Michel Foucault · 2009-09-03 · En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta...

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La subjetividad / Enrique Carpintero Espacio de contradicción y de lucha ¿Quien sostiene a las familias que sostienen a los niños? / Elina Dabas Redes sociales y restitución comunitaria Amémonos, amasémonos, seamos / Juan Angel Mondino ¿Quién es “la masa”? Modos subjetivos del hacer / Colectivo Situaciones Argentina piquetera Alrededor del trabajo / Daniel Tripoli ¿Desempleados, desocupados o desaparecidos? Diálogo con Edelyn Schweidson / Rasia Friedler Cuentos para sembrar infancia Loca cordura / Julio Chueco Psicosis social y evolución Reflexiones psicodramáticas / Claudia Paz En torno a la crisis y el encierro Año 5 Nº 42 Febrero de 2003 $ 3.- "Crear y recrear, transformar la situación, participar activamente en el proceso, eso es resistir" Michel Foucault 42 Director: Román Mazzilli

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Page 1: Michel Foucault · 2009-09-03 · En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta en los aparatos del Estado, los grupos econŠmicos, los partidos pol™ticos y

La subjetividad / Enrique Carpintero

Espacio de contradicción y de lucha ¿Quien sostiene a las familias que sostienen a los niños? / Elina Dabas

Redes sociales y restitución comunitaria Amémonos, amasémonos, seamos / Juan Angel Mondino

¿Quién es “la masa”? Modos subjetivos del hacer / Colectivo Situaciones

Argentina piquetera Alrededor del trabajo / Daniel Tripoli

¿Desempleados, desocupados o desaparecidos?Diálogo con Edelyn Schweidson / Rasia Friedler

Cuentos para sembrar infancia

Loca cordura / Julio Chueco

Psicosis social y evoluciónReflexiones psicodramáticas / Claudia Paz

En torno a la crisis y el encierro

Año 5 • Nº 42 • Febrero de 2003 • $ 3.- "Crear y recrear,

transformar la

situación, participar

activamente en

el proceso,

eso es resistir" Michel Foucault

42Director: Román Mazzilli

Page 2: Michel Foucault · 2009-09-03 · En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta en los aparatos del Estado, los grupos econŠmicos, los partidos pol™ticos y

Enrique Carpintero [email protected]

ÀCu�ntas veces he sido un dictador?ÀCu�ntas veces un inquisidor, un censor un carcelero?ÀCu�ntas he prohibido, a quienes m�s quer�a, la libertad yla palabra? ÀDe cuantas personas me he sentido due�o?ÀA cu�ntas he condenado por que cometieron el delito de no ser yo? ÀNo es la propiedad privada de las personasm�s repugnante que la propiedad de las cosas?ÀA cu�nta gente us�, yo que me cre�a tan al margen de la sociedad de consumo?ÀNo he deseado o celebrado, secretamente, la derrota de los otros, yo que en voz alta me cagaba en el valor del �xito?ÀQui�n no reproduce, dentro de si, al mundo que lo genera?ÀQui�n est� a salvo de confundir a su hermano con un rival y a la mujer que ama con su propia sombra?

Eduardo Galeano

Estas preguntas que realiza Galeano me permiten introducir eltema que quiero desarrollar en este art�culo: el poder inscrip-to en nuestra subjetividad. Es decir, la dimensi�n inconscien-

te de la ideolog�a dominante que nos permite entender la fuerza dela fantas�a y lo imaginario en la dimensi�n pol�tica. Pol�tica, quetambi�n se juega en nuestra subjetividad como un espacio de con-tradicci�n y lucha, cuya consecuencia la podemos encontrar en laconstrucci�n de las identidades individuales y colectivas.

Para comenzar creo necesario explicar brevemente como entien-de Freud la subjetividad. La noci�n de subjetividad se ha tornadocompleja porque no es un dato dado, no se hereda. Tampoco se li-mita al campo de la conciencia. El sujeto debe dar cuenta de un apa-rato ps�quico sobredeterminado por el deseo inconsciente. Pero es-te aparato ps�quico se construye en la relaci�n con un otro humanoen el interior de una cultura. Es decir, hablar de subjetividad impli-ca describir una estructura subjetiva como una organizaci�n delcuerpo pulsional que se encuentra con una determinada cultura.

En este sentido, defino el cuerpo como el espacio que constituyela subjetividad del sujeto. Por ello, el cuerpo se dejar� aprehenderal transformar el espacio real en una extensi�n del espacio ps�qui-co. El car�cter extenso del aparato ps�quico es fundamental paraFreud, ya que �ste es el origen de la forma a priori del espacio.1 Deesta manera entendemos que toda producci�n de subjetividad escorporal en el interior de una determinada organizaci�n hist�rico-social. Es decir, toda subjetividad da cuenta de la historia de un su-jeto en el interior de un sistema de relaciones de producci�n. Perolo social como marca en nuestros cuerpos no lo debemos entendercomo una imposici�n, sino como el resultado de un conflicto quecomienza desde la ni�ez. Este conflicto tiene los avatares de la cas-traci�n ed�pica, que desempe�a un papel fundamental en la estruc-turaci�n de la personalidad y en la orientaci�n del deseo humano.2

Es aqu� donde el poder juega su lucha por el sometimiento haci�n-donos creer libres cuando en realidad nos somete desde nuestro in-terior.

Esto nos lleva a la cuesti�n del poder. Para Freud la cultura con-sisti� en un proceso al servicio del Eros que, a lo largo de la histo-ria fue uniendo a la humanidad toda. A este desarrollo se opuso -yse opone- como malestar la pulsi�n de muerte que act�a en cada su-jeto. Es por ello que la cultura crea Ðlo que denomino- un espacio-soporte donde se desarrollan los intercambios libidinales.3 Este es-pacio ofrece la posibilidad de que los sujetos se encuentren en co-munidades de intereses, en las cuales establecen lazos afectivos ysimb�licos que permiten dar cuenta de los conflictos que se produ-cen. Es as� como este espacio se convierte en soporte de los efectosde la pulsi�n de muerte. De esta manera, podemos establecer la hi-p�tesis de que el poder es consecuencia de este malestar en la cul-tura. Por ello aquellos que ejercen el poder encuentran su fuente enla fuerza de la pulsi�n de muerte que, como violencia destructiva yautodestructiva, permite dominar al colectivo social. Esta queda enel tejido social produciendo efectos que impiden generar una espe-ranza para transformar las condiciones de vida del conjunto de lapoblaci�n. En este sentido, es importante tener en cuenta un poderque represente los intereses de una minor�a de otro en manos de lamayor�a de la poblaci�n. Esta situaci�n es producto de condicionesecon�micas, pol�ticas y sociales. Sin embargo desde que el mundoes mundo, a excepci�n de breves per�odos hist�ricos y en determi-nados pa�ses, existe una empresa dirigida desde el poder para orga-nizar el sometimiento de los pobres. Este hecho fue ocasionandocontradicciones y tensiones que se han resuelto de diferentes mane-ras en cada momento hist�rico, ya que es imposible pretender quelos seres humanos vivamos seg�n el orden de un hormiguero o unpanal. Su objetivo es controlar la libertad y la condici�n pulsionaldel ser humano.

Freud en T�tem y tab� planteo el papel decisivo que tiene el po-

der en las comunidades primitivas antes de la aparici�n de la pro-piedad privada. Esta premisa es de suma importancia, ya que poneen evidencia que el origen de la propiedad privada no es una deter-minante absoluta del poder y de dominaci�n social. Esta es una desus variantes. La hip�tesis de la armon�a y la igualdad de la socie-dad primitiva antes de la introducci�n de la propiedad privada seconvierte en una utop�a rom�ntica. Tambi�n, la existencia hist�ricadel socialismo autoritario estalinista ha demostrado que la funci�nrepresiva del poder no desaparece autom�ticamente con la aboli-ci�n de la propiedad privada. Este aparece en cualquier forma deorganizaci�n social y tiene sus or�genes en la condici�n pulsionaldel sujeto humano. De all� la importancia de la fuerza del colectivosocial para permitir formas organizativas que generen comunidad.Es decir, como plantea Spinoza, no es solamente el af�n desmedi-do de manipulaci�n y dominio de un sector social el que genera elpoder. Tambi�n podemos observar en otros muchos un af�n de ser-vidumbre, una impotencia que los lleva a esperar sus alegr�as y fe-licidad de supuestos poderosos. Creer en un salvador. Los seres hu-manos sufren la servidumbre de sus pasiones tristes que disminu-yen su propia potencia. En esta perspectiva el camino �tico Ðseg�nSpinoza- no es una supresi�n de las pasiones sino enfrentar las pa-siones tristes (la depresi�n, la melancol�a, el odio) con el poder dellas pasiones alegres (el amor, la solidaridad, etc.). Por ello la impor-tancia de una pol�tica liberadora que tenga en cuenta que las pasio-nes no son meros defectos, meras carencias originadas en la igno-rancia. Una buena teor�a pol�tica ha de partir de que los seres hu-manos nunca pueden ser plenamente racionales, gui�ndose por susopiniones y pasiones comunes.4 Por ello debe entender las causasde las situaciones que pretende enfrentar pero la eficacia como teo-r�a y conocimiento capaz de orientar las acciones pol�ticas depen-der� no de su verdad o de la fuerza de sus demostraciones sino delcontexto institucional y pasional que le permita transformarse enuna gu�a para la acci�n potenciando la fuerza del colectivo socialcontra el poder que la limita.

En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta en los aparatos del Estado, los grupos econ�micos, los partidospol�ticos y las instituciones sociales sino tambi�n -deber�amos de-cir fundamentalmente- se encuentra en como se relacionan los su-jetos en la sociedad. Es aqu� donde la visibilidad del poder se haceinvisible.

Es decir, como plantea Marx: ÒEl capitalismo es una relaci�n so-cialÓ y para que esta funcione el poder ejerce su dominaci�n gene-rando formas de control social cuyas caracter�sticas depende de ca-da etapa hist�rica.5

Si en los inicios del capitalismo la burgues�a necesitaba del pro-letariado como fuerza de trabajo, en la actualidad el imperio del ca-pital financiero necesita para su reproducci�n mundializada de es-tados nacionales que se subordinen y de un sujeto solo y aislado desu clase social. Esta l�gica pol�tica, social, econ�mica y cultural ge-nera una contradicci�n y lucha entre el capital y el trabajo que notiene precedentes en la historia. Su resultado ha sido que la lucha declases no s�lo no se ha extinguido, sino adquiere una complejidaddonde los dominados tambi�n son controlados desde su subjetivi-dad. Esta dominaci�n tiene diferentes formas en la organizaci�n dela familia, la sexualidad, el cuerpo, la importancia del espacio pri-vado en detrimento del espacio p�blico, el peso de los medios decomunicaci�n, los desarrollos tecnol�gicos, etc. Por ello, comoplantea Le�n Rozitchner, debemos tener en cuenta que Òhay quecomprender la pol�tica desde otro lugar: aquel que nos muestre elmodo como los ÔelementosÕ �ltimos del poder social -los hombres-son movilizados por la representaci�n del poder que vive en ellosde manera invertida, organizada y dirigida contra ellos mismos. Nohay poder colectivo, pol�tico por lo tanto, que no suscite o se dirijaal poder individual. El despotismo cuenta con la ilusi�n de trascen-dencia del poder. Poder que aparece como si viniera s�lo desdeafuera, en su monstruosa apariencia, dominante e imperiosa, ocul-tando el hecho de que en realidad se alimenta del nuestro propio.Todo poder desp�tico se apoya en una relaci�n de dominio indivi-dual, y cuenta con la disoluci�n del poder colectivo como incons-ciencia de s�, en cada uno, en el momento mismo en que lo domi-na.Ó6

En esta perspectiva, un aspecto que quiero destacar, dada su im-portancia como organizador social, es en relaci�n a las formas quetiene el trabajo en nuestra sociedad.

El sujeto al descubrir el trabajo nace al mismo tiempo como sersocial. En efecto, el trabajo le obliga a la asociaci�n con los otros.De esta manera el trabajo, y la organizaci�n social y econ�mica quede �l se desprende, introducen en la existencia humana, pr�ctica-mente desde el mismo origen, un nuevo factor: la necesidad de re-gular la propia necesidad pulsional no s�lo en funci�n de la natura-leza sino tambi�n en funci�n de la forma social de esta existenciahumana, de su propia organizaci�n hist�rico-cultural. Lo cual im-plica que en la sociedad capitalista hay un poder concreto: este es

Campo Grupal / 2

DirectorRomán MazzilliSecretario de redacciónWalter VargasRedacción: Luis Gruss, Daniel Seghezzo, Denise Najmanovich, Patricia MercadoPublicidadDaniel Tripoli, María Eugenia CondeColaboran en esta ediciónColectivo Situaciones, Elina Dabas,Enrique Carpintero, Julio Chueco,Rasia Friedler, Léa Tiriba, Juan AngelMondino, Alberto Ascolani, ClaudiaPaz, Ana Mayor, Patricia Garrote CorresponsalesJuan Díaz (Bahía Blanca)Juan Lovari (La Plata)Roberto Sánchez (Mar del Plata)Marta Carbonero (Bariloche)Rodrigo Campos Alvo (Tucumán)Montse Fornos (España)Cecilia Biglieri (EE.UU.)Raúl Sintes, (Uruguay)Pedro Mascarenhas - Sergio Antonio Carlos (Brasil)Enrique Guinsberg (México)Leonardo Montecchi - Terenzio Formenti (Italia)Jacinto Inbar (Israel)Rosa Jaitin (Francia)Jaime Marominsky (Chile)Ilustraciones: Patricia Bentancur

Redacción y PublicidadConesa 473 P.B. ÒBÓ(1426) Capital - ArgentinaTel/fax: (54-11) 4553-1226E-mail: [email protected]: www.campogrupal.comImpresi�n: Asking S.A.Distribuci�n: Motorpsico (Capital)En Chile: Librer�a OlejnikEn Uruguay: Mario CambiassoCampo Grupal es una publicaci�nde Ediciones Presencia.

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La subjetividad

Espacio de contradicción y de lucha

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de clase. El grupo social dominante crea sus instrumentos de poder,de civilizaci�n y de cultura, as� como los medios para realizarlo.

En este sentido el trabajo no s�lo permite la satisfacci�n de lasnecesidades sino la posibilidad de sublimaci�n y desplazamientode la agresi�n inherente al sujeto. Por ello, el trabajo se transformaen un medio para permitir el proyecto vital de la existencia del su-jeto.

ÀQu� ocurre en una sociedad donde el 30% esta desocupado, m�sde mitad de la poblaci�n tiene trabajos precarios e insuficientes yel resto no sabe por cuanto tiempo seguir�n en sus empleos? Es evi-dente que el resultado es una sensaci�n de inestabilidad e imposi-bilidad de establecer un proyecto. Esta caracter�stica del capitalis-mo mundializado encuentra su eslab�n m�s d�bil en nuestro pa�s.Hoy, el trabajo en el conjunto de la sociedad capitalista, seg�n Ro-bert Castel, la podemos dividir en tres zonas: A) Una zona de inte-graci�n. Constituida por aquellos que tienen un trabajo estable. B)Una zona de vulnerabilidad. Que corresponde a aquellos que tienenun trabajo precario y una inserci�n social muy fr�gil y B) Una zo-na de desafiliaci�n. Propia del desocupado, el cual termina aisl�n-dose de la sociedad y pierde los lazos sociales.7

Pero esta situaci�n no es una ÒfallaÓ del sistema, sino el resulta-do de la hegemon�a del capital financiero para aumentar su tasa deganancia a trav�s del desarrollo cient�fico y tecnol�gico y, ejercien-do un control basado en la exclusi�n de amplios sectores de la po-blaci�n y la incertidumbre de aquellos que tienen trabajo. M�s queabolir las reglas del pasado, el nuevo orden mundial, implementanuevos controles: el ÒpaloÓ y la ÒzanahoriaÓ. El ÒpaloÓ generandoel miedo para conformarnos a que aceptemos que nada puede sercambiado. La ÒzanahoriaÓ creando la utop�a de la felicidad priva-da. Su resultado es una subjetividad construida, por un lado en losmodelos del consumo y la importancia del mercado, donde se esti-mula la adquisici�n de bienes como paso para adquirir la felicidad.Por otro lado, una mayor�a de la poblaci�n que no tiene recursossuficientes para su subsistencia, donde su proyecto vital no puedeser posible, ya que es imposible cambiar a partir de su propio es-fuerzo.

De esta manera, crea un conflicto entre la subjetividad y la expe-

riencia.8 La experiencia esta desarticulada de una subjetividad queno encuentra una identificaci�n con un proyecto de vida. Sin em-bargo, el capitalismo produce sus propias contradicciones. Una delas consecuencias no deseadas de esta pol�tica es la necesidad de re-forzar el sentimiento de comunidad. Es aqu� donde nos encontra-mos con la reconstituci�n de las identidades colectivas: de clase, deg�nero y de generaci�n. Comienzan a aparecer formas de identifi-caci�n donde el ÒpiqueteroÓ encuentra un lugar como obrero deso-cupado; las f�bricas abandonadas por sus due�os, luego de entraren quiebra, son ocupadas por los obreros para organizar y adminis-trar la producci�n; las clases medias desarrollan espacios de solida-ridad en asambleas vecinales, grupos de trueque, organizacionesculturales, etc.

En esta lucha por diferentes reivindicaciones, hay una que se des-taca por su radicalidad: poder trabajar. Esta es una lucha de vida omuerte. Es una lucha que permite identificarse como sujeto social-hist�rico. En este proceso la subjetividad produce realidad cuyosefectos implican oponerse al poder.9 Es all� donde aparece un Òno-sotrosÓ con la fuerza del colectivo social que genera comunidad.Un ÒnosotrosÓ que crea v�nculos de solidaridad. Un ÒnosotrosÓdonde nuestra subjetividad se encuentra con un espacio-soporte pa-ra nuestro padecimiento. En definitiva, un ÒnosotrosÓ que en lapr�ctica social y pol�tica va encontrando las necesarias formas or-ganizativas para enfrentar un poder que tambi�n est� en nuestrasubjetividad. Por ello, nada mejor que recordar a Freud: ÒÉunacultura que deja insatisfechos a un n�mero tan grande de sus miem-bros y los empuja a la revuelta no tiene perspectiva de conservarsede manera duradera ni lo mereceÓ.

* Texto basado en la exposici�n realizada en el Primer Congre-so Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos organiza-do por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Noviem-bre de 2002.

Notas1 Carpintero, Enrique, Registros de lo negativo. El cuerpo como lugar del incons-ciente, el paciente l�mite y los nuevos dispositivos psicoanal�ticos. Editorial Top�a,Buenos Aires, 1999. 2 Rozitchner, Le�n, Freud y el problema del poder. Plaza y Vald�s ediciones, M�-xico, 1987.3 Idem nota 1, tambi�n ÒEl yo-soporteÓ, revista ÒDialogantesÓ, N¡ 6, octubre de2002. 4 Spinoza, Baruch, Etica. Editorial Aguilar, Buenos aires, 1982.Tratado pol�tico. Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1990.5 Carpintero, Enrique y Mario Hern�ndez compiladores, Produciendo realidad: lasempresas comunitarias. Grissinopoli, R�o Turbio, Zan�n, Brukman y Gral. Mosco-ni. Editorial Top�a, Buenos Aires, 2002.6 Rozitchner, Le�n, Per�n: entre la sangre y el tiempo. Lo inconciente y la pol�ti-ca. Parte I, Del duelo a la pol�tica: Freud y Clausewitz. Editorial Cat�logos, Bue-nos Aires, 1998. 7 Castel, Robert, La metamorfosis de la cuesti�n social. Una cr�nica del salariado.Editorial Paidos, Argentina, 1997.8 Sennett, Richard, La corrosi�n del car�cter. Las consecuencias personales en elnuevo capitalismo. Anagrama ediciones, Barcelona, 1998.9 Idem nota 5

Campo Grupal / 3Quiero llegar a ser inmortal y luego morirme. Jean Pierre Melville

POR HH O POR GG(humores grupales)

Walter Vargas [email protected]

Nos juntamos a tomar unos vi-nos el director plenipotenciario,vale decir,Román Mazzilli, Dany Seghezzo,y el autor de estas líneas. ¿Te-ma de cabecera? Cualquiera.¿Tema ineludible? Sí, claro, porsupuesto, Campo Grupal. Y noes para menos, che. Quién hu-biéra dicho que llegaríamos tancampantes al quinto año... Na-die, ni el propio Román en undía de optimismo copioso.Pero ahí estamos, y de eso ha-blamos. De los cinco años, delprobable sexto, y de esta con-creta posibilidad de que, salvolluvia ácida, eclipse de sol ad in-finitum o meteoro de más porsaber, octubre nos encontraráunidos y redondeados: ¡cincuen-ta-números-cincuenta!. Y será,qué duda cabe, una gran oca-sión para otras libaciones entu-siastas, como que hay dios, cono sin mayúsculas.Y ya que estábamos en tema,les comenté, a Román y Dany,que casi sin darnos cuenta la re-vista devino en eso con que so-ñábamos en sus horas de gesta-ción: un espacio para la circula-ción de ideas, tierras de singula-ridades, de preocupaciones he-terogéneas, de pasiones que, entanto tal, resistieran, a los últi-mos aullidos domesticadores.No puedo ni quiero enunciarmás allá de lo que va autorizan-do mi propio entendimiento. Miimperfecta máquina de acopios,simpatías y antipatías.Leo y releo el ejemplar de di-ciembre de 2002, por ejemplo, yque se decrete, aunque de mo-do sutil, la abolición de la luchade clases, me resulta ligeramen-te desopilante (no me asustanlos fragmentos, al contrario, pe-ro, a veces, tomar la parte por eltodo es más peligroso que ciru-jano con hipo). Sigo, y a vuelta de esquina tro-piezo con una curiosa oposiciónentre “vida” e “ideas”, como silas ideas fueran cosa de Jupiter,Saturno, o andá a saber.Al rato me desayuno con queMarcelo Piñeyro es sinónimo debuen cine, y ahora me devanolos sesos, puesto que habiendovisto casi toda, por no decir todala filmografía de Piñeyro, tengopara mí que Kamchatka no es laprueba de ninguna genialidad si-no una imprescindible rupturaque lo aleja de un tono compla-ciente, demagógico, tirando abarato, digamos.Al final del recorrido ya me hereído lo suficiente de mi propiaarrogancia, me digo a quién leganaste, y aunque no embellez-co los dichos que me habíancrispado, incomodado, o infatua-do, es agradable, muy agrada-ble, haber comprobado queCampo Grupal, por fin, cómo no,que siga así, amén, es una fan-tástica bolsa de gatos.

