Mille - La Imaginacion Sociologica
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e ¡,v WP-f6 - IT MJL-Lí: ; e. ( " 2 - ~ o 3 / L_Ot ~ r r · ~ c : u : < = : : - V
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e ~ ~ .
LA GRAN. TEÓRfA
; .
45.
II. .LA
GRAN TEOR1A
EMPE.éEMOS
por una muestra de
gran teoría
tomada de TheSocial
Systein de Talcott
Parsons, genera1Ínente considerado
tomo
libro.
muy¡importante de
un
represeritarite
muy
eminente
del. es.tilo.
1 •
Un elemento de un sistema simbólico compartido que sirve como
criterio normativo para
la
elección entre
fas
alternativas de orientacióri · ·
que están intrínsecamente abiertas en una situación, puede llamarse
un valor. . . Pero desde este aspecto de la orientación motivacional de.
la totalidad de
la
acción
es
necesario, en vista del papel de los siste
mas simbólicos, distinguir un aspecto de orientación-valor . Este
aspecto concierne, no
al
significado para
el
actor del estado esperado
de las cosas en relación con
su
balance de goces
y
privaciones, sino
al
contenido de las normas selectivas mismas. El concepto de orienta
ciones-valores
es
pues, en este sentido
el
instrumento lógico para
formular un aspecto central de la articulación de
las
tradiciones cul
turales en
el
sistema de acción.
De
la derivación de la orientación normativa
y
del papel de los
valores en acción, tal como queda expuesto, se signe que todos
los va
lores implican
lo
que puede llamarse una r ~ e _ r e 1 1 _ c _ i ª _ ~ o c i a l . . . Es inhe
rente a íih sistema··de acciol'Cqtié la accion sea, para decido en pocas
palabras, normativamente orientada . Esto
se
sigue, como
se-
ha de
mostrado, del concepto de expectativas
y
su lugar en la teoría de
la
acción, especialmente en la fase activa en que
el
actor persigue
metas.
Así
pues.
las
expectativas, en combinación con
la
doble con
tingencia del proceso de interacción, como se le ha llamado, crea un
problema de orden decisivamente imperativo.
A
su
vez
_pueden dis
tinguirse dos aspectos en este pro'[)lema de orden: oraen
en].Q_s_s1stemas
simbólicos qlíe hácéií posible la comunicación,
y
orden
e11 J a__
m1tua
lidad de
la
orientación motivacional pata
el
aspécfo normativo Af'..las
expcttaeiones,
el
problema hobbesiano del orden.
El problema
del
orden, y por lo tanto de la naturaleza de
la
integra
ción de sistemas estables de interacción social,
es
decir, de estruchíra
social, se enfoca así sobre la integración de la motivación de actores
con los criterios culturales normativos que integran el sistema de ac
ció 1 en nuestro contexto interpersonalmente. Esos criterios son, según
los términos empleados en
el
capítulo anterior, tipos de orientación
valor, y en cuanto tales son una parte especialmente decisiva de la tra
dición cultural del sistema sociaJ.1
l Talcott Parsons: The ocial Systern The Free Press, Glcncoc, Illinois,
1951, pp. 12 36-7.
44
. QuÍzá¿ algunos. lectores
sientan
el deseo de
pasar
al· capítulo·
·siguiente.
Espero que
no
cedan a
ese impulso. La gran teoría
· la · asociación y disociación
de
conceptos- merece alguna con
. sideración.
No
ha tenido,
es
cierto,
un
efecto
tan importante como
.
la
inhibición :metodológica
gue
examiqaremos
en
el capítulo si
. guiente,
porgue
corrio estilo
de
trabajo su difusión ha sido Ihni-
tada.
El
hecho
es
que no
resulta fácilmente compreñ.SiliTe;y-Iíasta
sesospecha que
no. sea inteligible
en
absolutó.
Esto
es; segura
.
mente,
una ventaja protectora; p e r o - ~ una desventaja
_por cuanto
:-_sus pronunciamientos están destinados a influir en los hábitos
de
.
trabajo de
los científicos sociales.
No
para burlarnos, sino
para
consignar
un hecho, tenemos que admitir
que
sus producciones
han sido recibidas
por
los investigadores sociales en
una
o más
de
las siguientes maneras:
Para algunos,
por Jo
menos,
de
los
que pretenden entenderlo,
y a quienes les gusta,
es uno de Jos
mayores avances
en toda
la
historia de la ciencia social.
Para
muchos
de
los
que pretenden entenderlo,
pero a quienes
no
les gusta,
es
un
tosco trabajo
de
pesadez
impertinente.
('Estos
son raros, aunque
no
sea más
que porque e1
desagrado y la impa·
ciencia les
impiden
a muchos
tratar de
descifrarlo.)
Para
los que no
pretenden
entenderlo, pero a quienes les gusta
muchísimo y hay
muchos
de
éstos-
es un laberinto
maravilloso,
fascinador precisamente
porque es con
frecuencia
espléndidamente
ininteligible.
A los
que
no
pretenden entenderlo
y a quienes
no
les gusta
s i
es que
tienen el valor de sus convicciones-· les parecerá que,
verdaderamente, el
emperador
va desnudo.
También hay, desde luego,
muchos que
suavizan sus opiniones,
y
muchos
más
que
permanecen pacientemente
neutrales, esperan
do
a ver
qué
éxito profesional tien e, si
es
que
tiene
alguno.
Y
aun
que es, quizás,
una
idea espantosa, muchos investigadores sociales
no saben nada de ello, salvo
que
es cosa de la
que
se habla
mucho.
Ahora
bien,
todo
esto suscita
un
penoso
asunto de
inteligibili
dad. Ese asunto, naturalmente, va más allá
de
la gran teoría,1
pero
los grandes teóricos están
tan
profundamente
complicados en él,
que
me temo
que,
en
realidad, debamos preguntarnos: ¿Es la gran
t ~ r . e r í a _ c . 0 J : i f q ¡ ; _ ; 1 . . . ~ º - ~ ª - Y _ a l g n _ e n _ e l l a . . . d e s . p . u é s . de..toclQ?
t a
respuesta, creo yo,
es
la s1gmente:
Hay
algo,
enterrado muy
profundamente,
desde luego; pero algo dice, a pesar
de
todo.
La
cuestión se convierte
en
lo siguiente: Después
de
eliminados todos
1
Véase
Apéndice,
sección S
Jl¡J-
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46
LA
GRAN
TEORfA
los
impedimentos
para
la
comprensión de
la gran
teoría y
q u ~ d a r
disponible
lo que hay en ella de inteligible, ¿qué es lo que dice?
S61o
hay una manera de contestar
a esa
pregunta: debemos tradu
cir
un ejemplo eminente
de
ese estilo de
pensamiento
y
estudiar
después
la traducción. Ya
he señalado el
ejemplo
que
elijo.
Deseo
aclarar
aquí
que
no pretendo
juzgar el valor ele la
obra
de
Parsons
en su
conjunto.
Si me refiero a otros escritos suyos, es sólo con el
objeto ele
aclarar,
de una manera
económica,
algún punto conte
nido
en este
volumen. Al traducir al inglés el contenido de he
Social System,
no pretendo que mi
traducción sea excelente, sino
sencilfamente que no se pierda en ella
ningún
significado explícito.
La
traducción --digo-
contiene
todo lo que hay
en
la obra
de
inteligible. En
particular, trataré de separar
las aseveraciones acer
ca
de
algo y las definiciones
ele
palabras y de. sus relaciones verba··
les.
Ambas
cosas
son
importantes;
confunclnlas es fatal
para
.la
claridad. Para evidenciar lo
que
es necesario, primero
traducué
varios pasajes; después, ofreceré dos
traducciones
abreviadas
del
conjunto
del libro.
Traducción del
ejemplo citado al
comienzo de este capítulo:
Las
gentes admiten
con
frecuencia las
mismas normas
y
e s ~ e r a n
q ~ e
todos se
atengan
a ellas. En la
medida
en que lo ha,cen as1 su ~ ~ c i e -
dad puede
ser
una
sociedad
ordenada. (Hasta aqm
la traducc10n.)
Parsons ha escrito:
Hay, a su vez, una doble estructura de esa "vinculación a". primer
lugar, por virtud de
i n t e r i o r i ~ a c i ó n
de norma la conf?rmidad con
ella tiende a ser de importancia personal, expresiva
y/o
mstrumental
para el ego.
En
segundo lugar, la ~ s t r u c t u r a c i ó n de
~ a s
reacciones del
alter
a la acción del
ego
como sanc10nes
es
una función de su confor
midad con la norma. Por consiguiente, la conformidad como modo
directo de la satisfacción de sus propias necesidades-disposiciones tiende
a coincidir con la conformidad como una condición para suscitar las
reacciones favorables y evitar las desfavorables
de
los demás.
En
la me
dida en que, en relación con las a c c i o n ~ s
de ~ n a
pluralida.d de actores,
la conformidad con una norma de onentac1ón-valor satisface
ambos
criterios
es
decir desde
el
punto de vista de todo actor dado en
el sis
tema, e; a la vez ' un modo de satisfacer sus propia.s necesidades-disposi
ciones y una condición
p a r ~
"optimizar"
l ~ s } e a c ~ 1 0 i : e s o t r ~ ~
actores
importantes se dirá que dicha norma esta mshtuc10nahzada .
