Medellin Secreto

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MEDELLIN SECRETO Love TOMADO DE "MEDELLÍN SECRETO", reportaje de Ana María Cano. Ediciones "La Hoja". Medellín, 1995. Grabado: Fernando Ospina. "La civilización es el triunfo de la inteligencia sobre los agentes externos" Ella era una niña cuando su abuelo vino de Armenia Mantequilla a vivir aquí y la sentaba como a una muñeca, quieta, en la cama con capitel para dejarla oír eso que los contertulios decían sobre política y religión. Tardó noventa centímetros de estatura en reconocer el hilo que de su abuelo iba a su padre y daba la vuelta a su marido y después unía a sus hijos. Mujer rodeada de masones por cuatro lados, Merceditas Ríos de Lalinde, todavía lúcida aquel viernes bulloso del año pasado en que subía el jolgorio de la calle por el balcón de su apartamento en La Playa, dice "soy mujer que no se escandaliza por nada pero que tampoco escandalizo a nadie". Un día vio a su mamá bordar consagrada un delantal y le preguntó para quién era: "para su papá" contestó. El maestro Ríos, lo llamaban, al reputado artesano. Sin entender la explicación, oyó: "es un mandil para ir al entierro del general Benjamín Herrera". Al otro día pudo verlo en fotografías del periódico El Correo Liberal. Merceditas intrigada detalló las caras de todos, solemnes, Pilados, vio por primera vez a los masones que entonces eran muchos y lucían decorados mandiles y petos en V como bandas de colegio, serios, perdidos, les colgaba la espada o el puñal. En el entierro estaban a la luz, completos, los masones de aquí en un homenaje al general, otro de ellos, "primero entre sus iguales". Medellín tenía tantos masones como ceibas y eran el notablato local. Ahora son escasos como ceibas los que siguen en la masonería. En el homenaje faltaba el que iba a ser su marido, Luis Lalinde Botero, de otra estirpe masónica. Porque aquí eso se transmitía de padres a hijos tanto como la hemofilia, pero no era enfermedad sino pasión. Lalinde llegó a la masonería en Bogotá antes de casarse con Mercedes Ríos. Si Antonio Nariño, Bolívar, Santander, Salvador Camacho Roldán, Eduardo Santos, Darío Echandía o José María Córdova fueron parte de una lista ilustre de masones, cómo no van a serlo el abogado, aquel profesor universitario, o varios médicos, hombres entre 40 y 50 años, si están inconformes con la hipocresía, saturados de mediocridad, no optan por lo fácil ni lo rápido ni actúan distinto a como piensan, los desalienta la

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MEDELLIN SECRETO

Love TOMADO DE "MEDELLÍN SECRETO", reportaje de Ana María Cano. Ediciones "La Hoja". Medellín, 1995.Grabado: Fernando Ospina.

"La civilización es el triunfo de la inteligencia sobre los agentes externos"

Ella era una niña cuando su abuelo vino de Armenia Mantequilla a vivir aquí y la sentaba como a una muñeca, quieta, en la cama con capitel para dejarla oír eso que los contertulios decían sobre política y religión. Tardó noventa centímetros de estatura en reconocer el hilo que de su abuelo iba a su padre y daba la vuelta a su marido y después unía a sus hijos.

Mujer rodeada de masones por cuatro lados, Merceditas Ríos de Lalinde, todavía lúcida aquel viernes bulloso del año pasado en que subía el jolgorio de la calle por el balcón de su apartamento en La Playa, dice "soy mujer que no se escandaliza por nada pero que tampoco escandalizo a nadie".

Un día vio a su mamá bordar consagrada un delantal y le preguntó para quién era: "para su papá" contestó. El maestro Ríos, lo llamaban, al reputado artesano. Sin entender la explicación, oyó: "es un mandil para ir al entierro del general Benjamín Herrera". Al otro día pudo verlo en fotografías del periódico El Correo Liberal. Merceditas intrigada detalló las caras de todos, solemnes, Pilados, vio por primera vez a los masones que entonces eran muchos y lucían decorados mandiles y petos en V como bandas de colegio, serios, perdidos, les colgaba la espada o el puñal.

En el entierro estaban a la luz, completos, los masones de aquí en un homenaje al general, otro de ellos, "primero entre sus iguales". Medellín tenía tantos masones como ceibas y eran el notablato local. Ahora son escasos como ceibas los que siguen en la masonería.

En el homenaje faltaba el que iba a ser su marido, Luis Lalinde Botero, de otra estirpe masónica. Porque aquí eso se transmitía de padres a hijos tanto como la hemofilia, pero no era enfermedad sino pasión. Lalinde llegó a la masonería en Bogotá antes de casarse con Mercedes Ríos.

Si Antonio Nariño, Bolívar, Santander, Salvador Camacho Roldán, Eduardo Santos, Darío Echandía o José María Córdova fueron parte de una lista ilustre de masones, cómo no van a serlo el abogado, aquel profesor universitario, o varios médicos, hombres entre 40 y 50 años, si están inconformes con la hipocresía, saturados de mediocridad, no optan por lo fácil ni lo rápido ni actúan distinto a como piensan, los desalienta la falta de sentido histórico y están huérfanos de sentido de vivir. Por nostalgia de trascendencia, deseo de conocer y de obedecer estrictas reglas, más de cien ciudadanos de Medellín acceden a una organización silenciosa para conectarse con una dignidad y respetabilidad que a sus vidas les sube el volumen.

Son masones en el lugar del mundo a donde van, pero se han descorazonado individualmente en el momento en que descubren que sus hermanos (así se llaman ellos) son humanos y sienten envidia, deseo de figurar y una conspiradera común al resto de ciudadanos. Pero acatan irrestrictos una ley obligante y una justicia inflexible en la ética masónica.

"Sistema de moral revestido de alegoría e ilustrado con símbolos. La actividad de los

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hombres unidos íntimamente sirviéndose de símbolos tomados del oficio de albañil y de la arquitectura, trabajando por el bienestar de la humanidad, procurando en lo moral ennoblecerse a sí mismo y a los demás y mediante esto llegar a una Liga y paz universal de la que da muestra en sus reuniones. Una institución cosmopolita y en progreso incesante, que tiene por objeto la investigación de la verdad y el perfeccionamiento de la humanidad. Se funda sobre la libertad y la tolerancia .v no formula dogma alguno ni descansa en él".

