Durante el movimiento moderno (1927) estalla una

revolución lingüística que provoca la aparición del

neoplasticismo, un lenguaje que afecta a todos los niveles del

arte y la arquitectura. Este propugna la eliminación de la

ornamentación, la modulación de superficies puras (sobre

todo el plano), la búsqueda de un color vivo y la absoluta

abstracción.

Mies van der Rohe adopta el lenguaje

que imperaba en el momento hasta

convertirse en el mayor representante

de la arquitectura neoplástica

(fuertemente reflejada sobre todo en

esta etapa europea).

A partir de este lenguaje Mies estará

en continua experimentación,

desarrollando un estilo e ideología

propios.

Se trata de concebir la arquitectura desde un punto de

vista funcional y racional; como un contenedor con

capacidad generadora, una depuración sucesiva de la

caja de cristal que sirve para contener cualquier

función.

El problema arquitectónico ya no es de distribución sino

de espacio dinámico.

Así vemos como Mies juega con los materiales. Nunca

utilizará un material porque sí, sino que elegirá uno

determinado según la forma expresiva que precise. Irá

desde la piedra o el ladrillo hasta materiales más

innovadores como el acero, vidrio u hormigón que, sin

rechazar la aportación tecnológica que los avances de

la época le puedan ofrecer, le permitirán una

experimentación a mayor escala.

En su etapa europea aparece

una nueva tipología edificatoria:

la torre o edificio vertical

(rascacielos Friedrichstrasse),

donde Mies partirá de la

estructura como una geometría

resuelta con polígonos y una

fachada novedosa de vidrio,

otra experimentación es el

proyecto de la casa de ladrillo,

pero es el pabellón

desarrollado en planta baja y

abierta la tipología que

verdaderamente destaca.

Así nos encontramos ante una

arquitectura que no es ni mucho

menos consecuencia de la época sino

un estudio riguroso y exacto de la

construcción, materiales y tecnología

ya que para este maestro no existe

una forma arquitectónica que se deba

inventar, sólo problemas constructivos

que de su buena resolución se

obtendrá la verdadera belleza, es

construcción sobre forma.

Paradigmas de su arquitectura europea son :

En este edificio la

estructura se

convierte en mediador

entre la planta y la

fachada, cada una de

ellas materializada

independientemente y

las dos relacionadas

entre sí.

WEISSENHOF SIELDUNG

EL PABELLÓN BARCELONA

Las fachadas del edificio no se

comportan como muros portantes.

Espacio continuo, solo dividido con

muros finos que carecen de función

estructural y paños de vidrio.

Apuesta por la continuidad de

espacios.

Va a ser un edificio efímero (tiene la

capacidad de desmontarse y

montarse) sin más utilidad que la de

hacer de pabellón en la exposición

internacional de 1929 (sin olvidar su

repercusión como obra de

arquitectura paradigmática), pero se

convierte en un éxito compositivo y

constructivo que hace que se

recupere años después dada su

importancia.

A su vuelta de Europa después de la etapa americana Mies culmina su obra vital con la National Gallery de Berlín, edificio que responde fielmente a su planteamiento neoplástico de los primeros años. La NationalGallery recuerda, a mayor escala, el pabellón de Barcelona y desarrolla como en un principio la tipología autónoma de pabellón que el mismo estipulo.

NATIONAL GALLERY , BERLÍN

Espacio abierto y flexible creando una

explanada cubierta interrupida por dos pasillos

de comunicación vertical y aseos. Se

caracteriza por tabiques móviles y ángulos

rectos.

Su belleza radica en sus perfectas proporciones

(juego de geometría). Este edificio es una caja

de acero y vidrio dejando visible la estructura

del mismo, creando una imagen industrial