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Medios para la resistencia Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma Análisis de la publicación realizada por los estudiantes de la FPyCS durante la Toma del exJockey Club en 2001 Rosario Bernasconi - Julio Ramiro Laterza - Ana Clara Pompei Facultad de Periodismo y Comunicación Social

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Medios para la resistenciaDiscurso, militancia e identidad política en el Diario de la TomaAnálisis de la publicación realizada por los estudiantes de la FPyCS durante la Toma del

exJockey Club en 2001

Rosario Bernasconi - Julio Ramiro Laterza - Ana Clara Pompei

Facultad de Periodismo y Comunicación Social

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Medios parala resistenciaDiscursos, militancia e identidadpolítica en el Diario de la Toma

Análisis de la publicación realizada por los estudiantes deperiodismo durante la Toma del ex Jockey Club en 2001

Autores/as:Rosario Bernasconi, Leg. NO 12.917/9, sede La Plata

Julio Ramiro Laterza, Leg. NO 13.166/6, sede La PlataAna Clara Pompei, Leg. NO 14.716/0, sede La Plata

Fecha de presentación:Mayo de 2016

Resumen del trabajo:Esta investigación tiene como objetivo reconstruir la experiencia periodística del Diario de la Toma, elaborado por estudiantes de Periodismo durante la toma de la FPyCS del año 2001. El análisis se plantea situado en la crisis política de ese año, como efecto de la década neoliberal, con la conformación de distintos procesos de resistencia popular y principalmente con el plano educativo, construyendo al obje-to de estudio desde el contexto que le da origen. Esto es complementado con una historización del medio, que permite reconocer cuáles son las distintas etapas que atraviesa en función de la dinámica de la toma de la Facultad. Luego, se identifica el género periodístico al que pertenece el Diario, a partir de sus similitudes y diferen-cias con géneros ya consolidados mediante el análisis de su estructura, en torno al concepto de género propuesto por Mijaíl Bajtin. Finalmente, se reconstruye la con-figuración de una “identidad” colectiva a lo largo del proceso, a partir de la noción de discurso, y específicamente, de discurso político, analizando los cambios en la destinación durante el proceso. Así, esta tesis de grado trae el análisis de un produc-to periodístico apuntando a un proceso de organización popular.

Director:Lic. Mariano Fernández

Codirectora:Dra. Julia de Diego

Tesis de grado

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Agradezco a mi papá y a mi mamá que me dieron la libertad para elegir y la fortaleza para no bajar los brazos y sobre todo por transmitirme la pasión por

aprender, por querer conocer y la importancia de no perder nunca el humanismo. A mis hermanos Roberto y Clara por ser parte de la pandilla Bernasconi en la que nos refugiamos cuando nos perdemos un poco, el nido del que volamos, pero al que

siempre volvemos. A mi gran compañero cuadrúpedo Jimmy que creo que sigue acompañándome desde algún lugar. A mis compañeros de ruta que nunca aflojaron: Ramiro y Ana Clara. Y a mis amigas de siempre Carla y Valeria que me escucharon

tanto tiempo prometer que ya me recibía y nunca dejaron de creer en mí.Rosario Bernasconi

Se agradece. Mamá Zuly por la persistencia. Papá Omar por la tranquilidad. Hermano Gastón por la motivación constante. Tí@s, prim@s. Mis compañeras de

tesis por la amistad de siempre. Rosalia y Zoe por quererme así piantao piantao piantao. Nicolás y Alejo y su aguante incondicional… y a tod@s es@s compañer@s

que desde hace años se organizan y abren la brecha a un nuevo mundo.Julio Ramiro Laterza

A toda mi familia, en especial a mis viejxs, por siempre darme libertad pero a la vez servirme de guía, son mi mayor ejemplo. A Matías, por acompañarme y ser mi sostén

en las buenas y en las malas, mi mejor compañero. A Ramiro y Rosario, por tantos años de amistad sincera, por confiar y embarcarse en este proyecto, perseverando

siempre hasta el final. A Camila, mi incondicional amiga. Y a Tamara porque con el cierre de esta etapa se realiza un deseo que éramos de soñar juntas. Por último, a lxs compañerxs del Colectivo de Trabajo y CAUCE, porque junto a ellxs comprendí

que solxs no logramos nada y que es luchando colectivamente que conseguimos transformar la realidad.

Ana Clara Pompei

Agradecimientos

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Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma

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ÍndiceINTRODUCCIÓN�����������������������������������������������������������9

1. Comunicar para transformar ...................................................................................................... 122. Jamás contada ............................................................................................................................... 133. Tomar la palabra ........................................................................................................................... 154. Nuestro abordaje .......................................................................................................................... 165. Recuperar el legado ..................................................................................................................... 17

CAPÍTULO IHerramientas para deshojar el Diario de la Toma: Marco Teórico-Metodológico ...................... 21

1. ¿Desde dónde nos posicionamos?: un acercamiento a las definiciones conceptuales necesarias ......................................................................................................................................... 21

1.1 - Perspectiva comunicacional ............................................................................................... 211.2 - ¿Qué entendemos por Discurso? ...................................................................................... 23

1.2.1 - Discurso Político .......................................................................................................... 232. ¿Con qué y cómo abordamos el DDT?: recorrido por diversas herramientas metodológicas ................................................................................................................................... 25

2.1. Reconocer el género ............................................................................................................. 272.2 - Estrategias discursivas y construcción de destinatarios ................................................. 29

2.2.1 - La importancia de reconstruir el enunciador: La lucha en el discurso ................. 302.2.2 - Entidades y componentes ........................................................................................... 312.2.3 - El proceso de subjetivación ......................................................................................... 31

CAPÍTULO IIContexto y surgimiento del Diario de la Toma ................................................................................ 37

1. Recorrido histórico y aproximación contextual a las luchas en defensa de la educación pública y la organización del movimiento estudiantil entre los años ‘90 y el 2001 ............. 371.1 - Breve historización de la organización política y la juventud en Argentina .............. 371.2 - La década menemista .......................................................................................................... 38

1.2.1 - La economía de los ‘90 ................................................................................................ 381.2.2 - Descreimiento colectivo y antecedentes organizativos ........................................... 391.2.3 - La Educación en la década neoliberal ....................................................................... 401.2.4 - Antecedentes organizativos del movimiento estudiantil frente a la LES .............. 42

1.3 - El gobierno de la Alianza.................................................................................................... 441.3.1 - Las medidas políticas y económicas ......................................................................... 441.3.2 - Descontento y organización social ............................................................................ 461.3.3 - La educación durante la Alianza y la organización estudiantil .............................. 47

2. La toma y su diario: cronología de los 44 días de ocupación del Ex Jockey Club y las 30 ediciones de “El medio periodístico de los que luchan” .............................................................. 49

2.1 - Primer momento: Los comienzos de la publicación ...................................................... 502.2 - Segundo momento .............................................................................................................. 522.3 - Tercer momento .................................................................................................................. 57

3. Recapitulando .............................................................................................................................. 58

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CAPÍTULO IIIEl Diario de la Toma: una disrupción entre los Géneros Discursivos ........................................... 63

1. Diarios y Pasquines ..................................................................................................................... 642. Panfletos y papeles de noticia: textos efímeros ........................................................................ 653. Periódico político, agitación y el diario como organizador ................................................... 664. Contrainformación y medios alternativos ............................................................................... 685. Géneros P – Géneros L ............................................................................................................... 706. Recursos retóricos ....................................................................................................................... 717. La cuestión de la representación ................................................................................................ 728. Reflexiones finales ........................................................................................................................ 73

CAPÍTULO IVEstrategias discursivas del Diario de la Toma ................................................................................... 77

1. Los movimientos en la destinación durante el proceso .......................................................... 772. De lo macro a lo micro ................................................................................................................ 78

2.1 - Plano general: La lucha es una sola .................................................................................. 792.2 - Plano educativo: La universidad del pueblo .................................................................... 802.3 - Mientras tanto, en la FPyCS ............................................................................................... 80

2.3.1 - Etapa 1: del 21 de Agosto al 3 de Septiembre ........................................................... 802.3.2 - Etapa 2: del 4 al 19 de septiembre ............................................................................. 822.3.3 - Etapa 3: del 20 al 28 de septiembre ............................................................................ 84

2.4 - Los planos y las etapas ........................................................................................................ 863. Análisis desde las entidades ........................................................................................................ 86

3.2 - Ellos, los otros ...................................................................................................................... 883.3 - El tercero en discordia ........................................................................................................ 90

4. Subjetivación ................................................................................................................................. 914.1 - Operación de des-identificación y de re-identificación ................................................. 92

5. A modo de cierre ......................................................................................................................... 94

CONCLUSIONES����������������������������������������������������������97

BIBLIOGRAFÍA���������������������������������������������������������105

ANEXOS���������������������������������������������������������������109

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INTRODUCCIÓN

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“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia co-lectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños

de todas las otras cosas.”

Rodolfo Walsh1

Nuestra tesis de investigación comienza con esta cita de Rodolfo Walsh porque su objeto de estudio se centrará en una historia jamás contada, una lucha dejada en el olvido. Se trata de una experiencia colectiva que intentaremos recuperar y entender en el marco de la historia de la Fa-cultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS), de la Universidad Nacional de La Plata.

Desde agosto del año 2001 y durante casi dos meses, una de las esquinas más transitadas de la ciudad de La Plata fue testigo de un movimiento particular: jóvenes debatiendo y votando en asambleas masivas; radios abiertas con noticias, análisis políticos, poesía y música; docentes dando clases públicas en la calle; recitales; fiestas populares, y la circulación de un diario auto-gestionado que no sólo analizaba los hechos políticos del país, sino que principalmente relataba la lucha gestada allí mismo: en el histórico e inmenso edificio universitario que había perteneci-do al Jockey Club, y que ahora estaba tomado por sus propios estudiantes.

En un principio, se trataba de un proceso conocido únicamente por los “activistas”2, por quienes caminaban seguido por calle 48 entre 6 y 7, y por la comunidad universitaria. De a poco pasó a estar en las tapas de los diarios locales, en notas de los medios más importantes del país, en discursos de políticos y en el debate público.

El edificio donde se cursaban también las carreras de Humanidades, Derecho y Odontología había sido tomado por un grupo de estudiantes de Periodismo para manifestarse en contra del recorte presupuestario a la educación, que el Gobierno Nacional de La Alianza pretendía impo-

1. Extracto de crónica del Cordobazo publicada en el periódico de la CGT de los Argentinos.2. Aquellas personas que participan de la discusión política, y accionan en consecuencia.

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ner, y del posible arancelamiento de la Universidad3. Con el correr de los días, estos estudiantes movilizados hicieron propias también las luchas de los docentes, los trabajadores, los piquete-ros, los familiares de las víctimas del gatillo fácil, y de la lucha general que se levantaba frente a la inmensa crisis social que vivía el país durante el 2001. Esto puede observarse en la siguiente cita del Diario de la Toma (de ahora en adelante DDT):

“Es en este marco de ruptura en que nos toca actuar como nexo coordinante den-tro del campo universitario y hacia afuera con otros sectores. Debemos exigirnos una clara política de unidad, saneada de las malas costumbres burocráticas de la política tradicional universitaria. Todos nuestros esfuerzos deben estar abocados a la integra-ción de los estudiantes en el marco de la lucha de trabajadores y desocupados” (DDT N° 1, 15 de agosto)

“La Toma de Periodismo” duró casi dos meses. En ese transcurso se fue convirtiendo en pun-to neurálgico de la lucha política local, por la ubicación céntrica del conflicto, por la solidaridad hacia esos otros sectores en lucha y por el protagonismo del claustro estudiantil universitario en la acción política.

1� Comunicar para transformarEl hecho de que se tratara de estudiantes de periodismo no era una característica menor, es-

tudiaban para comunicar y difundir ideas, para poder contar de la mejor manera lo que sucedía. Por ende, su campo de estudio fue una herramienta fundamental a la hora de hacer su reclamo lo más público posible. El grupo de militantes y de “independientes”-esos estudiantes activos no agrupados que también protagonizaron la Toma-, se organizaba hacia el interior con una estruc-tura que proclamaban democrática, abierta y participativa: la asamblea como espacio máximo de decisión, y las comisiones abiertas de trabajo.

Respecto a estos espacios horizontales de resolución, Prieto Castillo sostiene: “se trata de comunicación para analizar la propia situación, para organizarse, para resolver problemas co-munes”4. Más tarde surgió la necesidad de comunicar el conflicto al exterior, intervenir sobre el espacio público, fue ahí cuando abrieron las puertas y las palabras salieron a la calle, a la ciudad, se empezó a conocer la lucha emprendida por los estudiantes, y en ese camino, la Toma se en-contró con la de otros estudiantes en sus facultades y también con las que se libraban en el resto del ámbito educativo; todos confluían en una misma lucha.

Los participantes de la Toma también pusieron énfasis en discutir el rol y el perfil de comuni-cador que se establecía en la Facultad y en los medios de comunicación. A partir de esto busca-ron otra manera de comunicar y la encontraron al generar una herramienta de lucha necesaria para dar la batalla, en principio, contra el ahogo presupuestario: “Un diario para los que luchan”. En este sentido, comprendemos a la comunicación –en términos de Jesús Martín Barbero- en relación con la cultura, rescatando las prácticas comunicacionales a través de las cuales los sec-tores populares se expresan y ejercen “una actividad de resistencia y réplica” 5.

3. En un principio la Toma tuvo también el aval de las autoridades de la Facultad y, en general, del Rectorado.4. Prieto Castillo, Daniel, “Alcances del Diagnóstico de Comunicación” en Diagnóstico de comunicación. Ecuador 1987, CIES-PAL (P. 62)5. Martín Barbero, Jesús, Procesos de comunicación y matrices de cultura: itinerario para salir de la razón dualista, México 1988, FELAFACS (P. 134)

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De aquellas comisiones de trabajo fue la de Prensa la que creó, entre otras cosas, el DDT, una publicación gráfica realizada íntegramente en las instalaciones del edificio tomado, y con una edición casi diaria que informaba sobre las novedades más importantes del proceso de lucha en Periodismo y de otros conflictos nacionales. Este material se propuso ser el portavoz de la asam-blea estudiantil y se sostuvo durante todo el proceso llegando a publicar 30 números.

2� Jamás contadaEn la búsqueda de análisis, investigaciones, crónicas o cualquier tipo de texto que haya abor-

dado la Toma del Ex Jockey Club de La Plata notamos una ausencia y un olvido que motivó el tratamiento del tema para nuestra investigación. En esta Facultad sólo una tesis de grado había tratado el asunto: “El Día y Hoy ante “la toma” del edificio del ex Jockey Club desde el 30 de agosto al 3 de octubre de 2001” 6, pero la misma había dejado de lado el proceso estudiantil, las asambleas, las producciones periodísticas de los protagonistas, las clases públicas, la crisis del país: su recorte se limitaba a las notas periodísticas del Diario El Día y el Diario Hoy que trata-ron el conflicto.

De todos modos, hemos encontrado otros materiales sobre luchas estudiantiles, sobre tomas de edificios públicos, sobre protestas contra el recorte presupuestario en educación, sobre pro-cesos de lucha basados en asambleas y comisiones y también sobre lo más cercano a nuestro recorte: cómo las herramientas de prensa son utilizadas en conflictos colectivos para organizar, sintetizar y masificar la pelea.

Un ejemplo de esto es la tesis realizada en el año 2006 por Erica Aisa y Marina Caivano titu-lada: “Prácticas comunicacionales en la toma de recuperación de fábricas: caso Grissinopolis”7 que analiza lo que significa la ocupación y la toma de un lugar como apropiación por la fuerza de un espacio físico y las vivencias internas de los sujetos que realizan una medida de estas caracte-rísticas. Además, el período histórico en el que ocurre la recuperación de la fábrica Grissinopolis en manos de los trabajadores es el mismo que el de la Toma de los estudiantes de Periodismo en La Plata.

Por otro lado, lo más interesante que nos aporta esta tesis son las diferentes prácticas comu-nicacionales que indicaron sus maneras de resistir. Discursivamente, las autoras sostienen que se liberó la palabra colectiva y se puso en práctica una forma de interacción que cuestionó el discurso patronal: “Desde el principio de la toma en sí misma constituyó una manifestación co-municacional (…) Los trabajadores permanecieron allí y cambiaron las relaciones existentes hasta el momento, transformando los espacios donde antes había desvinculación, cargándolos de nuevos sentidos”8.

También se tendrá como referencia un estudio titulado: “Repertorios discursivos y construc-ción de identidades en el movimiento estudiantil santafesino durante el Onganiato” realizado por Natalia Vega9, cuyo aporte a nuestro trabajo de investigación será de gran importancia ya que

6. Moralejo, Nicolás, Tesis de Grado Facultad de Periodismo y Comunicación Social (orientación Periodismo), UNLP. Direc-tor: Leandro De Felippis.7. Aisa, Erica y Caivano, Marina, Tesis de Grado Facultad de Periodismo y Comunicación Social (orientación Periodismo), UNLP. Director: Flavio Peresson.8. Aisa, Erica y Caivano, Marina, op. cit.9. Vega, Natalia, “Repertorios discursivos y construcción de identidades en el movimiento estudiantil santafesino durante el

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es un análisis comunicacional sobre discursos identificados dentro del movimiento estudiantil, en un sector y actores concretos, a la vez que en un momento histórico y lugar determinados.

Si bien el estudio no se centra en un análisis discursivo propiamente igual al que se pretende con la realización de esta tesis, se pueden encontrar varios puntos en común, ya que la autora propone con su trabajo “atender a las voces de los actores, tanto como a sus acciones (…) dar cuenta del repertorio discursivo desplegado por el movimiento estudiantil universitario santafesino en el marco del ciclo de protesta que se inicia a partir de la reestructuración autoritaria de las uni-versidades nacionales encarada por el Onganiato”10.

Un insumo valioso del mismo estudio será también el que se encuentra en su inicio, donde sitúa al movimiento estudiantil en tanto movimiento social y desarrolla esta conceptualización desde la perspectiva teórica de entenderlo como “formas de acción colectiva que implican cierto grado de permanencia (…) Por más que se desarrolle a través de distintas organizaciones, lo que le da unidad y coherencia es la participación de sus miembros en ciertas actividades comunes y, sobre todo, la aceptación de un conjunto de ‘creencias generalizadas’ y la aparición de una ‘conciencia de grupo’”11.

A la vez, a lo largo de todo el trabajo se presta atención a las creencias y a los valores com-partidos por los distintos grupos que conforman el movimiento estudiantil santafecino, pero también a las disputas por el sentido y las tensiones existentes entre ellos y con otros actores –aliados, adversarios, el Estado-. Este último aspecto es el que despierta mayor interés, ya que se asemeja a nuestro análisis de las construcciones discursivas ante la presencia de otros a con-vencer y otros adversarios.

Un último aspecto que resulta un aporte a esta tesis, es el de la construcción de identidad ya que, citando nuevamente a la autora del estudio analizado, para lograr el objetivo propuesto se “indaga en el proceso de construcción y re-construcción de unas estructuras de sentido y unos va-lores y creencias compartidos que constituyen los hilos con que se produce, reproduce y transforma la trama de la identidad estudiantil de aquellos años”12.

Finalmente, la tesis de grado “La prensa roja. Análisis comunicacional, político e histórico de las publicaciones del PRT-ERP: El Combatiente y Estrella Roja, durante el periodo 1968-1976”13, presenta varias semejanzas con nuestro objeto de estudio, ya que se propone hacer un análisis del discurso utilizando herramientas teórico-metodológicas similares a las escogidas por noso-tros. Las autoras primero clasifican a las publicaciones como discurso político, tomando las de-finiciones de Eliseo Verón en “La Palabra Adversativa”14 y, por otro lado, las clasifican, señalando sus similitudes con la propuesta por Vladimir Lenin en “¿Qué Hacer?”15 y la denominación de prensa partidaria elaborada por Santiago Gándara; trabajos que evocaremos más adelante.

Onganiato”, en Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino (1934-1973), Buenos Aires, 2010. Final Abierto.10. Vega, Natalia, op. cit. (P. 133)11. Vega, Natalia, op. cit. (P. 132)12. Vega, Natalia, op. cit. (PP. 133-134)13. Becerra, Bárbara y Verza, Elena Victoria, La prensa roja. Análisis comunicacional, político e histórico de las publicaciones del PRT-ERP: El Combatiente y Estrella Roja, durante el periodo 1968-1976. Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP. La Plata, abril de 201214. Verón, Eliseo et. Al, “La Palabra Adversativa. Observaciones sobre la enunciación política” en El discurso político. Len-guajes y acontecimiento. Buenos Aires, 1987, Hachette15. Lenin, ¿Qué hacer?, Buenos Aires, 2004, Editorial Luxemburg

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Por otro lado, en el abordaje metodológico las autoras proponen reconocer la identidad cons-truida a través del discurso, identificando a los prodestinatarios, paradestinatarios y contra-destinatarios: “Para el análisis de la prensa PRT-ERP, tomaremos la perspectiva de Eliseo Verón, referida a que todo acto de enunciación política admite necesariamente que existan otros actos de enunciación opuestos al propio”16. Esta tesis, sin embargo, también se propone reconstruir las cuestiones programáticas del partido y complementar sus conclusiones con declaraciones de militantes de esa organización, en esto se diferencia de nuestra propuesta que se limita a ras-trear sólo el corpus de los DDT y encontrar allí las estrategias discursivas y sus variaciones en el tiempo.

En virtud de este valioso estado del arte, consideramos que las características del conflicto que decidimos investigar encuentran sus particularidades al tratarse de estudiantes de perio-dismo que decidieron una medida de acción directa, un método de organización interna, y una fuerte impronta propia del campo de conocimiento que los atravesaba: el periodismo y la comunicación social.

3� Tomar la palabraDurante la Toma los estudiantes implementaron otras maneras de relacionarse entre ellos lle-

vando adelante, por ejemplo, la asamblea como modalidad que utiliza un colectivo para tomar decisiones. Es en esta práctica, que implica circularidad, y también en las variadas producciones comunicacionales realizadas en distintos soportes y formatos, el lugar en donde los estudiantes sentaron posiciones unificadas, elaboraron un discurso con el que se nombraron, se definieron, se posicionaron políticamente ante la realidad.

A través de las asambleas los estudiantes lograron poner en común la manera de ver y enten-der las cosas, discutieron las soluciones, enfrentaron posiciones en aquellos puntos en los que no estaban de acuerdo. Consideramos que el hecho de apropiarse de estas prácticas, experimentar-las, implicó hacer uso del poder de decidir y resignificar colectivamente los espacios del edificio y, a la vez, producir su propio discurso.

La asamblea implica pluralidad: es la palabra, la propia expresión, pero también es escuchar la de un compañero, discutir sobre eso y tratar de llegar a un consenso que indique una acción a seguir, un camino a recorrer para encontrar soluciones a las problemáticas que atañen al grupo. Y esas soluciones dan lugar a un “nosotros”, a un colectivo donde se opacan las individualidades. Esta idea es reforzada por José Pablo Feinmann, quien dice:

“Acudir a la asamblea es acudir en busca de ‘otros’, que son ‘otros’ porque son subjetividades libres, pero a la vez forman un ‘nosotros’ en la ‘asamblea’, que es así, un espacio de intersubjetividades libres y la ‘intersubjetividad’ es la forma práctica, actuante, potente de la subjetividad. (…) Nunca estamos solos en la ‘asamblea’, somos ‘yo’ pero somos ‘los otros’ y con los otros somos ‘todos’. Somos una totalidad. La asamblea nos totaliza”17.

16. Becerra, Bárbara y Verza, Elena Victoria, op. cit. (P. 18)17. Feinmann, José Pablo, “Filosofía de la asamblea popular” citado en Bielsa, Rafael et al, Qué son las asambleas populares. Buenos Aires 2002, Continente (P. 32)

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Respecto a colectivos organizados en torno a una demanda común Pierre Bourdieu refirién-dose a los trabajadores, señala que:

“…las estrategias dominantes siempre tienden a llevar las cosas de manera que no haya un grupo sino una suma de individuos (durante el siglo XIX los patrones exi-gían hablar individualmente con los obreros, uno por uno); siempre se invoca el son-deo de opinión o la votación secreta en contra de la votación a mano levantada o la delegación (…) son otras tantas estrategias de división, es decir, de despolitización”18.

Por esto cobran relevancia los espacios de debate colectivos que se dieron en la Toma del ex Jockey Club -como las asambleas, las comisiones de trabajo-; porque aportaron a unificar posi-ciones y, sobre todo, a hacerlas públicas a través del DDT. Es en esto donde centramos nuestra mayor atención.

4� Nuestro abordajeAntes de describir cómo realizamos este trabajo de investigación, nos resulta fundamental

hacer una aclaración sobre nuestro uso del lenguaje en la redacción de toda la tesis: creemos que hay un debate aún abierto en la sociedad sobre la inclusión de la diversidad sexual, y esto se refleja en los modos de escribir, en el cual predomina (domina) el lenguaje masculinizado. Consideramos que el uso de distintos recursos -como el @ o la X- para contemplar la pluralidad genérica, no está aún instalada en la academia y que puede ser demasiado disruptivo a la hora de la lectura. Por eso, vale decir que cuando nombramos a “estudiantes”, “militantes”, “trabajado-res”, “piqueteros”, “docentes”, “no-docentes”, “desocupados”, “jóvenes”, “ciudadanos”, “comunica-dores” y cualquier otro sujeto, nos referimos tanto a varones, como también a mujeres y a todas las categorías de género. En función de esto, seguiremos bregando por un lenguaje realmente inclusivo en todos los ámbitos.

Dicho esto, nuestra tesis tiene como objetivo general reconstruir la experiencia periodística del DDT con el fin de que sirva tanto para dar a conocer este tipo de herramientas comunica-cionales y su aporte en procesos de lucha, así como también para dar cuenta del propio proceso histórico-político, desde una experiencia concreta durante la cual se fue configurando una iden-tidad política o, al menos, se intentó concretar esa configuración.

Por eso, en primer lugar situamos el surgimiento del DDT en relación con la crisis política del año 2001 como efecto de la década neoliberal, con la conformación de distintos procesos de resistencia popular y principalmente con el plano educativo. Las preguntas que nos guían son: ¿Qué relación hay entre lo que sucedía en la Facultad de Periodismo y la crisis política nacional? ¿Reflejaba el DDT aquello que pasaba?

En segundo lugar, identificamos el género periodístico al que pertenece el DDT, trazando similitudes y diferencias con géneros ya consolidados; por eso nos preguntamos: ¿Cuáles son las referencias históricas para la construcción del medio? ¿Cuáles son las delimitaciones temáticas,

18. Bourdieu, Pierre, “La huelga y la acción política” en Sociología y Cultura. México 1990, Grijalbo. Ponencia realizada en 1975 (P. 274)

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retóricas y enunciativas? Esto nos lleva a preguntarnos sobre el género: ¿qué experiencias pre-vias y contemporáneas conviven en el DDT?

En tercer lugar, buscamos reconstruir en el DDT la configuración de una “identidad” colecti-va a lo largo del proceso. Por eso, intentamos responder: ¿Cómo forjaron un nosotros? ¿Quiénes eran los adversarios discursivos? ¿Hubo modificaciones durante el transcurso del proceso?

En el Capítulo I, esbozamos las herramientas teóricas y metodológicas desde las cuales to-mamos posicionamiento respecto a cómo leer el proceso en que se desarrolló el conflicto. Para esto definimos, en primer lugar, conceptos de Comunicación, Discurso y Discurso Político; y, en segundo lugar, describimos y desarrollamos las distintas herramientas metodológicas que elegi-mos utilizar: un análisis contextual del conflicto; y un análisis discursivo, por un lado genérico, es decir, del diario como tal y de los tipos textuales que lo componían; y, por otro, un estudio en relación a la construcción de destinatarios e identidades.

En el Capítulo II, nos abocamos a realizar una historización del contexto nacional desde la década del ‘90, profundizando en los efectos del neoliberalismo sobre la educación y en los antecedentes del movimiento estudiantil. Luego, toda esa contextualización decanta en una mi-nuciosa cronología del proceso de lucha en defensa de la educación pública, materializada en los casi dos meses de Toma del edificio del ex Jockey Club.

En el Capítulo III, a través del concepto de géneros discursivos de Mijail Bajtin y aportes de Oscar Steimberg, aplicado al análisis del DDT, reconocemos en el texto un género de transición, que retoma rasgos retóricos y enunciativos de varios géneros y propone una fórmula que le es propia.

En el Capítulo IV realizamos un análisis del DDT desde las herramientas que propone Eliseo Verón en “La Palabra Adversativa”, con el objetivo de hallar las estrategias en la enunciación, que permiten reconstruir las modalidades de construcción de una identidad política. Se toma como base la fragmentación de los cuarenta días de Toma en tres etapas, realizada en el Capítulo II, para identificar los cambios en los juegos discursivos. En este último apartado, descubrimos que el “nosotros” construido por el DDT durante el proceso no es estanco, sino que va modificándo-se con el correr de los días, incluyendo a otros sectores, o trasladándolos hacia el “enemigo”, o al lugar del sujeto a interpelar, como una estrategia discursiva del enunciador. A la vez observare-mos la conformación un “proceso de subjetivación” en el estudiantado.

5� Recuperar el legado Como estudiantes de comunicación social, entendemos que la tesis de grado nos da la po-

sibilidad de poner en práctica los recorridos teóricos de la carrera, debatirlos, reformularlos, en función de un tema que nos interpela intensamente. El trabajo es doblemente significativo porque el objeto de estudio nos convocó no sólo como estudiantes de la carrera sino también como militantes, ya que hemos participado e intervenido activamente a lo largo de varios años en espacios organizativos del movimiento estudiantil.

Al comienzo, decidimos plantear un análisis comparativo entre el DDT y el Diario El Día abordando la construcción discursiva sobre el conflicto que hacía cada medio, y también res-pecto a la participación política, al rol de la prensa y la crisis del país. Sin embargo, a medida

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que avanzábamos en la investigación, decidimos abocarnos exclusivamente al propio material realizado por los estudiantes ya que la comparación no nos permitía profundizar en el conflicto de Periodismo, tal como nos dimos cuenta que ameritaba.

A la vez, una limitación que hallamos al comenzar el estudio fue adentrarnos en hacer un balance político de la Toma; aspecto que descartamos por lo complejo y poco pertinente para el trabajo. Consideramos que ese diagnóstico demandaría otro tipo de investigación que se base en entrevistas lo cual, si bien es importante, se desvía de los objetivos originalmente planteados.

Consideramos que la investigación permite indagar en los aspectos comunicacionales que conforman la producción de sentido en realizaciones de tipo contrainformativas -en este caso el DDT- que nacen, en parte, para contrarrestar el discurso de los medios masivos. De este modo, intentamos aportar nuevos saberes en torno a la comunicación como espacio de disputa, con el fin de analizar de manera crítica los modos en que se dan las variadas construcciones discur-sivas, entendiéndolas como elemento central para poder a la vez intervenir en la creación de futuras e innovadoras propuestas.

