Marco Teorico General del constructivismo
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Marco Teórico
1.2.1.1. Contextualización del Curriculum Chileno
Entre 1990 y 1998 se establecieron los fundamentos del curriculum nacional de Chile
como lo conocemos hoy. Este marco curricular se fue modificando y perfeccionando
progresivamente, donde en el año 2009 tuvo una actualización mayor en cada una de las
asignaturas, manteniéndose “los requerimientos, principios valóricos y las orientaciones
sobre el conocimiento y el aprendizaje definidos en el marco de los principios de la
constitución política” (Ministerio de Educación , 2011, pág. 3). Sin embargo, el
requerimiento de la sociedad concibe un Sistema Nacional de Aseguramiento de la
calidad, es así como se define los estándares de aprendizaje bajo un “nuevo escenario
que exige mayor claridad y precisión en la definición de lo que se espera que aprendan
los estudiantes” (Ministerio de Educación , 2011, pág. 3). De esta forma la ley General de
Educación establece una nueva fórmula de prescripción curricular, reemplazando las
categorías anteriores del marco curricular, por el concepto de “objetivos de aprendizaje”
que se definieron en las nuevas bases curriculares como los propósitos y logros del
estudiante.
Este desafío establece una nueva estructura del ciclo escolar redefiniendo la educación
básica en seis años de escolaridad, y la educación media en cuatro años, un total 12 años
de escolaridad. Por lo tanto, estas nuevas bases curriculares tienen como visión “entregar
a los estudiantes aprendizajes que les permitan adquirir la necesaria autonomía para
participar en la vida de nuestra sociedad, desarrollándose de tal modo que les sea posible
proseguir con éxito las etapas educativas posteriores, entre ellas, el pensamiento crítico y
creativo y las capacidades de comunicación y reflexión, permitiendo a los estudiantes
ejercitar su iniciativa y su capacidad de emprender proyectos”. (Ministerio de Educación ,
2011, pág. 4).
1.2.1.2. Visión de la educación
Desde mi perspectiva la educación es la herramienta más potente que tenemos las
personas para ejercer cambios reales en la sociedad. Esta herramienta repercute en la
vida de los sujetos, pues a partir de ellas construyen sus esquemas cognitivos en torno a
sus saberes y experiencias. Es por ello que la formación de cada individuo contribuye con
mayor o menor fuerza en la sociedad, vale decir que la formación individual de cada
sujeto es el punto de inflexión para desarrollarse como un buen ciudadano que sea capaz
de ser responsable, justo, solidario y con una conciencia cívica que repercuta de manera
positiva. Ahora bien, el trasfondo de todo aquello está centrado en la formación inicial de
cada individuo, pues es ahí donde se forman las primeras ideas, nociones y actitudes que
a futuro desenvolverán adultos que podrán o no contribuir hacia una sociedad más justa.
Es en este sentido la función social que cumplen los profesores de educación básica es
de gran importancia, pues deben ofrecer a sus estudiantes verdaderas oportunidades de
aprendizaje y desarrollo, respetando su dignidad y diversidad. Llevar a cabo esta tarea
formadora, depende del equipo pedagógico de profesores generalistas y especialistas.
Los profesores generalistas poseen el sentido de la experiencia global, vinculada a la
capacidad de impartir todas las materias, teniendo “una posición ideal para esta función
de supervisión educativa, porque se pasa más tiempo con los niños, los conoce mejor y
sabe las necesidades de cada uno” (Sánchez, 2007, pág. 4). Mientras que los profesores
especialistas trabajan sobre un área determinada, asumiendo un rol específico y
demostrando un mayor grado de dominio en los contenidos del curriculum, ya que
“asumen como racionalidad que cada vez exige más de los niños (…) del conocimiento y
habilidades ” (Sánchez, 2007, pág. 4)
Es aquí donde se provoca una disyuntiva porque la visión que se genera a parir de sus
quehaceres pedagógicos, es la que se critica como totalmente contrapuestas, al observar
al profesor generalista como un profesional con menos saberes disciplinarios, que los
especialistas.
Mi formación profesional asienta la mezcla de ambas miradas, pues me forman como
profesora generalista con mención en dos disciplinas; matemáticas y ciencias naturales.
