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ENCUENTRO NACIONAL DE CENTROS. CURSO 2018-19 Foto Hermandades del Trabajo E n Hermandades del Trabajo acabamos de culminar los actos de conmemoración del LXX Aniversario, a los que nos unimos en MAS con la publicación de este número ex- traordinario. Pero la vida continúa y cómo dice el poeta “caminante no hay camino, se hace ca- mino al andar”. Es por esto que aprovechando la Festividad de la Natividad de la Virgen nos hemos reunido diversos centros los pasados dí- as 7 al 9 de Septiembre, en la residencia Ariane del Centro de Valencia, aprovechando la hospi- talidad y amable atención que nos han dispen- sado nuestros hermanos valencianos. La finalidad de la convocatoria era doble, por una parte, dar a conocer las Hermandades a nuevos afiliados, por otra, organizar un en- cuentro entre Centros de nuestro Movimiento. Las reuniones han estado presididas por los Presidentes Nacionales y por el Obispo-Emérito de Ciudad Real y Asesor de HHT, Mons. Antonio Algora. Tres fueron los actos principales de estas jor- nadas: a) Conferencia de Mons. Algora: “Hermanda- des del Trabajo, una realidad histórica, apos- tólica y social”. b) Mesa redonda con participación de los res- ponsables de los Centros asistentes, anali- zando la situación actual de sus respectivas demarcaciones. c) Conferencia de la Presidenta Nacional, Ma- risa San Juan: “Espiritualidad de Hermanda- des del Trabajo”. LOS “TIEMPOS” DE LAS HERMANDADES DEL TRABAJO José Sánchez Jiménez, repasa la historia de HHT, desde el “tiempo de silencio” y despe- gue; pasando por los “tiempos” de moderni- zación y desarrollo a los “tiempos” de cam- bio y de renovación y los retos del futuro. PÁGINAS 3; 5-6 ENCUENTRO NACIONAL DE CENTROS EN VALENCIA Resumen de lo tratado por los presiden- tes de Centros de Hermandades asisten- tes al Encuentro Nacional de Valencia, los días 7 al 9 de septiembre. PÁGINA 4 ESPIRITUALIDAD DE LAS HERMANDADES DEL TRABAJO Conferencia de la Presidenta Nacional, Ma- risa San Juan, en el cursillo de iniciación celebrado en Valencia, los días 7 al 9 de septiembre. PÁGINAS 11-13 ETTY HILLESUM. UNA MUJER DE LUZ EN MEDIO DE LA OSCURIDAD Rosario Paniagua, nos presenta un retrato de una víctima del exterminio de la Shoah, que se solidarizó con su pueblo judío has- ta el final y que nos aporta un testimonio de su valor humano, ético y trascendente. PÁGINAS 19-20 ENTREVISTA A MONS. JUAN DE DIOS PEÑA Aprovechando una visita Ad Límina de los obispos venezolanos a Su Santidad el Papa Francisco y su paso por España, publicamos la primera parte de la entrevista que nos ha concedido. Por Beatriz Hernández y Guada- lupe Mejorado PÁGINAS 18 Y 19 Hermandades del Trabajo C/ Juan de Austria, 6. Bajo B. 28010 Madrid www.hermandadestrabajo.org mas Editado por Hermandades del Trabajo Nº 741 Octubre, 2018 * NÚMERO EXTRAORDINARIO

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ENCUENTRO NACIONAL DE CENTROS.CURSO 2018-19

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En Hermandades del Trabajo acabamos deculminar los actos de conmemoración delLXX Aniversario, a los que nos unimos en

MAS con la publicación de este número ex-traordinario. Pero la vida continúa y cómo diceel poeta “caminante no hay camino, se hace ca-mino al andar”. Es por esto que aprovechandola Festividad de la Natividad de la Virgen noshemos reunido diversos centros los pasados dí-as 7 al 9 de Septiembre, en la residencia Arianedel Centro de Valencia, aprovechando la hospi-talidad y amable atención que nos han dispen-sado nuestros hermanos valencianos.

La finalidad de la convocatoria era doble,por una parte, dar a conocer las Hermandadesa nuevos afiliados, por otra, organizar un en-cuentro entre Centros de nuestro Movimiento.Las reuniones han estado presididas por los

Presidentes Nacionales y por el Obispo-Eméritode Ciudad Real y Asesor de HHT, Mons. AntonioAlgora.

Tres fueron los actos principales de estas jor-nadas:

a) Conferencia de Mons. Algora: “Hermanda-des del Trabajo, una realidad histórica, apos-tólica y social”.

b) Mesa redonda con participación de los res-ponsables de los Centros asistentes, anali-zando la situación actual de sus respectivasdemarcaciones.

c) Conferencia de la Presidenta Nacional, Ma-risa San Juan: “Espiritualidad de Hermanda-des del Trabajo”.

LOS “TIEMPOS” DE LASHERMANDADES DEL TRABAJO

José Sánchez Jiménez, repasa la historia deHHT, desde el “tiempo de silencio” y despe-gue; pasando por los “tiempos” de moderni-zación y desarrollo a los “tiempos” de cam-bio y de renovación y los retos del futuro.

PÁGINAS 3; 5-6

ENCUENTRO NACIONAL DECENTROS EN VALENCIA

Resumen de lo tratado por los presiden-tes de Centros de Hermandades asisten-tes al Encuentro Nacional de Valencia,los días 7 al 9 de septiembre.

PÁGINA 4

ESPIRITUALIDAD DE LASHERMANDADES DEL TRABAJO

Conferencia de la Presidenta Nacional, Ma-risa San Juan, en el cursillo de iniciacióncelebrado en Valencia, los días 7 al 9 deseptiembre.

PÁGINAS 11-13

ETTY HILLESUM. UNA MUJERDE LUZ EN MEDIO DE LA

OSCURIDADRosario Paniagua, nos presenta un retratode una víctima del exterminio de la Shoah,que se solidarizó con su pueblo judío has-ta el final y que nos aporta un testimoniode su valor humano, ético y trascendente.

PÁGINAS 19-20

ENTREVISTA A MONS. JUANDE DIOS PEÑA

Aprovechando una visita Ad Límina de losobispos venezolanos a Su Santidad el PapaFrancisco y su paso por España, publicamosla primera parte de la entrevista que nos haconcedido. Por Beatriz Hernández y Guada-lupe Mejorado

PÁGINAS 18 Y 19

Hermandades del TrabajoC/ Juan de Austria, 6. Bajo B. 28010 Madrid

www.hermandadestrabajo.org

masEditado por Hermandades del Trabajo

Nº 741Octubre, 2018 * NÚMERO EXTRAORDINARIO

Testimonio de D. JuliánSerrano : D. Abundio tenía

una fe colosal

“D. Abundio estaba siempre abierto a recibirlos problemas e inquietudes de los hombres.Llegaba inmediatamente a la intimidad del co-razón ajeno, para consolarlo, animarlo, fortale-cerlo o, si era preciso, para hacerle despertardel mal sueño de la tristeza o del egoísmo. Te-nía el don de calar en lo hondo. Considero queesta cualidad era una clara manifestación delgran amor de Dios que ardía en su alma...

Otra virtud muy característica suya ha sidosu fe. Una fe firme, colosal. Verdaderamenteparecía vivir inmerso en una luz de Dios que ledaba a conocer la realidad de las cosas en su au-téntica verdad. Podía valorar los acontecimien-tos de la vida de los hombres, grandes y peque-ños, desde esta perspectiva con entera objetivi-dad, y obrar en consecuencia. Tenía esta visiónsobrenatural constantemente y así hablabacon gran naturalidad de lo sobrenatural, sobre-naturalmente de lo más material, de lo humano,de lo ordinario. Considero necesario mencionaruna consecuencia de esta fe, que explica aspec-

tos importantes de su persona y de la trascen-dencia eclesial de su vida. Me refiero a que porla fe que Dios le dio se percató con toda claridadque en la época que le habíatocado vivir, se estaba ac-tuando de un modo intensí-simo y esperanzador: unnuevo progreso vital delPueblo de Dios, y que hacíafalta una penetración en elmundo del trabajo tan ne-cesitado de pan, catecismo y justicia social:Las Hermandades del Trabajo…

D. Abundio fue un hombre de oración y tu-vo alma de Eucaristía. Su mejor momento conel Señor lo tenía sobre la siete de la mañana, enel altar de la capilla, cerca del Sagrario, en unsencillo reclinatorio… A los miembros de suObra les pedía tres cosas: eucarísticamentepiadosos, apostólicamente activos y fraternal-mente unidos.

Unos días antes de morir, fui a verle en la ca-sa donde vivió siempre, en la Calle de Eloy Gon-zalo. Él estaba postrado en la cama y me dijo,‘Julián, hoy quiero celebrar contigo la Santa Mi-sa,’ y, haciendo un esfuerzo supremo, pero muyemocionado, le ayudé a levantarse de la cama y

celebramos los dos juntos el Santo Sacrifico ensu mesa camilla. Después de celebrar la SantaMisa se quedaba, como siempre, recogido en

una íntima acción de gracias.Nunca olvidaré aquellos mo-mentos de la acción de graciasde Don Abundio.

Era un gran maestro deoración y de dirección espiri-tual. Fue también muy esti-

mado y querido por la feligresía y muchoshombres y mujeres se integraron en los Ejerci-cios Espirituales que daba D. Abundio y mu-chas de estas personas le ayudaban en la ex-tensión de su obra en el mundo del trabajo.

Era sumamente sencillo, comprensivo, sinrespetos humanos, sereno, de una gran mode-ración en todo, generoso, magnánimo y aten-to a los detalles más pequeños, alegre y opti-mista. Estas y otras virtudes humanas y sobre-naturales comprobé. Yo he sido testigo de lasinceridad de vida con que Don Abundio predi-caba las virtudes, porque las vivía él mismo. Loque predicaba lo vivía heroica y ejemplar-mente.”

Julián Serrano de Andrés, Consiliario de lasHermandades del Trabajo-Centro de Madrid

2 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

Testimonios excepcionalesPor Miguel Parmantie

Testimonio de Sonsoles Nieto: D.Abundio, un hombre audaz y paciente

“Don Abundio tenía una personalidad humana sumamente atra-yente. Era audaz y prudente, austero, paciente y discreto. Destacabapor su capacidad de trabajo, su energía y su inmensa humildad. No co-nocía la soberbia ni la ambición humana, y ante las deserciones e ingra-titudes de algunos colaboradores, nunca le oí una queja ni comentarioque no fuese para disculpar. Vivía con toda sencillez, austero en la mesay no le gustaba recibir regalos personales. Si se le hacía algo tenía queir destinado a la Iglesia.

Don Abundio era, sobre todo, un hombre de oración. Toda su vidaestaba proyectada a Dios y su mirada transmitía el hilo constante quemantenía con el Señor. En las Hermandades nos transmitió su inquie-tud apostólica, su amor a la Iglesia y a la Jerarquía, su amor a María laMadre, y su actitud de servicio a los trabajadores. Insistía mucho en lanecesidad de que los militantes se preparasen en la vida de oración y deunión con Cristo para desarrollar después su acción apostólica.

Era muy paciente. Yo pude comprobar cómo a lo largo de su vidafue venciendo su carácter, tal vez algo impulsivo e impaciente, hastaser una persona pacientísima que escuchaba y escuchaba sin manifes-

tar ninguna señal de cansancio o aburrimiento. Nunca fueron sus con-versaciones frívolas, pero siempre era afable. Disfrutaba, gozaba y sereía ante las ocurrencias.

En sus charlas, con un estilo personalísimo, hacía una brillante ex-posición del tema y empleaba un preciso y riquísimo lenguaje expo-nente de su gran cultura, pero al alcance de sus sencillos oyentes. Erahombre poco hablador, de gran discreción, mas su conversación resulta-ba muy agradable y siempre confortante.

Tenía gran capacidad organizativa, y en esta Obra, había que to-mar muchas decisiones difíciles. El siempre afrontaba toda responsabi-lidad pero, sobre todo, supo rodearse de colaboradores muy valiosos aquienes trataba con toda atención. Les dedicaba el tiempo sin escati-marlo, como si no tuviese otra cosa más importante que hacer en esemomento.

Ahora bien, tenía un carácter fuerte y sobre todo muy exigente. Pe-ro, dada su categoría humana todos admitíamos las dos cosas y termi-nábamos agradeciéndoselo. Esta categoría humana estaba animada deun tono sobrenatural que se reflejaba en toda su vida”.

Sonsoles Nieto DaldaMilitante de las Hermandades del Trabajo

En este número extraordinario de MAS, presentamos dos testimonios sobre el Siervo de Dios escritos por testigosexcepcionales de las Hermandades del Trabajo fundadas hace más de 70 años. El primero es de D. Julián Serrano,sacerdote consiliario y testigo extraordinario del LEGADO DE DON ABUNDIO; el segundo de Sonsoles Nieto que des-cansa en la paz del Señor. Sonsoles fue militante de Hermandades desde los primeros años y fina observadora delas virtudes humanas y espirituales de D. Abundio.

“Hablaba con gran natu-ralidad de lo sobrenatural,sobrenaturalmente de lomás material, de lo hu-mano, de lo ordinario”.

MAS, Octubre 2018LXX Años de Hermandades del Trabajo 3

Los “tiempos” de las Hermandades del TrabajoPor José Sánchez Jiménez

Nacen las Hermandades delTrabajo oficialmente en 1947. Peroesta fecha, de hecho, significa muypoco si no se considera “el tiempo”en que surge esta Fundación:“tiempo” que no solamente es “ellecho o cama en que la vidatranscurre”, sino también, el“transcurrir” mismo de la vida, enpalabras de García Morente, cuandose refería y explicaba la “estructurade la historia”.

Si se me permite la metáfora, el “tiempo” deeste inicio podría compararse con el del panque sale del horno, y desde su propio olor,

aún caliente, anima a satisfacer una necesidadque hasta quedó recogida en la segunda partedel Padre Nuestro: “danos hoy nuestro pan decada día”. Ese pan es el final de un largo procesoque se inicia con el cultivo del grano, su cosecha,su conversión en harina y su transformación en“pan”, a partir de una “masa-madre”, y graciasal esfuerzo conjunto de los que siembran, cose-chan, muelen el grano, amasan y hornean, mien-tras los demás duermen y esperan al levantarseque el pan, entre otros alimentos, ayude, défuerza y permita el quehacer que a casi todosnos guía. El pan es, pues, el final de ese procesocomplejo y el comienzo, al ser consumido, deuna satisfacción de necesidades.

Por ello, esta fecha, 1947, es prueba de unarealidad que venía gestándose desde los iniciosdel decenio, el de los años cuarenta en España,globalmente caracterizados por la angustia ytristeza de una sociedad castigada y dividida;sometida a muertes, miserias, hambres y repre-siones, en sangriento contraste con una propa-ganda oficial que imponía el triunfo y obligabaa celebrarlo.

“Los años cuarenta, en fin, - según escribiera Dio-nisio Ridruejo, todavía entonces “hombre del Ré-gimen”- fueron, para la base más amplia y su-mergida de la población, años de dolor, hambre,vejación y miedo en un régimen de “salvoconduc-tos” para viajar y de “cartillas” para adquirir mi-serables raciones alimenticias. Fueron tambiénaños de euforia frívola, ofensiva, en la reducidaclase, profundamente vulgarizada, de los manda-rines sin respeto y los ricos especuladores”.

La gestación de las Hermandades, convienereiterarlo, tiene lugar en este entorno. En mediode una “política de Cruzada” empiezan a confor-marse, como vía para reducir, e incluso si fueraposible, anular el general “desencanto” en me-dio de un clima, según los casos, de exaltación, ode miedo e incluso terror.

Desde los primeros años cuarenta, y por dis-posición de su obispo, el siervo de Dios Abun-dio García Román, comienza a configurar unaConfederación de Trabajadores Cristianos; acepta,al mismo tiempo, convertirse en consiliario dio-cesano de la Acción Católica del Trabajo, y recibede su obispo, además, el nombramiento de Ase-sor Eclesiástico Sindical en la Delegación Provin-cial de Sindicatos de Madrid.

«Juntos en el trabajo, juntos enlas tareas de apostolado»

Su inquietud social creciente y su capacidad,a la vez natural y religiosa, para agrupar en suentorno a cristianos comprometidos en el mun-do del trabajo, debió influir para que monseñorEijo Garay, que ya antes le había animado a ma-tricularse en la Escuela Social de Madrid, le de-jara abierto el camino y le permitiese forjar ini-ciativas que acabarán transformando un inicialproyecto de Confederación de Trabajadores Cris-tianos -y las primeras experiencias de CentrosObreros de Acción Católica dentro del Secretaria-do Social Diocesano creado en diciembre 1946-en las Hermandades del Trabajo, fundadas, pordecreto episcopal, de 16 de julio de 1947, «co-mo instrumento primero de apostolado en elmundo del trabajo».

El decreto institucional constataba así la cla-ra dependencia de las Hermandades de la Jerar-quía Eclesiástica a través del Secretariado SocialDiocesano; sus dirigentes habrían de ser traba-jadores, hombres y mujeres en las mismas es-tructuras; y podrían pertenecer a una Herman-dad todos los trabajadores enrolados en la mis-ma actividad profesional, cualquiera que fuesesu categoría en la empresa: «juntos en el traba-jo, juntos en las tareas de apostolado», comen-taba el Fundador; y todos dispuestos e inmer-sos en la atracción a Cristo de las clases traba-jadoras, y en la convicción de que, en lo profe-sional y en lo social, la elevación del trabajador,la formación profesional y la asistencia y ayudaen todo su entorno familiar habrían de asegu-

rar y ampliar el número y el propósito de unasHermandades «apostólicas y sociales al cin-cuenta por ciento».

Conviene detenerse en este proceso, en esteprimer “tiempo”, y pensar, o imaginar al me-nos, lo que debió ser esta primera experiencia.Porque fueron años complejos, difíciles en to-dos los sentidos; en ocasiones oscuros y hastatrágicos; otras veces contradictorios. Pero esa“levadura-madre” –don Abundio García Román-, siempre de forma indiscutible y convincente,acabaría transformando unas realidades másque lúgubres en apuestas optimistas, animadasy hasta joviales. Por ello fue esencial en este na-ciente “tiempo”, la figura del sacerdote funda-dor. Sus virtudes, muchas; pero su sencillez, susimpatía, su convicción religiosa, su claridad ysu prudencia se adelantaban a cualquier otraconsideración y juicio.

En este primer “tiempo”, el de los orígenes,domina una preocupación religiosa cuya primerarespuesta pasa por la atención preferente a larealidad social, resistente y hasta cruel en todoslos sentidos a largo de los años cuarenta y cin-cuenta; cambiante y en ocasiones resplande-ciente durante la década de los sesenta, cuandola explosión conciliar supuso el mayor consen-so y la más esperanzada apuesta por el futuro;crítica y conflictiva, en fin, en los años setentay ochenta.

El Fundador de Hermandades tuvo siempreclara, al hilo de su preocupación y de su apues-ta teológico–eclesial, y aunque pareciera no te-ner conciencia de ello, la trascendencia de laHistoria; y, por encima de todo, de una HistoriaSocial; la que le preocupaba y alentaba, desde elprincipio, de crear y fomentar, y dirigir conahínco y esperanza un “Movimiento Social”atento a la transformación de unas realidadesdominadas por la carencia, el atraso, la injusti-cia y la negación de los más elementales dere-chos.

(Sigue en pág.5)

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Editado por las Hermandades del TrabajoDirector: Carlos Salcedo Peñalver. Consejo de Redacción: María Luisa San Juan, María José Plaza, Fernando García Adrianzén, Maru-

ja Jiménez, Antonio Molina Schmid, Miguel Parmantie, Juan Rico, Guadalupe Mejorado, Agustín Rodríguez de Lara.

Redacción y Administración: C/ JUAN DE AUSTRIA, 6, BAJO B. 8010 MADRID. TELÉFONO. 91 445 03 93. Depósito Legal M- 13.409-58. Imprime: ROTOMADRID. Los trabajos firmados que se publiquen en MAS no reflejan necesariamente la opinión del CONSEJO NACIONAL DE LAS HERMANDADES DEL

TRABAJO, sino, exclusivamente, las de los respectivos autores.

4 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

ENCUENTRO NACIONAL DE CENTROS EN VALENCIA.CONCLUSIONES

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Los Presidentes de losCentros de Córdoba(Agustín Rodríguez deLara), Valencia (JoséMiguel López),Zaragoza (José IgnacioArbó) y Presidenta delCentro de Alcorcón(Lidia Huerta),expusieron lasituación actual desus respectivoscentros, desde elpunto de vista apostó-lico y social,actividades querealizan, formación yacompañamiento de afiliados einformación económico.

