitn posi-cinn de la caboz.i y del cuello , es siempre perjudicinl y janiás ftril;—las malas posiciones de cabeza que equi-Tocadaniento se atribuyen á la scnsibdldad de la boca, vienen á ser peligrosas ciiTez de corregitsc con la martingala, así cnmo se corrigen y desaparecen con la flexibilidad del cnelto.

i/eccr.—Uevar el caballo cnando va marchando la gru­pa racilanta á derecha é izquierda; es un indicio de in- ' dolencia y -debindad; i s , viit verte».

— 423 ~

il/edíoaí>c.—Aire medio elevatlo de la escuela an­tigua, especie de media corbeta.

Mucta.—TümoT blando y sin dolor que se presenta ge­neralmente enla pane posterior de la cuartilla y sue­le comunicarse á las cuatro eslremidades, 28.

il/ucrmo.—Enfermedad or-ánica, curaerosa'y tuberculo­sa déla mcmbraua aiu.;us;i de las narices y del pul­món, 14, 30.

• • N .

A'«íí(ra¿Wít.—Carácter.~i:i caballo que se dice de mala naturaleza, revela mas bien los vicios de su educación que los de su conformación.

A'o6/e.—Caballo que responde francaraento á las ayudas, que emplea vokmlarianiontcsu inteligencia y sus luer-zas—aire nohlc, aire de escuela.

jYufte.—Opacidad en la córnea trasparente, cubriendo unas veces toda la pupila, otras solamente parto, 12.

0.

Obligar.—Determinar al caballo al galope de carrera.

P.

Paía/'ren.—Caballo manso para una señora (escuela an-

/"arada.—Parar.—Hacer una parada ú parar, es dete­ner al caballo cou arle.

Paíoda.—Aire y figura (íe picadero. Continuación de .movimientos, ida y vuelta sobre la misma línea.

28

— 424 —

Pasmo.—Inflamación de la membrana mucosa de la nuez con derramamiento por las narices,—pasando al oslado crónicoeljwsTnopiiedcocasionarelmuermo, 30.

J'aso.—(\irc del) 50.—Cadencia, 78.—Velocidad, 79. Pcío,—Montar á jiclo, sin silla, sin manta: lo que fuer­

za á emplearlas piernas mas como sosten que como ayudas.

Perder el asiento.—La flexibilidad de la parte baja do los rifiones, las piernas prontas á sostener el equilibrio impiden al ginete perder el asicttto á causa de la sor­presa de una brusca defensa.

Perder la boca.—Espresion inexacta que procede de los errores acreditados sobre la pretendida sensibilidadde las barras.

Piafe.—Aire bajo de la escuela antigua.—El caballo le­vanta sus cstremidadesen un paso corlo y cadencioso, pero sin avanzar y en perfecto equilibrio.

Picador.—'^0 basta ser buen ginete para bacer entregar á un caballo dilicil, es aun necesario ser un hábil pi­cador; mas para educar un caballo es menester ade­más que el picador sea un verdadero hombre de á ca­ballo.

Piernas.—Echar á las piernas.—Forzar á un caballo á bajar la grupa para soportar el peso de que se desem­baraza á su parte anterior; es un medio de arruinar s is jarretes.

Pilar.—Eran á la vez un mal medio de educación para el caballo y un detestable ejercicio para el ginete los pilares, entre los que se ataba en el picadero á un ca­ballo partí enseñarlo á saltar—los pilares, asfcomo los aires elevados de la escuela anliéua, para los que se

— 425 — servían de ellos con preferencia, comienzan & no ser de ningún uso entre los lacadores de buen sentido que razonan el arle de la equitación y quieren desarro­llarlo úlilmenie.

Pirueta.—kke elevado de la escuüla antigua.—Hacer volver al caballo sidjrc si, levantándolo, sea delante, sea detrás, de modo que la eslremiilad interior sirva de eje.

P«to.—Línea que traza el caballo marchando—Se dice que el caballo marcha en una pista cuando las piernas siguen la misma línea que los brazos; marchan en dos pistas cuando los pies siguen una linea paralela á la trazada por las manos.

Pleuresía.—inflamación de la pleura y de les pulmones, cuidados preparatorios, 30.

