Minificciones quijotescas, Fabián Vique 2004

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El Cuento en Red No. 9 Primavera 2004 Universidad Autónoma Metropolitana – Humboldt State University http://cuentoenred.org MINIFICCIONES QUIJOTESCAS Ramón Fabián Vique * Resumen El presente trabajo consta de dos partes. La segunda es una antología de minificciones cuyo tema es el clásico cervantino. La primera es un breve análisis de esos textos. Las minificciones quijotescas son obras intertextuales. El origen del género minificción es incierto, y, en todo caso, si nace en el siglo XX no lo hace de un repollo sino que tiene antecedentes. No obstante, ni el género minificcional ni esos posibles ancestros, se exhiben a todas luces en el Quijote, pero podemos extraer de él algún concepto sobre la narración brevísima y hasta algún fragmento "minificcionable". Inversamente, vemos que el género minificcional acude al texto cervantino con entusiasmo; lo cual se debe a dos razones: el gusto por la imitación de sus juegos metaliterarios y la sed minificcionista de jugar, reescribir o dinamitar los textos clásicos. Abstract This article is divided in two parts. The second one presents a collection of short short-stories related to Cervantes’s classical novel; in the first one, the author of the article analyses these texts. Quixotical short short-stories are intertextual pieces of writing. The origin of the short short-story or micro-fiction genre is uncertain. However, if it appeared in the 20th century, we cannot say it did so spontaneously. On the contrary, it had some precedents. In the case of * Fabián Vique nació en Buenos Aires, Argentina, en 1966. Es Profesor de Lengua y Literatura. Ha trabajado como docente durante más de diez años en Argentina. Actualmente vive en Serbia y Montenegro, donde se desempeña como lector y profesor de español. También realiza estudios de postgrado, su tema de investigación es la minificción (el género y algunos autores argentinos). Ha ganado el algunos premios literarios en Argentina y España (con minificciones, cuentos y poesía); entre otros: Revista Puro Cuento, Fundación Inca Seguros, Fundación Banco Patricios, Bienal de Arte Joven (Argentina), Universidad Autónoma de Madrid. Publicó dos colecciones de minificciones en libros de pequeño formato titulados "Minicuentos" (1997), y "Con las palabras contadas" (2003).

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La minificción acude al texto cervantino con entusiasmo por dos razones: el gusto por la imitación de los juegos metaliterarios a los que es tan afecto el Quijote, y la sed minificcionista de interactuar o dinamitar los textos clásicos. Este texto fue publicado originalmente en el número 9, primavera 2004, de la revista digital Cuento en Red (http://cuentoenred.xoc.uam.mx/), y luego quitada por la dirección de la misma, por razones que el autor desconoce.

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El Cuento en Red No. 9 Primavera 2004Universidad Autónoma Metropolitana – Humboldt State University http://cuentoenred.org

MINIFICCIONES QUIJOTESCAS

Ramón Fabián Vique*

Resumen

El presente trabajo consta de dos partes. La segunda es una antología de

minificciones cuyo tema es el clásico cervantino. La primera es un breve análisis

de esos textos. Las minificciones quijotescas son obras intertextuales. El origen

del género minificción es incierto, y, en todo caso, si nace en el siglo XX no lo

hace de un repollo sino que tiene antecedentes. No obstante, ni el género

minificcional ni esos posibles ancestros, se exhiben a todas luces en el Quijote,

pero podemos extraer de él algún concepto sobre la narración brevísima y hasta

algún fragmento "minificcionable". Inversamente, vemos que el género

minificcional acude al texto cervantino con entusiasmo; lo cual se debe a dos

razones: el gusto por la imitación de sus juegos metaliterarios y la sed

minificcionista de jugar, reescribir o dinamitar los textos clásicos.

