Mes de mayo: fiesta de misticismo a la cruz

El mes de mayo es mes de las Cruces con toda una variedad de festejos y de fe cristiana. Desde la

llegada de los españoles, la cruz simboliza la fe, bendice a las comarcas del territorio nacional, guía los

pasos de los viajeros que surcan caminos polvorientos, bahías, lomas, cerros y hermosas campiñas.

Ilumina la fe de los creyentes en capillas, iglesias, santuarios, techos de las casas y de las entradas a

las urbes.

Hoy, la cruz comparte espacios que antes les correspondían a los apus o wamanis, los dioses de los

pueblos andinos que los aldeanos aún veneran. Ellos crearon el adagio popular Maypin Cruz, Chaypin

Dios (donde está la Cruz, allí se encuentra Dios), para fortalecer su respeto a la venerada Cruz.

En los Andes milenarios, se reverencia durante el mes de mayo a una serie de cruces, recibiendo éstos

una pluralidad de nombres. Así tenemos en Huancavelica la más enraizada, la Cruz de Potocchi, a ello

se agregan otras como las cruces de San Antonio de Puyguán, de Oropesa, Balcón- Pata, Santa Cruz,

del Espíritu. de las Solteras y la Cruz Pata. En el Cuzco la famosa Cruz de Velacuy, la Cruz de Chalpón

o Motupe en el departamento de Lambayeque, la Cruz de San Cristóbal en Lima, la Cruz de

Huamantanga en San Mateo, en Junín la milagrosa Cruz del Señor San Cristóbal, a ello se agregan

otras festividades muy ostentosa como las cruces de la Santísima Cruz del Señor Ataco, cruces de

Ulcumayo.

En el majestuoso valle del Mantaro se festejan con gran devoción las festividades solariegas de la

Santísima Cruz de Mayo, como la bella ciudad de Chupaca, que celebra con jolgorio los primeros días

de mayo su tradicional festividad en honor a la Santísima Cruz Shapish.

En San Jerónimo de Tunán, está presente la festividad en honor de la Santísima Cruz de Mayo, con

mixtura de la danza de la chonguinada.

En Pucará, el día 24 de mayo se viste de gala para festejar la Cruz de Pata, cuyos santuarios se

engalanan con abundante cirios, flores, rezos, incienso y los sonidos estridentes de las campanas.

Del 1 al 3 de mayo, en Huancán, celebran su grandiosa fiesta en honor a la Cruz de Mayo; lo propio

realiza la villa de Xauxa (Jauja) del 03 al 08 con una serie de acontecimientos religiosos, así como

festivos, presentación de la tunantada y la jija.

En el Valle Azul, distrito de Ingenio también suelen celebrar con gran pomposidad su fiesta en honor a la

Cruz de Ingenio, acompañado con pandillas de chonguinos.

Otras cruces las encontramos en las puertas de los pueblos, a la vera de los caminos, son las cruces de

los viajeros. Otras, en los claustros de las iglesias, recostadas sobre sus muros, y en Semana Santa

cuando el grueso madero es cargado camino al Gólgota por todos los caminos del mundo.

También hay pequeñas cruces que se enseñorean en los techos de las casas vestidas con cintas

multicolores, grandes y solitarias como para provocar el rezo en el viajero. Todo este espíritu andino

mestizo de la cruz lo encontramos en la estirpe de imaginarios que tienen los artesanos ayacuchanos,

que han hecho de la cruz un arte y sentimiento religioso, adornándola con innumerables símbolos

populares, como escaleras, dados, coronas, gallos, serpientes, martillos, clavos, corazones y así hasta

el infinito.Otra fiesta grande que se celebra durante todo el mes de mayo es la fiesta del Señor de

Muruhuay del bello distrito de Acobamba, donde peregrinos, lugareños bandas de músicos y danzarines

se dan cita allí, convocados por el fervor religioso. Y más allá de los motivos místicos, hay un espacio

también para que la alegría y espontaneidad popular se ponga de manifiesto y colorido.

Refieren los lugareños que desde 1824 se rinde culto a la imagen de Cristo tallado en piedra, llamado

Señor de Muruhuay y que se conserva en el santuario del mismo nombre. Cada año, durante el mes de

mayo, el pueblo de Tarma y, en especial, el de Acobamba celebran al venerado Señor de Muruhuay. Un

mes de fiesta, implica una activa participación de la población en las festividades y exige que los

detalles sean preparados con la debida anticipación. El último día de mayo, en que la fiesta llega a su

fin, comienza de inmediato la organización del año siguiente.

La "Perla de los Andes", Tarma, acoge al visitante con una atmósfera de esperanza. La belleza del

paisaje, la pureza del aire y un ritmo pacífico que en nada se aparece al de las grandes ciudades,

tientan al viajero citadino a quedarse en el lugar. Una sensación similar se tiene en Acobamba, distrito

ubicado al pie del cerro Shalacoto y cuyos encantos escapan a cualquier descripción, pero configuran la

escenografía perfecta para unos días de descanso.