Materia Reservada de Hugh Whitemore

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[1] MATERIA RESERVADA de Hugh Whitemore INTRODUCCIÓN Los acontecimientos que suceden en MATERIA RESERVADA son reales y tuvieron lugar en Londres durante el invierno de 1960‐61. La reconstrucción de los hechos es imaginaria, en un ejercicio de ficción que hace de esta comedia algo más que una muestra de “teatro documento” porque ilustra, a modo de parábola, una situación de la que podríamos ser protagonistas, en cualquier sitio y en cualquier momento, uno cualquiera de nosotros. ¿Qué papel nos toca representar a los ciudadanos normales, a los “de a pie”, en esta sociedad que hemos construido? ¿Qué podemos hacer los que no tenemos poder?... Poder gritar, poder llorar, poder patalear, poder resignarnos, poder morir... ¿Es ese nuestro único “poder”?... ¿Será verdad que no somos más que un número, un expediente, unos datos que se archivan, en el mejor de los casos, bajo el epígrafe “MATERIA RESERVADA”?... Es ésta una comedia de susurros en la que raramente se alza la voz; una comedia en la que, curiosamente, lo importante es lo que no se dice, porque lo que se dice se dice, casi siempre, por miedo a decir lo que se piensa; una comedia en la que se nos hace sentir, como en carne viva, el dolor de la traición; un comedia en la que los conceptos amistad, lealtad, sinceridad, decepción... adquieren dimensiones insospechadas; una comedia que asusta, porque asusta ver cómo los instrumentos de que disponen “los de arriba” para controlar y utilizar a “los de abajo” son cada vez más poderosos. ¿Será posible que ante esto sólo quede la resignación, la impotencia, la anulación?... Hay que pensar que para el hombre no hay nada imposible y que no tiene por qué resignarse ante la realidad que vive. Con esta esperanza se levanta el telón. José María Pou La acción en Londres, en el interior de una vivienda de un barrio periférico, durante el otoño/invierno de 1960/61. Hay que pensar que para el hombre no hay nada imposible y que no tiene por qué resignarse ante la realidad que vive. (Aparece Bob. Es un hombre de unos cuarenta años. Viste traje gris. Habla al público.) BOB Yo estaba ahí afuera, en el jardín, cuando sonó el timbre de la puerta. Era un sábado por la tarde. No recuerdo exactamente lo que estaba haciendo; alguna chapuza, supongo. No sé... Bárbara y Julia habían ido de compras... Al abrir la puerta de la calle vi a un hombre y a una mujer... Sonreían... En las manos llevaban una Biblia y algunos folletos...

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MATERIA RESERVADA de Hugh Whitemore

INTRODUCCIÓN

Los acontecimientos que suceden en MATERIA RESERVADA son reales y tuvieron lugar en Londres durante el invierno de 1960‐61.

La reconstrucción de los hechos es imaginaria, en un ejercicio de ficción que hace de esta comedia algo más que una muestra de “teatro documento” porque ilustra, a modo de parábola, una situación de la que podríamos ser protagonistas, en cualquier sitio y en cualquier momento, uno cualquiera de nosotros.

¿Qué papel nos toca representar a los ciudadanos normales, a los “de a pie”, en esta sociedad que hemos construido? ¿Qué podemos hacer los que no tenemos poder?... Poder gritar, poder llorar, poder patalear, poder resignarnos, poder morir... ¿Es ese nuestro único “poder”?... ¿Será verdad que no somos más que un número, un expediente, unos datos que se archivan, en el mejor de los casos, bajo el epígrafe “MATERIA RESERVADA”?...

Es ésta una comedia de susurros en la que raramente se alza la voz; una comedia en la que, curiosamente, lo importante es lo que no se dice, porque lo que se dice se dice, casi siempre, por miedo a decir lo que se piensa; una comedia en la que se nos hace sentir, como en carne viva, el dolor de la traición; un comedia en la que los conceptos amistad, lealtad, sinceridad, decepción... adquieren dimensiones insospechadas; una comedia que asusta, porque asusta ver cómo los instrumentos de que disponen “los de arriba” para controlar y utilizar a “los de abajo” son cada vez más poderosos. ¿Será posible que ante esto sólo quede la resignación, la impotencia, la anulación?...

Hay que pensar que para el hombre no hay nada imposible y que no tiene por qué resignarse ante la realidad que vive.

Con esta esperanza se levanta el telón.José María Pou

La acción en Londres, en el interior de una vivienda de un barrio periférico, durante el otoño/invierno de

1960/61.Hay que pensar que para el hombre no hay nada imposible y que no tiene por qué resignarse ante la realidad

que vive.

(Aparece Bob. Es un hombre de unos cuarenta años. Viste traje gris. Habla al público.)

BOB Yo estaba ahí afuera, en el jardín, cuando sonó el timbre de la puerta. Era un sábado por la tarde. No recuerdo exactamente lo que estaba haciendo; alguna chapuza, supongo. No sé... Bárbara y Julia habían ido de compras... Al abrir la puerta de la calle vi a un hombre y a una mujer... Sonreían... En las manos llevaban una Biblia y algunos folletos... “Venimos a ofrecerle la llave de la felicidad”, dijo el hombre. “Muchas gracias —dije yo—, pero no me hace falta. Yo ya soy feliz.” Y cerré la puerta sin darle tiempo a decir nada más. Miré por la mirilla. Sin dejar de sonreír, se dieron la vuelta y siguieron calle abajo... Supongo que estaban acostumbrados a que les dieran con la puerta en las narices... De vuelta al jardín pensé: “Es verdad. Soy feliz. ¡Claro que soy feliz!”... Y me quedé ahí quieto, de pie, como un estúpido, con una sonrisa de oreja a oreja, porque sí, porque me sentía feliz... sin un motivo especial... (Sonríe.) Fue maravilloso.

(LUZ. Es de día. Por la mañana temprano, Bárbara, en la cocina, está preparando los desayunos, Bob entra, se sienta, se sirve el té y coge el periódico.)

BÁRBARA ¿Y Julia?BOB Terminando de vestirse.BÁRBARA ¡Van a dar las ocho!BOB Ya se lo he dicho.BÁRBARA (Llamando.) ¡Julia!... (A Bob.) No sabes lo que daría por no tener que andar con prisas cada mañana, siempre corriendo.BOB No te preocupes, yo te llevaré.BÁRBARA ¿Pero es que nunca podremos desayunar los tres juntos, con calma, como la gente civilizada?BOB No tiene importancia, mujer.BÁRBARA Para ti nada tiene importancia.

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(Entra Julia. De quince o dieciséis años. Viste uniforme escolar.)JULIA Perdón.BÁRBARA Ya es casi la hora.JULIA Perdón.BÁRBARA Volverás a llegar tarde... Todos los días lo mismo... Deprisa, deprisa, deprisa...JULIA No he oído el despertador. Lo siento.BÁRBARA Claro, acostándote a esas horas...JULIA No era tan tarde, mamá.BÁRBARA Cuando yo tenía tu edad a las nueve y media ya estaba metida en la cama, quisiera o no quisiera.JULIA Eso es una tontería.BÁRBARA ¡No es ninguna tontería! Necesitas descansar.JULIA ¿Y por qué tengo que irme a la cama si no tengo sueño?BÁRBARA En cuanto te acuestas te viene el sueño.JULIA A mi, no.BÁRBARA Tú no eres distinta del resto del mundo.JULIA Pues yo no tengo sueño por las noches... Lo tengo siempre por la mañana, ya ves...BÁRBARA ¡Cuentos!JULIA No es culpa mía.BÁRBARA Nada es culpa tuya.JULIA Debe ser algo biológico... o genético...BOB ¿El qué?BÁRBARA ¿Hago más tostadas?BOB ¿Qué decíais de genética?JULIA Lo de mi sueño por las mañanas... ¿Ha venido el cartero?BÁRBARA ¡Julia!JULIA ¿Qué?BÁRBARA ¿Cuántas tostadas quieres?JULIA Ninguna.BÁRBARA ¡Pero algo tienes que comer! No vas a estar toda la mañana con el estómago vacío.JULIA Me llevo una manzana.BÁRBARA Eso es muy poco.BOB ¿Que tiene que ver la genética con el sueño?JULIA Es cuestión de biorritmos, papá. Algunos tenemos más energía por las noches. Vosotros sois animales de día. Yo soy ave nocturna.BOB Por llevar la contraria.JULIA Será. ¡Estas manzanas están pochas!BÁRBARA Déjalas. Tómate un vaso de leche.JULIA ¿No hay otra cosa?BÁRBARA Una taza de té.JULIA Té, té, té... ¡Siempre té!BÁRBARA ¿Qué tiene de malo el té?JULIA ¡Que es muy aburrido, mamá! ¿Por qué no hacéis otra cosa algún día? Café, pomelo, cualquier zumo de frutas...BÁRBARA ¿Para desayunar?JULIA Ya no se toma té en el desayuno, mamá. Está pasado de moda.BOB Pero, ¿de qué estás hablando?JULIA Que el té es una antigualla. Historia pura. Prehistoria.BÁRBARA Tengo copos de maíz. Siempre te han gustado mucho. De pequeña...(Suena el timbre de la puerta.)JULIA Ya voy yo.(Julia sale de la cocina.)BOB ¿Qué tonterías está diciendo?BÁRBARA Dile que tiene que comer algo. Anda, díselo tú, a ver si te escucha.BOB A mí me hace menos caso que a ti.

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(En el salón, Julia ha abierto la puerta de la calle. Entran Helen y Peter. Entre los dos traen un objeto voluminoso envuelto en una manta o similar, Helen es alta, guapa, una típica mujer americana rondando los cuarenta años. Peter, su marido, un poco mayor que ella, es también americano. Los dos visten ropa de sport.)JULIA ¡Tía Helen!... ¡Hola, tío Peter!HELEN Hola, cariño.BOB (En la cocina.) ¡Por Dios! Lo que faltaba.BÁRBARA ¡Pst! ¡Calla!HELEN (A Peter.) ¡Pero no empujes, por el amor de Dios, no empujes!PETER Perdona.JULIA (Por el paquete.) ¿Qué es eso?HELEN ¡Ah!... ¡Sorpresa!... (A Peter.) Pero ¿quieres dejar de empujar? ¡Me lo estás clavando en los riñones!PETER Perdona.HELEN Un día de estos te devuelvo a la tienda.PETER Pero, ¿qué dices?HELEN Que estás mal acabado. Que te falta algún tornillo.BOB (Desde la cocina.) ¿Qué hacéis que no entráis?HELEN Mi marido. Que no coordina. Le dices que a la derecha y él se empeña por la izquierda.(Bob sale de la cocina y llega al salón, al tiempo que ellos cruzan la puerta de la calle.) ¡Que alguien sujete la puerta, por favor! ¡Este trasto se va a caer de las manos!... Hola, Bob. ¿Dónde está Bárbara?... (A Peter.) ¡Cuidado con la mesa, por Dios!... Aquí. Déjalo aquí.(Lo dejan junto a la chimenea.) ¡Bárbara!... ¿Dónde te has metido?... ¡Bárbara!...BÁRBARA (Viniendo de la cocina.) Estoy aquí.(Helen La recibe con trompetería, al tiempo que señala el gran paquete.)HELEN ¡Tatatatachaaaán!... “Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz”...(Bárbara la mira con asombro y desconcierto, Peter sonríe.)PETER No ha habido forma de encontrar papel de regalo lo bastante grande... Por eso cogimos el mantel.(Julia y Bob sonríen divertidos.)HELEN Anda, mujer. Ábrelo.(Bárbara hace esfuerzos por aguantarse la risa.)BÁRBARA ¡Oh, Helen!... ¡Helen!...HELEN ¿Qué te pasa?BÁRBARA Que hoy no es mi cumpleaños.HELEN ¿¿¿Qué???(Peter estalla en carcajadas.)BÁRBARA Es el jueves que viene. El veintinueve.PETER (A Helen.) ¿Lo ves?... ¿Te lo dije, o no te lo dije?HELEN (Confusa y molesta.) ¡Tú no has dicho nada, estúpido!PETER “¿Cuándo es el cumpleaños de Bárbara?”... Y yo te dije: “El veintinueve, cariño.”HELEN No dijiste nada. Ni siquiera contestaste.PETER El veintinueve. Dos nueve.HELEN (Rabiosa.) ¡¡Cállate!!PETER Me callo. Pero lo dije.HELEN (A Bárbara.) ¿Seguro que es el veintinueve?BÁRBARA Seguro.HELEN (A Peter, tras una pausa.) Y tú dijiste el diecinueve.PETER Veintinueve.HELEN ¡Diecinueve!PETER ¡Veintinueve!HELEN (Estallando.) ¿Qué quieres?... ¿Volverme loca?... ¡Dios mío! Está haciendo lo mismo que en aquella película..., ¿cómo se llamaba?... Una de la Bergman... Con Charles Boyer..., que él le decía todas las cosas al revés para que la encerraran...BOB “Luz de gas”.HELEN Esa. (A Peter.) Eso es lo que estás haciendo conmigo: “Luz de gas”... (A Bárbara.) Te lo juro que me dijo el diecinueve, ¿eh?... Que quede claro.

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PETER (Resignado.) Está bien. Fui yo. La culpa es mía. Me equivoqué. Lo siento. Perdona. (A Bárbara.) Pero ábrelo, por favor, o no terminaremos nunca.BÁRBARA No sé si debo.HELEN Ah, yo no pienso llevármelo otra vez, con lo que pesa.JULIA Ábrelo, mamá.BÁRBARA Está bien.(Bárbara quita el mantel. Aparece un gran caballete de pintor.)JULIA ¡¡Uuaauu!!(Peter va a colocarlo bien.)PETER Déjame, déjame, que tiene su intríngulis.HELEN (A Bárbara.) ¿Qué?... ¿Te gusta?(Bárbara, emocionada, no sabe qué decir.)PETER Es un caballete. Para tus cuadros.HELEN Se ve muy bien que es un caballete. No digas tonterías, tú ahora... Anda, mujer, no nos tengas en “suspense”, ¿te gusta o no te gusta?BÁRBARA Me encanta. Es una maravilla. Pero... no sé qué decir...PETER Cuando comentaste que te habías matriculado en un cursillo de pintura, pensamos que podría serte útil.BÁRBARA Pero es que es demasiado... Yo no...HELEN ¡Ah, no, no, no... ¡No me salgas ahora con la típica diplomacia inglesa!: “No sé qué decir. No me lo merezco. Yo, tan poca cosa...” ¡De eso nada!... Tú eres mi mejor amiga, ¿no? Y si a mí me da la gana de hacerte un buen regalo de cumpleaños, lo hago y punto. Ya está. No hay más que hablar. ¿Entendido?BÁRBARA (Sonríe.) Entendido.HELEN Y si hoy no es tu cumpleaños, ¡me importa un cuerno!... Hazte cuenta de que ha pasado Papá Noel... ¡Felices Pascuas, cariño!(La besa efusivamente.)BÁRBARA Gracias, Helen.HELEN Aquí la única que tiene que dar las gracias soy yo.BÁRBARA ¿TÚ?... ¿Por qué?HELEN ¿Cómo que por qué?... Vamos a ver: ¿cuántos habitantes tiene Londres en este momento?... ¿Seis, siete, ocho millones?... Bueno, dejémoslo en seis... Eso significa un promedio de dos millones de familias... Lo que quiere decir que nosotros teníamos una probabilidad entre dos millones de ir a dar con unos vecinos como vosotros..., y de que vosotros nos recibierais como lo habéis hecho. ¡Si eso no es como para sentirse afortunado y dar las gracias a todas horas, ya me dirás!(Bárbara se ríe y se echa en sus brazos.)BÁRBARA ¡Helen!... ¡Eres única!(Abrazadas las dos, la luz baja lentamente.) ________________________________________(Vuelve la luz. Bárbara y Helen están sentadas, la una frente a la otra, alrededor de la mesa de la cocina. Está anocheciendo.)HELEN ¿Cuál es el problema?BÁRBARA (Sorprendida por la pregunta.) ¿Cómo?HELEN Querida Bárbara, te conozco lo bastante para darme cuenta de que esta cabeza le está dando vueltas a algo. (Insistiendo.)¿Cuál es el problema?BÁRBARA (Tras una pausa.) Lo siento, Helen.HELEN ¿Y eso a qué viene?BÁRBARA Lo siento. Siento no ser más divertida. Perdóname.HELEN Ya está bien de perdón, perdón, perdón... Te pasas la vida pidiendo perdón a los demás. ¡Hazme el favor de quitarte esa palabra de la boca!(Bárbara sonríe tristemente.) Anda, cuéntame qué te pasa...BÁRBARA Nada... Nada serio, por lo menos...HELEN ¿Entonces?...BÁRBARA (Tras una duda.) Bueno..., cosas de Julia...HELEN ¿Qué le pasa ahora?

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BÁRBARA Nada... Que sigue saliendo con ese chico, creo...HELEN Un chico guapísimo.BÁRBARA ¡Un inconsciente! ¿Tú le has visto cómo va por ahí con esa moto grandota?... Cualquier día vienen a decirnos que están los dos en el hospital...HELEN Háblalo con ella.BÁRBARA No puedo.HELEN ¿Por qué no?BÁRBARA Dice que soy una maniática; que lo veo todo negro; que estoy siempre encima de ella...HELEN Y tiene toda la razón.BÁRBARA Yo quisiera ser de otra manera, pero...HELEN ...no puedes evitarlo. Lo sé yo, lo sabe Julia y lo sabemos todos.(Coge las manos de Bárbara y las aprieta fuertemente para infundirla valor.) Ahora escúchame: lo que tienes que hacer es coger a Julia y decirle tranquilamente y sin alterarte que todavía es una niña y que no está bien que vaya por ahí montada en ese tipo de motos.BÁRBARA Se lo he dicho cientos de veces.HELEN Inténtalo una vez más. Terminará por hacerte caso. Julia es buena chica.(Bárbara, no muy convencida, permanece en silencio.) Y además tiene muy buen gusto. (Sonríe.) ¿Te digo una cosa?... ¡Ese chico con el que sale tiene un cuerpo increíble! Le vi en la piscina el verano pasado. ¡Chica, qué tórax!... Desde entonces estoy buscando la manera de invitarle a casa con cualquier pretexto... A lo mejor aprovecho una de esas tardes en las que Peter va a la subasta de libros antiguos... ¿Qué te parece, eh?... ¿No crees que estaría bien iniciarle en los “encantos ocultos de la mujer madura”?(Bárbara sonríe.) ¡Ah, lo ves!... ¡Sonríes!... Lo que quiere decir que no todo es tan malo como lo pintas.BÁRBARA Me gustaría que hablaras con ella.HELEN ¿Yo?BÁRBARA A ti te escucha. Te hace caso.HELEN ¿Y que me dices de su padre?BÁRBARA Ya sabes cómo es Bob... Julia es la niña de sus ojos y todo lo que hace le parece bien...(Pausa.) Por favor...(Helen duda.) Por favor...HELEN Muy bien. De acuerdo. Acepto.BÁRBARA Gracias, Helen.HELEN Pero... ¡con una condición!BÁRBARA ¿Cuál?HELEN Que me prestes ahora mismo un poco de café.BÁRBARA (Sonríe.) ¡Oh, Helen!HELEN Iba a salir a comprarlo esta misma tarde, pero llegaron esos dos tipos y ya no pude moverme...BÁRBARA Cógelo tú misma. Ya sabes dónde está.HELEN Gracias, encanto.(Helen se encamina hacia un determinado armario de la cocina. Se abre la puerta principal y entra Julia. Viste gabardina azul sobre el uniforme del colegio. Lleva cartera, carpeta, o libros y cuadernos sueltos.)JULIA (Desde el vestíbulo.) ¡Mamá!BÁRBARA (Desde la cocina.) Estoy aquí, cariño.(Julia entra en la cocina.)JULIA ¡Hola, mamá!... ¡Hola, tía Helen!HELEN ¡Hola, Julia!BÁRBARA (Besa a Julia.) ¿Qué tal el ensayo?JULIA Un aburrimiento. (Mientras habla se quita la gabardina y la deja sobre cualquier silla.) Todos los años lo mismo: El Mesías de Haendel... “Aaaalleluya, aaalleluya”... “...Si por lo menos nos dejaran cantar algo nuevo. Pero no, Siempre el mismo rollo.BÁRBARA Para ti todo es un rollo.(Julia no le hace caso y centra su atención en Helen.)

