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Medina Elvira. Los primeros descubrimientos de Sierra Elvira. Materia/es para el estudio de la arqueología granadina Manuel ESPINAR MORENO, Juan José QUESADA GÓMEZ y José AMEZCUA PRETEL * Introducción La ciudad de Medina Elvira tuvo una extraordinaria importancia desde el siglo ix hasta el siglo xi, y se convirtió en la capital de la cora de Ilbira. Tras su destrucción en el siglo xi, fue abandonada por la población, perdiendo la categoría de madina. Aunque siguieron existiendo en aquellos lugares otras poblaciones, los restos antiguos llamaron la atención de los viajeros y hom- bres de ciencia del reino granadino. El interés que despertó durante el siglo pasado la cuestión de la ciudad romana de Iliberis y la musulmana de Medi- na Elvira, y que dio lugar a una encendida polémica entre partidarios y de- tractores de su identificación 1, no fue en absoluto producto de un interés * Universidad de Granada. Manucí Gómez-Moreno. Medina Elvira. Granada, imprenta de La Leaiiad, 1888. Edición faesi- milar en Granada: Grupo de Autores Unidos, 1986. Estudio preiiminar por Manuel Barrios Aguiiera; Fray Angel Custodio Vega. De/a Santa Iglesia Apostólica de Ilihen-i (Granada).Su fundación apostólica. Lugar de su emplazamiento. Sus obispos y santos y sus escritores célebres. Su jámoso concilio y otros he- chos memorables hasta el siglo xli, por el.. En España Sagrada, tomos LIII y LIV, Madrid, Imprenta y Editorial Maestre, 1961; en el capítulo IV, cuando trata dei lugar de la ciudad llamada liiberri, dice: «Parece inexplicable que siendo una ciudad tan importante y celebrada en la antiguedad haya habido dudas sobre su situación y verdadero ugar. Y no dudas como quiera, sino apasionadas contiendas en- tre los historiadores granadinos. Para un estado de la cuestión, cfrs. las siguientes obras: Miguel La- fuente Alcántara, ‘AntigUedades romanas recientemente descubiertas en sierra Elvira. Conjeturas so- bre la posición de la antigua Illiberis. Examen de las opiniones de Bermúdez de Pedraza, en La Alhambra (1842), pp. 132-140; losé Francisco de Luque, Granada y sos contornos. Historia de esta - lebre ciudad desde las tiempos más remotos hasta nuestros citar l3arceinna, El Albir, 1980. Edición fac- similar de la de 1858; José Antonio Conde, Historia de la dominación de los árabes en España, sacada de varios manuscritos y memorias arábigas. Madrid, Imprenta que fue de Garcia, 1820-1821; Miguel Lafuente Alcántara, El libro del viajero en Granada. Granada, imprenta y Librería de Sanz., 1843; E. Flores, España Sagrada, tomo XII, 1.754; Leopoldo Eguilaz Vanguas, Del lugar donde fue Iliberi,r Im- prenra de los Señores Lezcano y Cía., Madrid, 1881 (ed. facsimitar por la Universidad de Granada, Granada, 1987. Estudio preliminar por Manuel Espinar Moreno); Simón de Argote, Nuevos paseos históritos, artísticos, económicos-políticos por Granada y sus contornar 1). Francisco Espinosa de los Monteros: s. 1.. s. d. (ed. facsimilar por Albaida. Granada, 1985); Juan Agustín Ceán Bermúdez, Sumario de las antigíiedades romanas que hoy en Es paño, en especial las pertenecientes a las Bellas Artes. En la EspañaMedieval. ni’ 18, 9-38. Servicio de Publicaciones. Univ. Complutense. Madrid, 1995

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MedinaElvira. LosprimerosdescubrimientosdeSierraElvira. Materia/espara elestudiodela arqueologíagranadina

ManuelESPINAR MORENO, JuanJoséQUESADA GÓMEZ yJoséAMEZCUA PRETEL *

Introducción

La ciudad de Medina Elvira tuvo una extraordinariaimportanciadesdeel siglo ix hastael sigloxi, y seconvirtió enla capitaldela corade Ilbira. Trassudestrucciónen el siglo xi, fue abandonadapor la población,perdiendolacategoríade madina.Aunque siguieron existiendoen aquelloslugaresotraspoblaciones,los restosantiguosllamaronla atenciónde los viajeros y hom-bresde cienciadel reinogranadino.El interésquedespertóduranteel siglopasadola cuestiónde la ciudadromanade Iliberis y la musulmanadeMedi-na Elvira, y que dio lugar a unaencendidapolémicaentrepartidariosy de-tractoresde su identificación 1, no fue en absolutoproductode un interés

* Universidad de Granada.Manucí Gómez-Moreno. MedinaElvira. Granada, imprenta de La Leaiiad, 1888. Edición faesi-

milar en Granada: Grupo de Autores Unidos, 1986. Estudio preiiminar por Manuel Barrios Aguiiera;Fray Angel Custodio Vega. De/aSantaIglesiaApostólicade Ilihen-i (Granada).Sufundaciónapostólica.Lugar desu emplazamiento.Susobisposysantosy susescritorescélebres.Sujámosoconcilioy otroshe-chosmemorableshasta elsiglo xli, por el.. En EspañaSagrada,tomos LIII y LIV, Madrid, Imprenta yEditorial Maestre, 1961; en el capítulo IV, cuando trata dei lugar de la ciudad llamada liiberri, dice:«Parece inexplicable que siendo una ciudad tan importante y celebrada en la antiguedad haya habidodudas sobre su situación y verdadero ugar. Y no dudas como quiera, sino apasionadas contiendas en-tre los historiadores granadinos. Para un estado de la cuestión, cfrs. las siguientes obras: Miguel La-fuente Alcántara, ‘AntigUedades romanas recientemente descubiertas en sierra Elvira. Conjeturas so-bre la posición de la antigua Illiberis. Examen de las opiniones de Bermúdez de Pedraza, en LaAlhambra(1842), pp. 132-140; losé Francisco de Luque, Granadaysoscontornos.Historia deestacé-lebre ciudaddesdelas tiemposmásremotoshastanuestroscitar l3arceinna, El Albir, 1980. Edición fac-similar de la de 1858; José Antonio Conde, Historia de la dominacióndelos árabesen España,sacadade varios manuscritosy memoriasarábigas. Madrid, Imprenta que fue de Garcia, 1820-1821; MiguelLafuente Alcántara, El libro delviajero en Granada.Granada, imprenta y Librería de Sanz., 1843; E.Flores, EspañaSagrada,tomo XII, 1.754; Leopoldo Eguilaz Vanguas, Del lugar dondefue Iliberi,r Im-prenra de los Señores Lezcano y Cía., Madrid, 1881 (ed. facsimitar por la Universidad de Granada,Granada, 1987. Estudio preliminar por Manuel Espinar Moreno); Simón de Argote, Nuevospaseoshistóritos, artísticos, económicos-políticospor Granaday suscontornar 1). Francisco Espinosa de losMonteros: s. 1.. s. d. (ed. facsimilar por Albaida. Granada, 1985); Juan Agustín Ceán Bermúdez,Sumario delas antigíiedadesromanasquehoyen Españo, en especiallaspertenecientesa las Bellas Artes.

En la EspañaMedieval.ni’ 18, 9-38. Servicio de Publicaciones. Univ. Complutense. Madrid, 1995

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momentáneo,sino querecogíaunatradiciónhistoriográficaquesepuedere-montar al mismomomentode sudesapariciónenel siglo xi, puessuexisten-ciaes recogidapor escritoresárabesposteriores‘t El interésde estosautores,sinembargo,no es másquemeramentedescriptivo.Porsu parte,los historia-dorescristianosque comienzana recogernoticias despuésde la conquistatienensiempremuy presentelos materialesquese arrancabanala tierra, yadesdetempranasfechas.Antolínezde Burgosseñalóqueen 1515 sehabíanhallado(dolos e inscripcionesromanas.

AndrésNavageroes el primer autorquehacereferenciadirectaa la ciu-dad e indica que sc la conocíacomo «Granadala vieja»: Dicho díafuimosaPinosPuente,quehaya tres leguas;en elcamino,antesde llegara estepueblo,enla falda deun montea manoderecha,se venruinasy vestigiosde una ciudadquese creefue la antiguaIliberis, y ahorala llaman Granada la Vieja; piensanotrosqueIliberis estuvodondeahoraestáGranada,porqueen ella se encuentranins-cripcionesdondesenombranlos iliberitanos,perohanpodidollevarsedeun lu-gar tan vecino3. A continuación,y aúnenel siglo xvi, la ciudad de la Sierrade Elvira entró en las historias locales que realizaronDiego Hurtado deMendozay Luis del Mármol Carvajal.

Un recuerdode todoaquellolo encontramosen Márniol Carvajalcuan-do nosdice queencl siglo xvi todavíalos hombrestesorosy otrasmanifesta-cionesmaterialesen aquellasruinasde SierraElvira dondeél creequeestuvola ciudadllamadaIliberia. El texto de esteautornosdice: Por estasrazonessedeja bien entenderhabersido la antiguaciudadde Iliberia cerca de la ribera delrío Cubila, quepasaalpiede la sierraquelosmodernosllamansierraElvira, á laparte del cierzo, dondehemosvisto muchosvestigiosy señalesde edificiosanti-quísimostYlosmoradoresdelos lugarescomarcanosse~tiganen vanocavando

Imprenta de Miguel de Burgos, Madrid, 1832; A. DOrs, «Contribución a la epigrafia romana de Gra-nadas, en Boletín de la Universidadde Granada, 16 (1944), PP. 147-152; Manuel Gómez-Moreno yMartínez, Monumentosromanosy visigóticos deGranada.Granada, Imprenta de la Lealtad, 1890 (ed.ihcsimilar en Granada, Universidad de Granada, 1986. Estudio preliminar José Manuel Roldón Her-vás); Manuel Gómez-Moreno, Guíade Granada,Granada, tmp. de Indalecio Ventura, 1892 (cd. faesí-milar en Granada, Universidad de Granada-loslituto Gómez Moreno de la Fundación RodríguezAcosta, 1982); Miguel lafuente Alcántara, Historia de Granada,s.-omprendiendolas de suscuatropro-uncias: Almería,Jaén, Granaday Málaga. imprenta de Sanz, Granada, 1843-46; José y Manuel OliverHorrado, Granadaysustttonutnenrosdrabe,r Málaga, Imp. de M. Gliver Navarro. .1875; Mariano dePineda y Segundo de Pineda, Arqueología. Observaciones al programa “Conjeturas sobre la posiciónde la antigua Ilíberis, y examen de las opiniones de Bermúdez de Pedraza”~,,en La Alhambra(1842),Pp. 1 93—203; Francisco Javier Simonel, CuadroshistóricosydescriptivrsdeGranadacole..ionadosion

motivodel cuartocentenariodesu memorablereconquista.Madrid, Soc. Ed. de San Francisco de Sales,1 896. Una revisión cte la bibliografía sobre la cuestión de Medina Elvira aparece planteada en el tra-bajo de Manuel Espinar Moreno, Juan José Quesada Gómez y José Amezcúa Pretel, ‘Medina Elvira.INuevos materiales cerámicos y de metal”, Cádiz, 1993; en prensa.

- Por ejemplo, Ibo Hayyan, Ibo Battuta, al Idrísí o Ibo Jaldun. Cfs. los artículos de Manuel Gó-mez-Moreno. “De fliberrí a Granada’, en BRAH,XLVI(1905), y Leopoldo Torres Ralbás, ‘<Ciudadesyermas de la España musulmana”, en ERAL!,CXLI (1957), Pp. 17-218, en los que encontramos sufi-cientes datos dc la época medieval.

Andrés Navagero, “viaje por España’, en Viajes de extranjerospor Españay Portugal desdelostiemposmasremotoshastafines del siglo xv,. Recopilado por J. García Mercadal, Madrid. Aguilar.1952, p. 862.