Conclusiones

a) Con carácter general, los responsables delos Centros han constatado la disminucióndel número de afiliados y la escasez de diri-gentes jóvenes lo que implica una dificultadgrande para la renovación de los centros. Es-to conlleva un esfuerzo de las personas queestamos en Hermandades para seguir pres-tando nuestro servicio a los trabajadores.

b) Una de las causas de la disminución de losafiliados es el individualismo imperante enla sociedad actual, precisamente cuandomás necesario se hace unir fuerzas ante laprecariedad laboral y las situaciones de ex-clusión social, derivadas de una economíaglobalizada caracterizada por las nuevas tec-nologías y el dominio de las grandes multi-nacionales.

c) Pensamos que una obra como Hermanda-des del Trabajo sigue siendo útil, en primerlugar, por la necesidad de que los trabajado-res se asocien para mejor defender sus dere-chos y además porque, dentro de nuestrosescasos medios, se pueden ofrecer serviciosa los trabajadores afiliados, bien en activo ojubilados, no sólo de tipo culturales o recrea-tivos sino de asesoría jurídica, orientación ybúsqueda de empleo, coworking, etc.

d) La experiencia de Hermandades como Mo-

vimiento apostólico-social, al servicio a lostrabajadores desde 1947, nos estimula a per-severar en el carisma que nos inspiró nues-tro fundador, D. Abundio García Román y enlas enseñanzas de todos los militantes quepasaron por esta institución y de los que ha-cemos memoria. Estamos seguros de que laMisericordia de nuestro Señor Jesucristo acuyo servicio consagraron sus vidas les ha-brá conducido a gozar del descanso eternoen la casa del Padre.

e) Se considera muy conveniente que cadaCentro esté inserto en las Delegaciones dePastoral Obrera y en los Secretariados de lasrespectivas Diócesis.

f) Los distintos Centros de Hermandadesdesarrollan actividades en favor de sus afi-liados que no son homogéneas, sino que va-rían en función de sus circunstancias geo-gráficas e históricas, si bien de cara al futurose considera fundamental en todos los ca-sos:

1. La necesidad de mantener en los Cen-tros actuales, las acciones y prácticas espi-rituales y apostólicas.

2. Buscar nuevas actividades temporales ypotenciar las que actualmente se desarro-llan. Así como en los años cincuenta y se-senta fue fundamental el desarrollo del co-operativismo que permitió la creación deuna cooperativa de crédito que posibilitóla financiación de importantes obras socia-

les para los trabajadores afi-liados, en la sociedad del si-glo XXI el reto está en en-contrar formas de asociaciónviables económicamente sinque su finalidad sea estricta-mente lucrativa.

3. Es imprescindible poten-ciar y hacer un uso mayor delas nuevas tecnologías y po-tenciar tanto la página webcomo el periódico MAS. Lasnuevas tecnologías se debenfomentar tanto a efectos in-ternos, para nuestras comu-nicaciones y reuniones como

hacia el exterior, para las actividades so-cio-culturales a desarrollar en el futuro.

g) Afirmamos que Hermandades del Trabajoes hoy una asociación apostólico social convocación de presencia en el ámbito laboral,tan necesaria para la sociedad española co-mo lo fue en el momento de su fundación.Para lograr la revitalización de los Centrosde nuestro Movimiento, consideramos im-prescindible:

1. Preservar y en lo posible incrementar elpatrimonio económico, máxime teniendoen cuenta que somos una asociación defieles que no disfruta de ninguna ayuda osubvención pública.

2. La necesidad de seguir en nuestra laborapostólica las enseñanzas del magisterio yde la tradición de la Iglesia católica, así co-mo las enseñanzas del Vaticano II sobrelos laicos y todo el corpus doctrinal quese recoge en la Doctrina Social de la Igle-sia, nos impele a incrementar las activi-dades de formación para los afiliados ymilitantes.

Todo nuestros afanes y propósitos los pone-mos bajo la protección de la Virgen María, ba-jo cuyo amparo hemos celebrado estas jorna-das, para que interceda ante Nuestro Señor Je-sucristo para que aumente nuestro conoci-miento y amor por Él, mitigue la angustia y laestrechez económica de los trabajadores, reinela paz y la justicia social.

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En el llamado “Mensaje del 77”, cuando ex-pone las razones de su dimisión como Consilia-rio de las Hermandades, lo explica de la formamás lúcida y contundente: “Os decía en ciertaocasión que soy vuestra historia, pero que nodebo ni puedo ser vuestro futuro”.

Precisamente porque tenemos “pasado”, te-nemos herencia; no somos huérfanos ni nos ha-llamos desorientados. Temerosos sí; pero con-fiados, también. Sabemos, conocemos nuestro“punto de partida”; y la Doctrina Social de laIglesia, en la que creía –hay que subrayarlo- yde la que se abastecía, así lo plantea y loanima.

El “tiempo de silencio” y el“despegue” de las Hermandades

No se trata de hablar aquí –conviene reite-rarlo- de un tiempo astronómico, cronológico osimplemente histórico. Se trata de dilucidar, decomprender y de explicar un “tiempo social”; omejor dicho, “el tiempo socialmente vivido”: apartir, como se indica -tomando la expresióndel título de la asombrosa novela de MartínSantos- de un “tiempo de silencio”, con muchoscondicionantes en su “haber”; y que se abre aun “tiempo de despegue”, en una coyunturahistórica en la que se crea, se construye y se de-cide un futuro en crecimiento, no tanto en de-sarrollo, a partir y a través de las sucesivastransformaciones que animan el “quehacer”.

A mitad de los años cuarenta, y en medio dela situación reseñada, surgen en la Iglesia espa-ñola, acompañando a las Hermandades, y des-de el “silencio” referido, iniciativas apostólicasdiversas –JOC, HOAC, etc.-, por suerte animadasdesde la cúspide jerárquica, presidida entoncespor al arzobispo de Toledo, el cardenal “Pla yDaniel”.

Conforme recogía el Ideario de las Hermanda-des, los tres escenarios en los que había de per-filarse la actuación del militante eran la socie-dad, el ambiente laboral y la Iglesia. Eran sus sig-nos de identidad: una organización apostólica ysocial de trabajadores, dispuesta a luchar por sudignidad y derechos, que consideraba el trabajocomo la virtud humana más fundamental, y que,“sin cobardía ni respetos humanos”, había dedefender sus “directrices” con “sumisión filial ala autoridad de la Iglesia”.

En este mismo contexto, ya en los primerosaños cincuenta, el Movimiento de las Herman-dades del Trabajo de Madrid llega a su madu-rez jurídica con su aprobación canónica (3 deagosto de 1951) y el reconocimiento civil y lapersonalidad jurídica (2 de septiembre de1952). Sincrónicos en la práctica con la creacióndel Consejo Central del Movimiento de las Her-mandades del Trabajo (26 de enero de 1952) –co-mo medio de coordinación de las Hermandadesy Centros que iban surgiendo por toda España–conviene no olvidar, por su especial impacto opor su reconocida importancia en la trayectoriadel catolicismo social hispano más reciente,tres documentos, procedentes todos, en su re-dacción, de la Comisión Episcopal de Asuntos

Sociales, que cambiará luego su nombre por elde “Comisión Episcopal de Apostolado Social”.Estos documentos, La Instrucción Colectiva sobredeberes de Justicia y Caridad, que publica la Con-ferencia de Metropolitanos, el día 3 de junio de1951; Sobre la situación social de España, de día15 de agosto de 1956, y La Declaración sobre laactitud cristiana ante los problemas morales dela estabilización y el desarrollo económico, de 15de enero de 1960, conforman y animan el mar-co teórico que sirve de guía y faro de la acciónsocial católica que precede a la encíclica Materet Magistra, de Juan XXIII, en 1961.

Para el Fundador de Hermandades, el agluti-nante que a lo largo de la década ensamblaba aaquellos primeros hombres y mujeres fue la fe,“una fe sólida y firme, una fe sin complejos, pe-ro sin descaros, más bien abierta y desenfada-da”, a la que se unía “la inquietud apostólicapor la conquista para Cristo del mundo del tra-bajo”. Pero conviene, sobre todo, no olvidar,que fueron “años de organización y forja de mi-litantes”; y se puso mucho empeño “en el tem-ple apostólico, entrega generosa y práctica dela caridad”.

Los “tiempos” demodernización y desarrollo

Siguió luego la “etapa de las obras y servi-cios sociales: la etapa asistencial de las Her-mandades”– Obra de la Vivienda, comedoressociales, cooperativas de consumo y crédito,círculo de compradores, residencias veraniegas,etc.- en la que, por encima de todo, se valoraba“el espíritu emprendedor y de sacrificio puestoal servicio de los hermanos”. Aunque no es me-nos cierto, como dentro de los cuadros dirigen-tes se reconocía y comentaba, que el floreci-miento de ciertas obras económicas generabareticencias y reproches incluso en cuadrosapostólicos cercanos, que interpretaban estosavances como efecto de cierta “tibieza” en lacrítica al régimen político establecido. La in-comprensión, el resentimiento o incluso el fra-caso, a pesar de su reiterada insistencia, no lo-gró impedir, en la segunda mitad de los añossesenta, una movilización de afiliados por enci-ma de los setenta mil.

La expansión económica y social de los añossesenta, con la constitución primera y prolifera-ción de los Consejos Diocesanos que coordina-ban grupos de Hermandades; y el primer viajede D. Abundio a América, en julio de 1961,abren “el decenio de las grandes realizaciones”:se multiplica el número de afiliados, se inaugu-ran nuevas sedes, se aprueban Estatutos Dioce-sanos varios, se abren nuevos domicilios, seamplía la lista de obras sociales en funciona-miento. Se prepara la celebración de las Bodasde Plata (1971) que, para suerte de Hermanda-des, viene a coincidir con la jugosa y aventura-da experiencia del Concilio, que D. Abundio en-altece cuando habla de “Aires para tiemposnuevos”, el espíritu de promoción, el fomentode la alegría y el optimismo como “carisma delas Hermandades” y el amor a la Virgen como“motor” de las mismas.

¿Y los años setenta? Fueron años críticos,complejos, incluso “aciagos” para algunos, sor-prendidos de la facilidad y rapidez con que sepasa de un “desarrollo” ofrecido como progresi-vo y seguro, a situaciones inestables, sorpren-dentes, de complicada explicación y de aúnmás difícil atisbo de soluciones. Son los añosque siguen a la “guerra de los seis días” enOriente Medio, que acabaron elevando a cotasinsospechadas los precios del petróleo; la épocaen que la hegemonía norteamericana entró endecadencia tras los “años dorados” de la déca-da precedente; los años, en fin, en que la “edadde oro” fue sustituida por una “era de crisis”.

“La historia de los veinte años que siguierona 1973 -comenta el historiador inglés E. Hobs-bawm- es la historia de un mundo que perdiósu rumbo y se deslizó hacia la inestabilidad y lacrisis”. Reaparecieron los problemas que habíandominado en la crítica al capitalismo de antesde la guerra; se vieron de nuevo aumentar lasdesigualdades sociales y económicas en los paí-ses desarrollados; se potenciaron la desconfian-za e incluso el resentimiento colectivos; y los“grandes gastos sociales” con que los gobier-nos socialdemócratas habían procurado remon-tar los conflictos pudieron finalmente contro-larlos. “La única alternativa que se ofrecía -con-

(Viene de pág. 3)

(Sigue en pág.6)

LXX Años de Hermandades del Trabajo

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cluye Hobsbawm- era la propugnada por la mi-noría de los teólogos ultraliberales”; aunquetampoco al inicio de los noventa se había logra-do conseguir el sosiego: “Nadie sabía cómo en-frentarse a las fluctuaciones caprichosas de laeconomía mundial ni tenía instrumentos paraactuar sobre ellas”.

La propia "crisis de la Acción Católica", a me-diados de los años sesenta, patentizada ya enlos primeros setenta con la reducción en un 80por ciento de los afiliados, era también espejodel cambio de una sociedad en la que la "cultu-ra establecida" debió ceder ante ideas y movi-mientos críticos, radicales y regionalizados.Era, al mismo tiempo, testimonio de la presen-cia y actuación de cambios en la Iglesia, al hilode la aplicación -la querida y deseada; perotambién de la no deseada, que acabó imponién-dose- de los mensajes y proyectos del ConcilioVaticano II.

En muy pocos años se sucedieron, por citarsólo algunos de los más destacados hechos, nomás significativos que otros muchos que seomiten, la renovación, a partir de los mediadossesenta, del Episcopado español gracias a laconsagración de treinta de siete obispos auxi-liares que no necesitaron del "placet" concorda-tario y al nombramiento, lento y pausado, deobispos para sedes vacantes durante más detres años, la muerte del cardenal Pla i Deniel, elnombramiento de monseñor Tarancón comoPrimado y Arzobispo de Toledo, el acceso demonseñor Morcillo a la presidencia de la Confe-rencia Episcopal, la crisis vocacional del clero, ala que buscó respuesta la "Asamblea conjuntade obispos y sacerdotes", en 1.971, tratando dereducir diferencias y con objeto de restaurar launidad y la armonía en la Iglesia Española; y,precediendo a la misma, la decisión de la pro-pia Conferencia Episcopal de dedicar su Asam-blea Plenaria, en 1.970, a "La Iglesia y los po-bres", que había de servir en Cáritas Españolade apoyo, impulso y defensa frente a las ya se-rias dificultades para acceder a los compromi-sos adquiridos desde el Plan C. C. B. (Comunica-ción Cristiana de Bienes).

Viene a coincidir este proceso con lo que A.Linés titula “la difícil etapa del compromisocristiano”; y que cabría sintetizar de formasomera, y en consonancia con cuanto sucedeen el mundo, en España y en la Iglesia espa-ñola: la puesta en práctica de un principioclave en la Doctrina Social de la Iglesia, elprincipio de subsidiariedad: que aquello quepueda o deba hacer una institución en fun-ción de su capacidad y obligación de llevarloa efecto, no lo haga otra, aun cuando lo hu-biera venido haciendo hasta entonces. Urgía,pues, la cesión de las obras económico-socia-les y la vuelta plena al” compromiso cristia-no”; la búsqueda de la “identidad de la Obra”conforme a los prismas de visión, de análisisy de toma de decisiones en plenitud de liber-tad y de responsabilidad; la convicción de queera obligado renunciar a cualquier implica-ción política; e incluso el retiro, la desapari-ción del fundador y la búsqueda de savia nue-va para el proceso.

Cabría decir, pese al “tiempo” pasado, queesto es, sigue siendo, presente; nuestro presen-te; y que toca urge indicar, o referirse, al últimode los interrogantes más arriba apuntado: ¿Loscambios experimentados por las Hermandadesdel Trabajo fueron efecto de la trayectoria so-cial en escena, o respondieron por encima detodo a la iluminación socioreligiosa que él supotrasmitirle?

Los “tiempos” de cambio y derenovación, y los retos del futuro

La crisis global del hecho religioso, a partir dela “profunda renovación” llevada a cabo por elConcilio Vaticano II, fue, y es, una crisis y unconflicto de raíz urbana, que llega a los núcleosrurales por las mismas vías que antes mantení-an la “religiosidad” y los “valores”, las “conduc-tas” y “usos” tradicionales: crisis en el clero aconsecuencia de la indeterminación del queha-cer pastoral; crisis de seminarios y de vocacio-nes eclesiásticas; crisis de fe en los militantescatólicos, agravada, primero, a partir de 1.966,con la de la Acción Católica, desautorizada porla Jerarquía eclesiástica que juzga de primor-dialmente política la labor sociopastoral quevenía desarrollando; y más adelante, igualmen-te secundada por una cada vez más complejarelación entre los gobiernos de turno y la Jerar-quía eclesiástica.

De todo ello da cuenta con una claridad yuna firmeza más vivas que nunca la última alo-cución de D. Abundio García Román, a muy cor-to espacio de su muerte, en octubre de 1989,con motivo de la apertura del Encuentro Hispa-noamericano del Movimiento de Hermandades:“Un reto se enfrenta a nosotros. El reto quieredecir desafío, y también un poco de impreca-ción, de amenaza. Palabras un poco complejas;pero ante todo nos plantea una realidad durapara la cual estamos ante Dios”.

Indica a continuación que hacía cuarenta yseis años que las Hermandades escucharon estereto y se “dispusieron a trabajar”. “¿Os imagi-náis –añadía a continuación- lo que sería en-contrar cristianos sinceros y comprometidos entodos los centros de trabajo? ¿Y por qué no ha-bría de ser esto lo corriente si estamos bautiza-dos? Ya es hora que despertemos del sueño”, enpalabras de San Pablo”.

Luego entra ya en materia; para indicar que,“más que la sacudida rápida de una ayuda, loque necesitamos es un cuadro de principiosoperativos que se vayan imponiendo en la con-ciencia de todos: igualdad, libertad, subsidiari-dad y secularidad. Igualdad de todos los bauti-zados en Cristo; libertad, un hecho constitucio-nal que los laicos han de ejercer en el mundocon verdadera audacia confesante; subsidiarie-dad, que lo que puedan hacer en la comunidadeclesial los laicos, que no lo hagan los presbíte-ros; y secularidad, propia y peculiar de los lai-cos, que viven en el mundo y son para el mun-do, pero no sólo a título arbitrario sino con pre-sencia teológica.

A continuación, alentará a confiar y entroni-zar a la Virgen como “modelo de espiritualidadseglar por su vida sencilla e intimidad con Je-

sús”. Y acaba recomendando la devoción a laVirgen del silencio, puesto que en éste se fra-guan la “imaginación” y el “compromiso”: el“compromiso temporal”; en la empresa dondetrabajas, en la Hermandad donde militas, en labarriada donde vives, en el sindicato al que de-bes afiliarte “por muy desprestigiados que es-tén”, en la sociedad política donde te mueves(“Desde arriba se puede hacer mucho bien, másque desde abajo gritando y chillando”).

“Se comienza –indica a punto de concluir-con la oración, se concluye con el compromiso”.Porque nuestra empresa es evangelizadora. Ylos pasos a seguir pueden ser: 1. Ganaros elprestigio y la credibilidad entre vuestros com-pañeros de trabajo; 2. Dad pruebas irrefutablesde convivencia fraterna; 3. Haced siempre cau-sa común en la opción por la justicia; y 4. Ha-blad de Dios, de Cristo trabajador y de la Iglesiaa lo paulino: oportuna e inoportunamente.

Casi treinta años más tarde

En el próximo año, 2019, se cumplirán lostreinta años desde su fallecimiento. Es un he-cho evidente que la actualidad del mensajede D. Abundio sigue presente y adquiere unarabiosa actualidad cuando se observa cómo,con el paso del “tiempo”, aquellos interro-gantes no sólo no se han resuelto sino queaunque el siervo de Dios Abundio García Ro-mán pusiera el énfasis en que “era historia”,pero no “futuro”, al menos en España no pa-rece haber surgido esa “nueva generación”dispuesta y preparada para ser “futuro”.

La vida pesa; y el desconcierto surgidouna vez que la sociedad deviene tan cam-biante como insegura, el porvenir se crea yrecrea en medio de una incertidumbre quepuede fácilmente reducirse a “pesimismo”.Es una realidad presente; y no solamente enlas Hermandades. Las instituciones religio-sas, ya sean las de clérigos y monjas o las deseglares viven declive que los mismos estu-dios sociológico en torno a este asunto, dancomo diagnóstico la “escasez de vocaciones”o situaciones económicas insalvables.

La mirada al pasado “pesa” demasiado; yel “por qué” o el “cómo” valen cada día me-nos. Se impone el “para qué”; y éste chocacon la “inseguridad” y hasta con la perezafrente a cambios vertiginosos. La Providen-cia sola no arregla los problemas; posible-mente porque, a pesar del “a Dios rogando”,resulta corto, escaso, y en ocasiones nulo, el“con el mazo dando”.

Juan XXIII, ante el miedo de su entorno alas transformaciones que habría de provocarel Concilio, por sorpresa anunciado a los po-cos meses de su elección, repetía la impor-tancia, en incluso la trascendencia, de la“tradición”. Por eso –concluía- hay que hacer“cosas nuevas”. De no renovarse se estaríatraicionando a la una Iglesia que veía en latradición una de las fuentes de la verdad.