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JULIA ¿Qué buscas?HELEN Café.BÁRBARA No, ahí no... En el estante de abajo. (A Julia.) Sé buena chica y recoge tus cosas... Luego se queda todo por ahí...JULIA Perdón.(Julia coge su gabardina y va a colgarla en el perchero del vestíbulo. Cuando vuelve se sienta a la mesa.)HELEN (Que ha encontrado el paquete de café.) Está sin empezar.BÁRBARA No importa. Tengo más. No vas a dejar a Peter sin café con lo que le gusta.HELEN ¿Qué haría yo sin ti?... Ya podrías pasarme un poco de tu organización... Soy un desastre...BÁRBARA (Sonríe.) Por Dios, Helen...HELEN Siempre lo he sido. De pequeña, cuando estaba en la granja de mis tíos, un jornalero me dijo una vez: “Compadezco al pobre hombre que se case con usted señorita Helen. El ganado se le da muy bien pero como ama de casa es usted un completo desastre.” ¡Y acertó! ¡Qué razón tenía el condenado!BÁRBARA Tonterías. (A Julia.) No empieces a ponerte cómoda. El trabajo de clase es lo primero.JULIA ¿No puedo tomar un café siquiera?BÁRBARA ¿Tú sabes la hora que es? Tu padre va a llegar de un momento a otro.HELEN Por Dios, Bárbara; déjale tomar un café a la criatura.BÁRBARA Me la estás malcriando.HELEN ¿Y eso es malo?... (A Julia.) ¿Tostada o galletas?JULIA ¡Nada!BÁRBARA ¿Y la manía que le ha entrado con el dichoso régimen?JULIA No es ninguna manía. ¿Qué quieres? ¿Que me ponga como Carla Mathews?BÁRBARA Carla Mathews es gorda de nacimiento.JULIA Claro. Porque ya en el feto comía demasiado.BÁRBARA (A Helen, que está preparando el café para Julia.) ¿Pero tú oyes esas barbaridades?(Suena el teléfono.)JULIA Yo lo cojo. Será Maggie.BÁRBARA Dile que tienes trabajo. No puedes estar una hora pegada al teléfono.JULIA Está bien. (Julia sale de la cocina y va al vestíbulo.)BÁRBARA Si es de la Compañía de Seguros di que llamen más tarde.JULIA (Ya en el vestíbulo.) Si, señora. (Cierra y contesta el teléfono.)HELEN Es una chica estupenda.BÁRBARA Si no fuera tan desordenada...HELEN No te quejes. Las hay con peores defectos.BÁRBARA Deberías convivir con ella una temporada. Cada mañana empleo más de una hora en ordenar su cuarto. Si vieras cómo lo deja todo; libros, ropa, discos, todo por medio... Es un desastre.(Julia vuelve a tiempo de oír la última frase.)JULIA ¿Quién?HELEN Mi marido.JULIA ¡Ah! (A Bárbara.) Es para ti.BÁRBARA ¿Quién es?JULIA Un hombre.BÁRBARA Pero, ¿quién?JULIA ¡Y yo qué sé! No me lo ha dicho.BÁRBARA Desde luego, eres...(Bárbara sale de la cocina cerrando la puerta, Helen le sirve el café a Julia.)HELEN ¿Azúcar?JULIA ¡Ni se te ocurra!(En el vestíbulo, Bárbara coge el teléfono.)BÁRBARA ¿Diga?(La luz baja repentinamente de intensidad. Mientras Bárbara está escuchando lo que le dicen por el auricular, entra en escena Stewart. Es un hombre de mediana edad. De entre los cuarenta y los cincuenta años. Viste gabardina y traje oscuro. Responde al arquetipo de funcionario de la Administración de Justicia de una capital de provincia. Se dirige al público.)

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STEWART En un momento determinado, las investigaciones nos llevaron hasta cierta calle de Ruislip. Eso fue en el otoño de 1960. Ruislip es un pequeño suburbio de Londres, al noroeste de la ciudad, de paso obligado para todos los que se dirigen a Oxford, que son muchos... Al menos, así es como yo lo recordaba: como un sitio de paso, como algo que se conoce a través del cristal de una ventanilla..., a primeras horas de la mañana, o hacia el final de la tarde... Con lluvia, casi siempre... Una larga fila de casas, todas con su jardín, su parcelita de césped, sus rosales bajo el mirador, su camino de piedras desiguales, su frontera de arbustos marcando el límite del jardín vecino, y, muy a menudo, en aquellas ventanas del bajo donde todavía no se han echado las cortinas, el reflejo intermitente de un televisor... Así que, y dado que todas las historias tienen que empezaren algún sitio, puedo decir que ésta, al menos para mí, empezó en Ruislip... O para ser más exactos: aquí es donde empezó el último capítulo de una historia que venía ocupando mi atención desde hacía varios meses.(Inicia el mutis, pero se vuelve.) ¡Ah!... Esta es, dicho sea de paso, una historia verdadera.(Hace mutis. La luz vuelve a su estado normal. Bárbara sigue al teléfono. En la cocina, hablan Helen y Julia.)JULIA (En tono cansoso.) ¿De qué se trata ahora, tía Helen?HELEN De ese chico... Y de esa moto.JULIA ¡Ya!HELEN Sí. ¡Ya! Eso digo yo: “¡Ya!”JULIA ¿Cuándo nos has visto?HELEN Ayer por la tarde. Tenía entendido que estaba estrictamente prohibido.JULIA Sólo me trajo del colegio a casa. Y con mucho cuidado.HELEN Tu madre no opina lo mismo.JULIA Porque siempre ve el lado negro de las cosas.HELEN Porque te quiere.JULIA Porque quiere seguir tratándome como una niña. No se da cuenta de que ya soy una mujer... (Ante la mirada burlona de Helen.) ...Bueno, casi.HELEN (Cariñosa y divertida, se acerca a Julia y la besa.) De acuerdo. No diré ni una palabra. Será nuestro secreto. Pero ten cuidado, ¿eh? Y no hagas ninguna tontería.JULIA Tranquila, tía Helen. Y gracias. (La besa.)(Bárbara, que en algún momento de la conversación anterior habrá anotado algo y colgado el teléfono, vuelve a la cocina.)BÁRBARA ¿Cuándo piensas ponerte a estudiar?JULIA (A Helen, sonriente.) ¿Te das cuenta?BÁRBARA ¿De qué tiene que darse cuenta?JULIA De nada. (Coge la taza de café e inicia el mutis.) ¿Quién era?BÁRBARA Nada. Querían hablar con tu padre.JULIA Chao, tía Helen.HELEN Chao, mocosa. Y aprieta los codos.JULIA Lo haré.(Julia hace mutis escaleras arriba.)HELEN Tú dirás lo que quieras, pero es una chica estupenda. Y la quiero mucho.(Bárbara mira a Helen sorprendida por el tono sincero de sus palabras.)BÁRBARA Ella también te quiere.HELEN Eso espero.BÁRBARA Pues claro que sí. ¿A qué viene eso?HELEN (Suspira.) ¡Lo que daría yo por tener una hija como Julia! ¡No sabes la suerte que tienes!...(Se abre la puerta de la calle y entra Bob. Viste gabardina y traje gris oscuro.)BOB (Desde el vestíbulo.) ¿No hay nadie en casa?HELEN ¡Uy!... Aquí está tu hombre. Me largo.JULIA (En off, desde el dormitorio.) ¡Hola, papá!HELEN (A Bárbara.) Gracias por el café, cariño. Eres mi Ángel de la Guarda.BÁRBARA ¡Qué tontería!... Gracias a ti, por escucharme.HELEN Cuando quieras repetimos la sesión. Sin problemas.BÁRBARA Gracias.(Helen sale de la cocina. Al llegar al vestíbulo, Bob está colgando del perchero la gabardina que se ha quitado al entrar.)

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BOB ¡Helen!HELEN No te asustes que ya me voy. ¿Sigue lloviendo?BOB Llueve, hace frió y sopla un viento de mil demonios.HELEN En tardes como ésta no hay más que un sitio donde estar a gusto: ¡la cama, placer de dioses!... (A Bárbara, que ha salido detrás de ella) ...A lo mejor me animo y llamo al chico de la moto, ¿eh, que te parece?... (Hacia la escalera.) ¡Adiós, Julia!JULIA (En off.) Hasta luego.HELEN Adiós, Bárbara. (Le envía un beso con la mano.)(Helen hace mutis y cierra la puerta de la calle, Bob. sonriente, se vuelve a Bárbara que se ha quedado de pie junto a la puerta de la cocina.)BOB ¿Qué es eso del chico de la moto?BÁRBARA Nada. Bromas suyas. Ya la conoces. (Bob se acerca a Bárbara y la besa en la mejilla.)BOB ¿Todo bien?BÁRBARA No estoy muy segura.BOB ¿Ha pasado algo?(Sin contestar, Bárbara se mete en la cocina, Bob la sigue.) ¿Qué te pasa?(Bárbara cierra la puerta y se vuelve a mirar a Bob. Está angustiada por algo.)BÁRBARA Ha llamado un hombre preguntando por ti. Ha dicho que es urgente.BOB ¿Quién era?BÁRBARA Un tal Stewart.BOB Stewart, ¿qué?BÁRBARA Stewart es un apellido... me parece.BOB Pero, ¿quién es?BÁRBARA No lo sé.BOB ¿Y qué quería?BÁRBARA Tampoco lo sé.BOB ¿Pero no se lo has preguntado?BÁRBARA ¡Claro que se lo he preguntado! Y me ha dicho que quería hablar contigo. Le dije que no habías llegado todavía, que llamara más tarde... Y entonces dijo que intentaría venir a verte personalmente.BOB ¿Para qué?BÁRBARA Tampoco quiso decírmelo. No hablaba nada claro..., y dijo que no podía explicarse por teléfono.BOB Será uno de esos vendedores de Enciclopedias...BÁRBARA No. Tiene algo que ver con la Policía.BOB ¿La Policía?BÁRBARA Dijo que si teníamos algún inconveniente en recibirle, debíamos llamar a Scotland Yard y preguntar por el Superintendente Smith.(Bob la mira y no dice nada. Pausa.) Dijo que era confidencial... Y secreto. Que no lo comentáramos con nadie.(Bob, sin saber a qué atenerse, da unos cuantos pasos por la cocina, perdido, sin rumbo fijo.)BOB ¿A qué hora llamó?BÁRBARA Hará unos dos o tres minutos.(Pausa.)BOB Bueno, llamaré a ese tal Smith. ¿Te dio el teléfono?BÁRBARA Sí. Está en el cuaderno.(Bob sale al vestíbulo, va al teléfono, consulta el cuaderno de notas y marca un número, Bárbara le observa, expectante, desde la puerta de la cocina.) Pregúntale de qué se trata.BOB Sí, mujer. (Al teléfono.) ¿Oiga?... Hola, buenas noches. Mire, quisiera hablar con el Superintendente Smith... Jackson. Bob Jackson... Gracias...(Pausa.) ¿Superintendente Smith?... Buenas noches. Soy el señor Jackson... Verá, hace un momento ha llamado un tal señor Stewart; ha hablado con mi mujer, y... ¿Cómo?... ¡Ah, sí!... Sí, sí... Sí, por supuesto... Sí, pero, ¿no podría adelantarme de qué se trata?... Ya... Entendido... Sí, claro que comprendo. De acuerdo. Gracias, muchas gracias Superintendente. Adiós... Adiós. (Cuelga. Se vuelve a Bárbara.)

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BÁRBARA ¿Qué?BOB Evidentemente se trata de algo importante.BÁRBARA ¿Qué te ha dicho?BOB Pues eso: que es un asunto importante. Y que nos agradecería mucho que recibiéramos al señor Stewart y charláramos un rato con él.(Pausa tensa, Bárbara sigue mirando a Bob. como esperando algo más.) Ha estado muy amable... No podía extenderse más...(Bárbara sigue mirando. Y esperando.) ¿Qué más quieres que te diga?BÁRBARA ¿A qué hora va a venir?BOB A las ocho.(Pausa.)BÁRBARA Será mejor que cenemos pronto.(Y mientras ella se mete en la cocina, la luz cambia lentamente.) ________________________________________(Entra Helen y se dirige a hablar al público.)HELEN Me acuerdo muy bien del día en que les conocimos. Llamamos a esa puerta y nos presentamos: “Hola. Somos Helen y Peter. Americanos. Vuestros nuevos vecinos.” Bueno..., Bárbara y Bob nos miraron como si acabáramos de llegar de otro planeta. Boquiabiertos. Desconcertados. La verdad es que los dos eran muy tímidos... Cuando les dijimos que éramos americanos, sí, pero no de Estados Unidos sino del Canadá, parecieron tranquilizarse un poco..., pero todavía les llevó algún tiempo aceptarnos como a simples seres humanos, vulgares y corrientes. Un mes más tarde nos invitaron a tomar el té y entonces fue cuando conocimos a Julia. “Julia es lo mismo que Julieta”, comentó Bárbara. , “Julieta... La de 'Romeo y Julieta' “... Bob continuó: ¡”Vimos esa película al poco de conocernos..., la de Norma Shearer, ¿la han visto?... y decidimos que si alguna vez teníamos una hija se llamaría Julieta”... “Y así fue”, añadió Bárbara. “Sí. Así es”, terminó Bob... Desde un principio me conmovió esa forma suya tan particular de hablar, en la que cada uno terminaba las frases del otro... No es que se interrumpieran o se quitaran la palabra de la boca, no... Era como... como una especie de ceremonia, un “cederse los trastos” amigablemente..., como el resultado preciso de muchos años de vida en común... Recuerdo que lo comenté con Peter al volver a casa. Se burló de mí y dijo que me estaba convirtiendo en una sentimental. Pero al poco tiempo reconoció que él también estaba empezando a sentir un cierto cariño hacia ellos...(Helen hace mutis. La luz vuelve a su estado normal. Es ya de noche, Bárbara y Bob están en el salón esperando ansiosos la llegada del señor Stewart. Las cortinas están echadas. Pausa larga.)BÁRBARA ¿Qué hora es?BOB Todavía faltan diez minutos.(Pausa.)BÁRBARA Si por lo menos supiéramos de que se trata...BOB Se lo pregunté, mujer... Tú misma lo oíste... No pude hacer más...(Pausa, Bárbara suspira.)BÁRBARA ¡Dios quiera que no sea nada relacionado con Julia!BOB ¿Por qué te empeñas en pensar esas cosas?BÁRBARA Ese chico, Malcolm, ya ha tenido otros problemas con la Policía por culpa de esa maldita moto, y cualquier día...BOB Me dijiste que ya no salían juntos, que ni siquiera se veían...BÁRBARA A Julia le gusta.BOB ¿Qué quieres decir con eso?BÁRBARA ¿Con qué?BOB ¿Siguen o no siguen saliendo juntos?BÁRBARA No lo sé, Bob, no lo sé...BOB ¿Y no se lo has preguntado?BÁRBARA Sí. Pero a pesar de que lo niegue, suponte que le ve a escondidas, ¿quién te dice que...?(Suena el timbre de la puerta, Bárbara y Bob se levantan al unísono. Se miran, expectantes, uno frente al otro.)BOB Ahí está.(Pausa, Bob se dirige a la puerta. Vacila y se vuelve a mirar a Bárbara.)BÁRBARA ¡Date prisa! Abre antes de que baje Julia.

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(Bob sale al vestíbulo, Bárbara arregla mínimamente los cojines del sofá, etc. Bob abre la puerta de la calle y aparece Stewart. Viste traje azul oscuro, gabardina y sombrero flexible.)STEWART ¿El señor Jackson?BOB Sí, aquí es.STEWART Buenas noches. Me llamo Stewart. He hablado con su mujer por teléfono...BOB Sí, sí... Pase, por favor...STEWART Gracias.(Stewart entra en el vestíbulo, Bob cierra la puerta y le indica que pase al salón.)BOB Por aquí.STEWART Gracias.(Bob y Stewart entran en el salón.)BOB (Haciendo las presentaciones.) Mi mujer. El señor Stewart.STEWART ¿Cómo está usted, señora Jackson?BÁRBARA Bien, gracias.(Se dan la mano.)BOB Si quiere quitarse la gabardina...STEWART ¡Ah, sí! Gracias.(Stewart se quita la gabardina y el sombrero y se los da a Bob.) He llegado un poco antes de lo previsto... Tendrán que disculparme... Pensé que iba a encontrar mucho tráfico, pero la carretera estaba prácticamente desierta... Con este temporal no hay quien salga a la calle.BOB Sí, claro. La gente se asusta y prefiere quedarse en casa.(Bob va al vestíbulo a colgar las prendas de Stewart.)STEWART Creo que ha habido inundaciones en el Sur... ¿Han visto ustedes las noticias?BÁRBARA No.STEWART Bastante graves, parece...(Pausa tensa. Vuelve Bob.)BOB Bueno, pues... Usted dirá en que...STEWART ¿Está su hija en casa?BÁRBARA Sí. Está arriba... Estudiando...STEWART ¿Sería mucho pedir que bajara un momento?... Será cuestión de minutos.BOB Sí, claro...(Pausa, mezcla de duda y ansiedad.) ¿Viene usted a verla a ella?STEWART La verdad es que vengo a verles a todos. Me gustaría que estuviera la familia al completo, si es posible...BOB ¿No se habrá metido en algún lío, verdad?... Es todavía una niña y no...STEWART No, no, por Dios. No. Quédense tranquilos.BÁRBARA ¡Gracias, Señor! (Sonríe aliviada.) Voy a buscarla.(Bárbara Sale escaleras arriba. Pausa.)BOB He hablado con el Superintendente Simth.STEWART Sí. Lo sé. Supongo que una llamada de Scotland Yard no es la mejor tarjeta de visita... Pero es el único camino que tenemos para ponernos en contacto con la gente, para que nos abran sus puertas tranquilos, para que no crean que venimos a llevarnos los candelabros de plata... Ya me entiende...(Stewart sonríe, Bob, demasiado nervioso y tenso para galanterías, apenas asiente con la cabeza. Breve pausa.)STEWART Usted trabaja en “Construcciones Aeronáuticas”, ¿verdad?BOB Sí.STEWART Un trabajo interesante...(Pausa.) ¿O no?BOB Sí. Sí, desde luego. A mí me gusta.STEWART Viajará muy a menudo.BOB No, no mucho. A Birmingham, de vez en cuando. Pero... ir y volver en el día...STEWART ¡Ah! No sé por qué uno tiende a pensar que los que trabajan en eso de los aviones se pasan la vida en el aire, de un lado para otro...BOB No. Vamos, al menos, yo no.

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STEWART Ya.(Stewart sonríe. Otra pausa tensa hasta que aparecen Bárbara y Julia.)BÁRBARA Esta es mi hija Julia. El señor Stewart.STEWART ¿Cómo está usted, señorita Jackson?JULIA Muy bien, gracias.(Se dan la mano. Luego, todos se sientan.)BOB ¿Le apetece tomar algo?... ¿Un whisky?... ¿Jerez?...STEWART No, gracias. Pero si ustedes quieren, por mí...BOB No. Yo apenas bebo.STEWART Yo tampoco. Es un capricho muy caro hoy en día.BOB Sí. Así es.STEWART Un despilfarro.(Pausa breve. Todos esperan, Stewart sonríe.) Bien. En primer lugar quiero presentarles mis disculpas por “abordarles” de esta manera... El hecho de que un extraño llame a estas horas e insista en verles con tanta urgencia siempre es motivo de alarma... De preocupación, cuando menos... Y lo siento. De veras. Por eso les agradezco que hayan accedido a recibirme... El problema está en que no va a ser fácil explicarles de qué se trata, quién soy yo, cuál es mi cometido..., porque todo esto forma parte de lo que llamamos “materia reservada”, y no estoy autorizado para entrar en detalles...BOB Ya es bastante.JULIA ¿Es usted Policía?STEWART No. No, no. En absoluto. Mi trabajo está... ¿cómo lo diría yo?... está “por encima” de las tareas habituales de la Policía. En realidad, soy un funcionario. Un funcionario del Estado. Con todo lo de bueno y malo que eso significa.(Se ríe levemente, pero su risa no tiene eco en los demás. Se levanta.) ¿Les importa que pasee?...BÁRBARA (Dando su consentimiento.) Por favor...STEWART Gracias.(Pasea lentamente por el salón. Pausa.) La razón por la que yo estoy aquí es muy sencilla: necesitamos su ayuda. Así de claro... Estamos interesados en conocer los movimientos de una persona en particular... Queremos saber a qué se dedica, adonde va, a qué hora entra, cuando sale..., en fin, todas esas cosas... Y el único medio que tenemos es... haciendo unas cuantas preguntas. Nada. Pura rutina, se lo aseguro... Así que no hay motivo para que se pongan nerviosos, ¿de acuerdo?...BOB ¿Quién esa persona?BÁRBARA ¿Alguien que conocemos?STEWART Alguien que viene por aquí casi todos los fines de semana. Creemos que puede tener amigos en este barrio.(Suena el teléfono.)BOB Perdón...STEWART Por Dios...(Bob sale al vestíbulo y contesta el teléfono.)BOB ¿Sí, dígame?... Hola, Maggie... Sí, espera un momento... (A Julia.) Es Maggie.JULIA Dile que la llamaré luego.BOB (Al teléfono.) ¿Oye?... Que te llamara dentro de un rato... Se lo diré... Sí... Hasta luego. Adiós.(Bob cuelga y vuelve al salón.) (A Julia.) Que no va a ir mañana a la fiesta de Sarah.JULIA ¿Por qué?BOB No sé. Luego te lo cuenta. (A Stewart.) Disculpe.STEWART No se preocupe... Esto..., ¿dónde estábamos?...JULIA Nos hablaba de ese hombre que viene por aquí a ver a sus amigos.STEWART ¡Ah, sí!... Pero no sabemos quiénes son, ni dónde viven... La verdad es que ni siquiera sabemos por qué viene con tanta frecuencia... Puede que, efectivamente, se trate de una relación de simple amistad, pero... tenemos motivos para desconfiar...JULIA ¿Por qué?BÁRBARA (Con tono de reprimenda.) ¡Julia!

