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El arte Egipcio Mastaba

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El arte Egipcio

Mastaba

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Restos de una mastaba en Giza

Mastaba (voz árabe que significa banco) es la edificación funeraria del antiguo Egipto, con forma troncopiramidal, de base rectangular. Las más suntuosas, como la erigida por el faraón Shepseskaf, llegaron a tener casi veinte metros de altura.

Aunque no se sabe cómo las llamaban los antiguos egipcios, los árabes las denominaron mastaba, ya que se parecían a los bancos locales, nombre que adoptaron los primeros exploradores europeos. Las más antiguas se datan durante las primeras dinastías.

Ubicación

Era muy importante: las tumbas se debían situar fuera del alcance de las crecidas del Nilo, y tenían que estar en la zona occidental del Nilo, en el desierto, por donde se ponía el Sol al atardecer, que era donde el difunto iniciaba su viaje hacia el Más Allá pues, según sus creencias, la entrada al inframundo o Duat, estaba situada al occidente, denominándose "occidentales" a los espíritus de los difuntos.

Descripción

Tumba de Narmer en Umm el-Qaab

Las mastabas se construyeron con adobes (ladrillos de barro), y posteriormente de piedra, generalizándose entre los egipcios más ricos, durante la dinastía III, después de erigir Imhotep, en piedra, el complejo funerario de Saqqara para el faraón Dyeser (Zoser).

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Primeras tumbas

Las más antiguas eran fosas excavadas divididas en varias salas con muros de adobe. La sala central se reservaba para el difunto, y en las demás se colocaba el ajuar funerario y los víveres para la otra vida. En algunas, hay fosas en el exterior con los cuerpos de los esclavos sacrificados para el servicio de su señor en el más allá. Una vez depositado el cuerpo, se cegaba el acceso. La forma de cubrir de estas fosas se desconoce; posiblemente fuese una estructura de adobe y madera, de poca altura.

La mastaba

Esquema de mastaba con doble foso

Esta construcción tenía dos niveles: el subterráneo, con la cámara sepulcral a la que se accedía a través de largos pozos verticales, que se cegaban después de depositar la momia. En el nivel superior, la capilla, que imitaba la casa del difunto, donde los familiares podían pasar para depositar ofrendas, con una o varias "falsas puertas" decoradas con relieves, situadas en la parte oriental, que servían para indicar al espíritu, al doble del difunto, el lugar por donde debía salir o entrar al edificio. Las más suntuosas disponían de varias salas ricamente decoradas y serdab.

Con el paso del tiempo, esta construcción se fue haciendo más compleja y se añadieron más salas, escaleras, trampas para saqueadores, etc., llegando algunas a medir cincuenta metros de largo y seis o siete de altura. Las más monumentales sirvieron de sepultura para la nobleza, clases dirigentes y personas de alta posición social, incluso de algunos faraones.

Mastabas saítas

En el Periodo tardío de Egipto, desde la época saíta, las mastabas perdieron su forma original, consistiendo en sencillas construcciones de adobe elevadas sobre el suelo, y prescindieron de la cámara subterránea. En esta época, las mastabas contenían a veces un panteón familiar, colocándose unas tumbas encima de otras, disponiendo una escalera exterior para poder llegar hasta las más elevadas. Esta curiosa disposición fue habitual en el Bajo Egipto para resguardar a los cadáveres de la humedad propia de las inundaciones.

Existen miles de mastabas en Egipto, muchas de ellas con capillas interiores decoradas con bellas pinturas murales. A diferencia de los textos de las Pirámides, que sólo

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contenían fórmulas para la vida en el más allá, estas pinturas son una excelente fuente de información de la vida cotidiana.

Las pirámides egipcias posiblemente se desarrollaron como evolución de las mastabas pues, según los eruditos, la más antigua, la Pirámide escalonada de Saqqara, fue originalmente una mastaba, posteriormente ampliada.

Serdab El serdab (en árabe داب����� Sirdāb; en antiguo egipcio pr-tu.t "casa de la estatua") es un habitáculo que se encuentra en los monumentos funerarios (mastabas o templos funerarios) construidos durante el Imperio Antiguo de Egipto."

Serdab de Dyeser en Saqqara.

Construido generalmente sin acceso, contiene la estatua donde reside el ka del difunto. A veces se comunicaba con la capilla funeraria mediante una abertura o varios huecos que permitían al difunto (su estatua) recibir las ofrendas depositadas por los parientes. El serdab a menudo se disimulaba detrás de un estela de tipo 'falsa puerta'.

El serdab del faraón Dyeser (Zoser), situado fuera de su pirámide, en una pequeña sala aislada, descubierto por Cecil Firth en 1924, contenía textos jeroglíficos designando a Imhotep como arquitecto diseñador de la pirámide escalonada de Saqqara. Contiene una estatua sedente del rey Dyeser, de 1,42 metros de altura, cuya copia es actualmente visible, pues la estatua original se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo.

En las tumbas del Imperio Medio el serdab no existe, pero una estatua del difunto a menudo forma parte del conjunto funerario.

Pirámide escalonada de Zoser La pirámide de Zoser es la tumba, o cenotafio, del faraón Zoser (Necherjet Dyeser) de la III Dinastía del Egipto (c. 2650 a. C.). Denominada antiguamente Dyeser Deyeseru "la más Sagrada", se conoce actualmente como la pirámide escalonada y según Manetón fue edificada por Imhotep, el primer arquitecto de nombre conocido de la historia. Es la construcción más notable de la necrópolis de Saqqara, al sur de la ciudad

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de Menfis, y fue el prototipo de las pirámides de Giza y de las restantes pirámides egipcias.

Pirámide escalonada de Saqqara.

La Pirámide Escalonada, o proto-pirámide, fue el primer cenotafio monumental real y es considerada la gran estructura en piedra más antigua de Egipto y del mundo.

Formaba parte de un complejo para celebraciones, rodeado por un muro pétreo que albergaba un templo y edificios de carácter simbólico, la mayoría macizos, no accesibles, con un amplio patio para conmemorar el Heb Sed y un intrincado sistema de galerías subterráneas y almacenes.

Hasta la construcción de la pirámide de Zoser (Dyeser), las tumbas reales consistían en cámaras subterráneas cubiertas por una estructura de adobe en forma de pirámide truncada llamadas mastabas. La pirámide de Zoser está hecha en piedra y consiste en seis enormes mastabas, una encima de otra, en lo que fueron cinco revisiones y desarrollos del plan original: una mastaba con la base cuadrada, de 63 metros de lado y ocho de altura, cuya construcción se atribuye también a Imhotep, pero en época Sanajt, el faraón precedente; ésta primera mastaba sería realmente el primer monumento erigido en el antiguo Egipto utilizando piedra tallada.

La pirámide se encuadra en un recinto que constituye un complejo funerario; alcanzó sesenta metros de altura, y 140 m de largo por 118 m de ancho en la base, quedando revestida de piedra caliza blanca pulida.

La pirámide escalonada se sitúa en el centro de este recinto rectangular de 554 m, de norte a sur, y 277 de este a oeste. La muralla es de piedra caliza; medía originalmente unos diez metros de altura y tenía catorce falsas puertas y un sólo acceso, dispuesto en uno de los entrantes que imitan una falsa puerta. Las construcciones tienen fachadas exteriores cuidadas, sin embargo, los interiores son macizos.

Esta entrada conduce a un pequeño patio y luego a una sala hipóstila, con cuarenta columnas fasciculadas, adosadas a pilastras, redondeadas en la parte interior, imitando haces de troncos de papiro, enfrentadas en dos filas, de 6,60 metros de altura y un metro en la base, sobre las que se apoyaba una cubierta adintelada; estas son las primeras columnas en piedra conocidas del arte egipcio.

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A continuación hay un amplio patio, al sur de la pirámide, con un pequeño altar y cuatro mojones que tal vez representaron los límites del reino, entre los que el faraón debió realizar la carrera simbólica durante la fiesta Sed.

Pirámide escalonada

La "pirámide de Zoser" (Dyeser) tiene base rectangular (140 x 118 m), con su lado mayor de este a oeste; consiste en seis troncos de pirámide superpuestos, con una altura original de sesenta metros. La inclinación de los cuerpos de la pirámide es de 16° respeto a la vertical y de 22° en el nivel superior.

El diseño de la pirámide experimentó varios diseños y modificaciones: los tres primeros con la idea de mastaba y otros tres conformando la pirámide escalonada. Se utilizaron bloques de caliza silícea, extraídos de canteras próximas, unidos con argamasa; el exterior se revistió con piedra caliza, de grano fino, de un espesor medio de dos metros.

El tercer proyecto de la pirámide consistió en la ampliación de la mastaba original, para incorporar las tumbas de la familia real, y el inicio del complejo funerario.

Hay once pozos de 32 metros de fondo por los que se accede a otros tantos corredores horizontales en los que se encontraron dos sarcófagos de alabastro (uno de ellos con los restos de una hija de Dyeser, de ocho años), salas revestidas de placas de fayenza, con representaciones en bajorrelieve del faraón, con su nombre Necherjet, y almacenes con más de 48.000 vasijas cérámicas y en piedra, muchas con los nombres grabados de personajes y faraones precedentes, de las dinastías I y II.

La cámara funeraria de Zoser (Dyeser) está en el centro de la pirámide, en el fondo de un pozo de 28 metros de profundidad y siete de anchura; se contruyó en granito y se revistió con yeso. Fue sellada con un gran bloque de granito de 3500 kilos. El arquitecto y egiptólogo francés, Jean-Philippe Lauer, restaurador del complejo desde 1932, encontró restos de una momia que se dató en una época cientos de años posterior.

Pirámide vista desde el patio de la fiesta Sed

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Pirámide de Meidum La pirámide de Meidum, llamada por los árabes la Falsa pirámide (el-haram el-kaddab), está situada a la entrada de El Fayum, a unos 100 Km. de El Cairo. Se conserva restos de la estructura central, rodeada de un montículo formado por los escombros de la cubierta externa. Es una de las tres pirámides construidas durante el reinado de Seneferu.

Fechada en el siglo XXVI a. C., fue construida con piedra caliza (los egiptólogos creen que durante el reinado de Huny, último faraón de la tercera dinastía, aunque ninguna inscripción lo confirma). Tenía originariamente 7 pisos, ampliados posteriormente a ocho y transformada finalmente por Seneferu en una pirámide lisa. Actualmente solo son visibles tres de niveles.

La pirámide sufrió un derrumbamiento en la antigüedad, y solamente la parte central de su base interna sigue hoy en pie dándole un aspecto de torre que es único entre las pirámides egipcias. La pequeña colina sobre la que parece asentarse está formada en realidad por los escombros resultantes de su derrumbe: el recubrimiento de la pirámide se habría deslizado por falta de adherencia sobre las capas subyacentes, dejando el núcleo central a la vista. Existe una segunda hipótesis según la cual este deslizamiento de la capa externa nunca tuvo lugar, sino que la pirámide está inacabada. Según esta teoría, los escombros que la rodean aún hoy no serían más que los resultantes del desmontaje de las rampas necesarias para la construcción.

Pirámide de Meidum.

Complejo funerario

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Plano del complejo funerario de Meidum (punteado, los vestigios de las dos cuestas).

Templo funerario y las estelas.

El conjunto funerario de Meidum fue el primero compuesto por una pirámide lisa, un templo funerario unido a ella por una calzada, una pirámide satélite y una necrópolis adyacente con mastabas para los funcionarios. El templo de recepción desapareció, pero el templo funerario, de tamaño modesto, está aún intacto. Las excavaciones realizadas en los alrededores del complejo permitieron detectar vestigios de una rampa de ladrillos que, según el egiptólogo Jean-Philippe Lauer, habría servido para el transporte de los bloques necesarios para la construcción de la pirámide. La anchura de esta cuesta, de menos de cuatro metros, implica que se destinaba a las sirgas de las piedras hasta los accesos al monumento. La pirámide subsidiaria está situada en el lado sur, entre la pirámide principal y la pared de recinto, y el templo conmemorativo está en su lado este.

Pirámide principal

Suiperposición de las tres fases de construcción.

Se cree que la pirámide de Meidum fue construida para Huny, pero fue terminada y usurpada por su hijo y sucesor, Seneferu, que también la reformó transformandola de pirámide escalonada en una de paredes lisas completando los escalones con piedra caliza. Antes, había sido construida en distintas etapas, primeramente como una pirámide escalonada de siete alturas a la que se agregó otra posteriormente. Hay indicios de que se derrumbó durante el Imperio Nuevo.

Conocida como la pirámide derrumbada, las capas externas de la cubierta comenzaron a caer dejando expuesta de la base, lo que le dio el nombre de Falsa pirámide. Algunos egiptólogos piensan que fue este derrumbe durante el reinado de Seneferu lo que impulsó a éste a variar en 43 º el ángulo de la pirámide acodada. En el siglo XV fue descrita por Al-Maqrizi como una montaña de cinco pisos, arruinandose cada vez más hasta mantener solo tres escalones cuando la investigó en 1799 la expedición de Napoleón.

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Fue excavada por Perring en 1837, Lepsius en 1843 y más tarde por Flinders Petrie, que localizó el templo mortuorio en laona oriental. En 1920 Borchardt estudió laona más alejada, tarea en que le siguió Alan Rowe en 1928 y Ali el-Kholi en la década de 1970.

Descripción

Zona lisa de la Pirámide de Meidum.

La pirámide medía 147 metros de lado y 93,50 metros de altura, aunque en su estado actual de ruina, mide 65 m de altura. con la entrada en la cara norte a 20 m sobre el actual nivel del suelo.

Primera cámara funeraria.

Corredor descendente.

Flinders Petrie penetró por primera vez en la pirámide en 1881 y dirigió las excavaciones efectuadas entre 1888 y 1891. Descubrió que tras la entrada el paso desciende 57 metros hasta un corredor horizontal, apenas bajo el nivel original del suelo, en donde hay dos pequeñas casillas que hacen la función de antecámaras; este

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pasillo conduce a un pozo de 10 metros por el que se sube hasta la cámara mortuoria. No se sabe quién fue enterrado en ella: aunque la construcción comenzase durante el reinado de Huny no concluyó hasta tiempos de Seneferu, pero no parece probable que fuese la tumba de este último.

Últimos descubrimientos

Los trabajos de los arquitectos Gilles Dormion y Jean-Yves Verd'hurt, que estudiaron las pirámides desde 1986, permitieron descubrir de dos nuevas cámaras funerarias en la pirámide. Se trata de un paso descubierto encima del pozo de acceso a la cámara funeraria inacabada. Hay un corto paso seguido de dos habitaciones de descarga, construidas en bóveda escalonada como la habitación funeraria, pero de una factura mejor acabada. No hay ninguna comunicación entre este paso y las habitaciones. El segundo descubrimiento fue el de un pasillo que sube por la pirámide de manera paralela al corredor que comienza en la entrada a la pirámide. El pasillo está bloqueado tras un largo trecho. Este descubrimiento permitió volver a preguntarse por el plano global de la pirámide: los espacios recientemente sacados a la luz son de una amplitud casi igual a los inicialmente conocidos de la pirámide.

Distribución interna.

Pirámide satélite

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Pirámide satélite.

Hay una pequeña pirámide satélite al sur de la tumba real, pero toda la superestructura y una parte de las infraestructuras desaparecieron. Los arquitectos Vito Maragioglio y Celeste Rinaldi han propuesto una reconstrución basada en los elementos aún visibles in situ, demostrando que era una pirámide escalonada y que el plano de sus cámaras funerarias era idéntico al de su vecina.

Necrópolis adjunta

Aproximadamente a 500 metros al norte de la pirámide hay una necrópolis de la cuarta dinastía que agrupa tumbas de príncipes y otros personajes importantes de la Corte, estre ellas la mastaba de Nefermaat que contenía la famosa pintura de los Gansos de Meidum, expuesta hoy en el museo de El Cairo, donde se pueden admirar también dos famosas estatuas en caliza policromada encontradas en la mastaba de Rahotep y su mujer Nefret, descubierta por Mariette en 1871.

La pirámide roja de Dashur

La Pirámide Roja en Dashur es convencionalmente atribuida a Snefru, el primer faraón de la 4 ª dinastía, padre de Khufu (supuestamente constructor de la Gran Pirámide), que reinó entre 2575-2551 aC. Sin embargo, hay evidentes contradicciones en la visión ortodoxa de la historia de este lugar donde Snefru se refiere, principalmente en relación con el hecho de tambiénse le atribuye la pirámide romboidal al mismo faraón. Si aceptamos la opinión de que las pirámides son “sólo tumbas y tumbas”, no nos deja de extrañar tanta pirámide para una sola persona.

La Pirámide Roja debe su nombre a la piedra caliza de color rojizo o rosado, que se utiliza en su carcasa piedras. La superficie total de la estructura es sólo ligeramente inferior a la Gran Pirámide, pero como el ángulo de inclinación de sus lados es mucho menor (43 grados 22”), que sólo alcanza una altura de 104 metros.

El interior de la pirámide es bastante interesante. La entrada está en su cara Norte, como sucede con casi todas las pirámides de Egipto, y de una descendiente de paso te lleva a lo largo de unos 80 metros antes de nivelación y apertura a cabo en dos cámaras subterráneas, conectadas por otro pequeño túnel. Ambas cámaras tienen magníficas vobedas. Otro pasaje, en una considerable altura sobre el nivel del suelo, da lugar a una tercera cámara, con una vobeda en el techo que se levanta 50 pies en el cuerpo de la pirámide.

Cabe señalar que ningún rastro de un entierro ha sido encontrada en esta pirámide, el interior es completamente libre de gravados.

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Pirámide romboidal de Dashur

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Gran Pirámide de Giza La Gran pirámide de Giza la más antigua y la única que aún perdura de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo y la mayor de las pirámides, sirvió como tumba o cenotafio al faraón de la cuarta dinastía del antiguo Egipto, Jufu (también conocido por su nombre griego Keops). El arquitecto de la obra fue Hemiunu, un pariente de Jufu.

La fecha estimada de terminación de la Gran Pirámide es c. 2570 a. C. y fue la primera y mayor de las tres grandes pirámides de la Necrópolis de Giza en las afueras de El Cairo en Egipto, y el edificio más alto del mundo hasta bien entrado el siglo XIX, siendo entonces superada sólo por las agujas de la Catedral de Colonia (157 m, construida entre 1248 a 1880) y la Torre Eiffel (300 m, erigida en 1889). Aún hoy es el mayor edificio construído en piedra.

Gran pirámide de Giza. Tarjeta postal del siglo XIX.

La Gran Pirámide descrita por Heródoto

Heródoto, quien contempló la pirámide hacia el año 450 a. C., comentó que «su tiempo de construcción fue de veinte años». Erigida con unos 2.300.000 bloques de piedra cuyo peso medio es de dos toneladas por bloque, llegando a pesar algunos de ellos hasta las sesenta toneladas. Originalmente recubierta por unos 27.000 bloques de piedra caliza blanca, pulidos, de varias toneladas cada uno; mantuvo este aspecto hasta principios del siglo XIV, cuando un terremoto desprendió parte del revestimiento calizo y posteriormente los turcos otomanos utilizaron dicho revestimiento para la construcción de edificaciones en El Cairo, como la mezquita de Hassán.

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La Pirámide

Datación

Existen divergencias sobre la fecha exacta de la construcción de la pirámide, pero los especialistas coinciden en afirmar que fue levantada durante el gobierno de Jufu, (Keops) esto es, en la primera mitad del siglo XXVI a. C., por su chaty, el arquitecto Hemiunu.

El interior de la pirámide

Gran pirámide de Giza

La pirámide se compone de tres cámaras principales, dos situadas en el interior de la pirámide, actualmente denominadas Cámara del Rey y Cámara de la Reina, y una en el subsuelo, la Cámara subterránea.[1]

A las cámaras se accedía desde el lado norte, por un pasaje descendente, obstruido al final por grandes bloques de granito, que comunicaba con dos pasadizos, uno ascendente, que desemboca en la Gran Galería, y otro descendente, que llega hasta la Cámara subterránea.[1]

La Gran Galería es un gran pasaje ascendente de unos 47 metros de longitud y ocho metros de altura. Las paredes de la Gran Galería son planas hasta una altura de dos metros y, a partir de ahí, escalonadas, conformando una bóveda por aproximación de las hiladas.[1]

La Cámara del Rey está conformada por losas de granito y es de planta rectangular, paredes y techo lisos, sin decoración, y únicamente contiene un sarcófago vacío de granito, sin inscripciones, depositado allí durante la construcción de la pirámide, puesto que es más ancho que los pasadizos; sobre el techo se encuentran las llamadas cámaras de descarga, y la más alta dispone su techo con grandes bloques inclinados, a dos aguas, para desviar la gran presión que ejercen los bloques superiores de la pirámide, evitando que recayese todo el peso sobre la cámara real. Se accede a ella por un pasaje horizontal que parte del final de la Gran Galería.

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La Cámara de la Reina, así llamada aunque nunca allí se encontró una reina, está situada casi en el centro de la pirámide; tiene acceso mediante un pasaje horizontal, que comunica con la zona inferior de la Gran Galería, inicialmente oculto por las losas del pavimento. Es de planta rectangular, paredes lisas, sin decoración, con un nicho, y techo inclinado, a dos aguas.

La Cámara subterránea, excavada en el subsuelo, es de planta rectangular, con suelo irregular, paredes y techo planos; contiene dos habitáculos, a modo de sarcófagos, un pozo y una pequeña galería. Se accede a ella por un pasaje descendente, que es prolongación del primer pasillo de la pirámide. También esta comunicado con la Gran Galería mediante un angosto túnel, casi vertical, perforado en los bloques.

Los canales de ventilación: de cada cámara real parten dos angostos conductos inclinados, en las paredes norte y sur, llamados canales de ventilación, pues ese es su uso actual, ventilar mediante impulsores eléctricos; se desconoce su función original pues los de la Cámara de la Reina no comunicaban con el interior en su último tramo, ya que estaban tapados por las grandes losas graníticas del revestimiento de los muros. Los de la Cámara Rey fueron descubiertos por R. Howard Vyse, y los de la Cámara de la Reina por W. Dixon.

Sección Sur-Norte

Cámaras y pasajes interiores

1. Acceso original, en la cara Norte, actualmente obstruido 2. Acceso actual, ordenado abrir por Al-Mamun 3. Bloques de granito, sellando el acceso al pasaje superior 4. Cámara subterránea 5. Pasaje perforado que comunica la Gran Galería y la Cámara subterránea 6. Acceso a la Gran Galería 7. Cámara de la Reina 8. Gran Galería 9. Antecámara 10. Cámara del Rey 11. Cámaras de descarga 12. Canales de ventilación

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Imágenes del interior

Bloque de granito, sellando el acceso

Gran Galería

Cámara de la Reina y nicho

Cámara del Rey

Acceso a la Antecámara

Gran Galería

Cámara de la Reina

Cámara del Rey y Cámaras de descarga

Las ocho caras de la Gran Pirámide

Las ocho caras

Flinders Petrie ya observó, entre otros aspectos morfológicos, que la sección horizontal de Gran Pirámide tiene forma octogonal, de estrella de cuatro puntas, pues cada una de las caras está compuesta por dos planos, con ligera pendiente hacia el centro, difícilmente apreciable a simple vista por la ausencia del revestimiento; solamente la primera hilada de la base tiene forma cuadrada y es a partir de la segunda hilada cuando las caras se hunden hacia la bisectriz vertical. Esta característica y su orientación hacia el Norte geográfico permite que en las caras norte y sur se aprecie un fenómeno de proyección de sombras durante los equinoccios: hacia el amanecer, durante unos minutos, la mitad oeste de las caras norte y sur es iluminada por los rayos del Sol, mientras la mitad este permanece en sombras; hacia el ocaso ocurre al contrario, quedando iluminadas la mitad este de las caras norte y sur, mientras la mitad oeste queda en sombras, denominado efecto relámpago.[2]

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Las tres pirámides subsidiarias

Las tres pirámides subsidiarias se encuentra próximas a cara este de la Gran Pirámide. Se denominan actualmente GI-a, GI-b y GI-c. Se data su construcción a mediados del siglo XXVI a. C. La situada más al norte (GI-a) es de tipo "clásica" y miden sus lados 45,5 x 47,4 x 46,5 x 45,7 m, y 29,45 m su altura. Se atribuye a Hetepheres I, la madre de Jufu (Keops) (o a Merytetes, una esposa). La situada al centro (GI-b) es de tipo "clásica" y sus lados miden 47,8 x 49,4 x 48,2 x 47,1 m, su altura es 30,62 m. Se atribuye a Merytetes (o a Hetepheres I). La situada más al sur (GI-c) es de tipo "clásica" y miden sus lados 45,5 x 46,7 x 46,8 x 45,2 m, siendo su altura 30,2 m. Se atribuye a Henutsen, una esposa de Jufu.

La Barca Solar

La Barca Solar

En 1954 se encontró, enterrada en un foso, próximo al lado sur de la pirámide, una Barca Solar que estaba desmontada; se tardó catorce años en reconstruirla y se exhibe en una gran sala erigida sobre el foso. Esta barca formaba parte importante del ritual funerario ya que sería la encargada de llevar a Jufu (Keops) en su viaje a través del más allá. Se tiene conocimiento de otra barca, pero por precaución y para evitar su deterioro no ha sido extraída todavía.

Pirámide de Jafra

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La Pirámide de Jafra (Kefrén, nombre helenizado), es una pirámide de Egipto, perteneciente a la Necrópolis de Giza. Fue erigida en la meseta de Giza, junto a la de su "hermano" Keops (según Heródoto). Se data en el siglo XXVI a. C.

La pirámide de Jafra, en Giza.

En épocas antiguas fue denominada la Gran Pirámide, debido a que parecía ser más alta que la pirámide de Keops. Este efecto es debido a que se encuentra situada en un nivel más alto de la meseta, y presenta un ángulo más inclinado en sus caras, el ángulo sagrado egipcio, utilizado en algunas pirámides posteriores.

El complejo funerario

La pirámide es parte de un complejo funerario que cuenta con un templo funerario en lado Este y una calzada procesional pavimentada que lo vincula con el templo del valle, situado al lado de la Gran esfinge, presentando una planta y diseño similar al templo Osireion, con patios y pilares desprovistos de jeroglíficos o cualquier tipo de adorno, realizado con enormes sillares y grandes losas de granito revistiendo los muros del templo. También se encuentra una pirámide subsidiaria, cinco fosos con barcas solares y más de un centenar de grandes habitaciones, consideradas almacenes o talleres de los trabajadores de la pirámide.

Detalle del revestimiento superior.

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Detalle de los restos de granito del recubrimiento inferior.

La pirámide de Jafra, y restos del templo funerario, al sur.

La pirámide y la Gran Esfinge, junto al templo del valle.

La Pirámide

La estructura interna de la pirámide muestra mayor simplicidad que la de Keops.

Tiene dos entradas situadas en la cara norte, una a doce metros de altura, entre las hiladas de la pirámide, y otra justo en la base, con un largo pasaje interior. Esta segunda entrada tardó en ser encontrada, sólo fue descubierta en tiempos relativamente recientes. Está situada a unos treinta metros de la pirámide.

La cámara del sarcófago está tallada en la roca, aunque el techo está conformado con losas de granito colocadas oblicuamente, a dos aguas; el revestimiento de los muros también es obra de cantería. En el interior de la cámara funeraria se halla el sarcófago de granito negro, prácticamente al nivel del suelo, pero vacío desde hace mucho tiempo. Belzoni, cuando entró en 1818, solo encontró en el sarcófago unos huesos de vaca.

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Recubrimiento de caliza y granito

La pirámide de Jafra es fácilmente reconocible por los restos del recubrimiento de caliza que aún perduran en su cúspide. Esta caliza, procedente de las canteras de Tura, es de gran calidad y era utilizada en el recubrimiento de las pirámides, para otorgarles un acabado perfectamente liso, pulido y brillante.

La primera hilada, parcialmente conservada, es de granito procedente de Asuán. Sin embargo, fue utilizada como cantera durante la dinastía XIX, se sugiere que por Ramsés II, para un templo en Heliópolis, y posteriormente en la época musulmana, para la construcción de la “mezquita de Hassan” y otros edificios de la ciudad de El Cairo.

Dimensiones

Altura total inicial: 143,5 m Altura presente real: 143,5 m Lado de la base: 214,5 m Pendiente, ángulo: 53º 07' 48"

El templo funerario

El templo funerario, de planta rectangular con más de cien metros de largo, estaba dividido en cinco zonas que serán imitadas en los templos funerarios del Imperio Antiguo: el salón de entrada, el patio descubierto, los cinco nichos para estatuas, el santuario, y los almacenes. Los tres primeros elementos conforman la zona pública; la privada sólo era accesible a los sacerdotes.

El templo del valle

El templo del valle, de planta cuadrada, con unos 45 metros de lado, dispone de gruesos muros calizos en talud al exterior, con una altura original de más de doce metros. Disponía de dos entradas en el muro oriental y otra en el occidental; estaban precedidas de un naos cuadrado, con una estatua real y dos esfinges, ante cada puerta oriental. Tras un pasaje se accedía a la antecámara que comunicaba con la sala hipóstila, construida con pilares monolíticos y revestimiento de granito de Asuán.

Una calzada procesional vinculaba ambos templos, con unos quinientos metros de longitud y 4,50 de anchura, cubierta, posiblemente con bajorrelieves en los muros.

Pirámide de Menkaura

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Pirámide de Menkaura. Giza.

La pirámide de Menkaura (Micerino, nombre helenizado) es la menor de las tres célebres pirámides de la necrópolis de la meseta de Giza. A Menkaura, faraón de la dinastía IV, se le atribuye ordenar construir esta pirámide. Conocida en su época como "La Pirámide Divina" era parte del complejo funerario junto con tres pirámides subsidiarias, un templo funerario, el templo del valle y una calzada procesional que vinculaba ambos templos.

En la antigüedad, esta pirámide estaba revestida con dieciséis hiladas de granito rosado procedente de las canteras de Asuán, aunque el resto del recubrimiento estaba conformado por bloques de piedra caliza de Tura. En la actualidad la pirámide se halla desprovista de casi todo su recubrimiento, pudiéndose observar las regulares hiladas que conforman su núcleo. Cerca de la base se encuentran algunas hiladas del recubrimiento de original granito. La pirámide presenta hacia el centro de la cara norte una gran brecha, posiblemente realizada por saqueadores, aunque no lograron por este método alcanzar la cámara funeraria.

Durante las exploraciones arqueológicas realizadas en el Siglo XX se encontró un sarcófago de basalto que contenía otro de madera, antropomorfo, con una momia en su interior. Sin embargo, el sarcófago interior de madera no era el de Menkaura; resulto ser de algún importante personaje de la época saíta. El sarcófago de basalto, perdido bajo el mar frente a las costas de Cartagena (España), en un naufragio, posiblemente perteneciese a Micerino

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Estatua de Menkaura y su esposa Jamerernebty. Museo de Bellas Artes de Boston.

Pirámide de Sahura en Abusir

Hipogeo

Tumba hipogeo de Tausert y Sethnajt, excavada en el Valle de los Reyes (Egipto)

Hipogeo (del griego ὑπόγαιον) se denomina a la galería subterránea, o a los pasajes excavados en laderas rocosas, de carácter funerario.

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Son de destacar los del antiguo Egipto. El planteamiento era bastante similar al de las construcciones erigidas al aire libre, albergando también estancias profusamente decoradas con bajorrelieves policromados.

Los hipogeos se conocen ya en la época menfita y tuvieron un gran desarrollo durante el Imperio Nuevo de Egipto, cuando se construyeron tumbas reales en forma de suntuosas mansiones subterráneas, horadando la cordillera de la región de Tebas, en el enclave hoy denominado Valle de los Reyes.

Además de éstos, se excavaron muchos más, aunque menos solemnes, para egipcios acomodados que buscaban allí su casa eterna. Sin embargo, algunos gobernantes de Egipto siguieron enterrándose en otros tipos de edificaciones, como las pequeñas pirámides de Meroe o Napata, en Kush (Nubia).

Naciente y poniente

Se consideraban templos funerarios, de los hipogeos reales, a los cenotafios situados en la margen tebana occidental del río Nilo. Los erigidos en la orilla oriental, como el grandioso templo de Karnak o el bello templo de Luxor, estaban dedicados al dios Amón, y otras divinidades. Para los antiguos egipcios, la zona oriental del Nilo era la adecuada para las actividades de los vivos, donde nacía el dios sol, mientras que la parte occidental, por donde se ponía el sol, se destinaba a asuntos de la otra vida, era el lugar de las necrópolis y templos funerarios.

Libro de los Muertos El Libro de los Muertos, o Peri Em Heru "Libro para salir al día", es un texto funerario compuesto por un conjunto de fórmulas mágicas o sortilegios, rau, que ayudaban al difunto, en su estancia en la Duat, a superar el juicio de Osiris, y viajar al Aaru, según la Mitología egipcia.

Libro de los Muertos, de Nany: versión tebana.

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Origen y formación

La redacción del Libro de los Muertos se data durante el Imperio Nuevo, aunque para encontrar sus orígenes hay que remontarse a los Textos de las Pirámides del Imperio Antiguo que evolucionó posteriormente en los Textos de los Sarcófagos del Imperio Medio. Estas sucesivas transformaciones conllevan que esta colección heterogénea de fórmulas contenga textos funerarios de todas las épocas de la historia de Egipto. Destacan tres versiones diferentes del Libro de los Muertos, que se fueron sucediendo a través de la historia:

• La versión heliopolitana, redactada por los sacerdotes de Heliópolis para los faraones, se encuentra en algunos sarcófagos, estelas, papiros y tumbas de las dinastías XI, XII y XIII, aunque la esencia proviene de escritos primitivos. Netamente solar, promueve la teología del dios Ra.

• La versión tebana, escrita en jeroglíficos (y luego en hierático) sobre papiros, esta dividida en capítulos sin un orden determinado, aunque la gran mayoría tienen un título y una viñeta. Usada durante las dinastías XVII, XVIII, XIX, XX y XXI ya no solo por los faraones sino también por ciudadanos particulares.

• La versión saita dio lugar a su máxima expresión en la Dinastía XXVI de Egipto, en donde se fijaron el orden de los capítulos, que van a permanecer invariables hasta el final del período Ptolemáico.

Dyedefhor, que gozó de gran fama como sabio y adivino, es considerado el autor de la plegaria del Libro de los Muertos por la tradición.

Origen del título

El título "Libro de los Muertos" se debe a su primer editor y traductor, el egiptólogo alemán Karl Richard Lepsius, quien lo publicó en 1842 como Das Todtenbuch der Ägypter, aunque se dice también que el título procede del nombre que los profanadores de las tumbas dieron a los papiros con inscripciones que hallaron junto a las momias: Kitab al-Mayitun, en árabe, que significa "Libro del difunto". Los antiguos egipcios lo conocían como "Libro para salir al día".

Estructura

Por ahora se conocen un total de 192 capítulos, pero su extensión es muy desigual y no existe un solo papiro que los comprenda a todos. La extensión de los papiros variaba según el poder adquisitivo de cada difunto, y una vez que se fue popularizando, las versiones más económicas eran realizadas 'en serie' por los templos y luego rellenadas con el nombre del comprador. La sucesión de fórmulas, sin orden alguno y que llegan a variar de unos ejemplares a otros tienen, sin embargo, una lógica interna. Según el egiptólogo francés Paul Barguet, el Libro de los Muertos puede dividirse del modo siguiente:

• Capítulos 1-16: "Salir al día" (oración); marcha hacia la necrópolis, himnos al Sol y a Osiris.

• Capítulos 17-63: "Salir al día" (regeneración); triunfo y alegría; impotencia de los enemigos; poder sobre los elementos.

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• Capítulos 64-129: "Salir al día" (transfiguración); poder manifestarse bajo diversas formas, utilizar la barca solar y conocer algunos misterios. Regreso a la tumba; juicio ante el tribunal de Osiris.

• Capítulos 130-162: Textos de glorificación del muerto, que se deben leer a lo largo del año, en determinados días festivos, para el culto funerario; servicio de las ofrendas. preservación de la momia por los amuletos.

• Capítulos 163-190: es un complemento de todo lo anterior, con fórmulas en donde se alaba a Osiris.

Capítulo 125

Capítulo 125. Libro de los Muertos. Papiro de Ani

Quizás el capítulo más famoso e importante del Libro de los Muertos sea el titulado "Fórmula para entrar en la sala de las dos Maat", en el cual el difunto se presenta ante el tribunal de Osiris al objeto de que se pese su corazón (conciencia y moralidad) y superada la prueba pueda continuar su camino en el mundo de los muertos, la Duat, hasta alcanzar los fértiles campos de Aaru.

Este capítulo, de notoria complejidad y extensión, contiene las llamadas "Confesiones negativas", declaraciones de inocencia que el difunto realizaba ante los dioses del tribunal a fin de justificar sus acciones personales, lo que pone de manifiesto la gran importancia moral que este capítulo significaba para los antiguos egipcios.

Papiros destacados

Por su extensión

• Papiro de Ani: es la versión más conocida y más completa del Libro de los Muertos, destacando su longitud (23,6 metros). Este papiro, realizado para el escriba real Ani (dinastía XIX), actualmente se encuentra en el Museo Británico, registrado bajo el nº 10.470. Fue traducido por Ernest Wallis Budge, y publicado en 1895.

• Papiro de Aufanj: actualmente en el Museo Egipcio de Turín, tiene una longitud de 19 metros y 165 capítulos.

Por su antigüedad

• Papiro de Iuya: se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo.

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• Papiro de Ja: se encuentra en el Museo Egipcio de Turín, tiene 33 capítulos. • Papiro de Nu: se encuentra en el Museo Británico (nº 10.477) y posee 137

capítulos.

Fragmento del Libro de los Muertos. Papiro de Ani

El libro de las horas y concretamente el de la KV 34, que me gustaría haceros una descripción, de cada una de ellas. Pero primero tendremos que saber quién conforma la tripulación de la barca nocturna de Ra : En la proa: tenemos a UPUAUT "el que abre los caminos", es una forma de Anubis que escruta el horizonte. SIA "el entendimiento" es el piloto de proa que conoce las corrientes y los bancos de arena". NEBET-UIA, "La Señora de la Barca" es una forma de Hathor. Rodeando la cabina aparece la serpiente protectora MEHEN "la envolvedora",ella es la encargada de protejer a Ra. En popa: tenemos a HOR-HEKENU "Horus Heraldo" que repite las observaciones de SIA. KA-MAAT "el toro de Maat". NEHES "el que vigila". HU "la palabra" es el piloto de popa y que retite las palabras que le transmite "el heraldo de Horus". HEREP-UIA es el timonel de la barca nocturna, "el que dirige la barca". La navegación comienza en la región de Abidos, cuando Ra penetra por una hendidura de la montaña de Occidente. La barca navega de Oeste a Norte, después del Norte al Este. Una vez llegado al Este,Ra pasados los peligros nocturnos, podía renacer y,

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cambiando de barca, ascender brillante por el cielo. 12 eran las horas nocturnas, y 12 también las diurnas...ésta era la forma tan peculiar que tenían los egipcios antiguos de partir el día. Empezaremos por la : 1ª hora de la Duat: La barca está sobre una porción de agua con la estera de cañas en la proa. Ra, en su cabina, sostiene un cetro en forma de serpiente en la mano izquierda y el simbolo de la vida en la derecha. En realidad en esta primera hora se navega por una zona corta con la luz del crepúsculo, que todavía no es propiamente el Duat. La barca esta es de la tumba de Sety I.

