Marín Ruíz, Antonio , Trelles Rodrguez, Irene y Zamarrón Garza, Guadalupe (2005) Mass Media y...

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Marín Ruíz, Antonio , Trelles Rodrguez, Irene y Zamarrón Garza, Guadalupe (2005) Mass

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  • MASS MEDIA Y UNIVERSIDADEl reto de la comunicacin en las universidades

  • MASS MEDIA Y UNIVERSIDADEl reto de la comunicacin en las universidades

  • ANTONIO MARN RUIZIRENE TRELLES RODRGUEZ

    GUADALUPE ZAMARRN GARZA(COORDINADORES)

    MASS MEDIA Y UNIVERSIDADEl reto de la comunicacin en las universidades

    GRANADA2 0 0 5

    Con el patrocinio de:

    Edita:

    UNAM

  • ANTONIO MARN RUIZIRENE TRELLES RODRGUEZ

    GUADALUPE ZAMARRN GARZA(COORDINADORES)

    MASS MEDIA Y UNIVERSIDADEl reto de la comunicacin en las universidades

    GRANADA2 0 0 5

  • Reservados todos los derechos. Est prohibido reproducir o transmitir esta publicacin, total o parcialmente, por cualquier medio, sin la autorizacin expresa de la Editorial Universidad de Granada, bajo las sanciones establecidas en las Leyes.

    UNIVERSIDAD DE GRANADA SOCIEDAD MEXICANA PARA LA DIVULGACIN DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGA (SOMEDICYT) MASS MEDIA Y UNIVERSIDAD. EL RETO DE LA COMUNICACIN EN LAS UNIVERSIDADES ISBN: 84-338-3628-5. Depsito Legal: En tramitacin Edita: Dilogo Iberoamericano http://dialogo.ugr.es / Correo e. [email protected] Por: Editorial Universidad de Granada. Campus Universitario de Cartuja. Granada. www.editorialugr.com / Correo e. [email protected] Diseo de cubierta: Rosa Mara Rodrguez Mrida. Fotocomposicin: ngel R. Valverde. Asistente editorial: Mara Lpez Castao.

    Printed in Spain / Impreso en Espaa

  • Where is the wisdom we have lost in knowledge? Where is the knowledge we have lost in information?

    Hay que transitar a veces caminos inversos para encontrar la lgica de los pasos dados. T.S. Eliot condensa esta idea en dos interrogantes que deberamos hacer extensivos a la comunicacin universitaria. Nos movemos en un mundo abrumado por cantidades ingentes de informacin circulante, la Universidad ha de servir de gua haciendo de la informacin conocimiento y de ste sabidura, justo aquello a lo que ha estado llamada a realizar desde su fundacin medieval y sus antecedentes clsicos. A las preguntas dnde qued la sabidura que hemos perdido en el conocimiento? dnde el conocimiento que hemos perdido en la informacin? encontramos una primera respuesta en nuestra actualidad, previa a la pretensin vital de Eliot: en los procesos de comunicacin, en cmo estos son concebidos, administrados, aplicados en los procesos educativos, etc. Cul es nuestra sociedad: la de la informacin, la del conocimiento, la del saber? La Universidad trabaja para el saber devenido de la sistematizacin de la informacin en los procesos de adquisicin y de extensin del viejo y del nuevo conocimiento. Las tradicionales funciones de la universidad, docencia, investigacin y extensin, encuentran aqu pleno sentido. La divulgacin del quehacer universitario propio de esa triple funcin constituye una necesidad creciente. La Universidad tiene en sus manos un valioso potencial informativo que ha de trasladar a la

    EL RETO DE LA COMUNICACIN UNIVERSITARIA

  • sociedad, en su misin democratizadora del conocimiento, todo tipo de informacin que tiene su origen en las aulas, en los laboratorios, en la cultura, en la prestacin de servicios hechos en las universidades. Para ello, entre otras actividades, la Universidad debe contar con los medios de informacin y con su experiencia comunicadora. Una tarea ineludible si queremos llevar al conjunto de la sociedad la histrica riqueza que atesoramos, como espacio para la docencia, la investigacin, la reflexin y la libertad intelectual, para la igualdad de oportunidades y para la tolerancia. Son estas ideas las que subyacen a la filosofa del libro Mass media y Universidad, que tengo el honor de prologar. Profesionales de la comunicacin de universidades iberoamericanas han trabajado a lo largo de los ltimos aos para consolidar la idea de servicio cuando se hable de gabinetes de prensa, que va ms all de visiones que reducen la Universidad a su gobierno, sin alcanzar a comunicar el conjunto de los quehaceres universitarios. Los profesionales de los medios de comunicacin universitarios (prensa, radio, televisin, internet, gabinetes de comunicacin) estn llamados a transmitir a pblicos universitarios y no universitarios la urgencia de que las Universidades aborden retos claves para el futuro de nuestras sociedades, impensables, en algunos casos, hace apenas un par de dcadas. La sociedad, los estudiantes y sus familias, las empresas y las administraciones, demandan un mayor nivel de implicacin de las universidades con los problemas cotidianos: medio ambiente, salud, empleo, vivienda, migraciones, diversas formas de violencia, etc. La Universidad ha de adaptar su da a da a la revolucin de las nuevas tecnologas de la informacin y de la comunicacin, que produce una aceleracin histrica sin precedentes tambin en las formas de la relacin profesor-alumno, enseaza-aprendizaje. La internacionalizacin de las universidades, va intercambio de docentes y estudiantes, constitucin de grupos de investigacin, obtencin de fondos en convocatorias internacionales, etctera, es una necesidad imperiosa y, poco a poco, una realidad que

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  • nos obliga a crecer en excelencia, rigor acadmico y evaluacin de la docencia, captacin de cuadros y de estudiantes, obtencin de fondos econmicos a travs de la competencia por la prestacin de servicios acadmicos y no acadmicos, etc. La Universidad est obligada, cada da ms, a fomentar el espritu emprendedor entre estudiantes e investigadores, a acercarse a la realidad socioeconmica de sus entornos ms inmediatos, a colaborar con empresas e instituciones, mejorar la formacin en prcticas de los estudiantes, la investigacin aplicada, la mutua prestacin de servicios, etctera. La lista podra crecer, me limit a citar algunas grandes lneas a las que habra de aadirse, al menos, un triple reto local-nacional-internacional en el que los servicios de informacin y comunicacin tienen que especializarse: las universidades deben ser reconocidas en todo el mundo como centros de excelencia, por la calidad de sus graduados, por el nmero e impacto de sus publicaciones, por la calidad de sus logros cientficos (actividad que los servicios de comunicacin de las universidades han de trasladar a la sociedad, y cuyas polticas y programas estn tratadas en el libro anteriormente publicado Universidad y comunicacin social de la Ciencia) por su formacin especializada de postgrado, etc. y, por otra parte, deben ser capaces de responder a las necesidades de su entorno ms inmediato, como motores de desarrollo, impulsoras de bienestar, garantes de civismo y respeto, generadoras de cultura, riqueza y belleza. Espero que este libro contribuya a reflexionar sobre las funciones de los servicios de comunicacin universitarios, a mejorar y, a veces, a reorientar su funcionamiento, a que sean vistos con otros ojos por las comunidades universitarias y, muy especialmente, que sean valorados por el conjunto de la sociedad.

    DAVID AGUILAR PEARECTOR DE LA UGR

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  • El espacio universitario iberoamericano representa un conglomerado heterogneo en el que conviven distintas tradiciones y modelos institucionales. Sin embargo, y ms all de las diferencias existentes en cuanto a desarrollo histrico, sistemas de gobierno, polticas de admisin de alumnos, mecanismos de acceso y permanencia en las ctedras as como participacin en el gasto educativo global, entre otros temas, es posible afirmar que en la agenda pblica de los pases que lo integran se ha llegado a ciertos acuerdos bsicos en torno al significado que adquiere la educacin superior en la actualidad. En efecto, hay consenso en definirla como una herramienta fundamental para enfrentar los desafos del mundo de hoy al tiempo que para formar ciudadanos capaces de construir una sociedad ms justa, sustentada en la solidaridad, el respeto de los derechos humanos y el uso compartido del conocimiento. En tal sentido, y con mayor nivel de precisin respecto de las obligaciones que esta definicin conlleva, el especialista argentino Jos Luis Coraggio afirma que los cambios en el paradigma tecnolgico y en el de educacin modifican el sistema de necesidades de la sociedad y sus comunidades:

    INTRODUCCINCOMUNICAR LAS UNIVERSIDADES HOY

    NANCY PASTOR*UNIVERSIDAD DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA

    ANTONIO MARN RUIZ*UNIVERSIDAD DE GRANADA, ESPAA

  • Hoy dice el problema de las universidades no es el problema de un sector ms. Es el problema del sector de actividad que tiene que asumir parte importante de la tarea de cerrar la brecha internacional en la rama ms dinmica del sistema global: la produccin autnoma y la difusin de conocimientos y la formacin de las capacidades de la ciudadana y las instituciones para participar en condiciones no subordinadas del proceso global de cambio 1.

