Mario Saban
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7/23/2019 Mario Saban
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Origen, nudo y desenlace
del judaísmo nazareno en el cristianismoJosé Manuel Rodríguez Pardo
Reseña al libro de Mario Javier Saban, Las raíces judías del cristianismo,
Editorial Futurum, Buenos Aires 2001
«Sobre todo, cada una de nuestras religiones, con plena conciencia de los muchos vínculos que la unen a la
otra y en primer lugar de ese vínculo del que habla el Concilio, quiere ser reconocida y respetada en su
propia identidad, fuera de todo sincretismo y de toda equívoca apropiación.»
Este texto, parte del discurso que pronunció el Papa Juan Pablo II en la Sinagoga de Roma, el 13
de Abril de 1986, está incluido en la página 13 del libro de Mario Saban, y marca de algún modo la
relación entre judíos y cristianos que desea desentrañar el autor, de quien merece la pena pararse a
analizar brevemente su trayectoria. Según la propia contraportada del libro, Mario Javier Saban es
argentino, abogado licenciado por la Universidad de Buenos Aires, e historiador de los orígenes judíos de
muchas familias argentinas. Ha realizado asimismo una serie de trabajos sobre los judíos y la inquisición
en España y Portugal, y ha recibido numerosas becas por sus brillantes investigaciones.
El libro de Mario Saban se dedica, en consonancia con sus líneas de investigación, a esclarecer el
momento en el que judaísmo y cristianismo, en principio el segundo generado a partir de variantes del
primero, vivieron en comunión de intereses y de ciertos ritos, hasta su separación final. Tal circunstancia
aconteció principalmente, a decir del autor, durante los siglos I y II después de Cristo:
«Nunca en la historia universal, estuvieron los judíos y los cristianos tan cerca como en estos dos siglos: el I
y el II. Se consideraban hermanos, y lograron crear un estado espiritual entre los romanos que fue la base
para la destrucción de la idolatría pagana. Lamentablemente, la historia posterior dividió a los hijos del mismo
"Dios". Sin embargo, tanto judíos como cristianos debemos analizar en profundidad la historia de aquellos
dos siglos, porque allí nos encontraremos unidos por el mismo objetivo: la lucha contra la idolatría pagana.»
(pág. 16.)
Pasemos por lo tanto, a comprobar cómo acontecieron estos dos siglos, siguiendo la pluma de
Mario Saban.
Este período histórico, ya reseñado al comienzo de la obra, es concretado por el autor más
adelante, al afirmar que el mismo abarca desde la muerte de Jesús de Nazaret (año 33 d. C.) hasta
aproximadamente el año 200, cuando se consolida la religión monoteísta que «desnacionalizó a Dios, y
se entregó a uno de los proselitismos más importantes de la Historia» (pág. 21). Asimismo, con el objeto
de mostrar uno de los aspectos de esta evolución, Saban incluye una lista de los sabios y dirigente
religiosos del judaísmo en Israel y Babilonia entre los siglos I y II, desde los Sumos Sacerdotes del
Parlamento judío o Sanedrín, hasta los Procuradores romanos desde el año 6 hasta el 66, en que se
desató la revolución judía (págs. 23-28), con el objeto de comprender mejor el propio desarrollo histórico. Así, el comienzo del verdadero análisis de Saban se encuentra en el carácter mesíanico redentor del
judaísmo, que, dentro de su propia nematología, hará culminar la historia universal con el profeta que,siendo del linaje del Rey David, provocará la restauración judía en Sión. Argumento este de mucho peso
en los tiempos de la ocupación romana y del maestro Jesús de Nazaret (los judíos veían necesaria la
figura de un líder que les ayudase a librarse del dominio romano), mientras los zelotes instigan la
independencia, y otros grupos, como los esenios, practicaban la más absoluta pasividad ante todo lo que
acontecía en Judea (grupo del que por cierto derivará la institución del bautismo) (págs. 31 y ss.).
Ciertamente, y siguiendo las referencias que nos aporta Saban, hemos de señalar que el concepto deJesús de Nazaret estuvo encerrado, hasta el año 60, dentro del marconacional judío (pág. 35).
