Mestiza Je
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UNIVERSIDAD POPULAR AUTONOMA DE VERACRUZ
Asignatura: Proyecto de Nación
Investigación de: América Latina: ¿Identidad o mestizaje? La nación en juego; Los retos
del nacionalismo en el mundo de la globalización e Identidad cultural y futuro social en
América Latina.
Nivel escolar: 1er. Semestre
América Latina, ¿identidad o mestizaje? La Nación en juego
En una América Latina que no imaginaba la posibilidad de otros proyectos de Nación, más
que aquella de la nación mestiza. Hoy en día cuando podríamos suponer que el gran
proyecto asimilacionista estaría prácticamente concluido y que la apertura al gran mercado
desocializado y a su racionalismo transnacional iban a terminar una vez por todas con el
trabajo de disolución de identidades étnicas, consideradas como residuales.
En todos los países vemos que se han organizado poblaciones indígenas que afirman con
mayor o menor fuerza su presencia y sobre todo su derecho de existir como entidades
culturalmente diferentes y autónomas en el seno de una nación, reivindicando su futuro, es
decir, a ser reconocidas como parte de pueblos o nacionalidades dentro de las naciones
multiculturales. En América Latina, la cuestión indígena se salió definitivamente del campo
del indigenismo tradicional, donde estuvo encasillada desdela independencia. Alcanzó una
nueva visibilidad, se poletizó y obtuvo fuertes apoyos en lugares nuevos, sobre todo en el
ámbito internacional donde se conjugo con otras temáticas globales que van desde los
derechos humanos hasta la ecología.
La presencia de grupos étnicos que hasta hace poco era un elemento sociológico o cultural,
que ni la ley ni el discurso nacional querían tomar en cuenta, se volvieron la base sobre la
cual se pretendía construir un nuevo proyecto nacional.
Sin duda queda un largo y azaroso camino por recorrer entre esta nueva definición de
nación y su tradición efectiva en numerosos dominios de la realidad económica, social y
política. El reconocimiento de identidades múltiples se hace cuando por distintas razones y
como nunca antes los contactos de todo tipo han sido tan intensos y favorables a las
transformaciones. Si todo es mestizaje, ya no hay cabida para las culturas nacionales ni para
las culturas indígenas, y de entrada se sospecha de los que construyen sus diferencias y las
politizan a un nivel u otro de caer en nacionalismos o en comunitarismos, recordemos que
si bien las naciones latinoamericanas se querían mestizar, también querían ser cada una el
fruto de síntesis particulares, capaces de fundar una otredad que legitimara sus fronteras.
Los retos del nacionalismo del mundo de la globalización, es un nuevo fantasma que
parece andar suelto por el mundo y tiene nombre; Nación y nacionalismo, protagonistas de
los dossiglos pasados regresan con prepotencia en el mundo de la globalización, desafiando
a cuantos anhelaban su desaparición. El derrumbe de las ideologías, la evaporación de las
utopías, la huída del pensamiento fuerte, la vertiginosa aceleración de los flujos culturales y
el abatimiento de los límites espacio-temporales, parecen no tener efectos en el siempre
poderoso llamado espíritu nacional. El fenómeno nacionalista regresa hoy con una
intensidad que no se había visto desde la época de la descolonización de los años sesenta, o
se presenta de mil caras multiforme.
Para comprender el significado de este mayúsculo resurgimiento mundial, es necesario
conocer a fondo la naturaleza del fenómeno, ponerlo en relación con el otro aparentemente
contradictorio de la globalización, y encontrar el sentido de su irrupción tan exitosa en la
esfera de la política y cultura contemporánea. Puesto que el nacionalismo se muestra desde
siempre a definiciones claras unívocas.
El nacionalismo actual y futuro es pues, el último recurso para conservar la identidad
amenazada, reactivar el movimiento cíclico del tiempo y alcanzar el sendero perdido del
destino.
La identidad cultural y futuro social en América Latina, en la obra de Tocqueville dejó
escrito que si nos fuera posible remontarnos hasta los elementos de formación de las
sociedades y examinar los primeros momentos de su historia, seguro que descubriríamos la
causa primordial de los prejuicios, de las costumbres,de las pasiones dominantes, de todo
eso en fin que compone lo que llamamos el carácter nacional.
Según él, el desarrollo democrático de un pueblo está determinado entre otras por tres
elementos fundamentales: la naturaleza física y sus leyes y finalmente sus costumbres.
Por naturaleza física debemos entender los recursos naturales, la ubicación y disposición
de su territorio, su facilidad o dificultad de comunicación, su vecindad con otros pueblos,
en sí la identidad es la que nos representa como país.
En el nuevo escenario de apertura y globalización, tenemos reglas para el comercio del
siglo XXI, rigiendo a empresarios que no invierten nada en la capacitación de sus
trabajadores ni en investigaciones científicas, que basan su dirección en estructuras
jerárquicas y despóticas, es decir empresarios hacendados. Para tener un futuro social, tiene
que invertir en sus empresas y personal para poder competir con otros mercados
internacionales.
El arte de Latinoamérica de todo el siglo XX se vio muy influido por los grandes
movimientos políticos de la centuria, como lo demuestra casi toda la producción plástica y
muy clara y directamente, un ejemplo paradigmático de esa relación: el muralismo
mexicano. La Revolución mexicana y la lucha del pueblo contra el colonialismo y los
grandes latifundistas contaron con el apoyo de los intelectuales y los artistas. Terminada la
revolución, los primeros gobiernos buscaron la colaboración deestos artistas para formar al
pueblo, recuperar la brillante civilización autóctona y convertir a México en un país
moderno.
