Michael Mann Corregido

42
Michael Mann Las fuentes del poder social, 1 Una historia del poder desde los comienzos hasta 1760 d.C. Versión española de Fernando Santos Fontenla Capítulo 1 LAS SOCIEDADES COMO REDES ORGANIZADAS DE PODER Los tres volúmenes proyectados de este libro constituyen una historia y una teoría de las relaciones de poder en las sociedades humanas. Ya esto es bastante difícil. Pero si se reflexiona un momento parece todavía más imponente. Porque, ¿no es probable que una historia y una teoría de las relaciones de poder sea virtualmente sinónimo de una historia y una teoría de la propia sociedad humana? A fines del siglo XX no está de moda escribir una relación general, por voluminosa que sea, de algunas de las principales pautas que cabe hallar en la historia de las sociedades humanas. Esas magníficas empresas generalizadoras victorianas -basadas en un saqueo imperial de fuentes secundarias- se han visto aplastadas en el siglo XX bajo el peso de una masa de volúmenes eruditos y del cierre de filas de los especialistas académicos. Mi justifica ción básica es que he llegad o a una forma distinta y general de contemplar las sociedades humana s que se enfrenta con los modelos de sociedad predominantes en los escritos sobre sociología o historia. En este capítulo se expli ca mi enfoqu e. Es posibl e que a los no iniciados en la teoría de las ciencias sociales les resulte algo denso. En tal caso, existe otra forma posible de leer este volumen: saltarse este capítulo, ir directamente al capítulo 2 o, de hecho, a cualquiera de los capítulos narrativos y seguir adelante hasta que no se comprendan o se encuentren criticables los términos utilizados a la corriente teórica básica. Entonces se puede volver a esta introducción para orientarse. Mi enfoque se puede resumir en dos afirmaciones, de las que se desprende una metodología clara. La primera es: Las sociedades están constituidas por múltiples redes socio espaciales de poder que se superponen y se intersectan. Se percibirá rápidamente la peculiaridad de mí enfoque si destino tres párrafos a decir qué no son las sociedades. Las sociedades no son unitarias. No son sistemas sociales (cerrados ni abiertos); no son totalidades. Nunca se puede hallar una sola sociedad delimitada en el espacio geográfico o social. Como no existe un sistema, una totalidad, no pueden existir «subsistemas», «dimensiones» ni «niveles» de esa totalidad. Como no existe un todo, las relaciones sociales no pueden reducirse «a fin de cuentas», «en última instancia», a alguna propiedad sistémica en ese todo, como el «modo de producción material», o el «sistema cultural» o el «normativo», o la «forma de organización militar». Como no existe una totalidad delimitada, no sir ve de nad a el dividir el cambio o el confli cto sociales en variedades «endógenas» o «exógenas». Como no existe sistema social, no existe proceso «de evolución» en su interior. Como la humanidad no está dividida en una serie de totalidades delimitadas, no se produce una «difusión» de la organización social entre ellas. Como no existe una totalidad, los individuos no se ven constreñidos en su conducta por la «estructura social como un todo», así que no sirve de nada distinguir entre «acción social» y «estructura social». En el párrafo anterior he exagerado mi posición para enfatizarla. No voy a descartar totalmente esas formas de contemplar las sociedades. Pero casi todas las ortodoxias sociológicas -como la teoría de los sistemas, el marxismo, el estructuralismo, el funcionalismo estructural, el funcionalismo normativo, la teoría multidimensional, el evolucionismo, el difusionismo y la teoría de la acción- enturbian sus percepciones al concebir la «sociedad» como una totalidad unitaria y aproblemática. En la práctica, la mayor parte de las relaciones influidas por esas teorías toman las comunidades políticas, o Estados, como sus «sociedades», sus unidades totales para el análisis. Pero los Estados no constituyen sino uno de los cuatro grandes tipos de redes de poder de los que me voy a ocupar. La enorme influencia encubierta del Estado nacional de fines del siglo XIX y princi pios del XX en las cienci as humanas signific a que el modelo del Estado nacional domina por igual la sociología y la historia. Cuando no ocurre así, tanto los arqueólogos como los antropólogos atribuyen el primer lugar a la «cultura», pero incluso ésta suele concebirse como algo individual y delimitado, como una especie de «cultura nacional». Es cierto que alg unos soc iól ogos e his tor iad ores modernos rechazan el modelo del Estado nacional. Equiparan la «sociedad» con las relaciones económicas transnacionales, utilizando el capitalismo o el industrialismo 1

Transcript of Michael Mann Corregido

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 1/42

Michael MannLas fuentes del poder social, 1

Una historia del poder desde los comienzos hasta 1760 d.C.Versión española de Fernando Santos Fontenla

Capítulo 1LAS SOCIEDADES COMO REDES ORGANIZADAS DE PODER

Los tres volúmenes proyectados de este libro constituyen una historia y una teoría de las relaciones de poder en lassociedades humanas. Ya esto es bastante difícil. Pero si se reflexiona un momento parece todavía más imponente.Porque, ¿no es probable que una historia y una teoría de las relaciones de poder sea virtualmente sinónimo de unahistoria y una teoría de la propia sociedad humana? A fines del siglo XX no está de moda escribir una relación general,por voluminosa que sea, de algunas de las principales pautas que cabe hallar en la historia de las sociedades humanas.Esas magníficas empresas generalizadoras victorianas -basadas en un saqueo imperial de fuentes secundarias- se hanvisto aplastadas en el siglo XX bajo el peso de una masa de volúmenes eruditos y del cierre de filas de los especialistasacadémicos.

Mi justificación básica es que he llegado a una forma distinta y general de contemplar las sociedades humanas quese enfrenta con los modelos de sociedad predominantes en los escritos sobre sociología o historia. En este capítulo seexplica mi enfoque. Es posible que a los no iniciados en la teoría de las ciencias sociales les resulte algo denso. En talcaso, existe otra forma posible de leer este volumen: saltarse este capítulo, ir directamente al capítulo 2 o, de hecho, a

cualquiera de los capítulos narrativos y seguir adelante hasta que no se comprendan o se encuentren criticables lostérminos utilizados a la corriente teórica básica. Entonces se puede volver a esta introducción para orientarse.

Mi enfoque se puede resumir en dos afirmaciones, de las que se desprende una metodología clara. La primera es:Las sociedades están constituidas por múltiples redes socio espaciales de poder que se superponen y se intersectan. Sepercibirá rápidamente la peculiaridad de mí enfoque si destino tres párrafos a decir qué no son las sociedades.

Las sociedades no son unitarias. No son sistemas sociales (cerrados ni abiertos); no son totalidades. Nunca se puedehallar una sola sociedad delimitada en el espacio geográfico o social. Como no existe un sistema, una totalidad, nopueden existir «subsistemas», «dimensiones» ni «niveles» de esa totalidad. Como no existe un todo, las relacionessociales no pueden reducirse «a fin de cuentas», «en última instancia», a alguna propiedad sistémica en ese todo, comoel «modo de producción material», o el «sistema cultural» o el «normativo», o la «forma de organización militar». Comono existe una totalidad delimitada, no sirve de nada el dividir el cambio o el conflicto sociales en variedades«endógenas» o «exógenas». Como no existe sistema social, no existe proceso «de evolución» en su interior. Como lahumanidad no está dividida en una serie de totalidades delimitadas, no se produce una «difusión» de la organizaciónsocial entre ellas. Como no existe una totalidad, los individuos no se ven constreñidos en su conducta por la «estructurasocial como un todo», así que no sirve de nada distinguir entre «acción social» y «estructura social».

En el párrafo anterior he exagerado mi posición para enfatizarla. No voy a descartar totalmente esas formas decontemplar las sociedades. Pero casi todas las ortodoxias sociológicas -como la teoría de los sistemas, el marxismo, elestructuralismo, el funcionalismo estructural, el funcionalismo normativo, la teoría multidimensional, el evolucionismo, eldifusionismo y la teoría de la acción- enturbian sus percepciones al concebir la «sociedad» como una totalidad unitaria yaproblemática.

En la práctica, la mayor parte de las relaciones influidas por esas teorías toman las comunidades políticas, o Estados,como sus «sociedades», sus unidades totales para el análisis. Pero los Estados no constituyen sino uno de los cuatrograndes tipos de redes de poder de los que me voy a ocupar. La enorme influencia encubierta del Estado nacional defines del siglo XIX y principios del XX en las ciencias humanas significa que el modelo del Estado nacional domina por igual la sociología y la historia. Cuando no ocurre así, tanto los arqueólogos como los antropólogos atribuyen el primer lugar a la «cultura», pero incluso ésta suele concebirse como algo individual y delimitado, como una especie de «culturanacional». Es cierto que algunos sociólogos e historiadores modernos rechazan el modelo del Estado nacional.Equiparan la «sociedad» con las relaciones económicas transnacionales, utilizando el capitalismo o el industrialismo

1

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 2/42

como concepto maestro. Eso es ir demasiado lejos en la dirección opuesta. Tanto el Estado como la cultura y laeconomía son redes importantes de estructuración, pero casi nunca coinciden. No existe un concepto maestro ni unaunidad básica de la «sociedad». Es posible que parezca una actitud extraña para un sociólogo, pero si yo pudiera,aboliría totalmente el concepto de «sociedad».

La segunda afirmación se desprende de la primera. El concebir a las sociedades como múltiples redes de poder,superpuestas e intersectantes, nos permite el mejor acceso posible a la cuestión de qué es finalmente «primordial» o«determinante» en las sociedades. La mejor forma de hacer una relación general de las sociedades, su estructura y su-historia es en términos de las interrelaciones de lo que denominaré las cuatro fuentes del poder social: las relacionesideológicas, económicas, militares y políticas (IEMP). Son: 1) redes superpuestas de interacción social, no dimensiones,niveles ni factores de una sola totalidad social. Eso se desprende de mi primera afirmación. Son también: 2)

organizaciones, medios institucionales de alcanzar objetivos humanos. Su primacía no procede de la intensidad de losdeseos humanos de satisfacción ideológica, económica, militar o política, sino de los medios de organización concretosque posea cada una para alcanzar los objetivos humanos, cualesquiera que sean éstos. En este capítulo avanzarégradualmente hacia la especificación de los cuatro modelos de organización y de mi modelo IEMP de poder organizado.

De ello surgirá una metodología distintiva. Se suele hablar de las relaciones de poder en términos bastanteabstractos, acerca de la interrelación de «factores», o «niveles» o «dimensiones» económicos, ideológicos y políticos dela vida social. Yo actúo a un nivel de análisis más concreto, socio espacial y de organización. Los problemas centrales serefieren a la organización, el control, la logística y la comunicación: la capacidad para organizar y controlar a personas,materiales y territorios, y él desarrollo dé ésa capacidad a lo largo dé la historia. Las cuatro fuentes dé poder socialbrindan distintos medios posibles de organizar el control social. En diversos momentos y lugares, cada una de ellas habrindado una mayor capacidad dé organización que ha permitido que la forma de su organización dictara durante untiempo la forma dé las sociedades en general. Mi historia del poder sé basa en a medición dé la capacidad socio espacialdé organización y en la explicación dé su desarrollo.

La tarea se ve un tanto facilitada por el carácter discontinuo del desarrollo del poder. Nos encontramos con diversosmomentos de impulsión, atribuibles a la invención de nuevas técnicas de organización que aumentaron mucho lacapacidad para controlar pueblos y territorios. En el capítulo 16 figura una lista de algunas de las técnicas másimportantes. Cuando me encuentro con uno de esos momentos, detengo la narración, trato de medir el aumento de lacapacidad de poder y después trato de explicarlo. Esa visión del desarrollo social es la que Ernest Gellner (1964) calificade «neoepisódica». El cambio social fundamental ocurre y las capacidades humanas se amplían mediante una serie dé«episodios» de gran transformación estructural. Los episodios no forman parte de un solo proceso inmanente (como enlas «Historias del crecimiento dé la Humanidad» del siglo XIX), sino que pueden tener un efecto acumulativo en lasociedad. Así podemos aventurarnos en la cuestión dé la primacía última.

La primacía última

De todas las cuestiones planteadas por la teoría sociológica en los dos últimos siglos, la más básica y más huidiza es

la de la primacía o la determinación final. ¿Hay uno o más elementos, o claves, nucleares, decisivos, determinantes enúltimo término, de la sociedad? ¿O son las sociedades humanas túnicas inconsútiles tejidas con inacabablesinteracciones multicausales en las qué no existen pautas generales? ¿Cuáles son las dimensiones más importantes déla estratificación social? ¿Cuáles son los determinantes más importantes del cambio social? Estas son las preguntasmás tradicionales y más difíciles de todas las preguntas sociológicas. Incluso en la forma flexible en que las heformulado, no constituyen la misma pregunta. Sin embargo, todas ellas plantean la misma cuestión central: ¿Cómo sepuede aislar el elemento o los elementos «más importantes» dé las sociedades humanas?

Muchos consideran que no es posible encontrar una respuesta. Afirman que la sociología no puede hallar leyesgenerales, ni siquiera conceptos abstractos, aplicables por igual a las sociedades en todos los momentos y en todos loslugares. Este empirismo escéptico sugiere que empecemos con más modestia, analizando situaciones específicas con lacomprensión intuitiva y empática que nos aporta nuestra propia experiencia social, para ir avanzando hacia unaexplicación multicausal.

Sin embargo, ésta no es una posición epistemológica segura. El análisis no puede limitarse a reflejar los «hechos»;nuestra percepción de los hechos está ordenada por conceptos y teorías mentales. El estudio histórico empírico mediocontiene muchos supuestos implícitos acerca dé la naturaleza humana y la sociedad, además de conceptos generalesderivados de nuestra propia experiencia social, como «la nación», «la clase social», «la condición social», «el poder político» o «la economía». Los historiadores pueden prescindir dé examinar esos supuestos si todos utilizan los mismos,pero en cuanto aparecen estilos distintos de hacer la historia -liberal, nacionalista, materialista, neoclásico, etc.- seencuentran en el terreno de las teorías generales enfrentadas acerca de «cómo funcionan las sociedades». Pero surgendificultades incluso cuando no existen supuestos enfrentados. La multicausalidad dice que los fenómenos o lastendencias sociales tienen múltiples causas. Por eso deformamos la complejidad social si abstraemos un determinantesocial principal o incluso varios de ellos. Pero no podemos evitar el hacerlo. Todo análisis selecciona algunosacontecimientos anteriores, aunque no todos, porque han tenido algún efecto en los ulteriores. En consecuencia, todo elmundo actúa con algún criterio dé importancia, aunque raras veces se explicite. Puede convenir que de vez en cuandoexplicitemos esos criterios y nos dediquemos a edificar una teoría.

Sin embargo, yo me tomo en serio el empirismo escéptico. Su principal objeción está bien fundamentada. Lassociedades son mucho más complicadas que nuestras teorías de ellas. Eso era algo que reconocían sistematizadorescomo Marx y Durkheim en sus momentos más sinceros; mientras que Max Weber, el más grande de los sociólogos, ideó

2

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 3/42

una metodología (de «tipos ideales») para hacer frente a la complejidad. Yo sigo el ejemplo de Weber. Podemos alcanzar una metodología aproximada -y quizá incluso con una respuesta aproximada- en cuanto a la cuestión de la primacíafinal, pero únicamente si ideamos conceptos adecuados para enfrentarnos con la complejidad. A mi entender, esa es lavirtud de un modelo socio espacial y de organización de las fuentes del poder social.

Naturaleza humana y poder social

Empecemos por la naturaleza humana. Los seres humanos son inquietos, racionales y voluntariosos, tratan deintensificar su disfrute de las cosas agradables de la vida y tienen capacidad para escoger y aplicar los medios

adecuados de lograrlo. O, por lo menos, tienen esa capacidad una cantidad suficiente de ellos para establecer eldinamismo que caracteriza la vida humana y que le da a ésta una historia de la que carecen las demás especies. Esascaracterísticas humanas constituyen la fuente de todo lo que se describe en el presente libro. Son la fuente original delpoder.

Debido a ello, los teóricos sociales se han sentido siempre tentados de avanzar un poco más allá con un modelo demotivación de la sociedad humana, de tratar de basar una teoría de la estructura social en la «importancia» de losdiversos impulsos que motivan a los seres humanos. Eso era algo más popular a principios de siglo que ahora. Autorescomo Sumner y Ward procedían en primer lugar a establecer listas de impulsos humanos básicos, como los desatisfacción sexual, afectividad, salud, ejercicio físico y creatividad, creatividad intelectual y significación, riqueza,prestigio, «el poder por el poder» y muchos más. Después trataban de establecer su importancia relativa como impulsosy de ahí deducían el rango respectivo en la importancia social de la familia, la economía, el gobierno, etc. Y si bien esposible que esa práctica concreta esté anticuada, un modelo general de la sociedad basado en la motivación subyace envarias de las teorías modernas, comprendidas distintas versiones de teorías materialistas e idealistas. Por ejemplo,

muchos marxistas afirman derivar la importancia de los modos de la producción económica en la sociedad del presuntovigor del esfuerzo humano por asegurarse la subsistencia material.

En el volumen III se comentarán más a fondo las teorías basadas en la motivación. Mi conclusión será que si bien lascuestiones de motivación son Importantes e interesantes, no son estrictamente pertinentes para la cuestión de laprimacía última. Permítaseme resumir brevemente mi argumento.

La persecución de casi todos nuestros impulsos de motivación, de nuestras necesidades y nuestros objetivos, implicaa los seres humanos en relaciones exteriores con la naturaleza y con otros seres humanos. Los objetivos humanosexigen tanto una intervención en la naturaleza -una vida material en el sentido más amplio- como la cooperación social.Resulta difícil imaginar que ninguna de nuestras aspiraciones o nuestras satisfacciones ocurra sin ambas cosas. Así, lascaracterísticas de la naturaleza y las de las relaciones sociales son pertinentes para las motivaciones y de hecho esposible que las estructuren. Tienen propiedades emergentes peculiares a ellas.

Es algo que resulta evidente en la naturaleza. Por ejemplo, la mayor parte de las primeras civilizaciones surgierondonde existía una agricultura aluvial. Podemos dar por establecido el impulso de motivación de los seres humanos de

tratar de aumentar sus medios de subsistencia. Esa es una constante. Lo que explica, más bien, el origen de lacivilización es la oportunidad que brindaron a algunos seres humanos las inundaciones, que les aportaron suelosaluviales ya fertilizados (véanse los capítulos 3 y 4). Nadie ha aducido seriamente que los habitantes de los valles delEufrates y del Nilo tuvieran impulsos económicos más fuertes que, por ejemplo, los habitantes prehistóricos delcontinente europeo, que no inventaron la civilización. Lo que ocurrió fue que los impulsos que todos compartíanrecibieron más ayuda ambiental de los valles fluviales (y de sus contextos regionales), lo cual provocó una respuestasocial concreta por su parte. La motivación humana no es pertinente salvo en el sentido de que aportó el impulso haciaadelante que poseen suficientes seres humanos como para darles un cierto dinamismo donde quiera que residan.

La aparición de relaciones sociales de poder es algo que siempre se ha reconocido en la teoría social. DesdeAristóteles hasta Marx lo que se ha venido diciendo es que «el hombre» (por desgracia, raras veces también la mujer) esun anima social que no puede alcanzar objetivos, comprendido el dominio de la naturaleza, mas que mediante lacooperación. Como hay muchos objetivos humanos, también son muchas las formas de las relaciones sociales y deredes grandes y pequeñas de personas que interactúan, que van desde el amor hasta las que implican a la familia, laeconomía y el Estado. Los teóricos de la «interacción simbólica», como Shibutani (1955), han señalado que todosvivimos en una variedad asombrosa de «mundos sociales» que participan de muchas culturas: laboral, de clase, devecindad, de género, de generación, de aficiones y muchas más. La teoría sociológica simplifica heroicamente alseleccionar unas relaciones que son más «poderosas» que otras, que influyen en la forma y el carácter de lasestructuras sociales en general. Ello no se debe a que las necesidades específicas que satisfacen sean más«poderosas» que otras desde el punto de vista de la motivación, sino a que son más eficaces como medio de alcanzar unos objetivos. Lo que nos permite un acceso a la cuestión de la primacía no son los fines, sino los medios. En todasociedad caracterizada por la división del trabajo surgen relaciones sociales especializadas que satisfacen diferentesbloques de necesidades humanas. Y esas relaciones difieren en sus capacidades de organización.

Así nos salimos totalmente de la esfera de los objetivos y las necesidades. Porque es posible que una forma de poder no sea en absoluto un objetivo humano inicial. Si es un medio muy útil para alcanzar otros objetivos, se tratará deobtenerlo por sí mismo. Es una necesidad emergente. Emerge en el transcurso de la satisfacción de necesidades. Esposible que el ejemplo más obvio sea la fuerza militar. Probablemente no se trate de un impulso ni de una necesidadhumana inicial (trataré de esto en el volumen III), pero es un medio eficaz de organización para satisfacer otros impulsos.Por utilizar la expresión de Talcott Parsons, el poder es un «medio generalizado» de alcanzar los objetivos que uno

3

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 4/42

desea lograr (1968: 1, 263). Por consiguiente, yo no me ocupo de las motivaciones y los objetivos iniciales, sino que mecentro en las fuentes de poder de organización emergentes. Si a veces hablo de «seres humanos que persiguen susobjetivos», no debe interpretarse como una afirmación voluntarista ni psicológica, sino como un dato, una constante en laque no voy a profundizar porque no tiene mayor fuerza social. También dejo de lado el gran número de obrasconceptuales sobre «el poder en si» y prácticamente no menciono «las dos (o tres) caras del poder», «poder contraautoridad» (salvo en el capítulo 2), «decisiones contra indecisiones» y controversias parecidas (que se comentandetalladamente en los primeros capítulos de Wrong, 1979). Se trata de cuestiones importantes, pero aquí yo sigo unrumbo diferente. Al igual que Giddens (1979: 91), no trato del «poder en sí como un recurso. Los recursos son mediospor conducto de los cuales se ejerce el poder». Tengo dos misiones conceptuales limita das: 1) identificar los principales«medios», «medios generalizados» posibles o, como prefiero decir yo, fuentes de poder, y 2) idear una metodología para

estudiar el poder de organización.

Poder de organización

Poder colectivo y poder distributivo

En su sentido más general, el poder es la capacidad para perseguir y alcanzar objetivos mediante el dominio delmedio en el que habita uno. El poder social comporta dos sentidos más específicos. El primero limita su significado aldominio que se ejerce sobre otras personas. Véase un ejemplo: el poder es la probabilidad de que un actor en unarelación social se halle en condiciones de realizar sus deseos, aunque tropiece con resistencia (Weber, 1968: 1, 53).Pero, como señalaba Parsons, esas definiciones limitan el poder a su aspecto distributivo, al poder de A sobre B. Paraque B obtenga un poder, A tiene que perder algo del suyo: su relación es un «juego de suma cero» en el cual unacantidad fija de poder puede distribuirse entre los participantes. Parsons señalaba con razón un segundo aspecto

colectivo del poder, mediante el cual varias personas en cooperación pueden aumentar su poder conjunto sobre terceroso sobre la naturaleza (Parsons, 1960: 199 a 225). En casi todas las relaciones sociales, ambos aspectos del poder, eldistributivo y el colectivo, el explotador y el funcional, actúan simultáneamente y están entrelazados.

De hecho, la relación entre ambos es dialéctica. En la persecución de sus objetivos, los seres humanos establecenrelaciones cooperativas y colectivas entre sí. Pero en la persecución de objetivos colectivos se establece unaorganización social y una división del trabajo. La organización y la división de funciones comportan una tendenciainherente en el poder distributivo, derivado de la supervisión y la coordinación. Porque la división del trabajo esengañosa: aunque entraña la especialización de funciones a todos los niveles, el nivel más alto supervisa y dirige el todo.Quienes ocupan puestos de supervisión y coordinación tienen una superioridad de organización inmensa sobre losdemás. Las redes de interacción y de comunicación se centran, de hecho, en las funciones de esas personas, comocabe apreciar con bastante facilidad en el diagrama de organización de cualquier empresa moderna. El diagrama permitea los supervisores controlar toda la organización e impide a quienes están abajo del todo participar en ese control.Permite a quienes están en la cima poner en marcha el mecanismo para perseguir objetivos colectivos. Aunque

cualquiera puede negarse a obedecer, probablemente faltan oportunidades de establecer otro mecanismo para perseguir sus objetivos. Como señalaba Mosca, «el poder de cada minoría es irresistible frente a cada individuo aislado de lamayoría, que se encuentra solo frente a la totalidad de la minoría organizada». (1939: 53). La minoría que se halla en lacumbre puede mantener obedientes a las masas que están abajo, siempre que su poder este institucionalizado en lasleyes y las normas del grupo social en el que actúan ambas. La institucionalización es necesaria para alcanzar objetivoscolectivos rutinarios, y así el poder distributivo, es decir, la estratificación social, se convierte también en unacaracterística institucionalizada de la vida social.

Así, existe una respuesta sencilla a la pregunta de por que no se rebelan las masas —problema perenne para laestratificación social—, y esa respuesta no se refiere al consenso de valares a la fuerza ni al intercambio en el sentidohabitual de esas aplicaciones sociologicas convencionales. Las masas obedecen porque carecen de organizacióncolectiva para hacer lo contrario porque están incrustadas en organizaciones de poder colectivo y distributivo controladaspor otros. Están rebasadas desde el punto de vista de la organización, aspecto que desarrollo mas adelante en relacióncon diversas sociedades históricas y contemporáneas (capítulos 5, 7, 9, 13, 14 y 16). Eso significa que la distinciónconceptual entre poder y autoridad (es decir, el poder que consideran legitimo todos os afectados por el) no ocuparamucho lugar en este libro. Es raro encontrar un poder que sea básicamente legítimo o básicamente ilegítimo, porque suejercicio normalmente tiene dos caras.

Poder extensivo e intensivo y autoritario y difuso

El poder extensivo significa la capacidad para organizar a grandes cantidades de personas en territorios muydistantes a fin de actuar en cooperación con un mínimo de estabilidad. El poder intensivo significa la capacidad paraorganizar bien y obtener un alto grado de cooperación o de compromiso de los participantes, tanto si la superficie o lacantidad de personas son grandes como si son pequeñas. Las estructuras primarias de la sociedad cambian el poder extensivo con el intensivo y así ayudan a los seres humanos en cooperación extensiva e intensiva a alcanzar susobjetivos, cualesquiera sean éstos.

Pero al hablar del poder como organización puede dar una impresión errónea, como si las sociedades fueran merascolecciones de grandes organizaciones autoritarias de poder. Muchos de los que usan el poder están bastante menos«organizados»; por ejemplo, el intercambio en el mercado incorpora el poder colectivo, porque mediante el intercambio

4

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 5/42

hay gente que alcanza sus diversos objetivos. Asimismo, incorpora el poder distributivo, en virtud del cual sólo algunaspersonas poseen derechos de propiedad sobre bienes y servicios. Pero puede poseer muy poca organización autoritariaque ayude a ese poder y lo imponga. Por utilizar la famosa frase de Adam Smith, el principal instrumento de poder en unmercado es una «Mano Invisible» que obliga a todos, pero no está controlada por ninguna agencia humana individual. Esuna forma de poder humano, pero no está organizada de forma autoritaria.

Por tanto, yo distingo dos clases más de poder, el autoritario y el difuso. El poder autoritario es al que aspiranefectivamente grupos e instituciones. Comprende unas órdenes definidas y una obediencia consciente. Sin embargo, elpoder difuso se extiende de forma más espontánea, inconsciente, descentralizada, por toda una población, lo cual tienepor resultado unas prácticas sociales similares que incorporan relaciones de poder, pero no órdenes explícitas. Lo másfrecuente es que no comporte órdenes y obediencia, sino el entendimiento de que esas prácticas son naturales y

morales, o son resultado de un, interés común evidente. El poder político como un todo incorpora una proporción mayor de poder colectivo que de poder distribuido, pero no de forma invariable. También puede desembocar en un«rebasamiento» tal de las clases subordinadas que éstas consideren absurda toda resistencia. Así es, por ejemplo, cómoel poder difuso del mercado capitalista mundial contemporáneo desborda a los movimientos organizados y autorizadosde la clase obrera en los Estados nacionales de hoy, aspecto que desarrollaré en el volumen II. Otros ejemplos de poder difuso son los que aporta la extensión de solidaridades como las de clase o nación, que constituyen una parte importantedel desarrollo del poder social.

Si se aúnan esas dos distinciones se obtienen cuatro formas ideales típicas del ámbito de organización, especificadascon ejemplos relativamente extremos en la figura 1.1. El poder militar brinda ejemplos de organización autoritaria. Elpoder del alto mando sobre sus tropas es coercitivo, está concentrado y muy movilizado. Es intensivo, más bien queextensivo, al contrario de lo que ocurre con un imperio militarista, que puede abarcar un gran territorio con sus órdenes,pero que tropieza con dificultades para movilizar un compromiso positivo de su población o para penetrar en sus vidascotidianas. Una huelga general es un ejemplo de poder relativamente difuso, pero intensivo. Los obreros sacrifican el

bienestar individual por una causa, hasta cierto punto «espontáneamente». Por último, como ya se ha mencionado, elintercambio en el mercado puede implicar transacciones voluntarias, instrumentales y estrictamente limitadas en unasuperficie enorme y por eso es difuso y extensivo. La organización más eficaz posible abarcaría las cuatro formas deámbito de organización.

