MG. ORLANDO SOLANO PINZÓN - INVESTIGACIÓN -...

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  • Fuentes: Abbagnano, N., Historia de la filosofa. Volumen 1. Barcelona: Hora, 1994. Gonzlez, J., Historia del pensamiento cristiano, T. 1. Florida: Caribe, 2002. Oatibia, I., Patrologa. Madrid: BAC, 1968. Ropero, A., Lo mejor de Ireneo de Lyon, Barcelona, Editorial Clie, 2003. Quasten, J., Patrologa I, BAC, Madrid 1961. Trevijano Etcheverria, R., Patrologa. Madrid: BAC, 1994. Vilanova Evangelista, Historia de la Teologa. Tomo I. Barcelona: Herder, 1987.

    MG. ORLANDO SOLANO PINZN

  • El cristianismo no se torn en modo alguno una magia. As, la realidad divino-cristiana, que como tal no puede mudarse, como fenmeno histrico ha tomado a lo largo de los siglos mltiples formas. Como cuerpo de Cristo, la Iglesia es un organismo vivo que no permanece anquilosado en su estado originario fundacional, sino que se desarrolla. Joseph Lortz, Historia de la Iglesia, en la perspectiva de la historia del pensamiento. Tomo I. Madrid: Cristiandad, 2003, 12.

  • Datos biogrficos

  • La verdadera gnosis es la doctrina de los Apstoles, la antigua estructura de la Iglesia en todo el mundo, y lo tpico del Cuerpo de Cristo, formado por la sucesin de los obispos, a los cuales (los Apstoles) encomendaron las Iglesias de cada lugar. (Adv. haer. IV, 33, 8).

  • La Teologa de Ireneo

    Ms que una teologa, Ireneo nos ofrece una interesantsima antropologa teolgica y una soteriologa, centrada en la historia, en los sucesivos hitos que marcan el camino seguido por el plan divino desde Adn hasta su realizacin capital en Jess y la consiguiente proyeccin comunitaria en la Iglesia.

  • Las Escrituras El canon del Nuevo Testamento de Ireneo comprende los cuatro evangelios, las epstolas de San Pablo, los Hechos de los Apstoles, las epstolas de San Juan y el Apocalipsis, la primera carta de San Pedro y el entonces reciente escrito proftico del Pastor de Hermas. Llama a los libros del Nuevo Testamento Escritura (), porque tienen el mismo carcter de inspiracin que los libros del Antiguo Testamento.

  • Sobre el origen de los evangelios dice lo siguiente: Entre los hebreos y en su misma lengua, Mateo public una especie de evangelio escrito, mientras Pedro y Pablo predicaban en Roma y fundaban la Iglesia. Despus de su muerte, Marcos, el discpulo e intrprete de Pedro, nos transmiti tambin por escrito lo que Pedro haba predicado. Asimismo Lucas, el compaero de Pablo, consign en un libro el evangelio predicado por ste. Ms tarde, Juan, el discpulo del Seor, el mismo que se haba recostado sobre su pecho, tambin l public el evangelio durante su residencia en Efeso (Adv. Haer. III.1,1).

  • El factor humano en la produccin de las Escrituras. Lo que encontramos en las Escrituras, segn las interpreta Ireneo, es la historia de las relaciones entre Dios y la humanidad. La Escritura no es una serie de verdades eternas, pronunciadas por Dios desde lo alto, sino que es el testimonio de cmo la Palabra el Verbo de Dios ha ido dirigiendo a la humanidad a cada paso.

  • Mientras las tradiciones rabnicas interpretaban las teofanas como angelofanas, los cristianos del s. II las interpretan como logofanas. Ireneo concibe que a travs de las logofanas contina la plasmacin del hombre por Dios.

    Interpretacin de las teofanas

  • Pensamiento de los Valentinianos: a. Tanto en Mambr como en la vida de Jess, el Verbo

    asume una visibilidad real, tan real como la luz y el calor del leo ardiente. Sin embargo, no asume una carne material.

    b. Esa visibilizacin no es en s salvfica, ni en Mambr ni en la vida de Jess. No lo es porque lo sensible no est llamado a la salvacin. sta es exclusiva de lo espiritual.

    c. A pesar de no ser salvfica, la visibilizacin sensible del Verbo constituye una propedutica necesaria para la salvacin.