El hecho inicial de defensa de la educación y la ocupación de la Facultad generaron y des-plegaron una diversidad de acciones por parte de los estudiantes y otros actores universitarios. Acciones que, al abordarlas desde una mirada comunicacional, se puede generar conocimiento de un fenómeno sociopolítico más amplio, entendiendo que la observación y el análisis de la complejidad de estas prácticas pueden dar cuenta de la realidad social concreta del 2001, ese momento histórico tan trascendental para la historia de Argentina.

Por otro lado, creemos que el análisis de cómo el movimiento estudiantil del 2001 creó sus propios medios para comunicar su lucha, puede servir a las reivindicaciones del movimiento estudiantil actual, al retomar sus herramientas o por lo menos teniéndolas como precedentes. Es decir que, de lograr los objetivos propuestos, se podrá aportar no sólo a la investigación de este tipo de acontecimientos, sino también a diversos procesos organizativos (universitarios o no) o espacios que puedan encontrar en dicha indagación herramientas afines para sus propios objetivos sociales y políticos. También lo que se permite a partir de esta tesis es pensar cómo la Toma fue una expresión politizadora que tuvo consecuencias en el desarrollo de la militancia estudiantil posterior.

En definitiva, nuestra finalidad es recuperar el compromiso y el legado de estudiantes que decidieron utilizar sus herramientas comunicacionales para luchar por la universidad pública y gratuita, y que eso, a la vez, siembre herramientas para ser cosechadas por nuevas generaciones de jóvenes comunicadores.

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CAPÍTULO I

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Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma

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“Venimos de un obstinado fracaso: definir la comunicación. En consecuencia, siempre resulta problemático esta-blecer el campo específico en donde se incluyen los hechos que nos proponemos analizar.”

Héctor Schmucler19

“El conocimiento del mundo social y, más precisamente, de las categorías que lo posibilitan es lo que está verda-deramente en juego en la lucha política, una lucha inseparablemente teórica y práctica por el poder de conservar o de

transformar el mundo social conservando o transformando las categorías de percepción de ese mundo.”

Pierre Bourdieu20

1� ¿Desde dónde nos posicionamos?: un acercamiento a las definiciones conceptuales necesarias

1�1 - Perspectiva comunicacionalSe abordará la tesis partiendo de la base de una mirada comunicacional que se desprende de

la perspectiva que entiende a la comunicación como la producción social de sentidos. Desde esta concepción se tiene un interés especial en el análisis de estos procesos sociales de construcción colectiva de significados y de representaciones simbólicas, por ende, implica una dimensión intersubjetiva que hace referencia a entender a la comunicación “como la apropiación de la cul-tura y de uno mismo: y como la construcción de conocimientos y de espacios sociales en los cuales desarrollarse”21.

En el DDT se da lugar a un modelo de comunicación que se conforma en torno a la relación, ya que quienes lo redactaban eran un grupo de estudiantes que se posicionaba en relación a 19. Schmucler, Héctor, “La investigación (1982): un proyecto de comunicación/cultura”, en Memorias de la comunicación. Buenos Aires, 1997, Biblos (P. 145)20. Bourdieu, Pierre, “Espacio social y génesis de las ‘clases’” en Sociología y Cultura. México 1990, Grijalbo. Original de 1985 (P. 290)21. Prieto Castillo, Daniel, Comunicación, Universidad y desarrollo. UNLP, La Plata, 2000. (PP. 252-253)

Herramientas para deshojar el Diario de la Toma: Marco Teórico-Metodológico

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otros sujetos de su mismo ámbito y también con otros que estaban por fuera del espacio acadé-mico, lo que coincide con lo que Rossana Reguillo entiende al respecto:

“Como una dimensión de lo social, práctica reguladora de otras prácticas, par-tiendo del supuesto de que ésta tiene su fundamento en la interacción de sujetos históricamente situados que comparten un capital simbólico social, es decir conven-cional, en tanto práctica social, la comunicación se define, entre otros factores, por la situación en la que está inscrita y por la posición de los actores en la estructura”22.

Aparece aquí un elemento no menor: el contextual. Como se sostiene desde esta perspectiva socio-cultural desde la cual nos posicionamos, no es válido estudiar los procesos de comuni-cación por fuera de los conflictos históricos que los engendran, los dinamizan y los cargan de sentido. Por eso es que se descarta la idea de comunicación como objeto de observación, que se podría analizar de manera aislada, sin tener en cuenta el contexto en que se desarrolla y el proyecto del cual forma parte. Debemos situarla dentro del proceso socio-histórico que le da origen, para lograr comprenderla en su totalidad. En este sentido y retomando el epígrafe inicial, Héctor Schmucler desarrolla:

“La comunicación no es todo, pero debe ser hablada desde todas partes; debe de-jar de ser un objeto constituido, para ser un objetivo a lograr. Desde la cultura, desde ese mundo de símbolos que los seres humanos elaboran con sus actos materiales y espirituales, la comunicación tendrá sentido transferible a la vida cotidiana”23.

Así es que comprendemos que los estudiantes fueron definiendo su manera de comunicar y comunicarse de acuerdo al lugar y al contexto social en el que estaban insertos. Se entiende entonces a lo comunicativo y lo social en una relación de mutua contención. Además, el factor político es inseparable de estos procesos, así lo explica Michel De Certeau al hacer referencia a los estudios de prácticas socioculturales, enmarcados dentro de esta posición que venimos desarrollando:

“Es también una concepción nueva de lo político, que trata de asumir la dimen-sión política de la vida cotidiana, toda la lucha informal, las formas de resistencia, que aun cuando no tengan una forma organizativa tradicional, son un lugar de lucha y de búsqueda de una identidad en los grupos”24.

En ese sentido, posicionarnos desde este perspectiva comunicacional, amplia y abarcativa, nos lleva a analizar el DDT desde distintos ángulos que se complementan entre sí, teniendo en cuenta el contexto, la relación entre los actores, la dimensión de lo político y la construcción de una identidad.

No sólo será necesario profundizar en el análisis del contexto que originó y en que se dio la construcción del DDT, sino además hacerlo a través de un análisis discursivo del corpus que conforman los propios diarios, que es donde consideramos que quedó expuesto el relato de las experiencias y vivencias de aquellos momentos y, por ende, el material del cual extraer el dis-curso a analizar.

22. Reguillo, Rossana, Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto. Buenos Aires, 2000, Norma (P. 39)23. Schmucler, Héctor, op. cit. (P. 147)24. De Certeau, Michel, “La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer” en Valerse de: usos y prácticas. México 1980, Universi-dad Iberoamericana (PP. 35-48)

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1�2 - ¿Qué entendemos por Discurso?Demarcamos ya nuestro campo de estudio y cómo lo comprendemos, ahora abordaremos

a lo que nos referimos con discurso, para clarificar la mirada a través de la cual analizamos las unidades del corpus. El semiólogo Eliseo Verón define al “discurso” en dos niveles: en un ni-vel fenoménico los discursos son “configuraciones espacio-temporales de sentido”, definición que apunta a destacar su modo de existencia material: el problema de los discursos es el de sus for-mas de existencia (producción, circulación, reconocimiento) material, históricamente situados y condicionados. Por otra parte, Verón define la noción de “discurso” por contraste con la de “texto”, para diferenciar un modo de estudio de problemáticas discursivas: “La noción de discur-so pretende ser un concepto teórico. Y la noción de texto (…) un concepto empírico”. Así pues, los textos son los “paquetes de lenguaje” escogidos y el discurso es el “modo de acercamiento al texto, modo de manipulación o de abordaje”25.

Para ampliar esta noción de discurso y aplicarla al objeto sometido a análisis, vemos dos aris-tas que se desprenden del concepto: por un lado el hecho de entender al DDT como un discurso social, es decir como práctica, y por otro lado, como un discurso político.

Partiendo de la definición de Michael Foucault que dice que “El discurso es un acontecimiento que construye aquello de lo que se habla”, podemos interpretar el discurso del medio analizado no como el hecho dado sino como algo que habla del acontecimiento -que lo interpreta, lo cons-truye y representa-, entendiendo también que está mediado por la subjetividad que llevaban consigo quienes realizaron esos textos, es decir sus concepciones y visiones del mundo, de la política, la sociedad, etc.

Para seguir profundizando en la relación que tiene el discurso con el contexto, teniendo en cuenta la importancia de la situación socio-histórica del 2001 en que se da la Toma del ex Jockey Club, también retomamos la interpretación de discurso de Norman Fairclough y Ruth Wodak, que lo entienden como “una forma de práctica social”. El hecho de definir un discurso de esa manera:

“sugiere una relación dialéctica entre un suceso discursivo particular y las situa-ciones, instituciones y estructuras sociales que lo enmarcan. Ahora bien, una relación dialéctica es siempre bidireccional: el suceso discursivo está moldeado por las situa-ciones, instituciones y estructuras sociales, pero a su vez les da forma”26.

1�2�1 - Discurso PolíticoAbordaremos el relato de la Toma a partir del análisis de uno de los discursos que sus prota-

gonistas produjeron: el DDT. Lo entendemos como un discurso político ya que, consideramos, responde a la conceptualización de Carlos Mangone, que señala:

“Para definir el discurso como político (y la construcción discurso político como inseparable) podríamos observar qué ejemplos toman en general los analistas del discurso político para aplicar sus modelos o realizar sus interpretaciones. Si hiciéra-mos esto nos daríamos cuenta de que son los momentos de crisis (guerra, revolución,

25. Verón, Eliseo, “La mediatización”. Curso dictado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Cursos y conferencias (P. 70)26. Fairclough, Norman y Wodak, Ruth, Van Dijk T. (comp), El discurso como interacción social. Estudios del discurso: introduc-ción multidisciplinaria. Barcelona 2009, Gedisa. (P. 367)

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independencia nacional, formación del Estado, fundación de movimientos políticos, elecciones), es decir, aquellos momentos en los que el contenido más político del discurso (político o no) es poner en juego el poder”27.

Siguiendo el razonamiento el período que abordamos responde a un momento de crisis/rup-tura de la Argentina y los estudiantes organizados en la Toma, a través de su diario, encararon una disputa de poder: no sólo frente a las propuestas de ajuste de quienes pretendían arrebatar-les el derecho a la educación, sino también una disputa por direccionar el sentido construido en relación a la propia medida de lucha.

Para Paul Chilton y Christina Shäeffner, el poder también es el ingrediente principal para la tipificación como discurso político: “Definimos como potencialmente “políticas” aquellas acciones (lingüísticas o no) que involucran el poder o su opuesto, la resistencia” 28. En este sentido los auto-res distinguen dos grupos dentro de ellos:

“Un primer grupo está formado por textos donde se tratan ideas políticas, creen-cias y prácticas de una sociedad o parte de ella (no es necesario que los productores de textos sean políticos solamente). En rigor, se trata del “discurso metapolítico”. Y en un segundo grupo se encuentran textos fundamentales para promover el surgimien-to de (o si usamos el término político, constituir) una comunidad o grupo político ideológico (más o menos coherente) o un partido”29.

Creemos que nuestro corpus pertenece al segundo grupo, ya que intenta conformar una “co-munidad”, constituirla, señalar su principio y fin. Por otro lado, Mangone sintetiza que para catalogar un discurso como político:

“No alcanza entonces que un político diga algo o que alguien diga algo con conte-nido político; desde ya, el uso de los discursos o sus efectos pueden (lo son de hecho en casi todos los casos) ser políticos, pero para una restricción territorial, que nos ayude a descubrir lo estrictamente político nos parece útil siempre vincularlo con la cuestión de la lucha directa o formal por el poder”30.

Finalmente, es necesario reconocer que este tipo de discurso también contiene un llamado a la acción, como explica Patrick Charandeau: “partimos de la hipótesis de que el discurso político carece de sentido fuera de la acción y que la acción entraña, para el sujeto político, el ejercicio de un poder. Por lo tanto, es preciso que una teoría del discurso diga cómo concibe las relaciones entre discurso, acción y poder”31.

Este tipo de discurso se propone un efecto en la acción de un “otro” y para esto se plantea “colocar al sujeto meta en una situación en la que sea obligado a cumplir, es decir, en una relación de sumisión a la posición del sujeto que se comunica”32. Esta sumisión se intenta a través de una amenaza sobre las posibles consecuencias de su inacción o a través de la gratificación que obten-dría al cumplir. Este poder de “someter” del “sujeto que se comunica” puede ser trascendental o personal. El trascendental tiene que ver con un tercero externo a los socios de la relación: “Es 27. Mangone, Carlos, El discurso político del foro a la televisión. Buenos Aires 1994, Biblos. (P. 27)28. Chilton, Paul y Schäffner, Christina, “Discurso y política” en El discurso como interacción social, Van Dijk T. (comp). Barce-lona 2009, Gedisa (P. 304)29. Chilton, Paul y Schäffner, Christina, op. cit. (P. 370)30. Mangone, Carlos, op. cit. (P. 28)31. Charandeau, Patrick, “¿Para qué sirve analizar el discurso político?” En revista deSignis nº2. Abril 2002, Ed. Gedisa (P. 110)32. Charandeau, op. cit. (P. 111)

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Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma

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el que dicta la ley y a la cual se refieren ambos socios como un Gran Otro”33, (el “derecho divino”, pero también el Pueblo, el Estado, el Progreso, la Ciencia, etc.). El poder personal, en cambio, es interno de la persona que se comunica, es dado a raíz del parentesco, el carisma, o por un lugar institucional.

Es claro que el DDT expresa una disputa de poder, se propone construir un grupo con ras-gos compartidos, fundarlo y a la vez dictarle modos de acción, someterlo, en los términos de Charandeau -sin que esto implique un vínculo violento-, pero que sí se ampara en la necesidad de promover una acción que exprese activamente la afinidad/pertenencia al grupo. Este poder, en este caso, radica en un tercero, que a veces es “el País”, “la educación pública”, “el movimiento estudiantil”, es decir, un gran Otro que los justifica y avala.

2� ¿Con qué y cómo abordamos el DDT?: recorrido por diversas herramientas metodológicas

Una vez que entendemos al discurso que se construye en el DDT como discurso político, consideramos que someterlo a su análisis nos develará, por un lado, su relación con los aconteci-mientos de aquel momento y lugar particulares; por otro, el género discursivo al que pertenece; y por último, las estrategias enunciativas que el DDT esgrime en pos de masificar el conflicto.

Además, entendemos que nuestra investigación representa un estudio de caso, que aportará a la comprensión del período de crisis (2000, 2001, 2002) y a las luchas del movimiento estudiantil durante esa época. Abordamos un fenómeno específico, situado, de manera integral, para inda-gar en sus múltiples facetas.

Dicho esto, planteamos dos objetivos generales:• Contribuir al estudio de experiencias de militancia estudiantil y comunicación alternati-

va en el escenario de crisis de año 2001.• Analizar el Diario de La Toma como expresión del proceso político que significó la ocu-

pación del ex Jockey Club por parte de estudiantes de periodismo entre agosto y octubre del 2001 en La Plata.

Para conseguirlo apuntamos a tres objetivos específicos: • Situar el surgimiento del DDT en un contexto socio-histórico nacional, estudiando la

relación entre ese proceso y las luchas estudiantiles de los años ’90.• Describir y analizar la configuración textual del DDT, como producto periodístico y se-

gún los tipos textuales utilizados.• Identificar las modalidades de construcción de una identidad política colectiva en el Dia-

rio de la Toma. Para abordar estos objetivos planteados hallamos útil y acertado la utilización no sólo de una,

sino de diversas formas metodológicas que, en su conjunto, entendemos que se complementan coherentemente para cumplir con lo propuesto. En ese camino, “lo comunicacional”, a la hora de estudiar un fenómeno periodístico como el DDT, se define en la integración de esos distintos abordajes.

33. Charandeau, op. cit. (P. 112)

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Es así que desde una perspectiva amplia e integral de la comunicación, a lo largo de todo el recorrido, utilizamos concretamente tres tipos de análisis:

- el primero es socio-histórico, - luego realizamos un análisis de los géneros periodísticos y- finalmente, un análisis de las estrategias enunciativas de construcción de un colectivo de identidad y de sus destinatarios. Los tres son igual de importantes e, integrados entre sí, nos sirven para estudiar al DDT y su

disputa en el debate público, como modo de entender, al menos, algunos aspectos del proceso de Toma.

a- Análisis socio-histórico: Al considerar al contexto como clave interpretativa del análisis, uno de los objetivos principales es insertar al DDT en el proceso político. Para lograrlo, en pri-mer lugar, realizamos un análisis socio-histórico, es decir la ubicación espacio-temporal donde situamos al DDT en relación al contexto y al proceso más general de lo que pasaba en el país. Analizarlo a la luz de esta metodología aportará, como se sostuvo anteriormente, a comprender la incidencia del contexto tanto en la Toma como en su diario: en la lucha llevada adelante ante el recorte presupuestario en la Universidad, en las decisiones políticas que se fueron asumiendo en función de esa tarea, en el compromiso que se mantuvo con los otros sectores en lucha y, en fin, en la redacción del diario como forma de expresión de todo ese proceso histórico. De este modo logramos clarificar, en primera instancia, desde dónde lo miramos y cómo lo construi-mos.

b- Estudio de los géneros: Por otro lado, es necesario realizar un análisis crítico de aquel objeto de estudio. Lo que sigue entonces es tomar al DDT y comenzar a “descomponerlo”, para poder responder qué fue y cómo estaba compuesto. Por eso, en segundo lugar, la reconstruc-ción socio-histórica se complementa a la hora de hablar concretamente sobre qué fue el DDT, es decir, al definirlo genéricamente, analizando cómo retoma a lo ya existente previo a su aparición y cómo se reapropia o no de lo heredado dentro de los géneros periodísticos.

c- Análisis de las estrategias enunciativas de construcción de un colectivo de identidad y de sus destinatarios: Por último, en ese camino que conlleva una lectura sistemática del diario, hallamos reiteradamente un intento de definición del “nosotros”, presente en todos los números, es decir de un modo tan recurrente que es meritorio de un análisis especial; por eso, en tercer lugar, con el análisis del discurso y de la enunciación política como herramienta, reconstruimos ese intento constante del DDT de generar una identidad, a través de la cual no sólo se marca lo propio, sino también las fronteras con los otros. Con este método, también llegamos a una reconstrucción del proceso político de la Toma a través del análisis del discurso de su singular producto periodístico. A partir de allí, comprendemos el desarrollo de ese proceso, al menos en el nivel de la conformación (o el intento por lograrlo) de las identidades políticas, de la legitima-ción de una medida de lucha, etc.

Es en el corpus que conforman los propios diarios, donde consideramos que quedó expuesto el relato de las experiencias y vivencias de aquellos momentos y, por ende, el material del cual extraer el discurso a analizar. Por eso, para terminar de aclarar algunas cuestiones metodológi-cas respecto a cómo llevamos adelante la investigación, vale precisar que las unidades del corpus en las que nos basamos están conformadas por el conjunto de los Diarios de la Toma, material

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gráfico que se publicó periódicamente entre el 15 de agosto y el 28 de septiembre de 2001, desde la Toma de la Facultad de Periodismo de la UNLP, situada en el Ex Jockey Club. En total suman 30 números regulares y 2 ediciones especiales.

Entendemos que el primer paso metodológico que describimos como análisis socio-histórico se salda con un abordaje y descripción del contexto, en este sentido creemos que para entender el desarrollo de una identidad colectiva, de un “nosotros”, es importante reconstruir la tradición que evocaban los protagonistas, quienes se asumían como herederos de las luchas de la década del 90; a la vez, dicha historización está acompañada de una cronología de los más de 40 días que duró la Toma y su diario. Esto es lo que quedará expuesto en el capítulo II, por lo que en este capítulo no merece mayor desarrollo teórico de lo que aplicamos como metodología.

Pero en cuanto a los otros dos pasos analíticos – el de los géneros discursivos y el de análisis de los destinatarios-, sí consideramos necesario hacer algunas aclaraciones teóricas. A continua-ción desarrollamos las conceptualizaciones y categorías analíticas principales que luego aplica-remos en los capítulos III y IV, respectivamente.

2�1� Reconocer el géneroEn un principio, lo que nos parece fundamental a la hora del análisis, es definir al DDT: ¿Qué

fue ese tipo de diario que conjugó lo político, lo informativo, lo reivindicativo, lo opinativo, etc?Lo que nos proponemos es rastrear las clases de discursos anteriores que comparten caracte-

rísticas con nuestro objeto de estudio (por ejemplo: pasquín, prensa partidaria, nuevo periodis-mo, comunicación alternativa, etc), allí nos encontramos con el concepto de género, propuesto por Mijaíl Bajtin, que lo entiende como tipos relativamente estables de enunciados. A partir de esto, es nuestro objetivo comprender cuáles son las influencias de estilo, tema y composición que están presentes en nuestro corpus, ya que lo entendemos como producto del contexto y de la historia y como efecto de determinados enunciados precedentes34.

Partiendo de la sentencia de Bajtín: “El enunciado es un eslabón en la cadena de la comunica-ción discursiva y no puede ser separado de los eslabones anteriores que lo determinan por dentro y por fuera generando en él reacciones de respuesta y ecos dialógicos”35, buscamos “eslabones” anteriores que ayuden a completar el tipo de género que encarna el DDT.

En un sentido similar, Oscar Steimberg clasifica a los géneros como: “clases de textos u objetos culturales, discriminables en todo lenguaje o soporte mediático que presentan diferencias sistemá-ticas entre sí y que, en su recurrencia histórica, instituyen condiciones de previsibilidad en distintas áreas de desempeño semiótico e intercambio social”36.

Nos parece fundamental preguntarnos acerca de la construcción genérica del DDT para comprender qué propósito se ponía en juego en esa publicación con particulares características. A la vez, consideramos que en la heterogeneidad de tipos textuales, se puede entrever la “po-li-funcionalidad” del propio diario, que no sólo aspiraba a consolidar un posicionamiento co-lectivo, sino a articular las acciones de los estudiantes de distintas facultades y vincular la lucha estudiantil con otras luchas sociales de sectores subalternos.

34. Bajtin, Mijaíl, “El problema de los géneros discursivos” en Estética de la creación Verbal. México D.F., 1982, Siglo Veintiuno (P. 248)35. Bajtin, Mijail, op. cit. (P. 285)36. Steimberg, Oscar, Semiótica de los medios masivos. Buenos Aires, 1993, Atuel (P. 45)

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Bajtin afirma que: “El lenguaje participa en la vida a través de los enunciados concretos que lo realizan, así como la vida participa del lenguaje a través de los enunciados”37, y especifica que:

“El estilo está indisolublemente vinculado a determinadas unidades temáticas (…) con determinados tipos de estructuración de una totalidad, con los tipos de su conclusión, con los tipos de la relación que se establece entre el hablante y otros participantes de la comunicación discursiva (los oyentes o lectores, los compañeros, el discurso ajeno, etc)”38.

Y es aquí donde el autor interpone la importancia del contexto: “Los cambios históricos en los estilos de la lengua están indisolublemente vinculados a los cambios de los géneros discursivos”39. Comprendiendo como fundamental el anclaje de los discursos en la historia de la sociedad, Bajtín advierte que:

“Cuando se analiza una oración aislada de su contexto, las huellas del carácter destinado y de la influencia de la respuesta prefigurada, los ecos dialógicos produ-cidos por los enunciados ajenos anteriores, el rastro debilitado del cambio de los sujetos discursivos que habían marcado por dentro el enunciado, todo ello se borra, se pierde”40.

Estos rastros genéricos son sin duda los que normalizan y organizan el discurso y le dan sen-tido. Así, el lingüista deja claro que la elección de palabras cobra sentido en el marco del enun-ciado, es decir, el sentido no se encuentra en el significado “de diccionario”. Y esa organización genérica va a ser la que determine la expresividad del discurso:

“Los géneros corresponden a las situaciones típicas de la comunicación discursi-va, a los temas típicos y, por lo tanto, a algunos contactos típicos de los significados de las palabras con la realidad concreta en sus circunstancias típicas. De ahí se origina la posibilidad de los matices expresivos típicos que “cubren” las palabras. Esta expresivi-dad típica propia de los géneros no pertenece, desde luego, a la palabra como unidad de la lengua, sino que expresa únicamente el vínculo que establece la palabra y su significado con el género, o sea con los enunciados típicos. La expresividad típica y la entonación típica que le corresponden no poseen la obligatoriedad de las formas de la lengua. Se trata de una normatividad genérica que es más libre”41.

Por otra parte, para hacer un análisis más pormenorizado de los géneros es necesario relacio-nar lo dicho anteriormente, con las especificaciones de Steimberg, quien hace foco en la articu-lación de rasgos temáticos, retóricos y enunciativos, entendiendo el componente retórico como “una dimensión esencial de todo acto de significación que abarca todos los mecanismos de configu-ración de un texto que devienen en la combinatoria de rasgos que permite diferenciarlo de otros”42. Mientras que lo temático es exterior al texto y se trata de “acciones y situaciones según esquemas de representatividad históricamente elaborados y relacionados, previos al texto”43, la enunciación

37. Mijaíl Bajtin, op. cit. (P. 251)38. Mijaíl Bajtin, op. cit. (P. 253)39. Mijaíl Bajtin, op. cit. (P. 253)40. Mijaíl Bajtin, op. cit. (P. 290)41. Mijaíl Bajtin, op. cit. (P. 277)42. Steimberg, Oscar, op. cit. (P. 47)43. Steimberg, Oscar, op. cit. (P. 48)

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“es el efecto de sentido de los procesos de semiotización por los que en un texto se construye una situación comunicacional, a través de dispositivos que podrán ser o no de carácter lingüístico”44.

Más allá de las definiciones teóricas, la búsqueda del género al que pertenece nuestro objeto, es realizado primeramente a partir de una comparación del DDT con los géneros más cercanos y similares. En este recorrido apuntamos a las características que lo asemejan y/o lo diferencian del pasquín, de la propaganda política durante la revolución rusa, la prensa política de la década del ‘70, la prensa alternativa, la prensa de los partidos políticos, entre otras.

2�2 - Estrategias discursivas y construcción de destinatariosEn otro sentido, pero bajo la misma lógica de indagar críticamente al DDT, consideramos

que reviste de gran importancia hallar en él ciertas marcas discursivas sustanciales que den cuenta del proceso histórico-político en el que se insertó y permitan encontrar qué conceptos, debates y estrategias se pusieron en juego a través de su discurso.

Puntualmente respecto a las estrategias, será de suma importancia analizar las construccio-nes discursivas llevadas adelante desde el DDT. En relación a esto, Eliseo Verón explica que todo acto de enunciación política supone que existen otros actos de enunciación, reales o posibles, opuestos al propio. Todo acto de enunciación política es a la vez una réplica y supone o anticipa una réplica. Todo discurso político se construye en la suposición de la presencia de un/unos Otro/s.

Siguiendo esta línea de pensamiento y relacionándolo con lo anteriormente dicho sobre la disputa de poder que encaran los estudiantes al escribir el DDT, podemos decir que en el capítu-lo IV: “Estrategias discursivas del Diario de la Toma”, buscamos identificar las estrategias echa-das a andar para visibilizarse, para debatir con sus compañeros y con el resto de la sociedad, ya que debían rebatir la realidad sobre ellos construida por los medios masivos de comunicación.

Los protagonistas del proceso, en pos de constituirse como un colectivo para actuar en el es-pacio público fueron demarcando un “nosotros” y un “ellos”, a través de los cuales se pueden leer las identidades construidas, enmarcadas en cómo se nombraban y quiénes eran sus oponentes discursivos. Siguiendo a Rosana Reguillo entendemos a la identidad como “un concepto rela-cional, que supone simultáneamente un proceso de identificación y un proceso de diferenciación, lo que implica necesariamente una tarea de construcción; la identidad se construye en interacción (desnivelada) con los otros, los iguales y los diferentes”45.

Uno de los objetivos del DDT era el de contrarrestar otros discursos externos; así es que por su carácter autogestionado, de tirada pequeña y al servicio de una medida de lucha, se define en algunos aspectos similar al de los medios alternativos. Vinelli y Esperón relatan que los me-dios alternativos “apuntan a dar batalla contra el imaginario establecido. Trabajan por constituir identidad y un pensamiento que refleje los intereses y las necesidades específicas de los trabajadores y los sectores explotados”46. Entonces este diario, para discutir con “el imaginario colectivo” que circulaba en la Facultad, Universidad y sociedad, necesitó constituir identidad y también gene-

44. Steimberg, Oscar, op. cit. (P. 49)45. Reguillo, Rossana, “Identidades culturales y espacio público: un mapa de los silencios” en Diálogos de la Comunicación. Octubre, Nª 59-60. X Encuentro Latinoamericano de facultades de Comunicación Social. Lima Perú 2000.46. Vinelli y Rodríguez Esperon, “Fuera de la ley” en Contra información. Medios alternativos para la acción política. Buenos Aires 2004, Continente (P. 35)

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rar (o resumir en palabras) los “intereses y necesidades” del colectivo, a saber, la asamblea de los estudiantes en Toma.

Es por esto que en dicho capítulo analizamos la función identitaria del DDT para luego, y a través de este término, revelar las estrategias y funciones que el medio llevaba adelante para intentar contrarrestar discursos, ampliar la participación en la asamblea y, de alguna manera, dirigir hacia dónde y cómo debía seguir el conflicto. Observamos los cambios que se fueron produciendo en la destinación a medida que se desenvolvía el conflicto. Una puerta de acceso para avanzar en el análisis de la destinación son las herramientas teóricas propuestas por Eliseo Verón en “La Palabra Adversativa”, quien asegura: “todo indica que hay niveles de funcionamiento de los procesos políticos a los que sólo podemos acceder a través del análisis del discurso”47.

Verón entrelaza cuatro niveles a trabajar para caracterizar un “tipo de discurso”: se refiere a vislumbrar los “juegos discursivos” y sus intercambios, corriéndose de la idea de hacer una “tipología de discursos”; además encontrar las “variaciones”, es decir las distintas estrategias en el mismo juego discursivo; ver la diacronía, esto es, observar cómo la misma estrategia varía en el tiempo; y por último, los soportes que determinan las condiciones de circulación. En esta investigación, por tanto, hablamos del DDT como soporte gráfico.

2�2�1 - La importancia de reconstruir el enunciador: La lucha en el discurso

Retomando la definición de discurso político que anteriormente desarrollamos, creemos que dichas ideas se complementan con los aportes de Verón cuando esboza que siempre que hay po-lítica hay un enfrentamiento entre discursos, hay lucha entre enemigos. “La enunciación política parece inseparable de la construcción de un adversario”, explica el autor.