Abstract

This article is divided in two parts. The second one presents a collection of short

short-stories related to Cervantes’s classical novel; in the first one, the author of

the article analyses these texts. Quixotical short short-stories are intertextual

pieces of writing. The origin of the short short-story or micro-fiction genre is

uncertain. However, if it appeared in the 20th century, we cannot say it did so

spontaneously. On the contrary, it had some precedents. In the case of

* Fabián Vique nació en Buenos Aires, Argentina, en 1966. Es Profesor de Lengua y Literatura. Ha trabajadocomo docente durante más de diez años en Argentina. Actualmente vive en Serbia y Montenegro, donde sedesempeña como lector y profesor de español. También realiza estudios de postgrado, su tema deinvestigación es la minificción (el género y algunos autores argentinos).Ha ganado el algunos premios literarios en Argentina y España (con minificciones, cuentos y poesía); entreotros: Revista Puro Cuento, Fundación Inca Seguros, Fundación Banco Patricios, Bienal de Arte Joven(Argentina), Universidad Autónoma de Madrid. Publicó dos colecciones de minificciones en libros de pequeñoformato titulados "Minicuentos" (1997), y "Con las palabras contadas" (2003).

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2 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

Cervantes’s Don Quixote, neither the micro-fiction genre nor an ancestral form of it

is clearly manifest, but we can draw from it a concept of short narrative or even find

a fragment that could be “mini-fictionable”. Conversely, the micro-fiction genre

visits Cervantes’s text with enthusiasm. There are two reasons for this: a tendency

to imitate Don Quixote’s metaliterary plays and a micro-fictional necessity to play

with, rewrite or dynamite classical texts.

Palabras clave

Minificción, mininarración, minificción incluída, anécdota, género, quijotesco,

clásico, concisión, elipsis, juego, metaliteratura, intertexto, prehistoria, moralizante,

lectura, escritura.

LA VERDAD SOBRE SANCHO PANZA

Con el correr del tiempo, Sancho Panza, que por otra parte, jamás se vanaglorió de

ello, consiguió mediante la composición de una gran cantidad de cuentos de

caballeros andantes y de bandoleros, escritos durante los atardeceres y las noches,

separar a tal punto a don Quijote, que éste se lanzó inconteniblemente a las más

locas aventuras; sin embargo, y por falta de un objeto preestablecido, que

justamente hubiese debido ser Sancho Panza, hombre libre, siguió de manera

imperturbable, tal vez en razón de un cierto sentido del compromiso, a don Quijote

en sus andanzas, y obtuvo de ello un grande y útil solaz hasta la muerte.

Franz Kafka, (hacia 1920)1

PARÁBOLA DE CERVANTES Y DE QUIJOTE

Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas

geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan

los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán.

1 Franz Kafka, 1987, 1335-6.

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Cuento en Red 9http://cuentoenred.org

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En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura

de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se

llamaban El Toboso o Montiel.

Vencido por la realidad, por España, Don Quijote murió en su aldea natal hacia

1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes.

Para los dos, para el soñador y el soñado, toda esa trama fue la oposición de dos

mundos: el mundo irreal de los libros de caballerías, el mundo cotidiano y común del

siglo XVII.

No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que

la Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían, para el porvenir, no

menos poéticas que las estepas de Simbad o que las vastas geografías de Ariosto.

Porque en el principio de la literatura está el mito, y así mismo en el fin.

Jorge Luis Borges, 19552

TEORÍA DE DULCINEA

En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la

vida eludiendo a la mujer concreta.

Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que

un caballero andante embestía a fondo una de esos vagos fantasmas femeninos,

hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de

cuatrocientas páginas de patrañas, embustes y despropósitos.

En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su

cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma

de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.

El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó

en pos, a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía.

2 J.L. Borges, 1989, 177.

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4 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas

encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire.

Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su

casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su

alma reseca.

Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un

destello inútil ante la tumba del caballero demente.

Juan José Arreola, 19583

UN PROBLEMA

Imaginemos que en Toledo se descubre un papel con un texto arábigo y que los

paleógrafos lo declaran de puño y letra de aquel Cide Hamete Benengeli de quien

Cervantes derivó el Don Quijote. En el texto leemos que el héroe (que, como es

fama, recorría los caminos de España, armado de espada y de lanza, y desafiaba

por cualquier motivo a cualquiera) descubre, al cabo de uno de sus muchos

combates, que ha dado muerte a un hombre. En este punto cesa el fragmento; el

problema es adivinar, o conjeturar, cómo reacciona Don Quijote.

