Marcadores del discurso en la lengua de signos española y en el ...
Marcadores Del Discurso
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1
José Portolés
Marcadores del discurso Ariel Practicu
2a. edición ampliada y actualizada
2
Marcadores del
discurso
Ariel
3
INTRODUCCIÒN
A cualquier lector informado de los avatares de la lingüística
más reciente, le asombrará la proliferación de investigaciones
sobre las unidades que aquí se denominan "marcadores del
discurso".
Unidades como por tanto, en suma, en fin, hombre o bueno, que
en las gramáticas tradicionales, e incluso en las más actuales
de orientación estructural o generativa, se hallan tan sólo en alguna
enumeración, se han convertido en objeto de numerosas
publicaciones en las más diversas lenguas.1 Ciertamente, en
enteca descripción podría justificar por sí sola este interés; sin
embargo, los motivos profundos son otros.
En la década de 1970 se formaron nuevas disciplinas en la
lingüística que encontraron en los marcadores discursivos
confirmación de sus hipótesis de partida: por un lado, se consolidó
la Lingüística del Texto y, por otro, comenzó a afianzar se la
pragmática. La Lingüística del Texto aspira a romper las fronteras
de la oración como límite último en los estudios del lenguaje y
amplía su estudios a una unidad mayor que denomina "texto". En
cambio de la oración al texto, algunos marcadores discursivos - o
1 Para una orientación bibliográfica general, Portolés (1993), Cortés (1995a, 1995b), Foolen (1996).
Pons (1998, 2001) y Shourrup (1999); un estado de la cuestión de los estudios en español se puede
encontrar en Martín Zorraquino (1992, 1994a), casado (1996) y6 Matín Zarroquino y Portolés Lázaro
(1999).
4
marcadores textuales, según su terminología- constituyen
unidades de inapreciable valor probatorio. En:
(1) Tras la vicisitudes que todos conocemos -
pérdidas, robos y apariciones parciales y más o
menos furtivas-, la publicación este mes de
diciembre de los Diarios de Manuel Azaña ha
supuesto un acontecimiento de primer orden. Los
Cuadernos arrojan luz sobre lo privado y lo público
de dos años de la vida de un hombre esencial en la
historia reciente de España. detalles cotidianos,
íntimos y sorprendentes de un hombre inteligente y
triste conviven en las páginas de estos Diarios con
acontecimientos y decisiones políticas de inmenso
valor histórico. Un tesoro, en fin, para
historiadores y para todos los lectores [en ABC
Cultural, 19-XII- 1997, 20].
el marcador en fin presenta el miembro del discurso en el que se
encuentra como una recapitulación de lo enunciado en una
secuencia anterior constituida no por una sola oración, sino por
varias; así pues, de acuerdo con la lingüística del Texto, sólo si se
considera que los hablantes utilizan unidades lingüísticas mayores
que la oración se puede dar cuenta del funcionamiento de este
marcado. Para esta corriente, la propia existencia de los
marcadores textuales confirmaría que existen los textos.
El motivo de la preocupación de la pragmática lingüística por
los marcadores requiere una explicación un poco más compleja.
5
En la década de 1960, el refuerzo por sistematizar la gramática
de las lenguas con cierto rigor científico trajo problemas difíciles
de resolver. Pensemos ñeque alguien nos invita a ver una
exposición y le respondemos: "Tengo mucho trabajo". Esta oración
se comprende como un rechazo de la propuesta que se nos ha
hecho y sin embargo, no existe ninguna negación expresa. Otro
ejemplo: partamos del enunciado tráeme un vado de agua. Si lo
dice un sargento a un soldado, constituirá una orden; pero si lo
dice una hija a su padre, se convertirá en una petición; e incluso, si
lo balbucea un secuestrados a su secuestrador, podrá ser una
súplica. Tampoco aquí hay ningún verbo introductorio que indique
estas diferencias, es decir, no se enuncia Te pido que me traigas
un vaso de agua o Te suplico que me traigas un vaso de agua,
pero sin embargo, esto es aproximadamente lo que se
comprende. Una gramática que pretenda ser rigurosa, esto es,
que aspire a ser predictiva, encuentra serias dificultades en dar
cuenta de estos hechos2 - ¿cuál es el verbo que se ha de
suponer en el segundo ejemplo: pedir, mandar, solicitar, requerir,
etc.?, ?en qué forma se conjugan?, ¿por qué no influye en el modo
de la oración que supuestamente depende de él?3
La solución que se fue perfilando en la década de 1970
consistió en deslindar una parte puramente gramatical de otra
parte interpretativa, la que nos ha hecho comprender: "No puedo
ir contigo a esa exposición" o "Te ordeno que me traigas un vaso 2 Éste fue de los motivos del rechazo de Noam Chomsky en la década de 1970 de la llamada
"semántica generativa", que constituía un intento de proponer una explicación dentro de la gramática
a estos fenómenos. Para una historia de las polémicas de la época, Newmeyer (1980). 3 Se dice el imperativo trae y no el subjuntivo traigas, como sería de esperar si la oración dependiera
de un verbo del tipo de pedir.
6
de agua". De estas interpretaciones se ocupa ría una disciplina
todavía sin desarrollar en aquel momento: la pragmática.
En la primera mitad del siglo, el semiótico Charles Morris
[1901 - 1979] había concebido el estudio de la Teoría de los
signos a partir de tres disciplinas: la sintaxis, la semántica y la
pragmática (Morris: 1938) . La primera atendería la relación formal
entre un signo y los objetos a los que se refieren; y , por último,
se ocuparía de la relación entre los signos y sus intérpretes, la
pragmática. Esta primera concepción de la pragmática abarcaba
todos los fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos que
tienen lugar en el funcionamiento que comienza su camino en la
década de 1970 tiene una aspiraciones más limitadas.4
El interés por los marcadores del discurso dentro de la
pragmática nace como contestación a una pregunta posterior. Ya
hemos advertido que la pragmática se concibe para dar cuenta
de la diferencia entre lo dicho y lo interpretado - se dice tengo
mucho trabajo y se comprende "No puedo ir contigo a esa
exposición"-; ante este hecho algunos estudiosos del lenguaje
se cuestionaron si la forma lingüística. Para una respuesta,
analicemos un nuevo ejemplo. Pensemos en un muchacho que
desea declarare a una chica. Sabemos que este joven es feo y
simpático, por lo que podremos decir:
(2) a) Es feo pero es simpático.
4 De todo modos, la intención universalista de Morris se conserva en planteamientos como el del
Handbook of Pragmatics (verscheren y otros: 1995) de la Internacional Pragmatics Assosciation
(http://ipra-www.uia.ac.be/epra/).
7
b) Es simpático pero es feo.
Nuestro conocido tiene las dos propiedades en las dos
intervenciones, tanto en (2a) como en (2b) es feo pero es
simpático; sin embargo, el uso de pero nos conduce a
conclusiones distintas: con (2a) sugerimos su éxito y con (2b)
esperamos su fracaso.
(3) a) Es feo pero es simpático. [Así que la chica le hará
caso.]5
b) Es simpático pero es feo. [Así que la chica no le hará
caso.]
Con ejemplos con éste, no sólo se concluye que unidades
como pero condicionan la interpretación de lo dicho, también se
confirma la hipótesis de que la forma lingüística concreta de cada
enunciado sirve de guía de su comprensión. Los marcadores
discursivos son la evidencia de un fenómeno fundamental para
la explicación del funcionamiento de la comunicación humana: la
forma lingüística no sólo determina qué se descodifica al
escuchar un discurso -que hay un muchacho nada agraciado,
aunque con salero -, sino también, en buena medida, qué se
comprende con posterioridad - que en (2a) la chica le hará caso
y que en (2b) le dará calabazas-. Los marcadores constituyen, por
ello, el primer paso en una dirección distinta de los estudios
lingüísticos, son como una nuevas islas de los Galápagos, un
espacio pequeño en el que se descubre una realidad diferente
5 Entre corchetes una posible conclusión inferida.
8
de la habitual, pero, por eso mismo, extremadamente iluminadora.
No ha de extrañar, pues, el pujante interés por estas unidades
también desde la pragmática.
De los dos planteamientos, textual y pragmático, en el estudio
de los marcadores, seguiré el pragmático por considerarlo más
abarcador, Así la propuesta de la Lingüística del Texto de los
marcadores como creadores de unidades lingüísticas mayores
que la oración recibirá en estas páginas una explicación
pragmática.
En cuanto al instrumento teórico que utilizo, un nuevo
objeto de investigación requiere uno también renovado. Mi
intención principal con el presente libro consiste en concretar, en
explicar y en demostrar el valor de aquellos conceptos teóricos
que considero más valiosos para el estudio de los marcadores del
español. Creo que en las investigaciones del discurso se pueden
asentar criterios que nos permitan, por un lado, huir de las
simples intuiciones y, por otro, construir explicaciones que puedan
ser falsables. En las últimas décadas han nacido varias teorías
que proporcionan útiles para el análisis, aunque, evidentemente,
nos encontremos todavía muy lejos del rigor de las descripciones
gramaticales. Recurriré, en mayor o menor debida, a algunas de
estas teorías, pero siempre para describir del mejor modo posible
los marcadores y no para ejemplificarlas meramente. Este estudio
va a corroborar muchos de sus planteamientos, pero también
evidenciará lo improcedente de algunas generalizaciones, pues,
en ocasiones, se ha simplificado la realidad de partida. Nuestras
conclusiones serán, en consecuencia, menos rotundas, pero
confío en que se aproximen más a los hechos.
9
De lo expuesto hasta este momento se habrá concluido
que existe un empeño teórico en el libro; no obstante, hay
también en él una preocupación práctica. Los marcadores del
discurso han sido unidades pobremente descritas en las
gramáticas y los diccionarios del español. En muchas ocasiones
quien se dedica a la enseñanza del español como primera
lengua o como lengua extranjera, corrige la propuesta equivocada
del alumno sin otro apoyo que su intuición lingüística.6 Esta
institución me ha animado a procurar que las explicaciones
teóricas se acompañen de las descripciones de los marcadores
más habituales, de tal forma que, una vez leído el libro y, si se
utiliza el índice que aparece al final, se pueda emplear como obra
elemental de consulta; asimismo, en esta segunda edición he
añadido un último capítulo de lingüística aplicada con el fin de
afianzar la vertiente práctica del libro.
Termino esta introducción agradeciendo a Luís Eguren y a
Silvia Murillo sus siempre valiosas indicaciones, a María Antonia
Martín Zorraquino los prudentes y sabios comentarios a un
trabajo del que son consecuencia estas páginas (Martín
Zorraquino y Portolés: 1999), y a mis compañeros y colegas el
interés que han mostrado por mis investigaciones en este campo;
por último, agradezco también a la DGICYT la financiación de los
proyectos PS94-0038 "restricciones lingüísticas a las inferencias en
la comunicación" y BFF 2000-1438 "Diccionario de partículas
discursivas del español" en los que se describen este estudio.
6 Recientemente publicaciones como Fuentes (1996a, 1996b), Martínez (1997), Martín Zorraquino y
Portolés (1999) y Montolío (2000, 2001) ayudan a llenar este vacío.
10
CAPÍTUO I
LA PRAGMÁTICA Y LOS MARCADORES
1.1 La comunicación inferencial Comencemos por fijar las bases teóricas de la corriente de
la pragmática que va a proporcionar los primeros fundamentos de
nuestro estudio.7
Hasta hace pocos años la comunicación se explicaba como un
proceso de codificación y descodificación de enunciados. Era lo
que habíamos aprendido del Tours de linguistique générale
(1916) de Ferdinand de Saussure [1857 - 1913] y de su versión
perfeccionada en 1960 por Ronan Jakobson [1896 - 1982] en
"Linguistics and poetics". Así, cuando un hablante quería
comunicar algo, lo codificaba recurriendo al código que era un
lengua determinada; el oyente, que conocía ese código,
descodificaba el enunciado recibido y comprendía lo que se
quería comunicar. Sin embargo, ya en 1967 el filósofo del lenguaje
Herbert Paul Grice [1913 - 1988] había mantenido que lo dicho no
es todo lo comunicado (Grice: 1975). Veamos el siguiente
intercambio: 7 Buenas introducciones son levinson (1983), Reyes (1990). Moeschler y Reboul (1994), Calvo
(1994) y Escandell (1996). En calatán, Bassols (2001)
11
(1) Ana: ¿Te ha gustado ese tal Manolo
Beatriz: No me gustan los que se escuchan al hablar.
Después de oír la intervención de Beatriz, Ana concluye que
Manolo se escucha al hablar y que, por este motivo, a su amiga no
le ha gustado este muchacho. En rigor, ninguna de estas dos
conclusiones, que Grice denomina "implicaturas",8 ha sido dicha
pero, ciertamente, forman parte de la comunicación tanto como
el enunciado expreso que las ha desencadenado (No me gustan
los que se escuchan al hablar).
Toda comunicación verbal consta de una parte codificada y
de otra parte producto de inferencias, esto es, de ciertos procesos
mentales que llevan a conclusiones como las anteriores. Los
hablantes nos comunicamos presentando lo dicho como un
estímulo para desencadenar estas inferencias. La simple
descodificación nunca es suficiente, pues la comunicación humana
es esencialmente una comunicación inferencial.
Para que se produzca este proceso inferencial, además de
lo dicho, es preciso un "contexto". El contexto de los participantes
en una conversación es siempre mental y está formado por las
creencias que residen en su memoria, pero también por aquellas
que se derivan de su percepción inmediata de la situación o,
simplemente, de lo que se ha dicho antes (Sperber y Wilson: 1986).
Para comprender la importancia del contexto, consideremos que
nuestras dos amigas, Ana y Beatriz, se despide diciéndose: A las 8 El término implicaturas es un neologismo propuesto por Grice para evitar implicación, que en
filosofía del lenguaje ya poseía otro significado.
12
diez, e la perta del cine. Aunque descodifiquemos sin problema
este enunciado, no seremos capaces de acudir nosotros
también a la cita: No sabemos si la cita es a las diez de la mañana
o de la noche, si es al otro día o dentro de un mes, y no tenemos la
menos idea de cuál es el cine. En fin, carecemos del contexto
necesario para lograr las inferencias oportunas. Sin embargo, las
dos muchachas, que alcanzan este contexto, logran, gracias al
aporte pragmático que les proporciona, una parafrasear con:
"Hemos acordado una cita mañana, en la puerta del cine Coliseo".
Un grave problema teórico consiste en determinar cómo
de un contexto mental enorme, como es el que cualquier persona
posee, se selecciona aquella parte que le permite lograr las
inferencias deseadas en cada momento. H. P. Grice (1975)
propone que se puede prever porque los hablantes respetan un
"Principio de Cooperación", que se desglosa en cuatro categorías
que resumidas serían:
a) Cantidad. Proporcione toda información que se precisa, pero
no más.
b) Calidad. No mienta.
c) Relación. Lo que diga debe ser pertinente.
d) Modo. Debe ser claro en la exposición.
Alguien no dice Tengo frío. Suponemos que sigue el
Principio de Cooperación: por ejemplo, que no nos miente -
categoría de calidad- y que nos ha dicho lo que considera
pertinente - categoría de relación-. Buscamos en el contexto - en
este caso, en la habitación - algo que nos permita inferir alguna
13
implicación. Vemos una ventana abierta. Todos sabemos -
tenemos en nuestra memoria- que cerrar las ventanas alivia el frío
y concluimos que nuestro interlocutor nos ha comunicado su
sensación con este fin. Una de las implicaciones de Tengo frío
será "Cierra la ventana".
1.2 Implicaduras conversacionales e implicaturas convencionales Una vez establecido este hecho, el siguiente paso
consistirá en comprobar qué papel desempeñan unidades como
pero,, sin embargo, bueno, claro, etc., en esta concepción de la
comunicación. Grice (1975) distinguió dos tipos de conclusiones
inferenciales: las implicaduras "conversacionales" y las
implicaduras "convencionales". Las primeras se obtendrías
exclusivamente por el Principio de Cooperación. Así por ejemplo.
"Cerrar la ventana" es el ejemplo anterior será una implicatura
conversacional. Si variamos el contexto, la conclusión puede ser
distinta. Supongamos ahora que la ventana está cerrada y que el
frío lo produce interlocutor desea que se abra la ventana.
Por el contrario, las implicaduras convencionales son
fijadas por palabras como pero. Recordemos el ejemplo que
vimos en la introducción:
(2) a) Es feo pero es simpático. [Así que la chica le hará caso.] b) Es simpático pero feo. [Así que la chica no le hará caso.]
La distinta conclusión que inferimos de estos enunciados
sobre el éxito amoroso o el fracaso de nuestro conocido se debe
14
a la posición de los dos miembros del discurso (Es feo /es
simpático) en relación con pero. Este marcador, sea cual sea el
contexto, nos dice que la conclusión a la que se ha de llegar seá
una que se obtenga del miembro del discurso que lo sigue y no
del que lo precede. En (2a) la conclusión será a partir de es
simpático y en (2b) de es feo. De este modo, las inferencias que
se logren en cada caso están "convencionalmente condicionadas
por pero.
Se ha de advertir, no obstante, que la conclusión concreta que
se propone en estos ejemplos -"La chica el hará caso" para (2a) y
"La chica no le hará caso" para (2b) - se obtiene
conversacionalmente, ya que en otro contexto las conclusiones
pueden ser distinta, así, en una selección de personal para
vendedores a domicilio la conclusión de lo dicho en (2a) pudiera
ser "Lo contratamos" y en (2b) "No lo contratamos". Lo
convencional se limita a que sea el miembro discursivo que sigue
a pero, y no el anterior, aquel que orienta hacia la conclusión que
se ha de obtener.
1.3 El principio de Pertinencia Más recientemente, el antropólogo francés Dan Sperber y la
lingüística inglesa Deirdre Wilson parten de la concepción de
Grice, pero la modifican sustancialmente. Reducen las categorías
a una de ellas, la de relación, con una diferencia esencial; el
15
"Principio de Pertinencia", como lo denominan Sperber y Wilson9
no es una regla cultural como la máxima de Grice, sino un
principio natural10. Se trata de un principio cognitivo que guía e
comportamiento comunicativo humano y para el que no existe
excepción. La comunicación precisa que las inferencias que
forman parte esencial de ella sean inmediatamente previsibles
tanto para el hablante como para el oyente. Esto sucede porque
ambos comparten inexcusablemente este mismo principio. En
todos los hablantes de tosas las culturas, por pertinencia guía el
proceso de obtención de las inferencias.
El Principio de pertinencia se resume en: "todo enunciado
comunica a su destinatario la presunción de su pertinencia
óptima". Las personas buscamos en la relación entre lo dicho y
el contexto a pertinencia mayor; es decir, el efecto cognitivo
mayor -la mayor información- en relación con el esfuerzo de
tratamiento más pequeño. Supongamos que en la calle una
persona le dice a otra: ¡Cuidado!, haciendo una indicación en una
dirección determinada. El oyente observa. Ve a una madre con sus
hijos, a un vendedor de cupones, una tienda de ropa y a un
motorista que está a punto de atropellarlo. Inmediatamente
comprende que su interlocutor le llamaba la atención sobre el
motorista y no sobre las demás personas o cosas. Ha aplicado el
principio de pertinencia a partir de un enunciado y en relación
9 La versión española de su libro fundamental Relevante (1986, 19952 ) ha preferido el anglicismo
relevancia a pertinencia , aunque la traducción al francés del propio Sperber es la pertinencie y en
italiano se habla de pertinenza. En cualquier caso, si se prefiere utilizar relevancia, se ha de tener
cuidado de no interpretarlo como "importancia"
10 En Wilson y Sperber (1981 - 1998) y en Sperber y Wilson (1986, 46 - 53) estos autores comentan sus
diferencias con Grice. un estudio comparativo de los dos principales es el de Yus (1997).
16
con un contexto determinado. Es más pertinente "cuidarse" de un
vehículo que nos puede arrollar que de una madre que mantiene el
orden. En:
(3) Ana: ¿Estás mareada?
Beatriz: Me he tenido que sentar.
Para obtener la implicaduras "Beatriz está mareada", Ana
ha aplicado el enunciado Me he tenido que sentar el principio de
pertinencia, el cual la ha obligado a buscar en el contexto los
conocimientos que le permitan obtener algún beneficio en el
proceso comunicativo que se ha iniciado. Pensemos que de Me
he tenido que sentar podría haber inferido; "Hay asientos en la
casa" o "Beatriz estaba antes de pie", pero ninguna de estas
inferencias son pertinentes para responder a la pregunta de Ana.
De todos modos, como sucede con la Gramática
Generativa, se deben distinguir dos posiciones frente a la Teoría de
la Pertinencia. en el cado de la teoría chomskyana, se puede
asumir que existe una competencia lingüística innata en el ser
humano, pero se puede desentir del desarrollo concreto de los
diversos modelos de la sintaxis generativista. Asimismo, la
inmediatez con que se realizan las inferencias en la comunicación,
parece confirmar la idea de un principio psicológico necesario e
inexcusable en el proceso inferencial, tal y como mantienen los
pertinentistas, sin embargo, se puede ser escéptico en los
planteamientos concretos de la teoría sobre cómo funciona
exactamente la mente en los procesos inferenciales. En cualquier
17
caso, más que los lingüistas, serán los psicólogos quienes poseen
instrumentos para juzgar esta parte de la teoría.11
1. 4 Significado conceptual y significado de procesamiento Los discípulos de Sperber y Wilson se han ocupado más
directamente que ellos mismos de los marcadores discursivos.
Diane Blakemore (1987, 1989, 1996, 2000), discípula de Deirdre
Wilson, retoma la diferencia de Grice entre implicaduras
conversacionales e implicaduras convencionales y mantiene que
las implicaturas convencionales y mantienen que as implicaturas
convencionales se deben al peculiar significado de las unidades
lingüísticas que las ocasionan. para ella, unidades como además,
por tanto, o sin embargo poseen un significado de
"procesamiento" de los enunciados en relación con el contexto,
mientras que el resto - v. gr. tienda, comprar o rápido - tienen un
significado "conceptual" y, por consiguiente, contribuyen a las
condiciones de verdad de la proposición semántica que se
encierra en el anunciado.12 Tomemos dos intervenciones:
11 Además de Sperber y Wilson (1986 - 19952 ), una exposición más sencilla de esta teoría es la de
Blakemore 1992). Para un comentario crítico sobre la Teoría de la Pertinencia, Portolés (1994a y
1994b)Muy interesante son las consideraciones desde la psicología de Sánchez de Zavala (1997) y
desde la pragmática de Levinson (200). una abundante bibliografía de las publicaciones pertientistas se
puede consultar en Yus (1998) y en lapágina web (http;//www,ua.es/dfing/rt2.htm).
12 En rigor, en Wilson y Sperber (1993) se distinguen cuatro posibilidades:
(i) Palabra con significado de representación -tienda- comprar o rápido_, donde se incluye los
adverbios Francamente y En serio como adverbios de modo (v gr. Lo dice francamente),
tienen un significado y vericondicional.
18
(4) a) Ana es de Turuel y, por tanto, es habladora.
b) Ana es de Turuel y, sin embrago, es habladora.
Las condiciones de verdad de sus proposiciones son idénticas.
Ambas serán verdaderas si Ana cumple el ser locuaz y el haber
nacido en Turuel, y serán falsas en caso contrario, Sin embargo,
las inferencias que obtenemos de estas intervenciones son
distintas. De la primera concluimos que "Ana es habladora, por
que los turolenses los son" y de la segunda, que "Ana es
habladora, a pesar de no serlo los turolenses". De este modo, por
tanto, y sin embargo no contribuyen al significado conceptual de
las intervenciones, ni a sus condiciones de verdad, pero sí a su
procesamiento, esto es, a la realización de unas inferencias
determinadas a partir de la relación de lo dicho y el contexto. 13
Por mi parte, después de un análisis minucioso de los marcadores
del español, he constatado que la diferencias que propone
Blakemore entre unas unidades con significado conceptual y otras
(ii) Varios tipos de adverbios oracionales, que incluyen los adverbios francamente y En serio
como adverbios elocutivos (v. gr. Francamente y no me lo creo) ; tienen significado
conceptual y no vericondicional: codifican conceptos que no son constituyentes de la
proposición expresada sino de explicaduras de más alto nivel. Para comentarios en español
sobre el concepto de explicaturas se pueden consultar Leonetti (1993) y Portolés (1994c)
(iii) Conectivos discursivos como por lo tanto y después de todo tienen significado de
procesamiento y no vericondicional: codifican restricciones de procesamiento a las
implicaturas.
(iv) Palabras como los pronombres personales yo y tú, que tienen significado de procesamiento
y vericondicional.
De estas cuatro posibilidades, es esta exposición nos limitamos a la (i) y a la (iii). 13 Para una exposición del estudio de los marcadores discursivos dentro de la Teoría de la Pertinencia,
Montolío (1998).
19
con significado de procedimiento, a pesar de ser orientadora,
simplifica en cierta medida los hechos lingüísticos. Por un lado,
las palabras que "representan" también pueden condicionar el
procesamiento y, por otro, algunos marcadores conservan, al
menos en parte, un significado conceptual. Para el primer caso,
partamos de un ejemplo:
(5) a) Beatriz tenía muchos recuerdos de su infancia.
De este enunciado se puede inferir según los contextos tanto
que los recuerdos de Beatriz eran felices como que eran infelices.
no sucede lo mismo con otros enunciados:
(5) b) Beatriz acarreaba muchos recuerdos de su infancia.
c) Beatriz atesoraba muchos recuerdos de su infancia.
Con verbos como acarrear inferimos que los recuerdos de la
infancia eran desgraciados; con verbos como atesorar, que eran
placenteros. Estos dos verbos restringen las posibles inferencias
que se puedan obtener de su objeto directo esto es, representan
pero también orientan el procesamiento.
En cuanto a la existencia en algunos marcadores de
significados conceptuales se debe tener en cuanta que, como
veremos más adelante (3.5. D), la mayor parte de los marcadores
son una evolución histórica de unidades con este tipo de
significado. El marcador en cambio por ejemplo, conserva en
buena parte del siglo XIX un significado conceptual de "cambio"
20
semejante al actual de a cambio.14 Como este adverbio, podía
tener complementos con de:
(5) Ahora, en cambio de sus concesiones, yo voy a hacer otras.
(B. Pérez Galdós, Gloria, 326.)
O conservaba el significado de "cambio" aun sin complemento:
(7) (…) tú podrías ser consuelo inefable de este anciano
moribundo, recibido, en cambio, de mi lo que jamás has
tenido, ni esperas tener. (B. Pérez Galdós, El equipaje del
rey José, 172.)
En la actualidad, con su especialización como marcador, su
significado de procesamiento se limita a guiar un contraste entre
dos miembros del discurso sin el significado de "cambio"
originario.
(8) Las persona son relativamente buenas, los pueblos en
cambio, son violentos y sanguinarios; todos sin excepción.
(E. Mendoza, Una comedia ligera, 280)
En contraste con las personas, que son Relativamente buenas,
los pueblos son Violentos y sanguinarios.
Ahora bien, en algunos casos, el significado conceptual
originario de en cambio se conserva y coincide con el de
procesamiento:
14 (i) Piensas que no te puede pasar nada bueno, sin que, a cambio, te suceda algo malo. (J. J. Millás,
El desorden de tu nombre, 158).
21
(9) a) Busqué ese supuesto epistolario, que no encontré pero
encontré en cambio apuntes para una psicología de los
sentimiento. (J. A. Marina, El laberinto sentimental, 23.)
b) Su compañera de escena (…) no entra bien en el
escenario: tiene que deshacerse un poco más el rostro y,
en cambio, crearle la voz para poder salir del cine y
proyectarse hacia el público (E. Haro Tecglen, en El Paris,
10 - XI - 1996, 28.)
Sin duda, existe y es principal la idea de contraste entre los dos
miembros que vinculan este marcador, pero también pervive la de
"cambio": se cambia un epistolario por unos apuntes y un
deshacer el rostro, por un crearse la voz.
