Miguel Ruiz - Ensayo Sobre Estilo Variacion

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    ONOMZEIN 14 (2006/2): 171-196

    Fecha de recepcin: octubre de 2006Fecha de aceptacin: octubre de 2006

    ENSAYO SOBRE ESTILO Y VARIACIN1

    Miguel Ruiz [email protected]

    Universidad Diego Portales

    Resumen

    Este ensayo pretende determinar los distintos aspectos en que es posible

    tematizar la nocin de estilo en el contexto de las ciencias del lenguaje. Estapretensin se establece a partir de la vinculacin del estilo con otras instanciasde la teora del lenguaje, como son las definiciones de sentido y discurso. Deeste modo, el estilo se configurar como entidad representativa de las variedades

    especficas que se observan de las constantes generales en que se constituyeel sistema lingstico.

    Palabras clave: estilo, teora del lenguaje, teora del discurso, variacin

    lingstica.

    Abstract

    This essay intends to determine the different aspects in which is possible discussthe notion of style in the context of the languages sciences. This pretension isestablished from the entail of the style with other instances of the theory of thelanguage as they are the definitions of sense and speech. In this way, the style itself

    will configure as a representative entity of the specific varieties that are observed

    of the constant generals in which the linguistic system is constituted.

    Key words: style, theory of language, theory of discourse, linguistic

    variation.

    1 Este ensayo corresponde a una versin de la primera parte de la tesis Estilo y novela-film,presentada al Departamento de Lingstica de la Universidad de Chile, para obtener el gradoacadmico de Magster en Lingstica Hispnica.

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    En el ao 1997, el lingista Jean Michel Adam escriba sobre la im-portancia de reconsiderar la nocin de estilo en el seno de los estudiosdel discurso. Sin embargo, esta reivindicacin posee no solo obst-

    culos operativos y metodolgicos que validen su pertinencia dentrode los estudios lingsticos, sino que este concepto, adems, implicauna dificultad histrica a la hora de establecer una referencia clara yprecisa respecto de su propia significacin y definicin de su alcance.Sin ir ms lejos, Greimas, en la obra Semitica (1990), afirma que escomplicado definir este trmino en un nivel semitico, ya que esteconcepto se define a s mismo en correspondencia con todos aquelloselementos que son impertinentes o que ofrecen una resistencia mayora cualquier tipo de sistematizacin en el marco de cualquier estudio derigor estructural. En otras palabras, lo estilstico o la variante estilsticaes lo que frecuentemente cualquier investigacin de orden cientfico ode nimo cientificista excluye o aparta de sus intereses estructurales ydescriptivo-explicativos: identificacin de elementos mnimos cons-tituyentes del sistema o constantes distribuidas regularmente dentrode un determinado esquema sea a un nivel fonolgico, sintctico osemntico.

    De esta forma la empresa llevada a cabo por Adam posee unvalor inmenso al relevar, con un grado de importancia mayor, aquellosfenmenos lingsticos que han sido apartados o excluidos por serconsiderados en una escala menor: como variantes de una variablerelevada en cualquier descripcin. Adam habla, a partir del captulo

    segundo de su obraLe style dans la langue(1997), acerca de la formade constituir como objeto de estudio vlido, o a lo menos validable,aquellas peculiaridades o singularidades que representan la nocin deestilo en el marco de los estudios de la lingstica rigurosa. La discusinse centra en la problemtica que subyace en la nocin de lengua quese maneje a la hora de emprender cualquiera de estas investigaciones.Es en este sentido que los esfuerzos de Adam se ajustan a establecerargumentos y ejemplos, de modo de definir una suerte de complementa-riedad entre lo sistemtico que podemos hallar en el seno de la lengua,sistematicidad defendida por el dominio de la palabra y la operanciade las reglas gramaticales de una lengua natural especfica, y el caso

    anmalo o variante que hace tensar el alcance mismo de la regla.Nuestro punto de vista se funda en esta tensin que posee como

    ingredientes la estaticidad propia de la regla enfrentada al dinamismode la variante de la regla. O como lo subrayan Bakhtine y Volochinov en

    Le marxisme et la philosophie du langage, citado por el mismo Adam(1997:31) y retomado tambin por el anlisis del discurso emprendidopor Fowler (1995: 108-9), quienes consideran como imposible y me-todolgicamente irracional establecer una frontera o lmite estricto y

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    riguroso entre el esquema gramatical y la variante estilstica de cualquierfenmeno de lengua. Esta afirmacin se sostiene en un entendimientoorgnico y sinttico de los hechos de lengua: en una justa combinacin o

    composicin entre el objetivismo abstracto representado en la gramticay el subjetivismo individual reflejado en los estudios estilsticos (cf.Adam 1997: 30). De este modo, no es desacertado indicar al estudiodel estilo como una variacin ramificada de la lengua, como subtitulaAdam el captulo sobre Gramtica y Estilo, apelando a una afirmacinde inspiracin deleuzeana de Crtica y Clnica(1997). El estilo, enton-ces, no es reductible a una definicin configurada a partir del desvo deuna norma establecida, ni tampoco podemos hallar su gnesis en unaespontaneidad afectiva de un hablante en particular2. Nuestra pticaacerca del estilo, por tanto, apuesta tanto a la disolucin de un ciertoobjetivismo sistemtico y conceptual vinculado a una idea estricta degramtica y de lengua, como tambin a un subjetivismo ligado a unacierta nocin obscura de genio y espontaneidad: la espontaneidad estalojada en la potencia misma del sistema que se expresa en especficasactualizaciones; el problema del estilo, sostenemos, reside justamenteen el trnsito en donde lo virtual se efecta en lo actual.

    De este modo, es lcito sostener que a diferencia de una lingsticainterna que se centra fundamentalmente en el sistema, i.e., sobre un

    2 Esto se puede atestiguar en los mismos fundamentos de la estilstica que podemos denominar

    como clsica: por ejemplo, la idea de estilo administrada por Spitzer (1955) se vincula con un

    uso desviado de naturaleza psquica, frente a una norma establecida: la desviacin lingsticano siempre ha de ser algo desusado enteramente. Se trata a menudo de pequeas variaciones,de un simple bajar el pedal () y esos casos son los ms interesantes para quien estudia laevolucin del idioma, porque permiten sorprender in flagranti, en la nueva expresin, su pasaje

    de la lengua individual a la lengua comn (deparolea langue, para decirlo con Saussure)(140). Es precisamente la determinacin de ese pasaje entre lo particular y lo general, entrela singularidad y multiplicidad del uso frente a lo universal y la unicidad del sistema, lo quees expresado por la nocin de estilo. Distinto es el caso de Bally (1951) al afirmar que: laEstilstica estudia los hechos de expresin del lenguaje organizado desde el punto de vista desu contenido afectivo, es decir, la expresin de los hechos de la sensibilidad por el lenguaje yla accin de los hechos sobre la sensibilidad, lo que significa que el estilo funciona como unsintetizador de la experiencia cifrada a travs del uso especfico de la lengua. Evidentementetanto en Spitzer como en Bally esto se traduce en una apuesta que define un sujeto como lugar

    de sntesis y aglutinacin del sentido manifestado por determinada emisin lingstica. Laposibilidad del estilo no arranca de la expresividad sujeta a una realidad psquica inabordable,

    que sirve de fundamento y gnesis de determinado uso desviado de un sistema lingstico. El

    estilo, al contrario, se aloja en su realizacin en la naturaleza virtual del sistema, que traduceel sentido de una proposicin a travs de la puesta en tensin de las mismas reglas de com-binacin, tanto de modo diferencial y solidaria para el estructuralismo, como de derivacin,composicin y, principalmente, transformacin para el caso de una gramatica generativa. Ensuma, la nocin de estilo tiene que ver tanto con lo individual como lo colectivo que es posible

    evaluar en determinados estados de lengua, o bien, en determinadas escalas de anlisis, yaque el estilo se vincula tanto con la manifestacin de un sentido como con lo virtual que seactualiza en un contexto definido de enunciacin.

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    cdigo que pone en juego un nmero finito de categoras de unida-des y de reglas de combinacin de estas unidades, la lingstica queAdam propone llamar pragmtica textual3busca describir y teorizar

    primordialmente la diversidad de obras en todo acto de enunciacin,sea este escrito u oral. Si otorgamos nuestro asentimiento a que eltexto, como lo sugiere Adam a partir de la lectura a Bakhtine, es elespacio donde se combinan orgnicamente la gramtica y el estilo, enel anlisis textual es lcito introducir en correspondencia la diversidady la variacin en una descripcin del sistema complejo y abierto en laslenguas. La gramtica de la lengua tal como es entendida por Bakhtiney Bally est caracterizada por una pluralidad tanto polilectal como po-lifnica de la codificacin que la descripcin de enunciados singularespermite determinar. Si la gramticase convierte en la teorizacin deuna variacin de los sistemas inscritos en la lengua, de una variacindescrita estilsticamenteen el cuadro de una unidad Texto, se rompecon la dicotoma fundadora de la estilstica literaria. Si antes Cassirerafirmaba que el corazn del lenguaje se halla ms en el estilo que enla gramtica, Adam agrega que la lengua debe ser buscada tanto en laestilstica como en la gramtica, apelando de esta forma a la inspira-cin bakhtiniana en donde la heteroglosia y la polifona inscritas en lanaturaleza de todo enunciado, enmarcadas en los constantes relevosdialcticos que se concretan en la ya manida nocin de lo carnavalesco,cifran o expresan un conatusde sntesis entre aspectos ligados tanto ala esttica del sistema como al dinamismo observado en las posibles

    actualizaciones registradas en los enunciados concretos4

    .