    En ese nuevo escenario, naturalmente, la funcin comunicadora de las universidades est llamada a jugar un rol fundamental. Ms an, debe prepararse para acompaar procesos institucionales complejos como la llamada internacionalizacin de la educacin superior, en sus facetas positivas (proyectos de cooperacin interuniversitaria en materia de investigacin, ofertas conjuntas de posgrado, intercambio de docentes y estudiantes, doble titulacin, etc.) pero, tambin en sus facetas negativas. Entre ellas, las polticas de la Organizacin Mundial de Comercio destinadas a favorecer la mercantilizacin de los servicios educacionales, con el consecuente abandono de sus funciones especficas por parte de los Estados nacionales. Como se sabe, uno de los temas centrales de discusin en la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Educacin Superior, realizada en 2003 en Pars y ms recientemente de un encuentro que tuvo lugar en la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil, del que surgi la Carta de Belo Horizonte. Un claro pronunciamiento acerca de los peligros que entraa el someter a la educacin a las mismas reglas vigentes para cualquier tipo de producto, en un momento en que el conocimiento es considerado como el bien ms preciado de las sociedades. Pero tambin, como contrapartida, teniendo en cuenta que an cuando las universidades se validan cada vez ms en el mbito internacional, es la pertenencia a las comunidades regionales la que otorga a estas instituciones autntico sentido, es necesario contribuir desde el punto de vista comunicacional a potenciar el papel de estas organizaciones como agentes del

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  • desarrollo local y a incrementar la vinculacin de las mismas con las ms diversas entidades de la sociedad civil. Asimismo, deben ensayarse respuestas creativas frente a procesos novedosos derivados de la notable expansin de las tecnologas de la informacin y la comunicacin [TICs] a nivel institucional. Por un lado, los problemas que plantea el significativo crecimiento de las ofertas acadmicas va Internet que traen aparejado un proceso de virtualizacin de las instituciones tradicionales de base presencial que imparten educacin a distancia y suponen una nueva concepcin del territorio a partir del advenimiento del espacio virtual 2. En esta lnea, en el plano de la comunicacin interna, al trascender las fronteras regionales y nacionales se modifica la composicin de la comunidad universitaria haciendo de los alumnos que cursan bajo esta modalidad, un nuevo segmento del estudiantado al que es necesario integrar. Igualmente, en el plano de la comunicacin externa, se impone encarar tanto la consolidacin de una imagen institucional propia como la promocin de estas nuevas ofertas acadmicas en un mercado educativo que se est globalizando y obliga a las universidades a competir con otros sistemas nacionales o regionales de formacin y acreditacin. Por otro lado, es imprescindible resolver los inconvenientes que resultan de la extensin escasamente planificada y, por tanto, desordenada de las TICs hacia el interior de las instituciones. Es ste, precisamente, el caso del correo electrnico, medio que algunos integrantes de la comunidad universitaria todava no usan y que otros usan con tal intensidad que terminan por eliminar buena parte de los mensajes que reciben, entre los cuales se encuentran, desde luego, aquellos que se envan desde los rganos centrales de gestin y produccin de la comunicacin. Del mismo modo, conviene destacar otro mbito del que la comunicacin universitaria no debera permanecer ajena, esto es, aquellos debates que tienen como eje a la denominada Sociedad de la Informacin; tanto los que se plantean desde una

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  • perspectiva crtica como los que se plantean desde una perspectiva crtica el grado de cambio que ms all del plano discursivo tiene lugar efectivamente en la llamada nueva era 3, como los que se circunscriben a aspectos ms puntuales de su desarrollo. La amenaza latente en las pesimistas predicciones del director del Laboratorio de Medios del Massachusetts Institute of Technology [MIT], Nicholas Negroponte 4 sobre un eventual y no demasiado lejano en el tiempo, congestionamiento de la red de redes, (lo cual a su vez obligara a armar estrategias alternativas al ininterrumpido crecimiento en la informatizacin de la gestin de la informacin); la cuestin de la calidad de los contenidos en Internet, al menos en dos dimensiones: la tendencia a la produccin masiva y la falta de ejercicio crtico de las audiencias respecto de aquello que se publica en la red y, cabe aadir, la necesidad de aumentar la presencia del espaol en Internet, que actualmente no supera el dos por ciento del total de contenidos, propiciando de este modo el pluralismo cultural, son slo algunos ejemplos en este sentido. No menos importante es, asimismo, la interpelacin que representa para los profesionales de la comunicacin en general la prctica del periodismo online, una actividad de carcter experimental para la que no existen todava frmulas consagradas. Cabe sealar, sin embargo, que pese a la creciente importancia que cobra entre las funciones institucionales en el contexto antes descrito, la comunicacin universitaria parece no constituir un problema de peso para las ciencias de la comunicacin. En efecto, no slo es una suerte de asignatura pendiente entre los contenidos que integran los planes de estudios de las carreras de Comunicacin Social, es, adems, un rea vacante entre los temas que concitan el inters de las investigaciones acadmicas. Es posible pensar, en consecuencia, que la propia prctica del trabajo diario en los servicios de comunicacin universitarios puede operar como un interesante disparador de debates, anlisis y propuestas que contribuyan, por una parte, a hacer ms eficiente la difusin del quehacer universitario y por

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  • otra, a enriquecer el desarrollo profesional de quienes la ejercen, alejndolos del peligro de la rutinizacin. En sta como en otras reas de la gestin, la docencia y la investigacin, las universidades pueden apelar a la masa crtica de que disponen, efectuar un diagnstico de situacin y encontrar las vas para la superacin de los problemas detectados. Aunque resulte paradjico, teniendo en cuenta que tanto la formacin profesional como la investigacin cientfica en materia de comunicacin se llevan a cabo esencialmente en el seno de las universidades, es probable que desde el mbito acadmico la comunicacin universitaria haya sido considerada hasta el momento una variante ms dentro del mbito de la comunicacin institucional. El riesgo cierto que se corre en este caso es caer en el error de restar importancia a aquello que ms all de las indiscutibles diferencias que puedan registrarse con respecto a tradiciones y modelos de gestin vigentes tiene de singular la universidad como institucin. En este sentido, dentro de las especificidades que la caracterizan, la universidad es una organizacin compleja. Definicin sta que, de acuerdo con Martnez Nogueira y Gngora, est asociada a su multifuncionalidad, a la multidisciplinaridad de sus actividades y a la simultaneidad de su insercin en distintas arenas de accin social (polticas, culturales, mercados, etc.) 5. Es adems un espacio que, en recurrentes debates entre la continuidad y el cambio, no carece de reacciones conservadoras frente a ciertos impulsos modernizadores al tiempo que se encuentra atravesado de manera vertebral por la actividad poltica. Una actividad que se ejerce hacia el interior de la institucin, como forma de dirimir conflictos y obtener consensos, pero tambin hacia el exterior de esta en relacin con diferentes instancias estatales de decisin como con la sociedad de la que provienen las fuentes de financiamiento y su contrapartida tcita, la rendicin de cuentas.

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  • La universidad es, del mismo modo, un intrincado sistema de poder y lo es tanto por la composicin de sus rganos de gobierno como por la diversidad de actores que intervienen en los procesos de toma de decisiones. Esta particular configuracin en la que coexisten no sin tensiones diferentes visiones de la institucin, distintas disciplinas y culturas acadmicas as como lealtades y posicionamientos polticos diversos repercute, indudablemente, sobre el funcionamiento de los gabinetes de comunicacin e incide en el cumplimiento de la tarea de informar respetando tanto el inters comn, como la representatividad que los distintos grupos de intereses tienen en los mbitos de conduccin de la universidad. Ciertamente, la tendencia que a veces se observa entre quienes ejercen el poder en la universidad a difundir su obra ms que a dar a conocer la labor que realiza la institucin en su conjunto conspira contra el desarrollo de las que deberan ser las funciones genuinas de un servicio de comunicacin universitario. En trminos generales, difundir en un sentido amplio una imagen positiva de la institucin, contribuir a hacer efectivo el cumplimiento del derecho a la informacin y divulgar aquello que hace la universidad que verdaderamente le interesa a la sociedad. En trminos ms especficos, comunicar la diversidad de la vida universitaria en sus facetas institucionales, acadmicas, cientficas, culturales y de vinculacin con el medio en el que est inserta. En ese contexto, entonces, es necesario sealar que en la difcil empresa de hacer de la comunicacin universitaria un objeto de anlisis y discusin existe una serie de antecedentes. El primero de ellos es, a mediados de la dcada de los noventa, la publicacin por parte de la Universidad de Granada, Espaa, de la Revista Dilogo Iberoamericano. Un proyecto editorial que, orientado a difundir el quehacer de las instituciones de educacin superior de habla espaola y portuguesa a travs de la colaboracin de sus servicios de prensa, recibi un renovado impulso a partir del notable desarrollo de las TICs. Los encuentros de La Habana, Cuba, en

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  • 1999 y de Veracruz, Mxico, en 2003 de cuyos aportes da cuenta este libro as como la creacin del Observatorio Iberoamericano de Comunicacin Universitaria [OICU] constituyen a su vez puntos clave de un itinerario que culmina, como cerrando un crculo, en Granada con la realizacin del II Congreso Iberoamericano de Comunicacin Universitaria. Diversos pases, diversos continentes, diversos regmenes polticos, diversos sistemas universitarios, en fin, diversas historias profesionales, que, sin embargo, no han impedido en estos aos encarar desafos en comn: generar proyectos de cooperacin internacional, intercambiar experiencias y reflexionar sobre la prctica. Asimismo, en aquellos encuentros pioneros se asign un lugar destacado en los debates a la divulgacin cientfica. Considerada una de las ramas centrales de la comunicacin efectuada desde las universidades que son a su vez los organismos que producen los mayores avances en el conocimiento cientfico y tecnolgico dicha disciplina ha dado lugar a una vasta produccin bibliogrfica. Efectivamente, en sus distintas acepciones (divulgacin, vulgarizacin, comunicacin pblica de la ciencia) se han ocupado de ella divulgadores, comunicadores e investigadores que se inscriben en la lnea de los ms recientes estudios sociales de la ciencia y la tecnologa. Es altamente deseable, en tal sentido, que la comunicacin universitaria alcance un status similar y lo es, entre otras cosas, porque son muchos los temas que dentro del rea de referencia merecen ser analizados con el debido detalle y, por qu no, desde una perspectiva transdiciplinaria. En esta lnea, el proceso de constitucin de los servicios o gabinetes de comunicacin en los ltimos lustros as como el rango que los mismos poseen dentro del organigrama de las universidades; los problemas de comunicacin hacia el interior de las instituciones, particularmente las cuestiones de competencia que suelen plantearse entre los organismos centrales y las dependencias

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  • especficas en las unidades acadmicas; la necesidad de estudios sobre la recepcin de los productos informativos por parte de las diferentes audiencias y la importancia de elaborar un sistema de indicadores que permita medir la eficacia de la gestin de la comunicacin del mismo modo en que es posible evaluar la docencia y la investigacin en las universidades, son apenas un puado de ejemplos. En ese marco, este libro que hoy edita la Universidad de Granada refleja el esfuerzo sostenido a lo largo de estos aos, como se ha reseado antes, en la conformacin de un campo profesional al tiempo que rene una serie de artculos que giran en torno a un amplio espectro de temas. Desde los problemas que ataen a la gestin hasta el futuro de la actividad en el contexto del proceso de globalizacin, pasando por el papel de las universidades en la comunicacin de las ciencias y el estado de la cuestin en materia de asociaciones nacionales y reuniones de profesionales especializados en el tema. Todos ellos tienen, no obstante, un denominador comn: revelan el inters que comunicadores mexicanos, chilenos, cubanos, argentinos, espaoles, ecuatorianos, brasileos, venezolanos, portorriqueos y peruanos manifiestan por reflexionar sobre su trabajo ms all (o a pesar) de la tarea cotidiana que implica la organizacin de las ruedas de prensa, el envo de gacetillas a los medios, la edicin del boletines electrnicos o la actualizacin de contenidos del sitio web. Jos Ortega y Gasset sostena que es ms fcil cambiar un cementerio de lugar que hacer que las universidades cambien. Las transformaciones que han tenido lugar en los ltimos tiempos en la vinculacin de estas instituciones con el Estado y con la sociedad civil parecen poner en tela de juicio la afirmacin del clebre filsofo espaol. As, esta publicacin centrada en la gestin integral de la comunicacin pretende ser, finalmente, una contribucin ms al proceso constante de revisin de acciones y productos que hoy se impone a nuestras universidades.