Primero, es necesario entonces “anclar” a través de una abstracción teórica al “enunciador” y ver mediante qué operaciones discursivas se construye “la imagen del que habla”. Hacer hincapié en lo que Verón señala como “acto de enunciación” y rastrear el dispositivo de enunciación, el enunciador político, quién habla y desde dónde. A partir de allí caracterizar a quién se dirige, con quién debate, y a quién intenta interpelar.

Nuestro análisis está centrado en las estrategias discursivas utilizadas por el DDT. Conside-ramos la escena comunicativa que propone el diario y a partir de allí desglosar quién habla, a quién se dirige y la relación entre este “enunciador” y su “destinatario”.

Nos proponemos analizar “procesos de intercambio, de variaciones de cada estrategia a lo largo del proceso discursivo (…) describir las distintas modalidades según las cuales se construyen el Otro positivo y el Otro negativo”48. Lo cual el autor indica como un desdoblamiento que se produce en la destinación.

Se trata de encontrar cómo el enunciador político (en la escena comunicativa) entra en rela-ción con su “destinatario positivo” y su “destinatario negativo”. Visualizar allí la construcción del “prodestinatario”, el sector a quien el enunciador se dirige compartiendo ideas, valores y creen-cias; a la vez el “contradestinatario”, es decir el adversario, el que piensa contrario al enunciador;

47. Verón, Eliseo et. Al, “La Palabra Adversativa. Observaciones sobre la enunciación política” en El discurso político. Lengua-jes y acontecimiento. Buenos Aires, 1987, Hachette48. Verón, Eliseo, op. cit.

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y también hay una tercera destinación, de gran importancia, que es la construcción de un “para-destinatario”, esas personas a ganar su atención y convencer, ese sector a interpelar, los indecisos.

“Enunciar una palabra política consiste entonces en situarse a sí mismo y en situar tres tipos de destinatarios diferentes, por medio de constataciones, explicaciones, prescripciones y promesas, respecto de las identidades del imaginario”49, concluye Verón.

2�2�2 - Entidades y componentesEn “La Palabra Adversativa” se contemplan también dos niveles de funcionamiento del enun-

ciado, a los que llama entidades del imaginario político y componentes.El análisis de las entidades proporciona “leyes de composición”, es decir diferentes propie-

dades que sirven para la construcción del enunciador y también de los destinatarios. Aque-lla identificación que aparece explícitamente en el discurso de relación con el otro positivo, o con el otro negativo, se trata del “colectivo de identificación”; son enumerables, cuantificables y fragmentables. Por otro lado aparecen aquellas entidades que no se identifican con “actores en presencia” sino que son más amplias y que el enunciador las coloca en posición de recepción, habitualmente se utilizan en la mención de paradestinatarios; las podemos llamar “colectivos de generalización” o colectivos ampliados. Como tercera entidad encontramos los “meta-colecti-vos singulares”, son más abarcadores aún, no admiten siquiera una cuantificación y se utilizan, como su nombre lo indica, en singular.

El otro nivel que articula el enunciado y la enunciación es el de los componentes. Es la manera en que se construyen las relaciones entre los sujetos de la destinación. El enunciador privilegia en su manifestación componentes “descriptivos”, “didácticos”, “prescriptivos” o “programáticos”. Estos se deben tomar como “zonas de discursos” y no como elementos aislados. Estas zonas se van mezclando en tanto las estrategias que el que habla decide utilizar con cada destinatario.

El componente “descriptivo” es donde el enunciador político hace un balance de una situa-ción, describe e indica una lectura del pasado o actual. El “didáctico” es “el de la modalidad del saber”, quien habla no describe sino que da principios, verdades, con menor subjetividad. El “prescriptivo” está en el orden del deber y del deber ser (lo “deontológico”), donde el enunciador puede interpelar como quien dicta la orden o quedar por fuera. El “programático” es la promesa, el anuncio, el compromiso del orador, se caracteriza por hablar en futuro, es el “poder hacer”.

Lo que nos interesa, entonces, es hallar las estrategias discursivas que emplea el enunciador en cuanto a las entidades y sus leyes de composición y visualizar el uso de las zonas de discurso en los componentes, con los tres tipos de destinatarios.

2�2�3 - El proceso de subjetivaciónOtro tipo de análisis que complementa este estudio discursivo, es el que propone Jacques

Rancière50, con el concepto de subjetivación política. La relevancia de la reflexión teórica del autor francés acerca de la política, radica en que permite plantear la pregunta sobre la existencia de un proceso de subjetivación en un discurso analizado.

49. Verón, Eliseo, op. cit.50. Ranciére, Jacques, Política, identificación y subjetivación. En Arditi, Benjamin, El reverso de la diferencia. Identidad y Políti-ca. Venezuela 2000, Nueva Sociedad

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Para comenzar a desandar el concepto de subjetivación primero podemos decir que Rancière entiende lo político “como el encuentro de dos procesos heterogéneos”.

Por un lado, uno de los procesos es la lógica de la administración-gobierno, destinada prin-cipalmente a reproducir el sentido del orden cristalizado; que “entraña crear el consentimiento de la comunidad, cosa que descansa en la distribución de participantes y la jerarquía de lugares y funciones”. Denomina a esta lógica “policía”.

Por otro lado, el segundo proceso al que se refiere es a: “las prácticas guiadas por la presuposi-ción de que todos somos iguales y el intento de verificar esta suposición”. Estas prácticas parten del desacuerdo con el orden policial y buscan la emancipación del lugar por éste asignado. Rancière denomina a esta lógica “política”.

El desacuerdo de la política con la dominación policial radica en una situación de habla de-terminada, imposible de resolver, pues el problema no radica en la argumentación, sino sobre el propio objeto de la discusión, que se vuelve estructuralmente heterogéneo para los actores que participan de ella, pues al nombrarlo con las mismas palabras dicen y no dicen lo mismo. Se po-dría decir que utilizan la misma palabra o significante, pero no el mismo concepto o significado. El desacuerdo consiste en el choque entre dos modos de mirar lo mismo, un objeto de disputa heterogéneo.

Lo que enfatiza Rancière es que lo político es una lucha por el sentido irreductible a una presunta verdad racional. Lo político mismo consiste en la tarea de dar sentido al mundo, a los sujetos y a la propia práctica (como política o como policía). No obstante, las dos lógicas no con-ciben del mismo modo su propia cosmovisión: la policía naturaliza su propia posición, sustra-yéndose a cualquier otra construcción de sentido particular al ampararse en la evidencia de los títulos, mientras que la política parece más inclinada a aceptar su lógica como una construcción de sentido entre otras, sin pretensión de validez universal ni de fundamentación objetiva, sino sólo presuponiendo la igualdad.

Del mismo modo, el daño que la policía hace a la igualdad no consiste en unos intereses materiales. La base del daño a la igualdad es la negación de la igualdad de unos actores en tanto que sujetos políticos con derecho a la producción de sentido. Derecho que comienza en la sub-jetivación, es decir, con la creación de sentido del sujeto sobre sí mismo.

La subjetivación consiste en un proceso de emancipación de lo policial que, analíticamente, puede ser dividido en dos momentos.

Un momento negativo, de desidentificación con la clasificación policial. Es cuando se hace visible lo hasta entonces invisible e inaudible, nombrándose -con un nombre “impropio”- de otro modo. “¿Una francesa es un francés?, ¿es un trabajador un ciudadano?, ¿es un negro un ser humano?”, estas preguntas ingenuas tienen como consecuencia un modo distinto de pensar el pueblo. Llevan en sí la construcción del pueblo como el conjunto de los “fuera de cuenta” al universalizar su daño.

El segundo momento es el positivo, de reidentificación. El sujeto político se encuentra entre dos identidades, sin asumir ninguna. Una es la que abandona, la que puede dejar, la de la desi-dentificación, y la otra es la que, sin embargo, no puede asumir: la identificación imposible. Este momento no tiene un nombre propio, sino que se rige por la lógica del “lo somos y no lo somos”.

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Para la subjetivación el rasgo clave es el intervalo, el in between: la creación de una subjetivi-dad nueva autónoma que rompe con la policial pero que no asume un lugar propio nuevo. Lo único propio de la subjetivación es el intervalo: “la política de la emancipación es la política de un propio impropio (...) es una heterología”; escribe Rancière:

“La subjetivación política nunca es la simple afirmación de una identidad, siem-pre es al mismo tiempo el rechazo de una identidad dada por otro, dada por el orden dominante: la policía. La policía tiene que ver con los nombres ´correctos´, nombres que anclan a la gente a su lugar. La política en cambio tiene que ver con los nombres ´incorrectos´, nombres que plantean una brecha y se vinculan con un daño”51.

Rancière define subjetivación, como un proceso de formación de un sí con otro. Para ello, es necesario que el sujeto realice un acto de desidentificación de la identidad impuesta. La subje-tivación se torna política cuando el tratamiento de un daño se realiza entre personas que están juntas.

Debemos plantearnos entonces la pregunta sobre la existencia de un proceso de subjetivación en los estudiantes que participaban en el DDT.

51. Rancière, Jacques, op. cit. (P. 150)

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CAPÍTULO II

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“Los días de finales del 2001 y sus estribaciones posteriores clausuraron un cuarto de siglo interminable, en que el terrorismo de Estado primero, el chantaje inflacionario y la demonización del Estado después colocaran al mercado y

al dinero como la medida de valor de todos los valores. Algo muy profundo se quebró entonces.”

Eduardo Lucita52

1� Recorrido histórico y aproximación contextual a las luchas en defensa de la educación pública y la organización del movimiento estudiantil entre los años ‘90 y el 2001

Dice Eliseo Verón que la estrategia analítica basada en la teoría de los discursos sociales “no es pertinente si no es realizada a la luz de hipótesis (explícitas o implícitas) sobre las condiciones de producción y de consumo de los discursos”53. Por esa razón, creemos que no podemos iniciar el análisis del DDT sin contextualizar las circunstancias en las que esos textos surgieron. Tal es así que en este capítulo partiremos de la explicitación de las condiciones socioeconómicas en las que se encontraba el país en 2001, enfocándonos con mayor profundidad en el ámbito educativo y de la Universidad Nacional de La Plata y por ende, en las condiciones en que se desarrolló el DDT, para poder abordar su análisis concreto en los capítulos siguientes. A la vez nos iremos introduciendo cronológicamente en los hechos y momentos que se fueron dando a lo largo del proceso, es decir, relataremos la historia en sí de la Toma y su diario.

1�1 - Breve historización de la organización política y la juventud en Argentina

Primeramente, es necesario hacer un mínimo repaso de la historia de la organización po-lítica, sobre todo de la juventud, para lo cual nos parece acertado el recorte histórico que se proponen Pablo Vommaro y otros autores en “Juventud y política en la Argentina (1968-2008).

52. Diciembre 2001: Cuando lo extraordinario se hizo cotidiano. Buenos Aires, Diciembre de 201153. Verón, Eliseo, Está ahí, lo veo, me habla. Traducción de Sergio Moyinedo para uso de la cátedra “Comunicación y cultura”. Facultad de periodismo y comunicación social. UNLP

Contexto y surgimiento del Diario de la Toma

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Hacia la construcción de un estado del arte”54. Para ellos la historia de los últimos años del siglo XX en Argentina puede dividirse en cuatro períodos: una primera etapa ascendente de concien-tización socio-política entre los años 1969 y 1976, con el Cordobazo como momento explosivo de rebelión popular, pero con el golpe cívico-militar cerrando dicha apertura y dando comienzo al segundo período propuesto, que son los años de dictadura, en donde se intenta sepultar el avance logrado en el período anterior. Luego se señala como tercer período a los años transcu-rridos entre el 1983 y el 1989, los que implican una “vuelta a la institucionalidad” y, finalmente, se plantea el período abarcado entre 1989 y 2001.

Esta última etapa es la de nuestro mayor interés. Al respecto los autores explican que el año 1989 marcó un momento de quiebre respecto de las expectativas que se venían construyendo en torno a la democracia y la posibilidad de consolidar un modelo de bienestar que resolviera la cuestión social pendiente y abierta por la dictadura. La vuelta de la democracia era interpretada como oportunidad para `restituir la política en su lugar’, a través del ejercicio de participación ciudadana, considerando al acto eleccionario como el acto político por excelencia55. Pero con-trariamente a dichas expectativas, en este período:

“La democracia, lejos de haber puesto `la política en su lugar´, iba mostrando el abismo creciente entre las opiniones de los ciudadanos y las instituciones políticas, la falta de credibilidad hacia los políticos y la baja estima hacia los procedimientos partidarios para seleccionar candidatos capaces de representar al electorado (Novaro, 1995). De ahí la importancia que cobra la emergencia de modalidades de organiza-ción colectiva y participación política por fuera de las vías institucionales de implica-ción con la política, creándose nuevos repertorios de movilización social, demandas y actores político-sociales”56.

Consideramos que el proceso político analizado en esta tesis, abierto en el 2001, puede en-tenderse como una expresión más de estas nuevas modalidades emergentes, y es por ello que decidimos anclar nuestro análisis en la “Larga década neoliberal”, para abarcar tal movilización social y sobre todo, interpretar al DDT y la organización estudiantil que lo posibilita como pro-ducto de su contexto.

1�2 - La década menemista

1�2�1 - La economía de los ‘90El contexto económico post dictadura produjo: “desindustrialización, tres hiperinflaciones -en

1989-90-, desnacionalización, pérdida de poder material del Estado, colapso económico-financiero en 2001 y sus efectos fueron: masiva desocupación, masiva pobreza y miseria y pérdida de la par-ticipación del salario en la distribución del ingreso”57.

54. Bonvillani, Andrea; Palermo, Alicia Itatí; Vázquez, Melina; Vommaro, Pablo A., Juventud y política en la Argentina (1968-2008). Hacia la construcción de un estado del arte. Revista Argentina de Sociología, vol. 6, núm. 11, noviembre-diciembre, 2008. Consejo de Profesionales en Sociología. Buenos Aires, Argentina.55. Bonvillani, op. cit.56. Bonvillani, op. cit.57. Balvé. Beba C. y Colectivo CICSO (Héctor Santella, Claudia Guerrero y Beatriz S. Balvé, Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales) El movimiento de diciembre. El papel y función de la lucha de calles. Buenos Aires 16 de junio de 2007, http://www.cicso-arg.org

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Esto impactó en la pauperización de las condiciones de vida de amplios sectores de la socie-dad y, según Iñigo Carrera y Nicolás Cotarello, generó un:

“Proceso de desalojo de espacios sociales que históricamente ocupaba [la clase obrera], lo que se manifiesta en máxima jornada de trabajo con mínimo salario y despojo de condiciones dignas de vida, a los que suma, desde mediados de los ´80, pero más aún en los ´90, el crecimiento de una masa de población sobrante para el capital, consolidada en la miseria”58.

En 1989 asumió la presidencia de la Nación Carlos Saúl Menem, quien rápidamente se plegó a los principios del Consenso de Washington, un modelo económico estándar de principios neoliberales que los organismos financieros internacionales le recomendaban a los países lati-noamericanos para, entre otras cosas, frenar la hiperinflación. Estas sugerencias se resumían en: achicar el Estado, reduciendo el gasto público; liberar el mercado, eliminando las restricciones al comercio exterior y a las inversiones de capitales extranjeros; y privatizar las empresas estatales, entre las más importantes.

Para esto, con la aprobación de la Ley de Reforma del Estado (ley 23.696) sancionada el mis-mo año de asunción presidencial, Menem fue autorizado a privatizar varias empresas estatales, con libre albedrío para realizarlo en la forma que creyera necesario. Así, comenzó por hacerlo con la empresa telefónica Entel y Aerolíneas Argentinas; a estas le siguieron la venta de la red vial, los canales televisivos (con la excepción del canal estatal “Argentina Televisora Color”), gran parte de las redes ferroviarias, Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Gas del Estado.

Por su parte, Domingo Cavallo, quien estuvo a cargo de la ejecución de las políticas económi-cas entre los años 1991 y 1997, estableció la Ley de Convertibilidad que implicaba que el Banco Central de la República Argentina estuviese obligado a respaldar la moneda nacional en una relación de cambio igualitario respecto al dólar estadounidense, pero a costa de un indiscrimi-nado endeudamiento externo, para sostener dicha paridad cambiaria. De esta forma se restrin-gía la emisión de billetes como medio de financiamiento del Estado59. Esto frenó la inflación y generó un crecimiento del Producto Bruto Interno, sin embargo, el PBI industrial se contraía y, en consecuencia, crecían los despidos y cierres de fábricas.

El desprestigio del Estado y sus instituciones aumentaba en medio de la creciente crisis so-cioeconómica que vivía el país. Se generó el caldo de cultivo ideal para las reformas neoliberales que se introdujeron en el sistema durante los ‘90.

1�2�2 - Descreimiento colectivo y antecedentes organizativosEn el plano estrictamente político, el gobierno de Menem comenzó a verse manchado por

acusaciones de casos de corrupción, vínculos con el narcotráfico y tráfico de armas. Al malestar económico general de los trabajadores, se sumaba la progresión de hechos aberrantes que en principio pasaban desapercibidos, hasta que comenzó a colmarse la paciencia social, traducida en una serie de hechos que, en conjunto, fueron delineando un escenario de creciente inesta-58. Iñigo Carrera, Nicolás y Cotarelo, María Celia (investigadores del Programa de Investigaciones sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina: PIMSA), La insurrección espontánea. Argentina. Diciembre de 2001. Buenos Aires 2003 http://www.pimsa.secyt.gov.ar59. Basualdo, Eduardo M., Las reformas estructurales y el plan de convertibilidad durante la década de losnoventa: el auge y la crisis de la valorización financiera. FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Argen-tina. 2003: bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/argentina/flacso/no7_BasualdoRE200.pdf

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bilidad institucional y social para el menemismo, lo que marcó toda la década y su paso por el gobierno.

Los avances sobre los derechos de los trabajadores fueron los que generaron, progresivamen-te, reacciones cuyo punto de inflexión se inició en 1993 con el motín de Santiago del Estero, proceso en el que trabajadores municipales llegaron a tomar e incendiar la Casa de Gobierno, la Legislatura y la sede del Poder Judicial para enfrentar un fuerte plan de ajuste. Al respecto explica el historiador Guillermo Caviasca que: “El tipo de reacción vista en Santiago se repitió en otras provincias aunque en menor escala. Pero fue sin dudas la provincia de Jujuy (1997) donde las puebladas desatadas en torno a sucesivos planes de lucha de los gremios estatales, cobró su forma más organizada”60.

Además, el recrudecimiento represivo frente a las movilizaciones pasó a ser moneda corrien-te: “Se volvió habitual que muchas manifestaciones terminasen en enfrentamientos violentos con-tra la policía o las fuerzas represivas”61; en 1995, por ejemplo, durante una manifestación de petroleros en Tierra del Fuego, muere Víctor Choque, quien se convirtió en el primer asesinado durante una huelga obrera desde el fin de la dictadura.

Durante el menemismo se realizaron nueve convocatorias a paros generales, que se con-centraron principalmente entre 1995 y 1996. Hasta ese momento, la representación gremial se repartía entre la Confederación General del Trabajo, la Central de Trabajadores Argentinos y el Movimiento de Trabajadores Argentinos. Pero más allá del sindicalismo clásico, todo un sector antes no organizado comenzaba a salir a la calle: “Una segunda experiencia estuvo dada por los levantamientos de los trabajadores desocupados en 1996 y 1997 en reclamo de ‘trabajo digno’”62. Los llamados “piqueteros” inauguraron un importante nivel de creatividad en sus modos de lu-cha, generados por la desesperación: organización de clubes de trueque, ollas populares y bolsas de trabajo, mientras presionaban para recibir subsidios gubernamentales al desempleo.

Este sector, compuesto mayormente por despedidos de empresas estatales privatizadas, im-pulsó el corte de ruta en las localidades de Cutral-Có (Neuquén, 1996), Cruz del Eje (Córdoba), y Tartagal (Salta). Esta nueva metodología demostraba que la protesta social no quedaba en el plano de la indignación individual, que la organización política no pasaba sólo por los partidos y los sindicatos tradicionales y que, mucho menos, se la había sepultado en los ’70.

Es ante este panorama que la desconfianza de la sociedad en los políticos y las instituciones del Estado alcanzó tiempo después su punto de ebullición en el “Que se vayan todos” del 2001: aquellas protestas, a través de cacerolazos, piquetes y movilizaciones en todo el país y sobre todo en Plaza de Mayo, en contra de las medidas del gobierno de la Alianza.

1�2�3 - La Educación en la década neoliberalEn este contexto de gobierno menemista vale preguntarse cómo repercutieron sus medidas

en el ámbito educativo. Según Eduardo Lucita:

60. Caviasca, Guillermo, “Rebelión en las calles” en Guillermo Caviasca et al. ¿Qué se vayan todos? A 10 años del 19 y 20 de diciembre. Buenos Aires diciembre de 2011, El río suena- Barricada TV. (P. 13)61. Castillo, Christian, “Acumulación de experiencias y desafíos de la clase trabajadora argentina” en Bonavena Pablo et al. Los 90: Fin de ciclo. El retorno a la contradicción. Buenos Aires mayo 2007, Final Abierto (P. 121)62. Castillo, Christian, op. cit. (P. 122)

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“Los años 90 fueron los del reino del mercado, de las desregulaciones, de la recon-versión productiva y de la reforma del Estado. Es este nuevo modelo de acumulación y reproducción de los negocios bajo la hegemonía del capital financiero el que abrió el espacio para una reforma estructural de la educación en el país, compatible con las tendencias mundiales del neoliberalismo”63.

A semejanza de otros procesos históricos de América Latina, esta lógica neoliberal impulsó una impronta mercantilista en todos los ámbitos del Estado, y la educación no fue la excepción. Dadas las “recomendaciones” que mencionábamos anteriormente, suministradas a los países “en desarrollo” por el Consenso de Washington, Argentina obedeció al planteo de impulsar las modificaciones para una nueva matriz en la educación en general y en la enseñanza superior particularmente. Adriana Puiggrós señala que las políticas de ajuste diseñadas por el Banco Mundial respecto a las políticas educativas latinoamericanas, se basaban en restringir al mínimo el aporte de cada Estado a ese derecho, sobre todo en el Nivel Superior64.

La reforma universitaria debió inscribirse en una reforma total del Estado, signada bajo la misma lógica. El gobierno argentino reordenó la educación centralmente con la declaración de dos leyes fundamentales para hacer caso a estas sugerencias externas: en 1995 se dictaminaron la Ley Federal de Educación (24.195/93) y la de Educación Superior (LES - Ley 24.591/95). La primera, se encargó de descentralizar y derivar a las provincias dicha responsabilidad, además “la reforma puso en un mismo nivel a la educación estatal y a la privada, ambas fueron conside-radas públicas pero se diferenciaron en la gestión”65. Respecto a esta nueva normativa, el propio Ministro de Educación de aquel momento, Antonio Salonia, admitió que hubo un camino sin obstáculos para conseguir la reformulación, de la mano del Banco Mundial. Él mismo relata:

“No hubo factores visibles que entorpecieran las decisiones del gobierno. Tenía-mos a favor que, contemporáneamente, los organismos internacionales, en particular la Unesco, desarrollaban una política o brindaban orientaciones que implicaban la descentralización de los sistemas educativos. Tuvimos a favor el apoyo de los orga-nismos internacionales del campo técnico-educativo”66.

En cuanto a la normativa que pasaba a regular la educación superior, los investigadores Myriam Feldfeber y Pablo Imen afirman que se trató de “estrategias, dispositivos y omisiones que dan cuenta de un proceso tendiente a legitimar un nuevo modelo educativo basado en la ley del mercado”67. Es así que las propuestas se centraron en una “asignación eficiente” de los recursos y las “búsquedas de fuentes alternativas al financiamiento”.

Bajo esta nueva concepción de la educación entendida dentro de los marcos del mercado, se empezó a hablar de la importancia de la “calidad” pero conjugada con el menor costo posible que, en definitiva, se medía en función de si la educación era o no un “producto redituable”: debía responder a las demandas, intereses y preferencias de ese mercado. Esto se hizo posible a

63. Lucita, Eduardo, “La educación pública en la Argentina y sus conflictos” para periódico La Arena (provincia de La Pampa), Edición del 10/5/201364. Puiggrós, Adriana, Universidad. Proyecto Generacional y el Imaginario Pedagógico. Buenos. Aires, 1993. Paidós65. Lucita, Eduardo, op. cit.66. Antonio Salonia, Ministro De Educación [1989-1992] “Mi responsabilidad era federalizar el sistema” por Diego Herrera. “UNIPE-Especial 30 años de educación en democracia”.67. Feldfeber, Myriam y Imen, Pablo, “Las propuestas de privatización de la universidad pública en Argentina: de la crisis de sentido al sentido de la crisis”, publicado en revista “Avaliação” v. 8, n. 1 (2003) Universidad de Sorocaba, Brasil

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través de la creación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CO-NEAU), un organismo de evaluación y acreditación, con la libre opción de contratar agencias privadas para dicho fin, lo cual significaba un control externo por fuera de la Universidad. Esto implicaba, en los hechos, una intromisión del Estado en la Autonomía Universitaria, estable-cida desde la Reforma Universitaria de 1918. Rápidamente con la creación de la CONEAU, se comenzó a implementar una política que asignaba los recursos presupuestarios en función de metas y resultados. Sin embargo, no hubo acuerdo cerrado en todos los sectores de la educación superior, lo cual provocó el surgimiento de tensiones que marcaron toda la década.

En términos concretos, la LES rápidamente modificó la Universidad. Además del ya desarro-llado avance sobre la autonomía, otras de las consecuencias y medidas llevadas adelante por sus autoridades fueron, centralmente: la búsqueda de alternativas de financiamiento, incluyendo fondos presupuestarios de privados a través de “donaciones”, el arancelamiento (traducido en el crecimiento y aumento del costo de los estudios de posgrados, por ejemplo) o la venta de ser-vicios; el control sobre los contenidos de los planes de estudios e incluso la creación de carreras más cortas, que respondieran a nuevas prioridades o a las necesidades del mercado laboral que solicitaba cada vez más titulaciones para acceder a un puesto de trabajo; la incorporación de mecanismos de control y regulación de la labor docente, (con la aparición, por ejemplo, del con-cepto de “categorización” e “incentivación”), cuyo resultado fue el fuerte deterioro del salario, para lo cual el Banco Mundial sugirió fragmentar más las negociaciones sobre los sueldos; la habilitación del ingreso restrictivo, al establecer que en las universidades con más de 50.000 es-tudiantes, cada facultad podía resolver discrecionalmente el régimen de admisión; y, finalmente, la medida más común que se implementó fue la del recorte presupuestario.

1�2�4 - Antecedentes organizativos del movimiento estudiantil frente a la LES

En este apartado especial relatamos las consecuencias que trajo esta intromisión del mercado en la educación, en relación al movimiento y las luchas que se organizaron en su contra y que marcaron un precedente fundamental en torno a las reivindicaciones educativas, con gran pro-tagonismo del sector estudiantil. Al respecto, María y Santiago Liaudat, relatan:

“El año 1995 será clave: a partir de la lucha contra la sanción de la Ley de Edu-cación Superior vuelve a ponerse de pie un movimiento estudiantil a nivel nacional, caracterizado por una gran radicalidad. Se extiende un proceso de tomas y moviliza-ciones en todo el país, siendo los epicentros del conflicto la UNLP, la Universidad de Comahue (UNCo) y la UBA”68.

Las movilizaciones eran producto de entender a la reforma educativa del menemismo como una regresión ante el mercado y el atropello a la educación pública, autónoma y gratuita. En definitiva, se materializaba la concepción neoliberal que concebía al presupuesto del Estado en educación como un gasto, es decir que ésta pasaba de ser un derecho a ser un bien de consumo. Era de esperarse que la respuesta de todos los sectores educativos fuese inmediata:

“Frente a la aprobación de la Ley de Educación Superior en 1995, el activismo se organiza en asambleas, comités de lucha y cuerpos de delegados (…) El día de la

68. Liaudat, María Dolores - Liaudat, Santiago - Pis Diez, Nayla, “2001-2011: Continuidades y rupturas en una década del movimiento estudiantil argentino”, publicado en revista Herramienta Web n° 10, diciembre de 2011.

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aprobación definitiva de la Ley, muestra la postal de lo que había sido el proceso: los centros de estudiantes opositores, el activo de la UBA y el grueso de la columna de los estudiantes platenses confrontando con la policía en el Congreso Nacional”69.

Cabe aclarar que la Ley fue aprobada el 20 de julio de 1995 por el Congreso, luego de manifes-taciones multitudinarias en todo el país (principalmente en La Plata y Capital Federal), entre las que se incluyó un “abrazo al Congreso” que, días antes de la sanción definitiva, había impedido el ingreso al recinto de los legisladores, no dando lugar a la sesión de la Cámara de Diputados.

Durante el año siguiente se empezaron a convocar a nivel nacional las Asambleas Universita-rias correspondientes para que se adaptaran los estatutos a la nueva normativa. Simultáneamen-te, a través de tomas de facultades y marchas, también se auto-convocaban masivamente otros sectores, no sólo universitarios, que se organizaban para frenar estos procesos de adecuación.

En La Plata, el 15 de febrero de 1996, la movilización de quienes se oponían a la LES (es-tudiantes y docentes, acompañados por partidos políticos, organizaciones de DD.HH., como H.I.J.O.S, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo) había logrado impedir la convocatoria a la sesión del Consejo Superior de la UNLP, a través de un multitudinario abrazo a la manzana del ex Joc-key Club, donde se daría lugar a la reforma.

Finalmente, ante aquel intento fallido, los estatutos de la UNLP se terminaron aprobando una semana más tarde; esta vez el hecho pudo concretarse por “la represión sobre el movimiento estudiantil, desatada por pedido de Luis Lima, el entonces presidente radical de la Universidad, y administrada materialmente por el gobierno de Eduardo Duhalde”70.

Los relatos coinciden en que ese día la ciudad apareció sitiada por la policía. La votación de la Ley se realizó en el edificio de la Biblioteca de la Universidad, a puertas cerradas, para lo cual toda la plaza Rocha fue vallada, a la vez que:

“En varias cuadras a la redonda los policías uniformados y de civil, con patru-lleros o en autos particulares fueron individualizando y levantando a todos los es-tudiantes que se dirigían a la intersección de las calles 7 y 60. Pasado el mediodía la lucha se volcó a la exigencia de la libertad de los compañeros detenidos. Durante la tarde, en las puertas de 1 y 60, la movilización fue multitudinaria, e igual de grande fue la represión”71.

La persecución previa y la represión dejaron un saldo de 400 detenidos, lo que puso al con-flicto en el foco de la agenda mediática nacional. Sin embargo, algo ya se palpitaba previamente:

“El clima político en la ciudad era enrarecido y abundaban las declaraciones ofi-ciales que advertían sobre el “retorno de la violencia guerrillera”. El propio presiden-te Carlos Menem había sido el precursor, en 1995, cuando pidió a las Madres que cuiden de sus hijos estudiantes que se movilizaban, si no querían terminar “con un pañuelo blanco”72.