Pasada la primera hora, esa que representa el crepúsculo, la barca penetra en el Más Allá (duat), atravesando las zonas subterráneas, fértiles e irrigadas, de la región de Abidos (campos de Iaulú). 2ª hora: Registro superior: Llegada la barca de Ra a los dominios de Osiris se presentan, a su paso, las divinidades que aseguran la sucesión de los días y las noches. Registro central: La barca de Ra, sin remeros y haladores, desciende tranquilamente el río subterráneo, Isis y Neftis en forma de dos cobras están en la proa. Cuatro barcas menores, portando emblemas, abren la marcha en esta hora. Registro inferior: Al pasar por los fértiles campos del Ialú, los bienaventurados presentan los frutos de la cosecha: las espigas de trigo y las palmas datileras. Mas adelante, Osiris, aparece protegido por su guardia personal. Si os fijais en el dibujo vereis que debajo de los registros superior y central, los personajes estan sobre el agua, esto lo sabemos por las ondas que asi nos lo indican; mientras que en el registro inferior estan sobre arena, los puntitos asi nos lo estan indicando.

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Bién Sekhmet, en realidad no se produce un encuentro porque Ra está en los dominios de Osiris, y este está siempre presente, ya lo iras viendo... Sigo con otra hora de la noche. 3ª hora : La barca de Ra ha llegado al territorio de los "masacradores" Aparecen también los genios y los dioses encargados de exterminar a los enemigos que amenzan a Ra durante su periplo nocturno. Registro superior: Dioses y diosas están ahí para asegurar la protección de Ra, aclamándole a su paso. Registro central: La barca de Ra está precedida por tres barcos. En las versiones antiguas como ésta Ra no aparece, en esta hora sobre su barca. (no me pregunteis el motivo , no he encontrado ningún sitio donde me den una explicación). Registro inferior: Ra llega a la redidencia de Osiris, que aparece en su trono bajo ocho formas diferentes: cuatro veces lleva la corona blanca del Alto Egipto, y cuatro veces lleva la corona roja del Bajo Egipto. Está rodeado de los "masacradores", armados con largos cuchillos, preparados para exterminar a los enemigos de Osiris.

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Bueno sigamos con una hora más de esta particular navegación nocturna de Ra por el "Nilo" imaginario y subterráneo llamado URENÉS... 4ª Hora: La barca de Ra llega al "infierno de Sokar". Se trata de la necrópolis de Restau (región de Menfis). este desértio paraje infernal, está habitado por monstruosas serpientes de dos y de tres cabezas, aladas o provistas de piernas humanas. El dibujo muestra como la barca tiene que atravesar zonas tortuosas provistas de puertas vigiladas por serpientes. Para poder avanzar en este paraje de poca agua y bancos de arena, la barca se ha transformado en una serpiente, que provista de dos cabezas en sus extremos, repta por este dificil suelo ayudada por cuatro divinidades ( en este dibujo no se puede ver, no he encontrado el registro siguiente donde se ve la transformación de la barca). Enfrente, y delante de Osiris, Thot entrega el Ojo Udjat a Horus. Un texto dice: " El gran dios Ra, que navega por estos caminos misteriosos, es guiado por las llamas que salen de la boca de las serpientes ". En esta región tenebrosa, los habitantes (los muertos) no ven a Ra, sólo oyen sus palabras. Un pequeño barco transporta una serpiente con el sigon de la vida : el Ankh. La serpiente benéfica Mennu, con tres cabezas, lleva sobre su espalda 14 cabezas con estrellas y discos: son los dioses del medio mes lunar. Hacia ellos avanza Khepri seguido de Maat. Una hora más de la noche ha pasado y Ra sigue su peligroso periplo subtérraneo.

a 4ª y la 5ª horas son, en mi opinión, las más interesantes. Ra se encuentra en las profundidades de la noche. Es uno de los momentos de mayor peligro, puede que el Sol no salga de estos parajes, y no haya un nuevo amanecer. Es interesante el nombre de este lugar: Tierra de Sokar. Generalmente en esta escena suele aparecer Osiris en su forma de Sokar, es decir, con cabeza de halcón. Sin embargo, este hecho no es más que una fusión a las que tan aficionados eran los egipcios. Sokar por si mismo no es una manifestación más de Osiris, sino que era un

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dios que más tarde fue absorbido por Osiris. El motivo de esta fusión es que Sokar es un dios de ultratumba, función que posteriormente va a desempeñar Osiris. Precisamente por eso se dice que la Tierra de Sokar es el llamado Desierto de Roseteau ( como ya ha indicado Taja). Este desierto era un paraje figurado o simbólico que ya en el Imperio Antiguo acabaría identificándose, como ha expresado Taja, con la Meseta de Guiza ( necrópolis). Por lo tanto, la Tierra de Sokar, que es un paraje ultraterreno, se manifiesta en nuestro mundo a través de la Meseta de Guiza. Lo que no estaría de más saber es si esta identificación entre Tierra de Sokar y Meseta de Guiza existía en la mente de los egipcios primitivos, y por ello la utilizaron como necrópolis ( para facilitar el tránsito) o bien fue a la inversa, y su utilización desde antiguo como cementerio fue la que provocó esa identifícación. También como ha indicado Taja es una Tierra repleta de serpientes, pero no unas como las que hemos visto hasta ahora en el viaje por la Noche de Ra, sino esas otras con patitas y alas. Es decir, son serpientes monstruosas, como si se tratase de una pesadilla que sufriéramos en lo más profundo del sueño nocturno. Han desaparecido asimismo los pobladores que veíamos en las horas anteriores, ya no hay campesinos mostrando espigas. Es un lugar de silencio ( el silencio se asocia siempre a la muerte). Asimismo puede observarse que ya no hay agua, como en las horas vistas hasta el momento. Es un desierto, donde no hay ni agua ni cereales. Precisamente debido a esta ausencia de agua, la barca de Ra no puede navegar. En la imagen que ha dejado Taja puede verse (registro central) como la barca de Ra va remolcada ( cuatro personajes tiran de una cuerda), y lo hace sobre un suelo arenoso. Como ha explicado Taja, para ayudar a este arrastre, la Barca se ha transformado en una serpiente con dos cabezas. Si uno se fija bien en esa imagen pueden verse las formas de las cabecitas en la proa y la popa de la Barca, mirando hacia dentro. Otra de las imágenes que en seguida llama la atención es ese pasillo con recodos que atraviesa los tres registros. Es un corredor que quiere indicar como Ra ( el sol) se hunde cada vez más, y lo hace en una zona peligrosa. Este corredor tiene unas puertas que en los jeroglíficos que acompañan a esta hora reciben el nombre de "Cuchillos", lo que da una buena muestra de lo peligroso del camino. Una cosa curiosa: fijaos en el registro central, a la derecha, veréis a un personaje que en lugar de cabeza tiene una especie de tallos ( dos) que le salen hacia arriba...Dejo a vuestra imaginación lo que eso quiere decir.... Para terminar, en esta escena suele aparecer Onuris -que a veces se fusiona con Shu- dando lugar a Onuris-Shu, y como lo tenemos como compañero de foro, dejo que sea él el que explique cual es su papel de "traer a la Distante".

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Juicio de Osiris

El juicio de Osiris pintado sobre papiro. Capítulo 125 del Libro de los Muertos

El juicio de Osiris es el acontecimiento más importante y trascendental para el difunto, dentro del conjunto de creencias de la mitología egipcia.

En la Duat, el espíritu del fallecido era guiado por el dios Anubis ante el tribunal de Osiris. Anubis extraía mágicamente el Ib (el corazón, que representa la conciencia y moralidad) y lo depositaba sobre uno de los dos platillos de una balanza. El Ib era contrapesado con la pluma de Maat (símbolo de la Verdad y la Justicia Universal), situada en el otro platillo.

Mientras, un jurado compuesto por dioses le formulaba preguntas a cerca de su conducta pasada, y dependiendo de sus respuestas el corazón disminuía o aumentaba de peso. Dyehuty, actuando como escriba, anotaba los resultados y los entregaba a Osiris.

Sentencia

Al final del juicio, Osiris dictaba sentencia:

Si esta era afirmativa su Ka y su Ba podían ir a encontrarse con la momia, conformar el Aj y vivir eternamente.

Pero si el veredicto era negativo, su Ib era arrojado a Ammit, la devoradora de los muertos (un ser con cabeza de cocodrilo, melena, torso y brazos de león y piernas de hipopótamo), que acababa con él. Esto se denominaba la segunda muerte y suponía para el difunto el final de su condición de inmortal.

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La Justificación

Ammit

El término "justificado" o "con justa voz" designa la condición del difunto que pasa con éxito la prueba del juicio ante el tribunal de Osiris. Esta escena llamada por los traductores griegos "psicostasis" o "pesaje del alma" constituye el capítulo 125 del Libro de los Muertos, más exactamente llamado "libro para salir al día" del egipcio r n prt m xru.

El difunto tenía que cumplir varios requisitos para que este veredicto fuera favorable: sólo lo merecía aquél que podía presentar una conducta intachable. Las oraciones del Libro de los Muertos, además de servir para mostrar a los dioses un relato de vida sin faltas, eran una propuesta de comportamiento moral:

“No he cometido iniquidad respecto de los hombres; no he matado a ninguno de mis parientes; no he mentido en lugar de decir la verdad; no tengo conciencia de ninguna traición; no he hecho mal alguno; a nadie he causado sufrimiento; no he sustraído las ofrendas a los dioses...”

Hipogeo de Hal Saflieni

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Cámara del Santuario

País Malta

El Hipogeo de Hal Saflieni es el único templo subterráneo prehistórico conocido; es una estructura subterránea excavada hacia el año 2500 a. C. Se estima que, en su origen, fue un santuario. En tiempos prehistórico se convirtió en una necrópolis. Está situado en el término municipal de Paola, en el sureste de la isla de Malta. Sus coordenadas son 35°52′12″N 14°30′23″E / 35.87, 14.50639. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.

El hipogeo fue descubierto por accidente, en 1902, durante las obras de construcción de unas cisternas. Las primeras excavaciones estuvieron dirigidas por el padre Manuel Magri, de la Compañía de Jesús. Tras la muerte de Magri en 1907, el arqueólogo sir Themistocles Zammit tomó el relevo. Entre 1992 y 1996 se realizaron trabajos de restauración.

Estructura del hipogeo

El hipogeo está configurado en tres niveles:

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Primer nivel

El primer nivel es muy similar a las tumbas de Xemxija, también en Malta. Se trata de la parte más antigua del hipogeo; se compone de varias cuevas naturales ampliadas artificialmente, a unos diez metros bajo el nivel del suelo.

Segundo nivel

En este nivel, el trabajo de la piedra es más refinado. Entre las salas destacan la Sala Principal, la del Oráculo, y el Sancta Sanctorum.

La Sala Principal

La durmiente, Museo Arqueológico, La Valeta, Malta

Esta sala, excavada en la roca, es circular. Hay varias entradas en forma de trilito; algunas están cegadas, y otras conducen a otras salas. La mayor parte de la sala está cubierta de ocre rojo. En esta sala se encontraron las estatuillas de la durmiente, que se conservan en el Museo Arqueológico de La Valeta.

La Sala del Oráculo

La Sala del Oráculo, de forma arpoximadamente rectangular, es una de las más pequeñas. Presenta la peculiaridad de producir un fuerte eco sólo con las voces masculinas. El techo está decorado con espirales y círculos de ocre rojo.

La Sala Decorada

Es una espaciosa sala circular de paredes lisas e inclinadas, profusamente decoradas con dibujos geométricos. A la derecha de la entrada hay una mano excavada en la roca.

El Pozo de las Serpientes

Es un pozo de dos metros de profundidad que se usó para guardar serpientes o bien para recolectar limosnas.

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El Sancta Sanctorum

Esta sala se caracteriza por una entrada enmarcada por tres trilitones encajados unos en otros.

Tercer nivel

El nivel inferior era probablemente un almacén de grano.

Tutankamon Nebjeperura Tutanjamón,[1] más conocido como Tutankamon, o Tutankamón,[2] «imagen viva de Amón», fue un faraón perteneciente a la dinastía XVIII de Egipto que reinó de 1336/5 a 1327/5 a. C.

Su nombre original, Tutanjatón, significa la "imagen viva de Atón", mientras que Tutanjamón significa la "imagen viva de Amón". Su nombre fue escrito habitualmente como Amón-tut-anj, debido a la costumbre de los escribas de poner el nombre del dios al principio de la frase para honrarle.[4] Es posible que Tutanjamón sea el Nibhurrereya de las cartas de Amarna, y probablemente el rey Ratotis que según Manetón reinó nueve años (recogida en la traducción hecha por Flavio Josefo).[5]

Tutanjamón no fue un faraón notable ni conocido en épocas antiguas; el tamaño relativamente pequeño de su tumba (KV62) fue la razón de que no fuera descubierta hasta el siglo XX.[6] Howard Carter la encontró intacta en 1922. Su descubrimiento y los tesoros encontrados en ella tuvieron cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto, convirtiéndose la máscara funeraria del faraón en la imagen más popular.

Si bien formalmente se define que la Dinastía XVIII finaliza con el reinado de Horemheb, se puede afirmar con un alto grado de certeza de que el joven Tutankamón fue el último faraón de sangre real de la dinastía. Ascendió al trono después del periodo de Amarna y devolvió a los sacerdotes de Amón la influencia y el poder que habían tenido antes de la revolución religiosa y política de Ajenatón. Durante su corto reinado estuvo en manos de Ay y Horemheb, que se repartieron el poder: Ay administró Egipto y Horemheb manejó el ejército.

Su reinado se caracterizó por un retorno a la normalidad en el plano socio-religioso después del interludio protagonizado por su casi seguro padre Ajenatón. Dicho retorno fue paulatino, restaurando el culto en los templos abandonados de dioses como Amón, Osiris, Ptah, etc., y permitiendo la celebración de los ritos pertinentes.

En el plano artístico, los cánones inaugurados bajo la égida de Amarna seguirían fluyendo hasta fundirse con los patrones tradicionales del arte egipcio. En las imágenes oficiales, la imagen del joven rey sería enfatizada constantemente junto a su Gran Esposa Real conjugando la herencia visual de Amarna (las imágenes de intimidad familiar de la pareja real visibles en tronos, sillas, cofres, etc., encontrados en la tumba

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real) con el mensaje político oficial de continuidad de la dinastía, claramente visible por la profusión de imágenes de Anjesenamón.

Su principal aporte a la historia de la humanidad fue el hallazgo de su tumba casi intacta. Esto posibilitó sacar a la luz una cantidad apreciable de tesoros, utensilios, muebles, armas, etc., dando una oportunidad invaluable para la profundización del conocimiento sobre la civilización egipcia.

Máscara funeraria de Tut-anj-Amón en el Museo Egipcio de El Cairo. Realizada en oro batido con

incrustaciones de pasta de vidrio y piedras duras es la pieza más conocida del arte egipcio.

Anillo portando el Nombre de Trono: Neb-Jeperu-Ra.

El joven rey Tutanjamón ofrendando a la divina pareja: el dios Ptah y a su izquierda su consorte Sejmet. El retorno a los ritos tradicionales después del interludio de Amarna.

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El joven rey Tutanjamón, cazando con arco, portando la corona Jepresh junto a su esposa Anjesenamón, la hija de Ajenatón y Nefertiti.

El descubrimiento de su tumba casi intacta ha permitido conocer la sofisticación de la vida de los faraones

en el 1300aC. Esta silla de cedro con el respaldo tallado con el dios de la eternidad Heh pertenecía a su

ajuar funerario.

Escena íntima entre el rey y su Gran Esposa Real. La herencia artística de Amarna siguió vigente durante

su reinado. Incluso el dios caído Atón brinda sus rayos protectores dando vida al igual como lo hacía con

Ajenatón y Nefertiti. Detalle del respaldo del trono ceremonial de Tutanjamón.

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Monumental estatua de Tutanjamón al modo tradicional del arte egipcio.

Entre las joyas de su tumba, se encontraba este pectoral del rey. Era común utilizar imágenes de los

jeroglíficos para construir joyas con el nombre del rey. En ésta es identificable, Neb Jeperu Ra, el

nombre del trono de Tutanjamón: la barca solar define el jeroglífico Neb, el escarabajo en el centro la

palabra Jeper que, junto con las tres flores de loto de la base del pectoral se transforma en el plural

Jeperu y el disco solar de la parte superior es Ra.

Tutanjamón en la guerra, a pesar de que no existe ningún archivo sobre su presencia en ninguna. El alejamiento de los motivos artísticos del periodo de Amarna es evidente. Sin embargo, la pierna rota de su momia, y posiblemente su muerte por infección, pudieron ser consecuencia de la caída desde un carro.

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Retratos de Tutanjamon en su tumba

Retrato infantil del rey en madera como dios sol Ra naciendo de una flor de loto azul.

[34] Maniquí de madera con el rostro del rey, cortado en caderas y hombros, para exhibir vestidos.

El rostro idealizado del faraón en el ataúd más interior. Porta un pequeño cayado y un látigo, símbolos del

gobierno divino. Una de las dos estatuas del Ka de Tutankhamon que guardaban la cámara funeraria.

Ramsés II Usermaatra Setepenra - Ramsés Meriamón,[1] o Ramsés II,[2] es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto, y gobernó unos 66 años, de c. 1279 a 1213 a. C.[3] Ramsés II es uno de los faraones más célebres, debido a la gran cantidad de vestigios que perduran de su activo reinado. Algunos escritores creen que es el faraón mencionado en el Éxodo bíblico, pero no hay pruebas ni documentos egipcios que lo confirmen.

Busto de Ramsés II Museo Británico

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Ramesseum El Ramesseum es el nombre dado al templo funerario ordenado erigir por Ramsés II, y situado en la necrópolis de Tebas, en la ribera occidental del río Nilo, frente a la ciudad de Luxor, junto al pequeño templo dedicado a su madre Tuya.

El nombre fue acuñado por Jean-François Champollion, que visitó sus ruinas en 1829 y fue el primero en identificar los nombres y títulos de Ramsés en sus muros. Su nombre original era Casa del millón de años de Usermaatra Setepenra, que une la ciudad de Tebas con el reino de Amón.[1]

Ramesseum. Estatuas de Osiris.

Ocupa una superficie de diez hectáreas.

Ramsés II

Ramsés fue un faraón de la 19ª dinastía de Egipto. Gobernó durante 67 años, en el siglo XIII a. C., en el apogeo del poder y la gloria de Egipto. La duración fuera de lo común de su reinado, la abundancia del erario público y la vanidad personal del faraón, hizo de Ramsés un rey que dejó un recuerdo imborrable en el país.

Su herencia se puede comprobar en el legado arqueológico, en los muchos edificios que Ramsés construyó, amplió o usurpó en todo el territorio egipcio. El más espléndido de ellos, construido de acuerdo con las prácticas funerarias del Imperio Nuevo habría sido su templo conmemorativo: un lugar dedicado a la adoración del faraón, casi un dios en la tierra, donde su memoria se mantendría viva después de su paso por este mundo. Los registros existentes indican que se comenzó a trabajar en el proyecto poco después del comienzo de su reinado, y continuó durante veinte años.

Descripción

Tiene una estructura clásica: el templo funerario de Ramsés sigue los cánones de la arquitectura de templos del Imperio Nuevo, orientado de noroeste a sureste, con dos

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pilonos de 68 metros de anchura. En el primer pilono se registra su conquista, el octavo año de su reinado, de una ciudad llamada Shalem, en la que algunos creen ver a Jerusalén.

Vista aérea: se ven los restos de los pilonos, las columnas de patios y santuarios, y los edificios secundarios.

Plano del Ramesseum.

En el primer patio se encontraban los dos colosos sedentes del faraón Ramsés II, de los que sólo quedan fragmentos de la base y del torso de 17 metros de altura.

El palacio real está la izquierda de este patio, y las estatuas del rey al fondo.[2]

Los restos del segundo patio incluyen la fachada interna del segundo pilono y una porción del pórtico de Osiris a la derecha.[2] En los muros están grabados los bajorrelieves del Poema de Pentaur que describen la batalla de Qadesh,[2] y un festival en honor a Min, dios de la fertilidad. Las dos estatuas del rey, una en granito rosado y la otra en granito negro, flanquean la puerta del templo.[2]

Treinta y nueve de las cuarenta y ocho columnas campaniformes con capiteles papiriformes todavía se mantienen en pie en la sala hipóstila, adornadas con escenas del rey ante varios dioses. El techo está pintado con estrellas de oro en un fondo azul, que permanece bien conservado,[2] y los hijos e hijas de Ramsés aparecen en procesión en

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los muros de la izquierda. En el muro oriental están los bajorrelieves que narran el asalto a la fortaleza de Dapur. El santuario está compuesto por tres cuartos consecutivos, con ocho columnas, en uno de los cuales se guardaba la barca sagrada. Restos del primer cuarto, con el techo decorado con motivos astronómicos, y algunos restos del segundo cuarto son todo lo que se conserva.[2]

Al norte y adyacente a la sala hipostila hay un templo más pequeño, dedicado a su madre, Tuya, donde se encontraba una estatua de la reina de 227 cm de altura, que fue llevada a Roma en tiempos de Calígula.[3]

El complejo estaba rodeado por varios almacenes, graneros, talleres, y otros edificios auxiliares, algunos construidos posteriormente, incluso en época romana.

Un templo dedicado a Seti I, del cual sólo quedan los cimientos, estaba a la derecha de la sala hipóstila. Todo el conjunto estaba rodeado por un muro de adobe que comenzaba en el pilono suroriental.

Se han encontrado papiros y ostraca fechados en el Tercer periodo intermedio, siglo XI a. C. al VIII que indican que el templo tenía también una escuela importante, y que fue un centro económico, cultural y religioso.

Ramsés edificó este templo sobre una tumba del Imperio Medio, en la que se han encontrado muchos objetos relativos al culto funerario.

Conservación

Desgraciadamente, la piedra caliza, semejante a la de los templos Abu Simbel, que se usó para el Templo del millón de años no era la más adecuada para construir en Tebas, debido a la humedad por su situación junto al Nilo, cuyas inundaciones anuales fueron minando sus cimientos. La negligencia y la llegada de nuevas religiones también le afectaron: fue convertido en iglesia cristiana.

Dejando a un lado la escalada de tamaño, por la que cada nuevo faraón se esforzaba en aventajar a sus predecesores en el volumen y tamaño de sus obras, el Ramesseum pertenece en parte al mismo tipo que el de Medinet Habu, de Ramsés III, o al templo perdido de Amenhotep III que estaba situado tras los Colosos de Memnón, apenas a un kilómetro de distancia.

Abu Simbel

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El templo de Ramsés II en Abu Simbel

El templo de Nefertari.

Abu Simbel significa "la montaña pura". Es un complejo de dos templos excavados en la roca (speos) ordenados construir por Ramsés II. El templo mayor de Abu Simbel es uno de los mejor conservados de todo Egipto. Se encuentra al sur del país, a unos trescientos kilómetros de la ciudad de Asuán, próximo a su emplazamiento original.

Los templos forman parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979 con el nombre de Monumentos de Nubia de Abu Simbel a File.

Debido a la construcción de la presa de Asuán y el consecuente aumento del nivel del Nilo fue necesario reubicar varios templos, incluidos éstos, que se hallaban a la orilla del río. Un importante equipo internacional se encargó de partir en grandes bloques y volver a montar en un lugar seguro todo el templo, como si de un gigantesco puzzle se tratara.

El templo está dedicado al culto del propio Ramsés (los faraones se consideraban dioses) y de las grandes deidades de Egipto, Amón, Ra y Ptah. Estos tres dioses tenían sus capitales y a lo largo de la Historia del antiguo Egipto fueron muy venerados. Ra era la cabeza de la Eneada de Heliópolis, Amón la cabeza de la Triada de Tebas y Ptah el gran dios artesano de Menfis. Al lado de los tres se representa a Ramsés como el cuarto gran dios de Egipto. A la dinastía XIX le tocó recuperar el prestigio de Egipto perdido en el exterior después de los disturbios y turbulencias religiosas (se apoyó el culto a Atón en detrimento de Amón) y políticas durante el reinado de Ajenatón (Akenatón) de la dinastía XVIII.

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Ramsés II, hijo de Seti I combatió a los enemigos del Norte, y del Sur. Pero su batalla más importante fue la de Kadesh, en Canaán contra los asiáticos hititas. Esta batalla terminó con un tratado de paz entre ambas fuerzas, aunque Ramsés se jactaba de haber ganado la batalla en los muros de Abu Simbel y otros templos egipcios, lo mismo hizo el rey de los hititas en los templos de su país.

Historia

Fotografía del templo en 1862. Francis Frith

Construcción

La construcción del templo se inició aproximadamente en 1284 a. C. y duró unos veinte años, hasta el 1264 a. C. Es uno de los seis templos erigidos o excavados en la roca que se edificaron en Nubia durante el largo periodo del reinado de Ramsés II. El propósito del templo era impresionar a los vecinos del Sur y reforzar la influencia de la religión egipcia en la región.

Redescubrimiento

Con el paso del tiempo el templo, abandonado, comenzó a llenarse de arena. Cerca del siglo VI a. C., la arena cubría las estatuas del templo principal hasta la altura de sus rodillas. Abu Simbel quedó olvidado hasta que en 1813 el suizo J. L. Burckhardt lo visitó.

Burckhardt comentó su descubrimiento al explorador italiano Giovanni Belzoni, quien viajó al lugar pero fue incapaz de excavar una entrada que permitiera el acceso al templo. Belzoni regresó en 1817; esta vez tuvo éxito y consiguió entrar. Se llevó todos los objetos de valor que pudo transportar.

Reubicación

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Maqueta mostrando la situación de los templos, antes y después del traslado

En 1959 se inició una campaña internacional de recogida de fondos para salvar los monumentos de Nubia ya que algunos de ellos estaban en peligro de desaparecer bajo el agua, como consecuencia de la construcción de la presa de Asuán.

El salvamento de los templos de Abu Simbel se inició en 1964 y costó la suma de 36 millones de dólares. Entre 1964 y 1968, los templos se desmantelaron para volver a ser reconstruidos en una zona próxima, 65 metros más alta y unos doscientos metros más alejada.

Los templos

Interior del templo: sala principal

Interior del templo: capilla lateral

El complejo está compuesto por dos templos. El mayor, dedicado a Ra, Ptah y Amón. En la roca de la fachada se esculpieron cuatro estatuas colosales que presentan al faraón

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Ramses II. El templo menor está dedicado a la diosa Hathor, personificada por Nefertari, esposa favorita de Ramsés.

Templo mayor

El templo mayor de Abu Simbel está considerado como uno de los más bellos de todos los edificados durante el reinado de Ramsés II y uno de los más hermosos de Egipto.

La fachada del templo tiene 33 metros de altura por 38 metros de anchura y está custodiado por cuatro estatuas sedentes, cada una de las cuales mide unos veinte metros de altura, esculpidas directamente sobre la roca. Todas las estatuas representan a Ramsés II, sentado en un trono con la doble corona del Alto y Bajo Egipto. La estatua situada a la izquierda de la entrada resultó dañada por un terremoto, partiéndose.

Se pueden ver también numerosas estatuas de menor tamaño a los pies de las cuatro estatuas principales; representan a diversos miembros de la familia del faraón como su madre, su esposa y algunos de sus descendientes.

La parte interior del templo tiene una distribución similar a la mayoría de los templos del antiguo Egipto, con salas de tamaño menor a medida que nos acercamos al santuario.

La primera sala contiene ocho estatuas de Ramsés elevado a la categoría de dios, tomando la forma de Osiris. Estas estatuas están adosadas a las columnas. En las paredes se pueden ver grabados que representan escenas de las victorias egipcias en Libia, Siria y Nubia.

El santuario contiene tres estatuas de los dioses Ra, Ptah, Amón y una de Ramsés, todas en posición sedente. El templo está construido de forma que durante los días 20 de febrero y 20 de octubre, los rayos solares penetran hasta el santuario, situado al fondo del templo, e iluminan las caras de Amón, Ra, y Ramsés, quedando sólo la cara del dios Ptah en penumbra, pues era considerado el dios de la oscuridad. Se cree que estas fechas corresponden respectivamente a los días del cumpleaños del rey y al de su coronación, aunque no existen datos que lo corroboren. Tras el desplazamiento del templo, el fenómeno solar ocurre dos días más tarde de la fecha original.

El templo menor

El templo menor de Abu Simbel está situado al norte del mayor. Está también excavado en la roca y dedicado a Hathor, diosa del amor y la belleza, así como a su esposa favorita, Nefertari. La fachada esta decorada con seis estatuas, cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari. Las seis son de igual tamaño, algo poco corriente ya que las estatuas que representaban al faraón solían ser de mayor tamaño. La entrada conduce a una sala con seis columnas centrales, esculpidas con capiteles decorados con la cabeza de la diosa Hathor.

La sala Este contiene algunas escenas que muestran a Ramsés y su esposa ofreciendo sacrificios a los dioses. Tras esta sala se encuentra otra que muestra escenas similares. Al fondo del templo se halla el santuario que contiene una estatua de la diosa Hathor.

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Deir el-Medina Deir el-Medina, poblado egipcio fundado por Tutmosis I, faraón de la dinastía XVIII. Situación:

A la entrada del Valle de las Reinas y cerca del de los Reyes, se encuentran los restos del que fuera el más próspero poblado de obreros y artesanos del Antiguo Egipto: Set Maat "El lugar de la Verdad" (nombre egipcio), Deir el-Medina (nombre árabe), localidad situada en un pequeño valle en la región tebana, próximo a la colina de Qurnet Mura, en la ribera occidental del Nilo, frente a Tebas, actual Luxor (Egipto)

Durante mucho tiempo sufrió saqueos debido al expolio de antigüedades, ya que era un sitio muy conocido por la abundancia, belleza y riqueza de los objetos que se encontraban en sus cercanías. Sin embargo aún se conservan muchas evidencias arqueológicas: tumbas, casas, ajuares, que hacen de este lugar el poblado del Antiguo Egipto mejor conocido.

Set Maat "El lugar de la Verdad": ruinas del poblado de artesanos, actualmente Deir el-Medina

Historia

Al comienzo del Imperio Nuevo, Tutmosis I, decide abandonar la construcción de mastabas y pirámides debido a los saqueos a que eran sometidas, y ordena comenzar su tumba en un lugar más protegido, excavando la ladera de la montaña, fundando Set Maat (Deir el-Medina) como lugar de residencia para los obreros y artesanos ocupados en la construcción. Sus sucesores construyeron sus tumbas en el mismo lugar durante unos 500 años, tiempo durante el cual el poblado estuvo habitado.

Se fundó con dimensiones reducidas: cuarenta casas rodeadas por una muralla, pero nunca dejó de crecer, alcanzando su máximo esplendor en tiempos de Seti I y Ramsés II, con cincuenta casas en el interior del recinto amurallado y setenta fuera de él. Fue abandonado en tiempos de Esmendes I, alrededor del 1170 a. C. Un segundo

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renacimiento se produjo con la Dinastía Ptolemaica, pero no llegó a la prosperidad anterior y pronto fue de nuevo abandonado.

El poblado

Poblado de artesanos, en Deir el-Medina

La muralla del poblado delimitaba un área rectangular dentro de la cuál se distribuían las viviendas a lo largo de una calle que comenzaba en la puerta del recinto y atravesaba todo el pueblo. El muro posterior de cada edificio estaba adosado a la muralla.

Eran casas de una sola planta, con pavimento de piedra y paredes de adobe,[1] materiales que compartían con el resto de los edificios, excluidos los templos y tumbas. Se techaban con troncos cubiertos de hojas de palmera y barro y quedaban separadas entre sí por un muro.

De planta rectangular, tenían cuatro pequeñas salas, una tras otra: la primera era un vestíbulo con un altar, y la última parece ser la cocina, ya que en ella se han encontrado restos de ceniza. De allí partía una escalera para subir a la terraza.

El mobiliario y demás objetos cotidianos, como espejos, juegos de mesa, se conocen gracias a la tumba del arquitecto Kha y su esposa Merit, que nos ha llegado intacta con un rico ajuar, aunque probablemente el de los trabajadores fuese más modesto.

Ciudadanos

Conocemos los detalles de su vida cotidiana gracias a los ostracas, trozos de cerámica, o piedra caliza, usados como soporte para sus anotaciones, al ser el papiro muy caro, que se han encontrado en el basurero de la ciudad.

Los obreros formaban parte de la base social, junto con los campesinos, pero entre ellos existían diferencias notables dependiendo de que fueran artesanos, obreros comunes o desempeñasen alguna labor administrativa: escribas, médicos, etc., además de toda la gente necesaria para el funcionamiento de la ciudad: todas aquellas labores necesarias para el autoabastecimiento, incluidas las agrícolas. El Estado deseaba pocos contactos con el exterior, para mantener toda la discreción posible sobre la construcción de las

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tumbas, por lo que suministraba todo lo necesario, inclusive el transporte de agua desde el río, al estar el pueblo situado en una zona desértica.

Trabajo

Artesanos. Tumba de Nebamun

Antes de dar comienzo a cualquier obra, artesanos y obreros firmaban un contrato en el que se ajustaba la duración del trabajo y el salario. Este se pagaba en especie, en forma de raciones mayores o menores en función de la categoría de cada cual. Además, las familias cultivaban pequeñas parcelas y criaban cerdos, cabras y ovejas.

El periodo laboral era de diez días, a razón de ocho horas diarias, y comenzaba al salir el sol. Al acabar, no regresaban al pueblo sino que pasaban la noche en unas casas provisionales, levantadas al lado del Valle de los Reyes.

Sólo se podía faltar por enfermedad, por el cumpleaños de la madre o por ausencia de la mujer, pero en la práctica había toda clase de excusas: cuidar un burro enfermo, preparar una fiesta, o la muerte de un familiar, motivos todos ellos que, en teoría, conllevaban una sanción.

Escribas

Seguían de cerca los trabajos y registraban cualquier acontecimiento, el progreso diario de la obra, el material utilizado, las ausencias al trabajo, etc.

Médicos

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Cofre para los vasos canopos de Tutanjamón

Tenían la obligación principal de mantener en forma a los obreros, aunque también atendían al resto de la población.

Obreros

Eran los encargados de excavar las tumbas en la ladera de la montaña. Trabajaban en cuadrillas divididas en dos grupos, al frente de cada uno de ellos había un capataz y un ayudante. Dado que algunas galerías alcanzaban los cien metros, se utilizaba iluminación artificial a base de lámparas de aceite suministradas por el almacén real de la zona.

Los albañiles daban forma a las diferentes estancias, ocultando cuidadosamente el acceso, para evitar en lo posible el saqueo de la tumba, que ya era una práctica habitual.

Artesanos

Entraban en acción cuando las cámaras estaban listas, siendo responsables de la decoración. Debían pintar las paredes, la mayoría de las veces con las instrucciones del Libro de los Muertos, hacer las estatuillas que representaban al rey y a sus criados, ushebti, y confecionarle todo el ajuar, para utilizarlo en la otra vida, por supuesto, ricamente decorado.

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Ocio

Estela de Irynefer en Deir el-Medina. Museo del Louvre

Cada diez jornadas volvían a sus casas, dedicando el día libre a construir sus propias tumbas, en las que nos han dejado hermosas pinturas, visitar lugares de culto cercanos o realizar trabajos por cuenta ajena para redondear ingresos.

Casi todos los trabajadores estaban organizados en cofradías, y aprovechaban los días libres para reunirse.

Justicia

Las faltas penales las sancionaba el chaty, las laborales los capataces, pero sobre las demás cuestiones dictaminaba un tribunal compuesto por los propios obreros, siendo el castigo más aplicado el apaleamiento público.

La primera huelga de la historia

En tiempos de Ramsés III, hacia 1170 a. C., el pago de salarios se retrasó más de lo acostumbrado, y los trabajadores, empujados por el hambre, abandonaron sus trabajos y se lanzaron a las calles hasta conseguir sus objetivos.

Años después, con Ramsés IX y Ramsés X se repitió la historia.

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Resumen

Tumba de Senedyem

Fue un pueblo ocupado por trabajadores bien alimentados que llevaban una vida relativamente acomodada, y que sólo pagaban el impuesto personal, pero no los diezmos.

Deir el-Medina tuvo su mejor época con Ramsés II: con la decadencia que comenzó con la Dinastía XX, la desorganización llegó también allí, hasta el abandono total con la Dinastía XXI, que trasladó la capital a Tanis en el Delta y abandonó la necrópolis tebana: Deir el-Medina ya no tenía razón de ser.

Nefertari

La reina Nefertari, por la que brilla el Sol

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Nefert-Ary, reina egipcia de la dinastía XIX, conocida universalmente por la bellísima tumba en la que fue enterrada. Fue la gran esposa real de uno de los faraones más conocidos de la historia, Ramsés II, el Grande, y parece ser que no sólo jugó un importante papel en el corazón de este hombre sino que fue una brillante mente política.

Orígenes

Una de las grandes incógnitas que rodean a esta reina es su lugar de nacimiento y su familia. Su esposo, el futuro faraón Ramsés II, se cuidó mucho de ocultarlos, aunque está claro que la veneración que tuvo en vida, así como algunos de sus títulos demuestran un origen noble, si no real.

El hallazgo en su tumba del pomo de un cofre en el que aparecía un cartucho del faraón Ay no hizo más que aumentar las sospechas de que Nefertari estuviese emparentada con la extinta dinastía XVIII, cosa que también parecía corroborar su propio nombre, heredero de la matriarca ya divinizada, la reina Ahmose-Nefertari. De ser así, es probable que Nefertari proviniese de la ciudad sureña de Ajmin, y de que Ay, cuyo nombre estaba siendo perseguido por los faraones de la dinastía XIX, incluido el propio Ramsés II, podía haber sido su bisabuelo, su abuelo o su tío.

Suponiendo que Nefertari estuviese emparentada con la dinastía XVIII y con la línea de Ahmose-Nefertari, bien podía haber sido hija o nieta de Najtmin, a su vez hijo de Ay, o incluso podía ser la hija de la fantasmal reina Tanedyemy, cuyo papel aún no está claro, pero que podría haber sido nieta de Ay, hija de Horemheb y esposa de Sethy I. De ser así, Ramsés II y Nefertari habrían sido hermanastros.

Gran Esposa Real del "Hijo de Ra"

Nefertari se casó con el príncipe heredero Ramsés cuando aún ambos estaban en la adolescencia, alrededor de los quince años de edad. Por aquellos años Ramsés aún no había sido designado corregente, y ya estaba casado con una mujer más, Isis-Nefert, cuyo papel pronto desplazaría Nefertari.

Al asumir el trono Ramsés II ya tenía varios hijos tanto de Nefertari como de Isis-Nefert, y ascendió a ambas al rango de grandes esposas reales. Sin embargo, Nefertari fue la reina por excelencia, su particular carisma y el profundo amor que le profesaba Ramsés II sumieron en la sombra a todas sus rivales, y la convirtieron en la mujer más importante del reino, por encima incluso de la reina madre Tuya.

