Martín Fierro 2° Parte

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La Vuelta de Martin Fierro

Canto I:

Atencin pido al silencioY silencio a la atencin,Que voy en esta ocasin,Si me ayuda la memoria, a mostrarles que a mi historiaLe faltaba lo mejor.

[]Gracias le doy a la virgen,Gracias le doy al seor,Porque entre tanto rigorY habiendo perdido tanto,No perd mi amor al cantoNi mi voz como cantor.[]

El campo es del inorante,El pueblo del hombre estruido;Yo que en el campo he nacidoDigo que mis cantos sonPara los unos... sonidos,Y para otros... intencin.

Yo he conocido cantoresQue era un gusto el escuchar;Mas no quieren opinarY se divierten cantando;Pero yo canto opinando,Que es mi modo de cantar. []Y no piensen los oyentesQue del saber hago alarde;He conocido aunque tarde,Sin haberme arrepentido,Que es pecado cometidoEl decir ciertas verdades.

Brotan quejas de mi pecho,Brota un lamento sentido;Y es tanto lo que he sufridoY males de tal tamaoQue reto a todos los aosA que traigan el olvido.[]Aunque romp el estrumentoPor no volverme a tentar,Tengo tanto que contarY cosas de tal calibre,Que Dios quiera que se libreEl que me ense a templar

[]He visto rodar la bolaY no se quiere parar;Al fin de tanto rodarMe he decidido a venirA ver si puedo vivirY me dejan trabajar.[]Djenm tomar un trago:Estas son otras cuarentaMi garganta esta sedienta,Y de esto no me abochorno,Pues el viejo, como el horno,Por la boca se calienta.

Canto II:[]Es triste dejar sus pagosY largarse a tierra ajenaLlevndose la alma llenaDe tormentos y dolores;Mas nos llevan los rigoresComo el pampero a la arena;

Irse a cruzar el desiertoLo mesmo que un forajido,Dejando aqu en el olvido,Como dejamos nosotros,Su mujer en brazos de otroY sus hijitos perdidos

[]En la orilla de un arroyoSolitario lo pasaba,En mil cosas cavilabaY, a una gelta repentina,Se me haca ver a mi chinaO escuchar que me llamaba.[]Recordarn que con CruzPara el desierto tiramosEn la pampa nos entramos,Cayendo, por fin del viaje,A unos toldos de salvajes,Los primeros que encontramos.

La desgracia nos segua:Llegamos en mal momento;Estaban de parlamentoTratando de una invasinY el indio en tal ocasinrecela hasta de su aliento.

Se arm un tremendo alborotoCuando nos vieron llegar;No podiamos aplacarTan peligroso hervidero;Nos tomaron por bomberosY nos quisieron lanciar.

Nos quitaron los caballosA los muy pocos minutos;Estaban irresolutos;!Quin sabe qu pretendan!Por los ojos nos metanLas lanzas aquellos brutos.[]All no hay misericordiaNi esperanza que tener;El indio es de parecerQue siempre matar se debe,Pues la sangre que no bebeLe gusta verla correr.

Cruz se dispuso a morirPeliando y me convid."Aguantemos", dije yo,'"El fuego hasta que nos queme".Menos los peligros temeQuien ms veces lo venci.Se debe ser mas prudente

[]Vino al fin el lenguarazComo a trairnos el perdn;Nos dijo:"La salvacinSe la deben a un cacique;Me manda que les espliqueQue se trata de un maln.

"Les ha dicho a los demsQue ustedes quedan cautivosPor si cain algunos vivosEn poder de los cristianos,Rescatar a sus hermanosCon estos dos fugitivos."

[]

Se vuelve aquello un incendioMas feo que la mesma guerra:Entre una nube de tierraSe hizo all una mezcolanzaDe potros, indios y lanzas,Con alaridos que aterran.Parece un baile de fieras[]

Pero el indio es dormilnY tiene un sueo projundo;Es roncador sin segundoY en tal confianza es su vida,Que ronca a pata tendidaAunque se de gelta el mundo.[]

Canto III

De ese modo nos hallamosEmpeaos en la partida;No hay que darla por perdidaPor dura que sea la suerte,Ni que pensar en la muerte,Sino en soportar la vida.

Se endurece el corazn,No teme peligro alguno;Por encontrarlo oportunoAll juramos los dos:Respetar tan slo a Dios;De Dios abajo, a ninguno.

[]No pude tener con CruzNinguna conversacin:No nos daban ocasin,Nos trataban como ajenosComo dos aos, lo menos,Dur esta separacin.

Relatar nuestras penuriasFuera alargar el asunto.Les dir sobre este puntoQue a los dos aos recinNos hizo el cacique el bienDe dejarnos vivir juntos.

Nos retiramos con CruzA la orilla de un pajal;Por no pasarlo tan malHicimos como un benditoEn el desierto infinito,Con dos cueros de bagual.

Fuimos a esconder allNuestra pobre situacin,Aliviando con la uninAquel duro cautiverio,Tristes como un cementerioAl toque de la oracin.

[]En semejante ejercicioSe hace diestro el cazador:Cai el piche engordador,cai el pjaro que trina;Todo bicho que camina Va parar al asador.

Pues all a los cuatro vientosLa persecucin se lleva;Nadie escapa de la levaY dende que el alba asomaYa recorre uno la loma,El bajo, el nido y la cueva.

El que vive de la cazaA cualquier bicho se atreve,Que pluma o cscara lleve,Pues, cuando la hambre se siente,El hombre le clava el dienteA todo lo que se mueve.[]

Canto V

Aquel desierto se agitaCuando la invasin regresa;Llevan miles de cabezasDe vacuno y yeguarizo;Pa no afligirse es precisoTener bastante firmeza.

[]Vuelven las chinas cargadasCon las prendas en montn;Aflige esa destruccin:Acomodaos en carguerosLlevan negocios enterosQue han saquiao en la invasin.

[]Se reparten el botnCon igualdad, sin malicia;No muestra el indio codicia,Ninguna falta comete:Solo en eso se someteA una regla de justicia.

[]Y satisfecho el salvajeDe que su oficio ha cumplido,Lo pasa por ahi tendidoVolviendo a su haraganiar,Y entra la china a cueriarCon un afn desmedido.[]

Estas cosas y otras pioresLas he visto muchos aos;Pero si yo no me engaoConcluy ese vandalaje,Y esos brbaros salvajesNo podran hacer mas dao.

Las tribus estn deshechas;Los caciques ms altivosEstan muertos o cautivos,Privaos de toda esperanza,Y de la chusma y de la lanza,Ya muy pocos quedan vivos.[]Cuando el hombre es ms salvajeTrata pior a la mujer:Yo no s que pueda haberSin ella dicha ni goce.Feliz el que la conoceY logra hacerse querer!