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Juan Angel Mondino [email protected]

El ÒnosotrosÓ, siempre, es un grito que disuelve. Pero Òreuni�nÓes, siempre, la palabra de la Vida. ÀC�mo conjugar, entonces,grito y palabra, disoluci�n y reuni�n?

El 20 de Diciembre de 2002 me despert� conmovido: con un nudoen la garganta. Todos los yo que soy, y los nosotros que soy, y los no-sotros que somos como yo, o como nosotros, y los yo que somos comonosotros (no es parad�jico que el yo-yo sea, en s�, la representaci�n delahorco), semenos mezclamos en el cuerpo de m�: en la garganta de m�.Antes de levantarme, pens� (y lo dije, en voz muy bajita): ÒTengo unaemoci�n irreductibleÓ. Me levant� turbado, aturdido, alegre: ensegui-da habr�a de relacionarme con la primera persona que se cruzara en elcamino de m� hacia el ba�o. Y quer�a, tanto como no, regalarle una son-risa, un Òbuen d�a, Àc�mo est�s?Ó. Quer�a, tanto como no: yo nosotrostodos �ramos el cuerpo de m�. Yo nosotros todos somos los cuerpos detodos. Al entrar al ba�o me choqu� con el espejo. Ni la cara de m� mesorprendi�, ni las preguntas de m�: Àqui�n soy? Àqui�nes somos?

Para que la vida sea, algo tiene que abrirse.Camino por la estaci�n Chacarita, hacia mi trabajo. Sobre una de las

columnas, pegada desprolijamente, una hoja tama�o oficio con el n�-mero 1 en el centro. ÒEn Metrov�as s�lo hay lugar para unoÓ, reza. Alcostado del 1, la hoz y el martillo, el s�mbolo del PCR (Partido Comu-nista Revolucionario). Desde que la vi, disculpen ustedes, esa imagenme produjo repulsi�n. Creo, a la luz de mi emoci�n irreductible, poderexplicar por qu�. Me parece una actitud fascista negar los lugares -l�a-se espacios- que no son (de) uno: me parece infantil, ingenuo, tonto.Me parece que es el m�s destructivo, penoso, triste, uso del ÒnosotrosÓque podemos llegar a hacer. La tan mentada unidad, al fin y al cabo, noes m�s que la consumaci�n de la disoluci�n. No es m�s que negar laposibilidad de la reuni�n. ÒS�lo hay lugar para unoÓ es una sentenciaque impide el di�logo, tanto desde el Òs�loÓ como desde el ÒunoÓ, tan-to desde la forma como desde el contenido (sabiendo, encima, que for-ma y contenido se implican mutuamente y, en este caso, se potencian).Esta frase es ilustrativa, es un modelo. Es un modelo que nos muestra,vaya si nos cuesta reconocerlo, un modo de vivir. Que es un modo devivir negando. Que es un modo de vivir cerrando. Que es un modo, va-ya paradoja, Ávaya tristeza!, de vivir matando. (M�s arriba: El Ònoso-trosÓ, siempre, es un grito que disuelve. Pero Òreuni�nÓ es, siempre, lapalabra de la Vida.) La forma ling��stica que nunca cierra, que siempreabre, que no se cansa de dar vida, de revolversemenos y devolverseme-nos y de volver (pues es la repetici�n nuestro signo), es la pregunta.ÀQui�n soy? ÀQui�nes somos? ÀLa masa? ÀQui�n es la masa?

La pregunta afirma el futuro. Preguntar implica un modo de relacio-narse con el tiempo. Si yo nosotros todos fu�semenos siempre ahora,no cabr�a la pregunta por el despu�s, no tendr�a lugar. Y ya dije c�mome parece calificable la negaci�n de un lugar (l�ase, tambi�n, tiempo).(En las primeras p�ginas de Anna Karenina, de Tolstoi: Òvivir al d�a; esdecir, olvidarÓ).

Voy a ponerle palabras a mi emoci�n. Cuando se pone en palabras,se mata y se crea. Yo nosotros todos somos, tambi�n, palabras. Cratilo,disc�pulo de Her�clito, algo maestro de Plat�n, decidi� callar parasiempre y comunicarse mediante se�as frente a la imposibilidad de laspalabras de designar con precisi�n. Juarroz, al contrario, escribe: Òeloficio de la palabra / m�s all� de la peque�a miseria y la peque�a ter-nura / de designar esto o aquello / es un acto de amor / es crear presen-ciaÓ1. Adherimos mis yos y mis nosotros. Adhesi�n de mi.

Voy a poner, entonces, en palabras, mi emoci�n (ahora reducida (apalabras)).

Lo que ocurri� el 19 y el 20 de diciembre de 2001 en Argentina fue,al mismo tiempo, dos cosas, que parecen lo mismo pero no lo son: ce-rrar la negaci�n y abrir. Revolversemenos, devolversemenos y volver.Es decir: semenos pone a preguntar y semenos invita a tener relaci�ncon el tiempo, con el despu�s, a aceptarsemenos como sujetos objetosde un despu�s. Semenos dice: hay algo que no es ahora, que no sos yonosotros todos, con el que algo tienen que hacer. El primer algo, posi-tivamente definido (y sencilla) es USTEDES MA�ANA. A ese Òuste-desÓ podr�amos llamarlo Masa. As� como, en el mismo sentido, podr�a-mos llamar tambi�n Masa a cada yo nosotros todos. Es decir: uno y to-dos. Es decir: reuni�n.

Lo emocionante est�, para m�, en Òlo que ocurri�Ó. Porque lo queocurri� no ocurri�, sino que lo ocurrimos. M�s que Òlo que ocurri�Ó fueun Òse nos ocurri�Ó. Se nos ocurri� que pod�amos volver a preguntarpor yo nosotros todos; que pod�amos tener una relaci�n con el despu�s.Semenos ocurri� que pod�amos. Semenos ocurri� PODER.

Un fil�sofo argentino hace el siguiente an�lisis hist�rico, comparan-do manifestaciones populares. ÒEl 17 de octubre, luego del surgimien-to inicial del «45, deviene liturgia, fiesta oficial, y cuando las masasson requeridas nuevamente ya no hay nada que las movilice porque elinstantane�smo glorioso de la gesta original no consolid� en una orga-nizaci�n sino en un ritual consagratorio de las conducciones, un ritualparalizante. Con el primer peronismo, cuando hubo que salir de nue-

vo, cuando hubo que frenar la embestida olig�rquica, ya no sali� casinadie, dado que las masas se hab�an consagrado m�s en festejar al je-fe y a la gesta originaria que reproducirla creando los canales organi-zativos que lo permitieran. Este es el peligro de una gesta popular co-mo la del 20 de diciembreÓ2. Pareciera haber en estas palabras, dos co-sas: un an�lisis acertado y un miedo al abismo (extra�o en un fil�sofo).A los seres humanos nos cuesta tomar el futuro de nosotros en las ma-nos de nosotros. A yo nosotros todos semenos cuesta asumir el gobier-no de nosotros. ÒÀQu� voy a hacer de mi vida?Ó es una pregunta quesemenos hemos hecho en alg�n momento. Y en eso, decidimos contes-tar.

Ahora: Àqu� pasa cuando esa pregunta se la hacen al mismo tiempomiles y miles de personas, pero no en primera persona del singular, si-no en este modo adverbial de asumirnos: como un yo nosotros todos?ÀQu� pasa cuando el sujeto es multitud y la respuesta no es unidad (Pe-r�n)? Yo apuesto: hay abismo. O mejor: Habismo. S�, con ÒHÓ. Porquees un abismo que surge de un grito contenido, de un grito sin fonema.Es todo potencia. Y cuando se intenta actualizar, el acto se convierte envac�o (oradores, ingresos con banderas rojas y declamaciones a�ejas,gritos af�nicos de unos que no quieren reunir sino disolver en su uni-cidad, la plaza con las mismas caras de siempre, con el escenario pues-to donde siempre, con volantes impresos con las tipograf�as de siempresobre los mismos colores de todas las marchas Ðque terminan siendocontramarchas- de siempre, con el siempre como siempre. Y, lamenta-blemente, con un siempre que nos hace tener, otra vez, una relaci�ntriste con nuestro ma�ana, con nuestro despu�s. El siempre que conde-na. El siempre de otra vez.

Entonces: Àd�nde se expresa la potencia como potencia? ÀQui�n laexpresa? Los que como aquella vez donde aquella vez. Yo nosotros to-dos en las calles. No en el acto, sino en la relaci�n. No en la marchadonde uno habla (no importa qui�n) y todos oyen, sino en el di�logocon otro convertido en otro, asumido y respetado como otro. (Asumi-do y respetado, tambi�n, como un yo, que es, claro, tambi�n, un yo no-sotros todos).

No hay referencia. No hay centro. Producto: angustia. Habismo. Tanpero tan humano suena, que hasta el fil�sofo le teme. Semenos mues-tra crudo, intransigente, s�lido. ÁAh! ÀQui�n es la Masa? Vuelvo aapostar:

La Masa es la pregunta que semenos preguntamos a nosotros mis-mos al decidir habismarnos. La Masa es yo nosotros todos en el actode preguntar.

Camino por la Plaza de Mayo el 19 de diciembre de 2002 a la noche.S�lo me quedan el sue�o y la emoci�n irreductible. Antes de irme, medetengo a ver uno de los video-documentales que se proyectan al airelibre, bajo la noche estrellada. Una mujer, en la pantalla, dice: ÒHayque demostrarle al mundo que la vida no es s�lo ganancia, que la vidano es ganancia, la vida es m�s que esoÉ y la vida puede empezar ha-ciendo pan, con otros, en un horno de barro, para darles de comer acientos de chicos que no tienen nada en sus casas.Ó La Masa que somosyo nosotros todos. El pan ser� no lo que tiene que ser sino lo que lasmanos de yo nosotros todos amase. Amasemenos. Am�monos amas�-monos seamos. La Masa est� sobre la mesa. Nada m�s.

Notas1 Poes�a Vertical (Antolog�a), Roberto Juarroz, Colecci�n Visor de

Poes�a, p�g. 125.2 P�gina/12, Suplemento Especial ÒQu� cambi� el 20 de Diciem-

breÓ, Art�culo ÒCambi� mucho / poquito / nadaÓ de Jos� Pablo Fein-mann, p�g. 7

Campo Grupal / 4 El pintor que se encuentra a sí mismo está perdido. Max Ernst

Amémonos, amasémonos, seamos

¿Quién es “la masa”?

Denise Najmanovich [email protected]

Hace ya muchas décadas que T.S.Eliot clamaba:¿Donde está la sabiduría que he-mos perdido con el conocimiento,Dónde está el conocimiento quehemos perdido con la información?

Fácil repetirlo, delicado gozarlo pero¡cuán provocador pensarlo! Si deja-mos crecer en nosotros la semilla delasombro y la regamos con el esfuerzodel pensar podemos llegar a palpar laenormidad del desafío de Eliot. En es-ta época caracterizada por la docta ni-miedad, que algunos petulantes hanllamado “Era del Conocimiento” yotros “Sociedad de la Información”,pensar es lisa y llanamente subversi-vo. Hemos llegado al fondo de la pa-radoja de la inteligencia: a fuerza deejercerla en el vacío existencial nosvamos volviendo cada vez más estú-pidos. Como bien dijo Alexis Carrel:La inteligencia es casi inútil paraaquel que no tiene más que eso.Qué nos ofrece el mercado cognitivode estos días, sino un producto de-gradado, un “saber chatarra”, un “ban-co de datos” infinito y una casi totalausencia de búsquedas de sentido,de preguntas convocantes, de provo-caciones fructíferas, de entusiasmoinvestigador. En fin, que muchos da-tos y pocas nueces. Hace ya más de un siglo que desdeel viejo continente Nietzsche nos ins-taba a cultivar una interrogación apa-sionada en que el pensar y el estar vi-vo fueran una y la misma cosa. Enestas tierras Macedonio Fernandezreclamaba, y ejercía lo que no es po-co, un pensamiento lúcido y singularque se reía a carcajadas de la Acade-mia. Ambos concebían el pensamien-to como parte de la corriente de la vi-da humana, nuestra marca de estilo ynuestro sino. Como todo lo que estávivo el pensar es activo, transforma-dor, creativo. Requiere de energía sinjustificación y sin meta. El pensarirrumpe en nosotros como el rayo enla noche y por lo tanto mal puede te-ner un “sujeto”. Pienso más allá de mivoluntad y mis deseos. El “Yo” carte-siano nada tiene que ver con ello. Laactividad del pensar adviene en mí yme transforma. No tiene anteceden-tes, objeto o destino predeterminado:disuelve toda identidad en el mar ru-moroso de la vida y el tiempo. El pen-sar gesta nuevos mundos y en su ac-tividad deja una estela que es el co-nocimiento. Éste no es más, ni me-nos, que un souvenir -muchas vecesmaravilloso- de las portentosas nave-gaciones del pensamiento. Así comola vida no requiere –ni admite- justifi-caciones, sentidos u objetivos, tampo-co el pensamiento, que es actividaddel viviente humano, los consiente. Elpensar pertenece al reino de la eróti-ca y no al de la lógica (donde residenla razón y el procesamiento de infor-mación).A muchos podrá parecerles extraña oincluso extravagante esta afirmación,sobre todo a aquellos que han hechosu agosto con la yerma erudición. Sinembargo, todos hemos sentido algunavez la vibrante erupción de un pensa-miento que nos ha sacudido los ci-mientos, abierto nuevos cauces y am-pliado e incluso transfigurado nuestromundo de experiencia. Este pensar esel resultante de la actividad erótica: denuestra capacidad de ligarnos al mun-do en infinidad de formas, de explorar-lo creando múltiples senderos, de re-sonar y disonar, de recrearlo en nues-tro imaginario y parirlo en el lenguaje.Pensar es también un destino de lapulsión: nos calienta con un fuegoque transforma al mundo y a nosotrosen él. El pensamiento, como el deseo,es un rayo que no cesa.PD: Donde dice calienta quiero decirexactamente eso.

POLIFONIA

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Colectivo Situaciones [email protected]

1-El piquete es un recurso heredado del movimiento obrero. Enaquellas circunstancias, se hablaba de piquete Òde huelgaÓ, ysu territorio eran la f�brica y sus alrededores. El piquete de f�-

brica era un instrumento de lucha de los trabajadores. Se podr�a de-cir que esta modalidad del piquete produc�a un cierto sujeto que seconstitu�a en la lucha sindical y pol�tica. El piquete era un meca-nismo de apoyo de un dispositivo fundamental: la huelga. Colabo-raba, as�, con una acci�n muy particular: la no-producci�n. Unaforma espec�fica de sociedad, de capitalismo y de la lucha de cla-ses se dejaba leer a trav�s de estos m�todos de lucha.

2-El piquete actual es otra cosa: su territorio ya no es el de la f�-brica, sino el de los barrios y las rutas nacionales. Sus protagonis-tas no son obreros empleados por el capital sino desocupados, y elpiquete mismo adquiere ahora una centralidad antes desconocida.Si antes produc�a subjetivamente Òobreros en luchaÓ hoy produceÒpiqueterosÓ.

3-Seg�n las ciencias sociales, los piqueteros son los excluidos.Seg�n la experiencia argentina, en cambio, los piqueteros sonquienes mejor han comprendido que la Òexclusi�nÓ es lo que el ca-pitalismo actual tiene para ofrecer: se incluye a los excluidos comoexcluidos.

4-El piquete actual opera en la Òf�brica socialÓ, como el viejopiquete operaba sobre la planta fabril: interrumpiendo la acumula-ci�n del capital. Pero mientras la potencia de los obreros emplea-dos por el capital es la de hacer que Òno se produzcaÓ, la del obre-ro desempleado por el capital consiste en lograr que Òno se circu-leÓ. El piquete actual, entonces, no es tanto un subproducto resi-dual de la lucha de clases (de la planta fabril), como una modali-dad contempor�nea de la lucha de clases en un capitalismo posmo-derno, que cada vez indistingue m�s entre producci�n y circula-ci�n.

5-El piquete es, a su vez, expresi�n de la sociedad (argentina)actual. Sobre todo del desfondamiento del estado nacional y sucaptura por parte de un conjunto de bandas mafiosas, que se hanapoderado Ðincluso- de las fuerzas represivas. Actualmente, la so-ciedad argentina tiende a dividirse en dos din�micas paralelas queconviven complejamente. De un lado, los lazos que ligan al capi-tal global y al estado mafia (con sus bandas represivas); del otro,las experiencias mas radicales de un contrapoder: una sociedad pa-ralela que tiende a la autoorganizaci�n. El piquete es parte de es-te movimiento de contrapoder.

6-Pero es ÒparteÓ y no ÒtodoÓ. La sociedad paralela es m�ltiple.Abarca asambleas vecinales, casi 200 empresas y f�bricas tomadasy autogestionadas por sus trabajadores, y una mir�ada de diferen-tes experiencias campesinas, educativas, ligadas a los derechos hu-manos, a las culturas abor�genes, a experiencias art�sticas e intelec-tuales, etc. El contrapoder actual, a diferencia del de otras �pocasy lugares, no se organiza a partir Ðni a trav�sÐ de partidos pol�ti-cos, a�n de los revolucionarios y de izquierda. No posee dirigen-tes excluyentes, ni centros condensadores. En este sentido, la ex-periencia argentina es un verdadero laboratorio.

7-El piquete, dec�amos, es expresi�n de una nueva lucha de cla-ses. Esa lucha se extiende a lo largo de todo el territorio social.Atraviesa en su totalidad el lastimado cuerpo Ðpol�ticoÐ del pa�s.Para comprender a�n mejor esta perspectiva, es preciso otear Òmasall� de los piquetesÓ y mirar lo que sucede con los movimientos pi-queteros cuando Òno hacen piquetesÓ. En ese sentido, resulta muyinteresante el modo en que trabajan los Movimientos Trabajadoresde Desocupados organizados en la Coordinadora An�bal Ver�n, enel sur de la Provincia de Buenos Aires.

8-Ellos se consideran, antes que nada, trabajadores. Pero no so-lo porque hayan sido obreros o por que demanden Òtrabajo, digni-dad y cambio socialÓ, cuanto por el hecho de que en su mismapr�ctica cotidiana no hacen otra cosa que trabajar a partir de la au-toorganizaci�n productiva, la econom�a alternativa, la educaci�npopular, los lazos de solidaridad con el barrio y el entramado que

los liga con el resto del movimiento del contrapoder.9-Contra lo que cre�an los partidos de izquierda y los intelectua-

les consagrados, estos movimientos nos muestran que no es ciertoque fuera de la f�brica no pueda haber organizaci�n. Y m�s a�n:no es cierto que los desocupados est�n condenados a organizarseen tanto v�ctimas y sujetos de la carencia. Muy por el contrario, loshechos nos indican hasta qu� punto estos movimientos piqueterosnacen y se constituyen desde sus propias potencias productivas,sus proyectos de elaboraci�n econ�mica, educativa, de salud, y suscapacidades instituyentes simb�licas y pol�ticas. Mas all� de la so-ciedad del salario y el empleo, estas capacidades sociales Ðlas po-tencias cooperantes- tienden a activarse de manera aut�noma, anu-dan lazo social y generan nuevos valores en pugna con los inten-tos de control y captura por parte del estado y del mercado.