Un tipo
de valor
en
este sentido siempre
es.
institucionalizado en un
contexto de ínter-acción. Por lo tanto, hay siempre un doble aspecto
LA
GRAN
TEORfA
47
del sistema de expectativa que está integrado en relación con él. Por
oha parte, hay 1as expectativas que conciernen
a
y en parte establecen,
110rmas para la conducta del actor,
ego
que se toma como
punto
de
referencia; ésas son sus "papel-expectativas". Por otra parte, desde su
punto
de vista, hay una serie
de
expectativas relativas a las reacciones
contingentemente probables
de
los demás
altera),
que
se
llamarán
"sanciones" y que a su vez pueden subdividirse en positivas y negativas
según
el ego
las sienta como promotoras de satisfacción o
de
privación.
La relación entre las papel-expectativas y las sanciones es pues, mani
fiestamente recíproca. Las que son sanciones para
el
ego son papel
expectativas para
el alter
y viceversa.
Así pues, un papel
es
un sector del sistema total de orientación de
un actor individual que se organiza en
tomo
de las expectativas en rela
ción con un contexto particular de interacción, es decir, integrado con
una serie particular de valores-normas que
g o b i ~ m a n
la _interacción
con
uno o más
altera
en los papeles complementanos apropiados. Esos
altera no necesitan ser un grnpo definido de individuos, sino que pue
den
comprender a cualquier
alter
si y cuando entra en una relación de
interacción complementaria particular con el ego lo cual implica una
reciprocidad de expectativas con referencia a normas comunes de valor
orientación.
La institucionalización de una serie
de
papel-expectativas y de las
sanciones correspondientes
es
evidentemente, cuestión de grado. Este
grado es una función de dos series
de
variables: por un lado las que
afectan a la participabilidad real
de
los tipos
de
valor-orientación, y de
otro las que determinan la orientación motivacional o el compromiso
para la satisfacción de las expectativas pertinentes. Como veremos, pue-
den
influir en este grado
de
institucionalización diversidad de factores
/\t
a través
de
cada uno
de
esos canales. La antítesis J l Q l ? _ r _ g ~
__ ª d ~ l } a
institucionaliz.ac1.·ón es . pues,
l
a ª.
nom·· ia la.
falta
d.
e. c o m p l ~ ·
me·_·n·
tasiGc.l .1d
e5frucfütaC:hcdd·proces·o·de·mteracc1ón;·o, lo
que
es
_lo
mismo, la
qu1e-
b r i n ~ . m . l 2 1 I f ü ~ g ~ Q r g < _ i ~
i c f ü ~ f a · ~ ~ v o en
á.mfos-iieritidos. Éste
es sin_ ~ I l 1 -
bargó, un concepto imitador que no defifie-nuriéa un sistema social
c ó j i ~ ~ ~ t O _ .
_ como háy grados
de
institucionalización, hay también \
grados
de anomia.
Lo uno es
el
anverso
de
1() otro
Se dirá que una
institución
es un complejo de papeles ins
...
_ciona
lizados integrados de significación estructural estratégica en
el
sistema
social en cuestión. Se consideraría la institución como un¡¡ unidad de
estructura social de orden más elevado que l papel, y cierfamente está
formada por una pluralidad
de
papeles-tipo interdependientes o por
componentes
de
ellos.
O
en otras palabras: Los hombres ~ c t ú a n a favor y en contra
unos
de
otros.
Cada uno tiene en
cuenta
lo
que
los
demás
espe
ran.
Cuando
esas
mutuas
expectativas
son suficientemente
defi-
Parsons,
op. cit.,
pp. 38-9.
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LA GRAN
TEORtA
nidas y duraderas, las llamamos normas.
Cada
individuo
también
espera
que
los demás reaccionen a lo
que
él hace. A esas reaccio
nes esperadas las
llamamos
sanciones.
Algunas de
ellas
parecen
muy
agradables, otras
no. Cuando
los hombres se guían
por
nor
mas y sanciones, podernos decir que están representando papeles
conjuntamente. Es una metáfora cómoda.
Y
en
realidad,
lo
que
llamarnos
una
institución
probablemente
se define mejor como un
conjunto
más o menos estable
de
papeles.
Cuando, dentro
de
una
institución o de toda
una sociedad
compuesta de
tales institucio
nes
las
normas
y las
sanciones
no dirigen a los individuos, pode
rnos hablar, con Durkheim, de anomía En un
extremo,
pues, están
las
instituciones,
con normas y sanciones, todo claro y ordenado.
En el otro extremo
está
la anomía: como
dice
Yeats, el centro no
cuenta; o, como digo yo, el
orden
normativo se
ha
venido abajo.
(Hasta aquí
la traducción.)
Tengo que admitir que no he
sido
completamente
fiel
en
esta
traducción. He ayudado un
poco,
porque hay ahí ideas muy
bue·
nas. De O i J . u c h ~ c i ~ J < : > _ J _ 9 . _ e . l 1 . ~ . d e J Q ~ grandes .teórico.s,_cuamio
s_elas
t r a d u c e L ~ ? 1 1 J 1 1 g a . r e s más
o menos comunes q u ~ - ~ ~ - ~ E ~ ~ C : ~
t r ~ n . en muc}1.os
Jextqs
de _s_ociolog_ía ._ Pero
en
lo
que afecta a las
instituciones' , la definición dada arriba no
es
del todo completa.
A lo que ha sido traducido, debemos añadir que los papeles que
forman
una
institución
no
suelen ser precisamente sólo
una
gran
complementariedad de
expectaciones compartidas .
¿Han
visto
ustedes alguna vez un ejército, una fábrica o
-para
el caso- una
familia? Bien, ésas son instituciones.
Dentro de
ellas, las expec
tativas
de
algunos
individuos parecen
un
poco
más urgentes
que
las de los demás. Ello es así porque, como solemos decir, esos
individuos tienen más
poder.
O para decirlo más
sociológicamente,
aunque no
del
todo aún: una institución es una serie de papeles
graduados
en autoridad.
Dice
Parsons
La adhesión a valores comunes significa, motivacionalmente conside
rada, que los actores tienen "sentimientos" comunes en apoyo de los
tipos de valores, lo cual puede definirse como queriendo significar que
la conformidad con las expectativas pertinentes se considera una "cosa
buena con relativa independencia
de
toda "ventaja" instrumental es·
pecífica que se obtenga de tal conformidad, por ejemplo, en la evita
ción de sanciones negativas. Además, esa adhesión a valores comunes,
al
mismo tiempo que puede colmar las necesidades de satisfacción in
LA
GRAN TEORI.-\
49
en
.los
sistemas de acción más a.mplios, o sea, sociales, en que participa.
Ev1den foco específico. de responsabil idad es la colectividad,
que e.sta conshtmcla por un particular valor-orientación común.
Fmalmente,
es
absolutamente claro que los "sentimientos" que apo
yan
esos v a l ~ r c s
co.muncs no son ordinariamente, en
su
estructura
especifica mamfestac1ones de propensiones const itucionalmente dadas
d ~ l
_o rgamsmo.
Por general soi:
a p r e ~ d i d o s
o adquiridos. Además, la
m1s1on
que desempcn.an en la oncntac1ón de la acción
no
es prcdomi
~ a n t e m e n t , ~ de ob¡etos ;-ulturalcs conocidos y a los cuales hay que
adaptarse , smo
c¡ue
los tipos de cultura
se
han interiorizado, forman
parte
de e.structura
del. sistema de la personalidad del actor mismo.
fales s e n t I ~ 1 1 c n t o s o. actitudes-valores", como se les puede llamar son
pues, .genumas n ~ c e s í c ~ ~ e s ·-:--disposiciones- de la personalidad.'
ó l ~
por virtud de la
1 1 1 t e ~ 1 o n z . a c 1 ó n de
los valores institucionalizados tiene
lugar una v ~ r d a d e r a mtegración motivacional de la conducta en b
es
tructura .social, y quedan equipados para la satisfacción
de
los papeles
expectativas
l ~ s
estratos más profundos" de
la
motivación. Sólo cuan
?º
esto
ha tem?o
lugar en alto grado
es
posible decir que está altamente
~ n t e g r a d o u:i sistema s o c ~ a l ~ ~ u e Jos intereses de la coléctividad y Jos
m ~ e r . e s e s pnvados c ~ c
s.us 111?1v1duos
constituyentes pueden considernrse
prox1mos a la comc1dcnc1::1.
, La coincidencia :-xacta sería considerada como un cnso límite
a ~ a l o g o al de la a u s e n c 1 ~ de roce en una máquina. Aunque Ja integra
ción completa de un
s1stem.a
socwl de motivación con un conjunto
p ~ e n m e n t e congruente de tipos culturales
es
empíricamente descono
cida el concepto de tal sistema social integrado
es
de alta importancia
te6nca. (Nota de Parsons. [A.].)
Esta
i n t e w a c i ~ n .de
un conjunto de tipos de valores comunes con
estructura
mtenonzada
de necesidades-disposiciones de las persona
lidades co:nponentes
es e
fenómeno núcleo de la dinámica de los sis·
temas so:-1ales. Puede decirse que
el
teorema dinámico fundamental
de
la s o c 1 0 ~ o g í a es que la estabilidad
de
todo sistema social excepto el
p r o ~ e s o m a ~ evanescente de interacción, depende en cierto grado de
e . s ~
111tegrac1ón.
Es el p u n t ~
f_u.nda.m;n\al
de
referencia para todo aná
hs1s que pretenda ser un anal Sls dmam1co del proceso social.1
O e i otras palabras
Cuando
las gentes estiman los mismos va
lores, tienden a conducirse de acuerdo con el modo
que
los unos
e ~ p e r a n
.de los otros
que han de
conducirse.
Además,
con
frecuen
cia cons1?eran esa c o n ~ o r m i d d .como cosa muy buena, aun cuando
p a r e ~ c a
r
contra
sus mtereses mmediatos.
