Una porcion de tiempo comprendida entre dos puntos de referencia
MANUAL PRACTICO..., última porcion de los extremos torácicos; tiene una cara superior que se llama...
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MANUAL PRACTICO
DE
FLEBOARTERIOTOMIA
Y
OTRAS OPERACIONES DE CIRUGÍA MENOR;
REDACTADO POR
DON BONIFACIO CISNEROS,
PROFESOR DE CIRUGÍA Y OBSTETRICIA
CÁCERES: 1856
IMP. DE D. NICOLÁS MARÍA JIMENEZ,
Portal llano, núm. 10.
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Serán falsificados los ejemplares que no lleven esta rúbrica, que es la del Autor,
quien perseguirá ante la Ley al que reimprima esta obra sin su permiso.
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I N T R O D U C C I O N
Tres grandes remedios, dice el virtuoso y sapiente médico Huffeland, tiene el
hombre para combatir sus males físicos, sus miserias humanas; estos son, el opio, el
emético y la sangría. No es el objeto mio hablar de los dos primeros, porque no es mi
atributo; ademas, nada pudiera decir que estampado no esté en las producciones
dadas por respetables profesores de los variados ramos de curar; esto así, lo haré del
último, esto es, de la sangría, y del mayor número de operaciones que constituyen la
cirugía menor.
Penosa y difícil tarea hé impuesto á mis débiles fuerzas, á mi natural
insuficiencia, lo conozco, pero aunque no me considero con las necesarias dotes para
desempeñar cumplidamente mi propósito no puedo resistir el impulso que me anima,
el deseo de intervenir con mi filantrópica voluntad, sirviendo de alguna utilidad á los
que se dedican á la predicha cirugía menor. Así, pues, este Manual formará un libro
de enseñanza, pequeño en volúmen, sin erudicion, exhausto de expresiones finas y
elocuentes, como igualmente de teorias mas ó menos pomposas con que los autores
engalanan sus producciones, pero en cambio el lector hallará en sus páginas un objeto
eminentemente honroso expresado por su autor con la modestia que lo caracteriza, y
despojado, antes de emprender mi trabajo, de esas vanas ilusiones que los críticos le
imputarian quizá, y mas al censurar cosa tan desaliñada. Repito, pues, que ni los
quilates de mi insuficiencia, ni obcecado de grosero orgullo por figurar, ni otros
extremos, son mis móviles, no; solamente me impulsa la humanidad, y el filantrópico
axioma del ilustrado y respetable naturalista Buffon. Cap. XI, pág. 505.
Como pigmeo en la ciencia que profeso, y el último que la explota,
permitaseme la siguiente demostracion de delirante afecto como natural significacion
de las pobres fuerzas que abrigo en senda tan espinosa; esto hace que exclame con el
cirujano Shojano el Griego: ¡Ah! Quisiera ser médico porque me embelesa este
sacerdocio, mas quisiera ser un patriarca en la medicina como un Hipócrates, como
un Galeno, un Celso, Areteo, Boherave, Sentin y otros para servir de algo mas á la
obra mejor y bien acabada de la naturaleza!
Ahora bien, convencido yo de que podrá ser de alguna utilidad á la clase
ministrante un Manual en el que se describa con exactitud y concision cada maniobra
separadamente, he concebido la idea, y será el primero y principal objeto de mi obra,
de decir, con bastante latitud y seguridad practica respecto de la sangría. Bien pueda
llamarse feliz la sociedad que cuenta en su seno un descubrimiento tan grandioso
como es la citada operación, empero desgraciadamente, tan difícil y peligrosa como á
veces es, duerme en las regiones del olvido su ejercicio por una gran parte de los
profesores de cirugía; y ¿por que? Naturalmente se viene á la imaginacion; porque
unos se creen rebajados en su dignidad facultativa si se dedican á la ejecucion de
aquella; otros la consideran como expuesto y temen perder su concepto facultativo si
ejecutan predicha sangría no con éxito: últimamente, otros, porque no tienen valor
bastante para operar ó abrigan otras tendencias.
2 En muchas partes se tolera, y aun se encarga por los profesores, la operación de
la sangría, á cierta clase no autorizada, y lo que es peor, ignorante para practicarla,
pues ademas de ser extraña á la Anatomía humana no tiene mas libro de enseñanza
que una cartilla vetusta, y sin mas escuela que la viva voz de uno que se arguye
maestro y que está ilustrado del mismo modo que el discípulo; aludo á la clase que
sangra y afeita y que carece de diploma, la que denominaré barbero-sangradora; y
como consecuencia de esto qué sucede? que muchos de los operados son victimas de
la ignorancia, viéndose, por desgracia, ora privados de la libre movilidad de una
superficie articular, (anquilosis) ora atacados de una flogosis de una vena, (flevitis)
ora de un tumor arterial, (aneurisma traumático) ora de otro de los muchos accidentes
que puede despertar una mala sangría.
La descripcion referida es el hecho de numerosas verdades, pero no es el objeto
mio zaherir la clase para quien escribo, ni hostilizar groseramente su proceder, no; de
ningun modo culparela cuando la considero tan antigua como digna, y que si ha
constituido en su época una sociedad sin ilustracion (empero utilísima) literaria no
fué suya la culpa, si sus individuos adquirieron muchos y grandes defectos cometidos
al impulso de una senda empírica y rutinaria, de tantos deslices y torpes
consecuencias en el arte de sangrar; cúlpese, pues, solamente á los pasados Gobiernos
que lo permitieron y desatendieron reforma tan necesaria.
En este concepto emitiré, antes de hablar de predicha sangría, algunas nociones
generales de Anatomía, entrando así mas de lleno en los minuciosos detalles de
aquella, esto es, de la flebotomía o sangría, de ese precioso recurso medicinal
empleado mas ó menos profusamente por la medicina racional desde los tiempos mas
remotos sea para curar, tratar, ó paliar muchas de las enfermedades; luego me limito á
decir algo de la extraccion de dientes y muelas, de las aplicaciones de sanguijuelas y
ventosas, de sinapismos, de unturas, cataplasmas, cantáridas y su curacion, de la
operación de la vacuna, concluyéndose mi pequeño tratado con cuatro palabras, en
las que expondré las condiciones que deben ornar á todo aquel que se dedique á
sangrar, y las buenas conducta y compostura que este debe observar en la sociedad.
Aquí, pues, ¡barbero-sangradores! teneis cuanto ofrezco demostraros en mi
pobre produccion; estudiadla con deseo y ella os colocará, sino en la escala de la
perfeccion en el arte de sangrar, pues esto casi toca en lo imposible sin la
demostracion del cadáver, esto es, sin la Anatomía humana, al menos conseguireis
pisar sobre una base de sólida instrucción.
Para vosotros escribo solamente; ¡barbero-sangradores! os la encomio
encarecidamente; proveeros de ella, pues no teneis mas libro de enseñanza que la
cartilla de Lepreux, que (sin rebozo lo diré) tiene muchas imperfecciones: seré feliz
yo, pues, si mi desvelo es menos ó nada defectuoso, y con él logra el objeto que se ha
propuesto vuestro afectísimo.
Bonifacio Cisneros
Avilés.
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ANATOMIA GENERAL
Osteología de los miembros humanos.
Las extremidades ó miembros que parecen ser como unos apéndices del tronco
ó centro del cuerpo humano al que están unidos por uno de sus extremos, son cuatro
dispuestos á pares simétricos ó iguales, á saber; dos superiores llamados torácicos, y
otros dos inferiores denominados pelvianos ó abdominales.
Miembros torácicos. Estos se unen á las partes laterales del tronco en su
extremo superior; se dividen en hombro, brazo, antebrazo y mano; el primero, esto es,
el hombro, ocupa en cada lado la parte superior y lateral del pecho; está formado por
tres huesos; á saber; omoplato ó espaldilla ó escápula por detras, y la clavícula ó sea
el primer hueso del pecho junto con la cabeza del humero por delante y arriba; de la
union que resulta de estos huesos se forma un espacio cóncavo y triangular
denominado axila ó sobaco. El brazo está formado de un solo hueso largo y cilíndrico
que se llama humero, el que se extiende desde la axila hasta el codo; de la union de
predicho humero en su extremo inferior con los superiores de los huesos del
antebrazo resulta otro espacio que se denomina flexura del brazo, vulgo sangría; en el
brazo se consideran cuatro caras, á saber; cara interior de la flexura, posterior la del
extremo opuesto, interna la que mira al pecho, y externa la de la parte opuesta.
El antebrazo está situado entre el brazo y la mano, y formado por dos huesos
tambien de figura cilíndrica y largos, uno interno que se llama cubito, y otro externo,
radio. Consta dicho antebrazo de cuatro caras como las del brazo, aunque hay
anatómicos que le suponen con dos y dos bordes.
La mano, última porcion de los extremos torácicos; tiene una cara superior que
se llama dorsal, y otra inferior, palmar, y dos bordes, externo que mira al codo, é
interno que lo hace al dedo pulgar. La mano se subdivide en tres partes, que son,
carpo, metacarpo y dedos; el carpo forma la parte superior de la mano; está situado
entre la parte inferior del antebrazo y la superior del metacarpo, y se compone de
ocho huesos pequeños dispuestos en dos filas, una superior y otra inferior.
Fila superior; fila antibraquial. Los cuatro huesos que la componen son de
figura plana y corta; se denominan contando desde lo externo á lo interno, esto es,
desde el rádio al cubito, hueso navicular ó escafoides, semilunar ó lunar, cunciforme
ó piramidal, y pisiforme ó lenticular.
Fila inferior; fila metacarpiana. Los cuatro huesos de que consta, contados del
mismo modo que en la fila anterior son; el trapecio, trapezoides, hueso grande ó
mayor, y el nuciforme ó ganchoso.
El metacarpo; situado entre el carpo y los dedos de la mano se compone de
cinco huesos distinguidos con los ordinales de, contando desde el dedo gordo al
meñique, primero, segundo, etc.
Los dedos, que son cinco en cada mano se llaman, contando en la misma
direccion, dedo gordo ó pulgar ó pólice; dedo índice ó indicador; medio, grande, ó del
corazon; dedo anular; y meñique, pequeño, ó auricular. Cada dedo tiene tres huesos, á
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escepcion de los pulgares, con otras tantas articulaciones ó coyunturas. Los huesos de
los dedos se llaman los primeros ó superiores, falanges; los medios, falanginas; y los
inferiores, falanginetes ó falangitinas. Los dedos pulgares no tienen mas que falange
y falanginete.
Miembros abdominales. Estos se unen á las partes inferiores y laterales del
tronco y forman el muslo, pierna y pié; el muslo se extiende desde el tronco hasta la
pierna, y se compone de un solo hueso denominado femur, derivado de femeu, en
griego muslo: de su union en el extremo superior con los huesos de la pelvis resulta
un espacio ligeramente cóncavo denominado ingle.
La pierna, está situada entre el muslo y se compone de tres huesos, dos largos
que se llaman tibia ó canilla mayor, y peroné ó canilla menor; estos dos huesos
unidos en su extremo superior á un hueso corto plano que está implantado delante de
ellos y que tiene la denominacion de rótula, son los que forman la rodilla.
El pié. Es la última porcion de los miembros inferiores, presenta una cara
superior convexa llamada cara dorsal, y otra inferior y plana que se denomina cara
plantar ó planta del pié; el extremo posterior de este se llama talon, vulgo calcañal, y
el anterior punta del pié; tiene ademas dos bordes, uno externo y otro interno; el pié
se subdivide en tarso, metatarso y dedos.
El tarso: constituye casi la mitad posterior del pié, y resulta de la union de
siete huesos cortos que son; el astrágalo ó talo, el calcáneo, el navicular ó escafoides,
el cuboides, y los tres huesos cunciformes ó cuñas: estos huesos se hallan colocados
en dos filas aunque no de un modo tan marcado como las del carpo.
El metatarso: situado entre el tarso y los dedos del pié se compone de cinco
huesos colocados paralelamente unos al lado de otros, y distinguidos con los
numerales de primero, segundo, etc.
Los dedos del pié. Son cinco y se distinguen con los ordinales de primero,
segundo, etc., al primero se le conoce tambien por el dedo gordo del pié, y al último
por el dedo meñique ó pequeño; cada uno de ellos está compuesto de tantas
articulaciones y huesos como los de la mano, denominándose del mismo modo que
en esta.
Caractéres con que se distinguen desde lo exterior algunos tegidos que importa
no confundirlos con los vasos venosos.
Tendones : estos consisten en unas cuerdas blancas, muy duras, aplanadas, que
están implantadas en los huesos y que penden del extremo de los músculos: estos
cuerpos tendinosos que son mucho mas duros que los nervios y arterias suelen estar
mas reunidos alrededor de las articulaciones, v.g., en la muñeca, garganta del pié,
etc., son poco susceptibles de contraccion y extension; tienen muy poca sensibilidad,
y con dificultad se inflaman; resultan de la terminacion de los músculos en cuyo
extremo inferior tienen su origen.
Nervios: son unos cordones redondos, blancos, pulposos, algo elásticos muy
sensibles al mas ligero roce, ó presion, herida, etc, y mucho menos duros que los
tendones: son muy fáciles de inflamarse; existen en mayor ó menor número, y con --
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mayor ó menor grosor en todas las partes donde se sangra, pero con especialidad en
la flexura del brazo; tienen su origen en la masa encefálica, esto es, en la cabeza, y en
la médula espinal, vulgo espinazo.
Arterias: se llaman á unos conductos cilíndricos, nada sensibles, pulsativos,
incoloros en estado de vacuidad, mas blandos que los nervios y tendones pero mas
duros y elásticos que las venas; son susceptibles de inflamacion, y depositan en su
seno un líquido rojo bermejo, y muy rico en principios nutricios, (sangre arterial.)
VENAS EN GENERAL
Estas son unos conductos membranosos, cilíndricos, blandos, blancos ó
incoloros pero con la sangre que contienen carbonatada aparecen á lo exterior de un
color azulado, cuyos conductos vuelven al corazon la sangre que fué por las arterias á
las partes todas del cuerpo. El sistema ó conjunto de vasos tiene su origen (aparte el
de la vena-porta ó ventral) en las aurículas derecha é izquierda del corazon, y desde
aquí se extiende á manera de un arbol á todas las partes del organismo, dividiéndose y
subdividiéndose durante su trayecto, y reuniéndose ya aquí, ya allí, forma lo que se
dice anatómicamente “anastómosis”, voz griega que quiere decir reunion, la cual
ejerce un papel importante en la economía animal.
Las anastómosis de las venas tienen, como las de las arterias, tres
denominaciones, que son; 1ª anastómosis en arco, que se verifica cuando dos vasos se
confunden formando un arco: 2ª anastómosis por via comunicante, ó vaso trasversal;
cuando dos vasos se unen no por la union directa de sus troncos, sino por un ramo
que corre trasversalmente de uno á otro vaso, y 3ª anastómosis en ángulo; esta es
cuando dos vasos despues de marchar aproximados un trayecto mas ó menos largo se
unen al fin en forma de ángulo, agudo unas veces, obtuso otras, de cuya reunion
resulta un conducto comun, cuyo diámetro siempre es menor que el total de los dos
que concurren á formarle.
Las anastómosis de las venas son muy numerosas, no faltando ni aun en los
vasos pequeños; son muy útiles en la economía, y aunque no tanto como las de las
arterias, puede decirse sin embargo que tienen el mismo objeto, á saber; sirven para
debilitar el movimiento impetuoso de la sangre que viene del diastole del corazon, á
fin de que aquel no dañe á órganos tiernos y escitables como puede suceder en los
niños: y sirven para en caso que falte el vaso principal que nutre á una entraña ó á una
extremidad, no falte á estos la circulacion para la nutricion precisa á su vida.
Las venas, ora profundas, ora superficiales, guardan en su curso una direccion
rectilínea, y no tienen constantemente la figura cilíndrica, pues cuando están vacias se
aplastan mas ó menos según el grado de flexibilidad de sus paredes: en toda su
extension presentan muchas válvulas (1) que aumentándose á medida que se alejan
del corazon faltan no obstante cuando llegan á hacerse capilares.(2) _______________________________________________________________________________________
(1) Las válvulas hacen el oficio de compuertas para que la sangre solo pueda correr del corazon á las
arterias; consisten en unos pliegues membranosos de figura semicircular ó semilunar.
(2) Ramitos ténues imperceptibles á la simple vista, los que se denominan así por su semejanza con los
cabellos ó pelos.
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En cuanto á la sensibilidad de las venas se dice que es nula, pues todos los
medios mecánicos y químicos son supérfluos para promoverla, solo puede decirse
que el aire introducido en su cavidad aunque sea en pequeña porcion basta para privar
instantáneamente la vida al animal mas fuerte.
Las venas tienen (según la mayoría de anatómicos) tres túnicas ó membranas, ó
llámense paredes que son: externa, media é interna; la primera es de un tegido celular
y de color blanquecino; la segunda de color sonrosado ó rosado bajo; y la tercera
blanca y de naturaleza serosa; en esta membrana es donde existen las válvulas, las
que unas veces están solitarias, otras pareadas y pocas tres, ó mas de tres juntas.
Suelen alguna vez percibirse al tacto, pero esto no en todas las personas, y cuando
están eminentemente comprimidos los vasos; para reconocer al tacto predichas
válvulas no hay mas que fijarse en ciertos nudos que forman los vasos dilatados por
la compresion y el calor.
Mas pudiera decirse relativamente á este párrafo pero creo sea bastante lo
explicado.
Venas que riegan los miembros superiores ó torácicos.
Vena axilar; este vaso, que es continuacion de la vena subclavia, está situado
en la axila, y al salir de aquí se divide en dos grandes ramos, que son: 1º vena cefálica
grande ó cefálica externa; 2º vena basilica grande, ó basilica interna: en el corto
trayecto que describe dicha vena axilar produce las venas torácicas superiores que se
distribuyen por la parte superior del pecho y partes próximas; la torácica inferior ó
sea la mamaria interna que vá á las mamas, y otra porcion de ramitos que se esparcen
por la espaldilla y pecho.
La vena cefálica; principia desde la vena axilar, baja superficial á lo largo de la
porcion ó cara externa del brazo siguiendo la direccion del borde externo de un
músculo denominado viceps-braquial hasta tocar con la parte inferior del hueso
humero, en su parte externa en donde se divide en tres grandes ó gruesos ramos que
son: 1º la vena cefálica mediana que concluye y se une en ángulo agudo con la
basilica pequeña en la flexura del brazo: 2º la radial interna, que baja dando ramos
superficiales por toda la cara anterior del antebrazo hasta la palma de la mano: 3º la
radial externa que baja por la cara posterior del antebrazo hasta tocar el primer
espacio del metacarpo, donde produce la vena cefálica del dedo pulgar que se
distribuye por la cara convexa de este dedo.
La vena basilica; hija tambien de la vena axilar, como continuacion de esta,
baja por la cara interna del brazo hasta que llega cerca del extremo inferior y algo
interno de aquel; aquí se divide en tres ramos bastante notables, á saber: 1º La
basilica pequeña que es la que se ha dicho se une en ángulo agudo con la cefálica
pequeña: 2º La cubital interna: 3º La cubital externa. Es de advertir que predicha
basilica produce en su trayecto las siguientes ramas; las circunflexas; mas abajo la
profunda del humero, y últimamente las dos venas llamadas satélites de la arteria
humeral: todos estos ramos bajan profundos á lo largo del brazo y por consecuencia
están poco ó nada manifiestos al exterior.