Todo el que entiende la vidaBusca a su lao los placeres;Justo es que las considereEl hombre de corazn;Slo los cobardes sonValientes con sus mujeres.

[]No se allar una mujerA la que esto no le cuadre;Yo alabo al Eterno Padre,No porque las hizo bellas,Sino porque a todas ellasLes di corazn de madre.[]Es para l como un jugueteEscupir un crucifijo;Pienso que Dios los maldijoY ansina al udo desato:El indio, el cerdo y el gatoRedaman sangre del hijo...........................

Hacen un cerco de lanzas,Los indios quedan ajuera;Dentra la china ligeraComo yeguada en la trilla,Y empieza all la cuadrillaA dar geltas en la era. A un lao estn los caciques,Capitanejos y el trompaTocando con toda pompaComo un toque de fajina;Adentro muere la china,Sin que aquel circulo rompa.

Muchas veces se les oyenA las pobres los quejidos;Mas son lamentos perdidos:Al rededor del cercao,En el suelo estn mamaosLos indios dando alaridos.[]Canto VI

El tiempo sigue su giroY nosotros, solitarios;De los indios sanguinariosNo tenamos qu esperar;El que nos salv al llegarEra el ms hospitalario.

Mostr noble corazn,Cristiano anhelaba ser;La justicia es un deber,Y sus mritos no callo:Nos regal unos caballosY a veces nos vino a ver.

[]Voy dentrando poco a pocoEn lo triste del pasaje;Cuando es amargo el brebajeEl corazn no se alegra;Dentr una virgela negraQue los diezm

Al sentir tal mortandLos indios, desesperaos,Gritaban alborotados:"!Cristiano echando gualicho!"No qued en los toldos bichoQue no sali redotao.

Sus remedios son secretos,Los tienen las adivinan;No los conocen las chinasSino alguna ya muy vieja,Y es la que lo aconsejaCon mil embustes, la indina.

Alli soporta el pacienteLas terribles curaciones,Pues a golpes y estrujonesSon los remedios aquellos:Los agarran de los cabellosY le arrancan los mechones.

Les hacen mil herejasQue el presenciarlas da horror;Brama el indio de dolorPor los tormentos que pasa,Y untandolo todo de grasaLo ponen a hervir al sol.

Y puesto all boca arriba,Alrededor le hacen fuego;Una china viene luegoY al oido le da de gritos;Hay algunos tan malditosQue sanan con este juego.

A otros les cuecen la bocaAunque de dolores cruja;Lo agarran all y lo estrujan,Labios le queman y dienteCon un gevo bien calienteDe alguna gallina bruja.

[]Esas fiebres son terribles,Y aunque de esto no disputoNi de saber me reputo, "Ser", decamos nosotros,"De tanta carne de potroComo comen esos brutos".

Haba un gringuito cautivoQue siempre hablaba del barco,Y lo augaron en un charcoPor causante de la peste;Tena los ojos celestesComo potrillo zarco.

[]Nosotros nos alejamosPara no ver tanto estrago;Cruz sentia los amagosDe la peste que reinaba,Y la idea nos acosabaDe volver a nuestros pagos.

Pero contra el plan mejorEl destino se rebela.La sangre se me congela!El que nos haba salvadoCay tambien atacadoDe la fiebre y la virgela.

[]Fuimos a estar a su ladoPara ayudarlo a curar;Lo vinieron a buscarY hacerle como a los otros;Lo defendimos nosotros,No lo dejamos lanciar.

Iba creciendo la plagaY la mortand segua.A su lado nos tenaCuiandolo con pacencia,Pero acab su esistenciaAl fin de unos pocos das.

El recuerdo me atormenta;Se renueva mi pesar;Me dan ganas de llorar;Nada a mis penas igualo;Cruz tambin cay muy maloYa para no levantar.

[]Se le pasm la virgela,Y el pobre estaba en un grito;Me recomend un hijitoQue en su pago haba dejado:"Ha quedado abandonado".Me dijo, "aquel pobrecito".

"Si vuelve, bsquemel",Me repeta a media voz;"En el mundo eramos dos,Pues l ya no tiene madre;Que sepa el fin de su padreY encomiende mi alma a Dios".

[]De rodillas a su ladoYo lo encomend a Jess.Falt a mis ojos la luz,Tuve un terrible desmayo;Cai como herido del rayoCuando lo vi muerto a Cruz.

Canto VII

Aquel bravo compaeroEn mis brazos espir;Hombre que tanto sirvio,Varon que fue tan prudente,Por humano y por valienteEn el desierto muri.

[]Andaba de toldo en toldoY todo me fastidiaba;El pesar me dominaba,Y entregao al sentimientoSe me haca cada momentoOir a Cruz que me llamaba.

Cual ms, cual menos, los criollosSaben lo que es amargura;En mi triste desventuraNo encontraba otro consueloQue ir a tirarme en el suelo,Al lao de su sepultura.

All pasaba las horasSin haber naides conmigoTeniendo a Dios por testigo,Y mis pensamientos fijosEn mi mujer y mis hijos,En mi pago y en mi amigo.[]Sin saber qu hacer de mY entregao a mi aflicin,Estando all una ocasin,Del lao que vena el vientoOi unos tristes lamentosQue llamaron mi atencin.

[]No preciso juramento,Deben creerle a Martn Fierro;He visto en este destierroA un salvaje que se irrita,Degollar a una chinitaY tirarsela a los perros.

[]Quise curiosiar los llantosQue llegaban hasta m;Al punto me dirigAl lugar de ande venan:Me horroriza todavaEl cuadro que descubr!

Era una infeliz mujerQue estaba de sangre llena,Y como una madalenaLloraba con toda gana;Conoc que era cristianaY esto me di mayor pena.

Cauteloso me acerquA un indio que estaba al lao,Porque el pampa es desconfiaoSiempre de todo cristiano,Y vi que tena en la manoEl rebenque ensangrentao.

Canto VIII

Mas tarde supe por ella,De manera positiva,Que dentr una comitivaDe pampas a su partido,Mataron a su maridoY la llevaron cautiva.

En tan dura servidumbreHacan dos aos que estaba;Un hijito que llevabaA su lado lo tena.La china la aborrecaTratandola como esclava.[]Aquella china perversa,Dende el punto que lleg,Crueld y orgullo mostrPorque el indio era valiente:Usaba un collar de dientesDe cristianos que l mat.

La mandaba a trabajar,Poniendo cerca a su hijitoTiritando y dando gritos,Por la maana temprano,Atado de pies y manosLo mesmo que un corderito.

Ans le impona tareaDe juntar lea y sembrar Viendo a su hijito llorar,Y hasta que no terminaba,La china no la dejabaQue le diera de mamar.

[]Si ven crecido a su hijito,Como de pied no entiendenY a suplicas nunca atienden,Cuando no es ste es el otro,Se lo quitan y lo vendenO lo cambian por un potro.