Oue
esos valores com
partidos sean aprendidos y no heredados no Tüs
hace
menos
ímpor-
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50
LA
GRAN TEORIA
tantes en la molivación
humana. Por
el contrario, se convierten
en parte
de
la personalidad misma.
Como
tales, unen a una socie
dad,
porque
lo
que es
socialmente esperado se
hace
individual
mente
necesitado. Es esto tan
importante
para la estabilidad
de
todo sistema social
que
voy a usarlo corno
mi
principal
punto
de
partida si alguna vez analizo una sociedad como entidad
en
marcha.
(Hasta
aquí
la tra<lucción.)
Supongo que
uno
podría traducir de un
modo
parecido las 555
páginas
de The
Social System en unas
150
pé1ginas
de buen
inglés.
El
resultado
no
sería
muy
impresionante. Sin embargo,
contiene
los términos
en que
el
problema
clave del libro, y la solución
que
éste da al problema, son más claramente enunciables. Desde lue
go, cualquier idea, cualquier libro,
puede
sugerirse en
una
frase o
extenderse en veinte volúmenes. Es cuestión
de
lo necesario
que
conside:e
un
desarrolJo
pleno para
hacer clara una cosa y
de Ja
~ m p ~ r ~ a n c i a
qu,e esa
~ o s a
parezca tener: cuántas experiencias haga
mtehg1bles,
que
cantidad de
problemas nos
permita
resolver o
por
lo menos formular.
P a _ r ~
sugerí;_ en dos o tres frases el libro de Parsons,
por
ejem
plo,
dmamos:
Se nos pregunta:
¿Cómo
es posible el orden social?
La
respuesta
que
se nos da parece ser:
Por
los valores
comúnmente
aceptados. ¿Es esto todo lo que hay en él? Desde luego
que
no,
pero es lo principal. Mas, ¿no es esto injusto?
¿Puede
tratarse
un
libro cualquiera
de
este modo? Sin
duda
que
sí.
He
aquí
un
libro
mío
tratado de esa suerte: ¿Quién, después de todo, gobierna a
los Estados Unidos? Nadie lo gobierna
por
completo, pero si al
gún
grupo lo hace, es la minoría del poder. Y
he aquí
el libro
que
tienen ustedes
en
la
mano: "¿De qué
tratan
las ciencias socia
les?
Deben
tratar del hombre y de la sociedad, y alguna vez lo
hacen. Son
intentos
para ayudarnos a comprender la biografía y
la historia y las conexiones
entre
las dos en diversidad
de
estruc
turas sociales.
He aquí una
traducción del libro
de
Parsons en cuatro párrafos:
Imaginemos algo que podernos
llamar
el sistema social , en el
que los individuos
actúan
con referencia el uno al otro. Esas accio
nes son con frecuencia ordenadas,
porque
los individuos del sistema
comparten
tipos
de
valor y de modos apropiados y prácticos
de
conducta.
A algunos de esos tipos podemos llamarlos normas;
quienes
actúan de
acuerdo co n ellos
tienden
a portarse
de un modo
análogo
en
circunstancias análogas. En
la
medida
en que
esto es
l C. W. Milis, a élite
del poder
F.C.E., 2v. ed., 1960.
LA CR \N TEORfA
51
así, hay regula ridades sociJlcs , que podemos obscrvJ r
y
que con
frecuencia son muy duraderas.
A
esas
r e g u l a r i d a ~ - C . ~ - ~ l ~ ~ E ª ~ E r . ~ s
y
estables podemos
Ilamarbs
estructurale?;-:--Esj)osibk considerar
todn s·-·esas·regularídai:les exiSU:nfé:S ·dcfrifro del sistema social como
un
equilibrio gran<lc e intrincado. Voy a olvidar ahora
que
esto
es una metáfora, porque
_guiero
que consi<lere usted como muy real
mi concepto: el equilibrio
~ o c i a l
Hay
dos modos prinoipales de conservar
el
equilibrio social,
y
del fracaso
de
uno
de ell0s
o.
de ambos resulta
el
clcscqnilibrio. El
primero
es lá.
socialización ,
que
incluye todos los medios por los
cuales el individuo recién nacido se convierte
c11
una persona social.
P ~ r _ t ~ _ s J . f _ _ e s t ~ _ f 9 . ~ 1 1 i l _ ~ Q n __
sgc,igl
Jªs p ~ r s o n a s
consiste en. la ac]qqi
sí'ci?n c l ~ . . 9 . b : ' . O ~ - - P - ~ ~ ª C : : º - P , t o . r _ J ¡ ¡ ~ _
¡ i _ ~ c , j g _ l ~ s o ~ i ª e . s que
lQ? l<;mA
~ . : ; i [ ( _ _ i : _ o speran. El segundo es el.''Eontrol socia} , por el cual cn
ticiido
fi iclos
10-5
medios
<le
mantener·errlínea
a la
gente
y
por
el
cual e Ja se
mantiene
en línea.
Entiendo por
línea , natural
mente,
tocia acción típicamente esperada y aprobada dentro del
sistema social.
El primer problema del
mantenimiento
<lel equilibrio social es
conseguir que la gente quiera hacer lo que se exige y se espera de
ella.
Si
eso fracasa, el segundo problema es adoptar otros medios
para man tene rla en línea. Las mejores. clasificaciones y definicio
nes ele esos con troles sociales las
ha
dado
Max
Weber, y
yo
tengo
poco
gue
añadir a lo
que
él y algunos otros escritores después
han
dicho tan bien.
Hay un punto
que me
desconcierta un poco: dados ese equili-
brio social y todos los controles
de que
está armado, ¿cómo
es
posi-
l
ble
que
algui.en se salga alguna vez de la línea? No puedo explicar
1
. ·
eso muy bien, es decir,
ele
acuerdo con
mi
Teoría
General
y Siste-
r
mática <lcl sistema social. Y aún
hay
otro punto que no es todo
lo claro
que yo
quisiera:
¿Cómo podré
explicar el cambio social,
es
.
decir, la historia?
En
relación con estos dos problemas, recornicn- \
do gue siempre que se
os
presenten, emprendáis investigaciones
empíricas.
(Hasta
aquí la traducción.)
/
Quizás baste eso.
Desde
luego, podríamos hacer
una
traduc
ción más completa; pero
"más
completa" no significa necesaria
mente
más adecuada , y yo invito al lector a inspeccionar
The
Social System
y a
encontrar
más en
él. Entretanto,
tenemos de-
ante
tres tareas: primera, caracterizar el estilo lógico
de
pensa- .
{¡\
miento
representado
por
la gran teoría; segunda, aclarar cierta con-
t j
fusión genérica en este ejemplo particular; tercera, indicar cómo
plantean
y resuelven la mayor
parte
de los científicos
soi::iales
el
. , ; ~ · 1 -
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
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52
LJ\ GRAN TEOR1J\
Jj problema
del
orden de
Parsons.
l vii
propósito
en
todo esto
es
ayu
dar
a los grandes teóricos a descender de sus inútiles alluras.
2
Entre lós investigadores sociales no hay serias diferencias
entre
quienes observan sin pensar y quienes piensan sin observar; las di
ferencias más
bien
se refieren a
qué
clase
ele
pensamiento, qué cla
s e ~
de observación y
qué
clases de vínculos,
si
es
que hay
alguno,
e:nstcn entre ambas cosas.
La causa
fundamental de
la gran teoría
es
la elección inicial
de
un
nivel
de pensamiento
tan general,
que
quienes lo practiq.uen
no
p u e ~ a n lógicamente. descende r a la observación. Como grandes
teoncos,
nunca
dese1endcn de sus altas generalidades a los proble
mas
que
presentan
sus contextos históricos y estructurales. Esa
falta
ele un sentido
sólido
ele
los verdaderos problemas, es causa de
l
irrealidad tan notoria en sus páginas. U na caracter ística resnl-
, t ~ n t e es la e l ~ b o r a c ~ ó n
ele
distinciones aparentemente arbitrarias y
c1.ertamente, mten 1mables,
que
ni .ªmJ?lían nuestra
comprensión
111 hacen
mas sens1 ble nuestr a expenencia. Esto , a su vez, se revela
con:o.
una
ab.clicación parcialmente organizada del esfuerzo para
defmir
y explicar con sencillez la conducta humana v la socieclacl.
Cuando pensamos en lo
que
representa
una
palabra, tratamos
de
sus aspectos
semánticos; cuando
la consideramos
en
relación
con otras palabras, tratamos
ele
sus características
sintáctícas.
Em
pleo estos términqs taquigrMicos
porque
suministran
un modo
e o ~ ó m i ~ y P.rcciso. para clecir lo siguiente: b gran teoría csLí.
ebna
ele
smtax1s y ciega para
l
semántica.
Quienes
la
prnctiran
no comprenden verdaderamente que cuando
definimos
una
pala
bra
no hacemos
sino invitar a los demás a usarla como querríamos
que
se 1a usase;
que
la finalidad de
la
definición es enfocar
l
argu
mentación sobre el hecho; y que el resultado propio
ele
la
buena
definición es
transformar
la argumentación sobre palabras
en
clcs
acuerdos sobre el
hecho, dejando
así abierta la
argumentación
pi ra
investigaciones posteriores.
Los grandes teóricos están
tan
preocupaclos
con
los sentidos sin
tácticos y tan desentendidos
de
las referencias semánticas, están
1
También
podemos
considerarla
en
relación con quienes ia
usan:
el
as
pecto pragmático, acerca del cual no necesitarnos inquietamos aquí. Son esas
tres
"dimensiones
de significación" las que Charles
l\f
Morris ha sistcmati·
zado
tan claramente
en su útil estudio sobre los
"Fundamentos
de la teoría
de
los signos"', en Intemational Encyclof1edia of U íted Science vol. I, nÚ·
mero
2.