Que yo sepa, hay tres contestaciones posibles. La primera es de índole negativa;

nada especial ocurre, porque en el mundo alucinatorio de Don Quijote la muerte no

es menos común que la magia y haber matado a un hombre no tiene por qué

perturbar a quien se bate, o cree batirse, con endriagos y encantadores. La segunda

es patética. Don Quijote no logró jamás olvidar que era una proyección de Alonso

Quijano, lector de historias fabulosas; ver la muerte, comprender que un sueño lo ha

llevado a la culpa de Caín, lo despierta de su consentida locura acaso para

siempre. La tercera es quizá la más verosímil. Muerto aquel hombre, Don Quijote no

puede admitir que el acto tremendo es obra de un delirio; la realidad del efecto le

hace presuponer una pareja realidad de la causa y Don Quijote no saldrá nunca de

su locura.

3 J:J: Arreola, 1995.

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Queda otra conjetura, que es ajena al orbe español y aún al orbe del Occidente y

requiere un ámbito más antiguo, más complejo y más fatigado. Don Quijote -que ya

no es Don Quijote sino un rey de los ciclos del Indostán- intuye ante el cadáver del

enemigo que matar y engendrar son actos divinos o mágicos que notoriamente

trascienden la condición humana. Sabe que el muerto es ilusorio como lo son la

espada sangrienta que le pesa en la mano y él mismo y toda su vida pretérita y los

vastos dioses y el universo.

Jorge Luis Borges, 19604

LA CUEVA DE MONTESINOS

Soñó Don Quijote que llegaba a un transparente alcázar y Montesinos en persona -

blancas barbas, majestuoso continente- le abría las puertas. Sólo que cuando

Montesinos fue a hablar Don Quijote despertó. Tres noches seguidas soñó lo

mismo, y siempre despertaba antes de que Montesinos tuviera tiempo de dirigirle la

palabra.

Poco después, al descender Don Quijote por una cueva, el corazón le dio un vuelco

de alegría: ahí estaba nada menos que el alcázar con el que había soñado. Abrió

las puertas un venerable anciano al que reconoció inmediatamente: era Montesinos.

- ¿Me dejarás pasar? -preguntó Don Quijote.

- Yo sí, de mil amores -contestó Montesinos con aire dudoso-, pero como tienes el

hábito de desvanecerte cada vez que voy a invitarte...

Enrique Anderson Imbert, 19655

PROPOSICIÓN SOBRE LAS VERDADERAS CAUSAS DE LA LOCURA DE DON

QUIJOTE

Don Quijote, enamorado como un niño de Dulcinea del Toboso, iba a casarse con

ella. Las vísperas de la boda, la novia le mostró su ajuar, en cada una de cuyas

4 J.L. Borges, 1989, 272.5 E. A. Imbert, 1990.

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6 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

piezas había bordado su monograma. Cuando el caballero vio todas aquellas

prendas íntimas marcadas con las tres iniciales atroces, perdió la razón.

Marco Denevi, 19666

CERVANTES

En sueños, su mano tullida escribía a Antiquijote.

José de la Colina, 19837

DULCINEA DEL TOBOSO

Vivía en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchuelo

y de Francisca Nogales. Como hubiese leído novelas de caballería, porque era muy

alfabeta, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar Dulcinea del Toboso, mandaba

que en su presencia las gentes se arrodillasen y le besaran la mano, se creía joven

y hermosa pero tenía treinta años y pozos de viruelas enla cara. Se inventó un galán

a quien dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había

partido hacia lejanos reinos en busca de lances y aventuras, al modo de Amadís de

Gaula y de Tirante el Blanco, para hacer méritos antes de casarse con ella. Se

pasaba todo el día asomada a la ventana aguardando el regreso de su enamorado.