Plantado.—Píoníarse.-^Caballo que rehu.«a con obsti­nación romper hacia adelante, empleando toda clase de defensa contra las ayudas; resultado muchas veces de haberle uxigido mas de lo que sus fuerzas alcan­zaban.

Parrilla.—Uita ó dos vejigas que se han unido, que­dando como callosas, 2S.

Poíoda.—'Aire elevado de la antigua escuela.~Ér031)3-Uo se empina y mantiene (irme sobre los pies como si quisiese saltar, pero sin menearse del terreno.

Pre/)orar.—Poner acordes la parte anterior y la poste­rior de. lal suerte qne el <^ballo saboreando el bocado se encueaira bien colocado en la mano y en íaS pier­na» del ginete—ant^* de e;iigir nada del caballo debe el ^insle prepararle «wi tenientemente.

Probor.-^Eosayar los rscursos.de un caballo, asegurarse

— 426 — de su cducadon; la preparación y el empteo gradual de las ayudas sirven para probar un caballo y juzgar de su bondnd por la manera que responda á ellss. ,

p„„(a _Vulf:anneiUe caballada; cuando un caballo que SB empina, queriendo encabritarse, se lanza brusca­mente hacia adelante, se dice que hace una punta-nroccdo csia deno.niirtaciwi regnlarmento del nombre ' e hs antiguos daban ii las lumbres del casco-no L una flcfcnsa formal contra las ayudas por parte áé rdmllo el salir for punta cuando el ginele cede la ,:,,' -cuando un caballo se encabrita es preferible do'iar dar una punta, teniéndola mano suave, quear-" i r i r sc á cacrfe hacia alrís tirándole las riendas.

pJSurV-lIo-Hlí^ que se hace el caballo cojiendo sobro l o r c h a un clavo, hnesO ó cuerpo que tenga punta y hiere hasta la parte carnosa.

R.

_<íuslancia cSfttca qae etitra en ía Composición Ramlla- ^ ^,^,^^^^^^^ ,j,ie cp eíe lla en las laterales del

Í l X l u leug«n-íel>e ser conservda al tiempo

de cc"»^' ' *-^„^ nue eleva poco los brazos se dice que Hasar.—t'''-' ,_^|^ j,i,nie ^asa cuando 1» uinralla in-,

rasa l« ^f! ^^^^ «i „ivel fle h« osterna; la des-''-•'^ t w ' , xisleuelk dfcl germen de la mejilla no es '•'""T-Vr-Sicrislico del nmmiento del di*..to-" r t S o P Í S w n l b s l . . n - « ^ - l i « n > a . c ^ a . ^ * "no ¡léñela edad en la boca,o« dcdr, que-tienff do, que

- 427 -mas de ocho años; pero la forma ile la tabla dentaria indica los periodos de la edad iiasta la vejez mas avan­zada.

Rasa.—Origen conocido. El caballo de primera raza, es sin contradicción el caballo árabe, por ser el vigor, la inteligencia y la solidez, las que deben decidir do la primada de las razas; el caliallo de raza es llnmado también de pura ¡angre; se dice de un caballo de ra­sos cruiadus que es un caballo de raza de sangre— las formas anteriores y los títulos (!;eiiealógico3 de un caballo pueden probar la identidad de la raza; pero no garantizar sus cualidades—las mejores razas de-gentjran á vects en un mismo pais, y con mayor razón en un pais á donde son trasplantadas; se ha observado fieneralmenle quo las roías del Mediodía mejoran las del Norte; que el caballo pudre sobre todo, es el que reaka la raza; que la cúpula de mejores individuos es necesaria para conservar una rasa.—Es una ob­servación importante el que el régimen alimenticio de los potros es quizás de mas efecto que el cruzamiento de padres, para cambiar, modificar, mejorar una ra­sa, en cuanto &. la alzada sobre todo.^—Raza.—Una rotura que se presenta en la parle anterior ds la coro­na, en las manos y en la parte de adelante, 28.

Reanimar.—A un caballo frío es necesario reanimarle por la vivacidad y energía de las ayudas.

Rccalentamiento.—Tumor ulceroso que atrae á la rani­lla, pudre la parte córnea, se propaga y desorganiza insensiblementoá todo el pié, 15, -16.