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STEWART Le estoy hablando de un hombre especial, señorita Jackson... Un hombre ocupado, muy ocupado..., con una actividad casi frenética... Si se toma la molestia de acercarse por aquí todos los fines de semana, tenga usted por seguro que debe tener muy buenas razones para ello... Razones de peso... Vamos a ver... (Busca en sus bolsillos.) Tengo una fotografía suya... en algún sitio... (La encuentra.) ¡Aquí está!... Me gustaría que le echasen una mirada y me dijeran si le han visto alguna vez, en algún sitio..., y dónde, ¿de acuerdo? (Murmullos generales de asentimiento.) Gracias. Señora Jackson...(Stewart le entrega la foto, Bárbara la mira.)BÁRBARA No. No le he visto nunca.STEWART Señor Jackson...(Mismo juego.)BOB No.STEWART Señorita Jackson.(Mismo juego.)JULIA No. Ni idea.STEWART ¿Están seguros?(Contestan al tiempo.)BÁRBARA Sí.BOB Completamente.JULIA Seguro.(Pausa.)STEWART Ya. Gracias. (Guarda la foto.) Hubiera sido mucho pedir, a la primera...JULIA ¿Qué ha hecho ese hombre?STEWART (La mira. Pausa.) No puedo decírselo, señorita Jackson. Lo siento.JULIA ¿Y cómo saben que viene por aquí los fines de semana?STEWART Porque le estamos vigilando hace tiempo.JULIA ¿Quiere decir que le espían?(El tono de Julia tiene un cierto aire de acusación. Stewart sonríe.)STEWART Bueno... Más o menos... Algo parecido, sí... Pero no crea que todo es tan fácil como en las películas... Seguir a alguien, especialmente en un sitio como éste, tan lleno de caminos y recovecos, es un trabajo difícil... Cómo buscar una aguja en un pajar... Por eso tenía la esperanza de que alguno de ustedes le hubiera visto, pero...JULIA ¿Quieren que les ayudemos a descubrirle?STEWART Eso sería estupendo... (Refrenando su asomo de entusiasmo. Con precaución.) Pero recuerden, sobre todo, que éste es un asunto estrictamente confidencial... Ni una palabra a nadie, se lo ruego...BOB Por supuesto.STEWART ¿Me entiende usted, verdad, señorita Jackson?... Nada de jugar a James Bond entre sus compañeras de clase...JULIA Se lo prometo.STEWART Gracias.JULIA ¿Y que más va a hacer ahora? ¿Cómo piensan detenerle?BÁRBARA ¡Julia!STEWART No se trata de eso, señorita Jackson. De momento.BOB Si cree que podemos ayudarles en algo...STEWART Bueno... De hecho hay un par de cosas que me gustaría preguntarles... (Saca un bloc del bolsillo.) Nada, pequeños detalles...(Pausa.) Vamos a ver... Ustedes viven aquí desde hace... bastante tiempo, creo...BOB Unos veinte años.STEWART ¡Veinte años! ¿Tanto?BOB Desde marzo del 39.STEWART ¡Aja!... Y, lógicamente, conocerán a todo el vecindario...BOB Mi mujer más que yo.STEWART Sí, claro... (A Bárbara.) ¿Conoce usted a los Mathews, los del 38?BÁRBARA Sí. Llevan aquí casi el mismo tiempo que nosotros. Tienen una hija de la edad de Julia...STEWART Son ingleses, claro...BÁRBARA No. Escoceses. De Glasgow.

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STEWART Mmm, mmm... (Lo escribe.) Más abajo, en el 40, viven los Duncan...BÁRBARA Sí. El marido está ya jubilado. Tiene más de setenta años. Apenas salen de casa...STEWART (Sigue tomando notas.) Y cruzando la calle, en el 45, los Kroger.BÁRBARA Sí. Helen y Peter. Son íntimos amigos nuestros. El vende libros.BOB Tiene un negocio de compra‐venta. Libros de viejo, primeras ediciones, cosas de esas...BÁRBARA Son canadienses. Una pareja encantadora... Llevan unos cinco años en esa casa...STEWART ¿Tienen hijos o alguien de familia?BÁRBARA No.STEWART (Anota.) Justo al lado, en el 43, los... (Duda.) Bueno, ya no entiendo ni mi propia letra...BÁRBARA Los Henderson. John y Sheila.STEWART (Escribiendo.) ¡Ah! Eso es. Henderson.BÁRBARA Se mudaron aquí hace apenas seis meses. Pero se les ve muy poco... Los dos trabajan fuera.STEWART (Cierra el bloc.) Muy bien. Me han sido ustedes de gran ayuda. (Guarda de nuevo el bloc. Se dirige a Bob.) Usted dijo antes que estaba dispuesto a colaborar con nosotros, ¿no es eso?BOB Sí... Sí, por supuesto.STEWART Verá: el único medio que tenemos para intentar averiguar algo en concreto es distribuyendo, apostando observadores en distintos lugares de una misma zona... El problema es el de siempre: ¿cómo mirar sin ser visto?... En una gran ciudad, en horas punta, en una calle concurrida, es relativamente fácil... Pero en estas zonas apartadas, pequeñas, donde todo el mundo se conoce... la cosa se pone más difícil. No queda más remedio que esconderse.(Pausa. Duda.) Necesitaríamos un lugar discreto... Una habitación en alguna casa tranquila... Ahí es donde podría usted ayudarnos...(Un momento de silencio.)BOB ¿Una habitación... aquí?STEWART Sería cuestión de un par de días: sábado y domingo.(Bárbara y Bob intercambian miradas de inquietud.)BOB Bueno, no sé... La verdad es que...BÁRBARA ¿Quiere usted decir que... sus hombres... se instalarían aquí, en la casa?STEWART No, no. Nada de hombres. No. Una mujer. Una mujer joven. Siempre es más discreto. Y más lógico, si quiere... En caso de que alguien se interesara siempre podrían decir que se trata de un amiga, un familiar..., una compañera del Club de Arte, por ejemplo. (A Bárbara.) Usted asiste a las clases de pintura, si no me equivoco...BÁRBARA (Sorprendida por el hecho de que él no lo sepa.) Sí, sí...STEWART (Señalando los cuadros de la pared.) ¿Son suyos?BÁRBARA Sí.STEWART Muy buenos. De verdad. Me gustan.(Sonríe a Bárbara. Se dirige a Bob.) ¿Qué me dice, eh?... Creo que la ventana pequeña de arriba...JULIA (Protestando.) ¡Es la de mi cuarto!STEWART Tiene usted el mejor puesto de observación de toda la casa, señorita Jackson.BÁRBARA No me gusta la idea de tener a un extraño dentro de casa...JULIA ¿Por qué no?BÁRBARA ¡Julia, por favor!STEWART Ustedes son los que deciden.BOB ¿Y sus hombres..., su gente, no podrían observar igual desde un coche?... Un coche aparcado por ejemplo.STEWART Por poder, claro que podrían. Pero no aquí. Estas calles están casi siempre vacías. Un coche no habitual, aparcado más tiempo de lo corriente, siempre es motivo de sospecha... De curiosidad, cuando menos...BOB (De mala gana.) Sí, claro...STEWART Le aseguro que antes de venir a molestarles hemos agotado todas las posibilidades...BÁRBARA ¿Por qué no lo intentan ustedes con Helen y Peter, los del 45?... Su casa tiene más ventanas que la nuestra. Está mejor situada, incluso...STEWART Señora Jackson, no podemos ir de casa en casa contando las ventanas... Aparte de que cuando nos dirigimos a alguien en concreto es porque estamos seguros de que es gente con la que se puede contar... No actuamos a la ligera... Ha hecho falta un cierto tiempo...BOB ¿Para qué?

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STEWART Para recabar los datos necesarios, hacer comprobaciones...BOB ¿Quiere usted decir que nos han estado vigilando?STEWART Pues..., investigando. Observando, más bien. (Sonríe.) Es mejor andar sobre seguro, ¿no le parece?... El que usted trabaje en una sección especial de “Construcciones Aeronáuticas” es ya una garantía. Dice mucho sobre usted.BOB Comprendo.(Pausa. Bob se siente incómodo al descubrir que ha sido motivo de una investigación; mira a Bárbara, quizás en busca de ayuda, y luego a Stewart.) Por lo que veo, se trata de algo realmente importante...STEWART Creemos que puede serlo, sí.BOB ¿Y... no será peligroso?STEWART ¿En qué sentido?BOB No sé... Ese hombre puede llegar a matar a alguien, si no lo ha hecho ya...STEWART No. No estamos hablando de un vulgar delincuente. El asunto es de más altura, créame. No, no hay ningún peligro de violencia.BOB Pero, ¿es un criminal?STEWART (Tras una pausa, y escogiendo muy bien las palabras.) Tenemos motivos para creer que está... supuestamente implicado... en algún tipo de actividades... a primera vista ilegales.(Pausa, Bob mira a Bárbara.)BOB ¿Tú qué dices?BÁRBARA Tú mandas. Lo que tú digas.(Bob duda un momento, luego se vuelve a Stewart y da su consentimiento, asintiendo primero con la cabeza, como con cierta violencia de pronunciar las palabras que siguen.)BOB Muy bien. De acuerdo. (Se vuelve a Bárbara.) ¿De acuerdo?BÁRBARA (Asiente, bajando la cabeza.) De acuerdo. (Stewart sonríe complacido.)STEWART Gracias. Muchas gracias. Se lo agradezco de veras.(Ahora práctico, a Bárbara.) ¿Le parece bien mañana a las nueve y media?BÁRBARA ¿Para qué?STEWART Para el primer turno de vigilancia.BÁRBARA Oh, sí... claro que sí.STEWART Les diré que vengan por la parte de atrás. Que entren directamente por la cocina. Así evitaremos que pueda verles alguien.(Bárbara y Bob se muestran sorprendidos de los conocimientos que Stewart demuestra tener sobre la casa y su disponibilidad.)BOB Muy bien.(Stewart se prepara para marcharse.)STEWART Ah, por cierto... Mi agente se llama Thelma. Y es una muchacha encantadora. (A Bárbara.) Serán buenas amigas, se lo aseguro.(La luz desciende lentamente sobre la mezcla de miedo, angustia e impotencia que siente la familia Jackson.) ________________________________________(En la misma penumbra del final de la escena anterior, aparece Thelma. Es una mujer de unos treinta años. De complexión fuerte. Hay algo de militar en su porte y maneras. Se la podría confundir, quizás, con una enfermera. Viste pantalón y suéter. Entra por la cocina y se dirige a la escalera. Empieza a subir. Hacia la mitad se detiene y se vuelve a mirar al público. Desde allí habla.)THELMA Nada más entrar me di cuenta enseguida de que todo había sido dispuesto para mi llegada. El suelo brillaba como un espejo, los muebles olían a cera todavía... y un enorme centro de flores recién cortadas presidía la mesa de la cocina. Era como si lo hubieran preparado todo para una inspección o un examen minucioso...Cada cosa en su sitio... Detalle a detalle... Todo perfecto... Subí escaleras arriba hacia el dormitorio de la niña... En la mesilla quedaba una taza de té sin terminar, todavía caliente... Sobre la cómoda, junto a un frasco abierto de perfume, un bote de polvos de talco “Max Factor”, un tocadiscos portátil, de los pequeños, y unos cuantos discos: Roy Orbison, los Everly Brothers... y un libro: “Cumbres borrascosas”... Oía a los Jackson hablar y moverse por la planta baja... Más que hablar cuchicheaban y andaban a pasitos, como cuando hay un enfermo en casa...(Pausa.)

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El primer día de guardia transcurrió sin novedad. Cuando ya me marchaba, a eso de las cinco y media, el señor Jackson se asomó y me preguntó si había tenido una estancia confortable... No pude evitar una sonrisa... “Sí, gracias —le contesté—. Han sido ustedes muy amables.”(Desaparece escaleras arriba. La luz vuelve poco a poco. Ultima hora de la tarde, Bárbara cose, Bob lee el periódico. La estufa eléctrica, con su reflejo rojizo, proporciona una nota de color al ambiente ya de por sí acogedor de la habitación. Pausa, Bob bosteza y pasa una hoja del periódico. Pausa.)BÁRBARA ¿Dónde crees que puede estar?BOB ¿Quién?BÁRBARA Ese hombre al que buscan.(No obtiene respuesta. Pausa.) ¿Qué estará haciendo a estas horas?(Tampoco hay respuesta. Pausa, Bárbara mira a Bob.) Quizás esté casado... Puede que su mujer...BOB ¿Quieres no darle más vueltas al asunto?BÁRBARA No, si no me preocupa, pero...BOB (Adelantándose a lo que va a decir y coincidiendo con ella, con lo que la frase la dicen a dúo.) ...“si supiéramos a qué atenernos”...(Pausa. Bob sonríe.) Tranquila.BÁRBARA No sabemos nada. Ni de él... ni de los otros. Ni siquiera del señor Stewart.BOB (Rutinario.) No es asunto nuestro.BÁRBARA Pero si le detienen será por culpa nuestra.(Bob, por primera vez, levanta la vista del periódico.)BOB ¿Qué es eso de que será por culpa nuestra?BÁRBARA Estamos consintiendo que le vigilen, que le espíen, desde nuestra propia casa.(Bob sonríe.)BOB Sabía que terminarías por decir algo así.BÁRBARA ¿Como qué?BOB Estaba seguro de que no pararías hasta encontrar la forma de sentirte culpable, cómo siempre... Si tengo un agujero en el calcetín, la culpa es tuya; si el coche se estropea, la culpa es tuya... Sea lo que sea, la culpa es tuya... Ahora no, mi amor, ahora no. Esto te es completamente ajeno. En este caso no tenemos ninguna responsabilidad. Así que deja de preocuparte. Por esta vez al menos.(Bárbara asiente con la cabeza pero su expresión sigue siendo de preocupación y ansiedad.) ¿Te apetece un poco de té?BÁRBARA ¿Y a ti?BOB Me da igual.BÁRBARA Dentro de un rato, si no te importa.BOB (Asiente con la cabeza.) Mmm. Mmm.(Pausa, Bob deja el periódico. Se pone en pie, se despereza y se acerca a mirar por la ventana. Separa un poco las cortinas echadas y desde allí observa sin ser visto.) Helen y Peter están aprovechando bien la tarde... Todavía no han vuelto... ¿Qué? ¿Fueron a otra de esas “orgías sexuales”?(Bárbara sonríe en silencio. Pausa, Bob vuelve a sentarse en su butaca.) No consigo imaginármelos... ¿Y tú?BÁRBARA ¿Qué?BOB Esas orgías de las que tanto hablan... No consigo imaginármelos... en acción...BÁRBARA Peter es muy guapo.BOB (La mira, sorprendido.) ¿Ah, sí?BÁRBARA Hombre, no es ningún adefesio... Ni Helen tampoco...BOB (Sonríe.) ¡Por Dios! La sola idea de abrir los ojos y encontrármelos a mi lado en la cama, me deja la mente en blanco.(Bárbara sonríe, Bob vuelve a su lectura. Pausa, Bárbara cose. Suena un reloj. Pausa.)BÁRBARA ¿Te acuerdas del día que vimos cómo detenían a un hombre, a la salida del metro?BOB ¿Cuándo fue eso?BÁRBARA ¿No lo recuerdas?

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BOB No.BÁRBARA íbamos los tres a algún sitio... Julia era todavía muy pequeña... Al subir las escaleras casi chocamos con unos Policías que entraban corriendo... Al poco rato salieron escoltando a un hombre. Lo metieron a empujones en un coche y se lo llevaron... ¿Cómo es posible que no te acuerdes? Al principio creí que era un mendigo, un vagabundo, pero cuando pasó a nuestro lado y pude verle de cerca... Era joven, muy joven... Más joven que yo... Iba sucio, mal vestido... Y lloraba... ¿No te acuerdas?... Dios mío, daba tanta pena... Lloraba como un niño... mientras la Policía le llevaba arrastrando, casi en volandas, sin dejarle tocar el suelo... Era horroroso...(Bob la mira. Hay unos momentos de silencio total.)BOB ¿A qué viene todo esto?BÁRBARA No lo sé.BOB ¿Y te ha venido a la memoria así, de repente?BÁRBARA No. No sé... No sé nada...BOB ¿Y quién te dice que no se trataba de un delincuente, un drogadicto, alguien que acababa de atracar a un pacífico ciudadano?... Supongamos que fuera un asesino... ¿Sentirías lo mismo?(Bárbara no contesta, Bob sonríe y vuelve a leer. Pausa.)BÁRBARA Las personas no dejan de serlo por el hecho de haber cometido un delito. Siguen teniendo sentimien‐tos... Y derechos.BOB (Firme y decidido.) Bárbara, eso no tiene nada que ver con nosotros. No es asunto nuestro. No nos incumbe en absoluto. El señor Stewart ha dicho bien claro que ese hombre puede estar implicado en algo sucio, de índole criminal, incluso... Algo fuera de la ley... Y ya está. Eso es lo único que nos interesa. Quién es y lo que haya hecho es algo que no nos importa. Que no debe importarnos. ¿Está claro? (Silencio.) ¿Está claro?(Bárbara le mira antes de contestar.)BÁRBARA No lo sé.BOB (Reafirmando.) Está claro. Hazme caso. Y no le des más vueltas.(Vuelve a leer, Bárbara cose. Silencio.) ¿Mañana va a venir la misma agente?BÁRBARA ¿Thelma?BOB Eso, Thelma.BÁRBARA Sí.BOB Parece buena chica.(Pasa una página del periódico.) Debe ser aburridísimo pasarse las horas ahí arriba, mirando...(Mira a Bárbara.) Lo único que tienes que pensar es que mañana a estas horas ya no estará aquí. Todo habrá terminado.(De repente, suena un fuerte estruendo, Bárbara se pone automáticamente de pie, muy asustada.)BÁRBARA ¿Qué es eso? ¿Qué pasa?BOB Son fuegos artificiales... Cohetes, sólo cohetes... No te asustes... (Sonríe.) Están haciendo una fiesta en casa de Sarah. Te lo dijo ayer Julia, ¿no te acuerdas?BÁRBARA Es verdad... No me acordaba...(Bob, sonriente, se acerca a ella y trata de calmarla.)BOB Calma, amor mío, calma... Estás hecha un manojo de nervios...(Le rodea los hombros con el brazo. De repente, ella se le abraza fuertemente como buscando protección, como queriendo entrar en él, como pidiéndole ayuda, como se quisiera contagiarse de toda su fuerza. La luz desciende lentamente al tiempo que aumenta el efecto sonoro —e incluso lumínico— de los fuegos artificiales llegando a su apogeo. Es algo que, de no ser por el resplandor de la luz y los colores, podría confundirse con un escalofriante intercambio de disparos, como un ametrallamiento en masa.) ________________________________________(Hecho el silencio, la luz vuelve a su posición normal. Bárbara, sola en escena, se dirige al público.)BÁRBARA Fue un domingo por la mañana. Una mañana hermosa, sin una nube en el cielo. Una mañana casi de verano. Serían las once más o menos, cuando... Bueno, no; faltaba poco para las once, porque las campanas seguían llamando a Misa. Me encanta el sonido de las campanas un domingo por la mañana. Y el silencio de las calles. Y esa calma de domingo... Bob estaba fuera lavando el coche y Julia le ayudaba. Yo terminaba de preparar una pierna de cordero para meterla en el horno... Fue entonces cuando Thelma bajó a por una taza de café. No quería abandonar su cometido, así que fue a tomársela al salón, de pie, junto a la ventana. Yo la acompañé. Recuerdo que me quedé

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mirándola y pensando qué distinta era de la imagen que yo siempre me había hecho de una mujer Policía... Thelma era amable, educada... En eso entró Julia, que venía a por un cubo de agua limpia, y nos contó el desastre de su amiga Maggie: se había dejado el grifo del bajo abierto y había inundado el piso de abajo. Habría que pintarlo de nuevo. Me pidió permiso para ir a echarle una mano después de comer y, naturalmente, le dije que si... Thelma y yo reíamos imaginando los apuros de Maggie con el agua por los tobillos, cuando de repente Thelma, que no dejaba de mirar a la calle aunque sólo fuera por el rabillo del ojo, volvió bruscamente la cabeza y se quedó tensa, como electrizada... Yo miré también, instintivamente... No sé por qué... Un impulso... Alguien salía de casa de Helen. La puerta principal estaba abierta y alguien..., un hombre..., estaba saliendo en ese momento... Casi no me atreví a mirar... Salió deprisa, muy deprisa, sin despedirse siquiera, y se alejó calle abajo... Yo quería fijarme bien en su cara, atrapar ese rostro en mi memoria... Dobló la esquina enseguida, pero tuve tiempo de verle. ¡Era el hombre de la foto!... ¡El hombre que buscaban!... Thelma se volvió y me dijo: “¿Ha visto usted lo mismo que yo?”... Yo no podía hablar… Me limité a asentir con la cabeza... Thelma fue corriendo al teléfono para hablar con sus superiores... Yo seguía allí, junto a la ventana, inmóvil... Las risas de Julia y de su padre se mezclaban lejanamente con las campanas que seguían llamando a Misa. Cuando Thelma hubo colgado el teléfono y me dijo: “El señor Stewart vendrá a verles esta misma tarde. Por favor, no le digan nada a Julia”, yo ya sabía que algo importante acababa de ocurrir. No sabía exactamente de qué se trataba, pero fuese lo que fuese sería algo horrible. De eso estaba segura. ________________________________________(Cuando se hace la luz ya están en el salón Bob y el señor Stewart: La primera pregunta de Stewart es directa, como un dardo.)STEWART ¿Vio usted a ese hombre, señora Jackson?BÁRBARA Sí le vi.STEWART ¿Le vio salir del número 45 de esta misma calle?BÁRBARA Sí.STEWART ¿Y está usted segura de que se trata del mismo hombre de la fotografía?BÁRBARA Completamente.STEWART Muy bien. (A Bob.) En cuanto a usted, parece que tuvo mala suerte y se perdió el momento tan esperado.BOB Sí. Yo estaba limpiando el coche y...STEWART ¿Aquí mismo, no?... ¿Frente a la casa?BOB Sí.STEWART ¿Se da cuenta de lo fácil que le resulta al tal sujeto ir de un lado para otro sin levantar sospechas... Asombroso, ¿no?...(Bob no contesta, Stewart pasea, reflexivo.) O sea que llegó aquí ayer al mediodía... —a esa hora es cuando se detectó su coche por primera vez— y se ha quedado hasta hoy domingo por la mañana... Lógicamente es de suponer que pasó la noche en casa de esos amigos suyos...(Pausa.) ¿No le habrán dicho nada de eso a su hija, verdad?BOB No.STEWART Es mejor. Al menos, de momento. ¿Dónde está ahora?BÁRBARA En casa de unos amigos.STEWART Ya. (Saca una pipa del bolsillo.) ¿Les molesta que fume?BOB No, por Dios...STEWART Gracias. (Mientras llena la pipa.) Bueno, bueno... Esto sí que ha sido una sorpresa... Especialmente para usted, señora Jackson...(Bárbara no responde. El silencio se puede cortar.) ¿Así que le vieron alejarse calle abajo?... Eso quiere decir que se dirigía hacia su automóvil. Suele dejarlo a un par de manzanas, frente a ese bloque tan feo de apartamentos...BÁRBARA Ruislip Court.STEWART Eso. (Enciende la pipa con calma.) No es un coche que pase desapercibido... Puede que lo hayan visto más de una vez: un “Studebaker Farina” matrícula ULA 61...(Mira fijamente a los dos.) ¿No?BOB No, lo siento.

