Memoria y Dictadura

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  • Un espacio para la reflexin desde losDerechos Humanos

    Memoria yDictadura

  • 3Proyecto diseado por la Comisin deEducacin de la Asamblea Permanentepor los Derechos Humanos

    Prof. Ana ChanfreauProf. Francisca Di CarloLic. Bella FriszmanProf. Yolanda FunesProf. Alicia HerbnLic. Eugenia RubioDr. Carlos SchrderMara Cecilia AzconeguiCecilia DurantiniFlorencia GirolaPaula TopassoMariana Vera

    Es posible que el antnimo de el olvidono sea la memoria sino la justicia? Yosef H. Yerushalmi

    Un espacio para la reflexindesde los Derechos Humanos

    Memoria y Dictadura

  • 4Presentacin:

    La ley N 355 de la Legislatura de la Ciudad

    Autnoma de Buenos Aires, promulgada el 23 de marzo

    de 2000, declara el 24 de marzo como el Da de la Me-

    moria en homenaje a las personas que sufrieron perse-

    cuciones, encarcelamientos, torturas, muerte o desapa-

    ricin durante la represin llevada a cabo por el terroris-

    mo de Estado. Esta ley contempla la inclusin del 24 de

    marzo en el calendario escolar y el dictado de clases

    alusivas a los golpes de Estado y a la violacin de los

    Derechos Humanos.

    La Comisin de Educacin de la Asamblea

    Permanente por los Derechos Humanos ha desarrolla-

    do, durante muchos aos, un intenso trabajo en la or-

    ganizacin y ejecucin de Talleres destinados a docen-

    tes y estudiantes de diferentes niveles de la educacin

    institucionalizada. Se propone la metodologa de taller

    por considerarla estrechamente vinculada con el espri-

    tu de los Derechos Humanos, ya que sus actividades

    motivan la reflexin colectiva y democrtica. En tales m-

    bitos, se trabaja principalmente con las Declaraciones

    y Documentos que estn hoy incluidos en la Constitu-

    cin Nacional reformada en 1994 y en la Constitucin

    de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.

    Considerando que el golpe de Estado de 1976

    se constituy en un compendio de las violaciones ms

    flagrantes a los Derechos Humanos, y convencidos de

    la necesidad de que las nuevas generaciones conoz-

    can el grave significado de la violacin al Estado de

    Derecho, la Comisin emprendi la tarea de elaborar

    materiales didcticos que puedan orientar al docente

    en el tratamiento de dicha temtica en el aula.

    Es imprescindible realizar en las aulas un tra-

    bajo colectivo que estimule el pensamiento y el ejerci-

    cio de la memoria. Se estima que el presente material y

    la metodologa de taller apuntan en esa direccin, por

    constituir una dinmica adecuada para el debate y la

    formacin de la memoria colectiva.

  • 5Objetivos:

    Estimular la reflexin crtica sobre los sucesos

    acaecidos entre 1976 y 1983.

    Introducir conceptos bsicos de teora sociopoltica

    que permitan fundamentar la ilegalidad del Proceso

    Militar.

    Brindar informacin adecuada y fehaciente sobre las

    causas y consecuencias del Golpe de Estado de

    1976 que puedan servir como base del trabajo del

    docente.

    Reconocer continuidades y rupturas entre el perodo

    dictatorial y nuestra sociedad actual a fin de relacio-

    nar acontecimientos pasados y presentes.

    Sugerir actividades didcticas que permitan un

    abordaje significativo de las temticas desarrolladas.

    Organizar encuentros con los docentes para tra-

    bajar estos materiales desde la metodologa de Taller.

    Propuesta de Trabajo:

    Se sugiere que el material impreso sea repar-

    tido en la mayor cantidad posible de establecimientos

    educativos dado su efecto multiplicador. Asimismo, es

    importante el trabajo en encuentros con los docentes

    para que realicen una experiencia directa con esta me-

    todologa que luego podrn aplicar con sus alumnos.

    Agradecimientos:

    La Comisin de Educacin de la A.P.D.H. agra-

    dece la colaboracin de Mabel Gutirrez de Familiares

    de Detenidos y Desaparecidos por Razones Polticas,

    por la informacin suministrada para la elaboracin del

    presente material. Tambin damos las gracias a Rober-

    to Cossa, Mara Jos Guembe, Horacio Ballester, Anto-

    nio Ragucci, Abuelas de Plaza de Mayo y la Videoteca

    de Liberarte por sus valiosos aportes.

  • 6RECORRIDO HISTRICO:El siglo XX:lnea de tiempo

    1880-1930De la consolidacindel Estado Nacionala la crisis del 30.

    1880-1886 Primera Presidencia de Julio A. Roca

    1886-1890 Presidencia de Miguel Jurez Celman

    1890-1892 Presidencia de Carlos Pellegrini

    1892-1895 Presidencia de Luis Senz Pea

    1895-1898 Presidencia de Jos E. Uriburu

    1898-1904 Segunda presidencia de Julio A. Roca

    1904-1906 Presidencia de Manuel Quintana

    1906-1910 Presidencia de Figueroa Alcorta

    1910-1914 Presidencia de Roque Senz Pea

    1914-1916 Presidencia de Victorino de La Plaza

    1916-1922 Primera presidencia de Hiplito Yrigoyen

    1922-1928 Presidencia de Marcelo T. de Alvear

    1928-1930 Segunda presidencia de Hiplito Yrigoyen

    1930-1932 Presidencia de facto Jos Flix Uriburu

    1932-1938 Presidencia de Agustn P. Justo

    1938-1942 Presidencia de Roberto M. Ortiz

    1942-1943 Presidencia de Ramn S. Castillo

    1943-1944 Presidencia de facto Pedro P. Ramrez

    1944-1946 Presidencia de facto Edelmiro J. Farrell.

    1946-1952 Primera presidencia de Juan D. Pern

    1952-1955 Segunda presidencia de Juan D. Pern

    1955-1955 Presidencia de facto Eduardo Lonardi

    1955-1958 Presidencia de facto Pedro E. Aramburu

    1958-1962 Presidencia de Arturo Frondizi

    1962-1963 Presidencia de facto Jos Mara Guido

    1963-1966 Presidencia de Arturo Humberto Illia

    1966-1970 Presidencia de facto Juan Carlos Ongana

    1970-1971 Presidencia de facto Marcelo Roberto Levingston

    1971-1973 Presidencia de facto Alejandro Agustn Lanusse

    1973-1973 Presidencia de Hctor Cmpora

    1973-1974 Presidencia de Juan Domingo Pern

    1974-1976 Presidencia de Isabel Martnez de Pern

    1976-1981 Presidencia de facto de Jorge Rafael Videla

    1981-1981 Presidencia de facto de Roberto Eduardo Viola

    1981-1982 Presidencia de facto de Leopoldo Fortunato Galtieri

    1982 -1983 Presidencia de facto de Reynaldo Benito Bignone

    1983-1989 Presidencia de Ral R. Alfonsn

    1989-1995 Primera Presidencia de Carlos S. Menem

    1995-1999 Segunda Presidencia de Carlos S. Menem

    1999-...... Presidencia de Fernando De La Ra

    1930-1955De la restauracinde la oligarquaal gobierno peronista.

    1955-1976De la proscripcindel peronismoal ltimo golpede Estado.

    10 de Diciembre de 1983:RETORNO DE LADEMOCRACIA

  • 71963 - 1966 948

    Septiembre de 1930: GOLPE DE ESTADO

    1966-1970: GOLPE DE ESTADO. Revolucin Argentina

    Marzo de 1962: GOLPE DE ESTADO

    Septiembre de 1955: GOLPE DE ESTADO. Revolucin Libertadora

    Junio de 1943 : GOLPE DE ESTADO

    *Contados al 10 de diciembre de 2003

    DIAS DEDEMOCRACIA

    En los ltimos84 aos hubo12.814 das

    de dictadura y18.232 das

    de democracia

    1958 - 1962 1.417

    1946 - 1955 3.394

    1916 - 1930 5.078

    1983 - 2001 7.305*

    24 de Marzo de 1976: GOLPE DE ESTADOProceso de Reorganizacin Nacional

    1973 - 1976 1.034

  • 8Hacia 1880, luego de dcadas de enfrentamientos

    internos, se logr la unificacin y consolidacin del Esta-do Nacional Argentino y la integracin del pas en la eco-noma mundial. La Argentina comenzaba a obtener losfrutos de la implementacin del proyecto de la llamadageneracin del 80, cuyos objetivos centrales fueron: En lo econmico, el pas utiliz las ventajas comparati-vas que posea (tierras frtiles, climas suaves, grandesextensiones), que le permitieron insertarse en el mercadomundial en calidad de agroexportador. El xito de estapoltica econmica se vio verificado en los nmeros yaque entre 1892 y 1923 se quintuplicaron la produccin detrigo y las exportaciones generales. Esta insercin fueacompaada por la apertura al capital extranjero prove-niente principalmente de Gran Bretaa. En lo social, la promocin de la inmigracin bajo el lemade Juan B. Alberdi gobernar es poblar signific un im-portante aumento de la poblacin. En 1870 la poblacinurbana constitua el 28,6% de los habitantes del pas, entanto que en 1914 esta proporcin haba trepado al 52,7%. En lo ideolgico, la oligarqua gobernante inspirada enlas ideas de la generacin del 80 se embarc en la tareade homogeneizar, a travs de la escuela pblica, a unapoblacin que a causa de la inmigracin era muyheterognea. Acorde con este objetivo, se promulg laley 1.420 que consagr la gratuidad, laicidad y universali-dad de la educacin de nivel primario. Pero no solo laescuela estuvo al servicio del proyecto. El ejrcito sumi-nistr a la nacin independiente valores y smbolos. Losrecuerdos de los grandes hechos de armas y de los h-

    1. A. De la consolidacin del Estado Nacional a la crisis del 30.

    PRIMERA PARTE: LA ERA MILITAR

    Cmo entender que en menos de un siglo en Ar-gentina hubo seis golpes de Estado y que la crueldad ydestruccin que produjeron culmin en el genocidio per-petrado por la dictadura establecida en 1976? Se trata deun complejo fenmeno que ninguna respuesta simplistapuede abarcar. Los actores de estos procesos fueron ml-tiples y tuvieron distintos grados de responsabilidad.

    Si bien la cara ms visible de los derrocamientosde gobiernos constitucionales fueron las Fuerzas Arma-das, por el uso de la violencia que stos implicaron, estainstitucin no se sustentaba en el vaco. Para comprendersus intervenciones es necesario penetrar en la compleji-dad de la sociedad y del sistema poltico argentinos.

    Para entender los cclicos golpes de Estado queasolaron el pas entre 1930 y 1976, es imprescindibledevelar la ntima relacin que se fue entablando entre los

    grupos econmicos concentrados de capitales naciona-les e internacionales, el Estado Argentino y las FuerzasArmadas, en particular el Ejrcito, a lo largo del siglo XX.La era militar1 comprende el perodo de la historia ar-gentina en el cual las Fuerzas Armadas se constituyeronen una fuerza poltica actuante dentro del sistema demo-crtico de partidos. Lejos de subordinarse a los interesesde la sociedad civil, las Fuerzas Armadas se alzaron con-tra sta. Se presentaron como el nico grupo social quese situaba por encima de los intereses sectoriales, y queencarnaba el verdadero sentir nacional, con la misinde mantener contra vientos y mareas el equilibrio colecti-vo2.