Sin embargo, es a partir de entonces cuando el grupo de los judíos denominados nazarenos, es
decir, los seguidores de Jesús de Nazaret, mantiene una continuidad que otros grupos, que
apologetizaban a su Mesías particular, no podían mantener. Mientras surgían numerosos gruposanunciando a su propioMesías, el grupo apostólico mantuvo su continuidad en el tiempo. Los doce
apóstoles, según el autor, eran asimismo representación de las doce tribus de Israel, los judíos que
habían ingresado en Egipto. (pág. 41) Así, es destacable que este grupo de judíos se distinguía además
por un rasgo fundamental que llevaría a su diferenciación. Se trataba del reconocimiento de que el Mesías
ya había llegado: «La primera diferencia entre los judíos nazarenos y el resto de la población judía, era
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Es precisamente en este contexto, no sólo de prédicas entre los judíos, sino también de conversión
de los gentiles, en los que aparecen divergencias sobre cómo han de ser convertidos estos últimos. El
Concilio del año 50 las acentúa, sobre todo en el rito de la circuncisión: «Entre el 49 y el 50 aparecieron
diferentes metodologías de conversión de gentiles al Judaísmo. Para algunos, los gentiles debían abrazar
la fe con el cumplimiento ritual de la circuncisión, lo que implicaba la entrada formal al Judaísmo. Para
otros, lo podían realizar con el simple bautismo» (pág. 95). Así, en el Concilio de Jerusalén, en el año 50,
se produjo una fuerte polémica en lo referente al rito de la circuncisión, como señala Mario Sabantranscribiendo el Capítulo XV de los Hechos de los Apóstoles: «Bajaron algunos de Judea que enseñaban
a los hermanos: "Si no cincuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros". Se produjo
con esto una agitación y una discusión no pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos; y decidieron que
Pablo y Bernabé y algunos de ellos subieran a Jerusalén, donde estaban los Apóstoles, y Presbíteros,
para tratar esta cuestión» (pág. 101). Así, después de un fuerte debate, se prescribió, por orden de
Santiago el Menor, que los gentiles no estaban obligados sino a abstenerse «de todo lo contaminado por
los ídolos, de la impureza, de los animales estrangulados y de la sangre» (pág. 102).
Este conflicto acabará siendo fuente de una profunda desunión, pues según algunos judíos de
Antioquía, «sin el cumplimiento de la Ley de Moisés no existe salvación» (pág. 103), aunque en otroscasos se exige el cumplimiento de las leyesNoajidas (instauradas por Noé), que permiten a varones
gentiles y virtuosos salvarse (págs. 103 y ss.). De este modo, según argumenta Saban, «vemos que laoposición judía que tiene Saúl de Tarso (San Pablo) no está radicada en una desviación del Judaísmo,sino en que sus esfuerzos van encaminados a la noejización de los gentiles y no a su conversión en
forma directa al Judaísmo» (pág. 105). Sobre este caso, Saban nos ofrece el ejemplo de Timoteo, que erahijo de padre gentil y madre judía (judío de estirpe según la legislación hebrea), pero no circuncidado bajo
la Torá. De este modo, se puede afirmar sin problemas que los judíos nazarenos tan sólo sediferenciaban del resto de grupos en afirmar la calidad de Mesías atribuida a Jesús de Nazaret,
proselitismo que muchos judíos de la Diáspora, como Timoteo, abrazaban (págs. 123-126).
Así, Saban continúa en las páginas siguientes de su obra narrando las vicisitudes y viajes de SanPablo por diferentes lugares, tras haber sufrido persecuciones, mostrando en sus prédicas que la
salvación por medio de Jesús de Nazaret es posible, sin que ello suponga en principio una retirada de la
dogmática judaica de aquella época. Después de la persecución sufrida por los nazarenos, muchos de
ellos acabaron en Roma, lo que facilitó sus prédicas: «Fue así como los primeros cristianos de Roma,
provenían en su mayoría de aquellos judíos que ingresaron al grupo judeonazareno al mando de Saúl. Noexisten dudas también de que ya muchos judíos nazarenos se encontraban agrupados en Roma, y
provenían seguramente de comunidades nazarenas (cristianas) formadas desde la década del 50, y quellegaron a la capital imperial posteriormente. Es así que Saúl de Tarso pudo haber encontrado elementos
cristianos a su llegada» (pág. 153).
Tras la rebelión de los judíos contra Roma, acontecida entre los años 66 y 73, la distancia entre el
cristianismo y el judaísmo, a juicio de Saban. Así, las tendencias ebonitas o judeocristianas, que
sucederán durante los siglos I y II, que pretendían recordar en las mismas fechas la Pascua y la
esclavitud y posterior liberación de los israelitas de Egipto, volverán a suponer un nuevo conflicto: «Sin
embargo esta idea no prosperó. No se pudo lograr una conmemoración con un doble sentido. ElCristianismo basó su religión en el sentido cristológico y el Judaísmo basó la suya en el sentido nacional »
(pág. 170). Así, Saban señala en negritas y resalta en forma de cuadro la siguiente idea que caracterizará
al Cristianismo: «Unidad en el Canon, aceptación de grupos intermedios, y Cristología, llevaron al
Judaísmo nazareno a evolucionar hacia el Cristianismo y crear así finalmente una religión independiente»
(pág. 171). Será no obstante en el período 100-140 cuando el judaísmo nazareno se transformará en uncorto lapso de tiempo en una religión distinta de su raíz hebrea (pág. 183). Sin embargo, en este período
los judíos de la diáspora se sublevan contra Roma, que, a juicio de Saban, provoca el temor de losromanos a ser reconquistados por los judíos, una buena muestra de que cristianos y judíos mantenían
estrechos vínculos (págs. 184-187).