    3 Cf. Adam (1997: 32). El mismo nimo analtico es observable en el proyecto de unatextologa

    comparadaen Del orden del discurso al orden del texto de Francis Jacques (1998): sepuede avanzar razonablemente diciendo que ser la tarea de la tipologa de las secuenciastextuales, del anlisis de los sistemas simblicos utilizados y de las estrategias discursivas que

    los utilizan, ms radicalmente lade una teora general de las estructuras interrogativas,lade abrirnos un camino un da no demasiado lejano (193). Tanto en Adam como en Jacques,se realiza una evaluacin de los textos desde una perspectiva dinmica en donde gneros ytipologas siempre tienen un valor provisional respecto de los criterios de corte e inclusindel carcter singular y especfico de cada texto en su particularidad. En ambos casos, adems,

    es fundamental el acontecimiento de la lectura del texto, como condicin primordial, no solode su legibilidad, sino de la puesta en marcha del sentido. Volveremos ms adelante sobre elpapel fundacional de una teora del sentido en la efectuacin de toda instancia analtica delos textos.

    4 Este es el esfuerzo constante de Adam enLe style dans la langue, i.e., incrustar un ndice yprincipio dinmico para el entendimiento del sistema lingstico en general, a partir de laobservacin a textos literarios. Veremos, desde el horizonte de los estudios de la sociolingstica

    laboviana, que este principio dinmico no solamente afecta o se origina en la lengua potica,sino que tambin en registros de habla considerados menores o derivados propiamente lovernacular.

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    De esta forma, el estilo y su posible conceptualizacin con vistasa su operancia descriptiva y explicativa rebasara lo que habitual ehistricamente se ha pensado acerca de su posible definicin. En otraspalabras, deja de ser el estilo una simple reunin de caractersticasabsolutas que determinan las condiciones de reconocimiento de untexto o discurso particular respecto de un gnero previamente definidoeste texto corresponde a una expresin lrica especfica del medioevoespaol, v.gr., o bien, el conjunto de caractersticas singulares quepermiten o cifran la propiedad de un texto o discurso en los marcos deun autor particular o colectivo el conflicto de esta novela manifiestaclaros visos kafkianos o la escritura de Lautremont adelanta ciertassingularidades propias de la esttica surrealista,v.gr. El estilo, al con-trario, se inscribe en la instancia decisiva de la creacin misma al nivelsintctico y suprasegmental con que se manifiesta el fenmeno potico,productivo y no reproductivo de toda lengua en cuanto a su rendimientoen efectos de sentido5: es este punto el que condiciona el reconocimientodel carcter especfico de todo texto y no a la inversa.

    En consecuencia, el estilo, dejado de lado tanto en los estudiosliterarios como en los lingsticos por ser entendido en la simplicidad deun conjunto de singularidades propias de tal o cual perspectiva particularcon vistas a una taxonoma general de los textos6, en nuestro horizontecobra un valor de tendencia o inclinacin, en la cual los enunciados sedisponen a funcionar de determinada manera, independientemente delproducto final, dado en la totalidad de una obra o de la potica de un

    autor, un colectivo, o bien de un perodo de la historia de la literaturay de los textos. En trminos sintticos, el estilo no es tanto una serie

    5 Del mismo modo es visto por Deleuze (1997), en sus anlisis relativos a Proust, Kafka o Mel-

    ville, determinando el estilo como el lugar de la creacin sintctica por excelencia escindiday liberada de todo ideal comunicativo, que se funda ciertamente en la identidad intersubjetiva

    de los componentes de toda circulacin informtica. Kafka pone en boca del campen denatacin: hablo la misma lengua que usted, y no obstante no comprendo ni una palabra de loque est usted diciendo () no hay creacin de palabras, no hay neologismos que valgan almargen de los efectos de sintaxis dentro de los cuales se desarrollan (16). De este modo, elestilo es propiamente tal creacin sintctica y no meramente lxica: hacer devenir la lenguaen otra, desde su interior y desde su realidad, y no simplemente desde su posibilidad, comofrecuentemente se entiende lo virtual del sistema.

    6 Ciertamente esta tradicin es antigua, la que se sostiene en la comprensin de usos lxicosexclusivos para determinada lnea y propsito de los textos, que se expresa en la famosa ylargamente solicitada rota virgiliana.Momento clave de la historia literaria, dada por Iscrates

    y Quintiliano, en donde se produce el trnsito de la retrica desde un arte y anlisis del dis-curso hacia una coleccin y clasificacin de figuras, colores y ornamentos de los textos: unatropologa. La instancia helena y romana, respectivamente, de la posicin de la retrica en lacultura. Aqu nos remitimos a los anlisis de Nietzsche en Escritos sobre retrica(2000).

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    de predicados atribuibles respecto a una serie singular de obras7, sino,ms bien, surge como un ndice de las condiciones de atribucin deciertos caracteres de aparicin en obras y enunciados dados y posibles,

    lo que significa incrustar o injertar un principio asistemtico y dinmicoen lo sistemtico y esttico que define la concepcin general de unalengua. Desde nuestra perspectiva es una exigencia que la nocin deestilo establezca y constituya el paso enigmtico o discontinuo entrelo virtual que hallamos en el sistema y lo actual que observamos en lasingularidad concreta de un enunciado.

    Por consiguiente, la nocin de estilo puesta en este horizonte oplanteamiento del problema se aleja tambin de las concepciones quehaban dado una cierta relevancia al rol del estilo en las investigacio-nes lingsticas: como lo hallamos en Riffaterre, para quien el estiloes una funcin que subraya los rasgos significativos del mensaje, enoposicin a la normalidad del contexto, lo que en definitiva implicauna especie de desvo frente a una norma dada, es decir, la norma ysu sistematicidad siguen siendo condicin de la aparicin de estasvariantes desviadas de aquellas constantes apostadas e inscritas en elmismo sistema8. Para Carreter, por otro lado, el estilo es la interaccinentre formas del contenido y formas de la expresin. Es un lenguajeconnotado, siguiendo la tendencia de la teora glosemtica de Hjemslev,lo cual hace aparecer al estilo en una funcin ms compleja, territoria-lizando un espacio de juego o circulacin formal entre constituyentessignificativos o correlativos expresin y contenido9.

    La nocin de estilo, si bien comporta ciertos aspectos que puedenser considerados respecto de la ya mentada caracterstica de desvo, noes menos cierto que esta nocin de desvo aparece definida en referenciacon la de norma, ya sea entendida como convencional o sistemtica, laque en definitivas cuentas no solo determina la posibilidad de que talo cual variante de una constante del sistema aparezca en determinado

    7 Si solicitamos un lugar clsico como el Manual de retrica literaria(1980) de Heinrich

    Lausberg, encontramos que el trmino latino stylus, referido al ejercicio o prctica generalde la escritura, se encuentra determinado cuantitativamente por ms de 170 adjetivos a travs

    de la historia de los textos. Lo mismo ocurre son su correspondiente moderna en francsstyle determinado por el uso de un nmero de ms 130 adjetivos. Esto no solamente indicao expresa el alto grado de indefinicin del propio trmino o de la variedad de contextos endonde esta nocin es solicitada o participa, sino que adems permite inferir que un hecho deestilo es de naturaleza fluctuante, porque siempre ha de remitir a la especificidad del casoque hace posible su mencin. Flujo y especificidad que, como veremos, se corresponde alestado natural caracterstico del lenguaje.

    8 Ver voz estilo en Marchese et Forradellas (2000).9 Ver voz estilo en Carreter (1990). Entendemos correlativos en la significacin precisa de

    Hjelmslev en Prolegomena(1980), i.e., como aquella dependencia que funciona a partir dela alternancia o equivalencia oo (35-6).

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    contexto enunciativo, sino que, adems, evala su relevancia o gradode significacin respecto del punto en que esta variante se presenta y seposiciona dentro del sistema mismo de constantes de la lengua. Nuestro

    punto enfatiza que, siguiendo las reflexiones de Deleuze (1997; 2002)y Guillaume (1970), un hecho de estilo no comporta un desvo respectode una norma gramatical restringida y arbitraria garantizada por la po-tencia esttica del sistema, sino ms bien es un dato a nivel del sentidoque explota las virtualidades eventualmente las ms escondidas delsistema y de las relaciones especficas de otras formas, en la unidadque se constituye como texto. Lugar de la realizacin o actualizacinde los agenciamientosde la lengua, el texto es un espacio donde todose interrelaciona (o tout se tientsaussureano): el texto permite apre-hender un hecho de la lengua dado (el empleo de un adverbio, de untiempo verbal, de un pronombre, de un adjetivo, de una construccinsintctica) en la complejidad de sus relaciones con otras formas, conuna situacin discursiva particular y con una intencionalidad enunciativacompleja donde la variacin implica y complica al sistema10.

