Mariano Azuela, Los de Abajo

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  • 252 JORGE RUFFINELLI

    pes; a las y posteriores. En todo caso, la protesta era prueba del fenomeno. Subsistira en otros artculos sobre Azuela

    As, por ejemplo, Salvador Calvillo Madrigal mostrar la originalidad de como un? de los narra?ores que expuso la aparicin de los sectores

    me,d10s ;9n la mexicana, y no solo la presencia de celos de abajo, pero en su

    articulo deb10 reconocer que era un ccautomatismo de las leyes de asociacin pen-sar en de se hablaba de Azuela. A su vez Jos Romero Flores, rector de la Umversidad Michoacana, public en 1952 dos extensos artculos sobre A -u 1 b L el 40 e a

    sm nom, a os e abajo y, ms todava, cumpliendo la heterodoxia de pregun-mismo su preferencia entre las obras de Azuela para contestar lo siguiente:

    ccSi alguien me preguntara cul de los libros de Azuela me agrada ms, no sabra res-ponderle me l?radan todos; cada uno tiene su encanto particular( ... ) pero para la vida de Pedro Moreno el insurgente y su biografa del doctor Agustm Rivera son de mi predileccin; las he ledo muchas veces.

    esta poca es un artculo muy interesante para estudiar a Azuela y Los de aba;o.1_1e refiero al public su hijo, Salvador Azuela, ccDe la vida y pensamiento de Manano_Azuela . El texto, como era de esperarse, es un testimonio filial fervo-roso, ante todo por su testimonio sobre las circunstancias en que Azuela escnb10 El testimonio de Salvador Azuela toca aspectos impor-

    (a) la admirac10n de Azuela por Madero desde los primeros tiempos; habla mclu,so de una carta de Madero ccque [Azuela] conservaba como un honor y que habna de perderse en el tumulto de la Revolucin; (b) la sensibilidad de Azuela para los de la Revolucin a los verdadero's ccsostenes princi-

    caciquismo a los que aborreca; (e) que las preferencias litera-nas m1Clales fueran. las JUVe_nil:s P?r Emilio Zola o, posteriormente, por La prima Bettede Balzac; y la mfluencia e1ercida por su abuelo materno Jos Mara Gonzlez

    y narrador oral con rica experiencia de arriero; ( d) las ideas soficas en que se formara, superadas y abandonadas luego por la lectura de La evoluczon creadora de Bergson, o la admiracin de sus ltimos veinticinco aos por la obra del conde de Keyserling; (e) su aficin -y suscripcin- a las revistas

    cchasta antes de la Segunda Guerra Mundial. En cuanto al origen de Los de aba;o, Salvador Azuela cuenta:

    Al triunfo de se adhiere a la Convencin de Aguascalientes, que designa !ahsco al general Julin Medina, quien hace a mi padre Director de

    Educac10n Publica ,Y teniente coronel, jefe de los servicios mdicos de su brigada. En 1915, despues del fracasado cc albazo,, de Medina en Guadalajara, herido de gra-

    vedad e1'. la refriega el coronel Manuel Caloca, Azuela se encarga de conducirlo a Aguascahentes para que sea operado. En el recorrido, con una pequea escolta, escribe

    Calvillo Madrigal: L.a clase media y Azuela>>, El Nacional, 14 de mayo de 1952. Jesus Romero El novelistas Mariano Azuela y los escritores laguenses, El Nacional, 19 de

    agosto de 1952; La obra mteresante y la fecunda del novelista Mariano Azuela El Nacional 26 d agosto de 1952. ' ' e

    41 Universidad de Mxico, Ao VI, N.0 66, 1952.

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    las notas preparatorias de Los de ahajo. Contaba su autor que era el libro cuya ejecucin le fue ms fcil. Hubo escena de la novela recogida sobre una roca a guisa de escritorio, en tanto se desarrollaba un tiroteo entre la escolta de Caloca y alguna partida enemiga.

    Sobre los oscuros comienzos de escritor, el abandono de la escritura y el nuevo impulso que le signific el ccredescubrimiento de Los de abajo:

    Diez novelas publica desde Mara Luisa, en 1907, hasta La malhora en 1923. Durante el porfirismo apenas se le consagraron breves notas bibliogrficas, sin mayor importan-cia. Tampoco se le toma muy en cuenta despus. Abandona la pluma de 1923 a 1926. De pronto llega el triunfo de Los de ahajo y reanuda la faena novelstica.

    La muerte de Azuela sensibiliz la escritura crtica. Desde marzo de 1952 y du-rante varios meses, se sucedieron los tributos bajo forma de artculos en torno a su obra. Ninguno insert un nuevo punto de vista, ninguno puso a discusin todos los aspectos de la literatura de Azuela que haban aparecido como entre lneas, en sor-das polmicas. Del peridico a la revista especializada, de la crtica en suplementos y pginas culturales al aula, se era el paso previsible para una obra que, en efecto, haba sido olvidada en un comienzo pero luego rescatada y llevada a los extremos de la glorificacin. El paso se hizo en la prctica: las Obras completas de Azuela se pu-blicaron en 1958, Los de abajo continu editndose en altas tiradas por Fondo de Cultura Econmica en Mxico. An la literatura hispanoamericana (y la mexicana en ese contexto) no disfrutaba el prestigio que lleg a tener en los aos sesenta; de ah que ingresara dbilmente a los estudios universitarios. En los Estados Unidos se multiplicaron las tesis, pero hacia comienzos de los aos sesenta el tema Azuela y Los de abajo se debilitaron en el inters. Los crticos fieles a la memoria y a la obra de Azuela siguieron escribiendo sobre l aunque sin planteas nuevos o diferentes: Francisco Monterde, quien tanta importancia haba tenido en 1925, cuando el re-descubrimiento, volvi a escribir sobre Azuela varias veces42, insistiendo en la con-sideracin de Los abajo como la ccnovela inicial de la Revolucin Mexicana>>, y en oportunidad de aniversarios, los artculos sobre Los de abajo cayeron como gotas so-bre el mar de la literatura.

    . El examen de la recepcin de Los de abajo permite advertir la ambivalencia que la crtica nos ha legado respecto a la novela y a su autor. No se trata de una valoracin exclusiva ni mayoritariamente esttica, sino ante todo ideolgica y poltica. Azuela es visto, por unos, como e/novelista de la Revolucin, representativo de las aspira-ciones histricas de esa Revolucin y cronista fiel de la misma. Por ende, revolucio-nario. Para otros, Azuela es un cronista de la Revolucin, pero ciego ante los recla-mos populares, un novelista cuyos valores pequeoburgueses le impidieron ver de manera simpatizante o comprensiva la aparente ccbarbarie e inconsciencia de celos de abajo. En este segundo .retrato, se trata de un escritor reaccionario.

    Como vimos, esta ambivalencia surgi temprana, en los comienzos de su ccredes-cubrimiento.de 1925, y continu luego durante casi tres dcadas, hasta su muerte,

    42 P. e., En torno a la obra del Dr. Azuela>>, El Nacional, 13 de julio de 1958; ccLa novela inicial de la Revolucin Mexicana>>, El Nacional, 3 de agosto de 1958.

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    sin que el proceso de glorificacin influyera decisivamente de una u otra manera. Comparando la r;cep~in d; I:os de ?~jo en Mxico y en otros pases, es posible ob-servar que el caracter ideologico-pohtico de esta ambivalencia es ante todo mexi-cano, y prcticamente no aparece en la recepcin de la obra fuera d'e las front:ras del pas. Nueva confirmacin de que las lecturas nacionales inscriben a la literatura en las discusiones culturales y polticas vigentes en su poca.

    En este p~nto resulta ~mportante completar nuestro estudio sobre la recepcin de Los de abao con un testigo hasta ahora poco citado: Mariano Azuela. Estas son al-gunas preguntas importantes al respecto: cul era la actitud de Azuela ante su pro-pia nov~la? cmo reaccion ante la recepcin de Los de abajo?

    :re:isame~t~ Azuela demostr no slo conciencia de la ambivalencia con que habra ,s1d? recibida.su novela, ta.mbin capitaliz este fenmeno interpretndolo como ~n?i:e de su I~depe~dencra. Con suma habilidad lo expuso en estos trmi-nos al mic10 de su articulo titulado ccLos de abajo e incluido en El novelista y su am-biente (1) (Obras completas, III: 1077 ss):

    Debo a mi. n?vela Los ~e abajo u~a de las satisfacciones ms grandes de que he disfru-tado en m1 vida de escritor. El celebre novelista francs Henri Barbuse, connotado co-~~nista, la hiz? traducir y publicar en la revista Monde, de Pars, que l diriga. La Ac-cz~n Francesa, orga~o de los monarquistas y de la extrema derecha de Francia, acogi m1 novel~ con elog10. ~ste hecho es muy significativo para un escritor independiente y no necesita comentario.

    ~n cuanto a la ;ecepc~n d.e Los de abajo en su pas, Azuela no eran tan positivo, y obviamente le dohan el srlenc10 o los ataques. El silencio frente a su obra hasta 1925 motiv-co~o lo seal su hijo Salvador en el artculo antes referido- que abando-nase la escritura durante tres aos, y precisamente el ccredescubrimiento de Los de abajo, como vimos, lo impuls nuevamente a retomarla. De tal modo, Azuela semos-tr sensible y receptivo a las reacciones exteriores. Siempre valor como una uni-dad la relacin del novelista y su ambiente.

    En noviembre de 1951 Azuela tuvo oportunidad de referirse con cierta ampli-tu? a este aspecto, .en ~? c~rta dirigida a M~~uel Pe~ro Gonzlez que se hizo p-blica (con su a~torizac10n, sm duda) en 1952 . Gonzalez acababa de publicar su li-bro Trayectoria de la novela en Mxico y Azuela le escribi al respecto, solidarizn-dose ante el aparente silencio deliberado con que haba sido recibida la obra. Ex-presndose vctima de una situacin similar, dice: ce Y a puede suponerse el inters con que habr ledo y :eledo su Trayectoria de la novela en Mxico. Desde luego le a~elanto una nota estrictamente personal acerca de algo que me aclara con viva luz mis so~p.echa~ sobre la.calidad del desdn con que cierto sector literario de mi pas h.a rec1b1~0 siempre mis novelas. La explicacin de ese hecho, para Azuela, haba sido la misma que a fines de 1951 motivara el silencio sobre el libro de Gonzlez: '.'No e~ ~o: animadversin meramente personal, sino por diferencias radicales de ideas, JUICIOS, gustos, etc.. Resulta extrao que Azuela necesitara un ejemplo pare-

    43 Mariano Azuela: uA propsito de un libro sobre novela mexicana Universidad de M xico Vol VI N.0 62, 1952. ' ' . '

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    ciclo al suyo (o que l estimaba parecido al suyo) para advertir que la recepcin crtica depende de las referidas diferencias radicales, mxime cuando casi toda su obra narrativa demostraba una violenta indignacin por las hipocresas y cinismos de los arribistas que medraban con la Revolucin. Creo, ms bien, que el libro de Gonzlez le dio a Azuela la ocasin para externar una respuesta a las reacciones que l ya desde antes entenda bien aunque le doliesen. Tal vez como una implcita re-memoracin de algunos juicios adversos a su ccescritura (los de Salado Alvarez en 1925), Azuela mencion en su carta la injusta censura recibida por Gonzlez en una de las dos nicas y ccbrevsimas referencias a su libro: ce Una le hace el cargo de una falta de ortografa. La otra -aade Azuela- le implica a l mismo, ya que el aludido reseista haba sealado que en la Trayectoria ccslo don Mariano Azuela sale bien librado. Para Azuela, se trataba de lo contrario: ccSi alguno ha sido mortalmente agraviado [en su libro, le dice a Gonzlez] es el aludido. No obstante esta frase, Azuela sealaba estar por encima de personalismos: ccPero, en efecto, por ms agrias que hayan sido sus censuras para mis obritas, hay tanta generosidad y buena fe en ellas, que a la postre resulto favorecido y profundamente agradecido.