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Merceditas Ríos de Lalinde, con su figura delicada conserva la fuerza al definir sus criterios. Ha sobrepasado con los años el escandalizarse de los que ignoran la historia. Su papá tenía una casa grande que prestaba para las sesiones masónicas y ella fisgoneaba el cuartico negro, junto a la cocina. El maestro Ríos era dueño de una agencia de muebles en el parque Berrío y como otros comerciantes en ese marco ?el ombligo de Medellín? tenía el corte de masón: era riguroso. Hija y nieta de masón averiguó por sus propios medios que no eran ateos, no comían curas, no quemaban niños, como oía por ahí. Ella veía que se saludaban reconociéndose y eran correctos, no se excedían, eran atentos a lo que ocurría, no despotricaban. Sus gestos y ruidos la asombraban.

Ella rumia ahora satisfecha los años que le ha dado la vida y uno, el entrometido, respira destiladas tres generaciones de librepensadores en la sencillez, la disposición, la libertad y la calidez. Fue del grupo las Estrellas de Oriente, que no es un conjunto musical sino las hijas de masones y era el pasaporte que con sólo mencionarlo le puso a su servicio a un hermano en Miami. Ella no pudo pertenecer a la masonería porque estaba reservado a los hombres. Disfrutó la hospitalidad de ellos con los extranjeros, como la tienen aquí para acogerlos en su seno. Los vio buscar la libertad como el aire para salir del encierro de la ignorancia.

La misma razón de parentesco con un masón, del espíritu estudioso e inquisitivo o del ímpetu de defender la libertad, ?según han confesado los miembros de las logias de Medellínha llevado a los de antes y a los de ahora a esa orden que omite religión y política o cualquier discriminación entre sus miembros. Medellín sufre un "desaliento" en su masonería y por eso sus miembros pasean su condición por las Logias (sedes o templos) en Bogotá, Cali, Cartagena, Barranquilla, Pereira o Cúcuta, donde son más vigorosas. Masones liberales radicales o ultraconservadores se encuentran en la Logia. A veces producen batallas familiares los motivos económicos, por la generosidad que demuestran con sus hermanos, por contribuir con una suma fija mensual para causas humanitarias que sostienen o por prestar propiedades para ser usadas por la masonería. Hoy los que les discrepan no son tan agudos como antes cuando los masones en Medellín sufrieron persistentes cacerías religiosas, económicas y políticas, con la guillotina de la excomunión.

La Defensa, un periódico allegado a la Iglesia Católica, propiedad de Fernando Gómez Martínez, a partir de los años 20's publicó asiduamente nombres de masones para dejarlos excluidos de todo trato social. Ahora no viven bajo la tierra, ni camuflados porque sus reuniones privadas a veces son abiertas, tenidas blancas y la más reciente fue en Asdesilla en Sabaneta, 15 masones con sus esposas celebraron con su ritual el fin de año, 1993 .

No hay aquí Logias de Adhesión, de origen francés, para mujeres como Merceditas porque en Colombia sólo las hay en Cali. Escasa aún en el mundo es la presencia femenina en la masonería; en mayo de 1994 la gran cosa fue permitirle a la directora de orquesta Jane Glover, dirigir la ópera La Flauta Mágica de Mozart reconocidamente

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masónica, en el FreeMason's Hall ante tres mil personas en Londres.

Un hombre que contempla en su mano una calavera, como Hamlet, es una imagen muchas veces vista por uno, el entrometido, e ignorante piensa, por fuera de la obra de Sir William, que es un médico que mira la muerte. Pero es una imagen masónica: es el primer ímpetu de reflexión al contemplar esa calavera que es igual de príncipe o de mendigo. La masonería es una sociedad discreta, no secreta, preservada con el fin de iniciar a sus miembros en la filosofía del humanismo, en la tradición del conocimiento y en un estricto código de conducta, del que provenía la confianza ciega a la palabra empeñada de los comerciantes en Medellín, que en buen número, comenzando el siglo, fueron masones, estaban contactados con Liverpool con las telas y con el país más masón del planeta, Inglaterra. Los ingleses instalaron la masonería de ahora, la especulativa, porque la operativa fue la de los albañiles que construyeron las catedrales.

Fue el 8 de octubre de 1821 que pudo fundarse por fin, después de varias intentonas en Medellín, la Logia La Concordia. Entrado subrepticiamente el espíritu masónico a través del hombre de confianza del general Santander ?un hijo del tribuno del pueblo José Acevedo y Gómez? Pedro Acevedo Tejada, coronel a los 21 años quien vino como gobernador encomendado a Aritioquia en el alba republicana, en septiembre de 1820. Santander siguió con profusa correspondencia, las dificultades de Pedro y otros para sembrar una semilla filosófica en este reino de lo concreto y lo metálico. Tuvo asiento en Rionegro a 44 kilómetros de Medellín, esa primera masonería que se estableció en cuadros (así llaman el conjunto de cuatro miembros) después de estar antioqueños como Indalecio González y Manuel Santamaría, en las logias de Bogotá: una abierta por Antonio Nariño en 1792 como una sociedad secreta, el Arcano Sublime de la Filantropía, que en reuniones literarias escondía el verdadero ímpetu liberal de independizarse de la monarquía española. Luego el general Santander fundó en 1820 la primera Logia, La Libertad de Colombia, librepensamiento camuflado en paramunas mentes santafereñas; con un aviso de lecciones de idiomas reclutaron miembros en la Gaceta de Santafé de Bogotá. Y ese brote transplantado a Rionegro, en Antioquia, sirvió para que José María Córdova y Liborio Mejía, más otros, estuvieran adscritos a la masonería tanto como la Constitución de 1863, con 73 constituyentes, convocada después de guerras civiles y fracasos en Rionegro por el masón Tomás Cipriano de Mosquera (el general Mascachochas). En ella, otro masón, Salvador Camacho Roldán y otros, discutieron las atribuciones de los ciudadanos, para devolverles responsabilidades civiles y cuestionar la intromisión de la Iglesia Católica en asuntos estatales y civiles como la educación o el formar parejas de ciudadanos. Las propiedades monásticas en el país, el masón conservador presidente, Tomás Cipriano de Mosquera, las desamortizó.

