MANUELA DE

SANCHO

Nacida el 16 de junio de 1784 en Plenas (Zaragoza),

localidad de unas 200 casas y 750 habitantes, próspera villa

agrícola y ganadera de la Comunidad de Aldeas de Daroca.

Sus padres fueron Antonio Sancho Artal, labrador y de

familia acomodada, y María Bonafonte Yus.

Fue bautizada en la Iglesia parroquial de Nuestra

Señora de la Piedad el día 17 de junio, poniéndole el nombre

por San Manuel Mártir, uno de los santos del día.

Tuvo cuatro hermanos: Julián, María Juliana, Domingo

y Rosalía. Es la segunda de los cinco hijos.

Pasó su infancia jugando y correteando por las calles del barrio Alto de Plenas y ayudando a su madre en las tareas domésticas: “arreglar” la casa, hacer pan en el horno, lavar en la acequia, etc

Con unos 12 años marchó con su familia a Zaragoza en busca de mejores condiciones de vida, pero no olvidó su pueblo ni a sus paisanos, con los que mantuvo buena relación toda su vida.

La familia se instaló en el número 40 de la calle Puerta Quemada, actual de Heroísmo. Aquí le sorprende la guerra de la Independencia, donde mostró su valentía.

Acabada la guerra, Manuela se casa con Manuel Martínez, labrador, pero pronto queda viuda. En 1818 le suben la pensión vitalicia de dos a cuatro reales.

Se casa de nuevo con el sargento Joaquín Tapiaca, que muere en 1849, y en 1853 se vuelve a casar con Santiago de San Joaquín, guarnicionero.

Nunca tuvo hijos. Mantiene una buena relación con su sobrina Petra Sancho.

Mario Lasala, la visita hacia 1860, y la describe como una anciana de aventajada estatura, robusta y vigorosa, morena de rostro y facciones duras.

Era alta, delgada, de rasgos fuertes. Tenía mucho genio pero era amable. A pesar de su fuerte sordera, que le dificulta el diálogo, recuerda perfectamente la lucha y la narra con sencillez, no concediendo excesiva importancia a sus gestos meritorios.

Era muy tradicional y religiosa en sus costumbres y llevaba una vida sencilla.

Los días de fiesta se ponía la cinta encarnada ganada durante los Sitios. Sus vecinos la apreciaban y la respetaban.

En su hogar guardaba una vieja estampa de la Virgen del Carrascal, patrona de Plenas, a la que tenía una gran devoción.

Otorga testamento en la Zaragoza a 28 de julio de 1853, que reza así:

“(…) Item mando que cuando muriere, mi cuerpo sea colocado en ataúd de poco lujo, sea sepultado en suelo firme, mas no en nicho, con una lápida regular en que se lea esta Inscripción: AQUI YACE Da. MANUELA SANCHO DE TAPIACA, la heroína de Zaragoza en el año mil ochocientos ocho (…)”

Durante el primer sitio, la joven Manuela colaboró en las tareas de avituallamiento, no siendo hasta el segundo sitio, ante la feroz ofensiva del ejército francés, cuando tomará las armas con admirable resolución, participando en la defensa del convento de San José.

Donde se ocupó del transporte de munición a las baterías del mismo, haciendo fuego de fusil en las trincheras y disparando diversos cañones

ZARAGOZA CELEBRARÁ EL CENTENARIO DE LOS SITIOS EN 1908. REPRODUCCION DE GRABADOS

El comandante del mismo, Don Mariano Renovales hombre, por cierto nada dado a los halagos ni a la exageración, pone en conocimiento de Palafox el comportamiento de la heroína en los términos siguientes:

“Recomiendo con particularidad a Manuela Sancho que, tanto en el ataque del día treinta y uno de diciembre del año pasado, como en el de ayer sirvió de artillería y mortero como pudiera haberlo hecho el mejor artillero, conduciendo cartuchos para los unos, y piedras para el otro; sin haberle notado la menor mutación a pesar de haber caído algunos a su lado.

Dio fuego a algunos cañones, y lo hizo con fusil desde la trinchera como uno de tantos; y pareciéndome una heroína, digna del distintivo que VE. Concedió por las acciones de últimos del año pasado, por hallarse comprendida en ellos y para que sirva de estímulo, he tenido a bien hacerlo presente a VE."

S. José, tres de enero de 1809: Excelentísimo Señor D. Mariano Renovales =Excelentísimo Señor Capitán General de este ejército y reino”

El siete de enero de

1809, La Gaceta de

Zaragoza publica la

distinción con la que el

general Palafox premia su

valentía, concediéndole el

distintivo de la cinta

encarnada y la pensión de

dos reales diarios.

Enardecida por el reconocimiento y ante la

escasez de hombres que pudieran empuñar las armas

la vemos en la encarnizada lucha de la calle de

Pabostre (hoy Manuela Sancho), junto a los Dragones

de Numancia.

Se replegó al cercano Coso, donde fue herida

de gravedad en el vientre. Sepultada por montones de

cadáveres, se la dio por muerta, dudando.

El día 7 de abril de 1863, con setenta y nueve años de edad, fallece Manuela Sancho, a las 6 de la tarde, en su casa del callejón de San Jerónimo, actual calle del Laurel, tras una aguda pulmonía.

El día 9 es enterrada en el Cementerio de Torrero.

Al igual que pasara con Agustina de Aragón y Casta Álvarez, la Junta Magna de Centenario de los Sitios exhumó sus restos y los trasladó a la Basílica del Pilar el día 10 de junio de 1908, para ser llevados en solemne procesión, junto con sus compañeras, a la Iglesia de nuestra Señora del Portillo.

Zaragoza proporcionó a la heroína una alegría en vida, cuando acordó dar su nombre a la calle del Pabostre, calle que (antigua de la Puerta Quemada). La placa con su nombre la descubrió una emocionada Manuela Sancho.

Plenas, en 1933, cambió el nombre de la Plaza del Castillo por el de su ilustre hija.

Plenas

El Centro de Historia de Zaragoza, publicó diversas

postales , entre ellas a Manuela Sancho. La colección la

realizó el ilustrador Alberto GAMÓN

F. JIMENEZ NICANOR, Manuela Sancho Bonafonte, 1887.

Oleo sobre lienzo (2,98 x 2,22 m). 1887. Casino de Zaragoza.