ñecojer.—En su acepción mas amplia es colocar el caba­llo en las manos y en las piernas.—En su acepción or-

— 428 —

dinnria es colocar la cabeza del .iDirnal en la posición peqiendicular.

üccuíar.—Hacer paso airas mas ó monos recto. Repropio.—Calwlla que se deliende obstiiiadameiite con­

tra las ayudas—el caballo no nace repropio, viene á serlo, ya por falla do educaciou, ya por ser mal lle­vado.

Resolver.—Determinar al caballo á losaires que lecues-ta trabajo tomar;—mía preparación conveniente y una energía suliciente en las ayudas resuelven á un caba­llo á todos los aires.

Resoplar.—Es preciso dejar á un caballo en descanso, cuando sacúdela cabeza y bosteza fuerte para sonarse, toda libertad para resoplar.

Rodillera.—Llaga ó cicatriz, resultado de ella que se no­ta en medio de la parte anterior de la rodilla, 28.

iíonqutdo.—Silbido sonoro y particular de la respiración de ciertos caballos, 16.

Rubi—V. catarata.

s. Sacudida.—Sacudimiento.—TcmUn) brusca de las riendas

después de haberlas abaiidouado.—Si se usa de rudas sacudidas en la boca del caballo con un golpe del bocado, se le enseña á resistir á las ayudas, sea ende­rezando con rigidez el cuello para tender la nariz al viento, sea por el contrario arqueándolo demasiado, para encapotar; cuando el caballo consigue por estos medios tener organizada la defensa de toda la parle anterior, por abaadono délas riendas, tiene de bueno la sacudida que resiste con ventaja.

— 4i9 —

Saborear.—La. ílexiljilidiiJ del cuello previene al caballo para saborear el bocado. El caballo no está en su na­tural posición iwsla que saborea pei-fectamcnte el bo­cado,—también se dice saborear la brida.

Salta.—Entre los aires elevados de ia escuela antigua se encueiilra un abundante número de saltos mas é menos viólenlos,—en el mito de carnero, el caballo se eleva de delante primeramente y en seguida de detrás, sin despedir la coz, el que voluntariameiile repilo; cuando la mano y piernas delginele no obran de acuer­do en el salto de picaza; el desarrollo se eleva delante para elevarse un poco de atrás, lo que indica á veces debilidad y desunión en el animal, pero mas frecuen­temente poca destreza en el ginete.

Sorna.—Erupción ó sarpullido inveterado ordinariamen­te en el cuello y en la crin.

Sarpullido.—Erupción de pequellos botones; cuidados y y régimen para prevenirla, 28.

Saúco.—Antiguamente la linca amarillenta que divide la palma de ia tapa y resulta de la unión del tejido laminar del casco.

Seguro.—No es conveniente un caballo para las leccio­nes de escuela de señora sino es perfectamente seíjuro.

SíntíV.—Lq preparación debe ser sentida por el ca­ballo y por el ginete, no basta sentir al caballo en la mauo y en las piernas, es preciso además .icnlirle en el asiento, es decir, darse cuenta de los movimientos por la posición del ginste en la silla—caballo sentido que se escita sin resolver francauíeute á lo que las ayu­das le piden.

Serrar.—Aserrar.—Ticar altern.?livamcntedeuna y otra

— 430 —

rienda, lo que nu pucfle hacerise sino cuando las rien­das est.ín separadas y una en cada mano—«error con el bridón rt con el filete^ aunque un poco menos malo que ia sacudida, acostumbra también al caballo á re-sisiir á las ayudas y á organizar la defensa de toda la

• parlo anterior. Sobre-caña.—Igual al sobre-hueso, por la parte lateral

esterna esta, y por h interna aquel, 15. Sobre-cnrva.—Tiunor en la parte posterior del corvejón

sobre la articulación, ocupando el tendón, de ffrande trascendencia, IS, 16.

Sobre-hueso.—Tumor duro, redondo, de la naturaleza del exostnso, que aparece en la parte lateral del hueso de la caña, 15.

Sobre-junta.—Tumor calloso en la parte anterior del meniidillo.

Sobre-mano.—Tumor huesoso en la parte anterior de la cuartilla, por encima de la corona del casco, 15.

Sobre-pié.—Igual á la sobre-mano, con la diferencia de salir en la» cuartillas de los pies.

Sobre-rodilla.—Tumor ó dureza en la parte anterior y media de la rodilla.