Autoritario  Difuso

Intensivo Estructura militar de mando..

Huelga general.

Extensivo Imperio militarista Intercambio en el mercado.

FIGURA 1.1. Formas de ámbito de organización.

Tanto los sociólogos como los politólogos han estudiado mucho la intensividad, y yo no tengo nada que añadir. Elpoder es intensivo si gran parte de la vida del sujeto está controlada o si le puede presionar mucho (hasta la muerte) sinque disminuya su obediencia. Se trata de algo que se comprende claramente, aunque no es fácilmente cuantificable enlas sociedades de las que trata este volumen. La extensividad no ha ocupado mucho lugar en teorías anteriores. Es unapena, porque es más fácil de medir. Casi todos los teóricos prefieren ideas abstractas de estructura social, así que hacencaso omiso de los aspectos geográficos y socio espaciales de las sociedades. Si tenemos presente que las«sociedades» son redes, con unos contornos espaciales definidos, nos será posible remediar ese problema.

Podemos empezar con Owen Lattimore. Tras toda una vida de estudiar las relaciones entre China y las tribusmongoles, distinguió tres radios de integración social extensiva que, según él, se mantuvieron relativamente invariablesen la historia mundial hasta el siglo XV europeo. La acción más extensiva geográficamente es la acción militar. Esta sepuede dividir en dos, interior y exterior. La interior se extiende sobre territorios que, tras la conquista, podrían añadirse alEstado; la exterior se extiende más allá de esas fronteras en incursiones punitivas o en busca de tributos. Enconsecuencia, el segundo radio, la administración civil (es decir, el Estado) es menos extensivo, pues como máximo esel radio interior de la acción militar y suele ser mucho menos extensivo que ésta. A su vez, este radio es más extensivoque la integración económica, que comprende como máximo la región y como mínimo la célula del mercado local de laaldea, dado el débil desarrollo de la interacción entre las unidades de producción. El comercio no era totalmenteinexistente y la influencia de los comerciantes chinos se hacía sentir más allá del alcance efectivo de los ejércitos delimperio. Pero la tecnología de las comunicaciones significaba que las mercaderías con una alta relación valor/peso-artículos verdaderamente suntuarios y animales y esclavos humanos «autopropulsados»- eran las únicas que seintercambiaban a grandes distancias. Eso tenía unos efectos integradores inapreciables. Así, a lo largo de un períodoconsiderable de la historia de la humanidad, la integración extensiva dependió de factores militares, y no económicos(Lattimore, 1962: 480 a 491, 542 a 551).

Lattimore tiende a equiparar la integración únicamente con el ámbito extensivo y también separa de manerademasiado tajante los diversos «factores» -militar, económico, político- necesarios para la vida social. Sin embargo, suargumento nos lleva a analizar la «infraestructura» del poder: cómo pueden las organizaciones de poder conquistar y

5

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 6/42

controlar efectivamente espacios geográficos y sociales.Yo mido el ámbito del poder autoritario mediante un préstamo tomado de la logística, la ciencia militar de desplazar 

hombres y material durante una campaña. ¿Cómo se transmiten físicamente y se ejecutan efectivamente las órdenes?¿Qué control, por qué grupo de poder, de qué tipo es errática o sistemáticamente posible dadas las infraestructuraslogísticas existentes? Varios capítulos lo cuantifican mediante la formulación de preguntas como cuántos días se tardaen transportar mensajes, materiales y personal por determinados espacios terrestres, marítimos y fluviales y cuántocontrol se puede ejercer así. Tomo prestado mucho de la esfera más avanzada de esa investigación, la logística militar propiamente dicha. La logística militar aporta directrices relativamente claras a los ámbitos externos de las redes depoder, que desembocan en importantes conclusiones acerca del carácter esencialmente federal de las sociedadespreindustriales extensivas. La sociedad imperial unitaria y muy centralizada de autores como Wittfogel o Eisenstadt es

mítica, como lo es la afirmación del propio Lattimore de que la integración militar fue algo históricamente decisivo.Cuando el control militar rutinario a lo largo de una ruta de marcha superior a unos 90 kilómetros es logísticamenteimposible (como lo ha sido durante la mayor parte de la historia), el control sobre una superficie mayor no se puedecentralizar en la práctica y tampoco puede penetrar intensivamente en la vida cotidiana de la población.

El poder difuso tiende a variar junto con el poder autoritario y se ve afectado por su logística. Pero también seextiende con relativa lentitud, espontánea y «universalmente» por todas las poblaciones, sin pasar por organizacionesautoritarias concretas. Ese universalismo también tiene un desarrollo tecnológico mensurable. Depende de servicioscapacitadores, como mercados, alfabetización, acuñación de moneda o el desarrollo de una cultura de clase y nacional(en lugar de local o de linaje). Los mercados y las conciencias nacional y de clase fueron surgiendo lentamente a lo largode la historia, conforme a sus propias infraestructuras difusas.

La sociología histórica general puede centrarse, pues, en el desarrollo del poder colectivo y distributivo, medido por eldesarrollo de la infraestructura. El poder autoritario exige una infraestructura logística; el poder difuso exige unainfraestructura universal. Ambos nos permiten centrarnos en un análisis de la organización del poder y de la sociedad y

examinar sus lineamientos socio espaciales.

Teoría actual de la estratificación

¿Cuáles son, pues, las principales organizaciones de poder? Los dos enfoques principales en la teoría actual de laestratificación son el marxista y el neoweberiano. Yo acepto muy satisfecho su premisa inicial común: la estratificaciónsocial consiste en la creación y la distribución globales del poder en la sociedad. Es la estructura central de lassociedades porque en su doble aspecto colectivo y distributivo es el medio por conducto del cual los seres humanosalcanzan sus objetivos en la sociedad. De hecho, el acuerdo entre los dos enfoques llega más lejos, pues tienden aconsiderar predominantes los mismos tres tipos de organización del poder. Entre los marxistas (por ejemplo,Wesolowski, 1967; Anderson, 1974a y b; Althusser y Balibar, 1970; Poulantzas, 1972; Hindess y Hirst, 1975), entre losweberianos (por ejemplo, Bendix y Lipset, 1966; Barber, 1968; Heller, 1970; Runciman, 1968, 1982, 1983a, b y c), sonclase, condición y partido. Los dos conjuntos de términos tienen una cobertura aproximadamente equivalente, así que en

la sociología contemporánea los tres tipos se han convertido en la ortodoxia descriptiva dominante.En general, los dos primeros: economía/clase e ideología/condición social me parecen satisfactorios. Mi primera

desviación de la ortodoxia consiste en sugerir que no hay tres, sino cuatro tipos fundamentales de poder. El tipo«política/partido» contiene de hecho dos formas separadas de poder: poder político y poder militar; por una parte, lacomunidad política central, que comprende el aparato estatal y (cuando existen) los partidos políticos; por otra parte, lafuerza física o militar. Marx, Weber y sus seguidores no distinguen entre los dos, porque en general consideran al Estadocomo el depositario de la fuerza física en la sociedad.

El equiparar la fuerza física con el Estado suele tener sentido en el caso de los Estados modernos que monopolizanla fuerza militar. Sin embargo, conceptualmente, las dos cosas deben considerarse distintas, al objeto de estar preparados para cuatro posibilidades:

1. En la historia, la mayor parte de los Estados no han poseído un monopolio de la fuerza militar y muchos ni siquieralo han reivindicado. En algunos países europeos, durante la Edad Media el Estado feudal dependía de las levas militareso las mesnadas controladas por señores descentralizados. Por lo general, los Estados islámicos carecían de poderesmonopólicos: por ejemplo, no se consideraban dotados de poderes para intervenir en los enfrentamientos tribuales.Podemos distinguir los poderes políticos de los militares, tanto de los Estados como de otros grupos. Los poderespolíticos son los de regulación centralizada, institucionalizada, territorial; los poderes militares son los de la fuerza físicaorganizada donde quiera que estén organizados.

2. La conquista la realizan grupos que pueden ser independientes de sus Estados de origen. En muchos casosfeudales, cualquier guerrero nacido libre o noble podía reunir una banda armada para realizar incursiones y conquistar territorios. Si el grupo militar efectuaba la conquista, eso aumentaba su poderío contra su propio Estado. En los casos delos bárbaros que atacaban a civilizaciones, esa organización militar solía llevar a la primera aparición de un Estado entrelos bárbaros.

3. En el plano interno, la organización militar suele estar institucionalmente separada de otros órganos del Estado,incluso cuando se halla controlada por éste. Como es frecuente que los militares derroquen a la élite política del Estadoen un golpe de Estado, necesitamos distinguir entre las dos cosas.

4. Si las relaciones internacionales entre los Estados son pacíficas, pero están estratificadas, preferiremos hablar deuna «estructuración del poder político» de la sociedad internacional más amplia que no está determinada por el poder militar. Así ocurre hoy día, por ejemplo, por lo que respecta a los Estados poderosos, pero en gran medida

6

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 7/42

desmilitarizados, del Japón y Alemania Occidental.Por eso trataremos por separado de cuatro fuentes de poder: la economía, la ideología, la militar y la política 1.

«Niveles, dimensiones» de la «sociedad»

Las cuatro fuentes de poder se enumerarán más adelante en este mismo capítulo. Pero, en primer lugar, ¿qué sonexactamente? La teoría ortodoxa de la estratificación es clara. En la teoría marxista se las califica generalmente de«niveles de una formación social»; en la teoría neoweberiana son «dimensiones» de la sociedad. Ambas presuponenuna visión abstracta, casi geométrica, de la sociedad. Los niveles o las dimensiones son elementos de un todo mayor,

que de hecho está formado por ellos. Muchos autores representan esto en forma de diagramas. La sociedad se convierteen un gran recuadro o círculo de un espacio n-dimensional, que se subdivide en cuadrados, sectores, niveles, vectores odimensiones más pequeños.

Donde más claramente se ve esto es en el término dimensiones. Se deriva de las matemáticas y tiene dossignificados especiales: 1) Las dimensiones son análogas e independientes, al guardar la misma forma de relación conalguna propiedad estructural básica. 2) Las dimensiones habitan el mismo espacio global, en este caso una «sociedad».El esquema marxista difiere en algunos detalles. Sus «niveles» no son independientes los unos de los otros, pues el dela economía tiene la primacía última sobre los demás. De hecho, es más complicado y ambiguo, porque la economíamarxista tiene un doble papel, como «nivel» autónomo de la «formación social» (la sociedad) y como totalidad últimadeterminante en sí misma, a la que se denomina «modo de producción». Los modos de producción imprimen su carácter general a las formaciones sociales y, en consecuencia, a los distintos niveles. Así, las dos teorías difieren: losweberianos elaboran una teoría de factores múltiples en la cual la totalidad social está determinada por la interrelacióncompleja de las dimensiones; los marxistas perciben la totalidad como determinada «finalmente» por la producción

económica. Sin embargo, comparten una visión simétrica de la sociedad como un solo todo unitario.La impresión de simetría queda reforzada si estudiamos el interior de cada dimensión/nivel. Cada una/uno combina

tres características simétricamente. Se trata, en primer lugar, de instituciones, como «iglesias», «modos de producción»,«mercados», «ejércitos», «Estados», etc. Pero también son funciones. A veces, éstas son, en segundo lugar, finesfuncionales que persiguen los seres humanos. Por ejemplo, los marxistas justifican la primacía de la economíaaduciendo que los seres humanos deben perseguir ante todo la subsistencia económica. Los weberianos justifican laimportancia del poder de la ideología en términos de la necesidad humana de encontrarle un significado al mundo. Másfrecuente es que se los considere, en tercer lugar, como medios funcionales. Los marxistas consideran los nivelespolítico e ideológico como medios para extraer trabajo excedente de los productores directos; los weberianosargumentan que todos son medios de poder. Pero organizaciones, funciones como fines y funciones como medios sontérminos homólogos. Son análogos y habitan el mismo espacio. Cada nivel o dimensión tiene el mismo contenidointerno. Es el de organización, función como fin y función como medio, todo ello envuelto en el mismo paquete.

Si continuamos hasta el análisis empírico, la simetría persiste. Cada dimensión/nivel puede desenvolverse en varios

«factores». Los argumentos ponderan la importancia de, digamos, varios «Factores económicos» frente a varios«factores ideológicos». Aquí el debate dominante se ha desarrollado entre un enfoque de «factores múltiples», queextrae sus factores más importantes de diferentes dimensiones/niveles, y un enfoque de «factor único», que extrae sufactor más importante de uno solo. En el bando de los factores múltiples debe de haber literalmente centenares de librosy artículos que contienen la afirmación de que las ideas, o los factores culturales, o ideológicos, o simbólicos, sonautónomos, tienen una vida propia, no pueden reducirse a factores materiales o económicos (por ejemplo, Sahlins, 1976;Bendix, 1978: 271 y 272, 630; Geertz, 1980: 13, 135 y 136). En el bando del factor único existe una polémica marxistatradicional contra esa posición. En 1908 Labriola publicó sus Ensayos sobre la Concepción Materialista de la Historia. Enellos aducía que el enfoque de factores múltiples dejaba de lado la totalidad de la sociedad, caracterizada por la praxisdel hombre, su actividad como productor material. Es algo que desde entonces han repetido mucho los marxistas (por ejemplo, Petrovic, 1967: 67 a 114).

Pese a la polémica, son dos caras de la misma hipótesis: los «factores» son partes de dimensiones o nivelesfuncionales de organización que son subsistemas análogos e independientes de un todo social general. Los weberianoshacen hincapié en los aspectos inferiores, más empíricos de éste; los marxistas lo hacen en el aspecto superior de latotalidad. Pero se trata de la misma visión básica, simétrica y unitaria.

Estas teorías rivales tienen virtualmente el mismo concepto maestro: la «sociedad» (o la «formación social» en unaparte de la teoría marxista). El uso más frecuente del término «sociedad» es flexible y vago, e indica cualquier grupohumano estable, sin añadir nada a términos como grupo social o agregado social o asociación. Así es como utilizaré yoel término. Pero en un uso más riguroso o ambicioso, «sociedad» añade el concepto de un sistema social unitario. Eneste sentido empleaba el término el propio Comte (que acuñó la palabra «sociología»). Y también Spencer, Marx,Durkheim, los antropólogos clásicos y casi todos sus discípulos y críticos. De los grandes teóricos, sólo Weber mostrócautela ante ese enfoque y sólo Parsons se ha opuesto a él explícitamente. La definición del último es el siguiente: «Unasociedad es un tipo de sistema social, en cualquier universo de sistemas sociales que alcance el máximo nivel de

1Giddens (1981) también distingue cuatro tipos de institución de poder: órdenes/modos simbólicos de discurso, instituciones

económicas, derecho/modos de sanción/represión e instituciones políticas.

7

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 8/42

autosuficiencia como sistema en relación con su entorno» (1966: 9). Si renunciamos al uso excesivo de la palabra«sistema», pero conservamos el sentido esencial de Parsons, podemos llegar a una definición mejor: Una sociedad esuna red de interacción social en cuyos límites existe un cierto grado de discontinuidad en la interacción entre ella y suentorno. Una sociedad es una unidad con fronteras y contiene una interacción que es relativamente densa y estable; esdecir, presenta unas pautas internas cuando se compara con la interacción que cruza sus límites. Pocos historiadores,sociólogos o antropólogos tendrían algo que objetar a esta definición (véase, por ejemplo, Giddens, 1981: 45 y 46).

La definición de Parsons es admirable. Pero sólo se refiere al grado de unidad y de ajuste a las pautas. Esto se sueleolvidar con excesiva frecuencia y se supone que la presencia invariable de  la unidad y las pautas. Eso es lo que yocalifico de concepción sistémica o unitaria de la sociedad. Sociedad y sistema aparecían como intercambiables enComte y sus sucesores, que los consideraban requisitos para una ciencia de la sociedad: la formulación de afirmaciones

sociológicas en general exige que aislemos una sociedad y observemos regularidades en las relaciones entre sus partes.Las sociedades en el sentido de sistemas, delimitadas y con pautas internas, aparecen en prácticamente todas las obrasde sociología y antropología y en casi todas las obras teóricamente informadas de ciencia política, economía,arqueología, geografía e historia. También existen implícitamente en obras menos teóricas de esas disciplinas.

Examinemos la etimología de la palabra «sociedad». Se deriva del latín societas. De ahí se elaboró socius, en elsentido de un aliado no romano, un grupo dispuesto a seguir a Roma en las guerras. Se trata de un término común enlos idiomas indoeuropeos, derivado de raíz sekw, que significa «seguir». Denota una alianza asimétrica, una sociedadcomo confederación flexible de aliados estratificados. Ya veremos que esta concepción, y no la unitaria, es la correcta.Utilicemos el término «sociedad» en su sentido latino, no romance.

Pero continúo con dos argumentos más generales contra la concepción unitaria de la sociedad.

Críticas

Los seres humanos son sociales, no societales

En la base de la concepción unitaria se halla una hipótesis teórica: como las personas son animales sociales, tienenla necesidad de crear una sociedad, una totalidad social delimitada y con pautas. Pero eso es falso. Los seres humanosnecesitan entablar relaciones sociales de poder, pero no necesitan totalidades sociales. Son animales sociales, pero nosocietales.

Veamos una vez más algunas de sus necesidades. Como desean satisfacción sexual, buscan relaciones sociales,habitualmente con sólo unos cuantos miembros del sexo opuesto; como desean reproducirse, esas relaciones sexualessuelen combinarse con relaciones entre adultos y niños. Para eso (y otros fines) surge una familia, que disfruta de unainteracción pautada con otras unidades familiares en las cuales se pueden encontrar compañeros sexuales. Como losseres humanos necesitan subsistencia material, establecen relaciones económicas y cooperan con otros en laproducción y el intercambio. No hay ninguna necesidad de que esas redes económicas sean idénticas a las redesfamiliares o sexuales, y en la mayor parte de los casos no lo son. Como los seres humanos exploran el significado final

del universo, debaten sobre ideas y quizá participan con otros de parecidas inclinaciones en los ritos y el culto en lasiglesias. Como los seres humanos defienden lo que han conseguido, y como despojan a otros, forman bandas armadas,probablemente integradas por los hombres más jóvenes, y necesitan tener relaciones con no combatientes que losalimenten y los equipen. Como los seres humanos solucionan disputas sin recurrir constantemente a la fuerza,establecen organizaciones judiciales con esferas específicas de competencia. ¿Dónde está la necesidad de que todosesos requisitos sociales generen redes idénticas de interacción socioespacial y formen una sociedad unitaria?

Las tendencias a la formación de una sola red obedecen a la aparición de la necesidad de institucionalizar lasrelaciones sociales. Las cuestiones de producción económica, de significado, de defensa armada y de solución judicialno son del todo independientes las unas de las otras. Es probable que el carácter de cada una de ellas esté influido por el carácter de todas, y todas son necesarias para cada una. Un conjunto dado de relaciones de producción exigirá unossupuestos ideológicos y normativos comunes, así como la defensa y una regulación judicial. Cuanto másinstitucionalizadas se hallen esas relaciones, más irán convergiendo las diversas redes de poder hacia una sociedadunitaria.

Pero debemos recordar la dinámica inicial. La fuerza impulsora de la sociedad humana no es la institucionalización.La historia obedece a impulsos inconstantes que generan las diversas redes de relaciones extensivas e intensivas depoder. Esas redes guardan una relación más directa que la institucionalización con el logro de objetivos. En lapersecución de sus objetivos, los seres humanos siguen desarrollando esas redes y superando el nivel existente deinstitucionalización. Esto puede ocurrir como desafío directo a las instituciones existentes o sin intención e«intersticialmente» -entre sus intersticios y en torno a sus márgenes- y crear nuevas relaciones e instituciones que tienenconsecuencias imprevistas para las antiguas.

Esto se ve reforzado por el aspecto más permanente de la institucionalización, la división del trabajo. Los que tienenactividades relacionadas con la subsistencia económica, la ideología, la defensa y la agresión militares y la regulaciónpolítica poseen un cierto control autónomo sobre sus medios de poder, que siguen desarrollándose con relativaautonomía. Marx observó que las fuerzas de producción económica se adelantan siempre a las relaciones de claseinstitucionalizadas y hacen salir a la superficie nuevas clases sociales. El modelo lo ampliaron autores como Pareto yMosca: el poder de las «élites» podía también basarse en recursos no económicos de poder. Mosca resumió elresultado:

8

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 9/42

“Sí en una sociedad surge una nueva fuente de riqueza, sí aumenta la importancia práctica del conocimiento, si entra endecadencia una religión antigua o nace una nueva, si se difunde una nueva corriente de ideas, entonces, simultáneamente,se producen grandes dislocaciones en la clase dominante. Cabría decir, de hecho, que toda la historia de la humanidadcivilizada se resume en el conflicto entre la tendencia de los elementos dominantes a monopolizar el poder político ytransmitir la posesión de éste por herencia, y la tendencia hacia la dislocación de las viejas fuerzas y la insurgencia de otrasnuevas; y ese conflicto produce un fermento interminable ele endósmosis y exósmosis entre las clases altas y determinadossectores de las bajas.”[1939: 65. ]

El modelo de Mosca, al igual que el de Marx, comparte ostensiblemente la visión unitaria de la sociedad: las élitessurgen y caen en el interior del mismo espacio social. Pero cuando Marx describió efectivamente el auge de la burguesía(su caso paradigmático de una revolución en las fuerzas de producción), no era así. La burguesía surgió«intersticialmente», surgió entre los «poros» de la sociedad feudal, decía él. La burguesía, centrada en las ciudades,estableció vínculos con terratenientes, agricultores arrendatarios y campesinos ricos, tratando sus recursos económicoscomo mercaderías a fin de crear nuevas redes de interacción económica, redes capitalistas. De hecho, como veremosen los capítulos 14 y 15, ayudó a crear dos redes superpuestas diferentes: una delimitada por el territorio del Estado detamaño intermedio y otra mucho más extensiva, calificada por Wallerstein (1974) de «sistema mundial». La revoluciónburguesa no cambió el carácter de una sociedad existente; creó sociedades nuevas.

Yo califico esos procesos de surgimientos intersticiales. Son resultado del traslado de objetivos humanos a medios deorganización. Las sociedades nunca han estado lo bastante organizadas como para impedir la emergencia intersticial.Los seres humanos no crean sociedades unitarias, sino una diversidad de redes de interacción social que se intersectanentre sí. Las más importantes de esas redes se forman de manera relativamente estable en torno a las cuatro fuentes depoder en cualquier espacio social dado. Pero, por debajo, los seres humanos siguen excavando para alcanzar susobjetivos, formando nuevas redes, ampliando las antiguas y emergiendo con toda claridad ante nosotros con lasconfiguraciones rivales de una o más de las principales redes de poder.

¿En qué sociedad vive usted? 

Cabe ver una prueba empírica en la respuesta a una pregunta sencilla: ¿En qué sociedad vive usted?Es probable que las respuestas empiecen a dos niveles. Uno de ellos se refiere a los Estados nacionales: Mi

sociedad es «el Reino Unido», los «Estados Unidos», «Francia», etc. El otro es más amplio: Soy ciudadano de la«sociedad industrial» o de la «sociedad capitalista», o quizá del «Occidente» o de «la Alianza occidental». Nosencontramos con un dilema básico: una sociedad de Estado nacional o una «sociedad económica» más amplia. Paraalgunos fines importantes, el Estado nacional representa una red real de interacción con una cierta discontinuidad en susfronteras. Para otros fines importantes, el capitalismo une a los tres países mencionados antes en una red más ampliade interacción, con división en sus márgenes. Ambas son «sociedades». Cuanto más indagamos, mayores son lascomplejidades. Tanto las alianzas militares como las iglesias, un idioma común, etc., añaden poderosas redes de

interacción que son socio espacialmente diferentes. No podríamos responder hasta después de elaborar una minuciosadescripción de las complejas interacciones y facultades de estas diversas redes transversales de interacción. Sin duda,la respuesta implicaría una sociedad confederal y no unitaria.

El mundo contemporáneo no es excepcional. Las redes de interacción superpuestas son la norma histórica. En laprehistoria, la interacción comercial y cultural tenía una extensión mucho mayor de lo que pudiera controlar cualquier Estado u otra red autoritaria (véase el capítulo 2). La aparición de la civilización es explicable en términos de la inserciónde la agricultura aluvial en varias redes regionales superpuestas (capítulos 3 y 4). En casi todos los imperios antiguos, lamasa del pueblo participaba abrumadoramente en pequeñas redes locales de interacción, pero también intervenía enotras dos redes, establecidas por los poderes desiguales de un Estado remoto y por el poder bastante más coherente,pero todavía superficial, de notables locales semiautónomos (capítulos 5, 8 y 9). Cada vez fueron surgiendo, dentro,fuera y por encima de las fronteras de esos imperios, otras redes comerciales y culturales más amplias y cosmopolitas,que generaron diversas «religiones universales» (capítulos 6, 7, 10 y 11). Eberhard (1965: 16) ha calificado a esosimperios de «multiniveles», por contener muchos niveles superpuestos y muchas pequeñas «sociedades» que existen

unas al lado de otras. Concluye que no se trata de sistemas sociales. Raras veces se han fundido las relaciones socialesen sociedades unitarias, aunque en ocasiones los Estados han tenido pretensiones unitarias. La pregunta de «¿en quésociedad vive usted?» hubiera sido igual de difícil de contestar para el campesino del norte de África o de la Inglaterradel siglo XII (esos dos casos se examinan en los capítulos 10 y 12), Además, ha habido muchas civilizaciones«culturalmente federales», como la antigua Mesopotamia (capítulo 3), la Grecia clásica (capítulo 7) o la Europa feudal yde principios de la Edad Moderna (capítulos 12 y 13), donde pequeños Estados coexistían en una red más amplia,flexiblemente «cultural». Las formas de superposición e interacción han variado considerablemente, pero siempre hanestado ahí.

La promiscuidad de organizaciones y funciones

La concepción de las sociedades como redes confederadas, superpuestas e intersectantes y no como simples

totalidades, complica la teoría. Pero todavía hemos de introducir más complejidades. Las verdaderas redesinstitucionalizadas de interacción no tiene una relación sencilla igualitaria con las fuentes ideales-típicas del poder socialque fueron mi punto de partida. Esto nos llevará a desglosar la ecuación de funciones y organizaciones y a reconocer su

9

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 10/42

«promiscuidad».Veamos, por ejemplo, la relación entre el modo capitalista de producción y el Estado. Los weberianos aducen que

Marx y sus seguidores pasan por alto el poder estructural del Estado y se concentran exclusivamente en el poder delcapitalismo. También aducen que esta crítica equivale a decir que los marxistas pasan por alto el poder autónomo de losfactores políticos en una sociedad, en comparación con los económicos. Los marxistas replican con un bloque parecidode respuestas, rechazando ambas acusaciones o, si no, justificando su olvido tanto de los Estados como de la política,con el criterio de que a fin de cuentas lo primordial es el capitalismo y el poder económico. Pero es preciso estudiar másatentamente las respuestas de ambos bandos. Los Estados capitalistas avanzados no son fenómenos políticos en lugar de económicos. Son ambas cosas simultáneamente. ¿Cómo podrían ser otra cosa cuando redistribuyenaproximadamente la mitad del producto nacional bruto (PNB) detenido en sus territorios y cuando sus monedas,

aranceles, sistemas educativo y sanitario, etc., son importantes recursos de poder económico? No es que los marxistasolviden los factores políticos. Es que olvidan el hecho de que los Estados son actores económicos, además de políticos.Son «funcionalmente promiscuos». Así, el modo capitalista avanzado de producción contiene por lo menos dos actoresorganizados: las clases y los Estados nacionales. Uno de los temas principales del volumen II será la distinción entreambos.

Pero no todos los Estados han sido tan promiscuos. Por ejemplo, los Estados medievales europeos redistribuían muypoco del PNB contemporáneo. Sus funciones eran abrumadora y estrictamente políticas. La separación entrefunciones/organizaciones económicas y políticas era clara y simétrica: los Estados eran políticos, las clases eraneconómicas. Pero la asimetría entre la situación medieval y la moderna agrava nuestro problema teórico. Lasorganizaciones y las funciones se entrecruzan en el proceso histórico, unas veces separándose claramente, otrasuniéndose de diversas formas. Los Estados, los ejércitos y las iglesias, así como las organizaciones especializadas quesolemos calificar de «económicas» pueden desempeñar papeles económicos (y normalmente lo hacen). Las claseseconómicas, los Estados y las élites militares esgrimen ideologías, igual que las iglesias, etc. No existen relaciones

igualitarias entre funciones y organizaciones.Sigue siendo cierto que existe una división general y ubicua de funciones entre las organizaciones ideológicas,

económicas, militares y políticas, división que reaparece una y otra vez por los intersticios de organizaciones de poder más fusionadas. Lo mantendremos en mente, pues será un instrumento simplificador de nuestro análisis en términos delas interrelaciones de una serie de funciones/organizaciones dimensionales autónomas o de la primacía final de una deellas. En este sentido, tanto la ortodoxia marxista como la neoweberiana son falsas. La vida social no consiste en unaserie de territorios -compuesto cada uno de un bloque de organizaciones y funciones, de medios y de fines- cuyasrelaciones entre sí son las de objetos externos.

