Mercedes-Benz

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60 años en la Argentina

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C A R T A D E L P R E S I D E N T E

Muchos son los motivos para celebrar juntos estos 60años de Mercedes-Benz en Argentina.

Desde sus comienzos en 1951 hasta la actualidad la compañíano ha detenido su crecimiento y miramos al futuro con elmismo entusiasmo de aquel 6 de Septiembre cuando nuestraCasa Matriz instaló en nuestro país la primera fábrica fuera deAlemania.

Este libro constituye un acto de reconocimiento y gratitud paralos miles de usuarios y clientes que, representados en esta edi-ción a través de 60 protagonistas, han posicionado a la marcacon una singular distinción, tanto en el segmento del transportecomo en el de los automóviles de alta gama, haciendo realidadla historia de Mercedes-Benz en suelo argentino.

Desde aquellos primeros productos que salieron de fábricahasta las cientos de miles de unidades logradas hoy, conformantodas un gran orgullo para la empresa. Actualmente son casidos mil personas en nuestra empresa que sumadas a nuestraRed de Concesionarios y Talleres Oficiales a diario integran lagran familia, el gran equipo, de Mercedes-Benz en Argentina.Ellos son quienes garantizan que en cada uno los vehículos sepreserve la calidad y el reconocido prestigio obtenido.

Hoy es un honor y una enorme alegría ser parte de este pre-sente. Por medio de estas líneas también quisiera recordar atodos aquellos que no figuran en las páginas de este libro peroque han contribuido a formar esta maravillosa historia.

Un fraternal saludo y un agradecimiento para todos.

Roland ZeyPresidente de Mercedes-Benz Argentina

El honor de festejar 60 años.

C R É D I T O S

Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial de esta obra, sin la autorización previa de Mercedes-Benz Argentina.

Idea y realización:MERCEDES-BENZ ARGENTINA

Producción editorial:GRUPO MAORI S.A

Director Editorial: Luis Rafael Eliseo RettoriDirector Ejecutivo: Pablo Giannattasio

Coordinación Editorial y Diagramación: Julia Inés FerramoscaRedacción periodística: Manuel Fernández GörgDepartamento de Arte: Juan HanneyanDigitalización: Gustavo MuzzioCoordinación de Producción: Edgardo Vázquez

Gastón Frayssinet

Colaboradores: Hugo Semperena (Historia de Mercedes-Benz en la Argentina)Mariana Westerhult (Corresponsal en Estocolmo, Suecia)Eduardo Di Gennaro

Fotografía: Daniel SalvatoriFederico NuñezHans Fridén (Corresponsal en Estocolmo, Suecia)Axel AlexanderArchivo Editorial Perfil

Corrección: Martha Susana Tripodi

Producción Gráfica: Jose Barrionuevo

S U M A R I O

Carta del Presidente 5

Prólogo 8

Mercedes-Benz Alemania 11

Mercedes-Benz Argentina 25

60 historias de vida 41

Apasionados, Coleccionistas, Fanáticos 42

Confiabilidad, Fidelidad, Identidad 68

Artistas, Creadores, Constructores 92

Fangio, Sus autos, Sus amigos 108

Historia, Investigación, Periodismo 116

Sueños, Nostalgia, Recuerdos 134

Viajes, Curiosidades, De todo un poco... 158

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P R Ó L O G O

Soy usuario de Mercedes-Benz de manera ininterrumpida

desde hace 28 años. El primero que tuve fue un 230. Re-

cuerdo que parecía que quienes iban atrás se sentían en

el living de su casa por su cómoda y voluminosa parte poste-

rior; era un auto fantástico para la época. De allí hasta estos días

he transitado por varios Mercedes-Benz, hasta llegar a mi ac-

tual ML que es el auto de cabecera con el que viajo permanen-

temente a las carreras.

La “estrella” me da una tranquilidad, una prestación y una se-

guridad que sólo encuentro en esta automotriz. Siempre fui fa-

nático de la marca y soñaba con tener un Mercedes-Benz y por

suerte se me dio la posibilidad de comprar aquél 230 color

verde, que curiosamente mi hijo encontró hace poco tiempo en

venta en una concesionaria de la calle San Martín del barrio de

Devoto. Para mí, en aquel momento, adquirir un Mercedes-Benz

fue como tocar el cielo con las manos.

En mi familia son todos usuarios de Mercedes-Benz, principal-

mente del modelo Clase C, que según tengo entendido es el

mejor vehículo de la historia de Mercedes-Benz. Tenemos dife-

rentes modelos de la marca y hasta un camión recientemente

adquirido que viaja por todo el país como cabina de transmi-

sión. Mis hijos heredaron el legado y fueron aquerenciándose

con la estrella. Eso me da mucha tranquilidad, porque actual-

mente andar con un Mercedes-Benz, es manejar un auto seguro

y confiable, algo fundamental a la hora de conducir en ruta.

También se debe mencionar que Argentina tuvo el privilegio de

ser el país donde se instaló la primera fábrica Mercedes-Benz

fuera de Alemania y eso para el país fue muy importante.

En los tiempos que la importación no estaba abierta debíamos

comprar los modelos 230 y 250 a las Embajadas, porque era de

la única manera de poderlos conseguir. Hoy eso cambió, es más

fácil encontrarse con la “estrella” en la calle, ya sea en camio-

nes, colectivos, Sprinters o autos de alta gama.

La gente se ha dado cuenta que no es una sofisticación tener un

Mercedes-Benz, sino es un orgullo poseer un auto de la “estre-

lla”, y esto marca que se necesitan vehículos de gran confiabi-

lidad. Hoy ver un Mercedes-Benz por la calle es tan común como

ver otra marca. Esto antes no sucedía.

Argentina y Mercedes-Benz están muy ligadas también por Juan

Manuel Fangio, él vivió una epopeya con las Flechas de Plata. Y

la gente captó mucho el mensaje de Fangio de que la marca era

buena, porque Fangio no se equivocaba. Ese fue otro motivo que

afianzó la unión entre los argentinos y Mercedes-Benz. Y la es-

trella ha hecho mucho para que la figura de Juan Manuel Fan-

gio no quedara olvidada, y a través del Museo de Balcarce todos

tengan la posibilidad de conocer la historia de Juan y de todo el

automovilismo deportivo.

Actualmente, llevo más de 53 años en el periodismo del automo-

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vilismo deportivo, y observo que el público en general entendió

que Mercedes-Benz es una marca accesible, sobre todo la línea

de la Clase C, ya que tienen grandes prestaciones y brindan

gran seguridad, son confiables y a la larga terminan haciendo

la diferencia con otros vehículos.

No soy un experto en la marca, pero si un usuario que recorrió

miles de kilómetros arriba de la “estrella”, en base a eso hoy

puedo transmitir mi experiencia, y le aconsejaría a todo el

mundo andar en autos Mercedes-Benz, por seguridad, confiabi-

lidad y prestaciones.

Por Alberto Legnani

Periodista de automovilismo deportivo

Biografía

Carlos Alberto Legnani nació en Winifreda (La Pampa), en

1939. Comenzó en el periodismo a temprana edad y fue el

creador, hace más de cuarenta años, de “Campeones del

camino”, una marca registrada en el automovilismo. Entre

otros logros, fue uno de los primeros periodistas que cu-

brió una carrera de Fórmula 1 en el exterior (México,

1968), y el único relator radial que transmitió desde Japón

la definición del campeonato de 1976.

Hoy Campeones se mantiene al tope de las preferencias

de los aficionados de los fierros con presencia en radio,

televisión y medios gráficos. Carlos Alberto (h), Jorge Luis

y Claudio, los hijos de Legnani, llevan adelante hoy la em-

presa bajo la atenta mirada de su padre quien, a pesar de

haber llenado varios pasaportes, continúa con la pasión

intacta por el automovilismo.

Hace tres años, en conmemoración de su cincuentenario

como periodista deportivo, Carlos Alberto Legnani editó el

libro “Una vida entre campeones”, donde relata sus ini-

cios en la profesión, vivencias y anécdotas con los más

destacados pilotos argentinos. Entre tantos premios reci-

bidos se destaca la distinción Domingo Faustino Sar-

miento, otorgada en 2009 por la Honorable Cámara de

Senadores de la Nación

Mercedes-BenzA L E M A N I A

Los inventoresdel PrimerAutomóvil

La historia de Mercedes-Benz comenzaron a escri-birla a fines del Siglo XIX en Alemania, GottliebDaimler y Karl Benz, dos entusiastas de los desafíos,que unieron sus destinos para dar forma a la inven-ción del primer automóvil de la historia, marcando elhito más importante de la industria automotriz.

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Gottlieb Daimler era un calificado inge-niero, nacido de una familia de panade-ros en Schorndorf, Alemania, el 17 de

Marzo de 1834. Primero se formó como fabri-cante de rifles y luego se trasladó a Alsacia,donde adquirió todos los conocimientos sobrelas maquinarias industriales. Además de reali-zar nuevos cursos, Daimler comenzó a trabajarprimero en París y luego en Inglaterra, resi-diendo en las ciudades de Leeds, Manchester yCoventry. Finalmente regresó a Alemania e in-gresó a la fábrica de Deutz, una compañía queya venía trabajando desde años en el desarrollode distintos modelos de motores, que vio enGottlieb una persona idónea para continuarcon sus proyectos y afianzar la expansión dela empresa.En sus viajes, Daimler había conocido a Wil-helm Maybach, un talentoso y creativo inge-niero, a quien luego incorporó a Deutz para

Momentos dificiles en donde el camino se hacia tenso.

Gottlieb DaimlerBenz Patent Motor (1886). Wilhelm Maybach

Daimler Phoenix de 1899

que estuviese a cargo del área de diseño. Jun-tos comenzaron a trabajar en la perfección delos motores ya existentes, aunque el motor agas no prosperó. No obstante continuaron enla búsqueda de nuevos desarrollos y lograronelaborar un motor de cuatro tiempos, diseñadoen gran parte por Maybach, que fue presentadoen la Feria Mundial de París de 1878.Diferencias internas alejaron a Daimler deDeutz, quien no perdió tiempo en lamentos yrápidamente se planteó un desafío aún másexigente: crear y diseñar sus propios motores.Para ello invitó nuevamente a Wilhelm May-

Karl Benz

Emil JellinekPrimer Camión de la historia.

bach y juntos unieron sus conocimientos paraaplicarlos en su propio taller. Daimler diseñóun nuevo mecanismo de distribución; paralela-mente Maybach fabricó un carburador que pro-porcionaba una mezcla de combustible y airemediante evaporación. Así crearon un motormonocilíndrico que podía aplicarse para dife-rentes usos, sin embargo, era tan compacto quelo colocaron en una bicicleta de dos ruedas, a lacual patentaron como Reitwagen en 1885.Daimler quería ir mucho más allá y no se con-formaba con esos avances, asi fue que primerodecidió instalar dicho motor en una embarca-

ción, creando en 1886 la primera lancha amotor. Ese mismo año, Daimler aplicó el motora una carrocería de cuatro ruedas y cuatro pla-zas, dándole forma a lo que sería posterior-mente el prototipo de los primeros automóviles.Sin embargo, al mismo tiempo pero en otra ciu-dad alemana, Karl Benz estaba escribiendo supropia historia como ingeniero y los resultadosexitosos avalaban el desarrollo de sus proyec-tos. Benz había comenzado en 1883 a construirmotores industriales en Mannheim. Fue allídonde instaló uno monocilíndrico, de 958 cm3

de cilindrada, 0,75 caballos de potencia y refri-gerado por agua, en un triciclo que condujo porla ciudad en 1885.Karl Benz, nacido el 25 de noviembre de 1844,en Karlsruhe, Alemania, había comenzado sucarrera laboral como vendedor de materiales

El primer Daimler llamado “Mercedes” de 1901. Alcanzaba una velocidad de 75km/h

Auto de carrera de 1906

Mercedes Kompressor de 1923

Blitzen-Benz (Relámpago) 1909

Mercedes-Benz 260 D, fue el primer coche de serie del mundo con motor diesel.

Mercedes-Benz 300 SL

Mercedes-Benz SSKL de 1930

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de construcción, pero luego decidió dedicarseíntegramente a la fabricación de motores. Un año después, precisamente el 29 de enerode 1886, Karl Benz pidió la patente Nº 37.435 algobierno alemán, para patentar oficialmente elprimer automóvil de la historia. Conocido como“Motorwagen”, era un vehículo de tres ruedasa combustible. Tenía un carburador de evapora-ción, dos relaciones de transmisión mediantepoleas de distintas medidas, el chasis era demadera reforzado con acero y tenía un solofreno de mano sobre las rudas traseras. Alcan-zaba como velocidad máxima los 18km/h. Lacilindrada era de 462 cm3 y 1,1 CV a 600rpmde potencia. En 1888 Benz adaptó los primeros neumáti-cos de caucho, y con la ayuda de su esposaBerta Benz, una mujer aventurera y conoce-dora de los automóviles, el ingeniero fue me-jorando los posteriores prototipos delMotorwagen. El desarrollo de los vehículospudo optimizarse cuando Benz conoció a Frie-drich von Fischer y Julius Ganss, quienes fue-ron sus socios y se ocuparon de las tareasadministrativas y de ventas, de lo que empe-zaba a ser un negocio rentable.

En 1935 empezo a diseñarse elMercedes-Benz W25, tenía un motor

sobrealimentado de ocho cilindrosen linea de 4,8 litros.

El primer vehículo Benz de cuatro ruedas se fa-bricó en 1893, el Benz Victoria, y al año si-guiente el Benz Velo, que fue el modelo de basede los primeros camiones de 1895.La producción en 1899 era de 572 vehículos, yel ingeniero Benz se convirtió en uno de los fa-bricantes de automóviles más importantes. Eseaño apareció el primer coche de carreras, quefue el origen de numerosos éxitos.

Mercedes-Benz 300 SL Coupé.

Los logros motivaron aEmil Jellinek a realizarleun pedido especial aDaimler, que los siguien-tes autos se denomina-ran Mercedes, en honora la hija de Jellinek.

Gottlieb Daimler y William Maybach ex-pandían su negocio por Europa graciasa Emil Jellinek, un alemán radicado en

Austria que distribuía los autos fabricados enUntertürkheim (un distrito de Stuttgart), entrelas personalidades más destacadas de la época.Incluso Jellinek era quien motivaba a Daimlery Maybach para que construyeran coches másveloces, algo que despertaba cierta descon-fianza entre los constructores, aunque los re-sultados de las ventas eran tan buenos que losfabricantes aceptaban los consejos de Jellinek. Ante tal éxito, Jellinek se entusiasmó y les so-licitó autos más veloces para poder empezar acompetir en las carreras de aquellos años, aun-que los primeros resultados deportivos no fue-ron los esperados. Sin embargo, Emil siguióinsitiendo en que los autos debían ser más po-tentes y veloces, y que con una mejor ingenie-ría y diseño, los vehículos podrían sortearcualquier inconveniente.Así fue como los vehículos Daimler comenza-ron a dominar las principales competenciasque en aquellos días se disputaban en Francia.Los logros motivaron a Emil Jellinek a reali-zarle un pedido especial a Daimler, que los si-guientes autos se denominaran Mercedes, enhonor a la hija de Jellinek. Tanto Daimler comoMaybach aceptaron este pedido y en 1902 re-gistraron la marca Mercedes.En 1903 Daimler colocó motores mucho máspotentes a sus autos y en una competencia pre-

sentó el primer Mercedes de 60CV, hecho quealarmó a Karl Benz, quien presumía que su em-presa debía renovarse. A pesar de esto, “Benz &Cia”, al término de la primera década del SigloXX, recuperó el terreno perdido ante Daimleren el mercado automotriz. Ambas compañíasexportaban muchos vehículos a Estados Uni-dos, donde la industria automotriz aún no sehabía consolidado para esa época. A pesar de tratarse de dos compañías compe-tidoras en el mercado automotriz, "DaimlerMotorengesellschaft" y "Benz & Cia." vieronla posibilidad de comenzar a trabajar conjun-tamente como una solución a la crisis que gol-peaba a Europa en los años 20. En 1926 seprodujo la fusión entre ambas compañías y cre-aron Daimler-Benz AG, que fabricaba camionesy automóviles Mercedes-Benz.

Nace Mercedes-Benz

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Con respecto al origen de la estrella deDaimler, la historia da cuenta que ha-brían sido los hijos Daimler (fallecido en

1890), Eugen y Richard, que ocupaban altoscargos en la empresa, los que recordaron habervisto en el dorso de una postal que su padre lehabía enviado a su madre, el dibujo de una es-trella sobre su casa de Deutz, en Alemania. Yque esta estrella, según narraba el propioDaimler, se elevaría triunfante algún día sobresu fábrica. La junta directiva de 1909 aceptó lasugrencia y en junio de ese año la registró y lacolocó por primera vez al frente del radiador.Un logo que debía simbolizar la triple motoriza-ción del tráfico (en tierra, aire y mar). Poste-riormente se le sumaría en la parte inferior elnombre Mercedes y se encerraría el círculo.

Por su parte, para aquel entonces el nombreBenz era aplicado en sus vehículos rodeado deuna corona de laureles. La unión de ambascompañías significó la fusión también deambos logos, combinando la estrella, la coronade laurel y la palabra Mercedes-Benz. Así como la estrella es un icono inconfundible,hay premisas emanadas desde la compañía queperduran en tiempo: “O lo mejor, o nada”, acu-ñada por Gottlieb Daimler; o fundamentos cor-porativos que indican que “sólo saldrá de lacompañía el mejor producto posible dentro delos criterios más exigentes que rigen tanto encalidad como seguridad” o “Mercedes-Benz esla única marca del mundo que ofrece garantíade por vida para sus vehículos”.

Origen de los símbolos, estrella y laureles

excelencia y calidad. El diseño también for-maba parte de una de las principales cualidadesde la estrella alemana, siempre adelantándosecon las mejores innovaciones de la industriaautomotriz. Esto lo acompañara con el éxito deportivo delos pilotos oficiales de la marca que se impo-nían en los Grand Prix más importantes deEuropa.

Daimler y Benz conservaron sus perso-nalidades e ideales individuales, perola marca Mercedes-Benz se impuso rá-

pidamente en el mercado. El primer modelopresentado fue en 1926. A partir de ahí comenzó a escribirse la histo-ria más importante de Mercedes-Benz. Lamarca ya tenía el reconocimiento a nivel mun-dial y sus vehículos era distinguidos por su

Distinguidos por excelencia y calidad

EL interior del 220 SE Cabriolet, elegante y refinado, fue concebidopor el diseñador francés Paul Bracq, cuyo gusto exquisito se convertiria en el paradigma de los clásicos de los años 60, como el Mercedes-Benz 600 y el Pagoda.

La década del 30 sirvió para expandir y conso-lidar los productos Mercedes-Benz que ibandesde sencillos sedanes hasta los más elegantesdel mercado. También se fabricaron una ampliavariedad de modelos industriales y militares,como por ejemplo el 340 todoterreno fabricadoen 1938 basado en el chasis de batalla larga del320, que incorporaba un motor de seis cilindrosy un deposito de combustible de 140 litros.Sin embargo, a fines de los años 30, los con-flictos sociales que vivía el mundo afectaronel desarrollo de la industria y Mercedes-Benzno estuvo ajena a estos problemas. Cuando fi-nalizó la Segunda Guerra Mundial, la compa-ñía debió hacer una fuerte reestructuración,similar a la de los primeros años cuando se es-taba formando.

Una carretera larga y sinuosa. Desde su inauguración en 1927, esta legendaria carretera que une Brescia y Roma, la Mille Miglia, ha sido siempre un escenario únicoe irrepetible, una aventura especial para los amantes de los automóviles bellos y la velocidad.

1000 millas en 10 horas, 7 minutos y 48 segundos. Una de las proezas de record de velocidad de Stirling Moss en 1955.Cruzando los bellos parajes italianos, su velocidad promedio superó con creces el promedio de 157,65 km por hora.

Mercedes-Benz 300 SL

Mercedes-Benz W196

En 1949 Mercedes-Benz confirmó su regreso a lafabricación de autos de alta gama y lanzó el mo-delo 170S, en la versión sedán y descapotable.De la mano del piloto Rudolf Caracciola primero,y Juan Manuel Fangio y Stirling Moss después,Mercedes-Benz se posicionó como la escuderíamás importante del automovilismo deportivo, al-canzando entre los máximos logros dos títulosde Fórmula 1 en 1954 y 1955 con las Flechas dePlata conducidas por el piloto argentino.Fue en la década del 50’ cuando Mercedes-Benzlogró estabilizar su economía, aumentar lasventas y las exportaciones, y colocarse nueva-mente en carrera en el mercado de la indus-tria automotriz.

Rudolf Caracciola y Sebastián Wihelm

Esa década también será recordada por la apa-rición de uno de los vehículos más elegantesde la historia, el famoso 300 SL Gullwing, cono-cido también como “Alas de Gaviota”, por suparticular forma de abrir las puertas. El Gull-wing era, y lo es en la actualidad, uno de losautos más preciados por los coleccionistas, yaque se trata de uno de los modelos deportivosmás elegantes.

Contaba con un motor de seis cilindros de 3 li-tros que permitía llegar a 240CV. Era un motora inyección colocado a 45º. El Gullwing se lanzóen 1954 y en 1957 se incorporó el modelo de-portivo descapotable que se fabricó hasta 1963.Los años pasaron y Mercedes-Benz se man-tuvo a la vanguardia tanto en el diseño comoen las cualidades de su vehículo, incorpo-rando entre sus prioridades los sistemas de

El Mercedes-Benz 300 SL “Alas de Gaviota” era un coche carísimo que en la actualidad cada vez se cotiza más. Es uno de los deportivos más buscados por los coleccionistas.

seguridad del automóvil y para los ocupan-tes del vehículo, condición que mantiene porestos días. Las nuevas series presentadasfueron demostrando que las característicastécnicas de la compañía seguían siendo tanfieles como las de los primeros vehículoscreados por Karl Benz, William Maybach yGottlieb Daimler. Esto le permitió a la estre-lla alemana expandirse por todo el mundo,

no sólo con vehículos de alta gama, sino tam-bién con utilitarios pesados y livianos, fabri-cados con el mismo compromiso que losautos más elegantes.A lo largo de la historia Mercedes-Benz hamantenido el espíritu innovador y ese ha sidosu principal valor, una compañía que tiene elorgullo de haber inventado el primer automó-vil de la historia hace 125 años.

Mercedes-BenzA R G E N T I N A

La relación entre la empresa pionera en lageneración de este invento que revolu-cionó el mundo desde fines del Siglo XIX

–el automóvil-, y nuestro país, comienza en elaño 1951, con dos acontecimientos que iban aconvertirse en hitos trascendentes en la historiade Daimler-Benz.El primero de ellos tiene que ver con lo depor-tivo. Para la Temporada Internacional de Auto-movilismo, que se celebró en el mes defebrero, con la realización de dos competen-cias disputadas en un circuito trazado en laAvenida Costanera de Buenos Aires (recordarque el Autódromo se inaugura recién al añosiguiente), se invita a participar al equipoMercedes-Benz de Fórmula 1, el cual concu-rre con tres autos –los viejos modelos W163 depre guerra- y dos pilotos alemanes vinculadosdesde siempre a la marca: Karl Kling y Her-mann Lang. El tercer auto es ofrecido al pilotoargentino Juan Manuel Fangio, quien para eseentonces estaba iniciando su campaña desco-llante en Europa, y venía de obtener el Sub-Campeonato Mundial del año anterior.Fangio corre su primera carrera conMercedes-Benz el 18 de febrero, y se clasificatercero. Sería el inicio de una relación que seretomaría tres años más tarde cuandoMercedes-Benz decide regresar a la Fórmula 1,y contrata al argentino como piloto oficial. Esteretorno de las “flechas de plata” sería brillante,obteniendo dos campeonatos mundiales en1954 y 1955 con Juan Manuel Fangio, dejando

una marca a fuego en el historial deportivo dela marca.El otro hito de trascendencia, y al cual nos re-feriremos con amplitud en el presente capí-tulo, tiene que ver con la radicación deMercedes-Benz en Argentina, hecho formali-zado el 6 de septiembre de 1951, siendo la pri-mera fuera de Alemania.

AntecedentesFinalizada la Segunda Guerra Mundial, los prin-cipales países productores industriales por ex-celencia de Europa, tenían por delante un grandesafío: primero reconstruir su infraestructura,su economía, y en definitiva su comunidad en-tera, que había resultado duramente afectadapor la contienda, tanto en los países considera-dos vencedores como –y en especial- los paísesderrotados. Tarea para nada sencilla, dada laprecaria situación en la que se encontrabanesos países en cuanto a la carencia de insumosnecesarios para iniciar la reconstrucción, ade-más de ciertas limitaciones en cuanto a abaste-cimiento de elementos claves, debido a lostratados suscriptos al final del conflicto.Una vez alcanzada, o al menos encauzada estareconstrucción, un nuevo desafío se planteabacasi en forma inmediata: la necesidad de crearnuevos mercados, y además recuperar los an-teriores, para poder así colocar sus productos.En el caso particular de Alemania, las conse-cuencias habían sido terribles, dejando un paísdevastado y fragmentado por las tropas de ocu-pación. Las fábricas eran escombros, y no exis-tía materia prima ni empleados. Había queempezar de nuevo, prácticamente de cero.En el caso particular de Daimler-Benz, sus ins-talaciones habían quedado destruidas en un80%. Fue entonces que un pequeño grupo de

Mercedes-Benz en Argentina, una fructífera

relación de 60 años

gerentes tomaron el control de la compañía yvalientes empleados comenzaron a trabajar. Losrestos de las fábricas fueron excavados y recu-perados y se emprendió un nuevo comienzo.Por su parte, en Argentina se venía operandodesde el mismo fin de la guerra un proceso deprofunda transformación, impulsado por el go-bierno del general Juan Domingo Perón, el cualiba del tradicional modelo económico neta-mente agrícola-ganadero a una corriente indus-trialista, que serviría en primer término paraabastecer al mercado interno, y luego a otrosmercados de Latinoamérica. Por lo tanto, se ne-cesitaba contar con la presencia de empresasinternacionales que apuntalaran este nuevomodelo económico y social. A tal fin, numerosasdelegaciones oficiales recorrían Europa presen-tando y ofreciendo condiciones ventajosas paravenir a instalarse en nuestro país.Esta situación hacía de la Argentina uno de losmás interesantes países para la radicación denuevas industrias.Fue así que muchas grandes empresas de pres-tigio mundial de diversos rubros tomaron encuenta estas características e iniciaron estudiosconcretos para radicarse en nuestro país.

...la radicación de Mercedes-Benz en Argentina se formalizó el 6 de septiembre de 1951 y fue la primera filial fuera de Alemania.

En 1954 se inaugura la Casa Central de Mercedes-Benz Argentina en la Av. del Libertador.

De acuerdo a testimonios del personal más an-tiguo en nuestro país, en diciembre de 1949Daimler-Benz A.G. decide instalar una repre-sentación en Argentina, a cuyo efecto ofreció ala firma Aguirre Mastro y Cia. S.A. la venta ex-clusiva y la atención del servicio al cliente paracoches de pasajeros, todo ello en forma provi-soria hasta tanto se concretara definitivamentedicha representación.A mediados de 1950, el señor Jorge Antonioquien por ese entonces trabajaba en AguirreMastro, pero además tenía un fuerte vínculo conel gobierno nacional, se traslada a Stuttgart, ysuscribe con Daimler-Benz A.G. un pre-convenio,denominado “gentlemen agreement”, en el cualse dejaban sentadas las bases de constitución deuna sociedad en la República Argentina, que ten-dría por objeto la importación y la fabricación deproductos marca “Mercedes-Benz”.

Nace Mercedes-Benz Argentina

Obra en construcción de la Planta de González Catán en el año 1955.

De esa forma, se llega a la constitución deMercedes-Benz Argentina S.R.L., el 6 de sep-tiembre de 1951, cuyo capital ascendía a lasuma de nueve millones de pesos. Los sociosde la misma eran el citado Jorge Antoniodueño de las 2/3 partes del capital, y el señorAtilio Gómez el resto. Este último, si bien elcontrato no lo expresaba en forma explícita, ac-tuaba en representación de la Casa Matriz. Porsu parte, comienza la instalación de la primeraplanta localizada en San Martín, en las afuerasde la ciudad de Buenos Aires.Posteriormente, el 4 de diciembre de 1952 se

firma el acta constitutiva de Mercedes-BenzArgentina S.A., designándose como primer pre-sidente al señor Jorge Antonio.Según los estatutos de constitución de estanueva sociedad, la misma estaría dedicada a “lafabricación integral de vehículos (comenzandocon el camión L-3500), al montaje de unidadescon piezas suministradas por su Casa Matriz(Daimler-Benz A.G.) y a la importación y distri-bución de vehículos terminados”.De esta manera Mercedes-Benz Argentina seconvirtió en la primera fábrica de vehículos depasajeros y de carga instalada en el país y entoda Latinoamérica, además de ser la primeraplanta fabril de la marca fuera de Alemania.

El mercado automotor en ArgentinaA comienzos del año 1952, las necesidades detransporte automotor en nuestro país –en espe-cial camiones y camionetas- eran muy elevadas.El último censo automotor se había realizado el31 de diciembre de 1946. Éste había incluido enun rubro “Camiones y Camionetas” a los si-guientes vehículos: camiones en general, utili-tarios destinados a carga, camionetas rurales,camionetas comunes con caja abierta o cerrada,camiones con acoplado, camiones con semi-aco-plado, camiones tractores para acoplado, ambu-lancia, autos fúnebres, autos porta coronas,autobombas, autos guinche, autos escalera y ca-sillas rodantes.No se contabilizaba las existencias de las Fuer-zas Armadas y de Seguridad.La cantidad de unidades de este rubro en Capi-tal Federal y provincias ascendía en 1946 a142.691. Esta cifra para 1951 se había incre-mentado a 229.003 unidades.Tomando como año base a 1948, y considerandolas necesidades de camiones que se habían cre-ado de la mano del aumento del transporte decargas en el interior del país, de los productosprovenientes de las cosechas cada vez más sig-nificativas, por su parte el desarrollo de la acti-

Primera Planta en San Martín, provincia de Buenos Aires.

vidad minera, y finalmente del impulso que re-flejaba la actividad industrial, se concluyó conque la necesidad ascendía a 30.000 camionesnuevos por año.

Una primera década marcada porlos cambios socio-políticosA partir de estos estudios, y con el asesora-miento y la asistencia técnica del personal dela Casa Matriz, surgió que el vehículo más apro-piado para las necesidades del transporte decargas era el camión Mercedes-Benz tipo L3500, equipado con motores OM 312 de 90CV/SAE, cuyo montaje comienza a principiosde 1952. Posteriormente, se agrega el tipo L6600 con motor OM 315.Además, y como programa adicional de pro-ducción, se inicia el armado de unidades meno-res, derivadas del legendario modelo 170, yacon 20 años de trayectoria mundial: el tipo 170D y 170 SD, popularmente conocidos como“hormiga negra” los cuales fueron entregadosal mercado como rurales, camionetas y furgo-nes, como así también vehículos para ser utili-zados como taxis. Esta producción se mantuvohasta el año 1955 en la Planta 1 de San Martín.

Dado el aumento en la producción, y la cre-ciente demanda del mercado local, en 1953 seadquieren los terrenos en la Ruta Nacional 3,en el kilómetro 43,5, en Virrey del Pino, y setrasladan algunas máquinas de chapistería ymantenimiento, comenzando la construcción delo que sería la Planta 2 de González Catán. Esemismo año, comienza allí la planificación de laslíneas para la fabricación y montajes de las uni-dades del tipo 3500, 4500, 5400 y 6600.Paralelamente, se dispuso la producción de unchasis sin cabina para ser aplicado a la impor-tante necesidad de renovación en la flota de ve-hículos colectivos para el transporte depasajeros, que según un estudio elaborado porla CEPAL -Comisión Económica para AméricaLatina-, entre los años 1958 y 1962 se debíanincorporar alrededor de 3.000 unidades.Así comienza en 1953 la producción del primervehículo de estas características, el tipo LO3500, concebido especialmente para las necesi-dades del mercado local, lo cual sería una cons-tante en la filosofía de la empresa con eltranscurso de los años.En 1954 se inaugura la Casa Central deMercedes-Benz Argentina, en el histórico edifi-cio ubicado en la Avenida del Libertador 2424

de la ciudad de Buenos Aires, con la presenciadel canciller alemán Ludwig Erhard, entre otraspersonalidades.Ese mismo año comienza el montaje del ca-mión L 6600 y del ómnibus OP 3500, al mismotiempo que se avanza en la edificación de granparte de la estructura de la fábrica de Gonzá-lez Catán, y se instala la producción de cajasde velocidades.El crecimiento de la empresa en Argentina seiba consolidando con hechos concretos, que asu vez le permitían ir logrando un buen posi-cionamiento en el mercado local.Sin embargo, al año siguiente esta situacióncambiaría drásticamente. En 1955 se producela Revolución Libertadora que derroca al go-bierno de Perón, y se pone en jaque la conti-nuidad de la empresa, al ser intervenida. Seproducen varios despidos, y en 1956 se inte-rrumpe la producción en la planta San Martín.Luego de dos años difíciles para la empresa, fi-nalmente en 1958, con el nuevo gobierno demo-crático presidido por el Dr. Arturo Frondizi, se leda un nuevo impulso a la industria automotriz,y en el caso particular de Mercedes-Benz Argen-tina se levanta su intervención, y luego de unperíodo de reacondicionamiento de las instala-

Vista de la planta de González Catán en el año 1969.

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ciones, se comienza a operar nuevamente, luegode dos años (1957 y 1958) en los cuales no seregistra producción.De esta forma, el 20 de abril de 1959 se reinicia lafabricación de camiones L-311 produciéndose esedía dos unidades terminadas, además de otras seisunidades en la línea y cuatro montadas.Catorce días más tarde, sale a la venta la pri-mera unidad producida en la planta de Gonzá-lez Catán. A su vez, el 9 de mayo se fabrica enla misma planta la primera caja de velocidades.A partir de ese momento, y luego de superaraquel período de incertidumbre, comienza laactividad a ritmo sostenido, siguiendo un plande producción aprobado por la Secretaría de In-dustria de la Nación. El 16 de marzo de 1960salió de la línea de montaje la unidad L-312 N°1.000 (N° de motor 312.056.060.741).El 1 de diciembre de ese año se inaugura elSalón Internacional del Automóvil. Este tipo deexposición no se efectuaba en el país desdehacía 28 años. Mercedes-Benz Argentina pre-senta un stand con diez automóviles último mo-delo, los cuales al final del evento sonsubastados públicamente.En marzo de 1961, se concreta la primera ventade 167 motores OM-312 para equipar cosecha-

doras mecánicas, iniciándose con ello un nuevomercado de consumo importante para los pro-ductos de la marca.Y para conmemorar los primeros 10 años en elpaís, el 5 de noviembre de ese año el alemánWalter Schock, con un Mercedes-Benz 220 SE,se impone en el V Gran Premio Standard Ar-gentino, empleando 36 horas 39 minutos 43 se-gundos. Sería Juan Manuel Fangio el encargadode entregarle el trofeo en las instalaciones delAutomóvil Club Argentino.Así se cerraba una primera década signada porel sostenido crecimiento de la participación enel mercado, echando las bases de lo que seríauna curva creciente de los años por venir.Algunas cifras para reflejar este período: el per-sonal ocupado se había incrementado de 306 a1.223 empleados, y llegaría a 1.550 en el año1965. Las unidades producidas trepaban de2.034 en 1952, a 2.662 y 3.222 en 1960 y 1965respectivamente.Las décadas siguientes, que se iniciaban con lafabricación del Mercedes-Benz N° 10.000 (unchasis tipo L 312) en marzo de 1963, se iban acaracterizar por una importante y creciente pre-sencia industrial de la empresa en la Argentina,alcanzando un protagonismo cada vez más im-

Empleados en la planta junto a la unidad No 6000 del L-312

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portante en el transporte de cargas y de pasa-jeros, y logrando un liderazgo prácticamenteabsoluto en la producción y venta de casi todoslos segmentos de los vehículos comerciales.

