Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

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MEMORIA ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA “PARA LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES DEL SIGLO XXI” IZQUIERDA UNIDA

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Documento con las exposiciones y resoluciones adoptadas en el Encuentro Nacional del partido el pasado 11 y 12 de enero.

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MEMORIA ENCUENTRO

NACIONAL IZQUIERDA UNIDA “PARA LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES DEL SIGLO XXI”

IZQUIERDA UNIDA

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CHILE, ENERO 2014

AGRADECIMIENTOS

Queremos agradecer a quienes hicieron posible llevar a cabo el Primer Encuentro Nacional de

IZQUIERDA UNIDA.

En primer lugar, al Instituto Alejandro Lipschutz (ICAL) por facilitarnos el espacio para los dos días

que duró nuestro Encuentro Nacional. Queremos además saludar el calor humano con el que nos

acogieron, aún con las diferencias políticas que hoy nos distancian, este es el camino de encuentro

que esperamos en algún momento nos permita reencontramos.

También queremos saludar y agradecer a nuestro compañero Joaquín Figueroa y a nuestro

hermano y amigo Francisco Villa por acompañarnos con música durante estos dos días de intenso

debate.

De la misma forma saludar y agradecer a los dirigentes sociales, políticos e intelectuales que

participaron en las mesas de debate el primer día. Este ejercicio nos ayudó para nuestro debate

interno:

- Tomás Moulian, Sociólogo y académico Universidad Arcis

- Alberto Mayol, Sociólogo y Académico

- Fernando Encina, Convergencia Anticapitalista y Dirigente FECH

- Carla Amtmman, Ex presidente Federación Universidad de Valparaíso

- Atilio Herrera, Secretario General Partido Igualdad

- Eduardo Ocampo, Dirigente Nacional de Unión Nacional Estudiantil (UNE)

- Luis Mariano Rendón, Activista Ecologista y miembro de Red Acción Ecológica

- Rubén Andino, dirigente ASA

- Ricardo Godoy, Vicepresidente de Comunicaciones del Partido Progresista

Por cierto también queremos saludar la presencia de Dirigentes de los partidos y agrupaciones

políticas y sociales que nos acompañaron con su presencia y saludos el primer día:

- Partido Progresista

- Partido Igualdad

- Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez

- Partido Ecologista

- Partido Mapuche

- Partido Izquierda Cristiana Histórica

- Convergencia Anticapitalista

- ASA

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- Consejos Comunistas

- Unión Nacional Estudiantil, UNE

- Izquierda Autónoma

- Federación de Sindicatos Pescadores Artesanales

- Federación de Sindicatos de Súper Intendencias de Chile

- Sindicato Nacional de suplementeros

- Sindicato Nacional de Correos de Chile

- Colegio Profesores de Chile

- Socialistas Allendistas

De la misma Forma queremos agradecer la presencia del compañero Jorge Rossel, Dirigente

Nacional del Partido Socialista Unido Venezolano (PSUV) y a los miembros del Polo Patriótico

Venezolano que participaron en esta actividad.

Por último, agradecemos muy especialmente a los militantes y adherentes de IZQUIERDA UNIDA en

Chile y el Extranjero por la confianza y entrega que han demostrado en cada una de las instancias

que hemos debido enfrentar, es este compromiso el que nos impulsa construir una alternativa

político social que permita las profundas transformaciones que Nuestro País necesita.

Equipo Organizador Encuentro Nacional

IZQUIERDA UNIDA

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ÍNDICE

I. Discurso Inaugural Presidente de IZQUIERDA UNIDA Andrés Hidalgo

II. Cuenta Pública Campaña Presidencial. “ANÁLISIS Y BALANCE DE RESULTADOS ELECTORALES

MARCEL CLAUDE”

III. Cuenta Pública de Jorge Ramírez F., Secretario General de IZQUIERDA UNIDA, del Periodo de

campaña. “IZQUIERDA UNIDA EN EL MOVIMIENTO TODOS A LA MONEDA”

IV. Resoluciones Cierre Encuentro Nacional IZQUIERDA UNIDA.

V. Documentos para debate político. “EL DESAFÍO. IZQUIERDA UNIDA SE CONSTITUYE” KARINA OLIVA

P. “IZQUIERDA UNIDA. UN PARTIDO DE POSICIÓN Y DE MANIOBRA” CAMILO NAVARRO O. “PRIMERA

TENSIÓN: RELACIÓN ENTRE ESTADO Y MOVIMIENTOS SOCIALES” “SEGUNDA TENSIÓN: FLEXIBILIDAD

HEGEMÓNICA FRENTE A FIRMEZA EN EL NÚCLEO SOCIAL” “EL MARXISMO Y LA COMUNIDAD ANDINA”

FRAGMENTOS ÁLVARO GARCÍA LINERAS. “PRIMER MANIFIESTO. ASAMBLEA POR EL ECOSOCIALISMO”.

PARTÌ DE GAUCHE

VI. Exposiciones del Encuentro: ASAMBLEA CONSTITUYENTE: CAMILO NAVARRO O.

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DISCURSO INAUGURAL ENCUENTRO NACIONAL

IZQUIERDA UNIDA

En primer lugar, es necesario saludar a todos los compañeros y compañeras que están presentes,

militantes, invitados, expositores de otras organizaciones y partidos, miembros del mundo

académico, gente que viene de regiones colocando mucho esfuerzo en poder asistir a nuestro

encuentro, quiero saludar y destacar la presencia de cada uno de ustedes.

Este encuentro nacional tiene algunos objetivos que es necesario explicitar. Su primera etapa

consiste en abrir una instancia de reflexión con otras fuerzas políticas, miradas y enfoques

diversos dentro de lo que consideramos el mundo anticapitalista; organizaciones con las que no

hemos podido confluir todo lo que quisiéramos; tenemos ahí por lo tanto una tarea pendiente, así

como la han tenido muchos antes de nosotros.

Allí donde otros y nosotros mismos hemos fracasado, es precisamente donde debemos apuntar.

IZQUIERDA UNIDA no es un partido que pretenda escribir la historia sobre otra desteñida, nuestro

objetivo fundacional ha sido siempre ser facilitadores en el proceso de convergencia, el que, por

cierto, es en sí una pesada y larga labor; sabemos y hemos conocido en nuestra propia experiencia

sus múltiples dificultades.

Curiosa y graciosamente decimos: hoy evidenciamos que quienes nos oponemos a este modelo

económico y político compartimos un programa en gran parte o casi en su totalidad. Ello,

partiendo por un pilar tan sólido como la Asamblea Constituyente, sin apellidos, sin peros y sin

letra chica; una Asamblea Constituyente es el poder originario, elegido y conducido por el pueblo

para determinar su propio porvenir, para escribir su historia, para conseguir una cosa tan básica

como apoderarse de su propio trabajo y el esfuerzo que cotidianamente millones de chilenos

realizan para finalmente mal vivir.

La asamblea constituyente no es patrimonio de la izquierda, ni siquiera de todo lo que

denominamos la clase política; es patrimonio del pueblo; es la riqueza inalienable que poseen los

pueblos oprimidos del mundo para enfrentar la fuerza del capital, la aplastante fuerza de la

riqueza monetaria y militar con que cuentan los poderosos en Chile y el mundo. Es el pueblo que

se arma con su historia de abusos, con su explotación, su cultura y su palabra para constituirse

como un cuerpo armado, armado de razón.

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A partir de aquí, resulta teóricamente sencillo construir una plataforma de trabajo político común,

o al menos coordinado. Esto, que teóricamente se sostiene por sí solo, en la realidad no es un

camino fácil, pues una multiplicidad de factores juega en contra de la generación de un polo

político vivo que cuestione los cimientos del modelo. Cada uno de estos factores debe ser

analizado por las organizaciones políticas que impulsamos transformaciones, socialistas,

revolucionarias o, de apellido distinto pero que apunten hacia un modelo de sociedad que no esté

basado en la competitividad, ni en una meritocracia patológica, ni en el individualismo extremo

como único medio para enfrentar la existencia de la especie.

IZQUIERDA UNIDA es un partido pequeño, nuevo, con apenas una experiencia electoral. Por lo tanto,

nuestras aspiraciones se mueven aun en el mundo de la teoría. Pretendemos constituirnos como

un referente político que pueda colaborar en la aglutinación responsable, democrática y

programática con todos quienes consideramos nuestros aliados políticos, que son muchos y

significativos, pues no sólo se trata de organizaciones de la sociedad civil como partidos políticos,

sino que se trata de los actores y fuerzas que se entrelazan para constituirse como un muro de

contención frente al proceso de avance continuo de la dominación ejercida por los grupos

económicos, multinacionales y gobiernos que están en sintonía con dicho proceso, es decir, los

gobiernos de los últimos 41 años, sin excepción.

Pensar políticamente significa adelantarse a los hechos, apostando y trabajando en la labor de

producir un efecto en materias de interés público. Nuestra apuesta es muy clara, trabajamos para

transformar el Chile del lucro en que vivimos, en un país con derechos, deberes, oportunidades

educativas y laborales para todos. Para nosotros, no se trata de una tarea de igualdad o equidad,

sino de un desafío y un trabajo de justicia.

No es una tarea que hayamos comenzado nosotros. Miles de chilenos, conocidos y anónimos, han

pagado con su vida esta sencilla utopía. Ello nos habla de la fortaleza y perversidad del adversario,

que no va a negociar ninguno de sus pesos con nosotros.

Asistimos a una nueva administración de una Concertación rebautizada como Nueva Mayoría.

¿Asistimos a una nueva era? Esta concertación recargada ha obtenido menos votos que la original.

Seguro que la presidenta electa guarda una secreta congoja por esos fríos y duros números. ¿Son

las segundas partes siempre más malas?

En el papel, al menos, comenzamos una etapa. Premisa en sí misma muy cuestionable. Revisión, a

modo de ejercicio, hemos visto una Michelle Bachelet con una puesta en escena y un discurso que

ha mutado aceleradamente desde la demanda social casi cristalina y pura hacia la retórica de la

responsabilidad, hacia el mal aplicado concepto de lo republicano y lo patriota, al respeto a las

instituciones y al ordenamiento constitucional impuesto a sangre y fuego. Ese discurso de

establishment es el que han impuesto por décadas los partidos de esta Nueva Mayoría, y que

ahora se aprontan a reproducir encabezados por el partido de Allende y muy probablemente,

desde la presidencia del Senado, por la propia hija del último mandatario socialista de Chile.

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La mala broma histórica es que, antes de haber lanzado las manos a la banda presidencial, y a muy

pocos días de haber triunfado en las urnas, la presidenta electa, el partido de Salvador y sus

compinches, ya han actuado públicamente con todo ese patriotismo, respeto por las instituciones

y constitucionalidad que les ha caracterizado en las décadas pasadas. Nos han notificado que en

este país está prohibido el opio, que los que fuman opio pueden ir a buscar asilo en los infiernos.

No hay Asamblea Constituyente; a IZQUIERDA UNIDA, y probablemente a todos los que estamos acá-

no nos sorprende en nada. Mas todavía, nosotros debemos denunciar la verdadera voluntad de

Bachelet, consistente en reemplazar el libro de Guzmán con un mecanismo desconocido, que ya

no es la Asamblea Constituyente, pero que, según la Presidenta electa: es democrático,

participativo e incluyente. Probablemente sea, en el fondo, una nueva reforma al ordenamiento

jurídico actual, escrita entre gallos y medianoche por caras y nombres desconocidos. La pregunta

relevante es: Si la Constitución de un país no está construida enteramente por su pueblo ¿Puede

ser acaso legítima?

Tampoco nos sorprendamos cuando en el Senado, por estos días, la Nueva Mayoría apruebe la Ley

de Fomento Forestal, eufemismo de: Ley para que los grupos Matte y Angelini obtengan un 75%

de subvención en plantaciones de pino y eucaliptus allí donde antes existía bosque nativo, talado o

incendiado por ellos mismos.

Esto no es más que un ejemplo que toda esta alhajada y fluorescente puesta en escena no es otra

cosa que una alhajada y fluorescente puesta en escena.

Como sector, tenemos la necesidad permanente de conseguir un acuerdo amplio y maduro, que

apunte a recuperar terreno perdido en un proceso ininterrumpido desde el año ‘74 hasta la fecha.

Esto significa necesariamente colocar a disposición del diálogo la capacidad de convencer y dejarse

convencer, hacer concesiones y exigencias equilibradas, abrir debates en vez de cerrarlos.

Tenemos primero un desafió ético, político y revolucionario: Construir un partido que en su

horizonte tenga el socialismo, se ubique en el domicilio que le corresponde, que diagnostique con

toda claridad el programa y las tareas para esta etapa histórica, y desde esa trinchera sepa

construir las alianzas necesarias para derrotar al capitalismo.

Por cierto, no es lo mismo construir un referente anticapitalista, democrático y transformador

junto a otros partidos, Movimientos Políticos, u Organizaciones sociales, desde un domicilio

desconocido, que hacerlo desde la claridad ideológica que permite no perder nunca el horizonte.

Lo repetimos, nuestro horizonte sigue siendo el socialismo, democrático, revolucionario, ecológico

y humano. Por eso sin miedo y sin vergüenza lo señalamos: En la Unidad de los Anticapitalistas, se

hace hoy más necesario que nunca un partido o movimiento político que reivindique el Socialismo

Pero tenemos claro que IZQUIERDA UNIDA es sólo un embrión que pretende ser fecundo en la

disputa de las ideas, del poder y de la política, entendemos que la construcción de un partido

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político que logre incidir y ser parte de aquella batalla, de las luchas sociales, de las

transformaciones políticas sólo será posible junto a aquellos con los que hemos iniciado en el

último tiempo un proceso de confianzas y de convergencia en la acción.

En este espacio se encuentran hoy compañeros y compañeras que sin ser militantes de IZQUIERDA

UNIDA, compartimos una mirada política e ideológica común, compartimos las mismas

convicciones, nos mueven los mismos ideales, nos asiste el mismo domicilio, sin embargo,

actuamos separadamente. Queremos aprovechar esta instancia, - con mucha humildad y respeto-

para hacer un llamado a esos compañeros que se encuentran hoy presentes y aquellos con los

que trabajamos con fuerza los últimos meses y que no han podido estar presentes hoy, para que

iniciemos un proceso de construcción común, y lo decimos claramente, un proceso de

construcción común, pues IZQUIERDA UNIDA no los invita a sumarse a este proyecto, los invita a

construirlo en conjunto. Y quiero repetirlo y dejarlo en claro la invitación es a construir en

conjunto, a decidir en conjunto, a tomar decisiones en conjunto, pues el desafió es de tal

magnitud, que se hace imposible entender que no seamos capaces de pensar la construcción del

socialismo en colectivo.

Esto es, en definitiva, poner los intereses de nuestro sector y nuestra política por delante

Arriba los que luchan

Y avanzar con la fuerza de nuestra historia.

ANDRÉS HIDALGO LEIVA

PRESIDENTE IZQUIERDA UNIDA

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CUENTA PÚBLICA CAMPAÑA PRESIDENCIAL

ANÁLISIS Y BALANCE DE RESULTADOS ELECTORALES MARCEL CLAUDE

Hace aproximadamente un año, junto a diversos actores políticos, sociales e independientes,

asumimos el desafío de configurar y levantar una alternativa política que nos permitiera llevar una

candidatura presidencial y una lista parlamentaria para el año 2013. El desafío no era menor en

un marco en donde la institucionalidad y las “reglas del juego” del actual sistema se manifiestan

en crisis.

La principal, pero no única, expresión sintomática de esta crisis se volvió a presentar con el alto

nivel de abstencionismo de la pasada elección, es decir, la ciudadanía no ve en este sistema

político y en sus opciones, alternativas efectivas que sean relevantes y decidoras en su vida

cotidiana.

Sentíamos y compartíamos la visión de que era necesario levantar un programa político

profundamente transformador, que fuese capaz de recoger las demandas políticas históricas de la

izquierda en Chile, pero que por sobre todo fuese capaz de incorporar las demandas sociales que

desde el 2006 una ciudadanía empoderada había exigido en la calle a la clase política gobernante.

Entendíamos que un proyecto con vocación de mayoría, de unidad y de poder, tenía que ser capaz

de convocar y confluir, con los distintos colectivos y organizaciones políticas anticapitalistas.

Teníamos que ser capaces de disputarle el poder a los conservadores y a los poderes económicos,

que han sido defendidos con fuerza por la clase política gobernante, Alianza y Concertación.

Marcel Claude era uno de quienes integraba este proyecto político, y asumió la responsabilidad de

transformarse en el vocero de dicho programa y de una alternativa política situada en la vereda

anticapitalista. IZQUIERDA UNIDA, como Partido Político emergente asume en conjunto con un

importante grupo de organizaciones sociales y políticas, dirigentes sociales y sindicales la

responsabilidad política de acompañar este proceso y estar disponible para lo que el

levantamiento y sustentación del mismo demandara.

La decisión se enmarca en nuestros principios fundacionales: La necesidad de iniciar un proceso de

cuestionamiento y enfrentamiento frontal con la institucionalidad política y económica que rige

nuestro país y que se apoya en una constitución ilegítima, antidemocrática y dictatorial. La

necesidad de establecer nuevas condiciones de vida para los y las chilenas, que emanen de una

constitución construida por el pueblo y escrita en una asamblea constituyente. La necesidad de

recuperar los derechos de cada uno de quienes habitan nuestra patria, la necesidad de mirar el

futuro de Chile con los ojos de la dignidad, la autodeterminación y la pluriculturalidad. Nos obliga a

ser parte de proyectos que se manifiestan en contra del neoliberalismo y a favor de la

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recuperación de una sociedad basada en los derechos y que tiene como fin ser parte de la

construcción de una sociedad socialista.

En nuestra misma ruta fundacional, hemos señalado que nos anima una fuerte convicción unitaria

con todas aquellas fuerzas que se manifiestan claramente como anticapitalistas; es por eso, que

en conjunto con acompañar la candidatura presidencial del Movimiento Todos a la Moneda, que

lideraba nuestro vocero Marcel Claude, hicimos los esfuerzos por llegar a un acuerdo con fuerzas

políticas hermanas, como las que representaba el Partido Igualdad y el Partido Ecologista, nunca

renunciamos a ninguna instancia que significara la posibilidad de llegar a un acuerdo político,

programático o electoral con estas fuerzas.

No fuimos capaces de llegar a un acuerdo que nos permitiera tener un candidato presidencial

único, una lista parlamentaria y de CORES de todas estas expresiones políticas que sintonizaran

con un mismo programa, como ya lo hemos dicho, un programa contra-hegemónico, de ruptura

con el modelo y quienes lo han defendido por 41 años.

Cada fuerza política debe hacer su autocrítica por no haber logrado este importante objetivo.

Nosotros como Izquierda Unida asumimos la responsabilidad de no haber hecho más, de no haber

insistido con mayor fuerza al interior de la Mesa Política de Todos a La Moneda que era posible la

unidad. Creemos que fue un error y una irresponsabilidad política que cooperó a que muchas

personas no se integraran a ninguna de las alternativas anticapitalistas representadas en Marcel

Claude, Roxana Miranda y Alfredo Sfeir. Esta falta de generosidad, de la que nos hacemos parte,

nos ha hecho un daño importante y tenemos la obligación de no volver a repetirlo. Desde hoy

IZQUIERDA UNIDA se pone a disposición de hacer los esfuerzos por avanzar en la ansiada unidad que

nuestra sociedad reclama, exige y merece.

Una vez inscrita formalmente la candidatura del Movimiento Todos a la Moneda representada en

la figura de Marcel Claude, compañeros de IZQUIERDA UNIDA asumieron responsabilidades de

conducción de la campaña, mientras cada uno de los militantes de nuestro partido se integró a los

distintos comandos territoriales, a los frentes de sectoriales, a los diversos colectivos sociales,

pues como Partido decidimos volcarnos completamente a este importante desafío. Nuestros

candidatos a Diputados en Maipú, Recoleta, Iquique y Coronel, Nuestros candidatos a CORE en

Iquique, Santiago, Viña del Mar, Concepción y Arauco pusieron sus candidaturas a disposición del

desafío presidencial y como una forma de reforzar el trabajo territorial. Queremos saludar, felicitar

y agradecer el esfuerzo de cada uno de los compañeros y compañeras que asumieron

responsabilidades en este sentido, a los compañeros que les correspondió trabajar en el comando

central, los candidatos a diputados y CORES, y por cierto, a los militantes que trabajaron silenciosa

y desinteresadamente en cada territorio, frente social o colectivo de la campaña.

