Memorias en disputa entre el barrio y la fábrica: vida ... · Memorias en disputa entre el barrio...
Transcript of Memorias en disputa entre el barrio y la fábrica: vida ... · Memorias en disputa entre el barrio...
1
Memorias en disputa entre el barrio y la fábrica: vida cotidiana de obreros
durante la última dictadura militar (Buenos Aires, Argentina, 1976-1983)
Marina Lucila Negri
Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS)
Buenos Aires, Argentina
Introducción
A partir de los años ochenta, los trabajos sobre el movimiento obrero durante la
última dictadura militar argentina (1976-1983) inauguraron un intenso debate que
podríamos resumir en la tesis de la “inmovilidad” de la clase obrera (Delich 1982), frente a
la que señala la existencia de una serie de acciones “subterráneas” que fueron llevadas a
cabo por las bases, debilitando al régimen militar (Pozzi 1988). Partiendo del estudio que el
historiador marxista Tim Mason (1993) realiza sobre los obreros y el nazismo, Pablo Pozzi
retomó el concepto de “oposición obrera”, entendida como todas aquellas acciones públicas
de los trabajadores que buscaban luchar por intereses económicos mediante huelgas, trabajo
a desgano o pequeños episodios en las fábricas, frente a la resistencia política que
implicaba una actividad clandestina de enfrentamiento al régimen. En síntesis, el debate
que se abrió en los ochenta enfrentaba dos posturas: la que sostenía la desmovilización de
la clase trabajadora y, por ende, su “inmovilidad” frente a las políticas represivas y
disciplinadoras de la dictadura; frente a otra que, dejando de lado el análisis sindical,
centraba su mirada en los trabajadores de base enfatizando la resistencia obrera que habría
influido en la crisis del régimen. A partir de la difusión de la postura de Pozzi en este
debate, numerosos cientistas sociales como Rafael Bitrán y Alejandro Schneider (1992)
circunscribieron sus trabajos en ella.
En contraste con los estudios sobre la clase obrera durante la última dictadura
militar argentina, interpretada desde claves meramente políticas y económicas, el presente
trabajo tiene como objetivo principal iluminar otras lecturas posibles que contemplen
aspectos tales como lo cultural y lo simbólico de la experiencia de los trabajadores en ese
2
período.1 Tomando en cuenta estos elementos, nos proponemos matizar algunas de las
interpretaciones englobadas en la segunda postura del debate mediante la problematización
de una serie de testimonios orales de trabajadores de Buffalo SACI, una pequeña fábrica
metalúrgica dedicada a la producción de limpiaparabrisas en la Zona Norte del Gran
Buenos Aires durante el período 1974-1983.2 Desde luego, no pretendemos que las
evidencias que presentamos sean representativas o generalizables al conjunto de los
trabajadores, ni siquiera del rubro autopartista, pero en todo caso permiten matizar algunas
miradas sobre el tema. Por otro lado, cabe aclarar que no tomamos la temporalidad
tradicional que supone un corte a partir del golpe de Estado de 1976, en tanto nos interesa
evidenciar el juego de continuidades y rupturas que representó ese acontecimiento. En este
sentido, trabajos como los de Marina Franco (2012) demuestran que el golpe no constituyó
una interrupción abrupta en relación al período anterior sino que, por el contrario, fue el
corolario de un proceso represivo y de deterioro institucional del Estado de derecho, basado
en la creación progresiva de un estado de excepción. Aunque nuestra preocupación se
centra en un período histórico determinado, pretendemos abordar la experiencia cotidiana
en la fábrica en el sentido más amplio. Para ello, construimos los testimonios a partir de dos
formas: primero, mediante una narración libre del testimoniante respecto de su experiencia
de vida y segundo, a partir de preguntas generales semiestructuradas vinculadas a sus
actividades cotidianas, para reducir las preguntas directas y obtener respuestas espontáneas
pero focalizadas. Creemos que dicha estrategia debe ser tenida en cuenta al momento de
abordar períodos históricos conflictivos con el fin de no circunscribir los resultados a
nuestras propias ideas o hipótesis, dando mayor espacio para la elaboración de una
investigación abierta y atenta a las construcciones de los entrevistados y menos a las del
entrevistador.3 Cabe destacar que este tipo de historia impone el desafío de analizar los
1 Véase Gordillo (2008), Barragán (2009) y Lorenz (2013), entre otros. Para el período 1974-1976, véase
Basualdo y Lorenz (2005), Lobbe (2006), Santella y Andújar (2007) y Werner y Aguirre (2007). 2 El presente trabajo forma parte de la etapa inicial de una investigación en curso, elaborada en el marco de la
Maestría en Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). 3 Sobre la Historia Oral, los aportes de Moss y Portelli (1993) nos permiten pensar que la memoria no es un
depósito pasivo de hechos, sino un proceso activo donde los actores resignifican su pasado a la luz del
presente. Asimismo, Passerini (1993) propone un uso más rico de los testimonios orales, al contemplar la
historización de la subjetividad y la conciencia. Véanse, entre otros, Schwarzstein (1991), Carnovale, Lorenz
y Pittaluga (2006) y Pollack (2006).