    Tal como Proust, en las crticas de Sainte-Beauve(1920), sealabaque el acto de escribir para el novelista es algo as como crear una lenguamenor de una mayor11, Deleuze propone que escritores como Kafkao Beckett, por ejemplo, ms que ser un checo que escribe en alemno un irlndes que a menudo escribe en francs o en ingls situacinque claramente puede ser encasillada en una suerte de bilingismoo multilingismo que permite la mezcla de las dos lenguas dejando

    intacto lo sistemtico y lo homogneo de cada una y de la mezcla deconstantes de ambas, lo que escriben es una invencin lingsticaque se minora o se resta o se sustrae de la lengua mayor en la que seexpresa por completo, alcanzando la totalidad virtual que representa elsistema. Literatura menor12es la nocin que circula en este argumento,

    10 Cf. Adam 1997: 46. Y en esto seguimos tambin a Hjelmslev (1980: 13) cuando define quela tarea de la investigacin lingstica arranca del texto an sin analizar, indiviso y en suintegridad absoluta.

    11 Cf. Adam 1997: 73 ss. O bien extranjera, como ya lo sealaba desde antiguo el propio

    Aristteles al sealar que: lo que aparta de los usos ordinarios consigue que aparezca ms solemne, pues lo mismo que les acontece a los hombres con los extranjeros ycon sus conciudadanos, eso mismo ocurre tambin con la expresin. Y por ello conviene hacer

    algo extrao (xenikos)al lenguaje corriente (dialektos), dado que se admira lo que viene delejos, y todo lo que causa admiracin, causa asimismo placer (Ret.1404b 5-10). Es decir,es un aporte al discurso mismo, ya que no es simplemente un ornamento que se agrega a lasustanciadel texto, sino que en cuanto placentera el uso de la extraeza suma un grado msde conocimiento y experiencia, como acontece tambin para el uso adecuado y claro de lametfora en el discurso (VerRet.1405a5 ss.).

    12 Dentro del contexto de la crtica deleuzeana a la obra de Kafka, se expresan los rasgos princi-

    pales de la denominada literatura menor bajo las siguientes determinaciones: Una literatura

    menor no es la literatura de un idioma menor, sino la literatura que una minora hace dentro

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    que comparte un doble registro: por un lado, se manifiesta en la purasintaxis de los enunciados, pero entendida no desde un formato lineal,de lneas rectas entre palabras y desde las palabras a las cosas, sino

    como la conjuncin de vas indirectas producidas en cada caso paraexpresar la vida de las cosas a partir de las fluctuaciones del propiolenguaje13. Por otro lado, esto consecuentemente afecta al sentidomismo de toda proposicin, el cual se torna en la materia misma detoda expresin que se manifiesta en el recorrido suprasegmental oprosdico de todo texto14.

    Es posible, preguntamos, forzar la lengua sin que haya posibilidadde confundirla con el habla, en un campo enunciativo que proponemospreliminarmente como experimental? Todo depende, respondemos, msbien de la manera de definir el concepto de lengua: si se toma como unsistema homogneo en equilibrio, o prximo al equilibrio, definido por

    unos trminos y unas relaciones constantes, resulta evidente que losdesequilibrios o las variaciones solo afectarn a las palabras (variacionesno pertinentes del tipo entonacin, acento, prosodia, etc.); pero si elsistema se presenta en desequilibrio perpetuo, en bifurcacin, en unostrminos en los que cada uno recorre a su vez una zona de variacincontinua, entonces la propia lengua se pone a vibrar, a balbucear, sinconfundirse no obstante con el habla, que tan solo asume una posicinvariable entre otras o toma una nica direccin15. Si la lengua se con-

    de una lengua mayor (Deleuze 1978: 28). Eso corresponde a lo que en el pensamiento deDeleuze es denominado como coeficiente de desterritorializacin, ya que acontece para elcaso de Kafka, como ejemplo especfico, una imposibilidad de escribir en otro idioma queno sea el alemn es para los judos de Praga el sentimiento de una distancia irreductible con la

    territorialidad primitiva checa. Este coeficiente es un verdadero punto de fuga que se marcaen el uso individual que perturba ciertamente el uso colectivo: se identifica con la marca deestilo, en un medio en donde es adecuado (prepon)el uso extrao, tal como recordbamospara el caso de Aristteles. Pero tambin es adecuado, como lo sugiere Deleuze, para el casode los afroamericanos con la lengua inglesa. Ciertamente alude a los trabajos de Labov enHarlem, investigaciones que veremos en su valor especfico ms adelante, ya que creemosque tambin se juega en una cuestin de estilo.

    13 Cf. Deleuze en La literatura y la vida en Crtica y clnica(1997) y en Kafka o para unaliteratura menor(1978) como indicamos en la nota anterior.

    14 Evidentemente este entendimiento acerca del sentido se deriva de la posicin de Hjelmslev(1980) en Prolegomena:Vemos que el sentido informe que puede extraerse de todas lascadenas lingsticas se conforma de modo diferente en cada lengua. Cada lengua establecesus propios lmites dentro de la masa de pensamiento amorfa, destaca diversos factores dela misma en diversas ordenaciones, coloca el centro de gravedad en lugares diferentes y lesconcede diferente grado de nfasis. Igual que la misma arena puede colocarse en moldesdiferentes y la misma nube adoptar cada vez una forma nueva, as tambin el mismo sentidose conforma o estructura de modo diferente en diferentes lenguas (48).

    15 En esto seguimos a Deleuze (1997: 150-1) al sealar la conjuncin entre efectos de sentidoy la expresin sintctica representante a su actualizacin: y en realidad parece que respectoa estas entonaciones no dispusiera ms que de dos alternativas: o bien hacerlo() o

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    funde con el habla es tan solo con una habla muy especial, un hablapotica que efecta toda la potencia de bifurcacin y de variacin, deheterognesis y de modulacin propia del lenguaje.

    Gustave Guillaume, enLangage et science du langage16, consi-der a cada trmino de la lengua no como una constante en relacincon otras, sino como una serie de posiciones diferenciales o puntosde vista tomados sobre un dinamismo asignable: el artculo indefinidoun recorrer toda la zona de variacin comprendida en un movi-miento de particularizacin y el artculo definido el, toda la zonaemprendida en un movimiento de generalizacin cada sustantivo,verbo o adjetivo posee en particular por su cuenta un dinamismo ensus propias zonas de variacin, como lo entiende Deleuze (1997: 150)a partir de Guillaume. Se trata de un balbuceo, pues cada posicin deun o de el constituye una vibracin que repercute en lo restante deltexto. La lengua se estremece de arriba abajo en el acontecimiento dela actualizacin singular. Hay aqu el principio de una comprensinpotica de la propia lengua: es como si la lengua tendiera una lneaabstracta infinitamente variada. Si se ha reconocido como admirable laobra de Dante, por brindar un ejemplo, es por haber escuchado a lostartamudos, estudiado todos los defectos de elocucin, no solo paraconseguir efectos de habla, sino para emprender una amplia creacinfontica, lxica y primordialmente sintctica, haciendo revolucionarel canon de la rota virgiliana17.

    bien decirlo sin hacerlo, limitarse a una mera indicacin que se deja al cuidado del lector para

    que este la lleve a cabo. Para Deleuze existe una tercera va que se identifica con la consigna

    decir es hacer, dotando al lenguaje de un carcter intensivo, afectivo y no solamente laafeccin que compromete la unidad de un hablante o de un sujeto de la enunciacin garantedel uso afectado de determinado enunciado. Ese decir es haceres para nosotros la apariciny el acontecimiento de la emergencia de un estilo, de una disposicin particular efectuada enun cierto campo enunciativo.

    16 Solo conocemos de modo mediato, i.e. a travs de referencias cruzadas, el influjo de estetexto de Guillaume en otros que se constituyen por medio de la sntesis y composicin deelementos de distintos rdenes de las ciencias humanas. Estas referencias suelen apareceren textos de filsofos que hablan acerca de lo primordial de los aspectos internos respectode los efectos trascendentes que se vinculan en su proceso, definiendo los esbozos de unentendimiento acerca de lo virtual que se expresa en todo sistema. De este modo, en Deleuze,

    por ejemplo,Mil mesetas(2002: 310), se emplean los estudios de este lingista en relacincon el comportamiento general de los verbos para ilustrar la relacin de una cierta idea deldevenir vinculada a la inmanencia que todo proceso testimonia.