U11ivcrsity
of Chicago
Prcss, 1938.
LA GRAN
TEORfA
53
tan ; í ? i d a m ; n ~ ~
c o n f ~ r i a d o s
en
niveles
tan
altos
de
abstracción,
que
las bpologrns
que mventan
y el trabajo
que
realizan
para
in
ventarlas- más bien parecen
un
árido juego ele conceptos
que un
esfuerzo
para
definir sistemáticamente es decir, de
una manera
clara y
ordenada-
los problemas
que
tienen
delante
y para guiar
nuestros esfuerzos dirigidos a resolverlos.
Una
gran lección
que 1.a
obra
de .los
graneles teóricos pode
mos ~ p r e n d e r ( e s.u s1stematica ausencia, es
que
t < ? _ c . 2 . _ J J _ e . 9 . ~ ' Q Q J
~ ~ - s - ~ ~ ~ ~ ~ C : -
~ . ~ . 2 . . } . D . ~ J D 2
? . . ~ ? ~ - - ~ o n o c c r
en
.
ocl9-?
1 2 ~ P.QrngJi.toL=Y
s e _ r . _ c : ; i _ p ª _ ~ , _ _ e 1 1 _ s g n ~ e c . t 1 c ; _ 1 1 _ c : a ,
de coñ"ffüfüílos- los niveles de abstrae
ª ón - q : l _ < : . _ ~ - ~ - ~ , . ~ q : b , _ a . j § : ? . 9 9 . : . ·La· c.arácT<lad ·¿ ·
¡ ¡ , ~ - y - v e i 1 f r .
Cfei1fi ·
mvel
de
abstracc10n a otr.9 con
fac11Iclad
y claridad
es
señal distin
tiva del pensador imaginativo y sistemático.
En torno de palabras como "capitalismo", o "clase
media"
o
"burocracia", o "minoría del poder", o "democracia
t o t a l i t a r i ~ " ,
hay con frecuencia ~ o n n o t a c i o n e s ~ m b r o l l a d a s y oscuras, y al em
plear
esas palahras dichas connotac1ones
deben
ser
cuidadosamente
vigilac as y .co1;,tro1aclas. A ;ededor de esas Pª ªbras
hay
con fre
cuencia senes compuesta s de hechos y relac10nes, así como fac
tores y observaciones meramente supuestos. También éstos deben
ser cuiclaclosamente clasificados y aclarados en
nuestra
definición
y en nuestro uso.
Para aclarar las dimensiones sintácticas y semánticas de esos
conceptos, debemos conocer la jerarquía de·especificidad
que
corres
ponde
a cada
uno de
ellos, y
tenemos que
ser capaces
de
considerar
todos los niveles
de
esa jerarquía.
Debemos
preguntarnos: ·En-
t
1
" . l " 1 ¿
ene emos
por
cap1ta 1smo , ta
como
vamos a usar esta palabra,
mera.mente hecho de
que
todos los medios
de
producción son de
propiedad pnvada? /? queremos también incluir
en
la palabra la
1 ~ e a ele
tm mer?ado libre como mecanismo
determinante
del pre
cio, de los salarios, de las ganancias? ¿Y en qué
medida
tenemos
derecho a
s u p o n e ~
que,
po; ~ k f i n i c i ó n
la
palabra
implic? asercio
nes acerca del
reg1me11
pohhco y de las instituciones eco"i1ómicas?
J } . 1 . J ? . Q ~ ~ _ o q u _ ~ ~ - s g ~
h ~ b i t o ~
_ 1 1 1 e n ~ < J } E ~
soi:iJ.;:i_s claves
ele}
pensa111ientq
s 1 s t ~ ~ Y . ~ ~ ( ) , J s_u,
ausencia _la
~ . l a y e _ d ~ l f ~ t i c h i s m o
del
concepto.
Qmzas
resulte mas clara la consecuencia de esa ausencia al estt1-
d;ar, más detalladamente,
una gran
confusión del libro de Parsons.
3
Pretendiendo
exponer
"una
teoría sociológica general" los grandes
teóricos exponen en realidad una esfera de conceptos ;le los cuales
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
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5
LA
GRAN J EORIA
están excluidos muchos
rasgos
estructurales de la sociedad humana,
rasgos
reconocidos durante mucho tiempo y ele manera exacta
como fundamentales para comprenderla. Aparentemente, es esto
cosa
deliberada en interés a hacer de
la
ocupación de
los
sociólo
gos un
esfuerzo especializado diferente
del de los
economistas y
los
teóricos políticos.
La
sociología, según Parsons, trata de aquel
aspecto de
la
teoría
de los
sistemas sociales relativo a los fenóme
nos de la institucionalización de
los
tipos de valor-orientación del
sistema social, con
las
condiciones de esa institucionalización; y de
los cambios de los tipos, con
las
condiciones de conformidad con,
y
desviación de, una serie ele dichos tipos, y de los procesos moti
vacionales en cuanto están implicados en ellos .
Traducido y des
cargado de presunción, como debe ser una definición, quiere decir:
Los
sociólogos de
mi
clase gustan <le estudiar lo que las gentes
quieren y acarician. También
nos
gustaría averiguar por qué hay
tal diversidad de valores de ésos y por qué cambian. Cuando en
contramos una serie
más
o menos unitaria
de
valores,
nos
gustaría
averiguar por qué unas gentes
se
acomodan a
ellos
y otras no. (Fin
de la traducción.)
Corno ha observado
Davicl
Lockwood,
2
esa
formulación libra
al
sociólogo de toda incumbencia respecto del poder y de
las
insti
tuciones económicas y políticas. Yo a{m iría más allá. Esa formu
lación, y
en
realidad todn el libro
de
Parsons, trata
m11cho más
de
lo
que
se ha 11amado
tradicionalmente legitimaciones que
de ins
tituciones de cualquier clase.
Se
me fit;ura que
la
consecuencia
es
transformar, por definición, todas las estructuras institucionales
en una especie de
esfera
moral,
o más
exactamente,
en
lo
que
ce
ha
llamado la esfera
del
símbolo .ª Para aclarar este punto,
me gus
taría primero deci'. algo acerca de esa.
s f ~ r a ; d,cspnés
estudiar
supuesta autonorma;
y en
tercer lugar
lncl1car
como
las concepciO
nes
de Parsons hacen extraordinariamente difícil
ni
siquiera plan
tear algunos de los problemas más importailtes de todo análisis de
la estructura social.
Los que ejercen autoridad intentan justificar su dominio sobre
las
instituciones vinculándolo, como
si
fuera una consecuencia ine
vitable, con los símbolos morales en que generalmente
se
cree, con
los
emblemas sagrados, con
las
fórmulas legales. Estos conceptos
1
Parsons,
op. cit.,
p. 552.
2
Véase sn excelente Algunas observaciones sobre
l sistema social , en
The British Journal of Sociology,
vol.
VII,
2 de junio de
19
56.
B
H.
}
Gerth
y
C.
\Vright
Milis:
Character and Social Structure,
lbr-
court,
Br::icc,
Nueva York, 1953, pp. 274-7, del que me estoy valiendo libre
mente en esta sección y en
l
sección
5,
más a b ~ j o .
LA GRAN TEOR1A
55
fundamentales pueden referirse a un dios o a varios dioses,
al
voto
de
la
mayoría'', a la voluntad del pueblo , a la aristocracia del
talento
y
de
la
riqueza ,
al
derecho divino de los reyes , o a
las
supuestas dotes extraordinarias del gobernante mismo.
Los
cientí
ficos
sociales, siguiendo a \Veber, llaman a esos conceptos legiti
maciones , o a
veces
símbolos de justificación .
Diversos pensadores han usado términos diferentes para referir-)
S<;
a ellos:
la
fómrnla política o las grandes supersticiones de
Mosca; el principio de soberanía de Locke; el mito del gobier-
1
o de Sorel;
el
folklore de Thumrnn Amold; las legitimado-,
nes de 'Veber; las representaciones colectivas de Durkheim; las\
ideas dominantes de Marx; la voluntad general de Rousseau; ¡
los símbolos de autoridad
de
Lasswell;
la
ideología de Mann- \
heim; los sentimientos públicos de Spencer: todas estas deno
minaciones Y,,,oJras parecidas atestiguan e l lugar cen,tral de los l
símbolos del'(amgl en el análisis social. ~ ~ ~ - · Y ~ ) )
Análogamcñfe, ~ ~ L . ª n á f ü f a .
P - $ i ~ o l c : i g i ~ 9
•.
e ~ . Q s
símbolos del ·
E ~ E . f ü l i i ; l : t f ; . s .
Gllf ng_o .recurre a
~ l l o s .
privadamente,
se
con
~ r : ~ ~ ~ ~ n J . 1 ' 1 . U ? J : Q p e ~ 1
y
mQ_C2h¡is v e c e s _ ~ : f l
los motivos, que. lleván
1;1J¡is P.erson.as a desempefiardetermin.adºs papeles y sa.ncionan su
representaéí6n.de
ellos. Si,
por ejemplo,
las
instituciones econ6mi
cas
se
jusflficai'l''publicamente en relación con ellos,
las
referencias
al egoísmo pueden ser justificación aceptable de la conducta indi
vidual. Pero, si
se
considera públicamente_ necesario justificar
esas
instituciones desde
el
punto de vista de la confianza y el servicio
públicos , los antiguos motivos y razones egoístas pueden conducir
a sentimientos de culpabilidad, o por lo menos de malestar, entre
los capitalistas.