3
testimonios a partir de su contraposición con documentos escritos; no obstante, esta etapa
exploratoria de la investigación redundó en un escaso número de fuentes escritas sobre el
caso analizado. Si bien pudimos acceder al valioso acervo documental del archivo de la ex
Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), son muy
escasas las referencias a nuestro caso de estudio en diarios o bibliografía especializada.
El enfoque de “vida cotidiana” nos permitirá aportar una mirada “de abajo hacia
arriba” (Saz, 2004: 181) a fin de reflexionar sobre las prácticas y relaciones de hombres y
mujeres “comunes”, en este caso trabajadores. Enmarcado en la historia social, el estudio
de la vida cotidiana propone ocuparse de los hechos menudos que a simple vista no
merecerían ser analizados. De esta forma, la dimensión de lo cotidiano nos permite “hacer
una lectura desde donde se materializan las grandes decisiones políticas, donde inciden las
fluctuaciones económicas, los cambios religiosos, las revoluciones, las creencias y los
mitos” (Collado, 2002: 6). No obstante, cabe recordar la advertencia de Michel De Certau
(1999) al respecto de que esto no implica la creencia de que los grupos dominados
reproduzcan necesariamente la cultura de la clase dominante, sino que, por el contrario,
realizan apropiaciones personales.
Son muy pocos los estudios que intentan una conceptualización teórica del término
“vida cotidiana”. Una de las pioneras fue la socióloga marxista Agnes Heller, quien
partiendo de la posibilidad de historizar la vida cotidiana, la define como “el conjunto de
actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales a su
vez, crean la posibilidad de la reproducción social” (Heller, 1977: 19). En línea con la
autora, Norbert Lechner (1988) propone una aproximación al concepto a partir del vínculo
entre los procesos macro-sociales y las experiencias subjetivas de personas que no sólo
reproducen dichas estructuras sociales sino que también las transforman. De esta manera,
Lechner advierte la importancia del análisis de las experiencias pre-políticas para el estudio
de los cambios sociales, dado que sólo aquellas miradas micro pueden dar cuenta de las
modificaciones moleculares, casi imperceptibles de la sociedad. Interesa señalar que el
enfoque de la vida cotidiana no implica subestimar la importancia de los abordajes macro-
sociales; por el contrario, los recupera para evidenciar cómo a través de sus prácticas
4
cotidianas los hombres transforman sus condiciones objetivas de vida.
Trabajos más recientes como el de Alf Lüdtke se inscriben dentro de esta línea, dado
que definen el concepto de vida cotidiana como la “práctica de la multitud” (Lüdke, 1995:
49), entendida como aquellas apropiaciones o prácticas que realizan los hombres y mujeres
sobre sus condiciones de vida, rescatando experiencias, sensaciones y conductas de
aquellos sujetos que no poseían una rol de mando dentro de la sociedad.
En efecto, las conceptualizaciones de Lechner y Lüdtke nos permiten reparar en la
agencia de los actores sociales frente a contextos autoritarios a fin de analizar aquellas
experiencias subjetivas que constantemente modifican, interpretan, rechazan o presionan
sobre sus condiciones macro-sociales. En este sentido, inicialmente los trabajadores de
Buffalo no evocan referencias a la última dictadura militar como parte de su experiencia en
la fábrica ni manifiestan espontáneamente haber sido afectados directamente por dicho
régimen. Sin embargo, en el contexto de las entrevistas, suelen surgir indicios del impacto
de la dictadura sobre su entorno cercano. Estos elementos resultan claves para nuestra
investigación, en tanto nos permiten matizar los a priori vinculados a la forma en que
incidió la dictadura en la vida cotidiana de los trabajadores.
El abordaje de la vida cotidiana complejiza, pues, los análisis históricos sobre
contextos autoritarios. A partir del estudio de los comportamientos y las actitudes sociales,
estos trabajos también nos permiten reflexionar sobre las responsabilidades que tuvieron los
distintos actores y sectores sociales en la llegada al poder y el sostenimiento de este tipo de
regímenes, evidenciando las agencias aún en contextos de disciplinamiento y coerción. No
obstante, cabe advertir que el presente trabajo no se propone juzgar a los actores que
construyeron su presente de la forma que les era posible sino que, por el contrario, intenta
complejizar las interpretaciones de un pasado reciente que, si bien fue conflictivo para
amplios sectores de la sociedad, no lo fue tanto o no lo fue de la misma manera para otros.
5
Entre industrias, aserraderos y autopartes
Dentro de las distintas etapas del desarrollo de la industria automotriz argentina, el
inicio de la historia de Buffalo se ubica en el período 1959-1975, asociado a la
consolidación de industrias dirigidas por empresas multinacionales que abastecieron al
mercado interno (Barbero y Motta, 2007).4 Nuestro interés se sitúa, en primera instancia, en
ese período, durante el cual se produce la llegada masiva de empresas extranjeras que
establecieron plantas de producción, como consecuencia de un cambio en la política
impulsado por el proyecto desarrollista del presidente Arturo Frondizi (1958-1962). Si bien
las empresas extranjeras fueron las principales beneficiarias, las autopartistas nacionales se
acogieron al régimen de prioridad de equipamiento, que implicaba la total eliminación de
recargos para la importación de productos que la industria local no podía proveer
(Sourrouille, 1980). Este elemento explica la preeminencia de las industrias autopartistas
nacionales en el abastecimiento por sobre las extranjeras que, sin embargo, destacaron en la
fabricación de neumáticos y motores.5 En un segundo momento, focalizamos nuestra
atención en el período 1976-1990, caracterizado por una política de abandono de la
industrialización por sustitución de importaciones frente a la apertura y desregulación de la
economía nacional.