[]Aquella china malvada,Que tanto la aborreca,Empez a decir un da,Porque falleci una hermana,Que sin duda la cristianaLe haba echado brujera

El indio la sac al campoY la empez a amenazarQue le haba de confesarSi la brujera era cierta;O que la iba a castigarHasta que quedara muerta.

Llora la pobre afligida,Pero el indio, en su rigor,Le arrebat con jurorAl hijo de entre sus brazos,Y del primer rebencazoLa hizo crujir de dolor.

[]Que le grit muy furioso"Confechando no quers;"La di vuelta de un revsY, por colmar su amargura,A su tierna criaturaSe la desgoll a los pies.

[]Esos horrores tremendosNo los inventa el cristiano:"Es brbaro inhumano"-Sollozando me lo dijo-"Me amarr luego las manosCon las tripitas de mi hijo."

Canto IX

[]Yo no s lo que pasEn mi pecho en ese instante;Estaba el indio arroganteCon una cara feroz:Para entendernos los dosLa mirada fue bastante.

Peg un brinco como gatoY me gan la distancia,Aprovech esa distanciaComo fiera cazadora:Desat las boliadorasY aguard con vigilancia.

[]

A la primer pualadaEl pampa se hizo un ovillo;Era el salvaje mas pilloQue he visto en mis correras,Y, a ms de las picardas,Arisco para el cuchillo.

[]Aquel duelo en el desiertoNunca jams se me olvida;Iba jugando la vidaCon tan terrible enemigo,Teniendo all de testigoA una mujer afligida.

[]Me hizo sonar las costillasDe un bolazo aquel maldito;Y al tiempo que le di un gritoY le dentro como bala,Pisa el indio, y se refalaEn el cuerpo del chiquito.

[]En cuanto trastabillMs de firme lo cargu,Y aunque de nuevo hizo pie Lo perdi aquella pisada;Pues en esa atropelladaEn dos partes lo cort.

[]

Al fin de tanto lidiar,En el cuchillo lo alc,En peso lo levantAquel hijo del desierto;Ensartado lo llev,Y all recin lo larguCuando ya lo sent muerto.

Me persin dando graciasDe haber salvado la vida;Aquella pobre afligida,De rodillas en el suelo,Alz sus ojos al cieloSollozando dolorida.

[]Se alz con pausa de leonaCuando acab de implorar,Y, sin dejar de llorar,Envolvi en uno trapitosLos pedazos de su hijito,Que yo le ayud a juntar.

Canto X

[]Me vine, como les digo,Trayendo esa compaera;Marchamos la noche entera,Haciendo nuestro camino,Sin ms rumbo que el destinoQue nos llevara ande quiera.

Al muerto, en un pajonalHaba tratao de enterrarlo,Y despus de maniobrarloLo tap bien con las pajas,Para llevar de ventajaLo que emplearan en hallarlo.

[]Penurias de toda claseY miserias padecimos:Varias veces no comimosO comimos carne cruda,Y en otras, no tengan duda,Con raices nos mantuvimos.

Despus de mucho sufrirTan peligrosa inquiet,Alcanzamos con salA divisar una sierra,Y al fin pisamos la tierraEn donde crece el omb.

Nueva pena sinti el pechoPor Cruz, en aquel paraje,Y en humilde vasallajeA la Majest infinita,Bes esta tierra bendita,Que ya no pisa el salvaje.

Al fin la misericordiaDe Dios nos quiso amparar;Es preciso soportarLos trabajos con constancia:Alcanzamos a una estanciaDespus de tanto penar.

Ah mesmo me despedDe mi infeliz compaera:"Me voy", le dije,"ande quiera,Aunque me agarre el Gobierno,Pues, infierno por infiernoPrefiero el de la frontera."

Concluyo esta relacin,Ya no puedo continuar;Permtanm descansar:Estn mis hijos presentes,Y yo ansioso porque cuentenLo que tengan que contar.

Canto XI

Y mientras que tomo un tragoPa refrescar el garguero,[]Les contar de qu modoTuvo lugar el encuentro.Me acerqu a algunas estanciasPor saber algo de cierto,Creyendo que en tantos aosEsto se hubiera compuesto;Pero cuanto saqu en limpioJu que estbamos lo mesmo.Ans, me dejaba andarHacindome el chancho rengo,Porque no me convenaRevolver el avispero;Pues no inorarn ustedesQue en cuentas con el GobiernoTarde o temprano lo llamanAl pobre a hacer el arreglo.Pero al fin tuve la suerteDe hallar un amigo viejoque de todo me inform,Y por l supe al momentoQue el Juez que me perseguaHaca tiempo que era muerto: Por culpa suya he pasadoDiez aos de sufrimientoY no son pocos diez aosPara quien ya llega a viejo.Y los he pasado ans,Si en mi cuenta no me yerro:Tres aos en la frontera,Dos como gaucho matrero,Y cinco all entre los indiosHacen los diez como yo cuento.Me dijo, a ms, ese amigoQue anduviera sin recelo,Que todo estaba tranquilo,Que no persegua el Gobierno,Que ya naides se acordabaDe la muerte del moreno,Aunque si yo lo matMucha culpa tuvo el negro.Estuve un poco imprudente,Puede ser, yo lo confieso,Pero el me precipit,Porque me cort primero,Y a ms me cort la cara,Que es un asunto muy serio.Me asigur el mesmo amigoQue ya no haba ni el recuerdoDe aquel que en la pulperaLo dej mostrando el sebo.l, de engredo me busc,Yo ninguna culpa tengo;l mesmo vino a peliarme,Y tal vez me hubiera muertoSi le tengo ms confianzaO soy un poco ms lerdo;Fue suya toda la culpa,Porque ocasion el suceso.

Que ya no hablaban tampoco,Me lo dijo muy de cierto,De cuando con la partidaLlegu a tener el encuentro.Esa vez me defendComo estaba en mi derecho,[]Con semejantes noticiasYo me puse muy contentoY me present ande quieraComo otros pueden hacerlo.

De mis hijos he encontradoSlo a dos hasta el momento;Y de ese encuentro felizLe doy las gracias al cielo.A todos cuantos hablabaLes preguntaba por ellos,Mas no me daba ningunoRazn de su paradero.Casualmente el otro daLleg a mi conocimientoDe una carrera muy grandeEntre varios estancieros;Y fui como uno de tantosAunque no llevaba un medio.No faltaba, ya se entiende,En aquel gauchaje inmensoMuchos que ya conocanLa historia de Martn Fierro;Y all estaban los muchachosCuidando unos parejeros.Cuanto me oyeron nombrarSe vinieron al momento,Dicindome quines eran,Aunque no me conocieronPorque vena muy aindiaoY me encontraban muy viejo.La juncin de los abrazos,De los llantos y los besosSe deja pa las mujeres,[]Lo nico que me han contadoEs que mi mujer ha muerto;Que en procura de un muchachoSe fue la infeliz al pueblo,Donde infinitas miseriasHabr sufrido por cierto;Que por fin a un hospitalFue a parar medio muriendo,Y en ese abismo de malesFalleci al muy poco tiempo.[]

Canto XII

EL HIJO MAYOR DE MARTIN FIERROLA PENITENCIARIA[]Recordarn que quedamosSin tener donde abrigarnos,Ni ramada ande ganarnos,Ni rincn ande meternos,Ni camisa que ponernos.Ni poncho con que taparnos.[]Me cri, pues, como les digo,Desnudo a veces y hambriento;Me ganaba mi sustento,Y ans los aos pasaban;Al ser hombre me esperabanOtra clase de tormentos.