Esto que sucede con en cambio se repite en otras
ocasiones con el significante de "consecuencia" con en
consecuencia, de "obstar" con no obstante, de "consiguiente"
con por consiguiente , de "contrario" con por el contrario, etc. En
suma, la clara diferencia entre unidades con un tipo de significado
conceptual y otro de procesamiento que propone Blakemore debe
ser tomada con algunas precauciones. Los marcadores tienen un
significado de procesamiento, pero este significado frecuentemente
posee una evidente relación con el significado conceptual de las
unidades que los han originado (Murillo: 2000)
1.5 Definición de marcador del discurso La hipótesis teórica que se ha expuesto hasta el momento se
resume en: primero. la comunicación humana es esencialmente
22
inferencial; segundo, existen unidades lingüísticas cuyo significado
convencionalmente fijado en la lengua condiciona el procesamiento
fijado en la lengua condiciona el procesamiento del discurso en
relación con el contexto. A estas unidades las denominaremos
marcadores del discurso. Con esta base, ya se puede proponer
una definición de marcador:
Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas
invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco
de la predicación oracional y poseen u cometido coincidente
en el discurso: el guiar, de acuerdo con sus distintas
propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las
inferencias que se realizan en la comunicación.
A lo largo del libro se irá explicando y concretando esta
definición.15
15 En Pons (1998, 41 - 60) se recogen otras definiciones que se han propuesto en las últimas décadas
para las unidades que nos ocupan.
23
CAPÍTULO 2
EL DISCURSO Y LOS MARCADORES
2.1 El discurso Por "discurso" entiendo la acción y el resultado de utilizar las
distintas unidades que facilita la gramática de una lengua en un
acto concreto de comunicación, por ello, todo discurso se compone
de una parte puramente gramatical y de otra pragmática, esto es,
obtenida gracias al contexto.16 En un ejemplo de la introducción,
alguien rechazaba una propuesta para ver una exposición
diciendo Tengo mucho trabajo. Supongamos ahora que e
mismos individuo se dirige en otras circunstancias a un
colaborador con las mimas palabras ( Tengo mucho trabajo) a lo 16 Obras sobre análisis del discurso son Lozano y otros (1982), Casado (1993, 2000), Bernárdez (1995),
Nuñez y Teso (1996), fuentes (1996c, 2000), Garrido (1997, 1998), Martín Rojo y Whittaker (1998),
Calsamiglia y Tusón(1999) y Busto y otros (2000); en catalán, Castella (1992)
24
que una respuesta posible sería: Ya voy a ayudarte. Tanto en el
primer caso como en el segundo, Tengo mucho trabajo
constituye una misma oración, pero desde el punto de vista del
discurso la situación es distinta, el primer uso de Tengo mucho
trabajo, se puede comprender como un rechazo a una invitación;
el otro como una solicitud de ayuda. Ello se debe a que los
contextos en los que se profiere esta oración son distintos y a que,
en consecuencia, la aplicación del principio de pertinencia en cada
caso nos conduce a distintas inferencias. Como unidad
gramatical Tengo mucho trabajo es idéntica en las dos
ocasiones, pero como unidad discursiva cada uso es distinto,
esto es, constituyen "enunciados" diferentes.
2.2 Pertinencia y coherencia Si para determinar en qué consiste un único enunciado es
preciso considerara el contexto, lo mismo sucederá con un
discurso formado por varios enunciados. En la constitución de
estos discursos el hablante también desea que su interlocutor
obtenga las inferencias oportunas de acuerdo con el principio de
pertinencia. Para ello tiene en cuenta las suposiciones
contextuales de los intervinientes en la conversación y, muy
especialmente , aquello que se acaba de decir, pues se trata del
contexto más fácilmente accesible. Un primer enunciado
constituye una parte fundamental del contexto que se tiene
presente para la enunciación de un segundo enunciado;
asimismo, las suposiciones que se hacen accesibles para la
interpretación de un primer enunciado permanec3en presentes
en la mente para establecer la pertinencia del próximo. De este
25
modo, la coherencia que se percibe entre los enunciados de un
discurso es fruto de la aplicación del principio de pertinencia. Los
enunciados ya dichos han de ser pertinencia. Los enunciados ya
dichos han de ser pertinentes para la comprensión del que se
está diciendo.
(1) a) El precio del petróleo ha bajado
b) El invierno ha sido benigno. el precio del petróleo ha
bajado.
Las posibles inferencias que se obtengan de (1a) serán
distintas de las que se obtengan de (1b). Qui9en escucha esta
última intervención considera que su interlocutor ha seguido el
principio de pertinencia al proferir en primer lugar el enunciado El
invierno ha sido benigno y que, por lo tanto, para la comprensión
del siguiente enunciado ha de considerarlo. Ello le permite inferir
aproximadamente "como este invierno ha hecho menos frío, se ha
consumido menos petróleo y la menor demanda ha ocasionado
que su recio baje". Estas inferencias hubieran sido difíciles de
conseguir de un único enunciado: El precio del petróleo ha bajado.
Algunas escuelas de Lingüística del Texto y de análisis del
discurso explican la construcción del discurso por el mantenimiento
de dos propiedades: coherencia y cohesión. De la cohesión
trataremos en el parágrafo siguiente; la coherencia, por su parte,
consistiría en la congruencia entre las diversas partes de un
discurso y su compatibilidad con el conocimiento del mundo de los
hablantes.
26
La teoría de la Pertinencia presenta una postura distinta. El
efecto de coherencia o incoherencias de un discurso depende del
logro de un contexto oportuno que facilite las inferencias
deseadas.
(2) El Teide es la montaña más alta de España y Juan está
cansado.
Se trata de un discurso que pudiera parecer incoherente, pero
esto sucede porque no se alcanza con facilidad un contexto
adecuado. Busquemos uno: en las vacaciones en Tenerife de
un grupo de amigos montañeros (Maria, Juan, Luisa y Fermín),
María propone subir a pie el Teide, a lo que Fermín contesta: El
Teide es la montaña más alta de España y Juan está
cansado. En este contexto, se logran inferencias pertinentes
(una podría ser, por ejemplo, “no podemos subir el Teide”) y el
discurso, en consecuencia, se interpreta como coherente
(Blakemore: 1998; Blass: 1990, Unger: 1996; Reboul y Moeschler:
1998; Wilson y Matsui: 200). Los hablantes no pretenden construir
discursos coherente, sino realizar discursos pertinentes, esto es,
discursos que permitan al interlocutor obtener as inferencias que
se desean comunicar.
2.3 Los marcadores y el concepto de cohesión
Es frecuente que los marcadores discursivos posean una
capacidad que les permite relacionar el discurso anterior:
27
Levinson (1983: 2.2.4) denomina esta propiedad lingüística
“deixis discursiva” (Portolés: 2000ª). Volvamos al ejemplo:
(3) a) Ana es Teruel y, por tanto, es habladora.
b) Ana es de Teruel y, sin embargo, es habladora
Los dos marcadores (por tanto y sin embargo) nos fuerzan por
su significado a buscar un miembro del discurso anterior (en
este caso, Ana es de Teruel), un miembro que, con por tanto,
constituya el antecedente del consecuente que introduce el
marcador y, con sin embargo, sea un argumento a favor de
una conclusión contraria a la que presenta e marcador.
Gracias a la deixis discursiva, los miembros relacionados
por estos marcadores disfrutarán de una cierta cohesión. Como ya
hemos dicho en el parágrafo anterior, el concepto de cohesión
es un concepto central de algunas teorías de Lingüística del
Texto y de análisis del discurso (en particular, Halliday y Hasan:
1976).17 La cohesión cosiste en el conjunto de todas aquella
funciones lingüísticas que indican relaciones entre los elementos
e un texto, Desde esta perspectiva, los marcadores son unidades
lingüísticas que permiten cohesionar - dar unidad - a un texto.
Sin embargo, desde el punto de vista que adoptamos, y que se
aproxima a algunos de los nuevos planteamientos de la
lingüística textual más influidos por la pragmática, la cohesión
discursiva no es un fin en la utilización de los marcadores, sino
un resultado. Percibir estas unidades únicamente como marcas
17 Una excelente aplicación al español de esta propuesta es Mederos (1988).
28
de cohesión no explicaría, por ejemplo, cuál es el motivo de su
acumulación en algunos discursos.
(4) Hay temporal y, en consecuencia, la flota no saldrá a faenar.
¿Por qué utilizamos en consecuencia si ya tenemos la
conjugación y para cohesionar? La respuesta se encuentra en
que, cuando hablamos, intentamos comunicar algo que
consideramos pertinente; para ell en ocasiones se precisa que
haya varios marcadores del discurso a fin de que las inferencias
obtenidas sean las oportunas. En:
5) a) Es rico y ahorra mucho.
Estos dos miembros del discurso vinculados por la conjugación
y se pueden comprender de diversas formas. Para especificar la
oportuna, si no es contextualmente accesible, se pueden añadir
otros marcadores:
(5) b) Es rico y, por tanto, ahora mucho.
c) Es rico y, sin embargo, ahorra mucho.
Por tanto, presenta el segundo miembro como una
consecuencia del primero, por su parte, sin embargo indica que
este miembro se opone al primero.
Esta búsqueda de las inferencias oportunas explica también
que encontremos marcadores del discurso que, por ejemplo,
relacionan una oración subordinada con su oración principal, a
29
pesar de contar ya con unidades subordinantes que muestran
cohesión entre las dos. Los marcadores pueden hallarse tanto
en el interior de la subordinación18.
(6) Es todo un modesto reconocimiento material que
concentra, sin embargo,, un sentimiento hondo, intenso,
de la Corporación académica. (F. Lázaro Carreter, en
ABC, 29 – IV- 1994, 56.)
Como en el interior de la principal:
(7) Aunque por su edad debiera incluirse en el
grupo novecentista, Noel es, sin embargo, un epígono
del 98 (…). (F. Ayala, recuerdo y olvidos, 564)
Por otra pare, un marcador puede “cohesionar” dos
miembros del discurso y ser su resulta pragmáticamente extraño
por no ser pertinente. Comparemos:
(8) a) Es un señor armario y, además, de nogal.
b) #Es un señor armario y, además con una gran
capacidad.
(9) a) Es un verdadero caballero y, además, muy inteligente.
b) #Es un verdadero caballero y, además, muy educado.
(10) a) Es todo un soldado y, además, bien parecido.
b) #Es todo un soldado y, además, valiente
18 Las subordinadas van en cursiva.
30
Nuestra extrañeza en los ejemplo (b) se debe a que la propiedad
que culturalmente se infiere del primer miembro del discurso
coincide con lo expresado ene. Segundo; los señores armarios
tienen gran capacidad. Los verdaderos caballeros son educados
y los auténticos soldados son valientes. Es estos casos, existe
una cohesión igual a la de los ejemplos (a), pero en (b) se añade
un segundo miembro que no es pertinente, de ahí nuestra
perplejidad.
Es suma, cuando hablamos o escribimos, intentamos
comunicar algo que consideramos pertinente, esto es,
pretendemos que nuestro interlocutor no sólo descodifique lo que
decimos sino que lo enriquezca contextualmente de un modo
determinado.
Para lograr este fin se recurre, entre otros medios, a los
marcadores, ya que guían el procesamiento de los comunicado
por los distintos miembros del discurso y permiten obtener las
inferencias queridas. La relación que algunos marcadores
establecen entre miembros del discurso se puede interpretar como
una muestra de cohesión entre ellos, pero, en el fondo, se trata de
un medio de lograr unas inferencias que, de otro modo, serían
difíciles o imposibles.
No se habla para crear discursos cohesionados, sino para
comunicar del mejor modo posible lo que deseamos que nuestro
interlocutor conozca. Por este motivo, se las inferencias obtenidas
sin marcadores son las pretendidas por el hablante, no se utilizan
estas unidades, y si, por el contrario, con un solo marcador no se
alcanzan las inferencias deseadas se acumulan varios. Las
31
relaciones de cohesión en un discurso no son un fin, sino un camino
posible para alcanzar la pertinencia óptima.
2.4. Los marcadores y el concepto de conexión
Numerosos lingüistas denominan “conectores” o “conectivos”
al conjunto de nuestros marcadores. La razón está es la capacidad
de deixis discursiva que acabamos de comprobar en unidades
como en consecuencia, sin embargo o por lo tanto; desde el
miembro del discurso que los acoge se indica hacia otro miembro
anterior ---en (5), desde. Ahora mucho se indica con sin embargo y
por tanto hacia Es rico--- y, de este modo, se puede decir que los
dos miembros se “conectan”.
Vamos a dejar para el siguiente apartado la dilucidación de
cuál es la unidad lingüística en la que se localizan los marcadores,
esto es, qué pueden conectar, para examinar aquí con qué se
conectan cuando se hacen. Si partimos de Es rico y, sin embargo,
ahorra mucho podemos pensar que un marcador como sin
embargo vincula dos miembros explícitos del discurso (v. gr.,
Ahorra mucho con Es rico) pero esto no siempre sucede. En
ocasiones del miembro anterior se encuentra sólo accesible en un
contexto no discursivo. Así, un niño le puede mostrar a otro su
coche teledirigido y fastidiarle con Además, tiene sirena, donde
además no se refiere a un contexto verbal, sino extraverbal; del
mismo modo, dos amigos que se cruzan por la calle con un
pequeño jugador de fútbol pueden comentar Sin embargo, mete
goles de cabeza; o, por último, alguien a quien le acaban de
derramar una bebida puede disculparlo con De todas formas, no
me apetecía.
32
Debemos, pues, rectificar nuestra primera impresión: los
marcadores con capacidad deíctica relacionan el miembro del
discurso en el que se encuentran con el contexto. Habitualmente,
este contexto se limita a lo inmediatamente dicho – el contexto
más fácilmente accesible- , pero en otras ocasiones puede
tratarse de un contexto distinto.
Pero demos un paso más allá. Existen marcadores del
discurso que no conectan o que lo hacen sólo en ocasiones. Por
el momento detengámonos en un par de este último grupo. Los
marcadores en realidad y en el fondo pueden oponer el
miembro del discurso en el que se encuentran y que presentan
como “real” a otro “aparente” o “formal”. En estos casos, se
podría pensar en una conexión entre dos miembros del discurso.
(11)
a) El sueño de Lucila, que en realidad fue como una
embriaguez de cansancio, duró apenas un cuarto de
hora. (B. Pérez Galdós, Los duendes de la camarilla,
223.)
b) Compraba juguetes mecánicos para sus nietos –
decía- , pero en el fondo porque le gustaba a él
manejarlos (…) (F. Ayala, Recuerdos y olvidos, 406.)
Existen dos miembros primeros que indican una apariencia: El
sueño de Lucila y Compraba juguetes mecánicos para sus
nietos, y en el fondo que presentan lo real: Fue como una
embriaguez de cansancio y Le gustaba a él manejarlos. Sin
embrago, esto no siembre sucede:
33
(12) Alicia no vendrá con nosotros, porque, en realidad en
el fondo, no lo interesa.
Aquí No le interesa no se opone a otro miembros expreso
y, por consiguiente, no hay conexión ninguna. Lo mismo sucede
en los siguientes ejemplos:
(13)
a) Y en ésta (estancia) cada día se sentía mejor a
punto que siguió postergando su retorno a Lima.
Donde, en realidad, no tenía nada que hacer: (J. R.
Ribeyro Cuentos, 15.)
b) Ya estoy harto de ir dando tumbos de uno a otro
lado y de meterme en líos que, en el fondo, poco
me atraen. (A Mutis, Empresas y tribulaciones de
Maqroll en Gaviero, II, 193.)
Esta dificultad para hallar un significado de conexión en ciertos
marcadores me ha obligado a renunciar al término conector
para referirme a toda esta clase de unidades.19 He preferido e
más neutro de marcadores.20 Limito, pues, el uso de conectores
19 Pons (1998) propone un concepto de conexión más amplio que intenta salvar objeciones como
las anteriores. 20 Esta denominación es habitual en la bibliografía (Schiffr 1987; Fraser: 1990, 1999; Wilson: 1994;
Jucker y Ziv: 1998; Schounhan recibido otros nombres en español: enlace extraoracionales (Gilly
Gaya: 1961, 325 – 331; Fuentes: 1987; Perona; 2000), Conectores (Martínez: 1997; Pons: 1998; Ferrer
y Pons: 2001, Conectores extraoracionales (Cortés: 1991), conectores argumentativos (Portolés: 1989);
conectores discursivos (Montolío: 1992), conetores pragmáticos ( Br. 1993a, 1993b y 1994),
conectores enunciativos (Lamíquiz: 1994, 1991), conectivos (Mederos: 1988), partículas discursivas
(Martín Marraquino: 1992), enlaces textuales (López García: 1994, 107 – 116), relacionantes
34
para un tipo concreto de marcadores que realmente conectan de
un modo semántico-pragmático un miembro del discurso con otro
expreso en la mayoría de sus usos o si no, con una suposición
contextual fácilmente accesible; se trata de unidades como
demás, por tanto o sin embargo(ç 9.2.2). Más adelante ( ç 6.4)
explicaré cómo en los casos (12 – 13 ) los marcadores en
realidad y en el fondo actúan como “operadores de refuerzo
argumentativo”.
2.5 Los marcadores y los enunciados
Precursores de la hipótesis de que existen elementos que
conectan de “enlaces extraoracionales” expuesto por Samuel Gili
Gaya:
Hay casos (…), en que las conjunciones no son
ya signo de enlace dentro de un período, sino que
expresan transiciones o conexiones mentales que van
más allá de la oración (…) Tales conjunciones sone l
signo más visible de enlace extraoracional. Abundan en
la lengua literaria, y algunas sin embargo, no
obstante, por consiguiente, luego) son exclusivas del
habla culta; pero otras (pues, así que, con que, y) se
usan comúnmente con esta función en la
conversación popular. (Gilli Gaya: 1961, 251.)
supraoracionales (fuentess: 1996a), elementos de cohesión (Martín Zorraquino: 1991), operadores
discurivos (Casado: 1991 – 1993) u ordenadores dell discurso (Alcina y Blecua: 1974 , 7.3).
35
Esta pionera propuesta encierra una afirmación que, de una u
otra manera, pervive en buena parte de los estudios españoles
sobre marcadores: los marcadores permiten vincular una
oración con otra unidades externas a ella. De este modo, la
oración se convierte en el ámbito en el que se localizan los
marcadores; de ahí la denominación de enlace “extraoracional”,
esto es, enlace de la oración con lo externo a ella.
Sin embargo, los hechos no siempre lo confirman. El
miembro del discurso en el que se sitúa un marcador
frecuentemente no es una oración, sino otro tipo de categoría
léxica a sintagmática. Los encontramos, por ejemplo, con
nombre:
(14)
a) Elisión, imaginación y en definitiva arte, son los
componentes de este circo.
Con adjetivos:
b) La comida estaba buena y, encima, caliente.
Con adverbios:
c) Lo hizo rápidamente y, además, bien.
Con verbos:
d) ¿Qué datos digno de crédito tenía él para pensar
que tú eres, es decir, eras, realmente el príncipe
36
Sorfos, hijo de Nébride¿ (R. Sánchez Ferlosio, El
testimonio de Yarfoz, 307.)
Con sintagmas preposicionales:
e) Viajaba de noche y, sin embargo, sin luces.
En vista de ejemplos como estos, sólo se podría conservar
el término “enlace extraoracional” para denominar una de las
posibles funciones discursivas de los marcadores.
Más recientemente, en estudios sobre marcadores se ha
recurrido a otra unidad que evita, en parte, los problemas que
presenta la oración: el enunciado. Como hemos visto en ç 3.1,
cada vez que se decía Tengo mucho trabajo, se producía un
enunciado diferente. En este caso, al enunciado le corresponde
como forma gramatical una oración pero no siempre sucede así.
Decir Dos helados de chocolate en una heladería constituye un
enunciado, pero gramaticalmente no es una oración, sino un
sintagma nominal. Hay enunciados que son preferencias de
oraciones, pero también hay otros que son realizaciones de otras
categorías léxicas y sintagmáticas, por lo que, si se sustituye la
oración por el enunciado como la unidad en que se localiza un
marcado, se puede resolver algunas de las dificultades que
acabamos de ver.
Sin embargo, al definir entunicado de un modo más preciso
–lo que generalmente se evita- vuelven a surgir los proclames.
Consideremos con Oswald Ducrot (1980a) que el enunciado es el
segmento más pequeño del discurso que posee independencia
37
intencional, por lo que es relativamente autónomo con respecto al
resto del discurso. Una barra de pan es, Por ejemplo, un
enunciado si sirve de respuesta a la pregunta ¿Qué desea?,
pero no lo sería en He comprado una barra de pan en la tahona.
En el primer caso, goza de una independencia de la carece en
el segundo.
Ahora bien, aunque no sea frecuente, no tienen nada de
extraordinario que diversos marcadores con capacidad de deixis
discursiva relacionen un predicado con un sujeto de una misma
oración -nada menos extraoracional, por cierto.
(15)
a) Un saludable distanciamiento del nacionalismo
español no puede significar, sin embargo, dejar de
cuestionar los demás nacionalismos peninsulares
(…) (I. Sorelo, En País, 15- IX- 1996, 14.)
b) Todos los 25 de noviembre, representantes de uno
y otro sector coincidirán, no obstante, ante la
tumba de Sabino, su tótem común. (J. Juarista, El
bucle melancólico, 181.)
c) La idea de que los inmigrantes son, además,
analfabetos también pueden ser rebatida (…)(en
El País Domingo, 24.III-1996, 2.)
En (15a) Cuestionarse los demás nacionalismo, esto es, parte del
predicado, se opone al sujeto. Un saludable distanciamiento…,
en (15b) el predicado. Coincidir ante la tumba de Sabino se
38
opone a ser. Representantes de uno y otro sector, y, por último
en (15c) además vincula el predicado Analfabeto con el sujeto
Los inmigrantes.
En otro casos, mucho más habituales que estos últimos, los
marcadores vinculan el miembro del discurso en el que se
encuentran con un elemento tematizado, un inciso o una cláusula
absoluta antepuestos, en todo caso, con otros elementos también
miembros de la mismas oración:
(16)
a) De esas fugasfrustadas resultó sin embargo
un contrapeso a lo que fue mi vida en la
avenida Salaverry. (M. Vargas Llosa, El pez
en agua, 64.)
b) Felices seguidores de la vieja teoría del
optimismo, estos maestros concluirían, en consecuencia, que todo pasado fue peor.
(E. Lledó, Días y libros, 150.)
c) Propuesto por el PSOE, fue además votado
tanto por UCD como por AP desde 1981(J. M.
Maravall, en El País, 18-LL-1996, 15)
Evidentemente, los distintos miembros que vinculan estos
marcadores carecen de independencia dentro del discurso, es
decir, no constituyen enunciados distintos. Así pues, la unidad
lingüística mínima en la que se puede localizar un marcador
39
puede ser menos que un enunciado y, por tanto denominaré
simplemente “miembro del discurso y no enunciado al segmento
de discurso en el que se localizan los marcadores.
Otro problema relacionado con la situación de los
marcadores se manifiesta en discursos como el siguiente:
(17)
He aquí otra mínima y significante muestra: era
normal hasta hace poco aludir al “tiempo
reglamentario”. Alguien discurrió que sería novedoso
decir “tiempo reglamentario”. Parecía más personal,
e igualmente correcto (aunque esto último tal vez no
le importara tanto). Pues bien, desde hace poco
tiempo reglamentario ha sido evacuado del léxico de
los deportes, y sólo como excepción puede oírse. El
tiempo es ahora, casi todo él, reglamento. Lo cual no
constituye infracción, sino prueba de una desoladora
vocación orfeonista. (F. Lázaro, Carreter, El dardo en
la palabra, 390 – 380.)
Aquí el marcador pues bien parece vincular toda la secuencia
discursiva posterior a él con lo anteriormente dicho; esa
secuencia estará compuesta por más de un enunciado y, en tal
caso, se podría pensar en que los marcadores o segmentos de
enunciados, sino también secuencias compuestas por varios
enunciados. Sin embargo, pues bien se sitúa, en realidad,
únicamente en el enunciado Desde hace poco tiempo
reglamentario ha sido evacuado del léxico de los deportes y sólo
40
como excepción puede oírse. Los enunciados del segmento
discursivo que lo siguen se relacionan con este primer enunciado
por ser su contexto más accesible para transmitir las inferencias
oportunas (ç 3.1). Sólo de este modo se puede decir que pues
bien relaciona toda una secuencia discursiva con lo anterior
(Ronchota: 1996; Unger: 1996).
En conclusión, en cuanto a los marcadores discursivos
y a los enunciados, se puede afirmar que, a bien el enunciado no
es la unidad lingüística mínima en la que se puede localizar un
marcador, sí es la máxima.
41
CAPITULO 3
LA GRAMÁTICA Y LOS MARCADORES
3. 1) La gramática y el discurso La concepción pragmática del discurso que acabo de
presentar se distingue de otras que contemplan el discurso como
una unidad del mismo tipo que la oración, pero con un nivel
superior. La oración es una categoría de la sintaxis, igual que
el morfema lo es de la morfología, el fonema de la fonología y el
enunciado de la pragmática. Se puede preguntar, pues, si el
discurso es también una unidad de la sintaxis. No lo creo
(Portolés: 1995b). En :
(1) a) El perro huele la liebre.
El perro es un sintagma nominal que tiene una relación con el
resto de las palabras que dependen de su posición, de su
categoría sintagmática, de los argumentos semánticos del verbo
oler, etc. Si la oración fuera:
(1) b) La liebre huele el perro.
42
Las relaciones sintácticas serían diferentes, aunque las palabras
fueran las mismas. Por ejemplo, en (1a) la liebre se podría
reemplazar por el pronombre átono la mientras que en el
segundo no sería posible, o, también en (1a), la liebre se
convertiría en sujeto de la oración si la volviéramos a pasiva:
(1) c) La liebre es olida por el perro.
Ninguna prueba de este tipo se puede efectuar con un discurso.
El discurso no es una unidad de la gramática, si se entiende ésta
en un sentido estricto: el sistema de reglas que determinan cómo
se combinan las palabras para formar las diversas categorías
sintagmáticas, incluidas entre ellas las oraciones . esto n significa
que no se pueda hablar de una “gramática del discurso” siempre
que se sepa que aquí el significado de gramátic es distinto,
puesto que las reglas que se desean especificar también son
diferentes (véase, Bustos: 2000, 418): Con un símil se podría
decir que mientras a geología –la gramática- se ocupa de la
formación de las piedras de granito; la arquitectura –el estudio
del discurso- se preocupa de su combinación para levantar
edificaciones. En fin, para evitar confusiones, sólo utilizaré el
término gramática en su sentido más estricto.
3.2) La gramática desde el discurso
43
Esta diferencia entre estudios gramaticales discursivos no
significa que la atención que e ha prestado al discurso en las
últimas décadas no deba tener consecuencias en las
investigaciones gramaticales (Martín Zorraquino: 1998). Las
descripciones de la lengua que proporcionan habitualmente las
gramáticas se basan en oraciones, seleccionadas a partir de
textos escritos o creadas por medio de la introspección. El
análisis del discurso, especialmente el de la conversación, ha
invertido el orden de estudio. Se parte de preferencias
efectivamente realizadas que después se pretenden analizar.
Este nuevo planteamiento ha evidenciado. Por ejemplo, que en
muchas ocasiones las categorías léxicas y sintagmáticas que se
emplean en las conversaciones no son oraciones.21
(2)
CAMARERO: Buenos días. Un café con leche.
CLIENTE: La leche ¿caliente o del tiempo?
CAMARERO: Del tiempo.
CLIENTE: ¿En taza grande o pequeña?
CAMARERO. Grande
CLIENTE: ¿De desayuno?
CAMARERO: Si de desayuno.
(El camarero sirve la consumición y el cliente se la toma.)