Debemos también, detenernos en el rol que nuestros compañeros cumplieron en el Comando

Central.

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Asumimos la responsabilidad de conducción y de los resultados de la misma, en un momento

importante de la campaña y teniendo claridad de las dificultades a las que nos veríamos

enfrentados: Una campaña sin recursos económicos, con los medios de comunicaciones

intentando invisibilidad las propuestas de nuestro proyecto, y por cierto dificultades internas

propias de la diversidad de organizaciones que conformaban el Todos a la Moneda.

Un comando de campaña, busca consolidar un diseño que en primer lugar intenta obtener la

mayor cantidad de votos para un proyecto político y un programa representado por un candidato.

Las organizaciones políticas y sociales, buscan transformar el programa y el proyecto en una fuerza

política movilizadora.

Los resultados electorales no nos acompañaron el 17 de noviembre.

El 2,8% obtenido el 17 de noviembre fue un golpe duro para todos y todas quienes trabajamos por

este proyecto político, y en base a estos resultados podemos argumentar que no fuimos capaces

de lograr los objetivos electorales trazados por el comando, tanto como partido, como colectivo y

frente amplio de organizaciones.

Antes de continuar esta reflexión queremos saludar el esfuerzo y el trabajo realizado por cada uno

de quienes integraron el espacio ejecutivo de campaña, a cada uno de los comandos territoriales

que se autoconvocaron y autogestionan, a los músicos y artistas que nos acompañaron en este

camino, a los dirigentes sindicales y estudiantiles que se atrevieron a ser parte activa y visible de

esta campaña, a las organizaciones políticas y sociales que se mantuvieron hasta el último día de

campaña trabajando por mejorar las condiciones de la misma, y los miles y miles de

independientes que aportaron de distintas formas a lograr visibilizar y movilizar esta campaña. Por

cierto, queremos felicitar y saludar a nuestros compañeros que asumieron responsabilidades de

conducción de esta campaña y sin lugar a dudas a Marcel Claude, quien como vocero de este

proyecto transformador, asumió con valentía esta candidatura presidencial, somos testigos

cercanos de los esfuerzos que realizó diariamente para cumplir con las exigencias impuestas y

autoimpuestas para llevar a cabo de la mejor forma nuestro programa.

Pero de la misma forma nos corresponde asumir la responsabilidad del fracaso electoral, debemos

ser capaces de realizar una autocrítica taxativa y también constructiva, honesta, franca y con la

dureza necesaria, pues no caeremos en justificaciones baratas. La responsabilidad del fracaso, no

debemos buscarlo en un fraude, no debemos responsabilizar a quienes no fueron a votar, la

responsabilidad del fracaso electoral es nuestro: del equipo de campaña, de la mesa política y por

cierto, del candidato. En nosotros debemos buscar los motivos de este doloroso fracaso, de no

hacerlo estaremos nuevamente errando el camino.

Tampoco debemos adornar el mal resultado justificándolo con los logros en otros ámbitos,

efectivamente este proceso logro un activo político importante, se genero movilización y

confluencia de grupos y organizaciones que hace mucho no se daba, pero eso no puede cegar los

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resultados obtenidos, el respaldo ciudadano a un programa necesario, de sentido común,

ampliamente compartido por la mayoría de los chilenos no fue reflejada por ninguna candidatura

anticapitalista, tampoco por la nuestra. Cometimos errores y equivocamos en decisiones

importantes, no tuvimos la suficiente claridad para entender algunos de los momentos que

enfrentamos en la campaña, entre otras cuestiones que probablemente aún no hemos visto en su

total magnitud y alcances.

Debemos seguir realizando la reflexión necesaria, acumulando experiencia, escuchando a cada

comando, saber equilibrar nuestra crítica, y ser capaces de entender que hicimos bien y en que

erramos.

Intentaremos una pequeña reflexión sobre esto.

Entendemos los resultados del día 17 de noviembre de la campaña presidencial desde dos

perspectivas: electoral y política que por cierto, no se entienden de manera separada, pero sin

lugar a dudas tienen explicaciones distintas.

Por un lado, asumimos con todas sus letras el FRACASO ELECTORAL, que estuvo por debajo de las

expectativas que teníamos como comando presidencial, que se basaban en el trabajo en terreno

(giras junto al candidato o la comunicación permanente con los comandos locales). Entendemos

que la alta abstención electoral, la dispersión electoral por el número de candidatos aspirando al

sillón presidencial, y la poca capacidad de llegar a los territorios más alejados de los centros

urbanos del país son algunos de los factores que influyeron negativamente en el resultado.

Tampoco tuvimos la capacidad de transmitir con toda la claridad que requería el programa

político, que caracterizó a la candidatura, cuyo contenido era institucionalmente posible de

materializar, y que convocara a la ciudadanía coincidente con sus propuestas elaboradas, a un

proyecto político-electoral coherente, viable, en definitiva “votable”, que entregaba

gobernabilidad, superando el umbral testimonial.

Por otra parte, el resultado político de las elecciones presidenciales dan cuenta de la fuerza

política-electoral que conservan las dos grandes coaliciones políticas, sostenida por una parte en

un aparato institucional a nivel territorial de municipios, gobernaciones, gobiernos regionales,

parlamento, aparato gubernamental en general y por otra, en lo mediático controlando los medios

de comunicación másiva, que le permiten a estas coaliciones desplegarse aplastantemente en

relación a las otras fuerzas a pesar del gran descontento existente. La alta abstención da cuenta no

sólo del alto rechazo transversal al sistema político por parte el 52% de los chilenos habilitados

para votar, además, favorece sistemáticamente a dos bloques políticos –Alianza y Concertación-

logrando alcanzar los espacios de representación política sin mayor competencia externa.

Al mismo tiempo, el resultado político refleja la necesidad de desarrollar en Chile un proceso real

de transformaciones político-sociales.

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La base del Movimiento Todos a la Moneda, donde un gran número de personas dispersos a lo

largo del territorio nacional se dispusieron a trabajar en favor de un proyecto político de largo

plazo que trascienda las elecciones recién pasadas, puede considerarse un espacio y paso inicial en

este proceso que debe alcanzar su mayor expresión en espacios institucionales de poder y

representación ciudadana: Sindicatos, Federaciones estudiantiles y de trabajadores, por una parte;

y en los espacios de poder institucional como municipios, parlamento y por cierto, el ejecutivo.

También es importante ser un actor relevante dentro de los distintos movimientos sociales que

surjan de aquí en adelante, instalando la posición política del Movimiento Todos a la Moneda.

Como IZQUIERDA UNIDA queremos explicitar que a partir de ahora nos adentramos en un proceso de

reflexión, crítica y construcción al que asistirán todos y todas nuestras militantes, así mismo

invitamos a otros a unirse ahora a nuestra organización y construir en conjunto las líneas, diseños

y tesis políticas de futuro a partir de las ideas que nos han convocado hasta ahora. Para esto,

publicaremos en los próximos días un segundo documento que proyecte y proponga dichas líneas

de acción.

IZQUIERDA UNIDA expresa su amplia disposición a continuar el camino de la unidad, el diálogo y la

lucha.

Noviembre de 2013

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CUENTA PÚBLICA DE JORGE RAMÍREZ F., SECRETARIO GENERAL DE IZQUIERDA UNIDA, DEL PERIODO DE CAMPAÑA

IZQUIERDA UNIDA EN EL MOVIMIENTO TODOS A LA MONEDA

Cuando iniciamos la construcción de IZQUIERDA UNIDA teníamos como primer apronte electoral las

elecciones presidenciales del año 2013. La construcción de IZQUIERDA UNIDA es parte de un diseño

político, donde lo electoral es una más de las herramientas de una lucha, que tiene distintos

ámbitos de acción. Lo electoral por cierto, para IZQUIERDA UNIDA nunca ha sido un fin.

Entendíamos, entonces, que la lucha por derrotar al capitalismo y las fuerzas políticas y

económicas que se han encargado por mantenerlo o disfrazarlo, se hace desde distintos espacios;

desde las luchas sociales, desde la disputa de las ideas, desde la movilización permanente y por

cierto desde la disputa político-electoral.

Pues bien, cuando decidimos iniciar entonces esta construcción política, entendiendo el periodo al

que nos enfrentamos, sabíamos que las elecciones presidenciales serian parte del itinerario

político que debíamos enfrentar. Así, decidimos colectivamente, transformarnos en actores

políticos activos y no simples comentaristas del periodo, tampoco creímos posible ser críticos

pasivos de la política contingente, ese era un riesgo alto para una organización nueva y pequeña,

que por cierto, no contaba con una historia ni menos tradición en este ámbito de la política.

En esa perspectiva nos comprometimos políticamente en el proyecto Todos a la Moneda, que

levanto un programa político de transformaciones profundas al sistema neoliberal Chileno. Este

programa y proyecto fue encarnado en los comandos territoriales autogestionados y

autoconvocados que se multiplicaron por todo el país, en lo más cerca al desarrollo de Poder

Popular que se ha conocido en los últimos años en nuestro país y en nuestro sector.

Este proyecto tuvo como vocero y líder a nuestro candidato presidencial para las elecciones del

año recién pasado, a Marcel Claude Reyes. Queremos decirlo claramente, nosotros como IZQUIERDA

UNIDA, estamos orgullosos de haber sido parte de este proyecto, y más allá de nuestras críticas al

proceso, de nuestras diferencias normales de un proceso de la envergadura del que lidero Marcel

Claude, nos parece ético políticamente, reconocernos también como parte de las virtudes y

defectos que en este proyecto se desarrolló. No seremos de aquellos irresponsables, oportunistas

y pusilánimes que responsabilizan de todo a un hombre, tampoco de aquellos que sin un mínimo

de autocritica buscan responsables fuera de nuestras fronteras, pues el fracaso electoral –que no

sabemos aún si fue político- es parte de un todo, en el que el candidato, su comando, los partidos

y las agrupaciones que lo apoyaron, como también los comandos territoriales, debemos tener la

capacidad de asumir la responsabilidad de nuestros errores. En esta elección no solo fracaso el

proyecto Todos a la Moneda, fracasó, la izquierda anticapitalista, al no ser capaz de mostrarse

como un proyecto unitario, con vocación de mayorías y de poder. Ahí deberá estar centrado uno

de nuestros desafíos como IZQUIERDA UNIDA.

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15 SANTIAGO, ENERO 2014

Como IZQUIERDA UNIDA durante la campaña intentamos –y generalmente lo logramos- trabajar con

todos los comandos territoriales de Todos a la Moneda, que en su mayoría estaban compuestos

por independientes; nuestra participación en ellos estuvo siempre centrada en el respeto a la

autonomía y autogestión con la que operaban. Nuestros militantes se involucraron como un

integrante más, sin ningún privilegio; lo que no significa que no manifestaran posturas acordadas

colectivamente y propias de un movimiento político que parte desde un domicilio y principios en

común.

ROL DE IZQUIERDA UNIDA EN EL COMANDO CENTRAL Y MESA POLÍTICA TODOS A LA MONEDA

Nuestro desempeño en el Comando Nacional Presidencial de Marcel Claude, en el que asumimos

responsabilidades de dirección, tuvo como fin intentar ser articuladores y cooperadores entre las

necesidades de gestión y de coordinación de la candidatura. Intentamos establecer mecanismos

de comunicación, programáticos, insumos y materiales de campaña.

Intentamos con éxito relativo generar un diseño de campaña que pudiese aportar en la

confluencia de las distintas visiones que participaban del TALM, reflejando la diversidad de las

organizaciones que convivíamos en esta campaña. En nuestro análisis y balance de campaña, que

se adjunta en esta Memoria se encuentra un detalle más preciso y claro de nuestro balance de

campaña.

Ahora bien, nuestra participación como Partido se desarrolló en el espacio que corresponde: La

Mesa Política del Todos a la Moneda, desde ese espacio intentamos aportar a la construcción

política más allá de las elecciones presidenciales, siempre pensando en posibilitar un espacio de

unidad de las fuerzas anticapitalistas, que nos permitiera avanzar en un referente con vocación de

mayoría, de unidad y de poder más allá de las elecciones presidenciales. Los resultados tal como lo

señalamos en nuestro balance no son los que esperábamos.

Como IZQUIERDA UNIDA -tal como lo señalábamos antes- siempre entendimos que el espacio de

Todos a la Moneda superaba a las orgánicas que se aglutinaron en torno a la campaña

presidencial, y que era precisamente en los comandos comunales donde se desarrolla el mayor

despliegue territorial de esta campaña presidencial. En estos espacios confluían los militantes de

las organizaciones miembros de la Mesa Política, pero en su gran mayoría independientes, esto

daba por lo tanto un sentido de diversidad importante a los comandos comunales, que es

importante clarificar y destacar.

Los comandos comunales, como suele suceder en una campaña política se unifican a partir de un

objetivo común: Ganar las elecciones. En ese sentido los comandos TALM, tenían además algunas

características que los distinguía de un comando comunal tradicional, pues la autonomía era un

elemento atractivo para sus integrantes y por cierto la paulatina y fuerte politización que fueron

adquiriendo sus miembros. En ese sentido, entonces, debemos destacar al menos tres elementos

fundamentales que permitían la confluencia de esta diversidad en ese espacio local:

Page 16: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

16 SANTIAGO, ENERO 2014

1. Marcel Claude, Candidato Presidencial

2. La politización de sus miembros.

3. Autonomía.

Además, debemos agregar alguno de los ejes del programa que acercaba a una diversidad

importante de ciudadanos a la candidatura de Marcel Claude. Ex socialistas, Ex comunistas, ex

Miristas, junto a libertarios, nacionalistas, piratas, progresistas, autonomistas, troskitas,

animalistas, veganos y muchos independientes que se sentían atraído por algunos de los ejes

programático (pero no por todos).

Este punto es importante de analizar para entender el proceso que ha vivido, que hoy vive y que

probablemente vivirá el Movimiento Todos a la Moneda.

Sin lugar a dudas el programa de Marcel Claude es una apuesta profundamente transformadora y

anticapitalista, que recoge de muy buena forma las demandas sociales históricas de la izquierda

Chilena; Educación y salud Gratuita, Recuperación de los recursos naturales, Fin de la AFP, nuevo

código laboral, etc.

De la misma forma recoge las nuevas demandas del mundo anticapitalista y ecologista de nuestro

país, partiendo por la Asamblea Constituyente, pero también muchas otras como no a Monsanto,

fin a la sobreexplotación forestal, desarrollo de una matriz energética limpia, una nueva política

para la infancia, respeto y reconocimiento a nuestros pueblos originarios, despenalización del

cultivo y consumo de marihuana, matrimonio igualitario como parte de una agenda anti-

discriminación global, generar un nuevo pacto con nuestros discapacitados, elaboración de una

política animalista integral, etc.

El Programa de Todos a la Moneda, es sin duda, el de mayor avanzada de los programas de los

candidatos anticapitalista, es el de mayor envergadura, solidez y viabilidad.

Esto sin duda fue uno de los mayores logros de la campaña y permitió por lo tanto:

1.- Aglutinar a una diversidad importante de organizaciones políticas y sociales;

2.- Acercar a muchos ciudadanos independientes que sentían cercanía con alguno de los puntos

señalados;

3.- Entregar a Chile un programa de envergadura y solidez como nunca en los últimos 41 años de

la Izquierda Chilena;

4.- Acercar a ex militantes de la Izquierda Tradicional que se había alejado de sus respectivas

militancias históricas (Ex comunistas, Ex socialistas, Ex miristas) y converger en una mesa de

diálogo y de trabajo común.;

5.- Convocar a un sector joven no votante.

Page 17: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

17 SANTIAGO, ENERO 2014

De esta forma enfrentamos entonces las elecciones del 17 de noviembre, con la característica

antes señaladas, con las problemáticas propias de un proyecto político nuevo, diverso y sin

horizonte claro, más allá de las elecciones presidenciales.

Efectivamente ni la Mesa Política, ni los partidos más grandes que apoyaban la candidatura de

Marcel Claude, ni el Candidato Presidencial, fuimos capaces de establecer un camino táctico y

estratégico post elecciones 17 de noviembre. Más grave aun, no pudimos acordar lineamientos

básicos de análisis para el momento y periodo político, haciendo de las expectativas electorales

nuestro único horizonte efectivamente unitario.

Los resultados del 17 de noviembre y sus posteriores consecuencias en el TALM dan cuenta de lo

señalado anteriormente.

Los resultados nos entregaron un panorama político de importante reflexión, nos golpearon

duramente y, nos entregaron más dudas que certezas. Pero además dieron por terminado una

etapa iniciada hace un año, cuando se comenzó a levantar la candidatura de Marcel Claude. El 17

de Noviembre termino la campaña Presidencial Todos a la Moneda, encabezada con mucho

esfuerzo por Marcel Claude Reyes.

Con el término de este proceso se han iniciado análisis y balances en distintos tonos, algunos de

los cuales no vale la pena pronunciarse, pues centran todo en los errores que pudo haber

cometido el candidato, o un determinado partido u orgánica, o bien se colocan como

comentaristas de la política mirando desde la vereda del frente, haciéndose a un lado de la

propuesta electoral y programática, olvidando que tuvieron un rol y responsabilidades destacadas

durante la campaña, esto es propio de la inmadurez que aun padecemos como sector.

Otros sin embargo, han realizado balances y análisis políticos, asumiendo sus responsabilidades e

intentando situarse desde una posición reflexiva, critica y autocritica, pero teniendo como mirada

la construcción de futuro. Nosotros hemos intentado situarnos en el segundo grupo, pues nos

parece que lo fundamental es mirar cómo somos un aporte en la construcción de una alternativa

anticapitalista de futuro.

Por cierto IZQUIERDA UNIDA, cumplió como orgánica hasta el mes de octubre en la mesa política y

hasta el 17 de noviembre en el comando central del Movimiento Todos a la Moneda.

Hoy no existe comando central, cuestión obvia, pues ya no existe candidato ni campaña

presidencial, pero tampoco existe mesa política de Todos a la Moneda, lo que se entiende por lo

antes señalado. La inexistencia de dicha mesa y de todo lo que suponía es la muestra más tocante

de la ruptura del pacto político, responsabilidad colectiva de la que nuestro partido se hace parte.

¿QUÉ QUEDA ENTONCES DEL TODOS A LA MONEDA?

Muchas de las personas que participaron en esta campaña, una vez terminada ha vuelto a sus

organizaciones o a sus actividades normales y sus esfuerzos particulares, otras se mantienen

atentas y algunos se han dado a la tarea de rescatar y seguir adelante con el Todos a la Moneda,

Page 18: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

18 SANTIAGO, ENERO 2014

ahí existen valiosos esfuerzos por mantener vivo el trabajo local desarrollado en campaña y

transformarlo en un espacio movilizador y de lucha social de acuerdo a las realidades de sus

comunas o sus territorios; el debate ha sido la forma que dichos espacios tomarán enfrentar los

desafíos para los próximos años.

Ahora bien, esto no ha estado exento de dificultades propias de lo señalado anteriormente; el

TALM es un espacio de unidad que tenía en su interior una profunda diversidad política, ideológica

y programática, y por cierto, existían intereses y visiones distintas para resolver y continuar el

trabajo, pero diametralmente opuestos entre sí. Una vez terminada la campaña, que era en

concreto lo que nos mantenía unidos, se comienza a evidenciar las claras diferencias y las miradas

distintas para enfrentar el proceso político que se abre.

Esto por cierto a nosotros no nos puede sorprender, lo evidenciamos y lo señalamos durante la

campaña, por lo que entendíamos que era muy probable que se viviera post elecciones.

Nuestros militantes que participan de algunos de estos espacios de trabajo local, han intentando

colocar sus esfuerzos en sus territorios, transformar el trabajo de campaña en un activo político

que se vuelque a las luchas sociales y locales, y que fortalezca el vinculo con otras organizaciones

de base; Ese ha sido el norte siempre de nuestro partido.

A pesar de compartir y apoyar los esfuerzos que se hacen por mantener las coordinaciones y los

trabajos locales del TALM, nuestro partido se ve atravesado por definiciones distintas para este

periodo político, pues hemos siempre entendido que el TALM no le pertenece a ninguna orgánica

en particular, que el poder debe estar en los espacios locales y es lo que hace importante la

presencia de militantes en ese espacio de vinculación social y el aporte en el trabajo territorial que

nuestros compañeros que puedan ahí desarrollar. Entendíamos que el TALM, era un espacio de

encuentro que respetaba la matriz ideológica que cada uno tenía. El desafío será ver si esa

vinculación es posible mantenerla aun cuando ya no existe campaña y, por lo tanto, debemos ver

si desde cada una de sus miradas ideológicas, programáticas, prácticas, etc., serán capaces de

seguir trabajando por construir un espacio de lucha y de acción permanente en las comunas.