    17 Creemos que esta evaluacin, hecha por Mandelstam en Entretien sur Dantey citada porDeleuze (1997: 152), aporta un punto interesante al perfilamiento de una idea de estilo querecorre tanto las lneas de separacin y distribucin diferenciada como la sntesis diferencialen que se efecta propiamente tal un hecho de estilo. Por un lado, tenemos que el estilo sesegmenta siguiendo la escritura dominante y oficial de Virgilio, en alto, medio y bajo ( v.gr.urbs, pascua y ager, respectivamente), y por otro, la obra de Dante que trastorna la taxo-noma por sntesis y defecto, pero apostando a una radicalizacin imaginaria del espacio, en

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    No obstante, es precisamente el privilegio de la sintaxis, del ordende las palabras, de la dispositiodel texto, lo que determina la tensinque se intenta manifestar en el caso desviado de la correcta enuncia-

    cin. Es por esta razn que cualquier forma notablemente original enel uso artstico de una lengua, lo que hemos reconocido en prstamocomo una literatura menor, es inseparable de un tratamiento sustractivosobre los enunciados posibles. La variacin continua no acta sobreuna economa de las constantes, sino sobre las variantes mismas quese encarnan en tal o cual enunciado concreto que se manifiesta comorepresentativo de una forma particular de hablar. El estilo, como vere-mos, es sustractivo tanto de la lengua como de la eventual norma quele dara, en principio, lugar.

    Si bien con Saussure se ha ganado en un entendimiento estructu-ral y sistemtico de la lengua por sobre la inteligencia decimonnicade los estudios histricos o evolutivos sobre el lenguaje, ese aspectoestructural, relacional y diferencial a la vez, que subray el ginebrinoen la identificacin de trminos mnimos, casi atmicos, con que iden-tifica cada elemento de todo sistema lingstico; quiz sea realmentepertinente colocar en un constante movimiento esa esttica atmicay estructural, sumndole dinamismo o frecuencia de movimiento yvibracin a cada uno de esos trminos: hacer que cada trmino delsistema se comporte virtualmente asumiendo su realidad fluctuante seauna forma consistente de entender los fenmenos lingsticos18.

    este caso especfico, Infierno, Purgatorio y Paraso: he ah su valor revolucionario. En unoy otro caso es una cuestin que se ejecuta y se ejerce a travs del estilo marcando un puntode fuga que revoluciona las condiciones en donde la lengua misma se plantea: jerarquizandolos usos del latn clsico en un latn artstico en el caso Virgilio; sintetizando y figurando eldefecto que da lugar a una nueva forma de hablar en el caso Dante. El estilo en este puntoes el ndice particular y singular de un cambio que se efecta en miras de lo colectivo: siel escritor est al margen o separado de su frgil comunidad, esta misma situacin lo colocaan ms en la posibilidad de expresar otra comunidad potencial, de forjar los medios de otraconciencia y de otra sensibilidad (Deleuze 1978: 30). Veremos ms adelante, a travs de losestudios de Labov, el lugar especfico y fundamental del estilo en relacin con los aspectoscolectivos, sociales e incluso polticos en que se expresa como tal.

    18 Un buen testimonio de este verdadero nimo investigativo se establece en la obra de Pri-gogine,La nueva alianza(1990), en donde se expresa la idea de una ciencia abierta a lasproblematizaciones y complejidades de los objetos estudiados a partir del criterio fundamental

    de la experimentacin: Lejos del equilibrio, a partir del rgimen colectivo de la actividadya priori de una vez por todasse decide lo que es insignificante y lo que debe tomarse encuenta. No sabemos a prioride qu es capaz una poblacin qumica y no podemos tampocoestablecer una diferencia entre lo que debemos tomar en cuenta y lo que podemos despreciar.

    Este descubrimiento da un nuevo significado a la idea de complejidad. No es tan solo la pre-diccin la que plantea un problema, sino tambin la definicin del sistema, la definicin desu relacin con el entorno (351-2). El texto de Prigogine ciertamente discute con varias delas opiniones ms dominantes que determinan los principios, medios y fines ms adecuadospara regir el quehacer cientfico. A modo de ilustrar esta discusin, nos parece privilegiada la

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    En sntesis, podemos sostener que la lengua se inscribe en undominio que se desenvuelve en un doble proceso que figura su com-portamiento y posible evolucin. Proceso que se establece en base a

    tendencias que necesariamente se realizan en cualquier actualizacinenunciativa y a ciertas consecuencias o efectos que hay que cifrar odeterminar: la disyuncin intensiva de las entidades lingsticas se-mejantes y la conexin o composicin de estos mnimos combinables.Si la lengua la consideramos como un sistema tendiente al equilibrio,estas disyunciones siempre estarn definidas bajo los marcos de loexcluyente, o bien sern necesariamente exclusivas la una con las otrasla cifra del valor del signo lingstico en ser lo que los otros no soncomo afirm Saussure y las conexiones solo pueden ser inteligidascomo en una constante progresin. No obstante, si llegsemos a pensarestas relaciones de disyuncin y asociacin que dominan el espacioabstracto que comporta cualquier estructura que se erige como sistemadesde un punto de vista dinmico, es decir, siempre deviniendo untrmino con otro, las disyunciones se nos presentarn como inclusas,inclusivas y las conexiones, reflexivas. A este proyecto est llamada lanocin de estilo al establecer los modos en que las variaciones estils-ticas, frecuentemente excluidas de los marcos de investigacin por serconsideradas impertinentes, ya que no tocan ser estudiadas respecto dela estaticidad del sistema, definen los aspectos intensivos o afectos, yno accidentes, de la lengua puesta en su propio devenir.

    Es as como el estudio del estilo, en sus distintos niveles, implica

    determinar y asentar la observacin en esta variacin ramificada dela lengua, como asevera Deleuze y subraya Adam: definir, en fin, losrasgos de operancia de una lingstica de la inestabilidad.

    Este asentimiento fija la atencin de la realidad del lenguaje bajola determinacin de un necesario continuumen que se expresaran lasactualizaciones de todo sistema: definir la variacin en cuanto y desdela variacin misma. Es por esta razn que el sistema ya no es pensablecomo una realidad esttica, sino ms bien cabe ser planteada desde unaptica de la complejidad y del dinamismo. Si el sistema es el lugar en

    crtica a T. Kuhn, filsofo de las ciencias altamente solicitado por la epistemologa vinculadaa las ciencias humanas, que establece una marcada diferencia, al sealar no las revolucionesque implican la condicin de existencia de una ciencia normal o conservadora respecto deprincipios, objetivos y mtodos, sino las continuidades, no las continuidades evidentes,

    sino aquellas, ms escondidas, de las cuestiones a propsito de las cuales no han cesado deinterrogarse ciertos cientficos. Nos parece que no hace falta intentar comprender por qu seha continuado, de generacin en generacin, discutiendo de la especificidad de los compor-tamientos complejos, de la irreductibilidad de la ciencia del fuego y de las transformacionesde la materia a la descripcin de las masas y de las trayectorias; ms bien nos parece que lacuestin es saber cmo tales problemas, problemas de los Stahl, Diderot, Venel, han podidoser olvidados (317).

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    donde se asientan las virtuales actuaciones de determinadas estructurasy relaciones, la virtualidad no es tanto el campo de lo posible, sino msbien de lo real en cuanto que las estructuras como tales son necesaria-mente inmanentes al lugar, situacin o cuerpo en donde propiamente seencarnan. Es precisamente la inspiracin en Bergson la que posibilitauna ampliacin de la nocin de virtualidad, al determinar lo virtual enrelacin con la capacidad diferenciante de los movimientos de todosistema que se efecta, que se realiza como actual19.

    Esto se expresa, ilustrativamente, en el comportamiento generalentre fonemas y alfonos: el fonema en cuanto ideal virtual de todoslos sonidos actualizables diferencialmente, es decir, segn el criteriode diferencia fonemtica, no correspondera a la suma total de losalfonos posibles respecto de un sonido, ya que el sentido mismode una actualizacin no solo compromete el nivel referencial de unadeterminada cadena de sonidos significantes, sino que tambin laarticulacin y la aglutinacin de rdenes connotativos que dejan deser simples derivados de un significado proposicional ideal y tron-cal20. Lo virtual en este sentido seala la capacidad diferencial nototalizable respecto de un juego cerrado de un repertorio que no sedeja plantear como suficientemente abstracto. En consecuencia, elestilo sera el lugar de la expresin de este juego diferencial entre lavirtualidad y la actualizacin de sonidos, enunciados y textos. Es poresta razn que el estilo marcara la evidencia y el privilegio del casoy de su tendencia ms que una regularidad asimilable a determinados

    gneros discursivos y situacionales que se constituyen bajo el signode la totalidad cerrada que asimila sus partes, llevndolas hacia lasconstantes.

    La nocin de virtual posee una rica, pero difusa tradicin, yaque se inscribe dentro de un umbral de compleja discernibilidad.Marca, en apariencia, un lmite entre lo posible y lo real. La dico-

    19 Cf. Deleuze en El bergsonismo (1987). De esta forma es posible transformar la idea de

    estilo como el lugar de la subjetividad, de lo expresivo y afectivo en el lenguaje como, porejemplo, era postulado por la teora estilstica de Bally; al determinar una nueva imagen dela subjetividad: lo virtual , en cuanto se actualiza, en cuanto se est actuali-zando, es inseparable del movimiento de su actualizacin, porque la actualizacin se lleva acabo por diferenciacin, por lneas divergentes, ycrea por su propio movimiento otras tantasdiferencias de naturaleza (41), en este caso especfico, a las fluctuantes y difusas entidadeslingsticas.