Organizaciones de poder 

Si el problema es tan difícil, ¿cuál es la solución? En esta sección doy dos ejemplos empíricos del predominio relativo

de una fuente concreta de poder. Estos ejemplos indican una solución en términos de organización de poder. El primeroes el del poder militar. Muchas veces es fácil ver la aparición de un nuevo poder militar porque la suerte de la guerrapuede tener una salida así de rápida y tajante. Uno de esos casos fue el auge de la falange de piqueros europea.

Ejemplo 1: El auge de la falange de piqueros europea

Inmediatamente después del año 1300 d.C. los acontecimientos militares precipitaron importantes cambios socialesen Europa. En una serie de batallas la vieja mesnada feudal, cuyo núcleo estaba integrado por grupos semi-independientes de caballeros con armadura rodeados de sus vasallos, se vio derrotada por ejércitos (sobre todo suizos yflamencos) que se apoyaban más en compactas masas de piqueros de infantería (véase Verbruggen, 1977). El repentinocambio de la suerte de la guerra llevó a importantes cambios del poder social. Aceleró la decadencia de las potenciasque no se ajustaron a lo que enseñaba la guerra, por ejemplo, el gran Ducado de Borgoña. Pero a la larga reforzó elpoder de los Estados centralizados. A éstos les resultaba más fácil aportar los recursos necesarios para mantener losejércitos combinados de infantería-caballería-artillería que constituían la respuesta a la falange de piqueros. Eso acelerala desaparición del feudalismo clásico en general, porque reforzó el Estado central y debilitó al señor feudal autónomo.

Empecemos por estudiar este caso a la luz de los «factores». Si se considera estrictamente, parece tratarse de unapauta causal simple: los cambios en la tecnología de las relaciones del poder político y económico. En este modelotenemos un caso aparente de determinismo militar. Pero de esa manera ignoramos la existencia de muchos otrosfactores que contribuyen a la victoria militar. Probablemente, el más crucial fue la clase de moral que poseían losvencedores: la confianza en el piquero de la derecha, el de la izquierda y el de atrás. Esto, a su vez, probablementeobedecía a la vida relativamente igualitaria y comunitaria de los burgueses flamencos y suizos y de los agricultoreslibres. Podríamos seguir buscando hasta hallar una explicación de múltiples factores, o quizá pudiéramos aducir que elaspecto decisivo era el modo de producción económica de los dos grupos. El escenario está montado para el tipo dediscusión entre los factores económicos, militares, ideológicos y de otro tipo que se cierne sobre prácticamente todas lasesferas de la investigación histórica y sociológica. Es un ritual sin esperanza y sin final. Porque el poder militar, al igualque todas las fuentes de poder, es en sí promiscuo. Exige un superávit moral y económico -es decir, apoyos ideológicosy económicos-, además de recurrir a las tradiciones y avances más estrictamente militares. Todos ellos son factoresnecesarios para el ejercicio del poder militar, así que ¿cómo podemos clasificarlos por orden de importancia?

10

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 11/42

Pero tratemos de observar las innovaciones militares bajo un prisma diferente, el de la organización. Naturalmente,esas innovaciones tuvieron condiciones previas económicas, ideológicas y de otro tipo. Pero también tuvieron un poder de reorganización intrínsecamente militar, emergente, intersticial: una capacidad mediante la superioridad concreta en elcampo de batalla, para reestructurar redes sociales generales distintas de las que brindaban las instituciones dominantesexistentes. Califiquemos a éstas de «feudalismo», lo que comprende un modo de producción (extracción de unexcedente a un campesinado dependiente, interrelación de las parcelas de los campesinos con las posesiones de losseñores, entrega de excedentes en forma de mercadería a las ciudades, etc.), instituciones políticas (la jerarquía de lostribunales de vasallo a señor, a monarca), instituciones militares (la mesnada feudal) y una ideología común a todaEuropa: el cristianismo. El término «feudalismo» es una forma amplia de describir la forma dominante en que estabanorganizadas e institucionalizadas en toda la Europa occidental medieval las miríadas de factores de la vida social y, en el

núcleo, las cuatro fuentes de poder social. Pero otras esferas de la vida social eran menos centrales para el feudalismo yestaban menos controladas por éste. La vida social siempre es más compleja que sus instituciones dominantes porque,como ya he subrayado, la dinámica de la sociedad procede de la miríada de redes sociales que establecen los sereshumanos para perseguir sus objetivos. Entre las redes sociales que no se hallaban en el núcleo del feudalismo figurabanlas ciudades y las comunidades de campesinos libres. Su desarrollo era relativamente intersticial al feudalismo. Y, en unaspecto crucial, dos de ellas, Flandes y Suiza, advirtieron que su organización social aportaba una forma especialmenteeficaz de «coerción concentrada» (que es, como más adelante definiré, la organización militar) al campo de batalla. Eraalgo que no sospechaba nadie, ni siquiera ellos mismos. A veces se aduce que la primera victoria fue accidental. En labatalla de Courtrai los caballeros franceses habían cercado a los burgueses flamencos contra el río. No podían aplicar sutáctica habitual contra las cargas de caballería: ¡a correr! Como no estaban dispuestos a someterse a una matanza,clavaron las picas en tierra, decidieron resistir y descabalgaron a la primera oleada de caballeros. Se trata de un buenejemplo de sorpresa intersticial, y lo fue para todos los interesados.

Pero éste no es un ejemplo de factores «militares» contra factores «económicos». Por el contrario, se trata de un

ejemplo de la competencia entre dos formas de vida, una dominante y feudal, la otra, hasta entonces menos importante,de ciudadanos o de campesinos libres, que dio un giro decisivo en el campo de batalla. Una forma de vida generó lamesnada feudal, la otra la falange de piqueros. Ambas formas exigían la miríada de «factores» y las funciones de lascuatro fuentes de poder necesarias para la existencia social. Hasta entonces, una configuración de organizacióndominante, la feudal, había predominado e incorporado parcialmente a la otra en sus redes. Ahora, no obstante, eldesarrollo intersticial de aspectos de la vida flamenca y de la suiza encontró una organización militar rival capaz dedescabalgar ese predominio. El poder militar reorganizó la vida social existente, mediante la eficacia de una formaconcreta de «coerción concentrada» en el campo de batalla.

De hecho, la reorganización continuó. La falange de piqueros se vendió (literalmente) a Estados ricos cuyo poder sobre las redes feudales y las ciudades y los campesinos independientes se vio incrementado (al igual que sobre lareligión). Una esfera de la vida social -sin duda parte del feudalismo europeo, pero que no estaba en su núcleo, o sea,que estaba escasamente institucionalizada- desarrolló inesperada e intersticialmente una organización militar muyconcentrada y coercitiva que primero amenazó al núcleo, pero después indujo una reestructuración de éste. La aparición

de una organización militar autónoma fue efímera en este caso. Tanto sus orígenes como su destino eran promiscuos, yno por accidente, sino por su propia índole. El poder militar permitió una racha de reorganizaciones, una reagrupacióntanto de la miríada de redes de la sociedad como de sus configuraciones dominantes de poder.

Ejemplo 2: La aparición de culturas y religiones de civilización

En muchos momentos y lugares, las ideologías se han difundido por un espacio social mucho más extenso que elcubierto por los Estados, los ejércitos o los modos de producción económica. Por ejemplo, las seis civilizaciones prístinasmejor conocidas: Mesopotamia, Egipto, el Valle del Indo, la China del río Amarillo, Meso América y la América andina(con la posible excepción de Egipto) surgieron como una serie de pequeños Estados situados en el interior de unaunidad cultural de civilización, con estilos monumentales y artísticos, formas de representación simbólica y panteonesreligiosos comunes. En la historia ulterior, en muchos casos también se hallan federaciones de Estados en el interior deuna unidad cultural más amplia (por ejemplo, la Grecia clásica o la Europa medieval). Las religiones salvacionistasuniversales se difundieron por regiones del globo mucho más extensas que ninguna otra organización de poder. Desdeentonces, también ha habido ideologías seculares como el liberalismo y el socialismo que se han difundidoextensivamente por encima de las fronteras de otras redes de poder.

O sea, que las religiones y otras ideologías son fenómenos históricos importantísimos. Cuando los estudiososseñalan esto a nuestra atención argumentan en términos factoriales: según ellos, demuestra la autonomía de los factores«ideales» con respecto a los «materiales» (por ejemplo, Coe, 1982, y Keatinge, 1982, en relación con antiguascivilizaciones americanas, y Bendix, 1978, en relación con la difusión del liberalismo a principios del mundo moderno).Una vez más llega la contra andanada materialista: esas ideologías no están «meramente flotando en el aire», sino queson producto de circunstancias sociales reales. Es cierto que la ideología no «flota sobre» la vida social. Salvo que laideología se derive de la intervención divina en la vida social, debe explicar y reflejar la experiencia de la vida real. Pero-y en esto reside su autonomía- explica y refleja aspectos de la vida social que las instituciones dominantes de poder yaexistentes (modos de producción económica, Estados, fuerzas armadas, otras ideologías) no explican ni organizaneficazmente. Una ideología surge como movimiento vigoroso y autónomo cuando puede ensamblar en una explicación yuna organización única varios aspectos de la existencia que hasta entonces han sido marginales, intersticiales, respectode las instituciones dominantes del poder. Se trata siempre de una evolución potencial de las sociedades, porque existen

11

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 12/42

muchos aspectos intersticiales de la experiencia y muchas fuentes de contacto entre los seres humanos distintas de lasque forman las redes nucleares de las instituciones dominantes.

Permítaseme citar el ejemplo de la unidad cultural de las civilizaciones prístinas (que se trata con detenimiento en loscapítulos 3 y 4). Observamos un panteón de dioses, fiestas, calendarios, estilos de escritura, decoración y edificación demonumentos. Advertimos las funciones «materiales» más generales que desempeñaron las instituciones religiosas:fundamentalmente la función económica de almacenar y redistribuir los productos agrícolas y regular el comercio y lafunción político/militar de idear las normas de la guerra y la diplomacia. Y examinamos el contenido de la ideología: lapreocupación por la genealogía y los orígenes de la sociedad, por las transiciones del ciclo vital, por la influencia sobre lafertilidad de la naturaleza y el control de la reproducción humana, por la justificación y la regulación de la violencia, por elestablecimiento de fuentes de autoridad legítima más allá del grupo de parentesco, la aldea o el Estado a los que

pertenece cada uno. Así, una cultura centrada en la religión aportaba a la gente que vivía en condiciones parecidas enuna región extensa una identidad colectiva normativa y una capacidad para cooperar que no era intensa en su capacidadde movilización, pero que era más extensiva y difusa de lo que aportaban al Estado, el ejército o el modo de producción.Una cultura centrada en la religión brindaba una forma particular de organizar las relaciones sociales. Fusionaba en unaforma coherente de organización varias necesidades sociales, hasta entonces intersticiales respecto a la institucionesdominantes de las pequeñas sociedades familiares/aldeanas/estatales de la región. Después, la organización de poder de templos, sacerdotes, escribas, etc., reaccionó y reorganizó esas instituciones, en particular mediante elestablecimiento de formas de regulación económica y política de largo alcance.

¿Fue esto resultado de su contenido ideológico? No, si con eso nos referimos a sus respuestas ideológicas. Despuésde todo, las respuestas que dan las ideologías a la preguntas sobre el «significado de la vida» no son tan diversas.Tampoco son especialmente impresionantes, tanto en el sentido de que su veracidad nunca se puede comprobar, comoen el sentido de que las contradicciones que deberían resolver (por ejemplo, la cuestión de la teodicea: ¿por quécoexisten un orden y un significado aparentes con el caos y el mal?) persiste después de haber recibido respuesta. ¿Por 

qué, entonces, algunos movimientos ideológicos conquistan su región, e incluso gran parte del mundo, mientras que lamayor parte no lo logra? Es posible que la explicación de la diferencia se halle menos en las respuestas que aportan lasideologías que en la forma en que organizan esas respuestas. Los movimientos ideológicos aducen que los problemashumanos se pueden resolver con la ayuda de una autoridad sagrada y trascendental, una autoridad que penetrehorizontal y verticalmente en el ámbito «secular» de las autoridades de los poderes económico, militar y político. El poder ideológico se convierte en una forma distinta de organización social, que persigue una diversidad de objetivos,«seculares» y «materiales» (por ejemplo, la legitimación de determinadas formas de autoridad), además de losconsiderados convencionalmente religiosos e ideales (por ejemplo, la búsqueda de significado). Si los movimientosideológicos están claramente delimitados en cuanto organizaciones, podemos analizar las situaciones en que su formaparece responder a las necesidades humanas. Deberían existir determinadas condiciones de la capacidad de laautoridad social trascendental, que vayan más allá del ámbito de las autoridades establecidas de poder para resolver problemas humanos. Una de las conclusiones de mi estudio histórico es aducir que, efectivamente, así ocurre.

En consecuencia, las fuentes del poder no están integradas Internamente por una serie de «factores» estables que

muestren todos la misma coloración. Cuando surge una fuente independiente de poder, es promiscua en relación con los«factores», que acopia de todos los rincones de la vida social y a los que no da sino una configuración distinta deorganización. Ahora podemos pasar a las cuatro fuentes y los medios de organización que implican.

Las cuatro fuentes y organizaciones del poder 

El poder ideológico se deriva de tres argumentos interrelacionados en la tradición sociológica. En primer lugar, nopodemos comprender el mundo meramente mediante la percepción directa de los sentidos (ni, en consecuencia, actuar conforme a esa comprensión). Necesitamos que se impongan conceptos y categorías de significados a esaspercepciones de los sentidos. La organización social del conocimiento y del significado últimos es algo necesario para lavida social, como aducía Weber. Así, quienes monopolizan una reivindicación del significado pueden ejercer el poder colectivo y distributivo. En segundo lugar, hacen falta normas, supuestos comunes de cómo deben actuar las personasmoralmente en sus relaciones mutuas, para que exista una cooperación social sostenida. Durkheim demostró que hacenfalta unos supuestos normativos comunes para que exista una cooperación social estable y eficaz y que a menudo susportadores son movimientos ideológicos, como las religiones. Un movimiento ideológico que aumente la confianza mutuay la moral colectiva de un grupo puede incrementar las facultades colectivas de éste y verse recompensado por el mayor celo de sus seguidores. Así, el monopolio de las normas constituye una vía hacia el poder. La tercera fuente de poder ideológico es la que constituyen las prácticas estéticas/rituales. Estas no se pueden reducir a una ciencia racional. Comolo ha expresado Bloch (1974), al tratar del poder del mito religioso: «No se puede discutir con una canción.» Hay unpoder distintivo que se comunica a través de la canción, la danza, las formas artísticas visuales y los ritos. Comoreconoce todo el mundo, salvo los materialistas más fervientes, cuando el significado, las normas y las prácticasestéticas y rituales son monopolio de un grupo distintivo, éste puede poseer un considerable poder intensivo y extensivo.Puede explotar su funcionalidad y añadir un poder distributivo al poder colectivo. En capítulos ulteriores analizaré lascircunstancias en las que un movimiento ideológico puede obtener tal poder, así como su ámbito global. Los movimientosreligiosos aportan los ejemplos más obvios de poder ideológico, pero en este volumen se citan los ejemplos másseculares de las culturas de la primera Mesopotamia y de la Grecia clásica. Las ideologías predominantementeseculares son características de nuestra propia época: por ejemplo, el marxismo.

12

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 13/42

En algunas formulaciones, los términos «ideología» y «poder ideológico» contienen dos elementos adicionales: que elconocimiento impartido es falso y/o que es una mera máscara para la dominación material. Yo no implico ninguna deesas dos cosas. El conocimiento impartido por un movimiento de poder ideológico forzosamente «supera la experiencia»(como dice Parsons). No se puede someter totalmente a prueba mediante la experiencia y en ello reside su capacidaddistintiva para persuadir y dominar. Pero no tiene por qué ser falso; si lo es, tiene menos probabilidades de difundirse. Elpueblo no es una masa de idiotas manipulables. Y aunque efectivamente las ideologías contienen legitimaciones deintereses privados y de dominación material, es poco probable que lleguen a influir en las personas si no son más queeso. Las ideologías vigorosas son, como mínimo, muy plausibles en las circunstancias de cada momento y crean unaadhesión auténtica.

Esas son las funciones del poder ideológico, pero, ¿qué lineamientos característicos de organización crean?

La organización ideológica se presenta en dos tipos principales. En la primera forma, más autónoma, es socioespacialmente trascendente. Transciende las instituciones existentes de poder ideológico, económico, militar y político ygenera una forma «sagrada» de autoridad (en el sentido de Durkheim), separada y por encima de estructuras deautoridad más seculares. Desarrolla una función autónoma muy poderosa cuando las propiedades emergentes de la vidasocial crean la posibilidad de una cooperación o una explotación mayor que transcienden el ámbito de organización delas autoridades seculares. Técnicamente, pues, las organizaciones ideológicas pueden depender más de lo habitual delas que yo he denominado técnicas difusas de poder y, en consecuencia, son propagadas por la extensión de«infraestructuras universales» como la alfabetización, la acuñación de moneda y los mercados.

Como aducía Durkheim, la religión surge por la utilidad de la integración normativa (y del significado y de la estética ydel ritual), y es sagrada», está separada de las relaciones laicas de poder. Pero no se limita a integrar y reflejar una«sociedad» ya establecida; de hecho, puede crear efectivamente una red del tipo de una sociedad, una comunidadreligiosa o cultural, a partir de necesidades y relaciones sociales intersticiales y emergentes. Eso es el modelo que aplicoen los capítulos 3 y 4 a las primeras civilizaciones extensivas y en los capítulos 10 y 11 a las religiones salvacionistas

universales. El poder ideológico brinda un método socioespacial distintivo de hacer frente a problemas socialesemergentes.

La segunda configuración es la ideología como moral inmanente, que intensifica la cohesión, la confianza y, enconsecuencia, el poder de un grupo social ya establecido. La ideología inmanente tiene un impacto menos visiblementeautónomo, pues en gran medida refuerza algo que ya existe. Sin embargo, las ideologías de clase o de nación (que sonlos principales ejemplos), con sus infraestructuras distintivas, por lo general extensivas y difusas, han contribuido muchoal ejercicio del poder, desde los tiempos de los antiguos imperios asirio y persa en adelante.

El poder económico se deriva de la satisfacción de las necesidades de subsistencia mediante la organización socialde la extracción, la transformación, la distribución y el consumo de los objetos de la naturaleza. A una agrupaciónformada en torno a esas tareas se la denomina clase, y, en consecuencia, en esta obra es un concepto puramenteeconómico. Normalmente, las relaciones económicas de producción, distribución, intercambio y consumo combinan unalto grado de poder intensivo y extensivo y han constituido una gran parte del desarrollo social. Así, las clases formanuna gran parte de las relaciones generales de estratificación social. Quienes pueden monopolizar el control de la

producción, la distribución, el intercambio y el consumo, es decir, la clase dominante, pueden obtener el poder generalcolectivo y distributivo en las sociedades. También analizaré las circunstancias en las que surge ese poder.

No me referiré aquí a los múltiples debates sobre el papel de las clases en la historia. Prefiero el contexto de losproblemas históricos reales, empezando en el capítulo 7 por la lucha de clases en la antigua Grecia (la primera épocahistórica sobre la que disponernos de datos adecuados). En ese caso, distingo cuatro fases en la evolución de lasrelaciones de clase y de la lucha de clases: estructuras de clase latentes, extensivas, simétricas y políticas. Las utilizo enlos capítulos sucesivos. Mis conclusiones se indican en el último capítulo. Veremos que, si bien las clases sonimportantes, no son «el motor de la historia», como creía, por ejemplo, Marx.

Hay una cuestión importante en torno a la cual difieren las dos principales tradiciones teóricas. Los marxistasdestacan el control sobre la fuerza de trabajo como fuente del poder económico y por eso se concentran en los «modosde producción». Los neoweberianos (y otros, como la escuela sustantivista de Karl Polanyi) destacan la organización delintercambio económico. No podemos elevar lo uno por encima de lo otro sobre bases teóricas apriorísticas. Debemosdejar que los datos históricos decidan la cuestión. El afirmar, como hacen muchos marxistas, que las relaciones deproducción deben ser decisivas porque «la producción es lo primero» (es decir, precede a la distribución, el intercambio yel consumo) es olvidar el aspecto de «emergencia». Una vez que emerge una forma de intercambio, es un hecho social,potencialmente vigoroso. Los comerciantes pueden reaccionar a la oportunidad de su extremo de la cadena económica ydespués actuar sobre la organización de producción de la que surgieron inicialmente. Un imperio mercantil como elfenicio es un ejemplo de un grupo comercial cuyos actos modificaron decisivamente las vidas de los grupos productorescuyas necesidades crearon inicialmente el poder de ese grupo (por ejemplo, el desarrollo del alfabeto; véase el capítulo7). Las relaciones entre la producción y el intercambio son complejas y a menudo atenuadas: mientras que la produccióntiene mucho poder intensivo, pues moviliza una cooperación social local intensa para explotar la naturaleza, elintercambio puede realizarse de forma muy extensiva. En sus márgenes, el intercambio puede tropezar con influencias yoportunidades muy distantes de las relaciones de producción que generaron inicialmente las actividades de venta. Elpoder económico suele ser difuso, no controlable desde un centro. Eso significa que la estructura de clases puede no ser unitaria, una sola jerarquía de poder económico. Si se atenúan las relaciones de producción y de intercambio, puedenfragmentar la estructura de clases.

Así, las clases son grupos con un poder social diferencial sobre la organización social de la extracción, latransformación, la distribución y el consumo de los objetos de la naturaleza. Repito que utilizo el término clase para

13

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 14/42

denotar una agrupación de poder puramente económico y el término estratificación social para denotar cualquier tipo dedistribución del poder. El término clase gobernante denotará una clase económica que ha logrado monopolizar otrasfuentes de poder a fin de dominar en general a una sociedad centrada en un Estado. Dejo para el análisis histórico lascuestiones relativas a las interrelaciones de las clases con otras agrupaciones de estratificación.

La organización económica comprende circuitos de producción, distribución, intercambio y consumo. Su principalpeculiaridad socioespacial es que, si bien esos circuitos son extensivos, también entrañan el trabajo cotidiano, intensivoy práctico -lo que Marx llamaba la praxis- de la masa de la población. De este modo, la organización económica presentauna mezcla socioespacial distintivamente estable de poder extensivo e intensivo y de poder difuso y autoritario. Por esodenominaré circuitos de praxis a la organización económica. El objetivo de ese término, más bien pomposo, es avanzar apartir de dos de las percepciones de Marx. En primer lugar, a un «extremo» de un modo de producción razonablemente

desarrollado se halla una masa de obreros que trabajan y se expresan mediante la conquista de la naturaleza. Ensegundo lugar, al otro «extremo» del modo existen circuitos complejos y extensivos de intercambio en los que millonesde personas pueden hallarse encerradas por fuerzas impersonales, aparentemente «naturales». El contraste esparticularmente agudo en el caso del capitalismo, pero está presente en todos los tipos de organización del poder económico. Los grupos definidos en relación con los circuitos de praxis son clases. La medida en la que éstas sean«extensivas», «simétricas» y «políticas» en todo el circuito de la praxis de un modo de producción 2  determinará lacapacidad de organización de las clases y la lucha de clases. Y ello a su vez girará en torno a la estrechez del vínculoentre la producción local intensiva y los circuitos extensivos de intercambio.

El poder militar  ya se ha definido en parte. Se deriva de la necesidad de una defensa física organizada y de suutilidad para la agresión. Tiene aspectos tanto intensivos como extensivos, pues afecta a cuestiones de vida y muerte,así como a la organización de la defensa y del ataque en grandes espacios geográficos y sociales. Quienes lomonopolizan, como las élites militares, pueden obtener poder colectivo y distributivo. Ese poder se ha olvidadoúltimamente en la teoría social, y en mi caso regreso a autores del siglo XIX y principios del XX como Spencer,

Gumplowicz y Oppenheimer (aunque en general éstos exageraron su capacidad).La organización militar  es esencialmente concentrada-coercitiva. Moviliza la violencia, el instrumento más

concentrado, si no el más contundente, del poder humano. Es algo evidente en tiempo de guerra. La concentración de lafuerza constituye la clave de casi todos los comentarios clásicos sobre la táctica militar. Pero como veremos en varioscapítulos históricos (especialmente del 5 al 9), puede continuar más allá del campo de batalla y de la campaña. Lasformas militaristas de control social que se aplican en tiempo de paz también están muy concentradas. Por ejemplo, esfrecuente que sea una mano de obra directamente coercionada, esclava o forzosa, la que construye las fortificaciones,los monumentos o las grandes carreteras o canales de comunicación. La mano de obra coercionada también aparece enlas minas, las plantaciones y otras grandes explotaciones agrícolas y en la casas de los poderosos. Pero es menosadecuada para la agricultura dispersa normal, para la industria, donde se necesita tener criterio y conocimientostécnicos, y para las actividades dispersas del comercio. Los costes de imponer eficazmente la coerción directa en esasesferas han excedido los recursos de todos los regímenes conocidos históricamente. Así, el militarismo ha resultado útilen los casos en que el poder concentrado, intensivo y autoritario ha dado resultados desproporcionados.

En segundo lugar, el poder militar también tiene un ámbito más extensivo, de aspecto negativo, terrorista. Como haseñalado Lattimore, a lo largo de la mayor parte de la historia el alcance del ataque militar ha sido mayor que el ámbitode control estatal o de las relaciones económicas y de distribución. Pero se trata de un control mínimo. La logística esabrumadora. En el capítulo 5 calculo que a lo largo de la historia antigua la distancia de marcha máxima sin apoyo quepodía recorrer un ejército era de unos 90 kilómetros, o sea una base insuficiente para un control intensivo sobre grandessuperficies. Al enfrentarse con una fuerza militar poderosa a 300 kilómetros de distancia, por ejemplo, la población localpodría obedecer externamente sus dictados: pagar un tributo anual, reconocer la soberanía de su líder, enviar a sus jóvenes a «educarse» en su corte, etc., pero el comportamiento cotidiano podría ser más libre en otros aspectos.

Así, el poder militar es dual socio espacialmente: un núcleo concentrado en el cual se pueden ejercer controlescoercitivos positivos, rodeado por una penumbra extensiva en la cual unas poblaciones aterrorizadas no iránnormalmente más allá de unos mínimos de obediencia, pero cuyo comportamiento no se puede controlar totalmente.

El poder político (también definido en parte anteriormente) se deriva de la utilidad de una regulación centralizada,institucionalizada y territorializada de muchos aspectos de las relaciones sociales. No lo defino en términos puramentefuncionales», en términos de regulación judicial respaldada por la coerción. Esas funciones las puede poseer cualquier organización de poder: tanto ideológica como económica y militar, además de los Estados. Yo lo limito a las regulacionesy la coerción centralizadas dentro de unos límites territoriales, es decir, el poder del Estado. Al concentrarnos en elEstado, podemos analizar su contribución distintiva a la vida social. Tal como se define en esta obra, el poder políticorefuerza las fronteras, mientras que las otras fuentes del poder pueden transcenderlas. En segundo lugar, el poder militar, económico o ideológico puede participar en cualesquiera relaciones sociales, dondequiera que se hallen.Cualquier A o grupo de Aes puede ejercer esas formas de poder contra cualquier B o grupo de Bes. En cambio, lasrelaciones políticas se refieren a una esfera concreta, el «centro». El poder político se halla situado en ese centro y seejerce hacia fuera. El poder político es necesariamente centralizado y territorial y en esos respectos difiere de las demásfuentes del poder (véanse más comentarios en Mann, 1984; en el próximo capítulo también se da una definición formal

2En adelante, utilizaré el término modo de producción como abreviatura de «modo de producción, distribución, intercambio y

consumo. Con ell o no implico que la producción tenga primacía sobre otras esferas.

14

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 15/42

del Estado). Quienes controlan el Estado, la élite del Estado, pueden obtener tanto el poder colectivo como el distributivoy atrapar a otros en su «diagrama de organización» distintivo.

La organización política también es dual socioespacialmente, aunque en un sentido diferente. En este caso hemos dedistinguir la organización interna de la «internacional». En su interior, el Estado está territorialmente centralizado yterritorialmente delimitado. Así, los Estados pueden alcanzar mayor poder autónomo cuando la vida social generaposibilidades emergentes de mayor cooperación y explotación en forma centralizada sobre una zona restringida(explicado en Mann, 1984). Se apoya sobre todo en técnicas de poder autoritario, por estar centralizado, aunque no tantocomo la organización militar. Cuando tratemos de los poderes reales de las élites estatales, consideremos útil distinguir entre los poderes «despóticos» formales y los poderes -infraestructurales» reales. Eso se explica en el capítulo 5, en lasección titulada «Estudio Comparado de los Imperios Antiguos».