21 En las estadísticas que presenta Luís Cortés (1986) sobre un corpus de 3.508 enunciados, el
24.25% no son enunciados oracionales típicos. Aunque su delimitación de los enunciados no coincida
exactamente con la que se mantienen en estas páginas, el dato n deja de ser ilustrativo.
44
CLIENTE: Ciento veinticinco, ¿verdad?
CAMARERO: Sí, señor.
(El cliente abona la consumición.)
CAMARERO: Muchas gracias.
CLIENTE: De nada. Adiós.
CAMARERO: Adiós.
En esta imaginaria conversación n existe ninguna oración, sin
que por ello se resienta la gramática. Ciertamente, se puede decir
que se interpretan predicaciones, así cuando se oye Del tiempo
se comprende que se desea leche del tiempo, pero, en rigor, no
hay oración, ¿Cuál será si no: la prefiero del tiempo, la quiero del
tiempo, me apetece del tiempo o mejor será del tiempo? El
estudio del discurso oral también obliga a revisar las relaciones
entre oraciones.
En él, se refleja que relaciones entre sintagmas que se creían
basadas en la existencia de vínculos sintácticos se mantienen
sin los nexos habituales de los textos escritos.22 Asimismo, los
mismos nexos no se comportan en las conversaciones del
modo previsto por la descripción gramatical tradicional.
(3)
G. ¿que también os metían la Biblia?
E: pero todo los días al empezar la clase (…)
22 Antonio Carbona los muestra en numerosas publicaciones. Entre otras se pueden citar Carbona (1989, 147 – 203: 1994; 1996; 2000).
45
(A. Briz, ed., la conversación coloquial, 100.)
¿Què coordina aquí la conjunción “coordinante” adversativa
pero? En algunos estudios sobre el discurso se presenta una
solución a estos problemas que considero equivocada. Consiste
en distinguir entre una gramàtica que se ocupa de la oración yy
de las relaciones que se establecen en un interior, y una nuea
gramàtica del discurso que se olvidaría de las clases de palabras
y las categorías sintagmáticas para centrarse en unidades de
distinto tipo como, por ejemplo, intercambios, secuencias
laterales, etc. Sin duda, las trascripciones de conversaciones nos
deben hacer reconsiderar algunos presupuestos tradicionales de
la gramática . nos enseñan, en particular, que l oración es una
más de las categorías sintagmáticas que se utilizan al hablar; o,
en otras palabras, las distintas categorías sintagmáticas tienen
un valor gramatical en sí y no sólo como posibles formantes de
una oración y, por consiguiente, no se ha de identificar “gramática
oracional”23 Asimismo, es estudio de las conversaciones nos
obliga a atender a unidades lingüísticas tan abandonadas
como la interjección, los vocativos, las construcciones
exclamativas, o a revisar profundamente muestras concepciones
sobre la oración compleja.
23 Dentro de la Gramática Generativa, E. L. Barton (1990) justifica esta postura: “In his work in Standard Theory, following work in mathematical and computational linguistics which defined S as Stars symbol, Chomsky designates S as the initial node or a grammar (…). Research with a Chonskyan framework has operated under this assumption of a single sentential initial node operated under this assumption of a single sentential initial node ever since. What is proposed here, in contract, is that the initial node of X bar theory is Xmax. Generalizing the initial node to Xmax
describes all of the structures geneted by a grammar” (Barton: 1990, 53). En realidad, la misma teoría de la X con barra, que pretende buscar una estructura de constituyentes semejantes a todos los sintagmas, incluida la oración, se distanciaba hace ya más de veinte años de la sintaxis comprendida únicamente como estudio de las relaciones intraoracionales.
46
Nada de esto es extraordinario, En toda disciplina científica
la aportación de nuevos datos obliga a modificar sus
planteamientos para que den cuenta de estos hechos y de los
antiguos.24 Eintein procuró que su teoría predijera los mismos
fenómenos físicos que la de Newton, además de otros que en el
siglo XVII quedaban inexplicados o eran desconocidos. Tiene que
haber una única gramática del español que dé cuenta tanto de
los tradicionales discursos escritos como de los nuevos orales,
tanto de los nombres o los verbos como de los adverbios, las
interjecciones o las nuevas categorías que se puedan delimitar
en las conversaciones.
Resumamos los dos últimos apartados. Las reglas que se
descubren en unidades lingüísticas como la oración no son iguales
a las reglas del discurso. No consideraremos, pues, el discurso
como una unidad de la gramática , tal y como se definió más
arriba. Lo que en ocasiones se denomina “gramática del discurso”
tiene que ver más con la pragmática que con la sintaxis. Por
otra parte, y en sentido opuesto, no se debe identificar la
gramática únicamente con el estudio de la oración, pues en
cualquier conversación se comprueba que es frecuentemente el
uso de clases de palabras y categorías sintagmáticas que no
constituyen oraciones. Y, por último, la gramática del español
debe elucidar las propiedades gramaticales de las unidades
lingüísticas que aparezcan tanto en el discurso escrito como en
el oral en la confianza de que un mayor conocimiento de sus
características propiamente gramaticales nos permitirá predecir
mejor sus usos discursivos.
24 Recordemos que hasta muy recientemente las conversaciones eran un objeto inasible: las palabras se las llevaba el viento.
47
3.3 Los marcadores y sus categorías gramaticales
Para centrarnos en la gramática de los marcadores, bueno
será que recordemos la definición de marcador que se propuso al
final del capítulo primero.
Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas
invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de
la predicación oracional y poseen un cometido coincidente en
el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas
propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las
inferencias que se realizan en la comunicación.
El criterio fundamental de esta definición no se enclava en la
gramática, sino en la pragmática: los marcadores guían el
procesamiento inferencial. Las dos restricciones gramaticales: una
morfológica –son unidades invariables- y otra sintáctica –son
elementos periféricos en la predicación- son secundarias y nos
sirven para limitar la clase de unidades estudiadas y crear, como
veremos, un grupo relativamente homogéneo. Por tanto, algunos
investigadores pueden no haberse acogido a nuestras mismas
fronteras metodológicas: unos habrán ampliado sus estudios de
marcadores a unidades que no aparecen en este libro, y otros
habrán corrido la muga en dirección contraria y habrán restringido
todavía más esta clase de unidades.25 25 Esta diferencia en los límites se pueden comprobar, por ejemplo, en estudios de Porroche (1998), Cortés (2000), Fernández (2000), Loureda (2000), Montolío (2000, 2001), Montolío y Unamuno (2000). De hecho, yo mismo amplío aquí los marcadores a unidades como las formas apelativas (§ 3.7) que han perdido sólo parte de sus posibilidades de flexión y combinación, y lo mismo sucede con otras unidades en Martín Zorraquino y Portolés (1999).
48
Con todo, la separación entre lo gramatical y lo discursivo es
necesaria. Cuando Cervantes escribe:
(4) […] y os la pusiera en vuestras manos, para que hiciérades
della a toda vuestra voluntad y talante, guardando, pero, las
leyes de la caballería. [M. de Cervantes, Don Quijote, Parte
I, cap. LIII]
La aparición de pero en una posición no inicial se explica por
causas gramaticales y no discursivas. Pero en el siglo XVI podía
ser una conjunción y, más raramente, un adverbio. Aquí la
posición de pero se justifica por ser adverbio.26
Antes he comparado las reglas del discurso con la
arquitectura y las de las gramáticas con la geología. Pues bien, todo
arquitecto debe conocer los materiales que maneja y, para estudiar
el discurso, hemos de conocer la resistencia de nuestros materiales,
esto es, su gramática. Como se podrá comprobar, la distinta
gramática de las unidades que consideramos marcadores del
discurso nos permitirá predecir parte de su comportamiento.
Las categorías gramaticales a las que pertenecen estas
unidades son: la conjunción, el adverbio, y la interjección –a saber,
aquellas que la gramática tradicional considera como invariables
menos las preposiciones-; a ellas añado formas apelativas con base
nominal (hombre / mujer) o verbal (mira / oye). El motivo de la
exclusión de las preposiciones se encuentra en un significado. En el
§ 1.4. hemos distinguido entre su significado conceptual y otro de
procesamiento. El significado de los marcadores discursivos es de 26 Este es uso adverbial de pero se puede encontrar en catalana hablantes por influencia de su lengua materna, donde pero conserva esta categoría. (i) Esta vez se lo presto: dile, pero, que es la última. (ejemplo de T. Español: 1996, 302.)
49
procesamiento y, por consiguiente, no contribuye a las condiciones
de verdad de una proposición. Esto no sucede con los usos
preposicionales.
(5) a) Viene de Madrid
b) Viene a Madrid
(6) a) Un helado de chocolate.
b) Un helado con chocolate.
Las condiciones de verdad de estos enunciados son distintas. Si es
cierto que Viene de Madrid, será falso que Viene a Madrid. No
sucede lo mismo con los marcadores:
(7) a) Es rico pero ahorra mucho.
b) Es rico y, por tanto, ahorra mucho.
c) Por un lado, es rico, por otro, ahorra mucho.
d) Es rico y, además, ahorra mucho.
e) Es rico y, claro, ahorra mucho.
Las condiciones de verdad de estos enunciados serán idénticas. Si
un interlocutor replicara a estas intervenciones con No es cierto,
comprenderíamos que niega que Es rico, que Ahorra mucho o las
dos proposiciones, nunca que lo indicado por pero o por claro sea
falso. La diferencia entre los diversos enunciados de (7) se
encuentra sólo en las inferencias que se obtengan de cada uno de
ellos.
3.4 Diferencias gramaticales: conjunciones y adverbios
50
Las conjunciones denominadas coordinantes son,
posiblemente, los marcadores más evidentes.27 Y,28 pero, sino
pueden vincular dos miembros del discurso en una relación que
varía las inferencias que se obtendrían sin ellos. Se comprende de
distinto modo:
(8) a) Juan no ha ido al fútbol. Está enfermo.
b) Juan no ha ido al fútbol y está enfermo.
En cuanto a las conjunciones denominadas subordinantes, es
habitual que se incluya como marcador la conjunción aunque, de un
significado tan próximo a pero.29 En el resto, el grado de integración
de la oración que encabezan con respecto a la oración principal
condiciona la distinción entre aquellos casos que se consideran
como propios de marcadores y los que no.
(9) a) ¿Ya has terminado el libro que te presté? Por que lo que
quiere leer mi hermana.
b) Ana ha vuelto a ayudarnos. Para que luego hables mal
de ella.
La poca integración gramatical de las oraciones en estos dos
ejemplos fuerza a una contribución contextual excepcional para su
interpretación. En estos casos, es posible que se hable de usos
27 Pons (1998), de acuerdo con su propuesta teórica, encuentra en las conjunciones coordinantes los conectores prototípicos. 28 Son de interesantes los comentarios sobre y de Porroche (1993) y de Garrido (1997, 158-162). 29 Sobre las similitudes y diferencias semánticas y sintácticas de pero y aunque, Moya (1996), Hernández (1997) y Flamenco (1999), y las bibliografías que allí se citan.
51
pragmáticos de las conjunciones subordinantes.30 Sin embargo no
parece que el significado de porque y para que en ejemplos como
difiera del de los usos no <<pragmáticos>> (v. gr., Me voy a la cama
porque estoy cansado, Trabajan para que tengamos un futuro
mejor), esto es, no hay un cambio de un significado conceptual a un
significado de procesamiento en estas conjunciones (Wilson: 1994).
En consecuencia, aquí nos limitaremos a las conjunciones llamadas
coordinantes y, en especial, a pero.
Comencemos por distinguir una conjunción que es el
marcador del discurso de un adverbio también marcador, ya que, a
pesar de lo que nos enseñaba la gramática tradicional, pero es una
conjunción mientras que otros marcadores con un significado
próximo como sin embargo, no obstante o con todo son adverbios.31
Algunas diferencias entre las dos categorías son:
A) Dos conjunciones no vinculan sintácticamente las mismas
unidades, por lo que no documentaremos las combinaciones y pero
o aunque pero.32 Sin embargo, es habitual la coincidencia de pero y
de un adverbio marcador en un mismo miembro discursivo.
(10) En la casa había dos criados y dos criadas, viejos todos;
pero además vivía allí un tullido, hijo de una lavandería.
[P. Baroja, El Mayorazgo de Labraz, 53.] 30 Ad Foolen (1997: 6) cita diversos autores que distinguen entre usos semánticos y pragmáticos de las conjunciones subordinantes. 31 Esta postura es la generalmente asumida en la actualidad véase, por ejemplo, E. Alarcos (1994, § 292). 32 Es posible hallar pero aunque. Se trataría de estructuras del tipo: (i) Juan ha dicho que va a venir pero [aunque lo haya dicho] no te lo creas. Donde las dos
conjunciones no relacionan los mismos sintagmas. Pero coordina Aunque lo haya dicho no te lo creas con la oración anterior. Aunque subordina Lo haya dicho a No te lo creas. Un caso especial sería pero y cuando se sitúa en la primera posición de una oración interrogativa:
(ii) Se aquilatan las influencias de Francia y de Inglaterra y de Alemania; pero ¿y la propia corriente española? ¡Y el ambiente que se iba formando poco a poco desde antes del siglo XIX? [Azorín, Rivas y Larra, 11.]
52
B) Las conjunciones se encuentran en la posición inicial de su
miembro discursivo sin estar delimitadas por la entonación.
(11) Juan estaba cansado, pero continuó su camino.
Por el contrario, los adverbios marcadores acostumbran a tener una
mayor movilidad y se percibe, sobre todo en una pronunciación
esmerada, un contorno entonativo propio.33 A este diferente
comportamiento contribuye que, contrariadamente a las
conjunciones, los adverbios marcadores sean palabras tónicas.
(12) a) Juan estaba cansado. No obstante, continuó su camino.
b) Juan estaba cansado. Continuó, no obstante, su camino.
c) Juan estaba cansado. Continuó su camino, no obstante.
De todos modos, es difícil documentar algunos marcadores
del discurso en una posición que no sea la inicial de su miembro
discursivo, sólo precedidos, en su caso, por una conjunción. Esto
sucede con a propósito, a saber, ahora bien, así las cosas, de ahí,
es decir, es más, esto es y pues bien. Otros marcadores tienen
también una clara preferencia por esta posición inicial, muy
especialmente a todo esto, antes bien, así pues y o sea, aunque se
pueden documentar en posiciones mediales o finales.34
33 En la escritura, la entonación peculiar de los marcadores del discurso se refleja habitualmente situando el marcador entre comas u otros signos de puntuación, aunque no sea extraño que en ocasiones no se escriba ninguno. (i) Pero es grande e inesperada la impresión que he recibido al descubrir al potente narrador que además era. [F. Lazaro Carreter, en ABC Cultural, 7-X-1994, 7.] 34 Presento ejemplos en Martín Zorraquino y Portoles (1999, 4063-4064).
53
C) En estilo indirecto, la conjunción que no puede preceder a los
marcadores que son conjunciones coordinantes, pero sí a los que
son adverbios.
(13) a) Es rico pero ahorra mucho.
b) *Dijo que era rico y añadió que pero ahorraba mucho.
(14) a) Es rico. Sin embargo, ahorra mucho.
b) Dijo que era rico y añadió que, sin embargo, ahorraba
mucho
Dentro de la distinción categorial de los marcadores, un caso
especial es el de pues. Los usos de esta unidad se pueden
distribuir en tres grupos distintos. En el primero, es una conjunción
que introduce una oración que justifica una oración anterior. Se trata
del pues denominado causal.
(15) Implorémosles, pues son todopoderosos. [F. Lázaro Carreter,
El dardo en la palabra, 443.]
En otras ocasiones, es un adverbio marcador discursivo con
significado consecutivo. Este pues es tónico, evita la posición inicial
del miembro del discurso en el que se incluye y va delimitando por
la entonación.
(16) Lo que discuten tal vez nos interesa, pero no lo entendemos.
Que se diviertan, pues, con su juguete. [F. Lazaro Carreter, El
dardo en la palabra, 297]
54
Por último, el más complejo desde el punto de vista categorial
es el pues comentador. Se trata del uso más frecuente en el
discurso oral, sin que sea extraño en el escrito. Se sitúa en la
posición inicial del miembro sin estar seguido por pausa y, como
volveremos a ver más adelante, presenta su miembro como un
comentario nuevo con respecto del discurso que lo precede (§
9.2.1).
(17) ¿No se ha enterado de que el lenguaje nos habla? Pues yo sí.
[J. A. Marina, Ética para náufragos, 33]
La posición inicial, el ser átono y la ausencia de pausa posterior
podría hacer pensar en que este pues sea una conjunción. Ahora
bien, si se incluyera entre las conjunciones, nos sería difícil explicar
que aparezca en la oración principal con una subordinada
antepuesta:
(18) a) […] quedaos con las tierras y pagad cuando podáis, si
podéis y si no, pues ya nos arreglaremos. [J. Jiménez Lazano,
El santo de mayo, 155.]35
b) Como el P[artido] P[opular] anunció tan pronto la
candidatura de Luisa Fernanda Rudi, pues nosotros hemos
tenido que agilizar la elección del candidato [en El país
Domingo, 5-II-1995, 9.]
C) Y luego ya cuando fue mayor, pues resultó que tenía
unas manos que sabían hacer todo. [J. Jiménez Lozano, El
cogedor de acianos, 85.]
35 Pensemos que es agramatical, por ejemplo, con una conjunción casual porque: “Si no podéis, porque ya nos arreglaremos.
55
En suma, el pues comentador no se acomoda perfectamente dentro
de la categoría de las conjunciones, pero tampoco en la de los
adverbios.
3.5. Diferencias gramaticales: adverbios
Como se ha podido observar, he continuado con la ya
tradicional inclusión de marcadores como sin embargo, por tanto o
ahora bien dentro de la categoría gramatical de los adverbios. Se
trata, sin duda, de unos adverbios muy peculiares y este hecho
podría justificar la creación con ellos de una nueva clase de
palabras. ¿Cuál es el motivo de que no lo haga? Simplemente, la
prudencia. Todavía sabemos poco de sus propiedades y muy
posiblemente dentro de no muchos años muestra categoría habrá
de subdividirse en otras. Digamos, pues, que son adverbios y
añadamos después propiedades que los distingan del resto de los
miembros de esta clase de palabras.
D) Los marcadores que se han gramaticalizado como
adverbios son palabras invariables. Esta propiedad distingue estos
marcadores se los sintagmas que conservan las capacidades de
flexión y combinación de sus miembros.
(19) a) Llueve y, por tanto, la gente lleva paraguas.
b) Llueve y, por este motivo, la gente lleva paraguas.
Mientras que por tanto es un marcador del discurso no lo es por
este motivo. El primero es un adverbio y en consecuencia, se halla
56
fijado (*por tantos), mientras que por este motivo conserva su
capacidad de flexión y de recibir especificadores y complementos
(hasta por estos pequeños motivos). De acuerdo con esta
propiedad de los marcadores, tampoco se estudiaran dentro del
presente libro otros sintagmas que poseen un comportamiento
gramatical semejante al de por este motivo: por ello, por eso, por
esto, por esta razón, por esta causa, a causa de esto, etc. Por otra
parte, estos sintagmas preposicionales con un elemento anafórico
permiten usos vedados a los adverbios marcadores (Rossari: 1996).
Admiten, por ejemplo, ser autónomos en un turno de palabra (§ 3.6.
G).
(20) A: ¿Por qué lo harás?
B: Por ese motivo / *Por tanto
Y es esta misma autonomía de la que carecen los adverbios
marcadores la que les permite construcciones del tipo:
(21) A: ¿Por qué lo harás?
B: Por ese motivo / *Por tanto
Y es esta misma autonomía de la que carecen los adverbios
marcadores la que les permite construcciones del tipo:
(21) a) Por tanto, la gente lleva paraguas.
b) Por este motivo, la gente lleva paraguas.
(22) a) *La gente lleva paraguas y esto sucede por tanto.
b) La gente lleva paraguas y esto sucede por este motivo.
57
Se ha de advertir, no obstante, que la mayor de las formas
que se utilizan como adverbios marcadores pueden aparecer con
distintas funciones lingüísticas, esto es, sin ser marcadores.
(23) a) Lo haré en cualquier caso.
b) En cualquier caso, lo haré.
(24) a) No tiene por qué responder así.
b) Así, no tiene por qué responder.
(25) a) Quiero una hamburguesa con todo.
b) Con todo (y con eso), quiero una hamburguesa.
(26) a) Lo dijo en una palabra.
b) En una palabra, lo dijo.
(27) a) En ese momento él se iba por un lado y su mujer por
otro.
b) Por un lado, él se iba y, por otro, también su mujer se
tenía que marchar.
Sólo en los ejemplos (b) en cualquier caso, así, con todo, en una
palabra, por un lado y por otro tienen la función discursiva de
marcadores. Como tales, carecen de las posibilidades de flexión y
combinación que se dan en los ejemplos (a)36.
36 (i) Lo haré en cualquiera de los casos que hemos examinado. (ii) No tiene por qué responder así de enfadado. (iii) Quiero una hamburguesa con todo lo que tengan. (iv) Lo dijo en una palabra malsonante. (v) En ese momento él se iba por uno de los lados y su mujer por el otro.
58
Un problema en la aplicación del criterio de invariabilidad de
los adverbios marcadores se presenta por su distinto grado de
gramaticalización. Los adverbios marcadores proceden de la
evolución de una serie de sintagmas que, de una parte, van
perdiendo sus posibilidades de flexión y combinación y, de otra, van
abandonando su significado conceptual y se especializan en otro
procesamiento (Garachana: 1998; Iglesias: 2000).
Tomemos, por ejemplo, tres marcadores que agruparemos
dentro de los conectores contraargumentativos (§ 9.2.2. C): sin
embargo, no obstante y eso así. En la primera mitad del siglo XIX,
sin embargo todavía podía recibir complementos y conservaba una
relación de significado con el nombre embargo (<<obstáculo>>,
<<impedimento>>).
(28) Pero sucede también muchas veces que, sin embargo de
referirse directamente a un sustantivo, no se le juntan […].
[A. Bello, Gramática, § 45.]
Esta posibilidad se ha perdido en el español actual y sólo en casos
de arcaísmos manifiesto lo utilizan algunos escritores. Sin embargo
se ha especializado como marcador discursivo y, de modo, su
distanciamiento del significado conceptual original es casi completo.
Menor es la gramaticalización de no obstante. En español
actual es marcador del discurso en :
(29) Confieso que, preocupado por ello, he barajado varias
hipótesis, pronto desechadas, no obstante, como
insatisfactorias. [F. Ayala, El Hechizado, 24]
59
Pero también conserva sus originarias cualidades verbales como
participio presente del verbo obstar en cláusulas absolutas con
sujeto.
(30) Por esta causa, se decía, y no obstante el impresionante
despliegue de energía y actividad, bajo su jurisdicción todo
iba manga por hombro. [E. Mendoza, Una comedia ligera,
139.]
Si bien en estas cláusulas ha perdido no obstante su capacidad de
concordancia con el sujeto en plural, lo que es consecuencia de su
proceso de gramaticalización como adverbio:
(31) Encariñado al fin, creo yo, con el proyecto, no obstante sus
iniciales reticencias y aun resistencias. Rodríguez hallaba
tiempo […]. [F. Ayala, El fondo del vaso, 23]
La pervivencia de usos verbales en no obstante explica que su
significado de procesamiento tenga estrecha relación con el
significado conceptual del verbo obstar. De ese modo, no obstante
se utiliza, principalmente, en los casos en los que el primer miembro
discursivo se pudiera comprender como un auténtico <<obstáculo>>
para el segundo (Portolés: 1995a).
Con eso sí conviven en el español actual usos como el
marcador, con aquellos en los que es simplemente un demostrativo
y un adverbio asertivo.
Como marcador:
60
(32) Lo que demuestra que la verdad objetiva es una pamema y
que todos tenemos prejuicios. Eso sí, unos más que otros.
[R. Montero, en El País Semanal, 5-XI-1995, 6.]
Y sin gramaticalización:
(33) No era guapa en el sentido que se entiende por beldad.
Pero, bueno, tenía ciertas cosas. Cierta seducción, eso sí
[en El País Semanal, 8-I-1995, 30].
Por añadidura, su significado como marcador es transparente a
partir del de los elementos que lo componen. Algo que no sucede
con sin embargo y que presenta sus dificultades con no obstante.
En otras unidades se advierte todavía un menor grado de
gramaticalización. Así, los agrupamientos de los adverbios más y
aún, que se pudieran pensar como marcadores, muestran
posibilidades de combinación que son un reflejo de esta falta de
fijación gramatical.
(34) a) Cada máscara tenía una identidad diferente, un modo de
ser propio, una voz irrenunciable. Y más aún: tenía corazón.
[G. García Márquez, Noticia de un secuestro, 78.]
b) Yo ya estaba enamorada de él, aún más, ya habíamos
empezado con nuestros escarceos. [G. Martín Garzo, La vida
nueva, 78.]
Nótese por otra parte, que éstas son las mismas unidades que
encontramos en Trabaja más/menos aún y Estudia aún más/menos
61
con la diferencia de desempeñar aquí una función claramente
intraoracional.
En suma, dentro de los adverbios marcadores estudiados
existen distintos niveles de gramaticalización. Los hay que de otra
función lingüística (sin embargo);37 en otros casos, el significado del
marcador es todavía cercano al del sintagma en combinación libre,
aunque también con diversos grados (menos con no obstante que
con eso sí); y, por último, hay sintagmas que más que ser
marcadores, simplemente actúan de un modo semejante (aún más),
pues todavía poseen una amplia posibilidad de combinación y
mantienen el mismo significado que en sus funciones oracionales.
E) Los adverbios marcadores discursivos, a diferencia de la
mayor parte de los adverbios, carecen de la posibilidad de recibir
especificadotes y complementos. Compárese el adverbio cerca con
el marcador discursivo de todas formas:
(35) a) Está cerca.
b) Está cerca de aquí.
c) Está muy cerca.
(36) a) De todas formas, está cerca.
b) *De formas de aquellas, está cerca
c) *Muy de todas formas, está cerca.
Con todo, hay excepciones. Así, los marcadores además,
encima, aparte y a propósito pueden recibir complementos con de y, 37 En Una casa sin embargo, por una parte, el significado de embargo no es <<preocupar>> o <<impedir>> y, por otra, el adverbio sin embargo no es una fijación del uso actual de este sintagma preposicional.
62
al tiempo, permanecer con el mismo significado y en la misma
posición de inciso. Ahora bien, una diferencia esencial consiste en
que pierden en estos casos la capacidad de deixis discursivas que
gozan en otras ocasiones pues el elemento al que se hacían
referencia anafóricamente con el marcador es el que aparece ahora
en el complemento.
(37) a) Es muy inteligente y, además, muy simpática.
b) Además de ser muy inteligente, es muy simpática.
En (37a) el significado del marcador además nos obliga a buscar un
miembro discursivo anterior (v. gr., Es muy inteligente); sin
embargo, en (37b) este miembro discursivo está expreso como su
complemento.
Por lo demás, existen otras variantes de marcadores que consisten
en el marcador originario más un especificador o algún tipo de
complemento: con todo / aun con todo/ con todo y con eso; es más /
aún es más; por el contrario / antes por el contrario. No obstante, en
estos casos se trata cada uno de un marcador distinto, ya que estos
especificadores o complementos no se pueden sustituir por otros
semejantes, lo que es prueba de que se ha transformado y fijado un
nuevo adverbio (adviértase la agramaticalidad de *incluso con todo,
*con todo y con aquello, *todavía es más, * después por el
contrario).
F) En el caso de situarse el marcador en una oración, se
puede comprobar de distintos modos que se trata de un elemento
periférico. Los sintagmas que están integrados en una oración
pueden construir el resto de una elisión; así, a partir de Luisa
63
organiza una cena el martes se pueden construir diversas
construcciones elípticas:
(38) a) Luisa organiza una cena el martes y Juan también.
b) Luisa organiza una cena el martes y también un baile.
c) Luisa organiza una cena el martes y el miércoles
también
Con esta misma prueba, comparemos por este motivo, sintagma
preposicional integrado en la oración, con por consiguiente,
marcador discursivo con una posición periférica en relación con el
resto de los complementos verbales.
