MdA-MR

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TRANSCRITO POR: “LOS ÁNGELES DE CHARLIE”

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NOVELA

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  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    SSiinnooppssiiss

    ay una nueva vampira en la ciudad

    Conoce a Sarah Dearley, la herona de la saga Mordiscos inmortales y

    descubre con ella lo inquietante, divertido y excitante que puede llegar a

    ser amar a un ser inmortal.

    Querida mam: Puede que llegue un poquito tarde a la boda de la prima Missy. He

    tenido una semana terrible. Te acuerdas de la cita a ciegas de la que te habl? Pues

    resulta que era con un demonio autntico quien, para el colmo, me mordi. Despus,

    unos cazadores de vampiros empezaron a perseguirme por toda la ciudad y bueno, lo

    mejor de todo es que he conocido a alguien fantstico. Es sexy, tiene seiscientos aos y

    tendencias suicidas. Pero hemos llegado a un trato: l me va a explicar cmo funciona

    el mundo de los vampiros y yo, a cambio, le ayudo a poner fin a su eterna existencia. O

    quizs le convenza para que siga viviendo a mi lado. Quizs lo veas un poco complicado

    as de entrada. Pero piensa en lo mejor: puede que consiga ir a la boda de la prima

    Missy con pareja. No me digas que eso no te hara ilusin Tu hija que te adora:

    Sarah.

    H

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    CCaappttuulloo 11 ara estar muerta, me senta sorprendentemente bien. Me imagin que deba de

    haber fallecido, pues en cuanto abr los ojos me di cuenta de que alguien me

    estaba enterrando en aquel fro suelo. Tan slo estaba a pocos centmetros de

    profundidad, pero las continuas paladas de tierra que caan sobre mi pecho estaban

    formando un montculo que creca por momentos.

    El aire ola a musgo y a gusanos..., y a colonia barata.

    A colonia barata?

    Estir el cuello para echar un vistazo a m alrededor. A menos de metro y medio de

    distancia haba una lpida tallada con muchos adornos. Parpade. A pesar de la

    oscuridad, estaba segura de que no era mi nombre el que estaba grabado en la piedra.

    El siguiente tarugo de tierra me dio de lleno en la cara.

    - Oye! -logr decir antes de ponerme a toser.

    Saqu la mano derecha de aquel pesado montculo para limpiarme el rostro.

    -Ah, ests despierta -dijo un hombre a mi izquierda; lo not sorprendido.

    -Qu demonios pasa?

    -Que ests despierta y te has puesto a hacer preguntas. -Pareca consternado-. Me lo

    tema...

    Algo afilado y metlico golpe el suelo detrs de mi cabeza. Son como una pala.

    Entonces el tipo que me haba hablado se agach y acerc su cara plida y delgada.

    -Hola -dijo.

    Era Gordon Richards, mi cita a ciegas de aquella noche, aunque ya haba reconocido su

    voz. Y su colonia. Tan lastimera y nasal, daba la impresin de pertenecer a una persona

    necesitada. Me refiero a su voz, por supuesto, no a la colonia. Cuanto ms se alargaba

    la velada, ms convencida estaba de que la voz lo delataba.

    -Hola? -Empec a retorcerme-. Scame de aqu, chalado, antes de que llame a la poli.

    P

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    Frunci el entrecejo.

    -Pero la tierra es una parte importante del proceso de curacin.

    -Del proceso de curacin? Yo s que te voy a dar un proceso de curacin cuando salga

    de aqu.

    -Perdona.

    Gordon empez a quitarme aquel montculo de encima y yo me esforc en librarme de

    toda aquella tierra suelta. Me tendi una mano para ayudarme a ponerme de pie, pero

    la ignor y consegu levantarme sola.

    Intent sacudir la tierra de mi vestido de seda, que adems de nuevo era carsimo, y

    trat de no dejarme llevar por el pnico. Mi chaqueta de piel tres cuartos, color

    burdeos, se podra limpiar fcilmente, pero enseguida supe que el vestido ya no tena

    arreglo. De todos modos, creo que no tena la menor duda de que en aquel momento

    se era el menor de mis problemas.

    Sin duda aquel to era un psictico.

    Ech un vistazo a m alrededor. Tal como haba deducido gracias a la reveladora pista

    de la lpida, estbamos en medio de un cementerio. Mi cita a ciegas acababa de

    intentar enterrarme en un cementerio. Lleno de cadveres. Y de bichos.

    Me estremec y luego lo vi de pie a mi lado, esperando pacientemente.

    -Bueno, muchas gracias por la cita. -Intent que mi voz pareciera lo ms tranquila

    posible, transmitir calma, serenidad, y no perder los papeles. Todava-. Supongo que

    ser mejor que me vaya a casa ahora.

    -Qu recuerdas exactamente?

    Forc una sonrisa.

    -Que lo pas muy bien. Y tengo que dar las gracias a Amy por planearlo. S, te aseguro

    que no se enterar de cmo ha acabado la noche. Te lo prometo. Bueno, ha sido genial

    quedar contigo.

    Me dispuse a marcharme, pero l me agarr del brazo y estir de m para que lo

    mirara a la cara.

    -Qu es lo ltimo que recuerdas? -pregunt Gordon, ahora de un modo ms violento-

    Es importante.

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    Tragu saliva.

    -Tuvimos una cena agradable y luego salimos a pasear... -Ech un vistazo a mi

    alrededor-. Pero no por aqu. Fuimos al ro y pasamos por el puente, por el viaducto

    Bloor. Estbamos mirando el ro y hummm... me dijiste algo...

    -Lo preciosa que eres -murmur l mientras pasaba una mano por la manga de mi

    chaqueta.

    Apret los dientes y sacud el brazo para quitrmelo de encima. Por qu no me haba

    apuntado a aquel curso de defensa personal al que Amy siempre quera que la

    acompaara? Frunc el entrecejo al pensarlo. Amy... Se mora por meterme en todo

    esto.

    -Bien. -Intent convertir mi mueca en una sonrisa agradable-. Me dijiste que era

    preciosa o lo que sea. Y luego...

    Hice un esfuerzo por acordarme, pero todo estaba un poco confuso.

    -Te ofrec la eternidad.

    Aj, esa parte s que la recordaba. Fue cuando decid que la cita se haba acabado

    oficialmente. Y a continuacin...

    Abr los ojos como platos mientras lo miraba.

    -Luego me mordiste, bicho raro.

    Gordon pareca muy arrepentido.

    -Se curar pronto. Te lo prometo.

    Me toqu el cuello y al apartar la mano vi, aterrada, la sangre que la cubra.

    -Me mordiste en el cuello? De qu vas, de imitador de vampiro?

    Recog mi bolso, que estaba a mis pies, cubierto de tierra. Siempre llevaba un bote de

    gas pimienta para protegerme... o al menos sola llevarlo. Todava lo tena? Esos

    chismes tenan fecha de caducidad? No importaba. Si era necesario, lo usara para

    atizar un golpe en la cabeza a Gordon.

    -Yo no voy de nada. -Hasta tuvo el descaro de hacerse el ofendido-. Soy un vampiro de

    verdad.

    Un psicpata -pens-. Eso eres, un psicpata total.

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    -Mira -dije con vacilacin-, ya te has divertido suficiente. A m no me van las escenitas

    o lo que sea esto. De todos modos, el mordisco no parece muy grave; al menos, eso

    creo. As que vamos a hacer como que no ha pasado nada y corramos un tupido velo,

    de acuerdo?

    -Desde que te vi el mes pasado en el puesto de perritos calientes que hay fuera de tu

    oficina, supe que tenas que ser ma, Sarah.

    Sonri con nostalgia.

    Ahora que lo miraba con ms atencin, deba reconocer que tena los dientes un poco

    puntiagudos, pero seguramente era un efecto de la luz de la luna. De todos modos,

    como mnimo era desconcertante. Tambin era desconcertante el hecho de que

    alguien me observara en secreto mientras yo tomaba mi racin casi diaria de salchicha

    italiana. Espeluznante.

    -Debas tenerme, eh? -Me qued mirndolo fijamente durante un momento-. Y no

    podas hacer lo que hace todo el mundo, intentar emborracharme?

    Por lo general, cuando bromeo me siento mejor, y en aquel instante era lo nico que

    poda hacer para evitar que me temblara la voz.

    -Me llev una eternidad ganarme a tu amiga para que planeara esta cita, pero mereci

    la pena esperar. Ahora eres ma. Estaremos juntos para siempre.

    Sin pronunciar palabra me di la vuelta y comenc a alejarme de l con paso ligero...

    pero todava tranquilo. An controlaba la situacin, como mis pantis.

    Gordon me llam a gritos un par de veces, luego ech a correr y me alcanz en un par

    de zancadas. Me agarr por el codo y me oblig a girarme para que lo mirara.

    -Es de mala educacin marcharse cuando alguien te est ofreciendo la eternidad.

    No me gustaba nada el modo en que me miraba. Ni lo ms mnimo. Adems, ya no

    sonaba ni necesitado ni desesperado. Tir el brazo hacia atrs para soltarme.

    -Qudatela. Yo no la quiero.

    Gordon volvi a agarrarme. A pesar de su aspecto esculido, tena mucha fuerza.

    -Sultame... -comenc a decir, pero entonces me cruz la cara con el dorso de su

    mano.

    Delante de m estallaron infinidad de destellos multicolores, y se me movieron

    ligeramente los dientes en sus cavidades cuando el impacto me hizo caer al suelo.

    -Es demasiado tarde para echarse atrs, zorra. -Con aquel gruido Gordon me mostr

    toda la longitud de sus colmillos afilados-. El mordisco de tu cuello te hace ma. Y no

    hay vuelta atrs.

    Entonces pareci recobrar el juicio. Su cara se relaj y frunci el entrecejo mientras

    avanzaba hacia m. Retroced para escapar de l, con los ojos muy abiertos y

    apretndome con una mano la mejilla que me escoca.

    -Ay, Dios, lo siento muchsimo -farfull l mientras se acercaba a m-. No quera

    hacerlo. En qu demonios estaba pensando?

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    Agarr con la otra mano el bote de gas pimienta que guardaba en el fondo de mi bolso.

    Todava tena la visin borrosa, pero logr sacar el bote y rociarle con l los ojos un

    buen rato. Gordon bram de dolor y se llev las manos a la cara.

    Me di la vuelta e hice lo que habra hecho cualquier chica que se precie con el cuello

    herido al encontrarse en un cementerio, pasada la medianoche, con un loco que se

    cree un vampiro.

    Correr como alma que lleva el diablo.

    Estaba loco. S. Sin duda era bipolar, y seguro que necesitaba algn tipo de terapia

    seria. Probablemente se ha vuelto un pirado por algo que le haba ocurrido en la

    infancia. Yo haba estudiado Psicologa durante el ao que curs en la Universidad de

    Toronto antes de abandonar los estudios. Gordon era un chiflado. Diagnstico del una

    profesional. Aquel chico necesitaba ayuda urgentemente.

    Como yo en aquel preciso instante. Me puse a correr por el cementerio. Aquel enorme

    cementerio... Donde coo estaba la carretera?