    20 Similar forma de argumentar la hallamos en Hjelmslev en sus Prolegomena(1980: 57-9),al contrastar la experiencia analtica de la naciente fonologa en los trabajos de las escuelasde Praga y de Londres. La discusin de Hjelmslev se centra justamente en el esfuerzo dedeterminar un criterio efectivo que permita distinguir entro lo invariante y la variante. Msadelente volveremos sobre este punto capital donde el estilo necesariamente debe ser con-frontado con la nocin dominante de norma.

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    toma actual/virtual inscribe una importante decisin terica en lalingstica general, ya que desde su operancia es posible definir loslmites entre lo sistemtico de la lengua como un campo de relacio-

    nes diferenciales y la realidad efectuada en la enunciacin de unasentencia cualquiera. Desde esta perspectiva, no habra que esperarque el cambio lingstico se exprese en una fuerte mutacin quese efecta por la constancia de acumuladas variaciones del habla,sino ms bien situar el origen de la variacin como una propiedadesencial del sistema de transformar sus propias reglas diferencialesy productivas. Lo virtual no se opondra a lo real, sino ms bienimplicara la comprensin de la realidad de la creacin misma, lavariacin continua de las variables, como opuesta a la actualidad delas relaciones consideradas constantes.

    Esta problemtica es posible de ser examinada en tres momentoscomplejos que creemos decisivos en el progreso de la lingstica que bienpodramos denominar como clsica: el estructuralismo de inspiracinsaussureana, la glosemtica y la sociolingstica americana.

    La lgica del estudio estructural y sistemtico del lenguaje,formulada por los escritos de Saussure, es con seguridad fundadaen un pensamiento de la distincin y de la diferencia relativa de losconstituyentes del objeto especfico que se propone a estudiar. Estadistincin y esta perspectiva diferencial se plantean en virtud de unaentramada y consistente reparticin de decisiones que se distribuyenen todos los niveles y jerarquas en que se funda la metodologa del

    estructuralismo de raz saussureana. El texto que se muestra como msdemostrativo de la operancia de esta lgica de la decisin que afectalos contenidos y modos de apertura objetiva al estudio estructural dellenguaje es ciertamente el relativo a la definicin de valor lingstico,captulo cuarto de la seccin segunda del Curso. El contexto general dela discusin de Saussure toma un carcter radical a la hora de definir lacentralidad del criterio de las previas decisiones en donde la realidadheterclita y fluctuante del lenguaje es fragmentada en la dicotomalengua/habla, para ms tarde fragmentar el estudio de la lengua en lasmodalidades de sincrona y diacrona. Es posible describir este mtodocomo un doble arte de la eleccin que permite realizar las distincio-nes pertinentes en cada caso: el primero introduce la distincin de lanaturaleza concreta de la realidad compleja del lenguaje y la segundadefine los rasgos metdicos alternantes frente al estudio de la sustancialengua. Distincin de naturaleza y de mtodo se inscriben en la tentativaexplicativa por va estructural. No profundizaremos ms en el soporteepistmico de la constitucin misma de estas consecutivas alternativasmetodolgicas para el estudio del complejo lenguaje; solo diremosque la regla general que domina los cortes y las distinciones son de

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    naturaleza proairtica, establecimiento de disyunciones y eleccionessobre el trmino ms analizable21.

    El lugar en donde se juega la legitimidad de las operaciones de

    esta lgica se halla ciertamente en la problemtica del valor. Saussurehaba sugerido la importancia axial de este punto relativo al valor alcomparar el funcionamiento de la lengua con el ajedrez, determinandouno y otro elemento como un sistema de valores relativos y posicio-nales. Con esta analoga se intenta probar la legitimidad del estudiode la sincrona por sobre la diacrona, en la medida que el estado delengua da un ndice o un testimonio ms eficiente del carcter siste-mtico de los constituyentes de una lengua: El valor respectivo de laspiezas depende de su posicin en el tablero, del mismo modo que enla lengua cada trmino tiene un valor por su oposicin con todos losotros trminos (Saussure 1998: 114). Se sigue de esto que el valor esprimordialmente posicional; el sentido de un trmino se correspondeen el orden espacial respecto de la presencia actual de otro trmino. Portanto, el sentido mismo no referira, en principio, ni a una designacinextrnseca al trmino, ni a una determinacin significativa intrnseca aella misma: un simple juego espacial de relatividades, de vecindades,de solidaridades. El sentido, entonces, es propiamente un efecto desintaxis, un simple resultado de la composicin o combinacin deelementos que no son por ellos mismos significantes. El estilo, desdeesta ptica, expresara la particularidad y especificidad de las relacionesentre los elementos de una cadena enunciativa dada: es por esta razn

    que el estilo se vehicula y se identifica siempre a travs de la operanciacontinua de una lnea de variacin suprasegmental22.

    21 Hallamos testimonio de esta posicin en Saussure (1998): Tomado en su conjunto, el lenguaje

    es multiforme y heterclito () no se deja clasificar en ninguna de las categoras de los hechos

    humanos, porque no se sabe cmo desembrollar su unidad. La lengua, por el contrario, esuna totalidad en s y un principio de clasificacin. En cuanto le damos el primer lugar entrelos hechos del lenguaje, introducimos un orden natural en un conjunto que no se presta aninguna otra clasificacin(25). Y ms adelante, respecto de la disyuntiva metodolgica,Saussure se expresa en estos trminos: As es como la lingstica se encuentra aqu ante susegunda bifurcacin. Ha sido primero necesario elegir entre la lengua y el habla; ahora estamos

    en la encrucijada de rutas que llevan la una a la diacrona, la otra a la sincrona (125). Laintroduccin de ese supuesto orden natural frente al desafo taxonmico de un fenmeno quese comporta huidizo a la ptica cientfica del lingista no es ms que de naturaleza selectivay diferencial. Volveremos sobre la apreciacin del flujo y el corte que fundamenta la lgicaestructural saussureana.

    22 De este modo, la analoga con el ajedrez presente en Saussure, pero tambin solicitada porla filosofa del lenguaje de Wittgenstein enInvestigaciones Filosficas,remite a la posicinrelativa de las piezas en el tablero y a las reglas que determinaran su forma de movimiento. El

    sentido de una partida de ajedrez se halla en la ejecucin consecutiva de una particular formade jugar: una jugada puede ser pragmtica, bella o sorprendente por el estilo especfico en que

    se configur la sintaxis de una partida singular. La idea de estilo no define una tachadura a

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    No obstante, de esta analoga entre lengua y ajedrez solicitada porSaussure es posible desprender otra consecuencia que se define en laapertura de una nueva concepcin de espacio, de un espacio estructural

    que se reconoce en los rasgos de preextensivo y simblico. Es as comotoda estructura es una multiplicidad, tanto de relaciones diferencialesrecprocas entre elementos como tambin de distribucin de puntossingulares que determinan el valor de su actualizacin. Es por estemotivo que la estructura, en cuanto sistema diferencial y posicional,nos brinda un aspecto de lo virtual en donde puntos y relatividades co-existen. Esto es posible en la medida en que la estructura es inmanentea su posible actualizacin y del campo en donde estas combinaciones sehacen evidentes, ya que la estructura al encarnarse en un determinadomomento siempre seguir una direccin o sentido exclusivo determi-nado por una serie de combinaciones parciales y, lo ms relevante, deelecciones inconscientes23. Es por esta razn que tanto lo dicho comolo por decir no agotan la potencia efectiva de todo sistema lingstico;es ms bien en la instancia de lo que se est diciendo donde se expresala potencia de encarnacin de la estructura como tal, el punto en dondelo virtual se manifiesta en una actualidad singular dada.

    El estilo, entonces, define los rasgos especficos de esta parti-cularizacin, muestra la lnea del caso en su misma exclusividad, entanto diferencial y singular, en la instancia propia de su actualizacinen donde se determina su sentido especfico en tal enunciado. Portanto, el estilo se identifica con la instancia de actualizacin de tales

    relaciones y tal reparticin de puntos en una cadena enunciativa dada,y no de la totalidad virtual del sistema. La actualizacin es propiamen-te, entonces, diferenciacin y el estilo deviene como el diferencial endonde acontece, en un aqu y en un ahora, ese proceso de realizacinque expresa la direccin de una variacin continua de las relaciones yla distribucin de los trminos singulares que componen un enunciadoparticular. Una importante consecuencia es posible observar desde estepunto: la actualizacin como instancia temporal de diferenciacin seconstituye no entre una actualizacin y otra, sino que va de la coexis-tencia virtual al campo donde acontece su actualizacin. El tiempo, deeste modo, pensado como relacin de sucesin de un conjunto o serie

    de formas actuales, expresa de forma abstracta los tiempos internos de

    la regla gramatical, sino que se sirve de su operancia para definir la forma singular producirenunciados.

    23 En este tramo del argumento, ciertamente tenemos en mente la nocin de repertorio o reserva

    ideal de Lvi-Strauss, en donde es posible expresar la naturaleza de la estructura como realsin ser actual, ideal sin ser abstracta, es decir, virtual. Para este punto, tambin cf. Deleuze(1983: 587).