(39) a) Juan renunciaría al premio por esa razón y por ese
motivo, también.
b) *Juan renunciaría al premio por esa razón y por
consiguiente, también.
Los adverbios marcadores, al no estar integrados en la oración, no
pueden constituir el resto de una elipsis.
Esta falta de integración también impide que el adverbio
marcador se destaque por medio de una perífrasis de relativo,
también denominada construcción ecuacional. De Este problema
tenía, sin embargo, una sencilla solución se pueden destacar
diversos sintagmas, pero no sin embargo por no encontrarse
integrado en la oración:
(40) a) Era este problema el que tenía una sencilla solución.
b) Era una sencilla solución la que tenía este problema.
64
c) *Era sin embargo como este problema tenía una sencilla
solución.
Por último, los adverbios marcadores no pueden ser negados, al
contrario de lo que sucede con otros sintagmas de una oración.38
(41) a) No llegó, pues Juan en tren, sino Alicia.
b) No llegó, pues, Juan en tren, sino que vino en coche.
c) No llegó, pues, Juan en tren, sino en autobús.
d) *No llegó, pues, Juan en tren, sino al fin y al cabo.
G) Estas tres últimas pruebas acercan los adverbios oracionales,
y, en particular, a los adverbios oracionales de la enunciación o
adverbios elocutivos (v. gr., sinceramente, francamente o en serio).
Como ellos, pueden también aparecer con una oración
interrogativa:
(42) a) Y francamente, ¿quién sabe la respuesta?
b) Y por tanto, ¿quién sabe la respuesta?
c) *Y posiblemente, ¿quién sabe la respuesta?
Pero existen algunas diferencias que los distinguen. En primer
lugar, la imposibilidad de integrarse en una oración con el mismo
significado.
(43) a) Lo dijo francamente.
b) *Lo dijo por tanto.
38 En letra negrita lo negado en cada caso
65
Y, en segundo lugar, estos adverbios de la enunciación posen un
significado conceptual, lo que permite que sean interrogados,
negados o parafraseados.
(44) a) A: Francamente, te sienta muy bien esa chaqueta.
B: ¿Francamente? ¿De verdad?
b) A: Y por tanto, no iré a la fiesta.
B: # ¿Por tanto? ¿De verdad?
(45) a) A: Francamente, te sienta muy bien esa chaqueta
B: No es cierto, no lo dices, francamente.
b) A: Me siento mal y, por tanto, no iré a la fiesta.
B: *No es cierto, no lo dices, por tanto.
(46) a) Francamente, te sienta muy bien esa chaqueta.
b) Te sienta muy bien esa chaqueta y esto te lo digo
francamente.
(47) a) Me siento mal y, por tanto, no iré a la fiesta.
b) *No iré a la fiesta y eso lo digo por tanto.
3.6. Diferencias gramaticales interjecciones y adverbios
No sólo existen marcadores conjunciones (v. gr., pero) y
marcadores adverbios (v. gr., por tanto) algunas de las unidades
que estudiamos como marcadores discursivos son consideradas
por diversos autores como interjecciones. La categoría gramatical
66
de interjección es una de las más discutidas y peor estudiadas.39
Partamos de la tradicional definición del Diccionario de la Real
Academia (1992, s. v.): <<Voz que formando por si sola una oración
elíptica o abreviada, expresa alguna impresión súbita, como
asombro, sorpresa, dolor, molestia, amor, etc. >> Desde la
Antigüedad, como sucede en esta definición, se combinan tres
criterios para delimitar esta categoría: su carácter invariable, su
capacidad de construir unidades independientes y su entonación
exclamativa.
No obstante, Emilio Alarcos persona Gramática bueno como
interjección en Bueno, pues Rosita cantó muy requetebién (1994,
248) y Fernando Lázaro Carreter efectúa idéntica clasificación en
Bueno, dejemos las cosas como están (1997, 78) y Manuel Seco,
Olimpia Andrés y Gabino Ramos (1999, s. v.) presentan ejemplos
de bueno interjección del tipo de Son veinticinco…Bueno, lo bajaré
una peseta para que se lo lleve. Esto parece evidente si lo
comparamos con otros casos en los que sí se percibe esta
entonación:
(48) a) -¿Y cree que hay mucha corrupción?
-¡Bueno! (en El País Domingo, 11 –II – 1996, 3).
b) P. ¿Ha visto las cacareadas fotos del Rey?
R. Pero, bueno, ¿no es el Rey un ser humano para
respetarlo, y más siendo rey? (en El País, 21 – V –
1995, 60).
39 Al menos dos publicaciones recientes contribuyeron a llenar esta laguna, Alonso-Cortés (1991) y Torres Sánchez (2000). Para una revisión de su historia en la lingüística española, Lope Blanch (1979, 61-70).
67
Considero, en consecuencia, que las características primordiales
de los elementos que en estás páginas se estudian como
marcadores son su invariabilidad y su independencia, y que el
carácter exclamativo sólo se presenta con claridad en algunas
ocasiones. En cualquier caso, lo esencial para este estudio no es
si se acomodan a una categoría tradicional de la gramática, sino
que, aun siendo invariables como los adverbios marcadores que
acabamos de ver, poseen unas propiedades gramaticales
distintas. Con esta intención, denomino algunos de los usos de
bueno, claro, o bien como interjecciones, para distinguirlos de
unidades como sin embargo, además y por tanto, que se
clasifican habitualmente como adverbios.
H) La autonomía de estas interjecciones les permite ocupar
ellas solas un turno de palabra. Así, sucede, por ejemplo, en:
(49) A: vale/ me alegro
S: bueno
A: hala / hasta otro rato
S: adiós
A: adiós. (B. Gallardo, Análisis conversacional y
pragmática del receptor, 91.)
Con los marcadores que son conjunciones o adverbios la
situación es distinta. Las conjunciones que participan de la función
discursiva de marcador no son autónomas en español. Sólo la
conjunción y en raras ocasiones se emplea para pedir al
interlocutor que llegue a alguna conclusión a partir de sus propias
palabras.
68
(50) - El poder judicial está investigado la filtración de los
papeles del “CESID”
- ¿Y?
- Aún no se ha filtrado la investigación. (Ramón en
Heraldo de Aragón, 2 – I – 1997, 16.)
Dentro de los adverbios marcadores, la mayor parte no
puede ocupar ellos solos un turno de palabra:
(51) A: No te gustan las acelgas.
B: *Por el contrario.
Sólo unos pocos pueden hacerlo. Dentro de estos últimos se han
de distinguir dos tipos principales.
En primer lugar, como sucedía con y, pueden aparecer
autónomos adverbios marcadores que solicitan al interlocutor una
conclusión o una explicación de lo que se acaba de decir.
(52) - La vida sería imposible sin la mentira. Si
dijéramos siempre la verdad no sería posible la
convivencia…
- ¿Entonces…?
- Yo huyo de estos tipos que saludan diciendo
“Como somos muy amigos, te voy a decir la
verdad…” (en ABC, 5 – VI – 1996, 62).
69
Distinto es el caso de los marcadores como además y encima.
Estos marcadores con entonación exclamativa pueden ser
autónomos en casos como:
(53) A: Es rica y le ha tocado la lotería.
B: ¡Además!
Se comprende aquí como si se añadiera al último miembro
del discurso anterior, esto es, “además, le ha tocado la lotería”.
I) El carácter de unidad independiente de las interjecciones
que son marcadores del discurso también se muestra en que, en
estilo indirecto, si su posición en el discurso lo permite, pueden
separarse del miembro del discurso que las sigue por medio de la
conjunción que, algo imposible para los adverbios.
(54) a) Juan dijo que bueno que iría él a buscar el
paquete.
b) Juan dijo que sin embargo, iría él a buscar el
paquete.
c) *Juan dijo que sin embargo que iría él a buscar
el paquete.
Como se puede apreciar por estos ejemplos, la conjunción que no
puede separar el adverbio sin embargo del resto del miembro
discursivo en el que se sitúa (54c). Esto no sucede con bueno
70
(54a) o con las otras interjecciones, pues gozan de una mayor
independencia.40 Más ejemplos:
(54)
a) (…) y ella respondió a la reina que bueno, que n bien,
que ella haría cualquier cosa para entrar en calorcillo. (J.
Jiménez Lozano, Un dedo en los labios, 66.)
b) Doña Cuca me rogó que fuese a servir el té como la
otra vez y yo, por no hacerle un desaire, que bueno, que lo que hiciera falta. (M. Delibes, Diario de un
jubilado, 183.)
c) Aseguró que claro que esa podía ser una solución.
d) Dijo que vamos que podía ser una solución.
J) Los adverbios marcadores discursivos no pueden preceder
a una conjunción como pero; se pueden encontrar casos de pero,
sin embargo, y no de *sin embargo, pero, ello se debe a que, para
preceder a pero, deberían independizarse del miembro discursivo
en el que se encuentran, lo que les es imposible. Por el contrario,
la mayor independencia de los marcadores que son interjecciones
se lo permiten.
(56)
a) (…) No iba a aprobar, de ninguna manera iba a
aprobar yo mi…, a primera mi pase, Pero bueno, me
suspendieron el de… el específico, y estaba contenta
40 Esta prueba, por otra parte, distingue estas interjecciones de las llamadas interjecciones propias del tipo ¡ay! Que como se sabe desde antiguo no aparecen en discurso indirecto.
71
y todo… (M. Esgueva y M. Cantarero, El habla de la
cuidad de Madrid, 325.)
b) Dice: “Bueno, pero ¿tú quieres… o sea, quieres tú la
que vas… la, la que quieres saber el resultado?” (M.
Esgueva y M. Cantarero, El habla de la ciudad de
Madrid, 326.)
k) Los adverbios marcadores del discurso no se coordinan
entre sí, pero se puede coordinar con sintagmas que se sitúan en
incisos.41 Este tipo de construcción no es posible con las
interjecciones que son marcadores.
(57)
a) Creo, además y a pesar de todo, que siempre estará
mas dispuesta a la apertura la izquierda socialista que
la derecha popular. (V. Camps, en El país, 14 - III –
1995, 13.)
b) Pero quizás, al fin y al cabo y sobre todo, pintó de
esa manera, porque a él mismo le fascinaron las llamas
y las sombras en el entrono de su vida. (J. Jiménez
Lozano, en ABC, 17 – X – 1997, 3.)
Esta diferencia entre adverbios marcadores e interjecciones
se puede comprobar con la forma en fin. Esta unidad puede ser
interjección o adverbio.42 Ejemplo del primer tipo es:
41 No obstante, no es infrecuente que al escribir se dejen sin marcar con comas los límites del inciso. 42 Como interjección lo clasificaré dentro de los reformuladores (9. 2. 3 D). como adverbio como estructurado de la información (9. 2. 1).
72
(58)
En cada lado del departamento (del tren) hay dos
personas; no es una delicia, pero ¡en fin! (J. Camba, El
destierro, 87.)
Del segundo:
(59)
La palabra griega skholé, que significó primero ocio,
después la ocupación del hombre ocioso, es decir, el
estudio y, en fin, “escuela” filosófica. (J. A. Marina, El
laberinto sentimental, 151.)
Solo en este último caso se podría haber añadido a en fin un inciso
del tipo y no menos importante. Algo importante de realizar cuando
es interjección.
3.7. Diferencia gramaticales: interjección y formas apelativa.
Debemos distinguir las interjecciones de las formas
apelativas.
L) Las formas apelativas conservan alguna posibilidad de
flexión y combinación; así, hombre y anda pueden ser formas
apelativas o interjecciones. Como interjecciones son invariables; sin
embargo, como formas apelativas permiten las variaciones hombre /
mujer, anda /ande, aunque, por su evolución hacia una categoría
distinta de la original, no pueden formar plurales *hombres /
73
mujeres, *andad / anden.43 Así, no se puede sustituir anda por el
tratamiento de respeto ande en:
(60) a) ¡Anda! ¿Y qué le decían a Santa Teresa?
b) *¡Ande! ¿y qué le decían a Santa Teresa?
Puesto que se trata de una interjección, pero sí, en:
(61)
a) Bueno, anda, llama al médico ahora mismo y
métete en la cama a sudar. (J. J. Millás, El
desorden de tu nombre, 16.)
b) Bueno, ande, llame al médico ahora mismo y
métase en la cama a sudar
Pues aquí es una forma verbal apelativa. La misma diferencia se
da entre la interjección hombre de:
(62)
a) ¡Hombre, Carlos Prullas, dichosos los ojos!(E.
Mendoza, Una comedia ligera, 77.)
b) *¡Mujer, María Prullas, dichosos los ojos!
Donde es no posible la variación, y la forma apelativa hombre de
(63ª), que sí posee variación de género.
(63)
43 En la conversación, la forma más habitual de hombre es la interjectiva; véase Fuentes y Alcaide (1996, 197-203).
74
a) Calla, hombre, si no es más que un momento. (A.
Muñoz Molina, Plenilunio, 63.)
b) Calla, mujer, si no es más que un momento.
Esta falta de variación de la interjección se percibe
especialmente en casos en que el hablante se dirige a una mujer,
así, Alberti responde a María Asunción Mateo.
(64)
- A ti Lope te entusiasma.
- Hombre, Lope de Vega puede ser el más grande entre
los grandes (en ABC Cultura, 26 – III – 1996, 20.)
Por consiguiente, en un caso como Hombre, mujer, no seas así, el
hombre será una interjección y el mujer una forma nominal
apelativa.
Otras formas apelativas como mira y oye admiten variación
de persona para el tratamiento respeto (mire y oiga) y también de
número (mirad / miren y oíd / oigan) e incluso pueden aparecer
con sujeto (mira tú, oiga usted); sin embargo, carecen de flexión de
tiempo y modo.
(65) a) Mira, no sé qué decirte.
b) *Dijo que mirara, que no sabía qué decirle.
3.8 Conclusión
75
El concepto de marcador del discurso no es un concepto de
fundamento gramatical, sino semántico-pragmático. Se base en el
tipo de significación de ciertas unidades lingüísticas. Este
significado es un significado de procesamiento, no un significado
conceptual, aunque, de hecho, muchas unidades lingüísticas -tal
vez, todas- con significado conceptual poseen algo de significado
de procesamiento y buena parte de las unidades con significado
de procesamiento conservan restos de su significado conceptual.
Una vez establecido este criterio semántico, se comprueba
que las unidades que se acomodan a él pertenecen a tres clases
gramaticales: las llamadas conjunciones coordinantes, (v. gr.,
pero), cierto tipo de unidades bien definido que se acostumbra a
clasificar como adverbios (V. gr., por tanto) y un grupo de
unidades invariables que algunos gramáticos han situado sin
demasiada explicitud dentro de las interjecciones (v. gr., bueno).
Un grupo diferente sería el de las formas apelativas. Tienen un
uso discursivo evidente, carecen de las todas las posibilidades
flexivas de las unidades originales –nominales o verbales- y no
conservan idéntico significado; así, se le podría decir a un
invidente Mira tú, lo que me importa a mí eso, sin que se
comprenda que ha de mirar nada, y a una niña pequeña no te
metas en los charcos, mujer. No obstante, no se puede decir que
formen una clase gramatical específica.
76
CAPÍTULO 4
PRIMEROS INSTRUMENTOS
PARA EL ANÁLISIS SEMÁNTICO
4.1 Las instrucciones del significado Hemos distinguido dos tipos de significado: uno conceptual y otro
de procesamiento; el significado de los marcadores es
esencialmente un significado de procesamiento, es decir, un
significado que guía las inferencias que se han de efectuar de los
distintos miembros del discurso. Pues bien, ahora debemos
especificar este significado de procesamiento de modo que se
puedan describir de la manera más precisa posible los distintos
marcadores discursivos del español. En esta tarea partiremos de
la Teoría de la Argumentación de la Lengua de Oswald Ducrot y
Jean-Claude Anscombre (anscombre y Ducrot: 1994; Raccah: 1995:
García Nagroni: 1998a; Portolés: 1998). En la formación de esta
teoría, sus estudios sobre unidades de francés como mais
(“pero”), Pourtant (“no obstante”) o donc (“por tanto”) han tenido un
papel esencial, Ya en Les mots du discours de 1980, Ducrot
mantenía que estas unidades no son meros nexos que coordinan o
conectan unas oraciones o unas prenociones con otras, sino que
son elementos cuyo significado está formado por una serie de
instrucciones que hace comprender de un modo determinado la
relación semántica entre los miembros que conectan.
77
Este paso en nuestra exposición de la Teoría de la
Pertinencia a la Teoría de la Argumentación no es incongruente.
En la década de 1970, mientras Grice desarrolla su Principio de
Cooperación, Oswald Ducrot propone unas “leyes del discurso”
con intención muy cercana (Ducrot: 1984, capítulo 5).
El camino entre las dos corrientes de estudio se separa en mayor
medida con posterioridad. Ducrot: y sus discípulos se han ocupado
en descubrir los condicionamientos lingüísticos en la comprensión
de discurso, esto es, intentan integrar parte de la pragmática en
la lingüística. Por el otro lado, los seguidores de Grice, y en
especial la Teoría de la Pertinencia, se ocupan de sacar de los
estudios lingüísticos fenómeno que poseen una explicación
inferencial y que se creían codificados en la lengua. Las dos
escuelas observan el mismo objeto, pero de un modo opuesto: la
primera buscando las señales de la pragmática en la forma
lingüística, la pertinentista extrayendo lo pragmático de lo que se
creía exclusivamente lingüístico.
Una vez que hemos establecido con la Teoría de la
Pertinencia la importancia de lo inferencial en la comunicación en
los capítulos primero y segundo, bueno será ahora acudir a la
Teoría de la Argumentación para poder analizar lo puramente
lingüístico. Con esta intención, la propuesta de Ducrot de que el
significado de cada marcador consta de una serie de instrucciones
va a ser fundamental para avanzar en nuestro estudio, pues
permite la descomposición del significado de procesamiento que
hemos admitido para los marcadores. Adviértase que, si no se
produce este paso, el significado de cada marcador constituiría una
unidad irreductible y, en consecuencia, aunque se distinguiría con
facilidad, por ejemplo, el muy diverso significado de por tanto, sin
78
embargo, o además, nos enfrentaríamos con un verdadero
problema al intentar iluminar las semejanzas i diferencias de por
tanto, y en consecuencias, sin embargo y con todo, o además y
encima.44 El planteamiento de Ducrot nos permite pensar que la
relación entre estos pares de marcadores se debe a que comparten
alguna instrucción semántica, aunque se diferencien en otras.
4.2 Discursos pragmáticos costosos De comprender
También nos facilitará la descripción semántica de los
marcadores del concepto de “discurso pragmáticamente costoso de
comprender”. Recordemos que, por la inexcusable aplicación del
Principio de Pertinencia, los hablantes buscamos a partir de lo
dicho en efecto cognitivo mayor en relación con el esfuerzo de
tratamiento más pequeño (1.3). Así pues, un discurso
perfectamente gramatical puede ser pragmáticamente extraño-
Para el estudio de unidades como los marcadores, este hecho
será fundamental. El buen uso de una marcador, además de por
motivos propiamente gramaticales, dependerá de nuestro esfuerzo
en encontrar un contexto en el que se pueda comprender.
Tomemos, por ejemplo, el marcador encima. Nada extraño
hallamos al escuchar:
(1)
44 Esta limitación se percibe en las investigaciones d Blakemore (1987, 1989, 1996) y se atenúa en Blakemore (2000)
79
a) Debo hacerme un análisis de sangre y, encima, unas
radiografías.
b) Necesito rellenar un impreso y, encima, entregar dos
fotografías.
c) Para aprobar esa asignatura hay que hacer un
examen y, encima, redactar un trabajo.
Una paciente puede decir (1a); una ciudadana, (1b); y una
estudiante, (1c). Por el contrario, nos asombraría:
(2)
a) (Dice una médica) #Deberá hacerse un análisis de sangre y, encima, unas radiografías. b) (Dice una funcionaria) #Necesita rellenar el impreso, y, encima,
entregar dos fotografías. c) (Dice una profesora) #Para aprobar mi asignatura, hay que hacer el examen y, encima, redactar un trabajo.
Nada agramatical hay aquí; sin embargo, es costoso encontrar un contexto en el que se puedan comprender estas intervenciones. Este hecho lo indico con el sostenido #, y reservo el asterisco * para los casos de agramaticalidad y? para los de gramaticalidad dudosa. Adviértase que este coste pragmático se produce por el significado del marcador encima y las inferencias contextuales que nos fuerza a obtener. Si sustituimos encima por además, vuelve la normalidad:
(3) a) [Dice una médica] Deberá hacerse un análisis de sangre
y, además, unas radiografías.
b) [Dice una funcionaria] Necesita rellenar el impreso y,
además, entregar dos fotografías.
80
c) [Dice una profesora] Para aprobar mi asignatura, hay
que hacer el examen y, además, redactar un trabajo.
Los ejemplos (2) eran pragmáticamente costosos de comprender
porque el significado de encima nos fuerza a buscar un contexto
distinto al normalmente accesible y, en consecuencia, nos hace
como pragmáticamente extrañas estas intervenciones. De nuevo,
he de insistir en que no se trata de discursos agramaticales, sino de
discursos costosos de entender por la relación entre lo dicho y el
contexto. nSi buscamos un contexto oportuno, los costoso deja de
serlo. Pensemos, por ejemplo, que nuestra profesora, ya harta de
sus indisciplinados alumnos, los castiga diciéndoles Desde hoy,
para aprobar mi asignatura hay que hacer el examen y, encima redactar un trabajo. El nuevo contexto elimina nuestra extrañeza.
Más adelante volveré sobre el marcador encima para intentar
concretar su significado (§ 5.6).
4.3 El método de la comunicación El método de estudio del significado de los marcadores que
generalmente se ha utilizado es la conmutación. Se han agrupado
aquellos marcadores que en un contexto determinado pueden
sustituirse unos a otros. No obstante, con la premisa de la
existencia de enunciados costosos de comprender, aunque
gramaticales, también será útil para saber el significado de un
marcador la condición contraria: hallar el contexto en el que un
marcador supuestamente sinónimo de otro no puede reemplazarlo
porque la intervención resultante sería si no agramatical, al menos
pragmáticamente extraña.
81
En buena parte de las ocasiones, por ejemplo, los
adverbios marcadores discursivos por tanto y en consecuencia se
pueden conmutar sin que casi se perciba diferencia alguna.
(4) a) Se ha ido la luz. Por tanto, la televisión no marcha.
b) Se ha ido la luz. En consecuencia, la televisión no
marcha.
Los dos marcadores después de estos ejemplos se podrían
presentar como sinónimos con diferencias estilísticas. No es así.
Por tanto introduce el miembro del discurso en el que se halla como
un consecuente después de un razonamiento a partir de otro
miembro que actúa como antecedente. Deduzco que no funciona la
televisión, pues sé que cuando no hay corriente eléctrica, no
funcionan los electrodomésticos. Por otra parte, la relación de
razonamiento entre el argumento y la conclusión que establece por
tanto permite generalmente la inversión de los miembros que
vincula.
(5) No marcha la televisión y, por tanto, se ha ido la luz.
No marcha la televisión y de eso deduzco que Se ha ido la luz.
Sin embargo, la inversión con en consecuencia es más
costosa.
(6) #No marcha la televisión y, en consecuencia, se ha ido la luz.
En consecuencia muestra el miembro del discurso en el que se
encuentra como un resultado que se sigue necesariamente de un
82
estado de cosas en otro miembro anterior. Se diferencia, pues, de
por tanto en que no se presenta el segundo miembro como fruto de
un razonamiento. De este modo, mientras por un razonamiento se
puede inferir de la causa el efecto y del efecto la causa, con en
consecuencia sólo se permite el paso de causa a efecto y no a la
inversa. Un ejemplo de este tipo, pragmáticamente extraño,
evidencia una diferencia semántica entre los dos marcadores;
posteriormente será tarea del investigador dar cuenta de en qué
consiste esta diferencia.
Volvamos a además y encima para otro ejemplo. Tomemos el
siguiente par de intervenciones.
(7) a) Le ha comprado un helado y, además, un juguete.
b) Le ha comprado un helado y, encima, un juguete.
El significado de los dos marcadores parece próximo. Pero la
situación cambia en los siguientes pares:
(8) a) #Le ha comprado un helado y, además, llora.
b) Le ha comprado un helado y, encima, llora.
c) #Le echo una mano y, además, me toma el pelo.
d) Le echo una mano y, encima, me toma el pelo.
De nuevo, la conmutación nos muestra que dos marcadores que
pudieran parecer cuasi sinónimos evidencian diferencias
semánticas. Una vez descubierto este hecho, nuestra tarea
consistiría en describir el significado de encima de modo que
prediga tanto los usos cercanos a además como los divergentes (§
5.6).
83
Otros ejemplos: algunos diccionarios del español, dan como
sinónimos al contrario, por el contrario y en cambio,45 lo que,
evidentemente, no se corresponde con la realidad. Esto se puede
comprobar si se realiza el siguiente ejercicio:
EJERCICIO. Rellene los huecos del siguiente diálogo con: al
contrario, por el contrario y en cambio.
ALICIA: Me han dicho que no te gustan las alcachofas.
JUAN: ¡___________!
ALICIA: Entonces, te gustan al alcachofas y, __________, no te
hacen gracia las judías verdes. He dicho, __________,
que todas las verduras me parecen deliciosas.
Si usted ha preferido situar un marcador determinado en cada uno
de los huecos, significa que no son sinónimos.
Supongamos que ha respondido:
ALICIA: Me han dicho que no te gustan las alcachofas.
JUAN: Al contrario
ALICIA: Entonces, te gustan las alcachofas y, en cambio, no te
hacen gracia las judías verdes. ¡Qué extraño!
JUAN: Tampoco he dicho que no me gustan las judías verdes.
He dicho, por el contrario, que todas las verduras me
parecen deliciosas.
45 Para la diferencia entre al contrario y por el contrario (Portolés: 1994c) y para la diferencia entre por el contrario y en cambio (Portolés: 1998b).
84
De las tres unidades únicamente al contrario puede ser autónoma
en un turno de palabra y, en consecuencia, sólo ella puede
aparecer en el primer hueco. Este marcador, no obstante, puede
complementarse con un enunciado que lo explica:
ALICIA: Me han dicho que no te gustan las alcachofas.
JUAN: ¡Al contrario! [Me encantan.]
Esto justifica que haya situado el tercer hueco en una posición
media de su miembro discursivo: Tampoco he dicho que no me
gusten las judías verdes. He dicho, por el contrario, que todas las
verduras me parecen deliciosas. Si hubiera colocado el hueco
delante de He dicho la respuesta hubiera podido ser también al
contrario, además de por el contrario: Tampoco he dicho que todas
las verduras me parecen deliciosas. En este último ejemplo el
miembro que sigue al contrario especifica cómo se ha de interpretar
esta unidad. En cuanto a la imposibilidad de en cambio en ese
hueco, se ha de saber que, a pesar de que en numerosas
ocasiones son intercambiables en cambio y por el contrario, los
distinguen profundas diferencias semánticas que veremos en § 7.3,
y que una construcción como la de este ejemplo constituye uno de
los casos en los que el significado de estos dos marcadores diverge
más.
Por último, el segundo hueco del ejercicio se puede rellenar
con en cambio, por el contrario, aunque el uso más apropiado será
el de en cambio, ya que no hay una verdadera contrariedad entre
los dos miembros, sino un simple contraste.
En conclusión, el método de la conmutación no sólo debe servirnos
para agrupar a aquellas unidades con un significado próximo en
85
algún contexto determinado, sino también para hallar contextos en
los que la conmutación de un marcador por otro sea difícil y, de este
modo, delimitar mejor su significado.