69. Ogando, Martín, “Con diez años de menos. Apuntes apresurados sobre el movimiento estudiantil de la UBA (2001-2011)” en Guillermo Caviasca et al. ¿Qué se vayan todos? A 10 años del 19 y 20 de diciembre. Buenos Aires diciembre de 2011, El río suena- Barricada TV.(P. 186)70. “A diez años del 20 de febrero. Significaciones de una fecha” en Boletín electrónico de Galpón Sur, febrero de 2006. Dispo-nible en http://www.nodo50.org/galponsur/boletines.71. H.I.J.O.S La Plata, 20 de febrero de 2011, publicado en página web: http://hijosprensa.blogspot.com.ar/72. Galpón Sur, Op Cit. Cabe aclarar que los dichos de Menem hacen referencia a un suceso anterior, relatado por José Natan-son para el diario Página/12: “El 9 de julio de 1992, luego de una multitudinaria marcha por la educación pública y en repudio

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A la vez, ocurrió algo sumamente significativo, quizás inesperado y seguramente no deseado para los funcionarios del gobierno y las autoridades que llevaron adelante la reforma:

“La actividad de las agrupaciones estudiantiles que en los ‘90 enfrentaron la ofen-siva neoliberal desde la Universidad tuvieron, el 20 de febrero de 1996, un punto des-tacado en la historia del movimiento popular, en general, de la ciudad de La Plata”73.

Queda claro que los acontecimientos fueron violentos, pero al mismo tiempo dan cuenta de que también dieron como resultado un importante saldo organizativo, no sólo para el mo-vimiento estudiantil. En el mismo sentido, se ve cómo se destaca la importancia de lo ocurrido para, a modo ejemplo, la agrupación H.I.J.O.S:

“Muchos de nosotros recordamos la persecución que la policía efectuó aquel 20 de febrero de 1996, cuando la ciudad entera fue el escenario represivo que paradóji-camente garantizó la sanción de una ley. Fue un punto de inflexión donde las luchas estudiantiles se multiplicaron buscando frenar el proceso que el Estado y los gobier-nos que se sucedieron hasta hoy tenían pensado para los estudiantes y para el sistema educativo en general”74.

Se empezaba a gestar la nueva militancia que años más tarde protagonizaría la lucha contra el ajuste y el recorte presupuestario de 2001. Pero aún faltaba la llegada de ese gobierno que in-tentaría avanzar nuevamente contra la educación pública.

1�3 - El gobierno de la Alianza

1�3�1 - Las medidas políticas y económicas Retomando la cronología de los acontecimientos, llegamos al gobierno de la Alianza. Frente

al deslegitimado menemismo, Fernando de la Rúa ganó las elecciones de 1999 encabezando una coalición entre la UCR y el Frepaso, que se erigió en un principio como opción confiable. Pero el flamante gobierno, si bien se había propuesto como oposición a Menem, finalmente representó una continuidad y la profundización del mismo modelo socioeconómico y político, ya que la crisis se aceleraba al igual que la recesión, el endeudamiento, la pobreza y la desocupación. Tal es así que para el año 2000, las finanzas colapsaban y el país no podía cumplir con los compromisos de pago de la Deuda Externa, entrando en default.

Para ese entonces, una de las medidas más regresivas fue la “Ley de flexibilización laboral”75 que el gobierno de la Alianza rápidamente se apuró en aprobar, lo que generó las acusaciones y denuncias por el pago de coimas para lograr su sanción y la posterior renuncia del vicepresi-dente Carlos “Chacho” Álvarez, el 6 de octubre76. La polémica medida consistió básicamente en una serie de modificaciones que, por un lado, afectaban a los contratos laborales individuales, al cambiar el período de prueba y crear un sistema de inspección; y, por otro lado, también se

al proyecto de Ley de Federal de Educación, Carlos Menem dijo: “Yo los llamo a la reflexión. El horno no está para bollos. Yo no estoy en contra de esta amplia libertad que se vive en la República Argentina. Pero no vaya a ser cosa que volvamos a tener otro contingente de Madres de Plaza de Mayo reclamando por sus hijos”. El Presidente añadió que “estas movilizaciones son el territo-rio que aprovechan para infiltrarse los terroristas”. Nota: “¿Por qué no agarran los libros?”, Página/12, 25 de agosto de 1998.73. Galpón Sur, op. cit.74. H.I.J.O.S La Plata, op. cit.75. Ley n° 25.250 de Reforma Laboral, aprobada con media sanción el 26 de Abril del año 2000 y en su totalidad el 11 de mayo.76. La denuncia la había realizado públicamente el dirigente del Gremio de camioneros, Hugo Moyano, acusando al Ministro de Trabajo de la Alianza, Alberto Flamarique.

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afectó el régimen de los convenios colectivos de trabajo, al eliminar las medidas que tendían a favorecer la negociación salarial77. Las consecuencias de la también llamada “ley Banelco” (nom-bre que hacía alusión al pago de coimas), fueron el fuerte impacto en las relaciones laborales y la creciente precarización, ya que habilitaba a las empresas a emplear a través de los llamados “contratos basura”.

Otra de las principales medidas de De la Rúa, fue el “blindaje financiero” pactado durante la dirección del entonces Ministro de Economía José Luis Machinea (de 1999 a marzo de 2001). Este plan significó:

“Un paquete de 40.000 millones de dólares a desembolsar en cuotas sujetas al cumplimiento de metas económicas y políticas acordadas con los organismos finan-cieros internacionales, el blindaje financiero fue, quizás, el último intento serio de gestionar la crisis (…). Su fracaso marcó un punto de inflexión en el proceso abierto desde 1998, iniciando la desintegración de la caja de conversión”78.

La imposibilidad de cumplir con las metas del blindaje determinó la salida de Machinea. En marzo de 2001 De la Rúa intentó frenar la inminente crisis nombrando a Ricardo López Murphy como nuevo ministro79, quien: “marcó el fracaso de la tentativa de ajuste brutal, en términos de su inviabilidad social. Su paquete de medidas estableció un recorte en el gasto público que afectaba fundamentalmente a la educación y a las provincias”80. El ajuste incluía 600 millones de pesos de recorte a las provincias en concepto de incentivo docente; 300 millones a las universidades y la eliminación de programas de capacitación por 200 millones. Este plan de ajuste del gasto público, además adelantaba nuevas privatizaciones (de la AFJP Nación y Lotería Nacional), los recortes a Anses y Pami, y se complementaba con una reforma del Estado basada en eliminar el 30% del empleo público nacional (unificando ministerios y eliminando secretarías) y la profun-dización de la reforma laboral.

Todas estas medidas, comprometidas desde el último acuerdo firmado con el Fondo Mone-tario Internacional, eran impulsadas bajo una determinada lógica, a saber:

“Ajustar gastos a ingresos para mostrar seguridad fiscal a los acreedores, cum-pliendo en un solo golpe con las metas atrasadas, para acceder nuevamente a los desembolsos pendientes acordados como parte del blindaje”81.

77. Itatí Palermo, Alicia y Luján Sánchez, Orlando, “Algunas reflexiones en torno a la ley de reforma laboral N° 25.250” escrito para el 5º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo de la Asociación Argentina de Especialistas en Estudios del Trabajo (ASET), 1, 2 y 3 de agosto de 2001.78. Eskenazi, Matías, “El espectro de la dolarización. Discutiendo las interpretaciones sobre la disputa interburguesa en el origen de la crisis de la convertibilidad” en Bonnet, Alberto y Piva, Adrián, Argentina en pedazos. Luchas sociales y conflictos interburgueses en la crisis de la convertibilidad. Buenos Aires, 2009, Continente (P. 169)79. Es importante hablar de la participación de López Murphy en el grupo FIEL, una fundación dedicada al diseño de políticas de reforma de inspiración neoliberal. Al respecto Eduardo Basualdo y Claudio Lozano en “¿Qué es la Fundación FIEL? Las empresas a las que les interesa el país auspician...” escrito para el Suplemento Cash de Página/12 en 2001, afirmaban: “La mayoría de las firmas que patrocinan los estudios que realizan FIEL y la Fundación Mediterránea forman parte del núcleo central del capital más concentrado de la economía argentina. Es importante destacarlo por cuanto en la actualidad estos centros de estudio no sólo tienen un papel clave en materia de generación y difusión de ideas, sino también, y fundamentalmente, en la toma de decisiones políticas al actuar no sólo como grupo de presión sino como funcionarios gubernamentales”. Página/12, 18 de marzo de 2001.80. Eskenazi, op. cit.81. Eskenazi, op. cit.

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Ante estos atropellos que afectaban a grandes espectros de la sociedad, el mandato de López Murphy como ministro duró tan solo 15 días (del 5 al 20 de marzo de 2001). Este fracaso fue producto de la movilización popular (entre otros sectores, el ámbito educativo fue un gran pro-tagonista): “En medio de una fuerte ola de repudio que incluía a la UIA, las centrales sindicales y estudiantiles y las organizaciones de desocupados, López Murphy debió renunciar”82.

La convertibilidad se agotaba y frente a ello la respuesta de De la Rúa fue profundizar las recetas neoliberales, abonando la continuidad del modelo anterior de manera drástica: convocó a Domingo Cavallo para colocarlo al frente del Ministerio de Economía, es decir, quien había sido el mismísimo ministro de Menem y quien en 1982 -siendo presidente del Banco Central- “nacionalizó” la deuda privada de los empresarios, que a partir de entonces pasó a ser una deuda del Estado argentino.

Paradójicamente fue él, Cavallo, quien se encargó de renegociar el endeudamiento externo a través de la operación denominada “Megacanje”, que implicó el cambio de bonos de deuda con vencimientos próximos, por otros títulos con nuevos plazos de cumplimiento, pero con intereses que alcanzaban entre el 12 y el 15,5 por ciento anual de tasas en dólares, lo cual era “un beneficio poco ofrecido en el mercado y que solamente podría aplicarse a países con ajustadísima capacidad de pago. Es decir, eran bonos de altísimo riesgo”83.

La otra medida que, para finales del mes de julio de 2001, Cavallo llevó adelante fue:“Una política de mega ajuste corporizada en la ley de déficit cero, cuyo núcleo

era el recorte del 13% a los salarios públicos y las jubilaciones84. A diferencia del paquete lópezmurphista, este ajuste fue llevado al Congreso, buscando legitimarlo, donde consiguió ser aprobado al ser presentado como el último recurso para frenar la catástrofe que se avecinaba”85.

Esta maniobra lo único que cosechó fue más repudio, rechazo social y descontento genera-lizado, lo cual siguió convirtiéndose en organización y lucha de muchos sectores, entre ellos, como veremos más adelante, el movimiento estudiantil.

1�3�2 - Descontento y organización socialSi con el Gobierno menemista ya había comenzado a reorganizarse y alzarse el movimiento

de trabajadores y también el incipiente movimiento de desocupados, para la Alianza, que en principio había canalizado gran parte del descontento por la vía institucional, esta vez la tran-quilidad le duraría poco:

“En el año 2000 hubo 514 bloqueos de rutas y 638 más en la primera mitad del 2001. Durante esos mismos seis meses del 2001 hubo un notable aumento en la con-

82. Castillo, Christian, op. cit.83. Infojus Noticias, Agencia Nacional de Noticias Jurídicas, nota publicada el 6-10-2014: “Megacanje: historia de un fraude que la Argentina aún no termina de pagar”84. “La reducción afectó los salarios de empleados públicos, jubilados, pensionados, docentes y no docentes universitarios, personal civil y militar de las Fuerzas Armadas y trabajadores del Poder Legislativo y del Judicial. También se extendió a las asignaciones familiares de los empleados públicos, mientras que las que se pagaban a los empleados de empresas privadas se recortaron por completo” (Nota al pie del autor).85. Eskenazi, op. cit.

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flictividad obrera con 414 huelgas incluyendo cuatro paros generales, diez huelgas nacionales de docentes y ocho paros nacionales del transporte”86.

Lamentablemente, el Gobierno no dudó en hacer uso de la represión para acallar dichos cuestionamientos; de aquellos meses son recordados los brutales hechos de General Mosconi y Tartagal, en la provincia de Salta, que dejaron varios muertos (entre ellos Anibal Verón)87 y también en Corrientes.

“A fines de 1999 comienza un nuevo momento ascendente {en el plano organi-zativo} aunque no linealmente, al menos hasta agosto de 2001. Se inicia con el en-frentamiento social desarrollado en Corrientes, con que culmina la toma del Puente General Belgrano, continuidad de la Plaza del Aguante. Y se prolonga en los enfren-tamientos entre la clase obrera (en especial trabajadores petroleros desocupados) y la fuerza armada estatal (gendarmería) en General Mosconi (Salta) en noviembre de 2000 y junio de 2001. También se puede observar un mayor grado de unidad en la acción del movimiento de los trabajadores organizados sindicalmente, expresada en las huelgas generales que se desarrollan desde 2000”88.

Es claro, con todo esto, que había una creciente conflictividad social, ya que cada medida del gobierno de la Alianza, provocaba descontento y obtenía su consecuente reacción colectiva en el espacio público, en defensa de derechos y reivindicaciones. En otras palabras, estas condiciones sociales de pobreza y desocupación que ya caracterizamos, al ser derivadas de las políticas del gobierno y continuidad del anterior, sumadas a la incapacidad de la Alianza para gestionar la institucionalidad política, habilitaron las condiciones para los cuestionamientos y reclamos ha-cia la democracia en general, que poco a poco se volvieron más radicalizados. Entre los sectores que se organizaron para hacerse escuchar ante tanto atropello, nos encontramos, nuevamente, con el ámbito educativo.

1�3�3 - La educación durante la Alianza y la organización estudiantilLlegamos a un momento del recorrido histórico en que, si establecemos una relación entre el

contexto de recesión económica y lo educativo, podemos observar una cuestión en común des-de los años ‘90 hasta el 2001: todos los ministros de economía atacaron a la educación (y sobre todo a la universitaria), recortando el presupuesto.

Puntualizando en el Gobierno de la Alianza, como se desarrolló anteriormente, las políticas económicas generales frente al default buscaban: flexibilización, pago de la deuda, más pedidos de préstamos, ajuste y recorte para continuar con dicho pago y, finalmente, la Ley de Déficit Cero. Esto afectó en la reducción del “gasto” público a los sectores salud y educación, recayendo de forma directa en las universidades, principalmente, a través del recorte presupuestario, lo cual desencadenó, una vez más, grandes procesos de organización en defensa de la educación pública.

Según Adrián Piva comenzó a activarse la manifestación popular generalizada, dentro de la cual no fue menor la relacionada a lo educativo y, puntualmente, a los estudiantes organizados,

86. Página/12. 06/08/2001. Citado en Pozzi, Pablo A. “Treinta años de transformaciones de la clase obrera argentina” en Bonavena Pablo et al. Los 90: Fin de ciclo. El retorno a la contradicción. Buenos Aires, mayo 2007, Final Abierto (P. 111)87. Caviasca, Guillermo, op. cit. (P. 22)88. Iñigo Carrera, Nicolás y Cotarelo, María Celia, op. cit.

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los cuales “realizaron movilizaciones y cortes de calle contra el recorte presupuestario a las univer-sidades, que provocaron la renuncia del ministro de Economía”89.

Sobre ese hecho concreto, el gremialista ferroviario, Rubén “Pollo” Sobrero relata que:“El nuevo ministro anunció objetivos que causaron tanto rechazo que esa misma

noche se ocuparon facultades, se marchó al Ministerio de Economía, los docentes convocaron a un paro de 48 horas y un llamado a toda la comunidad educativa para una movilización a Plaza de Mayo (…) Durante una semana hubo clases públicas, gran participación estudiantil en las acciones docentes y en convocatorias de los des-ocupados”90.

Era claro: frente al innegable embate a la educación, crecía la organización y movilización del movimiento estudiantil en todas las universidades nacionales y la gran parte de sus facultades. Tan contundente fue la respuesta que:

“La derrota del recorte de López Murphy supuso un punto de inflexión. Este fue el primer ataque directo del gobierno radical a la educación y, al mismo tiempo, expresó el pasaje a la oposición de amplios sectores de un estudiantado que había depositado expectativas en que la Alianza rectificara el rumbo de la política educativa menemis-ta. El 19 de marzo fueron tomadas las 13 facultades de la UBA y se realizaron decenas de cortes de calles. A la medianoche comienza un paro activo nacional impulsado por CTERA, CONADU, CONADU (Histórica) y la FUA (…) Frente al rechazo ge-neralizado cae el recorte planteado, que suponía la reducción de 300 millones en el presupuesto de las universidades nacionales”91.

A esta altura, como veremos a continuación de este apartado y ya adentrándonos en la Toma del Ex Jockey Club, los estudiantes de Periodismo de la UNLP comenzaban, de modo incipiente, a establecer procesos asamblearios. Pero el mayor desencadenante de la Toma fue lo que ocurrió en los últimos días de julio, ya con Cavallo como Ministro de Economía, cuando se aprobó la Ley de “Déficit Cero” que, como ya se dijo, establecía el recorte del gasto público y la reducción en un 13% de los salarios estatales.

El 30 de julio, en un contexto en el que se iniciaban las 48 horas de paro de los trabajadores del Estado y un multitudinario corte de ruta en La Matanza, entre toda una serie de acciones de protestas a nivel nacional, el movimiento estudiantil se hizo presente una vez más:

“Los estudiantes acompañaron con altos grados de participación las huelgas de los sindicatos docentes y no docente, movilizaron y ocuparon facultades (…) Hay una proliferación de asambleas, asambleas permanentes, coordinadoras, comités de lucha y otras formas de organización de base que cuestionan la burocratización de los centros de estudiantes”92.

89. Piva, Adrián “Vecinos, piqueteros y sindicatos disidentes. La dinámica del conflicto social entre 1989 y 2001” en Argentina en pedazos. Luchas sociales y conflictos interburgueses en la crisis de la convertibilidad. Compilado por Alberto Bonnet y Adrián Piva. Buenos Aires, 2009. Continente (P. 60)90. Sobrero, Rubén “Rebelión en las calles” en Caviasca, Guillermo et al. ¿Qué se vayan todos? A 10 años del 19 y 20 de diciem-bre. Buenos Aires diciembre de 2011, El río suena- Barricada TV. (P. 139)91. Ogando, Martín, op. cit.92. Ogando, Martín, op. cit.

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Esta creciente organización, daba cuenta de lo que Cecilia Cortés y Victoria Kandel, caracte-rizaron como nuevas formas de participación. Las autoras afirman que:

“El contexto de crisis de la política impacta fuertemente en los modos de partici-pación y protesta estudiantil (…). La propia crisis y sus tendencias a la pasividad, el impulso al aislamiento y la apatía política, también estimula en los estudiantes condi-ciones para definir nuevas formas de participación”93.

Consideramos que es dentro de estas “nuevas formas”, en donde podemos ubicar a la me-todología de toma de espacios públicos, como la que llevaron adelante y protagonizaron los estudiantes de Periodismo.

2� La toma y su diario: cronología de los 44 días de ocupación del Ex Jockey Club y las 30 ediciones de “El medio periodístico de los que luchan”

El surgimiento de la Toma del antiguo edificio de la ciudad de La Plata tiene su anclaje en una historia previa marcada por la lucha del estudiantado y la docencia contra la Ley de Educación Superior y la Ley Federal de Educación a mediados de los ´90. En Periodismo y Comunicación Social particularmente, la exigencia del pase de Escuela a Facultad y el rechazo a la adecuación de su Plan de Estudios a la LES, enmarcado en la agudización general del conflicto con el neo-liberalismo y el gobierno de la Alianza, generaron las bases para que se desatara el proceso de lucha y organización que dio comienzo a la Toma.

Con ese crisol de factores a tener en cuenta, podemos llegar a marzo del 2001; mientras to-davía los estudiantes se inscribían para cursar las materias en la Facultad de Periodismo, el día viernes 16, López Murphy explicaba por cadena nacional los recortes y ajustes que se realizarían para cumplir las exigencias del Fondo Monetario Internacional, y así poder pedir otro préstamo. La respuesta fue inmediata: la comunidad educativa salió a la calle.

Marzo del 2001: En medio de protestas y paros empiezan las clases en la UNLP

Al iniciarse el ciclo lectivo la mayoría de las facultades de la UNLP se encontraba en una situación similar entre sí: clases públicas, asambleas estudiantiles en crecimiento, tomas simbó-licas94, movilizaciones con participación de otros sectores políticos.

Ese primer cuatrimestre pasó en Periodismo con incipientes asambleas estudiantiles, al prin-cipio poco numerosas, con la asistencia de las agrupaciones y algunos “no agrupados” que, sin embargo, arrojaron como resolución hacer algunas tomas simbólicas del edificio central de la carrera, ubicado en calle 44 entre 8 y 9 (en la actualidad llamado “Edificio Miguel Brú”).

A fines de julio ocurrió lo que muchos temían: se declaró la “Ley de Déficit Cero”, que afectó particularmente a la educación. Los estudiantes empezaban a volver de las vacaciones de invier-no sin saber qué podía llegar a pasar con la Universidad.

93. Cortés, Cecilia; Kandel, Victoria, “Reflexiones en torno a las nuevas formas de participación estudiantil en la vida política de la universidad” Fundamentos en Humanidades, vol. III, núm. 5-6, Universidad Nacional de San Luis, Argentina, febre-ro-marzo, 200294. Tomas de pocas horas, sin la interrupción total de las actividades.

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Ante la poca presión que generaba una Toma en el pequeño y viejo edificio, los estudiantes de Periodismo, en una de sus asambleas que crecía en convocatoria y asistencia, decidieron subir un escalón más de la lucha contra el recorte y tomar el histórico edificio de 48 entre 6 y 7, el ex Jockey Club, donde también se cursaba la carrera.

Estudiantes de periodismo deciden tomar el ex Jockey Club y peligra el segundo cuatrimestre

Desde el comienzo, la organización de la Toma fue clara. Se hicieron asambleas generales y se crearon comisiones de trabajo para el funcionamiento interno: comisión de Prensa, de afiches, de seguridad, de legal, de limpieza, de comida, de organización (de actividades), la Coordina-dora de lucha, etc. Las diferentes tareas, que se definían colectivamente a través del mecanismo asambleario, se iban descentralizando en compañeros y compañeras.

Lo destacado también fue la gran cantidad de estudiantes “no organizados” que protagoniza-ron el proceso, codo a codo con los militantes de todas las agrupaciones políticas de la Facultad (Haroldo Conti, Aguanegra, En Clave Roja -PTS-, Partido Obrero, MST, Liga Socialista Revolu-cionaria), incluyendo entre ellas -hasta un momento del proceso- la que conducía el Centro de Estudiantes, Agrupación Rodolfo Walsh. Al margen de la medida solamente estaban las agru-paciones Franja Morada y Eco.

2�1 - Primer momento: Los comienzos de la publicaciónPrimera semana. El 15 de agosto salió la edición N° 1 del Diario de la Toma, en realidad aún

no tenía ese nombre: se llamó “Diario del Piquete”, y estableció el modelo de lo que luego se iba a realizar como DDT: agenda de actividades, notas sobre otras temáticas de lucha, como el Encuentro Nacional de Mujeres (que ese año se realizaba en La Plata), crónicas sobre marchas, el rol de los medios gráficos, notas con distintas voces piqueteras, y centralmente lo que se titu-ló “Documento de Estudiantes de Periodismo y Comunicación Social”, que funcionaba como manifiesto fundacional, una declaración sobre el rol que para ellos debía tener el comunicador.

Durante los siguientes días se publicaron los DDT del 22, 23 y viernes 24 de agosto. En esta primera semana la Toma comenzaba a brotar como un espacio de organización y de referencia en la región, y en ese sentido, ya se empezaba a coordinar con otras organizaciones populares. El miércoles 22 de agosto los estudiantes de Periodismo participaron de la movilización de 40 mil personas en Plaza de Mayo, junto a trabajadores, desocupados, docentes y otros estudiantes; es decir una verdadera marcha multisectorial. Paralelamente, comenzaron a impulsar y encabe-zar las “Marchas de antorchas” en La Plata, que se realizarían todos los viernes. En el diario se convocaba a participar de estas movilizaciones y también se podían leer crónicas y balances de las mismas.

Las clases públicas y debates comenzaron a formar parte del día a día, ya que muchos docen-tes adheridos al paro acordaban con la medida de la Toma, incluso este acuerdo se manifestaba en asambleas del claustro docente (y también las de No docentes). En el DDT del jueves 23 se publicó una pequeña nota de opinión donde se cuestionaba si el “paro activo” debía ser con clases o sin clases, y se sostenía que la verdadera lucha era cuando las actividades en la Facultad no siguieran con su curso normal, es decir, cuando se paralizaran. Ante este debate se estable-ció la idea de continuar con las clases en la vereda del edificio, siendo tarea de los docentes no

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pasar las ausencias; en palabras del DDT: “si algún docente te pasa la falta, vení a denunciarlo a la asamblea”.

Con la lectura de las resoluciones de la asamblea del 21 de agosto se puede observar nueva-mente la intención que se tenía de coordinar con otros sectores, se mencionaban tareas como: “Participar de la asamblea interclaustro, del encuentro de piqueteros95, tejer vínculos con secun-darios y primarios”. Así, la relación entre la Toma y otros sectores iba creciendo: “El edificio se va transformando… en símbolo de esta lucha… nos visitan desocupados, Madres, delegaciones de otras Facultades y vecinos que se solidarizan con el reclamo”. (DDT n° 9 del 31 de agosto)

Al comienzo de la segunda semana de Toma, en el DDT N° 5 como balance de una de las movilizaciones en La Plata se hacía hincapié en la gran cantidad de estudiantes de Periodismo que participaron. Estos primeros cuatro días de la segunda semana, estuvieron signados por las resoluciones de asambleas de cada claustro que votaban la continuidad de las medidas de fuerza: por un lado, el paro docente siguió por mayoría (la Conadu había propuesto levantar la medida y perdió dicha moción); por el otro, los no docentes decidieron también continuar la retención de tareas96. Además siguieron las diversas clases públicas en el ex Jockey Club, pero sin dictarse las materias troncales y, mientras, también se hicieron fiestas para financiar el sostenimiento del espacio tomado.

Se empezó a informar las medidas de acción que los estudiantes iban tomando en otras facul-tades: la de Trabajo Social y la de Bellas Artes habían decidido la toma activa, mientras que en Ciencias Naturales el proceso alcanzaba para realizar clases públicas.

El DDT contaba la situación de 57 activistas piqueteros de Varela presos en La Plata, perte-necientes al Movimiento Teresa Rodríguez, tras una represión en el Ministerio de Trabajo de Provincia. El miércoles 29 de agosto los estudiantes de Periodismo se sumaron a la realización de una jornada por su liberación, en la que organizaron una Radio Abierta. En ese momento, la policía detuvo a cinco personas más y, tras una rápida convocatoria, se realizó una amplia mo-vilización logrando finalmente la liberación de todos los presos -la mayoría estaban encerrados hacía casi un mes-.

Mientras tanto, el DDT intensificaba las críticas a los diarios locales que, recién tras diez días de su comienzo, empezaban a cubrir el conflicto en Periodismo cuestionando la medida; ante esto los estudiantes proponían generar nuevas herramientas comunicacionales, nuevos medios y métodos, e invitaban a una reunión entre todas las comisiones de prensa de las distintas facul-tades en lucha. De esta reunión saldría la idea de que todos se sumen al DDT, agregando una sección que informara sobre otras facultades.

Una asamblea realizada el jueves 30 ratificó la medida de fuerza. Por otro lado, también se convocaron a los Centros de Estudiantes Regionales, que empezaron a tener como objetivo in-formar a quienes venían del interior la situación de peligro ante el avasallamiento de la educa-ción pública. El viernes 31 de agosto a las 18 horas se realizaba otra Marcha de Antorchas de la educación platense.

95. El martes 4 de septiembre se realizó la Segunda Asamblea Nacional de Organizaciones Populares, Territoriales y de Desocupados, realizada en La Matanza y convocada por las principales organizaciones de Desocupados. http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/osal/osal5/documentos.pdf96. A excepción de quienes trabajaban en “liquidación”, quienes seguirían su labor debido a que el Rectorado amenazaba con que si no funcionaba dicho sector, peligraría el pago de sueldos de todos los docentes.

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Una Asamblea Universitaria para oponerse al ajusteEl sábado 1° de septiembre se realizó la Asamblea Universitaria (AU), órgano oficial máximo

de resolución de la UNLP. Ese mismo día se publicó el DDT N° 10 del cual se triplicó la tirada; allí salía un espacio informativo sobre cada una de las facultades en lucha; y se contaba que en la asamblea de Periodismo se había consensuado un documento para llevar a aquella reunión de todos los consejeros.

Según contaba el DDT N° 11, la A.U “sesionó el sábado en un clima de tensión, que desnudó la puja interna existente en la Universidad entre quienes administran el ajuste y quienes queremos combatirlo”. Se relataba que se utilizó la Asamblea como lugar de denuncia: “Sacamos el máximo jugo posible a ese espacio, sabiendo que para seguir adelante no podemos confiar en otros organis-mos que no sean los que vienen creciendo desde la base y al calor de la lucha”. Explicaban que en las intervenciones llevadas a cabo durante las 8 horas que duró la sesión, la totalidad de los con-sejeros universitarios rechazaron el ajuste, esa fue la principal resolución; además de posicio-narse contra el subsidio estatal a universidades privadas, al arancelamiento, exigir la disolución de la CONEAU, y la libertad de los presos políticos. “Depende de nosotros que las definiciones tomadas no queden en lo meramente discursivo”, concluía la nota.

2�2 - Segundo momentoSeptiembre empieza con el fin de la huelga docente y

el estudiantado profundiza la luchaTercera Semana. El lunes 3 de septiembre fue un comienzo de semana compuesto por asam-

bleas y toma de decisiones. Los docentes de la Universidad decidieron levantar la medida de paro “por tiempo indeterminado” y pasar a una modalidad de paros escalonados, es decir que se pasaba de una huelga de semanas enteras (se cumplieron más de cinco consecutivas) a paros de 48 horas semanales; mientras, los trabajadores no docentes a través de ATULP también pararían dos veces, al menos en esa semana. Los estudiantes de Periodismo participaron de estos espacios “impulsando la unidad en la lucha”. Ese mismo lunes en el edificio tomado hubo más de 500 de ellos discutiendo en su propia asamblea durante casi cuatro horas; allí se definió continuar la Toma, con clases públicas y atender la preocupación de “los compañeros que recién se reintegran a la Facultad una vez conocida la noticia de que se levantó el paro y quizás tengan el miedo de perder el cuatrimestre”.

Mientras tanto, en Arquitectura se decidió imitar la medida de Periodismo, tras una asam-blea de 400 compañeros, “rompiendo el cerco de la Franja Morada”. En Trabajo Social se levantó la toma, pero continuaron las clases públicas. Simultáneamente comenzaban procesos asam-blearios en Humanidades y Bellas Artes.

Delegados de la Toma de Periodismo elegidos entre todos participaron de la 2° Asamblea Nacional Piquetera, con una convocatoria de miles de trabajadores, desocupados y organizacio-nes. Ellos realizaron una crónica de la reunión que fue publicada en el DDT del 5 de septiembre. Allí relataron que se definió: un corte de ruta en todo el país por 24 horas para el jueves 6 de septiembre, con un paro general al día siguiente; otro corte de ruta de 36 horas para el jueves 20 con movilización a Plaza de Mayo el viernes; y convocar a la 3° Asamblea para resolver la continuidad del Plan de Lucha y el programa de salida ante la crisis. Las consignas principales,

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según el relato de los delegados, fueron: “no al pago de la deuda externa, reestatización de la AFJP, renacionalización de bancos y empresas estratégicas, condonación de la deuda usuraria a los chacareros pequeños, y no al gobierno de salvación nacional, que es sólo un recambio en las propias filas de los ajustadores”.

Ese mismo miércoles la radio abierta de Periodismo estuvo todo el día en calle 48. Al respec-to el DDT del día siguiente relataba: “Se puso énfasis en la toma de Arquitectura… se repudió el nefasto proyecto que establece multas a los estudiantes97… se criticó el plebiscito de la Fulp98 y se hizo un informe de la Asamblea Piquetera”, además hubo lectura de poemas y entrevistas a dele-gaciones. Integrantes de la radio también se acercaron a Arquitectura y durante 5 horas se hizo una alocución de aire. Por esos momentos, hubo un hecho que salió en Canal 13, TN y América, donde los periodistas transmitieron que el decano de Arquitectura, Gustavo Aspiazu, había sido intimidado y su auto destrozado por grupos de la Facultad, pese a que el mismo decano no hizo una acusación directa sobre los activistas99.

A la vez, también ese día, se realizó una marcha al Ministerio de Educación Nacional convo-cada por los gremios ATULP, ADULP, el Rectorado de la UNLP, todas las facultades y Filosofía de la UBA, como se había decidido en la Asamblea Universitaria. Se entregó un documento que pedía la derogación de la Ley de Déficit Cero.

A esta altura del conflicto la relación con el claustro docente y con las autoridades comenzó a mostrar fricciones por el debate de retomar o no las clases con normalidad. En el diario del viernes 7 de septiembre se reflejaron declaraciones del Secretario Académico de la Facultad, Alejandro Verano, a los medios locales: “ni docentes ni autoridades bancan la toma”, dijo100; des-de el DDT se lo criticó porque en la Asamblea Universitaria de días anteriores había declarado apoyar las medidas de fuerza llevadas en su Facultad.

Sucedía que a partir de que los docentes levantaran el paro, los estudiantes en Toma garan-tizaban “el dictado de clases públicas sobre calle 48, donde se prepararon diferentes aulas (…) sin embargo fueron pocos los que se mostraron conformes con la propuesta, incluso algunos ni siquiera vinieron a dar clases”.

Otra muestra de la tensión fue la reunión que se relata en el DDT n° 15. El diario contaba que “el miércoles a la tarde un grupo de tres docentes se acercaron a la Toma en busca de una negocia-ción, trajeron una carta con propuestas concretas resultante de una asamblea a la que asistió un grupo reducido de docentes, que no representa de ninguna manera a la mayoría”. En este sentido, en la editorial titulada “¿De qué lado estas?”, los estudiantes vinculaban esa propuesta -que con-sistía en volver a las clases- con un pedido de las autoridades y el decanato: “La toma vino de

97. En el diario del miércoles 5 de septiembre se había publicado una nota confirmando el proyecto de la Secretaría de Políti-cas Universitarias para implementar multas a los estudiantes que desaprobaran, y abolir el derecho de readmisión para el que quedara libre.98. Había salido a la luz la iniciativa de la Franja Morada de realizar un plebiscito en la esquina del Jockey para relevar la aceptación de la Toma.99. En la nota de El Día “Otro decano denuncia una grave intimidación”, se decía: “Según señaló Azpiazu, los destrozos fueron provocados a metros de la entrada de esa unidad académica y aunque no hizo acusaciones directas, puntualizó que representan ‘algún tipo de señal por estar al frente de la gestión’”. El Día, 6/9100. El diario El Día relataba en la nota “Imputan al titular de Periodismo por la toma del ex Jockey”, que: “El diario intentó hablar con Guerrero, pero salió a responder el secretario académico, Alejandro Verano: ‘ni docentes, ni autoridades bancan la toma. Se está buscando una salida (levantamiento de la toma) respetando las posiciones de todos los sectores’”. El Día, 6/9

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maravillas en un principio pero hoy la medida parece incomodar a las autoridades de la Facultad y demuestran, una vez más, para qué equipo juegan”.

El jueves 6 se realizó una intensa asamblea en Arquitectura, más de 800 alumnos debatieron durante seis horas, llegando a la resolución final de terminar con la medida de lucha: 437 a 420 votos y 22 abstenciones. Mientras tanto los estudiantes de Humanidades decidieron, en una asamblea de 300 compañeros, la Toma activa desde el jueves al lunes 17 de septiembre.

Además ese jueves se realizó en Humanidades la asamblea interfuerzas (distintas facultades y distintas agrupaciones). Fueron 200 estudiantes de Periodismo, Arquitectura, Bellas Artes, Derecho, Cs. Naturales, Humanidades y Veterinaria. “Coordinar de esta manera nos permite plantearnos cada vez más cómo unificarnos para golpear con un solo puño junto a los trabajadores y los piqueteros para derrotar el ajuste”, insistía el diario.

El viernes 7 de septiembre al mediodía la Franja Morada cerró el plebiscito que había hecho esa semana en el que, según sus realizadores, los estudiantes no estaban de acuerdo con la Toma; en el DDT se lo contaba desde un pequeño recuadro donde denunciaban que los números ha-bían sido armados y la complicidad de los medios masivos101. Lo argumentaron a través de las contradicciones en los números de los resultados publicados y de la cantidad de gente relevada.

Esa misma tarde se realizó otra marcha de antorchas “contra la Ley de Déficit Cero y a favor de la Educación Pública y Gratuita para Todos”. Según se lee en la crónica del diario hubo 6 mil personas marchando por el centro platense al canto de “hay que ver las vueltas del ajuste, hay que ver las vueltas que da, con un pueblo que camina para delante y un gobierno que camina para atrás”. Durante el recorrido se hicieron escraches al Diario El Día102 y al Banco Galicia.

El sábado 8 se hizo una jornada cultural en Plaza Moreno a favor de la educación pública, donde tocó la murga “Tocando Fondo”; además el domingo hubo radio abierta en el Jockey con compañeros de Ciencias Agrarias, y una charla debate de estudiantes de Filosofía.

A pesar de las amenazas de desalojos���Cuarta semana. En la publicación N° 16 del DDT se puede leer “un balance positivo de la se-

mana”, sobre todo se hacía hincapié en lo comunicacional, por la radio abierta, las producciones audiovisuales y el aumento de ejemplares del diario. Ese mismo día de publicación, el lunes 10 de septiembre se realizó una asamblea. Se informaba además que los estudiantes de Humanida-des habían resuelto sostener la toma activa y también que en Veterinaria se había dispuesto una toma para ese lunes pero que la Franja Morada había hecho “un boicot”.

En la asamblea de Periodismo se votó a favor de continuar con la ocupación. En el diario del martes se pasaron informes de Veterinaria, de las tomas de Arquitectura y Bellas Artes y la novedad de que se iniciaba la misma medida en Ciencias Naturales.

101. En el diario El Día se hace referencia al plebiscito de la FULP, conducida por la Franja Morada. El título de aquella nota fue “Los estudiantes le dijeron ‘no’ a la toma del ex Jockey” y contaba que: “Más de dos mil estudiantes de las facultades de Pe-riodismo, Humanidades, Derecho y Odontología, se manifestaron ayer contra la toma del ex Jockey que vienen sosteniendo desde hace dos semanas las agrupaciones estudiantiles de la facultad de Periodismo (…). La votación no tuvo incidencia directa sobre la decisión de los militantes que se atrincheraron en ex Jockey para manifestar su rechazo al recorte en las universidades”. El Día, 8/9102. El escrache fue reflejado por el propio matutino en la nota titulada “Más antorchas contra el ajuste a la UNLP”: “Al final, una parte de la movilización se dirigió hacia la puerta de EL DIA. Un grupo de manifestantes -que portaba banderas de las facul-tades de Periodismo e Ingeniería, entre otras- arrojó algunos huevos contra el edificio de Diagonal 80 y entonó cánticos contra éste y otros diarios, como Clarín. Lo definieron como un ‘escrache’”. El Día 8/9

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En la editorial se enumeraron las maniobras realizadas por quienes se oponían para intentar levantar la Toma: el plebiscito de Franja Morada, el corte de luz del edificio y un supuesto llama-do de desalojo que había sido publicado esa misma jornada en el Diario El Día103.

Otros temas que se tocaban fueron las declaraciones del titular de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, quién había hablado públicamente de la posibilidad de que el gobierno impul-sara el arancelamiento e hizo una defensa a la Ley de Déficit Cero. Por último se editorializaba, bajo el título “Terroristas contra Terroristas”, sobre el atentado del 11 de septiembre a las torres gemelas de EE.UU.

El periódico del jueves 13 titulado “Destrozos” criticaba las declaraciones del Secretario Ge-neral del Rectorado, quien había dicho: “no podemos hacernos cargo de los destrozos que están realizando los ocupantes del edificio”. Se daba a conocer así un pedido de desalojo de la UNLP a la Justicia Federal.

Ese mismo jueves se realizó otra asamblea de Periodismo que ratificó la Toma; fue después de que por la mañana el Juez Federal Arnaldo Corazza se presentara en el edificio tomado, sin fuerzas de seguridad104. Durante la asamblea hubo alrededor de 500 participantes, según el DDT. El periódico resaltaba que se pudo salir del eje “toma sí, toma no”, y que se fijaron “objetivos bien claros”, además de que se planteó la reforma del estatuto del Centro de Estudiantes. Pero tam-bién relata que hubo voces disonantes: la Franja Morada y la agrupación Rodolfo Walsh querían clases en las aulas y no en la calle.

En el diario del día siguiente se recordaba la movilización por La Noche de los Lápices y se hacía pública una carta en solidaridad desde la Universidad de México, UNAM. Se relataba que la denuncia por destrozos había sido presentada por el fiscal Marcelo Romero por el “presunto delito de usurpación de propiedad y entorpecimiento del libre tránsito vehicular y peatonal de la calle 48”. Sin embargo, el juez Corazza no había ingresado al edificio, sólo había pedido a los estudiantes rever la medida y asegurado que no tenía intención de desalojar a la fuerza. En esa misma edición, se citaban las frases esgrimidas por el fiscal Romero con fuertes críticas a los es-tudiantes. Desde el diario se respondió a cada uno de esos argumentos en cuanto a lo “delictivo”, la “usurpación”, y la Constitución.

En la última nota del diario del viernes se hizo una crítica a la escasa participación de los docentes en el proceso de lucha y se pedía “no contribuir a las falsas antinomias” entre estudian-tes y docentes; se reiteraba así la invitación a participar de las comisiones de trabajo. También se relataba la movilización de “Antorchas”, en la que participaron alrededor de 8000 personas según el DDT, y el escrache a la Bolsa de Comercio seguido del acto por la Noche de los Lápices, realizado en el Ministerio de obras Públicas. Durante la movilización un grupo se desvió y tomó Radio Universidad, en Plaza Rocha; según el DDT de la semana siguiente, quienes lo hicieron eran “una minoría” y se aseguraba que en la asamblea se había decidido no apoyar tal medida.

103. Nota titulada “Recurren a la Justicia para levantar la toma del Jockey”, en el primer párrafo decía: “La presidencia de la Universidad pedirá ahora que la justicia federal disponga medidas que posibiliten liberar el edificio del ex Jockey, tomado desde hace 15 días por estudiantes de la facultad de Periodismo. Así se dispuso luego de que en una asamblea realizada el lunes por la noche, los alumnos decidieran continuar con la medida hasta el próximo jueves”. El Día, 12/9104. En la nota de El Día del 14/9 bajo el título “El ex Jockey Club seguirá tomado por los estudiantes” se relataba este hecho: “En el marco de la causa iniciada en la Justicia Federal por las denuncias del Rectorado y el fiscal platense Marcelo Romero, el juez Arnaldo Corazza (tribunal Nº 3) ayer realizó una inspección en el ex Jockey y constató los alcances de la medida de fuerza”.

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Ese mismo viernes por la noche el Jockey recibió la visita de los trabajadores de la fábrica cera-mista Zanón, de Neuquén.

Quinta Semana. El Domingo 16 de septiembre se lanzó un “número especial” del DDT. Co-menzaba haciendo un análisis de la línea editorial de los medios y la disputa con los mismos; al respecto decía: “La manipulación informativa que nos ha tocado padecer alrededor de la toma del ex-jockey ya pasa todos los límites”, y agregaba: “Ni nosotros, ni nadie en general que esté peleando por cambiar las cosas, supone a priori que va a ser bien tratado por los grandes medios de comu-nicación”. En las siguientes notas de esta edición especial se seguía contando y argumentando sobre la visita de Corazza, las opiniones de Romero y explicando el por qué de la Toma.

En Naturales se levantó la toma tras un Consejo Académico conflictivo y muchas protestas del estudiantado. En Bellas Artes los docentes tuvieron voluntad –a través de una carta- de seguir con propuestas que manifestaran el rechazo a los recortes, pero de todos modos recha-zaban la toma calificándola “de acción violenta”. En la edición del lunes del DDT se reconocía que “comienza una semana decisiva para nuestra lucha”; allí centraban su argumento en que la decisión de tomar la Facultad había sido en asamblea y explicaban por qué habían optado por tal medida. Ese lunes hubo una asamblea de 733 votantes, donde se decidió nuevamente seguir con la ocupación en Periodismo.

También se relataba en ese mismo DDT la realización de una reunión de coordinación en-tre “todos los sectores no oficialistas de la Universidad”. Allí se redactó un pliego de demandas con reivindicaciones generales y específicas, dirigidas al gobierno nacional y a las autoridades académicas, respectivamente. Por último ese lunes se publicó además una nota sobre el gatillo fácil en la provincia, y los familiares que protestaban acampando frente a casa de Gobierno en la Plaza San Martín.

En el diario del martes 18 se contó sobre las elecciones en la Facultad más grande de América Latina: Económicas de la UBA, y la derrota de Franja Morada tras perder las elecciones ante el Frente TNT (luego esto se revirtió por un conflicto de fraude).

En ese número se publicó también una entrevista a activistas de la UBA, respecto a la mo-vilización estudiantil en esa Universidad; “Periodismo es la perspectiva que queremos (…) es un ejemplo”, decían los entrevistados, en referencia a la lucha que se estaba dando en La Plata. Se trataba además la posible coordinación entre ambas academias.

Ese mismo día a la noche se realizó una nueva asamblea de Periodismo, donde alrededor de 800 estudiantes debatieron por más de 7 horas y ratificaron la Toma. En la crónica del miércoles 19 se publicó una editorial donde se criticaba que se siguiera poniendo en discusión “toma sí, toma no” o “clases públicas o en las aulas”. Se profundizaba el eje en ese debate propuesto por algunos estudiantes, a los cuales mencionaba como “los que critican que la toma no es efectiva” y se alegaba que “no presentan perspectivas concretas”. En defensa de la postura que promovía la medida, se exponía que no continuarla significaba “retroceder” y “el paso previo al retorno a la normalidad de las clases y la desarticulación del movimiento estudiantil”.

Finalmente se relataba en la nota que para la votación asamblearia se separó en dos sectores a los votantes “para diferenciar los votos y facilitar el recuento”. El resultado fue: 304 contra 273, a favor de continuar la Toma con clases públicas. Como cierre del relato se criticaba a un sector minoritario de los perdedores de la moción que se fueron enseguida del aula y se los invitaba a

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presentar alternativas, particularmente a quienes “llevan el aparato para juntar votos en la asam-blea”. De todas formas, nuevamente llamaban a la unidad de los claustros.

Las resoluciones concretas de aquella asamblea fueron: garantizar el dictado de clases, la continuidad de la Toma con clases públicas y que estas se sumaran a las actividades que se reali-zaran; coordinar un plan de lucha conjunto entre todos los claustros y realizar una acción o paro una vez por semana.

Por otra parte, en el mismo número del 19 de septiembre, un cintillo rezaba “No estamos so-los, hay siete facultades tomadas”; se referían a: Naturales, Trabajo Social, Exactas, Informática, Humanidades, Bellas Artes y Periodismo.

2�3 - Tercer momentoSe largan las cursadas donde sea: ¿se levanta la Toma?

El DDT número 24, del día jueves 20 de septiembre, se titula “Traición”. En dicha nota se de-nunciaba que la Secretaría Académica había comenzado a convocar las clases en distintas insti-tuciones tales como el Centro Cultural Islas Malvinas, el Sindicato de Prensa, “y hasta la casa de un docente”, aseguraba la nota. Contra ello, la respuesta que esgrimía el diario era que: “el hecho de que el Jockey esté tomado no impide el dictado de clases”, siendo que existía la posibilidad de hacerlas públicas. Además, el eje se centraba en que “se pasó por encima al ámbito máximo de representación que tenemos los estudiantes: la asamblea estudiantil”.

El viernes 21 de septiembre se criticaba que se había vuelto a cursar en el edificio de 44 y que se debió cursar “amontonados e incómodos”; además de que algunos estudiantes “debieron divagar por la ciudad en busca de los docentes y las cursadas”. Y se citaban algunos carteles pega-dos en 44: “Nos encontramos directamente en el departamento de Cristian para continuar con la cursada del segundo cuatrimestre, salvo que se solucione el tema en el Jockey. Importante: se pasará asistencia”105.

Sexta semana. Al siguiente lunes, el 24 de septiembre, agentes de la policía federal recorrieron las instalaciones del edificio ocupado y diagnosticaron que “se encuentra en buenas condiciones, no observándose daños de reciente data, sólo el deterioro del tiempo”, agregando la policía que “la afluencia de jóvenes se estima en más de cien personas”.

Empezando la sexta semana de Toma, se hacía una crónica sobre el desalojo de Antonio Sán-chez, hermano de un joven asesinado por la policía. El hombre acampaba en Plaza San Martín y el domingo a la noche se lo había intentado desalojar, junto al resto de las familias del gatillo fácil. Pero esto no sucedió gracias a que “un cordón humano (integrado por los estudiantes de la toma, de otras facultades y organizaciones de DD.HH.) protegió las carpas”, que sin embargo lue-go fueron destrozadas por las fuerzas y empleados de la Municipalidad.

105. Mientras tanto el diario El Día, alimentaba esta naciente confrontación. El titular del 21/9, en nota de tapa, titula “Pro-fesores en contra de las tomas”. Estas posturas comienzan a cobrar relevancia en las notas de El Día referidas a la toma, se empieza a dar lugar a las voces disidentes en el interior de las mismas asambleas, principalmente las posiciones que proponen la vuelta a clases, por ejemplo: “La única diferencia con respecto a asambleas anteriores fueron los discursos que abrieron la posibilidad de permitir dictar clases o bien resolver una moción similar a la que se aprobó el lunes en la asamblea de Bellas Artes: que cada curso resuelva si quiere llevar a cabo actividades académicas o bien continuar con las clases públicas”. El Día, 21/9.

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En esta misma edición del diario también se llamaba a realizar una reforma del estatuto del Centro de Estudiantes de Periodismo, mediante una asamblea a la que se convocaba para el si-guiente miércoles. El estatuto estaba vigente desde 1992.

Una vez más se criticaba al cursado en otros espacios, ya que habían agregado el local de la UOM (9 entre 43 y 44), el de la CGT (36 entre 2 y 3) y UPCN (47 entre 7 y 8). Sin embargo, se resaltaba que algunos docentes seguían dando clases en las aulas tomadas del Jockey. En este sentido, también se relataba que el propio lunes se había hecho una asamblea de ADULP desde donde, según el DDT, se apoyaban las tomas y las clases públicas, y se decidió tomar simbólica-mente el Rectorado entre algunos docentes y estudiantes.

Por otra parte, se protestaba respecto a que el mismo jueves que los activistas habían plantea-do un “acto contra el ajuste y por la libertad de los presos políticos”, el Centro de Estudiantes había armado un recital con “Los Súper Ratones”, para ese día, una hora antes. También se criticaba al gremio por no haber participado de “la reunión programada para la reforma del estatuto”, con-dición sine qua non para que la reforma fuese legal.

Se incluía también el análisis de una nota de El Día, titulada “Desalojan la Universidad to-mada”, en la cual se relataba una supuesta llegada de intimación a desalojar el ex Jockey en 24 horas. En respuesta se agregaba que “compañeros estuvieron visitando autoridades del rectorado y la Facultad en lo que parece ser un principio de acuerdo sobre algunos puntos de nuestro pliego”.

Como otras novedades destacadas por esos días, se resaltaba que más de 1000 personas ha-bían participado de un acto realizado en el Jockey. Se mencionaba también que ese viernes se juntaría el Consejo Académico por la mañana y a la tarde se convocaba a una asamblea.

Además se publicaba que el Rector de la UNLP, Alberto Dibbern, había solicitado a todos los decanos a que presentaran una lista de los docentes que habían hecho paro, para descontarles el sueldo.

Según el relato del último DDT del viernes 28 de septiembre, el Consejo había aprobado algunos puntos del pliego de los estudiantes: una reforma del plan de estudios mediante una Comisión Interclaustros; la derogación de las “contribuciones voluntarias” y el reemplazo por recursos propios; la interrupción del programa de evaluación según la CONEAU, sin el imple-mento de cualquier evaluación externa; la apertura de las áreas de gráfica, radio y audiovisual a la participación estudiantil; que la Facultad garantizara el sostenimiento y financiación de los medios de comunicación generados en el marco de la Toma; la publicación periódica del presu-puesto y balance económico de la Facultad; y la firma de convenios con organizaciones sociales.

La aprobación de estos puntos fue unánime en el Consejo; pero para el DDT “ahora depende de todos que se cumplan efectivamente”. Ya no hubo información sobre la asamblea estudiantil de ese viernes en la que se levantó la Toma, ni más publicaciones de su diario.

3� Recapitulando Como vimos, durante el período neoliberal de 1989 al 2001, el Estado utilizó diversos me-

canismos para achicar gastos y privatizar la educación. Frente a este innegable embate la orga-nización y movilización del movimiento estudiantil en todas las universidades nacionales más

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importantes fue constante y con diversas aristas. La Toma de Periodismo reflejó uno de esos modos del estudiantado para defender la universidad pública, gratuita y de calidad.

El conflicto analizado coincide entonces con el cierre de un ciclo político, teniendo en cuenta que menos de tres meses más tarde, la crisis política estallaría en el llamado “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre y la renuncia de De la Rúa.

En una escala más circunscripta, en nuestro objeto de estudio se pueden encontrar voces que vinculan el hecho específico educativo con esas otras luchas simultáneas, y una conciencia muy grande del contexto de crisis. El Diario de la Toma surge en el año 2001 como una expresión más entre otras nuevas modalidades emergentes. Significó, en pequeña escala, un medio portavoz para quienes ya no aceptaban más los recortes y ajustes en los sectores fundamentales de la vida social: la educación, la salud y los derechos humanos.

Por lo demás, en cuanto al recorrido cronológico del proceso de Toma presentado en la se-gunda parte de este capítulo, consideramos clave para el resto de la investigación el hallazgo de los tres momentos bien delimitados por los que transitó el proceso político del conflicto. No sólo las distintas etapas demuestran –una vez más- la influencia del contexto en el acontecer de los hechos (por ejemplo, la finalización del paro indeterminado docente), sino que además nos sir-ven como base del capítulo IV, en donde analizamos la construcción de las diferentes estrategias discursivas que fueron llevando adelante los redactores del DDT y sus variaciones de acuerdo a los momentos del proceso.

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CAPÍTULO III

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“Si bien es cierto que, como expresa Gilles Deleuze, “resistir es crear”, esta creación no surge como una construcción ex novo, sino como una amalgama entre constelaciones de lucha resignificadas e innovaciones que

rompen con todo lo anquilosado de las experiencias pasadas” .

Alberto Bonnet y Adrián Piva106

En aquel 2001, la creatividad puesta en pos de construir un medio de comunicación que sintetizara las necesidades de la Toma de ex Jockey Club, fue un hallazgo fundamental de sus protagonistas. Recordemos que en ese contexto no existía la tecnología 2.0 como herramienta de circulación cotidiana de información, por lo que era una tarea nodal recuperar las herramientas adquiridas a través de la experiencia, la formación y la memoria histórica –y la tradición de lu-cha que los antecedía-, para ponerlas al servicio de construir un material gráfico con identidad propia. Es así como nace el Diario de la Toma, en el seno de esa necesidad.

Este producto periodístico, tiene la particularidad de estar atado a la temporalidad del con-flicto. Ya desde su propio nombre, el diario indica que tiene finalización: su existencia está deter-minada por la duración del conflicto, esto es clave para su análisis, como veremos más adelante.

A su vez, tal como proponemos en el capítulo metodológico, Bajtin sostiene que “la vida par-ticipa del lenguaje a través de los enunciados”, entonces podemos decir que el lenguaje también participa de la vida de la Toma del Ex Jockey a través de enunciados concretos. A raíz de esto, pretendemos realizar un análisis genérico del DDT y rastrear los eslabones anteriores de esa cadena de comunicación que hicieron posible el diario escrito por los estudiantes.

Nos proponemos encontrar las características genéricas particulares del DDT. Según Bajtin un género es “un tipo relativamente estable de enunciados”107 y para la clasificación es necesario tener en cuenta las influencias de estilo, la elección temática y la forma compositiva. Para acer-carnos a la clasificación del género es necesario circunscribir conjuntos de regularidades que,

106. Bonnet, Alberto y Piva, Adrián, Argentina en pedazos. Buenos Aires, 2009. Continente (P. 119)107. Bajtin, Mijaíl, “El problema de los géneros discursivos” en Estética de la creación Verbal. México D.F., 1982, Siglo Veintiu-no.

El Diario de la Toma: una disrupción entre los Géneros Discursivos

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como explica Oscar Steimberg, “permiten asociar entre sí componentes de una o varias áreas de productos culturales”108.

En un comienzo comparamos el DDT con los géneros que intuitivamente creímos semejan-tes. A medida que avanzamos en el análisis y que apuntamos las características del pasquín, de la propaganda política durante la revolución rusa, la prensa política de la década del 70, la prensa alternativa, la prensa de los partidos políticos, pudimos hallar que nuestro corpus representa un producto que hace un uso libre de los géneros periodísticos existentes, lo consideramos un género discursivo de transición, que se nutre de ellos pero que posee características propias que lo diferencian.

A través del siguiente análisis encontramos en el DDT una hibridación genérica en los dis-tintos enunciados. Desde un primer acercamiento observamos que contiene -desde su propio título109 y sus secciones - rasgos del género periodístico (“Diario”, “editorial”, “agenda”); y además, el estilo redaccional del medio funciona como propaganda política del conflicto, adjudicándose ser “la voz de la asamblea de estudiantes de Periodismo”, teniendo posiciones políticas explícitas.

Es decir, analizamos el DDT como un producto periodístico en general, y como periódico político en particular: se caracteriza por ser el órgano de expresión de un colectivo que se va conformando, e incluso modificando con el correr de la propia Toma. El diario es un organiza-dor político, pero particularmente tiene por función darle cohesión, identidad, a un colectivo heterogéneo.

1� Diarios y Pasquines Haciendo un recorrido cronológico encontramos que el DDT se emparenta, en primer lugar,

con el pasquín, ese antiguo medio donde se realizaban denuncias anónimas criticando a los gobiernos y que se repartía por las calles de manera clandestina. Los antiguos pasquines riopla-tenses, que circularon durante la época colonial eran, según José Antonio Pillado, “manuscritos anónimos empleados para desahogar el rencor de los oprimidos o de los impotentes, contra la au-toridad dominante (…) se mezclaban en hojas sueltas que se hacían circular por la ciudad de casa en casa o se fijaban en las esquinas”110.

En el pasquín encontramos raíces del DDT en cuanto a su pequeña tirada y su contenido preponderante de opinión, además de representar, también, un discurso contra la autoridad -a nivel país y a nivel Universidad-. Sin embargo, se diferencia de aquel por su carácter organizado y sistematizado de redacción, diseño e impresión, además de que no hay pretensión de anoni-mato. Es decir, no hay autores individualizables, pero sí responde a un colectivo identificable: la comisión de prensa de la Toma, ya que no existía el nivel de persecución de aquel entonces, por el contrario, podían publicar con libertad.

Esto último, es decir que el DDT fuera escrito por un colectivo de personas, hace que en los diferentes números aparezcan distintos “estilos” de escritura, con enunciados más “creativos”,

108. Steimberg, Oscar, “Semiótica de los medios masivos”. Buenos Aires, 1993, Atuel (P. 47)109. “Son los títulos los primeros elementos metadiscursivos, en la medida en que por sus rasgos conceptuales y retóricos constituyen la primera acotación de género de la obra a la que se refieren”. Steimberg, Oscar, op. cit. (P. 67)110. Pillado, José Antonio, Buenos Aires Colonial. Estudios históricos. Citado en Díaz, César Luis, “Los albores del periodismo rioplatense” en documento del Congreso Nacional de Historia Argentina, celebrado en la Ciudad de Buenos Aires del 23 al 25 de noviembre de 1995. Tomo I. Buenos Aires, 1997 (P. 66)

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con menos “agotamiento del sentido” y otros más vinculados al género periodístico tradicional, con un “sentido mucho más concluso”111.

Otro de los rasgos distintivos que observamos en el DDT es que a la hora de abordar la re-lación que intenta establecer con los lectores se puede visualizar cómo interpela y demanda del “otro” una toma de posicionamiento activa sobre determinados temas:

“Compañeros docentes: Hoy tenemos la oportunidad de encontrarnos definiti-vamente en la lucha. Hoy tenemos la oportunidad de trascender definitivamente los discursos y probarnos a nosotros mismos que podemos y queremos estar juntos. Pero estar juntos en torno a posiciones firmes y no ambiguas. Estar juntos en la con-vicción de que no vamos a permitir que el modelo neoliberal de educación supe-rior avance un centímetro más sobre nuestras cabezas y nuestro futuro (...) Estamos peleando para ganar y los necesitamos. Estamos creando, produciendo, trabajando y nos preguntamos qué otra función corresponde a un docente si no es la de acom-pañar, guiar y asesorar a los alumnos en esta tarea. Estamos pidiendo, en definitiva, acciones concretas”. (DDT nº20. 14 de septiembre de 2001)

El DDT no sólo informa, ni tampoco se queda en el objetivo de visibilizar una agenda alter-nativa de hechos –como veremos más adelante-, sino que se erige como voz organizativa, exige posicionamientos y acciones consecuentes.