Mas Nefertari no fue sólo la esposa bienamada de su rey. Fue una verdadera mujer de estado, que propició el cese de hostilidades entre Egipto y el Imperio Hitita con sus cartas de paz al emperador Hattusil III y a su esposa, la también influyente emperatriz Putuhepa. Conocida en aquellos lugares como la reina Naptera (una deformación de su propio nombre), propiciaría la paz entre las dos potencias del momento, papel que la acabaría de consagrar al lado de su amante marido.

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Titulatura

Abu Simbel: estatua de Nefertari, junto a Ramsés II, con su nombre grabado en un cartucho

Nefertari, como se ha visto antes, no se contentaría con habitar en el harén real y dar hijos a su marido. Como hizo cien años atrás la reina Tiy, asumió un papel político y religioso que no volvería a alcanzarse por ninguna mujer hasta los tiempos de Cleopatra (exceptuando a la efímera faraona Tausert). Ramsés II aceptó e incluso promocionó esto, y la gran esposa real Nefertari, fue, entre otras cosas:

• Señora de las Dos Tierras; que podría decirnos que Nefertari asumiría la regencia mientras su marido participaba en la guerra contra los hititas o en sus campañas contra los nubios.

• Señora de todas las tierras; título muy infrecuente, que elevaba a Nefertari a un estatus paralelo al del faraón.

• Esposa del dios; aunque por entonces sus funciones y su poder no tenían nada que ver con la importancia que adquirió en tiempos de la dinastía XVIII, Nefertari ostentó un título que en su tiempo ya habían llevado Ahmose-Nefertari o Hatshepsut.

• Princesa Heredera; que parece confirmarnos un origen real.

• Por la que brilla el Sol; el título más hermoso que poseyó, único en la historia egipcia, y símbolo del amor de Ramsés II por su esposa.

Aunque, sin lugar a dudas, el título mejor conocido de Nefertari, sería el que le acompañaría ya siempre como un segundo nombre, el de Amada de Mut. Así, no es de extrañar que muchas veces aparezca con el nombre de Nefertari-Merienmut (Nefert-Ary Merit-En-Mut).

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Abu Simbel

Templo de Hathor de Abu Simbel

Resulta insólito que un monarca siempre tachado de megalómano y egocéntrico como fue Ramsés II tuviese una debilidad tan clara como la que sentía por Nefertari. No sólo la colmó de honores en vida, sino que además se aseguró de que fuera conocida durante toda la eternidad. En la mayoría de las estatuas en las que aparece Ramsés II suele venir acompañado por Nefertari (aunque de mucho menor tamaño que su marido), y, lo que es más importante, tuvo el inmenso honor de ser deificada en vida, algo impropio de una gran esposa real.

El mejor testimonio del amor de Ramsés II y de Nefertari es el templo más pequeño de los dos que hay en Abu Simbel. Mientras que el mayor estaba dedicado a Amón, Ra-Horajty, Ptah y Ramsés deificado, el menor era exclusivamente de la diosa Hathor, personificada en la figura de Nefertari. Sólo hay que ver la dedicatoria de la entrada de ese bello templo, lleno de imágenes de Nefertari y de sus hijos, para comprobar lo que sentía el faraón por su reina:

[...] Una obra perteneciente por toda la eternidad a la Gran Esposa Real Nefertari-Merienmut, por la que brilla el Sol.

Deir el-Bahari ) "El convento del Norte", es un valle que se encuentra en la ribera occidental del río Nilo, en el IV nomo del Alto Egipto, frente a la antigua ciudad de Tebas, la actual Luxor, en Egipto.

El nombre responde a un monasterio copto que se creó en el templo de Hatshepsut, nombre que se extendió a todo el conjunto de ruinas.

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Detalle. Templo de Hatshepsut

El lugar es un circo de la montaña y que domina el valle de la orilla izquierda a la altura de Tebas, cortado a pico sobre el llano donde se asientan los monumentos que se recuestan en el corte mediante terrazas ascendentes.

La divinidad del lugar es la diosa Hathor, cuya imagen aparece en capillas y tumbas. Empezó a utilizarse Deir el-Bahari como necrópolis durante la dinastía XI.

Edificaciones de interés histórico y arqueológico

Templo de Mentuhotep

En la parte sur Mentuhotep II construyó su tumba y templo funerario que presenta una disposición particular, situando una pirámide en el centro del templo funerario originando, por tanto, una estructura nueva. Consta de un gran patio interior al que se accede por una avenida bordeada de muros de piedra. Al oeste se elevaba la columnata de pilares que rodea la construcción por los tres lados, norte, sur y este. Dentro está el muro casi cuadrado y más al interior otro deambulatorio que rodea a la pirámide por los cuatro lados. Ambos deambulatorios estaban cubiertos por una terraza. Dentro se encontraba la pirámide. Al oeste, hacia la montaña está el templo con un patio y mediante una rampa se sube a una sala hipóstila superior. Todo el conjunto está completamente destruido. Siendo el templo y la pirámide el centro de una gran necrópolis, es natural que las princesas y notables de la época se enterrasen en sus inmediaciones. Así tenemos la tumba de Jety, "portador del sello real", canciller de Mentuhotep III, Ipy, gobernador, Neferu, princesa real, Yar, jefe del harén, etc.

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Templo de Hatshepsut

En Deir el-Bahari se encuentra el singular templo de la reina Hatshepsut (dinastía XVIII), el más monumental de los construidos en el valle y único en su género en todo Egipto. La obra fue diseñada por el arquitecto Senenmut, construida en forma de amplias terrazas, con edificios porticados y patio de columnas, en perfecta armonía de proporciones que se integran magistralmente con la escarpada ladera de la montaña, situada tras el templo, logrando una espectacular escenografía.

Fue construido en honor de su doble y el de su padre Tutmosis I. Es un templo dispuesto en terrazas en el que se han aprovechado todas las posibilidades de luz y de color con una armonía pocas veces igualada. La primera terraza está rodeada de un muro con una puerta hacia la calle y otra hacia el norte. Termina hacia el oeste con dos pórticos con dos filas de columnas adosadas a los muros de contención de la segunda terraza por una rampa. Al norte tiene un pórtico de quince columnas y al oeste un doble pórtico interrumpido por la rampa de acceso a la tercera terraza. El pórtico norte tiene en la pared del fondo unos bajorrelieves que representan el nacimiento divino y la educación de la reina Hatshepsut.

Al final de este pórtico, en la esquina noroeste, hay una capilla dedicada a Anubis. El pórtico sudeste va decorado con los célebres relieves de la expedición a Punt, uno de los sucesos más notables del reinado. Neheri, marino de la flota real ofrece objetos y recibe productos del país, mientras que cinco navíos están anclados en un río. Aparece representada la reina negra. La tercera terraza lleva pilares osiriacos muy destruidos y, pasados éstos, se abre la puerta del gran patio del templo de Hatshepsut, rodeado de dos filas de columnas.

Rodeándolo encontramos dos o tres construcciones o grupos de construcciones que son: al sur el conjunto funerario real, la capilla funeraria de Tutmosis I y la de Hatshepsut. Al norte unas construcciones dedicadas al culto de Horajti con un vestíbulo al fondo del cual hay un nicho elevado dedicado a Hatshepsut y un gran patio con un altar solar. En la pared oeste del patio hay nueve nichos en los que se encontraban las estatuas de la reina.

En la montaña occidental se abre el santuario principal del templo, formado por tres salas, una a continuación de otra. La primera, abovedada, constituía el santuario propiamente dicho, con bajorrelieves entre los que podemos ver a la reina Hatshepsut, Tutmosis III y la reina Ahmés en actitud oferente, a los reyes divinizados Tutmosis I, Tutmosis II y la reina Ahmés. La segunda sala es más pequeña y la tercera sala fue

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excavada en tiempos de Ptolomeo II Evergetes y dedicada al culto de los grandes personajes divinizados Imhotep y Amenhotep hijo de Hapi, y a la que se acudía en peregrinación.

Completaban el conjunto de Deir el-Bahari una capilla dedicada a la diosa Hathor construida en el Imperio Medio y restaurada por Tutmosis III, a la que Amenofis II decoró. Hatshepsut construyó en el extremo Ssur del pórtico medio de su templo otra capilla dedicada a la misma diosa, que ahora queda entre dos templos, constituyendo un pequeño speos, con dos salas hipóstilas a la entrada. La decoración recuerda a Hatshepsut amamantada por la diosa en presencia de distintas divinidades.

También se encuentra la tumba del arquitecto Senenmut en la zona baja de todo el complejo.

Colosos de Memnón

Colosos de Memnón

Los colosos de Memnón (en árabe Al-Colossat o Es-Salamat) son dos gigantescas estatuas de piedra que representan al faraón Amenhotep III situadas en la ribera occidental del Nilo, frente a la ciudad egipcia de Luxor, cerca de Medinet Habu y al sur de las grandes necrópolis Tebanas.

Las dos estatuas gemelas muestran a Amenhotep III en posición sedente; sus manos reposan en las rodillas y su mirada se dirige hacia el Este, en dirección al río Nilo y al Sol naciente. Dos figuras de menor tamaño, situadas junto al trono, representan a su esposa Tiy y a su madre Mutemuia; los paneles laterales muestran una alegoría en bajorrelieve del dios de la inundación anual, Hapy.

Las estatuas están esculpidas en grandes bloques de cuarcita, traídos especialmente desde Giza y de la cantera de Gebel el-Silsila, al norte de Asuán. Incluyendo las bases de piedra sobre las que se sustentan, las estatuas tienen una altura total de dieciocho metros.

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Detalle del trono

La función original de los colosos fue la de presidir la entrada al complejo funerario de Amenhotep III: un inmenso centro de culto, construido en vida del faraón, en el que se le adoraba como al dios en la tierra. En esos días, el complejo del templo era el mayor y más espectacular de todo Egipto. Ocupaba un total de 35 hectáreas. Incluso el Templo de Karnak era menor que el conjunto funerario de Amenhotep. Hoy en día, sin embargo, quedan pocos vestigios del templo.

El historiador y geógrafo griego Estrabón explica que un terremoto, en el año 27 a. C., dañó a los colosos. Desde entonces se decía que las estatuas "cantaban" cada mañana al amanecer, concretamente, la estatua situada mas al sur. La explicación es que el cambio de temperatura, al comienzo del día, provocaba la evaporación del agua, que al salir por las fisuras del coloso producía el peculiar sonido. El emperador romano Septimio Severo nos privó de este fenómeno al restaurar la estatua en el siglo III ddC.

El nombre "Colosos de Memnón" proviene del período helenístico. Los colosos fueron bautizados por los primeros viajeros griegos con tal nombre porque la pronunciación de «Phamenoth» (Amenofis), que escuchaban a los lugareños, les recordaba a la de Memnón un héroe griego de la guerra de Troya, rey de Etiopía, que llevó a sus ejércitos desde África hasta Asia para ayudar a defender la sitiada ciudad y que fue finalmente derrotado por Aquiles.

Templo Solar egipcio

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Dibujo del Templo Solar de Nyuserra, en Abusir. L'archéologie égyptienne, Gaston Maspero, 1907.

El Templo Solar egipcio, surge con la finalidad de poder representar ritualmente la potencia vivificadora del dios Sol Ra, según la concepción religiosa de los sacerdotes de Heliópolis.

En época del reinado de Userkaf, el primer faraón de la dinastía V de Egipto (c. 2500 a. C.), se impone una nueva ideología religiosa, la mística solar del clero de Heliópolis, y se abandona la doctrina de los sacerdotes menfitas.

Esta religión, para escenificar su liturgia, origina una nueva tipología arquitectónica: el Templo Solar. Estos templos, descubiertos, se organizaban en torno a un gran pilar rectangular, o "benben", culminado en un "piramidón", precedente de los obeliscos, simbolizando la columna primordial (Nun) sobre la cual se posaba el Sol y, a diferencia de los templos erigidos con anterioridad, carecía de naos o "Sanctasantorum" que albergara la imagen de la divinidad

Nyuserra

Nyuserra-Iny: fragmento de estatua en el Museo de Brooklyn, NY, EEUU

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Nyuserra - Iny, fue un faraón de la Dinastía V de Egipto de c. 2420 a 2380 a. C. (von Beckerath).

Probable hijo de Neferirkara-Kakai y Jentkaus II, casado con Reput-Nebu y Jentikus; su hijo fue Jamerernebti.

Julio Africano, copiando a Manetón, le denomina Rathures y le asigna 44 años de reinado. Según las inscripciones de su Templo Solar pudo reinar 30 años. El Canon de Turín (dañado) muestra más de 10 años de reinado. Está registrado en la Lista Real de Abidos como Nyuserra.

Durante su reinado el culto solar alcanzó su máximo esplendor y los altos funcionarios adquirieron mucho poder, enterrados en grandes y bien decoradas tumbas.

Niuserra comerció con la Tierra de Punt, ordenó explotar las minas de Gebel el-Asr (gneis) y Uadi Maghara (turquesa), organizó campañas en el Sinaí y contra los libios.

Construcciones

Ordenó levantar su Templo Solar en Abu Gurab (al norte de Abusir), el mayor templo de la Dinastía V y el único construido totalmente en piedra.

• El Templo Solar, con un obelisco (de 36 m) sobre un pedestal (de unos 20 m), un patio con altar de alabastro, capilla de ofrendas, la Cámara de las Estaciones (con representaciones de Nyuserra durante el festival Heb Sed, las estaciones y las regiones de Egipto), una gran barca solar y almacenes.

• El Templo del Valle era un pórtico monumental para acceder a la Calzada dentro de un recinto de gruesos muros.

• La Calzada, (de unos 100 m de longitud), entre los dos templos.

Construyó un Complejo Funerario, en Abusir, compuesto por su pirámide, y un Templo funerario, vinculado por una calzada al Templo del valle.

• La pirámide (52 m) de caliza, la última construida en Abusir, con la cámara funeraria, y una pirámide de culto.

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Pirámide de Nyuserra en Abusir.

• El templo funerario (al este de la pirámide) tenía un patio porticado con columnas de granito de capiteles papiriformes y techo adornado con estrellas, un altar de alabastro, capillas y almacenes.

Niuserra se apropió del Templo del valle de Neferirkara-Kakai y reutilizó los bloques del Templo solar de Sahura.

Valle de los Reyes, Tebas, Egipto

Estela conmemorativa de Hatsepsut y Tutmosis III

Tebas, Templo de Amón en Karnak. XVIII din., 1475-1468 a.C. Arenisca amarilla. Alto 115,0 cm Inv. 22780

Templo de Amón en Karnak

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Esfinge criocéfala con cabeza de carnero representando a Amón. (Avenida de Esfinges de entrada al Templo de Karnak)

El templo de Karnak se encuentra a unos cuatro kilómetros del Templo de Luxor. Se llega a una explanada acondicionada para el turismo que lleva a la entrada actual del Templo. Esta entrada corresponde al embarcadero que construyó Ramsés II, no a la entrada original y el recorrido, por tanto, a través del Templo no se hace en orden cronológico. De esas estructuras vemos uno de los obeliscos erigidos por Seti I a ambos lados del embarcadero, a la derecha de la avenida de esfinges o dromos . Las esfinges criocéfalas de esta avenida tienen cabeza de carnero, en representación del dios Amón, con cuerpo de león. Entre sus patas, una pequeña estatua osiriaca del rey que porta el anj entre ambas manos. La avenida de esfinges conduce al Primer Pilono, que se conecta en sus extremos con el muro que rodea el complejo. El Primer Pilono , que data aproximadamente de la Dinastía XXX, se encuentra inacabado; no resulta difícil reconocer las causas que llevan a esa conclusión: los muros no están pulidos ni las piedras bien definidas, además, es apreciable a simple vista la diferencia de tamaño existente entre el muro izquierdo y derecho separados por la puerta que debería estar practicada en el centro del mismo. Y, el dato más evidente resulta la rampa utilizada para su construcción, la cual permanece en su lugar original, en la parte derecha del muro posterior del Pilono. En cuanto a los muros que rodean el complejo, están hechos de adobe con una estructura cóncava y convexa pensada no sólo para el mejor aguante y perdurabilidad de la misma, sino que además simboliza las aguas del Nun, es decir, las aguas primigenias de donde surge toda la vida.

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Avenida de Esfinges y Primer Pilono. En la primera fotografía puede verse uno de los obeliscos de Seti I.

El Primer Pilono da paso al primer patio cuyas principales estructuras todavía permanecen en pie a excepción del Quiosco de Taharka del que tan sólo queda una columna, de las diez papiriformes de que constaba el edificio, y un bloque de calcita semejante a un altar todo ello frente al Segundo Pilono. En los laterales izquierdo y derecho del patio hay sendos Pórticos cuyo techo se sostiene por columnas de capitel papiriformes cerradas, parte de las cuales parecen no haber llegado a terminarse al igual que sucedía con el Pilono I, tal y como puede verse en la tercera fotografía inferior. Frente a estos pórticos y delante de sus columnas se hallan las esfinges que Sheshonq I trasladó de la avenida central. En el lateral izquierdo permanece la Capilla tripartita que mandó construir Seti II para las barcas sagradas. Esta capilla está dividida en tres naves de las cuales, la central consta de tres nichos en su muro norte (final de la estancia) mientras que las laterales tienen dos nichos cada una. En estos nichos se albergaban las estauas reales. La cámara central estaba destinada a recibir la barca sagrada de Amón, la lateral izquierda la barca de Mut y la derecha la de Jonsu. Frente a esta capilla está instalada una esfinge con los rasgos faciales de Tutanjamon , como se puede observar en la segunda fotografía inferior. En el lateral derecho se halla el pequeño Templo de Ramsés III . Flanqueado en su entrada por dos estatuas del rey, su estructura es casi idéntica a su gran templo situado en Medinet Habu. Un pilono da entrada a un Patio con pilares osiríacos representando al rey. Mediante una puerta practicada en el centro del Pórtico al que se accede tras ese primer patio, una Sala Hipóstila de dimensiones reducidas y con columnas de capiteles papiriformes cerrados. Las cámaras posteriores, destinadas a acoger la tríada de Karnak se encuentran, como es habitual en gran penumbra, perfecto hábitat para los pequeños murciélagos. Quedan dos puertas en este patio: la que se halla a la derecha del Templo de Ramsés III, esto es, el "Portal de Bubastis" y otra en el lateral de enfrente por el que se accede al exterior de los muros que rodean el patio llegando a un gran espacio acondicionado como mueso al aire libre en el que se hallan gran cantidad de bloques pertenecientes a este Templo que guardan gran cantidad de valiosa información. Es aquí donde se pueden admirar las Capillas de Sesostris I, Amenhotep I, Amenhotep II y la "Capill a Roja" de Hatshepsut.

Primer Patio vista general y Esfinges.

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Capilla tripartita de la barca de Seti II y Columna del Pabellón de Taharka frente al Segundo Pilono.

Templo de Ramsés III.

"Portal de Bubastis" (Sheshonq I) junto a la capilla de Seti II.

Frente al Pilono II quedan los restos de uno de los dos colosos de Ramsés II que en su día lo flanqueaban. También otra escultura de este rey, que sí se conserva puede verse delante de este Pilono; Ramsés II es representado de pie y entre sus piernas una pequeña estatua de la princesa Bent-Anat, hija de Istnofret, esposa de Ramsés y quien llegaría a ser esposa real siendo enterrada en el Valle de las Reinas en la QV 71. Directamente se entra en la Gran Sala Hipóstila . El típicamente llamado "bosque de piedra" o "bosque de columnas" con unas dimensiones de 103 por 52 metros, está formado por 12 columnas en su parte central con capitel papiriforme abierto, dispuestas en dos hileras de seis columnas cada una lo que permite un pasillo que coincide con el eje central del Templo. A cada lado de esas hileras corren siete hileras más de 9 columnas cada una a excepción de las dos últimas hileras que están formadas por siete. Las doce columnas del centro son las que tienen mayor tamaño alcanzando los 21 metros de altura aproximadamente, mientras que el resto de las hileras llegaban a unos quince metros de altura. La estancia se encontraba techada de manera que la diferencia de tamaño de las columnas laterales fue suplida por unas celosías integradas en los dinteles a modo de ventanas tipo triforio por los que penetraba la escasa luz que dotaba a esta parte de Templo, en un nivel superior que la anterior dependencia, de la penumbra obligada. Estas ventanas se han conservado en parte, tal y como puede verse en la cuarta fotografía inferior, fila dos. Es en esta sala en donde puede verse otro de los símbolos que encierra todo templo egipcio, en este caso, los juncos que poblaban las aguas primigenias de las que nace la colina primordial, siendo los juncos cada una de las columnas de la sala. En esta sala hipóstila se están ubicando por el Servicio de Antigüedades Egipcio una serie de

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estatuas y estelas constituyendo un museo al aire libre y, esta iniciativa, no es de extrañar ya que en su día también los pasillos entre las columnas estaban repletos de estatuas tanto de dioses como de reyes.

Segundo Pilono.

Gran Sala Hipóstila.

El Tercer Pilono se halla parcialmente reconstruído, dando paso a la Sala transversal hoy casi toda en ruinas. En el espacio comprendido entre éste y el Pilono Cuarto , espacio en que el Templo toma dirección sur en su segundo eje, se levantan los obeliscos que perduran de entre los que un día se erigieron; alzados majestuosamente están el Obelisco de Tutmosis I y el Obelisco de Hatshepsut de granito rosa este último.

(1) Tercer Pilono y Obelisco de Tutmosis I (2) Obelisco de Hatshepsut, entre Tercer y Cuarto Pilono.

El quinto Pilono se encuentra casi totalmente destruido y el Pilono sexto , obra de Tutmosis I,

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en cuyos muros se hallan representados los pueblos extranjeros probablemente conquistados, da paso a un Patio en el que se conservan dos magníficos Pilares de granito cada uno con el emblema del Alto y del Bajo Egipto, junto a dos estatuas , una dedicada a Amón y la segunda a Amonet por Tutanjamon. Tras el patio, la Capilla de la barca sagrada de granito rojo, dividida en dos salas, la exterior, en donde se presentaban ofrendas ante el dios y la interior destinada a guardar la barca del mismo. A ambos laterales, las capillas erigidas por Hatshepsut , bastante bien conservadas, sobre todo las de la parte izquierda. Los muros apenas conservados y semiderruidos construidos por Tutmosis III llevan a la parte del Templo más antigua, al Ipet-sut, el santuario propiamente dicho y a partir del cual se desarrollo y creció el resto del complejo. Este Patio llamado del Imperio Medio o Patio Central , no conserva ni una sola de las estructuras que en su día se alzaban en él. Tan sólo quedan los restos de un pedestal de alabastro sobre el que descasaba la capilla de este santuario primitivo y dos bloques que rememoran una estructura anterior, posiblemente una de las cámaras contíguas a la capilla y que quedan perfectamente delimitados en el Plano 2 superior.

Sexto Pilono. Pilar de granito en el Patio posterior a ese Pilono.

Patio central del Imperio Medio. Centro y Vista del lateral izquierda desde el Ajmenu.

A continuación se alza el Ajmenu o Templo de Festivales de Tutmosis III , Templo de regeneración estrechamente ligado al Heb-Sed. En el lateral izquierdo, antes de llegar a él, pueden verse, ya que los muros que separaban el Patio central de estas construcciones están totalmente derruidos, dos nilómetros y una serie de capillas. El Ajmenu, tenía su entrada principal por el lateral oeste, sin emabrgo actualmente puede accederse a él siguiendo la línea que trazamos desde la entrada al patio central entrando directamente en la Sala Hipóstila. El acceso primitivo daba paso a una antecámara que conducía, mediante un corredor a nueve almacenes y otras dependencias situadas en el ala derecha cuyo destino era recibir los ornamentos y objetos rituales utilizados en las ceremonias. Hacia la izquierda dirigía a la Sala Hipóstila. Esta Sala está rodeada por treinta pilares. Los arquitrabes de la nave central están sostenidos por dos hileras de columnas semejando los postes de una tienda de campaña y a cuyos capiteles se les ha dado el nombre de "fiesta-sed". La parte sureste estaba consagrada al culto de Sokaris y su estructura queda dividida en un santuario, almacenes y tres capillas: una para la barca, otra de la caza de su hipóstasis en forma de halcón momificado y la última destinada a albergar la estatua objeto de culto. Junto a estas cámaras, hacia el norte y las últimas dependencias que quedan por describir, está el "Jardín Botánico".

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Esta serie de dependencias, cámaras y salas, aunque parte de ellas se encuentren en ruinas son bastante fáciles de reconocer. La Sala hipóstila está en muy buen estado de conservación, así como las dependencias del lado oeste (derecha). En el muro posterior, todavía se conservan varias de las capillas nicho erigidas también por Tutmosis en las que quedan varios restos de estatuas y conjuntos escultóricos. Este eje principal, este-oeste, del Templo termina una puerta de casi 20 metros de altura construída por Nectanebo I.

Lateral izquierdo del Ajmenu. Nilómetro y Capillas Laterales.

Dependencias laterales dedicadas a distintos dioses.

Vestíbulo del Ajmenu. Jardín Botánico de Tutmosis III.

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Parte trasera del Ajmenu y final del Templo de Amón. Capillas nicho.

El eje norte-sur del Gran Templo de Amón está constituido por los Pilonos VII a X y los espacios comprendidos entre ellos, además del Lago Sagrado en cuyas cercanías encontramos una magnífica representación de Jepri sobre un pedestal. Esta es la parte más deteriorada de todo el Templo. Los Pilonos IX y X están a medio derruir, el VIII en obras interminables de restauración. De relevancia es el Primer Patio, o patio del escondite, en donde se hallaron más de 20.000 obras entre estatuas, estelas, etc. También sigue en pie el Templo de Festivales mandado construir por Amenhotep II. La fachada porticada con pilares da paso, mediante una puerta central a una Sala peristila cuyas columnas distribuídas en dos hileras de cinco columnas cada una, forman un pasillo central. Entre la segunda y tercera columna de ambas alas, unas puertas conducen respectivamente a una cámara de cuatro columnas por la que se accede a una dependencia interior. El resto del complejo está formado por las ruinas de todas las estructuras que se concretan en los planos superiores, varias capillas osiríacas, almacenes, depósitos y una fábrica, un Templo dedicado a Osiris...

Muros exteriores del Gran Templo de Amón.

(1) Vista panorámica de la zona comprendida entre los Pilonos IX y X con el Templo de festivales de Amenhotep II en el centro.

(2) Pilono VII. (3) Talleres.

Templo de "la oreja que escucha" de Ramsés II.

Karnak

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Avenida del templo de Karnak

Estatua de Pinedyem I en el primer patio del templo de Amón en Karnak

Capitel de la sala hipóstila

Karnak (al-Karnak,��������� ciudad fortificada", llamada en el antiguo Egipto Ipet" ,ا�Sut, "el lugar más venerado") es una pequeña población de Egipto, situada cerca de la ribera oriental del río Nilo. Era una zona de la antigua Tebas que albergaba el complejo religioso más importante del antiguo Egipto. Situación:

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Ipet Sut:

Complejo de templos de Karnak

Durante siglos, este lugar fue el más influyente centro religioso egipcio. El templo principal estaba dedicado al culto del dios Amón, pero como en otros templos egipcios también se veneraba a otras divinidades.

El complejo de templos de Karnak lo componen:

• El gran templo de Amón • El recinto de Montu • El recinto de Mut • El templo de Jonsu • El templo de Opet • El templo de Ptah

Existían también numerosos templetes y capillas de menor tamaño y múltiples estancias y almacenes situados dentro de los muros que circundaban las zonas principales.

La diferencia principal entre el templo de Amón en Karnak, que Diodoro de Sicilia afirma ser el más antiguo de Tebas, y la mayoría de los templos egipcios es el tiempo y esfuerzo empleados en su construcción y posteriores ampliaciones. Unos treinta faraones contribuyeron con sus edificaciones convirtiendo al complejo en un conjunto, que por su tamaño (unas treinta hectáreas), no se había conocido jamás.

La entrada, entre dos inmensos pilonos, está precedido por una avenida de esfinges (dromos), con cabeza de carnero, símbolos del dios Amón. Se accede a un gran patio porticado donde se encuentra, la izquierda, un templete del faraón Sethy II, la columna de Taharqo y la monumental estatua de Pinedyem I, a la derecha el templo de Ramsés III, al frente la sala hipóstila, y un poco más al fondo los obeliscos de Thutmose I y Hatshepsut; después hay una serie de estancias, con patios menores, y el santuario, a los que sólo tenían acceso el faraón y los sacerdotes.

La sala hipóstila está compuesta de numerosas columnas que aún conservan sus inscripciones y algunas aún mantienen restos de la pintura original. Sus capiteles tienen forma de papiro (papiriformes). El santuario se encuentra en el centro del templo.

En el antiguo Egipto, la construcción de los templos se iniciaba siempre por el santuario, lo que significa que Karnak se comenzó por el centro y se terminó de construir por las entradas al recinto. Todo el conjunto estaba ricamente decorado y pintado en vivos colores.

El complejo de Karnak es el conjunto de culto religioso conocido más antiguo del mundo. Un enorme museo a cielo abierto que muestra importantes restos de la cultura del antiguo Egipto. Después de las pirámides de Giza, es el segundo lugar más visitado de Egipto.

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Forma parte del conjunto denominado Antigua Tebas con sus necrópolis, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. es el templo más grande de egipto

Bajorrelieve del dios Montu y Sobekemsaf I, en Medamud.

.Mut. Montu, dios Solar, y de la guerra en la mitología egipcia.

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Jonsu momiforme.

Jonsu como halcón Jonsu, dios lunar, en la mitología egipcia, asociado con la medicina como protector de los enfermos, y el que ahuyentaba a los malos espíritus. También representaba la fertilidad de la Tierra, el poder germinador, y los nacimientos. Fue relacionado con el curso del tiempo.

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Taueret

Taueret Tueris "La Grande", diosa de la fertilidad, protectora de las embarazadas. También fue diosa celeste, la "Misteriosa del horizonte" en la mitología egipcia.

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El dios Ptah.

Sheshonq (s. IX a. C.), Sumo sacerdote de Ptah Ptah "Señor de la magia", era un dios creador en la mitología egipcia. "Maestro constructor", inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos. Se le atribuía también poder sanador.

Gran Esfinge de Giza

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Napoleón contemplando la Gran Esfinge, semienterrada por las arenas del desierto.

La Gran Esfinge de Giza es una monumental estatua que se encuentra en la ribera occidental del río Nilo, unos veinte kilómetros al sudoeste del centro de El Cairo. Fue esculpida, posiblemente, durante la dinastía IV de Egipto (c. siglo XXVI adC).

Construcción

La Gran Esfinge, y restos del templo nuevo. Detrás, la pirámide de Kefrén.

La Esfinge. Al fondo la Gran Pirámide.

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Antiguo templo de la Esfinge. Exterior.

La Gran Esfinge se realizó tallando un montículo natural de roca caliza en la meseta de Giza. Tiene una altura de unos veinte metros, midiendo el rostro más de cinco metros. La cabeza podría representar al faraón Kefrén, teniendo el cuerpo la forma de un león. En épocas antiguas estaba pintada en vivos colores: rojo el cuerpo y la cara, y el nemes que cubría la cabeza con rayas amarillas y azules.

Culto

Se construyó un templo junto a la estatua, datado durante el Imperio Antiguo, y otro más al norte, frente a la Esfinge, del Imperio Nuevo, como lugares de ofrendas a la "imagen viviente", que están comunicados con la pirámide de Kefrén mediante una larga avenida procesional. Gozó de veneración y culto por los egipcios desde la antigüedad, especialmente durante el Imperio Nuevo.

El epíteto dado por los egipcios a las esfinges era shesep-anj "imagen viviente". Fue identificada con el dios extranjero Horum, y con el dios egipcio Horus como Hor-em-Ajet, o Harmajis, "Horus en el horizonte". En lengua árabe la denominaron Abu el-Hol "Padre del Terror".

Restauraciones

Se tiene constancia de restauraciones desde la dinastía XVIII, durante el Imperio Nuevo.

Los estratos calizos inferiores se descomponen fácilmente con la humedad del ambiente, pero la arena arrastrada por los vientos del desierto cubrió su cuerpo periódicamente, protegiéndola de la erosión durante siglos.

En época de Tutmosis IV, en la “Estela del Sueño” erigida frente a ella, se describe la promesa que le hizo en un sueño: sería elegido rey si despejaba la arena que la cubría.

En el siglo XX se llevaron a cabo trabajos de restauración y consolidación del revestimiento desde el año 1925, con resultados poco satisfactorios por las técnicas y materiales empleados, con posteriores actuaciones en 1980 y 1992.

En el siglo XXI prosigue la restauración de los desperfectos originados por la erosión.

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El Templo de Hatshepsut

(Deir el Bahari)

Templo de Hatshepsut

Fotografía del autor

Es el templo más importante de los construidos en Deir el Bahari y único en todo Egipto. Fue construido por la reina Hatshepsut en forma de terrazas, de grandes dimensiones, con columnas que se confunden con la ladera de la montaña, situada tras el templo. La obra se debe al arquitecto Senmut quien consiguió una perfecta armonía de proporciones. El templo está en parte excavado en la roca y en parte construido externamente, basándose en las construcciones previas realizadas por Mentuhotep I. Se construyó entre los años séptimo y vigésimoprimero del reinado de Hatshepsut.

Constaba de una calzada de 36 metros de anchura rodeada de esfinges que conducía desde la entrada hasta el gran patio, al que se accedía a través de 2 terrazas escalonadas, construidas en la ladera de la montaña y unidas mediante rampas. Las terrazas se apoyan en muros de carga y están separadas por columnatas o pórticos.

Tras la entrada se accede a la primera terraza, un gran patio rodeado de muros bajos y largos con un doble pórtico de cierre. Decorado con relieves que representan barcazas construidas para transportar los obeliscos desde Asuán al gran templo de Amón en Karnak y escenas de caza y pesca. En esta primera terraza había 2 estanques con forma de T que contenían plantas ornamentales. En el pórtico existían 2 figuras osiríacas de las que actualmente sólo queda una.

Una rampa ascendente, con el león que protege el nombre de la reina, da acceso al segundo nivel, con un pórtico formado por 2 filas de 22 pilares cuadrados con escenas del nacimiento, educación y coronación de la reina y una expedición comercial por mar hasta el país de Punt junto con la procesión de vuelta al templo de Amón. Estos famosos relieves fueron ya restaurados por Sethy I. Existe, además, a la derecha otro pórtico inacabado con 15 columnas y 4 nichos.

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En el ángulo entre ambos pórticos se encuentra la capilla de Anubis con un vestíbulo y 3 santuarios, decorada con escenas de Thutmose I y Hatshepsut haciendo ofrendas a Anubis, Amón, Ra-Horajty, etc.

Relieves de la capilla de Anubis Fotografías del autor

En el extremo izquierdo se encuentra la capilla de Hathor excavada en la roca, compuesta de 2 salas hipóstilas. Una de las salas consta de columnas hathóricas y la otra de columnas acanaladas. El templo está decorado con escenas de fiestas en honor de Hathor y ofrendas de la reina a los dioses, así como decoraciones celestes.

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Capitel hathórico Fotografía del autor

Thutmose III chupando de la vaca Hathor Fotografía del autor

La tercera y última terraza contenía 22 columnas precedidas de pilares osiríacos que fueron destruidos por Thutmose III cuando asumió los plenos poderes, tras la muerte de Hatshepsut. En este nivel, en el lado sur, a la izquierda de la terraza, se encuentra la capilla de Thutmose I y la cámara de ofrendas de la reina, excavada en la roca. En el lado contrario, al norte, están las salas dedicadas a Ra-Horajti, con un vestíbulo con nicho sobreelevado y un patio interior con ara solar, y las de Amón y Amonet.

Tercera terraza Fotografía del autor

La última estancia del templo, el santuario, consta de 3 salas con nichos para colocar objetos de culto, la primera de las cuales estaba destinada a albergar la barca sagrada. En esta hay decoraciones de la reina, Thutmose III y Neferura haciendo ofrendas a

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Thutmose I y II y a la reina Ahmes Nefertari. La tercera sala fue excavada por Ptolomeo VIII Evérgetes II y está consagrada al culto de funcionarios divinizados como Amenhotep (Hijo de Hapu) e Imhotep.

En el lado occidental de la parte trasera de la sala se encontraban una serie de nichos que contenían estatuas de la reina y una entrada en el muro conducía al santuario. Desde el segundo patio se accedía a unas capillas que estaban dedicadas a Anubis y Hathor.

Hatshepsut, reina-faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Quinto gobernante de dicha dinastía, reinó de ca. 1479 a. C. a 1457 a. C.

Ramesseum El Ramesseum es el nombre dado al templo funerario ordenado erigir por Ramsés II, y situado en la necrópolis de Tebas, en la ribera occidental del río Nilo, frente a la ciudad de Luxor, junto al pequeño templo dedicado a su madre Tuya.

El nombre fue acuñado por Jean-François Champollion, que visitó sus ruinas en 1829 y fue el primero en identificar los nombres y títulos de Ramsés en sus muros. Su nombre original era Casa del millón de años de Usermaatra Setepenra, que une la ciudad de Tebas con el reino de Amón.[1]

Ramesseum. Estatuas de Osiris.

Ocupa una superficie de diez hectáreas

Tiene una estructura clásica: el templo funerario de Ramsés sigue los cánones de la arquitectura de templos del Imperio Nuevo, orientado de noroeste a sureste, con dos pilonos de 68 metros de anchura. En el primer pilono se registra su conquista, el octavo año de su reinado, de una ciudad llamada Shalem, en la que algunos creen ver a Jerusalén.

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Vista aérea: se ven los restos de los pilonos, las columnas de patios y santuarios, y los edificios secundarios.

Plano del Ramesseum.

En el primer patio se encontraban los dos colosos sedentes del faraón Ramsés II, de los que sólo quedan fragmentos de la base y del torso de 17 metros de altura.

El palacio real está la izquierda de este patio, y las estatuas del rey al fondo.[2]

Los restos del segundo patio incluyen la fachada interna del segundo pilono y una porción del pórtico de Osiris a la derecha.[2] En los muros están grabados los bajorrelieves del Poema de Pentaur que describen la batalla de Qadesh,[2] y un festival en honor a Min, dios de la fertilidad. Las dos estatuas del rey, una en granito rosado y la otra en granito negro, flanquean la puerta del templo.[2]

Treinta y nueve de las cuarenta y ocho columnas campaniformes con capiteles papiriformes todavía se mantienen en pie en la sala hipóstila, adornadas con escenas del rey ante varios dioses. El techo está pintado con estrellas de oro en un fondo azul, que permanece bien conservado,[2] y los hijos e hijas de Ramsés aparecen en procesión en los muros de la izquierda. En el muro oriental están los bajorrelieves que narran el asalto a la fortaleza de Dapur. El santuario está compuesto por tres cuartos consecutivos, con ocho columnas, en uno de los cuales se guardaba la barca sagrada.

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Restos del primer cuarto, con el techo decorado con motivos astronómicos, y algunos restos del segundo cuarto son todo lo que se conserva.[2]

Al norte y adyacente a la sala hipostila hay un templo más pequeño, dedicado a su madre, Tuya, donde se encontraba una estatua de la reina de 227 cm de altura, que fue llevada a Roma en tiempos de Calígula.[3]

El complejo estaba rodeado por varios almacenes, graneros, talleres, y otros edificios auxiliares, algunos construidos posteriormente, incluso en época romana.