4.4 El significado y los sentidos
Partamos de un ejemplo:
(9) Sorprende la coexistencia de dos gustos opuestos en los
debeladores del castellano; por otro, un prurito o picor que les
empuja irresistiblemente a la pedantería. [F. Lázaro Carreter,
El dardo en la palabra, 342.]
Al leerlo se comprende una oposición entre cada uno de los dos
miembros del discurso introducidos por el par de marcadores por un
lado y por otro lado: la vulgaridad se opone a la pedantería. Se
podría pensar que los marcadores por un lado y por otro lado tienen
este significado, pero no sucede así en:
(10) Francisco Tomás y Valiente estaba intelectualmente muy bien
pertrechado para comprender el nuevo Estado de las
Autonomías que instaura la constitución de 1978. Por un lado
era historiador del Derecho, con una dedicación muy especial
al Derecho Público del Estado moderno. Por otro lado, era
hombre de formación racionalista. [F. de Carreras, en El País,
16-II-1996, 16]
Aquí no se percibe oposición alguna entre ser historiador del
derecho y tener formación racionalista. Así las cosas, para describir
el significado de por un lado y por otro lado, puede haber dos
86
propuestas: la primera, que considero desacertada, consiste en
diferenciar dos partes de por un lado / por otro lado distintos, uno
con un significado de oposición para (9) y otro que carece de este
significado (10). La segunda propuesta, en cambio, aprecia que
existe un único significado pero que, según los contextos, se
pueden comprender sentidos distintos.
En nuestro estudio distinguimos, pues, entre un
<<significado>> de los marcadores en la <<lengua>> -esto es, en el
sentido lingüístico antes de su uso en el discurso- y un
<<sentido>>46 en cada discurso concreto. Es frecuente que los
estructuradotes de la información (§§ 7 y 9.2.1) de los que forman
parte por un lado y por otro lado adquieran sentido de oposición,
pero no poseen un significado de oposición. Del mismo modo, de:
(11) a) Hemos comentado los últimos días que Induráin no se
había recuperado después de las duras etapas de los
Pirineos. Pues bien, esta misma mañana ha anunciado que se
retiraban del Tour.
Se podrían pensar que pues bien introduce una consecuencia: la
retirada de Induráin fue causada por no haberse recuperado. Pero
este sentido consecutivo desaparece cuando se varían los
miembros vinculados. No se trata, pues, de su significado sino de
un sentido posible. Pues bien no es un conector consecutivo (§ 7.2). (11) b) Hemos comentado los últimos días que Induráin no se
había recuperado después de las duras etapas de los
46 Para esta diferencia entre significado y sentido véase Ducrot (1980ª). No obstante, Ducrot prefiere el término significación a significado.
87
pirineos. Pues bien, hoy ha mostrado que se encuentra de
nuevo magnífica forma física.
c) Hemos comentado los últimos días que Induráin no se
había recuperado después de las duras etapas de los
Pirineos. Pues bien, la suspensión de la carrera por el mal
tiempo le ha beneficiado.
4.5 Tipos de instrucciones semánticas
Después de presentar estos primeros instrumentos para el
estudio del significado de los marcadores, en los tres capítulos
siguientes me detendré en tres tipos principales de instrucciones
semánticas: las argumentativas, las de formulación y las de
estructura informativa. Ello no significa que sean las únicas que se
pueden proponer para los marcadores, aunque, eso sí, considero
que son las principales desde nuestro planteamiento teórico.
Por otra parte, en el desarrollo de estos capítulos se
comprobará que en su significa instrucciones de distintos tipos.
88
CAPITULO 5
LAS INSTRUCCIONES
ARGUMENTATIVAS
5.1 La Teoría de la Argumentación en la Lengua Como anuncié en el capítulo anterior, Oswald Ducrot y Jean Claude
Anscombre han desarrollado en diversas publicaciones, unas veces
realizadas en común y otras por separado, una teoría que han
denominado Teoría de la Argumentación en la Lengua.47Es una
teoría semántica. En ella estudian la forma en la que los enunciados
condicionan por su significado la continuación del discurso.
Tradicionalmente, cuando de atendían a estos problemas, se tenían
en cuenta los hechos representados por la lengua y no la lengua en
sí. En:
(1) Manolo ha bebido. No debe conducir.
Se pensaba que era exclusivamente el hecho de que Manolo
hubiera bebido el que forzaba a la conclusión de que no debería 47 Desde 1995 los dos autores han continuado su obra por separado. Oswald Ducrot, junto con Marion Carel, desarrolla la teoría de los Bloques Sonánticos (Ducrot y Carel: 1999; Ducrot: 2001), Jean-Claude Ancombre la Teoría de los Estereotipos en la Lengua (Anscombre: 1995, 1998, 2001). Las dos orientaciones pretenden dar cuenta de distinto modo de problemas que, en su opinión, no resolvían sus planteamientos anteriores.
89
conducir: Ducrot y Anscombre muestran que no es así.
Supongamos que alguien se beba dos copas de vino. Con la misma
cantidad un hablante puede decir que Manolo ha bebido un poco y
otro que Manolo ha bebido poco. El hecho es idéntico para los dos
enunciados, pero el uso de una unidad u otra (v. gr., un poco o
poco) va a condicionar la continuación del discurso. <<Beber un
poco>> nos conduce a, por ejemplo, <<no deber conducir>>;
mientras que <<beber poco>>, a <<poder conducir>>:
(2) a) Manolo ha bebido un poco. No debe conducir.
b) Manolo ha bebido poco. Puede conducir.
La cantidad de vino puede ser idéntica (el hecho), pero la
continuación del discurso la fijan los dos adverbios (la lengua).
Son los propios elementos lingüísticos, y no los hechos que
pudieran representar, los que encaminan la argumentación. No se
argumenta CON la lengua –con lo que la lengua representa-, sino
En la lengua –con lo que la lengua dice.
La argumentación de Ducrot y Anscombre no se corresponde, pues,
exactamente con el significado habitual de la palabra. En su teoría
cualquier argumenta –favorece una serie de continuaciones del
discurso y dificulta otras- porque ello es inherente a todo significado
lingüístico.
En la introducción vimos un ejemplo típico de argumentación en la
lengua con marcadores discursivos: de Es feo pero es simpático, se
llega a distintas conclusiones que de Es simpático pero es feo;
recordemos que, en el primer caso, nuestro joven enamorado tenía
90
alguna oportunidad y, en el segundo, más bien pocas. Estas
conclusiones no se pueden explicar por la representación de la
realidad, puesto que en las dos intervenciones alguien <<es feo>> y
<<es simpático>>, sino por razones estrictamente lingüísticas: el
significado de pero y la posición de los miembros del discurso que
conecta.
5.2 La orientación argumentativo
Los enunciados pueden favorecer unas continuaciones del
discurso e impedir atrás, así que se puede decir que están
<<orientados>> argumentativamente en una dirección determinada.
Para comprenderlo mejor partamos de los siguientes ejemplos.
(3) a) Le están saliendo los colmillos. Nos va a dar una mala
noche.
b) Este coche se nos ha quedado pequeño. Tenemos que
comprar otro mayor.
c) Hace una buena tarde. Voy a llevar a la niña al parque.
(4) a) #Le están saliendo los colmillos. No se despertará en
toda la noche.
b) #Este coche se nos ha quedado pequeño. No tenemos
que comprar otro mayor.
c) #Hace una buena tarde. No saldremos de casa.
Nuestra extrañeza ante los ejemplos (4) se debe a que la
<<orientación argumentativa>> de los enunciados que se sitúan en
primer lugar se corresponde con un tipo de conclusiones como las
91
que aparecen en (3) y no a sus contrarias, como en (4). Por lo
general, los niños que echan los dientes no pasan buenas noches,
cuando un coche se queda pequeño se intenta comprar otro mayor
y se va al parque cuando hace buen tiempo. En (3) se puede decir
que los segundos enunciados mantienen la orientación
argumentativa de los primeros, son conclusiones esperadas de los
argumentos que constituyen el primer enunciado. Ahora bien,
supóngase que contra lo esperado, el bebé del que hablamos
duerme como un bendito aunque le salgan los colmillos. Se podría
decir: Le están saliendo los colmillos, pero no se va a despertar
toda la noche. El marcador del discurso pero vincula el primer
enunciado con el segundo e indica por su significado que,
contrariamente a lo que se debería esperar de la orientación
argumentativa de Le están saliendo los colmillos, este bebé va a
dejar dormir a sus padres. Por consiguiente, No se despertará en
toda la noche es una conclusión <<antiorientada>> con respecto a
la orientación argumentativa del enunciado Le están saliendo los
colmillos.
Evidentemente, se puede argüir que no todos los enunciados
orientan necesariamente hacia una conclusión determinada.
Compárense:
(5) a) #Alicia es inteligente. Le suspenden los exámenes.
b) Alicia es inteligente. Sin embargo, le suspenden los
exámenes.
(6) a) Alicia es inteligente. Invierte en deuda pública.
b) Alicia es inteligente. Sin embargo, invierte en deuda
pública.
92
Sabemos que los inteligentes aprueban los exámenes, pero no está
culturalmente establecido que compren o no deuda pública, por ello
no son especialmente costosas cualquiera de las dos
continuaciones de (6). Con todo, una vez empleado por un
determinado hablante del marcador sin embargo, por ejemplo en
(6b), se infiere que para él lo inteligente es no comprar deuda
pública, esto es, que en su opinión <<ser inteligente>> orienta en
unas circunstancias determinadas hacia <<no invertir en deuda
pública>> y que por eso relaciona Alicia es inteligente e invierte en
deuda pública con un marcador del tipo sin embargo. Asimismo,
nuestra jocosa extrañeza ante el dicho Era de noche y, sin
embargo, llovía se debe a que el marcador sin embargo nos obliga
a encontrar un contexto en el que <<ser de noche>> oriente hacia
<<no llover>>, lo que indudablemente no es sencillo.
Por otra parte, de igual forma que existen enunciados
<<antiorientados>> con respecto a unos argumentos determinados,
también hay enuciados <<coorientados>> con otros argumentos.
(7) a) Juan es inteligente. Encontrará trabajo.
b) Juan es trabajador. Encontrará trabajo.
c) Juan es inteligente y, además, trabajador. Encontrará
trabajo.
Tanto <<ser inteligente>> como <<ser trabajador>> son dos
argumentos orientados hacia la conclusión Encontrará trabajo. Son,
pues, dos argumentos coorientados.
5.3 La fuerza argumentativa
93
Los argumentos, además de una orientación determinada, también
poseen mayor o menor <<fuerza argumentativa>>. Así, por ejemplo,
el miembro del discurso en el que se encuentra el marcador con
todo es una conclusión antiorientada a un primer miembro.
(8) Nunca había sido tan grande la confusión que debió de reinar
en los pensamientos de Sorfos como la que se apoderó de
ellos en aquellos días; con todo, al día siguiente, no habiendo
casi dormido en toda la noche, no vaciló en coger el caballo
bien de mañana y se encaminó a la villa de Virrinio […]. [R.
Sánchez Ferlosio, El testimonio de Yarfoz, 260.]
De tener la mayor confusión de su vida, no se inferiría que Sorfos
no vacilará al día siguiente, por ellos se introduce este miembro
discursivo con el marcador con todo. El miembro con este marcador
está antiorientado en relación con el discurso anterior.
Esta misma instrucción semántica nos permitirá agrupar con todo
con otros marcadores en la clase de los conectores
contraargumentativos (§ 9.9.2. C). Ahora bien, le diferencia de otros
marcadores de significado próximo, como sin embargo y no
obstante, el hecho de que con todo presente el miembro como un
fuerte argumento para conducir a una conclusión contraria a la
expresada.
(9) a) Luisa es extremadamente trabajadora. Con todo, no
conseguirá presentar el informe a tiempo.
b) #Luisa es algo trabajadora. Con todo, no conseguirá
presentar el informe a tiempo.
94
El que Luisa sea <<extremadamente>> trabajadora explica que se
pueda emplear sin dificultad con todo. Esto no sucede si es sólo
<<algo>> trabajadora, ya que <<ser extremadamente trabajador>>
constituirá un argumento fuerte, que >>ser algo trabajador.
En caso como este último será más sencillo utilizar sin
embargo o, simplemente, pero.
c) Luisa es algo trabajadora, pero no conseguirá presentar
el informe a tiempo.
El significado de con todo no sólo muestra su miembro discursivo
como antiorientado con el anterior; sino también presenta aquel
primer miembro como argumento fuerte. Este hecho explica que
con todo se documente en casos en los que el primer miembro
discursivo no se limita a un solo argumento sino que agrupa una
serie de ellos.
(10) a) La tragedia de Sevilla se ha divulgado <<por toda
España>> (palabras de Leonor). La han comentado las
gentes; ha sido un tema de viva curiosidad para la opinión.
Con todo, en una ciudad de vida tan sencilla y clara como
Córdoba, Leonor ha podido vivir, durante un año, sin que
nadie se percate de ello. [Azorín, Rivas y Larra, 29.]
b) Nos americanizmos, nos europeizamos, loado sea Dios;
salimos por fin de la pana y de la bota de tinto. El progreso,
con todo, no es general: quedan como muñones del antaño
entrañable, las corridas de toros. [F. Lázaro Carreter, El dardo
en la palabra, 291.]
95
En el texto de Azorín la tragedia <<se ha divulgado por toda
España>>, <<la han comentado las gentes>> y <<ha sido un tema
de viva curiosidad>>, tres argumentos, a los que se opone la
conclusión que introduce con todo; en el Lázaro, <<los españoles
nos americanizamos>> y <<nos europeizamos>>, además,
<<salimos de la tralla>>, <<de la pana>> y de la <<bota de tinto>>.
5.4. Los modificadores realizantes y los desrealizantes. Oswald Ducrot (1995) explica las cualidades argumentativas de
algunos modificadores de núcleos sintácticos, especialmente
modificadores de nombres y verbos, a partir de su influencia en la
orientación y en la fuerza argumentativa de estos núcleos. Distingue
aquellos modificadores que acrecientan su fuerza (<<modificadores
realizantes>>) manteniendo la misma orientación argumentativa, de
aquellos que la rebajan o la invierten (<<modificadores
desrealizantes>>). Por ejemplo, el adjetivo caudaloso es un
modificador realizante con respecto a río y medio seco es un
modificador desrealizante.
(11) a) Por esa ciudad pasa un río. No falta el agua.
b) Por esa ciudad pasa un río caudaloso. No falta agua.
<<Que pase un río>> orienta hacia la conclusión No falta el agua.
Esta misma conclusión se mantiene si se añada un adjetivo
realizante como caudaloso. Con un río caudaloso tampoco habrá
problemas con el agua.
(12) Por esa ciudad pasa un río medio seco. Siempre falta el agua.
96
El sintagma adjetivo medio seco es un modificador desrealizante y
puede invertir la orientación argumentativa de río. Si pasa un río por
una ciudad, se espera que no falte el agua, pero si el río está medio
seco sí puede faltar.
Existen marcadores que pueden vincular un modificador
realizante con su núcleo; así, los marcadores además y encima.
(13) a) Zaragoza tiene un río y, además/encima, caudaloso.
b) Son parientes y, además/encima, cercanos.
c) Habla alemán y, además/encima, con fluidez.
Por el contrario, los marcadores pero y eso sí pueden relacionar un
modificador desrealizante con su núcleo.
(14) a) Madrid tiene un río, pero/eso sí, medio seco.
b) Son parientes, pero/eso sí, lejanos.
c) Habla alemán, pero/eso sí, con acento.
Si bien los adverbios además y encima y la conjunción pero tienen
otros usos junto al de marcar ese tipo de modificadores, el adverbio
eso sí se encuentra prácticamente especializado en situarse en
modificadores desrealizantes que en unas ocasiones invierten la
orientación argumentativa del miembro anterior y en otras
simplemente atenúan su fuerza. Este modificador puede ser una
simple palabra o sintagma:
(15) a) […] no se adivina a lo largo y a lo ancho del continente
europeo la potencia que pueda poner freno a la marcha
97
arrolladora, pacífica, eso sí, de la nueva Alemania [en El País
Domingo, 11-IX-199, 5].
Y también toda una oración independiente o subordinada.
b) Tres ancianas genovesas, una de 83 años y dos
sexagenarias, dirigían una red de prostitución que, eso sí,
tenía el detalle de hacer descuento a los jubilados [en El País,
7-II-1996, 45].
5.4 Las escalas argumentativas Hemos observado que existen diversos argumentos que, teniendo
la misma orientación, poseen distinta fuerza. Este hecho nos
permitirá proponer escalas argumentativas que los ordenen según
su fuerza (Ducrot: 1980b)48 Así, para concluir <<Aprobará el
examen>>, se puede partir de diversos argumentos ordenados en
una escala.
+ FUERZA
-Ha estudiado mucho
-Ha estudiado bastante
-Ha estudiado un poco
Conforme vayamos ascendiendo en la escala, la fuerza
argumentativa será mayor. Las escalas nacen, pues, de un
ordenamiento, según su fuerza argumentativa, de argumentos 48 Estudios sobre elementos escalares del español son Ruiz Gurillo y Pons (1996), Acín (1998), García Negroni (1998b), Schwenter (1999, 2000) y Porroche (2000).
98
coorientados para la procesión del discurso en una dirección
determinada. Así, <<ha estudiado bastante>> está en la misma
escala que <<ha estudiado mucho>>; mientras que <<ha estudiado
poco>> estaría en la escala de <<no ha estudiado nada>>,
argumentos estos últimos que conducirían a concluir <<Suspenderá
el examen>>.
Este fenómeno de ordenación de escalas también se produce
con marcadores del discurso. Este es el caso de es más.
(16) Es inteligente. Es más, tiene un talento fuera de lo común.
Este marcador crea una escala argumentativa en la que los
argumentos se ordenan según su fuerza argumentativa para
proseguir el discurso en un sentido determinado. Así, el argumento
con es más tiene más fuerza argumentativa que el anterior: <<tener
un talento fuera de lo común>> tiene más fuerza como argumento
que simplemente <<ser inteligente>>. Este hecho se confirma por
nuestra extrañeza ante los siguientes ejemplos, pues en ellos se
sitúa el miembro argumentativamente más fuerte en primer lugar.
(17) a) #Estudia muchísimo, es más, estudia mucho.
b) #Es multimillonario, es más, tiene mucho dinero.
c) #Confía ciegamente en sus amigos, es más, confía en
sus amigos.
d) #No pega ojo, es más, duerme mal.
La dificultad se resuelve si se ordenan los miembros de tal forma
que, conforme a las instrucciones semánticas de es más, el
marcador se sitúe en el miembro con mayor fuerza argumentativa.
99
(18) a) Estudia mucho, es más, estudia muchísimo.
b) Tiene mucho dinero, es más, es multimillonaria.
c) Confía en sus amigos, es más, confía ciegamente en
sus amigos.
d) Duerme mal, es más, no pega ojo.
5.5 La suficiencia argumentativa A los conceptos propuestos por Ducrot y Anscombre, voy a añadir
uno que, en parte, se deduce de su propia teoría: el de
<<suficiencia argumentativa>> (Portolés: 1998c). Tanto Manolo ha
bebido un poco, como Manolo ha bebido mucho están orientados
hacia No debe conducir, por eso sería extraño escuchar #Manolo ha
bebido mucho, pero no debe conducir y también lo sería #Manolo
ha bebido mucho. No debe conducir puede que no considere
Manolo ha bebido un poco un argumento con una fuerza suficiente
como para concluir No debe conducir. Tomando un ejemplo
exagerado, se puede decir Juan tiene un buen sueldo. Puede llevar
una vida desahogada y, en cambio, nos extrañaría Juan tiene un
buen sueldo. Va a comprarse una compañía aérea. Esto no significa
que <<tener un buen sueldo>> sea un argumento antiorientado con
>>comprar una compañía aérea>>, sino que es un argumento
insuficiente. Si analizamos de nuevo el ejemplo Es feo pero
simpático y tenemos en cuenta este concepto de suficiencia
argumentativa, el marcador pero no sólo muestra que es el miembro
del discurso que los sigue aquel que guía las conclusiones que se
han de obtener, sino también que el miembro del discurso anterior
es un argumento insuficiente para conducir a la conclusión hacia la
que orienta. No se incluye <<La chica no le hará caso>> porque,
100
antepuesto a pero, se presenta <<ser feo>> como un argumento
insuficiente.
Habitualmente se considera el marcador pero como un
marcador que introduce un segundo miembro del discurso
antiorientado con respecto al primero, es decir, si el primer miembro
encamina hacia una conclusión determinada, el segundo miembro
presenta: o bien directamente una conclusión contraria –
contraargumentación directa-, o bien argumento que orienta hacia
esta conclusión contraria –contraargumentación indirecta-. Ejemplos
de los dos tipos de contraargumentación son:
(19) a) Es feo pero tiene novia. (Contraargumentación directa.)
b) Es feo pero es simpático. [Así que tiene novia.]
(Contraargumentación indirecta.)
En (19ª) <<tener novia>> es una conclusión que se opone
<<directamente>> a <<ser feo>> -lo esperable de los feos es que
no tengan novia-; en (19b) <<ser simpático>> no es contrario a
<<ser feo>> -los feos no tienen por qué ser antipáticos-, sino que es
simplemente un argumento que conduce a una conclusión contraria
a la que guía <<ser feo>>; si los feos no tienen novia, los simpáticos
si la tienen. Por tanto, se llega <<indirectamente>> a la conclusión
contraria: <<tiene novia>>.49
Con todo, no son extrañas las ocasiones en las que los dos
miembros vinculados por pero no se encuentran antiorientados. Los
casos más evidentes son aquellos en los que se repite en el
segundo miembro el primero con mayor énfasis:
49 Adverbios marcadores como sin embargo, no obstante o con todo sólo aparecen en contraargumentaciones directas (Portolés: 1995b).
101
(20) a) ¿Qué es esto?, pero ¿qué es esto? […] [F. Ayala, El
Hechizado, 173.]
b) En la sacristía ha dejado bizcochos, una botella de
anisete y tres de vino muy rico, pero, muy rico. [B. Pérez
Galdós, Gloria, 280]
Esto también sucede con los modificadores que M. M. García
Negroni (1995) denomina <<superrealizantes>> y que aumentan en
grado sumo la fuerza del núcleo que complementan. E. Acín (1993,
131-132) presenta los siguientes ejemplos:
(21) a) Ha metido la pata, pero bien.
b) Que se persone aquí, pero inmediatamente.
c) Me voy, pero pitando.
Tampoco vincularía pero dos miembros antiorientados en casos
como:
(22) a) Era como una segunda madre de todos, tanto por su
autoridad como por sus desvelos, pero además se ocupaba
de cualquier extraño que le tocara el corazón. [G. García
Márquez, Noticia de un secuestro, 117.]
En nada se opone que alguien se desvele por nosotros a que,
además, se ocupe de un extraño. En estos casos, el segundo
miembro incluye habitualmente los adverbios además o sobre todo.
(22) b) En Puerto Rico me agradó, como decía, el país y me
agradaron sus gentes; pero sobre todo me intereso muy
102
vivamente la experiencia por la que ese pueblo estaba
atravesando. [F. Ayala, Recuerdos y olvidos, 382.]
Después de comprobar la existencia de estos usos del marcador
pero con miembros coorientados, quedan dos posibilidades de
descripción: defender la existencia de un PERO 1 (con miembros
antiorientados) y un PERO 1(en miembros coorientados), o, por el
contrario, hallar un significado que englobe los dos. En mi opinión,
el concepto de suficiencia argumentativa permite esta última
solución. En realidad, lo que indica el significado de pero no es que
el segundo miembro esté antiorientado con el primero sino que es el
segundo miembro, y no el primero, el que condiciona la prosecución
del discurso por poseer mayor fuerza. La necesidad de marcar
lingüísticamente este hecho se produce generalmente por dos
causas: la más habitual es porque la orientación del primer miembro
sea opuesta, como en (19), pero también porque, aunque bien
orientada, sea un argumento <<insuficiente>> para llegar a las
conclusiones deseadas, como en (20-22). En los dos casos se
emplea el mismo pero y posee, por consiguiente, un significado
idéntico.
También para dar cuenta del significado de encima –del que
ya hemos hablado en §§ 4.2 y 4.3- es útil el concepto de suficiencia
argumentativa. Encima vincula por su significado dos miembros del
discurso y presenta el miembro que lo precede como un argumento
con fuerza suficiente para llegar a una conclusión determinada.
(23) Es una trabajadora insaciable. Se marcha a las once de
la noche y encima se lleva papeles a casa [en El País
Domingo, 26-I-1997, 14].
103
Para concluir que Es una trabajadora insaciable es un argumento
suficiente Se marcha a las once de la noche, que se lleve los
papeles a casa presenta con encima como un argumento que en
este caso refuerza la argumentación. Otro ejemplo:
(24) Rato tiene el aspecto de un gestor fiable. Con eso basta.
Si encima es un buen contable, mucho mejor. [M. Vicent, en
El País Domingo, 2-III-1997, 2.]
Cuando antes (§ 4.2) utilizábamos encima para vincular las palabras de
una médica Deberá hacerse un análisis de sangre y, encima, unas
radiografías, presentamos a una especialista que prescribe unas
radiografías cuando considera suficiente un análisis de sangre y
esto no se corresponde con lo que sabemos de los médicos. En
cambio, la paciente sí se puede quejar diciendo Debo hacerme un
análisis de sangre y, encima, unas radiografías, para ella sí debería
ser suficiente el análisis. El mismo motivo de extrañeza nos causa
en labios de una funcionaria Necesita rellenar el impreso y, encima,
entregar dos fotografías y de una profesora Para aprobar mi
asignatura, hay que hacer el examen y encima, redactar un trabajo.
También tanto en Le he comprado un helado y, encima, un juguete
y como en Le he comprado un helado y, encima llora (§ 4.3) el primer
miembro se presenta como suficiente para llevar a una conclusión
del tipo <<esta niña tiene que estar contenta>>. Esto le diferencia
de además y le permite que, contrariamente a este otro marcador,
pueda introducir una conclusión contraria a la esperada, esto es,
104
<<aunque comprar un helado es un argumento suficiente para estar
contenta, la niña llora>>.50
50 En García Negroni (2000) se aventura otra explicación para los hechos que aquí se describen.
105
CAPITULO 6
LAS INSTRUCCIÓNES
DE FORMULACIÓN
6.1 La formulación51
Las instrucciones argumentativas de los marcadores que
acabamos de ver se fundamentan en la propia capacidad
argumentativa de los distintos miembros del discurso. Éstos, por su
propio significado, favorecen o dificultan una serie de
continuaciones discursivas o de inferencias, Los marcadores
muestran o encauzan las relaciones argumentativas entre los
diversos miembros del discurso. Un marcador como además en Es
inteligente y, además, muy trabajadora presenta el miembro
discursivo en el que se encuentra como un argumento con la misma
orientación que un miembro discursivo, anterior; uno como sin
embargo en Es inteligente y, sin embargo, suspende sus exámenes
muestra el miembro en el que se localiza como una conclusión no
esperada a partir de la orientación de un miembro discursivo
anterior; y otro como por tanto en Es inteligente y, por tanto,
aprueba los exámenes presenta su miembro discursivo como un
consecuente de un miembro anterior que actúa como antecedente.
51 El concepto de formulación que se sigue en estas páginas se desarrolla y ejemplifica en Briz (1998, 201-230) y en Pons (1998, 213 y passin).
106
Estos tres marcadores y aquellos que se comportan de un modo
semejante los agruparé en los <<conectores>> (§ 9.2.2).
Un tipo de relaciones semejante se podría pensar de un
marcador como a sea en:
(1) Es evidente que el Bien tenga que ser práctico, o sea,
humano. [E. Lledó, Días y libros, 30]
El miembro del discurso con o sea se presenta aquí como una
paráfrasis de un miembro anterior: cuando he dicho práctico he
querido decir humano. Desde el punto de vista argumentativo los
dos miembros parafraseados han de tener idéntica argumentación,
han de conducir a una misma conclusión. Ahora bien, la realidad es
más compleja. Veamos otros ejemplos:
(2) El texto no va muy allá. Escrito como una típica construcción
verbal americana, con los trucos y las escenas que se
enseñan en las escuelas de escritores. O sea, bien hecho. [E.