10- Los piqueteros no son sencillamente Òmovimientos socia-lesÓ: Es decir: su ÒmovimientismoÓ no es tanto una forma de orga-nizaci�n y acumulaci�n pol�tica como un ÒdesplazamientoÓ, unmovimiento en su sentido literal, una modificaci�n de los t�rminosde la situaci�n que altera las inercias sociales y Òhacen pensarÓ.

11- Se ha dicho que la tesis Ò11Ó es la que llama a la acci�n y yano tanto a la interpretaci�n. La Argentina actual Ðl�ase, la piquete-raÐ est� siendo profundamente alterada por una revoluci�n de losmodos subjetivos del hacer. Como dijimos en otro lado1, se tratade asumir la guerra para evitarla. Y en Argentina, destruida por elneoliberalismo, esto quiere decir, sencillamente, experimentar: serfieles a la potencia que circula en los barrios, en las asambleas, enlos talleres. En quienes nos muestran hoy que Òresistir es crearÓ.

Nota1- En el libro ÒLa hip�tesis 891: m�s all� de los piquetesÓ,

Colectivo Situaciones y MTD de Solano; Ediciones de mano enmano, Buenos Aires, Noviembre 2002.

Campo Grupal / 5

Modos subjetivos del hacer

Argentina piquetera

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MiedoDaniel Seguezzo

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La recibo. Nos damos la mano,comportamiento permitido en loscursos privados de técnica psi-coanalítica. Se ha evitado la insti-tucionalización del beso argentinoen la mejilla. El mundo parece tranquilo. Solea-do. Tomé el recaudo de almorzara una hora prudente, de modoque me siento liviano, calmo e im-pregnado de la última lectura delos escritos exploratorios de Win-nicott. Hoy diferencio con claridad elmundo externo del interno. Misproblemas imaginarios de los pro-blemas de los otros. No me tien-tan las trampitas en relación a lasimagos de los padres acoplados yesas recientes pamplinas sobre laalucinación del pezón invertido. Es la primera entrevista. Ella semuestra ágil con un relato psico-somático levemente veloz. “Es ex-traño - me digo -, habla de sinto-matología asmática en pleno ve-rano”. Atenta a cada detalle de laescenografía, su mirada escudri-ña todo el consultorio, pero pugnapor disimular. Eso me tranquiliza:quiere decir que respeta mi inves-tidura clínica. Pero de pronto sonríe de una ma-nera inexplicable. Creo que ad-vierte alguna debilidad. Toso, amodo de respuesta. De inmediatolocalizo una señal de dificultad enmis intercostales. Efectos de con-tagio emocional. ¿A qué vino estapersona? ¿A perturbarme con subelleza? ¿A desplazar mis excita-ciones desde el bajo vientre a lazona bronquial? Me percato de mi contagio. Elmiedo juguetea con mi incipientebroncoespasmo estival. Es increí-ble: yo he estudiado la absorciónde la angustia en infinidad de ex-periencias en laboratorios psicoa-nalíticos y gestálticos. ¿A qué, en-tonces, esta amenaza a mi ama-necer sin contratiempos? Por un instante el detalle de laanatomía alveolar se entretejecon un antiguo sueño: estudiarcon ahínco para ser director deorquesta sinfónica. Viajar. Darconciertos, triunfar en un sentidoconvencional. Ocuparme sólo demi arte y mi pasión. Nada de pre-ver si cuento con una camisa lim-pia para mañana, si convendríalavarme unos calzoncillos, o de sien la heladera hay suficiente in-gesta para la noche. Retorno a la paciente. Es la ino-culación de la angustia. Me doycuenta porque he cumplido conlos cursos gestálticos del “darsecuenta”. Pero ahora que veo eso que elladesigna como sus alucinaciones ydiagnostica como la causa de susahogos, no puedo sino desconfiarde mis propias percepciones. Meinvita a constatar - es inaudito suexceso de confianza - si la réplicade Van Gogh se corre de lugar.Observo el cuadro, ese farol pari-sino oscila y toso, a modo de res-puesta. Sí, las cosas cambian delugar a medida que el miedo cre-ce. Los cuadros se mueven y lasparedes también. Los alveolos secierran. Tengo miedo. “Son los cuadros de una exposi-ción, tranquilo”, susurra mi maes-tro de música, supervisor aferradoa su pipa analítica. “Moussorgsky,no lo dudes, del grupo de los Cin-co”. ¿Armonías de Rimsky Korsa-koff?, digo, en voz alta. Entonces ella sonríe, sonríe por-que sabe que la lengüeta de unoboe desafinado dibuja clavesamorfas en mi pentagrama fami-liar.

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Campo Grupal / 6 Quisiera ser un intruso en puntas de pie. Henri Cartier Bresson

Raúl Sintes [email protected]

La nota del periódico afirmaba ca-tegóricamente que un grupo de in-vestigadores comprobó, midiendola actividad eléctrica de las neuro-nas de las personas que padecendolores crónicos, que el sufrimientopuede aumentar hasta 3 veces conla sola presencia del cónyuge. Eldescubrimiento fue difundido al fi-nalizar un Congreso en Orlando(Florida-EEUU) al que concurrieronmás de 20.000 neurólogos.Hasta aquí, a decir verdad, la noti-cia no agregaba nada a lo quecualquier hijo de vecino sabe. Nohace falta que te metan electrodosen la sesera ni que se reúnan20.000 neurólogos en Orlando(¿ahí cerca no está Disneylandia?),para saber que la presencia de al-gunas esposas produce terriblesdolores. Pero lo que seguía era realmenteincreíble: ...¡son los cónyuges solícitos,aquellos que muestran más amoro-sa preocupación por el sufrimientode su pareja, los que provocan unconsiderable aumento del dolor!.Los que, en cambio, no respondena las demandas del paciente, lessugieren una actividad que los dis-traiga o se niegan a que la comuni-cación entre ambos se base en elsufrimiento, no aumentan la activi-dad eléctrica de las neuronas deldolor. La jefa del equipo de sádi-cos, a la que le hicieron la entrevis-ta, llegó, descarada, a decir:“Cuando la gente pone demasiadaatención en el dolor del otro, tiendea reforzarlo. Frecuentemente olvi-damos enfatizar la importancia deesas cosas que nos alivian, comopor ejemplo sonreír”.La rabia lo hizo levantar como unresorte pero el zarpazo del ciático,encrespado con el sobresalto, lodejó clavado, como oscilando anteun precipicio. A duras penas pudoretener un quejido entre los dien-tes, y el mate, al caer, ensució laalfombra. En casos como éste, deextremo sufrimiento, tenía que sen-tarse adoptando posturas similaresa las de un escorpión arrojado alfuego. Cuando al fin pudo volver alsillón, reprimiendo otro gemido,masculló:Así que ahora tu mujer no sólopuede dejarte tirado en la camamientras ella se va al cine con lasamigas sino que además puedeafirmar que está avalada por laciencia cuando te grite que no seasatorrante que te levantes a cam-biarle los pañales a la nena y tedejes de joder con los dolorcitos deespalda lo único que falta es quesalga algún sinverguenza a deciren la tele que nuestros políticos sa-ben tratar el dolor del pueblo por-que las misiones del fondo moneta-rio que no por casualidad vienende los estados unidos les enseña-ron que lo mejor es no dar pelotahablar de cualquier pavada o ha-cerse el divertido...Al rato, un poco más aliviado, deci-dió que lo mejor era no decirle a sumujer que le dolía la espalda, porlas dudas.

DESDE MONTEVIDEO

Julio Chueco [email protected]

Si es que podemos acordar que con la palabra psicosis, psic�-tico, nombramos la situaci�n en la que un individuo no reco-noce, no reacciona ante un hecho, una circunstancia, un mo-

mento de su vida, de manera de obtener ante el hecho y su reac-ci�n, una evoluci�n positiva frente a s� mismo y en relaci�n consus cong�neres, si es que podemos acordar en �sto, quiz�s se vuel-va posible acordar en temas tan vastos como los referidos al com-portamiento y la organizaci�n social.

As� expresado, esto resulta una expresi�n ingenua. Por un lado,porque no contiene la severidad, los manes de las expresiones pro-pias de lo que se autocontempla como acad�mico. Y por otro, por-que lo de evoluci�n positiva habr� de dejar abierto el interroganteque la expresi�n pretende cerrar.

No ha habido una verdadera lucha entre concepciones distintasen �sto. Desde la caza y la quema de brujas hasta nuestros mani-comios privados y p�blicos de hoy, no es otra la palabra, lo que hahabido es la misma prevalencia. El mismo concepto que legitimala negaci�n de la solidaridad entre hermanos de la misma horda. Elmismo concepto que divide las aguas entre lo macho y lo hembra,lo blanco y el color, lo igual y lo diferente, lo adulto y lo ni�o, loconocedor y lo ignorante.

Lo que ha habido son pensadores, activistas, practicantes, no co-rresponde en este campo decir intelectuales, que s�, solidarios conellos mismos, no adscriptos a la locura oficial, han producido fuer-tes divergencias. Sus propuestas no han logrado ser procesadas so-cialmente, no han resultado convenientes al modo como se ha tra-mitado lo hegem�nico.

Quiz�s se pueda llegar a arg�ir que la existencia de los locos, delloquero, s�lo est� referida a contribuir de manera definitiva al sus-tento de esta divisi�n de las aguas. No la divisi�n de las aguas co-mo noci�n, sino propiamente la justicia, divina tal vez, de que nosalineamos1 en aguas distintas. Si es que en la condici�n humana,

humana por excelencia, la cordura, hay unos y hay otros, certifica-do que unos y otros, de qu� manera no habr� de haberlo en todaslas restantes nociones. Queda as� establecida una matriz geneal�-gica de toda otra estructura conceptual.

Un psic�tico puede ser una persona con la que nos codeamosnormalmente. Una persona que puede organizar su mentalidad enuna profesi�n, que arma las partes de un mecanismo complejo.Una persona que puede armonizar los momentos articulados de lam�sica y llegar a ser un concertista considerado. Una persona queen su organizaci�n inicial se le dispusieron los elementos necesa-rios para que luego en la vida aut�noma pueda llegar a actuar ensentido contrario a su devenir. Y puede que no haya experimenta-do un detonante lo suficiente dram�tico para que aquello inicial seactualizara. O puede que s�, que halla sucedido, una muerte o unatraici�n no esperadas y que halla colocado la desaz�n en un otrocercano. Psic�tico �l, loca ella.

Un psic�tico puede ser un padre que utiliza la sumisi�n, biol�gi-ca, sexual, de su hija, para transmutarle sus angustias existencia-les. No m�s que su inconformismo terrenal, su inadecuaci�n paraprocesar lo terrenal.

De esto podremos saber al entrar a la casa del psic�tico. Al en-trar a la intimidad del psic�tico. Qu� dos cosas dispares coloca jun-tas, comparables. S�lo que el psiquiatra atiende en el consultorio,atiende a la loca que le llevan.

Esta dualidad, esta actitud binaria del dispositivo de salud men-tal, deja en la impunidad o bajo el cobertizo de las conductas psi-c�ticas a mucho actuar que no sabr�amos a ciencia cierta c�mo ca-tegorizar bajo aquello de evoluci�n positiva frente a s� mismo y asus cong�neres.

De todo esto hay suficiente literatura y ha habido experienciasreales. Nunca nada es nuevo. Nunca nada es que no haya sido di-cho antes. De lo que aqu� se trata es de intentar abrir alguna bre-cha entre conciencia desgarrada Ñaquella conciencia que no sabede s� misma todo lo que sufre de todo lo que consienteÑ, psicosissocialmente tolerada y representaci�n social que se hace ideolog�a.

De lo particular a lo general, el cambio del suelo social en el quese sustenta lo psic�tico, rompe no s�lo con una manera t�cnica deldiagn�stico, sino con algo que se difunde por mucho m�s campoque el psicol�gico, el puro latente institucional. Lo que deja al tras-luz que el hecho sigue teniendo su vigencia dram�tica. Es enton-ces la instituci�n manicomio y todo su derredor, todo el dispositi-vo de salud mental que lo sostiene, no m�s que un representanteprivilegiado, de intensa significaci�n, de la existencia de un modode organizaci�n social que de otro modo resultar�a intolerable.

Qu� pasa con el torturador. ÀTomamos comuni�n con �l en lamisa de los domingos? Que no entremos en su casa Àes suficientepara que la instituci�n mental lo libere de sus cargos?

Si no hubiera estos locos Àhabr�a estos pobres? esta es la pregun-ta. Si entre los psic�ticos no hubiese una categor�a separada, estoslocos Àhabr�a legitimaci�n consensual para la existencia de losdespose�dos?.

Si psic�tico fuera mi vecino que viene de asesinar a un pibe delsuburbano en medio de una manifestaci�n de protesta Àpodr�a serpolic�a este psic�tico?

Qu� pasa con nosotros Àcontinuamos sirvi�ndonos pollo asadoen el comedor de moda entre luces y brillos? Comulgo con este po-lic�a psic�tico cuando mi asociaci�n profesional, mi sindicato, nodeclara, no establece esta diferencia, no rompe con esta estructurapsic�tica de pensamiento.

Por fortuna, por gracia de dios habr� de decir otro, el humanotiene abiertas las posibilidades. El margen de decisiones que nosdeja la capacidad de interpretar qu� es positivo de una evoluci�n,es un lugar sagrado. El par locura-cordura se juega all�, cuando s�-lo locos, alienados, podr�amos aceptar los resultados de una formao de otra de considerar qu� es positivo de una evoluci�n.

Nota1 El juego de palabras salta sencillo. Alinearse por alienarse.

Pero de esos manes profesionales no se trata este escrito.

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Rasia Friedler [email protected]

Un af�n de potenciar la creatividad y rescatar la dignidad huma-na ante los embates de una de las peores crisis de nuestra agi-tada historia latinoamericana tal vez de cuenta, en parte, de la

inquietud que sign� este di�logo. Tuve la suerte de conocer a Edelyn Schweidson a trav�s de una lis-

ta electr�nica coordinada por un amigo en com�n, el poeta brasileroBruno Kampel, actualmente radicado en Suecia. Edelyn es licenciadaen Psicolog�a Cl�nica en la PUC de R�o de Janeiro, Master y Doctora-da en Psicolog�a Cl�nica en la New School for Social Research de Nue-va York, psicoanalista formada en el Instituto William Alanson Whitede Nueva York y en la Sociedade de Psican�lise Iracy Doyle (SPID) deR�o de Janeiro, posdoctorada por el Conselho Nacional de Pesquisa(CNPQ) con una investigaci�n sobre ÒNarrativas de ni�os de la calleÓy dio clases en la Unicamp de Ribeir�o Preto. Trabaj� como yo auxi-liar en el Instituto Moreno de Nueva York y est� dedicada a la psicolo-g�a cl�nica desde hace muchos a�os. A trav�s de los cuentos, Edelynse abri� un camino propio de trabajo con ni�os carenciados. Tom� lanarraci�n como estrategia de encuentro interpersonal para el atisbo dealguna verdad, favoreciendo procesos de subjetivaci�n. A trav�s de losremotos caminos de la ficci�n, algunos ni�os pudieron reencontrar-se consigo mismos.

Ambas psicoanalistas, jud�as, con padres implicados con la escritu-ra y la cuesti�n jud�a, compartimos un inter�s fuerte de recuperaci�ndel habla y la libertad imaginativa de los sujetos sociales, entendida co-mo parte de una pr�ctica terap�utica orientada hacia el cambio social.Ciertos aspectos de la vida profesional suelen resultar demasiado �nti-mos para ser expuestos en el espacio de la escritura. Sin embargo, pi-cadas desde el primer momento por la curiosidad mutua, fuimos inter-cambiando ideas que, en parte, les permitieron escapar de su encierro.Para rescatar la elasticidad de la funci�n psicoanal�tica en pa�sestan necesitados de propuestas solidarias, hace falta librarse de ciertascensuras, transmitidas como inherentes a la pr�ctica psicoanal�tica, queconvirtiendo en dogma la hip�tesis freudiana del inconsciente, no sonm�s que convenciones sociales ligadas a poderes institucionales. Nun-ca falta quienes pretenden expeler la dimensi�n social de su �mbito deacci�n, bajo la ilusi�n de que la esencia del psicoan�lisis reside en cier-tas condiciones Òas�pticasÓ, particulares y exclusivas de producci�n.

Si contar es un modo de cuestionar el propio destino, esperamos queeste di�logo de aliento a nuevos destinos.

-ÀC�mo fue tu primera experiencia de mediaci�n art�stica con ni�os?-Empez� con mi tesis de doctorado sobre cuentos infantiles. Traba-

j� con ni�os hospitalizados para peque�as cirurg�as, les cont� cuentosy les ped� que los inventaran para consolar a las marionetas en situa-ciones de angustia similares a las suyas, en un hospital quir�rgico. To-do se realiz� de acuerdo a los principios r�gidos del experimentalismoamericano, con mucha estad�stica, un infierno. Tambi�n estaba Jero-me Bruner, que era mi amigo y quer�a que escap�ramos de todo esemajestuoso procedimiento que hac�a callar las preguntas que realmen-te val�an la pena.

-ÀQu� era lo que para ti val�a la pena?-Lo que me importaba eran las producciones infantiles, o�r los cuen-

tos que inventaban los pibes, pero la dign�sima academia mortuariaamericana no lo quer�a. De todos modos, fue muy lindo o�r a los ni-

�os. Contaban cosas incre�blemente lindas, o tristes, o esperanzadas.Estaban los l�ricos, que hablaban con los t�teres y les dec�an al o�do -un ni�o de cinco a�os lo hizo - Òno te preocupes m�s por nada que aho-ra yo soy tu padre y te voy a cuidar!Ó - y ese ni�o cuidador tuvo unarecuperaci�n buen�sima de la operaci�n (yo acompa�aba eso, era unade las variables dependientes, en la jerga del experimentalismo vigen-te). Y no s�lo eso; vivi� todo como si hubiese sido una iniciaci�n a unaotra etapa de su vida; as� que me dijo: Òahora yo ya no tengo miedo deandar en triciclo; antes no me atrev�a.Ó

Una ni�a negra de diez a�os, una contadora de cuentos natural, in-vent� largas historias de o�rse sin respirar. En una de ellas hab�a una ni-�a muy negra a qui�n llaman ÒfogoncitoÓ negro y tambi�n un ni�o quese burlaba de ella por ser de piel tan oscura. Un rayo cay� del cieloe alcanz� a ese ni�o que se volvi� negro con los pelos erizados; y ella,el fogoncito negro, bebi� la leche de una camella y se volvi� blanca ylinda, y se cas� con el pr�ncipe que le hab�a tra�do la camella. Es s�loun ejemplo, hay m�s de 200 cuentos y en ellos hay de todo. La reco-lecci�n de los datos fue hecha en R�o de Janeiro, en el hospital p�bli-co de la Lagoa, durante unos tres a�os.

-ÀY qu� se hizo luego con todo ese material?No se hizo nada, lamento decirte. En la tesis de doctorado pude

transcribir algunos cuentos, pero en su mayor�a permanecen como untesoro escondido, o tal vez sea mejor decir guardado, esperando que al-guien los descubra.

-ÀQu� pas� despu�s de esa primera incursi�n terap�utica a trav�s dela narraci�n?

-Bueno, entonces empez� la aventura con los ni�os de la calle. Unasociedad psicoanal�tica me invit� a coordinar un trabajo psicoanal�ticojunto a los ni�os de la calle. Empec� y poco tiempo despu�s me lla-maron y me dijeron que lo que yo hac�a no era psicoanal�tico, porque leped�a a los ni�os que contaran cuentos, hac�a teatro con ellos, y el psi-coan�lisis era s�lo escuchar.

-La vigilancia pretendidamente cient�fica de quienes buscan clasifi-car y circunscribir el psicoan�lisis a una t�cnica instituida, a un Òmar-coÓ te�rico excluyente de otros saberes, o a un vocabulario de moda,no es una excepci�n, lamentablemente, en la historia de las institucio-nes psicoanal�ticas. Y para los temerosos de las nuevas formas terap�u-ticas, arte y psicoan�lisis puede ser una mezcla inconveniente o dema-siado inquietante. Olvidan que el legado freudiano s�lo se transmite di-sintiendo con Freud, y no recit�ndolo.