Un hidalgo de los alrededores, un tal Alonso Quijano, que a pesar de las viruelas

estaba prendado de Aldonza, ideó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una viera

armadura, montó en su rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas del

imaginario don Quijote. Cuando, confiando en su ardid, fue al Toboso y se presentó

delante de Dulcinea, Aldonza Lorenzo había muerto.

Marco Denevi, 19848

6 M. Denevi, 19667 J. De la Colina, 19838 M. Denevi, 1984, 126.

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REALISMO FEMENINO

Teresa Panza, la mujer de Sancho Panza, estaba convencida de que su marido era

un botarate porque abandonaba hogar y familia para correr locas aventuras en

compañía de otro aún más chiflado que él. Pero cuando a Sancho lo hicieron (en

broma, según después se supo) gobernador de Barataria, Teresa Panza infló el

buche y exclamó: ¡Honor al mérito!9

Marco Denevi, 1984

LA MUJER IDEAL NO EXISTE

Sancho Panza repitió, palabra por palabra, la descripción que el difunto don Quijote

le había hecho de Dulcinea.

Verde de envidia, Dulcinea masculló:

- Conozco a todas las mujeres del Toboso. Y le puede asegurar que no hay ninguna

que se parezca ni remotamente a esa que usted dice.10

Marco Denevi, 1984

CRUELDAD DE CERVANTES

En el primer párrafo del Quijote dice Cervantes que el hidalgo vivía con un ama, una

sobrina y un mozo de campo y plaza. A lo largo de toda la novela este mozo espera

que Cervantes vuelva a hablar de él. Pero al cabo de dos partes, ciento veintiséis

capítulos y más de mil páginas la novela concluye y del mozo de campo y plaza

Cervantes no agrega una palabra más.11

Marco Denevi, 1984

9 Ibid, 150.10 Ibid. 17211 Ibid. 216

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8 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

EPIDEMIA DE DULCINEAS EN EL TOBOSO

El peligro está en que, más tarde o más temprano, la noticia llegue al Toboso.

Llegará convertida en la fantástica historia de un joven apuesto y rico que,

perdidamente enamorado de una dama tobosina, ha tenido la ocurrencia (para

algunos, la locura) de hacerse caballero andante.

Las versiones, orales y disímiles, dirán que don Quijote se ha prendado de la dama

sin haberla visto sino una sola vez y desde lejos. Y que, ignorando cómo se llama, le

ha dado el nombre de Dulcinea. También dirán que en cualquier momento vendrá al

Toboso a pedir la mano de Dulcinea.

Entonces las mujeres del Toboso adoptan un aire lánguido, ademanes de princesa,

expresiones soñadoras, posturas hieráticas. Se les da por leer poemas de un

romanticismo exacerbado. Si llaman a la puerta sufren un soponcio. Andan todo el

santo día vestidas de lo mejor. Bordan ajuares infinitos. Algunas aprenden a cantar

o a tocar el piano. Y todas, hasta las más feas, se miran en el espejo y hacen caras.

No quieren casarse. Rechazan ventajosas propuestas de matrimonio. Frunciendo la

boca y mirando lejos, le dicen al candidato: "Disculpe, estoy comprometida con

otro". Si sus padres les preguntan a qué se debe esa actitud, responden: "No

pretenderán, que me case con un cualquiera". Y añaden: "Felizmente no todos los

hombres son iguales".

Cuando alguien narra en su presencia la última aventura de don Quijote, tienen

crisis histéricas de hilaridad o de llanto. Ese día no comen y esa noche no duermen.

Pero el tiempo pasa, don Quijote no aparece y las mujeres del Toboso han

empezado a envejecer. Sin embargo, siguen bordando al extremo de leer el libro de

Cervantes y juzgarlo un libelo difamatorio.12

Marco Denevi, 1984

LOS ARDIDES DE LA IMPOTENCIA

12 Ibid., 268-9

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Quizá Dulcinea exista, pero don Quijote le hace creer a Sancho lo contrario porque

es incapaz de amar a una mujer de carne y hueso.13

Marco Denevi, 1984

El Quijote y la minificción

La palabra minificción es uno de los incontables neologismos del siglo XX. Alude a

un tipo de narración que no sobrepasa la extensión de una página. Tiene

heterónimos o subgéneros como relato hiperbreve, microtexto, microrrelato,

minicuento, etcétera. Se pueden considerar algunos de estos otros nombres como

tipos de minificciones14; no es propósito de este trabajo abordar esas diferencias;

utilizaremos casi indistintamente esas denominaciones teniendo en cuenta que el

término minificción es el más amplio.