7 La vena basilica pequeña se inclina oblicuamente en la parte mediana de la
flexura del brazo para unirse á la cefálica mediana, de cuya union resultan dos
troncos que son; la profunda del antebrazo y la mediana media; estos dos últimos
vasos no están manifiestos á la simple vista ni al tacto, pues corren profundamente
por la cara anterior del antebrazo.
La vena cubital interna , baja dando ramos superficiales por la parte anterior de
antebrazo y por su borde interno, comunicándose con los de la vena radial interna
hasta llegar á la palma de la mano.
La vena cubital externa; desciende á lo largo de la cara posterior del antebrazo
dando ramos superficiales hasta el dorso del carpo, los cuales se unen con los de la
radial externa. La vena cubital externa luego que llega al cuarto espacio ó hueco del
dorso del metacarpo toma el nombre de salvatela, y en la antigüedad el de vena
hepática ó del hígado en la mano derecha, y el de vena explénica ó del bazo en la
mano izquierda.
Los vasos que serpean en la cara anterior del antebrazo los cuales resultan de la
union de las venas radial interna y cubital interna toman este nombre todos, á saber;
cubitales y radiales internos; lo mismo sucede con los que circulan por la cara
posterior del antebrazo, pues resultando de las venas radial y cubital externa se
denominarán radiales y cubitales externos. En todos ó en los mas de estos vasos
puede sangrarse sin peligro y en un caso necesario, aunque no se acostumbra á causa
de la dificultad en la aplicación del vendaje.
Venas de los miembros inferiores ó abdominales.
Vena femoral; esta es continuacion de la iliaca externa; empieza en la parte
superior é interna del muslo en el sitio denominado arcada femoral; desciende á lo
largo del muslo caminando muy profunda hasta que llega á la corba donde toma el
nombre de vena poplitea. La vena femoral produce en su trayecto varios ramos, los
que por no ser interesantes el esplicarlos no se mencionan en este lugar.
Vena safena interna ó mayor; este vaso que nace á dos pulgadas de la vena
femoral, baja superficial y grueso por la parte interna del muslo hasta cerca de la
rodilla; seguidamente pasa por la parte interna y algo anterior de la pierna;
últimamente por delante del tobillo ó maleolo interno pasa al pié donde se encorva y
une en arco con la vena safena externa ó menor, de cuya union resultan ramos á la
garganta del pié entre los cuales existe uno bastante pronunciado al tacto y vista y que
se sangra de él muchas veces, el cual se llamó antiguamente vena empeñique, pero en
la actualidad no tiene mas que el nombre genérico de dorsal del pié: el arco que
resulta de la anastomosis de las safenas se llama arcada plantar.
La vena poplitea; esta es continuacion de la vena femoral; se denominó en
tiempos remotos vena corbal; está situada en la corba, y despues de producir las
venas safena menor, las articulares, externa é interna, la tibial anterior, y la peronea,
sea continua con el nombre de vena tibial posterior.
La safena menor ó safena externa; baja superficial por la parte externa y algo
posterior de la pierna, pasa por detras del maleolo externo, y siguiendo el borde exter-
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no del pié se encorba para dirigirse al borde interno de este y unirse en arco con la
otra safena y formar la arcada plantar ya dicha.
La tibial anterior desciende, al principio profunda, y despues superficialmente
por la parte anterior de la pierna, quedando al lado de afuera de la vena safena
interna, y concluye predicha tibial dividiéndose en dos ramos denominados satélites
de la arteria tibial anterior, pero antes de dividirse produce ramos que se extienden á
la garganta y dorso del pié y que se denominan por esta razon dorsales de este.
La vena peronea; baja al lado interno del hueso peroné, reparte ramos algo
profundos por la parte posterior y algo interna de la pierna.
La tibial posterior; baja algo profunda en un principio por entre los músculos
que contribuyen a formar la pantorrilla, y á lo largo de la parte posterior de la pierna
hasta que se divide en las dos venas satélites de la arteria tibial posterior; las que
despues de comunicarse con las venas safena interna y tibial anterior se reunen en un
tronco comun junto al tobillo interno, cuyo tronco pasa al pié por la concavidad que
forma el hueso calcáneo, dividiéndose en dos ramos que llevan el nombre de
plantares; interno y externo.
La tibial posterior produce en su trayecto entre otras venas, la vena sural de
Winslow, y varios ramos que se ramifican por la parte posterior de la pierna.
Creo innecesario el detalle anatómico de muchos vasos venosos que hay en la
economía animal, y solo quedan esplicados los que son, ó pueden ser precisos para la
flebotomía.
Téngase presente que se ven muchas anomalías ó rarezas en el número,
colocacion y calibre de las venas así es que se busca alguna vez, por ejemplo, la vena
salvatela y, ó no se halla, ó esta desviada de su primitivo (esto es) comun sitio: ó, por
último, no tiene el calibre que generalmente se supone dado en la mayoría de las
personas.
FLEBOTOMÍA EN GENERAL.
Origen de la sangría. En los anales de la cirugía se dice que en algunas
ocasiones se observó que un animal anfibio titulado Hipopotámo ó sea caballo
marino se salía enfermo del mar, reclinábase y rozaba sobre un cuerpo áspero hasta
abrirse la piel; vertida pues, parte de su sangre por la herida producida
espontáneamente, y por un tiempo mas ó menos largo se revolcaba en la arcilla, ó se
bañaba á fin de obturar su predicha herida con el coagulo plástico; con efecto,
despues de algunos instantes, el Hipopótamo restauraba su vigor y alegría. Este es el
origen de la sangría en el que no parece sino que se vé en él marcado el dedo de la
Providencia para iniciar al hombre en alguno de sus divinos misterios.
OPERACION
Se llama operación, en cirugía, á la aplicación metódica de la mano del
profesor, ya sola, ó armada de algun instrumento, sobre el cuerpo humano; pues bien,
la sangría ó flebotomía, voz derivada del griego Phebe que significa vena y temuen, ó
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temin, cortar, es aquella operación que tiene por objeto extraer inmediatamente la
sangre de los vasos venosos; según Lepreux la sangría es una abertura artificialmente
hecha con la lanceta en la vena para evacuar sangre: según Chinchilla se llama
sangría toda evacuacion de sangre hecha con el objeto de curar. En las mas de las
definiciones de la sangría que, son muchas y muy variadas, pero que no se insertan
tantas por no hacerse esta obra pesadísima inútilmente, se usa la palabra ó adverbio
artificialmente para hacer la distincion de una abertura de vena que accidentalmente
puede suceder.
Según en el sitio en que se practica la sangría así recibe su denominacion,
como sangría del pié, del brazo, etc.: se divide en general y en tópica ó local; la
primera consiste en la abertura de un solo vaso; la segunda en extraer la sangre de los
vasitos capilares, como sucede en la aplicación de sanguijuelas, en las
escarificaciones, etc.: suele llamarse tambien sangría á la abertura artificial de una
arteria, pero esta en realidad es lo que se llama arteriotomía como se dirá despues.
Los antiguos asi árabes y griegos como los de nuestra raza española, que
figuraron en los siglos XV y XVI, practicaban la sangría en diferentes partes del
cuerpo, á saber; de la vena frontal ó vena llamada antiguamente “suzana”; de las
venas sienéticas ó temporales; sangraban tambien alrededor de las órbitas de las
venas orbitorias, dichas antiguamente angulares; de la nasal ó frenética que está en el
pico de la nariz; de las sub-linguales, ó leonicas; de las venas externas del oido
llamadas hoy temporales anteriores y posteriores, y conocidas antes por, las
anteriores, parótides, y las posteriores, abórides; pero despues de descubierta la
circulacion general y sabida la susceptibilidad de la inflamacion de los tegidos de
estas partes fueron perdiendo el crédito las sangrías de tales regiones hasta quedar
proscriptas de la práctica racional, limitándonos en el dia tan solamente á las sangrías
del brazo, de la mano, del pié y del cuello sin embargo de que esta última ofrece
dificultades y compromisos por la compresion que ocasiona en los vasos del cuello.
Según la direccion que se dá á la abertura de la vena asi se la denomina
tambien; con efecto, si se abre esta á lo largo se llama sangría longitudinal; si del todo
á lo ancho, trasversal; y si entre lo largo y lo ancho, oblicua. La primera abertura se
hará cuando la vena fuere ancha y estuviere superficial, y colocada en peligroso sitio;
la segunda, cuando la vena es de poco calibre, como sucede en algunos niños y aun
en personas, no habiendo por consiguiente exposicion en la parte; la tercera, cuando
está enteramente profunda, es de poco diámetro, y no hay peligro en el sitio que se
pique.
La abertura de la vena debe tener la magnitud de un grano de cebada, y algo
menos tambien; y se dirá que la sangría está bien hecha cuando la abertura de la piel
guarda las mismas dimensiones que la de la vena, y tiene la magnitud que acaba de
decirse.
Relativamente á la preferencia que debe darse á los vasos para picarlos será
siempre á los que tengan buen tamaño, están superficiales, y mas distantes de tegidos
ú órganos interesantes y delicados; en caso negativo el sangrador obrará según
ofrezca la ocasión, y su prudencia le dicte; viviendo advertido, que la region ó parte
del cuerpo que mas compromiso ofrece á la sangría es la flexura del brazo.
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Los sangradores antiguos creian que la exposicion al picar en este sitio era por
el tendon del viceps-braquial y por su aponeurosis ó membrana, cierto que si, pero en
el dia se sabe con evidencia que es mayor la exposicion, pues pueden interesarse ó
lastimar, ademas de los tegidos dichos, otros tanto ó mas interesantes, cuales son; la
arteria braquial, el nervio mediano, é infinidad de ramitos nerveos que serpean en el
doblez del brazo. El que esto escribe, al considerar es tan peligrosa la sangría en esta
parte, y con especialidad de la vena basilica pequeña, que por desgracia en la mayoría
de brazos es el vaso que se presenta de mayor dimension, al considerar digo, un
peligro aquí, no puedo menos de exclamar como lo hacia el célebre cirujano
Dupuytren en sus lecciones en el Hôtel-Dieu; quien decia; “considero de tanto peligro
la sangría hecha en el doblez del brazo que sería mejor hacerla en cualquiera otro
punto del cuerpo, fuere el que fuere: y quisiera poder gritar con bastante fuerza para
ser oido de todos los prácticos”. Ahora bien; teniendo en cuenta lo pronta, lo
medicinal que es la sangría del brazo, en su flexura, se sangra, y se sangra con
frecuencia de todos los vasos de esta parte, pero al picar en la vena basilica adviértese
que todo cuidado es poco; aunque ocasiones hay tan felices que este vaso está en
buenas condiciones por estar la arteria braquial, que es el mayor peligro, tan
profundamente situada que no se tacta y esto consiste en el mucho tegido adiposo ó
gordura que está interpuesta á la arteria, lo que se nota con frecuencia en los hombres
y mugeres obesos.
Mecanismo de la circulacion de la sangre.
Siendo el corazon una entraña en donde está el centro de la sangre y el que
sirve de instrumento al movimiento circulatorio es un hecho incontrovertible que este
órgano es de los mas nobles, é interesantes á la vida: constantemente se mueve en dos
sentidos ora contrayándose, ora dilatándose, determinando este vaiven del corazon
dos ruidos alternativos, uno claro y débil producido por las auriculas (1); y otro sordo
y fuerte por los ventriculos; advirtiéndose que cuanto estos se contraen (sístole) las
auriculas se dilatan, (diástole) y viceversa.
Ahora bien; para comprender el mecanismo circulatorio se hace preciso decir
preliminarmente que el corazon tiene cuatro cavidades, dos menores y membranosas
situadas en la base de aquel llamadas aurículas, y otras dos mayores y carnosas que
forman casi todo el volúmen del corazon, y se denominan ventrículos; dividida esta
viscera á lo largo é interiormente por un septo ó tabique quedan dos cavidades en
cada lado enteramente independientes una de otra por el influjo de las válvulas, una
derecha y otra izquierda, constituidas por su aurícula y ventrículo correspondiente;
cada auricula por decontado se comunica con su ventrículo. La cavidad aurículo-ven-
tricular derecha contiene sangre venosa, sangre carbonada; la cavidad aurículo-
ventricular izquierda encierra sangre roja, oxigenada, y por consecuencia rica en
principios nutricios. De la aurícula derecha del corazon nacen seis ú ocho pequeñas --
____________________________________________________________________ (1) Aurícula quiere decir en anatomía oreja y viene su derivacion de que se ha comparado este
órgano con la oreja del perro.
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venas que se llaman cardiacas, y otra vena de gran calibre denominada vena caba
superior porque es ascendente, la que se divide á poco de nacer en dos grandes
troncos titulados venas sub-clávias. De la aurícula izquierda nacen la vena caba
inferior ó descendente, la cual es la vena mas gruesa que hay en el cuerpo, y por esta
razon se llamó en la antigüedad vena maestra; y las venas pulmonares, que
generalmente son cuatro; últimamente; del ventrículo derecho sale la arteria
pulmonar, y del izquierdo la arteria aorta ó magna.
Ahora bien, las venas cabas encargadas de recoger la sangre de todas las partes
del cuerpo la vierten en la aurícula derecha del corazon, aunque parece no debiera
hacerlo la vena maestra por estar implantada en la aurícula izquierda pero esto
consiste en que la verdadera comunicación de este vaso está, ó es, con la aurícula
derecha; esta se contrae y pasa la sangre al ventrículo del propio lado; contraido y
cerrándose este, hace girar el torrente sanguíneo hácia la arteria pulmonal que le
conduce á los pulmones; aquí, y con la cooperacion del aire atmosférico se convierte
de sangre negra y carbonada en roja y oxigenada; (funcion de la sanguificacion)
instantáneamente despues la sangre regresa por las venas pulmonales á la aurícula
izquierda que la empuja al ventrículo izquierdo, el que entrando en contraccion
impele la sangre hácia la arteria aorta que la distribuye por todas las partes del cuerpo
de donde las venas cabas la vuelven á la aurícula derecha del corazon, y asi
sucesivamente toda la vida.
Este es, pues, el mecanismo de la circulacion de la sangre en la vida
estranterina, esto es, de todo nacido; muy distinto en verdad del de la vida
intranterina ó del claustro materno; este no tiene lugar aquí su detalle por creerse no
tiene aplicación.
Utiles para la sangría.
Estos son: 1º la lanceta; 2º venda ó vendas; 3º un lebrillo con agua caliente, si
la sangría se ha de practicar de la mano ó del pié; 4º un vaso ó taza para recibir la
sangre; 5º una cinta para comprimir los vasos; 6º paños de encubrir y para limpiarse
el sangrador y el sangrado; 7º un estilete ó alfiler no muy grueso para reintroducir
algun pezoncillo ó mamelon de gordura que se hubiese salido por la cisura; 8º unas
tigeras finas para cortar este sino pudiere ser reintroducido; 9º unas pinzas para
extraer la punta del instrumento con que se hace la picadura, caso que (como suele
frecuentemente) quedara dentro de esta; 10º una esponja para dar lociones con agua
caliente en la sangría del brazo; 11º un líquido aromático, tal como el agua de
colonia, de la Reina Ungría, de melisa, de azahar, etc., y en defecto de estas un poco
de ácido acético impuro, ó sea vinagre, para si sobreviene algun síncope ó lipotimia;
12º un cabezal ó compresa de lienzo fino doblado dos ó tres veces en forma de
cuadro; 13º un jarro ó cantarilla con agua fría para hacer la embrocacion (esto es) que
caiga á chorro el agua sobre la sangría.
Lanceta: este es un instrumento pequeño; punzocortante que sirve para abrir las
venas; está compuesto de dos partes, una de acero puro, ó de hierro colado y
templado que se denomina hoja ó lámina, y otra llamada cachas ó mango que suele –
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ser de asta, plata, concha, hueso, etc. y que deben tener un poco mas largor que la
hoja, á la cual están fijas por un resorte ó clavito que permite cubrir ó descubrir
aquella, rodando en todas direcciones; suele, predicha hoja, tener pulgada y media de
longitud, y de tres á cuatro líneas de latitud ó anchor; se subdivide; aunque in nómine,
en dos porciones, á saber; una que comprende desde el principio de los cortes hasta la
punta, esto se llama aguas; otra comprende la porcion mayor de la hoja y se
denomina talon ó base; son muy variadas las lancetas para sangrar, pero las mas
recibidas son las que siguen, las cuales se destinan comunmente para diferentes
venas. Para las que tienen mucho calibre, están superficiales, y son movibles se
emplea una lanceta de hoja ancha en todo lo mas de su extension de modo que se
estreche casi repentinamente cerca de su punta; esta lanceta se llama de hoja de grano
de cebada, y antiguamente de pico de gorrion. Para los vasos que están un poco
hondos y que tienen menos calibre que los anteriores se empleará la lanceta de hoja
de grano de avena, antes hoja de olivo, la cual tiene una punta mas aguda que la de
cebada: se usará de la lanceta que se dice piramidal ó de lengua de serpiente, antes
llamada, punta de espino, que es de todas las lancetas la mas aguda, en las venas muy
profundas.
Ademas de las lancetas enumeradas hay otra que se llama lanceta española, que
tiene mucho uso en Francia, y solo se diferencia de las anteriores en que la hoja es
mas larga que las cachas; últimamente; se ha propuesto el uso de una lanceta con
solamente un corte (cosa que aun no está generalizada) para no interesar las arterias,
ni ningun tegido interesante cuando se sangra en regiones peligrosas: el sangrador
recogerá, y conservará sus lancetas limpias y untadas de aceite comun, en una caja ó
bolsa que se denomina lancetero.
Venda: esta se compone de una tira de tela, de longitud de cuatro cuartas á seis,
y de anchor de uno á dos, ó tres dedos, de cuyos extremos penden unas cintas ó
ataderos que se denominan rabizas; dicha venda se divide (aunque imaginariamente)
en tres partes, á saber; centro ó cuerpo de venda, y dos extremidades; aquel
constituye las tres cuartas partes de su largor, y estas comprenden de seis á ocho
traveses de dedo en cada lado de la venda hácia su punta: el uso de dicha venda es el
de contener el cabezal, y de comprimir la cisura: este vendage pertenece en cirugía á
la clase contentivo y compresivo, pero su nombre especial es, cuando se aplica á la
mano ó brazo, ocho de guarismo, y si en el pié, vendage estribo.
Vaso para recibir la sangre: para este objeto puede servir una taza ó escudilla
(si es en el brazo ó cuello la sangría) mas ó menos grande según el líquido que se
extraiga: en los hospitales hay (aunque no en todos) una vasija especial destinada ad-
hoc; generalmente es de peltre ó estaño algo aplanada, de capacidad de dos á tres
cuartillas, y su circunferencia marcada con líneas ó puntos concéntricos que
consignan las cantidades de sangre extraida, en esta forma: la primera línea, por
ejemplo, señala cuatro onzas, la segunda cinco id., la tercera seis id. y así
sucesivamente, por manera que á primer golpe de vista puede saberse la verdadera
cantidad del líquido que se ha extraido; mas el defecto de este termómetro cruento, si
asi puede decirse, le suple el ojo práctico del sangrador.
Ahora bien; no creo posible sirva de medida fiel solamente el tinte de la sangre
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en el agua, cuando la sangría se hace en la mano ó pié, como lo aseguran prácticos en
la Flebotomía; con efecto, el tinte del agua por la sangre, Sres., es equívoco, pues está
en relacion con la cantidad de agua que tenga la vasija de sangrar, y con la calidad de
la sangre, mas bien que con la cantidad de esta; así es, que si está poco acuosa y
contiene mucho hierro, que es lo que la dá su parte colorante, se tintará el agua con
menor porcion de sangre; si esta tiene condiciones opuestas es claro se necesitará
mayor cantidad para tintar el agua; asi como tambien es claro que si el agua es
escesiva se hace precisa mayor cantidad dada de sangre para teñir aquella.