    No se trata, deca Azuela, de hablar sobre esa crtica en particular cuanto sobre el silencio en torno al libro de Gonzlez. Por eso, no escatim elogios que a su vez re-sultasen en escarnio para sus crticos o silenciadores: ccDocumentado paciente-mente y con largueza, muestra usted ms conocimiento de nuestra historia que mu-chos que hasta de profesores presumen. Y termin augurando que ccel vaco que se le ha hecho sera pasajero y despus de l vendra el legtimo reconocimiento.

    En esta carta, no slo las referencias personales, sino la situacin misma de Gon-zlez parecan referidas por Azuela como propias. Era tal vez signo de su desazn frente al silencio y las crticas negativas de las que consideraba que l y su obra haban sido vctimas.

    En un artculo titulado ccLos de abajo, Azuela narr las circunstancias en que escribiera su novela, y tambin extern su reaccin ante las crticas negativas. ccVi-llista derrotado, llegu a El Paso, Texas, y en el diario subvencionado por don V e-nustiano Carranza, El Paso del Norte, se public por primera vez mi librito (Los di? abajo). Para colmo de satisfacciones, algunos gozquecillos y logreros de la revolu-cin me pusieron en entredicho y me colgaron la etiqueta de reaccionario, cuando una dama linajuda e influyente hizo un arreglo teatral de mi novela para su repre-sentacin en el Teatro Hidalgo 44 Al terminar el extenso y circunstanciado artculo, Azuela retom este tema. Se senta como ante un tribunal, pero no el tribunal de una generacin nueva ni de sus pares, sino, segn l, compuesto por advenedizos mu-chos de los cuales no eran otra cosa que porfiristas milagrosamente reconvertidos (y que ccchaquetearon>>, como sabrosamente dice Azuela empleando este impar me-xicanismo).

    Cuando a raz del triunfo de la Revolucin seal con absoluta claridad y energa la aparicin de una nueva clase de ricos, los falderillos que recogen las migajas de la mesa me ladraron, sealndome como reaccionario. Mi culpa, si culpa puede llamarse, con-

    44 Ver Dossier, 281.

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    sdisthe ebn hlabde: shabido ve: entre los primeros lo que ahora todo el mundo esr mirando y e a er o 1c o con m1 franq h b. 1 S d ueza a Hua , como consta en mis novelas de entonces e me acusa e no haber e~tendi~o la revolucin; vi los rboles, pero no vi el bos ue: f n efect?, ~unca pude glorificar pillos ni enaltecer bellaqueras. Yo envidio y adm~o a ~que s1 vieron el bosque y no los rboles, porque esta visin es muy venta} osa econ

    m1camente. -

    ,~unque ~uel,a quisi~se disminuir a sus .crticos criticndoles el oportunismo p~huco y el mteres e~ono~ico, lo cierto es que, como vimos, algunos de ellos no caian en estas categorias. Sm negar la existencia de un silencio 0 una censura intere-sadas en torno, a Los de abajo, es preciso aceptar tambin que parte de la crtica a Azuela provema de gente con buena intencin aunque de diferente ideologa. En ese.sector ~s que v:le la pen~ d:te~erse para observar hasta dnde pudieran haber temdo razon al sena!ar las lim1tac10nes poltico-ideolgicas de Los de abajo en el conte~to del pensam1~nto de Azuela. Las razones, en mi opinin, estaran en lo que deberia llamarse el liberalismo de Azuela.

    La actitud y la posicin poltica de Azuela respecto a la Revolucin mexicana es-taban representadas en la novela Los de abaio. Slo que dada la poli' con'a 1

    d 1 h bil"d d "./ ' 1, 1 nove esca, :s e~Ir I a ?e cr~ar P;~sonajes con opiniones divergentes, sera excesivo 1d;nt1ficar el_pensam1ento 1mp~1c1to del autor con el pensamiento explcito de uno 0 mas per~ona1es. Pero Azuela s1 lo hizo. Azuela confes haberse proyectado en su persona1es. s

    En_ 19?8 la Gaceta public un texto indito de Mariano Azuela precedindolo de la s1~me~te nota: _"Of~;cemos un texto indito de Mariano Azuela. El lector en-c?ntra~a en el la exphcac10n de su conducta como escritor. La extraa palabra reac-c10nari? con que muchos crticos lo califican halla aqu nueva interpretacin. El texto, titulado co? la cita ~e una de sus frases - El odio al caciquismo me convirti en narr_ador parcial y apas10nado- no es otra cosa que fragmento de El novelista.!! su ambiente (1), uno de los muchos materiales variados que se reunieron en el tercer t~mo (1960) de_ s~,s Obras comP,letas. Es precisamente el que all narra las circunstan-cias de co~pos1c1on de Andres Prez, maderista y Los caciques. Una lectura de este texto p,erm1te apreciar con mayor justeza lo que Azuela pensaba y senta sobre la Re-voluc1on.

    Az~ela co~ie~za ~e~l~ndo _su es~asa inclinacin a la militancia poltica: Nunca tuve m he temdo ~ncli.~ac1~n o s1mpat1a por la poltica militante. Sin embargo, dice, fu: una determ~nac10n libremente tomada la que lo llev a adherirse al movi-m1:nto d_e Francisco I. ~adero. Aunque los sectores medios vivan cmodamente .ba10 la d1cta?ura porfiriana, recuerda Azuela, aquel bienestar era ficticio y dejaba de lado a m1ll.ares de mexicanos [que] vivan en pleno estado de ignominia, reduci-dos a la esclavitud por los gran~;s propietarios en las regiones de Yucatn, Tabasco Y otras m~ch~s partes de la nac1on. Fue precisamente la denuncia, en este sentido d: un periodista norteamericano [Mxico brbaro, de J. K. Turner], la que abri lo~ ?JOS a mucha gente de buena voluntad a quienes el rgimen comenz a hacrseles I~t~~erable. ~~ese context? se ins:ribe el voluntarismo moral con que Azuela con-c1b10 su func1on como escritor: Pienso que en determinados momentos de la vida de un pueblo la abstencin del individuo no slo es cobarde sino criminal. De tal

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    modo, esta indignacin de tipo moral fue el resorte reconocido por Azuela para afi-liarse al intento de renovacin democrtica de Madero.

    La campaa y el programa maderistas eran ante todo polticos, no econmicos, y lo azaroso consista en oponerse a una dictadura que ya duraba tres dcadas y me-dia. Aqu Azuela repite lo que algunos personajes de sus novelas ms vinculadas al maderismo, como Andrs Prez, maderista: ccLa aventura maderista fue, a la verdad, disparatada, digna de gente de manicomio, pero los que tenamos en las venas algu-nas gotas de sangre en vez de cinco litros de atole, la seguimos desde sus primeros momentos, dispuestos a tomar nuestro sitio en el movimiento, en cuanto sonara nuestra hora.

    Una vez comprometido en el movimiento poltico maderista y socavado el rgi-men de Porfirio Daz hasta su cada, Azuela persever en el trabajo del grupo y par-tido. Fue por ese compromiso que, una vez Madero en el poder, Azuela fue nom-brado jefe poltico de Lagos, su pueblo natal, cargo que mantuvo entre mayo y julio de 1911. Azuela cuenta este suceso en el contexto de un fenmeno que para l fue decisivo: advertir cmo los antiguos porfiristas aparecan milagrosamente como re-volucionarios. ccEl caso no fue nico, ocurri con inslita frecuencia en distintas re-giones del pas: ricos de larga vista aparecieron de repente como adeptos a la nueva causa y devotos del caudillo en triunfo ... Cuando a l le toc precisamente tomar posesin de la Jefatura Poltica de Lagos no pudo hacerlo, en un primer momento, por estar ocupadas las oficinas con gentes del coronel Manuel Rincn Gallardo, quien ambicionaba el mismo puesto. Los soldados federales tuvieron que interve-nir para que Azuela pudiera ejercer sus funciones . De todas maneras, cumpli ese trabajo durante poco tiempo. Una intriga poltica hizo caer al gobernador del es-tado y Azuela renunci como protesta. Narra: Para colmo de mofa hube de entre-gar [la Jefatura Poltica] a la misma persona a quien por la fuerza haba tenido que desalojar.

    Aparentemente, en este episodio poltico personal se cifra el mayor desencanto de Azuela con la Revolucin. Y esto no es una especulacin, sino confesin de parte: Esto me dio la medida cabal del gran fracaso de la revolucin. Fue para m el m-ximo instante de la desilusin, de irreparables consecuencias. El caciquismo recu-peraba sus fueros sorprendido l mismo de la debilidad catastrfica del gobierno maderista. Entonces decidi retirarse de la lidia poltica para dedicarse por entero a su profesin mdica, concentrndose ccen las horas muertas a componer el primer volumen de una serie que debi haberse llamado Cuadros.!! escenas de la Revolucin Mexicana ...

    El motivo de su radical decepcin respecto a la Revolucin es a su vez decepcio-nante: no parece tan grande ni decisivo, ms bien episdico e ilustrativo de los vai-venes de una revolucin enfrentada con intereses poderosos. Azuela careca de perspectiva poltica y opt por la desesperanza en ese momento. El episodio es tam-bin clave para explicar la actitud de acerba crtica a la situacin imperante, que tendra desde entonces su literatura. Desde entonces dej de ser - con plena con-ciencia de lo que haca o sin ella- el observador sereno e imparcial que me haba propuesto en mis cuatro primeras novelas. Ora como testigo, ora como actor en los

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    sucesos que sucesivamente m . , d b fui de hecho un narrador e s.ervl inan .e ase para mis escritos, tuve que ser y lo .

    . . ' parcia y apas10nado. S1 este e1emplo biogrfico fue la base de su .d . .

    ex-porfiristas los traidores y hast l b , paru ista y apas10nada crtica a los . ' a os urocratas de la revolu ' . . ,

    posterior (octubre de 1914) en las fuerza d F . . c10~, su part1Clpac10n de decepcionarse a su vez de los de b . s e ranc1sco Villa le dieron oportunidad texto Los de abajo documental . JO, cer~ando el ciclo de su amargura. En el bin sus actitudes y sentimientosaps ~~:~uc:~~~c1as de e,scritura de su novela y tam-

    L f: . , en esa epoca a con esa pas10n con que observaba . b 1 . .

    cin entronizados en ella falt . Y JUzga os enemigos de la revolu-' en un primer momento, dice Azuela:

    En calidad de mdico de tropa tuve ocasiones b d mente el mundo de la revolucin so ra. a~ para observar desapasionada-tena de sus hombres se fue desva~1!~~:;~:~oul: ~~~~~~~Y fav~r~b~ impresin que sar. El espritu de amor y sacrificio ue alentara con e som no esencanto y pe-en el ~riunfo de los primeros revolu~ionarios, haba ;:n:o ferv_~r c~mo poc~ espe~anza exteriores que me dieron los actuales d - d 1 .s pa~~c1 o. as mamfestac10nes pr~sent, fue un mundillo de amist d u~nos.d e a s1t~~c10n, lo qu.e ante mis ojos se triga, chismes y perfidia. Nadie pens:b:syai~i~o :~ ~anvid.ias, .dudlacdiln, espionaje,. in-

    me1or tap a e pastel a la vista.