A fin de enmarcar el desarrollo de Buffalo en el devenir industrial de la Argentina, y
en particular, en el de la zona norte del conurbano bonaerense, nos referiremos a su historia.
El antecedente directo de Buffalo fue un aserradero de su futuro dueño, Vicente Celesti,
entre los grandes aserraderos de renombre en la zona de Tigre y San Fernando tales como el
de Domingo Pagliettini o el de los hermanos Ernesto y José Canestrari, así como el astillero
4 Barbero y Motta (2007) dan cuenta de seis períodos en el desarrollo de la industria automotriz en Argentina.
El primero (1920-1950) se caracterizó por la instalación de las primeras plantas de montaje, tales como Ford y
General Motors, que producirán a partir de la importación de los insumos. Un segundo período, entre 1951 y
1958, caracterizado por el impulso estatal de la producción nacional. Luego del tercer (1959-1975) y cuarto
períodos (1976-1990), contextos centrales de nuestro trabajo, las últimas etapas se asocian al acercamiento de
la producción local según estándares tecnológicos internacionales, mientras que el segmento autopartista
sufrió una enorme competencia importadora por la apreciación cambiaria (1990-2001) y al crecimiento
prácticamente ininterrumpido impulsado, por un contexto macroeconómico favorable (2001-2010). 5 Para 1963, existían 1975 establecimientos industriales de origen nacional frente a 24 extranjeros, aunque a
lo largo de esa década se produjo una creciente tendencia a la concentración y extranjerización de la actividad
industrial (Moreno, 2103).
6
Astarsa. En paralelo, diversas fábricas se instalaron en la localidad vecina de General
Pacheco, tales como Ford, Fate y la industria de galletitas Terrabusi, hoy absorbida por
Kraft (Lobato, 2015). La historia de la fábrica que analizamos comienza, pues, en 1959 a
partir de un viaje realizado por Celesti a la ciudad de Buffalo (New York, Estados Unidos),
donde visita la fábrica Trico dedicada a la elaboración de limpiaparabrisas. Mediante una
licencia otorgada por dicha empresa, Celesti decide fundar la fábrica que continúa
funcionando hasta nuestros días. Emplazada en un barrio de nivel socioeconómico medio-
bajo, este distrito aportó los obreros que trabajaron tanto en dicha fábrica como en su
vecina Gamuza, dedicada a la fabricación de cubiertos. Ambos establecimientos ocuparon a
una buena parte de los jóvenes del partido de San Fernando, quienes en su mayoría
pertenecían a familias de origen italiano. A diferencia de otras fábricas cercanas como los
astilleros Mestrina y Astarsa (ubicados en el límite entre San Fernando y Tigre)6, Buffalo se
caracterizó, según entendemos, por un bajo nivel de conflictividad social.7 Los
entrevistados en general refieren a conflictos de baja intensidad, aunque los archivos
desclasificados de la ex DIPBA registran huelgas durante 1979, año en que a nivel nacional
fue convocada la primera jornada de protesta nacional para el 27 de abril de 1979 por parte
de un nucleamiento de sindicatos denominado el “Grupo de los 25” (Bitrán y Schneider,
1992). Asimismo, encontramos referencias respecto de la participación de un delegado de
la fábrica en la coordinadora interfabril de zona norte (Pozzi y Schneider 2000: 428 y 445).8
Estos elementos dan cuenta de ciertos niveles de actividad política, aunque por ahora no
tenemos datos suficientes como para saber en qué medida influyó en la política interna de
6 Ubicada en el partido de Tigre, Astilleros Argentinos Río de la Plata S. A. (Astarsa) llevó a cabo una lucha
sindical sostenida entre 1973 y 1976 (Lorenz, 2013). 7 Los archivos desclasificados de la ex DIPBA dan cuenta de la inexistencia de representantes de los
trabajadores hasta el 8 de noviembre de 1979, cuando se eligieron representantes para concurrir una
delegación de la Secretaría de Trabajo, ubicada en el partido de Vicente López, ante un conflicto laboral por
aumento de salarios iniciado el 4 de abril de ese año entre los obreros afiliados a la Unión Obrera Metalúrgica
(UOM) y la patronal. Tampoco hemos encontrado evidencia de participación de los trabajadores de Buffalo
en el paro general convocado por el “Grupo de los 25”. El hecho de no encontrar registros de elección de
delegados sindicales con anterioridad a 1979 nos permite sugerir bajos niveles de conflictividad social en
Buffalo, aunque futuras entrevistas y/o análisis de documentación escrita podrán corroborar o refutar esta
hipótesis. 8 Las coordinadoras interfabriles se habían organizado en los principales centros industriales entre junio y
julio de 1975, en oposición al plan económico del ministro Celestino Rodrigo. Al respecto de la coordinadora
de zona norte del Gran Buenos Aires, véase el trabajo de Héctor Lobbe (2007).