El muralismo se convertiría así en el gran protagonista del arte mexicano y de la ideología
revolucionaria, gracias a tres grandes figuras del arte contemporáneo: José Clemente
Orozco, que dejó extraordinarias obras en diversos edificios públicos, como el Hospicio de
Guadalajara, caracterizadas por la fuerza narrativa de unas imágenes realistas y simbólicas;
Diego Rivera, que se inspiró en la tradición pictórica de los mayas y los aztecas y en el arte
popular para sus grandes composiciones, como las de la escuela preparatoria de México, en
la que se creó la cultura prehispánica y David Alfaro Sequeiros, que a través de sus
extraordinarios murales expresó con el apoyo de nuevas técnicas pictóricas, la lucha del
pueblo contra la voluntad represiva del poder. La pintura mexicana de la revolución tuvo
gran influencia sobre los artistas de otros países americanos, destacando especialmente
figuras como Emilio Petturitti en Argentina en la línea del constructivismo y Joaquín Torres
García, en Uruguay.
Cuando una araña teje una tela de diseño intrincado, sólo la guía el instinto. Su material
genético transmite una información que se traduce automáticamente en el diseño de su tela.
La cadena de acontecimientos por los cuales se realiza esta traducción puede ser tan larga y
compleja como para que sólo podamos comprender algunas pequeñasporciones de ella.
Pero, lo que sí sabemos es que la araña no puede aprender a tejer una tela con nuevo diseño,
ni tampoco, aunque pudiese, enseñárselo a sus hijos. Por supuesto que en el curso de la
evolución aparecen nuevos diseños de telarañas y son transmitidos a las generaciones
sucesivas. Pero su evolución y su transmisión se realizan por medio de la herencia
biológica y no a través de la herencia cultural.
La herencia cultural depende de la efectiva comunicación entre los individuos
contemporáneos y entre las generaciones futuras. Solamente la especie humana ha
evolucionado hasta llegar a una etapa en que esto es posible. La importancia de tal hecho
puede apreciarse imaginando lo que ocurriría si la cadena de comunicación entre una
generación y la siguiente quedase totalmente trunca. Si existiese una pequeña muestra de la
especie humana completamente aislada en una isla tropical, donde el alimento y el abrigo
no constituyesen problema alguno, y donde todos los niños fuesen criados sin
comunicación con sus progenitores o con persona alguna, salvo los miembros de su propio
grupo, sometidos, de igual manera, al aislamiento cultural. No habría palabras, ni habladas
ni escritas, ni cantos ni cosas que copiar o que aprender, hechas por el hombre. Habría un
retorno a las etapas más primitivas del salvajismo. Lentamente reaparecería una nueva
cultura, pero llevaría miles, quizás millones de años alcanzar un estado comparable al que
poseemos en laactualidad.
Comparemos esto con el caso de la araña. Sus hijos no necesitan jamás verla ni oírla para
poder tejer telas de un diseño exactamente igual al suyo. No se logró nunca una herencia
cultural significativa antes de la aparición del ser humano sobre la Tierra. La herencia
cultural es, en gran medida, la que ha promovido el sorprendente dominio que el hombre
posee de su propio ambiente. Él mueve montañas, cambia el curso de los ríos y controla las
temperaturas para satisfacer sus necesidades y placeres. No sólo ejercita el hombre un alto
grado de control sobre su propio ambiente físico sino que ha aprendido a actuar sobre la
evolución biológica de otras especies. Pero realiza esto tan sólo por instinto ciego y no en
razón de un esfuerzo consciente por continuar con un programa de adelanto cultural.
La construcción de la identidad cultural en México, inicia a partir del fin de la Revolución
Mexicana y durante la mayor parte del siglo veinte. Las construcciones de lo mexicano se
pueden clasificar en una de las siguientes categorías. Por un lado, los nacionalistas
culturales, cuya perspectiva fue respaldada muchas veces por el Estado mexicano, creían
que la identidad nacional se había de fundamentar en las experiencias y los recursos de la
nación. Por otro lado, los cosmopolitas culturales abogaban por abrir la nación a las
influencias modernas e internacionales, con la esperanza de participar en las mismas
corrientes culturales que el resto deHispanoamérica y el Occidente en general.
Los debates sobre la identidad llegaron a su auge en las décadas de los 40 y 50, cuando
México atravesaba un período de desarrollo infraestructural, de bienestar económico y de la
mayor estabilidad política desde el Porfiriato. La población aumentó casi el doble y el
índice nacional de alfabetismo subió desde un 46% hasta un 66,5% durante el mismo
período. Esto se tradujo en una confianza nacional que se reflejaba en la efervescencia
cultural del período: la infraestructura intelectual se amplió con el surgimiento de revistas
literarias que reflejaban los intereses tanto de los nacionalistas como de los cosmopolitas.