Modelos emblemáticos de la marcaen ArgentinaL 1112El 16 de diciembre de 1964 se realiza la presen-tación oficial del chasis de este modelo, en unevento realizado en el Golf Club de la ciudad deBuenos Aires, con la presencia de cerca de 650invitados, entre los que se contaba el Embaja-dor de la República Federal de Alemania ennuestro país. Los días posteriores se presentó asu vez a los concesionarios Mercedes-Benz detodo el país, proveedores, y carroceros.El 4 de marzo de 1965 se entregó a ventas laprimera unidad de este modelo. El mismo seofrecía tanto en versión chasis como así tam-bién con cabina.El L 1112 presentaba como mayor novedad res-pecto del modelo precedente una nueva cabinade capot corto, con una superficie vidriada pa-norámica, y el montaje del eje trasero de dos

Cabina del 1112 (1965)

velocidades reforzado. A su vez, la potencia delmotor se incrementaba de 95 a 120 HP/SAE.De inmediato este modelo se convirtió en ele-gido para el transporte de cargas medianas, ser-vicios varios, e incluso para colectivos, llegandoen algunos segmentos a alcanzar cerca del 90%de participación de mercado.A este modelo, le corresponde un hito dentro dela historia de la marca en Argentina: el 14 deoctubre de 1966 se exportaron a Chile cinco ca-miones Mercedes-Benz L 1112 con cabina dor-mitorio, siendo ésta la primera exportación deeste tipo desde nuestro país, y por supuesto laprimera de la marca.Se mantuvo en producción durante una década,alcanzando la cifra de 8.515 unidades en la ver-sión chasis, y 5.351 de la versión con cabina.

L 1114/LO 1114De líneas muy similares a las del L 1112, el mo-delo L 1114 (versión camión) comenzó a fabri-carse en 1967, y de inmediato marcó elescenario de las calles y rutas argentinas. Sibien la carga admitida sobre chasis era de 7.500kilogramos, poseía la virtud de arrastrar unacarga virtualmente ilimitada, pues su motorrespondía a cualquier exigencia. Se trataba del

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OM 352 de 145 HP/SAE y caja de cinco veloci-dades de avance sincronizadas y marcha atrás,que permitía sin dificultad el agregado de aco-plados o semi remolque para el transporte yarrastre de un convoy de 25 toneladas.Poseía un diferencial de alta y baja apto parasuperar fácilmente los accidentes topográficosde los caminos de nuestro país, transportandotodo tipo de carga: hierro, cemento, arena, cere-ales, encomiendas, productos alimenticios, ga-nado en pie.De inmediato se convirtió en un suceso de ven-tas. De aquellas 205 unidades producidas en unprimer período incompleto en 1967, el creci-miento fue exponencial: 958 unidades al año si-guiente; 3.057 unidades en 1972; el record de4.035 unidades en 1974, para llegar a un totalde 36.427 unidades hasta fines de 1981. Lo quese dice un campeón de ventas.Prácticamente lo mismo puede decirse del mo-

Vista de la planta de González Catán a mediados de los 90.

delo LO 1114 (versión colectivo). Elegido en sumomento por más del 90% de las empresas decolectivos de todo el país, la silueta del 1114pasó a formar parte del paisaje urbano, ademáscon el agregado del colorido, guardas y filetea-dos que le aportaban las diferentes líneas de co-lectivos. No en vano hoy es posible encontrarun típico colectivo argentino Mercedes-Benz LO1114 en el mismísimo Museo Daimler-Benz enStuttgart. Entre 1970 y 1981 se fabricaron20.585 unidades de este éxitoso modelo.Es importante destacar que ya para ese enton-ces, los productos fabricados por Mercedes-Benzen nuestro país contaban con una integracióntotal de 94% de origen nacional.

L 608 DEste modelo, concebido y equipado especial-mente como vehículo liviano para el transporteurbano de cargas, comenzó a producirse en no-viembre de 1969, siendo presentado en fábricael 15 de diciembre de ese año.Estaba equipado con un motor diesel OM 314de cuatro cilindros, inyección directa y 94HP/SAE de potencia. Poseía una caja de 5 velo-cidades totalmente sincronizadas hacia ade-lante y marcha atrás, lo cual le confería unaexcelente maniobrabilidad. Se ofrecían dos op-ciones de distancia entre ejes de 3.500 mm y4.100 mm. Fue (y todavía lo sigue siendo) utili-zado en la distribución de diarios y revistas, pro-ductos lácteos y alimenticios, artículos decigarrería, pinturerías, etc. Pero además también

brindó excelentes resultados como micro ómni-bus de turismo, casas rodantes, unidades coro-narias, equipos de auxilio con grúa paratraslado de automóviles.

O 170Destinado al transporte inter urbano de pasaje-ros, este modelo vino a reemplazar al modelo O140, mejorando varios aspectos de equipa-miento y confort, mayor capacidad de asientos,mejor sistema de suspensión, y además equi-pado con alternador. Dirección hidráulica ZFcon tornillo sinfín a bolillas circulantes lo que lohacía muy suave en su maniobrabilidad. Lasprimeras unidades salieron de fábrica a finesde 1977.Estaba equipado con el motor OM 352 A simi-lar al del camión L 1517 ubicado en la parte tra-sera, y de inmediato se convirtió en el vehículoideal para transporte de pasajeros en excursio-nes y viajes de vacaciones a lo largo del país.

L 1517Presentado a fines de 1974, se trataba de uncamión cuyas características lo hacían muycompetitivo en términos de transporte de car-gas pesadas.Equipado con un motor OM 352-A con turbo-compresor, y con una potencia de 172 HP/SAE,podía recorrer confortablemente y con cargasmáximas los caminos argentinos, e incursionaren las topografías más accidentadas y conse-cuentemente más exigentes.Contaba con una caja de cinco velocidadeshacia adelante sincronizadas y marcha atrás. El

eje trasero (diferencial) de dos velocidades (Altay Baja), combinando su propia desmultiplica-ción con la caja de cambios ofrecía cinco veloci-dades intermedias adicionales.Además, como elementos de seguridad y con-fort, el L 1517 venía equipado con dirección hi-dráulica, con un sistema por el cual el volanteretornaba automáticamente a la posición “0”, yasiento hidráulico par el conductor.Un vehículo ideal para el transporte a largas dis-tancias de producción de frutas, cereales, petró-leo, alimentos manufacturados, entre otras cosas.

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Unimog 416En diciembre de 1968, con la entrega de las 10primeras unidades al Ejército Argentino, co-menzó la comercialización de este particularvehículo, el cual de inmediato se mostró muyapto para su utilización en situaciones extre-mas de terreno y clima.Equipado con un motor OM 352 Diesel, elmismo con el que estaba dotada casi toda laserie de camiones, poseía una potencia de 100HP/SAE.Contaba con una cabina volcable, suspendidaen tres juntas, capota plegable, ventanas late-rales desmontables, y parabrisas rebatibles ydesmontables. Equipado con neumáticos 12,5x 20, sistema eléctrico de 24 V, tanque de com-bustible de 120 litros, placa de cambio de 2 x4 velocidades. La propulsión en las cuatro rue-das de igual tamaño brindaba una traccióntotal con elevada fuerza y extraordinaria apti-tud para todo terreno.Especialmente desarrollado para soportar con-diciones de trabajo desfavorable, el Unimogpodía trepar cargado pendientes de hasta el70 %, superar fosos y escalones, y cruzar te-rrenos inundados y pantanosos. Todas estascualidades lo convirtieron en un vehículo aptopara realizar todo tipo de actividades de agri-cultura, forestación, grandes obras e industriaen general.

Fabricación del Unimog durante el año 1968.

El vehículo tenía una gran al-tura libre sobre el suelo, de-bido a los ejes tipo pórticos,pero a su vez con un centrode gravedad muy bajo, lo quele permitía una gran inclina-ción lateral.

SprinterEl 16 de septiembre de 1996 se inauguró lanueva planta de producción del Centro Indus-trial Juan Manuel Fangio de González Catán, de65.000 metros cuadrados, totalizando 160.000metros cuadrados, y convirtiéndose en una pla-taforma mundial de alta competencia en la pro-ducción de vehículos utilitarios dentro delgrupo, con una capacidad de producción de lasnuevas instalaciones de 20.000 vehículos poraño, con posibilidad de un rápido incrementode volumen con múltiples adaptaciones.Dentro de este renovado entorno comenzó la fa-bricación de este modelo utilitario, casi en si-multáneo con la Casa Matriz, el cual deinmediato se convirtió en el producto estrella

de la marca de la estrella, pensado no sola-mente para el mercado local, sino para el Mer-cosur y el resto del mundo.El Sprinter cautivó de inmediato al público porsus características, su versatilidad, su capaci-dad de carga, y de inmediato se convirtió en unéxito, que aún hoy, a 15 años de su lanzamientose mantiene inalterable.A un año de su lanzamiento, ya había alcan-zado la cifra de 10.000 unidades producidas.Y desde entonces no ha cesado de lograr récordy datos para el asombro, llegando a las 50.000unidades a principios de 2001, y a 100.000 uni-dades cinco años más tarde. En mayo de 2011se fabricó la unidad 200.000.Y fue precisamente en el 2001, como para cele-brar los primeros 50 años en el país, que se re-alizan importantes exportaciones del Sprinter–con volante a la derecha- para los mercadosde Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Estacorriente exportadora continúa con envíos a In-glaterra y Jamaica, lo cual confirmaba que elSprinter se había convertido en un símbolo dela fábrica argentina, y sus características lo ha-cían apto para cualquier mercado del mundo.Otro hito industrial de ese año fue el lanza-miento del Sprinter 19+1, producido única-mente en Argentina, y que un año más tardecomenzó a ser exportado a Alemania, convi-viendo con los Sprinter fabricados en ese país.Para coronar un período de éxitos de este mo-delo ya histórico y a su vez vigente, en 2008Mercedes-Benz Argentina se convirtió en laterminal automotriz argentina con más desti-nos en el exterior: 55. De esta forma, el Sprin-ter llegó a China, Vietnam, Rusia, España,Holanda, Arabia Saudita, Pakistán, Francia,Italia, además de otros 30 países de todos loscontinentes. En la actualidad el Sprinter es el producto ensu tipo con más cantidad de versiones dispo-nibles, pudiendo el cliente elegir entre 26 op-ciones diferentes.

El Sprinter cautivó de inmediato al

público por sus características, su versatilidad, su capacidadde carga, y rápidamente se convirtió en un éxito, que aúnhoy, a 15 años de su lanzamiento se mantiene inalterable.

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De esta forma, Mercedes-Benz Argentina cum-ple de este modo con la tradición de su CasaMatriz, aportando su excelencia, confort, cali-dad, tecnología, perfección, confianza e innova-ción tecnológica al desarrollo nacional.

Mercedes-Benz Argentina hoy

A lo largo de 60 años, una verdadera vida, hansido tantos los acontecimientos de esta empresa,que su enumeración sería casi interminable.Destacamos apenas algunos de ellos. Desde1962 funciona en la Planta la Escuela de Educa-ción Técnica “Mercedes-Benz Argentina”, de lacual egresaron cientos de técnicos.En el ámbito del transporte de pasajeros, en1982 se fabricó el primer colectivo del país pro-pulsado con Gas Natural Comprimido (GNC),mientras que en 1987, luego de celebrar los50.000 colectivos fabricados, la empresa lanzaal mercado la nueva línea de colectivos fronta-les con motor trasero (los “OH”), que reempla-zan a los clásicos buses con “trompa” y motordelantero. A su vez, en 1993 se incorpora la cajaautomática y la suspensión neumática.De esta forma, Mercedes-Benz Argentina siem-pre ha estado acompañando al desarrollo y alcrecimiento del país, y atendiendo a las necesi-dades del mercado, acercando todos los adelan-tos tecnológicos, produciendo en su plantacamiones, colectivos, motores, cajas de cam-bios, y vehículos utilitarios.A su vez, la empresa ha importado al país todasu línea de automóviles, lo cual ha contribuidoa resaltar la imagen de solidez, lujo y calidadque la marca alemana posee en todo el mundo.Hoy, después de 60 años en los cuales la em-presa supo sobrellevar situaciones difíciles, conorgullo puede mostrar una producción de casi500.000 unidades entre camiones, colectivos yutilitarios, siendo en la actualidad el único pro-ductor de vehículos utilitarios pesados en la Ar-gentina.Con presencia en casi todo el país, a través deuna importante red de concesionarios y talle-res especializados con personal altamente ca-pacitado, y además con un stock de repuestosque aseguran un eficiente servicio post venta.

“Las satisfacciones que me da no te laspuedo explicar. En el ClubMercedes-Benz siempre les digo quemanejar un auto de estos al principioasusta, ya que no tiene la tracción de lapotencia del auto americano que salequemando cubiertas, aquí vos acelerasy te aprieta contra el asiento”.

Enrique “Cacho” Esteves

“A poco de comprar mi gasolero secruzó en mi vida un 220 “colita” decolor bordó, no lo necesitaba para nada,pero…. ¡era tan lindo!...”

Manuel Giménez Puig

ApasionadosColeccionistasFanáticos

1. El primer auto, un Benz. [Luis Gold]

2. Un Mercedes de 100 años. [Alberto Lichestein]

3. El auto del presidente. [Juan Bonomo]

4. “He tenido 68 Mercedes-Benz”. [Hugo Caviglia]

5. Colectiveros pura sangre. [Jorge y Miguel Díaz]

6. Coleccionista de una pasión. [Martín Casella]

7. “Mi tractor de 1925”. [Oscar Bressi]

8. Elegante potencia V12. [Enrique “Cacho” Esteves]

9. Agustín y la estrella, amigos para siempre [Sergio Pascal]

10. “Hay sólo tres Adenauer especiales en el mundo”. [Damiano Forgione]

11. “Mis tres Mercedes-Benz son señoras serias”. [Manuel Giménez Puig]

12. “Mi regalo de 50”. [Rolando y Roberto Trappa]

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Luis Alberto Gold (60)Abogado, coleccionista de autos y motosBenz 1886-1986, C 350 y GLK 300Ciudad de Buenos Aires

En conmemoración delcentenario de la creacióndel primer automóvil,Mercedes-Benz realizóuna serie limitada de ré-plicas de perfecto funcio-namiento. Una de ellasestá en nuestro país yforma parte de la colec-ción privada de LuisAlberto Gold.

1.El primerauto, un Benz

Los coleccionistas son los exponentes delextremo que despierta una pasión por ate-sorar objetos, obras de artes, fotografías, li-

bros o en este caso automóviles, por citarejemplos. Luis Alberto Gold se autodeclara “uncoleccionista y un apasionado de los autos detoda la vida, desde que jugaba con los Matchbox,autos ingleses que venían en una cajita de car-tón, que parecía una caja de fósforos, de ahí sunombre. Venían todos los modelos. Y hoy, mu-chos de esos que tuve de niño, hoy los tengo degrande. Por eso mi colección tiene que ver conlos recuerdos de mi infancia”.Gold, porteño de nacimiento, próximo a cumplir60 años, parece expresarse más como “ingenierofrustrado” que abogado, su profesión. “Me apa-siona la tecnología. Me emociona la creatividaddel ser humano. Saber cómo personas, a partirde inteligencia e imaginación, con conocimientobase cero, lograron inventar cosas”.Podría decirse que se interesa por todo lo que semueve con diferente tracción. Conduce su pro-pio avión, pilotea helicópteros, navega a vela y asus casi 35 autos de colección le suma otras tan-tas de motocicletas. “Pero la restauración, eseproceso de rescatar objetos del pasado, me mere-cen mucho respeto; es una mezcla de técnica yarte. Por tal motivo en mi colección siempre bus-qué tener modelos que presentaran una origina-lidad con respecto a otros, no sólo de diseños ydetalles, sino de pensamiento, hasta tengo autosantiguos a energía alternativa, uno eléctrico de1911 y otro a vapor de 1904. Ejemplo de ello sonDaimler con sus motores de cuatro tiempos yBenz que es el primero que le da una utilizaciónpráctica al vehículo, cuyo primer conductor fueuna mujer, la esposa de Karl Benz ”. Y por su atracción a los que pensaron distinto,Luis Gold no dudó que debía tener el origen de laidea, justamente aquel triciclo que Karl Benzdesarrollara en 1886.“Más allá de ser el primero, mi interés se centróen saber porqué era un triciclo y no de cuatro

ruedas, sencillamente porque aún no habían re-suelto –Gold toma un papel y birome y dibuja sutesis-, porque se necesita en un tren delanteroque una rueda doblara en un radio y la otra enotro distinto, con diferente ángulo, sino no po-drían doblar. Los carros tenían un eje y girabantodo, pero en el auto está fijo y gira la rueda. Esageometría de la dirección la resolvió Ackermanen 1888 con su teorema”. Con motivo de conmemorarse el centenario dela creación del automóvil, en 1986,Mercedes-Benz de Alemania le encarga a una fá-brica inglesa la realización de unas cien réplicas.Tiempos después algunas salen a la venta en re-mates. “Esta la adquiero en el 2001, vía telefó-nica, por 15.000 libras, en Estados Unidos.Cuando lo traje a la Argentina para la aduana fuedifícil de encuadrarlo, no entró como un vehí-culo, entró como una ‘maqueta réplica de unauto’…”. De pronto, se le dibuja una sonrisa e in-terrumpe su relato. “Una vez, cuando todavía nohabía comprado el Benz, y lo buscaba por todoslados, con Alberto Lichestenin, coleccionistaamigo, nos enteramos que existía una réplica enArgentina. Fuimos en avión hasta Santa Fe, deahí en helicóptero hasta el pueblo de Sastre. Ba-jamos en un canchita de futbol y un señor nosesperaba para mostrárnoslo. A unos metros deltriciclo todo se veía normal, estaba muy bienhecho, pero la novedad era que el motor era unamaqueta que no funcionaba, abajo tenía escon-dido un motor Villa de 1 HP. Nos pidió 150.000dólares…, obvio que no lo compramos, pero nosreímos toda la vuelta”.En su chacra de Escobar, Gold atesora su colec-ción y entre ellos el primer Benz es protagónico.Y para dar prueba de ello, casi como un viajero enel tiempo, le da arranque, se sube y conduce sólohacia delante –no tiene reversa-, alcanzando casilos 18 kilómetros por hora. Luis Gold lleva eltimón de dirección con una sola mano; en la otra,su infaltable cigarro denota el placer de manejarel primer automóvil de la historia.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Alberto LichesteinColeccionistaNieto: Tomás (9)Mercedes 4550 1911 y 1912

2.Un Mercedes de 100 años“Entusiasta y romántico”, como él mismo se define,de los autos clásicos, narra la historia de los dos mo-delos Mercedes 4550 a cadena que posee, uno de 1911y el otro de 1912.

Alberto Lichestein, un apasionado de losautos clásicos, posee los únicos dos ve-hículos a cadena que hay en el país. Dos

piezas de colección que llevan el sello Merce-des (en los años que se fabricaron estos mode-los todavía no se había concretado la fusiónDaimler-Benz) y que marchan en la actualidadtal como lo hacían 100 años atrás.Se trata de un Mercedes 4550 modelo 1911 yotro similar, pero de 1912. Estos vehículos ya-cían en la Estancia de los Bemberg en Mechon-gue, a kilómetros de Miramar y hasta allí llegóAlberto Lichestein en 1985 para adquirírselosa Dick Alexander. “Los armamos como pudimosy luego hicimos el tramo Mar del Plata–Mira-mar”, recuerda éste romántico de los autos,como se autodefine. Mientras narra la historiavuelve al pasado en su relato para tratar de ex-plicar lo que siente. “Cuándo nace mi pasiónpor los autos no la puedo contar con exactitudporque no tengo tan buena memoria; pero meimagino que yo ya nací con esta pasión. Iba alcolegio en ómnibus sólo porque mi mamá medecía que los choferes me iban a dejar mane-jar”. Con respecto a la historia de sus cadene-ros, recuerda que “en 1986 Fangio me habíapedido el auto para la apertura de su Museo enBalcarce, lo que significaba un gran honor, peropreviamente debíamos ir a Alemania a partici-par de un Rally, competencia en la que el autofue reconocido como el más original”. En 1990

Alberto vivió otra de sus grandes satisfaccionescon el auto: participó de las Mil Millas y cum-plió con el recorrido. “Muy pocos creían quepodía terminar la carrera con este auto. Fuemuy emotivo y sin duda el evento más impor-tante del cual participé”. Actualmente su 4550de 1912 participa todos los años de la tradicio-nal carrera “Recoleta –Tigre” pero lo hace conun acompañante especial, Tomás, su nieto denueve años de edad, quien lo acompaña desdeque tenía un año. “Hubo una edición en la queTomás no pudo estar, entonces decidí no parti-cipar. El siente lo mismo que yo por los autos,me acompaña siempre a todos lados. Me gusta-ría que siga con todo lo que hice yo, y segura-mente tal vez hasta sea el merecedor deheredarlo”. Al ser consultado por el otro 4550,pero de 1911, Alberto hace un comentario nomenos que curioso: “se lo di a un amigo paraque lo llevara a Pebble Beach, en California”; -pero, ¿cómo?, se lo vendió o se lo regaló,- le con-sultamos. Se toma unos segundos como refle-xionando la respuesta,“ni una cosa ni la otra, elauto es mío pero porahora el propietario esél”, así de claro.Desde su sinceramientoabsoluto, Alberto reconocemantener un vínculo muyespecial con sus autosavalado por su familia.“Todos los fines de se-mana es mi obligación en-cenderlos y ponerlos enmarcha, sino los autos seenojan y a la semana si-guiente no me respondeno me lo hacen saber con el

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sonido del motor. Siento que cada vez que entroa mi casa los autos me sonríen, como los perrosque mueven la cola. Soy rehén de los autos ypor ellos hago cualquier cosa, por suerte mimujer me ayuda con esta pasión y tolera estarelación. Supongo que es parte de una desvia-ción psicológica de querer hacer andar vehícu-los que no caminan”. Lichestein afirma quetoda esta pasión le demanda tiempo, sacrificioy mucho presupuesto, pero al mismo tiempo se-ñala: “Usar los autos me permitió conocer a mu-chos amigos en mi vida”.Luego de esto Alberto Lichestein asegura ya ha-berlo dicho todo sobre su pasión por los autos,pero para el final guarda unas palabras sobresus cadeneros y la marca de la estrella. “MisMercedes despiertan mucha simpatía, respeto yemoción en la calle. Nunca me ofendieron mien-tras los manejaba. Es un motivo de orgullotener un Mercedes, la calidad de la marca siem-pre fue muy importante tanto en lo autos depor-tivos como en los de calle. SiempreMercedes-Benz marcó el camino”.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Juan BonomoPresidente del Club Mercedes-Benz “Juan Manuel Fangio”Mercedes-Benz 300 SE

El presidente del Club Mercedes-Benz Juan ManuelFangio cuenta como fueron los inicios y suparticular historia con el modelo 300 SE quedescubrió por casualidad.

3.El auto del presidente

El taller donde repara sus autos antiguoses el lugar de encuentro. Allí dondecada vehículo, cada fierro, cada pieza

tiene su historia, Juan Bonomo nos cuenta lasuya junto a Mercedes-Benz. Una historia quetiene dos caminos, que comenzaremos a des-andar cada uno por su lado para llegar a lotrascendental de esta historia, la pasión deJuan Bonomo por la estrella.“En 1994 el arquitecto Omar Santilli proponela idea de fundar el Club Mercedes-Benz. Conla ayuda de mucha gente se pudo concretar yluego Juan Manuel Fangio nos dio el gusto deautorizarnos a ponerle su nombre al Club; élestaba muy honrado con la decisión que ha-bíamos tomado”.Paralelamente, Juan, que ya se dedicaba a larestauración de autos antiguos de carrera, co-menzaba a escribir su historia con los autosclásicos de la marca. “Cuando se fundó elClub me metí de lleno con Mercedes-Benz,antes no había tenido nunca uno de la estre-lla”, asegura mientras camina por su taller ob-servando cada uno de los vehículos que estárestaurando en la actualidad.“Mi primer Mercedes fue un 220 D, después un300 D y en 1996 conseguí el 300 SE Sedán”. Elrelato se detiene por unos segundos, Juan mirahacia arriba como tratando de refrescar en sumemoria hasta el más mínimo detalle y conti-núa con la historia del modelo que lo tienecomo protagonista.“Siempre digo que cuando las cosas tienen queser para uno terminan siendo. Yo fui a comprar

un 220 y me encontré con este maravilloso300 SE, del que sólo había tres modelos en Ar-gentina. Ahí sentí que ese vehículo era para mí,quería hacer todos los trámites rápido”, sos-tiene Bonomo.El auto estaba en orden de marcha y teníatodo original, pero estaba mal de chapa, defrenos y otros detalles más que obligaron aJuan poner manos a la obra. “Se restauró todo,con la ayuda de mis hijos y algunos colabora-dores lo sacamos adelante, tardamos casicinco años en dejarlo listo, recién en el 2000pudimos terminarlo. A partir de ahí pude em-pezar a disfrutarlo”.Con el elegante y señorial 300 SE azul al queasegura que nunca venderá en marcha, Juandescribe las sensaciones que le generó habersido durante tres períodos presidente del ClubMercedes-Benz Juan Manuel Fangio. “Para unapasionado de la marca como yo fue tocar elcielo con las manos, me permitió vivir cosas in-creíbles que nunca imaginé”.

Momentos dificiles en donde el camino se hacia tenso.

“Siempre digo que cuando lascosas tiene que ser para unoterminan siendo. Yo fui acomprar un 220 y me encon-tré con este maravilloso300 SE, del que sólo habíatres modelos en Argentina”...

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4.“He tenido 68 autos Mercedes-Benz”

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Hugo CavigliaColeccionistaMercedes-Benz SLK 350 2006, Mercedes-Benz 190 SL 1958 Mercedes-Benz 300 SL 1955

“Los autos son un sentimiento, Mercedes-Benzes una cuestión de piel. Hasta el olor megusta de los Mercedes-Benz. Tienen alma y

corazón de campeón los modelos de la estrella,no te van a defraudar nunca”. El fanatismo haciaMercedes-Benz lo siente y lo expresa en cadauna de sus palabras sin ningún tipo de pudor. EsHugo Caviglia, un ex piloto de competición,amigo de Juan Manuel Fangio y una persona queen su vida ha tenido más de medio centenar devehículos Mercedes-Benz.Es una cuestión de sentimientos e historias vivi-das lo que llevan a generar una relación tan es-trecha entre una persona y una marca. Difícil deexplicar sin conocer su historia. “En mi juventud me ganaba unos pesos mane-jando un 170 taxi, la famosa Hormiga Negra queera de mi tío Américo, y con eso me pagaba losestudios. Previamente en mi infancia jugaba aser Fangio, todos queríamos ser El Chueco en esaépoca, mi papá era amigo de Juan Manuel por-que lo seguía a todas las carreras. Entonces,como Fangio corría con Mercedes-Benz, yo mefui haciendo fanático de la marca”. A partir de los 18 años comenzó su trayectoriacomo piloto en circuitos de tierra y llegó a for-mar parte del equipo oficial de Chrysler en laFórmula Uno nacional. En 1970, por recomenda-

Difícil encontrar un ad-jetivo para describir auna persona que a lolargo de su vida hatenido tantos automóvi-les Mercedes-Benz. Supasión por la estrella noentiende de lógica.

ción de Fangio, se compró un 220 S modelo 1960color gris con tapizado bordó, y con ese auto via-jaba por todo el país concurriendo a las distintascompeticiones. Ese fue su primer Mercedes-Benzy a partir de ahí la cuenta no se detuvo.“Desde 1970 a la fecha tuve 68 Mercedes-Benz yrecuerdo a todos por igual. Siempre le digo a lagente que los Mercedes-Benz son los autos másbaratos porque no se rompen nunca y son muyconfiables. Un amigo me consultó un día queauto debía comprar para participar de un GranPremio de autos clásicos. Le respondí que no im-portaba para que lo quisiera pero tenía que serMercedes-Benz. He tenido la oportunidad deestar en la fábrica y conozco como trabajan a laperfección”.A pesar de que cada uno de los 68 tiene su his-toria, sus anécdotas y sus experiencias, siemprehay uno que se destaca en algún lugarcito del co-razón. Esta no es la excepción. De la larga lista,Hugo recuerda con mayor emoción el 300 D mo-delo 1982 línea 123. Actualmente posee tres mo-

delos Mercedes-Benz, una SLK 350 modelo 2006y tres clásico, una 190 SL modelo 1958 y una 300SL modelo 1955 que está en pleno proceso derestauración. Y por supuesto no debería faltar,un 300 SE año 1964 réplica de los del equipo ofi-cial Mercedes-Benz de los Grandes Premios dela República Argentina, expuesto en el MuseoJuan Manuel Fangio de Balcarce. Otro dato par-ticular de Caviglia es su hábitat cotidiano en elbarrio de San Telmo, donde en un viejo garaje re-creó un típico bar porteño, con todos sus servi-cios de gastronomía, pero que no está abierto alpúblico, sólo está reservado para reuniones pri-vadas y temáticas, es decir, para hablar sólo deautos y de pilotos. Historias como éstas demuestran que el amory la pasión de una persona hacia los autos noconoce de límites ni de razonamientos, sólose vive y se siente. Y si aún se pregunta ¿porqué Mercedes-Benz?, el propio Caviglia sen-tencia. “Los autos Mercedes-Benz tienen per-sonalidad, tienen vida”.

A pesar de que cada uno de los 68 tiene su historia,sus anécdotas y sus experiencias, siempre hay unoque se destaca en algún lugarcito del corazón.

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5.Colectiveros pura sangreLLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Jorge y Albino “Tito” Díaz Rubén PoustisLinea 45Modelo Mercedes-Benz 312Lanús, Provincia de Buenas Aires

Ellos aman al “bondi” como pocos, y prueba de ello esel modelo 312 íntegramente restaurado. Orgullo y em-blema de la línea 45, este colectivo recorre habitual-mente los cien barrios porteños.

Los hermanos Jorge y “Tito” Díaz, y su querido 312.

Hay una vieja frase que dice que siemprese vuelve al primer amor, y bien podríaadaptarse en esta ocasión, para descri-

bir la historia de los hermanos Jorge y Albinocon los colectivos.“Mi padre, Federico Díaz, compró el 50% de uncolectivo en 1961, y cuatro años más tarde decidevenderlo y posteriormente se incorpora comochofer de la Línea 45 en 1967. Ese fue el primercontacto que tuvimos con los colectivos con mihermano Jorge “, destaca Albino “Tito” Díaz.En 1975, Jorge y “Tito” ingresaron como chofe-res. Mientras que don Federico llegaría a presi-dente de la empresa, cargo al que finalmenteaccedería Tito en 1990 y que conserva hasta laactualidad; dos años más tarde Jorge asumiócomo tesorero, y Olga, la hermana menor, se in-corporó como accionista de la compañía. Altiempo, el destino quiso que los hermanos Díazse reencontraran con parte de su pasado.“En 2005 se nos da la oportunidad de adquiriruna unidad convencional 312, similar a la pri-

mera que habíamos manejado. Reconstruirla erafácil pero nos pedían 9.000 pesos y mi hermanoJorge, no quería saber nada con pagar ese monto.Yo no sabía que más hacer para convencerlo”, re-cuerda Tito, aún con tono de reproche. “Era unfurgoncito de la Línea 249 que lo usaban paravender huevos”, agrega Jorge, quitándole drama-tismo. En un tira y afloje, cargado de tensión paraTito, su hermano concreta la compra.Ahora la historia suma a Rubén Poustis, jefe del ta-ller de la línea y quién condujo la restauración.“Se hizo con nuestros mecánicos en los momentoslibres, con muchas ganas lo terminamos en unaño y medio –sostiene Poustis-. Lo más difícil fueconseguir la luneta trasera y una pieza que nosconsiguiera Juan Bonomo, presidente del ClubMercedes-Benz, la estrella de bronce para la parri-lla. La gran satisfacción es ver al coche andando ycomo se emociona la gente cuando lo ve tanto enla calle como en los eventos. Por eso a todos losque suben les damos un boleto, como en las vie-jas épocas y se van felices”.

El 45 ayer y hoy, la estrella siempre brilla Abajo a la derecha: Rubén Poustis y losviejos boletos que nunca se olvidarán.

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6.Coleccionista de una pasiónEELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Martín Casella (40)Coleccionista y comercianteCasado Hijos: Lucas y AraceliPuerto Madero, Ciudad de Buenos Aires

Martín Casella, un entusiasta coleccionista, comenzó hacequince años con una exclusiva búsqueda de objetos con elsello de Mercedes-Benz; actualmente posee más de 800piezas con la estrella de tres puntas.

“Mi pasión por Mercedes-Benz fue detoda la vida, siempre admiré la marca;mi primer modelo lo compré en 1989, un

280 SL, y hasta hoy he tenido siete vehícu-los de la estrella”. Así comienza el relatoMartín Casella, aunque claro está que ese noserá el centro de su historia. Como él cuenta,su pasión por Mercedes-Benz viene desde suinfancia, al igual que su vocación por colec-cionar objetos antiguos, principalmenteautos a escala, aunque en la jerga de los es-pecialistas se los llama “maquetas”. Pero amediados de los 90, Martín decidió unificarsus pasiones y se volvió un exigente colec-cionista de estos pequeños Mercedes-Benz yde diferentes objetos que tuvieran a la estre-lla como insignia principal.“El primer modelo que tuve fue un chasis–otro sinónimo de este metié- 116 del Mundial1978. Me lo trajo un socio de mi papá de Ita-lia y cuando me lo regaló era un juguete más,pero luego de comenzar a coleccionar le diotro valor”, señala Martín con una sonrisa queevidencia que ese autito es hoy para él una delas piezas más importantes.Esta pasión que él siente por su hobbie es tanespecial que muchas veces su mujer no logracomprender como todas las noches antes dedormir Martín saca un modelo diferente de lavitrina, lo limpia y le dedica varios minutosantes de irse a la cama. Con orgullo de padrey la segura convicción de la continuidad dellegado, Casella sostiene que sus hijos hereda-ron su pasión: “Araceli, de 5 años, es una apa-sionada e identifica todos los modelos yLucas, de 14 años, me acompaña siempre al

Mercedes-Benz 300 S

Alas de Gaviotaa cuerda.

Concept de la década del 40traído desde Australia.

Mercedes-Benz 770 KModelo 1939.

