María Luisa González Saavedra Manuel Gutiérrez...
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María Luisa González Saavedra
Manuel Gutiérrez Estévez
Reparar el daño La atención a menores en el modelo Citap
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INTRODUCCIÓN
Modelo Citap versus Residencia
Berzosa
o El Modelo Citap y sus
principios reguladores
o La práctica terapéutica
residencial como sistema
complejo. Los pares
conceptuales
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Residencia Berzosa está definida como una “unidad concertada de acogimiento residencial de menores protegidos del Instituto de la Familia y del Menor1,
especializada en atención de trastornos de salud mental y dependiente de la Consejería de Familia y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid”2. Según
aparece en el Informe del Defensor del Pueblo “Centros de Protección de Menores con Trastornos de Conducta y
en Situación de Dificultad Social“ (2009: 233) puede definírsela también, como un Centro de Protección para la Atención a Menores con Problemas de
Conducta, algo que, concretamente en la Comunidad de Madrid, recibe el calificativo de Centro de Adaptación Psicosocial (CAPS). Como tal, en cualquier
caso, su actividad va dirigida a la atención, el acogimiento, la intervención y el tratamiento terapéutico de menores que presentan o manifiestan
algún tipo de trastorno que se estima de salud mental, lo que viene a traducirse, de manera generalizada, en trastorno disocial, oposicionista-desafiante y trastorno
vincular o de las emociones mixto3. Es decir, los
1 En el momento en el que este texto se encuentra en revisión para su publicación, el Instituto Madrileño de la Familia y el Menor
(IMFM) pasa a ser sustituido por la Dirección General de la Familia y el Menor. Mantenemos en esta primera definición de
Residencia Berzosa al extinto IMFM para ser fieles a la definición recogida en el texto de Juan Antonio García Núñez (2009) que
refiere la nota posterior. 2 García Núñez 2009: nota 15. 3 Acta de la “Reunión de Comisión de Seguimiento del Contrato de
Gestión de Servicio Público de Acogimiento Residencial con Menores Atendidos, con cargo al Instituto Madrileño de la Familia
y del Menor, en Centro Especializado en Atención a Trastornos de
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menores acogidos en Residencia Berzosa, 19 actualmente, fluctúan entre las siglas TDA y TDHA, esto es, están dentro de los perfiles de Trastorno por
Déficit de Atención (TDA) y Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad. Se trata por eso, en líneas generales, de niños reactivos, con dificultades de
ajuste y que no controlan los impulsos emocionales; y en el caso de los más adolescentes, con conductas disruptivas pasivas y respuestas actuadas que fijan la
conducta y la reacción4. La actividad de Residencia Berzosa se inicia en el
año 2003 y, desde entonces hasta hoy, viene siendo gestionada por la Asociación de Psicomotricistas Centro de Investigaciones Técnicas Aplicadas de
Psicomotricidad (CITAP). Es por ello que, como Centro Específico y Terapéutico, desde sus inicios, Residencia Berzosa puso uno de los pilares fundamentales de su
intervención en la psicomotricidad. Le acompañan en su quehacer terapéutico, no obstante, la psicoterapia y, de manera muy significativa, la terapia con caballos.
Todo ello, en su conjunto, con miras a un abandono progresivo de la medicación psiquiátrica por parte del menor. En cualquier caso, hay que decir también, que
si de algo se sirve Residencia Berzosa como fundamento y base para su funcionamiento -y por ende también para su quehacer terapéutico– eso es,
precisamente, del mismo lugar en el que se encuentra, y de los espacios que dicha ubicación le permite adjudicarse y aprovechar como partes vitales de sus (y
en sus) intervenciones con los menores. Por eso, finalmente, a lo meramente clínico se le une el entorno
Salud Mental” (Documento interno ofrecido por Residencia Berzosa). 4 García Núñez, Comunicación en Seminario Citap, Trujillo 2013.
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como algo básico y fundamental en su mismo ser de Centro Específico y Terapéutico.
Actualmente Residencia Berzosa cuenta con un
equipo humano de 30 personas. Hay un Equipo Técnico conformado por el Presidente de la Asociación CITAP, la Dirección del Centro (Directora y
Subdirector), la Trabajadora Social y el Coordinador Clínico (Psiquiatra); un Equipo Educativo, con once educadores y su Coordinador; un Equipo Clínico
compuesto por una psicomotricista, una psicóloga, un terapeuta ecuestre (que es además el Subdirector), una
enfermera y el mismo psiquiatra, Coordinador del equipo. Además, hay un responsable de Administración y Caja, una Secretaria de Dirección, un
Equipo de Granja encargado del mantenimiento general de ésta y el cuidado de los caballos y, por último, un Equipo de Servicio y Mantenimiento.