Pero los límites territoriales de los Estados -en un mundo que todavía no ha estado dominado nunca por un soloEstado- dan también origen a una esfera de relaciones interestatales reguladas. La diplomacia geopolítica es unasegunda forma importante de organización del poder político. En este volumen desempeñarán un papel considerable dostipos geopolíticos: el imperio hegemónico que domina los clientes de las marcas y vecinos y diversas formas decivilización multiestatal. Evidentemente, la organización geopolítica tiene una forma muy diferente de las otrasorganizaciones del poder mencionadas hasta ahora. De hecho, se trata de algo que la teoría sociológica pasageneralmente por alto. Pero forma parte esencial de la vida social y no es reducible a las configuraciones -internas» depoder de sus Estados componentes. Por ejemplo, las pretensiones hegemónicas y despóticas sucesivas del Emperador Enrique IV de Alemania, Felipe II de España y Bonaparte de Francia no se vieron humilladas sino superficialmente por lafuerza de los Estados y de otros que se opusieron a ellos; en realidad, se vieron humilladas por la arraigada civilizacióndiplomática multiestatal de Europa. O sea, que la organización geopolítica del poder es una parte esencial de laestratificación social general.

En resumen, cuando los seres humanos persiguen muchos objetivos, establecen muchas redes de interacción social.

Los límites y las capacidades de esas redes no coinciden. Algunas redes tienen más capacidad que otras para organizar la cooperación social intensiva y extensiva, autoritaria y difusa. Las redes mayores son las de poder ideológico,económico, militar y político: las cuatro fuentes de poder social. Cada una de ellas implica, pues, formas distintivas deorganización socioespacial mediante las cuales los seres humanos alcanzan una gama muy amplia, pero no exhaustiva,de su miríada de objetivos. La importancia de esas cuatro redes reside en su combinación de poder intensivo yextensivo. Pero ello se refleja en la realidad histórica a través de los diversos medios de organización que imponen suforma general a una gran parte de la vida social general. Las principales formas que he identificado son lastranscendentes o inmanentes (del poder ideológico), los circuitos de praxis (económico), las concentradas-coercitivas(militar) y las centralizadas territoriales y la organización geopolítica-diplomática (político). Esas configuraciones seconvierten en lo que yo califico de promiscuas, pues extraen y estructuran elementos de muchas esferas de la vidasocial. En el ejemplo 2, ya citado, la organización trascendente de la cultura de las primeras civilizaciones absorbíaaspectos de redistribución económica, de normas de la guerra y de regulación política y geopolítica. Así pues, noestamos tratando de las relaciones externas entre diferentes fuentes, dimensiones o niveles de poder social, sino más

bien de: 1) las fuentes como tipos ideales que 2) alcanzan una existencia intermitente como organizaciones concretas enla división del trabajo y que 3) pueden ejercer una configuración más general y promiscua de la vida social. En 3) uno omás de esos medios de organización surgirá intersticialmente como la fuerza reorganizadora primordial a corto plazo,como en el ejemplo militar, o a largo plazo, como en el ejemplo ideológico. Es el modelo IEMP de poder organizado.

Max Weber utilizó una vez una metáfora basada en los ferrocarriles de su época cuando estaba tratando de explicar la importancia de la ideología: hablaba del poder de las religiones salvacionistas. Escribió que esas ideas eran como los«guardagujas» que determinaban por qué vías avanzaría el desarrollo social. Quizá cupiera modificar la metáfora. Lasfuentes de poder social son «vehículos tendedores de vías» -porque no existen vías hasta que se escoge la dirección-que van tendiendo vías de diferente ancho por el terreno social e histórico. Los «momentos» de tendido de vías y depaso a un nuevo ancho son lo más cerca que podemos llegar a la cuestión de la primacía. En esos momentos,encontramos una autonomía de concentración, organización y dirección sociales que no existe en momentos másinstitucionalizados.

Esa es la clave de la importancia de las fuentes del poder. Aportan organización colectiva y unidad a la infinitavariedad de la existencia social. Aportan el encuadramiento significativo que existe en una estructura social en granescala (que puede ser muy grande o no) porque pueden generar la acción colectiva. Son los «medios generalizados» por conducto de los cuales los seres humanos hacen su propia historia.

El modelo IEMP general, su ámbito y sus omisiones

El modelo general se expone de forma gráfica resumida en la figura 1.2. El predominio de líneas discontinuas en eldiagrama indica lo complicadas que son las sociedades humanas. Nuestras teorías no pueden abarcar sino algunos desus lineamientos más generales.

Empezamos con unos seres humanos que persiguen sus objetivos. Con esto no quiero decir que sus objetivos sean"presociales», sino más bien que lo que son los objetivos y cómo se crean éstos, no tiene pertinencia para lo que siguedespués. Las personas orientadas hacia el logro de unos objetivos forman una multiplicidad de relaciones socialesdemasiado compleja para ninguna teoría general. Sin embargo, las relaciones en torno a los medios de organizaciónmás fuertes se fusionan y forman extensas redes institucionales de forma determinada y estable, que combinan tanto elpoder intensivo y el extensivo como el poder autoritario y el difuso. A mi entender, existen cuatro de esas fuentes

15

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 16/42

principales de poder social, cada una de las cuales se centra en un medio diferente de organización. Las presiones enpro de la institucionalización tienden a fusionarlas parcialmente, a su vez, en una o más redes de poder dominante. Esasredes aportan el grado más elevado de delimitación que encontramos en la vida social, aunque sea delimitación dista deser total. Muchas redes siguen siendo intersticiales, tanto respecto de las cuatro fuentes del poder como respecto a lasconfiguraciones dominantes; análogamente, hay aspectos importantes de las cuatro fuentes del poder que tambiénpermanecen poco institucionalizados con respecto a las configuraciones dominantes. Esas dos fuentes de interacciónintersticial acaban por producir una red emergente más fuerte, centrada en una o más de las cuatro fuentes del poder, einducen una reorganización de la vida social y una nueva configuración dominante. Y así continúa el proceso histórico.

Todo esto constituye un enfoque de la cuestión de la primacía final, pero no una respuesta. Ni siquiera he hechoningún comentario sobre el principal punto de desacuerdo entre la teoría marxista y la weberiana: el de si podemos aislar el poder económico como el aspecto totalmente decisivo que determina la forma de las sociedades. Se trata de unacuestión empírica, de forma que primero paso revista a los datos, antes de intentar una respuesta provisional en elcapítulo 16 y una respuesta más completa en el volumen III.

Hay tres motivos por los que la prueba empírica ha de ser histórica. En primer lugar, el modelo se ocupaesencialmente de los procesos de cambio social. En segundo lugar, mi rechazo de la concepción unitaria de la sociedadhace que resulte más difícil otro modo posible (le investigación, el de la «sociología comparada». Las sociedades no sonunidades independientes que se puedan comparar simplemente de un tiempo y un espacio a otro. Existen en contextosdeterminados de interacción regional que son únicos incluso en algunas de sus características centrales. Lasposibilidades de la sociología comparada son muy limitadas al existir tan pocos casos comparables. En tercer lugar, mimetodología consiste en «cuantificar» el poder, establecer cuáles son exactamente sus infraestructuras y en seguida esevidente que las cantidades de poder se han desarrollado enormemente a lo largo de la historia. Las capacidades depoder de las sociedades prehistóricas (sobre la naturaleza y sobre los seres humanos) eran considerablementeinferiores, por ejemplo, a las de la antigua Mesopotamia, que eran inferiores a las de la Roma republicana, que a su vezeran mucho menores que las de la España del siglo XVIl, después que las de la Inglaterra del siglo XIX, y asísucesivamente. Es más importante aprehender esa historia que hacer comparaciones de un lado a otro del mundo. Estees un estudio del «tiempo mundial», por utilizar la expresión de Eberhard (1965: 16), en el cual cada proceso dedesarrollo del poder afecta al mundo que lo rodea.

La historia más adecuada es la de la sociedad humana más poderosa: la de la civilización occidental moderna(comprendida la Unión Soviética), cuya historia ha sido prácticamente continua desde los orígenes de la civilización delCercano Oriente en torno al año 3000 a.C. hasta la época actual. Se trata de una historia de desarrollo, aunque noevolucionista ni teológica. No tiene nada de «necesario»; sencillamente ocurrió así (y casi concluyó en varias ocasiones).No es la historia de un espacio social o geográfico concreto. Como suele ocurrir con estas empresas, la mía comienzacon las circunstancias generales de las sociedades neolíticas, después se centra en el Cercano Oriente, luego vadesplazándose gradualmente hacia el Oeste y el Norte por Anatolia, el Asia Menor y el Levante hacia el Mediterráneooriental. Después pasa a Europa y termina en el siglo XVIII en el Estado más occidental de Europa, Gran Bretaña.

16

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 17/42

Cada capítulo trata de la «punta de lanza» del poder, donde la capacidad para integrar pueblos y espacios enconfiguraciones dominantes está más desarrollada infraestructuralmente. Ese método es, en cierto sentido, antihistórico,pero los saltos que representa también contienen una ventaja. Las capacidades de poder se han desarrolladodesigualmente, a saltos. Por eso, al estudiar esos saltos y tratar de explicarlos nos brinda el mejor acceso empírico a lacuestión de la primacía.

¿Qué es lo que he eliminado de esa historia? Naturalmente, una cantidad enorme de detalles y complejidades, pero,aparte de eso, todo modelo coloca algunos fenómenos en el centro del escenario y deja a otros entre bambalinas. Siestos últimos logran pasar al centro del escenario, el modelo no se ocupa efectivamente de ellos. En este volumen existeuna ausencia conspicua: las relaciones entre los sexos. En el volumen II trato de justificar ese trato desigual en términosde su desigualdad efectiva en la historia. Aduciré que las relaciones entre los sexos fueron en gran medida constantes,

en la forma general del patriarcado, a lo largo de gran parte de la historia, hasta los siglos XVIII y XIX en Europa, cuandoempezaron a producirse rápidos cambios. Pero esos comentarios han de esperar al volumen II. En el presente volumen,las relaciones de poder de las que se trata son normalmente las de la «esfera pública», entre cabezas de familia del sexomasculino.

Al historiador especializado le ruego generosidad y amplitud de espíritu. Al abarcar un gran sector de la historiaregistrada, sin duda he cometido errores de hecho, algunos probablemente considerables. Me pregunto si el corregirlosanularía los argumentos globales. También me pregunto más agresivamente si el estudio de la historia, especialmente enla tradición anglo estadounidense, no saldría beneficiado si contara con una reflexión más explícita sobre el carácter delas sociedades. También al sociólogo me dirijo en tonos acerbos. Gran parte de la sociología contemporánea esahistórica, pero incluso gran parte de la sociología histórica se ocupa exclusivamente del desarrollo de las sociedades«modernas» y -de la aparición del capitalismo industrial. Eso es algo tan decisivo en la tradición sociológica que, comoha demostrado Nisbet (1967), produjo las dicotomías centrales de la teoría moderna. De la condición social al contrato,de Gemeinschaft a Gesellschaft, de la solidaridad mecánica a la orgánica, de lo sacro a lo secular: estas dicotomías y

otras sitúan la línea divisoria de la historia al final del siglo XVIII. Los teóricos del siglo XVIII como Vico, Montesquieu oFerguson no consideraban la historia así. Al contrario que los sociólogos modernos, que sólo conocen la historia recientede su propio Estado nacional, más algo de antropología, sabían que desde hacía por lo menos dos mil años habíanexistido sociedades complejas, diferenciadas y estratificadas: seculares, contractuales, orgánicas, Gesellschaft, pero noindustriales.

A lo largo del siglo XIX y de comienzos del XX, ese conocimiento fue decayendo entre los sociólogos.Paradójicamente, la decadencia ha continuado durante la misma época en que los historiadores, los arqueólogos y losantropólogos han estado utilizando técnicas nuevas, muchas de ellas tomadas de la sociología, para hacer descubrimientos asombrosos acerca de la estructura social de esas sociedades complejas. Pero su análisis se vedebilitado por su relativa ignorancia de la teoría sociológica.

Weber es un notable ejemplo de esta limitación. Mi deuda para con él es inmensa, no tanto en el sentido de haber adoptado sus teorías concretas, sino más bien en el de adherirme a su visión general de la relación entre sociedad,historia y acción social.

Mi exigencia de una teoría sociológica basada en las dimensiones de la historia no se debe solamente a laconveniencia intrínseca de comprender la rica diversidad de la experiencia humana, aunque ya eso sería bastantevalioso. Además, sostengo que algunas de las características más importantes de nuestro mundo actual se puedenapreciar con más claridad mediante la comparación histórica. No es que la historia se repita. Precisamente lo contrario,la historia universal se desarrolla. Mediante la comparación histórica podemos advertir que los problemas másconsiderables de nuestra propia época son nuevos. Por eso resulta difícil resolverlos: son intersticiales a las institucionesque se ocupan de hecho de los problemas más tradicionales para los que fueron creadas. Pero, como sugeriré másadelante, todas las sociedades se han enfrentado con crisis repentinas e intersticiales y en algunos casos la humanidadha salido mejorada. Al final de una larga desviación histórica, espero demostrar la pertinencia de este modelo para laactualidad en el volumen II.

Bibliografía

Althusser, L., y E. Balibar. 1970: Reading Capital. Londres: New Left Books. [Ed. castellana: Para leer el Capital.1985].

Anderson, P. 1974a: Passages from Antiquity to Feudalism. Londres: New Left Books. [Ed. castellana: Transiciones de laantigüedad al feudalismo. 1986].

— 1974b: Lineages of the Absolutist State. Londres: New Left Books.

Barber, L. B. 1968: Introducción en "Stratification, social". En International Encyclopaedia of the Social Sciences, ed. D.Sills. Nueva York: MacMillan and Free Press.

Bendinx R. 1978: Kings or People. Berkeley: University of California Press. - y S. M. Lipset. 1986: Class, Status andPower. 2ºed. rev. (pub. orig.1953). Nueva York: Free Press.

Bloch, M. 1974:.Symbols, song, dance and features of articulation». Archives Européennes de Sociologie, 15.

Coe, M. D. 1982:.Religion and the rise of Mesoamerican states». E n The Transition to Statehood in the New World,comp. por G. D. Jones y R. R. Kautz. Cambridge: Cambridge University Press.

Eberhard, W. 1965: Conquerors and Rulers: Social Forces in Modern China. Leiden: Brill.

17

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 18/42

Geertz, C. 1980: Negara: The theatre State in Nineteenth Century Bali. Princeton, N. J.: Princeton University Press.

Gellner, E. 1964: Thought and Change. Londres: Weidenfeld & Nicolson.

Giddens, A. 1979: Central Problems in Social Theory. Londres: MacMillan. - 1981: A Contemporary Critique of HistoricalMaterialism. Londres, MacMillan.

Heller, C. S. 1970: Structured Social Inequality. Londres: Collier-MacMillan.

Hindess, B., y P. Hirst. 1975: Pre-Capitalist Modes of Production. Londres: Rutledge. [Ed. castellana: Los modos deproducción precapitalista. 1979)

Keatinge, R. 1982: •The nature and role of religious diffusion in the early stages of state formation». En The Transition toStatehood in the New World, comp. por G. D. Jones y R. R. Kautz. Cambridge: Cambridge University Press.

Labriola, E. 1908: Essays on the Materialist Conception of History. Nueva York: Monthly Review Press.

Lattimore, 0. 1962: Studies in Frontier History. Londres: Oxford University Press.

Mann, M. 1984: The Autonomous Power of the State. En Archives Européennes de Sociologie, 25.

Mosca, G. 1939: The Ruling Class. Nueva York: McGraw-Hill.

Nisbet, R. 1967: The Sociological Tradition. Londres: Heinemann.

Parsons, T. 1960: The distribution of power in American society. En Structure and Process in Modern Societies. NuevaYork: Free Press.

— 1966: Societies: Evolutionary and Coparative Perspectives. Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall.

— 1968: The Structure of Social Action. Nueva York: Free Press.

Petrovic, G. 1967: Marx in the Mid-Twentieth Century. Nueva York: Doubleday (Anchor Press).

Poulantzas, N. 1972: Pouvoir politique et classes sociales. París: Maspero.

Runcimann, W. G. 1968: Class, status and Power? En Social Stratification, comp. J. A. Jackson. Cambridge UniversityPress

— 1982: Origins of states: the case of archaic Greece». Comparative Studies in Society and History, 24.

— 1983a: Capitalism without classes: the case of classical Rome». British Journal of Sociology, 24.

— 1983b:.Unnecessary revolution: the case of France. Archives Européennes de Sociologie, 24.

— 1983c: A Treatise on Social Theory, Volume I: The Methodology of Social Theory. Cambridge: Cambridge University

Press.Sahlins, M. 1976: Culture and Practical Reason. Chicago: University of Chicago Press. [Ed. castellana: Cultura y razón

práctica. 1988).

Shibutani, T. 1955:.Reference groups as perspectives». American Journal of Sociology, 40.

Verbruggen, J. F. 1977: The Art of Warfare in Western Europe During the Middle Ages. Amsterdam: North-Holland.

Wallersteín, 1. 1974: The Modem World System. Nueva York: Academic Press. [Ed. castellana: El moderno sistemamundial. 1984).

Weber, M. 1968: Economy and Society. Nueva York: Bedminster Press.

Wesolowski, 1967. Marx's theory of class domination. En Polish Round table Yearbok, 1967, compilado por la AsociaciónPolaca de Ciencias Políticas, Varsovia.

Wrong, D. 1979: Power: Its Forms, Bases and Uses. Nueva York: Harper & Row.

18

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 19/42

19

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 20/42

Capítulo 2EL FIN DE LA EVOLUCION SOCIAL GENERAL: COMO ELUDIERON EL PODER LOS PUEBLOS

PREHISTORICOS

Introducción. El relato evolucionista convencional

Una historia del poder debe empezar por el principio. Pero, ¿dónde debemos situar ese principio? Como especie, losseres humanos aparecieron hace millones de años. Durante la mayor parte de esos millones de años, vivieron sobretodo corno recolectores nómadas de frutos silvestres, bayas, frutos secos y hierbas, y como carroñeros de las presas de

animales mayores que ellos. Después fueron elaborando su propio sistema de caza. Pero por lo que podemos suponer de esos recolectores-carroñeros y recolectores-cazadores, su estructura social era sumamente flexible, adaptable yvariable. No institucionalizaron de forma estable unas relaciones de poder; no conocían clases, Estados, ni siquieraélites; es posible que incluso sus distinciones entre sexos y grupos de edades (dentro de la edad adulta) no indicarandiferencias permanentes de poder (tema de grandes debates en la actualidad). Y, naturalmente, no tenían escritura y notenían una «historia» en el sentido actual del término. O sea que en los verdaderos comienzos no había ni poder nihistoria. Los conceptos elaborados en el capítulo 1 no tienen prácticamente pertinencia para el 99 por 100 de la vida dela humanidad hasta la fecha. ¡Así que no voy a empezar por el principio!

Después -aparentemente, en todo el mundo- se produjo una serie de transiciones: a la agricultura, a la domesticaciónde animales y al sedentarismo, que acercaron mucho más a la humanidad a las relaciones de poder. Surgieronsociedades estables, delimitadas, presuntamente «complejas», que incorporaban la división del trabajo, la desigualdadsocial y el centralismo político. Ahora quizá podamos empezar a hablar de poder, aunque nuestro comentario tendría queincluir muchas matizaciones. Pero esta segunda fase, que representaría aproximadamente al 0,6 por 100 de la

experiencia humana hasta ahora, tampoco tenía escritura. Su «historia» es prácticamente desconocida y nuestro relatoha de ser sumamente cauteloso.

Por fin, hacia el 3000 a.C. se inició una serie de transformaciones conexas que llevaron a una parte de la humanidadal 0,4 por 100 restante de su vida hasta ahora: la era de la civilización, de relaciones permanentes de poder encarnadasen Estados, sistemas de estratificación y patriarcado y de historia escrita. Esa era se generalizó en el mundo, pero seinició en un reducido número de lugares. Esa diminuta tercera fase es el tema de este libro. Pero, al contar esa historia,¿cuánto nos tenemos que remontar al decidir cuáles fueron sus orígenes?

Se plantean dos preguntas obvias: dada esa clara discontinuidad, ¿es el conjunto de la experiencia humana una solahistoria? Y, dada nuestra ignorancia casi total del 99 o el 99,6 por 100 de esa experiencia, ¿cómo se puede saber si lo eso no? Sin embargo, la historia como un todo tiene un firme anclaje. A partir del Pleistoceno (hace aproximadamente unmillón de años) no hay muestras de ninguna «especiación» o diferenciación biológica entre las poblaciones humanas. Dehecho, sólo existe un caso anterior conocido de especiación a lo largo de los diez millones de años de vida de loshomínido: la coexistencia de dos tipos de homínido a principios del Pleistoceno en África (uno de los cuales se

extinguió). Es algo que puede parecer curioso, pues otros mamíferos que aparecieron al mismo tiempo que lahumanidad, como los elefantes o el ganado vacuno, han dado muestras de considerable especiación después. Piénsese,por ejemplo, en la diferencia entre los elefantes indios y los africanos y compárese con las minúsculas diferenciasfenotípicas de pigmentación, etc., entre los seres humanos. Por tanto, en toda la gama de la humanidad ha existido unacierta unidad de experiencia (argumento aducido vigorosamente por Sherratt, 1980: 405). ¿Qué tipo de historia unificadapodemos narrar?

Casi todas las narraciones son evolucionistas. Primero explican cómo los seres humanos fueron desarrollando suscapacidades innatas de cooperación social; después, cómo fueron surgiendo inmanentemente cada forma sucesiva decooperación social a partir del potencial de su predecesora para una organización social «superior» o, por lo menos, máscompleja y poderosa. Esas teorías fueron las predominantes en el siglo XIX. Ahora, desprovistas de los conceptos deprogreso desde formas inferiores hacia formas superiores, pero conservando todavía el concepto de evolución de lacapacidad y la complejidad del poder, siguen siendo las dominantes.

Sin embargo, existe una peculiaridad en esta narración que sus partidarios reconocen. La evolución humana hadiferido de la evolución de otras especies por el hecho mismo de que ha mantenido su unidad. No se ha producido unaespeciación. Cuando una población humana ha ido desarrollando una forma particular de actividad, muy a menudo éstase ha difundido prácticamente entre toda la humanidad, por todo el mundo. El fuego, el vestuario y el refugio, junto conuna colección más variable de estructuras sociales se han difundido, a veces a partir de un solo epicentro, a veces apartir de varios, desde el Ecuador hasta los polos. Los estilos de cabezas de hacha y de cerámica, los Estados y laproducción de mercaderías se han difundido muy ampliamente a lo largo de la historia y de la prehistoria queconocemos. De modo que este relato se refiere a la evolución cultural. Presupone un contacto cultural continuo entregrupos, basado en una conciencia de que, pese a las diferencias locales, todos los seres humanos forman una solaespecie, se enfrentan con determinados problemas comunes y pueden aprender soluciones los unos de los otros. Ungrupo local crea una nueva forma, quizá estimulada por sus propias necesidades ambientales, pero resulta que esaforma tiene una utilidad general para grupos de medios completamente diferentes, y éstos la adoptan, quizá conmodificaciones.

Dentro del relato general, cabe destacar algunos temas diferentes. Podemos subrayar el número de casos deinvención independiente, porque si todos los seres humanos son culturalmente similares, pueden ser similarmentecapaces de dar el siguiente paso en la evolución. Esta es la escuela que cree en la «evolución local». 0 podemos

20

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 21/42

subrayar el proceso de difusión y propugnar unos pocos epicentros de la evolución. Esta es la escuela «difusionista». Esfrecuente contrastar la una con la otra, que a veces se enfrentan en una acerba polémica. Pero fundamentalmente sonanálogas y narran el mismo relato general de una evolución cultural continua.

De modo que casi todos los relatos actuales responden a mi pregunta inicial: «¿Forma toda la experiencia humanauna sola historia?» con un sí tajante. Así se revela en los relatos de casi todos los historiadores, reforzados por su actualpredilección (especialmente en las tradiciones históricas angloamericanas) por el estilo de narración continua atento al«qué ocurrió después». Este método deja de lado las discontinuidades. Por ejemplo, Roberts, en su Pelican History of the World (1980: 45 a 55) califica a las discontinuidades entre las tres fases de meras «aceleraciones del ritmo delcambio» y de un cambio de foco geográfico en un desarrollo esencialmente «acumulativo» de las capacidades humanasy sociales, «arraigado en eras dominadas por el lento ritmo de la evolución genética». En las tradiciones más teóricas y

orientada hacía las ciencias de la arqueología y la antropología estadounidenses, el relato evolucionista se ha narrado enel idioma de la cibernética, con diagramas de corrientes de la aparición de la civilización a lo largo de diversas fases apartir de los cazadores-recolectores, junto con retroalimentaciones positivas y negativas, modelos alternativos «enescalera» y «en rampa» de desarrollo incremental, etc. (por ejemplo, Redman, 1978: 8 a 11; Cf. Sahlins y Service, 1960).El evolucionismo predomina, a veces de forma explícita y otras de forma encubierta, como explicación de los orígenes dela civilización, la estratificación y el Estado.

Todas las teorías rivales de la aparición de la estratificación y del Estado presuponen un proceso esencialmentenatural de desarrollo social general. Se los considera resultado del desarrollo dialéctico de las estructuras nucleares delas sociedades prehistóricas. Esta narración concreta tiene su origen en la teoría política normativa: hemos de aceptar elEstado y la estratificación (Hobbes, Locke), o hemos de derrocarlo (Rousseau, Marx), debido a acontecimientosprehistóricos reconstruidos o hipotéticos. Los antropólogos y los arqueólogos contemporáneos, aliados, narran un relatode la continuidad de todas las formas conocidas de la sociedad humana (y, en consecuencia, también de la pertinenciade sus propias disciplinas académicas para el mundo de hoy). Su ortodoxia central sigue siendo un relato de fases:

desde unas sociedades relativamente igualitarias y sin Estado hacia sociedades por rangos con autoridad política y, mástarde, a sociedades civilizadas y estratificadas con Estados (ortodoxia admirablemente resumida por Fried, 1967; véanseen Redman, 1978: 201 a 205, otras posibles secuencias de fases y véanse asimismo en Steward, 1963, la secuenciamás moderna influyente de fases arqueológicas/antropológicas).

Friedman y Rowlands (1978) han ampliado la lógica de este enfoque al señalar un defecto en las narraciones de laevolución. Aunque se identifique una secuencia de fases. las transiciones entre ellas se ven precipitadas por las fuerzasun tanto aleatorias de la presión demográfica y el cambio tecnológico. Friedman y Rowlands colman esa laguna alelaborar un modelo detallado y complejo, «epigenético», de un «proceso de transformación» de la organización social.Concluyen diciendo: «Así, cabe esperar que podamos predecir las formas dominantes de reproducción social en la fasesiguiente en términos de las propiedades de la fase actual. Ello es posible gracias a que el propio proceso reproductivoes direccional y transformativo» (1978: 267 y 268).

El método de estos modelos es idéntico. En primer lugar, se comentan las características de las sociedades decazadores-recolectores en general. Después se expone una teoría de una transición general hacia el sedentarismo

agrícola y el pastoralismo. Después, las características generales de esas sociedades llevan a la aparición de unascuantas sociedades concretas: Mesopotamia, Egipto y China septentrional, a veces con la adición del Valle del Indo,Meso América, el Perú y la Creta minoica.

Examinemos las fases habituales y definamos sus términos cruciales:1. Una sociedad igualitaria es algo que se explica por sí solo. Las diferencias jerárquicas entre persona y entre el

desempeño de papeles en función de las edades y (quizá) del sexo no están institucionalizadas. Quienes ocupan lasposiciones más altas no pueden hacerse con los instrumentos colectivos de poder.

2. Las sociedades por rangos no son igualitarias. Quienes se hallan en los rangos superiores pueden utilizar losinstrumentos generales colectivos de poder. Ello se puede institucionalizar e incluso transmitir por vía hereditaria en unlinaje aristocrático. Pero el rango depende casi totalmente del poder colectivo o de la autoridad, es decir, del poder legítimo utilizado únicamente para fines colectivos, libremente conferido y libremente retirado por los participantes. Así,quienes ocupan los rangos más altos tiene una condición social, formulan decisiones y utilizan recursos materiales ennombre de todo el grupo, pero no disponen de un poder coercitivo sobre los miembros recalcitrantes del grupo y nopueden desviar los recursos materiales del grupo para su propio uso privado y convertirlos así en su «propiedadprivada».

Pero hay dos subgrupos de sociedades de rangos que también se pueden colocar en una escala evolucionista:2a. En las sociedades de rangos relativos cabe calificar a las personas y los grupos de linaje en posiciones

mutuamente relativas, pero no existe un punto que sea el más alto de la escala de manera absoluta. Sin embargo, encasi todos los grupos existen una incertidumbre y una polémica insuficientes para que, finalmente, las relatividades seanincoherentes entre sí. El rango será cuestionado.

2b. En las sociedades de rangos absolutos, surge un punto superior absoluto. Al jefe o jefe supremo se le acredita elrango más alto sin polémica y los linajes de todos los demás rangos se miden en términos de su distancia respecto deese jefe. Ello suele expresarse ideológicamente en términos de su descendencia de los primeros antepasados, quizáincluso de los dioses, del grupo. Así aparece una institución característica: un centro ceremonial, consagrado a lareligión, controlado por el linaje del jefe. De esta institución centralizada al Estado no dista más que un paso.