Un templo dedicado a Seti I, del cual sólo quedan los cimientos, estaba a la derecha de la sala hipóstila. Todo el conjunto estaba rodeado por un muro de adobe que comenzaba en el pilono suroriental.

Se han encontrado papiros y ostraca fechados en el Tercer periodo intermedio, siglo XI a. C. al VIII que indican que el templo tenía también una escuela importante, y que fue un centro económico, cultural y religioso.

Ramsés edificó este templo sobre una tumba del Imperio Medio, en la que se han encontrado muchos objetos relativos al culto funerario.

Generalmente eran figuras momiformes, a imagen del difunto, portando una azada y, a veces, un saco a la espalda. En el Imperio Medio llevaban inscrito el ensalmo 472 de los Textos de los Sarcófagos; durante el Imperio Nuevo, en la parte delantera tenían escrito el capítulo VI del Libro de los Muertos que, recitándolo, les dotaba de vida y podían trabajar en lugar del difunto.

Ushebtis del periodo tardío de Egipto. Museo del Louvre.

Ostracon u Ostrakon (del griego: ὄστρακον ostracon, cuyo plural es ὄστρακα, ostraca) es una concha o fragmento de cerámica sobre el que se escribía.

En arqueología se emplea el término ostracon para designar los trozos de cerámica (o fragmentos calcáreos) que se utilizaban como borradores para aprender a escribir o pintar. Los ostracones son muy numerosos y es una fuente de información muy útil.

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Ostracon que contiene el nombre de Temístocles, hacia 490-480 a. C. Museo del Ágora antigua de Atenas

Ostracas griegos

Por ejemplo, en Atenas el destierro del político al cual querían expulsar de la ciudad era designado por una asamblea en la que cada uno escribía en un trozo de cerámica (ostracon) el nombre de la persona cuestionada, de ahí la palabra ostracismo, el procedimiento por el que se procedía a dicho destierro si un número suficiente de ciudadanos había votado por el exilio.

Ostracas egipcios

En el Antiguo Egipto este término se aplica a los fragmentos calcáreos, o de cerámica, sobre los que el escriba, o el aprendiz de escriba, esbozaba un dibujo o un texto. El coste del papiro no permitía que se utilizara este soporte para las notas que no fueran oficiales, para los dibujos explicativos o satíricos y, mucho menos, para el aprendizaje de la escritura jeroglífica.

Para el Egipto greco-romano, la papirología es la ciencia que estudia los textos griegos, latinos y demóticos contenidos no sólo en los papiros sino también en los ostracas.

Hierático

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La escritura hierática permitía a los escribas del Antiguo Egipto escribir rápido, simplificando los jeroglíficos. Fue durante amplios periodos la escritura utilizada en textos de la administración y religiosos (la palabra proviene del idioma griego: hieros = sagrado)

Escritura hierática: el Papiro Ebers.

La escritura jeroglífica no era la más adecuada para escribir con cálamo en papiros y esto originó la escritura hierática, más sencilla y estilizada, que fue empleada por los escribas en textos religiosos, científicos y literarios hasta finales de la civilización egipcia antigua.

El papiro con escritura hierática más antiguo conocido data de la época de Neferirkara-Kakai, de la dinastía V, que se escribía con cálamo, una caña cortada a modo de pincel, y tinta negra o roja donde se necesitara resaltar determinados asuntos. Se trazaban los textos, como la escritura jeroglífica, en líneas o columnas, pero a partir de la dinastía XII sólo aparecen en líneas y siempre de derecha a izquierda. Era un grafismo muy útil para escribir en papiros y ostracas.

Desde el final de la dinastía XX hasta el principio de la dinastía XXVI, durante el Tercer Período Intermedio, se originó la escritura denominada "hierática anormal" que fue utilizada de los siglos IX a VII a. C., en la región de Tebas, donde algunas inscripciones en monumentos se realizaron en escritura hierática, pero se utilizó principalmente para textos legales, contratos de arrendamiento, cartas, y otros asuntos cotidianos. En época de Psamético I, el demótico se convirtió en la escritura oficial, perdiendo importancia el "hierático anormal".

Durante la época de los Ptolomeos se circunscribió su uso a los textos religiosos, aunque para otros documentos se empleara el demótico. En el periodo de dominación romano se escribieron en hierático, o demótico, todas las obras de carácter funerario.

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Amenhotep III

Amenofis III

Busto de Amenhotep III en el museo egipcio de Berlín

Nebmaatra Amenhotep,[1] Amenhotep III,[2] o Amenofis III,[3] fue un importante faraón de la dinastía XVIII de Egipto que gobernó de c. 1390/1 a 1353/2 a. C.

Estatua de Amenhotep III y el dios Sobek, procedente del templo de Sobek, en Dahamshaen. Museo de Luxor

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El periodo de su reinado coincidió con una época de paz, prosperidad y esplendor artístico. Realizó numerosas construcciones en el templo de Amón en Karnak, incluyendo al menos un pilono, una columnata a continuación de la nueva entrada y un templo dedicado a la diosa Maat.

Coloso de Memnón

También supervisó la construcción de un nuevo templo en Tebas, una monumental y bellísima edificación que aun puede admirarse. Se cree que en el undécimo año de su reinado empezó un gigantesco palacio en el lugar conocido hoy en día como Malkata, en la ribera occidental, como regalo a su esposa Tiy.

Su templo funerario, situado en la orilla occidental del río Nilo, fue en su tiempo el mayor complejo religioso de Tebas. Desgraciadamente lo construyó en una zona que sufre continuas inundaciones; por eso, doscientos años más tarde, el templo ya estaba en ruinas. Los Colosos de Memnón, dos estatuas de 18 metros de altura, que estaban situadas a la entrada del complejo, son el único resto que aún sigue en pie de aquel fabuloso complejo.

Y no sólo se contentó con adornar Tebas, sino que hizo ampliaciones en otras ciudades sagradas como Menfis, Heliópolis e incluso llegó a construir templos en Nubia, como el de Soleb, cosa hasta entonces inaudita y que después repetiría en varias ocasiones Ramsés II, el único rey que superaría a Amenhotep III en actividad constructora.

La gran actividad constructora de su reinado, sin parangón en la historia egipcia hasta entonces, fue también gracias a la incesante labor del hombre fuerte de su reinado, Amenhotep, hijo de Hapu, un anciano devoto de Amón que fue la gran presencia hasta aproximadamente el año 30º. Fue tal la valía de este hombre que llegó a ser recompensado con un pequeño templo funerario cercano al de Amenhotep III: un privilegio sólo digno de los reyes.

Narmer fue el primer faraón del Antiguo Egipto y fundador de la Dinastía I c. 3050 a. C.

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Paleta de Narmer, reproducción del Museo Real de Ontario.

Además de ordenar construir un dique, para desecar las zonas pantanosas de Menfis y desviar el cauce de Nilo hacia un lago, y de la construcción de la ciudad, erigió un grandioso templo a Vulcano "Ptah" (Heródoto).

Se atribuye a Narmer la tumba B17-18, en la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos, excavada por Flinders Petrie, situada al lado de la tumba de Aha. También es posible que fuera enterrado en Saqqara, o en la necrópolis de Tarjan, aunque podría tratarse de cenotafios (tumbas simbólicas).

Cabeza de Maza ceremonial de Narmer. Hieracómpolis.

Restos de la tumba de Narmer, en Umm el-Qaab.

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Estatua de mandril, con el nombre de Narmer inscrito en la base. Altes Museum, Berlin.

Abusir

Abusir: Templo funerario de Sahura. Pirámides de Neferirkara-Kakai y

Niuserra-Iny al fondo.

Dibujo de la necrópolis de Abusir.

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Mapa de la necrópolis de Abusir.

Abusir, necrópolis situada en la ribera occidental del río Nilo, en la región de Menfis.

• Nombre griego: Busiris. Nombre árabe: Abusir. Situación: 29°53′50″N 31°12′10″E / 29.89722, 31.20278

Existen otras tres ciudades egipcias con el mismo nombre: Abusir, o Busiris, la capital del nomo IX del Bajo Egipto (Per Usir, Dyedu; Taposiris Magna), otra ciudad en El Fayum y una localidad destruida por Diocleciano en 292 d. C.

La pirámides de Abusir

La pirámide de Sahura (denominada actualmente como L. XVIII) tiene una base de 79 metros y una altura de 47 metros. Esta pirámide se encuentra en muy mal estado de conservación, sin embargo el templo funerario está bastante bien conservado y sigue el plano típico de los templos funerarios del Imperio Antiguo, la calzada procesional se conserva también bien. El templo del valle se encuentra inundado en la actualidad y en muy malas condiciones. La pirámide fue investigada por Perring y Morgan en el siglo XIX, y excavada por Borchardt a principios del XX.

La pirámide de Neferirkara Kakai (denominada como L. XXI) se levanta escalonada, debido a que durante su construcción no se revistió para quedar con caras lisas. Es la mayor pirámide del complejo funerario con una base de 105 metros y una altura de 72 metros. A la muerte del faraón la tumba aún no estaba terminada por lo que con ladrillo y madera se terminó. En el interior del templo funerario se encontraron una serie de papiros que detallaban el día a día del templo. Al igual que la de Sahura la pirámide de Neferirkara-Kakai fue explorada por Perring y Morgan, y excavada por Borchardt.

La "pirámide" de Neferefra Isi (L. XXVI) no es realmente una pirámide, sino que es una mastaba. La causa de esto es que cuando falleció el monarca tan solo se había levantado una ínfima parte de la estructura, lo que obligó a los constructores a rellenar a toda prisa de grava lo poco construido y dejarlo en una mastaba cuadrada. Tiene una base de 65

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metros. Debido al poco avance de las obras, la calzada y el templo del valle apenas se habían comenzado a erigir por lo que se optó por suprimir la calzada y anexionar el templo inferior al templo funerario alto. El complejo de Neferefra Isi presenta una gran pérdida de material debido sin duda al robo de piedras para construcciones posteriores y a que gran parte de la construcción está hecha de ladrillo. Fue examinada por Borchardt y excavada por Verner y Bárta a finales del siglo XX.

La pirámide de Nyuserra Iny (L. XX) sigue el modelo típico de la época en la que se construyó. Su base mide 79 metros y tiene una altura de 52 metros. Lo más destacado de este complejo es que no se construye calzada procesional ni templo del valle, sino que se aprovechan los de Neferirkara Kakai. Al igual que las pirámides anteriores también sufrió gran pérdida de material por el robo de piedras. Fue examinada por Perring y De Morgan, y excavada por Borchardt.

Sahura

Estatua de Sahura. MMNY

Sahura fue el segundo faraón de la dinastía V de Egipto c. 2471 - 2458 a. C. (von Beckerath).

Hijo de la reina Jentkaus I (posiblemente regente) y de Userkaf (o de Shepseskaf). Casado con Neferthanebti. Sus hijos fueron Horemsaf, Jakara, Nebanjra y Neterirenra.

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Construcciones de su época [editar]

Pirámide de Sahura en Abusir

Erigió una pirámide en Abusir, de 50 metros de altura, conformada por capas de piedra caliza, arena y cascotes, con un revestimiento de piedra caliza con caras lisas; la cámara funeraria contenía fragmentos de un sarcófago de basalto.

Una calzada procesional, de 235 metros, la vinculaba al templo del valle, muy simple, a modo de pórtico con columnas palmiformes de granito, y un embarcadero. Los bajorrelieves de los muros mostraban representaciones de la fiesta Sed y al faraón Sahura pescando y cazando.

Sahura también ordenó construir un Templo Solar, Sejet-Ra, del que no se han encontrado restos y un palacio que se llamaba Uetjes-Neferu-Sahura.

Templo de Sahura en Abusir

Templo de Luxor

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Templo de Luxor

El templo de Luxor, situado en el corazón de la antigua Tebas, fue construido esencialmente bajo la XVIII y la XIX distanía egipcia. Estaba consagrado al dios Amon bajo sus dos aspectos de Amon-Ra. Las partes más antiguas actualmente visibles remontan a Amenofis III y a Ramsés II. Seguidamente, nuevos elementos fueron añadidos por Chabaka, Nectanebo I y la dinastía ptolemaica. En época romana, el templo fue parcialmente transformado en campo militar. El edificio, uno de los mejores conservados del Nuevo Imperio egipcio, aún mantiene numerosas estructuras. Además del gran pilono, el visitor puede también atravesar dos grandes peristilos y la columnata monumental que enlaza estos dos patios. El santuario propiamente dicho, residencia del Amon de Opet, al igual que las salas que le preceden conservado una gran parte de sus baldosas.

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Historia y desarrollo del templo de Amon -Min

Entrada del pilono del templo de Luxor: Colosos de Ramsés II

La construcción fue ordenada por Amenofis III a su arquitecto Amenhotep (hijo de Hapu). Éste último edificó un templo completo: naos, santuario de la barca, sala de ofrendas y antecámara[1] , esta última flanqueada de capillas destinadas a la triada tebana[2] . Todo está precedido de una sala hipóstila abierta a un gran patio cuadrado, el « patio solar », rodeado por tres de sus lados de una doble hilera de sesenta y cuatro columnas papiriformes. Las salas de culto, al igual que el hipostilo se elevan sobre una plataforma con una gran inscripción dedicatoria.

El conjunto, con proporciones imponentes pero armoniosas, fue completado por una columnata procesinal de acogida de unos veinte metros, formando un grupo monumental que marcaba la entrada del templo. El programa arquitectónico extendió probablemente en tres fases sucesivas y ocupó todo el reinado.

Como hizo en Karnak para el patio de su padre, Amenhotep III destruyó sin duda un templo más antiguo delante del cual debía encontrarse la capilla edificada por Hatshepsut. De hecho, la estructura interna está en parte constituida por bloques reutilizados provenientes de un edificio anterior. Difícilmente accesibles, estos bloques son todavía visibles en las partes este del templo que fueron alteradas en la época greco-romana. Aquí se ha encontrado cartuchos de Tutmosis IV.

Ejecutado en el más puro estilo de la XVIII dinastía egipcia, el Opet del sur constituye un raro ejemplo de edificio divino del Nuevo Imperio bien preservado, aunque los muros que rodean las diferentes partes del monumento se hayan derrumbado o hayan

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sido reutilizados en épocas posteriores - lo que nos permite admirar las columnas después del exterior del monumento.

El templo fue descuidado, incluso maltratado durante el reino del faraón « herético » Akenatón. Los trabajos recomenzaron bajo Tutankamón y Ay, quienes acabaron la decoración de los muros de la columnata procesinal añadiendo especialmente las escenas de la Fiesta de Opet.

La gran columnata de Amenofis III

Ramsés II, el otro gran constructor en Tebas, añadió el Pilono, cuya plaza estaba adornada con seis colosos de Ramsés II, cuatro de pie y dos sentados, todos a su nombre, además de dos obeliscos y un segundo patio con pórticos, de un estilo típico de la XIX dinastía, con sus columnas macizas que recuerdan a las del hipostilo de Karnak. Aquí lo adornará también de colosos alternando con las columnas mientras que otros dos colosos sentados, con su imagen, precedían la entrada de la columnata procesinal de Amenhotep III.

Para edificar este nuevo patio, el arquitecto de Ramsés tuvo en cuenta la existencia de una triple capilla de Hatshepsut, lo que explica que el eje del monumento esté dirijido hacia Karnak. No se percibe a primera vista, pero es imposible de obtener desde el pilono una vista axial del templo, ya que la perspectiva está rota. El conjunto está sin embargo muy bien concebido para que esta particularidad afecte a la armonía de las proporciones; incluso los obeliscos, de medidas diferentes, fueron emplazados desfasados de tal manera que cuando tenemos el pilono en frente la diferencia no se note.

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Los dos obeliscos fueron ofrecidos en 1830 a Carlos X de Francia por Mehemet Ali, pero sólo el de la derecha será finalmente derribado y transportado hacia Francia. Jean-François Champollion será quien elija, por mandato del rey, el primero de los dos obeliscos, en parte cubiertos de arena. La leyenda dice que se decidió por el de la derecha, entrando en el templo, el más pequeño y el más dañado. El obelisco fue erigido con una gran fiesta en París, dónde se erige después de 1836 en el centro de la plaza de la Concordia. En agradecimiento, Luis Felipe I de Francia ofreció un reloj que hoy día adorna la mezquita de Mehemet Ali en el Cairo, pero se estropeó en el camino y nunca funcionó. El segundo obelisco, que nunca dejó Egipto, fue oficialmente « devuelto » por Francia en 1981, al principio del premier septenato de François Mitterrand.

El agrandamiento del templo continuó en el periodo tardío de Egipto. Los faraones nubios de la XXV dinastía añadieron el muro de cerco además de un grupo arquitectónico de columnas formando un prepatio. El cerco fue reacondicionado o restaurado por Nectanebo II en la XXV dinastía, al igual que todos los templos de Tebas. Ellos construirían igualmente la avenida de esfinges que unía Luxor a Karnak, además de un pequeño templo dedicado a Isis[3] .

Tebas parece haber sido abandonada sino maltratada por los conquistadores sirios y persas, y el desarrollo del templo fue abandonado. Alejandro Magno reacondicionó la sala de la barca, haciendo elevar las cuatro columnas que sostenían el techo. Todavía se puede ver el emplazamiento de las bases de estas columnas sobresaliendo en los primeros cimientos de esta capilla. Esta forma, con la capilla que Filipo III de Macedonia hizo construir para el templo de Amon-Ra en Karnak un ejemplo irremplazable de arquitectura divina de este periodo de transición histórica para la ciudad de Tebas.

De igual manera, desde el comienzo de la época griega, se puede constatar cuanta atención aportaron los primeros monarcas de la nueva dinastía a los santuarios de la ciudad santa.

Finalmente, en la época romana, el templo fue particuliarmente convertido en campo militar. En esta ocasión, los sacerdotes enterraron piadosamente una serie de imágenes divinas y reales en una favissa[4] que habían habilitado en el gran patio solar de Amenhotep III[5] . Estas estatuas, siendo algunas únicas en su género, fueron descubiertas en 1989 y están actualmente expuestas en el museo de Luxor.

En su versión final, el templo de Luxor medía más de 260 metros de largo y 50 metros de largo.

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Luxor y el urbanismo religioso de Tebas

Avenida de esfinges en Karnak

El templo de Luxor es de alguna manera el complemento meridional del gran templo de Amón en Karnak, en la medida en que estaba dedicado a la triada tebana, pero sobre todo a Ka y a la forma progenitora del dios dinástico bajo el aspecto de Amón-Min. Situados a un poco más de dos kilómetros el uno del otro, los dos templos estaban unidos por un dromos bordeado de setecientas esfinges con cabeza de carnero[6] y de estaciones o capillas donde se paraban las barcas de la triada tebana en la gran Fiesta de Opet. Bajo el reino de Nectanebo I, esta avenida ceremonial fue completada por esfinges con cara humana (androesfinge) del lado del templo de Luxor. El dromos constituía la articulación principal de la ciudad que atravesaba de norte a sur dividiéndola en un barri oeste que bordeaba el Nilo dónde se encontraba el puerto, los barrios populares y el de los artesanos, y un barrio este probablemente más residencial que se extendía entre los grandes templos y contenía numerosos santuarios repartidos a lo largo de las grandes avenidas adoquinadas que cuadriculaban la ciudad.

Construido alrededor del santuario de Amon-Min y de la capilla que acogía la barca sagrada que portaba la efigie de Amón durante su salida anual. En ella el dios dejaba su residencia en Karnak en compañía de su esposa Mut y su hijo Jonsu, el dios lunar, para ir vía fluvial a Luxor. Allí, el dios alcanzaba su forma fértil, Amon-Min. Entonces, al final de la alegría que duraba once días originalmente[7] , volvía, siempre en compañía de su familia divina, a Karnak, esta vez por el gran dromos. La ceremonia estaba encabezada por el faraón en persona, que presidía también el ciclo de renovamiento eterno simbolizado por la llegada de la crecida del Nilo[8] .

El templo sufrió las exaltaciones del periodo amarniense, ya que era el edificio central que ocupaba la vieja divinidad de Tebas. Los faraones que siguen a Akenatón se dedicaron a atenuar las cicatrices restaurando, algunas veces torpemente, los relieves estropeados, pero el amartillamiento de las formas divinas fue tan duro que las trazas son todavía visibles en los arquitrabes de la gran columnata dónde el nombre y la imagen de Amón habían sido borrados del cartucho de Amenhotep.

El templo de Luxor era por lo tanto un elemento esencial del urbanismo religioso de Tebas además de para la teología amoniense, a tal punto que mientras que los faraones de la XXI dinastía eligieron Tanis como nueva capital, quisieron edificar su ciudad con

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el mismo modelo previendo en el sur del conjunto un nuevo templo dedicado a Amón de Opet, el cual también estaba unido al templo consacrado a Amón-Ra al norte.

Avenida de esfinges en la entrada del templo de Luxor

Luxor, lugar de culto milenario

Como los otros santuarios de la ciudad, Luxor recibió una atención relativa de la parte de los últimos Ptolomeos a quienes podemos atribuir el pequeño templo de Serapis que acoge al visitor que sale el dromos. Es a partir de la época romana cuando el "declive" del templo comienza. De hecho, desde los primeros años de la kratesis[9] , una guarnición romana se instala en Luxor. Una capilla en honor de Augusto es habilitada en la habitación del rey divino y, en esta ocasión, el acceso a las salas es modificado, siendo la función inicial de templo transformada irremediablemente. Las puertas axiales son tapiadas y un ábside es creado para albergar la estatua del emperador. Seguidamente, una nueva decoración es realizada en las paredes de la sala por medio de una capa de estuco pintado con figuras en un estilo puramente greco-romano. Hoy día, estos frescos, que estaban todavía visibles hace una decena de años, resisten mal a la subida de la capa freática que amenaza el lugar, haciendo que el estuco se caiga poco a poco, dejando ver los relieves de la XVIII dinastía, cuviertos desde hace 2000 años.

En el III siglo de nuestra era, el templo de Luxor es transformado en castrum, albergando la legión encargada de defender los limes situado al sur en Asuán contra los blemios, pueblo nómada. El muro es reconstruido y se le añaden puertas fortificadas reutilizando elementos del templo. Se llega incluso a cortar un coloso de Ramsés II para obtener bloques destinados a servir de dintel y de arquitraves a las puertas que defienden la fortaleza[10] . Una verdadera ciudad de guarnición se desarrolla en el interior del recinto, con sus vías cortandose en ángulo recto y delimitando los barrios o insulae[11] , en los cuales son edificados el Foro romano y basílicas. El templo, convertido en santuario romano, devía entonces albergar las estatuas del culto imperial.

Cuando el imperio romano acoge el cristianismo, se construyen numerosas iglesias en el recinto, una en el patio de Ramsés II. Todavía se puede ver un tabique, constituido de gruesos bloques provenientes sin duda de los muros desmantelados del temploo de Amenofis III. Seguidamente, los conquistadores musulmanes construyeron encima de la iglesia una mezquita en honor del santo local, Abu el-Hagag, dónde están conservadas sus reliquias[12] .

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Por todo ello, Luxor es uno de los más antiguos lugares de rezo del mundo. De hecho, la práctica de la fe en este lugar ha sido practicada ininterrumpidamente durante más de 3500 años: extraña persistencia de un lugar de culto en el que el esplendor no ha cesado de acompañar al visitor, a pesar de los sobresaltos de la historia del hombre. A algunas horas del día, y sobre todo los viernes, la llamada al rezo del muecín resuena entre las columnatas de estas viejas ruinas, con algo romántico, de Tebas

File o Filé era el nombre de una isla situada en el río Nilo, a once kilómetros de Asuán, en Egipto. Fue célebre por los templos erigidos durante los periodos ptolemaico y romano dedicados al culto a la diosa Isis que se propagó por todo el Mediterráneo, manteniéndose su veneración en el templo de File hasta que fue prohibido en tiempos de Justiniano I, el año 535 ddC.

Templos de File en 1932.

La isla de File quedó sumergida en el siglo XX bajo las aguas embalsadas por la presa de Asuán, aunque bajo patrocinio de la UNESCO los templos fueron desmontados, trasladados y reconstruidos en el cercano islote de Agilkia.

Templos de File en el islote de Agilkia.

Acceso porticado al templo dedicado a la diosa Isis.

Quiosco de Trajano.

Los últimos jeroglíficos.

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Hatshepsut, reina-faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Quinto gobernante de dicha dinastía, reinó de ca. 1479 a. C. a 1457 a. C.[1] Gobernó con el nombre de Maatkara Hatshepsut,[2] y llegó a ser la mujer que más tiempo estuvo en el trono de las "Dos Tierras".

El nombre de Hatshepsut con el que se la reconoce hoy en día en principio era un título con el significado de "La primera de las nobles damas", que también se presentaba en su forma completa de Hatshepsut Jenemetamón, esto es, "La primera de las nobles damas, unida a Amón".

Escultura del "faraón" Hatshepsut

Hatshepsut, la primera mujer que se hizo esculpir como esfinge

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Decoración del templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari El Templo de Hatshepsut (Deir el Bahari)

Templo de Hatshepsut

Fotografía del autor

Es el templo más importante de los construidos en Deir el Bahari y único en todo Egipto. Fue construido por la reina Hatshepsut en forma de terrazas, de grandes dimensiones, con columnas que se confunden con la ladera de la montaña, situada tras el templo. La obra se debe al arquitecto Senmut quien consiguió una perfecta armonía de proporciones. El templo está en parte excavado en la roca y en parte construido externamente, basándose en las construcciones previas realizadas por Mentuhotep I. Se construyó entre los años séptimo y vigésimoprimero del reinado de Hatshepsut.

Constaba de una calzada de 36 metros de anchura rodeada de esfinges que conducía desde la entrada hasta el gran patio, al que se accedía a través de 2 terrazas escalonadas, construidas en la ladera de la montaña y unidas mediante rampas. Las terrazas se apoyan en muros de carga y están separadas por columnatas o pórticos.

Tras la entrada se accede a la primera terraza, un gran patio rodeado de muros bajos y largos con un doble pórtico de cierre. Decorado con relieves que representan barcazas construidas para transportar los obeliscos desde Asuán al gran templo de Amón en Karnak y escenas de caza y pesca. En esta primera terraza había 2 estanques con forma de T que contenían plantas ornamentales. En el pórtico existían 2 figuras osiríacas de las que actualmente sólo queda una.

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Una rampa ascendente, con el león que protege el nombre de la reina, da acceso al segundo nivel, con un pórtico formado por 2 filas de 22 pilares cuadrados con escenas del nacimiento, educación y coronación de la reina y una expedición comercial por mar hasta el país de Punt junto con la procesión de vuelta al templo de Amón. Estos famosos relieves fueron ya restaurados por Sethy I. Existe, además, a la derecha otro pórtico inacabado con 15 columnas y 4 nichos.

En el ángulo entre ambos pórticos se encuentra la capilla de Anubis con un vestíbulo y 3 santuarios, decorada con escenas de Thutmose I y Hatshepsut haciendo ofrendas a Anubis, Amón, Ra-Horajty, etc.

Relieves de la capilla de Anubis Fotografías del autor

En el extremo izquierdo se encuentra la capilla de Hathor excavada en la roca, compuesta de 2 salas hipóstilas. Una de las salas consta de columnas hathóricas y la otra de columnas acanaladas. El templo está decorado con escenas de fiestas en honor de Hathor y ofrendas de la reina a los dioses, así como decoraciones celestes.

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Capitel hathórico Fotografía del autor

Thutmose III chupando de la vaca Hathor Fotografía del autor

La tercera y última terraza contenía 22 columnas precedidas de pilares osiríacos que fueron destruidos por Thutmose III cuando asumió los plenos poderes, tras la muerte de Hatshepsut. En este nivel, en el lado sur, a la izquierda de la terraza, se encuentra la capilla de Thutmose I y la cámara de ofrendas de la reina, excavada en la roca. En el lado contrario, al norte, están las salas dedicadas a Ra-Horajti, con un vestíbulo con nicho sobreelevado y un patio interior con ara solar, y las de Amón y Amonet.

Tercera terraza Fotografía del autor

La última estancia del templo, el santuario, consta de 3 salas con nichos para colocar objetos de culto, la primera de las cuales estaba destinada a albergar la barca sagrada. En esta hay decoraciones de la reina, Thutmose III y Neferura haciendo ofrendas a

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Thutmose I y II y a la reina Ahmes Nefertari. La tercera sala fue excavada por Ptolomeo VIII Evérgetes II y está consagrada al culto de funcionarios divinizados como Amenhotep (Hijo de Hapu) e Imhotep.

En el lado occidental de la parte trasera de la sala se encontraban una serie de nichos que contenían estatuas de la reina y una entrada en el muro conducía al santuario. Desde el segundo patio se accedía a unas capillas que estaban dedicadas a Anubis y Hathor.

La escultura egipcia

Dinastías III-VI (2649-2134 a.C)

La estatua de Zoser

La estatua de Zoser del Museo Egipcio de El Cairo es, sin duda, la más representativa de la Dinastía III. Fue encontrada en el serdab, cámara anexa al templo mortuorio, destinada a contener la estatua del faraón y abierta únicamente a través de dos orificios para que el Ka (alma contenida en la imagen escultórica del faraón) pudiera apreciar las ofrendas llevadas a su tumba, este espacio fue su lugar de ubicación original, de modo que la estatua no se iba a ver en su totalidad, sin embargo, aparece entronizada de tamaño natural y con un acabado perfecto; realizada en caliza, relativamente fácil de trabajar y no muy frecuente ya que para este tipo de escultura se prefieren materiales más duros y nobles como el granito o la diorita. Zoser aparece plegando el brazo derecho sobre el pecho, mientras que el izquierdo lo estiendo sobre la pierna, este

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mismo gesto será adoptado en esculturas pertenecientes cronológicamente a esta misma dinastía (estatua de la princesa Reded o estatua de Bedjmes). El rostro de Zoser, de facciones duras y distantes en actitud hierática reflejan el poder y grandeza del faraón, con la estatua de Zoser se inicia un género áulico que se proyectará en todo el arte faraónico, sin olvidar que la imagen que no ocupa representa un período arcaizante y que la escultura sufrirá una evolución estética.

La estatua de Kefrén. IV dinastía. Museo de Egipto

La estatua de tamaño natural de Kefrén sigue siendo la obra maestra de la escultura del Imperio Antiguo, tanto por la destreza de la labor cuanto porque materializa el concepto de soberanía en el Egipto antiguo.

El faraón está sentado en un trono cuyo respaldo le llega a los hombros; encima éste, Horus, en forma de halcón, abraza con sus alas la cabeza del rey, y las dos figuras están vinculadas porque el faraón reinante es la encarnación de la divinidad. El trono tiene patas de león, y cabezas del mismo animal sobresalen en los dos extremos del asiento. A ambos lados del bloque en que el trono está esculpido como relieve, se ven las flores del Alto y el Bajo Egipto, enlazadas por el nudo de la unificación.

El rey se halla semidesnudo, con sólo el shenti plisado, en postura de rígida simetría, apenas aliviada por la distinta colocación de las manos.

Esta estatua se hallaba en el Templo del Valle del faraón. Se descubrió bajo el enlosado, en una fosa en la que se había colocado en fecha indeterminada, ya fuera para protegerla o con una finalidad ritual. En el mismo lugar se encontraron fragmentos de estatuas similares.

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Inebni:Arquitecto excepcional, maestro de obras con los faraones Amenhotep I, Thutmosis I, Thutmosis II y Hatshepsut, se le recuerda sobre todo por ser el constructor de la primera tumba excavada en el Valle de los Reyes. La inscripción de esta estatua-cubo contiene una fórmula de ofrendas convencional, así como el nombre de Inebny y sus títulos como jefe de los arqueros y supervisor de las armas reales. También se consigna que los consiguió ‘como favor’ de los dos soberanos Hatshepsut (1479-1457 a.C.) y Tutmosis III (1479-1425 a.C.), quienes gobernaron Egipto en corregencia durante un tiempo. El nombre de Hatshepsut va precedido por la frase ‘diosa perfecta de las Dos Tierras’, una versión femenina de los títulos del faraón. Sin embargo, los nombres de Hatshepsut fueron posteriormente borrados. Tutmosis III era hijo de Tutmosis II (1492-1479 a.C.) y una esposa secundaria llamada Isis, y tan sólo tenía 6 años cuando accedió al trono. Por consiguiente, Hatshepsut, Gran Esposa Real de Tutmosis II, actuó como regente. En algún momento de su año 7 de reinado, Hatshepsut se declaró faraón y adoptó la iconografía y la titulatura real completa. Se convirtió así en la segunda mujer gobernante en Egipto. Ella jamás negó que Tutmosis III fuera también rey, pero lo mantuvo en un segundo plano hasta su muerte en el año 21 de su reinado. Una vez desaparecida la reina, se desencadenó una persecución oficial de la memoria de Hatshepsut, y sus nombres fueron borrados de los monumentos. En esta estatua de Inebni obsevamos los jeroglíficos están pintados de azul para destacar sobre el fondo blanco. El color negro de la peluca y de los ojos y cejas dan a esta estatua un aspecto particularmente impactante.

Jaemuaset: Cuarto de los hijos de Ramsés II y de su segunda esposa Isisnofret, fue un Mago de reconocido prestigio, Sumo Sacerdote y ritualista, restaurador de gran cantidad de monumentos y apasionado por las antigüedades. Hubiera sido probablemente el candidato ideal para suceder a su padre, no pudiendo hacerlo sin embargo al morir antes que este. De igual modo, con este mismo nombre fue conocido entre otros un visir de los faraones Ramsés IX y Ramsés X. En su largo reinado, Ramsés II (1279-1213 a.C.) tuvo muchos hijos con un número

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indeterminado de esposas. El mejor conocido fue ciertamente el cuarto, Jaemuaset, quien dejó muchos vestigios de sus actividades en Egipto. A edad temprana, Jaemuaset se dedicó al culto del dios Ptah en Menfis, y pasó el resto de su vida en la región menfita. Es conocido, quizás, por ser el primer egiptólogo, ya que dejó numerosas inscripciones informando de sus visitas para limpiar y reparar partes de las pirámides de Giza y Saqqara. Igualmente fue el responsable de los trabajos en el lugar de enterramiento de los toros Apis en Saqqara, siendo, quizás, enterrado allí mismo. Como comenté en un post sobre Egiptólogos, Mariette , quien fue el que descubrió el Serapeum en Saqqara, descubrió por casualidad una pequeña tumba que probablemente pertenece a Jaemuaset. La estatua de la foto probablemente estuvo destinada a ser colocada en el Templo de Abydos. Nos muestra a Jaemuaset evidenciando su devoción a Osiris al sostener uno de los símbolos del dios, el emblema del nomo de Abydos. La ejecución de la estatua en arenisca con una enorme veta de un conglomerado de guijarros, pone de manifiesto la maestría con la que trabajaron los escultores para conseguir una obra así a partir de un material tan difícil.

Anen: fue hijo de Yuya y Tuya alcanzando el grado de Segundo Profeta de Amón durante el reinado de Amenofis III. Anen fue por tanto hermano de Tiye, la Gran Esposa Real del rey, y también con total probabilidad de Ay.

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Algunos de sus títulos son: Canciller del rey del Bajo Egipto. Amigo único. Segundo Profeta de Amón. Noble hereditario y príncipe. Aquel que se acerca a su Señor. Gran amado de la Casa del Rey. Amado del buen dios. entre otros... Anen, no declara en ninguno de sus monumentos que es hermano de la reina Tiye y por tanto cuñado del rey Amenofis III. Fue una verdadera suerte que en el sarcófago de su madre existiera una escueta pero precisa referencia a él, declarándolo hijo suyo, donde se lee: “su hijo, el Segundo Profeta de Amón, el Amado del buen dios, Anen”. Anen fue por tanto hermano de Tiye, la Gran Esposa Real del rey, y por tanto, con total probabilidad de Ay, el sucesor de Tutanjamon. La gran importancia y la cercanía a la realeza de este sacerdote quedó patente al descubrir en su tumba, situada en Sheik Abd el-Gurna (TT120), una representación de la pareja real: Amenofis III y Tiye. Hoy día solo queda la parte inferior pero mantiene todavía gran parte del colorido original. Como puede apreciarse en la fotografía, el rey y la reina, están sentados en sendos tronos, y bajo ellos existe una representación de

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prisioneros, a modo de países dominados, cada cual con su nombre

Najtmin, desplazó a Horemheb bajo el reinado de Ay, con quien le unía un cercano parentesco. Aunque no existe un consenso amplio, su título de "Hijo del Rey de su carne", la convierte casi sin duda en hijo de un rey, aunque se desconoce cual, debido el gran número de corregentes de Ajnatón. Sus títulos son: General del Señor de las Dos Tierras Generalísimo Escriba real Príncipe Hijo del Rey de su carne Canciller del rey Compañero único Grande en favores en el Palacio del rey Jefe de los Grandes, que el rey ha promovido en razón de su carácter excelente El que dirige a los Grandes Dos ojos de su Horus (su rey) Aquel cuyo bastón se mantiene sobre toda cabeza Verdadero Servidor que es provechoso a su Señor Portador del abanico a la derecha del rey aqui vemos a Najtmin

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y a su esposa...

También se conoce a Najtmin por los cinco ushebtis que se encontraron a su nombre en la tumba de Tutanjamon. Las de Najtmin son las más grandes y hermosas de todas las figurillas de la tumba(es verdad son preciosos! se los puede ver en el Museo del Cairo). En estos ushebtis aparecen algunos de los títulos de Najtmin citados antes, pero lo más importante es que en uno de ellos él dice ser "El Servidor que hace revivir el nombre de su Señor". Esta función estaba teóricamente reservada para los hijos de los difuntos, aunque algunas veces se extendía también a otros miembros de la familia. Solo si Najtmin fuera familiar muy cercano de Tutanjamon, sería lógico que se atreviera a utilizar este ritual. Uno de los ushebti:

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En este ushebti la inscripción completa es: "El Osiris rey, Nebjeprure (Tutanjamon), justo de voz. Hecho por el Servidor que hace revivir el nombre de su Señor, el General Najtmin".

Paramessu: Jefe del Arco, Supervisor de los Caballos, Supervisor de Fortaleza, Supervisor de las desembocaduras (del río), Conductor del Carro de su majestad, Mensajero real hacia todo País Extranjero, Escriba Real, Comandante de los Arqueros, Supervisor de las Tropas del Señor de las Dos Tierras, Supervisor de los Profetas de todos los dioses, Delegado del su majestad en el Alto y Bajo Egipto, Dignatario, Boca de Nejen, Profeta de Maat, Noble, Alcalde de la Ciudad, Visir y Supervisor de los Tribunales, todos estos cargos los ostentó durante el reinado de Horemheb quien luego lo nombraría su sucesor. Existen diversos documentos que nos informan de la carrera de Paramessu previamente a su acceso al trono como Ramses I, y nos dicen que procedía de una familia de marcada tendencia militar. Paramessu tuvo éxito en su carrera, ascendiendo posiciones hasta llegar a general y Visir, pero al mismo tiempo también escalo puestos en el ámbito político, llegando a la cúspide bajo el reinado de Horemheb, el último rey de la dinastía 18ª, el cual le nombró en vida su sucesor. En opinión de muchos, Ramses I es uno de los reyes más desconocidos del Imperio Nuevo egipcio. En realidad no es una opinión correcta. Ciertamente son pocos los monumentos disponibles acerca de Ramses I, debido a que su reinado fue muy efímero, ya que solo llegó a gobernar un año y cuatro meses. Cuando Ramses I accedió al trono era ya un hombre anciano, su hijo Sety un hombre maduro y su nieto Ramses tendría unos diez años de edad.