Todos ellos cuentan con contratos a “tiempo completo” en el sentido en el que, de todos, y este es un aspecto muy importante a tener en cuenta la tarea que se
desarrolla en Residencia Berzosa, se espera una dedicación que vaya más allá de lo meramente laboral, con una gran exigencia de motivación y de implicación
hacia la educación del menor, principalmente por parte de educadores y equipo clínico.
Por nuestra parte, durante casi seis meses de los
años 2013 y 2014, estuvimos visitando la Residencia puntualmente, realizando entrevistas in situ a gran parte de este equipo humano, así como asistiendo a
reuniones de las diferentes áreas. Además, mantuvimos entrevistas específicas con el Presidente de la Asociación CITAP, Juan Antonio García Núñez,
por entonces Gerente de la Residencia, así como con personal que ha formado parte del equipo clínico y laboral de la misma a lo largo de su trayectoria de vida.
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Hay que decir, que nuestro trabajo se ha servido igualmente de los Seminarios CITAP celebrados en Trujillo durante los años 2012 y 2103, en los que se
trataron cuestiones relacionados con la violencia o el desarrollo de vida en menores con problemas de conducta o comportamiento. Como resultado de todo
ello se han escrito las presentes páginas5. Las cuales, hay que advertir, no constituyen un informe de auditoría organizacional; por tanto, no contienen en sí
diagnósticos ni recomendaciones respecto a recursos humanos o estructura operativa de la Residencia
Berzosa. No son, tampoco, una evaluación de resultados, así que no se valoran ni de modo cuantitativo ni cualitativo, los efectos terapéuticos de
la estancia de los menores protegidos y custodiados en la residencia. En este sentido, se parte del supuesto de que los efectos del internamiento de los menores con
trastornos de conducta son claramente positivos. Este supuesto está avalado, tanto por algunos estudios hechos en el pasado sobre este aspecto (García Núñez
2009) como por las apreciaciones y evaluaciones continuadas del Instituto Madrileño de la Familia y del Menor de la Comunidad de Madrid.
El presente informe, por otro lado, no puede considerarse inscrito en la perspectiva ni de los estudios de antropología de la salud ni de los estudios
de antropología de la educación, por cuanto la Residencia Berzosa, aunque tenga finalidades
5 Agradecemos los comentarios que Lorenzo Mariano, Enrique
Galán, Lorenzo Ortega y Carlos Thiebaut nos hicieron al respecto de una primera versión del texto que aquí presentamos. Muchas de sus ideas, expuestas en un debate intenso organizado por la
Fundación CITAP en el año 2014, han podido ser incorporadas en una revisión de ese texto inicial, aunque muchas otras quedan
pendientes de ser consideradas en una edición posterior.
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sanitarias y educativas, éstas no configuran su carácter ni constituyen su exclusiva finalidad. Y tampoco es éste un estudio de sociología de las
instituciones por cuanto no se entra a considerar ni el marco institucional en el que se inscribe la residencia como centro concertado, ni las políticas públicas que lo
sostienen y justifican. Sin embargo, aunque este texto no pueda ser
etiquetado bajo ninguno de los rubros anteriores,
contiene, como se verá, aspectos de todos ellos. En la medida en que ha sido elaborado, como se ha dicho, a
partir de un trabajo de campo con entrevistas a los agentes y observación del funcionamiento de la residencia, es obvio que se han apreciado las
características organizativas del centro (y las perspectivas, siempre parciales, que los distintos equipos –educativo, clínico, o directivo- tienen sobre el
conjunto). También las percepciones, siempre necesariamente parciales, que cada uno de los entrevistados pudiera tener sobre los efectos y
resultados del trabajo conjunto, sobre la efectividad de la residencia en el cumplimiento de sus objetivos. Además, aun sin hacer antropología de la educación,
hemos reflexionado sobre los rasgos singulares de la concepción pedagógica que impregna una parte de la actividad de la residencia. Y análoga matización cabe
hacer con respecto al enfoque institucional, aunque no se aborde de manera directa está presente como marco siempre considerado. Residencia Berzosa es un centro
concertado, y en ese sentido privado y público a la vez, aunque su proyecto educativo, terapéutico e integrador sea resultado de una elaboración personal, individual
incluso. Ahora bien, si estas páginas no se identifican con
los rótulos convencionales antes citados, ¿cuál es su
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objeto? Una respuesta sumaria podría ser la de que constituye una indagación sobre los conceptos, unos explícitos y otros tácitos, que dan razón de la práctica
del cuidado de los menores que tiene encomendados la residencia; una indagación sobre los conceptos, su articulación y sus implicaciones teóricas. En este
sentido, podrían considerarse estas páginas como una exposición de la “filosofía del proyecto Berzosa”. Es probable que algunas de las afirmaciones que luego se
hacen, no sean reconocidas como pertinentes, adecuadas o correctas, por los responsables o autores
del “proyecto” – que nosotros calificaremos como “modelo”- pero son aquéllas que los autores, desde fuera de la práctica residencial, hemos visto como
singulares y merecedoras de consideración reflexiva. Por otro lado, se ha procurado evitar en lo posible la terminología y la perspectiva de las disciplinas que
habitualmente dominan estas cuestiones, la pedagogía y la psicología, así como los términos y conceptos exclusivos de escuelas específicas, aunque sean las
más influyentes en el “proyecto Berzosa” como las relativas al psicoanálisis junguiano o a las teorías subyacentes a la práctica psicomotriz.