“¿Qué hacéis mirando al cielo? –repetía D.Abundio- moveos…”.

(Viene de pág. 5)

LXX Años de Hermandades del Trabajo

EL CARDENAL CISNEROS: REFORMADOR,HUMANISTA Y ESTADISTA

Por Pilar Concejo Álvarez

El Cardenal Cisneros es una figuraimportante de la historia deEspaña. Un hombre fuerte de lapolítica y de la Iglesia durante elsiglo XV. Impulsor de laevangelización en América,eclesiástico reformador, hombre deEstado, impulsor de la cultura.

Francisco Jiménez de Cisneros nació en To-rrelaguna (Madrid) en 1436 en una familiade clase media y murió en Roa el 8 de

noviembre de 1517 a los 81 años cuando viaja-ba a Valladolid para encontrarse con Carlos I, elfuturo rey de España. Cisneros nació en una Es-paña medieval, pobre, campesina y dividida encuatro reinos. Murió en una España unida porlos Reyes Católicos, moderna y renacentista.Figura cumbre de aquella época, es el mayorhombre de Estado que ha tenido España, segúnel historiador Joseph Pérez.

Estudió derecho, artes y teología en la uni-versidad de Salamanca. Marchó a Roma a traba-jar en la curia romana y allí se ordenó sacer-dote. Regresa al morir su padre, trayendo unas“letras para algún beneficio” en la diócesis deToledo. Vacante el arciprestazgo de Uceda, Cis-neros lo pidió, pero choca con el arzobispotoledano Carrillo, que se negó a ello. Lo mandaprender y encerrar en la fortaleza de Uceda yluego en el castillo de Santorcaz. Cisneros pasóvarios años preso, reflexionando, orando y estu-diando la Sagrada Escritura. Libre de la cárcel yal fin Arcipreste de Uceda, se marcha a la dióce-sis de Sigüenza como capellán mayor del cabil-do. Era obispo de Sigüenza, Don PedroGonzález de Mendoza, que descubrió en segui-da grandes dotes en el nuevo canónigo.

La cárcel y quizás los desengaños le empu-jaron a renunciar a los cargos que ocupaba enla Iglesia y se hace fraile franciscano. En 1484,a los 48 años de edad, entró en el monasteriode San Juan de los Reyes de Toledo y cambió sunombre de Gonzalo por el de Francisco. Su vidatambién cambió.

Hay dos nombres que marcan la vida de Cis-neros: el Cardenal Carrillo y el Cardenal Men-doza. El primero ordena su prisión después deregresar Cisneros de Roma y de haber obtenidoel cargo de Arcipreste de Uceda por decisiónpersonal del papa Pablo II. Parece lo tenía reser-vado para un familiar y no gustó nada altodopoderoso Arzopispo de Toledo.

El Cardenal Mendoza, lo excarcela y rehabili-ta. Se convierte pronto en su mentor y le re-

comendará para ser confesor de la reina Isabel,Arzobispo Primado de Toledo, y Consejero real.

Confesor de la reina

Cuando en 1492, la reina Isabel la Católicaquedó sin confesor por irse su anterior, FrayHernando de Talavera, nombrado arzobispo deGranada, consultó al cardenal Mendoza y éstele aconsejó como confesor a Cisneros, conocidopor su austeridad y virtudes. Tras resistirse,aceptó el cargo de confesor de la reina, con talque no se le obligase a residir en la corte, sinoen el convento más próximo a ella.

Reformador

Cisneros fue el encargado de poner en mar-cha la reforma religiosa en España que losReyes Católicos deseaban para modernizar laIglesia heredada de la España medieval.Comenzó por la reforma de su propia Orden defrailes menores. En 1494 fue elegido provincialde la provincia franciscana de Castilla y aceptósin dificultad porque deseaba introducir la “ob-servancia” de la regla del santo de Asís, en to-dos los conventos franciscanos. Con su secre-tario y compañero, fray Francisco Ruíz, camina-ban a pie, mendigando por los lugares de trán-sito y haciendo la reforma de la provincia fran-ciscana de Castilla. Los Reyes Católicos, que de-seaban emprender la reforma monástica en to-

da España, consiguieron del Papa brevesy bulas para reformar todas las ÓrdenesReligiosas de España. Con plenos poderesdel Papa y de los Reyes, emprendió Cis-neros, ya arzobispo de Toledo desde1495, la reforma monástica española to-tal. Entraba en los conventos, platicaba alos frailes sobre la obligación de observarla Regla fundacional; quemaba los “privi-legios” que tenían los frailes; les quitabalas posesiones, fincas y rentas y favorecíaa conventos más pobres, escuelas y hos-pitales. Les imponía una vida de mayorausteridad y oración.

La reforma fue bien aceptada en al-gunos conventos; en otros la resistenciafue tremenda. Los frailes de Talavera tu-vieron que ser expulsados por la fuerza;los de Salamanca armaron por las callesun escándalo; los de Calatayud fueron ex-comulgados, etc. Pero la reforma siguióadelante y los “observantes” dominaronen toda España. De estos conventos re-formados salieron grandes misioneros

para América recién descubierta y grandes can-didatos al episcopado.

En la reforma de las monjas, Cisneros encon-tró la ayuda de la reina Isabel en persona. Ellaiba a los conventos relajados y les empujaba ala reforma. Elegido Cisneros arzobispo de Tole-do, se empeñó en que los canónigos llevaranuna vida honesta y piadosa y lo fue consiguien-do poco a poco aunque no faltaron conflictos.Todo el clero secular de España fue reformadopor obispos reformados antes, hasta tal puntoque San Carlos Borromeo llegó a decir: “El clerode España es el nervio de la cristiandad.”

Estadista y Gobernante

Cuando la reina entregó a Cisneros el brevedel papa Alejandro VI nombrándolo arzobispode Toledo, Cisneros lo dejó caer diciendo: “Estono reza”. Desde este momento su actividadpública va a ser notoria. Gobernó la corona deCastilla en dos ocasiones por incapacidad de lareina Juana la Loca. En 1504 fallece la reina Isa-bel provocando una profunda crisis sucesoria.Cisneros desempeñará un papel fundamentalen la vida política del Reino. Entre 1506 y 1507presidió el Consejo de Regencia que asumió elgobierno de Castilla tras la muerte de Felipe elHermoso, en espera de que el rey Fernando re-gresase de Nápoles. Como premio a su fideli-dad, Fernando consigue para él la dignidad de

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(Sigue en pág. 8)

El Cardenal Cisneros por Eugenio Cajés, 1604. Universidad Complutense de Madrid (DP)

8 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

Cardenal de Toledo, en 1507 y el título de In-quisidor General. Entre 1516 y 1517 vuelve aasumir el gobierno de Castilla, tras la muertedel rey Fernando y en espera de Carlos I, el fu-turo rey, al que nunca llegó a conocer.

Fueron veinte años durante los cuales su au-toridad se hizo sentir en todo el reino siendo el“hombre fuerte” de la política y de la Iglesia, ydonde realizó sus obras principales: la reformaeclesiástica, la fundación de la universidad deAlcalá de Henares y el impulso para la publi-cación de la Biblia Políglota Complutense.

Humanista. Impulsor de la Cultura

Las dos obras emblemáticas de su espírituhumanista fueron, la creación de la Universidadde Alcalá de Henares y la impresión de laprimera Biblia Políglota Complutense. Cisnerossupo ver que toda renovación empieza por la

educación y funda la Universidad de Alcalá deHenares en 1499; la primera universidad rena-centista, humanis-ta y universal, hoyUniversidad Com-plutense de Ma-drid. Centro de launiversidad fue elcolegio mayor deSan Ildefonso alque añadió otrossiete colegios.

El otro magnoproyecto fue la pu-blicación en 1517de la Biblia Polí-glota Complutense. En 1502 Cisneros convocó enToledo a sabios conocedores de las lenguas clási-cas: hebreo, griego, latín, arameo, que enseguidaempezaron a trabajar en Alcalá. Consta de seisvolúmenes. El primero fue publicado en 1514 yel último en 1517. Se publicaron 600 ejemplares.

Fue una obra monumental de la ciencia españo-la y la primera Biblia Políglota que se publicó

en el mundo. Cisneros no la vio publi-cada.

El cardenal Cisneros también alen-tó y subvencionó la impresión de li-bros litúrgicos y de ascética y místicalos cuales fueron alimento y recrea-ción para tantos autores de nuestroSiglo de Oro.

En la catedral de Toledo, Cisnerosrestauró la liturgia hispano-mozára-be mandando construir la capilla delCorpus para ella y mandando editarel Misal y Breviario mozárabes. Tam-

bién se deben a él, el retablo de la capilla ma-yor de la catedral y la custodia de Arfe.

Sin duda ninguna, Cisneros fue una de lasfiguras “más descollantes y señeras de la histo-ria de España” (R. García Villoslada).

“Cisneros desempeñará unpapel fundamental en la vi-da política del Reino. Entre1506 y 1507 presidió el Con-sejo de Regencia que asu-mió el gobierno de Castillatras la muerte de Felipe elHermoso, en espera de queel rey Fernando regresasede Nápoles.

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La fiesta del afiliado es un día de los más importantes del año en las Her-mandades del Trabajo. Es un día muy querido y esperado por todosnosotros. Una vez pasadas las vacaciones, todos tenemos mucho que con-

tar, dónde hemos estado, cómo nos ha ido, etc.

Lo celebramos en Los Molinos, municipio situado en plena sierra madrileña,en la Villa Marista de San José, casa amplia y rodeada de un entorno natural,ya conocida por algunos de H.H.T. y regentada por los hermanos Maristas.

Pasamos una jornada en familia, disfrutando de un día de amistad y frater-nidad. La llegada a Los Molinos fue muy emotiva, nos sentimos muy agradeci-dos y contentos y nos esperaban ofreciendo una copa de vino dulce y pastas.

A las 12h se celebró la Eucaristía, dirigida por Don Ignacio María, consiliariode H.H.T., y por Don Natalino. Su homilía fue excelente y muy formativa. Yodestacaría tres aspectos que me hicieron reflexionar: la Fe, el sentido común yla idea de que todos somos hermanos. Son tres pilares fundamentales a teneren cuenta.

El día transcurrió sin prisas, en un ambiente de cordialidad y tranquilidad,amenizado por diferentes actividades y una agradable comida en grupo. (Aunasí, tengo que recordar las jornadas vividas en El Espinar, escenario tan queri-do por todos)

Ahora más que nunca, sometidos a un ritmo de trabajo inflexible y lleno detareas agotadoras, necesitamos ese descanso que nos ayude a liberarnos de latensión y del desgaste acumulado a lo largo de los días. Esta fiesta nos deberecordar que la vida no es sino esfuerzo y trabajo, pero el hombre está hechotambién para disfrutar, para gozar de las amistades, para orar y para agrade-cer.

A media tarde, como estaba planificado, salimos hacia Madrid, muy agrade-cidos y contentos por haber pasado un día de comunión, todos juntos, dondeen todo momento reinó la alegría y la fraternidad, agradeciendo al Señor elbuen día que nos hizo.

¡Que nos veamos al año que viene!

Sin obras no existe la Fe porque la Fe es hacer, obrar, trabajar,compartir con los demás en la medida y manera que Dios sehace valer en nosotros. ¿Le sientes?

¿Te importa la gente? Que te importe; ¿te importa bendecir?Bendice; ¿te preocupa que las almas se salven? Ayúdales; ¿vessoledad? Acompáñales; ¿sufrimiento? Mitígalo; ¿deseas que elmundo cambie? Reza; ¿te duele la desgracia ajena? Involúcrate;¿quieres salvarte? Su ministro -alter Christus- te perdonará en suNombre.

La Fe nace de las obras que hagas; por ti, lo hará la Fe de losotros. Si no ves así la vida, no conoces a Dios. Creer no es saberque Dios se hizo Hombre y ya, es mirarte en el prójimo y sentirle.

No existe Santo sobre la tierra que no haya trabajado por lasalmas. Todos, absolutamente todos, vivieron para otros,sufrieron por otros, trabajaron para otros y evangelizaron. ¡Tantodesvelo por las almas!

Si no haces mal pero tampoco bien -fuera de tu refugio-, no es-tás haciendo nada.

Imitar a Cristo es llevar sus Palabras contigo ¿las llevas? Él nodescansaba, Él se preocupaba por todos menos de sí mismo… Sino es así y te refugias en tu guarida, no puedes hablar de Fe sinode ti.

¿Pues qué mérito tiene amar entre los que se aman? AnteDios, ninguno. Él vino por los que no son capaces de sentir a suprójimo.

¿Llevarás al cielo aunque solo sea un alma? Piénsalo y actúa.Si eres hijo de Dios, revélale, da Testimonio.

Sin obras no hay FEPor : Emma Díez Lobo

Fiesta del Afiliado 2018Por: Juan J. Valenciano

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Reseña histórica del Centro de Barranquilla(Colombia)

Hablar de la historia del Movimien-to de las Hermandades del Trabajoen Barranquilla, es hablar de lalucha que un grupo de hombres ymujeres seguidores de los idealesde D. Abundio García Román, handado para llevar a Cristo al mundodel trabajo.

Primeros pasos

Barranquilla, es la capital del departamentodel Atlántico, ciudad portuaria y con gran voca-ción comercial e industrial; por esas razones,los misioneros D. Julián Serrano, Maruja More-no y Miguel Muñoz, decidieron crear aquí eltercer Centro de las Hermandades del Trabajoen Colombia en el año de 1966. Luego se inte-graron Pedro Tostado y Miguelina Guillén.

Hermandades de Barranquilla nació eclesiás-ticamente por Decreto número 369 de fecha 9de diciembre del año 1966 proferido por Mon-señor Germán Villa Gaviria, Obispo de Barran-quilla. Su primer Delegado fue el padre ClotarioHémer Cervantes, quien nos acompañaría pormuchos años.

Nuestra primera sede se encontraba ubicadaen la calle 48 entre las carreras 45 y 46, desdeallí se inició la difícil pero gratificante tarea deevangelizar el mundo del trabajo en nuestraciudad. En un comienzo las actividades del cen-tro eran: La Escuela de Alfabetización paraAdultos. Hay que decir que para ese entonces elíndice de analfabetismo entre los trabajadorescolombianos era alto y tampoco había posibili-dades de acceder a la formación técnica; poreso se inicia también el curso de Auxiliar Con-table dirigido por los señores Álvaro Solano yEduardo Blanco Martínez.

De otro lado se creó el taller de carpintería yherrería, el cual duró muy poco pero sirvió co-mo un eje integrador ya que algunos de los afi-liados después de su jornada laboral, aportabansu granito de arena para el taller. Este taller fa-bricó más de 100 sillas y cuatro mesas (queaún se están utilizando).

En 1967, y ante la necesidad de reglamentary legalizar el Centro ante las autoridades, obte-nemos la personería jurídica, eligiéndose comopresidente al señor Luís Saravia Ortiz, el cualhabía llegado inicialmente a nuestros cursos dealfabetización y se enamoró de nuestra obra.Esto nos permitió además de “existir” para elEstado colombiano, poder desarrollar otras ac-tividades como las colonias infantiles, la cualcontó con la asistencia de 15 niños, hijos de lostrabajadores que se encontraban inscritos en elprograma de alfabetización.

Un año después (1968) se re-alizarían las segundas coloniascon la asistencia de 36 niños. Esen este año que el Centro, bajola orientación de Luís Saravia,los hermanos de España y laguía del Padre Clotario HémerCervantes, inicia una serie deactividades destinadas a forta-lecer y mejorar la formación delos trabajadores barranquille-ros, entre otras: conferencias aPadres de Familia, cursos de Cu-linaria y de Modistería; estos úl-timos orientados por MarleneTuiran Miranda, quien añosmás tarde se convertiría en laprimera Presidenta del Centroy además se fortaleció aúnmás la escuela de alfabetizaciónya que ingresaron más trabajadores de impor-tantes empresas de la ciudad, además con elapoyo de Caritas se inició un programa de ayu-da alimentaria.

Traslado y una agradable visita

Para el año de 1969 el Movimiento se trasla-dó a una nueva sede, ésta se encontraba en unpunto céntrico de nuestra ciudad. Y es en esemismo año que nuestro fundador Don AbundioGarcía Román visita por primera vez el Consejode Barranquilla quedando plenamente satisfe-cho con la labor adelantada en éste.

Siguiendo con nuestra línea de acción y conel objetivo de profundizar en el estudio de laDoctrina Social de la Iglesia, el padre ClotarioHémer Cervantes crea el C.E.A.S (Centro de Es-tudios de Acción Social) el cual estaba confor-mado por profesionales y directivos sindicales.Este grupo además dictaba charlas y organiza-ba jornadas de capacitación en las empresas dela ciudad. Luego de un proceso de reestructura-ción en el Consejo, quedó como Coordinadordel Centro de Barranquilla, Eduardo BlancoMartínez. Esta figura aparece debido a que enese entonces la mayoría de los dirigentes y mi-litantes eran recién ingresados y se debía forta-lecer su proceso de formación. Como conse-cuencia de la reestructuración se formaron losdepartamentos de Acción Apostólica, Acción La-boral, Acción Familiar y Formación Profesional;además el programa de Colonias Infantiles pasóa ser coordinado por el Departamento de Ac-ción Familiar.

Hasta luego a una gran amiga

Es en este año que una de nuestras grandesamigas y asesoras, Miguelina Guillen, nos dicehasta luego, quien debió regresar a España y ensu reemplazo llegó Mabel Guerrero; ésta últimase unió a Pedro Tostado, Justino Pérez y JoséSánchez.

Tiempos difíciles

Al comenzar el año 1970 el Movimiento setraslada a una nueva sede, la cual estaba ubica-da en la calle 44 entre las carreras 41 y 43. Elarriendo del inmueble costaba la suma $1.800pesos mensuales.

Durante este año se presentan dificultadeseconómicas en el Centro por la falta de sociosaportantes, pese a esa dificultad el programade ayuda alimentaria se amplió y se llegaron abeneficiar cerca de 100 familias.

En el curso de este año llegaron dos aseso-res: Antonio Martín y Jesús Robledo quienescon sus valiosas ideas y aportes contribuyerona que el Movimiento saliera adelante. Pero pesea todas las acciones Hermandades seguía arras-trando un déficit el cual se logró sanear graciasa las constantes oraciones y a una donación he-cha por el empresario Julio Mario Santo Domin-go, de la empresa Cervecería Águila, S.A., quienconvencido por Eduardo Blanco, y viendo losbeneficios logrados por sus trabajadores aportóla suma de $25.000 pesos.

A mediados del 70 y con la satisfacción deldeber cumplido, con una gran sonrisa en sus la-bios partieron rumbo a España nuestros aseso-res; se fueron tranquilos y conscientes de habersembrado en un grupo de trabajadores la mismasemilla que Don Abundio sembró en ellos, segu-ros de que la obra continuaría dando frutos.

Monseñor Villa Gaviria

Aunque se logró superar el déficit, los gastosde funcionamiento continuaron siendo unagran carga para los socios quienes hacían unsinnúmero de actividades con el ánimo de cas-tigar el pasivo (empanadas bailables, rifas, bin-gos, paseos, etc.). Estas actividades lograron en

Una reunión de trabajo en el Centro de Barranquilla en 1972 Foto

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(Continúa en pág. 10)

10 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

Pedro Pallín estuvo a cargo delDepartamento de Acción Familiardel centro de Madrid durante ochoaños, susituyendo a Julián García,anterior director. Aún hoy, aunquela fórmula de encuentro dematrimonios es diferente, siguecoordinando los llamados PrimerosDomingos de Acción Familiar juntoa D. Julián Serrano y HerminioBlázquez.

¿Qué es lo primero que piensas de Acción Fa-miliar y los 70 años de Hermandades?

Cuando un grupito de personas nos plan-teamos el setenta aniversario de la fundaciónde Hermandades del Trabajo, contemplado des-de la perspectiva de Acción Familiar, y enfocadoa los equipos de matrimonios, que durante mu-chos años han formado parte del Departamen-to del mismo nombre, pensamos lo resumimosen una palabra: “vivencias”.

Me gustaría que sirviera para rendir home-naje a tantos y tantos matrimonios, que ya noestán con nosotros, aunque en la actualidad to-davía hay algunos; lo que da una idea de lafuerza que transmitió Don Abundio a estosequipos).

¿Cuándo te incorporaste a los equipos de mat-rimonios de Acción Familiar?