El hecho de que hablemos de minificciones a partir del siglo XX no quiere decir

antes no las haya habido, ni tampoco lo contrario. A los ejemplos nos remitimos.

Dos libros que, según nuestro criterio, son colecciones de minificciones: Cuentos

Breves y Extraordinarios15 y El libro de la imaginación 16, incluyen textos muy

anteriores al siglo XX. ¿Se trata de extrapolaciones? ¿De creaciones

esporádicas? A Borges, Bioy Casares y Valadés les gusta extraer fragmentos de,

por ejemplo, novelas, colocarles un título y convertirlos en textos independientes.

¿Están recreándolos o simplemente haciendo evidente lo implícito?

Dejamos en suspenso estas preguntas y abordamos otra cuestión. Pilar Tejero17

afirma que el género es antiguo. Tras declarar que la minificción se presenta como

un ejercicio de comercio intelectual entre escritores y lectores, señala que no otra

cosa se proponían los autores como Eliano o Herodoto al narrar anécdotas. El

lector de esas narraciones buscaba la satisfacción de su curiosidad intelectual, el

13 Ibid. 306.14 No hay un criterio unificador en la denominación de las narraciones hiperbreves. Ver Dolores Koch, 1996,14-17.15 A. Bioy Casares – J.L. Borges, 1957.16 E. Valadés, 1984.17 Pilar Tejero, 2002.

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10 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

contemporáneo pretende saciar una sed análoga: el chispazo de inteligencia, de

mínima erudición.

Más allá de estas especulaciones, nos remitiremos al texto con el cual se vinculan

las minificciones de la antología. ¿Existe en el Quijote alguna alusión a algo

análogo al tipo de texto que nos ocupa? No podemos responder afirmativamente,

pero nos parece posible extraer de sus páginas un concepto sobre la narración

hiperbreve.

El primer fragmento corresponde al Capítulo IL de la Segunda parte; Sancho

comenta:

"Por cierto, señores, que ésta ha sido una gran rapacería, y para contar esta

necedad y atrevimiento no eran menester tantas largas ni tantas lágrimas y

suspiros; que con decir: "Somos fulano y fulana, que nos salimos a espaciar de casa

de nuestros padres con esta invención, sólo por curiosidad, sin otro designio

alguno", se acababa el cuento, y no gemidos, y lloramicos, y darle."18

El escudero elogia la concisión frente al ornamento. Es cierto que en el género

que nos ocupa hay bastante de concisión, pero el rasgo fundamental es la elipsis.

Una minificción es tal no tanto por lo que dice como por lo que sugiere. Sancho

afirma que los sucesos deben narrarse en la medida justa. De esta afirmación,

sumada a la escasez de relatos mínimos que se puedan recortar, podemos inferir

que en el mundo del Quijote, la narración hiperbreve puede tener el único mérito

de narrar con justeza y sin exceso sucesos breves.

El segundo fragmento es, creemos, la única micronarración que podríamos

convertir en texto independiente19. Corresponde al Capítulo LXVI de la segunda

parte y es un diálogo entre un labrador, Don Quijote y Sancho:

- Es pues, el caso -dijo el labrador-, señor bueno, que un vecino deste lugar, tan

gordo, que pesa once arrobas, que un vecino desafió a correr a otro su vecino, que

18 Miguel de Cervantes, 1985, 896.19 Las tres análogas son más extensas –exceden la página- y están encadenadas entre sí: son lasresoluciones de Sancho Gobernador: el episodio del paño, el del báculo y el de la mujer burlada.