3. Las definiciones del Estado se comentarán con más detalle en el volumen III de esta obra. Mi definición provisionalse deriva de Weber: El Estado es un conjunto diferenciado de instituciones y de personal que incorporan la centralidad,en el sentido de que las relaciones políticas irradian hacia afuera para abarcar una zona territorialmente demarcada,

21

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 22/42

sobre la cual reivindica el monopolio de la formulación vinculante y permanente de normas, respaldado por la violenciafísica. En la prehistoria, la introducción del Estado convierte a la autoridad política provisional y a un centro ceremonialpermanente en un poder político permanente, institucionalizado en su capacidad para utilizar la coacción sobre losmiembros sociales recalcitrantes cuando sea necesario, de forma sistemática.

4. La estratificación comporta el poder permanente e institucionalizado de algunos sobre las oportunidades vitalesmateriales de otros. Su poder puede consistir en la fuerza física o en la capacidad para privar a otros de los elementosnecesarios para la vida. En la bibliografía sobre los orígenes, suele ser un sinónimo de las diferenciales de propiedadprivada y de las clases económicas, y por eso yo lo trato como un forma centralizada de poder, separada del Estadocentralizado.

5. En términos de civilización es el más problemático, debido a la carga axiológica que comporta. No existe una sola

definición que baste para todos los fines. Trato con más detalle de la cuestión al comienzo del capítulo siguiente. Unavez más, basta con una definición provisional. Según Renfrew (1972: 13), la civilización combina tres institucionessociales: el centro ceremonial, la escritura y la ciudad. Cuando las tres se combinan, inauguran un salto en el poder humano colectivo sobre la naturaleza y sobre otros seres humanos que, cualesquiera sean la variabilidad y la disparidaddel registro prehistórico e histórico, constituyen el comienzo de algo nuevo. Renfrew califica a esto de un salto en el«aislamiento», la contención de seres humanos tras unas fronteras sociales y territoriales, claras, fijas y delimitadas. Youtilizo la metáfora de una jaula social.

Con estos términos, podemos advertir la existencia de estrechos vínculos entre las partes de la narraciónevolucionista. El rango, el Estado, la estratificación y la civilización guardaban estrechas relaciones entre sí porque suaparición puso fin, lenta pero inexorablemente, a un tipo primitivo de libertad y señaló el comienzo de las presiones y delas oportunidades representadas por un poder colectivo, distributivo, delimitado, permanente e institucionalizado.

Yo deseo disentir de esa narración, aunque fundamentalmente lo que hago es sumar las dudas de otros. Uno de los

puntos de desacuerdo se debe a que se observa algo extraño: mientras que la Revolución Neolítica y la aparición desociedades de rangos ocurrieron independientemente en muchos lugares (en todos los continentes, por lo general envarios lugares aparentemente no relacionados entre sí), la transición hacia la civilización, la estratificación y el Estado fuerelativamente rara. El prehistoriador europeo Piggott ha declarado: «Todo mi estudio del pasado me convence de que laaparición de lo que denominamos civilización es un acontecimiento de lo más anormal e impredecible, cuyasmanifestaciones en el Viejo Mundo quizá se deban a fin de cuentas a una sola serie de circunstancias en una zonalimitada de Asia occidental, hace cinco mil años» (1965: 20). En este capítulo y en el siguiente sostendré que Piggott nohace sino exagerar levemente lo ocurrido: es posible que en Eurasia hubiera hasta cuatro conjuntos peculiares decircunstancias que generasen la civilización. En otras partes del mundo deberíamos añadir por lo menos dos más.Aunque nunca podemos ser precisos en cuanto al total absoluto, probablemente sea inferior a diez.

Otros puntos de desacuerdo se centran en la secuencia de fases y toman nota de la aparición de un movimientoinvolutivo o cíclico, en lugar de una secuencia puramente evolutiva. Algunos antropólogos se basan en los puntos dedesacuerdo en el seno de la biología, que es la ciudadela del evolucionismo y sugieren que el desarrollo social es raro,

repentino e impredecible, como resultado de «bifurcaciones» y «catástrofes» y no de un crecimiento acumulativo yevolutivo. Priedman y Rowlands (1982) llevan tiempo manifestando dudas acerca de su propio evolucionismo anterior. Youtilizo sus dudas, aunque me desvío de su modelo. Efectivamente, la civilización, en los pocos casos de su evoluciónindependiente, fue un largo proceso gradual y acumulativo y no una respuesta repentina a una catástrofe. Sin embargo,en el mundo como un todo, el cambio conforme una pauta fue cíclico -como dicen ellos-, y no acumulativo yevolucionista.

En el presente capítulo, me baso en esos desacuerdos en dos formas principales, las cuales se irán desarrollando alo largo de los siguientes capítulos. En primer lugar, es posible aplicar la teoría evolucionista general a la RevoluciónNeolítica, pero después su importancia disminuye. Es cierto que, más tarde, podemos discernir tina evolución generalulterior hasta llegar a las «sociedades de rangos» y después, en algunos casos, hasta estructuras provisionales delEstado y de la estratificación. Pero después, la evolución social general cesó. Hasta ahí ha llegado también Webb(1975). Pero yo voy más allá y sugiero que los procesos generales ulteriores fueron de «devolución» -una vuelta atráshacia sociedades de rangos e igualitarias- y de un proceso cíclico de desplazamiento en torno a esas estructuras, que nollegaron a constituir estructuras permanentes de estratificación y estatales. De hecho, los seres humanos consagraronuna parte considerable de sus capacidades culturales y de organización a asegurar que la evolución no continuara.Parece que no querían aumentar sus poderes colectivos, debido a los poderes distributivos que intervenían. Como laestratificación y el Estado eran componentes esenciales (le la civilización, la evolución social general cesó antes de queapareciese la civilización. En el próximo capítulo veremos lo que efectivamente causó la civilización; en capítulosulteriores veremos que las relaciones entre las civilizaciones y sus vecinos no civilizados diferían según el momento delciclo al que hubieran llegado estos últimos cuando tropezaron con la influencia de las primeras.

Este argumento se ve reforzado por otros más. Este nos hace regresar al concepto, ya comentado en el capítulo 1,de «sociedad» en sí. En esa idea se hace hincapié en la delimitación, la estrechez y la presión: los miembros de unasociedad interactúan entre sí, pero no en ninguna medida comparable, con los extraños a ella. Las sociedades sonlimitadas y exclusivas en su cobertura social y territorial. Sin embargo, hallamos una discontinuidad entre lasagrupaciones sociales civilizadas y no civilizadas. Prácticamente ninguna de las agrupaciones no civilizadas comentadasen el presente capítulo ha tenido o tiene esa exclusividad. Pocas familias pertenecían durante más de unas cuantasgeneraciones a la misma «sociedad», o si seguían perteneciendo a ella, ésta estaba incluida en unas fronteras tanflexibles que era muy distinta de las sociedades históricas. Casi todas disponían de opciones de lealtad. La flexibilidad de

22

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 23/42

los vínculos sociales y la capacidad para estar libres de cualquier red concreta de poder, era el mecanismo mediante elcual se desencadenaba la devolución mencionada más arriba. En las sociedades no civilizadas era posible escaparse dela jaula social. La autoridad se confería libremente, pero era recuperable; el poder, permanente y coercitivo, erainalcanzable.

Ello tuvo una consecuencia especial cuando aparecieron las jaulas civilizadas. Estas eran pequeñas -lo típico era laciudad -Estado—, pero existían en medio de las redes más imprecisas, más amplias, pero sin embargo identificables, alas que se suele calificar de «culturas». No comprenderemos esas culturas: «Sumeria»; «Egipto», «China», etc., másque si recordamos que combinaban unas relaciones anteriores y más flexibles con la nuevas sociedades enjauladas.También esa tarea corresponde a capítulos ulteriores.

Por eso, en el presente capítulo establezco el escenario para una ulterior historia del poder. Siempre será una historia

de lugares concretos, pues ése ha sido el carácter de la evolución del poder. Las capacidades generales de los sereshumanos enfrentados con su medio terrenal dieron origen a las primeras sociedades -a la agricultura, la aldea, el clan, ellinaje y la jefatura-, pero no a la civilización, la estratificación ni el Estado. Ello, para bien o para mal, se debe acircunstancias históricas más concretas. Como esas circunstancias constituyen el tema principal de este volumen, tratarésuperficialmente de los procesos de evolución social general que precedieron a la historia. De hecho, se trata de unanarración diferente.

Yo me limito a relatar el esquema general de las últimas fases de la evolución y después a demostrar con más detalleque efectivamente ese esquema tuvo un final. Adopto una metodología distintiva. Por ánimo de generosidad hacia elevolucionismo, asumo en primer lugar que es correcto, que la narración evolucionista puede continuarse. Despuésveremos con total claridad el punto exacto de la narración en el que empieza a tambalearse.

La evolución de las primeras sociedades sedentarias

Durante el Neolítico y a principios de la Edad del Bronce, fueron surgiendo gradualmente, a partir de la base inicial derecolectores-cazadores, formas más extensivas, sedentarias y complejas de la sociedad. Se trató de un procesolargísimo que duró en términos de la historia universal desde aproximadamente el 10000 a.C., o antes, hasta justo antesdel 3000 a.C., cuando podemos discernir sociedades civilizadas. Nuestros conocimientos están sometidos a los tanteosaleatorios de la pala del arqueólogo y a los márgenes variables de error de la datación por carbono y otras técnicascientíficas modernas. Los acontecimientos abarcan como mínimo siete mil años, más tiempo que la historia registrada.Por eso, la narración que se hace en los tres párrafos siguientes es, por fuerza, apresurada.

En fechas totalmente desconocidas, surgieron por todo el mundo unos cuantos asentamientos limitados ysemipermanentes. Existen suficientes casos independientes probables para que podamos interpretarlos como unatendencia general de la evolución. Es posible que muchos de los primeros asentamientos fueran de comunidades depescadores y de mineros de sílex, para los cuales el sedentarismo no fuera, después de todo, una investigaciónextraordinaria. Después, podrían haberlos copiado otros que lo consideraran ventajoso.

La fase siguiente ocurrió en torno al 10000 a.C., quizá en primer lugar en el Turkestán o en Asia sudoriental,

probablemente de forma independiente. Se invirtió fuerza de trabajo en el cultivo y la cosecha de plantas a partir desemillas y esquejes plantados. En el Oriente Medio, la agricultura se desarrolló a partir de la recolección de cebada ytrigo silvestres. Los autores modernos han reconstruido las fases de este «descubrimiento» de la agricultura (Farb, 1978:108 a 122; Moore, 1982). Que efectivamente ocurriera así es otra cosa. Pero esta etapa parece ser el producto de unalenta suma de inteligencia, mayores compensaciones, oportunidades y el impulso de lograr tanteos y retrocesos: loscomponentes normales de la evolución. En casi todos los sitios en donde surgió la agricultura, se utilizaban azadas demano hechas de madera para trabajar huertos pequeños de cultivo intensivo, agrupados en aldeas. En su mayor parteno eran permanentes. Cuando la tierra se agotaba, la aldea se desplazaba a otra parte. Quizá al mismo tiempo fueapareciendo la ganadería. En Irak y en Jordania se domesticó a las ovejas y las cabras en torno al 9000 a.C., y despuésa otros animales. Por toda Eurasia se desarrollaron grupos especializados y mixtos de agricultores y ganaderos, queintercambiaban sus productos en rutas comerciales de gran extensión. Cuando coincidían varias rutas comerciales, laproximidad a fuentes de sílex y de obsidiana y tierras fértiles, podía producirse un asentamiento sedentario. Antes del8000 a.C., en Jericó, una aldea agrícola anterior se había convertido en un asentamiento de 2,5 hectáreas de casas deadobe rodeadas de fortificaciones. Para el 6000 a.C., esas fortificaciones eran de piedra. También existían grandesdepósitos de agua, que sugieren el riego artificial, otro paso en la vía de la evolución. El riego pudo originarse a partir dela observación y del mejoramiento gradual de los ejemplos de la naturaleza: se puede mejorar artificialmente losdepósitos naturales después de las lluvias y las inundaciones antes de que se desarrollen los depósitos de agua y laspresas y las ventajas del Iodo (como suelo fertilizado) producido por las inundaciones pueden apartarse mucho antes dellegar a los grandes logros realizados en ese material por las civilizaciones de los valles fluviales. Las ruinas de Jericó yde Catal Hayuk, en Anatolia, sugieren una organización social bastante extensiva y permanente, con indicios de centrosceremoniales y de grandes redes comerciales. Pero todavía no había escritura y la densidad demográfica (que podríaindicar si eran lo que los arqueólogos califican de ciudad») sigue siendo insegura. No tenemos noticia alguna de ningún«Estado», pero los restos de enterramientos sugieren pocas desigualdades entre los habitantes.

Apareció el arado de madera, quizá poco después del 5000 a.C., seguido de la carretilla y de la rueda de alfarero.Con el arado de tracción animal aumentaron la extensión y la permanencia de los campos cultivados. Podían removersenutrientes de la tierra a mayor profundidad. Podían dejarse en barbecho campos para removerlos quizá dos veces alaño. Ya en el quinto milenio se explotaban como artículos suntuarios el cobre, el oro y la plata. Los hallamos en cámarasmortuorias muy complicadas y de ahí deducimos que existía la diferenciación social y el comercio a gran distancia. Los

23

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 24/42

asombrosos restos «megalíticos» de Gran Bretaña, Bretaña, España y Malta indican una organización social compleja,una administración a gran escala de la mano de obra, el conocimiento de la astronomía y probablemente la existencia derituales religiosos durante el período del 3000 al 2000 a.C., que probablemente se desarrollaron con independencia delas tendencias del Cercano Oriente. Pero durante ese período se produjeron adelantos cruciales en el Cercano Oriente.Probablemente como resultado de las técnicas de regadío, aparecieron en Mesopotamia asentamientos permanentesmás densos, que surgieron en la historia en torno al 3000 a.C. junto con la escritura, las ciudades-Estado, los templos ylos sistemas de estratificación, o sea la civilización.

Ese es el terreno general que paso a examinar ahora con más detalle. La teoría evolucionista es plausible acomienzos de la historia porque los adelantos eran diseminados, en apariencia independientes y en suficientes casos,acumulativos. Cuando apareció la agricultura, siguió siendo la pionera de nuevas técnicas y formas de organización. Es

posible que algunas zonas regresaran a la recolección-caza, pero fueron suficientes las que no lo hicieron como para dar la impresión de un desarrollo irreversible. A lo largo de toda esa época existió una tendencia hacia una mayor estabilidaddel sedentarismo y la organización, que es el meollo de la hitoria evolucionista. El asentamiento fijo atrapa a las gentespara que vivan las unas con las otras, cooperen e ideen formas más complejas de organización social. La metáfora de la jaula resulta idónea.

Pasemos, pues, a estudiar el menos enjaulado de los animales humanos, el recolector-cazador. Su libertad tenía dosaspectos principales. En primer lugar, por extraño que parezca a las mentes modernas, los antropólogos han aducidoque los cazadores-recolectores contemporáneos llevan una vida muy cómoda. Sahlins (1974) ha definido a la fase decazadores-recolectores como -la primera sociedad de la abundancia». Los cazadores-recolectores satisfacen susnecesidades económicas y caloríficas mediante el trabajo intermitente, por término medio de tres a cinco horas al día.Frente a nuestra imagen del hombre como cazador», su dieta puede derivarse en sólo un 35 por 100 de la caza,mientras que el 65 por 100'procede de la recolección, si bien es probable que el primer porcentaje fuera más alto en losclimas más fríos. Sigue tratándose de un tema polémico, especialmente desde que en el decenio de 1970 las feministas

se lanzaron encantadas sobre esas conclusiones para formular una etiqueta   prehistórica alternativa, la de la mujer recolectora. Yo me satisfago con el término de «cazador-recolector ». Pero es posible que la combinación de caza yrecolección produzca una dieta más equilibrada y nutritiva que la de los agricultores o los pastores especializados. Así,es posible que la transición a la agricultura y al pastoreo no haya producido una mayor prosperidad. Y algunosarqueólogos (por ejemplo, Flannery, 1974; Clarke, 1979) apoyan en general la visión de la abundancia que sugieren losantropólogos.

En segundo lugar, su estructura social era y sigue siendo flexible, de forma que permite una mayor libertad deelección en los vínculos sociales. No dependen de otras gentes concretas para su subsistencia. Cooperan en pequeñasbandas y en unidades mayores, pero, en general, pueden elegir en cuáles. Y pueden separarse cuando lo deseen. Esposible que los linajes, los clanes y otros grupos de parentesco den una sensación de identidad, pero no confierengrandes deberes ni derechos. Tampoco existen fuertes precisiones territoriales. Pese a ciertos relatos antropológicosanteriores basados en algunos aborígenes australianos, la mayor parte de los cazadores-recolectores no poseenterritorios fijos. Dada su flexibilidad social, resultaría difícil en todo caso que se desarrollaran derechos colectivos de

propiedad de ese tipo (Woodburn, 1980).

Dentro de esa flexibilidad general, podemos distinguir tres o quizá cuatro unidades sociales. La primera es la familianuclear de los padres con los hijos a su cargo. A lo largo de una vida de duración normal, las personas son miembros dedos familias, una vez como y otra vez como padres. Se trata de un vínculo estrecho, pero transitorio. La segunda unidades la banda, a veces calificada de «banda mínima», un grupo que se desplaza en estrecha unión y satisface susnecesidades de subsistencia mediante la recolección y la caza cooperativas. Se trata de una unidad más o menospermanente en la que intervienen personas de todas las edades, aunque su cohesión varía según las estaciones. Sudimensión normal oscila entre las 20 y las 70 personas 3. Pero la banda no es autónoma. Sobre todo, sus necesidades dereproducción no se ven satisfechas por un fondo común potencial demasiado pequeño como para encontrar jóvenesadultos fértiles como parejas. Necesita formas reguladas de matrimonio con otros grupos adyacentes. La banda noconstituye un grupo cerrado, sino una agrupación flexible de familias nucleares, que a veces logran una vida colectivageneral. Sus dimensiones fluctúan. A menudo llegan forasteros que ingresan en un grupo con capacidad excedente.También se puede producir un intercambio de productos como regalos (o como mera forma de regulación social), si enuna zona determinada existe diversidad ecológica.

La población dentro de la cual se producen esos contactos es la tercera unidad, diversamente denominada «tribu»,«tribu dialéctica» (¡en el sentido lingüístico, no hegeliano!), o «banda máxima». Se trata de una confederación flexible, de175 a 475 personas, que comprende varias bandas. Según Wobst (1974), esa confederación fluctúa básicamente entrelas 7 y las 19 bandas. Un medio favorable puede impulsar a .a población por encima de esos niveles, pero entonces la«tribu» se divide en dos unidades, cada una de las cuales sigue su propio camino. La comunicación directa, cara a cara,entre seres humanos puede tener unos límites máximos prácticos. ¡Cuando se pasa de unas 500 personas, perdemosnuestra capacidad para comunicarnos! Los cazadores-recolectores no tienen escritura y dependen de la comunicacióncara a cara. No pueden utilizar las funciones que desempeñan como comunicación abreviada, pues no tienen

3Véanse comentarios sobre esas cifras en Steward, 1963: 122 a 150; Fried, 1967: 154a 174; Lee y De Vore, 1968, y Wobst,1874.

24

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 25/42

prácticamente medios de especialización aparte del sexo y la edad. Se relacionan como seres humanos completosdiferenciados únicamente por la edad, el sexo, sus rasgos físicos y su pertenencia a una banda. Sus poderes extensivosseguirían siendo inapreciables hasta que se abandonara esa situación.

¿Existió una cuarta unidad «cultural» más amplia y por encima de ésa, tal como existió después, tras lasedentarización agrícola? Lo sospechamos porque estamos hablando de un proceso humano. El intercambio demercancías, personas e ideas no ocurrió intensiva, sino extensivamente, y vinculó de forma tenue a los cazadores-recolectores en grandes superficies terrestres. La estructura social inicial es abierta y flexible. Wobst (1978) afirma quelos moderados de cazadores-recolectores siguen siendo territorialmente reducidos. Pese a las pruebas de que loscazadores-recolectores estaban vinculados en matrices culturales a nivel continental, se han estudiado muy poco losprocesos regionales e interregionales. El «territorio» del etnógrafo es un artefacto de la especialización académica y de

la influencia antropológica, dice Wobst, pero en los informes sobre investigaciones realizadas se convierte en una«sociedad» efectiva, en una unidad social delimitada con su propia «cultura». Los tipos de «sociedades» que existían enla prehistoria no se parecían en nada a lo que pueda haber visto cualquier antropólogo actual. Todavía no habían llenadocontinentes; no se veían presionadas por sociedades más avanzadas. Esas peculiaridades aseguraban que los gruposprehistóricos en gran medida no estuvieran enjaulados. La "humanidad» no ha vagabundeado en grupos por todaspartes», pese a la famosa afirmación de Ferguson. La etimología de la palabra «etnografía» revela la trampa. Se tratadel estudio de ethne, de pueblos. Sin embargo, inicialmente no existían pueblos, grupos relacionados y delimitados deparentesco, sino que los creó la historia.

La cuestión de cómo se produjeron las transiciones a la agricultura y a la ganadería es demasiado polémica paradebatirla aquí. Ningunos autores destacan los factores de atracción del aumento de los rendimientos agrícolas; otros, losfactores de impulsión de la presión demográfica (por ejemplo, Boserup, 1965; Binford, 1968). No trataré de juzgar. Melimito a señalar que los argumentos opuestos no son sino variantes de un solo relato evolucionista. Las capacidadesgenerales de los seres humanos, ocupados en formas mínimas de cooperación social y enfrentados con entornos

generalmente parecidos, llevaron en todo el mundo a las transformaciones agrícola y pastoral que denominamosRevolución Neolítica. Se inició un aumento del sedentarismo de poblaciones mayores, social y territorialmente atrapadas.Creció el tamaño y la densidad de las agrupaciones. Desapareció la pequeña banda. La «tribu», mayor y más flexible, sevio afectada de dos formas. O bien la unidad más bien débil, con un máximo de 500 miembros, se condenaba ahora enuna aldea de asentamiento permanente y absorbía a la unidad más pequeña de 20 a 70 miembros, o el proceso deintercambio establecía una especialización de papeles extensiva pero más flexible, basada en la red del parentescoampliado: clanes, grupos de linaje y tribus. La localidad o el parentesco -o una combinación de ambas cosas- podíaofrecer marcos de organización para redes sociales más densas y especializadas por funciones.

En la Europa prehistórica, los asentamientos de aldeas igualitarias y en gran parte no especializadas comprendían de50 a 500 personas, que por lo general vivían en chozas de familias nucleares que labraban como máximo unas 200hectáreas (Piggott, 1965: 41 a 47). En el Cercano Oriente es posible que los límites máximos fueran los más frecuentes.También existen abundantes datos acerca de unidades tribales grandes y más flexibles en la prehistoria. Entre lospueblos neolíticos de la Nueva Guinea actual, según Forge (1972), una vez que se alcanza el límite de 400 a 500

personas o se dividen los asentamientos o se produce una especialización de funciones y (le condición social. Ellocoincide con la teoría evolucionista de Steward acerca de cómo unos grupos en crecimiento hallaron la «integraciónsociocultural» a un nivel más alto y más mezclado mediante el desarrollo de las aldeas de múltiples linajes y de clanesflexibles (1963: 151 a 172). Las divisiones horizontales y verticales permitieron que los grupos sociales ampliaran susefectivos.

La explotación intensiva de la naturaleza permitió la sedentarización permanente y la interacción primaria densa de500 personas, en lugar de 50; la especialización de funciones y la aparición de la autoridad permitió una interacciónsecundaria entre números de personas que en principio eran ilimitados. Entonces iniciaron su prehistoria humana lassociedades extensivas, la división del trabajo y la autoridad social.

La aparición de relaciones estabilizadas de poder económico colectivo

¿Hasta qué punto se destacaban esas primeras sociedades en el panorama general? Eso depende de lo fijas quefueran, de lo atrapadas que estuvieran las personas que contenían. Woodburn (1980-1981) ha aducido que lapermanencia en las sociedades primitivas está garantizada si se trata de «sistemas de inversión de fuerza de trabajo» de«rendimiento aplazado», y no de «rendimiento inmediato». Cuando un grupo invierte fuerza de trabajo en la creación deherramientas, almacenes, campos cultivables, presas, etc., cuyos rendimientos económicos son aplazados, es necesariauna organización a largo plazo y, en algunos aspectos, centralizada para administrar la fuerza de trabajo, proteger lainversión y distribuir sus rendimientos. Veamos las consecuencias de tres tipos diferentes de inversión de fuerza detrabajo con rendimiento aplazado.

El primer tipo es en la naturaleza, es decir, en tierras y ganado: cultivos, acequias, animales domesticados, etc.; todoeso implica una fijación territorial. Los terrenos donde pastan los animales pueden variar y los cultivos, mientras seantodavía semillas, son móviles, pero con esas excepciones, cuanto más se alargue el plazo del rendimiento de lanaturaleza, mayor será la fijación territorial de la producción. La horticultura de plantas fijas estabiliza a un grupo o por lomenos a sus miembros nucleares. El sistema de «roza» estabiliza a un grupo a lo largo de varios años sí se dedica afertilizar el suelo mediante la quema periódica de tochos de árboles y se alimenta al ganado con rastrojos. Despuésdisminuye la fecundidad del suelo. Algunos se desplazan a otra parte, sea para repetir el proceso mediante ladeforestación o para encontrar tierras con suelos más livianos. Es raro que todo un grupo se desplace como unidad,

25

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 26/42

pues su organización está en sintonía con la ecología antigua, no con el desplazamiento ni con la nueva ecología. Losgrupos más pequeños de familias o de vecinos, en los cuales es probable que estén sobre representados los jóvenes,tienden a separarse. Ello no produce una organización social permanente, como veremos en este mismo capítulo, másadelante.

Los ganaderos trashumantes, especialmente en terrenos esteparios, son más móviles. Sin embargo, los pastoresadquieren mercaderías, equipo y diversos animales que no son fácilmente transportables y establecen relaciones con losagricultores para obtener piensos y derechos de pastos en las rastrojeras, intercambiar productos agropecuarios, etc.Como ya señaló Lattimore, el único nómada en estado puro es el nómada pobre. Sin embargo, la sujeción al territorio noes tan grande como en el caso de los agricultores.

Tanto los agricultores como los pastores pueden estar delimitados territorialmente por otros motivos. La proximidad a

materias primas como el agua, la madera o los animales de otros grupos, o la ubicación estratégica en redes deintercambio entre diferentes nichos ecológicos, también vinculan a la gente. Lo que más vincula es la tierra naturalmentefertilizada y que puede sustentar la agricultura o el pastoreo permanentes: en valles fluviales, costas de lagos y deltassometidos a inundaciones y entarquinamientos. Allí, las poblaciones están extraordinariamente sujetas al territorio. Enotras partes, las pautas varían más, pero con algunas tendencias hacia una mayor fijación que entre los cazadores-recolectores.

En el segundo tipo, la inversión puede hacerse en las relaciones sociales de producción y de intercambio, en formade cuadrillas de trabajo, división del trabajo, mercados, etc. Todos ellos tienden a tener una fijación más bien social queterritorial. Las relaciones laborales regulares (sin fuerza militar) exigen un impulso normativo, que se halla entre laspersonas que forman parte del mismo grupo: familia, vecindario, clan, linaje, aldea, clase, nación, Estado, o lo que sea.Ello es más aplicable a las relaciones de producción que a las de intercambio, porque su cooperación es más intensa. Lasolidaridad normativa es necesaria para la cooperación y tiende a fijar las redes de interacción y a fomentar unaidentidad ideológica común. La inversión durante un período prolongado significa una cultura compartida más

estrechamente entre las generaciones, incluso entre los vivos y los todavía no nacidos. Estrecha los vínculos de lasaldeas y de los grupos de parentesco, como los clanes, en sociedades con una continuidad temporal.

Pero, ¿hasta qué punto? En comparación con los cazadores-recolectores, los agricultores y los pastores son mássedentarios. Pero también en este caso existe una variabilidad entre ecologías y épocas.

Las variaciones según las estaciones, a lo largo del ciclo de la roza (más cooperación en la fase de tala que después)y de otros ciclos agrícolas, apoyan una cooperación bastante flexible. Una vez más, el extremo de enjaulamiento es lallanura aluvial de los valles fluviales, siempre que sea posible el regadío. Ello exige un esfuerzo laboral cooperativo muysuperior a la norma agrícola, aspecto del que volveré a ocuparme en el siguiente capítulo.

La tercera inversión es en los instrumentos de trabajo, herramientas o maquinaria que no forman parte de lanaturaleza y que en principio son transportables. A lo largo de varios milenios, las herramientas tendieron a ser pequeñasy portátiles. No fijaron a la gente social ni territorialmente en grandes sociedades, sino en el hogar o grupo de hogaresque rotaban las herramientas. En la Edad del Hierro, de la cual se trata en el capítulo 6, una revolución en la fabricaciónde herramientas tendió a reducir las dimensiones de las sociedades existentes.