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Las Estatuas gemelas de tamaño natural, esculpidas en granito gris, nos muestran a Paramessu sentado en actitud de escriba. Se encontraron el 25 de octubre de 1913, al lado de otras dos estatuas semejantes de Amenhotep, hijo de Hapu, al pie de un coloso de Horemheb, en el décimo pilono del Templo de Amón en Karnak En una estatua (JE 44863) aparece inscrito en su brazo derecho: "Horemheb, amado de Amón", y sobre el pectoral derecho: "Djeserjeprure, elegido de Ra", determinando claramente que Paramessu estaba al servicio de su rey Horemheb. Ambas esculturas proporcionan textos casi idénticos. La inscripción del zócalo de la estatua presenta una solicitud a los visitantes para que cumplan con un ritual piadoso, a favor del Ka del difunto, a cambio de la promesa de larga vida y felicidad

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Detalle del rostro de Paramessus

Tríada de Micerino La tríada de Micerinoestá considerado uno de los más notables conjuntos escultóricos de la dinastía IV (mediados del tercer milenio adC) y del periodo menfita; corresponde al grupo formado por el faraón Micerino, la diosa Hathor y la divinidad del nomo de Cinópolis. Fue descubierto en 1910 por un equipo de arqueólogos del Museo de Bellas Artes de Boston, que estaba escavando el templo funerario de la pirámide de dicho faraón. Al lado derecho de Micerino se encuentra la diosa Hathor, con cuernos y el disco solar sobre su cabeza, y al lado izquierdo la del nomo de Cinópolis, portando su emblema.

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Tríada de Micerino (Menkaura) Museo de El Cairo.

En ella podemos apreciar características propias de la escultura egipcia, como son:

Hieratismo, es decir, la rigidez con la que aparecen los personajes y por representar recta la línea de los hombros y de las caderas. Las figuras acompañantes sujetan familiarmente a Micerino, por el brazo, poniendo en ello una nota de ternura frente al hietarismo que domina toda la composición. Ley de frontalidad: que consiste en representar el conjunto para ser contemplado, preferentemente, de frente. En este caso es un grupo en altorrelive, no siendo figuras de bulto redondo. Convencionalismo: la indumentaria es de gran sencillez, puesto que el faraón sólo está tocado con la corona Blanca real, porta barba postiza y un sencillo faldellín, o falda egipcia real. Las otras dos figuras visten un ajustada túnica casi transparente. El pie izquierdo adelantado, en las figuras de Hator y Micerino, que pasa así a un primer plano. Las figuras están bien proporcionadas mostrando gran armonía entre sus partes, siendo el canon de la figura de 18 puños, distribuidos de la siguiente manera: dos para el rostro, diez desde los hombros hasta la altura de las rodillas y los seis restantes para piernas y pies. La escultura egipcia se realizaba en diversos materiales de diferentes durezas y texturas, con acabados pulidos y generalmente coloreados. En este caso es de pizarra.

Sorprende la perfección el refinamiento y detalle que conforman las fracciones del rostro, lo que hace suponer que debieron tener notable parecido con la realidad, pues en esta época, la IV dinastía, los ritos funerarios exigían la representación de los rasgos físicos lo más fielmente posible. Por todo ello, aquí, se manifiesta la típica combinación del gran realismo e idealización plástica, dentro de la concepción frontal y la rigidez formal.

El príncipe Rahotep y su esposa Nofret

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2613 a. C.-2589 a. C.

IV Dinastía pertenecen las dos famosas estatuas sedentes del príncipe Rahotep y su esposa Nefret, de 120 cms, hoy, en el museo del Cairo. Fueron encontradas en una mastaba de Médium por Mariette (1821), arqueólogo francés, fundador del servicio de antigüedades de Egipto. Ambos tienen los ojos incrustados. El cuerpo del hombre es más geométrico y de color rojo, mientras que el de la mujer es más suave, de líneas curvas y de color amarillo dorado. Se trata de cristal de roca, rodeados de ébano, con apariencia de maquillados. Es la perfección más completa en los umbrales del arte. Príncipe Rahotep y su esposa Nofret. IV Dinastía. Imp. Antiguo (s. XXVI aC) Caliza policromada Enano Seneb y su familia. VI Din.( I. Antiguo ) Caliza policromada

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El grupo estatuario del enano Seneb y su familia procede de la necrópolis de Guiza. Junker excavó su mastaba

en los años 1926-1927, y halló el grupo en una pequeña naos de piedra en

el interior de la tumba. Seneb era el jefe de la guardarropía de

palacio.

Su esposa, Senetites,era una aristócrata que ostentó los títulos de

"Sacerdotisa de Hathor" y "Sacerdotisa de Neit". Las estatuas son de caliza y datan de la dinastía IV (2613-2494). Seneb y su mujer aparecen sentados en una especie de banco. Él está

representado con su deformidad física: la cabeza y el torso son muy grande en proporción con sus brazos y piernas. Está sentado con las piernas cruzadas sobre el asiento. El artista lo ha colocado hábilmente a la

altura de su esposa, con realismo en las proporciones; pero no le ha hecho

aparecer más pequeño que su mujer, que está sentada junto a su marido. Con las manos agarra a Seneb, con afecto y

satisfacción. Los hijos, un niño y una niña, siguen el canon iconográfico de los niños. El escultor los situó delante de su

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padre, en el lugar que hubiera correspondido a las piernas de este

Escriba Sentado

Datos: Granito V dinastía Museo del Cairo Clientes: Los escribas eran funcionarios encargados de llevar toda la administración del estado, se encargaban de los impuestos y de transmitir los preceptos del gobierno. Hombres que actuaban no sólo como copistas, sino como redactores e intérpretes de la Biblia y de la Ley. Entre los judíos, un escriba (del hebreo, sopher) era un copista de la Ley o un secretario que de un modo paulatino se convertía en copista oficial, lo que equivalía, en cierta forma, a un secretario oficial o de Estado. El escriba era un hombre culto preocupado por la letra de la Ley y versado en las Escrituras. Los escribas de los fariseos y de los saduceos representaban diferentes, y a menudo opuestas, interpretaciones de las leyes del judaísmo. En el siglo I d.C. los escribas fueron los preservadores del judaísmo tras la destrucción del templo. Entre los griegos, los escribas también empezaron como copistas (en griego, grammateus) y se convirtieron en comentaristas de la Ley (en griego, nomodidaskalos). Historia: Se conservan dos ejemplares, este con peluca del museo del Cairo y otro en el museo de Louvre sin ella. Contexto histórico:

Esta figura es perteneciente a la V dinastía.

Descripción;

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Este retrato está hecho a base de granito fino y compacto , formando un cuerpo con una particularidad: es el espacio vacío, entre los brazos y el tronco para dar sensación de estatua y que no parezca un relieve, como en otros casos. La estatua es un personaje, así que podemos decir que es un retrato individualizado. La estatua esta sentado con las sendas piernas cruzadas. Lleva una peluca negra que da sensación de pesadez. Pero al no ser cuadrada con encuadra tal vez demasiado el rostro del personaje. Alrededor del cuello tiene una especie de collar pegado al cuerpo, pero liso y con falta de elementos. Esta marcado el pecho pero no los músculos de los brazos, ni de las piernas. Valoración estética: Está hecho de Granito. No se exactamente con que fue realizado, ya que carezco de información escrita pero puedo observas un gran alisamiento en la piedra por lo que he deducido que tal vez sea a consecuencial de algún tipo de alisador, así como: la piedra pómez, esmeril, lima... Al parecer ha sido una figura esculpida, ya que se ha extraído piedra para hacer la forma. No puedo apreciar muy bien, pero creo que es tridimensional la figura. El individuo esta en actitud de reposo, si que puedo apreciar unos detalles en el cabello, unas líneas que imitan el pelo. Hay que decir que es bastante real. Tiene a mi parecer bastante luz ya que se le visualiza

perfectamente todas las partes del cuerpo. Su cara expresa seriedad, y tal vez concentración también

El escriba sentado

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2480-2350 a.C. (V dinastía). Caliza policromada. Oj os incrustados: cuarzo blanco, madera de ébano y cristal de roca. Altura 5 3 cm. Musée du

Louvre, París. Análisis formal. El escriba sentado conservado en el Museo del Louvre nos presenta a un funcionario de la administración sentado en el suelo y dispuesto para realizar su trabajo: el punzón o estilo en una mano y un extremo del rollo en la otra. El cuerpo reproduce ciertos detalles, como la incipiente obesidad abdominal propia de quienes realizan una actividad prioritariamente sedente, pero han sido tratados sin demasiado esmero: acentuada rigidez, desigual desarrollo de la musculatura entre los miembros superiores y los inferiores, descuido en el modelado del pie, que hace visible tan sólo tres dedos. La clave de esta obra maestra del arte egipcio está en el rostro: la tensión que desde los ojos atentos, que el rictus de la boca acentúa, se comunica al resto del cuerpo, mientras el escriba aguarda a que su señor inicie el dictado que registrará en el papiro desenrollado sobre sus piernas. La obra es un resumen de las principales características de la escultura egipcia (comenta sus elementos): la rigidez, la frontalidad, el hieratismo, el uso de un canon de representación y los convencionalismos tan típicos (de hecho mantiene una tipología

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muy similar al escriba del museo del Cairo) que se repiten en muchas estatuas de este tipo. Su abundancia en este periodo es enorme. Gracias al alto nivel alcanzado por la escultura de la IV Dinastía, los sucesores de ésta dispusieron de una legión de excelentes escultores para repartirlos entre los muchos templos y tumbas (el faraón no tiene a menos ahora que sus propios escultores decoren las tumbas de sus más estimados cortesanos, y así lo hacen éstos constar por escrito) que requerían sus servicios. Las necrópolis de Giza y de Sakkara han proporcionado una cantidad inmensa de estatuas de particulares. Esta es una de ellas. Análisis iconográfico. Aunque los escribas no formaban parte de las altas dignidades palaciegas y administrativas, el funcionario perpetuado en esta estatua (que no sabemos quién es) había alcanzado una posición de respecto en la burocracia estatal y el favor del faraón, que extendió hasta él el derecho a la vida futura. En efecto, durante el Imperio Antiguo, la escultura tiene una importancia de primer orden al servicio de las creencias religiosas y de las prácticas funerarias. Hasta fines de esta época primó la idea que la inmortalidad y la bondad del mundo de ultratumba sólo eran accesibles al faraón por su carácter divino: las clases altas (¾sacerdotes y dignatarios de la administración) se confortaban con alcanzar de un modo indirecto esa plenitud de la monarquía; en cuanto al pueblo, estaba totalmente excluido de la vida futura. La necesidad de satisfacer estas exigencias doctrinarias impulsó al desarrollo de una estatutaria con características muy especiales. El realismo fue la respuesta al problema de reproducir al difunto; era necesario que este doble material del muerto fuera lo suficiente parecido a su modelo, para que el ka lo aceptara como alternativa del cuerpo momificado. El artista reproduce entonces acertadamente las características de la raza en la conformación del cráneo, en la silueta nasal o en la delineación del ojo; pero afirma más rotundamente ese realismo al captar rasgos que personalizan la figura. Por ser la cabeza la parte más significativa del cuerpo y por lo tanto la llamada a marcar las diferencias singulares entre un individuo y otro, obraron como si el cuerpo fuera un simple soporte de aquélla. En el rostro centraron toda la atención y esfuerzo, destacando lo más expresivo: la nariz, el mentón y, especialmente, los ojos, que para mayor efecto eran realzados mediante incrustaciones de piedras, cristal y cobre. Relacionado con ello, una característica típica de toda esta estatuaria es su carácter mucho más natural, humano podríamos decir, que se refleja en las "imperfecciones" del cuerpo como en este caso es el abultado abdomen, alejado de toda idealización. Se aleja por tanto de la representación de los faraons, seres divinos y perfectos que no muestran esos elementos "humanos" de forma tan evidente.

EL ESCRIBA SENTADO

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Escriba Sentado. Museo del Louvre.

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El escriba sentado es una estatua de caliza policromada de 53 metros de altura. Se encuentra en la sala 22 del Museo Nacional del Louvre, en París.

Representa, según palabras de Francisco Presedo, a Kai, un gobernante enterrado en Sakkara.

Kai era un personaje muy importante que, lejos de trabajar como escriba, tenía a varios de éstos a su servicio. Posiblemente se hizo representar en esta actitud debido a su interés por el estudio y a meditación. Debió ser un alto funcionario culto e inteligente.

Existen numerosas representaciones de otros personajes importantes de esta misma forma, como el Escriba Sentado del Museo del El Cairo.

©Escriba. Museo Egipcio de El Cairo

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La imagen del Escriba en escultura apareció en la IV dinastía, aunque no se generalizó hasta la V dinastía, a la que pertenece el que nos ocupa.

Se muestra en postura sedente, con las piernas cruzadas, sentado sobre una base de la misma piedra que ocupa la superficie de la figura.

Sus miembros están perfectamente delineados, marcando tanto la musculatura de torso, brazos y piernas, el vientre, más prominente. Se representan detalles minuciosos tales como uñas de manos y pies.

El rostro muestra una expresión de concentración, con los ojos fijos, de mirada inteligente y expresiva. Su estructura es huesuda, marcando los pómulos y la mandíbula inferior.

Las manos están relajadamente apoyadas sobre el papiro que reposa en sus rodillas, llevándolo sujeto en la mano izquierda, mientras sostiene el cálamo con la mano derecha.

Según Vandier es "el ejemplar más hermoso que se conoce, según parecer unánime".

Sacerdote Ka-aper, el célebre Sheik el-Beled “Alcalde del pueblo”

Sacerdote y Lector Principal durante el Reino Antiguo - V dinastía , de quien se encontró en su tumba en Saqqara una magnífica estatua de madera de sicomoro, a la que los obreros que la excavaron en 1.860 bautizaron como Sheirh el-Beled “El Alcalde del Pueblo” al reparar en su semejanza con el entonces alcalde de la aldea, siendo una de las estatuas más célebres de un personaje particular, en virtud de su realismo y grado de detalle. Era un gobernador, por lo que tiene el bastón de mando, y también un sacerdote, por lo que está rapado.

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La figura revela cómo los grandes artistas formados en la escuela de la IV Dinastía acertaban a plasmar los rasgos esenciales de una personalidad concreta, como la de este hombre gordo y entrado en años, seguramente bonachón y al mismo tiempo eficaz y competente en su puesto de mando. Junto a este retrato que representa a Kaaper desprovisto de peluca y vistiendo el faldellín liso de andar por casa, su tumba proporcionó otro que, como en el caso de Ranofer, se diría de una persona distinta.

ARQUEROS NUBIOS

©Arqueros Nubios. Museo Egipcio de El Cairo.

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Grupo escultórico construído en madera policromada. Fué encontrado en Asyut (Zawty), en 1894, en la Tumba de Mesehti. Pertenece a la Dinastía XI, aproximadamente 2000 a.C.

Actualmente se encuentra en el Museo de El Cairo. Sus dimensiones son: Altura = 5,5cms; anchura = 72,3 cms; longitud = 190,2 cms

Durante el primer Período Intermedio, este tipo de estatuaria en madera aparece en las tumbas muy frecuentemente. Posee una amplia variedad y cuyo mérito, más que en la calidad artística de las mismas, estriba en lo descriptivo de sus escenas, representándose en estos grupos escultóricos muy variados aspectos de la vida cotidiana, tales como: edificios, talleres de todo tipo, faenas agrícolas, escenas de pesca, elaboración de productos (matarifes, panaderos, cerveceros), trabajos domésticos, oficios, labores pecuarias, ceremoniales, etc. Este estilo tendrá su apogeo en el Imperio Medio, pero se inicia en este Primer Período Intermedio.

También, como novedad, aparecen las formaciones militares como la mostrada en la imagen anterior, que iba acompañada de otra similar pero de infantería: "los soldados de Asyut".

En la Tumba del príncipe Mesehti se encontraron estas dos formaciones de 40 guerreros cada una: 10 filas de a 4 hombres, en el caso de los infantes van armados de lanza con punta de cobre y escudo de madera forrado con pieles. Son de estatura regular y de piel bronceada.

©Arqueros nubios. Museo Egipcio de El Cairo

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En este tipo de figuras pintadas, según el estilo tradicional, los hombres tienen tez morena y las mujeres más clara. En el caso que nos ocupa, es un grupo escultórico de 40 arqueros nubios y la formación es similar (4x10).

Son guerreros negros, de procedencia nubia. Se encuentran todos de pie, en actitud de formación representando un desfile militar. Las estatuillas son similaes entre ellas, aunque presentan diferentes alturas. Están talladas con gran perfección, mostrando gran detalle en la musculatura general de todo el cuerpo, hasta detalles mínimos como dedos de manos y pies, y rasgos faciales, a pesar de su pequeño tamaño.

Llevan una especie de faldellín muy corto y una cinta pintada en color blanco en el pelo, rodeando sus cabezas. En la mano izquierda portan un arco, y en la derecha un haz de flechas con punta de silex.

Era costumbre entre los señores feudales reclutar tropas entre las personas de sus propiedades y la contratación de mercenarios, en este caso tropas nubias.

CABEZAS DE SUSTITUCIÓN O RESERVA

©Cabeza de reserva. Museo Egipcio de El Cairo.

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Cabeza funeraria en caliza, procedente de Gizeh, IV Dinastía. Se halla en el Museo de El Cairo.

Las cabezas funerarias, llamadas también "de reserva" o "de sustitución", son cabezas de caliza de tamaño natural, con los rasgos tan individuales que se suelen considerar verdaderos retratos.

Son completamente blancas, sin ninguna representación más que el propio relieve de los rasgos faciales. En algunos casos se realizaban unas orejas de yeso y se pegaban en su ubicación natural.

Han sido descubiertas en las mastabas de la familia real en Gizeh, en el fondo de los pozos que conducen a la cripta funeraria. Podrían ser representaciones de familiares del rey.

La finalidad de este tipo de esculturas, parece ser que fué el servir de modelo para confeccionar la máscara mortuoria. Esto explicaría la ausencia de detalles, excepto los faciales que están tratados con gran esmero, así como la falta de coloración que en todas ellas se denota.

Otra teoría al respecto destinaría este tipo de esculturas al culto funerario, donde reemplazarían a las estatuas habituales hasta entonces y cuya presencia hubiese sido de algún modo anulada.

Por último, otra teoría afirma que puede tratarse de un vaciado del rostro del modelo para, en caso de que falleciese, el escultor pudiera completar su trabajo.

Como opinión personal, me parece más acertada la primera, aunque pienso que también podrían servir como una especie de figurín o "retrato" de su dueño a todos los efectos: vestimenta, adornos, tallas, pintura, relieve, etc. y que una vez fallecido el individuo se enterrarían con él. Un estilo a lo que el busto de Nefertiti sería para ésta, o sea un modelo para los usos habituales de una persona sin requerir la constante presencia de ésta para todo.

ROSTRO DE HATSHEPSUT

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Rostro de Hatshepsut. Museo Egipcio de El Cairo

Fragmento de cabeza de estatua osiríaca realizada en caliza. Procede de Deir el Bahari, donde formaba parte de uno de los colosos de la terraza superior del templo. Portaba la corona roja, o, más probablemente, la doble corona y pertenece a la reina Hatshepsut, de la XVIII dinastía. Se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo.

Hatshepsut fue una mujer faraón que dirigió su país con energía. Recuperó el lujo y el buen gusto que se estaba perdiendo tras el Segundo Periodo Intermedio. (Ver capítulo completo sobre Hatshepsut en nuestra sección de historia).

Hatshepsut se hacía representar como un faraón, con barba postiza y faldellín masculino, cuerpo de hombre, y rostro delicado y femenino.

En el fragment0 que tratamos, podemos ver esta delicadeza de las facciones femeninas. Los ojos son grandes, almendrados y expresivos, con el col alargando el ojo y cejas pintadas al estilo osiríaco. Su nariz es pequeña y arqueada, y los labios gruesos, mostrando la característica sonrisa tutmósida.

Sólo conserva la oreja derecha y un fragmento de la izquierda. También se observa una pequeña parte de la base del tocado.

Por la parte inferior se ve representada la barba faraónica, como atributo masculino del faraón.

Un fragmento deteriorado de lo que debió ser la estatua de una gran reina, que a pesar de su empeño por borrarla de todos los restos

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arqueológicos, nadie consiguió borrarla de la historia del Antiguo Egipto, ni de la memoria de los amantes de esta maravillosa cultura.

ESTATUA DE HETEPDIEF

©Estatuilla de Hetepdief. Museo Egipcio de El Cairo

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Con la III Dinastía se inicia un período de esplendor en la historia de Egipto, que marca el nacimiento de la primera época clásica. La capital fue establecida en Memphis (Bajo Egipto), al ser fundada esta dinastía por Dyoser hacia el 2.650 A.C.

Tal esplendor del país se ver reflejado en su arte. Es la época en que se desarrolló plenamente la estatuaria, el relieve y la pintura, surgiendo a su vez un gran numero de tumbas e hipogeos no solo reales, sino también particulares.

En la épica predinástica y tinita, la escultura era más frecuentemente representada en madera marfil, utilizándose la piedra como elemento principal hacia la III Dinastía.

Hecha la pequeña introducción, pasamos a la imagen que nos ocupa.

La estatua pertenece a la III Dinastía (Aproximadamente del 2.650 A.C.). Fue hallada por el arqueólogo James E. Quibell en 1.888 en la ciudad de Memphis. Actualmente se encuentra en el Museo del Cairo.

Es una estatuilla de 39 cm de alto, y 18 cm de ancho. Pertenece a Hetepdyef, probablemente sacerdote del culto a los Reyes de la II Dinastía.

Está hecha en granito rojo, roca de origen volcánico, muy pesada y resistente, material frecuentemente utilizado en el arte del Antiguo Egipto, hasta la época Tolemaica inclusive. Posiblemente era extraído de las canteras de Assuan, ya que ese era el punto de extracción de granito rojo de Egipto.

En ella se pueden observar varias de las características del arte egipcio antiguo:

Se trata de una estatua de bulto redondo. Las estatuas de bulto redondo empiezan a alcanzar la perfección ya al final del Dinástico temprano, manteniendo un canon básico, independientemente de que se tratara de pequeñas figurillas votivas o enormes colosos, que no variará sustancialmente a lo largo de la historia.

La estatua guarda la frontalidad, está hecha para ser vista de frente, con pocos detalles en su parte posterior, salvo las incisiones que forman el cabello, o la línea que delimita el faldón. Ésta es una característica muy representativa en el Antiguo Egipto, ya que la

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estatuaria se utilizaba para representar la esencia de la persona, y no se creía necesario representar con tanto detalle la parte trasera.

Es completamente simétrica, exceptuando unas señales en su hombro derecho, que se trata de los nombres incisos de los tres primeros faraones de la II Dinastía, de los que posiblemente fuera sacerdote de culto. Éstos son Hetepsejemuy (aprox. 2890- 2865 A.C.), Raneb (aprox. 2865- 2826 A.C. ) y Nynetjer (aprox. 2826- 2790 A.C.). Para guardar la ley de la simetría, cualquier figura, independientemente de su posición, debe tener un plano central imaginario que lo atraviese a lo largo de la columna vertebral, dividiéndola en dos mitades exactamente iguales pero simétricas. Este es el caso de la estatua de Hetepdyef.

Se ve claramente la representatividad: el arte egipcio no se creaba por el mero hecho de representar la belleza o la intencionalidad del artista, sino siempre por una finalidad. En este caso su función es religiosa. La postura de la estatua, de rodillas, es claramente de oración, ya que era una postura común en los ritos religiosos. Podría tratarse de una estatua ubicada en algún lugar preferente de culto de los reyes cuyos nombres lleva incisos.

Se observa gran contraste entre zonas sencillas y otras con detalle: se observa una gran diferencia entre la cabeza y el resto del cuerpo. En el Antiguo Egipto, desde los principios del período dinástico (predinástico y temprano) se conocía perfectamente la anatomía humana, pero se le daba una forma idealizada. En la mayoría de estatuas,la cabeza está cuidada y posee gran realismo, mientras que el cuerpo es rígido y estático. Es el caso de la estatua de Hetepdyef. En primer lugar, diferencia de tamaño, siendo la cabeza algo desproporcionada. En segundo lugar, la diferencia de detalles; el cuerpo es muy simple, observándose solamente la línea del faldón corto por la parte de atrás, y la señalización de brazos y manos de formas geométricas, por delante. En cambio, la cabeza está repleta de detalles. El cabello es la representación de una peluca corta, enmarcando la cara, hecho a base de incisiones verticales sobre líneas paralelas horizontales. La cara está perfectamente representada, con ojos grandes y profundos, con señales de cromatismo en ojos y cejas (delineadas en tinte de color más oscuro las cejas, pupila y bordes de los párpados superior e inferior), nariz recta y pómulos y labios marcados. El cuello es corto y ancho (común en las esculturas de la época antigua). Está colocado sobre una base que, aunque no se aprecia, pienso que debe contener alguna inscripción referente al nombre o función del personaje.

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Mantiene la característica de ser una estatua tallada en un bloque único de piedra, con los brazos y las piernas completamente pegados al cuerpo. Desde el comienzo, las esculturas se realizaban sobre bloques de piedra cúbicas o en forma de prismas rectangulares, con pautas o dibujos sobre los que se esculpía.

Es estática e intemporal. En las primeras etapas del Antiguo Egipto, no se buscaba el movimiento, sino la representación de la esencia o función del personaje. Las artes figurativas, como es el caso de la escultura, no buscan el movimiento, sino la creación de otro mundo en que las cosas ni se destruyen, ni cambian con el tiempo, sino que permanecen inmutables e intemporales. Siempre se ha tratado de encontrar un canon que fuera modelo a representar sin límite de tiempo ni lugar.

Como observación personal, la estatua transmite un estado de apacibilidad y sosiego, en posición y gesto del rostro, muy característico de la posición de oración en distintas religiones a lo largo de la historia. Una imagen que parece estar dotada de vida, y por la que no parece pasar el tiempo.

ESTATUA DE KEFREN

©Estatua de Kefren. Museo Egipcio de El Cairo

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Es una estatua de diorita de 168 cm de altura, 57 cm de anchura y 96 cm de longitud. Representa a Kefren, rey de la IV dinastía (hacia 2.530 a.C.) protegido por el dios Horus.

La estatua fue encontrada en el Templo del Valle del faraón, junto con fragmentos de otra similares, en el interior de una fosa enlosada, en Giza, por el equipo de excavadores de Mariette en 1.860. Actualmente se encuentra en el Museo Egipcio del Cairo.

Es una de las obras escultóricas más importantes del Imperio Antiguo, por su perfección y por utilizar un material tan especial, un bloque de diorita, la piedra más resistente del Antiguo Egipto.

Respecto a su propietario, Kefren, hijo del faraón Keops, que subió al trono de Egipto tras morir su hermano Djedefre, se hizo construir una gran pirámide en Giza, sólo superada en tamaño por la de su padre.

©Estatua de Kefren. Museo Egipcio de El Cairo

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Otra de las obras de Giza, la Gran Esfinge, podría construido bajo su reinado, e incluso se cree que sus rasgos corresponden al propio Kefrén.

Respecto a la escultura en sí, se trata de una escultura individual, tallada en un solo bloque en actitud sedente.

Se muestra en un trono, llegándole el respaldo de éste justamente hasta los hombros, sy sobre él, la imagen de Horus en forma de halcón, abraza protector la cabeza del rey con sus alas extendidas.

La parte inferior del trono son cuatro patas de león y sendas cabezas de estos animales en ambos extremos del asiento del mismo.

En los laterales del trono están representadas las flores del Alto y Bajo Egipto (loto y papiro) entrelazadas, representando la unificación en un solo país. Los miembros están representados con un alto grado de perfección. El rostro, con facciones muy marcadas, muestra el hieratismo propio del arte egipcio.

La musculatura está representada con gran realismo. Lleva los brazos apoyados sobre los muslos con la mano derecha cerrada y la izquierda con la palma abierta hacia abajo. Como única vestimenta lleva un faldellín plisado, el tocado faraónico y la barba postiza propia de los reyes de Egipto.

Respecto a las normas de la estatuaria egipcia, vemos en esta estatua varias de las más interesantes:

La figura está tallada en un solo bloque, teniendo forma cúbica.

Guarda la ley de la frontalidad, ya que el único detalle de a parte posterior de la estatua es el halcón. El resto es liso, ya que la estatua está hecha para verse de frente.

Cumple también la ley de la simetría. La escultura es completamente simétrica, dividiéndose en dos partes iguales respecto a un eje vertical, salvo por la posición de las manos.

Muestra hieratismo y rigidez definidas como la representación tranquila y ambigua, y una inmovilidad, casi de reposo.

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Por último, la representatividad. La escultura egipcia tiene un fin, aparte del puramente estético. Bajo mi punto de vista, la estatua nos representa a Kefren como a un rey que toma la personalidad de un dios, fundiéndose en el abrazo de Horus, que lo apoya y lo protege.

EL BUSTO DE NEFERTITI

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El día 6 de diciembre de 1.912, un grupo de arqueólogos dirigidos por el profesor Borchardt de Berlín, se encontraba excavando en Tell el Amarna, la antigua Akhetaton. Encontraron numerosos restos de viviendas y talleres privados, entre los que nos sonará el taller del escultor Tutmosis.

Un excavador llamado Mohammed Ahmes Es-Senussi, se halaba en el sitio 19 de la excavación, en la rejilla P47 de la zona estudiada. Entre los escombros encontró una figura de piedra arenisca prácticamente intacta, a la que solo le faltaba la pupila del ojo izquierdo y pequeños fragmentos de los lóbulos de las orejas.

Tras este descubrimiento fue tamizada toda la arena de la zona en busca de la pupila, pero solo fueron encontrados los fragmentos de oreja rotos. Posteriormente se comprobaría que nunca había sido insertada en la cavidad ocular.

Posiblemente este busto no fuera más que un modelo para otras esculturas, evitando así la constante presencia de la reina. Y no fue el único de esta reina encontrado en el taller.

El busto fue sacado por el grupo alemán, de forma clandestina, escondido entre trozos de cerámica rota y permanece en el Museo de Berlín desde entonces.

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Tras el descubrimiento, comprobaron que se trataba del busto de Nefernefruaton Nefertiti, esposa de Akenaton, reina de la XVIII dinastía (hacia 1350ª.C). Antes de casarse con Akenaton, era una princesa de la que desconocemos su ascendencia. Su descendencia fueron seis hijas: Meritaton, Meketaton, Ankesenpaaton, Nefernefruaton-Tasherit, Nefernefrura y Setenpenra.

A continuación, analizaremos las características más destacadas de dicho busto.

Presenta un grado de perfección evidente. La piel del rostro está pintadaa en tono rojo claro, bronceado, a pesar de que el rostro femenino en el Antiguo Egipto se representaba en tonos amarillos.

Presenta un perfil suave, con la nariz recta y pequeña. Los ojos son almendrados, al estilo de Amarna, pintados con el kohl negro. Sólo tiene una de las pupilas, como explicamos anteriormente. Los labios también son característicos del estilo amarniano, carnosos, bien delimitados y esbozando una ligera sonrisa. Va pintados en color rojo.

Tiene el cuello muy estilizado y los hombros están cercenados. Las orejas son pequeñas y con gran detalle, a pesar de faltarle algunos fragmentos.

Lleva una corona muy alta de color azul, acoplada sobre una banda amarillo oro. Alrededor de la corona aparece otra banda amarillo oro, con incrustaciones rojas, azules y verdes. El collar es del mismo estilo

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que la banda de la corona, con fondo color oro e incrustaciones de los mismos colores.

El busto de Nefertiti representa la consumación del estilo iniciado en el reinado de Amenhotep III, delicadamente modelado. Es de tal realismo, que el escultor probablemente tuvo que estudiar a anatomía humana, para poder representar incluso los tendones de la garganta o el color de la piel.

El busto de Nefertiti es la representación de la belleza más perfecta que se conoce en el Antiguo Egipto. Quizás algún día pueda volver a estar en el lugar de donde nunca debió salir.

ESTATUA DOBLE DE NIMAATSED

©Estatua doble de Nimaatsed. Museo Egipcio de El Cairo

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Se trata de una estatua de piedra caliza pintada de 37 cm. de altura. Fue encontrada en Saqqara, concretamente en la mastaba de Nimaatsed, llamada D56, por una expedición dirigida por Mariette en 1.860.

La estatua pertenece a la segunda mitad de la V Dinastía (Imperio Antiguo), hacia 2.410 A.C. Actualmente se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo.

Representa a Nimaatsed, encargado del culto de Ra y Hathor en el templo solar de Neferirakare, Neferefre y Ninserre.

Está representada como estatua doble. Aunque puede ser considerada un pseudo-grupo, ya que ambas figuras representan a la misma persona. La razón de la misma puede ser representar al personaje en dos momentos de su vida, o la representación del mismo con su ka, fuerza vital que protege a la persona en la vida y en la muerte.

La escena está representada sobre una base de color negro, que se extiende por detrás de los personajes hacia arriba, hasta la altura de los hombros. En la zona de apoyo más inferior, hay una inscripción jeroglífica, posiblemente con el nombre y cargo del individuo. Sobre ésta, dos estatuas erguidas que, como dije anteriormente, representan a la misma persona.

La primera de ellas, es de meno estatura y parece representarlo algo más joven que la segunda. Su cabeza está ligeramente girada a su derecha. Lleva una peluca, pintada de color negro, con raya en medio, representada mediante incisiones longitudinales, con una longitud por encima del hombro.

La cara es bastante redondeada, con mejillas rellenas y orejas representadas muy simples, parcialmente cubiertas por el cabello.

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©Detalle de estatua doble de Nimaatsed. Museo Egipcio de El Cairo

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Los ojos son grandes y almendrados, y están delimitados por el kohl, a usanza del maquillaje en el Antiguo Egipto, y sobre ellos, las cejas, también pintadas en negro. La nariz, en un tiempo larga y ancha por su base, se encuentra muy deteriorada, faltando parte de la misma. Los labios son carnosos, con la representación de una fina línea de bigote sobre ellos, característico del Imperio Antiguo. El cuello es ancho y corto, y está rodeado por un collar de colores azul y blanco.

El torso es de aspecto fuerte y lleno de detalle. Los brazos se representan pegados a ambos lados del cuerpo, con los dos puños cerrados. Tiene la pierna izquierda adelantada, en actitud de caminar, tal y como se representaban la mayoría de las estatuas de pie.. Se aprecia la musculatura y los dedos de los pies con bastante detalle.

Como única vestimenta lleva un faldellín blanco, con un adorno plisado en tono beige claro, ajustado a la cintura por una especie de cinturón blanco y azul, del cual sobresale por la parte superior un borde, coordinado con el collar ancho.

Guarda la ley de la frontalidad, no siendo necesaria la representación de la parte posterior, y es perfectamente simétrica, excepto en la postura de las piernas, hecho éste que no rompe con la frontalidad.

La segunda figura se puede describir de modo idéntico a la anterior, con ligeras diferencias:

Está completamente de frente, sin ningún giro de cabeza. Es de una estatura ligeramente más alta. Da sensación de algo más de edad que la primera. Su nariz está perfectamente conservada.

Guarda bastante similitud con las estatuas de Rahotep, y de Inti_Shedu, ambos de la IV Dinastía.

RAHOTEP Y NOFRET

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Se trata de un conjunto escultórico formado por dos estatuas de bulto redondeo, pertenecientes al noble Rahotep y su esposa Nofret.

Están realizados en piedra caliza estucada y pintada. Miden unos 120 centímetros de altura cada uno, aunque la estatua de Nofret es ligeramente más alta, debido al voluminoso tocado.

©Estatuas de Rahotep y Nofret. Museo Egipcio del El Cairo

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Las estatuas fueron halladas en Meidum, y pertenecen a la IV Dinastía (hacia el 2.360 AC.). Fue encontrada por Mariette y su equipo en 1.871. Al norte de la pirámide de Meidum se encuentra un cementerio de mastabas de la IV dinastía. Entre estas tumbas se encontraban la de Rahotep y Nofret, cerca de la pirámide de Snofru, y algunos historiadores coinciden en que pudo ser su propio hijo. Actualmente se encuentra en el Museo del Cairo

Rahotep fue un noble, sacerdote de Ra y jefe del ejército real. Nofret es su esposa, y poseía el titulo de "conocida del Rey".

Una vez hecha la introducción, para situarnos en la época y los personajes, vamos a analizar más detenidamente cada una de ellas.

©Rahotep. Museo Egipcio de El Cairo

La primera figura, correspondiente a Rahotep, posa en actitud sedente. Está sentado en un trono de piedra caliza estucado y pintada en color blanco, formando un bloque con la figura humana. Dispone de una zona para reposar los pies, y lleva, en la zona superior, una serie de inscripciones jeroglíficas pintadas en negro, con el nombre y los títulos de los difuntos.

Los miembros del cuerpo están representados con bastante perfección, especialmente la cabeza. Su tez es muy morena, representada en tonos

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rojizos, tal y como se representaba la piel masculina en el Antiguo Egipto.

Los ojos son de cristal de roca y cuarzo opaco, engarzado en metal, lo que le da un impresionante realismo. Están bordeados por el kohl, al estilo egipcio, y protegidos por cejas pintadas en negro. La nariz es grande y recta, con los labios carnosos. Sobre los labios se representa un fino bigote, característico del Imperio Antiguo. Lleva pelo corto, y las orejas están perfectamente representadas.

Detalle como los hombros, pecho, rodillas, manos y pies, están tallados de forma muy cuidada, dándole a la estatua mayor realismo.

Rahotep lleva la mano derecha cerrada y cruzada sobre el pecho, y la izquierda cerrada apoyada sobre la rodilla. Sus brazos están ligeramente separados del cuerpo.

Viste faldellín blanco y un finísimo collar alrededor del cuello.

©Nofret. Museo Egipcio de El Cairo.

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La segunda figura corresponde a Nofret, su esposa, también en posición sedente y formando un bloque único con el trono. De igual modo, el asiento v pintado de blanco con más inscripciones jeroglíficas en color negro.

La piel está representada en todo amarillento, claro, tal y como se representaba el rostro femenino en el Antiguo Egipto.

Los ojos también son de cristal engarzado sobre metal, y finamente pintados con kohl. Lleva pintadas las cejas, que se alargan hacia el exterior del ojo.

La nariz es fina, los labios gruesos y sin colorear. No se representan las orejas, que van tapadas por la enorme peluca.

Están representados con detalle los pies, y una de las manos. El resto del cuerpo va envuelto en una representación de finísimo lino blanco que la envuelve hasta los tobillos. Por el escote de la túnica, asoman los tirantes anchos del vestido.

Alrededor del cuello, un collar delicadamente pintado en tonos rojos y verdes, característicos del arte egipcio.

Lleva peluca negra, bastante frondosa, que le cubre hasta los hombros, y que va sujeta a la cabeza por una diadema blanca con flores pintadas.

Ambas figuras representan muchas de las características del arte egipcio en general, que se inició, y permaneció inalterable ya desde el Imperio Antiguo. Aunque se ven algunas características arcaizantes, como la anchura de los tobillos en ambas figuras.