7
la fábrica o cuáles fueron los alcances de esas actividades.
Tensiones de la memoria
Más que relatos factuales, las entrevistas orales abiertas son reconstrucciones que
los individuos realizan sobre sí mismos a partir del ordenamiento de aquellos
acontecimientos que marcaron su existencia. Dicho ordenamiento es realizado a partir de
una búsqueda de coherencia entre acontecimientos que permiten definir el lugar que el
individuo ocupa en la sociedad, así como también evidenciar su relación con los demás
(Pollack, 2016). Al poner en evidencia las subjetividades, podemos acceder a toda una
gama de percepciones y representaciones sociales de individuos de clase trabajadora que
difícilmente pudieran haber sido accesibles a través de otro tipo de fuentes. El trabajo con
la memoria, a su vez, al ser un “activo proceso de creación de significados” (Portelli, 1991:
45), resulta de utilidad para dar cuenta de la forma en que los actores sociales resignifican
su pasado a la luz del presente.
Según las primeras investigaciones, hallamos una gran dificultad para encontrar
fuentes escritas sobre el caso analizado, por lo que la historia oral nos ofrece una “historia
desde abajo” que recupera las experiencias de trabajadores que, por su bajo nivel de
militancia, no han sido de interés para la historiografía tradicional. Cabe destacar que este
tipo de historia impone un gran desafío en tanto, al ser una construcción conjunta, el
entrevistador debe interpretar una gran cantidad de elementos verbales y no verbales del
entrevistado, tales como las bromas, los silencios y “olvidos”. Por otra parte, hemos
encontrado reticencias de parte de nuestros entrevistados a la hora de relatar su historia de
vida, dado que perciben su propia experiencia como carente de interés para el resto de la
sociedad. Este punto complejiza los abordajes de “la gente común” en tanto no sólo carecen
de representación en las fuentes tradicionales sino que, a su vez, ellos mismos parecen
apropiarse de cierta escala de valores y de cierta manera de enmarcar lo importante y lo no
importante, pudiendo a partir de ello mostrarse reacios a dar su testimonio.
A continuación, analizaremos un conjunto de entrevistas realizadas a los operarios y
un capataz de la fábrica Buffalo que estuvieron en actividad antes, durante y después del
período 1974-1983 con el fin de indagar sobre uno de los núcleos problemáticos
8
transversales que generan más contradicciones en relación al imaginario que, desde el
presente, construimos sobre los años setenta: el alto impacto de la situación política
nacional en sus vivencias cotidianas dentro de la fábrica. En este sentido, nos interesa
analizar memorias de obreros que, en principio, no parecen haber sido atravesadas por las
prácticas represivas del gobierno militar a fin de problematizar la eventual existencia de
una “autonomía de la cultura cotidiana” (Passerini, 1984: 2), pudiendo no haber sido
afectados directamente por la violencia estatal, aunque sí por sus políticas disciplinadoras o
económicas. En otras palabras, cabe preguntarse si es posible que los trabajadores pudieran
haber seguido con su vida cotidiana sin que haya habido evidencia directa de los efectos del
régimen sobre ella o de que estos trabajadores no se hayan sentido afectados por ella en su
condición de trabajadores.
A partir de las entrevistas realizadas, pudimos identificar que la dictadura y la
represión no parecen ocupar un lugar privilegiado en la memoria de los trabajadores, en
tanto no constituyó un recuerdo espontáneamente evocado y relatado en relación con el
ámbito fabril en particular, aunque sí lo fue en su vida cotidiana fuera del lugar de trabajo.
Frente a la pregunta sobre cómo afectaron a la fábrica los distintos momentos históricos, y
en especial la dictadura, dos de los trabajadores de mayor antigüedad sostienen:
No, la parte política no, porque Buffalo era una empresa que la política, no. Para que vos
tengas una idea, Buffalo se mantiene. Nunca jamás para ningún político. Una empresa
totalmente de… sí, tendríamos que decir, laica. Este... no… no, Buffalo siempre se sostuvo
sola. Nosotros éramos proveedores de todas las terminales.9
Nosotros no nos metíamos mucho en esas cosas. Nosotros, a veces, las concentraciones que
habían en el centro y eso, a nosotros ni fu ni fa. Yo me venía para mi casa…, lo lamento.10
Ambos testimonios dan cuenta de una historia local, a nivel de la fábrica y de los
trabajadores, que se presenta como alejada de los avatares de la política nacional. Incluso,
en el segundo caso se percibe una imposibilidad, desentendimiento y/o indiferencia hacia la
participación política de los trabajadores en las manifestaciones que se realizaban en el
9 Jorge, operario, Buenos Aires, mayo de 2016. 10 Celia, operaria, Buenos Aires, mayo y junio de 2017.
9
centro de la ciudad. Resulta interesante señalar que, si bien ambos entrevistados ocuparon
el mismo cargo dentro de la fábrica, el relato de Jorge se ubica desde el lugar de la patronal,
mientras que Celia lo hace desde su lugar de trabajadora.