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  • Notas

    1 Jos Luis Coraggio. Construir universidad en la adversidad. Desafos de la educacin superior en Amrica Latina, OEA/OAS, 2001. P. 15 y 16.

    2 Tiberio Feliz Murias. La transfusin tecnolgica: viejas instituciones, sangre nueva, corazones renovados. La educacin a distancia en cambio. En . 10 de diciembre de 2004.

    3 Al respecto, la diversidad de interrogantes y reflexiones que provoc el II Congreso Online organizado en noviembre de 2004 por el Observatorio para la Cibersociedad, constituye un elocuente ejemplo.

    4 Entrevista a Nicholas Negroponte, por Jorge Sirven. En . 8 de diciembre de 2004.

    5 Roberto Martnez Nogueira y Norberto Gngora Evaluacin de la Gestin Universitaria, Informe preparado para la Comisin Nacional de Evaluacin y Acreditacin Universitaria [CONEAU], ao 2000. P. 31.

    * Nancy Pastor

    Profesora y licenciada en Historia, graduada en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires [Unicn], Argentina. En el marco de dicha institucin, ha ejercido la docencia en la Facultad de Ciencias Humanas y ha obtenido becas de investigacin. Cuenta con diversas publicaciones acadmicas y es autora de un libro sobre la historia de la mencionada casa de estudios. Ingres al periodismo por la va de la comunicacin pblica de la ciencia. Particip en el proyecto de creacin de la Agencia Universitaria de Noticias Dilogo Iberoamericano impulsada por la Universidad de Granada y llev a cabo tareas de asesoramiento en INFODEX (Estrategia Regional de la Sociedad de la Informacin), un programa de la Junta de Gobierno de Extremadura, Espaa, y de la Unin Europea. Entre 1994 y 2000, form parte del Programa de Comunicacin Institucional y Divulgacin Cientfica de la Unicn y actualmente es integrante de la Secretara de Comunicacin Estratgica de la misma universidad. Es editora de la publicacin electrnica En Red.

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  • * Antonio Marn Ruiz

    Licenciado en Filosofa por la Universidad de Granada. Diplomado en estudios superiores en Filosofa en la misma Universidad, con un trabajo sobre Ciencia y consciencia en el pensamiento de Edgar Morin. Autor de trabajos sobre comunicacin de la ciencia y desarrollo de las nuevas tecnologas en cinco congresos internacionales y de artculos en libros editados en Brasil, Espaa y Mxico. Ha impartido conferencias sobre estas temticas en las universidades de Alcal de Henares, Extremadura, La Habana y Granada. Fundador de la revista Dilogo Iberoamericano y de diversos boletines y revistas electrnicos en el periodo 1995-2004. Coorganizador de encuentros de responsables universitarios de comunicacin y de periodistas cientficos en Granada (1992), Baeza (1993), La Habana (1998), Pelotas (Brasil, 2000) y Veracruz (2003). Desde 1998, imparte clases de Comunicacin en la E.I. de Protocolo y RR. Institucionales. Director en el ao 2000 del proyecto Estrategia regional para la sociedad de la informacin (Unin Europea-Junta de Extremadura). Desde 2001, es director del Secretariado de Comunicacin de la Universidad de Granada.

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    COMUNICACIN UNIVERSITARIA

    Entre la necesidad, la voluntad y la realidad

  • COMUNICACIN UNIVERSITARIA

    Entre la necesidad, la voluntad y la realidad

  • La comunicacin universitaria ha adquirido desde hace varios aos suficiente entidad propia como para ser objeto de consideracin e investigacin en s misma. Los que hace ya cerca de un cuarto de siglo nacieron como gabinetes de prensa universitarios han evolucionado hacia formas organizativas ms complejas que abarcan todos los campos comunicacionales: relaciones con los medios, publicidad, divulgacin cientfica, imagen corporativa, protocolo, publicaciones, tcnicas de promocin y proyeccin, produccin radial y televisiva, periodismo digital, creacin y diseo de pginas web, comunicacin por Internet, prensa de las autoridades. En diversos grados, de diversos modos y maneras, con distintas estructuras y recursos, pero sin duda convergiendo hacia lo que, tarde o temprano, habr de ser una oficina de comunicacin integral, profesional y especializada, de marcado carcter estratgico en la concepcin organizativa de cualquier universidad. Como lo es ya en la de cualquier empresa o corporacin.

    No es extrao pues, que desde hace ya varios aos, los profesionales de la comunicacin universitaria, tomada sta en su sentido ms amplio, se pregunten por el qu somos, de dnde venimos y a dnde vamos. Es propio de la madurez en cualquier proceso de raciocinio. Y viene propiciado no slo por la evolucin

    CAPTULO PRIMEROSOBRE LA COMUNICACIN UNIVERSITARIA,

    LAS PGINAS QUE SIGUEN... Y ALGUNAS COSAS MS

    CARLOS MIRAZ SUBERVIOLA*UNIVERSIDAD DE CRDOBA, ESPAA

    MAGDALENA LAURA SIDERIDES*UNIVERSIDAD NACIONAL DE CRDOBA, ARGENTINA

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    en los planteamientos objetivos de su trabajo, sino tambin por la propia dinmica de ste. Ha sido preciso abordar nuevos campos, incorporar nuevas tecnologas, reflexionar sobre la singularidad y proyeccin de los contenidos a comunicar, responder a nuevas y diversificadas demandas informativas, actuar sobre diversos pblicos utilizando distintas herramientas y conformar mtodos y sistemas de comunicacin acordes con las circunstancias de cada momento. Pero sobre todo cambiar toda una manera de pensar y actuar dentro de las estructuras universitarias, adecundolas a los fenmenos comunicativos del mundo moderno. Una labor en la que sin duda se ha avanzado, pero en la que queda mucho camino por recorrer.

    Otro de los elementos que propician estas reflexiones e indagaciones sobre la comunicacin universitaria ha sido la dinmica asociativa que ha ido desarrollndose a uno y otro lado del Atlntico, impulsada fundamentalmente por los propios profesionales relacionados con este rea. En este sentido los gabinetes universitarios de comunicacin espaoles pueden hacer gala de una vocacin temprana que, si bien durante su periodo inicial cont slo con las reuniones organizadas desde el entonces Consejo de Universidades como elemento estructurador, tom forma definitiva en los aos noventa, tras una reunin en Barcelona, como Asociacin Universitaria de Gabinetes de Comunicacin [AUGAC], cuya actividad y presencia en los mbitos que le son propios ha ido creciendo y desarrollndose fructferamente hasta nuestros das.

    No es un fenmeno ni mucho menos aislado. Paralelamente, antes y despus, asociaciones similares, de carcter nacional han ido surgiendo en toda Europa, y hoy la EUPRIO (European University Public Relations and Information Officers) aglutina a los profesionales que trabajan en este terreno en universidades, centros de investigacin, rganos de la administracin e instituciones de Educacin Superior. Y ms o menos cabe decir en el mbito Iberoamericano aunque con distinto

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    grado de desarrollo. En el caso de Argentina, el asociacionismo no ha logrado an cristalizarse. Sin embargo, se est en camino de lograrlo. Un ejemplo de concrecin lo constituye la Asociacin Nacional de Comunicacin y Relaciones Pblicas de Instituciones de Enseanza Superior [ANARPIES], de Mxico. Pginas ms adelante el lector encontrar una reflexin de su presidente, Alvaro Belin, analizando cmo stas se enfrentan al reto de la comunicacin en funcin de una serie de parmetros relevantes en el pas azteca. No es de extraar por lo tanto que unos y otros acabasen confluyendo en campos de actuacin de inters mutuo, a travs de programas de colaboracin, reuniones, iniciativas conjuntas, intercambio de estudios y experiencias, etctera Uno de ellos es, claramente, este libro.

    Toda esa actividad ha dado lugar a un amplio conjunto de experiencias, reflexiones, informes y anlisis buena parte de ellos bajo la forma de ponencias y comunicaciones presentadas en lo que es ya un importante nmero de congresos y reuniones que, en su mayora dispersos, convendra comenzar a recuperar y sistematizar como cuerpo de doctrina, por utilizar un trmino clsico de la retrica jurdica. El tiempo y el propio desarrollo de la comunicacin universitaria han concedido a algunos de ellos el carcter de autnticos clsicos a la hora de entender determinados procesos, cuando no recogen datos y aportaciones enormemente valiosos para la propia intrahistoria informativa de la educacin superior.

    A ir jalonando etapas dentro de este propsito vienen publicaciones como sta. Donde, adems, se conjugan visiones de mbitos geogrficos y sistemas educativos que pueden resultarnos cercanos o lejanos pero en los que cabe encontrar muchas inquietudes y realidades compartidas, a la vez que soluciones creativas a problemas comunes. En este sentido las pginas iniciales del trabajo de Irene Trelles sobre la gestin de la comunicacin universitaria contienen reflexiones fcilmente adaptables a otras realidades. Especialmente cuando expresa

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    cmo sta se asume, en muchos casos, como un fenmeno de generacin espontnea al que no es preciso atender de manera particular o integrar en los sistemas de direccin universitaria, ni concebir en su dimensin ms integral.. O cuando afirma que se producen frecuentemente esfuerzos y acciones de comunicacin de manera inconexa en diversas reas que, muchas veces duplican los recursos y esfuerzos empleados en detrimento no slo de la economa sino, adems, de la coherencia del discurso universitario..

    Junto a estos elementos Trelles reivindica algo esencial en la materia que nos ocupa cual es el carcter estratgico que la comunicacin posee. Y acude a Joan Costa para sentar que la imagen de una empresa no es un elemento secundario, ni una moda, sino un instrumento estratgico de primer orden y un valor diferenciado y duradero que se acumula en la memoria social. Es un supravalor que se impone ms all de la variabilidad de los productos y servicios a los que el propio tiempo ampara. La imagen es un valor global agregado que recubre y trasciende todas las realizaciones, producciones y comunicaciones de la empresa, a las que inyecta identidad, personalidad y significados propios exclusivos. Una cita que debera distribuirse y ser leda detenidamente por todos los responsables de la gestin universitaria. Y que, bien comprendida y aplicada, orientara correctamente la solucin de una gran cantidad de problemas, al tiempo que potenciara la fortaleza de la institucin universitaria.