Club de Amigos de Mercedes-Benz; el día demañana será todo de ellos”. Su colección de más de 800 piezas que llevanel distintivo de Mercedes-Benz se nutre en sumayoría de autos a escala, y se complementacon ceniceros, lapiceras, llaveros y hasta unpeine de oro que venía con la compra de unmodelo determinado en la década del 70. Otroobjeto saliente es un disco simple, de vinilo,que dice sobre su centro impreso: ColecciónMercedes-Benz, El día que me quieras, porCarlos Gardel, o una petaca de licor en formade radiador de camión, con la estrella coro-nando su tapa. Si bien todas tienen un ele-mento o significado que las haceprotagónica, entre toda su colección hay unapieza que Casella define como la más impor-tante, “el Alas de Gaviota a cuerda, integra-mente cromada y con las butacas del interiorrojas; me lo consiguieron en Alemania cincoaños atrás y estaba prácticamente sin uso.Hay sólo dos piezas en el país, y la mía ac-tualmente la doné al Club”. Terminado el registro fotográfico, Martín ini-cia el ritual de guardado, casi como colo-cando joyas dentro de un relicario. Muchasaún conservan sus cajas originales y otras sedestacan por su poco uso. Si bien muchasfueron concebidas como juguetes paraniños, el poco uso y excelente estado de con-servación de la mayoría de los elementos ledan un valor agregado a su colección. Su pa-sión y conocimiento le ha dado mérito paraser un socio destacado del Club de Amigosde Mercedes-Benz, y ha sido un constantebenefactor del mismo aportando destacadosobjetos a la sede del barrio de Flores.Con mucho regocijo y conocimiento sobrecada una de las piezas que posee, y que enmayor proporción fueron traídas desde Eu-ropa, Martín Casella exhibe una impecablecolección en la que brilla su amor por laestrella de Mercedes-Benz.

Terminado el registro fotográ-fico, Martín inicia el ritual deguardado, casi como colocandojoyas dentro de un relicario.

Maqueta de un Test Crash.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Oscar Bressi (63)Productor AgropecuarioTractor Daimler-Benz 1925López, Provincia de Santa Fe.

7.Mi tractor MB de 1925Es el vehículo insignia deuna colección familiarque reúne a otros 200tractores. El pueblo deLópez, con unos 1500 ha-bitantes e inmerso enplena zona agrícola deSanta Fe, celebra anual-mente la Fiesta Provincialdel Tractor.

Transcurre el invierno y ya es entrada lanoche en el pueblo santafesino de López,el rocío rápidamente comenzará a tomar

forma de helada. Para Oscar Bressi, de 63 años,es el fin de una rutinaria jornada de actividadesagrícolas. Aquí son todos trabajadores delcampo, el saludo amable y las manos ásperasson un testimonio. Hablar de la familia Bressi es sinónimo de trac-tores, entre sólo tres parientes reúnen más de200 tractores de colección, tal es así que se pro-yecta la realización de un predio destinado amuseo permanente. En cada desfile de tracto-res hay uno portando las enseñas patrias de Ar-gentina y Alemania, estamos hablando de untractor Daimler-Benz, hecho en Mannhein, en1925, diesel, motor de cuatro tiempos, con 2,5toneladas de peso y 25 hp.“El tractor era de mi padre. Lo compró usadoen el puerto de Rosario en 1944, y según mehabía dicho él, allí funcionaba como motor parala polea de otra máquina, eso se aprecia por eldesgaste en el metal de una correa que salía di-rectamente del motor”. En 1987, en el centena-rio del pueblo, se crea un Rincón de losRecuerdos, y la familia Bressi, con Oscar a lacabeza, siente la necesidad de dar testimonio

con el tractor Daimler-Benz. “Si bien pudo exhibirse no se llegó a hacerloandar, no pudimos reparar su biela, motivo porel cual estuvo tirado en el monte casi cuatro dé-cadas. Nos llevó casi ocho meses la restaura-ción. Lo que más costó fue ablandar el tractor,porque había quedado todo atrancado, teníaagua y hasta nidos de comadrejas dentro de lacaja. Tuvimos que desarmarlo completo. Estainiciativa nació por la pasión de un tío mío, Flo-rentino Bressi, que trabajó toda su vida en laparte mecánica de los elementos agrícolas”.El tractor hoy luce jovial, sus ruedas demetal con uñas de fundición son originales.Hay dos alternativas de darle arranque, através de una chispa a una mecha o entredos personas palanqueando simultánea-mente desde ambos lados.Se fabricaron muy pocos y en la Argentina esel único que hay en su tipo. El tractor parecieraformar parte de la familia Bressi, tal es así queOscar desechó una oferta de 700.000 dólares. “Me gustaría en un futuro que este tractor seconserve, por eso quiero hacer el museo y quemis nietas lo sigan cuidando. Esta es una cul-tura que no debemos perder, debe quedar en elpueblo”, asegura Bressi.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Enrique “Cacho” Esteves (68) 600 SL V12 1994Ciudad de Buenos Aires

8.Elegante potencia V12Si a este auto se lo com-para con un ser humanopodría decirse que su “co-razón” es tan grandecomo su pecho. A simplevista lo más atractivo nose ve, está debajo de esecapot que se eleva en án-gulo recto y deja todo aldescubierto.

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El prefiere que le digan “Cacho”, porquepor su nombre, Enrique Esteves pareceno sentirse tan identificado. Es verborrá-

gico y canchero. Una coupé azul con la estrellay un pin sobre su chaleco azul profundo expre-san su pasión por la marca. Una vez iniciada lacharla Cacho se manifiesta dispuesto a contary exhibir cada uno de los detalles de este impo-nente y potente SL 600 1994, dotado de un mo-nolítico motor superpotente V12.Recibido de técnico industrial, ejerció comomaestro mayor de obras, trabajó 15 años en unafábrica de automóviles, luego operó una agenciade autos, pasó al negocio inmobiliario hasta2001, y a su retiro asegura que hoy se dedica adisfrutar sus Mercedes-Benz. “A mí me gustanmucho los autos que tengan mucha potencia.Sabía que había muy pocas coupé V12 en el país,ésta la había exhibido un concesionario del inte-rior de Buenos Aires. Al principio el color no meconvenció, ya que yo buscaba un gris plata clá-sico de Mercedes-Benz. No logran venderla y re-gresa a Tucumán. En 2009 decido ir a comprarlay la traigo andando hasta Buenos Aires”.“Las satisfacciones que me da no te las puedoexplicar. En el Club Mercedes-Benz siempreles digo que manejar un auto de estos al prin-cipio asusta, ya que no tiene la tracción de lapotencia del auto americano que sale que-mando cubiertas, aquí vos aceleras y teaprieta contra el asiento”.“El tablero marca 260 pero por GPS la he llevadoa más de 300 Km./hora. La he probado en el au-tódromo, pero no es un auto deportivo, de frenoy arranque, es para viajar rápido. En Argentinasólo es recomendable usarla a esa velocidad enrectas muy largas, como las que existen en laruta 7 de San Luís”.Cacho asegura que no le interesa “andar a loloco”, yo quiero experimentar potencia. A estemotor debieron achicarlo y sacarle 27 HP ya queno ingresaba en este chasis, y hoy tiene 403 HP,ya que no le daba la cobertura de los caños de

escape. Tiene caja de cuarta sincronizada auto-mática. “No lleva over drive ya que no necesita,con la cuarta te alcanza. Tiene neumáticos de 16con talón alto, que ayuda a la deformación querecibe la rueda al doblar. Lo he probado en el au-tódromo de Balcarce y me di cuenta que no espara acelerar y rebajar y volver a acelerar, espara viajar a altas velocidades”.“Yo no quiero ir a 300 Km. por hora, pero séque los tengo, no exijo los 403 caballos, pero séque los tiene, pero sé que en un momento mesalvan. De 0 a 100 acelera en 4,4 segundos y

de 0 a 200 en 11 segundos”.Según Cacho Esteves su mayor objetivo es ma-nejar un vehículo potente y de mecánica simple,confortable y seguro, “y esto sólo se puede lograren un Mercedes-Benz de este tipo, y no en nin-gún modelo similar de otras marcas”. Cachollegó a poseer unos 18 modelos de la estrella, ac-tualmente posee también una 500 SL, una 380SLC de techo duro 1981, una 300 SL 1992 colorchampagne y un 124 cuatro puertas 300 1992.“Mi sueño es llegar un día a tener un chasis 129con un motor 600 V12 AMG”.

LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Agustín y Sergio Pascal.Bahia Blanca, Provincia de Buenos Aires.

9. Agustín y la estrellaamigos para siempre

La historia aquí narrada no estará relacionada conauto, camioneta o camión, sino de la singular relaciónque existe entre Agustín Pascal y sus afectos al nom-bre y la estrella de Mercedes-Benz. Su padre, SergioPascal, la relata en primera persona.

“Agustín nace un 13 de Mayo de 1996, díaperpetuo, hermoso y difícil. No hubo fotos,abrazos ni las lógicas felicitaciones, eran

las 00:45 de la noche y los doctores lo llevabana terapia intensiva. La patología diagnosticadacomo mielomeningocele o espina bífida obli-gaba a ese pequeño bebé a pelear desde los pri-meros minutos de su vida. A partir de ahí anadie se le ocurrió pensar que iba a ser fácil,pero gracias a él lo fue. Logró superarlo todo,siempre con una inspiradora alegría que hacecreer a quien lo ve, que realmente todo es posi-ble. Y en esto Mercedes-Benz cobra un papeldefinitorio.La unión de Agustín con Mercedes-Benz vienede toda la vida, siendo yo un padre transpor-tista, oyó siempre hablar de muchos vehículos,pero de todos ellos fue la “Estrella” la que eligió.Teniendo tres años aún gateaba, pero lo hacía ala par de su autito de juguete, un pequeñoMercedes-Benz color plata que terminó con supintura desgastada hasta el metal, pues era im-posible quitárselo de las manos. Su apego atodo lo relacionado con la estrella fue tal que enla familia se sabía que si se avistaba unMercedes-Benz, debíamos volver a dar la vueltaa la manzana o desviarnos para seguir alguno.Lo increíble era notar su alegría con sólo verlos.Ya más grande, nos era imposible sentarlo aleer o escribir, y los trastornos neurolocomoto-

res de la patología comenzaban a ser visibles.Pero un libro llegó a nuestra casa, La Gran his-toria de Mercedes-Benz, libro que lo atrapóentre sus páginas y fotografías, era claro y con-ciso, simple y hermoso, hecho para todos y enese momento especialmente para él. De a poco,con el laburo y la transpiración del día a día talcomo nació el primer Benz, nuestro hijo logroleer y escribir con toda su perfección.La alegría de su vida fue cuando se subió a un ca-mión que habíamos comprado en la concesiona-ria Bari S.A. de Bahía Blanca. La conexión quesiempre había tenido se materializaba, surgieronvisitas e incluso llamadas telefónicas para ver sitodo ‘anda bien’, llegaron a construir una rela-ción inesperada para nosotros y lógica para él,porque como Agus nos explicaba ante nuestranecedad: ‘papi, lo que pasa es que Mercedes-Benz es una familia, y a la familia se la quiere’.Y como fuera poco lo consagraron fan N0 1 y lecumplieron un sueño que ni siquiera había ima-ginado: conocer la fábrica de Mercedes-Benz deGonzález Catán. Mercedes-Benz es parte de nuestro hogar. Sucuarto está empapelado de la estrella y en sucamperita, junto a la escarapela de actos, elprendedor de Mercedes-Benz. Para mi hijo fuefácil responder ante la pregunta de mamá bus-cando un porqué, ‘mi corazón late con el rugidode un Mercedes-Benz’.

La unión de Agustín conMercedes-Benz viene de todala vida, siendo yo, un padretransportista, oyó siempre ha-blar de muchos vehículos,pero de todos ellos fue la“Estrella” la que eligió.

10.“Hay sólo tres Adenauerespeciales en el mundo”

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Damiano Forgione (73)Benevento, ItaliaAdenauer 300D (serie especial)Longchamps, Provincia de Buenos Aires

Damiano Forgione, al igual que muchos inmigrantes,llegó al país con la tradición del trabajo y la humildadde pisar suelo ajeno, y tal vez nunca se hubiese ima-ginado ser propietario de un automóvil tan particular:el Mercedes-Benz Adenauer 300 D serie especial.

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Corría el año 1954 y con tan sólo 17 añosde edad arribaba al país un joven ita-liano, cuyo único curriculum eran dos

años de escuela industrial y escaso conoci-miento en arreglar motocicletas. Llegó junto asu madre Giuliana y dos de sus cinco hermanos(los otros tres habían fallecido en la guerra) Sa-verio, su padre, se radicó un año antes.Don Saverio trabajaba de operario en una ferre-tería cerca de Constitución y le pide a su hijoque lo acompañe al trabajo. “Muy cerca de allíestaba el taller de Fangio. Así fue como del tra-bajo de mi padre, en México y Perú, fuimos ca-minando hasta Cochabamba y Bernardo deYrigoyen, donde estaba el taller. Y es allícuando mi padre me consulta si quería ser me-cánico, ya que yo me daba maña para esascosas”. Tal vez la suerte de que otro coterráneo los hayarecibido les jugó a favor. Era Antonio Secreto, ita-liano de nacionalidad pero nacido en la coloniade Libia, quien rápidamente había ascendido decapataz a jefe de taller. “Allí casi todos éramos ita-lianos y trabajé 17 años en este taller”.La tonada de Damiano es inconfundible, pare-ciera haber bajado ayer del barco. “NápoliCanta”, apodado así porque cantaba en italianomientras trabajaba, asegura que siempre semostraba dispuesto en el trabajo; “yo queríaaprender, mientras los otros se iban a jugar alfútbol yo me quedaba a laburar”. Su entregadaría frutos. A partir de allí nunca detuvo su tra-yectoria como mecánico y empresario.

El Adenauer especial

En 1971 renuncia y se va a trabajar a TalleresBelgrano, recientemente fundado por emplea-dos que venían del taller Müller; ellos eran susamigos Benítez, Opizzi y Fernández, y al reti-rarse éste último forma parte de la sociedad.Opizzi se retira a fines del 75 y su sociedad conBenítez continua hasta 1998.

El modelo que motiva esta historia fue creadopor Mercedes-Benz a pedido del entonces can-ciller alemán Konrad Adenauer, identificándolocomo 300. Fue presentado inicialmente en laFrankfurt Motor Show de 1951, dotado de unamajestuosa carrocería montada sobre un chasistubular y con un motor de 2.996 cm3 y 115 HP,con 6 cilindros y dos carburadores. Pero lle-gando a 1960 se realizan sólo tres unidadesconsideradas especiales, con una distanciaentre ejes de 3,60 metros y un largo total de5,64 metros. Según un informe de la casa ma-triz, uno de ellos fue adquirido por el Papa JuanXXIII como su auto oficial, y de los otros se ig-nora el paradero (el tercero estaría en los Esta-dos Unidos). “Recuerdo que este auto lo atendían antes enMüller y por eso vino para acá. Era propiedadde un millonario alemán dueño de una compa-ñía de seguros y de yacimientos mineros. Séque tenía un título nobiliario alemán. A nos-otros siempre nos llamaba la atención la dis-tancia de los ejes y la falta del parante quesostenía el techo. Pero un día lo perdemos devista, hasta que en 1983 aparece el chofer tra-bajando para otra compañía y le preguntamospor el 300 D, y nos dice que el dueño muriópero lo tiene la viuda, aunque no lo usaba. Leconsultamos por el paradero y nos dice que es-taba en un galpón en Luján. Le solicitamos labúsqueda y le garantizábamos una propina sise concretaba la compra”.“Cuando lo encontramos estaba lleno de polvoy el tapizado rojo se había cuarteado. Por la an-siedad que teníamos –Benítez y yo, aclara For-gione- fue que ahí mismo le sacamos la naftapodrida y le dimos arranque, y arrancó, aun-que luego preferimos traerlo a remolque”. ElAdenauer sería desarmado y restaurado ínte-gramente durante tres años, y en este procesopara Forgione lo más difícil fue trabajar elnogal de su interior. Un hecho curioso fue elalto valor pagado, ya que los 35.000 dólares

que recibió la viuda más los 500 dólares que ledieron al chofer “equivalían al valor de un 280O Km. de ese entonces, algo así como 80 ó 90mil dólares a valor de hoy”, asegura Forgione.Este modelo luce motor naftero a inyección concaja automática, y para Forgione lo más impor-tante es “que no tiene parantes en el medio, yaque su techo está apoyado sobre cuatro paran-tes y no en seis, dos adelante y dos atrás, por loque cuando se bajan todos los vidrios se hacecabriolet y también que el motor que utiliza erael de los caza de la aviación alemana”. “Es un auto más para admirarlo que parausarlo”, sostiene Damiano Forgione, mientrasseñala dos páginas de una revista en la que suhijo, de uniforme y gorra, conducía el Adenauernegro como coche nupcial del casamiento deValeria Mazza. “La otra vez yo también me pusela gorra, y la senté a mi señora atrás, y la gentese reía y nos aplaudía”.La pasión de Forgione por la estrella se com-pleta con un 300 D cupé celeste, que Fangiohabía traído de los Estados Unidos en 1980; una500 SEC, negra azulada, de 1986, con 42.000“reales”, asevera, y un E55 AMG, negro, de 8cilindros, de 2001, cuatro puertas; “estos sontodos los chiches que tengo, pero ninguno tanespecial como el Adenauer”.

En todo momento se refirió a sus autos con solemni-dad. El especial cuidado de sus detalles de chapa, pin-tura y motor le dan autenticidad a su testimonio. Ni laseñora turquesa, la azul grisácea o la bordó con colitanunca sufrieron rejuvenecimientos estéticos indebidos.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Manuel Giménez PuigContadorMB 180 D 1954MB 180 naftero 1955MB 220 “colita”Flores, Ciudad de Buenos Aires.

11.“Mis tres Mercedes son señoras serias”

Con voz pausada, trato formal, con unadicción casi castiza (llegó proveniente deValencia, España, a los 6 años de edad),

Manuel Giménez Puig se presenta. En el pecho,sobre una campera tipo aviador, luce un escudobordado de Mercedes-Benz y un emblema querubrica su doble condición de socio: del Club deMercedes-Benz de la Argentina y de EstadosUnidos también.Aclara de entrada, “a mis autos los conservo depuro sentimental”. Como muchos, ya antes deconducir, su relación con la estrella había sur-gido. “A mediados de los 60 estudiaba en la fa-cultad de Ciencias Económicas de la UBA, en elclásico edificio de Córdoba y Uriburu. Las ven-tanas de su biblioteca dan, calle por medio, a loque entonces era una dependencia de la FuerzaAérea, en cuya vereda aparcados transversal-mente había siempre una verdadera exposiciónde Mercedes-Benz. Desde los sufridos 180 Dde riguroso color azul y escudo alado en laspuertas delanteras, a los suntuosos 220 en va-riados colores, y más de un estudiante le de-dicaba más tiempo a la contemplación de losautos que al estudio.Finalizando esa década mi padre compró comosegundo auto un 180 naftero de 1955, y en1974, ya siendo todo un serio profesional,desafié las convenciones sociales comprandocomo único auto de uso un 180 D gasolero delaño 1954, obvio, de color azul, y con el escudoalado en su tablero. A poco de comprar mi ga-solero se cruzó en mi vida un 220 ‘colita’ de

color bordó, no lo necesitaba para nada, pero….¡era tan lindo!... He tenido varios autos que for-man parte de mi pasado, sin pena ni gloria,pero a estos tres nunca me animé a venderlosporque una parte de mí desaparecería con ellos.Y no terminó aquí mi fijación con los clásicos dela marca: luego de 15 años de disgustos y ale-grías, y trás varias estafas de los piratas quesuelen frecuentar el ambiente de restauradores,todavía lucho para terminar la restauración de

un cabriolet B 170 V del año 1938.”Manuel se fotografía junto a sus tresMercedes-Benz, y nos invita a conocer a sucuarto en restauración, y al entrar al umbral deltaller donde reposa el chasis de sus 170 V, op-tamos por no hacer la toma, casi con los mismocódigos que se respetan cuando una diva delespectáculo está en terapia o con dolencia y seoculta para preservar su imagen. La cuarta se-ñora y Manuel merecen la discreción.

“Los playboys o los cancheros usan los de dos puertas, y yo no lo soy”.

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En su cumpleaños 50 Roberto Trappa recibió un regaloespecial. Su hermano Rolando, tras dos años de restaura-ción en secreto, le obsequió el primer colectivo que con-dujo Roberto, el interno 30 de la línea 744, un 312 del 60.

LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Rolando y Roberto TrappaTransporte de pasajerosMercedes-Benz 312Malvinas Argentinas, Provincia de Buenos Aires

12.“Mi regalode 50”

Rolando Trappa, el ideólogo, y Roberto Trappa, el cumpleañero.

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Roberto Trappa es un apasionado del trans-porte de pasajeros, no hay duda. Toda suvida estuvo ligada a los colectivos, aún

siendo menor y no pudiéndolos manejar. Su pa-sión comenzó a temprana edad, con el recuerdode una mañana, víspera de navidad, que al des-pertarse dijo haber visto “un plato volador esta-cionado fuera de mi casa. Fue un impactoincreíble para mí. Yo tenía 6 años, y había ve-nido de visita mi tío Nicola Casalesi al campitode mis padres en Garín. El era chofer de la 707y dejó su colectivo estacionado en la puerta”, re-cuerda Roberto Trappa. “Ese día me enamoré de los colectivos y sabíaque algún día tendría el mío –subraya Trappa-.Como yo era el mayor, en mi infancia obligaba amis hermanos Ana María, Fernando (fallecido)y Rolando, a que se subieran a mi cama y se sen-taran detrás de mí y fingieran ser pasajeros. Yome sentaba en el extremo, agarraba el respaldode caño de la cama y hacía las veces de conduc-tor…, recuerdo que hasta rugía”.Aún de precoz Roberto ya sabía que debía juntarahorros para cumplir su objetivo. “A los 9 añostuve mi primer trabajo, llevando ladrillos en unacarretilla de madera de un corralón hasta el ba-rrio contiguo (Santa Lucía, en el ex partido deGeneral Sarmiento), que se estaba constru-yendo. Luego trabajé en una fábrica de heladosen Caseros y a los 14 años me compré mi pri-mer terreno. Ya a los 16 le pedí a mi madre queme abriera una cuenta en la compañía de Aho-rro y Préstamo Cuarta, de Capital Federal, quecomo muchas otras, un buen día desapareció,junto con mi ahorros, claro”.

Ahora Roberto sentía que debía empezar denuevo. Y comienza a probar suerte alquilandouna parada de diarios. Dicho kiosco aún existe(ruta 197 y Callao, en Malvinas Argentinas, pro-vincia de Buenos Aires), y también hoy formaparte del patrimonio de Roberto. “Vendía los dia-rios arriba de los colectivos, y eso me permitíaverlos de cerca, observar todo. Era la línea 744,que unía Bella Vista con Don Torcuato”. Corría elaño 1973, y con 19 años de edad, ahora Robertoiniciaba su jornada laboral a las 3,15 de la ma-drugada, con el primer servicio de la línea.“Con mis primeros pesos –añora Trappa- pudecomprarle a un componente de la firma el 50 %de un colectivo que tenía parado. Como yo eramenor aún, debía contratar un chofer, ya quepara manejar en el servicio público debía tener21 años. Tiempo después compro la otra parte”.Sin embargo, sus tempranas decisiones lo en-frentaron con su padre, “quien me hechó de micasa, por que él me decía que yo tenía que estu-diar, capacitarme, para ser alguien algún día enla vida. Por suerte mi tío Nicola intercedió ypude volver a casa”.Así fue como todas las madrugadas Roberto ven-día los diarios a bordo del interno 30, luego sedormía una siesta, a la espera del último servi-cio por la noche y llevarlo a la estación de servi-cio para engrasarlo, controlar aceite y recargarcombustible. A los 21 años saca su registro y sibien continúa con la venta de diarios, por latarde conducía su propio colectivo.Desencuentros con el propietario de la línea alconvertirse en cooperativa, llevan a Roberto aalejarse del transporte y guardar su 312 en la

casa de su madre, el que vendería luego paraadquirir en 1976 un MB 321 largo, de 1960, conel que realiza viajes de larga distancia. En losaños 80 se une como socio su hermano Rolando,el otro protagonista de esta historia.Tanto contaba nostálgico Roberto de aquel pri-mer colectivo que Rolando decidió iniciar la bús-queda, y un día, casi por casualidad, en una delas carreras del TC del Oeste se hace amigo deuna persona que era propietaria de un colectivohecho casa rodante, “justamente era el interno30, y su dueño vivía en Lanús y quería a cam-bio una casa rodante, y finalmente mi hermanoterminó arreglando… claro que esto me lo con-taron después”, relata Roberto.El trabajo de restauración se realizó en el másabsoluto hermetismo. “A veces entraba a unareunión y entre mi hermano y mis hijos (Sebas-tián, de 33 años; Marcos, de 32, y Luciano, de25) hacían chistes que yo no entendía, pero sírecuerdo que siempre me decían que yo ya es-taba viejo, como nostálgico”. Tras dos años derestauración en Rosario, la fecha elegida paraentregar el preciado regalo fue el 9 de diciembrede 2002, un día después de cumplir los 50, enla celebración realizada en la empresa.Para Roberto era extraña la ausencia de su her-mano Rolando. “Todo el tiempo preguntaba porél, a mi amigos, a mi familia… habían casi 130personas y todos eran cómplices”. De pronto seabre el portón e irrumpe en escena flamante ymajestuoso aquel interno 30, de la línea 744,conducido por su hermano Rolando. “En ese mo-mento, en 30 segundos se me pasó la películade mi vida por delante.

“Me llena de satisfacción haber ayudadoa que mi pueblo, Río Turbio, tuviera gasy carbón para los puestos fronterizos. En-traba con un 1114 con provisiones dondela nieve y la helada cordillerana alejabana los más intrépidos”.

René Hernández

“Mercedes-Benz es confiable, el mante-nimiento es bajo y económico, no tieneproblemas mecánicos. Siempre a todos los choferes que teníanun Mercedes- Benz se los vio diferente”.

Néstor Cetra

ConfiabilidadFidelidadIdentidad

13. Más de 5 millones de razones. [Marcelo Gargiulo]

14. “Siempre me guió la estrella”. [Néstor Cetra]

15. Eterno agradecimiento. [Alberto Tagliarino]

16. La más antigua del país. [Jorge Coffone]

17. “Nuestra Sprinter salvó vidas”. [Viviana Alegre]

18. Tres generaciones de concesionarios. [Ricardo Bieler]

19. HG, el empleado más antiguo de MB. [Héctor González]

20. El camión rescatista de Rio Turbio. [René Hernández]

21. “Con Mercedes-Benz hasta en la Antártida”. [Hugo Salas]

22. El 1114, el mejor de todos. [Carlos Rufino Zallo Echeverria]

23. “Juntos hacemos brillar la estrella”. [Enrique Abastante]

El modelo 1938, año 1993, de Marcelo Gargiulo,alcanzó los 5.000.000 de kilómetros recorridos,un récord que lo llena de orgullo y felicidad.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Marcelo GargiuloTransportistaMB 1938General Rodríguez, Provincia de Buenos Aires.

13.Más de 5 millones de razones

Marcelo Gargiulo es dueño de un récorddifícil de igualar entre los transportis-tas argentinos. Posee un camión que

tiene más de 5.000.000 de kilómetros recorridosdesde 1993 a la actualidad. Y esa unidad esMercedes-Benz modelo 1938.Sin embargo, lo sorprendente de su historia notermina ahí, y es el propio Gargiulo que agregaun dato más que curioso. “Recién a los 5.000.000de kilómetros le realizamos la primera rectifica-ción de motor y cambiamos el volante, para guar-dar el viejo como un trofeo de lo conseguido.

Hasta ese momento nunca habíamos tocado elmotor, sólo habíamos hecho el mantenimiento ne-cesario, cambios de aceites y filtros cada 30 milkilómetros, reemplazos de la caja de cambios ycontroles permanentes que requiere la unidad,tal como indica el manual Mercedes-Benz.”, des-taca con gran orgullo Marcelo.Gargiulo posee una empresa de transporte de lác-teos y las unidades viajan cinco veces por semanade General Rodríguez a Córdoba, recorriendo untrayecto de 1.400 kilómetros por viaje. Esta ru-tina desde 1993 a la actualidad posibilitó que el

Marcelo Gargiulo no quiere dejar pasar la oportunidad para mencionar que fue su padre,Liberato Gargiulo, quien comenzó la relación de la familia con la estrella alemana allá por1978, con un 1114 cero kilómetro.

Mercedes-Benz 1938 alcanzara este kilometraje.“Las unidades Mercedes-Benz son muy fuertesy confiables, por eso pudimos lograr este ré-cord. También fue muy importante el cuidadoque le dimos a la unidad. Creo que esto es el re-sultado de la suma de una excelente unidad yun gran trabajo de mantenimiento”. MarceloGargiulo no quiere dejar pasar la oportunidadpara mencionar que fue su padre, Liberato Gar-giulo, quien comenzó la relación de la familiacon la estrella alemana allá por 1978, con un1114 cero kilómetro.

Hugo Loiacano trabaja como mecánico en la em-presa. Cada día que pasa no deja de sorprendersepor el rendimiento y por la calidad del camión.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Néstor CetraTransportistaMercedes-Benz 1517, Atego, Sprinter 413, GLK 300. Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires

14.“Siempreme guíala estrella”De familia transportista,Néstor Cetra conoció aMercedes-Benz en 1950 ya partir de ahí no pudo se-pararse nunca más de lamarca. Una historia de fi-delidad y alegrías.

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En su corralón de materiales de construc-ción de Florencio Varela, Néstor Cetraespera tranquilo por la entrevista junto

a sus Mercedes-Benz, tres unidades, de lascinco que tiene actualmente, totalmente dife-rentes, un camión 1517, una Sprinter 413 ca-rrozada y una GLK 300 modelo 2011, quedejan en claro la fidelidad del cliente con lamarca a través del tiempo.“Mi amor por la estrella empezó a los diez años,cuando mi abuelo compró un camión Merce-des-Benz L 3500 con caja de quinta, sistema decalefacción que aprovechaba el calor del múlti-ple de escape y un motor muy ruidoso. Enaquella época no se conocía la marca y todosle decían que le iba a durar poco, pero no fueasí, fue un camión que nos dio grandes satis-facciones. Lo recuerdo con mucho cariño; enese “Mercedito”, como yo lo llamaba, aprendía manejar y desde ese entonces hasta ahorasiempre seguí con la marca”.Después fue el turno de un L 6600, de trompa

larga, motor de dos tapas, caja de sexta y el ca-racterístico ruido del rulemán de empujecuando se presionaba el embrague. “Era unmonstruo para la época”, define Cetra. Luegoenumera los siguientes que fue adquiriendo sufamilia con el correr de los años, “un LP 315frontal, un 1618, después la saga de los increí-bles 1114 de los cuales llegamos a tener cuatroy posteriormente, en 1975, dos 1517”, ahí Cetrahace un alto en su relato y cuenta que esemismo año adquirió un modelo 608 que pre-

paró como motor home. “Con el 608 recorrí todoel país, Chile, Paraguay, Uruguay y sur de Bra-sil. Hice más de 300.000 kilómetros con ese ve-hículo”. Las siguientes estrellas que llegaronfueron un 1514 modelo 79, un 1924 modelo 80,un 1620 modelo 98 y un Atego 2011. La razón de esta fidelidad de más de 60 añoscon la marca tiene una explicación para Néstor:“Mercedes-Benz es confiable, el mantenimientoes bajo y económico, no tiene problemas mecá-nicos. Siempre a todos los choferes que teníanun Mercedes se los vio diferente”.Además posee la Sprinter 413 carrozadacomo motor home con la que continúa lastravesías que empezó con el 608 y una GLK300 modelo 2011, pero “estos son vehículospara disfrutar”, señala.“Me atrevo a decir que mi vida transcurrió bajola estrella de Mercedes-Benz, ya que a partirdel inolvidable “Mercedito” modelo 1950, nopasé ni un solo día de mi vida sin estar en con-tacto con la marca”.

“Me atrevo a decir que mi vidatranscurrió bajo la estrella deMercedes-Benz, ya que desdeel inolvidable modelo 1950, nopasé ni un solo día sin estaren contacto con la marca”.

15.Eterno agradecimiento

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Alberto TagliarinoTransportistaMercedes-Benz 1112Capitán Bermúdez, Provincia de Santa Fe

Luce el galardón como unsímbolo de pertenencia,una insignia oficial entre-gada por la compañíacuando logró alcanzar lamarca de los 500.000 ki-lómetros. Nostalgia yemoción se entremezclancon gratos recuerdos ate-sorados en antiguas fotosy objetos.

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“A mediados de 1955, mi padre Alfonso ymi tío compran el primer Mercedes-Benz,un 6600. Apenas tenía 10 años pero aún

recuerdo la emoción que sentí cuando me subía él, era tan grande. Mi padre y mis tíos fueronpor más y adquirieron un 325, luego vino el312. A los trece años acompañé a mi padre enmi primer viaje y a partir de ahí comencé a re-correr las rutas, a conocer los ruidos del ca-mión, su andar, sus movimientos, y a los 18años se me cumplió el sueño de poder manejarmi propio camión y así estrechar mi relacióncon Mercedes-Benz. Siguieron los años y en1967 adquirimos un 1112, que nos dio grandessatisfacciones. Con ese modelo la compañía nosdistinguió en 1972 con la “Insignia Dorada”,premio otorgado al camión que llegaba a los500.000 km, sin problemas de motor. Eso noshizo estar orgullosos del camión y de la marcaque seguíamos”.Alberto Tagliarino mantiene vivo el recuerdo decomo fueron sus inicios junto a la marca en suCapitán Bermúdez natal, pueblo donde formó sufamilia y reside actualmente, y posee su propiaempresa de transporte, especializada en agroquí-micos, con cuatro unidades Mercedes-Benz, dos1620 y dos 1634.Ana María, su esposa, lo acompaña en el relato.

Hoy, con 66 años, Alberto está encargado única-mente de administrar su empresa y destacaque la marca alemana siempre le dio la oportu-nidad de seguir adelante a través de las facilida-des financieras que le iban otorgando a lo largodel tiempo.“Mi padre y mis tíos ya no están junto a mí perosiento un profundo agradecimiento hacia ellosque me inclinaron hacia esta gran pasión porlos camiones y especialmente por la marcaMercedes-Benz”. Al transcurrir esta entrevista,Alberto le consulta al pasar a su esposa AnaMaría, a que hora juega su sobrino, “esta noche,por la Copa América…”, le aclara. Hablaba delcapitán del seleccionado argentino, Javier Mas-cherano, nacido en la vecina localidad de SanLorenzo, donde vive la hermana de Alberto,mamá del jugador.

...la compañía nos distinguióen 1972 con la “Insignia Do-rada”, premio otorgado al ca-mión que llegaba a los500.000 km, sin problemasde motor.

Oscar Primavera, chofery Alfonso Tagliarino.

Alfonso y Felipe Tagliarino, junto al camión Mercede-Benz 1112 premiado.

16.La más antigua de Argentina

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Jorge CoffoneConcesionario OficialTres Arroyos, Provincia de Buenos Aires

En la ciudad de Tres Arro-yos, está Austral MotorsS.A., la concesionaria ofi-cial Mercedes-Benz másantigua del país. ComenzóRoberto Coffone hace másde cincuenta años y hoycontinúa su sobrino Jorge,protagonista de la historia.