Page 19: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

19 SANTIAGO, ENERO 2014

RESOLUCIONES OFICIALES ENCUENTRO NACIONAL ENCUENTRO

NACIONAL DE IZQUIERDA UNIDA

“PARA LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES DEL SIGLO XXI”

En Santiago de Chile los días 11 Y 12 de enero 2014 se realizó el Encuentro Nacional de IZQUIERDA

UNIDA.

Participaron representantes de los siguientes territorios regionales constituidos:

Puerto Montt

Valdivia

Temuco

Los Ángeles

Chillan

Concepción

San Pedro de la Paz

Talca

Rancagua

Valparaíso

Viña del Mar

San Antonio

Santiago

Copiapó

Vallenar

Alto del Carmen

Antofagasta

Además de los equipos de trabajo de IZQUIERDA UNIDA y su Comisión Política en pleno, quienes

adoptaron los siguientes acuerdos:

I. SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE IZQUIERDA UNIDA EN LA MESA POLÍTICA TALM:

1. El rol de IZQUIERDA UNIDA como orgánica en la Mesa Política Todos A la Moneda terminó el

mes de Octubre; y la Mesa Política se disolvió el día 17 de noviembre con el fin de las elecciones

presidenciales. Por lo tanto, actualmente no existe un espacio de debates orgánicos entre partidos

y organizaciones políticas; siendo así, como IZQUIERDA UNIDA no pertenecemos a los distintos

espacios constituidos como Todos a la Moneda tras las elecciones presidenciales.

Page 20: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

20 SANTIAGO, ENERO 2014

2. Tampoco estamos dispuesto a contribuir a una refundación de ese espacio, pues creemos

que cumplió un rol determinado, que terminó el 17 de noviembre. Creemos además, que hoy no

tiene sentido su existencia, puesto que hoy ha perdido su rol de convocar a más fuerzas, viviendo

un proceso de división interna.

3. Nuestro rol como IZQUIERDA UNIDA en el comando nacional, término el 17 de noviembre,

Por lo tanto, nuestro desafío es lograr cooperar y aportar a la unidad de Fuerzas políticas y sociales

de Chile, incluso de con aquellas fuerzas que no fueron parte del esfuerzo político de Todos a la

Moneda durante el año 2013.

II. SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE LOS COMANDOS COMUNALES TALM

IZQUIERDA UNIDA nunca participó en los comandos comunales como orgánica, nuestra participación

se dio como militantes y en el marco de una campaña presidencial. Nuestro aporte político

orgánico a la construcción de una herramienta y frente anticapitalista, se da en los espacios de

político-partidista que permitan avanzar como bloque. Sin embargo, entendemos que existen

muchos militantes que hoy son parte del TALM en sus respectivas comunas. Ante esta situación

hemos concluido lo siguiente:

1. Desde el 17 de noviembre IZQUIERDA UNIDA, como orgánica, no participa ni

participará –no lo hicimos nunca durante la campaña- en ningún comunal del TALM

terminada la elección.

2. Saludamos los esfuerzos que se hacen a lo largo de Chile por mantener espacios de

trabajo territorial y local que apuntan a mantener la unidad en la acción y en el trabajo,

este es un camino fundamental para los cambios estructurales a los que apostamos.

3. Nuestros militantes que han sido parte de la construcción de alguno de los

espacios territoriales TALM, tienen la obligación ética y política de aportar en el mejor

desarrollo de éstos, en la medida que sean parte de un desarrollo de poder local y popular

y que no esté cruzado por una candidatura presidencial que hoy no existe.

4. En este sentido saludamos los trabajos desarrollados en la comuna de que han

apuntado a transformar el trabajo en espacio de lucha electoral por uno de lucha local y

social, apuntando a la construcción de Poder Popular, de disputa en las ideas y en la

formación política. Para IZQUIERDA UNIDA ese es el sentido de construcción política que

debe iniciarse en esta etapa y es una de las conclusiones de nuestro encuentro: Fortalecer

el Poder local y popular

5. Por cierto saludamos también el trabajo de Maipú que ha pasado de un comunal

de campaña a un espacio de construcción de futuro a través de la creación de ECOS, nos

vemos profundamente representados en ese espacio; Saludamos también el esfuerzo de

la Brigada Pulgarcito de Recoleta que, a través de la propaganda ha avanzado en superar

la campaña, para mantener el programa como centro de su trabajo. No podemos dejar

de mencionar el trabajo de Coronel que hoy se ha convertido en un foco de lucha de los

pescadores artesanales.

6. Creemos que es el momento de fortalecer el trabajo de desarrollo local en cada

comuna, pasar de la lucha electoral a la lucha social.

Page 21: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

21 SANTIAGO, ENERO 2014

7. Por último, señalamos que IZQUIERDA UNIDA como orgánica no será parte de

ninguna mesa de coordinación territorial, tampoco participara en ninguna organización de

esas características.

III. DEFINICIÓN DE LA POLÍTICA IDEOLÓGICA Y PROGRAMÁTICA DE IZQUIERDA UNIDA.

IZQUIERDA UNIDA es un partido declaradamente anticapitalista, su propósito es constituir una

alternativa política a la crisis política, social y ambiental propiciada por el neoliberalismo,

avanzando progresivamente hacia el socialismo. Hemos acordado lo siguiente:

1. Ratificamos que para IZQUIERDA UNIDA su horizonte es el socialismo.

2. En la actual etapa asumimos la responsabilidad de continuar defendiendo las ideas

que hemos promovido en dirección a garantizar la sociedad de derechos, elemento básico

de un ordenamiento democrático

3. En el plano del desarrollo ideológico del partido y considerando los múltiples

planteamientos en torno al concepto de socialismo durante el siglo XX y XXI, la primera

tarea de nuestro I Congreso Nacional de IZQUIERDA UNIDA, será definir nuestra concepción

de socialismo.

4. Sera tarea de el equipo de contenidos entregar los insumos necesarios para el

debate sobre este concepto, entregando las herramientas necesarias para incluir en este

debate el rol del socialismo del siglo XXI, del EcoSocialismo, del Socialismo revolucionario,

Socialismo Latinoamericano, etc.

5. Desarrollado lo anterior, será tarea de nuestra militancia diseñar los objetivos,

tácticas y estrategias para avanzar en la construcción de un modelo de desarrollo basado

en los principios de lo que definiremos para alcanzar nuestro horizonte: El Socialismo.

IV. CONFLUENCIA DE LAS FUERZA SOCIALES Y POLÍTICAS/ POLÍTICAS DE ALIANZAS

IZQUIERDA UNIDA siempre ha manifestado su voluntad de ser parte de la construcción de una fuerza

política mayor, que permita disputar el poder a los grandes grupos económicos, que se

representan en los dos grandes bloques políticos gobernantes. Hemos entendido además que la

nula capacidad de alcanzar la unidad la Izquierda y los sectores anticapitalistas en la última

elección presidencial fue nefasta para el proyecto político de izquierda. No podemos volver a

repetir esta situación. Las tareas democráticas del periodo deben ser entendidas como una

prioridad para nuestro Partido. Hemos acordado lo siguiente:

1. Debemos hacer los esfuerzos necesarios para lograr la unidad de las fuerzas

sociales y políticas anticapitalistas, debemos estar dispuestos a conversar con todas

aquellas fuerzas que se declaran anticapitalistas.

2. Sin embargo, entendemos que un acuerdo de esta magnitud, debe situarse desde

un determinado domicilio, que nos permita aportar en este espacio de convergencia

amplio, desde nuestra identidad y propuesta de país. Nuestro domicilio es la izquierda y

no cualquiera, una izquierda socialista, democrática y ecologista, desde ese espacio

Page 22: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

22 SANTIAGO, ENERO 2014

debemos nutrir a la confluencia, donde estarán otras identidades y concepciones

ideológicas.

3. Antes de llegar a cualquier acuerdo debemos definir nuestro diseño político,

fortalecer nuestro partido, terminar nuestro proceso de discusión ideológica y terminar

nuestra inscripción legal.

4. Debemos primero fortalecer y solidificar nuestro trabajo de confluencia con los

compañeros y las agrupaciones de izquierda, socialistas, democráticas y ecologistas.

5. La definición de la política de alianzas deberá ser definida en el I Congreso nacional

de IZQUIERDA UNIDA.

V. DEFINIR LA NUEVA ESTRUCTURA POLÍTICA DE IZQUIERDA UNIDA.

No cabe duda que la realidad política nos indica que hoy existe un debate respecto de la condición

estructural de los actores políticos, de esta manera, es un desafío para nosotros como partido

definir la estructura que tendremos, la forma en la que ésta se estructurará y quienes deberán

asumir la responsabilidad de liderar este proyecto colectivo. En este tema hemos acordado lo

siguiente:

1. Ratificar la inscripción de un instrumento político en todo el país.

2. Asegurar una estructura democrática, participativa y deliberativa en todas las

instancias políticas del partido y fortalecer la participación de las regiones y de cada

militante y simpatizantes de IZQUIERDA UNIDA

3. Definir en el I Congreso de IZQUIERDA UNIDA la estructura que el partido debe tener.

4. Elegir al equipo de coordinación nacional en el primer congreso de IZQUIERDA UNIDA

5. Se ratifica a la directiva nacional actual hasta el congreso de Abril

6. El compañero Andrés Hidalgo es ratificado como Presidente oficialmente hasta el

mes de abril.

VI. TEMAS DE ESPECIAL PREOCUPACIÓN EN ESTA ETAPA.

La lucha es multifacética y abarca como preocupación prácticamente todos los ámbitos de la

sociedad y del individuo. Sin embargo, es necesario en cada momento colocar ciertos énfasis para

dar mayor foco y fuerza a nuestro trabajo. Por ello, creemos que en la actual etapa es necesario

abordar de manera especial, a lo menos, los siguientes Temas:

1. Fortalecer la organización sindical como espacio de empoderamiento de los

Trabajadores y Trabajadoras;

2. Elaborar una real Política de igualdad de Género, que permita el desarrollo tanto

de hombres y mujeres con iguales condiciones sociales, políticas y económicas;

3. Construir en los barrios populares a lo largo del país un espacio de participación y

organización político y social, tanto para jóvenes, niños y adultos;

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

23 SANTIAGO, ENERO 2014

4. Convocar a un equipo que comience a recoger las propuestas en cada espacio

político social, de lo que será el programa de Izquierda Unida para Chile ;

5. Reflexionar y construir una propuesta a la ciudadanía sobre seguridad ciudadana,

desde una perspectiva solidaria basada en la equidad y la justicia, fortaleciendo la

rehabilitación y reinserción social;

6. Establecer dentro de nuestras prioridades una propuesta políticas programáticas

para el Reconocimiento Constitucional de los Pueblos Originarios de Chile;

7. Preparar una propuesta de Asamblea Constituyente para Chile;

8. Participar de todas las movilizaciones de demandas sociales que se preparan para

el año 2014;

9. Aportar en las luchas sociales y políticas que se preparan para el año 2014.

VII. DESARROLLAR EL INTERNACIONALISMO Y LATINOAMERICANISMO DE IZQUIERDA UNIDA.

En la nueva realidad internacional de los últimos veinte años, IZQUIERDA UNIDA debe abogar por

fortalecer los lazos diplomáticos entre los países de la región, como también, establecer relaciones

de cooperación y apoyo con las organizaciones políticas y sociales de los países vecinos. Así

también, generar lazos en la comunidad internacional con organizaciones políticas socialistas.

VIII. OPOSICIÓN AL GOBIERNO DE MICHELLE BACHELET.

Como ha sido hasta ahora, nuestra oposición es al modelo político y económico. Somos la

oposición a una Constitución espuria sustentada sobre la base de la imposición violenta y no fruto

del ejercicio de la voluntad soberana del pueblo de Chile. Somos quienes rechazan un orden

económico injusto y depredador, cuya implementación es producto también de una imposición

que solo ha traído desigualdad y exclusión. Hemos acordado lo siguiente:

1. Nuestra acción está orientada a la disputa del poder contra aquellos que han

administrado y pretendan seguir reproduciendo dicho modelo. Sin desarrollar la Asamblea

Constituyente y siendo condescendientes con los empresarios del modo que lo fue en su

primer periodo, Michelle Bachelet encontrará en IZQUIERDA UNIDA una oposición de

izquierda con voluntad movilizadora.

2. Desde la disputa electoral, pasando por el trabajo territorial de base y las

movilizaciones, desarrollaremos nuestra acción en conjunto con otras fuerzas sociales y

políticas. En cada espacio daremos la batalla por las ideas, de modo de proveer de un

instrumento político al pueblo de Chile en la conquista de sus derechos.

3. Participaremos de todas las movilizaciones políticas y sociales que tengan por

objetivo transformar este sistema.

4. Seguiremos apoyando cada una de las luchas sociales y políticas que se enmarcan

en los proceso de transformación del modelo neoliberal.

5. Aportaremos en las tareas democráticas del periodo, partiendo por promover una

nueva constitución para Chile a través de una asamblea Constituyente.

Page 24: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

24 SANTIAGO, ENERO 2014

6. Denunciaremos cada intento por fortalecer el sistema capitalista en Chile.

IX. I CONGRESO NACIONAL DE IZQUIERDA UNIDA:

Hemos entendido que se hace necesario hacer un tremendo esfuerzo por replantear el diseño

político para el periodo que comienza en marzo del año 2014, teniendo en cuenta los errores y

virtudes del proceso que hemos vivido los últimos años como izquierda. Los desafíos por delante

nos obligan a actuar con la mayor responsabilidad e inteligencia política. Por este motivo hemos

decidido:

1. Convocar al Primer Encuentro Nacional de IZQUIERDA UNIDA para el mes de abril 2014

2. El Congreso tendrá carácter de Fundacional y debemos al menos tratar los siguientes

temas:

Definición Ideológica del Partido

Estructura del Partido

Elección de Coordinación Nacional

Proceso de Inscripción del Partido

Táctica y Estrategia para el periodo

Políticas de alianzas

i. Convocar a todos y todas quienes se sientan representados en la construcción un partido

de carácter socialista, democrático, revolucionario y ecologista.

ii. Invitar a ser parte de este espacio en construcción a las organizaciones que trabajaron en

el proyecto Todos a la Moneda, que se sienten convocadas por construir un partido de

carácter socialista, democrático, revolucionario y ecologista.

iii. La convocatoria será abierta y la participación estará marcada por la definición ideológica

y las ganas de ser parte de este proceso.

iv. Se ha elegido un equipo que tendrá la responsabilidad de organizar el I Congreso Nacional

de IZQUIERDA UNIDA , con las características señaladas:

Carlos Arraigada

Sebastián Cortes

Juan Carlos Mix

El equipo no está cerrada y esperamos se unan más compañeros en este importante

desafío.

Durante los meses previos al Congreso se realizaran encuentros regionales y comunales,

con el fin de avanzar en la discusión que daremos durante el congreso, además de

convocar a compañeros y compañeras que quieran ser parte de esta importante

construcción.

X. La Coordinación Nacional del partido hasta la fecha del congreso estará a cargo de los

compañeros:

Presidente : Andrés Hidalgo Leiva

Vice Presidenta: Claudia Mix Jiménez

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

25 SANTIAGO, ENERO 2014

Secretario General : Jorge Ramírez Flores

Tesorero: Luis Casado Soto

XI. Los compañeros que asumen responsabilidades para el periodo y son los siguientes:

Coordinación de contenidos

Camilo Navarro Oyarzun (Santiago)

Guillermo Pérez (Talca)

Alejandro Santana Imperiale (Puerto Montt)

Karina Oliva Pérez(Santiago)

Cintia Vergara (Santiago)

Luis Lepez (Coronel)

Coordinación Congreso

Andrés Hidalgo Leiva (Santiago)

Carlos Arriagada Mass ( Concepción)

Yuri Riffo (San Pedro de la Paz)

Sebastián Cortes Merida (Copiapó)

Juan Carlos Mix Jiménez(Santiago)

Coordinación Político Electoral

Jorge Lincoleo (Santiago)

Ivan Ibacache (Viña del Mar)

Julio Barros (Copiapó)

Coordinación Escuela Formación Política

Iván Echeverría (Valparaíso)

Margarita Araya (Santiago)

Leonardo Ramírez (Temuco)

Mario Abayai (Santiago)

Antonio Alvear (Los Ángeles)

Patricio Salas (Santiago)

Coordinación de Finanzas

Cristian Figueroa (Santiago)

Cristian Revillod (Los Angeles)

Sara Sánchez (Santiago)

Mijail Villagra (Santiago)

Tomas García (Lota)

Page 26: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

26 SANTIAGO, ENERO 2014

Coordinación Comunicaciones

José Robredo (Santiago)

Mario Barreto (Valparaíso)

Carlos Concha (Santiago)

Ariel Jara (Santiago)

Juan Pablo Cid (Santiago)

Coordinación Bloque Bolivariano

Daniel Carrasco (Santiago)

Jaime Pérez (Santiago)

Álvaro Escobar (Santiago)

Coordinación Territorial-Social

Claudia Mix (Santiago)

Laura Olave (Santiago)

Eduardo Puran (Santiago)

Lautaro Rojas (Santiago)

Angelyn Torres (Concepción)

Leonel Acuña (Concepción)

Rodrigo Briña (Puerto Montt)

Andrés Silva (Iquique)

Juan Carlos Tapia (Iquique)

Guillermo Acuña Silva (Antofagasta)

Renzo Breni (Antofagasta)

Patricia Sepúlveda (Huasco)

Gabriel Zizu (Huasco)

Coordinación Sindical:

Hernán Cortes (Coronel)

Jorge Revecco (Santiago)

DOCUMENTOS PARA DEBATE POLÍTICO

Page 27: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

27 SANTIAGO, ENERO 2014

EL DESAFÍO.

IZQUIERDA UNIDA SE CONSTITUYE

“SI A VECES SIENTO QUE LA HISTORIA SE ME ESCAPA, NO ES PORQUE YO NO LA HAGA. ES PORQUE TAMBIÉN LA HACE

EL OTRO.”

J.P SARTRE

Muchos de los debates políticos actuales se concentran en la capacidad social e institucional de los

partidos políticos y del rol de estos mismos en las transformaciones mundiales, a partir de la

segunda mitad del siglo XX en adelante.

Para muchos, los partidos han perdido su capacidad de liderar los procesos sociales y políticos que

enfrentan las sociedades modernas, tras el desarrollo de la ciencia, la tecnología, la caída de los

socialismos reales, y por ende, de un mundo globalizado en todos los sentidos. Agudizado además,

por el auge de las diversas demandas sociales representadas a través de “movimientos” sociales y

políticos, que se han apoderado de ciertas banderas de luchas, que hace medio siglo atrás, eran

propias de los partidos políticos como articuladores entre la institucionalidad y la sociedad civil.

Para estos mismos, la sociedad ha cambiado, cambiando también el modo de sostener sus

demandas y exigirlas, a partir de una transversalidad ideológica frente a una demanda específica.

Por lo tanto, a partir del rol político que deben tener las organizaciones, es que nos preguntamos

¿por qué constituir un partido político frente a un Chile modernizado, donde las demandas de la

ciudadanía son demandas que han “superado” la institucionalidad de los partidos políticos, en vez

de un movimiento político?

Se ha planteado que los partidos políticos están viviendo una crisis -representación, de

institucionalidad, etc.-. También se dice que ya no son el mecanismo por el cual representar a la

sociedad civil frente a la institucionalidad política. ¿Pero qué tan cierta es esta afirmación?

A mediados del siglo XIX el rol de los partidos era fundamental ante las demandas de la

ciudadanía, los espacios por conquistar poder políticos eran desafíos gruesos, sin mayor

especifidad –reconocimiento de ciudadanía, derecho a voto universal, derechos laborales, voto

femenino, etc.- Actualmente las condiciones sociales y políticas han variado de alguna manera, las

categorías de análisis político y económico no son las mismas que hace siglo y medio (los obreros,

el proletariado o la burguesía y el capital, nivel de industrialización). Hoy las garantías y derechos

sociales y políticos están de una u otra manera garantizados, el desarrollo del capital ya no es solo

material, el dinero fiduciario ha tomado mayor relevancia en mercados especulativos. Sin

embargo, es importante considerar que se han instalado como nebulosa otras necesidades,

mucho más específicas, de esta manera, han cobrado relevancia la asunción de nuevas categorías

Page 28: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

28 SANTIAGO, ENERO 2014

sociales y políticas, que han surgido en las últimás décadas, y no por razones de coyuntura, sino

porque forman parte de las sociedades en un proceso de desarrollo dialéctico constante.