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no pesa más que cinco. Fue la condición que habían de correr una carrera de cien

pasos con pesos iguales; y habiéndole preguntado al desafiador cómo se había de

igualar el peso dijo que el desafiado, que pesa cinco arrobas, se pusiese seis de

hierro a cuestas, y así se igualarían las once arrobas del flaco con las once del

gordo.

- Eso no -dijo a esta sazón Sancho, antes que don Quijote respondiese-. Y a mí, que

ha pocos días que salí de ser gobernador, y juez, como todo el mundo sabe, toca

averiguar estas dudas y dar parecer en todo pleito.

- Responde en buena hora -dijo don Quijote-, Sancho amigo; que yo no estoy para

dar migas a un gato, según traigo alborotado y trastornado el juicio.

Con esta licencia, dijo Sancho a los labradores, que muchos alrededor dél, la boca

abierta, esperando la sentencia de la suya:

- Hermanos, lo que el gordo pide no lleva camino ni tiene sombra de justicia alguna;

porque si es verdad lo que se dice, que el desafiado puede escoger las armas, no

es bien que éste las escoja tales que impidan ni estorben el salir vencedor; y así, es

mi parecer que el gordo desafiador se escamonde, molde, entresaque, pula y atilde,

y saque seis arrobas de sus carnes, de aquí o de allí de su cuerpo, como mejor le

pareciere y estuviere, y de esta manera, quedando en cinco arrobas de peso, se

igualará y ajustará con las cinco de su contrario, y así podrán correr igualmente."20

Se trata de una anécdota que Cervantes extrae de "Floresta General", de Melchor

de Santa Cruz. No es un dato menor recordar que este texto se incluye en los

capítulos finales de la segunda parte, cuando la novela se encamina hacia el final,

cuando los personajes dejaron a los duques y cuando, en el proceso de escritura,

el autor se topó con el falso Quijote. Es decir, es un texto raro en el contexto de la

novela, sin el peso de los episodios incluidos en la primera parte ni la perfecta

amalgama de los de la segunda parte. Parece ser casi un descuido cervantino,

una de las páginas que no llegó a revisar presionado por la publicación del Quijote

de Avellaneda.

20 Miguel de Cervantes, 1985.

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12 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

Las otras brevedades del Quijote no son minificciones: poemas breves, versos

extraídos, y, por supuesto, refranes. En el uso de estos está quizás otra de las

claves de la concepción cervantina de la brevedad. Don Quijote le reprocha

reiteradamente a Sancho el hecho de que introduzca en su discurso innumerables

refranes que no vienen al caso. Pero Sancho nunca deja de hacerlo, es decir, de

usarlos no como tales sino como materia discursiva. El propio Don Quijote cae en

la trampa:

No más refranes, Sancho -dijo Don Quijote-, pues cualquiera de los que has dicho

basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no

seas tan pródigo de refranes y que te vayas a la mano en decirlos; pero paréceme

que es predicar en desierto, y "castígame mi madre, y yo trómpogelas"21

Se podría decir de los refranes lo mismo que de las novelas de caballerías: que el

Quijote es una parodia del refranero.

En conclusión, parodiando o simplemente incluyéndolos, Cervantes se vale de los

géneros que tiene a mano en la construcción del Quijote. Lejos está de incorporar

la minificción o los que podrían ser sus equivalentes o antecedentes históricos

como la anécdota o el caso. La negación nos informa sobre el estado del género

en aquel contexto.

Un clásico

"Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos;

es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen

con previo fervor y con una misteriosa lealtad"22.

Antes de comentar las minificciones quijotescas es necesario reflexionar sobre el

concepto de texto clásico en el contexto de su producción. Es evidente que, al

menos en Occidente, en los últimos siglos el Quijote es un clásico. Ahora bien,

21 Miguel de Cervantes, 1985, 1028.22 J. L. Borges, 1989, 151.

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como bien observa Borges, el calificativo de clásico no corresponde a

características universales de un texto. En otros términos: El Quijote es un clásico

tanto para Azorín como para Marco Denevi, pero lo es de muy distinta manera.