Sobre-salto.—Salto brusco á contratiempo—cuando la posición del ginete es rígida fi afectada, es espuesto perder la silla al menor sobresalto con mas facilidad aun que cuando es abandonada.

Sohre-tendon.—Tumor ó dureza que sale en el tendón de la caña, 13.

Socorva.—Tumor como el sobre-hueso, en la parte late­ral esterna del corvejón.

.S'o/'rcnar.—Jamás se i\e\iQ sofrenar á un caballo, es de-

— 431 ~

cir, traquearle, atormentarle inútilmente, sea con la mano, sea con las piernas.

Soítcitor. — Activar, animar.—El caballo perezoso, á quien constantemente hay que solicitar, y es una montura desagradable, sobre lodo para una sHñora.

Sorprender.—No se debe sorprender ¡am&s á un caballo, sea aproximándose á él bruscamente, sea sirviéndose de las ayudas de golpe.

Sostener—No'snlo de la mano sino también de las pier­nas, es preciso sostener á un caballo que se carga á las espaldas;—sostener el aire, manlanerlo en el mis­mo grado de velocidad; dg todos modos debe ser soste­nido el caballo en los caminos difíciles.

Su/eíar.—Domar un caballo, hacerle ceder en su obsti­nación.

Sustancia.—Este caballo tiene sustancio , es decir, so­porta sin fatigarse un ejercicio difícil por su esten-sion y rapidez, 16.—Un caballo puede tener aliento para un galope rápido, alma para un momento difícil, y no tener sustancia para un trabajo continuo.

Talparia.—Tumor flecmonoso que desde la nuca ataca al ligamento cervical, 30.

Tascar.—El caballo que tasca su freno tiene necesidad de ser preparado con frecuencia para que no bata á la mano.

Temblequear.~Menear las riendas A impulso del dedo pequeño de la mano del ginete, introducido por ellas para dejar saborear el bocado.

— 432 —

Terra á térra.—Aire bajo de la escuela antigua,—galope sumamente corto y cadoncioso en doa tiempos, sobre dos pistas de raanesa a determinar una sórie de pe­queños saltos fatigosísimos para los jarretes del ca-

• bailo. Tiro.—Hábito ó costumbre que contraen los animales do

apoyarse con ios dientes contra el pesebre ó valla en» fcorvando el cuello y parte del cuerpo y exhalando un quejido, y se llama tiro al pesebre;—cuando en vez de apoyarse con los dientes, solo encorva el cuello, roco-jiendo la boca hacia el cuello y exbalando el mismo suspiro, se llama tiro al aire—tiro de oso, un continuo vaivén ú oscilación de los brazos;—todos ellos contrac­ciones nerviosas de que padecen algunas personas.

Tomar.—Por oposición á dar hacer sentir el apoyo del bocado, alta la mano.

Torozón.—Inflamación de lu membrana velontosa de los intestinos, 30.

Tropezón~Dar con frecuencia pasos falsos.—Todo ca­ballo qtie tropieza, es desagradable y peligroso;—si el caballo tropieza por torpeza, hay necesidad de edu­carle; si por debilidad de» las estremidades, no tiene remedio;—el caballo que tropieza está sujeto á caer por el esfuerzo mismo que huce para levantarse—es imprudente dar á una señora un caballo que tropieza —puede verse si un caballo que se prueba tropieza dejándole marchar al paso sin recojerle en un camino escabroso y difícil.—Si el caballo después de haber tíopezado se levanta por un sobresalto, es señal do que ha sido corregido cou dureza por este defecto habitual en él por debilidad ó torpeza, 15.

— 433 — Trote.—(Aire del) 82.—Cadencia 89.—Velocidad 90.

u. Unir.—Impedir que un aire vaya desunido. Uña.—Escrecencia en la membrana clinotanto cerca del

ángulo mayor del ojo.—Callosidad que se forma debajo de la silla; cuidados para prevenirla, 28.

V

Páginas.

Marchando al trote hacer alto, y (le alto romper al trote. . . 84

Pasar del trot'i al trote largo y volver de esté al corto (marcha directa) »

Descanso 85 Marcha al trote en todas direc-'

cione.i . 87 Cadencia del trote 89

» XVll.—CUARTA LECCIÓN.—Marclw directa: en todos sentidos ul galope.

Pasar del trote largo al galope y del galope al trote largo (mar-clia directa) • . . 91

Pasar del troto corto al galope y del galope al trote corto (mar­cha (¡irecta) 95

Pasar del paso al galope y dol ga­lope al paso (marcha directa). 96

Marchuido al galope hacer alto, y. de pié lirme partir al galope. . 97

Pasar del galope al gran galope, y del gran galope ol gaíepe.. . 98

DeBcanso. . .• . . . : . . . -100-Determinar el galope sobre la de-

reciía, la», eslrornidade» dere­chas avanzando sobre las iz-; quierdas (marcha diro€t;i).. . . lOl

Deteroiioar el galopo sobre la iü- i quierda, la» eslremidad«s le-

cií¿4*».ÍH-tV J''íÍ*VVC\,Í\^-

,.„- Vcr-,,.M|>K/ 'l'i.*^ '' -«. A/ , ÍL , .'Cp'^^l'/>ií^?u5

oílxMviwO. écÁuHd*X.'^.

••Utüí-'id í s m e r n o J c ilarEniísS'Alcni», £a2!e Hf-Í -E ' ^ n"

jLtMtiUvA, Cc*cc/¿*v:

LhBoHd Cmstm.i'^ m'^imíii.íimB.iaV:: ti fezr

CTÍ-OM^M-ÍMÍV Vt t - tVVt tX^Í^

>^". ';;-::L%:^^ f-r ^L¿±12^, '^^ l i t . ári EsiEBrEÍD ic Ilarntimí jllOTSJ -CSÜB ásl í e z n" 3

VI Pá^uuí.

quierdas avanzan'lo sobre las derechas (marcha directa). . 103

Determinar el cambio de eslremi-dades natural é ifldispensable al caballo que galopa en circulo. 106

Marcha cu todas direcciones al - ' galope. 109

Cadencia del galope. . . i . 113

XVIII.—QütNTA LECCIÓN.—Salto de foso y barrera.—Figuras, aires y jue­gos de picaderos.—Caballos di­fíciles.—Aires bastardos.

Salto de foso y de barrera, . . 115 Foso .- p"-'' Barrera ' . . . . 117 Figuras, aires y juegos de pica­

dero. . . . . . . ISÍ-Caballos difíciles. . . . . . 121 Defensas contra el montar. . . ; 1S4 Defensas contra las ayudas. . . ' 126

' Vires bastardos.. . . i . . . 1 3 a

CAPITULO VII.

•> C(¿bállodesüla.—Escuela müiiar.

» XIX.—Observacioaes sobro la progresión S9

. ,' . . Páginas.

dlferciito del trabajo de las es-'t , cuelas civil y mililar. . . . . 134

Pisaderos cuijiertos y descubier^: to«.—Catnpo de luauiobras. . 138

$. XX.—Colocación de las prendas de mon­tura, equipo y annainento en el caballo. . . . . . . . 140

Ensillen el caballo 141 Coloquen el equipo y armamento

«n el caballo 143 Pongan l.i brida 145 Recojan el ronial 147

» XXI.—Reglas para sallar á caballo en pelo ó maula y saltar á tierra. 148

tt XXU.—Reglas para la doma y enseñanza ^ tle los p o t r o s . . . . . . . 149

PKIMEHA LECCIO?! 1 5 0

SEGUNDA. • . . 1 5 1

, , í TEllCEHA •, • • 1 5 6

CUARTA »

QUINTA 1 5 7

SESTA. . . . . J . . . . 1 5 9

SÉTIMA 1 6 1

OCTAIV*. . . > . . . . .. 164

NOVENA 1 6 5

BEPIÍJA t .. •^ ,. • >V

V I »

Páginas.

üm>Er.iMA. . . . . . . . . 166 DUODECISíA. . . . . . . . 167 Heunion de los potros en fi!a. ; 169 Método para acostumbrar los ca­

ballos á los fuegos y ruidos de •fe guerra 171

§. XiSIU.—PRIMERA CIASE.—Movímicnlos in- ' •' / dividuales que preceden al t ra­bajo en (aiidns en o! cuadri­longo 173

PRIMERA LECCIÓN. Posición del hombre antes de

iHonlar 174 Montar á caballo 175 Posición del lioinbre á caballo. . 179 SEGUNDA' LECCios. — Jloviniienios

de cabeza. . . . . . . . 180 Alargar y acortar las riendas. . » Cruzar y separar las riendas.. ;- 181 TERCERA, LECCIÓN. — Echar pié é

tierra. 182 Desfilar después de echar pié &

tierra estando á fila abierta. . 185 Formar en ala á fila abierta mar­

chando en hilera pié á l'iería.. 186 CUARTA LECCIÓN.—Del USO'de líffl

riendas. . . . . . . . ' » Del efecto de las piernas. . . . 187

Del combinado de las riendas y piernas ^^^

Marcliar al frente. . . . . . 188 HaKr ¡lito. . . • • • • •. l''^ QUINTA. LECCIÓN.—Giros. . . . 190 SEST\ LEccios—Paso atrás. . . 191

XIV.—SEGUNDA CLASE.—Trabajo en una tanda.—Advertencias. . . . 192

PRinERA LECcion.—Marchar á la-

derecha • • • *^^ Hacer alto y volver á marchar. . 104 Cruzar las riendas y volverlas á

separar. . . . . • • • 195 SEGUisDA LECCIÓN.—Pasar del paso

al trole • • Pasar del trote al pasn. . . . 190 TERCERA LECCIÓN.—Cambiada de

197 mano. • • • • • • • • ' ^ ' cu*KTA LECCIÓN.—Marchando en hi­

lera formar en ala y volver á formar en hilera 198

QUWA LECCIÓN.—Media vuelta á una y.otra mano marchando. . 199

SESTA LECCIÓN.—Marcha oblicua iadividual. . . . . . . 201

SETWIA LECCIÓN.—Paso atrás. . . 203

,. Paso de costado. . • • • • »

X ginas.

XXV.—TERCERA CLASE.—Trabajo en dos tandas.—Advertencias. . . 205

PRIMERA LECCIÓN.—Dc l.is espuelas. •207 Para que las dos tandas se dirijan

al picadero. 208 SEGUNDA LECCIÓN.—Cambio de di­

rección en la anchura del cua­drilongo 211

Cambio de dirección en la longi­tud del cuadrilongo. . . . »

ídem di.igonal 212 Marchando en hilera formar en ala y volver á formar en hilera. . 213 TERCEUA LECCIÓN,—Medía vuelta á

una y otra mano marchando. . •> Marcha oblicua individual. . . 214 Paso atrás y de costado. . . . » Pasar sucesivamente los hombres

de las hileras á retaguardia de las mismáí. . . . . ' . • . 216

CUARTA LECCIÓN.—Trabajo en circulo. , . . . . . . 218

Cambiada de mano en circulo. . 219 Trabajo con estribos QUINTA LEC­

CIÓN.—Medida de los e-tribos.. 221 Salir al trole estando á pié firuje. 222 Marchando al trote hacer alto. . » «ESTA LECCIÓN.—Alargar el trote. 223 Acortar el trote 224

XI Páginas.

Pasar del trute al galope. . . . 224 Desfilar después do echar pió á

tierra 226 Formar en ála á filas abiertas

marchando por hileras pié á tierra »

Trabajo con brida.—Adverten­cias »

SÉTIMA LECCIÓN.—Posicion de la mano de la brida. . . . • 227

Ajustar las riendas. . . . . . 228 Tomar l¡is riendas del bridón con

la mano derecha 229 Soltar las riendas del bridón . . 230 OCTAVA LECCio.N.—Movimientos de

la mano de la brida.. • . , » NOVE.íA LECCIÓN.—Trabajo al ga­

lope • • • 232

§. XXVI.—c\ nTA CLASE.*—Manejo de las ar­mas á caballo, á pié firme y marchando . 235

Apiélirme. . 236 Marchando 303

» XXVII.—ouíMTA CLASE.—Saltos y carga in-dividuiíl-. 304

<ttJ

CAPITULO Vlll.

Caballo de silla.—Escuela de señoras.