Así, los efectos de la inversión social fueron variados, pero la tendencia general iba en el sentido de un mayor sedentarismo social y territorial, debido a la explotación cada vez mayor de la tierra. El éxito agrícola era inseparable dela delimitación.

Pero si añadimos otras dos tendencias importantes, la presión demográfica y una cierta especialización ecológica, laimagen resulta más compleja. Son pocos los agricultores o los pastores que han elaborado la panoplia completa demedidas drásticas de control permanente de la natalidad que se advierten entre los cazadores-recolectores. Sussuperávit de subsistencia se han visto periódicamente amenazados por los «ciclos malthusianos» de excedentedemográfico y erosión de los suelos/enfermedad. Las respuestas consistieron en fisiones dentro de los grupos,emigraciones de pueblos enteros y quizá en una violencia más organizada. Todo ello tiene efectos contradictorios para lacohesión social: lo primero la debilita, lo segundo y lo tercero pueden reforzarla.

Los efectos de la especialización ecológica en una agricultura en desarrollo son todavía más complejos. Algunoscreen que la especialización fomentó una mayor división del trabajo en el seno de una sociedad (ejemplificada por lateoría de la «jefatura redistributiva» que veremos más adelante). Si los productos se intercambian en una estructuraaldeana o de parentesco, aumenta la vinculación a una organización fija de mercados, almacenes, etc. Proliferan lasfunciones especializadas y las condiciones sociales jerárquicas y se intensifican la división del trabajo y la jerarquizaciónpor rangos. Pero a medida que iban aumentando el tamaño, la especialización, la difusión y el intercambio, el mundocontactable era siempre mayor de lo que se podía organizar factíblemente en un solo grupo. A medida que seestabilizaba el grupo, también se estabilizaban las relaciones intergrupales. La dificultad de integrar la tierra arada con lautilizada para el pastoreo fomentó la aparición de grupos relativamente especializados agrícolas y pastoriles. De ahí elcrecimiento de dos redes de interacción social, el «grupo» o la «sociedad» y la red más amplia de intercambio y dedifusión.

La aparición del poder colectivo ideológico, militar y político

La misma dualidad surge en la aparición del poder ideológico: de religiones más estabilizadas y extensivas y de loque los arqueólogos y algunos antropólogos denominan cultura. La arqueología nos enseña muy poco acerca de lareligión y la antropología algo más, aunque de una pertinencia histórica incierta.

26

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 27/42

Bellah (1970: 2 a 52) ejemplifica el enfoque del enjaulamiento evolucionista. Este esboza las principales fases de laevolución religiosa. Las dos primeras tienen pertinencia para nuestro caso. En controlar la vida y el medio ambiente, parahacer algo más que sufrir pasivamente, depende del desarrollo del pensamiento simbólico. Este separa sujeto y objeto ylleva a la capacidad para manipular en entorno. La religión primitiva lo hacía de forma rudimentaria. El mundo simbólicomítico no estaba separado claramente del mundo natural ni de los seres humanos. Algunas religiones fusionaban un clanhumano, fenómenos naturales como las piedras y los pájaros y personas míticas ancestrales en una clasificacióntotémica, distinguiéndola de configuraciones parecidas. De ahí que la acción religiosa fuera la participación en estemundo, no la intervención sobre él. Sin embargo, a medida que iba surgiendo el grupo social delimitado, apareció unasegunda fase. Se concibieron las regularidades emergentes de cooperación económica, militar y política como nomoscomo sentimiento del orden y el significado ultimo del cosmos. Ahora los dioses estaban ubicados el dentro, en una

relación privilegiada con el clan, el linaje, la aldea o la tribu. La sociedad domesticó a la divinidad. Ahora podría aplicarsela teoría de la religión de Durkheim, que se examinará en capítulos ulteriores: la religión era meramente la sociedadalargada idealmente hasta las estrellas». A medida que la sociedad se iba enjaulando, lo mismo hacía la religión.

Pero este argumento adolece de dos defectos. En primer lugar, el registro antropológico indica que efectivamente lodivino se puede hacer más social. Pero no más unitario. Los dioses del grupo A no están claramente separados de losdel grupo B vecino. Existe una superposición y muchas veces un panteón flexible y cambiante en el cual los espíritus, losdioses y los antepasados de aldeas y grupos de parentesco adyacentes coexisten en una jerarquía competitiva decategorías. Por ejemplo, en África occidental, si un grupo determinado de aldeas o de parentesco incrementa suautoridad sobre sus vecinos sus antepasados pueden ser adoptados rápidamente como personajes importantes en elpanteón de esos vecinos. Esto sugiere una mayor flexibilidad ideológica y una dialéctica entre el grupo pequeño y la«cultura» mayor. En segundo lugar, el registro arqueológico revela que, por lo general, los estilos artísticos comunes eranmucho más extensos que cualquier grupo de aldeas o de parentesco. El que las decoraciones conservadas de cerámicapiedras o metal se pareciesen en grandes regiones no significa gran cosa. Pero el mismo estilo de representar figuras

divinas o figuras que simbolizan a la humanidad, la vida o la muerte, indica una cultura común en una superficie muysuperior a las de las organizaciones sociales autoritarias. La difusión del estilo del «vaso campaniforme por casi todaEuropa o del estilo Dongson» en el Asía sudoriental o del Hopewell» en Norteamérica indican extensos vínculos de.,¿qué? Probablemente comerciales; quizá de intercambio de población en migraciones cruzadas y la existencia deartesanos especializados nómadas; quizá de analogías religiosas e ideológicas; pero no puede haber entrañado ningunaorganización autoritaria considerable, formal, limitadora. Fue una de las primeras expresiones del poder difuso. En elpróximo capítulo veremos que las primeras civilizaciones comprendían dos niveles: una pequeña autoridad política,normalmente una ciudad-Estado y la unidad «cultural» mayor, por ejemplo, de Sumerja o de Egipto.

La misma dialéctica aparece entre dos redes de interacción social, una pequeña y autoritaria y la otra grande y difusa.Ambas eran partes importantes de lo que desearíamos denominar «la sociedad» de la época.

Así, las pautas de poder ideológico eran menos unitarias, estaban menos enjauladas, de lo que implica la teoríaevolucionista. Sin embargo, el enjaulamiento se vio incrementado por nuestra tercera fuente de poder, el poder militar,que también fue apareciendo en este período. Cuanto mayor era el excedente generado, más deseable aparecía a los

forasteros rapaces. Y cuanto más fijas eran las inversiones, mayor era la tendencia a defenderlas, en lugar de huir de losataques. Gilman (1981) aduce que en la Europa de la Edad del Bronce, las técnicas de subsistencia con densidad decapital (el arado, el policultivo mediterráneo de olivos y cereales, los regadíos y la pesca de bajura) precedieron ycausaron la aparición de una «clase de élite hereditaria». Sus activos necesitaban una defensa y un liderazgopermanentes.

No es éste el momento para tratar de explicar la guerra. Me limito a señalar dos aspectos. En primer lugar, la guerraes omnipresente en la vida social organizada, aunque no sea universal. Podemos hallar grupos sociales aparentementepacíficos -y en consecuencia no puede apoyar una teoría que considere la guerra como parte de la naturaleza humanainvariable-, pero, por lo general, están aislados y obsesionados con una batalla contra la naturaleza en sus aspectos másduros (como los esquimales), o son refugiados de la guerra en otras partes. En un estudio cuantitativo, sólo cuatro decincuenta pueblos primitivos no hacían habitualmente la guerra. En segundo lugar, la antropología comparada demuestraque la frecuencia de las guerras, su organización y la intensidad de la mortandad aumenten considerablemente con lasedentarización y vuelven a aumentar con la civilización. Los estudios cuantitativos revelan que la mitad de las guerrasde los pueblos primitivos son relativamente esporádicas, desorganizadas, rituales e incruentas (Brock y Galtung, 1966;Otterbein, 1970: 20 y 21; Divale y Harris, 1976: 532; Moore, 1972: 14 a 19; Harris, 1978: 33). Pero todas lascivilizaciones de la historia registrada han hecho constantemente guerras muy organizadas y cruentas.

La hostilidad armada entre grupos refuerza su sensación de «grupo del interior» y de «grupo del exterior». Tambiénintensifica las distinciones objetivas: los grupos especializados económicamente elaboran formas especializadas deguerra. El armamento y la organización de los primeros combatientes se derivaron de sus técnicas económicas: loscazadores lanzaban proyectiles y disparaban flechas; los agricultores blandían azadas aguzadas y modificadas; lospastores pasaron a cabalgar en caballos y camellos. Todos ellos utilizaron técnicas adecuadas a sus formas deorganización económica. A su vez, estas diferencias militares intensificaron su sensación de distintividad cultural general.

Las diferentes formas de inversión en actividades militares tuvieron consecuencias en general parecidas para laeconomía. La inversión militar en la naturaleza, por ejemplo en fortificaciones, aumentó la territorialidad. Una diferenciafue que la inversión militar en ganado (caballería) aumentó en general la movilidad en lugar de la fijación. La inversiónmilitar en relaciones sociales, es decir, en la organización de los suministros y la coordinación de los desplazamientos yde la táctica, aumentó mucho la solidaridad social. También exigió una moral normativa. La inversión militar en losinstrumentos de la guerra, las armas, tendió al principio a fomentar el combate individual y a descentralizar la autoridad

27

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 28/42

militar.En general, el aumento del poder militar reforzó el enjaulamiento de la vida social. Así, la historia evolucionista tiende

a centrarse en determinadas relaciones de poder económico y en el poder militar en general. Esas relaciones culminancon la aparición del Estado, la cuarta parte del poder social. Tal como lo he definido yo -centralizado, territorializado,permanente y coercitivo- el Estado no existía en los orígenes. No se halla entre los cazadores-recolectores. Loselementos componentes del Estado se ven favorecidos por la inversión fija social y territorial, económica y militar. Ellocompletaría la historia evolucionista, al vincular la prehistoria y la historia en una sola secuencia de evolución. A partir dela caza-recolección hasta llegar al Estado permanente, civilizado, una serie continua de fases incorpora unasedentarización social y territorial mayor como «precio» de un aumento del poder humano sobre la naturaleza.Examinemos las teorías evolucionistas enfrentadas en los orígenes de la estratificación y del Estado.

Teorías evolucionistas de los orígenes de la estratificación y del Estado

La estratificación no fue una forma social original, ni tampoco lo fue el Estado. Los cazadores-recolectores eranigualitarios y no tenían Estado. Los evolucionistas aducen que la transición a la agricultura y la ganadería sedentariasanunció el crecimiento lento, prolongado y vinculado de la estratificación y del Estado. Aquí se estudian cuatro tipos deteoría evolucionista: la liberal, la funcionalista, la marxista y la militarista. Consideran, con razón, que las dos cuestionesmás importantes y enigmáticas están relacionadas: 1) ¿Cómo fue que algunos adquirieron algún tipo de poder permanente sobre las oportunidades materiales de vida de otros, lo cual les dio la capacidad para adquirir propiedadesque potencialmente negaban la subsistencia a otros? 2) ¿Cómo fue la que la autoridad social pasó a residir permanentemente en unos poderes centralizados, monopolíticos, coercitivos, en Estados definidos territorialmente?

La clave de estas cuestiones es la distinción entre autoridad y poder. Las teorías evolucionistas brindan teoríasplausibles del crecimiento de la autoridad. Pero no pueden explicar satisfactoriamente cómo se convirtió la autoridad en

un poder que se podía utilizar tanto coercitivamente contra el pueblo que concedió la autoridad en primer lugar comopara privar al pueblo de los derechos de subsistencia material. De hecho, veremos que esas conversiones no sucedieronen la prehistoria. No existe ningún origen general del Estado y de la estratificación. Se trata de una cuestión falsa.

Las teorías liberales y las funcionales aducen que la estratificación y los Estados incorporan una cooperación socialracional y que, en consecuencia, se instituyeron inicialmente en una especie de «contrato social». La teoría liberalinterpreta que esos grupos de intereses eran individuos con medios de vida y derechos de propiedad privada. Así, lapropiedad privada precedió a la formación del Estado y la determinó. Las teorías funcionales son más variadas. Yoexamino sólo el funcionalismo de los antropólogos económicos, que hacen hincapié en la «jefatura redistributiva. Losmarxistas aducen que los Estados refuerzan la explotación de clases y, en consecuencia, fueron las primeras clasespropietarias quienes los instituyeron. Al igual que la teoría liberal, la marxista aduce que el poder de la propiedad privadaprecedió a la formación del Estado y la determinó, pero el marxismo ortodoxo retrocede más todavía y afirma que, a suvez, la propiedad privada surgió a partir de una propiedad inicialmente comunista, Por último, la teoría militarista aduceque los Estados y la estratificación social pronunciada se originaron en la conquista y en las necesidades del ataque y de

la defensa militares. Las cuatro escuelas exponen sus argumentos con vigor, por no decir dogmáticamente.La confianza de esas escuelas contiene tres aspectos que nos confunden. En primer lugar, ¿por qué los teóricos que

desean afirmar algo acerca del Estado actual deben apoyarlo con una incursión relámpago en los accidentados terrenosde la prehistoria? ¿Por qué han de importarle al marxismo los orígenes de los Estados para justificar una actituddeterminada respecto del capitalismo y del socialismo? Para una teoría de los Estados ulteriores no es necesariodemostrar que los primeros Estados se originaron de tal o cual forma. En segundo lugar, las teorías son reduccionistas,pues limitan en el Estado a aspectos preexistentes de la sociedad civil. Al mantener una continuidad entre los orígenes yel desarrollo, niegan que el Estado posea propiedades emergentes peculiares a él. Y sin embargo, los grupos de interésde la -sociedad civil», como las clases sociales y los ejércitos, figuran en las páginas de la historia junto con los Estados: jefes, monarcas, oligarcas, demagogos y sus empleados y burocracia. ¿Podemos negarles a éstos su autonomía? Entercer lugar, cualquiera que examine los datos empíricos relativos a los primeros Estados advierte que las explicacionesbasadas en un solo factor pertenecen a la (ase de jardín de infancia de la teoría del Estado, porque los orígenes sonsumamente diversos.

Claro que las teorías se expusieron inicialmente cuando los autores tenían muy pocos datos empíricos. Actualmentedisponemos de gran abundancia de estudios arqueológicos y antropológicos sobre los Estados iniciales y primitivos,antiguos y modernos, de todo el mundo. Esos datos nos obligan a ocuparnos de forma muy crítica de las confiadasafirmaciones de las teorías, especialmente de las del liberalismo y el marxismo. Así ocurre, en especial, por lo querespecta a su confianza en la supuesta importancia de la propiedad individual de las primeras sociedades.

Yo comienzo por la parte más débil de la teoría liberal: su tendencia a situar la desigualdad social en las diferenciasentre individuos. Cualesquiera sean los orígenes exactos de la estratificación, se trata de procesos sociales. Laestratificación inicial tenía poco que ver con la dotación genética de los individuos. Y lo mismo ocurrió con todas lasestratificaciones sociales siguientes. La gama de diferencias en los atributos genéricos de los individuos no es muygrande y no se hereda acumulativamente. Si las sociedades estuvieran regidas por las facultades humanas derazonamiento, tendrían una estructura cuasi igualitaria.

Desigualdades mucho mayores se encuentran en la naturaleza, por ejemplo, entre tierras fértiles y estériles. Laposesión de esos recursos diferenciales llevará a mayores diferencias de poder. Si combinamos la ocupación aleatoriade tierras de diversas calidades con diferentes capacidades para el trabajo duro y especializado, llegamos a la teoría

28

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 29/42

liberal tradicional de los orígenes de la estratificación, que se halla especialmente en la obra de Locke. En el próximocapítulo vemos que en Mesopotamia es posible que la ocupación fortuita de tierras relativamente fértiles tuviera muchaimportancia. Además, también es posible que a partir de los datos sobre cazadores-recolectores pudiera inferirse algo deapoyo para la importancia que atribuye Locke a la diferencias de diligencia, industriosidad y capacidad de ahorro.Después de todo, si algunos de ellos trabajasen ocho horas en lugar de cuatro, habrían sido ricos en excedentes (¡ohabrían duplicado su población!). Pero las cosas no son tan sencillas. Como demuestran los estudios sobre loscazadores-recolectores, todos los miembros del grupo tienen derecho a participar en los excedentes imprevistos,independientemente de cómo se hayan producido. ¡El ahorro no tiene su recompensa burguesa! Es uno de los motivospor los que suelen fracasar generalmente los proyectos empresariales de desarrollo entre los cazadores-recolectoresactuales: no existen incentivos al esfuerzo individual.

Para mantener un excedente, aunque sea producido de forma individual, hace falta una organización social. Hacenfalta normas sobre la posesión. Como éstas se cumplen de forma imperfecta, también hace falta una defensa armada.Además, normalmente la producción no es individual, sino social. Así, la posesión, el uso y la defensa de los recursosnaturales se ven muy afectados incluso por las prácticas más sencillas de organización social. Tres hombres (o tresmujeres) que combaten o trabajen en equipo pueden normal mente matar o producir mucho más que tres hombres queactúen individualmente, por muy fuerte que sea cada uno de ellos. Cualquiera que sea el poder de que se trate-económico, militar, político o ideológico-, lo confiere abrumadoramente la organización social. Lo que importa es ladesigualdad social, no la natural, como ya observó Rousseau.

Pero Rousseau seguía concluyendo que la estratificación era resultado de la propiedad privada. Eso es lo que dice sufamosa frase: "El primer hombre que cercó una tierra y dijo "esto es mío" y encontró a gente lo bastante simple comopara creerlo, fue el auténtico fundador de la sociedad civil.» Ello no elimina las objeciones que acabo de presentar. Peropor raro que parezca, es algo aceptado por la presunta oposición principal al liberalismo, que es el socialismo. Marx yEngels consagraron una antítesis entre la propiedad privada y la comunitaria. La estratificación apareció a medida que

fueron surgiendo relaciones de propiedad privada a partir de un comunismo primitivo inicial. Hoy día, casi todos losantropólogos los niegan (por ejemplo, Malinowski, 1926: 18 a 21, 28 a 32; Herskovits, 1960). Los estudios sobre lapropiedad, como los de Firth sobre los tikopia (1965), revelan una miríada de diferentes derechos de propiedad:individual, familiar, de grupos de edad, aldeas y clanes. ¿En qué circunstancias se desarrolla más la propiedad privada?

Los grupos varían en cuanto a sus derechos de propiedad según sus formas de inversión de trabajo con rendimientoaplazado. La aparición de la propiedad privada desigual se acelera si la inversión es portátil. El individuo puede poseerlafísicamente sin tener que excluir a otros por la fuerza. Si la inversión con rendimiento aplazado se hace en aperosportátiles (quizá utilizados para cultivar intensivamente pequeñas parcelas), pueden surgir formas de pequeña propiedadbasadas en la propiedad individual, o quizá de los hogares. Al otro extremo se halla la cooperación laboral extensiva. Eneste caso, a los individuos o los hogares del grupo cooperante les resulta inherentemente difícil lograr derechosexclusivos contra otros miembros del grupo. La tierra tiene consecuencias variables. Si se trabaja en pequeñas parcelas,quizá con una gran inversión en aperos, puede llevar a la propiedad individual o de los hogares, aunque no resulta fácilver como van surgiendo desigualdades enormes, en lugar de un grupo de pequeños propietarios aproximadamente

iguales. Si se trabaja extensivamente mediante la cooperación social, no es probable que aparezca la propiedadexcluyente.

Pero la especialización ecológica puede acercar a los pastores a la propiedad privada. Su inversión en la naturalezase hace fundamentalmente en animales transportables, cercados en un terreno determinado, rodeados por límites,normalmente no fijados de forma territorial, pero sí protegidos. Los derechos excluyentes son la norma entre los pastoresnómadas. Esos derechos se ven reforzados por las pautas de la presión demográfica. Si los agricultores se venamenazados por la presión, entonces basta con controles malthusianos sencillos. Algunos se mueren de hambre y latasa de mortalidad aumenta hasta que se establece un nuevo equilibrio entre los recursos y la población. Ello no causaun daño permanente a las formas principales de inversión en tierras, edificios, herramientas y cooperación social. Perocomo ha demostrado Barth, los pastores deben ser sensibles a los desequilibrios ecológicos entre ganado y pastos. Suinversión productiva se realiza en animales que no deben destinarse totalmente a la alimentación en tiempos difíciles. Sise comen todos los animales, más adelante perecerá prácticamente todo el grupo. Hay que aplicar controlesdemográficos efectivos antes de que pueda ocurrir el ciclo malthusiano. Barth aduce que la propiedad privada delganado es el mejor mecanismo de supervivencia: las presiones ecológicas se aplican de forma diferencial y eliminan aalgunas familias, sin afectar a las otras. Eso sería imposible si imperase la igualdad colectiva y si la autoridad estuvieracentralizada (1961: 124).

Así, entre los pastores, al contrario que lo que ocurre en otros grupos, existe una antítesis entre la propiedad privaday el control comunitario. Las presiones demográficas diferenciales pueden fomentar las desigualdades y la expropiaciónde fuerza de trabajo. Una familia que sobreviva con prosperidad en medio de las dificultades de otras puede absorber trabajadores libres o siervos de las familias más afectadas. Incluso esta propiedad no suele ser individual, sino familiar yorganizada en una estructura de varios niveles, «el clan genealógico». El clan y la familia poseen propiedad: los poderesde cada individuo dependen de su poder en el seno de esas colectividades.

En consecuencia, en ninguna parte hallamos propiedad individual ni propiedad totalmente comunitaria. El poder enlos grupos sociales no es un simple producto de la suma de los individuos multiplicarla por sus diferentes poderes. Lassociedades son, de hecho, federaciones de organizaciones. En los grupos sin Estado, invariablemente los individuospoderosos representan alguna colectividad cuasi autónoma en un campo mayor de acción: un hogar, una familiaextendida, un linaje, un clan genealógico, una aldea, una tribu. Sus poderes se derivan de su capacidad para movilizar los recursos de esa colectividad. Lo dice muy bien Firrh:

29

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 30/42

Existe en Tíkopía una institución de propiedad apoyada por convenciones sociales claras. Se expresa en gran medidaen términos de la propiedad de bienes por grupos de parentesco, pero deja margen para la posesión individual deartículos menores, así como para los derechos de los jefes sobre determinados tipos de bienes, como tierras y canoas, ytambién derechos por otros miembros de la comunidad como un todo. En la práctica, las decisiones acerca del uso deesos bienes para otros usos las adoptan los jefes de los grupos de parentesco-jefes, ancianos, cabezas de familia,miembros importantes de una casa"- en combinación con otros miembros del grupo, de forma que en el caso de losbienes más importantes, como la tierra y las canoas, la «propiedad individual» sólo se puede expresar en grados deresponsabilidad por la propiedad del grupo y por el disfrute de esa propiedad [1965:277 y 278.]

La fuente de toda jerarquía se halla en una autoridad representativa que no es unitaria.

Pero todavía nos hace falta recorrer algo de camino hasta llegar al final de la vía evolucionista por la que se nos sueleguiar. Porque este tipo de autoridad es sumamente débil. Los jefes -pues suele haber varios de ellos bajo la autoridadnominal de uno solo- solían gozar de poderes insignificantes. El término de sociedad de rangos abarca toda la fase de laevolución social general (¡de hecho, la última!) en la cual el poder estaba casi totalmente limitado al uso de la«autoridad» en nombre de la colectividad. Lo único que confería era posición social, prestigio. Los ancianos, los hombresgrandes»o los jefes no podían privar a otros de unos recursos escasos y valiosos, sino con grandes dificultades y nuncapodían privar a otros arbitrariamente de los medios de subsistencia. Tampoco poseían gran riqueza» Podían distribuir riqueza en el grupo, pero no podían quedársela. Como comenta Fried, «esas personas eran ricas por lo que repartían,no por lo que acumulaban» (1967:118). Clastres, al estudiar a los amerindios, niega al jefe poderes autoritarios deadopción de decisiones. Sólo posee prestigio y elocuencia para resolver conflictos «La palabra del jefe no tiene fuerza deley.» El jefe está «preso» en ese papel limitado (1977: 175). Ejerce un poder colectivo, no distributivo. El jefe es suportavoz. Se trata de un argumento funcionalista.

De esta forma se supera un posible obstáculo a la ulterior aparición de desigualdades pronunciadas: el de lapermanencia de la autoridad. Si es meramente un poder colectivo, no hay problema en cuanto a quién lo ejerce. El papelde la autoridad se limitará a reflejar las características de la estructura social que se halla por debajo de ella. Si sevaloran la edad y la experiencia en la adopción de decisiones, puede ser un anciano el que asuma el papel; si se trata dela adquisición material por la familia nuclear, lo hará un «hombre grande» definido por sus capacidades adquisitivas; sipredominan los linajes, será un jefe hereditario.

El poder colectivo fue anterior al distributivo. Las sociedades de rangos precedieron a las estratificadas y duraron unperíodo largísimo de tiempo. Sin embargo, esto sólo es una forma de proyectar en el tiempo nuestra dificultad paraexplicar cómo se convirtieron en desiguales las sociedades igualitarias en la distribución de recursos escasos yapreciados, especialmente recursos materiales. En las sociedades de rangos ulteriores, según las teorías, ¿cómo seconvirtió el consentimiento en la igualdad en un consentimiento en la desigualdad o, dicho de otros términos, cómo seeliminó ese consentimiento?

Como señala Clastres (1977: 172) existe una respuesta que parece sencilla y plausible: la desigualdad se impone

desde fuera mediante la violencia física. Este es el argumento militarista. El grupo A somete al grupo B y le arrebata suspropiedades. A cambio ofrece al grupo B una retribución por su trabajo, quizá derechos de arriendo o de servidumbre,quizá nada más que la esclavitud. A fines del XIX y principios del XX esta teoría de los orígenes de la estratificación eramuy popular. Gumplowicz y Oppenheimer figuraron entre quienes aducían que la conquista de un grupo étnico por otroera la única forma de mejora económica que entrañaba una cooperación laboral complicada. Los métodos intensivos deproducción entrañaban la expropiación de los derechos de propiedad de la fuerza de trabajo, que sólo se podía imponer a forasteros, y no a los «prójimos» (término que para Gumplowicz tenía una base de parentesco -1899: 116 a 124-;véase asimismo Oppenheimer, 1975).

Actualmente modificaríamos esa teoría racista del siglo XIX y entenderíamos que la etnicidad es tanto resultado comocausa de esos procesos: la conquista y la esclavización por medio de la fuerza produjeron sentimientos étnicos. Laetnicidad sólo ofrece una explicación del dominio de todo un «pueblo» o toda una «sociedad» sobre otro pueblo u otrasociedad enteros. Este es sólo un tipo de estratificación, no la totalidad de ésta; es relativamente raro entre los gruposprimitivos y quizá no se diera en la prehistoria, cuando no existían los «pueblos». Por lo general, las formas másextremas de dominación -la expropiación total de los derechos a la tierra, el ganado y los cultivos y la pérdida del controlsobre la propia fuerza de trabajo (es decir, la esclavitud)- han seguido a la conquista. Los incrementos considerables enla adquisición de excedente han solido darse en las sociedades históricas a partir del aumento de la intensidad deltrabajo, que por lo general exige un aumento de la fuerza física. Pero no se trata de algo universal. Por ejemplo, losavances en los riegos que se comentan en el capítulo siguiente no parecen haberse basado en un aumento de lacoacción mediante la conquista, sino en medios más -voluntarios». Necesitamos una explicación de cómo podría elpoderío militar tener efectos «voluntarios».

La teoría militarista lo demuestra de dos formas. Ambas explican los orígenes del Estado: la primera su facultad paraorganizar a los conquistados; la segunda, a los conquistadores. Las teorías militaristas parten de una proposición muyosada: el Estado se originó invariablemente en la guerra. Así dice Oppenheimer:

El Estado, completamente en su génesis, y casi completamente durante las primeras fases de suexistencia, es una institución social impuesta por un grupo victorioso de hombres a otro grupo derrotado,con el único objetivo de regular la dominación del grupo victorioso sobre el vencido, y de defenderse de lasrevueltas interiores y de los ataques exteriores. (1975: 8.)