    Por fin vi la entrada de piedra delante de m. No muy lejos, o a Gordon gritndome

    que fuera ms despacio. S, como si fuera a hacerle caso. Ni de coa.

    El tacn de siete centmetros y medio de una de mis sandalias de piel eligi aquel

    momento para romperse. Haba gastado en ellas la mayor parte de mi sueldo del

    ltimo mes, por lo que fue decepcionante, y me quedo corta, que no aguantaran un

    mnimo esfuerzo. Me ca redonda al suelo, pero me puse enseguida en pie como un

    tentetieso. La adrenalina que recorra mis venas era de gran ayuda, pero estaba

    mareada. Por lo visto, la prdida de sangre a causa del mordisco en el cuello me estaba

    afectando. Quiz era ms grave de lo que yo haba pensado en un principio.

    Me quit lo que quedaba de la sandalia, me di la vuelta y se la lanc a mi perseguidor.

    -Ay! -grit Gordon cuando el proyectil alcanz su objetivo.

    Ya que me era imposible correr con un pie descalzo, tir la otra sandalia en la misma

    direccin, como si fuera un pequeo y lujoso misil de piel italiana. Esta vez no di en el

    blanco, as que solt unos cuantos improperios.

    -Venga! -dijo Gordon a voz en grito-. Sarah, cario, podemos arreglarlo!

    Atraves la entrada del cementerio y fui directa hacia algo firme y duro como una roca.

    Levant la vista. Era alto, musculoso y tena los ojos azules. Una farola le iluminaba

    desde arriba como un faro del cielo.

    -Tranquila, seorita -dijo aquel desconocido ptreo-. Vaya ms despacio.

    Yo respiraba con dificultad despus de la carrera.

    -Ay, gracias a Dios! Tiene que ayudarme.

    La mirada de aquel hombre se desliz de la herida de mi cuello a mi cita infernal, que

    estaba a punto de alcanzamos.

    -No te preocupes por nada, cario -dijo el hombre, y sonri.

    Los dientes se le vean de un blanco resplandeciente bajo la luz de la luna.

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    Dos tipos ms salieron de entre las sombras. Uno era tan delga do como un palo y

    tena el pelo rubio y greudo. El otro era grande y fornido, y tena tantos tatuajes que

    le asomaban por el cuello, ms all de su chaqueta y su camiseta oscura. No me di

    cuenta de que haba alguien ms hasta que se movieron.

    Eh, cuantos ms, mejor.

    El hombre de los dientes brillantes me apart con cuidado.

    -T espera aqu, cario. Nos ocuparemos de ti en un minuto.

    Asent y cog aire con fuerza. Guau, menuda suerte haba tenido de que aquellos

    caballeros tan educados hubieran salido a pasear por el cementerio.

    Pasada la medianoche.

    Frunc el ceo. Qu demonios estaban haciendo all? Me dije que quiz no fuera una

    casualidad, pero como me favoreca, me guard las dudas.

    Gordon se detuvo delante de nosotros tras resbalar, parpade rpido y se restreg los

    ojos; sin duda le escocan por el gas pimienta que le haba echado. Tena una marca

    roja en la frente, que lo ms seguro era que se la hubiera hecho yo con la sandalia.

    Me abrac para evitar ponerme a temblar. Iba vestida para una cita, no para salir a

    hacer footing por el cementerio a finales de noviembre. Si lo hubiera sabido, habra

    llevado al menos una bufanda. Tambin me encontraba mal por el miedo, por la

    prdida de sangre... y probablemente por la fajita que haba comido para cenar.

    -Por qu has echado a correr? -Gordon pareca confuso-. No te iba a hacer dao.

    -Vete al infierno -le dije. Se la iba a ganar por haberme agredido. Puede que incluso

    tuviera que solicitar una orden de alejamiento para aquel imbcil-. Ah, no, espera un

    momento, si ya estamos en l, verdad, psicpata?

    Puso los ojos en blanco.

    -Vas a tener que superarlo si quieres dar alguna oportunidad a esta relacin.

    Gordon se dio cuenta de que no estbamos solos.

    -Oh -fue todo lo que dijo cuando aquellos hombres se acercaron a l-. Mirad, tos, esto

    no es lo que parece.

    Lo fulmin con la mirada y luego trat de dedicar una sonrisa al seor Dientes Blancos.

    Era muy mono. Quiz la noche acabara mejor de lo que yo haba sospechado.

    -Oye, me ayudis a encontrar un taxi? Me gustara irme a casa... ya. Si os aseguris de

    que ste no se me vuelve a acercar os deber una.

    Dientes Blancos sonri de oreja a oreja.

    -Mirad lo que tenemos aqu, chicos. Una pelea de novios vampiros.

    -l no es mi novio -solt, pera que quedara claro.

    -Yo no soy un vampiro-dijo Gordon en voz baja.

    -Qu curioso! Hace un minuto me ha dicho que era un vampiro. Por eso me ha

    mordido. -Me frot el cuello con delicadeza-. Est loco de remate.

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    -S. Loco -dijo Dientes. Blancos antes de volverse hacia sus amigos-. Cuntos han sido

    esta noche?

    -Ha sido una noche muy buena. Tal vez cinco... -respondi el greudo-. No, seis.

    -Escuchad, chicos. -Gordon pareca muerto de miedo-. Podemos llegar a algn

    acuerdo. Tengo dinero...

    Dientes Blancos dio un puetazo en pleno estmago a Gordon.

    Este se llevo las manos al vientre y cay de rodillas, tosiendo y farfullando.

    -Oye -dije, mirndolos con el ceo fruncido-, no creo que esto sea necesario. Slo

    quiero que me ayudis a volver a casa. Nada ms.

    -Cllate -me esper Dientes Blancos.

    Gordon se esforz por ponerse de pie, pero recibi otro golpe, esta vez en la

    mandbula.

    Aqul no era modo de tratar a un demente. Necesitaba ayuda adecuada, no violencia.

    Me acerqu a Dientes Blancos y lo agarr del brazo.

    -Ya basta. No hay motivo para comportarse como un matn...

    Se me qued mirando unos instantes y luego sonri.

    -Cario, tienes que aprender cul es el lugar que te corresponde.

    Me empuj tan fuerte que me ca hacia atrs, y di un grito de dolor cuando se me

    torci el tobillo.

    Algo brill en las manos de mis supuestos rescatadores cuando un rayo de luz de la

    luna incidi sobre ellos. Llevaban algo de metal. Cuchillos... Don Greudo sac una

    navaja automtica, y don Fornido un hacha pequea. Advert que tambin llevaban

    estacas afiladas en las presillas de sus cinturones.

    Entonces Gordon grit. Dientes Blancos estaba ahora tan cerca de l que pareca que

    bailaban un lento mientras daban una vuelta parcial. Dientes Blancos retrocedi y vi el

    mango de un cuchillo, que sobresala del vientre de Gordon.

    -Te dije que tena dinero -dijo jadeando.

    Dientes Blancos extendi la mano como si fuera un cirujano que esperara que le

    pasaran una pieza de su instrumental y sobre su palma apareci una estaca de madera.

    Abr la boca para decir algo, para detener todo aquello antes de que fuera demasiado

    tarde, pero el nico sonido que me sali fue un gritito.

    -Vampiro, esto es mucho ms divertido que el dinero -dijo Dientes Blancos, y arque el

    brazo hacia arriba para despus clavar el palo a Gordon en el torso.

    Me tap la boca con una mano, horrorizada, y retroced a rastras con dificultad. Not

    un pinchazo en el tobillo cuando fracas en el intento de ponerme de pie. El corazn

    me lata a toda velocidad. Ahora eran los tres hombres los que se turnaban para matar

    a mi cita a cuchilladas, a hachazos y a navajazos. Estaban tan ocupados con Gordon

    que, por lo visto, se haban olvidado de que yo estaba all. Empezaba a pensar que

    aquello era algo bueno.

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    Al final, aunque vacilante, pude levantarme, pero me qued paralizada al presenciar

    aquella escena de pelcula de terror que se desarrollaba ante m. Cambi de opinin.

    Ya no quera que me ayudaran. No. Y qu haba dicho aquel to, poco antes? Que se

    ocuparan de mi en un minuto?

    Gordon ya no gritaba ni peda que le perdonaran la vida. Haba dejado de gemir. Y no

    se mova. De hecho, se estaba desintegrando ante mis ojos. Cuantas ms cuchilladas

    asestaban a aquel cuerpo que yaca boca abajo, menos pareca quedar de l, hasta que

    al final los nicos restos de Gordon fueron sus ropas en medio de una repugnante

    mancha oscura en la carretera.

    Entonces Dientes Blancos se volvi hacia m y yo di al mismo tiempo un doloroso paso

    hacia atrs. El cerebro me peda a gritos que echara a correr y al final decid que era la

    mejor idea que se me haba ocurrido en toda la noche. Me di la vuelta, pero Greudo

    se haba movido en silencio para ponerse detrs de m. Sonri abiertamente cuando

    coloc de nuevo en su cinturn la estaca, que estaba ensangrentada, y luego me

    agarr por las muecas y me atrajo a l. Trat de soltarme.

    -Dnde te crees que vas, vampira?

    El aliento le ola a huevos podridos.

    Quera replicar, explicarle que yo no era una vampira porque los vampiros no existen.

    Tambin le quera decir que se comprara un buen enjuague bucal. Pero no me sali la

    voz. Una lgrima caliente rod por mi mejilla cuando mir a los otros dos hombres y

    cog aire con gran dificultad. Tena la extraa sensacin de que aquellos tipos queran

    aadir ms manchas de las que ya tena a mi pobre vestido.

    Ojala hubiera tenido otra sandalia que lanzar.

    -Miradla, est petrificada -dijo Dientes Blancos como si le hiciera gracia.

    -Es nueva -contest Fornido-. Casi es cruel exterminarla tan pronto. Nos podemos

    divertir con ella. Mira qu piernas tiene. No podemos esperar hasta maana?

    Dientes Blancos ampli su sonrisa.

    -S, quiz podamos esperar. T qu dices, guapa? Quieres ganar un poco de tiempo?

    -En tus sueos -logr mascullar.

    Se rio.

    -Slo hay una respuesta posible, cario, y se har lo que yo diga. Vienes aqu, o qu?

    Me decant por el o qu. El hombre que me haba parecido tan atractivo cuando me

    top con l por primera vez, mi hroe en potencia, ahora me pareca monstruoso.

    Tena la cara salpicada con la sangre de Gordon.

    Trat de escaparme de Greudo, pero me coga muy fuerte por las muecas mientras

    me miraba con ojos libidinosos.

    -Buen intento -dijo con una sonrisa burlona.

    Me encog de hombros y le di una buena patada en la entrepierna. Me solt las

    muecas de inmediato. Ech un vistazo por encima del hombro a Dientes Blancos y

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    luego me alej de ellos a toda velocidad, ignorando las punzadas de mi tobillo.

    Mientras Greudo se quejaba de dolor, Fornido emiti un sonido de disgusto y dijo:

    -Nunca resulta fcil, verdad?