    El punto de vista de Azuela sobre la revoluci personajes, Sals. Mi situacin fue entonces la de ~~~;:~y~~:o~:l~ ~;puno d~ s~s pregunta el seudorrevolucionario y logrero Luis Cervant - . , . or que - e de la revolucin, sigue en ella?" "P 1 1

    . , es s1 esta desencantado cn, y el hombre que se entre .a a efi:~: e: revo uc10n -re~ponde .Sols- es e~ hura-arrebatada por el vendaval"; ya el hombre, smo la miserable ho1a seca

    El contexto en el que e b ' L J b . . . sen 10 os ae a;o fue precisamente el de I ~~:~;~:s~~~~ ~~~::z :0e::i;~ionado de los neo-porfirianos y de los ci:I:aj~::i;~

    Cuando, a mi regreso del N rt d ' d vea obligado a referir al un~s e, e~pues e la derrota r dis~ers~n .del villismo, me en el equvoco o en la iro!a, es de m~ aventuras revoluc10nanas, mstmtivamente caa nes del fracasado. [ ... ] Esta es lac;;:;n ~por e~as veredas a las jere~~adas o lamentacio-de amargura nacieran crec1eran y s e qube as ?velas que escnbi en aquellos meses

    ' e aca aran impregnad d . punzante. ' as e cierta mordacidad

    Despus de Los de abajo Azuela escribi Las m D . . . y De cmo al fin llor Juan Pablo (1 , l oscas, omztzlo quzere ser diputado

    , " os tres t1tu os en 1918) l d b , Sena torpe negar que en estos tres breves traba. o , "( o~ 7ecor a a as1: resentimiento de derrotado No so' l fl , J .sd, puse todam1 pas1on, amargura y

    o me a 1gia m1 ura s t ' ' . derrota total de 1

    . 1 uac10n econom1ca smo la m1 qm1ot1smo: a explotac1 d l l h "l , ,

    y slo los capataces haban cambiado. n e a e ase um1 de segma como antes

    En los escritos en que Azuela se refiri a Lo d. b . , durante el perodo la decepc10' . d s, eda a;o y demas relatos publicados

    ' n es siempre e m ole p l'ti 1 A bla favorablemente de la neces1'd d d d . o I ca o mora . unque ha-a e mo ern1zar a M ' , documenta aspiracin alguna a camb. d. l " d e_x1co, en n,m~un momento

    ws ra ica es e tipo econom1co, lejos del

    LA RECEPCIN CRTICA DE LOS DE ABAJO 259

    proyecto de tierra y libertad que impulsara a un Zapata, por ejemplo. Ni siquiera su relacin con las fuerzas villistas le permitieron avizorar los programas sociales que, an rudimentariamente, alentara el caudillo norteo (y que, al mismo tiempo, los estaba recogiendo John Reed en sus crnicas); ms bien, Azuela lleg a ver en el villismo a la banda desatada, la barbarie y la inconsciencia que exhibe en Los de abajo.No en vano, pues, otros escritores con perspectiva ms socializan te llegaron a reprocharle haber visto los rboles mas no el bosque, los episodios y los indivi-duos y no los anhelos y las limitaciones populares ms all de los accidentes.

    * * *

    [Cauda: Comentario bibliogrfico] Despus de la muerte de Azuela, alejados y en mayor perspectiva los acontecimien-tos histricos que motivaran su obra, era oportuno estudiarla a profundidad. Sin embargo, eso no se ha hecho en la medida de lo necesario, pese a valiosas aportacio-nes. Los libros son escasos aunque de inters. En 1961 Luis Leal public el primer libro que se haya escrito sobre Azuela: Mariano Azuela, vida y obra, y exactamente una dcada despus, otro (en ingls), Mariano Azuela. En 1973 Francisco Monterde recogi los artculos periodsticos ms importantes dedicados a la obra de Azuela en Mxico, en un volumen titulado Mariano Azuela y la crzica mexicana. En 197 4, Ar-turo Rivas Sinz dio a conocer el libro El estilo de Mariano Azuela, en Guadalajara, y en 1981 se public Mariano Azuela y la altura de los tiempos, de Eliud Martnez, que trata slo las tres novelas del perodo hermtico de Azuela. En 1982 publiqu mi libro Literatura e ideologi'a: el primer Mariano Azuela (J 896-1918), dedicado a revi-sar la formacin del perodo revolucionario de la obra de Azuela, con hincapi en Los de abajo. An interesantes o importantes en trminos singulares, estos pocos li-bros no se corresponden con la valoracin de Azuela como un gran clsico, y se trata de una bibliografa absolutamente esculida si se entiende que han pasado ms de tres dcadas desde la muerte del autor y ms de siete desde la aparicin de la novela que le trajera la fama y que se considera una de las grandes obras hispano-americanas: Los de abajo.

    Una de las mayores dificultades en torno a los estudios mexicanos, y en especial, en torno a Los de abajo, consisti durante mucho tiempo en desconocer la edicin original. La versin de Los de abajo recogida en las Obras completas sigue fielmente la de la Coleccin Popular, que Azuela conociera y revisara, y podra pensarse en que se trata de la edicin definitiva, pero hasta 1979 no se tuvo acceso a la versin inicial, que haba sido la publicada por el peridico de El Paso, Texas, El Paso del Norte, im-portante justamente para comparar con las ltimas. Despus de varios aos de inves-tigacin, el profesor Stanley L. Robe encontr esa versin y la dio a conocer en una edicin crtica impecable con el ttulo Azuela and the Mexican Underdogs. El valioso trabajo del profesor Robe apareci finalmente en espaol en la edicin Tezontle de Fondo de Cultura Econmica, edicin conmemorativa al llegar Los de abajo al pri-mer milln de ejemplares en la Coleccin Popular, 1983.

  • CRONOLOGA

    1873 1 de enero: Mariano Azuela nace en Lagos de Moreno, Jalisco, Mxico. Sus padres son Evaristo Azuela y Paulina Gonzlez. Es pre-sidente de Mxico Sebastin Lerdo de Te-jada.

    1885-77 Estudia en el Liceo del Padre Guerra, en La-gos, y luego en Guadalajara, Jalisco. En Mxico se constituye el grupo llamado los cientficos en apoyo a la dictadura de Porfirio Daz. Daz viene ejerciendo el poder desde 1876.

    1892 Comienza a estudiar la carrera de medicina en la Universidad de Guadalajara. (Heriberto Fras: Tomochic; Del Casal, Nieve; O. Wilde, El abanico de Lady Windennere).

    1896 Publica Impresiones de un estudiante en un peridico de la ciudad de Mxico. Porfirio Daz se hace reelegir por cuarta vez como presidente de Mxico. (Nervo, Perlas negras; Gutirrez Njera, Poesz'as; Carrasquilla, Frutos de mi tierra; Bergson, Materia y memoria).

    1900 14 de septiembre: Contrae matrimonio con Carmen Rivera. Porfirio Daz es reelecto como presidente. Los indios yaquis se sublevan en defensa de sus tierras. (Rod, Ariel; Reyles, La raza de Cazn; Dios Peza, De la gaveta zntima; Garca Monge, El moto; Vargas Vila, Ibis; Machado de Assis, Don Casmurro; Chocano, Thennidor; Palma, Cachivaches).

    1902 Nace su hijo Salvador. (Othon, Poemas rsticos; Urbina, Ingenuas; Rodrguez Beltrn, Perfiles del terruo; Zayas, El teniente de los gavilanes; Vargas Vila, Ante los brbaros; Da Cunha, Os Sertoes; Daz

    Rodrguez, Sangre patricia; Blanco Fom-bona, La americanizacin del mundo).

    1903 Con D mi tierra obtiene un diploma en los Ju egos Florales de Lagos. Crece la oposicin periodstica a Daz. (F. Gamboa, Santa; Delgado, Los parientes ri-cos; E. Gonzlez Martnez, Preludios; Bunge, Nuestra Amrica; F. Snchez, M'hijo el dotor; Carrasquilla, Salve, Regina; Gorki, Los bajos

    .fondos; J. Conrad, Tifn).

    1904 Edita la revista Kalendas. Sexta reeleccin de Daz. Se inicia la cons-truccin del Palacio de Bellas Artes en la ciu-dad de Mxico. Se da por terminada la lucha contra los indios yaquis. (Gamboa, La venganza de la gleba; Delgado, Historia vulgar; B. Lillo, Sub-terra; London, El lobo de mar; Reymont, Los campesinos; Pi-randello, El difunto Mat{as Pascal).

    1907 Publica su primera novela: Mara Luisa, cuyo origen es uno de los textos de Impresiones de un estudiante. La huelga de trabajadores en las fbricas de tejidos e hilados de Ro Blanco es aplastada sangrientamente por el gobierno. (Daro, El canto errante; Blanco Fombona, El hombre de hierro; Gmez Carrillo, Grecia; Li-llo, Sub-sole; Bergson, La evolucin creadora; Gorki, La madre) .

    1908 Publica la novela Los .fracasados. Creelman entrevista a Daz en la Pearson's Magazine: el dictador seala que Mxico est pronto para la democracia y que l no busca-r un nuevo perodo presidencial. Se esta-blece la ley de Educacin Primaria. Madero publica La sucesin presidencial (Othon, Himno de los bosques; F. Gamboa, Re-conquista; Payr, Pago chico; Antonio Lucena, Los de abajo; Daz Rodrguez, Camino de per-

    26 1

  • 262 JORGE RUFFINELL! .

    faccin; Sorel, Reflexiones sobre la violencia; Chesterton, El hombre que fae jueves; France, La isla de los pinginos).

    1909 Publica la novela Mala Yerba. Reunin de Daz con el presidente Taft de Estados Unidos. La inversin norteameri-cana se calcula en mil millones de dlares. Madero y Bernardo Reyes, candidatos a la presidencia. Madero funda el Partido Anti-rreeleccionista. Reyes, H. U rea, A. Caso, Torri, Vasconcelos inauguran el Ateneo de la Juventud. (Molina Enrquez, Los grandes problemas na-cionales; Lugones, Lunario sentimental; Gon-zlez Prada, Presbiterianas; Rod, Motivos de Proteo; Marinetti, Manifiesto faturista; Lenin, Materialismo y empirocriticismo; Gide, La puerta estrecha).

    1910 Organiza un comit de apoyo a la candida-tura de Francisco l. Madero, en Lagos. El censo nacional da 15.160.369 habitantes, de los cuales 2.992.026 son analfabetos mayores de doce aos; 7.065.464 son ha-blantes del castellano. El petrleo en manos de norteamericanos suma el 90 por 100 de la produccin nacional. 834 hacendados son dueos de la tierra en que trabajan tres mi-llones de peones pobres. Daz se reelige, Ma-dero es encarcelado y se fuga de la prisin, lanzando poco despus el Plan de San Luis Potos. El 20 de noviembre se inicia el levan-tamiento contra Daz en varios lugares del pas. (H. Urea et al., Antologz del Centenario; Gamboa, La llaga; Gerchunoff, Los gauchos judos; H. y Reissig, Los peregrinos de piedra; Vaz Ferreira, Lgica viva; Zorrilla de San Martn, La epopeya de Artigas; Barrett, Lo que son los yerbales; Rilke, Cuadernos de Malte Laurids Brigge; B. Russell y Whitehead, Prin-cipia Mathematica).

    1911 De mayo a julio, ocupa el cargo de Jefe Pol-tico de Lagos. Levantamiento anarquista de

    los hermanos Flores Magn en Baja Califor-nia y de Emiliano Zapata en Morelos. Daz cede el gobierno y se marcha a Europa, nom-bran a Len de la Barra como presidente provisional, Madero llega a la capital y ob-tiene el nombramiento de presidente. Za-pata se rebela contra Madero, exigiendo re-parto de tierras (Plan de Ayala). Fracasa el movimiento reaccionario de Bernardo Reyes contra Madero. Se descubre Macchu Picchu en el Per. (Reyes, Cuestiones estticas; Fras, El triunfo de Sancho Panza; G. Martnez, Los senderos ocul-tos; Eguren, Simblicas; Barrett, El dolor pa-raguayo; Gonzlez Prada, Exticas).

    1912 Publica la novela Sin amor. Pascual Orozco se subleva contra Madero en el estado de Chihuahua (Plan de la Empaca-dora) y es vencido por Victoriano Huerta. Flix Daz se subleva en Veracruz, y acaba en la crcel. Se calcula la riqueza total del pas en 2.434.341.422 dlares, de la cual el capi-tal norteamericano llega a 1.05 7. 700.000 d-lares. Se inaugura la Universidad Popular de M-xico. Estados Unidos ocupa militarmente a Nica-ragua. (Rabasa, La Constitucin y la Dictadura; Garca Caldern, La creacin de un continente; Claudel, Lq anunciacin de Marza; J . K. Tur-ner, Mxico Brbaro).