No obstante, hasta entonces los judíos nazarenos, a pesar de ser en gran número gentiles, estabansiempre dirigidos por judíos de linaje. No será sino bajo el último período imperial de Adriano (138-140),
cuando el primer gentil, Marcos, asuma la dirección del grupo judeo cristiano de Jerusalén. «Por lo tanto,
podemos afirmar que todos los Obispos de Jerusalén desde la muerte de Jesús en el 33 hasta el 138-140provenían del pueblo judío. Y que la división entre el Judaísmo oficial y el judeocristianismo se
realiza en forma clara entre el 140 y el 199» (pág. 202, negritas del autor). Dentro de este período
destaca la famosa Querella Pascual,discutida entre las comunidades cristianas de Oriente y la comunidad
cristiana de Roma, debido a que los cristianos del Asia Menor y del Oriente celebraban la Pascua el 14de Nisan del calendario hebreo, mientras que los cristianos romanos lo hacían en Domingo. Querella que
se produjo con mayor fuerza durante el primado del Papa San Aniceto I, (155-166). Tras múltiplesquerellas, a la muerte del Papa San Clemente I, 90-99, los pontífices romanos comenzaron a celebrar laPascua en Domingo, olvidando la fecha del 14 de Nisan (págs. 219-228).
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La parte final del libro de Mario Saban señala otros movimientos que influyeron en el proceso de
separación del judaísmo y el cristianismo, como el marcionismo(un intento de desligar el cristianismototalmente de sus raíces judías) el ebionismo judío (que negaba la divinidad de Jesús) y
el cerentianismo (movimiento que buscaba reorientar el nazareísmo nuevamente hacia el judaísmo).
Finalmente, el cristianismo abandonaría las leyes noejidas en el siglo IV, desligándose completamente de
los rituales judíos aplicados para la gentilidad, y acuñando los suyos propios (pág. 307).
Y culmina el libro de Mario Javier Saban interrogándose el autor, tras hallar múltiples semejanzas
entre ambos credos, si no buscan en realidad lo mismo: «¿No será que ambos de dos modos diferentes
estamos esperando lo mismo?» (pág. 313). Asimismo, nos ofrece, a modo de apéndices, una serie decompletos listados con costumbres heredadas del judaísmo por el cristianismo, personajes de su santoral
comunes a ambas religiones, así como una útil cronología de la etapa histórica estudiada en la obra, junto
a la abundante bibliografía consultada (págs. 315-334).
No obstante, a pesar de la interesante exposición del autor, pensamos que ella es insuficiente para
comprender lo que supondrá el fenómeno cristiano. Sin duda que la experiencia judaica es una base del
cristianismo, pues en el seno de las comunidades judías pudo dar éste sus primeros pasos. Sin embargo,
vemos que los fenómenos posteriores, de los que no hemos realizado completo acopio por ser esto una
reseña, ya no dependen tanto de esa comunidad judía originaria, sino de una estructura política con
pretensiones de universalidad, un imperio universal, el Imperio Romano. Los judíos nazarenos que huyenen la Díaspora no emigran hacia Asia, sino que se dispersan por todo el Imperio Romano y se convierten
en ciudadanos suyos, uno de los detalles que favorece la predicación de San Pablo.
Y es precisamente el cristianismo el movimiento que, aprovechándose de las estructuras imperiales
romanas (las calzadas romanas de las que decían los cristianos posteriores, en evidente anacronismo,
pero con fondo de verdad, que fueron construidas para favorecer la prédica del cristianismo), alcanzará su
carácter de religión que busca realizar proselitismo y prédicas a toda la Humanidad. De hecho, la figura
del Papa, a raíz de la caída del Imperio Romano, ocupa el papel de autoridad religiosa que poseían los
césares, la de Pontifex Maximus. Y la pretensión de la Iglesia romana es la de convertirse en la
continuación de ese Imperio Romano fragmentado en feudos tras la pavorosa revolución. Es decir, que
ante todo la Iglesia Romana, máxima institución del cristianismo, es Derecho Romano y Filosofía Griega,como señalaba Miguel de Unamuno.