    Y es que en estas palabras aunque no slo en ellas nos encontramos con varios de los principales problemas con los que, en distinta medida, pero seguro que en uno o varios aspectos, se enfrentan los gabinetes universitarios de comunicacin dentro de su quehacer. Uno de ellos es la necesidad de que stos adquieran el status adecuado a ese carcter estratgico. De ello se habl con ocasin del congreso de Augac en Cdiz donde una de las ponencias estructuraba una especie de declogo que se iniciaba

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    preguntando: Sabemos cada uno de nosotros qu es lo que realmente somos? Tenemos un concepto suficientemente claro de lo que es nuestro gabinete de comunicacin y de lo que queremos que sea? Es ms, Tienen nuestras autoridades acadmicas una percepcin lo suficientemente clara de lo que son los gabinetes de comunicacin universitarios y somos capaces de transmitirles nosotros la importancia y trascendencia que tienen las acciones comunicativas para la institucin?.

    La profesionalidad y la posicin del gabinete de comunicacin dentro de la estructura organizativa de la institucin universitaria son esenciales. Y ello, al menos, por tres tipos de razones: por la importancia de la propia funcin comunicativa, porque la esencia de esa funcin est ntimamente ligada a la misin social de la universidad y por la trascendencia, muchas veces irreparable, que cualquier disfuncin, contradiccin o falta de coordinacin puede traer consigo.

    En cualquier organizacin empresarial y poltica la direccin de comunicacin trabaja muy estrechamente con la alta direccin. No olvidemos que de ella depende, no slo la relacin con los medios de comunicacin en un mundo donde el noventa por ciento de la informacin que percibimos lo hacemos a travs de ellos, sino la comunicacin interna y, de una u otra manera, la gestin de la imagen corporativa, la publicidad institucional, en cierta manera, la relacin de la universidad con el medio social al que pertenece, y los mecanismos de proyeccin exterior. No es extrao que la divisin de comunicacin sea una de las piedras angulares de cualquier empresa o institucin. Y as debe comenzar a percibirse y contemplarse por las universidades. A ttulo puramente anecdtico, pero ilustrativo: el cine nos narra a menudo distintas situaciones, reales o ficticias, en el despacho oval de la Casa Blanca, prcticamente en todas es indispensable, cuando no determinante, la asistencia de los asesores de comunicacin del presidente.

    . Que son, ante todo, profesionales de aquellas reas en las que desarrollan su actividad. La profesionalidad es otro factor

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    fundamental en este tipo de planteamientos, entendiendo sta como especializacin y, en la medida de lo posible, experiencia en las distintas materias que conforman la comunicacin o en el conjunto de ellas. Es el director de comunicacin quien, en estrecha relacin con la alta direccin de la empresa, en este caso del equipo de gobierno, debe gestionar los diferentes aspectos de la poltica comunicativa a desarrollar (objetivos) recogidos en el plan estratgico de comunicacin que, en definitiva, no consiste en otra cosa que en imaginar estrategias, coordinar, analizar, desarrollar, difundir, potenciar y controlar la emisin de mensajes internos y externos y habilitar tcnicas rpidas, rigurosas, veraces y apropiadas para cada caso (y, lgicamente, asumir la responsabilidad de todo ello).

    Para tener esta agilidad y capacidad el gabinete en su conjunto, y muy particularmente su director, ha de estar en estrecha relacin con la cpula directiva. Esto es, ser perfectamente partcipe de la cultura corporativa de la organizacin de tal manera que pueda, en cualquier momento, asumir iniciativas y tomar decisiones con rapidez y eficacia, aun en casos de crisis, adems de ser un buen catalizador de los mensajes hacia los diferentes pblicos al tiempo que un buen conocedor de unos y otros.

    Paradjicamente, a pesar de que las universidades forman recursos humanos capaces de resolver situaciones propias de la comunicacin institucional, en general, slo lentamente o en aspectos parciales estn asumiendo estas ideas de estrategia y profesionalidad. Contra ellas juegan la propia mentalidad universitaria, en la que sigue existiendo un importante componente corporativista, una estructura representativa y de toma de decisiones sui generis con marcada resistencia a los cambios, unos esquemas organizativos a menudo clientelares, todo un complejo mundo de visiones y opiniones sobre lo que la institucin deba ser o dejar de ser y una actitud en general reacia a ceder lo que se consideran mbitos de poder a profesionales cualificados procedan estos de dentro o fuera de la institucin.

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    Todo ello genera, ms que a menudo, las situaciones que tan bien define Irene Trelles en la cita antes aludida: fragmentacin, desconexin, multiplicacin de instancias, duplicacin de recursos y esfuerzos, contradicciones en los mensajes, inadecuacin en las personas o en los procedimientos

    Tampoco estos comentarios crticos son novedosos u originales. Prcticamente cabe encontrarlos en cualquier anlisis medianamente riguroso del sistema universitario espaol, lo cual no es bice para reconocer que las cosas van, poco a poco, cambiando en algunas reas por ejemplo la econmica y que la profesionalizacin se va imponiendo a la hora de incorporar mecanismos y estructuras de gestin, de crear servicios y de conformar las relaciones con la sociedad. La incorporacin al Espacio Europeo de Educacin Superior va a acentuar, cada vez ms, esta exigencia por la necesidad de habilitar mecnicas y procedimientos altamente cualificados, especializados, flexibles, giles y competitivos. Por otra parte los Planes Estratgicos estn llamados a contemplar e integrar, inexorablemente, planes de comunicacin como herramienta sine quae non con que llevarlos a cabo. Como decan los clsicos en una frase de la que la Iglesia ha sacado a lo largo de la Historia mucho partido: qui potest capere capiat.

    Tampoco escapan a esa realidad las universidades argentinas, grficamente definidas como paquidermos, las que con diverso grado de complejidad, de acuerdo a la magnitud y la antigedad de la que se trate, afrontan ese tipo de problemticas, donde los viejos esquemas y la cultura institucional, impiden o dificultan los cambios que se imponen en esta nueva era.

    Dentro de esta concepcin estratgica hay que situar la ordenacin de las actuaciones comunicativas. Algo primordial a lo que contribuyen eficazmente, siempre que estn bien planteados, los antes citados planes de comunicacin. Ellos nos permiten diagnosticar, programar, gestionar y evaluar estas acciones y obtener de ellas la mxima rentabilidad. Como adems apuntan

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    ngeles Durn y Francisco Fernndez la poltica de imagen corporativa es tambin una poltica de gestin estratgica en la que es precisa la implicacin de toda la comunidad universitaria, pero en la que tambin se necesita la adecuada flexibilidad y capacidad de adaptacin a la evolucin de la realidad o a cada circunstancia concreta para dar respuesta adecuada a los objetivos perseguidos en cada momento.

    Sobre todos estos elementos y la importancia de la comunicacin en el compromiso social de la Universidad se ha venido conformando toda una serie de acciones y consideraciones. La nueva proyeccin de la Universidad nos dice, algunas pginas ms adelante, la directora del Gabinete de Comunicacin de la Universidad Complutense, Pilar Cuena, exige a sta un esfuerzo de adaptacin a las transformaciones del entorno y a las suyas propias. Sus estructuras contina deben adecuarse a los nuevos tiempos en los que la comunicacin tiene un protagonismo esencial, subrayando el significado que la institucin universitaria tiene para el desarrollo y progreso de la sociedad y haciendo hincapi en la necesidad de una direccin de comunicacin potente, gestora de la comunicacin corporativa, a travs de un departamento profesional y estable que debe entender el proyecto comunicativo y su plan estratgico para participar en l y hacerlo comunicable, configurar la imagen global de la institucin, explotando sus seas de identidad y sus valores fuertes y diferenciales. De este modo, la comunicacin se convierte en una estrategia global, un elemento decisivo en el quehacer diario y en el instrumento de construccin de una imagen slida de la universidad. De nuevo aparecen los elementos esenciales antes apuntados.

    Sin duda, un factor que configura una nueva dimensin dentro de la labor de los modernos gabinetes de comunicacin es la aparicin de las nuevas tecnologas en constante evolucin y renovacin. Ello no slo ha hecho necesaria una rpida reconversin y adaptacin de sus recursos humanos, sino tambin

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    poner en marcha una serie de herramientas que precisan de tratamientos para los que es necesario personal especializado o una adecuada coordinacin entre servicios y niveles administrativos con el fin de optimizar recursos y establecer procedimientos y objetivos comunes.

    Son estas nuevas herramientas las que permiten tambin estructurar, de forma novedosa, esquemas de comunicacin clsicos. Y una de ellas son las agencias de noticias universitarias propiciadas desde las propias instituciones. Se trata de configurar fuentes atractivas y fiables de informacin que, como dice Luis Benavente refirindose a la Agencia de Noticias Universitarias de la Universidad de Lima, eleven los estndares de calidad de los procesos y productos informativos. Y, para ello, surgen de nuevo la metodologa, los elementos y la gestin del planeamiento estratgico: partir de la identificacin de los factores internos y externos que afectan a la organizacin para determinar los mecanismos de comunicacin necesarios con los que alcanzar los objetivos estratgicos.

    Otro referente clsico e indispensable en este terreno es la Agencia de Noticias surgida de la experiencia de la revista Dilogo Iberoamericano, hoy por hoy, el proyecto de cooperacin universitaria en el mbito de la comunicacin hispanoamericana que ms lejos ha llegado en todos estos planteamientos y del que han surgido, y siguen surgiendo, directa o indirectamente, mayores y ms fructferas iniciativas, colaboraciones y proyectos en los ms variados terrenos. Una de ellas, estos congresos y estas publicaciones.

    Sin duda, Dilogo abord un proyecto extremadamente ambicioso para sus recursos econmicos y humanos, pero sirvi para establecer contactos, fomentar la colaboracin, ver que eran muchos las personas y los investigadores que trabajaban en mecanismos de comunicacin similares, que se encontraban con los mismos problemas, que reflexionaban sobre las mismas cuestiones y que exista una voluntad conjunta de trabajo a

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    travs de la que era posible avanzar y gracias a la cual se est, sin duda, avanzando. Quiz todo se plante demasiado pronto y un tanto romnticamente. Pero con el suficiente atractivo y respuesta como para seguir fortaleciendo y expandiendo las bases sobre las que seguir estructurando propuestas, an ms ambiciosas y evolucionadas.