Si alguna falta cometoLa motiva mi inorancia;No vengo con arroganciaY les dir, en conclusin,Que trabajando de pinMe encontraba en una estancia.

El que manda siempre puedeHacerle al pobre un calvario;A un vecino propietarioUn boyero le mataron,Y aunque a m me lo achacaronSali cierto en el sumario.

[]Declararon otros dosSobre el caso del dijunto,Mas no se aclar el asunto,Y el Juez, por darlas de listo,"Amarrados como un Cristo",Nos dijo, "irn todos juntos".[]Nos remiti, como digo,A esa Justicia Ordinaria,Y juimos con la sumariaA esa crcel de malevosQue, por un bautismo nuevo,Le llaman Penicentiaria.

El porqu tiene ese nombreNaides me lo dijo a m,Mas yo me lo esplico ans:Le diran PenitenciariaPor la penitencia diaria,Que se sufre estando all.[]Inora el preso a que ladoSe inclinar la balanza,Pero es tanta la tardanzaQue yo les digo por m:El hombre que dentre allDeje ajuera la esperanza.

[]En esa crcel no hay toros,All todos son corderos;No puede el ms altanero,Al verse entre aquellas rejas,Sino amujar las orejasY sufrir callao su encierro.

[]

All se amansa el ms bravo,All se duebla el ms juerte;El silencio es de tal suerteQue, cuando llegue a venir,Hasta se le han de sentirLas pisadas a la muerte.[]En mi madre, en mis hermanos,En todos pensaba yo;Al hombre que alli dentrDe memoria ms ingrata,Fielmente se le retrataTodo cuanto ajuera vi.{]A visitar otros presosSus familias solan ir!Naides me visit a mMientras estuve encerrado.Quien iba a costiarse allA ver a un desamparado![]Yo no alcanzo a comprenderPor qu motivo serQue el preso privado estDe los dones ms preciososQue el justo Dios bondadosoOtorg a la humanid.

Pues que de todos los bienes,En mi inorancia lo infiero,Que le di al hombre altaneroSu Divina Majest,La palabra es el primero,El segundo es la amist.

[]Y si atienden mis palabrasNo habr calabozos llenos;Manejense como genos;No olviden esto jams;Aqui no hay razn de ms;Mas bien las puse de menos.

Y con esto me despido(Todos han de perdonar):Ninguna debe olvidarLa historia de un desgraciado.Quien ha vivido encerradoPoco tiene que contar.

Canto XIII

EL HIJO SEGUNDO DE MARTIN FIERRO[]Yo anduve ans como todos,Hasta que al fin de sus dasSupo mi suerte una taY me recogi a su lado;All viv sosegadoY de nada careca.

No tena cuidado algunoNi que trabajar tampoco,Y como muchacho locoLo pasaba de holgazn;Con razn dice el refrnQue lo geno dura poco.

En m todo su cuidadoY su cario pona;Como a un hijo me queraCon cario verdadero,Y me nombr de herederoDe los bienes que tena.

El juez vino sin tardanzaCuanto falleci la vieja."De los bienes que te deja",Me dijo, "yo he de cuidar:Es un rodeo regularY dos majadas de ovejas".

Era hombre de mucha labia,Con mas leyes que un dotor,Me dijo: "Vos sos menor,Y por los aos que tienesNo pods manejar bienes;Voy a nombrarte un tutor."Puso al frente un encargao,Y a m me llev con l.

[]En tan triste desabrigoTras de un mes, iba otro mes;Guardaba silencio el Juez,La miseria me invada,Me acordaba de mi taAl verme en tal desnudez.

No se decir con fijezaEl tiempo que pas all;Y despus de andar ansComo moro sin seor,Pas a poder del tutorQue deba cuidar de m.

Canto XIV

Me llev consigo un viejoQue pronto mostr la hilacha,Dejaba ver por la fachaQue era medio cimarrn,Muy renegao, muy ladrn,Y le llamaban Vizcacha.

[]Andaba rodiao de perrosQue eran todo su placer,Jams dej de tener Menos de media docena,Mataba vacas ajenasPara darles de comer.

Carnibamos noche a nocheAlguna res en el pago,Y dejando alli el rezagoAlzaba en ancas el cuero,Que se lo venda a un pulperoPor yerba, tabaco y trago.

!Ah!, viejo ms comercianteEn mi vida lo he encontrado.Con ese cuero robaoEl arreglaba el pastel,Y all entre el pulpero y l,Se estenda el certificao.

[]Una vez me di una sobaQue me hizo pedir socorro,Porque lastim a un cachorroEn el rancho de unas vascas;Y al irse se alz unas guascas:Para eso era como zorro,

[]Porque mat una vizcachaOtra vez me reprendi;Se lo vine a contar yo,Y no bien se lo hube dicho:"Ni me nuembres ese bicho",Me dijo, y se me enoj.

Al verlo tan irritaoHall prudente callar."Este me va a castigar",Dije entre m, "si se agravia."Ya vi que les tena rabia,Y no las volv a nombrar.

[]Cuando el juez me lo nombr,Al drmelo de tutor,Me dijo que era un seorEl que me deba cuidar,Ensearme a trabajar Y darme la educacin.

[]Tampoco tena ms bienesNi propiedad conocidaQue una carreta podrida,Y las paredes sin techoDe un rancho medio deshechoQue le serva de guarida.

Despus de las trasnochadasAll vena a descansar;Yo desiaba aviriguarLo que tuviera escondido,Pero nunca haba podido,Pues no me dejaba entrar.

Yo tena unas jergas viejas,Que habian sido mas peludas;Y con mis carnes desnudas,El viejo, que era una fiera,Me hechaba a dormir ajueraCon unas heladas crudas.

Cuando mozo ju casao,Aunque yo lo desconfo,Y deca un amigo moQue, de arrebatao y malo,Mat a su mujer de un paloPorque le di un mate fro.[]Soaba siempre con ella,Sin duda por su delito,Y deca el viejo maldito,El tiempo que estuvo enfermo,Que ella dende el mesmo infiernoLo estaba llamando a gritos.