-Todos tenemos fam�lia, y no nos gusta que nos vean como si fu�ra-mos de la calle. Pero los jud�os sabemos que la calle es muchas vecesm�s segura que la casa, sobretodo si nos buscan con objetivos no tanamigables.

-Es que el estado de amenaza, precariedad e incertidumbre vuelveriesgoso todo lo que se supon�a m�s seguro. ÀC�mo afect� tu trabajocon los ni�os la p�rdida del sost�n institucional?

-Los ni�os de la calle sintieron que de repente yo estaba all� sin te-ner el respaldo de una instituci�n. Son muy sensibles al desamparo ys� que percibieron que yo segu� estando con ellos, pero de un modo di-ferente, tal vez m�s vulnerable a todo, como ellos mismos.

Eran muchos y de varias edades, desde los cuatro a los dieciocho.Empec� trabajando con todos juntos con un peque�o grabador que pa-s� a ser el objeto m�s m�gico posible. Tambi�n llev� mis t�teres. Al

Campo Grupal / 7Una vida o tres o siete, todas las pasaría como estoy pasando ésta, tendido en esta terraza con mi mano en tus cabellos. Amin Maalouf

Diálogo con Edelyn Schweidson

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Campo Grupal / 8

principio robaban los t�teres, el grabador y todo lo que yo llevaba, perosiempre lo terminaban devolviendo. Creo que me pon�an a prueba. Yoles ped�a que inventaran historias que ser�an grabadas. Al comienzo fueuna algarab�a, todos quer�an hablar, se peleaban por la palabra, se la ro-baban, se pechaban y se reduc�an al silencio. Tuve miedo, pero poco apoco eso se fue transformando y las historias comenzaron a nacer. Laprimera, que tuvo varias versiones, fue sobre un monstruo que nadiequer�a y que mataba a todos a su alrededor. Impresionante la saga de esetema; en sus transformaciones, el monstruo fue encontrando diferentessoluciones para su monstruosidad: o encontraba otros monstruos y en-tonces ya no estaba m�s solo, o era adoptado, o encontraba su familia deorigen. Poco a poco se iba descubriendo no-monstruo y m�s amable

-ÀC�mo seguiste en la sociedad psicoanal�tica despu�s de ese episo-dio?

Entre muchas implicaciones, en la instituci�n me dijeron que eso depedir cuentos a los ni�os de la calle era absurdo, y que yo no hablabapsicoanal�s, es decir, no hablaba del sujeto del inconsciente. Algu-nos psicoanalistas s�lo o�an lo que se dec�a en un c�digo lacaniano. Po-co tiempo despu�s, interrumpieron el proyecto que me hab�an llamadoa coordinar. Fue una escena magn�fica. Me llamaron y me dijeron queno hab�a ni espacio ni tiempo en la instituci�n psicoanal�tica para traba-jar con los ni�os de la calle. Fue tan incre�ble lo que dijeron, tan inve-ros�mil, que ped� que lo repitieran. Pues bien, lo repitieron, no hab�a si-do un delirio m�o.

-No, ese tipo de comentarios marcan una posici�n pol�tica y subjetivafrente a la miseria, la desigualdad y la marginaci�n social, que no es, almenos seg�n mi visi�n, atribuible al psicoan�lisis.

-Continu� el trabajo sola, sin la sociedad psicoanal�tica. Con un sen-timiento fuerte que hab�a vivido alg�n sentimiento familiar para los ni-�os de la calle y para nosotros, los jud�os: el de no pertenecer a lo quees familiar para los otros. Me sent� curiosamente fortalecida.

-Pienso que el trabajo con poblaciones carenciadas le da al psicoana-lista una funci�n m�s modesta pero al mismo tiempo m�s �til: permitirque las experiencias puedan ser contadas y cobren sentido, o nuevossentidos. El sufrimiento de las minor�as se asemeja mucho en todas par-tes. ÀConoc�s aquel poema tan hermoso de Armando Tejada G�mez ti-tulado ÒHay un ni�o en la calleÓ? Se me ocurre que podr�as haberlo de-jado como recuerdo en la instituci�n psicoanal�tica. Dice as�:

A �sta hora, exactamente, hay un ni�o en la calle

Es honra de los hombres proteger lo que crece,cuidar que no haya infancia dispersa por las calles.Evitar que naufrague su coraz�n de barco,su incre�ble aventura de pan y chocolate,transitar sus pa�ses de bandidos y tesorosponi�ndole una estrella en el sitio del hambre,de otro modo es in�til, de otro modo es absurdo,ensayar en la tierra la alegr�a y el canto,porque de nada vale si hay un ni�o en la calle.

Importan dos maneras de concebir el mundo,una, salvarse solo;arrojar ciegamente los dem�s de la balsa.Y la otra,un destino de salvarse con todos;comprometer la vida hasta el �ltimo n�ufrago.No dormir esta noche si hay un ni�o en la calle.Exactamente ahora, si llueve en las ciudades,si desciende la niebla como un sapo en el aire yel viento no es ninguna canci�n en las ventanas,no debe andar el mundo con el amor descalzo,enarbolando un diario como un ala en la mano,trep�ndose a los trenes, canje�ndonos la risa,golpe�ndonos el pecho, con un ala cansada,no debe andar la vida reci�n nacida, a precio,la ni�ez arriesgada a una estrecha ganancia,porque entonces las manos son in�tiles fardos,y el coraz�n, apenas una mala palabra.

Ellos han olvidado, que hay un ni�o en la calle,que hay millones de ni�os que viven en la calle,que hay millones de ni�os que crecen en la calle.A �sta hora, exactamente hay un ni�o creciendo;ya lo veo apretando su coraz�n peque�o,mir�ndonos a todos, con sus ojos de f�bula,viene, sube hacia el hombre acumulando cosas.Un rel�mpago trunco le cruza la mirada,porque nadie protege esa vida que crece;y el amor se ha perdido como un ni�o en la calle.

-Muy linda esa poes�a. Es realmente como para dejarla en la institu-ci�n psicoanal�tica y al mismo tiempo llevarla siempre consigo, paraque el coraz�n nunca se cierre, y para que el amor no se pierda como unni�o en la calle. Pero Rasia, es impresionante como repiten a los auto-res en la sociedad psicoanal�tica: uno dir�a que los copian ipsis litteris,mismo con las entonaciones que usan. As� que hubo tiempos en Brasilen que se hablaba con acento alem�n y despu�s con acento ingl�s; hoyel acento es franc�s y se ha copiado hasta la forma de sonre�r. Me con-taron que un psicoanalista escribi� un libro en el que repet�a a un autorfranc�s en todos los detalles; como aquel personaje de Borges, que es-cribi� un ÒnuevoÓ Don Quijote igualito al Don Quijote. Es la fantas�ade perfecci�n, de escucha perfecta, sin la introducci�n de nada pro-pio. La pura ausencia del sujeto encarnada. Fue visto como plagioy no podr�a ser de otro modo. Cuando se pasa a idealizar las palabras delmaestro hasta ese punto el alumno se vuelve un eco de lo que �l dice.

-En el campo psicoanal�tico, nada m�s parad�jico que temerle a lasequivocaciones, a las producciones del inconsciente, un miedo que est�en la base de la incapacidad de pensar.

-Para hablar del miedo, una vez fui a llevar unos regalos de Navidada los ni�os y al llegar fui asaltada con ametralladoras. Los ni�os me ro-dearon, me ofrecieron agua con az�car, me mimaron y cuidaron. Uno deellos dijo que sinti� algo feo por dentro; es que �l ya hab�a sido asalta-do y tambi�n hab�a asaltado a otros muchas veces en su vida y le dol�averme siendo asaltada. Se sent�a muy cerca de m� y tambi�n como sifuera el ladr�n que me asaltaba, y no quer�a serlo. Nos habl�bamos des-de muy adentro. Me sent� tambi�n un poquito hero�na porque pude ne-gociar con los asaltantes y logr� que me dejaran sacar los regalos de losni�os del auto antes de que se lo llevaran. Los ladrones no quer�an, te-n�an miedo de que yo entrara en el auto y activara la alarma, o algo as�.Pero los convenc� y llev� los regalos a los ni�os. Nunca fui tan heroicaen toda mi vida; justo yo que tengo miedo hasta de andar en ascensor,que s�lo me subo a un avi�n dopada, que s�lo voy al dentista si me pro-mete que no me va a tocar, no hab�a tenido ning�n miedo de los asaltan-tes, con tal de asegurarme de que los ni�os recibieran sus regalos. Es ex-tra�o, pero as� fue.

-Me hiciste recordar un hermoso pasaje de ÒEl caminanteÓ, obra deuno de los escritores japoneses m�s inspirados de comienzos del sigloXX, Natsume Soseki, en el cual destaca el valor de trascenderse a s�mismo en favor del pr�jimo para superar las propias miserias persona-les. ÒAhora bien- dice el amigo- lo que t� llamas inseguridad es la inse-guridad de todo el g�nero humano, y no un sentimiento peculiar y ex-clusivamente tuyo; si te das cuenta de ello, eso es todoÓ.

-Esas ruedas de afecto, de cari�o y de narrativas deben estar pr�ximasa las ruedas de cuentos orales de los que habla Benjamin, supongo, ytambi�n de las ruedas de las que hablaba mi padre, al referirse a los mo-radores de la aldea agr�cola de Filipson alrededor de Ad�lia, mi t�a, quele�a en idish para todos, en veladas de convivencia alrededor del fue-go. Tal vez sea nuestra sobrevivencia de cada d�a lo que se festeja enesas narrativas. La continuidad, los lazos, el esp�ritu del d�a que se pro-longa en la noche hecha poes�a, lugar de las met�foras de todo lo quenos une y nos trasciende. Transmitimos, convivimos, nos hacemos cari-cias con cuentos, nos contamos. Contamos unos con otros, consistimos,persistimos, inventamos, nos acompa�amos entrelazados en las vueltasque el cuento da. Partimos para todos los viajes y permanecemos hastatransubstanciarnos con las historias, encarnarlas y dejar que sean nues-tro esp�ritu.

-Es asombroso todo lo que el cuento puede llegar a provocar cuan-do es desplegado o recreado en un espacio m�ltiple. Una persona sinhistoria est� a merced de cualquiera, y esas ruedas tienen la cualidad depotenciar cierta idea de identidad o de pertenencia, de brindar cierto ca-lor de hogar.

-Quien tiene poca o ninguna morada, como los ni�os de la calle, losjud�os y los n�mades, tiene los cuentos, su tradici�n es en gran parteoral. Adonde quiera que vayan, pueden extender la carpa de narracionesde sus trayectos. Casas de cuentos.

-Gracias, Edelyn, por esa reivindicaci�n del cuento contra el Òno lu-garÓ, como un plus de placer socializador, en tiempos de tanta fragmen-taci�n y exclusi�n social.

-Hoy fue un d�a tenso. La ciudad se par� bajo la amenaza de los tra-ficantes. Perdimos la ciudad por un d�a entero. Son los ni�os sin cuen-tos los que se vuelven traficantes. Es tiempo de contar mucho, y apren-der algo que podr�a alcanzar los corazones olvidados de su infancia, sies que alguna vez la tuvieron. ÀQu� narraciones podr�an encontrar loscorazones cerrados y abrirlos para que se pudieran contar?

-Tu pregunta alude a un misterio que no puede definirse, apenas bor-dearse. Me pregunto, contigo, si ser�n aquellas narraciones que lo-gran romper la extranjer�a hacia uno mismo y/o hacia el entorno; o lasque no s�lo incluyen lo vivido, sino tambi�n lo deseado, lo imaginado,

En el círculo se confunden el principio y el fin. Heráclito

Cuentos para sembrar infancia...pasando por CubaLéa Tiriba

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Cheguei de Havana na vésperada posse de Lula, o país estavaem festa! Ainda que no embaloda alegria, foi um impacto voltarà terra. Já nas primeiras horas,conversando, saindo à rua, tiveuma sensação de estranhamentoem relação ao dia-a-dia de umasociedade regida por relações delucro. Vivi concretamente a expe-riência de um Natal sem consu-mo, sem a excitação alucinada,angustiante do compra-e-vendeque antecede e sucede a grandefesta do capitalismo. Entre ami-gos cubanos, em família, apenasuma ceia digna sobre a mesa,um ritual de desfrute e homena-gem à generosidade da Vida. Apesar das inúmeras contradi-ções, geradas sobretudo pela tei-mosia de perseguir o socialismonum planeta organizado pela ló-gica do mercado, a Revoluçãocubana ainda nos ensina lindaslições de humanismo: enquantono mundo capitalista se discute aredução da licença maternidade,aqui ela foi ampliada de 6 para12 meses; neste último período,o pai pode ser o beneficiado epermanecer em casa, cuidandodo seu bebê, como na poderosaDinamarca! “200 milhones de niños en elmundo viven hoy en las calles.Ninguno es cubano!” Quantotempo será necessário, até quepossamos, no Brasil, ver estamensagem anunciada em out-door, como em Cuba? Ah, comosão sábios os cubanos, que sa-bem a importância de cuidar dainfância e da velhice, fases da vi-da que no mundo do capital na-da valem, porque são improduti-vas! Quando, no Rio ou em São Pau-lo, viveremos a sensação mara-vilhosa de passear pelas ruassem medo? Quanta luta, quantareforma política será necessáriaaté que possamos caminhar soba lua sem temer bandido ou polí-cia? Sigo até hoje emocionadapelo que significou caminhar poruma cidade do terceiro mundoonde todos os habitantes exibemlindos sorrisos de dentes clarose saudáveis...Lindos como pode-rão ser um dia os sorrisos de to-dos os brasileiros, se conseguir-mos, com Lula, a partir de agora,estancar o processo de exclusãosocial que assola o nosso país. Cuba não é um paraíso! Seu po-vo sofre carências de bens mate-riais e imateriais, mas seguereinventando a utopia socialista.Agora que o neoliberalismo fazágua e os EUA se isolam no ce-nário internacional pode ser ahora de furar o bloqueio econô-mico. Pode ser a hora da Revo-lução realizar uma espécie de ol-ha-te a ti mesmo e sair do isola-mento, abrindo o diálogo com to-da a sociedade cubana, apren-dendo novos estilos democráti-cos de fazer política. Certamen-te, nós brasileiros teremos muitoa aprender e a ensinar aos queri-dos cubanos, pois somos naçõesque buscamos concretizar uto-pias de um mundo mais justo. Por isto, escrevo com a emoçãode quem se aproxima de um cor-po querido, com o desejo decontribuir para um movimento deintegração dos povos de Latino-América e Caribe! Movimento dealimentar diálogos e acordos en-tre nós, habitantes deste tão lin-do continente.

DESDE BRASIL

Page 9: Michel Foucault · 2009-09-03 · En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta en los aparatos del Estado, los grupos econŠmicos, los partidos pol™ticos y

Campo Grupal / 9El camino más seguro es el del medio. Ovidio

o las que rompen con significados �nicos que limitan y recortanla mirada. Seguramente, en su medida, cada historia porta algunaverdad, pero creo que el cuento es algo m�s que un mero reflejode esa verdad: combina la memoria con el olvido, la fantas�a conla realidad.

Edelyn, Àqu� te parece que era lo que esos ni�os exorcisaban atrav�s de los cuentos?

-Nosotros hac�amos ruedas de cuentos y de dibujos, a partir delos cuales ellos contaban historias. Su situaci�n era delicada: reci-b�an casa y comida, eran estimulados a ir a la escuela y, a cambio,se compromet�an a no usar m�s drogas ni a formar parte de ban-das criminales. Por lo tanto, los que estaban all� ya eran los quecumpl�an los requisitos para tal pacto, o para un semblante de esepacto. Algunos de ellos hab�an sido violados y se hab�an psicoti-zado por todo lo que vivieron, estaban quebrantados, enmudeci-dos, y lograban representar su asentimiento con las exigencias dellugar. Hab�a mucho abuso sexual de los menores y de los m�s fr�-giles por parte de los mayores, pero el sexo tambi�n aparec�a co-mo una �nica v�a para lograr intimidad, para proporcionar unafecto palpable donde ampararse de su desamparo.

-ÀQu� fue posible hacer contra esas violaciones sistem�ticasa los derechos humanos de los ni�os?

-Lamentablemente, Rasia, todo era muy complicado. Era fre-cuente que los que trabajaban con los ni�os fueran alejados porpresentar problemas de conducta. Por ejemplo, en cierto momen-to, la direcci�n del centro del padre Severino, donde est�n los ado-lescentes infractores, sufri� un proceso p�blico y fue apartado porabusar sexualmente de los menores. Muchos guardas fueron testi-gos del abuso. En este caso se pudo hacer algo, pero en innume-rables otros, los abusos simplemente se vuelven habituales y po-co o nada se hace para detenerlos.

-ÀSiempre trabajabas con los ni�os en forma grupal?-No, tambi�n lo hac�a individualmente. Algunos hablaban sobre

s� mismos, sobre cuando se escaparon de sus casas, dolidos, de-cepcionados, pero a�n con esperanza de tornar el mundo m�s hu-mano. Me acuerdo de uno que me cont� que a los cuatro a�os fueechado a la calle por sus padres, y si volv�a sin traerles dinero lepegaban hasta el punto de haberle dejado marcas por todo el cuer-po, que persist�an diez a�os despu�s de lo ocurrido. Quer�a serjuez, hacer justicia. Quer�a tener una familia y no abandonar ja-m�s a sus hijos.

-Qu� dif�cil debe haber sido para ti, empe�ada en fortalecer lasalud mental de esos ni�os, no sentirte impotente ante el peso delo situacional, no desesperar ante tanto dolor e injusticia ...

-Cuando ese ni�o me cont� su historia le revel� mi asombro ycreo que le pregunt�: ÒTus padres te pegaban realmente?Ó y �l res-pondi�: ÒS�, me pegaban de verdadÓ, y el sonido de su voz medesgarr� por dentro, tal fue mi dolor e indignaci�n. Me parece queese ni�o percibi� por mi asombro que era inaceptable haber sufri-do tanto. No s� c�mo decirte, Rasia, �l me dio

la mano para mirar juntos, de frente, todo ese sufrimiento sindesfallecer. Y junto con la compasi�n y la esperanza herida de tan-tas personas endurecidas, la dolorosa sorpresa de no poder dejarde creer. Yo s�lo pude percibir ese horror cre�ble, real e irreversi-ble.

-ÀS�lo? ÀQu� lugar puede caber al psicoanalista si no es preci-samente el de permitir la confrontaci�n con aquellas historias cu-yo significado resulta intolerable para quienes las vivieron? ÀQu�intervenci�n puede haber m�s oportuna que apelar al poder reden-tor del cuento?

-Otro momento con el mismo ni�o: me cont� sobre los polic�asque los encontraban durmiendo en la calle y les pegaban dura-mente. Reconoc� en ese ni�o que quer�a estudiar y ser juez la mis-ma sorpresa indignada, el no querer creer en m�, la misma confir-maci�n dolorida, enojada, transform�ndose en indignaci�n cuan-do afirmaba: ÒÁellos me pegaron de veras, t�a!Ó.

-Trabajar con ni�os en contextos carenciados es algo que puedeocurrirle a muchos. Pero lograr esa entrega y esa confianza, pro-viniendo, como en tu caso, de otro grupo social, requiere un talen-to y una sensibilidad muy especiales.

-Rasia, ellos pasaron a confiar mucho en m�, pero me proteg�ande saber lo que podr�a exponerme a la instituci�n como posiblec�mplice de ellos de modos inusitados y terribles, dada su creati-vidad. Porque una gran parte de esos ni�os hab�a participado enlas bandas y sent�an orgulloso de eso, como si fuera una marca debatalla y de gloria. Hac�an ruedas en las cuales yo participaba, enlas que recitaban y cantaban sobre los amigos asesinados por po-lic�as o por la crudeza de la vida; dec�an sus nombres, era como

una misa en la que rend�an culto a los desaparecidos. Contaban loque hac�an y lo que hab�a en cada una de las estaciones de tren.Pero en algunos momentos me ped�an que dejara el grabador conellos y saliera de la sala. Entonces cantaban e improvisaban comosi fueran bandas, haciendo ÒbondesÓ- organizaci�n de grupos deasalto- y asaltando personas. Despu�s me entregaban el grabadorcon toda la grabaci�n completa. ÀMe separaban? Yo era la perso-na en quien confiaban y a quien le pod�an contar sus transgresio-nes, y al mismo tiempo era parte de la instituci�n, admitida porella, y con ese aspecto m�o manten�an otra relaci�n: para que pu-dieran hablar de Òcr�menesÓ, yo ten�a que estar ausente. S�, creoque me proteg�an al mantenerme afuera del momento de produc-ci�n sobre el crimen, pero me inclu�an, al entregarme el producto.