Finalmente, no negaré que es regla aproximativa, no afirmativa, para inferir que hay
extraida gran cantidad de sangre cuando el agua está bastante cargada de color.
La ligadura: para hacer la compresion en tiempos remotos se empleaba una
ligadura de paño encarnado esclusivamente, mas en el dia consiste en una cinta de
algodón, de algodón y seda, de cualquier color, de una vara de largo, la que algunos
sangradores tienen costumbre de humedecer al aplicarla á fin de que comprima mas,
pero entiéndase, que algunas veces es perjudicial una compresion escesiva, porque,
ademas de molestar al enfermo, priva que se distingan bien los vasos á causa de la
escesiva rubicundez que toma la piel: entre la grandeza ha hecho que con profusion
se haga uso, en la córte, y en otras poblaciones populosas, de un torniquete especial,
el cual considero innecesario por no ofrecer ventaja alguna, razon porque no le
describo ni manifiesto su aplicación, manifestando solamente que predicho torniquete
es muy semejante al de Petit.
En tiempo de epidemias debe tenerse cuidado con renovar frecuentemente las
cintas, porque con facilidad se transmite el contagio de un individuo á otro, ó en su
defecto se lavan dichas cintas con una disolucion de cualesquiera de los cloruros, ó
con vinagre: ya está dicho que el objeto de la cinta es el de aislar la vena por la
compresion dilatándose esta por consiguiente; colócase aquella á tres ó cuatro dedos
por encima de la parte que vá a ser picada (1) aunque no importa atarla mas cerca del
sitio de eleccion, por cuanto contra mas próxima mas sujeta los vasos.
La compresa: esta consiste en un pedacito de lienzo doblado tres ó cuatro veces
en forma de cuadro; algunos sangradores usan dos, pero esto debe ser cuando se
temiere la hemorragia, ó cuando tiene que repetirse la sangría; y para que se suelte
con mas facilidad es bueno aplicar á sus bordes una compresa untada de aceite, y
encima poner otra mayor: la compresa y la venda ó vendas, pues algunas veces es
necesario emplear mas de una á fin de evitar el derrame de sangre, constituye lo que
se llama apósito de la sangría, el que algunas veces suele cubrirse, para que no se
ensucie, con un ule encerado, ó lienzo simplemente, pero esto es mas bien lujo que
necesidad.
Ahora bien; antes de entrar hablando en la sangría especial me resta exponer
algunas ligeras observaciones, las que servirán de complemento á este artículo de
generalidades de la sangría: son á saber. 1ª La abertura de la vena deberá hacerse mas
____________________________________________________________________ (1) En las sangrías de la mano, pié, brazo y en fin en todas aquellas de cuello abajo, la cinta se
pone encima del sitio que vá á herirse: la causa es que la sangre asciende; al contrario se
ejerce la compresion en las sangrías de cuello arriba, pues aquí la sangre desciende: Lepreux
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bien grande que pequeña: esto tiene dos buenos objetos; el primero dar facil salida á
los principios mas gruesos de la sangre, que son, la fibrina y los glóvulos; el segundo,
efectuar el colapsus vasorum, esto es, la relajacion de los vasos. 2ª En la sangría del
brazo puede interesarse, al picar en la vena basilica pequeña, la arteria braquial, pues
cae tan perpendicular y próximamente debajo de aquella que solo las separa la
aponeurosis del músculo viceps-braquial; esta membrana aunque se hiera, como
alguna vez sucede, no tiene las mayores consecuencias: no así el tendon del viceps-
braquial, y téngase entendido que es facil herirlo cuando se pica imprudentemente de
las basilica y cefálica pequeña si se hace la abertura en la parte mas baja de estos
vasos, y mas fácilmente todavia si se pica en la vena mediana. Las diferentes ramitas
nerviosas es peligroso interesarlas cuando se pica oblicuo en esta region, y casi de
seguro si se hace trasversal, píquese de cualquiera de las venas del brazo. El nervio
mediano no es fácil interesarlo mas que cuando se pica imprudentemente de las
basilicas, y con especialidad de la grande ó interna. 3ª Cuando se pique en la mano se
procurará hacerlo bien de la vena salvatela bien de cualesquiera de los vasos que
serpean por el carpo ó por los espacios interoseos del metacarpo, con tal de picar
longitudinal ú oblicuo, aislando antes aquellos en el medio de dichos espacios, á fin
de no interesar ninguna rama nerviosa ni tendón; empero no se picará nunca de la
cefálica del dedo pulgar en aquella parte que cae en el primer espacio interoseo, esto
es, en su porcion mas baja, pues aquí es comprometido por la arteria radial interna. 4ª
La sangría en el pié puede hacerse de cualquiera de los vasos que se ramifican por su
dorso, empleando las mismas precauciones que las predichas para la sangría de la
mano; pero téngase entendido que las venas safenas, y con especialidad la interna van
acompañadas de troncos nerviosos considerables; por consecuencia debe picarse muy
superficial y oblicuo, ó mejor longitudinal cuando se sangre de predichas safenas, las
cuales están colocadas, la interna, delante del tobillo interno y la externa, detras del
tobillo externo. 5ª La generalidad de las mugeres obesas tienen las venas profundas;
en aquellas se cicatrizan las sangrías muy breve, y son muy raras las que sincopizan
en las primeras operaciones de este género. 6ª En los niños y jóvenes se nota, que
pocos instantes despues de practicada la sangría se abre expontáneamente mas la
cisura; esto consiste en la frescura de la piel y en la redondez de las formas: por
consecuencia no debe darse en estos casos tanta dimension á la sangría como en otras
personas que tengan distintas condiciones. 7ª El tumor que resulta de la vena mal
abierta, si es aplanado y poco manifiesto se llama equímosis, y trombus ó aporisma si
es voluminoso y circunscrito; esta clase de tumores provienen del derrame que se
verifica debajo de la piel ó de tegidos mas internos (cuando el aporisma es interno)
producido por la falta de paralelismo entre la piel y la vena: así como tambien cuando
es sumamente pequeña la picada: en los niños es muy frecuente la formacion de estos
tumores, resultando ademas del intenso ímpetu de la circulacion; tambien suelen
notarse con mas frecuencia en las sangrías de las manos y piés que en las de los
brazos; y en los vasos pequeños mas que en los de gran calibre: los antiguos dividian
el aporisma en externo é interno; el primero es cuando el derrame ha tenido lugar
entre la piel y la vena, no habiendo sido esta herida mas que por el lado de la sangría;
el interno se verifica cuando la lanceta ha atravesado toda la vena, resultando en estas
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dos aberturas, una que mira á los tegidos internos, y otra que lo hace hácia la piel;
este aporisma suele ser voluminoso pero rara vez se produce. Los aporismas se curan
ó resuelven con la compresion del vendage y los repercusivos, como son; el agua fría,
el agua vegeto mineral, etc. 8ª Los vasos que están poco adheridos á la piel por la
falta de gordura se denominan venas correderas, ó venas movibles, ó de huída; estas
se presentan con mas frecuencia en las personas de fibra delgada; cuando se halle un
vaso de esta clase se comprimirá mas la piel á fin de sugetarla y se usará de una
lanceta bien afilada. 9ª En las sangrías del brazo es mas fácil el síncope y la lipotimia
que en las de la mano ó pié, por esta razón se sangrará al doliente en la cama, á quien
se procurará colocar en posicion de cúbito supina, esto es, echado parte de lado y
parte de espaldas, caso que no fuere esta postura incompatible con la comodidad para
picar el sangrador, pues antes que todo está este. 10ª No es prudente sangrar hasta
hecha la digestion, pues es muy fácil venga la lipotimia ó síncope, y por consecuencia
el vómito, empero será conveniente cuando el enfermo se sienta con suma debilidad
administrarle, antes de la sangría un líquido alimenticio de los que se le tenga
prescripto por el facultativo; esto tiene por objeto prevenir cualesquiera de los
accidentes predichos. 11ª Aunque hay alguna diferencia entre el síncope y la lipotimia
pues esta está un grado mas bajo que aquel, sin embargo, puede decirse que se
anuncian casi con los mismos fenómenos patalógicos; y como entre las diferentes
causas que pueden determinar aquellos ninguna tan cierta como la sangría
(mayormente si es larga la operación, ó la cisura grande) se describirán (por creer es
conveniente sepa el sangrador) los signos precursores, esto es, las señales de entrada
del síncope y de la lipotimia; son á saber; palidez del semblante, vostezos,
escalofríos, zumbido de oídos, fotofobía (esto es, no poder ver la luz) y
oscurecimiento de vista; vienen ó subsiguen otros síntomas nerviosos que creo
innecesario detallar; advirtiendo que hay ocasiones (si bien raras) en que el síncope
viene como el rayo, y en este caso faltan los signos enumerados; cuando el sangrador,
pues, tomando por tipo estos, conozca el ataque al enfermo suspenderá la sangría,
tapando la cisura sin quitar la cinta, y le mandará echar, continuando la operación
cuando la reaccion viniere; hé aquí porque estoy por las sangrías de Hipócrates, y de
los tiempos recientemente despues; es decir, no porque sean tan horrorosamente
grandes, no, sino con respecto á la manera como se hacian, esto es, á pausas, ó sea
interrumpidas, aunque fuere la sangría de cuatro ó seis onzas. 12ª Si apesar de
friccionar, ó bañar y comprimir la parte á fin de dilatar la vena no se hiciere patente
esta, se valdrá el sangrador del tacto; si, con efecto, la sintiere con la yema del dedo
medio, que es el destinado para explorarla, señalará (1) con la uña el punto de la piel
que momentáneamente azulea, debajo del cual está colocada, é inmediatamente
despues introducirá el instrumento, que á la sazon tendrá asido con los dedos pulgar é
índice de la mano correspondiente al dedo que explora: si el vaso que quiere picar no
se notara ni á la vista ni al tacto, puede practicar la puncion (si bien en casos desespe-
____________________________________________________________________ (1) Cuando se sangra á un sujeto edematoso ó anasarcado suelen algunos prácticos comprimir la
piel con una moneda; empero, por muchas razones, es mucho mas conducente señalar con la
uña, comprimiendo á la vez, por decontado, con la yema del dedo medio.
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rados) en el sitio donde, según la generalidad de casos, está colocada la vena que
busca.
FLEBOTOMIA EN ESPECIAL.
Manual operatorio.
El mecanismo de la operación de la sangría suele dividirse, según unos autores
en dos tiempos; á saber: 1º Punzar, ó sea el de la puncion: 2º El rasgar ó el de
rasgadura; según otros prácticos, y esto es lo mas recibido, en tres, como
seguidamente se dirá:
1º Despues de puesta la cinta compresiva á la altura que se ha recomendado, y
de friccionar la parte, si la sangría es en seco, ó de bañar si es con agua, teniendo el
sangrador asegurada con una mano la vena que vá á herir toma la lanceta, al desagüe
de los cortes (1) con los dos primeros dedos de la otra, formando con los tres dedos
restantes el punto de apoyo en la piel; aquí se vé, pues que la lanceta forma un ángulo
(2) cuya base corresponde á los dedos y el vértice á la palma de la mano: presenta la
punta del instrumento perpendicularmente á los tegumentos, doblando antes hácia la
palma de la mano los dedos que sostienen la lanceta: este es el primer tiempo de los
tres en que se divide el mecanismo de la sangría.
2º Consiste en extender aquellos con mas ó menos suavidad, con cuyo
movimiento penetra la (3) punta del instrumento en la vena; esto es lo que constituye
el tiempo de la puncion.
3º Ya vencida la resistencia del vaso se baja el talon de la lanceta y se eleva la
punta, por manera que se determina un movimiento de abajo arriba, y de dentro á
fuera; este movimiento ó tiempo es el que forma el acto denomidado de rasgadura ó
de salir rasgando, el cual necesita, cuando el tegumento es muy grueso, mas fuerza
que el de puncion.
Los tiempos de la puncion y rasgadura deben confundirse en uno solo por la
prontitud con que deben ejecutarse, según el sentir de respetables prácticos en la
sangría; pero adviértase que en algunos casos (como por ejemplo, cuando se pica en
una vena corredera, ó cuando la piel es resistente), no es cordura ejecutar aquellos
(los tiempos) con premura.
Ahora bien; hay un nuevo método el cual es relativo solo á la manera de picar,
empero está hasta ahora poco generalizado, y creo que nunca, por que tiene la desven
____________________________________________________________________ (1) De este modo el instrumento no podrá penetrar mas en los tegidos que hasta donde denota la
posicion de las uñas de los dedos
(2) .Este ángulo será mas ancho contra mas ondo esté el vaso á causa de tener que penetrar á
mayor profundidad en los tegidos
(3) Se conocerá que la lanceta ha penetrado en la vena en la falta de resistencia de los tegidos y
en el salto que dá la sangre antes de extraer el instrumento, es decir, si la operación está bien
practicada.
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taja de producir fácilmente el trombus; (1) este proceder se practica con una lanceta
de hoja mas ancha aun que la de grano de cebada, y no consiste más que en, puestas
las manos con arte, ejecutar solamente el movimiento de puncion; yo, pues, no
encuentro en este proceder mas ventaja que la operación se hace con mucha mas
prontitud que en el anterior.
Adóptese cualesquiera de los expuestos procederes, abierta ya la vena sale la
sangre con mas ó menos ímpetu, la que se recoge en una vasija al efecto; y despues
de un tiempo mas ó menos largo se desata la cinta compresiva (2) se cubre la cisura
con la compresa que se sugetara con circulares de venda, como se dirá en otro lugar;
y se concluye la operación recomendando al enfermo su quietud física y moral, es
decir, de alma y cuerpo con especialidad de la extremidad sangrada: si el facultativo
quisiere se aparte y conserve la sangre con el objeto de explorarla, el sangrador
despues que la recoja, procurando hacerlo mas bien en gran cantidad que en pequeña
para que la sangre presente bien sus caracteres, encargará se guarde en vasija tapada y
que no se mueva.
Dificultades que sobrevienen antes de practicar
la puncion.
Suele algunas veces presentarse mucho bello en las manos y aun en los piés del
enfermo en términos de no descubrirse el vaso, en este caso se rasura aquel con una
laceta ó una navaja de afeitar. A veces es tan indócil ó tan tímido el operado que trata
de huir el miembro al hacer la incisión; el sangrador, en este otro caso, estará sobre
sí para aprovechar un momento de descuido en aquel, ó bien se valdrá de un
ayudante que sujete al doliente y á la extremidad que vá á picarse.
Son, á veces, las venas, con particularidad en el sexo femenino, tan finas y
profundas que no alcanzan á distinguirlas la vista y el tacto mas esquisito; en este
caso se comprime mas el vaso, se sumerge por mas tiempo en agua todo lo caliente
que pueda resistir el operado la extremidad que vá picarse, y se hace la puncion con
la lanceta de hoja de serpiente; si es la sangría del brazo se le friccionará bien, ora
con un trapo bastante caliente, ora con una esponja empapada en agua ídem en el
sentido de la direccion de las venas.
Cuando se halla una vena corredera se la aísla todo lo que se pueda: y no es
raro no poder picar una vena por las muchas cicatrices, en este caso se examina si el
vaso no está obliterado; si asi es puede abrirse mas arriba ó mas abajo, y aun sobre las
señales indelebles que imprimen en la piel esta clase de heridas, pero cuidese de
hacer la puncion con una lanceta que corte bien, pues debe saberse que son muy
dolorosas las sangrías hechas en los costurones, como se dice vulgarmente, y que en
estos suele ser la piel mas gruesa.
En ciertos casos, y con especialidad en el doblez del brazo, está sobrepuesta ---
____________________________________________________________________ (1) La causa de esto está en que abriéndose la piel en mayor proporcion que la vena faltase
siempre al paralelismo que debe existir entre aquella y esta.
(2) Esta deberá atarse al lado externo de la extremidad con un nudo y una lazada.
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la vena a la arteria nervio, ó tendón, etc., como sucede con frecuencia en el doblez del
brazo, se dirigirá la lanceta muy superficial á la piel, que es lo que se llama ir
labrando; para este fin se ha propuesto el uso de una lanceta con solo un corte.
Accidentes que pueden sobrevenir en el acto de la
puncion.
Puede suceder:
1º Que se haga una sangría en blanco, es decir que se pique al lado de la vena,
en cuyo caso hay que repetir la operación en otro lugar, ó bien introducir
inmediatamente la lanceta por la abertura practicada y picar en el vaso ya descubierto
del tegumento, el cual se reconoce bien por un cordon blanco membranoso.
2º Que la abertura de la vena sea pequeña, se la engrandará reintroduciendo la
lanceta seguidamente.
3º Que partiéndose la lanceta quede la punta enclavada en los tegidos, en este
caso se extraerá con las pinzas; y si no es posible se dejará introducida á fin de no
molestar al enfermo, pues la supuracion que debe sobrevenir arrastra hácia afuera este
cuerpo extraño.
4º Que el chorro de la sangre se suspenda repentinamente, lo que puede ser
producido por la cesacion del paralelismo entre la piel y la vena de resultas de un
cambio de posicion de los tegumentos, producida por los movimientos de la parte
sangrada, en este caso se deberá restituir á esta á su primera postura: la suspension
del chorro puede ser producida tambien por una excesiva compresion, entonces se
aflojará la cinta: si este accidente es debido á la obliteracion de la abertura por un
paquete de tegido adiposo se reintroducirá con el estilete ó alfiler, ó se cortará con las
tigeras: en otros casos se interrumpe el chorro de la sangre por el aporisma, en este
caso sin tocar á la parte sangrada, como algunos prácticos hacen comprimiendo
inutilmente el tumor, se apretará ó aflojará la cinta, contentándose el operador con la
sangre que expontáneamente quiera salir: últimamente; puede suspenderse el chorro
por el síncope ó lipotimia cuyos fenómenos se hacen cesar, ora procurando al
enfermo un aire libre, ora rociándole con agua fría el rostro y al propio tiempo
hacerle aspirar un líquido aromatico, suspendiendo la operación durante este
accidente á fin de evitar la formacion de coágulos sanguíneos en el corazon.
5º Otro de los accidentes que pueden sobrevenir durante la operación es un
dolor muy vivo por haber herido un nervio.
6º Puede suceder que se haya interesado una arteria, lo que se reconocerá por
un chorro interrumpido de sangre de color rojo subido, cuyo chorro parte del mismo
punto que la sangre venosa; por la continuacion de predicho chorro aunque se quite la
ligadura; últimamente porque no cesa si se comprime por debajo de la sangría, y sí, si
la compresion se hace por bajo, esto es entre el corazon y una vena picada: si
sobreviniere este accidente, que por desgracia es el mas grave, se dará pronto aviso á
un cirujano.
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Accidentes que pueden sobrevenir despues de
la sangría.
Estos son:
1º Una hemorragia despues de fijado el apósito, en cuyo caso se aplicará de
nuevo, ó se cubrirá el primero con mas vendas ó pañuelo, etc.
2º Una inflamacion con supuracion en la vena (flevitis) en la piel, ó en otros
tegidos adyacentes ó subyacentes, lo que puede ser resultado de una compresion
demasiado viva del vendage, de una lanceta sucia, de un cuerpo extraño introducido
en la herida, de los fuertes movimientos y roces en la sangría, de una predisposicion
general, y finalmente de la mala costumbre de no esperar á que la compresa se
desprenda por sí sola.
3º Pueden sobrevenir vivos dolores y aun convulsiones como consecuencia
de la lesion de una rama nerviosa.