    Tambin en esta lnea, universidades europeas e iberoamericanas elaboraron en su da un plan Alfa sobre el que crear una agencia universitaria de noticias. Su propuesta no hall, entonces, eco ante la UE. Hoy es la propia Comisin Europea la que aprecia el carcter estratgico de la comunicacin hasta el punto de crear, por primera vez, una comisara especfica sobre la materia tomando como base varios de los elementos antes apuntados. Posiblemente, sea el momento de actualizar viejas ideas.

    Porque los procesos comunicativos universitarios no son ajenos al gran planteamiento que supone preguntarse por la distribucin general del conocimiento, sino que en determinados momentos precisan buscar su lugar dentro de este campo. Aunque en la prctica ms cercana suponga resolver problemas muy concretos por ejemplo los relacionados con la divulgacin o el asesoramiento cientfico su consideracin genrica lleva el anlisis bastante ms all.

    Graziela Giusti y Roberto Valds, por una parte, y Delia Crovi, por otra, se preguntan acerca de ello. En un caso, por la relacin entre la produccin cientfica del conocimiento y los procesos de enseanza y extensin y, en el otro, por cmo situarlos dentro de los mecanismos de comunicacin universitaria y del nuevo marco tecnolgico, antes comentado, que cada da est determinando un papel ms activo de las universidades en esa difusin general del saber.

    Para ello, sin duda, es necesario partir de las funciones en las que se fundamenta la propia esencia de la institucin universitaria: mantenimiento, transmisin y creacin del conocimiento a travs de los procedimientos de gestin

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    adecuados en cada momento para ello. Sin embargo, sera un error en el que, por desgracia, todava se sigue incurriendo limitarnos solamente a ellas. Utilizando terminologa matemtica podramos decir que son necesarias, pero no suficientes en una sociedad como la actual. Hoy la proyeccin social de los procesos formativos e investigadores, su trascendencia e interrelacin con el tejido productivo, la apertura hacia dinmicas formativas que van ms all de la consecucin de buenos profesionales (y de buenos ciudadanos dentro del ms clsico concepto de la tradicin grecorromana) han de llevarnos mucho ms all.

    Lo ideal, posiblemente, sera cumplir armnicamente con todas esas funciones, lo que nos llevara a un mximum de calidad y eficacia. Pero la Universidad es una institucin que se caracteriza en sus actuaciones por toda una gama de contradicciones, intereses y alternativas en las que no siempre se adoptan las decisiones correctas. La reforma de los planes de estudio en Espaa es ejemplo paradigmtico de ello. As que no es extrao que los citados autores se planteen una serie de preguntas en torno a la disfuncin entre la produccin de conocimientos y calidad de la educacin, el papel de los procesos de evaluacin en la calidad de la enseanza o la articulacin entre investigacin y docencia (o si se quiere, entre profesores que investigan e investigadores que ensean).

    En el fondo de todo ello sigue estando el acceso por parte de la sociedad a los conocimientos que se generan como un factor importante para su desarrollo social, econmico y cultural, la preocupacin por una cierta mercantilizacin de los servicios educacionales o por la concepcin de la educacin como un producto ms del mercado y no como un bien o un servicio pblico esencial para los ciudadanos. Y, por supuesto, todo lo referente a su comunicacin.

    La consecuencia ms inmediata, como apunta Delia Crovi, y adelantbamos al principio, es que las Universidades se han esforzado, especialmente durante el ltimo tercio del

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    pasado siglo, en potenciar esa comunicacin. Bien a travs de su propios medios, bien utilizando los tradicionales. Pero sobre todo, incorporando los emergentes. El hecho de que las radios universitarias puedan protagonizar un encuentro internacional especfico sobre su actividad es buena prueba de esta afirmacin. Pero no slo ellas podran hacerlo. Tambin, por ejemplo, existe una amplia experiencia tanto en materia de diarios y publicaciones informativas tradicionales, como de peridicos universitarios digitales.

    La informtica ha hecho que este tipo de iniciativas est al alcance no slo de las grandes empresas y consorcios informativos, sino tambin de instituciones capaces de dotarlos de contenidos atractivos, fiables y de gran actualidad, elaborados con calidad y rigor y de conseguir, a travs de ellos, difusiones ms all de los lmites que suponen los medios informativos locales, regionales e incluso nacionales. Peridicos universitarios capaces de generar procesos dinmicos e interactivos y de conjugar la comunicacin externa con la interna alcanzando niveles difcilmente asumibles por los medios de comunicacin tradicionales y, al mismo tiempo, capaces tambin de influir en la configuracin del fenmeno informativo, al constituirse en fuentes confiables para los medios de comunicacin masiva. Peridicos que nos permiten, asimismo, entender lo que sucede dentro de la organizacin, interpretar los acontecimientos en funcin de la cultura organizacional y proyectar sta hacia el exterior sin necesidad de intermediarios.

    Dos ejemplos se analizan en este libro: Uno, que bien puede considerarse joven, como es el Duvi de la Universidad de Vigo, en Espaa, del que es responsable Primitivo Carbajo. Una buena piedra de toque sobre la que tomar conciencia de los distintos factores con los que puede encontrarse una Universidad a la hora de implementar este tipo de publicaciones; desde las relaciones con la propia comunidad universitaria y con los medios de comunicacin de su entorno, hasta su proyeccin en el mbito

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    sociocultural y poltico ms inmediato, estructuracin y definicin de contenidos, etctera El otro, ms veterano, con ms de 544 nmeros de vida, es el semanario UEDC de la Universidad de Concepcin en Chile, del que nos habla Carmen Gloria Donoso.

    Este mismo formato de Vidas paralelas, que tan buen resultado le diera a Plutarco, mediante el que no slo se comparten o contraponen experiencias, sino que tambin pueden llevarse a cabo anlisis paralelos y comparados, es, asimismo, utilizado por Antonia Corts y Carmen Quesada, para contemplar, desde el punto de vista comunicativo, dos importantes programas de cursos universitarios de verano en Espaa. La mecnica de organizacin y proyeccin informativa de este tipo de actividades y las situaciones singulares que plantean contribuyen a enriquecer el captulo de especificidades dentro de la comunicacin universitaria.

    En esta potenciacin informativa se ha ido evolucionando desde los contenidos poltico-administrativos hacia los de carcter cientfico-divulgativo, ms por la propia dinmica externa que por una iniciativa institucional que, como suele acontecer en el campo jurdico, a menudo va por detrs de la realidad social. Como sucede con cualquier institucin pblica a la que se encomiendan funciones esenciales para la sociedad y a la que se entregan para ello recursos facilitados por los ciudadanos, cuanto afecta a la gestin y poltica universitaria es objeto del inters y de la exigencia informativa, as como de los controles y limitaciones propios de los sistemas democrticos.

    Los medios de comunicacin cumplen esta funcin pero las dinmicas informativas hacen que, en una sociedad donde el conocimiento y las tecnologas evolucionan a gran velocidad y donde es preciso practicar a nivel del ciudadano de a pie lo que en el terreno acadmico se denomina formacin permanente, la demanda haya evolucionado en los ltimos tiempos hacia la divulgacin de los nuevos conocimientos y la mejor comprensin de cuanto sucede. Y ello, no slo por el inters que en s mismos

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    puedan encerrar estos temas, sino tambin por la necesidad de devolverle a la sociedad el conocimiento producido, y para propiciar la generacin de un determinado nivel de informacin que permita abordar polticas y proyectos conjuntamente con los ciudadanos (buenos ejemplos al respecto hemos tenido con ocasin del reciente tsunami en el Ocano Indico o tenemos en las campaas para promocionar determinados hbitos saludables), sin olvidar la formacin de opinin a la hora de abordar lneas de actuacin polticas, sociales, econmicas e incluso ticas (un claro ejemplo es el debate sobre alimentos transgnicos o sobre el uso de clulas madre). En este sentido, las herramientas de difusin desarrolladas por las oficinas de comunicacin de las universidades, pueden constituir un espacio donde estos problemas sean abordados por especialistas y cientficos de la propia institucin, con una mirada profunda, crtica y carente de sectorialismos.

    A estas demandas responden con notable eficacia las nuevas tecnologas y muy particularmente Internet. Hoy, la mayor parte de los profesionales acude con regularidad a las fuentes de la red, para obtener tanto noticias como toda clase de informaciones complementarias. Y los portales universitarios se han convertido en una magnfica y bastante fiable fuente de informacin para ello. Asimismo, Internet es una fuente de informacin consultada permanentemente por los periodistas (especialmente, los grficos). Un reciente ejemplo de su utilizacin es el crecimiento que estn experimentado las bibliotecas digitales a disposicin de los Internautas o los soportes informativos que combinan toda clase de tcnicas digitales, video, fotografa, textos, enlaces seleccionados, programas de apoyo, cuadros de dilogo, mecanismos interactivos, etctera... hasta constituir herramientas de tremenda potencialidad informativa y tambin, por qu no decirlo?, de gran atractivo e ingenio en su configuracin y diseo. Un terreno en el que las universidades estn capacitadas para sacar clara ventaja por sus recursos materiales y humanos.

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    As que, volviendo al anlisis de Delia Crovi, resulta lgico que cuando sta mira hacia el futuro se pregunte por el tipo de organizacin que deba tener en el siglo XXI la comunicacin universitaria y sobre la necesidad de que vayamos pensando en otro tipo de acciones comunicativas que llevar a cabo paralelamente o junto a las tradicionales. Pero poco podremos avanzar si antes no resolvemos satisfactoriamente algunas de las cuestiones bsicas ya esbozadas.

    La comunicacin universitaria es hoy un camino rico en posibilidades y experiencias. Y tambin en proyectos de futuro. El potencial informativo de las universidades, as como la diversidad de posibles pblicos hacia los cuales dirigir las acciones informativas hacen que su tarea, prcticamente, no tenga techo, sino slo el que le impongan las circunstancias institucionales y la imaginacin. En esto confluye el inters de muchos profesionales, especialistas e investigadores y se singularizan tambin todos los mbitos de la comunicacin en general. Su rpida evolucin y desarrollo han de contribuir a dotar a las instituciones de enseanza superior de un instrumento eficaz a la hora de asumir los retos de un mundo dinmico y cambiante. Y quiz por senderos an hoy en da ni tan siquiera intuidos.