Para el primero se trata del derrotero de un héroe romántico. Para Denevi será

uno de los lados posibles del poliedro que tiene cada producto de la escritura. En

los textos que hemos reunido en nuestra breve antología, el Quijote al que aluden

bien podría ser el de Pierre Menard. Más que las andanzas y la psicología del

personaje, el siglo XX coloca a la obra como un clásico por los juegos

metatextuales, por la dupla Cervantes-Cide Hamete Benengeli, por la literatura

dentro de la literatura, por la incursión del Bachiller Sansón Carrasco, por las

cabezas cortadas de los títeres de Ginés de Pasamonte.

Nuestra búsqueda de minificciones quijotescas no halló textos previos al de Kafka.

Quizás ese nombre en primer lugar sea sólo el fruto de nuestras limitaciones

detectivescas, pero si detrás de esas ausencias no hubiese error sino silencio,

podríamos considerar todo un signo el hecho de que el autor que según dicen

muchos inaugura la literatura contemporánea sea el que inicia también las

minificciones quijotescas.

Este tipo especial de microtexto dialoga con los clásicos de una manera singular:

los refuta y los confirma, los invierte y los resignifica.

La minificción y el Quijote

Dolores Koch23 señala que una de las características de la minificción es su

carácter metaliterario. Breve, ajustada, la minificción se dispara hacia la literatura

preexistente. Es un tipo de obra elíptica, en el que la sugerencia es esencial. Y en

el ámbito de referencias al que alude, la literatura ocupa un lugar preponderante.

Los textos de ficción mínima suelen ser intertextos. Hacen guiños y giros, y

sugieren reinterpretaciones. Es por eso que el Quijote, tal y como es considerado

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14 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

clásico en el siglo XX, ofrece elementos tentadores para el minificcionista: el

propio Cervantes juega con la literatura dentro de la literatura, introduce el truco

del lector que interviene en la narración (Sansón Carrasco, los Duques), la

narración se ríe de sí misma (Sancho y la explicación de cómo le robaron el rucio),

elabora un juego de espejos en el que los episodios anteriores se proyectan en los

nuevos. Dijimos antes que el Quijote no incluye minificciones, pero tiene

elementos que a la minificción le fascinan.

Y además, hay otro aspecto fundamental para que el Quijote sea presa de la

minificción. Es un Bronce de la literatura. Es "La" novela de la literatura universal.

Y obra de largo aliento, dos tomos, más de mil páginas. La minificción, émula de

Don Quijote en su temeridad, en su deseo de topársela con gigantes, va hacia

ellos como Don Quijote hacia los molinos. Las obras consagradas, colocadas en el

Panteón de la Literatura, constituyen un manjar tentador.

Esta doble condición, entonces, hace que, en el libro metaliterario de Denevi, el

Quijote sea la obra literaria más falsificada. Don Quijote, Sancho y Dulcinea son

los personajes obligados de las minificciones quijotescas, y, por el juego con la

intertextualidad, el cuarto personaje es el propio Cervantes.

Los juegos

La prehistoria

Uno de los juegos que presentan las minificciones de nuestra antología es el de

crear una prehistoria que modifica radicalmente la aventura. Es lo que hace Kafka

colocando a Sancho en el lugar de primer imaginador. Don Quijote sería producto

de esa maquinación y Sancho el falseador. Desde esta perspectiva, por ejemplo,

todo el episodio del gobierno de la ínsula se convertiría en un caso de burlador

burlado, pues el duque, la duquesa y todo su séquito serían las víctimas de la

burla de Sancho. El texto Dulcinea del Toboso de Denevi también juega con la

23 Dolores Koch, 1981, 124.

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prehistoria. La locura original es la de Aldonza que crea a Dulcinea. Don Quijote

actúa como el cura y el barbero, y como Sansón Carrasco: entrando en el código

de su locura.

La autoridad

Max Aub editó en México un libro singular y disparatado, un hito en la breve

historia de la minificción: Crímenes perfectos. Los textos mínimos rebosan de

humor negro, y son, en su mayoría, justificaciones de asesinatos gratuitos. Aub

cita el Quijote como autoridad que eleva el carácter del homicidio.