Modelo Citap versus Residencia Berzosa
Pues bien, en el sentido en el que estas páginas
contienen una exposición de lo que, en el párrafo anterior, hemos llamado la “filosofía del proyecto Berzosa”, nuestro primer cometido es llevar al lector a
distinguir la filosofía misma de su realización empírica en el proyecto residencial. Para ello, decir en primer lugar que, en tanto que a lo que hemos llamado
“filosofía”, nos sirve para analizar, describir y explicar determinados fenómenos o procesos, esta filosofía será calificada aquí como “modelo”. A este modelo, sin ser
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del todo un modelo conceptual, se le estima “modelo de principios reguladores”. Que efectivamente, como tal, estando estos principios arropados por conceptos será
-y es- un modelo que se refiere a una entidad específica (por lo menos, en principio, específica en relación a un grupo de entidades con funciones
análogas). Pues bien, hemos llamado “Modelo Citap” a este modelo de principios. Y al proyecto concreto, o a la entidad misma, es decir a los procesos o fenómenos
específicos de los que da razón legitimadora el Modelo Citap, como no podía ser de otro modo, le hemos
denominado simplemente “Residencia Berzosa”. De tal forma que, en definitiva, se puede decir que lo que estas páginas contienen es la formulación del “Modelo
Citap” a partir del trabajo de campo en “Residencia Berzosa”. O, dicho de otro modo: a partir de la observación etnográfica en Residencia Berzosa, hemos
hecho una propuesta del modelo tácito que inspira su práctica. A este modelo, que intentamos formular aquí a partir de la identificación de principios reguladores,
le hemos dado el nombre de “Modelo Citap”, pues no en vano es esta institución de donde surge y genera. El “Modelo Citap” es el que se lleva a la práctica en
“Residencia Berzosa”, razón por la cual una parte significativa de este informe consiste en una descripción de la misma. Con este fin, como ya se ha
dicho, se ha hecho trabajo de campo en ella. Siempre, preservando los derechos y la protección de los menores.
Hay que remarcar bien, pues, la distinción entre “Modelo Citap” y “Residencia Berzosa”. El modelo, compuesto por unos principios regulares, es el que
modula, pero al mismo tiempo da razón de la práctica desarrollada en Residencia Berzosa. Residencia Berzosa, compuesta por distintas unidades, tal y como
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se verá en la descripción etnográfica, es el “lugar” en el que se desenvuelve dicho Modelo. El modelo existe y debe existir, si se quiere, por encima de la Residencia.
Pero la Residencia, sin el modelo, no sería Residencia Berzosa; sería otro tipo de residencia.
Dicho esto, y antes de pasar al grueso de este
texto, conviene aún hacer alguna aclaración más dentro de este apartado destinado a su introducción. En primer lugar, sobre lo que aquí hemos llamado
“principios reguladores”; en segundo lugar, sobre aquello de lo que nos serviremos para indagar sobre
los mismos, los denominados “pares conceptuales”. Empecemos con los principios reguladores.
El Modelo Citap y sus principios reguladores.
Sin entrar en detalles muy específicos: “principios reguladores” son aquellos por los cuales se
rige la práctica que demanda. Es decir, los principios reguladores del Modelo Citap son las razones fundamentales sobre las cuales se discurre (en la
práctica) en Residencia Berzosa. En este texto, la identificación de los principios reguladores del Modelo Citap se llevará a cabo a partir de una descripción
etnográfica de la misma Residencia. Descripción en la que se habla tanto del espacio que ésta conforma y dónde lo conforma, como de los tiempos o las
relaciones que estimulan para con los menores. Se han identificado once principios reguladores, los cuales, como se dice, aparecen de manera más o menos
explícita, según el caso, en la descripción de Residencia Berzosa que se ofrece en la Primera Parte.
No obstante, en un ejercicio por abrir la reflexión
sobre el Modelo Citap – principalmente en un ejercicio por hacer una consideración más amplia sobre el “sujeto” o la “persona” que en él va implícita - estos
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principios reguladores no serán identificados descriptivamente sin más, sino que a continuación serán pensados e indagados a partir de lo que hemos
llamado “pares conceptuales” (Segunda Parte). Vamos a explicar a continuación, muy brevemente, por qué proponemos esta apertura a partir de pares, en qué
consiste ese ejercicio de reflexión y a dónde nos conduce.