    Para Ireneo lo que est llamado a la salvacin es la carne. El Obispo de Lyon no excluye al alma y al espritu de la salvacin, pero stos no se salvan per se, sino per accidens: Jess los salva en tanto en cuanto su salvacin es necesaria para la de la carne.

  • Ireneo asocia las nociones de economa y de recapitulacin. Dios, por el Verbo, cre a Adn segn su imagen y semejanza, es decir, lo destin a hacerse semejante a l por participacin en la inmortalidad y la incorruptibilidad divinas, que se adquieren por la visin de Dios (Adv. Haer. IV, 20, 5). Pero la desobediencia de Adn interrumpi la realizacin de dicho plan. La economa salvadora consiste, pues, en confiar a Cristo la restauracin del designio primitivo: los hombres vuelven a encontrar en Cristo la imagen y la semejanza que haban perdido en Adn.

    Economa y recapitulacin

  • La mdula de la teologa de Ireneo es la teora de la recapitulacin (). La idea la tom de San Pablo, pero la desarroll considerablemente. Para Ireneo, recapitulacin es resumir todas las cosas en Cristo desde un principio. Debido a que con la cada de la persona humana toda la raza humana qued perdida, el Hijo de Dios tuvo que hacerse hombre para realizar como tal una nueva creacin de la humanidad.

  • Las cosas que perecieron tenan carne y sangre. Porque el Seor, tomando el limo de la tierra, plasm al hombre. Y en su favor se realiz toda la obra de la venida del Seor. Por eso quiso El tomar carne y sangre, a fin de recapitular en s mismo, no otra obra cualquiera, sino la misma obra original del Padre, buscando precisamente lo que se haba perdido (Adv. Haer. V.14,2).

  • Con esta recapitulacin del ser humano original, no solamente fue renovado y restaurado Adn personalmente, sino tambin toda la raza humana: Cuando se encarn y se hizo hombre, recapitul en s mismo la larga serie de los hombres, dndonos la salvacin como en resumen (en su carne) a fin de que pudisemos recuperar en Jesucristo lo que habamos perdido en Adn, a saber, la imagen y semejanza de Dios (Adv. Haer. III.18,1).

  • Dios Subray el carcter nico y el poder de Dios. Dios es el ser simple, sin composicin, sin miembros diversos, siempre y totalmente idntico a s mismo, y slo espritu, y slo pensamiento, y slo inteligencia, y slo razn, y slo odos, y slo visin, y slo luz, y la sola fuente de todo bien. Con estos atributos Ireneo busca describir tan acertadamente como pueda al Dios de las Escrituras y de la fe y del culto cristiano.

  • Todas las Escrituras, los profetas y el Evangelio, predican abiertamente y sin ambigedades -a quienes puedan escuchar, aunque no todos crean-, que existe un solo y nico Dios, el cual, excluyendo a cualquier otro Dios, por medio de su Verbo hizo todas las cosas, visibles e invisibles, del cielo y de la tierra, peces del mar y animales de la tierra, como hemos probado usando las mismas expresiones de las Escrituras. Toda la creacin de la que formamos parte da testimonio, por medio de las cosas que extiende ante nuestros ojos, de que uno solo es el que las hizo y gobierna. . Adv. Haer. II. 27,2.

  • Las tres personas divinas existieron antes de la creacin del ser humano, porque las palabras "Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra," el Padre las dirige al Hijo y al Espritu Santo, a quienes San Ireneo llama alegricamente las manos de Dios (Adv. haer. 5,1,3; 5,5,1; 5,28,1). El Hijo y el Espritu Santo, no son vistos como seres intermedios entre Dios y el mundo, sino que son Dios mismo en su relacin con el mundo.

  • Cristo es el centro del pensamiento de Ireneo. En l se da esa continuidad entre la obra de la creacin y la obra de la redencin que resultaba tan difcil de aceptar para los gnsticos. El humano fue hecho por el mismo Dios que ahora en Cristo le ofrece la salvacin. En Cristo la imagen, segn la cual y para la cual el humano fue hecho ha venido a habitar entre nosotros. Tiene una visin de la cristologa totalmente soteriolgica.