Cuando el facultativo ordena sangrar mas de una vez puede volverse á sacar de
la parte operada, si no han pasado veinte y cuatro ó treinta horas, pues entonces la
sangría está muy cerrada; á esto es á lo que se denomina soltar la sangría; para
efectuarlo se desata el vendage, se aplica la ligadura se fricciona ó baña según donde
sea la sangría y despréndese el cabezal con suavidad, si es que por sí no lo hace.
Algunas veces con solo este simple mecanismo se abre la vena, empero en caso
negativo el operador hará por abrirla tirando de la piel en direccion opuesta á los
labios de la cisura, si esto no fuere bastante dará un ligero golpe con los dedos medio
é índice de una mano cerrados, por encima ó por bajo de la sangría, y abiertos dará el
golpe arriba el dedo medio y abajo el índice por manera que la cisura dicha quede en
medio de estos; este medio que se llama de sacudida es aplicable mas á la sangría del
brazo: empero para abrir las sangrías del pié ó mano generalmente se hace así. El
sangrador aplica el pulgar de una mano por un lado, y los cuatro dedos restantes por
otro, sobre los lados del dorso del pié ó mano del operado en términos que ahuecados
los dedos del operador forman un arco, mientras que con otra mano abraza la muñeca
ó dorso del pié puesto el pulgar arriba y delante y los cuatro restantes dedos abajo y
detras, pero por encima de la sangría; esto así, ejecuta un movimiento vivo, fuerte y
simultáneo con sus dos manos, con el cual tira de los lábios de la herida y de la piel
adyacente, en dos direcciones, una en la de su longitud, otra en la de su latitud.
Como generalmente las sangrías soltadas suelen tener menos dimension que las
que se pican (salvo si son recientes) si este caso llega, pues, se acostumbra por
algunos prácticos á introducir en la cisura, cuando no se ha abierto bien, una cabeza
de alfiler ó de estilete untados en aceite común, pero téngase entendido que este
medio es muy feo y nada necesario, puesto que hay el de sacudida que es
indudablemente el mejor y menos doloroso.
Sangría del cuello
Antes de explicar su mecanismo debe decirse que en esta region serpean dos –
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gruesas venas denominadas yugulares externas, conocidas en la antigüedad con el
nombre de venas orgánicas, las que se distribuyen por la parte lateral del cuello desde
la region parotídea, es decir, debajo del ángulo de la quijada, hasta la axila; estos
vasos tienen su origen de la vena subclavia, y es de donde se practica la sangría en
cuestion, aunque el célebre cirujano Velpeau está porque se practique esta operación
de las venas yugulares anteriores, pero no es opinion recibida por ser estos vasos mas
pequeños que los anteriores, y ademas suelen faltar alguna vez.
El aparato necesario para practicar la sangría del cuello consiste en una ó dos
fuertes vendas de tres varas de largo y de tres dedos de ancho, en una compresa
graduada ó simplemente en cuadro doblada ó triangular pero gruesa, en una pequeña
cánula, ó en su defecto un naipe ó pedazo de cartulina arrollado en forma de canal, un
pedazo de tafetan inglés, una lanceta de hoja fuerte y ancha (la de hoja de olivo bien
afilada puede servir) y demas útiles comunes á otras sangrías: siéntase al enfermo
sobre su cama, y mejor sobre una silla, al que un ayudante, colocado detras, sostiene
la cabeza aplicada sobre su pecho.
Ahora bien, hay mucha divergencia sobre la manera de ejercer la compresion
de las venas yugulares, pues en cualquiera puede picarse, esto así; unos prácticos
quieren que, despues de colocado el enfermo en posicion conveniente, se comprima
con la cinta comun puesta próximamente por cima del sitio que vá á herirse,
aplicando ademas sobre esta el dedo pulgar, y tirando hácia arriba el cutis con el dedo
medio, y que por último se abra el vaso trasversalmente por ser este corredero ó
movible con exceso; el sitio en que ha de picarse la vena en este proceder es en la
union del tercio inferior con el medio de la region del cuello.
Otros prácticos recomiendan, despues de fijar la cabeza al doliente, hacer la
compresion, bien con una media pelota ó un sello, ó una compresa gruesa de figura
variada, dando sobre ésta ó sobre cualquiera de los cuerpos enumerados dos ó tres
circulares alrededor del cuello; empero dejando libre la respiracion, á cuyo fin se
aplican primeramente dos vendas á lo largo de la laringe de cuyas puntas un ayudante
tirará hácia afuera y adelante.
Ahora bien; puede emplearse indistintamente cualesquiera de estos
procedimientos, sin embargo de que ambos tienen el grande inconveniente de la
comprometida compresion, y digo de ellos lo que el cirujano, célebre aleman,
Chelius, en su juiciosa crítica relativa á la compresion; á saber : “La compresion, que
se recomienda en general para la sangría del cuello se opone muchas veces al objeto
que se pretende, reteniendo momentáneamente en la cabeza una cantidad de sangre
mayor que la que se puede hacer salir por la herida; en todos los casos debe
abandonarse completamente la compresion ejercida con compresas y una venda
circular alrededor del cuello, etc.” Yo, en mi práctica he tenido lugar por mas de tres
veces de practicar la sangría de que en este instante me ocupo; el proceder que he
empleado con éxito es un compuesto ó combinacion de procederes el cual expongo á
continuacion y recomiendo sin orgullo; es pues como sigue. Sentado el operado en
una silla ó sobre su lecho, sostenida y ladeada la cabeza sobre el pecho de un
ayudante que tendrá las manos extendidas sobre la barba de aquel, el operador coloca
una ó mas compresas á fin de hacer una compresion graduada sobre la vena que mira
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al lado que gira la cabeza, y en el sitio supraclavicular; coloca el centro de la venda
sobre la compresa, y dirigiendo sus cabos por entre el pecho y espalda á la axila los
ata en ella con un nudo y una lazada: seguidamente despues, toma artísticamente la
lanceta con la mano derecha, si pica de la vena yugular externa izquierda, y viceversa
si es la yugular derecha; abre la vena dando un corte trasversal en la parte media de la
longitud del vaso orgánico: es preciso emplear en esta sangría un doble de fuerza que
en las demas, á causa de que hay que penetrar mas tegidos y de que la yugular es de
bastante calibre; aquí pues la longitud de la cisura debe ser aun mayor de la de un
grano de cebada.
Abierta la vena, si sale la sangre á chorro se la recibe en un vaso ó taza, si
rastrera se pone debajo de la cisura la cánula ó canal ya dichos y se la conduce á la
vasija recipiente: si se detiene el curso de la sangre sin obstáculo manifiesto se le
manda al enfermo ejecutar movimientos de masticacion, ó se le hace que grite.
Extraida la sangre conveniente se aplica el dedo sobre la abertura, se quita la
venda compresiva y se destruye con un pellizco, dado en la herida, el paralelismo de
la incision de los tegidos con el vaso; últimamente cúbrese este con una tira de
diaquilon, ó de tafetan inglés, una compresa gruesa encima, fijándolo todo con
circulares flojos dados alrededor del cuello.
Sangría del brazo.
En esta region se presentan cinco venas, (salvo alguna anomalía) que son,
contando de lo externo á lo interno, la vena cefálica grande, la mediana cefálica
según unos, y según otros cefálica pequeña, la mediana media, la basílica pequeña,
según algunos autores anatómicos, y según otros basilica mediana, y la basilica
grande. De todas ellas se suele sangrar pero las mas de las veces se hace
temerariamente de la basilica pequeña: todas están rodeadas de mayor ó menor
número de filetes nerviosos, y tienen relaciones anatómicas con tegidos sublimes.
La operación variará según la sangre que se quiera extraer: con efecto: si es
tanta que hasta el colapsus vasorum el enfermo estará sentado, y si es poca recostado;
la primera posicion es á propósito cuando se quiere producir el síncope sáquese
mucha ó poca sangre: él de cúbito dorsal, esto es, la postura de espaldas, es preferible
cuando el enfermo está débil ó se teme un síncope: esto así; colocado el operador en
medio del enfermo cubre con un lienzo ó manta la cama de este, dá dos ó tres
fricciones ascendentes en el brazo, ata la cinta compresiva en el sitio de eleccion, que
es á dos ó tres dedos por encima de la flexura, conduciendo sus cabos atrás primero,
luego adelante, y últimamente hácia el lado externo donde los fija con nudo y lazada:
si esto no basta á dilatarse los vasos vuelve á friccionar, ora simplemente con la
mano, ora armada de una exponja ó trapo mojados en agua caliente, ó encarga al
operado deje un instante abandonado el brazo á su gravedad, es decir, colgando; si
aun esto no bastara meterá todo el brazo á lo largo, en una vasija grande de agua.
Llena la vena, el sangrador toma artísticamente la lanceta con la mano derecha, sí la
sangría es de la extremidad derecha, y viceversa, mientras que con la otra sube la
mano puestos el pulgar por delante y los cuatro restantes dedos por detrás, á lo largo
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del antebrazo hasta como dos pulgadas por bajo de la flexura, aquí comprimirá mas
los dedos, tirando hácia abajo la piel con la yema del dedo pulgar: esto así reconoce
de nuevo la vena con el dedo medio de la mano que sostiene la lanceta;
seguidamente, si no hay obstáculo en contra, procede á la abertura de aquella
ejecutando con el instrumento los tiempos ya mencionados: para hacer la puncion
aconsejan algunos prácticos extienda el operado el brazo y le estribe ó apoye sobre la
cadera ú hombro del operador, empero esta es postura embarazosa á este, por lo cual
se está mas bien porque el brazo del enfermo quede semiflexionado y apoyado con la
mano libre del sangrador.
Si la operación se practica con luz artificial el ayudante ó ayudantes que tengan
esta y la vasija recipiente se colocarán á la derecha del sangrador, si se pica del brazo
derecho, y viceversa: si hay complicaciones se salvarán, empleando cualesquiera de
las precauciones ya dichas, tales son, dirigir la lanceta muy superficial, (esto es,
labrar) comprimir mas el vaso que se presente movible, etc.
Extraida la sangre necesaria se desata la ligadura, se limpia la cisura, se aplica
la compresa, formando con ella un pliegue de los tegumentos (1) sosteniéndola con el
pulgar de una mano, mientras que con la otra toma el vendage ora por su extremo ó
por su centro que aplicará sobre la compresa, dando circulares en forma de ocho de
guarismo por cima y debajo de la flexura del brazo, los que se fijarán al lado externo
de este con nudo y lazada; practícase antes con los ataderos un inverso, ó sea una
especie de cruz, al que yo denominaré, nudo sostenedor, porque creo que sin él no
hay vendage; por esta razon se recomendará mucho que las vendas tengan cintas
largas.
Sangría de la mano.
De todas las venas del dorso de la mano se puede sangrar en sujetos flacos con
venas muy patentes, aunque en esta region la vena preferida siempre es la salvatela y
aun la cefálica del dedo pulgar, con tal de que se pique hácia el lado de afuera y
arriba, pues haciéndolo abajo y adentro seria expuesto por la arteria radial.
Ahora bien; para sangrar, de la mano conduce mucho que el enfermo tenga
metida la parte en una jofaina de agua caliente que le cubra hasta mas arriba del
punto en que ha de picarse el vaso; el objeto del agua es el de hacer mas prominentes
las venas y el de que la sangre salga con mas libertad: el operador antes de ejecutar
esta sangría, baña, enjuga la parte, aplica la cinta compresiva dos ó tres dedos por
cima de la muñeca, extiende bien el cutis de la mano del operado que abrazará con la
palma de su mano libre, á fin de sujetar bien el vaso; pica, asegurándose antes de la
posicion de este, y terminada la operación coloca el vendage que formará un ocho de
guarismo en el dorso de la mano, pasando sus circulares por entre la muñeca y el
primer espacio interoseo que forman los dedos pulgar é índice. Entiéndase, pues, que
el peligro mas próximo que hay en esta region es el interesar los tendones pero se sal- ________________________________________________________________________________
(1) Si se quiere mantener abierta, por bastantes horas la cisura se dejará caer simplemente sobre
esta la compresa untada antes con aceite de olivas.
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vará siempre, no picando profundamente, pero si entre medias de los tendones
implantados en los huesos del carpo.
Sangría del pié.
Mas bien que sangría del pié, debia denominarse de la pierna á la sangría de
esta region, pues aunque se sangra algunas veces del dorso del aquel las mas se hace
de las venas safenas, las cuales están situadas en la pierna. Para la sangría en cuestion
es preciso colocar el pié y la parte inferior de la pierna en un lebrillo de agua caliente,
aplicar la ligadura algo por encima de los tobillos, apóyese el talon en el borde de
dicho lebrillo ó sobre un palo de la silla, ó travesaño, empleándose las mismas reglas
que las que quedan expuestas en la sangría precedente respecto de todo su
mecanismo, y abierta la vena se vuelve á introducir la extremidad en el lebrillo con
agua; se extrae la sangre que parezca, se limpia la cisura, y se cubre esta con el
apósito consecutivo que es el mismo que para la sangría del brazo y mano; empero
los circulares en ocho de guarismo se dirigirán por encima de los tobillos y sobre el
dorso del pié: este vendage se denomina estribo. Conviene advertir que al penetrar
con la lanceta ha de tenerse muy presente que en esta sangría y con especialidad si se
practica de las safenas, no se la debe dirigir perpendicularmente ni á mucha
profundidad, porque sería muy facil herir el periostio, esto es, una membrana que
tapiza ó cubre inmediatamente el hueso del tobillo ó maleolo; y todavía seria peor el
clavar en estas la punta del instrumento, porque asi facilmente esta se quebrará, y
porque pueden inflamarse aquellos tegidos y sobrevenir una osteitis ó periostitis.
Es tambien preciso advertir que, tanto en esta sangría, como en la de la mano,
se recomendará eminentemente la quietud de cualesquiera de estos extremos en el
lebrillo inmediatamente que se practica la puncion, á fin de cohibir el aporisma, caso
que la vena no estuviere (como algunas veces sucede inevitablemente) abierta en toda
regla, ó según arte.
ARTERIOTOMÍA.
Esta operación usada desde los tiempos de Hipócrates, Galeno y otros
patriarcas de la medicina hasta el siglo XVIII está casi proscrita hoy a pesar de que
algunos cirujanos de celebridad, como Larrey y Magistel, han procurado
generalizarla en la práctica de la cirugia, pero sus esfuerzos han sido débiles hasta
ahora, estrellándose contra el poderoso dique de la voluntad general de los prácticos
quirúrgicos, apoyada en la sana logica de la inutilidad y compromiso que ofrece á la
vida la operación de la Arteriotomía; no obstante, en el dia se practica, aunque raras
veces, de la arteria temporal, antiguamente llamada sienética. La Arteriotomía
consiste en abrir artificialmente una arteria con el fin de extraer inmediatemente la
sangre arterial; está recomendada en el tratamiento de las inflamaciones agudo y
violentas de órganos importantes, con el fin de extraer pronto una gran cantidad de
sangre.
Ya está dicho que solamente se ejecuta esta operación de las arterias sienéticas,
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una en cada lado de la sien, y al elegir el sitio donde se ha de picar es necesario no
abrir su tronco por encima del arco cigomático, es decir, de la eminencia de la
megilla, y si, como á pulgada y media distante del oido externo, y hácia su parte
superior y anterior, esto es, caminando á la sien.
Ahora bien; proporcionados á mano los útiles para practicar esta operación, que
son, una gruesa compresa, una tira de aglutinante, una gruesa lanceta, ó un visturí de
corte recto, y una venda arrollada de tres ó cuatro varas de longitud y tres dedos de
ancho se procede á la operación de esta manera. El operador hace sentarse al enfermo
en una silla, banco, etc., un ayudante, colocado detrás sostiene la cabeza, que estará
mirando al lado opuesto al de la puncion: esto así, el operador procura descubrir los
latidos de la arteria ó de alguna de sus ramas anteriores, tactando en el sitio de
eleccion, que es donde este vaso está mas descarnado; marca despues el lugar donde
se sienten aquellos con un punto negro ó con la uña, forma en él un pliegue trasversal
cogido con los dos primeros dedos de una mano del operador, y con los mismos de
otra mano del ayudante: toma el primero el instrumento con su mano libre, y divide
perpendicularmente dicho pliegue, cortándole á manera de una sierra, esto es, de
arriba abajo, y de fuera á dentro; de este modo descubre la arteria y la divide
oblicuamente ya de un golpe ó de dos; salida la sangre necesaria comprime la arteria
(1) por encima y por bajo de la incision con el pulgar de una mano, lava con agua
tibia la herida, la enjuga, une sus lábios con una tira de aglutinante, calentándola
antes de aplicarla, y coloca encima una gruesa compresa que se sostendrá con
circulares de venda que pasen por la frente, sienes, occipucio y descendiendo por los
lados de la cara á la quijada subirán despues á la sien, y en fin, á los mismos sitios
donde se principiaron; este vendage, denominado nudo de enfardador ó enfardelador,
se fija en la cabeza cosiendo sus extremos, ó se prenden con alfileres, etc.
DESCRIPCION DE LOS DIENTES,
operaciones que reclaman, y su extraccion.
Los dientes son unos cuerpos oseos, implantados en unas cavidades que
forman las encías que se denominan alvéolos: su número es el de treinta y dos, diez y
seis en cada mandíbula; cuatro incisivos ó cortantes, dos caninos, vulgo colmillos, y
diez molares. En cada uno de ellos se notan tres partes diferentes, á saber, corona,
cuello y raiz.
La corona, vulgo mesa, es aquella porcion situada fuera de la encía, y que en
los incisivos representa una cuña, en los caninos un cono, y en los molares es cúbica
y dividida en varios fragmentos: el cuello es la parte que media entre la corona y la
raiz, siendo esta la porcion oculta entre los alvéolos: los dientes incisivos, caninos, y
primero y segundo molares tienen solamente una raiz, y los demas tres, cuatro, y has-
____________________________________________________________________ (1) Algunas veces, para contener la sangre, se practica la torsion de los extremos de la arteria, y
otras veces, se ligan; pero en este caso se necesitan cordonetes y pinzas de ligar
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ta cinco, con especialidad los molares superiores; en algunos casos las raices de los
molares superiores y de los inferiores tienen una direccion horizontal al alvéolo, y hé
aquí lo que vulgarmente se llama sobre hueso, lo cual dificulta su extraccion.
En cada raiz dentaria se percibe una perforacion que dá entrada á los tegidos
encargados de formarlos y nutrirlos: están compuestos de dos sustancias, una llamada
pulpa que forma el interior así del cuerpo como de la raiz del diente, la cual es de un
blanco oscuro, dura y bastante sensible, otra denominada el esmalte que ocupa el
exterior de estos cuerpos huesosos formando una costra ó barniz, muy duro, blanco,
mas ó menos brillante, y enteramente insensible.
Los primeros dientes que se manifiestan al exterior son los incisivos, primero
los superiores; estos brotan de la encía á los seis, ocho ó diez meses del nacimiento;
al segundo año salen los caninos, y desde este al tercero y cuarto lo hacen las seis
muelas tres superiores y tres inferiores en cada lado, las cuales acaban de formar la
primera denticion: en la segunda que se verifica en el mayor número de casos á los
siete ú ocho años estos veinte y cuatro dientes son substituidos por otros que se
presentan siguiendo el mismo orden que los primeros: siendo de advertir, que á la
primera muela la suceden dos; que la última denominada del juicio no aparece
ordinariamente hasta de veinte años en adelante: y, últimamente, es digno de notarse,
que ha habido personas de tres denticiones, teniendo lugar la última á los setenta ú
ochenta años.