Otro elemento destacable se vincula con la interpretación que hace Celia sobre la
dictadura, dado que entiende al período como caracterizado por la movilización social y la
lucha política cuando, por el contrario, estaban legalmente vedadas. Teniendo en cuenta la
imprecisión de fechas a la que está sometida la memoria, este hecho puede deberse a una
operación de transferencia de información de otros períodos históricos tales como la
agudización de los conflictos sociales en torno al Cordobazo (1966-1969), la tercera
presidencia de Juan Domingo Perón (1973-1974) o los inicios de la crisis del últimos
régimen militar (1981-1982). En todo caso, Celia no muestra, en principio, una narración
que otorga centralidad a los elementos con los que habitualmente solemos asociar la
dictadura desde el presente (la represión, la persecución política, entre otros). Por otro lado,
los testimonios que efectivamente evocan la dictadura en función de lo político o represivo
en la vida cotidiana fuera de la fábrica, desconocen o no señalan las implicancias
económicas y represivas para la actividad fabril. Al respecto, una de las trabajadoras
sostiene:
Bueno, me enteré porque era una cosa obvia. Por la gente, ¿vos decis que llevaban gente?
(...) Sabíamos que había un problema… que en realidad nadie sabía nada. Sabíamos que los
militares andaban…pero en qué andaban… En mi casa rodearon la manzana dos o tres
noches y eran que estaba buscando muchachos, vecinos. Pero ¿quiénes andaban…? No me
acuerdo... ¿Eran los montoneros? No recuerdo bien qué buscaban ellos. Realmente no, no…
porque era un secreto a voces. No se podía ni siquiera hablar, yo creo. (...) La gente no
pensaba… es que no se sabía, en realidad. Todo saltó después. Viste que estaba el fútbol…
viste que ganaron… y nadie sabía la tortura [enfatizando la palabra] que estaban haciendo
en ese momento.11
Estas apreciaciones generales deben matizarse, sin embargo, con otros elementos.
En relación con el período dictatorial dentro de la fábrica, esta trabajadora señala:
11 Teté, seudónimo de la entrevistada, operaria, Buenos Aires, septiembre de 2016.
10
Fue bastante tranquilo lo de la empresa, no fue una situación violenta, una cosa que uno
tuviera miedo, nada. Trabajamos tranquilos ahí. No, no hubo… viste, yo sé que entraban en
algunas empresas y sacaban a la gente. Nosotros no pasamos eso. Estaba la inspección, pero
la verdad que no pasaban grandes cosas. Ese acontecimiento del muchacho, después… [en
referencia a un obrero y vecino de San Fernando secuestrado por los militares en su casa
durante la noche]. Ni sé dónde está ese muchacho. Lo dejaron a la madrugada y le dijeron:
“te bajás del coche, no te des vuelta y de esto, ni una sola palabra”. Esto es lo más que te
puedo decir. Después, que a nosotras nos hayan parado o hayan entrado al establecimiento,
no, vamos a decir. De esa época es eso, hay a lo mejor, no sé, cosas que la gente común
sabe… que venías en el tren y te bajaban los soldados y bueno, “manos arriba” y te hacían
descalzar, y esas cosas… madre. Pero mucho más no sé. No han pasado cosas… que uno se
acuerde, feas. Alguna cosa violenta, que hayan venido… Lo único que puedo yo acordarme
es de eso, de pasada. Después, nada más.12
Como puede apreciarse, a diferencia de los anteriores, el testimonio de la
entrevistada evoca la represión a partir de una distinción entre lo que sucedía dentro y fuera
de la fábrica. Luego, en un segundo momento, diferencia la ausencia y/o presencia de
situaciones represivas dentro del ámbito fabril. La entrevistada comienza sosteniendo la
falta de represión en su lugar de trabajo, rememorando algunos acontecimientos políticos
como parte del “mundo exterior” de la fábrica. Sin embargo, la ausencia de conflicto
mencionada en un primer momento entra en tensión con la evocación de aquellos hechos
cotidianos que la impresionaron o le generaron temor, tales como las detenciones en los
medios de transporte público, sobre las que volveremos más adelante.
Asimismo, interesa señalar la mención a un muchacho detenido durante la noche en
el barrio de San Fernando dado que, si bien compartían el mismo lugar de trabajo, ella no
relaciona esa detención con el hecho de trabajar en la fábrica. Cabe preguntarse si esto
puede estar asociado a que el trabajador secuestrado fue liberado y regresó a Buffalo donde,
poco a poco, pudo develar algunas experiencias de tortura vividas dentro del centro
clandestino de detención. De cualquier forma, reparamos en cómo este indicio de represión
puede haber pasado tan desapercibido en las evocaciones de los otros trabajadores
12 Teté, seudónimo de la entrevistada, operaria, Buenos Aires, septiembre de 2016.
11
entrevistados. Si bien deberemos ahondar en la investigaciones, esta llamativa no-
evocación u “olvido” puede estar asociada al carácter nocturno de la detención o acaso al
hecho de que su actividad política no fuese conocida o visible dentro de la fábrica,
generando en la entrevistada una disociación del secuestro con la identificación obrera del
secuestrado.13
Retomando el tema de las vivencias cotidianas de represión asociadas al ámbito
externo de la fábrica, “Teté” evoca el episodio del tren como un recuerdo de gran impacto:
Vinieron todos los soldados y un muchacho de pelo largo, de eso me acuerdo patente, no se
quiso bajar. ¡Pobrecito!... el soldado le dijo al patrón: “dejalo por mi cuenta”, y me acuerdo
que lo agarró del pelo de atrás, lo levantó y le dio una patada que lo sentó en la estación.