-ÀC�mo eran sus dibujos?-Los dibujos eran muchas veces conmovedores. Algunos ni�os

no ten�an noci�n de cuerpo, hac�an criptogramas en los que nadadiferenciaba el adentro del afuera, y estaba todo lleno de cortes,rayas y destrozos. Los cuerpos, cuando aparec�an, estaban aplas-tados, triturados, acribillados por proyectiles, balas, ya inanima-dos o inanim�ndose. Muchos hab�an visto asesinar a sus padres yeso estaba muy presente. Un chico de quince a�os, que casi no te-n�a acceso a la palabra, dibuj� una canilla goteando, y sobre ellaun SOS que me entreg�. Muy triste. Las casas eran extra�as: al-gunos nunca conocieron la casa de origen, dibujaban una institu-ci�n, nada que mostrara la marca de una familia o de una indivi-dualidad que se pudiera esbozar. Otros dibujaban cementerios, suscasas eran cruces, terrenos cubiertos de cuerpos; y tambi�n esta-ban los m�s perceptivos, los m�s deseantes, cuyos horizontes losllevaban a dibujar casas que era refugios de bandidos, traficantes,esos ni�os eran los que estaban mejor.

-ÀQu� fue para t� lo mejor de esa experiencia?-Hubo momentos de gran alegr�a, en los que todos sent�amos

que pod�amos crear juntos. Ellos hicieron una obra, en realidadvarias, pero quiero mencionarte una. Un chico de diez a�os era elnarrador, y sobrepasaba el argumento a trav�s de los m�ltiples pa-peles que asum�a.

Al comienzo es una se�ora que est� en su coche cuando es in-terpelada por un ladr�n que le roba el coche, la cartera, todo. Ellase dirige a un polic�a, un detective del comando rojo- nombre deuna organizaci�n criminal- que se llama Carcar�, y que �l nueva-mente representa. Carcar� trata de agarrar al ladr�n en una carre-ra llena de humor atr�s de otro chico. Captura al ladr�n, otro ni-�o brillante, lleno de entusiasmo y gracia. Charla va charla vie-ne, el ladr�n dice que se va a regenerar, que va a trabajar, juntardinero, comprar una casa en la Barra, es s�lo esperar para verlo.Entonces el detective lo llama a la raz�n: Àc�mo puede ser taninocente? Àc�mo se le puede ocurrir que en el Brasil de hoy po-dr� conseguir dinero para comprar una casa en la Barra trabajan-do? �l tiene que convertirse en un mejor ladr�n, Áperfeccionarse!El ladr�n reacciona, est� de acuerdo y resuelve que pasar� a ro-bar s�lo a las personas de edad, lo cual es mucho m�s f�cil, y alos sesenta podr� jubilarse. Vida tranquila. Rasia, fue genial: hi-cieron un tribunal para el ladr�n, le preguntaron a todos cu�l cas-tigo deber�a sufrir, yo hice de transe�nte, tambi�n ten�a que decirlo que me parec�a as� como la cocinera del lugar, y cuando yo su-ger� que hiciera trabajos comunitarios para ayudar a las personasde edad, se enoj� mucho. À�l, cuidador de ancianos? ÁAh no, esos� que no!

-Maravillosa esa posiblidad del teatro de echar luz sobre losefectos nefastos de la perversidad del sistema, sus c�rculos vicio-sos, la fuga de sentido de pertenencia social y de valores comuni-tarios, as� como de hacernos reflexionar sobre las miserias delmundo y de la condici�n humana.

-Pens� en Baktine, en el concepto que desarrolla de lo carnava-lesco, y tambi�n en la polifon�a del discurso popular. Pens� en lainteligencia de los ni�os, en su visi�n sin vendas de lo que los ro-dea, del mundo en que viven, de las mentiras que les cuentan, ensu realismo espantoso ya a los diez a�os, en su inocencia y alegr�apreservadas y que se transformaban en creaci�n pura. Era muyemocionante, y alucin� una sociedad psicoanal�tica y sus menti-ras, con su discurso a puerta cerrada de que no hay lugar ni tiem-po para los ni�os de la calle en esa sociedad psicoanal�tica, e ima-gin� los ni�os conscientes de todo eso, prepar�ndose para ser me-jores transgresores, m�s sagaces, no m�s golpeando puertas cerra-das sino pens�ndolas como algo a ser derribado, violado, no reco-nocidas y mucho menos respetadas, porque donde una puerta secierra para un ni�o de la calle, ella deja de tener el derecho a exis-tir. Abajo las puertas y paredes que mantienen los ni�os en la in-temperie. Ahora me siento fortalecida, eso es lo bueno de estarcon los ni�os...

La escritura y la furiaAlberto Ascolani

[email protected]

Mir� el cielo y sent� que podr�a desatarse lafuria. Sent� que esa palabra se qued� ah�,insistiendo, presionando.

Pens�, furia... de vivir, de pensar. Estaba ah�, toda-v�a detenido. Descanso insuficiente, calor, dolores.Pens� que solo podr�a salir si me dejaba llevar por lafuria, conmigo mismo, con los otros, con las cosaspor hacer. Sentimiento vago, sin precisiones.

Entonces brot� de adentro ese golpe en el plexo,ese vac�o que cala el est�mago hacia una profundi-dad que est� en el cuerpo pero que llega m�s all� de�l.

Y dese� escribir sobre eso. Escribir con furia, aun-que sin negar el miedo que eso mismo me tra�a. Lue-go...escribir. Qued� esa idea, ese afecto, esa necesi-dad. Algo me dijo que era lo que m�s me importaba.

Escribir hab�a sido una conquista tras otra. Con-quista, avance, lucha sin cuartel por ocupar esa ciu-dadela tan escarpada, tan dif�cil.

Pensaba que en otros eso se ve�a como un fluir na-tural, suave, cuando para m� representaba una durapelea. Con mis ideas, con mis afectos, con mi manoderecha, nunca vencedora final de aquella zurder�areprimida, que me tensa y me produce dolor.

Era la lucha entre vivir otras experiencias o poderapartarme y vivir esta otra, ya desde aquellos a�osde estudiante, entre el placer de jugar al f�tbol y eltrabajo de leer y escribir interminables apuntes.

Pero tambi�n lucha entre el placer de devenir invi-sible en presencia de los otros, de no ser visto, de pa-sar desapercibido en medio del movimiento de lagente y el ser visible en la escritura. Visible, poner elcuerpo, cuerpo otro, en la escritura, otro que dice,da, se pierde en los vericuetos, en los caminos inson-dables de las hojas que transitan y son de otros. Es-critos dados a leer, im�genes dadas a ver, fugas, es-tallidos, misterios de destinos incognoscibles de esashojas.

Furia de nuevo, Por no escribir con la cabeza des-prendida, sino sintiendo la enorme y poderosa acu-mulaci�n de energ�a en el est�mago, en el coraz�n,en las tripas, en la emoci�n que a veces apreta la gar-ganta, que no da lugar a las palabras, que explota enalgunas l�grimas.

Escribir no ten�a, no tiene que ver con la paz delalma, con la placidez, con la relajaci�n. Es lucha eintensidad furiosa aunque no es la batalla del solda-do cegado por el odio, dando mandobles a diestra ysiniestra. Es la lucha del guerrero que piensa. A ve-ces es necesario el pensamiento m�s desarrolladopara inventar estrategias, para aprender y ejercer ladisciplina de unir mente y cuerpo en la acci�n. Ten-sarse, aguzar los sentidos para anticipar los movi-mientos del enemigo, percibir en esa m�nima frac-ci�n de tiempo anterior, cual va a ser su pr�ximogolpe.

Esos enemigos, como dec�a aquel viejo y sabio he-chicero, est�n dentro de uno mismo, el miedo, la cla-ridad, el poder, la vejez.

El miedo es para enfrentarlo, no se lo puede per-der, no se puede huir de �l. Enfrentarlo, atravesarlouna y otra vez.

La claridad narcisista, el todo puesto en la pobre yvirtual imagen propia en el lago. Claridad que pue-de ser empa�ada por un mosquito que caiga en elagua.

El poder, su deseo, que obnubila todo pensamien-to profundo, propio, todo camino a la libertad. El po-der, su deseo, que ata, encadena y vac�a porquecuanto m�s poder se alcanza, m�s vac�o de ser pro-pio uno queda.

La vejez, posici�n que no tiene que ver con losa�os transcurridos, sino con el aflojamiento, la de-tenci�n, el descanso, que son las antesalas de lamuerte. Enga�osa, porque uno cree vivir cuando es-t� muriendo. Lo otro es vivir esta batalla como sifuera la �ltima. Uno puede disponerse a eso y prepa-rarse viviendo. Entonces la hoja caer� en el momen-to justo y esa energ�a estallar� en infinitas fugas pa-ra alimentar otras vidas.

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Claudia Paz Román [email protected]

Iniciar� este escrito con algunas frases significativas que nos ubi-quen en el escenario por el que vamos a transitar y as� adentrar-nos a manera de calentamiento en un tema dificultoso, que nos

hace pensar-sentir desde diversos lugares la significaci�n del encie-rro. Transitar por los laberintos del encierro nos trae infinidad de re-cuerdos, ya sea en momentos de haber sido encerrados, o aisladospor un otro, por ejemplo de ni�os como castigo por alguna travesu-ra o algo no cumplido, Ávete a tu cuarto! ; o en la escuela el mirarde pie a una pared; el mandarnos al rinc�n; o de adolescentes ponerla cerradura para no ser espiados, vigilados, poner un l�mite a nues-tra intimidad.

Una cuesti�n ser�a nos han encerrado, como acto involuntario,autoritario, como castigo llevados hacia un espacio de incomunica-ci�n, bajo el estigma de mal portado, la llave de la cerradura la hanpuesto esos otros que nos han juzgado por ser figuras de autoridad,con la idea b�sicamente de hacernos un bien y as� que podamos re-flexionar o arrepentirnos del acto reprobable cometido. La connota-ci�n en este caso del espacio del encierro es el arrepentimiento, elespacio del aislamiento para Òreflexionar sobre el acto mismoÓ, ba-jo la culpa, cabr�a preguntarse si eso sucede. S�lo como nota signi-ficativa, las mujeres presas no se arrepienten del acto delictivo, quecometieron sino de que las ÒcacharonÓ, no fueron lo suficientemen-te precavidas.

La otra cuesti�n, ser�a cuando nos encerramos por voluntad pro-pia, somos participes de la decisi�n de echarle la llave a la cerradu-ra, en algunos casos con elecci�n del lugar y del tiempo y por endeubicando el objetivo del mismo. Una raz�n propia, que nos haceaislarnos, poner un l�mite, no permitir que entren otros. La llave dela cerradura nos pertenece, y en este encierro voluntario sabremos aquien le abrimos. Otra forma ser�a el encierro por protecci�n, el en-cierro de huida, el escondite, el encerrarse por ser perseguido, yasea individual o colectivamente, el encerrarse por propia seguridad.Parece que hay infinidad de formas y matices en este tema del en-cierro.

El tema del encierro es bastante amplio y requerir�a de una revi-si�n social, cultural, pol�tica y su utilizaci�n a lo largo de la histo-ria. Sin embargo lo que quer�a subrayar es la diversidad de formasde encierro, por un sin fin de circunstancias, cada uno de nosotrosha experimentado, creo por m�s de una ocasi�n alguna experienciade encierro. Encierros reales, imaginarios o simb�licos. Conectadocon el tema del l�mite, la frontera, la divisi�n, la diferencia, Òyo den-tro y tu fueraÓ o viceversa, depende el cristal con que se mire.

Parecer�a que cualesquiera de estas formas de encierro volunta-rias e involuntarias, nos ubican en circunstancias llam�mosle untanto cuanto cr�ticas, tema por cierto central en esta Reuni�n sobreCrisis y Psicodrama.

ÀLas crisis en el encierro? Àmomentos cr�ticos en el encierro? Àelestar encerrado provoca crisis en el sujeto? Crisis y encierro van dela mano, si entendemos la crisis como un momento, estado o cir-cunstancia de consecuencias significativas para el sujeto, que en lamayor�a de los casos deja una huella que marca la vida. El encie-rro, en cualquiera de sus modalidades es estar en una situaci�n difi-cultosa o complicada, es estar en crisis.

Los momentos de crisis rompen con lo cotidiano, nos pregunta-mos cosas impensables, no creemos lo que nos esta pasando, es de-cir, la situaci�n cr�tica nos sit�a en un lugar incierto, pero tambi�nnos brinda una oportunidad de preguntarnos y mirarnos vulnera-bles, humanos, y como lo he podido constatar m�s sensibles y crea-tivos. No olvidemos que Moreno trabajo en circunstancias de difi-cultad, con refugiados, con prostitutas, etc. Posiblemente, Moreno,ah� en la crisis, mir� al ser espontaneo, sensible y creativo. Es la cri-sis, el lugar de la acci�n, cuando tenemos que tener todos nuestrossentidos atentos, generalmente no hay tiempo de pensar tanto, hayque actuar de manera una acertada, porque se corre el riesgo de per-der algo preciado, la propia vida.

Dicen por all� una frase, que el hombre da lo mejor de s� en lospeores momentos, recuerdo el temblor del 85 en la ciudad de M�xi-co, y era sorprendente como se romp�an las barreras de las diferen-cias, simplemente �ramos seres humanos, peque�os ante la natura-leza, con peligro de vida. Recuerdo tambi�n en el Hospital, en laparte de terapia intensiva, cuando visitaba a mi padre, en el eleva-dor era sorprendente como nos salud�bamos, sonre�amos y comen-t�bamos un ÒalgoÓ que sab�amos compart�amos, tener a un ser que-rido a punto de morir. As� podr�a continuar con infinidad de recuer-dos, pero creo no es el punto. Sin embargo, la pregunta que me sur-ge y en ocasiones hasta me da rabia es porque en estos momentos yno en los cotidianos nos comportamos mas humanos.

En mi pa�s, y sobretodo en la ciudad de M�xico, lamentablemen-te cada vez nos encerramos m�s en casa, ya no es posible salir tan-to, por las condiciones de inseguridad, la mayor�a de mexicanos quehabitamos en la ciudad hemos tenido alguna experiencia de asalto,de violencia. Y que hacemos nos encerramos. Á Oh, ilusos ! como sieso solucionara el problema, ponemos una cerradura a algo quepuede ser abierto, implementamos mayores instrumentos de seguri-dad. Como si la llave la tuvi�ramos, el problema es que la hemosextraviado, la llave del respeto, de la intimidad, del valor humanoparece anda perdida. La transgresi�n, el abuso, y la violencia nosrebasan. No aparece la frontera, el l�mite, indispensable para la con-vivencia social.

Como un ejemplo tan s�lo el d�a de hoy mientras escrib�a estas l�-neas, me enter� de que a uno de mis alumnos de la Universidad lehan dado dos balazos, a una compa�era amiga y colega la secues-traron en su carro y finalmente al taxi que aborde por la noche paraasistir a un espect�culo de danza lo acababan de asaltar. Todo elloen un d�a, es decir en la cotidianeidad, pero en los tres casos me di-jeron Áafortunadamente no nos mataron!. Y tambi�n yo me arries-go al tomar el taxi, la asaltada pod�a haber sido yo, como en otrasocasiones, pero me pregunto Àno salgo?, Àes mejor quedarme ence-rrada en casa?, me arriesgo y llego finalmente al Palacio de BellasArtes a ver la danza butoh , me conmueve, y al salir la realidad delpeligro permanente.

Mientras miro por la noche lo hermoso del centro de la ciudad deM�xico, imagino que en un futuro no muy lejano los hospitales, c�r-celes y dem�s edificios grandes ser�n fortalezas donde nos tendremosque resguardar, y tener mil y un estrategias para salir a la calle, conel peligro de ser matado por un otro , que alguna raz�n tendr�. Ence-rrarlos o encerrarnos no creo sea la soluci�n, tampoco se si la exista.

Vivir en situaciones de crisis nos convierte en excelentes estrate-gas, ya que tenemos que buscar otras formas de accionar. En el tra-bajo que presento hoy justamente enfatizar� las diversas estrategiasde intervenci�n que gracias al psicodrama pude realizar. No hay queolvidar que Moreno fue un hombre de acci�n, yo dir�a un gran estra-tega al crear el psicodrama, que nos permite dar movilidad y apertu-ra a otras formas de percibir, concebirnos y estar en este mundo.

Despu�s de estas palabras que pretenden introducir y reflexionaren torno al tema de la crisis y el encierro, me adentrare a compartiralgunas de mis experiencias y reflexiones en el trabajo psicodram�-tico que realic� en una situaci�n de crisis, el encierro real.

El lugar la prisi�n, una penitenciaria femenil en la ciudad de M�-xico, lo que significa que son mujeres que ya tienen establecida unacondena. La crisis, es como una gota constante que cae en un lugarde encierro real. La crisis es la impotencia misma, el estar en una si-

Campo Grupal / 10

Enrique Guinsberg [email protected]

Utilizando un clásico y popularmodismo mexicano, ¡Pos ni mo-do!: si los psicologismos y la psi-copatologización de lo político,social y económico siempre se hausado para cuestionar lo que esdiferente a lo que indica y propo-ne el orden establecido, ¿por quése dejará de hacerlo ahora? Estose recuerda ante la asunción deLula como presidente de Brasil, yel comentario que en octubre delaño pasado hiciera el secretariodel Tesoro de Estados Unidos deese momento, que advirtió al go-bernante electo que será observa-do de cerca por los mercados fi-nancieros internacionales “paraasegurarse que no es una perso-na loca”. Así, tal cual.Por supuesto no fue nada origi-nal, y siempre se recordará -comoun ejemplo más entre los millonesposibles- que también así fuerondefinidas y llamadas esas muje-res que, hace unos 25 años, co-menzaron a dar vueltas alrededorde la Pirámide de Plaza de Mayopidiendo la aparición de sus hijos,secuestrados por la dictadura mili-tar. ¿Cómo no iban a ser “locas”si los desaparecidos no existíanen un país con gobernantes “hu-manos” y “derechos”? En fin, laprimera estupidez que se utilizacuando alguien quiere cambiar al-go que no le gusta a los bienpen-santes es que está “loco”, por loque automáticamente se convier-te en peligroso y tal vez reprimidoo internado en un hospital psi-quiátrico. ¡Si se conocerán histo-rias sobre esto! Claro, que 60 mi-llones de brasileños votaran a Lu-la esperando por lo menos un po-quito de esa “locura” que podríaasustar a los mercados, no tienela menor importancia.En esa perspectiva ¿qué significaser “cuerdo” y “normal”, o sea no“loco”? Algo tan simple como notocar ni con un pétalo de rosa alos sacrosantos y sensibles mer-cados, que pueden asustarse ytomar medidas como retiro de in-versiones y otras cosas que usansin preocuparse para nada cuan-do algo afecta a sus intereses.Pero no se trata de recordar co-sas archisabidas por lectores deun periódico del campo de la lla-mada “salud mental”, sino recor-dar y alertar por megabillonésimavez de una tendencia tan vieja co-mo constante y todo indica queimparable.¿No le gustaría al lector de estaspáginas que el mundo esté llenode “locos” como Lula y similares,y por tanto tome medidas que nole gusten al mercado? ¿No leagradaría también que aparecie-ran en nuestra sufrida AméricaLatina -y bueno, en todo el mun-do- un montón de “locos” simila-res, seguidos y apoyados por mi-llones de más “locos” todavía?Parece mentira, pero este fue unode los ejes centrales de mi primerlibro, Sociedad, salud y enferme-dad mental, publicado en los ini-cios de los 70 por Centro Editorde América Latina; y ahora, trein-ta años después, pareciera comoque poco o nada ha cambiado eneste uso de conceptos de “saludmental” al servicio del control so-cial. Por supuesto esto último seha sutilizado mucho -o podría de-cirse perfeccionado-, pero nuncafaltarán personajes mentalmentede la época de las cavernas quelo utilicen a lo bruto. ¿No muestraesto otra vez que estamos vivien-do en una especie de barbariemoderna? Universidad Autónoma Metropolitana- Xo-chimilco. México

DESDE MEXICO Reflexiones psicodramáticas

En torno a la crisis, el encierro y México

Saber escuchar es el mejor remedio contra la soledad, la locuacidad y la laringitis. William Ward

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tuaci�n de permanente dificultad; en un lugar de incertidumbre cons-tante; en la alerta diaria; en un Òlugar no deseadoÓ en el que se le hanmetido y que no se puede salir; en un lugar donde se priva de la li-bertad, donde se es s�lo un preso m�s. Como dec�a una de las muje-res con las que tuve oportunidad de trabajar, ella muy joven por cier-to. ÒAqu� es como un frasco transparente, donde nos mezclan y nosmiran como insectosÓ.