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(Bárbara también niega con la cabeza.)STEWART Bueno, no importa.(Sonríe levemente.)BOB ¿No puede decirnos qué es lo que ha hecho?... Ese hombre.STEWART (Tranquilo, aspira de su pipa y lanza el humo.) Creemos que ha entrado en el país... ilegalmente.(Pausa.)BÁRBARA ¿Y?...STEWART ¿Cómo?...BÁRBARA ¿Eso es tan malo?STEWART (Desconcertado.) Bueno, puede haber entrado con pasaporte falso, bajo una falsa identidad... Y eso, en principio, siempre es un delito.(Pausa, Bárbara y Bob miran a Stewart esperando claramente que les diga algo más.) Todavía tenemos que hacer algunas comprobaciones, pero estamos al comienzo de algo que puede ser muy importante; creo.BÁRBARA Pero, concretamente, ¿qué es lo que ha hecho?(Stewart no contesta. Pausa.) ¿Por qué no quiere decírnoslo?(Stewart mira fijamente a Bárbara. Luego habla.)STEWART Sospechamos que trabaja en secreto para un gobierno extranjero.BOB ¿Quiere decir que es un espía?STEWART Algo por el estilo. Pero no podemos sacar conclusiones hasta no tener datos más fiables.BOB (Sonriendo, incrédulo.) Pero, ¿qué iba a hacer un espía en casa de Peter?STEWART Bueno, hay...BOB ¡No puede ser! Tiene que haber algún error. Ustedes se han confundido.BÁRBARA ¿Y no podemos decírselo a ellos? Avisarles, al menos.STEWART Todo a su debido tiempo, señora Jackson.(Pausa.)BOB ¡Oh, vamos!... ¡No estará usted insinuando... que Peter y Helen tienen algo que ver con ese hombre, verdad!(Stewart por toda respuesta, se encoge de hombros.)BÁRBARA ¡Ah, no! No, no, no. Eso sí que no, ¿eh?... ¡De ninguna manera! Ellos son incapaces de una cosa así.STEWART Tal vez.BÁRBARA Les conozco. Somos amigos desde hace... ¡cinco años, señor Stewart!BÁRBARA Pero..., ¿cómo puede atreverse siquiera a pensar una cosa así? ¡No tiene derecho, señor Stewart, por muy del Gobierno que usted sea!... Ese hombre puede ser un amigo, un conocido...STEWART Puede ser.BOB Un compañero de trabajo...BÁRBARA ¡Claro!... Otro librero... ¡O un cliente!STEWART Es posible.(Silencio. Lo rompe Bob al ponerse de pie.)BOB Necesito beber algo.(Va al aparador y saca una botella de whisky. A Bárbara.) ¿Quieres?(Bárbara niega con la cabeza. A Stewart) ¿Y usted?STEWART No, gracias.(Bob se sirve whisky. Pausa.) ¿Así que, durante todos estos años, sus amigos no les han hablado nunca de un tal señor Lonsdale?BOB No, nunca.BÁRBARA (Rotunda.) Nunca.STEWART Un poco raro, ¿no les parece?BOB ¿Por qué?STEWART Un amigo que viene a visitarles casi todos los fines de semana... Es lógico pensar que en algún momento haya que referirse a él... Mencionar su nombre, al menos.(Pausa.) ¿No le parece a usted, señora Jackson?

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BÁRBARA No se.(Stewart fuma. Pausa. Vuelve a mirar fijamente a Bárbara.)STEWART De cualquier modo, es posible que este usted en lo cierto. Sí. Puede que no sea más que un conocido. Puede.(Pausa.) De lo que estoy completamente seguro es de que no se trata de ningún librero. Ni de un cliente tampoco. No. El señor Lonsdale es el Director de una empresa dedicada a la fabricación y posterior comercialización de sistemas antirrobo para todo tipo de vehículos. Un hombre importante y muy bien relacionado: apartamento de lujo en el centro de la ciudad, una “amiguita” para cada día de la semana, Club Privado, fiestas, yate... “Alto Standing”, en definitiva. No parece ser el tipo de persona dispuesto a encerrarse en casa de los Kroger un fin de semana tras otro, señora Jackson.(Bárbara le mira en silencio: por su mente empiezan a cruzarse un montón de cosas. Por fin, habla.)BÁRBARA Sabe usted un montón de cosas sobre ese hombre.STEWART Sólo sé que no sé nada, señora Jackson. Nunca es bastante.BÁRBARA ¿De verdad no sabía usted dónde encontrarle?STEWART ¿Qué quiere usted decir?BÁRBARA Me parece demasiada casualidad que se decidiera usted precisamente por nuestra casa, justo enfrente de la de Helen y Peter... Demasiado perfecto para achacarlo sólo al azar.STEWART (Sonriendo ligeramente.) Estas cosas pasan, señora Jackson. Todos tenemos derecho a un poco de suerte de vez en cuando.(Bárbara no responde, Stewart cruza el salón y va a sentarse frente a ella.) Aun a riesgo de seguir pareciendo impertinente me veo en la obligación de recordarles que están ustedes colaborando con los Servicios de Inteligencia del Estado. Y eso es algo a lo que todos estamos obligados. Las leyes están hechas para protegernos, por supuesto; pero también tienen su contrapartida. Derechos y deberes, ya saben. El bien común. Intereses supremos. La comunidad.(Sonríe. Pausa. Busca en los bolsillos.) Tenía que haberles traído un par de impresos de Declaración Oficial para que lo firmaran, pero entre unas cosas y otras... La verdad es que tampoco importa demasiado. Lo de firmar es un puro formulismo, pura rutina, una manera como otra cualquiera de darse por enterado... Algo de todos los días, se lo aseguro...(Sonríe.) Lo único que les pido es que sean discretos. Discretos, sensatos y razonables, claro. Pero, discreción a toda costa en beneficio nuestro... y suyo, también, por supuesto. ¿De acuerdo?(Bárbara y Bob asienten con la cabeza, Stewart sonríe, se pone de pie y enciende de nuevo la pipa.) Bueno, y ahora háblenme de los Kroger.BOB ¿Qué desea saber?STEWART ¿Qué tipo de gente son?BÁRBARA Unos amigos excelentes.BOB Y unos vecinos extraordinarios.STEWART Sí, claro, ya... pero, ¿qué saben de ellos?... Por ejemplo, ¿dónde vivían antes de trasladarse aquí?BOB En algún barrio al sur de Londres. En Cratford, creo.STEWART Me han dicho que eran americanos.BÁRBARA No. No, no. Precisamente Helen es muy puntillosa en este aspecto. Recuerdo que un día alguien se refirió a ellos como americanos y Helen aclaró enseguida: “Sí, pero no de Estados Unidos, sino del Canadá.”STEWART ¿De qué parte del Canadá? ¿Lo saben?BOB No.BÁRBARA Helen habla de que se crió en el campo, pero no sé exactamente... Siempre le cuenta historias a Julia de cuando estaba en la granja...STEWART ¿Qué clase de historias?BÁRBARA Bueno, que subía a los árboles más altos mejor que cualquier chico, que partía leña, que montaba a ca‐ballo...STEWART (Sonríe.) O sea que era una especie de muchachote...BÁRBARA (Muy animado, sonríe.) Todavía lo es, no crea. Muchas veces no sé si creer todo lo que cuenta.STEWART ¿Ah, sí?(La sonrisa se congela en los labios de Bárbara al darse cuenta de lo que ha dicho.)

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BÁRBARA Quiero decir que son cosas que cuenta a la niña para distraerla y que muchas veces se exagera, se deforman a propósito...STEWART Ya.(Pausa breve.) ¿Y qué me dicen de Peter Kroger? ¿Qué clase de persona es?BOB Muy distinto a Helen.BÁRBARA Completamente diferente.BOB Los polos contrarios se atraen, ya sabe. Se lo digo a veces a ellos mismos en broma.BÁRBARA El es muy tranquilo. Un típico hombre de libros.BOB Un intelectual.STEWART ¿Dónde tiene la Librería?BOB Primero tuvo una en Londres, por el Strand, pero ahora se dedica a la venta por correo. Manda un catálogo y luego va recibiendo pedidos...(Stewart asiente con la cabeza.)STEWART ¿Y a ustedes les parece que son lo que podríamos llamar “una pareja feliz”?BOB Por supuesto que sí.BÁRBARA Muy muy felices. Seguro.STEWART ¡Aja!(Bárbara vuelve la cabeza tratando de esconder las lágrimas que asoman.)BÁRBARA No me gusta nada estar hablando de ellos así, de esta manera...STEWART La comprendo. Y lo siento. Sé que no es una situación nada agradable... Para mí tampoco, se lo aseguro. ¡Mala suerte!(Pausa, Bob se acerca a Bárbara y le rodea los hombros con el brazo.)BOB ¿Qué va a pasar ahora?STEWART Obviamente, lo mejor para todos sería llegar cuanto antes al fondo del asunto. Aclarar de una vez... bueno, lo que sea. Tenemos que averiguar qué es lo que el tal Lonsdale se trae entre manos. Puede ser algo importante.BOB Claro.STEWART Y lo mismo con respecto a sus amigos los Kroger: ¿hasta qué punto están involucrados en el asunto?, ¿hasta qué punto son o no son colaboradores de Lonsdale?(Pausa.) Todo lo cual significa, por supuesto, que tendremos que seguir abusando de su hospitalidad unos cuantos días más.BÁRBARA ¿Por qué?STEWART Estamos en un momento crucial. Tenemos casi la certeza de que Lonsdale está en apuros. Problemas económicos, nada grave, pero... que pueden llevarle a actuar precipitadamente y cometer algún error. Si eso sucediera, queremos estar allí. Eso implica, necesariamente, seguir con los ojos puestos sobre esa casa de enfrente. Mañana les mandaré a otra de mis agentes, y...BOB ¿Mañana?BÁRBARA ¿Por qué mañana? Usted dijo que sería sólo los fines de semana.STEWART Las cosas cambian.BÁRBARA ¿Quiere decir que vamos a tener a la Policía en casa todo el día?STEWART Es cuestión de un par de semanas.BÁRBARA ¿Todos los días?STEWART Sí.BÁRBARA ¡No!... No. No pensará que vamos a consentirlo así como así... No tiene sentido... Esta es nuestra casa...STEWART Intentaremos molestar lo menos posible.BÁRBARA (Decidida.) ¡No! ¡De ninguna manera! Lo siento, pero no.STEWART No se lo pediría sino fuera absolutamente necesario.BOB Pero comprenda que...BÁRBARA ¿Y qué va a pasar con Julia? Tiene que estudiar, hacer sus deberes...STEWART No es ningún problema. Cuando ella vuelve de la escuela ya ha anochecido. A esas horas no hace falta vigilancia. No tiene por qué haber nadie aquí.BÁRBARA Sí, pero ¿cómo va a tomarlo Julia? Puede afectarle mucho, ¡yo que sé!

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STEWART ¿Por qué?BÁRBARA ¡Por que les quiere mucho! ¡Les adora! ¡Se muere por Peter y Helen!... Para ella son como de la familia.STEWART No hay por qué contarle nada.BOB Algo tenemos que decirle.STEWART Lo mismo que hasta ahora: que es una inspección rutinaria.BÁRBARA No se lo va a creer.STEWART ¿Por qué no? Los niños se lo creen todo.BÁRBARA ¡Julia no es una niña!BOB Ustedes tienen que tener algún medio más sencillo para conseguir lo que quieren, sin comprometernos a nosotros.STEWART ¡Ojalá lo hubiera! Créame.BÁRBARA ¿Por qué no cruza esa calle, llama a la puerta y habla directamente con los Kroger?STEWART ¿Y qué les pregunto?BOB Pues, qué es lo que saben de ese hombre, qué hacía en su casa esta mañana...STEWART Supongo que, efectivamente, tienen algo que ver...BÁRBARA ¡No es verdad! Pongo las manos en el fuego a que no es verdad.STEWART Estamos suponiendo, sólo suponiendo... (A Bob.) No, no podemos correr ese riesgo...(Pausa.) Entonces, ¿podemos seguir contando con su ayuda?BÁRBARA Si ya lo han decidido ustedes de antemano, ¿por qué pierde el tiempo preguntando?STEWART Formulismos.(Pausa.) Intente mirarlo desde mi punto de vista, señora Jackson. Hemos visto a ese hombre saliendo de la casa de enfrente. No podemos cerrar los ojos y hacer como si no hubiera ocurrido. Nuestro deber es procurar el bien común y velar por la seguridad del Estado. Tenemos que actuar en consecuencia. No podemos hacer otra cosa. Ustedes mismos, tarde o temprano, nos exigirían responsabilidades.(Pausa.) ¿De acuerdo?(Pausa.)BOB Pero, ¿qué es lo que quieren de nosotros?STEWART Que su colaboración se extienda por espacio de otra semana; dos a los sumo. Nada más.BÁRBARA Me parece que ahora es usted el que no nos entiende o no quiere entendernos. Helen y Peterson nuestros mejores amigos. Nos vemos todos los días, hablamos...STEWART Lo sé.BÁRBARA ¿No pretenderá que le diga “buenos días”, que la bese como de costumbre, que tomemos juntas una taza de té, sabiendo que alguien la está espiando desde mi propia casa?... No, no puedo hacer eso. Lo siento. Ni puedo, ni quiero.STEWART Inténtelo. Un día. Dos a lo sumo.BÁRBARA ¿Por qué? Déme una razón que me convenza.(Hay algo de rebeldía y desafío en el tono de Bárbara, Bob intercede, quitando hierro al asunto.)BOB Nos pide usted demasiado.STEWART (Frío.) Aun así, debo seguir insistiendo.BOB Pero no comprende...STEWART Digamos que se lo pido... por las buenas.BÁRBARA ¡Eso no es jugar limpio!STEWART No, no lo es. Estoy de acuerdo. Pero, en determinados casos, el Estado es lo primero. Y créanme que lo siento.(Pausa.)BOB ¿Va a venir otra vez la señorita Thelma?STEWART Sí, por supuesto... Puede que en algún momento se la sustituya por otra, por aquello del descanso reglamentario... Ustedes no se lo imaginan, pero mirar fijamente por una ventana durante horas y horas cansa mucho, agota, se lo aseguro...(No hay respuesta.) Instalaremos arriba un teléfono con línea directa... Una línea nueva, por supuesto, para no interferir el suyo...

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(Silencio, Bob suspira profundamente. A Bárbara.)BOB ¿Qué opinas?BÁRBARA (Seca.) Lo sabes perfectamente.(Bob suspira. Pausa.)BOB Bueno, si se trata sólo de una semana...(Asiente con la cabeza, muy a pesar suyo.) Está bien de acuerdo.STEWART Gracias. Muchas gracias, señor Jackson. (A Bárbara.) A mí tampoco me gusta nada mi trabajo. Sé que es doloroso a veces. Y desagradable, siempre. Pero... alguien tiene que hacerlo. Lo siento.BÁRBARA Se equivoca usted con Helen y Peter. Ellos no tienen nada que ver en esto.STEWART El tiempo lo dirá.BÁRBARA Son excelentes personas. Íntimos amigos nuestros. Tan íntimos que...STEWART ...Que ustedes deberían haber notado algo en algún momento, ¿es eso lo que quiere decirme?BÁRBARA Yo me habría dado cuenta, estoy segura. Algo habría intuido... Una frase, un gesto...STEWART Mi querida señora Jackson, la gente como Lonsdale y sus colegas tienen por oficio engañar a sus semejantes. Y son espléndidos profesionales. Lo contrario sería su ruina.(Se abre la puerta de la calle y entra Julia. Viste impermeable sobre un pantalón y jersey manchados de pintura.)JULIA ¡Mamá!BOB Estamos aquí, Julia.(Julia entra en el salón quitándose el impermeable.)JULIA ¡Ah! ¡Hola, señor Stewart!(Bárbara se precipita a hablar para evitar que lo haga Stewart.)BÁRBARA ¡Julia, estás llena de pintura! ¡Te has puesto perdida!JULIA Ya lo sé, mamá. Voy a darme un baño ahora mismo. (A Stewart.) ¿Han encontrado ya a ese hombre?STEWART Bueno... (Bob corta deliberadamente la posibilidad de que Stewart hable.)BOB Ha habido un pequeño cambio de planes. Estos señores no se van a marchar todavía...JULIA ¡Fantástico!STEWART Seguimos ocupando tu habitación, pero sólo durante el día. Si no tienes inconveniente.JULIA No, no. Me parece muy bien.BOB Pero no debes decírselo a nadie.JULIA (Con gesto de cansancio.) ¡Papá!BOB Es muy importante, Julia. ¡A nadie!JULIA ¡Ya lo sé, papá! (A Stewart. sonriente.) No se preocupe, señor Stewart. “Ver, oír y callar”. Es la consigna.STEWART Gracias, Julia.(Julia desaparece rápido escaleras arriba. Pausa.) Bien, pues no hay nada más que decir... (A Bob.) Si tienen algún problema, o quieren alguna aclaración, lo mejor es que llamen directamente a Scotland Yard. Superintendente Smith. Ya le conocen.BOB Sí. De acuerdo.(Stewart ofrece la mano a Bárbara.)STEWART Gracias otra vez, señora Jackson. Haré cuanto esté en mi mano para que nuestra presencia le resulte lo menos molesta.(Bárbara le estrecha la mano. Bárbara va hacia el hall. Bob le acompaña, Bárbara se queda sola en el salón. Permanece inmóvil durante un rato. Luego va a la ventana y cierra las cortinas. Enciende las luces. En la puerta de la calle Bob y Stewart se despiden. Stewart se marcha, Bob cierra la puerta y vuelve al salón, Bárbara le miró con una cierta frialdad.)BOB Yo no tengo la culpa, Bárbara.BÁRBARA ¡No quiero que vuelvan, Bob! ¡¡No quiero a gente en mi casa!!BOB Sé razonable, mujer. No se puede hacer nada. Ya lo has visto.BÁRBARA Podías haberte negado. Decir que no.BOB Eso es imposible.BÁRBARA Siempre eres igual en estos casos.BOB ¿Cómo soy?BÁRBARA Como un niño ante la vara del maestro: cobarde, miedica...BOB No tiene sentido lo que dices...BÁRBARA ¡¡No quiero más Policía en mi casa!!... ¡¡No quiero tener nada que ver con esa gente!!

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(Pasea nerviosa, pero decidida.) Ya me dirás qué hacemos con Julia.BOB ¿A qué te refieres?BÁRBARA Algo tendremos que decirle.BOB Nada. Ya has oído al señor Stewart.BÁRBARA La estamos engañando... ¡Y no quiero mentirle a mi propia hija!BOB No le hemos dicho ninguna mentira.BÁRBARA ¡Tampoco le contamos la verdad!... Sólo de pensarlo me pongo enferma.(Pausa, Bárbara y Bob están de pie, uno frente al otro.)BOB No podemos hacer otra cosa.BÁRBARA ¡Claro que podemos!BOB No podemos negarnos.BÁRBARA ¿Por qué no?BOB Supongamos que están en lo cierto... Que Helen y Peter conocen a ese hombre...BÁRBARA (Como si hubiera dicho una locura.) ¡¡Por el amor de Dios!!BOB Es posible. Quién te dice que...BÁRBARA ¡No digas tonterías!BOB Piensa por un momento...BÁRBARA ¡¡No quiero pensar en eso!!BOB ¿Cuántas veces les hemos visto en fin de semana, eh?... ¿Cuándo han venido por aquí algún sábado o domingo?... A ver, contesta... ¿Cuándo?BÁRBARA Cientos de veces.BOB ¡Ni una!BÁRBARA El día que fuimos al Zoo.BOB ¿Al Zoo?BÁRBARA Sí..., ¿cuándo fue? Hará dos o tres meses...BOB En agosto. Un lunes que era festivo. Nunca hemos salido juntos un fin de semana. Nunca les vemos los fines de semana, Bárbara. Nunca.BÁRBARA ¡Claro que les vemos!BOB Nunca.BÁRBARA Eso es...BOB ¿Qué?BÁRBARA ...¡mentira!(Pausa.)BOB ¿Tú crees?BÁRBARA Sí. Sí. Sabes muy bien que sí.(Un silencio. Algo acaba de pasar, aunque ninguno de los dos comprenda de qué se trata. Pausa. Suena el teléfono. Bob va al hall, descuelga y contesta.)BOB (Al teléfono.) ¿Si?... ¡Ah, hola Maggie!... Sí, espera un momento.(Deja el auricular, va a la escalera y llama hacia arriba.) ¡Julia, es para ti!JULIA (En off.) ¿Quién es?BOB Maggie.JULIA Dile que estoy en el baño. Que la llamaré más tarde.(Bob vuelve al teléfono.)BOB (Al teléfono.) ¿La has oído? Se está quitando la pintura... Muy bien. Hasta luego.(Cuelga y vuelve al salón. Durante todo este último rato Bárbara no se ha movido, pero en su cara se refleja el proceso interno por el que está pasando, Bob se acerca. De nuevo están frente a frente. Pausa.) ¿Qué quieres?... ¿Que llame y les diga que hemos cambiado de opinión?... ¿Es eso lo que quieres?... Si quieres llamo a Scotland Yard ahora mismo...(Pausa.) ¿Quieres que lo haga?(Bárbara le mira, entre escéptica y acusadora.)BÁRBARA Tarde, Bob. Tarde. Demasiado tarde.