Después le ató las manos. De eso me acuerdo como si fuera hoy. Yo dije: “Ah, ¿para qué te
rebelaste?”, claro, porque vos tenías miedo.
Dicho relato da cuenta de la preponderancia de lo sensorial, en este caso, el miedo
frente a la violencia impuesta por las Fuerzas Armadas, como punto de referencia en los
recuerdos individuales (Pollack, 2006). En contraposición con lo que asegura que sucedía
en el interior de la fábrica, la trabajadora evoca situaciones de temor vividas en el exterior
que serán subrayadas a partir del uso de determinados pronombres personales. Siguiendo el
análisis que realiza Pollack (2006), podemos observar el uso de un “nosotros” al momento
de describir su experiencia dentro de la fábrica para enfatizar su sentimiento de pertenencia,
y del término “la gente” para las vivencias cotidianas fuera del ámbito fabril, lo que da la
idea de un destino que no puede ser controlado. Al mismo tiempo, esa experiencia fuera de
la fábrica es rescatada insistiendo en lo vívido del recuerdo y en lo “obvio” del miedo que
da por sentado en su relato. Por lo tanto, el afuera aparece vinculado a recuerdos fuertes e
impactantes que parecen disociados de la experiencia como trabajadora dentro de la fábrica.
Es ese entramado fabril, las entrevistas evidencian tensiones en las evocaciones
sobre este período histórico. Si bien la mayoría de los trabajadores coinciden en la baja
conflictividad en la fábrica y la ausencia de militancia política en los obreros, frente a esta
13 Como sostiene Passerini (1984), en los procesos de memoria son frecuentes las evocaciones sin una
contextualización histórica adecuada.
12
imagen fuerte y dominante también aparecen otras memorias de algunos trabajadores que
evocan el recuerdo de dos delegados que tuvieron que huir del establecimiento porque,
según la trabajadora, “andaban en algo fuerte, (...) en política fuerte. Rebeldes, o qué sé yo,
tipo el Che Guevara”.14
Al respecto, interesa analizar las representaciones que los trabajadores poseían de
quienes militaban políticamente. Según este testimonio, son vistos como “rebeldes”, lo cual
queda en evidencia cuando los asocia rápidamente con una figura icónica como el Che
Guevara. El uso de esta imagen resulta significativo en tanto enfatiza la contraposición
entre un “nosotros” (los trabajadores que no se involucraban políticamente, sumado al
acatamiento y la obediencia de las órdenes) frente a los “otros” (aquellos que discrepaban
con la realidad cotidiana de los anteriores).
Los testimonios muestran la existencia de una tensión entre una cierta “normalidad”
que los actores tratan de poner en primer plano y los acontecimientos violentos de los que
se tenía alguna referencia.15 En este sentido, lo notable de las entrevistas es que, cuando
intentan narrar esa normalidad, surgen en el recuerdo, casi sin buscarlos, los rastros de
episodios vinculados a la represión o la violencia, ya sea fuera de la fábrica o vinculada a
ella, pero que sin embargo siempre se presentan como marginales al relato central de cierta
normalidad, especialmente en relación con el espacio de trabajo.
Dicha tensión puede ser pensada a partir de un régimen represivo de tipo
excepcional, que a diferencia de otros regímenes autoritarios, presentó una escisión entre un
“mundo de la seguridad” y un “mundo del terror” (Novaro y Palermo, 2006), dando un
amplio margen a los sujetos para decidir ver o no ver, e incentivando mecanismos de
negación y evasión. De esta forma, el “secreto” actuó de manera tal que los sujetos que
bregaban por la reimplantación del orden no se sintieron interpelados a tener que decidir si
acordaban o no con la represión, dando lugar a actitudes de aceptación o resignación
pasiva. El hecho de que el régimen militar haya implementado una violencia sistemática de
14 Teté, seudónimo de la entrevistada, operaria, Buenos Aires, septiembre de 2016. 15 Para analizar los testimonios, recurrimos al trabajo del historiador británico Ian Kershaw (2009) sobre la
sociedad alemana durante el nazismo, dado que nos permite analizar las actitudes y comportamientos de las
sociedades en contextos autoritarios. Particularmente, nos referimos a la distinción que establece el autor
entre el “día a día” (inconformismo generado por las condiciones materiales de existencia) y “lo excepcional”
(capacidad de la figura del líder para generar aprobación).
13
forma clandestina le permitió a muchos sectores no tener que emitir un juicio al respecto y,
por ende, podría explicar las evocaciones de esta relativa “normalidad” que habilitó a
muchos sectores a omitir los indicios o desconocerlos incluso frente a sí mismos. No
obstante, resta seguir explorando por qué esa normalidad es más fuerte en el relato sobre la
vida cotidiana dentro de la fábrica que en relación con el afuera.
Veamos ahora otra cuestión vinculada a la construcción temporal de las memorias.