Las
legitimaciones públicamente eficaces
se
con
vierten con frecuencia, a
su
tiempo, en motivos personales eficaces.
f\hora bien, lo que Parsons y otros grandes teóricos llaman va
lores-orientaciones y estructura normativa
se
refieren principal
mente a
los
símbolos de legitimación del amo. f:ste es, ciertamen
te, asunto importante y útil. Las relaciones de esos símbolos con
la estructura de
las
instituciones cuentan entre los problemas más
importantes
de
la ciencia social. Pero
esos
símbolos' no forman
ninguna esfera autónoma dentro de una sociedad; su significación
social está en su uso para justificar la organizar.i6n del poder y las
situaciones que dentro de ella ocupan los poderosos, o para opo
nerse a ella. Su importancia psicológica está
en el
Lecho de que
se
convierten en
la
base de la adhesión a la estructura del poder o
de
la
oposición a ella.
No podemos suponer meramente que una serie de estos
valo-
_//¡6
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56
LA
GRAN TEORIA
rr_s
o legitimaciones,
deben
prevalecer
por
miedo de
que
una
es
tructura social se divida, ni debemos suponer que una estructura so
cial deba bacerse coherente o unificada por ninguna estructura
normativa parecida.
Ciertamente, : i ~ r , E 9 q ~ Q ~ _ J . . Y P Q . i : 1 ~ I - s . . . m 1 2 l e
mcntc q _ t ~ J g g ? , : _ · · ~ ~ - t _ n 1 < : ; t 1 1 , E ~ - _ 1 . Q I I l
. t i v ~ - -
qlle_
pued_?.: p _ r ~ v a ~ - ~ ~ ~ a ,
cñ11lngún
s e r i i d ( ) " - ª ~ J ~ __ ? l ; I ~ . ª - ' - - - - ~ ~ t ~ 1 : ? i - 1 ª . : De h e c ~ o , para las
socTéOad·es
Oécidentales contemporaneas
y en
particular para
los Estados Unidos-
hay
muchos indicios
de que
lo más
c i e r ~ o
es
lo contrario de cada uno de esos supuestos. Con frecuencia
-aunque no en
los Estados Unidos a partir de la segunda
Guerra
Mundial- hay
símbolos de oposición
muy bien
organizados que
se emplean para justificar m o v i m i ~ n t ~ s
insurge1_1les
y d e p ~ n . e r a las
autoridades gobernantes. La contmmdad del SIStema pohbco nor
t(;americano
es absolutamente
única,
habiendo
sido
amenazada por
]a violencia interior sólo una vez en su historia. Este hecho quizás
figure entre los que
han
inducido a error a Parsons en su concepto
de la estruc tura normativa del valor-orientación .
Los gobiernos .no tienen necesari amente, como creía Emer
son, su origen en la identidad moral de los
hombres .
~ r e e r
eso
es
confundir sus legitimaciones con sus causas.
Con
la
misma fre
cuencia, o hasta con mayor frecuencia,
1 ~ ~ - i 1 . ~ 1 _ i _ ? a ~ e - ~ - - ~ ~ a l e s
ql]e_
t ~ a t 6 n d e ~ ü ~
1 ~ ~ - ~ ¿ ~ ~ ~ i i ~ ñ · f ~ - r ; ~ & ~ ~ J ~ i ~ f e ; ~ 6 - ~ c ; ~ ; l f i a ° J ~ E J ~ 1 x 1 ~
to, y aun imponen,
sus_
s_ímpol9s del § ~ ~ ( ) : ,
, .
· '
Hace
unos cien años, este tema fue fruct1feramcnte estucha-
do
en
relación con los supuestos de quienes creen que las esferas
del símbolo son aútónomas y que esos valores pueden en verdad
dominar la historia: Los símbolos que justifican una autoridad son
independientes de las personas reales o de los sectores que la ejer
cen.
Entonces
se cree
que
las ideas , no los sectores ni las per
sonas
que
las usan, son las
que
gobiernan. A fin de prestar
con-
tinuidad a la sucesión de esos símbolos, se los presenta como
relacionados en cierto modo el uno con el otro. Así,, los símbolos
parecen auto-determinantes . Para
hacer
más plausible -ssta cu
riosa noción, con frecuencia se personal izan los símbolos y se
]es supone conscientes de sí mismos_ .
~ n , ~ o n c e s
se les puede_ con
cebir como los conceptos de la h1stona o como una sene de
filósofos cuyo pensam iento determ ina la dinámi ca institucional.
O, podemos aíiadir, puede convertirse en
un
fetiche el concepto
del orden normativo . Desde luego,
yo
acabo de parafrasear a
Marx
y Engels
cuando hablan
de Hegel.1
1
Véase Karl Marx
y
Friedrich Engels: La
ídeologÍll alemana
Intemational
Publishcrs,
Nueva
York, 1939,
pp.
42 ss
LA
GRAN TEORIA
57
A menos que justifiquen las instituciones y muevan a las per
sonasarepresen
Ear papeles-íñslífo'ciü-ñales;·--¡¡lüs' vafores;¡
·¿¿ una
= = i · ~ ......
----·------
S O < : . _ ~ _ u a u a _ ~
r , i _ g ~ ~ -
~ ~ ~ L ~ ~ - l 1 . Y . J . 1 . : 1 1 . P ( ) E t ª 1 ~ 1 1 - . diversos medios priva-
~ ~ - i . Fiistórica
X - ~ ~ ~ ? . ] . ? . g ~ ~ _ a , 1 1 ~ e r _ i e
__
sgr i
i n s i g r i " í f i c - i l i - i t ~ s : Hay; na
tu- -
ralmel'ifC,-
una
acción recíproca
entre Jos
sí1nb0fos )üstif.icativós, las
autoridades institucionales y las personas que obedecen. A veces
no
titubearíamos
en
asignar
un
papel causal a los.símbolos del amo;
pero
no
debemos emplear mal la idea
como
la
teoría del orden
social ni de la unidad de la sociedad.
Hay
mejores modos de inter
pretar
una unidad , como
en
breve veremos, modos
que
son más
útiles para la formulación de problemas importantes de la estruc
tura social y más cercanos a Jos materiales observables.
Hasta donde
nos interesen los valores comunes , lo mejor
e;--:1
formar nuestro concepto
ele
ellos examinando las legitímaciones
de cada orden institucional en toda estructura social dada, y no
empezar
intentando primero entenderlos y a su lnz explicar la \
composición y la unidad de la sociedad.
1
Podemos hablar, supongo
1
yo, de valores comnnes cuando una gran proporción de los indi- -
viduos de
un
orden institucional aceptan esas legitimaciones del
or<lcn,
cuando
tales legitimaciones son las condiciones con
que
se
exige, con buen éxito, obediencia, o por lo menos se obtiene Ja
anuencia. Esos símbolos se emplean entonces para definir las
si
tuaciones a que hay que hacer frente en diversos papeles y como
patrones para las valuaciones de jefes
y
secuaces. Las estructuras
sociales que despliegan símbolos univers'ales y centrales son natu·
ralmente
tipos extremos y puros .
En
el otro extremo de la escala hay sociedades en que
nn
con
junto predominante de instituciones controla a toda la sociedad v
sobrcimpone sus valores por la violencia y la amenaza de la
v i o l e ~
cia.
Esto no
tiene por
qué
implicar
ninguna
quiebra de la estruc
tura
social,
porque
los hombres
pueden
ser eficazmente condicio
nados por la disciplina formal; y en ocasiones, a menos que acepten
las exigencias institucionales de disciplina, pueden no tener opor
tunidad
de
ganarse la vida.
Un buen cajista empleado por un periódico reaccionario, por ejem
plo, puede, para ganarse
la
vida
y
conservar su empleo, someterse a
las
exigencias disciplinarias ele su patrono. En su intimidad, y fuera del
taller, puede ser un agitador radical. Muchos socialistas alemanes con-
1 Para
una
exposición detallada
y
empírica de los valores
que
los hom
hres de
n e g ~ i o s
norteameric_anos, por ejei_nplo,
tratan
de promulgar, véase
S11tton, Hams, Kaysen
y Tobm:
The mencan
Business Creed
Harvard Uni
versity Prcss,
Cambridge,
Mass., 1956.
J11
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
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58
LA GRAN TEORfA
sintieron en convertirse en soldados perfectamente disciplinados bajo
las
banderas del Kaiser, no obstante que
sus
valores subjetivos eran los
del
marxismo re\'olucionario. Hav mucha distancia de los símbolos a
la conducta y viceversa,
y
no
tod; unidad se basa en símbolos.
1
Sciialar ese conflicto de valores no
es
negar la fuerza de las
con
gruencias racionales . La discrepancia entre las palabras y los he
chos
es
con frecuencia característica; pero
también
lo
es
la luch::t
por la consecuencia. Qué
es
lo que predomina en una sociedad da da
no puede decidirse
a priori
a base de la naturaleza humana , ni
de los principios de la sociología , ni por el fiat de la gran teoría.
Podemos imaginar muy bien un tipo puro de sociedad, una es-
tructura social perfectamente disciplinada, en la que los hombres
dominados no pueden, por diversas razones, renunciar a sus pape
les prescritos, pero no compartir, sin embargo, ninguno de los valo
res del dominador, y en consecuencia no creer <le
ningún modo
en
la legitimidad del orden. Sería como un barco tripulado
por
for
zados a galeras, en el que el disciplinado movimiento de los remos
reduce a los remeros a engranajes de una máquina, y rara vez es
necesaria la violencia del cómitre. Los forzados ni siquiera necesi
tan saber el rumbo del barco, aunque cada giro de la proa evoca
la cólera del amo, único hombre a bordo que puede m r ~ r ade
lante. Pero quizás empiezo yo a describir más bien que a imaginar.