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(Y cruza por delante de él hasta meterse en la cocina. Una vez allí, cierra la puerta y deja aflorar la emoción que ha estado conteniendo hasta ahora, fruto del montón de pensamientos contradictorios que tiene en la cabeza. Con gesto de dolor e impotencia se sienta despacio y se queda como ausente, mirando al vacío, mientras la luz cambia lentamente.) ________________________________________(Ahora es de día. Bárbara sigue sentada en la mesa de la cocina. Sigue absorta en sus pensamientos, mientras bebe a sorbitos una taza de té. Pausa. Suena el timbre de la puerta, Bárbara se sobresalta, pero sigue sentada, atenta. Pausa. Vuelve a sonar el timbre, Bárbara se levanta con mucho cuidado de no hacer ruido y, casi de puntillas, va al salón. Se acerca a la ventana y mira hacia afuera entreabriendo mínimamente las cortinas. Vuelve a cerrarlas de pronto y se queda inmóvil, de pie junto a la ventana.Suena de nuevo el timbre de la puerta. Rápidamente Bárbara va al aparador, abre un cajón y saca pinceles y tubos de pintura que deja esparcidos sobre la mesa, luego va al vestíbulo y abre, por fin, la puerta. Allí están, radiantes, Helen y Peter. Helen viene vestida como para pasar el día fuera de casa y trae una cesta de la compra o similar. Entran los dos. Peter siempre detrás de Helen.)HELEN ¡Mujer, lo que has tardado! Ya pensábamos que no había nadie.BÁRBARA No, es que estaba...HELEN ¿No estarías en el cuarto de baño?BÁRBARA No, no...HELEN ¡Ah! Si algo odio en esta vida es que me interrumpan en mitad de un proceso tan relajante como ese.

¡Cuesta tanto empezar de nuevo!PETER (Recriminándola.) ¡Helen!HELEN ¿Qué pasa? No estoy diciendo nada malo. Son “Ciencias de la Naturaleza” ¿O no?

(Ya han entrado y Bárbara cierra la puerta.)

PETER ¿Cómo estás, Bárbara?HELEN ¿No lo ves? ¡Bárbara!BÁRBARA Estaba preparándome para pintar un rato...HELEN Por cierto, ¿qué tal el caballete?BÁRBARA ¿Qué?HELEN El caballete. ¿Te sirve?BÁRBARA ¡Oh, sí!... Sí, sí, es perfecto...HELEN Si no vas a usarlo, dínoslo y lo cambiaremos por otra cosa.BÁRBARA No, por Dios. Me es de mucha utilidad, de veras. Fue un acierto.HELEN El señor de la tienda insistió en que si no te gustataba podías cambiarlo sin ningún problema. Si quieres...PETER Ya te ha dicho que le gusta, que le encanta, que le sirve, que es perfecto, ¿qué más quieres que te diga?... Anda, vámonos y déjala pintar tranquila.HELEN ¿Qué prisa tienes?PETER ¿No me has dicho que querías llegar a la ciudad temprano, antes de que las tiendas se llenaran de gente?HELEN (A Bárbara.) Vamos a hacer las compras de Navidad. Es mejor adelantarse un poco. Luego no hay quien ande por ahí. Hemos hecho una lista kilométrica. Ya verás. (A Peter.) Dámela.PETER ¿El qué?HELEN La lista.PETER La llevas tú.HELEN ¡Te la he dado a ti!PETER Pero, ¿qué dices?HELEN Te la di en la cocina, mientras te estabas poniendo el abrigo.PETER La metiste en el bolso.HELEN ¿En qué bolso?PETER ¿En cuál va a ser? En el tuyo.HELEN ¡No digas tonterías!PETER Claro. No llegaste a dármela.HELEN (Recordando, de repente.) ¡Se ha quedado encima de la mesa!

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PETER ¿Estás segura?HELEN ¡Segurísima! Te dije que la cogieras.PETER No me dijiste nada. (Resignado.) Voy a buscarla. Pero quiero verte en el coche antes de dos minutos, ¿entendido?HELEN Entendido.PETER Hasta luego, Bárbara.BÁRBARA Adiós, Peter.(Peter se va. Bárbara, violenta, se siente en la obligación de utilizar el caballete. Va a buscarlo y lo coloca en un lugar apropiado. Durante la escena que sigue va preparando todos los demás útiles de pintura.)HELEN ¡Pues menos mal que me he dado cuenta a tiempo! ¡Imagínate si llegamos al centro sin la lista! ¡Menudo lío!...(A Bárbara, que transporta el caballete.) Deja que te ayude.BÁRBARA Retira un poco el sofá, ¿quieres? Esto ocupa tanto sitio...HELEN (Por el sofá.) ¿Hacia atrás?BÁRBARA Sí, por favor.(Helen retira el sofá y Bárbara coloca el caballete.)HELEN Oye, ¿quién es ese caballero misterioso?... ¡Y no te hagas la tonta, eh!, ¡No vayas a decirme que no sabes de quién te hablo!BÁRBARA (Desconcertada.) ¿Cómo?HELEN Ayer domingo, por la tarde, sobre las cinco más o menos, salió de esta casa un hombre que desapareció corriendo calle abajo...BÁRBARA (No puede creer lo que está oyendo.) ¿Un hombre?...HELEN Sí, un hombre. Con dos piernas, y dos brazos, y...BÁRBARA ¡Ah, sí!... Sí.HELEN ¿Con que esas tenemos, eh?... Di que sabía seguro que Bob estaba en casa, sino habría pensado que tenías una aventurilla. ¿Quién era?BÁRBARA Un... Un amigo... Un amigo de Bob...HELEN ¡Ah! ¿Aquél que me presentaste en la fiesta de aniversario?BÁRBARA No... No... Otro.HELEN ¿Estás segura?BÁRBARA Sí, claro.HELEN Yo juraría que había visto esa cara. ¿Como se llama?BÁRBARA Esto..., Stewart.HELEN ¿Stewart?BÁRBARA Era la primera vez que venía a casa, así que seguro que no le conoces.HELEN Si tú lo dices.(La operación de colocar el caballete ya ha terminado. Ahora Bárbara coloca sobre el caballete una tela blanca dispuesta para recibir la pintura. Luego sigue entreteniéndose forzadamente con tubos y pinceles.) Oye, con respecto a lo de Navidad, ¿qué quieres que le compre a tu hija?BÁRBARA No hace falta que os molestéis...HELEN ¿Cómo que no hace falta?... Y no es ninguna molestia. Sabes que me encanta hacer regalos. Y a Julia más que a nadie. Se la ve tan feliz abriendo los paquetes. ¡Lo que disfruta esa niña con las coss! ¡Qué envidia!... Había pensado en una blusa de seda, ¿crees que le gustaría?BÁRBARA Por supuesto que sí. Pero me parece excesivo.HELEN ¿Por qué? Me gusta lo excesivo. ¡Yo soy excesiva! (Bromeado.) ¡He nacido para el exceso, cariño!(Besa a Bárbara y sale corriendo.) Hasta luego.(Ya cruzada la puerta de la calle, se asoma de nuevo.) ¿Quieres algo del centro?BÁRBARA No, gracias.(De repente, obedeciendo a un impulso.) ¡Ah, Helen!(Helen se detiene.)HELEN ¿Sí?

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BÁRBARA Es posible que el sábado por la noche vengan unos amigos a cenar y a tomar unas copas... ¿Por qué no os acercáis Peter y tú?HELEN ¡Uy! Este sábado no podemos, Bárbara. ¡Qué mala pata!BÁRBARA ¿Y el próximo?... A lo mejor podemos aplazarlo...HELEN No, no te preocupes. Los sábados es un mal día. A Peter le gusta dedicar esa noche a sus libros, ordenar los pedidos, revisar las cuentas, esas cosas... Los sábados no se puede contar con nosotros, ya lo sabes. Gracias de todos modos. ¡Chao!(Helen sale y cierra la puerta, Bárbara se ha quedado inmóvil junto al caballete. Piensa en lo que acaba de oír. No quiere darle importancia. Como una autómata coge un pincel, lo moja en pintura y se dispone a pintar sobre la tela blanca. Al apoyar el pincel en la tela se detiene. No puede olvidar las últimas palabras de Helen. El brazo que sostiene el pincel va cayendo sin fuerzas y, en su recorrido, traza una línea roja que divide la blanca tela en dos. Empieza a oírse una música suave y, lentamente, muy lentamente, va cayendo el telón.)FIN DEL PRIMER ACTO

(Luz. Es de día. Llueve. Por la puerta trasera, la queda al jardín, entra Thelma. Viste las prendas de uniforme adecuadas para desplazarse en motocicleta.)THELMA ¡Señora Jackson!... ¡Señora Jackson!... Soy yo, señora Jackson.(Por la escalera baja Sally. Es una mujer de unos 30 años, de físico agraciado, sin sobrepasar lo que se entiende por normal. Viste suéter, falda e impermeable. Entra en la cocina.)SALLY Llegas tarde.THELMA Perdona. Ha habido un accidente en la general y han cortado la carretera. He tenido que dar un montón de vueltas.(Se quita el uniforme de “motorista”.) ¡Y por si fuera poco, la lluvia! ¡Anda que no llueve con ganas!SALLY Oye, esta moto tuya es un escándalo. Si el Jefe se entera puede llamarte la atención.THELMA ¿Por qué? Hay muchas como ésta en el vecindario. No creo que los Kroger vayan a alarmarse por moto de más o de menos. ¿Dónde está la señora Jackson?SALLY Haciendo la compra, creo.THELMA ¿Con lo que está cayendo? ¡Hay que tener ganas!... ¡Brr! Estoy destemplada. ¡Me muero por un té caliente!... ¿Te preparo otro?SALLY Acabo de tomarlo, gracias.(Thelma, con la naturalidad de quien está en su casa, coge la tetera y va al fregadero a llenarla de agua.)THELMA Además, nunca la dejo a la vista. Normalmente aparco a la vuelta de la esquina.SALLY ¿Qué?THELMA La moto. La dejo en un sitio diferente cada día. Y, por supuesto, nunca delante de esta casa.(Enchufa la tetera.) ¿Ha habido alguna novedad esta mañana?SALLY Ninguna. Las entradas y salidas de rutina.THELMA Me parece que esto va para largo.SALLY ¿Tú crees?THELMA ¿Tú no?SALLY No sé.THELMA Seguro. Me da en la nariz que éste es un caso de los gordos.(Echa un par de cucharillas de té en una taza.) Ayer Stewart fue un par de veces a la Embajada americana.SALLY ¿Y tú cómo lo sabes?THELMA Me lo ha dicho Silvia que está saliendo con el chófer del coche oficial. El fue quien le llevó las dos veces. Un caso que merezca dos consultas al día por fuerza tiene que ser importante.(Thelma ha abierto el frigorífico, saca una botella de leche y la deja sobre la mesa.)SALLY ¡Cómo te vea la señora Jackson verás qué cara pone!THELMA ¿Por qué?SALLY ¿No te has dado cuenta de que siempre utiliza una jarrita? Dice que es una ordinariez servir la leche directamente de la botella.

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(Thelma no contesta. Con cara de circunstancias, va al aparador, saca una jarrita de porcelana y vierte en ella un poco de leche, Sally la observa.) ¿Te imaginas cómo debe ser la vida de esa pobre mujer? Limpiar, lavar, fregar, planchar, coser, cocinar... ¡Así tiene esa cara de aburrida!THELMA A mí me cae muy bien.SALLY Ya, ya lo sé.(Sally empieza a ponerse el impermeable y a prepararse para salir a la calle.) Está convencida de que ésta va a ser la última semana.THELMA ¿Eso te ha dicho?SALLY Me lo ha dado ha entender a base de indirectas. “Me va a hacer muy raro no verlas por aquí la semana que viene. Las echaré de menos”... Y cosas así.THELMA ¿Tú qué le has dicho?SALLY Nada. ¿Qué quieres que le diga?(Thelma suspira y calla, mientras espera a que hierva el agua de la tetera.) Me marcho.THELMA Muy bien.(Sally, ya en la puerta trasera, se vuelve.)SALLY ¡Ah! Ha muerto Gilbert Harding.THELMA Sí. Lo oí por la radio.SALLY ¡Pobre! ¿Qué barbaridad, no? Primero Clark Gable, ahora éste...(Se abre la puerta principal. Al oír el ruido, Sally y Thelma se vuelven rápidamente, el cuerpo tenso, en estado de alerta. Entra Bárbara. Lógicamente viste impermeable y lleva algunas bolsas de la compra.)THELMA ¿Señora Jackson?(Bárbara entra y cierra la puerta.)BÁRBARA ¡Hola! Soy yo.(Entra en la cocina.) ¡Qué barbaridad! ¡Qué manera de llover!...THELMA Menuda mañana.SALLY ¿Se ha mojado usted mucho?BÁRBARA No, he tenido suerte.(A Thelma que está sirviéndose el agua del té.) Hágame otro para mí, si no le importa.(Deja las bolsas sobre la mesa.) ¡Uf! Pesan toneladas.SALLY Bueno, voy a aprovechar ahora que no llueve. (A Thelma.) Te veré mañana, ¿no?THELMA No. Mañana le toca a Pat. Yo no vuelvo hasta el sábado.SALLY Hasta el sábado, pues. ¡Adiós, señora Jackson!BÁRBARA (Mientras termina de quitarse el impermeable.) Adiós, Sally.THELMA Hasta el sábado.(Sally hace mutis por la puerta trasera.)BÁRBARA Es muy simpática esta chica.THELMA (Que le está preparando el té.)¿Conleche y dos terrones?BÁRBARA Sí, por favor.(Empieza a sacar los productos de la bolsa y a colocarlos en los armarios de la cocina.) He comprado salchichas para la comida, ¿le gustan?THELMA Me encantan. Pero, por favor, no... no se moleste en hacernos comida...BÁRBARA ¿A unas tristes salchichas le llama usted comida.THELMA Si se entera el señor Stewart se va a enfadar con nosotros.BÁRBARA Eso tiene fácil arreglo: con no decírselo...THELMA (Sonríe.) Por supuesto que no. (Le alcanza una taza de té.) Tenga.BÁRBARA Gracias.(Coge la taza. Beben las dos. Pausa.)THELMA Ha muerto Gilbert Harding, ¿lo sabía?BÁRBARA Sí. De un infarto, creo.THELMA Algo así. Hace poco Clark Gable y ahora éste. Es la vida.

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BÁRBARA Me gustaba mucho Gilbert Harding.THELMA Sí, a mi también. Siempre tan elegante.(Pausa.) Clark Gable, en cambio, nunca me pareció un buen actor. Ni punto de comparación con David Niven o Richard Burton... Ese sí que es bueno. ¿Le vio en la televisión anoche?BÁRBARA No.THELMA Estuvo genial. Con esos ojos... ¡Y esa voz!(Suena el timbre de la puerta principal, Bárbara se estremece. Thelma, rápidamente, recoge todas sus cosas y desaparece escaleras arriba. El timbre vuelve a sonar, Bárbara, con miedo, insegura, va a la puerta y abre. Es Helen que lleva en la mano una de esas bandejas de hojalata que sirven de molde en repostería.)HELEN ¡Hola, Bárbara! ¿Cómo estás?BÁRBARA ¡Helen!HELEN Vengo a devolverte la bandeja.(Helen entra y se dirige directamente a la cocina.)BÁRBARA Ah, gracias... ¿Te gustaron las pastas? (Cierra la puerta y va a la cocina detrás de Helen.)HELEN (Deja la bandeja sobre la mesa.) Esta vez te han salido riquísimas. ¿Cómo haces para que te queden tan blandas?BÁRBARA ¡Ah! Mi toque personal. Secreto de la casa.HELEN Ya. ¿Y Julia? Hace años que no la veo.BÁRBARA Bien. Estudiando mucho...HELEN A ti tampoco te veo últimamente. Me trajiste las pastas el lunes, y hasta hoy jueves... Vamos, ni los “buenos días” siquiera. (Bromeando, acusadora.) ¿Acaso intentas evitar mi presencia?BÁRBARA (Asustada.) ¿Yo? ¡Pero qué dices!HELEN (Se ríe.) Es una broma, mujer.(Pausa breve.) ¿No estarás enfadada conmigo, verdad?BÁRBARA ¿Qué?HELEN ¿Estás enfadada?BÁRBARA No, mujer, claro que no. ¿Cómo se te ocurre?... He estado muy ocupada, eso es todo...HELEN ¿En qué?BÁRBARA ¿Cómo?HELEN ¿En qué? Ocupada, ¿en qué?BÁRBARA (Nerviosa.) No, en nada...HELEN ¿Ocupada en nada? Ah, estupendo. ¡Anda que para entenderte!...BÁRBARA Mujer, la casa y esa cosas... requieren mucho tiempo, ya sabes...HELEN No, no. ¡Yo qué voy a saber! Ni lo sé, ni quiero saberlo. Para eso está la asistenta. Pero he llegado a sentirme como la chica esa del anuncio a la que le huele el aliento...BÁRBARA No seas tonta.(Helen repara en las dos tazas de té sobre la mesa.)HELEN ¡Oye! ¿Qué significa esto?BÁRBARA ¿El qué?HELEN ¡Aja!... Dos tazas de té sobre la mesa de la cocina... ¡Uy, uy, uy!... No me digas que por mi culpa tienes al amante escondido arriba, en el armario de tu habitación...BÁRBARA ¡Por Dios! ¿Cómo puedes estar siempre con tantas ganas de broma?(Rápidamente recoge las tazas y las lleva al fregadero.) ¿Ves lo que te decía? Ni siquiera he tenido tiempo de retirar las cosas del desayuno...(Pausa, Helen la mira con curiosidad.)HELEN ¿Seguro que te encuentras bien?BÁRBARA Me duele un poco la cabeza, pero no es nada.HELEN Tómate algún calmante.BÁRBARA Ya, ya lo he tomado.HELEN Pues tómate otro.BÁRBARA Sí, sí, ahora...HELEN ¿Dónde los tienes? Yo te lo traigo.BÁRBARA No, déjalo. Por favor, no te molestes.

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HELEN Ya conoces mi teoría: pastillas para todo. Y lo que no se cure con pastillas, infusiones. Dime qué prefieres y te lo preparo en un segundo...BÁRBARA (Estalla.) ¡No quiero nada, Helen, nada!... ¡¡No quiero nada!!(Helen se extraña de la salida de tono.)HELEN ¿Y esas voces?BÁRBARA Perdóname. Lo siento. No... no me he dado cuenta...HELEN Puedes gritar lo que te dé la gana, mujer. Al fin y al cabo estás en tu casa. Además, para eso estamos los amigos, ¿no?: para aguantar un desahogo a tiempo.BÁRBARA (Avergonzada.) No quise gritarte, Helen. Perdóname.(Helen, cariñosa, se acerca a bardara. Le coge una mano.)HELEN Oye, ¿por qué no te echas un rato, eh?... Si quieres que te ponga un par de almohadas en los pies, para que los tengas en alto. Eso ayuda a relajarse. Luego coges un buen libro y te distraes.BÁRBARA Sí, eso voy a hacer.HELEN Y lo que no se termine hoy se terminará mañana. Así de sencillo.BÁRBARA Sí, tienes razón.HELEN ¿Quieres que te traiga unas revistas?BÁRBARA No, gracias, no... no tengo ganas de leer.HELEN ¿Un poco de música suave tampoco?BÁRBARA (Niega con la cabeza.) Voy a intentar dormir un rato.HELEN Eso es lo mejor.(Helen se encamina a la puerta de la calle, Bárbara la sigue.) Si necesitas que te haga alguna cosa, lo que sea, me lo dices. Me mandas a Julia en un momento.BÁRBARA Eres muy amable, Helen.HELEN ¡Por favor! Lo aprendí todo en el “Manual del Buen Vecino”.(La besa cariñosa en la mejilla.) Cuídate.BÁRBARA Tú también.HELEN Hazme caso. Métete en la cama y duerme todo el día.BÁRBARA (Asiente.) Ahora mismo.HELEN ¡Buena chica! Luego pasaré a hacerte otra visita. ¡Chao!(Helen hace mutis, Bárbara cierra la puerta y se queda apoyada de espaldas contra ella. Cierra los ojos. Está angustiada. Algo le bulle por dentro: una extraña comezón, un gran desasosiego, algo que lucha por subirse a la garganta... Se encuentra mal física y moralmente. De repente siente náuseas. Son el miedo y la angustia, que se materializan. Se pone la mano en la boca. Corre a la cocina y llega justo a tiempo para vomitar en el fregadero. Pausa. Thelma asoma en lo alto de la escalera.)THELMA ¿Señora Jackson?(No obtiene respuesta. Baja hasta la mitad de la escalera.) ¿Le pasa algo?... ¿Se encuentra bien, señora Jackson?BÁRBARA ¡Déjeme en paz! ¿Me oye?... ¡¡Déjeme en paz!!(Y añade casi suplicando.) Déjeme sola, por favor... Déjeme sola...(Cambia la luz.) ________________________________________(Entra Bob y habla al público.)BOB La verdad es que, para nosotros, la guerra no había sido tan dura. Yo estuve en la reserva, ocupado en que no les faltara combustible a los aviones. Era un puesto clave y con él tenía la seguridad de que no iban a movilizarme, lo cual quería decir que no iban a separarme de Bárbara. Aun así, tuvimos momentos difíciles. Esos ataques por sorpresa, a cualquier hora... Cada uno valía por toda una guerra... En cuanto oía sonar la alarma, se me encogía el corazón... Y luego ese ruido de las bombas al caer, ese temblor de las paredes y los techos... Y uno allí, encerrado, con el miedo de volver a casa y encontrarse con que todo había desaparecido... Todo... Incluso Bárbara...(Pausa.) A veces rezaba como un loco pidiéndole a Dios que no le pasara nada, que nunca le pasara nada... Lo cual era absurdo porque yo no soy creyente... Pero, en situaciones como esa, ¿quién no ha rezado alguna vez?... Y es que...