Cuando la Constitución de Rionegro estuvo lista, se la enviaron al escritor francés Víctor Hugo y en una carta de respuesta dijo: "es una constitución para ángeles". Muchos constitucionalistas de este país que han usado la expresión, son egresados en su mayoría de la Universidad Externado de Colombia fundada por masones con esa filosofía.

También en Rionegro nació en 1917 la Logia Sol de la Montaña que antecedió a las de Medellín. En 1942 se abrió la Iris del Aburrá # 14 y en 1971 La luz de Antioquia # 17 por un grupo considerable de profesores de la Universidad de Antioquia y luego en 1991, la Armonía # 39 con extranjeros, uruguayos y argentinos en su mayoría y un ímpetu más esotérico, contraria a Iris donde priman figuras políticas o en La Luz donde están los allegados a la ciencia.

"Líbrame de los masones" dice a estas alturas una oración a María Auxiliadora

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invocada los martes en Sabaneta. Casi ningún fiel tiene una imagen mental al decirlo, pero la repiten con fe de carbonero. "Sí, los masones comen curas" dice el dibujo y en una mesa, sentados, están Jorge Eliécer Gaitán, Enrique Olaya Herrera y cuatro hombres más de esa talla, repartiéndose una bandeja de aguacates, que es como a mediados de siglo les decían aquí a los aguacates: curas. Es una caricatura del liberal radical y allegado a muchos masones, Ricardo Rendón, de sombrero y línea precisos quien se suicidó empezando el siglo. Era el comentario que le suscitaba la persecutoria emprendida en Colombia, aun más encarnizada en Antioquia, contra los masones como enemigos públicos del catolicismo reinante y de las nunca especificadas buenas costumbres.

Los masones locales heredaron el combate que se produce contra las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, que en España acusaron de conspirar contra el gobierno de Fernando VII. Y de conspirar además contra la Iglesia Católica. (Ella por quinta vez en una encíclica condenó al ostracismo a los masones en 1884; en 1738 Clemente VII publicó In eminenti apostolatus specula; en 1751 Benedicto XIV en Providas; Pio VII en 1814 los llamó peste de la sociedad; León XII en otra encíclica justificó ahorcar a siete masones españoles en su iniciación y Pio IX la llamó La Maldita Sociedad). Fue Humanum Genus dictada por León XIII en 1884, la que alcanzó a propagar aquí la idea de la masonería como obra del diablo que servía de soporte a la humanidad atea. Los curas obedientes e ignorantes, corrieron a perseguir masones, estigmatizándolos como Satán desde los púlpitos y el único que tuvo humor para atajar el cuento fue Monseñor Marulanda, vicario en Medellín del muy encendido Obispo Caycedo (aquel que generalizó el uso del zapato cubierto para esta mentalidad de pie pelado); a Marulanda le preguntó un comerciante guasón si no sabía que la ciudad estaba llena de masones. Y el vicario le contrapreguntó: ?"¿Y qué es eso?, ¿reparten dividendos?" Cuando el comerciante contestó que no, dijo: ?"Ah, entonces tranquilo que eso no pega aquí en Antioquia".

Pero Monseñor Caycedo no se tranquilizaba con eso. En 1923 y desde finales del siglo XIX había más de 2 mil masones activos contados en Antioquia, para una población de 470 mil habitantes. Y había varios curas reconocidos masones como Juan de la Cruz Gómez Plata y Dominico Mariano Garnica, ambos obispos en Antioquia y otro sacerdote, Manuel Ahumada. Por eso Caycedo escribió amenazadoras pastorales, repetidas en cascada en cada púlpito contra cualquier masón en cientos de casas a la redonda: "María Santísima y la Gran Herejía", repetía lo advertido por el Papa León XIII y cinco meses después: "El gran peligro moderno: reglas directivas contra la masonería", cundieron la voz de alarma sobre estos que iban a volver laico y masón el mundo.

"Reconocer la verdad no es un acto pesimista. Optimista es el que amontona dolor para emplearlo como abono para el cultivo. La alegría es la cosecha"

Esa asociación humanitaria que preservaba el saber y el respeto llegó a Colombia envuelta en esos papeles que Nariño publicó como Los derechos del Hombre, desempacados a su vez de la Revolución Francesa, del enciclopedismo y de una oleada que en todo el siglo XIX invadió a Europa con la fuerza con que ahora se impone el racismo. Los próceres bebieron de la fuente, como en los Estados Unidos en 1730. A Massachussetts entró con Benjamín Franklin y 53 de los 57 firmantes de la Declaración de Independencia de la USA. La primera logia colombiana fue la de Barranquilla, a donde llegaron los primeros libros de esa filosofía algunos de los cuales conserva la Biblioteca Pública Piloto y en Bogotá en 1827 aparece el primer Oriente. (Ellos llaman así a una reunión de Logias regulares). Hoy está esparcida por el país y en Cali tiene representación en puestos prestantes de la sociedad.

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Cuando uno, el entrometido, descubre la "doble vida" del masón, que es un hombre común y masón en lo más íntimo, puede desconcertarse hasta del amigo más reconocido. Pero el segundo impulso es el evangélico, aquel de que "por sus obras los conoceréis". Para los masones el precepto es a cada cual según sus obras. La palabra masón (maçon) es albañil en francés. La gran veta de la masonería antioqueña es la de los artesanos, como aquel Maestro Ríos, veta pródiga en metales preciosos. Hizo aparición en Antioquia a través del primer fotógrafo colombiano, Luis García Hevia quien tuvo escuela de pintura, era liberal radical de Santander (Oriente prolífico en masones) e hizo su pupilo al envigadeño Fermín Isaza, en 1848 el primero en poner una fotografía en Medellín. La masonería produjo entonces una visión de la ciudadanía no desfigurada por el modelo idealizado que España nos puso en el cuerpo y el espíritu.