El ensayo

Obra polifacética, el Quijote propicia el trabajo crítico. Borges, maestro en el arte

de urdir ficciones ensayísticas y ensayos ficcionales, aporta especulaciones que

instan a propiciar nuevas lecturas desde otra perspectiva, como la de pensar a

Don Quijote como un Rey oriental. También señala la paradoja de que en las

relecturas que suceden en el tiempo, lo prosaico se torna mítico. El libro es re-

creado en la lectura, siempre es otro libro. El Quijote es una muestra más de la

famosa sentencia de Heráclito.

La corrección imposible

Arreola e Imbert proponen recomponer el texto de Cervantes. El primero crea una

Dulcinea que es una especie de doble imperfecto. Desde esa ambigüedad da una

vuelta de tuerca al tema de la realidad y la ficción. El final refleja la imposibilidad

del reconocimiento de lo real por parte del personaje, y los acontecimientos como

una fatalidad.

Imbert devuelve al Quijote a su relación con Montesinos, aunque ahora tiene la

posibilidad de ver los verdaderos prodigios. Sin embargo, también fatalmente, Don

Quijote no puede dejar de ser un fabulador y vuelve a soñar.

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16 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

El autor y la obra

Denevi le recrimina a Cervantes el abandono del "mozo de campo y plaza",

postulándose como agudo y exigente lector. José de la Colina lo torna personaje

fantástico multiplicador de la obra.

Lecturas moralizantes

En Realismo femenino, Denevi recuerda la actitud de Teresa Panza, poniendo en

su boca algo que no dijo pero que no contradice los acontecimientos de la novela,

y subraya la debilidad humana. En Los ardides de la impotencia plantea la

fabricación de un personaje imaginario como escudo contra la impotencia. En La

mujer ideal no existe, pone en primer plano la envidia.

La realidad y la ficción

Denevi modifica el paisaje del Toboso a propósito de los rumores de la existencia

de don Quijote en la minificción Epidemia. ¿Es el mismo procedimiento de

Cervantes con sus lectores que intervienen? En alguna medida sí. En la segunda

parte del Quijote la modificación que ejerció la lectura hace que surjan nuevas

aventuras. En el microtexto de Denevi, el Toboso se modifica y no admite nuevas

incursiones de la ficción.

Conclusión

Sin tener una relación explícita con las narraciones hiperbreves, el Quijote se

vincula, a partir de la explosión de la minificción en el siglo XX, de manera

singular. Los elementos metaliterarios que llevan de la minificción a la novela son

los que están en el texto cervantino especialmente en la segunda parte: los

lectores que intervienen, las explicaciones sobre sucesos de la primera, las

referencias al texto de Avellaneda. En tanto lectores atentos y activos, los autores

de minificciones juegan con las herramientas de Cervantes, creando textos que

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dialogan con el Quijote y constituyen un modo de escritura y manifiestan una de

las maneras de ejercer la lectura.

Epílogo

Nos permitimos aportar una minificción quijotesca para cerrar el presente trabajo;

que si no nutritivo, espera haber sido lúdico.

LA TRABAJOSA PERDURABILIDAD DEL QUIJOTE

Muerto Quijano, El Caballero de la Blanca Luna sale a la caza de Avellaneda y otros

burladores, acompañado del fiel Sancho. Vencidos los impostores, dejan la quema

de las imitaciones y blasfemias en manos del cura y el barbero. Entretanto, los

Duques y Fernando invierten en loas, panegíricos, traducciones y reimpresiones.

Montesinos crea en los lectores la ilusión del texto barroco. El canónigo lo torna

legible entre los neoclásicos. Dulcinea lo vuelve romántico, y el cautivo, modernista.

Cide Hamete Benengeli lo distribuye secretamente entre los vanguardistas. Ginés

de Pasamonte lo representa como obra surrealista o neo realista. Altisidora dicta

conferencias bajo el título "El Quijote, pastiche postmoderno". La sobrina, Teresa

Panza, Cardenio y los demás, esperan su turno.

Madrid, junio de 2003.

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18 Minificciones quijotescasRamón Fabián Vique

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