Canto XV

Siempre andaba retobao:Con ninguno sola hablar;Se diverta en escarbarY hacer marcas con el dedo,Y en cuanto se pona en pedoMe empezaba a aconsejar.

Me parece que lo veoCon su poncho calamaco,Despues de echar un gen taco,Ans principiaba a hablar:"Jams llegues a pararAnde veas perros flacos."

"El primer cuidao del hombreEs defender el pellejo.Llevte de mi consejo,Fijte bien en lo que hablo:El diablo sabe por diablo,Pero ms sabe por viejo."

"Hacte amigo del juez;No le des de que quejarse;Y cuando quiera enojarseVos te debs encoger,Pues siempre es geno tenerPalenque ande ir a rascarse."

Nunca le llevs la contra,Porque l manda la gavilla:All sentao en su silla,Ningn gey le sale bravo;A uno le da con el clavoY a otro con la cantramilla."

[]

Y menudiando los tragosAquel viejo, como cerro,No "olvids", me deca,"Fierro,Que el hombre no debe creerEn lgrimas de mujerNi en la renguera del perro."

"No te debes afligirAunque el mundo se desplome.Lo que ms precisa el hombreTener, segn yo discurro,Es la memoria del burro,Que nunca olvida ande come.

"Deja que caliente el hornoEl dueo del amasijo;Lo que es yo, nunca me aflijoY a todito me hago el sordo:El cerdo vive tan gordo,Y se come hasta los hijos."[]

"Yo voy donde me convieneY jams me descarro;Llevte el ejemplo mo,Y llenars la barriga:Aprend de las hormigas:No van a un noque vaco."

"A naides tengs envidia:Es muy triste el envidiar;Cuando ves a otro ganar,A estorbarlo no te metas:Cada lechn en su tetaEs el modo de mamar."{]"Si buscs vivir tranquiloDedicate a solteriarMs si te quers casar,Con esta alvertencia sea:Que es muy difcil guardar Prenda que otros codicean."

"Es un bicho la mujerQue yo aqu no lo destapo,Siempre quiere al hombre guapo;Mas fijate en la elecin,Porque tiene el coraznComo barriga de sapo."

Y gangoso con la tranca,Me solia decir: "Potrillo,Recin te apunta el cormillo,Mas te lo dice un toruno:No dejs que hombre ningunoTe gane el lao del cuchillo."

"Las armas son necesarias,Pero naides sabe cundo;Ansina, si ands pasiando,Y de noche sobre todo,Debs llevarlo de modoQue al salir, salga cortando."

"Los que no saben guardarSon pobres aunque trabajen;Nunca, por ms que se atajen,Se librarn del cimbrn:Al que nace barrignEs al udo que lo fajen."

[]

Con estos consejos y otrosQue yo en mi memoria encierro,Y que aqu no desentierro,Educndome segua,Hasta que al fin se dormaMesturao entre los perros.

Canto XVI

Cuando el viejo cay enfermo,Viendo yo que se empiorabaY que esperanza no dabaDe mejorarse siquiera,Le truje una culandreraA ver si lo mejoraba.

Aun cuanto lo vi, me dijo:"Este no aguanta el sogazo:Muy poco le doy de plazo;Nos van ha dar un epetculo,Porque debajo del brazoLe ha salido un tabernculo."

Dice el refrn que en la tropaNunca falta un gey corneta:Uno que estaba en la puertaLe peg el grito ahi no ms:"Tabernculo,... !que bruto!Un tubrculo dirs."

[]Segua enfermo, como digo,Cada vez ms emperrao;Yo estaba ya acobardaoY lo espiaba dende lejos;Era la boca del viejoLa boca de un condenao.

All pasamos los dosNoches terribles de invierno:El maldeca al Padre EternoComo a los Santos benditos,Pidiendol al diablo a gritosQue lo llevara al infierno.

[]Cuando ya no pudo hablarLe at en la mano un cencerro,Y al ver cercano su entierro,Araando las paredes,espir all entre los perrosY este servidor de ustedes.

Canto XVII

Le cobr un miedo terribleDespus que lo vi dijunto;Llam al alcalde, y al puntoAcompaado se vinoDe tres o cuatro vecinosA arreglar aquel asunto.

"Anima bendita", dijoUn viejo medio ladiao"Que Dios lo haiga perdonao,Es todo cuanto deseo,Le conoc un pastoreoDe terneritos robaos."

"Si ensartaba algn asao-! Pobre! como si lo viese!-,Poco antes de que estuvieseprimero lo maldeca,Luego despus lo escupaPara que naides comiese."

"Quien le quit esa costumbreDe escupir el asadorFue un mulato resertorQue andaba de amigo suyo:Un diablo muy peliadorQue le llamaban barullo."

"Una noche que les hizoComo estaba acostumbrao,Se alz el mulato enojaoY le grit: -viejo indino,Yo te he de ensear, cochino,A echar saliva al asao!-"

Luego comenz el AlcaldeA registrar cuanto haba,Sacando mil chucheriasY guascas y trapos viejos,Temerid de trebejosQue para nada servan.

[]Habia riendas de domarfrenos, estribos quebraos;Bolas, espuelas, recaos,Unas pavas, unas ollas,Y un gran manojo de argollasDe cinchas que haba cortao.

Deca el alcalde muy serio:"es poco cuanto se diga;Haba sido como hormiga.He de darle parte al Juez.!Y que me venga despusCon que no se los persiga!"

Canto XVIII

Se largaron, como he dicho,A disponer el entierro;Cuando me acuerdo me aterro:Me puse a llorar a gritosAl verme all tan solitoCon el finao y los perros.

Me saqu el escapulario,Se lo colgu al pecador,Y como hay en el seorMisericordia infinita,Rogu por la alma benditaDel que antes ju mi tutor.

No se calmaba mi dueloDe verme tan solitario;Ah le champurri un rosarioComo si juera mi padre,besando el escapularioQue me haba puesto mi madre.[]Decan entonces las viejas,Como que eran sabedoras,Que los perros cuando lloranEs porque ven al demonio;Yo creia en el testimonioComo cr siempre el que inora.

Ahi dej que los ratonesComieran el guasqueroY como anda a su albedroTodo el que gerfano queda,Alzando lo que era moAbandon aquella cueva.. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Supe despus que esa tardeVino un pin y lo enterr;Ninguno lo acompaNi lo velaron siquiera;Y al otro da amaneciCon una mano dejuera.

Y me ha contao ademsEl gaucho que hizo el entierro-Al recordarlo me aterro,Me da pavor este asunto-Que la mano del dijuntoSe la haba comido un perro.

Tal vez yo tuve la culpaPorque de asustao me fu;Supe, despues que volv,Y asigurrselos puedo,Que los vecinos, de miedo,No pasaban por all.