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en ellos,pensandohallar tesoros,y hanhallado allí medallasmuyantiguasdetiempodegentiles. Ylo quemásarguyequeseaestoas4 esla distanciaquehayde allí á Córdobay ó la sierra de la Helada,quees mesmaquediceAbenRa-xii Finalmente,¡liberia fué ciudadpopulosa,cabezade obispado,y san Ceciliofué obispodella en la primitiva iglesia, y la iglesia catedralde la ciudadde Gra-nada celebrasufiesta el día de hoy y el concilio iliberitano parecemásverosí-mil habersido enesta ciudadqueen Iberia, ciudad de Cataluña, llamadahoyColibre, dequientrata PomponioMe/a‘t

Este mismo autor prosigueexponiendootras razonespor las que secreeque Sierra Elvira estabamuy despobladay es queno reuníarecursossuficientespara contenerpoblaciónimportante: Elvira es nombrecorrompi-do al gustode nuestra lengua vulgar,porquelos morosllaman la sierra dondefueesta c¿udadde1/iberia GebelElbeira, quequieredecirsierra desprovechadao depocofruto, porqueno tieneagua ni leñani aónyerba. Otrosla llamansie-rra de los Infantes,porqueá un lado della, d la parte de Granada,junto á unlugar que llaman el Atarjé, tuvieron asentadosu real los infantesdon JuanydonPedro,susobrino,hijo ynietodel reydonAlonsoelSabiot

Más escuetoen suscomentarios,Diego Hurtadode Mendozaindica enla introduccióna suGuerrade Granada:La ciudaddeGranada,segánentien-do, fuepoblaciónde los de Damasco,que vinieron con Taríf su capitán,y diezañosdespuésquelosalárabesecharona losgodosdel señoríodeEspaña,la esco-gieronpor habitación;porqueenel sueloy aire parecíamása su tierra. Primeroasentaron en Libira, que antiguamentellamaban Illiberis, y nosotrosElvira,puestaen el montecontrario dedondeahoraestála ciudad[de GranadaJ, lugarfalto de agua,depocoaprovechamiento,dicho el cerro de los Infantes;porqueenél tuvieronsu campolos Infantesdon Pedroy don Juan,cuandomurieron rotospor Ozmíncapitándel reyIsmael6

Esta nómina de autoresaumentacon los datos que aparecenen lasobrasde Fernandode Mendo9a~, BartoloméNiño Velázquez~, Luis de laCueva¾Justo Antolínez de BurgoslO, FranciscoBermúdezde PedrazaII

y, ya en el siglo xvííi y en plena polémicade los hallazgosde Flórez en elAlbaicín,el P. JuandeEcheverría12,

4 Luis del Mármol Carvajal. Historia del rebelióny castigode los moris<.osdel reino de Granada.8.A. E., tunjo XXI, Madrid, 1946, libro!, capitulo III, p. 129.

Luis del Mármol Carvajal, Historia del rebelión,..,ob. cii., p. 129.

6 Diego Hurtado de Mendoza, Guerra deGranada,Salamanca, Universidad, 1958.Sobrela defénsayaprovacióndelconcilioIlliberritano, Madrid, Tomás lusti, 1594.Discursosobrela antigñedaddeGranada,Granada, 1601.Diálogosde las cosasnotablesdeGranaday lenguaespañola,y algunascosascuriosas,Sevilla, Fer-

nando de Lara, 1603.llistoria eclesiásticadela SantaIglesiaApostólicade Granada,Granada, 1611.Antigíiedady excelenciasde Granada,Madrid, Luis Sánchez, 1608; Historia Eclesiástica.Princi-

piosyprogresosdela ciudady religión católicadeGranada,Granada, Andrés de Santiago, 1638.<2 Julián María Pérez, Paseospor Granaday suscontornos,ó descripciónde susantiguedadesy mo-

nu,nentos,dadosa la luzpor el célebrepadreJuandeEchevarría,por los añosde1764y ahora nuevamen-tereitoprssOséilustradosconalgunaspequeñasnotas.Granada, Imprenta Nueva de Valenzuela. 1814.

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Los hallazgos de Sierra Elvira de 1838 a 1842

El interésarqueológicopor SierraElvira y lo queen ella podíahabernoera, por tanto, muy recientecuandodeterminadoshallazgosen 1836 llama-ron Ja atenciónde loseruditosquepor entoncesseempezabana agruparenlas primerasinstitucionesque tratabande proteger,estudiary preservarelpatrimonio histórico y arqueológico.Fruto de la actividadde los habitantesde las poblacionescercanas,quizáansiososdc encontrartesoros,como yacomentaraMármol en el siglo Xvi, seprodujeronunaseriede hallazgosfor-tuitos que,afortunadamente,llegaronal conocimientodehistoriadoresy ar-queólogosde Granaday quesecontinuaronen 1842,momentoen el que seemprendieronaccionesdecisivasparadara conocerlos descubrimientosre-alizadosenaquellosaños.

Nos cuentadon Joséde Castroy Orozco,marquésde Gerona,en la Me-monapresentadaa la RealAcademiade la Historia, en 1842 13 queen el mesde abril de aquelse descubrieronunossepulcrosromanosen las vertientesmeridionalesde SierraElvira, lugar distantepoco más de una lenguade laciudadde Granada.El acontecimientofue tan importanteparala Arqueolo-gía de la épocaque lo dierona conocercasi todoslos periódicos,y en espe-cial los de la ciudad. Sin embargo,para esteautoraquellosdescubrimientosno tuvieron la divulgación que merecían,pues ocurrieron en un momentopocopropicio parala Arqueologíagranadina:Estesuceso,que,divulgadohacemediosiglopor la repáblicadelas letras, hubierapuestoenexpectaciónla curio-sidadde todos losestudiosos,ha pasadoypasaráprobablementehoydesaperci-bido, porquela política es la exclusivaé intolerabledeidadquereclamade conti-nuoelhomenajedela mayory másgranadapartede nuestrosescritores.

NoJáltarátampocoquienoiga con inoportunodesdénlapresentenarración,destinadaá exponermodestay concienzudamentelas circunstanciasde un ha-llazgopuramentearqueológico,cuyomayorresultadoseráproporcionarun nue-vo dato á los eruditos,para resolvercon másacierto algunascuestionesdegeo-grafía histórica.

Pero rebajada á tal punto la importancia del descubrimiento,quédaletodavíasobradointeréspara losaficionadosal estudiode nuestrasantigUedades,estudiotanto más malamentedesatendidoentre nosotros,cuantomayor es lapredilecciónque muestranuestro siglo hacia otro quevieneá ser su término yconsecuencia14

Adelantándosemuchosaños a posterioresformulacionesteóricas,esteautorseproponeconocercuestiones,queél considerabafundamentales,so-bre la GeografíaHistórica, el nombrede unaciudad desconocida,el descu-brimiento de medallasy otros objetos, etc., que puedenarrojar inmensaluz

“ José Castro y Orozco, marqués de Gerona, <‘Examen de las antigUedades de Sierra Elvira. Me-moria presentadaá la Real Academia de laHistoria. en 1842”, en Obraspoéticasyliterariasdedonio-sé de Castro y Orozco, marqués de Gerona, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas,Madrid, Imprenta y Estereotipa deM. Rivadeneyra, 1865.

‘~ José Castro y Orozco, <‘Examen de las antigúedade>..”. ob. cii., pp. 7-8.

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sobreel conocimientode las artesde un pueblo,el estadomoral,social y po-lítico de aquelloshabitantese inclusolas consideraimprescindiblesparalahistoria dela humanidady, además,sirvenparaconocerun períodopocoes-tudiadoy conocidopor los historiadores.La memoriaelaboradapor donJo-séde Castroy Orozcosobrelosdescubrimientosde SierraElvira teníala in-tención de ofrecer a los especialistasde la Academia de la Historia unosmaterialesy estudiosqueconsiderabaimportantes;por esola elaboróde for-ma general, fiel y metódicasobreunos centenaresde sepulcrosque por lasaparienciaserandel siglo y. El nuevohallazgono podíapasardesapercibidoparalos arqueólogos,no sólo de Granada,sino de España,pueserandeunaépocapoco conociday de suanálisisy estudiosepodíanobtenerresultadosinteresantesparala Historiade Granaday sustierras.Dice Castroy Orozco:Nosontan ricos nuestrosdepósitosde Arqueología,ni tansabidosy patenteslosusosde la vida íntimade aquellosremotos,quenossea lícito desperdiciarasíelnuevocaudaldenoticiasquela casualidadacabadeponerennuestrasmanos~

La Arqueologíay la culturamaterialgranadinaa partir deaquelmomen-to van a versereforzadasy estasexcavacionesfortuitas, llevadasa caboporlos jornalerossin trabajode Atarfe, proporcionaríanlos materialesquemuypronto formarían los fondosmás importantesdel Museo ArqueológicoPro-vincial. Desdelos hallazgosde los años1836-1838hasta1842 apenastene-mos noticias,pueslos trabajadoreshabíansacadoalgunos objetos sueltosabriendosepulturas.Aquellas accionesseránmuy importantesen abril de1842 al llegarunaépocade escasezdetrabajoy de necesidadeshumanasporlo que los jornalerosse trasladaronhastael denominadopagode Marugánysusinmediacionesy comenzarona excavaren unafinca unagrancantidaddetumbasqueformabanun cementerio.

Don José de Castroy Orozco dedicala segundapartede la memoriaacontarnoscómo los miembrosy sociosdel LiceoArtísticoy Literario de Gra-nada se interesaronpor aquellos hallazgosarqueológicosde SierraElvira;eranlas personasmáscultasde la ciudad, interesadosespecialmenteentodolo quepudiesearrojar luz sobrela historia de Granaday sustierras.Entera-dos por los periódicosy la vozpúblicadelo queestabasucediendoen las in-mediacionesde Atañe, del descubrimientode tumbasy objetosdignosde laatencióndelos arqueólogos,dispusieroninterveniry trasladarsehastaallí paraverel lugar, rescatarcuantosobjetospudiesenparaestudiarlosen profundi-dad,inquirir laverdadde cómosehabíandescubiertopor los trabajadoresy,sobretodo, evitar el posible extravíode las manifestacionesmaterialessiquedabanen manosde unosinexpertosy de la codiciaparticularde algunosindividuos. Todo un programade actuaciónarqueológicaque trata de de-mostrarnosel interéspor las antigúedadesde los miembrosdel Liceo Artísti-co y Literariode Granada.

Lo primeroquehicieronlos miembrosdel Liceo al tomarconcienciadela importanciadel temafue reunirseparatratar de los hechossucedidos,ela-

José Castro y Orozco, «Examen de las antigUedades..’, ob. cit., pp. 8-9.

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borandounosacuerdosquequedaríanplasmadosen un acta.De maneraso-lemne,y cuidandode que loshallazgosno fueranunainvención,determína-ron trasladarsehastaaquelloslugaresrealizandouna excursiónde trabajo.Fue publicadaestaactadíasmástardeen el periódico la Alhambracon len-guaje sencillo y recopila lo sucedidomuy sucintamente.El contenido deaquellaacta es el siguiente:Arqueología. Tenemosla satisfacciónde publicarlos trabajosquehanprestadolos individuosdela Juntade Gobierno,y lossociosqueaparecenen lasactasqueá continuaciónseinsertan,prometiendoá nuestroslectorescontinuardandoá luz los demásquesobretan interesanteobjeto sehi-ciesen.La Redacción.LiceoArtístico y Literario. Acta de la Junta de Gobiernode/24deabril de1842.

SeñoresAndreu,Sagredo,Enríquez,Herrazt¿Seleyóy aprobóel acta anterior, eligiéndosepreviamentealSr Herrastipara

queautorizaseestaporno haberconcurridoelSr. Secretario.Habiendomarujéstadodicho Sr. Herrasti queen la jurisdicción del pueblo

delAtarfe,por bajo del Cort¿io titulado deMarugan,y en tierras de la propiedaddel Sr D. GonzaloEnríquezde Luna, se estabanhaciendoescavacionespor losjornalerosvecinosdel mismopueblo,de las quese habíanextraído esqueletos,ánforas, anillos, brazaletes,medallasy otros efectosquehacíanpresumir fuesende una antigúedadremota,y por lo mismopropiospara ilustrar la historia deestepaís, se acordó:quelaJunta de Gobiernoen unión de variossociosqueha-bían manifestadodeseosde concurrir, seconstituyeraen dicho sitio, y tomandocuantasnoticiascreyeseconvenientes,seles diera, en el casodequelos descubri-mientosfuesendela importanciaqueera depresumir,la debidapublicidad Conlo queseconcluyóel actode quecertifico. JuanHerrasti, Srio 16

Varios miembrosy sociosse trasladaronhastaAtarfe y subieronal lugardondese habíanproducidolos descubrimientosarqueológicos.En el Pagode Marugán levantaronacta de lo ocurrido, fecha26 de abril de 1842, di-ciendolo siguiente:Otra. Constituidosen el sitio nombradopagode Marugan,términodel lugardeAtaje,partidojudicial de la ciudaddeSantafé,provincia deGranada,hoy 26 de abril de 1842 los Sres.de la Junta de Gobiernodel LiceoArtísticoy Literario de dicha capital, D. SalvadorAndreoDampierre, Consilia-rio, y comotal Presidenteinterino, D. Juan Herrast¿ Bibliotecario, y D. MiguelMaría Enríquezy Campos,Tesorero,acompañadosdelosSres.SociosD. JosédeCastroy Orozco,D. Miguel LafuenteAlcántara,D. NicolásPeña/very López,1).JuanMaría Fonseca,D. JuanyD. FermínAbarrátegu4D. Fernandoy D. VicenteMorenoy Bernedo,quefueelegidopor aquellapara quehiciesede Secretario,yextendieraesteacta; seprocedióa reconocerescrupulosamenteel terrenoen queseestabanpracticandolas escavacionesqueocasionaronel acuerdode la luntade 24 del actual;y de lasnoticiasadquiridasresulta:queprivadoslos jornaleros

Juan Herraati, «Arqueología”, en La Alhambra.I (1542), p. 129. “Arqueología. Liceo Artístico yLiterario. A.cta de la Junta de Gobierno deI 24 de abril de 1842<’, en 1-a Alhambra,1(1842). pp. l29-131; José de Castrc, y Orozco, “Examen de las antigíiedadcs..”. ob. cit, pp. I 8-20. Nos Iransmite lasnc,Iicias aparecidas en 1-a Alhambra.