Y lo vamos a hacer a partir de la inclusión de
una de las ideas fundamentales de este texto: la práctica terapéutica en Residencia Berzosa debe
concebirse como un sistema complejo cuyos elementos o componentes son, precisamente, los pares conceptuales que aquí proponemos. De manera que,
funcionar como un sistema en complejidad, con el juego de interrelaciones y entrecruzamientos entre las partes de estos pares es lo que debiera estimarse que
hace eficaz el carácter terapéutico de la práctica en la Residencia. Esto se verá en la Tercera y última parte de este texto.
La práctica terapéutica residencial como sistema
complejo. Los pares conceptuales
La “práctica terapéutica residencial”, tal y como se concibe en el entorno y la institución que nos ocupa, debe ser entendida como “sistema complejo”.
Esto significa, en líneas generales, que se comporta como “un conjunto de varias partes interconectadas cuyos vínculos crean información adicional no visible
antes por un observador”; significa también, que como resultado de las interacciones entre los elementos que componen esas partes, surgen en ella – en la práctica
residencial, se piensa - propiedades nuevas que no pueden explicarse a partir de las propiedades de los elementos aislados”, sino de su entrecruzamiento. De
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aquí que, para su descripción – para la descripción en su sentido más amplio, no sólo de detalles - haga falta no sólo conocer las partes y el funcionamiento de las
partes que la componen en tanto que sistema complejo, sino también, el funcionamiento del sistema complejo mismo una vez relacionadas sus partes entre
sí. Todo esto – y algunas cosas más, obviamente - significa que la práctica residencial que nos ocupa debe ser entendida cual sistema complejo, pues esto es
lo que “sistema complejo”, en su definición más ruda y básica, viene a significar y comportar6.
Ahora bien, la dificultad que entraña mantener una visión de la realidad o de una porción de ésta, como es el caso, como “sistema complejo”, no es poca.
Pues decir “sistema complejo” no es algo, ciertamente, que pueda estimarse de manera airosa sin detenerse, al menos, a preguntar qué es aquello que quien lo
6 Tratando el asunto con más detenimiento se podría recurrir a
una definición del tipo: “Los sistemas complejos están formados por un conjunto grande de componentes individuales que interactúan entre sí y que pueden modificar sus estados internos
como producto de tales interacciones. Tales sistemas pueden ser estructuralmente simples, aunque tal simplicidad no impide que
exhiban comportamientos dinámicos diversos y no triviales. Los sistemas complejos pueden situarse en regímenes críticos
caracterizados por la presencia de fluctuaciones espaciales y temporales en todas las escalas posibles. Esta situación de
criticalidad puede alcanzarse de manera espontánea y sin la intervención de factores o fuerzas externas al sistema, se habla
entonces de un proceso autoorganizado. El proceso de interacciones puede generar comportamientos colectivos y
globales. Es decir, conductas que no están definidas en los elementos individuales; pero que emergen como un proceso colectivo y que no pueden ser reducidas ni explicadas tomando
aisladamente a los elementos constituyentes” (Miramontes 1999:82)
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estima entiende bajo la expresión que forma “sistema complejo”, y por supuesto, su conjunción con “práctica terapéutica residencial”. Sin embargo, este texto está
lejos de entrar a discutir en profundidad cuestiones sobre sistémicas y complejidad. Lo que no quita que el lector deba saber y tener en cuenta que aquello que, en
su versión más ligera, si se quiere, se discute sobre apreciaciones y definiciones de sistemas complejos en general -en particular sobre algunos sistemas
naturales considerados como tales (ver bibliografía)– nos ha servido para que podamos dar cuenta, tal y
como lo hacemos aquí, de la práctica terapéutica que se lleva a cabo en Residencia Berzosa. Es decir, después de meses de trabajo de campo, de mantener
una posición de observantes de cuanto comporta Residencia Berzosa, puede decirse que los autores de este texto hemos concluido que la terapia residencial a
que da lugar el Modelo Citap, se fundamenta – y esto significa “es eficaz en su cometido, terapéuticamente”– en un sistema compuesto por un conjunto de
elementos (factores, componentes, partes) cuya interacción – sea del tipo que sea– da como resultado algo diferente a lo que estos elementos (factores,
componentes, partes) son en sí. El sistema establece relaciones entre sus partes, determina y condiciona las características de éstas, que no son aislables una de
otra, ni de él, y que hacen del sistema en sí algo indescomponible (Duval 1999: 67). Es decir, algo autoorganizado aún dentro de un dinamismo
constitutivo que lleva implícito tanto el orden como el caos, la desestabilización, la reorganización, la desestructuración e incluso lo impredecible. El
resultado del sistema es la eficacia terapéutica. Veamos más detalles sobre ello.