La famosa y emblemática obra de Octavio Paz, El laberinto de la soledad, publicada por
primera vez en 1950, marcó la consagración del discurso cosmopolita sobre la identidad y
cultura mexicanas. Paz fue, desde luego, una figura clave en la actividad cultural mexicana
de esta época. La promoción de actividades culturales que unieran la cultura mexicana y la
occidental moderna también se observa en las editoriales durante esta época. A medida que
iban avanzando los años 60, sin embargo, el Estado mexicano trató cada vez más de
fomentar e imponer un nacionalismo cultural introspectivo. Quizás el aspecto más
importante del cincuenta aniversario de la Revolución Mexicana fue el que desencadenó un
poderoso movimiento de introspección nacional. Por consiguiente, en estos años salieron
numerosas obrasredactadas igualmente por nacionalistas y cosmopolitas y dedicadas al
análisis del pasado de México con el objetivo de entender su presente. Muchas de estas
obras fueron estudios académicos innovadores acerca de las culturas prehispánicas y la
Revolución.
El golpe final no sólo a los intelectuales sino también a la sociedad mexicana en conjunto
se dio, desde luego, en 1968, con la masacre de manifestantes estudiantiles por la policía y
el ejército en la Plaza de Tlatelolco. El Estado, alabado durante tantos años como la
encarnación de la Revolución y el agente de sus promesas, se reveló como un instrumento
de opresión y de represión. Como resultado de la masacre, muchas personas dejaron de
creer que el Estado fuera capaz de resolver los problemas de la nación, y la legitimidad del
régimen en general se vio dañado. También quedó claro que cualquier desafío a la autoridad
del régimen sólo encontraría más violencia. Numerosos intelectuales mexicanos se unieron
a las manifestaciones públicas después del suceso, pero sin conseguir nada; el propio Paz
renunció de inmediato a su cargo de embajador en la India, en señal de protesta pública.
A partir de 1968, el debate sobre nacionalismo y cosmopolitismo, y sobre la mexicanidad
de por sí, quedó en un segundo plano, y se reemplazó con la cuestión del socialismo, la
revolución o la democracia, y el papel del intelectual y su relación con el Estado.
Al haberme introducido en la historia de nuestro México, me dicuenta de la importancia
que tienen cada uno de los pueblos prehispánicos, siendo los más importantes los olmecas,
mayas, aztecas, teotihuacanos y tarascos. Todos ellos sobresalieron por su forma de vida, de
organización, siendo buenos guerreros, combatiendo el más fuerte sobre el débil. Dando
paso a la construcción de un gran país, después de largos años.
Con la llegada de los españoles a tierras aztecas, se vio la ignorancia que teníamos, ya que
ellos nos presentaban objetos sin valor y a cambio les daban oro. Qué podríamos decir ante
este hecho.
Trajeron enfermedades y un sistema político que culminó con derramamiento de sangre
por la discriminación de la que fueron sujetos todos los indios y negros.
Verdaderos héroes encontramos en nuestra historia, que son los que nos dejaron las bases
fundamentadas en una Constitución en la que consta que somos libres de vivir en este país,
sin que nadie nos reprima de lo que somos y tenemos.
Con respecto a los últimos temas abordados en este ensayo concluyo que los mexicanos
tratamos más a los indígenas, discriminándolos, eso me hace pensar que ya perdimos
nuestra identidad cultural, porque no nos acordamos de nuestras raíces. Por lo tanto,
tenemos que rescatar nuestras costumbres, no permitiéndonos utilizar productos de los
países más desarrollados. América latina tiene un gran reto que es el crecer para competir
con los países del primer mundo.
¿IDENTIDAD O MESTIZAJE? LA NACIÓN EN JUEGO
Identidad
Del latín “identitas” y ésta palabra a su vez derivada del vocablo latino idem que quiere
decir “lo mismo”. Se aplica la identidad en varios ámbitos, por ejemplo, cuando decimos
“Hay identidad entre nuestro pensamiento y la idea” o “Hay identidad entre ambos
pensamientos” denotando la existencia de igualdad o equiparación.
La identidad de las personas permite identificarlas, individualizarlas para saber quienes
son. Cuando alguien nace recibe un nombre, un apellido y un número identificatorio de
documentación, que la hace diferenciarse del resto de los humanos, como sujeto de
derechos y obligaciones. Además toda persona tiene el derecho, internacionalmente
reconocido, de conocer su real identidad, sus orígenes, pues muchas veces, como en el
caso de las adopciones, o más aún en el supuesto del robo de bebés, se les oculta a las
personas sus antecedentes familiares, registrándolas con un apellido de falsos padres, que
la persona cree son los progenitores biológicos.
El principio ontológico de identidad, establece que todo ser es idéntico a sí mismo, y nada
puede ser y no ser al mismo tiempo.
Las naciones poseen una identidad cultural que agrupa a sus individuos compartiendo las
mismas costumbres, lenguas y tradiciones, y los distingue del resto de las naciones del
mundo.
Se llama testigo de identidad reservada, a aquella persona que presenció hechos delictivos
y que se presenta a declarar, manteniéndose en secreto quien es, por razones de
seguridad.
En Matemática el principio de identidad se refiere a toda igualdad entre números o letras,
siempre que en el caso de las letras se verifique esa igualdad en todos los valores a ellas
asignados.