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de Atarle en estosúltimosdíascon motivo de las lluvias, se dedicaronalgunosásacarpara venderlas losasqueseencontrabanenclavadasen aquel terrenosir-viendodecubiertaá unassepulturashalladashabrácuatroó seisañossinqueleshubiesellamado la atenciónlos esqueletosque contenían,hastaahora queen-contraron unossarcillosquereconocidospor losplaterosde Granada,resultaronserdeoro, yse vendieronen280reales.Estesucesofuecausadequesereunieranhabráunosdoceó quincedías los jornalerosen mayornúmeroá abrir sepultu-ras; habiéndolohechohastaelpresentedemásdedoscientas,en lascualessevenhuesosno sólode hombressino de niñosy mujeres.En algunashaydoscadáve-resjuntos;enotrasunosoloyenotrashastacuatroycinca

Abiertosá presenciade todoslos Sres.de quese deja hechamencióncuatrosepulcrosentodossehallaron esqueletoshumanoscompletosquealsimpletactosequebrabano pulverizaban:en algunassepulturashabíaal lado izquierdodelacabezadel esqueletouna ánfora o cantarillo de barro cocido, cuya altura seríacomode una cuarta en las mayores,y su hechuravaría pero sin jeroglíficosniinscripciones;en las huesasdondeestasánjórasaparecieronno se hallaron dijesde mujerpor lo quese infirió quefuesende hombres:laspiedrassepulcralesnotienentrabajo alguno artístico ni inscripción: los esqueletostodosestabantendi-dos con lospies oriente; dejándosenotar tambiénqueel terrenoqueaún no sehabíadesenvueltodebíaser cementerio,y queacasoadelantandolas- trabajo seencontraríanotrossignosqueaumentasenla luzquelo yadescubiertodaba parala ilustracióndela historia delpaís.

Habiendopresentadolos trabajadores,comosacadospor ellos de los sepul-cros, varios brazaletes,anillos,pulseras,alfileres, aretes,evillasparacorreaje, tododesimilor y cobre(y los aretesdeplata)y algunascuentasde ámbary cristal dediferentescolores,seacordó comprarlo todopara elLiceo,dejandoencargadoalSr D. GonzaloEnríquezde Luna, dueñodel terrenoy vecino de Granada,queadquiriera tambiénánombredel mismoLiceo cuantosobjetosnuevosseencon-trasen, avisandooportunamentesi se descubríaalguna inscripción ti otra cosanotable.Entre los anillos hay uno alparecer signatorio con la cruzy dospalo-mas,ó avesa suspies, símboloqueno se ve en los restantes,ni tampocosobreningunalosa sepulcral,puestodassonlisas. En la evilla ó piezade un cinturónhayuna inscripción queparecede carácterlatino y estácompuestade cuatrole-trasdiferentes.

El sitio dondeestasescavacionesseverificanformauna hoyaó planicieentrelos barrancosy cerrosde la Sierra de Elvira: hayen él todavíavegetación,y tienepor horizontenatural un círculo derocasy colina&

Acto continuosereconocióun acueductoantiguo depiedra quedeordendevariosparticularesdelpueblodeAtarle seestádescubriendocomoa cuarentava-rias dedistanciasde dichocementerio,ydesdeestesitio sebajóalpagoquenom-bran delos Tejoletes,pertenecienteal cortijo llamadodelas Monjas dela Encar-nación,donde,no muylejos delos mismossepulcrosypor bajodedichopagodeMarugan, se encuentransuperficialy subterráneamenteladrillos, tejas,pedazosdemezclade caly arena,y muchospozossecosalparecer,y de considerablepro-fundidad

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Siendode presumirpor todo, quedicho cementeriopertenezcaá una anti-gliedad muy rémota,pueslos nacidosno tienende él noticia, y los restoshastahoydescubiertosno parecenárabes,laJunta acordó excitarel celode la Seccionde Cienciasy Literatura del Liceo,á fin dequeilustrara estepuntoimportante,yquepara el/o sediesepublicidadá esteactay á la dequese hacereferenciaen elperiódicoLa Alhambra, remitiéndoseigualmentecopiasde ellasá la Academiade la Historia y SociedadArqueológicaMatritense:asimismodar tambiénparteal Sr JefeSuperiorPolítico de la Provincia,por si estimabaoportunoelevarlanoticiaal Gobiernode£ M. Yfinalmente,quefirmada lapresenteactapor todoslos queconcurrieroná la dicha expedición,se entregueoriginal alSr Presidenteparasuarchivo en la Secretaríageneraldel Liceo; de todo lo cual certifica—Sal-vadorAndreoDampierre.—JuanHerrasti.—MiguelMaría Enriquezy Campos—Joséde Castro y Orozca—Miguel LafuenteAlcántara.—NicolásPeñalvery Ló-pez—JuanMaría Fonseca.—JuanAbarrátegui.—Fermín AbarráteguL—FernandoMorenoyBernedo.—VicenteMorenoyRemedo,Srio 17

“ Vicente Moreno y Bernedo, “Acta del día 26de abril de 1842”, en La Alhambra, 1(1842), Pp.130-131; José de Castro y Orozco, Examen de tas antigUedades de Sierra Elvira. Memoria presenta-da a la Real Academia de la Historia.’, PP. 19-2 1, cita casi toda el acta completa, corrige los erroresortográficos del acta y añade alguna nota a pie de página como la que hace referencia a los pozos. Nosdice: Estospozos,notablespor su número,yá vecespor la simetríaconqueestáncolocados,fueron,al pa-recesabiertospor los reyesmorosde Granada,comopresersativode los terremotostan frecuentesen lasinmediacionesdeSierraElvira,

En la obra de Francisco Martínez de la Rosa, l)oña Isabelde Solís,reina de Granada.Novelahistó-rica. BibliotecadeAutoresEspañoles,obras dedon FranciscoMartínezde la Rosa,vol. tV, estudio preli-minar de don Carlos Seco Serrano, Madrid, 1962, capitulo XXIV, p. 63, nos encontramos una notasobre estas cuestiones: Nosdice queAhen(‘omixa setrasladóa unatorre de la sierrasin fruto (Elbeyralallamaban)a cortadistanciade Granada,enel mismoparajedondesecreeque tuvoasientola famosaIii-beria:

‘Por estas razones —dice Mármol— se deja bien entender haber sido la antigua ciudad de iliberiacerca del río Cubila, que pasa al pie de la sierra que los modernos llaman sierra Elvira. donde hemosvisto muchos vestigios y señales de edificios antiquísimos. Despohíada tliberia, sólo quedó el castilloy algunos barrios de la ribera del río, y los reyes moros daban aquella tenencia á deudos suyos o per-sonas de cuenta,> (Mármol, Historia del rebelióny castigodelosmoriscos,libro 1, cap. III).

Dejandoa un lado las interminablesdisputasde los eruditosacercadesi la famosaciudadde Iliberiatuvosuasientojunto a la sierra de Elvira, ó en la partemásalta deGranadao ensuscontornos(opinionestodasquecuentanmuchospatronosymáso menosrazonesensuapoyo), no tienedudaquea las faldasdela sierra de Elvira existieronantiguaspoblaciones;no escasasde extensióny degrandeza,segúnlos monu-mentasquesehanhallado en los pueblosasentadosa la raíc deaquelmonte,como la Atarfe, Albolote,yaun masenlas cercaníasde Pinospuente,situadoenun territoriojértil, porestarabastecidodeaguas.

Noasíelqueyacealpie dela sierra,por el lado fronteroa Granada;árido ysec.ohastaelpuntodecon-firmar el nombrequeledieronlos morosde sierra Desaprovechada o de poco fruto. Lo únicoreparableen aquelloscamposeselgran númerodepozos,abiertosen tiemposantiguosyhoydía casicegadosNi suextensiónni suforma, ni lo cercaqueestánunosde otros, dejanarbitrio a creerquesirviesenpara recogeryguardar las aguas Tampocomepareceverosímil,comoalgunosescritoreshan imaginado,quefuesensilospara conservarlosgranos;puesparecende corta cabida, tan anchosde arriba comodeabajo,ypor ningúntérminoseasemejana los que los morosteníanen Granada,ni a los queabrieron en otrasprovinciasdeEspañay fueradeella.

Si meeslícito aventuraríasconjeturasquemehan ocurrido, de.spuésde registraraquellosparajes;creoque tal vezlos mencionadospozosfuesencomotaladroso calas,para buscaralguna mina;por sersemejan-tesalasquesevenabiertosdeantiguoensierra Morenayen otraspartes.

Tampocopudieraser(por másextrañoque a primera vistaaparezca)quelos moroshubieranabiertoaquellospozos,comootros tantosrespiradorespara evitaro disminuirel riesgode los tembloresde tierra,

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Estosdescubrimientostambiénfueron analizadospor Miguel LafuenteAlcántara,quenosofreceotrosaspectosdelo ocurridopor aquellosdíasenSierraElvira. Su relatoes el siguiente:En suvertientemeridional, á distanciade medio cuartode leguadel pueblodel Atarft en un paraje agrestecercadoamaneradeanfiteatropor una líneaderocasáridas, cuyoaspectorecuerdaalyer-mo de losdospiadosossolitarios, queun artista españolhapintadoen un acce-sode melancolía,sehandescubiertoun vastocementerioromano,un acueductoantiquísimoy otrosvestigiosdepoblación.Excedende200 lassepulturasqueenmuypocosdíasse han abierto,~se encuentraen ellas esqueletosíntegros,cuyasdescarnadasmanosse venadornadascon los anillos signatoriosde los caballe-ros romanos:algunosconservanen la boca la monedaparapagará Caronte,ycasi todosla ánforasepulcralen la cabecera.Unos tienenbrazaletesricos deoroydeplata, cuentasdeámbary de cristal,pendientesdeplata conrarísimosador-nos;otros, restosdearmaduray piezasdesconocidas,figuras decuadrópedosenformadeconsejos,y antiguallasymenudenciascuyousono adivinamoshoy ‘~.

El descubrimientose produjo por casualidady la mayoríade lasperso-nas,sobretodo las queno teníantrabajo,se dedicarona la búsquedade te-soros fundamentándoseen las tradicionespopulares:Desdeluego sedirigie-ron á la próxima sierra, donde se encuentrantorreones,cimientosde casas,cisternasy otras ruinas. Determinaronhacerexcavacioneshacia la partemeri-dional en elpago queconservael nombreárabede Marugan,en tierraspropiasdel Sr. D. Gonzalo1-lenríquezdeLuna,y ápocaprofundidadoyensonarenhue-co losgolpesdela alzada. Vivamenteestimuladosaquellosinfelices, redoblansutrabajo, desenvuelvenla tierra y encuentranunagran losa sostenidapor otrasdos colaterales. Bendiciendola buena estrella que les había guiado á aquelparajedondeellosveíanya las arcas dealgúnpríncipemoroatestadasde ríque-

la levantan.Calcúlesecuálesseríansuadmiracióny extrañeza,al contem-zas,pIar en vezde relucienteoro, la descarnadaarmazónde un esqueletohumano,queal ladodel cráneotenía unaánfora,y en la falangede un dedoun anillo en-mohecido.

hartofrecuentesen Granada,yquedesdelos tiemposmásrérnolos hastaelpresenteparecequetienenlosmásde ellossu centroenla sierradeElviraysusinmediaciones,

Que los morosestabanmuypersuadidosde la eficaciadesemejantepreservadso> seinfiere deestepasa-jede un historiador, hablandodelterremotoquesesintióenGranadapor el mesdejulio de 1526, al cualseatribuye, segúnla comúnvozy fama, quela emperatrizyotraspersonasde la corte sesobresaltasenypersuadie.senal emperadorqueno estableciesesu moradaendichaciudad El remedio contra estos te-rremotos —dice Plinio— es hacer muchos pozos y cuevas hondas, por donde exhale y respire el vientometido en las venas de la tierra. Y los moros, como filósofos, tenían en la calle deElvira unpozairón.llámanle así por ser muy profundo y ancho, que servía para este efecto, y le cegó nuestro mal gobier-no, pensando que pozo sin agua estaba ocioso,’ (Bermúdez de Pedraza, Historia eclesiásticadeGrana-da, parte 4<, capítulo XLVtH).

Aúnsubsistecegadoestepozo,llamado comúnmenteelpozoairón, y tan arraigadaquedóla creenciade los morosrespectode las ventajasdedejarlo abierto,queel vulgoaúnalri buye la repeticióndelosterre-motosala providenciade haberlecerrado,comoseordenópor fundadosmotivosdebuengobiernoypali-cta.

‘> Miguel Lafuente Alcántara, «AotigUedades romanas. Recientemente descubiertas en Sierra El-nra Conjeturas sobre la posición de la antigua Illiberis. Examen de las opiniones de Bermúdez dePe-draza,>, en La Alhambra(1842), p. 133.

