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“ORATORIA FORENSE EN EL PROCESO”, RAMOS SUYO J.A. Edit. San Marcos, Primera Edición 2005, COMPILADO POR MARIO MERCHAN GORDILLO Técnicas de expresión del abogado en el proceso EI abogado al encontrarse frente a los magistrados de la Sala Penal (0 Civil), tiene la oportunidad de adquirir prestigio, a partir de su expresividad oratorial 1 , posiblemente, bastante o poco trabajo le ha demandado al benevolente letrado para que se lo acepte su participación física e intelectual en tan prestigiado (o defenestrado) recinto. Su mirada visionaria y talentosa debe estar dirigida al norte, en señal de buscar un objetivo que le permitirá vislumbrase. El debe pensar créticamente diciendo: ¡Hoy o nunca! Su actuación será similar al de un puntero izquierdo, ubicado con la pelota frente al arquero, presumiendo, que este no receptara la pelota. En la expresividad oral, el abogado debe de conocer el código lingüístico, que es el conjunto de signos y reglas que han de permitir -a él al auditorio-, interpretar el mensaje: tanto codificar como decodificar el mismo. Si tiene problemas en la codificación de su mensaje, alga similar puede suceder con la codificación. De suceder este acontecimiento ingrato, el tiene bastante que perder, pera alibi esta su talento para oportunamente poder evitar. ¿Cómo? Estudiando bien el contexto o contendido de los hechos. Estos mismos deben de tener relación con la denuncia (o la demanda) y con todo el proceso, hasta el alegato que presenta. Muchos abogados, novicios o experimentados, consideran equivocadamente, que es suficiente la lectura de algunas piezas procesales para salir airosos de la contienda; pero ignoran que cada uno de los eventos que se van registrando en el expediente tenga profunda incidencia - permanente y continua-, en las decisiones de los magistrados. Las piezas procesales son de suma relevancia en el quehacer del operador del Derecho, y lo que es el caso, del abogado litigante. Si repasa superficialmente una o más piezas o las estudia exhaustivamente, le será poco útil comprender 1 . Pausado, sereno, elocuente, versátil, litigioso; con la sabiduría de un filosofo, con el análisis de un sociólogo, con la persuasión de un comunicador social y con la dogmatica del abogado.

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Técnicas de expresión del abogado en el proceso

EI abogado al encontrarse frente a los magistrados de la Sala Penal (0 Civil),

tiene la oportunidad de adquirir prestigio, a partir de su expresividad oratorial1,

posiblemente, bastante o poco trabajo le ha demandado al benevolente letrado

para que se lo acepte su participación física e intelectual en tan prestigiado (o

defenestrado) recinto. Su mirada visionaria y talentosa debe estar dirigida al

norte, en señal de buscar un objetivo que le permitirá vislumbrase. El debe

pensar créticamente diciendo: ¡Hoy o nunca! Su actuación será similar al de un

puntero izquierdo, ubicado con la pelota frente al arquero, presumiendo, que

este no receptara la pelota.

En la expresividad oral, el abogado debe de conocer el código lingüístico, que

es el conjunto de signos y reglas que han de permitir -a él al auditorio-,

interpretar el mensaje: tanto codificar como decodificar el mismo. Si tiene

problemas en la codificación de su mensaje, alga similar puede suceder con la

codificación. De suceder este acontecimiento ingrato, el tiene bastante que

perder, pera alibi esta su talento para oportunamente poder evitar. ¿Cómo?

Estudiando bien el contexto o contendido de los hechos. Estos mismos deben

de tener relación con la denuncia (o la demanda) y con todo el proceso, hasta

el alegato que presenta. Muchos abogados, novicios o experimentados,

consideran equivocadamente, que es suficiente la lectura de algunas piezas

procesales para salir airosos de la contienda; pero ignoran que cada uno de los

eventos que se van registrando en el expediente tenga profunda incidencia -

permanente y continua-, en las decisiones de los magistrados.

Las piezas procesales son de suma relevancia en el quehacer del operador del

Derecho, y lo que es el caso, del abogado litigante. Si repasa superficialmente

una o más piezas o las estudia exhaustivamente, le será poco útil comprender

1. Pausado, sereno, elocuente, versátil, litigioso; con la sabiduría de un filosofo, con el análisis de un sociólogo, con la persuasión de un comunicador social y con la dogmatica del abogado.

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el contenido, si carece de los singulares conocimientos que brindan

permanentemente las asignaturas de redacción, elocución, gramática, y

sintaxis. Estas se amalgaman con el conoci-miento de la asignatura de lectura

dinámica. Dialogando con mis alumnos de pre y postgrado de las

universidades*, llegamos a establecer la poquísima responsabilidad que ellos

tienen, respecto a las asignaturas precitadas, aduciendo equivocadamente, que

la orientación de sus profesores, se limitaba a conocer los códigos, pero no las

formas peculiares de como interpretarlas.

Los abogados que no están formalizados con estas, entre otras asignaturas

afines, es por falta de preocupación personal desde la educación inicial (o

básica). Su mediocricidad es su responsabilidad, que deben ser compartidos

con la delos docentes de aula que han tenido en cada nivel de su enseñanza.