Es un lugar ajeno, desde donde se vigila, es el lugar del castigo, esel lugar de la marca, la del delito, aquella marca que se torna cada d�aque pasa m�s adherida a la piel, aquella marca que las hace ser Òmu-jeres presasÓ de un acto que cometieron y las convierte ahora en mu-jeres olvidadas, indignas, ni siquiera merecen ser miradas, juzgadaspor un delito que nulifica su existencia.

Su peor castigo el abandono, la soledad, sumidas en su soledad conla presencia constante de un dolor perpetuo, de un remordimientoacrecentado en su aislamiento como uno de los mayores castigos.Cuerpos que deambulan entre los pasillos, miradas perdidas, otrasmostrando su marca Òsoy esto y cu�date de m�Ó .

Bajo este escenario de puertas cerradas; alambres de p�as; altosmuros en un lugar que alberga despojo, deterioro, mutilaci�n y aban-dono, all� donde habita el despose�do, el desintimidado, el transgre-sor, el indigno, el inombrable.

Una de las preguntas fundamentales, fue bajo este escenario, ser�posible construir un ÒalgoÓ, para la existencia sea un poco llevadera.No lo sab�a, simplemente cre�a que llevaba un gran maleta que me lopermitir�a, el psicodrama. YÉcomo saberlo, la primera dificultad se-r�a primero entrar, para ver con que se topa uno. Pues bien, narrar�brevemente la experiencia.

El llamado, la petici�n, fue de la Instituci�n misma, es decir, a tra-v�s de un convenio Inteinstitucional, Direcci�n General de Recluso-rios y Universidad Aut�noma Metropolitana, donde trabajo comoprofesora e investigadora, y al que fui invitada. Es decir, una figurade poder y autoridad institucional, nos da una llave de este llavero decustodia, para tener acceso al espacio donde se llevan a cabo las ac-tividades educativas y recreativas, con un proyecto que tiene comofin Òelevar la calidad de vida de las internasÓ, se solicita que sea launiversidad, la que haga las propuestas de intervenci�n en este casoen el campo de la salud mental. Acept� casi de inmediato, y entregueuna propuesta de un taller denominado ÒAbriendo las puertas a lacreaci�n en el encierroÓ (t�tulo por cierto bastante sugerente).

La primera pregunta ser�a como y para que entrar, cual es la estra-tegia para que se abran algunas puertas que nos permitan tener acce-so a ellas, a las llamadas presas y bajo que propuestas. Digamos quese siguieron con los tr�mites pertinentes y propuestas escritas y pape-leos, evidentemente el vinculo interinstitucional nos colocaba en unalugar clave.

La propuesta y los objetivos de este taller fueron los siguientes:abrir un espacio grupal de reflexi�n, sensibilizaci�n y creaci�n de lasparticipantes en torno a su vivencia actual, tendiente a permitir la ex-presi�n creativa de sus emociones y la transformaci�n de las mismasen una producci�n creativa, esc�nica, psicodram�tica. La propuestapretende, develar a las participantes la oportunidad de una miradanueva de s� mismas por un cambio en el lugar de colocaci�n frente asus situaci�n actual. Brindar elementos a trav�s de un taller del Òafue-raÓ, que les permita contactarse con su riqueza interna. Manifestaci�na trav�s del proceso psicodram�tico, la conflictiva de sus mundo in-terior, e intentar una revalorizaci�n de su persona.

Sin embargo, lo rescatable me parece fueron las experiencias y lasadecuaciones y con lo que me fui enfrentando d�a con d�a. Como Ins-tituci�n de encierro, me encontr� con diversas cerraduras, cerrojos,dificultades las cuales creo conveniente ir delucidando a lo largo delescrito, porque las diversas estrategias implementadas me permitie-ron seguir con el trabajo.

El grupo se constituy� Òcorri�ndose la vozÓ , sin distinguir dormi-torio (dividido por grado de peligrosidad), ni se pregunto por el deli-to. Llave fundamental, pensarse que se iba a trabajar con mujeres, co-mo yo , que por alguna raz�n que en ese momento no me interesabaestaban all�. Que lo �nico que har�amos, ser�a compartir sensaciones,pensamientos, sentimientos, porque ya de por s� se compart�a algofundamental, el espacio carcelario.

Se conforma un grupo de aproximadamente trece mujeres, de di-versos dormitorios (suceso extra�o, porque generalmente comentanÒno es bueno mezclarlasÓ), se trabaja con ellas una vez por semanaen sesiones de hora y media aproximadamente. Se realizan tres perio-dos de tres a cuatro meses cada uno y de uno a dos meses de interva-lo en cada periodo.

Se conforma as� un grupo permanente de trabajo que oscila entrecinco y trece participantes. Considero que lo fundamental para con-formar el grupo fue lo siguiente: Trabajar con mujeres presas, no pre-guntando de primera instancia ni el delito , ni el dormitorio. Una vezconformado el grupo (aproximadamente durante las tres primeras se-siones) no permitir posteriormente el acceso a otras participantes, amenos que fueran invitadas por el grupo, y ponerlo en consideraci�n.

No fue tarea f�cil, mantener el trabajo por m�s de un a�o, cabe se-�alar que normalmente los talleres implementados de fuera no duranmas de tres meses. La mirada como psicodramatista, fue fundamen-tal en este proceso, siempre me daba alguna luz.

A lo largo de mi permanencia en esta Instituci�n carcelaria not� losiguiente:

Espacio-temporalidad.Espacio. La c�rcelReglas y normas r�gidas, todo lo que viene de fuera se vive como

clandestino, el afuera y el adentro. Todo el tiempo se esta siendo vi-gilado, juzgado. Despu�s de pasar la serie de puertas, y la revisi�nobligatoria , llegar al sal�n con el grupo, se convert�a en un escondi-te , el escondite, la clandestinidad de lo creativo, la clandestinidad delcompartir. Una vez que se conform� el grupo casi nadie m�s del pe-nal sab�a de su existencia. El grupo pod�a guardar el secreto, Òcasi na-die lo sabe, si se sabe, se corre el riesgo de que sea destruidoÓ. ÒPor-que aqu� todo lo que nos hace bien le dan en la madreÓ. Sab�amos deantemano que nos ir�an despojando lenta , y paulatinamente. As� quefue esa la principal dificultad, sortearla sabiendo que aunque en oca-siones no pudi�ramos llegar a trabajar con el grupo , siempre abr�a unalgo significativo, que observar, mirar y accionar.

El factor de incertidumbre me mantuvo alerta, me hizo no perderel inter�s si por alguna raz�n no se pod�a llegar a trabajar con el gru-po. La sensaci�n en cada sesi�n era siempre de comienzo como si to-do el camino recorrido pod�a ser borrado en un instante. La incerti-dumbre permanente, el aqu� y el ahora, era la importancia del instan-te. El transito por el encierro y su significaci�n, con trampas y trabas.As� llegar era toda una odisea, labor tit�nica, que requiri� de apoyosexternos, entrega, paciencia y pensarse que siempre se lograba unÒalgoÓ aunque no fuera lo planeado.

Campo Grupal / 11Todos los hombres que no tienen nada importante que decir hablan a gritos. Enrique Jardiel Poncela

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DiosAcaba de crear el mundo. Ca-mina cansado sobre la arenaque él mismo esparció. Hundesus pies en el mar que brotóde sus manos. Contempla eltrigo, el cielo, el raro perfil delas mujeres. La noche, inventode última hora, lo encuentrarendido. A lo lejos ve un galpónlevemente iluminado; escuchael canto de un millón de aves ocosas que podrían ser aves. Yano sabe ni lo que hizo. Adivina,recordando un infinito catálogode nombres y objetos, que ellugar podría ser un gallinero.Abre las puertas, avanza unospasos y se desmaya por fin en-tre las plumas. Las gallinas lopicotean, defecan en sus ojos,entibian formas ligeras sobre elpecho enmarañado. Cuandodespierta, en el día octavo, norecuerda nada. Ahora es unhombre sucio y humillado co-mo tantos. Abre las puertas delgalpón y sale a campo abierto.Nubes oscuras avanzan desdelejos. Las observa en silencio yentiende que pronto va a llover.Dios, ayúdame.

Luis Gruss

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Hacerle saber al grupo que no era por abandono que a veces no sellegaba a la hora precisa sino por trabas mismas de la Instituci�n, loimportante era que ya ten�amos un compromiso, compartir los senti-res, los sucesos de ese d�a, miradas de complicidad y de silencio deellas al encontrarse en los pasillos y guardar discreci�n y silencio delos sucedido en el grupo fue sorprendente.

Pensar que la llave estaba al pisar el escenario mismo, favoreci�.Conforme abr�an las puertas, pod�a aparecer cualquier situaci�n in-cierta, el manejo del factor incertidumbre fue fundamental.

TiempoEvidentemente el tiempo en una prisi�n corre de manera diferen-

te, se pierde la noci�n del mismo, sin saber a veces que d�a, ni quehora es. Me encontraba que no asist�an por no saber la hora , ni eld�a o hab�an sido castigadas, etc. Los tiempos restringidos en la ins-tituci�n como diciembre, Navidad, Òest�n deprimidas o muy agresi-vasÓ , imposible trabajar ahora. Recuerdo el d�a de las madres, queasist�, lo primero que encontr� fue un letrero que dec�a ÒHoy diez demayo no hay visitaÓ. Suprimir todo apoyo cuando es mas necesa-rio, es la funci�n institucional, saber que se trabaja contra corrientey las herramientas con las que contamos, preguntarse permanente-mente el para que y donde se esta trabajando, es decir , no olvidarla ubicaci�n de la significaci�n del espacio carcelario.

Mencionar� algunas estrategias psicodram�ticasEvitar el etiquetamiento para el trabajo con el grupo, se trabajo

con mujeres, sin indagar el delito o grado de peligrosidad . Identifi-caci�n de g�nero.

Dentro del espacio carcelario, buscar un espacio que les agradara,(por ejemplo dijeron el tel�fono, el pasillo, la cama). Algo que lesrecordar� el afuera, o les hiciera tener alg�n contacto con el exterior.Es decir, en ese encierro el hueco, alguna salida, alg�n hilo conduc-tor, hacia la comunicaci�n con el afuera.

La implementaci�n de t�cnicas corporales, de contacto t�nico, demovilidad, ya que sus cuerpos se muestran torpes, cansados, pesa-dos, como si trajeran una losa encima.

La posibilidad de crear personajes que quer�an que las visitaran,traerlos psicodram�ticamente, ir m�s all� de las barreras. La posibi-lidad de recrear lo ausente, lo deseado.

Lo l�dico, y la sonrisa, el humor como transformaci�n en algunasde las escenas verdaderamente tr�gicas. (Acabaron riendo despu�sde una escena del apando).

El espacio carcelario como un par�ntesis en la vida, que no sepuede borrar, pero posibilita el rescate del antes, durante y despu�sde la prisi�n. No soy solo presa, soy madre, mujer trabajadora, mu-jer amorosa, el rescate del ser a partir del recuerdo.

Se abre la posibilidad de transladarse a cualquier sitio a partir delrecuerdo, de vitalizarse, de buscar guarida en una actividad creativa.

Rescatar el ser, como creativo, crearse un espacio de refugio crea-

dor. As� como el compartir escenas similares, el grupo psicodram�-tico, espacio acogedor frente al abandono.

Quisiera para terminar hacer algunas sugerencias que a m� me fa-cilitaron el transito por el encierro, el transito por la crisis. No meconsider� un psicodramatista sino un investigador psicodram�tico.Para m� el investigador psicodram�tico, permanentemente mira es-cenas, no cree que la escena aparece hasta que esta el grupo y el esel director. No olvida que siempre en circunstancias de crisis hay unalgo significativo que mirar y en el momento menos pensado hayque intervenir, la escena puede surgir en cualquier instante, (recuer-do, que justo al estar por salir de la prisi�n, despu�s de la sesi�n, meencuentro a una de las integrantes en el pasillo golpeada, maltrata-da y ella a punto de matar por tercera vez, s�lo me resta sentarmecon ella en el piso y sabiendo que cuento con unos cuantos segun-dos decirle o sugerirle un algo que la fren�, Òno mates a tu compa-�era espera a que lo platiquemos en el grupo, prom�temelo, adem�sno creo que valga la pena que por ella te quedes otros a�os m�s ac�o Àacaso tu lo crees? Piensa en tus nietos.Ó). La escena esta ah� yapuesta, un suceso imprevisto.

Al entrar en un escenario cr�tico, las escenas aparecen en todomomento, por ello el investigador psicodram�tico , su actitud esperceptiva y sensible. En este escenario critico el psicodramatista,puede ser actor, publico o director. Transita en un escenario de cui-dado al cual debe estar alerta, precavido y audaz.

El psicodramatista como sabemos tiene gran parte de artista, para�l la vida habla en su expresi�n misma, el momento significativopuede aparecer en cualquier instante y su actitud es bastante flexi-ble y perceptiva, nunca sabe lo que va a pasar. Las trabas institucio-nales, o propias de este escenario particular, en vez de desmotivar-lo , lo pone alerta, interesado frente a lo imprevisto, y lo desconoci-do y as� registra las escenas significativas.

El psicodramatista sabe que al pisar el escenario inicia el procesode investigaci�n , entra a un escenario con circunstancias dif�ciles,y condiciones particulares, entre mas se sensibilice y analice las for-mas de accionar en este escenario , ser� mejor estratega. Transita enescenas dentro de escenas , una infinidad de escenas , una lo condu-ce a otra y otra. Depende que vaya apareciendo, y que puertas vayaabriendo y cerrando oportunamente.

Bajo esta concepci�n de investigador psicodram�tico, podr�a de-cir que las escenas al pisar el escenario del encierro real, fueron in-finitas y todas significativas. Simplemente antes de terminar estetema tan basto me resta compartir una ultima escena, y agradecerp�blicamente, a esas las mujeres presas, la oportunidad de entrar ensu mundo, porque desde entonces se lo que es estar libre. Gracias.

Escena instant�nea. S� era como una fotograf�a, una conjunci�nde significados, sin escuchar un dialogo hablado, era como escuchara gritos, como el silencio ensordecedor de la soledad. Yo transitabapor el pasillo, antes de entrar y a trav�s del cristal, mir� aquel actoamoroso, una mujer, una interna en el pasto hablando con un gato,mientras lo hac�a, ambos se besaban y ella lo acariciaba con talamor y tal soledad que me conmovi�, mire la escena sin ser miradapor ella, mire no como director psicodram�tico, sino como un es-pectador conmovido frente al profundo dolor de la soledad, del peorcastigo que es el abandono y record� que el transito por esta vida eslimitado. Podremos anestesiarnos frente a los hechos actuales, o a�nconmovernos, depende de nosotros como mirar a este nuestro mun-do actual compartido, rescatar la mirada psicodram�tica, significa elrescate de una mirada humana.

Conferencia impartida en Granada, Espa�a, en el Congreso ÒPsi-codrama en las Crisis, septiembre del 2001.

Si se recurre al talento es que falta la imaginación. Georges BraqueCampo Grupal / 12

Patricia Garrote [email protected]

Otro día para morirEs sabido que los cinéfilos en-tramos al cine porque necesi-tamos mantener constante enel organismo el olor a alfombray butaca que allí se respira.Esta vez fui dispuesta a verpura ficción. Se apagan las luces y apareceBond, el agente secreto másfamoso del planeta, el héroecreado por Ian Fleming. Lapantalla es toda acción desdeel primer minuto, ¿para quéperder tiempo? El 007 tieneque desbaratar un intercambioentre diamantes africanos y ar-mas coreanas................................

“En Africa sobreviven mediomillón de personas participan-do del contrabando de diaman-tes y metales preciosos. Lastoneladas de dólares que sur-gen de este comercio van aparar a manos de los ejércitosque cambian armas por dia-mantes”.................................La acción transcurre en Coreadel Norte; allí el Cnel. Moon,hijo de un destacado militar co-reano, planea en secreto domi-nar al mundo con un arma quecombina la energía nuclear y lade un láser superpotente................................ “En octubre último Corea delNorte anunció a Washingtonque estaba trabajando conenergía atómica. Es la mismaCorea que EEUU denunció co-mo integrante del “Eje delmal”. A Corea le preocupa quelos norteamericanos estén ob-sesionados con Irak, uno desus principales clientes”...............................Bond es traicionado; el hijo di-lecto de la Corona Inglesa estáa punto de ser expulsado delServicio Secreto. Para reinvin-dicarse busca a su delator. Re-corre Cuba, Londres e Islan-dia. Descubre a uno de sus ar-chienemigos en una clínica ul-tramoderna, camuflada detrásde un muro de un hospital, enla que se practican manipula-ciones ilegales del ADN, enCuba. .............................“Recientemente fueron denun-ciadas dentro del sistema desalud pública cubano presta-ciones médicas y odontológi-cas clandestinas, de alto niveleconómico y tecnológico, coor-dinadas por norteamericanos ycubanos residentes en Miami”. ..............................Bond no es más que un em-pleado de la Corona Inglesa yhasta parece haber perdido al-gunas de sus característicasde superhéroe. Esta vez sesalva de la muerte gracias aun intercambio de prisionerosentre Corea del Norte y el Go-bierno Británico. Norteamerica-nos e ingleses son los quemueven las piezas del ajedrezbélico mundial. ..............................Tony Negri en su libro Imperiodenuncia que EEUU y GranBretaña se han transformadoen la policía mundial del capi-talismo globalizado. ................................Sólo sé que vi una película enla que el protagonista todavíase atreve a decir: “Mi nombrees Bond, James Bond”.

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Page 13: Michel Foucault · 2009-09-03 · En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta en los aparatos del Estado, los grupos econŠmicos, los partidos pol™ticos y

Lengua de mujer. Historia con-dicionada del goce sexual,Martín H.Smud, Letra Viva

Entre cipotes y clítoris erectos porlos azotes de la vara de abedul enlas nalgas, Lou Andreas Salomé re-volotea prototípico femenino paradar cuenta de masoquismos singu-lares y nunca de género, unoscuentos clásicos, “La Cenicienta”,Blancanieves” o “Alicia en el paísde las maravillas” todos colocadosbajo la mirada psicoanalítica, enuna historia de los goces que porsus restringidas cincuenta y pico depáginas del Libro I, merecería elsubtitulado de “paneo histórico”, o“pantallazo”, según sugiere el pro-pio autor.Smud invita a completar ese paneoporque “necesitará la ayuda del lec-tor que complete cada época históri-ca con su saber, estudio e investiga-ción”; entonces la introducimos aLou Andreas, una que gozaba con elapoyo financiero de sus hermanosmayores que le cedieron la pensióndel padre, general del éjercito zaris-ta. De modo que ya tenemos el sa-ble y el dinero, como para organizarmejor el simbolismo del Falo. Para abordar “el enigma de la mu-jer”, el autor marca dos niveles in-novadores: “el nivel del clítoris, don-de las mujeres luchan por la igual-dad de géneros” y el de la vagina,“donde hombre y mujer no soniguales (...) y más allá de la vaginacomo órgano genital propio de lamujer, hay un punto donde nuestroser no se acomoda a su sexo”. Re-sonancias: del segundo sexo hablóSimone de Beauvoir, alguien aquien no se puede desconocer enuna historia de la sexualidad.Los autores pilares de Smud sonFreud, Lacan y Foucault, los quepara el tratamiento del manu stu-prare, la nada, y el erotismo de lamuerte, el lector completa conReich, Sartre, y Georges Batailleacompañando las estéticas ilustra-ciones de la edición..En el Libro II, la estructura es otra,casos clínicos, recuerdos del autor,el análisis de un film, “Letras prohi-bidas, la leyenda del marqués deSade”, y el ritornello de los cuentosde nenas con embudo y significan-tes que a veces todo lo explican.Como el de la paciente Cristina,quien por decir la frase “Madre,¿por qué me has abandonado? yale “explica” al autor la razón de sunombre, por ser derivado del deCristo, seguramente algo que lospadres de la cristiana-Cristina de-seaban el día de su nacimiento:que la niña portara la cruz el restode su vida. El final incursiona en el sueño freu-diano del masoquismo femenino,renovando, es cierto, el interés porreleer el Freud de “El problemaeconómico del masoquismo” y “LaFeminidad”.El autor, al fin, desatornilla su falo yse pregunta (pág. 137), frente a laurgente “picazón de la identidad:¿Quién soy para hablar del tema?”Y al morder la oreja de Lou An-dreas, el suicidado Víctor Tausk sepregunta también quién es esa be-lla mujer que Smud hoy podría ana-lizar desde la perspectiva de la Mo-dernidad: como una madre filicida,una histérica, una bruja miope ouna simple desalmada.D.S.