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¡tenía tanto miedo a perderla, a quedarme solo!... Otras veces, ya más tranquilo, yo mismo me decía: “Vamos, no tienes por qué preocuparte. Bárbara estará siempre contigo. Siempre a tu lado. Siempre”.(Vuelve la luz ambiente. Es por la tarde. Casi noche. Las cortinas están echadas. En el salón, Stewart ya está esperando a Bob, que ahora se dirige hacia él.)STEWART Según me dicen las chicas, su esposa lo lleva cada día peor...(Pausa.) ¿Es cierto?BOB SÍ.STEWART ¿Por qué no me lo ha dicho?(Pausa, Bob no contesta.) Aunque tampoco hubiera podido hacer gran cosa, esa es la verdad...BOB Lo sé.STEWART (Consulta el reloj.) ¿A qué hora termina esa clase de pintura?BOB (Hace un gesto vago.) Puede llegar en cualquier momento.STEWART ¡Aja!... (Saca la pipa.) ¿Me permite?BOB (Asintiendo.) Por favor.(Stewart empieza a llenar calmosamente la pipa.)STEWART ¿Tiene usted cerillas?BOB ¿Qué?... ¡Oh, sí!... Tome. (Le entrega una caja de cerillas que ha sacado de uno de sus bolsillos.)STEWART Gracias.(Enciende la pipa. Pausa.) Por cierto, quería preguntarle... Alguien nos ha dicho que ustedes y los Kroger tienen el mismo modelo de coche, ¿es cierto?BOB Sí.STEWART Un “Ford Cónsul” negro.BOB Sí.STEWART ¡Qué casualidad!... (Pausa.) ¿O no?(Bob no contesta.) Puede que no sea una casualidad. ¿Usted qué cree?BOB El país está lleno de “Ford Cónsul”... Sobre todo por esta zona...STEWART Sin embargo, encontrar dos familias tan cercanas, tan amigas, con dos coches tan exactamente iguales... Debo decir que me parece, cuando menos, sorprendente.(Silencio.) ¿Quién de ustedes lo compró primero?BOB Nosotros.STEWART O sea que el señor Kroger vio el coche de ustedes, le gustó el modelo y decidió comprarse uno exactamente igual.BOB Sí. ¿Por qué no iba a poder hacerlo?STEWART Claro. ¿Por qué no?... No hay ninguna razón para impedírselo. Una decisión inteligente.BOB Inteligente, ¿por qué?STEWART Siempre es bueno crear confusión... Por ejemplo, si uno de mis hombres viera un “Ford Cónsul” aparcado en esta calle, a primera vista le resultaría muy difícil saber de cuál de los dos se trataba. Y eso siempre beneficiaría a los Kroger.(Bob le mira y no dice nada.) ¡Bah! No es que tenga mucha importancia, pero... es uno de esos pequeños detalles que llaman la atención.(Se abre la puerta de la calle y entra Bárbara. Viste abrigo “Tweed” y lleva algún paquete con material de sus clases de pintura: pinceles, tubos de acuarelas, algún lienzo quizás...)BÁRBARA (Desde la puerta, en voz alta.) Soy yo.BOB (Desde el salón, también levantando la voz.) ¡Hola! Estamos aquí.(Bárbara entra en el salón y descubre a Stewart.)BÁRBARA ¡Ah! Señor Stewart...STEWART Discúlpeme por presentarme así, de improviso... Hablé por teléfono con su marido, me dijo que Julia estaba en el cine, y pensé que sería bueno aprovechar este momento... Sólo he venido a comprobar que todo funciona correctamente... ¿Todo va bien, no?

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(Bárbara deja los paquetes y empieza a desabrocharse el abrigo. En su mirada y en su tono de voz hay algo distinto: una mayor firmeza, un punto de rebeldía asumida.)BÁRBARA Creí haber entendido que sus chicas no iban a volver después del domingo.STEWART Lo siento. De verdad lo siento mucho.BOB El señor Stewart ha venido a darnos explicaciones...BÁRBARA En principio iban a ser sólo un par de días; luego, una semana que se convirtió en dos... (Firme.) ¿Hasta cuándo, señor Stewart?(Silencio, Stewart sonríe con aire suficiente.)STEWART Me gustaría darles alguna satisfacción... Algo convincente... Pero no es fácil, créanme...(Pausa, Bárbara mira a Bob.)BÁRBARA ¿Le has ofrecido una taza de té?(Bob asiente con la cabeza.)STEWART Su marido ha sido muy hospitalario, señora Jackson. Y muy comprensivo...BÁRBARA Voy a dejar el abrigo.(Bárbara sale hacia el vestíbulo con el abrigo.)STEWART (A Bob.) ¿Qué película ha ido a ver Julia?BOB No sé... “Los cañones de Navarone” me parece...STEWART ¡Ah! Una película estupenda. Mi mujer y yo lo pasamos en grande. David Niven es un actor de primera.(Bárbara vuelve de colgar el abrigo y se dirige a Stewart.)BÁRBARA Oiga, ya que está usted aquí quiero decirle una cosa.STEWART (Sin inmutarse.) Dígamela.BÁRBARA No creo que pueda seguir aguantando esta situación por mucho tiempo.(Pausa.)STEWART Lo sé. Lo comprendo. Y lo siento.BÁRBARA Dejando aparte otras cosas, me preocupa mucho lo que pueda sucederle a Julia. Todo esto la tiene excitada, nerviosa... Y necesita estudiar, concentrarse en los libros.STEWART Lo entiendo.BÁRBARA ¡No basta con entenderlo!...(Pausa.) Mire, yo sé que lo suyo es importante, fundamental quizá para el Estado, para la Patria, para todos... ¡pero nosotros queremos vivir nuestra propia vida! ¡Tenemos derecho!STEWART Por supuesto.BÁRBARA Ustedes nos han mentido desde el primer momento... Sabían perfectamente que no bastaría con un par de días...STEWART Es difícil hacer previsiones en un asunto de este tipo...BÁRBARA ¡Esto se complica indefinidamente! Cada vez que veo a Peter y a Helen...STEWART (Suficiente.) Ya.BÁRBARA ¡No! ¡No diga “ya” en este tono!... Usted no tiene que hablar con Helen, mirarla a los ojos... Cada vez que llama a la puerta me pongo enferma... ¡Llevo semanas sin dormir!!(Pausa, Stewart juega con su pipa.)STEWART Por si puede servirles de ayuda, quiero que sepan que todavía no hemos descubierto nada con respecto a su presunta implicación en el caso... Seguimos moviéndonos en el terreno de las especulaciones, de momento.(Pausa.) Lamento no poder ser más claro. Ni más tranquilizador.BOB ¿Qué pasa con Lonsdale? ¿Han descubierto algo más?STEWART ¿Con respecto a qué?BOB Usted dijo que podía tratarse de un espía. ¿Lo es o no lo es?(Pausa, Stewart calla. De repente, mira a Bob y Bárbara. Y empieza a hablar.)STEWART Bueno... Bueno, verán... Desde que acabó la última guerra mundial casi todas las naciones han avanzado mucho en cuestión de defensa y su estrategia... Nosotros mismos, los demás países de la Alianza Atlántica, y la Unión Soviética, por supuesto... y sus aliados... La Unión Soviética cuenta ahora con una vasta flota de submarinos: se calcula en unos 700, puede que más. Sin embargo, el valor efectivo de esa flota se ha visto reducido drásticamente gracias a los nuevos sistemas de detección por sonar y radar que nuestros propios Servicios Especiales

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han desarrollado. No hace falta decir que los rusos se han puesto nerviosos y quieren conocer a toda costa los secretos de esas nuevas técnicas para encontrar a su vez la forma de inutilizarlas. Para eso han enviado aquí a varios de sus agentes en una amplia operación de espionaje. Y la persona que está al mando de esta operación es precisamente el hombre que todos los fines de semana aparece por esta calle y entra en casa de sus amigos: un hombre que se llama, o dice llamarse, Michael Lonsdale. Es un pez gordo. De eso estamos completamente seguros. Y puede que hasta un alto oficial de la KGB. Hasta ahora su misión está obteniendo éxitos considerables, pero no siempre se puede contar con el mejor material humano, y por ahí es por donde las cosas empiezan a resquebrajarse.(Pausa. Enciende la pipa.) Lonsdale necesita colaboradores dentro del país. Contactó con un tal Harry, marino de profesión, y con un destino estratégico en el Ministerio de Defensa. Un hombre nada discreto: cenas, copas, amiguitas, más gastos de lo normal... Nos fue muy fácil descubrirle. Una vez al mes se encuentra con Lonsdale en un Pub del centro de Londres y allí le pasa la información.(Pausa, Bárbara y Bob miran, casi sin dar crédito a lo que están oyendo.)BÁRBARA Pero, si están tan seguros... ¿por qué no le han detenido?(Stewart sonríe.)STEWART Sabemos que Lonsdale cuenta con otras fuentes de información aparte de Harry y queremos cogerles a todos. Por eso tenemos que seguir vigilando a Lonsdale unos cuantos días más: El vaso está casi lleno. Sólo nos queda sentarnos a esperar la última gota.(Pausa.)BÁRBARA ¿Y esa gota quiere usted que sean Helen y Peter?STEWART Vigilamos a todos los que tienen contacto con Lonsdale. Alguien hará que el vaso se desborde.(Pausa.)BOB Pero eso supone un gran peligro.STEWART ¿Para ustedes? En absoluto.BÁRBARA ¿Cómo puede estar tan seguro?STEWART Porque estarlo forma parte de mi oficio. Y yo soy un buen profesional, señora.(Pausa breve.)BÁRBARA ¡Ojalá pudiera creerle!STEWART Sé lo que digo. He pasado la mayor parte de mi vida dedicado al estudio de los Servicios de Inteligencia Soviéticos. Resulta un trabajo fascinante, créanme. Algo así como dedicarse al estudio de las aves... Y lo mismo que un buen ornitólogo llega a conocer los más íntimos secretos de su especie favorita, así yo he llegado a saber con detalle cómo se comporta ese tipo de gente. Les sorprendería de lo que puede uno enterarse cuando se emplea a fondo... Por ejemplo, sin haberlo visto en mi vida, yo conozco mucho mejor al Director de la KGB soviética que a mi propio vecino de piso. Se llama Shelepin... (Sonríe.) El de la KGB, no mi vecino... Aleksander Nikolaievich Shelepin. Tiene un piso precioso, casi un palacio si se compara con el promedio habitual ruso. Desayuna temprano: huevos, jamón, pan moreno, té y un pequeño sorbo de coñac. A las ocho y y cuarto el coche oficial pasa a recogerle y a las nueve menos veinte hace entrada en su despacho del Cuartel General de la KGB. El despacho está en el tercer piso: techos altos, parquet pulimentado, alfombras persas, un par de viejos sofás y las paredes recubiertas de madera. Seis teléfonos sobre la mesa, uno de ellos con línea directa con el Kremlin. Cuando el trabajo le agota, se asoma a la ventana y se entretiene contemplando desde lo alto a la pobre gente que deambula por las calles. El controla a toda esa gente. Y lo sabe. Los de abajo lo saben también... Ya, ya... Ustedes podrían decirme que lo mismo sucede aquí. Cualquier funcionario puede divertirse contemplando desde la altura de su despacho al humilde contribuyente que espera en la ventanilla. Pero hay un diferencia, una “pequeña” diferencia: el control de Shelepin es absoluto.(Pausa. Y sigue con su retahíla apabullante.) Es joven todavía: no ha cumplido los cuarenta y tres. Le gusta el deporte —el fútbol, sobre todo—, y le encanta el teatro.(Sonríe. Cambia de tono.) En cuanto a mi vecino de al lado, lo único que sé es lo que leo en el buzón y advierto cada mañana: que se llama Wanderrer, que está suscrito al “Daily Mail” y que gasta tres botellas de leche al día.(Pausa. Continúa lentamente.) Y con respecto a su pregunta, la respuesta es: “No. No hay ningún peligro. En absoluto. Rotundamente no.” El menor síntoma de violencia podría desencadenar un escándalo diplomático y eso es algo que los soviéticos quieren evitar a toda costa.(Pausa. Les observa.) ¿Más tranquilos?

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(Nueva pausa, Stewart y Bob están pendientes de Bárbara. Ella se levanta.)BÁRBARA O sea, que sus subordinados van a seguir en nuestra casa unos cuantos días más, ¿no es eso?STEWART Yo diría... unos “pocos” días más. Esa es mi esperanza por el bien de todos.BÁRBARA Claro.(Intenta esbozar una educada sonrisa.) Ahora, si me perdona... Tengo muchas cosas que hacer...STEWART Por favor... Y gracias por su paciencia.BÁRBARA (Con amargo convencimiento.) Es lo único que nos dejan, ¿no?(Bárbara y Stewart se miran fijamente. Luego, Bárbara va a la cocina y una vez allí empieza a disponer la mesa para la cena, Stewart se dirige a Bob.)STEWART No estaba muy seguro de cómo iba a reaccionar su esposa, pero sí esperaba algo más que esto.BOB Nunca habla mucho... Y menos cuando está preocupada por algo.STEWART Si en algún momento cree que puede llegar a hacérsele insoportable, llámenos enseguida, no le importe la hora que sea.(Bob asiente con la cabeza.) Y ahora les dejo...(Sonríe. Coge su abrigo y su bufanda que estaban sobre una silla.) Claro que, por otra parte, las mujeres tienen mucha fortaleza. He podido comprobarlo en varias ocasiones. A veces, incluso más que cualquier hombre.(Bob vuelve a asentir con la cabeza sin pronunciar palabra, Stewart y él entran en la cocina.) Adiós, señora Jackson. Buenas noches.BÁRBARA Buenas noches.(Stewart se vuelve a Bob y le estrecha la mano.)STEWART Y muchas gracias por su colaboración. Buenas noches.BOB Buenas noches, señor Stewart.(Bob abre la puerta trasera, Stewart sale, Bob cierra la puerta. Mira a Bárbara. Ella, que nota su mirada, le mira también de repente, seria.)BÁRBARA ¿Té o café?(No obtiene respuesta.) ¿Té o café, que prefieres?(Bob se acerca a ella.)BOB Sé cómo te sientes. Y lo que piensas. Lo sé todo, Bárbara. Pero estarás conmigo en que ha sido un detalle amable por su parte... Venir aquí... Y contárnoslo todo... No tenía por qué hacerlo...(Bárbara pretende seguir ocupada preparando las cosas de la cena.)BÁRBARA No te esfuerces, Bob. Sé muy bien lo que voy a hacer a partir de ahora: no quiero pensar ni un minuto más en este asunto. Pienso hacer una vida normal, completamente normal. Por Julia, más que por nosotros. Y ellos que hagan lo que quieran. Que entren, salgan, vigilen, dispongan... Que hagan lo que quieran con nosotros. Lo que les dé la gana. No pienso preocuparme. En absoluto, Bob. En absoluto.(Silencio.) ¿Té o café?(Bob la mira y no contesta.) ¿Té o café?BOB Té, por favor.(Bob se acerca a Bárbara con intención de abrazarla o cogerle una mano, pero ella le rehúye manifiestamente.)BÁRBARA Siéntate. Te lo llevaré enseguida.(Bob duda y, por fin, sale hacia el salón. Al quedarse sola en la cocina, Bárbara cesa en su actividad y se queda quieta, de pie, concentrada en sí misma, la cabeza erguida. Su actitud contrasta con la de su marido que. al llegar al salón, se ha sentado en su butaca, y allí se ha quedado, mirando al vacío...) ________________________________________(Bárbara se dirige al público.)BÁRBARA La madre de Bob era como una llamita temblorosa, frágil, delicada, dispuesta a desaparecer al menor soplo. Al padre no llegué a conocerle. Murió mucho antes de que Bob y yo nos hiciéramos novios. La madre vivió mucho tiempo sola en una casita en Maidstone. De vez en cuando venía a visitarnos —un par de veces al año, no más—, y aún así nunca conseguimos que se quedara una semana completa. “No, no quiero ser un estorbo para vosotros”,

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decía. Ese fue el único objetivo de toda su vida: no ser un estorbo. En una ocasión se le llenó la casa de goteras y no quiso que el casero se enterara. “¡De ninguna manera! Siempre se ha portado muy bien conmigo —decía—; no quiero causarle ningún problema”... Una noche que estuvo muy enferma, casi al borde de la muerte, se negó a llamar al médico porque eran las tantas de la madrugada. La pobre se metió en la cama, sola, en aquella vivienda oscura y fría, más preocupada por el descanso del médico que por su propia salud, ya muy menguada. Su vida entera estuvo regida por el signo del “miedo”. ¡Pobre mujer! Miedo a levantar al médico de noche, miedo a que el casero se enfadara, miedo del cartero, de los cobradores, de los guardias... ¡miedo de cualquiera que llevara uniforme! Miedo, miedo, miedo... Y, como una niña pequeña, creía que si se quedaba quieta y callada, sin moverse, sin hacer ni decir nada, nadie se fijaría en ella. Y tenía razón: pasó por esta vida sin que nadie se enterara.(Pausa. Mira a Bob.) Bob ha salido a su madre.(Luz normal. Ultima hora de la tarde, Bárbara se dirige al salón, donde las cortinas permanecen echadas, Bob ha hecho mutis. En el salón hay ahora un árbol de Navidad con sus correspondientes adornos y bombillas de colores. El caballete está colocado en un sitio apropiado para pintar holgadamente, Bárbara coge los pinceles y se pone a pintar teniendo como modelo un frutero repleto de fruta variada, a modo de bodegón, que está sobre la mesa. Al poco rato, Thelma baja por las escaleras. Viste impermeable y pañuelo en la cabeza. Llama con los nudillos en la puerta del salón.)BÁRBARA Adelante.(Entra Thelma.)THELMA Me marcho, señora Jackson.BÁRBARA ¡No me diga que ya son y media!THELMA No, todavía no. Le pedí permiso al señor Stewart para poder salir un poco antes.(Al levantar la vista del cuadro, Bárbara repara en que Thelma no lleva puesto su uniforme habitual.)BÁRBARA ¿Hoy no ha venido en la moto?THELMA No, la dejé en el taller para que la echaran una ojeada: tiene un fallo en el embrague.(Se acerca al caballete.) ¿Puedo mirar?BÁRBARA Sí, pero no verá nada. Acabo de empezar ahora mismo.(Thelma mira el cuadro.)THELMA ¿Cómo que no?... ¡Es precioso!BÁRBARA ¡Por Dios! No es más que un apunte.THELMA Dibuja usted muy bien. ¡Qué suerte tener talento! ¡Y qué envidia!BÁRBARA No es cuestión de talento, Thelma.THELMA ¡Claro que sí!... Yo soy un desastre para eso. En el colegio todo me salía igual: los árboles, las nubes, las casas, ¡todo igual! No había quien distinguiera una cosa de otra. Los gatos, las flores, las princesas... ¡todo parecían elefantes!(Bárbara sonríe, Thelma se abrocha el impermeable.) ¡Cómo me gustaría tener manos para eso!... Bueno, ¡cómo me gustaría saber hacer algo, cualquier cosa, aunque sólo fuera medio bien!BÁRBARA ¡Qué exagerada es usted!THELMA ¡No, que va! He empezado muchas cosas, pero... ¡todo lo dejo a la mitad! Mi padre dice que soy culo de mal asiento. (Sonríe.) Bueno, la veré mañana, a la misma hora de siempre.BÁRBARA Sí.THELMA Me toca volver a mí, ¿sabe? Pat está en la cama, con gripe. También es mala pata. Justo en Navidad.BÁRBARA Muy bien.(Thelma se dirige a la cocina para salir por la puerta trasera, Bárbara duda un momento. Luego, llena de valor, decide llamarla.) ¡Thelma!(Thelma se detiene junto a la puerta.)THELMA ¿S¡?...BÁRBARA ¿Se ha sabido algo nuevo?THELMA ¿De?BÁRBARA No sé... Alguna noticia... Nadie nos dice nada.THELMA No. Que yo sepa no hay nada nuevo.(Bárbara deja los pinceles y se limpia las manos.)