    Cristologa

  • Cristo es el nuevo Adn, y como tal se repite en El la historia del viejo Adn, aunque en sentido inverso. En Adn, el hombre haba sido creado para ser como el Hijo, y en Cristo el Hijo toma sobre s la humanidad. Jesucristo, como hombre, es todo lo que Adn debi haber llegado a ser si no hubiese sucumbido a la tentacin. Jesucristo es el nuevo punto de partida en que el hombre, que en Adn se haba entregado al Diablo, queda de nuevo libre para crecer en la Imagen que es el Hijo.

  • Ireneo evidencia el primer intento de comprender la relacin entre el Padre y el Hijo de una manera especulativa: "Dios se ha manifestado por el Hijo, que est en el Padre y tiene en s al Padre" (Adv. Haer.III.6,2). Con estas palabras Ireneo ensea la perichoresis o circumincessio. Ensea que hay un solo Cristo, aunque le demos diferentes nombres. Por lo tanto, Cristo es idntico al Hijo de Dios, al Logos, al Hombre-Dios Jess, a nuestro Salvador y Seor.

  • Eclesiologa Ireneo se refiri a la Iglesia como el Nuevo Israel, tambin como el glorioso Cuerpo de Cristo. La Iglesia es una realidad dada previamente al logos, en la obra salvadora de Jess. La eclesiologa est tambin ntimamente vinculada a su teora de la recapitulacin. Dios resume en Cristo no solamente el pasado, sino tambin el futuro. Por eso le hizo Cabeza de toda la Iglesia, a fin de perpetuar mediante ella su obra de renovacin hasta el fin del mundo, mediante el bautismo y la eucarista que nos unen a Cristo mismo.

  • As, pues, hay un solo Dios Padre, como lo hemos demostrado, y un solo Cristo, Jess Seor nuestro, que pasa por toda la economa y recapitula todo en s. Pero en este todo tambin est comprendido el ser humano, criatura de Dios. El recapitula, por tanto, el hombre en s mismo. El invisible se hizo visible: el incomprensible, comprensible; el impasible, pasible; y el Logos se hizo hombre, recapitulando todas las cosas en s mismo. Y as como el Logos de Dios es el primero entre los seres celestiales y espirituales e invisibles, as tambin tiene la soberana sobre el mundo visible y corporal, asumiendo para s toda la primaca; y hacindose Cabeza de la Iglesia, atrae hacia s todas las cosas a su debido tiempo (Adv. Haer. III.16,6).

  • Solamente las iglesias fundadas por los Apstoles pueden servir de apoyo para la enseanza autntica de la fe y como testigos de la verdad, pues la sucesin ininterrumpida de los obispos en estas iglesias garantiza la verdad de su doctrina: Todos los que desean discernir la verdad pueden contemplar en todas las iglesias la tradicin apostlica que se manifiesta en el mundo entero. Podemos enumerar a los que los Apstoles han instituido como obispos en las iglesias y a sus sucesores hasta nuestros das, los cuales no han enseado nada ni conocido nada que se parezca al delirio de estas gentes (es decir, los gnsticos). De haber conocido los Apstoles tales misterios, que (segn los gnsticos) habran enseado slo a los perfectos, a ocultas de los dems, los habran transmitido antes que nadie a aquellos a quienes confiaban el cuidado de las iglesias. Queran efectivamente que sus sucesores, a quienes confiaban el poder de ensear en su lugar, fueran absolutamente perfectos e irreprochables en todo (Adv. Haer.III.3,1).

  • Ireneo est firmemente convencido de que la doctrina de los Apstoles sigue mantenindose sin alteracin. Esta tradicin es la fuente y la norma de la fe. Es el canon de la verdad. Para Ireneo, este canon de verdad parece ser el credo bautismal, porque dice que lo recibimos en el bautismo (Adv. haer. I.9,4)

  • Por lo anterior, a los herejes les falta un requisito esencial; no son los sucesores de los Apstoles y, por lo mismo, no tienen el carisma de la verdad: Por consiguiente, es preciso obedecer a los presbteros que hay en la Iglesia, suceden a los Apstoles y, juntamente con la sucesin del episcopado, han recibido el don seguro de la verdad, segn el beneplcito del Padre (Adv. Haer. IV.26,2).