Mestizaje
Mestizaje es el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se
mezclan, dando origen a nuevas razas. Se utiliza con frecuencia este término para
describir el proceso histórico sucedido en Iberoamérica que la llevó a su estado racial y
cultural actual. Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos que hayan
atravesado un proceso de encuentro entre varias etnias, en lugares como Filipinas,
Sudáfrica o Estados Unidos
En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos
factores, como el clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros
aspectos que provocaron que en diferentes regiones dentro de un mismo país, el
mestizaje haya sucedido en diferentes rítmos y grados de profundidad. El ejemplo
latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida por gran
parte del territorio El mestizaje ha sido uno de los temas fundamentales en los
continentes americanos pero especialmente en América Latina. Esta característica de
fusiones culturales, ha sido acogida en las últimas dos décadas para explicar el fenómeno
de la pluralidad en Iberoamérica. Así mismo, esta misma ideología le ha dado fuerza a la
teoría de que detrás de la percepción de la sociedad como producto del mestizaje existe
un fenómeno enmascarado de racismo y exclusión. Este último punto se refleja en el
hecho que estudios recientes tienden a llamar la atención sobre la necesidad de reformar
el derecho para poder hacer frente a una realidad antes inexistente o ignorada: la
pluralidad de la sociedad.
La idea del mestizaje, según algunos estudiosos, ha sido utilizada por los gobiernos y las
élites latinoamericanas para ocultar indicios de discriminación racial y racismo en el
continente. Utilizando términos de Stanley Cohen, Ariel Dulitzky argumenta que existen
tres tipos de formas en que la discriminación racial y el racismo son negadas en el
continente: la negación literal, la negación interpretativa y la negación justificada . La
primera de éstas se da cuando los gobiernos niegan que cualquier tipo masivo de
discriminación racial y racismo se dé en sus países.
Una forma clara de negación literal es mediante el uso de la idea de mestizaje. A través
del discurso de igualdad de razas en el continente, la percepción de que todos
pertenecemos a una sola raza “mestiza” que tiene los mismos ancestros ayuda a reforzar
la imagen de que no existe el racismo puesto que ni siquiera existen razas diferentes. Esta
noción ayuda a reforzar la idea de la democracia e incluso a fomentar la consolidación de
un nacionalismo que fortalece el estado, en el período republicano la idea de la raza única
mestiza era un arma de defensa contra otros elementos que podían fragmentar los
nuevos estados latinoamericanos por medio de esta se buscaba fortalecer los países
emergentes al estilo de las naciones europeas.
Sin embargo esta visión de mestizaje ha adquirido según Peter Wade una imagen que se
acerca más a aquella proyectada por la raza blanca y se ha intentado alienar a la raza
indígena y aún en mayor medida a la negra.
Existe la noción de que en estas razas no blancas que se podría decir también son no
mestizas, existe, esto es entre ciertos grupos, un deseo de blanqueamiento de su raza
mediante el mestizaje lo que les llevaría a un nuevo posicionamiento dentro del orden
social. En esto se enfoca Wade al hablar en especial de la raza negra cuando algunos
buscan abrir un camino de abrir nuevas posibilidades para sus ascendentes. Sin embargo
existe la noción contraria bajo la cual el mestizaje es evitado por una de las razas ya que
esto es mal visto por los suyos, en el caso de alguien de raza negra esto podría ser
considerado una traición
LOS RETOS DEL NACIONALISMO EN EL MUNDO DE LA GLOBALIZACIÓN
Uno de los argumentos más frecuentes contra la globalización es el siguiente: la
desaparición de las fronteras nacionales y el establecimiento de un mundo interconectado
por los mercados internacionales infligirá un golpe a las culturas regionales y nacionales, a
las tradiciones, costumbres, mitologías y patrones de comportamiento que determinan a
la identidad cultural de cada comunidad o país.
Incapaces de resistir a la invasión de productos culturales de países desarrollados que
inevitablemente acompañan como una estela a las gandes transnacionales, la cultura
estadounidense terminará por imponerse, uniformando al mundo entero y aniquilando la
rica floración de diversas culturas que todavía ostenta
De este modo, todos los demás pueblos, y no sólo los pequeños y débiles, perderán su
identidad -su alma- y pasarán a ser colonizados del Siglo 21, zombies o caricaturas
modelados según los patrones culturales del nuevo imperalismo que, además de reinar
sobre el planeta gracias asus capitales, técnicas y poderío militar y conocimientos
científicos, impondrá a los demás su lengua, sus maneras de pensar, de creer, de divertirse
y de soñar.
Esta pesadilla o utopía negativa de un mundo que, en razón de la globalización, habrá
perdido su diversidad linguística y cultural y ha sido igualada culturalmente por Estados
Unidos, no es, como algunos creen, patromonio exclusivo de minorías políticas de extrema
izquierda, nostáligcas del guevarismo tercermunista, un delilrio de persecución atizado
por el odio y el rencor hacia el gignte estadounidense.
Se manifiesta también en países desarrollados y de alguna cultura y la comparen sectores
políticos de izquierda, de centro y de derecha. El caso tal vez más notorio sea el de
Francia, donde periódicamente se realizan campañas por los gobiernos, de diverso signo
ideológico, en defensa de la "identidad cultural" francesa, supuestamente amenzada por
la globalización.
Un vasto abanico de intelectuales y políticos se alarman con la posibilidad de que la tierra
que produjo a Montaigne, Descartes, Racine, Beaudelaire, fue árbitro de la moda en el
vestir, en el pensar, en pintar, en el comer y en todos los dominios del espíritu, pueda ser
invadida por los McDonalds, los Pizza Huts, los Kentucky Fried Chicken, el rock y el rap, las
películas de Hollywood, los blue jeans y las polo shirts.
