mediavuelta 6 | vallas humanas

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MEDIAVUELTA No. 6 ∙ marzo de 2009 ∙ ISSN 2027-0852 Vallas humanas ∙ © Tragaluz editores S.A. www.tragaluzeditores.com ∙ Tiraje: 20.000 ejemplares Distribución mensual y gratuita ∙ Medellín - Colombia Imagen: Fotografismo Tragaluz editores, 2009. Norte Sur Oriente Occidente Occidente Norte Oriente Sur Vallas humanas Vallas humanas

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"vallas humanas" por daniel gutiérrez. mediavuelta no.6, marzo de 2009. una publicación de tragaluz editores.

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MEDIAVUELTA No. 6 ∙ marzo de 2009 ∙ ISSN 2027-0852Vallas humanas ∙ © Tragaluz editores S.A.www.tragaluzeditores.com ∙ Tiraje: 20.000 ejemplaresDistribución mensual y gratuita ∙ Medellín - Colombia

Imagen: Fotografismo Tragaluz editores, 2009.

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Lunes, 6:48 de la tarde es la hora de sali-da de la oficina. 6:53, la hora de parada

en un semáforo del trayecto a casa. A la ventana se acerca, en actitud indiferente, la persona que ofrece volantes de aparta-mentos, oficinas, locales, lofts y todo tipo de nuevos formatos del mercado inmobilia-rio. Con lástima antes que con interés, se recibe el impreso que promete la felicidad en esos metros cuadrados aún sin vender o construir, mediante una fina mezcla de renders y modelaciones más descrestadoras que los proyectos mismos, apoyados en fra-ses utópicas y fotos de banco de imágenes extranjero. Cuando son las 7:12, aún sin

llegar al hogar, aquella escena se ha repetido en igual propor-ción al número de semáforos encontrados, doblemente repetida incluso en zonas de alto tráfico y en horas pico. Al terminar el recorrido, la colección de pro-paganda de todos los formatos y presupuestos disponibles es no sólo notable sino increíblemen-te preocupante. Si este será el fenómeno de todos los días, el martes será mejor rechazar algu-nos cuando no se busque salir vencedor de una competencia de reciclaje, el miércoles será preciso evitar otros cuantos, el jueves sólo se recibirá un par que por descuido se hayan filtrado y para

el viernes será mejor cerrar de una buena vez la venta-nilla y aislarse de la expe-riencia urbana, encontran-do la barrera impermeable ideal ante el tsunami de publicidad, en su mayoría, inmobiliaria, que inunda las calles de varios sectores de Medellín.

Estos sucesos de las travesías diarias preocu-pan, desaniman e irritan por diversas razones. Pre-ocupan, en principio, por cuestiones ambientales y

de polución. ¿Valen la pena las toneladas de papel, tinta, energía y combustible que son necesarias para producir, distribuir y entregar propaganda indiscriminada siguiendo el ejem-plo de una pesca milagrosa? El alto número de la población indiferente a sus ofertas di-ría que no, y cualquier pescador diría que es mejor buscar los sitios claves y tener pacien-

cia. Aquellos insensibles a temas ambientales tampoco quedan inmunes a los efectos de estos mensajes errantes, cuando entendemos que la contaminación no es sólo de carácter ambiental sino sensorial (primariamente visual en este caso). El estado de saturación de calles, aceras y otros espacios públicos se intensifica cuando, además de vehículos y transeúntes, entran a jugar carteles publicitarios de dimen-siones exorbitantes, pasacalles promocionales sobre las vías, tropas de rebuscadores unifor-

Vallas humanas

mados que entregan papeles a diestra y siniestra, y “vallas

humanas” que interrumpen las aceras mientras se dedican a

leer, oír música, hablar por celular e incluso dormir (acciones más

provechosas para la mente y el cuerpo), entorpeciendo las visuales y generando con-gestión. Un sondeo bá-sico y rápido bastaría para confirmar que es más placentero mirar hacia el verde de las montañas que hacia la retocada sonrisa de la chica que invita a comprar 100 metros de “exclusivo sector”, “armo-nía con la naturaleza” o “di-seño vanguardista”.

Desanima la situación porque, si bien no se ha tocado el tema de dinero o ren-tabilidad, es preciso reflexionar sobre las posibles inversiones que podrían suplantar estas prácticas. No sabría ciertamente en qué momento el director de mercadeo y el publicista empezaron a ser titulares indis-cutibles en la plantilla de un proyecto arqui-tectónico, en casos incluso por encima de arquitectos, inge-nieros y diseñadores, pero deberían volver a segunda línea para que su puesto (léase prioridad en el pre-supuesto) lo retomen los temas inherentes al producto y no al mercado. No sólo son sobrevalorados los conceptos de mercadeo como requisito de un proyecto exitoso, sino que son resumidos y erróneamente aplicados (un mercadeo acertado entiende a fondo el contexto y va más allá de las famosas cuatro P). Vienen a la mente algu-nas opciones: ¿Asignar parte del pre-supuesto de promoción a temas de paisajismo o bioclimática? ¿Suplan-tar los volantes callejeros y reforzar los estudios de suelos? ¿Reemplazar las “vallas humanas” por un nuevo practicante que aprenda y a su vez aporte ideas nuevas? ¿Aprovechar el talento humano que se pierde haciendo las veces de vitrina en ta-reas de la construcción? Cada quien pensará otras tantas propuestas interesan-tes que aporten un verdadero valor agre-gado a cada proyecto o refuerce los valores institucionales de cada empresa.

La eventual decadencia de los oficios dignos a manos de, entre otros, los métodos publicitarios promulgados en la actualidad, son apenas parte del problema. Ver jóvenes con vallas tirados en las aceras, algunas veces durmiendo, debe alertar tanto por el desaprovechamiento del potencial físico y mental en tareas superfluas como por la gestación de una nueva cultura del vago bajo el principio “dormir, mostrar y cobrar”.

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El tema es irritante y requiere atención, reflexión y acción.

Existe la posibilidad de que esta u otra de las ediciones de Mediavuelta lleguen a sus manos por vía indirecta

del comercio informal. Este pe-queño periódico circula por

cuatro medios regular-mente: el primero, de

carácter físico, es a manera de separa-ta en el periódico Vivir en El Pobla-do; el segundo, en formato digital mediante listas de

distribución on-line, bien sea porque us-

ted se encuentra en una base de datos o al-

guien que hace parte de ella se lo reenvía. El tercero, ubicados en ins-tituciones o con amigos mano a mano y cuarto, en nomenclatura más no en importancia, es para la distribución li-bre e informal por medio de vendedo-res ambulantes. Algunos vendedores y vendedoras de fresas, chicles, aguaca-tes o cigarrillos entregan ejemplares a los interesados durante sus jornadas de trabajo en esquinas y semáforos de la ciudad. Esta última modalidad de dis-tribución puede llegar a convertirse en la más interesante y democrática de las tres, en la medida que la ciudadanía conozca esta publicación, sus conteni-dos y se superen ciertas prácticas que generan apa-tía hacia aquello que reci-bimos “gratuitamente” en la urbe.

El carácter mercantil y consumista de aquella información que hoy se nos ofrece en el espacio público ha creado una actitud de rechazo a la información libre, bien sean textos independien-tes o avisos de grandes constructoras y comer-cializadoras. En últimas, ni leemos ni apropiamos; sólo imprimimos y cons-truimos.

Volviendo a las posi-bilidades, existe otra aún más interesante para el caso. Si usted rechazó este texto en una prime-ra instancia cuando le fuera ofrecido en la calle y más tarde lo aceptó por otra vía y leyó hasta este punto, es síntoma claro de la enfermedad que padecemos.

Por Daniel Gutiérrez Zapata Ingeniero de Diseño

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No. 6 - Marzo de 2009

Ver jóvenes con vallas tirados en

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antes que con interés, se recibe el

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