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    la estructura, o las estructuras que se efectan en profundidad en esaserie de formas, y las relaciones diferenciales entre esos tiempos: ladiacrona, entonces, es una conceptualizacin comparativa de dos mo-

    mentos de actualizacin que replica el acontecimiento de esa fluctuantetemporalidad interna y especfica que va de lo virtual a lo actual. Espor esto que hacer lingstica diacrnica no es hacer lingstica hist-rica: la permanencia es un efecto de azar; si un carcter se mantieneen el tiempo, lo mismo puede suceder que desaparezca en el tiempo(Saussure 1998: 279).

    Ahora bien, tanto la relacin como la distribucin dentro delsistema se definen bajo la constitucin de lo que para Saussure es elvalor lingstico. Para el lingista, la lengua no es otra cosa que unaintermediaria entre el pensamiento y el sonido, en condiciones talesque su unin lleva necesariamente a deslindamientos recprocos de

    unidades: el pensamiento-sonido implica divisiones y que la lenguaelabora unidades al constituirse entre dos masas amorfas (Saussure1998: 141). Esta realidad mediadora entre dos masas amorfas es laque permite determinar a la lengua como un sistema de valores puros,ya que tanto el pensamiento como el sonido no tienen una preexisten-cia funcional o significativa antes de la configuracin recproca queefecta la accin de la lengua24. De esta forma la lingstica ejecutasu observacin en este lugar liminar, en donde se combinan elementosde distinta naturaleza, pensamiento y sonido, y de esta combinacinse obtiene una forma y no una sustancia:

    No solamente son confusos y amorfos los dos dominios enlazados por elhecho lingstico, sino que la eleccin que se decide por tal porcin acstica

    para tal idea es perfectamente arbitraria. Si no fuera ste el caso, la nocin de

    valor perdera algo de su carcter, ya que contendra un elemento impuestodesde fuera. Pero de hecho los valores siguen siendo enteramente relati-vos, y por eso el lazo entre la idea y el sonido es radicalmente arbitrario.(Saussure 1998: 142)

    Este principio de arbitrariedad del signo, en Saussure, alcanzaun importancia radical, ya que ganado este punto es posible establecerun criterio de inmanencia fundamental, que libera a la lingstica detoda perspectiva trascendente, tanto subjetiva en lo individual comoobjetiva respecto de lo colectivo. Esto permite a Saussure arrancarlos anlisis de la lingstica a partir del sistema de solidaridades y no

    24 As es para Saussure (1998): Considerado en s mismo, el pensamiento es como una nebulosa

    donde nada est necesariamente delimitado. No hay ideas preestablecidas, y nada es distintoantes de la aparicin de la lengua (140).

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    desde la observacin de trmino en trmino. Por esta razn es posibleconcluir que:

    Lo que de la idea o de materia fnica hay en el signo importa menosque lo que hay a su alrededor en los otros signos. Pero decir que enla lengua todo es negativo, slo es verdad en cuanto al significante yal significado tomados aparte: en cuanto consideramos el signo en sutotalidad, nos hallamos ante una cosa positiva en su orden. Un sistemalingstico es una serie de diferencias de sonidos combinados con unaserie de diferencia de ideas (...) aunque el significante y el significado,tomado cada uno aparte, sean puramente negativos y diferenciales, sucombinacin es un hecho positivo; hasta es la nica especie de hechosque comporta la lengua, puesto que lo propio de la institucin lings-tica es justamente el mantener el paralelismo entre esos dos rdenes dediferencias (Saussure 1998: 151).

    Esto produce como resultado el juego de oposiciones lingsticas,que se funda en la accin de una continua diferenciacin, que a su vezconstituye a todo sistema semiolgico, como es la lengua. Es, en con-secuencia, la caracterstica la que constituye la unidad de elementosy es la potencia diferencial que define a la caracterstica como tal.Lalengua es una forma y no una sustancia, una especie de lgebra detrminos complejos, por su relatividad y por su diferenciacin: esto eslo que permite a Saussure concluir que la lingstica estudia la lenguapor y para s misma, principio de inmanencia absoluto que determina

    la exclusin de la experiencia misma del lenguaje.Esta distincin entre sustancia y forma es capital para la glosem-tica de Hjelmslev, redefiniendo el principio de inmanencia ya ganadopor el pensamiento de Saussure:

    En lugar de ser un obstculo para la trascendencia, la inmanencia le

    ha dado una base nueva y mejor; la inmanencia y la trascendencia se

    renen en una unidad superior sobre la base de la inmanencia. La teoralingstica se inclina por necesidad interior a reconocer no solamente elsistema lingstico, en su esquema y en su uso, en su totalidad y en suindividualidad, sino tambin al hombre y a la sociedad humana que haytras el lenguaje, y a la esfera toda del conocimiento humano a travs dellenguaje (Hjelmslev 1980: 112)

    El principal inters para Hjelmslev en el anlisis lingstico esconstituir una especie de clculo en donde lo propio de la lenguase revele en sus instancias combinatorias. El sentido, como el pen-samiento en Saussure, es una masa amorfa, que se configura comosustancia en la medida en que existe un campo de referencia y unaforma que juega diferencialmente con otras, tanto relacionalmente

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    (sintaxis) como correlacionalmente (paradigma)25. Sustancia y forma,tanto de la expresin como del contenido, son las claves analticasque determinan la operancia efectiva de las lenguas. Ahora bien, esta

    determinacin se juega en una decisiva porcin de texto que hacealusin precisamente a la interrupcin de los flujos paralelos, ideasy sonidos, que opera en la realidad constitutiva del signo lingsticoen la posicin de Saussure. Ciertamente la crtica de Hjelsmlev esaguda, ya que determina que la sustancia y la forma estn ntimamenterelacionadas: Si conservamos la terminologa de Saussure resultaclaro que la sustancia depende de la forma hasta tal punto que viveexclusivamente a causa de ella y no puede en ningn sentido decir-se que tenga existencia independiente (46). Tanto el pensamientocomo los sonidos, ya estn determinados formalmente, ya que sonsustancias; ninguna tiene privilegio por sobre otra, porque la sustancia

    es propiamente ya una materia formada. Es por esto que Hjelmslevabandona el Gedankenexperiment pedaggicosaussereano, paradefinir en otra dimensin a la materia de la lengua.

    La materia de la lengua para la glosemtica que inspira la escri-tura de Prolegomenase identifica con la lnea de sentido. El sentidodeviene en esta teora en una masa amorfa, que es susceptible de serconfigurada por las correlativas expresin y contenido. El sentidoexiste provisionalmente como una masa amorfa, como entidad sinanalizar que se define solo por sus funciones externas (47); yano el pensamiento, ya no el sonido, es el sentido manifestado por

    una proposicin el que aparece al anlisis como un indeterminadosusceptible de anlisis. Cada lengua establece sus propios lmitesdentro de la masa de pensamiento amorfa, destaca diversos factoresde la misma en diversas ordenaciones, coloca el centro de gravedaden lugares diferentes y les concede diferente grado de nfasis (48);es decir, el papel de las configuraciones lingsticas se manifiestaen la incrustacin de lmites y barreras en donde se asienta el pesosignificante de tal o cual lengua. No obstante, un dominio ms im-preciso an se abre en la teora de Hjelmslev y que es denominadopor el lingista como un diferencial que afecta el grado de nfasisen las proposiciones, discursos y textos. El sentido contina siendo,

    en cada caso, la sustancia de una nueva forma, y no tiene existen-

    25 As para el lingista dans: en una ciencia que evita postulados innecesarios no hay basepara afirmar gratuitamente que la sustancia del contenido (pensamiento) o la sustancia dela expresin (cadena de sonidos) precede a la lengua en el tiempo o en orden jerrquico, oviceversa. Si conservamos la terminologa de Saussure resulta claro que la sustancia depende

    de la forma hasta tal punto que vive exclusivamente a causa de ella y no puede en ningnsentido decirse que tenga existencia independiente (Hjelmslev 1980: 46).

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    cia posible si no es siendo sustancia de una forma u otra (48); elsentido, en consecuencia, considerado como una realidad o entidadinforme, se actualiza, en cada caso, de un modo diferente. El sentido

    ejecuta la realidad diferencial entre lenguas, entre discusos y entreproposiciones. Podemos afirmar que el sentido ejecuta el paso derealizacin de aquello que en el sistema permaneca abstracto, comoun posible, definido por las funciones de la lengua y las funcionesde cada signo. El sentido, desde esta ptica, se nos presenta comoen continuo proceso que es siempre cambio por diferenciacin. Elsentido, entonces, de modo concluyente se caracteriza por ser unaentidad definida solamente por su tendencia de funcin con elprincipio estructural de la lengua y con todos los factores que hacena cada lengua diferente de las dems (47).