Los solos nombres de los masones marcarían el camino que tomó esa corriente: los De Greiff (de Carlos Segismundo de Greiff a su nieto Luis de Greiff Obregón, sin pasar por León, el poeta); los Canos, del pintor Francisco Antonio y los Márquez que eran sastres, los cuales hablaban en sus talleres de asuntos filosóficos, cultivaban la gnosis (el culto al saber) y hacían espiritismo; el viej o Melitón Rodríguez Roldán, marmolero excomulgado por las reuniones que tenían lugar en su taller quien publicó un aviso diciendo que tenía mármol pero no trabajo, porque los fieles católicos debían abstenerse de emplear a un excomulgado; pero no les impedía dejarle en la puerta una bolsa con comida como le ocurrió a Melitón y a su esposa Mercedes Márquez también espiritista que llevó a las Canos a serlo. Melitón Rodríguez Márquez, el fotógrafo, o Jorge Rodríguez el estadístico y escritor, o el médico Ricardo Rodríguez formado en París, como otros, fueron allegados a la masonería.

En el taller de los Rodríguez, María Cano, la oradora, era mensajera y Carmen Luisa su hermana, retocadora de fotografía: un fogón de ideas de progreso que incluía ese saber invocar los espíritus iluminados para entender mejor el presente. La Rurra, como llamaban a la mayor de las Canos, se sentaba en una banquetica y se alistaba a entrar en trance rezando el más hermoso padrenuestro que recuerde nuestra privilegiada Merceditas Ríos de Lalinde y también la Mona, doña Gabriela, heredera del taller de los Rodríguez, aún nostálgicas ambas. Rodolfo Cano el papá de María e Ignacio Torres su marido, escritor, fueron también de la casa; Jesús Tobón Quintero, el escritor, maestro y periodista; los López Chispas, hijos del maestro en sastrería, Libardo y Alejandro, que tuvieron que ver con la buena prensa en Medellín en su periódico La Organización Liberal, fueron masones activos. Cada uno aprendió del trabajo manual y del oficio transmitido por generaciones, la dignidad y la libertad. Luego sus hijos tuvieron oportunidad de hacer tránsito al arte o a las profesiones como sucedió a Nel y Eduardo Rodríguez, arquitectos de la cepa Rodríguez; los Castros: Alfonso, el médico y Enrique que tenía el periódico El Bateo con el que se ventiló el aire de la ciudad encerrada, tuvieron en sus hijos, muestra de sus enseñanzas. Aunque no fueron masones las nuevas generaciones, prevaleció la ética del trabajo.

Los masones artesanos, artistas, de profesiones liberales, tuvieron influencia pública visible. Los Estradas, reputados optómetras, siempre cultivaron la astronomía, querían ver más y mejor. Los Lalindes: Dionisio, Juan, Jorge, comerciantes abiertos al mundo, adhirieron a la masonería como un compromiso con el perfeccionamiento personal y la contribución a la sociedad; los Duperly, Oscar, introdujo la fotografía como instrumento popular; los Carder y otras familias locales y extranjeras, recibieron de atrás el mensaje de ser eslabón de una cadena que evoluciona aunque el medio sea restringido para el desarrollo.

"En el siglo XVIII es un fenómeno compensatorio de los que son inevitables y periódicos que animan a revitalizar la moral y los grandes valores tradicionales cuando se debilitan y decaen".

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Si finalizando el siglo pasado alcanzaron los 2 mil en Antioquia fue influencia residual de la Ilustración y la Independencia. En el planeta en 1910 el número de logias fue de 22.511 y 1.897.561 los miembros activos, 35.224 de ellos estaban en Sur América y en Antioquia habitaba el 6,4% mientras casi un millón y medio, en Norteamérica. Esta comparación destapa el desamparo de la masonería al oscilar ahora en Medellín, debido a inactividad en algunos casos, entre 100 y 70 el total.

"Se necesita más masonería en los masones que masones en la. masonería", reflexiona lacónico C. M. Vega uno de los que subsisten. Actos masónicos escasean: más que sus tenidas rituales cada semana, de dos horas los martes cuando presentan sus trabajos (investigación sobre un tema) o una iniciación (ingreso de un nuevo miembro), están resignados a las tenidas blancas, como la de Asdesilla, en el club de Ejecutivos, en el club Unión (allí mismo le gritaron, por la ventana:"¡en nombre de la Virgen afuera los masones!" a Eduardo Santos en una recepción), u otros clubes, con profanos, o a ofrendas florales para hermanos ilustres como Simón Bolívar, reuniones en las que exhiben sus simbolismos igual que cuando enterraron a Benjamín Herrera: con mandiles y arreos, saludos, brindis y rituales. Las tenidas fúnebres revisten una solemnidad cultivada por siglos, cuando un hermano pasa al Oriente Eterno, pero de esas no hay hace tres años porque la familia del muerto no acepta o porque no han muerto masones; para ellas son los avisos del periódico llenos de tres puntos en triángulo como ocurrió con la muerte en Medellín de Pedro Antonio Ríos Tobón, lamentada por las Logias Masónicas de Medellín, tres años atrás o en El Tiempo la muerte del Hermano Darío Echandía, al que la logia masónica MurilloToro # 3 invitó el 13 de junio de 1989 a una tenida fúnebre en honor de ese que puso caviloso al país político con: "el poder para qué". Alberto Lleras Camargo el siguiente Hermano en morir, advirtió a su hijo Alberto que quería que omitieran flores, pompas y se hiciera de la manera más expedita su entierro, como correspondía a su condición.

hace unos 6 meses

Love Repartidos en profesiones (muchos abogados, arquitectos y profesores universitarios) y capas sociales los masones han servido a Medellín al oponer su contribución a la reacción social y religiosa que aisla a quien no se somete a sus prejuicios. Ellos no ejercen más rebeldía que poner su vida en función humanitaria y señalar caminos para que otros se pregunten por lo ocurrido y actúen en lo que va a seguir. Tarea que en Medellín se arriesga a contradecir al lucro como fin de todos los actos.