30

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 31/42

Una asociación flexible de merodeadores se transformó en un «Estado» permanente y centralizado con el monopoliode la coacción física, «la primera vez que el conquistador dejó viva a su víctima cito objeto de explotarlapermanentemente en un trabajo productivo- (1975: 27). Oppenheimer creía que las primeras etapas estuvierondominadas por un tipo de conquista, la de los agricultores sedentarios por los nómadas pastoriles. Cabe distinguir variasetapas en la historia del Estado: desde los robos y las incursiones hasta la conquista y la fundación del Estado, y de ahía un medio permanente de apoderarse del excedente de los conquistados, a la fusión gradual de conquistadores yconquistados en un solo «pueblo» bajo un conjunto de leyes estatales. Ese pueblo y ese Estado se amplían o sereducen constantemente por la victoria o la derrota en la guerra a lo largo de la historia. Ese proceso no cesará hastaque un pueblo y un Estado controlen el mundo. Pero entonces se disolverá en una «ciudadanía de hombres libres»

anarquista. Sin guerra no hace falta el Estado.Algunas de estas ideas revelan las preocupaciones distintivas de fines del siglo XIX. Otras reflejan el anarquismo del

propio Oppenheimer. Pero la teoría general ha ido resucitando periódicamente. Por ejemplo, el sociólogo Nisbet afirmaconvencido que «no existe ningún caso histórico conocido de un Estado político no fundado en circunstancias de guerra,no arraigado en las disciplinas distintivas de la guerra. De hecho, el Estado es poco más que la institucionalización delaparato bélico» (1976: 101). Nisbet, al igual que Oppenheimer, considera que el Estado diversifica después susactividades, adquiriendo funciones pacíficas anteriormente establecidas en otras instituciones, como la familia o laorganización religiosa. Pero en su origen el Estado consiste en la violencia contra los de fuera. El historiador alemánRitter sostiene opiniones análogas:

Cuando quiera que el Estado aparece en la historia, es en primer lugar en forma de una concentración de lacapacidad de combate. La política nacional gira en torno a la lucha por el poder: la virtud política suprema es unadisposición incesante a hacer la guerra con todas sus consecuencias de enfrentamiento irreconciliable, que culminan en

la destrucción del enemigo, en caso necesario. Desde este punto de vista, la virtud política y la militar son sinónimas.Pero la capacídad de combate no es todo el Estado... Es esencial para la idea del Estado que sea el custodio de la

paz, la ley y el orden públíco. De hecho, éste es el objetivo más elevado y correcto de la política: armonízar pacíficamente los intereses conflictívos, concílíar las diferencias nacíonales y sociales. [1969: 7 y 8.1]

Todos estos autores expresan variantes de la misma opinión: el Estado se originó en la guerra, pero la evoluciónhumana lo hizo avanzar hacia otras funciones pacíficas.

En este modelo perfeccionado, la conquista militar se asienta en un Estado centralizado. La fuerza militar se disfrazaen forma de leyes y normas monopolistas administradas por un Estado. Aunque los orígenes del Estado se hallanmeramente en la fuerza militar, ulteriormente va desarrollando sus propios poderes.

El segundo perfeccionamiento se refiere al poder entre los conquistadores. Hasta ahora el aspecto más débil serefiere a la organización de la fuerza conquistadora: ¿No presupone ésta ya una desigualdad de poder y un Estado?Spencer se ocupó directamente de esta cuestión, al aducir que tanto la desigualdad material como el Estado centralizado

se originaron en la necesidad de una organización militar. Es muy claro acerca de los orígenes del Estado:EI control centralizado es el rasgo primordial que adquiere cada cuerpo de combatientes... Y este control centralizado,

imprescindible durante la guerra, caracteriza al gobierno durante la paz. Entre los no civilizados existe una claratendencia a que el jefe militar se convierta también en el jefe político (su único competidor es el shamán) y, en una razaconquistadora de salvajes, su jefatura política pasa a ser fija. En las sociedades semicivilizadas, el comandanteconquistador y el rey déspota son una sola persona, y siguen siéndolo en las sociedades civilizadas hasta tiemposrecientes...; hay pocos casos, sí es que hay alguno, en los que las sociedades se hayan convertido en sociedades másamplías sin pasar por el tipo militante. (1969:117, 125.1)

La centralización es una necesidad funcional de la guerra, entre todas los combatientes: conquistadores,conquistados y los que intervienen en combates sin un vencedor claro. Eso es una exageración. No todos los tipos deenfrentamiento militar exigen un mando centralizado: por ejemplo, la guerra de guerrillas no lo exige. Pero si el objetivoes la conquista sistemática o la defensa de territorios enteros, la centralización resulta útil. La estructura de mando deesos ejércitos es más centralizada y autoritaria de lo que se suele hallar generalmente en otras formas de organización.Y eso ayuda a lograr la victoria. Cuando la victoria o la derrota pueden producirse en cuestión de horas, es indispensablela adopción de decisiones rápidas y sin obstáculos, así como la transmisión indiscutida de las órdenes hacia abajo(Andreski, 1971: 29, 92 a 101).

Spencer, como auténtico evolucionista, infiere una tendencia empírica, no una ley universal. En una lucha competitivaentre sociedades, las que adopten el Estado militante» tienen un valor de supervivencia más alto. En ocasiones, Spencer lleva este argumento más allá y aduce que la estratificación en sí tiene sus orígenes en la guerra. En todo caso, en esassociedades la estratificación y el modo de producción están subordinados a lo militar: «La parte industrial tic la sociedadsigue siendo en lo esencial una intendencia permanente que sólo existe para satisfacer las necesidades de lasestructuras gubernamentales-militares y a la que no le queda para sí misma sino lo suficiente para la mera subsistencia-(1969: 111). Esta sociedad militante se rige por la cooperación obligatoria». Gobernada central y despóticamente, fue laque dominó a las sociedades complejas hasta que apareció la sociedad industrial.

Las opiniones de Spencer son valiosas, aunque su etnografía parezca ser claramente victoriana y sus argumentosexcesivamente generalizados. Las sociedades históricas no tenían una unidad militante global, aunque en los capítulos 5y 9 utilizo el concepto de la cooperación obligatoria al analizar determinadas sociedades antiguas.

Pero, como explicación de los orígenes del Estado, no se puede dejar pasar sin más el argumento de Spencer. Un

31

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 32/42

aspecto concreto es bastante superficial: el de cómo se hace permanente el poderío militar. De aceptar su argumento deque la coordinación en el campo de batalla y durante la campaña exige un poder central, ¿cómo logra el mando militar mantener su poder después? Los antropólogos nos dicen que, de hecho, las sociedades primitivas tienen plenaconciencia de lo que puede ocurrir después y adoptar medidas deliberadas para evitarlo. Son tajantemente igualitarias»,como dice Woodburn (1982). Los poderes de los jefes de guerra tienen limitaciones en el tiempo y en el espacio;precisamente con el objeto de que la autoridad militar no se institucionalice. Clastres (1977: 177 a 180) describe lastragedias de dos jefes de guerra, uno el famoso apache Jerónimo y el otro el mazoniense Fousive. Ninguno de esos dosguerreros, pese a lo valerosos, astutos y atrevidos que eran, pudo mantener su preeminencia de los tiempos de guerradurante los tiempos de paz. Podrían haber ejercitado una autoridad permanente si hubieran encabezado gruposbelicosos perpetuos, pero sus pueblos pronto se cansaron de la guerra y los abandonaron: Fousive murió en combate,

Jerónimo se dedicó a escribir sus memorias. El modelo de Spencer sólo puede funcionar respecto de un grupo militar que obtenga extraordinarios éxitos.

Además, la conquista es para lo que está mejor adaptado, porque entonces el mando militar puede apropiarse latierra conquistada, sus habitantes y sus excedentes y distribuirlos a las tropas como recompensa. En este caso, se halogrado la transferencia vital de la autonomía de la sociedad del conquistador. El reparto del botín exige la cooperaciónentre la soldadesca, pero se puede hacer caso omiso de a sociedad de origen. Los despojos de la guerra han sustituidoal excedente de aquélla como infraestructura del poder militar. En este caso, el poder militar se deriva de la ocupacióndel espacio de poder entre dos sociedades, la conquistadora y la conquistada, incitando el enfrentamiento entre la una yla otra. Esta es también la oportunidad que se presenta en determinados tipos de defensa militar. Mientras persiste laamenaza exterior y cuando la fijación social exige la defensa de todo un territorio, puede hacer falta una soldadescaespecializada. Su poder es permanente y mantiene su autonomía a base de jugar con el miedo a los atacantes que tienela sociedad de origen.

Pero, por lo general, entre los pueblos primitivos no se encuentran la conquista ni la defensa territorial especializada.

Ambas cosas presuponen una organización social considerable, tanto por parte de los conquistadores como, en general,de los conquistados. La conquista entraña la explotación de una comunidad sedentaria y estable que utiliza sus propiasestructuras de organización o las de los conquistadores. Así, el modelo de Spencer aparece apropiado después de laaparición inicial del Estado y de la estratificación social, con muchos más recursos de organización de los que disponían jefes de guerra como Jerónimo o Pousive.

Veamos las pruebas empíricas. Comienzo con un compendio de veintiún estudios monográficos de Estado«primitivos», algunos basados en la antropología y otros en la arqueología, compilados por Claessen y Skalnik (1978).Ningún estudio cuantitativo de los orígenes de los Estados puede ni debe ser estadístico. No existe una poblacióngeneral conocida de Estados originales o «prístinos» --los que surgieron autónomamente de todos los demás Estados-.Así, no se puede hacer una muestra de esa población. Sin embargo, tal población sería muy reducida, probablementeinferior a diez personas, cifra difícilmente sometible a un análisis estadístico. En consecuencia, cualquier muestra mayor de «Estados primitivos», como la de Claessen y Skalnik, es una muestra de una población heterogénea e interactiva:unos cuantos Estados «prístinos» y una gran variedad de otros implicados en relaciones de poder con ellos y entre sí.

No hay casos independientes. Todo análisis estadísticamente correcto debe comprender el carácter de sus interaccionescomo una variable, cosa que no han hecho ni esos autores ni otros.

Habida cuenta de esas considerables limitaciones, pasemos a los datos. De los veintiún casos de Claessen y Skalnik,sólo dos (Escitia y Mongolia) adoptaron la forma especificada por Oppenheimer, la conquista de los agricultores por lospastores. En otros tres, la formación del Estado estuvo causada por una coordinación militar especializada contra elataque del exterior. En ocho más, un factor importante en la formación del Estado fueron otros tipos de conquista. Y lasasociaciones voluntarias ron fines bélicos reforzaron la formación del Estado en cinco de los casos de conquistamencionados anteriormente. El sentido general de esos resultados se ve confirmado por otro estudio cuantitativo (menosdetallado en aspectos vitales, aunque con métodos más estadísticos) realizado por Otterbein (1970) sobre cincuentacasos antropológicos.

Así, al matizar la teoría militarista para abarcar los efectos sobre conquistadores y/o defensores relativamenteorganizados, llegamos a una explicación que en gran medida es de un solo factor en una minoría de casos (en torno auna cuarta parte) y de un factor importante en una mayoría de los casos. Pero esa ruta presupone un grado elevado depoderes colectivos «cuasi estatales», a los que la conquista o la defensa a largo plazo no añade sino un toque final.¿Cómo fue que llegaron hasta ahí?

Resulta difícil profundizar a partir meramente de los datos de una serie de casos que se exponen como si fueranindependientes, cuando sabemos que entrañaban procesos a largo plazo de interacción del poder. Más prometedor resulta el estudio regional de instituciones gubernamentales del África oriental realizado por Mair (1977). Cuando éstaexamina unos grupos relativamente centralizados y relativamente descentralizados que existían cerca los unos de losotros, logra trazar mejor la transición. Naturalmente, un solo estudio regional no constituye una muestra de todos lostipos de transición. Ninguno de ellos era un Estado «prístino»; todos ellos estaban influidos por los Estados islámicos delMediterráneo, así como por los europeos. En África oriental, también eran primordiales las características de pueblospastoriles relativamente prósperos. Además, en este caso, todas las transiciones estudiadas entrañaban muchasguerras. De hecho, la única mejoría que ofrecían los grupos centralizados respecto de los no centralizados parece haber consistido en mejores perspectivas de defensa y de ataque. Pero la forma de la guerra nos desvía de la sencilladicotomía de conquistadores contra conquistados (que implica el concepto de dos sociedades unitarias) que ofrece lateoría militarista. Mair muestra cómo surgieron dos autoridades relativamente centralizarlas a partir de un maremagumde relaciones federales entre cruzadas de aldea, linajes, clanes y tribus, característico de los grupos humanos

32

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 33/42

preestatales. A medida que aumentaba el excedente de los pastores y que sus inversiones se iban concentrando más enel ganado, también aumentaba su vulnerabilidad a las federaciones flexibles de merodeadores. Así, se solía producir unasumisión más o menos voluntaria a quienes podían ofrecer la mayor protección. No se trataba de una sumisión a unconquistador extranjero ni a un grupo especializado de guerreros de las sociedades propias, sino a la figura autoritaria deuna colectividad con la cual el grupo sumiso ya tenía relaciones de parentesco o territoriales. Se trataba de ungigantesco negocio gangsteril de «protección», que incorpora la misma combinación peculiar de coacción y comunidadque brindaban, por ejemplo, los señores feudales de la Edad Media europea o la mafia neoyorquina. Por lo general, nollevaba a la esclavitud ni a ninguna otra expropiación extrema, sino a la exacción de un tributo que era justo el suficientepara aportar al protector militar, un rey emergente, recursos con los que compensar a su séquito armado, establecer unacorte, mejorar las comunicaciones y (sólo en los casos más desarrollados) iniciar proyectos rudimentarios ele obras

públicas. Quizá fuera ésta la vía militarista inicial formal hacia el Estado. Probablemente, tanto la conquista organizadacomo la defensa territorial sistemática fueron vías muy ulteriores, que presuponían esa fase de consolidación. Seguimosnecesitando una explicación de la «fase intermedia» y de la aparición efectiva de los Estados prístinos.

Pasemos a las relaciones de poder económico y regresemos a la teoría liberal y la marxista. El liberalismo reduce elEstado a su función de mantener el orden dentro de una sociedad civil cuya naturaleza es fundamentalmente económica.Hobbes y Locke aportaron una teoría hipotética del Estado en la cual unas asociaciones flexibles de personasconstituían voluntariamente un Estado para su protección mutua. Las principales funciones de su Estado eran judicialesy represivas, el mantenimiento del orden interno; pero ellos interpretaban esto en términos más bien económicos. Losprincipales objetivos del Estado eran la protección de la vida y la propiedad privada individual. El principal peligro para lavida y la propiedad procedía del seno de la sociedad. En el caso de Hobbes, el peligro era la anarquía potencial, laguerra de todos contra todos, mientras que para Locke, existía una doble amenaza planteada por la posibilidad de undespotismo y por el resentimiento de quienes carecíande propiedades.

Como ha observado Wolin (1961: cap. 9), la tendencia a reducir el Estado a sus funciones al servicio de una sociedad

civil preexistente penetró incluso hasta los críticos más severos del liberalismo: autores como Rousseau o Marx. Así,tanto las teorías liberales como las marxistas de los orígenes del Estado son unitarias e internacionalistas, y hacen casoomiso de los aspectos federal e internacional de la formación del Estado. Ambas destacan los factores económicos y lapropiedad privada. La diferencia consiste en que la una habla en el idioma de la funcionalidad y la otra en el de laexplotación.

Engels, en El origen de la familia, la Propiedad privada y el Estado aduce que la producción y la reproducción inicialesde la vida real contienen dos tipos de relaciones: las económicas y las familiares. A medida que aumentan laproductividad de la fuerza de trabajo, también aumentan «la propiedad privada y el intercambio, las diferencias deriqueza, la posibilidad de utilizar la fuerza de trabajo de otros y, en consecuencia, la base de los antagonismos de clase».Esto hace que «salte al aire» la antigua estructura familiar y la sociedad antigua, cuyo «lugar... ocupa una nuevasociedad, organizada en Estado y cuyas unidades inferiores no son ya gentilicias, sino unidades territoriales». Concluyeque la fuerza cohesiva de la sociedad civilizada es el Estado, que «es, por regla general, el Estado de la clase máspoderosa, de la clase económicamente dominante.., que adquiere nuevos medios para la represión y la explotación de la

clase oprimida» (5. a.: 167 y 315).Los criterios liberales y los marcianos exageran mucho el predominio de la propiedad privada en las primeras

sociedades. Pero ambas pueden modificarse para tener eso en cuenta. La esencia del marxismo no se halla en lapropiedad privada; sino en la propiedad descentralizada: el Estado aparece a fin de institucionalizar formas de extraer lafuerza de trabajo excedente ya presentes en la sociedad civil. Esta se puede trasladar fácilmente a formas deapropiación basadas en el clan y el linaje, mediante las cuales un clan o un linaje, o los ancianos o la aristocracia deellos, se apropian del trabajo de otros. Fried (1967), Terray (1972) y Friedman y Rowlands (1978) han argumentado enese sentido. Ese modelo data las diferencias importantes de poder económico (lo que denomina «estratificación» o«clases») mucho antes de la aparición del Estado y explica este último en términos de las necesidades del primero.

Ahora bien, es cierto que existe un lapso de tiempo entre la aparición de las diferencias de autoridad y el Estadoterritorial y centralizado. Los Estados surgieron a partir de asociaciones de clases y linajes, en las cuales era evidenteuna división de autoridad entre el clan, el linaje, la élite de la aldea y el resto. Sin embargo, yo las he calificado desociedades de rangos, y no estratificadas, porque no implicaban derechos claramente coercitivos ni la capacidad paraexpropiar. En particular, sus rangos más altos eran productivos. Incluso los jefes producían o pastoreaban y combinabanfunciones económicas manuales y administrativas. Tropezaban con dificultades especiales para persuadir o coaccionar aotros para que trabajaran para ellos. En ese momento, la narración evolucionista marxiana ha dado preeminencia a laesclavitud, fuese la esclavitud por deudas o por conquista. Friedman y Rowlands parecen aceptar el argumentomilitarista de Vumplowicz de que no se puede expropiar el trabajo de los parientes, y esos autores se apoyan en losfactores de conquista-con todos los defectos que ya he comentado- para explicar la aparición de la explotación material.

El liberalismo da una explicación funcional en términos de los beneficios económicos comunes que introduce elEstado. Si abandonamos el concepto de la propiedad privada, pero mantenemos los principios funcional y economicista,llegamos a la explicación dominante de la antropología moderna, la jefatura redistributiva, teoría claramente funcional.Veamos lo que dice Malinowski:

En todo el mundo vemos que las relaciones entre la economía y la política son del mismo tipo. El jefe, en todaspartes, actúa como banquero tribual que reúne alimentos, los almacena y los protege y después los utiliza en beneficiode toda la comunidad. Sus funciones son el prototipo del sistema de hacienda pública y de la organización de los erariosestatales actuales. Sí se priva al jefe ele sus privilegios y sus beneficios financieros, ¿quién sufre más, sino toda la tribu?(1926: 232 y 233.]

33

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 34/42

Quizá no debiéramos relacionar esto en absoluto con el liberalismo. Pues quien principalmente desarrolló el conceptode Malinowski del Estado redistributivo fue Polanyi, que polemizó durante largo tiempo en contra de la dominaciónejercida por la teoría liberal del mercado en nuestra comprensión de las economías precapitalistas. La ideología liberalnos ha legado el concepto de la universalidad del intercambio en el mercado. Sin embargo, Polanyi aducía que losmercados (al igual que la propiedad privada) son recientes. El intercambio en las sociedades primitivas adoptafundamentalmente la forma de reciprocidad «de dar algo por algo igual», de la circulación «viceversa» de bienes entredos grupos de personas. Si ese intercambio simple fuera evolucionando hacia el intercambio generalizado característicode los mercados, tendría que aparecer una medida de »valoro. Entonces se podría comerciar con bienes por su «valor»,que podría realizarse en forma de cualquier otro tipo de bienes o en forma de crédito (véanse varios de los ensayospublicados póstumamente en Polanyi, 1977, especialmente el capítulo 3). Pero lo característico -aduce la «escuela

sustantivista» de Polanyi- de las sociedades primitivas es que no se llega a este punto de transición mediante eldesarrollo de mecanismos comerciales «espontáneos», sino por la autoridad del rango de parentesco. O bien elpoderoso jefe del grupo de parentesco establece normas que rigen el intercambio o bien hace regalos que creanobligaciones recíprocas, atraen seguidores y así se crea un gran almacén en su morada. Es en ese almacén dondehallan la jefatura redistributiva y el Estado. Shalins observa que la redistribución no es más que una forma muyorganizada de reciprocidad entre rangos de parentesco (1974: 209).

Como ha revelado este comentario, casi todas las versiones del Estado redistributivo están penetradas por unahipótesis liberal: la dominación del intercambio sobre la producción, a la cual se deja relativamente de lado. Sin embargo,resulta fácil corregir esto, pues en las jefaturas redistributivas el jefe participa tanto en la coordinación de la produccióncomo en el intercambio. Así, el jefe aparece como el organizador de la producción y del intercambio cuando existe unalto nivel de inversión en el trabajo colectivo, factor cuya importancia he destacado reiteradamente.

Añadamos la especialización ecológica. No sólo ayuda a los pecialistas adyacentes a intercambiar, sino también acoordinar volúmenes de producción. Cuando existen por lo menos tres de esos grupos, la coordinación se puede centrar 

en una asignación autoritaria de valor a sus productos. Service (1975) lleva esto hasta una explicación de los Estadosprimitivos. Aduce que coordinaban territorios que contenían diferentes «nichos ecológicos». El jefe organizaba laredistribución de los diversos alimentos producidos en cada uno de ellos. El Estado era un almacén, aunque el centroredistributivo, a su vez, actuaba sobre la cadena de distribución para influir en las relaciones de producción. La vía haciael intercambio generalizado y, en consecuencia, hacia la «propiedad» extensiva pasaba por un Estado incipiente. Amedida que la redistribución aumentaba el excedente, también incrementaba el poder del Estado centralizado. Se tratade una teoría economicista, internalista y funcional del Estado.

EI clan, la aldea, la tribu y las élites de linaje impusieron gradualmente medidas de valor a las transaccioneseconómicas. La autoridad pasó a estar necesariamente centralizada. Si bien afectaba a pueblos arraigadosecológicamente, estaba territorialmente fijada. Para ser aceptada como medida justa de valor, tenía que independizarsede los grupos particulares de intereses, estar .por encima» de la sociedad.

Service brinda muchos materiales monográficos, pero asistemáticos, en apoyo de su argumento. En la arqueología,Renfrew (1972, 1973) ha propugnado la pertinencia de la jefatura redistributiva en la Europa prehistórica en la Grecia

micénica inicial y en la Malta megalítica. En Malta se basa en el tamaño y la distribución de los templos monumentales,  junto con las capacidades conocidas de las tierras cultivables, para defender la existencia de muchas jefaturasredistributivas vecinas, cada una de las cuales coordinaba las actividades (le 500 a 2.000 personas. También encuentracasos así en informes antropológicos sobre muchas islas de la Polinesia. Por último, aduce que la civilización surgiómediante el aumento de los poderes del jefe hacia el complejo redistributivo palacio-templo, como en la Grecia micénicay en la Creta minoica.

Parecería que esta documentación es impresionante, pero en realidad no lo es. El principal problema es que elconcepto de la redistribución está muy influido por la experiencia de nuestra propia economía moderna. ¡Resulta irónico,dado que la misión principal de Polanyi era liberarnos de la mentalidad moderna del mercado! Pero la economíamoderna entrañaba el intercambio sistemático de bienes especializados de subsistencia, lo cual no ocurría en la mayor parte de las economías primitivas. Si el Reino Unido o los Estados Unidos actuales no importasen ni exportasen todauna gama de alimentos, materias primas y bienes manufacturados, su economía y sus niveles de vida se derrumbaríaninmediatamente de manera catastrófica. En Polinesia, o en la Europa prehistórica, los intercambios se producían entregrupos que no estaban muy especializados. Por lo general, producían bienes parecidos. El intercambio no erafundamental para su economía. A veces intercambiaban bienes parecidos con fines rituales. Cuando intercambiabanbienes diferentes y especializados, por lo general no eran indispensables para la subsistencia, ni se redistribuían para elconsumo individual entre los pueblos de los jefes que hacían el intercambio. Lo más frecuente era que se utilizaran parael adorno personal de los jefes o que se almacenaran y se consumieran colectivamente en ocasiones festivas y rituales.Se trataba de bienes más bien de -prestigio» que de subsistencia: su exhibición daba prestigio al distribuidor. Los jefes,los ancianos y los hombres grandes rivalizaban en cuanto a exhibición personal y fiestas públicas y •gastaban» susrecursos, en lugar de invertirlos para producir más recursos de poder y más concentración de poder. Resulta difícilentender cómo se desarrollaría una concentración de poder a largo plazo a partir de esto, en lugar de breves rachascíclicas de concentración, seguidas de la emulación y dispersión del poder entre rivales, antes de que se iniciara otrociclo. Después de todo, el pueblo disponía de una ruta de escape. Si un jefe se hacía demasiado dominante, podíatraspasar su lealtad a otros. Y así ocurre incluso en los pocos en que hallamos nichos ecológicos auténticos yespecializados e intercambios de productos agrícolas de subsistencia. Si la forma de «sociedad» que precede al Estadono es unitaria, ¿por qué iba el pueblo a establecer sólo un almacén, en lugar de varios almacenes competitivos? ¿Cómopierde su control el pueblo?

34

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 35/42

Esas dudas se ven reforzadas por los datos arqueológicos. También los arqueólogos se encuentran con que losnichos ecológicos son la excepción y no la regla (los ejemplos del Egeo que da Renfrew son algunas de las principalesexcepciones). Por ejemplo, en la zona continental de la Europa prehistórica encontramos pocas huellas de almacenes.Encontramos muchas cámaras mortuorias que indican un rango de jefe, porque están llenas de bienes costosos deprestigio: por ejemplo, ámbar, cobre y hachas de batalla de mediados del cuarto milenio. En las mismas sociedadesexcavamos indicios de grandes festivales, por ejemplo, los huesos de un gran número de cerdos aparentementesacrificados al mismo tiempo. Esos datos corren paralelos a los antropológicos. La jefatura redistributiva era más débil delo que sugerían quienes primero la propusieron y era característica de sociedades de rangos, no estratificadas.

Ninguna de las cuatro teorías evolucionistas llena la laguna que enuncié al principio de esta sección. Existe un vacíono explicado entre las sociedades de rangos y las estratificadas y entre la autoridad política y el Estado coercitivo. Lo

mismo cabe decir de las teorías mixtas. Es probable que las de Fried (1967), Friedman y Rowlands (1978) y Haas (1982)sean las mejores teorías evolucionistas eclécticas. Reúnen todos los factores comentados hasta ahora para construir una historia compleja y muy plausible. Introducen la distinción entre «rango relativo» y «rango absoluto». El rangoabsoluto se puede medir en términos de distancia (habitualmente distancia genealógica) respecto de puntos absolutos yfijos, del jefe central y, por conducto de él, de los dioses. Cuando aparecen centros ceremoniales, también aparece elrango absoluto, dicen. Pero no presentan argumentos sólidos acerca de cómo pasan a ser permanentes los centrosceremoniales, de cómo el rango relativo puede convertirse permanentemente en rango absoluto y a partir de ahípermanentemente, venciendo las resistencias, en la estratificación y el Estado. Ese vacío inexplicado persiste en laactualidad.

Pasemos a la arqueología, para ver que el vacío existía en la prehistoria. Todas las teorías se equivocan, porquepresuponen una evolución social general que, de hecho, se había detenido. Ahora predominaba la historia local.Veremos, no obstante, que tras una pausa que nos introduce en el terreno de la historia, todas esas teorías empezabana tener urea aplicabilidad local y específica. Las consideraremos útiles en capítulos ulteriores, aunque no en su forma

más ambiciosa.

De la evolución a la devolución: eludir el Estado y la estratificación

Lo que nos ha intrigado es cómo se obligó al pueblo a someterse al poder estatal coercitivo. Confirió libremente unaautoridad colectiva, representativa, a los jefes, a los ancianos y los hombres grandes con fines que iban desde laregulación judicial hasta la guerra, pasando por la organización de festivales. Eso podía servir a los jefes para obtener unconsiderable prestigio de rango. Pero no podían convertirlo en un poder permanente y coercitivo. La arqueología nospermite ver que así ocurrió, efectivamente. No se produjo una evolución rápida ni constante de la autoridad de rangos alpoder estatal. Esa transición fue rara y se limitó a unos cuantos casos extraordinarios. El dato arqueológico crucial es eldel tiempo.

Considérese, por ejemplo, la prehistoria de Europa nordoccidental. Los arqueólogos pueden trazar un vago esbozo

de las estructuras sociales desde poco después del 4000 a.C. hasta poco antes del 500 a.C. (cuando la Edad del Hierrointrodujo enormes cambios). Se trata de un plazo largísimo, más largo que toda la historia ulterior de Europa. Duranteeste período, con una o dos excepciones, los pueblos de Europa occidental vivieron en sociedades relativamenteigualitarias o de rangos, no en sociedades estratificadas. Sus «Estados» no han dejado huellas de poderes permanentesy coercitivos. En Europa podemos discernir la dinámica de su desarrollo. Trataré de dos aspectos de esa dinámica, unoen la Inglaterra meridional y otro en Dinamarca. He elegido casos occidentales porque estaban relativamente aislados dela influencia del Cercano Oriente. Tengo plena conciencia de que de haber escogido, por ejemplo, los Balcanes,describiría unas jefaturas y unas aristocracias más poderosas y casi permanentes. Pero esos casos estaban muyinfluidos por las primeras civilizaciones del Cercano Oriente (véase Clarke, 1979b).