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Nodesalentadoscon tansingularhallazgolosdel tesoro,y calculandoquenoestaríasolaaquella sepultura,siguencavandoá derechaeizquierda,ypor ambosladosen línea rectadescubrennuevossepulcros.Mas no quedarondel todode-fraudadaslas esperanzasqueen un principio concibieron.En un esqueletoen-cuentranademásde/anillo, unosaretesde oro, quefueron vendidosdO. N San-cho, platero de esta ciudad; en catorce duros. Este buen resultadoles animódoblemente:y emprendidoscon ardor los trabajos,enpocosdíasvan descubier-tos másde 200sepulcrosy un acueductoquevariosparticularesdel Atarle hanmandadodesenterrarenmayorextensión‘~.

LafuenteAlcántaraconstatala veracidadde las antiguedadesdescubier-tasy reseñala compraquese realizóa algunostrabajadoresde diversosbraza-letes,ánforas,anillos, cuentasdeámbarydecristal, monedasconcaracteresinin-teligibles, que deberánpresentarseen la primera exposición del Liceo. Apresencianuestrase abrieron varios sepulcros,y alzada la losa de uno de ellos,contemplamosla armazóncomp/etade un cadáver,cuyaánforay anillo tuvolacuriosidaduno delos concurrentesde extraercon sumanode la mismahuesa.Losesqueletosapenasse tocan,sedes/taceny loshuesossepulverizanconfacili-dad20

Según sostieneesteautor,estecementeriodebió pertenecera la célebreciudad de Illiberis, situadaal ponientedel Atarjé, en el descensomeridionaldela sierra, términoe inmediacionesdel cortijo llamadode las Monjas. Losdescu-brimientoshechosen brevesdías y los quecontinúansin interrupción, la abun-danciadelasalhajasencontradasrevelanla proximidadde unaciudadpopulosay opulenta21

En aquellos monumentosse recogieronmuchos de los objetosapareci-dos, se encargóa algunosespecialistasla confecciónde informesy trabajosque permitiesendelimitar la importanciade los objetosy la épocaa la quepertenecían.Pocoa pocose irían estudiandolos hallazgosy otros pormeno-res, y tras analizartodo concienzudamentese daríanunosresultadosmasexactossobrelos temashistóticosya artísticos.

El Liceo, tras rescatarde manosdel olvido, de la rapacidady de la des-trucciónlos restosencontrados,determinóencargarvariosestudiosa algunosde sussociosmásdestacadospor sudedicacióna las letrasy susgrandesco-nocimientos.Estosanálisispretendíanexaminardetalladamenteaquellosres-tos arqueológicostanpreciososy darunaexplicacióncientífica de los hallaz-gos que permitiesenofrecer a los estudiososy profanosun conocimientosobreJa antiguedadque teníany la importanciaquese pudiesederivarparalos estudioshistóricosdeGranaday de España.

Los encargadospor el Liceo Artístico y Literariofueron don Nicolás Pe-ñalvery Lópezy don Miguel LafuenteAlcántara22 y sustrabajosfueron pu-

Miguel Lafuente Alcántara. <‘AntigUedades romanas..”, ob. cii., p. 134.2<’ Miguel Lafuente Alcántara, <‘AntigUedades romanas oh cii.. pp. 134-J35.2’ Miguel Latitente Alcántara, «AntigUedades romanas.”. ob. cii., p. 135.

José de Castro y Orozco, <‘Examen de las antigUedades.>’, ob. de, p. 22. Nos dice que ambaseran personas muy conocidas cts Granada y además destacaban en la república de las letras. Don Mi-

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blicadosen el periódico La Alhambraen el mesde mayo de 1842.Sus razo-namientosy buenhacerhistoriográficohicieronquesusopinionesfuesenpu-blicadasenotrosperiódicosdela época,nacionalesy extranjeros.Los hallaz-gos de SierraElvira, graciasal estudiode estosdosjóvenesinvestigadores,llegabana la opinión públicade otras provinciase incluso a los estudiososextranjeros.Las reflexionesde Nicolás Peñalvery Lópezseorientanhaciaelterrenoarqueológicoy lasde Miguel LafuenteAlcántarahacialas afinidadesgeográficasdel descubrimientorelacionándoloconla historia romano,visi-goda y musulmanadel antiguoreino de Granada.Por esoCastro y Orozcoindica que: apenashan dejado cosaalguna quedecir á quien despuesde ellostenganquetomarlapluma23~

LafuenteAlcántara,en suartículoya citado,nosintroduceen la panorá-micade las colinasdeSierraElvira y surelacióncon el poblamientoa lo lar-go del tiempo.Nosrecuerdacómo al contemplarel hermosocuadroquepre-sentala Vega,llaman la atenciónlas alamedasy sotos,el verdor permanentey los cultivos de la llanura, contrastandoestalujosa vegetacióncon las coli-nasdondesehabíanextraídolos restosarqueológicos,siendomuy expresivoen sudescripción:Las colinasdeSierra Elvira, siempreáridas, siemprerebeldesal cultivo, y en cuyoingrato suelo ni se creíanflores, ni dora miesesel estío, nimaduranfrutaspara el sustentoy regalo de los habitantesde estascomarcas.Aún esmás: la nieveen la estaciónde invierno cobíja las cumbresde lassierrasinmediatas,y cubreá vecesla superficiede la Vega, nunca blanqueala deSierrade Elvira, queliquida los coposapenascaen. La causade estefenómenoes bienostensible.La Sierra de Elvira presentatodos los indicios de su origen volcá-nico24

Basándoseenesteorigenplutónico,el autorafirma queabundanlas piri-tas de hierro, el cobre y el azufre,esparcidospor el suelo,molesde cascajoque rellenan las cavidadesy resalta,especialmente,la abundanciade aguastempladasque brotanpor un insondableboquerón,de dondetoman el agualos bañosque utilizan algunaspersonas.Recuerdalos recelosy el pavordealgunos cuandovisitan aquellos subterráneosy cavernas,rememorandolaexístenciade un foco deterremotosen tiemposremotosqueha ocasionadoestragosa lo largo del tiempo y del que todavíase esperabannuevascatás-trofes.

El mismoLafuenteAlcántara hablade los terremotosque afligían a lascomarcasde Granaday, siguiendolos datos de FranciscoBermúdezde Pe-drazay de FranciscoMartínezde la Rosa,tratade explicarnosqueGranadaperdió la ocasiónde ser cortede CarlosV y de sussucesorespor causadcl

girel Lafucnte Alcántara fue más tarde autor de una famosa Historia de la conquistade Granada, 3tomos, que le valió para ser nombrado académico de la Academia de la Historia. Murió este persona-ie muy joven en La Habana en 1850. Por an parte, el sefsos Nicolás Pe~alver y López, poeta y literatoen aquellos momentos, dedicó su vida al estudio del derecho y se convirtió en uno de los magistradosmas respetable. Más tarde ejerció de regente en Madrid.

23 José de Castro y Orozco, ‘<Esamen de las antigúedadcsa’, ob. c:it., p. 23.24 Miguel Lafuente Alcántara, ‘AntigUedades romana>.>’, ob. cit, p. 132.

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terremotode 1526 y otros ocurridosantes.En estesentido,LafuenteAlcán-taraseñalaquelos terremotoseranaúnmásviolentosenJa sierray suscerca-nías,puestoqueéstosiban perdiendofuerzae intensidadenproporcióna ladistanciaa dondese extendíanlos sacudimientos.ParareforzarestaideanosreJataque,siendojoven, ocurrieronvarios temb]oresa principios del sigloXIX, sobretodo en 1804,dc los cualesescuchóreferenciasde los consterna-doslabriegosy aldeanosde la Vega,queen medio de susrelatosy conversa-cionespronosticaban,encomendándosea los santos,el riesgo que vendríadel terremotodespuésde escucharcualquierestruendoque se producíaenSierraElvira, haciendoreferenciaa queen la oscuridadde la nocheseveíandespedirfogatassulfúreasparecidasa losrelámpagos.

Este autorcontinúainformándonosde quelos sencilloslabradores,inca-pacesde explicaraquellaslumbres,que considerabanel asomode un fuegosubterráneoqueamenazabasepultarlosinstantáneamenteen un largo debetúnencendido,huíandesushogaresconvertidosenruinasy secreíanseguroscuandoestabanen despoblado,escenascalamitosasque se repetíanconstantementeyquetodosloshabitantesdelos contornosgranadinosconocíanpor experien-cia, puesera muy raro que en cualquierañono ocurrieraningúnterremotomás o menosviolento, quenos recuerda,segúnLafuente,la funestaproxImi-daddeun foco temible.

En los descubrimientosproducidosa partir de finalesde los años30, yespecialmenteen 1842 sedescubrieron,en total,másde 200 sepulturas.Trascontarnoslas circunstanciasdelos hallazgos,se permiteunadigresión refle-xionandosobrelas emocionesque embargabansu ánimo al mirar esparcidapor el viento aquellascenizasquehabíanreposadoen paz durantetantossi-glos, hombresque sin dudacontemplaronel mismo sol, vieron las mismasmontañasy el hermosopaisajeque seofrecíaa la vista, exclamando,‘Quiénsabe,decíamos,si nuestroshuesasal cabode siglos, blanquearáncomoéstoslasuperficiede la tierra, y seránun objeto de curiosidadparafuturasgeneraciones!Concluyellamandola atenciónde queestosdescubrimientospermitiríanes-ciarecerunacuestióndegeografíaantigua,puestoque,paraél, el cementeriopertenecióa la ciudad de Ilíberis, situadaal ponientede Atarfe, cercadelCortijo de Marugán,y de la quetambiénquedabanrestosenel Cortijo delasMonjas.

El informedeNicolásPeñalvery López.Cuestionesarqueológicas

El estudiode NicolásPeñalvery López hace referenciaa una seriedecuestionesquehay quetenerpresentea la horade datary fechar los sepul-crosy objetosencontradosen las inmediacionesdel Pagode Marugánde lapoblacióndeAtarfe 25~ La primeraideay deseode investigaraquelloshallaz-

22 Nicolás Peñalver y López, Cementerio de Sierra Elvira’, en La Alhambra, 1, 1842, Pp. 145-

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gosocurridosen Atañees el de conocersusorígenesy naturaleza.Encarga-do por el Liceo y suJuntade Gobierno,se decide aescribirsobrela cuestiónllamandola atenciónsobrelos escasosconocimientosqueteníaparasolven-tar estosinterrogantes,aunquele anima a continuarsaberque escribiendolosdatosno seperderány permitiránaotrosinvestigadoresmáscualificadosel poderresolverlas dudasque no quedendespejadas,de forma quela Ar-queologíagranadinase vea notablementebeneficiadade todos aquelloses-fuerzos:al menosservirá mi trabajo de noticia á los amantesde las antigñeda-des, paraquecon sus lucesilustrentaleshallazgos,queen conceptode hombresentendidos,sondela mayorimportancia26~

La primerapreguntaque sehaceesteautores: ¿Son de los romanoslossepulcrosencontradosen el pagode Marugán?En casode serlo,¿áquéépo-cade sudominaciónpertenecen?

Examinandoel conjuntode los descubrimientosy analizandodetallada-mentetodoaquellotratadefijar unaopinióntrasestudiarlosdiferentesobje-tos halladospor los trabajadoresdurantelos mesesde lluvias en quesepro-dujeron las excavacionesy hallazgos casuales.El autor comienza porinformarqueel cementerioseencontrabaubicadoen unaespeciede anfitea-tro formado por colinas áridas,sin vegetaciónni vida, en un suelo estérilsembradode losas toscamentetrazadas,donde se veíangran cantidaddefosasabiertasy junto a ellasmontonesde tierra mezcladacon gran númerode huesoshumanosentrelos que destacabanlos cráneosde los que ocupa-ron aquellassepulturas.Este erael cuadro tan espectacularque podíacon-templarcualquieraquevisitaseaquellugar, y sobretodo parael observadoryarqueólogoque se trasladaseal teatrode los nuevosdescubrimientos.Consolo esto no sepodía ofrecerunavisión de lo ocurrido ni calibrar la impor-tanciadel hallazgo,pueses peligrosoaventuraropinionesy juicios quepue-den falsearla verdady llevara los entendidoshaciala invenciónde hipótesisy formulación de conclusioneserróneas.Pero aquello se pudo solventaralrealizarseunaseriede acciones,comofue abrir algunassepulturasantealgu-nos conocedoresdelas artesy de las antiguedades:se alzó la losa del sepul-cro y seprocedióa limpiar lentamentela fosaextrayendocuidadosamentelatierra de dentro;aparecióel esqueletoy se limpió, teníalospies a Oriente,seencontróenel centrodel esqueletoy junto a él unahebillao brochedecintu-rón concaractereslatinosdel bajo Imperio. Al lado del cráneoseencontrabaun ánforade barro cocido,en unadelas descarnadasmanosse vio un anillosignatorioen quehabíagrabadoen huecouna cruz latina con dos avesa sulado. Concluyeesteprimerjuicio comentando:«No parecerásino queel ge-nio dela historia,saliendode entrelos sepulcros,disipacon la clara luz de suantorchala densaoscuridadde las tumbas»27• Ante aquelcúmulo de datos,noticiasy evidenciassecomprometeel Sr. Peñalvery Lópeza dejara un ladola poesíay la imaginacióny aplicar un rigor histórico,la crítica severay un

1» Nicolás Peña>verylópez, «Cementerio de Sierra Elvira>’, en ob. cM, p. 145.22 Nicolás Peñalver y López, «Cementerio de Sierra Elvira, en ob. cit., p. 146.