Hoy nadie puede dudar que cuestiones como la democracia, la representación y participación

política, las instituciones y mediaciones políticas, los partidos, los movimientos y grupos sociales,

los diversos modos de concebir la acción social, el acceso a bienes y servicios, la calidad de vida o

el buen vivir, la productividad, déficit fiscal, heterogeneidad social; son determinantes que

conducen –entre otros factores- al desenvolvimiento de las sociedades contemporáneas, y es

desde aquí que estas nuevas categorías de análisis dejan de ser de propiedad de la izquierda o la

derecha y, pasan a ser parte constitutiva de realidades concretas, que se diferencian unas de otras

en mecanismos o vías distintas, pero como categorías de análisis, tanto para la izquierda o la

derecha, son parte de la propia discusión ideológica.

En los debates actuales la democracia como régimen político ha tomado relevancia y mayor

vigencia, y por ende, el tipo de representación y la participación política se vuelven aún más

relevantes, por cuanto, la ética humana se ha reconfigurado tras el reconocimiento de derechos

(sexuales, ambientales, animales, etc.) y categorías antes nunca imaginadas para el desarrollo de

una sociedad moderna.

Si analizamos la sociedad Chilena y su desarrollo político durante los últimos 20 años, nos

podemos dar cuenta que ha cambiado la manera de relacionarse políticamente. La ciudadanía

demuestra un alto desafecto por las decisiones o influencias políticas; sin embargo, al mismo

tiempo la ciudadanía se apodera de demandas sociales de alto contenido valórico, como el

derecho a matrimonio igualitario, el reconocimiento de la diversidad sexual, legalización de la

marihuana, aprobación de ley de divorcio, resguardo medio ambiental de ríos, bosques, etc.; a

partir de organizarse en torno a demandas, independiente de las categorías ideológicas clásicas de

la modernidad. Ejemplo de aquello es el movimiento por Aysén, donde la mesa organizadora y

representante demostraba un amplio colorido político, así sucede también con los movimientos

por la diversidad sexual, o los movimientos ambientalistas, donde muy pocos de ellos son

representados, en sus definiciones, por posturas políticas de un sector o de otro.

Es aquí, entonces, donde nos preguntamos ¿qué tan eficientes y eficaces son los movimientos a la

hora de satisfacer demandas? o incluso ¿para influir en las decisiones políticas de la

institucionalidad estatal y gubernamental? Si lo analizamos desde esta perspectiva política, en

cuanto al poder de influencia de la sociedad civil en la institucionalidad de manera incluso legal,

podemos afirmar que los movimientos son aglutinadores de sujetos influenciados por una

demanda específica, sin la capacidad de incidir la toma de definiciones políticas del Estado. Por lo

tanto, también podemos decir, que el objetivo del movimiento no es el mismo que del partido

político, que busca necesariamente, influir en todas las decisiones políticas que influyen en la

sociedad civil, más allá de las demandas específicas que la ciudadanía tenga; en realidad, el partido

tiene como sentido en sí mismo, trascender a las demandas, ya que busca implementar e influir

Page 29: Memoria Encuentro Nacional Izquierda Unida

ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

29 SANTIAGO, ENERO 2014

desde una postura ideológica en la vida de cada uno de los sujetos que conformas una comunidad

organizada.

De esta manera, nuestra proyección y política debe ir directamente hacia lograr grados de

influencias en la institucionalidad y en la sociedad civil, desde una postura ideológicamente clara,

hacia la consolidación de una estructura sociopolítica dentro del partido, que tenga la capacidad

virtuosa de transformar según nuestros fines político, la realidad del país.

Esta labor debe enmarcarse con elementos políticos que ratifiquen el SER del partido,

conjugándolo con su DEBER SER, es decir, debe reflejarse la esencia política y su carácter ideológico

en el “Que Hacer” político cotidiano; como también el trabajo debe proyectarse en el tiempo y

hacerse necesario para la ciudadanía y el sistema político. Y como parte del desarrollo es necesario

establecer un programa tanto cronológico como político, que sea ejecutado por toda la estructura

del partido.

Sin duda, está labor tendrá buenos resultados siempre y cuando existan tres elementos centrales

que se conjuguen, para fortalecer el partido y mantenerlo en el tiempo: Disciplina (Fidelidad y

lealtad), Cohesión (que le entrega eficacia y potencia, generando la fuerza) y Conocimiento

(elemento dialectico de todo proceso de organización), tal como lo propone Gramsci en sus textos,

entendiendo la guerra de posiciones frente a los avances de la contraparte.

Tanto la Disciplina, la Cohesión y el Conocimiento son elementos que deben reflejarse dentro de

todo el partido, no solo en la dirigencia, sino en todos los sujetos que forman la organización,

porque no sólo lo mantendrá en el tiempo, también será un elemento de crecimiento

sociopolítico, por lo que no se mantendrá estático.

Por otra parte, como organización política nos preguntamos ¿Qué tipo de partido seremos?

Nuestro empeño está en aportar al desarrollo sindical, las organizaciones estudiantiles, las luchas

de pobladores, las libertades sociales y políticas, el derecho de las naciones y los pueblos

originarios; nuestro desafío no es ser meramente parte de un gobierno, nuestra postura no es en

contra del nuevo gobierno que llega; nuestras diferencias políticas, tanto con la Alianza y la Nueva

Mayoría, es que nosotros, como organización política, estamos en contra del capitalismo y sus

formas, por lo mismo, nuestras diferencias son sistémicas e ideológicas. Por lo tanto, nuestra

apuesta tendrá que enmarcarse en la valoración, por la población y el sector político, por los

derechos de I generación (civiles y políticos), garantizar de manera justa e igualitaria los II

generación (económicos, sociales y culturales) y de III generación (De los Pueblos); otorgándoles

el carácter ideológico por el que apostamos. De esta manera, deberemos enmarcar tanto la

agenda, como el programa político de corto, mediano y largo plazo.

En este sentido, se hace necesario consolidar no solo una estructura política, sino también

consolidar un proyecto ideológico que sustente el proyecto político. Hoy es absolutamente

urgente dar un salto cualitativo mayor en la organización, dándole una estructura clara, definida y

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

30 SANTIAGO, ENERO 2014

responsable con nuestra realidad interna y nacional, que permita entregarle la seriedad para

permanecer en el tiempo, y consolidarse como una alternativa con viabilidad política en el sistema

político de nuestro país, estableciéndose como un actor político capaz de entregarle

gobernabilidad a una sociedad civil altamente dependiente de la estabilidad política,

independiente de sus beneficios político-sociales.

Por las características de nuestra organización, se requiere en esta primera etapa consolidar los

tres elementos centrales que debe contener un partido político, “Disciplina, cohesión y

conocimiento”, así también, consolidar un discurso político que nos diferencie del resto de los

partido, que nos permita además generar una estructura política nacional, que vaya poco a poco

logrando instalarse territorialmente en todo el país. Esto permitirá pasar de ser un partido

movimentista, capaz de retomar las luchas sociales que hoy han promovido los movimientos

sociales, a un partido que logre grados de influencia en la institucionalidad política.

Por lo tanto, cobra relevancia establecer una relación entre partido y las demandas de

movimientos sociales. Se trata de reconocer las limitaciones de los instrumentos tradicionales

(partidos) en el marco de una lucha que definitivamente, requiere la confluencia de más actores.

Una recomposición plural de la izquierda ya no puede limitarse únicamente al eje partidario.

No se puede pretender que hoy solo desde los partidos se representan los proyectos políticos de

interés ciudadano. Las luchas sociales del futuro serán múltiples en su especificidad y múltiples en

sus protagonistas; las demandas ciudadanas no se concentrarán únicamente en el Estado, ni

estarán siempre referidas estrictamente a lo político, aunque todas serán luchas políticas. Esa

ampliación de la conflictividad social y de la pluralidad de antagonismos inherentes al Capitalismo

Global, hacen que la conquista de la hegemonía signifique lucha en todos los frentes (trincheras),

lo que implica, también, que la batalla por la democracia no es exclusiva de las cúpulas políticas o

institucionales. Estas circunstancias exigen un entendimiento y una división de responsabilidades

entre los partidos y los movimientos sociales. Es por eso que una verdadera transformación

requiere el concurso de la izquierda social y la izquierda política en una izquierda alternativa y

plural.

“No se trata de decir que los movimientos sociales sean, en si mismo, intrínsecamente virtuosos en

términos políticos. Más bien, los movimientos sociales son importantes porque constituyen, en el

terreno conflictivo de la vida social, escenarios públicos en los cuales los conflictos ganan visibilidad

y los actores colectivos se convierten interlocutores válidos.” (Tomás Moulian, Quinta vía)

Por otra parte, es importante señalar que para lograr los propósitos ideológicos que incidan en el

futuro de Chile, se requiere mucho más que voluntad política e ideológica. Se requiere un diseño,

una táctica y una estrategia política que definan claramente los objetivos. En nuestro caso,

nuestro objetivo es el SOCIALISMO. Pero además, es fundamental conocer y comprender la realidad

política del periodo que enfrentamos -un gobierno liberal, pero con tintes socialdemócrata-.

Porque, más allá del voluntarismo de algunos sectores de izquierda; ni la revolución socialista está

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

31 SANTIAGO, ENERO 2014

a la vuelta de la esquina, ni existen las condiciones para un ataque frontal armado contra el

capitalismo en Chile. Tampoco estamos dispuestos a promover (no estamos a favor) dictaduras

para establecer un Chile socialista, camino fracasado en los socialismos europeos del Siglo XX,

llamados socialismos reales.

La lucha de una Izquierda Plural debe ser pensada como una estrategia política, dentro de un

proceso de avanzada en todos los terrenos, (económico, social y electoral.), que apunte hacia un

Chile democrático en todas las áreas de influencia y en la toma de decisiones política en los

diferentes niveles (local, regional, nacional). Esta estrategia de transformación es un proceso

gradual y de largo plazo. Respecto a esto, Tomás Moulian señala:

“No {se} rechaza la posibilidad de acumular poder político en el Estado, para poder introducir

reformas legislativas, pero no considera ese el punto medular, sino uno de las cuestiones

importantes. El espacio principal de trabajo es la sociedad, buscando la constitución de

instituciones o experiencias contrarias al espíritu del capitalismo en la política y la cultura tanto

como en la economía y el desarrollo de luchas y combates múltiples, es especial en el ámbito

ideológico para potenciar valores esenciales, como la solidaridad y fraternidad”

Como lo señalamos anteriormente, nuestra apuesta para el futuro político de Chile es la

construcción del SOCIALISMO, sin embargo, entendemos y comprendemos la realidad que

enfrentamos, con sus defectos y virtudes, como sociedad moderna, capitalista y globalizada,

conformada ante la estabilidad macroeconómica y resignada ante las desigualdades

socioeconómicas. Para ello, debemos definir etapas de avanzadas, que partan gatillando las

contradicciones entre el bien común, voluntad general y las desigualdades vigentes; es decir,

debemos, primeramente, propiciar el retorno de luchas hacia la transformación radical, donde la

institucionalidad partidaria, entendido como medidas de reforma dirigidas a provocar un

verdadero impacto en uno o varios aspectos del orden social, una refundación radical de la

política, siempre en una dirección igualitaria y enfocada hacia una profundización de la

democracia participativa, que conlleven a una etapa directa al socialismo. Una transformación

Radical que se distinga del reformismo oportunista que no pretende alterar las bases de poder y

las estructuras de dominación, tratando de atenuar los desajustes propios del capitalismo.

“Es reformista la reforma que subordina sus objetivos a los criterios de racionalidad y de

posibilidad de un sistema y de una política determinados. El reformismo rechaza totalmente los

objetivos y las reivindicaciones incompatibles con la conservación del sistema, por muy basadas

que estén en las necesidades. Por el contrario, no es necesariamente reformista la reforma

reivindicada no en función de aquello que es posible en el marco de un sistema y de una gestión

dados, sino en función de aquello que se ha de convertir en posible, en función de la necesidades y

las exigencias humanas” (Tomás Moulian, “Quinta Vía”)

Luego de lograr las transformaciones radicales, que nos permitan avanzar hacia una sociedad de

derechos; debemos establecer las condiciones tácticas, estratégicas y políticas que nos permita

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

32 SANTIAGO, ENERO 2014

influir decididamente en la construcción de un Chile Socialista, trascendente en el tiempo,

independiente del gobierno de turno, como proceso constituyente de la refundación de Chile,

donde sean parte del desafío no sólo garantizar los derechos esenciales o elevar los procesos de

industrialización del país, dejando atrás el desarrollo primario exportador o mono exportador,

también avanzar, hacia el reconocimiento de nuevos derechos y garantías necesaria en la

preservación y sostenibilidad del proyecto socialista, como la protección del medio ambiente

desde una perspectiva ecosocialista, el reconocimiento legal y social de una sociedad heterogénea

tanto cultural, sexualmente y étnicamente, entre otros.

Nuestra proyección como partido político debe estar centrada en lograr levantar un proyecto

político partidario, que logre delinear sus pasos para el futuro, estableciendo las estrategias

políticas y sociales que nos permitan lograr nuestro objetivo mayor, el SOCIALISMO. Estamos en un

momento histórico, donde no debe haber espacio para decisiones vacilantes y menos decisiones

que permitan profundizar y legitimar las desigualdades e injusticias que a diario se viven en

nuestro país desde el modelo impuesto. Nuestro proyecto político debe ser revolucionario, sin

temores a los desafíos que Chile exige, menos acomodarse a las llamadas coyunturas políticas que

se vive; entendiendo que dichas coyunturas son resultado del mismo sistema político en que

estamos.

Nuestro desafío hoy es convocar a Chile hacia un proceso refundador, hacer de Chile un país

nítidamente democrático, sin “peros”, un Chile digno, solidario y por cierto, un Chile lleno de

justicia, un CHILE SOCIALISTA

KARINA OLIVA PÉREZ.

COMISIÓN POLÍTICA IZQUIERDA UNIDA

@karina_ol

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

33 SANTIAGO, ENERO 2014

IZQUIERDA UNIDA

UN PARTIDO DE POSICIÓN Y DE MANIOBRA

La actividad política se estructura y desarrolla “en torno a la distribución, la conservación o la

transferencia del poder” (Weber 1988: 84). Hacer política, significa “tratar de influir sobre la

distribución del poder entre las distintas configuraciones políticas y dentro de cada una de

ellas”[1]. La importancia de la disputa del poder dice relación con que éste es una fuerza

estructurante primordial de la sociedad.

Quienes hoy estamos aquí hemos decidido constituir un instrumento político para disputar el

poder, cuestión fundamental para transformar el orden existente. La discusión que sugiere este

panel dice relación más bien con la forma que debe tener dicho instrumento para cumplir

adecuadamente su cometido: i) si acaso debe ser un movimiento ó, ii) si debe ser, en cambio, un

partido.

La pertinencia de uno u otro instrumento solo puede determinarse según la naturaleza y magnitud

de nuestros propósitos (cuestión que también se discute en este Encuentro). Por ello quizá

convenga precisar la relación de cada uno de los dos instrumentos en relación al carácter de sus

propósitos.

Los movimientos políticos se caracterizan por responder a un objetivo directo, concreto y

coyuntural. Una vez cumplido el objetivo, el instrumento no tiene motivos para seguir existiendo.

De modo que, si un grupo social decide asociarse para promover la convocatoria a una Asamblea

Constituyente, deberá formar un Movimiento por la Asamblea Constituyente cuyo horizonte sea la

realización de esta. Una vez logrado ese propósito, la persistencia de tal asociación no tiene

fundamento.

En otro sentido, un movimiento puede dedicarse a la promoción de un determinado conjunto de

valores en el marco de una estrategia que tiene por objetivo socavar las bases ideológicas de un

ciclo político determinado, pero sin plantearse necesariamente la conquista y administración del

poder que lo supere.

A diferencia de los movimientos, los partidos tienen un fin trascendente. Son, por excelencia, la

organización orientada a la obtención, conservación y administración del poder político. Y si

asumimos que el poder es un elemento estructurante de toda sociedad que está en disputa

constante, los partidos no agotan su acción en la conquista del poder sino que permanecen como

guardianes permanentes del orden social que desean –y a veces logran- construir (por lo general

de manera antagónica a otros proyectos políticos)[2]. A su vez, como parte de su disputa por el

poder político, los partidos también tienen entre sus tareas la generación de conciencia entre la

población y la erosión de las ideas hegemónicas. Los partidos, en lenguaje de Gramsci, cumplen

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

34 SANTIAGO, ENERO 2014

funciones tanto en la “guerra de maniobra” (asedio directo al poder) como en la “guerra de

posición” (lucha ideológica).

Ahora, si se ha solicitado a un grupo de compañeros reflexionar acerca de la pertinencia o

conveniencia de un partido político o un movimiento político ha de ser porque no hay pleno

convencimiento del carácter que debe tener nuestro instrumento (o quizá, no hay pleno acuerdo

en lo que respecta a nuestros objetivos). Cuesta comprender el sentimiento de duda en

circunstancias que, conociéndolos como los conozco, ninguno acá duda de la importancia de

contar con un partido político y disputar el poder. En su lugar, tiendo a pensar que el debate que

ha ido generándose en nuestra naciente organización no dice relación con la vigencia de los

partidos como instrumento, sino más bien con un diagnóstico coyuntural según el cual el nivel de

rechazo hacia los partidos vuelve inconveniente desplegar desde allí la lucha socio-política.

La pertinencia o conveniencia de un partido es una pregunta legítima a la hora de observar los

datos. Coherente con casi todas las encuestas, la última medición de la Universidad Diego Portales

(2013) señala que los partidos políticos exhiben una confianza no superior al 7,1%. A la luz de la

evidencia disponible, la conformación de un partido puede asumirse como una tarea ardua en

medio de un panorama hostil.

La situación descrita no es exclusiva de nuestro país y ha sido objeto de variados análisis. Uno de

ellos dice relación con que los procesos de mo¬dernización neoliberal han autonomizado las

distintas esferas de la sociedad hasta restar capacidad al sistema político para influir sobre otros

sistemas (como, por ejemplo, el económico). De modo que se produce una frontera entre “lo

político” y “lo no político”, donde las competencias de las instituciones políticas son reducidas

hasta sustraer del control público gran parte de las decisiones. Lo anterior resulta aún más

extremo en el caso de Chile, donde la modernización neoliberal se desarrolló en el contexto de

una dictadura y se (re)produjo en el marco de un proceso de democratización tutelada (Portales,

2000) y resguardada hasta hoy por numerosos enclaves autoritarios (Garretón, 1995).

La conducción pactada de la transición, sumado al consenso ideológico entre al régimen

autoritario y la élite transicional, son responsables en parte importante de la crisis actual de los

partidos políticos y del progresivo malestar social ampliamente descrito por la literatura

especializada[3].

Esas condiciones nos situaron en el escenario de 2011, donde el malestar silenciado y contenido se

manifestara en protestas estudiantiles de una magnitud nunca antes vista durante la post-

dictadura. Pero la expectativa de cambio social, generada entonces, ha visto sus propios límites en

un sistema político que, pese a estar deslegitimado socialmente, puede seguir operando en su

legitimidad formal y ejercer la soberanía política con prescindencia del pueblo de Chile. Los

partidos están en crisis pero siguen gobernando, ya no precisan a las masas pues el divorcio entre

lo político y lo social es garantía suficiente para administrar el poder bajo formas elitistas y

prescindiendo de una adecuada representación.

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

35 SANTIAGO, ENERO 2014

Aquel triunfo de nuestros adversarios nos plantea dificultades en el camino, pues su propia

deslegitimación social termina por asimilar sus estructuras parasitarias a todos los partidos,

incluidos aquellos que buscan hacerles frente.

Lo anterior ha extendido en algunos de nuestros compañeros, la duda respecto a la conveniencia

del instrumento político partidario. Esa duda se ha agudizado al constatar el paradójico escenario

en que, por un lado, los partidos se deslegitiman, mientras que por otro, las ideas de nuestra

organización partidaria se afianza cada vez con mayor fuerza.