    Despus se oyeron unas pisadas en el pavimento en cuanto se pusieron a perseguirme.

    Todo tena un aspecto diferente a aquellas horas de la noche y apenas haba luz que

    me ayudara a averiguar dnde demonios estaba. Saba que el viaducto Bloor, un

    puente alto que pasaba por encima del ro Don, no estaba muy lejos. Si llegaba al otro

    lado del puente, podra encontrar una cabina o a alguien que me ayudara.

    La cuestin era cunto tiempo iba a aguantar corriendo. Me ardan los pulmones y con

    el tobillo torcido, ms que correr, cojeaba deprisa. Por otro lado, los pies, sin la

    proteccin del calzado, me pedan a gritos que parara. Pero saba que si me detena

    sera el fin. Me mataran como haban matado a Gordon. O algo peor. Me estremec al

    recordar la mirada lasciva que me haba lanzado Greudo. Tena que seguir corriendo.

    No me quedaba ms remedio.

    La verdad es que me-sorprenda que aquellos hombres no me hubieran alcanzado ya.

    De hecho, llevaba un rato sin or sus pasos detrs de m. Aminor la marcha, pero slo

    por un momento, y me atrev a echar un vistazo rpido por encima de mi hombro.

    Me hallaba en medio de un parque. Oa el trfico, por lo que deduje que no estaba

    muy lejos de la calle Bloor, pero a mi alrededor no haba ms que rboles. Estaba

    completamente sola.

    Resbal al pararme, y empec a respirar tan rpido y de forma tan superficial que

    estaba segura de que me iba a dar un soponcio.

    Deban de haberse dado por vencidos. Tal vez haba sido demasiado rpida para ellos.

    ltimamente haba ido al gimnasio ms de lo habitual para lucir el biquini en mi

    superviaje caro a Puerto Vallarta. Amy y yo llevbamos planendolo casi un ao, y slo

    faltaba un mes. S, eso deba de ser. Estaba en muy buena forma. Tan cachas y

    peligrosa como la chica aquella de las pelculas de Terminator.

    Entonces o un acelern y el chirrido de unos neumticos. Apareci un jeep en la

    distancia, dando bandazos por la carretera, salpicndolo todo de grava.

    A ver si puedes con eso, Terminator, pens mientras el pnico suba de nuevo por mi

    pecho.

    Maldita sea...

    Oa a los hombres que, como una estpida, haba credo dejar atrs. Gritaban y se

    moran de risa conforme venan hacia m. Deba de ser su idea de pasar un buen rato.

    Por fin consegu llegar al puente. A lo lejos vi los edificios de Toronto recortados contra

    el horizonte.

    Segu corriendo, ignorando el dolor. A travs de las medias rotas y de mis pies cortados

    senta el fro de la acera de cemento que recorra un lado del puente. Mir a mi

    alrededor con la esperanza de que alguien se detuviera para ayudarme, pero los

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    coches pasaban zumbando, sin ni siquiera reducir la velocidad para echar un segundo

    vistazo. Cuando me puse en medio del puente para intentar parar a alguien, un

    conductor hizo sonar el claxon, vir bruscamente y poco le falt para atropellarme.

    Volv a la acera como pude.

    Al parecer slo estbamos Dientes Blancos, sus chicos y yo.

    Y entonces distingu la oscura sombra de una figura que penda de una de las vigas de

    metal en suspensin del puente. Estaba al otro lado de lo que se conoca como el

    velo, unos barrotes finos, separados uniformemente, colocados para evitar que nadie

    saltara la valla y se matara. Pero vi que una parte del velo estaba deformada; haban

    separado los barrotes lo suficiente para que pasara una persona. Fui hasta all como

    pude y atraves la reja para acercarme al desconocido, con la espalda apoyada en la

    barrera. Detrs de m, o que el jeep se detuvo en seco con un derrape y, acto seguido,

    aquellos hombres dieron un portazo al salir del vehculo para seguirme a pie.

    -Eh! -grit a la figura.

    Llevaba un abrigo largo que se agitaba por aquel viento fro. Pareca el mascarn de

    proa de un barco pirata. O tal vez Kate Winslet con los brazos extendidos en Titanic,

    aunque no tan alegre. Y desde luego, no tan femenina.

    -Vete. -Su voz grave sonaba hosca.

    -Ostras, esto est muy alto, no? -Me acerqu lentamente hacia donde estaba l en la

    viga-. Aydame!

    -Apatelas t. No ves que estoy intentando suicidarme? -dijo el hombre, con la

    mirada clavada en las oscuras, aguas que tenamos debajo.

    -Aydame antes y luego suicdate-propuse.

    Estaba lo bastante cerca para verle la cara. Pareca tener unos treinta y tantos e iba

    vestido de negro de los pies a la cabeza. Si mi situacin no hubiera sido tan precaria en

    aquel momento y hubiera tenido tiempo para contemplarlo, habra dicho que estaba

    muy bueno. Pero pareca muy desgraciado. No me qued claro si porque quera

    suicidarse o porque se haba visto interrumpido.

    -Es un amigo tuyo? -pregunt la voz de Dientes Blancos detrs de m, justo al otro

    lado del velo de barrotes.

    Me agarr y me di la vuelta para mirarlo.

    -Es un buen amigo... Y te dar una buena patada en el culo si no me dejas en paz de

    una puetera vez.

    Dientes Blancos me dedic una sonrisa muy poco amistosa.

    -Me gustara verlo.

    Desde su posicin privilegiada, el desconocido nos miraba sin mucho inters. Pareca

    ajeno al hecho de que estbamos a varios metros de altura. Vi que se qued

    contemplando mi cuello y me lo toqu con cuidado.

    -Cazadores de vampiros -dijo.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -Quin lo dice? -Dientes Blancos sac un puro del bolsillo de su chaqueta de cuero y

    lo encendi; al parecer crea que tena todo el tiempo del mundo.

    Con cuidado me acerqu un poco ms al desconocido. Aunque fuera un suicida y por lo

    tanto estuviera tan loco como todos con los que haba tenido la desgracia de toparme

    aquella noche, en ese momento era mi mejor opcin para salir de aqulla de una sola

    pieza.

    -No importa quin soy -respondi el extrao a Dientes Blancos-. Estis invadiendo mi

    espacio personal. Si no os importa, preferira que arreglarais vuestros asuntos en otra

    parte.

    Dientes Blancos lo fulmin con la mirada.

    -Slo hemos venido a por esta vampirilla de mierda, y ya nos vamos para que puedas

    seguir con tu... -Mir a su alrededor antes de aadir-: Lo que sea que ests haciendo.

    Agarr al desconocido por el dobladillo de su abrigo para salvar mi querida vida.

    -No dejes que me hagan dao... Por favor.

    Estir de su abrigo para que lo soltara.

    -No quiero tener nada que ver con esto -dijo.

    -Demasiado tarde -murmur Dientes Blancos, con el puro en la boca.

    Haba empezado a pasar por una parte del cemento a la altura de la rodilla que no

    estaba protegida por el velo.

    -Iba a comportarme como un caballero -aadi-, y te iba a matar rpido. Bueno, ms o

    menos. Pero ahora pienso tomarme todo el tiempo del mundo para destrozarte. Vas a

    sentir cada segundo.

    Dientes Blancos estaba a medio camino y alarg la mano para alcanzarme. Me zaf,

    me di la vuelta y le propin una patada con el pie descalzo. Se oy un asqueroso chof

    cuando le encaj el dedo gordo en el ojo izquierdo. Fue lo ms repugnante que jams

    haba notado.

    El hombre grit del dolor y se llev las manos a la cara. Se le cay el puro de la boca,

    hacia el ro que corra debajo de nosotros. Perd el equilibrio y a punto estuve de caer,

    pero el desconocido alarg la mano, me cogi por la cintura y me atrajo hacia l sana y

    salva.

    -Gracias,-Apenas me salan las palabras, me castaeteaban, mucho los dientes-. Crea

    que no me ayudaras.

    Los otros dos cazadores de vampiros, que ya no daban alaridos de dolor -aunque

    Greudo pareca menos agresivo desde el incidente de la entrepierna-, sacaron por la

    abertura a su amigo herido y subieron ellos en su lugar.

    El desconocido mir hacia el agua oscura.

    -Supongo que tenemos que saltar.

    Levant las cejas, pero cuando los cazadores me agarraron las piernas me pegu a l.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -No era eso lo que pretendas desde un principio? Acaso tu plan no era suicidarte?

    -Con la suerte que tengo esta noche, seguro que no me mato -contest el

    desconocido, y me rode la cintura con un brazo-. Pero puede que t s.

    Se tir del puente, y ambos camos durante un buen rato antes de desaparecer en

    aquellas aguas negras y fras.

    CCaappttuulloo 22 e esforc por seguir al desconocido despus de salir como ratas acuticas

    de las glidas aguas del ro Don y de subir por una empinada colina

    cubierta de hierba. Aquel tipo caminaba tan rpido que pareca que no

    quisiera que lo acompaara. Pero qu otra cosa iba a hacer yo? Acababa de salvarme

    M

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    la vida. Lo mnimo que podra haber hecho era asegurarse de que todava estaba de

    una pieza. Una pieza asustada, temblorosa y empapada.

    Por el momento no haba ni rastro de los majaderos que haban intentado matarme.

    Quiz los habamos perdido. Supongo que no quisieron saltar al agua detrs de

    nosotros. No los culpo por ello.

    Fue una cada bestial. Otra cuestin era cmo habamos sobrevivido, pero no me

    importaba. Me pareca estupendo. Eso s, me urga un telfono, un taxi, un informe

    policial y una buena ducha caliente. No necesariamente en ese orden.

    -Eh, espera, seor oscuro, alto y empapado! -lo llam.

    Lo nico que haba visto de l despus de nuestro bao improvisado fue su nuca

    alejndose rpidamente de m, as que me sorprendi que se parara en seco. Subi y

    baj aquellos anchos hombros suyos como si dejara escapar un suspiro, y luego se

    volvi hacia m.

    -Y ahora qu?

    -Adnde vas?

    -A casa. Te sugiero que hagas lo mismo. Ve a buscar a tu creador y sigue tu camino.

    -A m qu?

    -A tu creador.

    -Y eso qu es?

    Seal mi cuello con un gesto de la cabeza.

    -El que te haya dado ese chupetn que tienes ah. Necesitars a tu creador para que te

    ensee cmo funciona todo esto.

    Me toqu el cuello e hice una mueca de dolor.

    -Esos cabrones han matado al to que me mordi. -Se me hizo un nudo en la garganta

    al decirlo. Lo que le haba ocurrido a Gordon se repeta una y otra vez en mi mente.

    Volvieron a brotarme unas lgrimas y me las sequ con la manga mojada-. Era un

    gilipollas, un chiflado total, pero no se mereca... aquello. Lo mataron y a m me iban a

    hacer lo mismo. Fue horrible.

    -Han matado a tu creador -repiti el desconocido.

    No dijo nada ms, tan slo se qued mirndome.

    Empec a sentirme incmoda. Bueno, ms de lo normal, quiero decir. Decid que irme

    a casa era una magnfica idea. Desde all podra llamar a la poli.