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examendetenidode los máspequeñosy minúsculospormenoresparaobte-ner unos resultadossatisfactoriosque permitanavanzaren el campode laArqueologíay seaneficacesparala historia de los hombresque nos prece-dieron. Este autor extraía las opinionesmás interesantestras consultaraotros estudiosos:Los romanos,á imitación de los griegos, yfundadosen la leyde lasDoce Tablasquede ellos mismosrecibieran (in urbe nequesepelitone-que unto, nequefacite rogum, nequeascíapolito) teníansussepulcrosen elcampoá la orilla de los caminos,verdaderosmonumentosdel hombreviador,comodiceChateaubriand;unoserancomunesyotrosparticulares,-enaquellosseenterrabanlos queno tenían sepulturapropia y eran cementerios,en estoslosque/osmandabanedificarparas4sufamiliay libertos.En losqueno habíaestá-tuasde losmuertos,dePlutónó de losManes,y quesolo consistíanen ciertapor-cion de tierra demarcadapara esteobjeto, no era permitidocavar ni ararsin in-currir enpenapor la profanación.Poníanseen lossepulcrosvasosypateraspararecoger las lágrimasde losparientesy amigos,y libar vino ó sangrede animalespara aplacar los Manes. Había sepulcroscavadosenpiedra, otrosformadosdelosasó ladrillos, y otros,enfin, consistíanencajas deplomoenterradas.

Solotenían inscripcioneslosde aquellosqueensutestamentomandabanpo-nerlasó á quienesselasdedicabansusamigosóparientes.

En los másrémotostiemposde la repúblicasesepultabanlos cadáveres,-des-puéspor las leyesdecenviralesy hastael tiempodelosAntoninos,se quemabanenlas ustrinas,á lo menos,segúndice Neuport,laspersonasdedistinción(cada-verahonestiorumsaltemcrematasunt),yfinalmentequedóen desusola com-bustióndeaquellos.

Sabidacosaes y asílo afirma el citado Neuportensu libro deritibus roma-norum, quelos romanoslavaban con agua caliente los cadáveres,para excitarlosespíritusvitales,si aún existiesenen ellos, y despuésdeungirloslos vestíanconel mejorde sus trajes (corpusvestequaedefuncti dumviveret honestessimafuerat induebatur).Comopruebade estaccntumbreconvienetenerpresentelaseveridadde laspenasquelosromanosimponíaná los violadoresdesepulcros,ylo muchoqueen todasocasionesse ocuparonlos legisladoresde estedelito; locualdemuestraqueera máscomúnqueen nuestrosdías. Constantino,Constantey Constanciohicieron leyessobrela materia, considerandoen ellastan atroz estecrimen,quela esposadelperpetradorpodíasepararse deély alegarlocomocau-sa de divorcio; estandoasimismoexcluidodela gracia del indulto que los empe-radoresconcedíanen tiempode Pascua.Variaseran lascausasimpulsivasdeesteexcesoen la épocade quehablamos:y la principalde ellasla avaricia (quaestusac lucri aviditas, segúndice Selvagio),para lo que sirvió de pretextola ley deconstantinoquemandabadestruirlos templos,arasé imágenesdelosgentiles28

De los testimonios recogidosy de las ideasexpuestasinfiere PeñalveryLópezque,encontrándoseel cementeriodistantedela poblacióndeAtañe y

~ Nicolás Peñalver y López, «Cementerio de Sierra Elvira”. en ob. ch,, pp. 146-142, nota 1. CitaPeflalver y López U Digesto,libro 47, título 12,sepulcrovio/ato. God Theod.lib. 9, nr 38, de indulgentiiscr,mmoum.Cod 1heod.,lib, it oc 16, de repudLvCod. Justin. Lib. 5 oc. 17, derepudii.s;José de C>tstro y

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de otros vestigiosarquitectónicosque existieronen sus inmediacionesy si-tuadojunto a un camino,losrestosencontradospodíanserde la etaparoma-na,máximecuandolas sepulturasdescubiertasrespondíana uno de los tiposde enterramientosusadospor los romanos.Los recientementehalladosporlos labradoresy trabajadoresde Atañese adaptabana la épocaromana.Nosconcluyediciendo: Queencontrándoseenestosánforasy losassin inscripciones,-quehabiendoexistidoperíodosbastantelargosdela dominaciónromanaenqueno sequemabanloscadáveres,ysiendounodeestoselúltimo del imperioroma-no, y finalmentequedandoasentadala costumbrede adornar con los vestidosmáspreciososloscadáverespara arrojarlos enla huesa,y notándoseen lossepul-cros de quehablamosmultitud depiezasde adornoqueandanen manosde losaficionadosy curiosos;se infiere, repetimos,queel nuevodescubrimientoes uncementerioromanodestinadoá la generalidad20

La segundapreguntaque sehacePeñalvery López es: ¿Y de quéépocasondichossepulcros?

Paracontestarla preguntade cuál es la épocade lossepulcroses necesa-rio no perderde vistalas posiblescontradiccionesque,al parecer,envuelvenlos objetosdescubiertos:ánforas o vasos,figuras de animalesdel tamafio delossigilla, entrelos quedestacanun anillo signatoriocon la cruz,etc.Parare-solverestospuntosutiliza el argumentode la analogíacon otros hallazgosdela provinciade Córdobay otrasrazonesquecreefundamentalesparasolven-tar las cuestionesque se le planteaban30 Los hallazgosde Montoro fueronestudiadospor don FernandoLópez de Cárdenas,que nos transmite la si-guienteopinión: La suntuosidady grandezadel edificio, elaltar con adorno deestuco,etc., denotanlugarsagradodestinadoparalos sacrtficiosde Libitinay delos Manes,publicandoquefué cementerioó requistoriodefamilia noble romanaidólatra, puestodos los instruidos en estegénerode antiguedad,sabenqueenestoslugaresse sacrificabaa los diosesManes, teniéndosepor lugaressagrados,segúnlas leyesde lasDoce TablasquedicenDeorum Manium Jurafacta sun-to 3t~ Si admitimosqueel edificio descubiertoen Montoro y los otroshallaz-gospertenecena un cementerioromano,queeontinuóhastatiemposde losprimeroscristianosy de losgodos,nospodemosexplicarquenosencontre-

Orozco. «Examen de tas -antigUedades.”, ob. ch., p. 24, cita parte del testimonio que transcribimos dePeúalvery López.

-« Nicolás Peñalver y López, «Cementerio de Sierra Elvira», en ob. cii, p. 1.47.Utiliza el testimonio del hallazgo de varios sepulcros y restos de un edificio en Sierra Morena,

en el lugar llamado la Cerca Vieja, término de Montoro. que tuvieron lugar en 1785. Cita entre los ha-llazgos, trozos de columnas de jaspe, capiteles corintios de estuco, tejas y ladrillos romanos, aguama-niles y lucernas de barro rosado. lacritnorios de vidrio, paseras. una media Etna de bronce y otros sig-nos de gentiles y. sobre todo, un trozo de inscripción de mármol que tiene la siguiente inscripción:EAMLJLUs ¡ XPI Víxí AN ¡ PLUS Ml / MUS XvV ¡ CESS. En a nota que este atttor pone a estatnscripci¿,o nos dice que se habían descubierto en la mism,t ciudad otros dos epitafios en las que apa-recia la frase de Famuluschristi, una de ellas está en la portada de la iglesia de San Bartolomé y estabadedicada a Recesvinto diácono. con la claúsula reces,ri,,inpare.Por eso, deduce que en la lápida ante-rtor, que pone como ejemplo al final la palabra CESS estaba incompleta por estar rora y respondería ala palabra romana recessa.

Nicolás Peñalvery López. “Cementerio de Sierra Elvira”, en ob. it., p. 148.

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mosunaseriede pruebas,entrelas quedestacanalgunasen las queapare-ce la expresióndel nombrede Cristo en monogramaen griegoy las frasesfamulusChrist¿ cess. En estecasodenotanpertenecera la épocacatólica,por lo que consideraque fue un cementeriofamiliar y, por tanto, así sepuedeexplicar el que aparecieransignosde la épocaromanade gentiles,signoscristianosy pertenecientesaépocagoda,pueslos queseenterraronen él vivieron en distintasépocas.Cita también el canon34 del ConcilioIliberitano, en quese prohibíanlos ritos supersticiososde las lucernasgen-tilicias en los cementeriosromanos,como explicaBaronio en susAnalesdel año305 de Cristo. Sin embargo,Lópezde Cárdenas,refiriéndoseal ca-non 34, nos dice: No por esta prohibición sepusoen práctica al instanteaquelcanon Eran aquellostiemposmuycalamitososyfueron necesariosmu-chosañosypacienciaparapurgaráloscristianosnuevosde los resabiosgentí-licosy costumbresde susmayores.El mismo Concilio en suscánonesnosdauna ideadepiedady toleranciacon losrecidivosá la idolatríay ásusritos 32•

LafuenteAlcántaranos proporcionaotras informacionessobrerestosromanosy los cánonesdel Concilio de Elvira < aportandoel siguientetes-timonio: En el Sotode Romase han encontradotrazos de un camino ro-mano~.

Relativosá ciertasceremoniasen elcementerio,conocemosla importanciaqueloscristianosdelosprimerossiglosdabaná estelugarsagrado,y el esmeroconqueconservabanlospaganoslassepulturasdequesonnuestralasquehoyacabandeencontrarse~5.

Aprovechandolas razonesaportadaspor Cárdenasy la toleranciadelconcilio sc explicaquealgunosritos gentílicossiguieransiendousadosporlos cristianosdespuésdel reinadodeConstantinoy que,a pesarde las pro-hibiciones,secontinuaranutilizandolos sepulcrosromanospor loscristia-nosen los mismoscementeriossin purificarlos primero,sacandofuerasushuesosy los de los excomulgados,diríama~ queestecementeriofue erigidoantesde la pazde la Iglesiay quedespuésde conseguidaésta,continuaronse-pultándoseen él los restosmortalesde loscristianos36• Los hallazgosde Sie-rra Elvira y, sobretodo, las tumbas,recogenaquellapervivenciaestudiadaen Montoro, dondetampocose tuvieronen cuentalasprohibicionesde los

32 Nicolás Peñalvery López, «Cementerio de Sierra Elvira,,, en ob. cit.,p. 149.Cánones 34 y 35 del Concilio deElvira. Texto latino:

Canon XXXIVNc cereiir. coemeteriisincendantur

Cercos per dien placuit, in coemeterio non ineendi; inquietandi enim sanctorum spiritus nonsunt. Qul hace non observaverit arceantur ab Ecclesiae comrnuniorie.

Canon XXXVNefoeminoein coemeteriispen’igilent.

Placuit prohiben nc foeminae in coemeterio pervigilent, eoqood saepe sub obseno orationis la-tenter sedera commitunt.

34 Nicolás Peflalver y López, ‘<Cementerio de Sierra Elvira», en ob, cit., p. 135.~ Miguel Alcántara Lafuente. <‘AntigUedades romanas,..>,, ob. sir., p. 136.3<’ Nicolás Peflalver y López. «Cementerio de Sierra Elvira>, en ob. cit., p. t49.

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concilios,especialmenteel celebradoen Elvira. Otrarazónquelleva aPeñal-very Lópezacreerqueel cementeriono eraexclusivamentedela épocacris-tiana es que en los primerostiemposseacostumbraa lavara los cadáveres,ungirlosy envolverlosen un lienzo o sudarioa imitacióndel Salvador~ parameterlosen los sepulcros.Nos dicetambiénque el cementerioes anterioralos godos, pues,segúnla opinión de otros autores,entrelos que destacanAtanasioy Sidonio,enterrabansuscadáveresdesnudos:Hacossatumultuariicespitis mole tumulebant;quibus necelatis vestimentanecvestitissepulcratri-buebant.

Por tanto,la infinidad deadornosdescubiertosenlos hallazgosde SierraElvira pruebanqueno pertenecenaningunade estasépocas.Nos dicePeñal-very Lópezqueel hechode quetodoslos cadáveresseencontraranconlospies a Oriente tampocoera unapruebairrefutable de que fueran cristianosqueesperabanla resurreccióndela carne~ Las razonesmanejadaste llevana fecharel cementerioen épocaromana,del Bajo Imperio, y descartasupo-sibleafinidadcon los cristianosy con losgodos.Parademostrartodossusar-gumentoshaceun recorridoexhaustivopor los materialesaparecidos,entrelos queencontramoslos anillos, areteso zarcillos,brazaletes,hebillasy bro-chesde cinturón,figuras,cuentasde vidrio, cornerina,ámbary gomasoloro-sas,ánforasy otros objetos,y, paraaclararen lo posiblela formade utilizarlosmetalesen la antiguedad,finalizadedicandoun apartadoespecificoal usodel cobre.