La construcción de esta identidad docente se basa en la capacidad de abordar diversas
dificultades, transmitiendo los contenidos y valores necesarios para una formación integral
de los estudiantes, obteniendo así más oportunidades de desarrollo profesional docente,
que a la vez conlleva una gran responsabilidad.
1.2.1.3. Visión de enseñanza y aprendizaje desde el constructivismo.
Mi visión de enseñanza y aprendizaje debe encontrar un equilibrio entre ambas miradas
tanto generalista como disciplinaria, pues ambas son necesarias en la construcción del
proceso del estudiante. La enseñanza generalista se enfoca más hacia los primeros
niveles de enseñanza básica contribuyendo a la experiencia global y asegurando un
desarrollo constante y equilibrado que lo posiciona como ideal para una función
supervisora, porque conoce las necesidades de cada estudiante (Sánchez, 2007). Por
otro lado, la enseñanza disciplinaria, dispone de profesores con especialidades en
distintas áreas que mantienen su conocimiento y habilidad en un solo campo de
enseñanza. En consecuencia, los estudiantes que transitan a segundo ciclo de enseñanza
básica, pasan a estar a cargo diversos profesores que les asignan para distintas
disciplinas, lo que puede llevar a desenvolver aspectos negativos de una excesiva
segmentación de la enseñanza basada en las materias, provocando un proceso de
“secundarización” caracterizado por una fuerte segmentación y atomización centrada en
las materias (Kerger, 1998).
Para fragmentar este dilema en la que tanto profesores especialistas y generalistas aun
desempeñan distintas funciones, es necesario promover un tipo de enseñanza, que se
mantenga bajo un método continuo y sistemático en toda su enseñanza básica. Esta
visión de enseñanza se basa en el constructivismo, en el que se generen andamiajes que
les permitan a los estudiantes construir sus propios procedimientos. Según Coll (1997) los
estudiantes presentarán una determinada disposición para llevar a cabo el aprendizaje
que se les plantea, esta disposición con la que abordan la situación de aprendizaje de
nuevos contenidos surge como resultados de la confluencia de numerosos factores
personales e interpersonales. Los profesores han de ser capaces de proveer esta visión
de enseñanza para realizar un trabajo más significativo y personal de los niños,
rompiendo de esta forma con la segmentación y el trabajo individual que muchas veces se
mantiene en el segundo ciclo de enseñanza básica.
Se debe aspirar a promover una enseñanza interdisciplinaria, en el cual se aborde la
construcción de conocimientos a partir de una mirada amplificada que contenga una
relación del mundo. Esto requiere exterminar con el encasillamiento de una asignatura
que no permite la correlación con otras materias, sino que ir trabajándolo como un todo
interconectado, para crear sentido y relación de nuestro mundo. Esta posición se sustenta
bajo un enfoque que “promueve la integración de los múltiples campos del saber humano,
presentando como compensación ante la excesiva fragmentación del saber, debida a la
cada vez más rigurosa especialización científica y a la atomización de los planes de
estudio en múltiples asignaturas” (Ruiz, 1999, pág. 272)
Ello supone, que la visión de enseñanza constructivista debe estar caracterizada por ser
un proceso activo en el aprendizaje escolar del alumno en el cual se construye, modifica,
enriquece y diversifica sus esquemas de conocimiento. Carretero (2000) define a estos
esquemas como una construcción que elaboramos todos los días, y en casi todos los
contextos en los que se lleva a cabo nuestra actividad, estos dependerán de dos
aspectos; de la representación inicial que tengamos de la nueva información, y de la
actividad, externa o interna, que desarrollemos al respecto.