Mi pertenencia a ellos data de los años 70 (osea, de antes de ayer) y fui reclutado para losequipos de acción familiar en mi estancia en laresidencia de Nuestra Señora del Rocío de Chip-iona, durante las vacaciones de verano.

¿Cuáles son algunos de tus recuerdos más en-trañables?

Hay recuerdos muy importantes, como la Fi-esta de la Sagrada Familia, entre Navidad yReyes, celebrada con los niños sentados en lasescaleras que dan acceso al altar mayor, y en la

que Don Abundio tenía un recuerdo muy espe-cial para las amas de casa. Hay que tener encuenta que eran ellas las que “permitían” quesus maridos pudieran dedicar sus horas libres alas tareas de apostolado en Hermandades.

En el capítulo de Residencias, mi familia,compuesta por mi mujer y mis tres hijos, hadisfrutado bastantes veranos en la residenciade Nuestra Señora del Rocío, en Chipiona. Teníaun atractivo muy especial, sobre todo para lasseñoras, que tenían diferentes tertulias: ade-más de la terraza de las plantas (denominadaasí porque se mostraban las plantas de lospies), existía la del lavadero, la de la plancha, elPatio de las Ranas, e incluso la del papillero.

Tampoco quiero olvidar la “visita a los enfer-mos” llamada así porque cada día el chiringuitoera distinto, presidida por Don Julián Serrano, yen la que hacíamos honor a las tapas an-daluzas. ¡Qué recuerdos tan maravillosos! A míno me importaría volverlos a vivir incluyendolas incomodidades como los baños compar-tidos, lavabo en las habitaciones, etc. A pesarde ello, siento una gran nostalgia.

Más recuerdos. Los que se refieren a la fiestade Fin de Curso, celebrada varios años enPeguerinos. Allí nos reuníamos nada más y na-

da menos que de 8 a 10autocares. Era un día decampo, con la celebraciónde la Eucaristía comoprimer acto al aire librepara, a continuación, re-alizar diversos juegos:carreras de sacos, elpañuelo, relevos... Y luego,la comida compuesta portortilla de patatas, filetesempanados, melón ydemás viandas propias delas excursiones.

Y de otros actos del de-partamento, que no fuer-an lúdicos ¿qué resal-tarías?

Pues he dejado para el final, aunque no porello menos importante, lo relacionado connuestra formación como creyentes, miembrosde un movimiento apostólico social como Her-mandades, creado por y para trabajadores cuyoapostolado se desarrolla en el mundo del traba-jo.

Las reuniones se realizaban los tercerosdomingos y en ellos trabajábamos diversostemas, especialmente relacionados con la famil-ia, aunque también se trataban otros asuntosde actualidad expuestos en conferencias. Estaslas daban expertos elegidos para el desarrollode los mismos. Ahora los encuentros, menosnumerosos, tienen lugar los primeros domin-gos de mes y tratamos temas de crecimientocomo cristianos bajo la dirección de D. JuliánSerrano.

¿Qué nos dirías para terminar esta entre-vista?

Pues no sé si he cumplido con la intenciónde haceros llegar la intensidad y cariño con elque recordamos estas vivencias. Lo que sípuedo asegurar es que el Departamento de Ac-ción Familiar ha creado vínculos muy impor-tantes entre los componentes de los equipos ypor ello, también, damos gracias a Dios.

9arte subsanar el total de los costos. Es por esoque en una visita a Monseñor Germán Villa Ga-viria le manifestamos que debido a la pobrezade los trabajadores de la ciudad nos era imposi-ble mantener con vida al Movimiento de lasHermandades.

Ante esta realidad Monseñor nos propusosolicitar una donación a “ABVENIAN “CentroAlemán de Ayuda para las Arquidiócesis de La-tinoamérica”, y, además, en una muestra de sugran generosidad, nos dijo que asumiría partedel arriendo. Este gesto de Monseñor motivó atodos los miembros del Centro a seguir traba-

jando aún más. Cabe mencionar que MonseñorVilla Gaviria siempre estuvo pendiente de nues-tras Hermandades, y en diversas ocasiones nosacompañó y respaldó con un consejo oportunoy eficaz.

Pioneros en Alfabetización

Desde nuestros inicios siempre nos preocupóla educación y la formación técnica de los tra-bajadores, es así que luego de avances en elprograma de alfabetización, decidimos estruc-turar la Escuela Primaria para Adultos, bajo ladirección de los esposos Salazar-Ramírez, asícomo también fortalecer los programas técni-

cos: modistería, primeros auxilios (enfermería) bajo la dirección de Aidée Ramírez de Salazar.Años más tarde, recibimos reconocimiento porparte de la Gobernación del Departamento delAtlántico por nuestra labor educativa en bene-ficio de los trabajadores.

Actualmente los responsables de las Her-mandades de Barranquilla están vivamente in-teresados en seguir trabajando codo a codopor la promoción integral del trabajador y sufamilia, con la convicción que el Cristo Resuci-tado no nos abandonará en esta obra creadapor ese gran hombre y apóstol ABUNDIO GAR-CÍA ROMÁN.

(Viene de pág. 9)

Acción Familiar en Hermandades: vivenciasPor Pedro Pallín García

Entrañable foto del Patio de las Ranas, en la Residencia Ntra. Sra. del Rocío,en slas primeras décadas (Foto Hermandades del Trabajo)

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De la Conferencia pronunciada porla presidenta nacional el 8 de sep-tiembre en el Cursillo de Iniciaciónde Hermandades celebrado en laresidencia Ariane (Valencia).

1. ELEMENTOS DE LAESPIRITUALIDAD SEGLAR

(Del libro: AGR Un sacerdote para el mundo deltrabajo, Págs. 135 y 136)

Los textos que conservamos de D. Abundiohablando sobre la oración siguen siendo ac-tuales, aunque el lenguaje haya cambiado ennuestros días. Nos señala en ellos tres elemen-tos claves para el apóstol seglar: Bautismo;Oración y Espiritualidad seglar:

A) Del Bautismo se desprende para todocristiano el carácter de inmolación con el quedebe santificar su vida. La vida cristiana es es-encialmente una inmolación continua. Hemosde morir con Cristo, nos dice el apóstol.

El compromiso que surge del bautismo tienecaracterísticas distintas para los seglares quepara los religiosos y sacerdotes. “Para losseglares ha de estar señalada por los deberesde su propio estado seglar en la Iglesia. La vidafamiliar, la vida profesional, la propia vida so-cial o de convivencia traen sus espinas que po-drán, en muchos casos, ahorrar otras mortifica-ciones”.

“El ofrecimiento de las obras del día comoejercicio cotidiano es un elemento devocionalimprescindible.” (Divino Corazón de Jesús, teofrezco mi día con sus alegrías, trabajos y tris-tezas…es la oración que rezamos en HHT alcomenzar el día).

B) La oración es otro elemento indispensa-ble en toda espiritualidad. “Hemos de adver-tir que la oración, más que una piedad, es unadisposición interior. La oración, fundamental-mente, consiste en ponernos en contacto conDios de donde surgirán afectos de alabanza,petición, acción de gracia, etc. Para orar, pues,no hacen falta fórmulas. El trabajo, las preocu-paciones, la agitación de la vida, todo puedefacilitar la elevación del corazón a Dios”.

D. Abundio nos indica como indispensableen la vida seglar la oración vocal, “Es la queJesús nos propuso al enseñarnos el Padrenue-stro. Y para nosotros, militantes, nos resultafácil el paso de esta a la oración mental. LosExámenes prácticos, El rosario, como magnífi-ca oración de hogar, pueden también conver-tirse en instrumentos de fácil oración mental.La oración vocal debe completarse con laoración comunitaria o litúrgica, que tambiénes vocal”.

“Es muy conveniente para el militanteseglar el ejercicio de la oración mental. A nues-tros Grupos Apostólicos se les obliga a hacer di-ariamente la visita al Santísimo con esta idea yfinalidad. A las Vanguardias se les pide mediahora de meditación como medio más exigentede formación apostólica”.

LA ORACIÓN MENTAL, IMPRESCINDIBLEPARA EL MILITANTE SOCIAL

(Libro: AGR Un sacerdote para el mundo del trabajo, Págs. 367-369)

“Hasta que no se logre hacer más habitualla oración mental, quedará mucho por con-seguir una identidad cristiana tanto personalcomo colectiva.

Varias son las razones que dificultan estapráctica frecuente:

1) La esencia de la oración consiste en queel hombre debe encontrarse consigo mismoa solas. Esto entraña la gran dificultad.Solemos huir de este encuentro por co-bardía ante el pánico de la propia pobrezaespiritual. En el fondo, el hombre se teme así mismo.

2) Otra razón de por qué la oración es mortifi-cante y dolorosa, es porque ella es auténticaexperiencia de fe, y sabemos que la fe es acep-tar a otro que venga a hacerse dueño denosotros. Y a esto nos rebelamos absoluta-mente.

3) El valor de la oración no se puede medirpor la utilidad que se saca de ella. Laoración es cuestión de amistad. Y una amis-tad no vale porque sea más o menos útil.Aquí lo que está en juego es el amor, que

por supuesto trasciende toda dimensiónpragmática.

4) Lo original del cristianismo está en larelación personal que el hombre entabla conDios, es decir, en la aceptación y compro-miso con la persona de Cristo Jesús.

5) Nuestra oración de creyente se distinguede cualquiera otra experiencia religiosa porsu inseparable referencia a los demás. La solaverticalidad sin la orientación a los demáshace imposible la oración cristiana. La esen-cia de la oración cristiana consiste en el en-cuentro personal con Cristo Jesús, pero notanto con el Cristo histórico y personal quehoy vive en el cielo, sino con el Cristo total omístico que vive en los creyentes. Una vezmás hemos de pensar que la oración se expli-ca a partir de la fe y que la fe no sólo es refe-rencia vertical hacia Dios, sino compromisocon la vida en nuestras relaciones humanas.

6) Por otra parte, el encuentro con Cristo quesupone la oración nos hace comparecer de-lante del Señor como delante del Hombre-Dios que existió para los demás. El misteriode Cristo encarnado es el misterio del hom-bre que existió para los otros. Por supuestoque la relación personal con Cristo no es so-lamente diálogo, es también unificación desentimientos, de proyectos y de vida, en unapalabra, es compromiso y acción”.

LA ORACIÓN APOSTÓLICA

“Las preocupaciones de una vida apostólicaactiva pueden entrar en conflicto con la dedi-cación a la llamada vida interior. En conse-cuencia, debe hallarse un camino de solución alas dificultades que pueden plantearse.

Espiritualidad de Hermandades del TrabajoPor María Luisa San Juan

LXX Años de Hermandades del Trabajo

(Sigue en pág. 9)

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12 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

Indiscutiblemente hay una oración de signomarcadamente contemplativo, alimentada conla Biblia y los libros de meditación; pero no de-ja de existir otra, típica del hombre compro-metido en la actividad apostólica y entregado acompartir las preocupaciones de los demás, alos que tiene que amar, con los que tiene queconvivir, a los que siempre ha de servir, de talmanera que este servicio no interfiera su amis-tad con Dios. Esta oración existe; es la oraciónque practicó y enseñó S. Pablo. Oración ligadaal apostolado, que tiene en él su origen y de élse alimenta (1 Tes 1,2-3 / 2 Tim 1,3-5).

Acaso puedan parecer excesivas o desfasadasestas reflexiones sobre la oración en un men-saje dirigido a hombres y mujeres de acción enorden a su dinamismo apostólico. Pero hay quehacerse a la idea de que sólo la autenticidad lle-va consigo la virtud de la persuasión. Y ser cris-tiano es ser hombre de fe comprometida y muytemplada en el trato personal con Dios. Mili-tantes de otro cuño no los quisiera para nues-tras Hermandades”.

C) Un tercer elemento de espiritualidadseglar es la obediencia, entendida como confi-anza en Dios y en la Iglesia, aunque practicadade modo distinto a la del religioso y del sacer-dote. Las grandes decisiones en la vida espiritu-al debemos tomarlas los seglares personal-mente y bajo nuestra responsabilidad, aunquees justo que tengamos en cuenta el acom-pañamiento espiritual.

D. Abundio recuerda que “Conviene instruira los militantes de obras apostólicas en el con-cepto auténtico de la obediencia cristiana paraque aprendan a sobrenaturalizar la obedienciahuyendo de los tópicos racionalistas”.

También el Papa Francisco nos da algunaspistas en la Exhortación Apostólica Gaudeteet exáltate, en el capítulo 4, con el título “Sig-nos de Santidad en el mundo de hoy”. Comoexpresiones de amor a Dios y al prójimo. Entreellas quiero señalar algunas:

- Estar centrado, firme en torno a Dios queama y que sostiene. Desde esa firmeza inte-rior es posible aguantar, soportar las con-trariedades, los vaivenes de la vida, y tam-bién las agresiones de los demás, sus infidel-idades y defectos: «Si Dios está con nosotros,¿quién estará contra nosotros?» (Rm 8,31).

- Alegría y sentido del humor: El santo escapaz de vivir con alegría y sentido del hu-mor. Irradia a los demás con un espíritu pos-itivo y esperanzado, incluso en tiempos difí-ciles.

- Audacia y fervor: “La audacia y el corajeapostólico son constitutivos de la misión.” Sinos atrevemos a ir hacia las periferias, en-contraremos a Jesús allí, en los corazones denuestros hermanos, en su carne herida, ensu vida oprimida, en su alma oscurecida.

La Iglesia no necesita tantos burócratas yfuncionarios, sino misioneros apasionados,

devorados por el entusiasmo de comunicarla verdadera vida.

Los santos nos sorprenden, nos desinstalan,porque sus vidas nos invitan a salir de lamediocridad tranquila y anestesiante. El Es-píritu Santo nos hace contemplar la historiaen la clave de Jesús resucitado. De ese modola Iglesia, en lugar de estancarse, podráseguir adelante acogiendo las sorpresas delSeñor.

- En oración constante: La oración confiada,cualquiera que sea su duración, es la res-puesta de un corazón abierto al encuentrocon Dios cara a cara, donde puede es-cucharse la voz suave del Señor. En ese silen-cio es posible discernir, a la luz del Espíritu,los caminos de santidad que el Señor nospropone. Para todo discípulo es indispensa-ble estar con el Maestro, escucharle, apren-der de él siempre.

- En comunidad: La santificación es uncamino en el que vivimos y trabajamos encomunidad con otros. Compartir la Palabra ycelebrar juntos la Eucaristía nos hace máshermanos y nos va convirtiendo en comu-nidad santa y misionera. Esto da lugar tam-bién a verdaderas experiencias místicas vivi-das en comunidad. Pero estas experienciasson menos frecuentes y menos importantesque las cosas pequeñas de cada día. Jesús in-vitaba a sus discípulos a prestar atención alos pequeños detalles: el vino que se acabaen una fiesta, una oveja que faltaba, las dosmonedas de una viuda. A veces en medio deesos pequeños detalles se nos regalan expe-riencias consoladoras de Dios.

2. ESPIRITUALIDADESPECIFICA DEL LAICO

¿Cómo tienen que ser los laicos en la Igle-sia del futuro?

Yo creo que los nuevos tiempos, sin quererser profeta, nos revelan ya un perfil del laico enla Iglesia del futuro, con unas cualidades deter-minadas y necesarias:

- Activos, lanzados al mundo como fermen-to. Es muy importante que estén encuadra-dos en asociaciones o apostolado organiza-do; mujeres y hombres que encaren el futurocon esperanza.

- Comprometidos con la sociedad y con elmundo, a nivel global, atendiendo las necesi-dades de los sectores sociales más margina-dos.

- Creativos, capaces de revisar los métodos einstrumentos apostólicos para la evange-lización de los trabajadores, como en tiem-pos ya nos pedía D. Abundio. También nosdecía que las ideas y los ejemplos son losque conquistan el mundo.

- Colaboradores en la construcción delReino en medio de las realidades tempo-rales. La llamada apostólica, lejos de apartar-le del mundo, al laico le sitúa en medio de él

con la misión de dar testimonio de su fe enCristo y contribuir con su solidaridad y com-promiso a la venida del Reino de Dios.

- Es necesario que los militantes laicos seanfieles al carisma de sus movimientos y aso-ciaciones y lo vivan de forma dinámica, dan-do respuestas a los retos de hoy, pero sin re-ducir el carisma solo a un recuerdo.

- Como testigos creíbles del Evangelio, loslaicos hoy deben descubrir un tiempo degracia en nuestra difícil sociedad. El Espíritules llama a arraigarse en el carisma recibidoy sus fundamentos y traducirlos en elemen-tos fraternos que, sean significativos no porla cantidad, sino por la cualidad de su real-ización.

D. Abundio da una definición de militante deHermandades: “ha sido llamado al apostoladopor ser laico, por ser trabajador y por serjerárquico”. Si el militante de Hermandades esapóstol del mundo del trabajo lo es en virtudde que él mismo es trabajador”, sea cual sea susituación. D. Abundio acogió con gozo los docu-mentos conciliares, y especialmente la promo-ción de la mujer y su puesto dirigente en elMovimiento Apostólico, su famoso tanto mon-ta. Siendo los cargos mixtos, según sus estatu-tos, Codo con codo hombres y mujeres.

Además de lo anterior, ¿Cómo tiene que serel militante de HHT?

- Preocupado por la justicia y con afán deformarse para poder servir siempre mejor. Lasociedad del bienestar y del proceso de mercan-tilización que padece el mundo y sobre todo elmundo del trabajo, es una llamada a buscar surazón de ser no en los éxitos, ni en una confi-guración con los criterios de nuestro mundo,sino adquiriendo una formación adecuada a losretos que nos plantea el mundo de hoy.

- “El seglar no puede huir del mundo; su es-piritualidad se diferenciará del anacoreta, mon-je o sacerdote; ha de buscar la presencia porqueel amor de ese mundo al que debe conquistarasí lo pide. En el hogar, en la empresa, en lacalle, en la amistad, en la diversión, debe dartestimonio de presencia de una fe y de unCristo que corría en busca de los enfermos ydescarriados [...] Todo el mundo es de Dios ycualquier rincón o parcela tiene derecho a serpeana de su figura y ambiente de su gloria”.(Del Vaticano II: Constitución sobre la Iglesia enel mundo actual).

“Conforme recoge el Ideario de las Herman-dades, los tres escenarios en los que debe ac-tuar el militante son: la sociedad, el ambientelaboral y la Iglesia. Son sus signos de identidad:una organización apostólica y social de traba-jadores dispuesta a luchar por su dignidad yderechos, que considera el trabajo como la vir-tud humana más fundamental y que, «sin co-bardía ni respetos humanos», debe defendersus «directrices» con «sumisión filial a la autori-dad de la Iglesia” (Camino y testimonio HHT,Madrid, 1987, p. 127).

(Sigue en pág 13)

(Viene de pág. 11)

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3. ETAPAS DE HERMANDADESDEL TRABAJO

D. José Damián Gaitán, estudioso de losMovimientos Apostólicos, recoge en el libro“AGR Un sacerdote para el mundo del trabajo”pág. 80, las tres etapas en las que D. Abundio,dividió la historia de Hermandades:

1ª- Organización, formación, y forja de militantes.

Se puso mucho el énfasis en el temple apos-tólico y en la práctica de la caridad. “Todavía noéramos muchos en número, por eso todos nosconocíamos, nos animábamos y nos ayu-dábamos [...]. Tampoco se descuidó la forma-ción social y la presencia testimonial en las em-presas”.

2ª- Obras y servicios sociales."Fue una segunda etapa eminentemente

asistencial si nos referimos a los beneficios so-ciales que dispensó, pero al mismo tiempo laetapa de mayor espíritu de promoción [...]. Aquínunca conocimos el paternalismo [...]. En estaetapa subió la afiliación a su cenit [...].”

3ª- Compromiso personal del militante,

compromiso cristiano, cívico y sindical. “Así llegamos a la presente etapa, que po-

dríamos denominar del compromiso personal,del militante, compromiso cristiano, cívico ysindical. Fue también fruto del Vaticano II [...].La libertad de asociación conseguida por el ré-gimen democrático abrió nuevos y sugestivoscaminos en todos los órdenes de la vida”.

Hermandades del Trabajo, como Movimien-to apostólico y social tiene como fin último laevangelización de los trabajadores. Desde sufundación, trató de responder a las necesidadesde la realidad social y eclesial de cada momen-to. El grupo de militantes fundadores con D.Abundio, hombres y mujeres del trabajo, eranun ejemplo de generosidad y entrega para losque llegábamos a hermandades, de tal maneraque contagiaban su entusiasmo y sin dartecuenta te sentías parte de aquel proyecto queel Espíritu alentaba. Hoy los tiempos han cam-biado, se han conseguido mejoras sociales, peroen otros aspectos no se ha avanzado e inclusose ha retrocedido, sobre todo en el aspecto la-boral y social. Sigue siendo necesario nuestrocompromiso desde los movimientos de traba-jadores, para salvar el individualismo feroz queexiste.