  • Fiel a la idea platnica de que el hombre est formado de , vo, Ireneo ensea que la persona humana est compuesta de cuerpo, alma y espritu: Todo el mundo admitir que estamos compuestos de un cuerpo tomado de la tierra y de un alma que recibe de Dios su espritu (Adv. Haer. III.22,1).

    Antropologa

  • El hombre ha sido plasmado por Dios: Porque mediante las manos del Padre, es decir, mediante el Hijo y el Espritu, el hombre entero, es hecho a semejanza de Dios. El alma o el Espritu, son una parte del hombre, pero no son el hombre entero. El hombre completo es un compuesto y una unin del alma, que recibe en s el Espritu del Padre, combinada con la carne que ha sido modelada segn la imagen de Dios. Adv. Haer. V 6,1 El hombre ha sido creado a imagen de Dios, y la imagen de Dios es el Hijo, en cuya imagen el hombre fue creado (Epid. XXII).

  • La imagen de Dios no es algo que se halla en el ser humano, sino que es ms bien la direccin en que hemos de crecer hasta llegar a la medida de la plenitud de la estatura de Cristo. En el pensamiento de Ireneo Adn no fue creado perfecto, sino que fue creado para desarrollarse y crecer en esa imagen de Dios que es el Hijo. Adn no era ms que el comienzo del propsito de Dios en la creacin, en este sentido, era como un nio, y su propsito estaba en el crecimiento, que le llevara a una relacin con Dios cada vez ms ntima. Este crecimiento sera parte de la obra creadora de Dios.

  • El Plan de Dios fue invitar a la humanidad al crecimiento constante, no solo en el mundo presente, sino tambin en el que est por venir, de tal modo que Dios enseara por siempre, y el hombre aprendera por siempre lo que se le enseara (Adv. Haer. II. 18,2). Ante esta perspectiva, Ireneo lleg a expresar que son perfectos, pues, aquellos que mantienen constantemente el Espritu de Dios consigo y conservan sin reproche sus almas y sus cuerpos, es decir guardan la fe en Dios y la justicia para con el prjimo. (Adv. Haer. V, 6,1)

  • Segn Ireneo, la cada del humano no es tanto la prdida de ciertas perfecciones que tena, como la interrupcin del crecimiento que debi haber sido suyo. No puede continuar en un desarrollo ininterrumpido segn la imagen en que fue creado.

  • Se nota abiertamente la influencia de su teora de la recapitulacin. El anticristo es la rplica demonaca de Cristo, porque es la recapitulacin de toda apostasa, de toda injusticia, de toda malicia, de toda falsa profeca y superchera, desde el principio del mundo hasta el fin: En esta bestia se dar, por consiguiente, cuando venga, la recapitulacin de toda clase de iniquidad y de engao, a fin de que todo poder de apostasa, que afluye a ella y en ella se encierra, sea arrojado al horno de fuego. Es justo, pues, que su nombre tenga el nmero seiscientos sesenta y seis, porque recapitula en s toda mezcla de maldad que tuvo lugar antes del diluvio a causa de la apostasa de los ngeles... Por eso los seiscientos aos... indican el nmero del nombre de aquel ser humano en quien se recapitula toda la apostasa de seis mil aos, y la injusticia, y la maldad, y la falsa profeca, y la superchera, por cuya culpa vendr tambin un diluvio de fuego (Adv. Haer. V.29,2).

    Escatologa

  • Los que vivimos entre la resurreccin y la consumacin final, no vivimos en un periodo de tregua en la lucha de los siglos, sino que vivimos en el periodo en que Cristo est haciendo efectiva su victoria en la Cruz, para llevarnos as al da final. Despus de la muerte cambia el estado de la existencia humana, pero no la obra del Espritu de Dios, ni el proyecto divino y su promesa de salvacin, que se realiz en esta tierra precisamente en vista de la resurreccin definitiva con Cristo. Por eso el Espritu no hace sino continuar en la carne humana, aunque de diversa manera, la misma obra que realiz durante nuestra vida en este mundo, slo que llevada a su madurez completa (cf. V, 12,2.4).