El relato de los entrevistados no marca rupturas o situaciones altamente conflictivas durante
la dictadura; en cambio, sorprende que los testimonios den cuenta de rastros más
conflictivos en relación con el período de consolidación de las reformas neoliberales de la
década del noventa bajo gobiernos constitucionales. Este elemento también permite matizar
algunos supuestos vinculados con los efectos del régimen y su percepción como ruptura
social e histórica para los trabajadores fabriles durante la última dictadura militar. En
contraste, el capataz de la fábrica señala la explotación a la que fueron sometidos los
obreros durante el ciclo neoliberal, en tanto la entidad propietaria pretendía los mismos
niveles de productividad con menos personal e, incluso, le propusieron hacer tareas
tradicionalmente realizadas por los obreros a su cargo. Pese a su posición jerárquica, el
capataz remarcó las condiciones de explotación que le hacían automedicarse con un
ansiolítico diario: “Cuando dejé la fábrica y comencé a trabajar de remisero, en seis meses
ya no me acordaba lo que hacía, recuperé veinte años de mi vida (...). Creí que no había
otra vida”.16 Dicho testimonio abre una serie de preguntas que difícilmente puedan ser
saldadas en esta etapa de la investigación pero que, sin embargo, disparan futuras
indagaciones: ¿generaron los noventa recuerdos de un período de crisis económica, social y
política tan profundo que superó al recuerdo del período de la última dictadura militar?
¿Debe ser interpretado este “olvido” como mecanismo de bloqueo de un período tan
doloroso que no puede ser narrado? Los efectos de la política económica del gobierno de
facto, ¿no dejaron marcas en la experiencia, o fueron sustituidas por otras más fuertes? La
ausencia de mención sobre la caída del poder adquisitivo de los trabajadores, ¿fue
desdibujada por la capacidad disciplinadora del régimen militar? En este sentido, ¿es
aplicable la propuesta de Kahan (2014) al respecto de la “resignación” ante una política
16 “El Negro”, seudónimo del entrevistado, capataz de la fábrica, Buenos Aires, octubre 2015 y mayo 2016.
14
económica que los perjudicaba en pos de resaltar la capacidad del régimen para imponer un
orden social y político? Aunque por el momento no tenemos respuestas a estos
interrogantes, resulta interesante señalar que las modalidades más explícitas de represión
articuladas por el régimen se encuentran poco presentes en las reconstrucciones de los
trabajadores sobre sus vidas cotidianas dentro de la fábrica. De cualquier forma, la
interacción entre las esferas de lo “excepcional” (un régimen represivo brutal) y del “día a
día” (donde la violencia no aparece en el centro de las percepciones y memorias) permite
matizar algunas miradas sobre este período histórico.
Consideraciones finales
El estudio en profundidad de un caso local mediante relatos orales enriquece la
reconstrucción histórica, dado que la subjetividad inherente a esas evocaciones evidencia
toda una gama de percepciones y representaciones sociales y expresiones culturales de
trabajadores a las que de difícil manera podríamos acceder a través de documentación
tradicional, sin por ello pretender realizar un trabajo representativo de ese grupo en
términos estadísticos o cuantitativos. Confiamos en que, a medida que se desarrolle nuestra
investigación, podamos avanzar en la búsqueda y sistematización de una mayor cantidad de
testimonios para complejizar lo trabajado hasta aquí y ahondar en otras problemáticas.
A la luz del análisis realizado, y si bien es un trabajo inicial, la exploración sobre la
vida cotidiana nos permitió matizar los sentidos construidos en relación a la actitud de un
actor social -los trabajadores- estudiado desde una posición de pasividad o resistencia frente
al régimen dictatorial. Concretamente, nos interrogamos en torno a cuánto sabían los
obreros de Buffalo sobre la dictadura, si acaso vivieron esos años como algo poco grave, si
incluso olvidaron ese período de sus vidas, cuánto de lo relatado es una percepción
posterior construida sobre el período o, por el contrario, si el profundo impacto de esa
experiencia explica esa particular construcción del recuerdo. Si bien se trata de
interrogantes no resueltos, poner en suspenso nuestros a priori sobre el período o problema
en cuestión nos habilita recuperar las tensiones de una época. Este tipo de análisis de las
memorias individuales o “subterráneas” complementa, según creemos, las aproximaciones
15
que ponen el acento en el impacto del terror y la represión en general, en la actividad de
resistencia de los trabajadores en particular o en explicaciones dicotómicas sobre sus
acciones.
Bibliografía
Barbero, M. y Motta, J. (2007), “Trayectoria de la industria automotriz en la Argentina
desde sus inicios hasta fines de la década de 1990”. En M. Delfini, D. Dubbini, M.
Lugones e I. Rivero (eds.), Innovación y empleo en tramas productivas de Argentina,
Buenos Aires: Prometeo y UNGS.
Basualdo, Eduardo (2006), Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del
siglo XX a la actualidad. Buenos Aires: Siglo XXI.
Basualdo, Victoria; Lorenz, Federico (2005), Trabajadores en la década del setenta en
Argentina: perspectivas y propuestas a partir de dos estudios de caso. Paper
presentado en las X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Rosario.