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BÁRBARA El señor Stewart vino a vernos el otro día...THELMA Sí, lo sé.BÁRBARA Nos contó algo de ese hombre... Y de los rusos. De lo que hacen. Y lo que buscan.THELMA Si.BÁRBARA ¿Usted sabía que iba a venir?THELMA Pues..., sí.BÁRBARA ¿Y por qué no nos lo dijo?(Thelma no contesta.) El se lo prohibió, ¿verdad?... ¿Le prohibió que nos avisara?(Sigue sin obtener respuesta.) Ni siquiera mencionó para nada a Helen y Peter. En ningún momento dejó entrever la posibilidad de que ellos también...(La frase queda en el aire. Silencio, Thelma sigue callada.) Bueno, claro que, de una forma u otra, tienen que estar implicados. Eso es obvio. Hasta un tonto lo vería.(A Thelma, muy directamente.) ¿Por qué no nos hablan claro?THELMA No sé. Yo...(La frase de Thelma también queda en el aire.)BÁRBARA ¿Qué?THELMA Usted sabe que no puedo decirle nada.BÁRBARA ¿Por qué?THELMA Porque no puedo.BÁRBARA (Decepcionada y áspera.) Ya. ¿O sea, que usted también cree que lo mejor es que las cosas sigan así, en el aire?THELMA No, yo no he dicho...BÁRBARA (Interrumpiéndola.) Pero lo cree, ¿verdad?THELMA (Impotente.) Si pudiera ayudarla en algo, lo haría, créame. Pero no puedo.(Pausa.) Lo siento(Otra pausa, Bárbara renuncia y suspira. Se sienta y se queda más o menos inmóvil.)BÁRBARA ¿Quiere saber una cosa?... Me da igual. De verdad. Me da igual. No me importa. No me importa lo que hayan hecho, lo que hagan o lo que dejen de hacer... Helen y Peter, me refiero... Ya me da todo lo mismo.(Pausa. Mira a Thelma.) ¡Tiene gracia! Al principio me dolió mucho. Según me iba enterando de sus cosas, de sus mentiras, me sentía... engañada, estafada... ¡Y me dolía tanto! Un día me indigné. Llegué a desear que... Bueno, no sé realmente qué es lo que quería: que los cogieran, que los juzgaran, que los encerraran... Pero ese tipo de deseos no pueden mantenerse mucho tiempo... ¡Odiar cansa tanto!... Poco a poco fui acordándome de otras cosas: de lo amables que habían sido siempre con nosotros, lo cariñosos que siguen siendo conmigo..., ¡y cómo quieren a Julia!... ¡Dios mío, esa gente no puede ser mala!... Y si es así, ¡no me importa! Por encima de todo son amigos míos. Helen es mi amiga, mi mejor amiga... ¡y yo la estoy traicionando! Algo, ¡alguien!, me está obligando a rehuir su mirada, a esconderme, a mentirle... ¡Alguien me está obligando a engañarla yo también!(Pausa.) Y con todo, no es eso lo que más me atormenta. No. Lo peor es que el señor Stewart no haya querido hablarnos claro con respecto a Helen y Peter. Nos ha tratado como a niños a los que se da un cachete por toda respuesta. Nos ha obligado a entrar en este juego a ciegas, a empujones, trampa a trampa, mentira a mentira... ¿Se imagina cómo hemos llegado a sentirnos? ¿Se lo imagina?... Utilizados, como estúpidos...(Pausa.) El viernes pasado, mientras iba de compras, me fijaba en las mujeres que se cruzaban conmigo por la calle, y me decía a mí misma: “No. Yo no soy como ellas. Yo ya no soy como ellas. Puedo parecerlo, sí, pero... no soy como las demás”... Y es que me han cambiado, Thelma. Me han obligado a cambiar. Han sido tantas mentiras... ¡Cómo duele, Dios mío! Es como si tuviera un nudo en el estómago, como si no pudiera respirar, una angustia, algo que me oprime...(Pausa.) Pero él sigue sin decirnos nada. ¿Por qué?... ¿Es que no confía en nosotros?... Muy bien, muy bien; ¡pues yo tampoco me fío de él! ¿Qué cree? ¿Que somos tan tontos que no vamos a saber entenderle?... ¡Oh, claro! ¡El! ¡El gran

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señor y las grandes palabras!... Si nos cree tan estúpidos, ¿por qué ha venido a molestarnos, eh? ¿Quién le ha pedido que viniera?... Antes de que él llegara éramos felices, aquí, en nuestra pequeña parcela de mundo, sin molestar, sin levantar la voz siquiera, sin hacerle daño a nadie. Vivimos... vivimos tranquilos, en paz, resignados, si se quiere... Somos la gente que no cuenta; los de abajo; los humildes contribuyentes; los que tenemos que hacer cola para todo: cola para el cine, cola para el autobús, cola para votar, cola para entrar, cola para salir... Somos los del atasco de todas las mañanas, los de la letra que vence y hay que apretarse el cinturón para pagarla, los del “si” a todas horas, los de la cabeza gacha, los que de tanto ignorarlo todo hemos perdido hasta el derecho a preguntar nada, los del voto arrancado a mentiras, los del miedo...(Mira a Thelma. Y estalla.) ¡Le odio!... ¡Le odio, le odio, le odio! ¡Quiero pegarle, abofetearle! ¡Borrarle esa estúpida sonrisa!... Quiero gritarle: “Pero, ¿quién mierda te has creído que eres!... ¿Cómo te atreves a tratarnos así?... ¿En nombre de quien?... ¿En nombre de qué?(Pausa. Más tranquila.) Pero sé que no lo haré... No, no lo haré... Seguiré haciendo lo que me digan..., sin preguntar, sin levantar la vista del suelo...(Pausa larga. Luego, a Thelma.) Si hablo así con usted es porque usted es de los míos, Thelma. A pesar de su uniforme y de sus actos de servicio, usted también es como yo, y le gustan las salchichas, y su actor favorito es Richard Burton... Pero él no. No. El es de otra especie. El es el Poder. Y a ese no me atreveré nunca a decirle nada... El pertenece a esa clase privilegiada que conoce los fines y no le importan los medios... Son los que siempre se salen con la suya a costa dividas como la nuestra... No, a él nunca se lo diré. Y él lo sabe.(Lentamente, deja caer la cabeza sobre el pecho.)(Pausa.)THELMA Lo siento, señora Jackson.(Bárbara levanta la cabeza para mirarla.)BÁRBARA ¿Lo sabían, verdad? ¿Lo sabían desde el primer día que llegaron a esta casa?THELMA Pero, ¿el qué?BÁRBARA Lo de Helen y Peter.THELMA No lo se.BÁRBARA Demasiado fácil todo, ¿no le parece?... Lonsdale se presenta ya el primer domingo.THELMA Pudo ser una coincidencia.BÁRBARA ¿Usted cree?THELMA Bueno, no sé... A mí tampoco me dicen nada, señora Jackson. Y hago sólo lo que me ordenan.BÁRBARA Claro. Y supongo que él también dirá lo mismo: que hace lo que le ordenan. Una larga, larguísima cadena. Y así, ¿hasta dónde? ¿eh?... ¿Hasta dónde?...(Pausa.) Si al menos no nos hubiera tocado a nosotros... Me paso las noches en vela repitiendo una y mil veces la misma pregunta:...”¿Por qué, Señor, por qué?... ¿Por qué Helen y Peter?... ¿Y por qué nosotros?... El año pasado, por estas fechas, éramos tan felices...(Pausa. Thelma se acerca y le coge una mano.)THELMA Es inútil buscar el porqué de las cosas, señora Jackson. Esas cosas pasan porque sí, porque tienen que pasar... Nadie tiene la culpa. Nadie. Hágame caso, no piense, no pregunte, no intente encontrarle ningún sentido...(Le aprieta cariñosamente la mano para infundirle ánimos.) ¿Quiere que le prepare algo? Una taza de té, un vaso de leche.(Bárbara la mira y sonríe.)BÁRBARA Es usted igual que mi marido. Los dos creen que una buena taza de té lo arregla todo. ¡Qué felicidad, Dios mío! ¡Qué envidia!(Thelma sonríe, Bárbara se levanta.) No, gracias. Márchese. Si no se da prisa no llegará al autobús.THELMA ¿Seguro que se encuentra bien?(Bárbara asiente y sonríe.) Hasta mañana, entonces. Y Feliz Nochebuena.BÁRBARA Gracias.THELMA Y de verdad que lo siento.BÁRBARA Usted no tiene la culpa.

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THELMA Nadie tiene la culpa, señora Jackson. Nadie.(Thelma inicia el mutis y en ese momento se produce el cambio de luz.) ________________________________________(Thelma, antes de completar el mutis, se vuelve a los espectadores para decirles:)THELMA La señora Jackson tenía razón: lo sabíamos todo, absolutamente todo, desde mucho antes de llegar a esta casa. Los encuentros entre Lonsdale y los Kroger, el grado de implicación de los propios Kroger, todo... La estancia en casa de los Jackson era sólo un servicio de rutina, una forma como otra cualquiera de confirmar lo ya sabido... En el fondo, una pérdida de tiempo.(Hace mutis, definitivamente. Ha cambiado la luz. Se encienden, de repente, las bombillas de colores del árbol de Navidad, al tiempo que empieza a oírse un villancico popular que suena en alguna radio o gramófono. Por encima de las voces del coro se oyen las de Helen y Julia, en el exterior, cantando el mismo tema pero con evidente discordancia. Bárbara está sola en el salón, en el mismo sitio en que estaba al final de la escena anterior. Se abre la puerta de la calle y entran, en tromba, Helen y Julia, seguidas de Bob y Peter. Llevan copas en las manos y, quizás, alguna botella, Helen y Julia ríen felices. Helen un poco más alegre de lo normal.)HELEN Oye, pues no lo hacemos tan mal, ¿no?JULIA ¡Qué va! Como si lo hubiéramos ensayado.HELEN ¡Somos dos auténticas “voces de oro”! ¡Gargantas privilegiadas!... Venga, vamos a tomar otra copa.(Coge una botella de Jerez.) ...otra copa pequeña...(Peter, incómodo, se acerca a ella.)PETER Creo que ya va siendo hora de irnos a casa, Helen.HELEN ¿Irnos a casa?... ¡Ni lo sueñes!... ¿De que estás hablando?No quiero irme a casa. Lo estoy pasando muy bien.(A Julia. con un guiño de ojos.) ¿Otra copa, pequeña?(Julia mira a Bob como pidiéndole permiso.)JULIA No sé.BOB (AJulia.) Tienes limonada en la cocina.HELEN Vamos, Bob! Un poco de Jerez no puede hacerla ningún daño. ¡Deja que la chica descubra los placeres de la vida!... ¡Jesús! ¡A su edad yo me bebía el whisky como si fuera leche!(Helen se ríe a carcajadas, estentóreamente. Evidentemente el Jerez está haciendo su efecto. Hay una cierta violencia en los demás.)PETER Helen, por favor...HELEN ¡Déjame en paz! ¿Quieres?... Eres un soso. ¡Y un aguafiestas!PETER (Molesto.) ¡Helen!(Helen se vuelve rápida a mirarle. Por un momento, parece que fuéramos a presenciar un enfrentamiento. Pausa. Tenso cruce de miradas. Luego, Helen cambia de actitud.)HELEN Muy bien. Muy bien. De acuerdo... Lo siento.(Sonríe.) Helen, la bocazas, ha vuelto a meter la pata... “Nunca sabrás comportarte, Helen. Nunca aprenderás a callarte a tiempo”... ¡Jesús, la de veces que habré oído esta cantinela!(A Peter falsamente sumisa.) Tú ganas. Sólo una copita más y nos vamos, ¿de acuerdo?PETER Es ya muy tarde, Helen.HELEN ¡Qué importa! ¡Es Nochebuena!(Empieza a tararear.) “Noche de paz, noche de amor”...(La melodía suena extraña en el ambiente, Helen se calla. Pausa breve.) ...Estoy con mis amigos... ¡Y soy feliz!(A Peter.) Vamos, relájate...(A todos.) ¡Eh!... ¿Sabéis de qué me estoy acordando ahora?... De otra Nochebuena en casa de mi tía Sofía... Cuando yo era así de pequeñita, siempre pasábamos las Navidades en casa de mi tía Sofía... Siempre. Vivía en una casita pequeña

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pero... ¡preciosa!... Recuerdo que le gustaban mucho las cosas de bronce. Había objetos de bronce por todas partes. Teteras, candelabros, lámparas, macetas... ¡La casa entera relucía hecha un ascua de bronce!...(Pausa.) A mi tía le encantaban los preparativos de la cena. Y organizarlo todo al detalle. Y, por supuesto, conservar las tradiciones: pavo relleno y tarta de chocolate... Después de cenar siempre era la última en levantarse de la mesa. Se quedaba un ratito más, ahí sentada, sola, recogiendo con las puntitas de los dedos hasta las últimas migajas del pastel... De repente, estallaba en llanto... “Pero, ¿qué te pasa tía?, ¿por qué lloras ahora?”... Nos miraba en silencio secándonos los ojos, se llevaba a la boca la última migaja, y decía: “Lloro... porque ya se ha terminado.”(Pausa larga. Sonríe.) Bueno..., creo que es lo mismo que me está pasando ahora.(Julia, conmovida por lo que acaba de oír, se acerca a Helen y las dos se funden en un abrazo, Helen la besa en la frente. Luego se vuelve a mirar a Bárbara, Bob y Peter que están quietos, muy serios, sin el menor asomo de paz, y mucho menos de felicidad, en sus semblantes, Helen, deliberadamente, cambia de actitud.) Pero, bueno, ¿qué diablos os pasa?... ¡¡Ehhh!!... ¡Alegría! ¡Es nochebuena! ¿Lo habéis olvidado?... ¡Por Dios, en cualquier velatorio se ven caras más alegres que las vuestras!... ¡Venga! ¡A animarse!...(Empieza a cantar.) “¡Navidad, Navidad, hoy es Navidad!” ¡Los amigos se reúnen con felicidad!”...(Julia se suma a la canción.)HELEN y JULIA “¡Ya llegó la Navidad”, etc.(A pesar de la angustia que reflejan sus actitudes —cada cual su historia, sus recuerdos, sus miedos, sus presentimientos—, Bob, Peter y Bárbara se unen al villancico tímidamente hasta llegar a formar un auténtico coro de voces sobre el que planea la amargura y la incertidumbre en unos, el dolor de la traición en otros...(Al terminar una de las estrofas, Peter se separa del grupo y se adelanta al público. Cambia la luz. Durante un rato se sigue oyendo el villancico en fondo.) ________________________________________(Peter le habla al público.)PETER Durante el invierno de 1932, en plena Depresión, un amigo me llevó a dar un paseo por las fueras de Nueva York. Vino a casa a recogerme y fuimos caminando por la orilla del río, una extensa zona habitada por familiar de obreros, la mayoría de ellos en el paro, refugiadas en pequeños barracones que ellos mismos construían con materiales de deshecho. En sus caras se reflejaba la impotencia, el hambre, la desesperanza... Nunca había visto nada igual.(Pausa.) Dos días después me invitaron a una reunión. Al llegar me encontré con un pequeño grupo de personas, seis, siete a lo sumo, entre hombres y mujeres... La mayoría sobrepasaban apenas los veinte años, más o menos como yo... Hablaban de política... Un hombre, el de más edad, leía ensayos de Marx y de Lenin. Su voz era suave, cordial, convincente... Me parece estar oyéndole todavía... “El fin del capitalismo es inminente. Todo intento de establecer una sociedad mínimamente humanitaria sobre las bases del viejo capitalismo está condenado a un rotundo fracaso. Nos enfrentamos, pues, a únicas alternativas: el comunismo o el caos.”(Pausa.) Esa noche cambió mi vida.(Peter hace mutis. Luz de día. Ha desaparecido el árbol y todo lo que pueda recordar la Navidad, Bárbara y Bob están de pie, en el salón, frente a Stewart que acaba de llegar.)STEWART Perdónenme que haya venido a molestarles un sábado por la mañana, pero creo que las noticias lo valen. Estamos en la recta final. Ya es sólo cuestión de días. Tal vez de horas.BÁRBARA ¿Para que todo se acabe?STEWART En lo que a ustedes concierne, por supuesto.BÁRBARA (Afirmando, más que preguntando.) Y se van de esta casa.STEWART Así es.BÁRBARA ¿Cuándo?STEWART Hoy mismo. Ahora mismo.(Bárbara y Bob se miran asombrados.)BOB ¿Qué ha pasado?STEWART Nada, todavía. Pero con un poco de suerte...

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(Stewart deja la frase en el aire. Hay una pausa que parece interminable. Lo rompe Bárbara con un tono de pregunta exigente.)BÁRBARA ¿Qué?... Con un poco de suerte, ¿qué?(Stewart reacciona ante el tono de Bárbara y contesta de forma directa y rápida, algo inusual en él hasta este momento.) Harry, ese marino del que les hable, ¿recuerdan?, ha concertado una cita con Lonsdale para esta misma tarde. Si no hay error en nuestros datos, les cogeremos con las manos en la masa.(Otro momento de silencio.)BOB ¿Qué va a pasar con Helen y Peter?STEWART Vendremos a detenerles esta misma tarde. Si todo sale según lo previsto, claro.BÁRBARA ¿Esta tarde?(Se deja caer, como un fardo, en el sofá.)STEWART A decir verdad, no eran esas nuestras intenciones. Nosotros hubiéramos preferido esperar unos cuantos días más, pero hemos recibido órdenes superiores.(Vuelve a producirse otro momento de silencio. Tanto Bárbara como Bob están demasiado sorprendidos por la noticia como para poder articular palabra. Por fin, Bob se atreve a hacer la pregunta que está en el aire.)BOB ¿Qué han hecho?(Ante la impasibilidad de Stewart, aclara.) Helen y Peter... ¿Qué han hecho?... ¿Hasta qué punto son culpables?STEWART Ellos son algo así como “la estación transmisora”. Lonsdale les pasa la información que recibe de Harry y ellos se encargan de hacerla llegar al cuartel general de la KGB, bien a través de los libros que el señor Kroger envía a sus falsos clientes en distintos puntos de Europa, o bien por radio. Estoy seguro que vamos a encontrar un pequeño equipo de radio escondido en algún rincón de la casa.(Pausa.) Lamento tener que comunicárselo de esta forma, tan fría y brutal, lo reconozco, pero sobre eso ya no nos cabe la menor duda: sus amigos son agentes comunistas con muchos años de servicio a sus espaldas. Y, por supuesto, no se llaman Kroger. Ni son canadienses.(Bárbara sigue sentada, quieta como una estatua.)BÁRBARA Cuando pienso en las horas que Helen ha pasado en esta casa, en este mismo salón...(Se queda un rato en silencio. Luego, mira a Stewart.) ¿Todo era mentira?(Stewart no contesta.) Quiero decir que... No, no puedo creer que todo lo que nos contaba, esas confidencias...(Vuelve a mirar a Stewart, casi implorando.) ...¿eran mentiras?STEWART Supongo que todo, todo, no.BÁRBARA Aquellos recuerdos de su vida en el campo, las anécdotas de su tía Sofía, sus canciones de niña... ¿eso también?STEWART Me temo que sí.(Bárbara deja caer la cabeza.) Sus padres son emigrantes polacos y regentan un negocio de licores en un pueblecito del estado de Nueva York.(Bob rodea a Bárbara con sus brazos.) Peter Kroger es maestro de escuela. Ingresó en el Partido Comunista en los primeros años 30 y estuvo en la guerra civil española con las Brigadas Internacionales. Luego se hizo muy amigo de los Rosenberg, ¿no les dice nada ese nombre?... Los Rosenberg y los Kroger: todos lobos de una misma camada.(Pausa, Bárbara sigue sentada, con la cabeza caída, la mirada perdida, casi doblada sobre sí misma.)BÁRBARA Nunca tuve demasiados amigos... Nunca... Amigos íntimos, quiero decir... Amigos de verdad, con los que me haya sentido unida... Y ahora que por fin... Pero, ¿cómo ha podido hacerme esto?(Pausa. Respira con dificultad. Está haciendo verdaderos esfuerzos para mantenerse serena, para no llorar.) Yo confiaba en ella... Me parecía que era demasiado inconsciente, incluso tonta algunas veces... Pero confiaba en ella.(Pausa.) Yo la quería.STEWART (Amable.) Y ella también a usted, estoy seguro. No hay motivos para pensar lo contrario.