    Para visualizar el papel que asumieron las FuerzasArmadas en el siglo XX es necesario remontarse a las l-timas dcadas del siglo XIX.

    1. Intervencin militar y sistema poltico argentino

    roes militares conformaron la visin de una Argentina crea-da por sus generales. En lo poltico, el grupo gobernante impuls una formade gobierno de tipo oligrquico, sistema que impeda elacceso de la mayora a los mbitos de decisin y partici-pacin. A su vez, utilizaron el fraude electoral organizadopara mantenerse en el poder.

    An cuando la coyuntura internacional favoreca laprosperidad de la economa agroexportadora argentina,el proyecto de la oligarqua gobernante tuvo que ser mo-dificado al recibir embates de porciones de la sociedadque no se hallaban representadas en l. Por un lado, bue-na parte de la inmigracin, de filiacin anarquista y socia-lista, impulsaba cambios estructurales en el modelo depas. Por otro lado, los sectores medios, que presionabanpor el ingreso a carreras profesionales y ocupaciones acuyo acceso la elite se opuso, comenzaron a organizarseen torno a un nuevo partido poltico, la UCR. Fueron estosltimos quienes consiguieron dos conquistasparadigmticas: la Reforma Universitaria de 1918 y la LeySenz Pea que estableca el voto secreto, universal yobligatorio. Una vez promulgada esta ltima ley, se reali-zaron las elecciones nacionales de 1916. Fue elegido pre-sidente de la Nacin el radical Hiplito Yrigoyen. La oli-garqua conservadora no logr conformar un partido demasas y por eso perdi la conduccin poltica, pero elcontrol de los resortes de la economa segua en sus ma-nos ya que no se haba producido ningn cambio estruc-tural. Como dice Alain Rouqui en Argentina hoy, a par-tir de 1916 la oligarqua desarroll una dominacin sin

  • 9El ao 1930 inaugur una nueva etapa en el pas.Se inici el perodo que, conocido como la era militar,implic la pretorizacin del sistema poltico argentino, esdecir, la integracin de las Fuerzas Armadas como unaactor poltico ms, saliendo de sus funciones especficas.El inicio de esta era, cuya vctima fundamental fue la so-ciedad argentina, se dio con el derrocamiento de HiplitoYrigoyen.

    Tuvieron que pasar ms de 61 aos para que unpresidente constitucional pasara el gobierno a otro ciuda-

    1. B. El comienzo de la era militar: la Dcada Infame.

    hegemona. Si bien este grupo no detentaba el gobiernodel pas, su importancia poltica y econmica no habadecado y manejaban el rumbo de la nacin desde lassombras.

    Internacionalmente se estaba llevando a cabo laprimera guerra mundial, que si bien interrumpi el flujo delas importaciones de bienes y de capitales, trajo apareja-do un aumento en las exportaciones. El balance comer-cial present saldos ampliamente positivos. Pero esta co-yuntura favorable fue breve y una vez terminada la guerrase hizo evidente que el modelo econmico de la Argenti-na agroexportadora haba encontrado su lmite. La recu-peracin de las naciones europeas y el exceso de oferta yde excedentes agrcolas en el mundo impulsaron la adop-cin de polticas proteccionistas que provocaron la cadade las exportaciones. Las consecuencias sociales no tar-daron en llegar y la Argentina vivi un perodo de conflic-tos sociales en donde sobresalieron la Semana Trgicay los incidentes de la Patagonia fuertemente reprimidos.Estos episodios provocaron un quiebre en las relacionesentre el ejrcito y el presidente Yrigoyen. El Ejecutivo Na-cional esperaba que los uniformados se subordinaran asus polticas y recurra a ellos cada vez que necesitabacontrolar los descontentos sociales o intervenir alguna pro-vincia. Por su parte, en las filas militares haba inquietudpuesto que las Fuerzas Armadas rechazaban el rol poli-caco que les asignaba el Estado.

    Durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, laArgentina vivi aos de prosperidad y de relativa tran-quilidad. La moneda se fortaleci, la industria de la cons-truccin entr en auge y los capitales y los inmigrantesretomaron la ruta de Buenos Aires. El nuevo presidentemantuvo relaciones ms estrechas con la oligarqua con-servadora que su antecesor y mejor visiblemente lasrelaciones con las Fuerzas Armadas. Debido a este acer-camiento el gobierno adopt una poltica nacionalista eindustrialista en nombre de la defensa nacional. Esta nue-va actitud responda a la idea de que los militares argen-tinos se definan a s mismos como cuerpo tcnico mo-derno.

    El retorno de Yrigoyen a la presidencia plante unaamenaza tanto para los intereses de la oligarqua conser-vadora como para los militares. Una nueva presidenciadel caudillo era mal vista por las Fuerzas Armadas por-que implicaba el retroceso en la compra de armamentos,la detencin de las construcciones y el abandono de lasindustrias militares. Adems, Yrigoyen se rehusaba a acor-dar a los cuadros del ejrcito la posibilidad de manifestaruna voluntad poltica ya que consideraba que la institu-cin militar slo tena el poder que se le quera conceder.Los conservadores consideraban que ya era hora de re-cuperar el control de la poltica argentina. Teniendo encuenta la conjuncin de recesin coyuntural y de estran-gulamiento estructural crisis mundial del 29 y agotamien-to del modelo agroexportador, Yrigoyen no era suficien-te garanta para los intereses de este grupo.

    Si bien el proyecto de pas que los conservadoresllevaron adelante se basaba en el modelo agroexportador,el grupo no estaba compuesto por simples ganaderos yterratenientes, sino por empresarios que dividan su tiem-po en actividades agropecuarias, comerciales y finan-cieras. Por su tendencia especulativa, estos empresa-rios rechazaban todo tipo de rigidez econmica y polti-ca que les impidiera orientar sus recursos hacia los sec-tores ms rentables segn el momento. De donde se des-prende que la inestabilidad poltica les era funcional endos sentidos: impeda la legitimacin de otro grupo so-cial y les permita echar mano a la maquinaria estatal enfuncin de sus necesidades. De lo que se desprendeque ... el objetivo del grupo dominante era tener lasmanos libres de compromisos y tener acceso a las deci-siones del Estado. A pesar de su antiestatismo y de suliberalismo a ultranza esta fraccin dominante deba todoal Estado3.

    1 Trmino acuado por el historiador Alain Rouqui.2 Beltrn, Juan Ramn en Revista militar, Buenos Aires, septiem-

    bre de 1936.3 Rouqui, Alain; Argentina hoy, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1982.

    dano elegido democrticamente. En 1928 el PresidenteMarcelo T. de Alvear entreg los atributos del mando aHiplito Yrigoyen. Este acontecimiento recin se volvi arepetir cuando en 1989 Ral Alfonsn fue sucedido en lapresidencia por Carlos Menem.

    El especialista norteamericano Robert Potash, au-tor de El ejrcito y la poltica en la Argentina, sostiene:No es exagerado decir que antes de los aos 80 el ejr-cito funcionaba como una fuerza poltica libre de controlexterno, con la capacidad y la tendencia a imponer su

  • 10

    1. C. Segunda subversin del orden constitucional y surgimiento del peronismo.

    El segundo ataque contra la democracia tuvo lu-gar el 4 de junio de 1943. Los generales Arturo Rawson yJos Pedro Ramrez, de tendencia nacionalista, depusie-ron al presidente Ramn S. Castillo. En este perodo algu-nos hechos tuvieron gran importancia para el futuro delpas: se conform el Grupo de Oficiales Unidos (GOU)entre cuyos integrantes se destacaba Juan DomingoPern, quien ocupaba la Secretara de Trabajo y Previsin.Este cargo le permiti un acercamiento a los grupos me-nos favorecidos de la sociedad, los cuales constituyeronuna de las bases de apoyo del posterior movimientoperonista. El 17 de octubre se produjo el acontecimientoinaugural de dicho movimiento, que gravitara sobre la vidapoltica argentina durante ms de medio siglo. La asun-cin del general Juan D. Pern como primer mandatarioen 1946 signific el final de esta dictadura, al vencer enelecciones libres a la Unin Democrtica.

    La poltica peronista se caracteriz por un fuerteimpulso a la participacin del estado en la direccin y re-gulacin de la economa a la vez, hubo una generaliza-da nacionalizacin de las inversiones extranjeras, particu-larmente de empresas controladas por capital britnicoque se hallaban en pleno proceso de repatriacin. Den-tro de estas nacionalizaciones podemos mencionar la delos ferrocarriles, los telfonos, la empresa de gas y algu-nas compaas de electricidad del interior. Se dio fuerteimpulso a Gas del Estado -con la construccin del ga-soducto de Comodoro Rivadavia-, a la Flota Mercante y ala incipiente Aerolneas Argentinas. El Estado avanz in-

    voluntad y sus prioridades al gobierno y a la sociedad(...). Entre 1930 y 1976, el ejrcito demostr seis vecesesa capacidad, derrocando a las autoridades elegidasconstitucionalmente y estableciendo regmenes militares.Es importante sealar que, en cada oportunidad, el ejr-cito recibi estmulos importantes de la sociedad civil ycont con la colaboracin ms o menos activa de las otrasFuerzas Armadas. Pero an bajo regmenes constitucio-nales, cuando el ejrcito no estaba directamenteinvolucrado en el ejercicio del poder, sus lderes desem-pearon un papel activo, propiciando u oponindose apolticas y programas especficos de las autoridades civi-les. Justificando su intervencin sobre la base de sus res-ponsabilidades por la seguridad interna o externa, los l-deres militares influyeron en una gran cantidad de cam-pos.

    El siglo XX signific para la democracia argentinaun muestrario de formas de violacin al Estado de Dere-cho y con ello a los Derechos Humanos de la poblacin.

    El primer atentado contra la Constitucin se produ-jo el 6 de septiembre de 1930. Este golpe militar no fue

    realizado por una intervencin institucional de las FuerzasArmadas sino que implic la colaboracin de algunosmiembros de las mismas con los sectores conservadoresde la sociedad civil. En realidad existan diferencias muymarcadas incluso entre los militares. Mientras que el ge-neral Agustn P. Justo deseaba slo derrocar a Yrigoyen yexpulsar a sus partidarios del poder, el general naciona-lista Jos F. Uriburu, quien encabez el alzamiento, queratransformar las instituciones y poner fin al liberalismo. Sinembargo, el proyecto de Uriburu debi ser postergadoporque no encontr el apoyo necesario para llevarlo ade-lante. Casi todos los civiles que acompaaron al generalen su gobierno haban formado parte del antiguo rgimenconservador.

    En 1932, con la asuncin de Justo como presiden-te electo, finaliz el gobierno de facto, pero en el marcode una democracia restringida ya que la UCR se encon-traba proscripta. Se inaugur el perodo conocido comola dcada infame, debido al continuo fomento del frau-de electoral desde el gobierno.

    cluso en actividades industriales, no slo por la va de lasfbricas militares sino por un grupo de empresas alema-nas nacionalizadas. Pero la reforma ms importante fuela nacionalizacin del Banco Central desde donde semanejaba la poltica monetaria, crediticia y el comercioexterior4. Otra medida de relevancia fue la cancelacinde la deuda externa que luego de muchsimos aos dejde existir.