Los dientes y muelas tienen diferentes usos, á saber; 1º incinden, y trituran las
sustancias alimenticias; 2º favorecen la articulacion de los sonidos, esto es, la palabra;
3º en algunos individuos constituyen un signo de hermosura: son el asiento de
algunos padecimientos, siendo de estos el mas propio y comun la ulceracion ó cáries
de su pulpa, que ataca con preferencia á los molares, insinuándose mas bien en la
cabeza que en el cuello y raíz: las sustancias acres y estimulantes, el aliento caliente y
humedo de la boca, la suciedad de esta, el calor y el frío, la administracion de los
preparados mercuriales, el uso del tabaco masticado, la predisposicion hereditaria, las
odontalgias, los vicios escrofuloso, reumático, venéreo, artrítico, gotoso, etc., etc.,
son otras tantas causas que determinan la ulceracion de la sustancia de los cuerpos
huesosos en cuestion. Los signos que marcan la cáries de estos, son: el dolor mas ó
menos vivo, de variable duracion, que se exaspera por el contacto del aire y bebidas
frias, de las sustancias acres, muy dulces etc., y que se concreta ora á una parte ora al
todo del diente afectado; este se pone moreno ó negruzco, desigual, friable, rugoso, se
despoja de su cubierta exterior, y de su cavidad exala un líquido (sanies) negro y
fétido.
Para detener los progresos de la cáries dentaria se han propuesto muchos y
variados colutorios compuestos con disoluciones y decoctos de sustancias tónicas,
astringentes, y estimulantes, tales como la quina, el alóe, la mirra, la raiz de pelitre, el
sulfato de alumina (alumbre) etc., etc.; empero en obsequio de la verdad debo decir,
que asi la administracion de estas sustancias como las mecánicas operaciones de la
limadura, taponamiento, cauterizacion y limpiarlos, de cuyas dos primeras opciones
hablaré despues, mas bien por deber que porque las considere necesarias al
exterminio de la afeccion de que ahora me ocupo, debo decir, digo, que no son bas---
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tantes á detener en el mayor número de casos la corrupcion dentaria una vez
desarrollada; es mucho mas conducente, según mi pobre práctica, recomendar á los
pacientes tengan cuidado con su boca no masticando cuerpos duros ni sustancias
dulces ni acres, que se enjuaguen con frecuencia, ó al menos despues de la comida
con simplemente agua tibia, y que se renueven con un mondadientes suave como de
palo, pluma, viznaga, etc., las porciones de alimento que suelen quedar en los
intersticios dentarios; empero no bastando este medio en muchos casos, la mejor y
cierta de todas las operaciones del ramo dentista es la operación de la extraccion á la
cual debe procederse.
Tres solas operaciones completarán el objeto de este articulito, á saber: 1ª La
limadura de los dientes: 2ª Su taponamiento ó emplomadura: 3ª Su ablacion ó sea su
extraccion.
De la limadura de los dientes: Esta operación tiene por objeto 1º separar los
dientes cuando están muy unidos; 2º corregir los progresos de su ulceracion ó cáries;
3º igualarlos cuando escede alguno en su longitud á los demas, ó cuando están
fracturados con desigualdad y hieren por decontado á la lengua ó cualquiera tegido de
lo interior de la boca.
Los útiles necesarios para la operación de la limadura son; una sierrecita, unas
pinzas fuertes y cortantes, y unos pequeños instrumentos de figura variable que se
denominan limas, de estas unas son cilíndricas ó cónicas, otras triangulares, otras
planas, las que se usan bien con ó sin mango ó portalimas; ademas se emplea la lima
doble ó sean dos limas unidas. A estos pequeños instrumentos se les supone otro fin
amén del mencionado, á saber, el de la extraccion de los dientes muy movibles.
Cuando hubiere necesidad de limar toda la porcion del diente hasta la encía,
ora porque se trate de poner dientes postizos, ora porque la corona ó cuello de estos
se halle muy destruida por la cáries se usarán con preferencia las limas cilíndricas; y
si solamente para igualar los que sobresalen de la línea de los otros, se emplean la
lima plana, y con especialidad la triangular: á esta última se la dirige de plano por uno
de sus bordes, ó por una de sus caras, hasta practicar una hendidura en el diente mas ó
menos profunda, la cual se desprende con unas pinzas ad-hoc.
Ahora bien; para practicar con alguna destreza la operación de la limadura, y
manejar con arte las limas se consignan seguidamente algunas reglas generales; á
saber; 1ª cuando se liman los dientes no debe dejarse en ellos anfractuosidades ó
desigualdades, salva alguna escepcion, tal como cuando se precisa dejar en el cuello
del diente limado un espoloncito ó espiga para ofrecer un punto de apoyo á los
dientes inmediatos, y para prevenir que estos se unan caso que esten brotados ya ó
estuvieren brotando muy próximos unos á otros; ó porque vegeten (esto es crezcan)
con viciosa direccion: 2ª la lima se dirige oblícua, gastando mas el diente en su
porcion posterior ó interna cuando se arranca un fragmento de él, y con especialidad
si es de los incisivos ó caninos: 3ª si la cáries es superficial se limará completamente;
no así si es profunda; en este caso, pues, se lima parte del diente afectado á fin de
aislarle de los demas inmediatos: 4ª para no interesar, ó herir menos la cara anterior
de los incisivos y de los caninos se dirigirá oblicuamente la lima: 5ª cuando la cáries
afecta á mas de un diente se usará, si se quiere, de la doble lima: 6ª cuando se corta --
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un diente largo, ó hay precision de destruir grandes porciones de diente afectadas por
la cáries se prefiere la sierrecita á fin de hacer mas pronta la operación: en estas
ocasiones se dará al instrumento una direccion oblícua y variada, caso de no poderse
dar trasversal, cortando en varias porciones lo que no se puede de una sola vez: 7ª
cuando la operación de la limadura, por hacerse pesada, determina irritacion ó
inflamacion general ó parcial se suspenderá por algunos dias para continuarla despues
que los signos flogísticos hubieren cedido: 8ª los dientes, y con especialidad los
molares que no tengan mas que el esmalte se les puede cortar con pinzas o tigeras
fuertes antes de proceder á la limadura: 9ª si hay que limar una porcion escesiva de
diente se practicará la operación en diferentes veces, no cortando cada vez mas que
como media línea de su espesor; es prudente hacerlo así no solo por evitar la cáries
sino porque el diente se acostumbre de un modo poco sensible al contacto del aire y
de los alimentos: 10ª los dientes limados deben quedar, al parecer, como si no se
hubieren tocado; á este fin se redondearán con la lima todas las desigualdades: 11ª si
la porcion de diente que se va á extraer es considerable se limará por ángulos y
eminencias; esto tiene por objeto hacer la operación más breve: 12ª finalmente, en
cualesquiera caso que se emplee la lima ó sierra debe respetarse la encía, quedando
esta ilesa.
La operación de la limadura se practica del modo siguiente sea cual quiera el
fin del operador, bien solo de limar los dientes, ó de ponerlos postizos, etc. Colócase
este siempre al lado derecho del operado, toma la lima, que templará antes con agua
caliente si la estacion es fría, con los dos primeros dedos de la mano derecha, y
colocando su brazo izquierdo alrededor del cuello del enfermo levanta ó deprime su
lábio con el dedo medio de la mano izquierda, y lima con suavidad el diente ó
dientes, advirtiéndose que si la lima se detiene mucho la volverá el operador á
introducir en agua caliente.
Cuando por la cáries ó por otras circunstancias se llenan, los huecos ó
anfractuosidades de los dientes, de oro, plata, platina, etc. se practica la operación del
emplome: en los primeros tiempos de su ejercicio se usó del plomo en forma de finas
láminas, sin embargo de que en la actualidad se emplea algunas veces; despues
reemplazó á este metal el estaño, el oro y la plata; y últimamente, el metal de Darcet
combinado en la proporcion de una parte de este metal y veinte de mercurio ó azogue
simple, cuya combinacion se fundía en las cavidades de los dientes por la accion del
hierro incandescente. Para obturar ó cubrir los huecos de cualesquiera de los dientes
que quedan descubiertos en el acto de abrir la boca se prefiere el oro, plata y platina;
y para el taponamiento de los dientes mas ocultos, tales son los molares, puede
escogitarse cualesquiera de los demas metales mencionados, y son, el estaño, el metal
de Darcet y el plomo.
Aunque se han inventado gran número de masas fusibles á fin de practicar el
emplome se han proscrito, es decir, no tienen uso en la actualidad por la poca
seguridad que ofrecen.
Operación: siéntase al enfermo cómodamente á una luz clara, y apoyando su
cabeza sobre el respaldo de una silla, ó quedando sostenida sobre el pecho de un
ayudante colocado detrás, el operador extrae de la cavidad del diente, valiéndose de
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una sonda pequeña, lima, ó legrita, todas las sustancias que en ella se hallen,
limpiándola despues con bolitas de hilas: esto así se asegura de que en la cavidad del
diente, objeto del emplome no existe ninguna fistulita, como así mismo de que no
está al descubierto la pulpa dentaria porque resultarían inmensos dolores: despues, el
operador forma, entre sus dedos, una bolita de la masa ó lámina del metal que quiere
emplear cuyo diámetro será dos ó tres veces mayor que la cavidad donde ha de
introducirse; la pone en el medio de esta llamando á este centro las partes del metal
que sobresalgan, empero si la bolita cohibe la union de los dientes superiores con los
inferiores se corta, sin levantarla, la sobrante con la lima ó rascador; seguidamente se
bruñe ó pule con el extremo de una sonda hasta que quede igual al plano dentario:
cuando se usa el plomo derretido se limpia y enjuga la cavidad cariada, colócase en el
centro de esta la masa fusible, aplícase á ella el extremo de un cuerpo conductor del
calorizo, tal como una sondita de plata ó cualesquiera metal, y al extremo opuesto de
predicho conductor se adapta una llama débil de una bugía, ó de espíritu de vino,
fúndese el plomo con el calórico y se le aplasta algun tanto con la punta de la sonda
para que se produzca el taponamiento con exactitud.
Extraccion de los dientes: para esta operación violenta que se practica desde la
mas remota antigüedad se han inventado muchos instrumentos: en la actualidad, los
que manejan el ramo dentista se sirven de muchos y muy variados, empero los que
seguidamente se marcan en este artículo pueden llenar cuantas necesidades se
presenten: estos son: 1º el descarnador: 2º la llave de Garengeot, conocida ademas
con la denominacion de llave inglesa: 3º el tirtoir: 4º el gatillo: 5º la palanca
piramidal. El pelican y el pié de cabra son instrumentos desechados por inútiles, y
hasta perjudiciales, razones porque no se describen á la vez que los que les anteceden.
El descarnador es un instrumento de figura lanceolada, algo cóncavo, de punta
obtusa, y con dos cortes iguales que terminan en una varilla ó espiga del mismo netal,
la cual se adapta á un mango pequeño bien de madera, hueso, marfil, etc. sirve este
instrumento para separar los dientes de las encías cuando están muy adheridas á
estos: mas en la generalidad de casos es nulo su uso.
La llave inglesa: se compone de un mango de palo de rosa ó de ébano, de
marfil, etc. afirmado al traves en una varilla de hierro templado ó de acero, en cuyo
extremo opuesto está torcida: al lado de esta curva se encuentra una plancha de figura
cuadrilonga de donde pende un garfio ó una muy curva, afirmado por un tornillo
movible de cabeza plana; este instrumento está destinado con preferencia para la
extraccion de los dientes molares, aunque en ciertos casos su uso es comun á todos;
deben tenerse llaves de diferente figura y dimension, con variado número de garfios.
(1)
El tirtoir; este instrumento solo varía del anterior en que sigue siendo el mango
recto con la varilla, presentándose derechos á la extremidad opuesta de esta la
plancha y el mango; sirve para la extraccion de los dientes incisivos, caninos y los
dos primero molares de cada lado de la boca; para la de los raigones, y á faltas, puede
____________________________________________________________________ (1) De estos unos tienen la figura de una Z los que se emplean cuando no puede tomarse un
punto de apoyo en lo interior de la boca.
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suceder en su accion á la llave.
El gatillo; esta especie de tenacita ó pinza varía en su forma y diámetro; con
efecto, hay unas con las ramas algo curvas, y el extremo que afianza el diente
terminado en dos garfios muy pronunciadamente curvos, los que se abren y se cierran
á manera de una tenaza, estando adornados en su parte interna de mayor ó menor
número de muescas trasversales, que figuran otros tantos dientecitos: cuando á las
ramas que hacen oficio de mango se las dá un largor de una cuarta, y hasta de una
tercia se designa á este instrumento con un nominativo femenino, é saber; gatilla.
Hay otro gatillo que usan con preferencia los de profesion dentista que es recto
asi en sus extremos que sirven de mango como en las ramas que afianzan el diente;
este instrumento es de un diámetro menor que el de los referidos, y tiene la ventaja de
manejarse mejor porque se adapta bien á los dientes de cualesquiera lado de la boca.
El gatillo sirve para la extraccion de los dientes incisivos, caninos y pequeños
molares, empero hay ocasiones en que una mano hábil se sirve de este instrumento
para arrancar cualesquiera diente sea de la clase que quiera, ora esté firme, ora
movible.
La palanca piramidal; es una varilla algo curva, terminada á manera de una
pirámide de cuatro ángulos, con dos caras mucho mas anchas que las otras dos, puede
tener este instrumento en vez de punta un borde algo cortante parecido á un
destornillador, y su mango puede ser horizontal y contínuo con el tallo ó barilla: el
uso de la palanca es el de conmover ó luxar los dientes; por consecuencia puede
decirse que es un ayudante del gatillo que concluye la accion comenzada por aquella;
hay ocasiones en que la palanca extrae por sí sola los raigones: cuando se emplea este
instrumento debe buscarse un punto de apoyo en los raigones ó dientes inmediatos al
enfermo, y en defecto de estos se forma el apoyo con una compresita, y hasta con uno
de los dedos del operador.
Ahora bien: antes de entrar de lleno en la operación de la ablacion de los
dientes conviene hacer las observaciones siguientes:
1ª Es muy difícil la extraccion de los dientes molares, y con especialidad los
superiores que la de los restantes; consiste en la disposicion de sus raíces y en la
dificultad en manejar el instrumento.
2ª Deben arrancarse siempre estos con la llave, y en su defecto con el tirtoir: á
este fin se colocará el operador bien detrás, ó al lado del que se vá á operar; lo
primero cuando aquel extrae alguno de los molares superiores; lo segundo si lo hace
de los inferiores; empero para la extraccion de los dientes incisivos, caninos y los dos
primeros molares de la mandíbula inferior se colocará delante.
3ª Los dientes de la mandíbula inferior se extraen con mas facilidad que los de
la superior.
4ª Para el arrancamiento de cualesquiera de los diez y seis dientes implantados
en esta se colocará al operado en un asiento alto, y viceversa si la operación se hace
de los dientes del maxilar superior.
5ª Cuando se emplea el gatillo ó gatilla se prenderá con fuerza el diente entre
las dos ramas que forman su cabeza, bajando sus dentellones hasta tocar con el
alvéolo, imprimiendo á aquel, primero un movimiento de rotacion hácia el lado de ---
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afuera de la boca, é instantáneamente despues otro de elevacion recto al eje del diente
enfermo, sin olvidar el apretar bien á la vez las ramas que hacen oficio de mango.
6ª Los dientes que así por estar su pulpa muy destruída por la cáries, no tienen
mas que el esmalte, como los que son de naturaleza friables, es decir, quebradizos,
son muy fáciles de romperse al tiempo de extraerlos; para evitar este accidente se
empleará la palanca, á la que si juega entre dos raigones se la imprime movimientos
de váscula, esto es, de vá y ven, hasta producir el cimbreo del diente; y si entre dos
dientes se la dá movimientos de rotacion hasta separarle y truncarle en la encía,
extrayéndose seguidamente con el gatillo.
7ª Para la extraccion de cualesquiera de los treinta y dos dientes bien con la
llave, bien con el tirtoir ó gatillo se hará el movimiento de torsion hácia afuera, sin
embargo de que esta regla general tiene, como todas, sus escepciones.
8ª Cuando alguno de los dientes incisivos ó caninos ó pequeños molares está
desviado de (únicos donde se presenta este accidente) la línea alveolar, dirigiéndose
al lado interno de la boca son inútiles para su extraccion la llave, y el tirtoir; en este
caso se recurre á la palanca, la que introduciéndose entre el diente enfermo y los
inmediatos, contra los cuales debe apoyarse, se le conmueve lo bastante, y se
concluye la operación con el gatillo.
9ª Cuando se usen bien la llave, bien el tirtoir, debe hacerse obrar el garfio
muy perpendicularmente, pues de lo contrario es muy fácil fracturar la corona del
diente.
10ª Es muy difícil, cuando no imposible, extraer los raigones cuando el diente
se ha quebrado muy cerca de la encía.
11ª Finalmente, no es incompatible, para la extraccion de los dientes, el
embarazo y los menstruos.
Operación. Sentado convenientemente el que se vá á operar, y puesto á una
luz clara reconoce el operador el diente que vá á extraer bien porque esté muy cariado
y movible, ó porque el enfermo le designe con su dedo; si está muy adherido á la
encía el dentista le descarnará; seguidamente toma el instrumento correspondiente
con su mano derecha; y si la operación la practica con la llave introdúcela en la boca
del enfermo extendiendo su dedo índice á lo largo de la varilla ó espiga, y levantando
ó bajando el garfio con el dedo medio; seguido aplica, con el dedo índice de la mano
izquierda, la punta de aquel debajo de la corona del diente que quiere arrancan
aproximándola todo lo mas cerca posible de su raiz, y procurando que la parte media
de predicho garfio no toque el diente; seguidamente despues estriba la plancha de la
llave sobre un punto opuesto de la encía; firmemente sujeto el instrumento empuña el
mango con la mano derecha á la manera como se toma una llave ordinaria; asegura
con el dedo pulgar izquierdo el lado del maxilar donde corresponde el diente
enfermo; últimamente concluye la operación, ejecutando dos movimientos con el
instrumento á saber: uno de rotacion sobre el eje del diente con el cual se vuelve este
del lado de la plancha de la llave: otro de elevacion que le levanta y extrae; estos dos
movimientos deberán imprimirse de una manera tan viva que se confundan á la vez:
cuando se arranca el diente con el tirtoir el operador empuña el mango y aproxima lo
posible al extremo opuesto del instrumento los dedos pulgar é índice de la misma ma-
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no, á fin de afirmar á la par la espiga del paleton y de su gancho.
Extraído el diente se le prescribe al operado se apriete el alvéolo de aquel con
los dedos índice por un lado y medio por otro, á fin de cohibir la adhesion de sus
paredes; usando despues de coluciones tónico astringentes, tales como partes iguales
de un cocimiento de quina y vino; de agua y vinagre, etc. si sobreviniere, como
alguna vez suele, una hemorragia alveolar; se usará de colutorios restañantes, tal es,
el agua estíptica, el agua aluminosa, el agua del tanino, practicando á la vez, si
conviniere, el taponamiento alveolar; empero si estos medios fueren inútiles se
avisará á un facultativo.
DE LAS SANGUIJUELAS,
de su aplicación, conservacion, de sus efectos
medicinales y otras consecuencias.