    -Bebiste de l? -pregunt al final.

    -Qu?

    Suspir.

    -Bebiste de tu creador antes de que lo mataran?

    -Tom unos margaritas en la cena

    -No me refiero a eso.

    Parpade.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -Pues no. No beb nada despus de cenar. Mira, gracias por -No saba exactamente

    cmo llamar a nuestra zambullida obligada. Volv la mirada hacia el puente-. Por lo de

    antes.

    No contest.

    Met las manos en los bolsillos empapados de mi chaquetn de piel. La tierra era una

    cosa, pero el agua era algo muy distinto. Seguro que al mojarse se haba estropeado

    del todo. Menuda suerte. Forc una triste sonrisa antes de empezar a alejarme del

    desconocido.

    -Espera -me llam despus de que hubiera avanzado media manzana-. Ests segura

    de que tu creador est muerto?

    -Segursima -respond con tono grave.

    Record sus ropas en el suelo. Qu haba ocurrido con su cuerpo? Probablemente la

    vista me haba jugado una mala pasada. Era una noche oscura, y los margaritas de la

    cena haban sido dobles.

    -Cmo te llamas?

    El desconocido se acerc a m.

    Vacil antes de contestarle. Ya haba tenido bastante. Tan slo quera irme a casa.

    -Sarah -respond-, Sarah Dearly.

    Su rostro estaba en tensin, como si estuviera lidiando con una batalla interna. No

    debera andar con este tipo, pens. Qu ms daba que me hubiera salvado la vida.

    Haba tratado de suicidarse, o al menos eso era lo que haba dicho. De todas formas,

    aqul no era el comportamiento normal de una persona cuerda.

    -Te explic algo tu creador antes de que lo mataran?

    -No s por qu sigues llamndolo mi creador. l era mi cita. Una cita a ciegas, si te digo

    la verdad.

    -Muy bien. Te explic tu... cita... algo?

    -Sobre qu?

    -Sobre tu cuello y lo que significa.

    Distradamente, llev la mano hacia la herida y me estremec.

    -Me dijo que era un vampiro y que ahora yo tambin lo era.

    El desconocido asinti.

    -Bueno, no est mal para empezar. Y luego?

    -Luego le ech gas pimienta en los ojos y hu. El tipo estaba como una cabra.

    Frunci el entrecejo.

    -No estaba mintiendo.

    -No, estoy segura de que se crea lo que deca. sa es una de las seales que identifican

    a los locos, no?

    El desconocido se acerc ms a m y por primera vez lo estudi con detenimiento. Su

    atractivo rostro era muy plido a la luz de la luna y sus ojos parecan plateados, como

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    si pudieran reflejar la ms mnima luz que all hubiera, como los ojos de un gato.

    Cuando habl, advert los colmillos.

    -Eres una vampira, Sarah. Ese chico no estaba loco.

    Saqu enseguida el bote de gas pimienta de mi bolso mojado y lo sostuve enfrente de

    su cara.

    -Aljate de m ahora mismo.

    -Tu nica conexin con tu nuevo mundo era l, y est muerto. Escchame si quieres

    sobrevivir.

    -Los vampiros no existen.

    Mi voz era firme, pero por dentro yo era pura gelatina.

    -S que existimos.

    Apret el botn del espray, pero el bote sali disparado de mi mano cuando el

    desconocido le dio un golpe sin el menor esfuerzo. Me agarr por los hombros y yo

    empec a luchar por mi vida, arandolo como un animal salvaje.

    -Para -dijo-. No te voy a hacer dao.

    Era imposible luchar con l. Era tan fuerte que apenas poda moverme. Unas lgrimas

    calientes rodaron por mis mejillas, y estaba cansada de luchar, de correr y de negar lo

    que oa.

    Sent un fuerte dolor en el cuello. Dej caer los brazos a los lados, la cabeza empez a

    darme vueltas y vi una explosin de colores como cuando Gordon me abofete.

    Intent centrar la vista en el desconocido, que con sus brazos evitaba que me cayera

    hacia atrs, sobre el pavimento fro y duro.

    -Tranquila. -De repente su voz son a kilmetros de distancia. Se alejaba y se

    desvaneca-. Yo cuidar de ti.

    El mundo se oscureci.

    * * * *

    Abr los ojos. Estaba despatarrada en un sof de piel, en una habitacin oscura que no

    me era familiar. Me incorpor despacio. Me dola la cabeza como si tuviera la peor

    resaca de mi vida.

    Seguro que fue uno de esos sueos descabellados, me dije.

    Mir a mi alrededor. Dnde demonios estoy?.

    Se oy un crujido a mi izquierda y se abri una puerta. El desconocido sala de lo que

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    pareca ser una cocina. Llevaba un vaso de en la mano, y no sonri cuando vio que

    estaba despierta.

    Ah, debo de seguir soando -pens-. Aunque parece muy real.

    -Quin eres?

    Me alej de l tanto como lo permita el sof. Tena la voz ronca como si hubiera

    dormido durante un rato, lo que era extrao porque yo nunca haba soado que

    dorma.

    -Me llamo Thierry de Bennicoeur -dijo.

    -Eres francs.

    -Nac en Francia.

    -No tienes acento.

    -Ya no.

    -Y eres un vampiro.

    -S.

    -Dnde estamos?

    -En mi casa.

    Era un hombre de pocas palabras. Pens en algo ms que decir. Si me quedaba en

    silencio mucho tiempo, puede que me entrara el pnico otra vez. No me importaba si

    era un sueo, pero era muy raro.

    -Por qu intentabas suicidarte? -pregunt de manera distrada.

    Se me qued mirando unos instantes, pero ignor la pregunta.

    -Cmo te encuentras ahora?

    -Como si hubiera salido bebida y me hubiera atropellado un autobs. Me quiero ir a

    casa.

    Hice el ademn de levantarme, pero el fuerte dolor de cabeza me par en seco. Se

    senta dolor en los sueos? No me pareca bien.

    -Antes tenemos que hacer algo -dijo Thierry.

    -Qu? -Lo mir y se me abrieron los ojos como platos al ver que en la mano llevaba un

    afilado cuchillo-. Qu coo tienes pensado hacer con eso?

    Levant una ceja al or mi voz aterrorizada. Se me abrieron an ms los ojos cuando vi

    que arrastraba la hoja por su mueca.

    Hostia! Por fin iba a matarse... delante de mis narices. Qu mal gusto.

    Estaba tan dbil que slo pude gimotear cuando vi que le brotaba sangre del corte que

    se haba hecho. Coloc la mueca sobre el vaso de agua y dej que la sangre cayera

    dentro. Luego sac una cuchara y removi el contenido.

    -Si la primera vez que la bebes no es directamente de tu creador, entonces es mejor

    diluirla -explic.

    Me qued mirando con incredulidad la sangre aguada. Luego le mir la mueca. La

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    herida desapareci rpidamente hasta que no qued ms que una pequea lnea rosa

    donde haba estado el corte.

    -Bebe.

    Me pas el vaso y yo lo rechac con un gesto de la mano.

    -Preferira una Coca-Cola light, si no te importa.

    Dej el vaso en la brillante mesa de centro negra y se levant.

    -A ver, te voy a explicar un par de cosas, Sarah Dearly. La primera es que tu creador no

    acab de convertirte en vampiro antes de que lo mataran. La prueba est en la herida

    de tu cuello. Si lo hubiera terminado bien, ya estara casi curada. La segunda es que

    para acabar el trabajo, tienes que ingerir la sangre de un vampiro completo. Puesto

    que no veo a otros voluntarios por aqu, supongo que me toca a m. As que no lo

    pongas difcil.

    -No voy a beber la sangre de nadie -dije con firmeza.

    l se encogi de hombros.

    -Entonces morirs antes de que acabe la noche. Hay una toxina en los colmillos del

    vampiro que infecta a su vctima cuando el creador bebe toda su sangre. La toxina es la

    que te convierte en vampiro. Si tu... cita... slo hubiera querido darte un mordisquito,

    entonces sera discutible. Sin embargo, por los sntomas que presentas, su intencin

    sin duda era convertirte en uno de nosotros. Ahora tienes que contrarrestar con esto

    la toxina que est en tu cuerpo. -Seal al vaso de agua rosada-. As de fcil.

    Puse cara de disgusto y me toqu el cuello.

    -Pero por qu lo hizo? Por qu me mordi? Yo no quiero ser un malvado vampiro

    chupasangre. -Lo mir-. Sin nimo de ofender.

    -Has tenido una experiencia desafortunada, s. Tu creador no ha seguido las reglas

    implcitas, que establecen que no se puede convertir a nadie en contra de su voluntad.

    Y los vampiros no son malos.

    -S que lo son.

    -No lo son. Al menos no por regla general. Algunos s y otros no. Igual que los

    humanos. El carcter del humano determina su comportamiento cuando se

    transforma en vampiro.

    Todava tena cara de disgustada.

    -Eso no tiene sentido.

    Suspir.

    -No s por qu me molesto en ayudarte. Est claro que no vas a durar.

    -A qu te refieres con que no voy a durar?

    Estaba dbil, asustada y an tena el convencimiento de que todo aquello no era ms

    que un sueo extraamente vvido, pero todava poda sentirme insultada.

    Se puso a contar con los dedos de la mano.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -Tu creador est muerto. Al parecer atraes a los cazadores como un imn. Y no sabes

    absolutamente nada de los vampiros.

    Lo mir con el ceo fruncido y cruc los brazos.

    -Te vas a enterar de todo lo que s de vampiros. Anne Rice es una de mis escritoras

    favoritas.

    Thierry hizo una mueca.

    -S, con eso irs muy lejos.

    Not que el enfado ahuyentaba el miedo.

    -No me hace falta la ayuda de nadie. Estoy bien sola. No te ped que me trajeras a tu...

    -Ech un vistazo a la sobria decoracin-. A tu nidito de amor subterrneo, to. Y

    adems...

    Un dolor candente explot en todo mi cuerpo. Me agarr a un lado del sof y ara la

    piel suave con mis uas arregladas con manicura francesa.

    -Ay, Dios. Oh, Dios mo -me quej de la angustia-. Qu me est pasando?

    -Te ests muriendo -contest con total naturalidad-. Pero debera acabar antes del

    amanecer, as que no te preocupes.

    -Me estoy muriendo? -Di un grito. Estaba empezando a creerle. Me azot otra oleada

    de dolor, me dobl y me deslic al suelo-. Aydame -logr decir mientras el miedo se

    clavaba en m como un cuchillo en la mantequilla-. Por qu te quedas ah parado?

    Haz algo!

    -No puedo hacer nada ms. -Aquel rostro tan atractivo se qued sin expresin-. Te he

    dado la sangre. No me la puedo beber por ti.

    El agua teida de rosa esperaba inocentemente sobre la mesa de centro mientras yo

    sufra a su lado. Tras otro estallido de agona, agarr el vaso fro, lo llev hacia mis

    labios temblorosos y me lo beb entero.

    El dolor ces enseguida. Era como un Gatorade para vampiros. Me tumb boca arriba

    sobre el suelo de madera noble de Thierry, con la vista clavada en el techo durante un

    par de segundos. Luego me sent y respir hondo mientras intentaba recobrar la

    compostura.

    -Ms? -me ofreci Thierry.

    -No, estoy bien.

    -Ahora deberas irte a casa. Dentro de poco amanecer.

    Asent con un gesto firme de la cabeza.

    -Ya no podr salir a la luz del sol, verdad? Me achicharrar?

    Me miraba casi como si le hiciera gracia.

    -Eso lo aprendiste de Anne Rice? La luz del sol no es buena para los vampiros, es

    cierto. Te sentirs ms fuerte por la noche. Durante el da, el sol te har ms dbil y a

    veces te resultar extremadamente brillante, pero te prometo que no te consumirs

    en llamas.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -De verdad? Bueno, est bien saberlo.

    -Si te molesta demasiado ahora que eres nueva, te sugiero que trates de moverte en la

    ciudad por el sistema de tneles subterrneos. Cmo lo llaman aqu, en Toronto? El

    PATH?

    -Y hasta cundo se considera que eres nuevo?

    -Unos cincuenta aos o as.

    -Ah. -Reflexion sobre aquello. Se me considerara nueva hasta que cumpliera los

    setenta y ocho. Sera tan vieja como el to Jim, que haca poco se haba despedido de

    los inviernos de Canad para instalarse en Florida de manera permanente-. Entonces

    es cierto que los vampiros viven para siempre?

    Frunci el ceo.

    -No morimos de las enfermedades comunes humanas y en esencia dejamos de

    envejecer desde que nos crean, si te refieres a eso.

    Interesante. Poco convincente, pero muy interesante.

    -Y t cuntos aos tienes? -pregunt.

    Me quit el vaso vaco y lo llev otra vez a la cocina. A travs del hueco de la puerta

    abierta, vi que lo enjuagaba en el fregadero y que luego lo dejaba con cuidado en un

    lavavajillas de acero inoxidable antes de responderme.

    -Muchos.

    -Cuntos?

    -Ms de seiscientos.

    Me qued boquiabierta.

    -Guau. Pues s que ests bien para tener seiscientos aos. Pensaba que uno a esa edad

    estara lleno de arrugas y se caera a cachos. Es increble.

    Apart la mirada con una extraa expresin en su rostro atractivo y nada arrugado.

    -S, increble.

    No haba ni una pizca de entusiasmo en su voz.

    -Supongo que me costar un poco acostumbrarme a ser una no-muerta.

    -Una no-qu?

    -Una no-muerta. Un cadver animado. Un vampiro. -Me encog de hombros-. Te

    suena?

    Pareca que lo sacaba de quicio.

    -Respiras?

    Frunc el entrecejo y me asegur de que todava inhalaba y exhalaba.

    S.

    -Por supuesto que s.

    -Y te late an el corazn?

    Me puse una mano en el pecho. Y s, all estaba el constante golpeteo de mi corazn.

    Un poco irregular, pero todava lata.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -S.

    -Y el mo, me late?

    Lo mir con cara de extraada y luego alc una mano para apretarla contra su pecho

    firme, caliente y masculino. Tard un rato en recordar por qu lo estaba tocando. Ah,

    s, lo del corazn.

    -S -asent.

    Retrocedi un paso y la mano me cay hacia el costado.

    -Y eso qu te dice?

    -Que no soy una no-muerta?

    -Exacto.

    Me levant. Teniendo en cuenta lo que haba soportado aquella noche, estaba bien.

    -Supongo que me voy. Puedes pedirme un taxi o...? -Intent sonrer y lo consegu-. O

    puedo transformarme en murcilago para ir volando a casa?

    Me observ durante un instante.

    -Te pedir un taxi.

    Hizo la llamada y nos quedamos esperando diez minutos en incmodo silencio.

    Me decepcion un poco no poder transformarme en murcilago. Habra estado genial.

    No caba duda, era el sueo ms raro que haba tenido en mi vida. Ms extrao incluso

    que aquel en el que me casaba con un hobbit y me iba a vivir a Marte. Tambin era

    muy malo, muchsimo, porque el tal Thierry era un bombn a pesar de su aire suicida.

    A lo mejor lo haba visto en una revista de la peluquera el otro da y se me haba

    quedado grabado en el subconsciente para ms adelante.

    Pero seguro que se trataba de un sueo. A ver, vampiros? Cazadores? Haban

    convertido a Gordon, mi cita a ciegas, en un pinchito moruno y despus el pobre haba

    desaparecido en un charco pringoso. Por favor... Estaba claro que era un sueo. Me

    sorprenda que no se me hubiera ocurrido mientras se desarrollaba todo el drama.

    Podra haberme ahorrado un montn de estrs innecesario, por culpa del cual me

    saldran arrugas.

    Cuando por fin apareci el taxista, me levant del sof con los pies descalzos y me di

    cuenta de que ya no me dola el tobillo. No sera un esguince despus de todo. Recog

    mi bolso del suelo y mi chaquetn, que Thierry haba colocado cuidadosamente en el

    respaldo de una silla para que se secara. Deba de habrmelo quitado mientras estaba

    durmiendo. Incluso hmedo, mi vestido de seda no era transparente, as que decid no

    montar un escndalo por eso.

    Le sonre.

    -Gracias por tu ayuda. Aunque maana me despierte y est segura de que todo ha sido

    un sueo, al menos habr sido uno interesante.

    Me dispuse a marcharme, pero me agarr del brazo.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    -No ests soando, Sarah. Tienes que tomarte esto muy en serio. Te guste o no, ahora

    las cosas han cambiado.

    Me encog de hombros.

    -Yo no me noto diferente.

    -Pero lo ests. Con esos cazadores al acecho, deberas tener en cuenta tu seguridad. Ya

    has visto esta noche con qu se divierten.

    -Palp sus bolsillos y sac una tarjeta de visita-. Ten. -La apret contra mi mano-. Ve a

    esta direccin maana por la noche y all encontraras ayuda para empezar tu nueva

    vida.

    Met la tarjeta en mi bolso, sin apenas echarle un vistazo.

    -Gracias, Thierry, de verdad. Cudate, vale?

    No te suicides, iba a aadir, pero me pareci que sera un poco grosero.

    Me mir con sus intensos ojos plateados.

    -Lo mismo te digo.

    Dej la puerta abierta, yo sal y me acomod en la parte trasera del taxi.

    -A la avenida Ashburn, ciento once -le dije al conductor, y arranc.

    Me di la vuelta en el asiento. La puerta de la lujosa casa adosada de Thierry ya estaba

    cerrada, y se haban apagado las luces de la fachada principal. Probablemente no

    volvera a verlo.

    Saqu la tarjeta de visita de mi bolso empapado.

    SOLRIUM ECLIPSE A MEDIANOCHE.

    No debe de ser sta, pens y me puse a rebuscar en el interior de mi bolso. Un

    cepillo, una cartera, un pintalabios y un tampn. Pero aqulla era la nica tarjeta de

    visita que haba.

    El solrium Eclipse a Medianoche era el sitio donde tena que empezar mi nueva vida?

    Quin sabe, pens. Me iba a Mxico al mes siguiente. Ahora que lo pensaba, estara

    bien ponerme un poco morena antes de marcharme.

    CCaappttuulloo 33 -Qu tal fue la cita?

    Alce la cabeza para mirar a Amy Smith, mi mejor amiga desde haca cuatro aos y mi

    Cupido amateur personal, e intente levantar una ceja en un intento de decirle Largo

    de mi escritorio.

    Tena un dolor de cabeza que posiblemente acabara conmigo en cuestin de minutos.

    Pero una pequea migraa mortal no era razn para gastar uno de los preciados das

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    de permiso por enfermedad que concedan en mi trabajo en Saunders-Matheson, la

    agencia de marketing y publicidad ms importante de Toronto, al menos segn

    nuestra pgina web.

    Normalmente me guardaba esos das para cuando me encontraba muy bien.

    Era la ayudante ejecutiva de la parte Saunders del nombre de la empresa. Amy era

    la secretaria de Matheson y por eso consegu el trabajo. Les hablo bien de m

    cuando hace tres aos a la ayudante anterior le dio una crisis nerviosa.

    Guau dijo Amy, tienes una pinta horrible.

    Vaya, gracias.

    Supongo que te lo pasaste bien, entonces. No dormiste mucho, eh, pelandusca?

    Solt una risita.

    Si hubiera estado al cien por cien probablemente me habra levantado, habra rodeado

    con mis manos el paliducho cuello de Amy y la habra estrangulado hasta casi acabar

    con aquella rubia tonta. Pero como no era el caso, me limite a parecer una mujer al

    borde de la cordura. No fue difcil.

    Estas de broma, no? Ese to era un pringado.

    Qu dices? Amy neg con la cabeza. Conduca un Porsche, uno rojo.

    Siento decrtelo, pero creo que hemos estado equivocadas todos estos aos. El coche

    no representa al hombre. Era un fracasado que me emborracho con unas margaritas

    dobles y

    luego me abandono en medio de la nada.

    Amy frunci el entrecejo, una expresin que rara vez se vea en aquella cara

    hiperpositiva.

    Te abandono? Qu capullo! Vale, olvdalo. He encontrado a otro que es perfecto

    para ti.

    Para el carro, celestina. Por cierto, de dnde sacas a todos esos tos? Adems, tu

    tambin estas soltera, as que algo debe de significar que tu no quieras quedar con

    ninguno de esos partidos.

    Amy me miro de una forma que solo podra presumirse con un no me digas.

    Porque, Sarah, son perfectos para ti, no para m.

    Los capullos son perfectos para m?

    Ya sabes a que me refiero.

    No, la verdad es que no.

    Amy era la chica que mas crea en el amor verdadero de todo Toronto, y no haba nada

    que pudiera decirle para convencerla de lo contrario. Sala al menos con diez chicos

    diferentes al mes para encontrar al elegido. Estaba segura de que su alma gemela

    estaba en algn sitio, y por Dios que la iba a encontrar. Yo haba sido como ella, pero

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    con el tiempo me haba vuelto un poco ms realista en cuestiones amorosas.

    ltimamente mi alma gemela era mi tarjeta Visa. A menudo nos divertamos mucho

    juntas en Eaton, mi centro comercial preferido.

    No haba tenido novio desde antes de empezar a trabajar en Saunders-Matheson,

    cuando sala con un actor en paro muy guapo. Funciono a las mil maravillas puesto que

    yo tambin

    era una actriz en paro muy guapa. Fue el novio perfecto, aunque fuera un poco gorrn,

    hasta que consigui un papel en un culebrn en Los ngeles. Llegue un da a casa y me

    encontr con un mensaje de plantn en el contestador. El hecho de tirar aquel chisme

    por la ventana de un decimo piso no arreglo la situacin.

    Bueno continuo Amy, al tiempo que extenda la mano para examinar sus nuevas

    uas postizas de color rosa, y si la noche acabo tan pronto, Por qu tienes esa

    pinta?

    A pesar de que cada vez que me quedaba dormida soaba que era una vampira, yo no

    crea que tuviera tan mal aspecto. Pero, pensndolo bien, no me haba mirado en el

    espejo toda la

    maana. Me haba despertado tan tarde que apenas me haba dado tiempo a vestirme

    y salir bajo aquel sol terriblemente brillante.

    Eso es porque los vampiros no se reflejan, me dije.

    Frunc el ceo al pensarlo, No era una vampira. Haba sido un sueo, maldita sea!

    llevas una polvera encima? pregunte.

    Amy meti la mano en el bolsillo de su chaqueta rosa y saco unos polvos compactos

    Cover Girl.

    Ten.

    La abr y me mire tmidamente en el espejito. Durante un buen rato.

    Amy estaba en lo cierto. Yo tena una pinta horrible, con ojeras y todo. Pero al ver mi

    reflejo, aunque fuera una porquera, alivie mi mente paranoica. Al fin y al cabo, haba

    sido un sueo. Ya era oficial.

    Oh no. La bruja infernal acaba de llegar.

    Amy me quito la polvera de las manos, sin decir palabra, volvi como una flecha a su

    mesa, al otro extremo de la sala llena de cubculos, y desapareci detrs de su

    ordenador.

    Mi jefa haba estado desayunando, como todos los viernes, con el cliente ms

    importante de la semana. Se llamaba Anne Saunders, pero la podas llamar Saunders a

    secas. Ni seorita ni seora.

    Solo Saunders.

    Me miro mientras sala del ascensor y pas por delante de mi escritorio pero no dijo

    nada, ni siquiera un seco buenos das. Supuse que se haba apuntado a la opinin de

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    que hoy tena muy mala pinta. Por regla general, no dejaba que me afectara su falta de

    tacto.

    Tendra que ocuparme de los encargos raros de Saunders, enviar sus correos

    electrnicos y recoger su ropa de la tintorera hasta que averiguara lo que iba a hacer

    con mi

    vida. O hasta que me tocara la lotera. Y eso podra ocurrir cualquier da.

    Al menos me esperaba un fabuloso viaje a Mxico. Sera la primera ocasin que saliera

    de Canad en mis veintiocho aos de vida. A no ser que contara la vez que fui de

    compras a Bfalo, pasada la frontera. En la foto el pasaporte me pareca un poco a mi

    ta Mildred, pero no me poda quejar. En nada estara tomndome una pia colada y

    cogiendo un buen bronceado.

    Por alguna razn las palabras Eclipse a Medianoche me vinieron a la mente. Ah, s,

    era el solrium de la tarjeta que me haba dado Thierry en mi sueo.

    Vampiros y solrium?, pens y sacud la cabeza ante aquella idea. Si, tena mucho

    sentido.

    Fui a la cocina a preparar caf y me di cuenta de que no haba tomado mi dosis

    matutina de cafena. Qu extrao. Era en lo primero que pensaba cuando llegaba a la

    oficina. Deba de estar peor de lo que crea.

    Luego volv al trabajo. Bueno, segu haciendo solitarios, quiero decir.

    Un par de segundos ms tarde son el telfono.

    Sarah, ven a mi despacho. Ya dijo Saunders rpido y con energa.

    Luego colg.

    Ya? Qu pasaba, se quemaba algo?

    Cerr la pantalla del solitario, me aparte de la mesa y atraves el laberinto de

    cubculos, que acogan desde diseadores grficos hasta redactores publicitarios,

    pasando por los pringados administrativos como yo. Abr la puerta del lujoso despacho

    acristalado de mi jefa y me asome con los ojos entrecerrados, pues la luz que entraba

    por las ventanas me deslumbraba a traicin.

    Saunders levanto la mirada mientras hablaba por telfono y me indico con el dedo que

    pasara.

    Una vez dentro de aquel despacho extremadamente brillante, me quede all de pie,

    incomoda y resacosa.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Al cabo de un rato, colg el telfono de golpe con un O lo tomas o lo dejas!. Si, era

    encantadora.

    Me miro.

    Sarah, por favor, sintate.

    Suavizo el tono de voz de inmediato y recupero el control. Ya la haba visto antes hacer

    ese cambio. Primero gritaba a un empleado y acto seguido era tan dulce como la miel

    con un cliente que acababa de entrar. Me miro a los ojos directamente, sin parpadear,

    una costumbre en ella que me pona nerviosa, por no decir algo peor. Los que no

    podan competir con aquellos duelos de miradas no solan durar mucho en la empresa.

    Normalmente se me daba muy bien, pero aquel dolor de cabeza de mil demonios hacia

    las cosas un poco ms difciles de lo habitual. Aparte la mirada y me frote las sienes.

    Te pasa algo, cielo? pregunto, y me dedico una sonrisa tan perfecta que pareca

    de anuncio Demasiado perfecta.

    No. Me sent en la silla al otro lado de su escritorio. Anoche me acost tarde.

    No deberas saltarte horas de sueo. Ya sabes que la belleza de una mujer es una de

    sus mejores bazas en el mundo de los negocios.

    Contine sonriendo, pero mire el calendario que haba en su mesa para comprobar

    que no habamos viajado en el tiempo cincuenta aos atrs.

    Saunders movi una pila de correo y rebusco entre unos papeles de su escritorio.

    Sarah, s que es imperdonable cuanto he tardado en hacerte la evaluacin de este

    ao.

    Mierda As que se trataba de eso. Iba a evaluar mi trabajo de improviso, sin darme

    tiempo para prepararme? Genial.

    Advirti mi cara de consternacin.

    No te preocupes, tratare de ser benvola. Creo que ests haciendo un trabajo

    estupendo. Y, por lo general, tambin tienes un aspecto de primavera. Hoy lo pasare

    por alto, ya

    que es la nica vez que recuerdo verte menos Paso revista a mi conjunto antes de

    aadir: Arreglada.

    Aquella semana haba postergado hacer la colada unos das ms de lo habitual, y como

    me haba levantado tan tarde, sin pensarlo haba cogido la camisa azul marino que

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    estaba hecha un gurruo en un rincn de mi habitacin. Tras alisarla un poco, me

    pareci bastante decente.

    Te recomiendo que sigas trabajando as de bien dijo mi jefa. Voy a ascenderte a

    ayudante ejecutiva snior y te subir el sueldo un tres por ciento el prximo da de

    pago. Felicidades.

    Vaya, un tres por ciento. Ahora podra poner el plan de pensiones a setenta y cinco

    aos en vez de a ochenta. Qu suerte!

    Gracias dije. Es muy generoso por su parte.

    De nada.

    Saunders asinti y cogi un abridor de cartas chapado en oro para atacar su pila de

    correo.

    Me dispuse a marcharme. No quera quedarme ms de lo necesario.

    Maldita sea! exclamo mi jefa, y me di la vuelta. Hizo una mueca de dolor y sealo

    con la cabeza el abrecartas que haba tirado encima de su mesa. El chisme ese se me

    ha resbalado. Seguro que ahora me tienen que dar puntos. Serias tan amable de

    traerme el botiqun de primeros auxilios?

    Se agarro el dedo ndice y frunci el entrecejo al ver que no paraba de salir sangre.

    Unas cuantas gotas rojas salpicaron las cartas que haba en la mesa.

    Me sent atontada y, de repente, mareada.

    Parpadee.

    Cuando abr los ojos, ya no me hallaba en la puerta a punto de marcharme, sino que

    estaba agachada junto a la silla importada, de piel negra, de Saunders le agarraba

    con fuerza la mueca

    Y le chupaba haciendo ruido la yema del dedo!

    Pegue un grito, la solt y retroced tambalendome. Me agarre a su escritorio para

    mantener el equilibrio, pero me ca de culo y arrastre conmigo la mayora de las cosas

    que haba encima de la mesa.

    Saunders alejo de ella su dedo herido todo lo que pudo y se quedo mirndome con los

    ojos muy abiertos, con una mezcla de sorpresa y asco.

    Me puse de pie enseguida y me limpie la boca con el dorso de la mano.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Qu coo acababa de pasar?

    Lo lo eeeh lo siento mucho logre decir. No s qu Yo no hara algo Yo

    solo

    Saunders se llevo la mano al pecho tal vez para protegerla de otro ataque.

    Vete dijo en voz baja.

    Si, volver al trabajo. De verdad, lo siento mucho. Quiere que le traiga una taza de

    caf?

    No, no digo que vuelvas a tu mesa dijo sin alterarse, pero el volumen de su voz

    aumentaba con cada palabra. Largo de aqu, monstruo. No me importa lo que hayas

    odo por ah, a mi no me van las mujeres. Estas despedida. Y ahora vete de aqu antes

    de que llame a seguridad.

    Pero y mi evaluacin?

    Largo! grito.

    Di un paso hacia mi jefa para intentar justificar lo que acababa de suceder, pero ella

    retiro su silla hacia atrs, como si me tuviera miedo. Levante las manos.

    No le voy a hacer dao. Se lo prometo. Solo quera darle una explicacin.

    Cogi el telfono sin quitarme los ojos de encima y marco un nmero.

    Seguridad, llamo desde quinto piso

    Ya no me haca falta or ms. Sal corriendo de su despacho y volv a atravesar el

    laberinto de cubculos. Qu acababa de ocurrir?

    Qu me habra llevado a hacer algo tan repugnante? Y en serio se rumoreaba que a

    Saunders le gustaban las chicas? Porque eso habra explicado un montn de cosas.

    Pero no tena tiempo de pensar que haba pasado. Contaba con que mi ms puro

    instinto me ayudara a sobrellevar aquello. Y mi instinto me deca que ms me vala

    salir echando leches de all, si no quera que me sacaran sin miramientos del edificio

    dos guardias de seguridad.

    De vuelta en mi mesa, cog el trol de la suerte con el pelo rosa que tenia enganchado

    encima de mi ordenador. Luego abr el cajn de arriba para rescatar la cajita de trufas

    Godiva que guardaba all para mi dosis diaria de chocolate a las tres en punto. Me

    olvidaba de algo ms?

    Ay Dios mo Acababan de despedirme.

    No, no poda detenerme a pensar en eso. Ms tarde. Ya lo hara ms tarde. Asent para

    mis adentros y cog mi bolso. Todava estaba hmedo de la noche anterior.

    Estaba hmedo por la cada al rio desde lo alto de un puente con Thierry de

    Bennicoeur, el vampiro suicida, aunque muy sexy. Habra ocurrido de verdad? No.

    Deba de estar tan borracha que me haba duchado completamente vestida con

    bolso y todo. Unos simples margaritas podan ser los culpables de todo aquello?

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    O el timbre del ascensor y las puertas se abrieron. Los guardias de seguridad salieron y

    vi que Saunders iba hacia ellos con la mano herida en lo alto mientras sealaba en mi

    direccin. No o lo que les deca ni tampoco lo quera saber. Lo ltimo que me faltaba

    era que mis compaeros de trabajo descubrieran que me iban a poner de patitas en la

    calle por chuparle el dedo a mi jefa. La palabra embarazoso ni siquiera se acercaba a

    la descripcin de aquella escena.

