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Materiales para alumnos restauración
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TEMA 6: LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA (1875-1902)
Comentario casi resuelto de los resultados electora les Comentario de los resultados electorales. La tabla de datos está en la página 233 de tu
libro de texto. Esta tabla está convertida en gráfico a continuación. Quizá las siguientes
preguntas te sirvan para comentarlo. Además te acompaño unos mapas que puedes usar
para estudiar o para completar el comentario
1. Estos datos prueban el perfecto funcionamiento, con precisión matemática, del
turnismo bipartidista durante la Restauración. ¿En qué consistía esta práctica
política? ¿A qué político se atribuye su creación? ¿Qué papel decisivo le
correspondía a la Corona en esta práctica del turno?
2. ¿Qué se pretendía con esa alternancia liberales / conservadores?
3. ¿Por qué motivo no había representantes de fuerzas obreras marxistas o anarquistas
en las Cortes?
4. ¿Hubiera podido realizarse este turno sin falsear los resultados electorales? Explica
la respuesta
5. ¿Cuál es la importancia de los caciques en este asunto? Define en qué consistía el
encasillado
6. ¿Continuaban los carlistas su lucha armada? ¿Era todavía una fuerza política
importante a finales del XIX?
Observa el elevado número de consultas electorales, ya que no se agotaban las
legislaturas, así como la nula incidencia del sufragio universal, pues la manipulación
continuó como si nada hubiese pasado. En cuanto a los partidos no turnistas, se incluyen
los demócratas que no pasaron al partido liberal, los republicanos, los nacionalistas y
los carlistas. El PSOE no entró en el Parlamento hasta el siglo XX, y los anarquistas,
obviamente, no participaban en política.
Durante el reinado de Alfonso XIII ya veremos que no hubo cambios sustanciales,
aunque sí algunas variantes (división de partidos, gobiernos de coalición).
0
50
100
150
200
250
300Nº de
diputados
1886 1891 1893 1896 1898 1899 1901 1903
ConservadoresLiberalesRepublicanosCarlistas
Ilustración 1 El turno de partidos
Ilustración 2. Población electoral y reparto geográfico, I: Censo de población 1877
Ilustración 3. Población electoral y reparto geográfico, II: Censo electoral
restringido, 1881
Observa en el primer mapa cómo está repartida la población española: Barcelona
(5%) y Valencia (4%) son las provincias más pobladas, seguidas de Andalucía,
Noroeste, Madrid y Zaragoza. Las menos pobladas son Castilla, Aragón, el resto de
Cataluña y País Vasco y Navarra. Sería lógico suponer que esas regiones son las que
más poder decisorio tienen a la hora de elegir diputados. En el segundo mapa notarás
que las provincias que más electores tienen son las del centro, mientras que otras más
pobladas (Andalucía Occidental, Norte de Cataluña) tienen menos personas que podían
votar. Obviamente es una de las perversiones del sistema: las regiones agrarias y
conservadoras tienen más poder en un sistema de voto censatario basado principalmente
en las propiedades agrarias. Es decir, el Parlamento representaba a los intereses
agrícolas de medianos propietarios, mientras que regiones más industriales o con más
jornaleros veían su poder menguado.
INFORMACIONES VARIAS: El caciquismo
El turnismo defendió no sólo la Constitución y la monarquía, sino también el
sistema capitalista, la propiedad privada y un sistema que funcionaba de abajo arriba
permitiendo el monopolio del poder por sólo dos partidos. En cada elección los partidos
deciden previamente quiénes van a salir de diputados, y por ende qué partido gozará de
la mayoría necesaria. El Gobierno Civil servía de conexión entre Madrid y cada
localidad, auxiliado por la Guardia Civil y los jueces. En los pueblos los instrumentos
utilizados eran los caciques1, individuos que a través de su riqueza o conexiones
políticas controlaban el mecanismo de elecciones. En una España rural y empobrecida,
la compra de votos o las meras coacciones eran suficientes. Sólo las ciudades
representaban unos resultados más ciertos (los resultados urbanos eran llamados los
votos verdad, por la dificultad de manipulación). Como decía Galdós refiriéndose al
ministro de Interior Romero Robledo (llamado El Gran Elector por su control del
proceso), “No hay ni puede haber lucha en estas condiciones. El mismo Padre Eterno
que quisiera tener un puesto en el Congreso, no lo conseguiría sin el auxilio de ese
Espíritu Santo político a quien llamamos ministro de la Gobernación”.