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BÁRBARA (Dura, ahora.) ¿Que no hay motivos?... ¿Como no va a haber motivos? ¡Todos los del mundo —¡todos!—, para dudar de cada frase, de cada gesto, de cada palabra!... ¡De todo lo que ha dicho y hecho!(Pausa. Sigue con voz firme y serena.) ¡Ojalá no hubiera usted venido nunca a esta casa, señor Stewart!(Bob sorprendido por la dureza de estas palabras se acerca a ella conciliatorio.) ¡Ojalá no hubiera puesto los pies en mi casa!BOB No podemos echarle la culpa al señor Stewart...(Bárbara, ignorando a Bob sigue dirigiéndose a Stewart.)BÁRBARA Puede que Helen nos haya mentido. Pero usted ha hecho algo peor, señor Stewart: usted nos ha obligado a mentir a nosotros. Usted ha hecho que le mintiéramos incluso a nuestra propia hija.BOB Eso no es cierto.BÁRBARA (Revuelta, como un animal herido.) Tampoco le hemos dicho la verdad, ¿no? Y eso también, es mentir. ¿Cómo crees que se va a sentir cuando lo sepa?BOB Lo entenderá.BÁRBARA ¿Tú crees?BOB Claro que sí.STEWART Se dará cuenta de que lo han hecho para protegerla.BÁRBARA ¡Cállese! Y no busque justificaciones absurdas.STEWART ¿Justificaciones? No, yo lo que...BÁRBARA (Interrumpiéndole.) ¡Helen miente, usted miente, nosotros mentimos! ¡Todos estamos metidos hasta el cuello en esta inmensa mentira!STEWART Metidos, relativamente.BÁRBARA ¡Hasta el cuello, señor Stewart, hasta el cuello!... ¿Qué diferencia hay entre una mentira y otra? ¿Quiere decírmelo?... ¡Cada vez que le veo buscar entre sus grandes palabras alguna que justifique lo que hemos hecho, me pongo enferma! ¡La gente como usted me da náuseas!BOB (Intentando serenarla.) No hay por qué excitarse así.BÁRBARA ¡No estoy excitada!... Estoy tratando de explicar lo que siento, simplemente. Estoy buscando la forma de aceptar que yo soy tan culpable como Helen. Porque yo también la he traicionado.STEWART Bueno, no es lo mismo...BÁRBARA ¿Ah, no?BOB (Gritando enfadado.) ¡Claro que no!BÁRBARA ¡¡Claro que sí!!(Acusando a Stewart, con el brazo extendido.) El ha mentido desde un principio y nos ha obligado a mentir a los demás en nombre de sus mentiras: la Patria, el Estado, las Leyes, los Deberes... ¿Y mis derechos?... ¿Dónde están mis derechos?... ¡Me da usted asco, señor Stewart! ¡Me dan asco usted y todo lo que representan!... Me asquea su cinismo, su frialdad, su falta de sentimientos... Me asquea su pipa, su educación, su mirada... ¡Me asquea su sucio trabajo!... Por eso grito. Llorando..., ¡pero grito!... (Transición.) Si Helen y Peter han hecho lo que han hecho allá ellos y su conciencia.. Sean lo que sean, habrá un Dios que les juzgue. Pero yo hubiera querido enterarme por la televisión, o por los periódicos... Y me habría afectado, claro que sí. Y hubiera llorado igual que ahora... Pero estaría limpia. ¡Limpia!... Ahora en cambio, y gracias a usted, yo soy tan culpable como ellos. Y nunca más podré mirarles a la cara... ¡Usted me ha hecho su cómplice, señor funcionario, y eso no podrá perdonárselo nunca!... Porque yo no puedo justificar mi horror con la misma facilidad que lo hacen ustedes.(Silencio, Stewart se dirige a Bob.)STEWART Volveré mañana, cuando todo haya acabado.(A Bárbara…) Comprendo que para usted es una situación difícil, pero sólo es cuestión de aceptarlo... Exactamente igual que cualquier otra experiencia dolorosa, una muerte, o un divorcio... Es sólo cuestión de tiempo...(Va hacia la puerta.)BÁRBARA (Lentamente.) ¿Qué va a ser de ellos ahora?(Stewart se detiene y se vuelve a mirarla.)STEWART ¿De los Kroger?... Les juzgarán y les meterán en la cárcel, supongo.(Bárbara sigue, sin mirar a Stewart.)BÁRBARA Ellos se quieren... Son felices juntos... Y ahora les vamos a separar... Quizás para siempre...(Pausa.)

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STEWART Lamento mucho haberles causado tantas molestias. Ojalá pudiera hacer algo por ayudarles. (Sonríe tristemente.) Siempre digo lo mismo, ¿verdad?... Pero es que no se puede decir ni hacer otra cosa. Nadie puede hacer nada.BÁRBARA Usted sí. Usted pudo habernos dicho la verdad desde un principio. ¿Por qué no lo hizo?STEWART Corría el peligro de que avisaran a los Kroger...BÁRBARA ¿Y que le hace pensar que no vamos a hacerlo ahora?STEWART Pues porque...BÁRBARA Porque ahora ya somos como usted, ¿verdad?... “Todos lobos de la misma camada”... ¡Qué bien lo organizó todo!... No nos ha dejado ni siquiera el valor de cruzar la calle, llamar a esa puerta y gritarles: “¡Huid! ¡Huid! ¡Salid corriendo antes de que os cojan! ¡Marchaos!... ¡Marchaos!... Por favor”...(Bárbara se derrumba por completo, Bob se acerca a consolarla pero ella le rechaza, Stewart permanece inmóvil un momento. Luego, va a la cocina, Bob mira a Bárbara y después va detrás de Stewart.)STEWART Hasta mañana.(Sale por la puerta trasera, Bob vuelve al salón, Bárbara continúa llorando en silencio, Bob se le acerca.)BOB ¿Te encuentras bien?(Bárbara asiente.) ¿Quieres que te prepare algo?... ¿Una taza de té..., algo?(Bárbara niega con la cabeza, Bob, lentamente, se acerca a la ventana. Desde allí se vuelve a mirar a Bárbara.) ¿Seguro que te encuentras bien?(No hay respuesta. Los dos siguen quietos en sus puestos. Cambio de luz.) ________________________________________(Entra Helen y se dirige al público.)HELEN El primero en sentarse en la silla eléctrica fue Julius Rosenberg. Luego le tocó el turno a Ethel. A ella la acompañó la Directora de la prisión. Ethel le dio un beso de despedida, mientras un rabino rezaba las últimas oraciones.(Pausa.) Ethel era una mujer pequeña. Cuando la ataron a la silla, los pies apenas le llegaban al suelo, (Otra pausa.) le habían afeitado parte de la cabeza. Justo los sitios donde tenían que aplicar los electrodos.(Pausa.) Conectaron la electricidad... El médico de la cárcel hizo el examen rutinario. “Aún sigue con vida”, dijo. Le aplicaron otra descarga. Y entonces murió.(Helen hace mutis. Vuelve luz normal, Bárbara y Bob están en as mismas posiciones de la escena anterior. Suena el timbre de la puerta principal, Bárbara se sobresalta y se pone en pie. Bob mira por la ventana procurando no ser visto. Habla a media voz, con nerviosismo.)BOB ¡Es Helen!BÁRBARA ¡No puede ser!BOB Sí. Es ella.BÁRBARA Pero hoy es sábado... Los sábados por la tarde está siempre muy ocupada, ya sabes... ¡Algo ha salido mal!...BOB ¿Mal?(Vuelve a sonar el timbre de la puerta.)BÁRBARA ¡No la dejes entrar!... ¡Por el amor de Dios, Bob, no la dejes entrar!BOB Tengo que abrir. Sabe que estamos en casa.BÁRBARA ¡Dios mío!(Bob sale al vestíbulo, Bárbara, asustada, no se atreve siquiera a levantar los ojos del suelo, Bob abre la puerta. Entra Helen. Bob intenta, inútilmente, bloquear el paso para que no entre en el salón.)HELEN ¡Hola, Bob! ¿Cómo estás?BOB Vaya.HELEN ¿Está Bárbara en casa?BOB Sí, pero... es que no se encuentra muy bien...(Bárbara desfallece; se sienta en el sofá.)HELEN ¿Qué le pasa?BOB El agotamiento de siempre... Y los nervios...HELEN ¿Por qué no me has llamado? Hubiera venido a haceros la comida.

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(Helen, decidida, empuja a Bob y entra en el salón.)BOB Tampoco es que esté enferma... Sólo cansada...(Bob entra en el salón siguiendo a Helen.)HELEN Bárbara, cariño, ¿qué te pasa?BÁRBARA Nada... No es nada, de verdad.BOB Le duele mucho la cabeza.HELEN ¿Otra vez? Pero tienes que ir al médico, te lo dije...BÁRBARA Sí, lo sé.HELEN Oblígala tú, Bob. Llévala a la fuerza si hace falta.BOB Sí, por supuesto. Yo ya se lo digo...(Helen está ahora más cerca de Bárbara.)HELEN ¡Eh!... ¡Estás muy pálida! ¿Seguro que sólo te duele la cabeza?BÁRBARA Seguro.BOB Está cansada.HELEN Te advierto que hay mucha gripe estos días.BÁRBARA No, por Dios. Si es una tontería.HELEN No. El dolor de cabeza no es ninguna tontería. Eso siempre es síntoma de algo.(Mira a Bárbara con mayor intención.) ¿De verdad que no te pasa nada más?... ¿No me engañas?BÁRBARA ¿Yo?BOB ¿Por qué iba a engañarte?HELEN De todas formas, no es normal tanto dolor de cabeza, llevas así las últimas tres semanas.BÁRBARA Son las preocupaciones; nada más.HELEN ¿Qué es lo que te preocupa?BÁRBARA Nada. Las cosas de siempre, lo normal.HELEN ¿Qué cosas?BÁRBARA Nada en especial. En cualquier caso, nada serio. De verdad.(Helen se sienta a su lado.)HELEN Vamos, no seas tan reservada. Cuéntaselo todo a tu tía Helen, anda...BÁRBARA Pero si no es nada...HELEN ¿Son cosas de mujeres?... Bob ¿por qué no te vas a dar una vuelta y nos dejas hablar a solas un ratito?BÁRBARA ¡No!... No, por Dios, no hace falta...BOB Está preocupada por Julia y los estudios.HELEN ¿Qué le pasa a Julia?(Bárbara se agarra al argumento que le brinda Bob.)BÁRBARA Está en época de exámenes y no la veo muy concentrada.HELEN Ese no es motivo, mujer. Julia es muy buena estudiante.BÁRBARA Pero estos exámenes son definitivos.HELEN Aprobará de sobra, te lo digo yo. Sacará nota incluso.BÁRBARA ¡Ojalá no te equivoques!HELEN Lo que tienes que hacer es no preocuparte por esas tonterías. Si sigues así vas a caer enferma de verdad.BÁRBARA Sí, tienes razón.HELEN Te lo digo muy en serio, ¿eh?BÁRBARA Lo sé.HELEN Bueno, pues se acabaron las preocupaciones, ¿de acuerdo?BÁRBARA (Esbozando una sonrisa.) Lo intentaré.(Helen la coge de los brazos y se los aprieta con fuerza, como queriendo infundirle ánimos.)HELEN ¡Así te quiero ver siempre! ¡Esta es la Bárbara que me gusta!(Helen se levanta.) ¿Y dónde está ahora Julia? ¿Con su pandilla?BOB Sí. Han ido a un partido de hockey.HELEN Dadle un beso de mi parte.(Se dirige a la puerta.)

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Bárbara, si yo estuviera en tu lugar me metería en la cama ahora mismo. Y los demás que se apañen como puedan.BÁRBARA Sí, es lo que voy a hacer.HELEN Te metes en la cama y duermes hasta que el cuerpo te diga basta. Bob te subirá una taza de té calentito, ¿verdad, Bob?BOB Claro.HELEN Tú a descansar. Y que te cuiden ellos. Te lo mereces, digo yo, ¿no?(Cuando parece que va a salir, ya muy cerca de la puerta, se vuelve de nuevo.) ¡Ah, por cierto!... Antes de irme quería deciros una cosa...BÁRBARA (Asustada.) ¿Qué?HELEN Peter y yo hemos… Bueno, hemos estado haciendo planes para el futuro...BOB ¿Planes? ¿Para qué?HELEN Yo he estado un poco deprimida últimamente... (Bromea.) ¡La cuesta de enero, que me ha sentado fatal!... Lo cierto es que los dos hemos pensado que a lo mejor éste es un buen momento para cambiar de sitio, para marcharnos...(Bárbara y Bob preguntan al tiempo.)BÁRBARA ¿Marcharos?BOB ¿Marcharos a dónde?BÁRBARA ¿Por qué?HELEN Peter tiene unos amigos en Australia. A lo mejor vamos a verles y nos quedamos allí unos meses... En principio es sólo una idea, aunque Peter está bastante decidido...(Bárbara y Bob intercambian una mirada rápida.)BOB Me parece una idea estupenda.HELEN ¿Verdad que sí?... (Sonríe.) Ya estoy soñando con ello. ¿Os lo imagináis? Un sol maravilloso, largas playas desiertas y miles de forzudos australianos esperando a que Helen Kroger haga su aparición. ¡Menudo festín!... ¿No está mal el plan, verdad?BOB No, desde luego.BÁRBARA (Levantándose.) Es una idea maravillosa, Helen.HELEN ¿Lo dices en serio?BÁRBARA Sí, claro que sí. Además, creo que deberíais hacerlo cuanto antes.(Helen sonríe.)HELEN ¿Quieres librarte de nosotros, eh?BÁRBARA ¡No, por Dios! Pero es que... si crees que un cambio de aires te va a sentar bien, no lo dudes ni un minuto, Helen.HELEN Sí, puede que sí.BÁRBARA (Con urgencia, previendo un mínimo de esperanza.) ¡Seguro que sí! No pierdas tiempo, Helen. Si tienes ganas de marcharte, vete. Pero ahora mismo. ¡Cuanto antes!(Helen mira fijamente a Bárbara. Por una fracción de segundo parece que vaya a ocurrir algo, pero... suena el teléfono, Bárbara se asusta, pero como está de pie y muy cerca del aparato no tiene más remedio que ir a cogerlo.) ¡Oh, Dios mío!...(Bárbara va al vestíbulo a contestar el teléfono. Lógicamente, el comportamiento de Bárbara tiene algo extrañada a Helen. Bob se ha dado cuenta. E intenta justificarlo.)BOB Este maldito teléfono no para nunca. Son las amigas de Julia, casi siempre...BÁRBARA (Al teléfono.) ¿Dígame?... ¡Ah, hola Maggie!BOB (A Helen, sonriendo.) ¿Qué te decía?BÁRBARA (Al teléfono.) ...No, no está... Ha ido al Pabellón de Deportes... ¿Esta noche?... Está bien, se lo diré cuando vuelva... ¿Dónde?... Espera un momento... (Escribe en el bloc de notas.) El 14 de Hillcraft Road... Sí, se lo diré, pierde cuidado... Adiós, Maggie... Adiós.(Bárbara cuelga el auricular y vuelve al salón. Se queda un momento frente a Helen... Se miran cara a cara. La expresión de Helen es seria y de gran preocupación.)HELEN ¿Seguro que todo va bien?BÁRBARA Seguro.HELEN ¿No me estarás engañando?BÁRBARA ¡Qué manía, por Dios!... ¿Por qué iba a hacerlo?HELEN Está bien, está bien... Si necesitas algo me llamas, ¿entendido?

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(Bárbara asiente con la cabeza.) ¡Cuídamela bien, Bob! Bárbara es especial y quedan muy pocas como ella. ¡Y cuídate tú también!... ¡Chao!(Helen hace mutis, Bárbara y Bob se quedan quietos, como petrificados. De repente, un destello de luz muy brillante llena todo el escenario. El destello, a modo de relámpago cegador, va acompañado de un sonido muy agudo, vibrante, casi doloroso...) ________________________________________(El destello y el sonido que lo acompaña cesan de repente. Luz normal. Es de día. Se oyen lejanamente las mismas campanas —de tañido dulce y suave— que ya tuvimos ocasión de escuchar en el primer acto. Entra Stewart y se dirige directamente al salón en el que se encuentran —todavía petrificados— Bárbara y Bob. Stewart echa una ojeada y pregunta:)STEWART ¿Y Julia?... ¿No está en casa?BOB No. Ha bajado a por el periódico. Los domingos hay que ir a buscarlo.STEWART Ya.(Pausa.) ¿Se ha enterado de algo? ¿Llegó a ver lo que pasaba?BOB No.STEWART Tampoco había mucho que ver, realmente.(Un momento de silencio tenso y difícil.)BOB Entonces... ¿salió todo bien?STEWART Paso a paso, matemáticamente, según lo previsto. Mejor imposible.(Bob duda en la pregunta, como sise resistiera a conocer la verdad de los hechos.)BOB ...¿Cómo fue?...STEWART Primero detuvimos a Lonsdale, a Harry y a una mujer que le acompañaba. Luego vinimos hacia aquí. Serían las seis y media o las siete... ¿No vieron el coche?BOB No. No quisimos mirar.STEWART Claro. El Superintendente Smith llamó a la puerta de los Kroger y les dijo que quedaban detenidos como sospechosos de un delito contra la seguridad del Estado. Luego se procedió a un registro y se encontraron pruebas más que evidentes: escritos de puño y letra de Lonsdale, algunos microfilms, una carpeta con claves numéricas propias de un código secreto... ¡Ah! Y el transmisor de radio, por supuesto. Estaba escondido bajo el suelo de la cocina.(Pausa larga.)BÁRBARA ¿Dónde están ahora!STEWART En la comisaría de Bow Street.(Pausa.) Supongo que van a tener que soportar a muchos periodistas por aquí durante los próximos días... Eso siempre es noticia de primera página. Al fin y al cabo es su trabajo y tampoco podemos impedírselo... Pero después les dejarán tranquilos, no se preocupen. (Sonríe.)Como dicen en televisión: “la situación tenderá a normalizarse progresivamente.”(Pausa.)BOB ¿Tendremos que ir a declarar?STEWART No. En absoluto. No será necesario. Ya hemos tomado medidas para que sus nombres no aparezcan por ninguna parte. Ni siquiera la más leve mención. Nada.(Se abre la puerta principal y entra Julia. Lleva el periódico en una mano. Habla desde el hall.)JULIA ¿Qué pasa, mamá?BÁRBARA ¿Qué pasa de qué? (Julia entra en el salón.)JULIA ¡Ah! ¡Hola, señor Stewart!STEWART ¿Cómo estás, Julia?JULIA (A Bárbara.) Hay un montón de gente delante de la puerta de tía Helen. ¿Por qué? ¿Qué pasa?BÁRBARA Julia...STEWART Quizás yo puedo explicárselo mejor.(Julia, alarmada, se vuelve a Stewart.)JULIA ¿Les ha pasado algo?STEWART Sí. Me temo que sí... De hecho no es... Bueno, la verdad es que han sido detenidos.JULIA ¿Detenidos?

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(Bárbara y Bob hablan de golpe, quitándose la palabra.)BÁRBARA No podíamos decírtelo, Julia. No nos dejaban.BOB Lo hicimos por tu bien.BÁRBARA Yo quería, pero ellos me lo prohibieron...JULIA Pero, ¿por qué?... ¿Qué ha pasado?STEWART Ellos son... lo que estábamos buscando.(Pausa, Julia mira a Stewart, incrédula.)JULIA ¿Tía Helen y el tío Peter?...STEWART Sospechábamos de ellos desde un principio, pero necesitábamos estar seguros. Por eso nos instalamos aquí.JULIA ¿De qué querían estar seguros? ¿Qué es lo que buscaban?STEWART Pruebas.JULIA ¿De qué?STEWART De su actividad secreta: en realidad son espías y trabajan para los rusos.(Silencio.)JULIA (Apenas audible.) No me lo creo.BÁRBARA Es verdad, cariño... Es verdad.(Pausa. Julia quiere gritar, aterrada, pero no tiene fuerzas suficientes: está casi sin respiración. Se ahoga. Se lleva las manos a la cara, Bárbara corre hacia ella y la abraza.) Lo siento, Julia... Perdóname... Perdóname, Julia, por lo que más quieras, perdóname...JULIA (Con fuerza recobrada.) ¡Es mentira!BOB Es verdad, Julia... Mamá tiene razón...(Julia rompe a llorar, Bárbara la abraza más fuerte.)BÁRBARA Queríamos decírtelo, pero no podíamos... No sabíamos qué hacer...JULIA ¡Tía Helen!... ¿Cómo es posible?... ¿Cómo ha podido?... Yo... Yo no...(Las dos lloran, abrazadas.)BÁRBARA Julia, por favor... Por favor, Julia, por favor...JULIA (Cada vez con más fuerza.) ¡No! ¡No! ¡No me lo creo! ¡No es verdad!...

(Se separa bruscamente de Bárbara.) ¡Mientes!... ¡Mientes, mientes, mientes!... ¡¡No quiero creerlo!! ¡No! ¡No es verdad! ¡No es verdad!... ¡No es

verdad!

(Corre, gritando, escaleras arriba.)

(Bárbara lanza un grito terrible, dolorido, angustioso, más de animal que de persona.)

BÁRBARA ¡¡¡Julia!!!

(Brusco cambio de luz.)________________________________________

(Bob avanza hacia el público y habla.)

BOB Julia subió a su habitación. Recogió, uno por uno, todos los regalos que le habían hecho Helen y Peter, los bajó al jardín, los amontonó en un rincón... y les prendió fuego.

(Pausa.)

Unos días más tarde, el señor Stewart volvió a visitarnos. Esta vez venía a traer un regalo. Un regalo para Bárbara en señal de agradecimiento por lo bien que se había portado con sus chicas durante aquellas interminables semanas. Un estuche con media docena de cubiertos de alpaca.

(Pausa.)

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Los Kroger fueron condenados a veinte años de cárcel. En 1969, cuando iban por el octavo, los canjearon por un ciudadano inglés que estaba sufriendo prisión en la Unión Soviética. Fue un intercambio muy celebrado.

(Pausa.)

A Julia el disgusto no le duró mucho tiempo... La curiosidad la llevó hasta la cárcel de Holloway para ver de nuevo a su ““tía Helen””... Al final de la visita, en los últimos segundos de conversación, Helen le dijo: “Nunca podré perdonarle a tu madre lo que ha hecho con nosotros. Nunca.”

(Pausa.) Al salir en libertad los Kroger se instalaron en Polonia para iniciar una nueva vida... En el aeropuerto, una nube de periodistas les acompañó hasta el avión... La televisión mostró sus caras sonrientes... “Tenemos que seguir luchando por la paz, por la libertad, por la justicia. Porque todos seamos hermanos”, dijo Helen...(Pausa.) Pocas semanas después, un domingo por la mañana, Bárbara entró en la cocina, se sentó en su silla de siempre... y se murió... Un infarto, dijeron... El corazón... Y fue el corazón, estoy seguro... Se lo habían destrozado...(Pausa.) A pesar del tiempo transcurrido yo no consigo hacerme a la idea... ¡La echo tanto de menos!... Cada día más, y más, y más... Dicen que uno llega a acostumbrarse... Pero yo no quiero... no quiero... no quiero...

TELÓN