    1913 La decena Trgica: asesinato de Madero y Pino Surez y usurpacin del poder por Vic-toriano Huerta.

    1914 Diciembre: es nombrado Director de Educa-cin en Jalisco. Los marines ocupan el Puerto de Veracruz. Villa firma el Pacto de Torren con los repre-sentantes de Carranza. El 15 de julio Victo-riano Huerta huye del pas. Proclamacin de Carranza como presidente interino. El 5 de octubre, se rene en Aguascalientes la Con-

    CRONOLOGA 263

    vencin de los jefes constitucionalistas y se decide nombrar a Eulalio Gurrez como presidente. Los norteamericanos desocupan Veracruz. Carranza establece su gobierno en Veracruz. Villa y Zapata entran en la ciudad de Mxico. El asesinato de Sarajevo, deto-nante de la primera guerra mundial. (Nervo, Serenidad; Gamboa, La novela mexi-cana; Glvez, La maestra normal, Huidobro, Las pagodas ocultas).

    1915 16 de abril: las fuerzas de Villa son derrota-das por Obregn en Celaya. Estados Unidos reconoce el gobierno de Carranza. Octubre: Azuela se refugia en la ciudad fron-teriza de El Paso. De octubre a diciembre aparece Los de abajo en entregas en el peri-dico El Paso del Norte. (Romero, Cuentos rurales Gonzlez Mart-nez, La muerte del cisne; Arvalo Martnez, El hombre que pareca un caballo) .

    1916 Aparece la primera edicin en libro de Los de abajo (Paso del Norte). Se retira de la poltica y reside en la ciudad de Mxico, donde abre un dispensario m-dico. Carranza instala su gobierno en la ciudad de Mxico. Pershing viola la frontera mexicana para castigar a las fuerzas de Villa, acusadas del asalto a Columbus, Ohio, pero es hostili-zado por Villa. Carranza reclama el desalojo del territorio mexicano por los doce mil hombres de la expedicin punitiva. Las tropas de Estados Unidos invaden y ocu-pan la Repblica Dominicana. (Lpez Velarde, La sangre devota; Rebo-lledo, Caro Vitrix; Lynch, Los caranchos de La Florida; W ast, La casa de los cuervos; Rey les, El terruo).

    1917 Publica la novela Los caciques. Se promulga la Constitucin con importan-tes cambios de tipo revolucionario. La expe-dicin de Pershing sale de Mxico. Las elec-ciones le dan la primera magistratura a Ca-rranza.

    W. Wilson inicia su segundo perodo como presidente de Estados Unidos. (Reyes, Visin de Anhuac; Torri, Ensayos y poemas; Nervo, Elevacin; G. Martnez, El li-bro de la faerza, de la bondad.!/ del ensueo; Ca-rrin, Las honradas; Giraldes, Raucho; Gl-vez, El mal metafsico; Ingenieros, Hacia una moral sin dogmas) .

    1918 Publica la novela Las tribulaciones de una fa-milia decente y los relatos Las moscas y Domi-tilo quiere ser diputado, y el cuento De cmo al fin llor Juan Pablo. Villa y Zapata se oponen al gobierno de Ca-rranza. Siqueiros rene en Guadalajara el cc Congreso de Artistas y Soldados. Se firman los armisticios que ponen fin a la primera guerra mundial. (Nervo, Plenitud; Vasconcelos, El monismo esttico; Quiroga, Cuentos de la selva; Vallejo, Los heraldos negros; Huidobro, Ecuatorial, Apollinaire, Caligramas; Spengler, La deca-dencia de Occidente) .

    1920 Publica Los de abajo en reedicin con correc-ciones, cambios y adiciones significativas. Obregn lanza el Plan de Agua Prieta contra Carranza y es apoyado por Villa. Carranza sale de la capital, dispuesto a instalar su go-bierno en Veracruz, pero es emboscado en Tlaxcalantongo y asesinado. Se convocan elecciones y Obregn llega a la presidencia.

    1923 Publica la novela La malhora. Villa es emboscado y asesinado en Hidalgo del Parral. Hay en Mxico disturbios por la sucesin presidencial, cuyos candidatos son Calles y De la Huerta; el ltimo se pronuncia contra Obregn, acusndolo de manipular la sucesin en favor de Calles. Recrudecen los problemas entre la Iglesia y el Estado por las limitaciones impuestas a la primera en la Constitucin de 1917. Rivera pinta los murales de la Secretara de Educacin Pblica. Primo de Rivera asume como dictador en Es-

  • 264 JORGE RUFFINELLI

    paa. En Italia son disueltos los partidos no fascistas. D. H. Lawrence viaja por Mxico. (Muoz, Memorias de Pancho Villa; Lpez Velarde, El minutero; Neruda, Crepusculario; Borges, Fervor de Buenos Aires; Svevo, La con-ciencia de Zeno; Eliot, La tierra balda).

    1924 Se redescubre Los de abajo. Publica la no-vela La malhora. De la Huerta se destierra a Estados Unidos. Calles es elegido presidente; reorganiza la Hacienda Pblica, funda el Banco de M-xico, dicta la Ley de Petrleos. Muere Lenin. Machado, presidente de Cuba. Las elecciones fascistas favorecen a Musso-lini. (Muoz, Se llevaron el can para Bachimba; Reyes, !ftgenia Cruel, Maples Arce, Urbe; Bre-tn, Manifiesto surrealista; Stalin, Los princi-pios del Leninismo; Mann, La montaa m-gica; Fedin, Las ciudades y los aos) .

    1925 Publica la novela corta El desquite. Reaccin de Estados Unidos contra la Ley de Petrleo de Calles: movilizacin militar y baja en la venta de petrleo, con dao a la economa del pas. Hitler publica el primer volumen de Mein Kampj (Gorostiza, Canciones para cantar en las bar-cas; Vasconcelos, La raza csmica; Caso, Principios de esttica; Borges, Inquisiciones; Neruda, Tentativa del hombre infinito; Dos Passos, Manhattan Tranifer; Ortega y Gas set, La deshumanizacin del arte; Dreiser, Una tragedia americana; Babel, Caballerz roja; Scott Fitzgerald, El gran Gatsby) .

    1927 Publica la novela La lucirnaga. Obregn intenta forzar su reeleccin, para lo cual se reforma la Constitucin. Serrano y Gmez, aspirantes a la presidencia, se mani-fiestan contra Obregn, son detenidos y eje-cutados. En Estados Unidos ejecutan a Sacco y Van-

    zetti. Trotsky es expulsado del PC. Muere Carlota, la ex-Emperatriz de Mxico. (Vasconcelos, lndologz; Traven, El tesoro de la Sierra Madre; Pocaterra, Memorias de un venezolano de la decadencia; J ung, Lo incons-ciente; Sinclair, Petrleo; Hesse, El lobo estepa-rio.

    1933 Publica la biografa novelada Pedro Moreno, el insurgente en el diario El Nacional Lzaro Crdenas, candidato a la presidencia. Roosevelt, presidente de Estados Unidos. Hitler nombra a Goebbels como ministro de propaganda. Primeros campos de concentra-cin nazis en Alemania. (Pellicer, Esquema para una oda tropical; Ne-ruda, Residencia en la tierra; M. Estrada, Ra-diografi de la pampa; L. A. Snchez, Amrica: novela sin novelistas; Malraux, La condicin humana; Stein, Autobiografi de Atice B. Tolc-lass:, Caldwell, La chacrita de Dios) .

    1935 Publica la triloga de relatos Los precursores. El ex-presidente Calles agita a la oposicin contra Crdenas, quien en 1936 lo deste-rrar. Mussolini invade Abisinia. Los juicios de Mosc. (Lpez y Fuentes, El indio; Gallegos, Ca-naima; W olfe, Del tiempo y el ro; Steinbeck, Tortilla Flat; Malraux, El tiempo del despre-cio).

    1937 Publica la novela El camarada Pantoja, es-crita en 1928. Se promulga la ley de Expropiacin de los Ferrocarriles. Trotsky llega a Mxico. Golpe de estado de Vargas en Brasil. Rep-blica Dominicana: Trujillo hace matar a 15.000 haitianos. Pars: Vallejo y Neruda en la organizacin poltica y cultural en defensa de la Repblica espaola. Se suicida Horado Quiroga. (Gallegos, Pobre negro; Guilln, Cantos para soldados y sones para turistas; Steinbeck, La fuerza bruta; Sartre, El muro; Silone, Pan y vino).

    CRONOLOGA 265

    1938 Publica San Gabriel de Valdivias, comunidad indzgena. El gobierno de Crdenas nacionaliza el pe-trleo, y en consecuencia rompe con Inglate-rra. Alemania invade a Austria y a Checoeslova-quia. Pacto de Munich. (Romero, La vida intil de Pito Prez; Vas-concelos, El desastre; Sartre, La nusea; Mi-ller, Trrpico de Capricornio; Hemingway, La quinta columna).

    1939 Publica la novela Regzna Landa. Crdenas se opone al nazi-fascismo europeo. Caen Barcelona y Madrid y termina la guerra civil espaola instaurando a Franco. Llegan a Mxico muchos exiliados espaoles. (Villaurrutia, Nostalgia de la muerte, Goro-tiza, Muerte sin fin; Onetti, El pozo; Vallejo, Poemas humanos:, Alegra, Los perros ham-brientos:, Joyce, Finnegans Walce:, Huizinga, Homo Ludens:, Faulkner, Las palmeras salva-jes, Steinbeck, Las vias de la ira) .

    1940 Publica la novela Avanzada. Los de abajo se lleva al cine. vila Camacho asume la presidencia del pas. Muere Trotsky asesinado en Mxico. Alemania invade a Dinamarca, Noruega, Bl-gica, Francia, Luxemburgo. Se forma el eje Berln-Roma-Tokio. Italia invade a Grecia. Roosevelt es reelegido presidente de Esta-dos Unidos. (Villaurrutia, Textos y pretextos; Bioy Casa-res, La invencin de More!; Hemingway, Por quin doblan las campanas?; Green e, El poder y la gloria) .

    1941 Publica la novela Nueva Burguesz. El ex-presidente Calles regresa a Mxico. Japn invade Indochina, Hitler invade a la URSS, los japoneses atacan Pearl Harbar. (Revueltas, Los muros de agua; Yez, Flor de juegos antiguos; Mancisidor, La rosa de los vientos; Muoz, Se llevaron el can para Ba-

    chimba; Alegra, El mundo es ancho y ajeno; Borges, El jardn de los senderos que se bijUr-can; Arguedas, Yawar Fiesta; Brecht, Madre Coraje).

    1942 Publica la biografa El padre Agustzn Rivera. El Eje hunde barcos petroleros mexicanos y vila Camacho declara estado de guerra. Mxico rompe relaciones con el gobierno francs de Vichy. Las Conferencias de Washington compro-meten a 26 pases contra el Eje. Montgomery derrota a Rommel en El Alamein. (Reyes, La experiencia literaria; Ramos, His-toria de la filosofi en Mxico; Guadalupe de Anda, Los bragados; Cela, La familia de Pas-cual Duarte; Camus, El extranjero; Steinbeck, La luna se ha puesto).

    1943 8 de abril: es nombrado miembro del Cole-gio Nacional. El ejrcito alemn es derrotado en Stalin-grado y en frica del Norte. Masacre del ghetto de Varsovia. (Yez, Archipilago de mujeres; Zea, El posi-tivismo en Mxico; Revueltas, El luto humano; Sartre, El ser y la nada; Saroyan, La comedia humana).

    1944 Publica la novela La marchanta. Se echa a andar una campaa para combatir los altos ndices (50 por 100) de analfabe-tismo en el pas. Desembarco en N ormanda, Da D. Roose-velt presidente por cuarta vez. (Rojas Gonzlez, La negra Angustias; Car-pentier, Viaje a la semilla; Portuondo, Con-cepto de la poesz; Borges, Ficciones; Mala-parte; Kaputt; Beauvoir, La sangre de los otros).

    1946 Publica la novela La mujer domada. El partido de gobierno comienza a llamarse Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se inicia el gobierno de Miguel Alemn, con incentivo a la industrializacin.