[]Por mucho tiempo no pudeSaber lo que me pasaba;Los trapitos con que andabaEran puras hojarascas;Todas las noches soabaCon viejos, perros y guascas.

Canto XIX

Anduve a mi volunt,Como moro sin seor;Ese ju el tiempo mejorQue yo he pasado tal vez;De miedo de otro tutor,Ni aport por lo del Juez.

"Yo cuidar", me haba dicho,"De lo de tu propied:Todo se conservar,El vacuno y los rebaos,Hasta que cumplas 30 aos,En que ses mayor de ed."

Y aguardando que llegaseEl tiempo que la ley fija,Pobre como lagartijaY sin respetar a naides,Anduve cruzando el aireComo bola sin manija.

Me hice hombre de esa maneraBajo el ms duro rigor;Sufriendo tanto dolorMuchas cosas aprend;Y, por fin, vtima fuDel mas desdichado amor.

De tantas alternativasEsta es la parte peludaInfeliz y sin ayuda,Fu estremado mi delirio,Y causaban mi martirioLos desdenes de una viuda.

[]Cuando yo mas padecaLa crueld de mi destino,Rogando al poder divinoQue del dolor me separe,Me hablaron de un adivinoQue curaba esos pesares.

[]Me puse, al contar mis penas,Mas colorao que un tomate,Y se me aud el gaznateCuando dijo el hermitao:"Hermano, le han hecho daoY se lo han hecho en un mate.

[]"Debs maldecir", me dijo,"A todos tus conocidos;Ansina el que te ha ofendidoPronto estar decubierto,Y deben ser maldecidosTanto vivos como muertos."

Y me recet un hincaoEn un trapo de la viuda,Frente a una planta de ruda,Hiciera mis horaciones,Diciendo: "No tengs duda;Eso cura las pasiones."

A la viuda, en cuanto pude,Un trapo le manoti;Busqu la ruda y al pie,Puesto en cruz, hice mi rezo;Pero, amigos, ni por esoDe mis males me cur.[]Y con tanta medecinaMe pareca que sanaba;Por momentos se aliviabaUn poco mi padecer,Mas si a la viuda encontraba,Volvia la pasin a arder.

Ans me dejaba andar,Hasta que, en una ocasin,El cura me ech un sermn,Para curarme sin duda,Diciendo que aquella viudaEra hija de confisin.

Y me dijo estas palabrasQue nunca las he olvidao:"Has de saber que el finaoOrden en su testamentoQue naides de casamientoLe hablara en lo sucesivo;Y ella prest el juramentoMientras l estaba vivo."

"Y es preciso que lo cumpla,Porque ans lo manda Dios;Es necesario que vosNo la vuelvas a buscar,Porque si llega a faltarSe condenarn los dos."

Con semejante alvertenciaSe complet mi derrota;Le vi los pies a la sota,Y me le alej a la viuda,Mas curao que con la ruda,Con los grillos y las motas.

Despues me cont un amigoQue al Juez le haba dicho el curaQue yo era un cabeza duraY que era un mozo perdido;Que me echaran del partido,Que no tena compostura.

Tal vez por ese consejoY sin que mas causa hubiera,Ni que otro motivo diera,Me agarraron redepenteY en el primer contingenteMe echaron a la frontera.[]

Canto XX

Martn Fierro y sus dos hijos,Entre tanta concurrencia,Siguieron con alegraCelebrando aquella fiesta.Diez aos, los ms terribles,Haba durado la ausencia,Y al hallarse nuevamenteEra su alegra completa.En ese mesmo momentoUno que vino de ajuera,A tomar parte con ellosSuplic que lo almitieran.[]

Canto XXI

PICARDIA

-Voy a contarles mi historia(Perdnenme tanta charla),y les dir al principiarla,Aunque es triste hacerlo ans:A mi madre la perdAntes de saber llorarla.

Me qued en el desamparo, Y al hombre que me di el serNo lo pude conocer;Ans, pues, dende chiquito,Vol como el pajaritoEn busca de qu comer.

Que tanta gente destierra,O por causa de la guerra,Que es causa bastante seria,Los hijos de la miseriaSon muchos en esta tierra.

Ans, por ella empujado,No s las cosas que hara,Y aunque con verguenza ma,Debo hacer esta alvertencia:Siendo mi madre Inocencia,Me llamaban Picarda.

Me llev a su lado un hombrePara cuidar las ovejas,Pero todo el da eran quejasY guascazos a lo loco,Y no me daba tampocoSiquiera unas jergas viejas.

De trato tan rigorosoMuy pronto me acobard;El bonete me apretBuscando los mejores fines,Y con unos volantinesMe fu para Santa Fe.

[]Ans me encontr de nuevoSin saber dnde meterme,Y ya pensaba volvermeCuando, por fortuna ma,Me salieron unas tasQue quisieron recogerme

Con aquella parentela,Para m desconocida,Me acomod ya en seguida,Y eran muy buenas seoras;Pero las ms rezadorasQue he visto en toda mi vida.

[]

Era como tentacinLo que yo esperiment,Y jamas olvidarCuanto tuve que sufrir,Porque no podia decir"Artculos de la Fe".

Tena al lao una mulataQue era nativa de all;Se hincaba cerca de mComo el ngel de la guarda;!Pcara!, y era la pardaLa que me tentaba ans.

"Rez", me dijo mi ta,"Artculos de la Fe".Quise hablar y me ator;La dificult me aflige;Mir a la parda, y ya dije:"Artculos de Santa Fe".

Me acomod el coscorrnQue estaba viendo venir,Yo me quise corregir,A la mulata mirY otra vez volv a decir:"Artculos de Santa Fe".

[]Esta me da con el pie,Aquella otra con el codo:!Ah, viejas, por ese modo,Aunque de corazn tierno,Yo las mandaba al infiernoCon oraciones y todo!

[]Y dale siempre rosarios,Noche a noche sin cesar;Dale siempre barajarSalves, trisagios y credos;Me aburr de esos enriedosY al fin me mand mudar.

Canto XXII

Anduve como pelota,Y ms pobre que una rata:Cuando empec a ganar plataSe arm no s que barullo:Yo dije: A tu tierra, grullo, Aunque sea con una pata

[]

Con un socio que lo entiendeSe arman partidas muy genas;Queda all la plata ajena,Quedan prendas y botones:Siempre cain a esas riunionesZonzos con las manos llenas.[]

Es un vicio de mal finEl de jugar, no lo niego;Todo el que vive del juegoAnda a la pesca de un bobo,Y es sabido que es un robo Ponerse a jugarle a un ciego.

Y esto digo claramentePorque he dejao de jugar;Y le puedo asigurar,Como que fu del oficio:Ms cuesta aprender un vicioQue aprender a trabajar.

Canto XXIII

Un npoles mercachifleQue andaba con un arpista,Cay tambin en la listaSin dificult ninguna:Lo agarr a la treinta y unaY le daba bola vista.