El hecho de que el cristianismo sea una rama escindida del judaísmo, no implica que los creyentes
en ambas religiones «busquen lo mismo», pues los dos credos han elegido distintas vías de asimilación y
distintas formas de comportamiento de sus fieles. Del mismo modo que el sistema de numeración digitaltiene su génesis en los dedos de las manos (dígitos), pero no por ello podemos reducir el sistema denumeración decimal al hecho de contar con los dedos, así el cristianismo ha surgido del judaísmo, pero
sin poder asimilarse el uno al otro. Una religión que se ha convertido, como bien señalaba el propio MarioSaban al comienzo de su obra, en un fenómeno que «desnacionalizó a Dios, y se entregó a uno de los
proselitismos más importantes de la Historia» (pág. 21), ya no tiene mucho en común con otra que aún
mantiene el carácter nacional del Mesías, del que aún espera su llegada al mundo.
Es decir, que mientras el judaísmo, tras múltiples avatares, ha acabado ciñéndose a la especificidad
de un grupo concreto (al principio toleraba la conversión de los gentiles, como nos señala Mario Saban),
el judío, permitiendo la pertenencia a la misma a aquellos que formen parte de la estirpe del Rey David,
es decir, que sean judíos de linaje, el Cristianismo, y más concretamente hoy día su versión católica, ha
desembocado en una religión que pretende universalizarse y extenderse a toda la Humanidad. Podría
decirse que ambas religiones, judaísmo y cristianismo, son del mismo linaje, pero no por ser hijas delmismo padre, sino como los Heráclidas, por provenir del mismo tronco. Sin embargo, estas objeciones no
son óbice para despreciar el trabajo minucioso de Mario Javier Saban, que cumple los objetivos que él
mismo se había propuesto inicialmente: investigar las raíces judías del cristianismo. Aunque la obra nosirva para esclarecer todas las fuentes del Cristianismo, al menos una de ellas se encuentra muy bien
analizada.
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El Judaísmo De San Pablo
MARIO JAVIER SABAN
Su nombre judío fue Saúl de Tarso, su nombre cristiano, Pablo. Mientras para muchos
fue el auténtico fundador del Cristianismo, para otros fue el traidor de Israel. Pero, ¿qué
hay de verdad en todo esto? Mario Javier Saban sostiene una tesis revolucionaria, basada en los textos bíblicos, según la cual el apóstol nunca habría dejado de ser judío.
Intentar llegar al pensamiento de un hombre que vivió hace más de dos milenios es una
tarea que algunos podrían calificar de atrevida. Y más cuando vemos que dicho sistema
de ideas fue indudablemente el que generó la aparición del cristianismo como religión
autónoma del judaísmo. Sin embargo, la teología ha intentado penetrar la ideología
subyacente dentro del Nuevo Testamento.
Desde mi perspectiva, es indudable que jamás los primeros seguidores del rabino Yeshu
de Nazaret pensaban apartarse del judaísmo y fundar de ese modo una nueva religión.
El planteamiento de la “originalidad de Jesús” como el factor de desvinculación entre
ambas religiones es un absurdo teológico. El historiador judío Joseph Klausner veía enJesús un componente original que segregó a la comunidad hebrea creada por Jesús del
judaísmo. Si comprendemos que el propio Jesús plantea que el mandamiento
fundamental de su sistema de pensamiento es el Credo judío o Shema Israel (san Mateo,
cap. 12, versículos 28 y 29) no hay duda de que siempre fue un judío fiel a su herencia.
Sin embargo, tras la muerte de aquel humilde rabino galileo, aparecerá en la escena
histórica aquél a quien se le confiere el dudoso título de ser el “verdadero fundador del
cristianismo”. Y decimos dudoso porque quien lea y analice en profundidad las ideas de
este hombre podrá imaginarse cuánto judaísmo poseía.
Hablamos del judío Saúl de Tarso. La historia le conoce con el nombre de san Pablo.
Todos apuntan a que fue este hombre el “sedicioso” o “el traidor de Israel”. A él es a
quien se le atribuye la fundación del cristianismo como una religión independiente, con
la creación de un sistema de ideas que desvinculó definitivamente al grupo mesiánico
judío de los nazarenos (como eran llamados los primeros cristianos) del tronco del
judaísmo tradicional.
La teología católica admira sus cartas apostólicas y las estudia en forma permanente. La
teología judía lo ignora olímpicamente. Sin embargo ambas teologías cometieron lo que
yo podría denominar una tergiversación teológica con fines particulares. ¿Cuál fue la
tergiversación histórica que sufrieron la figura y el sistema ideológico del judío Saúl de
Tarso?