El estudiante de Derecho de ayer, y el abogado de hoy, no muchos llegan a

entender, que el uso del lenguaje - o la expresividad oratorial-, es pan cotidiano

del especialista en leyes: el abogado. Un refrán jurídico precisa: Hazte

abogado, para que no te ahogues con las palabras que expreséis en público.

Abogado litigante, reza otro refrán: "Sea bueno como tú mismo, esperando que

te superes a ti mismo". ¿Quienes están cotidianamente frente al auditorio? Las

figuras políticas, los conferencistas, los artistas y los abogados litigantes.

Consideramos -salvo mejor parecer de tu elevado criterio-, que estos u1timos

ejercen con mayor fascinación la presentación en público. ¿Acaso un abogado

puede dejar de exhibirse? Pero no solo el cuerpo, como hacen los artistas, sino

a través de su elocuencia y convencedora palabra. EI abogado encuentra una

sensación fuerte cuando con elocución habla (o persuade) ante el publico, es

pues debido al producto de la descarga de adrenalina2. Esta es la razón de

hablar bien haciendo alusión a la expresividad oratorial.

2. Hormona secretada par la medula.

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El abogado tiene que acostumbrarse a la recepción de mensajes a través del

binomio lenguológico: lectura (o audición) y comprensión. ¿Acaso no se

necesita leer bien, para comprender la lectura? ¿cuantas veces tiene usted que

leer un expediente para comprender su contenido?, ¿cuándo lee un expediente

y encuentra palabras nuevas, usted hace uso del lenguaje o diccionario

jurídico?, ¿usted se limita a leer la parte resolutiva de la sentencia, decreto y

auto o el contenido macro del documento jurídico?, ~¿es lo mismo para usted,

un documento o un escrito jurídico?, ¿antes de formular un escrito, usted lee el

expediente o lo estudia?, ¿en dónde esta la comprensión, en la lectura o en el

estudio? La comprensión de lectura quizá no es tarea del abogado, pero si la

necesita con frecuencia, tanto mas que otros profesionales. Precisamente, las

pruebas de inteligencia y de aptitud en cualquier ámbito, tienen éxito en las

personas, a partir de la comprensión de la lectura, en el que se han de señalar

tiempo-espacio. Esto se corrobora, cuando un abogado ingresa a la Sala de

Lectura de un juzgado, para recabar datos e informaciones sobre la actuación

jurídica procesal de su patrocinado, y en el espacio - tiempo necesario

presentar el recurso que convenga para su defensa.

La expresividad oratorial se inicia con la puesta en práctica de la lectura

dinámica. Su conocimiento práctico permite escudriñar un texto jurídico en

general y un expediente en particular. En uno u otro caso, lo relevante es que

de el se extraen y retienen datos e informaciones de la otra parte. Con

simulación, la lectura dinámica posibilita conocer la inquietud jurídica procesal

del contrincante. Si le satisface con sus escritos, aprende de él; si esta lejos de

su capacidad procesal, considérese que ganara la contienda, siempre que en el

no despierte mayores curiosidades procesales.

La lectura dinámica es un arte que requiere su práctica continua, como única

forma de preservarla. Se inicia muy tardíamente, en las universidades, cuando

el profesor deja materiales de lectura de manera singular. En la asignatura de

oratoria, el estudiante debe leer y comprender temas de Derecho Penal

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General y Especial. No son menos importantes, los casos de los tribunales en

los que se tienen que presentar los recursos correspondientes. En la

elaboración de estos, esta precisamente la tonalidad del evento: el como

redactar bien para que sea entendible y comprensible.

Los abogados litigantes tienen como trabajo -antes de iniciarse en el mismo-,

escuchar a sus clientes, a los testigos, peritos, jurados, entre otros personajes.

En cada uno de esos momentos escuchará no solo diferentes lenguajes, sino

tratará de comprender el significado, porque de ello depende como presentar

el recurso que el caso requiere. Escuchar y comprender las comunicaciones

orales es en la práctica una función fundamental. ¿Cómo hacer para poder

captar el conocimiento en forma eficiente y eficaz? Es necesario dar y

mantener fijamente los ojos y la mente en cada uno de los interlocutores. Pues,

algunos de estos utilizan claves, gestos y ademanes combinados con palabras;

esto tiene su razón, el mismo que se sustenta en el nivel sociocultural de las

personas con las que se interrelaciona el abogado.

La verdad del que describe los hechos puede estar en los ojos, porque estos

tienen la función de embellecer las palabras, pues en ello puede estar reflejado

el estado de ánimo del interlocutor. Al respecto, el abogado litigante tiene la

misión de escuchar y obtener resultados relevantes.

Se estima conveniente precisar, que los ojos tienden a arder o enfriarse en

razón de la ira, o también se puede percibir en ellos la alegría y el afecto. El

talento, la táctica, la experiencia, entre otras virtudes, hacen tener confianza a

la persona interlocutora que se encuentra frente al abogado Litigante. Difícil

que con los gestos percibidos, se pueda equivocar.