Este temor ha hecho, por ejemplo, que en Francia se subside masivamente a la industria
cinematrográfica local y que haya frecuentes campañas exigiendo un sistema de cuotas
que obligue a los cines a exhibir un determinado número de películas nacionales y a
limitar el de las películas importadas de los Estados Unidos.
Asimismo, esta es la razón por la que se han dictado severas disposiciones municipales (no
muy respetadas en las calles de París) penalizando con severas multas los anuncios
publicitarios que desnacionalicen con anglicismos la lengua de Molière. Y no olvidemos
que José Bové, el granjero convertido en cruzado contra el mal comer, que destruyó un
Mc-Donald's, se ha convertido poco menos que un héroe popular en Francia.
Aunque creo que el argumento cultural contra la globalización no es aceptable, conviene
reconocer que en el fondo de él yace una verdad incuestionable. El mundo en que vamos
a vivir en el siglo que comienza va a ser mucho menos pintoresco, impregnado de menos
color local que el que dejamos atrás.
Fiestas, vestidos, costumbres, ceremonias, ritos y creencias que en el pasado dieron a la
humanidad su frondosa variedad folclórica y etnológica van deapareciendo o
confinándose en secotres minoritarios, en tanto que el grueso de la sociedad los
abandona y adopta otros, más adecuados a la realidad de nuestro tiempo.
Este es un proceso que experimentan, unos más rápidamente, otros más despacio, todos
los países de la tierra. Pero no por obra de la globalización, sino de la modernización, de la
que aquélla es efecto, no causa. Se puede lamentar, desde luego, que ésto ocurra y sentir
nostalgia por el eclipse de formas de vida del pasado que, sobre todos vidas dede la
cómoda perspectiva del presente, nos parecen llenas de gracias, originalidad y color.
Lo que no creo que se pueda es evitarlo. Ni siguiera los países como Cuba o Corea del
Norte, que, temerosos de que la apertura destruya los regímenes totalitarios que los
gobiernan, se cierran sobre sí mismos y oponen toda clase de censuras y prohibiciones a la
modernidad, consiguen impedir que ésta vaya infiltrándose en ellos y socave poco a poco
su llamada "identidad cultural".
En teoría, sí, tal vez, un país podría conservarla a condición de que, como ocurre con
ciertas remotas tribus del Africa o Amazonia, decida vivir en un aislamiento total, cortando
toda forma de intercambio con el resto de las naciones y practicando la autosuficiencia. La
identidad cultural así conservada retorcederia a esa sociedad a los niveles de vida del
hombre prehistórico.
Es verdad: la modernización hace desaparecer muchas formas de vida tradicionales, pero
al mismo tiempo, abre oportunidades y consituye, a grandes rasgos, un gran paso
adelante para el conjunto de la sociedad. Es por eso que, en contra a veces de lo que sus
dirigentes o intelectuales tradicionalistas quisieran, los pueblos, cuando pueden elegir
libremente, optan por ella, sin la menor ambiguedad.
En verdad, el alegato a favor de la "identidad cultural" en contra de la globalización, delata
una concepción inmovilista de la cultura que no tiene el menor fundamento histórico.
¿Qué culturas se han mantenido idénticas a sí mismas a lo largo del tiempo? Para dar con
ellas hay que ir a buscarlas entre las pequeñas comunidades primitivas mágico-religosas
de seres que viven en las cavernas, adoran al trueno y a la fiera, y, debido a su
primitivismo, son cada vez más vulnerables a la explotación y al exterminio.
Todas las otras, sobre todo las que tienen derecho a ser llamadas modernas -es decir,
vivas- han ido evolucionando hasta ser un reflejo remoto de lo que fueron apenas dos o
tres generaciones atrás. Ese es, precisamente, el caso de países como Francia, España e
Inglaterra, donde sólo en el último medio siglo los cambios han sido tran profundos y
espectaculares que hoy un Proust, un García Lorca y una Virgina Wolf apenas
reconocerían las sociedades donde nacieron y cuyas obras ayudaron tanto a renovar.
La noción de "identidad cultural" es peligrosa porque, desde el punto de vista social,
represetna un artificio de dudosa consistencia conceptual y, desde el político, un peligro
para la más preciosa conquista humana, que es la libertad.
Desde luego, no niego que un conjunto de personas que hablan la misma lengua, han
nacido y viven en el mismo territorio, afrontan los mismos problemas y practican la misma
religión y costumbres, tengan características comunes. Pero ese denominador colectivo
no puede definir cabalmente a cada una de ellas, aboliendo o relegando a un segundo
plano desdeñable lo que cada miembro del grupo tiene de específico, la suma de atributos
y rasgos particulares que lo diferencian de los otros.
El concepto de identidad, cuando no se emplea en una escala exclusivamente individual y
aspira a represetar a un conglomerado, es reductor y deshumanizador, un pase mágico-
ideológico de siglo colectivista que abstrae todo lo que hay de original y crativo en el ser
humano, aquéllo que no le ha sido impuesto por la herencia ni por el medio geográfico, ni
por la presión social, sino que resulta de su capacidad para resistir esas influencias y
contrarrestarlas con actos libres, de invención pesonal.