    Fui directa hacia la escalera, lo que me hizo pasar por la mesa de Amy. Estaba

    tecleando sin parar y levanto la mirada, sorprendida, al verme pasar zumbando. Estire

    el meique y el pulgar, que me lleve a la oreja, para hacerle gesto universal de

    llmame, luego desaparec por la puerta que llevaba a la escalera.

    Baje hasta el aparcamiento y, despus de atravesar unas puertas a mi derecha, entre

    en el PATH de Toronto, un laberinto enorme de tneles bajo la zona comercial de la

    ciudad. A m me encantaba el PATH porque me ayudaba a evitar el mal tiempo durante

    el invierno cuando llevaba zapatos caros. La nieve medio derretida y los tacones no

    combinaban nada bien.

    En realidad no eran tneles exactamente. Eran poco ms que unos estrechos pasillos

    de un centro comercial. Haba restaurantes y tiendas a ambos lados, que conectaban

    con los

    altos edificios del dentro de la ciudad. Los suelos embaldosados llevaban en todas

    direcciones. Las indicaciones de las paredes sealaban hacia Adelaide, la calle King o

    Bay. Los asiduos no tenan ni que mirar los carteles, seguan adelante con los labios

    sobre sus capuchinos espumosos o con la nariz metida en el diario Globe and Mail,

    mientas caminaban a travs de la multitud que pasaba por all todos los das. Los

    turistas paseaban como si acabasen de entrar en un mundo surrealista subterrneo.

    Eran los que normalmente se interponan en mi

    camino.

    Gire rpido a la derecha, cruc unas puertas grandes de cristal y me met en el metro.

    Tena la vista clavada al frente, no parpadeaba y mi duelo de miradas ahora era con las

    grises estaciones que pasaban volando por la ventana.

    Me baje en mi parada habitual y camine maquinalmente hasta mi edificio. Sub el

    ascensor hasta el decimo piso. Met la llave en la cerradura, entre y de forma

    automtica cerr la puerta con llave.

    Todava notaba en la lengua el gusto a sangre del corte de Saunders. Tena un sabor

    buensimo.

    Me fallaron las rodillas y ca al suelo justo pasada la puerta, al lado de la nevera. El

    aturdimiento, que poco a poco fue desapareciendo, revelo la extraa verdad que me

    haba empeado en negar todo el da.

    No haba sido un sueo.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Me haba convertido en vampira.

    Y ahora qu demonios se supona que iba a hacer?

    CCaappttuulloo 44 uedarme dormida era lo mejor que poda hacer en aquel momento. Algunos

    tal vez lo habran considerado un desmayo por la impresin de haberme

    enterado de que me haba convertido en un monstruo chupasangre, pero yo

    prefera pensar simplemente que era una siestecita reparadora.

    Cuando me despert, mi piso estaba a oscuras, lo que era raro porque me haba

    marchado de la oficina un poco antes del medioda. Me levante del suelo de la cocina y

    encend la luz. El reloj del horno marcaba las siete y media.

    Haba dormido casi ocho horas.

    Qu mal!

    Tena la boca como un desierto. Me serv un vaso de vino de una botella medio vaca

    que haba al fondo de la nevera y me lo beb de un trago mientras trataba de poner

    orden en mi agitada mente.

    Q

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Soy un vampiro me repeta sin cesar, un vampiro con V mayscula, que muerde

    cuellos y lleva capa. Empec a atontarme de nuevo.

    Cog el telfono de la encimera de la cocina. Tena cinco mensajes en el buzn de voz.

    El primero era de mi madre.

    Sarah? Ests ah, cario? Cgelo. Siempre empezaba as sus mensajes. Slo

    llamaba para recordarte que el ensayo de la boda y la cena empiezan a las cuatro el

    lunes, pero antes queramos charlar un rato contigo. Llmanos para que sepamos

    cundo vas a venir, vale?

    Suspir. Iba a ser una de las damas de honor de la boda de mi prima, que se celebraba

    en mi pueblo natal, Abottsville, Ontario. Decid hacerme la Scarlett O'Hara y pensar en

    ello al da siguiente. En aquel momento tena asuntos ms urgentes de los que

    ocuparme. Por no decir otra cosa.

    Los cuatro mensajes siguientes eran de Amy. Se mora de ganas por saber por qu me

    haban despedido. Al parecer, ya circulaban por la oficina mltiples versiones de lo que

    haba ocurrido. Una de ellas era que haba intentado ligar con Saunders.

    Di un golpecito con la frente en la fra superficie de la nevera. Bien, genial. Con la

    suerte que tena seguro que terminaba con una demanda por acoso sexual.

    Qu le poda decir a Amy que no sonara descabellado? Decid no llamarla hasta

    averiguarlo. Me puse otro vaso de vino y, como tambin me lo beb de un trago, me

    plante servirme otro. Pero no haba vino suficiente en el planeta para relajarme.

    Me di una ducha rpida y luego me puse unos pantalones rosas de yoga no es que

    hiciera yoga, pero estaban de moda y una camiseta blanca, ceida, con la palabra

    DIVA impresa con brillos rosas y lilas. Era mi ropa cmoda. Lo que me sola poner

    cuando tena una mala noche y me quedaba en casa para ver Sexo en Nueva York en

    DVD.

    Pero no iba a hacer eso aquella noche. Necesitaba respuestas y saba dnde

    encontrarlas. Cog el bolso y rebusqu en l. Por un breve instante me dej llevar por

    los nervios y pens que haba perdido durante el da lo que estaba buscando; pero no,

    all estaba, en el fondo de mi bolso, pegado a un caramelo para la tos. Desenganch la

    pastilla de miel y limn de la tarjeta de visita y me la qued mirando con profunda

    aprensin: SOLRIUM ECLIPSE A MEDIANOCHE.

    Muy bien, monsieur Thierry de Bennicoeur pens, tienes muchas cosas que

    explicarme.

    Menos de una hora ms tarde volv a mirar la tarjeta con los ojos entrecerrados para

    comprobar por segunda vez que estaba en la direccin correcta. Ech un vistazo al

    exterior del solrium y puse mala cara. Pareca abandonado, como todo el vecindario

    de aquella zona al oeste de Toronto. No haba ni un Starbucks en varias manzanas.

    Pero no me haca falta que fuera un elegante spa de cuatro estrellas. Lo nico que

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    quera era respuestas.

    El viento helado me cortaba la cara. Haca incluso ms fro que la noche anterior, y no

    iba a engaarme ms a m misma dicindome que ya no estara hasta arriba de nieve,

    dentro de un par de semanas, en el viaje a Mxico que estaba a la vuelta de la esquina.

    Met la tarjeta de visita en el bolsillo de mi abrigo de piel negro, el de repuesto, ya que

    el chaquetn burdeos, que era ms bonito y caro, estaba inservible gracias al chapuzn

    sorpresa de la noche anterior. Abr la puerta de cristal cubierta por la escarcha y entr

    en el local.

    En el interior haba un mostrador de recepcin alto con el logo del negocio

    bsicamente un crculo negro que llevaba escritas las palabras ECLIPSE A

    MEDIANOCHE pintado en la pared, que de lo contrario habra estado vaca. En un

    rincn haba una lnguida pal-mera de plstico en una maceta. A la derecha del

    mostrador haba una puerta negra y a la izquierda vi dos puertas blancas. Aparte del

    felpudo verde empapado sobre el que me hallaba, la sala no tena mucho ms que

    ofrecer.

    Frunc el ceo; estaba tensa. Dnde estaba la gente? De haberse encontrado cerrado

    el local, no habra podido abrir la puerta, verdad? Adems, no pareca ser el tpico

    sitio que frecuentara el seor oscuro e intimidador. Y, antes que nada, por qu me

    habra enviado all? Qu era aquello, una especie de broma? Despus del da que

    haba tenido, no estaba para risas. Ms bien tena ganas de llorar como una histrica y

    de farfullar frases sin sentido. Pero no de rer.

    T debes de ser Sarah dijo una voz.

    Hola? Mir a m alrededor, pero segu sin ver a nadie. Quin ha dicho eso?

    Soy Barry. De detrs del mostrador sali un hombre muy bajito; no deba de medir

    ms de un metro veinte. Llevaba un esmoquin y un sombrero de copa negro, colocado

    torcido sobre la cabeza. Barry Jordn. Extendi una manita hacia arriba. Me

    dijeron que te esperara.

    Hola. Le estrech la mano automticamente. Al fin y al cabo, no tena ningn

    motivo para ser maleducada. Entonces supongo que soy Sarah.

    Estupendo. Has venido para la visita guiada, no?

    Dej de mirar la palmera de la maceta para volver los ojos hacia el mostrador.

    Hay una visita guiada?

    Por supuesto.

    La sonrisa de Barry revel unos colmillos diminutos.

    Un vampiro en miniatura. Coleccinalos.

    Eres un vampiro? S, claro.

    Suspir.

    Bien. Tengo muchas preguntas que...

    Barry hizo un gesto con la mano.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Todo a su tiempo. Ests preparada para la visita?

    Me lo qued mirando un momento.

    Hummm. Vale, supongo que s.

    Sonri abiertamente, corri hacia la derecha y abri una de las puertas blancas, que

    daba a una habitacin donde haba un vter, un lavabo, tres taquillas y un banco de

    madera.

    Es el vestuario anunci Barry.

    -Ah.

    Cerr la puerta y se dirigi a la otra. En cuanto la abri, vi dos camillas para

    broncearse; en aquel momento nadie las estaba usando. Haba una toalla sucia tirada

    en un rincn y otra palmera en su maceta junto a la puerta.

    El solrium. Barry me lo mostr con un gesto pomposo del brazo, como si

    estuviera enseando algo muy impresionante. Los empleados se pueden broncear

    gratis.

    Los vampiros se broncean? Pregunt con el ceo fruncido. Crea que...

    Me volvi a cortar con un gesto de la mano.

    Por favor, no me interrumpas.

    Barry Jordn estaba perdiendo puntos como gua turstico.

    Cerr con un clic y pas tranquilamente por mi lado de camino a la ltima puerta. Alc

    una mano para detenerlo.

    Oye, no quiero hacerte perder ms el tiempo. La verdad es que no estoy interesada

    en cmo funciona un solrium. No te ofendas.

    Pero esto s que querrs verlo. Seguro que s.

    Pareca sumamente desilusionado, hasta su pajarita estaba algo alicada.

    Suspir, impaciente.

    Vale, venga. Vamos.

    Asinti, se arregl la pajarita y alarg la mano para abrir la puerta.

    Un batiburrillo de voces, msica estridente, humo y oscuridad inund el rea de

    recepcin. Me qued boquiabierta al ver lo que haba tras aquella puerta.

    ste es el verdadero Eclipse a Medianoche. Slo se permite la entrada a vampiros.

    Parpade, perpleja. Haba imaginado encontrarme todo menos aquello detrs de la

    ultima puerta. Pero supongo que tena sentido. Un club nocturno para vampiros. Un

    sitio donde descansar y relajarse despus de un duro da evitando el sol y los objetos

    de madera puntiagudos.

