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Juan Silvestre Aranda Barradas

Mimesis y metamorfosis en el acto de leer

Innovación Educativa, vol. 9, núm. 49, octubre-diciembre, 2009, pp. 5-9,

Instituto Politécnico Nacional

México

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Innovación Educativa,

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Instituto Politécnico Nacional

México

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5Innovación Educativa, vol. 9 núm. 49 • octubre-diciembre

Mimesis y metamorfosis en el acto de leer

Mimesis and metamorphosis in the act of reading

* Doctor y maestro en ingeniería de procesos por la Ecole Nationale Supérieure d’Ingénieurs de Génie Chimique, Institut National Polytechnique de Toulouse, France, ingeniero en biotecnología por la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (UPIBI), IPN, México. Actualmente es profesor-investigador en el Departamento de Bioingeniería y Sección de Estudios de Posgrado e Investigación en UPIBI, investigador nacional nivel I por el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Ha publicado una amplia variedad de artículos sobre la materia en diversas revistas especializadas de carácter internacional, y presentado trabajos en congresos nacionales e internacionales. México. E-mail: jaranda@acei.upibi.ipn.mx

ResumenLa lectura es el instrumento esencial para captar información o iniciar el análi-sis y comprensión de un texto, pero también es experiencia que posibilita otras e incluso oportunidades únicas para disfrutar del potencial creativo humano, manifiesto en cualquier forma literaria como en obras técnicas o científicas. De esta manera, el acto de leer lleva a la senda de la crítica racional cuyo resul-tado es el cuestionamiento formativo y reformativo de sí mismo. Sin embargo, para que la lectura genere beneficios reales se requiere de práctica habitual e intensa. Desde esta premisa se presenta a la lectura de comprensión como un acto mimético del texto, y a la lectura crítica como una transmutación o meta-morfosis del propio lector.

Palabras claveTexto, leer, funciones de la lectura, comprensión, interpretación, lectura crítica.

Juan Silvestre Aranda Barradas*

AbstractReading is the essential instrument of information capturing or of text analysis and comprehension, but is also an experience that makes other experiences pos-sible, and also it provides with a unique chance to enjoy the creative human potencial in any of its literary forms, as much as in technical or scientific works. Thus, reading leads to the exercise of critical thinking that shall result in a forma-tive and re-formative oneself examination. However, in order to get real bene-fits from reading, it shoud be intensely practised on a regular basis. Regarded under this premise, comprehension reading is presented as a mimetic act of the text, and critical reading as a metamorphosis of the reader himself.

Key words:Text, reading, reading purposes, comprehension, interpretation, critical reading.

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Introducción

La lectura es una actividad indispensable para el hombre en su condición de ser inteligente y pensante. No obstante, aunque desde múltiples aspectos el valor de la lectura ha sido subrayado (Roa Suárez, 2007; RIE, 2007), en la socie-dad mexicana, en su conjunto, el acto de leer aún no es un hábito ni se practi-ca de manera sistemática, y se podría decir que tampoco en un alto porcentaje de quienes tienen educación superior. Una encuesta centrada en el mundo esco-lar, seguramente mostraría que los maestros no leen, y que su falta de interés se reproduce en los alumnos, por lo cual multiplicar el gasto en las escuelas y uni-versidades sirvió para multiplicar a los graduados que no leen (Zaid, 2006).

Pese a los esfuerzos de las instituciones educativas, la lectura habitual como medio de instrucción o información, como instrumento de desarrollo intelectual, como experiencia inicial de cualquier otra experiencia (Larrosa, 2003a) o inclu-so para deleite individual, todavía no se ha conseguido.