    El sentido, por lo tanto, es un proceso informe de diferenciacinde los enunciados analizables dentro del dominio de la lengua. Estaconclusin es clave para entender el marco, pero tambin el comporta-miento que se identificara con una nocin de estilo: el estilo marca ellugar en donde se expresa el proceso de diferenciacin de una cadenaenunciativa dada. Para Hjelmslev es el texto en donde se hace visiblepara el anlisis el concepto de proceso como tal. Ciertamente la ideade proceso de la glosemtica es problemtica, en la medida en quesu identidad deriva necesariamente de la existencia apostada de unsistema que haga del proceso algo inteligible, algo legible. El factordecisivo es que la existencia de un sistema es premisa necesaria para

    que exista el proceso: el proceso adquiere existencia en virtud de unestar presente de un sistema tras el mismo, en virtud de un sistemaque lo rija y determine en su posible desarrollo (36). La inteligibi-lidad, la legibilidad o la potencia explicativa del anlisis al enfrentarcualquier proceso, pende necesariamente de la preexistencia de unalengua o sistema como condicin de la posibilidad de su aparicin.El argumento decisivo estriba en que es inimaginablela existencia deun proceso sin la existencia de un sistema que regule sus condicionesde expresin. Evidente, creemos, es la inspiracin kantiana de esteargumento y kantiana tambin es la administracin de los problemasderivados de ese aserto, ya que desde esta perspectiva todo proceso es

    virtual. O como lo seala el propio Hjelmslev:

    Cuando est presente una lengua (sistema), pero no un texto (proceso)

    correspondiente a la misma, es decir, cuando est presente una lengua pre-vista como posible por el terico lingista, pero no lo est ningn texto, seanatural o construido por l mismo partiendo del sistema, el terico lingista

    puede considerar la existencia de tales textos como una posibilidad, perono tomarlos como objetos de un anlisis particular. En este caso, decimosque el texto es virtual (37).

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    La consecuencia ms visible para la teora glosemtica de esteargumento es la posibilidad de establecer un repertorio cerrado decategoras u operaciones de anlisis que define los rasgos deducible

    de un sistema cerrado: un algoritmo. Las cuatro categoras o funcio-nes, que nos parecen muy cercanas a las categoras de la deduccintrascendental kantiana, distribuyen el funcionamiento sistemtico dela cohesin, la reciprocidad, la relacin y la correlacin en donde sefunda el anlisis de una cadena particular. No obstante, como el mismoHjelmslev reconoce, el proceso posee un carcter ms concretoen lamedida en que es el texto, sea real o virtual, el lugar en donde se rea-lizanlas operaciones categoriales que otorgan efectividad a las reglaso configuraciones especficas de cada lengua. Es por esta razn que elsentido aparece como indeterminado o inadministrable por parte de

    la teora, ya que la forma sustantiva en que se despliega el dominiodel sentido en una y otra lengua es difusa e inconmensurable. No asla legalidad funcional universal de la configuracin lingstica quebrinda una forma especfica y diferencial a lo que antes apareca difusoo informe.

    El problema estriba en que virtual no se opone a real, sino a loactual. La virtualidad, la potencia operativa y productora de las confi-guraciones, es lo que determina la ejecucin por diferenciacin de loseventuales enunciados actualizables por un sistema idiomtico. El estilo,en consecuencia, marca el traspaso entre la masa informe del sentido ylas reglas de configuracin lingstica en donde un pensamiento adquiere

    consistencia, i.e., se transforma en una materia expresamente formada.El estilo se fija en tal o cual disposicin concreta en que se efectauna lnea de sentido, traspasando asimiladamente todas las instanciasmnimas que componen el proceso, un enunciado o un texto. El estilo,entonces, define la vehiculacin suprasegmental del sentido de todaproposicin: es por esto que el estilo se identifica con la variacin, yaque expresa la forma particular de diferenciacin entre la tpica delsistema y la actualizacin concreta de un texto.

    O bien, de una forma de hablar, como es posible apreciar en lostrabajos de W. Labov para el ingls afroamericano, en su artculo Elestudio del lenguaje en su contexto social (1983). Estos estudios hanmostrado la contradiccin o la paradoja sintetizada en la distincinlengua/habla: se define la lengua como la parte social o convencional dellenguaje; se remite, al contrario, el habla a las variaciones individuales;pero, al estar la parte social cerrada sobre s misma, resulta indiscutibleque un nico individuo testimoniar por derecho e intuitivamente elfuncionamiento de la lengua, independiente de toda circunstancia ex-terior; mientras que el habla solo se descubrir en un contexto social.Tanto en Saussure como en Chomsky se repite la misma paradoja: el

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    aspecto social del lenguaje es posible estudiarlo en la intimidad de undespacho, mientras que su aspecto individual exige una investigacinen el seno de la comunidad26. De esto se puede extraer una importante

    consecuencia: el sentido y la sintaxis de la lengua solo es posible defi-nirlos a partir de los actos de habla que ella presupone, ya que el hablase revela en su instancia de actualizacin no como un uso individualpendiente de una significacin primordial o de un modelo sintcticoprevio. De este modo, Labov recurre a la implantacin metodolgicade la variacin y del estilo para poder determinar usos especficos deuna comunidad particular. Lo vernacular funciona como un punto dellegada de toda instancia analtica que se manifiesta en el diseo dela entrevista que va desde una forma de hablar controlada a la menoscontrolada. La nocin de estilo en trminos labovianos viene supedi-tada por distintos niveles de control que posee el hablante respecto dela situacin y de las formas posibles de actualizacin. Este determinaun campo de alternancia estilstica que se manifiesta a travs de laobservacin de las autocorrecciones que un hablante ejecuta dentrode la instancia analtica de la entrevista.

    Bordieu, en El mercado lingstico (1998), observa hablan-do de Labov que: la originalidad de su estudio sobre la manera dehablar de Harlem consiste, en gran parte, en que toma nota de eseefecto de la relacin de encuesta para ver cul era el resultado cuandoel encuestador no era ya un anglfono blanco, sino un miembro delghetto hablando con otro miembro del ghetto (151). Esto da cuenta

    de que la instancia entrevista es fundamental respecto del carcter delos resultados entre una y otra forma de ser planteada: es distinto elnivel de control respecto de la proximidad, en este caso racial, de losparticipantes de la entrevista. Esto muestra que para la ptica de Labovel fenmeno de la variacin es absolutamente determinable, apelandoal relevo de factores pertinentes identificados en el particularmodusdela entrevista; pero tambin es legtimo el uso supuestamente desviadode una norma, respecto de un criterio de aceptabilidad que funciona

    26 De este modo es lcito para Labov (1983) afirmar que: El aspecto social del lenguaje esestudiado observando a cada individuo, pero el aspecto individual solo se capta observandoel lenguaje en su contexto social (238). Ya definido ese contexto social a travs del relevode ciertos factores que definan la pertinencia y el funcionamiento de un determinado n-mero de variaciones es posible: aprehender el lenguaje examinar los datos del hablacotidiana lo ms detallada y directamente posible, y caracterizar su relacin con nuestrasteoras gramaticales con la mayor precisin posible, corrigiendo y ajustando la teora conel fin que se adecue al objeto de estudio (256). Es as como la gramtica, en trminos dela tpica generativa chomskiana, lejos de ser universal y determinar el esquema invariantede las posibles actuaciones particulares, deviene siempre provisional, manifestando toda

    su capacidad transformacional, liberndose de la simple potencia generativa que reproduceciertos tipos proposicionales.

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    como garante de los trminos en adecuacin comunicacional27. Ahorabien, la referencia a lo vernacular solo es posible de ser comprendidadentro de marcos comunicacionales que hacen lcita su manifestacin,

    la que sigue siendo completamente tributaria de una instancia superiorque permite su enunciacin: la forma de hablar o estilo ms controladorepresentada por la lengua o norma estndar. Y como la misma palabravernacular28seala, la variacin no es libre ni continua, ya que su exis-tencia y manifestacin dependen absolutamente de la preexistencia deuna norma ms elevada y prestigiosa: una lengua mayor que condicionalas particularidades estilsticas que manifiesta una lengua menor.

    Las nociones de mayor y menor no caracterizan dos tipos delengua, sino ms bien corresponden a dos usos o funciones de unamisma lengua. Con cierta frecuencia se han indicado dos tendencias deestas variedades menores de la lengua: una devaluacin o degradacin

    de las formas, sean sintcticas o lxicas, y una curiosa proliferacinde efectos cambiantes, una inclinacin por la sobredeterminacin yla parfrasis. La interpretacin habitual de la lingstica se identificaen el acto de invocar un rasgo de pobreza y un manierismo de con-sustanciales. La pobreza, como hemos notado, es una restriccin delas constantes, y la sobrecarga, una extensin de las variaciones paradesplegar un continuumque arrastra los constituyentes de un enun-ciado. De este modo, es posible entender el aserto de Deleuze (1997)cuando afirma que la pobreza no es una carencia, sino un vaco o unaelipse que hacen que rodee una constante sin comprometerse con ella,

    que se la aborde por encima o por debajo sin instalarse en ella (106).Por otro lado, la sobrecarga es una parfrasis o rodeo cambiante queremite o evoca la presencia difusa de un discurso indirecto en el seno

    27 Distinto es el caso de Bernstein, por ejemplo, en sus estudios sobre el ingls del proletariadolondinense, en donde la variacin aparece como un uso problemtico y defectuoso respectode una norma considerada como prestigiosa y conservadora del acervo cultural e histrico.Pratt en Utopas lingsticas (1989) caracteriza como paradjicos los resultados y las formas

    de anlisis entre Bernstein y Labov: Labov al trabajar en el marco de la LC , propone que el ingls de los negros no es ningn problema; para Bernstein,al trabajar en el marco de la LC, la cultura verbal de la clase obrera no es otra cosa que unproblema. Como sucede con la mayora de las teoras distpicas la solucin que parece deri-varse de la teora de Bernstein es la disolucin de la subcomunidad, maniobra que transgredecompletamente el ideal de la comunidad, y que con razn enfurece a sus partidarios (67).El problema radica, a nuestro parecer, en la idea de comunidad que se tenga: homogeneizarlas comunidades respecto de un referente ideal, o bien asumir la heterogeneidad observableen las diferentes costumbres y modos de hablar que coexisten en una misma cultura. En estesentido, el estilo aparece como el ndice diferencial que expresa las instancias singulares dediferenciacin que se imprime en actualizaciones particulares de un mismo sistema idiom-tico.