La sanguijuela, segun el inmortal Linneo, es un gusano de la familia de los
anélides ó anélidos, tiene generalmente la sangre roja, con un sistema de circulacion
doble y cerrado de arterias y de venas; respira por órganos que unas veces se
desarrollan en lo exterior, y otras quedan en la superficie de la piel ó penetran en su
interior; este gusano es de tamaño variable, pero que el mayor no escede de cuatro
pulgadas, su cuerpo de figura cilíndrica, está dividido en multitud de anillos, de los
que el primero denominado cabeza apenas se diferencia de los demas á no ser por la
boca; este animal no tiene piés articulados, pero en el mayor número de estos gusanos
se notan, en vez de piés, unas cerdas ó hacecillos de cerdas rígidas y movibles, en
gracia de las cuales tienen su movimiento. Se nota en su extremidad algo mas
delgada, que es donde tiene la boca, que el fondo de esta cavidad se halla adornada
con una porcion de puntitos cónicos, que constituyen otros tantos dientes, y forma
con ella, cuando chupa, un vacío por el cual extrae la sangre; por su parte opuesta ó
lado algo mas ancho tiene una extension en forma de disco que le sirve de punto de
apoyo para su movimiento, introduciendo sus anillos unos con otros al dilatarse y
contraerse para andar. Este gusano generalmente es hermafrodita, aunque alguna vez
necesita una cópula recíproca.
El zoologista Cuvier ha dividido en tres órdenes la clase de los anélidos, según
la diferencia de sus órganos respiratorios, pero por no ser de la mayor utilidad la
descripcion de todos ellos me ocuparé del detalle de los de tercer orden, tocando de
paso las mas de las variedades de esta especie, que son diez, y fijándome solo en las
tres primeras como únicas que tienen aplicación en la medicina, razon porque es
preciso tener un conocimiento exacto de sus caractéres distintivos.
Tercer órden de la clase de los anélidos.
1ª Hirudo medicinalis viridis, sanguijuela verde:
2ª Hirudo medicinalis grisea, sanguijuela medicinal gris:
3ª Hirudo medicinalis nigrescens, sanguijuela negra:
4ª Hirudo flava, sanguijuela amarilla:
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5ª Sanguijuela amarilla pálida ó blanquecina:
6ª Sanguijuela leonada:
7ª Sanguijuela oscura:
8ª Sanguijuela goteada ó taraceada, hirudo tesellata:
9ª Sanguijuela de verbano, hirudo verbana:
10ª Sanguijuela del Senegal, hirudo mysomelas.
Primera especie de sanguijuelas. Hirudo medicinalis viridis; varietas viridis;
sanguijuela verde. Esta es la mejor y por fortuna la mas abundante en nuestro fertil
suelo, por consecuencia es la que se prefiere: se presenta con el vientre complanado,
el dorso convexo; es de un diámetro regular, de color verde muy pronunciado, sus
movimientos fuertes y vivos, su vientre de color rojizo verdoso y en sus bordes se
hallan dos líneas, una de color naranjado bajo, y otra negra; de cinco en cinco, ó de
seis en seis de sus anillos se presentan pequeñas líneas trasversales, unas mas largas
que otras, con puntos negros naranjados en su centro, y en los lados del dorso tres
manchas separadas simétricamente; uno de los caractéres que distingue á esta
sanguijuela verde es cuando se coge y aprieta con la mano se contrae fuertemente
resistiendo á la presion.
Segunda especie de sanguijuelas. Hirudo medicinalis grisea, varietas grisea;
sanguijuela medicinal gris. Esta sanguijuela es de color gris, es mas oscura que la
anterior, es mas grande, sus movimientos no son tan vivos y fuertes, ni se contrae
tanto á la presion de la mano, su dorso es de color fusco, esto es, oscuro; y las líneas
longitudinales de los lados, y las manchas trasversales de su dorso son mas oscuras
que la precedente.
Tercera especie de sanguijuelas. Hirudo medicinalis nigrescens; sanguijuela
negra, vulgo boyuna ó burrera. Esta sanguijuela es de un color negro oscuro: es la
mayor de nuestro país, es pesada ó torpe en sus movimientos, muy granillosa y
áspera, barnizada constantemente de una abundante mucosidad, críase en las aguas
detenidas y aun sucias, al contrario de las anteriores que habitan en aguas limpias;
finalmente, la sanguijuela negra es poco ó nada medicinal porque prende en las
personas con dificultad, presa ya, tarda mucho en caerse, hace generalmente una
profunda herida, y extrae poca sangre en proporcion del tiempo que está prendida; en
los animales se desprende con dificultad cuando se introduce en su boca á los que les
extrae bastante sangre.
La sanguijuela vive en el agua, alimentándose de los cuerpos que esta contiene;
se coje vareando en el buen tiempo sus orillas, con especialidad en la primavera,
época en que está mas hambrienta y animada; se conserva en una vasija de cristal
limpia, que se llena de agua de beber, y mejor que contenga un ácido en pequeña
cantidad, que se tendrá buen cuidado en renovar el líquido con frecuencia,
conservando la vasija en un sitio mas bien claro que oscuro.
A primera vista nada es mas óbvio que aplicar sanguijuelas, pero nada mas
pesado que obligarlas algunas veces á morder, mayormente cuando lo han hecho en
otra ú otras ocasiones, como sucede en las mas de las poblaciones por la escasez de
estos insectos, ó por la miseria de algunas familias; esto así, ha precisado á los ciruja-
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nos y sangradores elegir medios cuyo objeto es el de hacerlos prender en la piel;
conviene siempre lavar y afeitar las partes donde se apliquen, con especialidad si
estas están sucias por unturas, cataplasmas, etc. Si es en tiempo de invierno debe
estimulárselos antes porque suelen estar adormecidos; á este fin se les envuelve en un
trapo caliente, ó en una vasija con agua tibia, ó restregarlas suavemente con las
manos limpias, y dejarlas que corran un corto tiempo sobre una manta ó cobertor, etc.
Las sanguijuelas se aplican de varios modos, unas veces una á una, y otras
todas á la vez: si lo primero, se las coge por su extremidad mas ancha ó sea la cola,
envolviéndose antes los dedos con un lienzo seco, teniéndolas sujetas sobre la parte
hasta que hayan prendido; si lo segundo, se las aisla, en vasijas al efecto, como el
cuello de una botella, gicara, ó un tubo que se formará arrollando á lo largo una carta
ó pedazo de papel ó cartón; pero si sucediere que aplicadas las sanguijuelas se
quedaren como dormidas en el fondo de la vasija y aun sobre la misma piel se las
colocará envueltas en un trapo en la palma de la mano; de este modo la sanguijuela se
reanima ya con el calor de la mano ó ya porque apretando con esta se le irrita. En los
hospitales hay necesidad algunas veces de aplicar mucho número de sanguijuelas á la
vez, y en este caso tienen que valerse los practicantes de este medio; colócase una
fronda hendida en su centro sobre el sitio en que tengan que aplicarse y se atan á este
sus cuatro cabos dejándolos algo flojos, se ponen las sanguijuelas en el medio de una
compresa pequeña, de una figura cualquiera; se reunen sus cuatro cabos y se pasan
por la hendidura de la fronda; se atan fuertemente sus extremos y queda sujeto el
vendage; dispuesto así se tira de los cabos de la compresa hasta que disminuyendo la
cavidad del saco en que están envueltas las sanguijuelas queden inmediatamente
aplicadas á la piel: y en el entretanto que estas prenden puede el practicante repetir
esta operación en otro enfermo.
Si no quisiere prender la sanguijuela apesar de emplear los medios
mencionados se unta el sitio que vá á morder bien con leche, azúcar, ó sangre y aun
suele, aunque esto es violento, rascarse ligeramente con la punta de una lanceta la
parte donde se quiere que prenda: hay ocasiones que de ninguna manera prenden las
sanguijuelas á pesar de poner en juego el primero y principal medio que es la
paciencia para estar aplicándolas por mucho tiempo: esto es efecto de que la
sanguijuela ha servido muchas veces y en este caso toda tentativa de aplicación es
inútil.
Ordinariamente presa ya la sanguijuela se la deja aplicada hasta que
espontáneamente se caiga; si se quiere que lo verifique antes se aplica á su boca bien
un terron de sal comun, bien un pedazo de tabaco; despresa ya se le deja algun tiempo
entre ceniza fría y mejor entre orégano mojado á fin de que vomite la sangre. La
salida de esta por las cisuras que hace el insecto de que me ocupo en este instante se
favorece con lociones de agua caliente; y si se quiere extraer tanta como de una
sangría general se prende una ó mas cabezas de ventosa á la caída de aquel: se ha
aconsejado cortarle su cola antes de desprenderse, para que chupe mas sangre,
supliendo por este medio el número de sanguijuelas necesario, pero esto es un error,
pues se desprenden tan luego como dicho medio se emplea; ademas: ha habido
ocasiones en que han permanecido presas treinta y aun cuarenta horas y suministran--
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do constantemente sangre por su extremidad posterior sin necesidad de cortar su cola.
En la aplicación de sanguijuelas en la boca ó ano debe tenerse cuidado porque
no se introduzcan mas allá de estas partes, y si por un descuido, esto sucediere se
procurará desprenderlas inmediatamente, valiéndonos, si es en la boca, de los
gargarismos de una disolucion de sal comun, ó de unas pinzas, sonda, etc. y hasta de
administrar un emético, y de las lavativas de tabaco si las sanguijuelas están dentro de
los intestinos. Téngase entendido que cada sanguijuela de diámetro regular y de
buena condicion puede extraer de dos á tres dracmas de sangre, si bien es verdad que
esto es equívoco.
Son varios los medios que se proponen para detener la hemorragia que algunas
veces determinan sus picaduras, con especialidad en los niños por razon de su fibra
tierna, y en los adultos que tienen una sangre poco plástica ó concrescible; uno de los
medios mas frecuentes consiste en aplicar sobre las cisuras un poco de agárico, de
yesca, trapo quemado, pelo de sombrero, hollín ó tela de araña: si esto no es bastante
á restañar la sangre se hará uso del medio siguiente: enjuta lo mas posible la cisura de
donde tiene lugar la hemorragia se llena de polvos restrictivos ó estripticos; sobre
estos se aplica un gran trozo de yesca que se sostendrá por tres ó cuatro minutos con
la yema de cualquiera de los pulgares, y si trasuda sangre alrededor de las cisuras y
por encima de los polvos en terminos que quedan estos empapados en sangre, sin
levantar el pulgar se continuará el espolvoreo hasta conseguir el objeto: Vidal de
Cassis, propone un medio muy sencillo y muy bueno tambien, que consiste en formar
un cono pequeño de agárico, introducirlo en la picadura, cubrir los lábios de esta de
polvos astringentes, y rellenar despues todo ello con un pedazo de agárico mas
grande, el que se sostendrá con una compresa y una venda: son muy pocas las
ocasiones que no tienen efecto cualesquiera de estos dos últimos medios, empero si
no son, en algun caso, bastante á detener la sangre se pasará un cuerpo incandescente,
tal como un clavo, una llave pequeña, etc., sobre la compresita ligeramente
humedecida, y aplicada encima de la picadura ó picaduras; últimamente en casos
desesperados, se procederá á la torsion, bien solamente de los lábios de las picaduras,
bien de los extremos de algun ramito arterial interesado; y hasta ligar estos.
Relativamente á los efectos terapéuticos de las sanguijuelas se dirá que se
emplean: 1º para determinar una evacuacion local; en este caso se aplican próximas á
la parte enferma en número bastante para obtener una suficiente evacuacion tópica: 2º
se aplican como medio derivativo en partes mas ó menos distantes del órgano que
padece: 3º tienen aplicación como sangría general; en este caso es necesario elegir
partes muy abundantes de sangre porque estén rodeadas de gran número de vasos; tal
es la region del ano.
DE LAS VENTOSAS
Llámase ventosa á un vaso de vidrio ó de cristal, de variable diámetro, de
figura cónica, redondo en el fondo y con una boca circular de bordes obtusos; el
defecto de este instrumento puede suplirle un vaso común, gícara, etc., aunque sí bien
es verdad que de una manera incompleta. La ventosa ad-hoc, se divide, relativamente
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á su figura, en cuatro porciones; una mas ancha que se denomina fondo ú hondon;
otra mas estrecha que la anterior dicha cuerpo; otra que es la mas angosta, que forma
el cuello; últimamente, otra porcion que comprende solamente la entrada de la
ventosa y que es circular y con bordes obtusos, la cual se llama boca.
Relativamente á la operación que se practica en los tegumentos, donde tiene
lugar, se dividen las ventosas en secas, y escarificadas; las primeras son cuando no
hay cruor, esto es, derrame de sangre, quedando por consiguiente ilesa la piel, empero
en las segundas hay derramamiento de aquella, puesto que se producen ligeras
heridas en los tegumentos: las incisiones que se practican en las ventosas
escarificadas deben tener, de longitud como de dos á tres líneas, que disten unas de
otras como tres á cinco idem; que sean perpendiculares, y que se practiquen en
distinto sentido ó direccion cuando las primeras incisiones no dieren sangre.
No conviene aplicar las ventosas en todas las partes del cuerpo; están
contraindicadas, á este fin, en la region lumbar por ser muy fácil lastimar los vasos
venales, en las eminencias huesosas, en las articulaciones, y en el espinazo ó columna
vertebral: los sitios de eleccion son aquellos que están mas cubiertos de tegido
grasiento, los cuales se adaptan bien á la operación y no es facil hacer daño en ellos.
Respecto al uso medicinal de esta se dirá, que es nervina, derivativa y
revulsiva; y las ventosas cruentas ó escarificadas, amen de tener la propiedad
terapéutica que la anterior son eminentemente depletorias: conviene advertir que toda
aquella persona que tenga que manejar con alguna frecuencia la operación de que se
trata tendrá un surtido de ventosas de diferentes tamaños.
Mecanismo operatorio de las ventosas secas.
Colocado en posicion conveniente el enfermo y friccionada la parte
simplemente con la mano ó con un lienzo ó bayeta caliente se toma la ventosa boca
abajo y se mide con esta, sin calentarla, el sitio donde se vá á aplicar, asegurándose si
la extension de este corresponde á la abertura ó boca de aquella; y marcando predicho
sitio con un punto negro en su centro se comienza á hacer el vacío en el fondo de la
ventosa enrareciéndose el aire que contiene por la accion del calórico concentrado. A
este fin, se han recomendado muchos medios á saber: introducir en el instrumento un
cuerpo en ignicion, verbi gracia un pedacito de estopa, papel, etc. así mismo se ha
propuesto colocar sobre la parte operada una lamparita de alcohol y encendida
sobreponer la ventosa para que la llama penetre en su cavidad, y dilatado el aire
aplicarla inmediatamente sobre la piel: como sucedáneo del espíritu de vino puede
usarse de este medio; se pega, sobre un pedacito de naipe ó moneda, un cabito de
cerilla de longitud de media á una pulgada, bien, ó no en forma de cruz, pues esto es
indiferente, cuya cerilla encendida se coloca sobre la piel: se procura que su llama
penetre en el interior de la ventosa, y cuando el aire está dilatado se coloca el
instrumento inmediatamente sobre los tegumentos; empero á todos estos medios, es
preferible, según la práctica de muchos cirujanos, el sobreponer la ventosa á la llama
de una bugía, ó de cualesquiera cuerpo pequeño en ignicion; caliente la ventosa hasta
enrarecer el aire contenido en su cavidad se aplica embrocada sobre la piel; esta se –
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eleva interiormente alrededor de los bordes de su abertura y se congestiona, los
vasitos capilares se inyectan de sangre, adquiriendo la cutis un color rojo violado: se
deja aplicada la ventosa tres ó cuatro minutos, y cuando se quiere desprender se
deprime la piel con uno ó dos dedos de una mano, levantándola, como ladeada, con
los dedos de la otra, desde el instante que penetra un poco de aire en el vaso queda
este libre de la presion que sufría.
Ventosas escarificadas.
La aplicación de estas no difiere de las secas mas que en la maniobra de aplicar
la ventosa antes y despues de hacer ora ligeras heridas que solo interesen la cutícula,
(escarificaciones) ora que penetren á mayor profundidad en el tegido cutáneo (sajas);
algunas veces se las suele aplicar sobre las picadas de las sanguijuelas para producir
mayor evacuacion de sangre: el objeto de la aplicación de la ventosa antes de
practicar las ligeras soluciones de continuidad en la piel es el de que estas sean menos
dolorosas; con efecto la compresion congestiona y toda parte congestionada
disminuye, según una ley médica, de su sensibilidad.
Ahora bien; despues de pasados tres ó cuatro minutos de aplicada la ventosa se
retira esta siguiendo el órden expuesto en las anteriores; se limpian despues las
soluciones del tegumento con agua tibia: y como estas heridas no presentan, en la
generalidad de casos, gravedad alguna basta curarlas sencillamente con un tópico
emoliente tal como las grasas de puerco sin sal, de carnero, etc.; empero si van
acompañadas de grande inflamacion con ó sin escesivos dolores se usará de
aplicaciones emoliente anodinas, á saber; del cerato simple ó de galeno laudanizados,
de la cataplasma de malvas, beleño y azafran, etc., etc. Cuando la parte escarificada ó
sajada haya de ser fuertemente comprimida se velará sobre ella porque es muy fácil
se gangrene, y mayormente si es escesivo el guarismo de heriditas: el tópico que se
emplea para cubrir estas se sostendrá con un pañuelo triangular ó toalla, vendage de
cabos, etc.
Complicaciones.
Si la ventosa no prende puede consistir; 1º en que no esté suficientemente
caliente, fenómeno que se conocerá porque esté poco empañada y aun fría; en este
caso se retira, y se calienta de nuevo; 2º en que la parte esté desprovista de grasa, es
decir, muy descarnada, ó en que la dimension de aquella no esté en armonía con el
diámetro de la boca de la ventosa; en estos dos casos se elegirá otro sitio: 3º que la
ventosa esté rota; aquí la razon dicta lo que debe hacerse: 4º últimamente si la
ventosa ha dejado de obrar por estar llena de sangre se lavará la parte con agua tibia
se limpiará el instrumento, volviéndose á aplicar bien en este mismo sitio ú otro á
propósito; para evitar este inconveniente, tan comun á esta operación se ha inventado
un precioso instrumento denominado ventosa de bomba, el cual es una desgracia que
sea tan caro, razon porque no está al alcance de todas las fortunas; empero voy á
describirle, al menos, en union de otros instrumentos, que tienen el mismo objeto.
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Ventosa de bomba.
Este instrumento se compone de una ventosa ordinaria, montada de un tubo
guarnecido de una llave de cobre que puede abrirse y cerrarse cuando se quiere, y de
un cuerpo de bomba aspirante que se adhiere al tubo: con el uso de este instrumento
no hay necesidad de formar el vacío por el calórico; basta para ello colocar la ventosa
contra la piel, y tirar del embolo; para quitarle se dará media vuelta á la llave; el aire
entra por la parte superior, se restablece el equilibrio y la ventosa se levanta
facilmente: cuando se emplea este instrumento para aumentar la cantidad de sangre
dada por las heridas se hace el vacío al paso que se vá llenando de sangre la ventosa,
y cuando está casi llena se abre con la llave, se levanta el vaso, se lava la parte con
agua tibia y se aplica de nuevo; es inútil tener muchos cuerpos de bomba para aplicar
muchas ventosas; basta que estas puedan aplicarse á todos los tubos.
Ventosas de Junot.
Estas ventosas pueden aplicarse á una parte muy extensa; v.g., á todo el muslo,
ó la pierna; consiste en un cilindro de cobre en cuya cavidad pueda contenerse el
miembro, en la extremidad superior tiene una manga de goma elástica muy flexible,
la que debe colocarse alrededor del miembro pero de manera que la cavidad de la
ventosa no tenga comunicación con lo exterior; se dilata el aire de esta cavidad por
una bomba aspirante, cuyos grados de dilatacion se señalarán por un barómetro: estas
ventosas como obran sobre un plano bastante extenso, y mayormente si su accion es
muy repentina causan el síncope apesar de que las ventosas sean simplemente de las
denominadas secas; esto así, se procurará aplicarlas gradualmente, y si aun no fuere
esto bastante á prevenir el síncope se dejará entrar un poco de aire no de una manera
instantánea, sino gradual.