Al principio fue la palabra (’�� ���� �� � ��� ): leer

Leer es pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados; comprender el sentido de cualquier otro tipo de representación gráfica; entender o interpretar un texto de determinado modo (RAE, 2008). En cualquier caso, la lectura no es reductible al acto mecánico del reconocimiento de la palabra porque intervienen en el acto de leer otros procesos como la comprensión de significado o sentido, el entendimiento o la interpretación. Estos tendrían que manifestarse, en rigor, en cada oportunidad de lectura de algún texto. El significado, el entendimiento o la interpretación deberían quedar expuestos —desocultarse— con la lectura. En la antigua cultu-ra griega ya se sabía que el encubrimiento (déthe, �� �) debía ser anulado por el desvelo (alétheia, ’�� ���) para alcanzar alguna forma de conocimiento. La lectura, como la alétheia griega, es medio de conocimiento y re-conocimiento. El origen latino del vocablo lectura es lectus, participio pasivo de legere, leer; a su vez reunir, recoger, coger, elegir, escoger, examinar, reconocer. Todavía es trazable la raíz indoeuropea leg, coger, recoger (Gómez de Silva, 2001). El latín legere se relaciona con el legein griego en su sentido arcaico de un poner delante que se reúne a sí mismo y recoge otras cosas (Heidegger, 1994). Pero no se trata de solo amontonar sino de una incorporación. Toda lectura es por lo tanto un incorporar, un formar parte del propio cuerpo (Larrosa, 2003b), un hacer propio lo que se lee.

Facetas de lectura

Aunque en la lectura prevalece siempre la noción de apropiación del contenido de un texto, el acto de leer conlleva propósitos múltiples. Es cierto que en cada ocasión de lectura no se lee con la misma intención e intensidad, el lector exper-to reconoce el ritmo de lectura que conviene asumir en determinado texto con un cierto propósito definido. La lectura, entonces, comprende distintas funciones.

El esparcimiento, quizá la más genuina de todas las lecturas, ocurre cuando se busca algo con deleite en la narrativa, la poesía o el ensayo; el tiempo se desvanece mientras se convive con el texto. Así, leer para divertirse es también crear ambientes diversos en la imaginación del lector, y quien lo logra procura un enriquecimiento personal —y luego transferible— con cada página que lee.

La crónica, el comentario periodístico, un artículo científico, un libro técnico especializado y muchas otras formas de texto persiguen, en general, la trans-misión de información que se asume como interesante para el lector por algu-na razón. En tal caso, la lectura se concentra en obtener datos importantes del texto. Esto no implica la necesaria anulación del deleite al leer, pero no es ese el interés principal de la lectura que se hace en búsqueda de información.

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En el acto de leer se amplía la capacidad de análisis. Una forma más plena de lectura no se detiene en la información localizada, sino que plantea la compren-sión total del contenido al desintegrarlo para después cuestionarlo. El lector pregunta al texto —y a sí mismo— para profundizar en lo comprendido y valo-rar de múltiples maneras lo escrito. La valoración máxima consistiría en que el lector interrogue, interprete y comprenda el texto, que se apropie de él; pero, además, en que el texto coloque al lector bajo su influjo. El texto es el origen de una interpelación al lector, y la lectura un dejarse decir algo que compro-mete y compele al lector. Algo que afecta la totalidad de su vida en tanto que le llama a un ir más allá de sí mismo, a devenir otro (Larrosa, 2003b). Lo im-portante no es leer muchos libros, la medida de la lectura no debe ser el núme-ro de libros leídos sino lo que producen en quien los lee. Lo destacado es cómo se anda, cómo se observa, cómo se actúa después de leer (Zaid, 2001). Es la transmutación hacia la otredad en uno mismo, aspiración más alta del acto de leer: la lectura crítica y abierta, generosa y útil, sin ninguna pretensión de su-perioridad intelectual.

Leer en mimesis

Cuando se lee con intención crítica, el primer acercamiento al texto es tratar de comprender lo mejor posible lo escrito por el autor. La crítica sin la compren-sión antepuesta es en realidad rebeldía irracional e improductiva.