    28 Del latn vernaculus, a, um,relativo al esclavo nacido en casa.

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    de todo enunciado29. En uno y otro caso se advierte una aversin delas referencias, decae el privilegio de la forma constante a favor de lasdiferencias en dinmica. Es en este sentido que el estilo se identificacon un procedimiento que funciona por diferenciacin, la que es posibleen el tratamiento de variacin continua que afecta a la lengua.

    De este modo, las lenguas o usos considerados como menoresno se identifican con una pobreza y una sobrecarga con relacin a unalengua mayor o estndar; recordemos el caso de Labov y su nocin devernacular. Existe, ms bien, sobriedad y variacin que corresponde auna manera especfica de tratar a la lengua estndar, un devenir menorde la lengua mayor: la instancia de actualizacin, singular y especficadel enunciado proferido, es marcada y expresada a travs de una dis-posicin particular, un estilo.

    No obstante, estas particularidades poseen un comportamientorepetitivo que consolida su existencia y, consecuentemente, su reco-nocimiento. Como as lo haba indicado Barthes en su artculo Elestilo y su imagen, hacia el ao 1969, al definir los lmites de unanueva esfera de estudios estilsticos, al liberar el concepto de estilode los dualismos forma/fondo y norma/desviacin. La propuesta deBarthes (1987) sostiene la determinacin transformacional a la que essusceptible cualquier discurso al:

    29 De este modo, en Deleuze (1997), se afirma que: Si el lenguaje siempre parece presuponer

    el lenguaje, si no se puede fijar un punto de partida no lingstico es precisamente porque ellenguaje no se establece entre algo visto (o percibido) y dicho, sino que va siempre de algodicho a algo que se dice (82). Esta es una de las tesis ms interesantes que es posible referirrespecto de una especie de gentica del lenguaje, rastreable desde las obras de Bataille yBlanchot, en donde se potencia una nocin de neutralidad que se testimonia en la disolucinde un sujeto de la enunciacin que garantiza la realidad y significacin de todo enunciado.Creemos que este entendimiento acerca del discurso indirecto tambin atraviesa en distintasinstancias la obra de Foucault, especficamente en las nociones de enunciado y dispositivo.Por esta razn, creemos que es capital la investigacin de Ducrot (1994) respecto de la formay comportamiento de la enunciacin, en donde la sui-referencialidad de los propersonalesyo-t no explica la realidad o efecto del performativo, sino a la inversa, es el hecho de queun cierto repertorio de enunciados estn reservados para cierto tipo especfico de acciones:El discurso referido implica un cambio de enunciador y hace aparecer una pluralidad devoces diferentes sostenidas por un nico locutor. El rasgo caracterstico de esta situacin esque la finalidad explcita del discurso no consiste en referir palabras; las palabras referidasse integran en un discurso sobre las cosas (140). Nos encontramos con un problema de

    referencia y de sentido, que ya habamos observado a propsito de la glosemtica, como asinsiste Ducrot: No debemos considerar al enunciado como un medio para afirmar la verdadde un sentido; tendramos que decir, ms bien, que manifiesta el sentido. Desde este puntode vista, la afirmacin se vuelve interna respecto del sentido (143). El sentido, entonces,deviene en un asunto de mostracin y no asercin, en el enunciado mismo: es por esto quepodemos entender el estilo como una especie de cualidad dispositiva especfica en que se daen el enunciado esta misma mostracin de un sentido: un tono especfico en los fonemas, elacento en un morfema y la particular entonacin de una cadena sintctica.

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    considerar los rasgos estilsticos como transformaciones, bien derivadas de

    frmulas colectivas (de origen ilocalizable: literario o preliterario), o bien,por juego metafrico, formas idiolectales; en ambos casos lo que debera

    dominar el trabajo estilstico es la bsqueda de modelos, de patterns: es-tructuras frsticas, clichs sintagmticos, comienzos y cierres de frases; ylo que debera animarla es la conviccin de que el estilo es esencialmenteun procedimiento de la cita, un corpus de trazos, una memoria (en sentidociberntico), una herencia basada en cultura y no en expresividad. (158)

    A pesar de que la definicin y alcance de estos tipos lingsticosan requieren de un cdigo, en este caso de orden histrico y cultural,el aporte de Barthes, derivado de su estudio sobre Balzac, es deligarla naturaleza del estilo a una mera expresividad del escritor o sujetode la enunciacin, devolviendo el comportamiento estilstico y su

    singularidad al mbito de su propia manifestacin en el enunciado. Esuna cuestin de sintaxis, pero de una gramtica de orden facultativoy no prescriptivo o categorial. De esta forma, la variacin continua ala que se ven expuestas las constantes apostadas en el sistema o en elcdigo colocar en tensin la misma naturaleza esttica en que se hapensado o entendido la estructura lingstica:

    el cdigo cultural que apoya a la enunciacin es objeto de una denuncia

    es solo porque aquella puede ser transformada en proverbio, en mxima, en

    postulado; la transformacin estilstica pone a prueba el cdigo, pone aldesnudo la estructura, descubre la perspectiva ideolgica. Esto, que es fcil

    para los proverbios (cuya forma sintctica, arcaizante, es muy especial), lo esmucho menos para los otros cdigos del discurso, pues el modelo frstico,el ejemplo, el paradigma que expresa cada uno de ellos no ha sido (todava)

    despejado. (Barthes 1997: 83)

    De esta manera, el estilo asume una vinculacin constitutiva conla exterioridad, afectando a travs de la singularidad e iteracin desus patrones distintas instancias contextuales en donde se produce suenunciacin, y que Barthes precisamente lo relaciona con el contenidoformal de una ideologa, dentro del mbito de un sistema de signosconnotados. En consecuencia, el estilo es la dispositiodel dispositivo

    en la medida en que se identifica con la posicin siempre variante endonde se manifiesta y se apropia adecuada y expresamente la iteracinde ciertos contenidos que emergen en el sistema cultural que les dalugar.30

    30 Es, por tanto, del dominio del estilo todo tipo de enunciacin que se establece como unaconsigna, como una marca diferenciante atribuible a lo que Deleuze (1997) define como

    rgimen de signos. Nosotros llamamos consignasa la relacin de cualquier palabra o enunciado con presupuestos implcitos, es decir, con actos de habla que se realizan

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    En suma, como lo afirma Deleuze (1997), el estilo no es otracosa que el lugar

    donde el lenguaje deviene intensivo, puro continuumde valores y deintensidades. Ah es donde toda la lengua deviene secreta y, sin embargo,no tiene nada que ocultar, en lugar de crear un subsistema secreto en lalengua. A ese resultado solo se llega por sobriedad, sustraccin creadora.La variacin continua solo tiene lneas ascticas, un poco de hierba y deagua pura (102).

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    en el enunciado, y que solo pueden realizarse en l. Las consignas no remiten nicamente amandatos, sino a todos los actos que estn ligados a enunciados por una obligacin social.El lenguaje solo puede definirse por el conjunto de consignas, presupuestos implcitos o actos

    de habla, que estn en curso en una lengua en un momento determinado (84). Por ejemplo,enunciados que efectan mandatos, veredictos, esloganes acadmicos y polticos, los queprovocan efectos y transformaciones incorporales en los individuos que asimilan dichas

    formas de discurso y enunciacin. El estilo, en esta perspectiva, se muestra como el ndiceespecfico de expresin de estas formas de consignar el contexto real de determinada forma de

    enunciacin: la dispositio del dispositivo.O bien, de un rgimen de signos: como bien muestra Foucault, los regmenes de signos solo sonfunciones de existenciadel lenguaje, queunas veces pasan por lenguas diversas, otras se distribuyen en una misma lengua, y que no seconfunden ni con la estructura ni con las unidades de tal o cual orden, sino que las atraviesany las hacen aparecer en el espacio y en el tiempo. En ese sentido, los regmenes de signos sonagenciamientos de enunciacin, y ninguna categora lingstica es suficiente para explicarlos:

    lo que convierte una proposicin o incluso una simple palabra en un enunciado remite apresupuestos implcitos, no explicitables, que movilizan variables pragmticas especficasde la enunciacin (transformaciones incorporales) (142-3).

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