En primer lugar, se ve gran hieratismo en sus figuras. Inmóviles, sin ninguna representación de movimiento, viendo pasar el tiempo impasibles, intemporales.

Otra característica que se ve claramente es la frontalidad. Como en la mayoría de las estatuas egipcias, solo se representan las partes que se ven de frente, siendo la parte posterior del grupo escultórico completamente lisa.

También vemos claramente, como ya se apuntó, la diferencia de color al representar la piel de los personajes, rojizo para la piel masculina, y amarillento para la femenina.

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En ambas figuras, especialmente en sus ojos, podemos observar un realismo sobrecogedor, que debió impresionar a aquellos que las descubrieron. Seguirán viendo pasar el tiempo ante ellos, juntos para siempre.

ESTATUA-CUBO DE HOTEP

©Estatua cubo de Hotep. Museo Egipcio de El Cairo.

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Estatua de granito gris, de 73 cm. de altura. Fue encontrada en Saqqara y representa al tesorero Hotel de la XII Dinastía. Actualmente se conserva en el Museo Egipcio de El Cairo

Se trata de una estatua individual, mostrándose en actitud sentada, con las piernas recogidas, y brazos cruzados, tal y como se representan este tipo de estatuas. Se han encontrado estatuas de este tipo también en Mesopotamia, entre los siglos XXII y XXI A.C. La que nos ocupa pertenece aproximadamente al siglo XX a.C.

El personaje está representado en una silla, con la parte posterior elevada hasta la altura de la cabeza y un reposapies. En la parte frontal inferior de la silla, así como en el reposapies, hay inscripciones incisas, en jeroglíficos, posiblemente una fórmula funeraria, como es el caso de la mayoría de estas estatuas.

Es uno de los primeros ejemplos de estatuas-cubo que se han encontrado, ya que posteriormente las representaciones de estas estatuas se simplifican llevando algún tipo de faldellín que les tapaba las piernas. En este caso, es característico el hecho de que las piernas están sin tapar. Se encuentra sentado, con las piernas dobladas y las rodillas elevadas, sobresaliendo la cabeza y los brazos, que lleva cruzados, apoyando los codos en las rodillas.

Los brazos y las piernas tienen una forma algo burda, aunque en las piernas se aprecia musculatura, y el los dedos de los pies, están talladas las uñas.

La cabeza está más trabajada, lleva lo que parece ser una peluca lisa a la altura de los hombros. La cara es redondeada, con las mejillas rellenas, la nariz ancha y los labios carnosos, entreabiertos. Los ojos están cerrados, y se aprecia relieve de las cejas. El mentón es marcadamente cuadrado. Las orejas están representadas con detalle. No se aprecia claramente en la imagen, pero parece llevar una barba postiza. El cuello no está representado, ya que la cabeza emerge directamente del bloque de granito.

No se aprecia vestimenta, ya que, exceptuando las partes descritas, el resto del cuerpo está integrado completamente en el cubo. Tampoco lleva ningún tipo de tocado, ni objetos en las manos.

Sigue manteniendo la mayoría de las características que se observan desde los comienzos de las primeras dinastías:

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La frontalidad, ya que la parte posterior, aunque no se aprecia, se supone que es lisa y sin ninguna inscripción. La estatua sigue estando hecha para ser vista de frente.

La simetría exacta de ambas partes de la figura, exceptuando la postura de cada brazo (el derecho está sobre el izquierdo), aunque eso no rompe la característica citada.

La representatividad, ya que representa al difunto, asociándolo con el culto a Osiris. Otros autores piensan que esta representación sólo se debe a encerrar partes salientes de la estatua, para que no se deterioraran, ya que ésta es el doble del personaje. Richard Wilkinson, sostiene que las estatuas-bloque encarnaban en tres dimensiones las características del signo jeroglífico NETCHER (dios sentado). Según esta interpretación, con esta forma se da al representado el status de persona respetable o aún de identificación con lo divino.

ESTATUA DE KHAEMUASET

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Estatua de Khaemuaset, XIX Dinastía

Estatua de brecia roja, roca sedimentaria formada por fragmentos angulosos. Fue encontrada en Assiut. Parece ser de tamaño natural.

La estatua pertenece a la XIX Dinastía, concretamente a Khaemuaset, (¿-1224 A.C.), hijo de Ramsés II y su segunda esposa, Isetnofret I. Fue considerado el primer arqueólogo de Egipto, ya que reconstruyó monumentos de épocas anteriores, además de ampliar el Serapeum en Saqqara, construir el templo de Ptah, y ser primer director de los artesanos y Gran Sacerdote de Menfis. Probablemente fue enterrado en Saqqara.

Actualmente la estatua se encuentra en la sala IV del Museo Británico, en bastante buen estado de conservación.

La estatua se halla de pie, con el pie izquierdo adelantado, para dar sensación de movimiento, sobre una base del mismo material, en la que hay numerosas inscripciones jeroglíficas.

Muestra gran perfección en los miembros del cuerpo, adivinándose la musculatura de los brazos, la talla perfecta de manos y pies, en los que se observa la presencia de uñas (a pesar de la dificultad para tallar este material, ya que puede desmoronarse fácilmente durante el proceso), la marcada forma de la musculatura del pecho, cintura, caderas y rodillas.

El rostro me resulta un tanto inexpresivo, aunque están representados todos lo elementos del mismo. Es ligeramente redondeado, algo anguloso por la parte inferior. Las mejillas llenas, y no hay representación de orejas. Los ojos, grandes y almendrados, están incisos en la roca, sin presencia de pupila incisa o pintada, estando también representadas las cejas. La nariz es ancha y alargada, y los labios están bien definidos.

Bajo la barbilla se observa que se ha desprendido parte de la piedra, dejando asomar uno de los fragmentos angulosos de los que hablábamos en la descripción de la brecia.

Como única vestimenta lleva un faldellín completamente liso, sin adornos, por encima de la rodilla.

Sobre la cabeza leva una peluca lisa, por encima de los hombros, y con flequillo corto.

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A los lados del cuerpo, desde el suelo hasta la altura de los hombros, se extienden dos especies de columnas, en cuyas zonas superiores hay inscripciones jeroglíficas. Ambas están pegadas al cuerpo, y abrazadas por los brazos de la estatua. Están unidas por la parte superior, por detrás de la cabeza, observándose que a la derecha le falta la parte superior, más ancha que el resto de la columna.

Guarda la ley de la frontalidad y la simetría, no influyendo en éstas el hecho de tener un pie adelantado, y está tallada en un solo bloque.

Paleta de Narmer

Paleta del rey Narmer Reproducción

La Paleta de Narmer es una placa de pizarra, de 64 cm de altura y 45 cm de ancho, hallada en 1898 por Quibell y Green en el templo de Horus de Hieracómpolis (Nejen). Está depositada en el Museo Egipcio de El Cairo, y según Gardiner simboliza la unificación de Egipto.

Descripción

Es una paleta confeccionada en esquisto verde, cuya primitiva función era ser usada para servir de soporte para los pigmentos, cremas, aceites, etc., que se aplicaban en el cuerpo, aunque era común encontrarlas dentro de ajuares funerarios o como ofrendas en los templos.

Ambas caras tienen grabada en la parte superior dos cabezas de vaca, símbolo de la diosa Bat, y entre ellas que se encuentra el serej, precedente de los cartuchos, con el nombre de Narmer.

Anverso

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• Figura el rey Narmer, con la corona Blanca del Alto Egipto a gran tamaño, lo que indica la preeminencia del Alto sobre el Bajo Egipto.

• Golpea a uno de los extranjeros, representados por una figura de cabello rizado y barba. Esta figura siempre se usaba para identificar a los libios y a los asiáticos, pero es posible que Narmer considerara extanjeros a los habitantes del Delta, ya que la unificación fue una conquista por la fuerza, por lo que la paleta representaría su victoria tanto sobre los habitantes del Delta occidental como sobre los beduinos del Sinaí.

• El dios Horus, símbolo de la divinidad del rey, está sobre unos papiros, símbolos del Bajo Egipto, lo que incide sobre el hecho de la conquista del Delta. Los seis papiros indican que durante la conquista se produjeron seis mil muertos.

• Debajo, hay más enemigos de pelo rizado abatidos.

Reverso

• En la franja superior, está el faraón con la corona Roja, símbolo del dominio sobre el Bajo Egipto; esta corona también fue usada en la ciudad sureña de Naqada. Se encuentra acompañado de su séquito ante dos filas de enemigos decapitados.

• En la parte baja, hay representados dos extraños animales, cuyos largos cuellos están entrelazados: Gardiner opina que es una representación de la unión de las Dos Tierras bajo un solo rey. (La parte situada entre los cuellos, rebajada, era la usada como base para moler kohl, un polvo cosmético para proteger los ojos.)

• Debajo del todo, vuelve a aparecer el rey, simbolizado por un toro que aplasta a sus enemigos.

Interpretación

Gardiner opina que la paleta representa una batalla por el control del Delta, probablemente en manos de los libios, que posiblemente fue el final de una guerra de varias generaciones.

Los retratos de Amenofis IV, que pasa a llamarse Akhenatón, el placer de Atón, llamado su reinado periodo de Amarna, nos muestran un hombre de cabeza oval, de hombros exiguos y vientre saliente, sin condicionarse por la necesidad de ser glorificado. Soberano, lleva el sello del absoluto naturalismo. Es una obra revolucionaria, debido a que la figura tiene las piernas rectas con las rodillas tendidas. El ademán de movimiento de la estatua de pie en actitud de caminar, se ha convertido en un esfuerzo vacilante, en un tímido intento de mantener el equilibrio.

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En el taller del arquitecto del rey, Thutmosis, se hallaron las que quizás sean las piezas más representativas de este período. Nos referimos a la fantástica colección de retratos,

tanto reales como privados, a la que pertenecen el bello Busto de Nefertiti, depositado en Berlín, desde comienzos del siglo XX, después de que fuera encontrada en excavaciones dirigidas por el arqueólogo y arquitecto alemán, Ludwig Borchardt (1863), en 1912. La reina está tocada por un alto casquete cónico que estuvo adornado con el uraeus, símbolo de la soberanía. Sus facciones son finas, su cuello elegantemente alargado. La policromía ofrece detalles ornamentales como el collar, el color de sus labios, los ojos perfilados y las cejas retocadas. Es una obra de fama mundial. De construcción perfectamente simétrica, fue reducida a busto debido a su función de modelo, hecho que explicaría la ausencia de incrustaciones en el ojo izquierdo. La enorme popularidad que alcanzó, al poco tiempo después de ser expuesto en el Neues Museum de la isla de los Museos de Berlín, se debe probablemente al hecho de que coincidiera con el ideal femenino austero y distanciado que predominaba en los años veinte.

Relieve en caliza, que probablemente formaba parte de un altar de adoración familiar. Ajenatón sostiene a su primogénita Meritatón y enfrente, Nefertiti, sostiene en el regazo a su segunda hija, Meketatón, quien fallecería prematuramente y por ultimo su tercera hija Anjesenpaatón quién se desposaría a posteriori con Tutanjatón (Tutanjamón).

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La cabeza verde de Berlin

Procedencia desconocida,perteneciente a la Baja Epoca,Dinastía XXX hacia 350 A.C. La obra que mejor representa el carácter del arte egipcio en la Baja Epoca es la "Cabeza Verde de Berlin",escultura magistral de datación muy controvertida.Unos-especialmente en la arqueología clásica-la consideran como pieza ejemplar para ilustrar la influencia del arte grecorromano sobre el arte egipcio tardío,razón por la cual es datada hacia 50 A.C.,cuando Egipto se hallaba bajo dominio persa.De todas formas ,la "Cabeza Verde" continúa la tradición del retrato esculpido,que acompaña la evolución del arte egipcio a modo de leimotiv desde el Imperio Antiguo.El fascinante juego entre la severa estructura formal y las sútiles asimetrías,la superficie tensa y la presición de los detalles revelan la influencia del Egipto Antiguo,al mismo tiempo que convierten esta cabeza en modelo para la retratística grecorromana.

PINTURA EGIPCIA

Tumba de Atet y Nefermaat

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Fragmento del muro sur del corredor de la capilla de Nefermaat. Museo Egipcio de El Cairo. JE 43809.

La mastaba está decorada en su parte frontal con la llamada "fachada de palacio", muros con molduras verticales paralelas reentrantes y salientes. En su interior los muros decorados se encuentran en las Capillas de Nefermaat y de Atet. El estilo utilizado en lso relieves es original y propio de esta mastaba, no volviendo a ser utilizada en ningún otro monumento del Antiguo Egipto: La técnica del relieve consiste en ahuecar las figuras, ahondando en la piedra y rebajando los bordes, de manera que eran luego rellenados con una pasta coloreada que llegaba a la superficie de la roca incisa. El efecto es impresionante y de gran belleza, pero el problema derivado era que al secarse se producían grietas en esa pasta usada para cubrir los huecos hasta los bordes del dibujo, lo que conllevaba la caída y pérdida de toda la masa pictórica. Parece ser que fue el propio Nefermaat el que decidió utilizar esta nueva técnica tal y como se desprende de una de las inscriciones de su tumba: "Él construyó su mastaba con su indeleble escritura". Además de estos relieves, también hay frescos. Los motivos representados son fundamentalmente referentes a escenas de la vida cotidiana.

LAS OCAS DE MEIDUM

Época: Dinastía IV (2613-2498 a. C.) Dimensiones: Largo: 172 cm. Alt0: 27 cm. Materiales: Estuco pintado Lugar de conservación: Museo de El Cairo (JE 34571, GG 1742). Lugar de localización: Mastaba de Nefermaat y Atet (nº16) en Meidum.

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Fig. 1.- Ocas de Meidum (detalle parte izquierda de la representación). Foto: Lorena Torres.

La enorme mastaba de Nefermaat y de su esposa Atet fue localizada en la zona arqueológica de Meidum por A. Mariette en 1871, siendo posteriormente estudiada con mayor profundidad por el arqueólogo W. F. Petrie[1]. Con el tiempo los elementos iconográficos que quedaban in situ fueron arrancados y trasladados al Museo Egipcio de El Cairo y a otros museos del mundo[2]. Uno de esos fragmentos murales, extraído del muro norte del corredor de la capilla de Atet, corresponde a la representación de las célebres Ocas de Meidum (Fig. 1, 2).

Fig. 2.- Ocas de Meidum (detalle parte derecha de la representación). Foto: Lorena Torres.

Como hijo del faraón Esnofru, visir y persona de grandes recursos, Nefermaat debió tener a su disposición los artistas más destacados de la época. Se trataba, además, de unos artistas que no dudaron en recurrir a lo experimental y más novedoso para ornamentar la tumba del príncipe. Así, es característica de la mastaba de Nefermaat en Meidum una técnica que no gozó de continuidad en la ornamentación parietal y que consiste en rellenar con masas de pigmento el interior del soporte pétreo trabajado a modo de celdilla (Figs. 5, 6). Por su parte, la esposa de Nefermaat también disfrutó del trabajo de creadores de una gran maestría y capaces de desplegar una notable creatividad. Pinturas como las Ocas de Meidum lo corroboran con creces.

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Las ocas de la capilla de Atet fueron realizadas siguiendo la técnica pictórica egipcia más convencional[3]. El fondo tiene un tono azulado y la disposición de la aves se despliega entre líneas oscuras que delimitan los registros. En este espacio los grandes protagonistas son seis ocas, organizadas en dos grupos y en una disposición de carácter simétrico.

Las aves de los extremos dirigen el cuello hacia el suelo y con el pico ligeramente abierto parecen buscar algo que picar. Las otras aves se muestran perfectamente erguidas, mirando en direcciones opuestas y en idéntica actitud. Llama la atención el cuidado con el que han sido representadas, lo que permite la identificación concreta de su especie[4] y, a la vez, otorga una gran belleza plástica. Especialmente remarcable es el plumaje, que ha sido tratado con todo lujo de detalles. La forma y texturas de las plumas, más o menos alargadas, algo más irregulares en algunos puntos o bien plasmadas casi a modo de escamas, se realizaron fundamentalmente utilizado pincelas formando tramas, que permiten contrastar distintos tonos de un mismo color o gama.

Fig. 3.- Vista completa del fragmento pictórico de las Ocas de Meidum y de sus condiciones de exposición en el Museo de El Cairo. Foto: Susana Alegre García.

La figura de las aves se alterna con la presencia de diversas plantitas, de formas distintas, realizadas con pinceladas libres (de gran similitud con los trazos que dieron fama a los artistas del Impresionismo, aunque sorprendan sus 4600 años de antigüedad). Algunas de estas pequeñas matas se muestran delicadamente floridas, efecto subrayado con la técnica de aplicar un delicado punteado rojizo. Hay que tener en cuenta la disposición no completamente simétrica de las plantas y que la primera que aparece a la derecha (Fig. 2), en una colocación incoherente en relación con la disposición de las ocas, debe su posición al hecho de formar parte de una imagen situada más a la derecha, en la se representó la iconografía de una red para atrapar aves (ver en la reconstrucción de la Fig. 4). De los personajes que tiran de la cuerda de la red y de los situados en el registro que quedaba por debajo, quedan leves indicios en el fragmentos pictórico que integra a las Ocas de Meidum, siendo visible en el límite superior diversos fragmentos de representaciones de unos pies (por encima de la línea oscura del registro), y en la parte de baja del fragmento puede observarse la imagen parcial al menos de una mano (por debajo de la línea de registro).

La estructura prácticamente simétrica de la escena, únicamente queda rota por el cromatismo, disposición y tipología de algunos elementos. Estas variaciones ofrecen

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una interesante riqueza óptica, consiguiendo contrastes que llenan de ritmo y viveza a la representación. Por ejemplo, las ocas erguidas orientadas a la izquierda (Fig. 1), aunque corresponden a la misma especie, no son completamente iguales en algunos de sus detalles. Las diferencias todavía resultan más notables en las aves de la derecha que, aunque también corresponden ambas a la misma especie (Fig. 2), no son iguales en muchos de los rasgos: una luce el buche a topos, mientras que la otra muestra un tramado; una luce tres líneas blancas en el plumaje de las alas, mientras que la otra tiene líneas blancas en la zona de la pechuga, etc. Es como si el artista quisiera integrar en cada ave un rasgo distintivo, que las diferenciara e identificara de forma concreta.

En el grupo de aves erguidas de la derecha también puede observarse que la que se encuentra en primer plano tiene una importante superposición sobre el ave en segundo plano, lo que hace que las patas azulonas de ambas reposen muy juntas en el suelo (Fig. 2). Por el contrario, las aves del grupo de la izquierda quedan menos superpuestas la una sobre la otra, lo que permite que el espacio inferior resulte más holgado y ayude a la colocación más armónica de una plantita entre las rojizas patas de los animales (Fig. 1).

Fig. 4.- Reconstrucción de la pared norte del corredor de la Capilla de Atet. Foto en Catálogo de la exposición L'art égyptien au temps des pyramides, París, 1999, p. 171,

Fig. 126.

Las compensaciones cromáticas, las reiteraciones y las rupturas de lo reiterado, la incorporación de tímidas fracturas de lo simétrico… son recursos ópticos sencillos pero de gran efectividad, que generan un atractivo ritmo visual y parecen a la vez captar con mayor naturalismo e inmediatez un instante en la existencia de estas aves.

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Pero a pesar de la sofisticación en la realización de las Ocas de Meidum, el fragmento mural tiene una limitada capacidad narrativa. Ciertamente se trata de unas ánades en un espacio lleno de pequeñas plantitas donde parecen buscar alimento; a priori, la escena parece que no puedan tener mayores implicaciones. No obstante, hay que tener en cuenta que durante milenios las ánades fueron representadas en el arte egipcio, siendo unos animales habituales en el medio natural nilótico, tanto en estado salvaje como doméstico. Estas aves eran una importante fuente de proteínas y un majar muy preciado, pero también tuvieron relevancia en el ámbito simbólico y ritual. Debido a sus costumbres migratorias y a su cíclico retorno, las ánades se vincularon con ideas como la regeneración, la vida renovada y la eternidad. A la vez, tuvieron relevantes implicaciones en ámbitos cosmogónicos y en mitologías sobre el nacimiento del poder solar y su capacidad para elevarse sobre las aguas. Las ánades, además, se integraron en la iconografía de diversas deidades, se relacionaron con la feminidad y el erotismo, y fueron una ofrenda relevante en el contexto funerario[5].

No es de extrañar que la representación de ocas bien alimentadas y hasta con el buche bien repleto, se mostrara frecuentemente en las capillas funerarias con el objetivo de propiciárselas a los difuntos mediante el poder mágico del arte. En la misma línea se encuentran las escenas que narran la caza de estos animales, constituyendo una metáfora alusiva a la abundancia alimenticia y a la capacidad de imposición sobre las fuerzas de la naturaleza y su dominio, plasmando asimismo una actividad que sin duda debía ser muy frecuente en las orillas del Nilo.

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Fig. 5.- Fragmento mural de la mastaba de Nefermaat cuyo registro central muestra dos ánades picoteando el suelo entre diversas plantitas y una e la caza de aves con red. En el

registro inferior se conserva una representación de carácter agrícola. Foto en Tesoros Egipcios de la colección del Museo Egipcio de El Cairo, Barcelona, 2000, p. 60.

La dimensión narrativa de la escena de las Ocas de Médium, como fragmento de una imagen mucho mayor, debe buscarse en el contexto y ámbito temático en el que se integraba. Afortunadamente, dicho marco ha podido ser bastante reconstruido (Fig. 4).

Las Ocas de Meidum se situaron encima de un registro que alude a la abundancia alimenticia y agrícola; y, a la vez, las ocas delimitan una escena en la que se plasma la captura de aves[6]. Dicha captura, conseguida mediante una red de aspecto hexagonal[7], es una temática que se repite en otros fragmentos conocidos de la mastaba de Nefermaat (Fig. 5[8], 6), por lo que quizá pudo estar relacionada con alguna predilección personal de los propietarios de la mastaba. En cualquier caso, la caza (y también la pesca), están muy presentes en la imaginería egipcia de todos los tiempos, posiblemente por sus ricas implicaciones metafóricas.

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La pintura de las Ocas de Meidum parecen captar un momento de tranquilidad campestre vivido por unas aves bien alimentadas y con el buche lleno, antes de ser capturadas por la red. Se las muestra despreocupadas y ajenas a lo que se les avecina, sin ni tan siquiera aletear. Lejos de ser seres mostrados como el salvaje caos, o como una bandada ruidosa, o como un desordenado grupo de animales espantados; a las ocas se las representa sosegadas, casi en formación y como con cierta parsimonia (como efectivamente se mueven a menudo estas aves cuando caminan por el suelo). No se trata de aves que vuelen o reaccionen a la amenaza de la red, sencillamente están ahí y luego son cazadas. La iconografía, por tanto, parece recrear una situación ideal de caza rápida y fácil[9].

Fig. 6.- Fragmento mural de la capilla de Atet conservado en la gliptoteca Ny Carlsberg (Copenhague), en la que aparece una escena de caza de aves con red y otro registro que muestra un par de monos, uno de ellos atrapando la cola de una barza, y un niño entre

los animales. Foto en Catálogo de la exposición L'art égyptien au temps des pyramides, París, 1999, p. 169.

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Las Ocas de Meidum son una de las creaciones artísticas más conocidas entre las múltiples obras conservadas en el Museo Egipcio de El Cairo. Más allá de su integración en un contexto temático más amplio, lo cierto es que esta imagen constituye una de las más elevadas y sofisticadas creaciones pictóricas realizadas por los artistas del antiguo Egipto. Las sutilezas en su composición, la calidad de sus detalles, el equilibrio de su policromía y la verosimilitud, son aspectos que las transforman en algo que no tendrá parangón en la pintura que conocemos del Imperio Antiguo y que parece poner las bases de lo vendrá después. Aunque se trata de una obra generada en el remoto marco cronológico de principios de la Dinastía IV, los recursos utilizados en las Ocas de Meidum no nos hablan sin embargo de tanteo o de experimentación, sino que parece tratarse de una creación precisa y madura, perfectamente formulada y genialmente elaborada.

[1] W. M. F. Petrie, Meidum, Londres, 1892. [2] Sobre la dispersión de los fragmentos murales, su localización en distintos museos y otros aspectos relativos a la mastaba de Nefermaat y al área de Medidum ver Y. HARPUR, The Tombs of Nefermaat and Rahotep at Maidum. Discovery, Destruction and Reconstruction, Oxford, 2001. [3] Nada tiene que ver el proceso de realización de las Ocas de Meidum con la técnica de grandes masas de pigmento incrustado que fue utilizada en otras iconografías localizadas en las capillas de la mastaba. [4] Las orientadas a la derecha corresponden a las aves Branta Ruficollis. Las que miran hacia la izquierda son Ansers Albifrons. Las que curvan el cuello para picar el suelo son Anser Fubalis. Ver en P.H. HOULIHAN, The Birds of Ancient Egypt, El Cairo, 1992,. pp. 57 y 60-62. [5] Las ánades aparecen muy frecuentemente en el contexto de las ofrendas a los difuntos, abarcando distintas iconografías como su disposición sobre mesas ricamente dispuestas o siento portadas por distintos personajes que agarran las aves por las alas. Incluso se realizaron representaciones de estas aves en materiales pétreos para garantizar la perduración de este alimento entre los manjares del Más Allá. [6] De hecho, la presencia de animales salvajes y exóticos en la tumba de Nefermaat es recurrente, habiendo sido localizadas imágenes de grandes felinos, monos, garzas, zorrillos…. [7] Sobre las escenas de caza, así como sobre las distintas tipologías de redes utilizadas y plasmadas por los artistas egipcios ver por ejemplo J. VANDIER, Manuel d'Archéologie Égyptienne. Bas-reliefs et peintures. Scènes de la vie quotidienne, Tome V, París, 1969, pp. 307-398. [8] La representación de la caza de las aves de este fragmento es singularmente similar al que se plasmaba en la pared en la que se integraban las Ocas de Meidum. También aquí hay aves atrapadas en una red y, también aquí, hay unas ánades que tranquilamente picotean el suelo, incluso se muestran una plantitas muy similares a las mostradas en el fragmento de las Ocas de Meidum. También se conserva en el fragmento una escena que narra el arado del campo en la que aparecen bóvidos, temática que parece ser también era la situada en el registro por debajo de las Ocas de Meidum (ver reconstrucción en Fig. 4). [9] En la escena de la Fig. 5, el tiempo anterior al de la cacería y el de la captura no habría sido diferenciado con un registro. Contemporizar dos tiempos en una misma representación, el antes y el después, es un recurso bastante frecuente en el arte egipcio.

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Mural de luchadores del templo de Beni-Hassan

Uno de los hallazgos más sorprendentes han sido los murales de los templos de Beni Hasan (Egipto), pues muestran que ya en aquella época se utilizaba una forma de lucha cuerpo a cuerpo muy desarrollada, constituyendo un sistema bastante completo de combate, el cual era utilizado por los soldados del ejército del Imperio.

Beni Hassan, o Beni Hasan (árabe: �������� ��������) es una localidad del Egipto Medio, situada en la orilla oriental del Nilo, a unos veinte kilómetros al sur de El-Minya y unos 270 kilómetros al sur de El Cairo. Durante el Imperio Medio era el centro del culto a la diosa Pajet.

La zona posee una necrópolis en la ribera oriental del Nilo que data de la época de las dinastías XI y XII; sus tumbas fueron utilizadas por los gobernadores del nomo 16 del Alto Egipto.

Necrópolis

Entrada a las tumbas de Jety y Baqet III.

Las tumbas están excavadas en la roca al este del río, y son similares a otras de la misma época. La mayoría tienen una disposición similar, con una entrada tallada en la roca y una sala grande con columnas. Los decoradores representaron tanto la biografía del muerto como otras escenas.

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De los treinta y nueve hipogeos de la inmensa necrópolis, doce presentan decoraciones murales de gran interés, representando temas de la vida agrícola y escenas de artesanos del vidrio, orfebres, etc. Estas decoraciones, típicas del Imperio Medio, son especialmente notables en la tumba de Jnumhotep II, nomarca de la dinastía XII, donde se aprecian una caravana de asiáticos, una cacería de patos y la recolecta de higos.

Tumba de Thutmose III, famosa por sus pinturas estilizadas

Tumba de Sethy I, quizás la más hermosa del Valle de los Reyes

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Tumba de Tutankamón, la más conocida de todo el Valle

Sethnajt

Tumba hipogéo de Tausert y Sethnajt

Userjaura-Setepenra Sethnajt-Meryamonra, o Sethnajt,[1] fue el primer faraón de la dinastía XX, la última del Imperio Nuevo de Egipto. Gobernó de c. 1186 a 1184 a. C.,[2] y su nombre de trono, User-Jau-Ra Setep-En-Ra, significa: Poderosa es la manifestación de Ra, Elegido de Ra.

A su muerte, Sethnajt fue enterrado en la tumba KV14 del Valle de los Reyes, en un principio destinada a su enemiga, Tausert. Antes había comenzado la construcción de otro sepulcro, KV11 (después convertido en la tumba de Ramsés III), pero los trabajos fueron suspendidos cuando, por un tremendo error de los arquitectos, se irrumpió en la abandonada tumba del rey Amenmeses, KV10, con el consecuente destrozo. Es poco probable que Sethnajt consintiera en ser enterrado con Tausert, por lo que seguramente el cuerpo de la reina-faraón sería trasladado a alguna otra parte, si es que llegó a ser enterrada en el Valle de los Reyes.

Deir el-Medina A la entrada del Valle de las Reinas y cerca del de los Reyes, se encuentran los restos del que fuera el más próspero poblado de obreros y artesanos del Antiguo Egipto: Set Maat "El lugar de la Verdad" (nombre egipcio), Deir el-Medina (nombre árabe), localidad situada en un pequeño valle en la región tebana, próximo a la colina de Qurnet Mura, en la ribera occidental del Nilo, frente a Tebas, actual Luxor (Egipto)

Durante mucho tiempo sufrió saqueos debido al expolio de antigüedades, ya que era un sitio muy conocido por la abundancia, belleza y riqueza de los objetos que se encontraban en sus cercanías. Sin embargo aún se conservan muchas evidencias arqueológicas: tumbas, casas, ajuares, que hacen de este lugar el poblado del Antiguo Egipto mejor conocido.

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Set Maat "El lugar de la Verdad": ruinas del poblado de artesanos, actualmente Deir el-Medina

Historia

Al comienzo del Imperio Nuevo, Tutmosis I, decide abandonar la construcción de mastabas y pirámides debido a los saqueos a que eran sometidas, y ordena comenzar su tumba en un lugar más protegido, excavando la ladera de la montaña, fundando Set Maat (Deir el-Medina) como lugar de residencia para los obreros y artesanos ocupados en la construcción. Sus sucesores construyeron sus tumbas en el mismo lugar durante unos 500 años, tiempo durante el cual el poblado estuvo habitado.

Se fundó con dimensiones reducidas: cuarenta casas rodeadas por una muralla, pero nunca dejó de crecer, alcanzando su máximo esplendor en tiempos de Seti I y Ramsés II, con cincuenta casas en el interior del recinto amurallado y setenta fuera de él. Fue abandonado en tiempos de Esmendes I, alrededor del 1170 a. C. Un segundo renacimiento se produjo con la Dinastía Ptolemaica, pero no llegó a la prosperidad anterior y pronto fue de nuevo abandonado.

El poblado

Poblado de artesanos, en Deir el-Medina

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La muralla del poblado delimitaba un área rectangular dentro de la cuál se distribuían las viviendas a lo largo de una calle que comenzaba en la puerta del recinto y atravesaba todo el pueblo. El muro posterior de cada edificio estaba adosado a la muralla.

Eran casas de una sola planta, con pavimento de piedra y paredes de adobe,[1] materiales que compartían con el resto de los edificios, excluidos los templos y tumbas. Se techaban con troncos cubiertos de hojas de palmera y barro y quedaban separadas entre sí por un muro.

De planta rectangular, tenían cuatro pequeñas salas, una tras otra: la primera era un vestíbulo con un altar, y la última parece ser la cocina, ya que en ella se han encontrado restos de ceniza. De allí partía una escalera para subir a la terraza.

El mobiliario y demás objetos cotidianos, como espejos, juegos de mesa, se conocen gracias a la tumba del arquitecto Kha y su esposa Merit, que nos ha llegado intacta con un rico ajuar, aunque probablemente el de los trabajadores fuese más modesto.

Ciudadanos

Conocemos los detalles de su vida cotidiana gracias a los ostracas, trozos de cerámica, o piedra caliza, usados como soporte para sus anotaciones, al ser el papiro muy caro, que se han encontrado en el basurero de la ciudad.

Los obreros formaban parte de la base social, junto con los campesinos, pero entre ellos existían diferencias notables dependiendo de que fueran artesanos, obreros comunes o desempeñasen alguna labor administrativa: escribas, médicos, etc., además de toda la gente necesaria para el funcionamiento de la ciudad: todas aquellas labores necesarias para el autoabastecimiento, incluidas las agrícolas. El Estado deseaba pocos contactos con el exterior, para mantener toda la discreción posible sobre la construcción de las tumbas, por lo que suministraba todo lo necesario, inclusive el transporte de agua desde el río, al estar el pueblo situado en una zona desértica.

Trabajo

Artesanos. Tumba de Nebamun

Antes de dar comienzo a cualquier obra, artesanos y obreros firmaban un contrato en el que se ajustaba la duración del trabajo y el salario. Este se pagaba en especie, en forma

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de raciones mayores o menores en función de la categoría de cada cual. Además, las familias cultivaban pequeñas parcelas y criaban cerdos, cabras y ovejas.

El periodo laboral era de diez días, a razón de ocho horas diarias, y comenzaba al salir el sol. Al acabar, no regresaban al pueblo sino que pasaban la noche en unas casas provisionales, levantadas al lado del Valle de los Reyes.

Sólo se podía faltar por enfermedad, por el cumpleaños de la madre o por ausencia de la mujer, pero en la práctica había toda clase de excusas: cuidar un burro enfermo, preparar una fiesta, o la muerte de un familiar, motivos todos ellos que, en teoría, conllevaban una sanción.

Escribas

Seguían de cerca los trabajos y registraban cualquier acontecimiento, el progreso diario de la obra, el material utilizado, las ausencias al trabajo, etc. Este trabajo se llamaba "El diario de la Tumba", y lo realizaba el "Escriba de la Tumba" que era el representante del estado en el poblado. Todos los aspectos burocráticos eran manejados por él.

Médicos

Cofre para los vasos canopos de Tutanjamón

Tenían la obligación principal de mantener en forma a los obreros, aunque también atendían al resto de la población. Era una tarea realizada por la "Mujer Sabia" que se creía tenía poderes sobrenaturales y amplios conocimientos (para la época) de medicina.

Obreros

Eran los encargados de excavar las tumbas en la ladera de la montaña. Trabajaban en cuadrillas divididas en dos grupos, al frente de cada uno de ellos había un capataz y un ayudante. Dado que algunas galerías alcanzaban los cien metros, se utilizaba iluminación artificial a base de lámparas de aceite suministradas por el almacén real de la zona.

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Los albañiles daban forma a las diferentes estancias, ocultando cuidadosamente el acceso, para evitar en lo posible el saqueo de la tumba, que ya era una práctica habitual.

Artesanos

Entraban en acción cuando las cámaras estaban listas, siendo responsables de la decoración. Debían pintar las paredes, la mayoría de las veces con las instrucciones del Libro de los Muertos, hacer las estatuillas que representaban al rey y a sus criados, ushebti, y confecionarle todo el ajuar, para utilizarlo en la otra vida, por supuesto, ricamente decorado.

Ocio

Estela de Irynefer en Deir el-Medina. Museo del Louvre

Cada diez jornadas volvían a sus casas, dedicando el día libre a construir sus propias tumbas, en las que nos han dejado hermosas pinturas, visitar lugares de culto cercanos o realizar trabajos por cuenta ajena para redondear ingresos.

Casi todos los trabajadores estaban organizados en cofradías, y aprovechaban los días libres para reunirse.

Justicia

Las faltas penales las sancionaba el chaty, las laborales los capataces, pero sobre las demás cuestiones dictaminaba un tribunal compuesto por los propios obreros, siendo el castigo más aplicado el apaleamiento público.

La primera huelga de la historia

En tiempos de Ramsés III, hacia 1170 a. C., el pago de salarios se retrasó más de lo acostumbrado, y los trabajadores, empujados por el hambre, abandonaron sus trabajos y se lanzaron a las calles hasta conseguir sus objetivos.

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Años después, con Ramsés IX y Ramsés X se repitió la historia.

Resumen

Tumba de Senedyem

Fue un pueblo ocupado por trabajadores bien alimentados que llevaban una vida relativamente acomodada, y que sólo pagaban el impuesto personal, pero no los diezmos.

Deir el-Medina tuvo su mejor época con Ramsés II: con la decadencia que comenzó con la Dinastía XX, la desorganización llegó también allí, hasta el abandono total con la Dinastía XXI, que trasladó la capital a Tanis en el Delta y abandonó la necrópolis tebana: Deir el-Medina ya no tenía razón de ser.

Nefertari

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La reina Nefertari, por la que brilla el Sol

Nefert-Ary, reina egipcia de la dinastía XIX, conocida universalmente por la bellísima tumba en la que fue enterrada. Fue la gran esposa real de uno de los faraones más conocidos de la historia, Ramsés II, el Grande, y parece ser que no sólo jugó un importante papel en el corazón de este hombre sino que fue una brillante mente política.

Orígenes

Una de las grandes incógnitas que rodean a esta reina es su lugar de nacimiento y su familia. Su esposo, el futuro faraón Ramsés II, se cuidó mucho de ocultarlos, aunque está claro que la veneración que tuvo en vida, así como algunos de sus títulos demuestran un origen noble, si no real.

El hallazgo en su tumba del pomo de un cofre en el que aparecía un cartucho del faraón Ay no hizo más que aumentar las sospechas de que Nefertari estuviese emparentada con la extinta dinastía XVIII, cosa que también parecía corroborar su propio nombre, heredero de la matriarca ya divinizada, la reina Ahmose-Nefertari. De ser así, es probable que Nefertari proviniese de la ciudad sureña de Ajmin, y de que Ay, cuyo nombre estaba siendo perseguido por los faraones de la dinastía XIX, incluido el propio Ramsés II, podía haber sido su bisabuelo, su abuelo o su tío.

Suponiendo que Nefertari estuviese emparentada con la dinastía XVIII y con la línea de Ahmose-Nefertari, bien podía haber sido hija o nieta de Najtmin, a su vez hijo de Ay, o incluso podía ser la hija de la fantasmal reina Tanedyemy, cuyo papel aún no está claro, pero que podría haber sido nieta de Ay, hija de Horemheb y esposa de Sethy I. De ser así, Ramsés II y Nefertari habrían sido hermanastros.

Gran Esposa Real del "Hijo de Ra"

Nefertari se casó con el príncipe heredero Ramsés cuando aún ambos estaban en la adolescencia, alrededor de los quince años de edad. Por aquellos años Ramsés aún no había sido designado corregente, y ya estaba casado con una mujer más, Isis-Nefert, cuyo papel pronto desplazaría Nefertari.