    Al cabo de un rato, mis ojos se adaptaron a la penumbra. Haba una barra larga, lacada

    en negro, pegada a la izquierda. Las mesas lucan unos incitantes manteles color

    carmes, iluminados por unas lamparitas incandescentes. En la otra punta haba un

    escenario donde, por encima de la algaraba del abarrotado local, una guapsima doble

    de Bettie Page, con el pelo negro azabache, cantaba una versin gutural de Fever.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Has servido mesas antes? pregunt Barry.

    En la universidad contest con una voz apenas audible. Pero seguro que me

    acuerdo de cmo se hace.

    Bien.

    Cerr la boca, que se me haba quedado abierta.

    Espera un segundo. Olvida lo que he dicho. Yo no quiero trabajar aqu protest.

    Pensaba que habas venido a una entrevista de trabajo.

    No. Necesito hablar con Thierry.

    Thierry? Barry pareca escandalizado. Te refieres al amo?

    Amo?

    No lo digas as.

    As cmo?

    Sin respeto. El amo merece respeto.

    Volv a mirar el club, y descubr que unos cuantos tenan los ojos clavados en m. Los

    vampiros all reunidos me miraban con curiosidad. Era extrao, porque si no me

    hubieran dicho que eran criaturas de la noche, nunca me lo habra imaginado. Me

    parecan la mar de normales. Al menos no eran gticos. No haba nadie con la cara

    plida ni vestido de negro a lo Marilyn Manson.

    Barry respir hondo y una sonrisa floreci de nuevo en su cara.

    Eres nueva. Mencion que no tenas creador, as que es normal que metas la pata.

    -Qu meta la pata?

    Estaba perdiendo la paciencia Mira, t, el del esmoquin, est Thierry aqu o no?

    La sonrisa se desvaneci otra vez del rostro de Barry y me fulmin con la mirada. Ay,

    Dios! No quera que le estallara ningn vaso sanguneo o algo as.

    Barry dijo una voz grave y tranquila, no pasa nada. Ya me encargo yo de la

    seorita Dearly.

    El sonido de su voz recorri mi espalda como el primer chupito de tequila de un

    novato. Chocante e inesperado, pero no del todo desagradable.

    Me di la vuelta... Ya saba quin era.

    El amo.

    Tena un aspecto diferente al de la noche anterior. Iba ms arreglado. Pareca menos

    un suicida. Llevaba retirado de la cara aquel pelo suyo tan oscuro, casi negro. Tena los

    pmulos prominentes, la nariz recta y una mandbula cuadrada en la que asomaba una

    moderna barba de varios das. Sus labios carnosos no sonrean, y sus plateados ojos

    grises me observaban como si yo fuera la nica persona de la sala.

    l, a diferencia del resto en el club, iba vestido todo de negro. Llevaba una camisa de

    seda con botones en el cuello, abierta por arriba, una americana negra y unos

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    pantalones de vestir negros. La oscuridad haca que su cara pareciera incluso ms

    blanca, pero no se lo vea desmejorado ni le quitaba atractivo. Era como si brillara de

    poder. Su energa interna haca que me estremeciera de pies a cabeza.

    S, seor!

    Sarah dijo, no estaba seguro de que vinieras. Forc una sonrisa.

    Bueno, pues aqu estoy.

    Barry emiti un ruidito, y yo puse cara de disgusto. Probablemente quera que hiciera

    una reverencia ante el amo o algo por el estilo. Ni en sueos.

    Thierry mir al hombrecillo.

    Seras tan amable de traernos algo para beber a la seorita Dearly y a m?

    Barry, como buen lameculos que era, s hizo una reverencia al amo. Luego se retir

    caminando hacia atrs y se dirigi hacia la barra. Thierry me cogi con suavidad del

    codo y me llev a una mesa.

    Por favor, sintate dijo.

    Obedec.

    Se sent enfrente de m y me mir a los ojos.

    Me imagino que todo esto debe de abrumarte.

    Se puede decir que s. Me recost y trat de parecer lo ms cmoda posible, dada

    la situacin. Se supona que esto era un solrium.

    Thierry alz una de sus oscuras cejas.

    -Y lo es. Pero como puede observar, es mucho ms aparte de eso. El antiguo dueo

    consideraba una broma irnica que un solrium fuera la tapadera de un club de

    vampiros.

    Qu gracioso.

    Thierry no sonri.

    Trague saliva y procur mandar bien lejos mi nerviosismo.

    As que este local es tuyo, eh?

    -S.

    Genial.

    No evidenci para nada si estaba de acuerdo en eso... o no. Forc una sonrisa.

    Mira, tengo muchsimas preguntas que hacerte sobre el rollo este de los vampiros.

    As que por fin has dejado de creer que estabas soando?

    Apart la mirada y me concentr en alisar una arruga que haba en el mantel rojo.

    Pues la verdad es que s pens que estaba soando. Estaba convencida. Al menos

    hasta que hoy pas algo raro.

    Qu ocurri?

    Me daba vergenza, pero estaba deseando pasar a mis preguntas, as que le cont una

    versin rpida del incidente en el que me puse a chupar un dedo. Si lo encontr

    divertido, no lo demostr.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Era de esperar dijo cuando termin. El cuerpo ahora te pide sangre. Lo nico

    que hiciste fue actuar por instinto.

    Pues es un instinto que no quiero. Cmo lo puedo parar?

    Aquel comentario por poco le arranca una sonrisa. Por poco.

    No puedes pararlo.

    Barry se detuvo en nuestra mesa con dos bebidas en una bandeja. Dej delante de

    Thierry una copa de Martini llena de un lquido rojo.

    Lo de siempre, amo. Y un especial para la novata. Dej delante de m otra copa de

    Gatorade para vampiros. Era agua manchada de rosa. Apret los dientes y mir a

    Thierry.

    Me tengo que tomar esto?

    -No.

    Volv a echar un vistazo a la sangre diluida.

    Pero si no lo hago, me volver el dolor de cabeza infernal, es as?

    Hizo una pausa antes de contestar.

    -Exacto.

    Bueno, pues entonces, a tu salud.

    Beb un poco de aquel mejunje. Estaba de muerte. Me daba asco a m misma, pero,

    oye, al menos era mejor que ir chupando dedos por ah.

    Al cabo de un rato dej la copa vaca en la mesa y me limpi la boca con el dorso de la

    mano.

    -Est buena?pregunt Thierry. Me encog de hombros.

    No quiero beber sangre.

    Pues no parece que ahora mismo te haya resultado un problema.

    Lo fulmin con la mirada.

    He hecho lo que tena que hacer.

    De acuerdo.

    Thierry movi los labios casi como si fuera a sonrer. Me alegraba que me encontrara

    graciosa.

    Entonces soy una vampira? pregunt. De verdad?

    -S.

    Pero todava me reflejo. Me pas la lengua por los dientes. Y no tengo colmillos.

    Neg con la cabeza.

    Por supuesto que no. An eres nueva, acabas de salir del cascarn. Tardars un

    tiempo en desarrollar esas cosas.

    Frunc el ceo.

    Vale, si es cierto que me est pasando esto, significa que lo de ayer por la noche era

    tambin real. A Gordon lo mataron de verdad.

    Me temo que s. Lamento tu prdida.

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Me tembl un poco el labio inferior al acordarme.

    -Era un capullo. Pero no se mereca morir.- Me toqu el cuello. El mordisco casi se

    haba curado; prcticamente no quedaba rastro de l

    -. Por qu me mordi?

    -No debera haberlo hecho. No sin discutirlo contigo antes.

    -Si Gordon lo hubiera hablado conmigo, le habra dicho que no. En realidad, ayer por la

    noche le habra dicho que no a cualquier cosa que a l se le hubiera pasado por la

    cabeza. Estaba claro que no era mi media naranja.- Not que un escalofro me recorra

    la espalda al recordar lo sucedido -. Pero aun as no debera haber muerto. Pobre

    Gordon.

    -Los cazadores son muy peligrosos.

    Me puse tensa.

    -Y quines son esos cazadores? Qu se creen que son, amigos de Buffy,

    cazavampiros? Quin les ha dado permiso para ir por ah matando gente?

    Thierry se acerc su bebida a los labios y tom un sorbo antes de contestarme.

    -Los cazadores creen que hacen un favor al mundo al eliminar todo lo que se considera

    maligno.- esboz una sonrisa autntica, pero no era de placer -. Nunca se convencern

    de que no merecemos su atencin, de que no somos los monstruos que ellos creen

    que somos.

    -Cmo podemos detenerlos?

    Volvi a clavar sus ojos en los mos, y de repente me qued helada por la intensidad de

    su mirada, sobre todo en ese momento, cuando estbamos hablando de los cazadores

    de vampiros.

    -No podemos. Nos limitamos a evitarlos lo mejor posible durante la temporada de

    caza.

    -La temporada de caza?

    -S, el grupo principal de cazadores emigra a diferentes partes del mundo donde los

    vampiros han formado comunidades. Como aqu, en Toronto. Siempre se quedan

    algunos rezagados, pero el grupo principal se traslada a otra poblacin cada pocos

    meses. Ahora mismo nos toca a nosotros, y debemos tener ms precaucin que de

    costumbre.

    Pero tiene que haber un modo de hablar con ellos, de decirles que lo que estn

    haciendo est mal...

    No me interrumpi Thierry, no lo hay. Lo nico que podemos hacer es alejarnos

    de ellos y ser prudentes.

    O nos clavarn en el corazn una estaca de madera y nos transformaremos en un

    charco pringoso igual que Gordon?

    Thierry parpade.

    Un charco pringoso?

  • TRANSCRITO POR: LOS NGELES DE CHARLIE

    Cuando los cazadores mataron a Gordon, se desintegr en un gran charco pringoso.

    Siempre haba pensado que los vampiros se convertan en polvo, pero supongo que

    eso slo ocurre en la tele. De todo todos, fue una guarrera.

    El modo en que morimos depende del tiempo que hayamos vivido. Si haces todo lo

    posible para que no te mate un cazador, no te desintegrars convirtindote en un

    moco. Hizo una mueca de disgusto por la palabra que haba escogido.

    Simplemente morirs. Tu creador deba de ser muy viejo. Slo en ese caso uno se

    descompone al morir, de forma similar a como le habra sucedido por naturaleza en su

    tumba humana.

    Puaj. Me estremec. Aunque los cazadores tardaron lo suyo con Gordon. Fue

    horrible. Debi de costarles mucho acabar con l.

    Thierry neg con la cabeza.

    Lo nico que hace falta es un golpe mortal en el corazn con un objeto de madera o

    de plata. Lo dems se debe al placer morboso de los cazadores.

    Me qued en silencio durante un rato, pensando en todo lo que acababa de or. Por lo

    visto, ser un vampiro era increblemente peligroso y tena muy pocas ventajas.

    Pero tena que ser positiva. Aparte de los cazadores, no estaba tan mal ser vampiro.

    Me gustaba cmo sonaba eso de no envejecer. Todos los del club abarrotado y lleno

    de humo se vean bastante felices. Parecan personas normales, slo que seran

    jvenes y guapos para siempre.

    Thierry me observ callado durante unos instantes.

    Creo que sera buena idea que trabajaras aqu, en Eclipse a Medianoche.

    Negu con la cabeza.

    No voy a ponerme a servir mesas.