2� Panfletos y papeles de noticia: textos efímerosEn relación a su durabilidad, el DDT refuerza su rol de multiplicador de la palabra en lo

inmediato. Esto tiene una similitud con el panfleto que nació a la par de la imprenta para hacer circular los cuestionamientos más sensibles sobre los distintos poderes de la época112, estos co-braron relevancia sobre todo en períodos de Lutero y luego en la Revolución Francesa.

Estos textos estaban compuestos principalmente por las siguientes subcategorías: reflexiones sobre el gobierno y las instituciones, ensayo político, comentarios sobre la actualidad inmediata y la “polémica política”113; subcategorías que también componen el DDT, aunque con menor presencia del ensayo.

Esta temporalidad breve implicaba textos cortos, contundentes, que no dieran lugar a dudas ya que “en este contrato enunciativo el tiempo interviene bajo la figura de la urgencia” y, en con-secuencia, al satisfacerse esa urgencia “el contrato de comunicación se desvanece”114.

El antecedente posterior, también considerado efímero, fueron los papeles de noticias (cuyo origen se remonta a 1605). En un principio distribuían novedades exclusivamente internaciona-les y, con el tiempo, fueron abordando temáticas locales. Estos son el puntapié para la construc-ción de un contrato de periodicidad que luego daría lugar a la creación de medios periódicos. Estos últimos inaugurarían otro tipo de contrato:

111. Bajtin explica que la conclusividad se vincula a la posibilidad de ser contestado. En un extremo podemos colocar una orden o una pregunta cotidiana: “¿Qué hora es? cuyo sentido es fácilmente “agotable”, y en otro -con un carácter mínimo de conclusividad- , una posición política o un discurso científico cuya “respuesta” (estar de acuerdo o no, comprenderla, etc.) implica un acto más complejo.112. Verón, Eliseo, “Los cuerpos Efímeros” en Papeles en el tiempo. Buenos Aires, 2011. Paidós (P. 220)113. Verón, Eliseo, op. cit. (P. 224)114. Verón, Eliseo, op. cit. (P. 226)

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“Lo que estaba cobrando forma en los papeles de noticias era un vínculo de comu-nicación que parecía fundarse, por primera vez en la historia, por el puro principio de la periodicidad, es decir, en un compromiso enunciativo justificado solo por el tiem-po y no por los contenidos del discurso vinculados a su vez a tal o cual noticia”115.

Los contratos efímeros, a diferencia de estos, se legitimaban por su contenido más que por su continuidad y esta característica se sostuvo durante el surgimiento de los papeles de noticias lo que para Verón implicó un resultado paradójico:

“Un panfleto periódico es una contradicción en los términos, porque el acto enunciativo de defensa (o de denuncia) de un cierto punto de vista, se justifica ex-clusivamente por el carácter impactante de una situación que obliga a reaccionar y que no se puede anticipar. Dada esta paradoja, durante mucho tiempo el contrato de comunicación de los papeles de noticias fue ciertamente inestable y traicionado una y otra vez: en muchos casos, el periódico desaparecía sin dejar rastros o modificaba sin aviso su compromiso inicial”116.

Como podemos observar la cuestión de la temporalidad se transforma en un elemento a te-ner en cuenta para poder definir semejanzas o diferencias con géneros discursivos; en este caso hallamos similitudes entre el DDT con los panfletos y con los papeles de noticias, en el sentido de que su configuración también es determinada por el tiempo.

3� Periódico político, agitación y el diario como organizador

Lo anterior nos lleva a vincularlo con lo que Vladimir Illich Lenin denominaba periódico político que cumple las funciones de “propaganda”, “agitación” y que pretende “reforzar esa agi-tación dispersa—llevada a cabo por medio de la influencia personal, mediante volantes locales, fo-lletos, etc.—, con la agitación sistemática y general, que sólo puede hacerse por medio de la prensa periódica”117.

Lenin prioriza el rol de este tipo de género, no sólo desde su tema y su estilo, sino también desde su funcionalidad: “El papel del periódico no se limita, empero, a difundir ideas, a educar políticamente y a ganar aliados políticos. El periódico es no sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo”118. Esta pretensión es sumamente palpable en los distintos párrafos del DDT cuyo lenguaje exhortante, que obliga a tomar posición y –sobre todo- a sumarse a la lucha cristaliza la relación que se propone con los lectores:

“Las necesidades de organización son urgentes y ciertas, son imprescindibles y lícitas. Las reiteradas tomas de facultades con una importante coordinación entre docentes y alumnos desembocan en saltos de masificación de la resistencia. Como alternativa a los medios hegemónicos de comunicación resignificamos con fuerza nuestro rol como futuros profesionales de la comunicación. Nuestra obligación como

115. Verón, Eliseo, op. cit. (P. 227)116. Verón, Eliseo, op. cit. (P. 230)117. Lenin V. I., Artículo “Por Dónde empezar” en Obras Tomo I (1894-1901). Escrito originalmente en mayo de 1901, en el nº4 de Iskra118. Lenín V. I., op. cit.

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sector es promover todas las instancias de debate, de construcción y pelea. Unirse para luchar, multiplicarse para vencer”. (DDT nº2. 22 de agosto de 2001)

A partir de esto rastreamos cómo esos ecos de la prensa política leninista produjeron unas propuestas comunicacionales particulares en Argentina, sobre todo, durante los años 60 y 70. Es así que llegamos a otro material periodístico que representa un híbrido entre prensa política y periodismo clásico, cuyas huellas también forman parte de nuestro objeto de estudio.

Un caso emblema de un medio de comunicación partidario-periodístico durante esos años es el diario Noticias fundado por la organización peronista Montoneros, cuyo objetivo era crear un medio periodístico gráfico, pero apostando a un consumo masivo. Este no buscaba desdibu-jar la idea de que se tratara de “la prensa de Montoneros”, pero, de todos modos anticipaba una toma de posición partidaria. “El primer diario peronista abierto a todos los sectores que quieren la liberación”119, rezaba la campaña publicitaria del diario. Esto encuentra una similitud con el DDT que anticipa en todas sus tapas: “Por la libertad inmediata de todos los presos por luchar. Por el desprocesamiento inmediato de los 2800 compañeros de todo el país. Contra el ajuste y el aran-celamiento de la Universidad. Para que los trabajadores y estudiantes construyan una herramienta de los que luchan. Porque no queremos futuros cómplices”; y, a partir del DDT Nº12 agregan “El medio periodístico de los que luchan”. Es decir, ambos proponen un recorte de audiencia al que buscan convencer y acercar a la propuesta propia.

La elección de temas prioritarios en Noticias también se asemeja a la jerarquización de la agenda del DDT: “luchas obreras y otras manifestaciones del movimiento sindical, la vida en los barrios y villas de emergencia, el gatillo fácil de las fuerzas de seguridad y en general situaciones que calificaban como de explotación o injusticia”120.

Sin embargo, en la búsqueda de la masividad, el diario Noticias no podía perder de vista la necesidad de vender:

“Te llamaban de la unidad básica del barrio porque estaban haciendo una olla popular contra el patrón de una fábrica (…) Pero si se sacaban básicamente esas co-sas, se dejaba de hacer un diario. Noticias era un instrumento de difusión de cierta política, pero aunque la palabra política era importante, la palabra difusión también lo era. Tenía que haber compradores de ese diario”121.

El fragmento expresa una de las tensiones internas de un medio que buscaba vincularse a todos los sectores oprimidos, pero que no perdía de vista la rentabilidad y, a raíz de esto, la ne-cesidad de multiplicar sus lectores.

En el caso del DDT, al tratarse de un público mucho más pequeño, principalmente universi-tario y de La Plata, un medio nacido en una Toma que no contaba con pretensiones comerciales ni de masividad –en términos amplios- se permite un lenguaje adjetivado, provocador, con po-

119. Bonasso, Miguel, Diario de Un clandestino citado en Esquivada Gabriela “Características temáticas, retóricas y enun-ciativas de Noticias” en El diario Noticias. Los Montoneros en la prensa argentina. La Plata, 2004, Ediciones de Periodismo y Comunicación Social. (P. 149)120. Esquivada, Gabriela, “Características temáticas, retóricas y enunciativas de Noticias” en El diario Noticias. Los Montoneros en la prensa argentina. La Plata, 2004, Ediciones de Periodismo y Comunicación Social. (P. 142)121. Entrevista a Martín Caparrós en Esquivada, Gabriela “Características temáticas, retóricas y enunciativas de Noticias” en El diario Noticias. Los Montoneros en la prensa argentina. La Plata, 2004, Ediciones de Periodismo y Comunicación Social. (P. 143)

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siciones explícitas y cuya elección de temas va de la mano de este concepto de ser un periodismo “para los que luchan”:

“El conflicto en educación es tan solo una fracción de la crisis estructural del campo político, económico y social (…) En presencia de un único camino, existe un claro imperante: reforzar las vías de comunicación hacia el interior de los compo-nentes de la universidad y, de manera simultánea, hacia el exterior con el total de la comunidad platense” (DDT Nº8. 30 de agosto de 2001)

Aunque tampoco se trata del medio de difusión de un partido político, las características mencionadas asemejan al DDT a la prensa partidaria de izquierda. El medio de los estudiantes de Periodismo cumple la función de ser portavoz de una organización, aunque se trate de una coyuntural, y asume como tal su subjetividad. Al respecto de los periódicos de las organizacio-nes políticas Santiago Gándara teoriza:

“Cuando la prensa oficial habla de la verdad queda muy en claro que la está esca-moteando, que está ocultando el hecho de que esa verdad es parcializada, es la verdad de una clase (la burguesa). La prensa de un partido, en cambio, tiene un encabezado muy claro: ‘Este es el semanario del Partido Comunista Revolucionario (PCR); esta es la prensa del Partido Obrero (PO)’. Es decir, indican que se trata de una prensa partidaria, con lo cual están señalando que la verdad que plantean es la verdad de un partido. Hay un partido que se hace cargo de esa parcialización, mientras que en los diarios oficiales nunca aparece una bajada, ni un slogan, ni un lema que diga: ‘este es el diario que representa los intereses de los sectores financieros internacionales’. La perspectiva que fabulan es la verdad universal, objetiva porque coincide punto por punto con su objeto, porque no tiene patrón ni enunciador. Nadie la nombra: Los hechos hablarían por sí mismos”122.

Es decir que la prensa masiva también cumple un rol político, pero sin clarificar el interés al que responde. En cambio la prensa partidaria deja en claro y explícitamente sus posiciones; lo mismo ocurre con el DDT.

4� Contrainformación y medios alternativos Llegando al final de la última dictadura militar, durante los ’80, se empezaron a restablecer

espacios contrahegemónicos, sobre todo en lo que respecta al arte123; pero es recién en los años 90, con el surgimiento de las luchas de los movimientos de desocupados, que se reactiva más en-fáticamente la necesidad de la contrainformación, es decir, el surgimiento de medios, en el seno de los conflictos y de las organizaciones, que intervienen para difundir la propia lectura de los acontecimientos y disputar visibilidad hacia afuera y legitimidad hacia adentro.

122. Gándara, Santiago, “La prensa partidaria de izquierda. Verdad, acción y conflicto” en Vinelli y Rodríguez Esperon, Con-trainformación. Medios alternativos para la acción política. Buenos Aires 2004, Ediciones Continente (P. 40)123. Espectáculos realizados durante la post dictadura realizados en la Ciudad de Buenos Aires, lo que se conoció como el un-derground porteño de los ochenta. “Estos espectáculos podían ser teatrales, musicales o propios de las artes visuales, siempre y cuándo fuesen realizados por jóvenes. Espectáculos y lugares conformaron, en el imaginario de pares y también para la co-munidad académica, un circuito cultural resistente, opositor o contestatario (dependiendo de la versión) a los espacios del mainstream” López, Vanina Soledad, Subcultura y Contracultura: categorías para pensar el underground porteño de los ochenta.

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“Tapándose el rostro para no abultar causas judiciales, pero también para exigir visibilidad, los piqueteros vieron sin embargo cómo el fruto de su esfuerzo era defor-mado en las pantallas televisivas, sus luchas demonizadas y sus razones ocultadas o tergiversadas por los medios hegemónicos.

El discurso único de poder casi no tuvo fisuras en la aplicación de los clásicos estereotipos del “agitador”, el “violento” y el “infiltrado” (o para diferenciar entre su-puestos piqueteros “duros” y “blandos”), para referirse a quienes cortaban las rutas y reclamaban dignidad. Las mismas etiquetas que los nacientes multimedios hiper-concentrados aplicaban indistintamente a las luchas de los jubilados, a la resistencia de los primeros despedidos de las privatizadas empresas estatales, al conflicto estu-diantil contra la reforma de la educación pública, a los escraches de los hijos de los desaparecidos a las guaridas de los genocidas”124.

Esta percepción de la realidad empuja a varios grupos a producir su propia versión de los he-chos y las razones de sus actos; además muchos militantes políticos o habían vivido, o conocían la experiencia de los ‘60 y ‘70125, por lo cual la creación de “medios de comunicación alternativa” era una consecuencia necesaria, como explica Natalia Vinelli:

“De modo que lo que va a emerger sobre todo promediando los 90 es una alian-za estratégica entre medios de comunicación alternativos y de contrainformación y las organizaciones, movimientos, militantes populares, activistas comunicacionales y estudiantes de las carreras vinculadas a la comunicación y la imagen, cuya exponen-cial matrícula entraba en contradicción con un mercado de trabajo tan reducido que dejaba masivamente a la deriva las vocaciones y sueños”126.

Esta denuncia hacia la forma estigmatizante que construían los medios masivos de comuni-cación, también se ve reflejada en el DDT, de manera explícita:

“Desde lo mediático se naturalizan las formas de coerción estatal hacia los que luchan, apelando a preceptos de legalidad y de manutención de derechos individua-les como el derecho a la libre circulación soslayando los derechos fundamentales de alimentación, de trabajo y de educación…”. (Documento de los estudiantes de Perio-dismo y Comunicación Social. DDT nº1)

Ahora bien ¿cuáles son las características de un medio “alternativo”? Según Fabián Pierucci127 la contrainformación debe responder a ciertos requisitos: no tener fines de lucro, estar exentos de cualquier tipo de explotación laboral, estructurarse de manera colectiva y horizontal, es decir, sin división jerárquica de tareas, y ser autogestionado. Además el autor señala que los conteni-

124. Vinelli, Natalia, “Comunicación alternativa y lucha popular: Reflexiones a 10 años de la rebelión” en Caviasca, Guillermo et al. ¿Qué se vayan todos? A 10 años del 19 y 20 de diciembre. Buenos Aires diciembre de 2011, El río suena- Barricada TV. (PP. 105-6)125. “La experiencia de Cine Insurgente con el documental Diablo, Familia y Propiedad, sobre los crímenes del Ingenio Ledesma y la complicidad civil y económica durante la dictadura militar, ya había actualizado la noción de cine como arma de contrainformación y movilización políticas, recuperando como tradición selectiva el cine militante de los 60 y 70 y fundamen-talmente los postulados de Raymundo Gleyzer, Cine Liberación y los trabajos del cubano Santiago álvarez.” Vinelli, Natalia, “Comunicación alternativa y lucha popular: Reflexiones a 10 años de la rebelión” en Caviasca, Guillermo, et al. ¿Qué se vayan todos? A 10 años del 19 y 20 de diciembre. Buenos Aires diciembre de 2011, El río suena- Barricada TV. (P. 107)126. Vinelli, Natalia, op. cit. (P. 106)127. Pierucci, Fabián, “Fuera de la Ley” en Vinelli y Rodríguez Esperon, Contrainformación. Medios alternativos para la acción política. Buenos Aires 2004, Ediciones Continente. (P 29-36)

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dos deben ser “un espacio en la búsqueda de lo popular, que presenta la tensión entre lo espectacu-lar por un lado y las necesidades organizativas y de constitución de los sectores en lucha por otro” y que el medio debe vincular a las audiencias, es decir, que “las haga constituyentes de un discurso abierto y construido colectivamente”128.

En coincidencia con esto vemos en el DDT una reflexión similar: “Los medios masivos de comunicación se han encargado de instalar en el imagi-

nario social la falsa idea de que la realidad existe a partir de que ellos la masifican. Se trata de una realidad mediática: lo que ellos no comunican, nunca sucedió. Sin embargo, nosotros les decimos que eso es mentira. Por más que desvirtúen nuestra realidad, por más que intenten engañarnos ocultando toda nuestra lucha, ya nada ni nadie puede quitarnos todos los logros que obtuvimos durante este último tiempo. Ya sabemos bien por qué nuestra lucha no es mediática. Pero sí sabemos que nuestra lucha es. Y es toda la resistencia y la convicción que transmitimos con la organización que logramos”. (DDT N°11, 3 de septiembre de 2001)

Otros dos elementos que enumera Pierucci, son la adaptación y la apropiación tecnológica y la integración con los movimientos sociales y políticos. Esto último, se refleja en la siguiente cita del DDT, donde queda demostrado, una vez más, el compromiso social, solidaridad e integra-ción con otros sectores en lucha:

“Radio Abierta: Se entrevistó a los integrantes del MTR que fueron liberados, a profesores que apoyan y participaron en la toma, y a compañeros de las distintas facultades y la comunidad educativa. Contamos con la participación de Madres de Plaza de Mayo (La Plata) HIJOS y demás sectores militantes que se hacen eco de este conflicto. Al igual que el Diario de La Toma constituyó el medio para reivindicar a todos los sectores en lucha y contrarestar la ofensiva del Gobierno impulsada desde la mentira y la tergiversación por parte de los medios masivos”. (DDT N° 11, 3 de septiembre de 2001)

De este modo podemos corroborar que, en un grado importante, el DDT pertenece a esta tipificación, justamente porque cumple con las características anteriormente enumeradas.

5� Géneros P – Géneros L Nos interesa en este apartado hacer hincapié en los géneros internos del DDT, para esto se-

guimos la propuesta de Eliseo Verón en “Prensa gráfica y teoría de los discursos sociales”, en la que se ocupa primero de distinguir los “tipos de discursos”, esto es: discurso de la información (discurso cuyo objeto es la actualidad), discurso político, entre otros. Al primero le atribuye el destinatario “ciudadano habitante” y al segundo lo caracteriza por la presencia de las tres subes-pecies de destinatarios: prodestinatarios, paradestinatarios y contradestinatarios. Como vere-mos en el siguiente capítulo (titulado “Estrategias discursivas del Diario de la Toma”), el DDT contiene los destinatarios propios del discurso político y los construye y deconstruye de acuerdo a las necesidades del colectivo.

128. Pierucci, Fabián, op. cit. (P 29-36)

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Por otro lado, Verón señala que existe el género P, del “producto”, en este caso el género al que responde el DDT y que a la vez, este está compuesto por una variedad de géneros L. Para el autor “los géneros P mantienen una relación mucho más estrecha con los tipos de discursos que los géneros L”, mientras que “los géneros L atraviesan a la vez los tipos de discursos y los géneros P”129.

Ese híbrido que representa el DDT como un todo -género P- afecta a toda la superficie dis-cursiva, por eso es que en la clasificación de géneros L encontramos discursos propios del tipo “discurso de la información” y también del “discurso político”. Es decir que busca cumplir con el rol de “informar, actualizar” a través de: la agenda de actividades, crónicas, cartas, entrevistas a activistas. Pero también le brinda lugar a las necesidades programáticas y polemizantes a través de las editoriales y notas de análisis, e incluso hace uso de géneros que no son propios del dis-curso periodístico como los documentos (“Documento de los Estudiantes de Periodismo y Co-municación Social” de los DDT N° 1 y 2), resoluciones de asambleas y convocatorias a marchas y encuentros.

Esta clasificación de la variedad de géneros L, dentro de un solo género P, refleja la tensión entre informar sobre los temas que entendían prioritarios, a la vez discutir sobre conceptos y tomas de posiciones, y sobre todo difundir los espacios de encuentro y acción.

6� Recursos retóricos En lo respectivo a la retórica utilizada por el DDT, el lenguaje escogido está compuesto por

múltiples recursos literarios, lo que lo emparenta con el nuevo periodismo, algo que en el país se venía acuñando desde la década del ‘80 con las publicaciones Humor (1978-1999), El porteño (1982-1993), Cerdos y Peces (1983-1998), pero que sobre todo a raíz del diario Página/12 (1987) se impone en el periodismo de la época.

Un ejemplo de esto en el DDT es la construcción de una noticia titulada “Aerosoles peligro-sos”, que recurre a los elementos del relato literario donde se va develando lo sucedido al ritmo de la acción; en vez de colocar una “cabeza informativa” respondiendo a las 5 w (Qué, quién, cómo, dónde, cuándo), prioriza la descripción del escenario y propone un suspenso in crescen-do para exponer lo que había pasado:

“Eran las 20.30 hs. cuando se desenchufó el último cable de enfrente del juzgado. Mientras los asistentes al acto empezaban a marcharse, los organizadores cargaban equipos, enrollaban banderas y se aprestaban a dar por finalizada la jornada por la liberación de los presos del MTR que había empezado seis horas antes.

En este contexto aparentemente tranquilo, un compañero se dispuso a juntar los tarros de aerosoles que yacían debajo de un grafiti aún fresco. Los cargó en su camio-neta junto a otros elementos que habían quedado en el acto, se sentó al volante con su mujer y sus dos pequeños hijos y arrancó.

No llegó muy lejos: Un patrullero los interceptó en la esquina, dos uniformados se dirigieron a la caja de la camioneta e incautaron los aerosoles...”. (DDT Nº7. 29 de agosto de 2001 -negrita del DDT)

129. Verón, Eliseo “Prensa gráfica y teoría de los discursos sociales: producción, recepción, regulación” en Fragmentos de un tejido, 2004, Gedisa (P. 197)

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También, como vemos a continuación, se utilizan titulaciones que toman expresiones de otros campos artísticos como la música y la literatura, que funcionan como metáforas:

• Historia Oficial (DDT Nº 1)• El mundo del revés (DDT Nº 5)• Nos siguen pegando bajo (DDT Nº 7)• Ladran Sancho (DDT Nº 8)• Casa Tomada (DDT Nº 9)• Todos los fuegos el fuego (DDT Nº 1)• Plegate al pliego (DDT Nº 22)• ¿Cómo estamos Walsh, eh? (DDT Nº 28) El uso del nuevo periodismo era una marca de época de una comunicación que buscaba atra-

par al lector, para poder dar a conocer la propia versión de los hechos y las opiniones al respecto, también iba de la mano con el interés por imponer la propia verdad. Consideramos que en el combate con los medios masivos el ingrediente “literario” era una herramienta más para convo-car lectores a conocer la experiencia de los protagonistas de la Toma. Además, el DDT puso en juego el uso de recursos y herramientas propias de la formación en la Facultad para orientarlas al servicio de su “batalla”.

7� La cuestión de la representaciónEn términos de Pierre Bourdieu podemos decir que el DDT produce una reacción metoní-

mica en la que una cosa toma el lugar de otra. Esto es una característica intrínseca en procesos colectivos ya que “los individuos en estado aislado, silenciosos, sin palabras, que no tienen ni la capacidad ni el poder de hacerse escuchar, de hacerse oír, son colocados ante la alternativa de ca-llarse o ser hablados”130.

En este caso el DDT pretende “hablar” en nombre de quienes participan activamente de los debates en torno a la Toma en la Facultad de Periodismo y esto provoca un fenómeno en el que “el signo hace la cosa significada, el significante se identifica con la cosa significada que no existiría sin él, que se reduce a él”. Si bien en un principio el DDT expresa la postura de quienes participan de las asambleas, casi en su totalidad, a medida que el proceso avanza pretende seguir en ese rol y, sin embargo, habla desde quienes acuerdan con sostener la medida de lucha que –con el correr de los días- contiene a cada vez menos estudiantes.

Según Bourdieu la representación también produce un fenómeno de creación de “lo repre-sentado”:

“La delegación es un acto de magia que permite hacer existir lo que no era sino una colección de personas plurales, una serie de individuos yuxtapuestos, bajo la for-ma de una persona ficticia, una corporación, un cuerpo místico, encarnado en uno (o más) cuerpos biológico (s)”131.

130. Bourdieu, Pierre “La delegación y el fetichismo de lo político” en Cosas Dichas, Barcelona 1996, Gedisa131. Bourdieu, Pierre, op. cit.

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En este sentido, a través del análisis observamos que el DDT funcionó como un espacio en el que se estaba construyendo un sujeto colectivo, puesto que se le daba voz, se lo hacía hablar. Existe en este diario la ubicación en el lugar de portavoz del movimiento estudiantil, intención que se refuerza al omitir a los “autores” individuales y fortalecer el poder simbólico de hablar como grupo, usando la tercera persona del plural:

“Desde La Toma luchamos por demostrar que está naciendo un nuevo movimien-to estudiantil integrado por distintas facultades, por distintas ideologías, agrupadas bajo la convicción de que la Educación se defiende hoy o nunca”. (DDT nº14, 6 de septiembre de 2001)

Estos “efectos simbólicos”, como los llama Bourdieu, “se ejercen todos los días en la política, re-posan en esta suerte de ventriloquía usurpadora consistente en hacer hablar a aquellos en nombre de quienes se habla, en hacer a hablar a aquellos en nombre de quienes se tiene el derecho de hablar, a hacer hablar al pueblo en nombre de quien se está autorizado a hablar”. El golpe consiste en “ha-cer creer que ‘yo es otro’, que el portavoz, simple sustituto simbólico del pueblo, es verdaderamente el pueblo en el sentido de que todo lo que dice es la verdad y la vida del pueblo”132.

Sin embargo, los niveles de metonimia o la relación de semejanza entre el signo y la cosa representada tienen matices. Bourdieu en su trabajo se refiere a personas: autoridades políticas y/o religiosas, donde una persona es envestida del poder de representar a colectivos numerosos; en cambio, el DDT fue hecho por un grupo, no un individuo y la participación en él era abierta.

De todas maneras, esa “representación” tenía límites: el DDT contaba con cierto grado de autonomía para posicionarse en temas que no necesariamente se debatían en la asamblea, pero no podían expresarse en contra de las mociones votadas por la mayoría; prueba de esto es que al momento en que la asamblea decidió levantar la Toma, el DDT dejó de existir.

8� Reflexiones finalesLa realización de este capítulo, en un comienzo, tuvo como fin la búsqueda de definir de algu-

na manera al DDT, ya que se nos presentaba extraño, que respondía y nos remontaba a diferen-tes tipos de texto, y no a uno solo en particular, y que además estaba signado por el transcurso de los acontecimientos. Buscamos de qué manera poder caracterizarlo como clase de discurso, y allí nos encontramos con el concepto de Bajtin de géneros discursivos, con el cual pudimos pensar una metodología de análisis.

Lo primero fue apuntar características de aquellos géneros periodísticos precedentes: recor-damos lo denunciativo del pasquín del siglo XVIII, lo efímero de los panfletos, el nacimiento de la prensa gráfica tradicional, los conceptos de prensa partidaria previos a la Revolución Rusa, el concepto de contrainformación empleado en los ´70 en América Latina, la comunicación alternativa hacia fines del siglo XX. De cada uno de ellos, sus estilos y sus retóricas, sus modos de informar, opinar, interpelar, el DDT hizo suyos distintos elementos y características, que lo constituyeron en una amalgama genérica.

Por lo tanto, el DDT nos aparece como un género de transición, que supo utilizar diferentes herramientas, confluir diversos lenguajes y estilos, en un contexto determinado, con objetivos

132. Bourdieu, Pierre, op. cit.

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específicos. Por otro lado, hallamos a la temporalidad como clave para su análisis: se va adaptan-do a los vaivenes del propio conflicto, su continuidad está condicionada por el devenir del hecho político que le dio origen; lo único que resulta estable es la mixtura de géneros.

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CAPÍTULO IV

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“Necesitamos prestar atención, por ejemplo, a un grupo de trabajadores gráficos luchando contra la concen-tración industrial y el modelo de imprenta informatizado. Esto es tan importante para la elaboración y el progreso

de una ciencia de la comunicación como el trabajo desarrollado por un investigador universitario (...) debemos recuperar y situar el poder de la conciencia, entendida como la facultad que permite acceder a la comprensión del proceso social (...) mostrar cómo las prácticas de resistencia al sistema dominante se convierten en una memoria

de clase, y cómo esta es transformada en una organización global para cambiar el mundo”.

Armand Mattelart133

1� Los movimientos en la destinación durante el procesoLa pregunta que guía este capítulo es la que se planteó Eliseo Verón en “La Palabra Adversati-

va” sobre cómo el análisis de los discursos asociados a estructuras institucionales determinadas permite comprender mejor los mecanismos de dichas instituciones, su naturaleza y sus trans-formaciones.

El autor agrega que “hay niveles de funcionamiento de los procesos políticos que solo podemos acceder a través del análisis del discurso”134. Por eso nos embarcamos en estudiar los juegos dis-cursivos que se generan en el DDT: primero, a través de la división del proceso de Toma en tres planos –temáticos y espaciales- y también en tres etapas cronológicas; segundo, dilucidamos las estrategias de la enunciación en el marco de lo que Verón denomina entidades del imaginario político, como un nivel de análisis privilegiado de la discursividad social, tal como se explicó en el capítulo I.

133. Mattelart, Armand, Para un análisis de clase de la comunicación, Buenos Aires, 2010, Editorial Cooperativa Gráfica EL Río Suena.134. Verón, Eliseo et. Al “La Palabra Adversativa. Observaciones sobre la enunciación política” en El discurso político. Len-guajes y acontecimientos. Buenos Aires, 1987. Hachette

Estrategias discursivas del Diario de la Toma

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En un principio, analizamos las publicaciones del DDT estableciendo qué confrontación en lo discursivo se aborda desde diferentes planos:

- Plano nacional-general: respecto a los temas y problemas que se generaban en ese contexto político.- Plano medio: donde se considera a lo referido a lo educativo en general.- Plano local: sobre la situación en La Plata y más concretamente en la FPyCS.Esta división temático-territorial nos sirve para focalizarnos en la disputa más importante de

este trabajo investigativo: la que se da en el propio edificio tomado. Es en este plano de enfren-tamiento de la propia FPyCS donde reconstruimos las principales estrategias y movimientos en la destinación.