    * Carlos Miraz Suberviola

    Es director del gabinete de comunicacin de la Universidad de Crdoba (Espaa) desde 1984. Licenciado en Periodismo y en Derecho y graduado en Criminologa, ha desarrollado su trayectoria periodstica tanto en prensa redactor de los diarios Voluntad y Crdoba y corresponsal en Andaluca del Semanario Cambio 16 como en radio y televisin. Creador y coordinador de Radio Universidad en Crdoba (un experimento de radio dentro de la radio en la cadena COPE), ha sido tambin corresponsal y delegado de los servicios informativos de Radiotelevisin espaola.

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    Especialista en temas de la Unin Europea, realiz sus cursos de doctorado sobre estructuras y poltica comunitarias y actualmente dirige la revista Arco de Europa del Centro de Documentacin Europea de la UCO. Presidente de la Asociacin Universitaria de Gabinetes de Comunicacin [AUGAC] entre 1994 y 1996, ha sido tambin uno de los promotores de la EUPRIO, de cuyo comit ejecutivo form parte, como representante espaol, desde el ao 1989 al 2000, y de la revista Dilogo Iberoamericano como subdirector de investigacin. Actualmente es vicepresidente de la Asociacin de la Prensa de Crdoba.

    * Magdalena Laura Siderides

    Comenz su tarea periodstica como redactora becaria del peridico universitario Hoy la Universidad (1986-1989). Fue Jefa de Redaccin de ConCiencia Social, publicacin sobre investigacin en ciencias sociales, editada por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Crdoba, Argentina. En el mbito privado, se desempe como corresponsal de la revista de actualidad poltica y cultural Caras y Caretas. Es coautora del proyecto, actualmente en ejecucin, y directora del peridico impreso Hoy la Universidad, que se distribuye con un diario de circulacin masiva de Crdoba, con una tirada de ochenta mil ejemplares. Igualmente, de su versin digital. Es autora del proyecto, en ejecucin, del informativo televisivo Universidad al Da, que se emite diariamente a travs de un canal de aire. En su trayectoria como personal de apoyo tcnico administrativo en la UNC, como Consejera represent a su claustro en dos perodos, en diferentes unidades acadmicas. Actualmente, y desde 2001, es Directora de Prensa y Difusin de la UNC. Es Tcnica Superior de Turismo y Hostelera.

  • Este trabajo analiza, en primer lugar, el concepto de distribucin social del conocimiento con el propsito de vincularlo a la comunicacin universitaria. Una de sus premisas es que a partir de la convergencia tecnolgica tanto la universidad como los medios de comunicacin han experimentado grandes transformaciones que repercuten en el vnculo que ambos actores establecen para comunicar el conocimiento socialmente aceptado. El artculo plantea asimismo, que a partir de la comunicacin en red emergen nuevos emisores que colocan a la universidad en un papel ms activo en el proceso de difusin social del conocimiento. Finalmente, se puntualizan algunas acciones que en el contexto de la Sociedad de la informacin y el conocimiento, pueden encarar las instituciones de educacin superior a fin de mejorar la comunicacin universitaria.

    ANTECEDENTES

    El siglo XX ha sido un siglo atravesado por la comunicacin. Incluso en la medida en que nos acercamos a su final los procesos comunicativos fueron cobrando una

    2LA ARTICULACIN MEDIOS/UNIVERSIDAD EN LA

    DISTRIBUCIN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO

    DELIA CROVI DRUETTA*UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

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    importancia cada vez mayor. En sus albores, encontramos a la sociedad de masas, en la que los medios masivos de comunicacin (prensa, cine, radio y televisin) juegan un papel determinante. En efecto, la sociedad de masas responde a un tipo de organizacin social que es producto de la divisin del trabajo, de un consenso logrado en forma ms o menos democrtica y de la comunicacin masiva. En relacin a este tercer elemento, vemos que la sociedad de masas se caracteriza, entre otras cosas, por involucrar a un gran nmero de personas, dispersas, heterogneas, annimas, que responden a los fenmenos de la cultura de masas y participan de ellos. Como resultado, una parte importante de las interacciones se materializan a travs de las comunicaciones masivas, originando un fenmeno de intermediacin simblica que ira tomando cada vez ms fuerza en la medida en que el siglo transcurra. En este contexto, el proceso de comunicacin de masas se caracteriza por dos condiciones bsicas: el empleo de un dispositivo tcnico que determina una relacin impersonal entre emisor y receptor; y la posibilidad de diseminar mensajes desde una fuente/emisor nica hacia un nmero de receptores annimos y heterogneos. A finales de los setenta y principios de los aos ochenta, asistimos al inicio de un proceso no menos importante: la construccin de una sociedad de la informacin, enunciada de diferentes modos: Sociedad de la comunicacin, Sociedad de la informacin; Sociedad en red, Sociedad informatizada, Sociedad digital, etc. Aunque sus denominaciones varen, en todos los casos se identifica a la informacin como uno de sus insumos centrales. De manera general, entiendo por Sociedad de la informacin y el conocimiento [SIC] a una sociedad caracterizada por un modo de ser comunicacional que atraviesa todas las actividades (industria, entretenimiento, educacin, organizacin, servicios, comercio, etc.). Se produce un crecimiento rpido de las tecnologas de informacin y comunicacin [TIC] las que impactan a todos los sectores

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    sociales. En este tipo de organizacin social la informacin ocupa un lugar sustantivo y se convierte en fuente de riqueza al ser incorporada a los procesos productivos y educativos (Mige, 1998). Esta sociedad valora la inteligencia en su dimensin colectiva o social. Es tambin una sociedad cuyas oportunidades se presentan de manera desigual tanto entre individuos como entre naciones. El amplio parntesis que se abre entre la sociedad de masas y la SIC, da lugar al surgimiento de un campo de conocimiento cuyo estatuto cientfico se discute, pero del que es imposible ignorar su basto impacto social. La construccin terica de la comunicacin, perspectiva desde la cual oriento estas reflexiones, se inicia en los aos veinte 1. Aunque se trata de un proceso inacabado, es posible destacar algunos elementos que hoy resultan particularmente importantes para replantear el anlisis en el contexto de las nuevas condiciones que establece la comunicacin en red. Me refiero, por ejemplo, a la economa poltica del sector; a la comunicacin alternativa; a los EMIREC (figura dialctica que rene en un solo actor a la funcin de emisin y de recepcin); o al propio proceso de comunicacin en sus distintos niveles, mediado o no por tecnologas. La dispersin de los mensajes a partir de un emisor nico fue la que dio lugar a destacados estudios de economa poltica de los medios, que buscan determinar los intereses y alianzas empresariales o polticas que entretejen la trama del sector. Dio lugar tambin a que se definieran niveles de la comunicacin (intrapersonal, interpersonal, intermedia y masiva), categoras que enseguida se aplicaran al anlisis de diferentes actores y situaciones (las instituciones educativas, entre otras). Permiti asimismo identificar el propsito de los medios: informar, entretener, educar, as como advertir acerca del lugar destacado que ocupa la comunicacin en los procesos culturales (estudios culturales). No obstante, en este espacio no es posible analizar estas perspectivas ni hacer referencia

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    a otras que pueden ser igualmente importantes, debido a que el propsito de este artculo es reflexionar, a partir de los antecedentes mencionados, sobre el vnculo que han establecido las instituciones de educacin superior con la comunicacin. Me interesa en especial el proceso de distribucin social del conocimiento en relacin a la funcin que cumplen los medios masivos de comunicacin y el uso de las redes e Internet. Cabe aclarar que en el vnculo comunicacin-universidad existe un aspecto particularmente rico que mencionar de manera colateral: la comunicacin educativa centrada en el aula y en los procesos de educacin a distancia. Aunque reconozco su importancia, creo que se trata de un tema que debe ser estudiado por separado. En cambio, me centrar en las posibilidades que Internet ofrece a las instituciones de educacin superior en sus funciones bsicas de docencia, investigacin y difusin del conocimiento social, aspecto que encierra un replanteamiento del vnculo comunicacin-universidad. Tal difusin forma parte de lo que aceptamos como conocimiento socialmente aprobado, debido a la condicin y calidad del emisor: la universidad 2. A partir de estos antecedentes, identifico dos grandes momentos en la construccin de la relacin medios-universidad:

    a) el de las comunicaciones masivas y b) el de las comunicaciones en red.

    Tales momentos no son excluyentes sino que implican la acumulacin de recursos comunicativos que plantean hoy en da la necesidad de repensar el vnculo comunicacin-universidad. Luego de referirme someramente a lo que entender por distribucin social del conocimiento, me referir a los dos grandes momentos de la comunicacin universitaria, mencionar enseguida a los emisores que emergen de esas redes, su relacin con la comunicacin universitaria y los desafos que esta situacin presenta.

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    ACERCA DE LA DISTRIBUCIN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO

    Segn Alfred Schutz, podemos considerar la existencia de dos tipos de conocimiento: uno de tipo social, intuitivo, que circula con cierta libertad y pocas restricciones y el otro, aprobado socialmente, identificado con el saber cientfico. Las universidades tienen un papel destacado en la distribucin de ambos tipos de conocimiento, ya que mediante la docencia e investigacin centran sus actividades en el conocimiento aprobado socialmente. No obstante, cuando es difusora de sus propias actividades institucionales e incluso en la difusin del saber a travs de los medios masivos, pasa al campo del conocimiento social, intuitivo. Esto ha dado lugar a la existencia de medios y espacios de divulgacin cientfica, que poseen un circuito de circulacin/recepcin altamente especializado e independiente de los medios masivos, que corresponden tambin al saber aprobado socialmente. Sin embargo, el objeto de estas reflexiones no son los medios de divulgacin cientfica, sustantivos para las universidades, sino los medios masivos de comunicacin y los self media o medios personalizados.

    Ambos procesos de distribucin son inherentes a la razn de ser de las universidades y tienen una dimensin social. En efecto, en la medida en que cada uno de nosotros piensa en relacin al conocimiento adquirido por otros, as como en vinculacin con un acervo preorganizado de problemas y medios de solucin, reglas, procedimientos, etc., puede decirse que el conocimiento se distribuye socialmente y es colectivo.