En efecto, todo aquello que hemos sostenido por largo tiempo se encuentran en un buen nivel de

aceptación social: las opiniones en favor de convocar a una Asamblea Constituyente son hoy

mayoritarias (64% según la Encuesta MORI; 74% según el Estudio de Valores Sociales y Política de

la USACH y; 71% por la Encuesta del Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública, realizado en

Santiago por la Universidad Central). Adicionalmente, de acuerdo al Estudio de Valores Sociales y

Política (USACH), un 53% de chilenos declara estar en favor de reemplazar al sistema de AFP por

uno de carácter público. Por último, de acuerdo a la Encuesta UDP (2013), sólo el 34% de los

chilenos cree que el Estado no debe tener empresas de servicios públicos, mientras una amplia

mayoría (82%) estima que debiera existir una red de farmacias estatales y que el transporte

público debiera estar en manos de una empresa estatal (70%).

Entonces, nos encontramos ante el difícil escenario que nuestras ideas están fuertemente

arraigadas pero el instrumento que buscamos constituir obtiene niveles de confianza muy bajos.

Este análisis se extendió entre algunos compañeros que se alejaron de nuestra organización, la

convicción que el camino a seguir es el de diluir el partido y conformar referentes más amplios que

permitan primero que todo dar la batalla cultural por la Asamblea Constituyente. Su diagnóstico

señala que las condiciones para la batalla institucional (entiéndase, la conquista del poder) está

lejos de resolverse a nuestro favor y que, en cambio, lo que ahora se desarrolla es una batalla

ideológica o cultural, proceso en la cual se puede (o debe) prescindir del partido.

Dicho análisis no hace sino recordarnos la distinción gramsciana entre “guerra de maniobra” y

“guerra de posición” (Gramsci,). Desde la derrota más absoluta -en plena cárcel- Gramsci observa

que la clase dominante sostiene su poder principalmente en el consentimiento y que, por tanto,

para posibilitar el ataque directo, era necesario socavar sus instituciones e ideas desplegando una

batalla ideológica capaz de ir derribando una por una las trincheras que resguardan la fortaleza de

la clase dominante (Ibid).

Con todo, para Gramsci, la necesidad de desplegar la “guerra de posiciones” no implica el

abandono de la “guerra de maniobra”, ni mucho menos la perdida de pertinencia de un partido

revolucionario. Muy por el contrario, para el desarrollo de la guerra de posiciones se requiere de

“intelectuales orgánicos” (no de esfuerzos intelectuales aislados) y de un partido revolucionario

que mantenga una relación directa y dinámica con la clase trabajadora (Ibid).

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

36 SANTIAGO, ENERO 2014

Concordando con aquella mirada, y reafirmando su vigencia, la necesidad de profundizar el

menoscabo de las bases ideológicas del neoliberalismo y potenciar las reivindicaciones del pueblo

Chileno no impone a una elección dicotómica entre ataque frontal y batalla ideológico-cultural.

Hoy, más que nunca, necesitamos contar con un instrumento político efectivo que permita

afrontar conjuntamente la lucha política frontal con el debate político-ideológico. En Chile no

existe otro instrumento que un partido político para afrontar ambas dimensiones.

Lo que sí podemos discutir son las características orgánicas de dicho partido y sus lógicas

operativas. Desde luego, es mi opinión, los partidos de vanguardia son extemporáneos; pero

debemos ser capaces de comprender la importancia de combinar disciplina y mecanismos

complejos de participación democrática a nivel interno. Pero la importancia de un partido, a mi

entender, no debiese ser objeto de dudas o vacilaciones.

Debatir al carácter orgánico del partido implica abordar la necesaria reflexión acerca de la

naturaleza del poder. Aquí debo suscribir la perspectiva según la cual el poder no sólo se ejerce en

las esferas de la administración estatal sino que circula en la estructura social, de modo que

incluso ciertas instituciones que se nos presentan como aparentemente neutrales desempeñan un

papel de primerísima importancia en la (re)producción de un determinado orden social; entre las

cuales, la universidad, la escuela, la empresa, por nombrar solo algunas (Foucault, 1976).

Reconocer lo anterior, desafía a los partidos políticos a constituirse de una manera particular que,

sin negar la importancia de lo electoral, no se limita a aquello. Un partido que tenga por objetivo la

transformación de la sociedad debe operar en distintas dimensiones de la vida social,

conformando frentes (sectoriales o de masas), disputando el poder en los micro-espacios de poder

(sindicatos, universidades, escuelas), entre otras. Estas tareas son insoslayables de un partido

político no solo por las posibilidades que ello brinda a la hora de traducir su inserción social en

caudal electoral, sino fundamentalmente porque permiten combatir las ideas dominantes o

hegemónicas (en otras palabras, desarrollar aquello que Gramsci bautizó como “guerra de

posición”).

Con todo lo hasta acá dicho, es necesario volver a precisar la discusión acerca de la inserción de

nuestra acción colectiva en el marco del debate necesario acerca de la Asamblea Constituyente.

Desde luego, es pertinente la preocupación de algunos ex-compañeros de partido respecto del

instrumento o de los instrumentos apropiados para afrontar tal lucha política.

La voluntad de promover una Asamblea Constituyente no es, desde luego, patrimonio de la

izquierda. Existe, sin lugar a dudas, un conjunto cada vez más amplio de organizaciones

(incluyendo algunas de corte liberal) que comienzan a alzar la voz en pos de refundar el país sobre

la base de este mecanismo democrático. En virtud de ello, considero de importancia estratégica

fundamental posibilitar una confluencia amplia de agrupaciones en virtud de posibilitar la

convocatoria a una Asamblea Constituyente (una especie de “Pacto Republicano”). Allí, caben

todos quienes estén dispuestos a comprometer esfuerzos por invocar el poder constituyente

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

37 SANTIAGO, ENERO 2014

originario (no derivado)[4]. Sin embargo, estimo que asumir esa construcción sin tener un

domicilio ideológico y un instrumento político propio, constituye una maniobra que solo puede

contribuir al éxito de aquellos que, compartiendo la iniciativa de la Asamblea Constituyente, no

comparten los principios que aspiramos a desarrollar en dicho proceso. El riesgo resulta más

evidente aun considerando que quienes participarán de dichos espacios lo harán teniendo

instrumentos políticos e incluso parlamentarios capaces de cooptar el proceso.

La conformación de un partido, con fundamentos ideológicos distinguibles, con estrategias

definidas, con políticas de alianzas certeras en función de la dimensión de cada objetivo, es

fundamental para el alcance de nuestros propósitos: tanto los que dicen relación con la

Constituyente como con la promoción de nuestros fundamentos ideológicos en dicho proceso.

Un ejemplo ilustrativo acerca de la importancia de desarrollar ambas dimensiones se halla en el

seno de la Constituyente francesa de 1789. Ahí, los diputados de las provincias de los Estados

Generales llegan a Versalles agrupándose según vecindad geográfica, para luego constatar que sus

comunidades de opinión no solo versan sobre temáticas regionales sino sobre aspectos de la

política nacional. Así, los diferentes clubes, inicialmente agrupados por sensibilidades regionales e

intereses particulares, se comienzan a organizar como grupos ideológicos (Duverger, 1951). De ahí

nacen los Jacobinos, el grupo del Palacio Nacional, el del Instituto, el de la calle de Poitiers, el de la

calle Castiglione y el de la calle de las pirámides (Ibid).

Un propósito profundamente político-ideológico como es la convocatoria a una Asamblea

Constituyente no agota los objetivos de la acción colectiva de un grupo determinado. En la común

tarea de constituir una República, nadie desconoció la importancia de asociarse en virtud de

visiones compartidas respecto del orden político-social pues, junto al impulso de la Asamblea

Constituyente, se desarrolla la discusión sobre los tipos de sociedad que cada conjunto de

ciudadanos desea promover.

La importancia de las organizaciones político-ideológicas en un proceso constituyente resulta

clave, al igual que en el sistema político (pues, ahí sigue operando no solo la batalla directa sino

también parte importante de la disputa simbólica). El partido sigue desempeñando ahí un rol

preponderante.

Otro ejemplo, algo más cercano que el de la Revolución Francesa, es el del Movimiento al

Socialismo en Bolivia. Dicha organización, pese a llamarse movimiento es, en la práctica, un

partido constituido a partir de la institucionalización del movimiento social. En efecto, el

Movimiento al Socialismo fue el resultado de una agregación de sindicatos campesinos, todos ellos

herederos de una cultura sindicalista propia de lo que García Linera denomina “mundo plebeyo”

(García Linera, 2008).

En el año 1995 se impone en el movimiento la “tesis del instrumento político”, como un

imperativo para dar el salto a la arena electoral sin necesidad de conformar pactos con los

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

38 SANTIAGO, ENERO 2014

partidos tradicionales que venían alternándose en el poder tras el fin de un largo periodo de

dictaduras militares. Esta agregación de movimientos sociales se institucionaliza dando nacimiento

al partido político que hoy conocemos como MAS, liderado por el Presidente Evo Morales.

El MAS Boliviano fue un actor protagónico en las protestas bautizadas como “guerra del agua” y

“guerra del gas”, ambos elementos catalizadores del actual proceso que podrían entenderse

perfectamente como la arremetida final de una verdadera “guerra de posición” (liderada por un

naciente partido). Con posterioridad a las consecuencias de estos episodios, el triunfo de Evo

Morales y la convocatoria a la Asamblea Constituyente contó con gran protagonismo del MAS y,

desde luego con su triunfo en la elección de constituyentes, dejando en posición muy

desmejorada a los tres partidos conductores de la paradojal transición democrática neoliberal. En

la “guerra de posición” y en la “guerra de maniobra” el partido fue un instrumento clave. No

podría haberse traducido la eficacia de la guerra de posición en la etapa de la guerra de maniobra

sin la continuidad de un instrumento partidario (legitimado, de hecho, en la propia guerra de

posición).

En síntesis, como creo haber dejado suficientemente expuesto en este documento, estimo de

primera necesidad contar con un Partido mediante el cual tomar posición en la disputa del poder

político. Desde ahí, puede desarrollarse una política de alianzas en virtud de los objetivos diversos

que nos planteemos de manera colectiva, sobre todo en el que corresponde a la Asamblea

Constituyente.

CAMILO NAVARRO OYARZÚN

VICEPRESIDENTE IZQUIERDA UNIDA

@CamiloNavarroO

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

39 SANTIAGO, ENERO 2014

Dentro de los documentos de debate de IZQUIERDA UNIDA, hemos considerado incluir algunos

fragmentos de escritos del compañero Álvaro García Lineras, VICEPRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE

BOLIVIA. Algunas de sus reflexiones son muy atingentes a las discusiones que hoy tenemos al

interior de nuestra organización. Además incluimos el texto Asambleas por el Ecosocialismo del

Partido de Gauche

PRIMERA TENSIÓN: RELACIÓN ENTRE ESTADO Y MOVIMIENTOS

SOCIALES.

La primera de estas tensiones creativas, que está siendo resuelta mediante el debate democrático,

es la que se refiere a la relación entre Estado/movimiento social. EI Estado es por definición

concentración de decisiones, monopolio sobre la coerción, la administración de lo público-estatal,

e ideas-fuerza que articulan a una sociedad. En cambio el movimiento social y las organizaciones

sociales son por definición democratización de decisiones, amplia y continua socialización de

deliberaciones y decisiones sobre asuntos comunes. Gobierno de movimientos sociales es por

tanto una tensión creativa, dialéctica, productiva y necesaria entre concentración y

descentralización de decisiones.

Como Gobierno se nos exige concentración rápida y oportuna de la toma de decisiones. La gente

espera acciones ejecutivas prontas que den respuestas concretas a sus necesidades materiales.

Pero a la vez, como organizaciones sociales indígena-campesinas, obreras y populares en el

Gobierno, se tiene una dinámica orgánica que exige debate, deliberación, reconsideración de

Temas y propuestas, ampliación de participantes en tomo a esas decisiones. Y por tanto, el

gobierno del Presidente Evo al ser un Gobierno de movimientos sociales vive y tiene que vivir

continua-mente esta tensión creativa entre concentración versus descentralización de decisiones,

entre monopolización y socialización de acciones ejecutivas, entre el tiempo corto para obtener

resultados y el tiempo largo de las deliberaciones sociales.

¿Cómo resolver esta tensión creativa de la revolución que estamos viviendo y venimos

desplegando? EI año pasado propusimos el concepto de Estado integral como el lugar donde el

Estado (el centro de decisiones) comienza a disolverse en un proceso largo en la propia sociedad, y

donde esta última empieza a apropiarse, cada vez más, de los procesos de decisión del Estado. A

eso Ie denominamos Estado integral y no cabe duda que constituye la superación dialéctica de

esta tensión entre Estado (como máquina que concentra decisiones) y movimiento social (como

máquina que concentra y democratiza decisiones).

Se trata ciertamente de un proceso que no puede ser resuelto a corto plaza y que requiere un

largo proceso histórico, de avances y retrocesos, de desequilibrios que parecieran inclinar la

balanza a favor de uno u otro polo poniendo en riesgo ora la eficacia de gobierno, ora la

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

40 SANTIAGO, ENERO 2014

democratización de las decisiones. En realidad nada esta previamente asegurado y lo que que-da

hacia el futuro es vivir con esa contra-dicción y desplegarla en todas sus variantes y

potencialidades. La lucha y solo la lucha podrá mantener viva la contradicción durante décadas o

siglos para que en un momento dado esta disolución del Estado en la sociedad al fin pueda

realizarse como resolución histórica de esta contradicción.

Un segundo momento de esta tensión entre Estado y Movimiento Social, y de hecho más

importante que el anterior, es el que se da entre la expansión material del Estado social y la

función estatal de las comunidades y sindicatos agrarios.

Esta tensión ha sido reiteradas veces mencionada por el presidente Evo en sus reuniones con los

sindicatos. Cuenta el, como es que anteriormente el sindicato era la institución social encargada

no solo de defender a los afiliados frente a las amenazas agresivas del Estado: represión, exacción

económica, etc., sino que además el sindicato-ayllu era el encargado de proteger socialmente al

afiliado, organizando el trabajo común para construir escuelas, abrir caminos, socorrer a los

afectados en caso de desgracias, incluso resolver Temas de propiedad de tierras o asuntos

familiares.

El viejo Estado colonial solo existió frente al movimiento campesino como una externalidad

agresiva de la que no se recibía ni se esperaba nada, por el contrario, había que estar al acecho

para protegerse de sus agresiones políticas y económicas. De hecho el colonialismo puede

definirse como un estado de guerra perpetuo entre Estado y sindicato-ayllu, atravesado por

prolongadas treguas 0 armisticios temporales de no agresión. Esta guerra suspendida fue

denominada erróneamente "pacto de reciprocidad" entre Estado y comunidad debido a la

tolerancia entablada entre ambos, a cambio del respeto del acceso a un poco de tierra por parte

del ayllu, y a la dominación, por parte del Estado.

Seria reciprocidad si ambos sujetos sociales entregaran algo a "cambio" de la recepción de otro

bien aunque de distinta naturaleza. Pero aquí, de lo que se trataba era de treguas entre uno, el

Estado que arrebata lo que no posee: tierras, trabajo y gente, y el ayllu que sólo contiene, cada vez

en un espacio territorial menor, la depredación de sus territorios, su riqueza y su gente.

Tanto en tiempos coloniales como republicanos, el Estado no les dio nada ni al sindicato ni al ayllu,

y quien se constituyó en la institución encargada de proteger social y políticamente a los

miembros de la comunidad fue el propio sindicato-ayllu, EI sindicato, como autentico poder

territorial, otorgaba protección social, regulación propietaria, justicia, sentido de pertenencia y de

identidad. A esta función protectiva y socializadora es a la que el presidente Evo ha denominado el

sindicato-Estado porque es el sindicato el que objetivamente se constituye como poder social,

político, territorial y cultural.

Sin embargo, la lucha del sindicato por la descolonización del Estado que ahora encabezan las

organizaciones sociales, desde el Gobierno, ha significado precisa-mente poner fin a este estado

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41 SANTIAGO, ENERO 2014

de guerra entre sindicato y Estado, apropiándose, modificando la estructura social, funciones y

composición interna del Estado. Se trata de una demanda de democratización radical del Estado

con el fin de hacer de él una maquinaria de protección social, de ampliación de derechos y de

unificación participativa de la sociedad como corresponde a un Estado democrático-social.

SEGUNDA TENSIÓN: FLEXIBILIDAD HEGEMÓNICA FRENTE A FIRMEZA

EN EL NÚCLEO SOCIAL

Una segunda tensión creativa es la que se da entre la amplitud social del proceso revolucionario

(la incorporación creciente de muchos sectores) y la necesidad de garantizar la conducción

indígena, campesina, obrera y popular del mismo. Es una contradicción que uno puede visualizar,

por ejemplo, entre trabajadores, obreros, asalariados y el sector empresarial.

La forma de su resolución es la ampliación, la apertura y la conversión del significado de pueblo a

todas y todos los bolivianos -sin excepción- que apuestan por la descolonización, por el Estado

Plurinacional, por la igualdad entre los pueblos, por la autonomía democrática de las decisiones,

por el comunitario y la industrialización rectora de la economía plural, en fin, que apuestan por el

Vivir Bien.

Pero así como se tiene que apostar a una gran amplitud social que incorpore a vastos sectores –

incluso de carácter empresarial, vinculados y de profunda convicción patriótica-, es imprescindible

reforzar y garantizar el núcleo duro de la revolución: los pobres, los humildes, los campesinos, los

indígenas, los obreros, los vecinos, que no cabe duda que son, en las buenas y en las malas, el

núcleo, el baluarte y la garantía de la conducción precisa y justa de nuestro proceso

revolucionario.

La hegemonía del bloque nacional-revolucionario exige no sólo la cohesión de las clases

trabajadoras indígenas, obreras y populares, sino la irradiación de su liderazgo histórico, material,

pedagógico y moral, sobre las otras clases sociales que abarquen a la inmensa mayoría de la

población boliviana. Siempre habrá un segmento reacio a cualquier liderazgo indígena y popular, y

actuara como correa de transmisión de poderes externos. Pero la continua consolidación del

liderazgo plebeyo requiere que las otras clases sociales, al tiempo de ser reeducadas en los

intereses colectivos como unidad suprema del país, consideren que su propia situación personal

está mejor conducida bajo el mando nacional de las clases trabajadoras.

Esta amplitud de acuerdos, de articulaciones sociales, coloca a los sectores populares dirigentes

ante el desafío de tener que incorporar parte de las necesidades de los bloques sociales

diferentes, y esto emerge como contradicción al principio secundaria, pero con la potencialidad de

devenir en contradicción fundamental si no se sabe regular la tensión, debilitando la propia

conducción indígena popular del proceso revolucionario.

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Por lo tanto, la necesidad de amplitud social para consolidar la hegemonía histórica conlleva a la

vez el riesgo de debilitar la hegemonía por ampliar demasiado la estructura de intereses colectivos

conducentes del proceso.

No existe una receta ni modelo para salir de esta contradicción propia de la construcción de las

hegemonías. Sólo el debate, las tensiones, las rectificaciones continuas entre firmeza de liderazgo

del núcleo social revolucionario y amplitud hegemónica pueden desplegar esta contradicción

necesaria, y canalizarla como fuerza impulsora de la dinámica revolucionaria.

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EL MARXISMO Y LA COMUNIDAD ANDINA

Para nosotros, la importancia de este pensamiento creativo de Marx es fundamental. Y no

únicamente para reconocer nuestra realidad y nuestro pasado, sino, en primer lugar, para

entender las fuerzas comunitarias que —junto a las que ha creado el capitalismo para negarlo—

empujan nuestra sociedad a la posibilidad del socialismo. En este intento de conocimiento no sólo

empírico de datos de la realidad precolonial, colonial y republicana, sino también en el

entendimiento global de las estructuras sociales de estas épocas, nada se le tiene que agradecer a

los supuestos “marxistas” oficiales que han poblado nuestras tierras todos estos años. Lo poco

hallado y entendido hasta ahora, en cuanto a datos empíricos sobre la comunidad agrícola en los

Andes, se debe más al trabajo de antropólogos e investigadores liberales extranjeros que, pese a

su dudosa exposición política, han aportado elementos para la comprensión de la realidad.

El supuesto marxismo, que en realidad no fue más que una caricatura de tercera de él, que desde

los años treinta comenzó a aparecer por estas tierras, se apoyaba en bases deformadas. Sus dos

vertientes, trotskista y estalinista, a pesar de su supuesto antagonismo, en realidad compartieron

(y comparten) las mismas deformaciones, tergiversaciones y desconocimiento del marxismo

revolucionario.

