Ministerio Apostólico. Balance y Perspectivas

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Elementos de interpretacion del ministerio Apostolico de Pablo

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Ministerio Apostlico: don y conflictoMemoriaCarlos Norberto Gmez Jimnez

Ministerio apostlico en Pablo: Breve balance y perspectivas

El conflicto, entendido como una situacin de enfrentamiento y confrontacin de tendencias o posturas contradictorias, ha caracterizado el ministerio apostlico de Pablo desde sus inicios. Entre muchos textos, Gal1,13-2,14 nos desvela cmo su eleccin como apstol, el reconocimiento de su autoridad y misin, y la forma particular de vivirla desde Cristo, son algunos de los temas por los que Pablo ser puesto en cuestin a lo largo de su ministerio:

Pablo se siente y reconoce elegido sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre (Gal1,15). En Gal1-2 se puede percibir la conciencia que tiene Pablo de su ser apstol, y no por mediacin o recomendacin de los hombres sino por Jesucristo, el resucitado. En esta pretensin Pablo ser juzgado y desacreditado en su revelacin por la falta de legitimidad histrica (1Cor9,1-3). Sin embargo, l reivindicar el hecho de que, si antes se conoci a Cristo segn la carne, ya no se le conoce ms as, porque en l todo es nuevo, se establece una nueva relacin (2Cor5,14-16; Rm8,35-39).

Pablo vive en ntima sintona con el Seor, salvaguardando la verdad del Evangelio desde la libertad que ha recibido de Cristo Jess (Gal2,4). Al hacer esto, el apstol pone por encima de sus pretensiones la misin recibida (1Cor9,12). Al incidir en la relacin personal con el Seor, Pablo introduce una nueva forma de comprender el ministerio apostlico (2Cor2,14-7,4). La certeza de que ya no es l el que vive, sino que es Cristo quien vive en l (Gal2,20) le llevar a asumir con radicalidad la forma de ser del Seor en el ejercicio de su ministerio.

Pablo sabe que no goza de la consideracin de notable, sin embargo, no es por lo que l es que ha asumido como apstol el encargo de las cabezas de la Iglesia de evangelizar a los incircuncisos (Gal2,6-9), sino por la gracia recibida de Cristo. Sometido a comparaciones en comunidades como la de Corinto, Pablo presentar su defensa ante quienes viven de las apariencias (2Cor10-13).

Adems de la realidad del conflicto, el ministerio apostlico de Pablo no se puede comprender sin la consideracin de que lo que tiene lo ha recibido como don; pero don en sentido dinmico, puesto que lo moviliza o lleva al reconocimiento de su identidad, a vivir su misin unido a Cristo y a asumir lo que implica este don para la construccin de la comunidad:

Pablo es consciente de que ha recibido su ministerio de manos del Seor (Gal1,4) como gracia (Gal2,9). Este carcter se refuerza en el hecho de que no hay mrito por el que haya sido considerado digno (1Cor1,27; 2Cor4,7; Gal2,6b) y de que es el Seor quien capacita para ser ministros de una nueva Alianza (2Cor3,6), ministros de la reconciliacin (2Cor5,18-21). La identidad del ministerio apostlico se ha de fundar en el reconocimiento del don que les ha sido dado, de all que Pablo recomiendo a Timoteo y a otros colaboradores a avivar el don que han recibido (2Tim1,6; Col 4,17).

Si el don se ha recibido de Cristo se ha de vivir desde l (1Cor2,1-5; Flp3,8-11). Procurar la salvacin de aquellos a quienes se comunica la fe pasa, entre otras cosas, por hacer propios los sufrimientos de Cristo (2Cor 1,6; Gal2,19-21), por hacerse esclavos de los dems por Jess (2Cor4,5), por vivir la misin en la esperanza de resucitar con Cristo (2Cor4,14; 13,4), y todo esto asumiendo el rechazo de un mundo que los considera pobres, aunque todo lo poseen (2Cor6,1-10).

El don que se ha recibido ha de servir para el crecimiento de la comunidad (1Cor12,47), para construir (2Cor1,24) y no para destruir o aprovecharse como hacen los falsos apstoles (2Cor11,13-15). Por l, el ministro ha de estar dispuesto a morir en Cristo para que los creyentes alcancen la vida (2Cor4,12); dispuesto a vivir en comunin con los otros apstoles o colaboradores (1Cor1,12.17; 2Cor1,1; Gal2,9); y dispuesto a asumir su rol paterno frente a la comunidad (2Cor11,14). Asimismo, en virtud de este don, la comunidad se ha de volcar en accin de gracias y con generosidad a quienes les han transmitido el don de la fe (Rm15,27; Flp4,1020), as como a vivir la caridad y el compartir entre sus miembros (1Cor 8;11,17-34).

La comprensin del ministerio apostlico de desde las claves don y conflicto nos aportan elementos suficientes para iluminar el ministerio apostlico hoy, de entre ellos, slo mencionar tres:

La configuracin existencial con Cristo: No podr existir un ministerio apostlico que sea autentica presencia de Cristo sin estar plenamente configurado con l u orientado hacia la participacin en su muerte y resurreccin (Flp3,10; Gal6,17; 2Cor4,14). La vida de Cristo es el horizonte de realizacin de la vida del ministro, el fundamento de su identidad.

Conciencia de la propia debilidad: Al configurarse con Cristo, el ministro no pierde su condicin mortal. Asumir esto lo librar del orgullo o del sentirse seguro de s mismo y dueo de los dones y capacidades con las que Dios lo ha bendecido para servicio de la comunidad. l es una vasija de barro en la que Dios ha depositado el tesoro precioso de su presencia (2Cor4,7-9).

Servicio del don recibido: Lo que Pablo pide a Timoteo puede servirnos de referente prctico de lo que ha de hacer el ministro: Tener cuidado de su propio ejemplo (1Tim1,5.19.20;4,12.16); ocuparse en la lectura, la exhortacin y la enseanza (1Tim4,13); cuidar la sana doctrina (1Tim1,3;4,6) y entregarse al anuncio del evangelio (2Tim4,1-3).