    Alfred Schutz (1974), propona ya a mediados de los setenta algunas ideas sobre la distribucin social del conocimiento, que ms tarde fueron retomadas en los trabajos de Luckmann y Berger sobre la construccin social de la realidad. Al referirse al conocimiento de tipo social, Schutz lo define como aquel que nos ha sido transmitido, comunicado, ya que la mayor parte de lo que conocemos se origina en experiencias

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    que no hemos tenido nosotros sino nuestros semejantes. En este contexto establece tres categoras de ciudadanos: el hombre comn, el experto y el ciudadano bien informado (Schutz, 1974:121). Respecto del hombre comn, nos dice:

    El hombre comn tiene un conocimiento funcional de muchos campos que no son necesariamente coherentes entre s; un conocimiento de recetas que indican cmo obtener, en situaciones tpicas, resultados tpicos por medios tpicos. Las recetas indican procedimientos en los que se puede confiar aunque no sean claramente comprendidos (Schutz, 1974:122).

    En cambio, para este autor el experto es aquel que profundiza su conocimiento sobre un campo especfico, restringido. Sus opiniones y juicios estn fundamentadas, no se basan en conjeturas y suposiciones. Pero para Schutz el tipo ideal es el ciudadano bien informado, es decir, un ciudadano que aspira a estar bien informado y que se ubica entre las otras dos categoras: no tiene como meta contar con el conocimiento de los expertos, pero tampoco se conforma con la vaguedad de lo que reciben los ciudadanos comunes. As, quienes estn bien informados son los individuos que tienen opiniones razonablemente fundamentadas en campos que son de su inters.

    Pero cada uno de nosotros es simultneamente experto, ciudadano bien informado y hombre comn frente a diferentes mbitos de conocimiento (Schutz, 1974), propuesta que armoniza con los propsitos de los medios que pueden dirigirse a cada uno de ellos. En efecto, con la segmentacin de audiencias o si preferimos, la determinacin de un grupo preciso de receptores, para los medios es posible identificar sectores de la poblacin con intereses y posibilidades de informacin tambin especficos. Estos sectores tienen una capacidad variable tanto en la interpretacin discursiva como en la incorporacin del saber a su cuerpo de conocimientos, proceso que es dinmico,

  • continuo y en cierto modo acumulativo e individual, pero que posee una indiscutible dimensin social y colectiva. Dicho de otro modo, existe una relacin directa entre el inters individual y la distribucin social del conocimiento, a la que Schutz escinde en cuatro campos de significacin, que se superponen, invaden y entrelazan 3.

    1. El mundo inmediato corresponde al primer campo, que est a nuestro alcance.

    2. La zona de significacin secundaria, se ubica en el segundo campo, que no est abierto a nuestro dominio pero contamos con herramientas ya creadas que permiten valorar las posibilidades, riesgos y probabilidades de realizar alguna accin determinada.

    3. Las zonas relativamente no significativas conforman el tercer campo, el cual por el momento no est vinculado con nuestros intereses inmediatos.

    4. Las zonas absolutamente no significativas se ubican en un ltimo lugar y son aquellas que no influyen en lo absoluto en nuestros objetivos inmediatos.

    Cmo se manifiestan estos campos en los medios y en las universidades? Los medios masivos y en red exploran todos estos campos e incluso pueden promover una movilidad dentro de la escala de significaciones (por ejemplo, en las redes cuando realizamos bsquedas personalizadas). Por su parte, la razn de ser de la universidad es provocar esa movilidad sobre reas especficas del conocimiento. Podramos decir entonces que medios y universidades acercan (o alejan) los campos de significacin. De all la importancia de rescatar y revalorar su vnculo para permitir un camino de dos vas mediante el cual las instituciones de educacin superior se liberen de su encierro acadmico (que muchas veces le ha valido una condena) y los medios se sacudan su liviandad de contenidos (argumento central

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    de las crticas de las que son objeto). Como condicionantes de este vnculo estn los poderosos intereses econmicos del sector meditico e infortunadamente, la creciente tendencia a la privatizacin de la enseanza superior y del conocimiento producido por esas instituciones.

    Si con los campos de significacin Shutz distingue y enfatiza la capacidad que tienen los sujetos para mover espacialmente sus relaciones con el conocimiento, con su propuesta de dos tipos de significatividades, las intrnsecas y las impuestas, nos lleva a pensar en el inters de los receptores. Las significatividades intrnsecas son resultado de los intereses que hemos elegido, espontneamente, an cuando luego esa eleccin libre est sujeta a ciertas condiciones sociales preestablecidas. Una decisin que por otra parte, puede ser abandonada o cambiada por otra. Por su parte, las significatividades impuestas son aquellas que recibimos, pasivamente, y que nos llegan sin nuestra intervencin, algo que los medios manejan muy bien a travs de las agendas que nos dicen aquello sobre lo cual debemos pensar. Las significatividades impuestas conforman el ncleo de los contenidos mediticos, que es tambin el ncleo de atraccin entre las grandes corporaciones (Los seores del aire para Javier Echeverra) cuya meta es lograr el dominio sobre ciertos materiales e insumos que circulan tanto en los medios masivos como en las redes 4.

    A partir de estos presupuestos, podemos afirmar que espacios de significacin e inters por el contenido, son los eslabones que la comunicacin universitaria debe unir para vincular a los ciudadanos con el conocimiento. As, para alcanzar una mayor cercana con los receptores, el trnsito desde significaciones impuestas a intrnsecas, libremente elegidas, debe ser uno de los propsitos de la relacin medios-universidad en su funcin de distribucin social del conocimiento. Del mismo modo, debe ser propsito del vnculo universidad-comunicacin, proporcionar los recursos necesarios

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    de informacin y conocimiento para que los individuos transiten sin dificultad de las zonas absolutamente no significativas al mundo inmediato, pasando por las relativamente significativas o de significacin secundaria.

    Si la comunicacin universitaria no es capaz de facilitar estos trnsitos simblicos, sobrevivir el riesgo de emitir discursos y mensajes al margen del inters colectivo. En este contexto, en importante recordar que en la alimentacin del crculo de significaciones compartidas y por supuesto, en la actualizacin del conocimiento social, la presencia del otro (fsica o virtual) fue fundamental para Schutz en los 70 como lo es ahora para otros autores (Castell 1999, Echeverra 2000, entre otros).

    A partir de estas esquematizaciones bsicas podemos preguntarnos: cmo se ha dado el vnculo universidad-medios? La universidad ha sido capaz de capitalizar temas de inters, de establecer sus propias agendas frente a la sociedad? Ha desarrollado acciones que permitan la movilidad entre campos de significacin de tal modo que no sean slo materia de informacin poltica o sujetos de unas pocas notas de actualidad?

    LAS UNIVERSIDADES Y LA COMUNICACIN MASIVA

    La misin bsica de las universidades (enseanza, investigacin y difusin) se articula adecuadamente con los niveles de la comunicacin (masivo, grupal o interpersonal, e intrapersonal) y con el propsito de los medios masivos (informar, entretener, educar). Esta articulacin fue clara desde los inicios del desarrollo de las industrias culturales, en las que las instituciones educativas ocuparan paulatinamente algunos lugares.

    En el contexto de estas posibilidades mltiples que ofrece la relacin medios universidad, durante el siglo XX y en especial en aquellos perodos en los cuales las condiciones

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    polticas lo permitan o fomentaban, las instituciones de educacin superior realizaron importantes esfuerzos para:

    1. Contar con sus propios medios: televisin, radio, prensa y en ciertos casos produccin cinematogrfica; algunos de los cuales no slo fueron memorables sino tambin paradigmticos.

    2. Producir sus mensajes escritos, audiovisuales o sonoros, para difundirlos en espacios negociados con medios pblicos o privados.

    3. Transformarse en fuente de informacin calificada de procesos, actividades o hechos tratados por los medios. Este es un factor clave para la promocin de las actividades universitarias, pero tambin para la difusin del conocimiento cientfico, cultural y artstico, as como para construir un necesario contexto a la informacin periodstica, avalndola con las opiniones y consulta de fuentes acadmicas.

    Cabe preguntarnos por cul de estos escenarios se inclinaron las universidades. Aunque esta pregunta no tiene un respuesta comn a todas las instituciones de educacin superior, sin embargo, es posible advertir que en la comunicacin universitaria se da prioridad a contenidos vinculados con el quehacer poltico-administrativo de las instituciones, a veces en detrimento del saber cientfico y de la docencia. En efecto, el cuidado de la imagen de los funcionarios, su promocin o su conversin en fuentes de informacin (no cientfica), orient recursos comunicativos importantes de otras reas hacia sta, que es institucional pero tambin puede ser poltica. En paralelo a este tipo de comunicacin, las instituciones de educacin superior ponen en circulacin el conocimiento socialmente aprobado, del cual deben ser sus mejores emisarios.

    Las radiodifusoras y televisoras universitarias, as como las gacetas, peridicos y revistas de las instituciones de educacin superior (muchas de divulgacin cientfica, otras de carcter

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    cultural), derivan de la bsqueda de las universidades por contar con sus propios medios. A veces sin proponrselo, estos medios se identificaron con una categora que Amrica Latina aport en su momento (fines de los sesenta y setenta) al corpus terico de la comunicacin: la comunicacin alternativa, entendida como aquella que daba la diferencia, que contestaba los mensajes hegemnicos. Tal contenido contestatario tuvo como referente los mensajes de los medios identificados con los discursos oficiales o los privados siempre dispuestos a la mercantilizacin. La alternancia de esta comunicacin con lo hegemnico tuvo niveles diferentes, segn casos, pases, situaciones.

    En el mbito de la comunicacin educativa las instituciones de enseanza identificaron una categora especfica para definir la posibilidad del intercambio simblico horizontal: los EMIREC, palabra que enuncia la posibilidad de ser, al mismo tiempo, emisor y receptor. Este trmino alude a la posibilidad de un camino de ida y vuelta, y en general ha estado reservado a procesos de comunicacin cara a cara, o en algunos casos, intermedios, grupales. Aunque la palabra EMIREC no ha gozado de una aceptacin plena, en los procesos de comunicativos educativa sigue vigente la meta de lograr el dilogo, la relacin horizontal, rompiendo con la verticalidad que caracteriza a lo masivo (unidireccional, intermediado por la tcnica, dirigido a receptores annimos, heterogneos, masivos). Esta nocin de ida y vuelta, de participacin, cobra especial vigencia a partir del uso de las redes informticas, porque es la que establece la diferencia entre las comunicaciones universitarias masivas y las actuales personalizadas.