  • Ireneo se vale de su teora de la restauracin del mundo para demostrar sus ideas milenaristas: Ignoran la obra de Dios y el misterio de la resurreccin de los justos y del reino que es el principio de la incorrupcin, por medio del cual a los que fueron hallados dignos se les ir habituando progresivamente a comprender a Dios. Y es necesario que se les diga, respecto a estas cosas, que, en esta creacin renovada, los justos sern los primeros en resucitar a la presencia de Dios y en recibir la promesa de la herencia que Dios prometi a los padres, y que reinarn en ella y que despus vendr el juicio. Porque es justo que en esta misma creacin en la que ellos se fatigaron y sufrieron, siendo probados con toda clase de aflicciones, reciban el premio de sus sufrimientos; y que en la misma creacin donde sufrieron muerte violenta por amor de su Dios, reciban nueva vida; y que puedan reinar en la misma creacin en que sufrieron esclavitud. Porque Dios es rico en todo y todas las cosas son suyas. Es, por ende, justo que la misma creacin, ya restaurada en su condicin primera, sea puesta sin restriccin alguna bajo el dominio de los justos (Adv. Haer. V.32,1).

  • La redencin del individuo la realizan, en nombre de Cristo, la Iglesia y sus sacramentos. Una criatura alcanza su perfeccin en los sacramentos. El sacramento viene a ser el punto culminante de la recapitulacin de la creacin en Cristo. Por el bautismo la persona humana nace nuevamente para Dios. En este contexto, Ireneo habla del bautismo de los nios; es el primer documento que hace referencia a l en la literatura cristiana antigua: Vino en persona a salvar a todos es decir, a todos los que por El nacen nuevamente para Dios , recin nacidos, nios, muchachos, jvenes y adultos (Adv. Haer. II.22,4).

    Bautismo

  • Eucarista Ireneo est tan convencido de la presencia real del cuerpo y de la sangre del Seor en la Eucarista, que deduce la resurreccin del cuerpo humano del hecho de haber sido alimentado por el cuerpo y la sangre de Cristo: Si, pues, el cliz con mezcla de agua y el pan elaborado reciben al Verbo de Dios ( ) y se hacen Eucarista, cuerpo de Cristo, con los cuales la substancia de nuestra carne se aumenta y se va constituyendo, cmo es posible que algunos afirmen que la carne no es capaz del don de Dios que es la vida eterna, la carne alimentada con el cuerpo y sangre del Seor, y hecho miembro de El? ... la carne que se nutre del cliz que es su sangre, y recibe crecimiento del pan que es su cuerpo. As como el esqueje de la via plantado en la tierra da fruto a su debido tiempo, y as como el grano de trigo que cae al suelo y se descompone, brota y se multiplica gracias al Espritu de Dios, y al recibir luego la palabra de Dios se convierte en la Eucarista, que es el cuerpo y la sangre de Cristo, as tambin nuestros cuerpos, alimentados por ella y depositados en la tierra, donde sufren la descomposicin, se levantarn a la hora que les fuere sealada (Adv. Haer. V.2,3).

  • El carcter sacrificial de la Eucarista es evidente para Ireneo, ya que ve en ella el nuevo sacrificio profetizado por Malaquas: Dando a sus discpulos el mandato de ofrecer a Dios las primicias de sus propias criaturas, no como si El las necesitase, sino para que ellos no sean estriles ni ingratos, tom la criatura que es el pan y dio gracias diciendo: "Este es mi cuerpo." Asimismo del cliz, que forma parte de la misma creacin a la que pertenecemos nosotros, afirm que era su sangre; y ense la nueva oblacin de la Nueva Alianza. La Iglesia la recibi de los Apstoles y la ofrece en todo el mundo a Dios, que nos da los alimentos, primicias de sus dones en la Nueva Alianza; acerca de lo cual Malaquas, uno de los doce profetas, predijo as: "No tengo en vosotros complacencia alguna, dice el Seor omnipotente, y no aceptar los sacrificios de vuestras manos. Porque desde el orto del sol hasta el ocaso es glorificado mi nombre entre las gentes y en todo lugar se ofrece incienso a mi nombre y un sacrificio puro, pues grande es mi nombre entre, las gentes, dice el Seor omnipotente," dando a entender claramente con estas palabras que el pueblo anterior (los judos) cesar de ofrecer sacrificios a Dios; porque en todo lugar se le ofrecer un sacrificio, y ste ser puro; y su nombre es glorificado entre las gentes (Adv. Haer. IV.17,5).