La respuesta es la desgracia de la pregunta. Maurice Blanchot Campo Grupal / 13

Daniel Trípoli [email protected]

Ala hora de abordar este tema se entrecruza mi condici�n depsic�logo social, de psicodramatista y de animador (duran-te tres a�os y medio) del Programa de Salud Mental Barrial

del Hospital Pirovano. En este �ltimo lugar coordin� un taller don-de se abordaba el tema del desempleo y el subempleo. M�s tardese abri� otro camino de an�lisis que giraba en torno a la hipot�ticaperdida del trabajo.

Los lectores acordar�n conmigo en que la psicolog�a social pue-de aportar mucho a esta problem�tica. La misma abarca al sujetoen su dimensi�n productora y se traduce en diversos s�ntomas in-dividuales. Por eso mismo esta disciplina nos permite pensar en fe-n�menos sociales y, adem�s, nos lleva naturalmente a identificarlas diversas manifestaciones que se producen en el campo de lops�quico, los cambios que esto �ltimo implica para la subjetividad,las significaciones y las modificaciones tanto sociales como espi-rituales.

Por si no se entendi�: estamos hablando de una problem�tica so-cial que afecta y deja sus huellas en individuos que no son respon-sables de la generaci�n de desempleo.

Ac� voy a detenerme un poco para aportar algunos conceptos entorno a lo que es trabajo y lo que es empleo, nociones que para m�no significan lo mismo. Desde ese lugar digo que lo que falta en laArgentina es empleo y no trabajo.

Veamos. Yo arranco de pensar al trabajo como un factor de pro-ducci�n. Es una funci�n que articula la organizaci�n b�sica de lassociedades y define la posici�n y el ingreso de las personas. Asi-mismo determina la legitimaci�n social

de la vida individual y colectiva. Trabajar es un derecho esencialen nuestra sociedad; no trabajar, en cambio, no solo priva a las per-sonas de sus ingresos, sino de sus roles individuales y colectivos.

Por empleo entiendo otra cosa. Es algo que se refiere a una si-tuaci�n de participaci�n en el esfuerzo productivo, retribuida eco-n�micamente. Es decir que cuando el trabajo se encuadra en unasituaci�n social podemos hablar de empleo.

Cuando el mercado esta saturado de desempleados, los trabaja-dores no pueden vender su fuerza de trabajo pues no hay nadie quela compre.

Sabemos muy bien que las causas estructurales que nos llevarona este alto �ndice de desempleo se produjo como consecuencia demodelos econ�micos perversos, de malas pol�ticas y tambi�n de ladenominada globalizaci�n. Este �ltimo fen�meno gener� una bre-cha bastante pronunciada entre pa�ses ricos y pa�ses pobres, entrelas distintas clases sociales y tambi�n entre los individuos. Y todoesto trajo las severas consecuencias ps�quicas y sociales de las queantes habl�.

A ra�z de esto me puse a pensar m�s en el termino desempleadoque Desocupado. Este, de alguna manera, esta ocupado en algunaactividad, ya sea buscando empleo o generando alguna acci�n quelo mantenga activo, ocupado, etc.

Identidad perdidaEl hecho de no poder encontrar un trabajo rentado lleva al no re-

conocimiento propio y del otro. Es bien sabido que sentirse reco-nocido fortalece la propia identidad personal. El desocupado pade-ce tambi�n la p�rdida de los roles sociales en la familia; tengamosen cuenta que a partir de esta dificultad se produjo un corrimientode los lugares. Hoy encontramos que muchas veces el hombre de-ja de ser el protagonista en la casa, cediendo ese rol a la mujer o aveces a los hijos que se convierten en el sost�n econ�mico.

Pero el hombre no quiere depender de los hijos, no quiere irse desu casa, no quiere perder su lugar. El desempleado se siente malmirado y excluido, se siente vac�o y en alg�n sentido un desapare-cido social. Sumido en la angustia y la verg�enza, este individuono tiene noci�n del tiempo; el tiempo para �l Ðque es tiempo de nosaber qu� hacer con la existenciaÑ no tiene principio ni fin, no esun tiempo que tendr�a que ser de recreaci�n y goce. Es un tiempomuerto.

Hace poco asist� a un congreso organizado por la UniversidadPopular Madres de Plaza de Mayo. Recuerdo que en uno de los ta-lleres se hablaba de que la falta de empleo genera hambre. Y estolo podemos palpar d�a tras d�a y no s�lo pensando en los ni�oshambrientos de Tucum�n. Existe tambi�n una gran cantidad depersonas con las necesidades b�sicas insatisfechas, gente que a du-ras penas sobrevive con 150 patacones al mes. No es dif�cil hacerun paralelismo entre esta Argentina y aquella de la dictadura y los30 mil desaparecidos. Aquella sociedad desmovilizada, donde laimposibilidad de hablar y el miedo eran la constante. Sent�amosentonces que no �ramos personas dotadas de individualidad, queno �ramos nadie, que el enemigo anidaba en todas partes. ÀNosienten hoy lo mismo, o algo demasiado parecido, millones y mi-

llones de argentinos?Luego de dos a�os de trabajo en el taller del Pirovano comenc�

a transitar por otro camino. Me interes� por las personas con temora perder el empleo que ten�an. Y en ese campo empec� a profundi-zar lo que estaba pasando en los �mbitos laborales. Ah� me encon-tr� con situaciones de mucha violencia, de inseguridad, de miedos.Situaciones que casi inevitablemente llevan a traicionar los pro-pios valores. La obligaci�n de mantener el puesto de trabajo pro-duce incertidumbre y lleva a una auto desvalorizaci�n del sujeto.Tengamos en cuenta que si bien durante muchos a�os los trabaja-dores ten�an privilegios, las cosas ya no son as�. Hoy son los em-pleadores quien disfrutan de esos privilegios y esto obliga al em-pleado a asumir un rol de sumisi�n hacia su empresa; obligado porlas circunstancias el trabajador puede llegar a adoptar una falsaidentidad: siente que debe ser siempre, alegre y hermoso, que de-be estar dispuesto a cumplir horarios impensables, etc. Y todo es-to puede producir a la larga conflictos enfermizos entre el sujetoque est� empleado y quien no lo est�.

Opciones reparadorasEn este contexto y dentro del campo de lo ps�quico nos encon-

tramos con serios trastornos de angustia, ansiedad, p�nico, miedos,depresi�n, fantas�as de suicidio y hasta de cometer actos delicti-vos. Tambi�n nos topamos con el hecho de que los individuos pa-decen falta de sue�o, poco apetito, desinter�s sexual, stress y has-ta enfermedades en la piel. No son infrecuentes (incluso) las adic-ciones al alcohol, a las drogas, al tabaco.

ÀQue opciones tenemos dentro del campo de la sicolog�a socialy el psicodrama? Dir�a en principio que deber�amos crear disposi-tivos para reparar esta separaci�n que encontramos entre la reali-dad social y los individuos desempleados. Generar �mbitos dondegrupalmente se re�nan. Lo fundamental en cualquier caso es queprime la circulaci�n de la palabra, el acto de escuchar y ser escu-chado, la capacidad de compartir las distintas maneras de estar, devivir y sobrevivir.

El psicodrama aporta sus t�cnicas espec�ficas, las herramientasque permitan a partir de distintas escenas recrear por ejemplo unaentrevista laboral, la entrega de un curriculum vitae y otros mo-mentos dif�ciles como para que puedan ser transitados sin angus-tias.

Ac� vuelvo a retomar mi recorrido por el programa de saludmental del Pirovano; debo advertir que los talleres no son gruposterap�uticos; son en realidad grupos de ayuda mutua. En estos es-pacios se refuerzan la participaci�n, la comunicaci�n y la interac-ci�n. En un primer momento compartimos lo que nos genera el de-sempleo, hablamos de nuestros sentires, de nuestros miedos. La in-tenci�n es lograr que cada uno pueda conectarse con el otro, re-componer la imagen que incluya al otro no como un opuesto o ene-migo sino como parte de una misma problem�tica. O sea: recons-truir los lazos sociales y fundamentalmente no sentirse culpablesde lo que pasa. En un segundo momento tratamos de situarnos enel pensar, entonces aparecen ideas y proyectos. En este punto la in-tenci�n es elaborar juntos cu�les son las habilidades de cada cu�l,c�mo reencontrarnos con algo que en alg�n momento fue un hob-bie y hoy puede ser una ocupaci�n.

Se puede pensar en salidas diversas, en formar cooperativas, enestar en acci�n bajo diversas formas y dispositivos. Hoy vemosmuchas empresas recuperadas o comunitarias; vemos la gran can-tidad de movimientos de desempleados que se fueron generando.En esta ocasi�n nos centramos m�s en las propuestas que en lasrespuestas.

Tal vez el objetivo m�s dif�cil para nosotros -pero no imposible-es el de poner en acci�n todo lo que se fue produciendo. Ahora, poreso mismo, apelamos a nuestras fortalezas y nos ponemos en mo-vimiento. Este es un final abierto donde se plantean muchos inte-rrogantes, muchas hip�tesis de trabajo, muchas frustraciones tam-bi�n. ÀVale la pena trabajar en medio de tantos imposibles? La res-puesta est�, como dir�a Bob Dylan, soplando en el viento.

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Campo Grupal / 14 La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona. Voltaire

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Rasco la palabra, cada tanto,busco con palabras, mejor dicho.Son las manos de mi alma,-si es que existe-,son el alma de mi alma,no recuerdo.

Son motor, son carcaza, son el aireque insufla mis pulmones, son mis ganas.Y aletean bien bajito y se mareany se meten en el agua y no nadan.

Son ellas, no hay duda, lo m�s m�o.Lo m�s extra�o, lo aprendido, lo m�s ajeno.Me inundan de deseos y se escapan,me vac�o de ellas y me olvido.

ÀQue buscan?(por que s� que algo persiguen).ÀQue quieren en mi boca, en mis entra�as?ÀNo es bastante para ellas mil idiomasy millones de personas que las hablan?.

ÀQuieren algo de m�, alguna nueva,quieren que haga nacer alguna hermana?ÀO que las mezcle y trabuque como pueda,y las acaricie, sensual, entre las muelas?

No tengo lengua m�s suave para ellasni puedo abrir m�s la bocapara que salgan con el ruido que desean.Ya mis cuerdas vocales est�n hartasde servirles de esclavas, casi ciegas.

Lo que ven mis ojos lo traducen,le ponen nombre a todo lo que suenay no me dejan sentir sin nombrar algoni oler ni gustar, sin estar ellas.

Son horribles, obsesivas, est�n muertas.Son pasado, son el tiempo, son eternas.

Yo paso por la vida pronunciandoellas apenas me miran cuando esperan.

Son min�sculas, son g�ticas, son ciertas.Son des�rticas, ex�ticas, son bellas.Son monstruosas cuando hablan y son santascuando callan, agazapadas, mis ideas.

ÁSe quejan de mi letra!ÁMe increpan por no tener doble apellido!ÒNo sabe m�s idiomasÓ, se escandalizan,ÒNo juega con nosotras, como BorgesÓ.

Yo las veo venir y silbo bajo.Yo las conozco, estoy podrido, que se maten.Que me dejen solito, si se atreven.Que se mueran de susto, si me muero.

No les quiero dar el gusto del gorjeoni voy a llenar mis noches con acentos.Yo quiero producir otro sentido.Que se olviden de mi:

estoy sintiendo.

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Campo Grupal / 15En España la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro. Manuel Azaña

AGENDA

Aperturas en psicoanálisisEncuentros de actualización teórico-clínicaRENE KAËS. El sujeto y el vínculo. 16 y 17 de mayoActividad Preparatoria: Seminario: "RENÉ KAËS, UNA VISIÓN PANO-RÁMICA". Lic. Mirta Segoviano. 28/3 - 4/4 y 11/4 de 12 a 14 hsSe trabajarán el contexto de ideas del cual surgen sus desarrollos ylas perspectivas que propone su conceptualización.Entrada libre y gratuitaSede A.A.P.P.G. Arévalo 1840 Buenos Aires Tel/fax: 4774-6465 [email protected]

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Coordinación de GruposEl Instituto de Investigaciones Grupales que dirige la Lic. GracielaJasiner, realizará Reuniones Informativas para el ciclo 2003 delPrograma de Especialización en Coordinación de Grupos, con Talle-res de MultiRecursos Técnicos, y Pasantías de Entrenamiento, losmartes 4, 11, 18 de marzo. Informes 4833-7808 o por e-mail: [email protected]

Curso intensivo de PsicoanálisisAbierta la Inscripción 2003Un Sábado mensual de TrabajoTeórico- Clínico Dirigido a psicólogos sociales, psicólogos, médicos, psiquiatras, edu-cadores, T. Ocupacionales, T. Corporales, Psicomotricistas, musicote-rapeutas y estudiantes avanzados de esas carreras y afines. Adecuado para residentes en Capital, provincias y países limítrofes.Dirección: Marta ToppelbergInformes e Inscripción: Teléfono (5411) 4962-6905 E-mail: [email protected] inscripción para la Reunión Informativa gratuita.

Posgrado ClínicoLa Fundación CIAP, a través de su Residencia en Práctica Clínica deformación de Psicoterapeutas, Práctica Clínica Rentada dirigida amédicos y psicólogos, invita a todos los interesados a comunicarsecon la institución para concertar una reunión informativa sobre es-te Postgrado. Para informes, llamar a Secretaría de lunes a viernes de 9 a 20 ho-ras, al Tel/Fax 4773-8336 y 4777-4056, o bien acercarse directa-mente a Charcas 4729.

Congreso Iberoamericano de Psicodra-maYa se han recibido todas las propuestas de trabajo, tanto para elCongreso como para el Espacio Abierto a la Comunidad y se está ar-mando el programa de lo que, esperamos, se convierta en el granEncuento de Nuestros Pueblos a través de sus producciones y refle-xiones. Recordamos que los ejes temáticos son Crisis, Salud, Poder,Etica y Creatividad y que el Congreso se desarrollará entre los días1 y 4 de mayo de este año, en las instalaciones del Colegio Nacio-nal de Buenos Aires.La institución convocante es la SAP (Sociedad Argentida de Psicodra-ma) aunque participan de la organización general más de veinteinstituciones psicodramáticas, representando una heterogeneidadde estilos, modelos teóricos y técnicos.Esta misma pluralidad en lapresentación de trabajos es la que nos pronostica una enorme posi-bilidad de enriquecimiento en los intercambios que tendrán lugaren mayo.Informes e Inscripción: Thames 620, (1414) Buenos Aires,tel:4854-8742, de lunes a viernes de 17 a 20.30. [email protected] o www.psicodrama2003.com

Entrenamiento de la conducciónLunes 24 al viernes 28: abordajes de problemáticas específicas conactividades vivenciales y marco teórico. Estudio Inés Moreno Virrey del Pino 2714 Tel: 47853273.

Escuela de Terapeutas EscénicosDurante los meses de febrero y marzo está continúa abierta la ins-

cripción para iniciar primer año en la Escuela de Terapeutas Escéni-cos de Grupo Ananké,capacitación integral en grupalismo, drama-turgia, artes escénicas (incluidos módulos de iluminación, esceno-grafía, vestuario, caracterización teatral, sonido, etc) psicodrama,psicodrama psicoanalítico, esquizoanálisis, y todo aquello que ten-ga que ver con la escena como unidad de análisis, flexibilizando loslímites rígidos entre lo artístico y lo terapéutico. El taller de presentación tendrá lugar el 1 de marzo y funcionará,al mismo tiempo, como entrevista de admisión para todos los can-didatos a ser “pioneros” en esta modalidad de trabajar con la saludemocional de las personas de nuestra comunidad. La formación se-rá de cuatro módulos cuatrimestrales y un tercer año opcional de

Entrenamiento en Dirección de Escenas y Escenas Temidas del Tera-peuta Escénico. Informes e inscripción: Pasaje de las Artes 137, Haedo Norte, tel:4443-8965 grupoananké@ciudad.com.ar

Centro Bert Hellinger Formación 2003: en las Constelaciones Familiares y Los Ordenes delAmorEn Buenos Aires - Bariloche - NeuquenLa inscripcion será a partir del 20 de marzo, iniciándose en el mesde Abril- Talleres de Constelaciones Familiares, Constelaciones Sistémicas enEducación y Asesoramiento de Empresas y Organizaciones En Buenos Aires - Córdoba - Bariloche y Neuquen. Fechas a confir-marInformes: 4902-7574 [email protected]

Seminario de coachingCreeSer anuncia la realización del Seminario: "Accediendo a los re-sultados que queremos", el sábado 8 de febrero de 9 a 18.30 Hs.en el Instituto Julio Cortázar, Amenabar 548. Informes al 4554-9082. Visítenos en www.creeser.com.ar

Talleres gratuitos de Terapia Corporal Durante febrero y marzo del 2003. 1a Escuela Argentina de Tera-pia Corporal. Informes: 4862-3093 de L a V de 12 a 18 hs. Inscrip-ción previa.

Centro de Biocreatividad4 talleres de difusion -promocionales-Horarios: Martes de 10 a 12 hs / 19 a 21 hs.Jueves de 19 a 21 hs.Coordina: Dr. Gerardo Smolar. Inscripción: 4855-2772

Posgrado Clínico PsicoanalíticoCentro Dos tiene abierta la inscripción a sus posgrados con forma-ción en Niños, Adolescentes y Adultos.Conducción de tratamientos en la institución, supervisión de los tra-tamientos, investigación teórica (Freud-Lacan) conferencias, ate-neos y seminarios. Incorporación al plantel profesional.Dirigidos a profesionales de la Psicología y Medicina con orientaciónpsicoanalítica. Inicia: abril 2003. Duración: dos añosInformes: Av. Pueyrredón 524 7º A y B Capital Te: 4961-2197/8072 [email protected] www.centrodos.com.ar

Psicodrama & Color Atelier de recursos psicodramaticos. Actividades creativas para el2003.*Psicoterapias bipersonales y grupales de tiempo acotado para te-mas puntuales * Capacitacion , entrenamiento y supervision en Recursos psicodra-maticos *Talleres tematicos de accion creativa para grupos *Talleres mixtos de psicodrama publico para cercarnos a lo que nospasa con humor & Color *Grupos de Teatro espontaneo & Color * Meditacion del color, actividad no arancelada. * Ingles creativo para que tu ingles deje de ser un drama en duos,trios, cuartetos y solos. Todas las actividadres son itinerantes en Argentina y otros paises Lic.Liliana Allocati, creadora de psicodrama & color, Informes: 48960169_li2allcolors@ ciudad.com.ar Ohiggins 2559 5° A (1428)

Herramientas clínicas desde Deleuze-GuattariCartogrfías clínicas - Diagnósticas y Terapéuticas –Clínica de las CapturasClínica de las Líneas de fuga Psicosis : el devenir de lo RealPsicopatologías Comparadas - Psiquiatría/ Psicoanálisis/ Antropo-logía / Epistemología – - Esquizodrama : Cuerpo , Escena y Devenir- Cine : Resonancia y MultiplicaciónDispositivos para la intervención operativa.Convoca: Grupo Nómade (Maria Laura Mendez, Daniel Ferioli yDaniel Tarnovsky)Martes 20,30 a 22,30 hs. / Av. Independencia 3177 3ro. C Tel: 4932-7462 Marzo de 2003 E-Mail: dtarnovsÇpsi.uba.ar

Desarrollo de la creatividadJueves 20 al viernes 28: Talleres con marco teórico. Estudio Inés Moreno Virrey del Pino 2714 Tel: 47853273.

Operación psicosocial en organizaciones 5 to. Seminario Anual -Educación, salud, servicios, empresas, cooperativas, sindicatos, etc.Director del Seminario: Carlos R. MartínezOrganiza CONFLUENCIA psicosocial - Director: Carlos R. Martínez4633- 8144 [email protected] Comienzo Abril del 2003Sedes, días y horarios:Buenos Aires Barrio de Caballito Martes de 19,30 a 21,30Quilmes Escuela de Psicología Social del Sur Lunes de 19,30 a21,30V. López Lugar a confirmar Jueves de 19,30 a 21,30

Armado de proyectosLas variables para el éxito o fracaso. El planeamiento y la conduc-ción. Jueves 6 de marzo. Estudio Inés Moreno Virrey del Pino 2714 Tel: 47853273.