El sistema funcionaba del siguiente modo:
1) Después de dimitir el jefe del gobierno, el rey nombraba al presidente del otro
partido para dicho cargo. A continuación disolvía las Cortes, y convocaba
elecciones. Se pactaban y negociaban los resultados futuros con el otro partido del
turno.
2) En Madrid se elaboraba una lista con los candidatos propuestos por el Gobierno, el
Gobernador Civil y el cacique (a veces era él mismo) que iban a salir elegidos, junto
a los distritos electorales adjudicados a cada individuo. En cada casilla se colocaba
el nombre del candidato seleccionado por el gobierno para ser diputado. De ahí el
nombre de encasillados (documento 3 de tu libro de texto, pág. 238). Una variante
lo constituía el cunero, o sea, un señor que se presentaba por un distrito en el que
jamás había estado, pero cuya elección era segura (por ejemplo, a Galdós le
ofrecieron un puesto de diputado, y salió elegido en un distrito de Puerto Rico. De
casos contemporáneos prefiero no hablar). Lo más normal es que se publicara en la
prensa el nombre de los diputados antes de producirse las elecciones
1 Palabra que entre los indios del Caribe significaba señor de los vasallos
3) Si la cosa estaba insegura se aplicaba el pucherazo, o sea, manipular el resultado
electoral mediante:
a) El falseamiento del número de votos emitidos en el colegio electoral, y santas
pascuas
b) La manipulación de las listas electorales: A veces algunos no aparecían en las
listas electorales, y no podían votar; y otras veces se mencionaba a personas
muertas hacía años pero de las que, misteriosamente, constaba su voto.
c) El robo o destrucción de las actas electorales
d) El adelanto de las horas de apertura y cierre de los colegios sin previo aviso, etc
4) Otros métodos usuales eran:
a) El uso de coacciones o violencia. Por ejemplo, la “Partida de la Porra” consistía
en un grupo de señores ante un colegio electoral que “convencían” al elector o
bien, simplemente, impedían su entrada. También se usaba contra los
interventores de la oposición. Para realizar su labor tenían un amplio muestrario
de “argumentos”: navajas, porras, etc
b) La mera compra de votos
c) El “convencimiento” previo de los electores, como te explico más abajo, gracias
a la labor de los caciques
5) Como ya te he dicho, era fundamental el apoyo de los caciques, miembros de la elite
local caracterizados por:
a) Su arraigo en un medio rural determinado, económico o político: Su poder
económico le permitía la posibilidad de proporcionar trabajo a los jornaleros,
pagar el voto, etc. Pero también proporcionaban favores y ayudas, como
prometer empleos, conceder permisos para edificar, lograr la rebaja de
impuestos, saldar préstamos, librar a los jóvenes del servicio militar simulando
inutilidad, influir en las decisiones judiciales, aprobar exámenes, etc. A cambio
obtenían votos de su “clientela” o grupo de fieles. Finalmente, su amistad y
cercanía a los cargos políticos (alcalde, gobernador, ministros) le permitía influir
para traer al pueblo el agua, una carretera nueva, etc. Su regla era: Para los
amigos el favor, para los enemigos la ley.
b) Su predominio personal en esta localidad o comarca. El alcalde o el diputado
podía ser quitado o puesto desde Madrid, pero el poder del cacique permanecía
en el pueblo
c) Su acción práctica: eran los que recopilaban los votos y amañaban las elecciones
para el diputado encasillado u oficial. Se constituían en intermediarios entre el
poder y el pueblo
5. El otro partido turnista obtenía un número de votos suficiente para pagar favores,
tener voz suficiente en el Parlamento, etc. Al resto de los partidos se le regalaban
unos cuantos diputados para que no diesen mucha lata.
Como puedes ver, el sistema descansa en las áreas rurales, donde llega a participar
hasta el 80% del electorado (datos falsos, obviamente), mientras que en las ciudades la
participación descendía muchísimo ya que aquí se concentraban los votos verdad.
A continuación, y por gentileza de nuestro patrocinador, te ofrezco algunos
textos que quizá te resulten interesantes para entender, de verdad, cómo funcionaba
esto:
Según Valentí Almirall, en su libro España tal como es, publicado en París en
1886: “La nuestra es una farsa en toda su desnudez, una completa farsa, especial y
exclusiva de las elecciones españolas. Ya se trate de sufragio universal o restringido,
no hay sino un solo y único elector: el ministro de la Gobernación, el cual, ayudado por
los gobernadores de las provincias y por un ejército de funcionarios de toda clase, sin
olvidar a los altos dignatarios de la Magistratura y de Universidad, prepara, ejecuta y
lleva a cabo todas las elecciones desde su despacho, bien situado en el centro de
Madrid.
Se confeccionan las listas de lectores poniendo algunos nombres reales entre
una serie de nombres imaginarios y, sobre todo, nombres de difuntos que en el acto
de la votación están representados por empleados subalternos vestido con trajes
civiles. El autor de estas líneas ha visto en muchas ocasiones cómo su padre, a pesar
de llevar muerto muchos caños, acudía a depositar su voto en una urna, en la persona
de un barrendero o de un sabueso de la policía vestido para tal ocasión con un terno
prestado. Igualmente los miembros de las oficinas de los colegios electorales suelen
asistir a estas transmigraciones de almas de sus parientes más cercanos.
Este sistema de elecciones no es el peor de los medios empleados para falsea
el sufragio por los llamados defensores del parlamentarismo y del sistema de
representación. Apresurémonos a decir que lo más frecuente es que no se
entretengan en estos simulacros de respeto humano y que se aumente pura y
simplemente el número de votos hasta asegurar la elección del candidato que desean
ver nombrado en este terreno se suele sobrepasar los límites de lo grotesco y de lo
absurdo.
Para que los lectores extranjeros puedan hacerse una pequeña idea de lo que ocurre,
citaremos el caso de un general de brigada, candidato ministerial por el distrito de
Berga, que obtuvo más de un millón y medio de votos, a pesar de que el distrito sólo
contaba con varios miles de habitantes. Ambos competidores disponían de medios
para hacer subir los votos en los colegios electorales que les eran afectos, pero la
victoria fue para el más audaz. El adversario del general fue aplastado por el peso del
millón y el vencedor se presentó muy serio en el Congreso, donde, con la mayor
naturalidad, confirmaron la elección.
Al partido liberal se debe, sin lugar a duda, la creación del la Partida de la
Porra, que salpicó de sangre las calles de muchas ciudades que se atrevieron a
oponer resistencia a la voluntad de los que dirigían alas elecciones. Desde entonces lo
grotesco llegó al extremo de instalar colegios electorales en el local del Círculo,
propiedad del partido dominante, local cuyo acceso estaba prohibido a los que no eran
socios del mismo. Otras veces de colocaba la urna en el piso superior de una casa,
cuyo portal quedaba cerrado; los electores entraban por una ventana con ayuda de
una escalera que sólo se facilitaba a los amigos” (Valentí Almirall)
“En Cuenca de Campos, el alcalde reunió a los vecinos a son de campana para
encarecerles la necesidad imperiosa en que estaban de votar la candidatura oficial
(Nieto Álvarez) porque se le había ofrecido moratoria en el pago de contribuciones
atrasadas hasta la condonación si por su docilidad se hacía acreedores de semejante
beneficio.
En otro pueblo se dio permiso a los vecinos para entrar en un monte, hacer una
corte de árboles, presentándose después una denuncia contra ellos, a fin de poder
llamarles y decirles: si no votáis al candidato ministerial, estamos en el caso de
formaros una causa criminal.
En Almendralejo, para preparar la elección de un hermano de un ministro no se
procedió a la compra de 100 votos, sino de 2.700 que había en todo el pueblo: el 19
de enero, un día antes del comienzo de las elecciones, se satisfacían las exigencias
de obras par la conducción de agua a la localidad (la obra importaba la cantidad de
26.000 duros), dándose resolución, de una forma extrañísimamente rápida, al
expediente deseado. La intervención del ministro de Ultramar, íntimo amigo del de la
gobernación y hermano del candidato ministerial Baltasar López de Ayala, fue
decisiva. El candidato de la oposición, no queriendo servir de obstáculo a los intereses
de la localidad, retiró su candidatura.