[]Pero poco aprovechDe fatura tan lucida;El diablo no se descuida,Y a m me segua la pistaUn ato muy enredistaQue era Oficial de partida.

Se me present a esigirLa multa en que haba incurrido,Que el juego estaba prohibido,Qus iba a llevarme al cuartelTuve que partir con lTodo lo que haba alquirido.[]Decan que por un delitoMucho tiempo anduvo mal;Un amigo servicialLo compuso con el Juez,Y poco tiempo despusLo pusieron de Oficial.

[]La echaba de guitarreroY hasta de concertador:Sentao en el mostradorLo hall una noche cantandoY le dije: "Co...mo...quiandoCon ganas de oir un cantor."

Me ech el ato una miradaQue me quiso devorar,Mas no dej de cantarY se hizo el desentendido;Pero ya haba conocidoQue no lo poda pasar.

Una tarde que me hallabaDe visita... vino el ato,Y para darle un mal ratoDije juerte: "a...to...ribia,No cebe con la agua tibia", Y me la entendi el mulato.

Era todo en el Juzgao,Y como que se achoc,Ahi no ms me contest:"Cuanto el caso se presienteTe he de hacer tomar caliente,Y has de saber quin soy yo."

No hay matrero que no caiga,Ni arisco que no se amanse;Ans, yo, dende aquel lance,No sala de algn rincn,Tirao como el San RamnDespus que se pasa el trance

Canto XXV

Despus de muy pocos dias,Tal vez por no dar esperaY que alguno no se juera,Hicieron citar la gente,Pa riunir un contingenteY mandar a la frontera.

Se puso arisco el gauchaje:La gente est acobardada;Sali la partida armadaY trujo como perdicesUnos cuantos infelicesQue entraron en la voltiada.[]Canto XXVICuando me lleg mi turnoDije entre m: "Ya me toca",Y aunque mi falta era pocaNo s por que me asustaba;Les asiguro que estabaCon el Jess en Ia boca.

Me dijo que yo era un vago,Un jugador, un perdido;Que dende que f al partidoAndaba de picaflor;Que haba de ser un bandidoComo mi antesucesor.

Puede que uno tenga un vicioY que de l no se reforme,Mas naides esta conformeCon recebir ese trato:Yo conoc que era el atoQuien le haba dao los informes.

Me dentro curiosid,Al ver que de esa maneraTan siguro me dijeraQue ju mi padre un bandido;Luego, lo habr conocido,Y yo inoraba quien era.

Me empe en aviriguarlo;Promesas hice a Jess;Tuve por fin una luzY supe con alegraQue era el autor de mis dasEl guapo Sargento Cruz.

Yo conoca bien su historiaY la tena muy presente:Saba que Cruz, bravamente,Yendo con una partida,Haba jugado la vidaPor defender a un valiente.

Y hoy ruego a mi Dios piadosoQue lo mantenga en su gloria;Se ha de conservar su historiaEn el corazn del hijo;El al morir me bendijoYo bendigo su memoria.

[]El que sabe ser gen hijoA los suyos se parece;Y aquel que a su lado creceY a su padre no hace honor,Como castigo merece De la desdicha el rigor.

Con un empeo costanteMis faltas supe enmendar;Todo consegu olvidar,Pero, por desgracia ma,El nombre de PicardaNo me lo pude quitar.

Aquel que tiene gen nombreMuchos dijustos se ahorra,Y entre tanta mazamorraNo olviden esta alvertencia:Aprend por esperenciaQue el mal nombre no se borra.

Canto XXVIIHe servido en la fronteraEn un cuerpo de milicias;No por razn de justiciaComo sirve cualesquiera.

Y sufr en aquel infiernoEsa dura penitencia,Por una malaquerenciaDe un oficial subalterno.

[]Siempre el mesmo trabajar,Siempre el mesmo sacrificio,Es siempre el mesmo servicio,Y el mesmo nunca pagar.

Sin sueldo y sin uniformeLo pasa uno aunque sucumba:Confrmese con la tumba;Y si no... no se conforme.

[]De ese modo es el pastel,Porque el gaucho -ya es un hecho-No tiene ningn derecho,Ni naides vuelve por l.[]Y he de decir ans mismoPorque de adentro me brotaQue no tiene patriotismoQuien no cuida al compatriota.

Canto XIX

Esto cant Picarda[]Mientras todos celebrabanCon placer aquel encuentro.Mas una casualid-Como que nunca anda lejos-Entre tanta gente blancaLlev tambin un moreno,Presumido de cantorY que se tena por geno.Y como quien no hace nada,O se descuida de intento,Pues siempre es muy conocidoTodo aquel que busca pleito,Se sent con toda calma,Echo mano al estrumentoY ya le peg un ragido:Era fantstico el negro;Y para no dejar dudas,Medio se compuso el pecho.Todo el mundo conociLa intencin de aquel moreno:Era claro el desafoDirigido a Martn Fierro,Hecho con toda arrogancia,De un modo muy altanero.Tom Fierro la guitarra,Pues siempre se halla dispuesto,Y ans cantaron los dos,En medio de un gran silencio.

Canto XXX

MARTIN FIERRO

Mientras suene el encordao,Mientras encuentre el compsYo no he de quedarme atrsSin defender la parada,Y he jurado que jamsMe la han de llevar robada.

[]A un cantor le llaman genoCuando es mejor que los piores;Y sin ser de los mejores,Encontrndose dos juntos,Es deber de los cantoresEl cantar de contrapunto.[]Cuando mozo fu cantor(Es una cosa muy dicha);Mas la suerte se encaprichaY me persigue costante:De ese tiempo en adelanteCant mis propias desdichas.

[]Tiemple y cantaremos juntos;Trasnochadas no acobardan.Los concurrentes aguardan,Y porque el tiempo no pierdan,Haremos gemir las cuerdasHasta que las velas no ardan.

[]EL MORENO

Yo no soy, seores mos,Sino un pobre guitarrero,Pero doy gracias al CieloPorque puedo, en la ocasin,Toparme con un cantorQue esperimente a este negro.

Yo tambin tengo algo blanco,Pues tengo blancos los dientes;S vivir entre las gentesSin que me tengan en menos:Quien anda en pagos ajenosDebe ser manso y prudente.

Mi madre tuvo diez hijos,Los nueve muy regulares;Tal vez por eso me ampareLa Providencia divina:En los gevos de gallinaEl dcimo es el ms grande.

[]Yo tiro cuando me tiran;Cuando me aflojan, aflojo;No se ha de morir de antojoQuien me convide a cantar;Para conocer a un cojoLo mejor es verlo andar.[]No han visto en medio del campoAl hombre que anda perdido,Dando geltas afligido,Sin saber donde rumbiar?Ans le suele pasarA un pobre cantor vencido.