Bitrán, Rafael y Alejandro Schneider, (1992), “Dinámica social y clase trabajadora durante
la dictadura militar de 1976-1983. Estudio de la zona norte del Gran Buenos Aires, en
particular de las fábricas Del Carlo y Ford Motor”, en Nuevas tendencias en el
sindicalismo: Argentina-Brasil, Bs. As: Biblos-Fundación Simón Rodríguez
Carnovale Vera, Federico, Lorenz, Roberto Pittaluga (2006) Historia, Memoria y fuentes
orales. Memoria Abierta
Collado, María del Carmen (2002). En torno a la historia de la vida cotidiana. En: Revista
Universidad de México. Sin datos, pp. 5-7.
De Certau, Michel (1991), La Invención de lo Cotidiano. México: Universidad
Iberoamericana.
Delich, Francisco (1982), “Desmovilización social, reestructuración obrera y cambio
sindical”. Critica & Utopía 6.
Falcón, Ricardo (1996) “La resistencia obrera a la dictadura militar” en: Hugo Quiroga y
César Tcach (comps.), A veinte años del golpe. Con memoria democrática, Rosario:
Homo Sapiens.
16
Franco, Marina (2012). Un enemigo para la nación. Orden interno, violencia y
“subversión”, 1973-1976, Buenos Aires: FCE.
Heller, Agnes (1994). Sociología de la vida cotidiana (traducción de J.F. Ivars y Eric Pérez
Nadal) 4a ed. Barcelona: Península.
Jelin, Elizabeth (2002), Los trabajos de la memoria, Siglo XXI, Buenos Aires.
Kahan, Emmanuel (2014), Recuerdos que mienten un poco. Vida y memoria de la
experiencia judía durante la última dictadura militar. Buenos Aires: Prometeo.
Lechner, Norberto (1988) Los patios interiores de la democracia. Santiago de Chile,
FLACSO.
Lobato, Mirta (2015), Trabajadores del conurbano bonaerense en el siglo XX. En: Kessler,
Gabriel, Historia de la provincia de Buenos Aires: el Gran Buenos Aires.- 1a ed. -
Buenos Aires: Edhasa; Gonnet, UNIPE: Editorial Universitaria.
Lobbe, Héctor (2007), La guerrilla fabril. Clase obrera e izquierda en la coordinación de
Zona norte del Gran Buenos Aires (1975-1976), Buenos Aires: RyR.
Lorenz, Federico (2004/2005) “Pensar los ’70 desde los trabajadores”, en Políticas de la
memoria. Anuario de investigación e información del CEDINCI, nro 5.
Lüdtke, Alf (1995) De los héroes de la resistencia a los coautores, en Luis Castells (comp),
La historia de la vida cotidiana, Madrid: Marcial Pons.
Lvovich, Daniel, (2008), “Actitudes sociales y dictaduras: las historiografías española y
argentina en perspectiva comparada”, en Revista Páginas, Rosario, Escuela de
Historia de la Universidad Nacional de Rosario, pp. 29-49.
Mason, Tim (1993), Social policy in the Third Reich. The working class and the ‘National
Community’, Oxford, Berg.
Moss, W. y Alejandro Portelli y otros (1993), La historia oral. Buenos Aires: CEAL.
Novaro, Marcos y Palermo, Vicente (2006), La dictadura militar 1976-1983. Del golpe de
estado a la restauración democrática, Buenos Aires: Paidós.
Passerini, Luisa (1984) Torino Operaia e fascismo. Una historia orale, Laterza, Bari.
------------------- (1993) Ideología del trabajo y actitudes de la clase trabajadora hacia el
fascismo. En: Moss, Portelli y Fraser, La Historia Oral. CEAL. Buenos Aires.
Pollack, Michael (2006) Memoria, olvido, silencio. La producción social de identidades
17
frente a situaciones límite. La Plata: Al Margen
Portelli, Alessandro (1993) Lo que hace diferente a la historia oral. En: Moss, Portelli y
Fraser, La Historia Oral. CEAL. Buenos Aires.
Pozzi, Pablo (1988), Oposición obrera a la dictadura (1976-1982), Buenos Aires,
Contrapunto.
Kershaw, Ian (2004), La dictadura nazi. Problemas y perspectivas de investigación.
Buenos Aires: Siglo XXI.
--------------------- (2009), Hitler, los alemanes y la solución final, Madrid: La Esfera.
Santella, Agustín y Andújar Andrea (2007), El Perón en las fábricas éramos nosotros: las
luchas de Villa constitución 1970-1976. 1°ed- Buenos aires: Desde el Subte.
Saz Campos, Ismael (2004), Fascismo y Franquismo: Universidad de Valencia.
Schneider, A. (2000), “'Ladran Sancho...' Dictadura y clase obrera en la zona norte del Gran
Buenos Aires”, en Pablo Pozzi, Hernán Camarero y Alejandro Schneider (Comp.) De
la Revolución Libertadora al Menemismo. Historia social y política argentina .
Buenos Aires: Imago Mundi.
Sourrouille, Juan (1980), Transnacionales en América Latina. El Complejo Automotor en
Argentina. México: ILET, Nueva Imagen,.
Schwarzstein, Dora (comp.) (1991), La Historia Oral, Buenos Aires, CEAL.
Werner, Ruth y Facundo Aguirre (2007), Insurgencia obrera en la Argentina, 1969-1976.
Clasismo, coordinadoras interfabriles y estrategias de la izquierda, Buenos Aires:
Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx.