Mi sitio en el mundo

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No hay mejor máquina del tiempo que los sustratos que el tiempo deja. Agatha Christie y su marido el arqueólogo Max Mallowan habrían sido los huéspedes perfectos en este hotel que es un autén- tico sitio arqueológico y que sería una fuente de inspiración inagotable. El palacio decimonónico del Marqués de Caro fue, antes de que el arquitecto Francesc Rifé lo devolviera a la vida, el refugio del último miembro de la fami- lia que se acostaba y se levantaba sobre 2.000 años de historia. Construido en el siglo XIX sobre la base de un palacio dieciochesco del que se conserva una maravillosa azulejería, que a su vez reposaba sobre restos vi- sigodos y sobre un tramo de la antigua www.carohotel.com muralla islámica, la cual cobijaba un mosaico romano fechado en el siglo II a.C… Francesc Rifé ha conseguido algo memorable, encontrar la esencia del confort y utilizar el diseño para dejar que hable la historia. Mi sitio en el mundo Fotografías: Hotel Caro Texto: Jaime Rocall 17

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No hay mejor máquina del tiempo que los sustratos que el tiempo deja. Agatha Christie y su marido el arqueólogo Max Mallowan habrían sido los huéspedes perfectos en este hotel que es un autén-tico sitio arqueológico y que sería una fuente de inspiración inagotable.

El palacio decimonónico del Marqués de Caro fue, antes de que el arquitecto Francesc Rifé lo devolviera a la vida, el refugio del último miembro de la fami-lia que se acostaba y se levantaba sobre 2.000 años de historia.

Construido en el siglo XIX sobre la base de un palacio dieciochesco del que se conserva una maravillosa azulejería, que a su vez reposaba sobre restos vi-sigodos y sobre un tramo de la antigua www.carohotel.com

muralla islámica, la cual cobijaba un mosaico romano fechado en el siglo II a.C… Francesc Rifé ha conseguido algo memorable, encontrar la esencia del confort y utilizar el diseño para dejar que hable la historia.

Mi sitio en el mundo

Fotografías: Hotel CaroTexto: Jaime Rocall

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Cada rincón del hotel, desde las suites al espectacular espacio del res-taurante cuentan una historia de la historia. Fuera, la historia sigue siendo interminable, porque el Hotel está en pleno casco histórico de Valencia, el mas grande de Europa, difícil no sufrir el síndrome de Stendhal.

Si el romanticismo es sobre todo el poder creativo de la nostalgia, el Hotel Caro es fundamentalmente romántico. También porque el conjunto recreado es silencioso, no hay estridencias, se impone la calma, necesaria para escuchar todo lo que estas paredes y estos sue-los tienen que contarnos. El lujo de hoy es la presencia callada del pasado.

Silencio, silencio...

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