En verdad, la noción de identidad colectiva es una ficción ideológica, cimiento del
nacionalismo que, para muchos etnólogos y antropólogos, ni siquiera entre las
comunidades más arcaicas representa una verdad. Pues, por importantes que para la
defensa del grupo sean las costumbres y creencias practicadas en común, el margen de
iniciativa y de creación entre sus miembros para emanciparse del conjunto es siempre
grande y las diferencias individuales prevalecen sobre los rasgos colectivos cuando se
examina a los individuos en sus propios términos y no como meros epifenómenos de la
colectividad.
Precisamente, una de ls grandes ventajas de la globalización, es que ella extiende de
manera radical las posibilidades de que cada ciudadano de este planeta interconetado
construya su propia identidad cultural, de acuerdo con sus preferencias y motivaciones
íntimas y mediante acciones voluntariamente decididas. Pues ahora ya no está obligado,
como en el pasado y todavía en muchos lugares del presente, a acatar la identidad que,
recluyéndolo en un campo de concentración del que es imposible escapar, le imponen la
lengua, la nación, la iglesia, las costumbres, etc. del medio en que nació. En este sentido,
la globalización debe ser bienvenida porque amplía de manera notable el horizonte de la
libertad individual.
El temor a la americanización del planeta tiene mucho más de paranoia ideológica que de
realidad. No hay duda, claro está, de que con la globalización el impulso del idioma inglés,
que ha pasado a ser, como el latín en la Edad Media, la lengua general de nuestro tiempo,
proseguirá su marcha ascendente, pues es un instrumento indispensable de las
comunicaciones y transacciones internacionales.
¿Significa esto que el desarrollo del inglés tendrá lugar en menoscabo de las otras grandes
lenguas de la cultura? En abosulto. La verdad es más bien la contraria. El desvanecimiento
de las fronteras y la perspectiva de un mundo interdependiente se ha convertido en
incentivo para que las nuevas generaciones traten de aprender y asimilar otras culturas
(que ahora podrán hacer suyas, si lo quieren), for afición, pero también por necesidad,
pues el hablar lenguas y moverse con desenvoltura en culturas diferentes es una
credencial valiosísima para el éxito profesional en nuestro tiempo.
Quisiera citar, como ejemplo de lo que digo, el caso del español. Hace medio siglo, los
hispanohablantes éramos todavía una comunidad poco menos que encerrada en sí
misma, qie se proyectaba de manera muy limitada fuera de nuestros tradicionales
confines linguísticos. Hoy, en cambio, muestra una pujanza y un dinamismo crecientes, y
tiende a ganar cabeceras de playa y a veces vastos asentamientos, en los cinco
continentes. Que en Estados Unidos haya en la actualidad entre 25 y 30 millons de
hispanohablantes, por ejemplo, explica que los dos candidatos, el Gobernador Bush y el
Vicepresidente Gore, hagan sus cambios presidenciales no sólo en inglés, también en
español.
¿Cuántos millones de jovenes de ambos sexos en todo el globo se han puesto, gracias a
los retos de la globalización, a aprender japonés, alemán, mandarín, cantonés, árabe, ruso
o francés? Muchísimos, desde luego, y ésta es una tendencia de nuestra época, que,
afortunadamente, sólo puede incrementarse en los años venideros.
Por eso, la mejor política para la defensa de la cultura y la lengua propias es promoverlas
a lo largo y a lo ancho del nuevo mundo en el que vivimos, en vez de empeñarse en la
ingenua pretensión de vacunarlas contra la amenaza del inglés. Quienes proponen este
remedio, aunque hablen mucho de cultura, suelen ser gente inculta, que disfrazan su
verdadera vocación: el nacionalismo.
Y si hay algo reñido con la cultura, que es siempre de propensión universal, es esa visión
parroquiana, excluyente y confusa que la perspectiva nacionalista imprime a la vida
cultural. La más admirable lección que las culturas nos imparten, es hacernos saber que
ellas no necesitan ser protegidas por burócratas, ni comisarios, ni confinadas dentro de
barrotes, ni aisladas por aduanas, para mantenerse vivas y lozanas, porque ello, más bien,
las folcloriza y las marchita.
Las culturas necesitan vivir en libertad, expuestas al cotejo continuo con culturas
diferentes, gracias a lo cual se renuevan y enriquecen y evolucionan y adaptan a la
fluencia continua de la vida. En la antiguedad el latín no mató al griego, por el contrario, la
originalidad artítica y la profundidad intelectual de la cultura helénica impregnaron de
manera indeleble la civilización romana y, a través de ella, los poemas de Homero, y la
filosofía de Platón y Aristóteles, llegaron al mundo entero. La globalización no va a
desaparecer a las culturas locales; todo lo que hay en ellas de valioso y digno de sobrevivir
encontrará en el marco de la apertura mundial un terrreno.
En un célebre ensayo, "Notas para la definición de la cultura", T.S. Elliot predijo que la
humanidad del futuro vería un renacimiento en las culturas locales y regionales, y su
profecía pareció entonces bastante aventurada.
Sin embargo, la globalización probablemente la convierta en una realidad del siglo XXI, y
hay que alegrarse de ello. Un renacimiento de las pequeñas culturas locales devolverá a la
humanidad esa rica multiplicidad de comportamientos y expresiones, que- es algo que
suele olvidarse, o más bien, que se evita recordar por las grandes connotaciones morales
que tiene- a partir de fines del siglo XVIII y, sobre todo, en el XIX, el Estado-nación
aniquiló, y a veces en el sentido no metafórico sino literal de la palabra, para crear las
llamadas identidades culturales nacionales.