Ventosas de Mr. Toirac.
Esta clase de instrumentos sirven para substituir en algun tanto la falta de
sanguijuelas, razon porque se las denomina sanguijuelas artificiales, se diferencian
solamente de la ventosa de bomba en que el vaso está reemplazado por los tubitos de
cristal; el mecanismo es enteramente igual.
Bdelómetro de Sarlandier.
Este instrumento parecido á la ventosa por la forma del vacío, presenta en su
fondo una abertura que recibe una bolsa de cuero en la que entra rozando una varilla
de acero; la extremidad interior de esta sostiene una chapa de variable abertura y en
cuya cara inferior se fijan un número mayor ó menor de hojas de lanceta; en uno de
los lados de la ventosa hay otra segunda abertura á la que se fija una bomba aspirante
destinada á hacer el vacío en el vaso; hay otra abertura ademas situada cerca del bor--
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de y guarnecida de una llave que sirve para dar salida á la sangre según se vá
acumulando en la cavidad del vaso; se aplica el bdelómetro, y mientras que se
sostiene con una mano, con la otra se hace jugar al piston de la bomba, se forma el
vacío incándose y enrojeciéndose los tegumentos, y apretándose despues la parte
exterior de la varilla de acero se introducen en la piel las lancetas colocadas en la
chapa interior; salta inmediatamente la sangre al vaso, y su salida puede prolongarse
ó acelerarse, obrando sobre la bomba á proporcion que propende á llenarse el vacío;
este instrumento está abandonado de la práctica por la propension que tiene á
descomponerse: y solamente debe conservarse para demostrar el genio artístico de
sus inventores.
DE LAS CATAPLASMAS
Puede ser cataplasma toda masa recientemente blanda parecida á la sopa espesa
y compuesta de sustancias medicamentosas la cual se aplica al exterior del cuerpo:
varía respecto de los elementos que la constituyen conforme es la indicacion que
quiere llenar el profesor de la ciencia de curar: ella es emoliente, tónica, estimulante,
antiespasmódicamente, resolutiva, calmante, etc.: se ejecuta con las raices, ó tallos,
hojas, cortezas, flores ó frutos, ora secos, ora frescos de las plantas, ó arboles, ó
arbustos medicinales, cuyas sustancias bien reducidas á polvos, bien maceradas,
trituradas, ó tratadas por la decoccion (que es lo mas generalmente empleado) se
amaridan despues con grasas, aceites, ungúentos, y hasta con bálsamos y tinturas.
La cataplasma se divide en cruda y en cocida: la primera se prepara sin el
auxilio del calórico, la segunda precisamente con este: los frutos ó sustancias
pulposas se cuecen, por lo comun, al rescoldo, y los demas en agua, ó vino, vinagre,
leche, etc. Hecha la decoccion de las sustancias medicinales se añaden otras
accesorias, que cuando son líquidas ó blandas, ó pulverizadas se mezclan
simplemente con aquellas antes de extenderse la masa; (salvo cuando se rocía esta
con líquidos ó polvos despues de extendida sobre el lienzo).
Aunque hay mucha diversidad de cataplasmas es conveniente exponer
solamente las tres que subfiguran como mas generalmente empleadas, para que el
lector sea conocedor, así de los elementos que las forman como del mecanismo de su
preparacion.
Cataplasma emoliente de malvas.
Para formar estas se cuece solamente la hoja de malva si está dura y seca, y si
tierna el tallo tambien limpiándola antes; cocida ya se maja en almirez ó mortero para
suavizarla mas; despues se la adita la manteca de puerco generalmente derretida, sin
sal y sin óxido, y en la proporcion, por lo comun, de una onza de esta por tres ó
cuatro de malvas; la mezcla se hará en vasija, tal, como una taza, tiesto, plato,
almirez, etc., la que se agita con una espátula ó cuchara.
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Cataplasma anodina.
Esta se compone cociendo hasta la consistencia de papa clara seis onzas de
miga de pan blanco y blando en una libra, no médica, de leche inagría, y una dracma
de azafran pulverizado, aditando despues de la ebullicion cuatro yemas de huevo; si
se quiere dar mas fuerza anodina á esta cataplasma puede aditarse láudano líquido de
Sydenham.
Cataplasma sinapizada, revulsiva, ó sean
sinapismos.
Esta consiste en formar una masa papillosa con simplemente los polvos crudos
de la mostaza y agua, agitándola con una cuchara ó espátula, etc., previniéndose que
la masa en cuestion no debe hacerse con líquido caliente, porque destruye su accion
rubefaciente, desprendiéndose ó volatilizándose el aceite esencial ó sea la
sulfosinapisina, principio activo de la mostaza; esta cataplasma aplicada con esceso
de tiempo al dermis produce una inflamacion en él mas activa y pronte que la que
determinan las cantáridas; empero cuando se deja en contacto con la piel media, una,
ó dos horas, lo mas, entonces forma simplemente en ella una rubicundez mas ó
menos viva que se denomina erytema, el cual se cura con tópicos emolientes: si la
sinapizacion tiene lugar en las estremidades superiores se la denomina “alta
sinapizacion, ó sinapismos altos”; y baja cuando en los extremos inferiores;
ambulante si se la aplica alternativamente y por poco tiempo en cualesquiera punto; y
fija si en un sitio circunscrito y su aplicación es algo pesada.
De dos maneras puede extenderse la cataplasma, á saber; con ó sin espátula: si
con ella, decantada la masa tibia, caliente ó fría, sobre un lienzo cuadrado de la
dimension necesaria se vá extendiendo por igual con el plano de la espátula, y se deja
incubierto como uno ó dos traveses de dedo en cada margen del lienzo; para extender
la cataplasma sin espátula, ó sea á estilo hospitalario se pone la masa necesaria sobre
el lienzo cuadrilatero, se toma uno de sus cuatro lados y se repliega hasta cubrir parte
de predicha masa, y retirándole en seguida con la palma de la mano se extiende á la
vez aquella hasta dejar un pliegue mas ó menos grande á proporcion de la
cataplasma; esto así con un lado se ejecuta con los tres restantes, por manera que la
cataplasma queda al descubierto en su mayor extension y cerrada por sus cuatro lados
por igual número de dobleces practicados en la compresa; esta es, sin duda, la mejor
manera de extender la cataplasma.
En las inflamaciones de órganos extremadamente sensibles, por ejemplo el ojo,
conviene aplicar las cataplasmas sobre un cuerpo suave y ligero, como una gasa,
papel de seda, etc.; y cuando su aplicación tiene lugar en el abdómen debe ser con
especialidad muy ligera.
Todo tópico emoliente está indicado siempre que los tegidos están muy tensos,
doloridos, calientes, rojos y entumecidos; tambien lo están en inflamaciones crónicas
y cuando hay que reblandecer algunas durezas externas: su efecto y propiedad, son, –
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producir una grata y pronta sensacion en la parte afecta si la inflamacion es
superficial, y á la larga cuando la flogosis es profunda.
Toda cataplasma se aplicará templada ó sea privada de su parte fría en tiempo
de frialdad, y aun en el de mucho calor si se administra para combatir una flogosis
específica, ó de las denominadas retropulsas; debe renovarse con frecuencia á fin de
prevenir que su desecacion trueque su buena accion medicinal, cual es, ablandar,
suavizar y desinfartar los tegidos.
La cataplasma emoliente está contraindicada en los casos en que las partes
inflamadas están tan sensibles que el menor roce, ó presion y peso las ofendería,
vervi gracia, en ciertas peritonitis, gastritis, en que la mas ligera sacudida es irritable,
en las erisipelas, etc. si bien es verdad que se aplican impunemente en estas siempre
que se preserven del aire, previniendo por este medio el enfriamiento de la masa en
cuestion.
Resta emitir, por final de este opúsculo, que las cataplasmas de linaza ó de su
harina, ó de la de trigo, cebada y avena y de miga de pan con leche se acedan á las
pocas horas de su aplicación, convirtiéndose en irritante su accion: que la cataplasma
de almidon tiene la desventaja de secarse pronto; por consecuencia la mejor de las
cataplasmas es, de las emolientes, según la opinion mas recibida, la de malvas, así
por su mucha duracion como por su virtud especial medicinal.
DE LAS UNTURAS
La untura, que es lo mismo que embrocacion ó embroche, ó embregma ó
implubium, es un medio el cual tiene por objeto ingerir en el organismo ciertas
sustancias medicinales que son reabsorbidas por el sistema capilar sobreescitado por
una frotacion mas ó menos intensa; muy variados son los usos de las unturas de que
no me ocupo por no parecerme del caso, pero bueno es decir que en las unturas se
emplean sustancias así medio, y enteramente líquidas como sólido-blandas; las
primeras las forman los aceites, linimentos, etc.; las segundas los alcoholes, aguas,
ácidos, leches; y en las últimas los ungüentos y pomadas cuya base es la grasa de
puerco, el sebo y la cera.
A la administracion de las unturas debe preceder el frote ó friega mas ó menos
fuerte, bien con simplemente la mano enjuta, bien con la intervencion de un cuerpo
algo áspero, tal como una bayeta, tafetan, paño, etc.; pero si la untura tiene por objeto
calmar los dolores se administrará con suavidad, con frecuencia y prolongado tiempo
y sin que preceda la frotacion bien simplemente con la mano ni con cuerpo alguno; si
es para llamar el calórico á la parte ó extremidad fría, ó para producir un erytema ó
exantema revulsivo, tal como el ectyma que produce cualquiera de los preparados de
antimonio, en estos casos la embrocacion se dará con alguna aspereza y con la
intervencion de un cuerpo áspero: cuando se dá la untura con una sustancia sólido-
blanda, á saber, ungüento ó pomada se hará uso primeramente del calórico á fin de
enrarecerla si estuviere densa, aunque el calórico que desprende la parte untada es
bastante á reblandecer la sustancia que constituye la embrocacion: esta se puede
hacer con la palma de la mano, decantando antes en ella el líquido con que se hubiere
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de untar la parte afecta, ó con la yema de los tres dedos unidos y extendidos, índice,
medio y anular.
Por fin, aplicada de la manera que sea, los movimientos de la mano que unta
deben ser alternativos de arriba abajo, y describiendo círculos alrededor de la parte,
llamando á esta, con los dedos, el líquido que suele escaparse, y volviéndolos de
dentro á fuera alguna vez para limpiarlos sobre el sitio untado. Para que la
embrocacion esté bien dada absorbiéndose exactamente la sustancia medicinal, es
preciso que la parte quede tal como si poco ó nada se hubiere untado. Dada, pues, la
untura se cubre aquella con un cuerpo el cual tiene por objeto unas veces el abrigo,
otras el aseo, y sobre todo la absorcion, que siempre se logra mas fácilmente
friccionando la parte antes, y despues abrigándola; así se conserva el calórico
acumulado á la parte, y repito que la absorcion es mas cierta.
DEL VEJIGATORIO
y su modo de obrar ó accion fisiológica, complicaciones
y tratamientos ó cura.
Siendo el dolor el indispensable elemento para toda revulsion los procederes y
agentes que le exciten de una manera mas aguda, constituyen los revulsivos mas
poderosos y seguros en sus efectos. Mr.Begin, Parcy y demas prosélitos entusiastas
de este principio despreciaban toda preparacion que no desorganizase pronto los
tegumentos: así es que anteponian el amoniaco, el agua hirviendo, los ácidos
concentrados, las moxas, pasta de Viena, etc., á las diferentes preparaciones de las
cantáridas que todos los prácticos miran hoy como el primer jefe para obtener la
vexicacion. No siendo mi objeto hablar de mas sustancias que de estas últimas,
porque la aplicación y cura de las cántaridas es la mas generalizada de los revulsivos
fuertes, solamente me ocuparé del vejigatorio propiamente dicho por Goudret, Albes
Peyres, y otros, asi como de su accion tópica, variados modos de aplicación, etc.
Vejigatorio se llama el tópico que aplicado sobre la superficie de los
tegumentos comunes en una ú otra forma, determina, en un tiempo dado, una
irritacion mas ó menos viva con aflujo mas ó menos considerable de líquidos, y en su
consecuencia la formacion de vejigas (flictenas) llenas de una serosidad, que varía en
cantidad, de un líquido glutinoso que aumenta luego de desprendido el epidermis.
En los procedimientos comunes como medio mas sencillo, seguro y eficaz se
hace uso de las cantáridas que se emplean en variadas formas, siendo las predilectas
el emplasto epispástico de la Farmacopea Hispana y otras; este es, pues, el que con
mayor frecuencia se usa por todos los profesores de la ciencia médica y el que ofrece
mas seguridad: pero hoy como mas económicos para el pueblo menesteroso y
farmacéuticos, y puestos casi en moda por ser en su modo de obrar tan eficaces como
predicho emplasto epispástico se dispone el de Mr. Albes Peyres, el hule de Charrier,
el cáustico de Lafarque, y el papel epispástico de Williers, con otras muchas
preparaciones que podría citar, y que en estos últimos tiempos se han ideado para
conseguir la vexicacion.
Supuesto que en todas, ó en la mayor parte de las referidas preparaciones figura
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como base de ellas y como mas seguras en accion las cantáridas diré algo sobre su
historia natural, accion fisiológica y terapéutica, que aunque en miniatura ó
analíticamente hecha su redaccion podrá adquirir la clase ministrante generalidades
de algun interés.
Cantáridas: “Meloe vericatorius”. Liu; “Litta vericatoria”. Fabricius: Es un
insecto que corresponde al orden de los coleopteros heteromeros, de la familia de los
traquélides, y de la tribu de las cantáridas. La cabeza de estas es triangular ó
acorazonada y asida á una especie de cuello; el cuerpo es blando, sus mandíbulas
jamas son unguiculadas, gozan de una profunda division los ganchos de sus tarsos, y
sus anténas son largas, flexibles y filiformes; son insectos que viven sobre los
vegetales; tienen de seis á diez líneas de longitud, y dos ó tres de anchura, su olor es
fuerte, desagradable y viroso, por lo general habitan en los rosales, álamos, y con
preferencia en los fresnos; es sencilla la recoleccion de estos animales, y se hace en el
verano antes de salir el sol, para lo cual se extienden sábanas debajo de los árboles ó
arbustos enumerados, los que son sacudidos con fuerza por una persona con guantes
y enmascarada, consiguiendo con repetidas sacudidas, y el vapor del vinagre que se
precipiten muertas ya las cantáridas sobre el lienzo; despues se desecan á un fuego
manso, tal como el de una estufa.
De las seis tribus de las traquélides estas son las cantáridas mas usadas: seis y
ocho son los principios que entran en su composicion; los omito por la brevedad
limitándome al principio mas activo de ellas descubierto por Robiquet, cual es la
“cantaridina”; sustancia blanca y cristalina, único principio vexicante de estos
insectos, soluble en el agua cuando está mezclada con la materia amarilla, (otro
principio inmediato de las cantáridas) insoluble cuando está pura, soluble en el
alcohol hirviendo del cual se precipita cuando se enfría, y muy soluble en el aceite y
éter: tomada interiormente son agentes venenosos muy temibles que, ademas de los
accidentes gástricos comunes á los venenos de su clase, produce especiales
fenómenos nerviosos: puestas las cantáridas exteriormente, esto es, en contacto con la
piel, determinan algunas horas despues una sensacion de adormecimiento poco
doloroso al pronto, despues un dolor gravitativo que termina por ser erosivo: pasadas
algunas horas se vé la epidermis levantada por unas ampollitas que contienen
serosidad, y continuando en obrar las cantáridas se reunen aquellas, constituyendo
una sola ampolla ó flictena; al desprender esta se encuentra en la superficie de la piel
una capa de linfa medio coagulada que con facilidad se desprende, constituyendo no
pocas veces una capa plástica y muy gruesa; con la repeticion de curas poco á poco se
forma una epidermis despues delgada, fina, y de color de rosa.
Los vejigatorios son susceptibles en su curso de variadas modificaciones que
tocaré de paso por, no incumbir su tratamiento á los señores ministrantes, y sí
solamente para que no se sorprendan á la vista de aquellas y lo anuncien al profesor
encargado del enfermo: sucede, pues, que en la marcha de un vejigatorio pueden
presentarse cualesquiera de estos accidentes:
1º Que este se deseque, ó supure abundantemente.
2º Que se cubra de falsas membranas.
3º Que se rodee de una erupcion eccematosa, herpética, etc.
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4º Que se cubra de vegetaciones, esto es, de carne fungosa, callosa, verrugosa,
etc.
5º Que se desarrolle la gangrena.
6º Que aparezca (y esto es lo mas frecuente) la disuria, es decir, la dificultad de
orinar, etc.
En la aplicación de un vejigatorio cada profesor se propone indicaciones
especiales, que no me ocuparé de ellas por no ser compatibles con este Manual, pero
sí conviene saber cuando un vejigatorio es permanente, ó fijo, ambulante, ó perpetuo:
el primero continúa abierto sobre un punto dado el tiempo marcado por el facultativo
que lo dispone, practicándose en él las curas de que luego me ocuparé; según Janin,
llámase vejigatorio ambulante al que se establece en un sitio, se procura su
desecacion, y se repite su aplicación en otro lugar; y perpétuo es cuando se mantiene
abierta la úlcera procedente del vejigatorio, cuya supuracion se favorece sosteniendo
la irritacion, y procurando impedir cicatrices; á este fin, aquella, por la úlcera, se cura
con diferentes pomadas ó ungüentos estimulantes y digestivos, á saber, el ungüento
vasilicon, la pomada de torvisco, papel epispástico, etc.
La manera de aplicar el vejigatorio y curarle es sencilla, pero varía según la
gerarquía de los enfermos, sexo, y susceptibilidad de los mismos: la parte sobre que
se ha de aplicar debe afeitarse, si hay vello y frotarla hasta ponerla encarnada; otras
veces (en la generalidad de casos) solamente se aplica sobre la parte ó punto
dispuesto, colocando encima de predicho vejigatorio una compresa mayor que este
por si se corre, sujetándose con un vendage ó pañuelo á propósito.
Marcha del vejigatorio: desde las diez á las veinte y cuatro horas la vexicacion
queda efectuada, en cuyo caso se levanta el apósito, abrénse, delicadamente (salvo
cuando el enfermo está comatoso) y con tigeras, las paredes de la vejiga formada por
la separacion del epidermis, y despues de derramada la serosidad que contiene se
cubre con un cuerpo emoliente, v.g., una hoja de col, ó acelga frescas y untadas de
manteca de puerco, una compresa de cerato simples, una cataplasma de malvas,
linaza, etc., cubriéndolo, si se quiere, con un pañuelo ó vendage á fin de sostener el
apósito: por lo regular se repite la cura dos veces al día, renovando el tópico
emoliente y á veces el vendage con suavidad y sin variarlo en el modo de curacion á
no proceder orden del facultativo, quien lo hace, según la necesidad, fijo, ambulante,
perpétuo, ó lo convierte en fontículo, cuya operación está reservada á él, confiando
luego de viva voz la curación á los asistentes ó ministrantes de la familia: es frecuente
hacer uso de papeles epispásticos, ungüento amarillo, etc., pero como el objeto es
cubrir solamente la parte para que supure mas ó menos dejo de ocuparme de esto por
estar ya suficientemente indicado.
En las aldeas ó pueblos pequeños, y exhaustos de recursos usan, como medio
mas sencillo y pronto el polvo de cantáridas puesto sobre un lienzo humedecido con
vinagre; y sobre una capa ó parche de levadura rociada con vinagre suelen poner
tambien el citado polvo: de otros mil medios, incluso el torvisco en polvo y pomada
han hecho uso los facultativos asi en las aldeas como en poblaciones populosas.