La experiencia de la palabra en actoSeminario-Taller : Desde Deleuze,textos de: Beckett,Pavlovsky,Aira-,Masliah... Nuestra propuesta girará en torno de la recuperación experiencial de la palabra dicha, y por consiguiente, de la

ampliación de nuestro horizonte comprensivo y perceptivo. Está dirigido a actores,estudiantes, graduados y docentes. Cuatro encuentros durante el mes de febrero.Coordinadores: Andrés Chan, y Marcela Pedrozo. Zapiola 2873 (esq. Congreso) Belgrano.Para mayor informacióncomunicate al 4543-5306, 4686-2880 ó [email protected], [email protected]

Supervisión en grupoPresentación rotativa de casos.Elaboración del diagnóstico diferen-cial. Posición del analista en las entrevistas preliminares. Entrada enanálisis. Lógica de la cura y orientación de la interpretación. Orien-tación bibliográficaLic. Carlos Vilaseca. TE: 4781-5033

Taller de Juegos Teatrales Un espacio para jugar en libertad... Para crear mundos, situaciones,personajes, sonidos... Descubrir, inventar, crear... Aventurarse a jugar en el teatro es abrir una ventana a la imagi-nación como forma de creación. Devenir libres, devenir otros, sincondicionamientos ni juicios, abiertos a lo nuevo y a lo diferente. Taller de cuatro encuentros en Febrero. Casona Cultural de Humahuaca.Abasto.Bs.As. Humahuaca 3508 Informes e inscripción al 4686-2880 ó [email protected]

Escuela Psicoanalítica de Psi. Social Ha iniciado la inscripción en la carrera de tres años, Belgrano o Ca-ballito, turnos mañana o noche, Interior (semipresencial), el CursoProlongado de Formación en Psicoanálisis, el Seminario de Coordi-nación Psicoanalítica y el Curso de Capacitación a Distancia. INFOR-MES: 011-4433-4988, www.psicosocial.com.ar, [email protected]

Programa de Voluntariado ComunitarioEscuela Psicoanalítica De Psicología Social ofrece pasantías para es-tudiantes voluntarios en el Programa de Voluntariado Comunitariode la Ciudad de Buenos Aires, y para psicólogos sociales como coor-dinadores de grupos operativos de voluntarios. INFORMES: 011-4433-4988, www.psicosocial.com.ar, [email protected]

Centro para la PersonaSeminarios de masaje reflexológico: Enero 11 / 2003 - Cráneofa-cialMarzo 2003 - Columna VertebralClases Abiertas sobre Trabajo Corporal Integrador: Enero 25 / 2003y Marzo 2003 -Centro para la Persona. Paraguay 1465 - 1º "B" - Capital FederalTeléfono: 4812 - 9106 E-mail: [email protected]

Redes socialesIii Seminario Residencial Latinoamericano"Inmersión en Redes Sociales"Coordinación: Lic. Elina Dabas y Dra. Denise Najmanovich15 al 18 de mayo de 2003. La Granja. CórdobaTel: 4867-0935 E-mail: [email protected]

Arte TerapiaLa expresión plástica como herramienta de autoconocimiento,transformación e integración psicosocial. Coordinado por Mónica Cortés artista plástica y docente de arte yPatricia Bertisch artista plástica y psicóloga social.Informes:4541-0356 / 4551-2592 0 155-178-1113Mi Taller: Zapiola 2114 PB Belgrano R

Kamino - Programas de Vida®

-Gimnasia Rítmica Expresiva de Centros de Energía con elementosde Yoga. Clases en la sede los días miércoles y viernes 11 hs. y sá-bados 10,30 hs.-Grupo de estudio de Flores de Bach los lunes 18 hs.-Tae Kwon-do los miércoles y viernes 18 a 21 hs. Niños-Adolescen-tes-Adultos -Masaje Terapéuico, horarios a convenir.Tel. 4854-9619 e-mail: [email protected]

Winnicott.com.arSsitio web dedicado a la difusión de su obra y al intercambio cien-tífico informa a los colegas que está abierta la recepción de artícu-los para su publicación. Consultas o envio de trabajos a [email protected]

Juego y creatividadEl estudio de Inés Moreno tiene abierta la inscripción para carreraterciaria con título oficial y Escuelas.Solicitar entrevistas de asesoramiento desde 15 de febrero. Estudio Inés Moreno Virrey del Pino 2714 Tel: 47853273.

Kinesia PsicosomáticaNueva modalidad para el año 2003Módulos cuatrimestrales y semestrañes correlativos. 18 módulosque le permiten construir su curso de acuerdo a sus posibilidades.UKI Unidad Kinésica Integral. Directora: Klga. Susana Berman. Ri-vadavia 2530 4º H Tel: 4952-9640 E-mail: [email protected]

Posgrado en Psicología Social• Articulación del pensamiento de Pichon Rivière con: Freud, Bion, Anzieu, Reich, Foucault, Derrida y otros.• Deconstrucción de conceptos: trabajando los clisés y estereotiposde la formación.• Técnicas de acción. • Diseño y Coordinación de Talleres.Comienza en marzo 2003 Coordinación: Lic. Ricardo KleinAguirre 929 Capital Tel: 4775-7960 [email protected]

RecreaciónEl estudio Inés Moreno tiene abierta la inscripción en la carrera ter-ciaria con título oficial con modalidad presencial y a la distancia. Estudio Inés Moreno Virrey del Pino 2714 Tel: 47853273.

Reeducación postural concien-te. Susana Berman. Taller X

Susana Berman es kinesióloga yacaba de publicar su libro “Siste-ma Gradual y Progresivo de Ree-ducación Postural Conciente” enel cual recoge sus 30 años de ex-periencia en investigación y do-cencia.La propuesta de Berman se centraen la búsqueda de modificacionesperdurables y no momentáneas enlas alteraciones posturales en ni-ños, adolescentes y adultos. La tarea de rehabilitación es unproceso de lo más simple a lomás complejo, tomando concien-cia, primero, de los desequilibriosposturales para lo cual desarrollauna escala de trabajo que va delmovimiento simple y con poco es-fuerzo, a movimientos complejos yreforzados mediante resistencia,incorporándose las correccionescomo nuevos hábitos concientes alas tareas de la vida diaria. Con-trarrestando, así, la tensión exce-siva, la fatiga crónica, los proble-mas de columna, los estados dedéficit energético, las secuelas deaccidentes vasculares, la recupe-ración postraumática.Este libro es un material teórico -práctico centrado en la observa-ción de las alteraciones de la me-cánica corporal en relación a lacoordinación motriz, al esquemacorporal, a la relación espacio –tiempo, al equilibrio y las posturas.Susana Berman piensa el cuerpocomo un instrumento simple. En“Sistema Gradual y Progresivo deReeducación Postural Conciente”nos revela su secreto: conocer elfuncionamiento de todos los siste-mas que lo componen, respetandolos ritmos biológicos, sus necesi-dades y evitando las agresionesinnecesarias.

Ana Mayor

EscucheJINETES

DEL DIVÁN

95.5 FM PATRICIOSJueves a las 20 hs.

[email protected]

“Vinculos”Un proyecto

para compartir

Por AM 750Radio del Pueblo

Sábados de 12 a 13 hs.Conducción Raquel Len

LIBROS

Page 16: Michel Foucault · 2009-09-03 · En este sentido, tal como venimos afirmando el poder no se ago-ta en los aparatos del Estado, los grupos econŠmicos, los partidos pol™ticos y

Elina Dabas [email protected]

Durante los �ltimos 15 a�os se han desarrollado numerosos tra-bajos que promueven el fortalecimiento de la red social a favorde los m�s desprotegidos y necesitados. La realidad actual ha

ampliado el foco sobre estas formas de trabajo, por lo cual resultainteresante revisar y recuperar lo que en diversas partes del mundo yen nuestro pais se viene realizando.

Entre los que han liderado este tipo de trabajo se encuentra JohanKlefbeck 2. Es un terapeuta sueco que ha desarrollado desde hace m�sde 30 a�os un gran labor en la creaci�n de estrategias de trabajo en redpara el sost�n de los ni�os y ni�as en situaci�n de crisis. En 1989 sehizo cargo del Centro para el sost�n de los ni�os en situaci�n de cri-sis, ubicado en el barrio de Bortkyrka, en Estocolmo, frente a cuyadirecci�n contin�o hasta 1999.

Este vecindario cuenta con una poblaci�n de 75000 habitantes. El70% son migrantes, en su mayor�a asilados, provenientes seg�n lasd�cadas, de Am�rica Latina, çfrica y en los �ltimos a�os de Europade Este. Muchos de ellos llegaron en condiciones extremas de dolor,persecuci�n y p�rdidas de familiares y amigos.

En esta localidad se hablan cerca de 60 idiomas diferentes, por locual cualquier propuesta de trabajo ya implica desde el vamos recur-rir a la ayuda de la comunidad..

Klefbeck y un equipo de cinco (s�, cinco!!!) profesionales desarrol-laron una tarea que no tuvo listas de espera, evit� la institucional-izaci�n de los peque�os, fortaleci� los lazos en la comunidad y con-tribuy� a la recuperaci�n de muchos padres y madres que se hallabanen estado desesperante. Estrategias novedosas, basadas en la infinitacapacidad de invenci�n de los sujetos, posibilitaron desde la b�sque-da de una abuela en una aldea africana hasta el contacto telef�nico deuna se�ora guatemalteca con su madre que viv�a en una ciudad delinterior de Cuba. Cientos de vecinos, articul�ndose con los serviciosde justicia y ayuda social sostuvieron a ni�os de Bosnia y El Zaire, deEl Salvador y Argentina, mientras sus padres calmaban el dolor de lasp�rdidas y restauraban sus heridas. Recuperaci�n de v�nculos,creaci�n de otros nuevos.

Desde hace cuatro a�os, Johan Klefbeck est� trabajando en pa�sesde la ex URSS. Actualmente desarrolla su tarea en Mosc�, desarrol-lando estrategias desde el enfoque de red para trabajar con ni�os yni�as en situaci�n de calle que habitan los refugios para ni�os enMosc�. Las mismas implican un cambio de la perspectiva de enfocaren el ni�o aislado, para enfocar en el ni�o en su red social.

La situaci�n de estos ni�os no est� s�lo considerada desde el traba-jo socio-psicol�gico sino tambi�n desde una perspectiva pol�tica.ÀQu� acontece con los ni�os y sus padres cuando la sociedad pasa deun modelo social colectivo a otro individualista ? El marco de estasituaci�n est� dado por el hecho de que en Rusia m�s de medio mill�nde ni�os vive en tipos diferentes de instituciones, y este n�meroaumenta progresivamente. S�lo muy pocos de estos ni�os no tienenpadres. En 1999, 46500 padres perdieron sus derechos parentales. Ysus ni�os fueron tomados en custodia por instituciones diversas. Esten�mero es el doble que seis a�os atr�s. El n�mero de ni�os ensituaci�n de calle tambi�n aumenta constantemente en Mosc�. Este esun problema que tiene fuerte vigencia en el gobierno de Puttin. Esteproyecto se organiza con ayuda de la Universidad de Estocolmo, Sue-cia. Johan Klefbeck ha sido designado para capacitar y supervisar enestrategias de sost�n de estos ni�os por parte de la Red social sinnecesidad de institucionalizarlos. Desarrolla tambi�n los m�todos parauna coevoluci�n entre la red privada alrededor del ni�o y las institu-ciones del sistema de asistencia social ruso.

Desde este lugar del mundo, la Argentina, hemos trabajado conKlefbeck 3, aqu� y all�, en numerosas ocasiones. Actualmente, desdeuna visi�n complementaria nos preguntamos y le preguntamos Àqui�nsostiene a las familias que tienen que sostener a los ni�os?

Las pol�ticas sociales y la sociedad en general han delegado laresponsabilidad a la familia respecto de la crianza y socializaci�n desus hijos, como un mandato.

En relaci�n con la concepci�n que las sociedades occidentalesposeen sobre la familia, cabe plantearse una serie de cuestiones. Laprimera de ellas es la consideraci�n de la familia como la organizaci�nsocial b�sica y primigenia de la estructura social. As� considerada, serefiere al grupo de personas nucleadas por relaciones de parentesco(naturaleza biol�gica), alrededor de la forma mon�gama y heterosex-ual. Esta concepci�n lleva a concebir a la familia con la Òforma natur-alÓ en la que se organiza la sociedad, por lo cual tambi�n se percibecomo ÒnaturalÓ que �sta deba hacerse cargo primordialmente delsost�n de los m�s j�venes. Desde esta perspectiva, si anteriormente secorr�a el riesgo de considerar al individuo como el elementodinamizador social principal, se puede ahora pensar que esta tarearecae solamente en la familia.

Otra de las cuestiones es que la presi�n que se concentra sobre lasfamilias, hace que muchas veces su estructura resulte d�bil, sobre todo

para aquellas insertas en contextos desfavorables para su desarrollo.Esto se complejiza a�n m�s cuando la organizaci�n familiar noresponde al modelo socialmente prefijado.

Nos encontramos aqu� con dos situaciones a analizar. La primera es que configuraciones familiares diversas son a�n con-

cebidas como Òextra�asÓ y sufren por lo tanto el proceso de exclusi�nsocial que padecen los que son considerados ex�ticos para los sis-temas dominantes (vg: informes gubernamentales respecto a la ori-entaci�n de la ayuda social a las poblaciones vulneradas en sus dere-chos humanos, recomiendan no distraer esfuerzos en organizacionesfamiliares uniparentales, con hijos de diversas parejas de la madre, yfundamentalmente, pobres. Solicitan la preferencia por la institu-cionalizaci�n de los ni�os y ni�as 4)

La segunda, que los v�nculos afectivos que no reconocen relaci�n deparentesco no resultan confiables, a�n cuando posean diversas fun-ciones para el desarrollo de las personas.

Considerando �ste panorama, en el campo de la salud familiar ycomunitaria, venimos desarrollando e investigando sobre estrategiasde trabajo desde el enfoque de las redes sociales.

Pensamos la red social como un proceso de construcci�n perma-nente tanto singular como colectivo, que acontece en m�ltiples espa-cios y (a)sincr�nicamente. Podemos pensarla como un sistema abier-to, multic�ntrico y heter�rquico A trav�s de la interacci�n permanente,el intercambio din�mico y diverso entre los actores de un colectivo(familias, equipo de profesionales, barrio, organizaci�n, tal como elhospital, la escuela, el centro comunitario, entre otros) y con inte-grantes de otros colectivos, posibilita la potencializaci�n de los recur-sos que poseen y la creaci�n de alternativas novedosas para fortalecerla trama de la vida. Cada miembro del colectivo se enriquece a trav�sde las m�ltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, opti-mizando los aprendizajes al ser �stos socialmente compartidos.

Estas estrategias, que hemos denominado estrategias de ligadura,tienden fundamentalmente al fortalecimiento del lazo social, pro-moviendo la restituci�n comunitaria, como un modo de recuperarlas modalidades sociales y vinculares de resoluci�n de situaciones queson percibidas como problemas. Considerada la ineficacia denumerosas mediaciones institucionales, dichas estrategias tienden porun lado, a evitar la institucionalizaci�n de ni�os y ni�as cuyos prob-lemas pueden resolverse con el apoyo a aquellos que sostienen su cri-anza. Por el otro, promueven el reconocimiento de la transferencia defunciones b�sicas a sujetos sociales no claramente percibidos por elsistema dominante, pero que desempe�an una funci�n esencial en lavida de las personas.

Desde esta perspectiva, la mirada no est� puesta en relaciones pre-fijadas biol�gica o jur�dicamente, sino que prevalecen los v�nculosque se establecen en un momento hist�rico y en un contexto determi-nado, a trav�s de territorios m�viles, de m�ltiples interacciones y delreconocimiento de diversidad de saberes y voces.

Notas:1 Elina Dabas es directora de FUNDARED, Fundaci�n para el desarrollo de las redes

sociales. [email protected] Johan Klefbeck ha estado trabajando con ni�os, los adolescentes y sus familias

desde hace m�s de 30 a�os. Es una de las personas que ha liderado estrategias para mov-ilizar la red social a favor de los ni�os. En Suecia, ha estado dirigiendo un proyecto ÒEltrabajo de la Red con familias multiproblem�ticasÓ (hay una breve introducci�n a estetema en Redes. El Lenguaje de los v�nculos, Elina Dabas y Denise Najmanovich), queabarca una investigaci�n y un proyecto metodol�gico. Durante m�s de diez a�os ha sidoel director del ÒCentro para la atenci�n con enfoque de red de los ni�os en situaci�n deCrisis Ó, ubicado en Estocolmo. En la actualidad, Johan Klefbeck trabaja en una inves-tigaci�n sobre estrategias de red juntos con tres colegas en el grupo ÒProyectos de RedN�rdicoÓ. Ense�an y supervisan terapia sist�mica y abordajes en red en los pa�sesN�rdicos. Klefbeck ha dictado talleres, no s�lo en Europa, sino tambi�n en Argentina,Brasil y los Estados Unidos. En este momento, est� trabajando en un proyecto en Rusiacon estrategias de trabajo en red para el apoyo de ni�os y ni�as en situaci�n de calle.Los trabajos de Johan Klefbeck se han publicado en siete idiomas. Adem�s de lasestrategias de trabajo en red, ha estado dictando talleres relacionados con g�nero, cul-tura, clase y el empoderamiento

3 Johan Klefbeck desarrollar� en Buenos Aires el 13 y 14 de marzo el TallerÒC�mo ayudar a los ni�os y ni�as cuando el Estado cambia de funci�nÓ, organizadopor FUNDARED

4 Ver el Informe Murray, que sirvi� de base para las pol�ticas sociales elaboradaspor el gobierno de Tony Blair, en Inglaterra

Campo Grupal / 16 Aprendemos de la experiencia que los hombres nunca aprenden nada de la experiencia. George Bernard Shaw

Luis Gruss [email protected]

Vivir sin idealesYa va siendo hora de admitir quelas novelas de caballería fueron,para Alonso Quijano, la causa ori-ginal de todas sus penas e infortu-nios. Como él pasé engañado casitoda una vida. Ellos –la gente coninquietudes y sensibilidad social-me habían dicho que don Quijotefue grande porque confundía as-pas de molino con brutos gigantes.Ni siquiera les importó saber queel pobre manchego terminabasiempre patas para arriba, golpea-do, malherido, humillado por quie-nes jamás confundirían el aromade flores reales con una porciónde veneno. Y así me fue tambiéncon el resto de las cosas. Porejemplo: casi toda una vida me lapasé tratando de estar enamorado.Me habían dicho que el amor ver-dadero se manifiesta de prontocon grandes mareas y latidos ytemblores. Cuando no experimenténinguno de esos síntomas decidíabandonar a mujeres que segura-mente me habrían hecho muy feliz.La idea de la felicidad fue otrogran problema. Y ni qué hablar dela soñada revolución. Los idealescondenaron al Che, a Jesús, a mipropia madre. A ella le gusta, detanto en tanto, sacarle lustre a susviejas creencias. En función deellas está dispuesta a no saber.Hasta dejaría pasar un millón defusilamientos injustos como se de-ja pasar un colectivo cuando vamuy lleno. El ideal es esa foto aja-da que no sacamos nunca de lamesa de luz, una mentira piadosa,una luz artificial, el polvo que es-condemos debajo de la alfombra.Muchos de mis amigos murieronpor un ideal. Quienes los manda-ron al matadero (y hasta los pro-pios verdugos) también se jacta-ban de sus poderosas utopías.Traté siempre de hacer un granesfuerzo para que mi cuerpo separeciera a la imagen de él que yohabía armado en mi cabeza. El re-sultado fue desastroso (la felicidadengorda) y así estamos. Los idea-listas tienen buena prensa. Siem-pre la tuvieron. Son simpáticoscuando protagonizan películas ocuando se obstinan en golpearpuertas al pie de una ciudad sinpuertas. Qué lindo es viajar en glo-bo, qué bueno subirse a un unicor-nio y galopar campos cubiertos derosas y banderas. Qué encantado-ra la enigmática señora, qué her-mosos los duendes y las hadas.Pero qué triste es la caída, Quija-no, qué feo llamar puta a una prin-cesa, qué lamentable confusión.Mi biblioteca está repleta de her-mosas mentiras: buen ritmo, lindasmetáforas, mensajes profundos. Mihermana escribe poemas muy elo-giados por la crítica mientras aban-dona a sus hijos, a su madre, a to-dos menos a sus gatos. Mi conclu-sión es que ya va siendo hora deque cambiemos los ideales por unkilo de manzanas. Una sola man-zana es mejor que todos los idea-les. Por eso Eva se la dio a Adán.Y por eso Adán la mordió. No quie-ro saber nada de los que no muer-den la manzana para cuidar susdientes. El ideal es una muela de-masiado limpia. Que se quedeQuijote con sus ínsulas febriles,con sus novelas infames y sus in-genuos militantes. ¿Dónde estásquerido Sancho? Te estoy llaman-do a los gritos. De rodillas te pidoque vengas y me acompañes por-que no puedo solo contra los gi-gantes y sus tremendos brazos.

ESCRITURA AUTOMATICA

¿Quién sostiene a las familias que sostienen a los niños?

Redes sociales y restitución comunitaria