Sin embargo, este proceso activo debe estar orientado y guiado por una actuación
externa que debe entender la enseñanza como una ayuda al proceso de aprendizaje. Es
aquí donde el docente cumple un rol importante en su papel como mediador, ya que debe
ser quien valide el aprendizaje grupal y significativo en las actividades, para generar un
trabajo dinámico en constante proceso de cambio en la interacción con otros. Este trabajo
grupal debe ser un “espacio en que, gracias a la interacción y ayuda de otros, una
persona puede trabajar y resolver un problema o realizar una tarea de una manera y con
un nivel que no sería capaz de tener individualmente” (Newman, Griffin, & Cole, 1991,
pág. 6). En términos pedagógicos la manera de entender el trabajo en pareja refleja una
enseñanza asociada a la noción de Zona de Desarrollo Próximo, establecida por Vygotsky
que lo define como aquella “distancia entre el nivel de resolución de una tarea que una
persona puede alcanzar actuando independientemente y el nivel que puede alcanzar con
la ayuda de un compañero más competente o experto en esa tarea” (Vigotsky, 1979,
pág. 131)
Teoría socio-cultural (Vygotsky)
Ahora bien, generar ZDP implica crear un espacio donde se dé un proceso de
construcción que enriquezca los esquemas de conocimiento del compañero menos
competente, gracias a los soportes y ayudas que le brinde un compañero más
competente. Entonces estas tareas que el estudiante no podía realizar en un principio y
que después puede llegar a desarrollar solo, nos habla de la distancia que transcurrió
desde su nivel real de desarrollo, determinado por su capacidad de resolver
independientemente un problema, hacia su nivel de desarrollo potencial, determinado por
la colaboración de un compañero más capaz. Una de las causas o circunstancias que
permite generar más rápidamente ese proceso es la “multiplicidad de inteligencias” que se
genera en un curso diverso, las cuales señala que cada persona posee características
diferentes y una inteligencia factorial constituida por un conjunto de factores muy
relacionados entre sí que conforman el nivel intelectual del sujeto (García, 1998). De esta
manera la heterogeneidad de cada individuo estimula la estrategia pedagógica y permite
el enriquece este proceso cognitivo.
En el transcurso de desarrollo en los esquemas de conocimiento del estudiante debiese
estar implicado los ajustes de ayuda que el docente debe proponer para que se de este
proceso de ZDP con mayor éxito. Es aquí donde el docente debiese tomar los criterios
que le permitan fundamentar su decisión para ciertas estrategias, y a partir de ello
establecer su noción de viabilidad para este tipo de enseñanza.
Si se quiere llevar a cabo este paradigma educativo constructivista es necesario
considerar el amplio campo de los elementos que la conforman, algunos de ellos se
expondrán de manera sistemática para una mayor comprensión:
El Aprendizaje por Descubrimiento, es aquel espacio en el cual el estudiante puede
desarrollar su capacidad de resolver problemas, elaborando en buena medida estrategias
para resolver cierto desafío. Este aprendizaje por descubrimiento implica por parte del
docente elaborar estrategias que requieran del alumno un desarrollo de su pensamiento
inductivo, es decir, fomentar la construcción de sus ideas, especulación o hipótesis y a
partir de ellos pueda ir evidenciando si lo que creían en un principio era real o no. Es así
como “el niño debe hacer suyo su propio conocimiento, pero además debe realizar esta
«apropiación» en una comunidad que comparte su sentido de pertenecer a una cultura”
(Bruner, 1984, pág. 87)
Aprendizaje por descubrimiento (Brunner)
Se establecen ciertos tipos de estrategias que consisten en “presentar a los niños
situaciones organizadas cuidadosamente para que ellos sean llevados a descubrir el
principio subyacente” (Harf, 1996, Pág. 67), es decir, los estudiantes se preocupan por
observar, descubrir y analizar, concibiendo el aprendizaje como un modo activo y natural
de adquirir conocimientos. Ahora bien, ese proceso externo que tiene cada uno de los
individuos para la adquisición de nuevos conocimiento, también posee un “proceso
interno” que permite anclar el nuevo saber en su red mental.
Una de las primeras concepciones que el estudiante deja entre ver son sus
“conocimientos previos” sobre el tema que van a estudiar, pues a través de ellas atribuye
significado a la nueva información que se plantea. “Estos conocimientos actúan
confiriendo a la información grados diferentes de significado, por lo que esté no se
construye de una vez por todas y para siempre, sino que puede ser objeto de
profundización continua” (Coll, 1997, pág. 80). Por ende, los conocimientos que el alumno
posea no se deben suprimir, sino que utilizar, revisar y enriquecer progresivamente.