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“Mi tío, Roberto Coffone, comenzó con laconcesionaria oficial en 1955, previo alinicio de actividades de Mercedes-Benz

en la fábrica de González Catán. En esa épocael vendía los camiones pesados L3500 yL6600 y los vehículos 170, todos importadosdesde Alemania. Antes él también trabajabacon otras marcas pero desde 1955 en ade-lante se dedicó exclusivamente a la venta deunidades Mercedes-Benz”. El primer camión producido en Argentina ypuesto a la venta en Austral Motor S.A. fue el312 y luego en 1964, el primer camión semifrontal llamado 1112, que fue el antecesor delfamoso 1114 que comenzó a fabricarse en 1967,y batió récords en la industria argentina.“Yo me incorporé en 1964 cuando empezaba avenderse el 1112. En ese momento ingresé pararealizar distintas tareas pero con el tiempo mefui especializando en el área de ventas, sentíaque ese era mi lugar en la empresa. Además del1112, me tocó vender durante mis primerosaños el 1114 y el 1518”.Como vendedor Jorge destaca que no hay secre-tos, que los clientes saben que marca estánviendo. “No es necesario que diga nada extraor-dinario porque Mercedes-Benz es un productoinsustituible. Los clientes saben que es la

marca que predomina en el mundo”. A lolargo de la historia de Austral Motors S.A,Jorge no duda sobre cuál fue el modelo másvendido. “El 1114 permaneció 35 años en elmercado, tuvimos un promedio de ventas de50 unidades anuales”.Actualmente en la concesionaria Jorge trabajajunto a su tío Roberto, su primo, también Ro-berto, y su hija Agustina. Después de tantosaños ligado a la estrella reflexiona sobre loque significó para su vida Austral Motors S.A.y Mercedes-Benz.“Tengo un afecto muy grande a la marca, desdelos 18 años vendo unidades Mercedes-Benz.Para mí es muy especial haber trabajado todami vida para la marca. Además, es una satis-facción muy grande pertenecer a la concesio-naria más antigua del país. Personalmentesiento un orgullo muy grande y me siento muyidentificado con Mercedes-Benz”.

“No es necesario que diga nada extraordinario porqueMercedes-Benz es un producto insustituible. Los clientessaben que es la marca que predomina en el mundo”.

LLAA PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Viviana Edith AlegreSprinter 313 CDT con techo elevadoIng. Luiggi, Provincia de La Pampa

Esta es la historia de una cooperativa de servicios públi-cos de energía que con trabajo y esfuerzo lograron teneruna “unidad de traslado”, dando la posibilidad a que loscasos de urgencia lleguen rápidamente a los centros dealta complejidad, distantes a muchos kilómetros de allí.

17.“Nuestra Sprinter salvó vidas”

A160 km. de la capital Santa Rosa, en LaPampa, se encuentra el pueblo de Inge-niero Luiggi, fundado en 1910, año en

que llegó el ferrocarril y se empezaron a for-mar las primeras colonias en el norte pampe-ano. Llegaron los primeros colonos paraparticipar del remate de parcelas y dieron ori-gen a las primeras casas, casi todas frente a laestación de ferrocarril, y a las primeras chacrasy campos. Hace 50 años nace por la propia voluntad desus pobladores esta cooperativa. “En aquel en-tonces las necesidades eran muchas, fue asícomo surgió”- remarca Viviana Alegre, la ge-rente del lugar-. “Brindamos al pueblo desde la electrificaciónrural, hasta agua mineralizada, llegando hastael servicio más reciente que fue internet”. Perolo que hoy es de suma y vital importancia es suunidad de traslado hacia los centros asistencia-les de más alta complejidad aledaños.“Todo fue hecho con mucho esfuerzo, -recuerdaViviana-, gracias a un crédito , vendiendo la an-terior unidad y con la ayuda municipal, pero selogró; así fue como llegamos a Mercedes-Benzy elegimos una Sprinter 313 CDI, necesitába-

mos un vehículo muy confiable y que nuncanos dejara en el camino”. Para esta comunidadun poco aislada de los centros urbanos los tras-lados de urgencia es un tema fundamental. Bá-sicamente unen los pueblos de Ing. Luiggi yEmbajador Martini, los traslados pueden ser aRealicó a 60 km., a Gral. Pico a 100 km o aSanta Rosa a 160 km. de acuerdo a las deriva-ciones que necesiten los médicos.Viviana nos relata y recuerda como fue el tras-lado de su padre infartado y más recientementeun compañero de trabajo que tuvo un accidentelaboral, hacia Realicó, momentos que le tocaronmuy de cerca personalmente, pero destaca quecomo estos hay muchos casos más, “estos sonsólo algunos ejemplos”.Son muchos los kilómetros que han hecho, ac-tualmente cerca de 280.000 km. e incluso todoslos viajes y su recorrido están registrados yaque siempre se rinde cuenta a todos los sociosde la cooperativa.Una tarea en conjunto de un pequeño pueblopero “grande de corazón” que trabaja día a díaa pulmón y confiando que su “Sprinter” lleve adestino en forma rápida y segura a todos aque-llos que lo necesiten.

(De izq. a derecha) Elbio Justiniano el chofer de la unidad de traslado, Viviana, la gerenta

de la cooperativa y Lucas Mazzaroni de prensa.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Ricardo Carlos Bieler (hijo) 74 añosHijos: Ricardo Carlos Bieler (nieto) 43 Josefina Bieler 41 - arquitectaFederico Bieler 39 - veterinarioGustavo Bieler 36Concesionario oficial, Provincia de Santa Fe.

Un apellido, un sólo nombre. Tres genera-ciones. La historia de una familia santafe-sina que forma parte de la tradición ehistoria de la familia Mercedes-Benz enArgentina. Ricardo Bieler S.A., la segundaconcesionaria más antigua del país.

18.Tres generaciones de concesionarios

Los Bieler: Ricardo (h), sentado;detrás, sus hijos Gustavo y Ricardo.

El 1 de julio de 1956 fue el día que co-menzó a operar como concesionaria ofi-cial de Mercedes-Benz en Argentina, a

cargo de Ricardo Bieler quien había iniciado surelación con el mundo automotor, primerocomo propietario de una gomería y luego conuna concesionaria multimarca. “Logramos ser concesionaria oficial gracias aun cónsul alemán que vivía en Santa Fe y nosrecomendó ante las autoridades de la automo-triz. Fue Peter Krumhel quien nos oficializó”,recuerda Ricardo Bieler (hijo) que comenzócomo cadete hasta llegar a la presidencia queheredó de su padre. “En un principio sólo sevendían los camiones 312 y los colectivos de lamarca. Las ventas eran muy bajas, sólo vendí-amos dos o tres unidades por mes. Los autosfueron incorporados mucho tiempo después;fue Ricardo Berthold quien tras tanto insistir-nos nos convenció para que comencemos con laventa de automóviles”.Con los años se sumó la tercera generación dela familia. Primero fue Ricardo Carlos Bieler(nieto) en 1990, quien tras recibirse de conta-dor se incorporó en la parte administrativa yactualmente, desde 2009, preside la concesio-naria. Y luego, en 1994, Gustavo Bieler quiencomenzó en el taller y continuó en el área derepuestos debido a los conocimientos adquiri-dos en la carrera de Electromecánica.“Es un desafío y una gran responsabilidadpoder continuar con el trabajo de mi abuelo ymi padre”, destaca Gustavo. A su vez, Ricardo(nieto), resalta lo importante que es trabajar enfamilia: “yo soy el presidente, pero las decisio-nes son compartidas”, y agrega, “mucha genteaún nos agradece porque empezaron en elrubro del transporte gracias a las facilidadesque les otorgaba mi abuelo para la compra desu primer camión”.Si bien aún se guarda la misma ubicación deaquella primera gomería, en un punto estraté-gico de la ciudad para el rubro automotor, lasremodelaciones y ampliaciones posteriores

de sus salones exhiben tanto automóvilescomo camiones.El resumen de tantos años de trabajo y esfuer-zos junto a la marca lo sintetiza Ricardo (hijo)con la experiencia que heredó de su padre ytransmitió a sus hijos. “Hoy tenemos tres su-cursales (Santa Fe, Reconquista y Rafaela), yhemos logrado un gran progreso junto a la es-trella. Mi padre siempre estuvo convencido delo que era Mercedes-Benz. Hoy a la distanciapodemos decir que fue lo mejor que nos pudohaber pasado, estaremos siempre agradecidosde la marca porque todo lo que tenemos se lodebemos a la estrella”.

Ricardo Bieler (padre), primer fundador de la empresa.

A la derecha: Don Ricardo Carlos Bieler (abuelo y fundadorde la empresa), Helmut Kibelka (quien restauró el Tonneau-

Phaeton) y Silvo Betella (gerente de postventa)

Mercedes-Tonneau-Phaeton, modelo 1911

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Héctor Gonzalez.Ex empleado de Mercedes-Benz Argentina1955 a 2004Lanús, Provincia de Buenos Aires

Héctor González trabajó durante 49 años en Mercedes-Benz Argentina, convirtién-dose a la fecha como el empleado de mayor antigüedad en la empresa. Ingresó a los14 años como cadete del sector administrativo bajo la presidencia de Jorge Antonio.

19.HG, el más antiguo de MB

Desde los 8 años de edad, Héctor acompa-ñaba a su padre a repartir leche a domi-cilio, y una de sus clientas, años

después, le sugiere que busque trabajo en unaempresa. Y ahí nace esta historia. Se podríadecir que Héctor González estuvo en el mo-mento justo en el lugar justo; corría la primeraquincena de mayo de 1955, se presenta en lasede de Avenida del Libertador 2424, en Capi-

tal, llena la solicitud de ingreso y se le informaque en 30 días regrese. “Volví el 13 de junio yme atendieron muy bien, me dieron un montónde explicaciones pero me dijeron que en ese mo-mento no tenía posibilidades de entrar…, y de re-pente suena el teléfono y al señor que meatendía le reclamaban que mandara un cadete, yél le decía que no tenía, pero como la llamadavenía de presidencia, duda, me mira y le dice…,

ya te mando uno, y así empecé”, recuerda Héctor.Ahí mismo se colocó el uniforme de los cadetesde la época, con el cual Héctor nunca quiso serfotografíado, “pareciamos un botones de hotel,de gris con raya blanca al costado del pantalón,cuello mao, botones plateados y dos estrellas.”Aquella jornada, como nadie le había informadoel horario de salida, “me preguntaron que hacíatodavía dando vueltas, ya eran las 9 de la noche,me dijeron que me fuera.”Días después el médico de admisión laboral leinformó que por su capacidad toráxica no podíahacer tareas de carga, “pero yo ya estaba aden-tro, así que sólo podía trabajar 4 horas diarias,hoy no habría pasado el preocupacional, eramuy flaco, pero tuve suerte y me dieron un ho-rario de bacán, de 10 a 14.”De cadete de mandados se lo derivó a secreta-ría de presidencia, “seguí de cadete pero ahorade lujo”. Luego pasaría a contaduría y más tardea computación, con las famosas tarjetas de re-gistro único, hasta ejercer la jefatura de cuentasa pagar. Del 84 al 86 tuvo un breve paso por lafábrica de González Catán, para trabajar en pro-cesamiento de la palabra con la llegada de lasprimeras computadoras, para regresar luegodefinitivamente a la sede porteña, donde se re-tiró en julio de 2004. De su recuerdos, Héctor menciona que a prin-

cipios de los años 60había tantos papeles,tantas facturas impa-gas que “decidimosponer todos los escrito-rios juntos y tirar todo almedio y empezar a sacarde a uno para pagar. Eramos22 cadetes al principio, despuésllegaron más, y entre ellos el gordoAquino, el actual secretario de nuestro gremio”.Su mayor orgullo fue “que los 48 años en lacompañía me permitieron ayudar a mis padresal principio, comprar la casa donde vivo actual-mente en Lanús y criar dignamente a mis cincohijos. Tanto es el amor que toda la familia tene-mos por la estrella, que uno de mis hijos, quetrabaja en logística, durante la crisis del campoy los cortes de ruta, al enterarse que había unrepuesto que debía llegar a la fábrica sí o sí ellunes, y el camión estaba parado en un corte yno iba a llegar, decidió ir personalmente a bus-carlo. Y le dije cómo iba a hacer, si estaba todocortado, y me contestó, papá, esta empresanos dio todo, ya encontraré la forma. Fuehasta el corte y después fue y vino a pie car-gando el repuesto. Yo ya no trabajaba en laempresa y el nunca trabajó en ella, pero esono era la cuestión”.

En su primera jornada laboral, como nadie le había informadoel horario de salida, “me preguntaron que hacía todavía dandovueltas, ya eran las 9 de la noche, me dijeron que me fuera.”

Algunos de los objetos, medallas y fotografías de su paso por la compañia.

Flecha de Plata obsequiado durante su visita a la fábrica de Stuttgart, Alemania.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..René Hernández.TransportistaMB 1114, 1980.Río Turbio, provincia de Santa Cruz.

20.El camión rescatistade Río Turbio

Una vez más un MB 1114 escribe una nueva páginadel anecdotario del camión argentino. Río Turbio fueel escenario en el que René Hernández realizómuchas de sus proezas con su “famoso verde”.

El “famoso verde” rescatando un camión del Río Turbio en tiempo de deshielo.

85Los recuerdos de René junto aMercedes-Benz comienzan en su niñezcuando su padre adquiere un flamante

Mercedes Benz 911, 0 kilómetro. Así comenza-ron las primeras experiencias en rutas y delconvencimiento que le forjó el padre “con él re-corrí muchas rutas y siempre se habló de lobueno de la marca y en 1986 pude comprarmeel mío, un hermoso Mercedes-Benz 1114, 4x4,año 1980, color verde. Lo trajimos con mi padredesde Mendoza, estaba completamente des-truido, lo que me permitió comprarlo barato.En la restauración decidí ponerle cabina-dor-mitorio, y personalmente me encargué de lapintura. A mí me gustó este verde, ya que paramí era el que más se asemejaba al ‘verde bos-que’ de Mercedes-Benz, que traía el 1521”, co-menta René.Ahora ya la unidad estaba lista, preparada parael devenir de las proezas que lo convertirían enel “famoso camión verde”, como orgullosa-mente René Hernández le gusta que lo llamen.“Me llena de satisfacción –señala René- haberayudado a que mi pueblo, Río Turbio, tuviera

gas, carbón para los puestos fronterizos, entrarcon un camión con provisiones donde la nievey la helada cordillerana alejaba a los más intré-pidos”. La latitud sur de Río Turbio, en los con-fines de la Patagonia ha sido reiteradamentecastigada con fuertes nevadas que dejaron alpueblo aislado, sin comunicaciones o reabaste-cimiento. Una de las últimas más famosas que se re-cuerda ocurrió en 1995, “mi 1114 verde sirvióde móvil para el rescate de personas varadas enrutas y puestos de estancias, la nieve llegaba alborde de la puerta del camión”. Prontamenteotros rescates pasaron a formar parte del curri-culum de René y su famoso verde, “hubo un in-cendio en el Escuadrón de Ingeniería E43, conasiento en la zona, que perdió sus instalacio-nes,fui el primero al darme cuenta por que di-visé el humo a la distancia, llaméinmediatamente a los bomberos y arranquépara allá, sin darme cuenta que del apuro el díaanterior había estado arreglando el paragolpedelantero, por lo que me llevé colgada a la ras-tra una soldadora todo el viaje. Cuando llega-

mos debimos hacer un rodeo por la zona altapara rescatar las pertenencias, una caja fuertey armamento que quedaban ilesos”. Por todos estos servicios comunitarios y soli-darios, René Hernández no percibió paga al-guna, “ya que su 1114 había sido adquiridopara la minería. Esto fue solidaridad pura”.Pero no todo fue suerte y destino, ayudado porla tracción doble de su 1114 y la capacidad deRené para conducir, la unidad había sido equi-pada con cubiertas especiales para el barro ycadenas, y llevaba cuatro cilindros de gas, dostambores de gasoil, uno de nafta, cuatro tone-ladas de carbón y dos motos de gendarmería. Si bien sus rescates no fueron mediáticos, seguarda testimonio en algunas fotos provenien-tes del album familiar de René, y en una deellas se puede observar el rescate de un 1514,durante el deshielo de Río Turbio.Hoy René, por condiciones físicas, está alejadodel transporte y se desprendió del famoso verde,pero para él, “era y será, por el resto de mi vida,el mejor camión que exista, me emociono y mebrillan los ojos pensando en aquel camión”.

“Me llena de satisfacciónhaber ayudado a que mi pue-blo, Río Turbio, tuviera gas,carbón para los puestos fron-terizos, entrar con un camióncon provisiones donde lanieve y la helada cordilleranaalejaba a los más intrépidos”.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Hugo Salas (69)Marta FilippettiRetirado de la Fuerza AéreaMB 180, 220, 1112, 322, 321, 319 y UnimogCórdoba Capital

21.“Con Mercedes-Benzhasta en la Antártida”

La vida de Hugo Salas estátan relacionada con laFuerza Aérea Argentinacomo con Mercedes-Benz.Tuvo la responsabilidad delmantenimiento de todos losmóviles utilizados, tantopara la tropa como para losoficiales de alto rango.

Nacido en la localidad cordobesa de DeánFunes en 1942, Hugo Salas se incorpora-ría a la Fuerza Aérea a los 19 años, pri-

mero como conductor motorista y luego comomecánico automotor, siendo su primer destino laEscuela de Aerotécnica (hoy Instituto Universita-rio Aeronáutico), de la ciudad de Córdoba.Para ese entonces, con el propósito de renovarsu parque de rodados la Fuerza Aérea concretala compra directa a Alemania de una gran va-riedad de vehículos Mercedes-Benz: 1112, 322y Unimog en camiones, destinados para el mo-vimiento de materiales e insumos; 321 y 319,para los colectivos grandes, medianos y chicos,funcionales para el traslado de personal, y losautomóviles 180 para los oficiales de medianorango y los 220 de uso exclusivo de los comodo-ros y brigadieres.“Siempre estuve junto a mis queridos fierros–comenta Salas-. Crecí con ellos, operando entodos los climas y condiciones, desde el frío polarde la Antártida y el sur patagónico hasta el calorcon sequedad del norte o con la humedad del li-toral. Gracias a su calidad y a la simpleza de sumecánica, reforzada por la instrucción recibidaes que tuvimos un fácil mantenimiento de lasunidades, tal es así que nos acompañaron hastafines de la década del 90”.Hugo Salas se expresa de manera apasionada

con la estrella. Recuerda a cada uno de estos ve-hículos como sus compañeros de trabajo, casicomo amigos con los que se crió. El Unimog, enespecial, guarda un sitio preferencial, ya quedurante su período de asignación en la BaseMarambio, en la Antártida Argentina, fue elúnico medio que disponían para trasladarse entierras gélidas. “Fueron quince meses, entre1981 y 1982, con la Guerra de la Malvinas depor medio. Su tracción de cuatro ruedas fue fun-damental para transitar los senderos que entre-mezclaban hielo y tierra”.“Era el único que podía andar. Para arrancar elUnimog debía disponerse de varios detalles.Estos preparativos demandaban casi cincuentaminutos, por ejemplo, funcionaban con gasoilantártico, ya que el común se parafina. Se loguardaba bajo techo y antes de arrancarlo de-bíamos calefaccionar no sólo el ambiente, sinoque con un soplete con gas se calentaban todoslos componentes del motor que estaban crista-lizados. Luego le dábamos arranque y ya, salí-amos andando del hangar”.Dicho móvil era utilizado para movimientos depertrechos y tropas dentro de la base. En juliode 1982, durante el invierno, Salas recuerda

haber soportado estóicamente junto a su Uni-mog temperaturas que llegaron a los 60 gradosbajo cero. Su lenguaje castrense es categórico,“era una unidad confiable y operable”.Pero no todo fue sacrificio y trabajo en la vidade Salas y el cuidado de sus Mercedes-Benz, enuno de los servicios comunitarios que hacía laFuerza Aérea conoció a su esposa. “Un díapiden un traslado de una división del NormalSuperior Agustín Garzón Agulla, de Córdoba, yallí me fui de chofer con un 321. Y en ese viajeconocí a mi mujer, que era alumna pero concara de maestra”.Y así, con los dos protagonistas, marido ymujer, y con los elementos complementarios,gorra oficial y maqueta de avión y un cap deMercedes-Benz que llegó de Alemania, posansonrientes para la toma de rigor.

“Era el único que podía andar. Para arrancar elUnimog debía disponerse de varios detalles. Estospreparativos demandaban casi cincuenta minutos...”

LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Carlos Rufino Zallo EcheverriaCarlos Agustín Zallo EchevarriaTransportistasModelos: 6600, 312, 332, 1114Dolores, Provincia de Buenos Aires.

22.“El 1114, el mejor de todos”Tres generaciones, tres historias y un relato que muestra la fidelidad y pasión de unafamilia de Dolores, provincia de Buenos Aires, con los camiones Mercedes-Benz.

Historias de vida junto a los utilitarios dela marca hemos encontrado muchas alo largo de la recopilación de datos para

este libro, pero pocas expresadas con tanta pa-sión como la de Carlos Rufino Zallo Echevarría,quién nació el mismo año que su padre adqui-rió el primer camión Mercedes-Benz de su his-toria. Con el tiempo, vendrían más unidades,

más anécdotas y una fidelidad con la estrellaque heredó de su padre y le transmitió a su hijo,iniciando la tercera generación de los ZalloEchevarría que maneja un Mercedes-Benz, ensu Dolores natal. En primera persona, Carlos re-lata su historia.“En el año 1953, mi padre, Carlos Lauro ZalloEchevarría, compró un camión Mercedes-Benz

6600, un lujo para la época. Equipado congomas Continental 1200x20, imagínense viajara 70km/h a marcha normal por aquellos tiem-pos con un equipo de 15mts de largo cargadocon hacienda, todo un desafío. Luego en 1961adquirió un modelo 312. “El Mercedito”, le de-cíamos. Y ese mismo año incorporó L332 fron-tal, 190HP, 6 tapas de cilindros individuales, 4válvulas por cilindro. Aquella compra serealizó en la agencia Fangio Duffard en Bal-carce. El camión llegó con el vapor Saint Tho-mas, todo un orgullo para nosotros. Un vehículomuy avanzado para aquellos años, ya que veníacon un chasis de 7.5 metros de largo. Con ca-bina dormitorio de fábrica, cortinas y almoha-das. Una belleza de camión. Recuerdo unaanécdota cuando realizamos la compra de “elfrontal”. El Sr. Fontán, vendedor de la agencia yamigo de mi padre, ofreció la venta, pero loscréditos bancarios estaban cortados y no sepodía realizar la operación. Al enterarse JuanManuel Fangio gestionó el crédito ante el BancoProvincia de Buenos Aires, ¿y adivinen quépasó?, apreció el tan esperado crédito. Ungrande “El Chueco”. Dos años después mipadre tenía dos Mercedes-Benz 332. Es en el año 1970 cuando, con 17 años de edadaparezco yo, y aprendo todo lo que debía saberun buen chofer en esa época. Manejé “el fron-tal” hasta el año 2000 aproximadamente, conel cual recorrimos mi padre y yo, unos2.500.000 kilómetros con muy pocos gastos demantenimiento. En 1980, compramos en JuanManuel Fangio Automotores de Mar del Plataun 1114. En mi opinión el mejor camión que fa-bricó Mercedes-Benz en Argentina. Y un co-mentario muy personal, no debe haber en elpaís un camino de montaña o una ruta, endonde no haya circulado alguna vez un 1114.Tres años después, esta unidad se dañó por co-rrosión del agua, ya que en nuestra ciudad, elagua es muy salitrosa produciendo picadurasen la cabina del camión. Hicimos un comenta-rio al respecto en la agencia y nos dijeron que

reclamáramos ante “Automotores y Servicios”.Pasados unos 15 días la respuesta fue queMercedes-Benz Argentina nos entregaría unacabina nueva sin cargo. Increíble nuestra alegría. Con actitudes comoéstas y la excelencia de los productos, ¿cómo novamos a seguir manejando un Mercedes-Benz?.Hoy tenemos con mi hijo, Carlos Agustín ZalloEchevarria, dos unidades 1114 con equipos ce-realeros y deseamos poder comprar algo másgrande, con más potencia, pero siempre con laestrella adelante. Mercedes-Benz es único,siempre estuvo un paso adelante en calidad,precio y reventa”.

23.Juntos hacemosbrillar la estrella

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Enrique José Abastante (63)La Matanza, Provincia de Buenos AiresDistribución de una tabacalera1215 modelo 20002.700.000

Más de 2.700.000 kiló-metros recorridos consu modelo 1215, una re-lación de confiabilidadcon Mercedes-Benz quegenera mucha pasión.

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Tal vez sea de las historias más sencillasque se encuentre en la edición de estelibro, ya que en esencia narra la fideliza-

ción y confiabilidad que su chofer y a la vez pro-pietario tiene con su vehículo. Don Enrique nos recibe en su hogar. Tarde delluvia, por cierto, como para ayudar más alclima de nostalgia. De gesto amable y de humil-dad a flor de piel, Enrique nos invita unos“amargos”. Un hecho curioso se produce ni bienle damos “rec” al grabador, Abastante se quie-bra en emoción. “Les pido disculpas… -respirahondo y reflexiona-, esto es muy importantepara mí, nunca me imaginé que por hacer bienmi trabajo formaría parte de un libro, y muchomenos de la historia de Mercedes-Benz en Ar-gentina”. De pronto irrumpen en escena dosboxer, Bruno y Tina, que también quieren ser

protagonistas. Ahora Enrique ya se sientecontenido.“Compré este camión por el buen asesoramientoque recibí en la concesionaria Mercedes-BenzAutobús, en ese momento nadie quería un ca-mión electrónico, pero confié en la marca”. Asíinició la historia Enrique José Abastante consu camión 1215 modelo 2000 que compró paratrabajar para una tabacalera, con el que hoylleva recorrido más de 2.700.000 kilómetros.Su rutina lo obliga a recorrer casi 5000 kilóme-tros semanales, viajando por distintos destinosdel país. “Para mí manejar este camión es unplacer. Nunca tuve un problema de motor ysiempre estoy al día con todos los service, talcomo indica el manual. Gracias a él pude conse-guir viajes que otros distribuidores con otrasmarcas de vehículos no pudieron y eso me ge-

“No se me cruza por la cabeza venderlo, yo voy a morir al lado del camión”

Enrique, Nacha y sus perros mostrando orgullosos el cuadro que cuelga en una de las paredes de su casa.

nera un gran orgullo”. Junto a Nacha, su mujer, Enrique aprovecha lostiempos libres para salir a vacacionar y como nopodía ser de otra manera lo hace en el 1215, alque muchos llaman “La Máquina”.En el futuro Enrique desea independizarse ycrear su propia empresa de transporte, y claroestá que su marca será Mercedes-Benz. “Poreso fui uno de los primeros en comprar el1720, que es una maravilla”, asegura, agre-gando que antes de tener el 1215 tuvo un 911con trompa de 1112 y también manejó colecti-vos de la marca.Con respecto a la relación que forjó día a díacon su camión 1215 concluye: “No se me cruzapor la cabeza venderlo, yo voy a morir al ladodel camión, porque juntos hacemos brillar laestrella de Mercedes-Benz”.

“La gente tendría que sentir ganas deinteractuar y vivir el monumento, esafue una de las premisas.”

Joaquim Ros Sabaté

“Me parece increíble que se hayan rea-lizado estas ideas y haber tenido la re-lación de amistad que tuve con Fangioy la que tengo actualmente conMercedes-Benz. Se concretó un sueñode mi infancia, ver la estrella en misautos, es un sueño hecho realidad”

Horacio Pagani

24. “Es un auto que te da placer”. [Susana Giménez]

25. Fangio ya es de bronce. [Joaquim Ros Sabaté]

26. La Divina Proporción de Clemar Bucci. [Alicia y Pablo Bucci]

27. El corazón manda. [Horacio Pagani]

28. La Carrera del Siglo. [Carlos Regazzoni]

29. Restaurador de una pasión. [Jorge Anadón]

30. “Mercedes-Benz, siempre en mi obra”. [Alfredo de La María]

ArtistasCreadoresConstructores

Su padre era usuario ydesde niña adquirió elgusto por la estrella. Suprimer auto dorado habíasido de Oscar Bonavena, “ydisfrutaba verlo al atarde-cer junto al mar como sereflejaba el sol en sucolor…”. Una vez, envueltaen un fino papel y con ungran moño, le regalaronuna coupé plateada llenade jazmines.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Susana Gimenez Actriz y conductora de televisiónMercedes-Benz 500 S, E 350 coupé y ML 350.Buenos Aires, Punta del Este, Miami.

24.“Es un auto que te da placer”

Una diva total!, exclamaba reiterada-mente la presentación de su programatelevisivo. Y es realmente así, porque de

todas las figuras existentes en el mundo del es-pectáculo local, Susana Giménez es quien, enel género femenino, atesora la mayor simpatíay aceptación del gran público. Ella alterna sus días entre su casa de BarrioParque, en Buenos Aires, con sus residenciasde Punta del Este y Miami, pero tiene dos ele-mentos en común, uno es que en cada una delas cientos de notas que le han hecho las re-vistas de actualidad, siempre se ha exhibidocon su inconfundible look de megaestrella, y elotro es que, sin importar donde se halle, supreferencia es manejar o movilizarse en unMercedes-Benz.A través de la gestión de Dolores, su asistente,y con la sencillez de quienes están más allá detodo, sin gran protocolo previo, Susana accedea la participación como una de las protagonistasdel libro y nos otorga una entrevista exclusivaque, de primera mano, nos cuenta sus viven-cias y anécdotas en torno de las estrellas quetuvo y conduce actualmente.Su primer vínculo con la marca surgen de susrecuerdos de niña. “Mi padre tenía dosMercedes-Benz, una coupé y uno más grande,que seguramente era un 300, pero no meacuerdo bien los modelos…”. Susana hace un alto y aclara: “de los modelosexáctos no me preguntes, ya que no los tengotan registrados”, y continúa su relato, “sí re-cuerdo que siempre los llevaba al taller de Mü-ller para hacer los services. Desde esa época ami ya me encantaban…” Con el correr de los años, Susana comienza suascendente carrera como modelo profesional yen 1972 toma la decisión de comprar su primerMercedes-Benz. Ella esclarece una versión quedebíamos confirmar: “es verdad que mi primerauto había sido de Oscar ‘Ringo’ Bonavena, perono se lo compré directamente a él, sino en una

agencia. Cada vez que me lo encontraba, Oscarme decía que yo tenía su auto y me pedía quelo cuidara. Era mi primer Mercedes-Benz y lohabía comprado con mi plata. Estaba loca decontenta. Me acuerdo que me lo entregaron unverano y como estaba haciendo teatro en Mardel Plata lo llevé conmigo. Era un cuatro puer-tas dorado.”Tanto era lo que Susana disfrutaba mirarlo quepor las tardes, al caer el sol, “lo estacionabacerca del mar y observaba como el sol se refle-jaba en su color…”.

“Una vez, a fines de los ´90,me regalaron un SL Kom-pressor cabriolet plateado.Estaba envuelto con un her-moso papel y tenía un granmoño, y adentro estaba todolleno de jazmines”. Pero su-braya que “este fue el únicoque me regalaron, el resto loscompre todos yo”.

Hubo otro modelo que recuerda de forma espe-cial. “Una vez, a fines de los ´90, me regalaronun SL Kompressor cabriolet plateado. Estabaenvuelto con un hermoso papel y tenía un granmoño, y adentro estaba todo lleno de jazmines”.Pero subraya que “este fue el único que me re-galaron, el resto los compre todos yo”.Y como toda diva, Susana se dio su gus-tos. “Siempre me gustaron las coupés,un día me compré una color salsagolf, que era la única que había enel país… Y actualmente tengo un500 S azul oscuro blindado de fá-brica que lo uso con chofercuando me movilizo por tra-bajo; y en Punta del Estemanejo una coupé E 350de color blanco y una ca-mioneta ML 350”.“Mercedes-Benz -comentaSusana- siempre ha sido unamarca confiable, que te da se-guridad y una rápida reacciónsi la necesitas. Siempre que lospongo en marcha arrancan ynunca me han dejado en la calle. Elandar que tienen no se compara connada. Es un auto que te da placerconducirlo… A mi me encantanlos Mercedes-Benz”, concluye.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Joaquim Ros Sabaté EscultorFlecha de Plata W196Cataluña, España

Llegar al bronce no es para cualquiera. Próceres ocelebridades guardan ese privilegio. En una mágicatrilogía, artista, homenajeado y obra convivirán elresto de sus días, ante la observación y contacto demiles de observadores.

25.Fangio ya es de bronce

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Cuando trascurrieron diez años del fa-llecimiento del quíntuple campeónmundial, Mercedes-Benz Argentina, la

Fundación Fangio y empresas privadas efectua-ron la donación de un monumento a Juan Ma-nuel Fangio, junto a su Flecha de Plata, elmítico Mercedes-Benz W196.El monumento se colocó en el boulevard Azu-cena Villaflor, entre Juana Manso y Aimé Painé,frente al edificio de Mercedes-Benz, en PuertoMadero, Buenos Aires. La obra de más de 3 to-neladas de peso, fundida en bronce, fue creadapor Joaquim Ros Sabaté. El artista, radicado ensu Cataluña natal, sufrió años atrás una lesiónque le afectó el sentido del habla. Esta dolenciano le impide acceder a contar su historia a tra-

vés de la voz de sus familiares, en este caso re-presentado por su esposa Elba. Con respecto a la importancia de esta obra en latrayectoria del artista, su esposa sostiene que“fue muy importante hacer el monumento aJuan Manuel Fangio que está en Puerto Madero,por su pasión hacia el automovilismo y el fana-tismo que siempre tuvo por El Chueco”.Ros conocía a la perfección toda la trayectoriadel múltiple campeón y para llevar a cabo suobra se valió de fotos, revistas y documentaciónde la época, que sirvió como inspiración paracuidar todos los detalles que quedarían plasma-dos en el bronce.La obra tenía que fusionar el espíritu deportivo yel valor como ser humano que caracterizó a Fan-

gio en su vida, y contó con una verdadera atrac-ción. Los visitantes, además de apreciarlo decerca, podían subirse al cockpit del Flecha dePlata y fotografiarse junto al Chueco, como se loconocía, ya que la estatua es de escala natural.”Viajar a la Argentina para la inauguración fuetodo un acontecimiento, en lo cultural agradeci-mos a la gente de Mercedes-Benz por elegir laobra para representar a Fangio y en lo humanoporque aprovechamos para viajar por el país yconocimos paisajes y lugares asombrosos de laPatagonia”.Además de esta obra existen cinco piezas reali-zadas por la Fundición Barberí, una tradicionalcasa constituida en 1556, en España. Las demásse hallan en Montmeló, España; Nürburgring,Alemania; Monza, Italia, y Montecarlo, Mónaco.Con este homenaje al ídolo de las carreras sereafirma la memoria de Juan Manuel Fangio ymuestra la estrecha relación que unió a “ElChueco” y a la marca germana, representadapor la gran Flecha de Plata.

Ros conocía a la perfección todala trayectoria del múltiple cam-peón y para llevar a cabo suobra se valió de fotos, revistas ydocumentación de la época.

LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Clemar Bucci Alicia Bucci (hija)Pablo Bucci (sobrino nieto)“Recreaciones” del Flecha de PlataBucci Special, motor V12 AMG.Nuñez, Ciudad de Buenos Aires

Fue piloto profesional y se entreveró en varias carre-ras con Fangio, pero fue también un eximio construc-tor de autos. El Dogo en 1970, sus “recreaciones” delas Flecha de Plata y el inconcluso Bucci Special sonfieles testimonios de su obra.