Haro Tecglen, en El País, 21- III-1998, 32.]
La orientación argumentativa del miembro con o sea es en este
caso distinta a la del miembro discursivo anterior, lo esperable de
que se presente un texto teatral como un ejercicio de escuela es
que se concluya con una crítica, pero éste no es el caso: el texto
está bien hecho. Con o sea se puede llegar incluso a la
rectificación:
107
(3) Parece ser que Justo Redondo, el panadero de Castrillo, o
sea, su hijo, se les baja con la furgoneta antes de que
amanezca. [M, Delibes, Diario de un jubilado, 63.]
No era Justo Redondo quien bajaba los panes, sino su hijo. Así
pues, la orientación de los miembros discursivos vinculados no
parece ser esencial para un marcador como o sea, es el miembro
discursivo que se ha de tener presente en la prosecución del
discurso.
Las instrucciones de formulación de algunos de los
marcadores condicionan la comprensión del miembro discursivo en
el que encuentran de un modo determinado y, a la vez, lo
presentan, frente al discurso anterior, como aquel que transmite
satisfactoriamente la intención comunicativa del hablante (Murillo:
2000). Este hecho permite su mayor en relación con el discurso
precedente, lo que facilita su uso para modificar o renovar la
planificación discursiva que se estaba realizando hasta ese
momento.
6.2. La formulación en la conversación Dentro de los marcadores discursivos que tienen instrucciones de
formulación se deben distinguir aquellos que generalmente
presentan una formulación de un miembro anterior –esto es, los
<<reformuladores>>-, son los casos de o sea que acabamos de ver:
el hablante considera que lo ya dicho no transmite
satisfactoriamente su intención comunicativa y utiliza un
reformulador para presentar el miembro del discurso que lo sigue
como una mejor expresión de lo que se pretendió decir con el
108
precedente, lo anterior se ha de interpretar a partir de este nuevo
miembro discursivo. En Es evidente que el Bien tiene que ser
práctico, o sea, humano, Emilio Lledó aclara que cuando ha dicho
práctico ha querido decir humano y que desde humano, se ha de
reinterpretar práctico.
Sin embargo, un marcador frecuente en las conversaciones
como bueno, no presenta una nueva formulación de un miembro
precedente, indica tan sólo que el miembro del discurso que lo
sigue es aquel que se ha de tener en cuenta para la prosecución del
discurso, lo que tendrá consecuencias inmediatas en la
organización discursiva. Esta menor concreción que los
propiamente reformuladores es la que favorece que bueno se utilice
tanto en casos que se interpretan como una nueva formulación de
un miembro precedente como en otros que no lo son. Es ejemplo
del primer uso:
(4) Todo estaba anunciado. Bueno, casi todo. [E. Lamo de
Espinosa, en El País, 6-III-1996, 14]
Donde un miembro anterior del discurso se ve corregido por un
segundo miembro; aquí de comprendería una reformulación, pues
los dos miembros están expresos. No obstante, en realidad, bueno
no vincula por su significado los dos miembros discursivos sino que
se limita a indicar que es el miembro que lo sigue el que se debe
tener en cuenta, por ello también se utiliza, por ejemplo, para variar
la planificación de un discurso que se considera inadecuada, sin
que se perciba la relación de reformulación de un miembro anterior.
109
(5) Imagínate lo que debe vivir en este infierno en una casa estilo
Tudor, como la que mis padres habitan en la capital. Bueno, si
no tiene objeción podemos hablar un poco de nuestro barco.
[A. Mutis, Empresas y tribulaciones de Margroll el Gaviero, II,
254.]
El hablante abandona su discurso sobre las edificaciones en el
trópico, en concreto sobre la casa estilo Tudor de sus padres, para
comenzar a hablar del asunto de la venta de un barco. Su
significado general de formulación también le permite encabezar el
comentario fundamental después de una primera secuencia
discursiva de preparación, lo que lo acerca aquí a usos propios de
los estructuradotes de la información (§§ 7 y 9.2.1). (6) Llevo más de treinta años en esta profesión, don Carlos, y
desde la concha [de apuntador] me he dado un hartón de ver
pantorras; bueno, pues le aseguro que éstas son de
rechupete; se lo dice un experto. [E. Mendoza, Una comedia
ligera, 63.]
El apuntador en primer lugar recuerda que por sus treinta años de
profesión ha visto muchas piernas, para, después de bueno, dejarse
de preámbulos e ir a lo esencial: las de aquella muchacha eran
magníficas.
Aunque es ciertamente difícil concretar más el significado de
marcadores como bueno, propios de la conversación, indagar su
origen nos proporcionará algunos datos interesantes. El bueno
marcador discursivo constituye una evolución del adverbio asertivo.
110
(7) A: ¿Quieres un poco más de paella?
B: Bueno.
Quien utiliza este adverbio no sólo indica que quiere un poco más
de paella, sino que admite una sugerencia, petición, ofrecimiento,
etc., de su interlocutor.
(8) a) <<Que si quiere un pescado; le digo, don, que si quiere
pescado.>>
<<¿Un pescado? ¿Qué pescado?.>>
<<¡Un pescado! ¿Lo quiere o no lo quiere?>>
<<Bueno>>, dije yo. ¿Qué iba a decir? Dije que bueno.
Le ofrecen a uno un pescado…[F. Ayala El Hechizado,
172.]
b) P. ¿Me ama?
R. No
P. ¿La amo?
R. No
P. Insisto: ¿me ama?
R. No, no y no.
P. Y otra vez: ¿la amo?
R. Bueno, le diré que no lo sé [en El País, 2-IV-1995,
60.]
Sin embargo, sería extraño contestar con bueno a una consulta del
tipo: ¿La Nacional V es la carretera de Extremadura?, donde se
podría responder sin problemas con sí o claro. Por otra parte, la
posibilidad de admitir una propuesta trae consigo la capacidad de
rechazarla. No causaría asombro, por ejemplo, que un hijo
111
contestara a su madre con un Bueno a Lleva este cubo a la cocina,
pero un soldado tendría graves problemas si respondiera
igualmente Bueno a su sargento: si se responde con bueno a una
orden, se la convierte en petición y, como todos sabemos, los
sargentos no piden, ordenan.
Este significado de consentimiento es el que explica, por
ejemplo, los frecuentes usos de corrección o autocorrección de
bueno (v. gr., Todo estaba anunciado. Bueno, casi todo), con él se
admite o se previene un posible desacuerdo del interlocutor.
También justifica su aparición encabezado respuestas a preguntas
o requerimientos de cualquier tipo.
6.3 Los reformuladores y la orientación argumentativa El término reformulación procede de E. Gulich y T. Kotschi (1983),
es decir de la gramática textual. Se basa en la teoría en la
reformulación de G. Antos (1982). Para este autor, formular un
enunciado es una actividad intencional que requiere un esfuerzo, ya
que es preciso resolver diversas dificultades. Así pues, existe una
distancia entre lo que se quiere contar y la expresión lingüística
formulada. Este hecho puede traer consigo que la formulación no
sea todo lo acertado que debiera para lograr una comunicación
óptima. Ello ocasiona una nueva formulación, una reformulación.
Como hemos visto, en esta tarea las lenguas han acuñado una
serie de unidades que facilitan por su significado este tipo de
operaciones.52 Los reformuladores presentan el miembro del
discurso que los sigue como la nueva perspectiva desde la que se
52 La escuela de Ginebra de análisis del discurso dirigida por Hedí Roulet ha estudiado con detenimiento este tipo de marcadores; véase especialmente Roulet (1987) y Rossari (1994).
112
debe reinterpretar un primer miembro. Así permiten volver el
elemento anterior y asignarle una nueva interpretación, por
suponerse que, a partir de este primer miembro, no se han debido
conseguir las inferenciadas deseadas.
Ahora bien, los distintos reformuladores no se comportan del
mismo modo en relación con la orientación argumentativa del primer
miembro.
Tomemos algunos del grupo de los <<reformuladores
recapitulativos>> (§ 9.2.3 D). Estos marcadores presentan su
miembro del discurso como una conclusión o recapitulación a partir
de un miembro anterior o de una serie de ellos.
(9) Ahí produjo un colapso total del país, de su administración, del
Ejército, de todo proyecto nacional, en suma [en ABC Cultural,
28-XI-1997, 18].
Con el miembro de en suma (i.e. de todo proyecto nacional) se
reformula, al tiempo que se recapitula, la serie de miembros
discursivos anteriores (el país, su administración, el Ejército). En el
mismo grupo que en suma se pueden situar en conclusión, en
resumen, en síntesis, en resumidas cuentas, en definitiva o a fin de
cuentas. Todos ellos podrían sustituir a en suma en el ejemplo
anterior. No obstante, su relación con el miembro discursivo anterior
no es idéntica. Tanto en suma como en conclusión, en resumen y
en síntesis mantienen la orientación argumentativa de los miembros
anteriores, algo que no siempre sucede con en resumidas cuentas,
en definitiva puede introducir un miembro con la misma orientación
113
que los recapitulados (10a), pero también un miembro con
orientación contraria (10b):
(10) a) Las cuerdas de los tendederos de los pisos inferiores
actuaron de improvisados y sincronizados paracaídas.
Amortiguaron la gran velocidad de caída y en definitiva
salvaron la vida del bebé [en El País, 27-XI-1997, 72].
En (10a) con Salvaron la vida del bebé se recapitula una serie de
miembros discursivos con igual orientación argumentativa:
<<actuaron de paracaídas>> y <<amortiguaron la velocidad de la
caída>>; en este caso se podría reemplazar en definitiva por en
suma. Por el contrario, en (10b) que <<le guste el desarraigo de
Madrid>> es una conclusión antiorientada –sigue a un pero- en
relación con el miembro discursivo anterior (<<envidia las
tradiciones de otros lugares>>) y es difícil que en este caso se
pueda sustituir por en suma. Esta imposibilidad se repetiría en:
(11) a) […] Galli, un desconocido, buena diferencia con Paco
que perdería la cabeza y todo lo que quieras, pero, en
resumidas cuentas, un caballero, Mario, […]. [M. Delibes,
Cinco horas con Mario, 281]
b) Durante algunas semanas me aferré con entusiasmo a
esta interpretación, por la que el protagonista podía incluso
ser un personaje imaginario; pero a fin de cuentas tuve que
resignarme a desecharla […]. [F. Ayala, El Hechizado, 25]
Así pues, algunos reformuladores combinan las instrucciones
propias de la reformulación con las argumentativas. Esto explicaría
114
que, frente a en definitiva, en resumidas cuentas y a fin de cuentas,
los reformuladores en suma, en conclusión, en resumen y en
síntesis carezcan de la libertad de vincular miembros discursivos
con la misma o diferente orientación argumentativa, es decir, estos
últimos marcadores no son indiferentes a las instrucciones
argumentativas de los anteriores miembros del discurso.
6.4. De reformuladores a operadores de refuerzo argumentativo.
Recordemos que el significado de los conectores tiene en
cuenta tanto el primer miembro discursivo como el segundo y que
para los reformuladores, lo fundamental es el segundo miembro.
Pues bien, éste es el motivo por el que a menudo no se percibe si la
reformulación se dirige hacia un miembro expreso anterior o hacia
un miembro implícito, ya que el reformulador mantiene que es
únicamente el nuevo miembro –aquél donde se halla- el que se ha
de tener presente. Este hecho explica la facilidad con que los
reformuladores evolucionan hasta convertirse en <<operadores de
refuerzo argumentativo>> (Portolés 2000d). Denomino operadores
a aquellos marcadores que por su significado condicionan las
posibilidades discursivas del miembro del discurso en el que se
incluyen o al que afectan pero sin relacionarlo con otro miembro
anterior.53 Volvamos a en definitiva para comprobar esta posibilidad.
En el ejemplo siguiente, después de una serie de miembros, en
definitiva introduce uno con el que se recapitulan los anteriores:
53 Sigo, aunque con ciertas modificaciones, a Ducrot (1983)
115
(12) La otra palabra, a que antes nos hemos referido, es éxito, o
más exactamente, <<acogida>>, <<resonancia>> y, en
definitiva, <<popularidad>>. [E. Lledó, Días y libros, 48.]
Su paso hacia el uso como operador consiste en la supresión
de los miembros recapitulados. El operador en definitiva se limita
ahora a presentar como argumento fuerte, por ser aquel que
comprendía una serie, el miembro del discurso en el que se localiza
y, de este modo, condiciona sus posibles relaciones dentro del
discurso, pero, eso sí, sin advertirse cuáles pueden ser los
miembros anteriores reformulados.
(13) a) Frente a la horizontalidad de relaciones, en definitiva
democrática, que se advierte en buena parte de nuestro
sistema léxico, se está imponiendo una ordenación vertical y
jerárquica, radicalmente ajena a nosotros. [F. Lázaro Carreter,
El dardo en la palabra, 203.]
b) La obra maestra del pintor no fue su vida, sino su
creación, que es, en definitiva, la que importa. [M. García-
Posada, en El País, 20-III-1997, 36.]
En estos casos nos es posible indicar los miembros de la serie
de los que sería recapitulación Democrática en (13a) y Es la que
importa en (13b). Con algunos marcadores como en realidad y en el
fondo, lo habitual es precisamente este uso como operador
argumentativo y no su utilización con un miembro anterior expreso
(§ 2.4).
Lo mismo sucedería con al fin y al cabo y después de todo
(Montolío: 1992). El significado de estos reformuladores indica que
116
el miembro discursivo en el que se encuentran tiene más fuerza
argumentativa que otros miembros anteriores con una orientación
argumentativa contraria.
(14) a) Una puerta pequeña, apartada y un tanto exótica, es
verdad, pero un acceso al fin y al cabo. [R. Sánchez
Lizarralde, en El País Babelia, 30-IX-1997, 16.]
b) El oro y la plata de algunos indianos, aunque infamaba,
procuraba después de todo goce y comodidad individuales. [A.
Castro, en J. De Kock, ed., Gramática española, III:1, 66-67.]
En (14a), aunque existen los argumentos contrarios: la puerta <<es
pequeña>>, <<apartada>> y <<un tanto exótica>>, al final la
conclusión es que constituye Un acceso. En (14b) el argumento de
que <<el oro y la plata infamaban>> tiene menos fuerza que el
argumento antiorientado con después de todo: <<procuran el goce y
comodidad individuales>>. Pero, por lo general, los miembros
anteriores permanecen implícitos y los dos marcadores actúan
como operadores.
(15) a) Aunque el año que viene no la conmemore nadie, la
capitulación de Omar no es menos luctuosa que la de de
Boabdil, que al fin y al cabo era terrateniente y rentista. [A.
Muñoz Molina, La huerta del Edén, 126.]
b) Las palabras del viejo produjeron comentarios nerviosos,
y los hombres deseaban oír algo del alcalde. Después de
todo, la autoridad tenía que servor para algo práctico. [L.
Sepúlveda, Un viejo que leía palabras de amor, 79.]
117
En estos dos ejemplos no se hallan expresos los miembros
discursivos que se reformulan con el miembro que incluye el
marcador. De este modo, en estos ejemplos, al fin y al cabo y
después de todo actúan como operadores de refuerzo
argumentativo. Por tanto, la diferencia entre:
(16) a) Juanito ha recibido muchos regalos. Es hijo único.
b) Juanito ha recibido muchos regalos. Al fin y al
cabo/después de todo, es hijo único
reside en que en (16b) los marcadores al fin y al cabo o después de
todo nos indican que existen argumentos implícitos que llevarían a
una conclusión contraria a la que conduce <<ser hijo único>>, por
ejemplo, <<Juanito es un maleducado>>, algo que no sucede con
(16a). Es decir, en (16b) se comprendería que <<Juanito ha recibido
muchos regalos porque es hijo único, si bien existen otros motivos,
aunque menos importantes, para no darle regalo alguno>>.
118
CAPÍTULO 7
LAS INSTRUCCIONES INFOMATIVAS
7.1 La estructura informativa del discurso. En este capítulo nos detendremos en otro tipo de
instrucciones semánticas de los marcadores, aquellas que tienen
relación con la estructura informativa del discurso (Portolés;
1994ª, 2000b, 2001b). Para comprender en qué consiste dicha
estructura partamos de un artículo periodístico.
(1)
Una mujer agredió ayer jueves por la tarde a un
policía local de Granada al impedirle el agente
reiteradamente que pudiera hacer con su vehículo la
maniobra de un giro prohibido en el centro de la
capital.
El incidente se produjo alrededor de las cinco de
la tarde cuando la conductora insistía en efectuar un
giro en la calle Pavaneras ( en el centro de Granada),
que desde el pasado verano está únicamente
119
permitido realizar a las personas que residen en esta
zona de la ciudad.
Ante la postura firme del agente en prohibirle su
intento de girar, la mujer trató primero de arrollarlo con
su automóvil y, luego, la emprendió a golpes y
arañazos, ocasionándole heridas leves de las que ha
sido atendido en un centro sanitario. Varias unidades
de la policía Local se trasladaron hasta el lugar de los
incidentes (…), donde redujeron a la agresora y la
condujeron hasta la comisaría de la Policía Nacional,
donde se encuentra detenida (en ABC, 20 – III – 1998,
52).
El primer enunciado (Una mujer agredió… en el centro de la
capital) introduce el asunto sobre el que se desarrollan los
distinto comentarios . Cada comentario se puede explicar como
la respuesta a una pregunta implícita. Supongamos que el primer
párrafo es respuesta a la pregunta: ¿cuándo y dónde sucedieron
los hechos? En tal caso, el primer párrafo es el “comentario” al
“tópico” Localización del incidente. Los “tópicos” son los objetos
sobre los que versan las preguntan, explícitas o implícitas, que
condicionan el desarrollo de un discurso. Los “comentarios” son
las respuestas a estas preguntas. El segundo párrafo es el
comentario que responde a la pregunta ¿cómo sucedieron los
hechos? y cuyo tópico sería Descripción del incidente. Y, por
120
último, el tercer párrafo sería el comentario al tópico Actuación
de la policía.54
7. 2. Los estructuradotes de la información Hay marcadores cuyo significado proporciona
esencialemtne instrucciones referentes a la distribución de
comentarios. Estos marcadores los agrupa bajo la
denominación de “estructuradotes de la información” y
denomino sus instrucciones como “instrucciones
informativas”. Así, por ejemplo, vimos en un ejemplo
anterior en 4.4 que el marcador pues bien carecía de un
significado consecutivo; en realidad, carece de cualquier
significado argumentativo. Este marcador presenta el
miembro discursivo que lo precede como un estado de
cosas que, una vez asumido por el interlocutor, permitirá el
comentario en que consiste el segundo miembro, esto es, el
primer miembro constituirá un precomentario, una
preparación necesaria para comprender lo que se dice
después del marcador.
(2)
En la calle Arturo Soria, está la clínica La Fuensanta,
hace poco le hicieron allí a un familiar una operación
de cirugía plástica. El coste de las operaciones es
bastante elevado. Pues bien, en la clínica no hay
cafetería en la que poder tomarse un mail café o un
bocadillo (en El Mundo, 23 – V – 1994, 9).
54 Sigo en este planteamiento a Van Kyppevelt (1995ª, 1995b).
121
La labor de estos marcadores también consiste en guiar
las inferencias; así, aquella información que sitúa delante de pues
bien se ha de comprender como una preparación por la aparición de
este marcador y aquello que le sigue como un comentario para el
que esta preparación es necesaria.
Otro tipo de “estructuradores de la información” son pares
correlativos como por una parte/ por otra parte o de un lado/de otro
lado. Estos marcadores presentan los miembros del discurso que
vinculan como distintas partes, generalmente equivalentes, de un
único comentario, esto es, de un único bloque informativo.
(3)
La prueba [el Granada – Dakar] inventada por el malogrado
Thierry Sabine cumple su 18ª edición. Será una carrera con
color español. Por una parte, la representaciópn de pilotos es
la segunda en número tras la de los organizadores franceses.
Por otra, Andalucía, y Granada en particular, vuelven a
volcarse en los actos previos a la salida, en las primeras
pruebas cronometradas y en el embarque hacia África [en El
País, 25 y 26-XII-1995, 36].
Precomentario. En la calle Arturo Soria, está la clínica La
Fuensanta, hace poco le hicieron allí a un familiar una operación
de cirugía plástica. El coste de las operaciones es bastante elevado.
Comentario. Pues bien, en la clínica no hay cafetería en la que
poder tomarse un mal café o un bocadillo.
122
La prueba [el Granada-Dakar] inventada por el malogrado Thierry
Sabine cumple su 18ª edición. Será una carrera con color español.
¿Por qué?
Subcomentario. Por una parte, la representación de pilotos es la
segunda en número tras la de los organizadores franceses.
Subcomentario. Por otra, Andalucía, y Granada en particular
vuelven a volcarse en los actos previos a la salida, en las primeras
pruebas cronometras y en el embarque hacia África.
La afirmación de que Será una carrera de color español se justifica
–se responde a una pregunta implícita ¿por qué? –con un
comentario dividido en dos partes: por una parte, el número de
participantes españoles; por otra, su comienzo en España.55
7.3 Las instrucciones informativas, las argumentativas y las reformulativas.
Los marcadores cuyo significado esencialmente
argumentativo o reformulativo también poseen instrucciones
relacionadas con la estructuración informativa. Unos marcadores,
los menos, muestran el miembro discursivo en el que se incluyen
como un nuevo comentario al mismo tópico que ya comentaba el
miembro anterior; hay, pues, una repetición de tópico; otros, la
mayor parte, o bien presentan el miembro en el que se hallan como
un comentario a un tópico distinto, o bien parecen indiferentes a
esta propiedad informativa.
55 Como ya expuse en 4.4 en ocasiones estos estructurados de la información correlativos pueden adquirir sentidos argumentativos en contextos concretos, ahora bien, carecen de un significado argumentativo.
123
Los miembros discursivos con los marcadores a saber y es
más repiten el mismo tópico del miembro que los precede.
(4) a) Nombró a los de siempre; a saber, a Alicia y a Juan.
b) Tiene mucho dinero; es más, es una de las mujeres más
ricas que conozco.
A una posible pregunta implícita “¿A quién nombró?” se podría
responder con Nombró a los de siempre y con [Nombró] a Alicia y
Juan; y en (4b), “¿Cuánto dinero tiene?” se contestaría tanto con
Tiene mucho dinero como con Es una de las mujeres más ricas que
conozco.
¿A quién nombró?
Nombró a los de siempre
[Nombró] a Alicia y a Juan.
¿Cuánto dinero tiene?
Tiene mucho dinero
Es una de las mujeres más ricas del mundo.
En otros casos, sin embargo, los dos miembros vinculados por
el marcador no se comprenden como comentando un mismo tópico.
Esto sucede con el siguiente ejemplo con así que: sólo el primer
miembro sería respuesta a una pregunta como “¿Qué tal hace?”.
(5) Hace mal día. Así que nos quedaremos en casa.
Nos quedaremos en casa es comentario a un tópico distinto.
124
¿Qué tal hace?
Hace mal día Nos quedaremos en casa.
Aunque en (4) los marcadores a saber y es más relacionan
dos miembros discursivos con la misma orientación argumentativa,
también es posible vincular con un marcador dos miembros anti-
orientados que comenten el mismo tópico:
(6) a) No es muy inteligente. En todo caso, es despabilada.
b) No habla alemán perfectamente. Antes bien, lo habla
con muchísima dificultad.
En (6ª) un mismo tópico se comenta con No es muy inteligente y
con Es despabilada, los dos podrían ser respuesta a una misma
pregunta “¿Cómo es?”; y sucedería lo mismo en (6b) con No habla
alemán perfectamente y con Lo habla con muchísima dificultad, los
dos podrían ser respuesta a una pregunta del tipo “¿Cómo habla
Alemán?”
¿Cómo es?
No es muy inteligente
Es despabilada
¿Cómo habla alemán?
No habla alemán perfectamente
Lo habla con muchísima dificultad
125
Adviértase también que los marcadores discursivos antiorientados
que indican repetición de tópico pueden coincidir con la conjunción
sino:
(7) a) No es inteligente, sino, en todo caso, despabilada.
b) No habla alemán perfectamente, sino, antes bien, con
muchísima dificultad.
Para comprobar la importancia en el estudio de los
marcadores de estas instrucciones de la estructura informativa,
analicemos otras unidades. Tomemos ahora los marcadores o sea y
esto es (Portolés: 1996). Los dos permiten los siguientes
encadenamientos:
(8) a) Es hipertenso. O sea, tiene la tensión alta.
b) Es hipertenso. Esto es, tiene la tensión alta.
¿Qué tiene?
Es hipertenso
Tiene la tensión alta
Pero sólo o sea admite:
(9) a) Es hipertenso. O sea, que no le pongas demasiada sal
en la comida.
b) #Es hipertenso. Esto es, que no le pongas demasiada
sal en la comida.
¿Qué tiene?
126
Es hipertenso No le pongas demasiada sal en
la comida.
En los ejemplos (8ª – b) el segundo miembro repite el mismo tópico
que el primero: los dos podrían ser respuesta a “¿Qué tiene?”. En
cambio, en (9ª – b), el segundo miembro no constituiría un
comentario al mismo tópico que el primero (¿Qué tiene? #No le
pongas demasiada sal en la comida). De estos ejemplos se deduce
que hay marcadores especializados en tópicos repetidos (esto es) y
otros que permiten repetir el tópico o introducir otro distinto (o sea).
Comparemos otros dos marcadores: en cualquier caso y en
todo caso (Portolés: 1998b). El miembro discursivo con en todo
caso puede repetir el tópico del miembro anterior. Por ello, se podía
combinar con sino:
(10) a) No es muy inteligente, sino, en todo caso, despabilada.
Aquí con el segundo miembro (Es despabilada) se comenta el
mismo tópico que con el primer miembro (No es muy inteligente).
Podrían ser respuesta a la misma pregunta “ ¿Cómo es?”. Ahora
bien, los dos miembros vinculados por en cualquier caso no pueden
ser respuesta a una misma pregunta “ ¿Cómo es?”, esto es, no
pueden comentar el mismo tópico.
(10) b) *No es muy inteligente, sino en cualquier caso
despabilada.
c) No es muy inteligente, pero en cualquier caso aprobará
el examen.
127
Aprobará el examen no constituye una respuesta a “ ¿Cómo es?”
¿Cómo es?
No es muy inteligente
Aprobará el examen
Por último, si comparamos los marcadores por el contrario y
en cambio (Portolés: 1998b). Los dos permiten tópicos distintos.
(11) a) Yo pienso que la solución está en la negociación. Ellos,
por el contrario, creen que está en el enfrentamiento.
b) Yo pienso que la solución está en la negociación. Ellos,
en cambio, creen que está en el enfrentamiento.
¿Qué piensa?
Yo pienso que la solución
está en la negociación
Ellos creen que está en el
enfrentamiento.
Yo pienso que la solución está en la negociación pudiera ser
respuesta a “¿Qué piensa?”, pero el segundo miembro Ellos creen
que está en el enfrentamiento no sería respuesta a la misma
pregunta. Ciertamente, los dos miembros del discurso vinculados
por estos conectores pueden ser en su conjunto comentario a un
único tópico –“¿Qué opiniones hay?”--, pero ello no niega la
diferencia de tópico en un nivel inferior. Por otra parte, sólo por el
contrario admite la repetición de tópico:
(12) a) Yo pienso que la solución no está en la negociación. Por
el contrario, está en el enfrentamiento.
128
b) # Yo pienso que la solución no está en la negociación.
En cambio, está en el enfrentamiento.
¿Qué piensa?
Yo pienso que la solución no está en la negociación
Está en el enfrentamiento
Los dos miembros vinculados con por el contrario en (12ª) podrían
ser aquí respuesta a “¿Qué piensa?”.
En resumen, los marcadores con instrucciones
argumentativas y reformulativas las pueden combinar con
instrucciones relativas a la estructuración de la información. Hay
marcadores como a saber, es más, esto es o antes bien, que
introducen un miembro del discurso que comenta al mismo tópico
que el miembro del discursivo anterior. Existen otros marcadores
como en cualquier caso o en cambio cuyo miembro discursivo
nunca puede comentar un tópico idéntico. Y, por último, marcadores
como o sea, en todo caso y por el contrario admiten las dos
posibilidades: repetición de tópico o tópico distinto.
129
CAPITULO 8
EL USO DE LOS MARCADORES
8.1 Discurso oral y discurso escrito
Los marcadores no tienen la misma distribución en los textos
escritos y en las conversaciones. Unos pocos se prodigan más al
hablar que al escribir. Son unidades como bueno, claro, hombre, o
sea, vamos o el pues comentador. Pero en la mayoría de las
ocasiones sucede lo contrario: marcadores que se hallan en
cualquier texto escrito son poco habituales en el coloquio (v. gr.,
ahora bien, por lo demás, por el contrario, en consecuencia, en
suma, etc.). Se trata, en realidad, de la mayor parte de estos signos.
130
Para explicar este hecho se ha recordar que la comunicación
consiste en una combinación entre lo dicho y lo inferido, y que las
inferencias se consiguen a partir de la relación entre lo proferido y el
contexto. En el coloquio, los hablantes gozan de la entonación
como parte de lo lingüísticamente codificado,56 pero, además, se
ven, se oyen y suelen compartir numerosas suposiciones comunes,
por lo que el contexto es infinitamente más rico que en la lectura.
Por consiguiente, en la balanza para obtener una comunicación
óptima, se podrá disminuir lo dicho, ya que el contexto suplirá esta
carencia.
Por otra parte, la comunicación escrita trae consigo la
ausencia de numerosas informaciones contextuales que se dan en
la conversación. Escribimos para alguien que no ve ni escucha lo
mismo que nosotros y, en muchas ocasiones, a quien ni siquiera
conocemos. Para compensar estas ausencias debemos aumentar
lo expresamente dicho. Así pues, muy posiblemente el mayor
número de los marcadores que se dan en los textos escritos tiene
relación con esta pobreza contextual. Se precisa guiar
explícitamente las inferencias.
Los marcadores que son propios de la conversación atienden
principalmente a otras necesidades (Llorente: 1996; Briz e Hidalgo:
1998; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro: 1999, 63.6; Pons: 1998ª,
2000). Al conversar el discurso se va realizando con el intercambio
de las intervenciones de dos o más intervinientes. Estos hablantes
se ceden o se quitan la palabra, no pueden tachar lo antes dicho, ni
volver a leerlo si lo han olvidado.
56 Para la entonación en la conversación, Hidalgo (1997).
131
En suma, los marcadores son un medio de la lengua para
facilitar la articulación entre lo dicho y el contexto. A un distinto
contexto le corresponderá un diferente uso de estas unidades.
8.2 La función metadiscursiva de los marcadores.
La riqueza contextual de las conversaciones obliga a que,
para el estudio de los marcadores que se utilizan en las
interacciones verbales, se deban considerar los patrones que las
estructuran y el cometido regulador o “metadiscursivo”, en término
de A. Briz, que adquieren estas unidades.57 Estos patrones son
parte del contexto que los hablantes poseen en la comunicación y
su conocimiento nos permitirá explicar el uso de los marcadores en
determinadas posiciones. La unidad mínima de la conversación es
el “intercambio”. Los intercambios están formados por dos
“intervenciones” realizadas por distintos hablantes. A la primera se
la denomina “iniciativa” y a la segunda “reactiva”. El comportamiento
habitual al conversar consiste en que las intervenciones iniciativas
tengan untito de intervención reactiva “preferida”; así, por ejemplo,
la reacción preferida a una pregunta (¿Cómo te llamas?) es una
contestación (Luisa), y a un juicio (Este cuadro es maravilloso) un
asentamiento (Sí); las reacciones “no preferidas” se encuentran
lingüísticamente marcadas de algún modo, por lo general con una
construcción más prolija (¿Cómo te llamas? / Mi mamá me ha dicho
que no le diga mi nombre a nadie; Este cuadro es maravilloso / No
creas, sólo es una copia de un cuadro de Monet).
57 Para el estudio de la estructura de las conversaciones se puede consultar en español, entre otros, Levinson (1983, capítulo 6), Gallardo (1993, 1996, 1998ª, 1998b,), Moeschler y Reboul (1994, capítulo 18). Cortés y Bañón (1997). Tusón (1997), Briz (1997). Briz y Val. Es. Co (2000).
132
Teniendo en cuenta este patrón en los intercambios, se
pueden revisar algunos usos del pues comentador. Decíamos (3.4.
C) que este pues se sitúa en la posición inicial del miembro
discursivo que introduce –sin estar seguido por pausa—y lo
presenta como un comentario nuevo e informativamente valioso con
respecto del discurso que lo precede. Con este significado de un
nuevo comentario, la aparición de pues es habitual al comenzar
intervenciones reactivas a preguntas, mandatos o simples
aseveraciones reactivas a preguntas, mandatos o simples
aseveraciones.
(1)
C. P.: Siendo así le habrá sorprendido la controversia que
ha suscitado (el plan de humanidades).
J. P. F.: Pues sí (en ABC Cultural, 28 – XI – 1997, 18).
Pues bien, no es extraño que pues preceda una intervención
reactiva no preferida, esto es, que introduzca un miembro
discursivo que o se acomoda a al reacción buscad por el primer
hablante.
(2)
- No lo aseguro; pero confío en que lo hará.
- Pues yo no. (B. Pérez Galdós, Mendizábal, 35.)
El significado informativo de pues indica que3 este miembro es
un comentario que introduce una información importante en
relación con el resto del discurso. Aquí esta información se
133
percibe contraria a la que proporciona el interlocutor (Confío en
que lo hará) pues adquiere un sentido de oposición (Sin embargo,
yo no confío”). Este sentido de oposición, que llevó a algunos
gramáticos a hablar de un “pues adversativo”, es, en realidad,
frutos de la interacción entre el significado habitual de pues
comentador y una respuesta “no preferida”.
Avancemos. Varios intercambios acostumbran a formar una
“secuencia”. Las secuencias poseen una cierta independencia
temática en relación con el resto de la conversación; así po
ejemplo, una conversación telefónica comenza generalmente
con una secuencia de apertura y termina con una secuencia de
cierre; en el cuerpo central de la conversación se pueden distinguir
también diversas secuencias.
Al comentar las instrucciones semánticas de formulación
nos hemos detenido en el marcador bueno. Hemos visto cómo su
significado de formulación como marcador mostraba el
miembro del discurso que lo sigue como aquel que se ha de tener
en cuanta para la prosecución del discurso. Pues bien, este
significado ha favorecido que se utilice bueno con la función
meta discursiva de indicar el comienzo de una secuencia y, por
tanto, el fin de la anterior. En el siguiente ejemplo se comienza
con bueno el asunto de una llamada a un programa de radio
después de una secuencia de apertura.
(3)
S. - ¡Hola, muy bunas tardes!
M. – Buenas tardes.
S. – Dígame usted, señora.
134
M. – Bueno, vamos a ver si: por mediación de us
programa alguien me puede aclarar una duda que
tengo. (M. T. Llorente Arcocha, Organizadores de la
conversación, 132.)
Y en el siguiente, se inicia con el mismo marcador la
secuencia de cierre en dos ocasiones, en las líneas 2 y 3 y, de
nuevo, después de un abandono de cierre por parte del hablante
S, en la línea 7.
(4)
1. S: muy bien/ de acuerdo
2. A: Bueno/ pues nada/ Santiago
3. S: bueno/ pues nada/ muchas gracias
4. A: saludos a su señora/ y su hija ¿bien también?
5. S: sí/ todos bien por aquí
6. A: vale/ me alegro
7. S: bueno
8. A: hala/ hasta otro rato
9. S: adiós
10. A: adiós. (B. Gallardo Paúls, Análisis
conversacional y pragmática del receptor, 91.)
Así pues, la descripción del pues y de bueno, igual que la de
otros marcadores con usos conversacionales, para ser completa,
ha de dar cuenta de las relaciones de estas unidades con los
135
patrones de la conversación y, en especial, sus funciones meta
discursivas.58
8.3. Los marcadores y las estrategias discursivas En el uso de los marcadores también se reflejan las
estrategias que los hablantes siguen en la búsqueda de sus fines
comunicativos, muy especialmente aquellas que tienen elación con
la cortesía.59 La forma apelativa hombre/mujer, por ejemplos,
permite constatar el uso de los marcadores en estrategias que
pretenden mantener buenas relaciones con nuestro interlocutor
(Portolés y Vazquez: 2000a, 2000b). En el siguiente par:
(5)
a) ¡Cállate!
b) ¡Cállate, mujer!
Cualquier hispanohablante percibe como menos cortés el
ejemplo (5a) que el (5b). Esto sucede por el significado que aporta
la forma la forma apelativa mujer. Con inconstante de ejmplo
podremos acercarnos a este significado.
(6)
a) Juan se ha vuelto a confundir
b) Juan, el hombre, se ha vuelto a confundir.
58 Esto no significa que se haya que se haya de obviar el conocimiento de la gramática y el significado de los marcadores conversacionales en favor únicamente del estudio de sus funciones conversacionales . Para una crítica de esta última postura (Portolés: 200c). 59 Para las relaciones de cortesía Brown y Levinson (1987) y en español Haverkate (1994), Escandell (1995, 1998), Vázquez (1995) y Carrasco (1990). Una amplia bibliografía se puede encodntrar en la página web Estudios del discurso de cortesía en esoalik (http://www.geocities. Com/edice-2000).
136
(7)
a) Hitler comenzó la Segunda Guerra Mundial.
b) #Hitler, el hombre, comenzó la Segunda Guerra
Mundial.
Nada hay de extraño en (6b), pero no pasa lo mismo en (7b).
Esto sucede porque el inciso el hombre muestra al hablante
como favorable a quien se refiere y, si bien esto no tiene nada
extraordinario en el caso de Juan, sí lo tiene en el de Hitler.
Si volvemos al primer ejemplo, quien utiliza la forma
apelativa mujer con el mandato Cállate muestra que, a pesar de
efectuar una orden ciertamente ofensiva, aprecia a la persona a
la que se dirige. EL apelativo hombre/mujer se emplea en estos
casos como parte de una “estrategia compensatoria”. Se
compensa una ofensa, aquí una orden, con la muestra de afecto
que refleja el marcador. Esta compensación de un acto que
pudiera ofender al interlocutor se da también en los siguientes
ejemplos:
(8)
a) Qué difícil eres, mujer – dice él, por fin -
(C. Martín Gaite, Las ataduras, 25.)
b) Este lo aceptó (el cigarrillo) con gratitud y se lo
colocó detrás de la oreja, Fúmatelo, hombre, le dijo
Prullás. No me dejan fumar, dijo el tontito.
(E. Mendoza, Una comedia ligera, 383.)
137
8.4. El problema de los supuestos usos expletivos.
Cualquier que se haya detenido en el estudio de una
conversación habrá comprobado la existencia de numerosos
marcadores que parecen carecer de un significado claro y que
sirven para demostrar una reacción:
(9)
Enc(testador).- ¿Qué opinas de las plazas españolas;
están adecuadas?
In(formante). –Sí, bueno… V(acilación)… podemos
decir que sí puesto que no existen otras plazas más
que las españolas (…). (M. Esgueva y M. Cantarero.
Eds., El habla de la ciudad de Madrid, 93)
Pueden retener la palabra ante una posible intervención del
interlocutor o arrebatarle la palabra con una intervención
competitiva.
(10)
A: (pero) no / no / el problema soy yo y ya está.
(es que no tiene explicación)
B: (bueno escuchame un momento) escúchame un
momento/ escúchame (A. Briz, ed., La conversación
coloquial, 82)
138
o permiten una nueva planificación de una intervención que se
considera equivocada:
(11)
¡pero yo no lo hago! / o s(e) a → / yo estoy pensando
quién está delante ↓ porque para mí hay cosas más
importantes que pasar una noche guay// y enrollarme
con un tipo// o s(e)a → / yoo – yo no ↓ verás – yo es
que tengo muy claro con quién me voy a enrollar (…)
(A. Briz, ed., La conversación coloquial, 102.)
Se pudiera pensar que se trata de usos expletivos; sin embargo,
estos usos que acabo de enumerar y otros semejantes poseen un
valor para el buen funcionamiento de la conversación, no se
pueden considerara innecesarios, ya que no dejan de utilizarse con
un cierto cometido en el proceso de la interacción verbal (Portolés:
1993, Briz: 1998, Pons: 1998).
Con todo, esto no significa que no sea censurable su
aparición excesiva –eso es, como “muletillas”- por algunos
hablantes que se muestran poco peritos en su lengua.
(12)
Es que… o sea, es mi hermana más pequeña, se lo
han dado antes que a mí, o sea, yo ya pregunté que si
lo estaban haciendo a letra por día, o sea, por
curiosidad. (M. Esgueva y M. Cantarero eds., El habla
de la ciudad de Madrid, 321.)
139
CAPITULO 9
CLASIFICACIÓN DE LOS MARCADORES DEL
DISCURSO
9.1. Dos propuestas en la clasificación de los marcadores
Para la clasificación de los marcadores del discurso existen
distintas posibilidades, aunque, por lo general, son clasificaciones
que se fundamentan en el significado, pues, como ya se ha
explicado (3.3), el vínculo que une a las unidades que se
agrupan como marcadores no es estrictamente gramatical sino
semántico – pragmático. Hay dos tipos de clasificaciones que son
más habituales. En primer lugar, hay autores que defienden la
existencia de una serie de actos verbales, entre los que se
encuentran los que establecen las formas particulares de
composición textual como “justificar”, “explicar”, “complementar”,
“refutar”, “parafrasear”, “resumir” o “acentuar”. Después, el
conjunto de los marcadores del discurso se distribuye entre los
posibles actos verbales. En este tipo de clasificaciones se
agrupan las unidades por su utilidad para efectuar unos procesos
textuales previamente fijados y es frecuente que una misma
unidad aparezca en dos o más grupos. Por el contrario, nuestra
posición es la de buscar, hasta donde sea posible, un significado
unitario para el marcador y dar cuanta de todos sus usos a partir
de él. Veamos la diferencia de planteamiento con un ejemplo.
140
Tomemos el marcador es decir. Si se parte del acto verbal de
parafrasear, evidentemente, es decir, será uno de los marcadores
que lo efectúan (véase, por ejemplo, Gülich y Kotschi: 1993).
(1)
a) Juan tiene cuatro hermanos. Es decir, dos
hermanos y dos hermanas.
Ahora bien, es decir, también se puede encontrar en:
b) Juan tiene cuatro hermanos. Es decir, que nunca
está solo.
Donde nunca está solo no es una paráfrasis del miembro anterior.
Si queremos mantenernos dentro de las figuras de sustitución de
la retórica, sería una especie de metalepsis in praesntia donde su
sustituiría una cusa (Juan tiene cuatro hermanos) por su efecto
(nunca está solo). De este modo, es decir se clasificará con dos
tipos de actos verbales: en los actos parafrásticos y en los actos
conclusivos. Desde muestra perspectiva, sin embargo, se buscará
un único significado a es decir y se intentarán explicar los dos
usos desde este significado: el miembro que introduce es decir,
constituye una reformulación que aclara o explica lo que se ha
querido comunicar en otro miembro anterior que pudiera ser poco
comprensible; esto sucede de dos maneras: volviendo a expresar
mejor lo que se acaba de decir, esto es, con una paráfrasis (la) –
repitiendo el tópico-, o expresado directamente las conclusiones
141
que debieran inferirse del primer miembro (1b) – comentando un
nuevo tópico.
He de advertir, no obstante, que la postura que adopto para
clasificar los marcadores no niega el interés que posee la
contraria.60 Ahora bien, si se quiere elaborara una gramática o
un diccionario de marcadores la aparición de una misma unidad
en distintos apartados puede llevar a confusión si no se trata de un
verdadero caso de polisemia, ya que, en realidad, y volviendo al
ejemplo anterior, no hay dos es decir, sólo hay uno, aunque con
un significado que permite usos diversos.
9.2 Clasificación61 9.2.1. LOS ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN
Estos marcadores permiten regular la organización
informativa de los discursos, esto es, la creación de tópicos y
comentarios (7) (Portolés: 200b, 2001b). Se trata de unidades que
carecen de significado argumentativo. Se dividen en tres grupos:
A) Los “comentarios”: presentan el miembro discursivo que
introducen como un nuevo comentario, lo que lo
distinguen del discurso previo. Este discurso anterior se
comprende como un comentario distinto –esto es, que
responde a otro tópico – o como un preparación al nuevo
60 Véase como ejemplo Casado (1993) 61 En este apartado voy a proporcionar una breve información bibliográfica. Cuando una estudie varios marcadores, la citaré en el apartado más abarcador. Obras generales son: Fuentes (1987, 1996ª), Fuente y alcaide (1996), Mederos (1998), Cortés (1991), Martin Zorraquino (1991), Casado (1993), Portolés (1993), Llorente (1996), Martínez (1997), Briz (1998), Pons (1998, 200), Montolío (2000, 2001) y Perona (2000). En Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999) se describen brevemente todos los marcadores que se citan en este libro.
142
comentario introducido por el marcador. Los
comentadores más frecuentes son pues (Portolés: 1989,
Alarcos: 1992, Miche: 1994, Porroche: 1996, Iglesias:
2000) y bien (Fuentes: 1993ª, Garcés: 1996). Algunos de
sus usos se conservan en pues bien. Menos utilizados y
más limitados al discurso escrito son así las cosas y
dicho eso.
B) Los “ordenadores”: son estructuradotes de la información
con dos funciones primordiales; en primer lugar; indican el
lugar que ocupa un miembro del discurso en el conjunto de
una secuencia discursiva ordenada por partes: y, en
segundo lugar, presentan el conjunto de esta secuencia
como un único comentario y cada parte como un
subcomentario (Garcés: 1996, 1997. 2000; Portolés:
1999a). Existen tres tipos de ordenadores:
Marcadores de apertura. Sirven para abrir una serie en
el discurso: en primer lugar, primeramente, por una parte, por
un lado, de una parte, de un lado, etc.
Marcadores de continuidad. Indican que el miembro que
acompañan forman parte de una serie de la cual no es el
elemento inicial: en segundo/tercer/…/ lugar; por otra (parte),
por otro (lado), por su parte, de otra (parte), de otro (lado),
asimismo, igualmente, de igual forma/ modo/ manera, luego,
después, etc. Si los marcadores de continuidad están
precedidos por una conjunción y, suelen comprenderse como
cierre de una lista.
Marcadores de cierre. Señalan el fin de una serie
discursiva: por último, en último lugar, en último término, en
fin, por fin, finalmente, por lo demás (Acín: 2000a), etc.
143
C) Los “digresores”: introducen un comentario lateral con
respecto a la planificación del discurso anterior (Acín:
2000b). El digresor más frecuente es por cierto (Mateo:
1996). Menos habituales son a propósito y a todo esto.
Dicho sea de paso, dicho sea y entre paréntesis no se
hallan totalmente gramaticalizados.
9.2.2. LOS CONECTORES
Son marcadores discursivos que vinculan semántica y
pragmáticamente un miembro del discurso con otro miembro
anterior, o con una suposición contextual fácilmente accesible. El
significado del conector proporciona una serie de instrucciones
argumentativas que guía la inferencias que se han de obtener del
conjunto de los miembros relacionados (5). De acuerdo con un
significado, se distinguen tres grupos de conectores:
A) Los “conectores aditivos”: unen a un miembro discursivo
anterior otro con la misma orientación argumentativa.62 Permiten, de
este modo, la inferencia de conclusiones que serían difíciles de
lograr si los dos miembros permanecieran independientes. De Luisa
es alta se puede concluir, por ejemplo, que alcanzará a cambiar una
bombilla, que se cargará de espaldas o que puede jugar el
baloncesto. De Luisa es alta y, además, bota bien el balón, las
posibles conclusiones se limitan.
62 Con la excepción de algunos usos de encima (5.6).
144
Dentro de los conectores aditivos se distinguen dos grupos:
Aquellos que vinculan dos miembros discursivos que se ordenan en
una misma escala argumentativa: incluso (Schwenter: 2000, 2001),
inclusive y es más (Acín: 1998); y aquellos otros que no cumplen
esta condición: además (Cuartero: 1995, Schwenter: 2001), encima,
aparte y por añadidura.
B) Los “conectores consecutivos”: presentan el miembro del
discurso en el que se encuentran como una consecuencia de un
miembro anterior (Montolío: 1991, Álvarez: 1995, García Izquierdo:
1998). El pues consecutivo y así pues se limitan a mostrar el
miembro en el que se encuentran como un consecuente en un
razonamiento. Con en consecuencia y de resultas, el consecuente
es un estado de cosas que se produce a partir de otro estado de
cosas. Menos gramaticalizados como conectores consecutivos se
encuentran así y entonces (Oller 2000a).
C) Los “conectores contraargumentativos”: vinculan dos
miembros del discurso, de tal modo que el segundo se presenta
como supresor o atenuador de alguna conclusión que se pudiera
obtener del primero (Portolés: 1995a, 1998b; Anscombre: 1998;
Fuentes: 1998b).
Existen conectores contraargumentativos que presentan un
contraste o contradicción entre los miembros vinculados: en cambio,
por el contrario y por el contrario (Portolés: 2000d, 2001ª). Antes
bien se sitúa en un miembro del discurso que comentan el mismo
tópico que el miembro anterior. Sin embargo, no obstante
(Garachana: 1998), con todo, empero, ahora bien y ahora
introducen conclusiones contrarias a las esperadas de un primer
145
miembro. Y, por último, eso sí muestra un miembro del discurso que
atenúa la fuerza argumentativa del miembro anterior.63
9.2.3. LOS REFORMULADORES
Los reformuladores son marcadores que presentan el
miembro del discurso en el que se encuentran como nueva
formulación de lo que se pretendió decir con un miembro anterior
(6) (Fuentes: 1993b, 1995-1996; Vásquez: 1994-1995, Ruíz y Pons:
1996, Portolés: 1996, 1998b; Bach: 2000). La reformulación va
desde la explicación de un primer miembro que pudiera ser mal
comprendido:
(3) Tiene muy buena voluntad, o sea, es muy trabajadora.
Hasta la rectificación:
(4) Sobreviví así, reconstruyéndome yo sola, es decir con mi9
hijo, los dos en esta ciudad que no era la nuestra. [A. Muñoz Molina,
Plenilunio, 235.]
Ahora bien, en todos los casos, se mantiene que, en lugar de
lo anteriormente dicho, la nueva formulación es el miembro que se
ha de tener presente en la prosecución del discurso. Si se
comparan los conectores con los reformuladores, se advierte que el
significado de los primeros tiene en cuenta tanto el primer miembro
63 Los usos del conector pero se pueden incluir en la inmensa mayoría de las ocasiones en este grupo aunque, como se vio en 5.6, su significado no es exactamente el de oposición de dos miembros.
146
discursivo como el segundo; sin embargo, con los reformuladores,
lo fundamental es el segundo miembro. Ése es el motivo por el que
ha menudo en el coloquio no se percibe si la reformulación se dirige
hacia un miembro implícito, ya que el reformulador mantiene que es
únicamente el nuevo miembro –aquel donde se halla- el que se ha
de tener presente. Este hecho explica la facilidad con que los
reformuladores evolucionan hasta convertirse en operadores de
refuerzo argumentativo.
Se distinguen cuatro grupos:
A) Los <<reformuladores explicativos>>; presentan el miembro
del discurso que introducen como una reformulación que aclara o
explica lo que se ha querido decir con otro miembro anterior que
pudiera ser poco comprensible (Casado: 1991, Galán: 1998).
Pertenecen a este grupo: o sea (Schwenter: 1996, Briz: 2001), es
decir, esto y a saber. Existen otros reformuladores explicativos que
no son ni tan frecuentes ni se hallan tan gramaticalizados como los
anteriores. Se trata de signos como: en otras palabras, en otros
términos, dicho con/en otros términos, con otras palabras, dicho
con/en otras palabras, dicho de otra manera, dicho de otra forma,
dicho de otro modo, de otro modo, etc.
B) Los <<reformuladores rectificados>>: sustituyen un primer
miembro, que presentan como una formulación incorrecta, por otra
que la corrige o, al menos, la mejora. Reformuladores rectificativos
son los adverbios mejor dicho y más bien. No se hallan totalmente
gramaticalizados.
147
C) Los <<reformuladores de distanciamiento>>: presentan
expresamente como no relevante para la prosecución del discurso
un miembro del discurso anterior a aquel que los acoge. Con ellos
no se pretende formular de nuevo lo antes dicho, sino mostrar la
nueva formulación como aquella que ha de condicionar la
prosecución del discurso, al tiempo que se priva de pertinencia el
miembro discursivo que lo precede. Son reformulaciones de
distanciamiento: en cualquier caso, en todo caso, de todos modos,
de todas formas, de todas maneras, de cualquier modo, de
cualquier forma y de cualquier manera.
D) Los <<reformuladores recapitulativos>>: presentan su
miembros del discurso como una conclusión o recapitulación a partir
de un miembro anterior o una serie de ellos. Este miembro
recapitulador puede mantener la misma orientación argumentativa
de los miembros anteriores como sucede con en suma, en
conclusión, en resumen y en síntesis; pero también, además la
misma orientación, pueden introducir miembros con orientación
opuesta los reformuladores en resumidas cuentas, en definitiva, a
fin de cuentas, en fin, total, vamos, al fin y al cabo (Montolío: 1992)
y después de todo. Por otra parte, estos últimos marcadores se
pueden documentar con el miembro anterior implícito, esto es,
actuando como operadores.
9.2.4. LOS OPERADORES DISCURSIVOS
Son aquellos marcadores que por su significado condicionan
las posibilidades discursivas del miembro del discurso en el que se
148
incluyen, o al que afectan, pero sin relacionarlo por su significado
con otro miembro anterior. Se pueden distinguir, al menos, cuatro
grupos:
A) Los <<operadores de refuerzo argumentativo>>: su
significado refuerza como argumento el miembro del discurso en el
que se encuentran frente a otros posibles argumentos, sean éstos
explícitos o implícitos, y al tiempo que se refuerzan su argumento,
se limitan los otros como desencadenantes de posibles
conclusiones (Fuentes: 1994). Son operadores de refuerzo
argumentativo: en realidad, en el fondo, en rigor, de hecho, en
efecto, la verdad; muestran estas unidades su miembro discursivo
como una realidad o un hecho cierto frente a otros posibles
argumentos. También se pueden encuadrar en este grupo los
marcadores claro, desde luego y por supuesto (Ruíz Gurillo: 1999,
Martín Zorraquino: 2001) que presentan el miembro discursivo al
que afectan como evidente.
B) Los <<operadores de concreción>>: presentan el
miembro del discurso en el que se localizan como una concreción o
ejemplo de una generalización (Fernández: 1994 – 1995). Esta
generalización puede aparecer, o no, en un miembro anterior, de
ahí que los considere operadores. Son operadores de concreción:
por ejemplo, verbigracia, en especial, en particular y en concreto.
No se encuentran totalmente gramaticalizados como marcadores.
C) <<Operador de formulación>>: se trata de la interjección
bueno (Martín Zorraquino: 1994b, Bauhr: 1994, Garcés: 1996).
Presentan su miembro del discurso como una formulación que
149
transmite satisfactoriamente la intención comunicativa del hablante.
Este hecho permite su mayor independencia en relación con el
discurso precedente, lo que facilita su uso para modificar o renovar
la planificación discursiva.