    Las medidas de poltica econmica del gobiernoperonista implicaron una importante redistribucin de losingresos a favor de los sectores medios y bajos urbanosque permiti el sostenimiento del mercado interno. Estatendencia se vio acompaada por una serie de medidasde poltica social que otorgaron a la clase obrera impor-tantes beneficios. Durante esta presidencia se reglamen-taron los convenios colectivos de trabajo, el estatuto delpen, el salario mnimo vital y mvil, y las vacaciones pa-gas, entre otros. En la reforma de 1949 los derechos deltrabajador quedaron asentados en el artculo 37. Granparte de estos derechos fueron ratificados con la incor-poracin del artculo 14 bis en la Constitucin de 1957.

    El 6 de junio de 1955, las Fuerzas Armadas al man-do del general Eduardo Lonardi y el contraalmirante IsaacF. Rojas, ambos de tendencia antiperonista y conserva-dora, depusieron a Juan D. Pern en la tercera subversindel orden constitucional del siglo. Este golpe de Estadofue conocido como Revolucin Libertadora. Lonardi durslo 50 das en el cargo de presidente y fue reemplazadopor el General Pedro Eugenio Aramburu. Este ltimo re-

  • 11

    mentos de la jerarqua social. En una actitud ms socialque profesional mostraban el prejuicio contra los migran-tes internos (cabecitas negras) que haban sido partedel sustento del peronismo. Esto explica el acercamientoa los radicales del pueblo, representantes de los pe-queos empresarios, chacareros, profesionales y funcio-narios pblicos5 . Muy diferente era la opinin de los azu-les, quienes consideraban que el peronismo, a pesar desus excesos y de su demagogia, era una fuerza nacionaly cristiana que haba permitido salvar a la clase obrera delcomunismo, constituyendo, por lo tanto, un verdaderobastin contra la subversin. Esta opinin era compartidapor los industriales y la gran patronal que apreciaban elsentido de compromiso de los dirigentes sindicalesperonistas. Los azules se identificaban con la clase diri-gente, nacionalistas y tradicionalistas modernizadores yprivilegiaban los valores de obediencia y disciplina dentrode las Fuerzas Armadas. La derrota de los colorados trajoaparejada una compleja reorganizacin ministerial y elcompromiso de organizar elecciones libres. El 12 de oc-tubre de 1963, la asuncin del radical Arturo Illia dio porterminada esta cuarta intervencin armada.

    4 Romero, Luis Alberto; Breve historia contempornes de la Argentina,

    Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 1994.5 Recordemos que por ese entonces el partido radical se encontraba

    dividido en Unin Cvica Radical Intransigente (UCRI) y Unin Cvica

    Radical del Pueblo.

    presentaba una faccin castrense que se caracterizabapor ser ms liberal en lo econmico y ms dura en mate-ria de represin. En 1956 hubo fusilamientos de civiles ymilitares simpatizantes del peronismo. Se derog la Cons-titucin Nacional reformada en 1949 y se destruyeron lamayora de las conquistas sociales logradas por el movi-miento obrero durante el gobierno peronista. En 1958 serealizaron nuevas elecciones nacionales y el candidato dela UCRI (Unin Cvica Radical Intransigente), Arturo Frondizi,obtuvo la presidencia de la Nacin con el apoyo del electo-rado peronista. El partido peronista continuaba proscripto.

    El 23 de marzo de 1962 tuvo lugar el cuarto golpede Estado. Su cabeza visible fue el general Ral Poggiquien destituy al presidente Frondizi. Sin un proyectopolt ico definido, el alzamiento respondi a losenfrentamientos de las Fuerzas Armadas y a la decisinmilitar de presionar al poder poltico. Ante la renuncia delvicepresidente, como producto de desavenencias con elEjecutivo, entre otras, sobre la cuestin petrolera, asumiJos Mara Guido (titular provisional del Senado), quienjur como presidente ante la Corte Suprema de Justicia.

    Este golpe de Estado se enmarc en una etapa dedivisin dentro del ejrcito que enfrent a azules y colora-dos. Ambas facciones estaban integradas por militaresantiperonistas que haban participado en el derrocamien-to del general Pern, pero que albergaban distintas ideascon respecto a la significacin del movimiento peronista.Los colorados lo consideraban como un movimiento declase sectario y violento que haba socavado los funda-

    1. D. Hacia un nuevo modelo de intervencin militar: el golpe de Ongana.

    El 28 de Junio de 1966, el general Juan CarlosOngana encabez el quinto golpe de Estado del siglo,esta vez contra el presidente constitucional Arturo Illia.Desalojar al dirigente radical no implicaba desactivar unriesgo grave de izquierdismo o populismo. De tenden-cia nacionalista liberal, los proclamados objetivos de laautodenominada Revolucin Argentina eran la moder-nizacin del pas y la grandeza de la Nacin que se logra-ran a partir de la implementacin de un programa queconstaba de tres tiempos sucesivos: el tiempo econmi-co, el tiempo social y el tiempo poltico.

    Hubo dos importantes frentes de resistencia con-tra el gobierno de facto: el movimiento obrero, que viofuertemente cercenados sus derechos y fue duramenteperseguido, y la Universidad y el movimiento estudiantil,que desde 1956 haban logrado altsimos niveles de ex-celencia acadmica y se haban transformado en un bas-tin de la democracia. El mundo acadmico sufri unembate irreparable en lo que se conoci como La Nochede los Bastones Largos6 en 1966. La noche del 29 dejulio la polica irrumpi en algunas facultades de la Univer-

    sidad de Buenos Aires y apale a alumnos y profesores.Gran parte de los mejores cientficos e intelectuales delpas debieron emigrar y el nivel de la Universidad decaynotablemente.

    La resistencia del movimiento obrero y el movimien-to estudiantil convergieron en varias protestas conjuntas,de las cuales la ms paradigmtica fue la conocida comoel Cordobazo el 29 de Mayo de 1969. La consecuenciainmediata de la resistencia popular fue la cada de Onganay su reemplazo por el general Marcelo Levingston.

    La presidencia de Levingston slo dur unos me-ses ya que se desviaba de la tendencia predominante enel Ejrcito encarnada por el general Alejandro A. Lanussequien luego lo reemplaz. Partidario de la necesidad dellamar a elecciones el nuevo presidente impuls el GranAcuerdo Nacional que condujo a elecciones en las queparticip el peronismo. En mayo de 1973 asumi su man-dato el presidente electo Hctor J. Cmpora, quien inme-diatamente renunci para forzar una nueva eleccin quellevara a Juan Domingo Pern nuevamente a la presiden-cia. El nuevo presidente asumi luego de haber obtenido

  • 12

    el 62 % de los votos.La figura simblica de Pern, una y muchas a la

    vez, haba llegado a reemplazar a su figura real. Paratodos, Pern expresaba un sentimiento general de tiponacionalista y popular, de reaccin contra la recienteexperiencia de desnacionalizacin y privilegio. Para al-gunos esto se encarnaba en el lder histrico, que, comoen 1945, traera la antigua bonanza, distribuida por elEstado protector y munificente. Para otros, Pern era ellder revolucionario del Tercer Mundo, que eliminara alos traidores de su propio movimiento y conducira a laliberacin, nacional o social, potenciando las posibili-dades de su pueblo. Inversamente otros, encarnandoel ancestral anticomunismo del movimiento, vean en

    1. E. El Estado Terrorista.

    El ltimo ataque contra las instituciones democr-ticas fue el llamado Proceso de Reorganizacin Nacio-nal que comenz el 24 de marzo de 1976 con el derroca-miento de Isabel Pern, vicepresidenta que asume el car-go presidencial en reemplazo de su esposo muerto el1 de julio de 1974. El proceso fue encabezado por unaJunta Militar integrada por un representante de cada unade las Fuerzas Armadas: Jorge Rafael Videla (Ejrcito),Emilio Eduardo Massera (Marina), Orlando Ramn Agosti(Aeronutica). Esta ltima intervencin militar constituyla ms violenta y represiva de todas las perpetradas du-rante el siglo XX.

    El proceso que dio comienzo en 1976, al igual quelas dems dictaduras latinoamericanas que tomaron elpoder en ese entonces, respondi a factores internos yexternos que se engendraron en un contexto histrico ca-racterizado por la guerra fra, una profunda crisis econ-mica y el ascenso de la lucha poltica y las reivindicacio-nes de las masas populares. Por su inclinacin liberal, elllamado Proceso pretenda la implantacin de un modeloeconmico de apertura que produjo el desmantelamientode la industria nacional y el auge y predominio de la espe-culacin financiera. Sus idelogos no slo esperaban cam-bios econmicos, su objetivo tambin inclua cambiospolticos y sociales que posibilitaran la imposicin de unmodelo de Nacin acorde a los valores occidentales y

    Pern a quien descabezara con toda la energa nece-saria la hidra de la subversin social () Para otrosmuchos, Pern era el pacificador, el lder descarnadode ambiciones capaz de encausar los conflictos de lasociedad, realizar la reconstruccin y encaminar al paspor la va del crecimiento7.

    6 La polica entr a la Facultad de Ciencias Exactas y la tom.

    Las autoridades y muchos de los profesores renunciaron. El

    gobieno intervino facultades y comenz el xodo de cientficos y

    pensadores argentinos que buscaron refugio en los ambientes ms

    propicios que les brindaban casas de estudios extranjeras.7 Romero, Luis Alberto; op. cit.

    cristianos. Para concretar este modelo, debieron acallartoda forma de resistencia y oposicin. Amparados en laDoctrina de la Seguridad Nacional (Ver Anexo 1 en la p-gina 64) y agitando el falso fantasma del avance comu-nista, instauraron el terrorismo de Estado con el saldo demiles de muertos y desaparecidos.

    La particularidad del Estado llamado terrorista ra-dica en que necesita, para ser posible, de un nivel muchoms alto de control de la sociedad civil que el exigido porun Estado militar. Requiere de una doble faz de actuacinde sus aparatos coercitivos: una pblica y sometida a lasleyes, y otra clandestina, al margen de toda legalidad for-mal. El Estado Militar construye su poder mediante la mi-litarizacin de la sociedad, mientras que el Estado Terro-rista construye su poder militarizando la sociedad y de-sarticulndola, mediante el miedo al horror, que va elimi-nando millares de seres humanos y estructuras polticas,sociales y gremiales con una visin estratgica: lacontrainsurgencia8. Las voces acalladas por el Estadoterrorista argentino fueron de estudiantes secundarios,universitarios, obreros, sindicalistas, empleados, profesio-nales, docentes.

    Como se desprende de los porcentajes del grfi-co, los obreros y los estudiantes fueron los grupos de lasociedad ms afectados por el accionar del Estado terro-rista. Este dato no debe tomarse como un hecho aislado,es necesario vincularlo a la conducta combativa que des-de 1968 haban venido desarrollando el sector obrero yestudiantil, apoyados por gran parte del pueblo, en suce-sos como el Cordobazo y el Rosariazo. Desde aquellosaos la CGT de los Argentinos ya vislumbraba los efectosde mediano y largo plazo que las polticas econmicasimplementadas traeran. (Ver en Sugerencias Didcticasel Mensaje a los trabajadores y al pueblo argentino re-dactado por Rodolfo Walsh el 01/05/69 en pgina 42).