§. XXVIII.—Naciones preliminares y precau­ciones especiales. . . . . . 308

» XXIX.—PRIMERA LECCIÓN.—Marcha ilirocla al paso.—Conducir al caballo al terreno 311

Prepárense para montar. . . . 312 A ciikillo 313 Posición lie la señora á caballo. . 314 Ajustar las rien las. . . . . 315, Marcha directa al paso. . . 3ié Ayudas 317

. , Hacer alto . » Echar pié á tierra 318 Descanso. — Nociones soíirc los

efectos de la brida y filete. . 31& Volver á montar á cabiillo y po­

nerse en marcha. . . . . » Pié á tierra y entrar en la caba­

lleriza '. - 320

» XXX.—SEGUNDA. LECCIÓN,—March» en to^ das direcciones al paso.—Em­pleo de las ayudas 3St

Págiou.

Ganar terreno á derecha é iz­quierda. 322

Volver á derecha é izquierda. . 323 Media vuelta á derecha é iz­

quierda 324 Hacer alto y paso atrás. . . . 326 Descanso.—Nociones sobre ia ca­

dencia del paso 327 Marcha circular á derecha é iz­

quierda » Paso de costado á derecha é iz­

quierda 330 Pié á tierra y volver á entrar en

la caballeriza 332

§. sJUL—TEBCEHA. LKccio.N.—Marclw en to­das direcciones al trote.—Pasar del paso al trote (marcha dÍ7 recta 334

Marchando al irot'e hacer alto, y desde alto partir al trote (mar­cha directa) 335

Pasar del trole 9I trote largo, y del trote largo al trote (marcha directa 336

Descanso.—Nociones soJ)re Ja ca­dencia del trote ^ 337

Marcjia en todos sentidos al trpte. »

Páginís.

§. XXXII.—cuAKTA LECCIÓN.—Marcha en todos sentidos al galope.—Pa§ar del trote al galope y del galope al trote (marcha directa). . . , 339

Pasar del paso al galope y del ga^ lope al paso (marcha directa). 341

Marchando al galope hacer alto, y desde alto partir al galope (mar­cha directa) 342

Descanso y nociones sobre la ca­dencia del galope 343

Marcha en todos sentidos al galope. 344

» XXXIII.—Obsf rvaciones generales para pre» venir lodo accidente posible. . 345

Nociones preliminares; escuela de señoras. 346

CAPITULO IX.

Caballo de tiro.—Ctmduccion de carruajes,

» XXXrV.—Nociones preliminares.—Ayadas' y sus accesorios. . . . • 351

Carga y tiro. . . . . . . . » Atalaje 352 Arneses 354

atv Páginas.

§. XXXV.—PRIMERA LECcio:».—Marcha directa. 354 Precauciones antes de ponerse en

marcha 353 ' Prepararse á conducir el carruaje. 356

Marcha directa al paso. . . . 357 Alio. 358 Marcha directa al trote. . . . 369 Descanso. . . . . . ' . . . 360 Ganar terreno á derecha é iz-

(jitierda. . . . . . . . » Vuelta á la caballeriza. . . . 362

» XXXVl. — SEGüNü\ LECCIÓN. — Marcha en todas direcciones.—Volver á derecha é izquierda. . . . »

Media vuelta A derecha é izquierda. 363 Descanso.—lístaciones en la mar­

cha 364 Marcha circular á derecha é iz-

fjuierda. . . . . . . . 365

» XXXVII.—Resabios í)ue es preciso corre­gir.—übservacioBcs generales.

La mano 367 La fusta . m Caminos difíciles. 369 Caballos idero 371

iii

TERCERA P A R T E .

EDUCACIÓN DEL POTRO.

CA.PITULO X. Páginas.

Todo lo que concierne á sus ali­mentos, cuidado y entreteni­miento en estado de salud. . . 373

Forraje 375

CAPITULO XI.

§. XXXIX,—Herrage y limpieza 37»

CAPITULO Xll.

» XL.—Nociones indispensables en caso de accidentes 381

CAPITULO Xill.

» XLI.—Cuidados preparatorios. . . . 383

» XLII.—LECCIÓN DKINSTRUCCIÓN DELPOTRO.—

Primer grado 385

» XLIU.—Segundo 394

xvu Páginas.

§. XLiy.—Tercer grado. . . . . . . 395

» Xh\.—Cuarto. . . . . . . . . 399

» XLVI.—j?MÍnío. .' 481

» XLVII.—Sesto.—Duración total de la ins­trucción 403

Tabla analítica 405