Hace 30 años el que pasaba por la casa de los Estradas, el Palacio Egipcio, una construcción masónica rosada en el barrio Prado, se cambiaba de acera. El sacerdote Fernando Gómez Mejía, quien exhortaba cada domingo por radio en La Hora Católica, la emprendía contra los masones, "encarnación antioqueña del demonio". Luis Lalinde Botero, el marido de Merceditas Ríos, masón y publicista, renunció a ser venerable

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maestro de su Logia, según compañeros suyos deducen, por temor a lo que pensarían en Fabricato o Coltejer de su incompatible vida privada con sus negocios publicitarios. Así ven mal unas empresas el que algún empleado suyo sea un masón activo; restricción ausente en las cooperativas y en unos pocos colegios privados que reciben hijos de masones, como el Teodoro Hertzl o el Isolda Echavarría entre pocos.

La única persecución de la que se ha librado la masonería en Medellín es la del narcotráfico que entabló un exterminio contra partidos, profesiones y oposiciones, pero dejó intacta a la masonería. Tal vez la conducta de los masones impidió ceder a los fines en ese momento, especula J. R. Fernández, un abogado masón que trabaja ahora en un ministerio en Bogotá. Ni relación de un hermano con un narcotraficante se conoce ni ninguno de ellos manifestó interés por eso que no da plata. Irrradiados, como llaman a los iniciados que faltaron al código moral, no hay por ambigüedad en sus negocios, sino por malentendidos con la masonería como poder o influencia y por eso se quedan como aprendices en una escala que asciende a compañero y maestro. Aunque son muchos en cargos públicos, no los obtienen por ser masones, sino por su honorabilidad y rectitud conocidas.

Coinciden sí en las ideas centrales: se oponen a la pena de muerte bajo cualquier pretexto porque "ningún ser humano puede tener en sus manos la vida de otro ser y la única justicia perfecta es la del Gran arquitecto del Universo y buscan la paz en Colombia y en cada ciudadano.

Personajes de la política colombiana se topan en el almuerzo, cualquier día, en la Logia en Bogotá en la mansión Kopp, en la 18 con 5a, del tamaño de una manzana con paredes forradas de fotograbas de masones ilustres; allá llegan el expresidente César Gaviria que es hijo de masón y aspirante, o un ministro en ejercicio que es masón. Emilio Urrea y Germán Zea fueron también asiduos, hermanos entre sí.

En auge los masones estuvieron en los años 30's en Medellín, cuando logró salir de ellos la candidatura de Enrique Olaya Herrera ?quien no aparece como masón? y volvió a cuento las ideas liberales, después de medio siglo de hegemonía conservadora que desacreditó a los no apostólicos y romanos. Los masones consiguieron aprobación legal de sus actividades en 1936 por el gobernador Alberto Jaramillo Sánchez, uno de ellos. 

Aún así los masones en Medellín siguen cargando la fama de conspiradores ganada en verdaderas celadas a la organización. La conspiración septembrina al masón Simón Bolívar por otro masón, Francisco de Paula Santander, hizo tomar represalias al Libertador contra las sociedades secretas. El atentado contra el masón presidente, general Tomás Cipriano de Mosquera, que no satisfecho con el grado máximo de iniciación en los secretos masónicos, el grado 33, él se impuso el 34. La dictadura (figura antimasónica) a la que Simón Bolívar llegó, atribuida a una coartada de masones venezolanos, y de la que decía en 1825: "compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y del hombre que manda solo".Vivió el Libertador la encrucijada cuando enfrentó en el Puente de Boyacá el 7 de agosto de 1819 a un hermano que comandaba las fuerzas realistas, el general José María Barreiro; derrotado le hizo una inequívoca señal masónica de SOS a la que Bolívar atendió tomándolo prisionero y días después otro lo ejecutó.

"La patria debe ser escuela de humanidad, no siendo nunca una cosa hecha sino un perpetuo problema, una labor nunca acabada, una futura realidad"

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Acusaron a los masones en otro momento de haber envenenado a Mozart, masón, por filtrar alguna señal masónica en las piezas que hizo para ellos; otro mito. En el Vaticano, a la logia P2 en los ochentas de haber ahorcado al tesorero de esa riqueza estatal. Todos los casos de antimasonería nacen de "anticuerpos" expulsados por el propio organismo, que después la divulgan como una secta abominable. Desconocen ellos el código moral que exige el culto al Gran Arquitecto del Universo a través de las buenas costumbres; que incluyen en sus miembro s a todas las razas, orígenes y credos, pero excluyen a quien tenga un delito, sea alcohólico o adicto o tenga restricción física o mental, porque no consideran que sea postulante a hombre libre.

No son un ave rara. ¿Qué tienen de raro el parque del Obrero con su estatua rosada con símbolos hecha por el maestro Bernardo Vieco, masón; el mural del edificio Coomeva en Ayacucho con tantas caras conocidas y benéficas; el mural de Pedro Nel Gómez en el antiguo Concejo de Medellín o el Palacio Egipcio? todos son mensajes masónicos para la historia y de los autores citados que son hermanos. Usan símbolos arquitectónicos: escuadras y compases, triángulos, soles, lunas, serpientes que se muerden la cola ?uno, el entrometido, irá entendiendo? piso blanco y negro como tablero de ajedrez, que los ojos familiarizados reconocen como la impronta en las solapas de los sacos o en anillos de oro en manos de hombres que van vestidos común y corriente, son prudentes y educados, papás de familias sólidas, que se saludan de manera peculiar: estrechándose la mano con un toque especial o añadiendo tres puntos en triángulo a su firma.

Palabras usuales provienen de prácticas masónicas. El código penal vigente en Colombia copia al masónico. El término taller (examen o reunión para aprender a través de la práctica), tenida (reunión con amigos), balota negra (voto que descalifica a alguien), cuadros (conjunto de miembros), plancha (lista de candidatos), compañero (un colega) tienen origen masónico. Los brindis provienen del ritual, lo mismo que el protocolo parlamentario está basado en el rito francmasón. "Ética civil " y "tolerancia " en boga en Colombia, son columnas de la masonería. Ellos hacen idénticas ceremonias aquí?en Glasgow, Magangué o Pereira? de iniciación a uno que pasó el examen y la entrevista de varios masones de grados altos, un interrogatorio existencial y se sometió a pruebas (ojos vendados, cercanía de una calavera, aislamiento en el cuartico negro que curioseaba Merceditas Ríos) y ha pagado cerca de 100 mil pesos para cubrir los gastos de la tenida y el resto para el saco que contribuye con muchas causas humanitarias (en catástrofes o en educación de niñas o bastones para ciegos, la obra masónica prima).