    El gobierno de facto produjo la desaparicin de gran

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    Distribucin de desaparecidos por profesin u ocupacin(en porcentaje)

    parte de una generacin cuyo correlato fue la parlisis dela sociedad lograda por medio del terror. A principios delos 80 se comenzaron a percibir algunas muestras deresistencia que se sumaron a la permanente lucha de losorganismos de Derechos Humanos y a otros sectorescombativos de la comunidad como los que se reunieronen la Plaza de Mayo das antes del desembarco enMalvinas, y que seran fuertemente reprimidos. En su in-tento por retomar la iniciativa poltica y prolongar su per-manencia en el poder en un contexto de crisis general, elpresidente de la Tercera Junta Militar, Leopoldo F. Galtieriaprovech una vieja y sentida reivindicacin de la socie-dad para invadir las Islas. La estrategia militar no se basen un anlisis objetivo de las posibilidades reales de recu-

    peracin y el pas sufri las consecuencias, incluida la muer-te de miles de jvenes soldados conscriptos. Con la derro-ta, el pueblo descubri el engao de que haba sido objetopor los medios masivos de comunicacin manipulados porel gobierno. La rendicin ante los ingleses termin con elprestigio militar al poner en evidencia su ineptitud para cum-plir con sus funciones especficas. El 10 de diciembre de1983, el ltimo de los dictadores, Reinaldo Bignone entre-g el poder a un mandatario elegido libremente, el Dr. RalRicardo Alfonsn. La era militar llegaba a su fin.

    8 Duhalde, Eduardo L.; El Estado Terrorista Argentino. Quince

    aos despus, una mirada crtica, Eudeba, Buenos Aires, 1999.

    2. La legitimidad militar y sus discursos

    El poder militar en Argentina no se explica sola-mente desde su aparicin en 1930. La legitimidad socialque le permiti autoproclamarse como representante dela reserva moral del pas, solamente preocupado por lagrandeza nacional, tiene sus orgenes en la propia gne-sis de la Nacin. La historia contada en las escuelas losubica siempre en un lugar heroico y protagnico, ...lamayora de los ciudadanos argentinos no est lejos depensar que su pas es una creacin de sus generales. Enefecto, es lo que ensea la historia-batalla de las escue-las9 . El ejrcito suministr una serie de valores y smbo-los que apuntaron a la construccin de un ser nacional, ala vez que los afirm en un lugar preponderante y tutelar.

    Por su parte, a la par de la educacin primaria obli-

    gatoria, comn y universal impulsada con la ley 1.420, elservicio militar tambin fue una fuente de formacin cvicay moral tendiente a la homogeneizacin buscada desdelas clases dirigentes como antdoto al cosmopolitismo dela inmigracin. Como explica Rouqui: ...el hijo del inmi-grante se arraigar a travs de la escuela y el ejrcito,encargados de inculcarle el apego patritico a los valoresnacionales10. Por lo tanto, cuando los militares dejaronde ser una institucin estatal para hacerse cargo de todoel estado, las fuentes de su legitimidad social ya estabandadas en el seno de la sociedad argentina.

    Al analizar los discursos y proclamas militares, pue-de observarse cmo ese status de salvaguardas de lapatria aparece recurrentemente:

    17,9 % Empleados

    10,7 % Profesionales

    1,3 % Actores, artistas, etc.

    1,6 % Periodistas

    21,0 % Estudiantes

    2,5 % Conscriptos y personal subalternode fuerzas de seguridad

    3,8 % Amas de casa

    5,0% Autnomos y Varios

    5,7 % Docentes

    30,2 % Obreros

    0,3 % Religiosos

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    29 de marzo de 1962Pronunciamiento de las Fuerzas Armadas ante el derrocamiento de Arturo Frondizi

    Las Fuerzas Armadas han tomado hoy una grave responsabilidad ante la historia. No lo han hecho sin meditarsobre las razones y las consecuencias de su accin y sin agotar previamente todas las instancias que la situacin polticay jurdica de la patria les ofreca (fragmento).

    13 de noviembre de 1955En reemplazo de E. Lonardi asume la presidencia el general Pedro Aramburu

    ...La ardua misin de restablecer el imperio del derecho y restituir al pas a una autntica democracia debeconfiarse a hombres que por toda trayectoria de su vida constituyen la ms segura garanta del cumplimiento de susprincipios (fragmento).

    6 de septiembre de 1930.El general Jos Flix Uriburu derroca al presidente Hiplito Yrigoyen

    Hemos aguardado serenamente en la esperanza de una reaccin salvadora, pero ante la angustiosa realidad quepresenta el pas al borde del caos y la ruina, asumimos ante l, la responsabilidad de evitar su derrumbe definitivo.(...)Al apelar a la fuerza para libertar a la Nacin de este rgimen ominoso, lo hacemos inspirados en un alto y generoso ideal(fragmento).

    4 de junio de 1943Golpe del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) contra el presidente Ramn Castillo

    Las Fuerzas Armadas de la Nacin, fieles y celosas guardianas del honor y las tradiciones de la patria, comoasimismo del bienestar, los derechos y las libertades del pueblo argentino, han venido observando silenciosa pero muyatentamente, las actividades y el desempeo de las autoridades superiores de la Nacin. (...) Dichas fuerzas, conscien-tes de la responsabilidad que asumen ante la historia y ante su pueblo -cuyo clamor ha llegado hasta los cuarteles-,deciden cumplir con el deber de esta hora, que les impone SALIR EN DEFENSA DE LOS SAGRADOS INTERESES DE LAPATRIA (fragmento).

    17 de septiembre de 1955Primer mensaje del general Eduardo Lonardi sublevado en Crdoba contra J. D. Pern

    La Armada, la Aeronutica y el Ejrcito de la Patria, abandonan otra vez sus bases y cuarteles para intervenir en lavida cvica de la Nacin. Lo hacemos impulsados por el imperativo del amor a la libertad y al honor de un pueblo sojuz-gado, que quiere vivir de acuerdo a sus tradiciones y que no se resigna a servir indefinidamente los caprichos de undictador que abusa de la fuerza del gobierno para humillar a sus conciudadanos (fragmento).

    6 de julio de 1943El presidente militar Pedro Pablo Ramrez explica a sus camaradas el golpe del mes anterior

    ...las Fuerzas Armadas cumplen con abnegacin y patriotismo una noble y annima tarea en los cuarteles y en losbuques, verdaderos templos de virtudes cvicas. Es en ellos donde los ciudadanos aprenden, mejor que en otros am-bientes, que el culto que se rinde a la tradicin de nuestros hroes slo puede ser comparable al que tributamos a Diosy a la Patria (fragmento).

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    28 de junio de 1966Acta de la Revolucin Argentina encabezada por el general J. C. Ongana

    Esta trgica realidad lleva ineludiblemente a la conclusin de que las Fuerzas Armadas, en cumplimiento desalvaguardar los ms altos intereses de la Nacin, deben adoptar, de inmediato, las medidas conducentes a terminar coneste estado de cosas y encauzar definitivamente al pas hacia la obtencin de sus grandes objetivos nacionales (frag-mento).

    Frente a un tremendo vaco de poder, capaz de sumirnos en la disolucin y en la anarqua; a la falta de capacidadde convocatoria que ha demostrado el gobierno nacional; a las reiteradas y sucesivas contradicciones evidenciadas enla adopcin de medidas de toda ndole, a la falta de una estrategia global que conducida por el poder poltico enfrentaraa la subversin, a la carencia de soluciones para problemas bsicos de la Nacin cuya resultante ha sido el incrementopermanente de todos los extremismos, a la ausencia total de los ejemplos ticos y morales que deben dar quienesejercen la conduccin del Estado, a la manifiesta irresponsabilidad en el manejo de la economa que ocasionara elagotamiento del aparato productivo, a la especulacin y la corrupcin generalizada, todo lo cual se traduce en unairreparable prdida del sentido de grandeza y de fe; las Fuerzas Armadas en cumplimiento de una obligacin irrenuncia-ble han asumido la conduccin del Estado (fragmento).

    24 de marzo de 1976La Junta Militar derroca a la presidenta Mara Estela Martnez de PernProclama del golpe

    En Argentina, fueron las mismas proclamas milita-res correspondientes a cada golpe de estado o movimientocastrense insurreccional las que estatuyeron sus propiasnormas jurdicas y a las que colocaron por encima de laConstitucin Nacional. Los discursos presentados comoejemplos demuestran cul era la visin que tenan de smismas las Fuerzas Armadas, visin que no se sustenta-ba en el vaco sino que era compartida por gran parte dela sociedad civil.

    Las dictaduras en Argentina no asumieron el ca-rcter de las dictaduras clsicas. No es el carisma de unlder, no es la ideologa de un partido lo que sostiene aeste tipo de dictadura, como tampoco lo es la fuerza pura.Su principio de legitimacin es otro: radica en el funda-mento particular de un sistema poltico en el cual las Fuer-zas Armadas son un componente esencial11.

    En sntesis, la llegada al poder de los militares en1976, no constituy un hecho desconectado del devenirde la vida poltica de nuestro pas. Su legitimacin como

    fuerza ltima ratio condujo a la entrega de poderes abso-lutos a una nueva Junta Militar que, en nombre de la ani-quilacin del terrorismo, utiliz toda la maquinaria estatalpara actuar como verdaderos terroristas, al negar todotipo de derechos y garantas a la poblacin a la que decadefender. La consecuencia inmediata ms dramtica delterrorismo de Estado fue la eliminacin sistemtica de mi-les de personas. Pero tambin existen otras ms difcilesde identificar que son las consecuencias econmicas, so-ciales y psicolgicas de mediano y largo plazo que el pasan est sufriendo.

    9 Rouqui, Alain; Poder militar y sociedad poltica en la Argentina,

    Emec Editores, Buenos Aires, 1984.10 ibid.11 Quiroga, Hugo; El tiempo del Proceso. Conflictos y coincidencias

    entre polticos y militares. 1976-1983, Editorial Fundacin Ross,

    Buenos Aires, 1994.

    3. Teora de los dos demonios y Teora de las vctimas inocentes

    A la sociedad argentina le ha costado mucho po-der asumir su propio pasado y es por eso que una partede la misma acepta sin hacerse preguntas explicacionescomo la Teora de los dos demonios y la Teora de las vc-timas inocentes que se encuadran dentro de un mecanis-mo de negacin de lo acontecido. Segn Stanley Cohen... la sociedad, producto de un proceso de

    autojustificacin, niega su responsabilidad en lo sucedi-do porque no puede percibirse a s misma comoperpetradora de injusticias ya que eso debilitara la ima-gen que tiene de s misma y la que proyecta al mundo12.

    Como explica Jos Pablo Feinmann, ...la Teora delos dos demonios sirvi al gobierno de Ral Alfonsn paraimplementar sus relaciones con los estamentos militares

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    y los organismos de derechos humanos. Desde su hori-zonte conceptual se elabor el Nunca Ms planteando quela sociedad inocente en s misma se haba visto arrasa-da durante los aos setenta por dos horrores: uno prove-na de la extrema izquierda, el otro de la extrema derecha.Uno era la guerrilla, el otro la represin del Estado mili-tar13. Pero en realidad no hay simetra posible entre elaccionar de las dos fuerzas como tampoco es posibleplantear la existencia de una guerra entre una fraccin dela sociedad y el aparato militar del Estado. Por otra parte,el gobierno constitucional tambin aval la Teora de lasvctimas inocentes al censurar mayormente en el decreto158/85 los ilcitos cometidos contra las vctimas inocen-tes, considerando ms justificables las acciones contraaquellas valoradas como culpables. Esta teora implicatambin la negacin del principio de inocencia y del dere-cho a la defensa en juicio de los militantes muertos y des-aparecidos que no tuvieron la oportunidad de presentar-se ante la justicia.