La forma directa de la comprensión es la repetición, y con ésta se abre una posibilidad de inteligibilidad del texto, es entonces cuando éste adquiere total realidad y seriedad en la conciencia del lector. Esta es la comprensión por imi-tación, lectura mimética, imitar al autor en su pensamiento perceptible mediante lo que escribió. Pero leer no es solo manifestar la capacidad de entender el texto, sino entender —en eso escrito— lo que aún queda por decir. Por eso, la acción de leer desborda al texto. La comprensión requiere de la repetición de lo escrito

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con la consideración adicional del lector respecto a ese asunto, una sin la otra hace infructuosa la lectura (Jaspers, 2003). Una entrega inicial al texto hasta su repetición suficiente —su comprensión— y el profundo interés del lector hacen posible el comienzo de una crítica sensata.

Metamorfosis por la lectura

La crítica, en tanto que opinión propia, sustentada y expuesta, plasma lo ausen-te del texto. Conduce a establecer relaciones entre lo escrito y lo pensado por el lector, se trata del pensamiento que ocurre en el lector desde o en contra del texto. Texto y lector se localizan en el centro del pensamiento, pero en el acto de leer un desplazamiento excéntrico hace que el lector se abra a su pro-pia metamorfosis. Entonces, son válidos los pronunciamientos tentativos, aque-llos que por momentos parecen contradecir lo escrito hasta que se acotan para lograr su valoración crítica, o hasta que producen un discurso crítico divergente de lo comprendido en la lectura como efecto de ésta y como resultado del pen-samiento. Quien encuentra estos valores de la crítica en sus lecturas se coloca a sí mismo en el trayecto de su propio pensamiento.

Pero esta máxima del entendimiento, pensar por sí mismo (Kant, 2005), para evitar la pasividad de la razón; tendría que ser extendida a un modo amplio de pensar para disminuir la limitación asociada al juicio subjetivo. Esto significa pensar en lugar de cada otro, es la máxima de la ampliación de juicio. Luego del acto de lectura crítica, cuando se ha formulado el pensamiento propio desde o en contra de lo escrito, corresponde interrogarse respecto a lo que otros opi-narían del propio pensamiento, iniciándose así la actitud dialéctica, condición indispensable de la crítica abierta y de la transmutación de sí mismo. El pen-samiento individual se reduce para abrir la reflexión sobre el juicio propio pero desde un punto de vista ampliado, que solo puede ser determinado poniéndo-se en el punto de vista de los demás.

La máxima de la razón consistiría en pensar siempre de acuerdo consigo mismo. Axioma del modo de pensar consecuente, es la más difícil de alcanzar y puede lograrse a través de la unión de las dos primeras —pensar por sí mismo y ampliar el juicio— y después de una frecuente aplicación de éstas, convertida ya en destreza que se posibilita y se potencia desde el acto de leer.

A modo de conclusión

Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad intelec-tual. La minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio enten-dimiento sin la guía de otro. El hombre es culpable de esta minoría de edad cuando su causa no reside en la carencia de entendimiento sino en la falta de decisión y valor para servirse de éste sin la guía de otro (Kant, 2005). Para esta ilustración únicamente se requiere libertad, y la lectura crítica racional ha sido siempre instrumento de liberación (Paz, 2005), de cambio hacia otro plantea-miento, de metamorfosis.

Con todo, señalar los beneficios generales de la lectura es insuficiente para propiciar su hábito: esos beneficios pueden quedarse en el plano hipotético por la ausencia del acto de leer. Algo así ocurre en la sociedad mexicana. Es nece-sario aprender a leer funcionalmente, entrar a la lectura crítica con fundamen-tos. Parece que una conclusión necesaria —quizá la única posible por su certeza casi tautológica— es que la única forma de lograr la comprensión de lo escrito, de aprender lo leído, es leer. Con esto se habrá aprendido la lectura misma, in-cursionando además en la tarea infinita de transfigurarse a sí mismo.

Recibido mayo 2008Aceptado julio 2009

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Bibliografía

Diccionario de la Real Academia Española 2008, versión en línea,

www.rae.es

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