Wessex era uno de los centros principales de una tradición regionalmente variada de construcción colectiva detumbas que se extendió a partir del 4000 a.C. para abarcar gran parte de las islas británicas, la costa atlántica de Europay el Mediterráneo occidental. Sabemos de esta tradición porque algunos de sus asombrosos logros tardíos sobreviventodavía. Aún nos maravillamos ante Stonehenge. Entrañó el arrastre por tierra -pues no había rueda- de enormes piedrasde 50 toneladas a lo largo de 30 kilómetros como mínimo y de piedras de cinco toneladas por tierra y por mar a lo largode 240 kilómetros. Para elevar las piedras mayores debe de haber hecho falta la fuerza de trabajo de 600 personas. Elque el propósito del monumento fuera igual de complejo -en términos religiosos o de calendario- será un tema eterno dedebate. Pero la coordinación de la fuerza de trabajo y la distribución de excedentes para alimentar a esa fuerza detrabajo tiene que haber entrañado una autoridad considerablemente centralizada, un «cuasi Estado» de ciertasdimensiones y complejidad. Aunque Stonehenge fue el logro más monumental de esa tradición, no está aislado, nisiquiera hoy. Avebury, Silbury Hill (el mayor terraplenado de Europa) y una multitud de otros monumentos que van desdeIrlanda hasta Malta son testimonios de poderes de organización social.

Pero era una «vía muerta» de la evolución. Los monumentos no se siguieron desarrollando, sino que cesaron. Notenemos datos de hazañas comparables ulteriores de organización social centralizada en ninguna de las zonasprincipales -Wessex, Bretaña, España, Malta- hasta la llegada de los romanos, tres milenios después. Es posible queesa vía muerta tuviera un paralelo en otras partes entre los pueblos neolíticos de todo el mundo. Los monumentos de laIsla de Pascua son parecidos a los de Malta. Norteamérica está punteada de grandes terraplenes comparables a SilburyHill. Renfrew especula que fueron resultado de jefaturas supremas parecidas a las halladas entre los indios cherokees,que comprendían 11.000 personas repartidas en 60 unidades aldeanas, cada una de las cuales tenía un jefe y que

35

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 36/42

podían movilizarse para la cooperación a corto plazo (1973: 147 a 166, 214 a 247). Pero había algo dentro de estaestructura que impedía que se estabilizara.

En el caso de Stonehenge, tenemos algunos conocimientos de la prehistoria. Me baso agradecido en las obrasrecientes de Shennan (1982, 1983) y de Thorpe y Richards (1983). Estas revelan un proceso cíclico. Stonehenge estabaocupado antes del 3000 a.C., pero su mayor período monumental se inició hacia el 2400. Este período se estabilizó yvolvió a empezar hacia el 2000. Una vez más se estabilizó, para reanudarse, aunque con menos vigor, antes del 1800a.C. Tras esa fecha, los monumentos fueron quedando progresivamente abandonados y para el 1500 a.C. parece que nodesempeñaban ningún papel social importante. Pero la organización basada en los monumentos no era la única de lazona. La cultura .del vaso campaniforme» se difundió a partir del continente poco antes del 2000 a.C. (véanse detallesen Clarke, 1979c). Sus restos revelan una estructura social menos centralizada y enterramientos aristocráticos» que

contienen bienes de prestigio», como cerámica de buena calidad, dagas de cobre y muñequeras de piedra. Esosenterramientos afectaron a la actividad monumental, pero acabaron por socavarla y sobrevivirla. Pocos sugieren hoy díaque se tratara de dos pueblos diferentes; más bien, dos principios de organización social coexistieron en medio de lamisma agrupación flexible. Los arqueólogos interpretan la organización monumental como la dominación absoluta derangos por una élite de linaje centralizada que monopolizaba el ritual religioso y la organización del vaso campaniformecomo la dominación relativa de rangos por élites imbricadas de linaje y de hombres grandes con una autoridad menor basada en la distribución de bienes de prestigio. Naturalmente, el hablar ele linajes y de hombres grandes es una merasuposición basada en razonamientos analógicos a partir ele pueblos neolíticos modernos. Es posible que la culturamonumental no estuviera centrada en absoluto en el linaje. Igualmente plausible resulta considerarla como una formacentralizada de democracia primitiva en la cual eran los ancianos de las aldeas quienes ostentaban la autoridad ritual.

Pero esas discusiones no pueden oscurecer el aspecto central. En la competencia entre una autoridad relativamentecentralizada y otra descentralizada, fue la última la que ganó, pese a los asombrosos poderes de organización colectivade la primera. La autoridad nunca se consolidó en un Estado coercitivo. Por el contrario, se fragmentó en grupos de

linajes y de aldeas, cuyas élites poseían una autoridad precaria. Esto no se vio acompañado de una decadencia social.La gente fue prosperando algo. Shennan (1982) sugiere que la descentralización entre los pueblos europeos como untodo fue una respuesta al crecimiento del comercio a gran distancia. Y a la circulación de bienes de prestigio. Sudistribución aumentó la desigualdad y la autoridad, pero no de un tipo permanente, coercitivo, centralizado.

En otras regiones se pueden encontrar ciclos prehistóricos incluso en ausencia de grandes monumentos. Pero,curiosamente, los comentarios que más cosas aclaran aparecen en la obra de autores que están divididos en su actitudhacia el evolucionismo. Por una parte, se proponen atacar los conceptos unilineales de la evolución. Por la otra, estáninfluidos por los relatos evolucionistas marxianos centrados en «modos de producción». Yo expongo su modelo antes decriticarlo. Friedman y Rowlands han esbozado en varios artículos la evolución prehistórica en general, mientras queKristiansen (1982) la ha aplicado a una parte del registro arqueológico europeo, la Zelandia nordoccidental (en laDinamarca moderna).

Friedman comienza a partir de la ortodoxia actual: las estructuras sociales entre los pueblos sedentarios fueroninicialmente igualitarias y los ancianos y los hombres grandes no ejercían sino una pequeña autoridad consensuada. A

medida que se intensificaba la producción agrícola, fueron adquiriendo derechos distributivos sobre más excedentes. Losinstitucionalizaron mediante festejos, exhibiciones personales y contactos rituales con lo sobrenatural, hasta convertirlosen una autoridad con el rango de jefatura. Entonces organizaron el consumo de gran parte del excedente. Las alianzaspor matrimonio ampliaron la autoridad de algunos jefes sobre un espacio mayor. Ahí Friedman añade un elementomalthusiano: cuando la expansión territorial se vio bloqueada por las fronteras naturales o por otros jefes, la poblacióncreció a mayor velocidad que la producción. Ello aumentó la densidad demográfica y las jerarquías sedentarias. Pero a lalarga, el proceso se vio socavado tanto por el éxito como por el fracaso económicos. El desarrollo del comerciointerregional podía romper el ciclo malthusiano. Pero el jefe no lo podía controlar. Los asentamientos secundariosadquirieron más autonomía y sus aristocracias pasaron a ser rivales del antiguo jefe supremo. Por ejemplo, el fracasoeconómico debido a la erosión de los suelos también fragmentó la autoridad. El fracaso llevó a ciclos, el éxito aldesarrollo. Los asentamientos competitivos pasaron a ser más urbanizados y monetarizados: aparecieron ciudades-Estado y civilizaciones y, con ellas, relaciones de propiedad privada. En su artículo de 1978, Friedman y Rowlandsdestacaron el proceso de desarrollo. Ulteriormente, han interpretado que éste era más raro que el ciclo. Pero su soluciónes que «en último caso» (como dice Engels) el desarrollo penetra gracias a los procesos cíclicos, quizá de formarepentina e inesperada, pero, sin embargo, corno proceso epigenético (Friedman, 1975, 1979; Rowlands, 1982).

Los pantanos de Zelandia ofrecen un suelo muy fértil al arqueólogo. Kristiansen analiza sus resultados en términosdel modelo mencionado. Aproximadamente desde el 4100-3800 a.C., los agricultores de roza talaron los bosques,cultivaron cereales y cercaron el ganado. Realizaban poco comercio y sus enterramientos no revelan sino diferenciaslimitadas de rango. Pero el éxito llevó al crecimiento demográfico y a la tala de bosques en gran escala. Entre el 3800 yel 3400 a.C. surgieron asentamientos más permanentes y extensos, que dependían de los adelantos agrícolas y de unaorganización social y territorial más compleja. Entonces aparecen los restos ya conocidos de las sociedades de rangos:festejos rituales y enterramientos de élite con bienes de prestigio. Esto se fue intensificando hasta el 3200 a.C. Seedificaron megalitos y campamentos con calzadas, centrados en la autoridad de los jefes. La productividad de losterrenos de bosques talados era muy alta y las variedades de trigo relativamente puras. El ámbar, el pedernal, el cobre ylas hachas de batalla (bienes de prestigio) circulaban mucho más. En Europa septentrional aparecieron por primera vez jefaturas estables. Parecía haberse iniciado el Estado.

Pero entre el 3200 y el 2300 a.C. se desintegraron las jefaturas territoriales. Los megalitos, los rituales comunitarios,la cerámica fina y los bienes de prestigio fueron decayendo y el intercambio interregional cesó. Las tumbas son

36

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 37/42

enterramientos de un solo hombre o una sola mujer en montículos de linajes o familias locales. Predominan las hachasde combate, cuya amplia dispersión indica el final del control de los jefes sobre la violencia. Probablemente predominabauna estructura de clanes segmentados. Kristiansen explica esta decadencia en términos materiales. Los sueños queantes eran de bosques se fueron agotando y mucha gente pasó de la agricultura sedentaria al pastoralismo, la pesca y lacaza. Establecieron una forma de vida más móvil y menos controlable. El aumento de la competencia por la tierra fértilrestante destruyó las jefaturas territoriales más extensas. Muchas familias migraron a tierras vírgenes más fértiles en lasllanuras de la Jutlandia central y en otras partes y establecieron formas de vida extensivas, pero de baja densidaddemográfica. Se introdujeron la rueda y la carreta, lo cual permitió una comunicación básica y un cierto grado decomercio, pero los poderes de las jefaturas eran insuficientes para controlar esas superficies.

Hacia el 1900 a.C. se produjo una recuperación económica dentro de esa estructura igualitaria. Una economía mixta

de suelos livianos y densos y de la agricultura, pastoralismo y pesca, hizo que aumentara el excedente y estimuló elcomercio interregional. Pero nadie podía monopolizar ese comercio y los bienes de prestigio circulaban mucho.

Hacia el 1900 a.C. empezó una segunda ascensión de las jefaturas, que se vuelve a revelar en restos de festivales,tumbas de jefes y trabajo artesanal en bienes de prestigio. Hacia el 1200 a.C. se ampliaron las jerarquías. Unosasentamientos centrales de jefaturas de considerable extensión controlaban la producción artesanal, el intercambio localy los rituales. Kristiansen lo atribuye a la introducción de artefactos de metal: los jefes podían monopolizar el bronce,relativamente raro y de alto valor. Era algo parecido al monopolio de los jefes sobre los bienes de prestigio en Polinesia,dice. Pero hacia el 1000 a.C. se produjo un parón, debido quizá a la escasez de metales. La producción agrícola siguióintensificándose, pero se redujo la exhibición de riqueza en los enterramientos, al igual que la jerarquía de losasentamientos.

Entonces, en la transición a la Edad del Hierro, la sociedad de rangos con jefaturas se derrumbó, de modo más totalque la primera vez. Los asentamientos se extendieron hacia suelos más arcillosos y hasta entonces vírgenes y laautoridad de los jefes no pudo seguirlos. Surgió una estructura más igualitaria, organizada en asentamientos locales

autónomos. Predominaba la aldea y no la tribu. En esta zona (al contrario que, por ejemplo, en Mesopotamia) la aldea sefue introduciendo en los procesos cíclicos y transformó todo el sistema en el sentido del desarrollo social sostenido de laEdad del Hierro. Volveremos a encontrarnos con esos pueblos, en ese momento, en cl capítulo 6.

No cabe duda de que un resumen tan breve de generalizaciones históricas atrevidas contiene errores ysimplificaciones. ¡Se acaban de resumir dos milenios y medio! Sin embargo, esta historia reconstruida no se refiere a laevolución de la estratificación social ni al Estado. El desarrollo no se produjo desde las sociedades igualitarias hacia lasestratificadas pasando por las de rangos, ni desde la igualdad hacia el poder estatal coercitivo pasando por la autoridadpolítica. El paso -atrás» de la segunda -fase» a la primera fue tan frecuente corno de la primera a la segunda y, dehecho, la tercera fase, si es que se llegaba a ella, no estuvo mucho tiempo estabilizada e institucionalizada antes dederrumbarse. Una segunda conclusión más provisional arroja dudas incluso sobre el evolucionismo económico residualde Kristiansen. Evidentemente, sus propios cálculos acerca de la productividad económica de cada período, en términosde hectáreas por barril de cereal duro, deben de ser burdos y aproximados. Pero revelan un aumento a lo largo de todoel período de aproximadamente un 10 por 100, lo cual no es muy impresionante. Evidenternente, la Edad del Hierro sí

condujo a un desarrollo sostenido. Pero no fue fundamentalmente autóctono de Europa. En el capítulo 6 aduzco que elhierro fue apareciendo sobre todo en respuesta a la influencia de las civilizaciones del Cercano Oriente. Para Europa,supuso tanto un deus ex machina como una parte de una epigénesis. Europa percibió más del ciclo que de su dialéctica.

Y, para ser justos, ésa es la dirección general en la que han llevado sus argumentos Friedman y otros. Friedman(1982) señaló que Oceanía no puede haber pasado por las etapas tradicionales igualitaria-de rangos-estratificación.Dentro de Oceanía, Melanesia es la región más antigua y productiva, pero -retrocedió» de los jefes a los hombresgrandes. Polinesia oriental es económicamente la más pobre y la que más carece de comercio a larga distancia, pero fuela que más se acercó a los Estados coercitivos. Friedman formula modelos esencialmente cíclicos de las diversasregiones de Oceanía, centrándose en las -bifurcaciones», umbrales que producen una rápida transformación de todo elsistema al tropezar con las consecuencias imprevistas de sus propias tendencias de desarrollo. Ejemplos de ello seríanesos cambios de orientación ya descritos en la Europa prehistórica. Concluye que la evolución es esencialmente ciega y«catas trófica»: es el resultado de bifurcaciones repentinas e imprevistas. Quizá fueron sólo unas cuantas bifurcacionesaccidentales donde aparecieron el Estado, la estratificación y la civilización.

De hecho, hemos encontrado muchos datos en apoyo de esta teoría. Durante la mayor parte de la prehistoria de lasociedad no se presenció ningún avance sostenido hacia la estratificación ni hacia el Estado. El avance hacia los rangosy hacia la autoridad política parece endémico, pero reversible. Más allá de eso, no había ninguna continuidad.

Pero podemos seguir adelante en la identificación de la causa del bloqueo. Si la mayor parte de las sociedades hansido jaulas, han quedado abiertas puertas para dos factores principales. En primer lugar, el pueblo ha poseído libertades.Raras veces ha cedido a las élites poderes que no pudiese recuperar y, cuando lo ha hecho, ha tenido oportunidad o seha visto presionado para desplazarse físicamente de esa esfera del poder. En segundo lugar, las élites raras veces hansido unitarias: los ancianos, los jefes de linaje, los hombres grandes y los jefes han poseído autoridades superpuestas ycompetitivas, se han contemplado suspicazmente los unos a los otros y han ejercido esas mismas dos libertades.

O sea que ha habido dos ciclos. Los pueblos igualitarios pueden aumentar la intensidad de la interacción y ladensidad de la población para formar grandes aldeas con una autoridad centralizada y permanente. Pero siguen siendogeneralmente democráticos. Si las figuras de autoridad llegan a ser demasiado poderosas, se las depone. Si hanadquirido tantos recursos que no se las puede deponer, el pueblo les da la espalda, encuentra otras autoridades o sedescentraliza en asentamientos familiares más pequeños. Después puede volver a iniciarse la centralización, con losmismos resultados. La segunda pauta implica una cooperación más extensiva, pero menos intensiva, en estructuras

37

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 38/42

extendidas de linaje, que característicamente producen la jefatura y no la aldea. Pero también en este caso la lealtad esvoluntaria y, si el jefe abusa de ella, el pueblo y los jefes rivales le oponen resistencia.

Ambas patitas presuponen una forma de vida social menos unitaria de lo que han creído en general los teóricos. Esimportante que nos liberemos de las ideas modernas acerca de la sociedad. Si bien es cierto que la prehistoriaefectivamente demostró una tendencia hacia unidades sociales más fijas territorial y socialmente, el medio prehistóricono consistió en una serie de sociedades inconexas y delimitadas. Las unidades sociales se superponían y en las zonasde superposición, las figuras de autoridad y otros podían elegir la pertenencia a distintas unidades sociales posibles. La jaula todavía no estaba cerrada.

Así, no aparecieron de forma generalizada Estados y sistemas de estratificación estabilizados, permanentes ycoercitivos. Permítaseme explicar esto un poco más detalladamente, pues parecería estar en contradicción, por ejemplo,

con los regímenes de África oriental de Mair, que ella califica de Estado. Es cierto que los cabezas de aldea y los jefesdesempeñan papeles descentralizados útiles. Si son eficientes, pueden adquirir una autoridad considerable. Así ocurrióen toda África, como demuestra Cohen en su contribución, al volumen de Claessen y Skalnik (1978). Cohen señala lospoderes coercitivos mínimos que poseían y aduce que eran meramente versiones más centralizadas de autoridades delinaje preestatales. La obediencia era en gran medida voluntaria y se basaba en el deseo de lograr una mayor eficienciaen la solución de las disputas, los acuerdos de matrimonio, la organización colectiva del trabajo, la distribución y laredistribución de los bienes y la defensa común. Las disputas y la regulación de los matrimonios pueden ser actividadesmás importantes para los jefes que las economías redistributivas o las funciones militares coordinadas, que normalmenteexigen un nivel más alto de organización social. Los jefes pueden explotar su funcionalidad. Los que tengan más éxitopueden formular reivindicaciones despóticas. Pueden incluso adquirir excedente para pagar un séquito armado. Asíocurrió en África oriental y debe de haber ocurrido en incontables ocasiones en la prehistoria de la sociedad en todos loscontinentes.

Pero lo que no es general es la capacidad del déspota para institucionalizar el poder coercitivo, para hacerlo

permanente, rutinario e independiente de su personalidad. El eslabón más débil es el que existe entre, por una parte, elrey con su séquito y sus parientes y, por la otra, el resto de la sociedad. El vínculo depende de la fuerza personal delmonarca. No existen instituciones estabilizadas que lo transfieran rutinariamente a un sucesor. Esa sucesión se produceraras veces y casi nunca dura más de un par de generaciones.

Disponemos de buena información sobre la realeza zulú (aunque ésta estuvo influirla por Estados europeos másavanzados). Un hombre notable de la rama mtetwa del pueblo ngoni, Dingiswayo, quedó elegido jefe tras haber aprendido técnicas militares europeas más avanzadas. Creó regimientos disciplinados y adquirió la jefatura suprema entodo el nordeste de Natal. Su jefe militar era Shaka, del pueblo zulú. A la muerte de Dingiswayo, Shaka se hizo elegir jefesupremo, infligió repetidas derrotas a los pueblos circundantes y recibió la sumisión de los que se quedaron. Despuéstopó con el imperio Británico, que lo aplastó. Pero su imperio no podría haber durado. Siguió siendo una estructurafederal en la cual el centro carecía de recursos autónomos de poder sobre sus clientes.

En las zonas donde los imperios coloniales modernos encontraron grandes jefes como Shaka, hallaron dos niveles deautoridad. Por debajo de cada Shaka había jefes menores. En África oriental, Fallers (1956) y Mair (1977: 141 a 160) han

documentado ampliamente esos jefes «clientes». Cada jefe cliente era una réplica de sus superiores. Cuando losbritánicos entraron en Uganda, delegaron la autoridad adminitrativa primero en 783 y después en 1.000 jefes. Ahorabien, por una parte, esto equivale a un espacio de poder para el enérgico aspirante a monarca: se pueden enfrentar auna localidad contra otra, a un cliente contra otro, a un clan contra una aldea, a jefes, ancianos, hombres grandes, etc.,contra el pueblo. En estas luchas multisectoriales y descentralizadas es donde el jefe puede explotar su centralidad.Pero, por otra parte, los jefes clientes pueden hacer el mismo juego. El monarca ha de llevarlos a la corte, ha de ejercer el control personal sobre ellos. Pero entonces también ellos adquieren la ventaja de la centralización. No es una formade avanzar hacia las instituciones del Estado, sino hacia un ciclo inacabable de intrigantes aspirantes a jefes, a laaparición de un déspota formidable y al derrumbamiento de su «imperio» o el de su hijo frente a una rebelión de jefesintrigantes. La elección entre redes de autoridad socavó la aparición de la jaula social representada por la civilización, laestratificación y el Estado.

Este ciclo constituye un ejemplo de la variante de parentesco extendido de la sociedad de rangos. Un segundo ciclosería característico de la variante de la aldea: hacia una autoridad central mayor con la capacidad de administrar, en sumomento cumbre, estructuras del tipo de Stonehenge, después de una sobreextensión y una fragmentación haciaunidades familiares más descentralizadas. Quizá lo más frecuente fuera un tipo mixto, donde se mezclaban la aldea y elparentesco y donde la dinámica de su mezcla se sumara a la dinámica jerárquica. Un ejemplo de ello serían los sistemaspolíticos de Birmania, descritos por Leach (1954), en los cuales coexisten y oscilan sistemas políticos locales jerárquicose igualitarios, cuya presencia e influencia impide que un solo tipo de estratificación pase a quedar totalmenteinstitucionalizado.

Es posible que los Shaka y los Jerónimo fueran las personalidades dominantes de la prehistoria. Pero no fundaronEstados ni sistemas de estratificación. Carecían de recursos suficientes para enjaular. En el próximo capítulo veremosque donde aparecieron esos recursos, fue resultado de conjuntos de circunstancias locales. No se produjo ningunaevolución social general más allá de las sociedades de rangos de las primeras sociedades neolíticas sedentarias. Ahoradebemos pasar a la historia local.

Bibliografía

Andreski, S. 1971: Military Organization and Society. Berkeley: University of California Press.

38

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 39/42

Rarth, F. 1961: Nomads of south Persia. Oslo: University Press.Bellah, R. 1970: Religious evolution. En su obra Beyond Belief. Nueva York: Harper & Row.Binford, L. 1968: Post-Pleistocene adaptations. En S. Binford y L. Binford, New Perspectives in Archaeology, Chicago:Aldine.Bloch, M. 1977: The disconnections between power and rank as a process: an outline of the development of kingdoms incentral Madagascar. Archives Européennes de Sociologie, 18.Boserup, E: 1965: The Conditions of Agricultural Growth. Chicago: Aldine.Brock, T,, y J. Galtung. 1966: Belligerence among the primitives: a reanalysis of Quincy Wright's data». Journal of PeaceResearch, 3.Claessen H., y P. Skalnik. 1978: The Early State. La Haya: Mouton.

Clarke, D. L. 1979a: Mesolithic Europe: the economic basis. En Analytical Archaeologist: Collected Papers of David L.Clarke. Londres: Academic Press.- 1979b:.The economic context of trade and industry in Barbarian Europe till Roman times. En ibíd.- 1979c: The Beaker network - social and economic models. En ibíd.Clastres, P. 1977: Society against the .State. Oxford: Blackwell.Divale, W. T., y M. Harris. 1976: Population, warfare and the mate supremacist complex. American Anthropologist, 78.Engels, F. (s.a.): «EI origen de la familia, la propiedad privada y el Estado». F:n C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas.Moscú: Progreso.Fallers, I.. A. 1956: Bantu Bureaucracy. Cambridge: Heffer.Farb, F . 1978: humankind. Londres: Triad/Panther.Firth, R. 1965: Primitive Polynesian Economy, 2ª ed. Londres: Routledge.Flannery, K. V. 1974: Origins and ecological effects of early domestication in Iran and the Near East». En the Rise and fallof Civilizations. comp. por C. C . . .Lamberg-Karlovsky y J. A. Sabloff. Menlo Park, Calif.: Cummings.

Forge, A. 1972: Normative factors in the settlement size of Nelithic cultivators (New Guinea)». En Man. Settlement andUrbanism. P. Ucko y otros. Londres: Duckworth.Fried, M. 1967: The Evolution of Political Society. Nueva York: Random House.Friedman, J. 1975: Tribes, states and transformations. En Marxist Analyses and Social Anthropology, comp. por M. Bloch.Londres: Malaby Press.- 1979: System, Structure and Contradiction in the Evolution of “Asiatic» Social Formations. Copenhague: MuseoNacional de Dinamarca.- 1982: Catastrophe and continuity in social evolution. En C. Renfrew y otros comps. Theory and Explanation inArchaeology. Nueva York: Academic Press.- y M. Rowlands. 1978: The evolution of Social Systems. Londres: Duckworth.Gilman, A. 1981: -The development of social stratification in Bronze Age Europe». Current Anthropology, 22.Gumplowicz, L. 1899: The Outlines of Sociology- Philadelphia: American Academy of Political and Social Sciences.Haas, J. 1982: The Evolution of the Prehistoric State. Nueva York: Columbia University Pres.

Herskovits, M. J. 1960: Economic Anthropology. Nueva York: Knopf.Kristiansen, K. 1982: The formation of tribal Systems in later European pre-history: northern Europe 4000 B.C.-500 B.C.En Renfrew y otros, comps. Theory and Explanation in Archaeology. Nueva York: Academic Press.Leach, E. 1954: Political Systems of Highland Burma. Londres: Athlone Press.Lee, R., y J. DeVore. 1968: Man the Hunter. Chicago: Aldine.Mair, L. 1977. Primitive Government. Ed. Rev. Londres: Scholar Press.Malinowski, B. 1926: Crime and Custom in Savage Society. Londres: Kegan Paul. (Ed. castellana: Crimen y costumbreen la sociedad salvaje. 1982].Moore, A. M. T. 1982: -Agricultural) origins in the Near East: model for the 1980s». World Archaeology.Nisbet, R. 1976: The Social Philosophers. St. Albans: Granada.Oppenheimer, F. 1975: The State. Nueva York: Free Life Editions.Otterbein, K. 1970: The Evolution of War. A Cross-Cultural Study. N.p. :Human Relations Area Files Press.Piggott, S. 1965: Ancient Europe: From the Beginning of Agriculture to Classical uniquity. Edimburgo: EdinburghUniversity Press.Polanyi, K. 1977: The Livelihood of Man, ensayos compilados por H. W. Pearson. Nueva York: Academic Press.Redman, C. L. 1978: The Rise of Civilization. San Francisco: Freeman.Renfrew, C. 1972: The Emergence of Civilisation: The Cycades and the Aegean in the Third Millennium B.C. Londres:Methuen.- 1973: Before Civilization: The Radiocarbon Revolution and Prehistoric Europe. Londres: Cape. [Ed. castellana: El albade la civilización. La revolución del radiocarbono en la Europa prehistórica. 1986].Ritter, G. 1969: The Sword and the Sceptre. Volume 1: The Prussian Tradition 1740-1890. Coral Gables, Flo.: Universityof Miami Press.Roberts, J. 1980: The Pelican History of the World. Harmondsworth, Inglaterra: Penguin Books.Sahlins, M. 1974: Stone Age Economics. Londres: Tavistock. [Ed. castellana: Economía de la Edad de Piedra. 1983].Sahlins, M., y E. Service. 1960: Evolution and Culture. Ann Arbor: University of Michigan Press.Service, E. 1975: Origins of the State and Civilization. Nueva York: Norton. [Ed. castellana: Los orígenes del Estado y dela civilización. Alianza, 1984].Shennan, S. 1982: Ideology and social change in Bronze Age Europe. Paper given to Patterns of History Seminar»,

39

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 40/42

London School of Economics, 1982.- 1983: Wessex in the Third Millennium B.C. Paper given to Royal Anthropological Institute Symposium, feb. 19, 1983.Sherratt, A. 1980: .Interpretation and synthesis - a personal view.. En The Cambridge Encyclopaedia of Archaeology,comp. por A. Sherratt. Cambridge University Press.Spencer, H. 1969: Principles of Sociology. Resumen en un tomo. Londres: MacMillan.Steward, J. 1963: Theory of Culture Change. Urbana: University of Illinois Press.Terray, E. 1972: Marxism and .Primitive Societies: Two Studies. Nueva York: Monthly Review Press.Thorpe, I. J., y C. Richards, 1983, The decline of ritual authority and the introduction of Beakers in Britain. Monografíainédita.Webb, M. C. 1975: -The flag follows trade: an essay on the necessary interaction of military and commercial factors in

state formation.. En Ancient Civilisation and Trade, comp. por J. Sabloff y C. C. Lamberg Karlovsky. Albuquerque:University of New Mexico Press.Wobst, H. M. 1974:.Boundary conditions for Palaeolithic social systems: a simulation approach. American Antiquity, 39.- 1978: The archaeo-ethnology of hunter-gatherers: the tyranny of the ethnographic record in archaeology.. AmericanAntiquity, 43.Wolin S. 1961: Politics and Vision. Londres: Allen & Unwind.Woodburn, J. 1980: •Hunters and gatherers today and reconstruction of the past. En Soviet and Western Anthropology,comp. por E. Gellner. Londres: Duckworth.- 1981:.The transition to settled agriculture. Paper given to the Patterns of History Seminar'. London School of Economics, nov. 17, 1981. Egalitarian Societies. Man, nueva serie, 17.

40

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 41/42

8/3/2019 Michael Mann Corregido

http://slidepdf.com/reader/full/michael-mann-corregido 42/42