Análisisdelosrestosy materialesarqueológicos

En el artículode NicolásPeñalvery Lópeznos encontramosun análisisdetalladode una serie de manifestacionesmaterialesde la poblaciónqueocupóla poblaciónsituadaen la Sierrade Elvira y susalTededoresy queseenterróenel cementeriodescubiertoenestosaños.Exponemosestosaparta-dostal como los presentaen su trabajo.josé deCastroy Orozco,por supar-te, dedicaa estosmismosmaterialesunapartedesu trabajobajo el titulo Re-vista deAntiguedades3%

-57 Nicolás Peflalver y López, «Cementerio de Sierra Elvira,>, en ob, cit., p. 150, nota 1, en que nosdice: J’erum conmuniorac magisprobata consuetudoerat abvolverecorporamundi linteis ad exernplarcorporís Christi, Selvagio Antiguitates Christianoroni. Lib. 2, cap.2.

5’ Nicolás Peflalver y López, «Cementerio de Sierra Elvira,, en ob. <it., p. 150, nota 2. Recoge elsiguieote texto. <“Versus orientuni positum loculum componimus resurrectionern ci hae figura proc-significantes”. Chrisostomo homil.LX’ VI. Yáfenopuededartemásexpresivosímbolode la Resurreción.¡leda dice refiriéndosea la relación deAlculfo Obispo,quehabíavisto el sepulcrodel Redentorantesdelanode 1100, queestabacolocadomirandoá oriente.,>

José de Castro y Orozco, «Examen deantigUedades., oh tít., pp. 44-56.

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1. Anillos

Dentrode esteapartadonosdice quese recogieronvariosanillos y sorti-jas en las excavaciones.En algunosde ellos aparecenfiguras y labores,enocasionestoscas,por lo quesededuceun atrasoen las artesy en la fabrica-clon. Porestose puedecalificar al períodoen quefueron fabricadaslas pie-zascomo épocade tránsito de una civilización caducay desgastada,á otra que,aún cuandodespuésvaronil y sabia, sehallabanentoncesen la infancia 40 Citaun testimoniode Plinio contenidoen cl libro XXXIII y cuentala fábula dePrometeo,aludiendoa quese ignorabael inventorde los anillos,si bien nosrecaleaquelos antiguoslos usabande hierro, aexcepcióndelostribunos;ha-ce referenciaa que nadie los usabade oro, aunquefuese senador.Nos re-cuerdaque no soncitadospor Homero, que sí hablade tazas,vasosy otrosutensiliosde oro y plata,peroquejamásmencionacintillos o sortijas,por loquesededucequeposiblementeno seconocíanen el tiempode la guerradeTroya. PeroPeñalvery Lópezno estádeacuerdocon el testimoniode Plinioy noscita queel capítuloXXXVHI del Génesisdice queJudas,hijo deJacob,dio a su nueraTamarun anillo y unasajorcaso manillaspara queguardaseun secreto,y que la mismaBiblia nos cuentaque cuandoJoséinterpretólossueñosdel faraónfue obsequiadopor éstecon el nombramientodegoberna-dor y lugartenientey entrelas insigniasle dio un anillo de su mano.Los ani-líos, por tanto,eranconocidospor los hebreosdesdeunaantigúedadremota.Posiblementelos romanosno los utilizaron deoro, puestoqueéstosestabanreservadosa los embajadoresqueiban a negociarcon los gobernantesde na-cionesextrañas,costeadospor el tesoropúblico, y aún cuandolos romanosobtuvieron susmejorestriunfos se les galardonabacon coronasde oro, aun-quelosanillos, porlostestimoniosconsultados,erandehierro.

Las leyesromanas,conel pasodel tiempo,concedieronquesólo los ca-balleroso equiteslos pudiesenllevar de oro, por lo queHoracio denominóaquellaclasede anillos como ecuestres.Autorescomo Juvenaly Suetonio,enlas vidasde Césary Vitelio, censuranel abusoque se hacíade aquelhonor,puesto queseconfirió a personassin méritos.Otro testimonio,referido porPlinio y Tito Livio, refiere la victoriade Aníbal sobrelos romanosen labata-lla de Cannas,reuniendotresmodioso celeminesdeanillos deoro delos ca-ballerosque habíanquedadomuertos en el campode batalla. Plutarcodenuevonos cuentacuandoestudiala vida de Aníbal, y Cicerón,en la Oracióncontra Veres, recuerdanque los anillos de oro eranpremiosque sedabanalossoldadosdespuésdeunagranvictoria.

Uno de los usosdelos anillosfue, segúnMacrabio.sellary paraevitar lafalsificación delas imágeneso figurasque contenían,susdueñoslos llevabanen el dedo del corazón.Algunos de esosejemplarescon los sellosgrabadosen metal o piedraspreciosashan llegado a nosotrosy sobreestacostumbredijo un poeta:Agnoscomanumgemmaquefidelem,conozcola piedrafiel y la

«>< Nicolás Peñalver y López, ‘Cementerio de Sierra Elvira”, en ob,cd, p. 150.

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letra de su mano.Los príncipesy hombreseminentesutilizaron anillos parasellar,segúnSuetonio,y sabemosqueAugustosellabaconunaesfingey, mástarde,utilizó la imagende Alejandro, Mecenascon unarana,Pompeyoconun león,y otros muchosromanoscon susmtsmosretratos,no faltandoquie-nespusieronensusanillos imágeneso escenasdeingeniosasfábulas,comolade la sortijade Giges,quele hacíainvisible.

Entre loshallazgosde SierraElvira, el máspreciosode los anillos descu-bierto pertenecíalos llamados signatorios.Peiialver y López nos describeestasortijade la siguienteforma: En unapeanaformadapor líneasquefigurandosángulos,unodentrodeotro y enel vérticedel mayor, seve colocadauna cruzlatina, cuyosextremosterminanenrematesdefigura dedardo,~dosavescuyospi-cosse tocany queparecesostienenla cruz, estáncolocadasbajodesusbrazos,elmetal de queestáformadoes cobre, no obstantequepor lo enmohecidoqueseencuentraseconocecon dificultad41.Peñalvercita queentrelos egipciosy loshabitantesde Arabia figurabala cruz entresussímbolos,como demuestralaesculpidaen el pechode las estatuasde Serapisy los instruidosen las cien-ciasexactaslautilizabancomo perfectafigurageométrica.

La cruz del anillo halladoen el cementeriode SierraElvira secomponede línasque no se tocabanexactamentepor la mitad y, además,tienepeanacomo loscrucifijos. Las aves,colocadasa uno y otro lado,recuerdanunams-cripción encontradaen el año 1802 en el cortijo de doñaMicaela,pagodelaNava del Abad, a medialeguade Cabra,en una losa con el monogramadeCristo rodeadode unacoronade laurel y a su lado dospájarosmal esculpi-dos.En las memoriasde la Academiade la Historia sepodía leer:En la igle-siade Sahelicesseconservauna láminaqueservíadeplinto a una de las colum-nas, y representaun bajo relieve con adornos arquitectónicos,y en la partesuperior una guirnalda sostenidapor dospavos reales, en cuyo medio se ve elmonogramade Cristo, y en la parte inferior varios recuadrosdivididospor unadornode crucesformadasconfloresde balaustre,baquetasy clavosde diferen-tesdibujos,todossegúnelgustodel BajoImperio. Esterelievesupongohabráser-vido en el sepulcrode personade la comuniónromana y de alta dignidad42~

Otro testimonioutilizado es el queaportael P. AtanasioKircher, cuandoha-bla de los bañosde Trajano,Domicianoy Diocleciano,en los que,segúnlatradición,se reuníanlos fieles a celebrarlos divinos oficios y en los que seveíarepresentadoa Jesucristoenformade corderoconadornosde coronas,las letras alía y omega,el monogramade Cristo, figuras de palomas,gallos,peces,áncorasy árboles.Con todo esto, Peñalvery López creequebasta

4> Nicolás Feflalver y López, <‘Cementerio de Sierra Elvira», en ob. cii., p. 152, nota 1, donde diceque se habían cometido muchos errores explicando cruces encontradas en excavaciones. La historiadel arte proporciona algunos ejemplos, como el de un pie antiguo de mármol en cuyo grapón se veíauna cruz. Este descubrimiento se verificó en las catacumbas, por lo que llevó a pensar a muchos quepertenecia a la estatua de un niártil. Sin embargo, Winckelmann no es de esta opinión y dice que elpie pertenecía a una estatua, posiblemente anterior, puesto que en el tiempo de los cristianos no te-man dinero suficiente para que se produjesen obras de tal perfeccion.

42 Nicolás Peñalver y López, «Cementerio de Sierra Elvira’,, en ob cit., p. 153.

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parafijar la épocaa la quepertenecióel anillo de SierraElvira, y, en refe-rencia al significado de las aves,se pregunta:¿Quiénhechasobresíla res-ponsabilidadde dar una calificación á objetostan vagoscomosonlas alego-rías? ¿Seráacasoeste anillo nupcial (annuluspronubus) en que los dichospájaros representesdospalomas,símbolo del amor? ¿Serápor ventura unadornoinsignificantey arbitrario? ~.

La malaejecucióndel grabado,másqueaclararestaspreguntas,contri-buye a la confusión,puestoque si supiésemosa qué clasepertenecíanlospájarosa casofuera másfácil conocersu significado.La Academiade laHistoriano explicabaprácticamentenadasobreaquellascuestiones,por loquePeñalvernosviene a decir que, respetandoa aquellaautoridad,él noseatrevíaahacerun juicio aventurado.

Castro y Orozco,despuésde manejarel trabajode Peñalver,concluyequeen sumenteexistíala sospechade queaquellaalhajapodíaserel anillosignatoriode algún vicario, obispo,presidenteo sacerdote,y que,precisa-mente,la cualidadde ser único seaveníamejor con su explicación;las re-míntscenciasgentiliciasde quepodíaadolecertal piezaeranconsecuenciadelos tiempos:Eran aquellostiemposmuycalamitosos.Concluyequeentraren el campode las conjeturasno llevaríamás quea dar explicacionesex-trañasa la realidad~

2. Areteso zarcillos

Los antiguosutilizaron para ellos y sus divinidadeslos adornosconmetalesy piedraspreciosas,y muchasestatuasantiguasconservanagujerosen las orejas,lo querecuerdaqueutilizaron zarcillos;algunosejemplosdeestonos losproporcionaWinckelmanal citarnoslas hijasde Niove, la Ve-nusde Médicis, la cabezadevilla Albani, las Cariátidesde villa Negroni, laPalasde Frascati,algunasestatuasde personajesdistinguidos,como el re-trato de Antonia,mujer de Druso, en la villa Ludovisi, bustosde tierra co-cida, etc., y en Granadahabíatestimoniosde todo aquello como se podíaver en unamedallade Faustinapropiedadde don Manuel Canoen la queseveíael collar y los pendientesademásde la reddel pelo utilizadapor lasdamasromanas.El testimoniode Apuleyo permite comprobarquelos jó-venesusabanpendientesy así seve en algunasrepresentacionesdeAquileso el dato que nos encontramosen testamentoscomo el de Platón,queha-bla delos zarcillosdeoro del filósofo.

En el cementeriode Marugánabundabanlos zarcillosde cobre,de pla-ta y muy escasoslos de oro, pues sólo se conocíanlos compradospor

~‘ Nicolás Pehalvcr y López, ,Cemcnterio de Sierra Elvira,,, en ob. cia, p. 153.~ José de Castro y Orozco, <‘Examen delas antigUedades , ob. cia, pp. 48-50. Dice que el núme-

ro de alhajas o anillos encontrados fue considerable y de ellos se recuperaron algunas docenas.

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M. Sancho.Por la decoracióny forma de elaborarlosse fechanenla etapahajorromanaala queya sehaaludido 4S•

3. Brazaletes

Los objetosmásnotablessondos brazaletesde cobrede formade cor-dón que terminanpor amboslados en cabezasde serpiente,mal ejecutadas.Winckelínanensu Tratado defiguras vestidasaludea estosbrazaletescon ca-bezasde serpientesigual que ocurríacon el cinturón de los guerreros,balt-heuset geminicommituntora dracones,delos queseconservanen los museosy fondos algunosejemplares.Algunas estatuasteníanestosadornosen losbrazosy en otrasmanifestacionesestosbrazaletessemejabanserpientes,dan-do variasvueltasa la muñecao a la pierna.En los sepulcrosde SierraElviraen Atarfe se encontrarondos manillasabiertasy sin adornoscolocadosenlos pies del cadáverparasuadorno.Los romanostambiénusabanlos braza-letescuandoestabanen situaciónde triunfo y los poníana susmuertosa losqueadornabancon susmásricosvestidosy alhajas46,

4. Hebillasybrochesdecinturón

Lashebillasy brochessonde diferentesfiguras,dimensionesy adornos,yse encontraronen las sepulturasde los hombres,junto con unapequeñaán-fora de barro cocido,como contaronlos trabajadoresqueabrieronlos sepul-cros de SierraElvira. El traje romanoera sencillo:túnica, sandalias,togaycinturón. La pieza de metal por lo generalera la hebilla paraajustarla indu-mentariaa la cintura.En unade las hebillasse ve unainscripción,VIRIl, tra-ducidapor Neuportcomo Virtus, Honos.A la virtud y el honordedicaronlosromanosla categoríade divinidadesy contaroncon templos;en una medallade Cordio Calenoencontramosdoscabezas,la virtud con cascoy la honrauhonorsin él, la inscripción quetieneesHO. VI. jonosvirtus, esdecir, las en-contramosinvertidasrespectoa la de la hebilla. Se tienenotros testimonios,comola medalladebroncedeVitelio, otrahebilla deZuerosqueperteneceadon Aureliano FernándezGuerra,otras hebillasde broncejunto a monedasromanasy vasossaguntinossegúnel testimoniode CeánBermúdezaparecie-ron en Carasta,provinciadeAlava.