[]Y dende hoy en adelante,Pongo de testigo al CieloPara decir sin receloQue, si mi pecho se inflama.No cantar por la famaSino por buscar consuelo.[]Y suplico a cuantos me oiganQue me permitan decirQue, al decidirme a venir,No slo ju por cantar,Sino porque tengo a msOtro deber que cumplir.

Ya saben que de mi madreJueron diez los que nacieron,Mas ya no esiste el primeroY mas querido de todos:Muri por injustos modosA manos de un pendenciero.

Los nueve hermanos restantesComo gerfanos quedamos;Dende entonces lo lloramosSin consuelo, creanmel,Y al hombre que lo mat,Nunca jams lo encontramos.

Y queden en paz los gesosDe aquel hermano querido;A moverlos no he venido,Mas, si el caso se presienta,Espero en Dios que esta cuentaSe arregle como es debido.

Y si otra ocasin payamosPara que esto se complete,Por mucho que lo respete,Cantaremos, si le gusta,Sobre las muertes injustas.Que algunos hombres cometen.

Y aqu, pues, seores mos,Dir, como en despedida,Que todava andan con vidaLos hermanos del dijunto,Que recuerdan este asuntoY aquella muerte no olvidan.

Y es misterio tan projundoLo que est por suceder,Que no me debo meterA echarla aqu de adivino;Lo que decida el destinoDespus lo habran de saber.

Canto XXI

Y despus de estas palabrasQue ya la intencin revelan,Procurando los presentesQue no se armara pendencia,Se pusieron de por medioY la cosa qued quieta.Martn Fierro y los muchachos,Evitando la contienda,Montaron y paso a paso,Como el que miedo no lleva,A la costa de un arroyoLlegaron a echar pie a tierra.Desensillaron los pingosY se sentaron en rueda,Refirindose entre sInfinitas menudenciasPorque tiene muchos cuentosY muchos hijos la ausencia.[]Ans, pues, aquella nocheJu para ellos una fiesta,Pues todo parece alegreCuando el corazn se alegra.No pudiendo vivir juntosPor su estado de pobreza,Resolvieron separarseY que cada cual se jueraA procurarse un refugioQue aliviara su miseria.Y antes de desparramarsePara empezar vida nueva,En aquella soledMartn Fierro, con prudencia,A sus hijos y al de CruzLes habl de esta manera:

Canto XXXII

-Un padre que da consejosMs que padre es un amigo;Ansi como tal les digoQue vivan con precaucin:Naides sabe en que rincnSe oculta el que es su enemigo.

Hay hombres que de su cenciaTienen la cabeza llena;Hay sabios de todas menas,Mas digo, sin ser muy ducho:Es mejor que aprender muchoEl aprender cosas genas.[]

Las faltas no tiene lmitesComo tienen los terrenos;Se encuentran en los mas genos,Y es justo que les prevenga:Aquel que defetos tenga,Disimule los ajenos.[]Ni el miedo ni la codiciaEs geno que a uno le asalten,Ansi, no se sobresaltenPor los bienes que perezcan;Al rico nunca le ofrezcanY al pobre jams le falten.

[]El trabajar es la ley,Porque es preciso alquirir;No se espongan a sufrirUna triste situacin:Sangra mucho el coraznDel que tiene que pedir.

Debe trabajar el hombrePara ganarse su pan;Pues la miseria, en su afnDe perseguir de mil modos,Llama en la puerta de todosY entra en la del haragn.

[]Nace el hombre con la astuciaQue ha de servirle de gua;Sin ella sucumbira:Pero, sign mi esperencia,Se vuelve en unos prudenciaY en los otros picarda.

[]Muchas cosas pierde el hombreQue a veces las vuelve a hallar;Pero les debo ensear,Y es geno que lo recuerden:Si la verguenza se pierde,Jams se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidosPorque sa es la ley primeraTengan unin verdaderaEn cualquier tiempo que sea,Porque, si entre ellos pelean,Los devoran los de ajuera.

Respeten a los ancianos:El burlarlos no es hazaa;Si andan entre gente estraaDeben ser muy precavidos,Pues por igual es tenidoQuien con malos se acompaa.

La cigea, cuando es vieja,Pierde la vista, y procuranCuidarla en su ed maduraTodas sus hijas pequeas:Apriendan de las cigeasEste ejemplo de ternura.

Si les hacen una ofensa,Aunque la echen en olvido,Vivan siempre prevenidos;Pues ciertamente sucedeQue hablar muy mal de ustedesAquel que los ha ofendido.

[]Procuren de no perderNi el tiempo ni la vergenza;Como todo hombre que piensa,Procedan siempre con juicio;Y sepan que ningn vicioAcaba donde comienza.

Ave de pico encorvadoLe tiene al robo aficin;Pero el hombre de raznNo roba jams un cobre,Pues no es vergenza ser pobreY es vergenza ser ladrn.

[]

Es siempre, en toda ocasin,El trago el pior enemigo;Con cario se los digo,Recurdenlo con cuidado:Aquel que ofiende embriagadoMerece doble castigo.

[]Si entriegan su coraznA alguna mujer querida,No le hagan una partidaQue la ofienda a la mujer:Siempre los ha de perderUna mujer ofendida.

[]Estas cosas y otras muchasMedit en mis soledades;Sepan que no hay falsedadesNi error en estos consejos:Es de la boca del viejoDe ande salen las verdades.

Canto XXXIII

Despus a los cuatro vientoslos cuatro se dirigieron;Una promesa se hicieronQue todos deban cumplir;Mas no la puedo decirPues secreto prometieron.

Les alvierto solamente-Y esto a ninguno le asombre,Pues muchas veces el hombreTiene que hacer de ese modo-;Convinieron entre todosEn mudar all de nombre.

Sin ninguna intencin malaLo hicieron, no tengo duda;Pero es la verd desnuda--Siempre suele suceder--:Aquel que su nombre mudaTiene culpas que esconder.

[]Es el pobre en su orfandDe la fortuna el desecho,Porque naides toma a pechosEl defender a su raza:Debe el gaucho tener casa,Escuela, iglesia y derechos.

[]Y en lo que esplica mi lenguaTodos deben tener f;Ans; pues, entiendanm,Con codicias no me mancho:No se ha de llover el ranchoEn donde este libro est.

Permtanme descansar,!Pues he trabajado tanto!En este punto me plantoY a continuar me resisto:Estos son treinta y tres cantos,Que es la mesma ed de Cristo.

Pues son mis dichas desdichasLas de todos mis hermanos;Ellos guardaran ufanosEn su corazn mi historia:Me tendrn en su memoriaPara siempre mis paisanos.

[]Mas naides se crea ofendidoPues a ninguno incomodo,Y si canto de este modo,Por encontrarlo oportuno,No es para mal de ningunoSino para bien de todos.