26.La Divina Proporción de Clemar Bucci

Esta es otra de las historias que se cruzan yse complementan con otras de este libro.Porque Clemar Bucci, un ilustre famoso

desconocido para el mundo mediático, es un pro-tagonista distintivo de la historia del automovi-lismo argentino. Su padre, Domingo (nacido en1894), competía junto a Zatuszek y Malcolm–historias citadas-, él, por su parte, lo hacíafrente a Fangio y Froilán –también convocados-y luego estrechó amistad y fue fuente de inspira-ción para los desarrollos de los superdeportivosZonda de Horacio Pagani, otra de las historias.Clemar Eleuterio Bucci nació el 4 de septiembrede 1920, en Zenón Pereira, (Santa Fe), pero ensu documento figuraba 14 de septiembre de1920, “había sido anotado más tarde en el re-gistro”, aclara su hija Alicia Bucci.El hecho de haber nacido y crecido en una casaque tenía integrado el taller mecánico de supadre, originó que tanto Clemar como su her-mano Rolando mamaron “la pasión por metermano en los fierros”, aunque su primera expe-riencia no tuvo el final esperado. En 1930,siendo niños aún, colaboran en el armado deuna caja de cambios de un cadenero, “perocuando le dieron arranque se dieron cuentaque la habían armado al revés, y al poner pri-mera el auto va marcha atrás y voltea una paredde adobe”, comenta Pablo Bucci, sobrino nieto deClemar y nieto de Rolando, y actual responsableen la familia de seguir con el proyecto de Clemar.“Ya de más grande Clemar construye su primerauto de carrera, un midget, en chapa, dándole laforma de un Mercedes-Benz de la pre guerra.Este era un avance de la admiración que Cle-mar tenía por loa Flecha de Plata que le tocabaenfrentar pero que no conducía. Tanta era suadmiración que para describirlos el usaba unafrase de Da Vinci, que decía que ‘la belleza per-fecta era una divina proporción’. Ya retirado delas pistas, motivado por su hijo –también lla-mado Clemar, ya fallecido-, quien le trae de Eu-ropa una réplica de juguete y le dice que haga

una igual. Así pues, construye lasSLR de 1954 que usaba Fangio y lade Stirling Moss, diferenciadas porlas dos ojivas de una y la tapa delasiento del acompañante de la otra.Ambas ‘recreaciones’, al tío no legustaba que le dijeran réplicas hoyresiden atesoradas –pero en per-fecto funcionamiento- en la casaparticular de Clemar, en Nuñez.Para él eran unas obras de arte, ylas hizo para disfrutarlas, no paravenderlas, a pesar de las cifras alo-cadas que le ofrecieron”.La historia de vida y obra de Clemar, como lahistoria de sus pares mencionados, no entra enlos caracteres asignados. El último párrafo estádedicado a su proyecto inconcluso –lo inició alos 87 años y lo continuó hasta su recientemuerte en enero de 2011-, el Bucci Special, “unsuperdeportivo exclusivo, biplaza, que lleva uncorazón de Mercedes-Benz, un motor V12 AMG,que compró de un auto que se había acciden-tado. Lleva caja de siete marchas y a modo dehomenaje a Clemar padre e hijo, en las dosluces traseras lleva las inscripciones del nom-bre Clemar Bucci. No es un concept, es un auto,porque como todos los ensoñados autos de mitío Clemar, ‘e pure se muove’, en español algoasí como ‘también se mueven’, y va a estar listocerca de fin de año, luego veremos de hablarcon alguna automotriz para su desarrollo, perono quisieramos hacer más de dos o tres poraño”, concluyó Pablo.

Clemar Bucci padre, junto a una de sus “Flechas de Plata”.

Tanta era su admiración quepara describirlos el usaba unafrase de Da Vinci, que decíaque ‘la belleza perfecta erauna divina proporción’.

99Clemar Bucci hijo (fallecido), incentivó a su padre para construir las recreaciones y el Bucci Special.

Su primer auto de carrera, un midget en chapa, con la forma de un Mercedes-Benz de la pre guerra.

La historia de Horacio Pagani conMercedes-Benz data de mucho antes deser uno de los principales diseñadores y

constructores a nivel mundial. En su pueblonatal, Casilda (Santa Fe), Pagani tenía un vecinodueño de un Mercedes-Benz 280 y todas las tar-des le pedía permiso a la esposa del propietariopara abrir y cerrar las puertas para apreciar laperfección con la que las hacían. Más de unavez la mujer insistía si quería prender elmotor o dar una vuelta, pero Pagani siempre

27.El corazón mandarespondía lo mismo: “yo sólo quiero apreciarla carrocería, no me interesa escuchar el ruidodel motor”. En aquellos días de infancia, Pagani tenía unautito de lata que llevaba a todos lados imagi-nando que era el Mercedes-Benz W196 con elque Fangio participaba de la Fórmula 1 en loscomienzos de los años 50’.Pero su relación con la estrella alemana comenzóa fortalecerse a partir de la concreción de unsueño que Pagani nunca imaginó, a pesar de queen ese momento ya tenía una gran amistad conJuan Manuel Fangio y otras personalidades des-tacadas del automovilismo deportivo, a través dela ingeniería, su pasión y su profesión.Fue justamente el piloto Juan Manuel Bordeuquien lo incentivó para que diseñara un autoque llevara el nombre de Fangio, y Horacio Pa-gani sin dudarlo aceptó. Fangio tampoco seopuso al proyecto, pero puso una sola condiciónque el propio Pagani aún recuerda textual-mente: “Si un auto lleva mi nombre tiene quetener motor Mercedes-Benz, soy un agradecidoal resto de las empresas con las cuales he co-rrido y he ganado campeonatos, pero mi verda-dero reconocimiento va para Mercedes-Benz”,sentenció el Chueco de Balcarce.

El diseñador y constructor argentino Horacio Paganicreó los modelos superdeportivos más completos yveloces del mundo: el Zonda. Por pedido de su granamigo Juan Manuel Fangio, todas sus creacionescuentan con motores Mercedes-Benz AMG.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Horacio PaganiConstructor de automóvilesMotores AMGMódena, Italia

En 1992 el diseño del auto ya estaba finalizadoy fue el mismo Juan Manuel Fangio quien escri-bió la carta de presentación de Horacio Paganiante los directivos de Mercedes-Benz. En 1999se concretó la presentación del primer automó-vil de Horacio Pagani, y si bien no se llamó Fan-gio F1, el Zonda C12 portaba un motorMercedes-Benz V12 AMG diseñado exclusiva-mente por AMG para dicho proyecto, tal comosucedió con los siguientes modelos de la serieZonda que salieron de la fábrica de Pagani Au-tomobili, y el último modelo presentado en2011, el Pagani Huayra, que tiene un motor ex-clusivamente construido por Mercedes-BenzAMG: el M158.“Me parece increíble que se hayan realizadoestas ideas y haber tenido la relación de amis-

tad que tuve con Fangio y la que tengo actual-mente con Mercedes-Benz. Se concretó unsueño de mi infancia, ver la estrella en misautos, es un sueño hecho realidad.”, afirma elconstructor, quien hoy se haya radicado junto ala sede de su empresa en Módena, Italia. Hoyen día trabajan 67 ingenieros y mecánicos deAMG en el proyecto de los motores de Pagani,siguiendo la filosofía de la compañía que vearte y ciencia caminar juntos siguiendo una te-oría renacimental de Leonardo da Vinci.A modo de conclusión, tan cargada de fundamen-tos como de sentimientos, el creador de los mode-los superdeportivos más completos y veloces delmundo asegura que “Mercedes-Benz siemprebusca la perfección y los motores Mercedes-BenzAMG son el corazón de mis automóviles”.

El Zonda C12 una creación de Pagani.

28.La Carrera del SigloCon motivo de conmemorarse los 100 años del naci-miento de Juan Manuel Fangio, justo en su Balcarce,el artista Carlos Regazzoni recreó, con arados decampo, una de “flecha de plata”, como parte de la obraLa Carrera del Siglo

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Carlos RegazzoniArtista (esculturas en hierro)Comodoro Rivadavia - Retiro - ParísFlecha de plata con discos de arados.

Sabíamos de su trabajo, pero la entrevistaaún no había sido pautada. No estaba enla hoja de ruta ni en la agenda progra-

mada. Domingo de frío con llovizna en Balcarce,dejabamos atrás la cálida charla en la casa deLuis Barragán acerca del balcarceño más fa-moso, la siguiente historia nos esperaba en Tan-dil y hacía allá íbamos. Inesperadamente pues, nos encontramos en laintersección de las rutas 226 y 55; en dos de lasesquinas hay estaciones de servicio, en otra,algo está fuera de lo común. Sobre un playón decemento, una silueta amorfa en sus líneas perohomogénea en su aspecto se ilumina desde sucentro interior. Sí, estabamos frente a la obra LaCarrera del Siglo, que tiene como objeto protagó-nico una flecha de plata hecha de arados sin usoy conducida por un Fangio de soldadura que sa-luda mientras se acerca a la bandera a cuadros.A pocos metros, un trailer equipado como vi-vienda tiene tambien iluminación desde su inte-rior. Desde afuera se divisa la inconfundiblecabellera –más reconocible aún que su propiafirma- del artista responsable: el excéntrico y ex-travagante Carlos Regazzoni. Tal como ocurriócon su ateliers en Buenos Aires o París, el artistavive en los galpones donde sus obras se produceny exhiben en algunos casos, ya que “no quieroperder contacto con la obra”, asegura.Tres perros vagabundos duermen junto a lapuerta del trailer. Golpeamos las manos y desdela ventana nos hacen señas que subamos. Sinprotocolo, con algunos restos de queso sobre lamesa, un termo de mate y tres vasos de algúnvino que ya no está, iniciamos la charla. “Hacemás de veinte años quise hacer un momumentoa Fangio. Siempre, por problemas de todo tipo,lo abandoné. Hasta que Luciano Crespi, que to-maba clases de pintura conmigo, me dice: ‘¿no

te gustaría hacer a Fangio en Balcarce?’, habla-mos con el intendente local y bueno… acá esta-mos”, comenta Regazzoni, y acerca del perfil dela obra agrega: “quise poner un elemento quesocialmente sea identificado por la gente de unpueblo agrícola como Balcarce. Y de repente¡paf!, apareció y la hice enteramente con discosde arados.´´La obra le llevó cuarenta días en su primeraetapa, que fue la construcción del minicircuito yla flecha de plata, luego vendría otro de los auto-móviles que condujo El Chueco, el podio y los tro-feos, con su cuidada luminotecnia. “Fangio paramí fue una persona de gran picardía, dotado deun talento original y una humildad campesina,un hombre bueno. Tiene las condiciones de ídolo:talento, inteligencia, un reloj interno que produ-cía ese ritmo infalible al conducir. Fangio repre-sentó, a mi entender, a una generación dehombres con deseos de grandeza, que arrancócon Jorge Newbery y que tuvo a Mosconi, Savio yPerón como seguidores”.Entre una toma y otra, Carlos interpone entreél y el lente una foto de su primo, el piloto suizoClay Regazzoni –fallecido en 2001-, ex compa-ñero de Carlos Alberto Reuteman. Acerca de lo que busca transmitir a través desu obra, Regazzoni sostiene que “el arte es unaconmoción de tal manera que entre el caos y labelleza se debate el hombre, y yo, como per-sona, vivo ese debate. Siempre quiero manifes-tarme en un lugar caótico, porque ahí todo esmás difícil, pero cuando uno entiende ese caos,se establece un orden majestuoso. Y la belleza,que es difícil de explicar también, que siemprela buscás y la buscás, que no se vé, pero está.Mientras tanto la ensoñación me permite darcurso a mi alma tempestuosa. Si yo no hicieraarte estaría loco, borracho o muerto”.

“Ojalá que el legado de Fangionos sirva para ganar unacarrera más, la de la libertad yel progreso de nuestro país”

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Jorge Anadón (63)RestauradorMercedes-Benz SSKParaná, Entre Ríos.

Jorge Anadón es un reconocido restaurador de autos,en especial los de carrera de 1920 a 1930. En PurSang, su taller de Paraná, nos cuenta la historia de losrestaurados SSK y sus vivencias en ésta profesión.

29.Restaurador de una pasión

Mercedes cadenero. Mercedes-Benz SSK.

Diría un especialista de él, “lo que haceJorge es cómo seducir a un suizo con lacalidad de un reloj sudamericano. En Pa-

raná (Entre Ríos), Jorge Anadón instaló su ta-ller Pur Sang, donde se restauran como él llamaa los vehículos de pura sangre. Sus trabajoscomo restaurador le dieron prestigio y trascen-dencia mundial; la perfección y la calidad son lamarca registrada de los vehículos restauradospor Jorge.“Esto que hago es por la pasión que tengo porlos autos, especialmente por aquellos de ca-rrera de la década del ´20 y del ´30. Empecé alos 16 años y nunca imaginé poder tener un ta-ller como el que tengo actualmente. La pasiónme fue llevando a crear mi propia empresa”.Es a través de la restauración de los recordadosmodelos SSK que competían en aquellas épo-cas con pilotos como Zatuszek, Malcolm o Kars-tulovic, que Anadón comenzó una relación másestrecha con Mercedes-Benz.“A mí lo que me mueve de Mercedes-Benz sonlas victorias que logró la marca en las 500 mi-llas de Rafaela. Mi madre nació en esa zona ya mí me quedaron muy marcadas aquellascompetencias”.Sin embargo, no fue el modelo SSK el primeroque debió restaurar Anadón en su taller, ubi-

cado en una antigua casona que el pueblo en-trerriano le regaló al Gobernador Eduardo Lau-rencena. “En 1985 llegó el primer Mercedes amis manos, era un cadenero de 1910, aunqueen verdad no era un auto sino los restos ya queestaba totalmente desarmado y le faltaban mu-chas piezas. Era un vehículo que encontré enun campo de La Paz (Entre Ríos) pertenecientea la familia Heychonn que lo había conseguidoen una operación de compra de cereales. Unavez que finalicé lo enviamos a Europa”. Luegosí, llegaron los SSK de la “Belle Epoque”.Si bien la profesión le dio muchas satisfaccio-nes, paralelamente sirvió para resolverles va-rios problemas a muchos coleccionistas. Sinembargo, Jorge destaca que los logros más im-portantes de su trayectoria han sido las amis-tades que consiguió a través de su trabajo.“Esta tarea de restaurador me permitió teneramigos en todo el mundo y para mí eso es lomás importante”.

“Tengo un Mercedes-Benz 195de 1955 y actualmente estoy

restaurando un SSK para mi.”

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Alfredo De la MaríaArtísta plástico

30.“Mercedes-Benz,siempre en mi obra”

El artista Alfredo De la María pintó más de 150 obrasen las que los modelos Mercedes-Benz son los prota-gonistas de la escena, y su obra de mayor valor trepóa los 70.000 euros.

“El primer auto que pinté en mi carrera fue unMercedes-Benz SSK rojo, al óleo sobre papel,un vehículo de colección que hoy se encuen-

tra en Inglaterra. Esa obra nunca se publicó, peroa partir de ahí me convocó la revista AutoMundo,para ilustrar las tapas de sus ediciones”, señalaAlfredo De la María cuando comienza su relatosobre la conexión entre su profesión y la estrellade tres puntas. Hasta entonces el artista creabalas ilustraciones para las publicaciones “El Tony”y “D’Artagnan”. “Luego de esto, abandoné la pin-tura de los autos casi 20 años y la retomé casual-mente con un cuadro sobre papel del Conde GiulioMasetti y el Targa Florio con el que competía enlas primeras décadas del Siglo XX”.La perfección de su estilo impresionista fue unade las características que distinguió a De la María,quien con el correr del tiempo se transformó enun especialista en recrear las escenas de las ca-rreras más importantes del automovilismo depor-tivo. “Las Flechas de Plata de Juan Manuel Fangioy Rudolf Caracciola las pinté desde todos los ángu-los posibles”.Mientras recuerda sus obras, Alfredo señala otrohecho que lo marcó en su carrera y que está di-rectamente ligado a Mercedes-Benz. “El primercuadro que vendí a Europa tenía en el centro de laescena al piloto Manfred Von Brauchitsch ganandocon Mercedes-Benz W125 una carrera en el cir-cuito de Mónaco el 9 de agosto de 1937. A esa obrala llamaron “Hat Trick”.Además de contar con mucha documentación ydistintos libros sobre Mercedes-Benz para ejecu-tar sus obras, Alfredo De la María es usuario dela marca desde 1981, cuando adquirió unMercedes-Benz 230 TE que aún conserva. “Ahídescubrí lo confiable y noble que es la marca”,asegura De la María, quien hoy posee tambiénuna coupé 320 SL, un C 280 y una rural C 240.

N.deR.: Al momento de la nota De la María está pintandoun cuadro de un Mercedes-Benz, en este caso un 860 Sque, junto con un libro acompañará la venta de este mi-llonario vehículo.

Arriba:Gran Premio Mónaco de 1935. Rudolf Caracciola. Juan Manuel Fangio, Hotel Mirabeau, Gran Premio de Mónaco de 1955.Izquierda: SSKAbajo: La Palmera o Hat Trick

“Nosotros eramos dos arriesgados. Noshabían contratado como pilotos depruebas de frenos de avión pero pues-tos en un automóvil.”

José Froilán González

“Un gesto de aprobación muy particu-lar de Fangio era pegarme suavementecon los nudillos de la palma en el pechocuando estaba parado, o mientras ma-nejaba hacía lo mismo pero en la rodi-lla, y lo acompañaba con la palabra“hermanito”.

Luis Barragan

31. Rival, compañero, ahijado. [José Froilán González]

32. Con Fangio, amistad eterna. [Luis Barragan]

33. El auto de Fangio. [Juan Manuel Fangio II]

FangioSu autoSus amigos

Si recordar a Fangio es re-cordar a Mercedes-Benz,hablar con José FroilánGonzález es como hablarcon el mismísimo Chueco.Juntos vivieron las penu-rias del comienzo y la gran-deza del éxito, tanto dentrocomo fuera de la pista.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..José Froilán González (89)Ex piloto profesional, amigo, rival y compañero de Fangio.Ciudad de Buenos Aires

AA sus 89 años José Froilán González,tan conocido como “Pepe” como por“Cabezón”, es la historia viva del auto-

movilismo deportivo de nuestro país. A travésde él se acceden a testimonios que nos remon-tan a historias épicas y anécdotas imborrablesque aún pueden ser contadas por sus protago-nistas. Nadie mejor que Froilán para conocer al

Fangio corredor, pero también para saber deta-lles de la vida del quíntuple campeón fuera delas carreras. El vínculo entre ambos se inicia por medio deJulio Pérez, tío de Froilan que era conocido deFangio, que tenía su misma edad. “Con Juanempezamos a andar juntos en el ´46 y no nosseparamos hasta abrir el Campeonato del

31.Rival, compañero y ahijado

Mundo en 1950. Viajabamos apadrinados porCarlos Anesi y Pancho Borgonovo, que nos pa-garon los pasajes en avión para ir a Europa. Enese entonces debíamos hacer escalas en Río deJaneiro, Natal y Dakar, donde dormíamos,luego Lisboa y hasta Roma en tren. Allá tuvi-mos la sede del equipo argentino en el pueblode Galeatti”.Desde aquel día el “Cabezón y el Chueco” se-rían rivales en las carreras pero compinches enla vida. Algunas de esas vivencias Froilán lascuenta en estas líneas, pero aclara “que es pro-bable que en algún momento me falle la bate-ría”, haciendo mención a su memoria. Sinembargo, sorprende su lucidez y la exactitudde sus datos.“El día más triste de la vida de Fangio fuecuando murió nuestro amigo en común OnofreMarimóm, quien se accidenta fatalmente enNürburing en 1954. Fue un jueves durante laclasificación, y a mí me tocó darle la noticia aFangio, quien me abrazó conmocionado. Esefue su día más triste, sin duda.”“Fangio siempre tenía un dicho, que decía:siempre uno quiere ser el mejor, pero nunca telo tenés que creer, porque por ahí viene uno yte rompe el traste. Nosotros nos entrenábamoshaciendo 40 kilómetros en bicicleta, íbamos deGaleatti a Novara ida y vuelta”.“Cuando yo gané mi primer Gran Premio deGran Bretaña en 1951, en Silverstone, que mecorona la reina, el día anterior Juan me habíadicho: mirá Gordo, si mañana no te pasa nada,nos das la paliza vos, y así fue, les saqué casiun minuto al segundo.”Fangio fue padrino de bodas de la primeramujer de Froilan, Amalia Puente. “Y el padrinosiempre me decía que yo haga asados, no im-portaba donde estábamos, que lo hiciera en elmismo box del autódromo. Y me mandaba a lacarnicería. Después yo ponía un chapón en elpiso y de parrilla usaba un elástico de colchón.Una vez en Monza me dijo, vos hacelo, que

mierda van a saber estos lo que es un asado…¨.Obviamente el profesionalismo de las compe-tencias no tenía los ribetes actuales. “De Fangio se decía entonces que él manejabacon la cabeza y que yo tenía un zapato de buzo,ya que no dejaba de acelerar. La inteligencia deJuan fue siempre la diferencia”.

El susto al periodista y las pastilla a los monos.

“Luego de disputada una carrera en Bélgica, enla cual a Fangio no le había ido muy bien, habíaun periodista francés que quería hacerle unanota hacía varios días. Juan no estaba de humory nos teníamos que ir urgente a París. Debía-mos viajar en un auto de dos plazas y teníamosque llevarlo ya que Juan le había prometido lanota. Yo no quería llevarlo ya que viajaríamosincómodos, y el auto era con palanca al medio,pero Juan se lo había prometido. En fín, lo subi-mos al medio, y al promediar el viaje se nosqueda dormido y empieza a cabecear hacia mihombro y yo se lo empujaba a Juan y él me lodevolvía de otro hombrazo. Kilómetros más de-cidimos hacerle una joda. Como era de noche,le digo a Juan, pegá una frenada y apagá lasluces, que yo pego un grito haber que hace. Ylo hicimos, y casi se nos muere del susto estepobre tipo. Abrí la puerta y se cayó al piso, pa-recía con convulsiones, entonces le dijimos quefue una broma, pero por lo poco que le enten-dimos nos decía que eramos dos chiquilines.

Estaba enojadísimo, pero sirvió para que no sedurmiera más.”“Una inocente pero simpática fue cuando conJuan estabamos en Italia, en la oficina de Gius-sepe Vianini, el padre de Andrea, en Roma, quequedaba a la vuelta del zoológico, esperando aque nos viniesen a buscar para ir a probarautos a Silverstone, y como tardaban decidimosentrar a mirar a los monos. Cuando el padrinose dio vuelta yo les di unas pastillas de mentaque tenía en el bolsillo, que repicaban, ycuando los monos empezaron a gritar y saltar,Fangio no salía de su asombro, y me decía quéles había dado, me quería matar, y yo le con-testé, qué se yo, cafiaspirina deben ser”.“Nosotros eramos dos arriesgados. Nos habíancontratado como pilotos de pruebas de frenosde avión pero puestos en un automóvil. Noshabían dado 500 libras a cada uno. Eran mo-tores a turbinas de 700 caballos. Claro, losaviones siempre frenaron derechos, nunca do-blando. De repente Fangio probando hace va-rios trompos y me dice, no se te ocurra tocarel freno curvando, que te vas al carajo. Ycuando frenabamos en las rectas se clavabanlas cuatro ruedas juntas y el auto casi se pren-día fuego”.José Froilan y Juan Manuel fueron amigos,compinches y rivales, una de las pocas du-plas de la historia del deporte argentinodonde la competencia estuvo relegada a unsegundo plano.

“Con El Chueco hicimos asados en todos los circuitos”. Y a la derecha, abrazo sentido entre Fangio y Froilán:“Para mi el día más triste en la vida de Fangio fue cuando falleció nuestro amigo Onofre Marimóm”.

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EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Luis BarraganDirector General del Museo del Automovilismo Juan M. FangioAmigoBalcarce, Provincia de Buenos Aires.

32.Con Fangio, amistad eternaHistorias, anécdotas y enseñanzas que quedaron desu amistad con Juan Manuel Fangio. Luis Barragán esla palabra autorizada de “El Chueco”.

LLuís Barragán nunca vio correr a JuanManuel Fangio, una cuestión de edad selo impidió, pero sí recuerda en su memo-

ria cuando su padre y sus amigos se reuníanen su casa para escuchar por radio las carrerasde Juan Manuel. En ese ámbito creció Barragán,

sabiendo la importancia que tenía Fangio, unhombre que vivía a unas cuadras de su casa enBalcarce y con el que su padre había forjadouna gran amistad compartiendo el seleccio-nado de fútbol de Balcarce. Sin embargo, a pesar de la relación que teníasu padre y tres de sus tíos, que eran socios delpiloto, nunca imaginó el futuro que le espera-ría al lado de Juan Manuel Fangio. Nos recibe sentado en el cálido living de suhogar, Luis, ex - Director General del Museo delAutomovilismo que lleva el nombre de“El Chueco”, repasa como fue que inició su

amistad con Juan Manuel, las anécdotas y ex-periencias que vivió junto a él y las enseñanzasque el “Maestro” le dejó.“En 1979 me convocó Juan Manuel para formarparte de la comisión que comandó la construc-ción del Museo. Hasta el momento nunca habíatenido una relación cercana con él, es más, yono me acercaba a Juan porque era muy tímido.Pero él conocía a mi familia y por eso me eligió.Fue un gran orgullo para mí”.El tiempo pasó y la amistad entre ambos fuefortaleciéndose. A tal punto que en 1990,cuando fallece Juan Manuel Bordeu, quien eracomo un hijo para Fangio y lo había acompa-ñado en todos sus viajes desde 1959, Luis pasaa ocupar ese lugar de acompañante que habíadejado “Maneco”.“A mí me llevaba 30 años, pero siempre tuvoun cariño familiar conmigo. En los años queestuvimos juntos su confidencia fue la mejormuestra de afecto que me brindó”, señala Ba-rragán. “Un gesto de aprobación muy particu-lar de Fangio era pegarme suavemente con losnudillos de la palma en el pecho cuando estabaparado, o mientras manejaba hacía lo mismopero en la rodilla, y lo acompañaba con la pa-labra ‘hermanito’”.Sobre su exitosa trayectoria como deportistaagrega, El Chueco siempre quería largar pri-mero para ganarse el respeto de sus rivales”. Elpeligro y los riesgos de esta profesión no estu-vieron ajenos en la vida de Juan Manuel quienestuvo presente en varios accidentes que le cos-taron la vida a colegas y amigos, como DanielUrrutia u Onofre Marimón. “Fangio siempre es-tuvo enfrentando a la vida y a la muerte. En unaoportunidad él estaba en Europa, siendo yacampeón de la Fórmula 1, y se enteró que suhermano Ruben “Toto” Fangio estaba corriendoalgunas carreras en Argentina. Inmediatamenteregresó al país y le dijo: ‘Mirá Toto que los dosno podemos hacer esto, no podemos por mamá.Si vos querés correr yo largo todo, sino déjame

“En 1979 me convocó JuanManuel para formar parte dela comisión que comandó laconstrucción del Museo.Hasta el momento nuncahabía tenido una relacióncercana con él, es más, yono me acercaba a Juan porque era muy tímido. Pero él conocía a mi familia y por eso me eligió. Fue ungran orgullo para mí”.

seguir a mí’. Y “Toto” dejó que Juan Manuelcontinuara con su carrera. Fangio sabía al peli-gro que se exponía en cada competencia. Deesto se desprende su deuda pendiente en vida,que fue no haber formado una familia. Fangiosabía que la muerte en esta actividad estaba la-tente y podría dejar a una mujer sin su esposoo a un hijo sin su padre”.Entre las cosas que más sorprendían a Barra-gán en sus viajes con “El Chueco” era el respetoy cariño que recibía en todas partes del mundo,principalmente por los pilotos de de las siguien-tes generaciones. “Entre ellos Fangio tenía suspreferidos, por un lado el francés Alain Prost,cuatro veces campeón de Fórmula 1 y por elotro a Ayrton Senna, con quien mantenía reu-niones secretas y aconsejaba en la previa de ca-rreras difíciles”.Una de las últimas anécdotas que me cuentanes que Juan Manuel repetía dormido ‘tres, dos,uno’, y nadie entendía que quería decir. Des-pués de tanto pensar me di cuenta que hacíareferencia a la dirección de la casa donde habíanacido, situada en la Calle 13 Nº 321. El quería

morir en Balcarce, pero por una cuestión mé-dica no pudimos cumplir su deseo.El momento más feliz de su vida fue su triunfoen el Gran Premio Internacional del Norte deTurismo Carretera en 1940, porque fue el pri-mero y el que le permitió ratificar que erabueno en lo que hacía”.Luís Barragán tiene hoy la responsabilidad detransmitir el legado que le dejó el “Maestro”. “Juan Manuel siempre usaba una frase quedecía: ‘no trates de lograr en la bajada lo queno lograste en la subida’. Con los años entendíque no se trataba de una competencia en lamontaña, sino que hablaba de la vida”.

En 1993, durante la última visita de Fangio a Balcarce.

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EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Juan Manuel Fangio IIEx piloto de automovilismoMercedes-Benz 300SL roadster 1957Balcarce, Provincia de Buenos Aires

33. El auto de FangioJuan “Manuelito” Fangio, sobrino del gran piloto argen-tino (hijo de su hermano Rubén, alias “Toto”) nos cuentala historia del 300 SL que le regaló Mercedes-Benz a sutío en 1957. Su relación con el auto y sus historias deviajes junto a Juan Manuel.

En 1957, año en que Juan Manuel Fangiologró su quinto título en la Fórmula 1, lacompañía Daimler-Benz A.G., en agrade-

cimiento por su aporte a la marca, le regaló alpiloto de Balcarce para su cumpleaños un lu-joso modelo Mercedes-Benz 300 SL roadstercolor celeste metalizado. Al poco tiempo, estevehículo se convirtió en el favorito del quíntu-ple campeón del mundo de Fórmula 1 y pasó aser su auto preferido para viajar, generalmentede Buenos Aires a Balcarce.Su sobrino, Juan Manuel Fangio, recuerda lahistoria de aquel 300 SL, su infancia al lado desu tío y los viajes junto a “El Chueco”. “Ese automarcó mi niñez. Recuerdo que los fines de se-mana íbamos a Mar del Plata a jugar al fútbolen la playa, y como yo era el más pequeño via-jaba en el valijero. Es un auto que despertó sen-

timientos especiales en mí. Hoy cada vez quelo veo en el Museo de Balcarce, siento los mis-mos olores y me genera las mismas sensacio-nes que en mi niñez. El auto lo donó mi tío almuseo en 1986”.Elegante y señorial, el 300SL fue modelo queestuvo acorde a la figura de Juan Manuel Fan-gio. Tenía las características de un auto de com-petición y el piloto se sentía muy cómodo alvolante de su roadster. Juan Manuelito Fangio, tuvo la oportunidad demanejarlo en varias oportunidades y re-cuerda: “Es difícil explicar lo que era sentirese auto al andar, algo indescriptible. Siem-pre admiré a Mercedes-Benz y me preguntécomo hicieron para estar tan adelantados encuanto a diseño, performance y prestacionesen aquella época. Si hoy continúa siendo espe-

cial, ¿imaginate lo que era en aquella época?”. No fue un auto más entre los tantos que tuvoJuan Manuel Fangio en su vida. Eso lo hizosaber entre sus más íntimos, él lo apreciabamucho y ese cariño y respeto por el 300SL loheredaron sus amigos y familiares. Juan Ma-nuelito resume con palabras muy precisas loque significó para su tío aquel modelo.“Ese auto identificó a Juan Manuel después

de su retiro. Ocupó un lugar preferencial entretodos los vehículos que tuvo, no sólo por lascaracterísticas que tenía, sino por la importan-cia que le daba por haber sido un regalo deMercedes-Benz”.

115

Cuando llegamos a Buenos Aires,oímos decir a las autoridades del ACA.¡Qué hacen estas dos rubias acá! ¿Quétruco publicitario está planeandoMercedes-Benz?

Ewy Rosqvist

“Nadie puede imaginar lo que ese mo-mento marcó para siempre mi vida lacharla con Fangio y manejar unMercedes-Benz de carrera. No viví nadamás fuerte”.

Ruben Daray

HistoriaInvestigaciónPeriodismo

34. Tan glamorosa como veloz [Ewy Rosqvit]

35. “Una marca que me marcó”. [Daniel Mas]

36. Carlos Zatuszek y el “Ómnibus”. [Guillermo Iacona]

37. El Ave Fénix de Malcolm. [Amalia Malcolm]

38. Del amor al llanto. [Rubén Daray]

39. El valor de tener historia. [Matias Antico]

40. Mercedes-Benz con chofer. [Anibal Trasmonte]

41. El colectivo del Papa Juan Pablo II. [Alejandro Scartaccini]

LLAASS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Ewy Rosqvist von Korff, piloto (81)Ursula Wirth, copiloto.Mercedes-Benz 220 SE Argentina 1962 – Suecia 2011

34.Tan glamorosa como velozEl paso por nuestro país de las blondas suecas, Ewy y Ursula, dejó su huella. Comoparte de este libro era una historia que no podía faltar. Fuimos hasta su hogar enEstocolmo, donde hoy Ewy, de 81 años, atesora sus más gratos recuerdos.

Por las paradojas del destino esta entre-vista transcurre en la mañana del 9 dejulio, en Strandvägen 55 (una de las más

renombradas calles de Estocolmo), donde viveEwy Rosqvist von Korff, la piloto sueca quetriunfara con aquellos recordadosMercedes-Benz 220 SE celestes y de techoblanco en el Grand Prix de Turismo que se des-

arrollaba a principios de la década del 60 porlos serpenteantes caminos del interior de nues-tro país.A modo de cortesía le llevamos un ramo de flo-res, y ella nos sorprende al abrir la puerta salu-dándonos en un perfecto español. Luce elegantey coqueta, con una blusa negra a lunares blan-cos, collar de perlas, pantalón blanco y zapatos

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“Habíamos venido a la Argen-tina con un sólo vestido cadauna, después de ganar sali-mos desesperadas a comprar.Al terminar cada etapa, parano perder tiempo, nos maqui-llabamos mutuamente”

al tono, nos ofrece café y masitas. Su departa-mento está ambientado con fotos, premios ycuadros pintados por ella. Uno en particular re-sume la trascendencia que tuvo su viaje a la Ar-gentina: muestra el Mercedes- Benz 220 SE, lasmontañas, una avioneta y 2 personas con som-brero sentadas mirando la carrera. Este óleo acolor revive aquella impecable instantánea ablanco y negro que circuló por todos los mediosgráficos, pero guarda una historia de unacuerdo secreto.“Nos hicimos amigas del piloto que manejaba laavioneta que cubría la carrera, a bordo iba unperiodista. Yo le pedí al piloto que me ayudara.Y me miró y me dijo: “¿Pero, cómo?” Bueno, ha-gamos así le dije: Si yo estoy manejando dema-siado lento y tengo a algún otro auto pisándomelos talones vos me pasás por arriba a toda velo-cidad, entonces ya sé que tengo que acelerar….Ya que las rutas eran de tierra y levantaban unmontón de polvo y no podíamos ver nada…Si adelantamos algunos minutos y la situaciónestá mas tranquila y no tengo a ningún corre-dor que venga cerca, das la vuelta y me salu-dás con las alas, así sé que “Ok, ahora estamosya mejor, ya sacamos más ventaja otra vez”. Lamezcla de belleza, seducción y audacia de unatreintañera nórdica cautivó a mecánicos, riva-les, periodistas y público local.Casi sin proponérselo Ewy se convierte en corre-dora profesional. Su profesión era veterinaria ysu pasión los caballos de tiro. Por insistencia deun amigo participa de varias carreras como ama-teur, y le toma el gusto, y el vértigo del manejotraería aparejado los éxitos resonantes, ganandotres títulos europeos. “Ya estaba adentro comopara salirme”, recuerda Ewy. Tras ganar el Rally de Montecarlo de 1962, co-menzó a correr para Mercedes-Benz hasta1965. “Después todo cambió mucho, los autosse hicieron cada vez más pesados y más gran-des, y el concepto de rally cambió. Luego seguítrabajando dentro de la empresa, viviendo en

Stuttgart. Mostraba los nuevos modelos a losperiodistas, trabajaba en la planta, trabajaba enel Museo…”Pero la historia de las suecas es en plural. Por ca-sualidad Ewy, camino a Finlandia se detiene acargar nafta y en la cafetería conoce a UrsulaWirth, “charlamos, me contó que había corridoalgunas carreras, intercambiamos teléfonos, ylisto, fue mi copiloto, y juntas triunfamos enaquel IV Gran Premio Standard de Automovi-lismo en Argentina de 1962”. Este fue el final dela historia, pero el comienzo también tuvo susanécdotas. “Ya antes de venir sabíamos que par-ticipaban 280 autos y Karl Kling, mi jefe, mehabía dicho, ‘mirá que la de Argentina es la ca-rrera más difícil del mundo’. Cuando llegamos aBuenos Aires, oímos decir a las autoridades delACA. ¡Qué hacen estas 2 rubias acá! ¿Qué trucopublicitario está planeando Mercedes-Benz? Sóloconocíamos a Fangio, que era el único que creía;me agarró y me dijo: ‘Ewy, esta carrera la ganás’.¿Yo?, exclamé. ‘Vos manejá como siempre–agregó-. No le dés bolilla a los otros corredores,ellos manejan como locos y no piensan…”

Ewy Rosqvist y Ursula Wirth.