Éstas se forjaron a sangre y fuego muchas veces, prohibiendo la enseñanza y las
publicaciones de idiomas vernáculos, o la práctica de religiones y costumbres que
disentían de las proclamadas como idóneas para la nación, de modo que, en la gran
mayoría de los países del mundo, el Estado-nación consistió en una forzada imposición de
una cultura dominante sobre otras, más débiles o minoritarias, que fueron reprimidas o
abolidas de la vida oficial.
Pero, contrariamente a lo que piensan esos temeroso de la globalización, no es tan fácil
borrar del mapa a las culturas, por pequeñas que sean, si tienen detrás de ellas una rica
tradición que las respalde y un pueblo que aunque sea en secreto, las practique. Y lo
vamos viendo en estos días en que, gracias al debilitamiento de la rigidez que
caracterizaba al Estado-nación, las olvidadas, marginadas o silenciadas culturas locales,
comienzan a renacer y a dar señales de una vida a veces muy dinámica, en el gran
concierto de este planeta globalizado.
Está ocurriendo en Europa, por doquier. Y quizá valga la pena subrayar el caso de España
por el vigor que tiene en él este renacer de las culturas regionales. Durante los 40 años de
la dictadura de Franco, elllas estuvieron reprimidas y casi sin oportunidades para
expresarse, condenadas poco menos que a la clandestinidad. Pero con la democracia la
libertad llegó también para el libre desarrollo de la rica diversidad cultural española y, en
el regimen de las autonomías imperante, ellas han tenido un extraordinrio auge en
Cataluña, en Galicia, en el País Vasco, principalmente, pero también, en el resto del país.
Desde luego, no hay que confundir este renacimiento regional, positivo y enriquecedor,
con el fenómeno del nacionalismo, fuente de problemas y una seria amenaza para la
cultura de libertad.
La globalización plantea muchos retos, de índole política, jurídica, administrativa, sin
duda. Y ella, si no viene acompañada de la mundialización y profundización de la
democracia-la legalidad y la libertad-, puede traer también serios prejuicios, facilitando,
por ejemplo, la internacionalización del terrorismo y de los sindicatos del crimen.
Pero, acompañados a los beneficios y oportunidades que ella trae, sobre todo para las
sociedades pobres y atrasadas que requieren quemar etapas a fin de alcanzar niveles de
vida dignos para los pueblos, aquellos retos, en vez de desalentarlos, deberían animarlos a
enfrentarlos con entusiasmo e imaginación. Y con el convencimiento de que nunca antes,
en la larga historia de la civilización humana, hemos tenido tantos recusros intelectuales,
científicos, y económicos como ahora para luchar contra los males atávicos: el hambre, la
guerra, los perjuicios y la opresión.
LOS RETOS DEL NACIONALISMO EN EL MUNDO DE LA GLOBALIZACIÓN
México se encuentra actualmente inmerso en proceso de competencia ya no solamente a
nivel regional con países Latinoamericanos, sino a nivel mundial como resultado de la
globalización y Tratados Comerciales con muchos países del mundo. Mientras esta
condición es definitivamente una ventaja también representa un gran reto el estar a la
altura de las expectativas.
México ha logrado ser una potencia a nivel mundial en la fabricación de automóviles de
gran calidad, actualmente ocupamos el primer lugar en Latinoamérica y el número diez a
nivel mundial. Nuestro país ha sido un socio comercial estratégico de varias marcas
automotrices de suma importancia como Chrysler, Ford, GM, Honda, VW y Nissan entre
otras.
Sin embargo, aun tenemos que enfrentar grandes retos en materia de calidad y eficiencia,
actualmente un gran porcentaje de la cadena de proveedores automotrices está
localizado fuera de México. Nos hemos convertido en expertos en el ensamble de
componentes, sistemas y automóviles cuya materia prima proviene en muchos casos de
proveedores extranjeros de alta calidad y costos competitivos.
El producir productos de calidad conlleva un gran compromiso y responsabilidad en las
empresas, ya que se debe contar con una filosofía para desarrollar productos y servicios
que cumplan cabalmente con las expectativas de nuestros clientes, para ello debemos de
entender perfectamente que quieren los clientes en materia de rendimiento, aspectos
funcionales, estéticos, etc.
Hoy en día, hay un gran interés de muchos fabricantes de automóviles por encontrar o
desarrollar proveedores nacionales en territorio mexicano que cumplan con las
expectativas de calidad, costo y entregas. Un ejemplo a seguir es Chrysler de México, el
cual ha mostrado una evolución impresionante en su volumen de compras nacionales. Ha
pasado de un monto de 1,800 millones de dólares en 1991 a la nada despreciable cantidad
de 5,700 millones de dólares en el 2007 y esta tendencia continuará a la alza hasta llegar a
6,800 millones de dólares en el 2008.
Desde luego que lograr las cifras arriba mencionadas no es nada fácil, se requiere de
proveedores entusiastas comprometidos con la producción de productos de alta calidad,
al menor costo y tiempo posible.