Ambas corrientes, asentadas en la misma concepción tecnicista y estática del socialismo, que de

marxista no tiene ni el nombre, en el terreno de la concepción de la Historia también

compartieron (y comparten) el mismo esquematismo lineal y gradualista canonizado por Stalin, y

popularizado por los famosos manuales de economía y filosofía. Así, por ejemplo, atrapados en el

dilema de entender una realidad como la incaica, no encontrada en las recetas de los manuales,

pero constreñidos a encajarla a como diera lugar dentro de uno de los cinco moldecitos que esos

manuales “marxistas” les indicaban, José Antonio Arze, el máximo representante del estalinismo

local de los años cuarenta, optó por la definición de “semi-socialismo”, sin tomaren cuenta que el

socialismo sólo puede darse bajo los términos del control de los trabajadores directos sobre sus

condiciones de producción, de vida social y del producto de su trabajo, cosa que en el Imperio Inca

no sucedía ya, por la presencia de un Estado burocratizado, y por lo tanto de una clase social

diferenciada del trabajador directo, que asumió para sí, tanto el control de parte del excedente

producido, como la relación económica política entre las diversas comunidades, etcétera.

Por su parte, el trotskista Liborio Justo, en el mismo límite de sus cinco opciones a elegir, optó por

una combinación confusa de dos de ellas: calificó al incario como “esclavismo basado en la

propiedad común de la tierra por la clase dominante”; a su vez, Guillermo Lora, del que se puede

decir que hasta ahora no ha logrado conocer el marxismo, y mucho menos entenderlo, prefiere

rechazar el término “socialista” para las sociedades precolombinas, y se limita a usar

“precapitalistas”, lo que demuestra su ignorancia y total confusión al respecto, porque mete en un

mismo saco diversas formas de sociedad, como la formación económica eslava, germánica, el

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modo de producción asiático, etc., con lo que el entendimiento del incario queda peor que antes

de haber comenzado.

En general, todos estos calificativos lo que señalan es la incapacidad de este marxismo deformado

para entender una realidad concreta. Marx, que jamás intentó sacralizar los cinco modos de

producción señalados en su introducción de 1859, en otros textos, como los Grundrisse y luego en

El capital, los Cuadernos Kovalevsky, los Cuadernos etnológicos, etc., señaló la existencia de otras

posibles formas de producción; tal es el caso de la comunidad incaica que, para Marx, ni era

esclavismo, ni feudalismo, ni la comunidad primitiva, ni mucho menos un “semi-socialismo”, sino

que fue señalada como una forma de desarrollo-disolución de la comunidad primordial, que da

paso a otra formación económico social basada en un nuevo tipo de comunidad, donde se

conjugan una elevada división del trabajo, una forma de control comunal de la tierra, asociación

para el trabajo junto al trabajo individual, unión de la manufactura y el trabajo agrícola, la

existencia de un Estado como personificación de la unidad de las comunidades, pero en cuyo seno

han de manifestarse y desarrollarse diferencias sociales y relaciones de dominación, etcétera. Se

trata entonces, de un modo de producción estudiado por Marx en los Grundrisse bajo la

denominación inicial de forma comunitaria incaica y luego, en su forma desarrollada, generalizada

como modo de producción asiático, que también podría haberse llamado inca, afro-asiático,

etcétera.

Pero en todo caso se trata, para Marx, de un modo de producción diferente a las tonterías con las

que los pseudomarxistas intentaron clasificarlo. Respecto a la caracterización de la colonia y la

república, la suerte de estos autores y otros herederos del esquematismo reaccionario de la III

Internacional y de Stalin no es distinta. El pirista José Antonio Arze caracterizó a la colonia como

sociedad feudal, de igual forma lo hizo Tristan Marof. Al estudiar los primeros años de la república

—que, como bien sabemos, no cambió el fundamento de la estructura agrícola heredada de la

colonia y que, tan sólo en términos de la distribución del excedente, éste pasó del control de la

corona y sus representantes al de los criollos—, Roberto Alvarado, “sociólogo” del Partido

Comunista de Bolivia (PCB), caracterizó esta estructura económica agrícola en términos feudales,

al igual que Guillermo Ovando Sáenz.

La tesis programática del PCB, redactada en 1986, ratifica esta visión “feudal” de las relaciones de

producción en el campo hasta 1952. Por su parte, Guillermo Lora, también incapaz de superar esta

religiosa repetición de las “leyes” históricas de manual, pero obligado a diferenciarse parcialmente

de los primeros, soluciona el problema sencillamente no estudiándolo y por tanto, no entendiendo

el régimen de la tierra (y en general de la economía entera) en la colonia y en la república; así, sólo

habla de “país capitalista atrasado”, donde se “combinan” diversos modos de producción y en el

cual predomina el capitalista; en otras partes hablará de la “feudal-burguesía”, aceptando

explícitamente la caracterización feudal de la economía agraria, al menos hasta 1952.

Lamentablemente, la superación de este burdo esquema (esclavismo-feudalismo-capitalismo) en

el que se quiere arrinconar a la historia, tampoco ha sido superado por otros autores muchísimo

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más creativos, pero influenciados indirectamente por el esquematismo estaliniano. Ramiro

Condarco, al hablar de la vida económica previa a la gran sublevación Aimara de 1898, se queda en

medio de la caracterización feudal del campo. Hans Dietrich, a pesar de su amplio conocimiento

de Marx, queda preso de los prejuicios de los autores locales en los que basa su estudio sobre

Bolivia, y también se queda en la misma afirmación que el anterior. Danilo Paz, que aporta en la

comprensión de la diversidad de relaciones de producción prevalecientes en el campo hasta 1952,

rescata la existencia de relaciones productivas comunales dentro de las comunidades en la

hacienda, pero al estudiar la relación entre estas dos, hacienda y comunidad, ve relaciones

feudales entre ellas, por la existencia de renta en trabajo que, como veremos después, según Marx

no es una condición determinante para la caracterización de la producción feudal.

Quizá uno de los autores marxistas que con mayor claridad vio el problema de la comunidad

agraria para caracterizar el modo de caer en el falso dilema de feudalismo o semifeudalismo fue

Zavaleta, que señala que el acto productivo primario, esto es, el acto fundamental de la economía

durante la colonia, parte de la república y parcialmente ahora, está caracterizado por relaciones

comunitarias propias, distintas a otras organizaciones económicas tradicionales (feudales,

esclavistas, etcétera). Ahora, esas relaciones comunitarias deben ser entendidas y estudiadas por

sí mismas, a partir de la caracterización general dada por Marx en los Grundrisse, El capital, los

Cuadernos etnológicos, etc., y sobre las cuales se han erigido formas de distribución del excedente

posiblemente similares a las feudales, pero sin alterar la estructura productiva esencial, y por

tanto, esas relaciones distributivas pierden el carácter de feudal, para asumir una naturaleza

distinta.

Ante esto, las notas de Marx a Kovalevsky son un riquísimo aporte, que echa por tierra las

repeticiones mecánicas, los acomodos inconsistentes con los que los supuestos marxistas han

querido “entender” las relaciones agrarias en el país. Y decimos que las notas de Marx son un

valiosísimo aporte, porque nos muestran en vivo su metodología al estudiar una sociedad no

capitalista comunitaria, en términos generales, caracterizada por Marx en los Grundrisse como

muy parecidos a los de la comunidad en el incario; y, por otro, porque Marx estudia aquí las

repercusiones y el papel de las invasiones y colonizaciones que esas formas comunitarias asiáticas

sufrieron, en especial con los ingleses, y que, bajo condiciones y resultados distintos, pero

semejantes en su globalidad, también se dieron acá, en este continente, con la dominación

española.

Así, una de las mayores enseñanzas que da este texto es la forma marxista de abordar la

interpretación del desarrollo histórico de los pueblos comunitarios bajo procesos de colonización y

dominio, no sólo por naciones extranjeras, sino esencialmente por formas de producción distintas.

En particular, Marx rechaza que el único camino posible de salida, cuando un pueblo con una

forma de producción distinta somete a otro, sea el de la imposición de la forma de producir de los

dominantes sobre los dominados, como en Irlanda.

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En sus notas muestra, como ya lo hizo antes (en los Grundrisse), que los sometedores bien pueden

dejar subsistir el antiguo modo de producción, sometiéndolo a tributos y ciertos cambios en las

relaciones de distribución y control del excedente, como hicieron los romanos, los turcos y los

ingleses en sus colonias y, como creemos nosotros, sucedió acá, en las comunidades altiplánicas,

al menos en algunos casos, hasta el remate de las tierras comunales en los años ochenta del siglo

XIX, y, en general, hasta la revolución de 1952.

En sus notas a Kovalevsky, Marx aporta nuevas observaciones que nos ayudan a descalificar la

aplicación directa de la teoría del feudalismo, al menos en la región altiplánica con existencia de

comunidades, durante la colonia y parte de la república. Así, Marx señala que la sola existencia de

los beneficios en la entrega de tierras a personalidades o jefes militares de las fuerzas invasoras

(Ikta en el caso de la India), para que éstos asuman el control de la producción y el cobro de

impuestos a los originarios, destinados al nuevo poder estatal, no prueba la existencia de

feudalismo, ya que esta forma también existió en Roma.

Respecto al argumento de que la renta en trabajo sería una condición suficiente para hablar de

feudalismo, en sus extractos, Marx toma nota de las diversas formas de pago de tributo o

impuestos de los trabajadores indios a los colonizadores, que varían del pago en dinero, en

especie e incluso en trabajo en tierras estatales y servicios en el caso de Argelia; y, seguidamente,

descarta que al conjunto de esta forma de control de la tierra y el trabajo agrícola implantado en

la India y Argelia pueda llamársele feudalismo. De hecho, ya en El capital, Marx señaló la existencia

de ciertas formas de servidumbre e incluso de esclavitud restringida en las formaciones

económicas asiáticas. Engels señala también que la renta en trabajo no es una característica

fundamental del feudalismo, cuando escribe a Marx:

[…] me complace ver que en cuanto a la historia de la servidumbre de la gleba “estamos de

acuerdo”, como se dice en la jerga de los negocios. Sin duda alguna, la servidumbre de la gleba y la

servidumbre en general no son una forma específicamente medieval y feudal; la tenemos en todas

o casi todas las partes donde los conquistadores obligan a los antiguos habitantes a que cultiven

para ellos la tierra: en Tesalia, para poner un ejemplo […]

Por estas razones, el repartimiento en la época colonial en el continente, en particular el

mayorazgo, que hizo de las tierras cultivables propiedades indivisibles e inajenables en manos de

los españoles, y la propia encomienda, que impuso el trabajo forzado de la masa indígena en

tierras ya ajenas y en servicios personales, no son entonces pruebas irrefutables de feudalismo en

Charcas y luego en la república, sino que tienen que ser estudiados, como lo hizo Marx en la India

colonial, como formas de apropiación y organización, al menos en regiones con asentamientos

comunitarios, de una forma productiva esencial, asentada en la relación comunitaria.

En otras regiones como en los valles, ya durante la república, ciertamente esto no tiene validez,

pero ahí estamos ante formas de transición en la renta de la tierra como la aparcería, los colonos y

la pequeña propiedad individual, que descartan de entrada su caracterización como feudalismo.

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Pero quizá lo más significativo que muestra Marx a lo largo de todas sus notas, y que expresa

claramente la situación vivida acá, es que en otros modos de producción distintos a la forma

asiática, como el feudalismo, la dependencia —esto es, la sujeción a un señor feudal, la pérdida de

libertad— es impuesta a las personas en forma individual. En cambio, en el llamado asiático o

semiasiático, la no libertad o la relación de dependencia, ya sea con el poder estatal o con el poder

colonial, personificados en autoridades o en el terrateniente, es comunal. En el caso de la mita y el

repartimiento, el pago de tributos, la prestación de servicios o la renta en trabajo son relaciones

entabladas entre el poder colonial y la comunidad, donde ésta última se adecua y da respuesta a

estas exigencias, ciertamente a través de la individualidad de sus miembros, pero en tanto éstos

pertenecen a la comunidad.

Es cierto que también han de existir en la colonia formas de dependencia individual en el trabajo

agrícola, como el yanaconazgo, aplicable a los “indios vagantes”, que en realidad eran

trabajadores que huían de sus comunidades para escapar de las cargas coloniales que sobre ellos

pesaban, pero es una relación secundaria y pequeña en comparación con la primera; en otros

casos, había un pago monetario, pero además, a diferencia de lo señalado por Marx en El capital,

este tipo de trabajador no es un “productor independiente” como lo fue en el caso de los siervos

frente a los señores feudales en Europa, que no sólo trabajaban para su señor, sino también para

sí mismos, lo que los “impulsará [a los siervos] a aplicar más intensamente” su fuerza de trabajo

abriendo así “la posibilidad de un cierto desarrollo económico”, que, como sabemos, no se dio acá

en las haciendas, con el empleo del yanaconazgo en la explotación de la fuerza de trabajo

indígena.

Aparte de estas observaciones, en sus notas Marx da otras ideas en su oposición a caracterizar

como “feudal” la economía agraria en la India y Argelia colonizadas, que también pueden ser de

mucha utilidad para la colonia.

En general, muestran la intención de Marx de encontrar en el funcionamiento real de las

relaciones económicas comunales, en sus formas de transformación, resistencia y disolución, la

llave de la economía agraria en formaciones económicas comunitarias sometidas a dominio

colonial. Marx descarta el uso de la teoría feudal en las economías sustentadas en formas

transformadas, y aún por disolución de la comunidad agraria por efecto de la colonización. No da

un nombre específico al resultado inicial (hasta la completa disgregación de la comunidad) del

enfrentamiento entre comunidad colonización, pero, por los resultados más o menos comunes

que de ello surgen, como la existencia de un tipo específico de terratenientes, de burocracia

estatal sometedora, la imposición de cierta servidumbre y la lenta disolución de los lazos

comunales, estas sociedades se asemejan a lo que Marx caracterizó como “semiasiático” como es

el caso de Rusia en los últimos siglos de su existencia.

En todo caso, se hace necesario un nuevo estudio, a la luz de la totalidad de las observaciones

marxistas de la realidad colonial y republicana, ya sea para asentar la validez de la categoría

“semiasiático”, o bien para proponer una nueva (colonial, por ejemplo), sin tener miedo de ello;

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tal como lo hizo Marx a medida que fue comprendiendo la amplitud de la realidad histórica de los

pueblos y la supo aprehender desde un punto de vista científico, por tanto, de clase

revolucionario. Y es que, en estas diferencias, en la clarificación del carácter feudal o semiasiático,

comunal o capitalista de las relaciones agrarias en nuestros países, no existe sólo un problema de

nombre o de palabra, sino esencialmente un problema de lucha revolucionaria. Ahí se define el

entendimiento, el impulso, el fortalecimiento y las tareas de las fuerzas sociales revolucionarias

que se desarrollan dentro de la sociedad agraria; y el ataque y enfrentamiento hacia aquellas

fuerzas que constituyen una oposición hacia la revolucionarización de la sociedad.

La caracterización como “feudal” de las relaciones comunitarias esenciales de la producción

campesina, en el caso de Bolivia y de otros países del mundo donde prevalecieron formas

transformadas de comunitarismo, incluso en medio de relaciones capitalistas, siempre ha llevado a

desconocer el papel y las tendencias revolucionarias de las masas comunitarias, que sólo son

vistas como residuos feudales que deben dar paso al “pujante capitalismo”; convirtiéndose así,

estos teóricos del feudalismo, en pregoneros al servicio del capitalismo, que no sólo niegan el

papel revolucionario de la comunidad frente al capitalismo, sino que también le restan al

proletariado la fuerza esencial: el campesino comunitario, sin el cual la revolución en países

agrarios como el nuestro es imposible.

En particular, lleva también a desconocer el significado real de la reforma agraria, el carácter

reaccionario de la parcelación de la tierra, y la presencia de las actuales tendencias socialistas

revolucionarias en el campo, dadas por la pervivencia transformada de la comunidad. En contra de

esta posición “feudalista”, Marx se preocupó por entender la naturaleza real de las sociedades con

relaciones comunitarias extendidas, porque esa particularidad comunitaria, aún sobreviviente en

gran escala en medio de la colonización y el capitalismo industrial, constituyó para él la clave y la

posibilidad de la revolución socialista en esos países, sin que tengan que pasar obligatoriamente

por la completa proletarización de la sociedad que, en muchos casos, si bien acercó de una nueva

forma a la sociedad hacia la posibilidad del comunismo, también la alejó; como en Europa, donde

la plena subordinación de la sociedad, incluido el campo, al capital ha creado sus propios

mecanismos, que también estrangulan ininterrumpidamente las luchas socialistas de las masas

proletarias.

La vigencia de relaciones comunitarias en formas transformadas a las originales, o en vías de

disolución, en escala nacional, son entonces para Marx una nueva fuerza revolucionaria, que no

sólo da al proletariado industrial la posibilidad de contar con una fuerza revolucionaria en su lucha

contra el capital, sino que también ella misma, la comunidad, le da ya de entrada una fuerza

objetiva que, sumada a aquellas que nacen antagónicamente dentro del capitalismo, nos señalan

la proximidad y la posibilidad de la revolución comunista en nuestros países.

Pero a la vez que Marx tomó nota de esta característica revolucionaria de la comunidad

campesina, nos señaló también la existencia de fuerzas antagónicas, internas y externas, que

empujan a la disolución de los lazos comunitarios reales: fuerzas externas, como las relaciones

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

49 SANTIAGO, ENERO 2014

capitalistas que, en el ininterrumpido proceso de incorporación del campo a sus leyes, buscan

estrangular la comunidad o, en otros casos, subordinar formalmente el trabajo comunitario al

capital, transformando las antiguas relaciones asociativas en una caricatura de ellas; y fuerzas

internas, como la tendencia al control individual de ciertas tierras, la desigualdad en el control del

ganado, la posesión de “indios de servicio” para el cultivo de las tierras de las autoridades

comunitarias, antes y en la colonia, el trabajo individual de parcelas o, finalmente, la propiedad

privada, que empujan a la comunidad a su disolución.

Consciente de esto, Marx no se dedicó a glorificar la comunidad en su estado actual, ni mucho

menos se puso a inventar medidas caritativas para pedir al estado burgués que “resguardara” la

comunidad. Vio, en cambio, que la comunidad ancestral sólo podía desarrollarse y hacer

prevalecer sus rasgos colectivistas en la medida en que fuera capaz de promover levantamientos

generales en contra del régimen capitalista, esto es, en tanto las masas comunitarias llevaran a

cabo una guerra revolucionaria como parte fundamental de la Revolución Socialista de

trabajadores de la ciudad y el campo, que pusiera fin tanto a las fuerzas individualistas en el

interior de la comunidad, como al régimen capitalista, que la acosa por todas partes.

Entonces, la comunidad no sólo habrá de conservarse, sino que habrá de recuperar sus

condiciones primarias de asociación y control de los productores sobre la producción; y lo mejor

de todo, lo hará en condiciones nuevas y superiores, por la existencia de nuevas fuerzas y riquezas

productivas, y por la presencia mundial del proletariado, que posibilita la incorporación de esas

riquezas y su control social, común, comunitario por los trabajadores directos; por tanto, la

superación de las antiguas condiciones que por siglos empujaron a la comunidad hacia su lenta

disolución. Estas condiciones revolucionarias, previstas por Marx hace ya cien años, son las que en

la actualidad comienzan a despuntar con gigantesca fuerza en la lucha y en los preparativos

revolucionarios de comunitarios y proletarios del país y el continente.

FRAGMENTOS ÁLVARO GARCÍA LINERAS

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PRIMER MANIFIESTO

ASAMBLEAS POR EL ECOSOCIALISMO

18 TESIS POR EL ECOSOCIALISMO

Este Manifiesto de las Asambleas por el ecosocialismo se inscribe en la línea del Manifiesto

internacional del ecosocialismo publicado en 2002 así como en la declaración ecosocialista de

Belén de 2009, para abrir el camino a un nuevo proyecto político.

Ha sido ampliamente sometido a debate en el marco de la Asambleas por el ecosocialismo

organizadas por el Parti de Gauche el uno de diciembre de 2012. Desde entonces, se han recibido

133 enmiendas de relevantes, procedentes de más de una treintena de autores de horizontes

diversos que han sido analizadas.

Esta síntesis se ha enviado como propuesta a todas aquellas organizaciones y personas que lo

deseen y que se identifiquen con el ecosocialismo, tanto en Francia como a nivel Internacional.

Este Manifiesto de la Asambleas por el ecosocialismo será discutido a lo largo de todo el año y

dará lugar a nuevos debates con ocasión de las segundas asambleas por el ecosocialismo que se

llevaran a cabo en diciembre del 2013 en el marco de los comités de asamblea compuesto por las

siguientes personalidades: Mathieu Agostini, Paul Ariès, Guillaume Etievant, Laurent Garrouste,

Susan George, Janette Habel, Damien Joliton, Matthieu le Quang, Jacques Lerichomme, Michael

Löwy, Laurent Maffeis, Corinne Morel Darleux, Arno Munster, Danièle Obono, Anita Rozenholc. . .