Entre
estos dos tipos un sistema
de
valores
comunes
y
una
disciplina
sobreimpuesta-
hay numerosas formas de integración
social .
La
mayor parte de las sociedades occidentales han incor
porado muchos valores-orientaciones divergentes; sus unidad es
comprenden
mezclas diversas. de legitimación y coerción. Y eso,
naturalmente, puede decirse de todo orden institucional, no sólo
del político y
el
económico.
Un
padre, puede
imponer
sus exigen
cias a su familia con la amenaza de deshei;_edarla, o usando la vio
lencia que le permita el orden político. Aún en pequeños grupos
consagrados, como las familias, no
es
en absoluto necesaria la uni
dad de valores comunes : la desconfianza y el odio pueden ser
las cosas necesarias para mantener unida a una familia amante.
También una sociedad puede, naturalmente, florecer de un modo
absolutamente satisfactorio sin esa estructura normativa que los
grandes teóricos creen universal.
No
deseo exponer aquí ninguna solución del problema del or
den, sino simplemente suscitar preguntas. Porque
si
no podemos
hacer
eso, debemos, como lo exige el
fíat
de una
definición total-
1 Gerth y Mills, op
cit
p. 30.
LA
GRAN TEORfA
59
mente arbitraria,
su Joner
la estructura normativa que Parsons
imagina ser
el
corazón del sistema social .
4
El poder , tal como ahora se usa generalmente esta palabra en la
ciencia social, se relaciona con cualquier decisión que los hombres
tomen en relación con las organizaciones bajo las cuales viven,
y
en relación con los acontecimientos que forman la historia de su
tiempo. Ocurren acontecimientos que caen fuera de toda decisión
humana; y los dispositivos sociales cambian sin necesidad de
una
decisión explícita. Pero en cuan to se toman decisiones (y en cuan
to podrían no tomarse)
el
problema de quién las toma (o no las
toma) es el problema fundamental del poder.
No
podemos suponer actualmente que los hombres deben, en
última instancia, ser gobernados con su propia, anuencia. ~ ~ D - t : ~ J Q ~
medios de poder que ahgra p r : ~ v e } e G _ r n
•.•
.
S .L
p q ~ l e r Ge g ~ ] m i n i ~ ,
: a T i . . l . ¡ ) i i i R . u l á { . f ü . ' . ª ' f u i i ~ § . . . < ? S ? l l G _ Ü . _de Jos hombres. Que no conoz
camos los límites de ese poder
y
que esperemos
que
tenga lími
tes-
no invalida
el
hecho de que hoy- se emplea con buen éxito
mucho poder sin
la
sanción de la razón ni de la conciencia del
que
obedece.
Seguramente en nuestro tiempo no necesitamos discutir que,
en definitiva,
l ~ ó n ~ 1 J . f l . . f Q r I I E L " c l . d i n i t i Y a ' . ~ ..de.L1mdf.1, . Pero
entonces de nmgt'.m modo estamos constantemente en esa última
instancia. Al lado de la coacción hay que tener también en cuenta
la autoridad el poder justificado por las creencias del obediente
voluntario) y la manipulación (el poder esgrimido sin que lo ad
vierta
el impotente).
En realidad, los tres tipos deben tenerse
en
cuenta constantemente
al pensar en
la
naturaleza del poder.
Creo que debemos tener presente
que
en el
mundo
moderno
el poder no es, con frecuencia, tan autoritario como parece haberlo
sido en
la
época medieval;
ya
no parecen tan necesarias las j u s t i f i ~
caciones de los gobernantes para ejercer su poder. Por lo menos,
para muchas de las decisiones de nuestro tiempo -especialmente
las de carácter internacional- no ha sido necesaria la persua
sión de las masas; el hecho es, sencillamente, un hecho consu
mado. Además, las ideologías que están a disposición de los pode
rosos, muchas veces no son admitidas ni empleadas por ellos. Por
lo general
l a ~
ideologías Slllgcn como respuesta a una deposición
efectiva del poder; en los Estados Unidos
esa
oposición no ha sido
suficientemente eficaz para crear l sentimiento de que son nece
sarias nue\'as idcclogías relativas al gobierno.
Í
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
http://slidepdf.com/reader/full/mille-la-imaginacion-sociologica 9/12
60
LA GRAN
TEORfA
En
la actualidad, desde luego,
mucha
gente que se
ha librado
de
las obediencias predominantes, no se
ha
obligado a otras nue
vas, y así no presta la menor atención a ninguna clase de asuntos
políticos.
No
son ni radicales ni reaccionarios. Son "inacciona
rios". Si aceptamos la definición griega del idiota como un hombre
absolutamente
reservado o particular, debemos concluir
que
mu
chos individuos de muchas sociedades son verdaderos idiotas.
Esta
y
uso
la
palabra con cuidado- situación espiritual
me.
parece
Ja clave
de
aran
parte
del malestar
que
prevalece
entre
los mtelec
tuales polítf::os y
de mucha de
la perplejidad política de la socie
dad contemporánea.
1 ¿ _ _ ' . ~ c : . _ ( ) 1 1 . v i c c _ i ó _ l ' ' _ i 1 1 t e l e ~ ~ p a l
y
~ ~ ~ ~ r e _ e n c i é l "
moral no son
n e c ~ s ; i r i . i : L " . n l o ~ .
g o b e r n ~ f t e s
111
en
J . 9 J , . , . . g Q J ; i ~ ~ . n a d o s .
· Jara
que perdure y a.un_ florezca
una
estructura_
de
p o , < ; l ~ . L P.or lo
qiíe respecta al papel de las ideologías, la f r e c u e n t ~ ausencia ele
legitimación persuasiva y el predomin'.o.
de
la apatía de la
ma_sa
·- - seguramente son dos
de
los hechos pohbcos centrales en las socie
dades occidentales
de
hoy.
~ \ t . •
En
el curso de toda investigación
importante
se presentan mu
chos problemas a quienes
sustentan
acerca del
poder
la
opinión
que
yo
he
venido sugiriendo. Pero no nos ayudan nada los des
orientadores supuestos de Parsons, quien simplemente supone
que
hay, probablemente
en
toda sociedad, la "jerarquía de valores"
que
él imagina.
Por
otra parte, sus implicaciones dificultan siste
máticamente
la clara formulación de problemas importantes.
Para
aceptar
su sistema nos vemos obligados a
eliminar
del cua
dro los hechos de
poder
y, en realidad, de todas las estructuras
institucionales, en
particular
la económica, la política
y
la militar.
En esa curiosa "teoría general" no tienen lugar esas estructuras de
dominio.
En las condiciones c¡ue nos ofrece, no podemos formular ade
cuadamente
1a cuestión empírica de la medida en que,
y
de
qué
manera, son legitimadas las instituciones en cualquier caso dado.
La idea
que
expone del orden normativo, y el modo. como la
manejan los grandes teóricos, nos lleva a
suponer
que, vntualmen
tc, está legitimado
todo
poder.
En
realidad:
que
en el sistema
social, "la conservación
de
la complementariedad de los papeles-ex
pectativas,
una
vez
e s t a ~ ) ] e c i d a ,
no
es
problemática
. . . . se n e ~ e -
silan mecamsmos especiales para explicar la conservac10n de la m
tcracción-orien tación complemcn ta ria" .
1
En
esas condiciones no puede formularse eficazmente
la
idea
Pa1sons, o/J, cít
p. 205,
LA GRAN TEORfA
61
de
conflicto.
L o ~ 1 t a g _ ~ m i s m o s E l ~ c l ' : @ J . ~ . s . _ J ~
s
,r<:;peli_c;n1s:.s.. . l ]
g _ ~ a . 1 _
~ c a l a ~
< i . S . _ 1 5 _ ~ _ 0 ~ ~ ~ 2 2 . ~ ~ - ' . 1 º .__P_l _eden_ 1-Umfl:gin.:me. Realmente, se
s·uporie que "el
s _ i _ s _ ~ g m . ~ : ~
...JH1ª
y z
establecido, no sólo es estable,
sirio intrínsecajñ'errtir-a:rmonioso; CTi-su-l¡:nguaje,
l a . s . . P ~ ~ t ~ ~ _ r p ~ c i 9 r i . ~ s
t i e n e 1 2 5 J . l ) . ~ .. . e ( "introducidas en
el
s i s t e m a ' ~ . 1
La
idea
expuesta del
orélcñ
normativc:nws-lleva-.a suponeF-una especie de
armonía de
in
tereses como característica
natural de
toda sociedad; tal
como aquí
aparece, esta idea
tiene tanto de
ancla metafísica
como
lo tuvo la
idea ahsolutamente análoga del orden natural entre los filósofos
del siglo xvm.
2
]
La eliminación mágica del conflicto y la maravillosa consecución º
de
la armonía alejan
ele
esta
teoría'
"sistemática"
y
"general" las
posibilidades
de tratar
el --cambio social, la histori a.
No
sólo
no
encuentran lugar en las estructuras sociales
normativamente
crea-
das de los grandes teóricos la
"conducta
colectiva" de masas aterro
rizadas
y de
multitudes,
muchedumbres
y movimientos provocados
de que
tan lleno está
nuestro
t iempo-, sino
que
toda idea siste
mática de cómo sucede la historia,
de
su
mecánica y procesos, son
inasequibles para la gran teoría,
y
en consecuencia, cree Parsons,
para la ciencia social.