El producir con calidad y eficiencia requiere contar con una adecuada planeación,
capacidad y habilidades, así como mucha atención a los detalles en los diseños y la
manera en como se ejecutan en las plantas, impulsando mejoras de manera permanente y
continua. Asimismo, es necesario que los proveedores se involucren ampliamente en el
concepto de ¨Six Sigma¨, el cual es una metodología de gestión de la calidad, centrada en
el diseño y control de los procesos con el objetivo de disminuir los defectos hasta un nivel
máximo de 3.4 defectos por cada millón de partes producidas.
Producir con estos niveles de calidad podría sonar imposible, sin embargo, hoy en día hay
proveedores nacionales que lo han logrado y son ejemplos dignos de admiración. Estos
proveedores mandan una señal clara a todos aquellos que no se han atrevido a tomar la
decisión de ser proveedores de alta calidad.
El reto está ahí, las oportunidades abundan y seguirán existiendo, la clave está en tener un
cambio de mentalidad y aceptar que la única manera de competir globalmente hoy en día
es producir con calidad y eficiencia para bajar los costos y poder competir globalmente.
IDENTIDAD O MESTIZAJE
IDENTIDAD
La identidad es un concepto (valor, virtud, emblema, escudo, música, religión, cultura) es
un "algo" que te distingue de los demás la misma razón te posicionas como tal en la
mente de otros:
en el caso de la identidad nacional son los famosos símbolos que hacen que tú sepas que
es un país y no otro.
Ejemplo:
Bandera, escudo, himno nacional, algún objeto alusivo de tu país (como los mariachis,
tequila, logotipos, cultura, música, comida típicas, vestidura, arquitectura)
o las armas si estas en un país bélico, entre otras....
podrías englobar la cultura (que son lógicas compartidas) entre otros.
MESTIZAJE
Es el encuentro genético y cultural de razas diferentes en donde éstas se mezclan dando
origen a nuevas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico
(LA CONQUISTA) sucedido en Latinoamérica que llevó a su estado racial y cultural actual.
Sin embargo puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso
de encuentro entre varias razas o culturas, como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos,
cada caso en distinto contexto y medida.
Nacionalidad y globalización
A) CONSECUENCIAS NEGATIVAS:
1) Económicas y Laborales:
a) Productores Locales, PYMES, y Trabajadores No Especializados:
- Se enfrentan a una competencia injusta.
- Desaparición de productores locales y PYMES no competitivas.
- Pérdida de empleos a niveles locales.
b) Empresas Transnacionales y Grupos Financieros Globales:
- Migración hacia países de mayor conveniencia.
- Sus ingresos superan al PIB de algunas naciones.
- Pueden afectar el comportamiento de mercados mundiales.
- Monopolios.
c) Países:
- Aumento de importaciones.
- Mayor desempleo.
- Fuga de capitales, “talentos” y personal especializado.
- Disminución del PIB.
- Incremento de la deuda pública.
- Aumenta la diferencia entre países ricos y pobres.
2) Tecnológicas:
- Competencia injusta entre tecnología local y la de otros países. Las mejores se imponen y
desaparecen las otras, lo cual puede conllevar a monopolios.
3) Sociales y Culturales:
- Surgen movimientos radicales (a favor y en contra).
- Se aceleran los procesos de transculturización. Conflictos entre las concepciones de
cultura nacional vs. cultura mundial.
- Nueva brecha social diferenciadora por conocimientos, acceso y uso de la tecnología,
que exige a los ciudadanos ciertos niveles de preparación académica. Más inequidades
entre ricos y pobres.
- Posible sobrevaloración de lo material sobre lo social y moral (pérdida de valores de la
Post-modernidad).
4) Políticas:
- Magistralmente Stiglitz, El Malestar en la Globalización, señala que en la globalización
hay Estado (BM, FMI, OMC), pero no hay gobierno. Falas en las políticas del FMI.
- La complejidad de cambios económicos y tecnológicos no es cónsona con la capacidad
de respuesta de los Gobiernos Nacionales.
- Pérdida de poder y soberanía del Estado-Nación. Decadencia del Estado de Bienestar.
- Exigencia de políticas complejas (regulaciones, propiedad, condiciones laborales, etc.). La
política y las legislaciones están atrasadas con respecto a la globalización.
- Pérdida de poder de ciudadanos, ante fallas institucionales.
- Estas condiciones (incluyendo las económicas y tecnológicas),le han proporcionado
condiciones favorables a grupos terroristas y a otros ilegales.
B) CONSECUENCIAS POSITIVAS:
1) Económicas y Laborales:
- Mayor desarrollo y crecimiento económico a nivel mundial.
- Se crean nuevos empleos locales.
- Oportunidades de desarrollo y mayor crecimiento económico y del empleo, en los países
que utilizan sus ventajas comparativas.
- Trabajadores y Empresas tienen oportunidades de establecerse en otros países.
- Posibilidad de hacer inversiones en otras economías.
- Mayor información en los intercambios económicos.
- Oferta mundial impresionante de productos, bienes y servicios, que contribuye a
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
2) Tecnológicos:
- Desarrollo tecnológico espectacular.
3) Sociales y Culturales:
- Los movimientos radicales (a favor y en contra), pueden conllevar a buscar soluciones.
Procesos de deliberación. Calderón. La Reforma de la Política. Deliberación y Desarrollo.
- Los procesos de transculturización pueden ser positivos. Oportunidades de diversificar y
enriquecer las costumbres.
- Desarrollo de la educación y de sus métodos, que ha permitido crear la educación a
distancia.