Poco sale a relucir la masonería local. Con los 200 años de la muerte de Mozart en 1991 y los 200 años de la Revolución Francesa en 1989, se dieron a la luz; en 1971 cuando Salvador Allende llegó a Colombia, se reunió la masonería colombiana en momentos en que él era la figura política latinoamericana del momento para hacerle homenaje a ese hermano y elevar al máximo grado 33 de iniciación a muchos, siendo el Gran Maestro de las Logias colombianas Alvaro García Herreros, lugar que hoy ocupa Raúl González Alonso; por ese motivo el país conoció las caras de ellos. También con un saludo publicado en 1969 a la llegada a Colombia de los tres primeros astronautas en poner el pie en la Luna, el ing. Neil Armstrong, el coronel Edwin Aldrin y el comandante Michael Collins, por ser ellos hermanos masones.

hace unos 6 meses

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Love La placa que quedó en la Luna con signos humanos en oro, tenía el compás y la escuadra; la cámara lunar registró el curioso gesto del ingeniero que puso su mano tendida a la altura de la cabeza y unos pocos lo reconocieron. En ese hito de la humanidad estuvieron presente los masones, porque son legión en la Nasa. Al grabarse el primer Digital Disco en el mundo, consiguieron que la opera de Mozart, La Flauta Mágica, interpretada por la Filarmónica de Berlín con la dirección del maestro Von Karajan, quedara registrada para siempre, siendo todo masónico: orquesta, director y música. Han sido fruto de masones los clubes Rotario y Leones; Baden Powell el de los Boys Scouts; la Cruz Roja; Alcohólicos Anónimos, y conservan su filosofía de neutralidad política y humanitarismo de sus fundadores masones; como la tiene la ONG colombiana creada para defender el derecho a morir dignamente. De corrientes renovadoras hizo parte el Concierto Masónico que se hizo en septiembre de 1991, con piezas compuestas por Mozart para sus hermanos, tocadas por la Orquesta Filarmónica de Medellín, dirigida por Alberto Correa, sin ser masón él ni la Orquesta, ondearon esa noche estandartes con una escuadra y un compás cruzados y una gran G en el centro, de God o gnosis. Radio Bolivariana, adscrita a la universidad católica pontificia que hay en Medellín, habló de la masonería con motivo del concierto que ocurrió en la Universidad de Medellín, claustro fundado por dos masones: Libardo López y Germán Medina (quien fue un tercer gobernador masón de Antioquia), pero fracasó el proyecto al predominar un espíritu contrario a la ética masónica. En aquel concierto no hubo discursos y se financió con 1770 conmovidos asistentes, mayoría de masones en ejercicio o parientes que saben solemne todo acto masónico. La masonería se transmite oralmente y no publica convocatorias: se encuentran entre sí.

"La libertad, patrimonio de la humanidad entera, rayo de lo alto, que nadie tiene derecho de apagar ni amortiguar, es el origen de los sentimientos del honor y de la dignidad"

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Algo ocurre en el ambiente masónico local. El nadaismo, movimiento de protesta a la cerrazón mental que no tuvo que ver con la masonería, ?opinan masones? calibró el ambiente de la ciudad que cambió: porque ya no se escandaliza, como antes, del atrevido que piensa, duda y dice. A pesar de haberse ampliado Medellín a otros movimientos sociales que caldearon el ambiente, la masonería local está ahora de trasteo y para decirlo de una vez, de retirada. Una de las Logias, Armonía # 39, no se reúne asiduamente porque no tiene sede y abatió sus columnas como se le dice cuando dejan de estar activos en conjunto y algunos miembros se fueron; la Luz de Antioquia # 17, frecuentada por profesores de matemáticas de las universidades, está recién salida de la avenida S0, de la casa de un piso, de piedra verde cerca a la quebrada La Iguaná, porque la familia del hermano que la prestó, la necesitaba y la tuvieron que entregar. También Iris del Aburrá # 14 está desubicada, el venerable maestro J.L. González está a la espera de disponer del edificio Sevilla, un inmueble de cuatro pisos que le encomendaron a la Logia, vecino a la vez del cementerio de San Pedro y de la clínica León XIII (preciso el Papa que excomulgó a tantos católicos ingresados en la masonería sin renunciar a ir a misa) para volver a estar activos.

Pero no es sólo locativo el problema. Debates usuales entre masones, aquí se

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encarnizan. Como en la casa de Merceditas Ríos, confluencia de ellos: a su marido Luis Lalinde, su tío Julio Ríos, masón hijo de masón, le preguntaba si le hacían creer en Dios, a lo que parco respondía: ?no tengo que buscarlo porque El está conmigo. Por cultivar la libertad eran y son, personas quisquillosas que no aceptan autoritarismo y parten un grupo y forman otro, como si fueran del movimiento teatral o del partido liberal local: se reproducen por división.

El registro histórico masónico se perdió en Medellín, a causa de persecuciones en las que han tenido que guardar los documentos en las casas u ocultarlos hasta perderlos o destruirlos familiares que los descubren a su pesar. Cada masón mantiene sus trabajos, recortes, recuerdos como tesoro que encuadra dentro de otros objetos masones: todos en el fondo son maníacos coleccionistas: pipas, joyas, vasos, mesas de corte masónico tienen un precio y son apetecibles para los anticuarios cuando uno les llega a sus manos y saben a quién tentar.

Hoy en cualquier cementerio entierran a los masones, pero antes como a los suicidas, los dejaban en los extramuros del Panteón, razón por la cual un antioqueño, Braulio Botero, llegado de La Unión, Antioquia a Calarcá, Quindío, masón, resolvió hace 60 años construir en Circasia un cementerio para librepensadores que sufrió vandalismos e intolerancias correspondientes a distintas épocas, hasta reinaugurarlo en el 82 para acoger en el último escondite a mucho perseguido, con el símbolo de cada una de sus convicciones. Cerca, en Montenegro, hay otro donde aceptan enterrar al muerto de pie si es su voluntad.