  • 266 JORGE RUFFINELLI

    Juicio de N uremberg contra los nazis. Pern, presidente -de Argentina. (Novo, Nueva Grandeza Mexicana; Romero, Rosenda; Cspedes, Metal del diablo; Asturias, El seor presidente; McCullers, El miembro de la boda; Sartre, El existencialismo es un huma-nismo).

    1947 Publica Cien aos de novela mexicana. Prstamos de Estados Unidos a Mxico. Autonoma de la India del Imperio Britnico. Plan Marshall. Rmulo Gallegos, candidato a la presidencia de Venezuela. (Rojas Gonzlez, Lola Casanova; Yez, Al filo del agua; U sigli, El gesticulador; Sartre, Si-tuaciones l; Lowry, Bajo el volcn; Moravia, La romana; Williams, Un tranva llamado deseo; Pratolini, Crnica de pobres amantes).

    1949 Publica la novela Sendas perdidas. Recibe el Premio Nacional de Artes y Ciencias. Truman, presidente de Estados Unidos. Re-pblica Popular China, bajo el mando de Mao Tse-Tung. Las Naciones Unidas admi-ten a Israel y la capital pasa de Te! Aviva Je-rusaln. Se establece el Apartheid en Sud-frica.

    (Paz, Libertad bajo palabra; Revueltas, Los das terrenales; Reyes, Junta de Sombras; Arreola, Varia invencin; Carpentier, El reino de este mundo; Asturias, Hombres de mazz; Bor-ges, El aleph; Orwell, 1984; Premio Nobel de Literatura para Faulkner).

    1951: 1 de marzo: fallece de un ataque cardaco. Comienzo de la presidencia de Ruiz Corti-nes. Se inaugura la Ciudad Universitaria. La mujer accede al derecho a votar en Mxico. Eisenhower, presidente de Estados Unidos. Muere Eva Pern en Argentina. Batista da golpe de estado en Cuba. Puerto Rico pasa a ser Estado Libre Asociado a Estados U nidos. Premio Nobel de la Paz a Albert Schweitzer. (Arreola, Confabulario; Hemingway, El viejo y el mar; Calvino, Las dos mitades del Viz- conde). Mueren en Mxico Enrique Gonzlez Mart-nez y Gilberto Owen.

    1955 Se publica la novela pstuma La maldicin.

    1956 Se publica la novela pstuma Esa sangre, suerte de continuacin de Mala Yerba (1909).

    IV. LECTURAS DEL TEXTO

    LOS DE ABAJO: LECTURA TEMTICA Luis Leal

    TEXTURAS PICAS DE LOS DE 11BAJO Seymour Menton

    CSPIDES INACCESIBLES Mnica Mansour

  • LOS DE ABAJO: LECTURA TEMTICA

    Luis Leal

    La crtica temtica es una de las que con mayor frecuencia aparece en el anlisis de . las obras literarias. No todos los que la utilizan, sin embargo, estn de acuerdo en lo que constituye el acercamiento temtico. Para algunos la temtica, o sea el grupo de conceptos abstractos que dan forma a la historia, va ntimamente relacionada con el argumento, del cual no es posible desprenderla, y por lo tanto discutirla como si fuera un elemento aparte. Para otros la temtica y la estructura de la obra son una y la misma cosa, por lo cual para poder estudiarla es necesario examinarla a la luz de los elementos formales; los temas son los que dan forma al material novelado. Para los que emplean ese acercamiento es necesario, al hacer el anlisis, estudiar los ele-mentos que componen el tema, esto es, los motivos, tanto en su contexto semntico como estructural.

    En el siguiente anlisis de Los de abajo usaremos la palabra tema para referirnos al conjunto de objetos mentales propuestos en la obra, que Alfonso Reyes divide en dos grandes grupos, los temas formales, de expresin o lenguaje, y los asuntos men-tados 1. Aunque conscientes de que no es posible separar la temtica de los otros ele-mentos narrativos, en este estudio no nos preocuparemos de que coexisten, te-niendo en cuenta lo que el mismo Reyes dice, esto es, que as como todo relieve su-pone un hueco, todo perfil supone un frente, de igual modo se traba forma y asunto (p. 45).

    Mariano Azuela, al comentar el olvido en que se ti~nen ciertas novelas mexica-nas, hace una distincin entre forma y contenido, afirmando que ciertos escritores gastan su vida hacindose un estilo para vestir esqueletos, contra los que sin litera-turas supieron infundir vida a sus producciones.2

    Como ejemplo de las relaciones entre la temtica y la estrutura citaremos la obra que analizamos, Los de abajo, cuyo asunto, la Revolucin mexicana de 1910-1920, su autor, Mariano Azuela, lo interpreta a travs de varios subtemas, todos ellos en torno al tema central, el fracaso de esa Revolucin. A ese tema estructural se le da

    1 Alfonso Reyes, El deslinde, vol. XV de sus Obras completas (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1963), p. 45.

    ' Mariano Azuela, Heriberto Fras, en Obras completas (Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1958-1960), III, 659. Las citas de textos de Azuela, indicadas con tomo y pgina entre parntesis, se refie-ren a esa edicin. (La numeracin de pginas de las citas de Los de abajo corresponden a nuestra edicin, y las referencias indicadas con el trmino Dossier se encuentran en la seccin de igual nombre en este volu-men.)[N. del C.]

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  • 270 LUIS LEAL

    forma encarnndolo en las aventuras del guerrillero villista Demetrio Macas, desde su fuga del rancho el Limn hasta su muerte en el Can de Juchipila. En la obra, por supuesto, hay ms de un tema; pero todos ellos aparecen subordinados al tema central, al cual prestan su apoyo y lo armonizan. A veces esos subtemas son presen-tados en contrapunto y, a veces, como simples reflejos del tema principal. Esto es ne-cesario para que la novela deje en el lector una impresin predominante, la del fra-caso del movimiento armado.

    Entre los subtemas que ms destacan y que examinaremos en el cuerpo de este estudio se encuentran aquellos en torno a escenas de violencia, despojos, caci-quismo, fatalismo, avaricia, machismo, sadismo, ambi~iones, traici?n.es, miedos, sa-crificios, deberes y amistades. Esos temas secundarios, o esporad1cos, como los llama Alfonso Reyes en El deslinde, son como cela gota que cae en la pgina y las. per-fuma todas. El tema espordico, aunque no sea recurrente, puede por su sola viveza dar cierta iluminacin a toda la obra (p. 69).

    Azuela, en Los de abajo, con gran destreza manipula los temas para revelar fallas

    0 virtudes en el carcter de los personajes; para presentar su ideologa, y para sub-rayar lo absurdo de la revolucin como mtodo para resolve.r ~~s proble~as polti-cos y sociales de su pas3 . Si bien Azuela, como veremos, dec1d10 no paruc1par en la poltica, los temas polticos, como los histricos, son los que ms. fre~ue~~ Las ideas polticas de Porfirio Daz, Francisco I. Madero y otros persona1es h1stoncos se encuentran en todas sus novelas, pero siempre presentadas a travs de la perspec-tiva de los personajes ficticios. Como partidario de Madero que fue, el maderismo tiene lugar prominente en su temtica. La Revolucin iniciada el 20 de noviembre por Madero le dio material para escribir novelas el r~sto de su vida: ~asta el ao de su muerte en 1952 no dej de transformar los materiales que recog10 ~e la obse.rva-cin directa de los hechos histricos en ficciones que trazan los camb10s ocurridos como resultado directo del movimiento revolucionario, no slo en las instituciones sociales, sino tambin en los hbitos y el carcter del pueblo.

    Aunque Azuela, en Los de abajo, hace uso. de personajes y hechos histri.cos, nunca se olvida de que est escribiendo ficcin y no historia. Que, como novelista, tena exacto conocimiento de las relaciones y diferencias entre la historia y la ficcin lo podemos confirmar con su opinin sobre un novelista contemporneo suyo que segn l confunda los dos discursos. De Heriberto Fras, el autor de la novela To-mchic(l 893) dijo que, ccabsorto en la exacta narracin de los hechos de que fue tes-tigo, se olvida a menudo de que se ha propuesto escribir novela y no historia, y plaga el texto de apostillas que desvan intilmente la atencin. Anoto stas: "En Chihu~hua llaman pelones a los soldados federales". "El teniente Cota fu~ fusilado. mas tarde en Mxico, por un delito militar''. "A consecuencia de esta henda, el ~ah~nte veterano muri en Mxico", etc. (III, 667). Crtica que, por supuesto, no s1gmfica que Azuela creyera que el novelista no debe hacer uso de datos o informes ~ist~icos. Al contrario, crea que existe una ntima relacin entre la novela y la h~st~n~, mucho ms estrecha que aquella que pueda existir entre la novela y otras d1sc1ph-

    3. Sobre la ideologa de Azuela vase el estudio de Jorge Ruffinelli, Literatura e ideolog(a: el primer Mariano Azuela (1896-1918) (Mxico: Premia Editora, 1982).

    LOS DE ABAJO: LECTURA TEMTICA 271

    nas. En la nota preliminar a sus conferencias en el Colegio Nacional sobre novela mexicana nos dice que cces posible que haya aprendido algo de historia en las nove-las, pero lo que jams se me ocurri estudiar en ellas son las matemticas, la filosofa, la religin, la esotrica, etc. (ill, 569-70). La crtica que Azuela hace de Fras no se debe a que usa datos histricos; lo que le critica es que no supo integrarlos en el dis-curso ficticio, leccin que l aprendi temprano y que puso a buen uso en Lo's de abajo y sus novelas posteriores, donde se cuida de dar al dato histrico una funcin en el desarrollo de la trana o la caracterizacin de los personajes, esto es, integrarlo al discurso de la ficcin.

    La historia y la poltica

    El maderismo

    Mariano Azuela, novelista, inicia su carrera a la sombra de los realistas y naturalistas europeos. Como buen discpulo, es raro que aparte los ojos, en su obra, del mo-mento histrico en que vive. Desde su primera novela, Los .fracasados (1908), ya pinta la vida en provincia segn exista en ese momento, todava bajo la frula de don Porfirio. Pero ciertos acontecimientos presagian grandes cambios. Ese mismo ao Francisco I. Madero publica el libro La sucesin presidencial en 1910, en el cual Azuela encuentra ideas afines a las suyas. En su pueblo natal, Lagos de Moreno, Ja-lisco, con la ayuda de algunos compaeros forma un centro de propaganda. ccEl se-cretario de la Jefatura Poltica, poeta, soador, ntimo amigo mo y yo, ciegos parti-darios de Madero los dos, convertimos las oficinas en centros de propaganda revo-lucionaria. Tal aventura le cost la destitucin de su puesto y la salida en busca de trabajo, donde no lo conocieran, y a m el encono del caciquismo local cm, 1068).

    Si en Los de abajo el tema es el fracaso del movimiento revolucionario, en Los .fra-casados el ttulo se refiere a los liberales -grupo al cual l mismo perteneca-, que poco despus se acogen al maderismo, slo para fracasar una vez ms. En esa tem-prana novela la reaccin, representada por la alianza entre el clero, los hacendados y los polticos porfiristas corrompidos -tres grupos cuyas ideas Azuela rechazaba, pero que le nutrieron con temas para varias novelas-, no puede ser conquistada por el idealista Resndez, personaje sacado de la realidad histrica, ya que representa a su amigo el poeta Jos Becerra, el secretario de la Jefatura Poltica de Lagos de Mo-reno mencionado en la cita anterior.