    De lo expuesto se desprende que, en ambas teo-

    ras, la sociedad queda excluida de toda conexin directacon los episodios que se relatan, reconstruidos as comohistorias que le ocurrieron a la Argentina. La sociedad sepermite as, reconstruir un pasado en el que no figuran elapoyo masivo, poltico y moral, que recibieron los guerri-lleros en los 70 y el que recibieron los militares cuandoasumieron el poder en 1976 y durante su mandato. Tam-bin se desconoce, como plantea Duhalde, que hoy vivi-mos en una sociedad posterrorista de Estado, que mu-chos de los objetivos propuestos fueron cumplidos y que,en buena medida, el gran capital y su instrumento, lasFuerzas Armadas, aceptan al rgimen constitucional por-que ya no quedan sectores capaces de articular una lu-cha social que ponga en riesgo sus intereses14.

    12 La clave es superar las negaciones, En diario Pgina 12,

    Buenos Aires, 21/01/2001, pg. 25.13 Feinmann, Jos P.; La sangre derramada, Ariel, Buenos Aires, 1999.14 Duhalde, Eduardo L.; op. cit.

    4. Los archivos del horror del Plan Cndor

    El Plan Cndor fue un operativo de coordinacinde la represin llevada a cabo por los gobiernos dictato-riales del Cono Sur durante los aos 60 y 70. Entre lossocios fundadores de este pacto encontramos a AugustoPinochet (Chile), Hugo Banzer (Bolivia), Alfredo Stroessner(Paraguay) y Aparicio Mndez (Uruguay).

    El plan surgi en 1974, cuando el dictador chilenoAugusto Pinochet visit a su par Alfredo Stroessner enAsuncin, con el propsito de ponerlo en conocimientode dicho plan, al que de forma progresiva se fueron su-mando los dems pases del Cono Sur. En 1975 el Opera-tivo Cndor se oficializ en Chile a travs de un documen-to fundacional que justificaba su creacin por la necesi-dad de contar con una coordinacin eficaz que permitierael intercambio de informaciones y experiencias en la lla-mada lucha anti-subversiva. Para tal fin se cre un archi-vo centralizado de antecedentes de personas, organiza-ciones y otras actividades conectadas a la subversin,cuya sede fue la Direccin de la Inteligencia Nacional deChile (DINA).

    De este modo, el Operativo Cndor puso a puntoun plan masivo de exterminio que permiti a militares uru-guayos, brasileos, argentinos, chilenos, bolivianos,paraguayos, y en menor medida peruanos, actuar sin de-tenerse ante las fronteras territoriales.

    Muchas vidas se cobr esta verdadera internacio-nal del terror. Bajo la vigencia del Plan Cndor fueron ase-sinados en la Argentina el general chileno Carlos Prats ysu esposa, en el ao 1974. El ex-canciller chileno del go-bierno de Salvador Allende, Orlando Letelier, asesinado

    en Washington por la DINA, fue otra vctima del operativo.Si bien los datos oficiales son escasos, en los aos

    90 diversos hallazgos de documentacin han confirma-do la existencia del Operativo Cndor.

    En 1992, con motivo de una investigacin realiza-da por el juez paraguayo Jos Fernndez y el ex-prisio-nero poltico Martn Almada sobre los archivos de unaestacin policial de Asuncin, salieron a la luz dcadasde historia documental sobre la represin en Paraguay yotros pases latinoamericanos. Los Archivos del Horror,tal como fueron conocidos desde entonces, detallabanel destino de miles de latinoamericanos secretamente se-cuestrados, torturados y asesinados por los regmenesderechistas de los aos 60 y 70. Entre los documentostambin se encontraron registros de la cooperacin dela inteligencia estadounidense con las dictaduras de laregin.

    Documentos recientemente desclasificados del De-partamento de Estado norteamericano confirmaron la exis-tencia de esta red de inteligencia que consista en inter-cambiar informacin, vigilar, secuestrar y asesinar a losadversarios polticos de las dictaduras latinoamericanas.Los documentos revelaron la utilizacin, por parte de ofi-ciales latinoamericanos, de una base de comunicacionesestadounidense para compartir inteligencia.

    Una investigacin periodstica realizada en Brasilrevel materiales inditos sobre la coordinacin de la re-presin ilegal entre Argentina y Brasil. En el marco de estasiniestra colaboracin, nueve brasileos fueron desapa-recidos en la Argentina y ms de doce ciudadanos argen-

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    tinos fueron secuestrados y desaparecidos en Brasil.En el caso de Uruguay, en mayo de 1976 un opera-

    tivo militar realizado en Argentina secuestr y asesin a

    5. Medidas econmicas implementadas.

    El 30 de marzo de 1976, por la noche, el presiden-te de facto teniente general Jorge Rafael Videla dirigiun mensaje al pas a travs de la cadena nacional de ra-dio-difusin y televisin. El mensaje explicaba los cam-bios que producira el golpe de estado como: ... el cierredefinitivo de un ciclo histrico y la apertura de uno nuevo,cuya caracterstica fundamental estar dada por la tareade reorganizar la nacin...

    Qu signific para nuestra sociedad reorganizar lanacin en el terreno econmico?

    El nuevo ministro de economa, Jos AlfredoMartnez de Hoz, defini la situacin econmica del pascomo severamente crtica. El objetivo general de su planera, segn sus propias palabras, el crecimiento econmi-co que asegurara el bienestar humano. Para lograrlo, serequera una mayor produccin a la cual se llegara me-diante la aplicacin de medidas creativas que produciranpara nuestro pas, poseedor de buenos recursos, mayorriqueza. Esta mayor riqueza permitira una mejor distribu-cin entre los habitantes, la meta ltima de su plan.

    En qu consistieron esas medidas creativas?El ministro prometi hacer ms slidos los ejes

    sobre los que se sustentara el desarrollo econmico-so-cial. Con la aplicacin de medidas inspiradas en ideasneoliberales esperaba alcanzar estos objetivos. En trmi-nos generales esta teora deja en manos del libre merca-do la obtencin y asignacin de los recursos. No es elEstado ni sus empresas el encargado de proporcionarlos bienes y servicios que la sociedad requiere, pues se loconsidera ineficiente. El respeto por el libre juego entre laoferta y la demanda y el comportamiento de los ms efi-cientes, ya sean productores, trabajadores o consumido-res, son los encargados de generar la mayor cantidad ymejor calidad de bienes y beneficios. El Estado no debemoderar, equilibrar, proteger, o compensar las inevitablesdiferencias que ya existen o que se ahondan, en la socie-dad, cuando se aplica esta poltica.

    Martnez de Hoz seal tres grandes males quedeban combatirse en el corto plazo: la inflacin, la deudaexterna y la escasa actividad productiva o sea, la rece-sin.

    Para liberalizar el mercado comenz por congelarlos salarios por tres meses. La inflacin continuaba, porlo tanto, los trabajadores perdieron en ese perodo el 30%de su poder adquisitivo. Para evitar el ejercicio del dere-

    cho de protesta, dispuso, con el concurso del gobierno,la disolucin de la CGT (Confederacin General de Traba-jadores), la suspensin de las actividades gremiales, delderecho de huelga, de las reformas a la ley de contrato detrabajo y de las convenciones colectivas de salarios. Seliberaron los precios y se suspendi su control.

    El gasto pblico y el dficit fiscal deban reducirse,y para ello, congel los sueldos de los empleados pbli-cos e index, de acuerdo con la inflacin, los recursosque provenan de los impuestos. Como las empresas delEstado eran consideradas ineficientes anunci su privati-zacin. Slo quedaron a cargo del Estado las de valorestratgico.

    Cules fueron las consecuencias de la aplicacinde estas medidas?

    El libre mercado idealizado no se verific en loshechos durante la gestin de Martnez de Hoz. Algunasde las medidas que aplic contrariaban el libre juego en-tre la oferta y la demanda y producan efectos no espera-dos. Por ejemplo, en el mercado monetario fij el preciodel dlar: un precio financiero para regular las operacio-nes de ese sector y otro comercial para las operacionesde comercio exterior; el precio de este ltimo fue elevadogradualmente hasta que ambos se igualaron a fines de1976. En el sector exportador, elimin los derechos quepagaban las operaciones de exportacin. A principios de1977 la inflacin creca y no se perciban signos de la anun-ciada reactivacin econmica.

    El tipo de cambio financiero y el aumento de la in-flacin favorecieron a los inversores externos que obtu-vieron beneficios muy altos. Se consideraba a las inver-siones extranjeras como elemento primordial para la ca-pitalizacin del pas y el aumento de su tasa de crecimien-to. El mismo Estado imit el modo de operar de estoscapitales: tom crditos masivos en divisas y por mediode operaciones financieras puso en circulacin grandesvolmenes de pesos. Se gener una actividad especulati-va y comenz a operar un mercado paralelo del dlar,donde su precio era ms alto. La actividad especulativase acrecent. En la Bolsa, los anuncios de aumento delprecio de las acciones, que se deca llegaran cada una aun dlar, favorecieron la compra de grandes volmenesque beneficiaron a las empresas lderes, ya que por estemedio reunieron, en forma casi gratuita, capital para susnegocios. Naturalmente, transcurrido un tiempo, el preciode estas acciones baj.

    los exiliados Zelmar Michelini y Hctor Gutirrez Ruiz. Eltotal de ciudadanos uruguayos desaparecidos en nues-tro pas asciende a doscientos aproximadamente.

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    La reactivacin econmica consisti en lareinsercin de nuestro pas en la nueva divisin del traba-jo de la economa capitalista internacional, segn las ven-tajas comparativas que significaban su produccin de bie-nes primarios, agropecuarios y mineros. En ningn casose incentiv la actividad industrial.

    Transcurra el ao 1977 y no haba seales de losresultados esperados. La inflacin continuaba. Se deci-di la intervencin del Estado siempre para asegurar unmercado libre. El alza de los precios requera, segn elcriterio del Ministro, avanzar en la eliminacin del controldel precio de los bienes y de la moneda. Se puso, tam-bin, en marcha, una reforma en el terreno financiero, paracrear un mercado de capitales atractivo para la inversinextranjera. Se autoriz mediante una nueva ley, un merca-do libre de dinero. La tasa de inters se defina por la ofer-ta y la demanda, el Banco Central garantizaba los depsi-tos y as se alent el depsito de dinero a inters. Y singrandes requisitos comenzaron a operar nuevas entida-des bancarias y financieras.

    En la segunda mitad de 1978 las tasa de inters seregul, se hizo ms alta. Haba escasez de moneda circu-lante y constante demanda de crdito por parte de lasempresas pblicas. El Banco Central disminuy, enton-ces, la regulacin sobre ese sector y como consecuenciase redujo notablemente la actividad industrial. Estadesregulacin del mercado financiero permiti a las enti-dades financieras tomar depsitos indexados por plazosmnimos (por un mes, por siete das), y la salida y entradade capitales extranjeros en un plazo mnimo de 24 horas.