9.2.5 LOS MARCADORES DE CONTROL DE CONTACTO
Así denominaba Briz (1998, 224-230) a los marcadores que,
son sus palabras, <<manifiestan la relación entre los
participantes de la conversación, sujeto y objeto de la
enunciación, y de éstos con sus enunciados, […] refuerzan o
justifican los razonamientos de los hablantes ante su(s)
interlocutor(es), sean argumentos o conclusiones; bien como
retardos en la comunicación; como llamadas de atención para
mantener o comprobar el contacto; o comprobar el contacto; o
como formulas exhortativas y apelativas que implican
activamente al interlocutor>>.64 Son marcadores que admiten
alguna variación morfológica y capacidad combinatoria,
aunque carecen de una total libertad sintáctica y de flexión. Su
captación de la atención del interlocutor se produce por su
origen vocativo: hombre/mujer; o imperativo: anda/ande, mira /
mirad / mire / miren, oye / oíd / oiga / oigan (Pons: 1998).
64 Martín Zorraquino los denomina <<enfocadores de la alteridad>> (Martín Zorraquino y Portolés: 1999, 6.3.6.4).
150
ESTRUCTURADORES
DE LA
INFORMACION
Comentadores
Ordenadores
Digresores
Pues, bien, pues bien, así las
cosas, etc.
En primer lugar / en segundo /…/
por una parte / por otra parte, de
un lado / de otro lado, asimismo,
por lo demás, etc.
Por cierto, a todo esto, a propósito,
etc.
CONECTORES Conectores aditivos
Conectores consecutivos
Conectores
contraargumenta-tivos
Además, encima, aparte, incluso,
etc.
Por tanto, en consecuencia, de
ahí, entonces, pues, así pues, etc.
En cambio, por el contrario, antes
bien, sin embargo, no obstante,
con todo, ahora bien, etc.
REFORMULADORES Reformuladores
explicativos
Reformuladores de
rectificación
Reformuladores de
distanciamiento
Reformuladores de
distanciamiento
O sea, es decir, esto es, en otras
palabras, etc.
Mejor dicho, más bien, etc.
En cualquier caso, en todo caso,
de todos modos, de cualquier
manera, etc.
En suma, en conclusión, en
definitiva, en fin, al fin y al cabo,
etc.
OPERADORES
DISCURSIVOS
Operadores de refuerzo
argumentativo
Operadores de
concreción
Operador de formulación
En realidad, de hecho, claro,
desde luego, etc.
Por ejemplo, en concreto, etc.
Bueno
MARCADORES
DE CONTROL
DE CONTACTO
Hombre / mujer, mira, oye, etc.
151
CAPITULO 10
DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
10.1. Un poco de lingüística aplicada Cuando los estudios teóricos cuajan en unos conocimientos
fiables, es el momento de plantearse sus aplicaciones. Creo que
ésta es la situación actual de los estudios sobre marcadores del
discurso en español, por lo que en este capítulo voy a presentar
algunas propuestas en tres campos de la lingüística aplicada:65 la
traducción, la elaboración de diccionarios y la enseñanza de la
lengua.
10.2 La traducción de los marcadores discursivos Después de una clasificación como la del capítulo anterior, se
podría pensar algo equivocado, que, para la traducción de los
marcadores de una lengua, sólo es preciso lograr una clasificación
semejante en otra lengua distinta de tal modo que, por ejemplo, a
un conector aditivo del español le corresponda un conector aditivo
del inglés. Comprobemos lo desertado de esta conjetura con un
caso extremo. Existe un marcador del español europeo, por el
contrario, que se considera un préstamo reciente del frances par
contre (Portolés: 2000d, 2001a):
(1) La mirada de Carmen es por momentos, más roma y
desconcertadas. Por contra, a medida que habla se ensancha 65 Sobre los múltiples intereses de la lingüística aplicada, se puede consultar Payrató (1998).
152
la ingenua petulancia de Mario. [M. Delibes, Cinco horas con
Mario, 250.]
Pues bien, ni siquiera en esta circunstancia –un préstamo
relativamente cercano en el tiempo de una lengua de la misma
familia romántica- el significado de ambas unidades es enteramente
equivalente. Se podría traducir par contre por por el contrario en:
(2) Les bruits, l univers, de l usine, l environement sont bien
reproduits dans le film. Par contre, les chefs d équipe sont un
peu trop agressifs [en Libération, 14-I-2000].
[Los ruidos, el mundo de la fábrica, el entorno están bien
reproducidos en la película. Par contre, los encargados son un
poco demasiado agresivos.]
Pero en:
(3) a) Rugosa, c est une honte, un incompétent, attaque- t-il.
Par contre, je ne veux pas le jugar pour son comportement
durant la guerre. Il a essayé de sauver sa peau [en Le Monde
Interactif, 24-VI-1999].
[Rugosa es una vergüenza, un incompetente, replica. Par
contre, no quiero juzgarlo por su comportamiento durante la
guerra. Intentó salvar el pellejo.]
b) Moi, je ne serai jamais un soldat. La vie militaire ne m
intéresse pas. Par contre, je suis pret a mourir pour salvar une
femme ou un enfant [en Le Monde Interactif, 23-V-1999]. [Yo
no seré nunca un soldado. La vida militar no me interesa. Par
153
contre, estoy dispuesto a morir para salvar a una mujer o a un
niño.]
Para una traducción aproximada al español, serían necesarios otros
marcadores como sin embargo o ahora bien.
Las razones de que no haya equivalentes perfectos entre los
marcadores de las distintas lenguas son diversas, aunque, sin duda,
la principal se encuentra en su peculiar significado (Portolés: en
prensa). Existe un gran nivelador en el significado del léxico de las
lenguas: la realidad. Todos los seres humanos venimos al mundo
del mismo modo, en todas partes el mar tiene un sabor semejante y
se ha de entrar en los edificios por algún sitio. Buena parte del
léxico, como nacer, salado o puerta, permite reflejar esa realidad.
Recordemos que, en términos de la Teoría de la pertinencia,
poseen ujn significado conceptual (§ 1.4). Después de oír: la sopa
está salada, podemos ir a la realidad y comprobar si es así. Esto no
podemos hacerlo con pero, además o en cambio, su significado es,
en lo esencial, de procesamiento. No existe una misma realidad que
unifique los significados, nadie ha visto un pero o un pues.
Por lo general, los marcadores que los diccionarios bilingües
consideran equivalentes sólo coinciden en parte de su significado.
En una traducción de El difunto Matías Pascal de Luigi Pirandello se
lee:
(4) a) Yo le he llevado la corona de flores prometida, y, de
cuando en cuando, voy a verme muerto y enterrado allí. Algún
curioso me sigue de lejos, y luego, al regreso, me acompaña,
sonríe, y, considerando mi condición, me pregunta:
-Pero usted, en suma, ¿se puede saber quién es?
154
Me encojo de hombros, entorno los ojos le contesto:
-¡Ah, amigo mío!... Yo soy el difunto Matías Pascual. [L.
Pirandello, El difunto Matías Pascal, 286-287.]
El texto en italiano dice:
(4) b) Io vi ho portato la corona di fiori promessa e ogni tanto
mi reco a vedermi morto e sepolto lá. Qualche curioso mi
segue da lontano; poi, al ritorno, s accompagna con me,
sorride, e –considerando la mia condizione- mi domanda:
-Ma voi, insomma, si puó sapere chi siete?
Mi stringo nelle spalle, socchiudo gli occhi e gli
respondo:
-Eh, caro mio… Io sono il fu Mattia Pascal. [L. Pirandello,
Il fu Mattia Pascal, http:// web.tiscalinet.it/sparvierivalentino.]
Nos interesa el en suma de la traducción española que pretende
verter el insomma italiano. Percibimos que es extraño. El motivo
principal se encuentra en que en suma pertenece a un grupo de los
reformuladores recapitulativos junto con en conclusión, en resumen
y en síntesis. Los reformuladores de este grupo, como hemos visto
(§§ 6.3 y 9.2.3 D), presentan el miembro del discurso en el que
aparecen como una recapitulación con la misma orientación que los
miembros anteriores:
(5) En España todo ocurre a la exaltación del hecho sobre el
pensamiento. Todo viene concertado desde los orígenes de la
Historia para el triunfo de la acción sobre la inteligencia. El
paisaje, la configuración de la tierra –tan diversa en tantas
155
regiones-, el modo de vivir del español, las empresas guerreras,
la conquista de América, todo, en suma, impele a la acción.
[Azorín, Una hora de España, 106.]
Una serie de sumandos: <<el paisaje>>, <<la configuración de la
tierra>>, <<el modo de vivir del español>>, <<las empresas
guerreras>>, <<la conquista>>, tienen como resultado de la adición:
<<todo impele a la acción>>. Nuestra extrañeza con el en suma de
la traducción de Pirandello radica en que no aparecen el discurso
anterior los sumandos. Esto, como también vimos en § 6.4, sucede
en español con otros reformuladores como en definitiva, pero no
con en suma. Habrá, pues, tan sólo por esta peculariedad de su
significado muchos usos en los que no podrá traducir insomma.
Quien traduce un marcador discursivo debe pensar qué
instrucciones de procesamiento proporciona y qué enriquecimiento
pragmático se ha conseguido gracias a él. Debe después
comprobar cuáles son los medios necesarios en la otra lengua para
llegar a comunicar lo mismo. Tal vez en esta lengua sea necesario
un marcador, pero también es muy posible que no se precise guiar
las inferencias expresamente o que no se precise guiar las
inferencias expresamente o que este encauzamiento se consiga por
otros medios, por ejemplo, gracias a una construcción sintáctica
determinada. En el caso de que sí se deba utilizar un marcador, se
ha de buscar aquel que conduzca a las inferencias más próximas a
las obtenidas en el texto original (Unger: 2000). Dado que la
equivalencia perfecta es insólita, no se deben esperar
correspondencias directas de una lengua a otra
independientemente de los contextos. Si un marcador está bien
traducido en un determinado contexto por otro, unas líneas más
156
abajo bien pudiera deber traducirse por un marcador diferente o
simplemente dejar de traducirse.
10.3 Marcadores y diccionario66
La lexicografía distingue entre definiciones y explicaciones.
Existen clases de palabras, como los nombres o los verbos, que
permiten que la definición que aparece en el diccionario sustituya en
un discurso determinado a la palabra definida. Serían, en opinión de
Seco (1987), las verdaderas definiciones. Supongamos que
desconocemos el significado de tizos sirven para colocar sobre ellos
la sartén. La definición que nos proporcionan Seco, Andrés y
Ramos (1999, s.v.) es la siguiente:
tizo m 1 Trozo de leña mal carbonizado que produce humo al
arder.
Esta definición podría sustituir a tizo en la oración anterior: Los
trozos de leña mal carbonizados que producen humo al arder sirven
para colocar sobre ellos la sartén. Sin embargo, no se podría hacer
lo mismo con definiciones de palabras como la preposición sin de
Ha venido sin corbata.
sin (con pronunciación átona) prep 1 Precede a un sust
denotando carencia de lo designado por él. [Seco, Andrés y
Ramos: 1999, s.v.]
66 Expongo aquí algunas de las propuestas del proyecto de investigación <<Diccionario de partículas discursivas del español>> (BFF 2000-1438) que une a investigadores de las universidades de Valencia, Barcelona, Zaragoza y Autónoma de Madrid.
157
Sería incomprensible Ha venido precede a un sustantivo denotando
carencia de lo designado por él corbata. La se sin no se trataría,
pues, de una verdadera definición, sino de una explicación de cómo
se ha de usar esta palabra. Ésta es una situación en la que, en
buena medida, se encuentran nuestros marcadores y, por ello, los
lexicógrafos les han prestado poca atención al considerar que este
tipo de definición, la explicación, era más propia de la gramática que
de la lexicografía.67
Sin embargo, aunque se puedan diferenciar distintos grupos
de marcadores por su gramática (§§ 3.4-3.7), la mera clasificación
gramatical no da cuenta de las singularidades semánticas que se
producen dentro de cada uno de estos grupos. Son, pues,
necesarias definiciones de carácter semántico específicas para
cada unidad (Briz: en prensa).
Como sucede con el resto del léxico, las definiciones de los
marcadores deben entre el significado de cada unidad y los
sentidos que puedan adquirir en los diversos contextos. A diferencia
de las definiciones del léxico conceptual la de los marcadores han
de reflejar no lo que la palabra representa, sino lo que la fuerza en
la comprensión del miembro del discurso en el que aparece o al que
acompaña. Para lograr este cometido, es necesario que las
acepciones estén suficientemente ejemplificadas y que estos
ejemplos sean comentados en la misma entrada.
Una entrada de un marcador en un diccionario con soporte
electrónico pudiera ser como sigue. Después de teclear en un
campo el lema que se desea consultar, se podrían obtener diversas
opciones en un primer menú, por ejemplo, una consulta como
67 Es una execepción, como destaca Casado (1994), la rica información que de los elementos discursivos proporciona el diccionario de uso del español de María Moliner (1966-1967).
158
diccionario pasivo, es decir, << ¿qué significa el marcador?>>, otra
como diccionario activo, << ¿cómo se utiliza el marcador?>>, y
también, por qué no, una tercera posibilidad que permita comparar
el marcador que nos interesa con otros de significado cercano. Esta
triple elección ayudaría a descomponer la amplia información que
se puede proporcionar al lector y, de este modo, facilitar la consulta.
En la opción de diccionario pasivo, como sucede con las
definiciones del léxico conceptual, las definiciones pueden tener una
primera parte que sirva de descriptor y una segunda parte que
actúa de diferenciador.
silla I f 1 Mueble <descriptor> consistente en un asiento con
respaldo y normalmente sin brazos, para una sola persona
<diferenciador>. [Seco, Andrés y Ramos: 1999, s.v.]
Dentro de los muebles, la silla es aquel que consiste en un asiento
con respaldo, etc. Así, se podría definir sin embargo del siguiente
modo:
sin embargo Presenta el miembro del discurso en el que
aparece como una conclusión <descriptor>. Esta conclusión
es contraria a otra que se pudiera inferir a partir de un
argumento anterior <diferenciador>.
Después se puede proporcionar un ejemplo comentado que ilustre
lo que se ha querido decir. Ciertamente, la definición sin el ejemplo
no sería demasiado útil, pero esto no tiene nada de extraordinario,
pruebe el lector, si no lo cree así, a encontrar una cachipolla o
159
efímera a partir de la siguiente definición del Diccionario de la
Academia (1992, en cachipolla):
Insecto de unos dos centímetros de largo, de color
ceniciento, con manchas oscuras en las alas y tres cerdas en
la parte posterior del cuerpo. Habita en las orillas del agua y
apenas vive un día.
Busque después una ilustración y reconocerá este insecto
inmediatamente.
El diccionario activo -<<¿Cómo se utiliza el marcador?>>-, por
su parte, debe proporcionar la información sobre la pronunciación
del marcador, su posición sobre la pronunciación del marcador, su
posición o independencia dentro de un miembro del discurso y su
aparición en distintas estructuras gramaticales. Por último, la tercera
opción del menú principal permitiría conocer en la entrada de sin
embargo, por ejemplo, sus diferencias con no obstante o con todo,
como marcadores que poseen el significado más próximo.
10.4 La enseñanza de los marcadores Los nuevos conocimientos sobre marcadores discursivos
también facilitan su enseñanza tanto a estudiantes extranjeros
(Portolés: 1999a) como a hispanohablantes que pretendan mejorar
sus recursos para la redacción (Montolío: 2000ª, 2001). Veamos,
por ejemplo, el siguiente ejercicio:
EJERCICIO 1. Ordene, por medio del marcador es más, los
ejercicios pares de argumentos:
160
a) Estudia mucho/ Estudia muchísimo.
b) Es multimillonario/ Tiene mucho dinero.
c) Se defiende en inglés/ Habla el inglés con mucha soltura.
d) No pega ojo/ Duerme mal.
e) Confía ciegamente en sus amigos/Confía en sus amigos.
Cualquier hispanohablante elegiría Estudia mucho, es más,
estudia muchísimo. La respuesta no plantea ninguna dificultad y el
ejercicio es útil para aprender a utilizar el marcador es más; lo difícil
hubiera sido concebir un ejercicio como éste antes de desarrollar el
concepto de escala argumentativa en una escala. El argumento con
mayor fuerza argumentativa debe ocupar la segunda posición, que
es lo que sucede aquí con estudia muchísimo.
Tomemos otro marcador: pues bien. Para dar cuenta de él es
preciso saber que existe una estructura informativa en los discursos
y que algunos marcadores son pertinentes para su configuración.
Un ejemplo con pues bien es:
(6) Señor director: Recientemente en ABC se publicó una
información sobre los resultados del referéndum celebrado
en la isla japonesa de Okinawa, en relación con las bases
norteamericanas de la misma. Ilustrando el texto aparece
una fotografía de los marines izando su bandera, célebre
imagen –terminaba el comentario- que inmortalizó la
conquista de Okinawa. Pues bien, el famosísimo
documento gráfico no pertenece a tal batalla y conquista,
sino a la inmediatamente anterior de Iwojima, por la que su
autor Joe Rosenthal obtuvo el Premio Pulitzer en 1945 [en
ABC, 17-ix-1996, 18].
161
Precomentario. Señor director: Recientemente en ABC se
publicó una información sobre los resultados del referéndum
celebrado en la isla japonesa de Okinawa, en relación con las
bases norteamericanas de la misma. Ilustrando el texto aparece
una fotografía de los marines izando su bandera, celebre imagen
–terminaba el comentario- que inmortalizó la conquista de
Okinawa.
Una vez establecido esto, es pertinente saber que…
Comentario. Pues bien, el famosísimo documento gráfico no
pertenece a tal batalla y conquista, sino a la inmediatamente
anterior de Iwo Jima, por la que su autor Joe Rosenthal obtuvo el
Premio Pulitzer en 1945.
Si este significado queda claro, se puede realizar sin
demasiada dificultad un ejercicio como el siguiente.
EJERCICIO 2. Escriba una carta al director de un periódico en la
que, después de explicar la noticia que la motiva, se manifieste una
opinión introducida por pues bien.
Por otra parte, se ha de tener también presente que, si bien
en la enseñanza de idiomas estamos acostumbrados a corregir al
alumno diciendo que un construcción determinada <<no se puede
decir en español>>, no sucede lo mismo con muchos de los usos de
los marcadores. El dicho jocoso Era de noche y, sin embargo, llovía,
pongamos por caso, no va contra la gramática, simplemente, el
marcador sin embargo nos fuerza a buscar un contexto en el que
sólo llueva de día, algo que es costoso de conseguir. Por ello, si se
162
elabora un ejercicio en el que el alumno deba situar un marcador en
un hueco en blanco, puede que su respuesta, aunque sea
pragmáticamente extraña, no sea agramatical y, en consecuencia,
sea difícil de corregir. Supongamos:
(7) María es inteligente, ________, su hermano no lo es.
Este hueco se podría rellenar con pero, en cambio, por el contrario,
sin embargo, no obstante, ahora bien y, aunque más difíciles, no
sería imposible que alguien pensara en una especie de cruel
compensación familiar que le permitiera escribir: por tanto o en
consecuencia. Esta posibilidad de múltiples respuestas hace
aconsejable que sea el propio profesor quien proponga los
marcadores y que sea el alumno quien, en un principio, deba
ordenar o elegir entre unos miembros del discurso ya expresos para
pasar después a proponerlos si no están presentes. En este
cometido, es conveniente recurrir a la disposición gráfica más
aclaradora.
EJERCICIO 3. Relacione una oración de la fila superior con otra de
la fila inferior con el marcador antes bien:
No es trabajador No canta bien No es rica
antes bien
Desafina bastante Es bastante pobre Es algo vago
Después de resolver este ejercicio, se puede explicar con más
detenimiento el significado del marcador. El miembro del discurso
que introduce antes bien, como vimos en § 7.3, comenta el mismo
163
tópico que el miembro anterior –esto lo intentaría reflejar la
disposición en columnas-; además, muestra que los dos miembros
del discurso pertenecen a una misma escala argumentativa y el
segundo se sitúa en una posición superior al primero negado
(Martín Zorraquino y Portolés: 1999, 4114):
+FUERZA +FUERZA +FUERZA
-Es algo vago -Desafía bastante -Es bastante pobre
-No es trabajador -No canta bien -No es rica
Una vez efectuada esta explicación no sería demasiado difícil
responder a un ejercicio como el siguiente:
EJERCICIO 4. Rellene los huecos de la forma apropiada.
No es una persona
amable
No es una novela
fácil
Juan no presenta
soluciones
antes bien antes bien antes bien
Soluciones posibles serían:
a) No es una persona amable, antes bien, tiene un trato muy
desagradable.
b) No es una novela fácil, antes bien, es una novela con una
estructura muy compleja.
c) No presenta soluciones, antes bien, se limita a destacar los
problemas.
164
Por último, otro tipo de ejercicio, pensando en este caso para
estudiantes extranjeros, podría obligar a situar un marcador
determinado en un texto ya construido:68
Posibilidades de que el alumno se confunda no se limitan a la
dificultad de la materia; en muchos casos son las explicaciones del
profesor el motivo de las equivocaciones. Es fácil comprobar, por
ejemplo, que una explicación simplificadora del pretérito imperfecto
español aboca al estudiante anglosajón a utilizarlo siempre que la
acción del verbo es durativa (correr > corría), y nunca cuando es
puntual (encontrar > encontró). Algo semejante sucede con el uso
de los marcadores. Una simplificación habitual consiste en
presentarlos únicamente como unidades necesarios para la
cohesión de un texto. No es extraño que el alumno que escuche
esto siembre sus escritos con marcadores que pueden ser
innecesarios o inadecuados (Montolío: 2001, 25-29).. Volvamos a
repetirlo, los marcadores son útiles para comunicar mejor lo que
deseamos, si son necesarios, se deben utilizar, si no lo son, sobran.
68 Agradezco a María Luisa Coronado el haberme ofrecido generosamente este ejercicio.
165
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188
INDICE DE MARCADORES
ESTUDIADOS
En este índice se proporcionan los parágrafos en los que se citan
los marcadores como ejemplos de la exposición teórica. Se excluye,
no obstante, la clasificación del capítulo noveno, pues en este
capítulo se vuelven a citar todos ellos y su localización es sencilla
gracias al esquema final.
a fin de cuentas: 6.3. en resumidas cuentas: 6.3.
a propósito: 3.4.B, 3.5E. en síntesis: 6.3.
a saber: 3.4.B, 7.3. en suma: 6.3, 10.2
a todo esto: 3.4.B en todo caso: 7.3.
además: 3.5.E, 3.6.H, 4.2, encima: 3.5.E, 3.6.H, 4.2,
4.3, 5.4 4.3, 5.4, 5.6.
ahora bien: 3.4.B. entonces: 3.6.H.
al contrario: 4.3. es decir: 3.4.B.
al fin y al cabo: 6.4. es más: 3.4.B, 5.5, 7.3, 10.4
anda: 3.7. eso sí: 3.5.D, 5.4
antes bien: 3.4.B, 7.3, 10.4. hombre: 3.7, 8.1, 8.3.
aparte: 3.5.E. no obstante: 3.5.D.
así las cosas: 3.4.B. o sea: 3.4.B, 6.1, 7.3, 8.
así pues: 3.4.B mira: 3.7.
bueno: 3.6, 6.2, 8.1, 8.2. mujer: 3.4, 5.4, 5.6.
claro: 8.1. oye: 3.7.
con todo: 5.3. pero: 3.4, 5.4, 5.6.
de ahí: 3.4.B. por el contrario: 10.2.
después de todo: 1.4, 4.3, 7.3. por el contrario: 4.3, 7.3
189
en cambio: 1.4, 4.3, 7.3. por tanto: 3.5.D., 3.5.G., 4.3
en conclusión: 6.3. por un lado… por otro
en consecuencia: 4.3. lado): 4.4, 7.2.
en cualquier caso: 7.3. pues: 3.4.C, 8.2.
en definitiva: 6.3, 6.4. pues bien: 3.4.B, 4.4, 7.2,
en el fondo: 2.4, 6.4. 10.4
en fin: 3.6.K sin embargo: 3.5.D, 5.2,
10.3
en realidad: 2.4, 6.4. vamos: 8.1.
en resumen: 6.3. y: 3.4, 3.6.H.
190
ÍNDICE
Introducción…………………………………………… 7 CAPITULO 1. La pragmática y los marcadores. 14 1.1. La comunicación inferencial…………….. 14
1.2. Implicaturas conversacionales e implica-
turas convencionales…………………….. 17
1.3. El Principio de Pertinencia………………. 18
1.4. Significado conceptual y significado de
Procesamiento……………………………. 21
1.5. Definición de marcador del discurso…… 25
CAPITULO 2. El discurso y los marcadores…….. 27 2.1. El discurso………………………………… 27
2.2. Pertinencia y coherencia………………… 28
2.3. Los marcadores y el concepto de cohe-
sión………………………………………… 30
2.4. Los marcadores y el concepto de cone-
xión………………………………………… 34
2.5. Los marcadores y los enunciados……… 37
CAPITULO 3. La gramática y los marcadores…… 43 3.1. La gramática y el discurso………………. 43
3.2. La gramática desde el discurso………… 44
3.3. Los marcadores y sus categorías gra-
ticales…………………………………….. 48
3.4. Diferencias gramaticales conjunciones
y adverbios………………………………. 51
191
3.5. Diferencias gramaticales: adverbios….. 56
3.6. Diferencias gramaticales interjecciones
y adverbios……………………………….. 66
3.7. Diferencias gramaticales interjecciones
y adverbios……………………………….. 72
3.8. Conclusión………………………………... 73
CAPITULO 4. Primeros instrumentos para el Análisis semántico…………………….. 75 4.1. Las instrucciones del significado………. 75
4.2. Discursos pragmáticamente costosos
de comprender…………………………… 77
4.3. El método de la conmutación…………... 79
4.4. El significado y los sentidos…………….. 84
4.5. Tipos de instrumentos semánticas…….. 86
CAPITULO 5. Las instrucciones argumentativas. 87 5.1. La Teoría de la Argumentación en la
lengua ……………………………………. 87
5.2. La orientación argumentativa………….. 89
5.3. La fuerza argumentativa……………….. 91
5.4. Los modificadores realizantes y los
desrealizantes…………………………… 94
5.5. Las escalas argumentativas…………… 96
5.6. La suficiencia argumentativa………….. 97
CAPITULO 6. Las instrucciones de formulación. 103 6.1. La formulación………………………….. 103
6.2. La formulación en la conversación…… 105
192
6.3. Los reformuladores y la orientación ar-
gumentativa ……………………………. 109
6.4. De reformuladores a operadores de
refuerzo argumentativo………………... 112
CAPITULO 7. Las instrucciones informativas… 116 7.1. La estructura informativa del discurso.. 116
7.2. Los estructuradores de la información.. 117
7.3. Las instrucciones informativas, las ar-
gumentativas y las reformulativas…….. 120
CAPITULO 8. El uso de los marcadores………… 126 8.1. Discurso oral y discurso escrito……….. 126
8.2. La función metadiscursiva de los mar-
cadores…………………………………… 127 8.3. Los marcadores y las estrategias dis- cursivas…………………………………… 131
8.4. El problema de los supuestos usos ex – pletivos……………………………………. 132
CAPITULO 9. Clasificación de los marcadores del discurso……………………………… 135
9.1. Dos propuestas en la clasificación de los marcadores……………………………….. 135
9.2. Clasificación………………………………. 137 9.2.1. Los estructuradores de la Información………………….. 137 9.2.2. Los conectores……………… 139 9.2.3. Los reformuladores…………. 141 9.2.4. Los operadores discursivos... 143 9.2.5. Los marcadores de control de contacto………………………. 144 CAPITULO 10. De la teoría a la práctica…………... 147 10.1. Un poco de lingüística aplicada…………. 147 10.2. La traducción de los marcadores dis-
193
cursivos…………………………………….. 147 10.3. Marcadores y diccionario…………………. 152 10.4. La enseñanza de los marcadores……….. 155 Bibliografía……………………………………………… 163 Índice de marcadores estudiados………………….. 179