    Al estallar la Revolucin el 20 de noviembre de 191 O, Azuela inmediatamente se une a las fuerzas maderistas. Tras el triunfo, se le nombra Jefe Poltico de Lagos de Moreno, puesto que dos meses despus tiene que desalojar, obligado, segn nos dice, por las fuerzas reaccionarias que continuaban en el poder. La experiencia le dej sumamente resentido; resentimiento que se filtra en casi todas sus novelas. ccN o se hacan las elecciones generales todava, cuando el gobierno provisional del presidente don Francisco Len de la Barra se haba convertido en madriguera de te-jones que por medio de combinaciones e intrigas polticas estaban socavando pro-fundamente los cimientos del nuevo rgimen. Uno de los ms gordos logr derro-

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    car al gobierno de mi Estado y mi protesta fue inmediata en forma de renuncia de :arcte~ i~revocable, ~xpresan~o con toda claridad que el puesto que ocupaba como Jefe pohtico del cant~n lo habia aceptado por obedecer al mandato de mi pueblo, pero ~unca lo ocupana P.r mandato oficial. Para colmo de mofa hube de entregarlo a la misma persona a qmen por la fuerza haban tenido que desalojar (III, 1070). Esa experiencia fue decisiva en su desarrollo, tanto ideolgico como de autor de no-velas. El incidente, nos dice, le dio la medida cabal del gran fracaso de la revolu-cin. Fue para m el mximo instante de desilusin, de irreparables consecuencias. ( ... )Decidido a retirarme de una manera absoluta de toda actividad poltica, me de-diqu al ejercicio de mi profesin y en las horas muertas a componer el primer volu-men de una serie que debi haberse llamado Cuadros y escenas de la Revolucin Mexi-cana (ID, 1070).

    Aunque el tiempo histrico, en Los de abajo, se inicia poco despus del asesinato de Madero el 22 de febrero de 1913, el tema del maderismo es prominente en la pri-~era parte de la novela. En un vistazo retrospectivo, Macas narra su vida y su con-flicto con el cacique local. Demetrio cuenta: Qu pas con don Mnico? ... Una es-cupida en las barbas por entrometido y pare ust de contar ... Pues con eso ha habido para que me eche encima a la Federacin. Ust ha de saber del chisme ese de M-xico, donde mataron al seor Madero y a otro, a un tal Flix o Felipe Daz, iqu se yo!. .. Bueno, pues el dicho don Mnico fue en persona a Zacatecas a traer escolta para que me agarraran. Que dizque yo era maderista y que me iba a levantar (p. 41).

    El maderismo tambin tena sus falsos profetas, representados por Andrs Prez en .la novela que lleva su nombre y por Luis Cervantes en Los de abajo. Como ge-numo demagogo (desertor del huertismo) Cervantes ataca el caciquismo, comba-tido por los maderistas. Le dice a Demetrio: Nosotros no nos hemos levantado en armas para que un tal Carranza o un tal Villa lleguen a presidentes de la Repblica; nos~tros. peleamos en defensa de los sagrados derechos del pueblo, pisoteado por el vil cacique ... (p. 94). A pesar de la Revolucin, el caciquismo continuaba vigente despus del triunfo. Para subrayar su presencia Azuela introduce el triste incidente del pen cojitranco Pifanio y su amo, que lo trata peor que a un esclavo hacindolo trabajar de sol a sol por diecisis centavos diarios (p. 103).

    El huertismo

    Slo. una vez en la novela vemos la accin desde la perspectiva de los huertistas, cuando el autor dramatiza la defensa del pueblo que Demetrio toma antes de reu-nirse~ Villa. El jefe de los federales (huertistas), Un joven de pelo rubio y bigotes retorcidos, muy pr~suntuoso, recuerda la rebelin de Flix Daz, Bernardo Reyes y otros contra el gobierno de Madero, acontecimiento que tuvo lugar entre el 9 y el 19 de febrero de 1913. En la novela el militar annimo, antes del ataque de Demetrio y su gente, se acuerda del cuartelazo, o sea la Decena Trgica, nombres con que seco-noce el funesto evento. El narrador omnisciente comenta refirindose al defensor huertista: Como su vida militar se reduca a la aventura en que se vio envuelto

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    como alumno de la Escuela de Aspirantes al verificarse la traicin del presidente Madero, siempre que un motivo propicio se presentaba, traa a colacin la hazaa de la Ciudadela (p. 54). La Ciudadela era el cuartel donde se fortificaron las fuer-zas rebeldes de Daz y sus cmplices en esa contrarrevolucin, que condujo a la cada de Madero y su gobierno. Los alumnos de la Escuela Militar de Aspirantes, de Tlalpan, se unieron a la rebelin y tomaron el Palacio Nacional, sin resistencia. Al apoderarse Huerta del gobierno compens a esos alumnos, uno de quienes aparece en la novela defendiendo a un pueblo contra los rvolucionarios del Norte. La ca-racterizacin que de l hace Azuela indica que los aspirantes de Tlalpan eran jve-nes pertenecientes a familias acomodadas. Al mismo tiempo, Azuela hace resaltar la fanfarronera del joven militar, ya que le vemos, antes del ataque, redactando el parte militar con el que piensa anunciar su triunfo al Ministro de la Guerra bajo Huerta, Aureliano Blanquet, el supuesto asesino de Madero. El parte oficial, en hi-perblico estilo, termina con estas palabras: ... Me honro en felicitar a usted, seor Ministro, por el triunfo de las armas del Gobierno. iViva el seor general don Victo-riano Huerta! iViva Mxico! (p. 56).

    Con excepcin del anterior incidente, Azuela siempre presenta la temtica de la Revolucin desde la perspectiva del villismo. Los jefes huertistas son los villanos y sus soldados, o pelones, los continuadores de la opresin porfirista. A Huerta Sols lo llama miserable asesino. En las rancheras por donde pasan Demetrio y su gente, los campesinos y serranos los reciben como verdaderos libertadores, pues es-tn cansados de las tropelas de los federales, lo mismo que de la odiosa leva. Los se-rranos que encuentran ccdespus de estrecharles fuertemente las manos encalleci-das>>, les dicen: cc-iDios los bendiga! iDios los ayude y los lleve por buen camino!. .. Ahora van ustedes; maana correremos tambin nosotros, huyendo de la leva, per-seguidos por estos condenados del gobierno, que nos han declarado la guerra a muerte a todos los pobres; que nos roban nuestros puercos, nuestras gallinitas y hasta el maicito que tenemos para comer; que queman nuestras casas y se llevan a nuestras mujeres, y que, por fin, donde dan con uno, all lo acaban como si fuera pe-rro del mal (p. 15).

    Una vez que Demetrio se recobra de la herida sufrida en Juchipila, est listo para continuar sus incursiones. Pero ahora, con la presencia de Luis Cervantes, todo ha cambiado. Al llegarles la noticia de que cclos federales tenan fortificados los cerros de El Grillo y La Bufa de Zacatecas, decase que esa ciudad ccera el ltimo reducto de Huerta y todo el mundo auguraba la cada de la plaza ... Pnfilo N atera ya reuna su gente en Fresnillo, y a los federales, ccya les venan muy anchos los pantalones (p. 39). Al or la noticia, Luis Cervantes sugiere a Demetrio que se una a los ejr-citos de Natera. Con su acostumbrada pedantera, le dice: -La cada de Zacatecas es el Requiescat in pace de Huerta ... necesitamos llegar antes del ataque a juntarnos con el general Natera (p. 39). Demetrio sigue el consejo y, despus de tomar un pueblo, se une a N atera en Fresnillo; en la toma de Zacatecas se distingue por su va-lor, lo que le vale el rango de general que le da Natera.

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    Villismo y carrancismo

    La pugna entre Venustiano Carranza y Francisco Villa tras la cada de Victoriano Huerta en julio de 1914 dividi a los revolucionarios. Azuela se uni al partido de la Convencin de Aguascalientes, que segn l representaba la legalidad. De conven-cionista pasa a ser villista, cambio debido a la influencia de su amigo Becerra, ahora Agente del Ministerio Pblico en Tequila, Jalisco, pueblo bajo el mando del general villista Julin Medina. En Irapuato Azuela se incorpora a su Estado Mayor en octu-bre de 1914, con el nombramiento de jefe del servicio mdico y con el rango de te-niente coronel. All permanece un mes con Medina, quien gusta de contarle sus aventuras revolucionarias. La novela Los de abajo, cuyo protagonista tiene mucho de Medina, es el resultado, en parte, de esa amistad.

    Perseguida por los carrancistas, la gente. de Medina se ve obligada a retirarse ha-cia Guadalajara, a donde llegan en diciembre de 1914. Pronto, sin embargo, son desalojados de la ciudad por las fuerzas del general Manuel M. Diguez. Azuela, sin embargo, sigue elaborando su proyectada obra, y es precisamente durante su corta estancia en Guadalajara cuando se le ocurre la idea de darle a su protagonista el nombre de Demetrio Macas. Al mismo tiempo, decide no retratar a Medina, con el objeto de poder forjar con mayor libertad el personaje que se le haba ocurrido.

    La derrota de Villa por Obregn en Celaya el 16 de abril de 1915 -la cual forma parte del material histrico que da forma a su novela Las moscas (1918)- obliga a Medina a retirarse a Lagos de Moreno, donde permanece hasta mayo. De all es des-alojado por las fuerzas de Obregn, pasa a Aguascalientes e intenta tomar Guadala-jara una vez ms. El 15 de junio Julin Medina, Julin del Real, Pedro Zamora, Ca-loca y Parra, al frente de sus fuerzas se presentaron ante la ciudad de Guadalajara con objeto de apoderarse de ella. El ataque se generaliz por distintos rumbos, pero la guarnicin constitucionalista al mando del general Enrique Estrada resiste pri-mero, y luego lanza un contraataque, logrando, al atardecer, un completo triunfo que fue comunicado al seor general Obregn, que se encontraba en Lagos de Mo-reno" 4.

    Durante esa maniobra Azuela se haba quedado en un pueblo circunvecino con el objeto de atender a los heridos: En Tepatitln, a una jornada de Guadalajara, me qued con dos asistentes a esperar y atender en el hospital a los heridos que se me enviaran de El Puente, donde se esperaba un encuentro con los carrancistas pose-sionados de la capital (Dossier, 286). En un combate en San Pedro Tlaquepaque (en las afueras de Guadalajara) Manuel Caloca fue herido gravemente y, con ochenta hombres, llega a Tepatitln. Azuela lo cura y se hace amigo del joven guerrillero, quien le ha de servir de modelo para el protagonista de Los de abajo.

    Como los carrancistas no les daban tregua, Azuela y Caloca tuvieron que aban-donar el pueblito. Pasan por Cuquo y llegan al Can de Juchipila, donde se les empareja un destacamento carrancista. Con Caloca en angarillas, una partida de carrancistas nos sorprendi en el fondo del can, pero como toda la gente del co-

    4 Jess Romero Flores, Anales histricos de la Revolucin Mexicana (Mxico: Libro Mex Editores, 1939), 11, 169.

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    ronel era de serranos y caballistas magnficos, con facilidad se apoderaron de las al-turas y pronto pusieron en fuga al enemigo. Y o, entretanto, al amparo de un cova-chn abierto en la pea viva, tomaba apuntes para la escena final de la novela apenas comenzada (Dossier, 287) . Hay que tener presente, sin embargo, que la escaramuza tambin le sirvi para iniciar las aventuras de Macas, despus de que logra esca-parse de las garras de los federales que tratan de apresarle por rdenes del cacique don Mnico.

    Pasan despus por el rancho de Limn -la tierra, en la novela, de Macas-y por la misma poblacin de Juchipila. De all se van a Calvillo, y luego a Aguascalientes, donde Azuela tiene oportunidad, ya con ms calma, de curar a Caloca. Pero apenas se detienen en Aguascalientes. La misma tarde toman el treri hacia el Norte, oyendo ya el caoneo de los federales . A Caloca, a quien deja en el hospital militar de Chi-huahua, no vuelve a verlo hasta que se encuentra en El Paso, Texas, a donde Azuela haba llegado en octubre de 1915, con un lo de papeles debajo de mi camisa de manta. Dos terceras partes de Los de abajo estaban redactadas y el resto lo escrib en la misma imprenta de El Paso del Norte, donde mi novela comenz a publicarse en el folletn (Dossier, 283) . Antes de publicarla la lee a un grupo de amigos y compae-ros. Cuando la lectura llega al pasaje donde Demetrio Macas es conducido en camilla por el Can de Juchipila, Manuel Caloca, que se encontraba en el grupo, se reco-noce al instante. Macas no es, por supuesto, ni Medina ni Caloca, sino una sntesis de los jefes revolucionarios que peleaban bajo las rdenes de Villa por una causa ya perdida. Para hacer resaltar la personalidad viril del protagonista, Azuela lo contra-pone a Luis Cervantes, smbolo tanto de los que se aprovecharon de la Revolucin para medrar y vivir despus holgadamente, como de los curros, o sea la clase acomo-dada, que tambin se benefici con la Revolucin.

    Los villistas son los soldados del pueblo. Villa es el gran hroe del Norte, el pro-tector de los pobres. iAh, Villa!. .. La palabra mgica. El gran hombre que se esboza; el guerrero invicto que ejerce a distancia ya su gran fascinacin de boa.

    ,,-iNuestro Napolen mexicano! -exclama Luis Cervantes. ,,-s, el guila azteca, que ha clavado su pico de acero sobre la cabeza de la

    vbora Victoriano Huerta ... As dije en un discurso en Ciudad Jurez -habl en tono un tanto irnico Alberto Sols, el ayudante de N atera" (p. 66).

    Sols en ese parlamento, por supuesto, se est burlando de Cervantes, como tam-bin de los hroes revolucionarios. El pasaje ilustra la afirmacin de Carlos Fuentes, quien en su ensayo sobre la nueva novela hispanoamericana nos dice que Los de abajo, La sombra del caudillo y Si me han de matar maana .. ., por encima de sus posi-bles defectos tcnicos y a pesar de su lastre documental, introducen una nota origi-nal en la novela hispanoamericana: introducen la ambigedad. Porque en la din-mica revolucionaria los hroes pueden ser villanos y los villanos pueden ser h-roes 5. En Los de abajo a la figura de Villa se le da complejidad presentando varios aspectos de su personalidad. Si bien para el pueblo Villa es el gran hroe revolucio-nario, para Sols el hroe tiene pies de barro; y tambin para el narrador omnis-ciente: Haba que or la narracin de sus proezas portentosas, donde a rengln se-

    5 Carlos Fuentes, La nueva novela hispanoamericana (Mxico: Joaqun Mortiz, 1969), p. 15.

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    guido de un acto de sorprendente magnanimidad, vena la hazaa ms bestial (p. 67). La zona de Zacatecas representa, en la historia y en la novela, el ms alto triunfo del villismo. De aqu en adelante todo es fracaso; y el fracaso del villismo, o mejor dicho, el triunfo del carrancismo, representa para Azuela el fracaso de la Re-volucin.

    Personajes histricos y personajes ficticios

    En las pginas del ensayo El novelista !J su ambiente que se refieren a Los de abajo Azuela nos da noticias acerca del origen de los principales personajes ficticios. Luis Cervantes es un tipo imaginario, pero que tiene rasgos del carcter del coronel Francisco M. Delgado, secretario particular de Medina, o mejor dicho, de lo que otros contaban de l. No fue, pues, el autntico Delgado, sino el creado por la male-dicencia, el que me dio el tipo que me haca falta, el curro de mi novela (Dossier;284 ). De Pedro Montes, un ranchero fanfarrn pero valiente, simptico compaero de Me-dina, Azuela tom rasgos para crear el personaje Anastasia Montas. Al gero Mar-garita lo conoci en Ciudad Jurez, como mesero en el restaurante Delmnico, donde Azuela acostumbraba desayunarse. Era, nos dice, profundamente antipti-co: chaparro, carirredondo, mofletudo y encendido (Dossier, 284). El retrato lo complet con otras personas que conoci, entre ellos el coronel Galvn, ebrio con-suetudinario, cuya diversin favorita era disparar su pistola en buscapis a los con-currentes a billares ... (Dossier, 285). Venancio representa al mdico, o curandero, de Medina. La Pintada era la amiga del coronel Maximiano Hernndez, chica prieta, muy pintada de la boca, ojos y carrillos. Vesta falda corta de color vivo y abrillanta-do, sombrero galoneado y una blusa cruzada por cartucheras repletas de tiros. Sen-tada sobre una mesa de pino, las piernas colgando, luca unas horribles medias de al-godn azul con ligas solferinas abajo de la rodilla (Dossier, 285). De los otros solda-dos de Macas nos dice: "La Codorniz", "El Manteca", "El Meco" y otros personajes secundarios, entraron en ella con los mismos rasgos y apodos con que les conoc (Dossier, 286). Y aade: Camila y las dems mujeres fueron de mi mera invencin y como las necesit para la construccin del libro (Dossier, 286). En cuanto al uso de personajes histricos, o reales, y personajes ficticios, Azuela crea, y con razn, que los mejores sern aquellos que ms lejos estn del modelo (Dossier, 284).

    Lo que Azuela no nos dice es que algunos de los personajes que aparecen en Los de abajo ya los habamos encontrado en obras anteriores suyas. Camila, la novia del curro Luis Cervantes primero y de Demetrio despus, aparece en el cuento En de-rrota (1904); es una rancherita, hija del mayordomo, y a quien el pen Juan ama con ardor. La siguiente escena nos recuerda la primera vez que Camila aparece en Los de abajo. Pero l [Juan], baja la cabeza, la estaba contemplando en el fondo del pocito de agua azul, agua difana donde ella [Camila] se retrataba (II, 1041 ). Cuando Demetrio, herido, pide agua, una mza muy amable [Camila] trajo una jcara de agua azul (p. 15). El motivo del agua azul, que relaciona estos dos episo-dios (adems del nombre del personaje) es un tema realista, ya que en Jalisco es co-

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    mn el agua de este color debido a la presencia de ciertos minerales. Es bien cono-cido en Guadalajara el Parque Agua Azul.

    . El mismo personaje central, Demetrio Macas, ya se perfila en Andrs Prez, ma-derista en la figura del caballerango Vicente, guerrillero maderista que muere fusi-lado por sus propios hombres, quienes obedecen las rdenes de los que traicionan la Revolucin. Su muerte, si bien no tan artsticamente descrita, nos recuerda la de Demetrio: Vicente cay desplomado con los ojos abiertos, asombrado sin duda de ver a los que nacieron esclavos ... , esclavos todava, esclavos hasta morir (II, 800). En una novela anterior, Mala yerba., ya encontramos otro caballerango, Gertrudis, que tambin puede ser considerado como antecedente de Macas, si bien no muere peleando en ninguna revolucin, sino por rdenes del decadente hijo del hacen-dado, quien le tiene celos. Otros personajes de Los de abajo que ya haban aparecido en las pginas de Andrs Prez, maderista son el poeta Sols -con el nombre de Too Reyes~ y Luis Cervantes, que no es otro que el mismo Andrs Prez, el oportunista que slo piensa en su bienestar personal. La muerte de Too Reyes, como la de Vi-cente y la de Demetrio, es una muerte intil, ya que los ms rabiosos enemigos de Madero han sabido abrazar la causa revolucionaria a tiempo, con el objeto de seguir mandando. -

    En Los de abajo Azuela da vida a esos personajes ficticios hacindolos actuar al lado de personajes histricos como Fral)cisco Villa, Pnfilo Natera, Julin Medina, Alvaro Obregn, Venustiano Carranza, Victoriano Huerta, etc. La presencia de per-sonajes ficticios al lado de personajes histricos es lo que da verosimilitud a la na-rracin. Azuela nunca lleg al extremo de Martn Luis Guzmn, quien en El guila !J la serpiente, obra que trata el mismo tema publicada doce aos despus, no usa per-sonajes ficticios. Azuela, en cambio, logra un equilibrio entre lo histrico y lo ficti-cio, y el lector no tiene problema alguno en aceptar la obra como novela y no como historia, lo que no ocurre con el libro de Guzmn, clasificado en las bibliotecas en-tre los libros de historia.

    Para el lector que no est al tanto de la historia de la Revolucin mexicana ser ---.. difcil determinar cules de los personajes que aparecen en Los de abajo son histri-

    cos y cules ficticios, hecho que comprueba la habilidad de Azuela para entretejer los dos discursos. Hasta algn crtico mexicano se confunde, diciendo que Azuela Vivi la Revolucin ejerciendo su profesin en las filas villistas que mandaba De-metrio Macas6.

    Veamos los cambios que Azuela introduce para distanciar a los personajes de la realidad histrica y convertirlos en entes de ficcin. De Julin Medina y Manuel Ca-loca forma una sntesis para crear el prototipo del guerrillero revolucionario. A Me-dina -hombre de Jalisco, como Macas-Azuela lo describe como un tipo genuino del ranchero de Jalisco, valiente, ingenuo, generoso y fanfarrn; no obstante su to-tal incultura, tena el don de mando ... El grado de general no se lo confiri ningn superior jerrquico, sino los bravos que con l se levantaron en armas en la propia prisin de Hostotipaquillo, donde se les tena presos por actividades subversivas

    6 Julia Hernridez, Novelistas.!! cuentistas de la Revolucin (Mxico : Unidad Mexicana de Escritores, 1960), p. 39.

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    (Dossier, 282) 7 A Medina, en la novela, se le menciona solamente una vez cuando De-metrio recuerda su iniciacin revolucionaria: cc-No sabemos cunto~ sern ellos -o~serv Dem~trio, escudriando los semblantes-. Julin Medina, en Hostotipa-quillo, con media docena de pelados y con cuchillos afilados en el metate les hizo frente a todos los cuicos y federales del pueblo, y se los ech... '

    ''.-lQu tendrn algo los de Medina que a nosotros nos falte?-dijo uno de barba y ceps espesas y muy negras, de mirada dulzona; hombre macizo y robusto.

    ,,_y o slo les s decir -agreg- que dejo de llamarme Anastasio Montas si maana no soy dueo de un muser, cartuchera, pantalones y zapatos (p. 9) 8.

    Los de arriba y los de abajo

    Los de abajo, la obra maestra de Mariano Azuela y una de las grandes novelas me-xicanas, aparece precisamente cien aos despus de la primera obra en el gnero que se publica en Mxico. Si la novela de Jos Joaqun Fernndez de Lizardi, El Pe-riquillo Sarniento, resucita una tendencia -la agotada picaresca- la de Azuela inicia otra, la novela de la Revolucin, que ha de tener resonancias dentro y fuera del pas.

    La novela de Azuela no es, como podra creerse por lo que el autor mismo nos dice, el resultado de las horas de ocio que se vio obligado a pasar en una solitaria ha-bitacin en El Paso, Texas. La gnesis de la obra la encontramos en las novelas y cuentos que Azuela vena escribiendo desde sus aos de estudiante de medicina en Guadalaja~a. Ya en Los fracasados el autor omnisciente se refiere a cclos de arriba ... y los de abaJO (I, 38), frase que en 1915 utiliza como ttulo de su nueva novela, res-ponsable de no poca de la fama de la obra.

    Sin duda alguna, el valor de Los de abajo se debe en gran medida al sostenido ni-ve~ dramtico a travs de la obra, desde la escena inicial en el jacal de Demetrio y el primer encuentro con los federales en el Can de Juchipila, hasta la muerte del protagonista en el mismo lugar. Pero no hay que olvidar que el xito de la novela es el resultado, en parte, del hallazgo de la imagen titular: los de abajo. lQuines, en la novela, son los de abajo? En el captulo tercero de la primera parte hay una escena en que los hombres de Demetrio estn en lo alto del can y los federales abajo. Cuando st~s tratan de huir, Demetrio les grita a sus compaeros: cc-A los de abajo ... A los de abaJO (p. 12). Pero no son estos cc de abajo, en el sentido recto de la pala-bra, o los federales ( carrancistas) a los que el ttulo se refiere, sino a aquellos que se encuentran en el fondo de la escala social y econmica, esto es, a los pobres, los des-~eredados como el Meco, Serapio el charamusquero, Antonio el que tocaba los pla-tillos en la banda de Juchipila, la Codorniz, Camila, Pancracio, Anastasio Montas, V enancio, la Pintada, el Manteca, el cojitranco y aun Demetrio, el protagonista de la novela. Todos ellos luchan porque han sido objeto de alguna injusticia de parte de los de arriba, de los caciques, simbolizados en la figura de don Mnico; los hacenda-

    7 Sobre J ulin Medina vase el libro de Stanley L. Robe, Azuela and the Mexican Underdogs (Berke-ley: University of California Press, 1979), pp. 13-18.

    8 Vase la interpretacin que Robe (p. 125) da a esta escena.

    LOS DE ABAJO: LECTURA TEMTICA 279

    dos, y los curros, o sea la llamada gente decente. Al abrir la novela, los de abajo, con Demetrio como jefe, han decidido luchar contra las injusticias cometidas por los de arriba. La lucha es cruenta, los sufrimientos intolerables. y todo para qu? Todo para volver a quedar en el mismo lugar, abajo, al cabo de dos aos de penalidades. Esta actitud de derrota, de fracaso, es uno de los elementos que mantienen vivo el inters en la novela y le dan valor permanente.

    Temas arquetpicos

    Si bien el estudio de la estructura de la novela no es precisamente el asunto de este1 trabajo, como ya se dijo no es posible separar tema y estructura. La Revolucin, tema de la obra, sirve para estructurar las hazaas de los personajes; la Revolucin los obliga a ejecutar ciertas acciones encadenadas que dan forma a la novela; la toma de una ciudad, por ejemplo, es motivada por la presencia de los federales, y la lucha armada para apoderarse de la plaza va acompaada de la violencia y la muerte, temas arquetpicos que se repiten a travs de la obra y que ayudan a estructurar la narra-cin. Al mismo tiempo, esos y otros temas de la misma naturaleza se encuentran su-mamente bien integrados a los temas histricos y polticos, lo que da a la novela un valor que va mucho ms all del simple inters que puedan despertar las aventuras de Demetrio Macas y sus guerrilleros.

    Como en todo conflicto armado, donde predominan la violencia, el odio, la ven-ganza, la muerte, as en la novela de Azuela las hazaas del protagonista y los perso-najes secundarios van punteadas con esos temas, la mayor parte de los cuales son re-currentes, hecho que infunde al desarrollo de la historia cierto ritmo, en este caso un ritmo que se inicia lentamente, pero que se acelera as que se desenvuelve la trama. Es tambin necesario observar que si no es posible separar la temtica de la estructura, tampoco es factible la separacin ntida de los temas entre s. El tema de las clases sociales (los de arriba y los de abajo) se convierte, al repetirse, en tema for-

    ' mal. Y as ocurre con los otros, sobre todo los arquetpicos, tres de los cuales pa-samos a comentar.

    La violencia

    Azuela siempre se interes, como nos dice, en celo que palpita y se remueve en torno nuestro: la vida. La vida sin deformaciones ni estilizaciones, la vida ntegra y total (ID, 1056). Y para poder hablar de la vida ntegra y total es necesario hablar de sus aspectos negativos, como la violencia, y tambin de su complemento, la muerte.

    Como en todo conflicto armado, en la Revolucin mexicana los actos de violen-cia predominaron. Azuela logra captar en su novela ese estado de violencia introdu-ciendo escenas que dramatizan el tema. En la escena con que abre la novela ya en-c?nO:a~os un acto de violencia; los federales que buscan a Demetrio, no pudiendo a1ust1c1arlo, matan a su perro, el ccPalomo. De all en adelante -con una excepcin,

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    el remanso idlico en el ranchito, donde Demetrio convalece -todas las escenas van teidas por la violencia. Los federales queman el jacal de Demetrio y ste se venga quemando la casa del cacique don Mnico.

    U na vez que Macas se lanza a la revolucin, las escenas violentas aumentan y re-crudecen; y no todas son el resultado de la lucha social; gran nmero de ellas son ca-sos de violencia innecesaria, donde la vctima es una persona a veces inocente, casi siempre vulnerable, fcil de agredir. Por lo general, Azuela presenta estos casos de violencia desde dos perspectivas, la cmica para los casos de violencia innecesaria, y la trgica para la violencia que es el resultado de la lucha poltica armada, la revolu-cin. Los rebeldes gozan matando soldados federales: ce"iHijo de ... ! iEn la mera cala-baza! lViste? ... Hora pal que viene en el caballo tordillo ... iAbajo, peln ... !" "-Yo voy a darle una baada al que va horita por el filo de la vereda ... Si no llegas al ro, mocho infeliz, no quedas lejos ... lQu tal? ... lLo viste? ... ",, (p. 11).

    En una fonda, el gero Margarito le pide al mesero agua con hielo. Este le ex-plica que l hielo ya se acab. El gero le contesta: ce"iMira que soy muy corajudo!. .. Te digo que no quiero explicaciones, sino agua con hielo ... lMe la traes o no me la traes? ... iAh!, lno? ... Pues toma .. . ". El mesero cae al golpe de una sonora bofetada (p. 76).

    La vctima de esa violencia innecesaria es una persona inocente, vulnerable, fcil de agredir. Este tipo de violencia es recurrente en la novela, pero no siempre drama-tizada. Despus de la toma de Zacatecas los soldados y oficiales se divierten contn-dose casos de violencia innecesaria que han cometido: ce-Yo mat dos coroneles ... iNo podan correr de tan tripones!... "No corran tanto, mochitos -les grit-; p-rense, no me gustan las gallinas asustadas ... " iPaf, paf! iUno para cada uno ... y de ve-ras descansaron! (p. 73).

    La violencia trgica es tambin frecuente. En la escaramuza de J uchipila dos de los hombres de Demetrio han sido capturados por los federales, quienes los cuel-gan. ceDe pronto, la Codorniz, que marchaba adelante, dio un grito: acababa de ver a los compaeros perdidos, pendientes de los brazos de un mezquite (p. 13). Cuando toman el pueblo, el hombre que los gua les pide que no maten a su her-mano: ce"iA mi hermano, no! iNo lo maten, es mi hermano!". Es tarde, Pancracio, de un tajo, le ha rebanado el cuello, y como una fuente le brotan dos chorros escarlata (p. 58). La violencia nos parece mucho ms trgica cuando el autor contrasta el acto violento con.la actitud de sangre fra que demuestra el que lo ejecuta: ce Se distin-guen en la carnicera Pancracio y el Manteca, rematando a los heridos. Montas deja caer la m.ano, rendido ya; en su semblante persiste una mirada dulzona, en su impasible rostro brilla la ingenuidad del nio y la amoralidad del chacal (p. 58).

    Con frecuencia, esa violencia desemboca en el sadismo. Las acciones del gero Margarita son tpicas del hombre que goza haciendo sufrir a sus vctimas. A un po-bre prisionero le echa una soga al cuello, le ata las muecas y le lleva a pie. Cuando por fin muere, el gero dice: ce iQu bruto soy!... iAhora que lo tena enseado a no comer!. .. (p. 108).

    Estos actos violentos, y otros que sera prolijo enumerar, son el resultado de los odios despertados por la lucha fraticida. Sols, ante la batalla de Zacatecas, le dice a Luis Cervantes: ce-iQu hermosa es la Revolucin, aun en su misma barbarie!... Ls-

    LOS DE ABAJO: LECTURA TEMTICA 281

    tima que lo que falta no sea igual. Hay que esperar un poco ... a que no se oigan ms disparos que los de las turbas entregadas a las delicias del saqueo ... ; irobar, matar!... (p. 71).

    As que la accin de la novela avanza, los episodios son cada vez ms y ms vio-lentos; se inician con la muerte de dos animales, un perro y una vaca; viene en se-guida la muerte de los dos guerrilleros, Serapio y Antonio; en la toma del pueblo los muertos son numerosos, y ms en la batalla de Zacatecas. Si bien en esos combates los muertos son annimos, las muertes de Sols y Camila, y al fin de la novela la de Demetrio, son las que puntualizan lo trgico de la Revolucin.

    La muerte

    La muerte, tema arquetpico, reaparece con insistencia en la novela mexicana, desde La portentosa vida de la muerte (1792) de Fray Joaqun Bolaos hasta La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes. Bien que el tema sea universal, no lo es la actitud del autor mexicano al presentarlo en su novela. En Bolaos la muerte es alegrica, en Fuentes, mtica. En Los de abajo la muerte es violenta, a veces brutal, a veces cruel. Hay cierto fatalismo entre los personajes representativos del pueblo mexicano: la muerte llega cuando ha de llegar. A Demetrio le pregunta su mujer, ce-lPor qu no los mataste? El guerrillero contesta: ce-i Seguro que no les tocaba to-dava! (p. 6). Ms tarde, cuando la Pintada mata a Camila, Demetrio ordena a sus soldados: ce-Mtenla. Cuando los soldados tratan de hacerlo, la Pintada no les per-mite tocarla y dice: ce-iUstedes no, infelices!. .. Mtame t, Demetrio -se adelant, entreg el arma, irgui el pecho y dej caer los brazos. Demetrio puso en alto el pu-al tinto en sangre, pero sus ojos se nublaron, vacil, dio un paso atrs. Luego, con voz apagada y ronca, grit: -iLrgate!

    Si el novelista no lo dice, el lector piensa: a la Pintada no le tocaba. Demetrio siente hondamente la muerte de Camila y no puede dejar de tararear con melanc-lico acento la tonadilla obsesionante, ceEn la mediana del cuerpo / una daga me me-ti, con la cual expresa su muerte espiritual.

    La actitud ante la muerte corresponde, en la novela, a la posicin social del per-sonaje. Cervantes, antes de entrar en batalla, tiene miedo de morir; en cambio, sol-dados como el Manteca sienten desprecio hacia la muerte: ce-No va a ser hora cuando nuestras madres sepan si parieron hombres o qu (p. 52). Para otros per-sonajes la vida no tiene valor alguno: matar es un acto sin importancia. En una tpica escena en un restaurante, la conversacin entre soldados y oficiales es cematar: ce Yo, en Torren, mat a una vieja que no quiso venderme un plato de enchiladas ... Y o mat a un tendajonero en el Parral porque me meti en un cambio dos billetes de Huerta .. . Yo, en Chihuahua, mat a un to porque me lo topaba siempre en la misma mesa y a la misma hora, cuando yo iba a almorzar ... iMe chocaba mucho!. .. iQu quie-ren ustedes!. .. iHum!. .. Yo mat ... El tema es inagotable (p. 77).

    No obstante lo brutal de algunas de las escenas en la novela, Azuela sabe pintar poticamente el acto de morir. La muerte de Sols -el idealista desilusionado- la capta con estas imgenes: ce Sinti un golpecito seco en el vientre, y como si las pier-

  • 282 LUIS LEAL

    nas se le hubieran v dos ... Despus Macas, as su as

    e trapo, resbal de la piedra. Luego le zumbaron los o-ad y silencio eternos ... (p. 72). La muerte de Demetrio

    imgenes de la naturaleza y ritos arquetpicos, nos hace olvidar gico: La sierra est de gala; sobre sus cspides inaccesibles cae la nie-

    s1ma como un crespn de nieve sobre la cabeza de una novia. Y al pie de una esquebrajadura enorme y suntuosa como prtico de vieja catedral, Demetrio

    Macas, con los ojos fijos para siempre, sigue apuntando con el can de su fusil ... (p. 140).

    As la novela, que se inicia con la muerte de un animal, termina con la muerte del protagonista. La muerte, tema arquetpico recurrente, da un tono trgico a la obra y, al mismo tiempo, un ritmo al desarrollo de la trama.

    La naturaleza

    Uno de los temas que con mayor frecuencia aparece en la novela es el de la ntima relacin que existe entre el hombre y la naturaleza. La relacin no es la del predominio de la naturaleza sobre el personaje, sino la mutua correspondencia que . Azuela encuentra entre el hombre y el paisaje. La presencia de la naturaleza en Los de abajo no justifica que se le incluya entre las novelas hispanoamericanas que segn Carlos Fuentes se caracterizan por el predominio de la naturaleza sobre el perso-naje. Dice Fuentes en la obra citada: En la novela hispanoamericana, de los relatos gauchescos a El mundo es an