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EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Daniel MasReportero GráficoMB 170, MB 220 y ML 350San Miguel de Tucumán

El auto de su padre, una“hormiga negra” 170, el220 de las “hermosassuecas” y su actual ML350 con volante multifun-ción, lo llevan y lo traenen el tiempo de los re-cuerdos y las anécdotas.

Verano de 1953, Tucumán, nuestro prota-gonista, Daniel Mas, nace en una tran-quila esquina céntrica de la ciudad.

Ese mismo año llegaba a la Argentina elMercedes-Benz 170, “la hormiga negra”, comolo llamaban unos o “la Merceditas”, como la lla-maba su padre, un español que había fundadoun almacén llamado “El Polo Sud”, muy famosopor aquellos tiempos. A dos cuadras, en otra es-quina que tenía frente norte, se fundó otro alma-

cén, “El Polo Norte”, de otros españoles. Nuncase supo quien estuvo primero. “La diferenciaentre ambas despensas la marcó mi padre conun elemento de otro rubro, En unos años mipadre se diferenció de la competencia, con algodistinto al rubro, una MB 170 año 1957, usada.Era hermosa. Negra. Brillante. Asientos que pa-recían de cuero. Era una fascinación para él. Ypara mí, que la manejaba en la ficción, torciendosu gran volante, con la estrella al medio”. Esa fue su puerta de ingreso al mundoMercedes-Benz, pero ya en 1962, en un año queiba a ser histórico tanto para Mercedes-Benzcomo para Daniel Mas. En un almuerzo familiar,escucha a los mayores contar que a unas cuadrasde su casa, pasarían los autos del Gran Premio.Todos olvidaron el tema, menos él, que se fuesólo y se sentó a esperar. Había una muchedum-bre, en ambas veredas. Se asomó entre las pier-nas de los grandes y vio el primer auto que seaproximaba. “Me impactó –recuerda Daniel.Venía con las luces encendidas. Era enorme. Loúnico que reconocí fue que tenía una estrella en

35.“Una marca que me marcó”

En la redacción de La Gaceta en el año 1973,de fondo el MB 220 en los cerros tucumanos.

el capó. Igual que el auto de mi papá. Era un autobello. Pasó “volando”. Al volver supe, por unosamigos, que era manejado por 2 mujeres. ¡Y quehabían ganado de punta a punta! Al día si-guiente, leía el diario, al lado de mi padre, y mecomentaba sobre el tema. Había en primeraplana, una gran foto del MB 220 (en ese mo-mento lo supe), rodeado de un majestuoso pai-saje tucumano. El diario de entonces titulaba:

...El destino y mi labor como fotoperiodista me permi-tieron conocer a Fangio en el año ‘75, quien habíasido asesor de las suecas, en ese Gran Premio y porquien pudieron seguir, y ganar”

Daniel Mas, en un test drive en Pinamar.

‘Las suecas arrasaron con Mercedes-Benz’. Enotra foto, las famosas suecas. Rubias, hermosas.Sentí una gran atracción platónica por ellas”. A su mayoría de edad entra a trabajar como re-portero gráfico ayudante, en el diario La Gaceta.“Mi primer impacto fue ver la foto del MB 220 ylas suecas en un poster colgado en la redacción.Me sigue una estrella pensé. Y volví al pasado,recordando el momento al lado de mi padre,cuando empecé a asociar a Mercedes-Benz,como algo grande en el mundo del automovi-lismo. El destino y mi labor como fotoperiodistame permitieron conocer a Fangio en el año ‘75,quien había sido asesor de las suecas, en ese

Gran Premio y por quien pudieron seguir, yganar”. Años después, siendo arquitecto, reme-moré la adquisición de mi padre y quise entraral mundo MB. “Lo hice a través de una impresio-nante ML 350. Una obra de ingeniería que sepalpa en su calidad, se huele en sus cueros, seescucha en su silencio y con la vista se disfrutaen el diseño. Ahora si, manejo de verdad un vo-lante multifunción, con la estrella, en el mismolugar donde la tenía la soñada “hormiga negra”.No puedo cada día que manejo, dejar de viajaren el tiempo, disfrutar mi pasión por los autos, yvivir con todos mis sentidos los recuerdos de unamarca que me marcó.

Daniel con su actual ML 350.

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EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Guillermo IaconaHistoriador de automovilismo660K 1926, y SSK 1928San Isidro, Provincia de Buenos Aires

Hubo ídolos populares cuya notoriedadno trascendió a nuestros tiempos por lafalta de documentación, tal es el caso deZatuszek, ilustre corredor exclusivo deMercedes-Benz. Gracias a investigadorescomo Guillermo Iacona, podemos conocerhoy la gesta de estas glorias pasadas.

36.Carlos Zatuszek y el “Ómnibus” 1936 Largada del Premio

Audax. Carlos Zatuszek MBSSK y Luis Brosutti MB SSK.

Hace años que dedico parte de mi tiempoa la investigación sobre automovilismoen Argentina. De a poco fui encon-

trando admiración por historias y personajes dediferentes épocas. De todas la que más me atra-paron fueron las décadas del 20´y del 30´, porlos autos que llegaron, por el momento político,social y económico por el que atravesaba el paísy por los personajes que había en torno al auto-movilismo, como Macoco Alzaga, Juan Malcolm,Raúl Riganti, Antonio Gaudino, entre otros. Y mellamó poderosamente la atención la vida de Car-los Zatuszek: “El Alemán” o “El Polaco”, como fuebautizado por los aficionados argentinos.Llegó a la Argentina en 1923, escapando a lamiseria provocada por la sucesión de conflictosbélicos en Europa. Vino lleno de esperanza,acompañado de su amigo Juan Maczak a quienhabía conocido en las filas del ejército austrohún-garo, aquí encontró paz, trabajo y amigos. Comen-zaron como ayudantes en el taller del mecánicoLuis Viglione, donde trabajaron preparando autosde carrera hasta que lograron independizarse. Lle-garon a tener su propio taller y ser representantesde diferentes marcas de repuestos. En 1926 Julio Berndt, ingeniero alemán radi-cado en Argentina importó un Mercedes 630 Ky se lo cedió a su amigo Carlos Zatuszek paracorrer. Con ese auto, “El Alemán” debutó aban-donando en la carrera de Esperanza en 1927. Alaño siguiente se presentó a correr el Gran Pre-mio Nacional, donde el auto fue bautizado conel apodo de “Ómnibus” por sus imponentes di-mensiones, con el que corrió entre 1927 y1933; su primera y única victoria con un tipo Kfue en las 12 horas Standard de Mercedes en1928. En 1929 Zatuszek le compró a Juan Malcolm unSSK, al que sus hijas habían apodado “Espe-ranza”. En el circuito de la Tablada en Córdobaganó su primera carrera con el SSK, la primerade una sucesión de éxitos en la denominadaFuerza Libre, destacándose tres ediciones del

Gran Premio Nacional (1930-1931-1932) y dosvictorias en las 500 Millas de Rafaela. El Mercedes tenía un motor poderosísimo yZatuszek era robusto y fuerte como para llevarel enorme bólido en los difíciles caminos argen-tinos, él y sus autos de carrera habían alcan-zado una gran popularidad. A pesar de cambiarmodelos y carrocerías, sus autos tenían uncomún denominador, su apodo “el ómnibus”. En 1935 ganó las 500 Millas de Rafaela, las 200Millas de Tucumán y el premio Emilio Saint enParaná; en 1936 las 200 Millas de Bahía Blancay el Gran Premio Audax de Córdoba. En 1937 se impuso en el Circuito Llavallol, en Ola-

varría y en Córdoba por el Campeonato de la Ve-locidad. Sus éxitos con el SSK “Esperanza” pare-cían interminables y sus récords inalcanzables.Hombre y máquina formaban una dupla imbati-ble, pero en los entrenamientos para la carrerade Casilda murió al volcar contra una zanja.Como bien titulaba la revista el Gráfico tras sutrágica muerte: “Se nos fue, dejando un enormevacío entre pilotos, amigos y aficionados. Pero elamable y carismático “alemán” había encendidola pasión por los Mercedes-Benz en Argentina,pasión que continuaron alimentando otros pilotoscomo Luis Brosutti, José Fanto, Alfredo Olivari ymás tarde Juan Manuel Fangio.

A pesar de cambiar modelos y carrocerías, sus autos teníanun común denominador, su apodo “el ómnibus”.

Carlos Zatuszek y Juan Maczak, Mercedes-Benz K.

1928 Carlos Zatuszek con el Mercedes Benz tipo K “Ominbus”.Carlos Zatuszek y Julio Berndt.

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LLAA PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Amalia MalcomMercedes-Benz 680 S de 1928Luján, Provincia de Buenos Aires

37.El Ave Fénix de Malcolm

Pasaron más de ochentaaños desde aquella foto; lafamilia Malcolm posa de-lante de los Mercedes-Benzde carrera y en torno a estaimagen se teje esta historia.

Amalia era por aquel entonces apenas unaniña, que esperaba la llegada de su padreen el balcón de su casa, jugando con su

hermana Juana. Más de una vez Juan, su padre,las sorprendía con un auto nuevo, cuantos ha-brán sido para que Amalia que tenía tan solocinco años se siga acordando en detalle. Las doshermanas entraban a la casa gritando: “mamá,papá trajo un auto nuevo”, recuerda Amalia.Juan Malcolm: “El Gaucho Escocés”, “El colec-cionista” o “el Inglés”, como lo habían rotuladola afición y la prensa, fue una gran corredor yun precursor del automovilismo en Argentina.Junto a Carlos Zatuszek, Macoco Alzaga, ErnestoBlanco, Raúl Riganti, Antonio Gaudino y Marianode la Fuente, pertenece a la pequeña élite quehizo famoso el automovilismo en estas tierras.Comenzó su carrera corriendo con motocicletas,pasando más tarde a los autos. En 1928 Malcolm se presentó con una Bacquetcon motor americano en el Gran Premio Nacio-nal. Ahí corrió sin mayor suceso, pero quedómaravillado por el poderoso Mercedes-Benz deCarlos Zatuszek. Malcolm describirá en susapuntes el poder del motor y las fantásticas lí-neas del auto. Luego de abandonar en las 500millas de Rafaela partió a Europa decidido acomprar uno de carrera.

Juan Malcolm, “El Gaucho Escocés”, “El coleccionista” o “el Inglés”, comolo habían rotulado la afición y la prensa.

El ayer, conducido por Juan Malcolm (circa 1929), y a la derecha, el mismo auto restaurado fue nuevamente fotografiado por los caminos de la provincia de Buenos Aires.

El 25 de octubre de 1928, compra en la agenciaDaimler Benz en Paris, dos Mercedes-Benz: untipo SSK s/n 36245 y un S s/n 35972. Los autosllegaron en el vapor Sierra Córdoba importadosa través de la firma Agustín Borré, en cuyo des-pacho se leía: “dos cajones conteniendo dos au-tomóviles Mercedes-Benz y 4 ruedas de auxilio”. El SSK era blanco, con los guardabarros enverde oliva, y el 680 S era negro con guardaba-rros color borravino. Al SSK lo llamamos “Es-peranza” y al 680 S “Buena Suerte”.“Mi padre estaba fascinado con ambos autos“,asegura Amalia, mientras se identifica en unafoto de la época tomada en el garage de la es-tancia de los Malcolm en Luján, donde los vehí-culos eran guardados celosamente; en la fotoaparecen Juan, su mujer María y sus pequeñas

hijas Amalia y Juana.Sólo unos meses después, los recursos de JuanMalcolm le permitieron reembarcar al S haciaEuropa, con el que recorrió varios países. Lasfotos que aún se conservan lo muestran junto alauto en San Sebastián (España), Cremona (Ita-lia) y Stuttgart (Alemania), con una particulari-dad: la patente de Luján y el escudo delAutomóvil Club Argentino. Pero no todo fue pa-sear, ya que Malcolm aprovechó la oportunidadcompitiendo con los ases europeos de entonces;fue séptimo en Cremona y tercero en AbbaziaMontemagiore por la Copa Mussolini.De regreso en nuestro país, siempre con el Mer-cedes S corrió varias carreras, destacándose suvictoria en Chivilcoy de 1930 y logrando unagran performance en el Gran Premio Nacional

pocos meses más tarde.Ese mismo año Juan le vendió el SSK “Espe-ranza” a Carlos Zatuszek. Con este auto el “Ale-mán” logro una gran cantidad de victorias,forjando su popularidad.“Buena Suerte”, el tipo 680 S, quedó en manosde Malcolm junto con otros tantos autos, queya estaban obsoletos para correr o estaban des-mantelados. Aún así Malcolm los conservaba ynunca se animó a venderlos.Hace algunos años Amalia le cedió los restosdel 680 S a una amiga, con el solo compromisode restaurarlo. El trabajo tomó más de tresaños, y en el mismo se utilizaron repuestos ori-ginales, como chapas de aluminio pertenecien-tes a la carrocería, el cuero de los tapizados y elchasis original, que había sido acortado por elpropio Malcolm para reforzar otro auto en 1947.En tanto, el motor fue reconstruido íntegra-mente. Los responsables en restaurarlos volvie-ron a la estancia con la promesa cumplida yfestejaron con un asado. Ahora su destino finalserá Europa, en su segundo regreso, donde unapasionado coleccionista estará dispuesto apagar varios millones de dólares por poseerlo.Habían pasado ochenta años de aquella foto,que hoy se pudo repetir, causando gran emo-ción en la familia, en especial para Amalia. Ahíestaba ella, junto al Mercedes-Benz 680 S, el delos grandes premios, cuyo sonido del motor laestremecería al oirlo rugir, cerrando los ojos y“recordando cuando papá llegaba a casa”.

Amalia Malcolm por tres. En la foto de la izquierda se identifica en la foto del centro, de 1930, junto a su hermana y sus padres. A la derecha, con el 680 S en 2011.

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EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Ruben DarayPeriodistaEx piloto profesionalMB 450 SLC 1978Ciudad de Buenos Aires

No recuerdo un minutodonde mi vida no hayaestado ligada a un auto. Elprimer juguete que pudepedir fue “un autito decarreras”.

38.Del amor al llanto

Amis doce años, la cosa ya era más fuertey no dejaba de ir a ver carreras al autó-dromo de Bs. As. Lo más importante del

año era ver pasar los autos que corrían El GranPremio Internacional de Turismo que organi-zaba el A.C.A.La cita era la Av. Del Libertador en San Isidro;allí las banquinas profundas nos daban unaperspectiva extraordinaria, los veíamos pasar encarrera y a ras del suelo. Una locura maravillosaera vivir esa noche mágica de luces y sonido, delsonido que a mí me gusta, un motor de carreray en este caso eran más de 400 los motores quesonaban. Al otro día, en el colegio, las primerasradios portátiles a las que accedíamos, nosacompañaban toda la mañana mientras no séqué profesor hablaba de no sé qué temas, nuncame entere de eso. 1962 no fue un Gran Premiomás. Allí corrían los Mercedes- Benz de EuguenBoeringher, y Dieter Glemser con unos “gordos”300 SE color azul Mercedes y techo crema. Pero

la atracción era un más modesto 220S que ma-nejaban unas suecas, Ewy Rosqvist y UrsulaWirth. Las Suecas, con su MB, fueron sensacióny no sólo ganaron, enamoraron a todos. Yo eramuy chico pero después… algo me enteré.Una sensación de equipo imbatible quedó parasiempre en mi memoria y también en la de mu-chos. Ganarle un pequeño tramo de un GranPremio al equipo MB era como ganar en Mó-naco. Muy pocos lograron ese mínimo laurel.También es cierto que nadie de aquí disponíade un auto similar, solo Carlos Menditeguy quefue invitado por el equipo.Fui corredor de autos profesional, gané mi pri-mer título de Campeón Argentino en 1977. Eramás de lo esperado para un joven de solo 27años; ganarles a los equipos oficiales de Fiat yPeugeot, me puso muy orgulloso.“Rubén tenés teléfono, dice que es Juan ManuelFangio…Las bromas siempre formaron parte del auto-

movilismo argentino y nunca dudé que era unabroma al atender ese llamado. Hable con JMF,como si fuera Juan Pirulo. De hecho no fui a lareunión que él me estaba proponiendo.Volvió a llamar a la hora. Me subí a mi auto y enmenos de 15 minutos llegué desde San Isidro asu departamento de la Avenida Caseros. EraJuan Manuel Fangio, yo temblaba de admiracióny de incertidumbre. Que hacia yo allí? me pre-guntaba muy bajito.“Viene el equipo Mercedes para la Vuelta a LaAmérica del Sur y me gustaría que vos corrascon uno de los autos…” Antes de darme ungolpe contra el piso, me acomodé contra lapared y traté de seguir escuchando. Cualquiercosa que hubiese dicho era mucho más de loque yo jamás podía soñar. Sólo para imaginar la importancia de ese ofre-cimiento, pongo como ejemplo esto, hagan decuenta que hoy viene Michael Schumacher yles dice: el domingo en Monza no tengo ganasde correr, querés correr vos?El 10 de abril de 1978 me tomé un avión aEcuador para manejar desde Quito a Santiagode Chile un poderoso MB 450 SLC oficial delequipo. Nadie puede imaginar lo que ese mo-mento marcó para siempre mi vida la charlacon Fangio y manejar un Mercedes-Benz decarrera. No viví nada más fuerte.Seis meses antes de la carrera el equipo yaestaba recorriendo la ruta, mi navegante eraJosé Araujo, pero tal vez para quienes cono-cen un poco más, el que hizo la hoja de rutapara el equipo y fue compañero en el equipofue Jean Todd, director de Michael Schuma-cher en sus campeonatos y hoy presidentede la FIA. Era un lujo compartir ese equipo.Recorrí tres vueltas a Sudamérica con variosautos 450 SLC, cada auto después de ese re-corrido volvía a Alemania y mandaban otrocon los defectos corregidos, algo inusitado eimposible de comprender teniendo en cuentaque yo corría con autos nacionales y equiposcon más entusiasmo que posibilidades.

Lloré mucho cuando mi navegante, por unerror involuntario pero imperdonable, rompióel auto con el que ya íbamos a correr, contraun puente a muy baja velocidad. Lloré de im-potencia porque para darle el gusto yo lepresté por 10 Km, el volante. El error fue mío,pero sólo quería que sienta lo que era eseauto, nada más que eso, el tampoco preten-día otra cosa.Cuatro días sin dormir, trabajando junto a loschapistas, fueron necesarios para que la es-trella de la parrilla, volviera a su lugar…Las consecuencias de ese choque se hicieronsentir en los primeros tramos de velocidad dela carrera que se largó el 17 de agosto de1978. La caja se quedó sin lubricación y allínos quedamos nosotros.Mi relación con Fangio fue cada vez mejor yalguna vez me pidió que fuera yo quien orga-nizara la Fiesta Nacional del Automovilismo“Tributo a Fangio” ese era el nombre. JMF, lesdijo al intendente de su pueblo, Balcarce, y alentonces presidente de su fundación, “Lafiesta se llamara Tributo a Fangio si la orga-niza Rubén, si él no la hace, se llamara FiestaNacional del Automovilismo”. Tal vez sea por esoque para recordarlo dedique a JMF y su famosoW196 uno de mis primeras pinturas. Entre otrascosas JMF, siempre me decía, “tu auto tiene que

ser un Mercedes-Benz…” y nunca le fallé.Hace muy poco, visitando el Museo en Stuttgart,volví a ver uno de los autos del equipo de laVuelta a La América del Sur y otro más, un 280E que ganó la Londres–Sidney. Yo estaba allí, mi-rando esos autos, sin poder contarle a nadie quea los dos los había manejado, uno aquí por Sud-américa y el otro, invitado por el Dr. Enrique Fe-derico (Relaciones institucionales de MBA). Enuna carrera de autos clásicos las 1000 Millas Ar-gentinas. Quien podría creerme esta historia,como le podía decir yo a un alemán, “mire yocorrí estos dos autos que hoy son piezas de estemuseo”. Es imposible.Viví la organización de un equipo como ese queera dirigido por Eric Wassenberger, fue a mis 28años. Después seguí corriendo y aplicando encada uno de mis autos y equipos lo que habíaaprendido. Lo cuento sólo para que ustedes mepuedan comprender con claridad. Pude ganar dosCampeonatos y varias veces fui sub–campeón,repetí hasta el cansancio lo que vi en la organiza-ción del equipo Mercedes- Benz, muy pocasveces un auto mío se paró. Lo hago hoy cada día,trato en cada cosa que hago de hacer lo mejor delo que mi capacidad puede ofrecer.La frase preferida de Fangio es ideal para enten-der el éxito de una marca “Hay que tratar de serel mejor, pero nunca creerse el mejor.”

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Rubén Daray en su época de piloto. En la imagen de la derecha, junto a Juan Manuel Fangio, durante la Vuelta de Sudámerica de 1978.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Matias AnticoPeriodista. San Isidro, Buenos Aires

39.El valor de tener historiaMatías Antico encontródesde muy pequeño supasión por los autos, cau-tivado especialmente porlos modelos roadster SL yla coupé SLC de princi-pios de los ‘80. Luegopudo experimentar la es-trella a través de su profe-sión y su Mercedes-Benzcoupé del año 1981.

No se podría explicar lógicamente elamor por los autos. En mi caso, y sinninguna influencia familiar, creo nació

estando todavía en la cuna (que quizá tenía rue-das). Cuando ni siquiera había comenzado elcolegio primario ya me interesaba el saber deautos, conocer modelos de acá y de otros lados.Tengo muy vivos aquellos días de 1981 ó 1982,cuando, con seis o siete años, ya le pedía a mipapá venir a la Capital por Panamericana to-mando luego Libertador para ver las concesiona-rias especiales de la zona y los extrañosejemplares de algunas embajadas. Aunque todaslas marcas me llamaban la atención, el sueño melo quitaban los Mercedes, en especial el roadsterSL y la coupé SLC, modelos que tenía entre misautitos a escala y que cada tanto podían verse enalguna película local o extranjera. Por esos díastambién llegaban los primeros sedanes y coupésSEC de la serie W126, con esas líneas suaves quehoy, 30 años después, todavía me capturan.Mi destino estaba un poco escrito. Terminé tra-bajando con autos por el lado del periodismo,editando una revista, haciendo un poco de TV yotras aplicaciones. Pruebo unos 60 autos poraño, entre ellos los cada vez más sofisticadosmodelos de la estrella. Pero ninguno me emo-ciona como los de aquella época, confirmandoun poco esa teoría de que todo aquello que vi-vimos de chicos nos marca para siempre.A esa edad, saber de autos era conocer todoslos modelos, como si fuesen figuritas de un

álbum. Hoy, creo que no se puede saber de ellossin estudiar su historia, sus orígenes y su evo-lución. Por eso los 125 años de Mercedes-Benzson fascinantes. No por ser la compañía auto-motriz más longeva del mundo sino por todoslos hitos marcados a lo largo de esa extensa ca-rrera. Desde la patente del automóvil en 1886hasta la actualidad, son infinitos los sistemas,adelantos e innovaciones que la compañía in-trodujo en el mercado mundial. En 1909 rom-pía el récord mundial de velocidad a 228 km/h,y en 1939 repetía la hazaña, esta vez a 600km/h con un afilado misil de aluminio desarro-llado nada menos que por Ferdinand Porsche,otro prócer de la industria que creció traba-jando en Mercedes-Benz. La firma tenía un pro-totipo eléctrico en 1906, adoptó lassuspensiones independientes a las cuatro rue-das en 1931, lanzó al mercado el primer autodiésel de pasajeros en 1936, hacía motores coninyección directa en los años ´50 (300 SL), des-arrolló las primeras carrocerías deformables, ypatentó el ABS, el airbag y el ESP, entre otros re-conocidos adelantos. En las competencias ganaba(y gana) campeonatos mundiales, es referenciaen el transporte de carga y pasajeros, y desde suscomienzos sentó los más altos estándares de ca-lidad y confiabilidad para todos sus productos.Es casi una falta de respeto repasar la historiaque iniciaron Daimler y Benz en tan pocas lí-neas, salteando la mayoría de los sucesos im-portantes. No soy un fanático de esta marca, y

Pruebo unos 60 autos por año, entre ellos los cada vez más so-fisticados modelos de la estrella. Pero ninguno me emocionacomo los de aquella época, confirmando un poco esa teoría deque todo aquello que vivimos de chicos nos marca para siempre.

cuando evalúo sus modelos nuevos lo hago congran exigencia. Pero reconozco que (sin desme-recer la obra de otras) es la compañía que máshizo por la evolución y el avance del auto en elmundo. Y no desde pequeñas series de élitesino produciendo millones y millones de unida-des ininterrumpidamente para distribuir entodo el planeta. Una de tantas es mi humildecoupé 1981, de escaso valor económico e histó-rico. Pero el niño grande al fin tiene en su ga-rage el juguete con el que tanto soñaba treintaaños atrás, y eso no tiene precio.

40.Mercedes-Benz con choferEELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Anibal TrasmonteHistoriador del colectivoIlustrador digitalCiudad de Buenos Aires

El colectivo es considerado uno de los inventos argen-tinos por excelencia, y para Anibal Trasmonte éste hasido una pasión que al tiempo lo convirtió en investi-gador y eximio ilustrador. Un relato desde sus propiasvivencias y profesión.

Microómnibus Mercedes-Benz ca. 1940 carrocería Gnecco, Expreso Cañuelas (Provincia de Buenos Aires), Trolebús Mercedes-Benz O6600T 1952/53, Municipali-dad de Rosario, Mercedes-Benz L3500 “curvo” ca. 1958, carrocería El Cóndor, Coop. Litoral (San Pedro, pcia. Buenos Aires).

Mercedes-Benz O321H 1962 (alemán), Transporte Castro Barros, ex tranvía 23, Buenos Aires, Mercedes-Benz O317 carrocería Decaroli (déc. 1960). Empresa Liniers,Buenos Aires, Mercedes-Benz LO1112 carrocería El Indio 1969, línea 68, Buenos Aires.

Mercedes-Benz O140 1971/72 carrocería DIC. Trasp. Aut. Luján, Buenos Aires, Mercedes-Benz OC1214 1980 El Detalle, servicio climatizado línea 132, Buenos Aires,Mercedes-Benz OH1315 L 2005 Metalpar Tronador, línea 132, Buenos Aires.

Si de algo puede jactarse Mercedes-Benzluego de 60 años de vida en la Argentina,es de haber contribuido con creces al

desarrollo de uno de los medios de transportevernáculos más populares: el colectivo. Y en lopersonal me ha atrapado tanto emocional comointelectualmente. Desde chico me interesé portodo lo que anduviera sobre ruedas. Autos, tran-vías, trenes y ómnibus eran motivo de observa-ción y dibujo. Con los años llegó la especializacióny me dediqué al colectivo y sus parientes cerca-nos. Crecí mientras Mercedes-Benz cimentaba suliderazgo en el transporte automotor de pasajeros.Cada modelo es digno de ser investigado, desme-nuzado, interpretando su chasis de frente, de atrásy de perfil, con sus respectivos colores de la época.En fín, debiendo recurrir a documentación delas fabricas, planos de los carrroceros y porsobre todo, a testimonios de empresarios, mecá-nicos y choferes.Ómnibus y colectivos llegaron a estas pampasmucho antes que la marca de la estrella, gas-tando calles y caminos sobre chasis de innume-rables marcas, pero a partir de la década de1950, el arribo de la firma alemana imprimió afuego un sello en los transportistas, que llegóhasta el presente.Por la década del ‘40 contamos unos pocos cha-sis dedicados al transporte de pasajeros, impor-tados de Alemania y carrozados en el país. Laprimera gran remesa de Mercedes-Benz fue detrolebuses. Llegaron 350, adquiridos a comien-zos de los ‘50. Estos vehículos demostraron sunobleza en Buenos Aires, Mendoza, La Plata,Mar del Plata y Rosario. En esta última ciudad,sus motores fueron adaptados a unidades másnuevas y prestaron servicio hasta entrada la dé-cada de 1980.En 1953 llegó un lote de chasis Mercedes-BenzL 312 para la nueva Cooperativa General Perón,línea de colectivos que corría desde Plaza Oncea Munro y hoy lleva el número 41. Pronto se su-maron los L 3500, apodados “curvos” en la

jerga transportista, debido a una curvatura delos largueros del chasis sobre el eje trasero.Los primeros L 312 puestos masivamente en lacalle fueron a Rosario a comienzos de la décadade 1960, cuando esa ciudad reemplazó las lí-neas de tranvías por automotores. Enseguida seconvirtieron en el caballito de batalla deMercedes-Benz, difundiéndose por todo el país.Cómo habrá sido el impacto que produjo lamarca alemana en los colectiveros, que cuandose privatizaron las líneas de colectivos, en1955, muchos de los Bedford ingleses hereda-dos de la administración estatal fueron “merce-dizados”. Directamente se les cambiaba latrompa, adaptándole la del chasis L 312.Por esos años, para reemplazo de tranvías y tro-lebuses en Buenos Aires se importaron los re-cordados O 321 H. Estos vehículos resultarontan sólidos y eficientes que hasta no hacemucho tiempo se los veía circulando comotransporte escolar. Mientras tanto, en serviciosde larga distancia lucían los O 317.En 1965 llegaron los “fierros” deMercedes-Benz. La aparición de los chasisLO 911 y LO 1112, coronados años despuéscon el 1114, determinó la adhesión total de lostransportistas a la estrella de tres puntas. Elmodelo OP 312, utilizado en media distancia,dejó paso al O 120, antecesor de O 140 y delO 170, que acapararon los servicios interur-banos y diferenciales.En 1978 apareció el chasis OC 1214, apodado“frontalito”, que marcó el inicio del ocaso delcolectivo tradicional con “trompa”. Pronto el OF1214 masificó esta tendencia, aunque en el in-terior del país muchos 1114 siguieron (y si-guen) prestando nobles servicios. La serie OHde Mercedes-Benz, presentada en 1987 luegode cinco años de desarrollo, marcó otro hito: elmotor ubicado en la parte trasera del vehículo.Esta novedad redundó en un mejor aprovecha-miento del salón para el pasajero y de un mayorconfort para el conductor, alejado de ruidos, vi-

Desde chico me interesépor todo lo que anduvierasobre ruedas. Autos, tran-vías, trenes y ómnibuseran motivo de observa-ción y dibujo.

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braciones y calor producidos por el motor.Fue el punto de partida para una nueva ge-neración de buses, que sucesivamente incor-poró los modelos de piso bajo y semi-bajo,para facilitar el acceso de personas con movi-lidad reducida, llegando en la actualidad al O500 en su versión urbano articulado, repre-sentante del transporte moderno en las gran-des urbes. Mercedes-Benz ha sido la marcaque ha predominado en la historia del colec-tivo en Argentina desde mediados de los ’50hasta la actualidad.Tal vez por eso, cuando los adoradores del autome preguntan si todavía viajo en colectivo,siempre contesto: ¡No te permito, che! Yo andoen Mercedes-Benz con chofer.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Alejandro ScartacciniInvestigador sobre transporteAngel MilánEmpresarioColectivo MB 1114, 1982Luján, Provincia de Buenos Aires

En su primera visita a nuestro país, en 1982, durante la Guerra de las Malvinasy luego de su homilía en la Basílica de Luján, el Papa Juan Pablo II viajó en colec-tivo, un Mercedes-Benz LO 1114 de la línea 501.

Aquel viaje, entre la Basílica y la esta-ción del ferrocarril, no estaba previsto,es muy recordado hoy entre los colec-

tiveros lujanenses de la época; don AngelMilán fue aquel afortunado conductor quellevó a Su Santidad, y la trascendencia de en-tonces le valió ser nominado como uno de los“personajes del año” de la revista Gente.Esta historia fue rescatada del arcón de los re-cuerdos por Alejandro Scartaccini, investiga-dor del transporte en Argentina, quienconsultó a don Angel Milán los detalles y vi-vencias de aquella travesía. “En aquel mo-mento –señala Milán- era gerente de laempresa Libertador San Martín, que explo-taba la línea 501 acá en Luján. Antes de la lle-

41.El Papa Juan Pablo II en colectivo

gada del Papa, recibimos un llamado de laMunicipalidad, que nos pidió tres colectivospara trasladar periodistas. Y quise ir perso-nalmente para estar cerca del Papa”.Las tres unidades quedarían estacionadas de-trás de la basílica, pero ocurre un cambio deplanes y “nos dicen que por la cantidad deCardenales y Obispos nacionales, a los queno les habían asignado transportes. Depronto, se acercaron tres Obispos, se suben auno de los colectivos y conversan entre sí.Uno se acerca, era Monseñor Calabrese. Y mepregunta, así como si tal cosa: ¿Se anima allevar al Santo Padre? Me quedé duro. Hastacreí que se trataba de una broma... pero meaclararon que tal decisión se debía a que

Juan PabloII no quería ir en los autos de pre-sidencia, que tenían vidrios polarizados, ysegún se dijo, el Papa quería estar cerca de lagente, que quería ver al pueblo. Y por eso losObispos comenzaron a buscar desesperadosun vehículo apropiado...”, y allí es cuando eldestino los sorprende a Milán y a su flamanteMercedes-Benz 1114. “Yo estaba muy nervioso y expectante, y veovenir hacia mi coche a los Cardenales Pironio,Calabrese y Primatesta junto al Cardenal nor-teamericano Paul Marcinkus –que décadasdespués estaría involucrado en un affaire eco-nómico del Vaticano-; Marcinkus, en perfectocastellano me dice: ‘usted ha sido el elegidopara llevar al Papa’. Marcinkus y Calabresehabrán visto mi cara y se acercaron. ‘quédesetranquilo -me dijeron- Su Santidad es una per-sona muy cálida y humilde y su presencia ledará mucha paz-. ‘Es un tipo piola’ me comen-taron. La Policía Federal protestó. Argumen-taban seguridad. Ordenaron revisarlo y unmontón de policías se subieron al coche. ¡Casime lo desarman! Tan puntillosa fue la revisiónque hasta me desmontaron los fierros quesostenían la boletera.”, comenta don Angel.“Para que el Papa tuviera una mejor visión, lecolocaron un asiento junto al mío, pero la pa-lanca le quedaba entre las piernas. De repenteveo una marea de flashes que enceguecían:llegaba Su Santidad. Se acercó al coche por suparte delantera, pero prefirió subir por atrás.Saludó a todos los Obispos sentados y se sentóa mi lado. Lo único que atiné a hacer fue ten-derle la mano y él me la tomó, como tranqui-lizándome. La calle no se veía, nos rodeabauna marea humana, pero el Papa bendecía ysaludaba a todos. A las cuadras junté coraje yme animé a hablarle. ¡Cuánto entusiasmo hayen esta gente!, le comenté. -Molto, molto,molto...- me respondió. Fue lo único que le dijeen todo el viaje. Finalmente, llegamos a la es-tación, donde debía abordar el tren especial.