~5 José de Castro y Orozco, <‘Examen de las antiguedades.>, ob. ciÉ, pp. 50-51. Los aretes y zarci-líos también pasaban de un centenar, destacando dos de oro en poder del platero don Manuel San-cho. Nos dice que este artífice había fundido unos cuantos de plata que le habían sido vendidos porlos atarfeños, preguntándose si nos podemos hacer un cálculo de los que habrían ido a parar a los cu-lasos, que los pagaron a un precio elevado. Muchos de ellos representaban figuras de sierpecillas en-roscadas por el cabo y lisas por el resto. La Comisión del Liceo habla de unos zarcillos de art> y elresto sonde cobre.

4< José de Castro y Orozco, <Examen de las antigUedades..’, ob. ciÉ, p. 51. Alude a que de los se-pulcros salieron en abundancia estos adornos y algunos de ellos prendidos a los pies de los cadáveres.

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Joséde Castroy Orozco,al analizarlas cuestionesarqueológicas,hacereferenciaal brocheo hebilla de cinturónen cuyasuperficiehabíaesculpidascuatro letras de carácterlatino queatestiguaríanla procedenciaromanadelos hallazgosy de las ruinasdeSierraElvira.Nos dice quelas siglasestampa-dasVIR.H., traducidaspor virtushonos,puedentenerenotros casosotra in-terpretaeión,puestoquesi la 1-1 de estainscripción enlugar de ir al final pre-cediera a la expresiónVIR, acaso podría leerse Duumvir, fácilmenteexplicable,puestoque,en ocasiones,el trastoquede la mismaletraera algocorriente.Alude a queFrancotrae variosejemplosde esaexóticaabreviatu-ra, pero,al hallarsela FI pospuestay el carácterdecididode letraquesobre-sale en sus rasgos,son circunstanciasque avalan la versión virtus honosqueproponePeñalvery López ~.

5. Figuras

De lasquepudieronencontrarseen los hallazgosde SierraElvira sólo te-nía el Liceo unafigura de cobredeun cuadrípedo,demalaejecución,queal-gunosdicen que erade un conejo. Sirvió como adornode algunapartedelvestido.Los romanosutilizabanademásdelas hebillasalgunosadornosen elcalzadode marfil, plata,etc. Algunas monedasde Adriano representabanaEspañacomo unamatronasentadaen tierray recostadaen un monte,con unramode olivo en la manoy un conejoa los pies,por lo queN. Peñalvery Ló-pez se preguntasi los españolespudieron llevar como adornode suscalza-dosy cinturonesel símbolodel conejocomo un animalnacional.El P. Floresen su Tratado de medallasde las coloniasypueblosde Españahablade la lie-brecomoel animalquerepresentabaa las tierrasespañolas48~

6. Cuentasde vidrio, cornerina,ámbarygomasolorosas,ánforasy otros obje-tos

Se encontraronalgunascuentasde vidrio de grantamañoconfecciona-das,al parecer,dando vueltassobreun alambrey semejandoun caracol~‘>.

47 José de Castro y Orozco, «Examen de las antigUedades , ob, ciÉ, p. 25, nota 1.45 José de Castro y Orozco. <Examen de las antigUedades , ob. ciÉ., pp. 45-47. Habla de la trndi-

ción y de las hipótesis del conejo y su relación con España y de los trabajos del padre Isla, refutandoal padre Duchesne. La bestezuela puede ser perro, caballo, elefante u otro animal, es de medio relie-ve, tamaño de poco más de una pulgada y por la espalda tiene “nos clavillos que denotan haberestado clavada o adherida a alguna pieza del traje. Asegura que no habían salido otras figuras en lossepulcros. Remite a los trabajos publicados en la revista La Alhambra,de febrero dc 1842, en cuya lá-mina se podia ver et aspecto que presentaba esta figura.

49 José de Castro y Orozco, «Examen de las antigUedades.., ob. cit., p. 54. Comenta que aquellascuentas parecen hechas tomando un poco de masa y haciéndole dar vueltas a un alambre. Las cuentasde cornerina se conservan tan brillantes que se habían fabricado alfileres: Ydnohaberlasvisto extraer,sedirto queestabanlabradasahora. Los collares de goma o resma olorosa y los alfileres también ibanacompañados de pequeños trozos cilíndricos de plomo, cuya aplicación se ignora.

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Las cuentasde cornerina,collares (monillia) degomao resmaolorosaseuti-lizaron paraevitarla putrefacciónde los cadáveresy ademásexistíanesen-ciasenlas ánforasquesecolocabanen los sepulcros50, ánforasde barroco-cido y de las que no se conocían otras. La mayor altura de las ánforasdescubiertaseradenuevepulgadas.Una de ellaspertenecíaa donJuanAba-rrátegui,con asay partedel cuello petrificada.Seencontrarontambiénalfile-res,pequeñostrozosde plomo cilíndricos quese ignoraa quépudieronestardestinadosenel cuerpodel cadávero ensusvestidos.

7. Uso del cobrepor losantiguos

Decobreeranla mayorpartede losobjetosencontradosen los hallazgosdel Pagode Marugán,por lo quededicaPeñalvery Lópezun apartadoespe-cial.Se escribiómucho sobreel hierro y el cobrey las armasqueseconocíanen otroshallazgosarqueológicosantiguos.Lanzas,espadas,saetasy otros ins-trumentosy artefactosguerrerossedescubrenen losyacimientosde la épocaromana,utilizabantijerasde cobre paracortar el pelo al flamen o sacerdotedial. Laspocasalhajasde oro que tenemosdeestostiemposllevan a pensaraalgunosquelos sepulcroshabíansido ya despojadoso quelosmoradoresdeestastierraseranbastantepobres.Sin embargo,NicolásPeñalvery Lópezre-cuerdaqueenla EdadMedia el oro tampocoera muyfrecuente,como se veen los apuntesde un monje de SanDionisio, queasistió a las exhumacionesde los cadáveresde los reyesde Franciaen losdías6, 7 y 8 deagostodel 793al referirnosque habíamuy pocosobjetosdentrode los sarcófagos.En el se-pulcro de Luis X, muerto en 1316, se encontraronfragmentosde cetro ycoronade cobre muy deteriorados;en el de Felipe el Hermoso,muerto en1014,se rescatéun anillo de oro,un cetrodé cobrede cincopies dealto conrematedehojasy sobreél un pájarode cobredorado;en los de Luis XII y suesposaAna deBretañahabíadoscoronasdecobre.

& Monedas

Porúltimo, volviendoa loshallazgosdeSierraElvira nosdicePeñalveryLópezqueaparecieronvariasmonedasromanasy árabescercadel cemente-rto. El Liceo adquirióalgunasgraciasa don GonzaloEnríquezde Luna. La

Respecto a las ropas, sólo se habían encontrado restos que se habían pulverizado al simple tacto.En armas se hablaba de dos espadas, cuyos puños figuraban cabezas de águilas.

José dc Castro y Orozco, «Examen de las antigUedades., oh ciÉ, pp. 41-48. Dice este autorque había de estos objetos un nUmero considerable, más del centenar, que corrían de mano en manode los esusdiosos y curiosos. Casi todos ellos presentaban por Única labor fajas horizontales practica-das, al parecer, a torno. No se encontraron, segón el acta del hallazgo y los testimonios de los trabaja-dores de Atarfe, en las sepulturas donde salieron adornos femeninos. Los cantarillos eran de barroidéntico al que se utilizaba en las alfarerías de Granada.

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distanciade los hallazgosrespectoal cementerioeraconsiderable.Algunosautorespiensanque los hallazgosdel cementeriode SierraElvira y otrasmanifestacionesmaterialeserandelos árabes,peroPeñalvery Lópezpien-saque no concebimoscómopuedencreerseárabeslas cabezasde serpientes,las aves,elpequeñocuadrúpedode cobre, ni los caractereslatinosde la hebi-lla Sí La monedaromanaadquirida por el Liceo era de ConstantinoelGrande,con subustoy al reversoel sol con la inscripción: soli invicto co-mitL Otra monedaaparecidaen uno de los sepulcroscuandose realizó lavisitade los miembrosde la Juntaal lugarde los hallazgosconotros sociosdel Liceo Artístico y Literario estabamuy deterioraday mal conservada.Los trabajosde limpieza de don Manuel Canohan permitidoleerla y fe-charlaen el reinadode Arcadio,proclamadoen el 395 como Flavio Arca-dio Augusto.En el reversotienela figuradel emperadorconel lábaroen lamanoderecha,el globo en la izquierday la leyenda:FLORIA ROMANO-RUM 52~ La sospechade Peñalveracercade la datacióndel cementeriodeSierraElvira posteriora la Paz de la Iglesiase encuentramucho másfun-damentadautilizando la moneda,que pertenecea un emperadordel si-glo iv -½

Otros argumentosy signosde la fe católicaentrelos restosdesenterra-dos noslos ofrecen,segúnCastroy Orozco,las laboresdonde,casualmen-te, se cruzan dos líneas rectas,en algunos anillos de cobre en el que eladornodel huecosignatoriopresentaun puntoen medioy cuatroen la cir-cunferencia,etc.,que le llevan a decir: Los versadosen la arqueologíasabenmuybien quela casuale imperfectaseñaldela cruzsedescubrecasisiempreenlosestandartesy trofeosgentílicos,asícomoenelpechodelasestatuasegipciasdeSerapis,y aún entre las figurasgeométricasdelosárabes;perola cruz cris-tiana, uniformey especialensuslíneas, distapor lo comúnde aquellossignosprofanos,cuanto distar suelenlas caprichosaspetrificacionesde la naturalezadelasestudiadasproporcionestrazadasporel cincel~

SI Nicolás Peñalver y López, Cementerio de Sierra Elvira, en ob. cii., p. 159.52 José de Castro y Orozco, ‘<Examen de las antigUedades.», oh ciÉ, p. 32. Nos dice que salió en

mal estado y que fue posible leerla comparándola con otras del monetario de don Manuel Cano. Lamoneda en cuestión es muy conocida por los numismáticos y, poco después. Gusseme la cita en sudiccionario. También, dice Castro y Orozco, so carácter de única entre más de doscientas seputturasrebaja hasta cieno punto el mérito de su testimonio, pues pudo caer en ellas posteriormente a la cons-trucción y uso de aquel ceinenlerio.

~ José deCastro y Orozco, «Examen de las antigúedades..>, ob. cii,, pp. 5 2-54. Afirma que lasmonedas sobrepujaban al número de todos los objetos enterrados, y entre ellas las monedas árabes deplata, aunque no habian aparecido en el cementerio. Muchas de ellas se conocían porque los labriegosde Atarte venían a Granada a venderlas. Mochas monedas árahes estaban rotas en cuatro pedazos, sinque pudiera explicarse la causa de aquella mutilación. La abundancia de monedas árabes compruebala fastuosa opulencia de los reyes de Córdoba y Granada, que algunos justifican por la afición de en-terrar tesoros ante las calamidades guerreras que obligaban a los vecinos a huir.

Respecto a la moneda deArcadio, ya estudiada, habría que decir que salieron otras romanas en elcementerio y sus cercanías, pero nopudo conseguir ninguna de ellas y por esto algunos estudiosas ha-btan de que eran invenciones de los trabajadores de Atarte. El Liceo consiguió dos, una de César Au-gusto y otra de Constantino el Grande.

54 José de Castro y Orozco, «Examen de las antigUedades...>, ob. ciÉ, p. 33.

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Al trabajode Peñalvery Lópezacompañóunaláminade dibujosrealiza-da por don AndrésGiraldos,queseriapublicadaen La Alhambrajunto conlas actasde los miembrosdel Liceo Artístico y Literariode la quetomamoslosdibujosqueexponemosen estetrabajo.

