Marihuana

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MARI HUANA Por: ARTURO DELGADO FLÓREZ Enero de 2015 I A la caída de la tarde, Segunda Levette se dirigió a la ribera del arroyo Limón; tenía en éste, un charco de agua de su exclusivo uso, sombreado de trupillos, dividivis, caracolíes y leguminosas, en el cual nadaba lenta y perezosamente en las tardes calurosas de Carutal, Manaure, sin que nadie la molestara, pues sólo tenía acceso al charco por su casa. Se despojó de su batola, que era lo único que llevaba puesto, y, lentamente, penetró en el agua; nadó en todas direcciones: primero de frente, luego de espaldas, descansó flotando y, ya anocheciendo entre claro y oscuro, salió del arroyo; dejó que escurriera el

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LITERATURAcuento corto cronica Es un escrito corto acerca de los origenes del comercio de marihuana en la costa colombiana en los anos sesenta

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MARIHUANA

Por: ARTURO DELGADO FLÓREZEnero de 2015

I

A la caída de la tarde, Segunda Levette se dirigió a la ribera del arro-yo Limón; tenía en éste, un charco de agua de su exclusivo uso, som-breado de trupillos, dividivis, caracolíes y leguminosas, en el cual na-daba lenta y perezosamente en las tardes calurosas de Carutal, Ma-naure, sin que nadie la molestara, pues sólo tenía acceso al charco por su casa. Se despojó de su batola, que era lo único que llevaba puesto, y, lentamente, penetró en el agua; nadó en todas direcciones: primero de frente, luego de espaldas, descansó flotando y, ya ano-checiendo entre claro y oscuro, salió del arroyo; dejó que escurriera el agua acumulada por su esbelto cuerpo y empezó a ponerse su batola; de pronto se detuvo… se sintió observada… los mismos ojos negros que desde la llegada de Yebrail la seguían silenciosamente a todas partes; …éste, que había salido de su escondite de arbustos, la con-templaba maravillado… se fue acercando como atraído por un imán; ella se quedó inmóvil… incapaz de huir o de repeler la aproximación; se abrazó a ella y la besó largamente; poco a poco la fue doblegando hasta hacerla reposar de espaldas sobre la blanda orilla; allí estuvie-ron por espacio de varios minutos que a Segunda le parecieron siglos;

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no pensaba que ella tenía 22 años y él apenas 16… simplemente lo deseaba; … para él… sin embargo… era su primera aventura amoro-sa…

El AMAR, es un Mandato de la Naturaleza; hombres y mujeres sabe-mos amar, (Sabemos de forma natural nuestro "papel"), pero ama-mos de muy distinta manera.

"…en la huella del quererno hay animal que se pierda

las mujeres no son lerdasy cada gaucho es doctorsi p'a cantarle al amor

tiene que templar sus cuerdas…"(MARTIN FIERRO – versos 1747 a 1752 –

José Hernández (1834-1886)

Súbitamente ella se paró y, sin quitarse la arena que había vuelto a cubrirla, recogió su batola y se fue corriendo; Yebrail se quedó largo rato… de costado sobre la arena pensando si no había sido un sueño delicioso; por fin lentamente regresó a la casa.

La escena se repitió por varios días; Segunda iba a bañarse y Yebrail, discretamente, la seguía; no hablaban… solo se miraban; Yebrail salía de su escondite de arbustos y, sin mediar palabra, se dirigía hacia Se-gunda… ésta lo esperaba…no lo rehuía; desde aquel día los ojos ne-gros de Yebrail no se apartaban de ella; la seguían a la cocina, a las alcobas, a la sala en fin, a todas partes; en las noches veía, celoso, el respetuoso cortejo de José Antonio y se hizo el propósito de acabarlo para siempre.

Tres días después, a media tarde, Yebrail fue a la tienda y pidió una cerveza; esto le sirvió para "cruzar palabra" con José Antonio que se acordaba un poco de él, pero ni "lo determinaba"; en el transcurso de su conversación enteró a José Antonio de su interés por Segunda; a pesar de su corta edad (16 años aproximadamente) a José Antonio no le quedó más salida que retarlo y fue a la Caja, que estaba en el inte-rior de donde quedaba el mostrador de la tienda, por su revólver; su disparo barrió la mesa y se incrustó en el respaldo del taburete donde Yebrail estaba sentado; pero éste ya no estaba; se había tirado hacia un lado al mismo tiempo que disparaba y su proyectil, con certera puntería, se alojó en la frente de José Antonio, quien murió en el acto, ante la incredulidad de los presentes que daban por sentado que José Antonio, por su valentía, tranquilidad y habilidad con el revólver, sal-dría vencedor de este "fácil" duelo, Yebrail salió de la tienda por la puerta principal, se metió rápidamente en la casa de Sebastián (su vivienda temporal) y se fue directamente al arroyo.

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Uno de los presentes, a quien entrenaba con su propio revólver 38 largo José Antonio pero que, por respeto a Sebastián, no se lo había regalado, sobreponiéndose al estupor causado por el resultado del inesperado lance, tomó el revólver que todavía empuñaba José Anto-nio y fue detrás de Yebrail. Era Kico Velásquez hijo de Sebastián de 12 años de edad, para quien José Antonio era su héroe. Kiko fue directa-mente a la orilla exclusiva del arroyo; la recorrió varias veces empu-ñando el revólver de José Antonio, pero no pudo encontrar a Yebrail; volvió a su casa (la de su padre Sebastián), pensativo; Yebrail esperó un buen rato; finalmente salió a la orilla opuesta del arroyo Limón, después de atravesar su cauce; no volvió nunca más a entrar a la casa de Sebastián. Este, en principio, NO alentó, entre sus hijos ni en-tre sus sobrinos, la venganza contra Yebrail ni contra su yerno Jesús.

Así empezó la MATANZA GUAJIRA, entre Velásquez y Méndez instiga-da y mantenida por la LEY GUAJIRA, departamento del norte de Co-lombia, de la cual, otros países derivarían oscuro provecho.

II

California fue el 31 estado de la Unión americana aceptado por volun-tad de sus votantes el 9 de septiembre de 1851; es el tercer estado en área, después de Alaska y Texas, el primer productor de uva, pe-lículas y marihuana la cual se produce (en Estados Unidos), en los jar-dines y las materas de las casas, (17%), y en los Parques Nacionales (83%). Es la novena economía del mundo y el estado más poblado de la Unión, 38 millones de habitantes en 2014.

Estados Unidos, como cualquier estado autónomo del mundo, tiene derecho a establecer las condiciones que deben cumplir quienes quie-ren estar bajo su bandera; las que deben cumplir quienes quieren vender sus productos en el mercado de los Estados Unidos, (con po-der adquisitivo muy alto), y sobre quienes quieren comprar los que en ese mercado venden. Igual pueden hacer los otros países.

Simón Bolívar, libertador de algunos países americanos de la Corona Española, quería una Gran Colombia en la América del Sur, para opo-ner a los Estados Unidos de la América del Norte; ésta iba desde Cen-tro América hasta el Ecuador y comprendía, además, los países, hoy independientes, de Panamá, Venezuela y Colombia; sería una gran república de cerca de 100 millones de habitantes; un mercado atracti-vo para cualquier país desarrollado y un productor de bienes y recur-sos necesarios para cualquier potencia; si Estados Unidos pudo supe-rar las diferencias entre el Norte y el Sur, que ocasionaron una gran guerra y el asesinato de dos presidentes, (Abraham Lincoln y John Kennedy), estos países pueden superar sus diferencias que no son más que "caciquismos" que en el momento de su independencia pu-dieron ser importantes pero que ahora NO lo son.