Pero para una identificación exhaustiva de esos cambios y ver cómo las estrategias sólo se vuelven visibles en diacronía, también trazamos una división temporal. A partir de la observa-ción y análisis del DDT y del contexto en el que se ocasionó, retomamos la cronología realizada en el Capítulo II (“Contexto y surgimiento del Diario de la Toma”), en la que trazamos tres eta-pas del proceso marcadas por diferentes sucesos del conflicto:

- Primer momento: está signado por el comienzo de la Toma y su coincidencia con el paro indeterminado del resto de los claustros (docentes y no docentes).- Segundo momento: se caracteriza por el fin de la huelga docente y por la creciente tensión con ese claustro que deseaba retomar la normalidad del dictado de clases.- Tercer momento: marcado por el quiebre definitivo con los profesores de Periodismo ya que comienzan a dictar clases en diferentes lugares de la ciudad.En la primera parte de este capítulo, analizamos cómo en un comienzo el DDT se construye

en relación con y adhiriendo a los mismos valores de otros claustros además del estudiantil; pero también observamos que, semanas después, en el juego de la destinación estos mismos sectores se fragmentan y forman parte del sector a interpelar y/o al de los oponentes.

Durante las tres etapas cronológicas también realizamos una observación y comparación de las portadas de los DDT, para analizar qué discusiones, temas y debates se priorizan en cada uno de los tres momentos.

En la segunda parte del capítulo realizamos un análisis, primero taxonómico y luego en base a estrategias y movimientos de destinación, con las herramientas de las entidades del discurso. Aquí también establecemos la manera en que, según son nombrados en los DDT, se va gene-rando una identidad (un “nosotros”), un “otro” adversario, y un tercer sector al que se quiere interpelar, convencer: el paradestinatario. Esta división se plantea en los términos de las entida-des, es decir, si los destinatarios se construyen como un sector bien claro, posible de enumerar y señalar, o como un colectivo más amplio, o directamente como una generalidad en singular. Y así vemos los movimientos que se forman en estas zonas de discurso, donde se ponen en juego diferentes estrategias discursivas.

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2� De lo macro a lo microLa metodología de análisis nos exige que comencemos presentando la disputa discursiva en

distintos planos, para luego adentrarnos más específicamente en el estudio de cada uno de los prodestinatarios, contradestinatarios y paradestinatarios, y sus juegos discursivos como estra-tegia.

El análisis de los planos se genera tras un recorte del corpus general. Se van a analizar los destinatarios nombrados específicamente en las editoriales de los DDT.

Por un lado aparece la polémica en lo más macro y general en relación a: “el país”, “el gobier-no”, “la sociedad” y “las empresas trasnacionales”; en el nivel medio, el enfrentamiento en la cuestión específica relacionada a lo educativo del país y la ciudad; y por último lo más particular: las disputas en la propia FPyCS y su asamblea estudiantil.

Estos niveles no son estancos, sino que sirven para dimensionar las particularidades de la destinación; pero a la vez se relacionan entre sí. Incluso el tercer plano se nos presenta con mo-dificaciones según las etapas del conflicto.

2�1 - Plano general: La lucha es una sola El DDT menciona en varias notas la importancia de la “unidad” con otros sectores que tam-

bién se encontraban en un proceso de lucha contra el gobierno nacional, por diversas demandas. En las siguientes citas observamos cómo se vislumbra una lucha mucho más amplia e integral que la de la propia FPyCS:

“Es en este marco de ruptura que nos toca actuar como nexo coordinante dentro del campo universitario y hacia afuera con otros sectores. Debemos exigirnos una clara política de unidad, saneada de las malas costumbres burocráticas de la política tradicional universitaria. Todos nuestros esfuerzos deben estar abocados a la inte-gración de los estudiantes en el marco de la lucha de los trabajadores y desocupados. Sólo el trabajo constante, conciente y paralelo con éstos sectores, podrá frenar la matemática del gobierno nacional que propone un sistema de represión directamente proporcional al ajuste presupuestario”. (DDT N° 1, 15 de agosto)

“La batalla emprendida para la defensa de la educación pública es tan sólo un frente de guerra contra el proyecto de país digitado por los organismos económicos internacionales”. (DDT N° 8, 30 de agosto)

“Ante la política sumisa de los periódicos regionales y nacionales respecto de las medidas de recorte presupuestario, nos vemos en la obligación de construir nuevos soportes informativos que brinden una herramienta de coordinación a los sectores que se plantan ante esta realidad, una herramienta que exija un replanteo del perfil profesional en el área de comunicación”. (DDT N° 8, 30 de agosto)

Los “trabajadores” y los “desocupados”, incluso los “estudiantes” no aparecen aquí como pro-destinatarios, sino como colectivos a los que hay que conducir (los estudiantes) y con los que hay que articular (los trabajadores y los desocupados). En estos pasajes las editoriales le hablan al propio colectivo de la Toma: ese es su prodestinatario, y eso refuerza la función del DDT como organizador político.

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Se plantea una tarea política desde un “nosotros”, que no incluye a los trabajadores y desocu-pados, sino que los reconoce como colectivos con los que es necesario articular políticamente.

Apuntan a una tarea de largo plazo, en el marco de un periódico que, sin embargo, es circuns-cripto, sectorial. Se anuncian articulaciones políticas que desbordan las posibilidades del propio diario, y hablan así de las pretensiones que tienen de generar un colectivo, una unidad nacional y de “construir nuevos soportes informativos que brinden una herramienta de coordinación…”.

En este plano amplio, identificamos no sólo a los “estudiantes universitarios”, sino también a “trabajadores” y “desocupados”, en conjunto con otros sectores de la sociedad que están en lucha y que se oponen a las políticas del gobierno nacional, pasando a ser este el enemigo más claro. Del otro lado, se ubica entonces al “Gobierno”, al que se suman los “organismos internacionales que recomiendan el ajuste”, “EEUU”, “las empresas transnacionales” y los “medios de comunica-ción” de tirada nacional y regional.

A lo largo de todo el proceso, la posición de estos colectivos no se modifica demasiado en el DDT. Sin embargo, dejan de nombrarse con tanta insistencia durante el transcurso del conflicto, ya que este plano macro y general pierde protagonismo y el DDT pasa a focalizarse en el debate interno, es allí donde la destinación varía de acuerdo a las etapas del proceso, como veremos más adelante.

2�2 - Plano educativo: La universidad del puebloEn un plano intermedio, se configuran colectivos un poco más específicos que en el apartado

anterior. Tal como se advirtió en el capítulo II, el ámbito educativo fue uno de los más golpeados por la crisis que el país sufría en el 2001, y así los docentes (de nivel inicial, secundario y uni-versitario) y los estudiantes, fueron sectores que se movilizaron mucho para protestar por los recortes sociales. Entonces, este encuadre de análisis no es todavía el de la propia FPyCS, sino el plano universitario y de los sectores educativos en general, en relación al intento de ajuste presupuestario:

“La asamblea universitaria sesionó el sábado pasado en un clima de tensión, que desnudó la puja interna entre quienes quieren administrar el ajuste y quienes quere-mos combatirlo”. (DDT N° 11, 3 de septiembre)

“Todos criticaron el ajuste, aún los representantes de sectores que se caracterizan por ajustar puertas adentro”. (DDT N° 11, 3 de septiembre)

“Garantizar la Educación Pública y Gratuita también le compete al Estado; y a nosotros estudiantes, docentes y no docentes nos corresponde defenderla”. (DDT N° 20, 14 de septiembre)

Aquí el prodestinatario es más amplio y refiere a “quienes queremos combatir el ajuste”, en donde se aglutinan organizaciones universitarias, facultades, asambleas de estudiantes, docen-tes, no docentes y sujetos individuales. En la vereda de enfrente se encuentra al Rectorado y la Franja Morada (brazo estudiantil y representante del Gobierno radical en la UNLP), que son “quienes quieren administrar el ajuste” o “se caracterizan por ajustar puertas adentro”.

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2�3 - Mientras tanto, en la FPyCSAhora sí, llegamos al tercer nivel de disputa discursiva, el de la propia FPyCS -sus claustros,

autoridades y las internas estudiantiles-. Este plano tiene especiales particularidades y sectores no tan estables como los planos intermedio y amplio. La confrontación varía según las etapas por las que atraviesa el proceso de Toma, que retomamos del Capítulo II.

2�3�1 - Etapa 1: del 21 de Agosto al 3 de SeptiembreTodos unidos triunfaremos

La primera etapa comienza con la Toma del ex Jockey Club el 15 de agosto del 2001 y finaliza el 3 de septiembre. Durante esas primeras semanas hubo paro indeterminado del claustro do-cente y Toma del edificio por parte del claustro estudiantil.

Pasando revista: las portadas en la primera etapaEn estas primeras 11 ediciones el DDT dedica la gran mayoría de sus portadas al plano

más general, a la crisis a nivel nacional (con la cobertura de piquetes, congresos de acti-vistas y movilizaciones), alternando con la lucha educativa en cuanto a la pelea docente y universitaria en todo el país. A continuación transcribimos algunos ejemplos:

“MULTIPLICAR – No solo las cifras del ajuste se multiplican. En forma proporcional también se multiplican los espacios de lu-cha. Es manifiesta la necesidad de coordinación conjunta con el fin de lograr un futuro que deje de ser deseo de muchos para convertir-se en realidad de todos”. (Tapa del DDT N°2, 22 de agosto)

“ORGANIZACIÓN Y LUCHA PARA CAMBIAR ESTO – Los espacios institucionales son escombros. La Argentina agudiza los lazos de dependencia con el mercado financiero internacional. Nos aumentaron la deuda externa y negociaron lo poco que quedaba por vender (…)”. (Tapa del DDT N° 3, 23 de agosto)

“VICTORIAS QUE ANUNCIAN GRANDES CAMBIOS – Ayer liberaron a todos los desocupados que estaban presos desde hace casi un mes (…). (Tapa del DDT N° 8, 30 de agosto)

Así como es bien clara la priorización de los temas nacionales para las tapas, podemos decir también que de un total de 11 diarios de esta primera etapa, sólo dos (el N° 6 y 9) tratan en la tapa la Toma en la FPyCS.

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En esta etapa del proceso, el colectivo “nosotros” es compuesto centralmente por la asamblea estudiantil, los “futuros profesionales de la comunicación”, y también se integra a los docentes (sector que dio el puntapié inicial al proceso, no sólo por entrar en un paro por tiempo indeter-minado, sino también por apoyar, en primera instancia, la medida de Toma).

En el primer momento no hay confrontación discursiva hacia adentro de la Facultad, sino una aparente homogeneidad (probablemente las oposiciones o críticas se daban en el seno de la asamblea y allí se resolvían por mayoría, pero sin salir a la luz en el DDT). Esto se refleja en las citas siguientes:

“Las reiteradas tomas de facultades con una importante coordinación entre do-centes y alumnos desembocan en saltos de masificación de la resistencia. Como alter-nativa a los medios hegemónicos de comunicación resignificamos con fuerza nuestro rol como futuros profesionales de la comunicación”. (DDT N°2, 22 de agosto)

“Cada vez son más los estudiantes que participan e intervienen en las Asambleas de Periodismo. En la última, realizada ayer a las 20 hs. en el ex Jockey Club, hablaron muchos compañeros por primera vez (…) Crece la necesidad de hacerse cargo, de reconocer que nadie puede ser neutral con las cosas que están pasando, y que todos podemos tener un papel destacado, independientemente de que participemos o no de una agrupación política”. (DDT N° 4, 24 de agosto)

Así, en esta etapa observamos una centralidad en apelar al prodestinatario, lo que correspon-de con una perspectiva de generar la identidad del grupo, expresar quiénes son los que forman parte de la lucha en la FPyCS, en la universidad y con qué sectores se identifican en el vasto mapa de crisis política en el país.

Retomamos a los componentes, es decir, ese segundo nivel de funcionamiento del enunciado que relata Verón y cuya función es servir como articulación entre el enunciador y el enunciado “definiendo modalidades donde el enunciador construye su red de relaciones con las entidades del imaginario”. En la primer etapa se prioriza durante las editoriales del DDT un enunciado des-criptivo de la situación nacional y local, y también programático, del “qué hacer”, del orden del “poder hacer”, como se observa en las citas anteriores.

2�3�2 - Etapa 2: del 4 al 19 de septiembre La rajadura en la pared

El segundo momento de la Toma se inicia a partir del DDT N° 12 del 4 de septiembre, cuando comienza a haber un cambio importante, una crisis en el proceso de reclamo, visible en crecien-tes tensiones en la construcción discursiva.

El hecho de que la asamblea docente del gremio ADULP y no docente de ATULP resolviera levantar el paro indeterminado, hizo que se normalicen las facultades y el estudiantado de Pe-riodismo quedara como único sector que realizaba una acción que impedía las clases normales. En el siguiente extracto del DDT vemos que el claustro docente comienza a trasladarse de la zona discursiva del prodestintario (como parte del “sector en lucha”) hacia el paradestinatario, como sector a interpelar:

“No hemos caído en la trampa de enfrentarnos con los sectores que necesitamos como aliados: no vamos al choque con los docentes, ni con nuestros compañeros

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Pasando revista: las portadas en la segunda etapaEl mismo día en que los docentes y no docentes levantaron el paro “indeterminado”,

la asamblea estudiantil decidió “ratificar nuestra voluntad de seguir en la lucha y nues-tra convicción de que la toma sigue siendo la herramienta válida para llevarla adelante” (DDT N°12, 4 de setiembre ). Durante esta segunda etapa de mayor tensión hay cambios sustanciales: la totalidad de las portadas de los 11 diarios tratan la cuestión de la Toma del Ex Jockey Club. Ya no se prioriza el contenido de la lucha nacional, como era en un comienzo:

“Con clases públicas SIGUE LA TOMA - En una asamblea mul-titudinaria, los estudiantes de Periodismo ratificamos nuestra vo-luntad de seguir la lucha y nuestra convicción de que la toma sigue siendo la herramienta válida para llevarla adelante. Los gremios docente y no docente decidieron implementar paros rotativos en lu-gar de la huelga por tiempo indeterminado”. (Tapa del DDT N° 12, 4 de setiembre)

“VOZ Y VOTO para continuar – A pesar de las intimidaciones, las falsas acusaciones y un plebiscito fraudulento, los estudiantes de Periodismo hacemos un balance positivo de la semana (…)”. (Tapa del DDT N°16, 10 de setiembre)

“LA TOMA DE TODOS: Unánimemente en la asamblea de ayer se votó a favor de continuar la toma del ex Jockey Club (…)”.(Tapa del DDT N°17 11 de setiembre)

“SE HIZO JUSTICIA – Una vez más La Toma sigue. Ayer por la mañana el Juez Coraza, haciendo honor a su apellido, se acercó a los “usurpadores” del ex Jockey Club para informar su situación legal, apagando el fuego encendido por el manejo mediático”. (Tapa del DDT N° 20, 14 de septiembre)

Con la lectura de estos titulares, se hace evidente que el escenario generado a partir del levantamiento del paro docente cambió marcadamente la situación, así como también las discusiones que el DDT se vio obligado a dar con el claro fin de reforzar la medida de lucha.

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que recién se reintegran a la Facultad una vez conocida la noticia de que se levantó el paro, y quizás tengan el miedo a perder el cuatrimestre como centro de preocupación (…) ratificamos la necesidad de darle la discusión a todo el mundo”. (DDT N° 12, 4 de septiembre)

Durante este momento del conflicto también se desprende un “otro” diferenciado dentro del propio estudiantado, como sector que deja de formar parte de los prodestinatarios y es necesario volver a interpelar o convencer. El DDT empieza a debatir con la postura de levantar la medida, que cobraba cada vez más fuerza:

“Los estudiantes de Periodismo desde que decidimos resistir el ajuste y demás injusticias provocadas por este gobierno de hambre, hemos sido víctimas de muchos aprietes para levantar nuestra efectiva medida de lucha. Aunque algunos “compañe-ros” hayan elegido bajar los decibeles y “flexibilizar” la toma (decisión festejada por algunos sectores) no creemos que sea lo más indicado (…) Además es sabido por to-dos, los efectos que produce el término flexibilización, en el ámbito que se lo aplique: flexibilización laboral, etc.”. (DDT N° 18, 13 de septiembre)

Entonces, a diferencia de la primera etapa en que el DDT se centra en los prodestinatarios, observamos que durante la segunda hay una tendencia de apelar menos a estos y dirigirse en mayor medida a los paradestinatarios, una etapa centrada en la puntualización de los sectores a convencer e interpelar; esto se relaciona con que durante este período se comienza a resque-brajar la unidad dentro de la Facultad, primero por el fin del paro indeterminado docente y la discusión de “normalizar” las clases o no, y luego por las amenazas de desalojo, los cortes ener-géticos, el plebiscito de la oposición y una Asamblea Universitaria conflictiva.

A nivel de los componentes entonces, en esta etapa en que se prioriza el paradestinatario, se juega fuertemente con el nivel prescriptivo, como un imperativo universalizable y relacionado a lo que “es necesario hacer”. Un ejemplo de esto:

“La lógica nos exige ser más en número y en capacidad; las circunstancias nos los exige de manera imperiosa”. (DDT N° 13, 5 de septiembre)

2�3�3 - Etapa 3: del 20 al 28 de septiembreLa traición como discurso

Finalmente el tercer momento de la Toma comienza el 20 de septiembre, tal como se expresó en el capítulo II, tras una orden de las autoridades de la Facultad a partir de la cual las clases se retomaron en distintos lugares de la ciudad.

Aquí observamos nuevos giros discursivos en la destinación. Con esta decisión la mayoría de los docentes volvieron a dar clases “normales” (muchos lo habían seguido haciendo pero con la modalidad de clases “públicas”) y en el juego discursivo del DDT comienzan a ocupar el lugar de contradestinatario, como lo vemos a continuación:

“Quienes impiden que se dicten las clases en su lugar habitual fueron Alejandro Verano (secretario académico) con su redistribución de las aulas, y todos aquellos docentes que se niegan a dar clases públicas (…) la gente que lleva adelante la toma del Ex Jockey Club no hace más que ejecutar una decisión tomada en un ámbito asambleario(…)”.(DDT: N°24, 20 de setiembre)

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Pasando revista: las portadas en la tercera etapaEl DDT N° 24, correspondiente al día en que los docentes comenzaron a dar clases

en lugares “alternativos”, se titula “Traición” e inaugura la tercer etapa para el análisis discursivo. Teniendo en cuenta que se estaba llegando al final del proceso de Toma, se hace notorio que durante estos últimos 6 diarios las tapas se centran en el conflicto del ex Jockey Club, como lo vemos en estos ejemplos:

“TRAICIÓN – En una decisión insólita, las autoridades de la Facultad decidieron vaciar el ex Jockey club. A pesar de que por Asamblea se habían habilitado aulas en el interior del edificio que complementaran las clases públicas (…) derivaron a los alumnos hacia los más diversos lugares de la ciudad (…)”.(Tapa del DDT N°24, 20 de setiembre)

“CAMBIAR LAS REGLAS DEL JUEGO - Hoy a las 18 horas los estudiantes tenemos la oportunidad de reformar el Estatuto del Centro de Estudiantes (…)”.(Tapa del DDT N° 28, 26 de setiembre)

“SUMANDO PUNTOS - A la victoria que significó la contun-dencia del acto realizado ayer en la puerta del jockey, le sumamos hoy a la mañana la aprobación de nuestro petitorio en el Consejo Académico (…)”. (Tapa del DDT N° 30, 28 de setiembre)

De esta manera queda expuesto que, como quien juega sus últimas cartas, los redac-tores del DDT dedicaron las tapas de los últimos diarios exclusivamente al plano propio de la Facultad, lo cual significó una final y fuerte apuesta por mantener la continuidad del apoyo a la Toma.

“En las cursadas, luego del saludo de reencuentro entre compañeros y la presen-tación del profesor todo volvió a la normalidad (…) algunos alumnos pedimos ante el silencio inminente poder hablar sobre las problemáticas que sufre el país y la uni-versidad particularmente, recordándoles a los profesores que en el ex Jockey están garantizadas el aula 1 y de Esgrima para el dictado de clases (…) algunos profesores de manera simple y llana limpiaron sus conciencias recordándonos que existen otros lugares en los cuales hablar del tema”. (DDT N°24, 20 de setiembre)

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Observamos entonces cómo parte del claustro docente comienza a formar parte de la desti-nación en el lugar del “contradestinatario”, ya que para los estudiantes en lucha, su vuelta a clases significó una “traición” al proceso.

De todos modos, en esta tercer y última etapa se vislumbra una continuidad: se sigue ape-lando fuertemente a los sectores no convencidos, los paradestinatarios. Se trata de una última disputa por sumar a sectores estudiantiles que no estaban participando de la Toma, o aquellos que estaban a favor de levantarla (o “flexibilizarla”), o quienes tenían “miedo de perder el cua-trimestre”, etc.

Sin embargo, al final del proceso, desde el diario N°26 hasta el último, el DDT puntualiza nuevamente en la identidad propia; se busca una estrategia discursiva para contener el grupo activo que quería seguir con la pelea, como se ve en estos ejemplos:

“No relajarnos, no bajar la guardia y seguir, adelante en la lucha con la satisfac-ción de las victorias ganadas y el deber que nos imponen las que faltan por ganar”. (Última frase del último DDT N° 30, 28 de setiembre)

“Tenemos que estar más fuertes y unidos que nunca, para demostrar que segui-mos peleando por no ser como ellos”. (DDT N°29, 27 de setiembre)

A la vez, estas citas sirven para reflejar el tipo de componente que predomina durante esta tercera etapa: al igual que en la anterior, continúa el componente prescriptivo, del orden del “deber hacer”, pero también en el final otorga zonas discursivas al “programático”, donde se comprometen a seguir la lucha.

2�4 - Los planos y las etapasHasta acá, en esta primera parte del capítulo, configuramos el análisis del DDT en tres planos

temáticos y espaciales –a través de los cuales se pretende descubrir los colectivos y sectores polí-ticos amplios, también en lo propiamente educativo, y en lo circunscripto a la Facultad- y cómo se comienza a configurar el enunciador político en relación con estos, o a la inversa, ese “otro” sujeto que define al adversario.

Esto también aporta a la separación en etapas, que nos permite ver cómo se va configurando la destinación en relación a lo que iba sucediendo en Periodismo. Esa amplitud en el prodestina-tario del comienzo del proceso se fue acortando, cuando sectores docentes y algunos estudiantes pasaron a conformar el lugar del sector a interpelar. Hacia el final del proceso comenzaron a dirigirse también hacia nuevos contradestinatarios, como el sector docente o el Centro de Estu-diantes, quienes ya no apoyaban la medida.

3� Análisis desde las entidadesEl nivel de funcionamiento de las entidades del imaginario político aparece en el DDT como

herramienta fundamental para develar sus estrategias discursivas. A través de este concepto se analiza la manera en que los enunciadores del DDT se identifican con: sus compañeros, el resto de los estudiantes de la Facultad y de la Universidad, los ciudadanos de La Plata, los trabajado-res y desocupados del país, etc. Y asimismo, el término de entidades también aporta a hallar y comprender la construcción del contradestinatario y del paradestinatario.

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Realizamos un trabajo taxonómico exhaustivo, partiendo de tomar la mención de estos dis-tintos sujetos de destinación, y catalogarlos no sólo según el tipo de destinatario, sino además hacia el interior de cada uno de ellos, puntualizando en el tipo de entidad correspondiente. Además, como observamos relevante el factor temporal, también incluimos la pertenencia a las distintas etapas cronológicas del proceso según la fecha de aparición de cada elemento analiza-do. Para ayudar a la comprensión, ordenamos esta clasificación en un cuadro (anexo N° 1).

A continuación, volcamos los resultados del análisis del cuadro: recuperamos y numeramos (del 1° al 4°, en orden de mayor a menor cantidad de menciones) las principales entidades que utiliza el enunciador para construir los distintos tipos de destinatarios, en el siguiente orden: 1°) al prodestinatario, 2°) al contradestinatario y 3°) al paradestinatario. Siguiendo el mismo crite-rio que en el cuadro, se tienen en cuenta no sólo las entidades enumerables que se reflejan en el colectivo de identificación, sino también a esas entidades más abarcativas en donde el enunciador se coloca en posición de recepción: los que denominamos colectivos de generalización. Y por último aparecen también meta-colectivos singulares, que no son cuantificables ni fragmentables, son una generalidad en singular.

3.1 La construcción del Nosotros• Colectivos de Identificación: “Asamblea”, “compañeros de distintas facultades”, “los pro-

tagonistas de la toma”; aparecen también: “los que de verdad nos oponemos al ajuste”, “la toma de los estudiantes en lucha”, “sectores no oficialistas”.

• Colectivos de Generalización: “todos los que dan batalla al recorte”, “todas las partes”.• Metacolectivo Singular: “estudiante, docente, piquetero, trabajador… argentino”.El hincapié en nombrarse como asamblea es un elemento determinante en el contexto de

entonces donde la participación política, la política y los políticos eran seriamente cuestionados, es por eso que la necesidad de relegitimar su accionar, devolviéndole un sentido democrático y participativo al imaginario construido en torno a ellos mismos, se torna central. Así lo vemos en los siguientes fragmentos:

“Quienes somos protagonistas carnales de la Toma del edificio en cuestión, no re-trocedemos ni entibiamos la pelea, estamos convencidos que respetamos a rajatabla nuestras convicciones y las decisiones de nuestro órgano máximo de resolución, la asamblea. Por esto creemos que la extensión de la medida, votada democráticamente por la mayoría, nos dice claramente que el que abandona no tiene premio”. (DDT N° 19. 13 de septiembre)

“Más de 400 estudiantes, docentes y no docentes, nos concentramos ayer en Plaza de Mayo para demostrarle al gobierno y al FMI que no estamos dispuestos a aceptar sus dictados”. (DDT N° 3. 23 de agosto)

Observamos que se trata de desdibujar las individualidades y también las organizaciones po-líticas –que llamativamente no aparecen por sus nombres-. Claramente se prioriza la mención de un nosotros amplio, heterogéneo.

Desplazarnos para persuadirlos mejorCon fines argumentativos, el DDT esgrime algunas estrategias en la construcción del “noso-

tros”. En el apartado anterior vimos el desplazamiento en la destinación del colectivo docente,

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que tras las distintas etapas del proceso, aparece primero como prodestinatario, luego como paradestinatario y finalmente como contradestinatario.

También se pueden hallar movimientos en las entidades del imaginario político: el uso de me-ta-colectivos singulares para definir un “nosotros” bien amplio, o un colectivo de identificación que pasa a ser de “generalización”, también con el objetivo de persuadir públicos más amplios para que apoyen el proceso.

En el siguiente ejemplo observamos la utilización de meta-colectivos singulares en la cons-trucción del colectivo “nosotros”, esto se da en la primera etapa del conflicto donde, según vimos anteriormente, se prioriza el uso del prodestinatario:

“Porque solo prendiendo la llama de cada uno de nosotros: estudiante, docente, piquetero, trabajador… argentino, podremos hacer arder el fuego”. (DDT N°7, 29 de agosto)

Otra ampliación del campo de intervención se genera al pasar de “estudiantes universitarios” como colectivo de identificación, a aplicar conceptos más abarcativos que podemos denominar colectivos de generalización, en la utilización de un recorte generacional, apelando a jóvenes de una generación determinada:

“Estamos peleando para ganar, porque somos parte de una generación que creció bajo la sombra de una derrota y entre las ruinas de un genocidio, a la que le enseña-ron que la lucha era patrimonio de otra década y la militancia una pieza de museo”. (DDT N° 20, 14 de septiembre)

En el mismo sentido, vemos también el empleo del colectivo de generalización en pos de am-pliar la destinación al apelar a “ciudadanos comunes que conocen sus derechos”, otra categoría bien extensa en donde los activistas se engloban más allá de su particularidad de comunicadores y de estudiantes universitarios, utilizando la generalización “jóvenes” y “ciudadanos”:

“Garantizar la Educación Pública y Gratuita también le compete al Estado; y a nosotros, estudiantes, docentes y no docentes nos corresponde defenderla. (…) No hace falta ser estudiantes de Derecho, ni aún estudiantes universitarios para conocer la constitución Nacional; nosotros, como ciudadanos, la conocemos y es por eso que reclamamos por nuestros legítimos derechos. (…) Porque tenemos imaginación y porque somos “ciudadanos comunes” somos conscientes de que lo que le molesta a la gente es que le quieran quitar su derecho “constitucional” a educarse pública y gratuitamente”. (DDT N° 20, 14 de septiembre)

Estos últimos dos mecanismos discursivos de persuasión se realizan durante la segunda eta-pa donde comienza a haber una crisis en el reclamo, y una mayor proliferación en la utilización de estrategias y argumentos para apelar al paradestinatario.

3�2 - Ellos, los otrosAhora bien, la delimitación del “nosotros” también comprende una contracara, que se pre-

senta como contradestinatario, y aparece en el siguiente orden: • Colectivos de Identificación: “Franja Morada”, “Gobierno”, “Rectorado”, “El Día”; además

de: “FULP, “Profesores”, “Centro de Estudiantes”.

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• Colectivos de Generalización: “los especuladores económicos internacionales”, “Repre-sentantes del ajuste”.

• Meta-colectivo Singular: “El radicalismo universitario”, “el aparato”, “el sistema”, “el perio-dismo de dádiva”, “el gobierno nacional”, “el verdadero enemigo”.

La barrera entre “nosotros” y “ellos” es clara, del lado de enfrente hay colectivos bien concre-tos: una organización estudiantil con nombre: la Franja Morada, el gobierno -que es la Alianza-, el Rectorado -con sus funcionarios ligados al radicalismo y al PJ, el diario El Día, la FULP (Fe-deración Universitaria de La Plata) -que a pesar de ser nombrada como si se refiriese a la federa-ción toda, en realidad apela a su conducción que es, nuevamente, la Franja Morada- , y también se habla de “los representantes del ajuste” y “un partido deslegitimado”:

“La resistencia a las medidas del gobierno y de los organismos financieros inter-nacionales crece en número y organización velozmente”. (DDT N°9, 31 de agosto)

“Diarios como El Día son conocidos por su odio visceral a toda protesta o movi-miento de los estudiantes y los trabajadores”. (DDT N° 19, 13 de septiembre)

“Por fin, después de tanto ajuste, recorte, represión e impuestazo del gobierno, el radicalismo universitario lanzó su plan de lucha. Claro que el destinatario no es el go-bierno del que forman parte sino los estudiantes que venimos peleando en defensa de la educación pública y gratuita (…) acompañando las directivas de Cavallo la Franja reacciona contra los estudiantes que estamos tomando el ex jockey club”. (DDT N°13, 5 de septiembre)

El “otro” no solo es quien ajusta, recorta y reprime –como el Gobierno Nacional-, sino que se hace enemigo por estar en contra del “nosotros”: es el que odia la protesta –como el diario El Día- y quien reacciona frente a la Toma, acompañando las medidas del gobierno –como la Franja Morada-.