  • Soteriologa El eje de la doctrina de la redencin: todo hombre tiene necesidad de redencin y es capaz de ella. Dios, el Verbo encarnado ha venido a salvar al hombre entero. La redencin realizada por el Hijo de Dios ha recapitulado a toda la humanidad en Cristo. Ha realizado la unin con Dios, la adopcin divina, y ha devuelto al ser humano la semejanza con Dios.

  • A travs de toda su vida y su ministerio, viviendo la totalidad de una vida humana, Cristo salva esa vida de su antigua sujecin al poder del diablo.

  • Mariologa La idea de recapitulacin influy en la doctrina mariana de Ireneo. Desarrolla an ms el paralelismo entre Eva y Mara iniciado por Justino. Est tan convencido de que Mara es la nueva madre de la humanidad, que la llama seno de la humanidad. Habla del nacimiento de Cristo corno "del ser puro que abri con toda pureza el puro seno que regenera a los hombres en Dios" (Adv. Haer. IV,33,11). Dando la vida al nuevo Adn, ella viene a ser la verdadera Eva, la verdadera madre de los vivientes, y la causa salutis: Y si la primera (Eva) desobedeci a Dios, la segunda (Mara), en cambio, consinti en obedecer a Dios, a fin de que la Virgen Mara pudiera ser abogada de la virgen Eva. Y as como la raza humana qued vinculada a la muerte por causa de una virgen, de igual manera es liberada por una virgen; la desobediencia de una virgen ha sido compensada por la obediencia de otra virgen (Adv. Haer. V.19,1).

  • Primado de Roma Ireneo asigna a la Iglesia de Roma un lugar ms elevado por razn de su "origen superior," al haber sido fundada por los dos Prncipes de los Apstoles: Porque, a causa de su liderazgo eficaz, es preciso que concuerden con esta Iglesia todas las iglesias, es decir, los fieles que estn en todas partes, ya que en ella se ha conservado siempre la tradicin apostlica por (los fieles) que son en todas partes. (Adv. Haer. III, 3,2) Es significativo que Ireneo, a continuacin de este pasaje, enumere los obispos romanos hasta Eleuterio (174-189); luego prosigue: En este orden y con esta sucesin han llegado hasta nosotros la tradicin que existe en la Iglesia a partir de los Apstoles y la predicacin de la verdad. Y sta es una prueba muy fuerte de que la fe vivificante que existe en la Iglesia, recibida de los Apstoles, conservada hasta ahora y transmitida en la verdad, es siempre la misma. (Adv. Haer. III, 3,3)

  • Ireneo conoca la filosofa helenstica y en ocasiones hace uso de tecnicismo que slo pueden identificarse con una lectura atenta. Se inclinaba siempre a sospechar de toda ciencia que tendiera a la especulacin:

    Actitud frente a la filosofa pagana

  • Es mejor no saber absolutamente nada, ni siquiera una sola de las razones por las que ha sido hecha una sola cosa de la creacin, pero creer en Dios y perseverar en su amor, que, hinchado por un conocimiento as, apartarse de este amor, que es la vida del hombre. Y ms vale no buscar otro conocimiento que el de Jesucristo, el Hijo de Dios, que fue crucificado por nosotros, que caer en la impiedad por cuestiones sutiles y discusiones alambicadas (Adv. Haer. 2,26,1).

  • PARA GLORIA DE DIOS

    Y UTILIDAD DEL PRJIMO

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