Dice D. Abundio: “Queremos apóstoles,auténticos apóstoles trabajadores que ganen a

sus hermanos los trabajadores. ¿Armas para es-ta conquista? La piedad solidísima, unidadapretada y caridad heroica”.

“La Hermandad, con su carácter amplio yuniversalista, a nadie excluye ni a nadie desa-tiende. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos,técnicos, administrativos y operarios, luchan,sufren, se alegran y conviven años y años conproblemas comunes y compartiendo los mis-mos afanes. Todos deben integrarse en la mis-ma familia que es la Hermandad y, sin perdersus rasgos propios, construir un frente únicoapostólico y social. Estamos convencidos deque uno de los secretos de la marcha arrollado-ra de las Hermandades radica en recibir dentrode su seno a todos los trabajadores sin distin-ción de ningún género, formando ese ambientefamiliar, presidido por un mismo querer y unmismo obrar, dentro de la más auténtica y sin-cera caridad”.

Este 70 aniversario que hemos vivido, tieneque servirnos de trampolín y determinarnos aseguir poniendo en práctica nuestro ideario.Este es el Reto al que os animo desde este Cur-sillo de Iniciación, donde se ha palpado la her-mandad y la convivencia.

¡Buen comienzo de Curso para todos losCentros de HHT!

(Viene de pág. 12)

La muerte de un familiar, en juliopasado, muy querido, me dio laoportunidad de poder leer en elfuneral la epístola de San Pablo alos fieles de Tesalónica. Su lecturame dio mucho para meditar. Yvolví a leer el libro de Pedro LaínEntralgo, cuyo título encabezaestos artículos.

El libro en sí es una enciclopedia de la espe-ranza cristiana. Realmente son unos resú-menes que he tratado de copiar sin más,

porque quiero que saboreen la espiritualidadque gozó el autor. Pocas veces hemos podidoreflexionar sobre las promesas de Jesús. El au-tor examina el texto paulino para desgranarlas promesas de Cristo Jesús.

“Desde la predicción de Jesucristo, la espe-ranza pertenece a la esencia de la religión cris-tiana…La vida del cristiano es y tiene que servida de esperanza. ¿En qué consiste la espe-ranza predicada en el Evangelio? ¿Cómo puedaconseguirla y cómo entenderla y vivirla el se-guidor de Jesús?

Un punto muy importante es lo relativo a laconsideración cristiana de la muerte. Laprimera carta a los Tesalonicenses: “No quere-mos hermanos que ignoréis lo tocante a la suerte

de los muertos, para que no os aflijáis, como losdemás que carecen de esperanza. Pues si creemosque Jesús murió y resucitó, así también Dios porJesús tomará consigo a los que durmieron en Él”(1 Tes, 4, 13-14). Es claro que San Pablo se re-fiere a la inmensa y misteriosa novedad de laesperanza cristiana, a la esperanza de los hom-bres en la consumación gloriosa del reino deDios.

Los griegos usaban en su habla ordinaria lapalabra “elpis” y los romanos la palabra “spes”,vocablos que en nuestros diccionarios tra-ducen por “esperanza”. Para un griego de en-tonces elpis significaba a la vez: esperanza, es-pera, previsión, conjetura, preocupación ytemor. Era, en suma, la actitud o el sentimien-to del alma humana frente a un evento futuroy probable, fuese este feliz o desdichado. Másque a nuestra “esperanza”, la elpis de los grie-gos equivalía a nuestra “espera”, y así podíaser complacida y confiada unas veces, ytemerosa y desconfiada otras.

El hombre helénico, cínico, epicúreo o esto-ico, solo podía aspirar a una vida nec spes necmetu, sin esperanza y sin miedo. Horacio re-comendará a Sistio una esperanza módica y co-tidiana, después de haberle recordado la ac-ción inexorable e igualadora de la muerte: “vi-tae summa brevis spem nos vetat inchoarelongam”. Había escrito Horacio este verso

(Oda IV) tres cuartos de siglo antes que SanPablo sus cartas a los cristianos de Salónica yEfeso. No era, pues una hipérbole del apóstolel afirmar tan resuelta y escuetamente que losgentiles “carecen de esperanza”.

¿En qué consiste la novedad que Cristo hatraído al tiempo del hombre?

Desde un punto de vista meramente históri-co, por obra de esa novedad han sido equipara-dos judíos y gentiles, aun cuando aquélloshayan sido los primeros en esperar (Ef., 1, 12);no hay distinción entre los que creen en Jesu-cristo (Rom., III, 22); no hay judío, ni griego,ni siervo, ni libre, entre quienes han sido bauti-zados (Gal., III., 27-28).

Desde un punto de vista esencial, soterio-lógico, la novedad de la vida nueva consisteante todo en la ruptura de la servidumbre alpecado y a la muerte (Hebr., II, 14): la ser-vidumbre al pecado, muerte del alma, quedaabolida; la victoria sobre la muerte del cuerpo,término de nuestra resurrección futura y obje-to de de nuestra actual esperanza, ha sidogarantizada por una prenda indudable, la re-surrección de Cristo (1 Cor., 20-28).

“Somos ya hijos de Dios –dirá San Juan-pero lo que un día seremos no nos ha sido to-davía manifestado”.

La espera y la esperanza (I)Por Juan Rico

14 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

¿Por qué se admite la mentiracomo un uso necesario e inclusobeneficioso para las pautas de com-portamiento social? ¿Por qué seacepta la mentira en política comoalgo consustancial con ella, comosi no tuviera ninguna importancia?¿Por qué el sistema educativo noforma a los alumnos en el rechazofrontal de la mentira y nointroduce ningún tipo deamonestación tanto moral comoacadémica?

Covadonga O’Shea (escritora) en su libro Elvalor de los valores se hace esta pregunta,¿es urgente encontrar la verdad? Hace más

de veinte siglos Cicerón nos dejó claro que lanaturaleza ha puesto en nuestras mentes un in-saciable deseo de ver la verdad. En las “Catili-narias” Cicerón nos dejó también esta frase:¿Hasta cuándo Catilina abusarás de nuestra pa-ciencia? Otro gran filósofo del siglo XX EtienneGilson decía algo así como que los hombres so-mos muy aficionados a buscar la verdad, peromuy reacios a aceptarla. En la SEMANA SANTAtodos los años recordamos la escena de Pilatos:para complacer a la chusma y ahorrarse que-braderos de cabeza, y que el “pueblo “estuvieraen paz, hará sacrificar a JESÚS. Esta escena hadado pie a muchas meditaciones sobre el cinis-mo del poder, sobre la verdad y sobre la admi-nistración de la Justicia.

Honestidad y honradez

La verdad tiene mucho que ver con la ho-nestidad y la honradez. Ya lo decían nuestrosabuelos que ser horado se reduce a ser un tipode “cuerpo entero”, es decir, persona de verdad,genuina, autentica, digna de nuestra confianza,en la que se puede creer; lo contrario es vivirdel cuento o del engaño, que es la tumba de lahonradez y de la veracidad porque son expre-sión de respeto hacia uno mismo y hacia losdemás. En la época de nuestros abuelos en la“compra-venta” de ganado, no utilizaban con-tratos ni firmas, simplemente se daban la manoy servía de sello y firma, era un acuerdo entre“caballeros.

No falta gente, cada vez más, que ya no dis-tingue entre la verdad y la mentira. El poetaAntonio Machado dice en sus conocidos versos:“¿Tu verdad? No, la verdad, y ven conmigo abuscarla, la tuya guárdatela”.

La postura y actitud que hoy impera en losforos parlamentarios, en los debates televi-sivos, en los medios de comunicación yopinión, bien sean radiofónicos o televisivos, e

incluso en plena calle, poco tiene que ver con laverdad. ¿Cómo educar en esto a nuestras ge-neraciones? ¿Cómo inculcar a nuestros jóvenesy niños amar y defender la verdad y rechazar lamentira en el ambiente que nos invade? ¿A quéles puede sonar a las generaciones que ven to-do tipo de barbaridades, de insultos, de peleas,de engaños tanto en televisión como en la vidacotidiana? ¿Cómo explicarles lo que ahora seha puesto de moda, la pos-verdad?

Decía Bacon que no existe placer que puedacompararse al de mantenerse erguido sobre elterreno favorable de la verdad; y sin embargoen nuestros tiempos decir la verdad no está demoda. Con gran naturalidad se miente. Un datoque certifica lo que estamos diciendo son lascifras que se suelen dar con motivo de las huel-gas, las manifestaciones o reuniones donde setrata de medir políticamente la presencia demuchos o pocos. Con naturalidad se habla deguerra de cifras, en vez de pedir la verdad. Laverdad os hará libres. Educar en libertad eseducar en verdad porque solo así el hombre seperfecciona y, al mismo tiempo, aumenta su li-bertad. Cuando se acepta el engaño o latrapisonda en beneficio propio y ni si quiera secuestiona, la corrupción hace mella en el men-tiroso. Se debería presentar la verdad como loque es. Por si misma tiene atractivo, es fasci-nante, atrae, tiene fuerza. Diciendo la verdad,en el fondo de nuestro “yo”, estaremos satisfe-chos.

Los aspectos espiritual y humano conforman, juntos,

a la persona

Si pensamos en una formación “integral” dela persona no podemos separar el aspecto es-piritual del intelectual y humano, porque am-bos aspectos conforman la personalidad. Loque no conocemos no lo podemos elegir, por loque es contradictorio eliminar materias comola Religión. La ignorancia no es camino que noslleve positivamente al fin que nos proponemos:la formación integral de la persona.

D. Abundio García Román debió estar bieninformado de esto, pues uno de sus objetivosfue enviar a las empresas personas con forma-ción integral, para que fueran testimonio yejemplo, y las HERMANDADES de TRABAJOdieron su fruto.

Nunca la cultura ha experimentado unoscambios tan profundos, ni tan radicales, ni tanacelerados y tan generalizados como los queestamos viviendo en nuestro tiempo. El origende esta liberación, por decirlo de algún modo,es la fugacidad de los valores, la desaparición

de convicciones y creencias en verdades absolu-tas que dan estabilidad y permanencia. Haaparecido otra cultura que tiene como valoresabsolutos lo fugaz, el consumo, el servicio alinstante, la novedad, usar y tirar, pasarlo bien“aquí”, “hoy” y “ahora”. La ausencia de todanorma es la única regla o guía. Se ha creado un“modus vivendi” vacío, débil, con un culto ex-tremado a la vanidad, con un desenfreno y unaemancipación que desembocan en estado deánimo que arrastran al desencanto; esto es fre-cuente no solo en los jóvenes, es también fre-cuente en los adultos y en los mayores que sehan enganchado a la posmodernidad. El vacíode las normas, el cultivo del placer, hacer sola-mente lo que gusta al margen de la costumbre,de la norma, de lo que está socialmente es-tablecido y acuñado por la Ética, es lo que im-pera. La Ética no sirve, eso es caduco, viejo, an-tiguo, tradicional. Todo vale, ese es el “lema”. Yla inevitable consecuencia es el relativismo cul-tural que afirma lo cotidiano, lo inmediato, in-corporando la liberación sexual, el placer, la de-mocratización del hedonismo, del consumismo,de la permisividad, del relativismo. El Relativis-mo – decía el profesor José Luis Aranguren – esuna coartada muy peligrosa porque trata deirresponsabilizar a la persona de sus acciones.Como todo es relativo, todo vale. Y ni todo esrelativo, ni todos los comportamientos son de-fendibles. Se pretende sustituir la cultura de laescuela por la cultura de la calle.

El Defensor del Pueblo (en funciones) D.Francisco Fernández Marugán (según elMagacín del periódico 20 Minutos de Mayode 2018) reprochó a los grupos parlamen-tarios que no hayan logrado un Pacto Socialy Político por la Educación, en la ComisiónMixta de relaciones con el Defensor delPueblo que se celebró en el Senado, y llegóa decirles: ¿“tan difícil es acordar un pactoeducativo”? Un sistema educativo establees un objetivo compartido por todos, poreso reprochó también que no haya unafuerza política que produzca un sistemaeducativo de calidad y estable, con finan-ciación suficiente y adecuada. Criticó tam-bién a los grupos políticos los cambios nor-mativos en materia de Enseñanza fre-cuentes y de duración reducida, que van encontra de la necesaria estabilidad. Añadióque es esencial que seamos capaces de sol-ventar estos problemas porque en la Edu-cación está el futuro de nuestros hijos.

La formación y educación no es una bu-fanda que me la pongo o me la quito segúnque haga frio o calor (léase: según quemande una u otra ideología política del go-bierno de turno).

LA VERDAD OS HARÁ LIBRESPor Herminio Blázquez

MAS, Octubre 2018LXX Años de Hermandades del Trabajo 15

Aunque pertenecer a unadeterminada religión como lacatólica exige la creencia de todoslos miembros en un mismo Dios,en la misma revelación y en losmismos dogmas, existen, noobstante, diferentes formas de viviry expresar la religiosidad. A lascreencias básicas que todo católicodebe compartir, como lasrecogidas, por ejemplo, en el Credo,se añade el carácter personal de ca-da creyente, las circunstancias desu vida, su cultura, su historiaparticular, su visión del mundo,etc., lo que da lugar a diferentes in-terpretaciones de la misma religiónque, aun dentro de la ortodoxia,pueden resultar dispares.

En el terreno científico, el filósofo de la cien-cia Thomas Khun empleó el término “para-digma” para referirse a las diferentes prác-

ticas científicas que son aceptables por la co-munidad científica en un momento determina-do: lo que hay que investigar, los resultados ob-tenidos, las leyes válidas, etc. Cuando un para-digma dado deja de ser eficaz en sus aplicacio-nes prácticas o se demuestra falso por nuevosdescubrimientos, se produce una revolucióncientífica, una discontinuidad en el desarrollocientífico, y se genera un nuevo paradigmaque, a partir de entonces, pasa a ser el univer-salmente aceptado.

Un concepto atenuado de paradigma, sin re-voluciones en la doctrina que supusieran religio-nes distintas, podría aplicarse a los sentimientosreligiosos, referido esta vez a las diferencias decomprensión y vivencia que se manifiestan enellos. Como ejemplo de esto, comparemos dosformas de religiosidad cristiana de relevancia no-table. Una de ellas está representada por el Sone-to a Jesús crucificado, una de las joyas de la poe-sía española, de autor anónimo, aunque atribui-do a San Juan de Ávila (1500-1569). La otra es lacélebre “apuesta” de Blaise Pascal (1623-1662)contenida en sus Pensamientos (§233).

Reproduzcamos primero el soneto:

No me mueve, mi Dios, para quererteel cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temidopara dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verteclavado en una cruz y escarnecido,muéveme ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas y tu muerte.Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

Veamos ahora la propuesta de Pascal: «Exa-minemos, pues, este punto y digamos: “Dios, oexiste, o no existe”. ¿Hacia qué lado nos incli-naremos? La razón no puede determinarlo […]¿Qué os apostáis? […] hay que apostar; esto noes voluntario; estáis embarcados. ¿Por cuál osdecidís, pues? Veamos. Puesto que hay que ele-gir, veamos qué es lo que nos interesa menos.Tenéis dos cosas que perder: la verdad y el bien,y dos cosas que comprometer: vuestra razón yvuestra voluntad, vuestro conocimiento y vues-tra felicidad; y vuestra naturaleza tiene dos co-sas de que huir: el error y la miseria. Vuestrarazón no queda más herida al elegir lo uno quelo otro, puesto que, necesariamente, hay queelegir. He aquí un punto resuelto. Pero ¿vuestrafelicidad? Pesemos la ganancia y la pérdida, to-mando como cruz que Dios existe. Estimemosestos dos casos: si ganáis, ganáis todo; si per-déis, no perdéis nada. Optad, pues, porque exis-ta sin vacilar. […] Y así, nuestra proposicióntiene una fuerza infinita cuando hay que aven-turar lo finito en un juego en que hay igualesposibilidades de ganancia que de pérdida y enque se puede ganar el infinito». Vemos que Pas-cal propone aquí un juego en el que, si Diosexiste y apostamos por ello (nos comportamosen consecuencia), ganamos una felicidad infini-ta; frente a ello, si Dios no existe, sólo perde-mos unos bienes finitos —los placeres munda-nos—; y con igual probabilidad en ambos ca-sos, puesto que la razón no puede decidir. Esdecir, nos jugamos una ganancia infinita frentea una pérdida finita con la misma probabilidadde ambos sucesos. La decisión para Pascal esclara: debemos apostar a que Dios existe.

¿Puede darse mayor distancia y hasta con-traposición entre estas dos formas de aproxi-marse a Dios? Ambas actitudes representan losdos extremos de la relación fe-razón. En el sone-

to, se expresa la fe desprovista de toda conside-ración que no sea el amor incondicional («puesaunque lo que espero no esperara…»), mientrasque en la apuesta, por el contrario, la adhesióna la fe parece solamente basada en el interéspor ganar el premio de la felicidad eterna, me-diando un frío cálculo de probabilidades propiode un juego de azar. Para hacer más nítida la di-ferencia entre ambas posturas, citemos una fra-se del mismo San Juan de Ávila, supuesto autordel soneto: «El que dice que te ama y guarda losdiez mandamientos de tu ley solamente o másprincipalmente porque le des la gloria, téngasepor despedido della». Recordemos que actitudestan alejadas pertenecen a dos sacerdotes cristia-nos, un místico católico español y un racionalis-ta francés, fundador del cálculo de probabilida-des, bien es verdad que a medio camino entre elcatolicismo y el protestantismo. Ambos estánseparados por apenas un siglo en el tiempo, pe-ro por un abismo en cuanto a la mentalidad dela época y a su paradigma de fe.

¿Cuál de estas dos posturas nos parece querefleja mejor la aproximación a Dios? Casi to-dos, hoy en día, diríamos que la primera. Ennuestra época postmoderna, en la que el racio-nalismo radical de la Ilustración se ha visto jus-tamente cuestionado, parece que la apuesta dePascal no satisfaría a casi nadie, mientras quees posible que, al menos en orden a suscitar unsentimiento trascendente, lo expresado en elsoneto llegase a tocar alguna sensibilidad y adespertar la curiosidad por aquello que provocaesos sentimientos en el poeta. Pero, indepen-dientemente de la consideración que nos puedamerecer la moral subyacente a la apuesta pas-caliana, no debe olvidarse que ésta tuvo unpropósito evangelizador, y no se puede despre-ciar reduciendo su interés a la mera curiosidadfilosófica: al parecer, el matemático, John vonNeumann, uno de los mayores científicos delsiglo XX y fundador de la teoría de juegos, seconvirtió al catolicismo tras estudiar en profun-didad la apuesta de Pascal.

PARADIGMAS DE LA FEPor Luis Miguel Rodríguez Hevia

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16 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

VIVENCIA DE D. ABUNDIO Y SUS HERMANDADES (I)Por Francisco Alonso Soto

Preparando el artículo para el 70aniversario me he encontrado contanto material que me he sentidodesbordado. Entonces, he pensadoenviar este antiguo texto que nome siento capaz de mejorar.

Homenajea a D. Abundio, a Hermandades, apersonas que tuvieron protagonismo, a lasgrandes obras de Hermandades… y me

comprometo a escribir para noviembre: “Lucesy sombras de Hermandades del Trabajo” (Inten-to de evaluación en el 70 aniversario). Por su-puesto, que quiero lo mejor para D. Abundio yHermandades.

Recordar a D. Abundio me parecía un títulopoco expresivo. Además, lo que yo quería decires que D. Abundio vive, sigue presente, está“en la habitación de al lado”… Las personasno mueren en la medida que dejan huella. DAbundio tendría que ser una vivencia o una re-ferencia vital para los suyos, sus seguidores olos de sus Hermandades del Trabajo. Es lo mis-mo que hay que hacer con el Señor, su Señor,nuestro Señor. No “imitación de Cristo” que esimposible; ni un mimetismo que incluso podríaser idolatría. Se trata de tenerles a ambos co-mo vivencia o referencia de vida cristiana, ennuestro quehacer diario. Eso es vivir con elEspíritu. Por ello, estoy por la “vivencia” de susmensajes, más que por la memoria o la nostal-gia de su figura.

Mi gran amigo Pepe Sánchez me dijo unavez: “El cardenal Herrera Oria será recordadopor lo que a él no le gustaría ser recordado. Di-go yo: Dios quiera que D. Abundio no sea recor-dado por lo que no le gustaría”. Admiro a PepeSánchez por sus escritos sobre dos personalida-des que venero y de las que soy deudor: D. Án-gel Herrera (me descubrió la Doctrina Socialde la Iglesia, la de verdad) y D. Abundio García

Román (me enseñó el compromiso con el mun-do del trabajo). Pepe Sánchez ha escrito con elrigor de historiador social y de la Iglesia, y desdeuna perspectiva cristiana o sea social, que sonuna misma cosa. Lógico, pues, que haya sido in-vitado a escribir en el homenaje a D. Abundio.Un honor para mí ser su vecino de página.

Para escribir por lo que a D. Abundio le gus-taría ser recordado nadie mejor que José Ra-món Echave, Consiliario Nacional de Herman-dades, por más de 20 años, hombre de con-fianza de D. Abundio, “un servidor incondicio-nal” (escribió el Obispo Algora) “un hombrebueno, un sacerdote social” (tituló el que sus-cribe) y “Su entrega en cuerpo y alma a la Obrafundada por D. Abundio…” (decía la nota de Jo-sé Lorenzo, inolvidable Director de MAS). Estosson algunos de sus méritos, por los que digo loque antecede, pero, sobre todo, en mi opinión,porque fue el sacerdote que estuvo más cercade D. Abundio, en todos los temas, A falta deJosé Ramón, y con su vivencia presente, se meha ocurrido la osadía de intentarlo, pensandoen lo que él diría de su querido y admirado D.Abundio. Como si fuera otro encargo de los su-yos, a los que uno respondía con gusto y orgu-llo: otro trabajo. Otra “vivencia”.

Evidentemente se trata de un ejercicio de“ciencia ficción”, pero esperemos que ayude elaforismo: “audaces fortuna juvat” (versión de “LaEneida” de Virgilio). Si no acertamos, aceptare-mos, en este caso, todas las enmiendas, rectifi-caciones y correcciones, como hicimos cuandolas “Cartas a Sabela”, hace casi 25 años (1992).

Estas podrían ser las aportaciones por lasque D. Abundio desearía ser recordado:

1) CONVERSIÓN A LO SOCIAL. El joven sacerdo-te Abundio García Román quedó sorprendido,en Vallecas, en Entrevías, por el sentido anti-rreligioso de la clase obrera hacia la Iglesia y eldesconocimiento de la figura de Cristo, trabaja-

dor y hermano de los pobres de la tierra, de losmarginados. Ese fue su “camino de Damasco”donde comienza su aproximación a la clasetrabajadora y nace su idea de evangelizar. Pa-ra Tomás Malagón (teólogo de HOAC) fue laguerra civil. El seminarista descubrió hombresde buena voluntad, con ideales, en el otro ban-do. Lo asume y hace la síntesis…

2) GESTACION Y FUNDACIÓN DE HERMANDA-DES. D Abundio fue el Fundador de las Her-mandades del Trabajo, desde luego, pero apartir de la Acción Católica, del pionero apos-tolado obrero femenino, de los Centros Obre-ros, de la acción sindical en empresas, y deunos jóvenes de Acción Católica reunidos conél, en la casa de ejercicios de Carabanchel,que piensan crear una Confederación deTrabajadores Cristianos. Allí estaban mimaestro Manuel Lizcano quién me presenta-ría, años más tarde, a Alfredo Marugán caba-llero y escudero de D. Abundio; CeferinoMaestú (fundador del sindicalismo indepen-diente, años después); Alonso García brillan-te catedrático de Derecho del Trabajo (mi es-pecialidad). Lo describe muy bien Alberto Li-nés, otro de los grandes de HHT. Uno, queaún no había nacido, andando los años, seencuentra con que había conocido a algunosde los pioneros del “Mayflower” de las Her-mandades del Trabajo. No cito otros/otras,pero apunto que la gestación fue un proce-so colectivo, aunque la fundación corres-ponde, en exclusiva, a D. Abundio.

3) HERMANDADES DEL TRABAJO, OBRA DELA IGLESIA. Porque empezó en la AcciónCatólica, porque D. Abundio recibió el encar-go del patriarca Eijo Garay de acercarse almundo obrero, y porque él así lo quiso. Mehabló el Padre Evaristo Felíu, predicador, tam-bién, en Carabanchel, de la reunión a tres: Es-crivá, Abundio y él y de cómo ellos dos prefi-rieron adscribir sus obras a la Iglesia diocesa-na. Una Iglesia que es comunidad de los quesiguen la causa de Cristo y atestiguan la es-peranza para todos los hombres; Iglesiatransitoria, en acto de servicio, conscientede su culpa… (Hans Küng: “Ser cristiano”).Iglesia a la que fue siempre fiel D. Abundioy que siempre le apoyó y le fue fiel.

4) PERSECUCION POR LA JUSTICIA. D. Abun-dio sufrió persecución por razón de su fe yde ser sacerdote, en los años de la República,y llegó a estar condenado a muerte, en laguerra civil, pero salvó la vida de milagro.Luego padeció la incomprensión del fran-quismo y los Sindicatos Verticales que veíanen él la competencia de un posible “sindicatocristiano”. Dentro de la Iglesia, fue criticadopor los jóvenes que pedían una acción so-cial más avanzada y progresista y por los

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D. Abundio durante la inauguración de la Colonia del Patriarca

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más conservadores que no veían la necesi-dad de un apostolado obrero o social, puesel Estado social era suficiente. Pero D. Abun-dio fue siempre apoyado por la jerarquía.

5) COMPROMISO TEMPORAL: SINDICAL, SO-CIAL y POLITICO.D. Abundio, como HerreraOria, tenían clara la misión social de la Igle-sia. Decía Herrera, ya en 1948, cuando noimaginaba llegar a Cardenal: ¿Misión de laIglesia? 1ª formar la conciencia pública so-bre los deberes sociales. 2ª formar hombres(y mujeres, añado) capacitados para acome-ter las reformas, como dicen los Papas, en“orden a la restauración social”. 3ª Lostiempos piden hombres de acción para apli-car los principios. En Hermandades, el Idea-rio y la Doctrina Social de la Iglesia.

6) ASOCIACION DE LAICOS, MUJERES Y HOM-BRES, TRABAJADORES. D. Abundio quería tra-bajadores comprometidos con el mundo deltrabajo, desde las perspectivas sindical, so-cial, y política, para ejercer la solidaridadcon la clase obrera y mejorar sus condicio-nes de trabajo y de vida, y ofrecerles el testi-monio de vivencia del evangelio y de espe-ranza de liberación, en el Reino de Justicia yPaz, (no hay paz sin Justicia, dice el PapaFrancisco). Mujeres y hombres, en igualdad,van a co-dirigir Hermandades. D. Abundioquiso que los sacerdotes fueran consiliarios,asesores, no gobernantes. Veinte años antesdel Concilio Vaticano II, apostó por el “pue-blo de Dios”, primero, y por la igualdad dela mujer en la Iglesia. El lo tenía claro.

7) FORMACION RELIGIOSA Y SOCIAL, supe-rior a la de los fieles cristianos. D. Abundioquiere que militantes, sobre todo, y afiliadosa Hermandades tengan una formación de unnivel superior a la media de los cristianos ytanto en el plano religioso, para dar un tes-timonio documentado, como en el social y,sindical, para mostrar una conciencia de cla-se trabajadora que conoce su historia, su rea-lidad como movimiento social, sus instru-mentos, y las estrategias sindicales a desarro-llar. No quiere la “fe del carbonero”; y deseaque estudien la “lucha obrera”, aquella asig-natura que los buenos padres Salesianos nopudieron enseñarle al hijo de Jacinto Martíny que le explica su padre (HOAC. Euramérica).D. Abundio lo intenta con una serie de cursosde formación, con los periódicos MAS y AHOMBROS, con la Escuela JUAN XXIII, (Para“Mater et Magistra” y “Pacem in terris”, cla-ro…), pero con mayor y mejor voluntad queéxito, en ambos campos. Será recordado porlo que él quiso y organizó.

8) ORACIÓN-ACCIÓN. D. Abundio también lotenía claro clarísimo y algunos lo repetimosde palabra y por escrito, incluso en cabecerade su texto: “¿Qué hacéis mirando al cielo?Moveos” (Pepe Sánchez). D. Abundio insistíaen el suelo, más que en el cielo o sea: ora-ción-acción: dar de comer, de beber, conveniocolectivo, huelga, fondo de resistencia, cola-boración con Caritas, ayuda a dependientes,curso para ayuda a… D Abundio estaba cerca

de “creer es comprometerse” (GonzálezRuiz); de “creer es crear lo que no vemos”(Unamuno, el de la “religión del trabajo” pa-ra construir el Reino); de profesar la reli-gión verdadera “ético-profética” y denun-ciar “la aberración de la religiosidad ontoló-gico-cultualista” (Diez Alegría). El problemaestá en el equilibrio entre las opciones: unaespiritualidad profundamente religiosa ycomprometida, y una religiosidad abstrac-ta, ingenua, pietista y moralista que ha sidomás fácilmente aceptada por los católicos. Esla tensión entre una utopía cristiana (forma-ción, oración, acción) y la realidad munda-na que lleva al fácil compromiso…

9) EL MILAGRO DE LAS OBRAS SOCIALES. D.Abundio hace dos milagros: el poner enmarcha una serie increíble de obras socia-les, tan necesarias, entonces: viviendas paratrabajadores, residencias de vacaciones, es-cuelas profesionales, instalaciones deporti-vas para los jóvenes, cooperativa de consu-midores, actividades culturales… y al tiem-po, mejorar la calidad de vida de los traba-jadores y sus familias. Un milagro económi-co para un milagro social. El primer proble-ma es que las obras sociales, en ocasiones,hacen que el trabajador, con su bienestar, ol-vide la solidaridad obrera con los que no sehan beneficiado de esas obras sociales. Igualque los trabajadores con trabajo y los pro-pios sindicatos, a veces, no tienen en cuentaa los parados, accidentados, jubilados… Elsegundo problema, que al no ser hoy tan ne-cesarias las obras sociales y haber sido impo-sible mantener algunas obras y servicios, sepierde un aliciente para la afiliación y elcompromiso. El Evangelio del tercer domin-go de Cuaresma cuenta algo parecido y la re-acción de Jesús, que no se suele explicar, por-que es difícil y “terrible”: “Mientras estaba enJerusalén por las fiestas de Pascua, muchos cre-

yeron en su nombre, viendo los signos quehacía, (milagros) pero Jesús no se confia-ba con ellos, porque los conocía a todos yno necesitaba el testimonio de nadie so-bre un hombre, porque El sabía lo quehay dentro de cada hombre.” Esto le pa-saba a Jesús, que venían por los mila-gros, y a D. Abundio, que venían porlas obras sociales. Creyeron en D.Abundio, sí, pero lo que hay dentro decada hombre...

10) ENCUENTROS HISPANOAMERICA-NOS DE HERMANDADES. Casi seguroque a D. Abundio le gustaría ser recor-dado como Fundador de las Herman-dades del Trabajo en 7 paises de His-panoamérica (vocación iberoamericanade todo español, de todo creyente conespíritu de misión, y que, a lo mejor, re-forzó su amigo Manuel Lizcano) y pro-motor del desarrollo de estas Herman-dades, y en especial de los encuentrosfraternales que se celebraron. Eranlas Cumbres Iberoamericanas de Her-mandades a las que asistían represen-tantes de: Méjico, Costa Rica, Colom-bia, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile yEspaña con todos sus centros. Cum-bres de movimientos eclesiales de 8

paises que intercambiaban experiencias y re-flexiones sobre vivencias cristianas y trabaja-doras. Manifestación de la catolicidad deHermandades. (Kat-hólico, universal en sen-tido cualitativo, que viene de “holon” (Gonzá-lez Faus)

Para terminar el recuento, no quisiera dejarde citar que D. Abundio, venció la tentación defundar un Sindicato Cristiano, cuando ya habíalibertad sindical y la Iglesia alemana viene a su-gerirle y ofrecerle ayuda económica, incluso,para hacerlo. (Igual que la Fundación Ebert, dela socialdemocracia alemana, hizo con UGT).Pero D. Abundio acepta que el Concilio Vatica-no II acabó con la “confesionalidad” y que ca-da cristiano se debería apuntar a los sindicatosexistentes y llevar allí su testimonio y opinión.Como la Confederación Francesa de Traba-jadores Cristianos que se convirtió en Confede-ración Francesa Democrática del Trabajo, paraser más cristiana. No muchos conocen el hecho,pero la sociedad, los trabajadores y sindica-tos, y la propia Iglesia tendrían que estar re-conocidos a la clarividencia de D. Abundio pa-ra no fundar un sindicato cristiano.

Hasta aquí la relación de las grandes apor-taciones por las que creemos que D. Abundiole gustaría ser recordado, que nos han venidopor la vivencia que de él tenemos y que supon-go compartiremos muchos. Creo que José Ra-món habría matizado o enmendado algunospuntos, habría suprimido “aristas”, porqueera muy conciliador, y tal vez habría añadido,con su saber, algo que se me haya podido pa-sar. Le dije a la Presidenta Nacional de Her-mandades, en el acto del día 12 de abril, en laiglesia de San Ignacio: creo que José Ramón setomó muy en serio a D. Abundio y lo siguiócon toda fidelidad y rigor extremo, sobre todoen lo social.

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¿Monseñor, cuántas Diócesis hay enVenezuela?

Aproximadamente 41 Diócesis, in-cluyendo dos vicariatos apostólicos. Enla visita Ad Limina asistimos unos 48obispos. Además de los auxiliares, estu-vieron presentes algunos obispos eméri-tos. Faltaron 3 obispos, dos por cues-tiones de salud y uno porque envísperas del viaje lo asaltaron en sucasa.

¿Cuál es la situación actual que vive laIglesia en Venezuela?

Si hablamos de la parte jerárquicadel episcopado, que es la parte más re-presentativa, y de la situación actual enla que se encuentra el país, podríamosdecir que vivimos un momento deunidad y comunidad. Yo creo que nuncase había visto un episcopado tan unido,sobre todo, cuando tenemos que con-vivir ancianos y jóvenes. El conflictogeneracional que siempre se ha vistocomo un problema en otras sociedades,a nosotros no nos ha afectado.

Gracias a Dios, los jóvenes hemos si-do bien aceptados. Hay comunión y en-cuentro. Todas las reuniones se realizanen un ambiente de cordialidad, nosotros ha-blamos de la camaradería, es decir, alegre inclu-so en medio de las dificultades. De los obisposque conforman el episcopado, 21 son de re-ciente nombramiento. Yo he sido ordenadohace escasamente dos años, después de mí, yavienen 12 obispos nuevos. Podemos decir queel episcopado está unido, en comunión,apoyando totalmente al Sumo Pontífice.

Si hablamos de los presbíteros con las dife-rencias que puedan existir, están muy compro-metidos. A pesar de las penurias económicasque estamos viviendo siguen dando lo mejor desí en defensa de los Derechos Humanos y aten-diendo de manera solidaria a la población. Yocreo que como en este momento nunca sehabía visto este compromiso de la iglesia a ni-vel social. Prácticamente en todas las diócesis

existe Cáritas y son pocas las parroquias en laque aún no las han constituido, pero se estátrabajando en función de ello.

¿Cuál es el sentimiento de la población res- -pecto a la Iglesia?

La única institución donde la gente acudecon esperanza de encontrar un apoyo, no soloel apoyo verbal, sino también para poder darleun medicamento o alimento, es a la iglesia. Yocreo que no miento al decir que es la institu-ción que más credibilidad tiene en el país. Poresta razón hemos sentido que haya ataquestanto de movimientos afectos al régimen comode grupos afectos a una oposición extrema quetambién juega a la división de la iglesia.

En cuanto a los laicos son los grandes aliadosen esta tarea social. Pero tenemos una gran

preocupación ya que el éxodo que estáexperimentado Venezuela también nosha afectado. Tenemos que decir contristeza que muchos de nuestros cate-quistas, laicos comprometidos, tambiénse han tenido que ir del país; es unarealidad que nos afecta a todos. A nivelsacerdotal no ha habido tantos, pero anivel laical si hay muchos. Esto nos pre-senta el reto de cómo seguir formandoa estas personas sin tener la garantíade que ellos sigan en el país, pero te-nemos que seguir trabajando en eso.

En este apoyo de los laicos, ¿tambiéncuentan con el de gente que no seaabiertamente practicante?

Se ve en la Iglesia una institución enla que se cumple con la labor social. Yotengo alguna experiencia de este tipocomo párroco: Nos tocó vivir unacatástrofe natural y tuvimos que hacercentros de acopio para acoger a lagente. Uno de ellos fue mi parroquia.Me llamaba la atención que gente afec-ta al gobierno, de noche, cuando yahabían terminado de recoger el mate-rial de ayuda del gobierno, venían a laparroquia y me dejaban todo lo quehabían recaudado, y me decían, “con

ustedes sí llega”.

Un día, incluso desde una institución del Es-tado me entregaron una ayuda para atender lasnecesidades de los niños (comida, pañales…),se trataba de una ayuda que habían recogidoentre todos los trabajadores de la institución ycuando llegaron me dijeron: “Padre se lo trae-mos a usted, a la iglesia, porque sabemos quecon ustedes sí llega”. Uno ve con tristeza comootras instituciones recogen y eso nunca llega aldestino final. La Iglesia tiene credibilidad y esoha llevado a que católicos, incluso los que noson practicantes, saben que a la hora de la ver-dad cuentan con la Iglesia y que por medio dela Iglesia se puede socorrer a los jóvenes.

¿Este problema de éxodo también genera

Mons. Juan de Dios Peña: “En Hermandades he visto unmovimiento que acompaña al mundo del trabajo” (I)

Primera parte de la entrevista ofrecida a Hermandades de Trabajo por Mons. Peña Rojas, obispo de la Diócesis de El Vigía-San Carlos del Zulia

Por Beatriz Hernández y Guadalupe Mejorado

Monseñor Juan de Dios Peña Rojas, obispo de la Diócesis de El Vigía-San Carlos del Zulia, ha pasado por Herman-dades a la vuelta de la visita “Ad Limina” en Roma con el Santo Padre. En el centro de Madrid de las Hermandadesdel Trabajo contamos desde este 1 de septiembre con el apoyo, como viceconsiliario, del sacerdote José NatalinoRendo, perteneciente a su Diócesis. Nos recibió para esta entrevista en la que pudimos hablar de algunos temas re-lativos a Venezuela, la Pastoral del Trabajo y la relación con España y las Hermandades del Trabajo.

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Monseñor Juan de Dios Peña Rojas

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Un acto emotivo dejar las cenizas de José Ra-món en el columbario de la iglesia vasca:

1) una celebración inspirada de D. PedroOlalde (“Fe y Justicia”) que hizo presente a Jo-sé Ramón Echave desde el principio hasta elfinal. (D. Pedro es un eminente escritor: “Pala-bra interpelante”. (3 tomos/según ciclos);“Retorno a la casa del Padre”)

2) una ceremonia solemne, con la participa-ción brillante del orfeón de Euskal Etxea.

3) una participación muy notable de la co-munidad de Hermandades, en especial elgrupo de matrimonios que él llevaba. Así sesubrayaba la importancia de la persona, quedeja huella y vivencia en la comunidad, y re-posará en la iglesia de su tierra vasca.

Pero volvamos a D. Abundio para terminarcon: LA SANTIDAD DE D. ABUNDIO.

Todos los militantes y afiliados de Hermanda-

des, todos los que le conocimos o las gentes debuena voluntad que le trataron, no tenemos du-da de que era un SANTO, porque era bueno yejemplar. Solo por la mitad de las aportacionesque hemos reseñado ya era más que suficientepara reconocer su santidad, sus servicios al“pueblo de Dios” y a la Iglesia. Esto es lo másimportante. Lo otro es un reconocimiento oficialque requiere pasar muchos obstáculos burocrá-ticos y, creo, que tener medios económicos sufi-cientes. Y que se dé el momento propicio…

El Papa Juan XXIII acaba de ser canonizado yparece que un poco a remolque de un “tirón”.Pero ni el gran Papa social, León XIII, ni el Papasocial y “político”, Pío XI, ni el que hizo tantopor la paz y la Sociedad de Naciones, en la 1ªguerra mundial, Benedicto XV, ni son santos,“ni se les espera”. El Cardenal Herrera y D.Abundio, están en lista de espera y a la espera.Y, además, estamos en un momento en el quehay un aluvión de santos, por ciertas y diversascircunstancias…

Se me ocurre recordar el caso reciente del sinduda santo, Pedro Fabro o mejor Pierre Favre,

francés de Saboya que fue el “maestro de novi-cios” de Ignacio y de Javier, cofundador de laCompañía de Jesús y el importante teólogo delos primeros jesuitas. Lo hizo beato Pío IX en1872 y el Papa Francisco que lógicamente, co-mo jesuita, conoce bien el caso, le ha hecho jus-ticia. No le ha hecho santo por “decreto ley”,pero casi. Ha ordenado: “extender su culto atoda la Iglesia”, lo que equivale a la canoniza-ción, con fecha 17 de diciembre de 2013. Favreera ya beato y D. Abundio, todavía no.

Y hablando del Papa Francisco o de Francis-co, PAter et PAstor, quiera Dios, también, quese le recuerde por lo que le gustaría y no sólopor haber lavado los pies a los pobres, sino porhaber lavado los pies a la Iglesia hasta haceruna “Iglesia pobre y para los pobres”, como élquería; o una Iglesia en la que la mujer tengael papel que le corresponde, como él ha afir-mado, o que haga santas a las “hermandades”,de las que hablaba tanto al principio de su pon-tificado, como modelo de fraternidad cristiana,en la persona de D. Abundio GARCIA ROMANfundador de las HERMANDADES DEL TRABAJODE ESPAÑA Y DE HISPANOAMERICA.

problemas de pastoral familiar y cuando salede Venezuela su labor también tiene que vercon estas personas?

Si hablamos de la Evangelización, de todoslos que eran nuestros proyectos pastorales, seven afectados la pastoral familiar, la pastoraljuvenil y sobre todo la catequesis. Se está po-niendo en riesgo la formación de futuros cris-tianos, sobre todo la pastoral juvenil.

Yo tuve que renovar todo el secretariado dela pastoral porque los líderes se me habían ido.Y lo hicimos sobre todo de cara a la celebracióndel Encuentro Nacional de Jóvenes (ENAJÓ), elencuentro de jóvenes donde se busca vivir laexperiencia de la JMJ pero a nivel de país. Esteaño fue muy difícil. El encuentro se realizó enel oriente venezolano, en un principio se espe-raba la participación de más de 17.000 jóvenes.Por el problema del transporte, costes e inclusoel problema de la alimentación se nos hizo muycuesta arriba la organización.

Gracias a Dios y gracias a la solidaridad delvenezolano (el que emigra no se olvida de sugente hablemos de familia o hablemos de igle-sia) los jóvenes contactaron con sus amigos quese habían ido a otro país y desde allí les en-viaron las ayudas. Fueron pequeñas aporta-ciones pero muy significativas que les sirvieronpara costear parte del viaje. De hecho, en midiócesis estaban inscritos para asistir 230jóvenes, sólo pudieron asistir 120. El únicoproblema que les impedía acudir a este eventoera el transporte, a pesar de eso, consiguieronreunirse 15.000 jóvenes, fue un éxito rotundo.

El fin de este Encuentro Nacional de Jóvenesera motivarlos a apostar por Venezuela, es de-cir, quedarse en Venezuela para reconstruir el

país. Esta es una de las formas de ver que a pe-sar de las dificultades, a pesar del éxodo, losque se van no se olvidan. Siguen ayudando asus familias, siguen apoyando a sus parroquiaso a sus grupos de apostolado, y eso para no-sotros, es una fortaleza.

¿Monseñor Peña, cómo es su diócesis en cuan-to a tamaño y población?

Es relativamente pequeña si la comparamoscon otras de Venezuela. Yo en un día me puedorecorrer tranquilamente la diócesis y cubrircompromisos de extremo a extremo. Es unadiócesis donde el clima es muy fuerte, muy cáli-do, con una población muy juvenil (ese es unode los puntos fuertes), pero también es unadiócesis caracterizada por la pluriculturalidad.Hay muchas culturas que convergen en esta pe-queña diócesis.

Tenemos gente de Los Andes de Mérida, quees muy religiosa, muy sencilla, muy trabajado-ra. Pero también hay una gran población con-formada por colombianos que llegaron en mo-mentos del conflicto fuerte con la guerrilla yque luego se quedaron. Es gente muy religiosa,muy comprometida.

También hay una fuerte presencia de la cul-tura negra que habitan en torno al lago deMaracaibo que tienen otra forma de ser y dever la vida. Su religiosidad gira más en torno ala celebración de un santo, el Santo Moreno.También hay presencia de la cultura Guajira.Esto hace que la diócesis a nivel cultural seamuy rica, muy diversa y hay que conocer todaslas culturas para poderlos atender.

¿Cómo está siendo esta visita en España?

El motivo de mi visita a Europa fue por lavisita Ad Limina. Nos correspondía este año co-

mo episcopado venezolano ir a la Santa Sede, ala tradicional visita a las tumbas de San Pedro ySan Pablo, al encuentro con el Papa Francisco ya traer nuestras relaciones de lo que ha sido elquinquenio de trabajo pastoral venezolana.

A los obispos venezolanos, debido a lasituación que vivimos en el país, nos toca pro-longar la visita unos días más porque esto nospermite visitar otros países como Alemania, Es-paña o Francia buscando la posibilidad de con-seguir becas para que nuestros sacerdotespuedan continuar con la formación perma-nente, como es el caso de Natalino (SacerdoteDiocesano que está en el Centro de Herman-dades del Trabajo de Madrid). Hace tres añosfirmé un convenio con el cardenal D. Carlos Os-oro para que él estuviera en Madrid estudian-do. En este viaje también quiero hacer contactocon otras dos diócesis como es León y Córdoba.En esta última Córdoba tengo un sacerdote quetiene que terminar sus estudios en Roma, le fal-ta la tesis, pero necesito tenerlo en Europa, yono puedo costear los gastos, en esta Diócesislos están costeando, él presta un servicio pas-toral y termina sus estudios.

También quiero hacer un convenio con laDiócesis de León. Presentaré dos ofertas al obis-po, la primera poder traer un sacerdote durantetres años. Mandaría a uno de mis sacerdotesmayores (entre los 45 y 55 años) y eso le permi-tiría al sacerdote, que no ha podido salir, oxige-narse, conocer Europa y actualizarse a nivel deestudios y después volver al país. Mi intenciónes ir sacando a los sacerdotes que no hantenido la oportunidad ni de viajar ni de estu-diar (estudios posteriores como sacerdotes paranosotros es imposible).

Hasta aquí la primera parte de la entrevista aMonseñor. Juan de Dios Peña Rojas, que conti-nuará en el número de noviembre.

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20 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

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Dame un verso cada día Señor. Nosoy poeta, pero una parte de Dios enmi podía convertirme en poeta... Túme has dado el don de saber leer ¿medarás también el don de saberescribir?

No me siento atrapada en lasgarras de nadie me siento en losbrazos de Dios…me destruirán física-mente, pero nada más

A mi gran amiga Maria Cuadra, reciente-mente fallecida, que me introdujo en el alma deEtty Hillesun hace muchos años, gracias Mariapor presentármela.

1.- Un contexto muy oscuro

La Shoah en siglo XX es el acontecimiento,más que cualquier otro, que escapa a toda ten-tativa de explicación y racionalización. Se hablade la pedagogía del exterminio que fue una au-tentica y original creación demoledora. En elcampo de exterminio, además de destruir al in-dividuo, lo sitúa en condiciones de procurarseasí mismo su propia liquidación. Auschwitz esel paradigma del fracaso, de borrar la hu-manidad hasta límites insospechados; la histo-ria cambió desde entonces, a decir de Man-tengazza, profesor de Ciencias de la Informa-ción en Milán e investigador de la pedagogía dela resistencia, que desde ahí hace un análisis delos sentimientos de los deportados: la crisisemocional, la aniquilación, acaba con la integri-dad física y moral, mediante la distorsión delespacio (escaso, desconocido, sin privacidad,sucio) el tiempo (no se conoce la hora del día,no se sabe que estación es, el cuerpo es un ins-trumento más para el trabajo, sin estética, uni-formados, sin cabellos, famélicos irreconociblespara ellos mismos), el lenguaje (tiene otro sig-nificado: la bota con punta es el tren, la duchaes el gas, las SS tenían un argot propio, nadatenía su propia significación de tal manera quehablaban delante de los judíos, estos podían in-tuir pero no sabían de qué se estaba hablando).

En medio de ese horror, muchos resistierondesde sus “armaduras morales, éticas, lascreencias, la comprensión de los otros y de ellosmismos, la compasión a toda la humanidad quesufre, el misterio, lo otro, lo totalmente Otro,que debe ser respetado en su intangibilidad.

Desde ese presupuesto, resistir significa tam-bién reactivar la “educación estética”, en los

campos de concentración yexterminio ha habido muchoscasos de cultivo de la escritu-ra (diario, cartas, poesías),pintura (incluso en los muros),como forma de comunicaciónen códigos verbales y no ver-bales. La última estrategia dela resistencia se trata de la re-cuperación de la dignidad, norenunciando a lo bello a loagradable, a la vida, en suma.

Si atendemos los estudiosde Liana Millu, vemos que lo-graron salvarse de los camposquienes pudieron manteneruna creencia religiosa, laica,política: en Cristo, en la Hu-manidad, los que trans-cendieron el instante pre-sente, y le dieron un nuevosignificado a la experiencia. Labúsqueda de espacios detrascendencia, la búsqueda de“fondos de significación” quetrasciende el instante, consti-tuye la legitimación de la re-sistencia misma, ya que leotorga el verdadero sentido,algo por lo que vale la pena vivir…, una nuevainterpretación del mundo. Resistir significa pen-sar, y pensar significa salvaguardar la capacidadhumana, de ir más allá, de trascender el instante.Y en este paisaje sombrío encontramos a EttyHIlesum.

2. Una mujer de luz

A finales de 1981 se celebró en Holanda unacontecimiento extraordinario, se trataba de lapublicación de amplios extractos del diario ínti-mo de una muchacha de Ámsterdam, que lo es-cribió durante los años previos a su muerte,1941-1942, en donde expresa su itinerario es-piritual en las circunstancias durísimas de sumuerte acaecida en 1943. Años después se pu-blicó el Diario completo y Las Cartas escritas enÁmsterdam, y en el campo de Westerbork pocoantes de su viaje final a Auschwitz. El diario serecuperó gracias a su amiga Johanna Smelik,fue deseo expreso de Etty, que llegara a ella,para que se conociera en la posteridad, por ellolo tenemos. Hoy contamos con la totalidad delas cartas publicadas por la Editorial Adelphi.

Pero ¿Quién fue Etty Hillesum? ¿De dóndesurge la atracción por sus escritos? Fue una

persona que eligió voluntariamente la de-portación, una judía que se solidarizó con supueblo hasta el final. La singularidad de su tes-timonio radica en su valor humano, ético ytrascendental. En todos sus textos puedepercibirse la afirmación de la vida: dice “…medoy cuenta, que donde quiera que haya seres hu-manos, hay vida…”

Etty Hillesum nace en Middelburg (Países Ba-jos) en 1914. Hija de Louis Hillesum, doctor enLenguas Clásicas y de Rebeca Bernstein de ori-gen ruso, perteneció a la burguesía judía deÁmsterdam. Había estudiado brillantementederecho y lenguas eslavas. Consiguió un traba-jo en el Consejo Judío en Asuntos Culturales.(Este Consejo se creó en las ciudades en dondeentraron los alemanes, y estaba formado porjudíos relevantes, y tenía por misión proteger alos judíos y ayudarles en todas sus necesidades,se llamaba también el Consejo de Ancianos).

Tenía dos hermanos, extraordinariamentedotados como ella, Jaap (Jacob) era médico yMischa (Miguel) pianista destacado, pese a sujuventud. Etty (Ester) no recibió apenas una

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Etty Hillesum, una mujer de luz en medio de la oscuridad

Por Rosario Paniagua Fernández

MAS, Octubre 2018LXX Años de Hermandades del Trabajo 21

educación en la fe judía, pero tenía un fuertevínculo con su pueblo, lo demostró toda su vi-da. Toda la familia murió en Auschwitz el 30 denoviembre de 1943.

Nos adentramos en el itinerario humano- es-piritual de una mujer enamorada de la vida,con independencia de dónde tenga lugar ésta;si tuviéramos que definir a Etty diríamos queestamos ante una mujer llena de vida, centradaen Dios y atenta a las necesidades de los demás,sobre todo cuando la existencia llega a situa-ciones límite. Dice: he partido mi cuerpo como elpan, y lo he repartido entre los hombres…

Regalar esperanza a pesar del sufrimiento

Su objetivo fue siempre regalar esperanzaaun en la desesperanza, fue el corazón pensantede los barracones, el bálsamo de las heridas de suscompañeros. Estamos ante una vida que alcanzódimensiones extraordinarias, en medio de difi-cultades también extraordinarias. Tuvo unasexperiencias intensas, no exentas de dolor in-tenso, que nos ayudaran sin duda, a descubrir oa redescubrir una etapa muy difícil del pueblojudío, contada por alguien que la vivió enprimera persona, y que no quiso silenciar elsufrimiento de un pueblo del que formó partehasta el final de su corta y fecunda vida. (29años)

Hubo una persona fundamental en su vida:Julius Spier. Lo conoció a los 27 años y le ense-ñó a reconciliarse consigo misma y a practicarla higiene mental y espiritual. Fue quien la dijopor primera vez que pronunciara el nombre deDios, empezara a leer la Biblia, y una noche, le-yendo Primera Corintios XIII, cae de rodillas yse empieza a producir en ella una honda con-ciencia de lo que es la caridad, y va creciendoen ella la certeza de Dios. Que fue el Autor quebuscó y encontró. Dice: el mundo sale de las ma-nos de Dios melodiosamente, yo misma quiero sa-lir de las manos de Dios…

Etty, según ella misma, había llevado un vidalibre y desordenada, tuvo varios amores, entreellos Hans, pero no tan significativo como JuliusSpier; este fue prestigioso psicoanalista discípu-lo de Jung, también quirólogo y desde ahí ayudamucho a Etty en sus fragilidades y miedos. Perolo más importante: fue quien la introdujo en lalectura, o mejor la meditación, sobre la Biblia,sobre todo en el Nuevo Testamento, San PabloLos Evangelios… las Confesiones de San Agus-tín, en los místicos cristianos, en Rilke. entreotros autores. Trabaron una intensa amistad yuna relación amorosa. Desde que lo conoció na-ció en ella un fuerte anhelo de espiritualidad“Según decía Spier, vivir en el aquí y en ahora cen-trarse en el momento presente, permitiéndose mo-mentos… de reposo interior… ella misma dice,hay que dar entrada a las propias pausas…”

Le indico que escribiera su vida y lo hizo; en

su diario refleja los años más duros de su exis-tencia, ya amenazada, que fueron paradójica-mente los años de su crecimiento y liberacióninterior. Los años más duros para su pueblotambién. Ella buscó la fuente de su existencia, suAutor y lo encontró, y vivió en ese hogar inte-rior sin que apenas nadie lo percibiera. (Ensoledad vivía… en la interior bodega dirá Juande la Cruz…recinto hondo dirá Sor Isabel de laTrinidad) y desde ahí opta por un altruismo radi-cal que la engrandece; una de las últimas frases desu diario es: “… quisiera ser un bálsamo derrama-do sobre tantas heridas…”, en el Diario describelas posibilidades humanas de cualquier per-sona, en cualquier momento, en los peores mo-mentos si vive la esperanza. Dice: mil firmesataduras se han roto, respiro liberada, me sientofuerte, ahora no quiero poseer nada, estoy libre, loposeo todo ya que la riqueza interior es infinita…

“Buscadora de Dios” cuando lo encuentra susdías transcurren en un diálogo ininterrumpidocon El. Dice Etty “.… cuando rezo, nunca rezopara mí misma siempre para los demás… man-tengo una conversación seria, en lo más profundode mí, con Quien llamo Dios…” Dice Etty “…lamística tiene que basarse en una identidadcristalina, después de haber profundizado en lascosas hasta su más pura realidad...”. Juan Ramóndecía, veo las cosas en hondura, como si fuerande cristal. La santa de Ávila dirá: el alma es decristal castillo luminoso perla oriental y en ellapasan las cosas mas secretas de Dios y el alma.Dice Etty: Dios está en ese pozo profundo de mialma y a veces debo quitar piedras y arena paraencontrarlo. Juan Ramon: en ese pozo estaba tuDios y yo no te veía, hasta que te vi, te canté lo queTú me inspiraste. Sor Isabel de la Trinidad dirá,ese pozo interior lleno de divinidad

Asimismo, mantuvo una denodada lucha in-terior por no tener odio a nadie, aún a los quehacían daño a ella, a su familia, a su pueblo;ella se trabajaba contra ese sentimiento, pen-sando que en todas partes había gente de bue-na voluntad; el odio debería estar fuera de lacondición humana, Mantenía una lucha entresu instinto natural y su rechazo a juzgar a unpueblo en su totalidad. Repetía para poder per-donar hay que perdonarse primero...

Buscar la belleza en el horror

Otra de las claves de su vida fue encontraralgún atisbo de belleza aun en medio del horror,creer en un mundo amable creado por Dios apesar de lo que estaba viviendo, tratar de dis-frutar de los momentos de plenitud interior,contemplar los paisajes como un “revestimientodel alma” y descansar en ellos. Dice “De nochelos barracones eran iluminados por la luz de la lu-na, hecha de plata y de eternidad, como un jugue-te que se hubiera deslizado de las manos providen-tes de Dios”. Juan Ramon Jimenez decía: las vere-das de plata de la noche sin fin. Dice Etty: “la vi-da me parece tan bella, más allá de, lo que ocurray está, llena de posibilidades de futuro…”

Se fue preparando interiormente para la par-

tida al campo de exterminio, y sólo quiso llevaren su mochila, la Biblia (recuerda que Dos-toievski paso cuatro años en una cárcel deSiberia con la Biblia como única lectura), Cartasde un joven poeta y el Libro de las Horas ambosde Rilke, El idiota de Dostoievski (para ella ungran maestro interior), los cuentos populares deTolstoi y su gramática rusa.

Aprendió a vivir “sin nada” con la certeza deque, si en algún lugar se pueda ver un trozo decielo, y tener un pequeño espacio en donde jun-tar las manos y rezar, lo tiene todo. Solo Diosbasta, dirá Teresa de Jesús. Fue acomodando sucorazón, para vivir alejada de las personas desu entorno a las que quería mucho, se preparópara dejar su escritorio, (en el que había pasadolo mejor de su vida sobre sus escritos, buscan-do al Autor).

Pedía a Dios sobrevivir para transmitir unanueva vida, unos nuevos valores y ayudar aotros, no pudo ser, pero lo estamos haciendonosotros en su nombre… gracias a sus escritosen Diario y Cartas. Estaba convencida, que to-do sufrimiento -bien vivido- amplia horizontesy nos hace mejores. Soñaba con ser la cronistadel “destino común de su pueblo” Sabía que des-pués de la guerra fluiría inevitablemente unnuevo humanismo y también fluirá odio. Nece-sitaba la vida para emprender una campañaplena de humanidad, convencida que con odiono se consigue nada más que una cosa, multi-plicar odio.

Un amigo suyo, del campo de trabajo,escribe una carta el 7 de septiembre de1943 sobre la despedida de la familiaHillesum. En ella describe la partida deEtty, algo esperado, pero hasta el últimomomento se mantuvo la ilusión que no ladeportaran, al ser miembro del ConsejoJudío.

Se derrumbó ante la noticia de supropia deportación, pero trato de reco-brar su fortaleza habitual. Las amigas delcampo de tránsito le ayudaron a empa-quetar sus pocas cosas. Etty subió al tren,con toda su familia y 900 personas más,era un tren destinado al traslado de ani-males, tratando de dar ánimo a todos di-jo: “me llevo también el libro de las Horas.Etty dio un largo adiós desde el vagónnúmero catorce; un informe de la Cruz Ro-ja notificó la muerte de todos los miem-bros de la familia Hillesum, el 30 denoviembre de 1943. Desde el tren, através de una rendija, arrojó una tarjeta-postal con estas palabras: “…vosotros meesperaréis, ¿verdad?”, esta tarjeta fue recogi-da por un campesino y la depositó en manosuna familia amiga.

Te esperamos Etty, te seguimos esperando yno te olvidaremos nunca, muchas gracias porser una seña de bien/ Bien para todos, y por in-vitarnos a construir una nueva humanidad.Muchas gracias.

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22 MAS, Octubre 2018 LXX Años de Hermandades del Trabajo

SANTA TERESA DE JESÚS Y SAN JUAN DE LA CRUZEncuentro de dos místicos para dar luz a la Iglesia

Por María Luisa Turell

Ayúdenme a dar gracias a Dios,que ya tenemos fraile y mediopara nuestro propósito. (Santa Teresa de Jesús)

Durante el siglo XVI soplaron en Es-paña buenos vientos para la lírica,aunque las corrientes que losimpulsaban eran ciertamentecontradictorias. Los renovadores deeste mundo poético provenían deItalia y fundaron una nueva estéticaen la que el ser humano, con susanhelos, virtudes y contradicciones,ocupaba cada vez más un lugarmás primordial en el mundo literario.

Pero en la segunda mitad de este siglo huboconnotaciones bien distintas. El EmperadorCarlos I fue un gobernante abierto a Eu-

ropa, aunque con ello descuidó el trono; su hijoFelipe II hizo todo lo contrario. Se opuso a lastesis luteranas que causaban furor en Alemaniacon la Contrarreforma y propició que Españaquedara al margen de las corrientes humanistasque se consolidaban en Europa. Esto provocóque el Renacimiento tomara un cariz muy pecu-liar en España. Dos escuelas poéticas, la salman-tina y la sevillana, fueron absolutamente an-tagónicas. La primera se inspiraba en la tradi-ción clásica y gustaba de temas morales, mien-tras que la segunda prefería ornatos florales yretóricos tratando asuntos amorosos.

Pero apareció por aquel entonces un fenó-meno que marcó un hito en la literatura euro-pea: la mística. Eran textos cuyo contenido es-

piritual pretendía trascender el mundo materialy acceder a una realidad total superior. Fueron,en definitiva, los testimonios de quienes consi-deraban que era posible acceder a través del al-ma, por la vía del estudio y la meditación, a unencuentro pleno con la divinidad.

La necesidad de transmitir su experienciaque tenían los místicos, y el convencimiento deque solo la poesía podía dar a conocer lo inefa-ble, les condujo a la búsqueda de un lenguajecon un contenido fuertemente simbólico –“pa-labras nuevas” que llamó Santa Teresa– que lo-grara expresar esa unión lo más acertadamenteposible. El proceso místico hacia el encuentrocon Dios se desarrollaba a lo largo de tres vías:la purificativa, en la que comenzaba el trayectocon ese deseo de alcanzar el estado de satisfac-ción plena; la iluminativa, como comienzo ver-dadero de la vida mística con sus etapas demeditación; y por último, la unitiva, que consti-tuye la cumbre del proceso en el que el alma ac-cede a lo divino y alcanza la luz.

Cuando hablamos de los místicos surgen tresnombres: Santa Teresa de Jesús, San Juan de laCruz y Fray Luis de León. De este último se cues-tiona su pertenencia a la mística, pero la verdades que este agustino y catedrático de la Univer-sidad de Salamanca tuvo una vida tan ajetreadacomo la que les iba a tocar en suerte a sus arre-batados compañeros de letras.

Juan de Yepes, que pasaría a la posteridad co-mo San Juan de la Cruz, tuvo una vida difícil.No gustaban por aquel entonces las vocacionesrenovadoras y San Juan, como su amigo FrayLuis, conoció el sufrimiento del presidio. Logró

escapar y se refugió en un convento carmelitaque aceptó sus nuevos preceptos de buen grado.

Aparte de sus méritos canónicos, su poesía esla que marcó un antes y un después en elpanorama literario de la época. Escribió tres tex-tos colosales que dan cuerpo y sentido a toda lamística, constituyendo una de las grandes cum-bres de nuestra literatura.

Inspiradas sus obras en el Cantar de losCantares, una Amada y un Amado no cejan ensu empeño de convertirse en uno. En Cántico es-piritual, en cuarenta liras la Amada relata cómoha superado un arduo recorrido por valles ymontañas hasta unirse con el Amado. En Nocheoscura del alma, cuenta en ocho liras cómo laAmada sale de su casa disfrazada en plenanoche, para consumar el encuentro pleno, obje-to de sus anhelos. En Llama de amor viva se des-cribe la apoteosis de esa unión. El encuentro seda como fruto de un itinerario de despojo quenos permite vislumbrar la naturaleza estética ymística de la libertad interior. Son textos tancomplejos, que el autor escribió sendas obras enprosa para explicar su significado.

San Juan de la Cruz no solo bebió de los tex-tos bíblicos, sino también de los autores cultositalianos y de la lírica española, consiguiendocon todo ello fundar la primera simbología ple-namente moderna de nuestras letras. Luchadorincansable por mostrarnos el amor de Dios, in-vitándonos a amar sin descanso. Así leemos ensus obras: “Donde no hay amor, poned amor yencontraréis amor”; “El amor de Dios es la saluddel alma. Y cuando no tiene suficiente amor, notiene salud suficiente y por eso está enferma”;“El amor, solo con amor se paga y las heridas deamor, solo con amor se pueden curar”; “En elocaso de nuestra vida seremos juzgados en elamor”; “Quien a su prójimo no ama, a Diosaborrece”; “No hay paz sin justicia y no hay jus-ticia sin perdón”; “El alma que anda en amor, nicansa ni se cansa”; “Buscad leyendo y hallaréismeditando; llamad orando y os abrirán contem-plando”; “No pienses que el agradar a Dios estátanto en obrar mucho, como en obrarlo conbuena voluntad”. Hermoso proyecto de vida elque nos propone San Juan.

Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada fue laprimera gran escritora de nuestra literatura ysubió a los altares como Santa Teresa de Jesús.Gran reformadora del Carmelo, nos dejó por es-crito el testimonio de su andadura vital en nu-merosas cartas, así como en el Libro de la vida, elLibro de las fundaciones y el Libro de las rela-ciones. Así mismo nos dejó obras que consoli-

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Santa Teresa de Jesús (por François Gérard) y San Juan de la Cruz (por Zurbarán) (D. P)

MAS, Octubre 2018LXX Años de Hermandades del Trabajo 23

daron la mística española, algunas en prosa co-mo Camino de perfección y Las moradas o Castillointerior, y otras en verso llenas de lirismo y es-piritualidad. Como ella misma afirmaba, “Lapoesía es un regocijo para nuestro espíritu”.

Sus textos se centran en transmitirnos supreocupación por la unión con el Amado y el an-helo por esa unión, así como su obsesión pormostrarnos la hermosura de Dios, la identidaddel alma con Él o la entrega total a su voluntad.Todo ello expresado en un lenguaje sencillo ycomprensible, principalmente porque su men-saje iba dirigido a las monjas de sus conventos,que no poseían gran cultura. Gustaba de utilizarparadojas con frecuencia como: Vivo sin vivir enmí / y tan alta vida espero / que muero porque nomuero. Pero prefería utilizar símbolos que susmonjas entendieran sin dificultad y les permi-tieran aprender sus enseñanzas aplicando suspensamientos a la vida cotidiana: “Dios noquiere que seamos como aves enjauladas, sinoque nos ha dado alas para volar muy alto, queya se encargará Él de ponernos el nido cuandonos cansemos”; “Para ser santo no se necesitamucho tiempo, sino mucha intensidad en elquerer”; “La fe no es un libro de Teología arrum-bado, sino que es Jesús viviendo con nosotros,presente en cada instante”; “Trabaja como si loque rezaras no sirviera de nada y reza como silo que trabajaras de nada sirviera”; “Se derra-man más lágrimas por plegarias atendidas quepor las no atendidas”; “Hermana: cuando vi-siones, visiones; cuando perdices, perdices”;“Hay que aceptar a veces el riesgo de caminarcon los pies cubiertos de polvo, antes que no

caminar por tenerlos limpios”. Estas, y otrasmuchas, son las bellísimas lecciones de vida queencontramos en los escritos de la santa, que nosdejan al descubierto la grandeza de su corazón.Por fortuna, estas dos almas gemelas estabanpredestinadas a encontrarse y, como fruto deese encuentro, algo de luz llegó a una Iglesia al-go oscurecida por las circunstancias históricas.

Los dos santos se encontraron por primeravez en 1567 en Medina del Campo, cuando laMadre Teresa ya había recorrido un largocamino de vida espiritual y comunitaria. Dolidapor las divisiones en la Iglesia por la Reformaprotestante, fundó “el palomarcico” de San José,donde un grupo de mujeres vivían orando porla Iglesia. En ellas se unía el aprecio por la cul-tura, una vida fraterna muy sencilla y adornadacon gran sentido del humor. Ello llamó tanto laatención, que Teresa obtuvo el permiso parafundar cuantos conventos quisiera.

Madre Teresa se daba cuenta de la necesidadde apoyo de varones que vivieran los mismosideales y pudieran servir de confesores y predi-cadores de sus monjas. Después de muchas ne-gativas, pudo fundar dos conventos de carmeli-tas contemplativos.

Mientras tanto, fray Juan fue ordenado sacer-dote ese mismo año y celebró su primera misaen Medina. Allí fue llamado por Teresa, a quienle bastaron algunas palabras solo para saber queestaba ante una persona extraordinaria. Le ex-plicó sus proyectos y la invitó a unirse a su aven-tura fundacional. Ante su aceptación, la santatransmitió alborozada la noticia a sus monjas

con las palabras que encabezan este artículo.Este encuentro no solo resultó trascendentalpara el futuro de la Orden, sino para la Iglesiaentera, pues supuso el nacimiento de la ramamasculina del Carmelo Descalzo e impulsó unaprofunda renovación espiritual y eclesial en sutiempo, cuyos efectos aún perduran. Además,aquel encuentro de Medina del Campo fue el ini-cio de una amistad profunda entre los dos san-tos que incentivó en ambos su espiritualidadmística, dando bellos frutos en sus composi-ciones literarias. Como afirmó la santa en mediode tantas dificultades y contratiempos: “Si mequitáis los libros, pues escribo yo”.

Hay otro santo íntimamente vinculado a losque tratamos hoy: San Juan Pablo II. Desde queera niño tuvo una devoción a María, Madre delCarmelo, que alimentó su pontificado. Muchasveces se refirió a ello y no desaprovechó ocasiónpara dirigir pensamientos a la familia carmeli-tana y devotos de la Virgen del Carmen, recor-dando la protección y beneficios que se ob-tienen de la Virgen Madre para la Iglesia.

De aquella escuela clandestina en plena in-vasión nazi que estudiaba a San Juan y a SantaTeresa, no solo surgió Wojtyla. Un gran sectorde Polonia debe gran parte de su firme fe anuestros místicos. Pero además, un Papa decideelegir como mentor espiritual a San Juan y através de su tesis doctoral en la Facultad deTeología de Cracovia, lo pone de actualidad. Dosvidas que se encontraron en la grandeza de laCruz, a través de duras pruebas, admiran congran sensibilidad la belleza de la naturaleza yambos escriben poesía

Viene de pág. 22)

En el viaje apostólico a España de Juan Pablo II en 1982, nosdejó en sus homilías bellos testimonios de admiración pornuestros místicos. Recordemos algunos fragmentos de estashomilías como broche final a este homenaje a Santa Teresa deJesús y a San Juan de la Cruz.

Segovia, 4 de noviembre de 1982: “Doy gracias a la Providencia que me ha concedido venir a venerar las

reliquias y a evocar la figura y doctrina de San Juan de la Cruz, a quientanto debo en mi formación espiritual. Aprendí a conocerlo en mi juven-tud y pude entrar en un diálogo íntimo con este maestro de la fe, con sulenguaje y su pensamiento, hasta culminar con la elaboración de mi tesisdoctoral sobre La fe en San Juan de la Cruz. Desde entonces he encontradoen él un amigo y maestro que me ha indicado la luz que brilla en la oscuri-dad para caminar siempre hacia Dios, sin otra luz ni guía / que la que en elcorazón ardía. / Aquesta me guiaba / más cierto que la luz del mediodía.” (S.Juan de la Cruz, Noche oscura del alma, 3-4).

“El Santo de Fontiveros es el gran maestro de los senderos que conducena la unión con Dios. Sus escritos siguen siendo actuales, y en cierto modoexplican y complementan los libros de Santa Teresa de Jesús. Él indica loscaminos del conocimiento mediante la fe, porque solo tal conocimiento enla fe dispone el entendimiento a la unión con el Dios vivo”.

“También el “santico de Fray Juan” –como decía la madre Teresa– fue, co-mo Cristo, un pobre que evangelizó con inmenso gozo y amor a los pobres;su doctrina es como una explicación de ese evangelio de la liberación de es-clavitudes y opresiones del pecado, de la luminosidad de la fe. Si la Iglesialo venera como Doctor Místico desde el año 1926, es porque reconoce en élal gran maestro de la verdad viva acerca de Dios y del hombre”.

“Hermanos y hermanas: He querido rendir con mis palabras un home-naje de gratitud a San Juan de la Cruz, teólogo y místico, poeta y artista,“hombre celestial y divino” –como lo llamó Santa Teresa de Jesús–, amigode los pobres y sabio director espiritual de las almas. Él es el padre ymaestro espiritual de todo el Carmelo Teresiano, el forjador de esa fe vivaque brilla en los hijos del Carmelo”.

Ávila, 1 de noviembre de 1982:

“Teresa de Jesús es arroyo que lleva a la fuente, es resplandor que con-duce a la luz. Y su luz es Cristo, el ‘Maestro de la Sabiduría’, el ‘Libro vivo’en que aprendió las verdades”.

“Aquí también yo deseo estrechar todavía más mis vínculos de devociónhacia los Santos del Carmelo nacidos en estas tierras, Teresa de Jesús yJuan de la Cruz. En ellos no solo admiro y venero a los maestros espiri-tuales de mi vida interior, sino también a dos faros luminosos de la Iglesiaen España, que han alumbrado con su doctrina espiritual los senderos demi patria, Polonia, desde que al principio del siglo XVII llegaron a Cracovialos primeros hijos del Carmelo teresiano”.

“¡Cuántas veces ha meditado Santa Teresa aquellas escenas del Evan-gelio que narran las palabras de Jesús a algunas mujeres! ¡Qué gozosalibertad interior le ha procurado, en tiempos de acentuado antifeminis-mo, esta actitud condescendiente del Maestro con la Magdalena, conMarta y María de Betania, con la Cananea y la Samaritana, esas figuras fe-meninas que tantas veces recuerda la Santa en sus escritos! No cabe dudade que Teresa ha podido defender la dignidad de la mujer y sus posibili-dades de un servicio apropiado en la Iglesia desde esta perspectivaevangélica”.

PEDRO BARRADO / DIRECTOR DE LA ESCUELA SAN JUAN XXIII DE LAS HERMANDADES DEL TRABAJO

Centros de Hermandades del Trabajo. ESPAÑA: Alicante, Almería, Ávila, Badajoz, Burgos,Córdoba, Guadalajara, Jaén, Jerez de la Frontera, Madrid, Segovia, Sevilla, Valencia, Zaragoza,así como las Hermandades en toda España de las Federaciones de la Seguridad Social yFerroviarias. AMÉRICA: Chile (Concepción), Colombia (Barranquilla, Bogotá y Medellín), CostaRica (San José), Ecuador (Quito), Perú (Callao, Chimbote, Lima y San Ignacio).

El mes pasado veíamos algunascuestiones «históricas» relacio-nadas con san Pedro. Entre esas

cuestiones no figuraba su muerte,ya que el Nuevo Testamento no larecoge. Sin embargo, a poco que seindague, casi todo el mundo recor-dará la muerte de Pedro en Roma,crucificado boca abajo.

Pero, antes de llegar a su muerte,sabemos que, en una fecha impre-cisa, aunque temprana, Pedro aban-dona la Iglesia de Jerusalén, de laque constituía –junto con Santiago(el «hermano del Señor») y Juan–una de sus columnas (cf. Gál 2,9).Según informa san Pablo en esa car-ta a los Gálatas, Pedro y Pablo tu-vieron un enfrentamiento en la co-munidad de Antioquía. A partir deaquí se pierde la pista de Pedro. Mu-chos lo sitúan en Roma, siguiendola interpretación habitual del finalde la primera carta de Pedro: «Ossaluda la comunidad que en Babilo-nia comparte vuestra misma elec-ción» (5,13).

La hipótesis romana se sustentaen varias suposiciones. En primerlugar, que la carta está escrita porPedro. Sin embargo, parece claroque 1 Pe data de los primeros añosdel siglo II, con lo cual es muy difí-cil –por no decir imposible– que tu-viera como autor real a Pedro. Másbien estaríamos ante un caso, fre-cuente en la antigüedad, de pseu-doepigrafía (falsa atribución de unescrito). Otra suposición, esta vezcon mayor grado de verosimilitud,es que detrás de la alusión a «Ba-bilonia» se encuentre en realidad

Roma. Se trataría de calificar a lacapital del Imperio romano otor-gándole un «nombre» muy signi-ficativo –en este caso, negativo–: elde la capital de una de las princi-pales potencias opositoras a Israel alo largo de su historia.

No obstante, es verdad que latradición sitúa a Pedro en Roma amediados del siglo I. Un autor comoClemente Romano, considerado unode los primeros papas –el tercerodespués de Pedro, según Ireneo deLyon–, y que escribe a finales delsiglo I, lo considera mártir, aunquesin mencionar detalles: «Pero deje-mos los ejemplos antiguos y va-yamos a los luchadores que hanvivido más próximos a nosotros: to-

memos los nobles ejem-plos de nuestra gene-ración. Por emulación yenvidia fueron perse-guidos los que eranmáximas y justísimascolumnas de la Iglesiay sostuvieron combatehasta la muerte.

Pongamos ante nues-tros ojos a los santosapóstoles. A Pedro,quien, por inicua emu-lación, hubo de soportarno uno ni dos, sino mu-chos más trabajos. Y,después de dar así sutestimonio, marchó allugar de gloria que leera debido» (Carta a losCorintios 5, 6, 1).

La tradición hace dePedro uno de los mártires de la per-secución de Nerón, entre el 64 y el67 d. C. La forma de muerte: crucifi-cado cabeza abajo, procede de un li-bro apócrifo llamado Hechos de Pe-dro, un texto griego quizá del sigloII o III, aunque los manuscritos quese nos han conservado datan delsiglo iv (en copto). Allí se cuenta:«Os suplico, verdugos, que me cru-cifiquéis cabeza abajo y no de otramanera. El motivo voy a exponerloa quienes me oyen» (37, 8). A con-tinuación viene un largo discursocon un cierto tono gnóstico. En élse lee: «El primer hombre, de cuyaestirpe llevo yo la imagen, caídocabeza abajo mostró una natu-raleza que no existía antiguamente:estaba muerta, pues no tenía mo-

vimiento. Arrastrado, pues, haciaabajo aquel que había arrojado atierra su primitivo estado…» (38,9). O sea, la postura de cabeza aba-jo recordaría, según este texto, lanaturaleza caída del hombre.

Un dato curioso es que en estosmismos Hechos de Pedro es dondeencontramos una expresión –proce-dente del Martirio del bienaventura-do apóstol Pedro, del Pseudo-Lino,siglo IV– que luego tendrá una pos-teridad famosa: «Se dejó persuadir[Pedro] por los hermanos y se dis-puso a salir solo. Les dijo: “Quenadie venga conmigo. Saldré solotras cambiarme de vestimenta”.Pero, cuando salía por la puerta,vio al Señor, que entraba en Roma.Al verle le dijo: “¿A dónde vas,Señor? [Quo vadis, Domine?]”. Estele respondió: “Entro en Roma paraser crucificado”. Pedro añadió:“Señor, ¿para ser crucificado denuevo?” Le dijo: “Sí, Pedro: voy aser crucificado de nuevo”. Pedro,reflexionando en su interior y trascontemplar al Señor, que subía alcielo, se volvió a Roma lleno de go-zo y alabando al Señor […] Esto esprecisamente lo que le iba a ocu-rrir a Pedro» (35, 6).

Muchos años después (1895-1896) aparecería una novela conel título Quo vadis?, obra de unautor llamado Henryk Sienkie-wicz, sobre la que se basó mástarde la famosísima película de1951 –del mismo título– conocidapor todos, con Robert Taylor, De-borah Kerr y Peter Ustinov, entreotros intérpretes.

San Pedro (II)

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