"Es necesario poner en duda la obra de los siglos, bajo la influencia del esfuerzo crítico de las generaciones que se suceden y esta misión la cumple la institución masónica"

***En ninguna parte como en la costa Atlántica florece la masonería: en Cartagena, en Santa Marta, Barranquilla y en ciudades más pequeñas tiene asiento y sentido el trabajo masónico. En Cúcuta hay un pródigo trabajo.

Contrasta con el calvario que la masonería en Medellín ha atravesado teniéndose que nutrir de personas de otras partes para no desaparecer. Influyen el Opus Dei, con su poder dentro de la universidad o los problemas que en Colombia han enfrentado con el Concordato. A él se opuso Indalecio Liévano Aguirre, masón canciller, por dar el tratado a la Iglesia Católica un poder a la vez espiritual y político, lo que la lleva tarde o temprano al fundamentalismo, en detrimento del ciudadano libre y responsable y del derecho a pertenecer a una organización intelectual sin ser aislado.

Se ha dado el caso reciente de un masón convertido a una secta protestante llamada La cruzada estudiantil y profesional que quiso ir a la Logia a convertir a esos "pecadores" y de aquella tuvo que salir, porque más que echarlo, si no se ha cometido una falta, lo convencen de que ese no es su lugar.

No ha ocurrido que en una iniciación desista el postulante a pesar de estar vendado, descalzo, encerrado en el cuartico de la reflexión y sentir peligros que acechan. Iniciarse, creen, es morir a lo que se era. Hace falta un lugar correctamente dispuesto con su escenografía para iniciar a los casi 20 aspirantes que están en espera desde el 93.

En América del Sur, Brasil y Argentina es donde más fuerza tienen, en Mina Gerais tienen una universidad de la masonería. Aquí existe una biblioteca masónica en Cúcuta, una universidad en el Externado de Colombia. En los Estados Unidos es la

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Fraternidad de la Acacia quien ayuda a los estudiantes a pagar su formación; tiene Washington el más lujoso templo masónico del mundo. En Cambridge, Inglaterra la logia universitaria Isaac Newton incide decisivamente.

Las consideraciones del semiólogo francés Jean Baudrillard ayudan a comprender el potencial conquistador de la orden si se entiende seducción en el sentido de: "ser sacado de sí y convertido en la prenda de un sortilegio"; una organización discreta con alto nivel de reglamentación que suple insatisfacciones frente a una realidad materialista, inequitativa y abocada a la destrucción colectiva.

"Los hombres son más iguales ante el ceremonial que ante la ley. La seducción, dramaturgia ritual más allá de la ley, es un juego y un destino, de tal manera que los protagonistas son guiados hacia su fin ineludible, sin infringir la regla, pues están unidos por ella y esa es la obligación fundamental: es necesario que el juego continúe, aun al precio de la muerte".

"Arbitraria como la regla del juego, poco importa su contenido, lo esencial es la imposición de una regla, de un signo o de un sistema de signos que hace abstracción de lo sexual. De ahí la afinidad entre los conventos, las sociedades secretas, los castillos de Sade y el universo perverso. Los votos, los ritos, los interminables protocolos sádicos. Lo que les une es el culto a la regla, lo que se comparte es la regla y no su ausencia"..."Perversión y seducción se atraen por su desafio común al orden natural, sin embargo se oponen violentamente la una a la otra".

Hasta aquí Baudrillard, pero uno, el entrometido, puede recordar los orígenes que evocó el experto en medioevo Umberto Eco, en el Péndulo de Foucault, para saber de dónde viene esta historia de los masones. Compendio de la extensa historia que la enciclopedia Espasa cuenta sobre su origen en el templo de Salomón y que dio lugar, según Eco, siglos después a organizaciones de logias operativas de artesanos que construyeron catedrales en Europa y después a logias especulativas de quienes no eran albañiles, en Inglaterra. La historia original es así:

Cuando el rey Salomón resuelve edificar el Templo, un sabio arquitecto llamado Hiram enviado por el rey de Tiro, trajo 153.300 prosélitos dominados que era como llamaban a los extranjeros admitidos, distribuidos en clases: 70 mil aprendices, 80 mil compañeros y 3.300 maestros; cada clase tenía sus secretos y se reconocían entre sí por algunas palabras, toques y señales y debían comprobarse como tales para obtener su salario correspondiente. Terminado el templo tres compañeros queriendo conocer las claves de los maestros para pasar por tales en otros países, trataron de arrancárselas a Hiram. Lo esperan a las puertas del Templo cuando sale de orar y él se niega a dárselas. Uno le pega en la nuca con un compás, el segundo con una escuadra en el pecho mientras el último le descarga un martillo en la frente que lo deja muerto. Los asesinos se llevan el cadáver para esconderlo en una montaña alejada de Jerusalén. Salomón encarga a nueve maestros la busqueda de su arquitecto: encuentran enterrado cerca al Líbano el cadáver de Hiram?Abi y al enterrarlo otra vez siembran una rama de acacia encima para reconocer el lugar. Salomón, pide que trasladen a Jerusalén el cuerpo, vistiendo los arreos de albañiles: mandiles y guantes blancos. La muerte de Hiram deja a la masonería viuda y los masones son hijos de la viuda. La ausencia de tres compañeros no deja duda de quiénes son los asesinos; convoca a nueve maestros elegidos que adoptan el nombre del principal asesino para reconocerse. Cuando los encuentran, uno de los culpables se hiere con un puñal en el corazón y se precipitan los otros por un barranco. Los maestros llevan al rey las tres cabezas, que exponen en el templo en medio de los trabajos con los instrumentos del crimen de Hiram. Satisfecho Salomón de sus nueve maestros escoge a los elegidos con

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palabras, toques y señales secretas de reconocimiento y una banda negra que va sostenida del hombro izquierdo a la cadera derecha, en el extremo colgado un puñal con empuñadura de oro y los nombra Inspectores generales de los trabajos de los masones. El símbolo que Hiram llevaba al cuello: la palabra indecible en un triángulo de oro puro que había tirado a un pozo, la llevan a una bóveda secreta en la parte más oculta del templo, para incrustar el triángulo en un pedestal que cubren con piedra ágata cuadrangular: en la cara de arriba la palabra y en la inferior los grados masónicos. Los 27 juran no revelar lo visto, pactan una alianza eterna y reciben un anillo de oro.