Saludó a todos los Cardenales y, antes debajar, se dio vuelta, extrajo un rosario deentre su sotana y me lo regaló. Me dio lamano y se despidió”.“Al tiempo, me llamó Monseñor Ogñenovich,Obispo de Mercedes, para que le escribierauna carta a Juan Pablo II y él la llevaría per-sonalmente al Vaticano. Tardé muchísimo enhacerla, porque mi dilema era: ¿Qué le pongo?La hice como pude y la llevé. Meses después,el 11 de septiembre, que es el día de mi cum-pleaños, llegó una carta sin remitente: era delVaticano. Era la contestación de Juan Pablo IIa través de su secretario, que me hacía llegarsus bendiciones para mí y mi familia y unagradecimiento por haberle escrito. Aún con-servo la carta, que enmarqué junto a una fo-tografía. Y el rosario lo tiene mi hija, porquetuve una grave enfermedad en el corazón ysufrí una operación importante en la ClínicaFavaloro. Lo llevó el día de la operación y saliótodo bien. Y nunca más se desprendió de él”.

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“Es el auto más elegante que conozco.Es una verdadera obra de arte del di-seño, y de mecánica, una máquinaperfecta”.

Pancho Dotto

“Mucha gente nos pregunta como aesta edad andamos solos en la ruta,pero nosotros nos sentimos muy segu-ros con estos vehículos. Es un autoque nos da la seguridad de circulartranquilos a nuestros 80 años”

Nélida Forgues

SueñosNostalgiaRecuerdos42. “Es el auto de mis sueños”. [Pancho Dotto]

43. El Mercedito y la Princesa. [Cristian Macchi Semeria]

44. “Ahorré en una caja de zapatos”. [Eduardo Monfrini]

45. “Mi inolvidable auto plata”. [Roberto Hernández]

46. Nunca es tarde para un Mercedes-Benz. [Nélida Forgues]

47. “El Trueno de mi papa”. [Héctor Angelini]

48. El sueño del pibe. [Juan Paternó]

49. Unimog rústico con onda. [Hernán Cobo]

50. La herencia del Dante chico. [Daniel Giavarini]

51. El sodero de mi barrio. [Martín Varrone]

52. Asado con “el Chueco”. [Antonio Gamarra]

verdadera obra de arte del diseño, y de mecá-nica, una máquina perfecta”. Quisieron comprársela muchas veces, por muchomás de su valor de plaza, “pero yo le expliqué queno todo tiene precio y se vende. Yo ya no tengo 10años más para buscar un auto así, ni un año parainvertir en la restauracion que le hice… no me so-bran 11 años. El tiempo no tiene precio, y menosla garra y energía que invertí en él”. Para el cie-rre Pancho deja una reflexión de su trabajo y suhobby: “creo que podría decirse que una personaque descubro con potencial de modelo, una veztrabajados y descubiertos sus talentos y formadocomo modelo, es tan única como modelo, comoúnicos son los modelos de autos”.

LOS PROTAGONISTAS.

Francisco “Pancho” DottoEmpresario280 SL 1969 “Pagoda”Punta Chica, San FernandoProvincia de Buenos Aires.

42.“Es el auto de mis sueños”

Cuando nos comunicamos con él se ha-llaba por trabajo en San Diego, Califor-nia, y tras agradecer la convocatoria

sentenció en la segunda oración de su mail: “tecuento que soy un fanático de Mercedes-Benz…” A partir de allí, tal vez con la misma pa-sión y emoción que buscó su pagoda blanca280 SL de 1969 durante diez años, se compro-metió con su historia, y encomendó a su equipola búsqueda de material fotográfico que ilus-trara su colección. Pocos saben que Luis Francisco Dotto, más cono-cido por todos como ¨Pancho” Dotto, tuvo su pri-mer trabajo en un taller mecánico. “Desde chicoya era una apasionado por los autos, disfrutabadel ruido de los motores”, comenta Pancho.. A los17 años se compra su primer auto ‘clásico’, deno-tando la dualidad de “fierrero” y elegante a la vez.Hoy no se considera un coleccionista típico, peroya dentro de su listado privado cuenta con cincoestrellas, de las cuales tres son convertibles. Y sí,quien no lo ha visto pasar en esas tardes de ve-rano por los caminos de La Barra, en Punta delEste, con anteojos oscuros y en su rostro dibujadoel placer de conducir.

Su nombre está identificado con un seg-mento que pondera el estilo, el buen gustoy el cuidado de los detalles. “Pancho” Dotto,tras diez años de búsqueda encontró la pa-goda que, según él, “me estaba esperando”.

“Tengo un 250 convertible gris oscuro metali-zado de tapizado rojo, volante bochita de cam-bios blanca, 4 plazas, de 1966; una maravillaque el príncipe Rainiero tuvo uno igual por diezaños. Otra maravilla que tengo es un 1993“Sport Line”, 300 CE gris con capota y tapizadonegro. Lo había visto en la película ‘Fachada’,con Tom Cruise, y me enamoré. Y con techotengo un 220, 1962, como el que corrían “lassuecas”, y un 250 blanco con tapizado negro,superclásico modelo 1967”.Pero es su pagoda blanca de techo rígido azul,la que guarda un trato preferencial. Tal esa asíque la estaciona dentro de su oficina, junto asu escritorio. “Me distiende verla mientras tra-bajo y parece que estimula mi creatividad.–asegura Pancho-. Después de 10 años de bús-queda, incluso en Estados Unidos, la compréen Buenos Aires en 1999. Yo quería una grisplata, pero como creo en el valor de respetar ymantener todo lo original, le dejé su blanco ori-ginal, lo único que le hice fue cambiar su vo-lante y la bochita por un color blanco. El restoestaba en perfecto estado, mis amigos me de-cían ‘que suerte a este auto no tenés nada quehacerle, pero como mi hobby es desarmar,quise ver cada parte del auto y restaurar lasque hacían falta. Tiene el tapizado con el des-gaste natural del uso, y me encanta, porquetodo es de fábrica”“Es el auto más elegante que conozco. Es una

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43.El Mercedito y la PrincesaLOS PROTAGONISTAS.

Nadia Ekaterina Erika Macchi Fredes (10)Cristian Diego Macchi SemeriaAbogadoMercedes-Benz 170SD 1955Morón, Provincia de Buenos Aires

Como en los cuentos de hadas, donde cada princesaluce su “carruaje” al llegar, Nadia Ekaterina, a los10 años, ya cuenta con el suyo, un Mercedes-Benz170 SD, de1955.

Para Cristian Diego Macchi Semeria, deprofesión abogado, vecino de Morón, laconvocatoria para el libro de los 60 Años

fue la oportunidad de dar a conocer su historiapersonal, y con ella, la presentación en socie-dad de su hija y de su “Mercedito”.“Mi relato me sale del corazón”, subraya Mac-chi Semeria; el vínculo de amor entre un padrey una hija, que recorre momentos irrepetiblesen la vida de ambos así lo testimonia. El guiónde este libro propone una relación humana conun vehículo, y la de ellos se inicia cuando debebé a Nadia le costaba conciliar el sueño, “yentonces decidí salir a probar pasear en mi170 SD, al ser de 1955, gasolero, posee una vi-bración mínima, pero sorprendentemente tieneun andar muy placentero, y al poco de haberarrancado Nadia ya se había dormido”.Desde aquella noche de desvelo, Diego y su es-posa Fernanda Fredes convirtieron esos paseosnocturnos en algo habitual. El hecho sirvió paraque Diego Semería entablara una “relación deamistad” con su ex “hormiga negra”, ya quehoy no luce su color negro de fábrica, sino unacombinación de color marfil con bordó. “A veceslo miro al auto, escucho su voz y le digo ‘viejoamigo, voy a cuidarte y no vas a estar nuncaabandonado. Mi destino es mejorarte y no de-jarte caer, como todo aquel que tiene contactocon un vehículo clásico’. El ha sido y es másque un auto para mí, fue una cuna en la cualarrullaba a mi hija.”Luego llegaría el momento del bautismo, en2001, y la fiesta se hacía en el Alvear PalaceHotel, en la paqueta Recoleta. “Si bien tengootros autos, varios de colección y entre ellos unMB 230, de 1966, que era de la embajada deBulgaria, naftero, seis cilindros en línea, elegími 170, de él debía ser el honor de llevar a laprincesa. Era increíble verlo al lado de otrosautos de gran renombre, acaparaba todas lasmiradas, como un abuelo mimado por sus nie-tos. Esa pasajera nunca lo olvidó, ni lo olvidará,

ha sido su compañero desde la cuna, a travésde los acontecimientos más importantes desu corta vida”. Como pocos responde a la convocatoria de laproducción fotográfica de esta entrevista, yhasta se toman el detalle de que Nadia Kate-rina Erika -nombre de princesa si los hay- yel “Mercedito” luzcan un vestuario al tono, elvestido se cortaba a la cintura con un lazo delcolor del auto. “Ahora él –por su 170- querrá llevarla sin dudacuando cumpla sus quince, para lo que faltamuy poco. Y yo cómplice le dije: ‘Quédate tran-quilo, que la vas a llevar hasta el altar. Peromucho cuidado, que quien la entregue al ma-rido voy a ser yo, no vos, ¿eh?’. Y resoplandome dijo: ‘Bueno, si no hay más remedio, mequedo con las ganas’. Y quedamos en un trato,para mí ella era ‘la hija’ y para él era ‘la pasa-jera preferida’. Cerramos con un apretón demanos y manija de puerta”.

“A veces lo miro al auto, escu-cho su voz y le digo ‘viejoamigo, voy a cuidarte y no vasa estar nunca abandonado.Mi destino es mejorarte y nodejarte caer, como todo aquelque tiene contacto con un ve-hículo clásico.”

44.“Ahorré en una caja de zapatos”

El más simple, el más básico, a la vieja usanza y se-guramente el menos recomendado por cualquierbanco o financiera fue el método que EduardoMonfrini eligió para comprar su 280 SL Pagoda.

EL PROTAGONISTA.

Eduardo MonfriniEmpresario280 SL “Pagoda”Caballito, Ciudad de Buenos Aires

Para él fue como concretar “el sueño delpibe”, asegura Monfrini. Esta historia confinal feliz comenzó hace algunos años,

cuando Eduardo vivía en San Telmo y tenía la ru-tina de pasear todos los domingos después del me-diodía desde Plaza Dorrego hasta el Tigre Hotel,raid que hacía en bicicleta “porque mi juventud lopermitía y mi economía lo recomendaba“.El recorrido era absolutamente lineal, PaseoColón, Alem, Libertador hasta Tigre y retornosin interrupciones, sólo una bebida bajo la som-brilla de algún bar de la costa del río constituíauna breve y reparadora pausa.Un día esta rutina tuvo un abrupto corte, su mi-rada quedó cautivada de una imagen de ensueño,“separado de mí por un vidrio ví un magnífico280 SL Pagoda” que esperaba para brindarse aun nuevo dueño. La hoja de ruta tuvo una va-riante ese día, su desarrollo lineal incorporó innu-merables vueltas alrededor de esa vidriera.“La mañana siguiente, muy entusiasmado, vi-sité el local que albergaba mi sueño, ya no sóloel vidrio me separaba de él, ahora la realidadera que muchos miles de dólares proponían unadistancia inmensa para mí”. El lento regreso do-tado de gran frustración permitió considerarcuan alejado estaba de su añorado “classic-car”;¿era realmente imposible?, ¿permanecería sólocomo un sueño?, ¿dejaría que fuese un deseo nocumplido?, debía responderse esos interrogan-tes con la misma convicción con la que le ha-bían pedido los casi utópicos miles de dólares.Pero como decía el filósofo griego Pitágoras, “el

principio es la mitad del todo”, y si analizamosque Monfrini ya había tomado la decisión irre-versible de comprarlo algún día, por ende ya es-taba la mitad del camino recorrido.Acto seguido fue considerar la forma de reunir-los, los planes de ahorro no eran atractivos. Al-gunas entidades financieras y hasta bancariasno despertaban ciento por ciento de confianza yrespaldo. “Mi sentido práctico hizo que tomaralo más cercano que en mi cuarto tenía, unavieja caja de zapatos, donde con gran decisióny en señal de auto-convencimiento hice el pri-mer depósito de u$s 45; lo sentí resuelto, sólounos cuantos miles de depósitos más y no ha-bría distancia entre el 280 y yo”.Los depósitos adquirieron regularidad; eltiempo y la perseverancia permitieron que lacifra requerida fuese reunida, aunque aquel280 de la vidriera no es el que hoy posee, “por-que para cuando la junté alguien me había ga-nado de mano, lo que no lamento, lo que sí meentristece es no recordar dónde quedó la muyefectiva pero ya vacía caja de zapatos”.Al tiempo Eduardo sumaría otra estrella, una280 SLC de 1981, que usa a diario.

“En 2000 decidí volver a pin-tarlo y vi que tenía variascapas, hasta que encontré elcolor original y decidí mante-nerlo, a pesar de que ya habíacomprado la pintura celeste.

45.“Mi inolvidable auto plata”

Un auto, un niño y el tiempo, que inevitablemente pasó,son el alma de esta sencilla historia de infancia quehoy, después de muchos años, vuelve a cobrar vida.

EL PROTAGONISTA.

Roberto Gregorio Hernández (79)Daniel LilloLuis VarelaNieto: Juan Francisco (27)Auto de carrera a escala, W25, de 1935Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires

Hace 74 años, en una casa de Villa delParque vivía Roberto, un niño de 5años. Un día lunes, como otros tantos,

llegó su padre, Don Dalmacio Hernández, y des-pués del trabajo, le da en sus manos una caja,cuyo contenido quedaría marcado para siempreen su memoria.La curiosidad propia del niño hizo que laabriera rápidamente para hallar en su interiorel regalo más sorprendente que haya recibido,un auto en escala de colección de carrera Mer-cedes-Benz, con todos los accesorios posibles eimaginables: llantas, cricket, llave para sacarlas ruedas y más. “Podía abrirse el motor, erauna maravilla e incluso el volante podía mo-verse” – recuerda Roberto emocionado.Para él fue su juguete preferido durante años,pero la misma curiosidad e incluso su futuravocación que ya estaría gestándose -Roberto en

la actualidad es ingeniero- hacen que comen-zara a desarmarlo progresivamente hasta queun día las cientos de piezas se empiezan a per-der, y el auto como tal, no existió más.A pesar del tiempo trascurrido Roberto seguíarecordándolo y en rueda de amigos siempre de-jaba volar sus pensamientos hacia el pasado ytraía consigo el recuerdo de esa maravillosa cajay del día que su padre se la regaló.Una tarde como otras tantas, hace tan sólo unosmeses, se encontraba en el café de siemprejunto a sus amigos, pero en realidad no iba aser una tarde igual a otras. Una sorpresa estabaa punto de ser develada por Luis, “el anticua-rio” un amigo de la vida y buscador de curiosi-dades, que volvería a permitirle a Roberto serun niño otra vez. Luego de un pequeño preám-bulo, Luis fue quien le entregó nuevamente unaréplica exacta de aquel auto.

La emoción y el recuerdo colmaron por com-pleto el alma de Roberto. Hoy con 79 años, Ro-berto volvió a tener aquel inolvidable autoplata. Su nieto Juan Francisco, que ya heredósu Mercedes-Benz Clase A allá por el año 2005,será el encargado de custodiar este recuerdoque ahora ya cobró vida, y quien sabe, tal vezseguirá alegrando y emocionando a los futurosdescendientes de la familia.

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46.Nunca es tarde paraun Mercedes-Benz

Benito Escolá (80) y Nélida Forgues (71)habían cumplido sus bodas de oro perosentían que aún les faltaban más sue-

ños por cumplir en su vida. Así fue como seanimaron y tomaron la decisión de comprarseun Mercedes-Benz, el auto que siempre habíanquerido tener.En 2008 el sueño se hizo realidad, Benito tenía77 años y Nélida 69, pero poco importó eso ala hora de elegir el nuevo Clase B 200 que losacompañaría a recorrer el país.“Al principio muchos cuestionaron nuestracompra pero siempre habíamos querido tenernuestro “Mercedito”, como lo bautizamos”, se-ñala Nélida. “Siempre quise tener un vehículode la marca, por suerte pude alcanzarlo”,agrega Benito.A partir de ahí ambos decidieron salir a reco-rrer el país y fueron muchos los kilómetrosque realizaron en su Clase B 200. “El viaje

más largo que hicimos fue a El Calafate, lo cul-minamos en tres etapas y fue todo hermoso.El auto respondió muy bien, eso nos diomucha seguridad”. Después de haber recorrido más de 20.000kmcon el Clase B 200, Nélida y Benito pensaronen cambiar el auto, pero no de marca. Así llegóel Clase C 200 modelo 2010, con el que actual-mente continúan sus travesías por las rutasargentinas. “Con éste vehículo ya hicimos23.000 km., fuimos a Río Hondo, la costa

atlántica, Jujuy y Salta, y estamos planificandoun próximo viaje a La Quiaca”, destaca Benito,quien asegura que ya está pensado en otroMercedes-Benz.“Mucha gente nos pregunta como a esta edadandamos solos en la ruta, pero nosotros nossentimos muy seguros con estos vehículos. Esun auto que nos da la seguridad de circulartranquilos a nuestros 80 años”, concluye Nélidasonriente y orgullosa de haber cumplido juntoa su esposo uno de sus sueños.

Se dice que la edad es sólo un estado de ánimo. Benito llega con su Mercedes-BenzC 200 plateado y luciendo una campera negra de cuero forrada en piel y anteo-jos oscuros; junto a Nélida, su mujer, recorren nuestro país de punta a punta.

“Mucha gente nos preguntacomo a esta edad andamossolos en la ruta, pero nos-otros nos sentimos muy segu-ros con estos vehículos.Es un auto que nos da la se-guridad de circular tranqui-los a nuestros 80 años”

LOS PROTAGONISTAS.

Benito Escolá (80)Nélida Forgues (71)Clase C200 2010Hijos: Jorge (47) y María Elena (49)Nietos: Mora, Luis, Gregorio, Federica y RaquelPergamino, Provincia de Buenos Aires

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LOS PROTAGONISTAS.

Héctor Elio Angelini (60)TransportistaMB 312 modelo 1954Mirta Isabel Angelini (61)Hijos: Darío (35), César (33), Diego (30), Romina (29)

47.“El Trueno de mi papá”

El homenaje a un padreque manejó y sigue ma-nejando desde hace cua-tro décadas un camiónMercedes-Benz 312. Elagradecimiento de sushijos y una historia de másde medio siglo de fidelidadfamiliar con la estrella.

Durante el recorrido y coordinación decada una de las entrevistas, algunas acientos de kilómetros una de otra, exi-

gía una reconfirmación horaria constante. Así,en una de las noches más frías del invierno de2011, coincidimos encontrarnos “a cualquierhorario”, frente al concesionario oficial deMercedes-Benz en Río Cuarto, Córdoba, a lavera del kilómetro 608 de la Ruta 8, como parasentirnos como en casa, digamos. Ahí, dandola espalda a los nuevos modelos se colocó a “ElTrueno”. La luz ambiente no alcanzaba, y amodo de music hall, con las luces altas de autosparticulares en ángulos de 45 grados iluminá-bamos al protagonista y el actor de reparto,Héctor Angelini y su 312. Quien era la estrellay quien el partenaire era asunto de ellos nonuestro.Esta historia es un homenaje que César Ange-lini quiere hacerle a su padre, Héctor Elio An-gelini quien manejó toda su vida elMercedes-Benz 312 modelo 1954 comprado porsu abuelo Elio Angelini. “Es la historia de unhijo agradecido al esfuerzo, dedicación y amorde un padre que ama su camión y su profe-sión” expresa César.

En 1952 su abuelo adquirió el primerMercedes-Benz y dos años después compró el312 (1954) que continúa Héctor conduciendoen la actualidad para el transporte de hacienday caballos de carrera.“Recuerdo que sus amigos y colegas bautiza-ron el camión como ‘El Trueno’ en honor alauto de Turismo Carretera de Carlos Pairetti,pero yo creo que era más por el ruido quehacía que por la velocidad”, señala sonriendo.Con ese camión, que actualmente cuenta conun motor de un 1114, Héctor también recorriólas rutas argentinas junto a su familia en dis-tintas vacaciones. “Los viajes en familia eranespeciales, aunque mis hermanos y yo no nosquedábamos quietos ni un instante”.Más de 40 años arriba del camión, y cómo dicesu hijo César, Héctor continúa escribiendo suhistoria junto a él día a día. “Mi viejo siemprefue fiel a Mercedes-Benz. Este camión es partede su vida, su amigo, su compañero. Ha pasadomás tiempo marchando que con nosotros”.Hoy a César se le viene la imagen de su infan-cia cuando lo ve a su hijo Máximo, de cincoaños, tan apasionado por los camiones y acom-pañando a su abuelo en todos los viajes que

puede. “Me encanta verlo disfrutar junto a suabuelo y el camión, me gusta que viva todo loque viví yo cuando era chico”. Está claro que este Mercedes-Benz es un inte-grante más de la familia Angelini que resideen Río Cuarto,Córdoba, porque lo manejó Elio,después Héctor y en un futuro le corresponde-ría a Máximo, la cuarta generación. TantoCésar como sus hermanos, Darío, Diego y Ro-mina saben lo que significa este camión parasu padre y ésta es una manera de homenaje-arlo y reconocer lo que ha hecho por ellos a lolargo de su vida. “Somos cuatro hijos orgullo-sos y agradecidos para con un padre que conmucho esfuerzo nos dio comida, casa, abrigo yeducación, pero por sobre todas las cosas nosenseñó la dignidad de ser un trabajador, y lohizo siempre arriba de un Mercedes-Benz”.

Héctor Elio Angelini y su gesto de aprobación hacia el 312 de 1954. A la derecha, su esposa Mirta Isabel (en el paragolpe se lee EL TRUENO).

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EL PROTAGONISTA.

Jorge Paternó (66)Empresario del plásticoMB 170 D 1953MB 250 S 1965San Fernando, Provincia de Buenos Aires.

Hoy, a sus 66 años, recuerda nostálgica-mente aquellos días de su niñez cuandojunto a su casa en el partido de San Mar-

tín, “un vecino tenía un 170 nuevo, 0 kilómetroy yo le decía a mi madre, que lindo es esteauto…’, y entonces ella me dijo, ‘si algún día que-rés tener el tuyo, tenés primero que estudiar, tra-bajar y con los años te lo vas a poder comprar’.Y sí, más de treinta años después, finalmentecumplí mi sueño”.Un hecho anecdótico ilustra que Jorge y su “hor-miga negra” debían cruzar sus destinos. “Estabacon Gastón, mi hijo, que en ese entonces tendríadiez años, y me envuelven algo que fui a com-prar en papel de diario, y justo eran clasificadosde autos. Lo miro casi de reojo y veo que hay unaviso que vendía un 170, y negro, como yo que-ría, pero el diario era de hacía seis meses. Lollamé y todavía lo tenía . Tuve la suerte que esteseñor, Ricardo Irurieta, que trabaja en Warnes yel anterior dueño eran como repuesteros de lamarca, de ahí que el estado estaba original. Ledije que mañana se lo venía a señar, y ahíirrumpe Carmen, mi esposa, y le deja la seña.Ella estaba muy entusiasmada cuando lo fuimosa ver; había llevado plata sin decirnos nada”. Se-guramente, de no haber sido de su agrado, Car-men habría ocultado información.Pero el camino de Paternó hacia su meca del170 se había iniciado tiempo antes, en 1980,cuando adquirió su primer Mercedes-Benz, unarural 230 TE, 0 kilómetro. Luego, el mismo mo-delo pero cuatro puertas también nuevo. Sinembargo, la llegada de su “hormiga negra”, sutercera estrella, no lo detiene, sino que lo po-tencia. En 1994 llega su cuarto modelo, un 190D 2.5, justamente el preferido de Carmen, elcual hoy lleva recorrido más de 500.000 kiló-

Desde muy chico, JorgePaternó tuvo la ilusiónque algún día llegaría apoder comprarse unMercedes-Benz 170, tanconocido como “hormiganegra”. No sólo concretósu sueño, sino que hoycuenta con otros inte-grantes de la familia quelleva la estrella.

metros. El quinto es considerado la joya de lacolección de Paternó, “para mí tener una pa-goda era el `sumun’, es un modelo que te dacategoría y prestigio dentro del Club de Ami-gos de Mercedes-Benz (del cual Paternó essocio fundador); es una cupé 250 S 1965, colorgris plata, un icono en la marca”.Su presencia y vivencia dentro del club lo se-guían entusiasmando, pero ya había un triunvi-rato que los buscaba, formado por Jorge, Carmeny Gastón. Así llegaron cuatro estrellas más: otracupé 230 SL 1963, un 300 SE 1986, un 180 D1961 “Ponton” (fue el regalo para Gastón al cum-plir 18 años), y el último un 300 SE W140 1992,“era el mejor auto que había en su momento, eratop de gama, tal es así que era el mismo queusaba Lady Di el día que se accidentó, eso de-muestra su categoría”, asegura Jorge Paternó. “Sí–agrega Gastón-, yo me casé con ese auto, perohubiese preferido el 170, lástima que mi amigoMariano, el chofer, decía que con la ‘hormiganegra’ no se animaba”. Este comentario lo meteen tema otra vez a Jorge en la conversación. “Ypensar que yo crucé la cordillera con el 170. Fue-ron casi más de 3.500 kilómetros en un viaje deautos clásicos que salimos desde Lomas de Za-mora hasta Viña del Mar. Mi mayor anécdota delviaje fue cuando encaré la trepada final en lamontaña. Tenía dudas de lograrlo, hasta que uncamionero que también tenía Mercedes-Benz medijo, yo este camino lo conozco y esta marca tam-bién, así que haceme caso a mí y vas a cruzar,pone primera en cada pendiente y a paso dehombre llevalo sin acelerar ni poner segunda…,y así fue, llegué lo más bien, mientras que mu-chos otros autos de otras marcas, que me habíanpasado velozmente los veía despues humeantesal costado de la ruta”.

48.El sueño del pibe

“Este HormigaNegra aún tiene sudispositivo de girooriginal. Todos me

lo envidian.”

49.Unimog,rústico con onda

LOS PROTAGONISTAS.

Hérnan CoboEduardo CoboUnimogTandil, Provincia de Buenos Aires

Para los hermanos Her-nán y Eduardo Cobo, deTandil, este vehículo hasido un utilitario de ori-gen, ya que les fue útiltanto para las tareas rura-les, ir a la universidadcomo para tirar “facha” enlos boliches de la época.

Hernán Cobo es seguro en su relato y seexhibe bien documentado. “Quizá miamor por la marca comenzó el jueves

25 de abril de 1963, ya que con 3 días de vidamis padres me subieron por primera vez a unautomóvil, era en Mar del Plata, dónde acababade nacer. Era un MB 300 modelo 57 que le ha-bían comprado un año antes al mismísimo“Chueco” Fangio”. Pero el idilio entre Hernán y la estrella alemanallegaría 14 años después, cuando era adoles-cente. En Tandil concurre con su padre, comohabitualmente lo hacían, a un remate que ofre-cía un tío. A diferencia de la mayoría de lasveces en la que eran días aburridos tratando depasar el tiempo, con su primo Juan vieron unvehículo que los atrapó desde el principio: “su-bimos, pasamos de los asientos a la caja, ida yvuelta sin cesar, jugando a que manejábamoshasta que en un momento se acerca un encar-gado de seguridad que nos dice: ‘bájense deahí, pueden romper algo, si total no lo van acomprar’. Si me habrá marcado esa frase queaún la recuerdo. Finalmente alguien lo compróy volvimos a mi casa. Pero unas semanas des-pués me entero que el comprador se arrepintió

y mi tío se lo ofrece a mi padre quien, consul-tando con mi hermano mayor, deciden com-prarlo para utilizarlo en el campo. A los pocosdías ya lo habían llevado a un taller para revi-sarlo y ponerlo a punto. Y desde ahí comenzómi historia con el Unimog 411 modelo 1961”. “A diferencia de lo que se había pensado origi-nalmente, en vez de dejar a un mecánico quelo ponga a punto, en poco tiempo estábamos mihermano y yo metiendo mano en todo lo quepodíamos y dejando a los especialistas sólo loque se nos complicaba. Pasaron cinco añoshasta que lo tuvimos listo para llevarlo alcampo. En realidad, si bien nuestro padrenunca lo admitió, él también disfrutaba de ver-nos trabajando juntos y usándolo en Tandil. Asípasó, entre otras cosas, la inundación del 80 enla que lo usamos bastante para acceder a lugaresque en esos días no se podía entrar con cualquiervehículo. En esa época era normal encontrarlo du-rante el día en la puerta de la Universidad o du-rante la noche en la de algún boliche ya que fuenuestro medio de trasporte”. Por su tamaño y aspecto en poco tiempo se hizoconocido en la ciudad. En 1983 finalmente se lolleva al campo; “a esa altura tenía tapizado inte-

rior, autoestéreo, caja cubierta con techo de lona,asiento para más pasajeros y un conjunto de otrascomodidades que le habíamos incorporado”. Pasó trece años en Puerto Ocampo, en el campode su padre, que por estar a la orilla del Paraná,en Santa Fe, es una zona inundable; sólo reco-mendable para recorrerla principalmente a ca-ballo o con vehículos como el Unimog. “Duranteestos años lo usamos durante cortos períodosya que asistíamos a la Universidad en Tandilpero cada vez que podíamos aprovechábamoslas características del terreno para disfrutarloal máximo. Cuando mi padre vendió el campofue una de las cosas que trajimos de vuelta. Re-cuerdo ese viaje que hicimos muy lentamente,también en un camión Mercedes 1954 propie-dad de mi padre, volvimos por Corrientes car-gado de cosas y con el Unimog de tiro. A mitadde Entre Ríos el camión se quedó sin frenos yen un improvisado taller le extrajimos el com-presor al Unimog y se lo pusimos al camiónpara llegar a Tandil. Y aquí lo tenemos, a estaaltura el Unimog ya es parte de la familia, loestamos preparando, restaurando y segura-mente en breve lo comenzará a disfrutar lapróxima generación”.

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EL PROTAGONISTA.

Daniel GiavariniDistribuidorMercedes-Benz 1634Casilda, Provincia de Santa Fe

50.La Herencia del Dante ChicoDante era su padre y la continui-dad de Daniel al volante le valió larápida identificación: el DanteChico. Tradición por el transporte,fidelidad por una marca.

“Desde que tengo memoria nunca faltó unMercedes-Benz en mi familia, menos miabuela somos todos camioneros y muy fie-

les a la marca”. Así comienza su historia DanielGiavarini, una persona que vivió gran parte desu vida arriba de distintos camionesMercedes-Benz y actualmente posee una em-presa propia de distribución en Casilda (SantaFe), con una flota de 10 unidades de la marcaque abarca camiones pesados, livianos y Sprin-ter. Esta pasión la heredó de su padre, Dante, quiénle transmitió el amor por los camiones y lamarca de la estrella de tres puntas. “Mi papácompró el primer Mercedes-Benz en 1951, lofue a buscar al puerto, ya que se importaba deAlemania, y de ahí en adelante siempre com-pró vehículos de la estrella, por un tema de fi-

delidad con la compañía y porque eran camio-nes que no le traían problemas, no se rompían,eso era lo más importante. Pasó por todos losmodelos, 6600, 312, 911, 1112, y 1114”.En lo camiones Mercedes-Benz Daniel encuen-tra los mejores recuerdos de su padre, la nostal-gia lo puede y a pesar de que las lágrimas noterminan de caer de sus ojos, la emoción quesiente al recordar aquellas experiencias y en-señanzas no la puede disimular. “Cada vez queme subo a un Mercedes-Benz me acuerdo de miviejo, y ahora que no lo tengo lo asocio al ca-riño que él me brindaba. Es parte de mis afec-tos y los momentos lindos que he vivido. Mipadre siempre decía que los alemanes no sepodían equivocar porque eran muy inteligen-tes, y por eso los habían hecho tan sencillos alos camiones. Me hablaba mucho de la no-

Daniel junto a su esposa María Laura y su hija Rosario.

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bleza de los Mercedes-Benz, y para un tipoque estaba en la calle era muy importanteconfiar en la nobleza de los fierros. Mi padreapostó por una marca que lo hacía quedarbien entre los camioneros”.Daniel continuó ese lazo entre la familia Giava-rini y Mercedes-Benz y no la ha interrumpidonunca. En 1989 compró su primer camión, un608, y luego siguió con los 710, 913, 712, 1634y las Sprinter, siempre para trabajar en su em-presa de distribución.“Estoy muy conforme con Mercedes-Benz, esparte de mi historia y me ayudó mucho a crecercomo empresario”. Y obviamente con su grupofamiliar, ya que ni su esposa María Laura ni suhija Rosario de 16 años, quisieron dejar pasar laposibilidad de retratarse en esta nota junto aDaniel y sus camiones.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Martín VarroneEx Sodero y transportistaMercedes-Benz 170SD furgón 1954Ingeniero Maschwitz, Provincia de Buenos Aires

51.El sodero de mi barrioDe sodero de Fangio a comprar el Mercedes-Benz 170 SDfurgón año 1954 que perteneciera al piloto de Balcarce.Constituido en una pieza de colección, por la que le hanofrecido hasta 100.000 euros y, obviamente, no quisovenderla. “Tener la camioneta que era de mi ídolo notiene valor”, asegura el protagonista de esta historia.

En una tarde nublada de otoño, Martín Va-rrone abrió las puertas de su casa en In-geniero Maschwitz para contar su

historia y la de su Furgón 170 SD que pertene-ciera a Juan Manuel Fangio. Para llegar hasta este momento y exhibir estaunidad, hoy de colección, se debe tener encuenta el derrotero que debió transitar para lo-grar finalmente la compra de la camioneta quetanto anheló.En un ambiente muy familiar, con la presenciade su suegro y de su hijo que juega con una pe-lota alrededor de la camioneta, ya preparada enel patio para la producción de fotos, Martín sesienta en un antiguo tronco del parque y co-mienza con su relato.“En 1987, con sólo 17 años, empecé a trabajar enla fábrica de soda de mi cuñado. Mi tarea era re-partir los cajones de soda en el barrio de Palermoy uno de los clientes que tenía era Juan ManuelFangio, a quien le dejaba la soda en su casa de Ni-caragua entre Thames y Uriarte. Fangio me reci-bió muchas veces en su casa, él era mi ídolo, yasí se fue formando una linda relación. Tambiénconocí a su familia en esos años”.En 1993 Varrone decidió dejar su trabajo y su-marse a la compañía de su padre, liderando supropia flota de camiones, pero no fue tarea sen-cilla desde lo económico acceder a su primer ca-mión. “Ahí decidí recurrir a Juan Manuel Fangioy gracias a él me otorgaron un crédito por el cualpude obtener mi primera unidad en la concesio-naria de la calle Montes de Oca, donde se encon-traba siempre “El Chueco”. Entre 1993 y 2002Varrone compró 17 unidades de la estrella y fuejustamente mientras realizaba una de las opera-ciones cuando descubrió en un rincón del primer

piso de la concesionaria el Mercedes-Benz 170SD furgón año 1954. “Estaba lleno de tierra y lesdije que quería comprarlo para restaurarlo. Que-ría coleccionar autos, pero no fue fácil conse-guirlo, tuve que insistir muchos años hasta queMaría del Carmen Puente me hizo el contacto conAdemir Odoricio que era el presidente de la con-cesionaria y me la vendieron a cambio de un ca-mión 1214 y plata arriba”.Mientras lo restauraba, Martín investigó la his-toria del furgón hablando con los familiares deFangio y llegó a Fernando Blumetti, quien era elchofer de la camioneta. “El me contó que ese ve-hículo había sido adquirido por Fangio cuando

empezó a comercializar Mercedes-Benz en Ar-gentina, se utilizaba para entregar repuestos,hacer trámites y se usó como vehículo de asis-tencia de las suecas que disputaron el GranPremio de 1962 representando al equipo oficialde Mercedes-Benz”.En 2005 Martín fue invitado a Italia para expo-ner el furgón en Módena, allí llegaron a ofre-cerle hasta 100.000 euros, pero su deseo no esvenderlo. “Tener la camioneta que era de miídolo, Juan Manuel Fangio, es genial, estuvecinco años tratando de que me la vendan, sedio así y es una alegría enorme, para mí notiene valor”.