Al asumir el trono Ramsés II ya tenía varios hijos tanto de Nefertari como de Isis-Nefert, y ascendió a ambas al rango de grandes esposas reales. Sin embargo, Nefertari fue la reina por excelencia, su particular carisma y el profundo amor que le profesaba Ramsés II sumieron en la sombra a todas sus rivales, y la convirtieron en la mujer más importante del reino, por encima incluso de la reina madre Tuya.

Mas Nefertari no fue sólo la esposa bienamada de su rey. Fue una verdadera mujer de estado, que propició el cese de hostilidades entre Egipto y el Imperio Hitita con sus cartas de paz al emperador Hattusil III y a su esposa, la también influyente emperatriz Putuhepa. Conocida en aquellos lugares como la reina Naptera (una deformación de su

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propio nombre), propiciaría la paz entre las dos potencias del momento, papel que la acabaría de consagrar al lado de su amante marido.

Titulatura

Abu Simbel: estatua de Nefertari, junto a Ramsés II, con su nombre grabado en un cartucho

Nefertari, como se ha visto antes, no se contentaría con habitar en el harén real y dar hijos a su marido. Como hizo cien años atrás la reina Tiy, asumió un papel político y religioso que no volvería a alcanzarse por ninguna mujer hasta los tiempos de Cleopatra (exceptuando a la efímera faraona Tausert). Ramsés II aceptó e incluso promocionó esto, y la gran esposa real Nefertari, fue, entre otras cosas:

• Señora de las Dos Tierras; que podría decirnos que Nefertari asumiría la regencia mientras su marido participaba en la guerra contra los hititas o en sus campañas contra los nubios.

• Señora de todas las tierras; título muy infrecuente, que elevaba a Nefertari a un estatus paralelo al del faraón.

• Esposa del dios; aunque por entonces sus funciones y su poder no tenían nada que ver con la importancia que adquirió en tiempos de la dinastía XVIII, Nefertari ostentó un título que en su tiempo ya habían llevado Ahmose-Nefertari o Hatshepsut.

• Princesa Heredera; que parece confirmarnos un origen real.

• Por la que brilla el Sol; el título más hermoso que poseyó, único en la historia egipcia, y símbolo del amor de Ramsés II por su esposa.

Aunque, sin lugar a dudas, el título mejor conocido de Nefertari, sería el que le acompañaría ya siempre como un segundo nombre, el de Amada de Mut. Así, no es de

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extrañar que muchas veces aparezca con el nombre de Nefertari-Merienmut (Nefert-Ary Merit-En-Mut).

Abu Simbel

Templo de Hathor de Abu Simbel

Resulta insólito que un monarca siempre tachado de megalómano y egocéntrico como fue Ramsés II tuviese una debilidad tan clara como la que sentía por Nefertari. No sólo la colmó de honores en vida, sino que además se aseguró de que fuera conocida durante toda la eternidad. En la mayoría de las estatuas en las que aparece Ramsés II suele venir acompañado por Nefertari (aunque de mucho menor tamaño que su marido), y, lo que es más importante, tuvo el inmenso honor de ser deificada en vida, algo impropio de una gran esposa real.

El mejor testimonio del amor de Ramsés II y de Nefertari es el templo más pequeño de los dos que hay en Abu Simbel. Mientras que el mayor estaba dedicado a Amón, Ra-Horajty, Ptah y Ramsés deificado, el menor era exclusivamente de la diosa Hathor, personificada en la figura de Nefertari. Sólo hay que ver la dedicatoria de la entrada de ese bello templo, lleno de imágenes de Nefertari y de sus hijos, para comprobar lo que sentía el faraón por su reina:

[...] Una obra perteneciente por toda la eternidad a la Gran Esposa Real Nefertari-Merienmut, por la que brilla el Sol.

Meritamón Otras formas de nombrarla: Meryetamen, Meritamun...

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La reina Meritamón, hija y esposa de Ramsés II.

Reina egipcia de la dinastía XIX, vivió durante los años 1280 a 1220 a. C., aproximadamente. Se cree que era la cuarta de las hija de Ramsés II, y la primera de las nacidas de su favorita, la bella reina Nefertari. No se la debe confundir con otras reinas o princesas que portaron su mismo nombre, como es el caso de Ahmose-Meritamón (hija de Ahmose) y Meritamón (hija de Thutmose III).

Meritamón nació poco antes de que su padre asumiera el trono en solitario o en sus primeros años de reinado. Tenemos escasos datos acerca de esta princesa y después reina de Egipto, pero sabemos que cuando murió su madre, que era la esposa favorita y la más amada del faraón (durante el año 24 o algo después, cuando Meritamón aún no alcanzaría los treinta años), éste se casaría con su hija. No debe sorprendernos la práctica del incesto real en la familia real egipcia: aunque era una práctica poco usual, hubo algunos casos, como Amenhotep III (quien se casó con al menos tres hijas suyas), Ajenatón (en su caso pudieron ser de dos a cuatro) y el propio Ramsés II, que tuvo aún más esposas-hijas. Sin embargo, sólo tres de éstas hijas reales serían ascendidas al rango de Gran Esposa Real, y una de ellas, quizás la primera fue Meritamón.

La primera mención importante en la que aparece Meritamón convertida en reina es en la fundación de los dos hermosos templos de Abu Simbel. La opinión más general es que en aquel momento representó las funciones de la gran esposa real Nefertari, destinataria de uno de los templos, quien se encontraría enferma o ya habría muerto. Sería ya desde este momento en el que Meritamón acabaría por asumir todas las funciones que tuvo en vida Nefertari y se convirtió en la mujer más poderosa de la segunda generación de esposas del rey.

Al igual que Nefertari tuvo un rival en Isis-Nefert, es probable que Meritamón la tuviera en la hija de ésta, Bint-Anat. Las dos hermanas suplantaron los papeles de sus madres al desaparecer ellas, y se convirtieron en las reinas más importantes de Ramsés II. No obstante, parece ser que Meritamón tuvo un papel más importante, o al menos más independiente, pues se piensa que residía durante mucho tiempo en el templo de Amón

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en Karnak, como lo muestran sus títulos de Cantora de Amón, Superiora del Harén de Amón, o La que toca el sistro para Mut.

No hay tantos vestigios históricos de Meritamón como de Nefertari, pero uno de los más bellos es una estatua conocida como La Reina Blanca, admirada aún hoy por todos. El templo en el que más veces aparece es el de Abu Simbel, junto a su padre, a su madre y a sus hermanos y hermanas. Tampoco se le conoce ningún descendiente, aunque es posible que sí los tuviera, pues se sabe que el matrimonio de Ramsés II con sus hijas no fue sólo ritual (la reina Bint-Anat tuvo al menos una hija).

Desconocemos la fecha exacta de la muerte de la gran esposa real Meritamón, la amada de Ramsés II, y la viva imagen de Nefertari, pero tuvo que ser en los últimos años del largo reinado de su padre. Muy pocos de los primeros hijos del faraón, como Merenptah y Bint-Anat lograrían sobrevivir a su nonagenario progenitor. Meritamón fue enterrada en la tumba QV68 del Valle de las Reinas, pero su momia aún no ha sido hallada.

El Periodo amarniense designa una etapa de la historia de Egipto durante la cual el faraón Akenatón reinó en su nueva capital, Ajetatón. El nombre árabe del sitio es Tell el-Amarna, de ahí el nombre del periodo amarniense.

En el plano religioso, este periodo estuvo marcado por un conjunto de reformas únicas en la historia del anciano Egipto: "el rey herético" proclamó la supremacía del dios solar Atón, cerró los templos del dios tebano Amón, prohibió el culto de los dioces tradicionales y confiscó los bienes del clero a favor del Estado.

Al mismo tiempo, abandonó Tebas, la capital religiosa, y edificó su nueva capital en un lugar desértico en el Egipto Medio, en Tell el-Amarna. La corte, al igual que la cancillería real se trasladaron a Ajetatón y los notables que siguieron al rey a su nueva capital hicieron cavar sus tumbas en los acantilados que rodean el lugar. Construida con prisa y en gran parte con ladrillos crudos, la ciudad no resistirá al tiempo, ayudado por los sucesores de Akenatón, que buscarán borrar todo trazo de la herejía amarniense.

En lo que respecta al arte, el periodo amarniense constituye una ruptura con el pasado: el arte amarniense se caracteriza por una representación de los personajes, sobre todo de la familia real, que se califica de expresionista o de caricaturesco. Esta representación contrasta con una representación delicada de la naturaleza, un naturalismo dónde abundan las plantas, las flores y los animales.

Templo de Luxor

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Templo de Luxor

El templo de Luxor, situado en el corazón de la antigua Tebas, fue construido esencialmente bajo la XVIII y la XIX distanía egipcia. Estaba consagrado al dios Amon bajo sus dos aspectos de Amon-Ra. Las partes más antiguas actualmente visibles remontan a Amenofis III y a Ramsés II. Seguidamente, nuevos elementos fueron añadidos por Chabaka, Nectanebo I y la dinastía ptolemaica. En época romana, el templo fue parcialmente transformado en campo militar. El edificio, uno de los mejores conservados del Nuevo Imperio egipcio, aún mantiene numerosas estructuras. Además del gran pilono, el visitor puede también atravesar dos grandes peristilos y la columnata monumental que enlaza estos dos patios. El santuario propiamente dicho, residencia del Amon de Opet, al igual que las salas que le preceden conservado una gran parte de sus baldosas.

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Historia y desarrollo del templo de Amon -Min

Entrada del pilono del templo de Luxor: Colosos de Ramsés II

La construcción fue ordenada por Amenofis III a su arquitecto Amenhotep (hijo de Hapu). Éste último edificó un templo completo: naos, santuario de la barca, sala de ofrendas y antecámara[1] , esta última flanqueada de capillas destinadas a la triada tebana[2] . Todo está precedido de una sala hipóstila abierta a un gran patio cuadrado, el « patio solar », rodeado por tres de sus lados de una doble hilera de sesenta y cuatro columnas papiriformes. Las salas de culto, al igual que el hipostilo se elevan sobre una plataforma con una gran inscripción dedicatoria.

El conjunto, con proporciones imponentes pero armoniosas, fue completado por una columnata procesinal de acogida de unos veinte metros, formando un grupo monumental que marcaba la entrada del templo. El programa arquitectónico extendió probablemente en tres fases sucesivas y ocupó todo el reinado.

Como hizo en Karnak para el patio de su padre, Amenhotep III destruyó sin duda un templo más antiguo delante del cual debía encontrarse la capilla edificada por Hatshepsut. De hecho, la estructura interna está en parte constituida por bloques reutilizados provenientes de un edificio anterior. Difícilmente accesibles, estos bloques son todavía visibles en las partes este del templo que fueron alteradas en la época greco-romana. Aquí se ha encontrado cartuchos de Tutmosis IV.

Ejecutado en el más puro estilo de la XVIII dinastía egipcia, el Opet del sur constituye un raro ejemplo de edificio divino del Nuevo Imperio bien preservado, aunque los muros que rodean las diferentes partes del monumento se hayan derrumbado o hayan

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sido reutilizados en épocas posteriores - lo que nos permite admirar las columnas después del exterior del monumento.

El templo fue descuidado, incluso maltratado durante el reino del faraón « herético » Akenatón. Los trabajos recomenzaron bajo Tutankamón y Ay, quienes acabaron la decoración de los muros de la columnata procesinal añadiendo especialmente las escenas de la Fiesta de Opet.

La gran columnata de Amenofis III

Ramsés II, el otro gran constructor en Tebas, añadió el Pilono, cuya plaza estaba adornada con seis colosos de Ramsés II, cuatro de pie y dos sentados, todos a su nombre, además de dos obeliscos y un segundo patio con pórticos, de un estilo típico de la XIX dinastía, con sus columnas macizas que recuerdan a las del hipostilo de Karnak. Aquí lo adornará también de colosos alternando con las columnas mientras que otros dos colosos sentados, con su imagen, precedían la entrada de la columnata procesinal de Amenhotep III.

Para edificar este nuevo patio, el arquitecto de Ramsés tuvo en cuenta la existencia de una triple capilla de Hatshepsut, lo que explica que el eje del monumento esté dirijido hacia Karnak. No se percibe a primera vista, pero es imposible de obtener desde el pilono una vista axial del templo, ya que la perspectiva está rota. El conjunto está sin embargo muy bien concebido para que esta particularidad afecte a la armonía de las proporciones; incluso los obeliscos, de medidas diferentes, fueron emplazados desfasados de tal manera que cuando tenemos el pilono en frente la diferencia no se note.

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Los dos obeliscos fueron ofrecidos en 1830 a Carlos X de Francia por Mehemet Ali, pero sólo el de la derecha será finalmente derribado y transportado hacia Francia. Jean-François Champollion será quien elija, por mandato del rey, el primero de los dos obeliscos, en parte cubiertos de arena. La leyenda dice que se decidió por el de la derecha, entrando en el templo, el más pequeño y el más dañado. El obelisco fue erigido con una gran fiesta en París, dónde se erige después de 1836 en el centro de la plaza de la Concordia. En agradecimiento, Luis Felipe I de Francia ofreció un reloj que hoy día adorna la mezquita de Mehemet Ali en el Cairo, pero se estropeó en el camino y nunca funcionó. El segundo obelisco, que nunca dejó Egipto, fue oficialmente « devuelto » por Francia en 1981, al principio del premier septenato de François Mitterrand.

El agrandamiento del templo continuó en el periodo tardío de Egipto. Los faraones nubios de la XXV dinastía añadieron el muro de cerco además de un grupo arquitectónico de columnas formando un prepatio. El cerco fue reacondicionado o restaurado por Nectanebo II en la XXV dinastía, al igual que todos los templos de Tebas. Ellos construirían igualmente la avenida de esfinges que unía Luxor a Karnak, además de un pequeño templo dedicado a Isis[3] .

Tebas parece haber sido abandonada sino maltratada por los conquistadores sirios y persas, y el desarrollo del templo fue abandonado. Alejandro Magno reacondicionó la sala de la barca, haciendo elevar las cuatro columnas que sostenían el techo. Todavía se puede ver el emplazamiento de las bases de estas columnas sobresaliendo en los primeros cimientos de esta capilla. Esta forma, con la capilla que Filipo III de Macedonia hizo construir para el templo de Amon-Ra en Karnak un ejemplo irremplazable de arquitectura divina de este periodo de transición histórica para la ciudad de Tebas.

De igual manera, desde el comienzo de la época griega, se puede constatar cuanta atención aportaron los primeros monarcas de la nueva dinastía a los santuarios de la ciudad santa.

Finalmente, en la época romana, el templo fue particuliarmente convertido en campo militar. En esta ocasión, los sacerdotes enterraron piadosamente una serie de imágenes divinas y reales en una favissa[4] que habían habilitado en el gran patio solar de Amenhotep III[5] . Estas estatuas, siendo algunas únicas en su género, fueron descubiertas en 1989 y están actualmente expuestas en el museo de Luxor.

En su versión final, el templo de Luxor medía más de 260 metros de largo y 50 metros de largo.

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Luxor y el urbanismo religioso de Tebas

Avenida de esfinges en Karnak

El templo de Luxor es de alguna manera el complemento meridional del gran templo de Amón en Karnak, en la medida en que estaba dedicado a la triada tebana, pero sobre todo a Ka y a la forma progenitora del dios dinástico bajo el aspecto de Amón-Min. Situados a un poco más de dos kilómetros el uno del otro, los dos templos estaban unidos por un dromos bordeado de setecientas esfinges con cabeza de carnero[6] y de estaciones o capillas donde se paraban las barcas de la triada tebana en la gran Fiesta de Opet. Bajo el reino de Nectanebo I, esta avenida ceremonial fue completada por esfinges con cara humana (androesfinge) del lado del templo de Luxor. El dromos constituía la articulación principal de la ciudad que atravesaba de norte a sur dividiéndola en un barri oeste que bordeaba el Nilo dónde se encontraba el puerto, los barrios populares y el de los artesanos, y un barrio este probablemente más residencial que se extendía entre los grandes templos y contenía numerosos santuarios repartidos a lo largo de las grandes avenidas adoquinadas que cuadriculaban la ciudad.

Construido alrededor del santuario de Amon-Min y de la capilla que acogía la barca sagrada que portaba la efigie de Amón durante su salida anual. En ella el dios dejaba su residencia en Karnak en compañía de su esposa Mut y su hijo Jonsu, el dios lunar, para ir vía fluvial a Luxor. Allí, el dios alcanzaba su forma fértil, Amon-Min. Entonces, al final de la alegría que duraba once días originalmente[7] , volvía, siempre en compañía de su familia divina, a Karnak, esta vez por el gran dromos. La ceremonia estaba encabezada por el faraón en persona, que presidía también el ciclo de renovamiento eterno simbolizado por la llegada de la crecida del Nilo[8] .

El templo sufrió las exaltaciones del periodo amarniense, ya que era el edificio central que ocupaba la vieja divinidad de Tebas. Los faraones que siguen a Akenatón se dedicaron a atenuar las cicatrices restaurando, algunas veces torpemente, los relieves estropeados, pero el amartillamiento de las formas divinas fue tan duro que las trazas son todavía visibles en los arquitrabes de la gran columnata dónde el nombre y la imagen de Amón habían sido borrados del cartucho de Amenhotep.

El templo de Luxor era por lo tanto un elemento esencial del urbanismo religioso de Tebas además de para la teología amoniense, a tal punto que mientras que los faraones de la XXI dinastía eligieron Tanis como nueva capital, quisieron edificar su ciudad con

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el mismo modelo previendo en el sur del conjunto un nuevo templo dedicado a Amón de Opet, el cual también estaba unido al templo consacrado a Amón-Ra al norte.

Avenida de esfinges en la entrada del templo de Luxor

Luxor, lugar de culto milenario

Como los otros santuarios de la ciudad, Luxor recibió una atención relativa de la parte de los últimos Ptolomeos a quienes podemos atribuir el pequeño templo de Serapis que acoge al visitor que sale el dromos. Es a partir de la época romana cuando el "declive" del templo comienza. De hecho, desde los primeros años de la kratesis[9] , una guarnición romana se instala en Luxor. Una capilla en honor de Augusto es habilitada en la habitación del rey divino y, en esta ocasión, el acceso a las salas es modificado, siendo la función inicial de templo transformada irremediablemente. Las puertas axiales son tapiadas y un ábside es creado para albergar la estatua del emperador. Seguidamente, una nueva decoración es realizada en las paredes de la sala por medio de una capa de estuco pintado con figuras en un estilo puramente greco-romano. Hoy día, estos frescos, que estaban todavía visibles hace una decena de años, resisten mal a la subida de la capa freática que amenaza el lugar, haciendo que el estuco se caiga poco a poco, dejando ver los relieves de la XVIII dinastía, cuviertos desde hace 2000 años.

En el III siglo de nuestra era, el templo de Luxor es transformado en castrum, albergando la legión encargada de defender los limes situado al sur en Asuán contra los blemios, pueblo nómada. El muro es reconstruido y se le añaden puertas fortificadas reutilizando elementos del templo. Se llega incluso a cortar un coloso de Ramsés II para obtener bloques destinados a servir de dintel y de arquitraves a las puertas que defienden la fortaleza[10] . Una verdadera ciudad de guarnición se desarrolla en el interior del recinto, con sus vías cortandose en ángulo recto y delimitando los barrios o insulae[11] , en los cuales son edificados el Foro romano y basílicas. El templo, convertido en santuario romano, devía entonces albergar las estatuas del culto imperial.

Cuando el imperio romano acoge el cristianismo, se construyen numerosas iglesias en el recinto, una en el patio de Ramsés II. Todavía se puede ver un tabique, constituido de gruesos bloques provenientes sin duda de los muros desmantelados del temploo de Amenofis III. Seguidamente, los conquistadores musulmanes construyeron encima de la iglesia una mezquita en honor del santo local, Abu el-Hagag, dónde están conservadas sus reliquias[12] .

Por todo ello, Luxor es uno de los más antiguos lugares de rezo del mundo. De hecho, la práctica de la fe en este lugar ha sido practicada ininterrumpidamente durante más de 3500 años: extraña persistencia de un lugar de culto en el que el esplendor no ha cesado de acompañar al visitor, a pesar de los sobresaltos de la historia del hombre. A algunas horas del día, y sobre todo los viernes, la llamada al rezo del muecín resuena entre las columnatas de estas viejas ruinas, con algo romántico, de Tebas

Atón Atón era una deidad solar del Antiguo Egipto que representaba al disco solar en el firmamento. Se le consideraba el espíritu que alentaba la vida en la Tierra, en la Mitología egipcia.

Atón desplegando sus rayos sobre Ajenatón y su familia Nombre egipcio: Aten. Nombre griego: Atón

EL ARTE MESOPOTAMICO

Templo de Eridú

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Fecha: V Milenio En torno a este templo de un dios desconocido se creó una floreciente cultura. En él se han localizado diecisiete estratos de otros tantos templos superpuestos y sepultados luego por una torre escalonada (u-nir) levantada por el rey neosumerio Amar Sin (2046-2038). En su mayoría, tales templos fueron diseñados con modestas proporciones, semejantes a las de una vivienda, construidos todos ellos con adobe. En azul, aparecen marcadas las plantas halladas en el nivel XV y en negro las del nivel XVI.

Uruk

Situación de las ciudades de la antigua Mesopotamia. Uruk se encuentra en el sur.

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Uruk (sumerio Unug, bíblico Erech, griego Orchoë y arábe Warqa), fue una antigua ciudad de Mesopotamia, situada en la ribera oriental del río Eufrates, surcada por el antiguo canal Nil, en una región de pantanos a 225 km al SSE de Bagdad. La teoría de que el nombre moderno Iraq deriva del nombre Uruk no está corroborada.

En su apogeo, hacia el III milenio a. C., Uruk tenía una zona amurallada de unos 5,5 km², siendo la mayor ciudad del mundo en esa época. Según la tradición sumeria, fue el hogar de Gilgamesh, héroe de una las obras literarias más antiguas de la historia: el poema de Gilgamesh. De él se decía que construyó el templo de Eanna y las murallas de la ciudad. Uruk fue probablemente lugar del nacimiento del sello cilíndrico así como del nacimiento del cálculo y la contabilidad.

Historia

Los restos más antiguos que se conservan de Uruk (niveles XVIII-XVI) están datados entre 5300 a. C. y 4574 a. C. mediante la prueba de carbono 14[1] y pertenecen, por las características de su cerámica al período de El Obeid. Entre las fases XVI y IX (V milenio a. C.) se observa un período de transición cuya denominación no está fijada.

Es a partir del nivel X (3800 a. C.) cuando se empiezan a encontrar rasgos claramente característicos de un nuevo período: el llamado período de Uruk. Algunas de sus características son: una cerámica de paredes finas y gruesos "labios" biselados; la difusión del sello cilíndrico: un rodillo de piedra con diseños grabados en su superficie que, al hacerla rodar sobre el material fresco, imprime las imágenes; y una monumental arquitectura.

A los grandes edificios de Uruk de esta etapa se les ha dado la denominación de templos, si bien no se puede asegurar el uso que tuvieron, pudiéndose haber tratado de palacios.[1] En el nivel IV se aprecia una rápida sucesión de edificios que se construyeron, sustituyéndose los unos a los otros en cortos espacios de tiempo. De los cuales destacan los Templos D y E, de gran tamaño y monumental arquitectura, que, inexplicablemente, fueron cuidadosamente desmantelados, sepultando sus objetos en cámaras construidas para tal pretexto, sobre las cuales se edificaron nuevos palacios.

Pasado el período Uruk, en los períodos Jemdet-Nasr y Dinástico Arcaico la ciudad siguió creciendo, alcanzando su máxima extensión hacia principios del III milenio a. C. coincidiendo con la construcción de una impresionante muralla. Sin embargo, existen indicios de que este aumento de población trajo problemas sociales que pudieron ser sofocados mediante la violencia: la destrucción "ritual" de los templos del nivel IV; la proliferación en los sellos cilíndricos de imágenes con prisioneros y la gran cantidad de armamento encontrado en estos niveles.[1] Oppenheim afirma que:

En Uruk, en la zona sur de la Mesopotamia, la civilización Sumeria parece alcanzar su cúspide creativa. Esto se encuentra indicado repetidas veces en las referencias a esta ciudad en textos religiosos y, especialmente, en textos literarios, incluyendo aquellos de contenido mitológico; la tradición histórica preservada en la lista de reyes sumerios lo confirma. El centro del poder político se desplaza posteriormente de Uruk a Ur.

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Perdida la hegemonía, Uruk continuó siendo una ciudad importante y un centro religioso de primer orden en los siguientes siglos. En el I milenio a. C. vivió otra etapa floreciente y, aún en el período Seléucida era hogar de una importante comunidad de astrónomos.

Sociedad

Sello cilíndrico e impresión: grupo de ganado en un campo de trigo. Caliza, Mesopotamia, período de Uruk. El sello cilíndrico estaba formado por una piedra u otro objeto de material duro de forma cilíndrica en el cual se tallaban motivos decorativos. Este sello podía hacerse rodar sobre ladrillos de arcilla aún blandos, grabando así sus motivos en ellos.[2] Museo del Louvre, Department of Oriental Antiquities.

En Uruk se encuentran por primera vez tablillas de arcilla con muescas que demuestran la existencia de una contabilidad, lo cual puede interpretarsecomo un paso previo a la elaboración de la escritura.[2] El sello cilíndrico aparece entre los niveles V y IV.[2]

No se conoce con certeza hasta que punto estaba jerarquizada la sociedad de Uruk. Se han propuesto varios modelos diferentes. Así, el arqueólogo checo Petr Charvát defiende que se trataba de una sociedad básicamente igualitaria lo cual se demostraría entre otras cosas en el carácter abierto de los edificios centrales de la ciudad, alejados de ser palacios cerrados y rodeados de plazas y foros, recordando al aspecto de las polis griegas posteriores. Otros autores, como Pollock, defienden que el gobierno de Uruk era básicamente autoritario y que la supremacía de ésta sobre el resto de regiones fue lograda mediante la fuerza.[1]

La visión de la sexualidad en los períodos previos a la escritura no se conocen con detalle; sin embargo, el acto sexual es mostrado en algunos sellos cilíndricos, por lo que no parece que se tratase de un tema tabú. Sí se tienen referencias más tardías de las prácticas sexuales habituales en la ciudad, la cual, al estar dedicada a la diosa Ishtar, parece que amparaba las prácticas homosexuales o transexuales y la promiscuidad. Así, en el poema babilonio de Erra se critica duramente la actitud de un rey de Uruk, que no trata con suficiente amabilidad a "prostitutas, cortesanas y busconas [...] a los chicos alegres que cambiaron su masculinidad por feminidad" ya que estos con sus actos veneran a la diosa. Parece que el hecho de que los jóvenes durmieran en sus propias camas era algo preocupante y la copulación en las calles era una práctica habitual. El papel de la prostitución no está claro, y una posible función ritual ha sido discutida.[1]

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Mitología

El matrimonio de Inanna y Dumuzi, al que Inanna mandó a los infiernos por tratar de ocupar su lugar cuando ella estaba en el inframundo, antes de ser resucitada por Enki.[1]

De acuerdo con la lista de reyes sumerios, Uruk fue fundada por Enmerkar, quien trajo la sede real con él desde la ciudad de Eanna. Otros reyes históricos de Uruk incluyen a Lugalzagesi de Umma, quien conquistó Uruk, y Utukhengal.

Según el mito sumerio de Enki e Inanna (en acadio Ea e Ishtar) el dios del agua Enki —una de las deidades más importantes— ocultaba los me, que eran todas aquellas formas de conducta y usos sociales necesarios para el funcionamiento del mundo. Pero Inanna, diosa del amor y de la ciudad de Uruk, quiere llevárselos a su ciudad. Para ello viaja en barca hacia el apsu, el hogar de Enki, y lo emborracha en la fiesta de bienvenida que éste le prepara, tras lo cual se lleva los me a Uruk desde donde se difunden.[1]

La Biblia hace referencia a Uruk en numerosas ocasiones: en ella se atribuye su fundación a Nimrod, del cual se dice que Uruk fue la segunda ciudad que fundó, después de Babilonia (Génesis 10:10).[3] En Esdras 4:9-10[4] hace referencia a un exilio de las gentes de Uruk:

9.- [...] las gentes de Uruk, de Babilonia y de Susa -es decir los elamitas-. 10.- y los restantes pueblos que el gran Asnapper deportó y estableció en las ciudades de Samaria y en el resto de Transeufratina

[4]

Asnapper es generalmente identificado como el conquistador asirio Asurbanipal, quien llevó a cabo una campaña contra los babilonios del sur; a los cuales, según ese pasaje habría deportado a Samaria tras la conquista.

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Arquitectura

Mosaicos en el templo de Inanna de Uruk, actualmente en el museo de Pérgamo de Berlín

En la ciudad de Uruk destacaban dos áreas dedicadas como centro urbano, bien político, bien religioso —su utilización no esta clara—: Eanna y Kullab.

Eanna se encontraba en un terreno llano, era el montículo más antiguo y fue a partir del período de Uruk (3400 a. C.) cuando su arquitectura comenzó a destacar. De esta etapa es el llamado Templo de los Conos de Piedra —que pese a llamárselo templo no es seguro que tuviese un uso religioso— que tenía paredes de hasta 3,5 metros de altura de piedra, unidas por un cemento a base de ladrillo y yeso picado. Estaba formado por una nave central y dos pasillos rodeados por tres grandes murallas que en conjunto formaban un área de 28×19 metros, bajo las cuales se encontraba un sótano inaccesible del cual se desconoce su utilidad. El Templo de Caliza de Eanna V fue construido en una etapa posterior. Su planta era rectangular y estaba formada por una gran nave central de 58×9 metros rodeada de una serie de habitaciones con salida al exterior, quedando completamente accesible desde la plaza pública, y estaba igualmente construido en piedra. En el nivel IV se contruyeron los templos D y E que como se ha comentado fueron desmantelados en el nivel III (3200 a. C.). El Templo D era el mayor de ellos, con unas dimensiones de 45×80 metros, estrechas entradas y nave central en forma de T. El Templo E contenía una cámara central cuadrada flanqueada a cada lado por vestíbulos comunicados con el exterior y con la cámara central por numerosas entradas. Los edificios que se construyeron tras estos en el nivel III siguieron un esquema bastante parecido.

Kullab se levantaba en una región inclinada y abrupta. En sus fases más tempranas contenía una serie de estructuras simétricas. En este montículo, cada vez que se realizaba una nueva construcción se sepultaba la anterior, dejándola como cimiento e la nueva, por lo que ésta quedaba cada vez a mayor altura. Uno de los edificios más destacados fue el llamado Templo Blanco el cual también termino siendo cubierto por ladrillos y sepultado.

Inanna

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El matrimonio de Inanna y Dumuzi, al que Inanna mandó a los infiernos por tratar de ocupar su lugar cuando ella estaba en el inframundo, antes de ser resucitada por Enki.[1]

En la mitología sumeria Inanna era la diosa del amor, de la guerra y protectora de la ciudad de Uruk. Con la llegada de los acadios Inanna se transformó en Ishtar. Su representación era un haz de juncos verticales con la parte superior curvada.

Asociada con el planeta Venus, se le identifica con la diosa griega Afrodita y con la Astarté fenicia. Entre los acadios fue conocida como Ishtar. Según la mitología sumeria era hija de Nannar (Sin en acadio, dios de la Luna) y Ningal (la Gran Dama, la luna) y hermana gemela de Utu, conocido en acadio como Shamash. Su consorte fue Dumuzi (semidiós y héroe de Uruk).

Mitos

Enki e Inanna

Según el mito sumerio de Enki e Inanna (en acadio Ea e Ishtar) el dios del agua Enki —una de las deidades más importantes— ocultaba los me, que eran todas aquellas formas de conducta y usos sociales necesarios para el funcionamiento del mundo. Pero Inanna, quiere llevárselos a su ciudad, Uruk. Para ello viaja en barca hacia el apsu, el hogar de Enki. Este, que está advertido de las intenciones de Inanna, prepara una fiesta para recibirla. Pero inanna aprovecha el convite y emborracha al dios. Cuando se repone, Enki manda a una serie de demonios para que recumeren lo me, pero Inanni los vence y finalmente se lleva los me a la ciudad de Uruk desde donde se difunden.[1]

Descenso a Irkalla

En la tradición mesopotámica, otoño e invierno son épocas en las que la tierra recupera su fuerza y su pureza en contraposición con primavera y verano, épocas de

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florecimiento y fertilidad. En sumeria, esta época (otoño e invierno) se usa con el mismo fin religioso, recuperar la fuerza y mejorar internamente. Irkalla (tierra del no retorno) es el lugar al que van, según la tradición mesopotámica, las impurezas, los malos hábitos, las memorias que se pierden, así como el lugar al que van los muertos. La muerte, en la tradición mesopotámica, es un estado de purificación y mejora que conduce a una nueva vida.

En ese contexto cuenta la mitología sumeria que Inanna decidió bajar al inframundo para enfrentarse a su hermana y deidad opuesta, Ereshkigal. En la lucha Inanna murió, tras lo cual ningún ser en la tierra tenía deseo ninguno de aparearse: ni hombres ni animales. Ante esto, Enki crea a unas criaturas sin género que engañan a Ereshikigal consiguiendo que les entregue el cadáver de la diosa al que aplican el "agua de la vida". Así Inanna resucita, pero tiene que encontrar un sustituto que ocupe su lugar en ultratumba. Al volver a la tierra encuentra que su esposo Dumuzi ha ocupado su puesto, por lo cual es a él a quien envía al inframundo.[1]

Como consecuencia Dumuzi reina durante el otoño y el invierno, mientras Inanna reina durante la primavera y el verano.

Culto

Tuvo 7 templos en Sumeria a los que se pueden añadir ocho más según otra variante, aunque el mayor estaba en Uruk: el templo de E-anna, dedicado a ella y a Anu.

La ciudad de Uruk, dedicada a Inanna, tenía entre sus celebraciones varias de ámbito sexual y violento. Se tienen referencias del poema babilonio de Erra, en el cual se critica duramente la actitud de un rey de Uruk, que no trata con suficiente amabilidad a las "prostitutas, cortesanas y busconas [...] a los chicos alegres que cambiaron su masculinidad por feminidad" así como los portadores de ndagas, portadores de navajas, chuchilas y pedernal ya que estos con sus actos agradan al corazón de Ishtar. Parece que el hecho de que los jóvenes durmieran en sus propias camas era algo preocupante y la copulación en las calles era una práctica habitual. El papel de la prostitución no está claro, y una posible función ritual ha sido discutida

Zigurat Un zig-gu-rat (zĭg`ə-răt) es un templo de la antigua Mesopotamia que tiene la forma de una torre escalonada. El diseño de un zigurat va desde una simple base con un templo en lo alto, hasta las maravillas matemáticas y arquitectónicas con varias terrazas rematadas con un templo. La base podía ser de forma rectangular, ovalada o cuadrada. El núcleo del zigurat –la parte no expuesta a la intemperie– estaba construido de ladrillos secados al Sol (adobe), mientras que la parte exterior estaba revestida de ladrillos cocidos, los cuales podían además estar vitrificados en diferentes colores; el acceso se realizaba mediante escaleras situadas en los lados del zigurat o que ascendían en espiral hasta la cima. Uno de los mejor conservados es el de Choga Zanbil en el actual Irán, en el territorio que ocupó el antiguo reino de Elam, el cual sobrevivió a los ocho años de guerra entre Irak e Irán. El zigurat más antiguo que se conserva es el de Kashan datado en el 5º milenio a. C.

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Dur-Untash, o Choqa zanbil, construido en el siglo XIII a. C. por Untash Napirisha, es uno de los zigurats mejor conservados. Se encuentra cerca de Susa, Irán.

Interpretación en CAD del zigurat de Sialk, basado en las evidencias arqueológicas.

Un ejemplo de un zigurat sencillo es el Templo blanco de Uruk, en la antigua Sumer. El zigurat en sí, sólo es la base sobre la que el templo blanco está construido. El propósito es acercar el templo al cielo, al cual se accede desde el nivel del suelo por unas escaleras.

Un ejemplo de un gran y complejo zigurat, es el dedicado a Marduk en Babilonia. Desgraciadamente, no ha quedado gran cosa de esta gran estructura, ni siquiera al nivel del suelo, pero las prospecciones arqueológicas y las noticias históricas que de él tenemos, nos hablan de un zigurat de siete niveles pintados de diferentes colores, coronado con un templo de bellas proporciones. El templo parece haber estado pintado de color índigo al igual que el último nivel. Se sabe que había tres escaleras que llevaban al templo, dos de las cuales (las laterales) sólo ascendían hasta la mitad de la altura del zigurat.

Etemenanki, el nombre de la estructura, es una palabra sumeria que significa la fundación del cielo y la Tierra. Probablemente construida por Hammurabi, en su base se han encontrado restos de anteriores zigurats y otras estructuras. La última fase de construcción consiste en un revestimiento de 15 m de ladrillo construido por el rey Nabucodonosor.

Los zigurats fueron un tipo de templo común para sumerios, babilonios y asirios.

Los zigurats no eran el lugar en que se realizaban actos públicos o ceremonias, sino que se les consideraba la morada de los dioses. Gracias al zigurat, los dioses podían estas cerca de la gente. Cada ciudad tenía su propio dios o diosa, de la cual era patrón. Sólo los sacerdotes tenían acceso al interior del zigurat para atender a las necesidades de los dioses, lo cual hacia de ellos un elemento poderoso de la sociedad.

Se ha sugerido que el zigurat era una representación simbólica del primitivo terraplén del cual se creó el universo o como un puente entre el cielo y la Tierra. Los sumerios los concibieron como una eje cósmico, un enlace vertical entre el cielo y la tierra, y entre la tierra y el mundo subterráneo, así como un enlace horizontal entre las diferentes tierras.

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Siete niveles representan los siete cielos o planos de la existencia, los siete planetas, los siete metales cada uno de ellos asociado a su color correspondiente.

En total se conocen 32 zigurats; cuatro de ellos están en Irán y el resto principalmente en Irak. El último que se descubrió es el de Sialk, en Irán.

La bíblica Torre de Babel puede estar basada en los zigurats de Mesopotamia.

Choga Zanbil Choga Zanbil1

Las ruinas de la Ciudad Santa del Reino de Élam

Choga Zanbil ( en farsi ���� es un complejo elamita situado en la provincia del (ل�� �زKhuzestán, en Irán. Se encuentra a unos 25 kilómetros al oeste de Dezful, a unos 45 kilómetros al sur de Susa y a 230 kilómetros al norte de Abadán.

Las ruinas de Choga Zanbil fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1979.

Historia

Choga Zanbil era un centro religioso del Imperio Elamita, fundado hacia 1250 a. C. por el rey Untash-Naprisha en la ruta entre Anshan y Susa, con el nombre de Dur-Untash-Naprisha (fortaleza de Untash-Naprisha). Rodeada de tres murallas concéntricas, la ciudad santa fue consagrada al dios nacional de Susa, Inshushinak.

El monumento más importante es un extraordinario zigurat, construido según un método único: en lugar de estar formado por terrazas superpuestas, los cuatro pisos están encajados verticalmente. El zigurat ocupa completamente el recinto interior, y fue construido sobre un templo cuadrado anterior, también erigido por Untash-Naprisha. Es uno de los dos zigurats que se han conservado hasta nuestros días fuera de Mesopotamia, y uno de los mejor conservados.