¿QUÉ ES EL ECOSOCIALISMO?

1. Una alternativa concreta y radical. El ecosocialismo no es una utopía a la cual lo real debería

conformarse. Es la respuesta humana razonada al doble callejón sin salida en el cual se encuentra

encerrada la humanidad hoy en día por sus modos de producción y consumo que esclavizan al ser

humano y agotan al medio ambiente. Esta respuesta apela a un pensamiento y una acción política

radical, en el sentido de que debe ir a la raíz de las causas. Así pues nosotros combatimos

entonces los 2 motores del sistema actual: el capitalismo y el productivismo. El capitalismo

impone la mercantilización para hacer de cualquier cosa una nueva fuente de dividendos. Es así

responsable del incremento de las iniquidades sociales y de la globalización en marcha, liberal y

liberticida, donde reina el dumping social y medioambiental con la deslocalización de las

contaminaciones y de las alteraciones del ecosistema. El productivismo agota los recursos

naturales y afectos negativamente al clima. La ideología consumista es su corolario. Esta eleva la

acumulación material al rango de ley, a grandes golpes de publicidad para generar necesidades

jamás satisfechas. Nosotros señalamos a los verdaderos culpables de ese sistema: la oligarquía

financiera globalizada, los gobiernos sometidos a los lobbies de las multinacionales sin control

democrático, los ideólogos de la libre competencia, del capitalismo verde y del libre intercambio.

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

51 SANTIAGO, ENERO 2014

Frente a ellos, el ecosocialismo es una alternativa para salir de la crisis e imponer el interés general

humano: compartir las riquezas sin demora, fundar una nueva economía de las necesidades y de la

sobriedad, preservar el clima, el ecosistema y su biodiversidad.

2. Un paradigma del interés general. De hecho, previo a cualquier idea humana sobre el tema, el

ser humano es parte integrante del ecosistema en el que vive, ambos no pueden disociarse. No

hay más que un solo ecosistema global compatible con la vida humana. De allí que todos somos

iguales en nuestra dependencia con respecto al ecosistema. Esta verdad se impone a todos, más

allá de nuestras diferencias de todo tipo. Hay, por tanto, un interés general humano que está

ligado al de otras especies vivas: preservar el ecosistema que hace la vida humana posible. ¿Cómo

identificarlo si no es por la libre deliberación colectiva? ¿Cómo podría ésta ser libre si los unos

dominan a los otros, si verdades reveladas se imponen previamente? El paradigma ecologista

necesita, pues, la democracia, la igualdad social, la laicidad y el feminismo, condiciones

imprescindibles para que el debate ciudadano pueda tener lugar sin la intrusión de fuerzas

oligárquicas, dogmáticas o patriarcales. Para concluir, en la deliberación para determinar el interés

general humano, cada uno de nosotros está llamado a decir no lo que es bueno para sí mismo,

sino lo que es bueno para todos. Ello instituye la universalidad de derechos humanos, la

ciudadanía como deber y la República como necesidad. Tal es el lazo de unión razonado entre la

ecología política y la República social universal. Es esta teoría política global lo que llamamos

ecosocialismo. Se trata de un humanismo y de un universalismo socialista y concreto.

3. Una nueva síntesis política de izquierda. El ecosocialismo es un nuevo proyecto político que

sintetiza una ecología necesariamente anticapitalista y de un socialismo necesariamente liberado

de las lógicas del productivismo. Permite de esta forma la unión de grandes corrientes de la

izquierda en un nuevo paradigma político. Necesitamos este nuevo proyecto de sociedad

alternativo al capitalismo. Traza una línea de horizonte en la lucha por una sociedad de

emancipación y de progreso donde el pillaje del medio ambiente y la explotación del hombre por

el hombre habrán desaparecido. Nuestro proyecto ecosocialista toma en cuenta las necesidades

humanas y los límites del planeta, replantea la utilidad social de la producción, nuestras maneras

de consumir, nuestras necesidades reales, la finalidad de nuestros productos y la manera de

producirlos.

4. La renovación del socialismo. El socialismo siempre pretendió la emancipación de la persona

humana. Esta pasa por la repartición de la riqueza, la democratización del poder y la educación

global de cada mujer y cada hombre. Ese programa es aún el nuestro. Pero ahora sabemos que la

emancipación no se puede obtener por el crecimiento sin fín: el ecosistema que hace posible la

vida humana no lo permite. Ese principio nos obliga a definir un nuevo modelo de progreso en

ruptura con el sistema capitalista. Deber volverse a plantear no sólo el sistema de producción e

intercambio, sino además el contenido de las producciones y los modos de consumo. Esto implica,

por consecuencia, al conjunto de la organización social y política. Nos obliga a pensar de una

forma nueva qué es verdaderamente el progreso humano en la perspectiva de la preservación del

ecosistema. En esas condiciones, proponemos un nuevo enunciado a la estrategia emancipadora

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

52 SANTIAGO, ENERO 2014

por el futuro de la humanidad. Esta nueva conciencia y su programa de acción son el

ecosocialismo. Sus métodos son la radicalidad concreta, la planificación ecológica y la revolución

ciudadana

SALIR DE LOS CALLEJONES SIN SALIDA IDEOLÓGICOS

5. La mentira del capitalismo verde, los riesgos de medioambientalismo. Nuestra ecología es

social, ella prolonga las luchas históricas de la izquierda. Rechazamos la mistificación representada

por una cierta visión de la ecología que se quiere compatible con el liberalismo. Denunciamos el

“capitalismo verde”, que bajo el disfraz del desarrollo sostenible, ofrece un nuevo espacio al poder

de la búsqueda del lucro máximo, alimenta la dinámica imperialista y el corto plazo. Rechazamos

el discurso ecologista que se contenta con culpabilizar a los individuos. Así evita destacar la mayor

responsabilidad del productivismo sin freno, renuncia a atacar a los modelos de producción o de

consumo capitalistas y rechaza ver que ellos explotan a los más precarios y saquean a los países

del Sur. Rechazamos lo que sería una ecología de salón separada de las clases populares, sin crítica

seria de la economía globalizada, desprovista de visión social y por tanto, de eficacia medio

ambiental. Nuestra ecología aborda las cuestiones del medio ambiente relacionándolas

sistemáticamente con la crítica económica y con las luchas sociales implicando en ellas a todos los

ciudadanos.

6. El callejón sin salida de la socialdemocracia. Rechazamos la doctrina socialdemócrata que

querría que toda redistribución de riquezas pasara previamente por la reactivación del

crecimiento del PIB y el alza del consumo material global. Esto es un doble contra sentido.

Primero, permite que se mantenga el poder del capital financiero y supone que la repartición de la

riqueza se organiza a partir de los “frutos del crecimiento”. No se ataca a la acumulación ya

operada. Sin embargo, sabemos que las riquezas existen y que no hay lugar a esperas para

redistribuirlas. Lo que se cuestiona es la acaparación de esas riquezas vía la predación del capital.

Por otro lado, esa doctrina se basa en sobre un modelo de expansión infinita, lo que es un suicidio

de la civilización humana. El PIB es un indicador que no refleja el bienestar de una sociedad. Es

obviamente un imperativo que cada ser humano pueda acceder a los bienes fundamentales. Por

supuesto, la reactivación de las actividades de interés general es indispensable. Sin embargo, esta

reactivación de un crecimiento económico ciego no responde a las urgencias sociales por propia

naturaleza y es aún menos deseable y soportable desde el punto de vista de la preservación del

ecosistema, los recursos naturales y el clima. No esperamos por tanto ni retomar el crecimiento ni

los efectos benéficos de la austeridad: nosotros no creemos ni en lo uno ni en lo otro.

INSTAURAR UNA NUEVA ECONOMÍA POLÍTICA AL SERVICIO DEL PROGRESO HUMANO

7. Poner la economía al servicio de las necesidades. El ecosocialismo quiere poner la economía y

el sistema productivo al servicio de las necesidades humanas; en eso, se opone a la “política de la

oferta” defendida por los liberales. Rechazamos esta lógica productivista que consiste en producir

todo y no importa qué, en cualquieras condiciones para verterlo en un mercado a través de gastos

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

53 SANTIAGO, ENERO 2014

publicitarios. ¿Cómo no ver también que con ese objetivo, para aumentar las ganancias, el sistema

nos vende productos programados para romperse y volverse obsoletos cada vez más rápido?

¿Cómo soportar más tiempo el derroche de los desperdicios crecientes de nuestra civilización?

¿Cómo cerrar los ojos al hecho de que muchos son exportados a países del Sur en perjuicio de la

salud de sus poblaciones y de su medio ambiente? Nuestras decisiones colectivas se deben guiar,

al contrario, por la satisfacción de las necesidades reales; ése es el sentido de la planificación

ecológica que invierte esta lógica, partiendo de las necesidades, del deber de preservar el

ecosistema y del derecho de todos a vivir en un medio ambiente sano. Dicha planificación

ecológica pone el sistema productivo en adecuación a estos imperativos.

8. Romper con los esquemas de pensamiento tradicionales. El ecosocialismo cuestiona la

dictadura de los intereses particulares y de la propiedad privada de los medios de producción.

Cuestiona la relación al trabajo. Nosotros preconizamos la apropiación social de los medios de

producción y las propuestas alternativas de la economía social y solidaria en términos de

autogestión y de cooperativas. Defendemos la soberanía presupuestaria y la nacionalización como

herramienta de política pública, particularmente en materia de servicios bancarios y crediticios.

Índice de progreso humano, desmundialización y proteccionismo social y ecológico, dotación

incondicional de autonomía salarial socializada, ingreso máximo autorizado, son algunas de las

perspectivas que tenemos en el espíritu para salir de los caminos trillados y evitar la trampa de ser

guiados por el sistema. Nos hace falta ir más lejos en materia de reducción drástica del tiempo de

trabajo: “trabajar menos para trabajar todos mejor”, fijarse el pleno empleo como meta siempre

cuestionándose las finalidades del trabajo. No sirve de nada trabajar más tiempo que el tiempo

útil para producir aquello de lo que tenemos necesidad. El tiempo así liberado podría ser

eficazmente utilizado para realizar actividades consideradas hoy como “improductivas” y sin

embargo, tan esenciales al buen vivir.

9. Producir de otra manera. La revisión de nuestro sistema de producción se basa en lo que

llamamos “4 R”: Relocalización de la actividad, reindustrialización ecológica, reconversión del

aparato industrial y redistribución del trabajo. Existen numerosas necesidades no satisfechas: en

una industria relocalizada, en los servicios a personas, en la agricultura ecológica y la agricultura

campesina al servicio de la soberanía alimentaria y de la salud de todos, en la investigación y sus

sectores “verdes” que apuntan a reducir nuestra dependencia de los recursos agotables (eco

construcción, eficacia energética, renovación térmica, energías renovables…). Con el aumento del

desempleo y de la crisis social, el argumento del empleo es utilizado con demasiada frecuencia

contra el imperativo de la protección del medio ambiente. Es absurdo: estamos viendo el costo

económico y social del “dejar hacer” liberal, allí donde la relocalización y la transición ecológica

permitiría al contrario conservar, transformar o crear numerosos empleos, locales y estables en

todos los países.

10. Instaurar la regla verde como brújula política. La “regla verde” es nuestro indicador central

del pilotaje de la economía; reemplaza a la “regla de oro” de las políticas de austeridad y “de

ajuste estructural” impuestas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

54 SANTIAGO, ENERO 2014

Europea y la Banca Central Europea; pretende asegurar nuestra responsabilidad ante la

humanidad y su ecosistema suprimiendo la deuda ecológica; asocia la necesaria reducción de

ciertos consumos materiales y el necesario relanzamiento de ciertas actividades tomando en

cuenta de forma sistemática la huella ecológica generada. Además de los destrozos ya cometidos a

reparar en materia de emisión de gases de efecto invernadero y de pérdida de biodiversidad,

adoptamos como modo de evaluación de las políticas públicas, retrasar cada año el “día de

superación global”. Se trata del día en el que hemos tomado a escala mundial el volumen de

recursos renovables igual a lo que el planeta es capaz de regenerar y hemos producido la cantidad

de desperdicios que ella sea capaz de asimilar. Nuestro objetivo es de llevarlo al 31 de diciembre,

es decir, neutralizar nuestra huella ecológica. Esto implica la reducción drástica de emisiones de

gases de efecto invernadero y la suspensión de lo nuclear que produce desperdicios radioactivos

que nadie sabe manejar y que comporta riesgos inaceptables tanto para los seres humanos como

para el ecosistema.

CONSTRUIR LA REVOLUCIÓN ECOSOCIALISTA

11. Las luchas deben converger. Nuestro objetivo de ruptura en cuanto a cultura ecosocialista

impone que la acción política sea cosa del pueblo. Se trata de reunir y actuar, no de contentarse

con tener razón entre los afectos, o lo que es peor, de poner los unos contra los otros: nos

situamos del lado de los trabajadores y los excluidos del sistema que resisten y llevan proyectos

alternativos sociales y medio ambientales. La reconversión ecológica no se hará sin ellos, ni mucho

menos en su contra. Nuestros adversarios en esta bifurcación radical de sociedad no son los

investigadores o los trabajadores de la industria, sino más bien los bancos, las multinacionales y

los accionistas que orientan la producción en función de sus intereses privados y no en el interés

general.

12. Luchar y resistir para inventar. La revolución socialista combina propuestas programáticas y

presencia en las luchas sociales y medioambientales, al lado de todos y todas que resisten. Los

ciudadanos comprometidos en este proyecto se implican en el desarrollo de experimentos y

alternativas concretas: circuitos cortos, asociaciones por el mantenimiento de la agricultura

campesina, sostén a los cinturones de agricultura de subsistencia y acciones contra la

desnaturalización de los suelos, colectivos de ciudades en transición, retoma de empresas por

parte de los asalariados, sistemas de intercambio locales, ahorro ciudadano y monedas

complementarias, hábitat colectivo y conducción automotriz compartida… Ser activos en las

acciones de desobediencia civil y no violenta, operaciones anti publicidad u ocupación de

viviendas vacías. Los elegidos del pueblo por el proyecto ecosocialista se comprometen con una

línea de acción coherente entre sus discursos y sus actos. Hacen vivir la izquierda por el ejemplo

tomando medidas como la prohibición de publicidad, la vuelta a la gestión pública del agua, la

penalización del mal uso o incluso la extensión de la gratuidad de los servicios públicos.

13. Poner en marcha la planificación ecológica. La planificación ecológica impone tener en cuenta

el largo plazo y el dominio público, todo dispuesto bajo el control de los ciudadanos, trabajadores

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

55 SANTIAGO, ENERO 2014

y usuarios. El problema no es la industria, la investigación o la técnica en sí, sino la ausencia de

elecciones y de control ciudadano. Una revolución ciudadana es necesaria para conquistar esta

capacidad de control. Tal es la mezcla detonante de utopismo revolucionario y de técnica a la que

aspiramos. El Plan ecológico da la posibilidad de organizar el cambio de dirección hacia otro modo

de desarrollo, interrogándonos por nuestras necesidades y reorientando la producción,

intercambio y consumo en virtud de su utilidad social y ecológica. El sector de la investigación

debe reorganizarse en torno al interés general y de las necesidades reales, e inventar nuevas

formas participativas por la vía por ejemplo de convenciones de ciudadanos. La escuela pública, a

través de los centros educativos profesionales, tecnológicos y generales, debe organizar la

elevación de los conocimientos y calificaciones a todas las edades para alcanzar el éxito en este

cambio de dirección y hacer emerger nuevos centros. “Conferencias de participación popular”

deben ser organizadas para redefinir los criterios de utilidad social y medioambiental y la

articulación entre sus diferentes peldaños, desde las políticas europeas hasta las acciones locales.

La planificación ecológica organiza la intervención continua de los asalariados en la gestión de las

empresas en la prolongación de la convergencia creciente, de las luchas sociales y

medioambientales.

14. ¡No hay igualdad y República social posibles sin un proceso constituyente! Afirmamos la

exigencia de un alto nivel de cultura común por la escuela pública incluyendo la educación

medioambiental. Si no, ¿cómo hacer posible la emancipación individual y colectiva, única que

permitiría el consentimiento de un contrato social compartido por todos? El proyecto socialista

reafirma el rol del Estado, de la colectividad y de los servicios públicos, indispensables para

planificar la ruptura, construir una sociedad emancipadora y garantizar la igualdad de acceso a los

derechos fundamentales para todos, y en todas partes. Estos deben ser refundados por la vía de

una asamblea constituyente que debe renovar profundamente las formas institucionales e instalar

los medios democráticos que harán posibles la implicación ciudadana permanente y la soberanía

popular en todos los dominios, puesto que la tarea revolucionaria es inmensa. Apoyamos en

efecto, la puesta en práctica de un “management” del territorio inverso al esparcimiento urbano,

de la concentración de las poblaciones en las megalópolis y de las competencias entre los

territorios. Militamos por un nuevo urbanismo que acerque las funciones indispensables al

“bienestar” (servicios públicos de salud y educación, vivienda, actividad profesional cultura y

esparcimiento, biodiversidad, agricultura campesina). Rechazamos la mercantilización de lo vivo y

los OGM, tanto como la especulación de bienes comunes como el agua, la energía y el saber, y la

privatización de servicios públicos. Estos deben ser objeto de una gestión pública repensando la

articulación entre el Estado, garante de la igualdad republicana, las colectividades locales y la

acción de los ciudadanos, sindicatos, asociaciones y usuarios.

15. Guiar la batalla cultural. El proyecto ecosocialista conduce su combate ideológico mediante la

educación popular. Pretende descolonizar el imaginario. Denuncia la programación de un

individuo consumidor dócil, sometido al punto de vista de los supuestos expertos y a los

imperativos del productivismo que nos hace desear producciones perjudiciales e inútiles,

fabricadas en el otro extremos del planeta en condiciones de trabajo indignas y bajo legislaciones

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

56 SANTIAGO, ENERO 2014

medioambientales deficientes, cuando no inexistentes. Combate el brazo armado del

productivismo que son la publicidad, con su cortejo de mercantilización y de sexismo, la moda y

los medios de comunicación, retomados por los organismos de crédito, que nos condicionan y nos

someten a un mandato de compra y desperdicio permanentes. Esta batalla ideológica es también

una batalla de vocabulario. Rechazamos la política del oxímoron y la neolengua liberal: el “precio

del trabajo” que se convierte en un “coste”, las cotizaciones sociales en las “cargas”, los

“guardianes de la paz” renombrados “fuerzas del orden”, la video vigilancia “video protección”, o

incluso lo nuclear disfrazado en energía “limpia y sin carbono”.

16. Hacer Saltar los cerrojos de los tratados Liberales. A escala mundial, denunciamos los

acuerdos promovidos por la Organización mundial del comercio, acuerdos de libre intercambio

cuerdos de asociación económica que contribuyen al agotamiento de los recursos naturales, a la

explotación de los pueblos del Sur y al dumping social en los países llamados desarrollados.

Porque es la primera zona económica del mundo, la evolución de la Unión Europea implica a todo

el planeta. Su política liberal es presa por los candados de los planes actuales y las políticas de

austeridad. Establecidas bajo el latrocinio de los lobbies económicos y financieros, los cuales

tienen todos en común la previsión de la desaparición de los servicios públicos, la extensión del

dominio mercantil y del libre intercambio. Ello provoca a la vez los daños debidos a las

competiciones mercantiles, y la destrucción de los servicios públicos y bienes comunes para el

beneficio de intereses privados. La Europa liberal y “austeritaria” impide también el manejo y

orientación de la producción y del intercambio hacia objetivos de progreso humano. En esas

condiciones, asumimos que una política ecosocialista en Europa pasa por la desobediencia a la

Europa liberal y a sus directivas. Hace falta para ello construir otras correlaciones de fuerzas entre

los ciudadanos, el poder de la finanza y de las instituciones anti democráticas de la Unión europea.

Si la escala europea puede ser pertinente para grandes políticas medioambientales y sociales, su

puesta en marcha no será posible sino por la construcción de otra Europa, bajo el control

democrático de los pueblos.

17. Llevar a cabo un combate internacionalista y universalista. No hay más que un solo

ecosistema posible para la vida humana. Es necesario discernir las consecuencias en todos los

dominios. Las decisiones tomadas en un extremo del planeta tienen repercusiones en todas

partes. El proyecto ecosocialista implica el reconocimiento de la responsabilidad de los países

llamados del Norte, de la Organización mundial del comercio, del Fondo Monetario Internacional y

del Banco Mundial de cara a los pueblos del Sur. Denunciamos la competencia organizada en lugar

de la cooperación, el productivismo y sus efectos sobre el clima mundial, el saqueo de los recursos

naturales, la acaparación de tierras cultivables o incluso la austeridad impuesta por la Troika.

Induce el reconocimiento de la Declaración universal de los derechos del hombre y la creación de

un tribunal internacional de crímenes contra el medioambiente. El ecosocialismo nos impone

contribuir en los debates que ligan políticas de desarrollo y de progreso social, y la preservación

del medioambiente. Para ello, sostenemos y nos inspiramos en las alternativas en el extranjero:

revoluciones ciudadanas y “primaveras” árabes, rechazo de la deuda y de los monopolios

mediáticos en Argentina, asamblea constituyente en Islandia y en Venezuela, iniciativa Yasuni ITT

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

57 SANTIAGO, ENERO 2014

para dejar el petróleo bajo tierra en Ecuador… Los saberes, la experiencia y los métodos

adquiridos en esas situaciones deben poder convergir. El proyecto ecosocialista debe poder ser

llevado por un foro mundial que tenga por objetivo la revolución ciudadana de nuestro tiempo.

18. Hacer la revolución ciudadana por el ecosocialismo. Teniendo en cuenta la amplitud de su

objetivo, el cuestionamiento del modelo productivista capitalista no puede resultar de una simple

alternancia electoral y de decisiones venidas desde las cúpulas. Esto implica una refundación

radical de las instituciones incluyendo escrutinios proporcionales, paridad y no acumulación de

mandatos permitiendo al pueblo ser efectivamente representado en todas sus características. Se

trata de derribar a la oligarquía y asegurar, en todas las circunstancias, la soberanía popular por

una democracia real. Esto exige que las mayorías parlamentarias ecosocialistas conjuguen su

acción con los movimientos de implicación popular en todos los dominios de la vida de la

sociedad. Esta reapropiación de la iniciativa política y ciudadana por cada mujer y cada hombre,

con el objetivo de determinar en todos lados y en todos los temas cuál es el interés general, eso es

a lo que llamamos revolución ciudadana. Es una revolución. Pues se propone cambiar las formas

de la propiedad, el sistema institucional y la jerarquía de normas jurídicas, sociales y

medioambientales que organizan la sociedad y la economía. Es ciudadana. Pues ella quiere dar el

poder a cada uno, no para usarlo en el interés de una categoría social en particular sino por el bien

de todo humano, y puesto que se da formas institucionales y se somete al sufragio universal en el

pluralismo político. Nos negamos a que la desesperanza y la cólera basculen hacia el odio. Ni

vanguardia iluminada, ni dictadura verde, ni repliego étnico, defendemos la vía democrática de la

revolución ciudadana. El pueblo no es el problema, es la solución. El peor daño de la crisis actual

de la civilización humana sería que la humanidad sea incapaz de abrirse el camino de un futuro

diferente. El ecosocialismo puede ser ese futuro. ¡Qué florezca!

PARTÌ DE GAUCHE FEBRERO 2013

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

58 SANTIAGO, ENERO 2014

Exposiciones del 11 de Enero 2014

ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Un proceso en marcha…

Gratamente, nos volvemos a ver para conversar acerca de la importancia de promover la

convocatoria a una Asamblea Constituyente.

Entre las razones que hemos esgrimido se encuentran fundamentalmente tres: i) contar por

primera vez en la historia con una Constitución democrática, fruto de la voluntad popular; ii)

superar definitivamente la actual institucionalidad redactada en dictadura por una comisión

designada a dedo y; iii) desarrollar un proceso constituyente originario que logre superar los

múltiples enclaves autoritarios contenidos en la actual Constitución, todos ellos ideados para

asegurar su persistencia y la inmutabilidad de la institucionalidad dictatorial.

La Constitución es la expresión de la comunidad política. Allí se contienen no solo las reglas del

juego, sino que se establece lo que entendemos por comunidad política, se define la autoridad y

se pretende resolver la cuestión respecto al ejercicio del poder. Idealmente, las constituciones han

de establecer marcos en los cuales se desenvuelve la comunidad en virtud de lo que definimos

como interés general. En definitiva, aquello que Alberto Mayol ha descrito en este panel como:

“quién manda” y “cómo vivimos”.

Sobre las tres razones que mencioné anteriormente, procedo a profundizar:

i) La Soberanía Popular, principio fundacional de las democracias modernas, se encuentra ausente

en gran parte de ellas. En nuestra historia política, desgraciadamente, todas las constituciones han

sido el resultado de sus élites. Es decir, ninguna ha sido fruto del ejercicio de la voluntad soberana

del Pueblo sino de solo una parte de este. En toda nuestra historia no hemos tenido una sola

constitución que sea producto del ejercicio de la soberanía popular.

ii) El caso de Chile es aún más vergonzoso pues su última constitución fue producto de una

dictadura; su origen es un bando militar y la comisión constituyente fue designada por el dictador.

El resultado es que la Constitución termina siendo redactada por siete hombres de bajas

convicciones democráticas cuyas orientaciones ideológicas no representaban al país.

iii) Por último, la persistencia del andamiaje político y económico fue asegurada mediante el

establecimiento de múltiples enclaves autoritarios de tipo institucional. El propósito de ello,

consistía en garantizar que si llegaban a gobernar los adversarios se vieran constreñidos a seguir

una acción no tan distinta a la que ellos mismos anhelarían [entiéndase, la dictadura]; de modo

que el margen de alternativas posibles que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella,

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

59 SANTIAGO, ENERO 2014

fuera lo suficientemente reducida como para hacer extremadamente difícil lo contrario [1]. Como

Franco en España, la estrategia ideada por Guzmán era la de dejar “todo atado y bien atado” para

asegurar la permanencia del régimen.

Y tal parece que la voluntad expresada cobró la realidad esperada en nuestras instituciones. En

efecto, en toda la historia constitucional Chilena, la constitución pinochetista es la que más

reformas ha sufrido y es, sin embargo, la que menos ha cambiado en su espíritu original. En ello

desempeñan un papel fundamental los amarres institucionales (el efecto del binominal, en

conjunto con los quórum contra-mayoritarios, desarrolla un complejo escenario para reformas

sustantivas).

Todo lo expuesto hasta acá ha sido motivo suficiente para que, en diversos momentos del debate

público, se afiance la convicción respecto a la necesidad de convocar a una Asamblea

Constituyente.

Tanto así que, tras el fin de la dictadura, el primer programa de gobierno de la Concertación

incorporaba la Asamblea Constituyente como mecanismo para superar la institucionalidad

autoritaria. Con todo, tal proposición resultaba extemporánea a la luz de las negociaciones que ya

había sostenido la élite transicional con los militares. De hecho, Edgardo Boeninger afirmó en

múltiples oportunidades que la aceptación de hecho de la Constitución de 1980 era una condición

fundamental para posibilitar la entrega del poder por parte de la dictadura. Otra de las

condiciones, señaló, era la exclusión política –no formal– del Partido Comunista [2]. De más está

decir que tales premisas se desarrollaron sin excepción (la actual presencia del PC en el Congreso

Nacional solo ha sido posible mediante el pacto político electoral con la Concertación, situación

que implica el sometimiento a lo que Guzmán definió como el estrecho margen de alternativas

posibles que la cancha impone a quienes juegan en ella).

La negociación entreguista con la dictadura no se explica únicamente por el extremo pragmatismo

de la élite transicional. Desde luego, la conversión ideológica de parte importante de la alianza que

conduciría la transición desempeña un papel decisivo en la mantención de las instituciones

heredadas de la dictadura. La común formación de los tecnócratas concertacionistas en

universidades de la ortodoxia neoliberal será, con seguridad, un factor a considerar a la hora de

juzgar el respeto a la Constitución de 1980 y a los principios económicos que consagra.

Con posterioridad a la declaración de voluntad del primer programa de gobierno de la

Concertación –pero con bastante más voluntad que aquellos– se constituye la Iniciativa por la

Asamblea Constituyente que tuvo entre sus impulsores a Roberto Garretón, Gustavo Ruz, a

nuestro compañero Luis Casado, entre tantos otros.

En materia electoral, para el año 2009, la candidatura presidencial de Jorge Arrate desarrollaría

como eje principal de su programa la convocatoria a una Asamblea Constituyente mientras que en

las recientes elecciones presidenciales de 2013 presenciamos a tres candidaturas que

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

60 SANTIAGO, ENERO 2014

incorporaban esta reivindicación democrática como ejes del discurso y de sus programas de

gobierno: las de Marcel Claude, Marco Enriquez-Ominami y Roxana Miranda.

Asimismo, el desarrollo del movimiento estudiantil de 2011 desempeñó también un papel

importante en este asunto. A diferencia de lo que habían sido las protestas estudiantiles en años

anteriores, las movilizaciones de 2011 lograron superar la reivindicación estrictamente

educacional para abordar una visión mucho más global del desarrollo nacional. Junto a los Temas

propios de su esfera de acción, los estudiantes lograron incorporar a la agenda pública y a la

agenda sistémica el debate por reformas institucionales, reforma tributaria, nacionalización de los

recursos, entre otras. En ello, la Asamblea Constituyente emergió nuevamente como demanda,

ahora con la legitimidad de un movimiento social como no se había presenciado en décadas.

Aunque el movimiento estudiantil no logró alterar un ápice la institucionalidad política ni sus

lógicas operativas (lo que demuestra que la deslegitimación social no es condición suficiente para

alterar la legitimidad formal de las instituciones) sí cumplió un rol importantísimo a la hora de

proveer legitimidad para las reivindicaciones que otros actores promovieron por años. Debido, en

parte, a su mayor grado de exposición mediática.

Así las cosas, las opiniones en favor de convocar a una Asamblea Constituyente son hoy

mayoritarias (64% según la Encuesta MORI; 74% según el Estudio de Valores Sociales y Política de

la USACH y; 71% por la Encuesta del Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública, realizado en

Santiago por la Universidad Central).

Tal es el estado de la opinión que las coaliciones dominantes han tenido que entrar a un debate

que les resulta particularmente incómodo. Lo han hecho oponiéndose frontalmente o con

ambigüedades que buscan mantener la eterna esperanza. Al igual que ha afirmado Tomás Moulián

en esta panel, dudo mucho que Michelle Bachelet vaya a implementar los cambios que ha

recogido del movimiento social. Es más, en materia constitucional ya ha sido muy clara la decisión

de no convocar a la Asamblea Constituyente.

La comisión constitucional de su campaña lo ha señalado sin rodeos: Bachelet ha desechado la

posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente [3]. Con seguridad, ella operará desde el

margen impuesto por la Constitución de 1980 y optará por reformas parciales, comisiones

bicamerales o comisiones de expertos. Como hemos descrito acá, seguir ese camino implica sumar

otra serie de reformas que no cambiarán el espíritu fundamental de una institucionalidad

autoritaria, antidemocrática y neoliberal.

Diversos miembros de la Nueva Mayoría habían adelantado ya que el camino a seguir sería

absolutamente institucional (entiéndase por ello: de acuerdo al poder constituido). Agregaron

luego que primaría ante todo la negociación política entre el Gobierno y el Congreso, dejando

disponible el mecanismo del plebiscito solo para aquellos casos en que se presente disenso

profundo [4].

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

61 SANTIAGO, ENERO 2014

Ahora bien, ¿Qué materias podrían generar un disenso de tal magnitud entre Alianza y

Concertación como para forzar a esta última a un plebiscito? Es muy posible que los únicos

debates a plebiscitar fuesen aquellos en que la Alianza es extremadamente conservadora: muy

probablemente la discusión en torno al matrimonio igualitario y los derechos sexuales y

reproductivos. En cambio, aquellos asuntos relativos a instituciones económicas difícilmente

generarían desacuerdo y, por tanto, el pueblo de Chile ni siquiera sería consultado.

Lo de Bachelet se parece mucho al camino seguido por Alessandri en 1925. En medio del

desarrollo de la cuestión social y de la presión por realizar una Asamblea Constituyente, el

entonces Presidente no ve otra opción que nombrar una comisión redactora para una nueva

constitución.

El historiador Gabriel Salazar describe muy bien dichos sucesos y señala como antecedente la

Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales desarrollada en 1925 [5]. Dicha instancia

tendría las características de un proceso desde abajo, extra institucional y –según se desprende de

su caracterización– con actores acotados en su composición de clase. Aunque uno bien pudiera

dudar de calificar a este proceso como una Asamblea Constituyente propiamente tal (pues

congrega a solo una parte del pueblo), la respuesta del Presidente Alessandri tampoco resulta

satisfactoria desde el punto de vista de la satisfacción de las aspiraciones democráticas. En efecto,

según el sociólogo Felipe Portales (2004) el liderazgo de Alessandri representa una orientación

política según la cual era necesario integrar a la clase media en los destinos del país y neutralizar el

creciente potencial revolucionario de sectores populares, resultando necesario mejorar la

situación económica de estos grupos y consagrar una legislación social que los integrara al sistema

sociopolítico, pero de modo subordinado [6].

Pese a los avances, la Constitución de 1925 no logró dar solución a las crecientes demandas y

aspiraciones de la sociedad. Según Garcés (2012), entre otras cosas, porque esta no se asentó en

una legitimidad de origen sustentada en el poder constituyente de los ciudadanos [7]. En efecto,

durante 1925 y 1973 se mantuvo la tensión entre las prerrogativas de los derechos clásicos de la

democracia liberal frente a las necesidades económico-sociales, siendo la más recordada aquella

relativa al derecho de propiedad versus la necesidad de la reforma agraria [8].

Guardando las proporciones, todo esto suena un poco conocido. Los esfuerzos por dar aires de

legitimidad un orden ilegítimo en su origen no cesan en la actualidad. Las reformas parciales que

buscan mantener intocable el fondo están a la orden del día. Nada más claro de esta voluntad que

lo expresado por Ricardo Solari, quien no oculta su admiración por el modelo: “El único riesgo para

el modelo Chileno es no hacer cambios”, dijo [9].

Es de esperar que, de concretarse algunas reformas constitucionales, ello no sea suficiente para

aplacar la convicción por avanzar hacia cambios más profundos. Asimismo, es muy poco probable

que dichos esfuerzos del Ejecutivo y del Legislativo tengan la eficacia pretendida en dotar de

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

62 SANTIAGO, ENERO 2014

legitimidad a una institucionalidad que carece de ella en su origen. Menos aún gestándose el

germen de un movimiento más amplio por la Asamblea Constituyente.

Entonces ¿Cuál es nuestro papel como partido en esta etapa?

A mi entender, tenemos la responsabilidad política de proveer al pueblo de Chile de un

instrumento para desplegar conjuntamente la disputa por el poder y la batalla ideológica. En la

actualidad, todo lo que hemos sostenido a través del tiempo se encuentra en altos grados de

legitimidad y, entre ello, la convicción de convocar a una Asamblea Constituyente. A su vez, desde

dicho instrumento político debemos destinar todos los esfuerzos para confluir con otras fuerzas

dispuestas a defender con convicción la necesidad y urgencia de desarrollar dicho proceso. Ahí

caben todos los que creen en la pertinencia de convocar al único soberano legítimo: el pueblo de

Chile. Como diría un amigo, aquello tiene las características de un Pacto Republicano.

Sin embargo, me permito marcar una diferencia con algunos compañeros que han manifestado

una opinión diferente y que lamentablemente han decidido dejar de aportar en este espacio de

manera definitiva. Son quienes creen que la herramienta partidaria no tiene lugar en la batalla de

las ideas y en la promoción de una Asamblea Constituyente.

Contrario a esa opinión, concuerdo en que debemos aportar en un espacio de confluencia mayor

(que ellos llaman: bloque constituyente) pero con domicilio ideológico claro y con instrumento

político propio. Junto a la promoción de la Asamblea Constituyente se desarrolla la discusión en

torno a los contenidos del nuevo ciclo político. Hasta ahora, no he visto una sola organización

política o individuo que disocie ambas dimensiones del debate. Podremos confluir con liberales de

derecha en la voluntad de abrir los canales de un proceso constituyente para la expresión de la

voluntad de Chile pero, a la hora de discutir cuales deben ser las instituciones políticas y

económicas para el nuevo ciclo, seguro tendremos que marcar diferencias. No tener instrumento

político con el cual disputar la representación en el proceso constituyente y carecer de domicilio

ideológico claro, solo contribuyen a cercenar nuestra capacidad de acción.

Estamos aquí para proponer un nuevo modelo de desarrollo para nuestro país. Para ello debemos

asumir responsablemente el camino de convertirnos en un actor protagónico.

CAMILO NAVARRO OYARZÚN

VICEPRESIDENTE IZQUIERDA UNIDA

@CamiloNavarroO

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ENCUENTRO NACIONAL IZQUIERDA UNIDA

63 SANTIAGO, ENERO 2014

Notas

[1] Dicha (inter)acción puede llevarse a cabo asumiendo distintos niveles de compromiso: a) como “político ocasional”,

es decir, cuando la persona manifiesta su voluntad en un proceso de decisión; b) como “político semiprofesional”, es

decir, desempeñando un cargo de responsabilidad política sin vivir principalmente de ellas y para ellas, ni en lo material

ni en lo espiritual (Weber 1988: 93) y; c) como “político profesional”, es decir, quien vive para la política y/o de la política

(Weber 1988: 95-96).

[2] Lo anterior, desde luego, cuando los partidos son ideológicos o programáticos. La precisión es necesaria pues

también los hay de carácter netamente clientelistas (aquellos cuya lógica operativa está en la obtención del poder y la

administración de cargos, pero prescindiendo de proyectos de sociedad fácilmente identificables).

[3] Ver, por ejemplo, Informes del PNUD 2008 y 2004.

[4] Una Asamblea Constituyente que invoque al poder constituyente originario implica que el proceso constituyente

tiene como fundamento (teórico y práctico) la representación de la voluntad popular, sin ser limitada por el poder

constituido (entiéndase, la institucionalidad del régimen que se busca sustituir). Un proceso derivado, en cambio,

implica que el proceso de discusión y redacción de la carta fundamental se lleva a cabo en los márgenes impuestos por

el poder constituido (es decir, la propia institucionalidad vigente). Este último tipo proceso, que no merece ser

denominado Asamblea Constituyente, implica que la discusión toma lugar en el Congreso Nacional siguiendo las reglas

establecidas en la Constitución de 1980. En dicho marco, el poder Ejecutivo y Legislativo tendrían bajo su control el

diseño del proceso (definirían, por ejemplo; los actores sociopolíticos involucrados, sus modo de participación y sus

atribuciones).

Notas: Asamblea Constituyente, Camilo Navarro

[1] Ver cita en Correa, S.: “Historia del siglo XX Chileno: balance paradojal”. Editorial Sudamericana, 2001, p. 325.

[2] Ver Portales, F. (2000): “Chile: una democracia tutelada”. Editorial Sudamericana, Santiago de Chile. También puede

revisarse el trabajo propio Boeninger, E. (2007): “Políticas públicas en democracia. Institucionalidad y experiencia

Chilena”. Uqbar Editores. Santiago de Chile.

[3] Ver http://www.elmostrador.cl/pais/2013/12/22/chao-ac-bachelet-elige-el-congreso-para-elaborar-nueva-

constitucion-y-descarta-la-asamblea/

[4] Ibídem.

[5] Ver: Salazar, G.,”Del Poder Constituyente de Asalariados e Intelectuales (Chile, siglos XX y XXI)”. Santiago, Lom

Ediciones, 2009, 293 páginas.

[6] Ver Portales, F. (2004): “Los mitos de la democracia Chilena, desde la conquista hasta 1925”. Catalonia, Santiago de

Chile.

[7] Garcés, M. (2012): “El despertar de la sociedad: Los movimientos sociales en América Latina y Chile”. LOM Ediciones.

Santiago de Chile.

[8] Cristi, R./ Ruiz-Tagle, P. (2006): “La República en Chile: Teoría y práctica del Constitucionalismo Republicano”. LOM

Ediciones. Santiago de Chile.

[9] Verhttp://www.elnuevoherald.com/2013/11/20/1619333/oppenheimer-el-fin-del-modelo.html

BIBLIOGRAFÍA

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Portales, F. (2000): Chile: una democracia tutelada. Editorial Sudamericana, Santiago de Chile.

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Moulian, T. (2000): Socialismo del Siglo XXI. La Quinta Vía. Editorial Lom, Santiago