La influencia, ó modo de obrar tan directo de las cantáridas sobre las vias
urinarias es por todos bien sabido, tanto, que para neutralizar su accion hácese uso, –
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hasta por los profanos á la ciencia, del alcanfor intimamente unido á aquellas, y
tomado interiormente calma en poco tiempo (1) la reabsorcion del irritante, que es la
cantaridina.
Si bien es cierto que á la cirugía menor incumben otras operaciones, tales son,
la aplicacion del sedal, de las fuentes ó cauterios, moxas, etc., paréceme inoportuna
su descripcion por quedar confiadas en la generalidad de casos á los profesores de la
cirugía.
DE LA VACUNACION.
La vacunacion es una operación por la cual se introduce en la economía animal
un virus que tiene por objeto preservar al individuo que la ha sufrido de una de las
dolencias mas graves y espantosas cual es la variola, ó sea viruela.
Ahora bien; sería, el que escribe, inútilmente latísimo en este opúsculo, si al
estampar los únicos detalles que cree no debe ignorar todo aquel que se consagre á
practicar la vacunacion lo hiciera, comentando tantos pormenores curiosos, tantas y
tan ingeniosas teorías á que ha dado lugar el muy grande y sublime descubrimiento
de la vacunacion, pues entonces, mas bien tendría este artículo los caractéres de una
memoria que los de una sencilla descripcion, de cuyo preciso círculo, el que escribe,
no se saldrá.
El autor, pues, del precioso descubrimiento de la vacuna fue el joven inglés
Jenner, quien por tal motivo adquirió celebridad eterna, y un gran donativo por el
gobierno de su pátria que es el único que en la Europa sabe premiar la virtud y lo
bueno.
El agente inoculador es la vacuna, la que resulta ordinariamente de pústulas
que se desarrollan naturalmente en la ubre de las vacas en ciertos paises; en Francia,
en Alemania é Inglaterra y en el Asia es en donde hasta ahora, ha tenido lugar el
desarrollo del verdadero virus vacuno, pues aunque en España y en otras naciones se
ha creido haberle hallado alguna vez, se ha visto con harta evidencia que no ha tenido
virtud ó accion bastante á preservar al hombre de la perniciosa enfermedad de la
variola.
La inoculacion no es peligrosa, por su sencillez, y puede practicarse en todos
los tiempos y edades, aunque la época, en que según unos, debe practicarse como más
á propósito es en la segunda mitad del primer período de la vida; esto es entre los tres
y los siete años, según otros, entre los seis y los doce meses primeros del nacimiento;
últimamente, según otros y esta es la práctica más generalizada, desde los dos
primeros meses en adelante; empero en cualquier edad que se envacune se ha de
procurar que el que haya de sufrir la operación esté libre de padecimientos graves y
generales; asi mismo conviene no practicarla en tiempo de epidemia, porque parece
que esto suele servir de correctivo á la benéfica accion del virus vacuno; aunque
sobre esta circunstancia hay variedad de opiniones.
Tres hechos son los que principalmente hay que saber y practicar en la materia
____________________________________________________________________
(1) Algunas veces, si bien raras, es nula la accion específica del alcanfor sobre las cantáridas
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de que ahora me ocupo; á saber: 1º la operación de la vacunacion: 2º los caractéres
distintivos que esta presenta en su desarrollo, á fin de distinguir la verdadera de la
falsa vacuna: 3º la manera de conservar esta.
Operación. Esta se puede practicar de diferentes modos; con efecto; unos
quieren que, despues de haber friccionado la parte (1) con un lienzo hasta determinar
la escoriacion ó desprendimiento de la membrana epidermis, se aplique sobre aquella
un lienzo untado de vacuna; otros proponen la destruccion de la cutícula por un
vejigatorio; y quienes aconsejan hacer una pequeña incision en ella, é introducir entre
sus lábios un hilo impregnado del virus vacuno; empero á todos estos procederes del
método endérmico se ha preferido hacer la inoculacion del preservativo por la simple
puncion: para efectuar esta operación se toma la lanceta de Richer que solo varía de
las comunes porque tiene hácia su punta una hendidura que recibe el virus.
Armado el operador de este instrumento untado del preservativo, el que tendrá
en su mano derecha á la manera de una pluma de escribir ó como para sangrar,
introduce oblícuamente su punta entre la cutícula y el cuerpo reticular de Malpigio,
que es la parte de la piel que está inmediatamente debajo de la membrana dicha, á una
ó dos líneas de profundidad, y en este mismo tiempo pone tensa la piel con el pulgar
de la mano libre, que estará colocada como media pulgada por encima del sitio donde
se practica la puncion; esto así, comunica seguidamente, el que opera, á la lanceta un
ligero movimiento de vá y ven, é inmediatamente aplicando la yema del dedo pulgar
de la mano libre sobre la punta del instrumento le comprimirá para que se desprenda
del todo el virus que contenga, quedando este introducido en la piel; acto contínuo
retírase el instrumento. (2) De este modo se hacen de tres á seis picaduras en cada
brazo; y si el virus prometiera seguridad con una ó dos bastaban; pero en caso de
duda mas vale hacer de mas que de menos; algunos, al practicar esta operación,
colocan las picadas en forma de triángulo, otros en línea recta, pero guardando todas
una distancia de media á una pulgada.
Debe advertirse que se recomienda en la práctica de la vacuna dejar las heridas
de inoculacion expuestas al aire seis ú ocho minutos despues de practicada la
operación; el objeto de este medio es el que se seque pronto la vacuna; empero
verificado esto se cubrirá la parte operada, á fin de preservarla de las injurias
exteriores, con una compresa de lienzo y una venda en circulares.
Marcha de la vacuna.
Hasta el tercero día las picaduras permanecen sin alteracion y por consecuencia
sin convertirse en centro de un estado patológico que viene despues; este periodo es
el que se denomina de incubacion.
____________________________________________________________________
(1) Esta operación se puede practicar en cualesquiera punto del cuerpo pero la costumbre hace
que siempre se elija el brazo y el sitio que se encomia en el fonticulo.
(2) La habilidad de esta operación consiste en hacerla poco ó nada cruenta porque en caso
negativo arrastraría la sangre al pus inoculable y la operación no tendría éxito.
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Al cuarto día, toman las heridas el aspecto de una picadura de un insecto.
Al quinto se forma un tumorcito duro, rojo, sensible, con una ligera depresion
en su punta, y rodeado de una aureola rosada.
Al sexto y sétimo día aquel se extiende por su base y deprime en su vértice
considerablemente, tomando un color amarillento, rodeándose de un círculo formado
de una serosidad argentina, y ensanchándose mas y mas el círculo rosado situado en
la base de aquel.
En el octavo, noveno y aun décimo días, según algunos observadores, siguen
en incremento las pústulas, aunque si bien haciéndose á la vez que mas extensas
menos profundas en su depresion y menos trasparentes; y en esta época se desarrolla,
aunque no siempre, la fiebre en el operado: últimamente, desde el décimo día hasta el
vigésimo de la inoculacion todos los fenómenos que esta presenta principian á
decrecer, quedando las pústulas marchitas, y convertidas en una escara negra y gruesa
que se desprende por fín entre los 20 y 22 días, despues de la operación, quedando
una cicatriz indeleble.
Por lo general los fenómenos que acabo de consignar recorren exactamente sus
períodos fijos, solo que en algunas ocasiones suelen atrasarse ó adelantarse uno ó dos
días, según; y de aquí viene la divergencia en los autores de cirugía al describir el
desarrollo de la vacunacion; empero porque esto sea así, no debe desconfiarse del
buen éxito de la operación caso que se viere que los fenómenos de su desarrollo no
estaban en completa armonía con los que se han marcado en días fijos; es decir,
siempre que no falten las señales marcadas aunque se atrasen ó adelanten dos ó tres
días.
Vacunacion falsa
Si las pústulas de la inoculacion toman una marcha irregular, que se desarrollan
al primero ó segundo día despues de ingertada la vacuna, que no toman la forma
umbilicada, que el líquido que contienen, en vez de ser diáfano, se presenta desde el
instante purulento; si, ademas de esto, se vé que la inflamacion no se limita,
extendiéndose por decontado á lo lejos del sitio envacunado, que las pústulas no son
duras, y la picadura ó picaduras se presentan desde luego ulceradas, y últimamente
que falta la fiebre, ó no se manifiesta en la época marcada puede asegurarse, en este
caso, que la operación es nula. La causa de este mal resultado puede ser el uso de un
virus vacuno alterado ó enteramente falso; puede ser efecto tambien que las picaduras
se hayan hecho muy profundas, ó de que la vacunacion se hubiere hecho por
cualesquiera de los diferentes procedimientos del metodo endérmico, pues en estos
dos últimos casos puede haber una absorcion rápida é intensa de la sustancia
preservadora y privar á esta su accion medicinal; puede consistir en que el pus
vacuno se haya derramado con la sangre que hubiere salido de las picaduras;
últimamente, en que no haya predisposicion individual para la absorcion del ingerto.
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Conservacion de la vacuna.
Hay divergencia, y no poca, de opiniones entre los autores de patología externa
respecto á los días en que el virus vacuno fresco goza de toda su fuerza; con efecto
unos opinan por que son los días sétimo, octavo, noveno y décimo; otros porque el
sexto hasta el noveno, últimamente, quienes creen que el sexto, sétimo y octavo;
empero el autor de esta pequeñita obra opina con el célebre Velpeau, que debe
extraerse el ingerto fresco entre el sexto, sétimo y parte del octavo día, puesto que
esta es la época que la experiencia enseña goza aquel de su eficacia preservadora.
Se envacuna con vacuna desecada, y con vacuna reciente que se trasmite de un
individuo á otro; esta se conserva de diferentes modos, ora en lancetas impregnadas
de esta sustancia que guárdanse en lanceteros bien tapados á fin de cohibir la entrada
del aire, ora entre dos cristales cuadrados ó cuadriláteros, y herméticamente cerrados
con cera de modelar ó lacre (cristales de vacuna de Jenner, si bien modificados) ora
en hilos de lino ó algodón que se encierran en cilindros de vidrio ó cristal;
últimamente en los tubitos de cristal del ingenioso Bretonneau, que tienen de
longitud de catorce á diez y seis líneas, en cuyas dos extremidades hay un agujerito
para dar paso al virus vacuno.
Si la vacunacion es de brazo á brazo, si el adulto ó niño de quien se haya de
extraer la vacuna está presente se toma la lanceta, se hace una ligera picadura en el
círculo blanquecino de la viruela artificial, y se extrae con la punta de la lanceta una
gotita del líquido, el cual inmediatamente se conduce al brazo del individuo que haya
de envacunarse; se pueden hacer dos y aun tres picaduras de cada gotita; y no es
conveniente practicar mucho número de picadas en la viruela artificial, lo primero
porque puede destruirse la eficacia del líquido que contiene, lo segundo, y esto es
mas fácil, porque pueden inflamarse con exceso las viruelas artificiales.
Si se quiere conducir y aun solamente conservar el virus vacuno se deposita,
como vá predicho, bien en los cristales de Jenner, ó en los lanceteros, etc.; y al
emplearse la vacuna desecada se abren estos útiles, cuyo objeto es conservarla;
humedécese el preservativo con una gotita de agua ó de saliva, se deslie, y se
impregna de él la punta de la lanceta: para usar el líquido que contiene cada tubito de
Bretonneau no hay necesidad de humedecerle, pues se conserva tal como se extrajo;
estos tubitos se fracturan sus dos extremos, colocándose el mas ancho sobre la punta
de un soplete ó de una paja, tomando despues el operador el instrumento abierto que
colocará su punta debajo del soplete, y poniendo en su boca este ó una paja sopla con
finura, y desciende la gotita á la punta del instrumento; la gota que encierra cada tubo
de estos puede servir para ocho ó diez picaduras de inoculacion.
CUATRO PALABRAS
relativas á las condiciones y conducta
del sangrador.
De todas cuantas condiciones se precisan en toda persona que se dedique al ---
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ejercicio de la sangría ninguna tan esencial como la buena presencia de espíritu; con
este don todo en el caso á que alude, y lo mismo en todas las cosas, porque la
serenidad de alma, dice un sábio orador contemporáneo, que constituye la verdadera
vida, la vida real del hombre.
Muchos sangradores diestros en el arte de sangrar han tenido que abandonar el
ejercicio de la Flebotomía por su falta de espíritu: otras personas adornadas de felices
disposiciones, como son, el buen pulso, vista perspicaz, tacto exquisito, aficion
grande, etc. no han podido consagrarse á aquella operación por su poco valor; otros
sujetos, en fin, ejercitados en sangrar en sus primeros tiempos, tiemblan en la época
mejor de su carrera, digámoslo así y hasta se desmayan al tomar la lanceta, y
reusando practicar esta operación, es causa, quizá, de hacer una enfermedad una
víctima: á propósito preguntaré, ¿cuál es el gérmen de este supersticioso temor, de
esta deidad espantosa?, ¿es acaso el de dañar tegidos interesantes en la economía
anímal?, ¿es por ventura, el de la crítica libertina é ignorante consecuencia de picar
mas de una vez para extraer la sangre del enfermo?, si lo primero, la seguridad que
prestan los conocimientos en la Flebotomía, y las buenas condiciones con que se crea
favorecido el sangrador deben asegurar su tranquilidad de espíritu; si lo segundo, su
despreocupacion, y el convencimiento que debe tener de que la lanceta es un
instrumento muy sutil, y la sangría es una operación á veces muy difícil, causas
porque todo sangrador puede alguna vez no ser feliz, esto es, tener que picar mas de
una y de dos veces, todas estas circunstancias pueden servirle de motivo bastante para
que pierda el miedo, este duende tan perjudicial para el éxito de la sangría: ademas de
las razones emitidas, ¿cuántas veces contribuye el operado al poco acierto del
sangrador, bien porque huya el brazo, mano, etc. bien porque haga un fuerte
movimiento de repulsa al tiempo de introducirse el instrumento, como sucede con
algunas personas que involuntariamente se apoderan bruscamente de la mano del
sangrador en términos de quitarle la accion comenzada ya, y hasta, hay personas que
se propasan á castigar al que opera?. Finalmente, y otrosí: una luz mal atizada, la
mala posicion ó el poco buen estado del enfermo, la aglomeracion de personas
alrededor del sangrador no permitiéndole ejercer libres movimientos, y por fin, la
charlatanería de algunos espectadores, son todas concausas de hacer una sangría en
blanco: el sangrador, señores, debe marchar impávido por el camino de la operación
de la sangría, combatiendo con las armas de la indiferencia y hasta del desprecio al
público que le mira y sonríe de una manera sarcástica alguna vez, debiendo
contemplarle mas bien como un ser necesario á la sociedad; á este propósito se dice
un adagio, mejor dicho, axioma, que el que esto escribe quisiera que se observara
rigurosamente por lo muy necesario que es á este caso; es á saber; “el sangrador no
operará con miedo nunca, sí con cuidado, no viendo mas que las venas del enfermo”:
si en alguna ocasión pica sin resultado, y tiene, por consiguiente, que volver á picar
debe, sin perder su sangre fría, atribuirlo á algun accidente, ó al enfermo, mas bien
que culparse á si mismo aunque fuere realmente culpable.
Debe saber, últimamente, el sangrador, que mas vale picar seguidamente al
enfermo dos, tres, y hasta cuatro veces, siempre que no se le haga daño, que salir de
la casa de este tal como entró, esto es, sin llenar el objeto para que se le ha buscado,
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que es el de extraer la sangre del paciente: esto es, señores, bochornoso hasta el
superlativo issimo.
Reasumiendo lo referido, es de precisa necesidad que el que sangra llene los
requisitos siguientes: 1º. Será amable, y de finos modales, pues con ellos cautivará á
las gentes, y con especialidad al enfermo: 2º. Será prudente no solo en tolerar los
melindres, y hasta impudencias de algunos enfermos, y de los asistentes ó personas
allegadas á este, si que tambien para quedar airoso en ciertos compromisos que
sobreviene á veces en el acto de la sangría, ó por la sangría: 3º. Será limpio, así para
su persona, como para los instrumentos; á este fin insinuaré seguido la manera de
limpiar y enjugar las lancetas, es á saber; esta jamas debe lavarse con agua caliente
porque puede perder su temple ; para limpiarse hay dos procederes: 1º. Se coloca su
hoja sobre una de las cachas, y se enjuga con un lienzo fino y seco, procediendo
siempre desde el talon hasta la punta, y jamas de esta al talon por ser expuesto á
pincharse; seguidamente se enjuga la cacha opuesta; esto así, colócase de nuevo sobre
ella la otra cara de la lanceta, se enjuga del mismo modo y despues se limpia y seca la
cacha opuesta, esto es, la cacha sobre la cual se colocó primeramente la hoja: 2º. Se
abre del todo la lanceta, y uniéndose paralelamente, esto es, de una manera igual las
cachas queda el instrumento como una navaja abierta, límpiase la hoja, primero,
pasando el paño del talon á la punta, y colocándose la lanceta, despues medio abierta
y figurando dos ángulos agudos, con la hoja en medio, limpianse con las dos manos á
la vez las dos cachas, y el talon de dicho instrumento. 4º. Es muy conveniente la
reserva al sangrador, no solo para no traslimitar sus funciones, sino es mas que
práctico ministrante, introduciéndose en la medicina como por desgracia acostumbra
alguna vez, sí que tambien para guardar un silencio con el que se honra y puede
honrar. 5º. Debe ser pródigo en el número de lancetas teniéndolas siempre limpias y
bien vaciadas, pues esto dá facilidad y seguridad en la operación, y mas que todo, que
el enfermo siente muy poco la sangría aunque tenga esta mas dimension que la dada.
6º. Debe el sangrador ser listo, estar ágil, y práctico en sangrar, y manejar
indistintamente las dos manos para picar: esto es lo que constituye el sangrador
ambidestro. 7º. Últimamente, este no tendrá vicios graves, con especialidad el de la
bebida, será caritativo y humano, sabrá contemplar y no adular, y tendrá si posible
fuere, muchas y todas las virtudes que nuestra santa religion prescribe á todo
cristiano.
F I N
ADVERTENCIAS
Los números ordinales de 1 y 2 que figuran entre paréntesis, expresan las
llamadas que se consignan al final de las mismas páginas; estas digresiones deben
leerse separadamente, y sin interrupcion del sentido del texto.
El Autor de esta pequeñita obra suplica al lector sea indulgente con esta
excéntrica escritura en gracia de la precision.
50
INDICE
de las materias contenidas en este único volúmen.
Páginas
Anatomía general, osteología de los miembros
humanos …..................................................... 3
Caractéres con que se distinguen desde lo exte-
rior algunos tegidos que importa no confun-
dirlos con los vasos venosos........................... 4
Venas en general................................................. 5
Venas de los miembros superiores...................... 6
Idem inferiores …............................................... 7
Flebotomía en general ….................................... 8
Flebotomía en especial …................................... 16
Arteriotomía ….................................................... 23
De la extraccion y descripcion de los dientes...... 24
De las sanguijuelas y de su aplicación …............ 31
De las ventosas …................................................ 34
Cataplasma sinapizada revulsiva ó sean sina-
pismos ….......................................................... 39
De las unturas …................................................... 40
Del vejigatorio y su modo de obrar, accion fisio-
lógica, complicaciones y tratamiento ó cura … 41
De la vacunacion ….............................................. 44
Cuatro palabras relativas á las condiciones del
sangrador …....................................................... 47