Algunos contradestinatarios nacen en el caminoDurante la mayoría del proceso los contradestinatarios no se modifican: son la Franja Mora-

da, el gobierno nacional, el rectorado universitario platense y el Diario El Día. Pero la incidencia del paso del tiempo en la construcción de la destinación se nos ofrece como dato relevante: a partir de allí se puede observar cómo se van reacomodando los actores. Es en la tercera y última etapa, sobre los últimos números del DDT, que aparece un nuevo contradestinatario: la conduc-ción del Centro de Estudiantes a cargo de la agrupación “Rodolfo Walsh”. Esto surge a raíz del paulatino alejamiento de esa organización a la medida de lucha:

“Hoy nos toca ejecutar un mandato del órgano máximo de representación del claustro estudiantil, materializar la decisión de asamblea. A todos nos sorprende que la conducción del Centro viole la instancia democrática que legitima el correcto fun-cionamiento del gremio de los estudiantes; sin lugar a dudas acaban de callar con la indiferencia la voz de sus compañeros”. (DDT N°25, 21 de septiembre)

“La conducción del Centro de Estudiantes violó la decisión de sus propios repre-sentados, desacreditó el espacio máximo de poder de los estudiantes de periodismo“. (DDT N°24, 20 de septiembre)

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Al nombrarlos por primera vez se empieza a señalarlos como un “no nosotros”, al menos al principio, con aparente sorpresa; luego se hace cada vez más claro que directamente ubican al Centro de Estudiantes en la vereda de enfrente, por oponerse al mandato asambleario.

Como ya vimos, otro sector que en un determinado momento comienza a mencionarse como adversario, es el del claustro docente. En el segundo momento de Toma deja de pertene-cer al prodestinatario y se lo deslegitima como “un puñado de docentes que pretenden levantar la Toma”, además de vincularlo con las autoridades. Por último en la recta final, la gran mayoría del claustro de profesores conforma el lugar de “polémica”, de “enemigo”, y sirve como blanco a desprestigiar en pos de persuadir al estudiantado que quedaba como paradestinatario:

“Algunos, en un desesperado intento por resguardar la educación pública y gra-tuita llegaron al extremo de resguardársela en su casa. Es paradójico que los respon-sables de que esto ocurra, sean los mismos que públicamente se pronuncian a favor de la lucha por la educación pública y gratuita. ¿Qué tiene de pública una clase en un domicilio particular?”. (DDT N° 25, 21 de septiembre)

Al igual que con la agrupación que conducía el órgano gremial, observamos que en el caso del claustro docente también se recrudece la relación con los estudiantes en toma, básicamente por un cambio de posición respecto a la continuación de la medida: si pasan a estar en contra de la Toma, entonces son enemigos de ella, al igual que el resto de los contradestinatarios.

3�3 - El tercero en discordiaEl análisis del paradestinatario tiene una importancia fundamental para saber a qué sector

intenta convencer e interpelar el DDT, para crecer en legitimidad. Además es el tipo de destina-tario con mayor movilidad durante el proceso, es decir que los sectores a los que se dirigen se van modificando, mostrando de manera más certera los cambios de estrategias:

“Docentes: Estamos peleando para ganar, y los necesitamos (…) En casi cuatro semanas de toma han sido pocos los docentes que estuvieron en los hechos, apor-tando su experiencia y sus conocimientos en la organización de actividades (…) por eso queremos invitarlos nuevamente a todos a participar de las comisiones de trabajo (….) no es culpa de los docentes que no se dicten clases normalmente, no es culpa de los no docentes las míseras condiciones en las que deben trabajar. No es culpa de los alumnos el recorte en la educación que quiere impulsar el gobierno nacional”. (DDT N° 20, 14 de septiembre)

“No hemos caído en la trampa de enfrentarnos con los sectores que necesitamos como aliados: no vamos al choque con los docentes, ni con nuestros compañeros que recién se reintegran a la Facultad una vez conocida la noticia de que se levantó el paro, y quizás tengan el miedo a perder el cuatrimestre como centro de preocupación (…) ratificamos la necesidad de darle la discusión a todo el mundo”. (DDT N° 12, 4 de septiembre)

“El enemigo necesita desprestigiarnos, deslegitimarnos (…) No pudo. Nos legiti-man los compañeros de Periodismo, otras facultades, colegios secundarios y Centros Regionales que estuvieron activos en la toma (…)”. (DDT N° 11, 3 de septiembre)

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El paradestinatario aparece reiteradamente como un colectivo que el DDT quiere convencer. También se utiliza el mecanismo de encuadrar en colectivos de generalización y la ampliación a metacolectivos singulares: hablan de “compañeros de distintas facultades”, y de “el movimiento estudiantil”.

Mayoritariamente se trata de convencer al claustro estudiantil; el DDT pretende y ambiciona ser el portavoz legítimo de sus objetivos. De ahí que observamos durante todo el proceso las di-ferentes estrategias de destinación que se da el DDT en pos de este fin. Sin embargo, no es cual-quier movimiento estudiantil el que se busca erigir, sino uno que comparta las definiciones de democracia directa y otras consignas como “los que de verdad nos oponemos al ajuste”, “sectores no oficialistas”, y “los que dan batalla al recorte”.

Además durante el segundo momento, cuando docentes y no-docentes levantaron el paro indeterminado, estos dos claustros también ofician de paradestinatarios; esto sirve al DDT para sumar a la lucha a todos los sectores posibles dentro de la propia Facultad:

“¿Por qué optamos por la toma? (...) porque necesitamos que nuestro lugar, nues-tro edificio, nuestro tiempo (que utilizamos para preparar parciales y entregas) se abra al servicio de las necesidades de esta lucha. (...) Porque es una medida que nos unifica con estudiantes de otras facultades que pelean por lo mismo. Porque es una forma de invitar a otros sectores (docentes y no docentes) a que también reclame para que se defiendan sus derechos”. (DDT N° 21, 17 de septiembre)

Por tanto, si bien en mayor medida la apelación se da para con el sector estudiantil, también se interpela a los otros sectores de la educación, como docentes y no docentes, para intentar convencerlos antes de perderlos del todo como enemigos. Las variaciones en la destinación y en el uso de entidades se pueden apreciar sintetizadas en el Anexo n°2.

4� SubjetivaciónLa teoría de la subjetivación de Rancière se nos apareció como una herramienta de interpre-

tación, complementaria a la pregunta por la construcción de una identidad política que, origi-nalmente, a nivel del estudio empírico del Diario de la Toma, habíamos intentado reconstruir a través del modelo de análisis del discurso político propuesto en “La Palabra Adversativa”.

Se pueden encontrar puntos en común y conceptos relacionales entre esta teoría y la cons-trucción discursiva del DDT que analizamos. Sucede que también se desprende como cuestión importante a tener en cuenta la función de la diacronía, el cambio de destinatarios en el tiempo transcurrido, y la particularidad de un producto que dura un tiempo determinado.

Como vimos en el capítulo I, Rancière entiende a lo político “como el encuentro de dos proce-sos heterogéneos”: la policía y la política. Ambos refieren a prácticas encarnadas por actores que, en un caso, “policía”, buscan regular y definir la “distribución de los participantes” y la jerarquía de lugares y funciones, frente a otros actores, “la política”, que llevan adelante prácticas guiadas “por la suposición de que todos somos iguales, y por el intento de verificar esta suposición”. Así, la “policía” no se refiere al aparato represivo, sino a las prácticas que dañan el supuesto de igual-dad, mientras que la “política” define a las prácticas guiadas por una lógica de la emancipación.

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Analíticamente, ambas posiciones se pueden estudiar como lógicas que ordenan y guían modos de proceder frente a otro en el marco de un conflicto.

Por un lado, la lógica de “policía”, los sectores que reproducen el orden cristalizado; tal como el autor francés explica: “crean el consentimiento de la comunidad a través de la distribución de participantes y la jerarquía de lugares y funciones”. Así, en el DDT “la policía” está conformada constantemente por el Gobierno Nacional y las empresas multinacionales, donde luego también cobra fuerza el rectorado de la UNLP y -hacia el final del proceso- las autoridades de la Facultad de Periodismo, el claustro docente y el Centro de Estudiantes.

Observamos en el DDT aquellos actores que, desde la perspectiva del diario, operan bajo una lógica de policía; estos son quienes están a favor de: que las clases vuelvan a su normalidad, que se recorte el presupuesto educativo por la orden del gobierno, que la lucha deba ser adentro del aula (con clases), que los medios masivos informen con intereses del orden dominante, etc. Se “universaliza el daño” y –como veremos en las siguientes citas- los estudiantes se paran “por fuera” de la lógica del Rectorado, del poder ejecutivo, de los medios, de las autoridades de la Facultad, y luego de los docentes y del centro de estudiantes:

“Como alternativa a los medios hegemónicos de comunicación resignificamos con fuerza nuestro rol como futuros profesionales de la comunicación”. (DDT N° 2, 22 de agosto)

“La puja interna entre quienes quieren administrar el ajuste y quienes queremos combatirlo”. (DDT N° 11, 3 de septiembre)

“Diarios como El Día son conocidos por su odio visceral a toda protesta o movi-miento de los estudiantes y los trabajadores”. (DDT N° 19, 13 de septiembre)

“La conducción del Centro de Estudiantes violó la decisión de sus propios repre-sentados, desacreditó el espacio máximo de poder de los estudiantes de periodismo”. (DDT N° 24, 20 de septiembre)

Entonces, por otro lado, los estudiantes de Periodismo que tomaban el edificio forman “la política”: reclaman un trato igualitario o, mejor dicho, consideran que han sido dañados en su condición de iguales; en este sentido, se asumen como sujetos dañados, por ende, parten del desacuerdo con el orden policial y buscan la emancipación del lugar por éste asignado. Protestan por el ajuste millonario que el gobierno hará en la educación, amenazando la gratuidad univer-sitaria. ¿La universidad pública será abierta al pueblo? ¿Las familias humildes, los trabajadores, las clases más precarizadas son parte del pueblo?, ¿podrán ingresar a la universidad a formarse como profesionales?. “La política” percibe el daño a la igualdad a través de estas preguntas, y tal como podemos ver en la cita a continuación:

“Algunos, en un desesperado intento por resguardar la educación pública y gra-tuita llegaron al extremo de resguardársela en su casa. Es paradójico que los respon-sables de que esto ocurra, sean los mismos que públicamente se pronuncian a favor de la lucha por la educación pública y gratuita. ¿Qué tiene de pública una clase en un domicilio particular?”. (DDT N° 25, 21 de septiembre)

En un plano nacional, es claro que se asumen también como parte de un proceso de lucha por la igualdad, como vemos a continuación:

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“Nosotros, como ciudadanos, la conocemos (a la constitución) y es por eso que reclamamos por nuestros legítimos derechos”. (DDT N° 20, 14 de septiembre)

“La resistencia a las medidas del gobierno y de los organismos financieros inter-nacionales crece en número y organización velozmente”. (DDT N° 9, 31 de agosto)

Es en ese juego que se van definiendo las preguntas: quiénes somos; por qué hacemos lo que hacemos; qué estamos discutiendo; por qué tenemos derecho a proceder así.

4�1 - Operación de des-identificación y de re-identificaciónLa subjetivación, para Rancière, consiste en un proceso de emancipación de lo policial que,

analíticamente, puede ser dividido en dos momentos. El negativo, donde en el diario se observa un intento permanente por remarcar que se identifican no solamente como “estudiantes”, sino también como sujetos políticos con el derecho y el deber de intervenir activamente para cambiar la realidad. Se trata así de una operación de des-identificación respecto de lo que el imaginario dominante concibe del “ser-estudiante”:

“Estamos peleando para ganar, porque somos parte de una generación que creció bajo la sombra de una derrota y entre las ruinas de un genocidio, a la que le enseña-ron que la lucha era patrimonio de otra década y la militancia una pieza de museo”. (DDT N° 20, 14 de septiembre)

Luego se genera el segundo momento de la subjetivación: el momento positivo, el de re-iden-tificación. El sujeto “estudiante en toma” se encuentra entre dos identidades: “in between”135; entre la identidad que “dejó de ser”, es decir la de meramente “estudiante”; y la “identificación imposible”, que sería una que el que la profiere no puede asumir, una identificación con un “cual-quier persona” que carece de persona.

Se sienten un “sujeto-dañado” y se emparentan con los otros colectivos que también son sujetos dañados por el sistema (desocupados, madres de víctimas del gatillo fácil, trabajadores, estudiantes secundarios, etc); aquí se observa una “identificación imposible”, donde los activis-tas de la Toma de Periodismo intentan ser parte de todos estos grupos (que son un “otro”), y su proceso de subjetivación queda en ese “in between”:

“Más de 400 estudiantes, docentes y no docentes, nos concentramos ayer en Plaza de Mayo para demostrarle al gobierno y al FMI que no estamos dispuestos a aceptar sus dictados”. (DDT N° 3, 23 de agosto)

“Porque solo prendiendo la llama de cada uno de nosotros: estudiante, docente, piquetero, trabajador… argentino, podremos hacer arder el fuego”. (DDT N° 7, 29 de agosto)

Rancière explica que la subjetivación política es el planteamiento de una igualdad por parte de gente que está unida en la medida en que está entremedio, cruce de identidades que junta el nombre de un grupo o clase al nombre de ningún grupo o ninguna clase, que unen un ser con un no-ser, o que “no lo es todavía”. La subjetivación es el proceso de formación de un “uno” que no es un “yo” sino la relación de un yo con otro.

135. Rancière, Jaques op. cit. (P. 149)

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Así podemos observar nuevamente el cuadro de destinatarios del Anexo N° 1 y verificar la cantidad de prodestinatarios que el DDT menciona durante los tres momentos analizados; se observan todos esos “otros” con los que los estudiantes de la Toma se sentían formando un “campo de resistencia”. En el cuadro, los diferentes colores de la columna en cada etapa refieren a aliados en el plano nacional, en el plano educativo y en el local. Del mismo modo podemos observar en el campo de los “contradestinatarios”, los sectores de “la policía”, que se establecen durante el proceso y se van modificando.

Como el proceso de la Toma finaliza en un momento dado, la noción de subjetivación permi-te aprehender ese proceso inacabado, o que debe continuar, que no se cristaliza ni se concluye. Al quedar inconcluso el proceso, por el inminente final, se abre la puerta para otros temas de investigación con la cuestión de qué pasó después de la Toma con ese grupo que quedó organi-zado y atravesado por una subjetivación política similar.

5� A modo de cierre A fin de cuentas, en este análisis del discurso del DDT que aplicamos a partir de las categorías

analíticas de “La palabra adversativa” de Eliseo Verón, pudimos hallar las diferentes estrategias discursivas que se dieron los estudiantes que formaron parte de la redacción del DDT. Así, defi-nimos a quiénes construían discursivamente como adversarios, con la figura del contradestina-tario; a quiénes contaban como propios, como parte de la lucha: los prodestinatarios; y a quienes querían apelar, convencer: los paradestinatarios.

Vimos cómo, en un comienzo del proceso, el DDT priorizó la utilización del prodestinatario, intentando dejar en claro que este conflicto político era llevado a cabo por los distintos claustros unidos en una misma lucha. El discurso generó un colectivo, configuró un “nosotros” que deli-neaba una identidad, pero la misma no era inmutable, sino que era móvil, cambiaba según las distintas coyunturas.

Además durante esas primeras semanas se vinculó profundamente el conflicto en Periodis-mo con las luchas en el país, que se daban en conjunto con los trabajadores y los desempleados, y en contra del Gobierno, los organismos internacionales y EE.UU, quienes representaban -para el DDT- los que pretendían realizar el ajuste en la educación.

Sin embargo, a partir del segundo momento y más aún en el tercero, el DDT ya no se refi-rió tanto a este plano amplio, nacional; sino que la destinación se enfocó en la propia lucha de la Facultad. Estas distintas definiciones en lo discursivo no solo se vislumbran a través de las editoriales de la publicación durante esas etapas, sino también con los temas que adquirieron pertinencia en las distintas portadas del diario.

Respecto a los distintos componentes que observamos en el discurso, distinguimos como ca-racterística del DDT, un énfasis en lo programático, donde el enunciador proclamaba cómo continuar la lucha, hacia dónde y con quién, la importancia de la “unidad”, y constantemente proponía el camino a seguir.

La función discursiva de las entidades nos permitió hallar otras estrategias y movimientos en la destinación, como la utilización de colectivos de identificación para englobar los distintos sectores que formaban parte de la lucha.

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Otro mecanismo de persuasión para extender el campo de intervención, fue cuando el enun-ciador nombraba a sus prodestinatarios de una manera más amplia y general, utilizando entida-des más abarcativas como colectivos de generalización o meta-colectivos singulares.

Podemos afirmar también que durante los 40 días de Toma y del DDT se genera un “proceso de subjetivación” donde, en términos de Rancière, existe un sector de “policía” que intenta re-gular la jerarquía de lugares y funciones, y otro de “política” que lleva adelante prácticas guiadas por la suposición de que todos somos iguales, y el intento de verificar esta suposición.

En dicho proceso observamos cómo el sector estudiantil que toma el edificio intenta des-iden-tificarse con ese rol que la institución le asigna; no quieren ser meramente estudiantes que van a la Facultad a cursar y vuelven a sus casas, sino que pretenden ser un sector que sea parte de la lucha que llevan adelante distintos movimientos del pueblo, contra el ajuste que viene llevando adelante el gobierno; se identifican y reproducen prácticas también de esos trabajadores en lu-cha, tales como la democracia, la asamblea, la participación en movilizaciones, etc.

Por otro lado, también existe ese proceso “in between” donde dichos protagonistas de la Toma intentan igualarse a esos otros sectores (desocupados, docentes, piqueteros, trabajadores) y quedan “entremedio”. Rancière lo explica con el razonamiento de que la subjetivación política es el planteamiento de una igualdad por parte de gente que está unida en la medida en que está entremedio, en un cruce de identidades. Esa subjetivación queda expuesta en todos esos “otros” con los que los estudiantes de la Toma se sentían formando un “campo de resistencia”.

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CONCLUSIONES

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“El conocimiento del pasado satisface, en primer término, la necesidad humana fundamental de comprender, de organizar el mundo y de dar sentido al caos de acontecimientos que en él se provocan. Estamos hechos de

pasado y volverlo inteligible es también tratar de conocernos mejor”.

Bárcena y Melich136

El proceso de Toma del ex Jockey era una trama desconocida para quienes ingresamos en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social apenas unos años después del conflicto. Solo en los espacios militantes se escuchaba hablar del tema, pero generalmente de manera anecdótica.

Lo paradójico era que en el 2001 la mayoría de la comunidad académica había sido parte del conflicto de algún modo: docentes que habían hecho paro o dictado clases públicas, estudiantes que habían participado de movilizaciones o que se habían preocupado por la pérdida de alguna cursada, no-docentes que habían participado en una asamblea. Sin embargo, lo sucedido no se comentaba en las aulas y los pasillos. Únicamente era posible reconstruir algunas aproximacio-nes preguntando a quienes habían sido testigos directos. Esa ausencia fue nuestro primer inte-rrogante: la existencia de una historia a rescatar y un proceso político a profundizar.

Varios años después, al momento de abordar una tesis de grado que pudiera establecer re-laciones y generar contenidos sobre la comunicación como herramienta de análisis, volvimos a aquel proceso del 2001. Fue en esa primera búsqueda que hallamos la existencia de un diario hecho por los estudiantes, que salió casi todos los días y que fue realizado en la mismísima Toma del edificio. Así, el Diario de la Toma se convirtió en el disparador de nuestro objeto de estudio.

Por otro lado, en el sentido socio-histórico del proceso, vimos la importancia que adquirió la creación de ese diario autogestionado en el marco de la Toma del ex Jockey, como una he-rramienta más de reclamo y de protesta social que, entre tantas otras, se dieron en defensa del derecho a la educación pública, gratuita y de calidad.

136. Bárcena, F. y Mélich, J. C. “Introducción a una pedagogía de la radical novedad” en La educación como acontecimiento ético. Barcelona, 2000. Paidós.

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Es así que surgió el interés de analizar el marco general de las resistencias que se despertaron en defensa de la educación, en oposición a los procesos de su mercantilización. De esta manera, es que se pretendió abordar y analizar el DDT, como representación de lo que ocurría en aquel entonces, es decir, como ejemplo de uno de los diversos modos y manifestaciones prácticas de las resistencias despertadas.

En este sentido fue substancial, por un lado, enmarcar nuestro objeto de estudio en su con-texto histórico-social, y -tras un recorrido bibliográfico- concluir que se trataba de una edu-cación inserta en el marco de las propuestas neoliberales de mercantilización, que se venían arrastrando desde inicios de los ’90. Es frente a estas políticas, que se opusieron una serie de medidas en defensa de la educación, entre las que se encontró la Toma, pero también el paro docente, las marchas masivas, el dictado de clases públicas, las radios abiertas, los cortes de calle, los escraches, los festivales, las sentadas, los abrazos simbólicos. En el análisis de ese discurso que conformaba el DDT notamos la presencia constante de esas otras formas de protesta que se llevaban adelante en conjunto con los docentes y la comunidad educativa en general, así como también con los otros sectores de la sociedad que estaban en lucha.

El conjunto de todas esas medidas de protesta, algunas emergentes y otras tradicionales, in-auguraron una etapa histórica en el país, que fue la de la movilización de sectores de la sociedad que salieron a luchar y a defender lo propio, se dio lugar a la auto-organización, la participación popular, los procesos asamblearios y las más diversas y creativas manifestaciones de resistencia, entre las que encuadramos a la toma de espacios públicos, como la del ex Jockey Club.

Por todo esto, entendimos fundamental reconstruir una historia desde el campo de la comu-nicación, analizando un producto comunicacional y haciendo uso de distintas herramientas que conocimos en nuestro recorrido académico: el análisis socio-histórico, el análisis de los discur-sos y la historia de los géneros discursivos.

Nos propusimos reconocer cuáles fueron las estrategias comunicativas que eligieron los estu-diantes a través del DDT para hacer oír su reclamo. Para ello fue necesario no sólo profundizar en el análisis del contexto en que se había dado su construcción, sino además hacerlo a través del análisis del discurso, como una de nuestras herramientas metodológicas principal.

En el primer acercamiento abordamos al DDT como una totalidad, y nos vimos en la necesi-dad de categorizarlo, definirlo, establecer a qué tipo de discurso pertenecía. Para eso utilizamos la conceptualización de géneros discursivos de Mijail Bajtin. Luego, tomamos las herramientas de “La Palabra Adversativa” de Eliseo Verón, que manifiesta la importancia de la diacronía para establecer las estrategias enunciativas en el transcurso del tiempo y al mismo tiempo dilucidar el proceso de conformación de una identidad.

Respecto a los géneros discursivos concluimos que el DDT constituye un género que retoma, por un lado, la tradición comunicacional de las organizaciones políticas y de lucha, pero asume la tarea de construir algo distinto donde se condense aquello; y por otro lado, las “nuevas olas” del ámbito del periodismo propiamente dicho, para crear un discurso que negocie entre el len-guaje militante y el lenguaje periodístico, en pos de apelar a una franja amplia del estudiantado.

Como vimos, esto responde a las exigencias del contexto, a las demandas de ese “aquí y aho-ra”; un discurso que empalmara una retórica combativa, pero a la vez amable, atractiva hacia sectores más reacios a la participación política activa, para profundizar los niveles de moviliza-

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ción. Es entonces que atiende a la necesidad de “organizar” de acuerdo a la más clásica tradi-ción de las organizaciones revolucionarias; busca comunicar una agenda propia, vinculada a lo popular –más semejante a lo que intentó hacer Montoneros con Noticias- y sin dudas pretende construir un discurso sobre sí mismo que contrarreste el establecido por los medios masivos, exigencia vinculada a la tarea emprendida en los ‘90 desde la comunicación alternativa y con-trahegémonica.

Todo esto a la vez ensayando la práctica profesional, haciendo uso del periodismo que había instaurado definitivamente Página/12 para la prensa, un medio que no era solo un “actualizador de agenda” sino que profundizaba el análisis de los acontecimientos y coqueteaba con la litera-tura y una toma de postura más evidente.

En síntesis, el DDT conjuga elecciones temáticas y retóricas que lo conforman en un género transicional, entre el exclusivamente orgánico –a modo de “órgano de difusión de”- y el perio-dismo –el clásico y el nuevo- para proponer un diálogo exultante con su audiencia, pero con una búsqueda más creativa y atractiva en su retórica.

Respecto a la destinación, para abordar los juegos discursivos en el DDT se fragmentó el proceso de Toma en tres etapas, donde ciertos hechos políticos marcaban –según nuestra inter-pretación- el fin de un momento y el comienzo de otro. Esto nos permitió identificar variaciones en el tiempo, en la configuración de los distintos tipos de destinatarios, en la utilización de las entidades y en los componentes.

Observamos que durante la primera etapa del conflicto hay un prodestinatario claro que son los propios estudiantes que participan de la Toma, además de una visible inclusión a los estu-diantes en general, y a los docentes que formaban parte de la misma lucha a través de un paro por tiempo indeterminado. Con la utilización de estos sectores en la prodestinación se intenta generar una visión de unidad entre los claustros.

Esta es la etapa fundacional, por lo que hay un hincapié en el uso de prodestinatarios en pos de construir y delimitar su identidad, además de priorizar el componente “programático”, para tomar posición sobre los procesos socio-históricos que vivía el país.

Consideramos que en esta etapa el uso del meta-colectivo singular es una herramienta aplica-da con el fin de mencionar destinatarios más amplios y para extender el campo de destinación: “cada uno de nosotros: estudiante, docente, piquetero, trabajador… argentino”.

Al momento en que los docentes levantan el paro por tiempo indeterminado, la Toma co-mienza un período de resistencia a una serie de intentos de desestabilización: amenazas de des-alojo, cortes de luz, ataques mediáticos, y el plebiscito de la Franja Morada. Es por esto que en el campo discursivo del DDT se incrementa el uso del paradestinatario. Los docentes comien-zan a formar parte de los sectores a interpelar, al igual que un sector estudiantil que pretendía “flexibilizar” la Toma, es decir, permitir las clases dentro del edificio. También notamos en esta segunda etapa que se prioriza el componente “prescriptivo”, es decir endureciendo las posiciones en cuanto a los caminos a tomar, acciones a llevar a cabo.

Una de las estrategias enunciativas más importantes halladas en la destinación se encuentra en este segundo momento, caracterizado por una crisis en el proceso de reclamo. Se trata de la ampliación en la destinación, en términos de entidades, en pos de abarcar una mayor represen-

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tatividad; el DDT utiliza colectivos de generalización tales como “somos parte de una generación” o “Nosotros, como ciudadanos”.

La tercera etapa comienza cuando –tras una decisión de las autoridades- los docentes reto-man el dictado de clases en lugares alternativos al edificio del Ex Jockey. Para el DDT esto es considerado una “traición” a la lucha, y por eso los docentes pasan a ser parte de los contrades-tinatarios en el discurso. En este período, sin embargo, sigue predominando la utilización de paradestinatarios, con el objetivo de interpelar y convencer a más estudiantes. Además, aparece un “otro negativo”, un nuevo sujeto marcado como contradestinatario: el Centro de Estudiantes, quien también es señalado como “traidor”, por desoír las resoluciones de la asamblea estudiantil.

Sin embargo, durante los últimos días antes de levantar la medida de fuerza, donde se ob-servan los momentos más críticos del proceso, se produce un nuevo giro en la destinación, en el que se refuerza la identidad propia, utilizando el colectivo de identificación para contener al grupo militante que sostenía, a pesar de todo, la decisión de seguir llevando adelante la lucha contra el ajuste.

Este cambio de último momento también lo pudimos observar en el nivel de los componen-tes. Durante la tercera etapa predomina el prescriptivo, donde se manifiesta cuál debería ser el camino a seguir, como “el deber que nos imponen las (luchas) que faltan por ganar…”. Pero en los últimos tres diarios, de la mano de los cambios en la destinación, se utiliza mayormente la fun-ción de lo programático, donde se plasma un “qué hacer”, y se proclama que “tenemos que estar más fuertes y unidos que nunca”.

Volvemos a poner el punto fundamental de observar los cambios en la diacronía, es en esta relación directa con el curso de los acontecimientos que observamos cómo el “nosotros” que se vislumbra en los primeros diarios, no es el mismo que en los últimos: ese enunciador que era muy inclusivo, se convierte en uno que se define por diferencia con algunos docentes, compa-ñeros y con el centro de estudiantes, pero que pretende seguir representando a un amplio sector del activismo estudiantil.

Además de ese intento de generar una identidad a través de la utilización de destinatarios y estrategias enunciativas, también podemos observar un proceso de “subjetivación” donde los participantes de la toma primero generan una des-identifación con el “lugar” y “función” que para los sectores dominantes deberían ejercer; y luego se re-identifican con esos otros espacios que luchan por la igualdad. Así, dichos estudiantes quedan “entremedio”, en un “in-between”: en un “cruce de identidades”. Esa subjetivación política es el planteamiento de una igualdad por parte de gente que está unida en la medida en que está entremedio.

De este modo llegamos al cierre de esta investigación que pretende ser un humilde aporte respecto al conocimiento de las experiencias del movimiento estudiantil en las últimas décadas y que, a la vez, intenta ser un material útil como antecedente temático para las ciencias sociales en general -al tratarse de una zona de vacancia- pero principalmente para el campo de la comu-nicación.

Por otra parte, la producción de medios de difusión para las luchas, el fomento de la con-ciencia social, la organización popular, el enfrentamiento simbólico a la estigmatización hege-mónica, es aún una materia central sobre la cual es necesario seguir interrogándose y de este

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modo recuperar las experiencias históricas para que, parafraseando a Walsh, cada lucha no deba empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva no se pierda y las lecciones no se olviden.

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Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma

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Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma

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ANEXOS

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Medios para la resistencia

110

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111

Etapa 2

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Medios para la resistencia

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Page 113: Medios para la resistencia - TESIS Facultad de Periodismo y Comunicación Social - UNLP

Discurso, militancia e identidad política en el Diario de la Toma

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Etapa 1 Etapa 2 Etapa 3

Estudiante Prodestinatario Paradestinatario Paradestinatario

Docente Prodestinatario Paradestinatario Contradestinatario

Componentes Descriptivo/Pro-gramático

Prescriptivo Prescriptivo/Pro-gramático

Tapas Crisis nacional Toma de Periodismo Toma de Periodismo

Estrategias en las entidades

De colectivo de identificación a Met-acolectivo Singular: “nosotros: estudiante, docente, piquetero, trabajador…argenti-no” (DDT N°7, 29 de agosto)

De colectivo de Iden-tificación a Colectivo de Generalización: “Somos parte de una generación” (DDT N° 20, 14 de septiembre) “Nosotros, como ci-udadanos” (DDT N° 20, 14 de septiembre)

Nuevo contradesti-natario: el Centro de Estudiantes

Cuadro N° 2: Movimientos en la destinación y estrategias

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Esta publicación terminó de imprimirse en mayo de 2016

en La Plata, Argentina.

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Medios para la resistencia

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