Los hallazgosdel cortijo delasMonjasy alrededores

Castro y Orozcohacereferenciaa que,despuésdel trabajode PeñalveryLópez, habíantenidolugar algunossucesosquepermitían,segúnalgunoses-tudiosos,cambiarnotablementeel aspectoy la épocadelas antiguedadesdeSierraElvira. Las novedadesconsistíanen el hallazgode unasmonedasára-besdeplata,encontradastodas,no dentrodc los sepulcros,ni aúnen susin-mediatascercanías,sino a unadistanciaalgo considerablede los mismos,enla jurisdicción del cortijo llamado de las Monjas, finca que seextendíaa lasfaldasde la sierrapor la partede la Vegalimítrofe, existiendoun gran espa-cio entreaquéllay el lugar de Atarfe. Con estasexplicacionesy con lo quenos decíanlas actas,que en aquelloscontornostuvo que existir unapobla-ción ni antiguani escasa,sededucequetampocotienenvalor estasmonedasárabesparavariar la índole romanade las excavacionesefectuadasen el ce-menteriodel pagode Marugán.Poresto,trasanalizarlos pros y los contras,Castro y Orozco admite que las antigúedadesde SierraElvira sonromanas,muy apreciables,especialmenteen un paísdondeaquéllasnadatienende ri-casni de abundantes,y reflexionaquesi fuesenárabesaminoraríael interés:Si son muslímicas,aminoragrandementesu interésen una provincia dondeloscampos,los acueductos,los caminos,las poblaciones,las costumbres,hastalosmismoshabitantesconservantodavíanombresexclusivamenteárabes.La cues-tión esimportantey mereceseresclarecidaconmayoramplitud~.

Los que sustentabanel origenmusulmánde lossepulcrosde Marugánseencontrabanqueteníanquerefutar la inscripciónlatinade la hebilla de cin-turón,supertenenciaa algúnárabee inclusoalusionesal politeísmo y a divi-nidadesextranjeras.Otro argumentoquerefutarerael de las ánforaso vasosaparecidosy, particularmente,uno que pertenecíaa don JuanAbarrátegui,con unatípicapetrificaciónen subordeaconsecuenciadel derramey absor-ción deun líquido, colocadoenla sepultura,separadodel cadáver,queseex-plica muchomejor por unalibación a los Manesquepor unafórmula de evi-tar la corrupción.Las figurasde aves,cuadrúpedos,serpiente,dragones,etc.,que abundanen los zarcillos y brazaleteseranadornosmuy comunesen laépocaenqueseconfeccionaronaquellassepulturas.

Por tanto,tantascasualidadesjuntasno podíanexplicarsediciendo queel cementeriopertenecíaa la épocamusulmana,puesto quese incumpliríanlos preceptoselementalesdesu cultoycostumbres.La posturaqueseobservaen todos los cadávereshaciaOrientedice Castro y Orozco que no es esen-

José de Castro y Orozco, <‘Examen de las antigUedades , ob. ciÉ, p. 27.

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cialmentemahometanacomo ya habíanpuesto de manifiestoSelvagio, DeHenry, San Jerónimoy otros muchísimosescritosque testimonianque losprimitivos cristianosseenterrabande estemodosimbolizandosu esperanzaen la resurrecciónde la carne5ó~ Con estoseexplicaquenadatienede exóti-co sepultarlos muertos con el rostro hacia Oriente, ni se puedecalificarcomo algo exclusivamentemahometano,puesto que la adoracióndel sol setiene por una de las más antiguasy universales,y es una de las razonesdecasitodoslos períodosllamadosde idolatría.

TambiénLafuenteAlcántara,despuésde estudiarlos textosde la épocaen que llegaronlos musulmanesa Españay las noticias dadaspor Plinio yotros autoresromanos,llega a la conclusiónde que los materialesencontra-dospertenecíanal periodoromano.Resumesuasertode la siguientemanera:Lasantigíiedadesextraídasdelassepulturassonevidentementeromanasanterio-res al siglo y, comodeducirácualquieraqueno hayaolvidado los elementosdehistoria delos romanosy los ritos de éstosqueen todaescuelamedianamentedi-rigida estudianlosescolares~

Castroy Orozcosehaceunasegundapregunta:Yaqueromanossean,¿se-rán de romanosgentiles,ó serándeépocacristianos,los sepulcrosdeSierra Elvi-ra? Paracontestara supregunta,analizael trabajode Peñalvery López, queya habíatenido en cuentalas contradiccionesque,aprimeravista, presenta-ban los objetosdescubiertos,y que esteautor,utilizando otros casosanálo-gos, concluiaseñalandoqueel cementeriode Atarfe fue erigido antesde laPaz de la iglesia,aunque,despuésde conseguidaésta,continuaronsepultán-doseen él los restos mortales de los cristianos.En este sentido Castro yOrozcoratifica la opinión de Peñalver,y añadeque,dentro y fuerade la pe-nínsula,sonmuchoslos monumentosqueofrecenigualescontradicciones;elpoliteísmoy el cristianismofuerondosrivales poderososdurantedossiglosyque,por eso,hoy descubrimostodavíavestigiosde superiódicao simultáneadominación.

Una sospechadePeñalverle lleva a atribuir un origenmixto de cristianoy gentil a talessepulcros.y,paraesclareceraquelloshechos,utilizó la conjetu-ra de tratarde fijar la construccióno existenciadel cementerio.Más precisoesCastroy Orozco al argumentarla existenciade unamonedade cobreex-traída,no delas inmediaciones,sinodel propio senode las sepulturasy pre-sentadacomo tal por los trabajadoresa la comisióndel Liceo del día 26 deabril de 1842 en quese iniciaron las investigaciones58, de la queya se hizomenciónanteriormente.

‘~ José de Castro y Orozco, ‘<Examen de las anligúedades.>’, ob, ciÉ, p. 30, nota 1. Dice que esapiadosa costumbre duró mocho tiempo en España, como se comprueba en el romancero del Cid, en-tre otros testimonios, cuando refiere la muerte de Fernando 1 el Magno, DolientesesienteelRcv./Estebuenrey D. Fernando>¡ lospiestienehaciael Oriente,¡y la candelaenla mano.

S~ Miguel Lafuente Alcántara, “AntigUedades romanas ..>. ob. ciÉ, p. 140.S9 José de Castro y Orozco. ‘Examen de las antigUedades..», ob. ciÉ, p. 32. nota i. índica que, de-

bido a un olvido involuntario, esta moneda no fue mencionada en eí acta que se levantó a resultas dcaquella visita de la comisión, aunque fue trasladada al Liceo con el resto de los materiales recupe-rados.

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La ideadela existenciadetestimoniospaganosenlas minasdeSierraEl-vira quedareducidaprácticamentea las ánforasy vasosfunerariosy al cintu-rón con la inscripción virtus honos,permiten,desdeun principio, caracterizarel cementeriode romano. Las aves,dragonesy cuadrúpedosson adornosmás comunesy se encuentrantanto en antiguedadesreconocidaspor cris-tianascomo paganas.Por todo esto, los datosque se obtienende todos losobjetosencontradosno bastanpor sí solos para decir que los sepulcrosencuestiónson exclusivamenteobrade cristianos,o de cristianoscon remInis-cenciasde paganismo.Las ofrendasmortuoriaspervivieron en muchastie-rras españolascomo unadevocióninmemorial queenlazacon las libacionesy sacrificiosfunerarios de los antiguos.La hebilla tambiéninvocaun saboridolátrico,situadojunto aotros como el venerablesignodela redención,quenosrecuerdacómo el propio emperadorConstantinoenun mismodía publi-cabadosdecretoscontradictorios;en el primeroordenabala rigurosaobser-vancia de los domingosy el segundodisponíala consultaordinariaa los co-legiosde losarúspices.

El deseode algunodefecharcomo másantiguoslosmonumentosde Sie-rra Elvira tampocodebecontraponersea que seantípicamentecristianos,pues entreambasteoríasdebe buscarseun acercamiento.En estesentido,Castroy Orozcorecuerdaquelos etistianosdelos tiemposprimitivos necesi-taban,paraerigir un cementerioparticular,el permiso,explícito o tácito, delprefectoo presidentede la provincia.Nos hablade las actaseclesiásticasdeGranada,de la predicaciónde San Cecilio y los varonesapostólicos,por loque no hay inconvenientealgunopara negarla existenciade un cementeriocristianoantesdel siglo ¡íí y los inconvenientesy obstáculosdisminuyensen-siblementecuantomás nos acercamosal períodollamadoPaz Universalde laIglesia;mucho másclarossonlos cánonesdel Concilio iliberitano que,segúnFlórezy Baronio,secelebróa principios del siglo iv, enel quenos encontra-mosotra pruebairrecusablede que ya eraconocidao toleradala costumbrede formarpanteoneso cementeriosespecialesdestinadosa sepulturasdelosfieles. En el canonXXXIV se demuestraquelos cristianosde Occidentete-níanenterramientospropiosdondelos vivosse dirigían a orarpor losdifun-tos, igual queocurríaen Roma,como noscuentael historiadorEusebio.Ensegundolugar, en el mundomoral el austerorigor de las penascanónicasseteníancomo ideal de virtudes evangélicas,aunqueno eran suficientesparacontenerlos ímpetusni las pasiones.La falta de signossagrados,segúnCas-tro y Orozco,puedeserunapruebade la predominantecristiandadque re-salta en el cementerio;el canonXXXV prohibía la representaciónde cual-quier imagenu objeto sagradoen las paredesdelas iglesiasy en otros lugaressacrosparaevitar las irreverenciasde los gentiles.Quizápor esto,Castro yOrozco admitequelos sepulcros,por suelocuentesencillez,pertenecíana laépocacristianay corroboraqueno hayansalidocrucesy otros objetos.La fe-cha másexactaparaél seríalos siglos ííí-ív, puestoque la invasiónde los go-dos en el siglo y al menosno ha dejadorestosen las manifestacionesfúne-bresde las ruinas de SierraElvira: No hay allí enormesmolessepulcrales,ni

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cadáveresdesnudos,ni inscripcionesunasvecesbárbaras, otrasdeun interesantelaconismo,usostodosprivativos de los septentrionales,aunquemás o menosmodificadoscuando llegaron a mezcíarsecon las civilizadasrazas de Occiden-te % La escasezdecrucesy otros signoscristianosy los recuerdosdeun gen-tilismo no cuadrancon el siglo y, y si con el iii y iv. La monedade Arcadionecesitade otrostestimoniosquequizáen el futuro permitanfecharestosha-llazgos,diciéndonosque enlas cercaníasdel cementeriobien puedendescu-brirsepoblacionesromano-góticasy aúngótico-arábigas,peroque lossepul-cros descubiertoshastaentoncessólo teníantraza de hispano-romanos,sinmezclaconocidadegóticoy nuncadeárabe%

Conclusiones

Las sepulturas,según el informe del Ayuntamientode Atarfe realizadoparael Gobierno,demuestraquesedescubrierony destruyeronmásde 500,aunquela Comisióndel Liceo citabasólo el número de 200; de cualquiermodo,elnúmeroes bastanteconsiderabley digno de no dejarloenel olvido.La anchurade las fosasse aproximabaaunavara y suprofundidadalgo me-nor. Estabancubiertaspor groseraspiedrasregularesque vienena sermolesplanasde las quese encontrabanfrecuentementeenla superficiede aquellasmontañasy queestudiándolasmásdetenidamenteseapreciaríacómo enmu-chasdeellashabíaactuadola manodel hombre,entreteniéndoseencuadrar-las o recortaríasparaqueasentasenmásjustamente.Los accidentesdel terre-no escogidopara ubicarel cementerioson notables,puesaparecerodeadoporunacadenadepequeñascolinasáridasy solitarias,quehaciadifícil la en-tradaen aquel lugar, colocadoen mediode unanaturalezamuertaquepro-ducíaun pavor religioso.Estolleva a Castroy Orozco a decirqueel puebloqueescogióaquellugar paramoradade susmuertosconocíael éxtasisde lamediaciónreligiosaque lo diferenciabade los judíos, que mirabancon ho-rror los cadáveres,y de los romanos,queconstruíansepulcrosmagníficosallado de los caminosparasaciarunavanidadmundana.Aquel pueblo teníalamuertepor un sueño,por cementerioentendíadormitorio, enterrabaa susdifuntosaOriente,porqueesperabalavenidade un Sol quejamásse apaga-ría, no prodigabacruces ni signos,porquellevabala fe en el corazóny esepueblono podíasermásqueel cristiano.

Tras el estudio,bastantecompleto,de Castro y Orozco,nos dice que cllugar deSierraElvira teníaquesercuidadoy preservado:Dedesearseríaqueno se dejaseexplotarasía cualquiermercenarioaquelrico depósitoarqueológi-co; porque el menorde los inconvenientesque estapermisión acarrea, es quepierdan suautenticidadlos monumentosquede allí seextraigan.Aún hay mu-

~ José de Castro y Orozco, <Examen de las antigUedades..., ob.cU, p. 42.

5’> Leopoldo Torres Balbá>, ‘<Ciudades yermas.,, ob. cir, Pp. 205-206,Este autor indica que elcementerio descubierto en 1842 presenta ajuares que han sido fechados en el siglo y.

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chopor descubriren SierraElvira, segúnlasapariencias,y lástimaesqueel Go-bierno (único quetienemedioseconómicosdepracticarla) no decreteunaexca-vacióngeneral,biendirigida por todaaquellacircunferencia.¿Quiénsabesi aca-soexistiráallí otra Itálica borradaya dela memoriadeloshombres?61.

6> Castroy Orozco,José de~ sExamen de tas Antigúedades..s,obcit, PP.53-S4.

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LÁMINA 1. Materialesde SierraElvira. Dibujosde A. Giraldos,publicadosen LaAlhambra,1(1842)

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