El cristianismo lo desjudaizó y el judaísmo lo ignoró. La desjudaización del judío Saúl
de Tarso para transformarlo en el campeón de Cristo como objeto de redención fue un proceso que comenzó a mediados del siglo ii, por obra de quien después sería
considerado un hereje por parte de la Iglesia, Marción del Ponto (86-150). La Iglesia
católica y el cristianismo en general se han apoderado del judío Saúl de Tarso y lo han
desjudaizado. El judaísmo por su parte cometió otro error histórico y teológico al
abandonar el análisis de la teología paulina a su suerte, y dejar en manos de los gentiles
que ingresaron al movimiento mesiánico judío nazareno (cristiano) el estudio de su
pensamiento. El interrogante es: ¿Cómo podemos llegar al pensamiento real del judío
Saúl de Tarso?
En primer lugar debemos extraer de nuestra mente dos preconceptos que son
completamente falsos y que se relacionan con ambas teologías, tanto la judía como la
cristiana. El primer preconcepto que debemos extraer de nuestra mente es el que proviene del judaísmo rabínico: Pablo fue un traidor al judaísmo. Esta afirmación carece
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de sentido. Decir que Pablo fue un traidor al judaísmo es no haber leído jamás a san
Pablo. Saúl de Tarso nació judío, vivió como judío, pensó como un judío y murió judío.
Por lo tanto para una verdadera comprensión de san Pablo no podemos tomar este
camino de análisis.
El segundo preconcepto que debemos solucionar y extraer de nuestra mentalidad es el
que proviene de la tradición católica y cristiana en general. Aquí la Iglesia en su intentode desjudaización de Pablo dice que gracias a él se derogó la circuncisión al enfrentarse
a los judaizantes (cristianos que deseaban continuar la ley de Moisés), y por lo tanto,
después de su conversión, abandonó su tradición farisea para volverse cristiano.
También se dice de él que ya había abandonado el shabat hebreo y que gracias a este
hombre la Torá (ley) era derogada por la fe. Debemos revisar todas estas ideas.
Decir que Pablo se convirtió en cristiano es no comprender su judaísmo. “Pablo nació
judío, vivió judío, pensó como judío y murió como judío.” Es interesante que con
respecto al judío de Tarso, tanto la teología cristiana como la judía, desde ópticas
diametralmente opuestas, acepten el mismo punto. Para el cristianismo Pablo es el héroe
antijudío y para el judaísmo Pablo es el traidor antijudío. Después de diez años de
investigación sobre los orígenes judíos del cristianismo, he llegado a una conclusiónhistórica y teológica: el judío Saúl de Tarso deseaba universalizar el judaísmo a través
de la figura del Mesías y de ningún modo pensó en crear una comunidad separada del
judaísmo. Sin embargo no es correcto científicamente que yo exponga mi conclusión
antes de plantear todo el sistema ideológico de este genial judío.
Ni héroe ni traidorLlegamos entonces al núcleo central: ¿Quién fue el enigmático judío Saulo de Tarso?
¿Quién fue en realidad y qué pensó san Pablo? La pregunta central es: ¿Qué pensaba el
judío Saúl de Tarso de la Torá judía? Para ello citamos un párrafo del Nuevo
Testamento que dice: “De manera que por su parte, la Torá es santa y el mandamiento
es santo, justo y bueno” (“Carta a los romanos”, cap. 7, versículo 12). La Ley de Israel
es para san Pablo una legislación santa. ¿Podemos pensar que el hombre que creía que
la Torá era santa deseaba crear otra religión separada del judaísmo? Y vuelve a repetir
en su “Primera Carta a Timoteo” (cap. 1, versículo 8): “Ahora bien, nosotros sabemos
que la Torá es excelente con tal de que uno la maneje legítimamente.” ¿Cuándo creó
este judío el cristianismo? ¿Cuándo definió Pablo qué es ser cristiano? Pablo no dice en
ningún lado quién es un cristiano, sin embargo sí plantea quién y cómo debe ser un
judío: “Es judío el que lo es por dentro y su circuncisión es la del corazón por espíritu y
no por un código escrito. La alabanza de ése viene, no de los hombres, sino de Dios.”
“¿Cuál es pues la superioridad del judío o cuál es el provecho de la circuncisión?
Muchísimo de todas maneras. En primer lugar porque a ellos fueron encomendadas lassagradas declaraciones formales de Dios” (“Carta a los romanos”, cap. 2, versículos 28
y 29, y cap. 3, versículos 1 y 2).
¿Es posible pensar que el fundador del cristianismo y el hombre que dividió la Iglesia
de la Sinagoga pueda hablar de este modo?