"Cuando
esa teoría sea asequible
habrá
lle-
gado el milenio para la ciencia social. Eso no ocurriría en nuestro
tiempo y muy
probablemente
no ocurrirá nunca".
3
f:sta es, cierta
mente, una afirmación extraordinariamente vaga.
Virtualmente, no
puede
formularse
claramente
ningún proble
ma de importancia
que
se
plantee
en los términos de la gran teoría.
Peor
~ ú n :
, w . _ e n u r : _ s i ~ g g _ ~ r a _ e ~ n . : i t ~ ~ h < l ~ ~ : ; _ . e c e s e J J a . ~ ~ r r , d ~
\ l , a l g ~ ~ ~ j o ~ n c s
Y . . J ~ _ s _ t _ a . _ Q ~ ~ e d ª - 6 con p ~ l < i J r e 1 s paras. tas. Es d1f1c1l,
por
e¡emplo,
"Imaginar
ésfi erzo más útil
que
el de analizar la sociedad norte
americana en relación con
"el tipo
de valor"
de
"realización uni
versalista" sin mencionar la naturaleza, el sentido y las formas
cambiarites de sucesos característicos del capitalismo contemporá
neo, y la estructura
cambiante
del capitalismo mismo; o de anali
zar
la estratificación
de
los Estados
Unidos
en relación
con
"el
sistema
dominante de
valores" sin tener en cuenta las conocidas
estadísticas
de
posibilidades
de
vida basadas
en
los niveles
d12
la
propiedad y del ingreso.
4
1
bid.,
p. 262.
2
Cf. Car Becker:
The Heavenly Cíty;
y Lewis A. Coser:
Conflíct
The
Free Prcss, Glencoe, Illinois, 19 56.
3
Parsons,
tomado de "Sorne
ohscnations
on
S 1 · s t c 1 n ~ t i c
Thcon,
¡
94:;.
1955", de Alvin W. Gouldner, en Sociology n the UniteJ States of America
UNESCO,
París, 1956, p, 40.
4 Cf. Lockwood, op, cit
p,
138.
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
http://slidepdf.com/reader/full/mille-la-imaginacion-sociologica 10/12
i]
62
LA GRAN TEORÍA
No creo excesivo decir
que en
b medida en que los problemas
son tratados realistamente
por
los grandes teóricos, son tratados
en
términos
que
no
encuentran
lugar
en
la gran teoría y muchas veces
son contradictorios con ella.
Verdaderamente
-ha observado
1\lvin
Gouldner-, la
medida
en
que
los esfuerzos
de
Parsons en
el
análisis teórico y empírico del cambio le llevan
súbitamente
a
admitir
todo
un
cuerpo de conceptos y supuestos marxistas,
no es
sino desconcertante. . .
Casi
parece
como
si se llevasen dos series
de libros,
una
para el análisis del equilibrio y otra para
la
investi
gación del cambio''.
1
Gouldner observa después cómo en
el
caso
de
la
Alemania
vencida, Parsons recomienda atacar a los ;unkers
or la base,
como un
caso
de
privilegio exclusivo
de
clase", y
naliza el servicio civil en relación con la base clasista del rcclu
tamien
to .
En
suma,
toda
la estructura económica y
de
ocupaCÍO··
\ - , es -concebida en términos absolutamente marxistas, no en tér-
minos
de
la estructura
normativa
proyectada
por
la
gran
tcoría
urge de
pronto
ante la vista. Esto
mantiene
en uno la esperanza
e
que
los graneles teóricos no hayan perdido todo contacto con la
calidad histórica.
5
Vuelvo
ahora al
p ~ o b l e m deLmden,
que,
en
una verswn
más
bien
hobbesiana,
p a r e ~
_ S ~ e_L_Eroblema más
importante del_
i-
b ~ ~ r S C 2 _ ~ S Es posible tratarlocon·' Yrevedad-porque-ha-Sído
refinado
en
el curso del desarrollo
de
la ciencia social
y en su
formulación más útil, puede llamarse ahora el problema
de
l inte
gración social. Requiere, desde luego, un concepto básico
de
la
estructura social y del cambio histórico. Creo que, a diferencia
de
los grandes teóricos, la mayor
parte'de
los investigadores socia
les darían contestaciones parecidas a l siguiente:
Ante todo,
no hay
una respuesta para esta pregunta: ¿Qué
mantiene
unida a una estrnctura social? No hay una respuesta,
porque
las estructuras sociales difieren
profundamente en
el grado
y
tipo de
unidad.
De
hecho, se conciben
útilmente
tipos
ele
estruc
tura
social en relación con los diferentes modos
de
integración.
Cuando
descendemos del
plano ele
la gran teoría a las realidades
histório;is, advertimos
inmediatamente
la inutilidad de sus con
ceptos monolíticos.
Con e11os no
podemos pensar acerca
de
la di
versidad
humana,
acerca
de
la Alemania nazi
de
1936, de la Espar
ta
del siglo
vn
a. c., de los Estados Unidos de 1836, del Japón
de
1 Gouldner, op. cit. p. 41.
LA
GRAN TEORÍA
63
1866, de l Gran
Bretaña
en 1950,
de
Roma
en
tiempos
ele
Dio
cleciano. Sólo el
enumerar
esta diversidad
seguramente es
sugerir
que
lo
que pueden tener
en
común
esas sociedades
hay que
des
cubrirlo
mediante
un examen
empírico. Predicar algo más allá
de
las fórmulas vacías acerca del alcance histórico
de
la estructura
sodal,
'es desconocer
uno
su propia capacidad para
hablar
de
todo
lo
que
significa el trabajo
de
investigación social.
Puede uno
concebir
útilmente
tipos de estructura social
en
relación
con
órdenes institucionales
como
la política
y la
del
pa·
rentesco, la militar y
la
económica, y la religiosa. Habiendo defi
nido
cada
una de
e11as
de
tal
manera que le permita
distinguir
sus contornos en una sociedad histórica dada, se pregunta uno
cómo
se relaciona
con
las demás cada
una de
ellas, cómo, en
suma, se
coordinan en una
estructur a social. Las respuestas son
cómodamente
presentadas
como una
serie
de
"modelos-guías"
que
se
emplean
para
que
conozcamos mejor, examinar sociedades
específicas en tiempos específicos, los vínculos
que
las
mantie
nen unidas".
Puede
imaginarse
uno de
esos modelos
en
rebción
con el fun
cionamiento en cada orden institucional de un principio estruc
tural
análogo. Piénsese,
por
ejemplo, en los Estados U nidos
de
Tocqueville.
En
aquella sociedad liberal clásica se considera autó-
nomo
cada orden
de
instituciones y libre de toda coordinación
con los demás.
En
la economía rige el -
laissez faire; en
l esfera
religiosa
compiten en
el mercado
de la
salvación diversidad
de
sectas e iglesias; las instituciones del parentesco se
levantan
sobre
un mercado de matrimonios,
donde
los individuos se eligen el uno
al otro. No
un hombre hecho por la
familia, sino un
hombre
he
cho
por
sí mismo,
toma
el
ascendiente en
la esfera
de
la posición
social.
En
el
orden
político, los partidos
compiten por
los votos
de
los individuos;
hasta en la
zona
militar es grande
la
libertad
para el
reclutamiento de
las milicias
de
los Estados, y
en sentido
lato
-sentido
muy
importante-
un
hombre significa
un
rifle. El
principio
de
integración -que es
también
la legitimación básica
<le
esa
sociedad-· es
el ascendiente,
dentro de
cada
orden de
ins
tituciones, de la
libertad ele
iniciativa
de
hombres
independientes
en
competencia unos con otros. En el hecho de esa reciproci
dad
es
donde podemos comprender
el
modo
como se unifica
una
sociedad liberal Clásica.
Pero esa "reciprocidad" es sólo un tipo, sólo
una
respuesta al
problema
del orden . Hay otros tipos de unidad. La Alemania
nazi,
por
ejemplo, estaba
unida por
"coordinación".
El
modelo
general
puede
exponerse
en
los términos siguientes:
Dentro
del
./SO
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
http://slidepdf.com/reader/full/mille-la-imaginacion-sociologica 11/12
64
LA GRAN
TEORíA
orden económico, las instituciones están altamente centralizadas;
unas pocas grandes unidades controlan más o menos todas las
operaciones.
Dentro
del orden político, la fragmentación es ma
yor: compiten muchos partidos por influir en el Estado, pero
ninguno de ellos es
bastante
poderoso para controlar las o ~ s e -
cuencias de la concentración económica, una de las cuales - jun
tamente
con otros
factores- es
la pérdida de actividad.
El
movi
miento nazi explotó con éxito la desesperación de las masas, espe
cialmente la de la clase media baja, ante la baja económica y puso
en estrecha relación los órdenes político, militar y económico. Un
solo partido monopoliza y rehace el orden político, aboliendo o
amalgamando todos los otros partidos que pueden competir
por
el poder. Para hacer esto, es preciso que el partido nazi encuentre
puntos de interés coincidentes con los monopolios del orden eco
nómico así como con ciertas minorías del orden militar.
En
esos
órdenes principales se produce, primero, la correspondiente con
centración del poder; después cada uno de ellos coincide
y
coope
ra en la toma del poder. El ejército del presidente
Hindenburg
no tiene interés en defender la República de
Weimar
ni en aplas
tar las columnas en márcha de un partido popular belicoso. Los
círculos de los grandes negocios están dispuestos a dar ayuda
fi-
nanciera al partido nazi, que,
entre
otras cosas,
promete
aplastar
el
movimi ento obrero. Y los tres tipos de minorías se unen en
una coalición, no siempre cómoda, para conservar el poder en sus
respectivos órdenes y coordinar el resto de la sociedad. Los par
tidos políticos ri\'áles o son suprimidos o declarados ilegales, o
se disuelven volunt ariamente. Las instituciones de parentesco y
religiosas, así como todas las organizaciones
que
existen dentro
de todos los órdenes o entre ellos, son infiltradas por el partido
nazi
y
coordinadas, o por lo menos neutralizadas.