Aprendizaje Significativo (Ausubel)
Para iniciar un proceso de transición de los conocimientos previos a los conocimientos
nuevos, debe generarse un andamiaje que es entendida como una situación de
interacción entre “un sujeto experto, o más experimentado en un dominio, y otro novato, o
menos experto, en la que el formato de la interacción tiene por objetivo que el sujeto
menos experto se apropie gradualmente del saber experto” (Baquero, 1996, pág. 7). Esta
apropiación gradual debe ser reconocida por el sujeto menos experto, para que sea
consiente del nuevo saber adquirido.
Cada vez que incorporamos un nuevo conocimiento a nuestro esquema mental, la
asimilación y la acomodación interactúan hasta lograr un equilibrio que adapte el nuevo
contenido. Es decir, cuando se percibe una nueva información en nuestra mente la
asimilamos, pero luego debe ser acomodada produciéndose una adaptación del contenido
en función del nuevo. Entonces la “la adaptación intelectual es, por tanto, una posición de
equilibrio entre la asimilación de la experiencia a las estructuras deductivas y la
acomodación de estas estructuras a los datos de la experiencia.” (Piaget, 1972, pág. 92)
Teoría de desarrollo cognitivo (Piaget)
Todo ello consolida un aprendizaje basado en una enseñanza constructivista que
enriquece el aprendizaje significativo, ya que busca ampliar la comprensión de los niños
hacia conocimientos que se construyan a través de la relación entre los aprendizajes
previos y los nuevos que va adquiriendo con el propósito de que sean relevantes en su
vida.
Los estudiantes traen consigo ideas previas construidas desde los saberes del hogar y/o
desde su propio proceso de entendimiento del mundo, por tanto, durante su desarrollo sus
mentes ya no son una tabla rasa, sino más bien una construcción de conocimiento que
toma las ideas o informaciones anteriores para dar significado a las nuevas. De esta
manera los niños modifican y acomodan sus esquemas mentales hacia los nuevos
conocimientos para acoger de mejor forma la información. Para Ausubel (2000) aprender
es sinónimo de comprender. Por ello, lo que se comprenda será aquello que se aprenda
en el transcurso, y quedara integrado en nuestra estructura de conocimiento.
Por lo tanto, “resulta fundamental para el profesor no solo conocer las representaciones
que poseen los estudiantes sobre el conocimiento a enseñar, sino también analizar el
proceso de interacción entre el conocimiento nuevo y el alcanzo. De esta manera, no es
tan importante el producto final emitido por el alumno como el proceso que lleva a dar una
determinada respuesta” (Carretero, 2000, pág. 31). Es así como la labor docente debe
direccionarse hacia una secuencia de contenidos que trabaje la modificación de los
aprendizajes previos, hacia conceptos más formales, pero que sean a la vez significativos
para los estudiantes, es decir, que le encuentren sentido o lógica a lo que está
aprendiendo.
Todo lo anteriormente nombrado y sustentado bajo autores aportan a la enseñanza
constructivista, y son una gran referencia lo que se quiere implementar en las clases
elaboradas, pues concuerdan con la visión educativa propuesta en un principio. A partir
de estos aportes es que la educación podrá alcanzar a desarrollar en su máxima amplitud
las habilidades cognitivas de los estudiantes. Estas “habilidades son fundamentales para
construir un pensamiento de calidad, y en este marco, los desempeños que se
considerarán como manifestación de los diversos grados de desarrollo de una habilidad
constituyen un objeto importante del proceso educativo” (Ministerio de educacion, 2013,
pág. 10). Cada una de las habilidades desarrolla distintos ámbitos tanto intelectualmente,
psicomotriz, afectivo y social, así como también se obtienen jerárquicamente según las
capacidades y crecimiento de cada niño.
Cuando se logre poner como principio las habilidades, la educación podrá ser vista
finalmente como una herramienta de formación ciudadana, pues se comprobara que es
una de las herramientas nos permite ser personas pensantes, críticas y capaces de tener
posturas frente a distintos temas. Visto de esta forma los estudiantes forjaran sus
primeras ideas, posturas y actitudes junto a sus compañeros, para después desarrollarse
como adultos que contribuyan a un país más justo.