Imaginemos entonces a quien los teólogos e historiadores judíos han llamado a través de
los siglos “el traidor”, y a quien los cristianos han llamado “el héroe de la teología”,
diciendo que la superioridad del judío se mantiene y que la circuncisión sigue siendo
provechosa. ¿Es posible que alguna persona con sentido común pueda dudar leyendo
estos versículos del sentimiento judío de san Pablo? Cuando un judío lee a san Pablo en
los versículos 1 y 2 del capítulo 3 de su “Carta a los Romanos” debe sentirse admirado
del profundo judaísmo de este hombre. ¿Por qué razón los rabinos abandonaron el judaísmo de san Pablo? ¿Por qué razón los sacerdotes cristianos no han comunicado a
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sus millones de feligreses en todo el mundo la definición del judaísmo de la “Carta a los
romanos”? ¿Qué estrategias teológicas negaron el verdadero judaísmo de Saúl de
Tarso? ¿Por qué se desjudaizó a Pablo? ¿Por qué los rabinos judíos no lo rescataron?
¿Tendrían miedo los rabinos de la Iglesia cuando ya en el siglo iv se constituía en el
poder imperial de Roma? Por ahora son preguntas sin respuesta.
San Pablo o Saúl, era un judío, hijo de padres judíos, que había nacido en Tarso (Cilicia,Asia Menor). Era ciudadano romano de nacimiento, lo que implica que su padre
seguramente obtuvo este honor por su elevado rango económico y sus favores al
Imperio. Había sido circuncidado al octavo día como todo varón hebreo, y había
estudiado la ley judía con el rabino Gamaliel, de la escuela de pensamiento de Hillel el
Sabio. Pertenecía a la ideología farisea como él mismo declaró: “Fariseo, hijo de
fariseos.” Los fariseos eran aquellos judíos que creían en la llegada mesiánica, la
resurrección de los muertos y la importancia del saber rabínico como método de
interpretación de la legislación. Estos tres conceptos serán heredados tanto por el
judaísmo como por el cristianismo. Habría nacido entre los años 6 y 7 de la era común,
y por lo tanto en el momento de su ingreso en el movimiento mesiánico nazareno
tendría unos treinta y dos o treinta y tres años. Se declara históricamente que Saulo fueaceptado dentro del grupo mesiánico alrededor del año 38 o 39. Esto es, unos seis años
después de la muerte del rabino de Nazaret. Quizás éste sea ya un dato clave: Pablo
jamás conoció a Jesús de forma personal.
La teología cristiana ya se encuentra aquí con el primer obstáculo: el gran teólogo Pablo
no conoció a Jesús sino en una visión en el desierto. Esto aleja al judío de Tarso del
pensamiento central apostólico de los primeros seguidores. Si para el judío Simón Bar
Yona (san Pedro) y sus seguidores hebreos, el judío Yeshu (Jesús) es un sujeto de
enseñanzas, para el judío de Tarso, Jesús será el objeto de la creencia mesiánica.
El otro elemento que debemos tener en cuenta para el análisis de la figura de san Pablo
es el ámbito de su prédica. Si uno lee profundamente el libro de Hechos de los apóstoles
desde el capítulo 12 hasta el final, verá que Pablo va y viene a través de todas las
sinagogas del Mediterráneo Oriental hasta llegar a Roma. ¿Cuál es entonces el ámbito
central de actuación de san Pablo? Las sinagogas. ¿Qué día es el mejor para la prédica?
El shabat, el día del descanso sabático. Aquí la teología cristiana intenta por todos los
medios informarnos falsamente que después del shabat los primeros cristianos
recordaban el día de la resurrección de Jesús y que ya había una conciencia clara de
abandonar el sábado judío por el domingo. Esta idea carece completamente de
fundamentación. El Shabat judío continuó siendo practicado por el cristianismo desde la
muerte de Jesús hasta el año 150, cuando san Justino nos informa que se adoraba a Jesús
el día del dios Sol. El judío de Tarso jamas abandonó la práctica judía del descanso
sabático, y esto lo confirman sus permanentes prédicas sinagogales.El otro elemento que debemos analizar es si Pablo observó la legislación de Moisés.
Aquí, en el intento de su desjudaización, la teología cristiana nos ha plan-teado de forma
permanente que, conforme a unas palabras de la carta a los gálatas “El fin de la Torá es
el Mesías”, la intención de Pablo era la anulación de la Torá (ley de Moisés). ¿Podía un
judío como Pablo llegar a esta conclusión cuando en su propia vida continuó
practicando la legislación hebrea en su totalidad? Veamos.
En los primeros versículos del capítulo 16 del libro de los Hechos de los apóstoles, el
judío Saúl de Tarso circuncida a Timoteo. ¿Por qué lo circuncida? Es muy simple la
respuesta: Timoteo era un hijo de madre judía, y siguiendo la más antigua legislación
hebrea debía estar circuncidado. ¿Qué legislación aplica Pablo aquí? La legislación
judía.
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El segundo caso de observancia judía en Pablo se verifica cuando en el año 58 va al
Gran Templo de Jerusalén a orar, y realiza el voto de nazareato. Ahora bien, la teología
católica y la cristiana en general nos planteó siempre que Pablo derogó la Torá porque
él fue el campeón de la fe. Siempre escuchamos que Pablo elevó la fe sobre la ley de
Moisés. Tan repetido está este preconcepto, que creemos que es verdadero. Ahora bien,
leamos lo que el propio Saúl de Tarso nos dice: “¿Abolimos la Torá pues por medio denuestra fe? ¡Jamás suceda eso! Al contrario, establecemos la Torá.” (“Carta a los
romanos”, cap. 3, versículo 31) ¿Alguna vez alguien leyó este versículo? “¡Jamás
suceda eso!”, grita Pablo. Jamás se deberá derogar la Torá por la fe, todo lo contrario, le
damos fuerza a la Torá judía.
Llegados a este punto, debemos comenzar la reflexión, debido a que podría continuar
citando a san Pablo unas cincuenta o sesenta veces a favor de la ley de Moisés, del
judaísmo y de la continuidad de la observancia ritual hebrea.
¿Quién mintió?
Nos enfrentamos aquí a un punto nuclear: ¿Quién nos mintió? Porque indudablemente
estamos tan llenos de preconceptos que cuando leemos el texto encontramos que laliteralidad textual deroga las “verdades repetidas” por la teología. Tenemos aquí varias
cuestiones complicadas en cuanto a las consecuencias de la investigación teológica que
estoy realizando:
En primer término, demostrar el judaísmo de san Pablo no implica solamente decir que
la “originalidad cristiana” no apareció con Jesús, sino que tampoco es atribuible a san
Pablo, lo cual nos lleva a la conclusión de que el cristianismo se fundó en el siglo ii,
cuando ya habían pasado dos o tres generaciones de aquella primera generación de
judíos mesiánicos. En segundo término, mostrar el verdadero rostro judío del
cristianismo primitivo es en esencia enfrentar a los sectores cristianos que continúan
dentro del antiju- daísmo medieval, que en el fondo representa un anticristianismo
pagano camuflado. En tercer lugar, analizar el pensamiento judío de san Pablo es
comprender que la división religiosa entre el cristianismo y el judaísmo no fue una
ruptura tajante, sino un proceso evolutivo, o involutivo, según se lo quiera analizar.
Para el judaísmo san Pablo representó al “judío universal” en el momento en que, en la
guerra del 66 al 70, el nacionalismo judío se rebeló de manera frontal contra Roma.
Mientras Saúl de Tarso caminó por un esquema de internacionalización del judaísmo, el
judaísmo caminó por un camino nacionalista. La idea del judaísmo de Pablo era
probablemente la desnacionalización del judaísmo del pueblo hebreo, él fue quien
intentó romper la nacionalidad de la religión judía, y este esquema resultó inseparable
hasta nuestros días. Quizás los rabinos no le perdonaron por esto.
El judío de Tarso abrió la ética judía a los gentiles mediante un difícil proceso deteología estrictamente judía que analizaremos en otros artículos. Los rabinos pusieron
un cerco a la nacionalidad judía y encerraron la religión hebrea en una estructura
nacional. El rabinismo talmúdico salvo así al judaísmo de su desaparición, y no tomó el
camino de la universalización, que podría implicar el peligro de aniquilamiento.
El grupo de gentiles (no judíos) que asumió la conducción del movimiento mesiánico a
fines del siglo ii desjudaizó el judaísmo mesiánico de Jesús, para dejar simplemente su
huella mesiánica y abandonar el nacionalismo hebreo. Los gentiles que se apoderaron
de la dirección del cristianismo tenían como objetivo la expansión y la
internacionalización de la ética judía mesiánica. Fue así como la teología católica
deformó todo el componente judío de los Evangelios a través de la interpretación
teológica, con el fin de crear una religión independiente del ju-daísmo nacionalista.
7/23/2019 Mario Saban
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De ese modo el pensamiento del judío Saúl de Tarso fue utilizado para crear una
división religiosa, aunque no haya sido ese el objetivo del apóstol.
Mario Javier Saban (1966) es investigador de historia judía y autor de diversos librosde temática judía, entre los que destaca Las raíces judías del cristianismo (Beas,
Buenos Aires, 1994).
UNA ENTREVISTA A MARIO SABAN
El investigador judeo-argentino- radicado en España- Mario Javier Saban- acaba de
publicar un nuevo libro sobre los orígenes judios del cristianismo. El mismo se titula El
Sabado Hebreo en el Cristianismo.Publicamos a continuación un reportaje al autor en
donde anticipa los lineamientos generales de una polémica obra.
¿Qué tiene esta obra como novedad frente a los dos libros anteriores “Las Raices
Judias del Cristianismo” y “El Judaísmo de San Pablo”?.
En primer lugar tengo que advertir al lector que mi obra “EL JUDAISMO DE SAN
PABLO” lleva por subtitulo “La Matriz Judia del Cristianismo Tomo I”,y le he
agregado Tomo I porque la obra general llegaba a las 1100 paginas y era imposible
editarla integralmente y por lo tanto la hemos dividido en tres partes.
La primera parte ha aparecido con el titulo “El Judaismo de San Pablo” y esta segunda
parte aparece con el titulo “El Sabado Hebreo el Cristianismo” porque es una obra de
240 páginas que consta de dos capítulos,uno sobre la observancia del Shabat por Jesús y
los primeros cristianos y el segundo sobre la falsedad de hablar de “Nueva Alianza”
cuando la Alianza de Dios con Israel es eterna.
Jesús como judío observaba el sábado, pero sin embargo el cristianismo recuerda
la resurrección de Jesús el día Domingo ¿Por qué la Iglesia modifico el dia deldescanso hebreo?
Jesús nació, vivió y murió como judío y por lo tanto observó durante toda su vida la Ley
de Moisés y en consecuencia descanso en el dia del Shabat.
Jesús resucitó el primer día de la semana (un dia después del Sabado) y como sus
seguidores deseaban recordar su resurrección modificaron el dia.
¿Por qué Jesús no resucito en Sábado?
Simplemente porque el Mesias no podia violar el Shabat por su resurrección.
¿Sin embargo los cristianos creen que Jesús instituyo el domingo?
7/23/2019 Mario Saban
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No todos los cristianos creen esto.Los Adventistas del Séptimo Día se han dado cuenta
que Jesús y los primeros cristianos todos ellos judios descansaban en Sábado y por lo
tanto volvieron al descanso sabático judio.
Si los primeros cristianos eran todos judios ¿Cuándo aparece el Domingo?
En primer lugar tenemos que decir que en el Evangelio la palabra “Domingo” no
aparece ya que es una creación posterior.
El primer teólogo cristiano que habla del “Domingo” es San Justino pero ya estamos
entre los años 150 y 160,más de un siglo después de la muerte de Jesús.
Los judíos ebionitas (que creian en Jesús como el Mesias) siguieron observando el
descanso sabatico hasta su desaparición en el siglo IV.
Todos los “Apóstoles” descansaron en Shabat y jamás en domingo.
En el Nuevo Testamento nos encontramos que Jesús violo el Sabado curando
enfermos...
Jesús jamás violó el Shabat, simplemente aplico las reglas de flexibilidad de la Escuela
de Hilel frente a la rigurosidad de la escuela de Shamai.
¿La Iglesia posterior ha dicho que el día cristiano no es el descanso del Sabado sino
el Domingo?
Entre los Diez Mandamientos se encuentra el mandamiento de observar el descanso
sabático.El cristianismo dice seguir los diez mandamientos pero no observa el del
Shabat.
Ahora bien,¿qué dice el Catecismo de la Iglesia Catolica cuando debe hacer referencia a
este mandamiento?.Simplemente lo modifica,y dice “Santificaras las fiestas”.
La Biblia no dice allí que “se deben santificar las fiestas” sino que el mandamiento dice
“Observaras el Sabado para descanso”.¡Como se ha modificado un mandamiento
divino!!!
¿Cuándo se instituyo oficialmente el domingo?
Se nos dice que el domingo es el dia de la resurrección de Jesús.
Este dia no siempre cae bajo el calendario lunar en domingo.Jesus murio el 14 de Nisan
del calendario hebreo y resucito el 17 de Nisan,por lo tanto cada año cambia el dia de suresurrección.
El Papa San Aniceto I (155-166) fue quien modifico la fecha pascual cristiana,porque
los cristianos hasta el siglo II recordaban la Pascua en las mismas fechas que el
judaísmo,y entonces se ajustaron al calendario solar y como consecuencia ajustaron el
domingo de resurrección.
¿Todos obedecieron al Papa Aniceto I?
No todos.Los cristianos del Oriente se levantaron contra Roma y declararon que ellos
seguirian con la antigua costumbre de recordar la Pascua el 14 de Nisan y recordar la
resurrección del judio Jesús el 17 de Nisan.
7/23/2019 Mario Saban
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¿Algún dato teológico inédito del cristianismo?
¿Usted sabe por qué el domingo se realiza la colecta dominical en las Iglesias?
Porque como todos los primeros cristianos eran judios y no tocaban dinero en Shabat
debian realizar la colecta del dinero recién después de terminar el Shabat .
La colecta dominical nace por respeto al Shabat.