En Corte de Peleas (Distrito de Almendralejo), el local de la elección parecía un
bodegón, los electores del candidato ministerial constituyeron tanto la mesa interina
como la definitiva. El candidato señor Ayala, agradeciendo sin duda a los que
componían la mesa, les mandó comida y bebida, convirtiendo así la mesa electoral en
un festín; y para evitar que los electores permanecieran en el local, y sobre todo que
los amigos del candidato vencido pudieran tomar nota de las personas que entraban a
votar, se colocó dentro del colegio a un borracho distinto de los que estaban en la
mesa, el cual se encargaba de apalear e impedir que penetraran allí los electores que
iban dispuestos a votar al candidato de oposición. Allí se hizo la elección sin lista de
electores y sin que el secretario de la mesa apuntara los nombres de los que
ejercitaban su derecho como votantes. El presidente de la mesa, arrogándose
facultades que no le da la Ley Electoral, puesto que no le confiere jurisdicción más que
dentro del local donde la elección se verifica, mandó prender a un elector amigo del
candidato vencido que se encontraba tranquilamente en su casa.” (M. Alcántara Sáez:
Antología del pucherazo)
“Consecuencia de todo ello (se refiere al encasillamiento) es el caciquismo, el
entronizamiento de ciertos individuos en las localidades, los cuales, como
instrumentos del diputado, son dueños de los resortes administrativos. El cacique da y
quita empleos, es quien al hacer el reparto de la contribución carga la mano al
adversario aliviando al amigo. El tirano que favorece al diputado agobia a éste con sus
exigencias” (tomado de B. Pérez Galdós)
Otro escritor, Palacio Valdés, relata en su novela Maximina las andanzas de un
cacique asturiano. En una carta que el cacique manda a un cura dice: “La cuestión de
proporcionar misa a los de Cayacente y Romeral (se refiere a dos pueblos asturianos),
que nos dará 150 votos, puede usted considerarla resuelta, y está usted autorizado
para decirlo en el refectorio de la misa cuando lo crea oportuno. Mucho me ha
sorprendido lo que me cuenta del párroco de Solano, pues nunca pude imaginarme
que tratándose de una elección en la que está interesado el Palacio llegara acceder,
pero le tengo cogido por el cuello con motivo de cierta denuncia, y si no se decide a
trabajar como Dios manda, le caerá tarea encima para divertirse un rato.”
Dice Joaquín Costa, en su obra “Oligarquía y caciquismo”, de 1901: “Cada
región y cada provincia se hallaba dominada por un particular responsable, diputado o
no, vulgarmente apodado en esta relación cacique, sin cuya voluntad o beneplácito no
se movía una hoja de papel, no se despachaba un expediente ni se pronunciaba un
fallo, ni se declaraba un aexención, ni se nombraba un juez, ni se traslaaba un
funcionario, ni se acometía una obra; para él no había ley de quintas, ni ley de aguas,
ni ley municipal, ni ey electoral ni leyes fiscales”
Una historia verdadera que me contó una persona: un pariente suyo era
cacique en un pueblo perdido. Los días de elecciones venían a verlo unos jornaleros a
los que frecuentemente daba trabajo. Cada año se repetía la misma historia: se
acercaban a saludarlo y presentarle sus respetos, decían, aprovechando que era fiesta
e iban a votar. En la charla, siempre alguien comentaba lo importante que es votar y lo
grande que era la democracia, pero que les daba vergüenza ir al colegio electoral tan
pobremente vestidos, sabiendo la trascendencia del voto del ciudadano, y bla bla bla.
Al final nuestro hombre, “emocionado y conmovido”, se “apiadaba” de ellos y les
regalaba unas zapatillas, o una chaqueta (que previamente había adquirido) para que
fuesen orgullosos a votar. Y allá iban, dando las gracias a don Mengano y a su
generosidad. Todos sabían que, simplemente, iban a cobrar el voto.
Imágenes comentadas del turnismo
Se presentan dos casos: en el primero se “dirige” el voto. En el segundo dice el muerto
(en el nicho del cementerio, ya esqueleto):
- ¿Salgo?
- ¡No hombre, no! Aún no, hasta el día 10
El muerto lleva en la mano una cartulina donde dice “Voto”. Se refiere a la
manipulación del censo electoral, incluyendo fallecidos de los que luego,
misteriosamente, aparecía que “habían votado”. Si hubiese DNI quizá no pasasen esas
cosas, ¿no?
En esta línea va la siguiente caricatura:
Otras caricaturas se refieren al voto múltiple del mismo sujeto, o a la mera
manipulación electoral simplemente
Sobre la compra de votos ( a mí me parece gracioso):
Información gráfica sobre el proceso electoral en l a España de la Restauración:
Publicado por http://jomroshe.blogspot.com.es/2011/07/el-turnismo-en-la-restauracion.html Todo el sistema se basaba en la colaboración de los dos grandes partidos, que necesitaban, para mantener el turno estable y pacífico de los dos grandes partidos, de la manipulación sistemática de la realidad. Y, desde luego, de una leal colaboración entre los dos grandes jefes políticos. Una crítica a esta colaboración está en la siguiente imagen. Un día uno le hace el “caldo gordo” al otro, y al año siguiente es al revés. Así se benefician ambos, ambos comen mientras una pobre mujer (España) trabaja:
Y hay cosas que nunca cambian, como en esta caricatura de Sagasta aludiendo al “reparto del poder” una vez en el gobierno: ¡Cuantas manos esperan su recompensa!