Miento Luego Existo

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Miento! Luego, existo? Por Pablo Henríquez, vicepresidente de Procesix En Latinoamérica, el aparentar, ser más astuto, más “vivo” –como se dice en Chile- o derechamente mentir, se ha transformado en una costumbre casi arraigada y socialmente aceptada, como parte de nuestra idiosincrasia. No obstante, por más que la mayoría de las personas, en todos los ámbitos, sobre todo en el de los negocios, lo asuma como algo normal, no lo es. Lamentablemente, competir en buena lid parece ser cosa del pasado, que queda sólo para los caballeros de antaño o los cuentos de Dumas. Hoy, en ocasiones, los proyectos, las decisiones y los negocios se arman entre gallos y medianoche, entre compadrazgos y amistades, usando eufemismos para disfrazar los acuerdos y hacer creer en lo público que lo que se hizo en privado está acorde a lo políticamente correcto. En la actualidad, muchos directivos de organizaciones, federaciones y/o asociaciones que agrupan empresas de un mismo sector con el fin de crear industria -salvo honrosas excepciones-, terminan por arrastrar proyectos y recursos para su propio entorno, beneficiando a un puñado de actores cercanos al círculo de poder. Y para que no se diga que no se licitó abiertamente, abren concursos que finalmente recaen en los que ya estaban de acuerdo previamente. Cabría preguntarse, Qué pasó con la transparencia, la libre competencia y la igualdad de oportunidades? Dónde quedó la posibilidad de decidir libremente con quien se quiere o no trabajar? Eso, verdaderamente, no hace crecer a ningún sector, muy por el contrario. Es un mal regional que promueve el CVA, (cómo vamos ahí?!) ó CVY (como voy yo) , cuando se busca hacer un acuerdo o negocio. O en un par de casos que me presentaron donde, “se solicita donación de recursos para campañas políticas o de alguna causa sin fin de lucro” o “un contacto solicita un porcentaje por sobre el precio, como una comisión comercial pagada en efectivo (sin facturas, ni boletas)” o “como una cooperación para resolver alguna situación puntal de un funcionario específico”. Ciertamente, actividades no oficiales y subterráneas. Esto nos lleva como individuos y como sociedad a una realidad paralela, en la que se niega lo que se conoce es una práctica más habitual de lo que algunos quisieramos. Esa negación no permite crecer ni evolucionar, ya que se transforma en una retroalimentación negativa, llegando incluso a la arrogancia de no reconocer errores. Los valores y principios establecidos quedan sólo en el discurso. Así, varios llegan a la conclusión de que se debe mentir y aparentar para validarse y existir. Y luego nos asombramos con inútiles, subversivos e indignados!

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Es un articulo para reflexionar la realidad de muchos empresarios a la hora de negociar

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Miento! Luego, existo?

Por Pablo Henríquez, vicepresidente de Procesix En Latinoamérica, el aparentar, ser más astuto, más “vivo” –como se dice en Chile- o derechamente mentir, se ha transformado en una costumbre casi arraigada y socialmente aceptada, como parte de nuestra idiosincrasia. No obstante, por más que la mayoría de las personas, en todos los ámbitos, sobre todo en el de los negocios, lo asuma como algo normal, no lo es. Lamentablemente, competir en buena lid parece ser cosa del pasado, que queda sólo para los caballeros de antaño o los cuentos de Dumas. Hoy, en ocasiones, los proyectos, las decisiones y los negocios se arman entre gallos y medianoche, entre compadrazgos y amistades, usando eufemismos para disfrazar los acuerdos y hacer creer en lo público que lo que se hizo en privado está acorde a lo políticamente correcto. En la actualidad, muchos directivos de organizaciones, federaciones y/o asociaciones que agrupan empresas de un mismo sector con el fin de crear industria -salvo honrosas excepciones-, terminan por arrastrar proyectos y recursos para su propio entorno, beneficiando a un puñado de actores cercanos al círculo de poder. Y para que no se diga que no se licitó abiertamente, abren concursos que finalmente recaen en los que ya estaban de acuerdo previamente.

Cabría preguntarse, Qué pasó con la transparencia, la libre competencia y la igualdad de oportunidades? Dónde quedó la posibilidad de decidir libremente con quien se quiere o no trabajar? Eso, verdaderamente, no hace crecer a ningún sector, muy por el contrario. Es un mal regional que promueve el CVA, (cómo vamos ahí?!) ó CVY (como voy yo) , cuando se busca hacer un acuerdo o negocio. O en un par de casos que me presentaron donde, “se solicita donación de recursos para campañas políticas o de alguna causa sin fin de lucro” o “un contacto solicita un porcentaje por sobre el precio, como una comisión comercial pagada en efectivo (sin facturas, ni boletas)” o “como una cooperación para resolver alguna situación puntal de un funcionario específico”. Ciertamente, actividades no oficiales y subterráneas. Esto nos lleva como individuos y como sociedad a una realidad paralela, en la que se niega lo que se conoce es una práctica más habitual de lo que algunos quisieramos. Esa negación no permite crecer ni evolucionar, ya que se transforma en una retroalimentación negativa, llegando incluso a la arrogancia de no reconocer errores. Los valores y principios establecidos quedan sólo en el discurso. Así, varios llegan a la conclusión de que se debe mentir y aparentar para validarse y existir. Y luego nos asombramos con inútiles, subversivos e indignados!