En la zona intermedia se encuentran once templos dedicados a dioses menores. Se cree los planes originales incluían la construcción de veintidós templos, pero la muerte del rey interrumpió las obras.

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En la zona exterior, al sudeste, se construyó un barrio real con palacios; las cinco tumbas reales subterráneas descubiertas bajo uno de los palacios contienen restos incinerados según una práctica similar a las de los hititas y hurritas, pero que no se encuentra en la tradición elamita. Es posible que se tratara de una dinastía de origen extranjero, quizá en relación con grupos primitivos indoeuropeos. Cerca de los palacios se ha descubierto un templo dedicado a Nusku, dios mesopotámico del fuego.

Figurilla de caolín del segundo milenio adC

Aparentemente, la ciudad propiamente dicha no llegó a ser construida ni habitada; el sitio fue abandonado rápidamente, quizá debido a la extinción de la dinastía de Untash-Naprisha. La mayor parte de las obras de arte realizadas para la ciudad fueron transportadas a Susa. El zigurat, sin embargo, se mantuvo activo durante varios siglos, hasta su destrucción por el rey asirio Asurbanipal en 640 a. C. Algunos historiadores opinan que el gran número de templos y santuarios construidos en Choga Zanbil significa que Untash-Naprisha pretendía crear un nuevo centro religioso para reemplazar a Susa y unificar los dioses del alto y el bajo Elam.

Zigurat de Ur De Wikipedia, la enciclopedia libre

Reconstrucción informática del Zigurat de Ur

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El Zigurat de Ur (cuyo nombre en sumerio era é-temen-ní-gùr-ru) es un zigurat enclavado junto a las ruinas de la antigua ciudad sumeria de Ur, en el actual Iraq. Fue levantado como lugar de culto del dios Nannar (luna en sumerio) Fue construido en el siglo XXI a. C. por el rey Ur-Nammu. Fue destruido por los acadios y posteriormente mandado reconstruir por el rey Nabucodonosor II de Babilonia.

Estaba rodeado por su propia muralla de 8 m. Fue parcialmente restaurada a finales de los años 70. Tiene planta rectangular de 61m × 45,7m y 15m de altura (aunque seguramente tuvo bastantes mas, perdidos por la erosión…). El interior está completamente formado por ladrillos de barro. Las paredes del exterior estas hechas de ladrillos cocidos y betún (cada pared esta orientada hacia un punto cardinal).El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras exteriores que aun se conservan.

A pesar de sus 4.000 años de antigüedad y del material empleado en su construcción, se encuentra en muy buen estado de conservación y parcialmente restaurado. La ruina se eleva 21 metros sobre el desierto sobre el que está edificado. Su planta es rectangular y llegó a tener siete grandes terrazas de las que sólo se conserva las tres primeras. En la terraza superior se encontraba el santuario de la diosa. El acceso al mismo se hacía mediante estrechas escalinatas adosadas a los muros.

Ur .

Situación de las ciudades de la antigua Mesopotamia. En la zona más meridional, junto a Eridu, está Ur.

Ur era una antigua ciudad del sur de Mesopotamia. Originalmente, estaba localizada cerca de Eridu y de la desembocadura del río Éufrates en el Golfo Pérsico. Hoy en día, sus ruinas se encuentran a 24 km al suroeste de Nasiriya, en el actual Iraq.[1] Según la Biblia fue el lugar de nacimiento de Abraham.

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Trabajos arqueológicos

Restos de la ciudad de Ur con el Zugurat de Ur-Nammu al fondo. El zigurat fue restaurado en los años 70 para atraer turistas al área de Nasiriya.

Los restos de Ur forman una colina de ruinas de 12 m de altitud en mitad del desierto de Iraq, a unos 24 km al suroeste de Nasiriya. Las ruinas eran llamadas por los habitantes locales Tell al-Muqayyar (montículo de brea).

La primera investigación en la zona fue llevada a cabo por el consul británico en Basora J. E. Taylor en 1854 por sugerencia del Museo Británico. Ya entonces se encontraron tablillas que indicaban que los restos pertenecían a la Ur bíblica; sin embargo, esto no fue suficiente para que se realizasen investigaciones de importancia y poco después se abandonó el lugar, produciéndose saqueos. Miles de tablillas cuneiformes terminaron en los mercados de Bagdad y, desde allí, en colecciones privadas.

Tras la Primera Guerra Mundial, Iraq pasó a formar parte del Imperio Británico. Esta situación fue aprovechada por el Museo Británico, que consiguó establecer excavaciones en Ur, Eridu y El Obeid entre 1918 y 1919. En 1920, arqueólogos de la Universidad de Pensilvania al mando de Leonard Woolley tomaron el relevo de los ingleses. En las excavaciones, que duraron hasta 1934, se encontraron numerosos objetos de valor, entre el que destacó el contenido de las llamadas Tumbas Reales.[1]

En la década de 1970 el gobierno de Saddam Hussein emprendió la restauración del zigurat de Ur-Nammu, que se convirtió en uno de los monumentos más importantes de Iraq.

El Estandarte de Ur fue hallado en una tumba perteneciente a los siglos XXVII-XXV, en el período Dinástico Arcaico. Representa diversas escenas de la vida cotidiana y de guerra.

Mari (ciudad)

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Vista parcial de las ruinas de Mari que muestran un zigurat cerca del palacio de Zimri-Lim.

Mari fue una ciudad antigua situada al oeste del Éufrates en la actual Tell Hariri (Siria). Estuvo habitada desde el quinto milenio a.C y su etapa de mayor esplendor fue entre el 2900 a. C. y el 1759 a. C., cuando fue saqueada por Hammurabi. En la Biblia, Abraham pasó a través de Mari en su viaje desde Ur a Harán.

Descubrimiento y excavación

Ebih-II, dirigente del reino de Mari, 2400 a. C., Museo del Louvre.

Mari fue descubierta en 1933 al este del flanco sirio, cerca del límite de Iraq. Una tribu beduina estaba excavando un montón para construir una tumba donde enterrar un difunto recientemente fallecido cuando encontraron la cabeza de una estatua. Después de que esta noticia llegase a las autoridades francesas que en ese momento tenían el

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control de Siria, el informe fue estudiado comenzando las excavaciones en el lugar poco después, el 14 de diciembre de 1933 por los arqueólogos del Louvre de París. Los descubrimientos llegaron rápido y el templo de Ishtar era descubierto en solo un mes. Los arqueólogos clasificaron a Mari como "el lugar más al oeste de la cultura mesopotámica". Desde el principio de las excavaciones, alrededor de 25.000 tablillas cuneiformes fueron encontradas.

Mari ha sido excavada cada año desde 1933 (excepto entre 1939-1951). Menos de la mitad de los 1000 por 600 metros de área de Mari habían sido desenterrados en el 2005. Aunque los arqueólogos han tratado de determinar cuantos niveles de profundidad posee, esto no ha sido posible. De acuerdo con el arqueólogo francés Andre Parrot, "cada vez que comienza una excavación vertical para conocer la historia del sitio bajo al suelo virgen, se hace algún descubrimiento importante que hace reanudar las excavaciones horizontales".

Historia

Mari ha sido habitada desde el quinto milenio antes de Cristo, pero su mayor importancia fue durante el tercer y el segundo milenio adC. La población de Mari era semita, seguramente formada por la misma migración que la de eblaitas y acadios.

Primera edad dorada

A partir del 2900 a. C. la ciudad floreció debido a que se convirtió en un punto importante a nivel estratégico entre las ciudades sumerias de la baja mesopotamia y las ciudades del norte de Siria. Sumer necesitaba materiales de construcción como madera y piedras del norte de Siria, y estos materiales tenían que pasar por Mari para llegar a Sumer.

Primera destrucción

Después de este importante periodo, Mari fue destruida alrededor del 2350 a. C. Esta destrucción llegó en un periodo de declive relativo de importancia en la región en el que la ciudad había quedado reducida a poco más que un pequeño poblado. Los historiadores tienen diversas opiniones sobre quien destruyó la ciudad; algunos dicen que fue Sargón de Acad (quien mencionó que pasó a través de Mari en su famosa campaña en el oeste), mientras otros dicen que fueron los eblaitas, tradicionalmente rival comercial de Mari.

Segunda edad dorada

La ciudad revivió de nuevo bajo una dinastía amorrea. Esta segunda edad dorada comenzó alrededor del 1900 a. C. como fue documentado gracias a dos descubrimientos arqueológicos importantes. El primero fue el palacio de Zimri-Lim, un rey de Mari, que tenía aproximadamente 300 habitaciones. El palacio posiblemente fue el mayor de su época, y tuvo una gran reputación en las ciudades y reinos vecinos. Supuestamente, el rey Yahmad de Alepo y el rey de Ugarit expresaron su deseo de visitar el palacio y comprobar su esplendor con sus propios ojos.

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Una de las tablillas de Zimri-Lim. rey de Mari, que data del 1780 a. C.

El otro descubrimiento importante fueron los archivos estatales donde se encontraron unas 25.000 tablillas cuneiformes. Según Andre Parrot, "esto ha traído consigo una revisión completa de la historia del Cercano Oriente antiguo, con más de 500 nuevos topónimos, que conllevan rediseñar el mapa geográfico del mundo antiguo".

Destrucción final

Mari fue destruida alrededor del 1859 a. C. por Hammurabi. Esto es sabido gracias a las numerosas tablillas de los archivos estatales que cuentan como Hammurabi traicionó a su antiguo aliado Zimri-Lim, y lo derrotó en una batalla. Después de esta destrucción, la ciudad fue habitada por asirios y babilonios, pero su tamaño fue el de una aldea hasta la llegada de los griegos cuando desapareció de la historia para siempre.

Hammurabi

Estela código de Hammurabi.

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Hammurabi (también se usan transliteraciones como Hamurabi, Hammu-rapi o Khammurabi) (1728–1686 a. C. según la cronología corta y 1792-1750 a. C. según la cronología media, e incluso 1810-1750 AC) fue un rey de Babilonia de la estirpe de los amorreos, sexto de la primera dinastía babilónica y sucedido por Samsu-Iluna. Algunos historiadores lo han identificado con el Amrafel de la Biblia, rey de Sinar, pero esta posición ha caído en el descrédito.[1

Código de Hammurabi

Código de Hammurabi (Museo del Louvre, París)

El Código de Hammurabi, creado en un año 1692 a. C. (según la cronología breve), es uno de los primeros conjuntos de leyes que se han encontrado y uno de los ejemplos mejor conservados de este tipo de documento de la antigua Mesopotamia y en breves términos se refiere a la conocida frase «ojo por ojo, diente por diente». Entre otras recopilaciones de leyes se encuentran el Códice de Ur-Nammu, rey de Ur (ca. 2050 a. C.), el Códice de Eshnunna (ca. 1930 a. C.) y el Códice de Lipit-Ishtar de Isín (ca. 1870 a. C.).

Este texto no responde a la acepción legalista del derecho (derecho continental), sino más bien al derecho jurisprudencial (en inglés common law); recopila de manera impersonal las decisiones de justicia del rey. A menudo se lo señala como primer ejemplo del concepto jurídico de que algunas leyes son tan fundamentales que ni un rey tiene la capacidad de cambiarlas. Las leyes, escritas en piedra, eran inmutables. Este concepto pervive en la mayoría de los sistemas jurídicos modernos.

Estas leyes, al igual que sucede con casi todos los códigos en la Antigüedad, son consideradas de origen divino, como representa la imagen tallada en lo alto de la estela (véase más abajo). De hecho, anteriormente la administración de justicia recaía en los sacerdotes, que a partir de Hammurabi pierden este poder. Por otra parte, conseguía unificar criterios, evitando la excesiva subjetividad de cada juez.

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Historia

Código de Hammurabi (detalle), Museo del Louvre

Al rey Hammurabi (1728 adc – 1686 adc según la cronología breve o 1792-1750 adc según la cronología media) le pareció que el cuerpo de leyes de su territorio se tenía que escribir para complacer a sus dioses. A diferencia de muchos reyes anteriores y contemporáneos, no se consideraba emparentado con ninguna deidad, aunque él mismo se llama «el favorito de las diosas».

El Código de Hammurabi fue tallado en un bloque de diorita de unos 2,50 m de altura por 1,90 m de base y colocado en el templo de Sippar; igualmente se colocaron varios otros ejemplares a lo largo y ancho del reino. El objeto de esta ley era homogeneizar jurídicamente el reino de Hammurabi. De este modo, dando a todas las partes del reino una cultura común, se podía controlar el todo con mayor facilidad.

Durante las diferentes invasiones de Babilonia, el código fue trasladado hacia el 1200 adc a la ciudad de Susa (en Elam), actualmente en el Jusistán (Irán). En esta ciudad fue descubierto por la expedición que dirigió Jacques de Morgan, en diciembre de 1901. Fue llevado a París, Francia, donde el padre Jean-Vincent Scheil tradujo el código íntegro al francés. Posteriormente, el código se puso en exhibición en el Museo del Louvre, en París, donde se encuentra hasta la fecha.

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Aspecto

Parte superior de la gran estela.

El Código de Hammurabi se presenta como una gran estela de basalto de 2,25 metros de alto. En lo alto hay un medio relieve que representa a Hammurabi de pie delante del dios del Sol de Mesopotamia, Shamash, principal de la ciudad súmera de Larsa. Debajo aparecen inscritos, en caracteres cuneiformes acadios, leyes que rigen la vida cotidiana.

Contenido

Las leyes del Código de Hammurabi, (numeradas del 1 al 282, aunque faltan los números 13, 66–99 y 110–111) están escritas en babilonio antiguo y fijan diversas reglas de la vida cotidiana. Norman particularmente:

• la jerarquización de la sociedad: existen tres grupos, los hombres libres o "awilum", los "mushkenum" (quienes se especula podrían ser siervos o subalternos) y los esclavos o "wardum".

• los precios: los honorarios de los médicos varían según se atienda a un hombre libre o a un esclavo.

• los salarios: varían según la naturaleza de los trabajos realizados. • la responsabilidad profesional: un arquitecto que haya construido una casa que

se desplome sobre sus ocupantes y les haya causado la muerte es condenado a la pena de muerte.

• el funcionamiento judicial: la justicia la imparten los tribunales y se puede apelar al rey; los fallos se deben plasmar por escrito.

• las penas: aparece inscrita toda una escala de penas según los delitos y crímenes cometidos. La base de esta escala es la Ley del Talión.

Se tratan también el robo, la actividad agrícola (o pecuaria), el daño a la propiedad, los derechos de la mujer, los derechos en el matrimonio, los derechos de los menores, los derechos de los esclavos, homicidio, muerte y lesiones. El castigo varía según el tipo de delincuente y de víctima.

Las leyes no admiten excusas ni explicaciones en caso de errores o faltas; el Código se ponía a la vista de todos, de modo que nadie pudiera alegar ignorancia de la ley como pretexto. Cabe recordar, sin embargo, que eran pocos (escribas en su mayoría) los que sabían leer y escribir en aquella época.

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Comparación con la ley mosaica

Algunas partes de la Ley Mosaica son similares a ciertas leyes del Código de Hammurabi, por lo que algunos estudiosos han afirmado que los hebreos derivaron su derecho del babilonio. Otros especialistas difieren:

Ladrillo con inscripción de Sargón II

Khorsabad, Palacio Real de Sargón II 706 a.C. Arcilla cocida, estampillada y vidriada. Alto 12 cm Inv. 15025.

La inscripción celebra la construcción de la ciudad y del palacio "Sargón, rey del universo, ha construido esta cuidad: Dûr-Sharrûkin ["La fortaleza de Sargón"] es su nombre; en su interior él ha hecho este Palacio sin igual"

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Palacio de Khorsabad

Khorsabad o Dar Sarrukin fue la cuarta capital del reino de Asiria, a 15 kilómetros al noreste de Mosul, donde el rey Sargón II construyó el centro del reino hacia 717 a.

2001/01/01

Khorsabad o Dar Sarrukin fue la cuarta capital del reino de Asiria, a 15 kilómetros al noreste de Mosul, donde el rey Sargón II construyó el centro del reino hacia 717 a.c. La ciudad tenia forma cuadrada y estaba rodeada por una muralla defendida por 150 torres y que contaba con 8 entradas. El Palacio Real era uno de los monumentos más famosos de la ciudad. En su interior, albergaba más de 200 dependencias y estaba totalmente revestida de mármol y relieves en bronce. Fuera de la ciudad, monumentales toros alados con cabeza humana protegían la entrada a la ciudad. Hoy en día, tanto los relieves como los toros alados están expuestos en diversos museos por todo el mundo. Además, un viaducto comunicaba el palacio con el templo de Nabu. Las obras de construcción de la ciudad duraron nada más que 10 años. Sin embargo, al poco tiempo de que Sargón II se trasladara a Khorsabad, éste murió y su hijo Sennacherib eligió Nineveh como centro del reino, abandonado la ciudad de Khorsabad.

Dur Sharrukin

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Sargón II reunido con un dignatario

Dur Sharrukin (literalmente, "Fortaleza de Sargón") fue una ciudad amurallada mandada construir en 713 a. C. por Sargón II, como capital de Asiria. Pasó a ser la capital del reino en 717 a. C.

El lugar, 15 km. al noreste de Mosul y 20 km al norte de Nínive, es la actual villa de Khorsabad, aún habitada por asirios.

La ciudad tenía unas dimensiones aproximadas de 1760 x 1635 metros (fue la capital más pequeña de Asiria). La longitud de los muros era de 16280 unidades asirias, que correspondía con el valor numérico del nombre de Sargón. Las tierras de alrededor se cultivaron para olivos, en un intento de paliar el déficit de aceite de Asiria.

La ciudad fue colonizada en parte con prisioneros de guerra y deportados bajo control de oficiales asirios que debían asegurarse que éstos eran suficientemente respetuosos con los dioses y el rey.

A la muerte de Sargón II, su hijo, Senaquerib, trasladó la capital a Nínive, más al sur.

El primero en excavar la ciudad fue el cónsul francés en Mosul, Paul-Émile Botta, en 1843. Botta creía que Khorsabad era la localización de la bíblica Nínive.

Puerta de Istar

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Puerta de Istar en el Museo de Pérgamo de Berlín.

Fotgrafía de la puerta, ruinas de Babilonia (1932).

La Puerta de Istar (o de Ishtar) era originalmente una de las 8 puertas monumentales (14 metros de altura por 10 de ancho) de la muralla interior de Babilonia, a través de la cual se accedía al templo de Bel, donde se celebraban las fiestas propias del año nuevo. El nombre de Istar lo recibe de la diosa del mismo nombre a la cual estaba consagrada.

Fue construida en el año 575 a. C. por Nabucodonosor II en el lado norte de la ciudad. Se compone de numerosos ladrillos de adobe, la mayoría pintados de color azul (lo que la hacía contrastar fuertemente con todos los edificios de su alrededor), mientras que otros son dorados o rojizos. Éstos últimos se disponen dibujando la silueta de dragones, toros, leones y seres mitológicos. La parte inferior y el arco de la puerta están decoradas por filas de grandes flores semejantes a margaritas. La Puerta de Istar contaba

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originalmente con dos esfinges dentro del arco de la puerta, que se han perdido hoy en día.

Los restos de la puerta original fueron descubiertos en Babilonia durante las campañas arqueológicas alemanas de 1902 a 1914. La mayoría se trasladó a Alemania, donde se reconstruyó la puerta en el Museo Pergamon de Berlín, en 1930, que sigue actualmente en exposición. Algunos de los relieves originales de leones, dragones y toros se encuentran actualmente en el Museo Arqueológico de Estambul, el Instituto de Artes de Detroit, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el Instituto Oriental de Chicago, el Museo de la Escuela de Diseño de Rhode Island y el Museo de Bellas Artes de Boston.

Durante la dictadura de Saddam Hussein en Iraq, se comenzaron a reconstruir grandes zonas de la vieja Babilonia, entre ellas la Puerta de Istar, cuya réplica se levantó sobre el antiguo emplazamiento de la original. El plan era convertirla en la puerta de acceso a un nuevo museo arqueológico iraquí que nunca llegó a construirse. Actualmente, la réplica se encuentra bajo la responsabilidad de la 155ª Brigada de Combate del Ejército de Estados Unidos, cuyo campamento se encuentra dentro de las murallas de Babilonia

La arquitectura Persa

Pasargada Pasargada1

Patrimonio de la Humanidad - UNESCO

La tumba de Ciro II en Pasargada.

Pasargada o Pasargadas (en persa ر��د������������� ) es el nombre de la primera capital del Imperio persa aqueménida, situada al sur del actual Irán, en la provincia de Fars, sobre una estribación oriental de los montes Zagros, y distante unos 100 km hacia el noreste de la actual ciudad de Shiraz, y unos 87 km al noreste de la que fue posterior capital aqueménida, Persépolis.

El sitio de Pasargada fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2004. Abarca una zona de protección de 160 ha y una zona de respeto de 7.127 ha.

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Historia

Fue la primera capital de la dinastía aqueménida, llegando a ocupar unas 160 hectáreas en superficie. Fue perdiendo importancia como capital con la fundación de Persépolis, si bien su cáracter de primera capital la hizo un lugar digno de respeto, unido al hecho de que en ella se ubicaba la sencilla tumba de Ciro II el Grande, el fundador del imperio aqueménida, que ha perdurado hasta ahora.

La tumba de Ciro es uno de los dos modelos de tumbas que existieron en el arte persa del periodo aqueménida. Se trata de una construcción en forma de edículo, con frontón y cubierta a dos aguas, relacionado con el arte griego de Asia Menor. El otro modelo es el de la tumba de Darío I en Naqsh-e Rostam, excavada en roca como los hipogeos egipcios.

Junto a este mausoleo, destacan además la terraza fortificada de Tall-e Takht

y el conjunto arquitectónico palaciego formado por el pórtico de entrada, la sala de audiencias, los aposentos reales y los jardines, que constituyen no sólo una muestra excepcional de la primera fase del arte y la arquitectura aqueménida, sino también un testimonio ejemplar de la civilización persa.

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Enclave arqueológico situado a 90 km. al NE de Shiraz (Irán), sobre la llanura de Murgab, la ciudad de Pasargada fue fundada por Ciro el Grande (559-530 a.C.) después de conquistar Media y Lidia, en el lugar donde, parece ser, había derrotado a los medos. Se supone también que para su construcción empleó a trabajadores de los pueblos conquistados, ante la falta de conocimiento de los persas sobre el trabajo monumental en piedra. El resultado fue una ciudadela fortificada, un complejo ceremonial con un altar-pira, una torre con forma de cubo doble y un jardín con palacios y pabellones, así como una casa de entrada y la propia tumba de Ciro, uno de los pocos monumentos que se pueden contemplar en la actualidad. Del resto de construcciones, apenas podemos admirar la base de algunas columnas, la estructura del salón de entrada al palacio y la planta de la sala de audiencias. Entre las ruinas, se hallan además algunos bajorrelieves. Al tomar Darío el trono persa, usurpando el poder a los aqueménidas, decidió levantar sus palacios en Persépolis, mientras que eligió a Susa como capital del Imperio. En consecuencia, Pasargada cayó en un lento e inexorable declive.

La Apadana de Persépolis

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La Apadana de Persépolis es la Gran Sala de Audiencias levantada por Darío y su

hijo Jerjes seguramente entre los años 515 y 458 a.C.

Las ruinas actuales muestran el esplendor de esta construcción de planta cuadrada

que mide unos 76 metros de lado. Se conservan algunas paredes que alcanzan

unos 20 m. de altura. El interior de esta sala estaba formado por un verdadero

bosque de columnas, exactamente 36.

La Apadana de Darío I tenía cuatro torres cuya función seria la de salas de guardia.

Se supone que la Apadana podía contener a unas diez mil personas.

A esta gran sala de audiencias se accedía por medio de dos grandes escalinatas por

las que se accedía a los pórticos.

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La Apadana de Persépolis es la Gran Sala de Audiencias levantada por Darío y su

hijo Jerjes seguramente entre los años 515 y 458 a.C.

Las ruinas actuales muestran el esplendor de esta construcción de planta cuadrada

que mide unos 76 metros de lado. Se conservan algunas paredes que alcanzan

unos 20 m. de altura. El interior de esta sala estaba formado por un verdadero

bosque de columnas, exactamente 36.

Tumba de Ciro en Pasargada

Fecha:VI a.C. Características: La última morada de Ciro presenta, en su grandiosidad, la misma sencillez que acompañó al fundador del imperio.

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Vaso de alabastro de Uruk

Vaso de Uruk Fecha:3200 a.C. Museo:Museo de Bagdad Características:92 cm. Material:Alabastro Estilo:Mesopotamia

El vaso de Warka, hallado en el complejo religioso del Eanna de Uruk (nivel IIIa-II),

constituye una de las grandes obras del relieve sumerio. De estructura cilíndrica,

presenta en sus cuatro fajas decoradas y en relieve muy plano una procesión alusiva a

una de las ceremonias del año nuevo: la ofrenda de las primicias agrícola-ganaderas a la

diosa Inanna, que aparece en la faja superior rodeada de sus símbolos sagrados.

Arte Sumerio

El arte del periodo sumerio tiene especial brillo en la escultura.

La escultura sumeria tiene una serie de características que la hacen específica y que van a transmitir:

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• Realizan escultura de bulto y de relieve, ambas con las mismas características. • Utilizan como material la piedra caliza o el alabastro yesoso o alabastrín, que da una

mayor finura en la ejecución. • Los temas tratados son de la realidad cotidiana, lo que les da un interés histórico muy

grande. No va a haber la fantasía de Egipto porque la religión no es el centro temático. • Especialmente se tratan temas de la paz o de la guerra, y suelen llevar inscripciones

que las explica. • Las figuras no se estudian como una unidad, sino como un conjunto de partes, por lo

que no siempre hay proporción. • Suelen ser figuras rechonchas que muestran un gusto por las formas angulosas (en los

codos, hombros…) • La cabeza suele estar rapada o con trenzas, muchas veces no tienen cuello y la cara

suele tener grandes ojos y la nariz muy marcada y curva (por ello se les llama "figuras de perfil de pájaro"). La boca sonríe ligeramente, se dice "expresión del gozo del orante". Los hombres suelen llevar barba larga. La postura de los brazos es siempre la misma: los brazos delante del pecho y una mano, normalmente la izquierda, forma un puño, que coge la otra mano. Esto cambiará en la época neosumeria.

• Su indumentaria suele ser siempre igual: un kaunakes, algo similar a un manto, que en el hombre va de cintura para abajo y que en la mujer cubre desde los hombros. Es una piel de animal, normalmente oveja, que a veces llevan por la parte vista de la lana o a veces con la parte de la piel. La primera aparece llena de curvaturas y es lo más frecuente, mientras que en la segunda aparece lisa con unos flecos debajo.

• En los relieves, las figuras forman frisos y a veces hay simetría. Hay una jerarquización por tamaños y el fondo es liso, sin paisaje. Al igual que en Egipto, también tiene doble punto de vista, de frente y de perfil.

Vaso de plata de Enmetena

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Fecha:2500 a.C. Características:35 cm. altura Este vaso ovoidal, de alto cuello y con soporte de cuatro patas de cobre (muy alterado por el óxido), constituye la obra más perfecta de la orfebrería sumeria. Fabricado en plata, presenta un friso con figuras finamente grabadas a buril, entre las que sobresalen cuatro águilas representando a otros tantos Imdugud. Fue regalado por Enmetena (2404-2375) al dios Ningirsu.

Gudea

Nacionalidad: Lagash Rey 2150 a.C.

La época de Gudea va a suponer el momento de máximo esplendor de Lagash como bien pone de manifiesto la elevada calidad de la escultura conservada. Gudea dedicó buena parte de su esfuerzo a la reconstrucción de templos, de cuya decoración formaban

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parte las estatuas halladas. Este programa constructivo se llevó a cabo con mano de obra elamita y con materiales procedentes de las regiones circundantes, intentando crear un santuario de máxima riqueza. La actividad constructiva que se desarrolla en esta época nos indica una estabilidad económica y política destacable ya que las rutas comerciales eran seguras y el Estado podía consumir productos extraños procedentes de la importación como cedro, boj o piedras de sillería.

Estela de Naram-Sin

Autor: Autor Anónimo Fecha:2250 a.C. Características:105 x 200 cm. Esta estela, levantada en Sippar para la glorificación de Naram-Sin (2254-2218), constituye el apogeo del relieve acadio. En una sola escena se conmemora la victoria del rey y de su ejército sobre los lullubitas, belicoso pueblo de los Zagros. La composición, presidida por tres símbolos divinos (dos parcialmente estropeados), centra su interés en la figura del rey, armado y adornado con la tiara de cuernos, el distintivo de los dioses. Llevada a Susa como botín en el siglo XII a. C. le fue añadida una inscripción elamita, visible a la altura de la montaña del relieve.

Naram-Sim

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Nacionalidad: Akkad Rey 2300 a.C.

Tras el asesinato de Manishutusu, accedía al trono acadio su hijo Naram-Sim. En estos primeros momentos de reinado tuvo que enfrentarse con una potente coalición formada por más de veinte reyes, obteniendo Naram-Sim un contundente triunfo según nos cuentan los relatos. Desde este momento el rey acadio impondrá una contundente política de expansión territorial que le conducirá a realizar un amplio número de campañas durante los treinta y siete años que duró su reinado. Siria fue conquistada, al igual que la región de Alepo, la costa mediterránea cercana a Tiro, Susa o el Asia Menor. Pero los lullubi ni los guti fueron pacificados y estos últimos invadieron desde las montañas hasta el Golfo Pérsico, destruyendo todo lo que encontraban a su paso. Naram-Sim mantuvo la integridad territorial de su imperio pero las devastadoras razias de los guti agotaron los recursos del territorio. Estos hechos y su severidad empañan en parte el nombre del más importante sucesor de Sargón en el Imperio Acadio que se debilitaba a pasos agigantados. Sharkalisharri será su sucesor.

Estela de Ur-Namu

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Autor: Fecha:III Milenio a.C. Características:3 x 1,5 m. Sus dos caras están cubiertas por relieves organizados en cinco frisos. En esta imagen vemos el anverso, en el primer friso aparece el rey -bajo los símbolos astrales de Sin y Shamash- presentado ante los dioses Sin y Ningal. En el segundo, Ur-Namu celebra una doble ceremonia ante las mismas deidades entronizadas. En los otros tres, escenas del proceso de construcción de algún templo religioso. En el reverso aparecen músicos, sacrificios y adoraciones.

Estela de los buitres sumeria

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Autor: Fecha:2600 a.C. Características:180 x 130 cm. Esta estela procedente de Girsu -hoy Telloh- (hoy sólo restan siete fragmentos) es una de las obras capitales del Dinástico Arcaico III sumerio. Sus relieves, lamentablemente mutilados, recogen la campaña de Eannatum de Lagash contra Ush, rey de Umma. En el anverso (cara mitológica) aparece una diosa -muy mutilada- y el dios Ningirsu, asiendo el pájaro Imdugud y la red repleta de enemigos. En el reverso (cara histórica) y dispuestos en franjas aparece entre otras escenas el rey de Lagash al frente de sus tropas, que derrotan al enemigo.

Esculturas de bulto redondo

Algunas de las mejores obras de la escultura sumeria de bulto redondo son:

Grupo Escultórico de Tell-Asmar

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Es un grupo muy antiguo, es de las primeras esculturas sumerias encontradas.

Este grupo está formado por doce esculturas de pequeño tamaño, dos femeninas y las demás masculinas. Se encontraron en las ruinas de un templo, quizá se guardaron para esconderlos

de una invasión. Están realizados en alabastrín.

Las figuras son de distintos tamaños y todos están en la misma postura. Los más grandes son dos figuras, una de mujer y otra de hombre, que se suponen que son el príncipe y una sacerdotisa (por lo que lleva en las manos) o la espoa del príncipe. Tienen los ojos muy abiertos en los que se incrustaban conchas o lapislázuli, pero en algunas figuras faltan. Llevan el kaunakes con la piel vista. Los pies asoman por debajo y están prácticamente sin trabajar.

El Intendente de Ebih-il

Es algo más tardía y es muy representativa. Se trata de una figura sedente que está sobre una especie de taburete. Es pequeña y rígida y está realizada en alabastro yesoso. No tiene pies. Viste un kaunakes en el que se ven los vellones de lana, que dan algo de movilidad con sus curvas y que marcan un contraste con los brazos, que son muy lisos. Presenta formas

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angulosas, especialmente en los codos. Lleva la cabeza rapada y barba. Los ojos son muy grandes y expresivos, con lapislázuli incrustado y muy contorneados. Sobre los ojos tiene unas cejas unidas y muy arqueadas, rellenas; esto será muy común y se desarrollará en el neosumerio. La nariz es grande y la boca pequeña, esbozando una sonrisa. Tiene los hombros anchos y las manos en la postura característica.

La cortesana o la cantante de Ur-Nansha

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Cumple las mismas características, pero está rota. Está realizada en alabastro yesoso. Está semidesnuda y se recoge el kaunakes de manera que las piernas, que están cruzadas, quedan al descubrierto. Tiene la sonrisa más acentuada y el pelo muy simétrico y simple que le cae por detrás.

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La Gran Sacerdotisa

Es una figura femenina sentada sobre un trono que está trabajado. Lleva el kaunakes visto desde el cuello. Lleva un tocado sobre la cabeza, que sobresale en altura, es liso y deja ver el pelo, que está recogido. Los rasgos no están tan marcados como en la cantante.

La dama de Warca Es muy importante. Posiblemente formaba parte de una escultura de tamaño casi natural, pero la cabeza sólo mide unos 20 cm. Está realizada en alabastro. Nos da una textura muy fina en el trazado del rostro. Tiene los ojos huecos y grandes, pero no tan exagerados como en las anteriores.

Mantiene la forma de las cejas, que también están huecas. Tiene una expresión serena y tranquila y guarda una mayor proporción. Seguramente llevaría una peluca o un tocado (debido a la ranura) que no se ha conservado, pero que lo más probable es que fuera de oro, como el de la reina Puabi o Shubar.

Relieves Los relieves aparecen en placas conmemorativas, con las hazañas del rey, de carácter religioso o de la vida cotidiana.

Suelen tener un tamaño pequeño. Normalmente se realizan en piedra caliza y son bajorrelieves, en dos planos o ligeramente modelados. Las placas suelen ser ligeramente cuadradas o rectangulares y lo más frecuente es que tuvieran un agujero que hace pensar que se usaban en algunas ceremonias de carácter religioso, aunque éste no sea el tema, y así este agujero sería para que se pudiera verter libaciones o la sangre de los sacrificios.

También es posible que fuera para edificios y así se colocarían en la pared. Esto explicaría que sólo tengan la decoración en un lado.

Estela de Ur-Nina

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Cumple todas estas características. Hay una simetría compositiva y una jerarquización por tamaños. Hay inscripciones que dicen quiénes son los personajes. Está representado el momento de la coloración de la primera piedra de un templo. A la izquierda, arriba, aparece el rey con un cestillo sobre la cabeza. Detrás de él está el copero, en un tamaño mucho más pequeño, igual que aparece en la franja inferior. A la derecha, todavía en el registro superior, aparecen sus hijos, un sacerdote y un dignatario, todos en actitud orante.

En el registro inferior el rey está sentado con una copa en la mano derecha celebrando la construcción del templo. La mano izquierda la tiene sobre el pecho. Detrás aparece el copero y delante tres hijos del rey y un hombre.

Estela la de los Buitres e Estela de Ennatum

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En esta estela están representados el rey Ennatum y el rey Nigirsu. Es un relieve más plano que el anterior y realizado en piedra caliza también. Narra una hazaña del rey en relación con la conquista y la guerra. Se ha perdido una gran parte. Era muy grande, casi un metro y medio, ya que seguramente estaría al aire libre, y por ello están decorados los dos lados. Uno de ellos está dividido en frisos: en el superior aparece el monarca dirigiendo a su ejército. En el siguiente el rey está sobre un carro lanzando un dardo y llevando el carro, y detrás de él el ejército. Los dos frisos siguientes muestran el campo de batalla lleno de cadáveres a punto de enterrar y el rey haciendo orar a los dioses. Aparecen buitres devorando a los muertos, de ahí el nombre de esta estela. En el otro lado aparece el rey Ningirsu q con una mano coge una red donde están los enemigos y con la derecha una maza.

Relieve de Tell el Obeid

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Apareció fragmentado en Tell el Obeid y se ha colocado así como si fuera un dintel pero no se sabe cómo estaba realmente. Las columnas son de madera y están recubiertas de mosaicos de colores con formas geométricas. La parte de arriba está realizada en piedra. El relieve, que es un altorrelieve, es muy interesante ya que muestra el gran realismo con el que realizaban los animales, especialmente visible en los ciervos. El águila es leontocéfala, es decir, tiene

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cabeza de león, y tiene cobijados bajos sus alas a los dos ciervos (simetría). No se conoce su simbolismo, parece que tenía una simbología religiosa aunque en un principio se pensó que era heráldico.

El estandate de Ur Tiene forma trapezoidal, está decorado por todos sus lados. Se Llama así porque lo llevaban con un palo los guerreros encontrados en la tumba, pero otros arqueológicos dicen que era la caja de un instrumento musical. Está realizado en madera recubierta con lapislázuli y nácar. Las caras están divididas en frisos y una es una escena de guerra y la otra de paz. Se lee de abajo a arriba y de izquierda a derecha. Los frisos están separados por una decoración de motivos geométricos. Es muy interesante por ser un documento histórico: carros, vestimenta, armas, etc.

En la cara de la guerra aparecen carros llevados por animales. Hay cuerpos desnudos y tumbados, que son los prisioneros. Los vestidos son los guerreros, que están llevando al rey, que está arriba, a los prisioneros. En la cara de la paz aparecen los súbditos que llevan ofrendas que han saqueado a los enemigos al rey. También tiene un sentido procesional. El rey está sentado con los cortesanos, tomando un banquete. Hay una ligera jerarquización. Todos están sentados en la misma posición y con copas. Hay músicos arriba a la derecha.

El arpa de Ur

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También se encontró en la tumba. Madera mixta, oro y lapislázuli. Cabeza de toro recubierta de una lámina de oro y ojos de lapislázuli. Decoración figurada en la parte delantera de la caja también con incrustaciones y alrededor de la caja cenefa geométrica. Escenas de carácter simbólico que se repiten en distintas piezas. Son tres frisos: arriba animales encaramados a un árbol, el árbol de la vida, hombre toro con dos leopardos entre las piernas y dos animales luchando, normalmente león y toro.

Macho Cabrío

Es pequeño. Se apoya en una base también de nácar, lapislázuli y láminas de oro y plata. No se sabe seguro a quien pertenecía. Se apoya en el árbol de la vida. Posiblemente su representación está relacionada con la idea de la fecundidad, o quizá es remate de instrumento musical o una especie de objeto de carácter litúrgico o religioso. Por dentro betún. Importante porque nos muestra cómo realizaban la orfebrería.

El Tocado de la Reina Puaba

Realizado con laminillas de oro para las hojas. Flores semejantes a flechas. También nos muestra cómo era su orfebrería.

El Casco de Meskalamdug

Es de oro. Aparece en la tumba. No tanto para luchar sino para colocarlo para enterrarle. Se metía en la cabeza y por ello hay agujeros para orejas. Decorado fingiendo el pelo y semejante al que se ve en la estela de los buitres. Cinta que se trenza y que queda recogida detrás.