Jerusalén es sitiada, los judíos hechos cautivos por Nabucodonosor y el Templo destruido. Liberado por Ciro, el pueblo judío fue conducido por Zorobabel hasta Jerusalén, ayudado de masones que lo seguían; los elegidos llegan hasta la bóveda intacta y se apoderan del triángulo que funden para evitar profanaciones, rompen el ágata y se ponen a reedificar el Templo, rodeados de enemigos y por eso los obreros trabajan espada en mano. Al final los romanos destruyen de nuevo el Templo, pero los masones aunque ocultos, no se desunen, se propagan por el mundo y se dan a conocer por sus nuevos trabajos.

Hiram era un personaje cuyo genio hacía a los hombres inclinarse ante su misteriosa influencia. La reina de Saba un día quiso verlo con su ejército de obreros. El arquitecto levanta el brazo derecho, traza con la mano abierta una T en el aire, la línea horizontal primero y después la vertical: el inmenso ejército se organiza entres cortes y avanza como las olas del mar sin proferir un grito. Salomón palidece; Hiram extiende el brazo y su ejército para, obediente a la inteligencia que lo domina. Salomón descubre un poder superior al suyo: el del pueblo. Hiram excita el odio de envidiosos, cobardes y traidores; sucumbe a los tres malos compañeros que encarnan la ignorancia, la hipocresía y la ambición. Esta historia la reviven los rituales masónicos que elevan al iniciado de un grado a otro hasta Inspector de los trabajos, el grado 33.

Cuando los romanos toman a Jerusalén, los israelitas lo abandonan buscando un lugar donde respeten los derechos del hombre y al no encontrarlo fundan varias sociedades para buscar el respeto: los Terapeutas, los Escoceses y los Juanistas, fieles a la gnosa, discípulos de Juan de Pathmos. Estos Caballeros de Oriente que mantienen el culto del Gran Arquitecto y los Cruzados, que son los Caballeros de Occidente, se encuentran en Palestina y se comunican algunos de sus misterios, constituyendo entre todos, los Caballeros del Temple.

Se asocian así masones y Templarios. Umberto Eco respeta esa búsqueda de la verdad, pero advierte: "los Caballeros del Temple son cruzados místicos que después se dedican a buscar aventuras porque no tenían una. educación monástica regular y es precisamente un santo católico, San Bernardo, el que los define en jerarquías en un Concilio". Se les llama francmasones porque a los albañiles en Europa en el medioevo se les concedía una libertad civil y una exención de un servicio obligatorio y por eso para expresar su calidad anteponían según el idioma el franc, free o frei. Esto origina corporaciones y gremios que forman cofradías para elegir a un maestro anualmente y para discutir los negocios de la asociación se reunían los 24 de junio, día del nacimiento de San Juan Bautista, que sigue siendo la fiesta de los masones.

Las logias de ahora nacieron en Inglaterra el 7 de febrero de 1717 en la taberna la Corona, admiten a cualquier hombre incluso a los no obreros ni constructores, siempre y cuando sean iniciados regularmente según la tradición. Una constitución aprobada unos años después, fijó los Landmarks, límites aceptados por todas las logias en el mundo.

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Los dos más graves conflictos enfrentados por la masonería se han originado dentro de ellos mismos: Cagliostro, José Bálsamo, fundó logias en 1785 de un rito antiguo y primitivo en España que se convirtieron en un foco de conspiración, por negar la autoridad de los poderes religiosos y civiles. El otro, la obra de un ex?masón llamado Leo Taxil ha provocado la leyenda negra y creado asociaciones antimasónicas que tienen casi tantos congresos mundiales anuales como la propia masonería.

Los masones luchan por la libertad del individuo y su responsabilidad en estos momentos en que los ismos que segregan y exterminan, se sublevan en su contra.

Pero la próxima vez que vea a un señor señalar con su mano como si le fueran a cortar la cabeza, o le oye decir que va a trabajar al taller, mírelo, en alguna parte tendrá la escuadra y el compás que le costaron caro a Hiram y si sabe preguntar, le contará por qué se hizo masón y estará frente aun ejemplar de una especie en extinción en Medellín. Merceditas Ríos no pudo estar dentro, pero si usted es un hombre y cumple el requisito de rectitud y solvencia, enviarán a alguno a sondearle su idea de esa sociedad "secreta". Hacerse masón es simple, pero no lo es preservarse en esta ciudad de enconos cultivados, uno de los cuales es la masonería. Si le hablan de los Protocolos de los sabios de Sión sobre un plan mundial masónico para tomarse el poder mundial, sonría, porque la serpiente de la conspiración se muerde la cola. Puede estar cierto, como al final estuvo uno, el entrometido, que de la masonería para adentro más al oscuro, siguen varias organizaciones más.

"Un hombre es un masón cuando sepa que todos los hombres son tan nobles, tan viles, tan divinos, tan diabólicos, tan solitarios como él y trate de conocerlos, perdonarlos y amarlos. Cuando sepa cómo simpatizar con las tristezas y hasta con los pecados de los hombres, conocedor de que todos combatimos rudamente contra terribles enemigos. Cuando sienta cantar en su corazón la alegría del vivir de manera tan solemne que apague el sordo temor de la muerte".

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Love Ana María Cano estudió periodismo en la Universidad Bolivariana en Medellín. Trabajó en el periódico El Mundo, en Cempro Televisión, en Teleantioquia y Telemedellín. Ha sido profesora en la Universidad de Antioquia y en la Javeriana en Bogotá. Columnista en El Espectador y en Cromos. Tuvo una beca en París en el programa Periodistas en Europa. Fundó La Hoja de Medellín y La Hoja de Bogotá y las dirigió durante cinco años. Estuvo en este experimento de periodismo de ciudad durante 16 años. Publicó su libro “Entrevistas” en la Colección Gubereck y participó con Masonería en el libro de reportajes "Medellín Secreto” publicado por La Hoja.Ahora dirige el Fondo Editorial de la Universidad EAFIT en Medellín. Lo escrito ha sido su pasión permanente

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