    MEDIOS PERSONALIZADOS

    Durante el siglo XX, como sabemos, las universidades fueron las depositarias del conocimiento socialmente aprobado,

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    pero a partir de los aos ochenta, con los planteamientos del modelo neoliberal y las premisas de la sociedad de la informacin y el conocimiento, SIC, se redistribuye en actores diversos entre los que est el amplio abanico de instituciones que hoy en da ofrecen educacin profesional. A partir de Internet, podemos hablar incluso de una suerte de eclosin de emisores que coloca a las universidades en un doble juego: por un lado se opaca su preeminencia en materia de distribucin del saber, pero a la vez se le da un lugar destacado por ser instituciones que avalan el conocimiento socialmente probado. En paralelo, el achicamiento del Estado benefactor para dar lugar a uno mnimo, amenaza con el cierre de los medios culturales entre los cuales estn los universitarios. En este contexto, la comunicacin de las universidades y su labor de distribucin social del conocimiento se recompone y sin dejar los medios tradicionales, se orienta hacia las redes.

    Si algo caracteriza a la comunicacin segn su breve desarrollo terico, es la acumulacin de innovaciones tecnolgicas. En efecto, pocas son las veces en que un medio desplaza plenamente al otro. Por el contrario, se produce un reacomodo en el acceso de tal manera que siempre existe la posibilidad de hacerle espacio a uno ms. Este proceso parece darse tambin en los contenidos, reacomodados en actividades diversas que tienen mucho que ver con la estructuracin del tiempo de los ciudadanos (los videojuegos, por ejemplo).

    En esta dinmica de acumulacin de nuevas posibilidades comunicativas que casi siempre es excluyente, en el ltimo cuarto del siglo XX emerge un medio 5 que recupera las ventajas expresivas de los anteriores y hace posible algunos sueos postergados, como el de la comunicacin horizontal, la alternativa y los EMIREC. Me refiero a Internet, para algunos la suma de todos los medios, un self media cuyo origen se remonta a casi dos dcadas atrs y que haba tenido en las universidades su laboratorio de cultivo. La red de redes, como la conocemos

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    ahora, estaba emergiendo como uno de los motores de cambio tanto en los procesos productivos, en la educacin, como en las relaciones sociales. Una de las ventajas de Internet (un medio hipertextual, multimedia, multinivel, interactivo, virtual, con una propuesta espacio-temporal diferente, etc.) es su capacidad para crear un nuevo lugar social: el ciberespacio, aparentemente sin dueo ni control, descentralizado y autnomo, por medio del cual todos podemos expresarnos. No obstante, conviene recordar algo que sabemos: a pesar de la enorme influencia que posee Internet en algunos sectores sociales todava dista mucho de convertirse en un medio al alcance de todos. La diferencia en el acceso entre pases industrializados y perifricos ha dado lugar a lo que en el discurso oficial se denomina brecha digital. A poco ms de diez aos de un uso social ms o menos intensivo de Internet, la existencia de varios millones de sitios web indica que aunque el acceso a la red de redes dista mucho de ser democrtico y equitativo, sus posibilidades expresivas estn siendo exploradas de manera intensiva por diferentes voces. Para el campo de conocimiento de la comunicacin ste resulta un acontecimiento notable, por cuanto es la primera vez que contamos a nivel social con la posibilidad tecnolgica de emitir mensajes de manera sencilla y constante hacia pblicos que pueden llegar a ser masivos y heterogneos, al margen y en paralelo de las grandes corporaciones mediticas. Esto, que no elimina las exclusiones ni la brecha digital existente, constituye un mbito de expresin reconocido que debe ser analizado desde el contexto de la comunicacin universitaria, porque las instituciones de educacin superior estn entre las voces nuevas y diferentes que se expresan en la red.

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    EMERGENCIA DE LA COMUNICACIN UNIVERSITARIA EN INTERNET

    La convergencia tecnolgica 6 da lugar al segundo momento de la relacin medios-universidad. Sin duda el uso de las redes constituye un parteaguas en todos sus niveles de este vnculo. A nivel social o masivo, las universidades se distinguen por sus portales en Internet, los cuales prestan servicios diversos entre los que estn la divulgacin del conocimiento cientfico, socialmente probado, pero tambin la divulgacin del conocimiento comn, as como el acceso a bancos de datos con producciones actuales y de otros tiempos, ahora mediante un fcil acceso va red. Muchas de las instituciones de educacin superior presentan en la red sus bibliotecas digitales, con un volumen de informacin y variedad de temas que eran poco comunes antes de la convergencia, todo mediante un acceso sencillo, desde cualquier lugar y a cualquier hora. Las universidades tienen adems de una carta de presentacin en sus portales, algunos de los cuales incluso incursionan en el periodismo ofreciendo informacin de actualidad. Adicionalmente, las redes estn prestando un servicio muy valioso a las comunicaciones interpersonales, de dos o ms personas, entre maestros y alumnos, entre investigadores o maestros y entre estos y la comunidad. Mucha de la actividad acadmica que hoy se realiza tiene en Internet un importante aliado en materia de coordinacin, enlace y flujos de informacin. Estos mismos beneficios se emplean en el mbito administrativo y ms all de los programas de educacin a distancia va red altamente estructurados que existen, no son pocas las actividades vinculadas a la docencia que se apoyan en este nuevo medio. Por estas razones, con las redes, la universidad tiene dos caras de una misma moneda: una amigable, que la coloca como una fuente confiable de informacin; y la otra que la obliga, a

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    partir de Internet, a compartir con innumerables emisores (no todos confiables) el acceso a datos y conocimiento legitimado. Pero esta situacin, en lugar de poner en tela de juicio su papel en la distribucin social del conocimiento, la empuja dentro de ese mismo mbito hacia la calidad, la precisin, el dato corroborado y el resultado de la investigacin terica y emprica. Hoy en da, coexisten tanto las pginas web y portales institucionales, respaldados por la universidad que los genera, como otros que sin contar con un aval expreso implcitamente lo tienen. Me refiero a las pginas creadas por profesores, por proyectos de investigacin, investigadores e incluso alumnos que al aludir a su universidad de pertenencia apelan a ese aval tcito que le ofrece la sola pertenencia a la institucin, el vnculo identitario. La emergencia de estos nuevos emisores, que se antojan incontrolables, nos permite cuestionarnos acerca del tipo de organizacin que debe tener la comunicacin universitaria del siglo XXI. Los tres escenarios mencionados: a) manejo directo de medios, b) alimentacin de programaciones y c) la universidad como fuente de informacin, se reconvierten y nos obligan a pensar en otro tipo de acciones comunicativas, paralelas o sumadas a las tradicionales. El problema es que en materia de redes, hasta ahora nos hemos hecho ms preguntas sobre los usuarios que sobre los emisores. Esto responde a una preocupacin genuina por saber cmo vamos a hacer para que ms ciudadanos tengan acceso a las redes, no obstante, es tiempo de darle tambin atencin a los emisores. Debido a la concentracin meditica, Amrica Latina se ha caracterizado por la abundancia de estudios sobre emisores, pero esos estudios en general se refieren a los dueos de los medios masivos, a la integracin econmica de las empresas, a sus vnculos con el poder poltico y en una escala menor, a las dinmicas de produccin. Esta perspectiva, que sigue siendo importante, a partir de las posibilidades que ofrecen

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    las redes, se multiplica en emisores de ndole diversa que hacen uso de ese recurso para expresarse. Hay razones de peso para pensar en esos emisores emergentes en las que las universidades estn involucradas: numerosos estudios llevados a cabo en pases y situaciones diferentes arrojan resultados similares: son los jvenes los usuarios ms asiduos de las redes y en general lo hacen para buscar informacin o para enviar correos electrnicos. Se trata del sector productivo, tanto desde el punto educativo como laboral. Si tomamos en cuenta el componente cognitivo de la sociedad de la informacin y el conocimiento, que valora la inteligencia colectiva; la presencia en la red; la interactividad con el usuario y que en materia de produccin pone el acento en el saber tcnico u organizativo sobre los procesos ms que sobre los productos, la informacin que circula en la red resulta fundamental en la distribucin social del conocimiento. En este contexto es importante que empecemos a preguntarnos quines son los emisores emergentes y enseguida, ubicar el lugar que las universidades pueden tener entre ellos. Considero lo emergente, trmino basto y polismico, como aquello que describe lo nuevo, lo que sale o es producto de una situacin dada. Lo emergente sostiene la condicin de algo que estaba oculto, disimulado, pero que de repente por circunstancias accidentales, contingentes o tal vez histricas, tiene oportunidad de salir a la luz, de dejarse ver. En comunicacin, se vincula lo emergente con las redes de interaccin libres, con intensidad y frecuencia variables, cuya permanencia en el tiempo tiende a convertirlas en fuentes estables y confiables. Siguiendo esta argumentacin, los emisores emergentes podran pasar de un estatuto flexible a uno ms formal y estable.

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    PORTALES UNIVERSITARIOS

    En el contexto de estas reflexiones, un emisor emergente es, por lo tanto, el que tiene la posibilidad de expresarse a partir de las condiciones y caractersticas de la sociedad de la informacin, que lo hace de manera libre y flexible, utilizando los recursos tecnolgicos claves de este tipo de sociedad: las redes e Internet. Un primer agrupamiento de estos emisores nos permite pensar en cinco universos porosos que conviven en la red: sector gubernamental (.gob); sociedad civil (.org); sector privado 7 (.com); sector educativo (.edu) y medios de comunicacin (.net). Entre ellos, los sitios .com son los ms numerosos, en tanto que los educativos son los ms escasos. Pero los emisores emergentes tambin pueden ser organizados por temas o intereses; por el tipo de voces (individuales o personales; institucionales, organizacionales o empresariales, etc.); por los recursos que utilizan; por su procedencia; por ser considerados portales horizontales (de paso) o verticales (de llegada y estancia) (Bustamante, 2003:340). Cabe incluso una mejor clasificacin de los diversos emisores dentro de estos universos, que escapan a un ordenamiento definitivo. Existe as, toda una gama de ejes que atraviesan el agrupamiento que propongo, lo cual permitira realizar cruces, reconstituirlos y enriquecerlos 8. Cabe aclarar que si bien el dominio .edu es el que est directamente vinculado a las universidades, en todos los dems participan emisores universitarios (maestros, investigadores, alumnos, programas y proyectos) en grupos de discusin, pginas, charlas (chats), pginas web o correos electrnicos. En principio los .edu renen al sector pblico y al sector privado, reflejando a grandes rasgos la divisin actual de la educacin. En ambos casos la meta primordial de esos portales o pginas es informar sobre las instituciones, sus ofertas, sus actividades acadmicas (investigaciones, eventos, convenios, recursos, etc.), a la vez de

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    ofrecer algunos servicios de rango amplio (desde bases de datos de la institucin con ligas a otras mayores, acceso a publicaciones digitales, vnculos con otros centros de especializacin, informes so