    No se logr detener la inflacin, y el ministro deci-di aplicar la tablita. As se llam a la tabla pautada queanticipaba el precio del dlar (en aumento), con respectoa nuestra moneda, durante ocho meses, de enero a agostode 1979. Al mismo tiempo, se informaba con anticipacinqu variacin sufriran los salarios, tarifas y el precio delos bienes producidos por las Empresas Pblicas. Los sa-larios subieron un 4% y bajaron los aranceles de importa-cin de 8.500 productos, incluidos los alimenticios. Losprecios de los productos importados eran sensiblementems bajos. Gozbamos de los beneficios de la muy ala-bada apertura de la economa, que dominara a la infla-cin.

    La deuda externa aument, as como las operacio-nes financieras de muy corto plazo y altos beneficios. Sedesalent, de este modo, a las inversiones productivas.La produccin de la patria financiera consisti en la ge-neralizacin de la especulacin y en el vaciamiento deempresas.

    A fines de 1978 hubo presiones para conseguircambios en la conduccin econmica. Las crticas prove-nan de Viola, Massera y de integrantes del equipo econ-mico. El bajo precio del dlar perjudicaba al sector expor-tador. Se produjeron cambios en el equipo econmico y

    sucedieron a Martnez de Hoz figuras que profundizaronla aplicacin de polticas de ajuste acordes con un criterioortodoxo neoliberal. Fue el momento ideal para la activi-dad especulativa y los escndalos financieros.

    En marzo de 1980 el gobierno decidi cerrar elmayor de los bancos locales: el BIR, Banco de Intercam-bio Regional. Le siguieron a los pocos das los bancosLos Andes, Oddone, Internacional y otros de menor ca-pacidad operativa. La desconfianza se extendi en el sec-tor inversor y se increment la demanda de divisas. Paraestabilizar al perturbado mercado financiero se decidirestablecer la garanta oficial de la totalidad de los dep-sitos, garanta que haba sido suspendida en diciembrede1979.

    Este sistema financiero necesitaba realimentarseconstantemente, por ello privilegiaba las actividades finan-cieras de corto plazo. Se depositaba y se obtena crditopor poco tiempo. Se generaron as negocios lucrativos degigantescas proporciones. Por un lado el propio Estadolicitaba fondos al sector financiero, pblico y privado, ypor el otro, demandaba fondos por medio del Tesoro o delas empresas pblicas. Se pagaban tasas siderales, acor-des con la gran demanda. Con el aval de la Nacin seabrieron numerosas filiales de bancos extranjeros, quevinieron a lucrar sin riesgo y prcticamente sin inversin.Tomaban dinero local y lo prestaban al Estado y a susempresas, quedndose con diferencias sustanciales.

    Durante el ao 1980, se utilizaron gran parte de lasreservas para devolver los depsitos garantizados a losclientes de las entidades quebradas o intervenidas y seles adelantaron fondos a las que corran peligro de quie-bra, ya que el pblico desconfiado retiraba sus depsi-tos. En 1981 el equipo econmico anunci una nuevadevaluacin.

    Si comparamos los objetivos explicitados por elministro Martnez de Hoz al comenzar su gestin con losresultados de las medidas aplicadas durante la mismaobservamos la siguiente situacin: La poltica econmica aplicada favoreci a un pequeogrupo nativo asociado al capital financiero internacional,y a las corporaciones transnacionales que obtuvieron gran-des beneficios. Esta concentracin de la riqueza en un pequeo sectorse acentu. La deuda externa que en 1976 era de 9.000 millones dedlares, trep en 1983 a 45.100 millones de dlares, y nose realizaron inversiones productivas significativas.

    El volumen de esta deuda reflejaba la cantidad debeneficios que pasaron a ser patrimonio de una minora.El capital obtenido fug al exterior y las deudas contra-das se transfirieron al Estado.

    El Estado que se declaraba prescindente, en loshechos colabor con el proceso de acumulacin del ca-pital en grandes conglomerados mientras desarticulaba

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    la capacidad de reaccin del movimiento obrero frente ala prdida de sus derechos y la cada del salario real. Lapoltica de puertas abiertas para el comercio con el exte-rior signific el ingreso de productos importados y no fa-voreci a las exportaciones industriales cuyo volumencay. De los proyectos empresariales, slo algunos re-sultaron favorecidos, como los dedicados a la produc-cin de insumos intermedios: el papel, la petroqumica, elcemento. Prcticamente se destruy a la industria nacio-nal. Imperaba el criterio de que era preferible adquirir bie-nes importados, ms baratos y de mejor calidad compa-rados con los nacionales. La actividad agropecuaria dis-minuy.

    En suma, se desalent a la produccin para su-plantarla por la especulacin, que produca mayores ga-nancias y a plazos ms cortos. No se advierte ningunaforma de redistribucin de ingresos desde el Estado ha-cia los sectores populares. Fue notable la disminucin delpresupuesto para educacin y salud. Se privatizaron em-presas cuya produccin significaba importantes recursosestratgicos para el pas, como las siderurgia y el petr-leo. Era muy escasa la participacin en el ingreso de losasalariados y de los pequeos y medianos empresarios.

    Los efectos negativos causados por la aplicacinde estas medidas de poltica econmica tambin com-prometieron el proyecto de la burguesa nacional de am-pliacin del mercado interno argentino. El proyecto deformar un mercado interno, mantenido por la burguesanacional, concluy en 1976, y en ese ao se mont unproceso ideolgico que ha ganado Martnez de Hozporque lo sucedieron otros ministros de economa quecontinuaron en el mismo rumbo ideolgico fijado por l.

    Un ejemplo claro fue Cavallo durante la poca de los 90,quien termin el ciclo emprendido por Krieger Vasena ycontinuado por Martnez de Hoz, que triunf porque ade-ms aniquil las fuerzas y las energas de que dispona elproyecto de la burguesa nacional hasta 1976 (proyectoque en esos aos sera lisa y llanamente arrasado a san-gre y fuego)15 .

    Sealemos que hacia finales de la dictadura, en1982, Domingo F. Cavallo asumi la presidencia del Ban-co Central de la Repblica Argentina. Mediante medidasde corte tcnico, en los hechos, consigui transferir alestado nacional la deuda externa privada que durante elperodo 1976-1982 haban acumulado las empresas pri-vadas argentinas y extranjeras radicadas en el pas.

    Es sencillo reconocer entonces, en el modelo eco-nmico que se impuso en 1976 y se mantiene hasta nues-tros das, a los despojados y a los beneficiados. Bastaobservar el aumento de la marginalidad y la pobreza, lacada del poder adquisitivo de nuestra -en otro tiempos-vasta clase media, el desguace generalizado de la indus-tria nacional, la desocupacin que no cede y sigue avan-zando con la consecuente menor participacin de los tra-bajadores en el producto bruto nacional, y la transferen-cia de los servicios pblicos a manos privadas con tarifasinsoportables, para identificar a los despojados. Los be-neficiados fueron: el capital concentrado interno, consti-tuido por conglomerados de capital extranjero y fuertesgrupos econmicos locales.

    15 Muchnik, Daniel; Crisis: poltica y economa en Revista Realidad

    Econmica N 174, IADE, Buenos Aires, Agosto-Septiembre de 2000.

    6. Educacin

    6. A. La educacin en la mira

    Durante el perodo 1976-1983, el rea educativa fueuna de las ms inestables de las reas gubernamentales.Los funcionarios responsables que se sucedieron duran-te ese perodo coincidieron en la adopcin de medidasde destruccin y no en la definicin positiva de una pro-puesta. Tanto a travs de los decretos y leyes emitidascomo desde los documentos y organismos instituidos, seobservaba la preocupacin por la definicin de los ene-migos. A su vez, se destacaba el poder de la educacintanto como instrumento para la infiltracin subversivacomo para la lucha contra aquella. A este elemento sesum el recurso de la violencia, en el marco de una con-cepcin de estrategia global contra la subversin desa-rrollada por el terrorismo de Estado.

    Podemos considerar a las polticas educativas deeste perodo como polticas de exclusin en distintos ni-

    veles: por un lado, encontramos decretos y resolucionesque limitaban el contenido a ensear a travs de la prohi-bicin de textos, autores e incluso temas especficos.

    Por otro lado, a travs de la prohibicin y desarti-culacin de las organizaciones sindicales docentes y es-tudiantiles. Se negaba a estos sectores, toda participa-cin en la toma de decisiones en la educacin. Este tipode exclusin tambin se tradujo en expulsiones y desapa-riciones: segn la CONADEP, el 5,7 % de las vctimas delterrorismo de estado eran docentes y 21 % eran estudian-tes16.

    A su vez, se restringi el acceso de la poblacin alsistema educativo. Se cerraron universidades y carrerasy no se crearon oportunidades de acceso a la educacinbsica para los sectores populares. Exista una clara in-tencin de cercenar el derecho a la educacin de las ma-

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    yoras. El Estado Nacional busc desresponsabilizarse desu rol educador profundizando el proceso de transfe-rencia del servicio educativo a las provincias.

    A la fragmentacin interna del equipo educativo,se agreg la incongruencia entre los lineamientos del sec-tor educativo con respecto a otros sectores. Mientras queel modelo econmico se asentaba en los principios de laracionalidad del mercado, el educativo se basaba en losvalores tradicionales. De esta manera, el discurso peda-ggico se aislaba del resto de la realidad social17 . En estemarco, las transferencias de escuelas correspondientesa una poltica de subsidiariedad del Estado, se explica-ban tanto desde la racionalidad econmica como la edu-cativa. La primera, lo haca en relacin a la necesidad dedisminuir el gasto pblico y eliminar al Estado como efec-to distorsionador del mercado. La segunda, lo haca otor-gando el papel principal como agentes naturales de la

    El primer ministro nombrado por la Junta Militar fueel profesor Pedro Bruera quien inici un plan llamado Ope-racin Claridad19. ste fue implementado a travs de lacreacin (en el mbito del ministerio) del rea de Recur-sos Humanos y luego la Asesora de Comunicacin So-cial, organismos que disearon y ejecutaron el sistemade control ideolgico en los mbitos educativo y culturaldesde 1976 hasta 1983. La accin de estos organismos

    Presidentes de Facto

    Jorge Rafael Videla

    Roberto A Viola

    Leopoldo F: Galtieri

    Reinaldo B. Bignone

    Perodo

    24 de marzo de 1976

    29 demarzo de 1981

    29 de marzo de 1981

    11 de diciembre de 1981

    22 de diciembre de 1981

    17 de junio de 1982

    1 de julio de 1982

    10 de diciembre de 1983

    Ministros de Educacin y Cultura

    Ricardo P. Bruera, Juan Jos Cataln, Juan Llerena Amadeo,

    Albano Harguindeguy (interino)

    Carlos Burundarena

    Carlos Burundarena, Cayetano Licciardo

    Cayetano Licciardo

    educacin a la familia y la Iglesia. El discurso pedaggicodictatorial se nutri de la corriente personalista18 . De estafuente surgi una pedagoga de los valores que concebaa la educacin como el camino hacia lo trascendente y alos valores esenciales, cristianos y nacionales como losprincipios reorganizadores de los desvos de la socie-dad. Al nfasis en los valores morales religiosos comocontenidos de la educacin, se sumaban la restauracinde las jerarquas como etapas necesarias para el ejerci-cio de una libertad responsable. Los fines de la educa-cin se dirigan a la formacin integral trascendente de lapersona, eliminando las referencias al contexto social ynegando a los sujetos un papel activo y contingente en lahistoria.

    se desarroll mediante departamentos: el dedicado a laInformacin Pblica se ocup de la prensa y la opininpblica; otro departamento organiz la bsqueda del opo-nente y por ltimo el dedicado al estudio de los casoscon antecedentes ideolgicos se encarg de la aplica-cin de sanciones administrativas. La Asesora produjoms de ocho mil cesantas en siete aos 20 . En estos de-partamentos se organizaba el trabajo de agentes de inte-ligencia, cuya misin principal era infiltrarse en colegios,universidades y mbitos culturales para detectar subver-sivos. El operativo se sostuvo con fondos reservados yfue dirigido en una primera etapa por el contraalmiranteEnrique Carranza y desde 1978 hasta las elecciones de1983 por el coronel Agustn C. Valladares.

    La informacin producida a travs de estos orga-nismos funcionaba como fuente para la identificacin dedocentes y estudiantes contrarios al rgimen. Esto puede

    verse con claridad en la Resolucin 1650 del ao 1978del ministro Harguindeguy, en la que ordenaba centralizartoda la informacin sobre la deteccin de agentespropiciantes de la subversin y/o terrorismo.

    En 1978, Viola emiti -en nombre de Videla- la di-rectiva secreta 507/78 en la que sealaba que el mbitoeducacional contina siendo objeto de una creciente infil-tracin y captacin ideolgica marxista 21 y ordenabamantener el encubrimiento de la Operacin Claridad.

    En 1979 y 1980 se orden acrecentar la reunin deinformacin para acelerar la erradicacin de idelogosterroristas y delincuentes subversivos. Esta orden se apo-yaba en la consideracin de que si bien los activistasterroristas haban sido eliminados, quedaban an, espe-cialmente en el nivel terciario y secundario, los activistasideolgicos.

    En 1977 en el Informe sobre la Situacin, en el puntocinco titulado Subversin, sta fue definida como:... toda accin clandestina o abierta, insidiosa o violentaque busca la alteracin o la destruccin de los criteriosmorales y la forma de vida de un pueblo, con la finalidadde tomar el poder o imponer desde l una nueva forma

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    basada en una escala de valores diferentes. Es una formade reaccin de esencia poltica ideolgica dirigida a vul-nerar el orden poltico- administrativo existente que seapoya en la explotacin de insatisfacciones e injusticias,reales o figuradas, de orden poltico, social o econmico.

    En el mismo ao durante el ministerio de Juan JosCataln, lleg a las escuelas un folleto cuyo ttulo era Sub-versin en el mbito educativo, conozcamos nuestro ene-migo22.

    En su presentacin interpelaba a los docentes asig-nndoles una responsabilidad en la salvacin de la pa-tria, eufemismo con el que las FFAA llamaban a la dicta-dura:

    El llamado de la patria es claro, se debe respon-der a l; los educadores, ms que cualquier otro sectorde la ciudadana, no pueden desorlo, antes bien se im-pone como una misin a cumplir [...] Si este folleto contri-buye para que los docentes conozcan mejor a los enemi-gos de la Nacin y para que las generaciones venideraspuedan decir de los educadores de hoy que cumplieroncon su deber, se habra logrado con creces su propsito.

    Aqu se observa la importancia asignada por losmilitares a la educacin: a travs de ella se poda adoc-trinar a la juventud, o bien para corromperla y transfor-marla en subversiva, o bien para salvarla mediante lainculcacin de valores cristianos y occidentales. El folletodetallaba cmo actuaba la subversin en todos los nive-les del Sistema Educativo, incluso en los iniciales:

    Niveles preescolar y primarioa. El accionar subversivo se desarrolla a travs de maes-tros ideolgicamente captados que inciden sobre lasmentes de los pequeos alumnos, fomentando el desa-rrollo de ideas o conductas rebeldes, aptas para la ac-cin que se desarrollar en niveles superiores.b. La comunicacin se realiza en forma directa, a travsde charlas informales y mediante la lectura y comentariode cuentos tendenciosos editados para tal fin... En ella sepropone emitir un tipo de mensaje que parta del nio yque le permita autoeducarse sobre la base de la liber-tad y la alternativa. Teniendo en cuenta estas bases esen-

    Consideramos que a partir del gobierno de Frondizi,se inicia un proceso de privatizacin de la educacin24,que fue profundizado durante la ltima dictadura.

    En este perodo se sancionaron una cantidad deleyes y decretos25 que imponan la transferencia del servi-cio educativo a las provincias, formalizndola medianteconvenios obligatorios. Las transferencias se realizaronsin haber establecido los mecanismos reguladores nece-sarios para garantizar la oferta educativa mnima, ni ha-ber previsto las normas sobre el personal y la distribucin

    6. B. El rol del Estado

    de recursos financieros para asegurar una prestacin equi-tativa del servicio de educacin bsica26. A su vez el Esta-do Nacional conservaba el control centralizado de la edu-cacin mediante el Consejo Federal de Cultura y Educa-cin27. ste funcion como un organismo centralizador delas decisiones, ya que entre sus atribuciones figuraban:proponer medidas para que la accin cultural y educati-va se estructure y consolide a travs de las institucionesnaturales necesarias, evaluar los resultados logradosen la aplicacin de las polticas y las acciones propues-

    ciales, las editoriales marxistas pretenden ofrecer librostiles para el desarrollo, libros que acompaen al nio ensu lucha por penetrar en el mundo de las cosas y de losadultos, que lo ayuden a no tener miedo a la libertad, quelo ayuden a querer, a pelear, a afirmar su ser...c. El accionar ideolgico se intensifica con la mayor edadde los nios en los ltimos aos del ciclo primario, ten-diente a modificar la escala de valores tradicionales (fa-milia, religin, nacionalidad, tradicin, etc).

    Esta tarea de depuracin se realiz coordinada-mente y de manera centralizada desde el Ministerio deCultura y Educacin. En agosto de 1979, por resolucindel ministerio se crea la Comisin Orientadora de Me-dios Educativos con el fin de asesorar y recomendarqu textos y libros son los apropiados para la ense-anza23.

    En el marco de estas polticas de exclusin, el Es-tado Nacional se deslig de su obligacin de asegurarel derecho a la educacin de todos los habitantes.

    16 Nunca Ms. Informe de la Comisin Nacional sobre la desapari-

    cin de personas. Buenos Aires, Eudeba, 1985, pg 480.17 Tedesco, Juan C., Elementos para una sociologa del currculo

    escolar en Argentina en El Proyecto Educativo Autoritario. Argen-

    tina 1976-1982. Tedesco, Braslavsky, Carciofi.18 El personalismo encuentra como principal representante a Garca

    Hoz, quien impuls la propuesta tecnocrtica de Reforma Educa-

    tiva en Espaa durante 1970.19 Alonso, Mara, Elizalde, Roberto, Vzquez, Enrique C, Historia:

    La Argentina del siglo XX, Buenos Aires, Aique Grupo Editor,

    1997.20 Cardoso, Oscar Ral, La trastienda de la Operacin Claridad, en

    Diario Clarn de 24/3/1996.21 Operacin Claridad en Diario Clarn. Segunda edicin, Buenos

    Aires, 24/3/1996.22 Informe: La subversin en el mbito educativo, Ministerio de

    Planeamiento, Presidencia del Teniente General Videla.23 Avellaneda, Andrs; Censura, autoritarismo y cultura: Argentina

    1960-1983, CEAL, Buenos Aires, 1986, tomo 2, pg 199.

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    7. Cultura

    7. A. Autoritarismo: cultura empobrecida

    El gobierno militar que tom por asalto el poderen la Argentina en el perodo de 1976 a 1983 instaur elreinado del terror desde el Estado. No hay que olvidarque quisieron imponer el proyecto de las clases domi-nantes, como lo expresa muy claramente la Carta abier-ta de un escritor a la Junta Militar, que el periodistaRodolfo Walsh escribi al cumplirse un ao del golpe.

    tas28. Adems, la tradicin de la Iglesia Catlica apoya-ba este papel subsidiario del Estado, asignndose el rolde maestra y madre. Si la Iglesia era la educadora natural,la familia y el Estado deban alcanzar una armonaintegradora con ella29 .

    La fundamentacin curricular de las transferenciasse basaba en que la descentralizacin, operada a travsde stas, permitira la adecuacin del currculo a las posi-bilidades de cada sector social y regin. La descentrali-zacin curricular funcionara enmarcada por los Conteni-dos Mnimos definidos por el Ministerio de Cultura y Edu-cacin30. Compararemos los contenidos presentes en estedocumento curricular con aquellos definidos en 196131 yen 197232. Con respecto a los valores, el documento de1961 los enuncia en un modo general, en 1972 se subra-ya la efectividad de la accin, mientras que en el de 1977se definen los valores como tico-religiosos. En los dosprimeros documentos no se hace referencia a la familia,mientras que en 1977 se enuncia como objetivo: promo-ver la consolidacin de la unidad y estabilidad de la fami-lia. La democracia, al contrario de los documentos ante-riores, no es nombrada en este ltimo. En relacin al temade lo nacional e internacional, en 1977 se postula la de-fensa nacional, enfatizando a Hispanoamrica, diferen-cindose de los documentos anteriores que planteabanuna formacin integradora33. En esta comparacin se iden-tifican, en torno a determinados ejes, tanto los puntos deruptura con los discursos anteriores, como la presenciaen el currculo escolar de los elementos observados en elconjunto del discurso dictatorial.

    La educacin y la cultura, las grandes armas de lainfiltracin ideolgica, segn la censura, sern conside-radas durante todo el Proceso como una prioridad en lalucha contra el enemigo. Anunciaba el general Videla ape-nas iniciada esta etapa: La lucha es en todos los cam-pos, adems del estrictamente militar. No se permitir laaccin disolvente y antinacional en la cultura, en los me-dios de comunicacin.

    En 1979 el general Carlos G. Surez Mason comojefe del Estado Mayor afirmaba que la educacin y la cul-tura son los mbitos donde actualmente apuntan los ele-

    mentos residuales de la subversin. El Vicealmirante Ar-mando Lambruschini deca al celebrarse el 86 aniversariodel Estado Mayor Conjunto [...] es una tarea militar se-guir con atencin los giros idiomticos, ciertas modas ver-bales, para saber qu clase de compulsiones est su-friendo la libertad del raciocinio colectivo. Y por ltimo,inducir a convicciones falsas usando habitualmente la tc-nica de enunciar sin definir. Para obtener sus objetivoshan usado y tratan de usar todos los medios imaginables:la prensa, las canciones de protesta, las historietas, el cine,el folklore, la literatura, la ctedra universitaria, la religin,y fundamentalmente han intentado sin conseguirlo usar elpnico.