“En 1987, con sólo 17 años, empecé a trabajar en la fábricade soda de mi cuñado. Mi tarea era repartir los cajones desoda en el barrio de Palermo y uno de los clientes que teníaera Juan Manuel Fangio, a quien le dejaba la soda en su casade Nicaragua entre Thames y Uriarte.”

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EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Antonio GamarraEmpleadoSLC 450 1980San Miguel de Tucumán.

52.Asado con “El Chueco”

No importaba en qué parte del mundo estuviese, nien qué circunstancias, ni por quién estaba acompa-ñado, nada podía doblegar las ansias de Juan Ma-nuel Fangio por saborear un asadito de la mejorcarne del mundo, la argentina

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Esta historia, la de Antonio Gamarra, seinicia a sus 23 años mientras buscabatrabajo. “Tuve la suerte de conseguirlo en

la concesionaria de Mercedes-Benz, en Tucu-mán, y aún sigue perteneciendo, luego de 34años. Llevo la estrella, el emblema de la marca,en mi corazón”, asegura Antonio.En sus comienzos fue partícipe del traslado yreinstalación de los talleres; debía hacerse deprisa, “porque el Rally de 1980 tenía base enTucumán. Corrían tres MB 500 SLC y un MB280 SLC, que debían ser atendidos por nos-otros. Nunca imaginé en ese momento lo queestaba por vivir. Los pilotos oficiales de la escu-dería eran Hannu Mikkola y Jorge Recalde, deArgentina. La competencia tenía como pasoobligado los incomparables y bellísimos cerrosde mi querido Tucumán”.Pero un llamado le cambiaría su perspectiva dela carrera. De gerencia se le encomienda “la di-fícil tarea de chofer, mientras estuviese en la pro-vincia, del más grande piloto de fórmula 1 detodos los tiempos. Nada más y nada menos queel quintuple campeón mundial de automovilismoJuan Manuel Fangio, y además presidente hono-rario de Mercedes-Benz Argentina, quien veníacomo espectador de la competencia. Lo acompa-ñaba Juan Manuel Bordeau, por entonces presi-dente del Automóvil Club Argentino, ACA., consus respectivas acompañantes”.Para Gamarra la experiencia se convertiría enuna aventura de tres días inolvidables. El en-canto del paisaje fue el comentario obligado delos pasajeros, como así también la calidez delos norteños. Mientras se desarrollaba la se-gunda etapa, que comprendía el trayecto, SanPablo-Villa Nougués, “subíamos el cerro en unMercedes SLC 450 automático, propiedad de Ro-dolfo Schneider, titular de la concesionaria. El ma-ravilloso vehículo, nada común en esa época,tenía puestas en unos pequeños mástiles la ban-dera Argentina de un lado y la bandera con lagran estrella de Mercedes-Benz en el otro”.

Una multitud apostada a la vera de la ruta vito-reaba y aplaudía al gran campeón argentino queretribuía con su mano en alto. “Lo descubrían y elcomentario corría mucho más rápido que nuestramarcha. Era curioso ver que ya sabían en cadacurva que Fangio iba en ese auto”. Pero pronto cambiaría el protocolo abrupta-mente. De una travesía digna de un mandatariose generaría un nuevo escenario, con una at-mósfera cargada de un humo saborizado. “Unaimagen imborrable para mí era el humo encada curva. Eran espectaculares asados espe-rando el paso de la carrera. Al grito cariñoso de¡Chueco bajá¡ lo invitaban a cada instante, encada improvisada parrilla, a compartir un pe-dazo de carne. Era tan grande la emoción deFangio al sentir el reconocimiento del público,que sin dudar un instante me dijo: ‘Pibe, pará elauto en el próximo asado, así comemos algo conlos muchachos’, yo no sabía si creerle o no”, sinimportarle que en la cima del cerro, en un ele-gantísimo restaurante, lo esperaban para al-

morzar el directorio de Mercedes-Benz enpleno, el gobernador y autoridades de la ca-rrera.“Imaginen mi sorpresa y la cara de la gentecuando el ídolo se bajó del auto, aceptando lainvitación. Se sentó en una mesa de tipo cam-ping. Dejó de lado toda formalidad y con lasencillez y humildad que lo caracterizaba,comió y contó divertidas anécdotas decuando era piloto. Las mujeres que nos acom-pañaban, más recatadas, no salían tampocode su asombro. No mezquinó su tiempo,mientras todos escuchábamos atónitos susrelatos. Cuando consideró que había cum-plido con su público, se despidió de los feli-ces anfitriones y me dijo, ‘ahora continuemosnuestro camino’. Nunca olvidaré los maravi-llosos días que pasé. Conocí a este gran hom-bre, a Juan Manuel Fangio con mayúsculas,gracias a mi trabajo en esta gran empresa.Desde ese día Mercedes-Benz pasó a ser unsentimiento especial en mi vida”.

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“Mira sí iba a prender fuego al camiónpor los chivos”

Omar Palos.

“El 22 de marzo de 2010 salimos deCórdoba y llegamos a Alaska justo cua-tro meses después......El 24 de Octubre con profunda emo-ción cruzamos la frontera Argentinaentrando desde Chile, por Jujuy. El“Tango” se había portado, sólo huboque cambiarle una escobilla del limpia-parabrisas.”

María Elena Musso

53. Juan era un líder y yo lo admiraba. [Antonio Mandiola]

54. Junto a Porta y la solidaridad. [Hugo Porta]

55. De Córdoba a Alaska. [Maria Elena Musso]

56. Aventuras en familia. [Hugo Perissutti]

57. Me llamo Mercedes Benz. [Mercedes Benz]

58. Un Mercedes-Benz en adopción. [Atilio Meline]

59. Un elefante convertido en cigüena. [Juliana Juhos]

60. Vacas de ida, chivos y problemas de vuelta”. [Omar Palos]

ViajesCuriosidadesDe todo un poco.

Desde 1996 AntonioMandiola preside la Fun-dación Fangio, que tienecomo objetivo preservartoda la historia del quín-tuple campeón y trans-mitir los valoreshumanos que lo caracte-rizaron, y que desde suscomienzos ha contadocon el auspicio y apoyode Mercedes-Benz.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Antonio Mandiola (55)Presidente de la Fundación Museo del Automovilismo Juan Manuel FangioBalcarce, Provincia de Buenos Aires.

53.“Juan era un líder y yo lo admiraba”

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El 17 de junio de 1986, por iniciativa con-junta del propio “Chueco” y Juan ManuelBordeu fue creada la Fundación Museo

del Automovilismo Juan Manuel Fangio, con elobjetivo de administrar y difundir contenido ylas actividades que se desarrollan en el CentroTecnológico Cultural y en dicho museo. Tam-bién, se proponía entre otras cosas aumentarla muestra de los vehículos, trofeos y toda do-cumentación que en detalle complete la trayec-toria deportiva y los aspectos humanos deFangio, actividades vinculadas al turismo enBalcarce, y preservar “El Casco”, antigua ca-sona de Fangio, donde actualmente la Funda-ción organiza reuniones empresariales y alojaa personalidades nacionales y extranjeras.Concebida como una asociación civil sin finesde lucro, está dirigida por un Consejo de Admi-nistración, compuesto por doce miembros querealizan su función ad-honorem. En el mo-mento de su creación Fangio fue designadocomo presidente honorífico y Juan Manuel Bor-deu como presidente. Tras el fallecimiento deBordeu en 1989 asumió al cargo el IngenieroLuis Barragán y en 1996 fue designado por elConsejo como presidente Antonio Mandiola,quien continúa en el cargo hasta el día de hoy.“Para mi fue un premio y una distinción al tra-bajo realizado durante muchos años, es uncargo más que honorífico y representa unatarea una extraordinaria”, señala “Tono”. Anto-nio es arquitecto y fue uno de los profesiona-les de Balcarce que trabajó en la construccióndel Museo. Allí fue forjando una gran relacióncon Fangio y Bordeu que derivó en su elecciónpara ser uno de los doce integrantes del primerConsejo de Administración. “Haber trabajadocerca de Fangio hizo que aprendiera mucho deél. Juan era un líder y yo sentía una profundaadmiración por él. Por eso me involucré tantocon su proyecto”.Desde su designación como presidente Man-diola ha vivido muchas emociones y grandes

satisfacciones. “Haber participado en las cincoinauguraciones de la escultura de Fangio y laFlecha de Plata realizadas por Ros Sabaté, fueuna de las emociones más lindas que viví comopresidente de la Fundación. Estuve en la deBuenos Aires, Stuttgart, Monza, Nürburbringy Mónaco, donde compartí la ceremonia con elPríncipe de Montecarlo”. A través de sus años al lado de Fangio y su tra-yectoria al frente de la Fundación, AntonioMandiola hace una reflexión sobre el principalobjetivo que lleva adelante la entidad: “Fangioha sido un hombre extraordinario y desde unpequeño pueblo como Balcarce alcanzó lo má-ximo. Nosotros estamos empeñados en mos-trarle a la juventud lo que fue él, conservandoun espacio como el Museo y difundiendo losvalores humanos que caracterizaron a Juan”.

“Fangio ha sido un hombreextraordinario y desde un pe-queño pueblo como Balcarcealcanzó lo máximo”.

Antonio Mandiola, su esposa Liliana y su hijo Gonzalo abrazado por Juan Manuel Fangio.

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Hugo PortaPresidente de la Fundación Lareus ArgentinaSan Isidro, Buenos Aires

Hugo Porta, ex capitán de LosPumas y uno de los mayores re-ferentes del rugby argentino, esel presidente de la FundaciónLareus Argentina, que cuentacon el apoyo de Mercedes-Benz.Desde su lugar trabaja para losniños ofreciéndoles el deportecomo una herramienta social.

54.Junto a Porta y la solidaridad

Laureus es un movimiento mundial que ce-lebra el poder del deporte para unir a lagente, impulsada por el legado que trans-

mitió Nelson Mandela, presidente honorario deLareus. Está compuesto de tres pilares: la Aca-demia Laureus, la Fundación Laureus Sport forGood y los Premios Laureus. Los premios Laureus constituyen los primerosgalardones a la excelencia deportiva a nivelmundial. Los ganadores son seleccionados porun jurado compuesto por los 46 miembros dela Academia Laureus, formada por deportistas yex deportistas, que realizan su labor voluntariacomo embajadores en el mundo, ofreciendo sutiempo a la Fundación Laureus Sport for GoodFoundation, visitando proyectos para animar alos jóvenes a participar en el deporte y atraer laatención pública sobre su situación.La Fundación fue creada para promover el de-porte como herramienta de cambio social, tienecomo misión utilizar la fuerza del deporte con lafinalidad de tratar problemáticas sociales me-diante el apoyo a proyectos comunitarios. Sulabor se centra en ayudar a niños y jóvenes asuperar la pobreza, la falta de hogar, la guerra,la violencia, las drogas, la discriminación, la ex-clusión social y la falta de educación, entreotras premisas.En Argentina se encuentra una de las nueve fi-liales que posee la Fundación a nivel mundial,justamente presidida por el Gran Hugo (lla-mado así por sus ex camaradas del rugby), yque fuera considerado como uno de los mejo-res apertura –su puesto en la cancha- de todoslos tiempos por la prensa especializada. “El objetivo que persigue la Fundación es el decontribuir al desarrollo y afianzamiento de es-pacios sociales que generen una mayor integra-

ción comunitaria, y atraer a través del deportea los niños y jóvenes en riesgo, para que pue-dan acceder así a mejores oportunidades deeducación y desarrollo integral. En Argentinala Fundación trabaja en seis proyectos que sesostienen gracias al apoyo de distintas empre-sas, como Mercedes-Benz, que nos permitentener una plataforma sólida para trabajar conrecursos y así materializar la actividad depor-tiva y contener a los chicos”.La importancia de continuar el legado quetransmitió Nelson Mandela, es muy valiosopara Hugo Porta que a través de su deporte al-canzó un vínculo muy estrecho con el líder sud-africano y toda su población. “Todos losintegrantes vamos trás su legado. Personal-mente me permite seguir los valores del de-porte, esos que te acompañan en la vida. Lagran satisfacción mía es estar con los chicos yayudarlos en sus problemas. El deporte es la ex-cusa para permitirle a un chico ser un niñocuando debe serlo. Lo importante es la genteque transmite los valores más allá del deporteque sea. El objetivo es llegar a la mayor canti-dad de chicos posibles, y que ellos vivan su in-fancia con una sonrisa”.

Visita de Hugo Porta en la India en el año 2004. Junto a Juan Pablo II y Nelson Mandela.

La labor de la Funda-ción se centra enayudar a niños y jó-venes a superar lapobreza, la falta dehogar, la guerra, laviolencia, las drogas,la discriminación, laexclusión social y lafalta de educación,entre otras premisas.

El primer encuentro con Fangio.

La idea de hacer este viaje nació en unaoportunidad que visitamos con mi familiaUshuaia, allí leímos un cartel que infor-

maba que la distancia entre Cabo de Hornos(Tierra del Fuego) y Punta Barron (Alaska) erade algo más de 17.000 km. Recuerdo haberdicho en ese momento: Alaska no está tan lejos,así, convencida de eso, le dije a mi familia, po-dríamos ir, e insistí… no está tan lejos.José, mi marido, y Julián, mi hijo, trás el entu-siasmo inicial, desertan, pero, por el contrario,Verónica y Manuela, mis hijas, se cargan de en-

LLAASS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Maria Elena Musso (49) y sus hijas Verónica (21) y Manuela (16)Sprinter 313Rio Tercero, Provincia de Córdoba

Durante ocho meses tran-sitaron algo más de50.000 Km., uniendo elcontinente americano desur a norte y pasando porquince países, a bordo deun Sprinter motorhome.

(Textual del Diario de Viaje de María Elena Musso)

55.De Córdoba a Alaska

tusiasmo. El equipo ya estaba armado, pero fal-taba algo, y era el vehículo.De esta elección, la más importante antes de co-menzar el viaje, dependía en gran parte elpoder realizarlo. Debíamos atravesar las másvariadas topografías, desiertos y selvas, monta-ñas y llanuras, playas y salinas, grandes ciuda-des como pequeñas aldeas, al igual quesoportar los más rigurosos climas, y ademássería, mientras durase el viaje, nuestro hogar.Debía ser 0 Km. y sacarlo de un concesionariooficial, fuerte pero confortable, adaptable a laciudad, dinámico en el ripio y veloz en las rutas.Como no sabíamos hacer nada, de mecánica sen-cilla, de bajo consumo y larga autonomía, ya quehabría tramos sin provisión de combustible.Así fue, concluimos en una Sprinter 313 queluego llevamos a carrozar, y a quien bautiza-mos con el nombre de “TANGO”.

El 22 de marzo de 2010 salimos de Córdoba yllegamos a Alaska justo cuatro meses después.Pero aún teníamos como meta llegar al mar Ar-tico. Nos habían advertido que el camino no erabueno, llovía y había que hacer 500 millas deripio, con escasos servicios, pero igual segui-mos hacia el polo norte. Fue el paisaje más de-solador que jamás vimos, de no ser por algunosanimales hubiésemos creído que no existía vidaallí. Al llegar a Prudhoe Bay ya no pudimosavanzar más, el mar nos frenó y allí sentimosque nuestro viaje de ida había terminado.

La ruta elegida para volver no era la misma quela de ida, y más allá de los consejos y sugeren-cias de que enviáramos el vehículo en barco yvolviéramos nosotras en avión, decidimos se-guir con nuestro plan de viaje. Confiadas enque nada malo podía sucedernos y que aún te-níamos energía para poder lograrlo. Con esa se-guridad, y confiando siempre en el equipo,emprendimos el regreso con el mismo interés yentusiasmo con el que habíamos partido.El 24 de octubre con profunda emoción cruza-mos la frontera Argentina entrando desdeChile, por Jujuy. El “Tango” se había portado,sólo hubo que cambiarle una escobilla del lim-piaparabrisas. No lo puedo creer, no pinchamosni una goma. Juntas hemos hecho las cuatro, loque tal vez sea, en adelante y para nosotras, elmás arriesgado, aventurero, inquieto e intri-gante de los viajes.

Las tres aventureras siempre unidas.

“El Tango se había portado,sólo hubo que cambiarle unaescobilla del limpiaparabri-sas. No lo puedo creer, no pin-chamos ni una goma...”

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“En 1999 ingresé a laconcesionaria oficial deMercedes-Benz en Paraná(Entre Ríos), donde fui to-mándole el corazón y con-fianza a la estrella. Comome gusta la aventura y so-ñaba con recorrer el paíscon mi familia estudiécuál era el vehículo 4x4más confiable y todo mecondujo al Clase G”.

56. Aventuras en familia

LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Hugo Perissutti (44)Graciela García (43)Hijos: Gianfranco (11), Iriel (9) y Stefano (4)Mercedes-Benz GD 240 y GD 300Paraná, Provincia de Entre Rios

Este es el punto de partida de la historiade Hugo Perissutti y su familia, quienestransformaron su deseo en una realidad,

a través de dos vehículos que posibilitaron con-cretar variadas aventuras en distintos lugaresdel país.“El primero que encontré fue un Clase GD 240,descapotable, año 1982, un tanto descuidado; locontrolamos un poco y decidimos comprarlo. En2006 comenzamos con nuestra locura”, señala enplural Hugo, haciendo cómplices a su esposa Gra-ciela y sus tres hijos, Gianfranco, Iriel y Stefano.La primera travesía fue a Córdoba donde subie-ron el Cerro Champaquí y recorrieron todo Ya-canto. Luego fue el turno del Cerro Áspero,también en la provincia mediterránea, donde elvehículo seguía respondiendo, ocultando quetenía más de 27 años.“Al tomarle el gusto a estas maquinitas, co-menzó mi obsesión por conseguir un ClaseGD 300 original para planear recorrer la ruta40 desde Ushuaia hasta La Quiaca. Mientrastanto seguía recorriendo la costa atlántica conel GD 240”.Al encontrar y comprar el GD 300 modelo 1987que originalmente pertenecía a la embajadaalemana, la familia Perissutti comenzó en fe-

brero del 2009 el viaje desde Paraná a Ushuaia,llegando por la ruta 40 y volviendo por la ruta3. “Recorrimos más de 11.000 kilómetros en 19días, pasando por lugares que nunca olvidare-mos”, detalla Graciela, con quien Hugo com-parte 11 años de matrimonio.Luego llegaron más viajes y más kilómetrosno sólo por las rutas argentinas sino tambiénpor tierras brasileñas y uruguayas que fuerondejando muchas vivencias y anécdotas queaún todos memorizan felizmente. “En el nortellevamos a una familia coya que caminabadesde Casabindo a Las Salinas, y en otra opor-tunidad durante un operativo policial me die-ron el paso haciéndome la venia, creyendoque era un vehículo de la Fuerza Armada”, re-cuerda entre risas Hugo.“El Clase G para mí y mi familia significa pa-sión, confiabilidad, coraje y amor por la estrellaMercedes-Benz. Todas estas aventuras las puderealizar gracias a la paciencia de mi esposa ymis tres hijos, ellos me aguantan en cada trave-sía”, concluye Hugo, quien hace las veces deprimer oficial de a bordo cuando navega la fa-milia Perissutti.

La primera travesía fue a Cór-doba donde subieron el CerroChampaquí y recorrieron todoYacanto. Luego fue el turnodel Cerro Áspero, tambiénen la provincia mediterránea,donde el vehículo seguía res-pondiendo, ocultando quetenía más de 27 años.

LLAA PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Mercedes Benz (78) Ama de CasaResistencia, Chaco

57.“Me llamoMercedesBenz”Nació el 25 de enero de1933 y su padre, JoséBenz, la llamó Mercedes,en honor al piloto EmilioKarstulovic que corríacon la marca alemana.Vive en Resistencia,Chaco, y nos cuenta suparticular historia.

Muchos recordaran aquella propagandaque promocionaba una cerveza acercade una persona que se llamaba Elsa

Bor de Lencuentro, y que un día se presentóporque su nombre, ahora de casada, era el slo-gan de la campaña publicitaria de aquellamarca. Aquí la ficción se emparenta con la rea-lidad, ya que su nombre, como aquel está ins-cripto en su propio DNI.Su bisabuelo, Enrique Benz, llegó desde Alema-nia en 1856 y se afincó en tierras santafesinas,siendo luego junto a otros inmigrantes, funda-dor del pueblo de Esperanza. Con los años, José,nieto de Enrique, formó familia con MargaritaFernández y de esa unión nació Mercedes, latercera hija del matrimonio. La elección de sunombre fue una decisión de su padre, un admi-rador del automovilismo deportivo y en parti-cular del piloto chileno nacionalizado argentinoEmilio Karstulovic, quién competía con lamarca de la estrella y trás ganar un Gran Pre-mio en 1934 con un Mercedes-Benz SSK, fuenombrado como el primer campeón argentinode carretera.Así la pequeña fue bautizada con el mismonombre de la compañía que había fundado aprincipio del siglo XX Karl Benz y GottliebDaimler. Llevar ese nombre le ha dejado mu-chas historias y anécdotas a lo largo de su vida,algunas más graciosas que otras, pero en defi-nitiva todas producto de su nombre y apellido.Hoy con 78 años, Mercedes repasa algunas.“Un día tuve que presentarme en la comisaríaa realizar un trámite y cuando ingresé me pre-senté ante el oficial: ‘Buenos días, soyMercedes Benz, y él se paró y me respondió:‘Mucho gusto, Henry Ford’”. Otra de las tantasanécdotas que saca Mercedes de la baulera delos recuerdos al momento de hacer la nota fuecuando cruzó en balsa con su marido desdeChaco a Paraguay. “En esa época cruzábamoscon los autos en balsas. Cuando habíamos ter-minado todos de descender, incluso los vehícu-

los, un gendarme paraguayo pegó el grito quese apuraran y bajaran el último Mercedes-Benz,entonces me acerqué y le dije que eso no iba apasar porque yo me llamaba Mercedes Benz.Creyó que era una broma y me dijo queese no era lugar para chistes, ante mi in-sistencia me dijo que si continuaba meiba a tener que detener, hasta que final-mente entendió”.Sus visitas al médico también le dejaronhistorias para contar. “Estaba en la salade espera y el médico desde su puertallama ‘Mercedes Benz’, todos los pacien-tes se pararon y dijeron cada uno unamarca distinta. Entonces cuando entré,me dijo que le daba vergüenza lla-marme así y acordamos que para lapróxima visita él no iba a decir minombre sino que llamaría dicién-dome 1114. Luego la oculista me dijoque había atendido a muchas perso-nas con nombres de famosos, peronunca con uno de una automotrizy cuando comenzó a atender meseñaló: ‘a ver que problema tieneen los faros’”.A pesar de estas historias y quemuchas veces la llaman para pe-dirle repuestos o consultarle pornuevas unidades, MercedesBenz concluye: “Me gustatener el nombre que tengo”.

“Estaba en la sala de espera y el médico desde su puerta llama‘Mercedes Benz’, todos los pacientes se pararon y dijeron cadauno una marca distinta.

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Atilio Meline encontró en su estacionamiento unMercedes-Benz 280 SLC abandonado, se preocupópor el vehículo y después de más de una década delucha pudo quedarse con el auto. “No podía dejarlomorir en el garage”.

58.Un Mercedes-Benz en adopción

EELL PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAA..Atilio Meline (63)Propietario de garageMercedes-Benz 280 SLCCiudad de Buenos Aires

La historia transcurre en una playa de es-tacionamiento de la calle Maipú, corazóndel microcentro porteño. Un día su pro-

pietario, Atilio Meline, descubrió que había unMercedes-Benz 280 SLC modelo 1980 y que losdías pasaban y nadie lo iba a buscar. Ahí tomóla decisión de ponerlo en marcha una y otra vezy convocó a su abogado para interiorizarse en eltema. “Me crié en el campo, y por eso desde unprimer momento lo quise como si fuera unaplanta o un animal. El auto tiene el mismo com-portamiento, si lo tratás bien te responde. Y esohice, lo traté bien”, señala Atilio.El abogado le informó que el auto estaba en jui-cio y que de la única manera que podría que-darse con el vehículo, a modo de compensaciónpor la deuda que tenía el dueño con el estacio-namiento, era si se involucraba en el juicio. “Mecostó tomar la decisión, pero finalmente aceptéesperando que se resolviera rápido el caso, peropara mi sorpresa el juicio tardó diez años”.Mientras tanto la rutina no cambiaba, Atilio en-cendía frecuentemente el vehículo y lo movíadentro de su garage, incluso llegó a limpiarle eltanque, pero siempre cuidando de no sacarlo ala calle hasta no saber el veredicto del juez.Finalmente, tras una década de idas y vueltasen Tribunales, el abogado le confirmó quehabía ganado el juicio y que el Mercedes-Benz280 SLC de 1980 color bordó pasaba a su do-minio. “Ese día me sentí muy feliz y aliviado.Inmediatamente me puse a averiguar a que ta-

ller podía llevarlo para chequear que todo es-tuviera bien y cambiar algunas piezas que sehabían deteriorado con el paso del tiempo. Nome gustaba ver morir el auto”, reflexiona a sus63 años Meline.La ansiedad por conducir se fue apoderando deAtilio, pero en el taller lo convencieron para queesperara un tiempo más y pudieran finalizar co-rrectamente las tareas de reparación. Lo quemás demoró fue la limpieza del tanque de com-bustible ya que debían pasarle en su interior unaceite importado que demoró en ingresar alpaís. “El mecánico me dijo: ‘Atilio, sería unapena no hacer las cosas bien, tené paciencia’, yahí no me quedó otra que esperar y confiar ensu trabajo”. En junio de 2010 Atilio cumplió su deseo y re-

tiró el vehículo del taller. Y no dudó en empren-der viaje para corroborar el estado del auto yahora sí disfrutar en la calle de su nuevo mo-delo antiguo 280 SLC. “Ni bien lo saqué hice unviaje hasta Mar del Plata y el auto me respondióbárbaro, no podía creer que después de tantotiempo estuviera disfrutando del vehículo”, re-cuerda Atilio, usuario de la marca desde 1980cuando comenzó con otro modelo 280, conti-nuando luego con un 300 E blanco modelo1986, un 290 turbo diesel negro del 90 y la ac-tual CLK 320 modelo 1999.“En 45 años que llevo en el garage jamás vivíuna historia así pero no podía ver morir el auto,era un Mercedes-Benz”. Como si se tratase deun cuento, la historia tuvo un final feliz paraAtilio y para el 280 SLC.

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LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Juliana Juhos y Juan OlivellaHijos: MarianoNacimiento de Carlos Manuel ChamorroMercedes-Benz 300 GD Tipo CombiUdaondo, Partido de Cañuelas, Provincia de Buenos Aires.

Por esas cosas del destino, Juliana y Juan adquierenun 300 GD Mercedes-Benz, y desde aquel entonceslas anécdotas fueron muchas, pero la más relevantefue la llegada de un niño al mundo a bordo de esasmismas cuatro ruedas.

59. Un elefante convertido en cigueña

Juliana y Juan, en el lugar donde se produjo el alumbramiento.

Cuando compraron un campo enUdaondo, allá por el año 1997, pensa-ron que debían tener un vehículo fiel

para todas las actividades relacionadas a lanueva chacra. Llega la propuesta de adquirirun Mercedes-Benz y entusiasmados se en-cuentran con el propietario del que sería sufuturo vehículo, el cual había sido traídodesde Alemania. El señor vivía en Córdoba,así que acordaron un lugar de encuentro in-termedio, el aeroparque. Este sería el puntode partida de varios sucesos mágicos queacompañaron los años siguientes. Juliana acompañada de su hijo Mariano se en-contraron con un señor alto, de estampa euro-pea que debía volverse a Europa. Se dispusoasí a narrarles todas las bondades y los luga-res adonde había estado, de imprevisto sonó elcelular de Juliana y nadie respondió, pero poralguna extraña causa quedó el teléfono abiertoy toda la explicación fue escuchada por Juan,el esposo de Juliana, con lo cual al llegar a casa,Juan ya sabia todo como si hubiera estado allípresente. Finalmente lo compraron y el viajede regreso con el nuevo Mercedes-Benz a sunueva morada lo hizo Mariano. Cuando quisoentrarlo a la cochera no hubo caso, era dema-siado grande, de ahí en más el apodo de “ele-fante blanco” se hizo propio. Lo dejaron esanoche afuera hasta reacondicionar el lugar.Muchas fueron las tareas realizadas, llevó fer-tilizantes, alfalfa, y hasta dos gansos y unaoveja formaron parte de los pasajeros. Atravesólluvias, tormentas más intensas, barro y pasópor todas las inclemencias del tiempo. Pero undía, más precisamente un 29 de mayo del año1999, ya cayendo la tarde, entre las 19 y 20horas, -recuerda Juan- se encontraron con unasituación hasta el momento no vivida porambos. La esposa de una persona que traba-jaba en un campo vecino al suyo, estaba apunto de dar a luz, había que llevarla lo másrápido posible a un centro asistencial. Así pues

Juan y una cuñada de la parturienta fueron losúnicos testigos. Una vez tomada la ruta 16, y enel cruce con la 215 comenzaron a escuchar lossonidos de dolor y de angustia hasta que para-ron en plena ruta, faltando casi 25 Km. para lle-gar al hospital el llanto del bebé que nació allímismo se escuchó con fuerza. Vino al mundoplácidamente en aquel “elefante blanco” comoen los cuentos de lugares remotos, donde siem-pre todo es posible. Una vez que llegaron losesperaron en la guardia y traslado mediante encamilla ingresaron Carlos Manuel junto a su

mamá, ambos en perfecto estado. Hoy Carlosvive con su familia en Paraguay.“Años más tarde, -nos cuenta Juliana, apesa-dumbrada- tuvimos que desprendernos de él.Aquel vehículo que tanto nos dio siguió su ca-mino a Salta, y quien sabe en que otros luga-res estará hoy”. Y recuerda con nostalgia quetodo comenzó en Alemania, y siguió por estastierras sudamericanas. “Justo que ahora, Ma-riano nuestro hijo, ha partido a tierras germa-nas a la ciudad de Karlsruhe a transitar supropio camino”.

El primer niño a la izquierda, es quien nació en el 300 GD.Juliana y Francisca, la cuñada y partera de

la mamá de Carlos Manuel.

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LLOOSS PPRROOTTAAGGOONNIISSTTAASS..Omar Palos y Marta AguirreHijos: Flavia y DanisaMB 1114Totoras, Provincia de Santa Fe.

Una historia de 40 protagonistas. Omar Palos el trans-portista, Marta su esposa, Flavia y Danisa las hijas,18 vacas, 17 chivos y un Mercedes-Benz 1114, el cual,después de una larga travesía aventurera de Totoras,en Santa Fe, a Malargüe, en Mendoza, corrió riesgode ser incendiado.

60.Vacas de ida, chivosy problemas de vuelta

cargando 17", señala Omar.El martes por la mañana emprendieron el re-greso. Como los chivos venían casi como polizo-nes, sin papeles de despacho ni nada, “en cadacaminera nos quisieron bajar un chivo para se-guir; se imaginarán la cantidad de puestos quehay…, los peleamos a muerte, no nos pudieronsacar ninguno”. Pero el fin del viaje sería el iniciode varios problemas que le ocurrirían a Omar consu esposa, Marta, por culpa de los chivos.“Lo primero que hizo fue regalarme una piedragrande y redonda de Malargüe porque sabía queme gustaban esos objetos para el jardín, pero loque siguió fue un caos”, recuerda Marta hoyentre risas. Omar nunca pensó que iba a hacercon los chivos y no tuvo mejor idea que estacio-nar el camión en su jardín y bajarlos allí para ale-gría de sus hijas Flavia y Danisa que corríandetrás de los chivos con sus compañeros de cole-gio. Pero para Marta no tuvo nada de simpático,“me iba cambiando el humor a medida que meiban comiendo todas las plantas, cuando ví que

Momentos dificiles en donde el camino se hacia tenso.

ATotoras, provincia de Santa Fe y CapitalNacional de la Leche, llegaron tres jóve-nes de Malargüe (Mendoza), en búsqueda

de vacas de buena calidad para proveer de lác-teos a la ciudad de Las Leñas. El problema surgiócuando se dieron cuenta que no habían planifi-cado el traslado de los animales hasta su destinofinal y así fue que tras varias consultas con lospueblerinos recurrieron a Omar Palos, hombreque podría resolvérselos.Con las 18 vaquillonas cargadas en su jaula,Omar partió en su Mercedes-Benz 1114 junto aRaúl Stefone, el chofer que lo acompañó. "Tarda-mos más de 24 horas. Recuerdo que en la Cuestadel Ternero, le pusimos hasta la marcha de SanLorenzo para que subiera, pero el Mercedito nonos defraudó. Llegamos un día domingo y ellunes era feriado, entonces debíamos quedarnoshasta el martes. Como no teníamos nada quehacer el lunes decidimos ir a la montaña a buscaralgunos chivos para llevarlos a Totoras, pero nosentusiasmamos de tal manera que terminamos

no quedaba nada enloquecí”. Omar intentó ence-rrarlos en la pileta, pero no duraron nada. “No po-díamos detenerlos, en cuestión de segundos secomieron todas las plantas del jardín”.Ante la desesperación, Marta lo retó a Omar y ledijo que prendiera fuego al camión para ver si conel humo los chivos se calmaban, y ahí las cosascambiaron y quien terminó ofendido ante esaspalabras fue Omar. “Mira sí iba a prender fuegoal camión por los chivos”, señala Omar a 25 añosde aquel episodio que hoy todos recuerdan en lafamilia Palos entre risas. De los 17 uno sólo sesalvó de la faena del suegro de Omar, que era car-nicero, al que Flavia y Danisa adoptaron comomascota y llamaron Alexis. Un día, cuando vol-vieron de vacaciones, el Alexis, según dijo elabuelo (que tenía una carnicería contigua), sehabía escapado. Tiempo después descongelaríanun chivito que tenían en el freezer para hacerlo ala parrilla, y antes del primer bocado las peque-ñas preguntaron al unísono: “Mamá, Papá, ¿esteno será el Alexis”, imagínense la respuesta.

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Esta edición se termino de imprimir en el mes de agosto de 2011en los talleres gráficos de GRUPO MAORI S.A.

Grupo Maori S.A.60 años de Mercedes-Benz en Argentina. - 1a ed. - Munro : Grupo Maori, 2011.176p. ; 24.5x22.5 cm.

ISBN 978-987-25710-5-4

1. Historia Automotriz. I. TítuloCDD 338.476 292

Fecha de catalogación: 03/08/2011