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A estos países que fueron expoliados, cuyo oro hizo Europa, cuya his-toria fue "borrada" y sustituida por la historia europea, (los Misioneros completaron la Conquista), sólo le queda, (en algunos casos), el re-curso de las canciones para denunciar el hecho:

"…lo que pasa es que la tiene un ratero honradolo que ocurre es que un honrado se la robó…"

fragmento LA CUSTODIA DE BADILLOL y M/ R. Escalona (1926-2009)

III

"Jimmy Hendrix" se ahogaba en su propio vómito, en el cuarto de su hotel de Londres; era la noche del 17 de septiembre de 1970 y había aspirado mucha "coca"; su último pensamiento se refirió a una vez que tocó el himno nacional de los Estados Unidos en su guitarra eléc-trica y sin ningún acompañamiento; fue en el festival de Woodstock; hacía un año; ¿Ese público, silencioso y multitudinario, reconocería su verdadera intención? Woodstock fue uno de los festivales más exito-sos de Estados Unidos y del mundo. Fue promovido por el movimiento hippy y tuvo como antecedente el Verano del Amor que tuvo lugar en San Francisco, Estados Unidos, en el verano del año 1967 y en el cual también tocó Hendrix.

El festival de Woodstock preconizaba el amor libre y la PAZ, contra la guerra de Vietnam; se efectuó del 16 de agosto de 1969, al 19 de agosto de 1969 al medio día, (3 días y medio), en Bethel, estado de Nueva York, en una granja. Asistieron (pagando US $ 18 por persona) 400.000 individuos; quienes lo organizaron esperaban 60.000; la poli-cía pensaba que asistían, y estaba preparada, para 6.000 asistentes.

Jimmi Hendrix (Johnny Allen Hendrix), Abrió Woodstock y tocó el himno nacional de los Estados Unidos en un solo de guitarra eléctrica; se le ha considerado el guitarrista, (de guitarra eléctrica), más grande de todos los Tiempos. Murió un año después del festival de Woodsto-ck, (18 de septiembre de 1970), de una sobredosis de droga, (bronco aspirado), a los 27 años de edad en un hotel de Londres.

Las estadísticas de 2004, cuyos datos fueron analizados por la Univer-sidad de Harvard, de los Estados Unidos, dicen que, en ese año, la Marihuana se producía en 50 de los estados de la Unión; para ese en-tonces el valor estimado de la producción era de 35 mil millones de dólares. En 30 estados, (de Estados Unidos), fue uno de los tres principales productos agrícolas; en Alabama era más importante, (en valor), que el algodón; en Georgia, más que el Maní; en California era

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mayor, en valor, que la Uva; en Carolina del Norte y Carolina del Sur, valió más que el Tabaco; en valor, fue el mayor cultivo de Estados Unidos en ese entonces; valió más que las cosechas de Algodón, Trigo y Maíz juntas; fue en 2004, dos veces el valor de la cosecha de Soya y tres veces el valor de la cosecha de Hortalizas. Hoy en día, diez años después, (2014), el mercado mundial se ha duplicado pero NO es fácil cuantificarlo ni decir de dónde proviene.

Ese año (el 2004) se gastó Estados Unidos 13.500 millones en combatirla. Con el producto de la comercialización de esta sola dro-ga, Estados Unidos no sólo pagó lo que se gastó en combatirla sino que financió, (y todavía financia), programas completos en la DEA, la CIA, el FBI y en general, en el Ministerio de Justicia. Una de sus princi-pales acciones de combate es, (porque actualmente –en el 2014- to-davía se hace), la fumigación de la Sierra Nevada de Santa Marta con Paraquat, Líquido Naranja, el mismo que sirvió para defoliar, (¿y aca-bar con?), las selvas del Vietnam, cuando la guerra de los Estados Unidos con este país; muchas veces la fumigación no la hacen los Es-tados Unidos directamente, sino el mismo Gobierno Colombiano, a través de los convenios que suscribe con los Estados Unidos por su "ayuda".

Según datos de la ONU en el año 2004 el mercado total de la Ma-rihuana movió 106 mil millones de dólares y la tercera parte del valor del mercado mundial se produjo en los Estados Unidos; en ese país, se cultivaron 67 millones de plantas de marihuana; 85% en los Par-ques Naturales y el 15% en las materas y los jardines de casas y edifi-cios.

En 1970 The Eagles hizo un álbum con la canción "California Hotel", compuesta e interpretada por ellos; este álbum vendió 32 millones de copias sólo en los Estados Unidos; en el mundo, el álbum vendió 70 millones de copias; el grupo se disolvió, pero la canción aún se escu-cha; es una canción "emblemática" (y satánica).

Dice la canción Hotel California en una de sus partes:

…We are programmed to receiveYou can check out Any time you like 

But you can never leave…(Estamos programados para recibir/ Usted puede hacer su "salida" / en cualquier momento que usted quiera/ pero usted no puede salir nunca); -traducción literal-

fragmento –CALIFORNIA HOTEL-L y M /The Eagles

Es como si la canción contara lo que pasa con la DROGA. Es lo que pasa con la DROGA: NUNCA puedes salir. Hoy en día la fuman en Es-tados Unidos, desde Presidentes de la República, universitarios y es-tudiantes de bachillerato, hasta amas de casa, en fin, todo el mundo y la producen en sus jardines, materas y parques nacionales.

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IV

Durante el festival de Woodstock, en agosto de 1969, Jim Patrick, John Bluewerry y Glen Houseman vendieron una tonelada de marihuana de muy buena calidad a razón de cinco dólares el gramo puro, (a los co-mercializadores). Estos vendían al consumidor final una marihuana de GRAN CALIDAD (con relación a la Mexicana) y a US $ 10 el gramo de gran pureza, cuando los mexicanos vendían, a los comercializadores, a US $ 15 el gramo una marihuana de sospechosa pureza.

Jim Patrick, era en 1969 el Decano de la facultad de Navegación de una Universidad de California y miembro del "Comité para la Droga" del Congreso de Estados Unidos de América. En la Universidad había sido amigo y compañero de cuarto ("room-mate") del Senador Direc-tor de este comité; en 1969, Jim Patrick tenía 30 años; el Presidente del Comité para la Droga, de los Estados Unidos, lo llamó a dicho co-mité.

El Congreso de los Estados Unidos opinó en 1968, (en reunión secreta a la cual asistió Jim), que los productores de marihuana de México ha-bían encarecido la droga y que uno de los macizos montañosos más estratégicos por su cercanía a los Estados Unidos era la Sierra Nevada de Santa Marta; autorizaron la entrada a los Estados Unidos de una tonelada de marihuana por una ruta diferente a la ruta de México hasta un valor de US $ 10 el gramo puro; el Comité "amparaba" esta introducción, pagaba sus costos y dejaba a los vendedores el importe de la venta hasta diez dólares el gramo puro; encomendaron a Jim de esta tarea y, además, autorizaron la producción nacional (en territorio de los Estados Unidos), de marihuana. Mientras hubiera déficit en el consumo nacional con relación a la producción, se le compraría a Mé-xico, si los precios eran aceptables. Enviaron a la Sierra Nevada de Santa Marta "cuerpos de paz" que se encargaron de establecer las posibilidades de su cultivo. Todo ello, desde luego, sin que se supiera que El Congreso de los Estados Unidos, lo "amparaba" y promovía.

Después del Verano del Amor de San Francisco en 1967, John Bluewe-rry se fue a vivir al Golfo de Morrosquillo en Colombia; vivía en una "eco-aldea" con cuatro de sus exalumnas de la universidad, practica-ba el amor libre con ellas y fumaban marihuana colombiana; había sido el profesor de Alcaloides de Jim en la universidad de la cual éste fue, posteriormente, Decano de la facultad de Navegación. Fue llama-do por Jim a una reunión, en la cual conoció a Glen Houseman, alumno de último año y el más destacado de toda la facultad de Na-vegación; Glen tenía un velero con el cual había conocido, durante su vida universitaria, todo el Caribe y había recalado una vez en el puer-to, (ribereño), de Barranquilla. En la reunión se acordó que Glen, du-rante su próxima práctica de navegación, traería a New York, proce-

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dente de Colombia y preferentemente de la Sierra Nevada de Santa Marta, una tonelada de marihuana colombiana por una ruta nueva, la "ruta de Islas Vírgenes", para competirle en precio y en calidad a la marihuana de México que, en ese entonces, (los proveedores mejica-nos habían elevado su precio), valía a US $ 20 dólares el gramo puro, (al consumidor final), Glen Houseman compraría la marihuana colom-biana al proveedor que eligiera John Bluewerry y la misión de John era elegir el mejor proveedor de Colombia y sobre todo el más cumplido. El velero de Glen fue equipado con un poderoso motor de centro; de esta forma podría navegar aún sin utilizar sus velas.

La ruta de México, (el camino expedito de México, –sin vigilancia de Autoridad-, hacia los Estados Unidos y sus necesidades), había sido establecida en 1938 por el presidente Franklin Delano Rooselvet para llevar a California y otros estados de la Unión, limítrofes con México, mano de obra barata, que se hiciera cargo de las labores agrícolas y de otras labores, que la población de los Estados Unidos no podía atender por trabajar, en ese entonces, en las fábricas de armamento y vestuario que se enviaban a Inglaterra, que estaba en guerra con los alemanes; posteriormente Estados Unidos entraría en guerra con Japón (en 1942) y en la guerra mundial con Alemania en 1943. Esa ruta fue utilizada, después, por los traficantes de marihuana de Méxi-co, sin que fueran "molestados" por la Aduana de los Estados Unidos.

Con posterioridad a su primer embarque de una tonelada, realizada en tres viajes (uno de 200 k, de prueba; uno de 300 k y el último de 500 k), Jim rindió a la Comisión del Congreso un exhaustivo informe sobre los resultados del primer embarque por esta ruta; la Comisión solicitó a Jim, (y autorizó) cuatro embarques más, de dos toneladas cada uno por esta ruta pero sin pagar los gastos, aunque "amparaba" dichos embarques; la única condición que puso la Comisión, fue la de que la marihuana se vendiera a US$ 15 dólares al consumidor final; Jim se encargó de hacerlos y solicitó a Glen estos embarques pero dijo a éste que no estaba interesado en utilidad alguna y que, en con-secuencia, no haría inversión en ellos; Glen aceptó hacerse cargo.

V

Sebastián Velásquez, de 50 años en 1970, era casado con Lola Leve-tte (en 1970 de 40 años); era padre de cuatro hijos, (Javier, Jorge, Be-nito y Kiko), y una hija, Lilia, a la que adoraba; había nacido en Ba-rrancas, que era la tierra originaria de los Velásquez y de los Méndez. Barrancas, fue fundada por los españoles en 1664; primero fue una parroquia en 1672; en 1892 fue un municipio del Magdalena Grande y en 1954 hizo parte de la Intendencia de la Guajira, erigida en departa-mento en 1965.

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El contrabando es la "profesión natural" de los municipios limítrofes con países que tienen abundancia y no restringen la propiedad de es-tos artículos. Sebastián se había ido de Barrancas a Carutal, Manau-re, cuándo "floreció" su negocio de contrabando de whisky y cigarri-llos americanos; su hermano, Aníbal le había seguido con su familia, pero no tenía la habilidad de él para el "negocio" y vivía de su herma-no; sólo el mayor de sus sobrinos, José Antonio, tenía las aptitudes de Sebastián y éste esperaba pacientemente la oportunidad de ayudarlo; ésta se presentó, inesperadamente, cuando Jesús Méndez, su traspor-tador habitual, tuvo un "tropiezo" con la Aduana de Colombia. Desde ese momento, Sebastián se olvidó de ayudar a su hermano porque su sobrino y nuevo trasportador de mercancías desde Venezuela, José Antonio, proveía, y muy bien, a su familia. Secretamente, Sebastián pensaba que el heredero natural de su negocio era José Antonio, y pensaba hacerlo, poco a poco, el dueño de su "empresa".

José Antonio construyó, a continuación de la bodega y con el visto bueno de Sebastián, una gran tienda para la cual traía, cuando iba a Venezuela por el whisky y las pacas de cigarrillos americanos de Se-bastián, dulces, enlatados y encartonados que se vendían en Vene-zuela; también expendía en su tienda, carnes frescas, verduras y al-gunas frutas de Colombia; siempre le pagaba al contado a Sebastián los cigarrillos y el whisky, de las pacas o cajas que se desbarataban en el viaje; tenía una gran clientela de ambos países.

Sebastián había limpiado de bichos (babillas, tortugas, serpientes etc.) el charco de su exclusivo acceso y uso, de donde tomaba el agua para su casa y para su bodega, que se encontraba bien som-breado por leguminosas, caracolíes y dividivis.

Su hija se había casado a los 16 años, contra la voluntad de Sebastián y al "escondido", con Jesús Méndez, oriundo de Barrancas, Guajira, de 21 años en 1970, y tenían un hijo llamado Francisco, (Pachito, de "ca-riño", en 1970 de seis meses), que a Sebastián oficialmente "no le gustaba", pero que "carantoñeaba" (acariciaba fugazmente) cuando no le veían. Aunque no alcahueteaba a su hija, a pesar de que la que-ría mucho, Sebastián consintió, no muy a gusto, en que Jesús, su ma-rido, la visitara mientras "ponía definitivamente" su casa, por lo cual la visitaba, Jesús, los fines de semana, cada quince días; a las últimas tres visitas, (hacía mes y medio), le había acompañado, como en sus recorridos recientes por la Guajira, su hermano Yebrail de 16 años.

Sebastián tenía en Manaure una gran bodega de adobe y piso de ce-mento, bajo un techo alto de placa de adobe con varillas metálicas ya que, cuando fuera necesario, reiniciaría la construcción de la bodega "hacia arriba"; vivía en una casa de adobe grueso y fresco, muy am-plia y sombreada que, por uno de sus lados daba al arroyo Limón, en una zona de su exclusivo uso, de la cual obtenía el agua para su casa, su bodega y la tienda de José Antonio; en caso de insuficiencia del

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agua de su charco, tenía un pozo profundo al lado de su tanque ele-vado, provisto de su bomba de extracción; por el otro lado, su casa daba a la calle principal (y única) de Carutal, aldea de Manaure, en diagonal a la tienda de José Antonio y, lo más importante, a su bode-ga. Anteriormente Francisco Méndez se había encargado de traerle el Whisky y los cigarrillos americanos de Venezuela, pero a raíz de un "tropiezo" de éste con la Aduana Colombiana, su sobrino, José Antonio Velásquez, se encargaba de estos menesteres.

José Antonio, como casi todo guajiro, manejaba muy bien su revólver; tenía un 38 largo, desde los 15 años, que le había regalado su padre. Se le respetaba por su certera puntería y su palabra, que siempre cumplía aun cuando no estuviera escrita; al inicio de sus operaciones de trasporte de Whisky y cigarrillos americanos para Sebastián, una patrulla de la Aduana Colombiana interceptó el camión de José Anto-nio; éste se presentó ante ellos empuñando su revólver en la mano derecha y un puñado de billetes en la mano izquierda "les doy a esco-ger" dijo por todo comentario; escogieron lo que llevaba en su mano izquierda; desde entonces "arreglaba" todo directamente en la Ofici-na Principal y usaba un distintivo azul en su vehículo que le permitía pasar por cualquier retén sin ser requisado. Esto le granjeó la confian-za absoluta de su tío y la admiración de toda la gente de Carutal.

Después de su encuentro con la patrulla de la Aduana de Colombia, José Antonio no volvió a necesitar su revólver, así que, luego de entre-nar a Kiko, lo dejaba en la caja de la tienda, cerca al dinero. Los pa-dres de José Antonio, vivían con él, en una casa grande de la aldea Carutal de Manaure lo mismo que sus cuatro hermanos menores cuando estaban de vacaciones escolares; pronto se casaría con Se-gunda Levette y entonces habría un nuevo habitante en la casa gran-de; quien sabe si dos, pensaba él con esperanza; sus cuatro herma-nos menores, (todos escolares), sus padres y él, moraban en la casa; sus hermanos menores sólo habitaban la casa en vacaciones escola-res, pues los tenía estudiando en Santa Marta, en el liceo Celedón.

VI

"Pasar de largo" en el interior de Colombia significa, principal y casi que únicamente, no ocuparse de un evento; en la tierra vallenata tie-ne, además, otro significado: los pueblos en esa región se crearon, entre otras personas, por los "cosecheros" o sea por quienes iban, de otras regiones, a recoger las cosechas de café y algodón ya que la mayoría de las demás faenas agrícolas se efectuaban con máquinas; los buses entraban a los pueblos por un "ramal" que comunicaba la carretera principal con el pueblo; si no había pasajeros que dejar o recoger, el bus pasaba "de largo" NO entraba al pueblo. La Asistencia Técnica (cómo establecer, mantener y cosechar el cultivo o "manejar" los animales que se criaban en la hacienda), era prestada por Agró-

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nomos, Veterinarios o Forestales, generalmente del Interior del País, que se prendaban de las costeñas al primer "golpe de vista" (dicen que en 8 segundos el Hombre fija en su retina a la mujer que quiere); a veces, no siempre, sin que las mujeres se percaten:

"… Así yo distingo, dicha de quebrantolos dos materiales, que forman mi canto

y en las multitudes, el hombre que yo amo…"fragmento GRACIAS A LA VIDA

L y M/ V. PARRA (4 de octubre de 1917al 5 de febrero de 1967)

Ver, (aunque sólo fuera verla de lejos), la mujer querida era todo un acontecimiento; entonces era un "tormento" pasar de largo, (NO en-trar al pueblo), por la carretera de acceso al pueblo; Rafael Escalona lo describe muy bien:

…Ay mi vida… ay mi vida, si vieras como suspirocuando yo paso de largo, por el ramal de El Molinoporque me acuerdo de ti, y sólo me pongo a pensar

que tan cerquita de mi, y sin poderte mirar……pero yo te voy a ver, p'a dejar de suspirar

¿y cómo te voy a ver?, algún día piso el ramal… fragmento AY MI VIDA

L y M / R. Escalona (1926-2009)

La noche de la muerte de José Antonio a manos de Yebrail, éste en-contró a Jesús, su hermano, y los dos decidieron NO volver a casa de Sebastián Velásquez pues pensaban, con toda razón, que allá los es-taría esperando Kiko para matarlos y así vengar la muerte de su pri-mo y héroe. Nunca más volvieron a la casa de Sebastián; en sus co-rrerías pasaban por el ramal de la aldea Carutal de Manaure pero siempre pasaban de largo. Desde la muerte de José Antonio, Jesús no volvió a ver a su esposa, Lilia ni a su hijo Pachito y Yebrail, aunque nadie lo sabía, no volvió a ver a Segunda Levette; se quedó soltero; Yebrail ponía en la "casetera" del auto la canción de Escalona; Jesús echaba un largo trago de Old Parr; los dos, por razones distintas, echaban su mente a volar:

-Quítame esa música- Decía Jesús-A mí también me cae- Pensaba Yebrail. Y lo apagaba.

VII

Segunda Levette, era guajira; de 22 años, trigueña, de 1,70 de esta-tura, delgada, de un cuerpo que hacía girar la vista las raras veces que se la veía en la única calle de la aldea Carutal, de Manaure, a ori-

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llas del arroyo Limón; su cuñado, Sebastián Velásquez, quien la había tomado a su cuidado a la muerte del suegro de Sebastián y padre de su esposa Lola Levette y de Segunda, Ananías Levette, la tenía pro-metida a su sobrino José Antonio Velásquez, de 30 años, quien iba todos los días a cortejarla, muy respetuosamente, en presencia de Sebastián y de Lola; le llevaba una rosa que ella ponía en agua para conservar sus colores unos días más.

Desde que llegó a la casa de Sebastián, Segunda tomó a su cargo la administración; su hermana Lola estaba de acuerdo en todo lo que ella hacía o disponía y su sobrina, Lilia, sólo tenía tiempo, y ojos, para su hijo y para su marido. Las criadas de la casa de Sebastián le pre-guntaban todo a Segunda y Sebastián compraba y traía a la casa o mandaba traer, lo que ella le pedía.

Después de la última llegada de Yebrail Méndez a la casa de Sebas-tián, Segunda Levette sentía "clavados" en su esbelta figura, unos ojos negros que la seguían a todas partes en silencio, como hechiza-dos por su cuerpo; esta situación inquietaba pero no disgustaba a Se-gunda, aunque era mayor seis años que Yebrail.

"…Cuando el amor llega así de esa manerauno no se da ni cuenta

el Carutal reverdece, el guamachito florecey la soga se revienta…"

fragmento CABALLO VIEJOL y M/ S. Diaz (1928-2014)

José Antonio nunca permitía que se le cruzaran los negocios. Los ne-gocios al por mayor los hacía en la bodega en presencia de su tío, y pagaba, de estricto contado, el Whisky y los cigarrillos americanos de las pacas y cajas que se desbarataban que, al detal, expendía en su tienda y compraba sólo a su tío; nunca le cobraba a Sebastián el tras-porte pero éste le pagaba "religiosamente" el diez por ciento del valor neto de la mercancía que le trasportaba más lo que pagaba en la aduana. Con la tienda se abastecía, de sobra, él, sus padres y sus hermanos menores; Aníbal su padre, era hermano de Sebastián Ve-lásquez. Le quedaba, a José Antonio sólo, la parte mayor que era lo que le pagaba su tío por el trasporte.

Sin embargo Jesús confiaba, en su fuero íntimo, en que "su oficio" vol-vería; por eso sintió alivio cuando Yebrail, su hermano de 16 años, se desembarazó de José Antonio, aunque por la actitud de Kiko, tuvo que exiliarse de la casa de Sebastián y no volver a ver a su mujer, Lilia ni a su hijo Pachito.

Cuando murió José Antonio, a manos de Yebrail Méndez, Jesús no vol-vió a ver a su esposa, Lilia; se dedicó a tomar whisky "Old Parr" que

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siempre llevaba en una bolsa de papel o envuelto en papel kraft; Lilia, afectada por la ausencia de su marido, se olvidó de su hijo "Pachito" y se dedicó a beber, al escondido de Sebastián, del whisky que, éste traía de Venezuela; ambos, Jesús y Lilia, se alcoholizaron y se "desen-tendieron" de Pachito; Segunda tomó a su cargo la crianza de Pachito desde que éste tuvo un año y medio de edad; en el fondo se sentía responsable de su suerte y, aunque siguió viviendo en Carutal, en la casa de Sebastián, enviaba a Pachito, desde los siete años, a pasar sus vacaciones escolares con sus primos los Méndez o los Velásquez según les correspondiera; cada año. Ya para el bachillerato lo manda-ba a Santa Marta al Liceo Celedón, donde Pachito obtuvo su diploma de bachiller a los 17 años con buenas notas.

VIII

Juan Insignares, el Mechudo, había peleado con su padre en Barran-quilla, donde vivían, porque se había dejado crecer el pelo; su madre lo toleraba pero su padre no. Tenía una "amiga" gringa a la cual co-mentó que había peleado con su padre y ésta lo llevó a la eco aldea de John Bluewerry en el golfo de Morrosquillo; allí vivió por espacio de tres meses sin volver a su casa y se convirtió en proveedor de la ma-rihuana "Golden" que fumaban John y sus amigas gringas y que Juan compraba en Guachaca a Yebrail Méndez por libras a razón de $ 50 pesos la libra.

Juan no le cargaba nada al precio de compra de la marihuana, (a ve-ces la proporcionaba gratis), y antes pagaba de su bolsillo los gastos de viaje; fue escogido por John Bluewerry, en 1970, como el provee-dor único de la marihuana que iba a llevar Glen Houseman. A los tres meses Juan se encontró a su padre en Cartagena y volvió a su casa pero siguió frecuentando la eco aldea de John Bluewerry y sus ami-gas; se hizo cargo de proporcionarle la marihuana a Glen Houseman.

Juan, que no confiaba mucho en Yebrail, trató de buscar en Fundación los proveedores de la marihuana que le pedía Glen Houseman, (y que dividió en tres embarques: 200 kilos de "prueba", 300 y 500 kilos), pero no pudo encontrarlos y tuvo que volver a Yebrail Méndez en la Guajira. Como el primer cargamento (200 Kilos) fue entregado direc-tamente en la desembocadura del río Guachaca encargó a Yebrail de recibir el dinero, (en Dólares), de Glen Houseman; Glen pagó a Yebrail el importe de los primeros 200 kilos (embarque de "prueba") a razón de US $ 100 dólares el kilo, en el momento mismo de su embarque, pero Yebrail no le dio su participación a Juan (la mitad de la utilidad o sea de US $ 90 por kilo ya que se pagaba a los productores US $ 10 dólares por kilo puro, a bordo del barco), y le dijo a Juan que no había recibido nada de Glen, quien alertó a John y a Juan de la "viveza" de Yebrail. De ahí en adelante Glen pagó directamente a Juan el valor total de los embarques, y Juan daba su participación a Yebrail. Glen

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hizo un informe a Jim sobre el primer embarque y éste, con base en el informe de Glen, hizo uno más extenso, al Comité para la Droga del Congreso de los Estados Unidos.

Luego de que Jim informó a la comisión del Congreso de Estados Uni-dos, Glen dijo a Juan que le haría cuatro embarques más de dos tone-ladas cada uno; las haría en su velero y las entregaría directamente a los comercializadores mayoristas de New York; el primero de los em-barques, lo hizo en compañía con Juan sacando los costos de la mate-ria prima y de la navegación y poniendo como ingresos los precios de venta a los comercializadores mayoristas; el segundo, el tercero y el cuarto, los hizo sin poner la mitad del precio de compra y sacando únicamente sus costos de navegación, entregándole el precio de ven-ta a los comercializadores mayoristas a Juan, poniendo en contacto directo a Juan con estos comercializadores, pues no era su "negocio" llevar marihuana y sólo esos cuatro embarques de dos toneladas cada uno, (y por la ruta "Islas Vírgenes"), eran amparados por el Con-greso de los Estados Unidos. Glen entregó en New York la marihuana a los comercializadores mayoristas. El tercero y cuarto embarques los hizo El Mechudo en compañía de Kiko, quien se convirtió en su socio y amigo entrañable.

Juan pagó a Yebrail el valor de los primeros embarques pero los em-barques de dos toneladas los hizo por su cuenta y contactó directa-mente a los proveedores de la Sierra Nevada; pagó a éstos a razón de US $ 10 el kilo puesto a bordo del velero de Craig; al segundo embar-que Yebrail avisó, confidencialmente, a la Aduana Colombiana sobre el cargamento del Mechudo que iba sin su intermediación; el Mechu-do fue con Kiko, fortuitamente, a recibir el segundo embarque, cuan-do, en un recodo del camino salió inesperadamente la Aduana Colom-biana y, ante ésta, los proveedores soltaron sus armas y bajaron el cargamento; Kico recogió un arma, se enfrentó a la Aduana Colom-biana y les dijo que el cargamento no valía nada sino era en Estados Unidos, que era necesario parlamentar; Kiko convenció a la Aduana Colombiana de que aceptaran de los productores un dólar por kilo que esto compensaría y le daba valor a la marihuana; el Mechudo hizo a Kiko socio (al 50%) del tercero y cuarto cargamentos de dos toneladas cada uno.

IX

Después de hacer los cuatro embarques de dos toneladas auspiciados por el Congreso de los Estados Unidos, el Mechudo se sintió con dine-ro; llevó a su padre a un concesionario de autos y le pidió que esco-giera un automóvil nuevo con el cual reemplazar el auto "viejito" que, de vez en cuando y con muchas condiciones, le prestaba a su hijo; Aldemar Insignares, padre del Mechudo, escogió con cierta duda un Renault 6 con la idea de que valía mucho; Juan, con cierto desdén le

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seleccionó un BMW nuevo y lo pagó al contado; Aldemar no podía creerlo, pensaba que era una broma de su hijo hasta que salió del concesionario manejando su auto.

El Mechudo se compró una gran casona en Puerto Colombia a orillas del mar; la dotó de cuanto se le ocurrió, entre ellos de toda clase de Internet y telecomunicaciones; se acostaba a mirar la Tele y a dejarse atender por su consorte y por las criadas, a quienes les pedía hasta que le cambiaran de canal; una noche al regresar a su casa en Puer-to Colombia, encontró a su perro extremadamente calmado; al día siguiente amaneció muerto y el Mechudo concluyó que lo había mor-dido una cascabel. Suspendió sus embarques pero siguió habitando esa quinta; aún la Habita hasta el día de hoy (2014). Kiko, su amigo del alma y socio, a veces, cuando iba a Barranquilla, se quedaba en su casa.

A instancias de Kiko, el Mechudo hizo dos embarques más; el primero, que se hizo por la ruta de Islas Vírgenes, fue interceptado por la Aduana Americana y dejó muy poca utilidad; el segundo, por la ruta de los Everglades, se perdió totalmente; el Mechudo suspendió defini-tivamente los embarques de marihuana y no quiso entrar en el narco-tráfico.

Sebastián, ante la ausencia definitiva de José Antonio, pensó en Javier como el heredero de su empresa.

X

Yebrail estudió hasta tercero de primaria en una escuela de Barrancas de donde eran oriundos los Méndez; luego su padre, Jeremías Mén-dez, lo matriculó en el Liceo Celedón de Santa Marta, pero Yebrail nunca fue; se dedicó desde ese momento, a la producción, comercia-lización y trasporte de marihuana de la Sierra Nevada y al contraban-do "incipiente" a la sombra de su hermano Jesús.

Yebrail desde los 12 años se entrenaba con su revólver 32 corto; se enseñó a llevarlo siempre en la espalda aprisionado con el cinturón, a tenerlo en posición de tiro en un segundo y a dispararlo con extraordi-naria puntería desde la cintura; se entrenaba desde que se lo había regalado su hermano Jesús al décimo cumpleaños y se acostumbró a dispararlo, cayendo hacia uno u otro lado, con gran puntería; desde hacía un mes y medio, acompañaba a su hermano Jesús en sus corre-rías por La Guajira, aunque no había tenido oportunidad de mostrarle su habilidad con el revólver.

Dos y medio meses después de la noche de la muerte de José Anto-nio, Yebrail convenció a Jesús de que, mientras vivieran los Velás-quez, no tendrían paz; éste, a pesar de que el hacerlo lo enemistaba

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definitivamente con Sebastián y lo alejaba totalmente, de su esposa y de su hijo, hizo lo que sabía: tres meses después puso una poderosa bomba del lado de donde estos (los padres y los escolares), dormían; todos, la madre y el padre de José Antonio y sus hermanos menores que estaban en Carutal por ser época de vacaciones escolares, murie-ron; desde la ceremonia de sepelio, Sebastián, que no alentaba antes los deseos de venganza de sus hijos ni de sus sobrinos, se silenció completamente y auspició, desde ese momento, los intentos de sus hijos por desaparecer a los Méndez.

Desde que murió José Antonio, Sebastián se volvió a hacer cargo de la manutención y los gastos de los padres y de los hermanos de éste, hasta la muerte de aquellos. Incorporó además la tienda de José Anto-nio a sus negocios.

XI

Javier Velásquez nació en Barrancas en junio de 1949, antes de la "migración" a Manaure de Sebastián y su familia; era mayor seis años que Kiko pero a diferencia de éste, NO mostraba ningún interés por el revólver o la pistola; Sebastián, después de hacer dos viajes a Vene-zuela directamente y sin novedad, lo designó su trasportador oficial en 1971, a sus 22 años de edad; Javier siguió el ejemplo de su ante-cesor de no llevar arma alguna cuando trasportaba mercancía; en su tercer viaje a Venezuela fue atacado por Jesús y Yebrail pero una pa-trulla de la Aduana de Colombia, hizo huir a los atacantes; Javier que-dó herido y fue curado en Carutal; sólo entonces vino a saber su pa-dre, Sebastián, que andaba sin arma alguna.

Sebastián hizo por su cuenta los siguientes trasportes; compró un avión para hacer directamente sus embarques y mandó a su hijo, Ja-vier al interior del país, a Buga, a vivir en la finca de un amigo; le re-galó una pistola que Javier hizo su arma de dotación y con la cual se entrenaba diariamente en la finca; con el tiempo, Javier vino a ser la mano derecha de su patrón e ingresó al narcotráfico.

Javier hizo varios viajes al exterior y Sebastián, desde su "trabajo" como capo del contrabando en la Guajira no consideró necesario pen-sar en su seguridad.

XII

Amilkar nació en Barrancas; era hijo de Jeremías Méndez; estudió en la escuela de Barrancas e hizo su bachillerato en el liceo Celedón de Santa Marta; después hizo su normal en Barranquilla y volvió a Ba-rrancas a enseñar en la escuela como profesor de primaria; cuando

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murió Jeremías, su padre, se hizo cargo de sus hermanos menores pero Yebrail siempre anduvo con Jesús; nunca quiso ir a estudiar al Liceo donde estaba matriculado. Amilkar matriculó a sus hermanos en el Liceo e iba, al finalizar el año escolar, a ver las notas de sus exáme-nes finales, que eran, generalmente, muy buenas.

Amilkar recibió la noticia de la muerte de José Antonio de boca de Ye-brail y, aunque nunca había tocado un arma, fiel a la "ley guajira", se preparó, entrenándose, para cumplirla cuando le "tocara". Iba a sitios alejados del poblado de Barrancas y allí entrenaba en sacar rápida-mente y disparar su pistola "Walter" de doce tiros, que era su arma de "dotación".

Tres años después, cuando lo capturó la policía de Santa Marta, Ami-lkar estaba visitando a sus hermanos escolares y revisando las notas obtenidas por éstos en los exámenes finales del Liceo; fue capturado por sospecha de contrabando y llevado a la cárcel de Santa Marta; la verdad, eran instrucciones de Kiko a la policía ya que Amilkar ni si-quiera iba armado.

"Hay dos pájaros en la Jaula", fue todo lo que le mandó a decir Kiko a su hermano Jorge y éste, en "reciprocidad" por lo ocurrido con los pa-dres y hermanos de José Antonio, preparó una bomba "suficiente" para ellos dos, que entregó a Kiko para ser enviada a los Méndez en su celda de la cárcel; el paquete con la bomba fue entregado a Ami-lkar, pero segundos antes, su hermano fue llamado a recibir y parla-mentar con el abogado que le mandó Yebrail para que hiciera la de-fensa de los dos, Amilkar y Jesús, y los sacara de la cárcel. Amilkar entró sólo a la celda que ocupaban los dos y allí estalló la bomba y lo mató; al oír la explosión, Jesús volvió rápidamente a la celda y en-contró a su hermano Amilkar destrozado por la bomba; desde enton-ces Jesús pensó que esa bomba era para él y que se había salvado de milagro.

XIII

Jorge, (de 22 años en 1970), era el hermano mayor de Kiko, hijo de Sebastián; vivía en Villanueva, Guajira, donde cultivaba algodón y era casado aunque no tenía descendencia; inicialmente se había desen-tendido de la "ley guajira" pero después de que su padre lo requiriera, él, obediente, se entrenaba, con su revólver en su finca, todos los días; también aprendió a hacer bombas y cuando Kiko lo solicitó ela-boró una suficiente para Jesús y Amilkar, y fue a llevársela a Santa Marta, personalmente.

Jorge fue muerto por Jesús en 1978, en un duelo en Villanueva; Jesús viajó expresamente a provocarlo sabiéndose muy superior en el ma-nejo de su arma y a pesar de los avisos que Sebastián le hizo a Jorge.

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XIV

Kiko, hijo de Sebastián, de doce años cuando Yebrail de 16 años, ma-tó a su héroe y maestro de revólver 38 largo, José Antonio, vivía en casa de sus padres en Carutal, aldea de Manaure, donde ellos tenían su vivienda; había estudiado hasta segundo bachillerato en el Liceo, pero había dejado de estudiar; andaba, desde la muerte de José Anto-nio, con el Mechudo y era su socio en el envío de marihuana; a pesar de su corta edad, (desde los 14 años), tenía bastante dinero por ha-berlo hecho socio, el Mechudo, de cuatro toneladas de marihuana muy bien vendidas. Se quedó soltero.

Kiko se encargó de mantener viva la llama de la venganza guajira por la muerte de su héroe y, desde la muerte de los padres y hermanos menores de éste, con el apoyo de su padre, Sebastián. Una Alcalde de Santa Marta fue a casa de su hermano Benito, dos años mayor que él, casado con una samaria a los 20 años, Genoveva Maya y con una hija de cinco años a quien adoraba, a decirle que ya había hablado con el Alcalde de Barranquilla para que los recibiera, pues no quería más muertos, de los Velásquez ni de los Méndez en su ciudad; Benito no quería irse de Santa Marta, confiaba en hablar con Jesús, que vivía en el mismo barrio (Eduardo Santos), para convencerlo de lo absurdo de la venganza guajira.

Benito las envió, (a las dos, a Genoveva y su hija), a Barranquilla, con su chofer de confianza y en un carro blindado. Genoveva sí quería irse; quería que su hija estudiara en un ambiente más liberado y eso era, en ese entonces, Barranquilla; lo sabía por experiencia propia pues hizo su bachillerato en un colegio de monjas de Santa Marta. Fue a Barranquilla en el auto blindado que le ofreció su esposo y con su hija de cinco años, según ella, a comprar unas cosas, pero más que todo para saber qué le recomendaba el alcalde de Barranquilla; que-dó muy contenta con lo que él le dijo.

De regreso a Santa Marta, en Ciénaga, Magdalena, le llamó la aten-ción las casetas o, mejor, mostradores de ostras; preparaban un coc-tel especial con ostras de la Ciénaga Grande de Santa Marta, limón, picante y salsa de tomate; hacía rato que quería degustar un coctel de estos y un "paisano" de los mostradores se mostró muy interesado en ayudarla; el paisano se demoró más de lo previsto pero lo disimuló con una "dosis" de amabilidad y un excelente coctel; mientras tanto, (el paisano del mostrador), hizo una rápida llamada a Santa Marta, a Jesús, avisándole que la esposa de Benito estaba en Ciénaga e iba con su hija y sin su esposo para Santa Marta; Jesús no desaprovechó la oportunidad; le pidió al paisano que las demorara hasta que él lle-gara; fabricó, sobre la marcha, una bomba que destruyera el auto y sus ocupantes y fue a Ciénaga a colocarla; en un descuido del chofer,

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la adhirió al parachoques trasero del vehículo; fue tras ellas y la ac-cionó, (a prudente distancia y en "descampado), después de que pa-saron por el puente de la Quebrada de la Aguja.

Cuando Benito llegó, encontró a su esposa y a su adorada hija, muer-tas… destrozadas; de igual manera a su conductor de confianza. Una de sus bombas destrozó la casa de Jesús pero éste no estaba; la otra destrozó varios mostradores de cevichería en Ciénaga y mató al pai-sano que había entretenido a Genoveva.

No quiso hablar con Jesús Méndez y éste nunca llegó a saberlo; desde aquel día se convirtió en el más acérrimo enemigo de los Méndez. De-jó Santa Marta; se fue a vivir, secretamente, a Barranquilla; camufla-do, en un barrio modesto. Sólo.

XVI

Jesús nació y creció en Barrancas; hizo hasta cuarto de bachillerato en el liceo Celedón, pero desde los 18 años se dedicó a traer mercan-cía de contrabando de Venezuela por encargo de Sebastián; conoció a su hija Lilia; la enamoró y se casó con ella, "al escondido", cuando él le traía el whisky y los cigarrillos americanos a Sebastián; al tener un tropiezo con la Aduana de Colombia, éste le dio el trasporte de su mercancía a José Antonio, su sobrino; la verdad era que Sebastián quería dárselo para favorecer a uno de su familia y traspasar a José Antonio la obligación que él cumplía con sus padres y sus hermanos.

Jesús aprendió a hacer bombas y la verdad era que las hacía muy bien y de acuerdo con su finalidad; no volvió a ver a su esposa, Lilia ni a su hijo Pachito; se "alcoholizó" bebiendo whisky Old Parr disimulado en bolsas de papel o con cobertura de papel kraft, de envolver; andu-vo en sus correrías de contrabandista con su hermano Yebrail y aten-día todas sus solicitudes; después de que se lo solicitó la alcalde de Santa Marta, se fue a vivir a Carmen de Bolívar. Luego de su duelo con Jorge Velásquez vivía, sólo, en Carmen de Bolívar, cerca de Carta-gena.

Benito lo encontró en Carmen de Bolívar y lo retó; Jesús, en sus caba-les, aceptó el desafío pero fue muerto por Benito quien desde enton-ces se dedicó a "cazar" a Yebrail.

XVII

Kiko, era hijo de Sebastián; aunque su padre nunca le dio un arma, veía con buenos ojos que José Antonio entrenara a su hijo, (más ama-do), desde que tuvo diez años, en el manejo de su revólver 38 largo

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de cañón recortado; cuándo José Antonio fue muerto por Yebrail Mén-dez, Kiko se quedó con su revólver y desde entonces lo consideró como su arma de dotación; a diferencia de los Francisco, a los cuáles decían Kiko de "cariño", este Kiko fue bautizado por su padre con este único nombre y el cura católico lo aceptó por venir la "sugerencia" de persona tan principal, que si hubiese sido una persona "común y co-rriente" lo hubiera llamado Francisco y le hubiera antepuesto el José.

Para Kiko, José Antonio era su héroe, no había persona más valiente ni mejor tirador que su maestro; por eso, cuándo Yebrail, de 16 años, lo mató, contra todo pronóstico, él, de 12 años, repuesto de su sor-presa, después de recuperar el revólver de la mano, todavía caliente, de José Antonio, lo siguió hasta el arroyo Limón y, de haberlo en-contrado después de recorrer el "charco" varias veces, le hubiera dis-parado sin la menor consideración; esto lo sabía Yebrail, quién se abs-tuvo de dispararle y de salir de su escondite, por no agravar la situa-ción con Sebastián.

Kiko vivía sólo en Santa Marta; visitaba Barranquilla y, generalmente, iba a casa de su socio en la marihuana el Mechudo, de quien era ami-go entrañable.

Aprovechando esta coyuntura su hermano Benito, lo relacionó con el Director de la policía en Barranquilla, coronel Jair Abondano. Por telé-fono y Kiko no conocía la voz del Coronel, éste lo citó a una reunión muy secreta cuyo fin era entregarle a Yebrail; a pesar de las adver-tencias del Mechudo, Kiko, que a esa sazón estaba en Barranquilla hospedado donde su amigo, fue a esta reunión pero no volvió a apa-recer y el Mechudo empezó a buscarlo, desesperadamente por todas partes, desde el segundo día de su ausencia. Avisó a Benito y éste comprobó que el Coronel Abondano NO le había llamado. Tres meses después lo encontró enterrado como NN en el cementerio de Usiacurí; a sus honras fúnebres, que muy religiosamente hizo el Mechudo, asis-tieron Sebastián y Benito, muy atribulados. El Mechudo prometió qui-tarse la "melena" el día que abatieran al asesino de Kiko, que sabían era Yebrail.

XVIII

Un buen día el Mechudo recibió una llamada de Manaure, de Sebas-tián; Javier está en La Modelo le dijo, ¿Quiere venir conmigo? Desde que se hizo cargo, nuevamente, de "su trasporte", Sebastián compró en Venezuela un avión, que aterrizaba en Riohacha pero que tam-bién, cuando él quería, aterrizaba en una pista privada de Carutal, con el mismo plan de vuelo; en ese vuelo traía su contrabando de whisky y cigarrillos americanos y el surtido de encartonados, enlata-dos y dulces, que se expendía en la tienda que era de José Antonio y

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que había tomado a su cargo. Sebastián tenía dos tripulaciones, (in-cluida una azafata), de tiempo completo, que vivía en Carutal.

El Mechudo fue a esperarlo al aeropuerto de Barranquilla. Por telé-fono, Sebastián le dijo que, desde Barranquilla, se iría por tierra a Ca-rutal ya que su auto blindado y su chofer de confianza lo estarían es-perando en el aeropuerto.

En Bogotá todo estaba arreglado; en la entrada, el primer día, fue de-tenido el Mechudo ya que NO era esperado; pero después, fue escol-tado por una guardia especial que lo hacía seguir inmediatamente a cualquier hora; Javier ocupaba una "suite" con sala privada en el pa-bellón de Alta Seguridad de la Cárcel Modelo de Bogotá. Sebastián y el Mechudo estuvieron en Bogotá una semana completa acompañan-do a Javier; cuando éste salió de La Modelo volvió a la finca de Buga, Valle del Cauca, pero su jefe en el narcotráfico fue intempestivamen-te, cambiado.

Un mecánico, aracataqueño, bien protegido por un colchón y un re-lleno amortiguador, ensayó varias veces la interceptación del vehículo de Sebastián en Barranquilla pero éste viajó, secretamente, en su avión a Carutal, dejando al Mechudo en Barranquilla; éste tomó su propio vehículo y el de Sebastián viajó sólo con el chofer; fue inter-ceptado en plena avenida al aeropuerto, por el conductor aracataque-ño que salió ileso; el vehículo fue ametrallado por los secuaces de Ye-brail, que tenía, gracias a su amistad con la policía de Santa Marta, intervenido el teléfono del Mechudo pero sólo encontraron muerto al chofer ante el desencanto de Yebrail. Sebastián le dijo al Mechudo que tenía intervenido su teléfono, pero que lo mantuviera así hasta nueva orden.

XIX

Javier salió de la Modelo de Bogotá y fue a la finca; lo que él no sabía, era que su patrón, del cual era el segundo, había sido reemplazado y fue entregado por el nuevo patrón, a Yebrail; éste ni siquiera lo dejó subir donde su padre; lo mató personalmente saliendo de la finca donde vivía.

El coronel Abondano se sentía en deuda con Benito Velásquez desde que le había dicho que no había citado a Kiko y con el pretexto de su cita, éste había sido muerto por Yebrail y sus secuaces; le dijo a Beni-to que Yebrail lo había llamado para tenderle una trampa al Mechudo, de lo cual estaba enterado éste, por el teléfono intervenido.

El día fijado, el coronel abordó su vehículo de dotación y recogió a Ye-brail; seguidamente recogió dos escoltas del coronel los cuales se sentaron a lado y lado de Yebrail; posteriormente fueron a casa del Mechudo en Puerto Colombia pero cuando Yebrail quiso sacar su

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arma, fue despojado de ésta por los escoltas; seguidamente se asomó el Mechudo y, después de examinarlo por espacio de medio minuto, se dirigió al coronel y le dijo categóricamente: Sí este es; está más delgado pero él es. El Mechudo salió del vehículo y subió a su casa. El vehículo siguió camino del mar.

Al regreso el coronel entró a la casa del Mechudo donde también es-taba Benito; antes de celebrar debo hacer una cosa, dijo el Mechudo; seguidamente cogió unas tijeras que le ofrecía su esposa y se cortó la melena; un peluquero profesional lo dejó presentable y sólo entonces el, hasta ese momento, Mechudo, bebió con el coronel y con Benito, lentamente, su whisky rebajado con agua, pues bebía muy poco, cele-brando la desaparición definitiva de Yebrail. Volvió a ser Juan Insigna-res.

Al día siguiente Sebastián fue con su hijo Benito, único hijo que le quedaba, a casa del ex Mechudo a celebrar; le dijo a éste que ya po-día cambiar, si quería, su teléfono.

Por su parte, su esposa Lola le decía a Segunda que quería "abolir" la ley guajira: eso no es posible… lo único que podemos hacer nosotras las mujeres es rezar…y llorar, le contestaba Segunda.

XX

Segunda Levette, sin que nadie se lo exigiera, se consideraba res-ponsable de cuanto ocurría a Francisco Méndez, que en realidad así se llamaba, aunque de "cariño" le dijeran Pachito. Lo matriculaba en Santa Marta; decidía dónde y con quién pasaba él sus vacaciones, vi-gilaba sus estudios. Lo quería y lo consideraba como su hijo.

Pachito iba a Barrancas, donde sus primos los Méndez; allí era tratado como un extraño, como un "espía" de los Velásquez y, en su presen-cia, todos callaban o pasaban a una conversación intrascendente. De igual manera, ocurría en Santa Marta, cuando iba de vacaciones esco-lares donde sus primos los Velásquez, así que Pachito, en plena ado-lescencia, era rechazado por todos; ni siquiera su Padre, cuando Pa-chito iba a Barrancas a visitar a los Méndez, se ocupaba de él; para su madre, en casa de los Velásquez en Carutal, no existía, por lo tanto Pachito siempre fue un extraño en TODAS partes; sólo tenía a su "ma-dre sustituta", Segunda Levette, pero ésta, aunque lo quería como al hijo que nunca tuvo, no era compañía para él.

En noviembre de 1987, Pachito obtuvo su diploma de bachiller; fue a Carutal, Manaure, a ofrecérselo a su madre "putativa" Segunda Leve-tte; según le dijo a Segunda, salía de la casa de Sebastián a celebrar con unos amigos.

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Segunda Levette pensó que estaba celebrando en Carutal, con sus muy escasos amigos y fue a la habitación asignada a Pachito a dejarle algo de comer; lo encontró ya frío, colgado del techo y con su cartón de bachiller entre su pantalón; Segunda lo bajó del techo, y lloró amargamente sobre su cadáver; fue la única que lo lloró pues sus pa-dres, Jesús y Lilia, alcoholizados, ni se dieron cuenta de su suicidio y su abuelo, Sebastián, se limitó a comunicar su fallecimiento a su fami-lia y a ordenar la ceremonia respectiva.

Fue la última víctima, involuntaria, del duelo entre las casas guajiras de los Velásquez y los Méndez.