El
Estado-partido totalitario
es
el medio por el cual los altos
agentes de cada uno de los tres órdenes predominantes se coordi
nan entre sí y coordinan otros órdenes institucionales. Se con
vierte en l armazón general
de
la organización
que impone
objetivos a todos los órdenes institucionales, en vez de limitarse
a garantizar el gobierno de
1a
ley .
El
partido sf extiende, bus
cando
por
toda§ partes auxiliarías y afiliaciones . Las disuelve
o se infiltra en ellas, y en cualquier caso llega a controlar todos
los tipos de organizaciones, incluida la familia.
Las esferas-símbolo de todas las instituciones son clominadas
por
el partido.
Con
1a
excepción parcial del orden religioso, no
se permiten pretensiones rivales a la legitimidad. Hay un mono
polio de partido de comunicaciones formales, incluidas las insti-
LA GRAN
TEORIA
65
tucioncs educativas. Todos los símbolos son refundidos para
for-
mar la legitimación fundamental de la sociedad coordinada. El
principio de la jefatura absoluta y mágica (gobierno carismático)
en una jerarquía estricta
es
ampliamente promulgado
en
una
s-
tructura social
que
en gran
m e d i ~ l
se
mantiene
unida por la ac
ción de una red de pandillas.
Pero seguramente basta eso para hacer evidente lo
que
yo con
sidero cosa obvia:
que
no hay gran teoría , ningún sistema uni··
versal de acuerdo con el cual podamos entender la unidad de
Ja
estructura social, ninguna respuesta al viejo y cansado problema
del orden social, tomado en general.
El
trabajo útil sobre esos
problemas procede de acuerdo con una variedad de modelos-guía
que yo he esbozado aquí, y esos modelos se usarán en estrecha
y
empírica conexión con una serie de estructuras sociales
tanto
históricas como contemporáneas.
Es
importante
comprender
que
tales modos
de·
integración
pueden concebirse también como modelos-guía de cambio histó
rico. Si,
por
ejemplo, observamos
Ja
sociedad norteamericana en
los tiempos de Tocqueville y a mediados del siglo xx, vemos de
un
golpe
que
el
modo
como la estructura del siglo
XIX
se man
tiene unida es totalmente distinto de sus modos corrientes ele
integración. Nos preguntamos: ¿Cómo ha cambiado cada
uno
de sus órdenes institucionales? ¿Cuáles han sido Jos tempi las
proporciones de la variación en que esos cambios estrncturales
han
ocurrido? Y, en cada caso, ¿cuáles han sido las causas nece
sarias y eficientes de esos cambios? Por lo
común,
naturalmente,
la investigación de la causa suficiente exige
por
lo menos algún
trabajo de carácter comparativo e histéirico.
De
una manera ge-
neral, podemos resumir ese análisis del cambio social, y formular
así más económicamente una serie de grandes problemas indican
do que
los cambios
han
sido consecuencia del paso
de un
modo
de integración a otro.
Por
ejemplo,
el
último siglo de
la historia de los Estados Unidos muestra una transición de una
estructura social ampliamente integrada por correspondencia a
otra
mucho
más sometida a coordinación.
El
problema general de una teoría de la historia no puede
se-
pararse del problema general de una teoría de la estructura social.
Creo
que
es obvio
que en
sus estudios propiamente dichos, los
Franz Neumann: Behemoth Nueva York, Oxford, 1942; es un modelo
verdaderamente espléndido de lo que debe ser
el
análisis estructural de una
sociedad histórica. Para
la
exposición dada arriba, véase Gerth y Mills, op
cit.
pp.
363
SS.
/5J
7/25/2019 Mille - La Imaginacion Sociologica
http://slidepdf.com/reader/full/mille-la-imaginacion-sociologica 12/12
66 LA GRAN TEORfA
investigadores sociales no experimentan grandes dificultades teó
ricas para comprender arnbos problemas de una manera unifica
da. Quizá se deba a
eso
que un ehemoth vale, para la ciencia
social, veinte
Social Systems.
Desde luego, no presento estos puntos en un esfuerzo para
hacer un enunciado definitivo de los problemas del orden y del
cambio, es decir, de
la
estructura social
y
de
la
historia. Lo hago
meramente para sugerir un esbozo de dichos problemas e indicar
algo del tipo de trabajo que
se
ha hecho acerca de ellos. Quizás
estas observaciones sean también útiles para hacer más específico
un aspecto de la promesa de la ciencia social.
Y,
desde luego, las
he expuesto aquí para indicar cuán inadecuadamente han tra
tado
los
grandes teóricos un problema fundamental
ele
la ciencia
social.
En
The Social System Parsons no ha podido descender al
trabajo de la ciencia social porque está poseído por la idea ele
que el modelo de orden social que él ha construido es una especie
de modelo universal, porque, en realidad ha convertido en feti
ches sus conceptos. ~ - . 9 . . ~ - - ~ s "sistemático" en _esta grn1Lteoúa
particular es
el
modo como defa-afrás ·todo p r 9 ~ 1 c m a e ~ p e c : _ í f i f º - - ~
y errrp f1c0.-·No-·sc la formula para enunciar -de manera más prc
cisa'c)·nrás adecuada cualquier problema nuevo de reconocida im
portancia. No ha nacido de
la
necesidad de volar alto durante
algún tiempo a fin de ver algo del mundo social más claramente,
para resolver algún problema que pueda formularse en términos
de la realidad histórica en que los hombres y las instituciones
< l ~ s a r r o l l a n
su existencia. Su
p r o ~ ~ m ~ ~ - - ~ : l _ E . Y . t : . c l o r , i _ a ~ u s
solu
ciones son s:xhemadamenie
Econcos.
·
.
_. _ _ ~
La retirada al trabajo sistemático sobre_ concepciones sería sólo
un momento formal dentro del trabajo de la ciencia social. Es
útil recordar que en Alemania el rendimiento ele ese trabajo for
mal no tardó en ser orientado hacia un uso enciclopédico e histó
rico. Ese uso, presidido por el ethos de Max Weber, fue el clímax
<le
la tradición clásica alemana.
En
parte muy importante, lo
hizo posible un cuerpo de trabajo sociológico en que las concep
ciones generales acerca de la sociedad iban estrechamente unidas
a la exposición histórica. El marxismo clásico ha sido fundamen
tal para el desarrollo de la sociología contemporánea. Max
Weber, corno muchos otros sociólogos, desarrolló gran parte de
su obra en diálogo con Karl Marx. Pero hay que reconocer siem
pre la amnesia del erudito norteamericano.
En
la gran teoría nos
LA GR \N TEORÍA
67
hallarnos ahora delante de otra retirada formalista y, una vez más,
lo
que propiamente es sólo una pausa parece haberse hecho per
manente.
Como dicen en Espaiia, "son muchos los que barajan
las
cartas
y
no pueden jugar".
1
1
Debe
resultar evidente
que
la opini6n particular acerca de la sociedad
que es posible extraer del texto de Parsons es más bien para un uso ideoló
gico directo; tradicionalmente, esa opinión
ha
sido a s o c i a c ~ a
• naturalmente
a
los estilos conservadores <le pensarrucn to. Los grandes teon cos
no han
des·
ccndido con frecuencia a la palestra política;
no han admitido
con frecuen
cia, ciertamente,
que
sus problemas caen
dentro
de los contextos políticos
de
la
sociedad
contemporánea.
Pero eso, natmalmcute
no
exime a su
obra de
un
significado i4eológico.
No
estu_diaré a P a r s 0 1 ~ s
en
este aspecto,
porque el
significado político de The Social System esta
tan
cerca. de su
superficie,
cuando
se l traduce a d c c u a d a m c ~ t e que no creo
n ~ c ~ s a r w
acla
rarlo. La gran teoría
no
representa ahora
nmgun
papel burocrat1co d_1recto,
y coino
he
observado, su falta de inteligibilidad limita el favor público de
que pudiera disfrutar.
Esto
puede, desde luego,_ convertirse en una
partida
positiva: su oscuridad le da
un
gran p o t e ~ c i a ~ 1dcológ1co. . _
El sentido ideológico de la gran te<ma tiende fuertemente a leg1t1mar
]as formas permanentes de dominio. Pero únicamente sí _ s ~ s c i t ~ s e entre_ los
grupos conservadores una necesidad
mucl_1?
mayor de
~ e p 1 t ~ m a c 1 o n e s .
r e f m ~
clas, podría la gran teoría tener la probabilidad de adqumr ;mportancia poh;
tica.
Empecé
este capítulo con una
pregunta:
La gr?n
leona
tal. como esta
representada en Tlze Social S y ~ · t e 1 , n , ¿es pura palabrena, o es tamb1éi; profun
da? A esa pregunta cont esto: Solo en
el
50_
por
ciento es palabrena;
el 40
por
ciento es sociología muy conocida ?e libro de .texto.
otro
10 por
cíen to, co mo p odría d ecir Parsons, n:e m c l u ~ o
ª dqarlo _ a b 1 e r t ~
a. vuestras
propias investigaciones empíricas. Mis p r o p ~ a s mv?stigac1?ncs md1can
que
ese 10 por ciento restante
es
de un us. 1deológ1co posib le, aunque más
bien
vago.