    24 1958, Ley 14.557 (Domingorena:creacin de universidades no

    oficiales);1968, Ley 17.878 (transferencia por convenio con Bs. As,

    Ro Negro y La Rioja);1970, se deroga la Ley Lainz (creacin por

    el Estado Nacional de escuelas primarias en las provincias).25 Entre otras: Ley 21.809/78 y Decreto Reglamentario 1231/78:

    transferencia impuesta por la Nacin, notificada por convenio de

    escuelas primarias, pre-primarias y juntas de clasificacin; Ley

    22.367: transferencia a las provincias de las escuelas primarias

    dependientes de la DINEA (Direccin Nacional de Educacin del

    Adulto).26 Paviglianitti, Norma, Diagnstico de la administracin central de

    la educacin, Direccin Nacional de Informacin, Difusin, Estads-

    tica y Tecnologa Educativa.27 Ley 22.047 (creacin del Consejo Federal de Cultura y Educacin)28 Ley 22.047, inc.g del art.2, Buenos Aires, Ministerio de Cultura y

    Educacin, DIEPE, CENIDE,1980. Serie Legislacin Educativa

    Argentina n 21.29 Puiggrs, Adriana, Dictaduras y utopas en la historia reciente de

    la educacin argentina, Editorial Galerna, Buenos Aires, 1997.30 Ministerio de Cultura y Educacin. Objetivos pedaggicos del

    nivel primario, Buenos Aires, 1977.31 Consejo Nacional de Educacin. Plan de estudios y programa de

    educacin primaria, Buenos Aires, 1961.32 Ministerio de Cultura y Educacin. Bases para el currculo de las

    escuelas de nivel elemental, Buenos Aires, 1972.33 Tedesco, Juan C.; op. cit.

    En ella dice: ... han restaurado ustedes la corriente deideas e intereses de minoras derrotadas que traban eldesarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pue-blo y disgregan la Nacin. Una poltica semejante slopuede imponerse transitoriamente prohibiendo los par-tidos, interviniendo los Sindicatos, amordazando la pren-sa e implantando el terror ms profundo que ha conoci-

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    El autoritarismo exige silencio y capitulacin. Lacensura comenz el mismo da en que los militarestomaron el poder, cuando se entreg a los medios decomunicacin, firmado por el capitn naval Alberto F.Corti, director de Prensa de la Junta, un conjunto deinstrucciones titulado Principios y procederes para serseguidos por los medios de comunicacin.

    El mismo 24 de marzo de 1976 lleg a toda laprensa argentina el comunicado n 19 de la Junta Mi-litar que estableca penas de diez aos de reclusinal que por cualquier medio difundiere, divulgare opropagare, noticias, comunicados o imgenes con elpropsito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la

    7. B. Medios de comunicacin

    actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad opoliciales. A ste se sumaron otros documentos pro-venientes de la Secretara de Prensa y Difusin sobrelos valores cristianos, combates contra el vicio y lairresponsabilidad, defensa de la familia y el honor. Paratener una idea del nivel de censura existente podemosrecordar que el 30 de enero de 1977 el Poder Ejecuti-vo Nacional (PEN) secuestr la tirada del diario La Opi-nin por publicar artculos sobre derechos humanos.Concretamente, el secuestro se debi a la reproduc-cin de un artculo titulado La Iglesia y los derechoshumanos, firmado por el sacerdote jesuita VicentePellegrini.

    sociedad y es indispensable impedirle que hagadao. En su discurso pronunciado el 6 de diciembrede 1976, el vicealmirante Lambruschini, dijo: La sub-versin es un fenmeno psictico que, enmascaradoen una ideologa, se crea en el campo poltico.

    La intimidacin era el discurso preferido de ladictadura, en mayo de 1977, el general Ibrico SaintJean, gobernador de la provincia de Buenos Aires,declar: Primero mataremos a todos los subversi-vos, luego mataremos a sus colaboradores, des-pus... a sus simpatizantes, enseguida ... a aquellosque permanecen indiferentes y finalmente mataremosa los tmidos.

    El Proceso de Reorganizacin Nacional, toman-do las palabras del crtico literario Daniel Balderston,representaba ... un nombre que la gente redujo conexquisito sentido de la irona al de Proceso. Este nom-bre recordaba inevitablemente al mundo literario deKafka, en el cual aun cuando las normas nunca sonexplcitas, todos sufren sus consecuencias. Con elProceso se propusieron realizar lo que llamaron laguerra ideolgica, el espacio, donde a juicio de losmilitares, se generaba la subversin. En definitiva, fueel control de los trabajadores de la educacin y de lacultura. Muchos de el los se vieron obl igados aexiliarse, a otros los desaparecieron.

    34 Adelach, Alberto; Argentina. Cmo matar la cultura citado en Auto-

    ritarismo y cultura (Argentina 1976-1983) de Hilda Lpez Laval,

    Madrid, Espiral Hispano Americana, 1995.

    do la sociedad argentina.El poder, seala Alberto Adelach, se inmiscuy

    en toda la actividad de la cultura argentina. Los tent-culos del estado autoritario la trituraban y asfixiaban.Los mecanismos ms utilizados fueron: la confeccinde listas negras, censura de libros, discos, peridicos,emisoras de radio y TV, control sobre el contenido y pro-gramas de estudio, cierre de universidades, clausurade carreras, seleccin de artistas y visas de exhibicin,cortes y prohibicin de pelculas3434343434.

    En esos aos, se impuso el discurso nico a tra-vs de la desaparicin de miles de personas, del mie-do, de la propaganda y de la censura para impedir lasotras voces, las de los distintos actores de la socie-dad y luego, por supuesto, la autocensura. As, se in-trodujo, en el cuerpo social una transformacin culturalprofunda.

    La publicidad oficial insista en que la Argentinaera un organismo enfermo, que tena un cncer y quelas Fuerzas Armadas eran las encargadas de realizar laciruga.

    La Argentina, sobre todo en los tres primerosaos de la dictadura, se sumi en un gran silencio. Enesta poca, nicamente se escuchaba la voz mono-corde del gobierno dictatorial. Mientras el proyectoeconmico se impona, surga con l una nueva cultu-ra, la del individualismo. Todo grupo era sospechoso,todo grupo era subversivo.

    Videla dijo al semanario LExpress: Todo indi-viduo que pretende trastornar los valores fundamen-tales es un subversivo, un enemigo potencial de la

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    Algunos medios aceptaban este rgimen. El 5 dejunio de 1982 , La Prensa public un editorial que de-ca: ... la unidad que impera en las Fuerzas Armadas yel xito obtenido por ellas en la lucha contra la subver-sin, la prudencia y la discrecin con que habitualmen-te proceden sus miembros en el gobierno, la inclina-cin de las autoridades por la democracia y la libertad,son hechos de pblica notoriedad que se traducen enla tranquilidad general y el orden jurdico que prevalece

    Publicidad francesa contra el mundial 78

    en el pas. [...] Los rganos de opinin se expiden conabsoluta independencia y analizan aciertos y errores delos gobernantes, en tanto que sus crticas fundadas songeneralmente atendidas por ellos. Los derechos se ejer-cen y las garantas constitucionales subsisten, a pesarde ineludibles restricciones impuestas por la necesidadde afrontar la violencia desatada por organizacionessubversivas y marxistas prximas a la desintegracin ya la derrota total...

    Otro de los medios que aceptaba la ideologa delProceso, fue la revista Para ti que el 14 de agosto, apenasunos meses despus del triunfalismo del mundial 78

    realiz una campaa para contrarrestar las denunciassobre la existencia de campos clandestinos de detencinque se estaban haciendo en Europa y Estados Unidos.

    La soledad de Amrica latinaGarca Mrquez al aceptar el Premio Nobel, habl sobre los problemas del continente

    Cuando Gabriel Garca Mrquez recibi el Premio Nobel de Literatura pronunci un discurso en el cualmencionaba a los desaparecidos de Amrica Latina y los hijos dados en adopcin de las presas argentinas, endos prrafos dentro de su extensa disertacin. Ante este hecho, la prensa argentina, casi en su totalidad, lomencion en forma fragmentada. El nico diario que lo reprodujo completo fue La Voz, los prrafos censuradosdecan lo siguiente:

    Los desaparecidos [en Amrica Latina] por motivo de la represin son casi 120.000 que es como si hoyno se supiera dnde estn todos los habitantes de la ciudad de Upsala.

    Numerosas mujeres arrestadas encinta dieron a luz en crceles argentinas, pero an se ignora elparadero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopcin clandestina o internados en orfanatos por lasautoridades militares.

    Diario La Voz, 10 de diciembre de 1982

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    Defienda su argentina

    Dijo Pars Match: La orga de violencia y el desenfreno de la multitud, tradicional en la Argentina, convierte a cadaespectculo en un motn y aun en una guerra.

    Dijo Ornella Vanoni: La Argentina es un infierno.

    Dijo Le Monde: En la Argentina los chicos no pueden caminar por la calle. En la Argentina se mata a la gente porla calle.

    Son slo algunos ejemplos de los muchos que podran mencionarse. Son los que sumaron sus voces paracondenarnos, para agredirnos a travs de una campaa antiargentina. Por esto y en respuesta a esto, hemosreemplazado nuestras fichas de cocina por estas tarjetas postales durante cuatro ediciones de PARA TI. Son paraque usted participe. Para que usted conteste personalmente a todos aquellos que nos juzgaron desde lejos y sinconocernos. Y no vamos a ir para atrs en el tiempo. Vamos a mostrarles a la Argentina de hoy, a un pas que estempeado en defender la paz que tanto le cost ganar. Por eso, estamos seguras de que usted y su familia vana participar de esta propuesta con entusiasmo, con fervor, con el mismo apasionamiento con que el 25 de juniosalimos a gritar Argentina. Y el procedimiento es simple: elija una de las cuatro tarjetas, luego una de lasdirecciones que damos al pie de esta pgina. Ponga su nombre y direccin, el nombre y la direccin del destina-tario, una estampilla y chela al buzn. Recuerde que su cartero puede venderle los sellos postales que ustednecesita. Defendamos a nuestro pas, salgamos tambin nosotros a hacer nuestra campaa argentina. Que losescritorios de los que nos castigaron se llenen de estas imgenes para que sepan que el pueblo argentino saberesponder con la verdad, con toda la verdad.

    PPPPPararararara tia tia tia tia ti

    DIRECCIONES DE QUIENES SE HAN HECHO ECO DE LA CAMPAA ANTIARGENTINAAmnesty Internacional: Holanda: Hugo de Grootstraat 7, Amsterdan.Inglaterra: 10 Southampton Street, London WC EE 7 HF.Estados Unidos: 2112 BroadWay. New York NY 10023.Francia: 18 Rue de Varenne. Pars 7 E.Espaa: Columela 2. Madrid.BBC: Wood Lane. London W 127.COBA: (Comit Organizador de Boicot a la Argentina) 14 Rue Nanteuil Pans.Ted Kennedy: Room 431. Roussells Senate Office Building. Washngton DC 20510.Patricia Derian: Room 7802. Departament of State. Washington DC 20520France Soir: 100 Rue Reaumur. Pars. 2 E.Le point: 140Rue de Rennes. Pars.L Express: 25 Rue de Berry. 8E. Pars.Pars Match: 63 Champs Elyses. Pars.Le Monde: 5 Rue de Italiens. Pars.L Unit: Via dei Taurini 19. Roma.Panorama: Segrate 20. Miln.L Espresso: Via Po 12. Roma.Diario 16: Padre Damin 19. Madrid.Cambio 16: Generalsimo Franco 15. Madrid.Por Favor: Roberto Bassas 36. Barcelona.Asociacin Pro Derechos Humanos: Ortega y Gasset 77. Madrid.

    (La semana que viene incluiremos nuevas direcciones).Para ti, 14 de agosto de 1978, N2927.

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    Otra forma de apoyar el Proceso fue a travs de lasreseas bibliogrficas, La Nacin public el 15 de enerode 1978, una resea del libro Arte y subversin escritopor Alberto Boixads